MANUAL DE ARQUEOZOOLOGIA - Fauna prehispánica e ... · carne, como es el caso del cerdo, el perfil...

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108 MANUAL DE ARQUEOZOOLOGIA secucion de las presas mas vulnerables (animales muy jovenes 0 muy viejos). Sin embargo, como ya hemos indicado anteriormente, la forma de las curvas de mortalidad depende del tipo de vida de la especie con- siderada. En el caso de ani males cavernicolas, como el oso de las cavernas o la hiena, la curva de mortalidad se caracteriza por un maximo de individuos jovenes y de viejos, con una minima representacion de ani- males adultos. Esta curva no es la imagen de la poblacion viva, sino la de una «necropolis». Una jauria de hienas, diezmada por cualquier tipo de catastrofe, presentaria una curva muy diferente, de forma gau- siana, comparable con la de una poblacion viva. Por el contrario, los restos de lobos documentados en el mismo tipo de contexto presentan una curva de mortalidad proxima a la curva gausiana. En este caso, los lobos han sido cazados en el exterior de la cueva y llevados al interior para ser despellejados y, tal vez, consu- midos. Con la domesticacion y el desarrollo de la ganaderia, las curvas de mortalidad pueden presentar perfiles muy variados debido a la di- versidad en la utilizacion de los animales. En primer lugar, se puede diferenciar entre ani males para carne, sacrificados bastante jovenes, y animales amortizados, a una edad mas avanzada, tras una utiliza- cion previa de naturaleza no carnica (leche, fuerza de trabajo, repro- duccion). En el caso de un animal estrictamente dedicado a la obtencion de carne, como es el caso del cerdo, el perfil de mortalidad presentara su maximo alrededor de un ano, edad de rentabilidad ideal de esta espe- cie. Por contra, los animales adultos, de hecho reproductores, son me- nos numerosos. Una cria mixta, que combina la produccion de carne (0 de leche) y la fuerza de trabajo, se caracteriza por un as curvas de mortalidad cuya interpretacion no siempre resulta facil. Ellector interesado encontrara en los trabajos citados en la bi- bliografia informaciones mas detalladas sobre los diversos aspectos de la dinamica de las poblaciones de animales. 1 CAPITULO 6 PATOLOGIA El campo de la patologia osea requiere de una formacion espe- cializada y de un buen conocimiento de los tejidos oseos, por este motivo solo los paleopatologos pueden establecer verdaderos diag- nosticos. Las patologias observables en el hueso son verdaderos testimo- nios de las divers as agresiones sufridas por el organismo durante su vida. El estado de salud de una poblacion animal, particularmente en el caso de las especies domesticas, refleja bastante bien el nivel socio- economico del grupo humano y, de manera mas particular, el cui- dado dado al rebano. Esparawin, tumor 6seo de corvej6n de caballo (segun Fontaine y Huguier, 1921).

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secucion de las presas mas vulnerables (animales muy jovenes 0 muy viejos).

Sin embargo, como ya hemos indicado anteriormente, la forma de las curvas de mortalidad depende del tipo de vida de la especie con­siderada.

En el caso de ani males cavernicolas, como el oso de las cavernas o la hiena, la curva de mortalidad se caracteriza por un maximo de individuos jovenes y de viejos, con una minima representacion de ani­males adultos. Esta curva no es la imagen de la poblacion viva, sino la de una «necropolis». Una jauria de hienas, diezmada por cualquier tipo de catastrofe, presentaria una curva muy diferente, de forma gau­siana, comparable con la de una poblacion viva.

Por el contrario, los restos de lobos documentados en el mismo tipo de contexto presentan una curva de mortalidad proxima a la curva gausiana. En este caso, los lobos han sido cazados en el exterior de la cueva y llevados al interior para ser despellejados y, tal vez, consu­midos.

Con la domesticacion y el desarrollo de la ganaderia, las curvas de mortalidad pueden presentar perfiles muy variados debido a la di­versidad en la utilizacion de los animales. En primer lugar, se puede diferenciar entre ani males para carne, sacrificados bastante jovenes, y animales amortizados, a una edad mas avanzada, tras una utiliza­cion previa de naturaleza no carnica (leche, fuerza de trabajo, repro­duccion).

En el caso de un animal estrictamente dedicado a la obtencion de carne, como es el caso del cerdo, el perfil de mortalidad presentara su maximo alrededor de un ano, edad de rentabilidad ideal de esta espe­cie. Por contra, los animales adultos, de hecho reproductores, son me­nos numerosos.

Una cria mixta, que combina la produccion de carne (0 de leche) y la fuerza de trabajo, se caracteriza por un as curvas de mortalidad cuya interpretacion no siempre resulta facil.

