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MEMORIAS SOBRE EL ENCUENTRO CON LA MEMORIA.
DECONSTRUCCIÓN DEL MONÓLOGO EL “PROVINCIANO”. REFLEXIONES
DE UN AUTOR, ACTOR.
JHOSSYE ESTEBAN VELASCO REYES.
ASESORIA: MARIANA VELASCO.
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS
FACULTAD DE ARTES ASAB
ARTES ESCÉNICAS CON ÉNFASIS EN TEATRO, ACTUACIÓN
BOGOTÁ D.C
2015.
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DEDICATORIA.
A Gloria, mi madre, por su infinita paciencia, amor y sacrificio.
A Socorro y a Marina, mis abuelas, por su apoyo y por ser esos seres maravillosos que llenan
mi vida.
A Natalia, mi compañera, por su amor, su comprensión y entrega.
A mi familia, por su apoyo a la distancia.
A ese sur de mi alma, que siempre me ha acompañado, que me forjó como persona, y que
me enseñó a luchar contra el olvido.
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AGRADECIMIENTOS.
A mi familia entera, quién de alguna u otra forma siempre estuvo presente en este camino, a
aquellos maestros comprometidos con su labor como docentes, a Carlos Araque, Eliecer
Cantillo, Luisa Vargas, Jorge Prada, Sebastián Illera, Dubian Gallego, Jorge Hugo Marín,
Matías Feldman.
Finalmente y de manera especial, agradecer a Julio Eraso, quién me permitió hacer la
adaptación de la obra “Memoria de Gallina” y a Andrés Martínez, mi maestro y amigo, el
principal responsable de mi vida sobre las tablas.
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RESUMEN:
El presente trabajo contiene los estudios realizados por un autor-actor, durante el proceso de
montaje de su monólogo “El provinciano”, abordando todos los elementos teórico-prácticos,
que intervinieron en la puesta en escena del mismo; además, algunas reflexiones extraídas de
la bitácora de trabajo, que dan cuenta de la experiencia vivida, partiendo de la memoria y el
olvido en la acción dramática, en relación al proceso creativo.
Finalmente y como anexo, se adjunta la versión definitiva del texto “El provinciano”, la cual
se usó para su estreno en 2014.
ABSTRACT:
The present work contains the studies by an author –actor during the assembly process of
his monologue “El Provinciano” (The Provincial) tackling all the theoretical – practical
elements involved in the staging of the same one. In addition, some reflections extracted
from the log of work which show the real experience based on the memory and forgetting
in the dramatic action as regards to the creative process. Finally, as an annex, the final
version of the text “The Provincial” is attached, which was used for its premiere in 2014.
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TABLA DE CONTENIDO.
INTRODUCCIÓN.
1. MEMORIA Y OLVIDO EN LA ACCIÓN DRAMÁTICA.
1.1. La memoria y el olvido.
1.2. La acción dramática.
1.3. El taller “Memoria y olvido en la acción dramática”.
1.4. La función memoria y el olvido en relación a la construcción del monólogo “EL
PROVINCIANO”.
2. “El Provinciano”
2.1. Antecedentes de “El Provinciano”
2.2. Aclaraciones sobre el monólogo “El Provinciano”.
2.2.1. El significado de ser provinciano.
2.2.2. La migración.
2.2.3. La ciudad.
3. El proceso de montaje.
3.1. Proceso de taller y el montaje.
3.1.1. El encuentro con los personajes.
3.2. La puesta en escena.
BIBLIOGRAFÍA.
WEBGRAFÍA.
ANEXOS.
Monólogo: “El Provinciano”.
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INTRODUCCIÓN.
En el programa de Artes Escénicas, Énfasis en Actuación, de la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas, Facultad de Artes ASAB, al llegar a 4 año (séptimo semestre), en
el desarrollo de la asignatura llamada “Taller de monólogo”, en la cual los futuros
actores escogen o crean un texto en formato unipersonal para ser puesto en escena y
presentado como muestra final de la asignatura. En este proceso, los estudiantes
emplean todas las herramientas adquiridas a lo largo de su formación. Este es uno de los
procesos más difíciles e importantes en este proceso formativo debido a que el estudiante,
actor, enfrenta un público, preparado con el texto y sus habilidades para la puesta en
escena, la cual debe ser clara y coherente. La elección o creación del texto debe responder
a los intereses de quién lo representará y así lograr un proceso acertado y comprometido.
Con el presente trabajo se quiere dar cuenta de la labor alcanzada por un actor y dramaturgo
que realizó la tarea, como investigador y creador, para presentar una propuesta escénica a
partir de sus necesidades e intereses personales. El texto creado, “El provinciano”, fue objeto
de una deconstrucción para identificar y dar a conocer el proceso creador desde los inicios,
pasando por la adaptación del texto hasta su enfrentamiento con el público, para llegar a la
relación que se da entre el autor, el actor y el personaje.
El proceso inició en un momento personal, en que existía una necesidad de forjar un carácter
o una identidad propia, identidad o carácter que se creían perdidos. Debido a esto, la línea de
investigación teatral adoptada es la de Arístides Vargas (2002)1: La memoria y el olvido en
la acción Dramática. Seleccionar algo relacionado a la memoria, a las raíces (esas que se
creen perdidas), definiendo la memoria como un puente entre el pasado y el presente, es
decir, la memoria es aquella que a través del recuerdo conduce hacia la raíz, hacia las
costumbres y hacia el pasado, que ha influenciado al individuo, para ser lo que es.
1 Arístides Vargas, actor, director y dramaturgo. Director del teatro MALAYERBA de Ecuador, grupo con el cual ha trabajado la memoria y el olvido como motor de la acción dramática.
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En el proceso de escogencia del monólogo se halló el texto de la obra “MEMORIA DE
GALLINA” (Teatro estudio Universidad de Nariño 2006), obra que orientó la indagación y
luego la adaptación en formato unipersonal para contar la historia de un provinciano, con una
historia similar a la del estudiante actor, que debía presentar la escenificación, despertando
en él, la añoranza y nostalgia por su terruño y es ahí en donde empieza todo este viaje que
lo llevaría al reencuentro con sus raíces y con la puesta en escena. Este recorrido permitió
establecer la analogía con la situación de un joven en formación como actor, con la historia
del Provinciano, dando así una respuesta académica y personal a aquellos vacíos psicológicos
sobre la personalidad, la identidad y todos esos elementos que conforman la identidad de una
persona, que debe expresarse como autor y actor a través del personaje.
Dentro de este trabajo se podrán encontrar, además de la explicación técnica de cada
elemento que intervino en la construcción del monólogo, apartes de la bitácora de trabajo que
recolectan las sensaciones y experiencias adquiridas, paralelas al proceso de montaje y
exploración, en torno al taller de monólogo. Estos apartes se escriben a manera de conclusión
puesto que dentro del proceso creativo las conclusiones aparecen de la mano del proceso, es
decir, una conclusión dentro del proceso creativo, es la comprensión de los hallazgos y
aciertos encontrados en los ensayos, que contribuyen al entendimiento del suceso y lo
convierten en una herramienta para que el actor los pueda aplicar y perfeccionar gracias a la
repetición de dicho evento.
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1. MEMORIA Y OLVIDO EN LA ACCIÓN DRAMÁTICA.
Para Arístides Vargas (2002), la memoria es uno de los espacios esenciales dentro de los
procesos creadores, puesto que encuentra en ella de cierta manera, el núcleo de múltiples
referentes escénicos. La memoria es la que guarda todo aquello que se ha vivido directa o
indirectamente; sin embargo, también el autor la presenta como complemento del olvido y el
olvido como complemento de la memoria; para él, la memoria es inexacta y aproximativa,
gracias a ella podemos recordar eventos o sucesos, pero no lo hacemos de manera exacta, si
no como suponemos que realmente sucedió, el olvido ayuda a una reconstrucción de un
suceso, no para recordarlo tal cual acaeció (hecho que para Arístides es imposible) si no para
recrearlo de la manera en la que para nosotros aparentemente ocurrió. Es en este espacio de
duda, dado por ciertos recuerdos o imágenes, en donde el actor se siente inseguro y es en
dicha inseguridad en la que se anida la creación.
1.1. La memoria y el olvido.
La Real academia de la lengua, define la memoria como: “Facultad psíquica por medio de
la cual se retiene y recuerda el pasado.// En la filosofía escolástica, una de las potencias del
alma.” DRAE. El significado de memoria se funde con el de la palabra recuerdo, que es:
“Memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o que ya se habló.”. DRAE. La
memoria y el recuerdo están unidos pues es en la memoria en donde habita el recuerdo, ella
es como una caja en donde se guardan los recuerdos, por eso a partir de ahora en este trabajo,
se le llamara “memoria” a la acción conjunta entre memoria y recuerdo.
