Metafísica y Filosofía de La Religión

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Metafísica y filosofía de la religión en Hegel María José de Torres Resumen Hegel critica la falta de consecuencia de la teología cristiana tradicional por hacer de Dios algo inaccesible, abstracto, desligado de la realidad finita, y por aceptar la facticidad de la conciencia religiosa como una postura alienada, que no lucha por la transformación de la realidad. Pero la racionalización de la fe cristiana introducida por el reduccionismo de Hegel es desenmascarada por la teología consciente de que el discurso de la filosofía sobre la religión elimina el elemento de misterio y relación interpersonal que es constitutivo de la experiencia religiosa cristiana. La fe cuestiona todo discurso sobre Dios. Palabras clave: filosofía de la religión, Dios, racionalismo, gnosticismo, conocimiento absoluto, autoconciencia, espíritu, religión, fe cristiana, escatología. Hegel es considerado, y no si razón, como uno de los pensadores que más ha marcado el desarrollo filosófico contemporáneo. Su obra es rica y fecunda, y la inmensa variedad de interpretaciones que ha ocasionado es el índice más palmario de su complejidad, no exenta de gran ambigüedad. Por otra parte, la evolución constante de la filosofía hegeliana, tanto en la forma como en la actitud

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Metafsica y filosofa de la religin en HegelMara Jos de Torres

ResumenHegel critica la falta de consecuencia de la teologa cristiana tradicional por hacer de Dios algo inaccesible, abstracto, desligado de la realidad finita, y por aceptar la facticidad de la conciencia religiosa como una postura alienada, que no lucha por la transformacin de la realidad. Pero la racionalizacin de la fe cristiana introducida por el reduccionismo de Hegel es desenmascarada por la teologa consciente de que el discurso de la filosofa sobre la religin elimina el elemento de misterio y relacin interpersonal que es constitutivo de la experiencia religiosa cristiana. La fe cuestiona todo discurso sobre Dios.Palabras clave: filosofa de la religin, Dios, racionalismo, gnosticismo, conocimiento absoluto, autoconciencia, espritu, religin, fe cristiana, escatologa.Hegel es considerado, y no si razn, como uno de los pensadores que ms ha marcado el desarrollo filosfico contemporneo. Su obra es rica y fecunda, y la inmensa variedad de interpretaciones que ha ocasionado es el ndice ms palmario de su complejidad, no exenta de gran ambigedad. Por otra parte, la evolucin constante de la filosofa hegeliana, tanto en la forma como en la actitud (ahora crtica, ahora especulativa), contribuye a dificultar la comprensin de lo que en ltima instancia quiso decir Hegel. En lo que concierne al tema de la religin, objeto de este trabajo, se hace patente la distancia y simultneamente la intrnseca relacin que existe entre los escritos de juventud y las Lecciones sobre Filosofa de la Religin, culminacin de su sistema de madurez. Interpretando hegelianamente al propio Hegel, se podra decir que el comienzo est recogido y superado en el resultado final, y ste no es comprensible sin tener en cuenta aqul y todo el desarrollo intermedio.Debido a ello, es difcil abordar un aspecto cualquiera del sistema hegeliano sin hacer referencia a ste en su conjunto. Por lo que respecta a la filosofa de la religin, el asunto se complica ms an, puesto que, en cierto modo, toda la filosofa hegeliana es filosofa de la religin, o filosofa del Absoluto, e incluso teologa. La construccin metafsica de Hegel est en la base de su reflexin sobre la religin, pero a la vez dicha construccin es elaborada en un gigantesco esfuerzo por repensar desde dentro, crtica y dialcticamente, la tradicin cristiana. En Hegel es imposible separar la ontologa de la teologa y la reflexin sobre las manifestaciones histricas del espritu: todo est inextricablemente interpenetrado en un sistema que pretende ser absoluto. Por ello mismo, filosofas menos ambiciosas que la hegeliana miran a sta con des-confianza, sospechando de su misticismo especulativo, ajeno a los planteamientos propios de la reflexin finita. Por otro lado, la teologa cristiana ortodoxa atisba en Hegel, junto a elementos teolgicos de la ms genuina tradicin cristiana, un talante racionalista y gnstico del que recela de entrada, perdiendo la oportunidad de aprovechar muchos aspectos nada desdeables de su filosofa de cara a una reflexin seria sobre el fenmeno religioso y, en concreto, sobre el cristianismo.

