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MANUAL DE BUENASPRÁCTICAS ENERGÉTICAS

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COORDINACIÓN:

Universidad de Salamanca

REDACCIÓN:

Cristina Varona* Gabriela Torres* Teresa Vicente

Irene Díez

MAQUETACIÓN:

Jerónimo Jablonski Verónica Delgado

* Alumnas en prácticas 4º de Ciencias Ambientales

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ÍNDICE:

INTRODUCCIÓN

PRODUCCIÓN Y CONSUMO DE ENERGÍA

CONSUMO ENERGÉTICO EN LA UNIVERSIDAD

TRANSPORTE

ILUMINACIÓN

CALEFACCIÓN Y REFRIGERACIÓN

OTROS CONSUMOS ENERGETICOS

GLOSARIO

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INTRODUCCIÓN

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La continua urbanización de una población mundial en

aumento y con un modelo de desarrollo que exige un consu-

mo creciente de energía, está saturando la capacidad de re-

generación de los ecosistemas naturales, tanto para producir

recursos como para asumir los residuos.

La insostenibilidad de este sistema se ha hecho ya vi-

sible: la contaminación de la atmósfera, la inundación de va-

lles y abandono de pueblos por la construcción de presas, la

peligrosidad de los residuos nucleares y el agotamiento pro-

gresivo del petróleo y del carbón, son pruebas de ello.

Además de los impactos ambientales que genera su

producción, la energía tiene también un alto coste social, tra-

tándose de un bien escaso en la naturaleza, agotable y que

se debe compartir.

Después de asumir el necesario cambio de modelo de

desarrollo para tratar de disminuir el consumo energético, dos

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vías de solución parecen especialmente prometedoras para

hacer frente a esta importante problemática en relación a la

energía. Por una parte aprovechar más eficientemente la

energía y por otra acudir a fuentes de energía renovables.

El esfuerzo ha de hacerse tanto a nivel individual como

colectivo. Gobiernos, administración, sector empresarial, aso-

ciaciones, centros educativos, comunidades vecinales, etc.

deben emprender sus propias estrategias para reducir el con-

sumo energético.

Este manual de buenas prácticas energéticas trata de

recoger aquellas acciones que se pueden emprender desde

la Universidad y los hogares para reducir el consumo de

energía, utilizarla de manera más eficiente y potenciar las

energías renovables que conllevan un menor impacto so-

cioambiental.

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PRODUCCIÓN Y CONSUMO DE

ENERGÍA

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La energía para el consumo humano se obtiene de

fuentes energéticas existentes en la naturaleza. A partir de

aquí se puede hacer una distinción entre dos tipos de fuentes

de energía:

• Fuentes de energía RENOVABLES: aquellas que se ob-

tienen de fuentes naturales que se consideran inagota-

bles y cuya producción genera un impacto menor sobre

el medio ambiente: el sol, el viento, las olas, el agua, el

calor de la tierra, etc.

• Fuentes de energía NO RENOVABLES: se encuentran en

la naturaleza en una cantidad limitada, su transformación

ocasiona graves impactos sobre el medio ambiente y,

una vez consumidas en su totalidad, no pueden sustituir-

se. Estas son básicamente dos: los combustibles fósiles

(carbón, petróleo y gas natural) y los nucleares.

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Producción:

La producción de electricidad constituye una de las

principales causas de la destrucción del medio ambiente, ya

que un 48,3% tiene su origen en fuentes fósiles, especial-

mente petróleo y carbón, y el 23,9% proviene de las centrales

nucleares. Las centrales térmicas producen un porcentaje im-

portante de los gases de efecto invernadero, responsables

del cambio climático, mientras que las centrales nucleares, a

parte del peligro que suponen, conllevan emisiones radioacti-

vas y la producción de residuos nucleares. Por otra parte los

grandes embalses implican la destrucción de grandes valles

que se ven inundados por su aguas.

Para obtener energía eléctrica o calor se debe utilizar

otra fuente energética (gas, gasoil, nuclear, materia orgánica,

solar, movimiento del agua, movimiento del aire, etc.). En los

sistemas convencionales de producción energética, la canti-

dad de energía que se obtiene es una tercera parte de la que

se utiliza para producirla.

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Dos terceras partes se pierden en forma de calor en-

viado a la atmósfera y en forma de residuos contaminantes.

Esto da una idea acerca de la inmensa cantidad de energía

que se necesita para producir electricidad.

Un sistema de producción energética sostenible sería

aquel que se basara mayoritariamente en energías renova-

bles y, aunque pueda utilizar fuentes no renovables, lo haga

de forma racional y obteniendo rendimientos muy elevados.

Consumo:

La obtención de luz y calor está vinculada a la produc-

ción y al consumo de energía. Ambos términos son impres-

cindibles para la supervivencia de la especie humana en la

Tierra. A medida que ha pasado el tiempo, las sociedades

han ido evolucionando y esto se ha traducido en un aumento

del consumo de energía y del impacto socioambiental que su

producción conlleva.

