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SIMON ].M. DAVIS

La Arqueologia de los animales

Con unas apostillas del profesor JORDI ESTEVEZ

ediciones bellaterra, 5.a.

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Titulo de la obra original THE ARCHAEOLOGY OF ANIMALS

Traducci6 n M.' Encarna Sanahuja Yll PrOfesora de Prehistoria

Universidad Aut6noma de Barcelona

® Simon ].M. Davis, 1987 © Ediciones Bellaterra, S.A. , 1989

Felipe de Paz, 12 - 08028 BARCELONA

Reservados todos los derecbos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden reproducirse ni retransmitirse utilizando medios mecdnicos o electr6nicos, grabaci6n u atro s istema, sin permiso escrito del editor

Impreso en Espana Printed in Spain

ISBN: 84-7290-057-6 Dep6sito Legal: B. 26.173-1989

Composici6n y compaginaci6n: FOTOCOMPOSICION 2000 Espronceda, 304 - 08027 BARCELONA

Impreso por GRAFFING, S.A. Arquimedes, 18 - HOSPITALET DE LLOGREGAT

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In dice

Lista de ilustraciones 11

Glosario 15

Introducci6n: Huesos y anticuarios: preludio en el siglo XIX 19

PARTE I

Capitulo 1 Metodos y problemas de la arqueozoologia 23

Capitulo 2 lQue son los hues os y los dientes? 47

Capitulo 3 La reconstrucci6n del paleoambiente 61

Capitulo 4 lEn que estaci6n estuvo ocupado un yacimiento? 75

PARTE II

Capitulo 5 Nuestro pasado cazador

Capitulo 6 De cazador a pastor: el origen de los animales

domesticos

Capitulo 7 La domesticaci6n tardia y los usos secundarios de

los animales

Capitulo 8 Gran Bretana: Un ejemplo de estudio

arqueozoo16gico

Apostillas a la edici6n en espanol

Referencias bibliograficas

Bibliograffa public ada en Espana

Mapas

fndice alfabetico

91

127

157

171

199

207

219

227

233

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" ... en este terreno neutral entre la Paleontologfa y la Arqueologfa se ha abierto a la investigaci6n un ancho campo que llevara a una nueva ampliaci6n de nuestro conocimiento de la historia del hombre primitivo"

Joseph Prestwich, lefdo ante la Royal Society, Londres 26 de mayo de 1859 (Prestwich,1861)

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Nota al lector Muchos de los yacimientos arqueol6gicos que apare­cen en este libro corresponden aproximadamente a los ultimos 50 .000 afios. Desde la dec ada de los 50 se ha venido utilizando el analisis del radiocarbono (C 14) contenido en los restos organicos a fin de con­seguir dataciones de hasta 45 .000 afios de antiguedad. Sin embargo, se sabe actualmente que las fechas de radiocarbono no equivalen necesariamente a fechas reales 0 de calendario. La convenci6n que seguiremos aquf es utilizar bc para las dataciones de radiocarbo­no y a.c. para sus equivalentes calibradas en afios de calendario

Ver tambien Clark, R.M. (1975) '1\ calibration curve for radiocarbon dates". Antiquity, 49, pp. 251-66.

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CAPITULO TRES

La reconstrucci6n del paleoambiente

Los restos arqueofaunlsticos pueden proporcionar in­formaci6n acerca de los tipos de medio ambiente exis­tentes en el pas ado. La premisa basica es que la dieta y las preferencias climaticas de un animal son las mis­mas en la actualidad que en la prehistoria. Los restos de animales pueden indicar si el medio ambiente es­taba formado por bosques 0 praderas; si era frio 0 ca­lido, si estaba cerca del mar 0 no e, incluso, cuales eran las condiciones sanitarias.

Los cuatro elementos principales para reconstruir el medio ambiente son los siguentes:

(a) Presencia 0 ausencia de animales de ecologias bien definidas.

(b) Su abundancia en un conjunto y la diversidad del mismo.

(c) El tamano del cuerpo. (d) La forma del cuerpo.

Los hallazgos de coprolitos (deposiciones fosiles) pue­den com pie tar la imagen aproximada del medio am­biente del pas ado.

PRESENCIA/AUSENCIA DE ESPECIES

En la Europa de latitud media, especies como el ex­tinguido elefante de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus) , el extinguido rinoceronte del bosque (Di­cerorhinus mercki) , el hipop6tamo (Hippopotamus amphibius), el jabalf, el gamo y el corzo caracterizan usualmente los conjuntos faunfsticos del ultimo pe­riodo interglaciar (Butzer, 1971:258). Durante la ulti­ma glaciaci6n, cuando las condiciones se hicieron mas frias, algunas 0 todas estas especies podian hallarse mas al sur, en la regi6n mediterranea. Las especies tipicas de la tundra -reno, buey almizclado, liebres articas,

lemming·y zorro artico- y las especies alpinas - fbice, gamuza, marmota alpina y rat6n campestre alpino­se extendieron mas alla de sus zonas acostumbradas, la tundra y la montana. Los animales generalmente aso­ciados a climas muy frios, tales como el mamut lanu­do (Mammuthus primigenius), el rinoceronte lanu­do (Coelodonta antiquitatis, el bisonte de las estepas yel alee gigante (Megaceros giganteus), tuvieron una amplia expansion durante las glaciaciones.

jEn el cenit de la ultima glaciaci6n, el mamut lanu­do se extendia desde el norte de Espana, a traves de Europa y de Asia, hasta Alaska y hacia el este hasta Nue­va Inglaterra e incluso Florida!

Delpech y Heintz (1976) han resumido todos los ha­llazgos conocidos de ciervos y de bovidos en los ya­cimientos franceses del Pleistoceno. El reno es el me­jor indicador de condiciones realmente frias. Se encuentra en varios conjuntos fechados en las tres gla­ciaciones europeas (Mindel, Riss y Wurm) y, al pare­cer, esta ausente en Francia durante las interglaciacio­nes. Durante la ultima glaciaci6n vuelve a ser tan abundante, que los prehistoriadores aplican con fre­cuencia el termino de "Edad del Reno" a este periodo.

Los periodos glaciares del Pleistoceno superior en Gran Bretana se caracterizaron por una vegetaci6n her­bacea; por tanto, eran abundantes los animales de pas­to, como el caballo y el rinoceronte lanudo. Las eta­pas interglaciares se caracterizaron por la expansi6n de los bosques de caducifolios y por la abundancia de especies que preferian este tipo de vegetaci6n, de ahi que el gamo y el jabalf fueran tan comunes (Stuart, 1982) .