A partir de la memoria volvemos a distintos hechos, lugares, situaciones y hasta sensaciones
que sucedieron directa o indirectamente sobre una persona, estos pueden aparecer voluntaria
o involuntariamente debido a que hay eventos que pretendemos recordar, ejerciendo una
intención de buscar en la memoria hasta encontrar dicho evento, sin embargo también esos
recuerdos pueden aparecer suscitados por alguna acción impensada o un motivante externo,
sin antes haber deseado recordarlo, estos recuerdos en algunos casos llegan a modificar los
comportamientos o actitudes de quien los tienen.
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La memoria es considerada como objeto de estudio para la psicología, particularmente para
la corriente psicoanalítica, el mismo Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, a finales del
siglo XIX la relacionó directamente con la experiencia vivida, pues es gracias a esa
experiencia que se puede traer al presente algo o alguien, para reproducir lo vivido o lo
anteriormente aprendido. La información y los recuerdos guardados pueden recordarse de
manera más clara o difusa gracias al contexto emocional en el que se formaron, el recuerdo
y la emoción están estrechamente ligados, fortaleciendo algunas imágenes y borrando otras.
No obstante, desde el psicoanálisis se ha dicho que aferrarse a un recuerdo (bien sea una
persona, evento o sensación) puede generar estados alterados en el ser humano, generar
depresiones y en casos extremos llegar a romper la realidad.
Dentro del monólogo El Provinciano, se presenta la memoria como fuente creadora del
paisaje onírico, es decir, los recuerdos construyen un nuevo espacio imaginado e idealizado
de la vida en la provincia, en el primer hogar, permitiendo que este espacio recree aquel
pasado, ejerciendo una dura presión sobre el provinciano, quién se verá forzado a pensar en
el hogar en el que se formó.
La memoria individual juega uno de los papeles más importantes dentro del personaje, pues
es esta la que a fin de cuentas lo impulsa a volver. Para sistematizar la memoria sobre la
escena se usa un objeto presente, físico, una máquina de escribir, cuya función principal es
la de almacenar las historias y eventos que le suceden a Lupercio (el personaje), en forma de
escrito, convirtiéndose en un símbolo de la memoria; más adelante este relato plasmado en
el papel dará testimonio de lo que algún día le sucedió al provinciano durante su estancia en
la capital, testimonio que se convertirá en recuerdo cuando ese presente ya no exista. –Dentro
de la historia, Lupercio escribe varios textos y escritos que dan cuenta de su mala situación
en la capital, finalmente y como punto de no retorno, decide escribir una carta a Gonzalo
Arango2-. Sin embargo y antes de tomar la decisión final sobre el regreso hay aspectos que
influyen dentro de la memoria individual del personaje (al igual que del autor y en general
de las personas) y es que ésta se ve influenciada más allá de la idealización de aquel hogar,
2 Gonzalo Arango, escritor, periodista y poeta Colombiano, fundó el movimiento nadaísta que intentaba romper con la academia de la lengua, la moral tradicional y la literatura convencional. Contemporáneo a Lupercio Obando Sotelo.
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por una memoria colectiva, memoria que se entrecruza con la individual dando un valor
agregado al regreso.
Los recuerdos que se adquieren en colectivo generan una aproximación a la realidad mayor
a la misma historia, debido a que esta puede saltarse los eventos y situaciones particulares
para prestarle mayor atención a hechos más globales. La construcción de la memoria
colectiva, se genera gracias a las vivencias de quienes se relacionaron en ellas, de ahí que el
hogar sea más que un lugar de paso, puesto que en éste se conjugan tres lugares que definen
a la persona y al mismo espacio: el lugar identitario, el histórico y el relacional, según lo dice
Marc Augé en su libro “Los no lugares, espacios del anonimato” (1992). De la mano de esta
memoria colectiva, los recuerdos personales varían y son más especiales, más claros o quizás
algunos recuerdos se borran, dando paso a la ilusión más clara de un lugar casi perfecto.
Gracias a esta construcción de memoria, ella se convierte en un medio para la re-
escenificación del pasado de infinitas formas.
1.2. La acción dramática.
Patrice Pavis dice sobre la acción: “Según la definición tradicional, la acción corresponde a
una serie de hechos y actos que constituyen el argumento de una obra dramática o
narrativa”. Sin embargo propone como primera definición: “Serie de acontecimientos
esencialmente escénicos producidos en función del comportamiento de los personajes, la
acción es a la vez, concretamente, el conjunto de los procesos transformadores visibles en
escena y en el plano de los personajes, lo que caracteriza sus modificaciones psicológicas o
morales”. (Pavis, 1996: 21)
Estas definiciones de acción son en resumen la acción dramática de un texto literario o una
obra teatral, sin embargo Pavis le llama “Modelo o esquema actancial”, debido a que
considera al personaje como un ente actuante, desarrollador y ejecutor de acciones, que lo
hace con el fin de alcanzar un objetivo, de ahí su nombre “actancial”.
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En el caso de “El Provinciano” al esquema actancial se le llamará “acción dramática”, pues
es el análisis del personaje el que permite entender la acción principal de la obra o la acción
transversal, en otras palabras el hilo conductor de todo el monólogo.
La acción dramática en este proceso se encuentra estrechamente ligada a la memoria y al
olvido, puesto que son estos dos elementos los motores para que Lupercio, el Provinciano,
intente alcanzar su objetivo (triunfar en la capital), y en el caso de no lograrlo, será el recuerdo
el que se convierta en el leitmotiv3 que impulse al personaje a volver a su hogar para encontrar
un nuevo camino.
El análisis actancial según Pavis se realiza de esta manera:
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Sin embargo con el tiempo el análisis actancial del personaje se ha simplificado teniendo en
cuenta el análisis de: El personaje o sujeto, el objetivo, orden inicial, orden final, oponentes
y ayudantes.
Un ejemplo de análisis actancial para “El provinciano” desde la teoría de Pavis podría verse
así:
3 Leitmotiv: Es una situación o una acción que se repite indefinidamente en el transcurso de la situación dramática y se convierte en el motor de una acción o estado posterior a raíz de éste. 4 PAVIS, Patrice, Organización del análisis actancial. Extraído de: “Diccionario del teatro. Dramaturgia, estética y semiología. Tomo 1. Pag.22.”
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1.3. Reseña sobre el taller “Memoria y Olvido en la acción dramática”.
El encuentro con el actor, dramaturgo y director del Teatro Malayerba, Arístides Vargas, en
la ciudad de Buenos Aires, durante el taller "MEMORIA Y OLVIDO EN LA ACCIÓN
DRAMÁTICA" (2013) me permitió afianzar y tomar como bases conceptuales para el
presente trabajo, la memoria y el olvido, haciendo que la investigación no se centrara en la
idealización del recuerdo, sino que, contemple al olvido como fuente creadora de un nuevo
presente, exponiendo a Lupercio (el provinciano) desde una nueva perspectiva en la ciudad,
más allá del pasado en su tierra.
Los ejercicios desarrollados a partir del taller con Arístides Vargas y Charo Fránces5 poseen
un enfoque distinto, ya que aportaron nuevas técnicas, entrenamientos y ejercicios que son
fundamentales para la futura puesta en escena.
Estos entrenamientos son el resultado del trabajo del grupo Malayerba durante los últimos
años, sus ejercicios tenían como premisa recordar y olvidar, ellos son un instrumento para
indagar la memoria, lugar en dónde están los momentos felices y los más dolorosos de la
existencia, que puestos sobre la escena, son un gran material de estudio e investigación para
el actor.
5 Charo Fránces: Actriz del grupo de teatro MALAYERBA, acompañante inseparable de Arístides Vargas en el teatro y en la vida.
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El “juego” como le denomina Charo, consiste en encontrar esos recuerdos y dejarse permear
por ellos, permitir que afloren las sensaciones, luego transformarlos en pequeñas acciones y
finalmente en escenas. Dice Charo: “no es cualquier tipo de improvisación, es una
improvisación DESDE una motivación” que para el caso, es la emoción que surge del
recuerdo, diferenciándola de una improvisación simple, pues ella no surge de una motivación
si no de una premisa. Es difícil predecir hasta dónde se puede llegar por este camino, sin
embargo fue un riesgo con un final afortunado.
1.4. La función de la memoria y el olvido en la construcción del monólogo “El
Provinciano”.
