Misioneros de Guadalupe

Retos misioneros hoy, Japón(pág. 2)Los discípulos misionerosdamos gracias (pág. 4) Diálogo interreligiosoy Misioneros de Guadalupe(pág. 6)

Año 14. Número 147. Enero 2011

Índice

Consejo General

P. Juan José Á. Luna E., mgSuperior General

P. Raúl Ibarra H., mgVicario General

P. Fernando Montes L., mgSegundo Consejero

P. Raúl Nava T., mgTercer Consejero

P. Salvador Rojas V., mgCuarto Consejero

Editor ResponsableP. Daniel Panduro Fregoso, mg

CoordinaciónAntonia Hidalgo López

Revisión y corrección de textosAlmas y Diseño Gráfico

Diseño EditorialAlmas y Diseño Gráfico

Impresión

Procesos Mecánicos

Boletín Informativo mg

Publicación mensual deMisioneros de Guadalupe

Año 14. Núm. 147. Enero de 2011

Cantera 29, Col. Tlalpan,Del. Tlalpan, cp 14000, México, df

Tel. (01 55) 5573 2500

www.mg.org.mx www.comunicacion.mg.org.mx

comunicacionmg@gmail.commgmultimediamg@gmail.com

AgendaEnero

EditorialRetos misioneros hoy, JapónP. David Félix Uribe García, mg

Discípulos Misioneros desde AparecidaLos discípulos misioneros damos graciasP. Daniel Panduro Fregoso, mg

Comisión de Formación PermanenteDiálogo interreligioso y Misioneros de GuadalupeP. José Arturo de la Torre Guerrero, mg

Misioneros Laicos AsociadosAquí todo es diferenteLizzeth Iboon Tovar Arriaga, mla

Desde MéxicoComunicado de Prensa: Nuevo Obispo para NetzahualcóyotlcemEl Santo Padre Benedicto xvi nombra a dos Obispos Mexicanos,miembros del Pontificio Consejo para los Agentes SanitarioscemExperiencia de evangelizaciónP. Salvador Arufe Gil, mg

Desde las MisionesCorea: Noticias de diciembreP. Juan José Márquez Echeverría, mgCuba: Jóvenes protagonizan bienvenida a la Virgende CampechuelaRaynor Rivera Licea, coccCuba: “Alejados” de la comunidad vuelven al encuentrocon la madre en CampechuelaRaynor Rivera Licea, coccCuba: Jornada de fe y emociones en CampechuelaBelén Fonseca Meza, cocc, Raynor Rivera Licea, cocc

Centro de Orientación VocacionalHacia el ii Congreso Continental Latinoamericano de Vocaciones.Identidad de la Pastoral VocacionalP. Alejandro Cortez Comparán, mg

Dirección de EducaciónLos retos misioneros hoy para la Misión de JapónP. Emilio Fortoul Ollivier, mg

Club de NiñosCon muchas ilusiones comenzamos este 2011María de Lourdes Ortiz Pérez

Volverá la pazPaz, yo te amoNoémia Ossufo Muisse

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AgendaEventos

Actividades

Primer día del añoSábado 1

Santa María, Madre de DiosSábado 1

La Epifanía del SeñorDomingo 2

v aniversario del fallecimientodel P. Mario de la Torre Gutiérrez, mgDomingo 2

xxxvii aniversario de la fundaciónde la Procura de Los Ángeles, Cal., euaMartes 4

lx aniversario sacerdotaldel P. Ricardo Colín Negrete, mgJueves 6

l aniversario sacerdotaldel P. Fidencio Contreras Galicia, mgJueves 6

El Bautismo del SeñorDomingo 9

xxx aniversario de la fundaciónde la Misión de AngolaMartes 25

Reunión del Consejo GeneralMartes 4

Retiro de Padres mg en el dfMiércoles 12

Colecta en GuadalajaraDomingo 16

Reunión del Consejo de FinanzasLunes 17

Inicio de clases uic, ciclo 10/11-2Lunes 17

Reunión del Consejo GeneralMartes 18

Reunión de la Dirección de EvangelizaciónJueves 20

Reunión del Departamento de Seminariode Misiones (dsm)Jueves 20 y viernes 21

Ministerios en Tilapa, Edo. de Mex.Sábado 22

Reunión del Consejo de Rectoría (México)Jueves 27

Boletín Informativo

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Retos misioneros hoy, Japón

Editorial

/ P. David Félix Uribe García, mg

Es un hecho que en la mayor parte de nuestro planeta vivimos tiempos difíciles, por ejemplo: catástrofes naturales, guerras, narcotráfico, violación a los derechos hu-manos, inseguridad y violencia. Podría-mos continuar nombrando ejemplos, sin embargo, no viene al caso hacer una lista de problemas, sino saber que el mundo entero continúa presentándose como un terreno necesitado y al mismo tiempo pro-picio para el testimonio cristiano. Necesi-tado porque el cristianismo participa en la cultura de muchos países, en los cuales se ha generado una nueva onda de iluminis-mo y laicismo. También continúa siendo un terreno favorable para el testimonio porque, inclusive en países no cristianos, existen comunidades eclesiales dinámicas y llenas de vida, que al compartir las tra-diciones cristianas han podido ayudar a muchas personas a respetarse y respetar al ser humano.

En este sentido, la Conferencia Episcopal Latinoamericana confirmó en la Asam-blea de Aparecida, Brasil, en mayo de 2007, la urgencia de continuar trabajando en la evangelización del continente americano: “Hoy toda la Iglesia en America Latina y El Caribe quiere ponerse en estado de Mi-sión” (da, núm. 213). También en el Primer

Congreso Misionero de Asia, en Chiang Mai, Tailandia, en octubre de 2006, en las orientaciones y prioridades se pidió a cada conferencia episcopal promover y renovar el sentido de Misión con el anuncio de la historia de Jesús a la gente de Asia, a la ma-nera asiática, pues con ello se vitalizaría el dinamismo misionero de una manera ur-gente y con un espíritu de alegría.

Cierto que entre más numerosos sean los problemas que vivimos, los retos en la evangelización no únicamente aumentarán en cantidad, sino que también serán más complejos. De aquí que la Iglesia continua-rá constituyéndose en la medida en que comprenda y acepte la Misión en todos y cada uno de los lugares del mundo. Sin em-bargo, la evangelización no tiene que res-ponder a estos problemas con una lista de retos, pues es de nuestro conocimiento que la evangelización es un proceso complejo y dinámico, a través del cual la Iglesia por la sola fuerza del mensaje que proclama tra-ta de convertir la conciencia personal y de los hombres. Como fue anunciado por el Papa Pablo vi en la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi: “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar

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a la misma humanidad: ‘He aquí que hago nuevas todas las cosas’” (en, núm. 18).

Por esta razón creo que hoy en día el prin-cipal reto para la evangelización es volver a su origen, es decir, a Jesucristo. Jesús siem-pre estuvo en contacto con las personas más necesitadas, por lo tanto, la Misión de la Iglesia continúa siendo dar nueva vida a la Misión de Jesús.

