Mi Museo y Vos - granadacollection.org Mi MuseoNo5.pdf · Mi Museo y Vos Mi Museo y Vos Granada,...

20
Mi Museo y Vos Mi Museo y Vos Granada, Nicaragua. Julio de 2008 Año 2 No. 5 Nueva exposición: Tatuajes, peinados y vestimenta de nuestros antepasados. La Producción Textil en Santa Isabel, Rivas. Antropología Histórica Cultural sobre La Batalla de San Jacinto (1856). Inventario de colecciones arqueológicas en Granada. Visitas estudiantiles . “Florcoloricultura Textural” de Ligia Sandino.

Transcript of Mi Museo y Vos - granadacollection.org Mi MuseoNo5.pdf · Mi Museo y Vos Mi Museo y Vos Granada,...

Mi Museo y Vos �

Mi Museo y VosGranada, Nicaragua. Julio de 2008 Año 2 No. 5

Nueva exposición:Tatuajes, peinados y vestimenta de nuestros antepasados.

La Producción Textil en Santa Isabel, Rivas.

Antropología Histórica Cultural sobre La Batalla de San Jacinto (1856).

Inventario de colecciones arqueológicas en Granada.

Visitas estudiantiles.

“Florcoloricultura Textural” de Ligia Sandino.

Mi Museo y Vos�

Por Edgard Espinoza Pérez*

Humberto León Obando

A

* Director Museo Nacional de Nicaragua. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.

El Lenguaje del Cuerpo: vestidos, collares, tatuajes y otros.

finales del siglo XIX, un enigmá-tico artista cono-cido solamente

como F. Diezman nos dejó tres acuarelas que representan tres momen-tos de la vida cotidiana en el Río San Juan. Dos de ellas están destinados a la caza del manatí –una especie ahora extinta en el río- y la otra recrea una canoa con un grupo de lo más pintoresco: Un músi-co, una mujer vestida de huipil con un puro en la boca, el capitán que sos-tiene entre sus manos el timón de la embarcación y varios remeros indios. Lo que es recurrente en las composiciones es que nuestros indígenas están casi completamente des-

nudos y otros, mostrando el torso o en proceso de desnudarse para iniciar sus labores del día. El reconocido viajero norte-americano Squier que vi-sitó Nicaragua unas déca-das antes, se molestaba por la tradición indígena de mostrar sus cuerpos des-nudos sin ningún tipo de pudor o vergüenza. Pero es que el cuerpo desnudo o ligeramente cubierto fue la forma más común de vestimenta en nuestras sociedades precolombi-nas. Como lo ha mencio-nado el Dr. Frederick Lan-ge “En America Central y Sud América la figura (hu-mana) es frecuentemente representada desnuda con una vestimenta mí-nima en las mujeres, que generalmente cubren los genitales, en el caso de los hombres en su mayor

parte sin nada. Pero se le dio una gran atención al tratamiento del cabello. Más que vestida la figura femenina se representa extensamente tatuada o con pintura corporal apli-cada con sellos circulares. Sin duda el calor y la hu-medad tropical incitaban una vestimenta ligera.

El embellecimiento del cuerpo de nuestros indí-genas no solamente re-presentaba una cualidad personal, sino que identi-ficaba un grupo étnico de-terminado o la madurez de los individuos. El cro-nista Gonzalo Fernández de Oviedo menciona en su obra que a los varones nicaraos que ya habían alcanzado su madurez y se distinguían por sus habilidades en combate se realizaban una forma

Mi Museo y Vos �

particular de peinado que no estaba permitido al co-mún de los individuos.

El mismo cronista reporta que los tatuajes corpora-les se realizaban con na-vajas –pedernales como él dice- de piedra. Una vez escarificada la piel se le untaba un polvo negro llamado Tile, que se obte-nía de la resina de los pi-nos provenientes del norte o de las faldas del Volcán Cosigüina. Sin duda algu-na estas navajas estaban hechas de obsidiana, un vidrio volcánico que tiene un filo más limpio que una hoja de afeitar moderna y que no se encuentra en Nicaragua. Estudios sobre traces químicas aplicados a la obsidiana encontrada en los sitios arqueológicos nicaragüenses demues-tran que provenía de El Salvador o Guatemala y esto nos permite inferir que la obsidiana tenía un valor especial, ya que con ellos se podía identificar la pertinencia de una perso-na a un grupo determina-do.

Las diferencias en la for-ma del tratamiento del cuerpo y de la parafernalia utilizada por los individuos como colgantes de jades, oro o plumas exóticas, re-presentaban símbolos de estatus y estos objetos de lujo estaban restringidos solamente a las elites go-bernantes, ya que no te-nían una circulación libre y solamente se intercam-biaron entre personas de alto rango social, quienes de esta manera podían demostrar su poder y prestigio.

