Material Pastoral Adviento

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COAM - Comisión de Actividades y Contenidos Delegación de Pastoral Juvenil Materiales de Adviento catequesis de preadolescentes, catequesis de jóvenes y Vigilia de la Inmaculada Diócesis de Cartagena Diócesis de Cartagena

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COAM - Comisión de Actividades y Contenidos Delegación de Pastoral Juvenil

Materiales de Adviento catequesis de preadolescentes,

catequesis de jóvenes y Vigilia de la Inmaculada

Diócesis de CartagenaDiócesis de Cartagena

COAM – Comisión de Actividades. Delegación de Pastoral Juvenil Materiales Pastorales para el curso 2010-2011

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BLOQUE 1 Catequesis de preadolescentes

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Catequesis de preadolescentes. Guión para el animador

1. Oración: Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

2. La palabra de Dios. LECTURA DEL EVANGELIO: (LC. 1, 26-38)

El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: -Salve, llena de Gracia, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: -No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reinado no tenga fin. María respondió al ángel: -¿Cómo sucederá eso si no conozco varón? El ángel le respondió: -El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te hará sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios. Respondió María: -Aquí está la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra. El ángel la dejó y se fue.

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3. María la mujer del sí.

En este punto: Trataremos de analizar el texto del evangelio, parándonos a pensar el sí de María. Leeremos el

documento anexo: María la mujer del sí, e iremos reflexionando sobre el mismo con las cuestiones que acompañan el documento. Reflexionaremos de donde pudo sacar fuerzas para dar esos “Sí”.

Después se presentará a los jóvenes el dibujo de un árbol con unas buenas raíces y con ramas con hojas dibujadas. Estas hojas llevan escrito “SÍ”, también tendrá tantas hojas en blanco como miembros tenga el grupo, para que ellos al final de la catequesis puedan escribir su sí a Dios.

A continuación concluiremos que María es como un árbol sustentado en Dios, sólo arraigada en Dios pudo dar sus “Sí”, en él encontraba sus fuerzas.

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DOCUMENTO:

María la mujer del sí

María era una joven perteneciente a los anawim, los pobres que confiaban firmemente en Dios y esperaban fielmente al Mesías prometido. Dios, se fija en ella para una gran Misión: ser la Madre de Jesús, el Mesías, nuestro Señor, y ella responde con un confiado sí, hágase en mí. María es la mujer del SÍ.

El Sí de María:

� Fue un Sí permanente. No es ahora un “sí” y luego un “no”. Cuando da su sí a Dios lo hace para siempre, lo hace en los momentos fáciles y también cuando todo se complica y se pone en contra. Su sí permanece a lo largo de toda su vida. Desde su primera conciencia, y aún en el subconsciente, está ensayando el Sí. Su vida entera es un Sí a Dios y a los hombres. � Un Sí gozoso, es positivo, no contrariado o angustiado. Es fruto de la gracia, generoso y gratuito. Se alegra en Dios, Salvador, porque se ha fijado en ella y porque siempre está del lado de los pobres y humildes. Se alegra por las maravillas que hace Dios, porque cuida de su pueblo, de sus fieles. � Un Sí humilde, desde la pequeñez y la pobreza, no desde la autosuficiencia. María reconoce su humildad y su pobreza. Tal vez se sorprendiera de que Dios la eligiera para llevar a cabo su plan de salvación a una joven nazarena, sencilla y humilde, cuya única riqueza es su fe. Pero María, que sabe que Dios siempre está al lado de los humildes, desde su pobreza, da todo lo que tiene, ofrece todo su ser al servicio de Dios. � Un Sí libre, no por miedo o imposición, sino desde la lucidez y el amor. Cuando Dios le propone ser la madre de su Hijo, María acepta, está disponible. No hay nadie que la obligue a aceptar la voluntad de Dios. El ángel le anuncia lo que Dios tiene pensado para ella, y ella desde su libertad, dice sí. � Un Sí responsable y consciente, valorado en sus exigencias y posibles consecuencias, aunque arriesgando, porque nada es seguro, porque sabe que en la vida hay que asumir las responsabilidades, no se puede vivir “pasando” de las cosas. � Un Sí creyente, fruto de la fe. No sabe bien, pero acepta el misterio. María cree firmemente en el mensaje del Ángel, cree en Dios y en su palabra, desde siempre ha creído, y sabe que lo que dice el ángel se cumplirá. No sabe cómo será, pues “no conoce varón”, pero no duda ni un instante que para Dios nada hay imposible. � Un Sí confiado, con la confianza del hijo que pone toda su confianza en el Padre, que no puede fallar. Un sí que sabe de sobra , que en el fondo, para seguir adelante, no depende de sus propias fuerzas, sino que las fuerzas para vivir el compromiso vienen del mismo Dios, y que por tanto, a ella sólo le resta abandonarse confiadamente en sus manos. � Un Sí enamorado, como el de unos novios. Porque cuando descubre el amor que Dios le tiene, ya solo piensa en corresponder a ese amor, con su vida, con todo lo que es, con su sí. � Un Sí maternal, con entrañas de madre, abierto a la ternura y a la misericordia. Porque cuando da su “sí” a Dios, Él le regala, no solo a su Hijo, sino una gran familia de hijos e hijas, y se los entrega para que se preocupe por ellos, los cuide, los ame con entrañas maternas, los lleve de la mano al encuentro con Dios.

