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    ORDO T

    SACTUMMORTUM@hot

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    POR VE

    EMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM

    mail.com1

    S SOLARIS ET SACTUM S SOLARIS ET SACTUM S SOLARIS ET SACTUM S SOLARIS ET SACTUM

    MONOGRAFIA 4.2

    :.H:. H:.H:. XIXXII

    Los defensores verdaderamente fi de la uniformidad jams hablan d la naturaleza ni dicen que el Con puede alterar su obra... Expnga

    hiptesis con la correccin p darn en rostro.-TYNDALL: Con

    cient

    El mundo tendr una religi aunque para ello haya de recurri del espiritismo.-TYNDALL: Fr

    Pero como vampiro enviado a

    cadver de la tumba y chupar

    L

    ORTUM ORTUM ORTUM ORTUM

    I I

    losficos de la doctrina las imposibilidades de

    tructor del universo no nse las ms disolventes opia de caballeros y les erencia sobre el empleo

    fico de la imaginacin.

    n de la especie que sea,al lupanar intelectual

    agmentos de la ciencia.

    a tierra, arrancarn tu

    n la sangre de toda tu raza.

    RD BYRON: Giaour .

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    Nos acercamos al santo recinto de aquel dios Jano que se llama el molecular deTyndall. Entremos descalzos. Al atravesar el sagrado atrio del templo de la sabidura, nosaproximamos al resplandeciente sol del sistema huxleyocntrico. Volvamos la vista; no sea queceguemos.

    Hemos tratado con la mayor moderacin posible los asuntos hasta ahora expuestos,

    teniendo en cuenta la actitud en que ciencia y teologa se colocaron durante siglos respecto aaquellos de quienes recibieron los amplios fundamentos de su actual sabidura. Cuando amanera de imparciales espectadores vemos lo mucho que los antiguos saban y lo no menosque los modernos presumen saber, nos asombra que pase inadvertida la mala fe de loscientficos contemporneos, que diariamente admiten nuevas teoras bajo la crtica deobservadores legos aunque bien informados.

    En corroboracin de lo que decimos, copiaremos el siguiente prrafo de un artculoperiodstico:

    LA AURORA BOREAL Es curiosa la diversidad de opiniones que entre los cientficos prevalecen respecto dealgunos de los ms comunes fenmenos naturales, como, por ejemplo, la autora boreal.

    Descartes la consideraba un meteoro procedente de las regiones superiores de la atmsfera.Halley y Dalton la atribuan al magnetismo de la tierra. Coates la supona resultado de lafermentacin de una materia emanada de la superficie del globo. Marion afirmaba que provenadel contacto de la brillante atmsfera del sol con la de nuestro planeta. Euler sostena quedimanaba de la vibracin del ter entre las partculas de la atmsfera terrestre. canton yFranklin dicen que es un fenmeno puramente elctrico, y Parrat le daba por causa laconflagracin del hidrgeno carburado que la tierra exhala a consecuencia de la putrefaccinde las materias vegetales, conflagracin promovida por las estrellas fugaces. De la Rive yOersted indujeron que era un fenmeno electro-magntico, pero simplemente terrestre.olmsted supona que alrededor del sol giraba un astro de constitucin nebulosa, que al ponerseperidicamente en vecindad con la tierra entremezclaba sus gases con los de nuestraatmsfera y produca la aurora boreal.

    Anlogas hiptesis encontramos en las dems ramas de la ciencia, de modo que ni aunen los ms ordinarios fenmenos de la naturaleza estn de acuerdo los cientficos. Tanto estoscomo los telogos inscriben las sutiles relaciones entre la mente y la materia en un crculo acuya rea llaman terreno vedado . El telogo llega hasta donde su fe le consiente, porque,como dice Tyndall: no carece del amor a la verdad (elemento positivo), si bien le domina elmiedo al error (elemento negativo). Pero el mal est en que los dogmas religiosos sujetan elentendimiento del telogo como la cadena y el grillete al preso.

    En cuanto a los cientficos, no adelantan como pudieran, por su consuetudinariarepugnancia al aspecto espiritual de la naturaleza y su temor a la opinin pblica. Nadie haflagelado tan airadamente a los cientficos como el mismo Tyndall (1) al decir: en verdad, noestn los mayores cobardes de nuestros das entre el clero, sino en el gremio de la ciencia. Sicupiera duda acerca de la justicia de tan deprimente epteto, la desvanecera el mismo Tyndallcuando tras declarar (2) no slo que la materia contiene potencialmente toda forma y cualidadde vida, sino que la ciencia ha expulsado a la teologa de sus dominios cosmognicos, seasust de la hostilidad mostrada a su discurso por la opinin pblica, y al imprimirlo de nuevosubstituy la frase: toda forma y cualidad de vida por la de: toda vida terrestre . ms quecobarda supone esto la ignominiosa abjuracin de la fe cientfica.

    En el discurso de Belfast delata Tyndall su doble aversin a los telogos y a losespiritistas. Respecto a los primeros, ya hemos visto cmo los trat; pero al verse acusados porellos de atesmo protest de semejante imputacin y quiso entablar la paz. Sin embargo, loscentros nerviosos y las molculas cerebrales del ilustre fsico necesitaban calmar suagitacin en demanda de equilibrio, y nada ms a propsito que emprenderlas con los pobresespiritistas, ya pusilnimes de suyo, calificando de degradante su doctrina y diciendo que elmundo habr de profesar una religin de tal o cual especie, aunque para ello haya de caer enel lupanar intelectual del espiritismo (3).

    Ya vimos que Magendie y Fourni confiesan sin rebozo la ignorancia de los fisilogosrespecto a los capitales problemas de la vida, al par que Tyndall reconoce la insuficiencia de la

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    evolucin para esclarecer el misterio final. Tambin hemos analizado, segn nuestro lealentender, la famosa conferencia de Huxley sobreLas bases fisiolgicas de la vida , a fin dehablar con fundamento de las modernas orientaciones cientficas. La teora de Huxley sobreeste particular puede compendiarse en las siguientes conclusiones: Todas las cosas han sidocreadas de la materia csmica, de cuyos cambios y combinaciones resultan las distintasformas.

    BASES FISIOLGICAS DE LA VIDA La materia ha eliminado al espritu, pues no hay tal espritu y el pensamiento es una

    propiedad de la materia. Las formas perecen y otras les suceden. Toda vida tiene un mismoprotoplasma y la diferencia de los organismos proviene de la variable accin qumica de lamateria viva. Nada deja que desear esta teora de Huxley en cuanto alcanzan las reaccionesqumicas y las observaciones microscpicas, por lo que se comprende la profunda emocinque despert en el mundo cientfico; pero tiene el defecto de que no se echa de ver ni elcomienzo ni el trmino de su ilacin lgica. Se ha servido Huxley de la mejor manera posible delos materiales de que dispona; y dando por supuesto que el universo est henchido demolculas dotadas de energa y latente en ellas el principio vital, resulta muy fcil deducir quesu inherente energa las impele a cohesionarse para formar los mundos y los organismosvivientes. Pero de dnde proviene la energa que mueve estas molculas y les infunde elmisterioso principio de vida? Por qu secreta fuerza se diferencia el protoplasma para formarel organismo del hombre, del cuadrpedo, del ave, del reptil, del pez o de la planta, de modoque cada cual engendra a su semejante y no a su diverso? Y cuando el organismo, sea hongoo roble, gusano u hombre, devuelve al receptculo comn sus elementos constitutivos adnde va la vida que anim aquella forma? Es la ley de evolucin tan restrictiva que encuanto las molculas csmicas llegan al punto de formar el cerebro humano ya no puedenconstituir entidades ms perfectas? No creemos que Huxley demuestre la imposibilidad de quedespus de la muerte pase el hombre a un estado de existencia en que vea a su alrededorotras formas animales y vegetales resultantes de nuevas combinaciones de la entoncessublimada materia (4). Confiesa que nada sabe acerca de la gravitacin, sino que puesto laspiedras faltas de apoyo caen al suelo, no habr piedra alguna que deje de caer en igualdad decircunstancias. Pero esto es para Huxley una posibilidad, no una necesidad, y a este efectodice: Rechazo toda intrusin, porque conozco los hechos y conozco la ley. Por lo tanto, estanecesidad es una vana sombra del impulso de mi propia mente.

