Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Lucha campesina, comunicación popular y memoria Jenny Maria Solis Roa Universidad Distrital Francisco José de Caldas Facultad de Educación Maestría en Comunicación-Educación Línea de Cultura Política Bogotá, D.C Enero de 2019

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Lucha campesina, comunicación popular y memoria

Jenny Maria Solis Roa

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Educación

Maestría en Comunicación-Educación

Línea de Cultura Política

Bogotá, D.C

Enero de 2019

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Memorias del movimiento campesino sumapaceño en su lucha por el

reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina: Una mirada

desde la comunicación popular

Jenny Maria Solis Roa

Borys Bustamante

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Educación

Maestría en Comunicación-Educación

Línea de Cultura Política

Bogotá, D.C

Enero 2019

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Director de tesis: Borys Bustamante

Firma:

__________________________

Evaluador 1:

Firma:

__________________________

Evaluador 2:

Firma:

__________________________

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Acuerdo 19 del Consejo Superior Universitario que dice: “Artículo 177: La Universidad

Distrital “Francisco José de Caldas no se hará responsable por las ideas propuestas en esta

tesis”.

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DEDICATORIA

La concreción parcial de este trabajo (pues deseo continuar) quiero agradecerlo de forma

entusiasta y con infinito amor, a las y los sumapaceños que de forma directa o indirecta, me

permitieron transitar por la memoria, por la digna lucha y por la utopía, aquella que como

bien refiere Eduardo Galeano, es la que nos permite caminar.

A todas aquellas personas que al pasar por mi vida, las que están, las que llegaron, las que

se fueron, han aportado a mi construcción como mujer, aún, y con todas las contradicciones

y la incompletud que supone la vida humana. Transitar este difícil camino de la injustica, la

desigualdad y la avaricia, requiere la compañía sincera de personas que llenen de esperanza

y sueños la existencia.

A Samuel y a Dariana, que me han dado la alegría de verlos ser y sentir, de conocerles

desde dentro y de ser mi más grande y eterno amor. A mi madre cuyo amor y apoyo son

vitalidad y a él, Nandito, quién ya partió, pero fue el único que estuvo cuando el mundo me

daba la espalda.

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Reconocimientos/agradecimientos

Un reconocimiento sincero a cada uno de los y las docentes que a lo largo del desarrollo de

esta maestría entregaron buena parte de sus saberes, experiencias y sentires y de los que se

ha hecho una valiosa selección para continuar la propia construcción a ver si de alguna

forma se aporta a transformar esta sociedad en crisis, en especial, a la doctora Ana Brizet

Ramírez Cabanzo, por su acompañamiento incondicional, su calidad humana y profesional

y su cariño.

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CONTENIDO

CONTENIDO ................................................................................................................................ 7

RESUMEN .................................................................................................................................... 9

ABSTRACT ................................................................................................................................ 10

1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 12

2. JUSTIFICACIÓN ................................................................................................................ 17

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA .............................................................................. 20

3.1 Pregunta de Investigación ............................................................................................. 22

3.2 Objetivos ...................................................................................................................... 23

4. ANTECEDENTES ............................................................................................................... 24

5. MARCO TEÓRICO ............................................................................................................. 31

5.1.1 ¿Y DESDE DÓNDE HACEMOS LA COMPRENSIÓN DE LOS MOVIMIENTOS

SOCIALES? ............................................................................................................................ 36

5.1.2 ECLOSIÓN DEL MOVIMIENTO CAMPESINO EN AMÉRICA LATINA ............. 50

5.1.3 PROBLEMAS DE TIERRA EN COLOMBIA, ORIGEN DEL MOVIMIENTO

CAMPESINO EN EL PAÍS ..................................................................................................... 57

5.1.4 EL SUMAPAZ Y SU DECISIÓN DE LIBERTAD Y DESARROLLO SOCIAL ...... 70

5.4.1 LA INMENSA E INVALUABLE REGIÓN DEL SUMAPAZ ................................ 70

5.5.1 PERO ENTONCES, ¿QUÉ ES UNA ZONA DE RESERVA CAMPESINA? ......... 83

5.6.1 LA COMUNICACIÓN POPULAR APUESTA DE LUCHA POLÍTICA .................. 88

5.6.2 LO POPULAR, UNA CAMPO POLÍTICO EN DISPUTA ....................................... 91

5.6.3 LA MEMORIA COMO POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL .......... 97

6. DISEÑO METODOLÓGICO ..............................................................................................102

6.1 Enfoque de investigación .............................................................................................102

6.2 Tipo de estudio ............................................................................................................103

6.3 Universo poblacional ...................................................................................................105

6.4 Método: Sistematización de Experiencias ....................................................................106

6.5 Recolección de información .........................................................................................107

6.5.1 Entrevistas semiestructurada: ..................................................................................108

6.5.2 Sistematización: ........................................................................................................109

7. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN ..................................................................................110

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7.2 Producir conocimientos desde la experiencia................................................................119

7.3 Construir propuestas trasformadoras desde la experiencia ............................................124

7.4 Socializar los resultados de la Sistematización de experiencias .....................................129

9. CONCLUSIONES ..............................................................................................................173

11. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................180

12. ANEXOS ............................................................................................................................187

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RESUMEN

La región del Sumapaz es un territorio vital para comprender la historia de los conflictos

sociales en el país, sus intrigas, sus causas y consecuencias, sus protagonistas, las víctimas

y también los victimarios. En esta región no sólo está ubicado el páramo más grande del

mundo, existe una biodiversidad inigualable y una variación térmica que la hace una región

estratégica para el voraz modelo extractivista y depredador del medio ambiente.

La región del Sumapaz es, además, un territorio de luchas por la tierra, de resistencias

históricas, de organización campesina, de defensa del territorio. Esta defensa del territorio,

en uno de sus más recientes escenarios de lucha, la constitución y reconocimiento de la

Zona de Reserva Campesina - ZRC, figura que garantiza la gestión del territorio por parte

del campesinado sumapaceño, la protección del páramo y en general, la conservación de los

recursos naturales, es referente para la presente investigación.

La constitución y reconocimiento del ZRC en la región, ha generado las condiciones

necesarias para la lucha con el fin de visibilizar y disputar el sentido, el significado, la

interpretación y la exigencia del movimiento campesino. Otro escenario lucha del

campesinado sumapaceño es la comunicación popular, aquella cuyo acto creativo precede

de sus saberes, experiencias, de su memoria, aquella que resulta ser la antítesis a una

comunicación de masas que los invisibiliza, los criminaliza, los silencia. Este trabajo de

investigación pretendió comprender el papel de la comunicación popular en los procesos de

lucha de los agrarios de la región del Sumapaz.

Palabras clave: Memoria, comunicación popular, movimiento campesino, luchas agrarias.

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ABSTRACT

The Sumapaz district is a territory of vital importance to understand the history of social

conflicts in Colombia, their intrigues, their causes and effects, their main figures, their

victims and their killers. This area is not just the largest and coveted moor, it is a place of

an inparallel biodiversity and a tropical climate as well, which makes it vunerable to the

voracious and enviromental predator extractive economic model.

Furthermore, the Sumapaz district is a región known by a struggle for lands, historical

resistance and peasant organizations. In Sumapaz, this protection of the territory, within the

most recent struggle escene framework, pursue for the Peasant Reservation District

reconnaissance and constitution (ZRC spanish acronym) This association figure, underwrite

the manage of the district by the origin Sumapaz people and offer protection to Sumapaz

Moor, is an importart topic about this investigation.

The current reconnaissance and constitution of the ZRC (Zona de Reserva Campesina) has

promoted scenes for of struggle that aim to make visible the point, meaning, interpretation

and demands of peasant movement. Another struggle scene is the popular communication,

the act of which came their ancestral knowledgement, their experience, their memories.

These acts are the antithesis of massive communication by which they are invisible,

criminalized and silenced.

The current research aims to achieve the understanding of the roll of popular

communication whitin the agrarian struggle process by the peasants belonging to Sumapaz

district.

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Keywords: Memory, Popular communication, Peasant movement, Agrarian struggle.

