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TALLERES DE APOYO PSICOEDUCATIVO PARA PADRES Y MADRES

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  • TALLERES DE APOYO PSICOEDUCATIVO PARA PADRES Y MADRES

  • Apoyo a padres y madres

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    Corporacin BUSCANDO NIMO, 2013 [email protected]

    Talleres de apoyo psicoeducativo para padres y madres Todos los derechos reservados, 2013 Bogot D.C. Colombia Leonardo Aja Eslava - autora Lilia Eslava Espinel - revisin de textos Ren Galvis - diagramacin Corporacin Buscando nimo - fotografa Vistagraf - impresin

    Deposito Legal. 1ra edicin, Mayo 2013

    Prohibida su reproduccin total o parcial, as como su traduccin a cualquier idioma

    sin autorizacin escrita de su titular

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    GUSTAVO PETRO URREGO ALCALDE MAYOR DE BOGOTA DC

    SCAR SANCHEZ JARAMILLO

    SECRETARIO DE EDUCACION DEL DISTRITO

    JOS ALFREDO SOTO TORRES SUB-SECRETARIO DE EDUCACIN DEL DISTRITO

    ANDREA VER TORRES

    DIRECTORA DE BIENESTAR ESTUDIANTIL

    CLAUDIA VICTORIA TLLEZ HERNNDEZ LIDER DEL EJE TEMTICO DE CUIDADO Y AUTOCUIDADO

    MARIA FERNANDA SERRANO RODRGUEZ

    PROFESIONAL DE CUIDADO Y AUTOCUIDADO

  • Apoyo a padres y madres

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    RUTA DE EXPLORACION

    1. Fundamentos conceptuales ........................................................................................................ 8

    1.1. El papel de la familia ........................................................................................................... 81.2. Los patrones de crianza .................................................................................................... 91.3. El concepto de codependencia ......................................................................................... 121.4. La estructuracin de las normas y los lmites .................................................................... 15

    1.4.1 La claridad normativa .................................................................................................... 151.4.2 La firmeza en los mandatos ........................................................................................... 161.4.3 El sentido de justicia ..................................................................................................... 17

    1.5. La importancia de la comunicacin asertiva ...................................................................... 201.6. El proceso de cambio ....................................................................................................... 22

    2. Los talleres para padres y madres ............................................................................................ 252.1. Metodologa de trabajo de los talleres ............................................................................... 252.2. Pasos a seguir en el desarrollo de los talleres ................................................................... 262.3. Primer taller: La codependencia como relacin ................................................................. 282.4. Segundo taller: Comunicacin efectiva y afectiva .............................................................. 292.5. Tercer taller: las normas y los lmites ................................................................................ 312.6. Cuarto y quinto taller: ideas que corroen la crianza ............................................................ 342.7. Sexto taller: El proceso de cambio .................................................................................... 36

    Bibliografa ..................................................................................................................................... 39

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  • Apoyo a padres y madres

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    Introduccin

    El objetivo de esta gua es ofrecer los elementos tericos y prcticos para poder

    desarrollar grupos de apoyo psicoeducativo a padres, a madres y/o a cuidadores de

    menores de edad que tienen algn grado de involucramiento con el consumo de SPA.

    Normalmente, cuando se piensa en las personas con dificultades asociadas al

    consumo de SPA, se tiende a polarizar la mirada entre la posicin del enfermo o el otro

    extremo, la postura del delincuente. No resolveremos dicha discusin tan aguda, sobre

    todo, porque cada vez se aleja ms del terreno de la salud para penetrar peligrosamente

    en el campo del discurso poltico. Y all, la lgica es de otro orden.

    Sin embargo, debemos recordar que estaremos hablando del consumo de SPA en

    menores de edad y la ley es absolutamente clara en ese sentido: bajo ninguna

    circunstancia se podr vender, ofrecer, regalar, promover, incentivar, inducir o cualquier

    otra accin dirigida hacia el consumo de SPA a los menores de edad (Ley 1098 de

    2006). Significa entonces, que todos los adultos tenemos algn grado de

    responsabilidad en la proteccin que debemos ofrecer a los menores de edad en este

    sentido.

    Por lo mismo, se asumir explcitamente que los padres, las madres y/o los

    cuidadores de los nios, de las nias y de los adolescentes, tienen un papel

    fundamental y preponderante en proporcionar las guas y directrices orientadas a

    generar condiciones favorecedoras de salud y de bienestar. La escuela, tampoco est

    excluida de esta responsabilidad.

    Ms all de la existencia de fuentes externas de influencia, que son reales y tienen un

    efecto sobre la conducta de los menores, es indiscutible que la primera lnea de

    fortalecimiento emocional y cognitivo proviene de aquello que se viva y se experimente

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    en el seno del hogar materno. Es decir, no somos tan impotentes como en ocasiones

    aparentamos serlo. Al menos, las evidencias as lo muestran.

  • Apoyo a padres y madres

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    1. Fundamentos conceptuales Primero es necesario entender cules son los conceptos que presentan los diversos talleres que se

    trabajarn con los padres y las madres. Se partir de los conceptos ms generales para ir

    profundizando en los ms especficos.

    1.1. El papel de la familia

    La familia es considerada como el escenario socializador primario de formacin de los individuos.

    Es aqu en donde se empiezan a dar los primeros pasos en ese complejo y delicado aprendizaje de las

    competencias sociales. Posteriormente, los nuevos descendientes parten para constituir nuevos

    ncleos y llevan consigo, tradiciones, valores, pautas y patrones de comportamiento.

    Pero as como se supone que es la familia el nicho primario que ofrece fortaleza, seguridad y

    proteccin, tambin puede ser el foco de origen de malestares posteriores, y esto ltimo es quizs,

    algo que algunos expertos han llamado como la crisis familiar: En la actualidad es muy frecuente

    escuchar que la familia est en crisis. El incremento de los ndices de divorcio, de maternidad

    temprana y soltera, de hogares uniparentales, de uniones consensuales, hacen pensar en la

    desintegracin de esta institucin (lvarez, 1997).

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    La estructura de la familia ha sufrido una fuerte transformacin, motivada en parte por los cambios

    en los mecanismos y en los modelos productivos de la sociedad. Se pasa de una familia numerosa y

    extensa, que se desarrollaba principalmente en los entornos rurales, a una familia nuclear y ms

    reducida, que surge en los contextos urbanos. Ms aun, cada vez se reconoce una nueva forma de

    estructura familiar: la monoparental o de un solo progenitor, la mayora de las veces, la madre; y la

    familia recompuesta, en donde cada uno de los adultos aporta parentela y genera otra nueva: los

    tuyos, los mos y los nuestros.

    Pero no es solamente la estructura de la familia lo que cambia, tambin cambia el rol social tanto

    del hombre como de la mujer. Lo mismo sucede con la forma como se empiezan a entender los

    diferentes momentos del ciclo vital y la duracin de cada uno de ellos, lo cual est ntimamente

    emparentado con el rol social de los individuos. Si en el ao 1900 un hombre de 18 aos ya era

    reconocido como un adulto, en la actualidad dicha percepcin difcilmente se da antes de los 25 aos

    y con reservas. Puede apreciarse que la discusin llega a ser inagotable y que difcilmente se

    abarcarn todos los puntos trascendentes. Mas no por esto, dejaremos de discutir sobre algunos de

    ellos.

    1.2. Los patrones de crianza

    En general, los patrones de crianza se entienden como el modelo o el paradigma de formacin que

    el padre y la madre emplean en el proceso de educacin de los hijos. Ello implica la transmisin de

    valores, el establecimiento de prioridades y la definicin de expectativas sobre el comportamiento que

    se espera por parte de los hijos. Uno de los puntos ms estudiados dentro de los patrones de crianza,

    es la forma como se maneja y se administra la autoridad y el poder, lo cual se traduce en una forma

    particular de generar y administrar reglas, normas y lmites, as como la gestin de premios, estmulos,

    castigos o sanciones.

    Se ha hablado tradicionalmente de cuatro grandes estilos de crianza: el autoritario, el permisivo, el

    negligente1 y el autoritativo. Calle, Iborra y Corrales los describen de la siguiente forma:

    Estilo Autoritativo (alta coercin/imposicin y alta aceptacin/implicacin): Lo constituyen

    aquellos padres que se esfuerzan en dirigir las actividades del hijo pero de una manera racional y

    1 Muchos autores tambin lo llaman estilo indiferente.

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    orientada al proceso. Estimulan el dilogo verbal y comparten con el hijo el razonamiento que subyace

    a su poltica. Valoran tanto los atributos expresivos como los instrumentales, las decisiones

    autnomas y la conformidad disciplinada. Ejercen el control firme en puntos de divergencia, pero

    utilizando el dilogo. Reconocen sus propios derechos especiales como adultos, pero tambin los

    intereses y modos del hijo. Afirman las cualidades presentes del hijo, pero tambin establecen lneas

    para la conducta futura, recurriendo tanto a la razn como al poder para lograr sus objetivos (Calle,

    Iborra y Corrales, 2008).

    Estilo Indulgente (baja coercin/imposicin y alta aceptacin/implicacin): Lo constituye

    aquellos padres que intentan comportarse de una manera afectiva, aceptando los impulsos, deseos y

    acciones del hijo. Consultan con ellos las decisiones internas del hogar y les proporcionan

    explicaciones de las reglas familiares. Permiten a sus hijos regular sus propias actividades tanto

    como sea posible, ayudndoles con las explicaciones y razonamientos, pero evitan el ejercicio del

    control impositivo y coercitivo, y no les obligan a obedecer ciegamente a pautas impuestas por las

    figuras de autoridad, a no ser que stas sean razonadas (Calle, Iborra y Corrales, 2008).