Concretamente en Japón, en el año 2002, Monseñor Pedro Takeo Okada, Arzobispo de Tokio, al presentar un plan pastoral para la reestructuración de las parroquias en esa arquidiócesis, invitó a sacerdotes, religio-sas y laicos a no dejar de buscar a Jesús en los diferentes servicios: “Como Cristo por medio de sus palabras y acciones despertó la confianza y la esperanza en el corazón de las personas de su tiempo que esperaban la salvación, así también nosotros queremos ser signos de esperanza y salvación para las personas de nuestro tiempo” (Arquidióce-sis de Tokio, Para vivir la Misión evangélica,

núm. 1). El arzobispo continuó: “Al mirar a distancia la crisis, vemos que las parro-quias pueden estar perdiendo la visión de su llamada especial a participar en la Mi-sión Evangélica. Como muestra la historia de la Iglesia, cuando las Iglesias pierden de vista su fin, que es vivir la Misión evangéli-ca, pierden vitalidad y decaen. Y si la Iglesia pierde este sentido de misión y centra su atención en protegerse a sí misma, deja de actuar como instrumento de salvación de Dios para los demás” (núm. 2).

Continuar buscando a Jesús, volver siem-pre al origen de la evangelización, seguirá siendo un gran reto para toda la Iglesia. So-lamente Jesucristo ayudará a toda la Iglesia a entender que propiamente la Iglesia no tiene una Misión, sino que la Misión de Cristo tiene una Iglesia. Quisiera concluir con unas palabras del teólogo Emil Brun-ner: “La Iglesia existe para la misión como el fuego existe para arder”. (Stephen Bevans y Roger Schroeder, Teología para la misión hoy: constantes en contexto, pág. 52).

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Los discípulos misionerosdamos gracias/ P. Daniel Panduro Fregoso, mg

Como bien recordamos, el Episcopado Latinoamericano y del Caribe ha realizado en Aparecida, Brasil (2007) su V Confe-rencia General; las anteriores se realizaron en Río de Janeiro, Brasil (1955), Medellín, Colombia (1968), Puebla de los Ángeles, México (1979) y Santo Domingo, Repú-blica Dominicana (1992); “en continui-dad con las anteriores Conferencias(…), este Documento de la V Conferencia en Aparecida, hace uso del método ver, juzgar y actuar”1, “este método nos permite arti-cular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de ver la realidad; la renovación de criterios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y proyección del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo”2. En otras palabras, “este méto-do implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde

la Iglesia”3. Se utiliza éste método porque en el sentir de muchos fieles del Continen-te “ha colaborado a vivir más intensamente nuestra vocación y misión en la Iglesia”4

Por otra parte, los discípulos y misione-ros de Jesucristo ciertamente que se ven afligidos por algunos cambios de nuestro tiempo, pero no nos desconciertan, porque vemos la realidad con ojos de fe; sólo “si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y al no haber camino, no hay vida ni verdad”5, pero el dis-cípulo tiene muchas cosas de qué dar gra-cias a Dios.

a) Acción de gracias a DiosBendecir y dar gracias es lo mismo: Dios nos bendice en cada cosa buena que nos da, y nosotros lo bendecimos, le damos las gra-cias, pues ¿qué cosa podríamos dar al Dador de todos los bienes?, sólo las gracias. “Da-mos gracias a Dios porque nos ha dado el don de la palabra, con la cual nos podemos

Discípulos Misioneros desde Aparecida

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comunicar con Él por medio de su Hijo, y entre nosotros (…), porque se nos ha dado en la celebración de la fe, especialmente en la Eucaristía”6

b) La alegría de ser discípulos y misioneros de JesucristoEl discípulo de Cristo sabe que “ser cristia-no no es una carga sino un don”7, un don que se recibe en el encuentro vivo con Je-sucristo, por eso, quien lo ha recibido, no se puede quedar callado: siente en lo más profundo de su ser la necesidad de que este don “llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades”8, ya que, “co-nocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona”9, o como dice el Documento de Puebla: “El mejor servicio al hermano es la evangelización que lo

dispone a realizarse como hijo de Dios, lo libera de las injusticias y lo promueve integralmente”10

c) La misión de la Iglesia es evangelizarLa convicción de la Iglesia no puede ser otra: “Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras”11, “la Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes”12; evan-gelizar quiere decir poder ver con la mirada de la fe el rostro de Jesucristo en “el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y, al mismo tiempo, su vo-cación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos”13

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Diálogo interreligioso y Misionerosde Guadalupe/ P. José Arturo de la Torre Guerrero, mg

En este año, quienes conformamos el Consejo de Formación Permanente de nuestro Instituto, hemos sugerido reflexio-nar y profundizar sobre la espiritualidad del diálogo, tanto en los retiros mensuales de nuestras respectivas comunidades, como en el segmento del Boletín mg dedicado a formación permanente. Este tema no surge por pura casualidad ni como ocurrencia, sino que brota de nuestra profunda convic-ción de que el diálogo interreligioso se ha ido convirtiendo en una de las prioridades y desafíos de la Misión de la Iglesia, no sólo en su dimensión ad gentes, sino también como un signo de la necesidad del diálogo profundo hacia el interior de la Iglesia y de nuestras comunidades mg.

Es muy significativo que Stephen Bevans y Roger Shroeder, en su libro Teología para la misión hoy: constantes en contexto (evd, Estella, 2009), propongan como común denomina-dor de los retos para la Misión en el siglo xxi el diálogo profético: diálogo con Dios, con la sociedad, con la creación, con los no creyen-tes, con quienes pertenecen a otras Iglesias y religiones, con las culturas, etcétera. En un mundo donde aparentemente existe apertu-ra, respeto, tolerancia y libertad, nos damos

cuenta de que existe una gran incapacidad de encuentro auténtico con el otro, donde se dé un reconocimiento mutuo como personas, con todas sus implicaciones. Pa-recería como si formáramos parte de una sociedad bipolar, donde se proponen valo-res muy loables junto con actitudes abso-lutistas (“Sólo yo tengo la verdad, los demás están en el error”) o relativistas (“Tú tienes tu verdad, yo tengo la mía”).

Podemos tener la idea de que el diálogo interreligioso está reservado a un grupo de expertos que se encuentran académi-camente para tratar de convencerse mu-tuamente de la validez de sus afirmaciones, como si se tratara de un debate en el que cada contrincante busca ganar a costa del otro. En realidad es mucho más que eso, pues en este contexto existen varios tipos de diálogo: de vida, en el que se compar-ten alegrías y tristezas como miembros de una misma sociedad; de acción, a través del cual los cristianos y los miembros de otras creencias construyen proyectos sociales co-munes; de intercambio teológico, en el que especialistas profundizan su entendimiento acerca de sus herencias religiosas y aquilatan mutuamente sus valores espirituales; y de

Comisión de Formación Permanente

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experiencia religiosa, por el cual se com-parten las riquezas espirituales a través de la oración y la contemplación. Se trata, pues, de un diálogo que nos involucra a todos los cristianos, pues aunque vivamos en una sociedad mayormente cristiana, como la de México, nos encontramos continuamente con personas que tienen diferentes expe-riencias y tradiciones religiosas, y con ellas compartimos nuestra fe a través de la vida.

Hay quienes piensan que el diálogo interre-ligioso es un tema relevante sólo en los luga-res de Misión, donde el cristianismo es una minoría. Por el contrario, es un desafío que nos involucra a todos, sobre todo a quienes tenemos contacto con los jóvenes (como es el caso del Seminario, el cov o la uic), quienes esperan de nosotros una actitud de apertura y aceptación, aunque con una visión crítica y propositiva de la realidad. El diálogo no implica aceptación de lo que la otra persona me dice, aunque sí me lleva a aceptarlo como persona.