Se trató de algo más que un entrenamiento para recordar lo vivido, se intenta dotar de
memoria a las fantasías, a lo que puede ser o tal vez nunca sea, a través del teatro, lugar
natural para construir utopías. La memoria, es el principal detonante de sensaciones idílicas,
constructor de sueños y fantasías a través de los recuerdos, lo que permite al actor
reconocerlas e intentar recrearlas sobre el escenario, obteniendo como resultado cuadros, o
escenas que están ligadas a la puesta en escena final. Así mismo, el olvido para el caso de
“El Provinciano” era una lucha contra el tiempo, pues dichas sensaciones recordadas
llenaban las escenas de sentimientos, de vida, vida que de no asimilarse de manera eficaz
podía perderse y dejar en la nada la representación y la puesta, sin embargo la lucha entre la
memoria y el olvido generaba distintas posibilidades sobre la escena desde ambas posiciones,
pues la exploración de los lugares más dolorosos del pasado del actor permitió que se diera
la comunicación entre escena y sentimiento, relación que para su presentación a público sería
uno de los elementos más interesantes de observar.
“El Provinciano” une la memoria y el olvido como un detonante para que el público viaje y
se encuentre con aquello que creía olvidado y lo confronte con su presente, igual que sucede
con el actor y el personaje. La indagación en la memoria del autor-actor es el punto de partida
para la creación de “El provinciano”, sus recuerdos son los que permiten un diálogo entre el
pasado y la puesta en escena, pues ellos llenan todo el monólogo de sucesos vivos que tienen
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un valor sentimental para el autor, lo que genera un mayor grado de verdad en la
representación.
La memoria interviene directamente en el proceso investigativo del autor, mientras que el
olvido influye la puesta en escena. Los recuerdos se encuentran en un plano intangible,
imaginativo y aproximativo (memoria), lo que hace que la reproducción de dichos recuerdos
cambie, obligando al actor a recrearlos y representarlos en un plano físico y deberá volver
a representarlos de manera diferente, pues jamás serán exactamente iguales a lo realmente
vivido (olvido).
Se puede decir que la memoria y el olvido para la puesta en escena del monólogo “El
provinciano” cumple la función de ser un “pretexto” para la exploración e investigación
durante cada una de las etapas de montaje, pretexto que tiene el poder de modificar el texto,
las acciones físicas, o las intenciones o sentimientos que se plantean sobre la escena,
arrojando diferentes tipos de resultados que el director y el actor-autor, se encargaría de
evaluar para determinar su uso.
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2. El Provinciano.
Fotografía por: Felipe Alvarado (Laboratorio de la imagen escénica) “Afiche, EL
PROVINCIANO”
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“Las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo
y abandoné mi casa para ver la capital.
Cómo recuerdo el día, feliz de mi partida;
sin reparar en nada, de mi tierra me alejé”
Laureano Martínez Smart.
(Extraído de la canción, “El provinciano”)
La puesta en escena de “El Provinciano” estrenada en Bogotá el 30 de abril de 2014, contó
con la actuación de Jhossye Esteban Velasco Reyes y la colaboración en escena de Roger
García y Natalia Suárez, (estudiantes de Artes escénicas, de la facultad de artes de la
Universidad Distrital Francisco José de Caldas.) quienes representaban las imágenes de
Gonzalo Arango y la madre del Provinciano respectivamente. Contó con música en vivo
interpretada por Mario Miranda, Mario Benavides, Ferney Caicedo y Jhon Unigarro, con una
duración de 45 minutos.
2.1. Antecedentes dramatúrgicos de “El Provinciano”.
Es importante hablar sobre “Memoria de Gallina”, la obra de la cual se desprende “El
provinciano”. La obra se trata de una creación colectiva del Teatro estudio de la Universidad
de Nariño, TEUNAR, conformado por estudiantes y con la dirección del Maestro Julio Eraso,
maestro en Artes Escénicas de la Universidad del Valle. La obra se escribe entre los años
2004 y 2006, tiempo durante el cual partiendo desde un laboratorio teatral y dramatúrgico, el
grupo se plantea desarrollar una puesta que hable sobre el pasado de las personas, en este
caso, de este grupo de actores nariñenses, que llevan su tierra y su memoria ancladas en el
alma. Con el fin de rendirle un homenaje a sus ancestros y al suelo que los vio nacer, obtienen
como resultado una obra que en palabras de su director se puede resumir en:
"Volver a la Infancia, es una forma de caer"
Memoria de Gallina es un recorrido incierto y difícil por una gruta misteriosa,
mágica y laberíntica, durante la noche de la memoria. En la que se dan cita los
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espectros, el niño que fuimos y el viejo que se nos fue y del que solo nos queda su
sombra, los fantasmas al pie de tu casa y un lamento ancestral sin razones ni
fechas.”
Julio Eraso, 2006.
La obra cuenta la historia de varios personajes que se encargan de relatar el pasado común
de loa abuelos, del pueblo y el campo, contrastando con el presente frío y solo de la vida en
las ciudades.
“Memoria de Gallina” se estrenó en Pasto en el 2006, en el marco del festival de teatro de
Pasto. Aunque el proceso de montaje final duró 1 año, la construcción de la obra y sus textos,
tardó poco más de 2 años, partiendo de la exploración de la pérdida de un ser querido, el
abandono del primer hogar, la vida en las capitales, y finalmente la vida en la gran capital.
En el proceso de creación intervinieron más de 30 estudiantes universitarios que en algún
momento formaron parte del TEUNAR. La obra tenía una duración de 2 horas, contaba con
música en vivo y la participación de 8 actores en escena y 3 músicos. “Memoria de Gallina”
se presentó en varios Festivales universitarios, donde ganó varios premios, al igual que en el
Festival alternativo de Teatro, en donde obtuvo el reconocimiento de parte del medio Teatral
por su labor investigativa y su trabajo en torno a la memoria.
2.2. Aclaraciones sobre EL PROVINCIANO.
El monólogo “El provinciano” es la versión libre en formato unipersonal (monólogo) de la
obra MEMORIA DE GALLINA. EL Provinciano, extrae de entre varias historias que cuenta
la obra, la de Lupercio Obando Sotelo6, pastuso, que después de formarse como persona y
sobrellevar difíciles circunstancias en la vida, decide dejar su hogar y viajar a la capital con
el sueño de estudiar en una universidad y convertirse en un gran escritor (El provinciano),
sueño que se ve truncado por la falta de recursos, de ayuda y por la soledad a la que se
enfrenta en la capital.
6 Lupercio Obando Sotelo, el personaje que inspira la obra Memoria de Gallina y el monólogo El provinciano, NO es un personaje ficcional, su historia es real, aunque no todos los acontecimientos del monólogo no corresponden a la vida de Lupercio.
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Durante su lucha por mantenerse y lograr su cometido en Bogotá, Lupercio intenta apoyarse
en sus letras y escritos, los cuales más allá de ser buenos o malos lo llevan hacia un viaje al
pasado, a sus recuerdos y a la tierra que abandonó, son estos recuerdos los que ponen en
pugna su presente doloroso y su pasado, lo que lo lleva finalmente a tomar la decisión de
volver, no porque considera su estancia en la capital como una derrota, si no por reconocer la
trivialidad de su sueño, ya que la idea de abandonar lo que es (un provinciano) para
convertirse en un ser capitalino va en contra de sí y de aquellos ideales con los que salió de
su tierra; por eso su regreso se convierte en una forma de renacer y buscar en el hogar eso
que deseó hallar en la capital.
La historia de Lupercio es similar a la de muchas personas en el país, que sin ser víctimas del
desplazamiento forzado, por distintas razones ven en la capital una esperanza para mejorar
su calidad de vida, un pequeño sueño americano dentro del país, situación que se puede
convertir en sueño o pesadilla cuando no se corre con suerte estando en aquel lugar.
Vivir en la capital se torna difícil para quien en su vida no conoció más que su provincia, esto
se debe a que las condiciones socioculturales son completamente distintas. Es por esta razón
que como autor y actor, en este caso me interesé específicamente por el personaje de
Lupercio, con quien además compartimos la misma situación de “provincianos”, esta
relación particular enriqueció el proceso de adaptación y creación del personaje, porque si
bien la historia cuenta de manera anecdótica lo que le sucedió a Lupercio, su situación
particular no se encuentra alejada de mi experiencia vivida como provinciano, hecho que
permitió ahondar aún más la caracterización y representación del personaje que quise dar a
conocer a partir de la puesta en escena del el monólogo “el provinciano”.