    Estilo Autoritario (alta coercin/imposicin y baja aceptacin/implicacin): Lo constituye

    aquellos padres que intentan modelar, controlar y evaluar la conducta y actitudes del hijo de acuerdo

    con un conjunto de normas de conducta, normalmente de forma absoluta. Valoran la obediencia

    como una virtud y favorecen medidas punitivas y de fuerza para doblegar la voluntad cuando las

    acciones del hijo o las creencias personales de ste entran en conflicto con lo que piensan que es

    una conducta correcta. Confan en la inculcacin de valores instrumentales como el respeto a la

    autoridad, respeto por el trabajo y respeto por la perseveracin del orden y de la estructura

    tradicional. No potencian el dilogo verbal, y creen que el hijo debera aceptar solamente su palabra,

    ya que es la correcta (Calle, Iborra y Corrales, 2008).

    Estilo Negligente (baja coercin/imposicin y baja aceptacin/implicacin): Lo constituye

    aquellos padres que tienen serias dificultades para relacionarse o interactuar con sus hijos, al igual

    que para definir los lmites en sus relaciones con ellos, permitiendo con indefensin que sean los

    propios hijos quienes las definan. Aceptan con dificultades los cambios evolutivos de sus hijos y

    tienen pocas expresiones de afecto. No se implican en las interacciones con ellos y no supervisan

    constante y consistentemente las actividades de los hijos (Calle, Iborra y Corrales, 2008).

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    Uno de los grandes cambios sociales ha sido precisamente el movimiento pendular que se ha

    dado del modelo autoritario, que era el imperante hasta no hace ms de 60 aos, hacia el modelo

    permisivo. En este sentido, Mardomingo (2002) dice lucidamente lo siguiente: El modelo autoritario y

    el modelo permisivo han demostrado en la prctica que son inadecuados para el desarrollo emocional

    y social de los nios, y para que adquieran el sentido tico ante la vida. El modelo autoritario no

    respeta los derechos del nio y el modelo permisivo no les ensea a respetar los derechos de los

    dems. Si el primero es un horror, el segundo es un desastre.

    Las investigaciones alrededor de los factores de riesgo y de proteccin frente al consumo de SPA,

    referente al nivel familiar, muestran una poderosa asociacin entre la ausencia de normas frente al

    consumo de SPA, a los conflictos entre el padre y el adolescente, y al consumo de alcohol por parte

    del padre (Muoz y Graa, 2001). La escasa disciplina y supervisin junto con el poco apego familiar

    tambin son reconocidos como factores de riesgo a nivel familiar (Lpez y Rodrguez, 2010). Medina y

    Ferriani (2010) mencionan que la falta de normatividad familiar es una condicin que favorece el riesgo

    de consumo de SPA. Becoa seala que La situacin idnea es aquella en la que los padres no

    eluden ejercer el control de sus hijos, pero renuncian a ejercer un control estricto de ellos; que no

    permite a sus hijos una permisividad completa pero que tambin evitan ejercer el control de una

    forma autoritaria (Becoa, 2002). Si bien no lo dice explcitamente, la descripcin que ofrece

    corresponde al estilo de crianza autoritativo. Becoa va ms all al sealar los hijos de los padres

    con autoridad son los mejor adaptados, dado que tienen confianza en s mismos, tienen mayor

    control personal y son socialmente ms competentes, (Becoa, 2007) claro est, si se considera

    tambin el factor de calidez paterna. Villa, Rodrguez y Ovejero insisten por lo tanto, en la importancia

    de considerar dentro de los planes de prevencin, la promocin en la modificacin de estilos

    parentales que refuercen la importancia de la norma como factor protector del consumo de SPA (Villa,

    Rodrguez y Ovejero, 2010).

    Tanto la permisividad como la negligencia, muestran ser dos condiciones particularmente

    problemticas. En la permisividad se omite el establecimiento de lmites en un mal entendido sentido

    de libertad, de comprensin y de desarrollo de la autonoma. En la negligencia, tambin se omite la

    definicin de lmites, pero por una razn muy diferente: pareciera que los hijos no importaran y que las

    prioridades fueran otras. El estilo de crianza contempla el manejo de normas y de lmites como una de

    sus dimensiones. Si bien es cierto que las investigaciones muestra la importancia de una disciplina

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    clara, firme y justa, que est ms asociada con el estilo autoritativo, esto no ser suficiente. Tambin

    se menciona la importancia de la calidez o la cercana afectiva que pueda existir entre padres e hijos.

    Como se vio previamente en la definicin de los estilos de crianza, la forma como se combinan

    disciplina y afectividad difiere en cada uno de ellos.

    El afecto o la calidez se refiere al grado en que los padres aceptan y son sensibles a las

    conductas de sus nios como opuesto al rechazo parental e insensibilidad (Daz Morales, 2011). En

    cada estilo de crianza, la forma como se modula la afectividad, varia de uno a otro. El cuadro 01

    muestra cmo interacta el manejo de la normatividad con la manifestacin de la afectividad. Es muy

    importante tener siempre presente que la afectividad o el manejo de la normatividad por si solos, no

    son suficientes en la definicin del tipo de relacin con los hijos. La interaccin de estas dos

    dimensiones es lo que genera la condicin protectora o de riesgo frente al consumo de sustancias:

    Mantener un equilibrio entre autoridad y afecto, es decir, utilizar la firmeza cercana como estrategia

    educativa, dar como resultado aparecer ante los hijos como ese adulto de confianza que tanto

    necesitan (Tern et al, 2004).

    Cuadro 01

    Interaccin entre afectividad y normatividad en la definicin de los estilos de crianza

    Afectividad Alta Baja

    Norm

    ativ

    idad

    Alta Autoritativo Autoritario

    Baja Permisivo Negligente

    1.3. El concepto de codependencia

    El concepto de codependencia ha sido sujeto de mltiples anlisis, crticas y defensas. Hay

    quienes afirman que ste carece de fundamentos empricos slidos. Otros en cambio, aseguran que su

    existencia no debe estar sujeta a la verificacin tradicional de otros conceptos asociados a la salud

    mental.

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    El concepto de codependencia se origina en el escenario de los Alcohlicos Annimos y de la

    necesidad de considerar a las esposas de los bebedores como personas que se encontraban

    igualmente enfermas al mantener una relacin en trminos insanos y patolgicos con el bebedor. Se

    deca que, as como el alcohlico dependa de la bebida, la esposa dependa del alcohlico. Dicho en

    trminos ms elegantes, afirmaramos algo as como: La codependencia se ha definido como un

    patrn de comportamiento que se caracteriza esencialmente por el mantenimiento de una relacin de

    dependencia afectiva con una persona que, a su vez, es controlada por un objeto de dependencia,

    que puede o no ser de tipo afectivo (Prez y Delgado, 2003).

    La codependencia ms que una entidad clnica, sera un tipo particular de vinculacin, cuyo

    principal rasgo sera la dependencia afectiva. Tradicionalmente, se le haba asociado particularmente

    con las mujeres, sin embargo, los hallazgos de los investigadores no corroboraron tal afirmacin

    (Delgado y Prez, 2004; Prez y Delgado, 2004). A continuacin, se muestran algunos de las

    caractersticas que ms frecuentemente se han asociado con el trmino codependencia:

    1. Manejo Inadecuado de Sentimientos: la persona codependiente siente que es merecedora del

    sufrimiento, dado que se atribuye la culpabilidad por la situacin del consumidor. Igualmente,

    considera que la agresin del adicto hacia ella, est plenamente justificada. Hace una ecuacin

    sentimental un tanto extraa: amar es equiparable a sufrir y a sacrificarse, al igual que excusa la

    conducta del adicto y lo protege. (Beattie, 1987, 1989; Carruth y Mendenhall, 1989; Prez y

    Goldstein, 1992; Margolis y Zweben, 1998; Hughes-Hammer, Martsolf y Zeller, 1998; Edmundson,

    Bryne y Rankin, 2000).

    2. Locus de control externo: en su creencia, el comportamiento de la persona codependiente est

    determinado por fuerzas ajenas a su voluntad y a su deseo. La conexin entre decisiones

    auatodefinidas, su correspondiente consecuencia y por lo tanto, la responsabilidad que ello

    conlleva, no es algo claro ni evidente para este tipo de personas. (Beattie, 1987, 1989; Abbott,

    1985; Becnell, 1991; Whitfield, 1991).

    3. Autoestima Baja: la persona codependiente experimenta un fuerte temor al rechazo, no tolera el

    abandono y el concepto sobre s mismo, est altamente condicionado a la opinin de la persona

    con problemas de consumo. Si aceptamos la idea de que complacer a todas las personas a

    nuestro alrededor es algo virtualmente imposible, establecer esta complacencia como meta y

    fracasar en ello, es lo ms predecible. La persona codependiente considera que es una falla

  • Apoyo a padres y madres

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    personal muy grave no poder complacer a todas las personas. (Beattie, 1987, 1989; Carruth y

    Mendenhall, 1989; Becnell, 1991; Prez y Goldstein, 1992; Margolis y Zweben, 1998; Hughes-

    Hammer, Martsolf y Zeller, 1998).