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� Un Sí entregado, signo de obediencia radical; pone toda su vida en las manos de Dios. Se convierte en la sierva del Señor, le entrega su vida, para que lo que primero sea el plan de Dios, la voluntad de Dios, el proyecto de Dios, para que se cumpla en ella el deseo de un Dios que es amor. � Un Sí reparador, por todos los “noes” pronunciados, desde Eva, por todas las rupturas del hombre con Dios. Un sí que llena de perdón su corazón, un sí que no mira a tantos “noes” que hay a su alrededor, que no se inquieta ante las risas, las burlas, la indiferencia de quienes la rodean, sino que solo mira y predica la invitación que le llega de parte de Dios, el amor de unos a otros. � Un Sí de plenitud, recogiendo el Sí de toda la Humanidad esperanzada. Un sí que lleva a plenitud las esperanzas de todos los hombres y mujeres, que unidos al “sí de María” ya pueden participar de su misma historia, de su misma plenitud, del gozo, la alegría, la paz, la gracia, de quien como ella se abandona a las manos del Señor. Para reflexionar…

� ¿Cuál de los sí descritos anteriormente te llama más la atención? ¿porqué?. � ¿Qué sí es el más importante para mí?. � ¿Cuál de ellos me resultaría dar más fácilmente y cual mas difícilmente?. � ¿Con cuál me identifico más?. � ¿Qué sí me ayudaría más en mi vida de cristiano?, ¿Cuál necesito más?. � Piensa, de dónde sacó María la fuerza para dar todos estos sí?

4. La palabra de Dios. Leeremos la lectura del profeta Jeremías.

“Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto” (Jer 17, 7-8)

5. PPS o Cuento. “Cuando la raíz es el amor”. Cuando la Raíz es el Amor

Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos

gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.

-¡Laurel!... (Le decían) ¿Para qué quieres tanta raíz? Mira a nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

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Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.

En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí... en tu alma...

6. Nuestro SÍ. Retomamos el árbol: En este árbol de María quedan hojas por escribir, en ellas, a modo personal, los jóvenes puedan escribir

su sí a Dios, un sí al que se comprometerán a ser fieles con la ayuda de María, y por ello lo ponen en su árbol.

7. Oración final.

María, Madre del «sí», tú has escuchado a Jesús y conoces el timbre de su voz y los latidos de su corazón. Estrella de la mañana, háblanos de Él y cuéntanos cómo es tu camino para seguirle por la senda de la fe. María, que en Nazaret viviste con Jesús, imprime en nuestra vida tus sentimientos, tu docilidad, tu silencio que escucha y haz florecer la Palabra en opciones de auténtica libertad. María, háblanos de Jesús, para que la frescura de nuestra fe brille en nuestros ojos y caliente el corazón de quien se encuentra con nosotros, como lo hiciste al visitar a Isabel, que en la ancianidad se alegró contigo por el don de la vida. María, Virgen del «Magnificat», ayúdanos a llevar la alegría al mundo y, como en Caná, lleva a todo joven, comprometido en el servicio a los hermanos, a hacer sólo lo que Jesús diga.

(Oración de Benedicto XVI a la virgen María

en el ágora de los jóvenes italianos en Loreto 2007)

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BLOQUE 2 Catequesis de jóvenes

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Catequesis de jóvenes.