    Sin embargo, todo cuanto sucede en la naturaleza obedece a la ley de necesidad, ytoda ley, desde el momento en que acta, continuar actuando indefinidamente hasta que laneutralice otra ley opuesta de potencia equivalente. As, es natural que la piedra caiga al sueloatrada por una fuerza y tambin es natural que no caiga, o que luego de caer se eleve, enobediencia a otra fuerza igualmente poderosa, aunque no la conozca Huxley. Es natural queuna silla no se mueva del sitio donde est, y tambin es natural que, segn testimonio decentenares de personas fidedignas, se levante en el aire sin que visiblemente nadie la toque.Huxley debiera, en primer trmino, cerciorarse de la realidad de este fenmeno, para luego darnuevo nombre cientfico a la fuerza que lo produce. Dice Huxley que conoce los hechos yconoce la ley; pero de qu medios se ha valido para llegar a este conocimiento? Sin dudaalguna de sus propios sentidos que, como celosos servidores, le permitieron descubrirsuficientes verdades para trazar un sistema que, segn l mismo confiesa, parece como sichocara con el sentido comn. Si su testimonio, que al fin y al cabo queda en hiptesis, ha deservir de fundamento a la renovacin de las creencias religiosas, igual respeto merece eltestimonio de millones de personas respecto a la autenticidad de fenmenos que minan por subase esas mismas creencias. A huxley no le interesan estos fenmenos, pero s a los millonesde personas que han reconocido el carcter de letra de sus ntimos, trazado por manosespirituales, y han visto la espectral aparicin de sus difuntos amigos y parientes, mientrasHuxley digera el protoplasma para cobrar fuerzas con que remontarse a mayores alturasmetafsicas, sin advertir que los desdeados fenmenos desmentan su hiptesis predilecta.

    La ciencia no tendra derecho a dogmatizar mientras declare que sus dominios estnlimitados por las transformaciones de la materia, que al pasar del estado slido al aeriformepasa de la condicin visible a lainvisible , sin que se pierda ni un solo tomo. Entretanto, es laciencia incompetente para afirmar y para negar, y debe ceder el campo a quienes tengan ms

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    intuicin que sus representantes. Huxley inscribe en el panten del nihilismo, con capitalescaracteres, el nombre de David Hume, a quien agradece el gran servicio que prest a lahumanidad al fijar los lmites de la investigacin filosfica, fuera de los cuales estn las bsicasdoctrinas del espiritismo y otros ismos. Lo cierto es que Hume pronostic (5) que loscientficos y los eruditos se opondran perpetuamente a toda falacia supersticiosa, con lo quesignificaba la creencia en fenmenos desconocidos a que arbitrariamente llamaba milagros.

    Pero, como muy acertadamente observa Wallace, no se pone Hume en razn al afirmar que elmilagro es una transgresin de las leyes de la naturaleza; pues equivale esto, por una parte, asuponer que las conocemos todas, y por otra, a considerar como milagroso todo fenmenoextraordinario. Segn Wallace, es milagro el hecho que requiere necesariamente laintervencin de inteligentes entidades sobrehumanas. Ahora bien, dice Hume que unaexperiencia continuada equivale a una prueba y Huxley aade, en su famoso ensayo sobreeste punto, que todo cuanto podemos saber acerca de la ley de la gravedad es que puesto quela experiencia ensea que los cuerpos abandonados a s mismos caen al suelo sin excepcinalguna, no hay razn para dudar de que siempre ha de ocurrir lo mismo en idnticascircunstancias.

    LA EXPERIENCIA HUMANA Si fuera imposible ensanchar los lmites de la humana experiencia, tendra visos de

    verdad la afirmacin de Hume, segn la cual conoca todo cuanto est sujeto a las leyes de lanaturaleza, y no nos extraara el tono despectivo con que Huxley alude siempre al espiritismo;pero como de las obras de ambos filsofos se infiere notoriamente que desconocen laposibilidad de los fenmenos psquicos, no conviene reconocer autoridad a sus dogmticasafirmaciones. Cabe suponer que quien tan acerbamente arremete contra los espiritistasfundamente su crtica en detenidos estudios; pero lejos de ello, delata Huxley su ligereza encarta dirigida a la Sociedad Dialctica de Londres, en que despus de decir que le falta tiempopara un asunto que no despierta inters, aade: Elnico caso de espiritismo que he tenidoocasin de presenciar era una impostura tan enorme cual no caba otra mayor.

    No sabemos qu pensara este protoplsmico filsofo de un espiritista que tras unasola observacin telescpica, malograda por mala intencin de algn empleado delobservatorio, calificase de ciencia degradante la astronoma. Esto demuestra que loscientficos en general slo sirven para recopilar hechos de experimentacin fsica e inducir deellos generalizaciones mucho ms endebles e ilgicas que las de los profanos, a causa de suerrnea interpretacin de las enseanzas antiguas.

    Balfour Stewart rinde sincero tributo a la intuicin de Herclito (6), el audaz filsofo queconsider el fuego como la causa primera y dijo que todas las cosas estaban en continuatransformacin; y expone a este propsito que Herclito debi tener sin duda del continuadomovimiento del universo animado por la energa, un concepto, si bien menos preciso, tan clarocomo el de los modernos filsofos que consideran la materia esencialmente dinmica. AadeBalfour Stewart, no tan escptico como otros de sus colegas, que le parece muy vaga laexpresin fuego , y muy natural es que as le parezca, pues los cientficos contemporneosignoran el sentido que los antiguos dieron a la palabra fuego.

    Opinaba Herclito lo mismo que Hipcrates acerca del origen de las cosas y ambosadmitan una potestad suprema (7), por lo que no cabe decidir si su concepto del fuegoprimordial, como energa de la materia, algo semejante aldinamismo de Leibnitz, era o nomenos preciso que el de los filsofos modernos. Por el contrario, sus ideas metafsicas sobreel fuego eran mucho ms racionales que las defectuosas y fragmentarias hiptesis de loscientficos del da, pues coincidieron con las de los parsis, de losfilsofos del fuego y de losrosacruces, quienes sin discrepancia afirmaban que el divino Espritu, el Dios omnipotente yomnisciente alienta en el fuego del cual cre el universo. La ciencia ha venido a corroborar estaopinin en el aspecto fsico.

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    EL ALMA DE LOS ANIMALES Pero qu pruebas hay, aparte de esa negacin gratuita, de que los animales no tienen

    alma superviviente por no decir inmortal? Desde el punto de vista rigurosamente cientficopueden aducirse tantos argumentos en pro como en contra, pues no hay prueba cientfica enque apoyar la afirmacin ni la negacin de la inmortalidad del alma del hombre, cuanto menosde la del bruto, desde el momento en que no cabe someter a observacin experimental lo quecarece de existencia objetiva. Descartes y Bois-Raymond agotaron su talento en el estudio deesta materia, y Agassiz confiesa que no podra concebir la vida futura sin dilatarla a losanimales y aun a los mismos vegetales. Porque fuera motivo sobrado para rebelarse contra lainjusticia divina si dotara de espritu inmortal a un bellaco sin entraas y condenase a laaniquilacin al leal amigo del hombre, al noble perro que defiende a su amo con desprecio dela muerte y suele dejarse morir de hambre junto a su tumba en prueba de la abnegacin de queson incapaces la generalidad de los humanos. Mal haya la razn culta que abone tan nefandaparcialidad! Es preferible el instinto en semejantes casos y creer, con el indio de Pope, en uncielo donde se vea acompaado de su perro.

    Nos faltan tiempo y espacio que dedicar a las especulaciones de algunos ocultistasantiguos y medioevales sobre este asunto. Baste decir que anticipndose a Darwin expusieron,aunque esbozadamente, la teora de la seleccin natural y transformacin de las especies yprolongaron por ambos extremos la cadena evolutiva. Adems, exploraron tan intrpidamenteel terreno de la psicologa como el de la fisiologa, sin desviarse jams del sendero de paralelasvas que les trazara su insigtne maestro Hermes en el famoso apotegma: Como es arriba, ases abajo. De esta suerte simultanearon la evolucin fsica con la espiritual.

    Pero los bilogos modernos son al menos lgicos en este punto concreto, puesincapaces de demostrar que los animales tienen alma, se la niegan al hombre. La razn leslleva al borde del infranqueable abismo abierto, segn Tyndall, entre la materia y la mente. Tanslo la intuicin podr salvarlo, cuando se convenzan de que de otro modo han de fracasarsiempre que intenten descubrir los misterios de la vida. A la intuicin, es decir, al instintoconsciente han recurrido Fiske, Wallace y los autores de El Universo invisible para atravesarintrpidamente el abismo. Perseveren sin temor en su propsito hasta advertir que el esprituno reside forzosamente en la materia, sino que la materia se adhiere temporneamente alespritu que de eterna e imperecedera morada sirve a todas las cosas visibles e invisibles.

