Lucius - El diario secreto - FX Interactive · 2012. 10. 24. · una prueba de mi devoción y...

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    6 de junio de 1972 - MaryQuerido diario:

    Hoy he cumplido seis años. Me han hecho

    muchos regalos, pero el mejor ha sido dejarme jugar hasta tarde.

    Después de la fiesta, entré en la cocina y cogí el candado que había encima de la mesa. Cuando Mary entró en la cámara

    frigorífica, algo me impulsó a cerrar la puerta

    y ponerle el candado. Después, sin saber muy bien por qué, toqué el termostato...

    Creo que ya nadie molestará a Mary.

    Se hace tarde, debería irme a dormir.

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    12 de julio de 1972 - GeneHace mucho que no escribo. Desde lo de Mary papá ha estado raro. Hoy ha venido su amigo Gene. No lo soporto. Siempre está fumando. Y yo no aguanto el humo.

    No ha sido difícil quitarle las cerillas a Gene; me acerqué a él por la espalda y ni me vio. Pero sigue fumando. ¡Enciende sus asquerosos cigarrillos en los fogones de la cocina!

    Tuve una idea genial al ver a Gene con su último cigarrillo, pero

    necesitaba un destornillador para

    llevarla a cabo. Como Ivor estaba

    arriba arreglando unas lámparas,

    aproveché un descuido suyo para quitarle

    la herramienta que necesitaba.

    Después fue coser y cantar: fui a la

    cocina y, asegurándome de que nadie

    me viera, manipulé los fogones con el

    destornillador.

    Creo que Gene no fumará nunca más.

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    4 de agosto de 1972 - IvorNo sé por qué Ivor comienza a ponerme de los nervios. Está todo el día borracho. No hace más que quejarse de todas las tareas que le mandan. ¡Pero si es su trabajo! Tengo que darle una lección.

    Lo encontré limpiando en el baño de la planta baja del ala oeste.

    Parece que el alcohol le hace olvidar sus tareas, así que las apunta siempre en una libreta. Aproveché que estaba entretenido para coger su bolígrafo y anotar un nuevo trabajo en la libreta: “Arreglar el piano”.

    Después, cogí una llave inglesa de 1/2 pulgada (Ivor tenía muchas en su caja de herramientas, pero esta estaba en el suelo) y me fui al salón. No fue difícil soltar los tornillos de una de las patas del piano...

    Ivor apareció poco después. Cuando se dispuso a arreglar el instrumento, probé el poder que mi verdadero padre me había enseñado: la telequinesia. Concentrado, manipulé el piano.

    Ivor no volverá a quejarse de sus tareas pendientes...

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    11 de septiembre de 1972 - JedCada día siento a mi verdadero padre más cerca de mí. Hoy me pidió un favor especial.

    Encontré a mi nueva víctima en la carnicería. Jed no me cae mal, pero siempre huele a carne cruda. Y papá me lo había pedido, no podía negarme. Usé la telequinesia para romper la bombilla de la carnicería. Jed enseguida me pidió que fuera a buscar una de repuesto.

    Entonces recordé que Ivor dejó una bombilla nueva en el mismo lugar donde cogí el destornillador...

    En cuanto me hice con ella, volví a la carnicería y se la entregué a Jed. Este, deseoso de retomar la faena, se dispuso a cambiar la bombilla, pero cometió un error... Se subió a la máquina que usa para cortar huesos y trozos grandes de carne. No tuve más que usar mi poder para encender la máquina con la mente. Ahora mi verdadero papá estará orgulloso de mí...

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    15 y 16 de octubre de 1972 - AgnesNadie soporta a Agnes, la ama de llaves. Y yo sé cuál es su punto débil: la gula. Si encontrase algo con lo que envenenar su comida, la dictadora pasaría a la historia...

    Después de pensarlo un rato recordé que Agnes siempre se está quejando de que hay ratas en la despensa del bar del ala este. Me dirigí hacia allí y no tardé en ver un bote de matarratas en el suelo, pero no era el

    momento de cogerlo. Pensé que sería mejor volver a mi habitación y esperar a que llegase la noche...