Más allá de las coincidencias entre el personaje y el autor, El Provinciano no pretende ser
una obra autobiográfica o regionalista, es por esto que se adopta el término Provinciano, ya
que, a través de este se puede hacer referencia a cualquier persona que no haya nacido en “la
gran capital” sin importar la región de la que provenga; buscando de esta manera una
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comunicación con otros provincianos, que les permita reconocerse y confrontar su situación,
frente a la historia particular de este pastuso llamado Lupercio.
El monólogo El provinciano en su versión final consta de 3 momentos diferentes que se
convierten en la acción transversal o la fábula del monólogo7, momentos por los que casi
siempre tienen que pasar los seres humanos en el proceso de búsqueda de nuevos horizontes,
los cuales puestos sobre la escena se convierten en una metáfora de la vida, pues abarcan
algunas de las etapas que marcan la formación de las personas. Estos momentos son:
LA DESPEDIDA DEL HOGAR.
LA VIDA FUERA CASA.
EL RETORNO AL PRIMER HOGAR.
Por supuesto que no se afirma que todas las personas vuelven al hogar después de haberlo
dejado, pero si se busca dejar la impresión de que por más que haya transcurrido el tiempo
siempre hay formas de acercarse de nuevo a eso que se abandonó y que con el paso de los
años hace mella en el pensar y sentir de quienes lo dejaron.
En el texto, la escenificación transcurre en 3 tiempos diferentes, que a su vez determinan los
espacios en los que se desarrolla el monólogo:
El presente, que ubica a Lupercio en Bogotá.
El pasado, que inevitablemente lo lleva a su tierra, a Pasto.
Y un tercer espacio que corresponde al espacio onírico, al recuerdo y lleva al
provinciano a un viaje entre su memoria y sus anhelos.
Vale la pena destacar que la adaptación contó con la asesoría y la aprobación de Eliecer
Cantillo, maestro de la Facultad de artes A.S.A.B, también Julio Eraso, director del Teatro
Estudio Universidad de Nariño, quién además dirigió la obra Memoria de Gallina. Stephany
Méndez Perico, estudiante de último semestre de Literatura de la Universidad Nacional de
Colombia quien se encargó de hacer la corrección gramatical del texto, y el Maestro Jorge
7 La fábula para una obra dramática, corresponde a la acción central del monólogo. De qué trata.
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Prada, docente de Facultad de artes A.S.A.B, quien además se encargó de acompañar el
proceso de montaje con la figura de tutor y director del monólogo.
Las personas anteriormente mencionadas consideraron que el texto “El provinciano” era una
propuesta sólida e interesante para el proceso académico del autor y actor, además, de un
texto lleno de poesía y memoria, digno de ponerse en escena.
Para el autor, el monólogo se convirtió en una reflexión sobre la cotidianidad de la vida en la
provincia, en la capital y sobre la vida misma. Enfrentarse a las realidades sin dejar de pensar
en la vida de Lupercio, “El Provinciano” es una forma de ver la vida desde el lado que no se
escucha, desde el lado de quién lo intentó y fracasó, desde el lado de quién lo hizo por
decisión y no fue forzado, puesto que últimamente en este país las historias sin violencia
pierden interés.
Este texto se convirtió en una forma de afrontar la realidad desde la poesía que ofrece el
texto, además de reconocer la gran posibilidad que brinda el espacio escénico para hablar de
temas que pasan desapercibidos en nuestro contexto diariamente, dándole voz y cuerpo a
Lupercio para contar su historia sin un tono lastimero, por el contrario, con un tono de un
luchador ante la adversidad. Para el autor y el actor, el provinciano es una forma de
encontrarse con aquello que consciente o inconscientemente se pierde al dejar el hogar en la
provincia, al llegar a la capital y al enfrentarse a las nuevas realidades, pero también es una
manera de asimilar el cambio y aceptar el presente, en resumidas cuentas, el monólogo no es
un reclamo a la vida en la capital, es un agradecimiento al aprendizaje que se obtiene de ella,
“El Provinciano” es una manera de luchar contra el olvido, una forma de hacer crecer las
raíces aunque el árbol siga creciendo lejos del lugar donde fue plantado.
2.2.1. El significado de ser provinciano.
“Al llegar Bogotá no comprendía la diferencia entre ser provinciano o ser de la capital,
hoy aún dudo sobre si sé cuál es la diferencia, sin embargo sé que mis raíces, mi tierra y
mis ancestros me han definido como persona, una persona que se adapta a la capital,
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pero jamás olvidará que su hogar se encuentra en Pasto...” (Bitácora de trabajo del
actor, Jhossye Velasco, agosto 2013)
El provinciano es un emigrante, una persona que decide dejar su primer hogar para ir hacia
otro, el proceso de migración, es uno de los más comunes y repetidos a lo largo de la historia,
contribuyendo al desarrollo y construcción de grandes ciudades, puesto que son éstas el
destino de mayor recurrencia de aquellos que nacieron en la provincia, la migración aporta
a la construcción de ciudad, pero también la construcción del carácter de la persona migrante,
ya que la relación con su nuevo entorno y con las nuevas culturas con las que tendrá
interacción.
Teniendo en cuenta que la capital es ese crisol de subculturas, de regiones, y de provincianos,
que crea una mezcla heterogénea de habitantes, que se enfrentan a la capital y de cierta forma
la modifican, genera un fuerte cambio en las personas; es decir un cambio social que surge
desde las necesidades y contextos particulares de propios y extraños, haciendo de la ciudad
un lugar relacional e histórico, es decir un lugar donde los seres van a establecer distintas
relaciones sociales y culturales, y a la vez, son estas relaciones las que definen a la ciudad
como un lugar con una identidad colectiva, lo cual lo convierte en un lugar histórico. (Augé,
1992:86)
El mismo autor, en su libro “Los no lugares, espacios del anonimato”(1992),afirma que es
en el momento en el que el sujeto percibe el cambio de su entorno y el personal, donde
empieza a detectar un tercer lugar, lugar identitario, es decir el lugar donde nació, en el que
forjó su identidad, la que ahora se enfrenta al cambio. Es natural que dicho
lugar identitario sea idealizado durante esta etapa, el recuerdo y la memoria se avivan,
creando un puente entre los tres elementos que atraviesan la vida del provinciano: la
migración, la memoria y la ciudad, influenciando las decisiones de quien camina al futuro.
2.2.2. La migración.
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La migración es el proceso en el que uno o más seres humanos se desplazan de un lugar a
otro, esto como concepto amplio, pero para restringir un poco más la definición hablaremos
de aquellos desplazamientos que implican un cambio de residencia. La migración contiene
de 2 conceptos, el primero, la emigración, que implica el desplazamiento inicial, es decir la
salida de personas de un lugar, para posteriormente establecerse en otro. Esta emigración está
relacionada con un estilo de vida negativo en el lugar inicial y una percepción de cambio
hacia un estilo de vida mejor en el nuevo lugar. Como segundo concepto, la inmigración, es
la llegada a un país de personas procedentes de otro.
Desde el siglo XIX y hasta hoy, el proceso de migración más importante es el que se da por
parte de los habitantes de zonas rurales hacia el medio urbano, lo que se ha denominado como
el éxodo rural, llevando a sus habitantes a buscar más oportunidades en las grandes ciudades,
las cuales cada día se encuentran más pobladas de “Provincianos”.
Desde la experiencia presentada, la migración es una decisión, uno de aquellos cambios de
los que tanto se ha hablado, y como provinciano este suceso es un forjador de carácter y de
identidad, es todo un proceso de conocimiento y reconocimiento.
La relación entre el texto de “El Provinciano”, Lupercio, el personaje, y Jhossye Velasco, el
actor-autor, está en que la situación parte de la realidad, de un viaje físico que
conlleva a un viaje emocional; el abandono de un lugar y el viaje hacia otro desconocido,
aunque de manera diferente para los tres, trae una experiencia de vida que alimenta al autor,
al personaje y al texto.
Es en este proceso de migración donde se comienza a identificar al objeto como constructor
de espacio y como detonante de imágenes y sensaciones para la escena; es ahora cuando la
migración se resume en las maletas como objetos escénicos que fundamental que representan
el viaje.
23
Gastón Bachellard en su libro “La poética del espacio” (1957) plantea que cada objeto puesto
sobre la escena, o en el cotidiano, tiene un significado poético, y éste a su vez ayuda a definir
el espacio en el que se encuentra.
“La imagen poética no está sometida a un impulso. No es el eco de un pasado. Es más bien
lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que
se vea hasta que profundidad van a repercutir y extinguirse” (Bachellard: 1957: 08.)