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Después de la Revolución Industrial este aumento se

produjo exponencialmente y en los últimos años el consumo

eléctrico se ha disparado de manera espectacular debido al

crecimiento económico y los bajos precios de la electricidad.

La situación hoy en día es ya insostenible.

El consumo de fuentes de energías no renovables,

principalmente combustibles fósiles, lleva asociados multitud

de problemas:

• Conflictos sociales y bélicos generados por el control de

las regiones con yacimientos.

• Dependencia energética de los países productores.

• El agotamiento de las reservas.

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• La contaminación ambiental:

- Cambio climático

- Contaminación de aguas subterráneas y superficiales

- Radiactividad.

- Mareas negras

- Inundación de valles y abandono de pueblos por pre-

sas hidroeléctricas.

- Impactos paisajísticos.

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A nivel general, con medidas como el incremento del

precio de la electricidad, utilización de tecnologías más efi-

cientes en la industria, fomento de electrodomésticos más efi-

cientes en los hogares, utilización de lámparas de bajo con-

sumo, eliminación de los pilotos en modo de espera, retirada

del mercado de los aparatos menos eficientes, introducción

en la construcción de viviendas de pautas que contribuyan a

la reducción del consumo, cambios en el alumbrado público,

reducción de pérdidas en redes de transporte y distribución,

etc. podría conseguirse una reducción del consumo eléctrico

de al menos un 35 %.

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CONSUMO ENERGÉTICO EN LA

UNIVERSIDAD

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Las Universidades de todo el mundo tienen una gran

responsabilidad ante el paradigma energético ya que son un

importante agente dinamizador de la sociedad y formadoras

de profesionales que en un futuro tendrán poder de decisión

sobre muchas de las acciones que se necesitarán emprender

para solucionar los problemas generados por el modelo de

consumo energético actual.

Por otra parte, la Universidad también dispone del per-

sonal cualificado y las herramientas necesarias para poder

investigar modelos de desarrollo menos consumistas, nuevas

tecnologías más eficientes en el uso de la energía y contribuir

con ello a la implantación de una cultura de sostenibilidad

que permita a la especie humana establecer otra relación

más respetuosa con su entorno.

La investigación, la sensibilización de la población y, por

supuesto, la reducción de su propio consumo energético, son

por tanto acciones urgentes a emprender por las universida-

des para contribuir a solucionar la crisis ambiental.

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En la Universidad se consume una gran cantidad de

energía debido a la intensa actividad docente e investigadora

que lleva a cabo día a día. Las aulas, bibliotecas, oficinas,

laboratorios, despachos y talleres permanecen muchas horas

iluminados, así como los espacios exteriores de los campus.

En invierno se consume energía en la calefacción y en vera-

no en la refrigeración. El agua sanitaria también requiere de

energía para su calentamiento y a la Universidad se despla-

zan multitud de personas todos los días para trabajar o estu-

diar utilizando medios de transporte que también son consu-

midores de energía.

Queda reflejado pues que el consumo energético de la

Universidad es grande y su origen diverso. En este manual

de buenas prácticas energéticas se recogen las posibles es-

trategias a seguir por la comunidad universitaria para dismi-

nuir su consumo de energía en estas actividades cotidianas.

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TRANSPORTE

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El creciente uso del coche que se está dando en nues-

tra sociedad está produciendo unos efectos ambientales,

económicos, sociales y culturales que afectan a toda la pobla-

ción. El cambio climático, la contaminación del aire, la ocupa-

ción de espacio, la accidentalidad, el ruido, etc. son sólo algu-

nos de los ejemplos más conocidos.

Pero en la mayoría de ciudades españolas el coche no

es el medio de transporte mayoritario, la gente se mueve so-

bre todo a pie y el diseño de la movilidad no responde a las

necesidades de la mayoría.

Esto mismo ocurre en gran parte de los campus univer-

sitarios, tanto los que están aislados, como los que forman

parte del entramado urbano. El protagonista en sus calles y

espacios abiertos es el coche y el resto de medios de trans-

porte se ven con dificultades para moverse.

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El transporte público muchas veces resulta insuficiente y

no satisface la demanda. El uso de la bici es muy reducido

debido sobre todo a la falta de infraestructuras y facilidades

para su utilización y, por otra parte, los peatones se encuen-

tran con obstáculos a la hora de desplazarse por los distintos

Campus, ya que en su diseño no se tienen en cuenta sus iti-

nerarios preferenciales. Este problema se agrava enorme-

mente cuando se trata de personas de movilidad reducida,

debido a la presencia de barreras arquitectónicas.

Por ejemplo, en la Universidad de Salamanca se

llevan a cabo unos 37.000 viajes al día y el coche

representa sólo un 11,6 % de ellos.