Frente a los materiales orientados a adolescentes, la preparación de la catequesis de jóvenes contiene en sus reflexiones un mayor camino de fe. Así, del árbol como símbolo, sustentando su existencia en la fortaleza de sus raíces, pasamos a contemplar las raíces que alimentan nuestra vida. De hecho, el concepto clave, extraído del lema para la JMJ, en este primer trimestre es “ARRAIGADOS”.

Insertamos el tema en el tiempo preparativo de Adviento, y otorgamos especial importancia a la figura de la Virgen María, con motivo de la celebración de la Vigilia de la Inmaculada.

La estructura:

Se podría desarrollar en tres momentos:

- Introducción sobre cuáles son las raíces de nuestra vida. � Proponemos una presentación PPT o cuento.

- La Palabra: � Lectura del Evangelio // � El árbol (Jeremías 17, 7-8)

- María desde diferentes aspectos. � Cinco facetas a través de cinco textos � Les acompañan algunas reflexiones

- Conclusión de la catequesis � Oración comunitaria

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1) PPS o Cuento. “Cuando la raíz es el amor”. Cuando la Raíz es el Amor

Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos

gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.

-¡Laurel!... (Le decían) ¿Para qué quieres tanta raíz? Mira a nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.

En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí... en tu alma...

2) La Palabra. Lc 1,26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una

virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo:

- «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:

-«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

María respondió al ángel: -«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»

El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.»

Dijo María: -«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.

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Jeremías 17, 7-8

«Bendito el hombre que confía en el SEÑOR, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto»

3) María desde diferentes aspectos. Las “raíces” de María. El camino de fe de María pasó, pues, por diversas fases que dependieron más de la vida de Jesús y sus urgencias que de las necesidades de María o de sus expectativas; cada paso que María daba en su peregrinación como creyente estaba determinado por las exigencias de su Dios. Pero todos los pasos tuvieron un lugar de realización, en un espacio de su tierra, en un momento de su vida: hacer a Dios propia carne no la obligó a hacerlo fuera de sí y de los suyos; hacerlo hijo de su entraña no le impuso hacerlo ajeno a su hogar. ¿Cuáles son las raíces de mi vida? ¿Dónde pongo yo mi morada? ¿Desde dónde se expande mi vida y se proyecta? La maduración de la fe en María Asociada como está a la vida de Jesús, la vida de fe de María puede resumirse siguiendo el modelo de la predicación cristiana: origen e infancia, ministerio público y muerte y resurrección de Jesús. Dios se manifiesta diverso en cada etapa de la vida de Jesús y exige de María una fe diferenciada.

¿Sientes y vives con hondura la acogida que Dios hace de tu vida entera? Hoy en día mucha gente sigue diciendo: "Hágase". La docilidad ha de ser valiente, creativa, crítica y fecunda. Decir "hágase" es aceptar la vida y tratar de hacerla buena y nueva. ¿Hay momentos en que sientes el reto de decir "Hágase"?, ¿y la tentación de elegir sólo los espacios seguros en la vida? El lugar que ocupa María Entre los personajes cercanos a Jesús, pocos como María. De ella no se dice mucho en los evangelios, pero lo que se dice es sorprendente. Madre, testigo, seguidora… Una mujer fiel a Dios, y capaz de ver más allá de lo cotidiano y establecido. Una creyente capaz de arriesgarlo todo. Una mujer valiente. Mucho más que un “icono”, mucho más que una idea, mucho más que un nombre… de ti decimos que eres madre.