    ¡Por poco me pillan dos veces! Al salir de mi habitación y dirigirme hacia la sala de estar de la primera planta escuché a mi madre a lo lejos. Tuve que esconderme en el armario de la misma sala y esperar a que pasara. Cuando oí cómo se cerraba una puerta en la estancia, esperé unos segundos más y salí hacia las escaleras que bajan a la planta baja.

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    Después atravesé el salón y salí al patio para cruzar hasta el ala este. Pero había un nuevo obstáculo: ¡el detective McGuffin! ¿Qué hacía él ahí? Tuve que esconderme y usar mi poder para romper la farola que lo alumbraba.

    Después, aproveché su desconcierto para caminar sigilosamente hasta la puerta de acceso al ala este.

    Cuando por fin llegué a la despensa, me hice con el matarratas.

    Nada más levantarme fui derecho a la cocina. Cerré la puerta tras de mí y eché el matarratas en el pan del desayuno, dispuesto en una cesta que encontré en el extremo derecho de la encimera. Ahora solo queda esperar...

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    24 de diciembre de 1972 - AlastairNo me gusta la Navidad. A pesar de los regalos, siempre la he odiado. Papá quiere que cenemos todos juntos y no me apetece nada. Ya va siendo hora de que le haga una nueva ofrenda a mi verdadero padre...

    Papá le ha pedido al mayordomo que vaya a la bodega y, al volver, encienda las luces de Navidad.

    He cogido un botellín de agua que tenía en la estantería de mi habitación y lo he llenado en el baño. Algo me dice que me será útil más adelante...

    Después de pensar en ello un rato, comprendí lo que debía hacer.

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    Salí al patio principal y busqué el lugar

    idóneo para echar el agua: justo

    debajo de un témpano de hielo con

    forma de estaca.

    Después vi el enchufe de las luces de Navidad: ¡estaba justo delante de mí, en la pared!

    Lo desenchufé convencido de que atraería la atención de Alastair... y así fue.

    Cuando se aproximaba, resbaló justo donde yo había vertido el agua.

    Aproveché su caída para manipular el témpano de hielo con mi telequinesia... y por fin tuve una Nochebuena feliz.

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    3 de enero de 1973 - JovitaSé que Jovita, la criada, tiene algo con mi tío Tom. Pero no es la única. Sería fácil de manipular, pero necesito que vea lo que hace su “amante” para turbarla. De hecho, creo que mi tío está ahora mismo con otra mujer... Ahora que lo pienso, el abuelo tiene una cámara en su habitación. ¡Es justo lo que necesito!

    Cuando llegué a la habitación del abuelo, vi la cámara en la estantería que hay encima de su escritorio. Tuve que usar la telequinesia para tirarla al suelo y hacerme con ella. Después, cogí el papel fotográfico y un pequeño mapa del escritorio.

    Me fui a toda prisa hasta la habitación de la amante secreta de Tom, en el pasillo del ala oeste de la entreplanta.

    Antes de abrir su puerta con sigilo, introduje el papel fotográfico en la cámara.

    Después, abrí sin que me viera nadie y, asomándome lo justo para que no me descubriesen, saqué una foto de los dos amantes.

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    Acto seguido me dirigí a la habitación de Jovita, al otro extremo del mismo pasillo. Cuando no había nadie, entré y dejé la foto en su escritorio.

    Aproveché para dejar también el candado y el matarratas en el cajón de la misma mesa: así el detective McGuffin nos dejará en paz durante un tiempo.

    Cuando Jovita descubrió la foto estaba tan aturdida que salió al balcón del vestíbulo. Yo la seguí convencido de que era el momento ideal para manipular su frágil mente... Y así fue. No me costó mucho convencerla de

    lo que debía hacer. La pobre ya no volverá a llorar por mi tío jamás...

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    23 de enero de 1973 - TomEncontré a mi tío borracho en su habitación, lamentándose como siempre. Su talón de Aquiles era evidente: con echar algo de veneno en su bebida sería fácil acabar con su sufrimiento. Por eso, en cuanto vi la botella de whisky tirada en su armario no dudé en hacerme con ella.

    Al desplegarlo comprendí que mostraba la ubicación de una cámara secreta. ¡Debía explorarla cuanto antes!

    Tras estudiar el mapa un tiempo, entendí que se trataba de una estancia oculta detrás de la bodega.

    Me dirigí al garaje, situado en el ala este, pasé al almacén y continué hasta la bodega.