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Una movilidad sostenible en los campus universitarios podría

conseguirse:

• Reduciendo el uso del coche mediante políticas de de-

sincentivación (no aumentar el número de plazas de aparcamiento interior y traspasar los aparcamientos al exterior, instalar sistemas de aparcamiento de cobro, impidiendo la libre circulación de vehículos por los campus, promocionar el vehículo compartido).

• Mejorando los accesos peatonales siguiendo la lógica

de los itinerarios preferenciales.

• Ampliando el número de pasos de peatones allí donde

se necesiten.

• Instalando elementos que protejan a los peatones ante

las inclemencias del tiempo, como marquesinas o ar-bolado.

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• Poniendo en marcha planes de accesibilidad para per-

sonas con movilidad reducida.

• Reforzando el transporte público en horas punta.

• Facilitando la adquisición de bonobuses para la co-

munidad universitaria.

• Conectando los campus mediante líneas de transpor-

te público con las zonas donde viven mayoritariamen-te los estudiantes, el personal docente e investigación y el PAS.

• Potenciando el uso de la bicicleta entre la comunidad

universitaria mediante servicios de préstamo y cam-pañas educativas.

• Mejorando y ampliar la oferta de aparcamientos para

bicicletas.

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• Instalando una red de carril bici que conecte el cam-

pus con el resto de la ciudad.

¿Y A NIVEL INDIVIDUAL?

• Priorizando el ir a pie, en autobús o en bicicleta a la

Universidad antes que en coche.

• Haciendo un manejo racional del coche cuando no se

pueda evitar su uso (evitar acelerones, utilizar mar-chas cortas, reducir la velocidad, etc.).

• No aparcando en aceras o lugares con preferencia pa-

ra el peatón, la bicicleta o el autobús.

• Manteniendo en buen estado los autobuses públicos

para que no se deterioren y mantengan una calidad y comodidad que atraiga usuarios.

• Respetando las normas de circulación y dejando pre-

ferencia a los peatones cuando se utilice la bici.

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ILUMINACIÓN

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La iluminación representa entre el 10 y el 25% del con-

sumo total de la energía eléctrica. Para conseguir una ilumi-

nación eficiente, es fundamental en primer lugar conocer las

necesidades reales que tiene cada una de las zonas del edifi-

cio, tanto en la universidad como en la vivienda, ya que no

todos los espacios requieren la misma intensidad, ni durante

el mismo tiempo.

La elección del tipo de lámpara tiene una gran repercu-

sión en el consumo de energía. Actualmente el mercado ofre-

ce una amplia variedad de lámparas que cumplen con los re-

querimientos de los distintos usos, por lo que es posible con-

seguir bombillas que respondan a las necesidades concretas

de cada estancia (ver glosario). En este sentido la sustitución

de las bombillas incandescentes convencionales por bombi-

llas de bajo consumo (compactas) es la mejor solución para

reducir el consumo energético (hasta en un 75%). Por otro

lado, los tubos fluorescentes son la mejor alternativa para es-

pacios que requieran gran luminosidad durante mucho tiem-

po.

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Sin embargo, la solución tecnológica que aportan en el pano-

rama actual estas bombillas, debe ser una herramienta más y

complementar al resto buenas prácticas que se basan en el

ahorro y en la eficiencia:

• El aprovechamiento de la luz natural en la iluminación es

el mejor consejo para reducir el consumo de energía eléc-

trica, y para facilitarlo se debe mover los objetos que impi-

den el paso de la luz, colocar las mesas de trabajo en la

proximidad de las ventanas y mantener las persianas

abiertas.

• Los materiales y colores de las paredes y el mobiliario re-

percuten de forma directa en el nivel de iluminación inter-

ior. Así, los colores claros absorben menos luz y por lo

tanto generan una mayor claridad en estos espacios.

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• A la hora de elegir las luminarias hay que tener en cuenta

su forma, materiales y su color ya que todo esto condiciona

el nivel de luz emitido y las necesidades de mantenimiento.

• La instalación de los interruptores también juega un papel

fundamental en el ahorro energético. Es importante que

sean independientes para mejorar el control de las lumina-

rias, permitiendo que en cada momento se enciendan sólo

las que sean necesarias.

• El nivel de iluminación desciende cuando se ensucian las

lámparas, para evitarlo debería realizarse, al menos, una

limpieza anual de estos elementos.

• La mayor parte de los edificios poseen una iluminación su-

perior a la necesaria y es sencillo reducir este consumo

energético. Los pasillos, por ejemplo no precisan la misma

claridad que las aulas. Durante algunos momentos del día,

cuando la actividad disminuye o se llevan a cabo tareas

como la limpieza también es conveniente disminuir la

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intensidad lumínica.

• Lo sensores de presencia pueden ser una buena alternati-

va para aquellos espacios (pasillos, cuartos de baño, etc.)

que no estén ocupados continuamente.