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1. INTRODUCCIÓN

La presente tesis de maestría se circunscribe en la región del Sumapaz, ubicada al sur

occidente de la ciudad de Bogotá. Sumapaz limita con los departamentos de Cundinamarca,

Meta y Tolima, departamentos cruciales a la hora de analizar la historia de la lucha

campesina en Colombia, además, en esta región, se encuentra ubicado el páramo más

grande del mundo. Vale la pena dejar claro, que este trabajo va a centrar su mirada en la

Vereda San Juan, epicentro del fortalecimiento y organización del movimiento campesino

en la región.

De otra parte, el Sumapaz será entendido como región y no como la localidad 20 de la

capital del país, pues en un primer intercambio de saberes en la vereda San Juan, una de sus

lideresas “Estrellita” advirtió que “Bogotá hace parte de la región del Sumapaz, no

Sumapaz parte de Bogotá”, lo que de entrada permitió ir comprendiendo la mirada política

y social que sobre el territorio se tiene en la región.

Esta tesis parte de considerar que el impacto de la aplicación de las políticas agrarias de

corte neoliberal aplicadas y promovidas por el Estado colombiano y que responden a los

intereses económicos de las trasnacionales, materializados con fuerza de ley con las firmas

de múltiples TLC y que, sumados al conflicto social, político y armado que vive el país,

impacta de forma negativa, sobre todo, a los sectores rurales y campesinos, destruye su

economía y trasgrede sus prácticas sociales.

Dichas condiciones de marginalidad y abandono estatal, de minimización de las

condiciones para el desarrollo rural y la conservación de los recursos naturales y el

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territorio, son el contexto favorable para el surgimiento de movimientos sociales, juveniles,

artísticos, étnicos, movimientos campesinos, qué, a partir de acciones políticas organizadas

y con la convicción frente a sus luchas y movilizaciones, son el entramado social sujeto-

objeto de análisis del presente trabajo.

El movimiento campesino sumapaceño, a través de una de sus organizaciones históricas y

centrales en la lucha y organización del movimiento agrario, el Sindicato de Trabajadores

Agrarios del Sumapaz (SINTRAPAZ), ha recogido de forma histórica las demandas y

luchas agrarias alrededor de la defensa de la tierra y territorio.

Estas luchas tienen que ver a su vez con la defensa del páramo de Sumapaz, la soberanía

alimentaria, la autodeterminación y la consolidación del territorio como Zona de Reserva

Campesina, reserva que de facto ya está constituida, pero requiere de su constitución

jurídica y por tanto, del reconocimiento estatal.

Partiendo de lo anterior resulta imprescindible entonces, echar un vistazo rápido a la

conceptualización de la acción colectiva de los movimientos sociales, sus formas de

organización y participación y las condiciones del contexto que facilitan su configuración

como respuesta a un modelo de sociedad del que no se sienten parte.

Por tanto, para el caso particular del movimiento campesino del Sumapaz y su más vigente

lucha por el territorio, la constitución y reconocimiento como Zona de Reserva Campesina,

es una figura que de forma novedosa integra tanto lo rural como lo ambiental en el país y

que conlleva en sí misma variados propósitos, ayudar a estabilizar la economía campesina,

la conservación de los recursos naturales, los ecosistemas locales y regionales, así como la

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lucha política por su autodeterminación, y la recuperación de su historia como bandera su

identidad.

Esta lucha campesina se analizó a partir de la definición y las implicaciones de la

comunicación popular, esta, entendida, como práctica social y proceso de interacción que

se da dentro de un grupo de seres humanos que generan los referentes, dinámicas y vínculos

necesarios para construir el cambio comunitario y social. Esa transformación política,

social, comunicacional, también es posible comprenderla como memoria, que como acción

política potencia las capacidades de gestión de la comunidad sumapaceña.

La comunicación popular como acción política, debe entenderse entonces, a partir de las

realidades políticas, económicas, políticas, sociales y culturales de cada comunidad que la

emplea, pues es a partir de las contradicciones con su contrario, la clase dominante, que es

posible su existencia. Por tanto, la comunicación, como problematizadora, como un espacio

en disputa, es la respuesta a unas condiciones materiales de existencia que les son

desfavorables, que les oprime, les silencia, que nos les reconoce.

Es así que la presente tesis tiene como objetivo inicialmente hacer un recorrido histórico y

crítico del papel de la comunicación popular en los procesos sociales de consolidación,

fortalecimiento y afianzamiento del movimiento campesino sumapaceñopor la lucha por el

reconocimiento como Zona de Reserva Campesina – ZRC sigla con la que se identificará

en adelante en el documento - para finalmente, dejar insumos de tipo escrito para que la

comunidad visibilice sus propios procesos en este sentido y analicen los retos del

movimiento social venideros de la consolidación de los Acuerdos entre el gobierno

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nacional en cabeza del presidente Juan Manuel Santos y la insurgencia de las FARC-EP en

lo que se ha denominado etapa del posconflicto.

El estudio y la lectura del movimiento campesino sumapaceño, desde el campo de la

comunicación popular y en su relación con el movimiento social campesino y su lucha por

el reconocimiento como ZRC, resulta un aporte interesante al campo comunicación-

educación, en la medida en que sitúa futuros procesos de investigación en la correlación de

fuerzas desde lo comunicativo, lo social, desde lo agrario y desde la memoria.

Así mismo, el desarrollo de este trabajo investigativo, consideró que como acción política,

la memoria es una posibilidad de reconstrucción de las historias de campesinos y

campesinas que han vivido de forma directa los efectos del conflicto social y armado

interno, que han sido invisibles por la historia oficial e institucionalizada, y reproducida por

los medios hegemónicos de (in)comunicación del país. Así la memoria será otro de los

elementos de análisis y aportes de la lucha campesina en el Sumapaz.

Por consiguiente, el presente trabajo de investigación pretende no solo extenderse en el

análisis, la exploración y la descripción, sino en la visibilización y reconfiguración de los

problemas que vive el campesinado colombiano, sus luchas, demandas y acciones

colectivas que desde la comunicación popular ponen en marcha para la visibilización y

apertura del debate nacional alrededor del reconocimiento como Zona de Reserva

Campesina.

Se pretende por tanto la compilación y sistematización de algunas prácticas y expresiones

comunicativas que como movimiento social campesino han promovido para el

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reconocimiento y auto reconocimiento de sus luchas aún vigentes y adeudadas por el

Estado colombiano.

La presente tesis espera ser un aporte al campo de la Comunicación-Educación, en la

medida en que situada desde la mirada de una comunicación no hegemónica, no

institucionalizada, no como instrumento de dominación, procura la comprensión de la

reconfiguración y reconstrucción de una de los territorios más golpeados por la violencia,

más abandonados por el Estado colombiano y más invisibilizados y en el que sus

habitantes, campesinas y campesinos luchadores, han sido objeto por años de acusaciones,

señalamientos y persecución por parte de los medios hegemónicos de (des) información.

Ellas y ellos, las campesinas y los campesinos sumapaceños son los protagonistas de este

trabajo, de su desarrollo y culminación, a ellas y ellos volverá este trabajo, para su estudio,

divulgación y mejoramiento, pues solo se sirve para contribución teórica, académica y ético

política de la realidad de esta región tan efervescente, tan activa y consciente de sus

realidades, necesidades y decisiones frente a su cultura política, su identidad y su memoria.

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2. JUSTIFICACIÓN

El conjunto de la sociedad colombiana hoy por hoy está recibiendo de forma permanente y

sin ningún tipo de posibilidad de comprobación información acerca de la realidad nacional

e internacional. A diario, por diferentes canales de comunicación masiva (Caracol, RCN, El

Espectador, El Tiempo) y en cualquiera de los formatos periodísticos existentes, se

transmite un cúmulo de mensajes que en alta proporción, responden a los intereses

económicos de los grandes emporios económicos del país y las trasnacionales a las que se

someten.