No es objetivo del presente artculo hacer una presentacin exhaustiva y sistemtica de la filosofa de la religin de Hegel, tarea que excede por su complejidad y envergadura nuestros actuales conocimientos sobre el tema. Hemos tratado ms bien de recoger algunos puntos de su pensamiento que consideramos claves para entender el conjunto. En lo que respecta a nuestra valoracin personal de la concepcin hegeliana, sta ser inevitablemente parcial, en parte por la insuficiencia de nuestro estudio analtico del autor, y sobre todo por-que est cuajada de presupuestos valorativos ineliminables de cualquier reflexin. En consecuencia, aunque necesariamente este trabajo est dirigido por unas tesis bsicas, pretende ser un momento a superar en futuros acercamientos al tema.El concepto hegeliano de absolutoYa los ms tempranos esbozos del que fue durante cinco aos seminarista en el Tbingerstift protestante hacen patente la intensa y peculiar preocupacin de Hegel por la religin y por toda manifestacin del espritu humano que con-lleve una dimensin de totalidad y absoluto. La idea que mueve la reflexin hegeliana desde un principio es cmo realizar una vida totalmente reconcilia-da, plenamente humana, libre, bella, feliz. El mundo antiguo (idealizado por los clsicos alemanes) apareca a sus ojos como el paraso perdido en relacin con la realidad presente de la humanidad, trgicamente escindida en todas sus dimensiones. La admiracin hegeliana por la antigedad, debido a la cual se enfrent en un principio tanto con el cristianismo como con la cultura ilustrada de su poca, nunca desaparecer de su obra, ni siquiera cuando llegue a reconocer la superioridad espiritual del cristianismo y de la nueva era de la humanidad a l asociada por encima de la serena belleza del mundo griego.A la sntesis helena entre individuo y comunidad, entre lo humano y lo divino, la poltica y la religin, la naturaleza y el espritu, le falta la dimensin de lo Infinito. Como religin que desde su surgimiento ha marcado decisiva-mente el destino de Occidente, el judeocristianismo introdujo esta dimensin de lo Infinito en la historia del espritu humano. Y, aunque ya desde sus comienzos se produjo una fecunda sntesis de cristianismo y helenismo, raz de la cual vive el Occidente entero, Hegel quiere volver a replantear dicha sntesis desde una aguda crtica a la situacin histrica, social, cultural y religiosa de su poca.Impulsada por esta voluntad de reconciliacin plena en todas las dimensiones de lo real (Infinito-finito, Dios-mundo, Espritu-Naturaleza), la filosofa hegeliana se va generando dialcticamente, superndose en cada una de sus etapas. La cuestin clave de su planteamiento especulativo es la resolucin del dualismo ontolgico entre lo Infinito y lo finito en un concepto panentesta del Absoluto1. Desde su juventud Hegel critic siempre con fuerza y hasta con agresiva irona la idea tradicional cristiana de un Dios totalmente trascendente al mundo, independiente y separado de l; de acuerdo con esta concepcin, el mundo finito y la conciencia humana quedan despojados de toda substantividad esencial, puesto que se ha proyectado sta en Dios, y reducidos a la desgracia de la esclavitud.La alienacin de la conciencia religiosa que se consuela con un ms all trascendente y no puede alcanzar la verdadera libertad del espritu es un tema constante en la reflexin hegeliana. Pero Hegel no se conforma con esta crtica. Muesta que dicha concepcin dualista de la realidad, errnea y de consecuencias funestas, acaba afirmando justo lo contrario de lo que pretende afirmar. En efecto, un Infinito que excluye de s lo finito queda empequeecido, reducido a una parte del todo real. La concepcin del Infinito como exterioridad absoluta a lo finito es propia de una conciencia dominada por los esquemas del entendimiento, que pone frente a s los objetos como diferentes de ella. Pero dicha separacin no puede ser absoluta: el verdadero conocimiento es imposible si no existe comunidad ontolgica entre cognoscente y conocido, entre sujeto y objeto. Al poner lo Infinito como un objeto incognoscible, ms