Para nosotros, como cristianos, el diálogo interreligioso tiene como objetivo el acer-camiento y la conjunción de fuerzas para construir una sociedad que refleje en sus valores el Reino de Dios. El encuentro y la convivencia con personas de otras tra-diciones religiosas nos traen tres grandes beneficios: nos ayudan como cristianos a conocernos de manera más profunda, nos ayudan a conocer al otro más autén-ticamente y nos llevan a vivir de manera más plena, pues es en la construcción de algo valioso desde nuestras coincidencias como podemos vivir el mandamiento del amor al prójimo.

Es nuestro deseo, como Comisión de Formación Permanente, que este año traiga muchos frutos a nuestras comunidades misioneras, y que nos fortalezcamos desde una espiritualidad dialogal hacia un encuentro más auténtico con Dios y con nuestros hermanos y hermanas, con quienes interactuamos y convivimos.

Boletín Informativo

Aquí todo es diferenter Lizzeth Iboon Tovar Arriaga, mla

Es increíble cómo va pasando el tiempo tan rápido, ya son casi 3 meses de mi llega-da a Perú y es maravilloso todo lo que he vivido hasta ahora, aunque no puedo negar que extraño a mi familia y mis amigos, pues siempre han estado presentes. Sin embar-go, cuando recuerdo la gran ilusión de salir de Misión ya no me pesa tanto el extrañar. Muchas de las veces me he preguntado: “¿A qué vine? ¿Por qué Perú? ¿Qué hago aquí tan lejos de mi tierra?”. El Señor poco a poco me va dando respuestas que me hacen com-prender más mi estadía en este país.

Para empezar les contaré que aquí todo es diferente. A pesar de ser un país latino y con gente que habla español, hay muchísimas palabras distintas que aún me parece raro decir y escuchar. También es distinta la co-mida, la gente, el clima, la moneda, la músi-ca, el transporte, que es toda una aventura, pues las combis son muy pequeñitas, ade-más del quechua (idioma de los incas). La ciudad de Cusco es linda, pero tiene su lado no muy agradable: es muy sucia, la gente no tiene la cultura de tirar o botar la basura en su lugar y apenas se está organizando

Misioneros Laicos Asociados

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el reciclaje; en tiempo de lluvias, como ahora, es muy lodosa, la gente construye sobre los cerros y arriba sólo hay escaleras y más escaleras. Todo es parte de la Misión.

Cuando llegué el soroqch’i (mal de altura en quechua) se apoderó de mí, pues estamos a 3 800 metros sobre el nivel del mar y mi cuerpo lo resintió rápidamente.

Una de las cosas más lindas que he expe-rimentado es el cariño de la gente. ¡Como quieren a los mexicanos y a la Virgen de Guadalupe! Apenas saben que uno viene de allá empiezan a preguntar por México, por el santuario de Guadalupe, por las pla-yas, por la comida, por personajes como el Chavo y Cantinflas. Uno se siente muy or-gulloso y ver esta realidad hace querer mu-cho más la propia tierra.

En la parroquia también me presentaron con grupos como la Legión de María, formado por señoras, la mayoría de ellas adultas mayores, pero con una alegría y un entusiasmo sin igual; además de las niñas de liturgia, el coro de jóvenes y algunos ca-tequistas, todos ellos muy lindos.

Otra de las pastorales que atiende la parro-quia es la educativa, en el Colegio Luis Vallejos Santoni, donde también me hice presente. Considero que esta es una gran oportunidad para la evangelización, desde los maestros y alumnos hasta los padres de familia, con el fin de formar entre todos una gran familia misionera, ¡vaya reto!

No obstante, lo mejor de todo fue llegar a la comunidad de Sayari, donde se imparte la catequesis, casi en la punta del cerro. Des-pués de caminar y subir escaleras chiquitas, sin faltar los muchísimos perros que hay por donde quiera, pero con el alma en la garganta, llegué. En el camino me encontré a unas niñas y me dijeron: “Hola, hermana, ¿eres nueva?”. “Sí, ¿van al catecismo?”, les respondí, y contestaron que sí. La cateque-sis es al aire libre en un terreno desnivelado, con pasto, ahí se sienta todo mundo y hasta algún perro. Son unos niños hermosos, les encanta que jueguen con ellos, que canten, y siempre están muy atentos al tema que se desarrolle; participan muy bien en las acti-vidades y al terminar les obsequiamos un caramelo por haber asistido. Fue hermoso estar con ellos, todo el cansancio desapa-reció pues los niños me volvieron a cargar de energía con sus sonrisas y sus abrazos. Me dieron una bienvenida tan linda que el siguiente sábado no dudé en ir nuevamen-te. Ver sus caritas recompensa todo y me llena de satisfacción ver con cuánta alegría se van después de una tarde en compañía de Jesús y con las “hermanitas”, como nos dicen ellos.

Un día por la tarde me sentía un poco desalentada, pues tengo una tía muy que-rida que está enferma, y caminando por el centro visité una capilla donde el San-tísimo Sacramento está expuesto las 24 horas del día; muy bonita y acogedora, de inmediato se siente la presencia de nues-tro Señor vivo. En oración le decía a Jesús:

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“Te encargo a mi gente muchísimo, tú me trajiste aquí por algo y yo lo haré por ti”. Salí y fui a la plaza, donde es muy co-mún encontrar niños y niñas vendiendo artesanías. Estando sentada se acercó una de ellas y nos pusimos a platicar. De inme-diato supo que soy mexicana y la sorpresa fue que hasta éramos vecinas. Después se empezaron a juntar más niñas, a una de ellas ya la había visto aquí por la casa y me saludó: “¡Amigaaa!”, y la plática con-tinuó. De repente se acercó una señora a ofrecerme una muñequita típica, pero las niñas le dijeron que no lo hiciera, pues yo era su amiga. Después me preguntaron a qué hora me iba. Querían que fuera a jugar al “El Colibrí”, un lugar donde hacen la ta-rea, comen, y además requiere voluntarios. Muy contentas se levantaron, me tomaron de la mano y me llevaron hasta ahí. Es un cuartito parecido a un salón de clase y me presentaron con el encargado. “Profe, pro-fe, trajimos una amiga que será voluntaria”, le dijeron, y el encargado me comentó que ahí desarrollan un programa a cargo de la policía para el cuidado y protección de los ni-ños vendedores de la calle, y que ciertamente

requerían de voluntarias para ayudar a los niños a hacer tareas, para jugar o enseñar-les algo. Comentó que para ellos era muy motivador que alguien estuviera a su lado, pues son niños que sufren de muchas caren-cias tanto materiales como afectivas, y que si quería apoyar era bienvenida. Recordé mucho a mis niños de la casa cuna y acepté encantada, sólo le dije que tenía más cosas que hacer en la parroquia, pero cuando tuviera tiempo libre con todo gusto apo-yaría. Estos niños me levantaron el ánimo y Jesús de nuevo me volvió a sorprender al darme una respuesta más.

Como éstas, han sido muchas más las ex-periencias vividas en los primeros meses de mi estancia en Cusco. Agradezco infinita-mente a Dios por esta oportunidad y le sigo pidiendo su luz y su sabiduría para seguir viendo su rostro en cada persona, y que esto vaya fortaleciendo mi camino misionero por el bello Perú. Familia, nuevamente gra-cias por dar ese “sí” junto conmigo. “Siempre que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios, cuando ruego por ustedes, lo hago siempre con alegría” (cfr. Flp 1, 3-4).

