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Luz y Tinta - 1 Núm. 25 Octubre 2013

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La revista de Moldeando la luz. Una revista por y para los amantes de la fotografía.

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Núm. 25Octubre 2013

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PROMOTORJosé Luis Cuendia, “Guendy”

DIRECTORFrancisco Trinidad

COLABORADORES

Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué

Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo Gonzá-lez “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Ga-llardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Ve-

lázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso,

Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo,

José Manuel Gonzalo

DIRECTOR DE FOTOGRAFÍAJosé Luis Cuendia

DIRECTORA DE COMUNICACIÓNLola González

DISEÑO y MAQUETACIÓNFrancisco Trinidad

www.moldeandolaluz.com

Reservados todos los derechos de repro-ducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes

están protegidas por las leyes de copyri-ght internacionales.

Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo

electrónico

[email protected]

Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

Entre la primavera y el otoñoPor aquí los árboles comienzan a perder sus hojas anunciándonos la entra-

da del otoño; por el contrario, allende los mares en el hemisferio sur estalla con todo su esplendor la primavera. Dicen los expertos que el equinoccio co-rresponde a ese momento en que los polos de la tierra se encuentran a igual distancia del Sol, esos mágicos momentos en que la luz solar es igual en am-bos hemisferios, las horas de luz son iguales a las de oscuridad. Habrá que esperar al 21 de marzo, en que se produce el segundo equinoccio del año y las cosas se invertirán, aquí entrará la primavera y nuestros amigos del otro lado del charco, como le gusta decir a Graciela, comenzarán a vivir el otoño.

Una y otra estación son las preferidas por muchos fotógrafos, esperamos que sean bien aprovechadas por todos. En nuestra red social acabamos de saber a través de las imágenes lo que han hecho el último verano muchos mol-deadores, ha sido una semana temática muy interesante repleta de grandes imágenes, cargadas de creatividad y como siempre con un nivel muy alto de calidad, tanto técnico como emotivo. Desde esta presentación aprovechamos para felicitar a los autores de las fotos que más “favoritos” han conseguido. El éxito de esta convocatoria nos indica que no estaría mal pensar en desarrollar más pronto que tarde las experiencia de esas dos estaciones que acabamos de estrenar, Otoño y Primavera.

Lo que si deseamos de forma vehementemente es que la realización de esas y de todas la fotografías se realicen y se expongan en un ambiente de libertad y progreso y que abarque a todos los campos de la sociedad. Nues-tra comunidad fotográfica no puede poner puertas al campo y será siempre un espacio que permitirá la normalización, entendiendo por esto que están abiertos todos nuestros cauces para ejercer ese derecho de libre expresión, pese a quien pese.

De no ser así, cualquier fotografía será artificial, como una flor de inverna-dero, porque el ambiente natural que necesita para desarrollarse carecerá del calor esencial para que pueda nacer como una auténtica flor silvestre.

Esa falta de libertad aquí nunca será problema, ahora pensamos que las carencias son otras, otras limitaciones, otros peligros… No tiene por qué pre-ocuparnos el ambiente de libertad en el que subimos las fotos; bueno, y si alguien lo tiene es su problema, quienes no los tendrán son los que suben las fotos de acuerdo con nuestras normas; cosa diferente son los prejuicios a la hora de contemplar determinados trabajos, ese problema lo tienen quienes no saben ver, me refiero a los trabajos relacionados con un tema tan bello y difícil como es el desnudo. Quien en ello ve pecado, ese está en sus sucios pensamientos, los demás vemos algo hermoso y natural. Tanto en Luz y Tinta como en Moldeando la luz a los administradores eso nunca nos preocupó. Lo que verdaderamente nos inquieta es la fotografía en si misma. En estos últi-mos años, con los avances de la fotografía digital y sus nuevas aplicaciones en la red y programas de comunicación y entretenimiento, la imagen se ha ido desnaturalizando, por decirlo de algún modo, y ha perdido el valor discursivo que había conquistado años atrás cuando se disponía de muchos menos me-dios.

Hoy, en la mayoría de los casos, la imagen fotográfica es sólo un primer paso para llamar la atención del público, no seremos nosotros quien infrava-lore esa tendencia, ya lo hemos dicho , no será Luz y Tinta ni Moldeando la luz quienes pongan puertas al campo. Pero no impide que digamos que echamos de menos “la foto”, aquella que es información en si misma.

José Luis Cuendia, “Guendy”

presentación

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Núm. 25 -Octubre 2013

Núm. 25Octubre 2013

Como viene siendo habitual en las convocatorias temáticas de Mol-deando la luz —y repetirlo es a la vez señalar el éxito y agradecer la parti-cipación, siempre entregada—, la última de ellas, en la que se exponían fotos del último verano, ha propiciado la exposición de un gran número de fotografías en las que se pone de manifiesto creatividad, capacidad de observación y sobre todo sentido artístico, cuando no sentido del humor. La votación democrática de los componentes de la red social, señalando sus fotos favoritas, ha dado como resultado el que se hayan destacado, por este orden, las fotos de Pablo Alonso, Miguel Campe-tella, Juanjo Gallardo, Antón, José Manuel Gonzalo y Alipio. Todas ellas se incorporan hoy, por derecho propio, a nuestra portada y todas ellas vienen a subrayar el carácter abierto de estas convocatorias en las que se consigue sobre todo el que los participantes aporten puntos de vista personales dentro de una misma posibilidad, a la vez que se combinan distintas técnicas y puntos de vista. Como no podía ser de otra manera, el gran número de participantes lleva como consecuencia el que muchas fotos magníficas queden fuera de la selección. Por ello, las dos que se aportan como posibles portadas, cada una en su estilo, cada una desde su punto de vista, vienen a representar todas las que han participado en esta refrescante semana temática. Vaya para todos ellos, los destaca-dos y los que se quedaron a las puertas, como a todos cuantos participa-ron en la semana, nuestra calurosa felicitación.

Fotógrafo del mes. Ignacio Escuín Cardenal .........................................5Francisco Trinidad

Mi amada Cuba ............................................................................... 6José Luis Cuendia, “Guendy”

Mayoría de edad de Luz y Tinta ....................................................18Alipio Leira Ponte

Otro modo de editar una imagen ...................................................20Eugenio R. Meco

Martinón de Llué .........................................................................23Monchu Calvo

Las transgresiones niminales de Adriana Gerasimova ...................... 24 Carlos Flaqué Monllonch

Efecto “grabado en madera” ........................................................27Antonio Ramón Ferrera

Pinceladas ................................................................................ 29Gloria Soriano

Cuatro bacalaos y un destino ........................................................32Ricardo González, “Completu”

El lado oscuro de la Fuerza .......................................................... 34Javier Madroñero

También pudieron ser portada ...................................................... 38

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Fotógrafo del mes de Octubre

En la actualidad, en el imperio de las potentes máquinas fotográficas digitales y las modernas impresoras con todos los registros a su alcance, y con una impresionante gama de texturas y matices de color como referencia de calidad, podría pare-cer un anacronismo la fotografía en blanco y negro. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad. La fotogra-fía en blanco y negro pervive como un atractivo especial, una especie de reto personal que muchos fotó-grafos asumen como una apuesta artística personal en la que se en-tremezclan la posibilidad de filtrar

la realidad circundante a través de un prisma expresivo de primer nivel y la posibilidad de aportar un punto de vista personal a cuanto les rodea.

