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    antropologa como

    crtica cultural

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    momento

    experimental en las ciencias

    hum n s

    George E Marcus

    Michael M

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    Fischer

    Amorrortu editores

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    2/22

    Bibliotecadecomunicacin,cultura ymedios

    Indicegeneral

    Director:

    Anbal

    Ford

    Anthropology as Cultural Critique.

    n

    Experimental Mo-

    ment in the

    Human

    Sciences George

    E. Marcus

    yMichael

    M.

    J.

    Fischer

    The University ofChicago,1986

    Traduccin,Eduardo Sinnott

    Unica edicin en castellano

    autorizada

    por The Uniuersity

    of

    Chicago

    Chicago, y

    debidamente protegida en

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    Made

    inArgentina

    ISBN 950-518-653-3

    ISBN

    0-226-50449-2,Chicago,edicinoriginal

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    Impreso enlosTalleresGrficosColorEfe,Paso 192,Avella

    neda,

    provinciade

    Buenos

    Aires,enmayode2000.

    9 P re facio

    19 Introduccin

    27 1.Una crisisdela

    representacin

    enlasciencias

    humanas

    41 2.

    La etnografa

    y

    la

    antropologacomprensiva

    81 3.Comunicacindela

    otra

    experienciacultural:la

    persona,

    elyoy

    las

    emociones

    123 4.La consideracindelaeconomapolticahistrico

    mundial: comunidadescognosciblesensistemas ms

    vastos

    169 5.

    La repatriacin

    delaantropologacomocrtica

    cultural

    203 6.Dostcnicascontemporneas decrticacultural

    en

    laantropologa

    241 N

    ota

    final

    245 Apndice:

    trabajos

    encurso

    257 Referenciasbibliogrficas

    7

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    2. La etnografia la antropologa

    comprensiva

    La antropologa del siglo XX difiere mucho de la antropo-

    loga de

    mediados

    y fines del siglo XIX. En ese entonces

    esta era un campo inquieto del

    saber

    acadmico occidental

    en

    una

    poca dominada por una ubicua ideologa de progre-

    so social; la guiaba la esperanza de

    fundar

    una ciencia gene-

    ral

    del

    Hombre

    y descubrir leyes sociales

    en

    la

    larga

    evolu-

    cin de los

    seres humanos hacia

    niveles cada vez ms eleva-

    dos de racionalidad. Las que hoy son ramas especializadas

    de

    la

    antropologa l a arqueologa la antropologa fisica y

    la antropologa sociocultural-

    seguan entonces integra

    das y

    eran

    competencia de todos los antroplogos quienes

    se proponan hacer generalizaciones acerca de la especie

    humana

    a partir de la comparacin de datos referidos a todo

    el espectro pasado y presente de la diversidad

    humana.

    Los antroplogos socioculturales de nuestros das mencio-

    narn

    sobre todo a Edward Tylor y

    James Frazer en

    Ingla-

    terra a Emile Durkheim en Francia y a Lewis Henry Mor-

    gan

    en los

    Estados

    Unidos como

    sus

    precursores en la teo-

    ra. Fueron caractersticas de todos ellos las grandes con-

    cepciones tericas destinadas a establecer los orgenes de

    las

    instituciones

    rituales

    costumbres y hbitos de pensa-

    miento modernos por las contraposiciones entre estadios

    evolutivos del desarrollo de la sociedad humana. Los mate

    riales

    referidos a los pueblos salvajes o primitivos con-

    temporneos

    les

    servan

    como analog as

    culturales

    vivien-

    tes con el pasado. La suya fue una poca de etnologa de

    gabinete. Si bien a veces hacan viajes en lo que concierne

    a los datos de

    primera mano

    sobre esos pueblos

    dependan

    de

    fuentes

    tales como los informes de viajeros los archivos

    coloniales y el conocimiento de los misioneros.

    Junto

    con

    otros esos grandes autores fijaron --en el estilo el alcance y

    el

    tema

    de las discusiones antropolgicas- un programa

    que hered el siglo XX.

    41

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    La transicin crtica en la ndole de los estudios antropo

    lgicos britn icos y

    estadounidenses

    se produjo en el

    primer

    tercio del siglo XX. Debemos entender

    este

    cambio en el

    contexto

    ms

    amplio de la profesionalizacin de

    las

    ciencias

    sociales y

    las

    humanidades

    y

    su

    transformacin en discipli

    nas

    universitarias

    especializadas, en

    particular

    en los Esta

    dos

    Unidos

    (vase

    Haskell,

    1977). La divisin del

    trabajo

    acadmico, la especializacin por disciplina, la adopcin de

    mtodos especiales, de lenguajes analticos y de

    estndares,

    fueron las consignas

    de la

    hora.

    Los ambiciosos

    campos

    generalistas

    del siglo XIX

    -algunos

    ya bien establecidos,

    como la historia, y otros incipientes, como la

    antropologa

    pasaron

    a

    ser

    disciplinas como

    las

    dems.

    Sus

    grandiosos

    proyectos se

    transformaron en

    especialidades de

    un mundo

    acadmico burocratizado.

    Al

    hallar

    un

    lugar

    institucional en la universidad como

    una

    ciencia social

    ms,

    la antropologa

    ha

    sido la disciplina

    ms

    revoltosa e interdisciplinaria para deleite y desespera

    cin del

    orden

    acadmico establecido.

    Segn

    se

    lamentaba

    Ernest

    Becker en

    su

    ensayo The lost science

    of

    m n 1971),

    la antropologa social y

    cultural

    sobrevivi en

    las mrgenes

    de

    las

    ciencias sociales, incmodamente

    atada

    a

    su paren

    tesco histrico con la arqueologa y la antropologa fsica, y

    acusada

    a menudo de dedicarse slo a la descripcin de

    las

    costumbres

    ms

    ajenas,

    exticas y primitivas. Si bien to

    dava subsisten en la antropologa el espritu y la retrica

    de su visin decimonnica, y

    aunque

    algunos an

    buscan

    una

    ciencia

    general

    del Hombre, sobre todo

    en

    la

    enseanza

    de la

    materia,

    los antroplogos

    prcticamente

    han

    pasado

    a

    .utilizar mtodos

    ms

    especializados y a cultivar

    intereses

    mucho

    ms

    difusos.

    Esto

    trajo a la ant ropolog a social y cul

    tural un

    problema de imagen,

    puesto

    que el pblico y los es

    pecialistas de muchas otras disciplinas siguen concibiendo

    la antropologa de acuerdo con

    las metas que tena

    en el si

    glo XIX y no

    advierten

    el

    importante

    cambio producido a co

    mienzos del siglo XX

    en

    el

    inters central

    de

    esta subes

    pe

    cialidad.

    Ese

    cambio hizo que

    un

    mtodo especial

    pasase

    a

    ser

    el

    centro de la ant ropologa social y

    cultural en su nueva situa

    cin discipl inari a como ciencia social. Se trata de

    un

    cambio

    que antes

    se vio retrospect ivamente como

    una

    revolucin

    en

    la

    antropologa Jarvie,

    1964),

    pero en

    realidad fue,

    42

    segn

    demostraciones recientes, una transicin y reelabo

    racin

    continuas

    de la antropologa del pa sado (Boon, 1982).

    Ese

    mtodo caracterstico fue la etnografa. Su principal in

    novacin consisti en reunir en una prctica profesional in

    tegrada

    los procesos,

    antes

    sepa rados , de recoleccin de da

    tos en pueblos no occidentales, a cargo principalmente de

    estudiosos aficionados o de observadores directos, y la teori

    zacin y el

    anlisis

    de gabinete, a cargo del antroplogo

    acadmico.

    La

    etnografa

    es

    un

    proceso de inves tigacin en

    que

    el

    antroplogo observa de cerca la vida cotidiana de

    otra

    cultu

    ra, la registra y participa en ella ---experiencia conocida co

    mo mtodo de trabajo de campo-, y escribe luego informes

    acerca

    de

    esa cultura,

    atendiendo

    al

    detalle

    descriptivo.

    Esos informes

    constituyen

    la forma

    primaria

    en

    que

    se po

    nen al alcance de los profesionales y de otros lectores los

    procedimientos del

    trabajo

    de campo, la

    otra cultura

    y

    las

    reflexiones personales y tericas del etngrafo.

    Una heren

    cia del

    pasado generalista

    de la antropologa en su nuevo

    mundo

    de profesiones y especializaciones acadmicas es la

    diversidad de

    temas

    a los que ha dirigido

    su

    atencin etno

    grfica.

    Aunque

    todava se los identifica por su tradicional

    inters

    en las sociedades simples y calificadas de primiti

    vas, los antroplogos han realizado investigaciones en so

    ciedades de

    toda

    ndole, incluidas las occidentales, sobre te

    mas que

    van

    desde la religin

    hasta

    la economa.

    En

    lo

    que

    concierne a la teor a, la antropologa

    siempre ha

    sido creati

    vamente

    parasitaria,

    y

    somete

    a

    prueba generalidades

    (a

    menudo

    etnocntricas) acerca del

    hombre

    sobre la

    base

    de

    casos especficos de

    otras culturas,

    investigados en la fuente

    con el mtodo etnogrfico.

    La transicin

    al mtodo etnogrfico

    tiene una

    compleja

    historia que

    an

    no se ha escrito (por ejemplo, muchos dis

    tinguidos etngrafos semiprofesionales

    trabajaron

    en

    reas

    coloniales britnicas y cada uno de ellos tiene una historia

    de la

    etnografa

    diferente de la versin met ropolitana de la

    antropologa prctica, que

    slo poco a poco cobr

    autori

    dadl. De todos modos, un solo antroplogo es recordado hoy

    1 Aun en el siglo XX, Malinowski, Radcliffe-Brown y, ms

    tarde,

    Max

    Gluckman conservaron una tajante

    distincin

    entre

    los antroplogos aca

    dmicos y los antroplogos del gobierno que trabajaban en la administra

    cin colonial. Malino wski y Radcliffe-Brown dictaron cursos para estos l

    43

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    5/22

    por

    los antroplogos

    estadounidenses

    y

    por

    los britnicos

    como el fundador del

    mtodo

    etnogrfico: Bronislaw Mali

    nowski, quien, al describir el mtodo

    en

    el captulo inicial de

    su

    primera

    obra fundamental, rgonauts of

    the Western Pa-

    cific

    1922), anunciaba

    una

    prctica

    para

    la profesin

    que

    entonces emerga

    en

    departamentos

    de

    universidades

    bri

    tnicas y estadounidenses.