• Reducir al mínimo la iluminación ornamental tanto interior

como exterior.

• Para garantizar que no queden luces encendidas en los

momentos en los que no hay ocupación del edificio, se

puede establecer un protocolo mediante el que se deter-

minen responsabilidades y en el que se tenga en cuenta,

tanto al profesorado como al personal de conserjería, lim-

pieza y seguridad.

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CALEFACCIÓN Y

AIRE ACONDICIONADO

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El consumo energético en un edificio depende de facto-

res como la ubicación del mismo, el grado de aislamiento, los

aparatos eléctricos de los que esté dotado y del uso que se

haga de todos estos aparatos. Sin embargo, más de la mitad

del gasto energético de un edificio es debido a su climatiza-

ción (calefacción y refrigeración), por ello a la hora de hablar

de buenas prácticas energéticas es fundamental tener en

cuenta la eficiencia y el ahorro en estos dos factores.

CALEFACCIÓN:

Tal y como se indicó anteriormente, un correcto aisla-

miento constituye la mayor garantía de la eficiencia energéti-

ca de un edificio. Un edificio bien aislado ahorra entre un 20 y

un 30% de gasto en calefacción. Por eso se recomienda, por

ejemplo, el acristalamiento doble en las ventanas que redu-

cen casi a la mitad las pérdidas de calor respecto al acristala-

miento sencillo, además de disminuir las corrientes de aire, la

condensación de agua y la formación de escarcha.

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En segundo lugar es recomendable la elección de siste-

mas que utilicen como fuente única o complementaria las

energías renovables (calderas de biomasa, energía solar tér-

mica, etc.)

Siempre que sea posible la elección, es aconsejable

también una instalación centralizada de producción de calor

porque su eficiencia es mayor. Tanto las instalaciones colecti-

vas como las individuales requieren un buen aislamiento en

las conducciones de distribución, sobre todo si son eléctricas,

y son más eficientes si son bitubulares, aunque el precio sea

mayor.

A la hora de adquirir un sistema de calefacción son pre-

feribles las calderas de gas a las de gasóleo o a los termos

eléctricos. Si se eligen sistemas eléctricos, los más eficientes

son las bombas de calor, seguidas de los acumuladores con

tarifa nocturna y, por último, los suelos radiantes. No se acon-

sejan los radiadores eléctricos ni los convectores.

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Es fundamental que cualquiera que sea el sistema elegi-

do permita realizar una regulación de la temperatura y tenga

sensores de ambiente con programador de tiempos y tempe-

raturas, de forma que se pueda controlar las necesidades de

climatización del edificio en función de los horarios, de la ocu-

pación, de las actividades a desarrollar, etc.

Todas estas buenas prácticas a la hora de llevar a cabo

la instalación se han de complementar con un correcto uso de

la misma:

• El aire contenido dentro de los radiadores dificulta la transmi-

sión de calor desde el agua al exterior, por eso es necesario

hacer una purga antes de comenzar la temporada invernal.

• La temperatura de confort en invierno no debe sobrepasar los

21ºC. No hay que olvidar que el consumo aumenta un 10% por

el aumento de cada grado. Una persona adulta en condiciones

normales no necesita temperaturas superiores a los 17 ºC para

dormir.

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• Los termostatos deben estar alejados de las fuentes de ca-

lor y de frío e instalarse en las salas más utilizadas.

• Si durante un tiempo determinado el edificio o la vivienda van a

estar desocupados, es aconsejable bajar la temperatura a unos

15ºC, que se corresponde con la posición más económica de la

mayoría de los modelos de calefacción.

• Los radiadores de aquellas habitaciones, despachos, aulas, etc.

que no se utilicen normalmente deberán permanecer apagados.

• Es fundamental no cubrir directamente los radiadores y evitar

siempre que el mobiliario lo haga. Por el contrario, colocar lámi-

nas de aluminio detrás de los radiadores, con el lado opaco

hacia la pared o cubiertas convectoras frontales, ahorra ener-

gía.

• Las calderas deben someterse a revisiones periódicas. Una

caldera sucia tiene dificultades para la combustión y por lo tanto

consume más e incluso puede provocar accidentes.

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AIRE ACONDICIONADO:

La instalación de aparatos de aire acondicionado ha cre-

cido de manera exponencial en los últimos años debido tanto

al aumento de las temperaturas como a la capacidad econó-

mica de las personas y a la sociedad del bienestar actual. Por

ello, estos nuevos sistemas de refrigeración son responsa-

bles también del consumo energético de los edificios universi-

tarios y del de las viviendas.

A la hora de escoger un aparato de aire acondicionado

hay que tener en cuenta las necesidades de la estancia que

queramos refrigerar escogiendo el tamaño óptimo y la eficien-

cia energética (etiqueta energética) del aparato. Al igual que

en el caso de la calefacción es fundamental que posea un

regulador numérico y sensores de ambiente.