Esta información que circula de forma permanente lleva altos niveles de manipulación y

parcialidad, que claramente bajo una intencionalidad ideológica crean quimeras, sentidos de

mundo, interpretaciones homogéneas frente al mimo, que terminan consolidando una

historia oficial, institucionalizada y al servicio de las clases dominantes y hegemónicas

nacionales y donde el valor de la diversidad cultural, política e ideológica características

propias de Colombia y los países Latinoamericanos no se reconoce y se criminaliza.

Sin embargo, en los territorios de la espesa geografía nacional existen un sinfín de

realidades que poco a interesado a los medios masivos de comunicación mostrar al

conjunto de la sociedad colombiana y digo conjunto de la sociedad colombiana, porque es

evidente que buena parte de los colombianos y colombianas se informan y conocen la

realidad nacional a partir de estos medios hegemónicos de masas.

Una de estas realidades diversas de Colombia se ubica en la extensa región de Sumapaz,

una región que históricamente ha sido protagonista y testigo directo de los conflictos por la

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tierra y el territorio, causa indudable de los conflictos sociales, políticos, económicos y

armados del país. Las campesinas y los campesinos han vivenciado de cerca el conflicto

interno colombiano, aquello que surgen por el control y posesión de la tierra, pero también,

por las posiciones de tipo ideológico y político, que aún, hoy, se sostienen a pesar de la

firmas de acuerdos de paz de las últimas décadas.

El campesinado sumapaceño se ha constituido como sujeto de trasformación social y de

lucha como movimiento organizado y participativo que exige del Estado no solo el

reconocimiento de buena parte de región, como Zona de Reserva Campesina, sino que ha

encontrado históricamente en la comunicación, una herramienta idónea para reconfigurar su

propia historia, esa historia que se permite y confronta la oficial, la historia

institucionalizada.

A partir del agenciamiento de la comunicación popular como herramienta, propósito, fin y

medio de visibilización, de aprehensión y de lucha política y en esta coyuntura de

transición política y social, dichos procesos representan una posibilidad para la

comprensión de la las luchas campesinas sumapaceñas. Adicionalmente, el situar la

comunicación popular como eje de lucha agraria en Sumapaz, permitió sumar otro

elemento analítico, la memoria como parte de la reconciliación nacional que transita

inexorablemente por dar voz a quienes nunca la han tenido en los relatos nacionales.

Es así que este trabajo de investigación en la apuesta por de alguna forma, a fortalecer los

procesos nacionales de reconciliación y de apertura democrática, aportar además a hacer

una mirada histórico crítica de los mecanismos que la comunidad sumapeceña

específicamente, de la vereda San Juan de Sumapaz, ha implementado en su lucha por el

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reconocimiento como Zona de Reserva Campesina (ZRC), que lleva implícita la defensa

del territorio, la protección y conservación del Páramo, la soberanía alimentaria, la

agroecología.

Adicionalmente, el presente trabajo puede beneficiar el rescate de la construcción de

memoria qué, como espacio en disputa, resulta necesaria para la actual que atraviesa el

país, etapa de trascendencia nacional e histórica, de reconciliación y verdadera democracia

que se presenta solo capaz de avivarse de las huellas del pasado y de reconfigurarse en el

presente y futuro próximo.

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3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Colombia está atravesando por una transición política y social de enorme envergadura, no

sólo se está dando paso al fin del conflicto armado interno que por tantos años azotó sobre

todo las regiones más apartadas del país, sino que se está en la etapa de la implementación

del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y

duradera que hizo posible el fin de las hostilidades entre la ex insurgencia de las FARC-EP

y el estado colombiano en cabeza del presidente de la república Juan Manuel Santos

Calderón. Estos acuerdos contemplan 5 puntos, entre los que se encuentran dos que es

posible situar en el contexto de la presente tesis, a saber, el punto de Reforma Rural

Integral y el punto 5 de Víctimas que crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia,

Reparación y No Repetición.

Este contexto nacional histórico y profundamente esperanzador, es el que enmarca el

desarrollo del presente trabajo de investigación, por lo que recobra una enorme importancia

el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y

duradera, sobre todo en los dos puntos antes mencionados, pues la región del Sumapaz, ha

vivido por largos años, por un lado el abandono del Estado pero a su vez, la

implementación de reformas agrarias por parte de ese mismo Estado que en nada

corresponden a las necesidades del campo, que no es consecuente con los usos de la tierra

y ha promovido el aumento de los latifundios, los monocultivos y la extracción minera y a

gran escala, siendo los mayores beneficiarios los terratenientes y hacendados y

multinacionales, estos designios por supuesto, corresponden al cumplimiento de los más

recientes TLC, sobre todo el firmado con Estados Unidos y por tanto a la lógica capitalista

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de invasión de territorios para su apropiación y el detrimento de los patrimonios naturales

de los países llamados periféricos o subdesarrollados o tercermundistas, y en antaño a los

intereses de los terratenientes y hacendados que fueron quitando la tierra y los derechos a

los pequeños y medianos productores.

Por otro lado, la región del Sumapaz, se ha visto golpeada por el conflicto interno armado,

pues los conflictos por la tierra gestaron las condiciones necesarias para la organización y

fortalecimiento del movimiento campesino sumapaceño, que tiene sus incidencias

históricas desde la década de los 20s y los 30s y que han venido siendo objeto de

acusaciones, señalamientos e invisibilizaciones por parte de los medios masivos de

comunicación, vinculándolos con el movimiento insurgente armado, de tal suerte que su

trabajo comunitario, su proceso organizativo, sus luchas por el territorio, sus procesos

pedagógicos y los comunicativos no son reconocidos a nivel nacional y más bien, han sido

objeto de múltiples señalamientos, tergiversaciones y reducciones que en nada se

compadecen con lucha política, que desde el año 2008 se ha centrado aunque no

exclusivamente en el reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina.

Por tanto, son los medios hegemónicos y de carácter privado son quienes en menor o mayor

medida hacen circular contenidos o informaciones en relación a la lucha política de las

campesinas y campesinos sumapaceños desde una mirada que poco o nada hace partícipe a

la comunidad y que más bien trastoca la realidad de sus vida campesina, su comprensión

del mundo y su lucha. Los discursos, las narrativas, las creaciones de las y los campesinos

sumapaceños no encuentran difusión en los medios masivos de comunicación,

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En Sumapaz, el movimiento campesino sumapaceño no solo ha sido víctima histórica de

las políticas agrarias contrarias y en detrimento de los pequeños y medianos productores

que habitan la región, la aplicación de medidas militarizantes de su territorio, como el

asentamiento de batallones militares en la región por el que aún hoy están vigentes y que ha

llevado a denuncias de violación de derechos humanos por parte de la fuerza pública contra

la comunidad, el señalamiento, acusación y juicio por parte de los medios masivos de

comunicación sino por si fuera poco del silencio, la invisibilización, el desinterés y la

malinterpretación de su vida.

En este contexto mediático, es que surge el interés por conocer y sistematizar todas las

experiencias de comunicación popular que se han desarrollado por parte del movimiento

campesino sumapaceño alrededor de su lucha por el territorio, por su autodeterminación,

por la soberanía alimentaria, la defensa del páramo más grande del mundo, en resumidas

cuentas en su lucha por el reconocimiento como Zona de Reserva Campesina.

3.1 Pregunta de Investigación

¿Qué incidencia ha tenido la comunicación popular en la lucha campesina

sumapaceña por el reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina?

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3.2 Objetivos

Sistematizar las experiencias, estrategias y productos de la comunicación popular

adelantadas por el movimiento campesino de la vereda San Juan de la región de

Sumapaz, en torno a la lucha por su reconocimiento como Zona de Reserva

Campesina.

Caracterizar el contexto socio-político y económico en el que se ha

desarrollado el movimiento campesino de la vereda San Juan en la región

del Sumapaz.

Establecer un estado del arte de las experiencias, estrategias y productos

comunicativos elaborados por el movimiento campesino en la vereda San

Juan de Sumapaz, en la perspectiva de su reconocimiento como reserva

campesina.

Analizar los distintos productos comunicativos elaborados por el

movimiento campesino en la Vereda San Juan de Sumapaz con el fin de

trazar las relaciones entre la comunicación popular y la lucha por el

reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina.