Un ejemplo espedfico britanico de utilizaci6n de la fauna para datar una secuencia de cueva y tambien para determinar el tipo de clima de cada nivel es Tor­newton, en Devon (Sutcliffe y Zeuner, 1962; ver Ca-

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II

62 . La reconstrucci6n del paleoambiente

pitulo 8), donde los restos de mamifero indican un ciclo climatico. El reno y el gloton del nivel del fon­do corresponden a una epoca glaciar. El nivel siguiente no contenia ninguno de estos dos animales, sino que contenia formas meridionales de rinoceronte lanudo, hipopotamo e hiena. Para Sutcliffe y Zeuner dichas for­mas representaban un periodo interglaciar. Por enci­rna, un tercer nivel proporciono de nuevo restos de reno, caballo y rinoceronte lanudo, 10 que significa­ba un retorno a condiciones glaciares.

Tambien los lemmings son buenos indicadores de condiciones muy frias. Actualmente estos animales es­tan restringidos a las regiones articas de Rusia, Escan­dinavia y Norteamerica (Fig. 3.1; Yalden, 1982). Se han hallado huesos de lemming en varios depositos del Pleistoceno tardio del sur de Inglaterra. En Francia, Jean Chaline (1976) ha reconstruido una "curva" pa­leoclimatica del Pleistoceno a partir de hallazgos de roedores. Dos especies de lemmings, el Dicrostonyx y el Lemmus, resultan especialmente significativas. Al parecer, emigraron a Francia durante muchos de los periodos frios. En los Estados Unidos tambien se ha seiialado la presencia de huesos de lemming al sur de su actual distribucion artica. Por ejemplo, Kurten y An­derson (1972) los encontraron en el nivel cultural mas bajo de la cueva del]aguar, en Idaho, fechados en 9600 bc, 10 que sugiere Ia presencia de condiciones de tund ra.

Fig. 3.1 Distribuei6n moderna de dos tipos de lemming, eI Dicros­

tonyx torquatus de la tundra rusa y eI Lemmus lemmus 0 lemming de Noruega en Eseandinavia. Los restos 6seos de estos dos roedo­res apareeen freeuentemente en las faunas del Dryas reeiente (9000-8000 be) de Inglaterra. De Yalden, 1982.

ABUNDANCIA RELATIVA DE ESPECIES

Utilizar la presencia 0 ausencia de, digamos, animales adaptados al frio 0 al calor para inferir las condicio­nes climatic as del pasado es tan solo una aproxima­cion. Un refinamiento del metoda consiste en hacer recuentos de los restos de las diferentes especies. Una sucesion de varios estratos arqueologicos que conten­gan muestras grandes de fauna proporcionara una se­rie de puntos que pueden tener un significado pa­leoambiental (respecto ala vegetacion y al clima) . Una pionera de esta perspectiva fue Dorothea Bate en los aiios treinta con su estudio de los hues os de animales de las excavaciones realizadas por Dorothy Garrod en los aiios veinte en las cuevas del monte Carmelo de Israel. Estas contenian una sucesion de niveles del Pleistoceno superior. Bate trazo las frecuencias de ga­mos y de gacelas en cada uno de esos niveles (Bate, 1937). Su premisa era que una variacion en la frecuen­cia de las especies de los animales cazados por el hom­bre primitivo refiejaria cambios acontecidos natu­ralmente. Con todo, esta premisa fue cuestionada posterio~mente por una serie de paleomologos que sugerian que los porcentajes de las diferentes especies indican simplemente los habitos particulares de caza del hombre antiguo en periodos espedficos. Por tan­to, la muestra fosil representa una seleccion humana de los animales espedficos del medio ambiente y no ofrece necesariamente informacion acerca de la mi­turaleza del mismo (Howell, 1959).

Eric Higgs (1967), siguiendo a Bate, consideraba que los cambios de moda en la caza estaban restringidos a cortos espacios de tiempo y asociados normalmen­te con pueblos en los que la agricultura constituia una fuente alternativa de alimentacion. En su opinion, las proporciones relativas de las diferentes especies repre­sentadas en un conjunto arqueofaunis tico dependen de proporciones relativas de las especies que vivian en el area del yacimiento. Los conjumos acumulados por agentes humanos refiejarian 10 que el hombre po­dia obtener de su medio ambiente y, a pesar de que las proporciones pueden resultar distorsionadas por los resultados de una sola expedicion 0 por toda una estacion de caza, una acumulacion de restos faunisti­cos de varios milenios debe ria superar esta dis torsion.

Los dos marnfferos grandes mas comunes de las cue­vas del monte Carmelo eran el gamo mesopotimi­co y la gacela. La gacela, como sus parientes cerca­nos, las cabras y las ovejas, posee dientes de coronas

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muy altas (Capftulo 2), bien adaptados a una dieta a base de hierba abrasiva . Ademas tienen una fisiologfa particular mente bien adaptada al calor y a la aridez. El gamo, en cambio, presenta dientes de corona baja y prefiere comer hojas. Sus dientes no son demasia­do apropiados para la hierba abrasiva y no estan bien adaptados a las condiciones aridas calidas; es un tfpi­co animal de bosque. EI grafico obtenido por Bate de­bfa reflejar, por tanto, la proporcion de habitat de bos­que en relacion al de pradera y, por consiguiente, la cantidad de lluvia.

Bate obtuvo un incremento muy interesante de ga­celas respecto a los gamos en los niveles superiores (el Natufiense, nivel B de Wad, datado c.1O.300-8500 bc; ver Tabla 6). El gamo habfa disminuido desde un 20-50% del conjunto gamo + gacela a un fnfimo por­centaje. Las conc1usiones de Bate fueron que el Natu­fiense representaba un perfodo seco en esta parte del Levante, quizas contemporaneo al perfodo calido post­glacial de Europa.

El Natufiense constituye un perfodo de gran inte­res porque representa el comienzo de la domestica­cion de animales tales como la oveja y la cabra (Capf­tulo 6). La aridez de esta etapa parece corroborar la " teorfa del oasis" de Gordon Childe (1928) sobre la domesticacion; la teorfa segun la cual el hombre y el animal entraron en estrecho contacto alrededor de unos recursos de agua mas escasos mientras que la re­lacion de caza se tranformaba en relacion de ganaderfa.

Desde los dfas de D. Garrod, otras excavaciones ar­queologicas en Israel han revelado largas secuencias de fauna, en algunos cas os del perfodo natufiense. Los arqueologos han podido matizar la cronologfa del Na­tufiense dividiendolo en una etapa antigua y otra re­ciente. He estudiado los conjuntos faunfsticos y mis resultados confirman los de Bate (Davis, 1982). Pare­ce que el gamo se rarifica hacia finales del Natufiense (Fig. 3.2), pero no se extingue, ya que algunos textos escritos registran su presencia en Palestina hasta el si­glo XVIII. Este cambio de la fauna durante el Natu­fiense reciente coincide con una disminucion del ta­mafio de muchas especies de mamfferos del Levante, como veremos al final de este capftulo.

