MINIGUÍAS MNC: MARES DEL SUR - … · El poblamiento del triángulo polinésico, última área que...

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MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS MONEDA 13, CENTRO HISTÓRICO, C.P. 06060, MÉXICO, D.F. (+52 55) 5542 0422 • 5542 0165 • 5542 0187 [email protected] MINIGUÍAS MNC: MARES DEL SUR

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SALA DE LOS MARES DEL SUR

A través del Océano Pacífico se extiende lo que se conoce como Oceanía o Mares del Sur;

de su amplia extensión casi el 80% son mares, razón por la cual puede hablarse de un

territorio de aguas.

Geológicamente, y de acuerdo con su forma y origen, es posible dividir esta zona en tres

grandes tipos: volcánico, coralino y formaciones continentales. Hawai es ejemplo claro de

origen por erupciones volcánicas submarinas. Las formaciones coralinas se asientan sobre

los picos submarinos de volcanes y por lo general tienen una elevación baja sobre el nivel

del mar. Australia es muestra de un territorio de origen continental en los mares del Pacífico.

Por sus características culturales y geográficas se ha dividido a Oceanía en subáreas:

Australia, Melanesia (Islas de Nueva Guinea, Nueva Caledonia, Nuevas Hébridas y el

Archipiélago Bismarck), Micronesia, (Islas Marshall, Carolinas y Marianas) y finalmente

Polinesia, formada por un triángulo comprendido entre las islas de Hawai al norte; las de

Nueva Zelandia al suroeste y la Isla de Pascua al sureste.

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Debido a su relativo aislamiento, Australia conserva rasgos arcaicos en la evolución de sus

especies animales y vegetales, como los marsupiales (canguro) y los mamíferos

monotremas (ornitorrinco). Si bien, la diversidad de fauna en los Mares del Sur es muy

amplia, podemos señalar que la presencia de animales domesticados o semidomesticados

en dicha zona enriqueció su cultura.

Una muestra de ello es el perro llamado dingo que

colaboraba en actividades de caza en Australia; en

Melanesia la cría del gallo y el cerdo semidomesticado

favorecieron el consumo de proteínas. En el caso de

Polinesia la migración comprendió animales

domesticados como el perro, el gallo y el cerdo,

aunque la adaptación de éste último al nuevo clima

corrió con diversa suerte.

Se estima que los primeros seres humanos que

llegaron a estos territorios de Oceanía emigraron

desde el sureste asiático hacia Australia y Nueva

Guinea entre los 80 mil y 50 mil años a.C., aunque en

ocasiones se ha llegado a calcular una antigüedad

mayor de 120 mil años. Los restos funerarios más viejos del mundo se encontraron en el

sureste de Australia, en el Lago Mungo, y fueron fechados entre 32 mil y 28 mil años a.C.

Este hallazgo marca la existencia de rutas de intercambio entre zonas alejadas de este país.

Las pinturas rupestres nos ayudan a esclarecer la edad de esta sociedad, las más antiguas

están fechadas alrededor de 20 mil años a.C., y se encontraron en la cueva llamada

Koonalda; su tipo de vida se basaba en la caza de animales, la recolección de raíces, fauna

marina, cereales silvestres, miel y otros alimentos según la región.

Los primeros pobladores australianos eran nómadas que viajaban dentro de su territorio

viviendo en campamentos estacionales. La jornada de trabajo para ellos era de tres o cuatro

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horas diarias, el tiempo restante lo dedicaban a actividades ceremoniales y religiosas, así

como a la recreación y descanso del grupo.

Tras la separación de Australia y Nueva Guinea durante la última glaciación, se desarrolló la

horticultura de plantas autóctonas de la isla como el ñame y el taro, actividad que recaía en

las mujeres. Asimismo, la domesticación del cerdo y la cría del gallo modificaron y separaron

las culturas melanésica y australiana.

Los melanesios eran pueblos sedentarios hortícolas, y su desarrollo incluyó la cerámica, que

junto con otros productos era intercambiada entre aldeas.

Una historia similar vivió la cultura micronésica; en esta sociedad las tareas económicas y

sociales eran dirigidas por un jefe llamado Gran Hombre, el cual ocupaba ese cargo gracias

a su continuo esfuerzo y trabajo realizado durante toda la vida. Podía destituirse de su cargo

al Gran Hombre si no demostraba tener la fuerza, valentía y capacidad suficiente para

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organizar a su pueblo así como la generosidad necesaria para hacer grandes festines en los

que participaban las aldeas vecinas.

El poblamiento del triángulo polinésico, última área que habitó el hombre en esta zona, tuvo

características muy diferentes a las otras regiones culturales. Gracias al alto desarrollo

técnico de la navegación en la que empleaban flotadores laterales, velas fabricadas con tela

de corteza de árbol y mapas marítimos, la migración humana a Polinesia logró vencer

distancias en alta mar de hasta 2000 km.

La sociedad polinésica estaba dividida en

horticultores, guerreros, sacerdotes y una casta

dominante llamada aristo’i que comprendía a un jefe

y su familia a la que el resto de la comunidad debía

veneración, tributo y obediencia.

El origen de este grupo se suponía divino y se

demostraba por medio de la genealogía de la familia

que iniciaba con la procedencia del linaje. Estas

genealogías eran memorizadas y trasmitidas de

generación en generación. Los restos materiales de

las culturas polinésicas demuestran en la fabricación

de esculturas, diferencias que variaban en cuanto a la

estilización y la materia prima: la madera, el coral y la

roca volcánica, etcétera. Asimismo, en la Isla de Pascua, además de los monumentales

moais que representaban a los ancestros del linaje dominante, se encontró una tabla con

inscripciones ideográficas conocida como Rongo-Rongo.

Desde el siglo XVI españoles, portugueses, holandeses e ingleses navegaron por los Mares

del Sur, pero el impacto de la colonización europea fue mayor a partir del siglo XIX, en el

que se incorporó económicamente a la región y se repartió como territorio fraccionado entre

las potencias: Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Francia. La colonización rompió la

lógica de las culturas aborígenes, variando en el grado y en la forma en que se realizó,

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aunque aquí, al igual que en el resto de las regiones colonizadas en todo el mundo, se vivió

una resistencia nativa que llegó inclusive a expresarse en la lucha armada. La problemática

política de estos grupos indígenas, considerados minorías étnicas en las naciones

contemporáneas, puede observarse todavía en los movimientos por la liberación nacional,

como es el caso de Nueva Caledonia, territorio ultramarino francés o en las condiciones de

vida de los aborígenes de todos los países.

[1992:

CRONOLOGÍA

120 mil a.C. Australia.

50 mil a.C. Nueva Guinea y Melanesia.

2 mil a.C. Samoa, Tonga, Fidji y Polinesia oeste

100 d.C. Tahití y Polinesia este

400 Pascua y Polinesia este.

650 al 1250 Hawai y Polinesia norte.

900 a 1000 Nueva Zelandia y Polinesia suroeste.

Esta sala cuenta con cinco mapas de regiones geográficas; un cuadro cronológico; 325

piezas de tema etnográfico; 66 cédulas temáticas y de piezas].

AUTORA: Denise Helion Puga.

FOTOGRAFÍA: Carlos Blanco.

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Instituto Nacional de Antropología e Historia