Meditaciones diarias del Evangelio del 3er domingo de Adviento

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www.rosarioenfamilia.org.pe 1 Meditación Juan Bausta: es un hombre enviado por Dios para dar tesmonio de la luz a fin de que todos crean por medio de él que no es la luz, sino tesgo de la luz; no es el mesías, no es Elías, no es el Profeta esperado, es una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, bauza con agua, no es digno de desatar la correa de las sandalias del Señor. Por conocerse a sí mismo, sabe que hay alguien más poderoso que él, la correa de cuyas sandalias él no es digno de desatar. Por otra parte, su humildad no degrada su persona porque él no sólo sabe sus límites, sino también sus fuerzas y dones. Por ejemplo, reconoce su “don” de bauzar con agua y lo pone al servicio de los Meditación del Evangelio del Tercer domingo de Adviento Juan 1,6-8.19-28 Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como tesgo, para dar tesmonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe, no era él la luz, sino tesgo de la luz. Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: - ¿Tú quién eres? Él confesó sin reservas: - Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: - Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías? Él dijo: - No lo soy. - ¿Eres tú el Profeta? Respondió: - No. Y le dijeron: - ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de mismo? Él contestó: - Yo soy “la voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: - Entonces, ¿por qué bauzas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: - Yo bauzo con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el que viene detrás de mí, que exisa antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bauzando. PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús Diciembre 5

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Meditaciones diarias del Evangelio del 3er domingo de Adviento

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MeditaciónJuan Bautista: es un hombre enviado por Dios para dar testimonio de la luz a

fin de que todos crean por medio de él que no es la luz, sino testigo de la luz; no es el mesías, no es Elías, no es el Profeta esperado, es una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, bautiza con agua, no es digno de desatar la correa de las sandalias del Señor.

Por conocerse a sí mismo, sabe que hay alguien más poderoso que él, la correa de cuyas sandalias él no es digno de desatar. Por otra parte, su humildad no degrada su persona porque él no sólo sabe sus límites, sino también sus fuerzas y dones. Por ejemplo, reconoce su “don” de bautizar con agua y lo pone al servicio de los

Meditación del Evangelio del

Tercer domingo de Adviento

Juan 1,6-8.19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:

éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para

que por él todos vinieran a la fe, no era él la luz, sino testigo

de la luz. Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y

levitas a Juan, a que le preguntaran: - ¿Tú quién eres?

Él confesó sin reservas: - Yo no soy el Mesías.

Le preguntaron: - Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?

Él dijo: - No lo soy.

- ¿Eres tú el Profeta?

Respondió: - No.

Y le dijeron: - ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué

dices de ti mismo?

Él contestó: - Yo soy “la voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor”, como dijo el profeta

Isaías.

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: - Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el

Mesías, ni Elías, ni el Profeta?

Juan les respondió: - Yo bautizo con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el que viene

detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús

LunesDiciembre5

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Apostolado del Rosario en Familia

creyentes y su conversión.

Poniendo nuestros ojos en la persona de Juan, descubrimos cómo podemos preparar la venida del Señor en este tiempo de Adviento.

Oración

Espíritu de Vida, te invoco sinceramente: ven en ayuda de mi debilidad. Ven, Espíritu de Dios, y habita en mi flaqueza para que tu fuerza sea patente en mi existencia.

Amén.

Miércoles

MeditaciónComo Juan Bautista: ser testigo de la luz, de la venida de nuestro Señor,

no es tanto hacer cosas extraordinarias. Más bien es hacer cosas sencillas, como escuchar a la persona que sufre a tu lado, dar una mano a tu prójimo que no tiene a quien acudir con sus problemas y luchas. O comprender a alguien que no hace nada bueno (según tu criterio) para ti ni para los demás.

Hay muchas maneras de ser testigo, de ser una presencia de la venida del Señor en medio de nosotros. Cada uno tiene esta misión. Cada uno tiene dones para compartir. Sólo que, a veces, es necesario “allanar” nuestra ceguera, nuestros miedos, nuestra sordera a la voz que nos llama en medio del desierto de nuestra vida.

Diciembre7

MartesDiciembre6

MeditaciónDe la vida de Juan, podemos destacar que ser testigo es ser

luz, una luz para los demás, para que se conviertan, para preparar el camino del Señor. Sin embargo, en la vida cotidiana, experimentamos que hay muchas maneras de ser testigo. Anunciar el Evangelio consiste no tanto en hablar o predicar, sino en estar con la gente. En compartir con ellos sus alegrías y sus penas. En no tener prisas si no hay muchos bautismos porque, al fin y al cabo, es el Espíritu el que entra en el corazón de las personas y las convierte.