Pero el cuerpo humano no solamente representa una identidad física, sino que es el “estuche del alma”, y en varias partes del cuer-po se pueden identificar puntos especiales que tienen la capacidad de absorber los maleficios. Estos puntos son conoci-dos por una casta espe-cial de personas hombres o mujeres que pueden ab-sorber previo un entrena-miento especial este tipo de males. Estos enigmá-ticos personajes son los

chamanes indígenas que se pueden identificar en algunas figurillas de cerá-mica o piedra.

En esta oportunidad Mi Museo ha hecho una selección de objetos ar-queológicos que permi-te mirar cómo nuestros indígenas concebían el cuerpo humano. Lejos de las figuras estilizadas y delgadas de ahora, la representación del cuerpo precolombino es una fies-ta a la forma abundante, que privilegia lo natural, pero que se debe cuidar ya que en el cuerpo es donde radica el alma y esta puede ser amena-zada por fuerzas oscuras. Para mantenerse vivo, el cuerpo debe estar prepa-rado y las áreas débiles debidamente fortalecidas. Esto se logra con la ayuda del color y las formas. Sin duda los colores jugaron un papel importante en la construcción de las repre-sentaciones que se reali-zaron en el cuerpo. Pero el color será una historia para otro día.

Mi Museo y Vos�

Por Geoffrey G. McCafferty y Sharisse D. McCafferty*

L

* Departamento de Arqueología. Universidad de Calgary, Canadá.

La Producción Textil en Santa Isabel, Nicaragua

a vestimenta es una de las formas más im-portantes de la

cultura material en con-textos etnográficos. Sin embargo, debido a su limitada preservación, los restos arqueológi-cos de tela son escasos en la mayoría de los sitios explorados. De manera recurrente, los artefactos asociados a la producción textil re-gistrados en contextos arqueológicos incluyen ruecas para hilar y he-rramientas de hueso ta-llado. Este artículo pre-senta los resultados del análisis de material en una muestra de ruecas y herramientas de hue-so del período Postclá-sico Temprano del sitio

Santa Isabel en Rivas, Nicaragua. Las fuentes etno-históricas identifi-can varios grupos cultu-rales mesoamericanos en la región durante este período. El grupo lingüístico Oto-Mangue, llamado también Choro-tega, es probablemente el grupo cultural que habitó el sitio de San-ta Isabel, Rivas. Los textiles probablemente fueron hechos de algo-dón, entre otras fibras vegetales. Además de la producción textil para vestimenta, se conside-ra la posibilidad de la fa-bricación de hamacas y redes para pescar.

Los textiles han desem-peñado un papel impor-tante en prácticamente todas las culturas de la historia del mundo. Ellos son funcionalmen-

te importantes como protección contra los elementos medioam-bientales como el cli-ma; son culturalmente significativos para la comunicación de infor-mación social y como intercambio comercial y homenaje. Entre los Nahuas del Postclásico de México Central, los textiles incluso se uti-lizaban como valor de cambio, al igual que la moneda. Otros estudios han examinado la rela-ción entre el hilado y el tejido desde una ideo-logía femenina, porque a menudo, las mujeres sobrenaturales promi-nentes son asociadas con la producción textil. De hecho, la cosmo-logía mesoamericana incorpora metáforas re-lacionadas con el tejido para describir aspectos

Mi Museo y Vos �

tales como el caos vs orden.

El cronista colonial Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdéz, des-cribió la vestimenta de las nativas de Nicara-gua, quienes utilizaron el algodón y fibras de maguey para sus pro-ductos textiles, con el calificativo específi-co de que las mujeres “vestían como las mexi-canas.”

Las ruecas son una de las clases prominentes de artefactos encontra-dos en el Postclásico en Mesoamérica. Una hipótesis de trabajo es que las dimensiones y la forma de las ruecas están relacionadas con

su función como “rue-das volantes” durante

el acto de transformar la materia prima en hilo por el método de torsión. En un amplio estudio de aproximada-mente 1000

ruecas del sitio de Cho-lula en México Central, hemos desarrollado una metodología para la medición de las ruecas, que incluye el diámetro, altura, forma (definida como la proporción de altura por diámetro), peso y tamaño del agu-jero. Estos diferentes parámetros dan lugar a una tipología que se ha utilizado comparati-vamente para inferir el tipo de fibra hilada y el método de hilado empleado.