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Buenas prácticas en el uso de aparatos de refrigeración:

• 25ºC es una temperatura óptima para el verano. Cada grado

que disminuya aumentará el consumo energético en un 8%,

pero no el confort.

• Es importante controlar el apagado del aire acondicionado cuan-

do el edificio esté desocupado.

• Para el buen funcionamiento de estos sistemas es preciso llevar

a cabo una limpieza y una revisión periódica.

• Mantener el edificio en penumbra durante el día (sin que exija

encender luces) y favorecer su ventilación durante las horas

más frías del día disminuye las necesidades de refrigeración,

así como la instalación de toldos, persianas, cortinas y/o visillos

que impidan las radiaciones directas del sol.

• Los aparatos de aire acondicionado suelen tener sustancias que

afectan a la capa de ozono, por lo que hay que asegurar su co-

rrecta gestión como residuo depositándolo en un punto limpio.

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OTROS CONSUMOS ENERGÉTICOS

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El consumo de aparatos ofimáticos es responsable en

buena medida del aumento del consumo eléctrico, con lo cual

también juega un papel importante en la generación de gases

de efecto invernadero.

A la hora de adquirir equipos como impresoras y fotoco-

piadoras, es necesario tener en cuenta que trabajen perfecta-

mente a doble cara y con papel reciclado. Además, obvia-

mente, debe escogerse frente a otros los que cuenten con la

etiqueta “Energy Star”.

Además, es importante llevar a cabo un mantenimiento

preventivo de los equipos para garantizar un funcionamiento

adecuado de los mismos y la reducción de los consumibles

(tinta, tóner, papel, etc.)

A continuación se presentan algunos consejos para el

ahorro energético en los equipos ofimáticos más comunes

dentro de la universidad y de los hogares:

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Ordenador Personal:

• Apagar el ordenador siempre que sea posible, por ejemplo

a la hora de comer, al finalizar la jornada laboral, durante

días no laborables, etc.

• Es adecuado, minimizar el número de los servidores de

red, así se ahorra en energía a la vez que en el manteni-

miento del sistema

• Es recomendable configurar adecuadamente el modo de

ahorro de energía del ordenador, para que se desactive

correctamente pasado un cierto tiempo sin actividad. Este

tiempo debe adecuarse a los periodos de inactividad más

frecuentes del usuario. Normalmente suele configurarse a

30 minutos.

• Cuando no se vaya a utilizar el ordenador durante perio-

dos cortos puede apagarse solamente la pantalla, con lo

cual se ahorra energía y al volver a encenderla no habrá

que esperar a que se reinicie el equipo.

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• En cuanto a la elección de las pantallas de los ordenado-

res es recomendable utilizar las de tipo LCD (Liquid Cristal

Display), ya que suponen un ahorro de un 37% de la ener-

gía en funcionamiento normal, y un 40 % cuando el orde-

nador se encuentra en modo de espera.

• Los ordenadores cuentan con la posibilidad de utilizar sal-

vapantallas para evitar que es estropeen debido a la expo-

sición prolongada de una imagen en el monitor. Es preferi-

ble optar por el salvapantallas de color negro frente a

otros diseños, ya que es el que menos energía consume.

Esta opción se configura al escoger el modo “Black

Screen” (pantalla en negro). El tiempo aconsejado para

que ese tipo de salvapantallas entre en funcionamiento es

de 10 minutos.

• Se pueden conectar varios equipos a bases de conexión

múltiple con interruptor. Al desconectar el ladrón, se apa-

garán todos los aparatos a él conectados, con el consi-

guiente ahorro energético.

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Impresoras:

Intentar mantener apagadas las impresoras, al igual que

los ordenadores, siempre que no se estén utilizando.

• Al adquirir impresoras nuevas, es necesario tener en cuen-

ta que dispongan de sistemas de ahorro energético

(powersave o similar) y opción de impresión a doble cara.

• Imprimir siempre que sea posible en blanco y negro, y a

doble cara. Utilizando el modo “ahorro de tóner”, en caso

de que exista esta opción. Además pueden utilizarse car-

tuchos de tinta y/o tóner reciclados. Una vez el cartucho

avise que se está agotando es recomendable agitarlo, con

lo cual, se aprovechará un poco más.

• Lo ideal es arrojar los cartuchos usados en contenedores

especiales para ello, también puede recurrirse a alguna

entidad autorizada para la recogida de este tipo de resi-

duos.

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Fotocopiadoras:

• Al comprar una fotocopiadora es necesario escoger aque-

lla que tenga un modo de ahorro de energía, y configurar-

la para ello desde el momento de la instalación.

• Al igual que en el caso de las impresoras, es recomenda-

ble fotocopiar, siempre que sea posible, a dos caras. De

esta forma se producirán importantes ahorros de papel.