Es el caso de Ignacio Escuin Car-denal. Cuando uno se acerca a su ca-rrusel fotográfico de Moldeando la luz acaba con la sensación que ha ele-gido el blanco y negro, o lo que hoy llamamos más acertadamente como escala de grises, para transmitirnos su visión de la realidad. Sin embargo, un acercamiento más detenido nos revela que la primera impresión no es totalmente exacta. Entre sus fotos domina el blanco y negro, claro que

sí, aunque el color viene a ser la otra cara de la moneda, ese otro cincuen-ta por ciento que le da dimensión y fuerza a su capacidad expresiva.

Claro que el blanco y negro, con esa fuerza que le da una elección personal y un modo de mirar centra-do en los detalles, es el motor de su aportación fotográfica.

Dentro de esta apuesta, Ignacio Escuin lo mismo nos ofrece escenas callejeras que retratos –tanto posa-dos como robados en los que desta-ca la mirada atenta del fotógrafo- o composiciones con vocación artística en las que el blanco y negro le sirve para apurar el contraluz de algunas escenas en las que pretende poten-ciar un fondo de irrealidad que le perseigue insistentemente, como una consciencia lejana, quizás como una pervivencia surrealista dentro de un mundo onírico acaso ignorado en la consciencia o tal vez vislumbrado apenas en ese trasfondo de sombras en el que la irrealidad del blanco y negro se superpone a la realidad del color.

Dentro de su temática, tanto en las fotos presentadas en escala de grises cuanto en las de color, destaca el mundo marino de Cádiz, su ciudad de referencia de la que nos entrega al-gunos rincones, siempre al borde del

mar (aunque a veces solo se intuye a través de un elemento de la marine-ría) y apurando la magia de las distin-tas horas del día. Tengo, sin embar-go, para mi –eso he querido apreciar- que en las fotos en blanco y negro se centra en los detalles, tan adecuados para una visión personal, dejando las escenas más abiertas para el color (paisajes marinos sobre todo), aun-que en este sentido no pueda apre-ciarse una tendencia definida y más bien parece que el fotógrafo elige el blanco y negro o el color en función de la capacidad de la propia foto para sugerir o en función del especial es-

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tado del fotógrafo para ver e inter-pretar la realidad que lo circunda. Por eso, a veces, en las fotos en color se adentra en experimentos visuales a través de bodegones no habituales o mediante una edición cuidada que destaca detalles y colores y se aden-tras por derecho propio en un mundo de significados centrados siempre en sus vivencias cotidianas; o por el contrario, se arriesga con encuadres muy agresivos, como esa foto de un tren, “El Pasillo Ferroviario”, un con-trapicado que además, por sus tonos y su edición, se acerca más al blanco y negro –no puede olvidar su tenden-cia- que al color, o con experimentos visuales, como el clásico y recurrente de la gota de agua congelada en su caída.

Claro que para desmentir tenden-cias y apriorismos, Ignacio Escuin, como fotógrafo de raza que es, solo en muy contadas ocasiones recurre al cut-out como forma expresiva, en ese balance de preferencias que defi-nen a un fotógrafo consciente de sus límites.

Francisco Trinidad

Tanto en las fotos presentadas en escala de grises cuanto en las de co-lor, destaca el mundo marino de Cádiz, su ciudad de referencia, de la que nos entrega algunos rincones, siempre al borde del mar...

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Tomo el titulo para este pequeño relato recordando las palabras que la moldeadora Ana puso al pie de una de sus fotos con motivo de la semana temática “Las fotos de mi último ve-rano”, ella decía: no es mi último vera-no, es mi último verano en mi amada Cuba.

Es muy difícil dejar de amar Cuba una vez conocida esta perla del Cari-be, aun desde la distancia, y no por-que se siga pensando en sus días de playa, o por esa fama que le carac-teriza como paraíso tropical, por sus noches de fiesta; ni siquiera por que para los fotógrafos también tiene un atractivo especial la isla, pues su geo-grafía es seductora con sus numero-sas playas blancas bañadas por el sol y su increíble mar verde esmeralda. También podríamos pensar en el in-flujo que La Habana ejerce sobre sus visitantes, sobre todo la parte vieja con sus edificios pulidos por el tiem-po sin una mano de pintura que les devuelva su traje nuevo, aunque hoy me temo que el auxilio de la pintura no serviría de nada; con el paso del tiempo su decaimiento es total, pero aún desde su decadencia sigue sien-do bella. Creo que no es nada de eso lo que hace que los que conocemos Cuba la sigamos amando, a pesar de que todas esas cosas también con-tribuyen en cierta manera, pero lo más importante, lo fundamental en mi caso particular es mi admiración y respeto por ese carácter abierto del pueblo cubano, sus gentes. De hecho en mis viajes, la figura humana es la protagonista de casi todas mis fo-tografías. Es increíble comprobar la facilidad con la que los cubanos enta-blan conversación, la alegría que des-prenden al hablar y el calor con el que te aceptan, por ello no es de extrañar que tantos y tantos viajeros vuelvan enamorados de la isla.

Cuando viajé la primera vez a la isla yo era joven veinteañero y pude

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comprobar cómo la mayoría del pue-blo aún podía creer en las palabras que su máximo dirigente Fidel Cas-tro pronunció en su discurso del 8 de Enero de 1959 cuando señaló: Pero ¿quién gano la guerra? El pueblo. El pueblo ganó la guerra. Esta guerra no la ganó nadie más que el pueblo. Y era evidente que la gente corriente se sentía protagonista del cambio que la isla estaba experimentando, así lo viví en Guardalavaca, Cienfuegos, Pinar del Río, y en la misma Habana.

Era evidente que hasta entonces nadie se había atrevido a plantar cara a los EE.UU. Pues no hay que olvidar que todo el entramado financiero y económico de la isla antes de la re-volución pertenecía a intereses nor-teamericanos. Las primeras medidas fueron nacionalizar todas las centra-

les azucareras norteamericanas, las compañías de teléfono, y electrici-dad de propiedad yanqui, así como las refinerías de petróleo. Unos me-ses después se nacionalizaría la ban-ca americana y las 383 grandes em-presas nacionales de las cuales 164 de ellas eran norteamericanas.

1960 tuvo que ser el año en que todos los cubanos vivieron peligrosa-mente, los historiadores apuntan que fue decisivo para el proceso revolu-cionario. Su radicalización respondía a factores internos y externos, y la gestión de esta crisis por parte de la torpeza norteamericana hizo que el Gobierno de la isla buscara apoyos ante las reiteradas injerencias en su soberanía.

El 4 de Febrero llegaba a Cuba el vice primer ministro de la Unión

Soviética Anastas Mikoyan, al día siguiente quedaba inaugurada la Ex-posición Soviética de Logros de la Ciencia y la Técnica. El día 13 se fir-maba el primer convenio comercial cubano-soviético, mediante el cual, entre otros intercambios, el país de los soviets compraría azúcar a Cuba y le vendería petróleo.

La visita del estadista soviético y el convenio firmado causaron pro-fundo malestar a los Estados Unidos y a la reacción interna. ¿Cómo conce-bir un acto semejante de soberanía e independencia por parte del nuevo régimen cubano que hasta apenas un año antes había sido una neo colonia yanqui, y el anticomunismo, una es-pecie de ideología oficial?

Si se quiere conocer hasta qué punto los Estados Unidos trataron

Nada tiene que ver la Cuba de primeros de los años ochenta con la Cuba de 2003, han pasado diez años más desde entonces y todo indica que las cosas no mejoran, más bien empeoran a pasos agigantados.

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...su geografía es seductora con sus numerosas playas blancas bañadas por el sol y su increíble mar verde esmeralda.