Los natufienses, mas sofisticados desde el punto de vista cultural que sus predecesores, fueron los prime­ros habitantes de la region que construyeron y vivie­ron en casas circulares; estas constituyeron posible­mente los primeros poblados ocupados de manera permanente. Pueden haber sido tambien los ptime­ros en explotar los cereales silvestres. Si es cierto que la aridez se acentuo hacia el 10.000 bc y que las pra-

La reconstrucci6n del p aleoambiente 63

60 50 40 30 20 10 o

Miles de anas be

Fig. 3.2 Porcentajes de gamos (barras superiores) y gacelas (barras inferiores) en tres secuencias arqueofan[sticas del norte de Israel (Ha­yon im, Kebara -Monte Carmelo- y Ein Gev) y en una secuencia del valle central del Jordan, Fazael. Los datos de Bate (1937), proce­dentes de Tabun y el Wad (Monte Carmelo) (drculos) son similares a los datos de Kebara. Observese la disminuci6n del numero de ga­mos 0 incluso su total desaparici6n en el Monte Carmelo, Ein Gev y Fazael durante eI 9000 bc. (perfodo natufiense), 10 que quizas re­fleja un retroceso del bosque. De Davis, 1982.

deras se extendieron a expensas de los bosques, re­sultarfa mas facil entender el incremento de la explo­tacion de los cereales y el de las gacelas. Aunque esta de acuerdo en que el numero creciente de gacelas im­plica una expansion de las praderas, Andrew Garrard (1982) ofrece una explicacion alternativa: fue el hom­bre mas que el c1ima arido quien suprimio los bos­ques para permitir que los cereales se extendiesen.

iQue demuestran las otras fuentes de informacion? Segun Aharon Horowitz (1979), un geologo especiali­zado en el Pleistoeeno, el perfodo posterior a c.9000 be fue de heeho mucho mas seeo. De modo similar, otro geologo, Paul Goldberg (1982) ha deseubiertos restos de lagos feehados haeia elI2.000-1O.000 be en partes de la penfnsula del Sinai, aetualmente aridas. El y el arqueologo Ofer Bar Yosef (1982) sugieren, ba-

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64 . La reconstrucci6n del paleoambiente

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Nivel

Fig. 3.3 Sucesi6n faunistica de Combe-Grenal, Francia. Bordes y Prat (1965) analizaron el numero de b6vidos grandes, de caballos, de ciervos y de renos en una cueva del Pleistoceno superior. En el grafico aparecen los porcentajes de estos cuatro animales en cada uno de los principales niveles de la cueva, los mas antiguos ala iz­quierda y los mas recientes a la derecha. Los dos periodos culmi­nantes de la aparici6n del reno (niveles 60-57 y niveles 34-17) se re­lacionan, respectivamente, con la penultima glaciaci6n (Riss) y el segundo estadio de la ultima glaciaci6n (Wiirm II).

sandose en el patr6n de distribuci6n de los yacimien­tos, que la aridez se acentu6 en ellO.000-9000 bc, pe­riodo para el cuallos niveles antiguos del Mar Muerto indican tambien tiempos mas secos (Neev y Hall, 1977).

En el valle de la Dordofia, en el sudoeste de Fran­cia, Fran<;.:ois Bordes y Prat (1965), en un estudio de los restos de anima1es de un dep6sito de 13 m (un to­tal de 64 niveles) de la cueva de Combe-Grenal con

artefactos achelenses y musterienses asociados con­taron la abundancia relativa de anima1es tipicoS de me­dios ambientes frios en cada nivel. Una sucesi6n de capas con una fauna "fria" pudo atribuirse al periodo glaciar y fue posible de relacionar toda la secuencia de niveles con las dos ultimas glaciaciones de la se­cuencia generalmente aceptada de las glaciaciones europeas : una utilizaci6n mixta de los restos faunisti­cos para la obtenci6n de la cronologia y para la inter­pretaci6n climatica.

En los primeros niveles pre domina el reno (niveles 60-57; Fig. 3.3),10 que parece indicar que estos nive­les correspondian a la penultima glaciaci6n; la de Riss. La abundancia de ciervo en los niveles 54-35, asi como la presencia de jabali y de corzo, indican condiciones boscosas. Bordes y Prat fechan estos niveles en el pri­mer y los comienzos del segundo periodo interglaciar

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La reconstrucci6n del paleoambiente . 65

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Miles de alios be

Fig. 3.4 Restos de grandes mamiferos procedentes de la cueva de Boomplaas, Sudafrica. Los estratos inferiores y superiores contenian predominantemente una fauna de bosque y de matorral y se fechan, respectivamente, en eJ ultimo interglaciar y en eJ interglaciar actual (Holoceno). Los niveJes datados entre eJ 20.000 bc y el 10.000 bc contenian una fauna mas ripica de zonas de pradera, que Klein rela­cion a con la etapa de maxima glaciacion de la ultima epoca glaciar. De Klein, 1983.

(intervalos breves mas calidos) de la ultima glaciaci6n; la de Wurm (es decir, Wurm I y Wurm II). Despues, se sugiere un retorno (niveles 34-17) a las condicio­nes de frio extremo del Wurm II por la nueva abun­dancia de reno. Finalmente, el caballo y, tras el, los b6vidos de los niveles 15-13, pueden ser indicadores del desarrollo de la estepa a finales del Wurm II.

Fran~oise Delpech (1983), despues de examinar los huesos de numerosos yacimientos de la regi6n de Dor­dona, completa el esquema de Bordes-Prat y en lfneas generales halla pruebas en forma de maximas del pre­dominio del reno para los periodos frios -Wurm III y Wurm IV. En la primera parte del Wurm III pueden haber existido condiciones humedas mas suaves, como parece indicarlo la aparici6n de ciervos, corzos

12 8 4 o

y jabalies. A finales del Wurm IV los animales de bos­que reemplazan a las especies frfas anteriores.

Mas al sur, en los dep6sitos del Pleistoceno supe­rior de la cueva del Toll, 50 km al norte de Barcelona, tambien Kurten (Donner y Kurten, 1958) pudo rela­cionar los cambios de la fauna y los del clima. Un cam­bio de clima ya habfa sido deducido a partir del regis­tro de polen. Espana, contrariamente a la Dordona, se mantuvo fuera del a1cance de la intensa influencia de las capas de hielo. En vez de los tfpicos animales glaciares, como el reno, los niveles del "Wurm prin­cipal" de la cueva del Toll se caracterizaban por ani­males de bosque, como el ciervo, el hipop6tamo, el Rhinoceros mercki, el.jabalf, el castor, etc. En el pe­riodo interglaciar que separ6 el "Wurm inferior" del "Wurm principal", una fauna que comprendfa anima­les de pasto -bisonte, uro, caballo e fbice- sugiere un medio ambiente abierto, calido y seco.

Durante los ultimos quince anos se han publicado varios trabajos sobre secuencias arqueofaunfsticas del hemisferio meridional que contribuyen a nuestro co­nocimiento del cambio climatico del sur de Africa y de Australia .