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Comunicado de Prensa:Nuevo Obispo para Netzahualcóyotl*

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La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano comunica que Su Santidad Benedicto xvi se ha dignado nombrar nuevo Obispo de la vacante Diócesis de Netzahualcóyotl a S.E. Mons. Héctor Luis Morales Sánchez, al presente Prelado de la Prelatura de Huautla.

La noticia fue publicada en L’Osservatore Romano en Roma la tarde del viernes 7 de enero del 2011.

Desde México

El Santo Padre Benedicto xvi nombra a dos Obispos Mexicanos, miembros del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios**

r cem

La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano se complace en comunicar que el Santo Padre Benedicto xvi nombró Miembro del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, a S.E.R. el Sr. Card. José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Monterrey; y miembro del Pontificio Consejo para los Agentes Sa-nitarios (para la Pastoral de la Salud), a S.E.R. Mons. Luis Artemio Flores Calzada, Obispo de Valle de Chalco.

* Tomado de: http://www.cem.org.mx/prensa/comunicados-de-prensa/4048-comunicado-de-prensa-nuevo-obispo-para-nezahualcoyotl.html ** Tomado de: http://www.cem.org.mx/prensa/comunicados-de-prensa/4042-el-santo-padre-benedicto-xvi-nombra-a-dos-obispos-mexicanos-miembros-del-pontificio-consejo.html

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Experiencia de evangelización/ P. Salvador Arufe Gil, mg

El día 26 de noviembre de 2010, en el aula Tomás Aquino de la Universidad Intercon-tinental (uic), presenté la tesis para obtener el grado de licenciado en Teología con reco-nocimiento de validez oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública (sep).

El tema que desarrollé fue mi experiencia de evangelización en la cultura de Corea, donde estuve ejerciendo el ministerio evan-gelizador durante 18 años, en dos periodos (1983-1989; 1998-2010). En lo personal ha sido una aventura y un reto, porque des-pués de 30 años de haber salido de los es-tudios sistemáticos de Teología no me fue fácil realizar la tesis, pero quise plasmar mi experiencia sacerdotal como una aporta-ción a la Iglesia y al Instituto.

El método que seguí para desarrollar la te-sis, con base en mi corta experiencia de 18 años de trabajo evangelizador, fue primero ubicarme desde mi contexto de misionero al modo guadalupano, para desde este pre-supuesto mostrar a grosso modo las formas de la religión y la cultura en Corea, así como la historia del país y el papel de la Iglesia en esa historia, tanto para entender y explicar el momento actual del pueblo coreano, como para ubicar el contexto donde realizo mi ex-periencia de Misión al modo guadalupano.

Dicha experiencia ha sido corta, porque lle-gar a una cultura asiática significa, en la prác-

tica, volver a nacer, aunque uno tenga sus propias raíces culturales bien cimentadas. Sea en la vida ordinaria o en trabajo pastoral, si uno desea inculturarse de verdad tiene que ir cambiando sus patrones de pensar y de actuar. El proceso es lento y se necesitan pa-ciencia y mucha constancia, de manera que las experiencias que se van teniendo se pue-dan asimilar de una manera positiva, para in-corporarlas al trabajo de evangelización. En esta época la gente coreana exige que el mi-sionero hable bien el idioma, pero el idioma no hace al misionero, aunque hay que poner empeño para aprenderlo adecuadamente. Lo que hace al misionero es su testimonio de vida, el querer a las personas como son, adap-tarse a sus costumbres y a su mentalidad. Por eso digo que hay que nacer de nuevo.

He descrito esta experiencia personal y fun-damentado mi tesis valiéndome de los do-cumentos de la Iglesia y de las experiencias y las vivencias de algunos compañeros mi-sioneros con larga trayectoria en el campo de evangelización, así como de sus estudios e investigaciones.

Las conclusiones a las que llegué fueron las siguientes:

• La concepción de Misión a través de los años se ha ido renovando constantemente, de acuerdo a las circunstancias que se van presentando.

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• La Misión es una: la de Dios. Él la ha compartido con la Iglesia por pura gracia. La Iglesia desde sus orígenes ha sido mi-sionera por naturaleza, puesto que proce-de de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre (cfr. ag, núm. 2; lg, núm. 1).

• Los grandes documentos que han ilumi-nado el camino de la Misión son: Ad Gentes, Evangelii Nuntiandi y Redemptoris Missio.

• El Reino que anuncia el Evangelio es vi-vido por hombres profundamente vincula-dos a una cultura en la formación integral del desarrollo humano.

• La ruptura entre el Evangelio y la cultura en nuestros días es un reto, pero hay que afrontarlo a través de la proclamación de la Buena Nueva, con el testimonio y una vida de fe coherente entre lo que se cree y lo que se vive.

• El Evangelio, para penetrar en la cultura, tiene que estar abierto al diálogo, pero se trata de un diálogo que pone a la luz las ri-quezas y las miserias de la vida del ser hu-mano, personal y socialmente considerado, y acoge la verdad de las otras religiones sin perder su convicción acerca del señorío de Jesús. La evangelización por sí misma lleva consigo un mensaje explícito, adaptado a las diversas situaciones, el cual actualiza los de-rechos y deberes de toda persona insertada en una comunidad. Además es un mensaje de liberación para la formación integral de la persona.

• Las religiones que han surgido en la cultu-ra coreana han sido para satisfacer sus nece-sidades espirituales (semillas del Verbo).

• El trasfondo del crecimiento económico de Corea se ve reflejado en sus virtudes tradicionales, con una mentalidad confu-sionista y la obediencia a los cinco manda-mientos transmitidos por Confucio. Los líderes con régimen dictatorial que ha teni-do el pueblo supieron infundirles la mística del trabajo, obviamente la gente tuvo que sufrir toda clase de adversidades, pero por su espíritu de sacrificio y de fortaleza pudo salir adelante. La educación y la superación personal han sido, sin duda, bases para el éxito de su progreso.

• Sin embargo, debido a este desarrollo eco-nómico se han ido perdiendo los valores morales, como el respeto a la vida (abor-tos), y se ha perdido el sentido de la propia vida, por eso hay muchos suicidios. El pue-blo es consciente de estos antivalores, pero no sabe cómo afrontarlos. Es ahí donde el Evangelio puede entrar en la cultura como iluminación de esperanza.

• La situación eclesiástica va a la par con la infraestructura del país y esto hace que los planes de evangelización se puedan llevar a cabo. Personalmente creo que la cultura co-reana tiene puntos positivos para favorecer la recepción del mensaje evangélico, como por ejemplo: el progreso de la democracia, la existencia de gente más crítica e inqui-sitiva, una clase media numerosa, un nivel de educación muy elevado, el respeto a los

Boletín Informativo

valores tradicionales de la familia, la capaci-dad que tienen los coreanos para ayudarse mutuamente, como el movimiento Saemaul.

