Micropolíticas 5

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Periódico bimestral independiente Rosario - San Lorenzo Año1 Nº5 Marzo/Abril 2010 $5,00 cual quiero compartir algunas hue- llas que me dejó la experiencia vi- vida en Brasil: Durante el proceso de trabajo con “Pirei na Cenna”, no sólo pude ir acercándome al trabajo grupal, sino también a la realidad de sus integran- tes y a sus particulares modos de vida. Por primera vez, lograba conocer pre- juicios y opresiones con las cuales los/as Usuarios/as de la Salud Men- tal conviven diariamente, mientras descubría prejuicios y temores que yo había incorporado acríticamente en torno a esa comunidad. Con el correr del tiempo y com- partiendo experiencias junto al grupo, fue desmontándose en mí, el ‘fantasma del loco’, aquella imagen excluyente producida socialmente, que nubla nuestra percepción, que nos aleja de una posible relación. Pude entonces atravesar esa barrera, hacer estallar esa imagen, verme reflejado en sus mi- radas, vincularme con ellos/as, sentir en mi cuerpo el dolor de esa exclusión. Esta experiencia alimentó mi creencia, deseo y compromiso ideológico con el cambio y la transformación de nuestro coti- diano. Considero que el Teatro del Oprimido amplía nuestra capaci- dad de relacionarnos socialmente y genera puentes para la transfor- mación social, al ofrecernos un es- pacio donde podemos reunirnos, vernos en acción desde un otro án- gulo -estético, crítico, propositivo y dialógico- que nos permite refle- xionar y proyectar futuras relacio- nes de un modo más humano y colectivo. Estimulándonos así, a abrir puertas para ingresar y tra- bajar en comunidades que ayer, por haber asumido una mirada social que segrega, quedaban lejos de nuestro imaginario, de nuestro poder hacer. El TO nos propone vincularnos sensiblemente, buscar lo común en lo diferente y descu- brir a través del arte relaciones opresivas para dinamizar nuestra capacidad de organización y lucha por nuestros derechos. Dialogar en este contexto “Cualquier amor já e um poco de saúde... um descanso na loucura” (Maria Be- thania) “A comienzos del siglo XX se inicia en Argentina, la construc- ción de asilos de puertas abiertas, así como también todo un disposi- tivo ideológico, teórico, técnico y jurídico que va a tener a la ley 4953, promulgada el 28 de julio de 1906, como pilar fundamental para toda su implementación política. Provincias como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe, entre las más pobladas del país, se van a ver involucradas en la cons- L a intensión de este escrito es compar- tir huellas, pregun- tas y modos, que fuimos encontrando durante nuestra práctica. Abrir ventanas al mal- trato que perdura día a día silen- ciado en este tipo de instituciones totales para esti- mularnos a seguir atravesando muros basados en la exclusión. Imagen estallada “de cerca nadie es normal” Desde 1997 he venido bus- cando profundizar y encaminar mi acción hacia el desarrollo e inves- tigación de la metodología del Te- atro del Oprimido (TO). Así fue que, durante la segunda mitad del 2005, logro dar un paso esencial para mi formación: Realizar una capacitación integral con el Centro de Teatro de Oprimido, en la ciu- dad de Río de Janeiro, Brasil. Allí tuve la posibilidad de participar, del intenso proceso de trabajo junto al grupo “Pirei na Cenna”, formado por Usuarios/as de la Salud Mental, familiares y simpatizantes de la lucha antima- nicomial. Este intercambio se con- vierte en piedra fundamental para estimular el trabajo que desde el 2006 y hasta la actualidad desarro- llamos con el GTO-Rosario 1 en el Hospital Psiquiátrico Abelardo Freire (Oliveros), motivo por el Intervenir el aislamiento por Fernando A. Ferraro - GTO Rosario continúa en pág. 4 > Intervenir el aislamiento Fernando Ferraro Página 1 De cómo el camalote in- terrumpió su devenir Mirta Puig Página 2 Editorial y staff Página 3 Fábricas Recuperadas por los Trabajadores Juan Pablo Hudson Página 5 Movimiento de movi- mientos Alberto Ascolani Página 7 ¿Y algún día podrá hablar como los demás? Fernanda Felice Página 8 Filosofía de los niños II María del Carmen Marini Página 9 El anarquismo rosarino 2ª parte Ma. Alejandra Monserrat Página 11 Patchwork Marta Oliva Dómina Página 13 Creencias e instituciones religiosas Alberto Ascolani Laura Bazzana Página 14 Una visita al Vaticano Alejandra Lilles Página 16

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políticas, noticias, movimientos sociales

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Periódicobimestral

independienteRosario - San Lorenzo

Año1 Nº5

Marzo/Abril 2010

$5,00

cual quiero compartir algunas hue-llas que me dejó la experiencia vi-vida en Brasil:

Durante el proceso de trabajocon “Pirei na Cenna”, no sólo pude iracercándome al trabajo grupal, sinotambién a la realidad de sus integran-tes y a sus particulares modos de vida.Por primera vez, lograba conocer pre-juicios y opresiones con las cualeslos/as Usuarios/as de la Salud Men-tal conviven diariamente, mientrasdescubría prejuicios y temores que yohabía incorporado acríticamente entorno a esa comunidad.

Con el correr del tiempo y com-partiendo experiencias junto al grupo,fue desmontándose en mí, el ‘fantasmadel loco’, aquella imagen excluyenteproducida socialmente, que nublanuestra percepción, que nos aleja deuna posible relación. Pude entoncesatravesar esa barrera, hacer estallaresa imagen, verme reflejado en sus mi-radas, vincularme con ellos/as, sentiren mi cuerpo el dolor de esa exclusión.

Esta experiencia alimentómi creencia, deseo y compromisoideológico con el cambio y latransformación de nuestro coti-diano.

Considero que el Teatro delOprimido amplía nuestra capaci-dad de relacionarnos socialmentey genera puentes para la transfor-mación social, al ofrecernos un es-pacio donde podemos reunirnos,

vernos en acción desde un otro án-gulo -estético, crítico, propositivoy dialógico- que nos permite refle-xionar y proyectar futuras relacio-nes de un modo más humano ycolectivo. Estimulándonos así, aabrir puertas para ingresar y tra-bajar en comunidades que ayer, porhaber asumido una mirada socialque segrega, quedaban lejos denuestro imaginario, de nuestropoder hacer. El TO nos proponevincularnos sensiblemente, buscarlo común en lo diferente y descu-brir a través del arte relacionesopresivas para dinamizar nuestracapacidad de organización y luchapor nuestros derechos.

Dialogar en este contexto“Cualquier amor já e um poco desaúde...um descanso na loucura” (Maria Be-thania)

“A comienzos del siglo XXse inicia en Argentina, la construc-ción de asilos de puertas abiertas,así como también todo un disposi-tivo ideológico, teórico, técnico yjurídico que va a tener a la ley4953, promulgada el 28 de julio de1906, como pilar fundamental paratoda su implementación política.Provincias como Buenos Aires,Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe,entre las más pobladas del país, sevan a ver involucradas en la cons-

La intensión de esteescrito es compar-tir huellas, pregun-

tas y modos, que fuimosencontrando durante nuestrapráctica. Abrir ventanas al mal-trato que perdura día a día silen-ciado en este tipo deinstituciones totales para esti-mularnos a seguir atravesandomuros basados en la exclusión.

Imagen estallada “de cerca nadie es normal”

Desde 1997 he venido bus-cando profundizar y encaminar miacción hacia el desarrollo e inves-tigación de la metodología del Te-atro del Oprimido (TO). Así fueque, durante la segunda mitad del2005, logro dar un paso esencialpara mi formación: Realizar unacapacitación integral con el Centrode Teatro de Oprimido, en la ciu-dad de Río de Janeiro, Brasil.

Allí tuve la posibilidad departicipar, del intenso proceso detrabajo junto al grupo “Pirei naCenna”, formado por Usuarios/asde la Salud Mental, familiares ysimpatizantes de la lucha antima-nicomial. Este intercambio se con-vierte en piedra fundamental paraestimular el trabajo que desde el2006 y hasta la actualidad desarro-llamos con el GTO-Rosario1 en elHospital Psiquiátrico AbelardoFreire (Oliveros), motivo por el

Intervenir el aislamientopor Fernando A. Ferraro - GTO Rosario

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Intervenir el aislamientoFernando FerraroPágina 1

De cómo el camalote in-terrumpió su devenir

Mirta PuigPágina 2

Editorial y staff

Página 3

Fábricas Recuperadaspor los Trabajadores

Juan Pablo HudsonPágina 5

Movimiento de movi-mientos

Alberto AscolaniPágina 7

¿Y algún día podrá hablarcomo los demás?

Fernanda FelicePágina 8

Filosofía de los niños IIMaría del Carmen MariniPágina 9

El anarquismo rosarino2ª parte

Ma. Alejandra MonserratPágina 11

PatchworkMarta Oliva DóminaPágina 13

Creencias e institucionesreligiosas

Alberto AscolaniLaura BazzanaPágina 14

Una visita al VaticanoAlejandra LillesPágina 16

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Odicho de otra manera, de cómola mano del hombre -léase lamía- interrumpió dicho devenir.

Asumo mi responsabilidad ante todos uds., que-ridos asistentes a mi conferencia, que como eraprevisible consta de multitudes de ausentes.Bien, el camalote fluía, fluía por las aguas de He-ráclito, era un nómade más junto a otros nóma-des y yo lo contemplaba gozosa desde la orilla,y en un rapto de cruel egoísmo lo saqué de sumedio natural, diría lo descuarticé, tal vez im-pulsada por la máquina abstracta que anuda de-seos. Donde solo debería haber habidocontemplación, paradojas de la vida, le quité loque más amaba de él, la libertad. Bueno, tal vezel fin justifique los medios, o será un fin en simismo, qui lo sa… La cosa que también él…puso el cuerpo… ¿cómo pudo haber sido capaz?¿Eh? ¿Eh? Micropolítica de un sistema co-rrupto y perverso que invade territorios exis-tenciales, el de los camalotes, claro, paraimponer un orden injusto. Puro devenir de uncamalote, más grande y por lo mismo tambiénmás pequeño, en qué sentido, en qué sentido, sepreguntarán ustedes, en el que quieran, me dalo mismo, no, ¡no!!! lo mismo no, perdón, no per-dón, ¡no!!! quise decir me da lo diferente, noquiero ser acusada de absolutista ni uniformista,pero bueno, el lenguaje nos tiende esas trampas,¿no? trampas que debemos sortear… a propó-sito, ¿que número habrá salido en la nacional deanoche? no importa, total no jugué, no creo enel azar, bueno un poco sí creo, antes creía encada cosa, ¿antes de qué? antes del aconteci-miento que me cambió la vida, pero no se lospuedo contar, porque los acontecimientos sonindecibles, y además esto no tiene un objetivo

terapéutico, ¿no?, o sí, no sé, qué sé yo, no soyportadora de ningún saber. Ah, les decía queantes creía en cada cosa… creía en que el clíto-ris era un pene pequeño, creía que se me habíaperdido el objeto @, y lo andaba buscando comoloca, creía que podía sorprender al ángel de laguarda, y andaba por la calle dándome vuelta acada rato para agarrarlo in fraganti, ahora creoen otras cosas, por ejemplo, en la cuadratura delcírculo, en que en el caos hay siempre un pocode orden, en que la cerveza que tengo al ladome provocará un estado de embriaguez que harávolar mi imaginación hasta el infinito, y enton-ces podré lucirme con una ponencia que haráerizar la piel a más de uno, ¡no!!! no uno no, en¡ABSOLUTO!!!, a más de dos, no tampoco, esser binarista, a más de tres, ¿o será edípico?, porlas dudas, a más de cinco. Viendo que mi em-presa es casi imposible, refuerzo y me aspiro doslíneas de Odex, etiqueta azul, me da ese extrañobrillo en la mirada, ¿no? Bueno, volviendo anuestro camalote, -necesito cómplices, ¿nues-tro?- qué necesidad tenía yo ¿eh?, de arrancarlode las aguas y ponerlo en una ensaladera en eljardín de mi casa, y la ecosofía, y la ecología,tanta perorata… con que lo patológico es unainterrupción del devenir, ¿y yo se lo hago a pro-pósito al pobre camalote? ¡¡¡No tengo perdón deDios!!! ¿Es que siempre, siempre deberemospagar por lo que hacemos? ¿eh? ¿QUÉ? ¿Sere-mos eternos deudores de no sabemos qué? -Bueno, en realidad, ¡yo debo una boleta delagua!, uh, justo del agua, ¿qué linda interpreta-ción, me haría un psicoanalista, no?- ejem, ejem,decía que estoy en una encerrona trágica, ahorafalta que me larguen los toros,y gritar ¡olé!¿Falta, dije? hum… Bien, a modo de disculpas,

De cómo el camalote interrumpió su devenirpor Mirta Puig

es una manera de decir, ya que la culpa es unaherramienta que utiliza el poder, como todosustedes, ya deberían saber muy bien, bien, amodo de aclaración ¿o encubrimiento, tal vez?La cosa que los primeros días que rescaté al ca-malote de las aguas -qué hipócrita, ahora re-sulta que lo rescaté-, lo puse en la pelopincho ynadábamos los dos juntos, tomábamos sol, esosí, nunca le hablé como le hablo a las otras plan-tas, no sé, a lo mejor porque pensaba que no meiba a entender, como no es terrícola, que sé yo...,y fantaseaba que nadábamos en el Paraná, el Pa-raná Pavón, pensarán ustedes, por la estúpidaocurrencia. Pero lo saqué, porque me empezóa dar cosita, como las aguas bajan turbias, no sé,y los virus, las bacterias, y si me contagio al-guna porquería, cómo le explicó al médico ¿eh?,ellos tan cientificistas… tan solemnes, que mecontagié por nadar con un camalote en una pe-lopincho. Total, que ahí compré la ensaladera,transparente, hermosa… Y ahí está él, que tam-poco no es ningún santito, porque haciendo casoomiso del olvido, se venga chupando toda elagua de la ensaladera en par de horas, y ahíando yo, con la manguera a cada rato, saciandosu voracidad de líquido elemento.