    4. Comportamientos compulsivos: la persona codependiente experimenta una imperiosa necesidad

    de tener bajo su control a las otras personas y a las circunstancias que la rodean. Considera el

    control como un deber, obviamente muy bien intencionado para con los dems. Tcitamente, est

    la idea de que los otros no se desempearn tan bien como se espera de ellos, lo cual,

    indirectamente, conllev una sub-valoracin del otro. No sobra decir, como en el caso anterior, que

    crear esta expectativa de vida conducir a un fracaso previsible. La percepcin de dicho fracaso

    slo alimentar la idea de que debe mejorar en su esfuerzo de controlar (Becnell, 1991; Margolis y

    Zweben, 1998; Hughes-Hammer, Martsolf y Zeller, 1998).

    5. Dificultad de fijar lmites: la persona codependiente tiene cierta dificultad para establecer los

    lmites en sus relaciones con personas importantes en su vida. La consecuencia es una fuerte

    tendencia a generar problemas de relaciones interpersonales. Nuevamente, la culpa opera como

    mecanismo regulador: la experimenta al percibir los defectos de los dems, pero considera un acto

    de traicin poner los lmites a las acciones de los otros (Lerner, 1988; Beattie, 1987, 1989; Prez y

    Goldstein, 1992; Thombs, 1994; Steinglass, 1994; Steinglass et al., 1987; Brown y Lewis, 1995;

    Margolis y Zweben, 1998; Hughes- Hammer, Martsolf y Zeller, 1998).

    6. El estrs, las enfermedades psicosomticas y la depresin: podra esperarse que tras la

    configuracin previamente presentada , la persona codependiente experimentar serios quebrantos

    en su salud emocional, expresados en sntomas fsicos, tales como agotamiento, ansiedad,

    sntomas depresivos y alteraciones fsicas producidas por el estrs (Hughes-Hammer, Martsolf y

    Zeller, 1998).

    Como se aprecia, la dinmica relacional entre la persona codependiente y el adicto, genera

    patrones autoreplicables, es decir, se cae en aquello de lo cual tanto se huye o se quiere evitar. La

    persona codependiente, al ejercer el control absoluto sobre la conducta del consumidor, le resta

    posibilidades de cambio. Al mismo tiempo, desde la perspectiva del adicto, sentir que hay alguien que

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    se encarga de su cuidado y de asumir sus propias responsabilidades, hace que los motivos para el

    cambio disminuyan (Prez y Delgado, 2003).

    Han surgido iniciativas de investigacin muy sugestivas sobre el tema, que ponen de relieve que lo

    que llamamos codependencia resulta ser un poco ms complejo de lo que aparece en la primera

    impresin. Diana Delgado y Augusto Prez, dos importantes investigadores colombianos,

    manifiestaron sus hallazgos tras un interesante trabajo que realizaron para construir un instrumento

    que pudiera medir o evaluar la codependencia. Encontraron que efectivamente se evidencia algo que

    podemos llamar un patrn de comportamiento y un patrn relacional, en donde se destacan tres

    dimensiones: La focalizacin en el otro (FO), el no afrontamiento (NA) y la necesidad autonegligente de

    ayudar (NAA) (Delgado y Prez, 2004; Prez y Delgado, 2004). Lo interesante de este trabajo, es que

    muestra como el consumo de SPA dentro de la relacin codependiente, es ms una condicin

    accidental que necesaria, es decir, puede haber codependencia sin que est presente el consumo.

    Significara que lo preponderante es la malsana relacin de dependencia.

    Si establecemos vinculaciones conceptuales, vemos que el tipo de relacin codependiente puede

    surgir en determinados hogares acorde con el manejo de las pautas de crianza, que a su vez, definen

    la forma como se establecen los lmites dentro de las relaciones. Y precisamente uno de los puntos

    que ms se seala como problemtico en el manejo de las personas con dificultades de consumo, es

    la falta de claridad normativa desde el hogar.

    1.4. La estructuracin de las normas y los lmites

    Al hacer la descripcin de los estilos parentales, se manifiesta que el manejo de la autoridad y de

    la expresin de afectividad, ayudan a definir los diversos estilos o patrones de crianza. Se nota que el

    llamado estilo autoritativo o de padres-gua, es el que ms favorece el desarrollo ptimo de la vida

    psicoafectiva de los hijos. Por lo mismo, es necesario hacer mayor claridad sobre cules son los

    elementos que caracterizan dicho estilo. Existen tres elementos fundamentales en el correcto ejercicio

    de la sana autoridad: la claridad, la firmeza y la justicia.

    1.4.1 La claridad normativa Este tpico hace referencia a que las normas, las reglas, los lmites, los premios, los castigos, los

    permisos, los privilegios y las restricciones, deben estar establecidos con detalle, con exactitud y con

    precisin, es decir, deben ser claros. Para algunos, esto puede ser algo tonto y hasta ridculo.

  • Apoyo a padres y madres

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    Respetable la opinin, pero carente de fundamento. En la vida real, cualquier cosa que ello signifique,

    estas normas estn a la orden del da por ejemplo en los contratos laborales, en los acuerdos

    judiciales, en el manual de convivencia del colegio, en los contratos por la prestacin de servicios

    como la telefona celular, etc. Es ms, dentro de las llamadas tribus urbanas, existen cdigos muy

    claros y estn explcitamente mencionados con relacin a la forma de vestir, de hablar, la posicin

    poltica, los sitios permitidos o prohibidos para sus miembros. Si en cualquier organizacin social hay

    dichas claridades, por qu el escenario familiar tendra que ser la excepcin?

    Es supremamente peligroso dar las normas de hecho, es mejor ser explcitos en su presentacin.

    Para el desarrollo mismo de los nios y de los jvenes, esta claridad es importante pues les ayuda a

    predecir hechos y situaciones (Aja, 2010), a saber que s o que no se espera de ellos, es vital. En el

    colegio, en el trabajo, en el grupo coral, en el equipo de ftbol en todos estos escenarios son

    evidentes y explcitas las expectativas que se tienen de sus miembros o integrantes. Por qu tendra

    que ser diferente en el hogar? Desgraciadamente, cada vez va tomando ms curso en nuestra

    sociedad una fuerte tendencia a hacer del hogar un centro de formacin para unas condiciones

    totalmente irreales de vida. Cualquier forma de entrenamiento o de capacitacin, tiene como premisa,

    hacer simulaciones lo ms ajustadas al escenario real. Sin embargo, este principio pareciera no

    cumplirse, al menos, en muchos hogares. Por lo mismo, hay que ser absolutamente claros en las

    expectativas que se tienen sobre los hijos y sobre la delimitacin de normas, de reglas, de premios,

    etc. No hay que dejar nada sobreentendido o bajo suposiciones.

    1.4.2 La firmeza en los mandatos Este tpico se refiere a ser consistente en el mantenimiento de las reglas y evitar al mximo las

    llamadas excepciones, terceras o cuartas segundas oportunidades, o la prxima vez. En

    ocasiones la firmeza es confundida con la rudeza, con el maltrato, con la grosera o incluso, con la

    falta de respeto. Nada ms alejado de la realidad. Se puede ser muy firme sin perder la compostura o

    tener que recurrir a gritos; a acciones o cosas semejantes: la ira o el enfado como emociones en el

    momento de corregir a los hijos, no son las ms aconsejables: Los padres tienen que entender que la

    autoridad, la firmeza y la coherencia son actitudes educativas imprescindibles y que es

    desaconsejable abusar del castigo, formular juicios negativos sobre nio o caer en explosiones de

    violencia (Vicario, 2006).

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    La importancia de la firmeza radica en varios puntos. Primero, la firmeza protege la credibilidad de

    la figura de autoridad. Segundo, ayuda a darles elementos de prediccin a los nios y jvenes. Es por

    eso, que los padres y las madres SIEMPRE deben tener absoluta claridad cuando estn dispuestos a

    cumplir cierto tipo de sanciones o de premios, en especial, si stas son desproporcionados por

    exceso. El manejo de las reglas no es un juego de pker en donde se recurre a caar con el

    contrincante: en la firmeza de los mandatos no hay cartas ocultas, todas estn puestas sobre la mesa.

    Cuando se acta firmemente de manera sistemtica, se le evita a los adolescentes la terrible tentacin

    de estarnos probando: ellos son por excelencia calculadores de los lmites, dicho de manera coloquial,

    andan midiendo el aceite, todo el tiempo.

    1.4.3 El sentido de justicia Debemos tener la humildad de reconocer que con frecuencia los adultos fallamos en ejercer el

    sentido de justicia. Se es injusto cuando se premia o se castiga en exceso o cuando se deja de

    hacerlo. Se es justo, cuando hay un adecuado sentido de las proporciones entre aquello que se hace y

    lo que se obtiene a cambio (Aja, 2006). Tambin se es justo, cuando la norma es aplicativa para todos

    los miembros del grupo, no solo para algunos. En ocasiones se le escucha decir a algn padre de

    familia, que si su hijo hace determinada accin, lo expulsar de la casa. Es supremamente peligroso

    jugar con tales extremos. Se mira con detenimiento, la supuesta accin que va a ser castigada, no da

    para semejante medida tan drstica. Es decir, se est procediendo de manera injusta. Lo anterior

    tampoco es la justificacin del otro punto cuando no importa que haga o deje de hacer el joven, nunca

    habr hay consecuencias que lamentar. En este caso tambin se est actuando injustamente.