Ellector interesado encontrara en los trabajos citados en la bi­bliografia informaciones mas detalladas sobre los diversos aspectos de la dinamica de las poblaciones de animales.

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CAPITULO 6

PATOLOGIA

El campo de la patologia osea requiere de una formacion espe­cializada y de un buen conocimiento de los tejidos oseos, por este motivo solo los paleopatologos pueden establecer verdaderos diag­nosticos.

Las patologias observables en el hueso son verdaderos testimo­nios de las divers as agresiones sufridas por el organismo durante su vida. El estado de salud de una poblacion animal, particularmente en el caso de las especies domesticas, refleja bastante bien el nivel socio­economico del grupo humano y, de manera mas particular, el cui­dado dado al rebano.

Esparawin, tumor 6seo de corvej6n de caballo (segun Fontaine y Huguier, 1921).

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Segmento toracico de una columna vertebral de caballo, mostrando una soldadura de las vertebras. Esta pa­tologia se observa a menudo en los caballos de monta (foto Ratton, MHNGE).

Pares de femures de perro (a la iz­quierda y en el centro) y de humeros (la derecha), de entre los que un ejem­plar ha sido fracturado. Santuario de Vertault (C6te-d'Or).

Luxaci6n escapular-humeral sime­trica en un caballo del yacimiento de Vertault (C6te-d'Or).

Patologias diversas en huesos de ga­llo (humero, tibiotarso y tarsome­tatarso).

No entraremos en detalles sobre los diversos tipos de alteracio­nes pato16gicas que pueden afectar al hueso, sino que vamos a pre­sentar, de manera breve, algunos casos interesantes en el campo de la arqueologia.

La alteraci6n de la dureza de los huesos, debido a afectaciones del tejido 6seo, se pone de manifiesto por la fragilidad y el debilita­miento del esqueleto; se trata del raquitismo en el caso de individuos j6venes y de la osteomalacia en el caso de los adultos. Resulta dificil determinar el origen exacto de estas alteraciones, pero se deben en gran me did a a las condiciones de cria (alimentaci6n, condiciones de

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Desgaste dental anormal de un tercer molar superior de buey (foto Ratton, MHNGE).

Costillas de oso pardo que· muestran una fractura soldada con calcificaci6n. Estas piezas corresponden a un oso caido accidentalmente en una sima del Jura y que sobrevivi6 mas de un mes a sus heridas (foto Ratton, MHNGE).

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vida). Las osteomalacias suelen ser frecuentes en el caso de los ru­miantes, que pacen en entornos pobres en fosfato de calcio, como las zonas pantanosas (como ejemplo citaremos el buey de Sion PCII, Chaix, 1975; Baker y Brothwell, 1980).

La inflamaci6n de los hues os puede afectar al periostio (pe­riostitis) 0 al hueso mismo (osteitis), la una suele implicar la otra (os­teoperiostitis). La periostitis, que afecta principalmente a los hues os largos, es a menudo de origen traumatico. Esta afecta particular-

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mente al perro y al caballo. La osteitis puede deberse a contusiones, lesiones, cortes, fracturas, aunque tambien puede ser la consecuen­cia de presiones prolongadas, 0 deberse a la presencia de cuerpos ex­trafios.

El trabajo impuesto a los animales de tiro 0 de montura puede determinar, mas 0 menos de manera precoz, alteraciones del esqueleto que se manifiestan por taras oseas, de afectaciones del pie 0 de la co­lumna, y por deformaciones diversas en determinadas articulaciones.

La osteitis de cansancio puede ser el resultado de un trabajo in­dividual excesivo, 0 demasiado precoz, y puede incluso llegar a trans­mitirse de manera hereditaria, en forma de predisposicion. Las ostei­tis se manifiestan de maneras diversas, entre las que podemos citar algunas que podemos observar de manera bastante frecuente sobre restos arqueologicos:

- El esparavan, es decir, la soldadura que se acompafia a me­nudo de exostosis;', a nivel del tarso de los equidos.

- El «casco en caja», que es un estrechamiento de los cascos de los equidos.

- Los anquilosamientos, que suponen una perdida de movilidad de una articulacion

- Las cojeras, que en los equidos se manifiesta por la solda­dura de los metacarpianos.

- La aguadura, congestion de los pies de los ungulados, que puede llevar a una modificacion de la posicion de las falanges, lease una reduccion de la ultima falange.