• La fotocopiadora debe apagarse cuando el personal aban-

done el centro de trabajo. Debe quedar apagada durante

la noche y los fines de semana. Si no hay una persona

que realice esta labor, una buena opción es que la última

persona que abandone el centro se encargue de apagar-

la.

• Durante la jornada laboral es conveniente mantener la fo-

tocopiadora en estado de reposo (o bajo consumo) cuan-

do no esté en uso.

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Faxes:

• A la hora de comprar un nuevo equipo de fax, deberá te-

nerse en cuenta que dispongan de sistemas de ahorro de

energía tipo “Energy Star” o similar. También es importan-

te que el fax pueda usar papel normal, ya que es más ba-

rato que el térmico, no pierde la información con el paso

del tiempo y se requiere menos energía para su fabrica-

ción.

• Desde el punto de vista energético los faxes más ahorra-

dores son los que no utilizan procesos térmicos para la

impresión (por ejemplo los de ahorro de tinta).

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Electrodomésticos:

Los electrodomésticos son los grandes consumidores de

energía. En nuestros hogares aproximadamente un 65% de

la energía que consumimos se destina a ellos. Por eso, tener

en cuenta estas recomendaciones para la compra, uso y

mantenimiento supondrá un gran ahorro energético y también

económico.

El consumo energético de los electrodomésticos depende de

su eficiencia (dato que refleja la etiqueta energética), su ubi-

cación y su uso

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CL

A

S

E

CONSUMO DE

ENERGÍA

A

Menos del 55% de

la media

B

Entre el 55% y el

75% de la media

C

Entre el 75% y el

90% de la media

D

Entre el 90% y el

100% de la media

E

Hasta el 10% más

de la media

F

Entre el 10% y el

25% más de la me-

dia

G

Por encima del 25%

más de la media

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CL

A

S

E

CONSUMO DE

ENERGÍA

A

Menos del 55% de

la media

B

Entre el 55% y el

75% de la media

C

Entre el 75% y el

90% de la media

D

Entre el 90% y el

100% de la media

E

Hasta el 10% más

de la media

F

Entre el 10% y el

25% más de la me-

dia

G

Por encima del 25%

más de la media

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A la hora de comprar un electrodoméstico hay que tener

en cuenta su eficiencia energética, su consumo de agua, y

también las necesidades para cada uno de ellos: dimensio-

nes, potencia y ubicación idónea desde el punto de vista

energético

• El uso racional del frigorífico por ejemplo puede ahorrar

hasta un 80%. Para ello es fundamental no meter cosas

calientes en él, no colocarlo cerca de fuentes de calor, de-

jar pasar el aire por su parte trasera, abrir sus puertas el

menor tiempo posible, ajustar el termostato a una tempera-

tura no excesivamente baja (5ºC para el compartimento de

refrigeración y -18ºC para el congelador), mantenerlo lim-

pio, evitar la formación de hielo.

• Cuando se utiliza la lavadora es preferible hacerlo en frío

o a la menor temperatura posible (90% del consumo de la

lavadora es para calentar agua)., llenarla completamente,

emplear los programas económicos y centrifugar lo menos

posible.

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• A la hora utilizar la cocina, tanto de gas como eléctrica,

también se pueden llevar a cabo buenas prácticas energéti-

cas como tapar las cazuelas para conseguir más rápida-

mente el punto de ebullición, utilizar ollas a presión, centrar-

las correctamente sobre el quemador procurando que la

llama o la base eléctrica no sean mayores que el recipiente,

bajar el fuego al mínimo una vez que comienza el hervor…

• Para hacer un correcto uso del lavavajillas es conveniente

utilizarlo sólo cuando esté completamente lleno y utilizar los

programas “económicos”. Si es necesario aclarar los platos

antes de usar el lavavajillas hacerlo siempre con agua fría.

Además hay que mantener siempre llenos los depósitos de

sal y abrillantador pues reducen el consumo de energía en

el lavado y el secado.

• Los filtros sucios y los depósitos de polvo y basura satura-

dos de la aspiradora hacen que el motor trabaje sobrecar-

gado y reduzca su vida útil. Por ello, hay que limpiar o susti-

tuir los filtros o depósitos y usar el accesorio adecuado.

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Los ascensores:

La mayoría de los edificios, tanto pertenecientes a la

Universidad, como residenciales, cuentan con servicio de as-

censores. Incluso, en edificios con varias alturas, podemos

encontrar más de uno, originando un consumo de energía

eléctrica y unos gastos por averías y mantenimiento conside-

rables. En este manual se proponen algunos consejos para

reducir gastos innecesarios en lo concerniente a este servi-

cio:

• Para alturas inferiores a un tercer piso, si no se sufre nin-

gún problema físico, es mucho más saludable, económico

y ecológico subir y bajar a pie que hacerlo en el ascensor.

• Por debajo del quinto piso se ahorra energía y tiempo, y

es más saludable, bajar a pie hasta la calle.