    Sir

    James Frazer escribi para

    ese

    libro un prefacio

    aprobatorio,

    y

    Malinowski

    fue el

    prime-

    ro en promover la etnografa como

    un

    camino

    ms

    elevado

    para alcanzar las metas

    que se

    haba

    propuesto la antropo-

    loga del siglo XIX. Con todo, el

    captulo

    inicial de Mali-

    nowski suele ser ledo hoy como el enunciado clsico del m

    todo que pas a ser la

    justificacin

    esencial y el sello caracte-

    ristico de

    una disciplina

    transformada.

    La paradoja de la

    antropologa

    social y cultural moder

    na es,

    pues,

    que se

    content

    con

    la

    funcin primaria de des

    cribir sistemticamente

    la

    diversidad cultural

    del

    mundo,

    mientras

    que, con la transformacin de la

    vida

    acadmica

    que hemos mencio nado, el ambicioso proyecto de

    lograr

    una

    ciencia

    general

    del Hombre en

    realidad

    se desvaneci. El

    formidable desafo

    conceptual

    y el atractivo de la etnografa

    en s, en

    medio

    de

    una

    serie de cambiantes pretensiones de

    abarcar objetivos ms vastos dentro de las corrientes

    del

    pensamiento social occidental, no ha

    dejado

    de caracterizar

    a la antropologa social y

    cultural

    desde entonces.

    Durante las dcadas de

    1920

    y

    1930

    la

    antropologa

    cul

    tural

    estadounidense avanz

    con la

    perspectiva general

    del

    relativismo cultural, y la antropologa social britnica lo hi

    zo con

    la

    del funcionalismo. Este

    ltimo,

    del

    que nos

    ocupa

    remos

    en la seccin

    siguiente,

    era en lo

    esencial una

    teora

    para

    reflexionar sobre materiales de campo y organizar los

    informes etnogrficos;

    era una

    tendencia de la teora social

    europea domesticada en provech o de los que

    haban

    llegado

    timos, con esos ingresos costearon la antropologa acadmica. Gluckman

    fortaleci la distincin a travs del Instituto Rhodes-Livingstone, pidiendo

    a los antroplogos a cadmicos que

    redactaran

    sus

    crnicas

    cuando

    regre

    saran a Inglaterra, lejos de la influencia de los administradores prcticos

    sus

    problemas.

    Es la

    lnea acadmica

    del antroplogo la que se consagr

    como la versin

    metropolitana autorizada,

    aunque mucha

    etnografa

    va

    liosa provino de los otros. En los Estados Unidos,

    Franz

    Boas

    impuso una

    versin autorizada similar, que eclips tanto las

    tradiciones etnogrficas

    precedentes

    cuanto las

    contemporneas.

    a ser los propsitos descriptivos y

    comparativos

    especficos

    de la antropologa. Al igual que el funcionalismo, el relati-

    vismo cultural fue originariamente un

    conjunto

    de pautas

    metodolgicas

    que favorecan

    el inters dominante de la

    antropologa

    por

    registrar la

    diversidad cultural. No obs

    tante,

    a

    travs

    de

    debates

    acadmic os e ideolgicos

    desarro-

    llados

    en los Estados Unidos en las

    dcadas

    de 1920 y 1930

    la expresin del relativismo

    cultural

    pas a constituir

    ms

    una doctrina o una

    postura

    que un mtodo. Decay como te

    ma destacado de la antropologa estadounidense hacia fines

    de la Segunda Guerra Mundial slo

    para

    regresar en el

    presente, como veremos). Por su parte, la teora funcionalis

    ta

    se mantuvo estrechamente ligada a las

    preocupaciones

    por convertir a la etnografa en el ncleo de la antropologa.

    En consecuencia, lleg a

    ser

    tan influyente como discurso

    general

    sobre la

    teora

    y el mtodo entre los antroplogos

    estadounidenses

    en

    particular

    despus

    de

    la

    Segunda

    Guerra Mundial y el cese de las discusiones explcitas sobre

    el

    relativismo

    cultural) como lo haba sido

    entre

    los

    antrop-

    logos

    britnicos.

    Con todo,

    ampliamente

    identificada

    por

    su pblico con la

    postura

    del relativismo cultural, la antropologa mantuvo

    viva una tradicin

    generalista

    en las ciencias sociales es

    tadounidenses. Hizo aportes esenci ales a los debates, inicia

    dos dentro de las ciencias sociales,

    acerca

    de

    la racionalidad,

    la

    existencia

    de

    universales

    humanos, la maleabilidad cul

    tural

    de

    las instituciones

    humanas

    y

    la

    naturaleza

    de

    la

    tra-

    dicin y la modernidad en un mundo

    cambiante.

    En los

    Es-

    tados Unidos, la antropologa

    cultural

    fue un vigoroso alia

    do delliberalism:e influy en l. Aport un relativismo de

    base emprica y forma tica para poner en

    tela

    de juicio la

    reduccin y la desestimacin de la diversidad humana que

    caracteriza la labor de otras ciencias sociales en

    su

    compro

    2 Esas pautas

    eran: que

    no

    haba

    ninguna forma de organizar la socie

    dad

    que pudiera considerarse

    la mej or o la

    ms

    racional;

    que

    en

    diferentes

    culturas se haban desarrollado diferentes constelaciones de valores de

    mecanismos sociales; que suele

    ser

    ms realista

    intentar

    conocer nuevas

    formas de organizar las sociedades observando otras culturas que es

    peculando en una torre de marfil acerca de la reforma de la sociedad; que

    los valores culturales no pueden ser ticamente

    juzgados

    en

    trminos

    filo

    sficos

    abstractos,

    sino que se los debe valorar por sus efectos

    reales

    en la

    vida

    social.

    45

    44

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    6/22

    miso, acaso excesivamente celoso, con un modelo de ciencia

    generalizadora

    y descubridora de leyes. Adems, ech

    las

    bases de la crtica de la idea de que poda haber una ciencia

    social

    exenta

    de valores, idea que fue muy popular en la d

    cada de 1950 pero que durante la de 1960 fue cada vez ms

    cuestionada.

    Por

    lo

    tanto

    si

    hubiera

    que estable cer cul es el

    lugar

    de

    orden y la fuente del principal aporte intelectual de la an

    tropologa

    moderna

    al saber acadmico, habra que decir

    que es el proceso de la invest igacin etnogrfica, apoyado en

    sus dos justificaciones. Una es la captacin de la divers idad

    cultural, principalmente

    entre

    los pueblos tribales y no occi

    dentales, en la tradicin,

    ahora

    incierta, del proyecto de la

    antropologa decimonnica. La otra es la crtica cultural de

    nosotros mismos, que en el pasado fue a menudo limitada,

    pero que tiene hoy una renovada capacidad de desarrollo. A

    causa

    de la

    actual

    crisis de la represe ntaci n y el

    inters

    en

    la ret rica de cada disciplina, en el

    presente

    ensayo nos ocu

    pa en especial slo

    una

    parte del proceso de investigacin

    etnogrfica: la etnog rafia como producto escrito del trabajo

    de campo, antes

    que

    la experiencia misma del

    trabajo

    de

    campo. Son dos las formas en que podra examinarse el ca

    rcter central de la etnografia en la antropologa social y

    cultural

    moderna.

    Una

    en trmi nos de su desarrollo como

    gnero de escritura; la

    otra

    de acuerdo con el papel que

    desempea en la definicin y la prctica profesionales de la

    antropologa. Nos referiremos brevemente a ambas.

    Desde el

    punto

    de

    vista

    institucional, la

    importancia

    de

    la etnografia puede atribuirse a los tres papeles que

    ha

    de

    sempeado

    en la carrera profesional de los antroplogos.

    Primero

    la lectura y la enseanza de textos etnogrficos

    ejemplares ha sido el principal medio

    para

    transmitir a los

    3

    La discusin sobre si las ciencias sociales

    pueden llegar

    a

    ser alguna

    vez puramente objetivas, tcnicas o

    similares

    a la matemtica es

    antigua.

    Los

    trminos

    clsicos fueron

    planteados

    por Max Weber,

    quien

    distingui

    entre

    determinadas

    tcnicas

    de

    investigacin

    que eran herramientas

    objetivas (esto es,

    -exentas

    de valores ..) y la formulacin de

    intereses

    in

    vestigativos que

    eran

    valorativos-, esto es, relacionados, como

    cualquier

    otra

    actividad

    social, con

    metas

    valores y

    puntos

    de vista.

    Quienes

    en la

    dcada de 1960, criticaron la

    pretensin

    de la sociologa de Parsons de es

    tal exenta de valores,

    sostuvieron

    que

    utilizaba

    el prestigo de la ciencia

    para imponer una ideologa hegemnica y excluir

    puntos

    de vista dife

    rentes.

    46

    estudiantes

    lo que los antroplogos hacen y saben. En lugar

    de perder actualidad como

    ocurre

    en otros campos,

    las

    obras antropolgicas clsicas siguen siendo de vit al impor

    tancia y sus materiales son

    una

    fuente perenne

    para

    el

    plante o de nuevos problemas conceptuales y tericos. Esto

    puede darle al discurso interno de la antropologa un matiz

    conservado r y ahistrico, puesto que lo que t iende a ejercer

    una influencia cognitiva en la definicin de los trminos de

    los debates antropolgicos es la visin de determin ados pue

    blos es tudiados ha ce dcadas, fijada en obras clsicas, y no

    el registro de

    sus

    cambiantes circunstancias presentes. Es

    ta

    fuente de ahistoricismo

    ha

    sido objeto de frecuentes ata

    ques.