    Segn la filosofa esotrica, la materia es la densificacin concreta y objetiva delespritu. En la eterna Causa primera laten desde un principio el espritu y la materia y esta ideaexpresan las palabras: En el principio era el Verbo y el Verbo era Dios (13). Confiesan losesotricos que el concepto absoluto de la Divinidad escapa a la razn humana; pero en cambioes asequible a la intuicin como reminiscencia de una verdad inconcusa, aunque imperceptiblepor sensacin fsica. La Causa primera, la Divinidad absoluta que, como tal, entraabapotencialmente los principios masculino y femenino (activo y pasivo), se desdobla al emanar laprimera idea y se manifiesta como energa creadora (principio activo o masculino) o, mejordicho, impulsora de la objetivada materia (principio pasivo o femenino).

    Desde el punto en que se desdobla y manifiesta la Divinidad, hasta entonces neutra yabsoluta, vibra la energa elctrica instantneamente difundida por los mbitos del espacio sinlmites.

    Pero el raciocinio humano es incapaz de fijar el cmo ni el cundo ni el dnde de lamanifestacin, es decir, del nacimiento del universo visible o actualizacin del espritu-materiaque eternamente era , aunque latente. A la finita inteligencia humana se le muestra esteprincipio de la manifestacin tan remoto, que no puede computarlo con nmeros ni expresarloen palabras, sino que se confunde con la misma eternidad. Enseaba Aristteles que eluniverso era eterno, sin principio ni fin deslindables por nuestra inteligencia, y que lasgeneraciones humanas se iban sucediendo sin interrupcin unas a otras. Sobre esto deca: Siha existido un primer hombre, debi nacer sin padre ni madre, lo cual es contrario a naturaleza,porque no pudo un huevo originario dar nacimiento al ave, sin ave que pusiera el huevo, puestoque el huevo nace del ave. El mismo razonamiento conviene a todas las especies, por lo quehemos de juzgar que antes de aparecer en la tierra, tuvieron forma mental todas las cosas.

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    COETERNIDAD DE LA MATERIA Estas enseanzas concuerdan esotricamente con las de Platn, aunque

    esotricamente parezcan contradictorias, segn se ve en el siguiente pasaje del maestro:Hubo un tiempo en que la humanidad no procreaba; pero despus echaron los hombres enolvido las primievales enseanzas y fueron degradndose ms y mas profundamente.

    Tan slo la esotrica teora antes expuesta esclarece el misterio de la creacinprimordial, que siempre fue pesadilla de la ciencia; pero la importancia del asunto requierealguna mayor explicacin. Al Decir que la materia es coeterna con el espritu, no nos referimosa la materia objetiva y tangible, sino a la sublimacin de la materia cuyo grado mximo einsuperable de sutilidad es el espritu puro. No cabe concebir racionalmente otra hiptesisgensica de los seres animados, sino que el hombre eman y ha ido evolucionando delprimario espritu-materia.

    Darwin traza la evolucin de las especies desde el organismo nfimo hasta el hombre,donde inadvertidamentese detiene sin vislumbrar el mundo invisible que se dilata ms all delvisible.

    Los modernos filsofos positivists no han comprendido el verdadero significado de lafilosofa platnica. Y as lo da a entender Draper al decir que los griegos y romanos atribuan alespritu la forma y semblante del cuerpo, cuyas alteraciones y crecimiento segua (14). A estoresponderemos que poco importa la opinin del vulgo ignorante, aunque nos parece que noprofesaban dicha creenciaal pie de la letra ; y que los filsofos platnicos, as griegos comoromanos, atribuyeron semejanza de contornos, figura y semblante, no al espritu, sino al cuerpoastral llamado por ellos alma animal (15).

    Los jainos de la India opinan que el Ego, llamado por ellosJiva , est identificado detoda eternidad con dos vehculos etreos, uno de los cuales tiene por atributos las potencias dela mente superior y no est sujeto a mudanzas, al paso que el otro est constituido por laspasiones, emociones, deseos y afectos groseros y terrenales del hombre. Despus de lamuerte del cuerpo, prufica el Jiva su vehculo pasional y se une alVaycarica , o divino espritu,para convertirse en dios. La misma doctrina exponen los induistas en elVedanta , queconsidera el Ego humano como partcula del universal espritu divino o mente inmaterial, y, porlo tanto, capaz de identificarse con la esencia de la suprema entidad. Dice, adems,explcitamente elVedanta que quien llega al conocimiento de su internodios , se convierte endios, aunque viva en carne mortal, y tiene podero sobre todas las cosas.

    Opina Draper que las doctrinas budistas llegtaron a la Europa oriental por conducto deAristteles, y se apoya en la analoga de los conceptos capitales de este filsofo con elversculo de los Vedas que dice: Verdaderamente hay una sola Divinidad: el supremo Espritu.De su misma naturaleza es el alma del hombre. Sin embargo, juzgamos equivocada la opininde Draper, pues antes de Aristteles ensearon la misma doctrina Pitgoras y Platn; y siposteriormente admitieron los platnicos las teoras aristotlicas de la emanacin, fue porquecoincidan con las ya de ellos conocidas enseanzas budistas acerca de este punto. Ladoctrina pitagrica de los nmeros armnicos y la platnica de la creacin son gemelas de lateora budista sobre la emanacin. La filosofa pitagrica tuvo por ltimo trmino liberar al Egode las ilusiones de los sentidos y de los lazos de la materia, de suerte que se identifique con laDivinidad. No puede ser ms patente la coincidencia de esta doctrina con la del nirvana, cuyoverdadero significado vislumbran ya los modernos sanscritistas.

    CONCEPTO DEL NIRVANA Por lo dems, las doctrinas aristotlicas para nada influyeron en la escuela

    neoplatnica, como supone Draper; y ni Plotino ni Porfirio ni Proclo aceptaron la opinin deAristteles en punto a los sueos y visiones profticas del alma, pues mientras el filsofo deEstagira afirma que la mayor parte de los vaticinadores adolecen de insana (16) (de lo que se

    aprovechan algunos sofistas para tergiversar las ideas), la opinin de Porfirio y de Plotino erapor completo opuesta. En las ms importantes cuestiones metafsicas, las doctrinasneoplatnicas estn en pugna con las aristotlicas. Por otra parte, el nirvana de los budistas no

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    significa aniquilacin ni los neoplatnicos lo tomaron jams en este sentido; y si seguramenteno se atrevera a decir Draper que los neoplatnicos negaban la inmortalidad del alma,tampoco debiera interpretar torcidamente sus doctrinas afirmando que consideraban el xtasiscomo un anticipo de la final inmersin del alma humana en el alma del mundo. El nirvana noes, como a Draper y a la generalidad de sanscritistas les parece, la extincin, la aniquilacin, eldesvanecimiento definitivo (17), sino el eterno descanso y la bienaventuranza eterna en el seno

    de la Divinidad. Tal como expone Draper el concepto en su obra, aparecen Plotino y Porfiriopartidarios delnihilismo , lo cual denota que el erudito autor desconoce las genuinas opinionesde aquellos dos ilustres filsofos (18); pero como no cabe suponer este desconocimiento enfilsofo tan culto, forzosamente, aunque con pena, nos inclinamos a creer que tuvo con ello elpropsito de tergiversar las ideas religiosas de los neoplatnicos. Porque para los modernosfilsofos que parecen empeados en arrebatar de la mente humana las ideas de Dios y delespritu inmortal, es muy violento juzgar con imparcialidad a los platnicos, pues se veranprecisados a reconocer su sagaz penetracin en las ms arduas cuestiones filosficas, sufirmsima creencia en Dios, en los espritus, en la inmortalidad del alma y en las apariciones;fenmenos todos de ndole espiritual que repuganan a la idiosincarsia de los acadmicos.

    La opinin expuesta por Lemprire (19) es todava de traza ms burda que la deDraper, aunque produce el mismo efecto. Acusa a los ahntiguos filsofos de falsedaddeliberada, impostura y supersticin, despus de ponderar las dotes de cultura, talento y

    moralidad de Pitgoras, Plotino y Porfirio, cuya abnegacin en el estudio de las verdadesdivinas encomia sobremanera, para venir a parar en que Pitgoras era un impostor y Porfiriosupersticioso, mentecato y fraudulento. La incongruencia crtica no puede ser ms patente,como si cupiera que un hombre fuese a la par sincero e impostor, sabio y supersticioso,honrado y farsante, discreto y mentecato.