Otorgarle a las maletas o valijas el peso de representar el viaje, la migración, tiene sentido
cuando se observa el significado que ellas tienen para un gran número de personas. Cuando
se empaca, en las valijas no sólo va en ellas ropa, trastos, objetos; en las maletas para emigrar
del lugar de origen también se guardan los recuerdos, se empaca la nostalgia que acompañará
al viajante durante su recorrido. Las maletas, la acción de empacar y emprender el viaje,
son una metáfora del desplazamiento.
2.2.3. La Ciudad.
“Ahora que conozco la ciudad
de mis dorados sueños
y veo realizada la ambición
que en mi querer forjé.
Es cuando el desengaño
de esta vida me entristece,
y añoro con dolor mi dulce hogar.”
Laureano Sáenz Smart
(Extraído de la canción “El Provinciano).
Adoptar a la ciudad como espacio desconocido y lugar relacional es el primer paso durante
la llegada, la construcción de la imagen de la ciudad, o el concepto de esta, depende de las
experiencias, puesto que no será lo mismo para todas las personas, y la llegada se puede
24
tornar amable o difícil en gran parte gracias al azar. El significado de ciudad se construye de
distinta manera para cada ser, y este depende del reconocimiento que se pueda hacer de ella,
conocer lo desconocido define los lugares, como dice Roland Barthes “Visitar un lugar por
primera vez, es empezar a describirlo” (Barthes: 1970). Y de esas definiciones vendrán los
comportamientos de los sujetos hacia la ciudad. En el caso de Lupercio, la ciudad toma un
significado de derrota, el lugar se define por lo que él vivió en Bogotá, su derrota, su tristeza
y su soledad; de ahí que en sus escritos defina una ciudad gris, perdida, sucia y agresiva. Esta
descripción de ciudad no es única ni absoluta, solo corresponde al momento que
atraviesa Lupercio, descripción que permite construir dentro del texto un motivo más sobre
por qué volver a casa.
La ciudad se convierte en causante de sensaciones, acciones, imágenes, palabras, todas ellas
un pretexto para la escena, el texto del provinciano se enriquece entre la praxis y su creación,
combinando la experiencia propia y la desgracia de Lupercio, haciendo que sobre las
acciones físicas de la puesta surjan imágenes certeras sobre la ciudad como lugar histórico y
relacional, dándole un impulso al personaje para construir en su cabeza la necesidad de volver
a su lugar identitario, usando como medio la memoria.
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3. El proceso de montaje.
El proceso de montaje contó con 7 meses para su realización, tiempo que se divide en dos
grandes etapas: la primera, el proceso de taller8 y montaje de un esqueleto completo del
monólogo; tiempo empleado 4 meses; la segunda, fase en la que se ajustaron los detalles y
se dio el primer ensayo general, se cubrió en tres meses.
3.1. Proceso de taller y montaje.
La fase de taller se convirtió en un gran "proveedor" de elementos que se usarían para la
puesta final, los ejercicios propuestos por el mismo actor y los del director, Jorge Prada,
se orientaron a la generación de imágenes que hablaran del hogar, la familia, el apego, el
desarraigo y el olvido. Es en este punto de creación en donde de alguna forma todos los
elementos habían participado en el diseño de la puesta en escena. Justo en este momento, los
maestros Arístides Vargas y Charo Fránces ofrecen el taller MEMORIA Y OLVIDO EN LA
ACIÓN DRAMÁTICA (diciembre de 2013), al que asiste el dramaturgo-actor, tomando de
este recurso nuevos elementos para su puesta en escena.
Durante éste taller, tomado en la ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2013, se abordaron
ejercicios físicos y dramatúrgicos, que ya no hablaban del hogar idealizado, sino del olvido
a lo largo de la vida, y del olvido como forjador de carácter.
Durante el taller se realizaban ejercicios que estimularan la memoria, revivieran recuerdos
y permitieran la creación de pequeñas escenas o “cuadros” que proporcionen temas de
investigación para los actores; uno de los ejercicios fue:
o Cerrar los ojos, adoptar corporalmente una posición neutra, respirar
lentamente y mientras tanto recordar una fotografía real de uno mismo cuando
pequeño, recordarla lo más exactamente posible, al detalle, todo lo que se observa en
8 Dentro del ámbito teatral se define al taller, como al espacio de trabajo que se basa en la experimentación, la creación a partir de la incertidumbre y de ejercicios específicos que conduzcan a algún resultado sobre la escena, sea cual sea, resultado que bien puede servir para la puesta o simplemente para enriquecer el proceso creador del actor, del director y del autor.
26
ella; posteriormente intentar recordar el momento en que se tomó esa foto, que
sucedía y por qué se tomó la foto, recordar sensaciones, estados de ánimo, acto
seguido, y de manera súbita, abrir los ojos y volver al presente, cerrar los ojos
nuevamente y ahora recordar una fotografía de la actualidad, repetir los mismos pasos
que con la fotografía de la niñez, cuando he asimilado las sensaciones y sentimientos,
comparo las dos fotografías, analizando ¿qué ha cambiado? ¿por qué ha cambiado?,
responderlo mentalmente, y sin pensar más de 3 segundos decir una frase al aire y
abrir los ojos (Charo Fránces en tono jocoso dice " abro los ojos, respiro, y olvido").
El objetivo inicial del ejercicio era acercarse a un recuerdo, recrearlo, llenarlo de
sentimientos, sensaciones, objetos, pero siempre teniendo en cuenta que es una aproximación
y que en muchos casos puede ser una mentira, convirtiéndose en la idealización de un
recuerdo, a todo este cúmulo de aproximaciones Arístides le denomina “memoria”, y dice
que no hay memoria sin olvido, sin aproximación, y para reafirmar su postura, sentencia: "La
memoria no es lo recordado, es lo aparentemente recordado" Arístides Vargas, 2013.
En el montaje del monólogo, cada ejercicio realizado tenía un valor distinto, tanto como para
el actor (en el momento en que aplicaba las experiencias sobre la escena) como para el
dramaturgo, permitiendo dar una mirada diferente al personaje y a su situación, desde el
texto. La evolución del personaje desde que deja su terruño, su paso por la capital y
finalmente su reencuentro con las raíces, está permeada por la incertidumbre de si estos
recuerdos son ciertos o solo son una idea aproximada o exagerada de lo que realmente
sucedió.
3.1.1. El encuentro con los personajes.
A partir de los hallazgos en la realización de los talleres y ejercicios, emergen los personajes
sobre la escena. El primero en asomar; “El fantasma del recuerdo”, personaje que dentro del
monólogo aparece inundando el espacio de recuerdos que se manifiestan en música, sonido
y textos, todo esto a través de Lupercio y la máscara que él lleva.
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Es el primer personaje en construirse, las premisas del director (Jorge Prada) durante la
primera etapa, proponían encontrar en el actor todas las sensaciones que surgían al recordar
su tierra, su familia y su infancia. Estas sensaciones crearon un personaje poético, portador
de reminiscencias y de características distintas a las que finalmente tendría Lupercio; el
fantasma es rápido, juguetón y ruidoso, el fantasma es un Kusillo9, razón por la cual el
recuerdo está más ligado a su tierra, y a su primer hogar.
Fotografía por: Felipe Alvarado (Laboratorio de la imagen escénica) “El fantasma”.
9 El Kusillo es el bufón de la zona andina. Su estilo desenfadado y su gran movilidad lo llevan a ejecutar su
danza sin seguir una coreografía determinada, recurriendo permanentemente a la improvisación
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Curiosamente, son las características del fantasma las que terminan definiendo a Lupercio,
pues en pro de lograr una clara diferenciación y ahondar en la soledad de Lupercio, se
presenta como un personaje de movimientos lentos, silenciosos, tranquilos, tristes, cansados
y derrotados en gran parte del monólogo.
Fotografía por: Felipe Alvarado (Laboratorio de la imagen escénica) “Lupercio Obando
Sotelo”
Con la construcción de los personajes que llevan la historia principal del monólogo se da pie
a una puesta total con la que terminaría la primera etapa de construcción de “El Provinciano”
3.2. La puesta en escena.
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30
Durante los últimos tres meses de proceso, el trabajo fue intenso. Pese a contar con la
estructura, había mucho trabajo por hacer, pues los elementos que se consideran externos,
como la música, las luces y la plástica, están muy ligados al proceso de creación.