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de impedir el triunfo de la Revolución Cubana y todos sus manejos poste-riores para evitar su desarrollo, bas-taría la lectura de los libros escritos por sus dos últimos embajadores en Cuba: El cuarto piso, de Earl Smith, publicado en 1962, y Cuba, Castro y los Estados Unidos, de Phillip Bonsall, editado en 1971. En ellos quedan en evidencia toda la política de intromi-sión norteamericana en los asuntos internos de Cuba y el afán obsesivo de destruir, a toda costa, la Revolu-ción desde sus primeros momentos.

Hechos de esta naturaleza refor-zaban la existencia en Cuba de una verdadera revolución, dispuesta a desafiar al imperialismo en todos los terrenos. Para que no cupiese la menor duda, el 8 de mayo de 1960 se restablecían las relaciones diplo-máticas con la Unión Soviética, y el 23 de julio de ese año se firmaban convenios comerciales con China y Checoslovaquia.

Viajé a Cuba en varias ocasiones, la primera vez en 1981 y la última en el 2003, y durante este tiempo pude observar que las cosas lejos de me-jorar habían ido empeorando para el pueblo cubano y puede que hoy Cuba sea el último refugio de un determi-nado modelo socialista fracasado.

En 1981 yo creía en los avances y progresos de este pueblo, sobre todo si las comparaciones se hacían fren-te a las dictaduras que existían en la América latina. A veces discutiendo con amigos sobre Cuba se caía en el gran error de comparar Cuba con nuestra vida en Europa. Para mí, que ya había viajado por la América del Sur mas subdesarrollada, como Perú, El Salvador, Nicaragua, llegar a Cuba era como llegar a otro mundo. Era evidente que el pueblo cubano era privilegiado comparando su vida con la de estos países, pues 23 años atrás, en 1958, antes de la revolución existía un solo hospital rural en el te-rritorio nacional y en 1975 ya había 56 y 118 dispensarios. De 161 casas de socorro, en estado crítico, en 1975 se contaba con 396 policlínicas. De los 6.000 médicos de que se disponía an-tes de la revolución, 3.000 abandona-

En mis viajes , la figura humana es la prota-gonista de casi todas mis fotografías.

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ron el país, como resultado de la po-lítica de los Estados Unidos de esti-mular por todos los medios el éxodo de estos profesionales, por el daño que ello ocasionaba a la revolución. En 1975, el número de médicos era ya de 10.000. El gasto de salud públi-ca, que era de 20.000.000 de pesos, se elevó, en 1975, a 400.000.000, es decir, veinte veces más. En este lapso fueron erradicadas numerosas enfer-medades, y la esperanza de vida cre-ció, de 41 años en 1958, a 70 en 1975. Esto solo es un aporte de los logros que no se le pueden negar a los pri-meros años de la revolución. Y algo parecido ocurrió con la educación.

El efecto económico de la desa-parición de la Unión Soviética y los países comunistas del este europeo sobre Cuba fue muy grande, diría que terrible, que hasta esa fecha, se había alcanzado un elevado grado

de integración y calidad de vida en la sociedad cubana. También es cierto que en aquel entonces me percaté de que existían ciertos privilegios por parte de los técnicos soviéticos, alemanes y checos en relación con los propios cubanos. Aún existían las cartillas de racionamiento y estos “colaboradores extranjeros” dispo-nían de tiendas donde no escasea-ba ningún tipo de alimento y donde curiosamente los cubanos no podían entrar a comprar, pues además de la prohibición de hacerlo el pago era en dólares. Los cubanos que en el mer-cado negro conseguían dólares, nos pedían por favor a los extranjeros que les compráramos esto u aquello en estas tiendas, en aquel entonces no se trataba de alimentos básicos o necesarios, más bien era artículos de higiene personal, como jabones, len-cería, desodorantes, etc.

La revoluciones siem-pre se han efectuado con el propósito de combatir una injusti-cia. Lo que no puede ser es que al final se sustituyan unas in-justicias por otras. Necesitaría espacios más amplios para su debate. Lo dejo ahí quedándome con una palabras de Miguel de Unamuno: “Solo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar sino dad alas.”

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Era lógico que el derrumbe del sistema comunista en Europa hiciera entrar en una grave crisis económica a Cuba, y que unido al bloqueo que Estados Unidos ejercía y sigue ejer-ciendo desde los albores de la revolu-ción, terminara creando verdaderas desgracias y penurias sobre el pueblo cubano.

En el año 2003 mis vivencias fueron totalmente distintas. Los di-ferentes pueblos de Cuba seguían siendo humildes, empezaba a ser un país que a duras penas tenía para vi-vir, y paradójicamente seguía siendo un destino turístico por excelencia; en esta ocasión conocí otro estilo de vida muy diferente, la amabili-dad que les sigue caracterizando la alegría que desprenden al hablar y

el calor que te brindan ahora se en-tremezcla con el “buscavidas” que se pega a tu sombra, los pequeños timos y corruptelas, y lo que más me dolió de todo, ver un auténtico despliegue del comercio o turismo sexual. Por un momento pensé que Cuba se estaba convirtiendo en un burdel de españoles cincuentones, de la misma manera que lo fue de los yanquis en la época del dictador Fulgencio Batista. Han pasado diez años más y no me importaría volver para ver cómo ha ido evolucionando todo, qué sería de aquellos jóvenes artistas que estaban esperanzados con la pequeñas aperturas a la eco-nomía “libre”, al menos ya podían vender libremente sus cuadros, sus esculturas, etc

Creo que me estoy extendiendo y Paco Trinidad me volverá abroncar una vez más, ya que lo que en prin-cipio pensé que podría ser una única colaboración que cerrara mi expe-riencia cubana, me obliga a tener que continuar en próximos números, pues se me ocurre que me quedan muchas más cosas en el tintero.

Y es que cuando uno visita un país tan solo se descubre artificialmente, ya sea por razones de carácter idio-mático, de tiempo , etc., pero en Cuba se puede afirmar que ofrecen todas las oportunidades de llegar al fondo, de tocarle el alma aunque solo sea con la punta de los dedos. Es evidente de que es un país que te deja huella.

Nada tiene que ver la Cuba de primeros de los años ochenta con la Cuba del 2003, han pasado diez años más desde entonces y todo indica que las cosas no mejoran, más bien empeoran a pasos agigantados. No

Viajé a Cuba en va-rias ocasiones, la pri-mera vez en 1981 y la última en el 2003, y durante este tiem-po pude observar que las cosas lejos de mejorar habían ido empeorando para el pueblo cubano y pue-de que hoy Cuba sea el último refugio de un determinado mo-delo socialista fraca-sado.

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obstante sigue siendo un gran esce-nario al cual se puede volver una y otra vez ya que siempre nos depa-rará cosas nuevas. Los colores de la luz, las texturas de sus piedras agrie-tadas, la decadencia de sus edificios y casas, los olores de sus calles, todo en Cuba respira vida y al mismo tiem-po parece atemporal e inalterable.

Hoy Cuba es un mundo aparte dentro de América. Sola contra el mundo, abandonada por la Unión Soviética, sigue manteniendo un experimento social donde conviven

aún avances en el bienestar, como la salud pública o la educación con un atraso enorme en la tecnología, un Estado omnipresente y el ingenio de los cubanos para sortear todas las dificultades, y los controles. Tengo que confesar que muchas cosas en mi último viaje me causaron dolor. Otras son dignas de admirar. El pue-blo cubano es magnifico y me quedo con eso.