    En

    este ensayo veremos

    hasta

    qu punto las etnogra

    fas contemporneas insisten en la autoconciencia del con

    texto histrico de

    su

    produccin y desalientan de ese modo

    las lecturas que pudieran fijar sus descripciones como for

    mas

    sociales o

    culturales eternas.

    En segundo lugar, la etno grafia es un vehculo muy per

    sonal e imaginativo, a travs del cual se espera que los an

    troplogos hagan su contribucin a

    las

    discusiones tericas

    y conceptuales, tanto dentro de

    su

    disciplina como fuera de

    ella.

    En

    cierto sentido, por haber hecho el trabajo de campo

    en soledad, el etngrafo tiene

    una

    autonoma en el gobierno

    de ese medio de expresin mayor

    que

    la posible en los gne

    ros expositivos de

    otras

    disciplinas. Son cada vez

    ms

    comu

    nes las revisiones y los proyectos mltiples acerca del mis

    mo grupo de

    temas

    etnogrficos, pero, con todo, el etngrafo

    escribe a

    partir

    de

    una

    experiencia de investigacin en

    gran

    medida nica a la que solamente l tiene acceso prctico

    dentro de la comunidad acadmica. Como veremos, recin

    desde

    hace muy

    poco se han comenzado a

    examinar

    en gran

    escala las posibilidades creativas de

    este

    medio.

    En tercer lugar, y esto es

    muy

    importante, la etnografia

    ha sido la actividad inicial

    que

    ha dado impulso a

    carreras

    y

    cimentad o prestigios. No es posible

    exagerar la importancia

    de la expecta tiva de que todo antroplogo nefito pase por la

    prueba del trabajo de campo en una lengua,

    una

    cultura y

    un

    modo de

    vida

    extraos,

    puesto

    que,

    sea

    lo

    que

    fuere lo

    que

    vayan

    a hacer despus y la

    libertad

    que la antropolo

    ga ofrece a la diversidad de investigaciones mucho ms

    grande que en cualquier otra

    disciplina-

    lo que todos los

    antroplogos comparten es

    una

    camaradera etnogrfica

    47

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    7/22

    que

    suele

    ser idealizada.

    Este

    consenso no analizado acerca

    de la naturaleza de la

    etnografa

    se ha visto profundamente

    afectado

    por

    las duras crticas

    internas

    de la

    antropologa

    durante los

    ltimos

    diez o ms

    aos,

    las

    cuales

    han influido

    en la manera en

    que hoy

    se

    escriben

    las

    etnografas.

    Por qu

    esta relativa falta

    de atencin a lo que despus

    de todo

    ha

    sido la

    prctica central

    de la antropo loga social y

    cultural? Parece ser en gran medida el resultado de la sensi

    bilidad y la vulnerabilidad de los antroplogos a la incmo

    da situacin de su disciplina en la organizacin moderna del

    saber

    acadmico, frente al valor

    que las

    ciencias sociales po

    sitivistas

    asignan

    a los mtodos y los diseos de investiga

    cin formales. No se trata de que la antropologa social y

    cultural haya sido

    ideolgicamente

    menos positivista

    du

    rante el apogeo de

    este

    estilo de indagacin en el perodo

    que sigui a la Segunda

    Guerra

    Mundial. Pero ello hizo que

    los antroplogos

    fueran tanto ms sensibles

    al

    carcter

    no

    convencional de su mtodo. Aunque algunos han abogado

    por

    un

    enfoque

    ms

    riguroso del diseo de

    la

    investigacin y

    de la obtencin de datos en el trabajo de campo en especial

    la antropologa cognitiva o el movimiento de la

    etnociencia

    de la

    dcada

    de 1960, que examinaremos en la seccin si

    guiente), y aunque se ha

    elaborado

    una

    jerga

    formalista pa

    ra

    hablar del trabajo de

    campo

    como observacin

    partici

    pante), en lo esencial ha habido una experiencia desordena

    da, cualitativa, que

    contrasta

    con la visin que tienen del

    mtodo las ciencias sociales positivistas.?

    Respecto del

    producto

    escrito del

    trabajo

    de campo,

    las

    convenciones de gnero que

    encarnaron

    la

    escritura

    etno

    grfica incorporaron

    gran

    parte de la orientacin generalis

    4 No se debera exagerar la naturaleza cualitativa.

    idiosincrsica,

    del

    trabajo de

    campo

    y de los

    informes escritos

    que derivan de l. Tambin los

    filsofos de las

    ciencias

    naturales han distinguido

    hace tiempo

    entre la na

    turaleza asistemtica

    del descubrimiento, la intuicin y las

    corazonadas

    de las que depende el

    desarrollo

    cientfico, y los

    procedimientos

    sisternti

    cos ulteriores para la verificacin o confirmacin que convierten la intui

    cin en ciencia. Del mismo modo, la

    cantidad

    y la calidad de los datos

    verificables

    determinan

    el

    valor

    del

    trabajo

    etnogrfico.

    Comoquiera que

    sea,

    la

    naturaleza

    fortuita de lo

    que somos azarosamente capaces

    de

    ver

    en

    el

    campo

    colorea el modo de escribir una

    etnografia.

    Por otra

    parte,

    hay

    maneras de

    redactar

    una serie cualquiera de observaciones que refuerzan

    las percepciones del lector; en este ltimo aspecto, la antropologa

    diverge

    significativamente de las

    ciencias

    naturales.

    ta del proyecto decimonnico de la

    antropologa.

    Con ello

    dieron

    cabida

    a la posibi lidad de

    una

    visin de la teora y la

    investigacin sociales muy diferente del estilo positivista

    dominante en

    que

    se forj la

    antropologa moderna.

    El si

    lencio acerca de la escritura etnogrfica se rompi justa

    mente porque la crisis de la representacin puso en tela de

    juicio la

    legitimidad

    de

    las metas positivistas

    de

    las

    ciencias

    sociales en general, y la

    antropologa

    se ha adelantado en

    esta

    orientacin.

    En

    la

    transicin

    de la grandiosa visin decimonnica de

    una ciencia antropolgica del Hombre a su

    reorganizacin

    intensiva y caracterstica en el siglo XX, en

    torno

    del mtodo

    etnogrfico, las ambiciones generalistas de la antropologa

    social y

    cultural

    fueron redefinidas, dentro de

    la

    prctica de

    la etnografa, de dos

    maneras. En primer

    lugar, se

    atenu

    la

    tendencia del siglo XIX a formular enunciados globales ab

    solutos. Como etngrafo, el antroplogo

    centra sus

    esfuer-:

    zas en

    un

    holismo de una especie distinta: no

    para

    formular

    enunciados universalmente vlidos,

    sino

    para representar,

    lo ms plenamente posible, un modo de vida

    particular.

    La

    naturaleza

    de

    este

    holisrno

    d e

    lo que significa propor

    cionar una imagen

    completa

    de un modo de vida observado

    de cerca- es

    una

    de las piedras

    angulares

    de la etnografa

    del siglo XX que, como veremos,

    est

    siendo objeto de

    una

    crtica y

    una revisin

    serias. La cuestin es, no obstante,

    que los

    etngrafos

    asumen la

    responsabilidad

    de dar al me

    nos acceso a una visin cada vez ms

    completa

    de las

    cultu

    ras

    que

    describen.

    La esencia

    de la

    representacin

    holstica

    en la etnografa moderna no ha sido producir un catlogo o

    una enciclopedia por

    ms

    que el supuesto clsico en el que

    se apoya la

    autoridad

    del escritor etnogrfico es

    que

    posee

    esa suerte de conoc imiento de fondo),

    sino

    contextualizarlos

    elementos de una

    cultura

    y establecer entre ellos relaciones

    sistemticas.

    En segundo lugar, la dimensin comparativa de la visin

    global de la antropologa dej de encuadrarse en un esque

    ma evolucion ista o de orientarse a la medicin del progreso

    relativo por referencia

    a

    valores

    racionales,

    aun

    cuando

    la

    comparacin qued incorporada a la retrica de todo texto

    etnogrfico. El aspecto subdesarrollado, relativamente im

    plcito, de la descripcin etnogrfica centrada en un otro

    cultural, es la

    referencia

    que

    ella

    hace al mundo

    supuesto

    y

    49

    8

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    8/22

    mutuamente familiar

    que

    comparten el escrito r y

    sus

    lecto

    res. Una de

    las

    justificaciones contemporneas cruciales del

    conocimiento

    antropolgico

    ha derivado

    de

    este aspecto

    comparativo, nosotros-ellos, de la etnografia,

    que tambin

    est siendo objeto de

    una

    importante revisin.

    La

    dispersa serie

    de convenciones de gnero que llegaron

    a definir los textos etnogrficos y sobre la

    base

    de la cual se

    los ha valorado

    en

    los ltimos

    sesenta

    aos de antropologa

    social y

    cultural

    ha sido colectivamente denominada rea

    lismo

    etnogrfico

    por Marcus

    y

    Cushman

    (1982),

    entre

    otros.v

    Hay aqu

    una

    alusin a la ficcin realista del siglo

    XIX. El realismo es

    un

    modo de escribir

    que procura

    repre

    sentar

    la

    realidad

    de todo

    un mundo

    o

    toda

    una forma de vi

    da. Como ha dicho el especialista en literatura J. P. Stern

    (1973), por ejemplo, refirindose a una digresin descriptiva

    de una novela de Dickens: El principal propsito de la di

    gresin es

    aadir

    ms

    y

    ms

    elementos a

    esa

    sensacin de

    seguridad, abundancia y realidad que nos habla desde cada

    pgina

    y

    cada

    episodio de la novela (pg. 2). De manera

    similar,

    las

    etnografias

    realistas

    se escriben para aludir a

    un

    todo por medio de

    las partes

    o los focos de a tenc in

    ana-

    ltica que constantemente evocan una totalidad social y cul

    tural. Otros aspectos de la escritura realista son la atencin

    minuciosa al detalle y las demostraciones redundantes de

    que

    el escritor comparti y ex periment todo ese

    mundo

    cul

    tural

    distinto. De hecho, lo que da al etngrafo

    autoridad

    y

    al texto una

    ubicua impresin

    de

    realidad

    concreta, es la

    pretensin

    del

    autor

    de

    representar un

    mundo

    como slo

    puede hacerlo el que lo conoce de

    primera

    mano, lo cual forja

    un

    vnculo

    ntimo

    entre la

    escritura

    y el

    trabajo

    de campo

    etnogrficos.