    Sea esta la oportunidad de clarificar un punto que en ocasiones se debate mucho en los entornos

    de padres, de madres y de cuidadores: los premios para los hijos. Algunas posiciones afirman que los

    nios y los jvenes deben hacer lo que deben hacer, porque esa es precisamente su obligacin o su

    deber. Nadie discute que las obligaciones tienen como propsito su cumplimiento y pudiera parecer

    ilgico que haya que premiar su ejecucin: Si le andas premiando todo, lo acostumbras a que sea

    interesado y siempre har las cosas esperando algo a cambio. O al menos, ese es el rasero que les

    aplicamos a los nios y a los jvenes. Acaso somos los adultos congruentes con ello?

    Definitivamente no: Los altos directivos de las grandes corporaciones, al final del ao, estn esperando

    jugosos bonos por cumplimiento de metas, de la gestin y del crecimiento de las utilidades de la

    empresa. Acaso no era ese su deber? Y es interesante como jugamos con el lenguaje: en el caso de

  • Apoyo a padres y madres

    - 18 -

    los altos directivos, ya no hablamos de premios sino de incentivos. Y qu es acaso lo que se est

    incentivando?

    Debemos ser claros: los seres humanos siempre nos movemos por algo, nunca lo hacemos

    gratis. Y el algo puede ser dinero, reconocimiento, prestigio, posicin, agradecimiento o deuda.

    Aclaramos que la satisfaccin personal, tambin est incluida como motivador, pero definitivamente

    no es la nica. Este inters se extiende incluso a las llamadas relaciones de ayuda: como se ha

    denominado la conducta altruista y que solo existe como concepto. Nunca se ha logrado tener

    evidencias completas de que alguien ayude a otra persona de una forma total y absolutamente

    desinteresada.

    El ltimo punto que hay que mencionar con respecto al sentido de la justicia, es que la semilla de

    la rebelda es precisamente la injusticia. Si asumimos como cierto que los adolescentes tienen una

    natural y espontnea tendencia al cuestionamiento e inherentemente a la rebelda, entonces si

    actuamos con injusticia, solamente le estaremos echando gasolina al fuego.

    Vale recordar que el objetivo del ejercicio firme, claro y justo de la autoridad, no se debe traducir

    en la creacin de sujetos sumisos, temerosos y heternomos. Todo lo contrario: para saber mandar,

    primero hay que saber obedecer y la obediencia es el primer escaln en el camino de la autonoma:

    La forma ptima de desarrollo se encontrara en un ejercicio del autocontrol asociado a normas y

    reglas claras dentro del contexto social en el que se ejercita la conducta (Fernndez y Secades,

    2010); Establecer normas es una base necesaria para dar al nio mayor autonoma y libertad. En el

    momento en que los hijos son conscientes de que ante una norma tienen suficiente libertad para

    ajustarse a ella o incumplirla, van introduciendo la capacidad de TOMAR DECISIONES que les afectan,

    lo cual lleva consigo, una eleccin de las consecuencias prefijadas (Gutirrez, Casillas, Daz y Lpez,

    2004).

    Dentro de los factores de riesgo para el consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA), est el

    ambiente ofrecido por los hogares que presentan inconsistencias e incoherencias en el manejo de las

    normas (Vicario, 2006), como tambin la desautorizacin entre las figuras de autoridad y la

    desintegracin familiar; estos son escenarios propicios para que el consumo abusivo de SPA se haga

    por parte de los menores (Becoa, 1999; 2002). Igualmente, se ha identificado que la consistencia

    normativa tiende a estar ms asociada con grupos de adolescentes que se mantienen abstinentes

  • - 19 -

    frente al consumo de SPA (Kuri, Islas, Crdova, 2007), y tambin se asocia con la reduccin en el

    consumo cuando este comienza a implementar (Errasti, Al-Halab, Secades, 2009). De otra parte, se ha sealado que: En las fases de recuperacin de personas con dificultades de

    consumo, uno de los objetivos teraputicos ms importantes es que en el hogar se regularice el

    manejo de las normas y los lmites por parte de los padres (Aja Eslava, 2006). Qu sentido tiene

    que una persona est interna un tiempo en un programa de rehabilitacin, si al regreso a su entorno

    familiar la situacin no ha cambiado en lo ms mnimo? Lo ms probable es que la recada est a la

    vuelta de la esquina. En otros escenarios, se ha encontrado que la inconsistencia en los mensajes, la

    falta de claridad o la contradiccin entre ellos, son algunos de los patrones identificados en familias en

    donde existe un individuo esquizofrnico. Una orden implica una figura de autoridad y el acatar un

    mandato: Qu hacer cuando no importa lo que haga, porque igual ser sancionado? La psicosis es

    una buena salida (Aja Eslava, 2006).

    Finalizando, la Tabla 01 muestra las respuestas a una de las preguntas de una escala que mide el

    riesgo o la proteccin, asociados a la relacin parental. La pregunta indaga respecto a la percepcin

    que tienen los estudiantes sobre qu tan justo percibe tanto a su padre como a su madre.

    Tabla 01 Percepcin del sentido de justicia de parte del padre y la madre

    TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Vida)

    TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Ao)

    Abstinentes SPA Legales

    (A/T) SPA ilegales Abstinentes SPA Legales

    (A/T) SPA ilegales Es justA contigo

    n 1052 3059 946 2433 2123 501 X 4,35 3,90 3,60 4,14 3,78 3,59 s ,92 1,15 1,25 1,07 1,17 1,23

    Es justO contigo

    n 954 2782 844 2228 1910 442 X 4,11 3,60 3,28 3,88 3,46 3,27 s 1,18 1,34 1,42 1,29 1,34 1,44

    Los grupos se diferencian segn la prevalencia de consumo en la vida y la prevalencia de

    consumo en el ltimo ao. La poblacin abordada estuvo conformada por el 100% de los estudiantes

    de bachillerato, de cuatro I.E.D de ambas jornadas. El estudio se llev a cabo en el ao 2011.

  • Apoyo a padres y madres

    - 20 -

    Se observa que los grupos que perciben un mayor sentido de justicia por parte de sus progenitores

    son los denominados como abstinentes en ambos tipos de prevalencia y quienes arrojaron los

    menores promedios, fueron quienes reconocieron consumo de algn tipo de SPA ilegal. Al hacer la

    diferenciacin entre el padre y la madre, sistemticamente se encontr que la madre es percibida

    como ms justa en comparacin con el padre. En todos los casos, se identificaron diferencias

    estadsticamente significativas. Aclaramos, aqu se est mostrando solamente las respuestas en un

    reactivo especfico. Cuando se tom en conjunto la puntuacin total con todos los reactivos, los

    resultados fueron idnticos.

    La evidencia anterior pone de manifiesto cul es la importancia de darle un manejo claro, justo y

    firme a las pautas normativas en el hogar. Dependiendo de cmo se haga, se generan condiciones de

    riesgo o de proteccin no slo frente al consumo de SPA sino frente a otros problemas socialmente

    relevantes.

    1.5. La importancia de la comunicacin asertiva

    La investigacin alrededor del consumo de SPA tambin hace amplias menciones a la importancia

    de la comunicacin como mecanismo de vinculacin dentro de la familia. Tanto es as, que se

    menciona explcitamente como algunos programas de prevencin actan sobre variables mediadoras

    del consumo, una de ellas es el incremento de la comunicacin entre padres e hijos (Cid-Monckton y

    Pedro, 2011; Gzquez, Garca y Espada, 2009; Carceln, Senabre, Morales y Romero, 2010). La

    correcta comunicacin al igual que la expresin de afecto se mencionan como factores protectores

    frente al consumo de SPA: Se encontraron factores protectores como demostraciones de afecto con

    los hijos, jugar y hablar con ellos sobre lo que les gusta, comunicacin fcil, toma de decisiones en

    pareja, adecuada flexibilidad durante la educacin familiar, y existencia de normas (Arias y

    Ferriani, 2010).

    Al-Halabi et al (2009) mencionan como existe un cierto grado de consenso dentro de los

    investigadores del tema del consumo de SPA, al considerar cinco grandes factores de riesgo a nivel

    familiar:

    Estilo educativo parental Presencia de conflictos familiares muy marcados

  • - 21 -

    Actitudes paternas favorables para el consumo Calidad de los vnculos afectivos entre padres e hijos Estilos de comunicacin familiar

    Si bien el estilo parental se menciona como factor independiente de los vnculos afectivos,

    recordemos que es la interaccin entre afecto y normatividad lo que nos ayuda a entender la dinmica

    de las pautas de crianza. En nuestro caso, si bien un factor puede ser contenedor de otro, es

    importante hacer mencin explcita de la calidad de los lazos afectivos.

    Al retomar los datos de investigaciones realizadas en nuestros contextos, se examin cul fue el

    comportamiento de los tems especficos frente a la expresin de afectividad y a la manifestacin de

    comunicacin. En la Tabla 02 se muestra la expresin de afecto por parte de la madre y por parte del

    padre, diferenciados segn la prevalencia de consumo tanto en la vida como en el ltimo ao.

    Nuevamente, se muestra como los puntajes ms elevados se ubican en el grupo identificado como

    abstinente. As mismo, en los grupos que reconocieron algn tipo de contacto con SPA ilegales los

    puntajes en afectividad por parte de los progenitores son ms bajos. Tambin se encontr, que las

    madres son mucho ms dadas a la expresin afectiva que los padres.