    En ese preciso instante recordé el pequeño mapa que había encontrado junto al papel fotográfico...

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    En la pared de la derecha, detrás de unas

    enormes lonas negras, hallé un pasillo que llevaba hasta una puerta secreta.

    Seguí mi camino hasta atravesar una nueva

    puerta y descubrir una magnífica sala... En

    ella encontré las pastillas que necesitaba.

    Las introduje en la botella de whisky y regresé a la habitación del tío Tom. Estaba tan borracho que no me vio depositar la botella en la cama, junto a él...

    Señor McGuffin, va a coger frío aqui fuera.

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    20 de marzo de 1973 - AntonioSiempre me he preguntado por qué Antonio, el jardinero, viste de forma tan rara. Parece que va a salir a bailar en lugar de venir a cortar el césped... Creo que mi verdadero padre le pasa algo parecido, pues me ha pedido que me ocupe de él. Encontré a Antonio donde siempre: en el jardín del patio.

    Paseando cerca del árbol central encontré una piedra interesante y la cogí. Después estudié el recorrido del jardinero en su tarea de cortar el césped y dejé la piedra en un lugar estratégico. Antonio no tardó en pasar por allí, momento en el que su cortacésped se estropeó. Cuando se dispuso a ver qué había ocurrido, usé la telequinesia para prender la máquina de nuevo. Acto seguido, manipulé la débil mente de Antonio y le ordené que se acercara al cortacésped...

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    1 de abril de 1973 - Fabius y WayneHa venido el abuelo a despertarme. Dice que me reúna con él en la cámara secreta que encontré detrás de la bodega. Debo llegar hasta allí sin que nadie me vea... pero si alguien lo hace, no dudaré en emplear mi nuevo don para borrar sus recuerdos recientes. Debe de haber alguna forma de distraer a los mayores, de ponérselo más difícil para detectarme.

    Hace una noche de perros. Nadie sospechará si falla la electricidad durante una tormenta. Saldré al balcón por la puerta que hay junto a mi habitación: en el otro extremo de la terraza hay una caja que controla las luces de la mansión, creo que alguna vez he visto a Ivor toqueteándola. Usaré la telequinesia para romperla...

    Conseguí dejar la casa a oscuras y bajar hasta la cámara secreta del abuelo.

    Allí me contó por qué tengo estos poderes... Después me pidió que preparara el altar para un nuevo sacrificio.

    Encendí todas las velas con las cerillas que tenía.

    Descubrí unos cuencos con símbolos satánicos en una de las paredes de la cámara. Fijándome bien, noté que coincidían con unos platos dispuestos alrededor del altar.

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    Coloqué cada uno en su plato correspondiente hasta darme cuenta de que uno de los cuencos estaba roto.

    Necesitaba pegamento, así que

    subí hasta la habitación donde

    hago los deberes con James,

    mi profesor particular. Cogí

    el pegamento de mi pupitre y

    arreglé el cuenco roto.

    Después bajé de nuevo hasta

    la cámara secreta y deposité

    el cuenco reparado en su plato.

    Acto seguido, cogí las correas

    que hallé colgadas de la pared

    y las usé para atar a la víctima

    a la mesa de sacrificios.

    Al llegar el abuelo, comprendí que mi verdadero padre necesitaba una prueba de mi devoción y entrega hacia él. ¿Qué mejor que concederle el sumo sacrificio? ¿La sangre de mi sangre? Lo vi claro. Debía acabar con el abuelo.

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    Entonces vi una pequeña caja encima de una mesita. La abrí y me hice con el cuchillo que escondía. Después me acerqué a mi abuelo por la espalda... e hice lo que debía hacer: sacrificarlo a él.

    No fue fácil acabar con él. Se empeñaba en enderezar las cruces de la sala para

    hacerme daño... Yo debía recolocarlas a toda prisa sin que él me alcanzase con el cuchillo que blandía.

    Cuando tenía energía suficiente, le disparaba un fogonazo con mi poder.

    Tras varios minutos de tensión y varias llamaradas acertadas, logré mandarlo por fin al Infierno...

    El periodista entrometido no

    tardó en levantarse del altar

    de sacrificios. Sabía que

    debía acabar con él antes de

    que huyera y contara todo lo

    que había visto. Había llegado

    el momento de emplear mi último

    don: ¡la piroquinesis!