    La alusin al realismo no quiere decir

    que

    laetnografia

    haya gozado en las estrategias de escritura de la

    misma

    fle

    xibilidad o del mismo juego de la imaginacin

    que

    posee la

    5

    A veces se ha preferido usar la expresin

    naturalismo

    etnogrfico en

    lugar

    de realismo etnogrfico (vanse Willis, 1977, apndice,

    y

    Webster,

    1982, 1983), a fin de reflejar,

    ms

    que el contexto literario, el contexto cien

    tfico-social positivista en que se ha producido el desarrollo de la

    etnogra-

    fa. Gran

    parte

    de la flexibilidad del

    realismo literario

    no ha

    estado

    a dis

    posicin de la etnografa, que busc principalmente un lenguaje neutro,

    minimamente

    evocativo, para

    sus

    descripciones de la vida social.

    novela realista; su capacidad de

    experimentar

    con el realis

    mo y aun de

    trascender

    esas convenciones es muy reciente y

    no est exenta de un carcter polmico. Antes bien, como

    consecuencia de su

    inters

    por la representacin holstica

    de otros modos de vida, la

    etnografia

    ha desarrollado una

    forma de realismo particular (y,desde el punto de vista lite

    rario, limitada),

    vinculada

    a los motivos narrativos histri

    cos

    dominantes en

    los

    que

    ha sido moldeada. Como gnero,

    las etnografias presentaban similitudes con los informes

    de viajeros y exploradores, en los

    que

    el principal motivo

    narrativo

    era el descubrimie nto romntico, por parte del es

    critor, de pueblos y

    lugares que

    el lector desconoca.

    Aunque

    inclua algo de ese sentido de la gesta romntica y el descu

    brimiento,

    la

    etnografia

    intent

    tambin,

    a causa de

    sus

    metas cientficas, distanciarse de los informes de viajeros y

    los etngrafos aficionados. El principal motivo que la etno

    grafia

    como ciencia elabor

    para

    hacerlo, fue el de

    preservar

    la diversidad cultural,

    amenazada

    por la occidentalizacin

    global, en especial durante la poca del colonialismo. El et

    ngrafo capturara en la escritura la autenticidad de cultu

    ras cambiantes, de modo que

    pudiera

    incorporrsel as al re

    gistro para el gran proyecto comparativo de la antropologa,

    que iba a

    apoyar

    la meta occidental del progreso social y eco

    nmico. El motivo de la p reservacin como propsito de rele

    vancia cientfica (junto con

    un

    motivo romntico del descu

    brimiento algo ms atenuado) ha conservado una fuerte

    presencia en

    la

    etnografa

    hasta hoy. El inconven iente es

    que esos motivos

    ya

    no

    son

    suficientemente aptos

    para

    re

    flejar el mundo en que ahora trabajan los etngrafos. Hoy

    todos los pueblos son al menos conocidos y

    estn

    localizados,

    y la occidentalizacin es una nocin demasiado simple del

    cambio

    cultural

    contemporneo

    para

    decir que el motivo por

    el que la antropologa se interesa en otras culturas es la pre

    servacin. Con todo, la funcin de la

    etnografia

    no se ha /

    vuelto obsoleta por el mero hecho de que sus motivos

    narra-

    tivos

    duraderos

    se

    hayan

    desgastado.

    Las culturas

    de los "

    pueblos del

    mundo

    deben

    ser constantemente

    redescubier- I

    tas,

    dado

    que

    esos pueblos

    las reinventan

    al

    cambiar las

    cir-

    I

    cunstancias histricas, especialmente en un momento en

    que carecemos de metanarrativas o

    paradigmas

    confiables:

    como hemos observado, la nuestra es

    una era

    de poscondi- :1

    ciones: pos moderna, poscolonial, postradicional. Esa fun; \

    50

    51

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    9/22

    cin

    constante

    de

    la etnografa reclama

    nuevos

    motivos

    narrativos, y el debate acerca de cules podran

    ser

    esos

    motivos ocupa

    un

    lugar central en la actual corrient e de ex-

    ..

    perimentos con las

    pasadas

    convenciones del rea lismo etno-

    grfico.

    El

    tratamiento exhaustivo

    de esas convenciones requeri-

    ra un

    estudio especial (que se

    ha

    iniciado

    en

    otros trabajos:

    Marcus y Cushman, 1982, y Clifford, 1983b . Identificare-

    mos y examinaremos algunas de ellas con ms detalle en el

    siguiente captulo, cuando comentemos las etnografias ex-

    perimentales.

    Aqu slo

    deseamos sealar

    que, desde la

    perspectiva del lector profesional de etnografias,

    una

    bue-

    na" etnografia, sea lo que fuere lo que se

    sustente

    en ella, es

    la

    que transmite una impresin

    de las condiciones del tra

    bajo de campo, de la vida cotidiana, de los procesos de pe-

    quea

    escala

    (una

    validacin implci ta del m todo de traba

    jo de campo

    que

    indica de por s

    que

    el antroplogo estuvo

    ah),

    de

    traduccin

    a

    travs

    de

    las

    fronteras culturales

    y

    lingstic as (la exgesis conceptual y lingstica de las ideas

    locales, lo que

    demuestra tanto

    la competencia lingstica

    del etngrafo

    cuanto su

    xito en captar los significados y

    la subjetividad nativos) y de holismo. Las dos

    ltimas

    ca-"

    ractersticas de gnero de la etnografia son, en particular,

    puntos de referencia decisivos de los cambios en curso. El

    logro de la

    meta realista

    del

    retrato

    holstico de la

    cultura

    es

    el punto en que ms ha puesto el acento la escritura etno-

    grfica del pas ado;

    era

    el nico aspecto

    que

    el funcionalismo

    --el discurso terico que haba dominado la antropolog a so-

    cial y

    cultural-

    estaba

    destinado

    a facilitar. No

    obstante,

    desde la dcada de 1960 la discusin terica y el inters de

    la antropologa se desplazaron, por razones que examinare

    mos en la prxima seccin, a la traduccin y la explicacin

    de la cultura mental: captar el

    punto

    de vista del nativo,

    su

    relacin con la vida, comprender su visin de su mundo,

    como lo

    seal

    Malinowski en su clsica enunciacin del

    mtodo etnogrfico (1922, pg. 25).

    Fue

    a partir de la refle-

    xin acerca de

    esa tarea

    del

    trabajo

    de campo y de ese

    rasgo

    de la

    escritura

    etnogrfi ca como surgi la antropolog a com-

    prensiva.

    52

    La aparicin de la antropologa comprensiva

    La expresin antropologa comprensiva es una desig-

    nacin general

    que

    abarca

    una variada serie

    de reflexiones

    acerca de la prctica de la etnografia y del concepto de cultu-

    ra.

    Naci de

    la

    confluencia, producida

    en las dcadas

    de

    I

    1960 y 1970, de

    ideas que provenan

    de la versin de

    la

    teo-

    'l

    ra

    social dominante por entonces l sociologa de Talcott

    I

    I

    Parsons-, la sociologa weberiana clsica

    y

    la incidencia si-

    I

    multnea de

    varias

    orientaciones filosficas e intelec tuales ,

    entre ellas la fenomenologa, el estructuralismo, la lings-

    tica

    estructural

    y

    transformacional,

    la semitica, la teora

    crtica de la Escuela de Francfort y la hermenutica.

    Esos

    recursos tericos

    suministraron

    los elementos

    para

    la apa-

    ricin de discusiones tericas de

    un

    refinamiento sin prece-

    dentes,

    centradas

    en

    la aspiracin

    primaria

    de la

    etnogra

    fia,

    presente

    desde

    sus

    inicios modernos, de

    obtener

    el pun-

    to de

    vista

    nativo

    y

    dilucidar

    de

    qu

    modo diferentes cons-

    trucciones

    culturales

    de la

    realidad

    afectan la accin social.

    Al

    mismo

    tiempo,

    esas influencias tericas

    se

    aplicaron

    tambin

    al examen de los procesos comunicativos mediante

    los

    cuales

    el antroplogo obtiene, en el trabajo de campo,

    un

    conocimiento de los sistemas de significacin cultural de

    sus

    sujetos a fin de representarlos en textos etnogrficos. La

    validez de la

    comprensin

    etnogrfica

    pas

    a

    depender

    de

    una

    idea y

    una

    discusin

    ms

    acabadas del proceso mismo

    de investigacin.

    La

    antropologa comprensiva opera, pues,

    en

    dos niveles al mismo tiempo:

    suministra

    informes de

    otros

    mundos

    desde

    el

    interior

    y

    reflexiona acerca

    de los

    fundamentos epistemolgicos de tales informes.