    Tabla 02 Expresin de afecto por parte de los progenitores diferenciado de acuerdo

    a la prevalencia de consumo en vida y en el ltimo ao

    Expresin de afecto por parte de la madre

    Expresin de afecto por parte del padre

    n X s n X s TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Vida)

    Abstinentes 1003 4,66 ,62 929 4,34 1,02SPA Legales (A/T) 3013 4,44 ,79 2739 3,92 1,19

    SPA ilegales 928 4,29 ,89 830 3,60 1,25TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Ao)

    Abstinentes 2352 4,55 ,72 2175 4,15 1,12SPA Legales (A/T) 2102 4,39 ,82 1891 3,81 1,20

    SPA ilegales 490 4,27 ,89 432 3,55 1,27

    La Tabla 03 muestra el nivel de comunicacin de cada uno de los progenitores segn la

    prevalencia de consumo tanto en la vida como en el ltimo ao. Las tendencias encontradas son

    coincidentes con las identificadas en la expresin del afecto. Para todos los casos, hubo diferencias

    estadsticamente significativas, las madres se comunican ms y expresan ms afecto a sus hijos que

  • Apoyo a padres y madres

    - 22 -

    los padres. Igualmente, los grupos en donde estn los mejores promedios son aquellos que refieren

    abstinencia de consumo por parte de los hijos.

    Tabla 03 Nivel de comunicacin por parte de los progenitores diferenciados de acuerdo

    a la prevalencia de consumo en vida y en el ltimo ao

    Comunicacin por parte de la madre

    Comunicacin por parte del padre

    n X s n X s TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Vida)

    Abstinentes 958 3,96 1,02 877 3,46 1,27SPA Legales (A/T) 2898 3,56 1,12 2621 3,02 1,27

    SPA ilegales 887 3,35 1,13 804 2,81 1,23TIPO DE CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS (Ao)

    Abstinentes 2256 3,78 1,09 2072 3,29 1,29SPA Legales (A/T) 2017 3,47 1,13 1812 2,88 1,24

    SPA ilegales 470 3,27 1,09 418 2,76 1,22Estos datos reafirman que los primeros elementos generadores de proteccin, se gestan en el tipo

    de relacin que se va construyendo entre padres e hijos en el seno del hogar. As mismo, se corrobora

    la descripcin que previamente se haba hecho sobre el estilo de crianza autoritativo, en el cul las

    demandas normativas como las expresiones afectivas eran altas. Si se expresa de manera sencilla,

    podra afirmarse que no es suficiente tener altos niveles de exigencia, es indispensable tambin que

    estos se acompaen de muchas dosis de expresin de afecto.

    En la sesin especfica de estilos de comunicacin, se detallarn los aspectos para tener en cuenta

    tanto en la expresin afectiva como en la manera de comunicacin.

    1.6. El proceso de cambio

    Puesto que la intervencin de apoyo psicoeducativo para los padres y/o las madres implica

    proporcionar ayudas orientadas a promover y a fortalecer los procesos de cambio a nivel familiar, es

    imperativo hablar con detalle sobre que es el cambio y cules son algunas de las variables que existen

    alrededor de este.

    Para cualquier profesional que haya trabajado en procesos de cambio, en especial en un espacio

    psicoteraputico, el nombre de James Prochaska y Carlo Di clemente les ha de ser muy familiares.

    Sus propuestas datan de 1984 y han ido permeando los mbitos tericos con respecto a la

    modificacin de la conducta. Originariamente, su trabaj se centr alrededor de los procesos adictivos.

  • - 23 -

    Sin embargo, sus ideas y propuestas han tenido acogida en el campo de la psicologa de la salud, en

    situaciones muy concretas por ejemplo la adopcin de hbitos saludables como las rutinas de

    ejercicio (lvarez, 2008); el autoexamen de mama, la higiene oral con hilo dental (Schwarzera,

    Gutirrez-Doab, 2009) y la actividad fsica en adolescentes (Serra, Generelo, Zaragosa, 2011) entre

    otros. Por otra parte, existen mltiples instrumentos que se han desarrollado para poder medir las

    diferentes fases o estadios de cambio (Brandariz, 2009): muchos de ellos han mostrado altos niveles

    de sensibilidad y de coherencia interna con los constructos evaluados.

    Bsicamente, Prochaska & Di Clemente proponen que el cambio en las personas es ms un

    proceso que algo que ocurra de repente: Se considera como punto de inicio la premisa de que el

    cambio no es un evento aislado, sino un proceso y que el proceso de aprendizaje debe respetar las

    formas naturales de conocer y manejar el entorno del individuo (lvarez, 2008). Dicho proceso

    conllevara la identificacin de una serie de fases o momentos y en cada uno de ellos, a su vez se

    llevan a cabo determinados procesos tanto cognitivos como afectivos.

    Prochaska & Di Clemente proponen la existencia de seis estadios o fases por las cuales atraviesan

    las personas en el cambio. Y en cada etapa se privilegia ms cierto tipo de procesos, motivaciones y

    cogniciones. La pre-contemplacin es el primer estadio en el cul no hay intencin para el cambio de

    conducta o deseo de adoptar un estilo de vida activo (lvarez, 2008). En este momento, el abordaje

    ms apropiado es indagar por las razones que soportan la posicin de no-cambio sin pretender

    convencer u obligar al joven. No est de ms, proveer algo de informacin sobre la situacin en

    concreto.

    El segundo estadio se llama contemplacin, se define como la idea de empezar un cambio. Es

    decir, la persona ya est concibiendo motivos y razones para iniciarlo o para alterar una situacin

    determinada. Las intervenciones ms aconsejadas en este momento se orientan a reforzar las ideas,

    los motivos o las razones para el cambio y quizs considerar algunas ms. Se debe ser cuidadoso,

    respetar las razones que el sujeto tenga, sobre todo si se trata de motivaciones externas: cambiar por

    complacer a la mam o la esposa para que no sufran ms. Estas son excelentes motivaciones para

    iniciar, ms no para darle perdurabilidad al cambio. Sin embargo, la evolucin de las motivaciones es

    algo que se aborda ms adelante en el proceso.

    El tercer estadio es denominado preparacin, en donde la persona ya hace una bsqueda activa de

    estrategias, de mecanismos y de dispositivos orientados a emprender el cambio. Sus motivaciones se

  • Apoyo a padres y madres

    - 24 -

    refuerzan y adems, empieza a buscar aliados y colaboradores en su proceso. En esta fase, es

    importante estudiar muy bien la efectividad de las estrategias escogidas para garantizar un mnimo de

    resultados. La consecucin de logros aumenta el sentido de autoeficacia y por ende, la motivacin.

    El cuarto estadio se denomina la accin y es el momento en que las estrategias planeadas, ya son

    puestas en ejecucin. Es muy importante en esta fase, acompaar a la persona en la consecucin del

    logro de resultados. Se sabe que las personas con dificultades de consumo de SPA, tienden a tener

    una baja tolerancia a la frustracin (Leal y Contreras, 1998). Por lo mismo, la obtencin de resultados

    iniciales aumenta la probabilidad del mantenimiento de las intenciones de cambio.

    El quinto y ltimo estadio se llama mantenimiento y bsicamente se define como el sostenimiento

    del patrn de conducta deseado, por un perodo de al menos seis meses. En esta fase, son de

    suprema importancia todas las estrategias encaminadas a la prevencin de recadas como la de

    identificar situaciones de riesgo, la de buscar mecanismos de evasin de ellas y la de aumentar los

    niveles de afrontamiento (Becoa et al, 2011).

    Entender que el cambio es el resultado de un proceso, ms que de una accin repentina en un

    momento determinado, ayuda a la familia a comprender lo que le sucede a quien consume y a ver que

    no se trata solamente de mantenerse en el consumo por pura obstinacin.

  • - 25 -

    2. Los talleres para padres y madres A continuacin se har una descripcin de los objetivos que tiene cada uno de los talleres para los

    padres y cul ser la metodologa de trabajo que se desarrollar.

    2.1. Metodologa de trabajo de los talleres

    Se trabajar durante seis (6) sesiones, cada una de dos (2) horas de duracin por mximo. Se

    trabajar mnimo con 16 individuos y mximo con 30. Las reuniones tendrn una periodicidad

    oscilante entre una sesin semanal hasta una cada 15 das. Se desaconseja que haya un intervalo

    entre sesiones, mayor a 15 das. Es ideal pero no indispensable, que puedan estar el padre y la madre

    de los estudiantes por los cuales se crea el grupo.

    Existen criterios de inclusin y exclusin para los participantes. Como criterios de inclusin, el

    grupo debe ser conformado de manera homognea por personas que compartan una misma situacin,

    como puede ser que alguno de sus hijos est involucrado en una situacin de consumo de SPA,

    pertenezca a una pandilla o manifieste serios problemas de rebelda, por ejemplo. No se recomienda

    que los padres de hijos que no est viviendo este tipo de situaciones formen parte del grupo, a menos

  • Apoyo a padres y madres

    - 26 -

    que se quiera conformar uno con dicho criterio de inclusin. Las experiencias muestran que debe

    haber un mnimo de similitud entre los miembros para que aumente el sentido de identificacin entre

    los miembros. El grupo no est restringido exclusivamente a los progenitores. Pueden asistir otro tipo

    de familiares afectivamente significativos, como pueden ser abuelos, tos o hermanos mayores por

    citar algunos.