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    25 de mayo de 1973 - JamesHoy no me apetecía nada estudiar, pero sabía que James me estaría esperando en la sala de estudio. Fui hasta allí y contesté a sus estúpidas sumas; para cada ecuación que me planteaba, yo debía coger el folio con la respuesta correcta y entregárselo. Cuando resolví los tres problemas me pidió que sacara el libro de Biología... Que, por supuesto, yo no llevaba. Probé a enseñarle un libro que cogí de una mesa de la propia sala, pero no le convenció y se fue en busca de uno.

    Aproveché el descanso para husmear en el despacho de mi padre. Nada más llegar, este me pidió que le llevase unos documentos que se había dejado en la mesilla de noche. A veces pienso que se creen que soy el chico de los recados... En fin, fui a la habitación de papá y mamá

    y cogí los papeles; junto a ellos encontré una llave que también me metí en el bolsillo.

    En la misma estancia hay una cómoda con un televisor encima: abrí el segundo cajón de la izquierda con la llave y hallé un papel con los siguientes números: 6-6-19-66.

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    Al volver al despacho de papá le entregué los documentos. La jugada me salió perfecta porque se fue con ellos a otra parte, dejándome solo en la habitación.

    Entonces me acerqué a la caja fuerte y la abrí sin problemas, pues la combinación se componía de cuatro números, ¡justo los que acababa de descubrir poco antes! Tras abrir la caja fuerte, cogí el revólver que había en su interior.

    No estaba cargado, pero encontré unas balas en un cajón del escritorio de papá.

    Tras introducir las balas en la pistola, me dirigí hacia la sala de estudio.

    Con sigilo, deposité el revólver en una esquina del escritorio. Después, empleé mis poderes para manipular la mente de James, a quien ordené que empuñase la pistola...

    Creo que no volveré a hacer

    deberes en mucho tiempo.

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    1 de junio de 1973 - SusanHa llegado el momento de ocuparme de Susan, la criada que empujó a la pobre Jovita a suicidarse... Lo tengo todo planeado, pero primero debo ocuparme de una cosa en el baño donde suelo lavarme los dientes. Creo que papá ha puesto una cruz en él: es hora de darle la vuelta.

    Después de haber volteado la cruz del baño me fui directo al cuarto de servicio, donde Susan hace la colada. Allí tuve que poner del revés otra cruz (¡están por toda la casa!).

    Luego abrí la lavadora y, usando mi telequinesia, introduje la plancha cercana en el electrodoméstico. Después cerré la puerta y la máquina se puso en marcha. El mecánico no tardó en venir a ver qué le pasaba a la lavadora.

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    Poco después fue Susan quien llegó; al ver el panorama, decidió que había llegado el momento de poner fin a su larga jornada laboral. ¿Y qué mejor que un relajante baño?

    Fue entonces cuando recordé que mi tío tenía una habitación justo al lado del baño en el que, poco antes, había dado la vuelta a un crucifijo. Sabía que Susan iría a ese mismo baño en unos minutos, así que me fui corriendo a explorar aquella misteriosa estancia de mi difunto tío.

    Una vez dentro estuve curioseando las cosas de Tom: tenía de todo en esa habitación. Fue entonces cuando descubrí algo increíble: detrás de un póster, mi tío había hecho un agujero para espiar a las empleadas cuando estas se aseaban en el baño.

    Esperé a que Susan estuviera dentro de la bañera para llevar mi plan a cabo por fin. Haciendo uso de la telequinesia, desplacé el secador hasta la bañera...

    Ahora Susan no tendrá que hacer coladas nunca más.

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    6 de junio de 1973 - Michael, Will, Mamá y PapáHoy decidí acercarme al garaje. Una vez allí, Michael, el chófer de papá, me pidió que le buscara una cinta del grupo de música con el que toca. Decidido a cumplir su deseo para que confiara en mí, me dirigí al pasillo del ala oeste donde se encuentran algunas de las habitaciones del servicio. Allí hallé una caja de objetos perdidos, y en ella estaba la cinta.

    Tras hacerme con ella regresé al garaje y se la entregué a Michael.