all de su naturaleza, la conciencia finita se cierra el acceso a la verdadera realidad, puesto que en el fondo est afirmando su finitud carente de substancialidad como lo nico real para ella frente a un Absoluto que es mero concepto vaco.El yo finito, al ser la posicin de un infinito ms all de s, ha puesto a lo infinito mismo como algo finito y, por consiguiente, al tener lo infinito como algo finito, se identifica ah consigo mismo en cuanto es igualmente finito, y slo en cuanto idntico con lo infinito deviene para s como lo infinito. Esto constituye el lmite extremo de la subjetividad que se mantiene aferrada a s misma, la finitud que permanece y que se pone como infinita en relacin consigo misma2.Este planteamineto de la conciencia finita carece, segn Hegel, de verdadera objetividad. La superacin de la dualidad Infinito/finito se produce al concebir la realidad entera, el Absoluto, como sntesis de lo Infinito en lo finito. La verdadera infinidad consiste en la integracin de lo finito en el despliegue del Absoluto como momento interno y necesario3.La contradiccin ms absoluta, la que contrapone el Infinito a lo finito, queda as superada en la concepcin de un Absoluto omnicomprensivo que, por un movimiento interno de autodiferenciacin y reasuncin de la diferencia, se genera a s mismo como vida infinita. Lo finito, entonces, representa aquella dimensin del Absoluto mismo que le es necesaria para volver sobre s como autoconciencia absoluta, como Espritu reconciliador de toda realidad.Dios retorna a s en el yo como en el que supera en cuanto finito, y slo es Dios en cuanto este retorno. Sin el mundo Dios no es Dios4.El mundo surge necesariamente de Dios, que es espritu, y como tal consiste en manifestarse, en devenir para otro. Por su esencia misma el espritu se opone a s mismo, se autodiferencia, y as surge el mundo y la conciencia finita, enfrentados entre s como sujeto y objeto. El momento del retorno consiste en que el espritu se hace objeto para s mismo, y de este modo se reconcilia consigo mismo en su estar alienado como objeto. La alienacin y la contra-diccin son el verdadero motor de la vida del espritu, que es lo nico real, lo Absoluto, porque abarca en perfecta sntesis la identidad y la diferencia, lo universal y lo particular, lo inmediato y lo mediato, lo infinito y lo finito.El espritu es lo nico real porque slo en l se da la experiencia de la relacin entre los polos ms opuestos. Porque el mundo es Espritu alinenado de s, puede la realidad ser conocida por el pensamiento. Porque existe una comunidad ontolgica entre lo Infinito y lo finito, entre Dios y el mundo, puede la conciencia acceder al conocimiento del Absoluto. ste no es un Ser supremo a demostrar a partir del mundo finito por medio de unas pruebas racionales (planteamiento de la teologa natural que Hegel rechaza de entrada), sino que est presente ya desde siempre en lo finito, cuya estructura ms radical es la relacin a lo otro de s.

Dicha relacin originaria de lo finito a lo infinito es la que explicita la religin como elevacin de la conciencia al Absoluto. Y las pruebas de la existencia de Dios no son ms que el desarrollo conceptual de dicha actitud del espritu5. Por s mismas no prueban nada (en esto Hegel asume la crtica ilustrada que culmina en Kant), pues hacen depender lo Absoluto de lo relativo, y de un mundo infinito absolutamente cerrado sobre s mismo no puede llegarse a lo Infinito. Sin embargo, en cuanto explicitacin racional de la actitud religiosa, del saber del Absoluto que contiene, son tiles porque demuestran que la unidad entre lo Infinito y lo finito no es inmediata sino que est mediada por la realidad determinada. Por eso dicha unidad no es simple identidad, sino sntesis de identidad y absoluta diferencia. Lo Infinito no es lo finito, y viceversa, pero en su radical diversidad estn mutuamente referidos. En resumen, la finitizacin de lo Infinito es la estructura ontolgica que hace posible la elevacin de la conciencia a lo Absoluto, es decir, el espritu, una de cuyas manifestaciones absolutas es la religin.