Llegados a este punto, la pregunta es:¿Lo devuelvo al río, para que no me absorbatodo el tiempo y las fuerzas creativas, o lopongo en una maceta con tierra, territorializán-dolo negativamente?

ÉTICA-LEJADEBO SALIR DE LA LÓGICA DEL CON-FLICTO Y PROBLEMATIZAR LA CUES-TIÓN.

1) ¿Acuatizar - desacuatizar - reacuatizar?2) ¿Territorializar negativamente?3) ¿Fue descentrado de su ser camalote? ¿Podrásoportar la caída de sus máscaras?4) ¿Habré funcionado como una máquina abs-tracta, o como una máquina de guerra?5) ¿Funcionará este entre, esta mezcla de loscuerpos, un poco de agua, un poco de tierra?6) ¿No será mejor preparar una rica ensalada decamalote, tomate, huevo, y en esta deglución-destrucción, devolverlo a un medio acuoso, el demis fluidos humorales, pero con otro régimende signos?7) Balbuceo, tiemblo, ¿luego existo?!!!

Año1 Nº5

Marzo/Abril 2010

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Dirección y CoordinaciónPeriodística

Alberto AscolaniLaura BazzanaAlejandra Lilles

Beatriz PiedrabuenaAna Sagues

Colaboración en este número

Fernando FerraroMirta Puig

Juan Pablo HudsonFernanda Felice

María del Carmen MariniMa. Alejandra Monserrat

Marta Oliva Dómina

Fotografías

Fernando FerraroRevista CTA Nº66

Diseño

Ducrot, comunicación como la gentecomunicacionducrot.com.ar

Distribución

Distribuidora Publicaciones Rosario S.A.La República 7481 - Rosario

Tel.: (0341)458-4417Números anteriores: 0341-155-849977

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Las opiniones de los autores no necesaria-mente son compartidas por el Periódico

Micropolíticas.

Desde nuestra posición de no es-pecialistas o tal vez de especia-listas en cuestiones generales,

como decía hace ya unos años, un prestigiosoprofesor brasileño, Decio Pignatari. Desde esaposición, queremos hablar de algunas cuestio-nes de la macro y la micropolítica. Tomaremosel sesgo de las formaciones sociales, o en todocaso, de las formas Estados. Estados reinos,aristocráticos, democráticos y de la cuestión dela esclavitud que los ha atravesado, sea que sepuedan designar como Estados esclavistas ocomo Estados en los que existen formas de ex-plotación, aún en la actualidad, que los sitúanen una cierta ambigüedad respecto de ese pro-blema de la esclavitud. Y tal vez presentar enuna trama a muchos movimientos micropolíti-cos que lo toman. En dicha trama, la trata depersonas ocupa un lugar significativo.

Cuando se habla de una forma deseable,aparece el término “democracia”, y para expli-citarlo se remite en la mayoría de los casos a lademocracia griega. Gobierno del pueblo por elpueblo, por los ciudadanos, elección, represen-tación, entre otras figuras.

Pero estas referencias, sobre las que mu-chos se llenan la boca, por lo general ocultanque en esa sociedad había ciudadanos y habíaesclavos. El analizador de Aristóteles, como es-cribía un investigador de las instituciones. Elanalizador, o sea eso que hace hablar al autor deaquello que él no pudo o no quiso ver. Tambiénun analizador de tantos discursos sobre la de-mocracia que siguen ignorando el problema ytambién ocultando que muchas democracias tu-vieron tales características que podrían ser ca-lificadas de Estados esclavistas. Caso de Brasilsin ir más lejos, en que la esclavitud se abolióformalmente a fines del siglo XIX.

Por lo tanto, debemos admitir quecuando se habla de democracia se están diciendodos cosas contradictorias. Una que alude a unaforma deseable (no realizada) y otra que aludea lo no deseado que se contiene en esa forma.

Si tomamos el caso de la RevoluciónFrancesa, vemos que implicó un salto desde lasformas anteriores del viejo régimen a una quepostulaba el acceso de los ciudadanos al poder.Lema de libertad, igualdad, fraternidad. Pero aese maravilloso grito lo marcaron algunascosas. Igualdad de los burgueses sin haber to-cado aquello que lo haría real en su mayor pro-fundidad: el régimen de la propiedad privada.Esa propiedad que ha permitido que el sentidode la explotación, aún a nivel de esclavitud, hayapermanecido en el tiempo.

Pero hubo también otras sombras, comoes el caso de la no igualdad de los ciudadanos ylas ciudadanas. Problema que tuvo su expresióntrágica en cuanto a la obra y a la vida de unagran mujer, Olimpia de Gouges. Ésta, que veníacon una larga historia de luchas en el plano so-

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EditorialISSN 1852-5881

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Río de Janeiro 1240 / Rosario - Sta. Fe.C.P: 2000

Te: (0341) 438-1008/155-849977

cial y cultural, redactó un estatuto de la ciuda-dana que era la contraparte del estatuto de losciudadanos, que fue rechazado por el gobiernorevolucionario y su autora terminó en la guillo-tina. Respecto del problema de la mujer huboasimismo diputados que plantearon que las mu-jeres no debían ni siquiera asistir a la escuela.¿No son éstas negaciones de la dignidad de laspersonas y la promoción de su ubicación en elplano de esclavo-siervo?

En América Latina, la historia de Brasiles pródiga en esos devenires que van de laforma Estado aristocrático esclavista a la formademocrática que no pudo librarse de ese es-tigma fácilmente, no habiéndolo logrado enforma radical aún en estos tiempos.

Esta resistencia de los Estados antiguosy modernos a renunciar a formas de esclavitudtiene también en Brasil su ejemplo, luminoso ytrágico a la vez. Es el caso de los quilombos,esas repúblicas de negros autoliberados quepermanecieron durante siglo y medio. En Sal-vador de Bahía hay una estatua de su últimolíder que dice: “Zumbí de los Palmares, líder dela primera experiencia democrática en el país”.

Lo extraordinario es que esta afirmaciónno se trata de una metáfora, sino la referencia auna democracia real, asamblearia, participativa,con un desarrollo y organización admirables. Ycomo no podía ser de otra manera, fue destruidaa sangre y fuego.

El desarrollo y sostenimiento de lo queZumbí sufría como “tiniebla de la injusticia ra-cial”, no hubiera sido lo que fue sin el aval y pre-sencia constante de la Iglesia. Ese no dicho, talcomo que en Argentina el genocidio de la úl-tima dictadura cívico-militar no hubiera sido loque fue, si no hubiese tenido ese mismo aval.Cuestión que daría para otro capítulo dondefundamentar que represión, inquisición, torturay asesinato son parte de una realidad pasada yaún presente en otras formas, y que nos hacepensar en el escritor bíblico cuando dice quehubo, hay y habrá muchos anticristos, aunquealgunos se digan que pertenecen a la grey deCristo.En fin, creemos que es necesario seguir ha-blando de estas cuestiones y actuando en con-secuencia, porque el sistema capitalista, y noalgunos malos sujetos desviados, por su consti-tución misma sigue promoviendo formas deservidumbre y esclavitud, como es la trata depersonas o el trabajo esclavo de adultos y niñoscomo sólo dos ejemplos.

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8 de marzo – 24 de marzoLos acontecimientos fueron precipitando sentires y significaciones que han constituido estas fechas como fi-guras en el fondo de los días que componen ese mes.Nuestro homenaje entonces a esas innumerables mujeres que desde hace siglos vienen peleando por sus derechos.Y nuestro homenaje también a esas otras que, desde esa acción micropolítica apabullante que fueron susrondas en la Plaza de Mayo y las incansables jornadas y acciones que les siguieron, instalaron la imagende mujeres cuya imaginación y coraje, las coloca en un lugar único en el devenir de nuestras vidas.

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trucción de estos pequeños “pueblos de locos”. Alo largo del tiempo, y con el advenimiento denuevas terapéuticas, nunca más se pudo desba-ratar todo este dispositivo psiquiátrico que atra-vesó las prácticas en los asilos de alienadosdevenidos en hospitales psiquiátricos en la ac-tualidad, y que además definió toda una culturasocial y familiar de abordaje e intervenciónsobre la locura”2

Nuestra práctica se realiza en el HospitalPsiquiátrico Abelardo Freire, instalado a másde 60 kilómetros de la ciudad de Rosario y a va-rios de la localidad más próxima, donde hoyestán internadas cerca de 400 personas. Inter-nadas a kilómetros de sus familias, provenientesen su mayoría de los sectores más empobrecidosde la sociedad, con escasas posibilidades de ac-ceso al mundo del trabajo y distantes de espa-cios sociales de intercambio.

De cada una de las diez salas que inte-gran el hospital, son pocas las personas quesalen a caminar, a vincularse con otros espacios.La mayoría transita sus vidas dentro de losmuros de las salas, con poca actividad física, in-telectual, vincular. Sentadas en sus lugares, dis-tanciadas de las otras personas, pasan los díasen su espacio solitario, con su monólogo inte-rior, distante de otro ser humano que puedaprestarle atención, que lo interrogue, estimule,intente comunicarse. ¿Por qué? ¿Quiénes sonresponsables de que esto ocurra? ¿Cómo puedeun ser humano desarrollar salud mental en estecontexto?

La aceptación de una política continuadade empobrecimiento y exclusión social del loco,del pobre, del negro, del campesino, del dife-rente, adormece nuestros sentidos, nuestra ca-pacidad de pensar y crear, nos aísla, nos hacecómplices. La naturalización del aislamiento -como propone el manicomio- contribuye a des-movilizar, a generar más prejuicios en torno alsufrimiento psíquico, a dejar de ver en el Otroa un semejante y por lo tanto con los mismosderechos, a dejar de mirarlo, escucharlo, sen-tirlo, a dejar de prestarle la atención que se me-rece como ser humano. Naturalización quepropone indiferencia y muerte.

Dentro y fuera del hospital convivenprácticas que sostienen la lógica-política mani-comial junto a otras que intentan construir ca-mino, humanizando las relaciones desde unalógica-política desmanicomializadora. Es desdeesta última que nos posicionamos.

El Teatro del Oprimido tiene entre susobjetivos centrales la construcción del diálogocomo medio para la búsqueda de alternativas asituaciones de opresión. Desarrollar y estimularnuestra capacidad de diálogo es nuestra respon-sabilidad como facilitadotes del método y setorna fundamental si queremos desmontar ins-

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< viene de pág. 1 - Crear un espacio que posibilite a sus in-tegrantes re-habilitar sus posibilidades decreer, crear, transformar/se.

- Dejar huellas en lo institucional, agrie-tar ideas-acciones estigmatizadoras, al amplifi-car la capacidad humana de producir juntos, depensarnos y hacernos, de reconocer al otro, alsemejante.

- Reflexionar sobre la práctica y cons-truir organización interna entre los equipospara acordar y llevar adelante acciones comu-nes.