    El

    comentario

    de los desarrollos del

    pensamiento antro

    polgico

    durante

    esas dos

    dcadas ha tendido

    a

    centrarse

    en

    el desplazamiento del acento desde la conducta

    y

    la estruc-

    tura

    social,

    apuntalado

    por la

    meta

    de

    una

    ciencia natural

    de la sociedad",

    hasta

    el sentido, los smbolos

    y

    el lenguaje,

    y

    el renovado reconocimiento, central

    para

    las ciencias huma

    nas, de

    que la vida

    social debe

    ser

    concebida

    fundamental

    mente como negociacin de sentidos. De tal modo, la antro

    pologa comprensiva da prioridad

    al

    estudio del aspecto

    ms

    desordenado

    de la accin social,

    que

    las

    perspecti

    vas que, al contrario, enfatizaban el estudio de la conducta,

    objetivamente

    mensurada y evaluada por el cientfico

    53

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    10/22

    imparcial haban relegado a

    una

    condicin marginal. No

    obstante los comentarios acerca del surgimiento de la an-

    tropologa comprensiva han prestado menos atencin a la

    forma en que, de manera casi inadvertida el esfuerzo por

    concebir la cultura bsicamente como sistemas de sentido

    ha llegado a

    centrarse

    en el proceso mismo de comprensin,

    esto es, en la etnografia como proceso de conocimiento.

    La

    metfora

    de las culturas como textos,

    popularizada

    por Clifford Geertz 1973d), sirvi

    para

    destacar con nitidez

    la diferencia

    entre

    el cientfico de la conducta y el intrprete

    de la

    cultura.

    De acuerdo con este

    punto

    de vista,

    las

    activi

    dades sociales

    pueden

    ser ledas por el observador para

    conocer sus significados, tal como, en un sentido ms con

    vencional,

    pueden

    serlo los

    materiales

    escritos y hablados.

    Ms

    an

    no solamen te el etngrafo lee smbolos en accin,

    sino que tambin lo hacen los observados: los actores en

    su

    relacin recproca.

    P

    cuestin crtica es definir lo que re

    presenta esa metfora evocativa de la interpretacin como

    lectura de textos, tanto por parte del observador como de los

    observados, en el proceso real de la investigacin. Eso

    ha

    conducido al actua l

    inters predominante dentro

    de la

    an-

    tropologa comprensiva, por la forma en que construye las

    interpr etacione s el antroplogo, que a su vez

    trabaja

    a par-

    tir de

    las

    interpretaciones de

    sus

    informantes.jl.o

    que

    ocu

    rri no fue

    tanto

    que los antroplogos se transformaran en

    una extraa variedad de crticos literarios, ni

    que

    renuncia

    ran

    necesariamente a las

    metas

    de

    una

    ciencia unificada

    que

    abarcase

    tanto

    la conducta cuan to el

    pensamiento

    sino,

    ms bien, que

    su

    predileccin por las teoras que plantean la

    actividad comprensiva como

    un

    desafio para las metas de

    largo plazo de

    las

    ciencias sociales los llev a sumirse

    en

    extensas reflexiones crticas sobre la

    prctica central

    de la

    etnografia. Bajo la hegemona de las ciencias sociales positi

    vistas,

    esa

    prctica,

    relativamente

    poco

    meditada

    por los

    antroplogos u otros ciEmtficos, se

    haca

    pasar

    por

    un mto

    do como cua lqu ier otro. fEl atractivo de la antropologa com

    prensiva en este momento reside precisamente en

    su

    inda

    gacin

    sutil

    sobre la

    naturaleza

    del informe etnogrfico, que

    es no slo la

    base

    de todo conocimiento antropolgico,

    sea

    cual fuere

    su

    orientacin terica, sino tambin una acepta

    ble fuente de inspiracin para otras ciencias sociales en la

    resolucin de sus propias dificultades,

    suscitadas

    por la cri

    54

    sis

    contempornea

    de la representacin; histricamente, la

    antropologa ha estado siempre cerca de ellas en su defini

    cin

    institucional

    como ciencia social, pero lejos por la sin

    gularidad

    de su objeto y de su mtodoj

    La

    manera

    ms simple de rastrear el desarrollo de la an

    tropologa comprensiva consiste en considerar los cambios

    en el estilo de la etnografia desde la dcada de 1920.

    La

    et

    nografia estadounidense de la etapa inicial (desde fines del

    siglo XIX hasta la dcada de 1930) fue cultivada de distintos

    modos y, a su manera siempre fue experimental; abarca

    desde los

    intentos

    de Adolph

    Bandelier por escribir

    una

    novela de

    fundamentos

    etnogrficos sobre los indios pueblo

    (1971 (1890)) hasta los esfuerzos

    documentales

    de Franz

    Boas por

    preservar

    las

    culturas

    que

    enfrentaban un

    cambio

    inminente debido al contacto con los europeos; desde el teso

    nero entusiasmo de

    Frank

    Cushing, revelado por

    su

    profun

    da

    inmersin

    en la

    cultura

    zui,

    hasta

    la

    bsqueda

    distan

    ciada de

    Ruth

    Benedict de los estilos y las emociones que

    organizan las distintas culturas en

    atterns

    of culture

    (1934).

    A partir de la dcada de 1930, la

    escritura

    etnogrfica re

    cibi una crecient e influencia del funcionalismo, desarrol la

    do

    en

    Inglaterra

    por

    Bronislaw Malinowski y

    A.

    R. Radclif

    fs-Brown. El funcionalismo consista en

    una serie

    de pre

    gimtas metodolgicas

    destinadas

    a guiar la prctica y la es

    critura de la etnografia; no era

    una

    teora de la sociedad, por

    ms que, en especial a travs de Radcliffe-Brown, asimil

    un fuerte aporte

    de la sociologa

    durkheimiana. Esas

    pre

    guntas

    metodolgicas deban

    garantizar

    que el etngrafo

    siempre indagase

    el

    entramado

    de

    cada

    institucin o creen

    cia particular con

    otras

    instituciones , y su contribucin a la

    persistencia

    de un

    sistema

    sociocultural como un todo o de

    patrones particulares de accin social. Los funcionalistas

    eran especialmente afectos a mostrar que

    las

    instituciones

    econmicas visibles de una sociedad

    estaban

    en realidad es

    tructuradas

    por el

    parentesco

    o la religin, que el sistema

    ritual estimulaba la produccin econmica y or ganizaba la

    poltica, o

    que

    los mitos no

    eran

    vanos relatos o especulacio

    nes

    sino estatutos que codificaban y

    regulaban

    las relacio

    nes sociales.

    Las preguntas del funcionalismo, que despertaron mu

    cho

    inters

    en su poca,

    contrastaban agudamente

    con los

    55

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    11/22

    proyectos del

    pensamiento

    antropolgico del siglo XIX, refe

    ridos,

    por

    ejemplo, al rastreo de la difusin de

    rasgos

    cul

    I

    urales o de la evolucin de las instituciones

    independien

    temente de sus diversos contextos sociales.

    La

    formulacin

    ,

    de tales preguntas pas a ser parte del sentido comn an

    tropolgico del siglo XX, y

    las etnografas

    funcionalistas, en

    un comienzo imbuidas del sentimiento de

    realizar

    descubri

    mientos precursores y conscientes del papel del etngrafo,

    adquirieron caractersticas rutinarias: una secuencia fija de

    , captulos (ecologa,

    economa,

    parentesco, organizacin

    poltica y,

    finalmente,

    religin), la eliminacin de las refe

    rencias al papel del investigador y la reificacin de

    las

    insti

    tuciones

    en

    casilleros tipolgicos a los fines de la compara

    cin intercultural. Las discusiones se

    centraron

    cada vez

    ms, por ejemplo, en las razones por las que

    la

    nocin de li

    naje

    vigente en Africa no era aplicable en Nueva Guinea, o

    el concepto de

    ascendencia

    aplicable al

    parentesco

    africano

    no era vlido para el

    sur

    deAsia.

    Este

    callejn sin salida de

    debates

    tipolgicos acadmi

    cos cada vez ms rgidos y de ridos compendios de institu

    ciones se remedi

    durante

    la dcada de 1960 en una

    obra

    in

    fluida

    por

    el

    estructuralismo

    francs e,

    irnicamente, por

    el

    principal terico funcionalista del momento, Talcott Par

    sonso En su abstracta y macroscpica

    teora

    de la sociedad,

    Parsons

    hizo lugar al sistema cultural, que l mismo haba

    ignorado

    en gran

    medida, dejando su elaboracin a cargo de

    los antroplogos. Dos de los

    principales precursores

    en

    la

    .aparicin de

    la

    antropologa comprensiva durante

    la

    dcada

    de 1960, Clifford Geertz y David Schneider, se haban for

    mado incluso en el Departamento de Relaciones Sociales de

    Parsons,

    en Harvard.

    Esas dos

    iniciativas, procedentes

    de direcciones diver

    gentes,

    intentaron quebrar las

    reificaciones sociolgicas del

    funcionalismo

    preguntndose

    cmo las

    culturas

    en cuestin

    construan,

    en

    trminos

    conceptuales, las instituciones. El

    sistema cultural de Parsons

    intentaba ocuparse

    de cada so

    ciedad en sus propios trminos, mientras que el

    estructura

    lismo de Lvi-Strauss procuraba descubrir una gramtica o

    una

    sintaxis universales

    para todos los sistemas

    culturales.

    Ambos hicieron

    as

    que la atencin se

    trasladara

    de

    la

    es

    tructura

    social (los

    sistemas

    sociales) a los fenmenos men

    tales

    o culturales.

    1

    j

    La

    lingstica

    se convirti en un modelo por

    emular;

    en

    efecto, el lenguaje se consider central para

    la

    cultura, y

    la

    !

    propia lingstica pareci haber elaborado un mtodo ms

    riguroso para agrupar fenmenos en pautas

    culturales

    y de

    finirlos

    en

    funcin de las llamadas estructuras profundas,

    de

    las

    que

    los

    hablantes

    no

    son

    conscientes.

    Las

    experimen

    tacione s con los modelos lingsticos fueron diversas: la an

    tropologa cognitiva (Tyler, 1969), el estructuralismo (Lvi

    Strauss, 1963, 1966, 1969a [1949]) y el anlisis simblico

    1!(Geertz, 1973a fueron sus variedades principales.