    Ya sabemos que la doctrina esotrica no concede a todos los hombres por igual lasmismas condiciones de inmortalidad. Dice Plotino que el ojo no vera nunca el sol si no fuesede la naturaleza del sol; y Porfirio aade que nicamente por medio de la ms exquisitapureza y castidad podremos acercarnos a Dios y recibiren la contemplacin de Dios elverdadero conocimiento y la visin interna. Si el Ego negligencia durante la vida terrena lailuminacin de su divino espritu, del Dios interno, no sobrevivir largo tiempo la entidad astral ala muerte del cuerpo fsico, pues as como el deforme monstruo muere a poco de nacer, astambin la entidad astral grosera y materializada en exceso se disgrega a poco de nacida almundo suprafsico y queda abandonada por el Ego, por el glorioso augeoeides. Durante elperodo de desintegracin, la entidad astral vaga en torno del cadver fsico, alimentndosevampricamente de las vctimas que ceden a su maligna influencia. Cuando el hombre rechazalos rayos de la divina luz, queda en tinieblas y se apega a las cosas de la tierra.

    Todo cuerpo astral, aun el del hombre justo y virtuoso, es perecedero, porque de loselementos fue formado y a los elementos se ha de restituir; pero mientras la entidad astral delhombre perverso se desintegra sin dejar rastro, la de los hombres, no precisamente santos,sino tan slo buenos, se renueva por asimilacin en partculas ms sutiles y no perecemientras en l arde la chispa divina.

    Sobre esto dice Proclo:

    Despus de la muerte sigue el espritu residiendo en el cuerpo areo (cuerpo astral)hasta que la desintegracin le libra de l en unasegunda muerte anloga a la del cuerpo fsico.Por esto dijeron los antiguos que el espritu est siempre unido a un cuerpo celeste, inmortal yluminoso como las estrellas.

    ADN Y EVA Pero dejemos aqu esta digresin y volvamos al examen paralelo de la razn y el

    instinto. Segn los antiguos, el instinto es don divino y la razn facultad humana. El instinto(.....) es la ntima sagacidad propia de todos los animales, aun los ms inferiores; la razn (.....)es resultado de las facultades reflexivas. Por lo tanto, el bruto, aunque carece de razn, estdotado del instinto que infaliblemente le gua y no es otra cosa que la divina chispa subyacenteen toda partcula material que es a su vez espritu densificado. LaKabala hebrea dice quecuando el segundo Adn fue formado del barro de la tierra, era tal la densificacin de la materiaque todo lo dominaba. De sus lascivos deseos nace la mujer y Lilith se lleva lo ms sutil del

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    espritu. El Seor Dios se pasea por el Edn a la hora del crepsculo (20), y no slo les maldicea ellos por el pecado cometido, sino tambin a la tierra, a los seres vivientes y con ira mayor ala tentadora serpiente, smbolo de la materia. sta, en apariencia injusta maldicin a las cosascreadas, inocentes de todo crimen, slo puede explicarse cabalsticamente. La materia entraaen s la maldicin, puesto que est condenada a purificarse de sus groseras, impelida por elirresistible anhelo que hacia lo alto lleva a la chispa divina en ella subyacente. La purificacin

    requiere dolor y esfuerzo. No cabe duda de que si toda modalidad de materia tiene origencomn, tambin deben ser comunes sus propiedades, y si la chispa divina alienta en el cuerpodel hombre, lgico es que asimismo se oculte en los animales inferiores cuyo instintoresplandece mucho ms vivo que en el reino humano donde la razn lo eclipsa; y as vemosque en gran nmero de casos el instinto del animal se sobrepone en sus efectos a la razn,cuyo atributo confiere al hombre el cetro de la creacin terrestre. como quiera que el cerebrofsico del hombre aventaja en perfeccin al de los animales, su funcionamiento mental, o sea larazn, ha de corresponder a esta superioridad; pero slo en cuanto a la comprensin delmundo material objetivo y en modo alguno en lo tocante al conocimiento del espritu. La raznes el alma grosera del cientfico; la intuicin (21) s infalible gua del vidente. Por instintoprocrean plantas y animales en la estacin ms favorable y por instinto busca y halla el brutoremedio a sus dolencias. En cambio, la razn no basta por s sola para refrenar los mpetuspasionales de la carne ni pone lmites a los goces sensuales, y lejos de capacitar al hombre

    para ser su propio mdico, frecuentemente le arrastra a la ruina con especiosas sofismas. Nose necesita mucho esfuerzo para comprender que por obra del instinto va evolucioando lamateria. El zofito que pegado al arrecife abre la boca y sin otro movimiento se alimenta de lassubstancias a su alrededor flotantes en el agua, denota en proporcin a su tamao corporalmejor instinto que la ballena. La hormiga en su repblica subterrnea, donde a la observacindel entomlogo ofrece maravillas de arquitectura, sociologa y poltica, ocupa virtualmente en laescala zoolgica un peldao muy superior al del artero tigre en acecho de su presa (22).

    Como todos los arcanos psicolgicos, el instinto estuvo durante largo tiempodesdeado por los cientficos con olvido de lo que sobre l dijo Hipcrates en el siguientepasaje:

    El instinto enseaba a las primitivas razas humanas el camino para hallar remedio asus dolencias fsicas cuando la fra razn no haba entenebrecido an la vista interna delhombre... No hemos de desor jams la voz del instinto que nos insina los primeros remediosde la enfermedad (23).

    INTUICIN Y ORACIN Es la intuicin (24) el espontneo, sbito e infalible conocimiento resultante de la

    inteligencia omnisciente, y difiere, por lo tanto, de la finita razn cuyas tentativas y esfuerzosensombrecen la naturaleza espiritual del hombre cuando no la acompaa aquella divina luz(25). La razn se arrastra; la intuicin vuela; la razn es potencia en el hombre; la intuicin espresciencia en la mujer.

    Plotino, discpulo del insigne fundador de la escuela neoplatnica, Amonio Saccas, nosdice que el conocimiento humano pasa por tres etapas: opinin, ciencia e iluminacin. Lasopioniones se forman por medio de la percepcin sensoria; la ciencia tiene por instrumento larazn; y la iluminacin es hija de la intuicin o conocimiento absoluto en que el conocedor seidentifica con el objeto de conocimiento.

    La oracin es poderoso estmulo de la intuicin, porque es anhelo y todo anheloactualiza voluntad. Por otra parte, las emanaciones magnticas del cuerpo, durante losesfuerzos fsicos y mentales, determinan la autosugestin y el xtasis. Plotino aconseja orar ensoledad y apartamiento para mejor conseguir lo que se pide. Platn daba tambin el mismoconsejo, diciendo que la oracin haba de ser silenciosa en presencia de los seres divinos,hasta que aparten estos la nube de los ojos del orante y le permitan ver con la luz que de ellosirradia. Apolonio de Tyana se retiraba en secreto para conversar con Dios, y siempre quesenta necesidad de contemplacin se arrebujaba en su blanco manto de lana. TambinJesucristo les dijo a sus discpulos:

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    Mas t, cuando orares, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre ensecreto (26).

    Todo hombre viene a este mundo con el latente sentido interno (intuicin) que poreducacin puede convertirse en lasegunda vista de los filsofos escoceses. Plotino, Porfirio yJmblico ensearon esta misma doctrina cuya verdad conocan por experiencia, pues tuvieron

    viva intuicin. A este propsito, dice Jmblico que la facultad suprema de la mente humananos permite unirnos a las inteligencias superiores, transportarnos ms all del escenario deeste mundo y compartir la vida y potestad de los seres celestiales.