- Vincular talleres artísticos que se des-arrollan aisladamente dentro de la institución-plástica, música, escritura, etc.-. De esta ma-nera propiciamos encuentros donde el vínculonace del compartir procesos y producciones ar-tísticas gestadas por las y los participantes. Ci-tando un ejemplo: autores que escribierontextos en soledad pasaban a leerlos junto aotros/as por primera vez. Lectura que oficiabacomo trampolín para realizar dramatizaciones,nuevos textos, producciones plásticas y sono-ras.

- Salir e Intercambiar, dos verbos esen-ciales para caminar hacia nuestro objetivo. Salirimplica dejar la mecánica cotidiana, trascen-derla, permitirse entrar en otra dinámica de re-laciones. Dejar el “cuerpo aislado” paraingresar a un “cuerpo en relación”. Intercam-biar como esencia del diálogo, pues es allí dondese genera la apertura humana que nos permitevalorar a cada persona como única, como pro-ductora y creadora de algo singular. Al salir delhospital e intercambiar con otros, el usuariosale del lugar de encierro, del anonimato, delolvido, para a hacerse presente y cuestionarprácticamente prejuicios y miedos sociales entorno a la salud mental.

Desafíos como facilitador de TO

La creación de otros espacios a través delarte está ligada íntimamente a nuestro posicio-namiento subjetivo, a nuestra actitud para re-lacionarnos.

El manicomio despersonaliza cruel-mente; en el no hay espejos, no hay miradas.Contar con otros que nos miren y podamosmirar, que nos escuchen y podamos escuchar,que nos toquen y podamos tocar es esencial

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tituciones de este tipo. Por esta razón el GTO-Rosario propone:

- Profundizar las instancias de diálogoentre diferentes actores de la Colonia Psiquiá-trica de Oliveros a partir de la Metodología delTO.

- Problematizar la realidad manicomial.- Promover espacios de intercambio y de

producción de Salud Mental entre usuarios/as,trabajadores/as, familiares y la comunidad.

¿Como dialogar en este contexto?

Desde el inicio del trabajo permanente-mente nos reformulamos esta pregunta en re-lación a la práctica y sobre ella quisiera ampliardesde perspectivas que considero complemen-tarias y significativas para abordar esta com-pleja realidad, me refiero a: el arte como puentepara la creación de espacios y organizaciónjunto a la actitud personal como facilitador deTO.

Arte como puente para la creación de espa-cios y organización

El aislamiento nos lleva al encierro, a lainmovilidad, a no habitar los espacios, a borrarnuestra huella. Crear espacios y ponerlos endiálogo es un modo de intervenir el aisla-miento, de organizarnos. Modo de atravesar ladistancia de miedos y preconceptos que tene-mos incorporados en torno al sufrimiento psí-quico; la que separa dentro de la misma sala ausuarios/as y trabajadores/as, cada cual en sumesa, en su habitación, en su oficina; la que se-para sala con sala, taller con taller; la que se-para al hospital de la comunidad.

Es así que intentando encender el fuegoen la sala, vinculando a través del arte usua-rios/as y trabajadores/as; ampliando las posi-bilidades de abordaje del sufrimiento psíquicoen el hospital; agrietando el imaginario socialque aísla al “loco” al realizar diálogos estéticoscon la comunidad; nos proponemos:

- Crear un espacio horizontal, humano,dialógico, creativo y movilizador. Un espaciodonde la experiencia deje huellas en el Noso-tros. Habitar un espacio, lograr un aquí y ahoradistinto, de producción de subjetividad y deconstrucción colectiva.

La mayoría transita sus vidas dentro de losmuros de las salas, con poca actividad física,

intelectual, vincular.

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para convivir y desarrollarnos humanamente.Allí interviene el manicomio, a través de susprácticas concretas destruyendo todos estos ca-nales de vínculo. Nuestra lucha desde el Teatrodel Oprimido busca hacer latir y renacer cadavínculo a través de los múltiples canales de ex-presión y comunicación humana.

Dentro de la lógica manicomial, la ten-dencia cotidiana es pasar del callar al gritar, dela expresión reprimida a la explosión. Por ello,considero necesario amplificar nuestra capaci-dad de escucha, pudiendo reconocer en el“grito” como en el “silencio” una expresión mássutil. Atendiendo a esas manifestaciones parapoder escuchar la voz que traen consigo. Ensa-yando otros pasajes, puentes y matices para queestos no sean los únicos modos vinculares.

Ingresar al trabajo desde un estado deatención especial, agudizando nuestros sentidos,nos llevaron a descubrir puertas de acceso parala creación de vínculo con los/as integrantesdel grupo, inimaginables en una primera instan-cia. Durante el proceso, buscamos fundamental-mente reconocer particularidades, modos deactuar y reaccionar. Reconocer procesos expre-sivos, posibilidades de escritura, de lectura, dememoria, de movimiento, de reconocimiento fí-sico; sus haceres y placeres cotidianos, sus pre-guntas, sus deseos.

La constancia del trabajo, el compartirdistintas experiencias nutre el conocimientomutuo, nos ofrece matices. Detenernos a hablarcon cada uno/a, generar rondas para compartirexperiencias, nos devuelve el espejo múltiple delos/as otros/as, nos permite buscarnos en el/laotro/a, provocándonos movimiento.

Pienso nuestro rol como el de un busca-dor del ritmo que nos hace danzar, de la palabraque nos nombra, del abrazo que tiene corazón.Siendo referentes en nuestro accionar: la aten-ción sensible, el afecto, la escucha, la pregunta,la curiosidad, como guías para la dinamización co-lectiva; la actitud para trascender prejuicios,muros institucionales, como impulso básico paracomunicar e interrelacionarnos con otros; la visua-lización de objetivos cortos y realizables, naci-dos y descubiertos en el vínculo para potenciarel intercambio; el desafío permanente de la cons-trucción colectiva y solidaria para nos ser presasdel aislamiento. Una experiencia en torno a esto:

Trabajando en una sala con 54 abuelas yabuelos -que viven desde hace más de 40 años la cro-nificación de su estado dentro de la institución-, in-tentando que circule la palabra, buscando que cadacual se presente, se nombre, me encontré quevarios/as de ellos/as no respondían a la propuestay que tanto sus compañeros/as como enfermeros/asno sabían cuáles eran sus nombres. Al pasar los días,buscando generar relación llevé música e instrumen-tos musicales. Muchos/as que no habían participadohasta el momento lo hicieron, algunos cantando,otros/as bailando, golpeando palmas, esbozando unasonrisa. Mientras la música sonaba, reconocí un mo-vimiento singular en una de las abuelas: al escucharmúsica española danzaba en su silla de ruedas, su

posición casi rígida se ablandó, algo estaba pasando.Me acerqué e intenté hablar con ella, preguntarle quéhabía sentido, cómo estaba...y no tuve respuesta desdela palabra. Quedé con ello resonando hasta el pró-ximo encuentro. Buscando que hacer, preguntándomecomo estimular ese movimiento que había percibido...

Fue así que llevé las castañuelas de mi bis-abuela al próximo encuentro. Al ofrecérselas, ellaabrió lentamente sus manos, levantó suavemente lacabeza, me miró por primera vez, empezó a tocar ya balbucear una canción. Algo de su historia, estabaponiéndose en juego. Al terminar de tocar me acerquéemocionado, la miré agradeciéndole su música y lepregunté su nombre: “Erminia”, me dijo.

Muchas veces, incluso trabajando para ladesmanicomialización, uno puede creer que notiene mucho sentido lo que hacemos, que el “en-fermo mental” y más aún si está internado enun hospital psiquiátrico, no tiene muchas alter-nativas de sanarse, de generar lazos. Creo queeste pensamiento es dado por una mirada dis-tante fomentada por una maquinaria social ex-pulsiva. Una mirada con un cierto grado defuera de foco, de pérdida de detalles, de no de-tenerse en lo pequeño. Quienes trabajamos porel desarrollo humano, sabemos que cada gestoes valioso, cada experiencia deja huellas imbo-rrables e indimensionables. Por ello gran partede nuestra acción se dedica a recuperar, a valo-rar cada proceso. Apostamos a seguir sem-brando, agrietando muros, uniendo fuerzas paratransformar cualquier espacio de encierro en es-pacios para el diálogo. Arte es el camino, pro-pone Boal en su último libro “La Estética delOprimido”, como flores en el desierto, la expre-sión humana se manifiesta sorpresiva y contun-dente dentro de los muros que propone elmanicomio. ¡Abre, toca, moviliza y alegra!

1 Grupo que desde el 2006 se dedica a la investiga-ción, producción, multiplicación y difusión de lametodología del Teatro del Oprimido desde la ciu-dad de Rosario. Para contactarnos: [email protected] “El Manicomio.Crónica de una lógica que colonizasubjetividades”, Fernando Ceballos (Ed. Eduvim,Villa María, Córdoba)

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… ENTRE EL IMPASSE Y LA CREACIÓN.

Más allá de las imágenes

Las recuperaciones de empresas abrieronuna importante expectativa social y política.Para el año 2001 o 2002 nombrar a una em-presa recuperada por los trabajadores era sinó-nimo de estar nombrando un proceso social deenorme potencia transformadora. Sin embargo,a medida que fue transcurriendo el tiempo y losecos de las revueltas de diciembre de 2001 fue-ron acallándose, esas mismas expectativas co-menzaron a debilitarse e, incluso, se lascomenzó a caracterizar como en franco retro-ceso, en tanto se tratarían, desde esta perspec-tiva, de acciones espontáneas, de corto plazo,propias de sectores de la industria minoritarios,con poco peso en el movimiento real de la eco-nomía.

Este declive en el interés pudo obedecer,en principio, al impasse en el que ingresaronestas experiencias fabriles en tanto movimientopolítico y social de peso en los últimos años;aunque también ese mismo desinterés nosotorga claves de lectura para comprender lo quesignifican las modas académicas y la sobrecargade anhelos y esperanzas militantes en experien-cias sociales emergentes; porque si algo nosocurrió con las empresas recuperadas fue quedepositamos tantas expectativas y mandatos, seesbozaron hipótesis políticas tan definitivas, quese perdieron de vista los sentidos y los interro-gantes que abrían los propios trabajadores.

Ante este panorama, nos preguntamos:¿Qué hacer frente a esa especie de decepciónque sobrevino a las expectativas que se habíanabierto en el año 2001 o 2002?

Lejos de un camino unívoco, la decepciónabre al menos dos alternativas: una, la primera,deviene en sinónimo de condena o de drásticaindiferencia respecto a los movimientos; peroexiste una segunda alternativa -que nos pareceimprescindible políticamente- que entiende esadecepción como un punto de partida indispen-sable para dejar caer aquellas imágenes y anhe-los preestablecidos, y así acompañar eintervenir al pie de estos procesos sociales con-cretos, o lo que es lo mismo, a partir de lo quelas cooperativas van haciendo y decidiendo en sudevenir auto-organizativo.

La confianza

La confianza suele ser una de las prime-ras pérdidas en una realidad de crisis laboral

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Empresas Recupera-

das por trabajadorespor Juas Pablo Hudson

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propia existencia. Dicho de otro modo: si el lazosocial no es instituido por el Estado –incluso eneste período de mayor intervención estatal-, de-berá ser forjado por los propios agentes parti-cipantes en una situación dada. Y para ello serequiere de confianza mutua.

En el caso de las empresas recuperadas,afirmamos entonces que el proyecto de crear co-operativas -incluso antes de su efectuación- esel fundamento posible de un nuevo lazo colec-tivo entre los trabajadores. Se trata de ese con-tinente en donde pudieron incluirse lostrabajadores para hacer frente a la desestabili-zación general de sus vidas. Sin embargo, almismo tiempo, la particularidad que presentanestos proyectos es que los lazos colectivos re-quieren de cuidados permanentes ante la inexis-tencia de una instancia -como lo fue el Estadoen su condición de fundamento del lazo social-que los respalde una vez que las cooperativasempiezan a funcionar. La fragilidad de los vín-culos es inmanente a –y consecuencia de- la pre-cariedad misma del proyecto. Una fragilidadque sólo se conjura a partir de todos aquelloslazos de cooperación que puedan generar entresí los propios implicados en dicho proyecto, lomismo que con otros movimientos y actores so-ciales, y, desde el año 2004, a partir de las alian-zas estratégicas que pueda tramar con elEstado. Vale destacarlo: so pretexto de mante-ner la autonomía bajo cualquier precio, las em-presas recuperadas, sumidas como suelenestarlo bajo condiciones precarias en diferentesplanos, no pueden negarse a entrar en contactocon el Estado. En todo caso, el desafío concretoes cómo hacerlo sin perder su capacidad de in-vención y de creación de nuevos posibles. Enlos dilemas que las cooperativas afrontan día adía no está en juego ni una mayor o menor pu-reza de las experiencias, así como tampoco pru-ritos ideológicos –sí: la autonomía puede deveniren una ideología rígida e identitaria-; más biense trata de pensar en cómo darle continuidad,sin un retorno hacia viejas fórmulas ya conoci-das y padecidas, a un movimiento social y polí-tico que generaron los trabajadores y obrerosde más de 200 fábricas y empresas en medio deuna de las peores crisis que azotó a la Argentina

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en su historia.