    La

    pri

    mera

    intent

    ordenar las categoras culturales cotejndolas

    con grillas objetivas de categoras culturalmente neu

    trales; el segundo intent describir

    la

    cultura como

    un

    sis

    tema de diferencias donde el significado de

    cada

    unidad se

    define

    por

    un sistema de

    contrastes

    con

    otras unidades,

    y

    el tercero trat de establecer las redes de

    sentido

    de una

    pluralidad

    de niveles, cuyo vehculo

    eran

    las palabras,

    los

    actos, las concepciones y otras formas simblicas.

    La atencin que se prest a los fenmenos y a los mode

    los lingsticos condujo a consideraciones ms generales

    acerca

    de la comunicacin como proceso y del modo en

    que

    los individuos formulan las nociones de los mundos en los

    que

    actan, incluyendo no slo a los sujetos de la etnografa

    sino tambin, en

    un

    sentido reflexivo, a los propios antrop

    logos. Las

    esperanzas

    que la antropologa cognitiva deposi

    taba

    en las grillas objetivas llegaron a verse como

    un

    con

    junto

    de construcciones

    culturales

    entre

    otras;

    sus

    marcos

    no eran en absoluto culturalmente

    neutrales,

    sino que se

    lanzaban al ruedo con las categoras y los supuestos cultu

    rales del

    propio

    analista, lo cual

    viciaba

    el proyecto. Se

    critic al

    estructuralismo,

    con

    resultados

    menos devastado

    res, por situarse a

    demasiada distancia

    de

    la

    intencionali

    dad

    y la experiencia de los actores sociales, en tanto

    que

    al

    anlisis

    simblico en

    antropologa

    se le

    achac

    el pecado

    inverso: ser poco sistmico y ver un sentido donde y como el

    analista lo deseara, en lugar de tener

    algn

    mtodo o crite

    rio objetivo de evaluacin.

    Una respuesta a tales dilemas consisti en decir que el

    entendimiento

    intercultural, como todo entendimiento so

    cial, no es sino una aproximacin, que se alcanza de manera

    variable

    a

    travs

    del dilogo, esto es,

    mediante

    una correc

    cin

    mutua

    del entendimiento

    entre

    las dos

    partes

    que con-

    57

    6

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    12/22

    versan,

    hasta

    que

    se llega a

    un

    nivel de

    acuerdo

    apropiado

    para

    cualquier interaccin particular de que se trate. El an

    troplogo, como en su momento concluira Clifford Geertz

    1973c),

    elige en una cultura algo que le llama la atenci n, y

    despus agrega

    los

    detalles

    y

    una

    elaboracin descriptiva a

    fin de dar a conocer, a los lectores de su propia cultura, los

    .sentidos

    de

    la

    cultura

    descripta. De

    acuerdo

    con

    esta

    solu-

    cin eminentemente

    pragmtica,

    la

    etnografia

    es, en el me-

    jor de los casos, una conversacin entre cdigos culturales y,

    como mnimo, el formulario escrito de un conferencista que

    adecua el estilo y el contenido a la inteli gencia de su audito-

    rio.

    El nfasis

    que

    Geertz pone en

    los niveles o

    grados

    de

    aproximacin y apertura como caractersticas de la inter

    pretacin es

    saludable,

    aunque

    ha

    tendido a concebir al in-

    trprete ms

    bien alejado

    del objeto de la interpretacin,

    como podra

    estarlo un

    lector

    que emprendiera

    la lectura de

    un texto, y no de acuerdo con la

    metfora del

    dilogo, que

    sugiere

    de

    manera

    ms literal la

    situacin

    real de la com-

    prensin

    antropolgica en el

    trabajo

    de campo. Segn vere-

    mos,

    esta metfora ha

    llegado a

    constituirse

    ms reciente-

    mente en una poderosa imagen para enmarcar el discurso

    continuo de la antropologa comprensiva.

    Otras reacciones ante las insuficiencias de los enfoques

    de la cultura dominados

    por

    la lingstica de la

    dcada

    de

    1960 consistieron en acentuar los esfuerzos por conceptuali-

    zar de una

    manera

    ms

    precisa

    lo que quiere decir

    repre

    sentar el

    punto

    de

    vista

    nativo, como

    tambin por exponer

    el

    modo en

    que

    se desenvuelve el proceso de

    documentacin

    que lleva hacia esa meta, a

    fin

    de que el lector pueda corro-

    borar la confiabilidad de los

    datos

    etnogrficos. Esos esfuer-

    zos se

    basaron

    eclcticamente en

    distintas

    orientaciones del

    pensamiento

    europeo. En

    antropologa-la

    fenomenologa se

    transform en una etiqueta para

    denominar la

    atencin

    cuidadosa al nativo en su visin del mundo, poniendo entre

    parntesis, en la medida de lo posible, el punto de vista del

    etngrafo. Se vea en ello el

    cumplimiento

    del

    reclamo

    de

    Weber de una

    verstehendes Soziologie una

    sociologa

    que

    atribuya

    el

    papel central

    a la comprensin de los actores, y

    del

    primer

    esbozo programtico que Dilthey traz de las

    Geisteswissenschaften las ciencias

    humanas,

    por oposicin

    a

    las

    ciencias naturales). De

    igual

    modo, la hermenutica se

    convirti en una etiqueta

    para

    la minuciosa reflexin

    acerca

    58

    de la manera en

    que

    los

    nativos

    descif ran y decodifican

    sus

    propios textos complejos, sea que se trate literalmente de

    textos o de otras formas de comunicacin cultural, como los

    rituales;

    se interesaba

    por

    sus

    reglas

    de inferencia,

    las pau

    tas de asociacin y la lgica de la implicacin. La hermenu

    tica

    se refiere tambin al inters del antroplogo

    por su

    pro-

    pia

    reflexin

    en el curso de la

    tarea

    de comprensin

    nter

    cultural.

    El anlisis

    marxista se convirti en una etiqueta

    para

    designar el

    inters por

    el modo en

    que

    las

    ideas

    cultu-

    rales estn al servicio de intereses polticos o econmicos

    particulares,

    incluidos, una vez

    ms,

    tanto los del observa-

    dor

    cuanto los de los observados en la investigacin etno-

    grfica.

    Son esas tres influencias tericas generales en la antro

    pologa

    comprensiva

    las

    que

    configuraron la escritura de las

    etnografias experimentales.

    Las discusiones sobre la escri-

    tura

    como

    actividad

    se

    han

    centrado recientemente

    en

    la

    metfora del dilogo, dejando en

    segundo

    plano la anterior

    metfora del texto. t dilogo se ha convertido en la imagen

    para expresar el modo en que los antroplogos y,

    por

    exten-

    sin,

    sus

    lectores) deben encarar un proceso de comunica-

    cin

    activa

    con

    otra

    cultura] Es un intercambio bidireccio-

    nal

    y bidimensional, en

    que

    los procesos

    interpretativos

    son

    necesarios tanto para

    la comunicacin

    interna, dentro

    de un

    sistema cultural, cuanto externa, entre distintos sistemas

    de sentidos.

    En

    ocasiones la

    metfora

    del dilogo se tom de

    manera en exceso simplista, lo que hizo posible que algunos

    etngrafos se deslizaran hacia un modo confesional de escri-

    tura,

    como si el

    intercambio

    comunicativo

    externo

    entre un

    etngrafo

    determinado

    y sus sujetos

    fuera

    el principa l obje-

    tivo de la investigacin, con exclusin de

    una

    representa

    cin equilibrada y

    consumada

    de la comunicacin tanto

    dentro de

    las

    fronteras culturales como a travs de ellas.

    Dentro de la nocin

    engaosamente simple

    de dilogo

    caben

    algunas ideas ms elaboradas con pertinencia para la prc-

    tica etnogrfica,

    tales

    como la

    perspectiva

    dialctica del di-

    logo de Gadamer, la nocin lacaniana de la presencia de

    terceros

    en

    toda

    conversacin o

    entrevista

    bidireccional

    y

    la

    yuxtaposicin

    que hace

    Geertz de los

    conceptos

    de

    experiencia prxima y experiencia distantevP

    6

    Los conceptos de experiencia

    prxima

    y experiencia

    distante

    son

    una

    versin revisada de la otrora

    influyente

    distincin,

    introducida

    por la

    59

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    13/22

    Para entender el

    punto

    de vista de los nativos, seala

    Geertz, no

    hace falta una

    intuicin

    emptica

    n

    meterse

    de

    alguna

    manera en la cabeza de los otros. La empata

    puede

    ser

    un

    auxiliar

    til,

    pero

    la comunicacin

    depende

    de

    un

    in-

    tercambio. En la conversacin corriente hay mensajes re-

    dundantes

    y una correccin mutua de la comprensin hasta

    que se llega

    en

    comn a

    un

    acuerdo o

    una

    significacin.

    En

    la comunicacin intercultural, y en

    la

    escritura

    acerca

    de

    una cultura dirigida a los miembros de otra, los conceptos

    de la experiencia

    prxima

    o local del ot ro

    cultural

    se

    yuxta

    ponen

    a los conceptos,

    ms

    cmodos, de la experiencia dis-

    tante

    que

    el

    escritor comparte

    con sus lectores.

    El

    acto de

    traduccin que implica todo acto de interpretacin intercul-

    tural

    es,

    pues,

    una cuestin

    relativa,

    con un etngrafo como

    mediador entre

    distintas

    series

    de

    categoras

    y concepcio-

    nes culturales

    que interactan de diferentes maneras

    en

    di-

    'ferentes

    momentos

    del proceso etnogrfico.

    La

    primera

    yuxtaposicin y negociacin de conceptos se

    produce en los dilogos del trabajo de campo; la segunda, en

    la reelaboracin de la primera cuando el antroplogo se co-

    munica

    con

    sus

    lectores al escribir un informe etnogrfico.

    Gran parte

    de la

    escritura experimental contempornea

    se

    antropologa

    cognitiva, entre las

    categoras

    culturales ..micas..y ..ticas.