    Como criterio explcito de exclusin para la conformacin del grupo, se evitar:

    Adultos que tenga clara y abiertamente dificultades asociadas al consumo de SPA. Adultos que estn involucrados en actividades ilegales vinculadas al trfico o expendio de

    SPA.

    Adultos que tengan clara y abiertamente un diagnstico psiquitrico asociado. Los menores de edad por los cules los padres asisten. Hermanos menores de 15 aos.

    Los talleres pretenden crear un clima de confianza, calidez pero sobre todo, seguridad. En el

    estricto sentido, los talleres no pueden denominarse como acciones psicoteraputicas pero no por ello

    se debe dejar de proporcionar los elementos mnimos necesarios de acogida para el funcionamiento

    del grupo.

    2.2. Pasos a seguir en el desarrollo de los talleres

    Primero, ya teniendo en precisin sobre las caractersticas principales que tendrn los miembros

    del grupo, se hace la invitacin para la inscripcin de los interesados. En dicha divulgacin se hace

    mencin de los objetivos generales de los encuentros, su alcance al igual que su limitacin. Lo anterior

    con el fin de no generar expectativas por fuera de lo que el grupo mismo pretende.

    Segundo, el facilitador definir lugar, das y horas de reunin en un inicio, de tal forma que los

    interesados ya sabrn si la opcin presentada, se ajusta a sus necesidades y posibilidades de

    asistencia. Se har un proceso formal de inscripcin de las personas interesadas, haciendo especial

    nfasis en el compromiso que deben tener con la asistencia y puntualidad de las reuniones.

    Tercero, una vez conformada una base de datos con la informacin de contacto pertinente de los

    futuros miembros del grupo, se procede a hacer la citacin a la primera reunin. Es importante que la

    citacin se realice con ocho (8) das de antelacin al primer encuentro.

  • - 27 -

    Cuarto, la primera sesin se inicia con una presentacin muy sencilla de todos los miembros del

    grupo. As mismo, el facilitador del grupo mencionar cul ser su rol y los objetivos que busca

    conseguir el grupo. Adems, presentar la necesidad de que entre todos los asistentes se observen los

    siguientes principios:

    Confidencialidad: todo lo que se diga o haga en las sesiones, quedar exclusivamente entre los miembros. No se divulgar ningn tipo de informacin por fuera del grupo.

    Igualmente, si se va a hacer mencin de personas que no estn presentes, se buscar

    mantener el anonimato de la identidad del individuo en cuestin.

    Respeto: no es necesario estar todos de acuerdo con una idea o postura, por lo mismo, se acude a tener respeto por las ideas de la otra persona, as no se compartan.

    Buen trato: unido al punto anterior, queda excluida cualquier forma de trato agresivo, humillante o hiriente entre los miembros del grupo. Obviamente, est totalmente excluida

    cualquier forma de violencia.

    Puntualidad: Es importante llegar de forma puntual a las reuniones. As mismo, todo el grupo se compromete a terminar la sesin en la hora estipulada.

    Libre participacin: este principio tiene dos acepciones. Por una parte, nadie est obligado a hablar si no desea hacerlo. Pero de la misma forma, tampoco se espera que la palabra la

    acaparen algunos cuantos. Esto conlleva que cada cul, es responsable y respetuoso tanto

    de su participacin activa como pasiva.

    Teniendo claridad sobre las normas y compromisos bsicos, se procede a trabajar cada uno de

    los temas definidos para cada una de las sesiones.

    Como su nombre lo indica, el facilitador conducir el proceso de discusin, anlisis, confrontacin

    y reflexin de los conceptos, experiencias y vivencias que vayan expresando los miembros del grupo.

    Al final, har un cierre con las conclusiones a las que puedan llegar. En un momento dado y segn la

    temtica, podr hacer pequeas y cortas exposiciones de conceptos, sin que se convierta en charla

    magistral o conferencia.

    Quinto, antes de comenzar en forma la discusin en la primera sesin, el facilitador har aplicacin

    del cuestionario pre-test y explicar su objetivo. Igualmente, se mencionar desde ese momento, que

    al finalizar la ltima sesin se volver a repetir este procedimiento. Se har claridad que es la estrategia

  • Apoyo a padres y madres

    - 28 -

    la que se est evaluando, no los individuos. Esta aclaracin es de suprema importancia para evitar que

    las personas se puedan llegar a sentir juzgadas o que se espera un desempeo determinado de ellos.

    Sexto, hacia el final de la ltima sesin y despus de la aplicacin del instrumento de post-test, el

    facilitador har una pequea evaluacin cualitativa del proceso en su totalidad, para poder recoger

    impresiones, ideas, sentimientos y cambios que pudo haber propiciado los encuentros. Se pedir

    consentimiento a los participantes para poder hacer una grabacin en audio de sus intervenciones.

    Una vez expresados los lmites y normas mnimas de funcionamiento del grupo, se procede a

    trabajar en tema de la primera sesin.

    2.3. Primer taller: La codependencia como relacin

    Los objetivos que tiene este primer taller son los siguientes:

    1. Conocer brevemente cul es el concepto de codependencia.

    2. Identificar las caractersticas de este tipo de relacin.

    3. Tratar de generar mecanismos alternativos funcionales para el mejoramiento de la relacin y el

    vnculo con la persona afectada por el problema de consumo.

    Se inicia dando una breve presentacin del concepto de codependencia y como se manifiesta en la

    vida de los individuos. A partir de all, se espera ir construyendo e identificando junto con los

    miembros del grupo, cuales podra ser los comportamientos, ideas y sentimientos que van

    caracterizando este patrn de relacin.

    Es aqu en donde se puede abrir el espacio para compartir vivencias personales que de pronto

    pueden ilustrar las propuestas que se van haciendo.

    Algunos de los puntos que pueden ir saliendo como caractersticos de la relacin codependiente

    son:

    El manejo inadecuado de los sentimientos como culpa, ira o rabia por fuera del contexto. Asumir la posicin de la vctima (El locus de control externo). Autoestima baja. Conductas compulsivas de desplazamiento de la ira. Dificultad en establecer los lmites sanos y convenientes en las relaciones.

  • - 29 -

    La necesidad de pretender tener control y responsabilidad sobre el comportamiento del otro.

    Por experiencias previas se sabe, que uno de los puntos que suele salir con frecuencia al hacer el

    anlisis de la codependencia, son los problemas en la comunicacin. Tambin se pone de manifiesto,

    que una de las implicaciones de no ser hbil en el establecimiento de los lmites en las relaciones, es

    que se tiene dificultad en ser claro y firme en el manejo de las normas que hay en casa. Por lo mismo

    y dependiendo de la dinmica misma del grupo, la siguiente sesin se puede dirigir hacia los procesos

    de comunicacin o sino hacia el anlisis de las pautas de crianza con la correspondiente involucracin

    del establecimiento de las normativas domsticas.

    2.4. Segundo taller: Comunicacin efectiva y afectiva

    Los objetivos que tiene este segundo taller son los siguientes:

    1. Identificar algunos de los errores que se comenten en la forma como nos comunicamos.

    2. Mostrar algunas falencias en el manejo de los mensajes.

    3. Resaltar la importancia de la comunicacin como mecanismo fortalecer de los vnculos

    afectivos.

    4. Derivado del anterior, ejemplificar como el fortalecimiento de los vnculos, es un

    mecanismo que puede operar como fortalecedor de la personalidad de nuestros

    descendientes.

    Se puede mostrar como la comunicacin es muy parecida a una carta: por una parte encontramos

    el sobre o envoltura, el papel mismo de la carta, su tipo de letra y la claridad de la caligrafa. Diremos

    que esta puede ser la forma. El otro elemento, es el texto mismo o lo que est escrito en la carta, es

    decir, el contenido. Tenemos la forma y el contenido sin decir que ninguno sea ms relevante o

    importante que el otro, son inseparables. En el tema de la comunicacin, algunos afirman que la forma

    puede llegar a ser incluso ms relevante que el contenido. Aun cuando esto sea cierto, no deja de ser

    relevante el menor porcentaje de peso que tiene el mensaje o contenido.

    Al hablar del contenido, es importante tener en cuenta varios de los siguientes aspectos:

  • Apoyo a padres y madres

    - 30 -

    Tener claridad en el objetivo que se pretende abordar: los padres en ocasiones solemos ser vagos, ambiguos e imprecisos. Queremos expresar nuestro enfado, hacer un reclamo, dar

    una orden o todas al tiempo? Es decir, debemos saber qu es lo que queremos lograr al

    comunicar.

    Ser claros y precisos: los rodeos, que puede ser una forma de pretender ser diplomticos, suelen en ocasiones restarle asertividad a la comunicacin. La claridad muchas veces se

    traduce en la sencillez del mensaje y la precisin se traduce en las descripciones correctas y

    sin exageraciones.

    Un tema a la vez: en ocasiones, se suelen tratar tantos temas a la vez, que termina no resolvindose ninguno. Comenzar con el tema ms prioritario y relevante, aquel que no da

    espera.

    Nunca crea ni asuma, pregunte: Es supremamente arriesgado si le damos la misma equivalencia a aquello que imaginamos con aquello que realmente sucedi. La mejor manera

    para evitar las suposiciones es preguntar, aun cuando pueda parecer obvio. Alguna vez alguien

    dijo que no haba preguntas tontas sino tontos que no preguntan. Un poquito fuerte, pero

    pueden ser an ms severas las consecuencias, por asumir cosas que no son.