Autogestión de los Cuidados

La ética del cuidado tiene que ver concuidar aquello que se construye bajo condicio-nes inestables, frágiles. Una empresa recupe-rada es un proyecto impulsado por trabajadoresque comparten una historia y un hacer encomún, pero que, al mismo tiempo, deben asu-mir nuevas responsabilidades desconocidas enun marco de notables dificultades. Lo decíamos:una novedad para los trabajadores es que ya noes posible delegar en una instancia externa lafunción de los cuidados y la representación: nien los antiguos patrones, ni en los sindicatos nitampoco, a pesar de ciertas aperturas que yahemos destacado, en el Estado. El régimen fa-bril en el que se desarrollaban ya no existecomo tal. Diferenciemos, entonces, dos etapasdel trabajo colectivo. Cuando los trabajadoresluchaban por la recuperación eran dos polos(patronal/obreros) en disputa de un mismo ob-jeto: la empresa. En los casos en que la patronalabandonó la fábrica, la disputa se produjo conel resto de los acreedores y con la justicia. Enuna segunda etapa, cuando se lleva a cabo la re-cuperación y empieza a funcionar la cooperativa-situación actual de las empresas-, ya no hubodos polos en disputa, sino un colectivo compar-tiendo problemas y riesgos propios de todo em-prendimiento productivo y comercial nacido enmedio de una crisis profunda que opera en mer-cados capitalistas sumamente inciertos y com-plejos. Incluso más: aunque parezca paradójico,generalmente los problemas en la composicióninterna se intensifican una vez que la experien-cia logra revertir la situación de crisis inicial yaumenta los volúmenes producidos y los nivelesde comercialización. En ese nuevo escenario –caracterizado por la aceleración de los tiemposy las exigencias-, la delegación y la falta de par-ticipación son resaltadas por los propios traba-jadores y por los activistas de los movimientospolíticos del sector como el principal problemaa resolver. Las grandes dificultades existentespara lograr mayores niveles de cooperación –interna y con otros actores sociales- evidencia-

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profunda. El avance de una situación general deprecariedad en empresas que se habían caracte-rizado, salvo durante períodos de excepción, porla estabilidad y la solidez, destituye aquelloslazos de confianza preexistentes y tiende a pro-mover actitudes y salidas que podemos denomi-nar como individualistas: proyectos personales,negociaciones individuales frente a la patronalo el sindicato, desconfianza en los propios com-pañeros, enfrentamientos, etc. Podríamos afir-mar, incluso, que el avance de una crisis detamaña magnitud, como la que azotó a la Ar-gentina en la década de 1990 y principios deeste nuevo siglo, destituye los lazos colectivosexistentes, provocando el progresivo aleja-miento y la dispersión de muchos obreros partirdel empleo en trabajos precarios o directamenteante la caída en el desempleo. Cuando hablamosentonces de pérdida de confianza lo hacemos enun doble sentido: confianza en los otros (traba-jadores) y, como correlato necesario, confianzaen la posibilidad de emprender acciones colec-tivas dispuestas a modificar una situación catas-trófica de las empresas.

Los trabajadores de estas experiencias seencontraron con un cambio en los parámetrosde lucha: más que defender algo preexistente,más que confrontar para obtener mejoras labo-rales o nuevos derechos, tal como solían hacerloen otros períodos de su historia, tuvieron quecrear e impulsar proyectos autónomos que lespermitieran detener y revertir la destruccióndefinitiva de sus empresas. La confianza, enmedio de este escenario, se transformó en unpunto de partida indispensable para poder au-toorganizarse. Era una condición sine qua non.La quiebra de la empresa implicó la ruptura deun orden y la pérdida de una lógica de sentidoque dicho orden promovía. Los trabajadoresconstruían sus vidas alrededor del empleo enlas fábricas. En medio de esa debacle generalno era posible emprender un proyecto colectivosi no se gestaban lazos de confianza mínimosentre sus impulsores. En tal sentido, si destaca-mos el valor de la confianza es porque la con-fianza produce el lazo social en medio de laprecariedad. Se transforma, siguiendo el plan-teo de Silvia Duschatzky, en el punto de partidapara producir agrupamientos mínimos cuandola protección no está dada ni tampoco garanti-zada por el monopolio estatal y su maquinariainstitucional. Al respecto, Mariana Cantarelliafirma que la confianza no es sinónimo de unadisposición sentimental, más bien se trata dedevenir confiable para los otros y confiar enellos, porque de modo contrario, aquel que nologra esta predisposición, queda por fuera de losproyectos colectivos. Como vemos, la confianzase transforma, más que en un rasgo de la per-sonalidad, en una condición para producirse la

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¿Qué hacer frente a esa especie de decepciónque sobrevino a las expectativas que se habían

abierto en el año 2001 o 2002?

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rían obstáculos subjetivos para hacerse respon-sables de una autogestión colectiva de los cui-dados.

Llegados a este punto, nos preguntamos:¿Qué implica construirse como obreros auto-gestionarios? Implica no sólo ir más allá de lacondición de empresarios, desafío resaltado coninsistencia por los propios trabajadores, sinotambién trascender –y acá ponemos el foco deatención- ese obrero asalariado gestado a lo largode sus trayectorias en las empresas privadas.Esto no implica, por cierto, olvidar su historiasino transformar radicalmente sus posiciona-mientos de acuerdo a los nuevos requerimientosque implica el proyecto.

Co-Investigar en terrenos fangosos

La idealización que predominó durantelos años de surgimiento de los primeros casos,impidió reconocer las fuerzas y tendencias queentraban en tensión al interior de cada expe-riencia. La ambigüedad, sin embargo, es una ca-racterística central de las fábricas recuperadas.Puede ocurrir, por ejemplo, que en aquellos mis-mos espacios democráticos y horizontales cons-truidos para la toma de decisiones colectivas(las asambleas) se tomen medidas que abren se-rios interrogantes -un ejemplo concreto sería lacontratación de trabajadores bajo condicionesprecarias-. Ahora bien, tal ambigüedad no ad-mite una valoración moral. En tal sentido, aúncon estas contradicciones a cuestas, los proyec-tos han logrado sostenerse en el tiempo, e in-cluso crecer y consolidarse. La recienterealización de una nueva edición de la Feria delLibro Independiente y Alternativa (FLIA) enlas instalaciones de la fábrica IMPA en BuenosAires, o la denodada lucha de los trabajadoresen Rosario por la consolidación de una Federa-ción en común, es una muestra más de los ni-veles de apertura alcanzados por estosemprendimientos autogestionarios. El desafío,en todo caso, será poder habitar estos territo-rios desconcertantes, fangosos, en el que convi-ven lógicas de muy diferente tipo, porqueprecisamente así se está desarrollando el pre-sente de las luchas sociales en la Argentina. Setrata de poder situar los problemas materiales,concretos, de la autogestión fabril, a fin de im-pulsar reelaboraciones colectivas que favorez-can el sostenimiento de los casos existentes sinrecaer nuevamente en modos heterónomos deorganización. Una empresa recuperada, en de-finitiva, encuentra su potencia en la medida enque sea capaz de transformarse en un vasto la-boratorio de ensayos que permitan abrir nuevosinterrogantes y desafíos antes desconocidos.

El Movimiento hacia la ConstituyenteSocial desmiente la idea del “im-passe”

Si bien en algunos sectores intelectualesno niegan la vigencia de los movimientos ni delantagonismo, resta la duda respecto de los al-cances de esas afirmaciones y si en realidad nose trata de una deficiencia en la percepción dela realidad de los movimientos.

Dicha afirmación apuntaría a tres aspec-tos principales que transcribimos de una comu-nicación: “ la incapacidad de los movimientospara llevar a cabo una traducción de sus reivin-dicaciones y formas organizativas en institucio-nes post-estatales de largo alcance, la pérdidade capacidad de una expresión pública autó-noma, y la dificultad para brindar lecturas y po-sicionamientos autónomos respecto a ese nuevoEstado que surgió a partir del kirchnerismo”.

De las expresiones leídas, no sabemosbien el alcance de “post-estatales” o si sería máspertinente hablar de “para-estatales”, restandotambién en la ambigüedad la referencia al“nuevo Estado”.

Es interesante señalar al respecto queexisten movimientos en particular a los que noles llegan esas afirmaciones, pero si considera-mos al movimiento hacia la Constituyente So-cial, las mismas caen claramente.

Porque si recordamos los cuatro puntosacordados en el encuentro de Neuquén, éstoscubren de sobra las condiciones aludidas paraque no sea lícito hablar de “impasse”.

Recuerdo una anécdota sobre SantoTomás -alguien que nunca fue de mi devoción.Decían que era un burro porque no hablaba,pero un día su maestro dijo algo así: “Cuandoeste burro rebuzne, lo oirán en todo el mundo”.

Algunos esperamos que algo así sucedacon este movimiento y que cuando su vozsupere cierto límite, la misma sea oída en todoel país y en toda Latinoamérica.

Recordando también una idea de AntonioNegri, cuando afirmaba que los movimientos enalgún punto de su desarrollo, deberían consti-tuirse como movimiento de los movimientos.

Es una idea simpática, que diría que estemovimiento encarna de alguna manera elcomún, la unidad en el espíritu, en la acción yen los objetivos, de la multitud de movimientos,sin que esa unidad deje de potenciar también lasdiferencias que hacen a la esencia de cada uno.

Tal vez también este proceso pueda ocu-par algún lugar en ese desconocido proceso dereconstitución de una estrategia revolucionaria.

Precisamente, los sectores de la izquierdaclásicos tardaron en reconocer que los movi-mientos podrían encarnar un sujeto de la histo-ria, así como en alguna época pasada lo ocupóla clase obrera. Y aunque algunos se obstinen,hoy es muy difícil pensar en alguna estrategiarevolucionaria al estilo clásico, vanguardia ilu-minada, acceso al poder y demás.

Esto es así aún cuando algunos marxistaslúcidos vienen planteando la necesidad de re-pensar la estrategia para el futuro. Como simpleejemplo, se podría citar la posición de Ander-son, un marxista inglés que en la década de losochenta, en un pequeño libro titulado: “Tras lashuellas del materialismo histórico”, hacía un re-cuento interesante de algunas miserias que po-dían citarse en la historia.

Marx había proclamado la “miseria de lafilosofía” a fines del siglo XIX, cuando hacía susreplanteos postulando el materialismo dialéc-tico. Hacia mediados del siglo XIX pudo ha-blarse de la miseria de la teoría respecto delestructuralismo dialéctico y en ese tiempo delos ochenta Anderson habla de la miseria de laestrategia, siempre que se siguiera postulando

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Movimiento de movimientospor Alberto Ascolani

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El régimen fabril en el que se desarrollaban yano existe como tal

“Cuando este burro rebuzne, lo oirán en todoel mundo”

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la posibilidad de la revolución a partir de un su-jeto, la clase obrera. Planteó entonces que en lostiempos futuros sería necesario pensar la estra-tegia de hacia la revolución a partir de otros su-jetos, mencionando precisamente a losmovimientos sociales.

Los tiempos transcurridos desde enton-ces no han hecho más que afirmar esas hipóte-sis.

Así es que los movimientos sociales enArgentina, sin desconocer la vigencia aún de losmovimientos tradicionales de la clase obreracon sus organizaciones, fueron avanzando en loque Deleuze denominó devenir revolucionariode la gente. En otras palabras, esos gestos, esasacciones que fueron y que son revolucionariasen tanto van produciendo cambios en las vidasde los sujetos en lucha, en movimiento, cambiosque son irreversibles.

Es cierto que algunos de esos sujetospueden tener vidas que encuentran sus límitesdebido a los cambios coyunturales. Es magníficay profunda aquella afirmación de aquel líder delos Monos Blancos de Italia, cuando afirmó:“Somos un movimiento destinado a perecer”. Yefectivamente así sucedió más o menos, peronada fue igual luego de los Monos Blancos,como nada fue igual después del movimiento dela autonomía obrera, a pesar de la terrible e in-noble represión a la cual fueron sometidos.