Las patologias articulares (artropatias) se documentan frecuen­temente sobre el material arqueologico. Mencionaremos la osteoar­tritis que se manifiesta por el estriado de las superficies articulares, por su erosion y por exostosis;' en la periferia. Esta afeccion parece es­pecialmente frecuente en los bovinos y especialmente en las extremi­dades de los miembros de los individuos domesticos.

La espondilartritis anquilosante, 0 soldadura de varios elementos de la columna, se documenta a menudo en los caballos de monta, aun­que ya existia, en tanto que proceso degenerativo, en los osos de las cavernas.

La traumatologia estudia los dafios exteriores que han afectado al hueso. Los accidentes pueden provo car luxaciones (desplazamiento permanente de las extremidades articulares de los huesos), simples, o complicadas por una fractura 0 una llaga. Es una patologia tipica de los animales adultos, ya que en el caso de los jovenes 0 los viejos, con huesos mas fragiles, el accidente provocara seguramente una fractura.

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Un golpe puede actuar de manera indirecta, un golpe en las ro­dillas puede repercutir en los hombros.

Las fracturas pueden verse favorecidas por un cierto numero de circunstancias agravantes, como la fragilidad del hueso deb ida a la edad, 0 a determinadas afecciones. Las fracturas se deben a violencia externa, golpes, encontronazos contra obstaculos, bastonazos, lanza­miento de piedras, patadas de otro animal, esfuerzos desmesurados. Las fracturas pueden ser completas, a menudo oblicuas, de forma apun­tada; esta morfologia, asi como el aspecto de la superficie de ruptura, permiten distinguir estas fracturas de las que se producen sobre los huesos secos, que se rompen sobre un plano mas perpendicular. Podemos tambien encontrarnos con fisuras, mas 0 menos largas y pro­fundas, como en la escapula del caballo. Las fracturas pueden evolu­cionar, 0 bien hacia la formacion de una calcificacion mas 0 menos voluminosa, 0 bien hacia una seudoarticulacion.

La frecuencia de las fracturas, su naturaleza y su modo de re­duccion pueden aportarnos indicios sobre los cuidados proporciona­dos a los animales. La multiplicacion de estas patologias sobre perros bastante jovenes de la necropolis de Vertault (C6te-d'Or) a inicios de nuestra era, da testimonio de tratos poco deseables: estos perros reci­bieron numerosos malos tratos que se ponen de manifiesto por las frac­turas de los huesos de las extremidades, asi como del craneo. En el caso de los caballos de este mismo yacimiento, las alteraciones pato­logicas, mas diversificadas, ponen de manifiesto un uso intenso de los animales, no siempre respetuoso con la edad, 0 las capacidades de los mismos.

Al margen del exam en visual, la radiografia resulta a menu do in­dispensable en los diagnosticos para diferenciar, por ejemplo, la for­macion de una calcificacion como consecuencia de una fractura, 0 de una enfermedad de tipo metabolico. Tambien permitira evidenciar an­tiguas fracturas bien soldadas y poco visibles a simple vista.

En ellimite de la patologia hay que mencionar las deforma­ciones de los huesos debidas a determinado tipo de trabajos. De este modo, los bueyes utilizados en la traccion muestran cambios en la morfologia de las facetas articulares (Ghetie y Mateesco, 1977; Bar­tosiewicz, Van Neer y Lentacker, 1977), asi como deformacion de los cuernos, que puede ocasionalmente observarse en las astas oseas. Del mismo modo, debemos mencionar el desgaste en los dientes, re­lacionado con la utilizacion de un bocado. Este desgaste se mani­fiesta cuando el caballo muerde el bocado, siendo visible en los pri­meros premolares de los equidos. Del mismo modo, cierta cantidad de malos habitos pueden dejar rastros en los incisivos de los ca­ballos.

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El estudio de numerosas heridas de caza cicatrizadas, que se han observado sobre ciervos neoliticos de Dinamarca, demuestran que estas manadas de animales frecuentaban una zona geografica bien de­finida y relativamente limit ada y que en ocasiones los cazadores aba­Han animales que ya habian sido heridos algunos afios antes (Noe­Nygaard, 1975).

CAPITULO 7

LAS MARCAS

Las marcas observables en los huesos son los testimonios indi­rectos de la historia del hueso, desde el momenta de la muerte del ani­mal del que proceden hasta su llegada a la mesa del arqueoz0610go, 0 incluso mas ana.

Hay que distinguir dos grandes tipos de marcas: las antr6picas y las naturales.

7.1. Las marcas de origen antr6pico

Se distinguen dos grandes grupos. Por un lado, las marcas deja­das por las armas y los utiles destinados a la muerte y explotaci6n del

Carniceria medieval (siglo XI)

que muestra la preparaci6n de los sesos de los cerdos (segun Spencer, 1984).