• Por otro lado, aunque la fe entró por laicos a la cultura, de lo cual se sienten orgullosos los fieles coreanos, después vinieron mu-chos misioneros extranjeros a dar su testi-monio. Su servidor piensa que todavía la fe no está bien arraigada en esta cultura, si vemos que los católicos suman 10.9% de la población, que 46.5% no tiene religión y 43% se ubica entre budistas y protestantes. ¿Dónde está la tarea de la evangelización? La inculturación del Evangelio en Corea es un reto, como lo expresa un compañero misionero, el P. Héctor Díaz F., mg, que está en Corea: “Es necesario que se conozca y desarrolle más la teología coreana, que ya existe, pues en ella se transmite en coreano y a la manera coreana el Evangelio de Cris-to. Sólo Cristo puede llevar al florecimiento y perfección de todo lo bueno que tiene la visión del mundo oriental complementada con la verdad”.

Por último, la experiencia de estos 18 años en la cultura coreana me ha enriquecido en

lo humano y en lo espiritual. Haciendo un recuento, durante este tiempo han habido tristezas, enfermedades, frustraciones, in-comprensiones, desalientos, pero, por otro lado, muchas satisfacciones y una de ellas es que el Señor me llamó en este camino, inmerecidamente, a ser instrumento de su gracia para los no cristianos y poder sem-brar sin la intención de ver los frutos; lo más importante es que el Señor me llamó para estar con Él. Estoy firmemente convenci-do de que el evangelizador necesita tener una sólida vida espiritual, ser un hombre de oración y dejarse llevar por la acción del Espíritu Santo en su labor misionera. Sin esto no tiene sentido todo lo que haga. Per-sonalmente, si volviera a nacer, volvería a escoger esta vocación misionera si el Señor me llamara de nuevo.

Aprovecho la oportunidad para agradecer por este medio al P. Héctor Díaz F., mg, ya que su sabiduría y su experiencia misionera me ayudaron a realizar el objetivo propues-to sobre mi tesis. ¡Muchas gracias!

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Corea: Noticias de diciembre/ P. Juan José Márquez Echeverría, mg

El viernes 10 llegó a Corea el recién or-denado P. Alberto Puente C., mg, quien ha sido nombrado para trabajar como vicario de la Parroquia Kumdang, en la ciudad de Suncheon. Le damos la más cordial bien-venida y lo encomendamos en nuestras oraciones para que su trabajo misionero en Corea sea exitoso.

El domingo 12 celebramos en Seúl la fies-ta de la Virgen de Guadalupe. Presidió la Eucaristía Monseñor René Marie Albert Dupont, mep, Obispo Emérito de Andong, Corea, quien lleva ya varias décadas en este país y con quien los Misioneros de Gua-dalupe hemos tenido una muy buena rela-ción. En la Misa participaron, además de la comunidad latina de Seúl, un buen número de coreanos.

El lunes 13 tuvimos el día de retiro y estu-dio ordinarios en nuestra casa de Seúl. El retiro fue dirigido por el P. Juan Francisco Torres I., mg, con un tema sobre la Virgen de Guadalupe, y la tarde de estudio fue co-ordinada por los encargados de las comi-siones, quienes evaluaron su trabajo junto con la comunidad. En la última parte del

Desde las Misiones

día el Superior coordinó la planeación y la calendarización del año 2011.

El viernes 17 llegaron a Corea el señor Ja-vier Navarro, hermano menor del P. José Navarro N., mg, y sus dos hijos, Javier y Carlos; ellos visitaron el país y la Misión hasta el lunes 3 de enero.

La fiesta de Navidad la celebramos con bastante frío y nieve. En la Misa del día 25 se tuvieron bautizos en las parroquias de

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Boletín Informativo

Chayang Dong y Kumdang. La primera se va reponiendo poco a poco del incendio que a fines del mes pasado sufrieron las ins-talaciones de los salones parroquiales y par-te del curato. ¡Ánimo a los Padres Gerardo Ernesto Cabral C., mg, y Jaime Palma C., mg, para quienes no ha sido fácil pasar por ese amargo trago!

El lunes 27, los Padres que residimos en Seúl, celebramos las fiestas decembrinas

en nuestra casa con un buen pavo. ¡Feliz Año Nuevo! Deseamos que esté lleno de bendiciones en todos los aspectos de nues-tras vidas.

Este mes celebramos los cumpleaños de los Padres Juan Francisco Torres I. (jueves 2) y Corazón López S. (lunes 27), así como el aniversario de ordenación del P. Sergio Chuela Á. (viernes 17).

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Jóvenes protagonizan bienvenidaa la Virgen de Campechuela*

r Raynor Rivera Licea, cocc

Bayamo-Manzanillo, Campechuela, 26 de noviembre de 2010 / Velada religioso-cultural como recibimiento a la imagen peregrina de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, protagonizaron los jóvenes de la parroquia de Santo Tomás de Aquino, al anochecer del viernes 26 de no-viembre, en el atrio del templo de Campe-chuela, en la suroriental provincia cubana de Granma.

El acto, precedido por la entrada procesional al poblado animada por el P. Agustín Luna, Misionero de Guadalupe y párroco de la lo-calidad; contó con la activa participación de todos los grupos comunitarios que dieron la bienvenida a la Madre del Cielo, desde sus respectivas misiones pastorales.

Emotivas resultaron las palabras del Padre Agustín, quien no vaciló en elogiar a la Vir-gen y definirla como “la morena más hermo-sa del Caribe”, al introducir la participación de la Banda de Conciertos municipal y

Desde las Misiones

artistas aficionados, en su mayoría fieles de la demarcación eclesiástica.

Mons. Álvaro Beyra Luarca, obispo de Ba-yamo-Manzanillo, enfatizó que la visita de la Virgen constituye para cada uno la opor-tunidad de volver al Señor, Camino que

* Transcripción del segmento noticioso del sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (cocc).

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nos conduce al Padre, la auténtica Verdad y Vida plena y eterna.

La noche transcurrió entre cantos, oracio-nes, poemas y escenificación de pasajes evangélicos. Detrás de cada interpretación, en cada texto, cada palabra y gesto eran expresión viva de que todo, hasta lo más mínimo, había sido preparado con suma creatividad, esmero y placer por una comu-nidad que, junto a su Párroco, se sabía pro-fundamente dichosa al recibir a la Virgen Mambisa.

Concluida la ceremonia, cuatro hombres cargaron en andas la Imagen Peregrina y la mostraron a todos minutos antes de aden-trarse al templo. Mientras, la Banda de

Conciertos interpretaba la marcha Tú rei-narás, cuyos versos expresan los más profun-dos deseos del pueblo cristiano: ¡Reine Jesús por siempre, reine su Corazón, en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación!

Se inauguraba entonces un tiempo de gra-cia para Campechuela. Un tiempo de júbi-lo y esperanza. El templo parroquial se con-vertía desde entonces “en el Santuario de El Cobre”, al decir del Padre Agustín, quien anunció que las puertas no iban a cerrarse en ningún momento y recordó que podían cumplirse aquí las promesas a la Virgen.

La Caridad ya moraba entre ellos y les traía el mejor regalo, su Hijo Jesucristo, el Salva-dor del Mundo.

“Alejados” de la comunidad vuelvenal encuentro con la madreen Campechuela**

r Raynor Rivera Licea, cocc

** Transcripción del segmento noticioso del sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (cocc).

Bayamo-Manzanillo, Campechuela, 27 de noviembre de 2010 / Al amanecer del sábado, numerosos enfermos acompa-ñados por sus familiares o por miembros de la Pastoral Juvenil acudieron para orar ante la imagen bendita de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, que ahora pere-grina por la parroquia de Santo Tomás de

Aquino, en Campechuela, municipio cos-tero de la sur-oriental provincia cubana de Granma.