    Este no tardó en poner su cinta en el radiocasete, circunstancia que aproveché para coger el trapo que había en la mesa de trabajo de Will, el mecánico.

    Michael estaba distraído escuchando su música, pero tenía que sacar a Will del garaje para llevar a cabo mi plan. Volví al cuarto de servicio y empleé la telequinesia para introducir de nuevo la plancha en la lavadora. Una vez más, el mecánico abandonó su taller para inspeccionar el electrodoméstico.

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    Fue entonces cuando me aproximé sigilosamente a la mesa de trabajo de Will; mientras Michael tarareaba sus canciones, yo me hice con un bote de disolvente que había sobre la mesa. Tras emplearlo para empapar el trapo cogido poco antes, dejé este último sobre la mesa.

    Acto seguido, usé mis poderes

    de control mental para obligar

    a Michael a cogerlo. Bien, ya

    estaba inconsciente.

    ¿Cómo podía deshacerme de

    él en aquel garaje? ¡Claro!

    ¡Los humos del coche! Usé

    la telequinesia para arrancar

    el vehículo, pero no había

    reparado en el sistema de

    ventilación.

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    Para apagarlo, me acerqué a Will –que todavía se encontraba en la estancia de al lado– y, empleando mi poder, le obligué a tocar el mando del sistema de ventilación. Tras cerrar la puerta del garaje, solo me quedaba esperar...

    Al encontrar el cuerpo de Will, el detective pensó que Michael era sospechoso y le esposó a una estantería del garaje.

    ¡Qué gran favor! Aproveché

    la circunstancia para

    romper un bidón de gasolina situado en el estante superior, justo encima del mecánico. El resto fue todavía más sencillo. Gracias a la piroquinesis pude acabar con el pobre de Will...

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    La policía ya no piensa abandonar la casa y papá sospecha de mí. Debo entregar las últimas ofrendas a mi verdadero padre antes de que sea demasiado tarde. Lo siento, mamá: ha llegado tu hora.

    En el cobertizo del jardín

    encontré un nuevo juguete: una

    pistola de clavos. Asegurándome

    de que mamá no me veía, me

    hice con ella. Después, cogí la

    caja de clavos de la estantería

    del cobertizo.

    En ese momento me di cuenta de que

    no había corriente en aquel lugar, y

    sin electricidad nadie podría usar la

    pistola de clavos. Para empezar, cogí

    el cable del compresor y lo introduje

    en el enchufe izquierdo de la pared.

    Ahora debía encargarme de devolver la corriente al cobertizo.

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    Me dirigí al almacén del garaje, donde no tardé en encontrar un fusible suelto en una estantería.

    Después lo introduje en el espacio libre que encontré en el cuadro de luces. ¡Asunto arreglado!

    Al volver al cobertizo comprobé que por fin había luz. Era el momento de conectar la pistola de clavos al compresor. Hecho esto, salí fuera y, sin que mamá me viera, deposité la herramienta en el suelo, a la derecha del banco.

    Ahora solo quedaba esperar a que llegase papá...

    Mi supuesto padre fue fácil de manipular. Empleando el control mental, le obligué a coger la pistola de clavos y acabar con mamá. La policía lo vio todo, pero papá logró huir antes de que lo detuvieran.

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    Yo me quedé a solas con un agente que no dejaba de decirme que todo saldría bien. Qué equivocado estaba...

    Como ese policía pesado me vigilaba de cerca, solo podía emplear la telequinesia para ocuparme de él.

    Sin embargo, la estancia estaba llena de crucifijos. ¿Cómo podía deshacerme de ellos? Empleando el poco poder que tenía, moví algunos objetos de la sala. El pobre policía, asustado, empezó a disparar a todo lo que yo manipulaba, por lo que no fue difícil conseguir que alcanzase las cruces con sus balas y que disparase también contra el interruptor del ventilador.

    Con toda mi energía intacta, usé la telequinesia para descolgar el ventilador, cuyas aspas acabaron con el agente.

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    Ha llegado la hora de la verdad. La casa está en llamas, pero todavía tengo que ocuparme de tres personas más: dos curas y mi supuesto padre. Para ello tendré que concentrar toda mi energía en la piroquinesis... Sin dejar que me atrapen bajo ningún concepto. Sé que la proximidad de esos religiosos me debilita, no debo permitir que se acerquen a mí. Los mantendré a raya con el fuego... Y cuando acabe con ellos, iré a por papá.