La revoluciones siempre se han efectuado con el propósito de com-batir una injusticia. Lo que no puede

ser es que al final se sustituyan unas injusticias por otras. Evidentemente el tema es complejo y controvertido y necesitaría espacios más amplios para su debate. Lo dejo ahí quedán-dome con una palabras de Miguel de Unamuno: “Solo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No pro-claméis la libertad de volar sino dad alas.”

José Luis Cuendia, “Guendy”

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¿Cuándo adquiere la mayoría de edad una revista como la de Moldeando la luz?

A esa pregunta contestaría como hacen los buenos gallegos: ¿compa-rado con qué?

En muchos países, entre los 18 y 20 años ya se tienen plenos derechos

civiles y comerciales sin restricción. En algunas partes de África la ma-yoría de edad se alcanza al llegar a los 13 años. En España, que era a los 21 años, la primera modificación realizada por el Pleno del Congreso de Diputados sobre el proyecto de Constitución elaborado por la Comi-

sión Constitucional fue la fijación de la mayoría de edad de los españo-les en dieciocho años, aprobada por unanimidad.

Si se tratara de un perro la mayo-ría de edad estaría más o menos en los dos años y medio, mientras que para los gatos sería antes de cumplir los dos años.

Algún lumbreras decidió esta me-dia basándose en que los perros vi-vían un promedio de siete veces me-nos que los humanos y los gatos algo más. Así que se dice que un año en la vida de un perro equivale a 7 de los perros, los gatos mejoran algo sensi-blemente en relación con los canes. Me parece una auténtica majadería pues las perras tienen sus primeros celos a los 6 meses, y en ese caso las mujeres deberían de tenerlo a los tres años y medio.

Y anda, que si lo comparamos con las tortugas, se comenta de una que pertenecía a un arzobispo inglés y que vivió en sus jardines de 1633 a 1753. Hoy estudios más científicos

consideran que el método más fiable es el de la dentadura y como en los humanos cuanto mejor es la calidad de vida, mayor es su longevidad.

En el caso que nos ocupa mante-ner una revista mes a mes, y ya van veinticuatro, es más que tiempo su-

Luz y Tinta ya hace tiempo que ha alcanzado su consolida-ción o mayoría de edad. Su longevidad al igual que la de los humanos y animales dependerá de su calidad de vida, en este caso de sus buenos contenidos, que parece están asegurados...

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ficiente para declarar su mayoría de edad. También hay que decirlo todo, si se tuviera que mantener en la red o en el kiosko previo pago como la inmensa mayoría, tardaría más en al-canzar la mayoría de edad. Todo de-pende del pulmón económico, pues recientemente hemos visto puestas en escena que igual que llegaron se fueron.

En el caso de Luz y Tinta creo que el número de visitas y descar-gas hace pensar, al menos a mi, que ya hace tiempo que ha alcanzado su consolidación o mayoría de edad. Su longevidad al igual que la de los hu-manos y animales dependerá de su calidad de vida, en este caso de sus buenos contenidos, que parece es-tán asegurados, en la medida que la Luz y la Tinta la sigan aportando los mismos, no daré nombres pues sería imperdonable olvidarme de alguno en estos momentos. Y estoy seguro que aniversario tras aniversario ire-mos conociendo nuevos y buenos colaboradores.

Para representar los dos años de Luz y Tinta pensé en las dos bolas chinas que se popularizaron en China durante la dinastía Sung meridional (1127-1276). Por favor, no confundir con las Bolas Ben Wa o bolas chinas (también bolas de geisha).http://es.wikipedia.org/wiki/Bolas_chinas.

A las que yo me refiero son a que-llas cuyo uso continuado aumenta la fuerza de las manos y dedos, así como en otras partes del cuerpo ayu-dan a mantener el equilibrio emocio-nal. El trabajo con estas bolas tera-péuticas aporta muchos beneficios salutíferos, entre ellos el endureci-miento digital, apretando las bolas entre los dedos. Ellas representan para mi los dos años de la luz a través de su imagen y como fondo un trata-do del siglo XV en latín, como lengua madre representando la tinta.

Para ello, me bastó una Nikon D300s con un ISO 100, luz diurna, un macro de 105mm, una exposición a 1/160 en f:1/16.

Felicidades a Luz y Tinta.

Alipio Leira Ponte

Dos minutos después abandonó la taza vacía en el borde de la mesa y se acercó a la ventana. Fuera, en el contraluz del sol que co-menzaba a espejear la playa, distinguió al hombre que, sentado ya en la mecedora con las gafas abandonadas sobre las rodillas, parecía con-templar el ritornelo de las olas, ese abandono de las arenas al juego de salitre y espuma, con el humo de su pipa elevándose, delgado y turbio, sobre su cabeza.

Salió al porche y se acodó en la baranda. La mañana conservaba el hálito albuminoso del rocío, como una pátina de vidrio abrazada al césped recién cortado, oloroso, brillante al contacto de la luz que comenzaba a desperezarse. A lo lejos, donde la mirada dibujaba la línea del horizonte, donde el mar se hacía más sensible y la luz casi mágica y difusa, todo parecía despertar a un brillo umbrío de cuarzo y bruma. Se apoyó en los hombros del anciano y, en silencio, bajó su cabeza hasta juntar su mejilla a los cabellos del hombre, espesos, casi húmedos: notó que sus miradas se juntaban en un punto impreciso del silencio, recorriendo ambas la distancia del mar, con ternura quizás, acogidos al sortilegio de la quietud como en un vaivén de sombras.

Luego se levantó él, y dijo algo. Algo tan ausente, aunque cercano, como el canto de las cardelinas que, arriba, tras los cristales de la ga-lería, iniciaban su contrapunto matinal de jaula, trocitos de lechuga e inocentes terrones de azúcar. A continuación cruzó la verja, dejando la cancela entornada, y comenzó a alejarse lentamente entre piedras y algas resecas, hasta que los tacones de sus botas comenzaron a hun-dirse en la arena.

Ella se quedó mirándolo, mientras instintivamente se llevó los de-dos a las puntas de la toquilla con que cubría sus hombros, y después aferró con fuerza la culata. Poco más tarde el perro saltó asustado desde algún rincón del jardín, correteó indeciso por el parterre, salió también a la playa, se acurrucó junto a los pies del anciano y, ajeno al sentido de aquella sangre que manaba de la espalda para enrojecer la arena, enarcó el lomo canela y breve para quedarse luego quieto, reso-plando ruidosamente mientras lamía la mano del hombre, esperando quizás la última caricia. Aunque lo que recibió fue el sobresalto de una nueva detonación.

F. T.

A orillas del mar

Luz y Tinta ya hace tiempo que ha alcanzado su consolida-ción o mayoría de edad. Su longevidad al igual que la de los humanos y animales dependerá de su calidad de vida, en este caso de sus buenos contenidos, que parece están asegurados...

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Otro modo de editar una imagen

En esta ocasión vamos a editar una imagen intentando darle más fuerza.