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66 . La reconstrucci6n del paleoambiente

Richard Klein ha analizado los restos faunisticos (es­pecialmente los grandes mamiferos) de numerosos ya­cimientos prehist6ricos de Sudafrica. La mayoria es­tan situados cerca de la costa, algunos en el interior. Varios contienen largas secuencias que induyen de­p6sitos datados en la ultima glaciaci6n y en el perio­do postglacial. Algunos se remontan al ultimo inter­glaciar. Klein ha identificado ciertas tendencias en la sucesi6n de la fauna de Sudafrica que se explican me­jor como el resultado de factores medioambientales, sobre todo la pluviosidad y el cambio del nivel del mar. El estudio de Avery (1982) sobre pequenos ma­miferos (roedores y musaranas) confirma satisfactoria­mente las interpretaciones dimaticas de Klein. Discu­tire algunos de sus resultados mas tarde. Quizas la secuencia mas rica y mas larga que han estudiado tanto Klein como Avery es la del yacimiento de la cueva de Boomplaas (Klein, 1983) situado en el valle del Can­go, en el distrito de Oudtshoorn, aproximadamente 80 km al norte de la costa actual. Sus dep6sitos se ex­tienden desde hace unos 80.000 afios hasta aproxima­damente el 500 d .C.

EI cambio mas significativo que encontr6 Klein en las frecuencias de los gran des mamiferos del sur de El Cabo es un cambio cidico de animales de bosque y de matorral hacia animales de pradera, y viceversa (Fig. 3.4). Klein 10 relaciona con los cambios de vege­taci6n resultantes de una secuencia de pluviosidad de­creciente, y al reyes. Los estratos inferiores de Boom­plaas, que Klein data en el ultimo interglaciar, contienen una fauna muy similar a la fauna principal de bosque y de matorral altos, 10 cual indica que las condiciones eran muy similares a las del actual perio­do postglaciar (es decir, a las de hoy). En los niveles fechados entre el 20.000 y el 10.000 bc, la fauna esta ampliamente dominada por especies de pradera, como la cuaga (una cebra que se extingui6 en tiempos his­t6ricos), la cebra montes 0 ambas y una serie de gran­des antilopes a1celafinos: fiu, korrigun 0 ambos (los restos 6seos de estas especies estrechamente empa­rentadas son dificiles de distinguir). Tras el1O.000 bc, los animales de bosque y de matorral, tales como el grysbok, el steenbok, el klipsplinger, la gacela mon­tes, el conejo de las rocas y el babuino se hicieron gra­dualmente mas abundantes y hacia el 4000-3000 bc empezaron a dominar eI espectro faunistico. Esta fau­na tardia de matorral es la conocida en este lugar en los tiempos hist6ricos recientes. Los analisis de res­tos de carb6n de Boomplaas indican que la vegetaci6n entre el1O.000 y el 4000-3000 era distinta de la vege­taci6n anterior y posterior. Hablando de manera ge-

neral, las praderas fueron reemplazadas progresiva­mente por eI bosque y los matorrales a partir del 10.000 bc y, hacia el 4000-3000 bc, los arbustos y eI bosque cubrian toda la regi6n.

En la cueva de la Bahia de Nelson, situada entre 23 y 24 grados de longitud Este (peninsula de Robberg), Klein obtuvo una secuencia faunistic a que se exten­dia del 16.000 bc (es decir, la ultima parte de la ultima glaciaci6n) aproximadamente hasta eI Holoceno. Klein encontr6 que entre e116.000 y el12.000 bc predomi­naban las especies de pastos, como el nu, el korrigun, la gacela, el bUfalo gigante y la cuaga. Tambien aqui, al igual que en Boomplaas, existia una fauna bastante distinta a la esperada, dada la vegetaci6n local de los tiempos hist6ricos recientes (bosque perenne cerra­do), en la que ninguno de estos animales podria vi­vir. Ademas, la ausencia de elementos marinos entre la fauna fue una sorpresa, puesto que la cueva de la Bahia de Nelson esta actualmente cerca del mar. Klein (1975) sugiere que estas anomalias de la fauna reflejan la extensa pradera costera que habria existido alli du­rante la ultima glaciaci6n, cuando los niveles marinos eran hasta 120 m mas bajos. Segun los map as batime­tricos, un descenso marino de esta magnitud habria hecho retroceder la linea de la costa unos 80 km -demasiado lejos para incursiones de pesca. Hacia el 10.000 bc, los niveles del mar inundaron esta amplia lIanura costera y aproximaron la costa a la Bahia de Nelson. En los niveles fechados hacia e11O.000 bc, los restos de conchas, de aves marinas y de peces apare­cen par primera vez en los dep6sitos y despues se pre­sentan en cantidades enormes. Los animales de pasto que habian caracterizado los niveles anteriores des a­parecen, reemplazados por especies registradas hist6-ricamente, como el bushbuck, eI bushpig Y el grysbok, todos ellos indica do res de que la vegetaci6n cerrada habia reemplazado las praderas abiertas.

En su estudio de los restos de pequefios mamiferos del Pleistoceno superior (que sin duda son acumula­ciones de pellas de lechuza) de yacimientos de Suda­frica, Margaret Avery (1982) ha adoptado dos enfoques. Para cada nivel ca1cul6 (a) la diversidad de especies de la comunidad de pequefios mamiferos y (b) el ta­mano medio de cada especie.

Su enfoque de "diversidad de especies" utiliza el he­cho biol6gico de que se encuentran mas especies de mamiferos en dimas templados que en areas de di­mas rigurosos. Se trata de una extensi6n de la obser­vaci6n de que la vida animal en los tr6picos es mas abundante y variada que en los dimas templados. De ahi que los cambios en la diversidad de las especies

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en un lugar concreto y en diferentes momentos del pasado reflejara la variacion climatica. Avery ca1culo el "indice de diversidad general, H". Este indice tiene en cuenta los dos aspectos de la diversidad: la rique­za de especies y la "uniformidad de importancia" de cada especie.

Avery observo considerables diferencias en la estruc­tura de las comunidades de pequeiios mamiferos de diferentes perfodos en Boomplaas y en yacimientos costeros. EI indice de diversidad general, H, coinci­dia con las tendencias climaticas generales conocidas, siendo H mucho mas alto en las comunidades glacia­res que en las interglaciares. La interpretacion dada por Avery a su observaci6n es que durantes los tiempos glaciares las condiciones eran mas duras que en con­diciones interglaciares y postglaciares, razon por la cual deberfan esperarse indices bajos en desiertos y otros medios ambientes duros actuales. Asi, los cambios en el pasado podian haberse manifestado en relacion a una diversidad creciente (reflejando, por ejemplo, una pluviosidad mas alta) -una pauta opuesta a la obser­vada en el sur de El Cabo.

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Fig.3.5 Restos de pequeiios mamiferos de la cueva de Boomplaas, Sudafrica . La poca diversidad de especies y el mayo r tamaiio de las musaraiias estin en conexi6n con las condiciones frias de la ultima glaciaci6n. Para las muestras de musaraiias estin representados la me­dia (linea hOrizontal) y sus limites de confianza (± 95 %) (barras ver­ticales gruesas). De Avery, 1982.