• En caso de que el ascensor contenga botones diferentes

para subir y bajar es conveniente pulsar sólo uno de ellos,

así se evitan que se realicen viajes innecesarios.

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• En ocasiones, casi inconscientemente, se pulsa el botón

de llamada del ascensor y pasado un tiempo de espera,

se cambia de opinión y se baja o se sube andando, con lo

que se ocasiona un consumo innecesario de energía.

• En caso de que se dispongan varios ascensores, se pue-

de instalar en ellos un mecanismo de maniobra selectiva

que optimice los desplazamientos y proporcione un servi-

cio más rápido y energéticamente más eficiente.

• Es recomendable que el habitáculo del ascensor sea de

tonos claros y esté equipado con lámparas adecuadas

para iluminar en su justa medida, sin excesos, ya que hay

que tener en cuenta que están iluminados las 24 horas

del día. Incluso puede instalarse un detector de presencia

que permita iluminar el habitáculo cuando se utiliza, y dis-

minuir la iluminación cuando no está en uso.

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GLOSARIO

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Bomba de calor: La bomba de calor consiste en un mecanis-

mo capaz de suministrar más energía de la que consume. Es-

ta aparente contradicción con uno de los principios más sóli-

dos de la termodinámica, se explica por el hecho de que el

equipo recupera energía "gratuita" del ambiente exterior. Por

ejemplo, una bomba de calor puede proporcionar a un local

3,0 kWh absorbiendo de la red tan solo 1 kWh. Los restantes

2,0 kWh se obtienen gratuitamente del aire exterior

Bombillas halógenas: son también lámparas incandescen-

tes que normalmente se utilizan como luces ambientales y

son idóneas para ser utilizadas con reguladores de potencia.

Emiten una luz blanca y focalizada por lo que también se em-

plean para iluminar objetos. Es recomendable utilizar bombi-

llas halógenas provistas de filtro porque son menos agresivas

a la vista.

Ventajas: son de pequeño tamaño, tienen una alta capacidad de

iluminación y un relativo bajo consumo.

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Desventajas: generan mucho calor, emiten una luz muy intensa

por lo que es conveniente que se mantengan lejos de los ojos y

tienen un precio mayor que el de la bombilla incandescente.

Calefacción eléctrica por acumulación: Los acumuladores

de calor son un sistema integral de calefacción. Mantienen la

casa caliente las 24 horas del día. Durante la noche acumu-

lan el calor necesario para el día siguiente. No se necesitan

depósitos o calderas donde se almacenen o se quemen ma-

teriales tóxicos y/o inflamables.

Energía de la biomasa: Tipo de energía que se obtiene de

materiales biológicos agrícolas, ganaderos, forestales e in-

dustriales que permiten su combustión directa o su transfor-

mación en biogás al fermentar. Es un tipo de energía en au-

ge, los biocombustibles podrían llegar a ser los sustitutos de

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los combustibles fósiles convencionales. La biomasa trae

consigo una serie de inconvenientes: al basarse en la com-

bustión se producen emisiones de CO2 a la atmósfera, no se

trata por tanto de una energía limpia; los cultivos alimenticios

tradicionales están siendo sustituidos por cultivos energéti-

cos, con el consiguiente incremento del precio de los produc-

tos de primera necesidad, argumento de vital importancia en

países empobrecidos y la pérdida de biodiversidad de espe-

cies cultivadas.

Bombillas incandescentes: son las más comunes. Son

unos dispositivos que emiten luz al calentarse un filamento

con el paso de corriente eléctrica. Emiten una luz amarillenta

y cálida.

Ventajas: reproducen muy bien todos los colores, se encienden

instantáneamente y tienen un bajo precio de compra.

Desventajas: son muy ineficientes, más del 90 % de energía eléc-

trica la transforman en calor. Además tienen un vida muy corta,

con el consiguiente despilfarro de recursos que ello supone.

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Bombillas incandescentes reflectoras: poseen un baño re-

flector plateado que evita que la luz salga por la zona frontal,

evitando así el deslumbramiento producido por la luz directa.

Proyectan una suave luz indirecta adecuada para lámparas

bajas o zonas de lectura.

Calefacción central: aquella en la que una caldera colectiva

calienta el agua haciéndola circular por circuitos hacia las vi-

viendas de una comunidad.

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Energía eólica: Es la energía que se obtiene del viento. Co-

mo la mayor parte de las energías renovables, la eólica tiene

su origen en el sol, ya que entre el 1 y el 2% de la energía

proveniente del sol se convierte en viento, debido al movi-

miento del aire ocasionado por el desigual calentamiento de

la superficie terrestre. El potencial de la energía eólica se es-

tima en veinte veces superior al de la hidráulica. Esta adqui-

riendo mayor implantación gracias al aprovechamiento de las

zonas y a la utilización de aerogeneradores. Los problemas

derivados de este tipo de energía están asociados a la dismi-

nución de la calidad del paisaje y las molestias ocasionadas a

la fauna; y todos ellos son fruto de una ausencia de planifica-

ción en el sector.