Tiestos o frag-mentos de las va-sijas quebradas, tanto lisos como

policromos, fueron utili-zados para fabricar rue-cas en forma de discos perforados, por lo que la decoración no parece haber sido una conside-ración importante. Las ruecas modeladas de vez en cuando fueron decoradas con incisión ordinaria sobre la super-ficie lisa. La decoración incisa incluye motivos geométricos y círculos. Dos ruecas tenían un motivo de tejido, idéntico a la representación esti-lística para los textiles de Cholula. Otro frag-mento de rueca puede estar mostrando el ojo y el hocico volteado de un reptil. Otros usan un motivo de ‘escalera’ dis-tribuidos en un panel de cuatro secciones sobre la superficie de la rue-ca.

Mi Museo y Vos�

Un centenar de objetos de hueso se interpre-tan como herramientas para la producción tex-til, entre las que se in-cluyen agujas, leznas pequeñas y medianas, picos y machetes. Las herramientas de tejer fueron hechas de hue-sos de pescados, ma-míferos y aves.

Agujas y leznas fue-ron muy pulidas y con frecuencia sometidas a tratamiento térmico para una mayor dureza. Los picos fueron gene-ralmente aplanados en un lado, y fueron usa-dos en el tejido para le-vantar la urdimbre para crear patrones intrinca-dos. Ellos también pu-dieron haber sido usa-dos como espaciadores para conformar el tejido de las redes para pes-car. Un pico midió 6.3 cm. de largo por 1.2 cm. de ancho. Varios frag-mentos de machetes de hueso fueron recu-perados. Ellos son muy planos y cónicos en una

punta; aunque ningún machete completo fue hallado, su tamaño su-giere que ellos fueron pequeños, y probable-mente usados para el tejido de fajas o cintas para el cabello. También fueron hallados varios fragmentos de mache-tes de piedra verde, de tamaño y forma simila-res a los machetes de hueso.

Discusión

La cultura material del sitio Santa Isabel inclu-ye una amplia variedad de clases de artefactos, entre ellos ruecas de cerámica y herramien-tas de hueso. En parte, debido a la excepcional preservación en el lu-gar, las herramientas de hueso forman un recur-so potencialmente im-

portante pues rara vez se encuentran en sitios precolombinos.

Cuando se plotean es-pacialmente, surgen interesantes patrones. 73 ruecas fueron recu-peradas, estando rela-tivamente distribuidas de manera uniforme entre todos los locus del sitio, proporcional a la cantidad de área ex-cavada. El Locus 2 en el Montículo 6 tuvo el mayor número de rue-cas, pero también fue el sitio de excavación más intenso. El Locus 1 del Montículo 3 tuvo la se-gunda mayor cantidad, y la segunda cantidad más alta de área exca-vada. Del mismo modo, no hay gran diferencia entre las zonas con ruecas de discos perfo-rados y ruecas modela-

Mi Museo y Vos �

das, indicando que no hay evidencias de es-pecialización funcional en la técnica del hilado o la calidad del hilo pro-ducido sobre la base de esta distinción. Nueve de trece ruecas del de-nominado Tipo K se en-contraron en el Locus 2, y el resto en el Locus 1, por lo que algún grado de especialización pu-diera existir si las rue-cas del Tipo K fueron utilizadas para un tipo de fibra determinado.

En contraste, las herra-mientas de hueso fue-ron altamente focaliza-das, con el Locus 2 del Montículo 6 teniendo la mayor concentración de herramientas. Aquí se recuperaron 22 de las 28 agujas (79%), 24 de 37 leznas (65%), el 75% de todos los picos, y el 100% de los machetes. El Montículo 6 es cla-ramente el centro de la producción textil, aun-que todas las zonas del montículo participaron en la producción de hilo.

En con-t r a s t e , cinco de las sie-te herra-m i e n t a s compues-tas (71%) se encon-traron en el Locus 1 del Montículo 3, mien-tras que otra fue encon-trada en asociación con el entierro de adultos de una posible lapida-ria del Montículo 5. La disimilitud en el patrón de distribución sugiere que estas herramientas compuestas, no forma-ban parte del conjunto de herramientas de la producción textil y pu-dieron haber sido utili-zados para alguna otra producción especializa-da.

Los tipos de ruecas de los tipos denominados B, D, G, K fueron los más comunes. El Tipo B, pudo probablemente haber sido utilizado en apoyo al hilado de fibras

de cultivos cortas, como el algodón para producir hilo perfectamente del-gado, quizás para urdir los hilos de las redes de pesca. El Tipo D pudo producir un suave y más flojo hilo de cultivos de corta longitud como algo-dón o plumas. Mientras, las plumas no se retuer-cen bien por sí mismas, cuando se mezclan con el algodón producen un hilo suave y de colores brillantes. El Tipo G de ruecas es el más versátil de todos los tipos, útil ya sea para la reducción o para el apoyo al hilado, para producir una va-riedad de calidades. La nueva definición de rue-cas Tipo K no se corres-ponde bien con los tipos de ruecas relacionadas con el hilado del maguey,