    Sin la intuicin no hubiesen tenido los hebreos suBiblia ni los cristianos suEvangelio. Moiss y Jess dieron al mundo el fruto de su intuicin; pero los telogos que hasta el da lessucedieron, adulteraron dogmtica y muchas veces blasfemamente su verdadera doctrina;porque creer que la Biblia es obra de la revelacin divina e interpretar el texto al pie de la letra,es peor que un absurdo, es blasfemar de la divina majestad del Invisible. Si hubiramosdetener de Dios y del espritu el concepto que les dan los humanos intrpretes de las Escrituras,seguramente que no tardara la razn cien aos en acabar con la creencia en lo espiritual,abatida por la intervencin de la filologa en el estudio comparado de las religiones; pero lasincera fe del hombre en Dios y en la vida futura se apoya en la intuicin manifestadora del YOque noblemente desdea las aparatosas e idoltricas ceremonias del sacerdote catlico y del

    brahmn induista, tanto como las ridas jeremiadas del pastor luterano que a falta de dolosfulmina amenazas de condenacin eterna. Sin el sentido intuitivo, que jams se pierde aunqueemboten su agudeza las vibraciones materiales, fuera la vida una parodia y la humanidad unafarndula. Esta inextinguible intuicin dealgo existente a la par dentro y fuera de nosotros, esde tal naturaleza que ni los razonamientos de la ciencia ni los dogmas de la religin ni elexterno culto de las iglesias son poderosos a extirparla de la intimidad del hombre, por muchoque en ello se empeen cientficos y telogos. Movido de esta percepcin interna de la infinitae impersonal Divinidad, exclam Gautama el Buddha, el Cristo de la India:

    As como los afluentes del Ganges pierden el nombre en cuanto sus aguas se juntancon las del ro sagrado, as tambin cuantos creen en el Buddha dejan de ser al puntobrahmanes, kshatriyas, vaisyas y sudras.

    ECLIPSE DE LA VERDAD El Antiguo Testamento es una recopilacin de tradiciones orales cuyo verdadero

    significado no conocieron jams las masas populares de Israel, porque Moiss recibi la ordende no comunicar las verdades ocultas ms que a los setenta ancianos en 2quienes el Seorinfundi el espritu del legislador hebreo.

    Maimnides, cuya autoridad y erudicin en historia sagfrada no cabe recusar, dice aeste propsito que quienquiera descubra de por s o con auxilio de otro elverdadero significado del Gnesis , gurdese de divulgarlo, y cuando hable de ello sea obscura yenigmticamente. Esto mismo declaran otros autores hebreos, como, por ejemplo, Josefo,quien dice que Moiss escribi elGnesis en estilo alegrico y figurado. As resulta la cienciacmplice del fanatismo clerical en consentir que la cristiandad en peso creyera en la letramuerta de la teologa hebrea, sin cuidarse de interpretarla rectamente. No hay derecho paraponer en ridculo el pensamiento de quienes compilaron lasEscrituras muy ajenos a la errneainterpretacin que con el tiempo haban de recibir. Triste distintivo del cristianismo es que hayarevuelto los textos bblicos contra sus propios autores, presentndolos como enemigos de laverdad. Los dioses existen exclama Epicuro- aunque no son lo que el vulgo (.....) cree. Y sinembargo, los crticos superficiales califican a Epicuro de materialista.

    Pero ni la Causa primera ni el humano espritu emanado de ella han quedado sintestimonio. Los fenmenos hipnticos por una parte y los espiritistas por otra atestiguan laseternas verdades espirituales, obscurecidas paulatinamente desde que las brutalespersecuciones de Constantino y Justiniano engendraron la ignorancia y fanatismo clerical. Lasobras pitagricas que daban el conocimiento de las cosas que son; el vastsimo saber de losagnsticos; las enseanzas de los filsofos antiguos, todo fue pasto de las llamas comonefando engendro del anticristiano paganismo. El reinado de la sabidura acab con la hudade los ltimos neoplatnicos, Hermias, Prisciano, Digenes, Eulalio, Damascio, Simplicio e

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    Isidoro, que escaparon a Persia para eludir la persecucin de Justiniano. Durante siglosquedaron en olvido y menosprecio los libros de Toth (Hermes Trismegisto) cuyas sagradaspginas encierran la historia espiritual y material de la creacin y del progreso del mundo,porque no hubo en la Europa cristiana quien los interpretara con acierto. Ya no existan losfilaleteos (amantes de la verdad) y ocupaban su lugar los monjes de la Roma pontificia querepugnan toda verdad contraria en lo ms mnimo al dogma religioso.

    En cuanto a los escpticos, oigamos lo que de ellos dice Wilder:Un siglo ha transcurrido desde que los enciclopedistas franceses inocularon elescepticismo en la sangre del mundo civilizado apartndole de toda creencia no demostrableen las retortas de laboratorio o por razonamientos crticos. Aun hoy da se necesita tantacandidez como atevimiento para tratar asuntos tenidos durante siglos en olvido y menospreciopor falta de acertada comprensin. Atrevido ha de ser en efecto quien, juzgando la filosofahermtica como algo ms que un remedo de ciencia, reclame para su estudio los auxilios deuna paciente investigacin. Sin embargo, los profesores de esta ciencia descollaron en otrotiempo de entre el comn de los hombres y fueron los prncipes del saber humano. Por otraparte, nada de cuanto los hombres creyeron sinceramente merece menosprecio, pues slo soncapaces de menospreciarlo los ignorantes y ruines (27).

    Animados ahora por esta opinin de un cientfico ni fantico ni conservador,

    relataremos algo de lo que presenciaron en el Tbet uy la India los viajeros, y guardan losnaturales celosamente como evidentes pruebas de las verdades filosficas y cientficasheredadas de sus antepasados.

    En primer lugar examinaremos aquel notable fenmeno de que en los templos del Tbetfueron testigos presenciales (28). Oigamos a un escptico cientfico florentino, correspondientedel Instituto de Francia, que logr entrar a favor de un disfraz en el recinto sagrado de unapagoda, mientras se celebraba la ms solemne ceremonia de aquel culto. Dice as:

    REENCARNACIN DE BUDA Haba en el recinto un altar dispuesto para recibir a un nio recin nacido que, segn

    juzgaban por ciertos signos secretos los sacerdotes iniciados, era una reencarnacin de Buda.En presencia de los fieles colocan los sacerdotes al nio sobre el altar y al punto yergue elcuerpo, se sienta en el ara y con varonil y robusta voz exclama: Soy el espritu de Buda; soyvuestro Dalai Lama que abandon mi decrpito cuerpo en el templo de... y escog el cuerpo deeste nio para morar de nuevo en la tierra. Los sacerdotes permitieron aue con el debidorespeto tomara al nio en mis brazos y me lo llevara hasta suficiente distancia de ellos paraconvencerme de que no se haban valido de ningn artificio de ventriloqua. El nio me mirgravemente con estremecedora mirada y repiti las mismas palabras.

    El cientfico florentino envi al Instituto un autorizado relato de este suceso; pero losindividuos de dicha corporacin, lejos de reconocer la veracidad del testimonio, dijeron que enaquella circunstancia estara el cientficoatacado de insolacin o habra sido vctima de algunailusin acstica.

    Este hecho de la reencarnacin de Buda es en extremo raro, pues slo sucede muy detarde en tarde, a la muerte del Dalai Lama cuya dilatada vida es proverbial entre los tibetanos.Por esta razn dice un texto chino:

    Es tan difcil encontrar un Buddha como las flores del Udumbara y del Palsa (29).

    El abate Huc, cuyos viajes por la China y el Tbet son tan conocidos, relata asimismo elhecho del renacimiento de Buda, con la curiosa circunstancia de que el nio-orculo demostrplenamente ser un alma vieja en cuerpo joven, por cuanto a cuantos le conocieron en suanterior existencia les dio exactos pormenores de ella (30).

    Si este prodigioso caso fuese el nico de su ndole habra fundamento para repudiarlo;pero, por el contrario, los hubo y los hay tan semejantes como el nio de quince meses (31)que hablaba en correcto francs cual si tuviera a Dios en los labios y los nios de Cevennescuyos profticos discursos atestiguaron los ms ilustres sabios de Francia; y en nuestrospropios tiempos el recin nacido de Saar Louis (Francia) que despus de profetizar con voz

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    clara y distinta los sangrientos sucesos histricos de 1876, qued muerto en el acto (32), y elnio Jenken que a los tres meses dio muestras de admirable precocidad mediumnmica (33).

    A la par que otros viajeros, el abate Huc describe el maravilloso rbol del Tbet llamadokunbum , como sigue: Todas las hojas de este rbol llevan escrita una mxima religiosa encaracteres sagrados, de tan acabada hechura, que no los trazaran mejores en la tipografa deDidot. Las hojas a punto de abrirse tienen ya a medio formar los admirables caracteres de este

    rbol nico en su especie. Pero en la corteza de las ramas aparecen tambin otros caracteresy otros nuevos en las capas inferiores, de suerte que cada una de estas capas superpuestasofrece un tipo distinto sin que sea posible ni el ms leve asomo de imposturas. Este rbol nomedra en ninguna otra latitud, pues ha fracasado todo intento de aclimatacin, ni tampocopuede reproducirse por vstagos. Dice la leyenda que brot de la cabellera del Lama Son-Ka-pa, una de las reencarnaciones de Buda. Aadiremos al relato del abate Huc que loscaracteres trazados por la naturaleza en las diversas partes delkunbum estn compuestos enlengua senzar o idioma del sol (snscrito antiguo) y relatan la historia de la creacin y entraanlo ms substancial de la doctrina budista. Bajo este aspecto hay la misma relacin entre loscaracteres del kunbum y el budismo, que entre las pinturas del templo de Dendera y la religinfaranica.