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4. ANTECEDENTES

Colombia es un país que a lo largo de su historia ha estado sumergido en cruentos

conflictos, conflictos de orden cultural, de orden social, de orden político, de orden

económico que no han permitido el desarrollo social necesario para garantizar la dignidad

de la vida en el país. En las últimas décadas, los conflictos por la tierra y el territorio han

sido una constante en el país, pequeños y medianos campesinos disputan su derecho a la

tierra y el territorio, frente a un grupo de latifundistas y terratenientes que con la venia del

gobierno nacional, han promovido toda suerte de políticas que en nada beneficia a los

agrarios.

Una de las comunidades rurales que ha vivido este conflicto, es la región del Sumapaz, esta

región posee una riqueza mineral, ambiental, acuífera y cultural de una amplia envergadura,

en esta región, está ubicado el Páramo de Sumapaz, el más grande del mundo y por su

riqueza y ubicación estratégica ha sido protagonista de las luchas agrarias en el país.

Hace ya varios años, la comunidad del Sumapaz ha luchado porque se les reconozca como

Zona de Reserva Campesina, esta es una figura legal que Las Zonas de Reserva Campesina

son una figura de ordenamiento agrario contemplada, junto con las Zonas de Desarrollo

Empresarial, en el título XIII de la Ley 160 de 1994 por la cual se crea el Sistema Nacional

de Reforma Agraria y Desarrollo Rural. Esta disposición recogió las demandas originadas

en las movilizaciones campesinas de finales de la década de 1980, en particular las marchas

sobre San José del Guaviare de 1987. En ella, los colonos del Parque Natural de la Serranía

de la Macarena reclamaron la titulación de las tierras que venían explotando, reclamos que

fueron acogidos con la zonificación del área en una zona de Parque, otra de protección y

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otra de producción. De manera similar, los campesinos de la región de la cuenca del Río

Duda propusieron al INCORA la titulación de sus tierras en extensiones medianas con el

compromiso de la preservación de los bosques y los recursos naturales.

Esta lucha organizada y decidida se ha visto altamente reprimida primero por el Estado,

segundo, por los medios hegemónicos de comunicación de masas. De tal suerte que además

de experimentar el impacto de las políticas neoliberales de las últimas décadas tendientes a

la desaparición de los pequeños y medianos productores del campo para imponer los agro-

negocios a gran escala, con monocultivos como el de la papa, que impide la diversidad de

alimentos para el sustento y la comercialización, además, experimentan y luchan por la

visibilización de sus justas luchas por la defensa del territorio, del agua, la

autodeterminación de los pueblos, la soberanía alimentaria, condiciones necesarias para la

consolidación de su reconocimiento como ZRC.

En ese sentido, resulta muy valioso poder comprender de fondo y forma cómo el

movimiento campesino consolidado y fortalecido por años, incluso sobreviviendo a la

represión vivida a lo largo de varios gobiernos, agencia escenarios desde y a partir de la

comunicación popular, con el fin de fortalecer la lucha por el reconocimiento como Zona

de Reserva Campesina - ZRC.

Es así, que resulta de gran valor hacer un estado del arte, en cuanto a los mecanismos de

comunicación y cómo estos fortalecen sus costumbres y formas de ver, sentir y comprender

el mundo y amplían la participación social en relación a sus objetivos comunes y además

con relación a los movimientos sociales por la tierra a nivel regional latinoamericano.

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De acuerdo a la búsqueda realizada acerca de la producción académica en relación a el

papel desempeñado por la comunicación popular en la lucha campesina sumapaceña por el

reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina, debe anotarse que la

producción académica o estudios de investigación son nulos en este sentido, la relación

entre la comunicación, la lucha campesina y la memoria no se han tornado centro de

análisis para los investigadores.

Los estudios que han enfocado su mirada en la región del Sumapaz han estado abocados al

interés de comprender al sujeto político que emerge de las contradicciones históricas

existentes en el territorio, sobre todo antagonismos concernientes a la tierra, a la propiedad

y uso de la tierra y al sujeto que emerge en ese contexto.

Otro de los temas que se han tratado en relación a la amplia región del Sumapaz, tiene que

ver con la implementación de las políticas de seguridad democrática y de la seguridad

ciudadana, figuras que demarcan el inicio de la basta militarización de la región bajo el

sustento de la guerra contrainsurgente y que ha por un lado, elevado el caso de violaciones

de derechos humano por parte de la fuerza pública y por otro, el fortalecimiento de la

organización comunitaria, la participación cada vez más activa de los pobladores de la

región.

Si bien en los estudios analizados pudiera decirse, como parte del conflicto aparecen los

medios de comunicación, sobre todo en lo concerniente a la desinformación del contexto

histórico, político, económico y social, sin embargo, no se encuentra mayor análisis y

profundización, en relación a cómo la comunicación y en especial, la comunicación

popular, ha sido una herramienta clave y partícipe en la lucha campesina sumapaceña.

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Ahora bien, en el trabajo titulado “Acerca de la relación entre territorio, memoria y

resistencia. Una reflexión conceptual derivada de la experiencia campesina en el Sumapaz

– IEPRI”, en el año 2013, se analizó la vinculación entre el territorio, la memoria y la

resistencia en la lucha campesina en la región del Sumapaz. De lo que se trata entonces es

de advertir que a partir de la comprensión de la tierra como territorio implica toda una carga

cultural que atraviesa la vida colectiva, organizativa, productiva y por tanto política de

quienes lo habitan.

Esta mirada sobre el territorio anida no solo la carga simbólica y de significado sino

además el ejercicio por la defensa de ese territorio, que contrasta fuertemente con la mirada

institucional del uso de la tierra para la explotación indiscriminada que no reconoce las

construcciones culturales alrededor del territorio. Por tal razón, el territorio es un escenario

de lucha de quienes lo habitan, en este caso campesinas y campesinos del Sumapaz que han

resistido al modelo capitalista contemporáneo de extracción y explotación de la tierra y han

construido alternativas del desarrollo que por supuesto aúnan las contradicciones con el

modelo hegemónico de desarrollo.

Una de las formas en que la resistencia y más exactamente la lucha campesina en el

Sumapaz, tiene que ver con la rememoración, significación y reconstrucción del pasado, es

así que la memoria colectiva hace que se amplíe y fortalezca el escenario socio-político de

disputa por el territorio, por la significación desde el pasado del mismo. Resulta por tanto

importante una figura como la Zona de Reserva Campesina que es en síntesis la lucha del

campesinado del Sumapaz, pues esta implica la diferenciación territorial.

Page 28: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

28

Por su parte, Maria Johana Cadavid en el año 2014, con el trabajo titulado “La organización

campesina y su lucha por la democratización del territorio: un modelo socio territorial de

redistribución de la vida y el poder. Estudio de caso del Corregimiento San Juan de

Sumapaz, de la Pontifica Universidad Javeriana, expone de forma sucinta las condiciones

en las que la lucha agraria se impuso en América Latina sobre todo en la década de las 80´s,

que además, se caracterizó por la criminalización de la misma y por tanto, la disminución

de la intensidad de la lucha.

Sin embargo, la autora afirma que tras los diálogos de paz en la Habana – Cuba, hubo una

revitalización de la lucha campesina, es decir, en este contexto se abren nuevamente las

posibilidades de situar el debate de las tierras y el territorio en la agenda nacional.

Esta mirada al interior de la academia, nos abocó al trabajo desarrollado en el año 2012, por

David Moreno denominado “Educación en el movimiento campesino colombiano” como

tesis para optar al título de Magíster en Educación, de la Universidad Pedagógica Nacional.

Este trabajo aborda la vitalidad de la educación en la formación política del campesinado en

Sumapaz, este con el propósito de elevar el nivel del consciencia de los sectores populares,

la identificación de la lucha de clases desde una praxis cotidiana y las formas de

enfrentarla.

Por lo tanto el autor, demuestra cómo la educación marxista-leninista ha fortalecido la

estructura social, ideológica y organizativa del movimiento campesino en su acción y

organización política y conscientemente comunista.