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Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un horizonte. Donde muchos hubiesen visto una trasgresión, ella intuyó la promesa de Dios. ¿Qué estás dispuesto a cambiar en tu vida para según el ejemplo de María? ¿Sientes a María realmente como a una Madre? ¿Qué actitudes de María necesito en mi vida? Una mujer capaz de ver distinto Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. (Lc 1,38) Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más garantías, ella exclamó: “Hágase”. Donde la ley era la referencia y la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza del Dios que está con los más pequeños y da la vuelta a todos los órdenes establecidos. Donde todo era convencional, María, con una acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y entrega, fue capaz de colaborar con Dios de un modo radical. Pedimos a Dios, a imagen de María, ser capaces de decir en nuestra vida: “Hágase”. ¿Y cuál es para mí el anuncio del ángel? ¿Cómo es mi sí? ¿Desde dónde lo digo? ¿Cuál es mi actitud para decir sí al Señor? ¿Qué cosas te impiden decir un SI total a Dios? Madre de Dios, Madre nuestra Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» (Jn 19, 26-27) Quizás esto, más que ninguna otra cosa, nos habla de encarnación, de la manera de Dios de hacer las cosas. Un Dios con una madre, como tú, como yo. ¿No te deja un poco sorprendido esa imagen? El eterno, el todopoderoso, el Dios que todo lo sabe, hijo de una mujer, como tú, como yo… Y si Jesús refleja para nosotros el modo de ser personas a que estamos llamados, María, en su maternidad absoluta, nos acerca también muy densamente a esa humanidad. Porque ella es, como tú, como yo, una mujer de carne y hueso. Una mujer que, abrazando con pasión y con un amor radical la buena nueva del “Emmanuel” se convirtió en portadora de un amor capaz de salir de sí mismo. En la entrega radical de Jesús, y la aceptación de María, al pie de la cruz, se forja un lazo de amor, una forma de dar todo lo que uno tiene, que es en nuestro mundo exponente de la lógica distinta del evangelio.

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Pedimos a Dios que nos enseñe a vivir arraigados en ese amor capaz de dar lo que más quiere. De algún modo yo, y tú, estamos llamados a vivir, como María, desde esa maternidad (la que necesitamos de otros y la que podemos dar). ¿Encuentro en María la fortaleza suficiente para actuar según los criterios evangélicos? ¿Haces del Evangelio un modo de vida? ¿Me mantengo en la humildad o deseo sostenerme por mí mismo y desde mí mismo?

4) Oración comunitaria María del Magníficat

Maria, creemos como tú, que la actitud más bella del creyente es ponerse a cantar y agradecer el don maravilloso del Señor que llega hasta nosotros hecho gracia... Maria, creemos como tú, que abrirse a la Palabra y decir Si es salir al encuentro del Señor que nos sigue llamando cada dia a la hora de la tarde y de la brisa... Maria, creemos como tú, que el Dios de los humildes y los pobres compromete a su Hijo con todos los que sufren en sus carnes el llanto del desprecio y la opresión... Maria, creemos corno tú, que el brazo del Señor acoge a los sencillos y niega al poderoso las razones para hacer del dominio y la riqueza explotación. Maria, creemos como tú, que el dichoso y feliz del Nuevo Reino descubre en el servicio el camino que ensalza la grandeza del pobre y del hermano ... Maria, creemos como tú, que el Dios de la promesa se hizo en ti realidad y plenitud y vive desde entonces nuestra historia cogido de tu mano y nuestra mano.

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BLOQUE 3 Vigilia de La Inmaculada

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Vigilia de la Inmaculada. «Con María, arraigados en la fe»

Para la oración, preparamos: …el lugar de la oración con un icono o imagen de María, un cojín o atril para la Palabra, flores,

lamparitas, etc.

La fe es una disposición de confianza hacia Dios sin condiciones de ningún tipo. Así lo vivió María. Queremos orar con María. Ella nos puede ayudar a escuchar a Dios. Cada día a nuestra puerta,

además de la voz de Dios, están llamando otras voces. La pregunta es qué voz es la que escuchamos, hacia dónde nos encaminamos, a quién abrimos la puerta... Distintas posturas de una misma realidad: La elección entre las apariencias y la realidad profunda del misterio, de la verdad, de lo esencial, de la vocación.

Ojalá y el ejemplo de María, su total disponibilidad para con Dios, nos estimule para ser hombres y mujeres de una fe total en el Dios. Como ella, como la joven María, cada uno de nosotros, digamos con fe a Dios: «Heme aquí, hágase en mí según tu palabra».

Canto (- Quiero decir que sí - o - Hágase en mí -)

María tuvo la gracia especial de Dios de estar llena de Dios, de su Espíritu Santo, de su amor. Dios la llenó de su amor ya antes de nacer.