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Cargamos la foto en Photoshop y dupli-camos la capa. Usamos el filtro que viene en el nuevo photoshop CC “estabilizador de imagen” que se encuentra en “filtro-enfo-car-estabilizador de imagen”. Con este filtro conseguimos quitar el posible movimiento que pueda tener la imagen, para poder en-focarla mejor. Seguidamente vamos a “ima-gen-modo-color lab” y después a “canales” para seleccionar solo el canal “luminosidad”. La imagen cambiará a blanco y negro. A continuación, vamos pasando la herramien-ta de Subexponer —en el rango la ponemos en “sombras” y con una densidad de 20—, por las zonas de la imagen donde aparezcan las sombras variando el tamaño del pincel al tamaño que tenga ésta, una vez terminado hacemos lo mismo, pero en esta ocasión con la herramienta sobreexponer y con el rango “iluminaciones”, vamos aclarando todas las zonas de la imagen que estén mas claras, una vez terminado volvemos a “canales” selec-cionamos el canal Lab y volverá a aparecer la imagen en color pero ya con los cambios realizados en ella. Volvemos y seleccionamos “imagen-modo-color RGB”, hacemos una copia de la capa editada y le aplicamos un enfoque suavizado “filtro-enfocar-enfoque suavizado”. En mi caso elegí “cantidad 31”. A continuación abrimos una “capa de relleno o ajuste”, esta capa se encuentra en el icono

del centro de los siete que hay en la parte de abajo de la ventana de capas y selecciona-mos la de “blanco y negro”aqui en esta capa le bajaremos un poco los rojos y le subiremos los amarillos a nuestro gusto, y a esta capa la ponemos en “luz suave”, ahora seleccio-namos nuevamente una capa de ajuste pero esta vez de tono y saturación, marcamos la opción colorear y vamos buscando un tono entre anaranjado y amarillo y la ponemos también en modo fusión luz suave, a estas capas de ajuste se las puede ir nivelando ju-gando con la cantidad de opacidad, aplica-mos otra capa de ajuste, en este caso de cur-vas y aclaramos u oscurecemos la imagen a nuestro gusto, ya para finalizar creamos una nueva capa y con la herramienta de degrada-do seleccionamos un color entre verde y azul y marcamos “degradado radial”, buscamos el centro de la imagen, marcamos y estiramos hacia una esquina, a esta capa la ponemos en “luz intensa” y con la herramienta de borrar a una opacidad baja y 0% de dureza vamos borrando la zona donde se encuentra la pro-tagonista de la imagen, esto nos sirve para oscurecer el fondo a la vez que nos crea un poco de viñeta. y con este paso terminamos el trabajo de edición.

Eugenio R. Meco

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Corría el lejano año de 1893. En los enriscados parajes del concejo de Ponga, existe un lugar como perdido en el mundo. Es un sitio de difícil ac-ceso, pero de una belleza que hechi-za a cualquiera que se deje caer por aquel lugar. Se llama Llué. Mirarlo en algún mapa, y si vuestras piernas os lo permiten, no dejéis de visitarlo. Os aseguro que no será fácil de olvidar por su hermosura. Es un edén, oculto por las montañas que lo protegen.

Hoy, solo podéis descubrir tapa-das por la maleza, los restos de lo que fue la cabaña de Martinón. Un hombre de gran fortaleza que vivió en aquel lugar, antaño provisto de cabaña, molino, y establo de gana-do, y del que solo se desplazaba para adquirir alguna cosa que allí no era posible producir, como café, tabaco, ó azúcar, al distante San Juan de Be-leño ó Puente Vidosa, viaje que bien le podía consumir el día entero, pese a ser ágil en sus desplazamientos.

Llegó un día en que nuestro hom-bre, conoció una buena muchacha, en un pueblo pongueto, y matrimo-nió con ella.

Contento y feliz, aparejó una ca-balgadura y dispuso a la mujer en el caballo, dirigiéndose por los intrin-cados pasos que a través de aquellos despeñaderos, llegaban a la aldea de Tolivia, donde fue recibido con gran alborozo por sus vecinos, que se ale-graban de que su distante vecino, mi-tigase su soledad con la compañía de una buena esposa. Martinón, pese a vivir en lugar tan inhóspito, era que-rido por todos, pues siempre se brin-daba a ayudar a quien lo necesitara.

No hacia mucho que en una ca-cería donde participaba gente de la nobleza, que se desplazaban en bus-ca del oso, cazado este, se despeñó a un profundo abismo del todo inac-cesible. Nuestro hombre se brindó a rescatar la pieza, y brincando entre las peñas desapareció en la negrura de la sima. Durante un tiempo, solo se oía el crepitar de las ramas y rui-dos de piedras que rodaban hasta desaparecer en el río que discurría por el fondo. Al poco, hizo su apari-ción la corpulenta mole de nuestro hombre que cargaba con un oso de más de cien kilos sobre sus espaldas.

La pendiente parecía dificultosa de ascender, encima con aquella pesada carga a sus espaldas, pero en Marti-nón todo era posible. Por eso era tan grande su fama.

El invierno se presentaba con ex-tremada dureza, y la nieve dificulta-ba realizar las más sencillas faenas. Un manto espeso cubría Llué, convir-tiendo las praderas en un lago blan-co.

Para colmo su mujer se encon-traba mal, y aquella enfermedad no daba síntomas de remitir, pese a las pócimas y reposo que Martinón le ofrecía. El buen hombre, desespera-do, había probado todos los reme-dios que conocía, y para colmo la nieve impedía moverse para buscar ayuda en los pueblos más cercanos. Durísima la vida de aquellas gentes, fiando su salud, solo a su resistencia a las enfermedades, y a la suerte.

Al final, la vida de su querida com-pañera se extinguió, y aquel hombre quedó solo con su pena y la soledad, en medio de aquel terrible silencio de la majada de Llué.

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La empinada cuesta que conducía al collado de Lleces, era dura, aún en condiciones normales, con nieve era una empresa casi imposible ascen-der el cuerpo de su esposa para darle sepultura en la aldea de Tolivia. Ella, yacía inmóvil en la humilde alcoba de la pobre cabaña donde desarrollaban sus quehaceres, su vida no pudo ape-nas compartirla con aquel hombre que escogió por esposo. La tristeza de Martinón era infinita, pero ahora lo que tenía que hacer era conservar el cuerpo de su mujer, hasta que le fuera posible enterrarla en el cemen-terio de Tolivia, cuando la nieve y el temporal lo permitiera.

Cogió una pala, y bajo el fresno que tenia junto a la cabaña, excavó un hueco, donde cogiera el cadáver de su esposa, luego lo cubrió con un montón de nieve, de forma que el frío mantuviera aquel ser sin des-componerse.

La noche enseguida cubrió de negrura la majada, y Martín atrancó la puerta y se dispuso a acostarse después de haber comido algo para acallar el hambre que su cuerpo le re-clamaba.

Pronto, solo se oía el viento co-rrer libremente por el anfiteatro de Llué. La tormenta de nieve parecía

que había cesado por el momento. De repente un aullido rasgo el silen-cio, y este fue contestado por varios, que pronto inundaron aquel escena-rio. La realidad era terrible, y solo un hombre de aquel temple, la encaja-ba sin desmoronarse de miedo. No había nadie más que él y los lobos, en aquel pequeño espacio. Abrió la puerta de la cabaña, y la luna bañaba una escena sobrecogedora. Alrede-dor de la tumba que había excavado para enterrar a su esposa, cuatro lo-bos intentaban apartar la nieve con sus patas, para alcanzar el cuerpo de la mujer. Cogió la vieja escopeta, y apuntando casi a ciegas detono un disparo que puso en fuga a los ani-males, luego procedió a desenterrar el cuerpo de su mujer e introducirlo en casa, depositándolo a lo largo del escaño. Tenía que subirlo como fuera a Tolivia y darle sepultura en el ce-menterio.