En Boomplaas A, Avery seiiala (Fig. 3 .5) una nota­ble diferencia entre los indices altos de las muestras post-glaciares y 10$ indices bajos de las muestras gla­ciares. La diversidad minima se da en las muestras del ultimo maximum glaciar. La interpretacion es que des-

La reconstrucci6n del paleoambiente . 67

pues de este ultimo se produjo una mejora imp or tan­te del clima, la cual se mantuvo a 10 largo del Holoce­no (el actual perfodo postglaciar).

Tanto Avery como Klein creen que las faunas que estudiaron en las secuencias de las cuevas fueron acu­muladas por agentes unicos: las lechuzas y el hom­bre, respectivamente. Si dirigimos nuestra atencion a un importante yacimiento de otro lugar del hemisfe­rio sur, Tasmania, encontramos una cuadro mucho mas complicado.

La secuencia faunistica de Sandra Bowdler (1984) es en muchos sentidos analoga a la fauna costera de Klein. La autora ha sugerido que la influencia predo­minante en la larga secuencia faunistica de 23.000 arios de duraci6n fue la e1evaci6n del nivel del mar a fina­les de la ultima glaciacion. Bowdler estudi6 la fauna y los artefactos de la cueva de Cave Bay, ubicada en una pequeiia isla (isla de Hunter) en la costa noroeste de Tasmania y hallo pruebas de ocupaci6n humana como minimo desde el 21.000 hasta el 16.000 be. Tras ella ellugar estuvo desocupado (excepto durante una breve visita e.13.400 bc) hasta el 4600 bc, cuando el sitio fue ocupado por gentes con una economia cos­tera bien desarrollada. El sitio fue finalmente abando­nado en los ultimos 1000 aiios, pero antes de los pri­meros contactos con los europeos.

Durante esta secuencia de 23.000 aiios la situacion de la cueva cambia de una localizacion interior a una situacion !itoral en la costa de una pequeiia isla. Los restos de la fauna confirman este importante cambio en la geograffa local de tres maneras: (a) presencia de anima1es que indican un cierto tipo de medio ambien­te, (b) proporcion de mamiferos macropodos (cangu­ros, etc.) versus roedores y aves (Fig. 3.6), y (c) abun­dancia de las diferentes especies.

(a) En los depositos del Pleistoceno est:in represen­tados los restos de animales que prefieren un medio ambiente abierto. Uno de estos anima1es es la rata lis­tada de Malabar, abundante en los depositos inferio­res e inexistente en los nive1es post-termina1es pleis­tocenicos. La rata de Malabar parda, que prefiere una vegetacion densa y que probablemente sobrevi6 has­ta tiempos recientes, se hace mas comun en los nive­les posteriores al 4600 be. El Pseudomys higginsi, un roedor, se encuentra actualmente de manera exclusi­va en los bosques lluviosos de Tasmania. Tambien es mas abundante en los depositos recientes de la cueva de Cave Bay.

(b) Los niveles inferiores de la cueva se deposita­ron cuando esta se hallaba 1ejos del mar, en una pe-

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68 . La reconstrucci6n del paleoambiente

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Fig. 3.6 Frecuencias faunisticas de la cueva de Cave Bay, isla Hun­ter, Tasmania. Grifico de la abundancia (expresada en peso en gra­mos de los huesos por unidad de volumen del dep6sito) de los tres principales grupos de animales de los niveles mas importantes del corte II de la misma. Los niveles maS antiguos se hallan a la izquier­da y los mas recientes a la derecha. De Bawdier, 1984.

quena colina de la lIanura de Bassian. Los bajos nive­les marinos del Pleistoceno significan que la inmensa plataforma terrestre de Bassian estaba descubierta y conectaba Tasmania con el sudeste del continente aus­traliano. Los macropodos, como el ualabi y el pade­melon tasmanio, y los roedores forman el nucleo prin­cipal de los restos faunfsticos del Pleistoceno. Despues de la elevacion del mar, hacia el 4600 bc, la lIanura de Bassian se sumergio, convirtiendo Tasmania en una isla. La isla de Hunter estaba entonces separada de la tierra tasmania, al menos parcialmente. Tambien la cue­va de Cave Bay estaba situada cerca del mar. Los ma­cropodos y los roedores disminuyeron y su lugar fue ocupado por grandes cantidades de aves, principal­mente ""' ~·-'~"S. Los restos de muchas de elias repre-

sentan probablemente restos de comida del hombre primitivo.

(c) Es bien sabido que las faunas de las islas tienden a ser mas pobres en cuanto al numero de especies (aunque no de individuos) que las de los continentes. "Ninguna isla posee el numero de especies que Ie co­rresponderfa si formase parte del continente" (Mac­Arthur, 1972: 79). BowdIer explica la disminucion de las especies de mamfferos como consecuencia de la "in­sularidad". La isla de Hunter es demasiado pequena para soportar muchas especies de mamfferos terrestres.

Se sup one generalmente que el hombre es el prin­cipal agente res pons able de la acumulacion de hue­sos de mamfferos gran des en una cueva, asf como las lechuzas 10 son de los roedores. Pero en la cueva de Cave Bay el hombre y las lechuzas no fueron los uni­cos predadores y acumuladores de huesos. Bowdler menciona al halcon peregrino y al diablo de Tasma­nia como dos candidatos y sugiere que durante el Pleistocenos el hombre y los diablos tasmanios fueron los principales cazadores de gran des mamfferos. EI hombre probablemente cazaba el ualabi y quizas el pademelon, mientras la dieta del diablo pudo haber si­do mas eclectica. Los hues os de las presas de este ulti­mo pueden identificarse por su tamano pequeno y uni­forme. Las lechuzas acumularon restos oseos de roe do­res. Sin embargo, durante el Holoceno, el hombre y el halcon peregrino eran los carnfvoros predominantes. Los diablos estaban ausentes y las lechuzas pudieron haber preferido descansar en los arboles mas que en la cueva a medida que la region adquirfa una vegetacion mas densa a finales del Pleistoceno. Las lechuzas pre­fieren las cuevas en las areas desprovistas de arbolado.

Cuando contamos con largas secuencias de fauna y muestras abundantes, el analisis puede avanzar a me­nudo mas alia de la simple identificacion y c:ilculo. Por ejemplo, el tamano del cuerpo de los mamfferos varfa normalmente con el clima. Sabiendo como se relacionan actualmente el tamano y el clima, tenemos un metodo para deducir las condiciones climaticas del pasado. Los hues os fosiles de mamfferos y las medi­das de los dientes pueden servir como "paleotermo­metros" y ayudarnos a leer la temperatura en cualquier perfodo de la prehistoria.