La religin como manifestacin del esprituLa concepcin hegeliana del Absoluto resulta de un magno esfuerzo por elevar a pensamiento racional las tesis centrales del cristianismo, superando su interpretacin tradicional. El sistema hegeliano quiere ser simultneamente conservacin y superacin de la verdad cristiana, cuya pretensin de absoluto asume Hegel en su esfuerzo conceptualizador. De ah su actitud crtica y a la vez comprensiva hacia la religin en general (berhaupt), concepto que en Hegel est claramente elaborado en funcin del cristianismo6.Las primeras reflexiones de Hegel sobre el fenmeno religioso son sobre todo crtica de la comprensin que en su poca se tena de la fe cristiana. Apartado de la ortodoxia autoritaria y cerrada de las Iglesias, Hegel disiente igual del moralismo seco y sermonero de los filsofos ilustrados, que reducen el cristianismo en ltimo trmino a la vacua religin natural. Ambos planteamientos, con su concepcin de un Dios absolutamente trascendente y de un mundo finito reducido a la impotencia o absolutizado en su no-substancialidad, son fruto de una conciencia escindida incapaz de encontrar el camino de la existencia reconciliada.Es esta la verdadera realidad, en funcin de la cual se ha de valorar el grado de verdad de una religin, o de cualquier otro fenmeno del espritu. La dimensin soteriolgica de la religin debe realizarse plenamente en la existencia de los hombres, puesto que la vida infinita es inmanente a lo finito, se desarrolla en la historia del mundo. Por eso a Hegel le interesa tanto el aspecto histrico-cultural de la religin como reflejo inmediato de la situacin espiritual alcanzada por la humanidad en un momento dado. La historia es la fuente de la reflexin especulativa porque el tiempo es el despliegue del concepto. Hegel funda su reflexin racional en una consideracin de la historia en cuanto desarrollo necesario y totalmente inteligible desde la Idea. Dicha perspectiva, sin duda muy fecunda de cara a la comprensin del sentido inscrito en las diversas configuraciones del espritu, tiene el grave peligro (en el que Hegel cae a menudo) de forzar los acontecimientos para que quepan en un esquema predeterminado; en ltima instancia, la interioridad del concepto acaba con la exterioridad del hecho histrico. Con todo, Hegel no estara de acuerdo en esta acusacin, pues precisamente su reflexin se mueve en el intento de conservar (aufheben) y dar razn de toda manifestacin positiva del espirtu en su esencia necesaria.Ciertamente el joven Hegel pas una etapa de alergia a la positividad de la religin: bajo la influencia de la Ilustracin y sobre todo de Kant llev a cabo una dura crtica de la religin estatutaria de las Iglesias, que coaccionan el pensamiento racional y la libertad interior, cuando sta es la base verdadera del cristianismo7. Pero poco a poco Hegel llegar a valorar la alineacin del espritu en lo positivo como etapa necesaria de objetivacin a travs de la cual el espritu se pone a s mismo como autoconciencia libre y absoluta.En definitiva, Hegel siempre despreci la positividad en cuanto exterioridad vaca de vida, impuesta como letra muerta, olvidada del esptitu que la cre; pero cuando esta objetivacin del espritu est internamente animada, pierde su carcter peyorativo: la religin ya no es entonces letra muerta sino espritu que vivifica todas las dimensiones de la existencia humana: la individual y la colectiva, el entendimiento y la voluntad, la libertad y la sensibilidad, la imaginacin y el corazn. La autoconciencia ha absorbido finalmente toda exterioridad y se manifiesta como esencia de la realidad.En la Fenomenologa del espritu encontramos el primer desarrollo sistemtico completo de la concepcin hegeliana de la realidad en cuanto historia del Espritu que se autogenera como Absoluto. Dentro de esta compleja obra Hegel dedica el penltimo captulo a la religin, definindola como autoconciencia pura del espritu8. Ello no significa que en etapas anteriores del desarrollo de la conciencia no haya sido tratado el tema de la religin, al contrario, Hegel comienza dicho captulo con un resumen de todo lo anteriormente expuesto desde el punto de vista de la dimensin religiosa: la conciencia es, desde el principio, conciencia del Absoluto, pero slo en este estadio llega a serlo en y para s. En l se alcanza la conciencia de la unin Infinito-finito, substancia-autoconciencia. Sin embargo, dicha identidad de lo contradictorio an no ha llegado al estadio absoluto. En la religin la vida del Espritu es representada como objeto, puesta en la inmediatez de un en-s inerte: le falta la mediacin de la reflexin que, reabsorbiendo para s la representacin objetiva originada por la fe, ser