Page 29: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

29

Adicionalmente, el autor, devela cómo la educación es la posibilidad de afianzar a

identidad del campesinado, de fortalecerlos procesos participativos y organizativos, además

es la posibilidad de comprender el mundo y sus contextos, formas de interpretación que

consolidan de cierta forma su accionar político.

Otra de las temáticas en las que se ha profundizado al interior de la academia en relación a

la región del Sumapaz, tiene que ver con lo relacionado a las acciones de paz que surgen

desde los movimientos sociales. Como se puede observar, existe un interés en relación a la

acción delos movimientos sociales en comunidades que como la sumpaceña, han

vivenciado un sin número de violencias.

En este sentido, una investigación desarrollada por Yiseth Paola Circa Yarce en el año

2015, denominada “Los movimientos sociales y sus acciones de paz: estado actual de la

participación de los movimientos sociales juveniles y culturales en procesos de paz de la

región de Sumapaz (Bogotá D.C.)”. Esta investigación desarrollada en el marco de la

Especialización en Paz Territorial, de la Universidad Nacional, tiene el propósito de

mostrar cómo las acciones de paz que desarrollan las y los sujetos en los territorios son

invisibilizados por la política pública y por los gobiernos nacionales, a pesar de ser

desarrolladas alrededor de la reconciliación, el perdón, la defensa de los territorios y la

reconstrucción de los tejidos sociales.

Según la autora, los movimientos sociales están estrechamente relacionados con el actor

(comunidad) y el espacio (territorio), ambos elementos con necesarios para la comprensión

de las transformaciones que se gestan al interior de las comunidades como la del Sumapaz,

Page 30: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

30

pues estas abordan las problemáticas sociales y políticas y se busca claramente incidir sobre

estas en busca de paz territorial.

Una de las coincidencias temáticas de esta investigación y el presente trabajo tiene que ver

con que, para dilucidar el tipo de acciones de paz al interior de la región del Sumapaz y

desde el movimiento social juvenil de la región se hizo necesario entrever la comunicación

y articulación del mismo, con otras organizaciones sociales a nivel nacional y universidades

con el fin de establecer alianzas que garanticen la continuidad de la gestión del territorio en

materia de paz.

Como puede evidenciarse, hay un cúmulo de interés desde la academia, alrededor de los

procesos políticos, educativos y sociales al interior de la comunidad sumapaceña, la historia

de sus conflictos agrarios y la forma de respuesta que se han tejido desde dentro, sin

embargo, de forma concreta, no se encuentra mayor profundidad alrededor de los proceso

comunicativos desde el interior del movimiento campesino. Por tanto, resulta valioso,

ampliar la mirada a la región desde un campo que resulta de la mayor importancia en el

contexto actual de hiperinformación y redes, como lo es la comunicación popular.

Page 31: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

31

5. MARCO TEÓRICO

Estudiar al movimiento campesino sumapaceño en sus dinámicas de resistencia y lucha

alrededor del reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina desde la

perspectiva de la comunicación popular, implica el abordaje de categorías de análisis que

permitan profundizar en la comprensión de las realidades vividas por las campesinas y

campesinos de la región.

La teoría crítica, será el lente a través del cual, se encauzará el estudio de las realidades

sociales, políticas, económicas y culturales, al interior de la vereda San Juan de Sumapaz,

en sus contradicciones, antagonismos y luchas de clase en relación al componente

comunicativo, a las formas comunicativas que se implementan al interior del movimiento

campesino para la construcción de sentidos, significaciones, identidades y memorias de la

región.

En primer lugar, se abordará la categoría de movimiento social entendiendo que su

existencia en América Latina, en sí mismo evidencia la puesta en marcha de luchas

reivindicativas en términos de derechos sociales, económicos, políticos y/o ambientales de

sectores, subalternos, populares y excluidos, en relación al modelo hegemónico, dominante,

extractivista y excluyente, que supone el capitalismo en la región latinoamericana, que los

vulnera y desconoce.

Sin embargo, para el interés de este trabajo investigativo, el movimiento social resulta una

categoría muy amplia, por lo que se analizarán de forma específica, las características e

intereses del movimiento campesino. Un movimiento fortalecido paradójicamente por la

Page 32: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

32

entrada en vigencia del neoliberalismo en América Latina en la década del setenta que se

sumó a la desidia institucional de los gobiernos del continente propensos a la protección de

los grandes latifundistas y terratenientes, del capital extranjero y el interés de no promover

reformas agrarias que mejoraran las condiciones del campo, en este caso el campo

colombiano y de los miles de campesinos y campesinas que lo habitan.

El caso del movimiento campesino en Colombia, además de las condiciones que denigraron

las precarias reformas agrarias decretadas, tiene otra característica que profundiza aún más

este devenir del sector rural, de las campesinas y campesinos del amplio campo

colombiano: las violencias, estas violencias institucionales y para - institucionales también

tendrán un espacio de análisis en el marco del desarrollo campesino en Colombia,

particularmente en Sumapaz.

Seguido a esto, resulta de vital importancia, lograr una caracterización del movimiento

campesino sumapaceño, en sus dinámicas históricas, políticas, económicas y sociales, en

sus formas de organización y acción política, materializadas finalmente, en la consolidación

de SINTRAPAZ (Sindicato de trabajadores agrarios del Sumapaz) que tienen su centro de

operaciones en la vereda San Juan de Sumapaz.

La segunda categoría de análisis tiene que ver con la comunicación popular, esta

comprensible solo a partir de la existencia misma de los movimientos sociales, de sus

puestas en marcha por el fortalecimiento de los procesos sociales al interior de las

comunidades, de la organización y direccionamiento de sus luchas políticas, económicas y

culturales que los definen.

Page 33: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

33

La presencia de la comunicación popular, que podría además entenderse en la dirección de

las culturas subalternas, de los sectores excluidos, de la mirada de la realidad desde abajo,

es decir, de aquellos procesos de trasformación que se gestan desde una proyección

emancipatoria, son hoy materia no sólo de análisis académico, sino además de trabajo

político anti hegemónico, anti capitalista y profundamente revolucionario.

Este trabajo de investigación, pretende además analizar estas prácticas sociales desde lo

comunicativo que emanan desde el interior del campesinado sumapaceño, aquellas

construcciones, creaciones que subvierten la mirada hegemónica del capital trasnacional, la

dominación de los procesos sociales alrededor de la vida en términos de mercancía y la

exclusión de los modelos globalizadores de las culturas autóctonas y originarias, sabedoras

y constructoras de vida, de dignidad, territorialidad y lucha, todas las anteriores acciones

políticas subversoras.

Dentro de esta misma categoría de análisis, resulta necesario además analizar las

construcciones alrededor de la existencia particular del movimiento campesino. Para esta

parte de la investigación se hará referencia a la compresión que desde América Latina se

tiene de los movimientos campesinos, situados en luchas y resistencias a los procesos

latifundistas y de hacendados que fueron desplazando la mano de obra del colono, del

indígena, del campesino y paulatinamente lo fueron despojando del control de la

producción, pero sobre todo, de la propiedad de la tierra.

Así mismo, de lo que se trata entonces es que a partir de la compresión crítico-analítica de

los movimientos sociales y del movimiento campesino en su particularidad, se elabore una

Page 34: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

34

caracterización del movimiento campesino de la Región del Sumapaz y su impacto, trabajo

u organización en la Vereda San Juan particularmente.

Posteriormente, la categoría analítica de comunicación popular aparece como

trasversalizadora del análisis acerca del movimiento campesino sumapaceño ya que, a partir

de esta, se explorarán las experiencias, las estrategias y los productos elaborados desde el

movimiento que han o no aportado al fortalecimiento de su lucha agraria. La comunicación

vista como posibilidad de participación y decisión del destino de las comunidades, regiones

y/o movimientos sociales que han sido excluidos de la información y comunicación

hegemónica y que, por tanto, no tienen reconocimiento legítimo de sus necesidades,

exigencias y demandas sociales para el conjunto de las sociedades mediatizadas.