    Hable sobre evidencias y no sobre imaginarios: Muy similar a la anterior. En ocasiones se hacen afirmaciones de realidad sobre hechos de los cuales no tenemos la ms mnima

    evidencia. Indirectamente, tambin se le estn atribuyendo intenciones, deseos, pensamientos

    o hasta sentimientos que a lo mejor, la persona no est ni siquiera considerando.

    Antes de juzgar o decidir, primero escuche (hasta los sindicados tienen ese derecho): Incluso, as se tengan las pruebas o evidencias sobre algo, siempre debemos escuchar que va

    a decir la persona.

    Verifique que el otro entendi lo que usted quiso expresar (no si est de acuerdo): aqu se pueden entremezclar varios errores. Se expresa un mensaje y asumimos que el otro entendi

    el mensaje. Siempre es importante corroborar que lo que quisimos expresar y lo que le lleg a

    la otra persona, son el mismo mensaje. El acuerdo de la persona con el contenido, es otra

    dimensin discursiva diferente. Si observamos con detenimiento, la esencia de la comedia es

    precisamente, los malos entendidos en la comunicacin.

  • - 31 -

    La verdad y sin exagerar: la exageracin puede ser una figura literaria muy interesante que se usa no solo en la comedia, sino tambin en la poesa o en el drama. Pero en escenarios de

    comunicacin cuando los nimos estn exaltados, puede tener efectos indeseables. Es mejor

    suscribirnos estrictamente a los hechos, sin buscar minimizarlos o exagerarlos.

    Aqu no estn presentados todos los errores que solemos cometer alrededor del contenido, pero si

    quizs los ms frecuentes. Una exploracin con los integrantes del grupo sobre este tema, no est de

    sobra.

    Al hablar de la forma, es importante tener en cuenta varios de los siguientes aspectos, que algunos

    llaman la frmula 5T:

    Tino: abordar el punto preciso. Tono: el mismo mensaje puede cambiar radicalmente de significado si es trasmitido con voz

    suave o con gritos. El sarcasmo, la irona o la burla son algunas de las expresiones ms

    frecuentes en donde lo que se modifica es precisamente el tono.

    Tiempo: es este el momento justo y oportuno para expresar lo que se quiere decir? Tez: nuestra expresin facial y la postura corporal pueden realzar, anular o incluso, contradecir

    el contenido que queremos expresar. Las personas buscan coherencia entre lo que se dice y

    como se dice.

    Tacto: La cualidad se llama prudencia. Un hbito que es importante monitorear al hablar, es la identificacin de la emocin que estamos

    experimentando al comunicarnos. Definitivamente, hay algunas que son totalmente desaconsejables,

    porque nos pueden llevar fcilmente a arrepentirnos posteriormente, por aquello que dijimos.

    Si se mira con cuidado, las indicaciones anteriores son particularmente importantes al abordar

    situaciones difciles, problemticas o dolorosas. Al expresar alegra, amor, afecto, aprecio o gusto,

    definitivamente ninguna exageracin es pecaminosa, ninguna carcajada est de ms y decir mil veces

    te amo no ser suficiente.

    2.5. Tercer taller: las normas y los lmites

    Los objetivos que tiene este tercer taller son los siguientes:

    1. Explorar la importancia del poder, la autoridad y la justicia del rol parental.

  • Apoyo a padres y madres

    - 32 -

    2. Conocer los tres principios rectores en el ejercicio de la autoridad.

    3. Mostrar algunas indicaciones para tener en la estructuracin de los patrones de normas y

    lmites.

    Este taller ponen en evidencia una de las fallas ms frecuentemente identificadas en los hogares en

    donde hay adolescente abusadores de SPA. Primero, ha habido un mal entendido en la forma como se

    asume tanto el poder como la autoridad. Sin que parezca un juego de palabras: no todo aquel que tiene

    poder, es una autoridad; pero toda autoridad debe tener poder. As como con el uranio podemos hacer

    una central nuclear que genere electricidad para una ciudad, tambin podemos fabricar una bomba que

    aniquile a todos sus habitantes. Con el poder sucede algo similar: todo depende de cmo se use y se

    administre.

    Ya se vio en la exposicin de los conceptos: en la gestin de la autoridad se deben tener en cuenta

    tres aspectos fundamentales a saber: primero, la claridad en lo que se espera de las normas, los

    lmites, las sanciones, los premios o los castigos. Segundo, firmeza en el ejercicio de la autoridad y el

    cumplimiento de las normas. Y tercero, un estricto sentido de la justicia, es decir, un desbordamiento

    de las indulgencias como de las sanciones son contraproducentes, siendo ambas igualmente graves.

    Es importe hacer la exploracin de como los participantes del grupo entiende, asumen, viven y

    experimentan en sus propios hogares estas tres caractersticas que hay que tener siempre presentes

    en la gestin de la autoridad.

    Se ofrece adems, algunos principios en los cuales se ponen de manifiesto la firmeza, la justicia y

    la claridad normativa:

    Las reglas de juego deben estar definidas con claridad, precisin y exactitud: tener definidas las reglas con anticipacin es importante, porque le confiere seguridad a los nios, en tanto que

    tienen parmetros de prediccin. Si ellos saben con antelacin los lmites y las consecuencias de

    sus acciones, no habr espacio para sorpresas desagradables. Indirectamente, la claridad

    normativa refuerza la credibilidad de la figura de autoridad.

    La figura de autoridad no ruega o suplica: se acepta dar una orden una primera vez, a modo de anuncio y la segunda como recordatorio. Pero en el momento en que se tiene que repetir ms

    veces, se le est rogando al subordinado. Al rogarle a un nio, el mensaje encubierto que le

    estamos transmitiendo es que l es quien manda y no nosotros. Sin buscarlo, nos estamos

  • - 33 -

    desautorizando a nosotros mismos e imponindole al nio o joven una responsabilidad ms

    grande que su propia capacidad de respuesta.

    Las figuras de autoridad se respaldan: el padre nunca debe desautorizar a la madre o lo contrario, incluso si estos se encuentran divorciados. Aclaramos que se hace extensivo a todas

    aquellas personas que son representantes de autoridad en el mundo del nio o del joven. Significa

    esto, que los padres deben respaldar al colegio y lo contrario. Si surgen desacuerdos entre las

    figuras de autoridad, ellas deben resolver sus diferencias a puerta cerrada y emanar una sola

    direccin de mandato. Incluso, pueden no estar totalmente de acuerdo, pero el respaldo debe ser

    incondicional. No hay nada ms peligroso en la administracin de la justicia, el poder y la autoridad

    que los llamados monstruos de dos cabezas: se muerden la una a la otra. Una de las

    consecuencias cuando existe la desautorizacin entre las partes, es que se abre la posibilidad de

    que se formen alianzas insanas entre padres/madres e hijo/as. Esto genera una autoridad que se

    fundamenta en la fantasa y la otra que se encubre. A corto plazo, esta situacin puede ser

    conveniente para los hijos, porque pueden ver hechos con mucha facilidad algunos de sus deseos.

    Pero a largo plazo, implica el rompimiento de la confianza y la credibilidad con alguno de los

    progenitores. Por otro lado, crea en los nios un clima de incertidumbre e inseguridad, ya que las

    figuras de autoridad debilitadas no proveen la sensacin de proteccin.

    Si no se est dispuesto a cumplir, mejor es no prometer o amenazar: todo lo que se promete se cumple, sea un premio o un castigo (Stoppa, 2002). Este principio es de suprema importancia,

    porque en l se edifica nuestra credibilidad y por lo tanto, la confianza. Esto significa que debemos

    acudir a la cautela y la sabidura en el momento de comprometernos con algo. Amenazar con

    mecanismos de intimidacin muy severos, pero en el fondo, no estar dispuesto a llevarlos a cabo,

    siempre ir en nuestro propio detrimento. Como se mencion previamente, los adolescentes estn

    midiendo permanentemente los alcances de la autoridad y en el momento en que la ven flaquear,

    se aprovecharn para manipularla a su favor.

    Premios y castigos deben guardar un sentido de proporcin: que no es otra cosa que el sentido de justica puesto en la prctica. Cuando hay una desproporcin en cualquier dimensin (exceso o

    defecto) y sentido (premio o castigo), creamos confusin y aumentamos la impredictibilidad en los

    nios y jvenes, porque no estn aprendiendo a tener una medida correcta del lmite que debe

  • Apoyo a padres y madres

    - 34 -

    tener su conducta. As como en un momento, la consecuencia por una accin es intrascendente,

    en otro puede ser dolorosamente lamentables (Aja Eslava, 2006).

    Consistencia: as como los valores y los principios son innegociables, las reglas, premios y castigos son susceptibles de cambio. Pero, en tanto que tengan vigencia, se deben hacer cumplir

    siempre. Hay ocasiones en las que los padres y las madres nos equivocamos al ejercer nuestra

    autoridad, de acuerdo a nuestro estado de nimo. Esto es algo supremamente negativo, porque el

    nio, nia o joven no se hace merecedor de un premio o un castigo como consecuencia de sus

    actuaciones y decisiones, sino por nuestro ataque de gastritis en ese da. Significa esto que,

    debemos mantener las reglas, independientemente de si se est pasando por un perodo de crisis

    o de tranquilidad (Becoa, 2002).