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Craneo de jabali abatido de un golpe de venablo en el frontal. Neolitico medio de Clairvaux (Jura) (foto Dajoz, MHNGE).

Evidencia de un golpe de hacha mor­tal en un craneo de bovino del yaci­miento galo de Varennes-sur-Seine (Seine-et-Mame).

Vista ventral del atlas de macho ca­brio con las estrias transversales ti­picas del degollamiento (foto Ratton, MHNGE).

animal; por otro lado, las marcas tecno16gicas generadas por la pre­paraci6n de la materia 6sea para la realizaci6n de armas, titiles, ele­mentos de adorno, objetos de arte.

7.1.1. LA MUERTE Y LA CARNICERIA

Las heridas de caza se corresponden en su mayoria con impactos de proyectiles, ya sean estos letales 0 no. El objetivo es alcanzar dos zonas esenciales. Por un lado el craneo, principalmente la parte fron­tal. Por otro lado, el coraz6n. Este se encuentra protegido por la es­capula izquierda, y sera este hueso el que evidenciara el impacto (Noe­Nygaard, 1975; Rust, 1943). De manera mucho mas ocasional se pueden constatar marcas de proyectiles en el resto del esqueleto, 0 incluso pro­yectiles asentados en los huesos (oso de Bichon, Morel, 1993; uros de

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Mandibula de verraco de la Edad del Hierro, cuyo canino ha sufrido la ex­posicion directa al fuego.

Desollado experimental de una gar­dulia con la ayuda de un util de si­lex (foto Chiquet, MHNGE).

Marca de incision para la extraccion de la piel en un craneo de gato del patio Napoleon del Louvre en Paris.

Localizacion teorica de las marcas de corte de la piel en un mustelido.

Weljstrup, Aaris-Sorensen y Brinck-Petersen, 1986; perro del Louvre, Meniel y Arbogast, 1989).

La muerte

El sacrificio de los animales domestic os deja en ocasiones estig­mas caracteristicos. Para las grandes especies, caballo y buey, el golpe de maza 0 el disparo supone la perforaci6n del frontal.

El degollado se practica sobre los peque:fios rumiantes. Esta prac­tica se manifiesta por estrias transversales sobre la cara ventral del atlas'" y en ocasiones sobre el ap6fisis odontoides (Chaix, 1985).

El decapitado con hacha deja trazas en la cara dorsal de las ver­tebras cervicales.

Existen tambien maneras de matar que no dejan trazas visibles, como el desangramiento interno del cerdo que se realiza en C6rcega

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Camiceria tradicional (evisceraci6n) de una oveja en el norte del Sudan.

mediante un cuchillo especial, el «stoccu» (Vigne y Marinval-Vigne, 1991).

La eliminaci6n del pelo

El pelo puede mantenerse con la piel, utilizandose de este modo para abrigo, pero generalmente se elimina, quemandolo mediante un fuego rapido de brozas. Esta operaci6n tiene una duraci6n variable, segun la densidad del vell6n, y puede alcanzar el cuarto de hora. De este modo, es susceptible de dejar marcas, principalmente sobre los dientes (incisivos y caninos) que de manera natural, 0 por retracci6n de los labios, queden expuestos al exterior. En algunos yacimientos protohist6ricos, las cusp ides de estos tipos de dientes presentan mar­cas de quemado, sobre todas las especies consumidas. Esta alteraci6n particular puede verse agravada si posteriormente se produce una coc­ci6n directa del animal sobre el fuego.

La evisceraci6n

Esta operaci6n tiene por objetivo la extracci6n de las principales visceras de la caja toracica y del abdomen. Las marcas correspondientes a este proceso pueden observarse sobre la cara interna de las costi­llas, aunque en ocasiones tambien en la parte inferior del cuerpo de las vertebras.

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LASMARCAS 119

Columna descarnada

Filetes

Cabezas partidas

~Pies Pies

Costillares

Esquema de despiece de los cerdos en el contexto de las practicas funerarias en la Calia.

El despellejado

La extracci6n de la piel requiere de un corte circular alrededor del hocico, 0 en el cuello del animal. Se observan marcas en los nasales y el maxilar, asi como sobre las ramas horizontales de la mandibula.

El separado de la piel en la zona de las extremidades puede de­jar incisiones circulares en las diafisis de los radios, las tibias, los me­tapodos, 0 a nivel de los segmentos carpales y tarsales. Existe una gran variabilidad en la localizaci6n de estas marcas en funci6n del tipo de animal, de las regiones y las cronologias .