Ser testigo es compartir mi “presencia” con los demás, la gente, hoy día, no necesita tantas palabras, sino más bien obras que les ayuden a sentir que no están solas, que alguien está con ellas. Lo que más cuenta es “perder el tiempo”, el tiempo que entregas para “escuchar”, sobre todo cuando alguien lo necesita. Por consiguiente, su testimonio me hace considerar cómo es mi presencia entre las personas con quienes vivo. Me pregunto cómo y cuándo estoy con ellas verdaderamente. ¿Es mi presencia un testimonio de la luz para ellas? ¿doy gracia y alegría? ¿doy importancia a perder tiempo con ellas o prefiero, habitualmente, estar delante de mi computadora o de la televisión?

OraciónVen, Espíritu Santo, presencia renovadora y pueda yo, en mi fragilidad, acoger la Palabra de la Vida. Ven a mí,

injusto y pecador, y por tu poder creador se encarne en mí la Buena Noticia.

Amén.

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Apostolado del Rosario en Familia

¡Que la persona de Juan Bautista nos ayude a abrir los ojos para que podamos ver la LUZ y ser verdaderos testigos de su resplandor en medio del mundo y de la vida!

OraciónVen a mí, Espíritu de la Verdad, toma posesión de mi corazón y de mi mente, acomódate en mi hogar, conduce

mi vida cotidiana según los designios de Dios. Ven a mí, ven a tu Iglesia y hazla gustar de tu gozo embriagador, en la acogida diaria y confiada de la única Palabra que salva.

Amén.

JuevesDiciembre8

MeditaciónLa liturgia de este tercer domingo de Adviento nos

coloca delante de los ojos la figura de Juan el Bautista y describe el lugar que él ocupa en el plan de Dios. Así, nos ayuda a encontrar nuestro lugar y nos prepara para la fiesta de Navidad.

Juan el Bautista fue grande, muy grande. Fue un profeta con muchos discípulos y un protagonismo popular. Jesús lo definió como el más grande entre los nacidos de mujer. Y no obstante, según Jesús, el más pequeño en el Reino es más grande que Juan.

Juan sabía esto. Alabado por los otros, no se alababa por cuenta propia. Después que Jesús comenzó a anunciar el Reino de Dios, él supo cederle el puesto. Sus discípulos, al contrario, no tuvieron su grandeza de alma. Se sintieron envidiosos. Juan les ayudó a superar el problema. De hecho no es fácil ceder el puesto y la guía a otros y colaborar con ellos para que puedan realizar su propia misión.

OraciónSeñor, sé que me has llamado, que me has enviado a ser tu testigo. Pero, a veces, hay muchas cosas que me

impiden compartir los dones que me has dado: situaciones, personas, e incluso a mí mismo. Ayúdame, Señor.

Amén.

ViernesDiciembre9

MeditaciónEl Evangelio de Juan fue escrito al final del primer sig-

lo. En aquel tiempo, tanto en Palestina como en toda el Asia Menor, dondequiera que hubiese una comunidad de judíos, había también personas que habían tenido contacto con Juan el Bautista o que habían sido bautizados por él. Visto desde fuera, el movimiento era muy semejante al de Jesús. Los dos anunciaban la llegada del reino y ambos exigían la conversión. Podría haber habido una cierta similitud entre los seguidores de Juan y los de Jesús.

Por esto la respuesta de Juan respecto a Jesús valía no sólo para los enviados de los sacerdotes y los fariseos del tiempo de Jesús, sino también para las comunidades cristianas del final del primer siglo. De hecho, todos los cuatro

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Sábado

evangelistas se preocupan de referir las palabras de Juan Bautista que afirma que él no es el Mesías. El Prólogo del cuarto Evangelio afirma que la Palabra viva de Dios está presente en todas las cosas y brilla en las tinieblas como una luz para cada hombre. Las tinieblas intentan apagarla, pero no lo consiguen. Ninguno consigue esconderla, porque no podemos vivir sin Dios por mucho tiempo. La búsqueda de Dios, siempre de nuevo, renace en el corazón humano. Juan Bautista viene para ayudar al pueblo a descubrir esta presencia luminosa de la Palabra de Dios en la vida. Su tes-timonio fue tan importante, que muchas gentes pensaban que él era el Cristo. Por esto el Prólogo aclara: “Juan no era la luz. Vino para dar testimonio de la Luz”

OraciónSeñor, ¡cuántas veces he tenido que luchar contra mis miedos, mis debilidades y límites!, ¡cuántas veces he

experimentado persecuciones e incomprensiones!, ¡cuántas veces me he sentido realmente solo, abandonado en medio de luchas y dificultades! Asísteme, Señor.