Nada mas amanecer, y con la nieve todavía dura a causa del frío, envolvió el cuerpo de su esposa en unas viejas mantas y lo amarró con cuerdas, luego se lo echó a la espal-da y inició la dura subida al collado de Reces, que daba paso a la aldea. Fue un trabajo de titanes, por las du-ras condiciones reinantes. Al dejar la

collada el monte cambia de ladera y el mundo de Llué desaparece. Mar-tín encuentra el sol remontando los beyos de Tolivia. Se siente la fuente y el río. Desde la posa de Cociyón, Martín descansa y ve la forma de las casas. Contempla cómo se eleva una docena de humos a perderse en el aire limpio de Tolivia, y a voces pide auxilio.

Enseguida algunos mozos y mu-jeres del pueblo llegan hasta él y le prestan ayuda. Está al límite de sus fuerzas, pero todavía resiste hasta el cementerio y allí abren una fosa don-de depositan el cuerpo de la mujer que le brindó días de felicidad mien-tras pudo compartirla junto a ella.

Hoy, Tolivia, ya no existe a nivel humano. No hay vida en el recóndito pueblo. Solo el viento del olvido pa-sea por sus caminos y entra en las so-litarias casas sin ninguna puerta que lo detenga.

¡ Pero prestar atención a ese si-lencio ¡ quizás el voluminoso cuerpo de Martinon se acerque al pequeño cementerio a depositar unas flores sobre una vieja lapida con nombre de mujer.

Monchu Calvo

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Normalmente nos empeñamos en clasificar las cosas según el encaje de nuestra embotada perspectiva de la realidad. Los bagajes aprendidos nos marcan hasta caer en un meto-dismo y orden concretos que dan como resultado una forma concreta de ver, sentir y entender las cosas. Pero el arte no tiene fronteras, no entiende de leyes, por eso su forma

de vida debe ser como la de la bestia abisal que anda suelta por los abis-mos emanando su luz propia.

Esta vez nos sumergimos en el corazón mágico de la desconocida Bulgaria, donde AddMinimal Creative Studio construye un propio universo que destella su propia luz diferen-cial. Se trata de un estudio de dise-ño fundado por la directora de arte

y fotógrafa, Adriana Gerasimova, cuyos proyectos gráficos están siem-pre enfocados en la búsqueda de esa luz abisal que diferencia a los artistas singulares de otras criaturas de su-perficie. Sus trabajos oscilan entre la fotografía de moda, el editorial, las agencias de publicidad y los estudios de diseño, aunque también cubre otro tipo de avatares creativos como

Las transgresiones niminales de Adriana Gerasimova

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el maquillaje y la peluquería extre-mos, los efectos visuales y el video diferencial. Con el fin de lograr sus espectaculares resultados, esta artis-ta utiliza todo tipo de herramientas transgresoras para crear y yuxtapo-ner distintos conceptos que configu-ren imágenes integrales que fluyan desde la quietud hasta el dinámica sin fin.

Su estudio funciona como una estructura flexible, una maquinaria total que abarca todos los procesos, desde la creación y desarrollo, hasta la post producción y arte final, todos ellos controlados personalmente por la mente de Adriana Gerasimova. Una de sus mayores retos es precisamen-te lograr sintetizar las tendencias artísticas más opuestas entre sí para

alcanzar una complementariedad to-tal de todo aquello que interviene en la escena, es decir, saber incrustar de forma armónica los elementos plás-ticos y esenciales polarizados de las culturas derivadas de lo cibernético y lo étnico. Uno de sus más famosos proyectos polares plasma una serie de fotografías tomadas con trajes fluorescentes fotografiados bajo luz especial, donde se combinan las ves-timentas tradicionales de distintas partes de Bulgaria y las abstracciones geométricas del futurismo sintético.

Una imagen pues, es una repre-sentación de la realidad o de una manifestación imaginaria con el fin de generar una información visual que, a su vez, puede ser comunica-da por diferentes medios y provocar distintas interpretaciones, estímulos y reacciones. Cada imagen es el re-sultado de múltiples elementos, to-dos ellos en íntima interacción, que asumen distintas responsabilidades creativas, técnicas, personales, y como no, incluso circunstanciales.

Adriana Gerasimova es una crea-

dora nata que busca y ama transgre-dir los limites de la imagen, del sig-nificado convencional, atreviéndose a generar plásticas conceptuales chocantes junto a atmósferas nomi-nalistas con cautiven las emociones y racionalismos del espectador; a veces oscila entre ciertas pinceladas a lo samurai mientras que en otras se adentra en el complejo universo de lo surrealista o cibernético. Sus trabajos son fashions tan solo ase-quibles a mentes que saben plasmar desarrollos sensitivos más allá del clasicismo artístico, es decir, se auto-

Las transgresiones niminales de Adriana Gerasimova

Adriana Gerasimova es un puro destello niminal, un flash iconográfico que surge del fondo de un ego atrevido e insólito

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Sus trabajos oscilan entre la

fotografía de moda, el editorial,

las agencias de publicidad y los

estudios de diseño

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construyen como arquitecturas grá-ficas que quiebran las fronteras hasta sumergirse en el interior de dimen-siones no humanas. Fetish, ethnos y androides, forman cada unos de ellos colecciones propias que generan di-versas endogénesis de plasticidad vanguardista.

Adriana Gerasimova es, por tan-to, un puro destello niminal, un flash iconográfico que surge del fondo de un ego atrevido e insólito, que trata los planos de forma simplificada para evidenciar los arquetipos más com-plejos del ser humano y su esencia. Las pinturas aplicadas como body art y make up se mezclan con un hards-tyle de peluquería de diseño y van-guardia, ofreciendo un tejido global perverso que cruza los límites de toda ensoñación posible. Sus incur-siones fotográficas deambulan entre curvaturas temáticas muy dispares, evitando toda repetición o encasi-llamiento. Sus puzzles de ropajes y maquillajes crean por si mismos nue-vas entidades ancestrales de difícil ubicación.

Como cartera de clientes figuran una lista de firmas de altísimo nivel y exigencia innovadora, como las por-tadas de Fashion and LifeStyle, Max Mara, Elle… o marcas como Heini-ken, Iconic, White Sensation, Behan-ce, etc. Asimismo es ganadora de va-rios premios internacionales. El he-cho de participar en competiciones le inyecta alicientes emocionantes y desafiantes luego aplicables a su trabajo profesional, ya que a través de ellos libera su mente de las reglas y los límites que impone la industria comercial. Le encanta experimentar y aplicar un punto de vista personal y provocativo en su arte, poniendo el máximo esfuerzo y dedicación para buscar cada vez nuevos proyectos.

Carlos Flaqué Monllonchhttp://www.addminimal.com/

Con esta sencilla técnica, vamos a crear un efecto “grabado en madera” que hará cambiar por completo la fo-tografía, dándole un toque artístico y muy visual.

Como en el resto de tutoriales in-tento hacerlo lo más simple y sencillo posible para que no haya problema en aplicarla…; claro que, no me can-saré de deciros, posteriormente hay que variar los valores, modos de fu-sión, etc., es decir, personalizarla.

1. CONTROL + O, para escoger una fotografía. La que se prefiera.

2. Pulsar dos veces el combinado de tecla CONTROL + J, para realizar dos duplicados de la foto original. A continuación hagan clic en la capa de Fondo y pulsar la tecla Suprimir, de esta manera eliminamos la toma ori-ginal y evitamos trabajar sobre ella.

3. Tenemos dos Capas. Colóquen-se en la Capa “Capa 1 copia” -la que se encuentra en la parte de arriba-. Cambiar su modo de fusión de Nor-mal a MULTIPLICAR. La fotografía se habrá oscurecido.