EL TAMANO DEL CUERPO

Desde hace largo tiempo los zoo logos saben que los individuos de muchas especies (0 de grupos de espe­cies estrechamente relacionadas) de mamfferos y de

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--aves son grandes en climas frios y pequenos en cli­mas calidos. Esto se conoce como efecto Bergmann, nombre del z0610go que document6 este fen6meno en 1847. Por ejemplo, los mamfferos tienden a tener el cuerpo de mayor tamano cuando aumenta la lati­tud. Los lobos de Escandinavia son mayores que sus parientes arabes, el mamut lanudo era mayor que los elefantes indios y africanos y eI puma disminuye en tamano des de la parte septentrional de Norteamerica y la meridional de Sudamerica hacia eI ecuador (Kur­ten, 1973).

Una consideraci6n de geometrfa basica proporcio­na una explicaci6n. El volumen, que produce calor, aumenta a la potencia 3. E1 area de la superficie que disipa el calor s610 aumenta a la potencia 2. De ahf que un cuerpo grande tenga una superficie relativa­mente pequena y conserve mejor eI calor en un am­biente frio. Asf, los fisi6logos Herreid y Kessel (1967) demostraron que al doblar eI peso de su cuerpo, las aves y los mamfferos pueden reducir la perdida de ca­lor por unidad de peso en un 30% . Ademas, un cuer­po grande posee la suficiente fuerza para llevar mas grasa y pelo mas largo.

El efecto Bergmann no constituye una regIa; exis­ten muchas excepciones. Otros factores, especialmente la disponibilidad de alimento, influyen tambien en el tamano del cuerpo. Sin embargo, un cambio en el ta­mano del cuerpo es una de las diversas estrategias que permiten a un animal adaptarse a regfmenes de tem­peraturas diferentes (Mayr, 1956).

E1 paleont610go Bjorn Kurten (1960) realiz6 un tra­bajo pionero usando los mamfferos f6siles para trazar las fluctuaciones de temperatura en el Pleistoceno. Kur­ten midi6 los dientes de arminos y de hamsters de una serie de yacimientos pleistocenicos de Hungria (Fig. 3.7) y obtuvo una serie de oscilaciones en el tamano de los mismos a traves del tiempo. El hamster (Allo­critus bursae) presentaba una oscilaci6n de 1,5 lon­gitudes de onda. En cambio, las oscilaciones de los arminos eran opuestas a las de los hamsters: los armi­nos disminufan de tamano a medida que el de los hamsters aumentaba.

Kurten midi6 despues arminos y hamsters moder­nos, encontrando que ambos animales muestran un gradiente de tamano (elina) norte-sur en sentido opues­to. Los hamsters del norte son mayo res que sus pa­rientes del sur. Los arminos del norte son menores que sus parientes meridionales. Por tanto, Kurten pudo de­ducir y calibrar una serie de oscilaciones frfas y cali­das del clima del Pleistoceno en Hungria. Los hams­ters modernos muestran una diferencia de tamano de

La reconstrucci6n del paleoambiente . 69

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Fig. 3.7 Variaci6n de tamano del armino Mustela palerminea y de diversos hamsters (Cricetus y Allocricetus) de una serie de yacimien­tos pleistocenicos de Hungria. Kurten relaciona el pequeno tamano del armino y el gran tamano de los hamsters con dos periodos frios (con sombreado) y el tamano grande del armiiio y el pequeno de los hamsters con condiciones mas dlidas. Medidas de los dientes en mm. Yacimientos: BE y CS~Beremend y Csarn6ta, VK~Villany Kalkberg, PU ~ Piisp6kfurdo, NA ~ Nagyharsanyberg, SA ~ Sackdilling, BR ~ Brass6. De Kurten, 1960.

un 20% por cada 10 grados de latitud. Dicho de otra manera, los hamsters de Estocolmo 0 Riga son un 20% mas grandes que los hamsters de Nuremberg 0 Buda­pest, respectivamente. Puesto que los hamsters del Pleistoceno hungaro oscilaban de tamano en la mis­ma medida, Kurten lleg6 a la conclusi6n de que los cambios de temperatura en Europa central durante el Pleistoceno fueron bastante considerables. En otro es­tudio, Kurten (1965) demostr6 que muchos carnfvo­ros experimentaron disminuciones de tamano tras la ultima glaciaci6n del Levante.

Realice un trabajo similar al de Kurten en mi estu­dio de los grandes mamfferos del final del Pleistoceno­Holoceno en Israel (Davis, 1981). Las intensas investi­gaciones prehist6ricas llevadas a cabo en Israel durante los ultimos 20-30 anos han evidenciado una secuen­cia de restos arqueofaunfsticos bien estratificados y, a menudo, correctamente datados.

iCuales son los animales que experimentaron una disminuci6n de tamano en la etapa post-glaciar, yen que medida? En la actualidad ic6mo puede relacio­narse este hecho con la variaci6n de tamano de la mis­ma especie en una amplia zona geografica? Tenia que separar cuidadosamente estos cambios de tamano de

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70 La reconstrucci6n del paleoambiente

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Fig. 3.8 Variaci6n de tamalio del zorro en Israel durante el Pleisto­ceno finaliHo loceno. Lo ngitudes de la hilera de molares (MI-S 0014TM S 00l2T3) Y del tamalio en mm de los dientes carni­ceros (Ml) en funci6n del tiempo. Media (lineas horizo ntales), limi­tes de confianza (± 95 %) (barras verticales gruesas). Observase la dis­minuci6n del tamano en el 10.000-9000 bc. En la parte superior, el grafico del Oxfgeno 18 delta, (Dansgaard et at.), de la capa de hielo de Groenlandia, indica la epoca probable del aumento de tempera­tura postglaciar. De Davis, 1981.

los cambios asociados a la influencia directa del hom­bre (es decir, la domesticaci6n; Capftulo 6).

En Israel muchos mamfferos, como las gacelas, los uros, los zorros, los lobos, los jabalfes y las cabras sal­vajes, eran de mayor tamano durante el Pleistoceno tardfo que en el Holoceno 0 actualmente. Una excep­ci6n a esta observaci6n la constituye el garno, que apa­rentemente no cambi6 de tamano. En yacimientos ar­queol6gicos de finales del Pleistoceno de Israel (periodos culturales epipaleolfticos), obtuve suficientes dientes y huesos de zorro y de gacela para determi-

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Fig_ 3-9 Variaci6n de tamalio de la gacela, Gazella gazella , del norte de Israel durante el Pleistoceno finaliHoloceno. Graficos de la lon­gitud del tercer molar inferior, de la anchura del humero distal, de la anchura del metacarpiano distal y de la an chura del metatarso dis­tal en mm. Media (lineas horizontales), limites de confianza (±95%) (barras verticales). En el extremo derecho se hallan las gacelas mo­dernas de ambos sexos. Observese la disminuci6n de tamalio alre­dedor del 9000 be. De Davis, 1981.

nar que la reducci6n de tamano (al menos para estos dos ani males) (Figs. 3.8 y 3.9) habia tenido lugar hace unos 10.0000 12 .000 anos, probablemente durante el Natufiense antiguo, 9500 be.