Mi Museo y Vos�

ya que son más ligeras que las ruecas para hilar este en México Central. Las características mor-fológicas de las ruecas de Tipo K son aptas para el hilado de largas fibras de cultivos, por lo que tal vez se utilizaron para una especie de agave o una planta similar. Un inusual grupo de ar-tefactos encontrados en Santa Isabel son ruecas y sables de piedra verde. Las ruecas correspon-den a los tipos funciona-les G y K, y el pulido de los sables puede indicar el desgaste por uso. Por otra parte, el material exótico de estos objetos, incluido el trabajo adicio-nal necesario para pro-ducirlos, sugiere que es-tos pudieron haber sido

objetos de valor, quizás indicativo de un elevado estatus social adscrito a hiladores y tejedores. Mientras la clara eviden-cia de hilado y tejido, como actividades de gé-nero, no se ha estableci-do para el Postclásico de Nicaragua. Siguiendo un modelo Mesoamerica-no, es probable que las mujeres fueran las prin-cipales productoras de textiles. Si estas herra-mientas de piedra verde indican un alto estatus, ello podría corresponder a las relaciones etnohis-tóricas de que las muje-res ocupaban una alta posición social entre los Chorotega. Los mache-tes de tejer de piedra verde son conocidos en Costa Rica, entre ellos algunos con decoración

incisa que recuerda el tallado de machetes de hueso de la Tumba 7 de Monte Albán.

Si bien el análisis de la cultura material del Pro-yecto Santa Isabel está aún en curso, el rico re-gistro material que se ha recuperado está propor-cionando una de la más detallada información encontrada hasta ahora para la vida doméstica en el área de Gran Nico-ya, y en particular Nica-ragua (McCafferty n.d.). Además, ahora se tiene la oportunidad de debatir la producción textil de Ni-caragua en Santa Isabel, y ponerla en un contexto comparativo con otros si-tios en América Central y Mesoamérica.

Referencias citadas:

Abel-Vidor, Suzanne1981 Ethnohistorical Approaches to the Archaeology of Greater Nicoya. In Between Continents/Between Seas: Precolumbian Art of Costa Rica, edited by Elizabeth P. Benson, pp. 85-92. Harry N. Abrams, Inc. Publishers, New York.

Espinoza P., Edgar, Ramiro García V., and Fumiyo Suganuma1999 Rescate Arqueológico en el Sitio San Pedro, Malacatoya, Granada, Nicaragua.

Mi Museo y Vos �

Instituto Nicaragüense de Cultura, Museo Nacional de Nicaragua, Managua, Nicaragua.

Fowler, William R., Jr.1989 The Evolution of Ancient Nahua Civilizations: The Pipil-Nicarao of Central America. University of Okla¬homa Press, Norman, OK.

Healy, Paul F.1980 Archaeology of the Rivas Region, Nicaragua. Wilfred Laurier University Press, Waterloo, Ontario.

Klein, Cecelia F.1982 Woven Heaven, Tangled Earth: A Weaver’s Paradigm of the Mesoamerican Cosmos. In Ethnoastronomy and Archaeoastronomy in the American Tropics, edited by Anthony F. Aveni and Gary Urton. Pp. 1-35. New York: Annals of the New York Academy of Sciences, vol. 385.

McCafferty, Geoffrey G.2008 Domestic Practice in Postclassic Santa Isabel, Nicaragua. Latin American Antiquity 19 (1).

McCafferty, Sharisse D. and Geoffrey G. McCafferty1991 Spinning and Weaving as Female Gender Identity in Post-classic Central Mexico. In Textile Tradi¬tions of Mesoamerica and the Andes: An Anthology, edited by Margot Schevill, Janet Catherine Berlo and Edward Dwyer, pp. 19-44. Garland Publish¬ing, New York, NY.

2000 Textile Production in Postclassic Cholula, Mexico. Ancient Mesoamerica. 11:39-54.

2006 Weaving Space: Textile Imagery and Landscape in the Mixtec Codices. In Space and Spatial Analysis in Archaeology, edited by Elizabeth C. Robertson, Jeffrey D. Seibert, Deepika C. Fernandez, and Marc U. Zender, pp. 333-341. Proceedings of the 34th Annual Chacmool Conference, University of Calgary Press, Calgary, AB. Oviedo y Valdés, Gonzalo Fernando 1976 Nicaragua en las Crónicas de Indias: Oviedo. Banco de América, Fondo de Promoción Cultural, Serie Cronistas 3, Managua, Nicaragua.

Mi Museo y Vos�0

* Departamento de Investigaciones Antropológicas del Museo Nacional de Nicaragua.

* Director de Mi Museo.