    Mi falso padre ha cogido un extintor, no debo dejar que me golpee con él, pero tampoco puedo quemarle con mis poderes. He visto un pilar medio caído en la entrada, creo que podría prender fuego a los objetos cercanos y cortarle el paso a papá. Después usaré la telequinesia para hacer que el pilar se derrumbe...

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    Anexo: Las tareas de LuciusPara mantener la tapadera de chico bueno y responsable necesitaba ganarme la confianza de mis padres y de los criados. Haciendo las tareas que me encargaban conseguí varios regalos que me ayudaron en mis pequeñas travesuras.

    1. Lavarme los dientes.

    Mi madre es bastante pesada y me persigue diciéndome siempre lo que debo hacer. Para tenerla contenta me cepillé los dientes antes de acostarme. El cepillo está en el cuarto de baño de la planta alta del ala oeste, lo cogí y lo utilicé con el lavabo.

    2. Limpiar mi habitación.

    Ahora mi madre quiere que limpie mi habitación. ¿No se encargan de esto los criados? En fin, no fue mucho trabajo pues solo tuve que recoger lo cochecitos de mi habitación y meterlos en el arcón.

    3. Sacar la basura.

    ¡Mi madre se ha vuelto loca! Pretende que me ensucie las manos llevando la bolsa de basura de la cocina a los contenedores que hay detrás del cobertizo. No tuve más remedio que rebajarme para ganar puntos. LLevar la bolsa no fue un problema, pero no llegaba a los contenedores. Tuve que hacer gala de mis poderes de telequinesis para encestar la bolsa.

    4. Buscar pendientes.

    Mi madre no sabe dónde tiene al cabeza, algún día la va a perder... Me ha pedido que le busqe sus pendientes, por suerte en mis muchos paseos por la casa los encontré en la habitación de Jovita.

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    5. Ordenar la ropa según el color.

    ¡Esto es el acabose! Mi madre me ha pedido que ayude a Susan a organizar la colada. ¡Quiere que recorra la casa cogiendo las prendas sucias de las habitaciones, tanto del servicio como de los invitados! Y encima pretende que separa las prendas blancas de las de color. ¡He tenido que dar vueltas por toda la mansión llevando bragas y calcetines sucios!

    6. Mover las cajas de carne.

    Jed, el carnicero, me ha pedido que le lleve las cajas que hay en la carnicería a la cámara frigorífica. Dado que va a ser mi próxima víctima le concederemos esa última voluntad.

    7. Buscar una herramienta para el mecánico.

    Will me ha pedido que le busque una llave en cruz que hay en el almacén. He ido hasta allí y he cogido las llaves que había en la pared, luego he entrado en la jaula central y he encontrado la llave. Al cogerla, ¡se ha cerrado la puerta! Menos mal que antes me había hecho con las llaves que la abren, si no habría tenido que malgastar mis poderes para hacerme con ellas.

    8. Buscar una botella de vino del 33.

    Alastair me pidió que le trajera una botella de vino de la bodega. Una buena excusa para poder fisgonear en el sótano. Me costó encontrarla porque se había caído el cartel del año al suelo. Además, la maldita botella estaba demasiado alta para cogerla, así que tuve que emplear la telequinesis para hacerme con ella.

    6 de junio de 1972 - Mary12 de julio de 1972 - Gene4 de agosto de 1972 - Ivor11 de septiembre de 1972 - Jed15 y 16 de octubre de 1972 - Agnes24 de diciembre de 1972 - Alastair3 de enero de 1973 - Jovita23 de enero de 1973 - Tom20 de marzo de 1973 - Antonio1 de abrilde 1973 - Fabius y Wayne25 de mayo de 1973 - James1 de junio de 1973 - Susan6 de junio de 1973 - Michael, Will, Mamá y PapáAnexo: Las tareas de Lucius1. Lavarme los dientes. 2. Limpiar mi habitación.3. Sacar la basura.4. Buscar pendientes.5. Ordenar la ropa según el color.6. Mover las cajas de carne.7. Buscar una herramienta para el mecánico.8. Buscar una botella de vino del 33.