Es decir, no es tan importante cuántos ycuales movimientos al interior del movimientode los movimientos sobreviva, sino que éste lle-gue a ocupar un territorio en el terreno de lopolítico, y comience a disputar en ese terreno elpoder a aquellos sectores que son expresión delpoder esgrimido por ese Estado llamado demo-crático, pero que aún no ha podido liberarse delas connotaciones esclavistas, aristocráticas yteologizantes del antiguo régimen.En fin, más allá de los logros del Movimientohacia la Constituyente Social en cuestiones pun-tuales, su sola presencia y su percepción comoexpresión del poder de los movimientos, ya serásuficiente para conmover el tablero del juegopolítico.

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Qué responder ante semejante pre-gunta, quién pudiera saberlo anti-cipadamente, quién tuviese el

poder clarividente de dar una respuesta certeracada vez que una madre, un padre o un docentese atreven a interpelarnos de esa manera.

Por mi parte, anticiparme a todo lo queun/a niño/a podrá o no podrá alguna vez no esun saber que me pertenezca ni que desee adju-dicarme. Pero, si de algo les sirve, les contaréuna breve historia que quizás sepa responder aesa “temible” pregunta.

Un día, Victoria llegó a mi consultorio enbusca de un poco de ayuda, la que fuera sufi-ciente para que las primeras palabras acontecie-ran, esas que todos/as esperan, esas que daninicio al devenir simbólico del lenguaje, esos tanansiados “mamá” y “papá”.

Poco a poco, esos sonidos guturales pro-pios de tiempos más “arcaicos” del desarrollo deun/a niño/a fueron desapareciendo para darlugar a otros sonidos nuevos, las onomatopeyas.Éstas sabían ponerle voz a los animales, objetosy personajes convocados en cada juego. Así estaniña, “de pocas palabras”, podía darle vida aaquellos seres inanimados, los juguetes. Su len-guaje acotado y simple era donado a otros parajugar, decir, cantar, comunicar.

El tiempo fue pasando, y los tan espera-

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dos “mamá” y “papá” tuvieron su momento deprotagonismo. A partir de allí, otras nuevas pa-labras pudieron ir saliendo de su boca para darnombre al mundo circundante. Ahora los obje-tos y personas que le rodeaban no sólo remitíana la inmediatez de su presencia, la palabra podíanombrarlos incluso en su ausencia.

Así, esta pequeña comenzaba a descubrirel maravilloso mundo simbólico al que el len-guaje nos introduce, a ese mundo donde todotiene nombre y donde cada nombre puede serdicho, donde lo que uno/a siente o piensa puedeencontrar significantes que los vuelvan más cla-ros y comprensibles para nuestros/as interlo-cutores.

El tiempo siguió transcurriendo y hoyesta niña les cuenta cuentos y les canta cancio-nes a sus muñecas para que puedan dormirsetranquilas. Les relata historias con entusiasmoy dedicación, les canta suavemente el arrorró,diciendo algo que suena más o menos así; “alolómi nena, aloló mi sol, aloló eazo e mi oazó…”Esa misma canción que años atrás yo le cantaba,mientras ella apenas podía balbucear su melo-día.

Yo, que la conozco desde hace tiempo, nodejo de sorprenderme por su deseo de aprendery crecer, pese a todo. A ella, no le importó de-masiado el montón de papeles, informes, diag-

Los sectores de la izquierda clásicos tardaronen reconocer que los movimientos podrían en-

carnar un sujeto de la historia

¿Y algún día podrá hablar como los demás?por Fernanda Felice

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nósticos y estudios que un día su madre metrajo para que pudiera conocerla mejor. Ella meenseñó que para conocerla realmente, debíaestar dispuesta a acompañarla en el deseoenorme de poder hablar. Y yo le creí y confié enella, más que a los nombres y sentencias queotros/as le supieron regalar.

Aprovecho para darle las gracias, paracontarle cuánto he aprendido y sigo apren-diendo a su lado. Le agradezco por permitirmedejarme sorprender a cada instante, por desmo-ronar las teorías que se atreven a decir qué eslo que un niño/a podrá y qué es lo que no podránunca.

Qué bueno es encontrarse con tantos/asniños/as que tienen para decir todo lo contra-rio, que se arriesgan a modificar diagnósticos ypronósticos sin saber una pizca siquiera de al-guna ciencia o disciplina especializada.

Qué bueno sería escucharlos más aellos/as, antes que a otros tantos profesionales“reconocidos” que parecen no haberlos/as escu-chado demasiado. Qué bueno es aprender a de-jarse afectar por todo lo que ellos/as tienenpara enseñarnos; pero para eso, sólo hay un re-quisito posible, atreverse a no saber de cuántoes capaz un/a niño/a.

Lástima que nos han formado para sabersiempre, para dar respuesta a todos los proble-mas, para resolver diagnósticos, para determi-nar pronósticos, para ejecutar tratamientos…pero formarnos para escuchar el deseo, las in-quietudes y necesidades de un/a pequeño/a, nisiquiera un poco.

De todos modos, estamos a tiempo, atiempo de aceptar que no podemos saberlo todo,y fundamentalmente que, el abordaje terapéu-tico de un/a niño/a, implica que hay al menosdos sujetos comprometidos en esa trama: unapersona adulta que oficia de lazo con ese len-guaje que aún no ha podido acontecer y un/aniño/a que desea introducirse en el maravillosomundo de las palabras.

Así que, a la pregunta que da título a estahistoria, sólo puedo hallar una respuesta posi-ble. Cada vez que alguien me pregunte ¿podráhablar alguna vez como los/as demáschicos/as? Yo responderé con la misma sober-bia responsabilidad ética de siempre… no lo sé,quién pudiera. Sólo permítanme el beneficio dela duda, de la duda que muchos/as otros/asantes supieron sembrar negativamente pero,esta vez, promoverla positivamente respon-diendo… ¿y por qué no podría? Si no, pregún-tenle a Victoria; quizás ella sepa darles unarespuesta más contundente y certera…

El profesor de Clínica de niños, nosdijo entonces, cuando éramos es-tudiantes, que habiendo tantos

chicos inteligentes, no se podría explicar quehubiera tantos adultos boludos. Eso, a menosque se tuviera en cuenta la sistemática tarea derepresión en que compiten con saña padres, edu-cadores y programas infantiles de TV.

Uno de los principales medios por los quese puede llegar a saber de las genialidades de losniños, es escuchándolos.

Si se dedicara concienzudamente tiempoy atención a lo que dicen, podríamos aprender,de esa, su sabiduría.

Una de las observaciones de los estudio-sos, es respecto al caudal de lo que expresan ver-balmente. Ese caudal, el de lo que dicen, es contodo mucho menor que lo que registran, com-prenden, y eventualmente retienen para repetirante extraños -eso sí, en el momento y lugarmás inoportuno-.

Así el lenguaje en boca de los niños esuna fuente inagotable de sorpresas.

Hace años una estudiante de medicinatrataba de explicarse a su hijo preescolar la ne-cesidad de desinfectar un raspón en la rodilla.Le decía que las heridas hay que cuidarlas, aun-que en el organismo hay “como bichitos buenosque van a luchar con los bichitos malos que sonpeligrosos”. El la miró y le respondió:

-Ah! ¿Vos querés decir microbios?

El mismo niño haciendo el listado de suscompañeritas de mesa en el jardín las iba nom-brando:

-Ana, Lucía y Bacteria… La madre alar-mada le pregunta:

-¿Cómo Bacteria?Y él: -No, se llama Valeria, pero yo le digo

Bacteria porque es malísima…A ese niñito sus padres, en común

acuerdo, decidieron apodarlo “el emérito”, porel nivel de sus observaciones y respuestas.

Una abuela, directora de escuela, habíadecidido llevar a Julián al acto de fin de clases.Como era frecuente que dijera malas palabras,en el camino le recomendó:

-No vayas a decir ninguna palabrota.Mejor, cuando las maestras te pregunten nodigas nada, quedate callado que si no me hacésquedar mal.

En el acto algunas de ellas se acercaronpara conocerlo y una dijo:

-¡Este es tu nietito! Y dirigiéndose a él: -¿Cómo te llamás rico?Como él no respondía, insistió: -Pero

cómo un nene tan lindo no me va a decir sunombre…¿Qué pasa, te comieron la lengua losratones? ¿Cómo te llamás? Decí algo para sabersi un nene tal lindo sabe hablar…

Julián miró de reojo a la abuela y pre-guntó:

-¿Puedo?Y cuando la abuela asintió solo dijo una

palabra: -Sodete (sic)

Y siguiendo con madres y abuelas educa-doras, una de ellas había llevado a sus nietas aun espectáculo teatral que ponía el acento en laimportancia de una alimentación sana y equili-brada. –Supersaludable-.

Sabedora de la importancia que su abueladaba a esto, mientras miraba golosa las frutillasen la verdulería preguntó:

-¿Las frutillas son un alimento saludablepara los niños?

Era la misma niña que mirando la biblio-teca y deletreando el nombre de un autor se in-teresó: -Este Dotoieski, ¿es un libro para niños?(sic)

También son interesantes los comenta-rios, cuando pueden expresar en una síntesisperfecta, lo esencial de lo que registraran sobrelos adultos: Cuando a Eva le preguntaron siprefería que su mamá trabajara o estuviera encasa contestó: -Prefiero que trabaje afuera, asíhincha menos…

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La filosofía de los niños IIpor María del Carmen Marini

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(...) ese mundo donde todo tiene nombre ydonde cada nombre puede ser dicho

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De la reflexión de los niños, surge cualmanantial comentarios sobre la muerte, sobrela naturaleza, sobre religión, sobre la familia -propia y ajena- sobre política, y si nos detene-mos a escucharlos, muchas veces son de unacoherencia y profundidad dignas del pensadormás agudo.

Así Teo pudo reflexionar ante el misteriode la vida y de la muerte, cuando falleció elabuelo con el que compartía muchos juegos:

- ¿Quién estará más solo, el abuelo en elcementerio o la abuela en su casa?

Y Manu, hosco y reconcentrado, -tam-bién después del sepelio de su abuelo cuando lamadre le preguntó si estaba enojado dijo:

-Sí. Estoy enojado con la muerte…

¿Cómo registran los hechos de la natu-raleza? ¿Cómo integran sus cambios y acciden-tes?

Eric pasando por el puente, sobre elcauce de una laguna desaparecida por la sequía,en la que él había chapoteado otros veranos, co-mentó en síntesis perfecta: -Mirá el aguavacía…

Ningún poeta hubiera encontrado mejormetáfora.

Carlos, contaba que su sobrino obser-vaba muy atento los movimientos de un sacer-dote, convocado a bendecir la nueva casa.Cuando terminó la ceremonia, se acercó al tíoy le preguntó: -¿Ese cura estaba trabajando deJesús?

El comentario llevó a Carlos a pensarque le debía algunas explicaciones.

Sofía, despertó una mañana diciendo:-¡Qué lindo es tener una familia, con un

papá, una mamá, un hermano Pablo y un her-mano Nicolás! -Qué es lo que había soñado, nosupo contarlo, pero es posible que tuviera quever-. Para sus padres fue una especie de síntesisexistencial, porque la de ellos es una familia en-samblada en que los varones adolescentes sonhijos de un matrimonio previo y muchas vecesse habían preguntado sobre las posibilidades defuncionamiento. Sofía dio la respuesta.

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También son sagaces en su denuncia delos estados de ánimo de las personas cercanasque ellos pueden intuir con claridad.

Ana, recostada al lado de su mamá, quese cuestionaba una difícil decisión le dijo:

-No llores…. La madre desconcertada respondió: -Pero

si no estoy llorando. Y Ana, apretando con la suya la mano de

la madre, dijo con convicción: -Sí, tu manollora…

Lupe recibiendo a su mamá, que se deba-tía entre miles de obligaciones, le dijo: -Mamá,¡te toco y estás eléctrica! Casi un diagnóstico deestrés-.

Y Maía, que refugiándose en los brazosde la madre en crisis le dijo: -Má, en este tiempome choco con tus huesos…

O Milagros que se acercó a la seño deJardín y apoyándole su mano en el brazo, le pre-guntó:

-¿Estás mal, estás preocupada?-No, ¿por qué?-Porque no te pintaste los labios…

También es interesante el cuestiona-miento a las indicaciones de dichas madres.Como el hijo de Loli, que miraba un programade TV, una telenovela de esas llenas de adulte-rios apasionados, algo así como “El seductor delas colinas”. Ella hizo lo que solemos hacer lasmadres: le sugirió que se pusiera en algo másproductivo, que fuera a leer uno de los libros delestante. Había uno de mitología.