E

Antropología Histórica Cultural sobre La Batalla de San Jacinto (1856)

Informe preliminar de las investigaciones arqueológicas “in situ” Hacienda San Jacinto

(25 de Marzo al 5 de Mayo de 2008)

Por: Ramiro García Vásquez*

Humberto León Obando*

Juan Bosco Moroney

Oscar Pavón Sánchez

ste artículo es un condensado de las investigacio-nes vinculadas a

La Batalla de San Jacinto con un enfoque antropo-lógico, histórico-cultural; sustentado con investi-gación arqueológica. Los trabajos se iniciaron a fi-nales del mes de Abril y se finalizó en el mes de Mayo.

El propósito de estos estu-dios en reconstruir la his-

toria de La batalla de San Jacinto desde una óptica antropológica cultural.

Estas investigaciones científicas, culturales y antropológicas han permi-tido reflexionar sobre nuestro pasado y la herencia cul-tural que tiene su origen en la invasión espa-ñola.

Hombres con una filosofía de destrucción, guerras y ambición por el poder, cometieron asesinatos, violencia en su más alto extremo y saqueo de nuestras riquezas natura-

El Realejo, Nicaragua. Donde arribó Walker el 16 de Junio de 1855. Ilustración tomada de la obra de Bedford Pim.

Mi Museo y Vos ��

les como botín de guerra. Un grupo armado que no respetaba ni las ordenan-zas de su rey, menos aún la vida y cultura de los pueblos que encontraron en nuestro territorio.

La arqueología y su interrelación con la historia: Guerra de 1854

El 25 de Mayo de 1854, Jerez aparece triunfante en Granada con un ejér-cito de 800 hombres. En represalia, el presidente Frutos Chamorro crea un decreto declarando la guerra a muerte y que to-dos los prisioneros fueran fusilados de forma inme-diata. Máximo Jerez res-ponde acusándolo de trai-dor a todo aquel que acate las órdenes de Chamorro. Estos acontecimientos sociopolíticos entre los caudillos de Nicaragua a inicios de los años de 1850 son el origen de una guerra mezquina entre hermanos que más tarde permiten pisotear la digni-dad nacional.“En 1821 se da la indepen-

dencia de España, pero el gobierno de la nueva pro-vincia queda en manos de los criollos españoles que nacieron en Nicaragua, pero eran herederos de la conducta y modo de vida de sus antecesores pe-ninsulares.”

En 1854 los Criollos de Nicaragua alcanzan un caos como nación debido a sus posiciones viscera-les, igual que el comporta-miento de enfrentamiento de los primeros gobiernos españoles de Pedrarias Dávila y Rodrigo de Con-treras, que fueron los cau-santes de la destrucción y

abandono de la primera capital de la provincia de Nicaragua. Así mismo, 300 años después Nica-ragua estaba dividida y rumbo a la destrucción de su integridad nacional.El grupo armado dirigido por Jerez tomó el nombre de “Democrático”, toman-do como distintivo una divisa roja; y el grupo en-cabezado por Chamorro se autollamaban “Legi-timistas”, y toman como distintivo una cinta blanca. Estas acciones antagó-nicas marcan el destino de la nación y dan pauta a una nueva invasión. El ejército Democrático esta-

Técnicas y metodología aplicada en las excavaciones.

Mi Museo y Vos��

ba compuesto de hordas indisciplinadas, al verse sin jefe se dedicaron al saqueo y toda clase de abusos. Chamorro, apro-vechando la situación del grupo dirigido por Jerez quien había sido herido, comenzó a reclutar gente para su grupo de armados desarrollando actos vandáli-cos.

El grupo arma-do de los De-mocráticos se retira a León y constituyen su propio go-bierno nom-brando como representante a don Francisco Castellón, quien toma po-sición el 11 de julio y nom-bra como Ministro a don Pablo Carvajal. El primer decreto de su gobierno provisional fue el 16 de junio, en cual le declara la guerra a muerte al go-bierno de Chamorro que se haya atrincherado en Granada.

Entre 1854 y 1855 los grupos Democráticos y Legitimistas no lograron la unidad como nación, si no que por el contrario las luchas y enfrentamientos aumentaban y siempre sobraban los motivos para la guerra.

El resultado fatal de la desunión y ambiciones políticas de los criollos de Nicaragua llevó al líder Castellón a firmar un con-trato con el norteamerica-no Byron Cole, para que trajera 200 hombres a Nicaragua para luchar en contra de los granadinos. Este hecho sucedido el

28 de Diciembre de 1854 se convertiría en la gran tragedia para la madre patria Nicaragua, y mar-ca una intervención nor-teamericana permanente que tenían como objetivo el saqueo de las riquezas y la continuidad del escla-

vismo sufrido anteriormente durante la in-vasión y domi-nio español.