Lo que interesa entonces es comprender cómo la comunicación popular se constituye como

una herramienta no solo comunicativa sino además política, en torno a la configuración y la

reconfiguración permanente del movimiento campesino en San Juan de Sumapaz. Esta

comunicación potenciada que emana del interior del movimiento campesino sumapaceño,

debe no solo analizarse como fin sino como medio, como medio y fin de formación política

de campesinas y campesinos pertenecientes al movimiento; como fin y medio para romper

con el cerco mediático que imponen los mass media en Colombia; como fin y medio, para

acabar con la invisibilización de su justa lucha por ser reconocida como Zona de Reserva

Campesina; como fin y medio para la construcción y fortalecimiento de la memoria

histórica, que los sitúa y nos sitúa, en el pasado, el presente y el futuro de nuestra historia.

Para finalizar, la última categoría analítica que se trabajará en este proyecto investigativo,

tiene que ver con la memoria, está será entendida entonces como la posibilidad de retornar

Page 35: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

35

al pasado para comprender y rechazar el “presente autárquico lleno de olvidos cosificados”

en palabras de Adorno, pero además para reconocer los errores y encaminar el futuro de y

desde los movimientos sociales, en un movimiento acucioso desprovisto de miedos y con la

firme convicción de un futuro mejor, de una región de Sumapaz reconocida como Zona de

Reserva Campesina. Esta memoria, como posibilidad de transitar los caminos andados por

los antepasados, para conocerlos y comprenderlos, para hacerlos parte de su presente, y de

su futuro, para hacerles justicia, para hacerlas verdad.

Page 36: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

36

5.1.1 ¿Y DESDE DÓNDE HACEMOS LA COMPRENSIÓN DE LOS

MOVIMIENTOS SOCIALES?

Resulta bastante complejo lograr situar el estudio de los movimientos sociales en algún

proyecto teórico particular, por lo que la conceptualización, o más bien aproximación

conceptual del mismo, no corresponderá a un hibrido de teorías, pero sí, a un trabajo de

correlación entre ciertos enfoques que lo desarrollan y son de interés para el presente

análisis.

Sin embargo, se hará énfasis en las argumentaciones de teóricos muy cercanos o

provenientes del pensamiento crítico, no sólo desde América Latina y Colombia, sino desde

otras latitudes, que aportarán de forma clara a la comprensión de la existencia de los

movimientos sociales y los contextos de sus prácticas y relaciones sociales.

No es prudente, por tanto, soslayar el análisis de los movimientos sociales, desde la mirada

norteamericana, que los entiende como “acción colectiva” ubicándolos espacio-

temporalmente. Según Anthony Giddens (1998) desde una perspectiva sociológica de los

movimientos sociales, estos deben entenderse como el “intento colectivo de luchar por un

interés común o de garantizar que se alcanza un objetivo compartido, mediante una acción

colectiva que tiene lugar al margen de la esfera de las instituciones establecidas”.

La anterior definición, si bien permite ubicar la acción del movimiento social hacia el

alcance de objetivos comunes de sujetos organizados, no especifica ni caracteriza la

diversidad existente en términos de demandas, reivindicaciones, exigencias; tampoco tiene

en cuenta las formas orgánicas y los repertorios de acción colectiva, los contextos y

Page 37: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

37

diversidades que condicionan su accionar. Esto quizá, podría entenderse por la visión

eurocéntrica de Giddens (1998), sin embargo, lo que se pretende es poder comprender el

movimiento campesino en Sumapaz, para lo cual resulta insoslayable identificar y

reconocer esas particularidades, sus formas de organización, su trabajo en relación a la

formación endógena y sus luchas, entre otros aspectos.

Otras definiciones sitúan a los movimientos sociales como procesos de construcción social

en la que emergen nuevos sujetos de la acción, sujetos en búsqueda de consolidación de

identidades tanto individuales como colectivas lo que reconstituye los sentidos,

significaciones y representaciones de los sujetos, las resistencias y luchas. Tal y como lo

expresa Mauricio Archila al afirma que “Por movimientos sociales entendemos aquellas

acciones sociales colectivas más o menos permanentes, orientadas a enfrentar injusticias,

desigualdades o exclusiones, y que tienden a ser propositivas en contextos históricos

específicos (Archila, S, F: 17)

El movimiento social podría entonces ser comprendido como un proceso o un conjunto de

procesos de construcción social de y a partir de realidades sociales diversas, de

particularidades de lucha, de trabajo conjunto y organización de un acumulado de sujetos

que se unen, que significan, y se identifican dentro del sistema-mundo, concepto acuñado

por Wallerstein (2002) para referirse a la sociedad contemporánea, y por tanto, situarse, ser

y existir en este.

En efecto, se puede considerar que estas particularidades del movimiento social, el trabajo

organizativo, el trabajo colectivo, el alcance de objetivos comunes, incluso de su ubicación

espacio-temporal, lleva implícita unas situaciones de exclusión respecto de otras

Page 38: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

38

identidades colectivas y voluntades políticas dentro de ese mismo sistema-mundo que

actúan en una sociedad en un momento dado. (Jiménez & Ramírez, 2009: Pág. 705) Es

decir, que son el resultado de contradicciones cada vez más agudas entre un modelo de

sociedad que aboga por el llamado “progreso” a costa de la vida de la humanidad y la

naturaleza y quienes entienden el mundo a partir de las bondades de la madre tierra.

Según Jiménez y Ramírez, las características de la acción colectiva no tienen que ver

"...simplemente [con la] coordinación entre un grupo de individuos lo cual puede aparecer

también en otras actividades de grupo; tiene un objetivo social establecido y compartido

por las personas que la ejecutan, que autorregulan al grupo, la defensa de sus intereses

(económicos, políticos, territoriales), la consecución de un bien público, o el planteamiento

de un cambio social” (Jiménez & Ramírez, 2009: Pág. 704).

De esta forma, según la teoría de la acción colectiva, los movimientos sociales tienen

objetivos claros a alcanzar que se comparten socialmente por los sujetos de esa acción que

se ejecuta, acciones autorreguladas en defensa de sus intereses (económicos, políticos,

territoriales), la consecución de un bien público, o el planteamiento de un cambio social.

Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que las acciones colectivas se pueden analizar en

dos dimensiones: la dimensión manifiesta de las movilizaciones a gran escala (huelgas,

concentraciones, manifestaciones, protestas etc.) y el nivel menos visible, latente de las

formas de asociación, organización y comunicación entre grupos que dan cuenta de la vida

cotidiana y la continuidad de la participación social más localizada, regional. Sin embargo,

más allá de las dimensiones de los movimientos sociales antes expuestos, para el caso de

América Latina, la existencia de estos supone la existencia de conflictos y tensiones de

Page 39: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

39

carácter histórico que bien podrían situarse a partir del mal llamado “descubrimiento de

América” por parte de los europeos, específicamente la Corona Española y posteriormente,

finalizada la Guerra Fría, al dominio que ha representado Occidente en cabeza de los

Estados Unidos de América.

Desde esta perspectiva histórica, bien se puede afirmar que nuestra historia y si se quiere,

nuestra memoria, han estado marcadas y determinadas por condiciones de dominación,

explotación, subordinación, marginalidad y exterminio, ejercidas por un sector dominante,

hegemónico, capitalista, que ha establecido las realidades de conflictos sociales del

continente, condición sine qua non para comprender las resistencias, luchas y nuevas

visiones de mundo que han emergido y emergen desde el interior de los movimientos

sociales latinoamericanos con las tonalidades propias de nuestra diversidad.

Los capitalismos como describe Renán Vega Cantor (2015), se dieron a la tarea de someter

a los pueblos principalmente de América Latina, África y la India, garantizando el control

inicialmente de la producción a partir de condiciones indignas y vergonzosas de

explotación; primero, controlando la producción y distribución de los productos de su

interés, a saber las materias primas, segundo, controlada ya la producción, el capitalismo

de transforma y pasa a establecerse en grandes monopolios, a partir del desarrollo industrial

y finalmente, ese monopolio ya no quiere controlar la producción sino producir,

expropiando los saberes y adueñándose de la producción en sí misma para imponer un

sistema financiero colonial y una mirada hegemónica sobre la comprensión y vivencia del

sistema-mundo.