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Energía geotérmica: A diferencia de la mayoría de las fuen-

tes de energía renovables, la geotérmica no tiene su origen

en la radiación solar sino en una serie de reacciones natura-

les que suceden en el interior de la tierra y que producen

enormes cantidades de calor. Esta energía se puede poner

de manifiesto de forma violenta a través de fenómenos como

el vulcanismo o los terremotos, y en sus fases póstumas: géi-

seres, fumarolas y aguas termales.. El potencial geotérmico

almacenado en los diez kilómetros exteriores de la corteza

terrestre supera en 2000 veces a las reservas mundiales de

carbón, aunque de esta enorme riqueza energética sólo se

utiliza una parte mínima.

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Energía hidráulica: La energía hidráulica es aquella que se

obtiene del aprovechamiento de las energías cinética y po-

tencial de la corriente de los ríos y los saltos de agua. Se es-

tima que la energía del agua de toda la tierra tiene una poten-

cia equivalente a la de 500 centrales de 1000MW, y se está

promoviendo mediante la implantación de minicentrales en

los cauces de los ríos, de mucho menor impacto que la gran

hidráulica clásica.

Energía solar: Energía radiante del Sol, que puede ser apro-

vechada para la producción de electricidad en virtud del efec-

to fotoeléctrico (capacidad de la radiación electromagnética

para extraer electrones de algunos materiales, como metales

o semiconductores) o para calentar un fluido (Solar Térmica).

El aprovechamiento de la Energía Solar sin intermediación de

elementos mecánicos recibe el nombre de "Solar pasiva". Es

la mayor fuente de energía disponible y, a priori, la que me-

nos efectos negativos conlleva, únicamente sería destacable

el efecto paisajístico de las grandes huertas solares.

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Etiqueta energética: La etiqueta energética informa sobre la

eficiencia energética, es decir, del consumo del aparato en

relación al consumo medio de un aparato de similares carac-

terísticas. Las barras de colores que incluye, establecen una

escala que identifica la clase de eficiencia energética, que va

desde la clase A (color verde), la más eficiente, hasta la clase

G (color rojo) que es la menos eficiente y por lo tanto la que

corresponde a aparatos que consumen mucho más que la

media.

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Lámparas fluorescentes compactas o de bajo consumo: son similares a los tubos fluorescentes, pero de tamaño pare-

cido a una lámpara clásica.

Ventajas: alta duración y muy bajo consumo, alta eficiencia lumíni-

ca. Con sólo 11 vatios iluminan lo mismo que una bombilla incan-

descente de 60 vatios.

Desventajas: consumen mucha energía al encenderse, apagarlas y

encenderlas con frecuencia reduce su vida útil. Su precio es mayor

que el de las lámparas tradicionales, pero su bajo consumo y alta

durabilidad rentabilizan la compra.

Sensores de presencia: Los sensores de presencia tienen

como finalidad determinar la presencia de un objeto en un

intervalo de distancia especificado. Se suelen basar en el

cambio provocado en alguna característica del sensor debido

a la proximidad del objeto.

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Sistemas eléctricos: Los radiadores eléctricos con tubos in-

frarrojos son una buena opción para caldear habitaciones pe-

queñas, pero en habitaciones grandes es conveniente utilizar

los radiadores eléctricos de aceite (con programador horarios

para controlar el consumo eléctrico). Los convectores eléctri-

cos funcionan mediante resistencias y son totalmente des-

aconsejables.

Suelo radiante: La calefacción por suelo radiante consistente

en una tubería empotrada en la capa de mortero que discurre

por toda la superficie del local a calentar. Esta tubería condu-

ce agua caliente (a baja temperatura respecto a otros siste-

mas de calefacción) producida generalmente por una caldera.

Una de sus ventajas es la facilidad de instalación y la gran

limpieza respecto a los radiadores externos pero la gran con-

taminación eléctrica que genera los elimina de una instalación

apropiada.

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Termos eléctricos: Depósito acumulador con producción de

agua caliente sanitaria mediante resistencias eléctricas.

Tubos fluorescentes: emiten una luz muy blanca y radiante.

Su mayor consumo energético se produce durante el encen-

dido, pero después su consumo es muy bajo. Esta caracterís-

tica los hace ideales para espacios que vayan a estar ilumina-

dos artificialmente durante largos periodos de tiempo.

Ventajas: muy bajo consumo de electricidad y larga duración.

Desventajas: luz muy fría, no recomendable para zonas de ocio o

descanso, producen un parpadeo molesto y no encienden instan-

táneamente. Los tubos fluorescentes son residuos peligrosos por

su contenido en mercurio y requieren de un tratamiento especiali-

zado.

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