Byron Cole era un hom-bre adinerado, pero miembro de una banda de delincuen-tes que ope-raban en el sur de los Estados Unidos de es-

tos años. Cole traspasa el contrato hecho con Caste-llón a William Walker, que era un temible aventure-ro que acababa de sem-brar el terror en los esta-dos de Sonora, México. Partió del puerto de San Francisco en el bergantín Vesta con 58 hombres, muchos menos de los

Los cúmulos de piedras fueron indicadores culturales para seleccionar el área afectada por la excavación .

Mi Museo y Vos ��

prometidos por haber sido embargado el barco por deudas, lo que provocó que muchos mercenarios abandonaran la empre-sa. Tras una semana de navegación, desembarcó el 13 de junio de ese año en El Realejo. Fue nom-brado “coronel del ejército democrático” y organizó su ejército con la denomi-nación de la falange. Lue-go de tres semanas de refriega, que culminaron con la toma de Grana-da donde mandó fusilar al ministro legitimista Sr. Mayorga, pactó con Don Ponciano del Corral acor-dando nombrar presiden-te a Patricio Rivas, por un período de catorce meses si antes no se celebraban elecciones. Walker asumió el cargo de general en Jefe del Ejérci-to de Nicaragua y Poncia-no del Corral ministro de la Guerra. Posteriormen-te, Walker entregó a un Consejo de Guerra com-puesto por sus oficiales, a Ponciano del Corral y lo ejecutó el 8 de noviembre de 1855.

Comportamiento de los Criollos Políticos de Ni-caragua ante el dominio de William Walker:

Parecía inconcebible en el exterior, que 55 hombres pudieran sojuzgar a toda una nación. El gobierno de Nicaragua se organizó a conveniencia de un aventurero extranjero. Se le ponía fin a la guerra, nombraban a don Patricio Rivas presidente de Nicaragua, pero el mando absoluto de las armas quedaba en manos de William Walker y su banda de delincuentes entonces

reconocidos como La Falanje americana.

El Presidente Patricio Ri-vas colocó en los ministe-rios de estado a Máximo Jerez en relaciones exte-riores, a Ferrer del mismo partido de Jerez en crédito público y al filibustero Par-ker H. French en Hacien-da, este sujeto era nada menos que un Tahúr pro-fesional y tenía en sus ma-nos el tesoro de la nación. Además, French tenía en Norte América cuentas pendientes con el gobier-no, por tal razón era bus-cado como delincuente.

Descubrimiento del primer individuo, las características bioantropológicas de la osamenta sugieren que se trata de un individuo nativo caído en la batalla.

Mi Museo y Vos��

Walker en Nicaragua actuaba como juez ins-tructor, acusador y testigo cuando decidía asesinar a quien no le servía, pero eso era llamado sentencia y ejecución. El caso más conocido fue el de Pon-ciano Corral.

Corral fue un servil de Walker, pero fue engaña-do en muchas ocasiones por las actitudes delictivas del filibustero; y al mostrar desacuerdo con el vánda-lo pagó con su vida. Los políticos de Nicaragua estaban tan divididos que con gusto hubieran dejado a William Walker el mando de la nación sin interferen-cias, pero ocurrió que el Filibustero era un tipo muy vulgar, aventurero, cuya

vista no alcanzaba mas allá de sus conveniencias personales y optó por el gastado sistema de apo-yar al que consideró más débil contra el más fuerte para explotar la división; en su idea de saqueo esto le permitiría acabar con el grupo que tenía más resistencia y luego en-cargarse él mismo de los débiles y quedarse con el país, pero ocurrió que el filibustero nunca alcanzó su objetivo militar.

La misma iglesia que su-ponían podría alarmarse ante el peligroso delin-cuente, fue por el contrario igualmente servil, hasta el punto de utilizar el pulpito para discursos en home-naje al filibustero, cuando

don Agus-tín Vigil, pri-mer orador sagrado de la iglesia, agotó su vocabulario de adula-ción al lla-

mar a Walker

desde la tribuna del Es-píritu Santo, Ángel tutelar y Estrella del Norte. Ade-más, tomaron las alhajas de los templos para que un vándalo como Walker se comprara armas y municiones, que poste-riormente sirvieron para atacar nuestra nación y quemar la colonial ciudad de Granada.

Walker en artículos pe-riodísticos que publicó en Estados Unidos, conside-raba a los nicaragüenses como animales dignos de tratarse como esclavos, esto lo publicaba en buen inglés y en español bárba-ro.

El mismo presidente de Estados Unidos Mr. Pier-ce, escribió una proclama prohibiendo a la Unión Americana que tomaran parte de las expediciones de Walker, que llamó Ver-gonzosas y Criminales. (J. Dolores Gámez. Pág. 403)

1849: E. George Squier es nombrado represen-Cráneo que muestra posibles afectaciones

traumática en el occipital, aún no determinado.