El cuarteado

Se trata en senti do propio del despiece. Este muestra tambien una gran variabilidad. Esta actividad corresponde a la desarticulaci6n, cuyas marcas se manifiestan en las junturas de los huesos, como por ejemplo entre la parte distal* del humero y la proximal del radio, 0 en­tre la cavidad cotiloide de la pelvis y la cabeza del femur. Estas mar­cas se corresponden con el seccionado de los tendones y los ligamen­tos, y se encuentran en puntos muy precisos.

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Marcas de corte en los huesos de un jamon del patio Napoleon del Louvre en Paris.

Metatarso de buey partido por la mitad (poblado galo de Acy­Romance en las Ardenas).

Radio y carpos de buey cortados a gol­pes de cuchilla (patio Napoleon del Louvre en Paris).

Segunda falange de buey del yacimiento galo de Acy-Romance, con un surco de­bido a la accion del cuchillo.

Esquema del despie­ce de un cerdo en la Galia romana. Arriba, marcas observadas en el esqueleto. Abajo, piezas cortadas segun las fuentes iconografi­cas (segun Lignereux y Peters, 1996).

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Existen dos grandes tipos de metodos para el despiece de la car­cas a de un animal, ya sea partiendo por la mitad las vertebras segun su eje, ya sea en los procesos transversales de un lado y del otro de los cuerpos vertebrales. El primero de estos metodos se desarrolla a par­tir de la aparicion de los utiles metalicos, aunque ambos continuan utilizandose en la actualidad.

El despiece al detalle

Corresponde al descamado de los cuartos preparados previamente. Presenta una gran variabilidad segun las regiones y las epocas.

El cortado de lonchas de la pierna dejara estrias transversales sobre la diafisis'" del femur, mientras que la preparacion de filetes se

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traducira por trazas longitudinales sobre los cuerpos y las apofisis es­pinosas de las vertebras lumbares.

Utilizaciones posteriores

Los huesos pueden seguidamente utilizarse para la realizacion de sopas y como fuente de suministro de medula. En tales casos gene­ralmente se fracturan, si bien en las sociedades metalurgicas se sue­len cortar en pedazos. Las marcas resultantes son muy caracteristicas. Sin embargo, la ebullicion de los huesos es aun una manipulacion di­neil de demostrar (Schmid, 1972).

7.1.2. LA CONSERVACION Y LA COCCION DE LAS CARNES

La carne puede consumirse cruda, aunque generalmente se pre­para, ya sea para retrasar su descomposicion, 0 para modificar su textura y sabor mediante la coccion. Hay gran can tid ad de metodos de conservacion y de coccion, aunque las marcas que estos pueden dejar en los huesos son en su gran mayoria dinciles de reconocer.

Las evidencias de conservacion de la carne por salazon 0 ahu­mado son evidentemente muy escasas, adem as no poseemos datos experimentales sobre su naturaleza y sobre la eventual conservacion tras su enterramiento en el sedimento durante un largo periodo de tiempo. Por el momento, los intentos por demostrar la conservacion de la came descansan sobre otros indicios, mas 0 menos directos, como la importancia de la explotacion, y sin duda alguna del comercio, de la sal, tanto gema como marina en determinados periodos cronologi­cos. Este puede ser tambien el caso del descubrimiento de saladeros, que en algunos casos, como en ciertos asentamientos galos, conte­nian aun huesos de cerdo. Finalmente, las acumulaciones de restos

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Cnineo de oveja asado (condilos oc­cipitales) presentando numerosas marcas de golpes que evidencian ten­tativas reiteradas de apertura de la boveda craneal (patio Napoleon del Louvre en Paris).

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LAS MARCAS

Hueso (astnigalo) de la parte distal de un jamon de cerdo expuesto di­rectamente al fuego (poblado galo de Acy-Romance).

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oseos muestran, en ocasiones, que tras la muerte del animal el con­sumo de determinadas partes pudo aplazarse, mientras que otras eran consumidas rapidamente. Un ultimo indicio esta relacionado con el consumo de pescado, cuya epoca de captura puede determinarse me­diante el examen de los anillos de crecimiento, claramente visibles en las vertebras bien conservadas. El abandono simultaneo de restos de peces capturados en estaciones diferentes implica, necesariamente, la utilizacion de metodos de conservacion del pescado, aunque los res­tos oseos no nos informen sobre su naturaleza.