    PINTURAS DE DENDERA Carpenter, presidente de la Sociedad Britnica, dio en Manchester una conferencia

    sobre el antiguo Egipto en la que consideraba elGnesis como expresin de las primitivascreencias hebreas, derivadas de dichas pinturas entre las cuales convivieron. Sin embargo,nada dice acerca de si las pinturas de Dendera y, por lo tanto, el relato mosaico, son alegora onarracin histrica. No se concibe que un egiptlogo como Carpenter, sin ms fuente deestudio que una superficial investigacin del asunto, se atreva a sostener que los antiguosegipcios tuvieron de la creacin del mundo el mismo concepto ridculo que los primitivostelogos cristianos. Aunque las pinturas de Dendera alegoricen las enseanzas cosmognicasde los antiguos egipcios, qu sabe l si la escena de la creacin se supone ocurrida en seisminutos o en seis millones de aos? Lo mismo puede expresar alegricamente seis pocasindefinidas (evos) que seis das. Por otra parte, losLibros de Hermes no son explcitos en estepunto; pero elAvesta declara teminantemente seis perodos de miles de aos cada uno. Los jeroglficos egipcios rebaten la teora de Carpenter, segn demuestran las investigaciones deChampollion, quien ha vindicado a los antiguos en muchas ocasiones. De todo esto inferir ellector que a la filosofa egipcia se le achacan equivocadamente tan groseras especulaciones,pues la cosmogona de los hebreos consideraba al hombre como resultado de la evolucin enprolongadsimos ciclos. Pero volvamos a las maravillas del Tbet.

    Describe el abate Huc una pintura que se conserva en cierta lamasera y bien puedeclasificarse entre las ms admirables que en aquel pas existen. Es una tela sin el msinsignificante mecanismo (segn puede comprobar a su sabor el visitante), que representa unpaisaje de luna en que la figura de este astro reproduce el mismo aspecto, movimientos y fasesdel natural con tan pasmosa exactitud que sale, brilla tras las nubes, se pone y es, en suma, elms fiel trasunto de la plida reina de la noche a que tanta gente adoraba en pasadas pocas.

    En otros puntos del Tibet y en el Japn hay pinturas anlogas que representan elaparente movimiento del sol; y en verdad que si alguno de nuestros infatuados acadmicos lasviera, no se atrevera a declarar la verdad del caso a sus colegas, temeroso de que le arrojarandel silln por farsante o luntico (34).

    Ya en muy remotos tiempos se les reconocieron a los brahmanes profundosconocimientos en artes mgicas. Desde Pitgoras que aprendi en la escuela de losgimnsofos y Plotino que fue iniciado en los misterior del Yoga (35) hasta los adeptos de hoyda, todos buscaron en la India las fuentes de la sabidura oculta. A las generaciones veniderascorresponde restaurar esta capital verdad, que en nuestros tiempos est generalmentemenospreciada como vil supersticin.

    Apenas tienen ni aun los ms famosos orientalistas, noticias ciertas de la India, el Tbety la China, pues el ms infatigable de todos ellos, Max Mller, confiesa que hasta hace cosa deun cuarto de siglo no haba cado en manos de los investigadores europeos ni un solodocumento autntico de la religin budista, y que cincuenta aos atrs no hubieran sidocapaces los fillogos de traducir una lnea siquiera de losVedas induistas, del Zend-Avesta

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    DRAGONES LEGENDARIOS Observa Warton muy acertadamente que los dragones de las leyendas y fbulas son

    de puro origen oriental, pues encontramos este elemento simblico en todas las tradiciones dela poca primieval. Pero en documento alguno aparece tan definido el dragn como en lostextos budistas que nos hablan de las ngas o sierpes regias que habitan en cavernassubterrneas (48), entre cuyas misteriosas tinieblas flota el espritu adivinatorio (49). Perotampoco los budistas creen en el diablo segn el concepto cristiano que lo considera comoentidad distinta y enemiga eterna de Dios, sino que, anlogamente a los induistas, admiten laexistencia de entidades inferiores que vivieron en la tierra o en otros planetas, pero que todavano han transpuesto el reino humano . En cuanto a los ngas creen que han sido en la tierrabrujos de ndole ruin que comunican a los hombres perversos el poder de secar los frutos consu mirada y aun el de herir de muerte a cuantos ceden a su influencia. Por esto se dice que uncingals tiene la nga en el cuerpo cuando con la mirada es capaz de secar un rbol y matar auna persona. vemos, en consecuencia, que los espritus malignos no son para los budistas loque el demonio para los cristianos, sino ms bien la encarnacin de los diversos vicios,crmenes y pasiones humanas. Los devas azules, verdes, amarillos y escarlatas que, segn lascreencias budistas moran en el monte Jugandere, son genios tutelares de tan benfica ndolealgunos como las divinidades llamadasnatas , en cuyo nmero tambin se entremezclangigantes y genios malficos que moran igualmente en dicho monte.

    Segn las enseanzas budistas, los espritus malignos eran seres humanos cuando lanaturaleza produjo el sol, la luna y las estrellas, pero que al pecar perdieron su estado defelicidad. Si persisten en el pecado, se agrava su castigo, y de este linaje son los condenados;pero aquellosdemonios que mueren para nacer o encarnar en cuerpo humano y no vuelven apecar, alcanzan la felicidad celeste. Segn observa Upham (50) esta creencia demuestra que,para los budistas, todos los seres as humanos como divinos estn sujetos a la ley de latransmigracin, en correspondencia con los actos morales de cada cual, de donde se deriva uncdigo de tica muy digno de llamar la atrencin del filsofo.

    EL VAMPIRISMO Creen los indos en la existencia de las entidades llamadas vampiros, y la misma

    creencia est generalizada entre los servios y los hngaros. El famoso espiritista e hipnotizadorfrancs Pierart expuso hace cosa de doce aos en forma doctrinal esta opinin popular,diciendo que no es tan inexplicable como parece el hecho de que un espectro se alimente desangre humana como los vampiros, pues segn saben los espiritistas, la bicorporeidad odesdoblamiento de la personalidad es prueba evidente de lo mucho que pueden hacer losespectros astrales en circunstancias favorables (51).

    Pero Pierart funda su teora en la de los cabalistas, quienes llamabanshadim a las

    entidades de nfimo orden espiritual. Dice Maimnides que las gentes de su pas se veanforzadas a mantener ntimas relaciones con los difuntos en la fiesta de sangre que al efectocelebraban, cavando un hoyo donde vertansangre fresca para colocar encima una mesa porcuyo medio respondan los espritus a todas las preguntas (52).

    Pierart se indigna contra la superticiosa costumbre que tena el clero de atravesar conun puntiagudo palitroque el corazn de todo cadver sospechoso de vampirismo, puesmientras el cuerpo astral no se haya desprendido por completo del fsico, hay probabilidad deque vuelvan a unirse en virtud de la atraccin magntica entre ambos. Algunas veces el cuerpoastral est todava a medio salir del fsico que ofrece apariencias cadavricas, y en este casovuelve el astral bruscamente a su envoltura de carne, determinando la asfixia del aparentedifunto; o si ste estuvo en vida muy apegado a la materia, se convertir en vampiro que desdeentonces vivir bicorporalmente, alimentndose de la sangre que en cuerpo astral absorba delas personas vivientes, pues mientras no se rompa el lazo que lo mantiene al cuerpo fsico,

    podr vagar de un lado a otro en acecho de su presa. Aade Pierart que, segn todos losindicios, esta entidad, por un misterioso e invisible nexo, que tal vez se descubra algn da,transmite el producto de la absorcin al sepulto cadver, con lo que perpeta el estado

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    catalptico. Brierre de Boismont cita algunos ejemplos, indudablemente autnticos, devampirismo, aunque los califica, sin fundamento, de alucinaciones. A propsito de este asuntodice un peridico francs:

    Segn recientes investigaciones, se sabe que, el ao 1871, por instigacin del clerofueron sometidos dos cadveres al nefando tratamiento de la supersticin popular...; oh ciega

    preocupacin!Pero a esto replica Pierart con valiente lgica:

    Ciega decs? Tanto como queris. Pero de dnde derivan estas preocupaciones?Por qu se han perpetuado en tantsimos pases a travs del tiempo? Despus de la infinidadde casos de vampirismo tan a menudo observados, cabe suponer que no tuvieronfundamento? De la nada no sale nada. Las creencias y costumbres dimanan de una causaoriginaria. Si nunca hubiese ocurrido que los espectro chuparan sangre humana hasta matar ala vctima por extenuacin, nadie hubiera desenterrado cadveres ni fuera posible encontrar,como se encontraron varias veces, cadveres todava con las carnes blandas, los ojosabiertos, la tez sonrosada, la boca y narices llenas de sangre que tambin manaba de lasheridas que, por asesinato o ajusticiamiento, les produjeron la muerte (53).