Mi Museo y Vos ��

tante del gobierno norte-americano en Nicaragua, publica un libro a cerca de Nicaragua en que anuncia igual que San Francisco de California, el territorio nicaragüense pasara a formar parte del territorio norteamericano (Fonse-ca. C. Obras. Pág. 383). Interpretación Antropo-lógica de los sucesos que antecedieron la Ba-talla de San Jacinto

Se ha querido mencionar estas citas históricas para reflexionar en la filosofía

de una nación que estaba formada por dos grupos sociales totalmente distin-tos: el grupo de los crio-llos, pequeños burgueses que peleaban a muerte por el poder y los recursos que habían sobrevivido a sus parientes peninsula-res. Este grupo sin nacio-nalismo ni unidad habían puesto la naciente nación en manos de la banda más descarada y delin-cuente del sur de estados unidos.El otro grupo social eran los campesinos y traba-jadores, pueblo descen-

diente de los chorotegas – Nicaraos, Caribices y Chontales que sufrían los abusos de los criollos y posteriormente los de William Walker y su ban-da, pero que eran los úni-cos capaces de defender la soberanía de su Nica-ragua, la tierra de sus an-cestros Náhuatl.

Esta es la verdadera im-portancia antropológica, cultural de la Batalla de San Jacinto.

Bibliografía:

José Dolores Gámez.Historia de Nicaragua. Desde los tiempo prehistóricos hasta 1860, en sus rela-ciones con España, México y Centroamérica. Segunda Edición. Managua Fondo de promoción cultural. BANIC, 1993.

La guerra en Nicaragua – The war in Nicaragua. Según as reported by. Harper”s Weekly - Jornal Civilization 1857–1860.

La guerra en Nicaragua – The war in Nicaragua. Según as reported by. Frank Leslie”s. News Paper. 1855–1857.

Carlos Fonseca Obras – Tomo 1. Bajo la bandera del sandinismo. Recopilación de textos del instituto de estudio del sandinismo. Editorial Nueva nicaragua. 1985.

Mi Museo y Vos��

Por Cecilia Guadalupe Vásquez *

D

* Encargada Inventario de colecciones arqueológicas. Mi Museo.

Inventario de colecciones arqueológicas en Granada

e acuerdo al convenio de co-laboración firma-do entre el Sr.

Peder Kolind, propietario de Mi Museo y el Arq. Luis Morales, Director del Insti-tuto Nicaragüense de Cul-tura (INC) que se llevó a cabo en la ciudad de Gra-nada el día 3 de Marzo del corriente. Se procedió a realizar los siguientes In-ventarios de colecciones privadas de cerámica pre-colombina:- Sr. José Antonio Ruiz Vargas, en su casa de habitación en Calle la Cal-zada en la ciudad de Gra-nada, el día 3 de junio del corriente. Se inventariaron 65 piezas de cerámica.- Sr. John Marc, en la ciu-dad de Diriomo el día 5 de junio del corriente, inven-

tariando 59 piezas.- Sr. Marco Snoek, en la ciudad de Granada, el día 10 de junio del corriente, se inventariaron 12 piezas.

El objetivo principal del convenio es promover el rescate, preservación y conservación del patri-monio histórico y cultural de la Nación. Mi Museo colabora con este conve-nio en la realización del inventario de colecciones arqueológicas y sitios ar-queológicos de la ciudad de Granada, el cual ten-drá finalidad en el mes de Sep-tiembre del co-rriente.

Las personas que participaron en la realización de los inventarios mencionados anteriormente fueron don Luís

Gómez, quien estaba encargado de fotografiar cada una de las piezas; Ángela Busto encargada de codificar cada pieza; Juana Sunsín, tomaba las medidas a cada una de las piezas; Yahaira Gutiérrez, llevaba las piezas al lugar donde se estaban fotogra-fiando; la autora, encarga-da de la descripción de cada pieza de cerámica; Humberto León, Director de Mi Museo, encargado de supervisar el trabajo realizado por el equipo.

Mi Museo y Vos ��

Por Clarisol Reyes*

* Responsable de eventos. Mi Museo.

Visitas estudiantiles

A partir del 21 de abril del pre-sente año, Mi Museo comien-

za a recibir la visita de estudiantes de más de 15 colegios invitados a través del MINED, en un horario comprendido de 8:00 a 11:00 a.m. y de 2:00 a 4:00 p.m., asis-tiendo cuatro colegios por día, con grupos de 50 estudiantes y acom-pañados por sus maes-tros guías, dos colegios por la mañana y dos por la tarde, durando una

hora en Mi Museo cada colegio.