Al rato Juani vino con el libro abierto yel índice señalando una página:

-Má ¿vos sabías que Cronos se comía alos hijos y que Zeus se cogía a la hermana?

Ella, sobresaltada, le dijo: -Andá nene,mejor andá a mirar “El seductor de las colinas”.

Están aquellos que claramente asignanresponsabilidades a sus padres.

Teo, por ejemplo que cuando la madreencontró la linterna con la que él jugaba, conla pila descargada y le pregunto lo que habíapasado, él contestó categóricamente: -Fuepapá.

Ella dijo: -¿Pero a vos te parece quepapá jugó con la linterna?

Y él respondió: -No, pero él es grande. Con eso dio por zanjada la cuestión, de-

legando a su papá el tema del cuidado de lin-terna y pilas.

Otra vez que un cenicero apareció roto,la madre le preguntó por el mismo. Y otra vezTeo respondió:

-Fue papá.-¿Cómo? ¿A él se le cayó?- No, pero él tenía que ponerlo bien alto.

-Falto decir: “Para que yo no lo alcanzara”-Con lo cual dejaba bien en claro, a quien

hacía responsable de la rotura.

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Y Rodrigo mostró cuales eran sus crite-rios y como pensaba la condición socioeconó-mica de su familia. Fue cuando visitó otra casa:

-Ellos debían ser muy ricos… tenían unarepisa con todos los muñequitos de la guerrade las Galaxias.

También pregunto: - El Hitler ese, para hacer todo lo que

hizo, tenía un ayudante ¿no?Cuando le respondieron que sí, dijo ce-

rrando el tema: -Ah! Claro! Entonces claro…

Todos estos registros que correspondena situaciones relatada por sus protagonistas nosdan un pantallazo de lo que es la capacidad delos chicos. Siendo testigos de sus reflexiones -las que surgen de lo que dicen, que es solo partemínima de lo que piensan- solo cabe la admira-ción rendida por tanto talento en germen.

Creo que ese lugar, el de escuchar, secomplica cuando los adultos queremos interve-nir.

Así sucedió a Beba cuando quiso formarparte del juego de su nieta. Clarita fingía seruna médica que asistía en su consultorio a figu-ras del espectáculo. Sus pacientes eran famosas.Así decía:

-Pase señora Moria Casán. -Pase señora Mirta Legrand, que ya la

atiendo.Cuando Beba golpeó la puerta del su-

puesto consultorio dijo: -Soy Graciela Alfano, y vengo a aten-

derme con usted.- Bueno pase y siéntese señora. Y luego

fingió tomar el teléfono para decir: - Policía, venga pronto, que aquí hay una

loca que se cree Graciela Alfano.

Así que sobre los intentos de los adultosde entrar en el mundo de los niños, habrá quepensar si eso es posible y deseable. O si solo po-demos atisbar desde el margen, el mundo de laimaginación que se despliega, mágico.

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Este ciclo se cierra en el año 1900,para dar paso a una tercera etapacaracterizada por la consolida-

ción, tanto en Rosario como a nivel nacional, dela tendencia “organizadora” en el anarquismo.Las propuestas teóricas de este sector fueronesbozadas en una serie de doce artículos apare-cidos en el periódico anarquista porteño LaProtesta Humana. Allí su autor, Pellicer Pa-raire (Pellico), partía de la idea de que la desor-ganización y la dispersión en que seencontraban el anarquismo y los trabajadores,debilitaban sus posiciones frente a las estructu-ras organizativas de la burguesía a la hora deemprender sus luchas. De este modo, Pellicoplanteaba un modelo dualista de agrupación endonde, por un lado, se reunirían los militantescomprometidos con el ideal anárquico, denomi-nada “rama revolucionaria”; y por otro, enforma paralela, se agruparían los trabajadoresdispuestos a pelear por sus mejoras económicasy sociales, llamada “rama económica”. A pesarde tener un funcionamiento separado, ambas or-ganizaciones debían actuar complementaria-mente en pos de generar la movilizaciónnecesaria para el alcance de acciones revolucio-narias. Evidentemente, la tendencia “organiza-dora” veía en el movimiento obrero una fuerzasocial que no podía dejarse de lado para el logrode los fines perseguidos por el anarquismo.

Sobre la base de estos postulados la ten-dencia “organizadora” rosarina dio un paso de-cisivo con la creación de la Casa del Pueblo enel año 1900. Esta entidad funcionaba como unespacio de reunión de los distintos grupos anar-quistas existentes en la ciudad, intentando darleuna cierta estructura organizativa al movi-miento. De esta manera, se procuraba centrali-zar la difusión de la propaganda anarquista. Asu vez, se trataba de convertir a la Casa del Pue-blo en un centro de irradiación de la culturaanarquista a través de la instalación de una bi-blioteca popular, y un lugar para la realizaciónde eventos culturales y de recreación. Pero,también, por lo menos hasta 1902 en que se creauna Federación Obrera Local, la Casa del Pue-blo fue la única institución desde donde el anar-quismo convocaba al movimiento obrero de laciudad, provocando en la práctica una fusiónentre el plano de lo ideológico y lo sindical, adiferencia de las propuestas de Pellico que su-gerían el mantenimiento de las dos instanciaspor separado.

Las distintas actividades que realizabanlos militantes anarquistas de la Casa del Pueblo,fueron delineando algunos de los aspectos másimportantes que caracterizaron las luchas de losgremios de Rosario. Entre ellas podemos men-cionar la organización de las conmemoracionesde los 1º de mayo de 1901 y 1902, en los cualesel anarquismo recuperó el día de los trabajado-res como una gran manifestación obrera que re-corría las calles de la ciudad. También losmilitantes de la Casa del Pueblo estuvieron pre-sentes en la huelga de los trabajadores de la Re-finería Argentina en 1901, en donde larepresión policial provocó la muerte del obreroaustríaco Cosme Budieslavich. Inmediatamenteel anarquismo organizó un mitin de protesta,siendo la columna encabezada por la Casa delPueblo la más numerosa y en la cual marchabanlas agrupaciones libertarias conjuntamente conla mayoría de los gremios rosarinos.

Los anhelos del sector “organizador” dedar vida a la Federación Obrera Local Rosarina(FOLR), se vieron alcanzados finalmente en1902. Algunos de los gremios que componíanesta central en sus inicios fueron la Federaciónde Obreras, Sociedad de Obreros Panaderos, Ci-garreros y Cigarreras, Yeseros, Fideleros, Esti-badores, Carpinteros, Pintores, Zapateros yanexos, Metalúrgicos y Fundidores, Cocherosy Carreros, Obreros de la Refinería Argentina.Por un corto período que se extendió entre losmeses de agosto y noviembre de 1902, la Casadel Pueblo y la FOLR lograron funcionar enforma paralela, pero luego de la gran represiónpolicial que estalló como consecuencia de lossucesos que rodearon a la primera huelga gene-ral del país en 1902, sólo la FOLR volvió a re-organizarse.

A partir de los años 1903 y 1904, la cen-

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El anarquismo rosarino 2ª partepor Ma. Alejandra Monserrat - CIUNR / UNR.

tral rosarina comenzó a transitar un proceso decrecimiento y consolidación de sus filas. En estesentido, una de las primeras tareas que se pro-puso, fue la realización de un congreso que tuvocomo objetivo la reunión de todos los gremiosobreros de la provincia de Santa Fe en pos decoordinar estrategias de lucha y sentar las basesde acuerdos solidarios. También en 1904, laFOLR tuvo la oportunidad de demostrar supoder de convocatoria, con la organización deuna huelga general que paralizó totalmente a laciudad por 48 horas, en apoyo a la protesta delos dependientes de comercio. En 1905, estacentral participó del V Congreso de la Federa-ción Obrera Regional Argentina (FORA). Allísus delegados tuvieron una destacada interven-ción, al conseguir que se apruebe por mayoríasu propuesta de incluir en los estatutos la reco-mendación de propagar los principios delanarco-comunismo entre las sociedades obrerasadheridas. De esta manera, y a instancias de losrepresentantes de los gremios de Rosario, seavanzaba en el camino de la formulación explí-cita de la fusión entre las cuestiones ideológicasy las sindicales.

El impulso que había tomado el anar-quismo en la ciudad, mereció la atención del so-cialismo porteño que desde su órgano de prensaLa Vanguardia comentaban que Rosario sehabía convertido en el “cuartel general” de lapropaganda libertaria. La militancia del anar-quismo en las filas obreras rosarinas parecía

El anarquismo recuperó el día de los trabaja-dores como una gran manifestación obrera que

recorría las calles de la ciudad

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haber llegado a su apogeo. Esta situación co-menzó a modificarse entre los años 1907 y1908, momento en el cual surgieron tensionesal interior del movimiento. En efecto, en ocasiónde un conflicto iniciado por los conductores decarros en 1907, en rechazo a una disposiciónmunicipal que obligaba a los trabajadores a tra-mitar una libreta de identificación personal,aparecieron las primeras divergencias tácticasentre los dirigentes anarquistas locales. La gra-vedad del conflicto impulsó a la Federación aorganizar una huelga general que mantuvo encompleta inactividad a Rosario durante sietedías. Esto forzó a las autoridades municipales aderogar la ordenanza, transformándose el con-flicto en un rotundo triunfo obrero. No obs-tante, un sector de los huelguistas manifestabasu oposición al levantamiento de la medida defuerza, ya que consideraban que estaban dadaslas condiciones para que esta huelga tomara ri-betes de movimiento insurreccional. Esta pos-tura no fue avalada por la mayoría de loscarreros, dándose por terminado el paro. Unade las consecuencias más relevantes que trajoaparejado este conflicto, fue la profundizaciónde las críticas que algunos sectores del anar-quismo les realizaban a los militantes encarga-dos de la conducción de la FOLR. Estedescontento surgido en el seno del movimientolibertario local, logró ir consolidándose y editarun periódico, El Rebelde, en donde volcabansus divergencias con la corriente “organiza-dora” que hasta ahora venía liderando el des-arrollo de la tendencia anarquista de la ciudad.Además, desde las páginas de El Rebelde se re-alizaba un llamamiento para el inicio de unacampaña de “purificación” en el anarquismo ro-sarino y para el comienzo de un replanteo deltipo de vínculo que se había establecido con lasorganizaciones obreras.

Estos debates que se abrieron, sumado ala recesión económica que se registró en el paísa partir de 1907, condujeron a la FederaciónLocal a un proceso de desorganización y des-movilización, que sólo se alterará momentáne-amente en 1909, cuando la central decidió

plegarse a la protesta iniciada por los comer-ciantes de la ciudad ante la suba de las cargasimpositivas establecida por la Municipalidad. Elhecho más notorio de este conflicto fue el asaltoa los mercados perpetrado por algunos gruposde huelguistas, donde estuvieron presentes mi-litantes libertarios. Luego de cuatro días deparo y con una ciudad con problemas de abas-tecimiento por el cierre de todos los comercios,el conflicto concluyó con la suspensión del au-mento de impuestos, la renuncia del Intendentey los miembros del Consejo Deliberante.

Con estos acontecimientos parecía que elanarquismo “organizador” retomaba la conduc-ción del movimiento obrero local pero, luego deque los ánimos se calmaron, la FOLR no logrórecomponerse y las fracturas internas se pro-fundizaron. Una nueva corriente “neo-indivi-dualista”, con la talla de pensadores como JoséTorralvo y Enrique Nido, comenzó a perfilarseen el movimiento libertario de Rosario. Estosúltimos proponían redefinir las relaciones entreel anarquismo y las organizaciones obreras,aunque sin plantear un corte absoluto de loslazos con los trabajadores. Creían convenientemantener una instancia de agrupación diferen-ciada, que les permitiera llegar con su propa-ganda a sectores más amplios de la población.Frente a la fiebre organizativa que se había des-atado con la preponderancia del anarco-sindi-calismo, este sector se inclinaba hacia el respetopor la libertad individual y la autonomía del serhumano. Pensaban que el sostenimiento de esared de organizaciones obreras había consumidolas fuerzas del anarquismo y, a su vez, obligabaen la mayoría de las ocasiones a sacrificar losauténticos fines revolucionarios en pos de pro-teger las estructuras gremiales.