    Las primeras

    son internas a un lenguaje o

    cultura,

    y derivan de

    las

    segun

    das, que se proponen como universales o cientficas (la distincin se basa a

    su

    vez en la conocida

    distincin

    lingstica

    entre

    fonmic

    y

    fontica

    los

    fonemas son los sonidos que un

    lenguaje

    elige, para

    valerse

    de ellos, entre

    el

    universo

    de sonidos que la voz humana puede producir). Los trminos

    ..ticos.. proporcionaran la grilla de lenguaje

    necesaria

    para la compara

    cin

    intercultural

    objetiva. La

    crtica

    epistemolgica de

    esta distincin

    pu-

    so de

    manifiesto

    la falta de

    validez

    de categoras puramente

    ticas

    que

    se sitan de algn modo fuera de todo

    contexto ligado

    a una cultura. Se

    pueden

    elaborar

    categoras

    ..cientficas", pero tales

    categoras

    se

    man

    tienen

    ligadas a sus definiciones axiomticas

    y

    arbitrarias

    (por

    ejemplo,

    las categoras cromticas pueden ser medidas

    segn

    el espectro de la re-

    fraccin de la luz; pero la confusin surge cuando se supone que la nica

    referencia primaria de

    rojo es el espectro visto como dominio natural

    exento de cultura; y

    la

    confusin es

    an ms

    grande cuando tambin se

    supone

    que la palabra

    espaola

    rojo, la

    inglesa

    red , la

    francesa

    rou

    ..

    y la

    persa

    sorhh... significan la

    misma

    cosa). Las categoras

    micas .. y

    a

    ticas

    se

    convierten

    entonces en trminos relativos, hecho que se refle-

    ja

    mejor en

    la distincin entre

    -exper

    encia prxima"

    y ..

    experiencia

    distante", propuesta

    por Geertz.

    refiere

    a

    estrategias

    concebidas

    para incorporar directa

    mente

    a

    las

    etnografias resultantes representaciones

    ms

    autnticas

    de los conceptos de experiencia prxima y expe-

    riencia distante, que aparecen durante

    el proceso de

    trabajo

    de campo.

    La yuxtaposicin pasa

    a ser,

    pues, un componente

    im-

    portante

    de

    la

    antropologa comprensiva

    vista

    como dilogo.

    Pero

    no se trata de una yuxtaposicin de conceptos ocatego-

    ras

    aislados de sus contextos sociales.

    Lacan

    y otros han se-

    alado que en

    una

    conversacin entre

    dos

    personas

    hay

    siempre por

    lo menos

    un

    tercero, esto es, la mediac in de

    las

    estructuras

    culturales insertas

    o inconscientes del lengua-

    je,

    las

    terminologas, los cdigos no

    verbales

    de comporta-

    miento

    y los

    supuestos

    acerca de lo que

    constituye

    lo imagi-

    nario,

    lo

    real

    y lo simblico.

    Esas estructuras mediadoras

    de

    la comunicacin son el objeto del

    anlisis

    etnogrfico confi-

    gurado

    de

    acuerdo

    con

    la metfora

    del dilogo.

    Finalmente, la hermenutica

    histrica

    de Gadamer es

    una concepcin del dilogo

    que

    incorpora

    las

    nociones de

    yuxtaposicin y mediacin

    antes

    mencionadas. A

    Gadamer

    le

    interesa la interpretacin

    de los horizontes

    pasados

    de la

    historia,

    pero el

    problema

    de la

    interpretacin

    es el mismo,

    no

    importa

    si se desarrolla a

    travs

    del tiempo o a travs de

    las

    culturas. Cada perodo histrico

    tiene

    sus propios su-

    puestos

    y prejuicios, y el proceso de comunicacin es la in-

    terrelacin

    de

    las

    nociones del perodo (o de la

    cultura)

    al

    que uno pertenece

    con

    las

    de otro.

    Es,

    pues, inevitable que

    la

    cualidad

    y el contenido de la comprensin

    alcanzada

    al

    leer

    a Gregorio de Tours, por ejemplo,

    sean

    diferentes en

    un

    lector del siglo IX y en uno del siglo XX.

    Una hermenutica

    histrica debera

    ser capaz de identifica r y esclarecer la na-

    turaleza

    de

    esa

    diferencia, y

    una hermenutica cultural

    de-

    bera

    hacer lo

    mismo

    en el proceso etnogrfico.

    De qu modo se relacionan, pues, con el

    pasado

    de

    la

    disciplina estos desarrollos de

    la

    teora antropolgica que se

    han

    producido

    ms

    recientemente

    (esto es, desde el giro

    ha

    cia la comprensin, producido en

    la dcada

    de 1960,

    hasta

    el

    intenso inters por

    el propio proceso etnogrfico

    que

    hoy se

    registra)? En el contexto de la historia

    moderna

    de la antro-

    pologa

    estadounidense,

    la manera

    ms apropiada

    de en-

    tender

    la

    antropologa comprensiva podra ser

    concebirla

    como

    la

    heredera, fortalecida y

    refinada,

    del

    relativismo,

    61

    0

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    14/22

    perspectiva que tuvo su precursora en la antropologa cul-

    tural

    y en la que se bas en las dcadas de 1920 y 1930. Con

    muchsima

    frecuencia se

    ha

    presen tado al relativismo como

    una

    doctrina

    antes que

    como

    un

    mtodo

    y una

    reflexin

    acerca del proceso comprensivo. Esto lo ha vuelto especial-

    mente

    vulnerable

    a

    las

    crticas que lo

    acusan

    de haber afir-

    mado que todos los

    sistemas

    de valores son

    igualmente

    vli-

    dos, lo cual hace imposible los juicios morales, y de insistir

    en el respeto fundamental por las diferencias culturales en-

    tre

    las sociedades humanas, y paralizar as todos los esque-

    mas de generalizacin mediante los cuales se progresa en

    todas las ciencias.

    Es cierto, sin duda, que en el

    pensamiento

    poltico esta-

    dounidense el concepto antropolgico de relativismo fue

    un

    fuerte

    aliado de la doctrina liberal en lo que se refiere a la

    promocin del valor de la tolerancia

    y

    el respeto del plurali s-

    mo, en contra, en determinado momento, de doctrinas

    tan

    racistas como la eugenesia

    y

    el darwinismo social. En la po-

    lmica de los debates polticos

    tanto

    dentro como fuera del

    mbito acadmico, la posicin del relativismo se

    plante

    a

    veces en

    trminos

    extremos. Pero

    las

    apuestas

    eran

    altas, y

    el resultado fue crtico. El liberalismo, que inclua

    un

    fuerte

    componente relativista, triunf como ideologa explcita de

    la poltica pblica, el gobierno

    y

    la moralidad social de los

    Estados Unidos. Pas a

    ser

    el marco definitorio de las discu-

    siones sobre los derechos

    y

    la justicia a que podan

    aspirar

    toda clase de grupos en una sociedad

    plural

    y

    un

    Estado be-

    nefactor. Recin ahora , a fines del siglo XX, cuando se

    ataca

    el largo reinado del liberalismo, aparecen nuevas discusio-

    nes acadmicas sobre el relativismo, tanto favorables como

    desfavorables a l vanse Hollis

    y Lukes,

    1982;

    Hatch,

    1983,

    y

    Geertz, 1984).

    Sin

    embargo,

    esta

    vez el

    relativismo halla una fuerte

    manifestacin terica en las per spectivas de la antropologa

    comprensiva, y las cuestiones en debate tienen un planteo

    mucho ms complejo

    y

    una base histrica mucho ms am-

    plia

    que en su perodo inicial. La antropologa comprensiva

    contempornea,

    resumida

    en la

    metfora

    del dilogo

    que

    hemos considerado, es la esencia del relativismo concebido

    con propiedad como modo de indagacin acerca de la comu-

    nicacin

    dentro

    de

    una

    cultura

    y entre distintas culturas.

    Frente

    a

    las estructuras

    innegab lemente globales del poder

    62

    poltico

    y

    econmico, la etnografia , como concrecin prctica

    del relativismo

    y

    la antropologa comprensiva, pone en tela

    de juicio todas aque llas visiones de la realidad sustentadas

    en el pensamiento social que prematuramente pasen por al-

    to o

    reduzcan

    la diversidad

    cultural

    en beneficio de la capa-

    cidad de

    generalizar

    o de

    afirmar

    valores universales, por lo

    comn desde el

    punto

    de

    mira,

    an

    privilegiado, de

    una

    ho-

    mogeneizacin global que

    emana

    de Occidente.

    Aunque

    sin

    negar

    una

    jerarqua

    de los valores humanos bsicos con la

    tolerancia cerca de la cspide) ni oponerse a la generaliza-

    cin, la antropolog a comprensiva, en cuanto se expresa co-

    mo reflexin acerca de la etnografia, ejerce

    un

    valioso oficio

    crtico sobre las ciencias sociales

    y otras

    disciplinas con

    las

    que est

    asociada. As, la antropologa comprensiva contem-

    pornea no es

    otra

    cosa que un relativismo, con nuevas ar-

    mas y fortalecido para una poca de fermento ideolgico,

    que no es distinta pero s mucho ms compleja que aquella

    en que se lo formul.

    La revisin de la antropologa comprensiva

    La emergencia de la antropologa comprensiva debe ser

    entendida como una de las tres criticas internas de la antro-

    pologa que surgieron en la dcada de 1960. Fue, no obstan-

    te, la nica que tuvo una influencia temprana e importante

    en el cambio de la prctica de los antroplogos. Como hemos

    visto, logr que el anlisis antropolgico desplazara su foco

    de la conducta

    y

    la

    estructura

    social al estudio de los smbo-

    los, las significaciones

    y

    la mentalidad.

    Las

    otras dos crti-

    cas l a del trabajo de campo como mtodo diferencial de la

    investigacin etnogrfica y la de la naturaleza ahistrica y

    apoltica de la

    escritura etnogrfica-

    fueron simples mani-

    fiestos

    y

    polmicas,

    parte

    de la

    atmsfera

    acadmica

    muy

    politizada de aquel perodo. Slo con el actual momento ex-

    perimental de la escritura etnogrfica, como versin, en la

    antropologa, de la difund ida crisis contempornea de la re-

    presentacin, esas crticas metodolgicas y polticas han

    confluido con el

    anterior

    cambio en el modo de escribi r acer-

    ca de la

    cultura.