Entre los modos de cocci on, podriamos pensar que el que con­siste en la exposicion de la carne al fuego seria facil de detectar, a condicion de que esta no haya sido previamente deshuesada. Sin em­bargo, incluso en los periodos en los que el descubrimiento de ele­mentos materiales como parrillas 0 espetones, incluso las referencias escritas, muestran claramente que esta practica era muy habitual, las trazas que se han conservado son mas bien escasas. Este hecho puede evidentemente ser el resultado de la propia coccion (carne a la parri­lla sin hueso, exposicion corta 0 alejada de las llamas, proteccion del hueso por la grasa fundida), a no ser que las trazas no se hayan con­servado tras el enterramiento en el sedimento. Las quemaduras que mas facilmente se observan sobre los huesos procedentes de depositos domesticos son con demasiada frecuencia muy marcadas, por ello re­sulta dincil interpretarlas como fruto de una coccion normal, ademas no presentan ningun patron de localizacion estable, que pudiera ser el resultado de un modo de coccion habitual.

El analisis de las trazas de fuego debe, sin lugar a dudas, llevarse a cabo sobre estigmas mucho mas discretos que los que el ojo retiene a primera vista, y que parecen ser, ante todo, el resultado de una ex­posicion al fuego de hues os abandonados, utilizados como combusti­ble. Esta es la conclusion que se desprende de los anruisis de las ofren­das de cerdo de la necropolis de Lamadelaine en Luxemburgo. Los astragalos muestran una alteracion por calor muy ligera, mientras que

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Cabeza Vert.Cost. Extremidades Pies

40-60 I! n=36

60-80 n=98

80-100 n=11 4

100-120 n=62

120-fond n=19

Distribuciones anatomicas de cerdos en el silo 113396

Cabeza Vert. Cost. Extremidades Pies

120-140 n=95

140-160 n=79

160-180 n=81

180-190 n=14

Distribuciones anatomicos de cerdos en el silo 10340

Distribuciones anatamicas de restos de cerdos por niveles en dos silos del poblado de Acy-Romance: los huesos de la cabeza y de los miembros au­mentan en relacian a las vertebras y sobre todo de los pies. Estos fename­nos deben relacionarse sin lugar a dudas con las practicas de salazan que permiten espaciar en el tiempo el consumo de determinados cuartos.

las cusp ides de los caninos de esos mismos cerdos aparecen completa­mente calcinadas. Los dientes, tras su exposici6n al fuego durante el quemado de la piel, no go zan ya de la protecci6n que si beneficia a los astnigalos por el flujo de grasa fundida durante una buena cocci6n. Por ello, es altamente recomendable centrar la atenci6n sobre alteraciones mucho mas discretas, aunque de hecho mucho mas significativas, que no los extremos de los huesos carbonizados 0 incluso calcinados.

LAS MARCAS 125

Las otras tecnicas de cocci6n, que no exponen la carne a las lla­mas, son evidentemente aun mas dificiles de documentar, si ello llega a ser posible.

7.1.3. LAS MARCAS TECNICAS

Estas son visibles sobre divers as m aterias duras animales de las que podia d isponer el hombre: conchas, huesos, marfil, astas y cuer­nos, aunque estos ultimos raramente se conservan.

Parece que ya desde el Paleolltico inferior el hombre utiliz6 los huesos para actividades diversas. Se trataba por aquel entonces de ob­jetos poco transformados y cuya diferenciaci6n respecto a los frag­mentos de hueso originados naturalmente es dificil de precisar. No sera hasta el Paleolltico medio, y mas concretamente durante el final del Musteriense, cuando apareceran autenticos utiles. Durante el Paleolltico superior asistimos a una diversificaci6n importante, asi como a unos acabados en los que los criterios esteticos tienen un peso especifico. En el articulo de H. Camps-Faber (1976), el lector interesado encon­trara un buen resumen de esta evoluci6n.

El conocimiento sobre el utillaje en hueso y en marfil ha progre­sado mucho gracias, en parte, a las tecnicas de excavaci6n modernas, que permiten recuperar tanto los utiles como sus restos de fabricaci6n, y por otro lado, gracias a los procesos de experimentaci6n, que per­miten conocer mejor los gestos tecnicos del hombre prehist6r ico.

Desde un punto de vista tecnico, se puede distinguir una pri­mera fase, en la que la percusi6n, en ocasiones completada por un ra­nurado, permite obtener varillas de asta de cervidos. Determinados

Metapodo de caballo magdaleniense ra­nurado con un buril de silex para la confeccian de agujas.

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Punzones de metapodos de oveja y ali­sador en costilla de buey encontrados en el interior de una bolsa de cuero de una mujer inhumada en Kerma (Sudan), hacia e11800 a.c. (foto Dajoz, MHNGE).

Clavija 6sea (soporte del cuemo) de un buey (pqblado gala de Acy-Romance).

fragmentos de huesos largos pueden igualmente retocarse por percu­sion, al igual que se hace con el silex.