Page 40: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

40

Los años setenta representaron para América Latina la entrada en vigencia del Consenso de

Washington, una forma de esos capitalismos en su permanente necesidad patológica de

expansión y poderío, que, como resultado de una de sus crisis económicas y sociales, creó,

implantó y materializó violentamente (dictaduras, golpes de estado, desapariciones y

represión) el neoliberalismo y con este, el protagonista omnipresente y rector del mercado y

los destinos del mal llamado “mundo subdesarrollado”. No obstante, también fue el

momento de germinación movimientos, ondulaciones, transformaciones, corrientes,

pensamientos que brotaron desde el sur, desde sus gentes y culturas, como la teoría de la

dependencia, el fortalecimiento de las izquierdas sobre todo las heredadas del marxismo-

leninismo, las insurgencias y demás proyectos políticos alternos al statu quo.

Este neoliberalismo ya conocido y vivenciado por el conjunto de las sociedades

latinoamericanas en su influjo, ha traído consigo, contrario a lo prometido, la debilidad en

la consolidación de las democracias en la región y por tanto, la anulación en los procesos de

la autodeterminación de los pueblos la soberanía y la libertad. Por el contario, ha generado

las condiciones para la existencia y exacerbación de la violencia estatal y para-estatal

coadyuvados históricamente por el gobierno norteamericano, en todas sus versiones

presidenciales; además de un daño ambiental sin precedentes, el empobrecimiento de los

sectores campesinos y populares de las regiones más excluidas y olvidadas, la

criminalización de las luchas sociales y represión a gran escala a quienes se organizan para

defender territorios y significaciones de mundo distintas a la hegemónica.

Estas condiciones de subyugación a los pueblos latinoamericanos, de mercantilización de la

vida social en detrimento de la vida colectiva pueden entenderse como determinados en

Page 41: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

41

primer lugar, por una visión euro y androcéntrica y discriminatoria y por otro, del interés

del capital por el dominio absoluto de las economías de los países menos fortalecidos

industrial y financieramente, pero con las riquezas naturales y de mano de obra necesarios

para el mercado que imponen.

Sin embargo, si bien este modelo capitalista - neoliberal ha buscado la eliminación total de

pueblos originarios, ancestrales, campesinos y afros, por el interés de la riqueza de sus

territorios, este modelo también ha generado las condiciones necesarias para que estas

mismas comunidades desplieguen un sin número de resistencias y luchas frente a la

dominación capitalista. Estás luchas han sido dadas no sólo desde el escenario de vida

material de los pueblos mayoritariamente afectados, sino también desde el escenario de lo

simbólico y lo comunicativo.

Por tanto, las comunidades, sociedades y ciudadanos de este lado del mundo “…comienzan

a construir un mundo nuevo en las brechas que han abierto en el modelo de dominación.

Son las respuestas al terremoto social que provocó la oleada neoliberal de los ochenta, que

trastocó las formas de vida de los sectores populares al disolver y descomponer las formas

de producción y reproducción, territoriales y simbólicas, que configuraban su entorno y su

vida cotidiana”. (Zibechi, 2003, 158).

Estas iniciativas de “acción política subversora” como las denomina el maestro Orlando

Fals Borda, son resultado directo de las relaciones de dominación injustas y represoras

impuestas por el modelo capitalista con el aval de la mayoría de los gobiernos de la región,

que además sitúa como protagonistas a las y los sujetos que directamente se ven afectados

por estos desmanes del modelo y que se organizan alrededor de la exigencia de sus

Page 42: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

42

derechos, del respeto a la diversidad y la ampliación de la democracia, como respuesta a la

exclusión, la injusticia y la explotación que se sitúa y materializa de forma distinta en cada

uno de los contextos del continente suramericano.

Estas iniciativas subversoras que constituyen los movimientos sociales particularmente en

América Latina, las han llevado a cabo las y los sujetos decididos a no permitir más la

materialización de las situaciones que los oprimen, que los desplazan y los señalan, y que

como afirma Sergio Tischler (2015) este “…sujeto rebelde crea un lenguaje, el cual nos

dice que el cambio deseado no será más otra trampa del poder verticalmente construido

sino la auto-organización y autodeterminación de los explotados y dominados; algo que no

se puede construir en la subordinación a una totalidad represiva que subsume la

multiplicidad en un universal homogéneo y hegemónico (Subcomandante Insurgente

Marcos, 2003)”. 84

Las y los sujetos de estas fuerzas transformadoras, son los protagonistas de los cambios que

viven las sociedades a lo largo de la historia, son en sí mismo la fuerza alteradora que

impulsa las grandes transformaciones sociales pues son las y los encargados de pernoctar la

barbarie, de combatir la ignominia y de abrir paso a alternativas de lucha y resistencia.

Son pues lo movimientos sociales, aquellos que permiten, que provocan los giros en la

política y en lo político, que facilitan el retorno a las construcciones de vida ancestral,

campesina, autóctona, en torno al territorio a las realidades y particularidades en

Latinoamérica, y por tanto, los movimientos sociales en un ejercicio dialéctico se

reencuentran con aquello olvidado, con aquello que les fue hurtado, que les has sido

invisibilizado, maltratado, excluido, dominado. Estos sujetos “han hecho evidente que el

Page 43: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

43

orden capitalista liberal es la negación de un mundo incluyente y justo. En mayor o menor

grado, dichos movimientos han creado un ambiente de actualización de la cuestión de la

clase y la lucha de clases.” (Tischler: 2004, 78)

Vale la pena, aquí mencionar que el análisis de y desde los movimientos sociales, han

visibilizado las contradicciones inherentes e insuperables del modelo capitalista, han hecho

posible el fortalecimiento de condiciones de injusticia y desigualdad que por demás, bajo

este modelo explotador de seres humanos, animales y recursos naturales, es imposible

superarlas.

Estas realidades de dominación, explotación y desigualdad, que han resultado ser las

condiciones necesarias para la existencia de los mismos, como el estudioso

centroamericano, también han permitido una actualización de la lucha de clases desatado

cada vez con mayor fuerza. “En ese sentido, lo colectivo es una acción que traspasa y hace

estallar la forma aparencial de la objetividad social, plasmada como un mundo separado y

autónomo que somete a los seres humanos a su lógica” (pág. 80)

Este argumento de la lucha de clases, ha experimentado un salto enorme a lo largo de la

avanzada del capitalismo ahora mundializado. En primera medida porque ya reconocemos

que el sometimiento, la represión y la dominación al conjunto de la sociedad, pero para el

caso particular al sector rural, población mayoritaria en los países latinoamericanos, no

tienen que ver puramente con la esfera de la producción y del acceso y tenencia de la tierra,

que fueron las primeras luchas configuradas socialmente, sino que el ejercicio de dominio

del capital trasnacional, traspasó lo productivo, para situarse en la reproducción de sentidos,

de significados, de la creación y recreación de las formas de vida, del mundo, de la cultura

Page 44: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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y, además, en tiempos de la información y la inmediatez que supone el mercado como

articulador del mundo social, el control ahora se instala en las formas de comunicar las

diversas construcciones de mundo, en las formas de trasmitirlo, en las condiciones de

reproducirlo.

Sin embargo, la complejidad de la lucha de clases contemporánea, histórica y reguladora

del devenir de los pueblos en el mundo, es y será “El motor de la historia” como acuñaba

Carlos Marx (1848), en tiempos de la publicación del Manifiesto Comunista.

Pero continuemos como este intento de conceptualización de los movimientos sociales.

Los planteamientos hechos por el uruguayo, son nuestro punto de encuentro, pues la

comprensión y explicación de la construcción histórica de los movimientos sociales pueden

sintetizarse en siete (7) puntos transverzalizadores de acción.

La primera característica expuesta por

Zibechi (2013), y que es una de las más relevantes sin duda, tiene que ver con que los

movimientos sociales a partir de luchas han recuperado espacios territoriales que les habían

arrebatado que les permiten por tanto, por un lado el asentarse y por el otro, construir

proyectos de largo aliento, que no sólo los involucra a sí mismos, sino además, permite el

relacionamiento con los sectores populares y clases medias cercanos a su territorio.