4. FILTRO > Otros > PASO ALTO: pongan de Radio 2 px. Si ocultan la

Capa de fondo -clic en el icono del ojo situado a la izquierda- verán que he-mos creado un “grabado en madera” en escala de grises de bajo contraste. Vuelvan a hacer clic en el icono del ojo para visualizar, de nuevo, la capa.

5. IMAGEN > AJUSTE > UM-BRAL: por defecto el nivel de Umbral es 128, podéis dejarlo tal cual o bien arrastrar el regulador de nivel de Um-bral hasta 127 o menos (cuanto más disminuyan el nivel, menos se verá el efecto “grabado en madera”). Os lo dejo a vuestro gusto. Pulsar OK.

6. A continuación activen la Capa 1 -la que está de fondo- haciendo clic en su miniatura y seleccionen: FIL-TRO > DESENFOCAR > DESENFO-QUE GAUSSIANO: pongan un valor de 8px de Radio.

Pulsen éste combinado de teclas: CONTROL + MAYÚSCULAS + E, para unir las Capas.

Ahí tienen su grabado en madera ¡Fácil, fácil. Ahora… a practicar, prac-ticar y practicar.

Antonio Ramón Ferrera

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“Los dos necesitaban de esos prados cam-biantes, puros y blancos con la nieve, cano-sos bajo la escarcha, fantasmales en la nie-bla, y que con el rocío de la mañana, cuando el invierno termina...

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Hacia dieciocho años que Nicolás se había ido del pueblo. De no haber sido por Zacarías, probablemente no lo habría hecho nunca, y solo por él había regresado ahora. Nunca había sido un gran viajero. Conocía a mu-chos ganaderos que todos los invier-nos, antes de que llegaran las nieves, subían al tren con su rebaño en busca de pastos. Él no. Él tenía unas vacas casines, un establo, y un pajar con hierba para sobrevivir en los meses de heladas. Su viaje más largo había sido de setenta kilómetros, la distan-cia a la capital. Fue cuando el hijo de Celes se casó con Rebeca la flaca, una chica de una palidez inimaginable en estos montes. El autobús, un servicio especial de Alcotán, aparcó junto a la escuela. Allí se acomodaron el no-vio, los padres del novio, familiares, amigos, allegados y otros, invitados o no, como Zacarías. El jodido Zaca-rías. Así fue como le llamó Nicolás con cariño cuando se le sentó al lado. Y mientras el autocar se alejaba de-jando atrás la humareda negra del primer ronroneo del motor, su amigo le fue poniendo al corriente del asun-to del Mojín, lo de la carretera que se

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iba a comer la tierra que allí tenía, y de eso quería tratar en la Diputación.

De su actual destino, Mirasalce-do, le habló Zacarías. Éste, que no te-nía hijos, después de enviudar le pro-puso que se fueran juntos a la nueva Residencia que habían construido en el otro Valle, y desde donde seguirían viendo el Pico del Buitre. Zacarías quería cumplir la última voluntad de Rosa, y al solterón de Nicolás, a quien ya se le habían muerto los padres, y acababa de vender la última vaca, después de escuchar las razones

de su amigo, le pareció buena idea acompañarle. Todo lo que la mujer había dicho en vida, y que a su esposo le parecían bobadas que no se moles-taba en escuchar, se lo repetiría más tarde a Nicolás. Le hablaba del ca-lor en invierno, de la comida a mesa puesta, de la gente que allí conocían, y, por supuesto, del paisaje de toda la vida que podrían seguir contemplan-do desde el edificio, y del que no se alejarían jamás. Los dos necesitaban de esos prados cambiantes, puros y blancos con la nieve, canosos bajo la

escarcha, fantasmales en la niebla, y que con el rocío de la mañana, cuan-do el invierno termina, reverberan un cálido frescor verde y resplandecen. Nicolás, que vivía en un caserón muy grande con las cuadras vacías, y sin animales al cuidado, pensó que la oferta de Zacarías era buena para un soltero. Y, aunque no sin cierto mie-do, se marchó con él, hasta el día de hoy, un jueves soleado de otoño, que habían vuelto los dos para dar un úl-timo paseo.

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Todo lo que la mujer había dicho en vida, y que a su esposo le parecían bobadas que no se molestaba en escuchar, se lo repetiría más tarde a Nicolás. Le hablaba del calor en invierno, de la comida a mesa puesta, de la gente que allí conocían, y, por supuesto, del paisaje de toda la vida que podrían seguir contemplando desde el edificio, y del que no se alejarían jamás.

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Avanzaban despacio desde la Iglesia, bajando por la calle Ancha. Al pasar por delante de la sucursal ban-caria, a Nicolás le vino a la memoria la noche de mil novecientos ochenta y seis, cuando leyó en el periódico del bar de Currito que retiraban de la circulación aquel dinero de papel verde con la figura de los Reyes Ca-tólicos, y un número mil estampado en los cuatro extremos. La noticia no le dejó dormir. Nicolás había dado vueltas y más vueltas en la cama, preocupado por si en su cuenta ban-caria habría algún billete de esos. Por la mañana, muy temprano, mucho antes de la hora de apertura de la su-cursal, acechaba impaciente desde la esquina con la calle Postas, la llegada de Alberto, el chico de la Caja, para que le resolviera la duda. No lo había hablado con nadie, ni tan siquiera con Zacarías, porque a nadie le im-portaba si tenía o no tenía, y si eran grandes o pequeños, o si Manolón le había pagado el ternero en patatas, o en doblones de oro, o no lo había cobrado aún. El creía recordar que lo hizo con billetes grandes, y tal cual los recibió, los ingresó en el banco para los gastos de la vejez, que en la juventud tenía salud y no necesitaba de nada. Cuando Alberto le contestó, como un buen actor de teatro —no te preocupes Nicolás, tu cuenta la controlo yo y te aseguro que todo el dinero que hay en ella es bueno—, Nicolás respiró tranquilo.

Y ahora, al revivir aquella sensa-ción de alivio, tuvo la necesidad de hablar de nuevo con el chico de la Caja, para librarse de la congoja que

le aplastaba. Por eso, después de en-terrar a Zacarías, volvió a la oficina. Desde el centro de la sucursal, como un náufrago en un islote, sujetándo-se tembloroso en su bastón, escudri-ñaba el rostro de los empleados. En su traje gris oscuro, con el brillo aja-do de los años, se le perdía el alma. Una corbata negra parecía estrangu-larle el cuello. Estaba seguro de que, en el supuesto de que ahora Alberto llevara gafas, sabría distinguir sus ojos pequeños y amables a pesar de los veintitantos años transcurridos. Pero casi todo eran mujeres, y el úni-co varón parecía no haber cumplido ni los veinticinco. El largo mostrador de pared a pared, que antaño deli-mitaba claramente dos zonas, había sido reducido a un espacio poco ma-yor que un pupitre donde una chica, peleándose con el ordenador, se dis-

culpaba ante un hombre alto petri-ficado frente a ella. “Tiene apertura retardada”, le oyó decir a la cajera, “puede sentarse mientras espera”. Y le señaló una pared con un par de sillones azules y un cartel publicita-rio, también azul, donde un avión se deslizaba entre esponjosas nubes blancas. Nicolás leyó: Antes de via-jar a otros países, pregúntenos. Aquel mensaje acrecentó aún más su des-concierto. El local estaba irreconoci-ble. Ni una cara conocida. Para más desasosiego, su amigo, sin consultas previas, había partido hacia el otro mundo. Y a Nicolás, que nunca había sido un gran viajero, le entraron ga-nas de emprender el vuelo sin retor-no hasta el más allá.