identificada en ltima instancia con la vida misma del espritu.En la medida en que el espritu se representa en la religin a l mismo, es ciertamente consciencia, y la realidad encerrada en la religin es la figura y el ropaje de su representacin. Pero la realidad no experimenta de nuevo en esta representacin su pleno derecho, a saber, el de no ser solamente ropaje, sino ser-all plenamente independiente y libre; y, a la inversa, al faltarle la perfeccin en ella misma, la religin es una figura determinada que no alcanza aquello que debe presentar, o sea, el espritu consciente de s mismo9.La verdad absoluta que se manifiesta en la religin es el ncleo del cristianismo: la encarnacin de Dios y la nueva vida para el hombre por la unin definitiva de lo divino y lo humano. El concepto de religin como retorno consciente del Espritu a s a travs de su autoobjetivacin en lo finito se va desarrollando en las diversas religiones histricas, pero todas ellas slo son sombra y figura de la religin absoluta, el cristianismo. En las primitivas religiones naturales el espritu aparece a s mismo representado en las formas inmediatas de la naturaleza, predominando as el aspecto formal sobre el con-tenido real. En la religin griega del arte el espritu aparece en forma de con-ciencia productora que se objetiva en su obra: ya se ha distanciado de la naturaleza inmediata y toma conciencia de s como contrapuesto a ella. En el cristianismo se da la verdadera realizacin de la unidad entre espritu y naturaleza: ambos aparecen como polos distintos de una misma realidad, idnticos en su diferencia.As interpreta Hegel el acontecimiento central del cristianismo, Jesucristo. La encarnacin de Dios en Cristo significa que en este ser concreto la substancia divina se enajena completamente (toda la anterior historia del mundo era prehistoria de este acontecimiento), se convierte totalmente en lo otro de s autoconciencia humana, ente finito y entra en la existencia como identidad concreta e inmedita de ambos polos contradictorios. Pero la inmediatez de este ser concreto, en el que Dios est presente para el hombre de un modo real, sensible, ha de ser superada en una inmediatez media-da. Este primer momento es necesario para que Dios tome conciencia de s mismo a travs de una existencia finita; pero para el resto de los hombres esta autoconciencia infinita es inaccesible por estar objetivada en un individuo. Por eso es necesaria la muerte de este hombre y su renacimiento por el espritu; as tiene lugar la universalizacin de la autoconciencia substancial del espritu en la comunidad religiosa. Sin embargo, esta comunidad an no tiene la autoconciencia absoluta plenamente desarrollada: tiene en s la existencia reconciliada, pero slo como representacin. Su propia reconciliacin entra en su conciencia como algo lejano, a realizar en un futuro o acaecida simblicamente en el pasado. El en-s debe toda-va devenir para-s.

Fe y saber, o representacin y conceptoEl elemento caracterstico y estructural de la religin como dimensin de la conciencia es la representacin (Vorstelung). Tal como es expuesta dicha nocin en la Filosofa del espritu de la Enciclopedia10, la representacin es el trmino medio entre la intuicin (inteligencia inmediatamente determina-da) y el pensamiento (inteligencia en libertad). En el plano de la representacin el espritu es slo parcialmente activo, puesto que sus producciones concretas son sntesis a partir de datos de la intuicin. Condicionado por la inmediatez, el espritu se intuye a s mismo en su propia exterioridad. Imagen, asociacin de imgenes, smbolo, alegora, signo, son sucesivos momentos de interiorizacin en los cuales el pensamiento se va exteriorizando simultnea-mente por medio de creaciones cada vez ms idnticas a su propia esencia. En ltima instancia, interior y exterior coinciden, ste es la manifestacin plena de aqul: al llegar al signo lingstico penetramos ya en el plano del concepto.Teniendo en cuenta esta primera aproximacin a la nocin de representacin, bastante neutra en principio, encontramos en el resto de la obra de Hegel dos actitudes al respecto. En las secciones de la Fenomenologa sobre La con-ciencia desgraciada y La fe y la pura inteleccin aparece la representacin con connotaciones peyorativas; al enquistarse, la fe religiosa crea un mundo suprasensible en el cual se representa, de un modo alienado, su propia esencia. Todo el mbito de la representacin, de la creacin imaginativa por la cual la conciencia religiosa intenta acceder al conocimiento de la verdad sobre s y la realidad, es cualificado de alienante e ilusorio: la conciencia carece de la libertad del espritu (por eso dicha actitud de pura fe es la perfecta