Los lob os, los zorros y los jabalies actuales aumen­tan de tamano cuando disminuye la temperatura am­bientaL Por ejemplo, los lobos y los zorros escandi­navos son mayo res que los del Levante y de Arabia. (Las gacelas y las cabras salvajes noaparecen en Euro­pa, de manera que no pude examinar su comporta­miento temperatura-tamano en una vasta area geogra­fica.) El gamo parece contradecir e1 "efecto Bergmann", ya que el gamo europeo es mas pequeno que el de Mesopotamia. Asf pues, la mayorfa de los animales que alteraron su tamano despues de la ultima glaciaci6n en Israel todavfa 10 hacen actualmente cuando su me­dio ambiente es mas frio.

Aparte de la correlaci6n inversa tamano/temperatura actual, la disminuci6n de tamano de los zorros y de

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Fig. 3.10 Algunos mamiferos son mayo res en las regiones frias, Gri­fico del tamano de los dientes de zorros, lobos y jabalies modernos (limites de confianza (± 95 % ) de la media en relaci6n a la tempera­tura medioambiental (temperaturas medias de enero)) , De Davis,

1981.

las gacelas en la antigiiedad coincide muy estrecha­mente con el final de la ultima glaciacion: c.9-10.000 anos bc (Fig. 3.8). Una correlacion entre dos variables no significa necesariamente que una sea la causa de la otra. Pero en este caso es tentador sugerir que la temperatura fue el principal factor de seleccion de los individuos grandes 0 pequenos de estos mamfferos en el Pleistoceno superior y el Holoceno, respecti­vamente.

En la siguiente etapa de mi investigacion, y al igual que Kurten, intente calibrar la relacion tamano­temperatura. Los museos y los datos publicados pro­porcionan medidas de dientes de lob os, de zorros y de jabalies modernos de Europa y del Proximo Orien­te. Su comparacion con la temperatura medioambien­tal (por ejemplo, la media de enero) tomada de los re­gistros metereologicos me dio una idea de como podfa variar cada tipo de dientes de estos animales con res­pecto a la temperatura ambiental (Fig. 3 .10). En Israel,

La reconstrucci6n del paleoambiente . 71

a finales del Pleistoceno, los dientes carniceros de zo­rro y de lobo (Ml) disminufan de 1. 7 mm y 4.3 mm respectivamente, y los terceros molares inferiores de jabal! 5.9 mm. En la actualidad una diferencia dental de tal magnitud equivale a una diferencia de tempera­tura de 15 0 centfgrados para el jabal! y de 16 0 centf­grados para ellobo y el zorro. Un resultado tan simi­lar para los tres animales era sorprendente y sugerfa firmemente que en el pasado los tres animales esta­ban reaccionando de manera similar ante los mismos facto res medioambientales.

Este resultado me hizo pensar que posefamos un "paleotermometro". Desgraciadamente, la lectura de la bibliograffa, asf como el senti do com un, me hicie­ron darme cuenta de que el cambio de temperatura estimado por los geologos para el Proximo Oriente hace 12.000 anos no fue tan drastico y que el clima del Pleistoceno final era comparable al del sur de Sue­cia en la actualidad. Presumiblemente otros facto res (quizas la lluvia) fueron tambien responsables.

Un enfoque similar es el que adoptaron Avery y Klein en su trabajo sobre los mamfferos gran des y pe­quenos del Pleistoceno final-Holoceno de Sudatrica.

Avery (1982) investigo la variacion de tamano de los restos de mamfferos pequenos de los yacimientos del Pleistoceno superior de Sudatrica. Ademas obtuvo muestras modernas de las mismas especies y pudo es­tudiar como se altera el tamano con la temperatura am­biental hoy en dfa. Por ejemplo, la musarana Croci­dura flavescens es mayor en dimas frios, mientras otra musarana, Myosorex varius, es menor en el mismo tipo de dim a frio.

En los depositos del Pleistoceno superior de la cueva de Boomplaas (Fig. 3.5), la Crociduraflavescens era mayor, mientras la Myosorex varius era mas peque­na. Si admitimos que la actual relacion existente en­tre tamano y temperatura era la misma en el pasado, ambas especies suponen condiciones mas frias en Su­datrica durante el ultimo maximum glaciar.

Klein y Cruz-Uribe (1984), animados por los resul­tados de Avery, analizaron el tamano individual me­dio de varias especies de carnfvoros y de pequenos herbfvoros de Sudatrica tanto modernos como fosi­les. Al igual que con la Crocidura flavescens de Avery, dichos investigadores encontraron que el tamano me­dio en los carnfvoros aumentaba con el descenso de la temperatura. Sin embargo, la situacion resulta mas compleja para los pequenos herbfvoros, con un aumento de tamano relacionado con la lluvia en una zona arbustiva y una disminucion relacionada con la lluvia en una zona de pastos. Klein y Cruz-Uribe sugi-

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72 . La reconstrucci6n del paleoambiente

rieron que esto reflejaba, en condiciones humedas, un incremento de los arbustos en comparacion con la hierba.

Los resultados de Klein y Cruz-Uribe para el chacal de lomo negro, Canis mesomelas (Fig. 3 .11), resultan de interes. Los chacales de lomo negro modernos se ajustan al efecto Bergmann: los de mayor tamano se encuentran en la provincia de El Cabo de Sudafrica en el extremo sur del continente, lejos del ecuador. Los mas pequenos se encuentran en Africa Oriental ecuatorial , justo en ellfmite septentrional del habitat de este animal. Los chacales del Transvaal son de ta­mano intermedio. lQue demuestra el registro fosH de Sudafrica? Segun Klein y Cruz-Uribe, este chacal era mayor cuando el clima era supuestamente mas frio, y ambos creen , ademas, que los fosHes de ciertas es­pecies de mamiferos deberfan proporcionar al arqueo­zoologo un instrumento utH para construir curvas de­taUadas de cambio climatico.

LA FORMA DEL CUERPO -EL CARACOL DE MAR

EI caracol de mar NuceUa apillus es un molusco gas­teropodo carnivoro de lentos movimientos, que se ali­menta principalmente de percebes y de mejillones. Es

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Fig. 3.11 El chacal de lama negro, Canis mesomelas, es mayor en las latitudes superiores. Graftco de la longitud en mm de la corona de los dientes carniceros en relaci6n a la latitud, en la mitad meridional de Africa. La linea vertical es la media de la muestra, la barra horizontal representa sus limites de confianza (95 %). Cortesia de Richard Klein.

comun en las costas rocosas del norte del Atlantico y, contrariamente a muchos moluscos, no tiene una fase de dispersion de plancton. La hembra pone sus huevos en capsulas unidas a la superficie de la roca, de donde salen directamente las crfas. Por tanto, la es­pecie probablemente existe en innumerables pobla­ciones distintas, cada una de las cuales puede evolu­cionar en respuesta a presiones selectivas del habitat local (Crothers, 1978).