En el templo fueron acogidos por los inte-grantes de la Pastoral de la Salud quienes les propiciaron todas las facilidades para participar activamente en la celebración de

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la Palabra, presidida por el P. Agustín Luna, Misionero de Guadalupe, párroco de la comu-nidad. Allí fue impartida también una bendición especial a cada uno de los enfermos.

Intervinieron en la ocasión niños con Sín-drome Down que ofrecieron a la Madre de Dios sus cantos y poemas.

Pasado el mediodía la carroza mariana mar-chó hacia el poblado de Troya, donde está la capilla dedicada a San Francisco de Asís.

Al llegar acontecieron diversos actos, sin embargo el más significativo resultó la nutrida procesión alrededor del parque, donde una multitud, en su mayoría no habituales, acompañaron a la venerada Imagen Peregrina. Fue, sin dudas, muy impresionante.

De regreso a Campechuela la Virgen Mam-bisa se detuvo en el Hogar Materno, opor-tunidad singular para que las embarazadas hicieran sus súplicas para tener un parto fe-liz y por el futuro de las nuevas criaturas.

Ya en el templo parroquial aguardaban mu-chísimas personas que entre aplausos y vi-vas la acogieron.

Entonces comenzó un recital protagoniza-do por el septeto Callahacas, agrupación insigne del municipio, cuyos integrantes nunca dudan en acudir al llamado de la co-munidad cristiana. La noche fue espléndi-da, inolvidable.

Concluida la velada continuó la afluencia de peregrinos. Uno de ellos, que muchas veces visita el Santuario en El Cobre, ma-nifestaba su alegría de que ahora la Madre viniera a visitar este pueblo de pescadores. Otros, embriagados, entraron con sumo respeto y frente a la Virgencita, después de pedirle perdón, afirmaron que no podían irse a dormir sin llegar a verla.

También llegó una señora, miembro de la Iglesia Bautista, quien entre lágrimas expre-só: “Mi Virgencita, te quise ocultar, pero al verte tengo que acudir a ti y rogarte que me perdones”.

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Bayamo-Manzanillo, Campechue-la, 28 de noviembre de 2010 / La Euca-ristía de la comunidad de Santo Tomás de Aquino este domingo, el primero de Ad-viento, fue muy diferente. La querida ima-gen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre acompañaba a sus hijos residentes en Campechuela, municipio costero de la suroriental provincia cubana de Granma.

Hasta la parroquia llegaron bien temprano numerosas personas para participar en el rezo del Santo Rosario, esta vez por los en-fermos, presos y sus familiares.

La iglesia estaba bien llena. Muchos mani-festaban incluso que nunca habían pensado venir a este lugar, pero la Virgen ahora los convocaba.

En la homilía el P. Agustín los invita al re-greso, “para que tengan y mantengan en el corazón a María y a su Hijo, Jesús”.

A las 12:30 p.m. parte la bendita Imagen ha-cia la localidad de San Ramón. En la entra-da del sitio, a los pies de una pendiente, los vecinos solicitan que el transporte se deten-ga. Se abre la puerta. El júbilo es notorio. La

gente la acompaña hasta la Plaza de la cultu-ra. Todos van muy cerquita, como para que la Madre no les deje solos.

Los que esperaban en el sitio señalado esta-ban ansiosos ante la demora pero, cuál fue su alegría al ver entrar la carroza escoltada por una multitud: embarazadas y recién paridas, hombres, mujeres, ancianos… y muchos niños. ¡Y hasta los enfermos subie-ron la loma! Todos rejuvenecieron ante la presencia de la Reina de Cuba.

Allí le presentaron un niño de seis años, que padece una enfermedad congénita de la sangre, quien recitó ante la Virgen. Su madre –que se dice no creyente– no sabe cómo él supo de esta visita, pero no dudó traerlo ante su insistencia.

La despedida fue como la entrada: ¡en procesión! Lágrimas de alegría, corazo-nes descargados de sinsabores y llenos de esperanza, deseos de compresión, paz y unión deja la Madre a su paso. Los vecinos lo expresan así. En todo momento se respi-raba una profunda devoción. Muchos iban vestidos de blanco.

Jornada de fe y emocionesen Campechuela***

r Belén Fonseca Mesa, coccr Raynor Rivera Licea, cocc

*** Transcripción del segmento noticioso del sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (cocc).

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Rumbo a Ceiba Hueca

De salida rumbo a la comunidad de Ceiba Hueca, la carroza mariana se detuvo frente al centro penitenciario de San Ramón y se oró por los reclusos y el personal que presta servicios en dicha institución.

Llegados a Ceiba Hueca, donde existe una pequeña capilla dedicada a Nuestra Seño-ra de Lourdes, la presencia de la imagen bendita resultó como fuego que prende la mecha de una dinamita. Primero una pequeña llama, luego una explosión de alegría y múltiples sentimientos que des-bordan el pecho.

Allí, una joven, representante de Cultura, solicitó cantarle la pieza Madre querida, pi-dió salud para todos y el constante auxilio de La Caridad.

Después continuó el trayecto que llevó a la Patrona de Cuba a las comunidades de La Cuchilla, Pedro Rivero, Marcial Jiménez, Biplantas y La Rosal (conocida como La Marina). También se detuvo frente al hos-pital Vallejo, donde acudieron enfermos y embarazadas para sentir la mirada amorosa de la Madre de Dios.

Significativas resultaron las acciones de una señora discapacitada física residente en La Cuchilla quien, ante la ausencia de los po-bladores (pues por la hora creían que ya la Virgen no vendría y habían regresado a sus casas) comenzó a gritar muy fuerte y echó

a correr (sin casi poder hacerlo) para avisar a todos, su regocijo era incalculable.

Al regresar al templo aconteció un singular y extraordinario concierto: los mariachis cantaron a la Virgen.

Este grupo juvenil que habitualmente acompaña las fiestas de la comunidad, ob-sequió una velada emocionante. El templo volvió a desbordarse, no sólo de público, sino del talento de quienes, tras los instru-mentos confiesan su amor a la Virgencita.

El P. Pepito, como cariñosamente nom-bran al párroco, que es mexicano, no cabía de gozo.

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Hacia el ii Congreso ContinentalLatinoamericano de Vocaciones.Identidad de la Pastoral Vocacional1

/ P. Alejandro Cortez Comparán, mg

Es necesario tener claro que para de-finir la identidad de la pastoral vocacional hemos de considerar los elementos funda-mentales de la vocación que son: llamada-respuesta-misión.

Dios toma la iniciativa y llama en Jesucristo para estar con Él (cfr. da 130 y 131), aquel que es llamado ha de dar una respuesta consciente y libre para configurarse con el Señor (da 136, 138, 140), a ser sus discípu-los-misioneros (134). Esta llamada es a es-tar con Él, en comunión con y en la Iglesia (da 156), y es en ella donde cada uno des-cubre su vocación específica (163). Y todo esto para cumplir la misión como Iglesia de dar VIDA (cfr. da 353 Y 360).

Identidad de la Pastoral Vocacional

Es la acción constante y coordinada de la comunidad eclesial a fin de que cada uno de sus miembros reconozca la llamada que Dios hace y que lo capacita para responder

generosamente a su voluntad. Y en esta respuesta reconocerá el propio y personal servicio o ministerio que va a prestar en la comunidad, a la luz de situaciones concre-tas del aquí y del ahora, dentro de la voca-ción general de la misma Iglesia.