aliada del despotismo). Este planteamiento es el que los hegelianos de izquierda han hecho predominar en las divulgaciones ms corrientes del pensamiento de Hegel, olvidando que ste tambin presenta actitudes ms matizadas sobre el tema en otras partes de su obra. En las Lecciones sobre Filosofa de la Religin Hegel explica la representacin religiosa como expresin imaginativa del pensamiento mismo.El espritu se convierte as en objeto, se da a s esencialmente la forma segn la cual aparece como algo dado, como algo que llega hasta l de un modo superior; ah reside la explicacin de que el espritu adopte la forma de una religin positiva. El espritu deviene para s bajo la figura de la representacin; bajo la figura de lo otro para lo otro, para el que es l, es decir, la positividad de la religin se manifiesta como representacin. Asimismo, se encuentra en el interior de la religin la determinacin de la razn, segn la que es algo cognoscente, actividad del pensamiento y de la comprensin.Los mitos y los ritos externos pertenecen claramente al dominio de la representacin por su dimensin sensible, pero tambin pertenecen a l configuraciones no sensibles, todo contenido del pensamiento cuyas mltiples determinaciones internas no han sido descubiertas en su conexin necesaria por la reflexin especulativa. Infinitamente bueno, creador del mundo, omnisciente, son diversas determinaciones de Dios; aunque sean meramente conceptuales, no sensibles, en la medida en que para la conciencia religiosa estn simplemente yuxtapuestas y no explicadas en su diferencia y relacin recproca, son meras representaciones: poseen un coeficiente de contingencia que slo perdern bajo la forma del concepto especulativo. La representacin se comporta negativamente respecto a lo sensible, pero no de forma que se haya liberado absolutamente de este mbito ponindolo en su idealidad acabada. Esto slo se llega a alcanzar en el pensamiento real que eleva las determinaciones sensibles del contenido de la representacin a la condicin de determinaciones universales del pensamiento, conservando a la vez su carcter concreto. De este modo el pensamiento llega a conocer la necesidad inscrita en la representacin: analizndola descubre sus contradicciones internas, pero supera stas en su mediacin dialctica.La conciencia deja as de tener un contenido frente a s: el propio movimiento del pensamiento es capaz de generar (o ms bien re-generar) el contenido a partir de s mismo.En definitiva, la filosofa de la religin de Hegel se propone no slo un anlisis de las estructuras de la conciencia religiosa o de sus categoras principales, sino un desarrollo inmanente de los contenidos de la fe religiosa, en concreto del cristianismo, para convertirlos en saber de Dios. Movidos por su lgica interna, segn Hegel, la religin se transforma en teologa, en autoexplicitacin de los contenidos de la fe en el discurso conceptual; llevando finalmente dicho movimiento a sus ltimas consecuencias, desembocamos en la filosofa especulativa que, absorbiendo todo dato exterior, lo asimila y supera en su discurso. Ya no hay positividad a la que atenerse: el espritu es finalmente libre en su pleno bei-sich-sein, que abarca todo lo real.

Filosofa hegeliana y teologa cristianaEl contenido de la filosofa, su necesidad e inters son del todo comunes con los de la religin; su objetivo es la verdad eterna, tan slo Dios y su explicacin. [] La filosofa es, por tanto, teologa, y ocuparse de ella o ms bien en ella es para s culto divino13.Hegel identifica sin reparo, en sus Lecciones sobre Filosofa de la Religin, su discurso filosfico como teologa en el ms exagerado sentido del trmino: se trata de un logos de Dios y sobre Dios, del saber absoluto que el Absoluto tiene de s mismo a travs de su autoconciencia finita. Hegel pretende con su filosofa radicalizar hasta el extremo la voluntad de hacer inteligibles los contenidos de la fe religiosa que caracteriza la tarea de la teologa. Sin embargo, su peculiar manera de llevar a cabo el intelectus fidei es un tanto ambigua en su sentido ltimo.Hegel critica a la teologa tradicional por no haber sido consecuente con su intencin y con el mensaje cristiano: si realmente el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, si la razn humana est ordenada a conocerle, si en Cristo Dios se ha manifestado definitivamente, entonces hay que llevar hasta sus ltimas consecuencias las exigencias de la razn en orden a hacer transparentes los contenidos de la fe. Hay que tener en cuenta, por otro lado, que la Razn tal como la entiende Hegel es algo ms que la mera capacidad reflexiva del entendimiento finito: es el Espritu que se capta a s mismo como momento del Absoluto; el