Paralelamente, y entre 1912 y 1913, unsector del anarquismo “organizador” se propusoreflotar a la desaparecida central obrera. SegúnAbad de Santillán, en esta nueva etapa otras fi-

guras aparecieron en el espectro local, ocu-pando los puestos claves en la conducción delanarquismo. Nos referimos a dirigentes comoPedro Casas y Pellegrini que, sin abandonar susdefiniciones anárquicas, intentaron desarrollarun sindicalismo sin fuertes compromisos ideo-lógicos. Además no debemos olvidar que se ha-bían producido profundos cambios en elescenario político. La sanción de la Ley SaenzPeña en 1912 había impulsado la participaciónde la Unión Cívica Radical en la contienda elec-toral obteniendo su primer triunfo en la provin-cia de Santa Fe. Desde allí el radicalismointentará la aplicación de novedosas políticas la-borales que apuntaban a una modificación de lasrelaciones entre el Estado, los trabajadores ylos sectores patronales.

En febrero de 1913, juntamente con unareactivación de los conflictos sociales y el me-joramiento de las condiciones económicas, seconstituyó el comité Pro-Federación ObreraLocal. Gremios como la Federación Ferroviaria,los Conductores de Carros y de Carruajes, laUnión Gráfica Rosarina, los Obreros del Cal-zado, los Obreros Panaderos y los Dependientesde Comercio, estuvieron presentes para discutirel futuro estatuto de la central. Por unanimidadestas organizaciones decidieron seguir pertene-ciendo a la Federación Obrera Regional Argen-tina (FORA) a nivel nacional, pero no apareceen sus bases, como otrora, una identificación ex-plícita con el comunismo-anárquico.

En esta etapa la FOLR tuvo que enfren-tar dos conflictos de envergadura. El primerode ellos fue la huelga del personal de maes-tranza, basureros, barrenderos y peones muni-cipales, en demanda de aumento de salarios. Losignificativo de este conflicto fue el abiertoapoyo dado por el intendente Daniel Infante, defiliación radical, a los trabajadores en huelga.Esta activa participación del gobierno munici-pal, empujó a la FOLR a tomar distancia de laprotesta por las connotaciones políticas quehabía adquirido y declarar públicamente sólo suapoyo “moral” para el conflicto. Unos mesesmás tarde, serán los tranviarios quienes inicienun paro con el fin de impedir la suspensión delservicio de 23 coches y el consecuente despidode 92 guardas y “motormens”. A pesar de losintentos de las autoridades municipales de me-diar en el conflicto, éste asumía característicascada vez más violentas, y en consecuencia laFOLR decidió solidarizarse con los huelguistasy organizar un paro general. Inmediatamenteel gobierno provincial tomó cartas en el asuntotratando de dialogar con los trabajadores y ofre-ciendo su mediación para la solución de las di-ferencias. En un principio, los dirigentes de lacentral obrera aceptaron la iniciativa del go-bierno de Menchaca, pero ante la presencia deimportantes figuras del Partido Socialista, como

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Esta situación comenzó a modificarse entre losaños 1907 y 1908, momento en el cual surgie-

ron tensiones al interior del movimiento

El anarco-sindicalismo se inclinaba hacia elrespeto por la libertad individual y la autono-

mía del ser humano

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Juan B. Justo, actuando como representantes delos intereses de los tranviarios, la FOLR dio unpaso al costado y levantó la medida de fuerza.

En un balance sobre los hechos ocurri-dos, la central rosarina y el anarquismo mani-festaban que su retiro del conflicto tranviarioestaba basado fundamentalmente en la inter-vención que habían tenido los socialistas, peroen ningún momento mencionaban su disconfor-midad con las actitudes tomadas por el radica-lismo desde la gobernación provincial. Estossectores del anarquismo de la ciudad mostrabancierta disponibilidad a un entendimiento con elEstado, en el marco de la consecución de susreivindicaciones económicas y sociales, mar-cando el antecedente más notorio de las prácti-cas sindicales utilizadas por el SindicalismoRevolucionario a nivel nacional a partir de1916.

El estallido de la primera guerra mundialsumió al país en una profunda crisis económica,en donde la problemática de la desocupación fueuna de las preocupaciones más acuciantes parael movimiento obrero. Rosario no fue ajena aesta situación y la FOLR tuvo que realizargrandes esfuerzos para mantener los niveles deorganización que había alcanzado. A su vez, enestos años, esta federación local tendrá que de-finir su posición frente a las implicancias quetuvo el retraimiento del Movimiento Anar-quista dentro de la conducción de la FORA y elcrecimiento en su interior del liderazgo sindi-calista, sobre todo en gremios claves como Fe-rroviarios y Marítimos. Cuando en 1915 laconvivencia del sindicalismo y el anarquismo sehizo insostenible, un sector perteneciente aestos últimos decidió conformar otra centralobrera. De este modo, dos Foras se disputaránen este período la conducción del movimientoobrero argentino. Esta situación que tambiéntuvo su impacto en los gremios obreros de Ro-sario, abrió debates y discusiones sobre la nece-sidad de alinearse a nivel nacional en algunasde las centrales. La mayoría de los sindicatos dela ciudad se pronunciaron a favor de la adhesióna la FORA Sindicalista Revolucionaria. Si bienlos dirigentes locales manifestaban su decisiónde permanecer en las filas del anarquismo, cre-ían necesario en este momento priorizar la uni-dad de los trabajadores y la lucha sindical antesque el embanderamiento ideológico. Sobre esteargumento los representantes de la FOLR ba-saron su elección, cerrando así otra etapa en lahistoria del anarquismo de la ciudad.

En el siglo XVII todo tenía queestar relacionado al Ser último,omnipotente. Esta filosofía, a

partir del siglo XIX, se revierte y, de acuerdo alas nuevas corrientes del pensamiento, ya nohay necesidad de un fundamento último, de unSer superior que dicte la Norma Universal, por-que las relaciones de los individuos en la socie-dad remiten al acontecimiento, la esencia es elaccidente, es lo que pasa, las condiciones bajolas cuales hay producción de lo nuevo.

“El acontecimiento muestra lo que unaépoca tiene de intolerable, pero también haceemerger nuevas posibilidades de vida”.

Dijo Sábato, “el ser humano sabe hacer delos obstáculos nuevos caminos, porque a la vidale basta el espacio de una grieta para renacer”.La grieta permite una nueva oportunidad parala producción de subjetividades, esta nueva po-sibilidad de vida abre un proceso de experimen-tación y creación.

Pero también hay que sostener una nuevasubjetividad y crear dispositivos que sean capa-ces de desplegar este renacer.

Toni Negri le preguntó a Gilles Deleuze,refiriéndose al acontecimiento del Mayo Fran-cés, cómo es posible mantener o sostener el ful-gor del acontecimiento. Y Deleuze contestó:“Sólo hay que producir acontecimientos todoslos días, porque los fenómenos de producciónde nuevas subjetividades son los que producenel devenir revolucionario, que hoy es tal vez másimportante que la revolución. Eso es la micro-política”

De acuerdo a esta afirmación, podemosentender que los fenómenos micropolíticos nose definen por lo pequeño, sino porque escapana la representación. Están fuera de toda repre-sentación porque corren por los bordes. Los fe-nómenos micropolíticos no son organizados porinstituciones, sindicatos, partidos políticos, etc.,nacen de lo imprevisto, de ciertas circunstanciashistóricas y son fenómenos que se propagan agran velocidad, contagio, producción de nuevasvelocidades, afectos. Y además son impredeci-bles e intempestivos. Es cierto que este fenó-meno hace entrar en caos, pero puede ser uncaos creativo de donde surjan nuevas formas,nuevos devenires sociales a inventar, nuevaspropuestas a formular, lo que se ataca no es elorden sino un tipo de orden.

El acontecimiento no es la solución de unproblema, sino la apertura de posibles. El enun-ciado otro mundo es posible, señala un cues-tionamiento que no se soluciona con el merohecho de su enunciado, sino por el contrario,deben ser creadas nuevas formas de solución.

Gabriel Tarde toma de Leibnitz las mó-nadas y escribe en 1893 “Las mónadas y lasciencias sociales”. Para llegar a entender esa ca-racterística social que Tarde le otorga, es im-portante referir lo que Deleuze dice sobre las

dualidades o formas de representación binarias,que aparecen en toda sociedad, como por ejem-plo:

Hombre- mujerCapitalismo- trabajadorTrabajo-ocioIntelectual- manualAdulto- niño

Al individuo encerrado en estos térmi-nos, no se le permite actuar, no se lo ve en mo-vimiento y en relación a las acciones socialesque lo puedan influenciar de manera que no seala determinada por el sistema.

Por eso lo importante es el individuo so-cial, las relaciones en las cuales se desenvuelvela vida.

Las cosas se relacionan de mil manerasdiferentes y no hay una relación que las encierrea todas. Sin perder su identidad una cosa puedeadjudicarse a otra o dejarla partir, puede entraren una composición sin estar determinada poresa unidad, por esta composición. Lo que es-capa, lo que fuga es lo que provoca el movi-miento, lo que crea, lo que innova. De acuerdoal pensamiento de Deleuze y Guatari, la socie-dad no se comporta en un bloque, una masa quesolo se relaciona con la totalidad, la sociedad esun universo mosaico, universo archipiélago, ununiverso incompletamente sistematizado, ununiverso patchwork. Como explica Maurizio Laz-zarato, retomando a William James en “Por unapolítica menor”, es un mosaico donde hay unamultiplicidad posible y contingente de unionesy desuniones, unificaciones y separaciones. Lasociedad es un universo arbitrario lleno de ba-ches, discontinuo, embrollado, cenagoso, frag-mentario, incompleto que se hace un poco poradición, por colección de las partes donde lacomposición debe seguir la cartografía de lassingularidades. Singularidades que deben estarabiertas para que el acontecimiento ocurra.

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Patchworkpor Marta Oliva Dómina

Estos sectores del anarquismo de la ciudadmostraban cierta disponibilidad a un entendi-

miento con el Estado

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MACRO Y MICROPOLÍTICAS

Pertenencia o apostasía

Este es un viejo tema que durante muchotiempo fue leído desde el discurso de la IglesiaCatólica, la que lo situaba en el plano de lo de-moníaco. El apóstata representaba al paradigmadel traidor.

Esa situación fue variando en las últimasdécadas motivada por el decaimiento del pres-tigio de la Iglesia en muchos territorios, enparte porque lo que plantea como sus verdadesteológicas que componen los dogmas de fe, hanvenido siendo sacudidos por investigacioneshistóricas que relativizan algunos de ellos o lesplantean difíciles interrogantes. Tal es el casodel nacimiento y aspectos de la vida de Cristo,cuyos rasgos esenciales aparecen en por lomenos ocho o diez religiones más antiguas. Entodas ellas aparece un Dios nacido de una vir-gen el 25 de diciembre, el que fue adorado porpersonajes notorios, que murió y resucitó, entreotros aspectos. La mayoría de los investigadoresligan estos relatos a cuestiones astronómicasque explicarían estos supuestos sucesos.

Otro aspecto lo constituye el aferrarse dela Iglesia a la cuestión del celibato, cuestión quese aplica a ciertas regiones y no a otras, lo queinstala una contradicción difícilmente explica-ble. Pero a esto se ha agregado en las últimasdécadas, la difusión de una enorme cantidad decasos de abusos de menores por sacerdotes, loque en la lectura de la mayoría de la gente inte-resada aparece como una consecuencia lógicadel represivo y absurdo sostenimiento del celi-bato. Salvo que se lo explique por cuestioneseconómicas, en tanto la figura matrimonial trae-ría consecuencias legales en el plano de la po-sesión de cuantiosos bienes.

Creo que también se suma a estas cues-tiones un hecho bastante siniestro constituidopor un decreto redactado por el actual Papacuando era un alto funcionario de la SagradaCongregación de Ritos y promulgado por elPapa anterior. Este plantea que todo sacerdoteo religiosa que denuncie a un miembro del clerocomo abusador, es automáticamente excomul-gado. Es decir, la Iglesia premia al perverso ycastiga al honesto. Y para quien se interese,dicho documento es transcripto, profusamenteejemplificado por muchos casos y avalado porserios investigadores, algunos de ellos religio-sos o ex religiosos., en un video titulado “Losabusos sexuales y el Vaticano”, que puede ba-jarse por internet.

En fin, estos argumentos aparecen a me-nudo en los planteos actuales sobre la apostasía,pero a ello se le agrega precisamente una fuertejustificación política constituida por el argu-mento de la cantidad de fieles que tiene la Igle-sia, fijado por el recuento de sus librosbautismales. Esa letra donde los sujetos sonubicados en un momento de sus vidas en que notienen ninguna capacidad de discernimiento.