Adicionalmente, en la escena 1 (escena de los niños), se cumplía la función de prólogo,
escena que para el actor y dramaturgo era fundamental, pues presentaba al público
directamente al niño que fuimos, y después con Lupercio, presentar al adulto en que nos
hemos convertido. Esta escena en particular tenía un inconveniente, pues requería de otros
dos actores (el niño y la niña), quienes debían asimilar de manera extra rápida toda la
experiencia adquirida durante el primer ciclo de trabajo. Afortunadamente el equipo de
trabajo respondió de manera positiva a la presión y en un mes, los niños estaban en sintonía
con el monólogo.
Durante el siguiente mes lo plástico y musical fueron elementos fundamentales para el
trabajo, la incorporación de música en vivo fue una experiencia única para el actor, quién
reseña en su bitácora de trabajo:
“La música en vivo es lo mejor que le ha podido pasar al provinciano, sentir una guitarra
emitir sonidos de los andes, ver las cuerdas, los vientos y los cueros, nunca será lo mismo
pregrabado que en vivo. La música en vivo es un barco donde viaja el provinciano, en ese
barco se monta el público y Lupercio y allí, él les cuenta su historia”
Simultáneo al ensamble musical y actoral, se contó con la intervención del artista plástico
Cristian Rodríguez Sanabria, quien construyó la escenografía, y Jhon Laverde el montaje
de luces.
En el momento en que todos los elementos se vieron conjugados sobre el escenario, los
personajes adquirieron un mayor peso escénico, el texto amplió su sentido, y el monólogo en
general creció de una manera significativa, lo que permitió encaminar el rumbo hacia la etapa
final.
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Durante el último mes del proceso, el trabajo se centró en la repetición de toda la puesta y la
búsqueda de una sincronización entre la música y la escena, sin embargo jamás se abandonó
la búsqueda de nuevas intenciones, acciones y características del personaje.
En este último periodo de montaje, el personaje de Lupercio es el que recibe mayor atención
por parte del director y del actor, pues se evidencian fallas en su representación, tanto el
personaje como el actor se encontraron frente a un estancamiento que representaba un riesgo
ante el estreno.
“Ha llegado ese momento que tanto temía, me he estancado, no sé qué hacer con Lupercio,
pese a que la repetición forma parte del teatro, debería vivir cada momento y encontrar
nuevas cosas con el personaje, pero no está sucediendo, ya no fluyen ni siquiera las
emociones.”
Gracias a ese periodo de estancamiento, y con el fin de salir de él, se realiza un nuevo
“ejercicio-taller” que permitió la exploración de las zonas que no se habían tocado en el actor:
la infancia feliz, la infancia triste, el periodo de adolescencia y el presente con pros y contras;
en esa exploración se encuentra un nuevo motor emocional que modifica la escena y la forma
de afrontar el personaje, este motor está definido por “la despedida”, que a lo largo de su
vida ha marcado el fin del camino, pero que han abre otras posibilidades para el actor.
“El Provinciano es un eterno viaje de regreso, quizás sea mi vida, quizás no, sin embargo
sobre las tablas expongo mi carne, y esos personajes están constituidos por pedacitos de
mi alma, en especial por esas despedidas. “La bendición mamita” es una frase que busca
despedirse de todos aquellos por quienes rezo en las noches, esa es mi forma de decirles a
ellos gracias, de decirles adiós, aquí su camino va hacia otro lado diferente al mío, espero
que nos podamos volver a encontrar, así como algún día volveré a mi tierra, algún día
volveremos a estar juntos.”
En ese pequeño taller y gracias a un ejercicio llamado “Cartas de despedida” aprendido de
Arístides Vargas, surge una frase que estimula al actor con la frase: “La bendición mamita”.
32
Desde la dramaturgia, el ejercicio consistía en escribir una carta de despedida a un objeto
real, que se haya perdido, o que simplemente ya no esté, a medida que se escribe la carta,
preguntarse y responder sobre el papel en qué lugar estaba la última vez que se lo recuerda;
hacerle preguntas al objeto, preguntarle si recuerda algún momento que vivieron juntos,
algún lugar que visitaron juntos, de algún amigo que conocieron juntos; recordar la primera
vez que se tuvo ese objeto, y finalmente, en una frase decirle adiós. Este ejercicio se lo
trasladó del papel a la praxis y ahí fue donde de manera intuitiva (pues el ejercicio se
planteaba para un texto, y no como creador de motivación en la escena) el actor empezó a
buscar maneras de despedirse, al igual que personas de quién despedirse (reemplazando al
objeto del ejercicio inicial), y en esa búsqueda surge la despedida de la madre, resumida en
una acción y una frase, que aparecen en el inicio y el final del monólogo, con el fin de
redondear la idea del regreso al primer hogar.
Habiendo solucionado el problema de Lupercio, el monólogo cumplió su propósito
académico y con la aprobación del director, Jorge Prada, se presentó ante público capitalino,
el 30 de abril del 2014, en el teatro Luis Enrique Osorio.
Sobre su estreno y a manera de conclusión el autor-actor afirma:
“Gracias a Lupercio entendí que la capital es como un enemigo de esos que salen en las
películas o series de tv, que en principio se presentan como un rival peligroso y malvado
pero que con el transcurso de la historia se va convirtiendo en un gran amigo y muestra su
lado amable; la vida en Bogotá evidentemente no es la misma que en la provincia, pero no
por eso es mala; ser provinciano es una oportunidad de aprender, de crecer y de expandir
fronteras, la capital es una gran casa con las puertas abiertas.
Del fantasma me llevo los recuerdos que creía perdidos; el fantasma cumplió su papel
dentro y fuera del monólogo, el fantasma son mis recuerdos, los propios, los que se
convirtieron en escena y hoy me dan esta satisfacción, reafirmando que eso que fuimos
antes, hace mella durante nuestro andar. Además, al fantasma tengo que agradecerle
haber traído de nuevo a ese niño que se me quedó entre primos, casas, árboles y tierra, a
ese niño que se ha transformado en actor, sin olvidar que su escenario más querido es el
sur.”
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“Hoy por fin siento mi rostro pintado por la memoria, comprendo ironías del yo por no
ser, pero no comprendo querer ser otro y dejar de ser yo… y entiendo que el peor
enemigo de mí mismo es olvidar el camino a casa, olvidar NO QUIEN SOY, SINO DE
DONDE VENGO… No quién soy sino de dónde vengo… No quién soy, sino de dónde
vengo… ¡La bendición mamita!”
(El provinciano).
34
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36
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Leitmotiv en Teatro, en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Leitmotiv
(Consultado en mayo de 2015.)
37
ANEXOS.
Monólogo “El Provinciano.”
El provinciano
(Versión libre de “Memoria de Gallina” Obra teatral del Grupo TEUNAR)
Oscuridad total.
Se escucha en off la voz de un hombre a través de un altoparlante que emula la voz de un
director de escuela.
Voz en off: Señoras y señores padres de familia, tenemos el gusto de presentar esta tarde este
humilde acto que sus hijos han preparado con mucho amor y esfuerzo para todos ustedes, no
esperen un espectáculo maravilloso, solo esperen un homenaje con amor.
Se enciende suavemente una luz que ilumina el escenario, se observan 3 niños pequeños
con algo que imita un uniforme escolar, los 3 con aparente pánico escénico de comenzar
la presentación, se codean entre ellos, uno toma valor, tose a lo cual los otros dos
responden con atención y una inhalación profunda, empiezan a cantar Pueblito viejo de
manera alegre y exagerada.
Niños: Lunita consentida colgada del cielo
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Como un farolito que puso mi Dios,
Para que alumbrara las noches calladas
De este pueblo viejo de mi corazón.
Después de la primera estrofa los niños paran de cantar, uno de los pequeños pasa al
frente, los otros lo observan.
Niña: Moneditas de tiempo, el ser niño no es saber nada, es saberlo todo, es saber que sí hay
dragones, que la vida sí es un juego. El ser grande no es saber todo, sino resignarse a que hay
que hacer y saber algo… La niña deja de serlo y como en un salto de tiempo, ahora es un
adulto, con un aire de nostalgia y desilusión. Ya no soy un niño, ya no hay dragones, ya no
puedo hacerlo todo; de niño me confundía en los sueños, ahora los sueños me confunden a
mí.
La niña vuelve a ser pequeña, regresa con los otros niños. Cantan la segunda estrofa…
Niños: Pueblito de mis cuitas, de casas pequeñitas,
Por tus calles tranquilas corrió mi juventud;
Por ti aprendí a querer por la primera vez
Y nunca me enseñaste lo que es la ingratitú
Los niños paran de cantar pero se queda repitiendo, tú, tú, tú señalando con el dedo al
siguiente en pasar al frente. El niño se da cuenta y pasa de mala gana.