conocimiento del Absoluto por la autoconciencia finita es producto de la actividad del Absoluto mismo.El concepto hegeliano de saber absoluto (ciertamente ambiguo, pues todo est en l conservado y suprimido) es la racionalizacin del concepto cristiano de fe como acceso a Dios que, en ltima instancia, es un don divino. Sin embargo, esta racionalizacin no tiene lugar sin una grave transformacin en la interpretacin de la fe cristiana en su conjunto, que aleja a Hegel del espritu teolgico acorde con la Revelacin y la Tradicin. Un telogo como Hans Kng, que se ha esforzado en sacar el mximo partido posible del hegelianismo para profundizar y renovar las perspectivas del pensamiento teolgico catlico, no duda en criticar el gnosticismo fundamental de Hegel, que quiere absorber a Cristo en su saber absoluto.Hegel puede apoyarse con razn en el Nuevo Testamento cuando se opone acrrimamente a una imposibilidad absoluta de conciliar la fe y el saber, si bien es cierto que no advierte la contraposicin esencial que segn el NT existe entre la fe y la incredulidad. [] Contra cualquier clase de gnosis antigua o moderna, a la luz del NT hemos de defender que el saber no puede sobreponerse a la fe y suprimirla dialcticamente14.Es cierto que la fe entra en s misma y se profundiza por el conocimiento racional, pero en buena tradicin cristiana no es lcito contraponer fe y saber como principio y final de un proceso cognitivo ascendente. En principio la intencin hegeliana de luchar contra el positivismo teolgico, contra el biblicismo y el tratamiento puramente histrico-exegtico de la verdad teolgica es totalmente correcta y digna de apoyo; la cuestin de la verdad ltima de la religin no se resuelve con argumentos histricos o de autoridad, sino con la autoexplanacin del espritu cierto de s.La interpretacin depende del espritu que explica; slo el concepto constituye el punto de apoyo absoluto15.Esta ltima cita viene, sin embargo, a desequilibrar el crculo hermenutico hegeliano. Tomando su propia construccin especulativa como punto de referencia ltimo, intenta someter a ella todo elemento procedente del mbito objetivo de la religin, de modo que llegue a suprimirse el dcalage inicial entre lo recibido exteriormente y lo desarrollado por la razn autnomamente, en beneficio de este ltimo polo.En definitiva, Hegel quiere realizar la sntesis plena entre la fe y el saber en el plano del saber, no en el seno de la fe, como la teologa cristiana. Segn sta, el conocimiento de Dios est anclado, in via et in patria, en la fe como entrega personal, libre y amorosa, al Misterio que se nos ofrece plenamente en amor y libertad, sin por ello agotarse nunca en su insondable profundidad, porque es un Misterio personal. La revelacin definitiva del Dios uno y trino en el mundo y la historia que anuncia el cristianismo no equivale ni mucho menos a la afirmacin segn la cual ya no hay nada secreto en Dios16, ni al proyecto de desarrollar en la ms estricta racionalidad todo el contenido de la revelacin como saber absoluto. La interpretacin hegeliana del cristianismo como manifestacin exhaustiva de la Trinidad divina en el mundo, sin dejar lugar al Misterio infinito, es solidaria de su pretensin de ofrecer un saber absoluto de Dios, totalmente transparente.Los dos polos de la dialctica, el objetivo y el subjetivo, la fides quae y la fides qua, se interpenetran al final tan perfectamente que la exterioridad de lo real queda volatilizada. Evidentemente, Hegel es consciente de que sin realidad positiva previa, sin revelacin histrica, no es posible la reflexin racional: l es el primero en proclamar que su tarea no es crear de la nada, sino interpretar y reconstruir en su necesidad interna toda la historia del espritu como un movimiento inmanente. El descubrimiento de la esencia necesaria slo puede realizarse como reflexin rememorativa del pasado: la necesidad de lo real es recuerdo racionalizado. As Hegel, frente a una Ilustracin que crea poder construir con el mero entendimiento abstracto una religin desprendida de la realidad histrica, intenta elaborar una filosofa de la religin expresamente cristiana, pues slo a partir del reconocimiento de la revelacin objetiva puede el hombre acceder al Absoluto. Con todo, no se ve que el espritu con que Hegel interpreta estos trminos se corresponda con el de la Tradicin cristiana ortodoxa.Hegel nunca ocult su intencin de entender a fondo y de forma renovadora la religin cristiana. Su vena reformadora, ansiosa por llevar hasta el final la gran liberacin espiritual que, segn l, supuso el luteranismo, se ala con su mentalidad ilustrada y secular, con la concepcin panentesta de los msticos alemanes medievales en un