“Acompañar cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la co-munidad cristiana” (da 314). Es animadora de toda la pastoral, es el eje transversal de toda la acción pastoral.

El fundamento teológico de la pastoral de las vocaciones, por tanto, “puede na-cer sólo de la lectura del misterio de la Iglesia como mysterium vocationis”.

Juan Pablo ii recuerda claramente al res-pecto que, la “dimensión vocacional es

Centro de Orientación Vocacional

1Transcripción de los “Anexos” del Documento de trabajo del Segundo Congreso Continental Latinoamericano de Vocaciones 2011, núms. 60-63.

a.

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esencial y connatural a la pastoral de la Iglesia”. Es decir, a su vida y su misión. La vocación define en cierto sentido, el ser profundo de la Iglesia, incluso antes de su actuar. En su mismo nombre, Ec-clesia, se indica su fisonomía vocacional íntima porque es verdaderamente con-vocatoria, esto es, a la asamblea de los llamados.

En la llamada de la Iglesia a comunicar la fe, se fundamenta la teología de la pas-toral vocacional.

Una vez puesta en relieve la dimensión vocacional de la Iglesia, se comprende cómo la pastoral vocacional no es un elemento accesorio o secundario, con el solo fin del reclutamiento de agen-tes pastorales, ni un aspecto aislado o sectorial, motivado por una situación eclesial de emergencia, sino más bien una actividad unida al ser de la Iglesia y, por tanto, también íntimamente inser-ta en la pastoral general de cada Iglesia particular.

Toda vocación viene de Dios, pero ter-mina en la Iglesia, y pasa, siempre, por

su mediación. La Iglesia (ecclesia) que por innata constitución es vocación, es al mismo tiempo generadora y educado-ra de vocaciones. Por consiguiente, <<la pastoral vocacional tiene como sujeto activo, como protagonista, a la comu-nidad eclesial como tal, en sus diversas expresiones: desde la Iglesia universal a la Iglesia particular y, análogamente, desde ésta a la parroquia y a todos los estamentos del Pueblo de Dios>>.

Todos los miembros de la Iglesia, sin excluir a ninguno, tienen la gracia y la responsabilidad de fomentar las voca-ciones. Es un deber que entra en el dina-mismo de la Iglesia y en el proceso de su desarrollo. Solamente sobre la base de esta convicción, la pastoral vocacional podrá manifestar su rostro verdadera-mente eclesial y desarrollar una acción coordinada, sirviéndose también de or-ganismos específicos y de instrumentos adecuados de comunión y de corres-ponsabilidad (cfr. Congreso Europeo de Vocaciones, 1997).

c.

d.

f.

e.

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Los retos misioneros hoy parala Misión de Japón/ P. Emilio Fortoul Ollivier, mg

Recientemente tuve el gozo de visitar la Misión de Japón después de casi 10 años de ausencia. Sobra decir que fue una gran alegría para mí estar con las comunidades cristianas atendidas por nuestros Padres y celebrar juntos nuestra fe.

Ante mis ojos, teñidos por una distancia de 10 años, ¿qué retos misioneros me parecie-ron particularmente importantes para la Misión de Japón hoy? Me parece que son muchos, pero en esta ocasión me quiero referir solamente a uno. Y éste es el reto de revitalizar la Iglesia integrada por los cre-yentes japoneses, a través de la integración de la misma con los creyentes procedentes de América latina y de Filipinas.

Como muchos saben, hace unos 15 años empezaron a arribar a Japón fuertes contin-gentes de inmigrantes peruanos, brasileños, colombianos, etcétera, que se sumaron a los grupos venidos de Filipinas. Los varo-nes se consagraron a los trabajos pesados y peligrosos en las fábricas y en la construc-ción que los japoneses ya no querían efec-tuar; las mujeres, por su parte, se dedicaron a trabajos domésticos o en centros noctur-nos. Por lo mismo, su perfil era básicamente

como sigue: jóvenes, solteros, con poca escolaridad. En muchos casos, las familias que se habían quedado en los países de ori-gen fueron poco a poco emigrando también rumbo a Japón, o los jóvenes constituyeron nuevas familias en su nuevo país.

En ese entonces, nuestras preocupaciones en las parroquias eran la celebración de la Eucaristía en inglés, tagalo, español y por-tugués; la elaboración de los seguimientos de la Misa en esos idiomas; la organiza-ción de coros; el bautizo de los pequeños; etcétera. Por lo general, para atender a los “extranjeros” se buscaban horarios y luga-res que no afectaran las celebraciones y las actividades en japonés, aunque desde el co-mienzo se procuró celebrar las festividades principales, como Navidad y Pascua, en co-mún, a través de “Misas internacionales” en que se usaban varios idiomas, participaban los distintos coros, se juntaban los acólitos, etcétera. Algunas parroquias se preocupa-ron además por ofrecer una mano solidaria a los inmigrantes y constituyeron grupos de apoyo para conseguir vivienda, para acom-pañarlos al doctor, para trámites escolares, ante dificultades laborales y de otros mu-chos tipos. Algunas parroquias se apoyaron

Dirección de Educación

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entre sí y algunas diócesis constituyeron centros o comisiones diocesanas de aten-ción a los extranjeros.

Diez años después fue motivo de alegría profunda para mí comprobar que lo que en ese entonces eran balbuceos y primeros pasos se han convertido en unas prácticas bien establecidas y en organismos perma-nentes, de suerte que, por ejemplo, los avi-sos parroquiales y diocesanos se publican en varias lenguas, se comparten espacios e instalaciones, se cuenta con agentes de en-lace entre la comunidad japonesa y las co-munidades extranjeras (filipina, brasileña o peruana), los pequeños son atendidos en la catequesis parroquial, etcétera.

Sin embargo, me parece que la riqueza de los creyentes de América latina y de Filipi-nas no ha permeado aún la Iglesia de Japón. Por azares de la historia, la Iglesia tiene una tradición más larga y fuerte en los países de origen de los inmigrantes y la fe ha logrado expresarse de una manera más visible en su vida cotidiana. Por ello, considero que la presencia de los creyentes extranjeros en Japón pudiera ser una estrategia de la Pro-videncia divina para aportar a la Iglesia ja-ponesa bendiciones que de otro modo no podría alcanzar.

Concretamente, ¿qué bendiciones? La ben-dición de la fe como alegría. Me explico: los pueblos de América latina y de Filipinas viven su fe con alegría; las fiestas de los san-tos, del calendario litúrgico, los sacramen-tos son ocasión de reuniones, procesiones,

cantos y adornos, luces y danzas. La Iglesia japonesa suele acercarse a la fe a través de la mente y por ello parece, con frecuencia, seria y austera; un toque de corazón, de co-lorido y de música, no le caería nada mal y podría aportarle calidez y espontaneidad.

La bendición de la fe en casa, vivida con los más cercanos, en la familia, es sin duda ex-presión de la larga tradición cristiana de los pueblos de América latina y Filipinas. Para botón de muestra están las peregrinaciones en familia, la oración en común tanto en los momentos alegres (nacimientos, bodas, cumpleaños, quince años, presentaciones de tres años, graduaciones) como en los de adversidad (enfermedad, fracasos, separa-ción, muerte), los altares caseros que inclu-yen imágenes de los santos y fotos de los familiares difuntos. Muchos católicos en Japón conviven día a día con sus familiares budistas, sintoístas o no creyentes; por lo mismo, les es difícil hablar de su fe en casa, mucho menos encarnarla en ritos o gestos cotidianos. Ver que los inmigrantes tienen a Dios en casa puede consolarlos y quizás darles aliento para abrirse y testimoniar su fe con los más cercanos.