Durante el Musteriense se desarrollanin otras tecnicas como el aserrado, el ranurado, el perforado y el pulido. Estas ultimas alcanza­nin un desarrollo pleno con el Paleolitico superior.

Posteriormente, con el desarrollo de la metalurgia, el aserrado tendni un papel destacado, especialmente durante la epoca galo-ro­mana con la fabricacion de goznes de puerta con metapodos de bovi­nos, 0 en el trabajo de la industria de derivados del cuemo y el asta.

Este desarrollo del utillaje permitira un trabajo muy elaborado del marfil, como demuestran las piezas de ajedrez, en marfil de morsa, de la isla de Lewis en Inglaterra (Mac Gregor, 1985),0 en asta de ciervo de las excavaciones de Noyon (Oise).

T LAS MARCAS

Extremidades dis tales y proximales de metapodos de buey cortados. Estos frag­mentos corresponden a los restos de fa­bricaci6n de gomes de puerta . .£poca medieval, Inglaterra (segun Mac Gregor, 1985)

7.2. Las trazas de origen natural

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El hueso, tras su abandono por parte del hombre, se encuentra expuesto a divers as agresiones, cuyo resultado fin al, si el proceso no se detiene, conduce a su desaparicion total.

Estas agresiones entran en el cuadro general de los procesos ta­fonomicos, es decir, del paso del hueso, 0 del esqueleto, de la biosfera a la litosfera; algunas de estas agresiones se producen antes del ente­rramiento, mientras que otras son posteriores al mismo.

Varias especies animales de divers os ordenes atacan a la mate­ria osea.

Determinados moluscos carnivoros zonitidos pueden dejar so­bre la superficie del hueso trazas caracteristicas, que se deb en al paso de su radula;'. Estas trazas deben observarse a grandes aumentos, ya que si no corremos el riesgo de confundirlas con otras marcas, como, por ejemplo, las dejadas por un rascado.

Los roedores participan tambien en esta degradacion. Las mar­cas paralelas que dejan sus incisivos son muy caracteristicas. Su ac­cion provoca una degradacion rapida del hueso, 0 de las astas de los cer­vidos, a las que son particularmente aficionados. Las garras de los topos pueden tambien dejar trazas en la superficie de los huesos, cuando al excavar sus galerias top an con huesos enterrados.

Los carnivoros dejan marcas en los huesos, que se reconocen por tener forma de impactos puntiformes, que se corresponden con la perforacion de la superficie del hueso, debida a las cuspides afila­das de los caninos 0 de los premolares. El mascado del hueso por los molares deja unas trazas de interpretacion mas dificil. Destaquemos que las hienas son un factor importante de fragmentacion del m ate­rialoseo debido a la fuerza de su aparato masticador. Tambien los sui­dos y los rumiantes pueden dejar trazas de mordido sobre los huesos, aunque estos estigmas son dificilmente atribuibles a una especie con­creta.

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Marcas de rddula de molusco. De­terminados gaster6podos .buscan en el hueso las sustancias minerales que necesitan para la construcci6n de su concha (foto Dajoz, MHNGE).

Mandibula izquierda de oveja fuer­temente alterada por la acci6n de roe­dores. Se reconocen las dos estrias paralelas dejadas por los incisivos superiores de estos pequenos ani­males (foto Zumstein, MHNGE).

Marcas de dientes de perro en un coxal de caballo (poblado galo de Varennes­sur-Seine).

Mandibula izquierda de oveja que muestra las vermiculaciones hechas por las raices de las plantas (segun Binford, 1981).

LAS MARCAS

Humero de bovino que muestra marcas de una exposici6n prolongada a la intemperie (yaci­miento de la primera Edad del Hierro de Ouessant) .

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Meteorizaci6n de la parte distal de metdpodos de bueyes. Estos huesos se en­contraban en el interior de un muro de una granja de Ginebra del siglo XVIII, utilizaaos para fijar enredaderas. La parte que se conserva estaba protegida de la intemperie al estar envuelta de mortero (foto Dajoz, MHNGE) .

Aparte de los citados hasta ahora, debemos tambien tener en cuenta otro tipo de agentes. Debemos mencionar las bacterias y los hongos que pueden actuar alterando las propiedades fisicas del hueso y su composici6n quimica (Baud, 1987).

Los ataques producidos por la vegetaci6n son igualmente nefas­tos. Destacaremos los llevados a cabo por las algas en medios acmiti­cos y las marcas dejadas por las rakes en medio terrestre. Estas ulti­mas pueden comportar la destrucci6n del hueso, provocan una alteraci6n de la superficie 6sea que enmascara siempre, en mayor 0 menor grado, la presencia de eventuales trazas de origen antr6pico.