ambicioso proyecto: realizar plenamente en el presente la escatologa. Al suprimir el todava no con el que la fe equilibra el ya de la Presencia definitiva, al desaparecer la oposicin sagrado/profano, lo divino se traslada por completo al mundo, la comunidad de los santos deviene Estado y, en definitiva, la conciencia religiosa es disuelta en su especificidad. La infinitud que est inscrita en el hombre como anhelo permanente y tensin hacia la Trascendencia absoluta deriva en el sistema hegeliano hacia la infinitizacin ntica del espritu humano llegado a un cierto estadio, ms all del cual no necesita ir. En Hegel no cabe una consummatio saeculorum, unos cielos nuevos y una tierra verdaderamente nueva, fuera de o ms all de la Razn que accede a la eternidad a travs de su autocaptacin como esencia de lo real.Ciertamente, la estrecha vinculacin entre lo Infinito y lo finito del sistema hegeliano no es ajena a la comprensin del dogma de la encarnacin, pero tiene tambin mucho del pantragicismo de los mitos hesidicos. La teologa patrstica oriental (que llega a Hegel a travs de los msticos alemanes) insiste mucho en la visin tendrica de la revelacin, en la figura de Cristo como Alfa y Omega de la Creacin (en quien todo ha sido creado), en el don de la vida divina como designio eterno de Dios en su voluntad creadora. Sin embargo, est igualmente impregnada de apofatismo, de respeto al misterio divino, de insistencia en que la humildad de la razn, la fe y la vida segn el ynq son las nicas vas por las que se puede atisbar la verdad profunda comunicada por revelacin divina, por pura generosidad del Deus absconditus. Por el contrario, en el sistema hegeliano cuanto acontece entre Dios y el mundo no se basa en la libertad de la plenitud divina, sino en la necesidad que mueve a un Absoluto indigente de lo otro de s. La entrega generosa, personal y gratuita, deja de ser la verdad ltima en la que se fundamentan las relaciones entre Dios y el hombre. La aparicin relevante de lo Otro, como realidad nunca plenamente apresable y slo captable en la apertura siempre renovada a la Trascendencia, deja paso en Hegel a una nica autoconciencia absoluta que reabsorbe toda diferencia. De acuerdo con la aguda apreciacin de Lvinas, en Hegel no hay lugar para el verdadero Infinito, puesto que todo se reduce a totalidad ontolgica marcada por la lucha de contrarios; no hay verdadera historia, aparicin novedosa y gratuita de lo Otro en el mundo, sino eterna repeticin de lo Mismo17.En conclusin: al proyecto teo-filosfico u onto-teolgico de Hegel no le falta apoyatura en la fe cristiana, pero s un sexto sentido propio de toda buena teologa: la conciencia de que, ms all de explicaciones humanas y trminos absolutos, la fe cuestiona todo discurso sobre Dios, toda realizacin humana (finita por naturaleza) que pretenda erigirse en absoluto. En Hegel falta una teologa negativa que haga contrapeso a la analogia Christi, falta el silencio como envs de la revelacin. El telogo racionalista tiende, velada o expresamente, a dejar atrs la fe, lo cual es ilusorio. Toda racionalidad, filosfica o teolgica, es slo explicitacin coherente de una opcin ltima, la cual permanece como tal opcin existencial, necesitada de renovacin continuamente. El telogo, como cualquier otro creyente, tiene ante s permanentemente la tarea de vertebrar toda su existencia de acuerdo con la fe, y ha de ser consciente de que su discurso teolgico participa igualmente de la tensin escatolgica de la metanoia.La razn humana, como intraestructura de la fe, segn expresin de Bouillard18, est siempre amenazada de la falta de sentido, igual que la fe no puede eliminar el riesgo de la incredulidad. En consecuencia, todo discurso filosfico y teolgico es simul iustus et peccator, como el creyente que lo elabora.Sus formulaciones filosficas y teolgicas son expresin del dominio liberador de la verdad divina sobre la razn humana y, al mismo tiempo, de la violencia que la razn humana hace a la verdad divina. Son expresin de la obediencia de la fe, pero tambin de la profanacin pecaminosa del don divino. Por esto la buena teologa, consciente de la necesidad de una continua purificacin, acepta de buen grado la crtica y, ms an, incluye en s de alguna manera la negacin de s misma. La teologa, negndose a s misma, tiende a convertirse en predicacin, que es el testimonio de la fe proclamado como pura referencia a la Palabra de Dios, es decir, con intencin expresa de que la propia sntesis teolgica sea trascendida por los oyentes19.Slo a travs de esta autonegacin puede la teologa escapar al peligro permanente del ser humano, mucho ms agudo en su caso: reducir a Dios a la comprensin humana de lo divino.