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Niño: Cuando somos niños corremos por la casa de los abuelos, desde la puerta grande de la
entrada, hasta el rincón más pequeño del cobertizo, soñando que vamos por un gran castillo
lleno de feroces gatos y peligrosos perros asesinos…El niño deja de ser un pequeño y se
convierte en un adulto como la primera niña. Recuerdo tantos cuentos inocentes, tan solo
de pensar aquello que un día fue, los ojos se me aguan y el corazón grita ¡ya no más!...
inocencia frágil.
Vuelve a ser el niño, regresa con los otros y cantan la siguiente estrofa.
Niños: Hoy que vuelvo a tus lares trayendo mis cantares
Y con el alma enferma de tanto padecer
Quiero pueblito viejo morirme aquí, en tu suelo,
Bajo la luz del cielo que un día me vio nacer.
Se detienen una vez más, el último niño lanza una piedra hacia el proscenio simulando
jugar rayuela.
Lupercio: (lleno de felicidad, ternura y ensoñación) Cuando somos niños creemos que la
luna es de queso y que por la noche nos persigue, que con un papalote vamos a llegar al cielo.
Al igual que los otros dos niños, él también se convierte en un adulto; lleno de desilusión.
Pero que equivocados estamos porque cuando crecemos nos damos cuenta que todos los
mocos que nos comimos en la infancia son esas cosas amargas que nos pasan en la vida… y
ya no es tan fácil llegar al cielo.
Se convierte nuevamente en un niño y vuelve con los otros.
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Niños: Mi fugaz niñez me dejó deseando soñar para siempre, mis amigos, mis primos, mis
hermanos. Ya no sé si deseo verlos más. Gente tan grande, tan gente juiciosa, ya no se
acuerdan de las historias de la abuela mientras bordaba su cobija azul con rojo; las ventanas
son ese transcurrir, el devenir. Los vidrios son como la pureza, los momentos. FELIZ DÍA
MAMÁ.
Se escucha la canción EL PROVINCIANO, de Olimpo Cárdenas, la luz se vuelve tenue.
Los niños que siempre han llevado una mochila sacan de ellas unos regalos para sus
madres, la niña y el primer niño tan sólo estiran la mano, Lupercio sale corriendo al
público a entregarle el regalo a su mamá, la abraza, la luz de los dos niños desaparece,
Lupercio deja de abrazar a su madre y vuelve al escenario. Se enciende una luz pálida al
costado derecho del escenario, iluminando al fantasma, (es el fantasma del recuerdo)
Se escucha el sonido de una máquina de escribir, la única luz es la del fantasma.
Fantasma: hablándole al público Un hombre sin rostro vocifera para el público, atónito de
tanto carrerear; de él solo se sabe que es un hombre de la vida y de la muerte, un ser extraño
y pausado. Ya conoce la ciudad, ya está entre la muchedumbre, no vuelve, se pierde entre los
escombros, entre las mentiras y la ciudad, entre las mentiras y los esclavos, entre las mentiras
de libertad. Ya conoce la muchedumbre por eso no le asustan ni las turbas ni las procesiones,
-El fantasma voltea su rostro (la máscara) hacia el otro costado del escenario, desde donde
se ha escuchado el sonido de la máquina de escribir, se ilumina suavemente la imagen de
Lupercio, que está sentado escribiendo en su máquina- mucho menos los rostros de los
hombres maltratados por el monstruo citadino! La luz del fantasma se desvanece, pero no
se paga, el fantasma se quita la máscara y la deja sobre la maleta, el cuerpo que llevaba la
máscara desaparece; la luz de Lupercio se enciende al máximo. Lupercio deja de escribir
y concentra su atención en la máscara y las maletas… Vuelve a escribir.
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Lupercio: Ese despojo fui yo, en uno de los tantos momentos de esta vida que me tocó vivir.
Definir cómo me encontraba resulta fácil: rodeado de éxito pero con nada por dentro; mis
últimas fuerzas preferí bien gastarlas haciéndole saber a un completo desconocido la tragedia
tan cómica que suele ser la vida. Para ese entonces me mantenía en lucha la ilusión de una
respuesta, respuesta que sólo ahora puedo saber que si llegó.
“Querido Gonzalo Arango:
Lo saluda un colombiano más. Antes que nada quiero identificarme como lo que soy, uno
más de los nacidos en la montaña, un montañero.
Cuando era todavía un chico, o mejor dicho un gamín de monte, salí al pueblo a conocer los
carros, la banda de músicos, la luz eléctrica, etc… Ingrese a la escuela a recibir los
conocimientos “DE MI PATRIA” con los pantalones remendados y los pies descalzos.
Terminé la primaria habiendo obtenido un cartón y el primer puesto. Luego perdí a mis
padres y aprendí a trabajar. Trabaje como dizque manda Dios, dedicado también como un
buen ciudadano. El bachillerato lo hice nocturno en la capital de Nariño. Viajé después a
Bogotá y aquí estoy de paso… Lupercio mira la maleta, se dirige hacia ella y la
reconoce… Sólo y amargamente destrozado, sin empleo y sin un Dólar. Mis buenos amigos
me invitan a cenar de vez en cuando, aunque yo más bien pienso que me harían un favor
dejándome morir de hambre. Se sienta sobre la maleta, toma la máscara en sus manos.
Con unos cuantos ahorros que me quedaban entré a la universidad, inicie una carrera, me
sobró cabeza pero me faltaron los libros. Hoy he dejado de estudiar por falta de todo… Soy
uno de los miles de colombianos sin futuro. Hacemos cola para encontrar trabajo, pero el
trabajo es encontrarlo. Ha comenzado a jugar con la máscara, la acerca, la huele,
pareciera que le atrae y le reconforta… Quisiera ser un escritor empedernido, encerrarme
nuevamente en mi montaña que me vio nacer, entregar mi cabeza NO AL MUSEO DEL
ORO DEL BANCO DE LA REPÚBLICA, ¡No! Sino al cráter profundo del Volcán Galeras,
con todos mis fracasos, mi alma y mis cenizas.” Lupercio por fin ha cedido a la máscara
y se la pone, EN ESE MOMENTO LUPERCIO SE CONVIERTE EN EL FATASMA.
Fantasma: Recuerdos de cristal inquebrantables con la furia del tiempo afloran en mi mente.
Las calles en piedra, asientan su polvo en las memorias de la gente. Cada corazón es como
42
un indescifrable baúl caído lleno de recuerdos vagos y tristes. Mis ojos reflejan las fantasías
de reinar una montaña y volar por encima de un Volcán. Las palabras chillan por encima del
espacio, el tiempo y el destino. Intentando quitarse la máscara. Totalmente cristalizado
busco en la magia uno de muchos caminos que me permita descorporizar mi vida. Hijo de la
tierra que me permites la infancia para dejar plasmado en vos el resultado de mi
inconsciencia. Trasfondo infinito, universo sin límites fúndete con mi existencia, libérame
de esta angustia que me obliga a escapar de mis recuerdos, finalmente se quita la máscara
–Lupercio vuelve en sí-
Lupercio: recuerdos que agonizan, agonizan con mi existencia ya que sin ellos no habría
presente.
“Soy un simple hombre triste, no encuentro mi camino… Antes en la ciudad de las ratas, hoy
en la ciudad de los orines, de los miados, de las cañerías… de las desilusiones… la ciudad
donde ningún grito de auxilio es oído.
Tengo el corazón cansado, por lo cual más de una vez me di por muerto después de morder
el polvo en la capital de la república; sí, estoy diciendo que resucité sobre las ruinas de mi
propio fracaso, gracias a que me di cuenta que si no se está fletado al sistema, éste mismo se
encarga de matarnos; éste mismo sistema que se encarga de soltarnos a la calle con un
diploma en blanco… sin embrago, eso es cosa muy común en este venerable país y no quiero
ser una excepción, ni mucho menos tengo por qué serlo… lo que soy se lo debo a los fracasos
que me preceden, pues un hombre en lo más esencial de sí mismo no es más que la suma de
sus derrotas, sus muertes y sus resurrecciones.
Con las piedras lanzadas contra mí, he construido los muros de mi casa, el estadio para que
tremolen sus banderas mis enemigos, el teatro para que ensayen al tiro al blanco del furor o
el improperio… Una catedral con piedras del presidio, otras con vitrales y escenas de la caza
en las que huyo asediado por la jauría… Por eso creo que el triunfo es secundario, al triunfo
he preferido el fracaso, por ser creador, por ser lo que a la larga nos hace invencibles… Tengo
mucho que decir, hay demasiado que decir.