La bendición de la fe vivida con naturali-dad, posiblemente como fruto de siglos de presencia de la Iglesia en los pueblos de América latina y en Filipinas, donde no hace falta un esfuerzo explícito y consciente para practicarla. Como algo natural nos persig-namos antes de las comidas, al salir de casa, al empezar a manejar, al iniciar una activi-dad; nos parece natural colgar en nuestro

Boletín Informativo

cuello una medalla o escapulario, colocar una imagen en nuestra cartera o en nues-tros autos, decir: “Dios te bendiga” o “Voy a rezar por ti”, etcétera. Para muchos creyen-tes en Japón, la fe parece algo aprendido, que en la vida cotidiana no fluye a menos que se haga el esfuerzo de recordarla. La razón es simple: en muchos casos la fe fue adquirida por una decisión personal y tras un arduo esfuerzo de lectura, reflexión y de imitación atenta de la conducta de otros creyentes. Convivir con la vivencia natural de la fe de los creyentes de América latina y de Filipi-nas puede suavizar el desgaste y la tensión de los creyentes japoneses, que deben apro-piarse la fe mediante un esfuerzo constante y renovado.

La Providencia de Dios ha querido que la comunidad creyente japonesa coexista en estos últimos años con las comunidades creyentes formadas por los inmigrantes de

América latina y de Filipinas. Sin embargo, y puede ser un juicio muy temerario, me pa-rece que ambas comunidades aún no se han integrado en una sola Iglesia y no han com-partido las riquezas que cada una tiene.

Los Misioneros de Guadalupe en Japón, mexicanos nacidos y formados en América latina, han hecho un excelente trabajo con los creyentes japoneses y con los creyentes extranjeros. ¿Qué pueden hacer para que no haya varias comunidades (agrupadas por lugares de origen o idiomas) sino que la Iglesia en Japón sea una? ¿Qué pasos deben dar para que los tesoros de fe de los creyen-tes peruanos, brasileños, filipinos, etcétera, lleguen a los fieles japoneses y estos crezcan y enriquezcan su fe?

¡El Espíritu Santo, constructor de la unidad, los ayudará, no me cabe duda, a afrontar este inmenso reto!

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Con muchas ilusionescomenzamos este 2011r María de Lourdes Ortiz Pérez

Comenzamos el 2011 agradecidos por la infinita bondad de nuestro Padre Dios, que nos ha permitido realizar nuestra labor misionera durante un año más. Nos enco-mendamos a nuestra patrona Santa María de Guadalupe, invocando su ayuda para continuar nuestro trabajo durante este nuevo año.

En nuestro Club de Niños mg recargamos las pilas para comenzar nuestro quinto año de vida, dando un paso más en nuestro caminar con los niños de México. Es un momento para reflexionar sobre nuestro crecimiento como equipo, como portado-res de una nueva cultura de evangelización en la que buscamos ser una opción para la formación y la atención misionera de los niños de México.

Al terminar el 2010 nos dimos cuenta, con satisfacción, de que nuestra labor va obte-niendo frutos. Lo podemos notar en las ca-ritas sonrientes de nuestros pequeños, pues al terminar cualquier actividad con ellos sus rostros nos dicen más que mil palabras.

Nuestras labores durante este año fueron: promoción del Club y actividades con

nuestros miembros; participación en en-cuentros misioneros, apoyo en la formación espiritual y misionera de niños y adoles-centes en diferentes eventos, en colegios y parroquias. Gracias a nuestras actividades tenemos la oportunidad de conocer cada día más a nuestros miembros, tener un acercamiento con ellos, con sus familias y amigos, quienes nos han recibido con agra-decimiento por nuestra visita. Algunos de los encuentros y las actividades realizadas con nuestros miembros fueron: participa-ción en el xiv Coniam, en la ciudad de Chi-huahua; ejercicios cuaresmales con el cole-gio Zacatecas, en la ciudad de México; Día del Niño misionero en México y Guadala-jara; encuentros misioneros en Querétaro, Puebla, León y Estado de México; partici-pación en el Día del Padrino en la ciudad de México, con talleres, juegos y la Celebración

Club de Niños

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Eucarística para niños. Además procuramos mantener contacto permanente con nues-tros miembros por medio de la página web.

Nos hemos dado cuenta de la necesidad de llevar el anuncio de Jesucristo misio-nero cada día a más lugares. También es necesaria la utilización de los medios de comunicación, pues hacen posible llevar este mensaje a los lugares más apartados de nuestro país, donde los niños esperan con entusiasmo el anuncio del Evangelio.

Ahora, es momento de preguntarnos ¿cuál es la función que queremos cumplir dentro de la Iglesia misionera de aquí en adelante? Quizá para algunas personas nuestra labor es pequeña, sin embargo, es necesario

continuar sembrando la semilla misionera en los corazones de los niños de México. Es así que nosotros consideramos que para algunos niños el recibir un pequeño obse-quio misionero, o saber que son miembros de un club misionero, significa una oportu-nidad para acercarse a Dios.

Estamos convencidos de que nosotros podemos ser un medio para que muchas familias encuentren en los misioneros esta semillita de esperanza en Dios. Creemos que los niños pueden ser un medio para que las familias tengan un encuentro con Dios y se acerquen a conocer nuestra Iglesia y las Misiones. ¡Con muchas ilusiones comen-zamos este año 2011!

Paz, yo te amo1

r Noémia Ossufo Muisse

Grité desesperada, y mi grito encontró eco sólo en los montes llenos de fuego y sangre, porque el mundo estaba en guerra.

Miré hacia los cuatro puntos cardinales, y sólo vi hombres en agonía, despedazados de arriba abajo, mujeres sin ojos ni orejas, porque el mundo estaba en guerra.

Me puse a escuchar para captar cualquier murmullo, y sólo oí el estruendo de los ca-ñones, porque el mundo estaba en guerra.

Metí la mano en mi bolso, y sólo encontré armas y municiones, porque el mundo es-taba en guerra.

¿Cuándo podré gritar y conseguir que to-dos me contesten una: estamos en paz?

¿Cuándo podré llorar emocionada porque todos los diarios anunciarán: estamos en paz?

¿Cuándo podré ver a los hombres de todo el mundo darse la mano exclamando: esta-mos en paz?

¿Cuándo podré escuchar a los niños de seis, siete años leer en voz alta proclamas que digan: estamos en paz?

Volverá la paz

1 Transcripción del libro: Volverá la paz, Mensajes vocacionales y misioneros, Cali, págs. 67-68.

¿Cuándo podré meter la mano en mi bolso y sacar un libro, cuyo título sea: estamos en paz?

Yo te amo, paz.

No sé por qué huyes tan lejos de mí, por qué no me permites saborearte.

Apostoladode la oración

j Intención generalPara que las riquezas de la creación sean conservadas, valoradas y puestas a disposición de todos, como don precioso de Dios a la humanidad.

j Intención misioneraPara que los cristianos alcancen la unidad plena y den testimonio, a toda la humanidad, de la paternidad universal de Dios.

Papa Benedicto xvi