La exhibición cerámica está distribuida en cua-tro salas, en cada sala se encontraba un guía con un grupo compues-to de 13 estudiantes y un maestro. La exposición duraba un aproximado de 5 minutos por sala. Siempre se encontraba un guía en el corredor, para cuando el grupo terminara de ver la ex-posición de las salas, el guía se encargaba

de su-ministrar la expli-c a c i ó n co r res -pondien-te a las p i e z a s que se encuen-tran en el corre-dor y de

llevarlos al jardín a re-cibir un pequeño refri-gerio, como muestra de agradecimiento por su asistencia y a los profe-sores se les obsequia-ba una camiseta con el logotipo del museo.

Los colegios que visi-taron el museo fueron: Elena Arellano, Carmela Noguera, Lorenzo Gue-rrero, El Escudo, Rubén Darío, San Pablo Após-tol, San Antonio, Sara Mora, Padre A. Estella, Mercedes Mondragón, Padre A. Cuadra, Santo Tomás, Margarita Urbi-na, Gertrudis Bermúdez y El Arco Iris.

Las visitas finalizaron el día 7 de Junio del co-rriente, atendiendo a un total de 1,500 estudian-tes, entre las edades de 7 a 20 años, de tercer grado a quinto año.

Mi Museo y Vos��

Por Fernando López Gutiérrez

E

“Florcoloricultura Textural” de Ligia Sandino

n la obra más re-ciente de la pin-tora granadina Ligia Sandino se

reafirman sus motivacio-nes de expresión pictóri-ca, a través de una expe-rimentación que le está saliendo favorable, según los indicios. Ha trabajado afanosamente en el lo-gro de unas formas apa-rentemente indefinidas, abstractas a simple vis-ta, pero que el ojo aten-to podrá ir identificando como sinuosas formas vegetales y en algunos casos animales, cuando estas últimas no son tan evidentes.

La artista se ha empeña-do con firmeza y cons-tancia en arrancarse de la vista variedad de flores, helechos, vainas, chirriones, hojas de dife-rentes formas, colores y texturas. Y para generar

la vegetación abundante a partir del centro irradia-dor, explosiona estelas de colores que se trastocan en formas insinuantes; de la pupila al lienzo, le es-talla el iris y con violencia cromática se posesiona del espacio adueñándose de la tela para atraparnos en una vorágine que sólo puede ser disfrutada con el deleite de la contempla-ción. Esta temática es la que predomina el contexto

de la exposición de Ligia, que se abre al público en Mi Museo de la ciudad de Granada, próximamente.

Hay que destacar ade-más su destreza técnica que exhibe ante el público con más de una veintena de sus obras en las que incluye: óleo y acrílico so-bre tela o canvas, graba-dos de diferentes técnicas a los que con predilección se entrega en afanosas

El Abrazo. Pintura de Ligia Sandino

Mi Museo y Vos ��

Mi Museo, Calle Atravesada 505, Frente a Bancentro. Granada, Nicaragua. Telf. (505) 552-7614 www.granadacollection.org E-mail: [email protected]

Horario de atención: Lunes-Domingo: 8:00 a.m. - 5:00 p.m.Entrada gratuita.

aplicaciones de colores y collages, pero sobre todo influenciada por el intri-gante despliegue de las texturas, de sacarle for-mas a la nada con insóli-tos elementos: una rama sin ropajes, un trozo de vendaje inmaculado, una porción de arena de lago Cocibolca sin contaminar, el pedazo rasgado de una bata vieja, la argolla de un calcetín recién la-vado, el grabado de un anillo de bodas que no fue utilizado, piedras cal-cinadas de una vesícula recién explotada, en fin,

inverosímiles cosas que con ajuste creativo se in-corporan a una propues-ta estética y hacen parte de la obra en el papel o función de tramoya, pero esencial para el resultado artístico y todo estos hilos manejados con la habili-dad y sensatez que pro-porcionan los años en el oficio: usa los elementos domeñándolos y hacién-dolos hablar su lenguaje, el de ella, el de la aventu-ra pictórica.

Yo he visto nacer y cre-cer su obra, he sido casi

culpable de que pasara del bordado al lienzo y el papel para sus travesu-ras de niña del pincel y la espátula, a lo largo de varios años ha peleado con los colores buscan-do como sacarles la ex-presión. Los resultados me parecen considera-blemente buenos, pero si quieren conocer parte de su proceso recorran la exposición o bien ac-cedan a la página web: www.c3mundos.org en la cual podrán saber más sobre su obra.

Mi Museo y Vos�0

Sugerencias al e-mail:[email protected]ón y diseño: Nora Zambrana LacayoFotografía: Nora Zambrana Lacayo Humberto León Obando