43
Aparte de todo, quiero vivir, me encuentro en los 27 años y quiero caminar por más montañas,
vivir nuevas primaveras.
Si he de decir la verdad, la imagen de Medellín la llevo clavada en mi cerebro. Una fábrica
cada calle, un tango cada diez metros, una minifalda cada tres pasos, un suicida cada quince
días, un bailadero cada cuadra, un ladrón cada esquina, un grill cada cliente, una arepa cada
hora, un paisa que nace a cada segundo y una vida que se pierde por cada puñalada.
Pero también llevo la imagen de Cali, sucursal de Sodoma… y Gomorra… dicen que es
Pereira…
De mi terruño no digo nada, porque en Pasto todos son amigos, a excepción de la mitad, a
esta ciudad de Atriz le debo todo: mi escopeta de guerrero; mi pluma de inconforme; mi
desnutrida rebeldía, mi voluntad y mi alma proletaria… a Pasto le debo mis montañas, mis
valles, las arepas de mi abuela hechas con trigo y pan, sus calles llenas de polvo, piedra y
pradera, calles que emanan la melancolía de mi madre, pero también el orgullo de mi padre,
hombre montañero orgulloso como nadie, aquel jornalero matinal que con sus manos calladas
hace la tierra prosperar, hombre de la tierra, del agua y del sol… hombre de fuego, nariñense
de corazón.
¡Ay que dolor, que soledad! Lupercio toma el retrato de su abuela en las manos… lo
observa firmemente. Cómo duele recordarte… cómo duele presentarse con los ojos cerrados
o tan solos mirar… Si hubiera sabido que la vida es todo esto, tan fría, tan mecánica…
Preferiría haberme quedado allá. Besa la fotografía y la devuelve a su lugar, se persigna,
regresa a la máquina de escribir. Vuelve a poner la hoja dentro de la máquina, escribe.
Me queda todavía un tiempo para leer su última página, en que si es posible, como bien creo,
publique y comente ésta humilde reseña, Querido Gonzalo Arango, se despide de usted su
asiduo lector.
Lupercio Obando Sotelo.
OMICRÓN.”(LUPERCIO ENVÍA EL AVIÓN).
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El tiempo no es el mismo que en la provincia, aquí todo es gris y huele a caño, la capital
parece estacionarse en las 6 de la tarde, la calle se confunde en laberintos grises bajo la
efímera noche. Campos cubiertos de fango y estiércol, ensucian los dedos hambrientos de
carne y huesos rotos… Sólo soy una vaga idea, un túnel solitario, un ángel sin luz… soy el
llanto vivo, la materia putrefacta y móvil de éste lugar. Bebe chapil. No basta un rayo de luz
entre las tinieblas para tener la certeza de que antes fuimos oscuridad… Antes…
No puedo escribir, no tengo fuerzas para sostener el lápiz, ni siquiera para romper a llorar,
mucho menos tendría motivos, hoy tan sólo soy una colecta de debilidades, a veces brazos,
a veces piernas, rodillas incapaces de sostener el peso de mi angustia, mi propio peso. ¿Qué
guerrero podría esconderse detrás de éste despojo? No uno noble al menos, totalmente
impotente ante mí mismo me regocijaría viendo desangrar a mi enemigo, por cada gota un
grito… ¡VIVA LA MUERTE LENTA! … No soy un guerrero, soy un cobarde con coraza
de papel y pegante, de plumas y cascabeles, un payaso… se levanta súbitamente. Un gran
peleador, sin duda, sin remedio, sin salvación.
Me niego a ser indefenso y torpe, me niego a la languidez y al dolor, me niego a mí mismo
y huyo, entre más rápido mejor, entre más lejos mejor, para así por fin abandonarme a los
buitres y que estos desgarren mis carnes y que el tiempo haga polvo mis huesos. Tal vez
entonces cuando mi miedo haya sido retirado capa tras capa, piel, músculo y hueso; en ese
momento, ¡al fin vulnerable!, ¡al fin expuesto! Sólo en ese momento entonces pueda empezar
a pelear, ¡ahora no!
Empieza a sonar la melodía “La pascua” tenuemente.
Entonces camino en la penumbra, cerca al abismo de la negación, recorro el valle que linda
con la línea que divide el olvido del recuerdo, y me pierdo dentro del corazón del volcán. Al
cual le entrego mis tristezas, mis alegrías y mi niñez; y él… me da un espejo en el cual me
miro… entonces veo mi rostro de cuando aún era un niño… me veo y lloro, lloro porque
volver a la infancia es una forma de caer.
Lupercio canta.
Ninguna Pascua es tan linda
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Como la mía
Pascua mezclada de pena
Con alegría.
La melodía continúa sonando.
El recuerdo se hace más claro, el futuro se hace presente. Los recuerdos no van al cielo, al
igual que los muertos se refugian bajo tierra, mi cuerpo está hundido y próximo a desaparecer,
muertos de mi memoria, pronto estaré con ustedes.
La melodía suena y Lupercio vuelve a cantar.
He sembrado una rosa
Y una granada
La granada dio sus frutos
La rosa nada.
Nariñense soy señores
Chusco, cachiri y cantor
De andes lindos de andes lindos
De andes lindos de ahí soy yo.
Lupercio toma en sus manos el muñeco y la máscara, la melodía de la pascua se
transforma en sonidos andinos nuevamente.
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Con ésta última repetición Lupercio se quita la camisa y se pone la máscara por última
vez, los sonidos andinos se vuelven a convertir en LA PASCUA que cada vez suena más
fuerte y más andina atrayendo el ensueño…
Caminando en la penumbra del valle cerca de la línea que divide el olvido del recuerdo
encontré un espejo en el fondo del volcán, un gran caracol me envolvía, me internaba entre
caras, manos, brazos, piernas y su olor me arrastraba con una gran fuerza, al llegar al centro
me encontré con mi rostro de cuando aún era un niño, me vi y lloré, a un lado se encontraba
un corazón que brillaba, estaba ahí en medio de unas manos muy viejas que olían a mi sangre,
a mi tierra, me cegaron y poco a poco se instalaba dentro de mí un nuevo aire, el aire de hace
muchos años… Fue entonces cuando desperté y encontré mi cuerpo seco y tirado en el
abismo de la negación, entonces entendí que había resucitado, en ese instante el volcán
erupcionó y salí en forma de fuego, cuando un cóndor pasó, me convirtió en viento, me llevó
a las nubes y allí me convertí en agua, bajé a un maizal y me convertí en tierra.
Frenéticamente. Hoy es un día histórico, porque el cuerpo y el alma han decidido aparearse
y esparcirse por la pacha. Aún se ve el empedrado, las flores escasas rinden tributo a quienes
vieron caer, sus pétalos acarician tus cabellos, surge de una rama un nido cálido, precioso y
escondido, un valle extenso me recibe, pequeñas gotas de agua que queman, me deslizo por
el rocío del amanecer que danza, la cascada de aguas cristalinas se desprende y bajo ella hay
algunos que están alucinados, locos o dementes, tal vez corrientes. Uno de ellos ha salido a
caminar, la tierra se va tragando el olor del dolor y consume sus pasos. El hombre sigue
adelante, busca, continúa, sueña, charla… Y vamos haciendo historia, vamos reciclando entre
trastabilleos instantes de mi terruño, escuchando el palpitar de una tierra pasada, el
conocimiento que nos cuentan las plantas… Volveré contigo o con tú imagen para enterrarla
en lo profundo de ésta montaña… el fantasma llega al frente del altar, se arrodilla y se
persigna ante él, levanta el muñeco y lo sienta justo en frente de la foto. Morir y renacer es
sólo para los astros, yo sólo quiero ver caer el sol detrás de mí volcán…
EL PROVINCIANO EMPIEZA A APAGAR LAS VELAS…
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Ahora por fin siento mi rostro pintado por la memoria, comprendo ironías del yo por no ser,
pero no comprendo querer ser otro y dejar de ser yo… y entiendo que el único enemigo de
mí mismo es olvidar el camino a casa, olvidar NO QUIEN SOY, SINO DE DONDE
VENGO… No quién soy sino de dónde vengo… No quién soy, sino de dónde vengo… ¡La
bendición mamita!
La música sigue sonando y va desapareciendo junto con la luz…
Apagón.
El monólogo “El Provinciano” se encuentra registrado ante la Dirección Nacional de
Derechos de Autor, con código de registro 100-500-205, número de radicación 1-2015-
21041, y se encuentra amparado bajo las leyes de la República de Colombia, por tal
motivo queda completamente prohibida su reproducción y representación sin previo
consentimiento del autor.