130 MANUAL DE ARQUEOZOOLOGIA

La observaci6n de marcas en los huesos

Los huesos, y en menor medida los dientes, pueden presentar di­versos estigmas que nos suelen proporcionar diversas informaciones. Como sucede con cualquier tipo de examen, es conveniente que tenga­mos en cuenta las condiciones en las que este se Heva a cabo, particu­larmente en la limpieza de los restos. Por 10 que se refiere a la ilumina­cion, mas que una luz difusa (fluorescente) es aconsejable una fuente de luz mas concentrada, que permita observar mejor las marcas. EI anal isis depende tambien de la persona que 10 lIeva a cabo (vision, capacidad, atencion) y de los medios opticos que se utilizan. r

Las marcas observadas pueden clasificarse de diversas maneras: antropicas 0 naturales, predeposicionales 0 posteriores a la misma, para hacernos una ligera idea, de una realidad a menu do compleja. En efecto, la actuacion del hombre puede dejar marcas en los animales vi­vos (desgaste debido al bocado), 0 muertos (sacrificio, despiece); antes, durante, 0 tras el enterramiento (manera de abandono de los restos, pi­soteado, excavacion). Entre los agentes de orden natural podemos citar a los carnlvoros, los roedores (antes 0 durante el enterramiento), incluso los gasteropodos, el fuego, la exposicion a la intemperie; y en el suelo, la naturaleza del propio sedimento, la humedad, las ralces de las plan­tas ...

La observacion pone de manifiesto todo unconjunto de indicios, de entre los cuales algunos podemos considerar que son de tipo secun­dario (ralces de las plantas); mientras que otros (fuego, exposicion a la intemperie) pueden sernos muy utiles para la interpretacion, bien que pueden tambien complicarnos la deteccion de otras marcas.

Agentes

Antes del enterramiento

Durante el enterramiento

Tras la exhumaci6n

Antropicos

Abatido Corte Cocci6n

Aterrazamiento Naturaleza del relleno

Excavaci6n Limpieza

Naturales

Animales Atmosfericos

Rafces Topos Tipo de sedimento Humedad

Atmosfericos (desmontado de los restos por eta pas)

T LAS MARCAS 131

Estadios de alteracion de los huesos de los grandes mamiferos

Ailos tras Estadio Descripci6n la muerte

0 Hueso graso sin fisuras, piel 0 ligamentos aun ligados al hueso, tuetano comestible o a 1

Fisuras longitudinales, inicio del proceso de agrietamiento de las superficies, humedad baja, tuetano agrio Oa3

2 Exfoliaci6n de la superficie, fisuras de bordes angulosos, destrucci6n del tuetano 2a6

3 Hueso compacto alterado entre 1 y 1,5 mm, fisuras de bordes redondeados 4 a 15

4 Superficie rugosa y fibrosa, lascas de hueso, la alteraci6n penetra en el interior del hueso, fisuras abiertas 6 a 15

5 Fracturaci6n in situ, presencia de grandes lascas, huesos muy fragiles 6 a 15

Los huesos pueden ademas sufrir ataques de caracter fisico-qui­mico, entre los que cabe destacar la accion del hielo (Guadelli y Ozouf, 1994), el calor, la humedad, la sequedad, la inmersion (tanto en aguas dukes como saladas) (Arnaud et al., 1981) y la geoquimica del suelo.

Las alternancias hielo/deshielo, humedad/sequedad comportan una degradacion de la parte extern a del hueso, el periostio, para al­canzar posteriormente su interior y la zona medular1'. Estos procesos de degradacion pueden documentarse de manera bastante precisa, es­tableciendose una escala de degradacion que va desde la alteracion li­gera a la destruccion avanzada. Todos estos fenomenos han sido rea­grupados bajo el termino ingles «weathering» (Behrensmeyer, 1978), o el termino frances «intemperisation» (Poplin, 1985).1

Dentro del campo de los procesos de alteracion de tipo fisico de­bemos tambien recordar las deformaciones, incluso las fracturas del material oseo, debidas a las presiones ejercidas por los sedimentos.

La geoquimica del sedimento puede tener tambien un papel des­tacado y conducir a la desaparicion del material oseo. En tales casos, solo se reconoce una silueta, que puede distinguirse por su color del resto del sedimento encajante. Estos fenomenos son particularmente abun­dantes en los paisajes graniticos y en los loess descakificados (lehms"').

1. En castellano suele utilizarse el termino «meteorizaci6n ». (N. del t.)