Gloria Soriano

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Nikon Europa ha anunciado recientemente dos nuevas cámaras compactas dentro de su línea COOLPIX: la COOLPIX P7800 versá-til y de gran rendimiento con un objetivo NIKKOR zoom de 28-200 mm f/2.0-4.0 luminoso y de alta resolución, un visor electrónico incorporado y un gran sensor CMOS retroiluminado de 12 mega-píxeles; y la COOLPIX S02 ultracompacta de Nikon con visualiza-ción mediante pantalla táctil, vídeo Full HD (máxima definición) y

sensor CMOS de 13 megapíxeles.

de http://www.nikon.es/

Nuevos modelos de compactas Nikon

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¿Como se puede expresar por escritolo que se sientecuando uno llega al bar y oye, “estas invitado”?. Conversamos y alguien dice “hoy hay cena de bacalao y lo tuyo está pa-gao”, por lo que a veces me pregunto si es normal o hay personas y perso-najes.

Al respecto, recuerdo una historia de cierta familia, que he leído en al-gún sitio sobre una pareja de casados que tenían dos hijos, de los que uno era optimista y el otro al contrario muy pesimista. Un buen día sus pa-dres, hicieron una prueba, para po-der valorar a sus hijos y que a la vista

de los resultados, se viera cómo po-drían ser sus futuras vidas.

Al pesimista le regalaron una bi-cicleta, y este empezó a pensar “¿y si me caigo de la bici?, me haré daño y lo peor mis padres se disgustan. ¿Y si me atropella un coche ?, pobre con-ductor, vaya disgusto que pasaría, y eso si no me muero. Mejor dejo la bicicleta aparcada en el garaje y no la toco.”

Al optimista le regalaron una caja de cartón y en su interior había una caca de caballo. Este salió corriendo despavorido hacia las habitaciones, el baño, el garaje, los terrenos de alrededor y todavía es el día de hoy que sigue buscando el caballo, que le regalaron sus padres.

Bueno, pues lo de la invitación a cenar bacalao ha sido cierto y al final acabamos juntándonos 96 personas. Lo que parecía ser una reunión de amigos acabó siendo una fiesta.

Acabando de comer, uno sacó el acordeón, otro un tambor corto o de redobles, había un músico con tam-bor largo y luego los espontáneos que cerrando una mesa plegable, ha-cían música con las manos y los nu-dillos. Esto se llama ser optimistas, pero con dos narices.

Ja, ¿ y lo de cantar ? a capella, se-ñores y señoras.

La verdad tuve la suerte de tener 96 modelos que se colocaban como yo les aconsejaba y en el lugar que yo quería. Pero estos cuatro se ofrecie-ron ellos diciendo “ a nosotros cuatro que no tenemos ninguna juntos” . Tenían las manos en los bolsillos y el mas atrevido con una botella de vino (vacía), colocándola muy avanzada hacia el flash.

Les pedí que pusieran la botella

mas atrás, por el rebote de luz y que sonrieran y levantaran las manos con momento de alegría. Ja,ja,ja… Ilusos, que no sabían que los iba a poner a cocer.

Las cocineras no sabían como ponerse ni donde poner las manos con los utensilios. Fue fácil colocarlas para la escena que ya tenía en mente.

Cuatro bacalaos y un destino

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Para hacer el montaje, tiramos del programa adecuado, que en mi caso es el PhotoShop CS 4 , y marca-mos y cortamos los cuatro bacalaos.

Desde Edición/ Transformación libre, reducimos y, si se necesita, in-clinamos.

Para mas acoples de escena, va-mos a edición/transformar/deformar y lo acomodamos a gusto de cada uno. Con la goma de borrar, elimina-mos los sobrantes.

Hasta el nivel del caldo lo tene-mos resuelto, pero si queremos per-der imagen prolongada por el efecto de la vista, por debajo del líquido, pues veamos:

Escena 1, es la que ahora tene-mos delante. Copiamos los cuatro bacalaos (con el tamaño ya en redu-cido) y bajamos la opacidad en ca-pas. Así tendremos el resultado que queremos por debajo del caldo, que será una zona pálida.

No hay que preocuparse del res-to, de momento.

Escena 2: pegamos lo que había-mos copiado en el mismo sitio de los cuatro y con la goma borramos la zona debajo del nivel quedándonos la zona pálida por debajo y la normal por encima.

Si nos gusta y hemos terminado, capa y combinar visibles.

¡ Perdonen, tengo que salir por-que acabo de escuchar un relincho de caballo fuera de mi casa y a lo mejor es mi regalo de cuando tenía 12 años!

Ricardo González, “Completu”

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Las fotos oscuras también tienen su cora-zoncito, gracias a ellas podemos disfrutar de otra gama de emociones y sensaciones que enriquecen nuestro espíritu.

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En el numero 22 de Luz y Tinta en el artículo titulado Ángeles chiquitos, hacía referencia a las fotos llamadas “clave alta”, asociándolas con la luz, y no solo por esa peculiaridad de su extremada claridad y casi ausencia de tonos oscuros, solamente los jus-tos para que se pudiera ver “algo”, sino a la otra luz, la que ilumina aun-que no se vea, la que nos demuestra que algunas personas tienen luz pro-pia, “brillan”, irradian algo que todos los que estamos a su alrededor lo notamos y nos sentimos mejor en su presencia, reconfortados, relajados, más felices en presencia de su amor.

Hoy, con este título que hace alu-sión a las películas de Star Wars (la guerra de las galaxias para los que el inglés se les atraganta) traigo una colección de fotos distinta, imáge-nes en las que el sentimiento gene-ral que transmiten se aleja bastante del “iluminado” del numero 22. Son algunas tomas en clave baja y otras parecidas, que a mi manera de ver despiertan otro tipo de emociones, ¿más bajas?, no soy nadie para cali-ficar o enjuiciar este punto, pero ahí las muestro para que cada cual sienta lo suyo.

Mi modesto homenaje a Will Eins-ner, uno de los genios del comic ame-ricano al que siempre he admirado, con un dibujo a tinta china con pluma y pincel, siempre en negro, siempre duro, siempre perfecto (foto 1), to-mada en el muelle de Santa Cruz, pasada a blanco y negro y extre-mando el contraste para conseguir este efecto. O el cornudo extremo encontrado en un Salón del Manga de Tenerife, con su ardua caracteri-zación que siempre me he pregunté si dormía así por la noche, ya que el evento duraba varios días (foto 2). La perfecta reproducción del esqueleto de Terminator tomada en el mismo Salón (foto 3).

Por otro lado las monjas en una iglesia de la Toscana (foto 4) transmi-ten una gama de emociones distinta (también dependiendo si estudiaste en un colegio de monjas o no).

La fría dama que me esperaba apostada detrás de un escaparate

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una noche de navidad, tornándola inquietante y misteriosa (foto 5). La Dama Oscura, casi una aparición en el escenario de un musical, a algu-nos nos impresionó mucho, y no solo por su belleza (foto 6). La naturaleza también puede sobrecoger nuestro ánimo como me ocurrió cuando fo-tografié la noche al borde del mar en el norte, con esos amenazantes nu-barrones que no acababan de dejar-me ver la luna, solo su brillo reflejado en el borde del horizonte (foto 7). Y por último el personaje en la sombra (foto 8) tomada en el entierro de la sardina del carnaval, que transmite de todo menos tranquilidad…

En resumen, las fotos oscuras también tienen su corazoncito, gra-cias a ellas podemos disfrutar de otra gama de emociones y sensaciones que enriquecen nuestro espíritu. Aunque personalmente yo casi siem-pre prefiero más luz.

Javier Madroñero

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