Amén.

Diciembre10

MeditaciónLos judíos envían sacerdotes y fariseos para saber quién

es este Juan que bautizaba al pueblo en el desierto y que atraía a tantas gentes de todas partes. Y enviaron para preguntarle: “¿Quién eres?” La respuesta de Juan es curiosa. En vez de decir quién es, responde lo que no es: “¡No soy el Mesías!” Añade después otras dos respuestas negativas: él no es ni Elías, ni el Profeta. Se trata de aspectos diferentes de la misma esperanza mesiánica. En los tiempos mesiánicos, Elías debería volver para llevar el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres. Habría regresado para restaurar la convivencia humana. El profeta anunciado para llevar en el futuro a buen término la obra iniciada por Moisés, era visto por el pueblo como el Mesías esperado. Juan rechaza estos títulos, porque no era él el Mesías. Sin embargo, más adelante, será el mismo Jesús quien diga que Juan era Elías. ¿Cómo explicar esta afirmación? El hecho es que existían muchas versiones sobre la misión de Elías. Algunos decían que el Mesías sería como un nuevo Elías. En este sentido Juan no era Elías. Otros decían que la misión de Elías era sólo la de preparar la venida del Mesías. En este sentido Juan era Elías.

En este diálogo entre Juan y los fariseos y sacerdotes aparece la catequesis de las comunidades del final del primer siglo. Las preguntas de los fariseos y sacerdotes sobre el significado de Juan Bautista dentro del plan de Dios eran también las preguntas de las comunidades. Así, las respuestas de Jesús, recogidas por el evangelista, servían también para las comunidades.

OraciónSeñor: No es nada fácil ser un testigo de la LUZ. Muchas veces he sentido que la luz que había dentro de mí se

estaba apagando y que no podía continuar. Pero sé también que Tú nunca me has dejado solo que siempre has sido mi luz, y que nunca te has olvidado de enviarme personas que pudieran encender otra vez la luz de mi fe, de mi ánimo y mi confianza en ti. Fortaléceme, Señor.

Amén.

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Domingo

MeditaciónLos testimonios positivos de Juan: él es sólo uno que prepara el cami-

no “Pues ¿por qué bautizas si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta?” Los enviados de los sacerdotes y fariseos querían una respuesta clara, porque debían dar cuenta a los que les habían encargado interrogar a Juan. Para ellos no bastaba saber lo que Juan no era. Querían saber quién es él y qué significa dentro del plan de Dios. La respuesta de Juan es una frase tomada del profeta Isaías, frase muy usada, que aparece en los cuatro evangelios: “Soy la voz del que clama en el desierto. Enderecen los caminos del Se-ñor”. En este uso del Antiguo Testamento aparece la mística que animaba la lectura que los primeros cristianos hacían de la Sagrada Escritura. El-los buscaban dentro de las palabras, no tanto los argumentos para probar afirmaciones, sino mucho más para verbalizar y aclarar para ellos mismos y para los otros la novedad de la experiencia que tenían de Dios en Jesús.

En las comunidades cristianas del final del siglo primero había per-sonas que conocían sólo el bautismo de Juan. Entrando en contacto con otros cristianos que habían sido bautizados en el bautismo de Jesús, ellos querían saber cuál era el significado del bautismo de Juan. En aquel tiempo existían muchas clases de bautismos. El bautismo era una forma con la cual la persona se comprometía con un determinado mensaje. Quien aceptaba el mensaje estaba invitado a confirmar su decisión a través de un bautismo (ablución, purificación o baño). Por ejemplo, con el bautismo de Juan la persona se vinculaba al mensaje anunciado por Juan. Con el bautismo de Jesús, la persona se vinculaba con el mensaje de Jesús que les comunicaba el don del Espíritu.

“En medio de ustedes está uno a quien no conocen”. Esta afirmación de Juan Bautista se refiere a Jesús, presente en la muchedumbre. En el tiempo en el que Juan escribía su evangelio, Jesús seguía estando presente en las comuni-dades y en las personas, sobre todo en los pobres con los cuales se identificaba. Hoy Él está en medio de nosotros y también hoy, muchas veces, nosotros no lo conocemos.

OraciónTe doy gracias, Señor, por haberme llamado a ser tu testigo, por estar siempre conmigo, por ser luz en mi vida.

Con mis manos unidas en oración y abiertas para darse, sigo rezando: ¡Qué seas nuestra LUZ para que seamos TU LUZ verdadera para los demás!

Amén.

Diciembre11

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