    Esta tarea de integrar las tres crticas y ha

    cer que fructifiquen en una transformacin sin precedentes

    63

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    15/22

    del modelo

    dominante

    de la investigacin etnogrfica se re

    gistra sobre

    todo en

    la obra

    de quienes,

    habiendo

    sido

    estu

    diantes

    de posgrado en

    las

    dcadas de 1960 y 1970, se for

    maron en

    los

    nuevos desarrollos

    de

    la antropologa

    com

    prensiva,

    y

    que

    adems tienen en cuenta el valor de las

    otras crticas para

    la

    investigacin acadmica.

    La crti ca inicial del

    trabajo

    de campo se concret en

    una

    gran afluencia de memorias

    sobre

    la experiencia de campo y

    de guas para estudiantes, entre las cual es se destacan an

    como

    las

    mejores las de Bowen (1964),

    Casagrande

    (1960),

    Chagnon (1968), Golde (1970) y Maybury-Lewis (1965).

    Aunque en

    estas

    obras

    pueden

    percibirse los

    elementos

    de

    una crti ca metodolgica, no se las present de esa manera.

    Antes bien,

    el

    tono

    general era

    celebratorio, un

    gnero

    confesional

    acerca

    de

    la realizacin

    del

    trabajo

    de

    campo

    que, si bien

    expona

    las tribulaciones y fallas de esa activi

    dad,

    presentaba

    al antroplogo como hroe,

    segn

    la acer

    tada frase

    de

    Susan

    Sontag.

    De un orden algo

    distinto

    fueron la

    traduccin

    en ingls

    de Tristes tropiques (1974 [1955]), de Lvi-Strauss, y la pu

    blicacin, en 1967, de los diarios de campo de Malinowski,

    diary in the strict sense que suscit una discusin momen

    tnea pero inquietante. La

    primera

    de

    estas

    dos obras era

    filosfica,

    elegante, digna

    de

    ser

    objeto de reflexin y de nue

    vas lecturas, y destinada a ser enseada en las

    clases

    de

    literatura como modelo de belles lettres.

    La segunda

    era un

    texto

    personal,

    de

    auto-psicoanlisis,

    y

    result

    desmitifi

    cadora:

    un

    llamado al equilibrio para los antroplogos ins

    pirados en

    otras formulaciones entusiastas y

    precursoras

    (1922) del mismo

    autor acerca

    del

    trabajo

    de

    campo

    como

    mtodo de

    la

    disciplina.

    En la dcada de 1970 comenz a

    aparecer una nueva

    se

    rie de reflexiones acerca del

    trabajo

    de campo; ella s

    incluan

    una crtica ms franca e incisiva del proceso de investiga

    cin etnogrfica. Obras notables, como Reflections on field-

    work in Morocco (1977) de Paul Rabinow y The

    headman

    and 1 (1978) de Jean-Paul Dumont mantuvieron el carcter

    personal y lleno de confesiones de los

    anteriores informes

    sobre el

    trabajo

    de campo, pero contribuyeron a

    promover

    un debate

    serio

    acerca

    de la epistemologa de

    ese trabajo

    y

    su

    jerarqua

    como mtodo.

    Sus

    informes

    giraban en torno

    de

    los dilogos

    significativos

    iniciados entre antroplogos y

    miembros

    de

    otras culturas

    durante el

    trabajo

    de campo, lo

    que marcaba

    el paso,

    dentro

    de la antropologa comprensi

    va,

    hacia

    un

    centramiento

    terico

    en la

    comunicacin

    en las

    culturas

    y

    entre

    las

    culturas.

    Ambos

    autores pusieron

    de

    manifiesto,

    adems, una aguda

    sensibilidad y

    refinamiento

    en relac in con los contextos histricos y polticos del

    traba

    jo de campo, con lo

    que

    reflejaban

    la

    inquietud

    de

    la

    tercera

    crtica de la antropologa.

    Esa

    tercera

    crtica, cuyo blanco era la insensibilidad o in

    competencia de

    la

    antropologa para

    ocuparse

    de cuestiones

    relacionadas

    con el contexto histrico y la economa poltica,

    relevantes

    no slo para sus

    sujetos

    sino

    tambin

    para su

    propio proceso de investigacin, se desarrol l durante la d

    cada de 1960, especfi camente como

    un cuestionamiento

    de

    la

    relacin de

    la

    disciplina con el colonialismo y,

    ms

    recien

    temente,

    con el neocolonialismo. La exposicin

    ms desta

    cada

    de

    esa

    crtica en la antropologa

    britnica

    se

    encuentra

    en la coleccin de artculos incluidos en Anthropology

    and

    the colonial encounter (compilado por Talal Asad, 1973).

    En

    los

    Estados

    Unidos

    haba

    aparecido

    anteriormente

    un volu

    men

    de

    crtica, einuenting

    anthropology (compilado

    por

    Dell

    Hymes,

    1969). Visto

    retrospectivamente,

    este volumen

    es

    en gran medida

    un documento de poca,

    cuando

    un

    gran

    sector

    del mbito acadmico se radicaliz

    temporariamente

    y se

    entreg

    a

    una

    retrica de cambio revolucionario en res

    puesta

    a la

    Guerra

    de

    Vietnam

    y las agitaciones

    internas.

    Aunque el propsito crtico de

    este

    volumen fue a menudo

    certero,

    el

    esfuerzo

    general

    resultaba excesivamente

    in

    moderado y falto de fundamentos en la prctica

    para

    que

    tuviese muchos efectos." El Proyecto Camelot

    (un intento

    frustrado

    de la dcada de 1960 por tentar a especialistas

    en

    ciencias sociales con subvenciones a cambio de investigacio

    nes tiles para

    la

    lucha contra

    la

    guerrilla

    en Amrica lati

    na)

    y el

    asunto

    tailands (acusaciones,

    hechas en las

    Reu

    niones de

    Estudios

    Asiticos de 1970, e investigadas des

    pus por una

    Comisin de

    Etica

    apresuradamente

    creada

    en

    la Asociacin

    Estadounidense

    de Antropologa, de

    que

    en

    7

    La

    tesis

    doctoral de

    Arthur J.

    Vdich,

    The political

    impact

    of colonial

    administration (Universidad de Harvard, 1952), es,

    aunque

    pococonocida,

    un informe aun ms

    penetrante

    del papel de la antropologa estadouni

    dense en la administracin

    militar

    de Micronesia despus de la Segunda

    Guerra

    Mundial.

    65

    4

  • 5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2

    16/22

    Tailandia septentrional

    se

    utilizaba

    la investigacin etno-

    grfica en la lucha

    antisubversiva

    que

    se

    libraba contra

    grupos asociados con

    las

    fuerzas comunistas de Indochina)

    se

    destacan

    entre los casos que

    despertaron

    la conciencia

    poltica de los antroplogos estadounidenses .

    En

    trminos

    de la investigacin antropolgica desarro-

    llada

    en la

    dcada

    de 1960,

    un

    marcado inters por

    la histo-

    ria

    y la economa poltica caracteriz la

    obra

    de los

    autotitu

    lados materialistas su base

    era

    sobre todo la Universidad

    de Columbia), cuyo enfoque combinaba la ecologa

    cultural

    con un marxismo atemperado. Hubo

    tambin

    un redescu-

    brimiento generalizado

    de

    las crticas

    de

    la Escuela

    de

    Francfort

    a

    las

    sociedades liberales de

    masas,

    crticas

    que

    pasaron

    a

    integrar

    los repertorios conceptuales de los espe-

    cialistas estadounidenses en

    ciencias sociales,

    entre

    otros,

    los antroplogos.

    En

    el

    terreno

    de la antropologa, la investi-

    gacin

    sobre

    la economa poltica

    ha tenido una marcada

    continuidad desde

    la dcada de 1960, cuando la revitaliza-

    ron

    especialistas como Eric Wolf,

    Sidney

    Mintz y June

    Nash.

    No obstante, como veremos en un captulo ulterior,

    en

    esta

    rama

    vigorosamente desarrollada

    de la investiga-

    cin sobre la economa poltica en el terreno de la antropolo-

    ga, la condicin de la

    cultura

    y del

    anlisis cultural ha

    sido

    problemtica, y recin

    ahora

    estn apareciendo obras expe-

    rimentales

    que

    plantean,

    en

    su

    construccin

    misma,

    el pro-

    blema

    de reconciliar

    las

    dos variedades, la

    interesada en

    la

    economa poltica y la comprensiva, de la investigacin an-

    tropolgica contempornea.

    Para tener una percepcin

    ms

    viva de la modificacin

    que

    las

    crticas

    mencionadas han

    producido en la conciencia

    de los antroplogos, es preciso

    entender su

    influencia pro-

    blemtica

    en el proceso de investigacin etnogrfica, espe-

    cialmente

    en

    relacin con

    sus

    dos

    etapas

    principales:

    trasla

    darse

    al campo, esto es, hallar un sitio donde el antroplogo

    pueda sumergirse en otra cultura,

    y,a

    su

    debido tiempo, vol-

    ver

    a

    casa

    y escribir

    para

    los especial istas , y a veces

    para

    un

    pblico

    ms

    amplio, sobre el conocimiento adquirido en el

    trabajo de campo.

    Desde los comienzos del

    trabajo

    de campo moderno, los

    antroplogos

    han

    recorrido

    Estados

    y sociedades coloniales

    y poscoloniales en busca de campos que se acerquen a la cul-

    tura

    prstina,

    con

    sus

    prcticas

    inveteradas,

    a

    pesar

    de que

    66

    hace

    ya

    siglos

    que

    el

    Tercer Mundo

    se

    ha integrado

    a la

    economa global. Adems, en

    esa bsqueda

    los antroplogos

    por lo comn han requerido la colaboracin y el apoyo de

    esos

    Estados