María estuvo envuelta en el amor de Dios de tal manera que el pecado no pudo entrar en ella porque toda ella estaba habitada por Dios. Seguramente todos hemos conocido alguna persona tan buena tan buena que pensamos: éste ya no puede pecar; la bondad ha llenado su ser. Fue niña, joven, esposa y madre como cualquier otra mujer. María, Madre de Jesús, es la mujer de fe, la mujer nueva, ella nos invita a esperar con gozo la nueva venida de su Hijo al mundo y a preparar nuestro interior, arraigados y edificados en Cristo, para acoger y celebrar la presencia salvadora de Jesús entre nosotros.

Nos acercamos a ella para escuchar y aprender el lenguaje de su Hijo. ¡Feliz porque has creído, oh Madre del Señor! POWER POINT Ave María

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Para el evangelio: …se puede reflejar una diapositiva de la Anunciación, con música.

Evangelio de la Anunciación (Lc 1,26-38) Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: - «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: -«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: -«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.

Propuesta 1: Reflexión ¡Dichoso el que encuentra una razón para vivir, una voz que seguir, un amor al que entregarse! No quiere oblación, pero hace capaz para la escucha. No quiere holocausto, no quiere víctimas. ¿No querrá tal vez nuestra voluntad rendida? Sí, como impulso de vida, como camino, como expresión de amor totalizante. Dije entonces: —Heme aquí para hacer tu voluntad. Lo que tú quieras, quiero yo; y en mi corazón lo llevaré grabado. ¿Quién podrá conocer su camino, quién comprenderá su designio? Como la Madre Virgen creyó cuando le fue anunciado que al Sol alumbraría: «Hágase en mí», así quiero decir con Ella, cuando la luz de mi razón se ciegue, deslumbrada en la noche de olivos y de luna. Cuando en la cumbre de la nada el hambre me devore y encuentre en su voluntad el alimento del Fuerte. Como se pega a la cintura la faja de lino, me apegaré a su voluntad, rechazando la terquedad de mi corazón y el ídolo de mi capricho. Escucharé con avidez su palabra y su práctica me hará del grupo de sus íntimos: su madre y sus hermanos. Si en la dificultad su voluntad no fuera mi delicia, pereceré en la desgracia; porque su querer es piedra de tropiezo para quién lo rechaza, pero fuerza y sabiduría para quienes se le entregan.

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Cuando en torno mío vea quebrantarse a los hombres para alcanzar sus ambiciones diré: —Hágase tu voluntad, para ser testigo de que no hay otro bien fuera de ti. Cuando vea rebelarse en la desesperación a la impotencia humana, diré: —Hágase tu voluntad, para ser testigo de que la fuerza se realiza en el abandono. Cuando vea rechazar cualquier sombra de cruz en el camino, diré: —Hágase tu voluntad, para ser testigo de que un discípulo no puede ser mayor que su maestro. Cuando, en fin, experimente el aguijón de la muerte, quiero decir: —Hágase tu voluntad, para ser testigo de que sólo el grano de trigo que cae en tierra y muere, da mucho fruto. ¡Dichoso el que se entrega al amor, acogiendo la Palabra en un permanente!: —¡Hágase en mí, no lo que yo quiera sino lo que quieras tú!

Propuesta 2: Meditación (con música ambiental) - María, qué valentía la tuya… aún sabiendo donde te metías, dijiste “Sí”… ¿digo yo también “Sí” a lo que Él me pide? ¿Soy cobarde y busco excusas? ¿Soy realmente es valiente a la hora de llevar a cabo lo que me encomiendas? - María, tú fuiste humilde… hiciste siempre Su voluntad… te dejaste guiar por Él… ¿soy yo capaz también de hacerlo? ¿Somos nosotros capaces de dejarnos llevar de su mano, y escuchar lo que Él quiere decirnos y encomendarnos? - María, tú fuiste siempre fiel a Jesús, incluso cuando los demás le abandonaron… ¿somos nosotros fieles a Él? ¿Seguimos sus pasos aún cuando eso signifique ir contracorriente? - María, tu vida fue una completa confianza en Dios… ¿lo es mi vida también? ¿También yo me fío de Él, aún cuando las cosas no me salen como yo quisiera? ¿Confiamos siempre en Él, aunque haya momentos difíciles? ¿Somos capaces de dejarnos en sus manos, sabiendo que Él no nos abandona? - María, tu vida fue una entrega completa a Dios… ¿nos entregamos también nosotros a Él, a lo que nos pide en cada momento? - María, tú fuiste la que alimentaste la fe de los apóstoles cuando ellos dejaron de creer… ¿seremos nosotros, tan pequeñitos, capaces de hacer la misma tarea? ¿Sabemos lo que tenemos entre manos? Ayúdanos a nosotros a no dejarle tampoco, y acercar a Él a tantos y tantos jóvenes (personas) que no lo conocen, que lo necesitan, y a tantos otros que, por una razón u otra, se han alejado de Él. Sé tú nuestro modelo a seguir, y guíanos en nuestro caminar.