El malacologo John Crothers (1978) observo que la forma del caracol de mar variaba segun el grado de exposicion a la accion de las olas. Los animales de las orillas expuestas al oleaje tienen conchas cortas y cua­dradas, mientras que los moluscos que residen en lu­gares resguardados son caracterfsticamente alargados. EI indice de forma del molusco (longitud/aJtura de la apertura) permitio a Crothers definir el grado de ex­posicion de su habitat, y, por consiguiente, determi­nar el grado de exposicion de una costa concreta.

Durante la decada de los setenta Paul Mellars exca­vo cinco grandes concheros mesolfticos (c.3000-2600 bc 0 4100-3400 a.c.) en la isla Oronsay de las Hebri­das Interiores, al Oeste de Escocia (Fig. 3.12; ver tam­bien Capitulo 4). Entre las conchas (principalmente lapas), los crusoceos y los restos oseos de peces, aves y mamiferos, abundaban las conchas de caracol de mar, desgraciadamente rotas en su mayorfa. Sin em­bargo, en varios de los concheros existfan suficientes conchas completas para que Andrews et al. (1985) pu­dies en usar el indice de Crothers para determinar si las costas de Oronsay eran tan desoladas como las ac­tuales. El testimonio de otras fuentes sugiere que esto no fue asi: por ejemplo, en el noroeste de Escocia la presencia de bosques cerca de la costa atlantica indi­ca un perfodo de calma marina (Lamb, 1977:416). El estudio de Andrews et al. parece corroborar esta evi­dencia paeloboonica.

Los caracoles de mar modernos de las costas de Oronsay varfan de acuerdo al grado de exposicion des­de "resguardados" a "muy expuestos". De modo que los valores del indice (levemente modificado) de Crot­hers eran de c.1.8 en localidades resguardadas (como el sudoeste de Cnoc Sligeach), c.l. 7 en localidades ex­puestas y c. 1. 6-1. 7 en localidades muy expuestas (la costa oeste frente al Oceano Atlantico). Los valores me­dios para este Indice en los caracoles de mar de las localidades actuales de la costa este oscHan desde los resguardados a los moderadamente expuestos. lQue ocurre con los caracoles de mar de los concheros?

Desgraciadamente, la muestra de Priory Midden en la costa oeste era demasiado pequena, pero el indice ge-

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Concha redondeada LlI, Concha alargada

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Fig. 3 .12 Forma de la concha y grado de exposici6n del caracol de mar, Nucella lapillus, un molusco de las costas rocosas del norte del Atlantico, cuya forma varia segun el grado de exposici6n. Arriba a la izquierda, aparece una concha redondeada procedente de un emplazamiento no resguardado y, arriba a la derecha, una concha alargada de una localidad protegida. Los graficos muestran las fre­cuencias de las categorfas de las formas de la concha: (a) de la costa oeste (no resguardada) de Oronsay, Escocia, en la actualidad; (b) de la costa este (no resguardada) de Oronsay, Escocia, en la actualidad; (c) de los concheros mesoliticos de la costa este de Oronsay, que sugieren que las condiciones eran mas tranquilas en el 3300-2625 bc (4100-3400 a.c.). De Andrews et al., 1985.

neral de los concheros de la costa este (no habfa dife­rencia entre ellos) dab a un valor algo mas alto (y sig-

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n ificativo desde el punto de vista estadfstico) que el de los caracoles de mar modernos de la misma costa. En otras palabras, los caracoles de mar mesolfticos eran mas alargados. Andrews et at. llegaron a la conclusion de que hace 5-6000 anos las condiciones marftimas de la Escocia occidental eran un poco mas tranquilas que en la actualidad.

PARAS ITO S

Hasta ahora hemos hablado del paleoambiente a un nivel bastante amplio. El analisis a nivel microscopi­co tambien resulta revelador de ciertos aspectos del medio ambiente inmediato de los seres humanos del pasado, entre ellos el aspecto sanitario.

Muchas lomb rices parasitas de los intestinos de los vertebrados (incluyendo los seres humanos) en algun momento de su ciclo vital producen huevos resisten­tes 0 quistes que poseen una envoltura dura de quiti­na y son expulsados con las heces. En condiciones de higiene deficiente, los huevos pueden contaminar los alimentos 0 ser ingeridos accidentalmente por los ninos que juegan en el suelo. Bajo ciertas condicio­nes, los huevos y quistes de los parasitos pueden con­servarse en los depositos arqueologicos. Los huevos de los trematodos (duelas), nematodos (lambrijas), y quistes y huevos de cestodos (solitarias) han sido re­gistrados en muchos yacimientos arqueologicos de Europa Gones, 1982).

Andrew Jones esct investigando muestras de suelo de niveles romanos, vikingos y medievales de York, en el norte de Inglaterra, a la busqueda de pruebas de infecciones de parasitos. Sus hallazgos son realmen­te turbadores. York fue una ciudad prospera aunque no muy limpia, desde tiempos romanos hasta media­dos del siglo XIV En 1322 el rey Eduardo II afirmaba que esta ciudad hedfa mas que ninguna otra del reino Gones, 1982). Jones ha hallado pruebas que corrobo­ran la opinion de Eduardo II.

Durante la excavacion del yacimiento "Pavimento 6-8 de Lloyds Bank" de dicha ciudad se descubrio en un nivelangloescandinavo un coprolito casi com­p1eto, considerado humano. En ellaboratorio, Jones examino muestras de este coprolito, identificando huevos de Trichuris trichiura, la triquina huma­na, y huevos de Ascaris lumbricoides, la lombriz intestinal (Fig. 3.13). Los contenidos ca1culados de 66.000-68.000 huevos de Trichuris y 9000-12.000 hue­vos de Ascaris por gramo de materia fecal deb en do­blarse para estimar la concenttacion original en las he-

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20 micras l

Figs. 3.13 a y b Huevo de: (a) Ascaris y (b) Trichuris del "Lloyds Bank 6-8 Pavement stool" de York en la epoca angloescandinava. Tienen, respectivamente 67 Y 52 micras de longitud. Fotografias cor­

tesia de Andrew Jones.

ces frescas. Comparando estos calculos con los efec­tuados en pacientes actuales, Jones dice que " ... el in­dividuo al que pertenecfa el coprolito del Pavimento tenia como parasitos algunas lombrices intestinales y cientos de triquinas. Esta infecci6n hoy en dia seria clasificada como grave, aunque se halla dentro de los Hmites de la tolerancia humana" Oones, 1983). Otros investigadores estin obteniendo materiales similares en distintos yacimientos arqueol6gicos.

A partir de los pocos ejemplos presentados en este capitulo, puede observarse c6mo el registro arqueo­faunistico a menu do es capaz de conservar pruebas de muchas clases de datos del medio ambiente, des­de las glaciaciones a las condiciones sanitarias de nues­tros antepasados.