Bien entonces, digamos que el acto de laapostasía implica desde el punto de vista formal,la exigencia de ser borrado del libro de actasbautismales. Y no existe ninguna duda que simucha gente procediera según sus íntimos de-seos a la realización de ese trámite, ello since-raría en parte la cuestión del número deadherentes que se esgrimen.

Esto implica una acción de sentido mi-cropolítico importante en relación con el juegode poder implicado en las relaciones institucio-nales. Partamos de la base de que la Iglesia esun Estado de estructura piramidal y mandovertical que lo ubica en el espacio de los estadosdespóticos existentes.

Esa toma de posición política no hace delapóstata un hijo del demonio porque su posición

en el plano religioso puede implicar muchas va-riantes.

Muchas de esas personas que renunciana su afiliación a la Iglesia Católica, mantienensus sentimientos religiosos y tienen necesidadde canalizarlos de otra manera. Muchos son ag-nósticos y rechazan una filiación que no coin-cide con sus ideas. Y la mayoría siente lanecesidad de libertad respecto de cuestiones queson muy íntimas.

Habrá casos en que existe un odio, aveces visceral, sobre todo por cuestiones que sehan vivido y sufrido en sus contactos con miem-bros de la Iglesia, pero ello no significa que seincluyan en ninguna hueste demoníaca quequiere luchar contra los llamados por Cristo.Visión paranoica que es también convenientepara seguir generando miedos a la gente.

Coincidamos que la figura del demoniopromovida por la Iglesia a través de los siglos,hoy adquiere connotaciones a veces patéticas, aveces ridículas pero sin embargo eficaces paraatemorizar y entristecer a la gente. Entristecer,clásica técnica del poder institucional-políticopara quitar energía que pueda canalizarse en re-sistencia a esas diferentes formas de despo-tismo.

Por otro lado, si Satanás fue en realidadel ángel más hermoso, ¿qué es lo que hace pen-sar que se haya convertido en una figura horri-ble? Sólo esos motivos que esgrimíamos en elpárrafo anterior, aunque contradictoriamente,la propaganda eclesial constantemente habla dela seducción y de diferentes formas de bellezademoníaca que puede atraer a la gente hacia elcamino del mal.

Mirada I: Cristo versus anticristo. Por AlbertoAscolani

El tema anterior resuena con el del An-ticristo, porque ese mal absoluto del que sehabla en el tema del Anticristo y otros, podríaadquirir esa forma.

Esto daría para alguna extensa investi-gación de ciertos textos, pero sólo para señalaralgún punto interesante porque se puede decirque la persistente personalización que se haceel “Anticristo”, no tiene corroboraciones clarasen el texto bíblico.

Aparecen en él referencias de conjuntos,grupos u organizaciones que podrían encarnar-los, y también la mención de que hubo y puedehaber muchos anticristos.

En mi caso personal, ya en tiempos queme sentía perteneciente y dialogaba con algu-nos sacerdotes, les planteaba mis sensaciones de

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Creencias e instituciones religiosas

La mayoría de los investigadores ligan estosrelatos a cuestiones astronómicas que explica-

rían estos supuestos sucesos.

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biamos con mi amigo A. Me decía que me man-daba un saludo en ese día, que estaba pensandosobre las pascuas, la resurrección de ese alguienextraño que ha dejado, quizás, un legado, quefue luego apropiado por una institución llamadaposteriormente la Iglesia Católica -ApostólicaRomana-.

Y que se preguntaba porqué o para quémiles de personas continúan una tradición lla-mada bautismo, que para la mayoría no significanada pero que, sin embargo, abona la cantidadde fieles que la Iglesia Católica dice tener y quesirven como base de su poder político, apoyadoen esa estadística, fehaciente, no lo dudamos.

Nunca habíamos hablado en profundidaddel tema, si bien ambos compartimos una má-xima muy bella y revolucionaria que dice que“el inconciente es ateo, anarquista y huérfano”.Pero lo que me encantó del mail es que miamigo me cuenta un deseo que dice algo asícomo “quisiera renunciar a ser parte de esa ins-titución antes de mi último viaje…”. Me con-movió su melancolía de ese día pero también meentusiasmó la idea, por lo que le contesté pron-tamente contándole mi experiencia con esta“cuestión religiosa“. Le conté que cuando naciómi hija pude romper con la tradición acrítica y

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que buscando en la historia quienes podríanhaber encarnado al anticristo, siempre me res-pondía que no había dudas para mí que ese su-jeto era un sujeto colectivo y que su rostro másclaro era el de la misma Iglesia. Porque si exa-minamos la historia, ¿qué institución cometiómás iniquidades, atrocidades, torturas, asesina-tos, persecuciones atroces, que la Iglesia Cató-lica? O en muchos casos, no cometidos pero síavalados.

Recuerdo que se lo expresaba más omenos así a Francisco, un fraile muy sabio enmuchas cuestiones que me respondía, medio enbroma, medio en serio, que si a pesar de todoslos papas, de todos los obispos y de todos loscuras perversos que cometían esas acciones laiglesia sigue es que es la iglesia de Dios.

Nunca me convenció ese argumento por-que me pareció que no había respuesta acepta-ble.

De todos modos, por esas paradojas de lavida, debo agradecer a Francisco, que nuncaquiso ejercer ninguna pastoral conmigo, tal vezporque era por sobre todo un científico que meenseñó muchas cosas, y debo agradecer a FrayEgidio porque ante mis dudas sobre la condi-ción personalizada de Dios y de su supuesta co-municación con los hombres, un día en queconversábamos parados en la salida de unos delos antiguos claustros del Convento, me dijoque en realidad Dios, no siente, no escucha, nodesea, no espera, porque está más allá de todoeso. Y que en realidad esa personalización de-riva de la necesidad de hacerlo más o menospensable para la gente.

Palabras liberadoras, porque a partir deahí me dediqué a hacer mi vida sin esas sombrasominosas.

Al cabo del tiempo, me parece notableademás que esa posición de un doble sistema depensamiento y de discurso, se produce tambiénen planteos de filosofías orientales y en otrosdel pensamiento aborigen americano de algunasregiones.

Tema interesante, pero que daría paraotra historia.

Mirada II: Libre renuncia a una fe que notengo. Por Laura Bazzana

La idea surgió el domingo de pascuas, enuno de esos mails que habitualmente intercam-

automática del bautismo, y que por circunstan-cias de la vida, que no vienen al caso, yo habíatenido que pasar por los sacramentos de la co-munión y la confirmación aunque habían sidomás una ficción que una convicción. En fin, quecuando iba a escuela de monjas tuve que fingirque adhería o estaría en serios problemas. Conel pasar de los años me aparté naturalmente ycrié a mi hija en el más puro laicismo que pude.Pero en verdad nunca había pensado que podíasalirme de esa ficción que cuando era adoles-cente llamaba simplemente el circo.

Por eso es que el intercambio de mails seconvirtió en pequeña investigación y dimos conla página de la organización internacional quepropone la apostasía, o sea, la renuncia a la Igle-sia Católica. Y como nos gusta mucho discutireste tipo de temas, nos propusimos en algúnmomento renunciar, e invitar a todos aquellosque sientan lo mismo que nosotros, tan obviopara algunos que por lo mismo nunca pensado.

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¿Qué institución cometió másiniquidades,atrocidades, torturas, asesinatos,persecuciones atroces, que la Iglesia Católica?

“El inconciente es ateo, anarquista y huér-fano”

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vida buena más acá, hasta el último viaje, comogusta decir mi amigo.

En tiempos de Imperio, de alienación yautomatismo, nos parece a veces impensable quealgunas estructuras que apuntalan la hegemo-nía del mercado que todo lo puede -¿o podía?-,comiencen a agrietarse desde sus bases con mo-vimientos que se atreven a cuestionar “qué es-tamos haciendo acá”. Es buen momento paraconfiar en el contagio y la tendencia, que animea la multitud a dar golpes a los muros que al-guna vez creímos infranqueables.

Para echar un vistazo: www.argatea.com.ar

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seguir engrosando la estadística de “fieles”.¿Fieles a qué? Fuimos bautizados la mayoríaantes de cumplir el año de edad. Llevados pornuestros padres que a la vez fueron llevados pornuestros abuelos, y así. Podemos -y debemos-respetar a todos aquellos que sostienen el ritualy la estadística por su derecho a la libertad decultos y de expresión. Y a la vez queremos ejer-cer nuestro derecho al ateísmo, agnostismo, o acualquier otra religión.

Si bien en principio podemos entenderlocomo una defensa del derecho al ateísmo, con-sidero más amplio defender el derecho a elegirlibremente el culto, como lo indica el art. 14 dela Constitución Nacional. Salirse de la religióncatólica no implica en mi opinión directamentereconocerse ateo, sino simplemente libre. Librede poder pensarse por fuera de una institucióna la que fuimos obligados a pertenecer, y luegodecidir dónde están nuestras creencias o deseos.La institución Iglesia Católica huele mal hacetiempo y muestra de ello es que más del 85% delos -supuestos- fieles no la practican desde subautismo o comunión. Basta un ejemplo muycomún para pensar la contrariedad más escan-dalosa que no pueden esconder: si se trata dedistribuir la riqueza, qué tal si empezamos porla del Vaticano…

La aparición en el mundo de esta inquie-tud que se ha convertido en movimiento conuna clara postura política y defensa del laicismoen la educación es un soplo de aire fresco. Par-ticularmente, es otro de los movimientos queme devuelven las ganas de volver a creer en elmundo. Pocos siguen creyendo en las bienaven-turanzas de los pobres que se ganarán el Cielotras una vida de exclusión en la Tierra, y mu-chos creemos cada vez más que el laicismo es elmejor amigo de una educación libre que permitael pensamiento crítico, sin ataduras a mandatosde dioses con representantes mortales, tan mor-tales como los que queremos afirmarnos en una

Año1 Nº5

Marzo/Abril 2010

Y también nos pareció interesante preguntar-nos qué pasa que se da este fenómeno a nivelmundial, cómo es que una institución tan sólidacomo perversa está perdiendo el poder de la mi-rada controladora sobre sus fieles.

Recortando la problemática a la situaciónargentina, sabemos que la hegemonía de la Igle-sia Católica comienza a echar sus raíces con laconquista de América. Sabemos del genocidioy de la evangelización de los habitantes origi-narios. Sabemos -noticias desde el viejo mundo-de la Santa Inquisición, de las Cruzadas, de laépoca en que coexistían y peleaban por el poderdos Papas, de las indulgencias, de la represión,el pecado, el castigo y la culpa.

Más cerca en el tiempo sabemos de losprobados delitos sexuales cometidos por los in-tegrantes de la institución puertas afuera ypuertas adentro. Sabemos de su colaboración encuanto genocidio y escenario de torturas hayasucedido en toda América, al menos dando laextremaunción a los torturados. Sabemos de suintervención constante y sistemática sobrecuestiones de Estado y el peso ineludible de susopiniones -exigidas como verdades sostenidaspor su poderío económico y por su supuesto fe-nómeno masivo avalado, precisamente, por lagran cantidad de adscriptos que han llenado du-rante siglos los registros bautismales- que nie-gan y obturan tanto proyectos legislativos comousos y costumbres sociales.

Sabemos también de los que luchan desdeadentro. Los que han muerto por eso, los quehan sido excomulgados, los que han sido casti-gados, los que se han ido por el solo hecho deconocer puertas adentro el Vaticano -no pudie-ron soportar semejante despliegue de riqueza,poder y jerarquías-. Pero es más fuerte la insti-tución que sobrevive y ejerce poder políticosobre cualquier gobierno de turno. Quienes noadherimos a todo lo mencionado no queremos

Una visita alVaticano

por Alejandra Lilles

Aquel que ame manifestaciones ar-tísticas como La Piedad de Mi-guel Ángel y tenga la

oportunidad de conocerla, deberá ingresar alVaticano donde se encuentra cautiva -por lomenos hasta el 2003-. Deberá ser testigo de laobscenidad de su lujo en grosero contraste conla palabra del Señor y deberá soportar que per-sonal de seguridad apostado a cada lado del in-greso le señale las partes del cuerpo que debecubrirse. Cuerpo del pecado, de la culpa, de laque se promueve lavar a los niños lo más cercaposible de su nacimiento -¿Cómo se atreven?¿No es eso el bautismo?-. Considero humillan-tes los controles y condiciones que autorizanel ingreso a dicha institución, edilicia y espiri-tualmente.

< viene de pág. 15