    El obispo Huet dice por su parte:No quiero examinar si los casos de vampirismo de que tanto se habla son autnticos o

    resultado de alguna supersticin popular; pero como quiera que los atestiguan autorescompetentes y fidedignos, aparte de numerosos testigos oculares, no es prudente dirimir estacuestin sin antes estudiar detenidamente sus trminos (54).

    CASOS DE VAMPIRISMO Tambin Des Mousseaux trata de este particular, y despus de tomarse la molestia de

    recoger materiales con que forjar su teora demonolgica, cita varios casos notables devampirismo para atribuirlos en conclusin a las maas del diablo infundido en los cadveres delos cementerios para chupar la sangre de personas vivas. Sin embargo, nos parece quepodemos explicar este fenmeno sin necesidad de que intervenga tan siniestro personaje, puesbastan para substituirlo la multitud de concupiscentes pecadores de todo linaje, cuya maliciaiguala, si no supera, a la achacada al diablo en los mejores das de su quimrica dominacin.Lgico es creer en las apariciones espectrales de entidades psquicas, pero no en lapersonificacin del diablo, a quien nadie vio nunca.

    De todos modos, la universalidad de la creencia en el vampirismo nos ofreceprticularidades dignas de tenerse en cuenta. Los naturales de los pases balcnicos y tambinlos griegos dudaran antes de la existencia de los turcos, sus tradicionales enemigos, que de lade los vampiros, a quienes llamanbrucolk o vurdalak y son huspedes demasiado frecuentesdel hogar eslavo. Autores prestigiosos por su integridad y talento confiesan que el vampirismono es conseja ni supersticin, sino hecho cierto cuya ms valiosa prueba est en el testimoniounnime de pueblos sin enlace tnico que, no obstante, coinciden en la descripcin de estefenmeno tanto como discrepan en los pormenores de otras creencias igualmente tachadas desupersticiosas.

    El escptico benedictino Dom Calmet, que floreci en el siglo XVIII, dice a estepropsito:

    Dos medios hay de extirpar la creencia en esos presuntos fantasmas... O bienexplicar los fenmenos del vampirismo por medio de causas puramente fsicas, o bien, y esto fuera loms prudente, negar en absoluto semejantes relatos (55).

    El primer medio, o sea la explicacin del fenmeno por causas fsicas, aunquedesconocidas, lo emple la escuela hipntica de Pierart y no debieran acogerlo hostilmente losespiritistas. El segundo medio es el seguido por los cientficos escpticos que nieganrotundamente el hecho, con aplauso de Des Mousseaux, para quien no hay medio msexpedito que la negativa ni que requiera menos saber.

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    Segn refiere Dom Calmet, un pastor de Kodom (Baviera) se apareci varias veces aalgunos vecinos del lugar en que haba muerto; y ya fuese a consecuencia del susto recibido,ya por otra causa cualquiera, lo cierto es que todos cuantos vieron el espectro fallecieron a lospocos das. Escamados por ello los lugareos desenterraron el cadver y lo clavaron en elsuelo con una estaca que le atravesaba el corazn; pero aquella misma noche volvi aaparecerse el espectro, de cuya visin cayeron en congoja no pocos lugareos y se

    aterrorizaron todos. En vista de ello, el gobernador del distrito mand que po mano del verdugofuese quemado el cadver, y en el acto de la quema echaron de ver cuantos se atrevieron apresenciarla que pateaba entre lgrimas y aullidos, como si estuviera vivo, y al clavarle conotras estacas sobre la hoguera, man abundante sangre de las heridas. Desde entonces novolvi a verse el espectro.

    Siempre que por mandamiento judicial se desenterraron los cadveres de personascuyos espectros vean las gentes, se observ que el cuerpo sospechoso de vampirismo estabams bien como dormido que como muerto, y que todos los objetos de uso personal del difuntose movan por la casa sin que nadie los tocara. No obstante, en todos los casos se procedicon el ms riguroso formulismo legal, y nicamente despus de or a los testigos, cuando loscadveres presentaban seales inequvocas de vampirismo, los quemaba el verdugo.

    Respecto a la naturaleza del fenmeno, dice Dom Calmet que la principal dificultadest en saber cmo los vampiros pueden salir del sepulcro y volver a l sin dejar seales de

    remocin en el enterramiento, aparte de que se aparecen con los mismos vestidos quellevaban en vida y se mueven y auncomen cual si estuvieran vivos. Aade el benedictino quesi todo esto fuera ilusin de quienes aseguran haber visto los espectros, no se encontraran loscadveres enteros, bien conservados y rebosando sangre, ni, lo que es ms concluyente,tendran los pies manchados de barro despus de su aparicin, sin que nada de esto se noteen los dems cadveres del mismo cementerio (56). Por otra parte, contina Calmet, es muysignificativo que una vez quemado el cadver no vuelva a verse el espectro, y que estos casosocurran con tanta frecuencia en este pas que no sea posible desarraigar la supersticin, sino,por el contrario, afirmarla ms y ms en las gentes (57).

    MUERTE APARENTE La muerte aparente es un fenmeno de naturaleza desconocida que, por esta

    circunstancia, niegan de consuno fisilogos y psiclogos. Consiste en que a veces est yamuerto el cuerpo fsico sin que el astral se haya separado de l; pero si por lo malvado perdiel difunto su individualidad, ir el astral separndose poco a poco hasta desligarse porcompleto del organismo en descomposicin. As resulta que la verdadera muerte, o sea eldefinitivo abandono del cuerpo fsico, no ocurre precisamente cuando la declaran mdicos queno creen o no comprenden la verdadera naturaleza del espritu.

    Pierart opina que es muy arriesgado enterrar apresuradamente a los difuntos, auncuando el cuerpo presente indicios de descomposicin, y dice a este propsito que cuando seentierra a un catalptico en lugar fresco y seco, donde el aparente cadver no sufra influenciasmorbosas, el cuerpo astral, envuelto en el doble etreo, sale del sepulcro con objeto dealimentar al fsico a expensas de las personas vivas. La asimilacin se efecta por un mediotransmisor que algn da descubrirn las ciencias psicolgicas (58). Hay numerosostestimonios judiciales de la aparicin de estos espectros vampricos que chupaban la sangre desus vctimas hasta matarlas por consuncin. En consecuencia, no hay ms remedio que onegar de plano estos fenmenos, segn piadosamente aconseja Calmet, o admitir la nicaexplicacin que satisfactoriamente les cabe.

    Dice Glanvil que hombres tan eminentes como Enrique More aseveran que las almasde los difuntos actan en vehculos etreos, segn opinaron los filsofos de la antigedad(59). Sobre este mismo particular observa el filsofo alemn Grres que Dios no form alhombre con cuerpo muerto, sino con organismo animado, lleno de vida y dispuesto a recibir eldivino soplo por cuya virtud sali de las creadoras manos como doble obra maestra. Elmisterioso soplo penetr en la misma entraa de la vida orgnica del primer hombre (de laprimera raza) y desde aquel instante quedaron unidos elalma animal procedente de laevolucin terrena y elespritu emanado del cielo (60).

    Des Mousseaux repudia esta doctrina por opuesta a la catlica; pero esto no esobstculo para que esclarezca con la luz de la lgica muchos enigmas psicolgicos. El sol de la

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    filosofa brilla para todos, y si a los catlicos, que forman escasamente la sptima parte de lapoblacin total del globo, no les satisface dicha teora, tal vez satisfaga a los millones de gentesque profesan otras religiones (61).