    Como se puede apreciar, son inagotables los senderos de exploracin, anlisis y discusin que

    puede ofrecer este tema, que toma una importancia trascendente en nuestro medio en la actualidad:

    jvenes fuertes e impetuosos o padres dbiles y amedrentados? O quizs ambas? La historia

    continua

    2.6. Cuarto y quinto taller: ideas que corroen la crianza

    Se aclara primero, que por la extensin de esta temtica, se decidi abordarla en dos talleres o si

    se prefiere, en uno solo pero con dos sesiones.

    Los objetivos que tienen este cuarto y quinto taller son:

    1. Conocer un conjunto de creencias que estn presentes en nuestra cultura, acerca de la

    forma de educar a nuestros hijos.

    2. Analizar su validez, pertinencia o inadecuacin.

    El desarrollo de estos dos talleres tiene un largo y amplio recorrido. Ha sido el fruto de la que en un

    comienzo fue una observacin desenfadada y casual para convertirse en algo ms serio y riguroso.

    Partimos de la idea que detrs de las prcticas o acciones educativas, existen una serie de creencias,

    actitudes y valores que en muchas ocasiones no son explcitos o evidentes por si mismos. Sin

    embargo, cuando se hace una confrontacin entre la idea y el posible, por no decir que casi seguro

    resultado que genera, hay una diferencia diametral: una cosa es lo que se pretende y otra muy

    diferente lo que se logra. Es por eso que se decidi asumir el ttulo en cuestin de los talleres.

  • - 35 -

    Para los lectores inquietos y apasionados por este tema, la explicacin detallada y amplia de cada

    una de las ideas, se encuentra disponible en www.buscandoanimo.org/blog.

    Las ideas que se han presentado como sindicadas son las siguientes:

    Lo que importa es la calidad de tiempo y no la cantidad que pasemos con nuestros hijos: Si esto fuera totalmente cierto, por qu si somos capaces de invertir 8 horas seguidas un

    viernes con nuestros amigos alrededor de unas cervezas, pero somos incapaces de jugar

    pelota media hora con nuestros hijos?

    Yo no quiero que mi hijo sufra: se confunde el sufrimiento con el dao. El primero es inevitable e inherente al trascender mismo de la vida. El segundo, definitivamente hay que

    evitarlo a toda costa, porque su ocurrencia implica lesin, fractura, rompimiento en ocasiones

    irreparable. No es un mero malabarismo idiomtico.

    Yo no quiero que mi hijo pase por lo que yo tuve vivir: esta idea tiene un depende. Si la experiencia que pretendemos evitar es un abuso sexual, un maltrato infantil o una mutilacin,

    es definitivo que ningn padre espera que su hijo pase por eso. Recordemos mejor a Confucio:

    Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de fro.

    Entre ms le prohbas algo, ms lo har: el error fundamental aqu es que se confunde el apetito con la prohibicin. Las personas matan o roba porque esto es prohibido o por otras

    razones diferentes? Esta idea lo que encierra detrs es un terrible miedo a ejercer la autoridad.

    Yo quiero que mi hijo me vea como su amigo: una cosa es desarrollar una relacin padre e hijo en donde la confianza est presente y otra muy diferente, renunciar a la autoridad por

    ganar la confianza del hijo. La relacin de amigos es simtrica por definicin, en tanto que la

    de padres e hijos no. Y la confianza se puede desarrollar independientemente del nivel de

    simetra de la relacin.

    La autoridad debe inspirar respeto y no miedo: esta idea es bastante controvertida. Primero, no se busca inspirar miedo en nuestros hijos. Pero, la percepcin aun cuando sea de un ligero

    temor hacia la autoridad, es un indicador de que se es visto con poder. Y el poder es

    indispensable no solo para castigar sino tambin para proteger. Aqu se exponen entonces dos

    de las funciones de la autoridad: vigilar y castigar por un lado, pero tambin cuidar y proteger.

    No son excluyentes, pero la tendencia es a irse hacia alguno de los polos

  • Apoyo a padres y madres

    - 36 -

    Tu nica responsabilidad es estudiar: este paradigma es particularmente manifiesto en los grandes centros urbanos. En los medios rurales sera ms bien, un motivo de risa. Una de las

    consecuencias de esta idea, es que se le niega al nio o al joven la posibilidad de desarrollar

    otras responsabilidades sin que esto sea percibido como un favor hacia los padres. En la

    antigedad, todos prestaban un nivel de colaboracin en la consecucin del alimento. Por qu

    tendra que ser diferente ahora?

    Hay que negociar con los hijos: es sutil la correccin que hay que hacer. Un experto en el tema de las negociaciones dir que ambas partes deben tener igualdad de poder, o al menos

    aparentarlo, para acceder a negociar. Sino, aquel que tenga una diferencia significativa de

    poder, har uso de l. Ya no es un tema de psicologa, sino de geopoltica, economa y

    sociologa. Qu nos hace pensar que la operatividad de la familia funciona ajena a estos

    principios? Quizs lo que se pretende es escuchar a los hijos, tener en cuenta sus puntos de

    vista, pero la ltima palabra, debe y tiene que ser la del adulto. Si no, Quin les dio el poder

    para que ellos negocien?

    Obediencia: Por miedo o por conviccin? Lo resumiremos de una manera sencilla pero con implicaciones: el camino de la autonoma se inicia en el miedo, pero finaliza en la

    autodeterminacin por la conviccin e internalizacin de principios. Es un proceso largo,

    tortuoso y de paciencia. Imposible resumir las ideas de Piaget y Kohlberg en tan corto espacio.

    Como se aprecia, las discusiones pueden ser inmensamente nutridas, vivas y apasionadas

    alrededor de estas ideas. No se espera convencer a nadie de nada, pero si generar algo de

    cuestionamiento.

    2.7. Sexto taller: El proceso de cambio

    Los objetivos que tiene este sexto taller son:

    1. Mostrar algunos de los elementos que estn presentes en los procesos de cambio.

    2. Identificar obstculos en el cambio.

    3. Identificar favorecedores del cambio.

    De una forma u otra, todos los talleres precedentes conducen a tener una mayor claridad en lo que

    los padres desean: un proceso de mejoramiento personal en sus hijos. Para ello, es necesario generar

  • - 37 -

    y propiciar las condiciones ptimas o al menos, reducir los elementos poco favorables. Est fuera de

    cualquier discusin que no se buscar hacer una discusin terico epistemolgica de la teora de

    Prochaska & DiClemente. Pero si se har un buen intento de abordar sus postulados desde una

    didctica ms cercana a las personas.

    Para ello, nos apoyaremos en cinco ideas que intentarn recoger los procesos involucrados en la

    tarea de cambiar.

    El cambio una constante en la vida

    La mayora de las veces se cambia por una poderosa necesidad ms que por el gusto: en esta idea quizs se recoge parte del drama del ser humano. A pesar de tener un conocimiento

    lgico racional de la implicacin de ciertas decisiones y sus posibles consecuencias, tomamos

    caminos desbordantemente arriesgados. Algunos le llamarn intrepidez, otros

    irresponsabilidad. Neurolgicamente hablando, es imposible separar razn de emocin, por lo

    tanto, la dualidad cultural que hemos creado entre el diablito (emocin) y el angelito

    (razn) es una constante.

    Se requiere de una gran motivacin: o dicho de otra forma, un motivo para la accin. Si existe un rea temtica supremamente interesante, es el campo de la motivacin humana. En

    otras especies, el imperativo de la satisfaccin de las necesidades vitales y la pulsin de los

    instintos, les deja poco margen de maniobra para la eleccin. En cambio el ser humano, que

    est totalmente desprovisto del instinto, solo tiene una eleccin: aprenderlo todo. Aqu hay una

    paradoja: debe haber dos opciones para afirmar que realmente se puede elegir. Si solo se tiene

    una, Realmente hay libertad? Motivacin: motivo para la accin.

    Las razones para cambiar han de ser mayores que las razones para permanecer igual: o si se quiere presentar de una forma ms simple, hago lo que me gusta o lo que me conviene?

    Si lo que me gusta, adems me conviene, no hay dilema. Pero cuando estn colocadas en

    orillas diferentes del ro ah surge el problema.

    Cambiar genera miedo: esto por varias razones. Por una parte, cambiar implica salir de nuestra zona de comodidad y seguridad. Adems, hay que arriesgarse y sobre todo, hay que

    desaprender y aprender de nuevo. Y nadie dijo que al menos una de las anteriores fuera fcil.

    El cambio puede implicar dolor: es muy conocida la frase de los entrenadores fsicos, si el msculo no duele, no crece. Debe aclararse que el dolor no es un equivalente inequvoco de

  • Apoyo a padres y madres

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    dao. Los daos deben evitarse a toda costa y en todos los escenarios, pero el dolor y el

    sufrimiento, como ya se mencion previamente, son inherentes y connaturales con la vida

    misma, por lo tanto, inevitables. Y en ocasiones, el cambio puede conllevar ciertas cuotas y

    dosis de dolor.

    Con estas ideas, se busca tener el entendimiento por parte de los padres que ms all de lo

    deseable de un cambio en la vida de sus hijos, es importante entender que el deseo no es equivalente

    a la realizacin. Y lo que separa al deseo de la realizacin es la accin. Por qu no nos ponemos en

    accin cuando corresponde hacerlo? No seamos egostas e invitemos a la filosofa, la tica, la

    sociologa y la antropologa, entre otras, a resolver esta interesante pregunta.

  • - 39 -

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