“Aprendamos de María a pronunciar nuestro «sí», porque ella sabe de verdad lo que significa responder con generosidad a lo que pide el Señor. Mirándola a ella, siguiéndola dócilmente, descubriremos la belleza del amor, pero no de un amor que se usa y se tira, pasajero y engañoso, prisionero de una mentalidad egoísta y materialista, sino del amor verdadero y profundo. Nada es imposible para quien confía en Dios.”

Benedicto XVI

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Canto (- Tantas cosas en la vida -, o - Magníficat -) (Se distribuyen las lamparitas, las van colocando delante del icono en la medida en que van haciendo las peticiones) Peticiones: Santa María es maestra de oración. Pidámosle que nos enseñe este silencio y esta disponibilidad.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú siempre fuiste fiel a la voluntad de tu Hijo. Tus intereses eran los intereses de Dios. Ayúdanos a asemejarnos cada vez más a ti.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú fuiste más dichosa por haber concebido a Jesús en tu corazón que en tu seno. Nosotros también necesitamos tener a tu Hijo en nuestro corazón; necesitamos estar cada vez más cerca de él, sentirlo como Alguien importante en nuestra vida.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú te mantuviste en segundo lugar durante los momentos más gloriosos de tu Hijo Jesús. Sin embargo, cuando llegaron las dificultades, como buena madre no te apartaste ni un solo momento de su lado. A nosotros también nos gustaría ser como tú. Nos gustaría estar a las duras y a las maduras. Mantener nuestra fe y ser fieles a Dios incluso en las situaciones más difíciles.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, Madre de Dios y Madre nuestra, durante la espera pentecostal animaste la comunidad de discípulos que habían perdido al maestro y se sentían desorientados. Fue necesaria tu presencia para que ese grupo de amigos de Jesús no perdieran la fe y la esperanza. También nosotros queremos ser fuente de ánimo para todas aquellas personas que viven la fe a nuestro lado.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, tú no sólo eres Madre de Dios. También lo eres de nosotros, y cuando se dice que eres Madre es porque realmente es así. Es tu preocupación por nosotros, tu compañía, tu aliento, tu ejemplo, tu deseo de engendrar en nuestros corazones a tu Hijo... lo que hace que merezcas este título. Por eso te decimos.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nadie como tú conoce a Dios, y nadie como tú nos conducirá a él. Necesitamos acudir a ti porque tú eres el mejor camino para llegar a Jesús. Necesitamos que nos ayudes a renovar nuestro corazón. Tú que eres la nueva Eva haznos a nosotros criaturas nuevas.

MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS Otras peticiones libres, espontáneas…

COAM – Comisión de Actividades. Delegación de Pastoral Juvenil Materiales Pastorales para el curso 2010-2011

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Oremos unidos como Jesús nos enseñó: Padre nuestro … Oración final (de pie, todos juntos) Queremos dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos dio en María, su Madre y Madre de la Iglesia. Queremos implorarle que ponga a María en nuestro camino como luz que nos ayude a convertirnos también nosotros en luz y a llevar esta luz en las noches de la historia. A Ella dirigimos con fe nuestra oración.

Santa María, Madre de Dios, tú has dado al mundo la verdadera luz,

Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo

a la llamada de Dios y te has convertido así en fuente

de la bondad que mana de Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.

Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros

seamos capaces de un verdadero amor

y ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento

Santa María, Dichosa tú, porque has creído.

Dichosa tú, porque no perdiste la esperanza. Dichosa tú, porque escuchaste

la Palabra y la hiciste carne con tu Amor. Ayúdanos a seguir tu ejemplo

y a orientar totalmente nuestra vida hacia Dios. Santa María, Madre de Dios,

Acompáñanos a lo largo del Adviento. Amén.

COAM - Comisión de Actividades y Contenidos Delegación de Pastoral Juvenil

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