    ENTIDADES ESPIRITUALES Volmenes enteros podramos llenar con la descripcin de los fenmenos que ocurrenentre los adeptos de todos los pases; pero baste considerar los que guardan relacin con losmodernos fenmenos oficialmente atestiguados.

    Horst trat de dar idea de algunas entidades espirituales de la religin persa; pero nologr su intento por lo muy embrollado de la nomenclatura, en que figuran las numerosasclases de devas, los darvandas, sadimos, dijinos, duendes, elfos, etc., aparte de los serafines,querubines, iredas, amashpendas, sefirotes, malaquimes y elohimes de la religin juda, conlos millones de entidades astrales y elementarias, espritus intermedios y seres quimricos detoda clase y coloracin (62).

    Sin embargo, la mayora de estas entidades nada tienen que ver con los fenmenosdeliberada y conscientemente producidos por los magos orientales que protestan contra laimputacin de hechiceros, pues estos reciben ayuda de las entidades elementales yelementarias sobre las que el adepto tiene ilimitado poder, aunque raras veces hace uso de l,ya que en los fenmenos psquicos le sirven los espritus de la naturaleza, no comointeligencias, sino comofuerzas sumisas y obedientes.

    En corroboracin de nuestros asertos transcribiremos el juicio que respecto de losfenmenos en general y de los mdiums en particular expuso enEl Herado de Boston unarticulista, engaado por impostores sin conciencia. Dice as:

    El mdium de nuestros das tiene mucha ms analoga con el hechicero medioeval quecon ninguna otra modalidad del arte mgico, pues como luego veremos no difiere mucho desus peculiares caractersticas. En 1615 una delegacin de la compaa de Indias fue acumplimentar al emperador Jehangire, y en aquella coyuntura presenciaron fenmenos tanprodigiosos que apenas crean lo que vean, ni remotamente siquiera acertaban a explicrselo.Una tropa de hechiceros y prestidigitadores bengaleses luca sus habilidades ante elemperador, cuando ste les pidi que plantasen en el suelo diez simientes de morera, de modoque brotaran los rboles. As lo hicieron los hechiceros con maravilla de todos los circunstantesque, sin apartar los ojos del sitio, vieron cmo aparecan los cotiledones y despus los tallos,que en pocos minutos crecieron rpidamente hasta dar ramas, yemas, hojas, flores y frutos deexquisito sabor. De la propia suerte medraron una higuera, un almendro, un mango y un nogalcon sus respectivos frutos. Pero no pararon aqu los prodigios, porque las ramas de todosaquellos rboles se vieron a poco pobladas de aves de hermoso plumaje que de una a otrasaltaban cantando meldicamente, hasta que al cabo de una hora se desvaneci todo aquelencanto sin dejar la seal ms leve.

    Otro hechicero llevaba un arco y cincuenta flechas con punta de acero. Dispar una yoh maravilla! Qued como clavada en el aire a considerable altura, y las que sucesivamentedispar fueron clavndose en la varilla de la precedente, formando una cadena de flechas,hasta que la ltima deshizo el enlace y cayeron todas una tras otra.

    Despus levantaron los bengaleses dos tiendas iguales frente por frente a la distanciade un tiro de flecha. Los circunstantes examinaron a su sabor ambas tiendas para convencersede que no haba nadie en ellas, y despus les invitaron los bengaleses a decir qu clase decuadrpedos o aves queran que saliesen de las tiendas para combatir en el espaciointermedio. El emperador respondi con aire de incredulidad que le gustara ver una pelea deavestruces, y a los pocos momentos salieron dos de estas zancudas, una de cada tienda, y tanencarnizadamente se acometieron que muy luego corri la sangre en abundancia, aunque sindeclararse la victoria por ninguno de los avestruces, pues eran muy iguales en ardor ydenuedo. Por ltimo los mismos encantadores separaron a los combatientes y los condujeronal interior de las tiendas. No satisfecha con esto, los hechiceros cumplieron el deseo decuantos espectadores les pedan la salida de aves y cuadrpedos.

    Consisti otro prodigio en que trajeron un gran caldero lleno de arroz, que se coci sinlumbre alguna, y de l se colmaron un centenar de fuentes con un ave asada por remate. Losfakires subalternos llevan hoy a cabo el mismo fenmeno, aunque en menores proporciones.

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    ORDO TEMPLIS SOLARIS ET SACTUM MORTUM

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    Pero nos falta espacio para demostrar cmo la actuacin de los mdiums contemporneos esmezquina y endeble si se compara con la de los hechiceros y encantadores de Oriente. No hayen las manifestaciones mediumnmicas ni una sola modalidad que no haya tenido y tengareduplicada ventaja en las de los habilsimos manipuladores cuyas virtudes mgicas no cabeponer en duda.

    NCUBOS Y SCUBOS No es cierto que los fakires y prestidigitadores indos recaben siempre el auxilio de los

    espritus, pues si bien a veces evocan religiosamente a los pitris (antepasados) y otros esprituspuros (63), en cambio hay muchsimos fenmenos debidos tan slo a la voluntad del fakir (64).

    Los caldeos, a quienes Cicern diputa por los ms antiguos magos del mundo,fundaban la magia en las internas facultades anmicas del hombre y en el conocimiento de laspropiedades secretas de minerales, vegetales y animales con cuyo auxilio llevaban a caboasombrosos prodigios. La magia era entre los caldeos equivalente a religin o ciencia; pero losPadres de la Iglesia y otros expositores adulteraron los mitos mazdestas en la repulsiva formadescrita por autores ultramontanos, como Des Mousseaux, quien afirma en una de sus obras laexistencia de los demonios ncubos y scubos de la Edad Media, cuya abominablesupersticin, engendrada por el fanatismo epilptico, tantas vidas humanas cost en aquellapoca. Estas quimeras no pueden tener realidad objetiva ni cabe atribuirlas a la perversidad deldiablo, so pena de suponer blasfemamente que Dios permite las malignidades del demonio.

    En ltimo trmino, la autenticidad de los fenmenos del vampirismo est apoyada endos proposiciones fundamentales de la psicologa esotrica, conviene a saber:

    1. El cuerpo astral es un vehculo o entidad distinta y completamente separable delEgo, de modo que puede moverse a gran distancia del cuerpo fsico sin que se rompa el hilo dela vida.

    2. Mientras el cuerpo fsico no muera del todo y pueda volver a infundirse en l suhabitador, le ser fcil a ste substraer del aparente cadver los elementos suficientes paramaterializar en lo posible su cuerpo astral y manifestarse en forma casi terrena. Pero haymuchsima distancia de estos lgicos conceptos a la sacrlega y mentecata creencia sostenidapor Des Monsseaux y De Mirville, de que el diablo asume figuras de lobo, serpiente y perropara satisfacer su lujuria y procrear monstruos, atribuyndole potestad equivalente a la de Dios.Estas supersticiones encubren grmenes de demonolotra, y si la iglesia catlica las admitecomo dogma de fe que sus misioneros ensean, no ha de escandalizarse de que algunassectas parsis e induistas tributen culto al demonio (65).

    Por consiguiente, el diablo y sus metamorfosis son pura quimera, y quien imagine verley orle, oye y ve el eco y reflejo de su perversa, depravada e impura naturaleza inferior. Comoquiera que cada cosa atrae a su semejante, el cuerpo astral atraer (cuando durante las horasde sueo se separe del cuerpo fsico) entidades de condicin anloga a los pensamientos,obras y trabajos de aquel da. De aqu la ndole brutal y siniestra de unos ensueos al paso queotros son placenteros y agradables. Segn el temperamento religioso de la persona que tuvo elmal ensueo, acudir presurosa al confesionario o se reir de ello con la mayor indiferencia. Enel primer caso se le promete la salvacin eterna mediante la compra de unas cuantasindulgencias o de algunos aos de purgatorio. Pero qu importa? No est seguro el creyentede su inmortalidad? Ahuyentemos al diablo con el hisopo, la campanilla y el misal. Sinembargo, el diablo vuelve a la carga y el sincero creyente pierde la fe en Dios al ver que eldiablo le aventaja en podero, y al diablo se entrega por completo. Al morir, ya explicamos encaptulos precedentes cules son las consecuencias.

    OPININ DE ENNEMOSER Ennemoser ha expresado acabadamente este concepto en el siguiente pasaje:

    La religin no est en Europa y China tan profundamente arraigada como en la India...El espritu de los griegos y persas era ms voluble... El concepto filosfico de los principios delbien y del mal, as como del mundo espiritual, contribuy en la tradicin a forjar figuras celestes

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