Una segunda característica de los movimientos sociales contemporáneos en América Latina

es su búsqueda y concreción de autonomía, tanto de los Estados como de los partidos

políticos pues han desarrollado capacidades y habilidades pasa sostenerse como

colectividad en tiempo y espacio.

Page 45: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

45

La tercera característica va dirigida a la dimensión cultural entrañables de los movimientos

sociales que les permite revalorizar su mundo simbólico y reafirmar las identidades de sus

pueblos y de los sectores que sociales que les complementan. Esta reafirmación identitaria

tiene como consecuencia, además, el cuestionamiento al concepto de ciudadanía, que

supone en sí mismo la existencia de un NO ciudadano, es decir, una práctica social de

exclusión.

En ese mismo camino, la cuarta característica expuesta por Zibechi (2013) contempla los

ejercicios de formación al interior de los movimientos sociales, intelectuales formados que

aportarán a la auto-organización y la autoformación. Vale la pena aquí mencionar, que ha

sido mayoritariamente la educación popular y su mirada político pedagógica de

transformación la que ha sido puesta en práctica desde el interior de los movimientos

sociales.

La quinta característica, tiene que ver con el nuevo reconocimiento al papel desempeñado

por las mujeres, su determinante participación en los escenarios deliberativos, de cargos de

dirección y formación, así mismo, los niños y niñas han incursionado en estos espacios

antes limitados al espacio del hogar y los quehaceres domésticos. Pero que ahora

representan importantes labores de continuidad y unidad.

La sexta característica, que complementa a todas las anteriores tiene que ver con la forma

en que los movimientos sociales están organizando el trabajo y las actividades propias del

movimiento y la nueva relación que se establece con la naturaleza. Se fortalecen las

practicas auto organizativas y no dominantes o alienantes del trabajo en la tierra, la

industria con la claridad de no producir depredando el medio ambiente.

Page 46: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

46

Finalmente, dice Zibechi (2013), que los movimientos sociales en parte superaron

estrategias de acción como la huelga, para pasar a acciones auto afirmativas como la toma

de tierras, de ciudades que además reafirman su identidad, se tornan en reapropiaciones de

tipo material y simbólico que les permite visibilizarse y entrar en diálogo con lo ajeno para

dotar de nuevos sentidos y significaciones su propia identidad.

Aquí aparece un concepto que resulta relevante para el desarrollo del presente trabajo de

investigación. Este tiene que ver con la territorialidad que además resulta una característica

en Latinoamérica como resultado de los detrimentos traídos con el modelo neoliberal

depredador de animales, vegetación y seres humanos.

En el territorio las y los sujetos construyen sus propias prácticas sociales, dotando de

sentido la vida individual y colectiva, de significados e identidades su propio devenir, la

autoafirmación se su ser social y político, agente cambios. “El territorio es el espacio en el

que construye colectivamente una organización social, donde los nuevos sujetos se

instituyen, instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente.” (Zibechi,

2013: pág. 187).

La territorialidad es por tanto, el escenario de las luchas sociales desde abajo, de las

conquistas sociales, materiales y simbólicas de los movimientos sociales, de los

antagonismos y contradicciones dentro del sistema-mundo ahora globalizado, que a su vez

han globalizado las contradicciones, razón por la cual resulta posible hablar de rasgos

comunes de los mismos, esa territorialidad lograda tiene como protagonistas a las y los

sujetos que luchan, los que lo han dotado de significaciones y poder local.

Page 47: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

47

Estas transformadas manifestaciones de los movimientos sociales, de aquellos sectores

subalternos, excluidos y subordinados, han permitido según Francois Houtart (2006), la

configuración de un nuevo sujeto histórico, este nuevo sujeto es popular y plural. “Este

sujeto será democrático, no solamente por su meta, sino por el proceso mismo de su

construcción. Será también multipolar ya que se desarrollará en los diferentes continentes y

en las diversas regiones del mundo.” (pág. 438)

Según el autor, este nuevo sujeto histórico será capaz de analizar y transformar el mundo

como diría Carlos Marx, desde una mirada de totalidad, podrá actuar de forma múltiple y

clara desde escenarios globales y locales, con la urgencia que exige el genocidio y el

ecocidio reinantes en estas épocas.

Para que los movimientos sociales estén en posición de construir el nuevo sujeto social, hay

dos condiciones preliminares. En primer lugar, tener la capacidad de una crítica interna con

el fin de institucionalizar los cambios y asegurar una referencia permanente a los objetivos.

En segundo lugar, captar los desafíos de la globalización, que a la vez son generales y

específicos del campo de cada movimiento: obrero, campesino, de mujeres, popular, de

pueblos autóctonos, de juventud, etc. –la lista, en definitiva, deberemos ampliarla para

integrar al creciente y multifacético espectro compuesto por las víctimas del neoliberalismo

globalizado.

Dentro de ese papel histórico que desempeña este nuevo sujeto, se encuentra de un lado dar

movilidad a la renovación del campo político, que está precedida por la pérdida de

credibilidad de los partidos políticos y el descontento de la ciudadanía, esta renovación

implicaría la activación decidida y clara de unificar criterios comunes que aglutinen

Page 48: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

48

diferentes iniciativas desde abajo de todos los sectores desde donde se resista y se luche

contra hegemónicamente.

Francois Houtart (2006), afirma que este nuevo sujeto histórico, ya no cosificado ni

instrumentalizado, sino luchando contra esa condición de objeto, ha alcanzado un nivel de

consciencia colectiva suficiente que, a partir de una interpretación desde la teoría crítica de

las realidades, globales y locales pueda responder a lo que el autor llama “el grito de los de

abajo” (pág. 427).

Otro elemento que resulta insoslayable para la concreción de la consciencia colectiva de

este nuevo sujeto histórico, tiene que ver con la ética, no como conjunto vacío de normas o

valores a cumplir socialmente sino la ética como una construcción social alrededor de la

dignidad humana y bien de todos y todas. Esta nueva consciencia colectiva alrededor de lo

ético, debe propender por reunir a los actores sociales diversos, plurales, democráticos

multipolares, los desterrados y excluidos, los señalados y violentados, víctimas de este

sistema.

Estos sujetos por demás luchadores, aguerridos, valientes, cada vez más conscientes de las

causas materiales, políticas, económicas, culturales, simbólicas y comunicativas alrededor

de sus condiciones de existencia, de la destrucción de sus vidas en el campo, de la

aculturación violenta, de las acciones militares y paramilitares, que los han obligado a dejar

sus tierras, sus territorios, sus vidas, pero jamás sus formas de ver concebir el mundo esas

que hoy fortalecidas son insumo para luchar por una trasformación social, por equidad en el

campo, por distribución justa, por un modelo de desarrollo humano y democrático.

Page 49: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

49

Los movimientos sociales entendidos entonces como resultado de las profundas

contradicciones sociales ahora globales y cada vez más marcadas, son el punto desde el

cual comprendemos el papel de los mismos en la configuración de las luchas que libran, de

sus constantes trasformaciones, rupturas y reafirmaciones, de su construcción dialéctica

cada vez más política, cada vez más cultural, cada vez más comunicativa.

Este último campo estratégico de resistencia de los movimientos sociales es un escenario

clave en la lucha por la visibilización, la continuidad, el fortalecimiento y re-afirmamiento

de las identidades, de la consciencia colectiva, las autonomías, las memorias y el poder

local y una verdadera democracia desde abajo.

Page 50: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

50

5.1.2 ECLOSIÓN DEL MOVIMIENTO CAMPESINO EN AMÉRICA

LATINA

Con el anterior acercamiento a la comprensión de y desde los movimientos sociales y para

sumar a la apuesta crítica interpretativa que pretende la presente investigación, a

continuación se presenta el desarrollo de una de las temáticas trasversales de esta tesis y

tiene que ver con la existencia cada vez más marcada de los movimientos campesinos en

América Latina y particularmente en Colombia, con historias de luchas y resistencias,

creatividad y aplomo, pero también de violencias y represiones estatales.

Las luchas obreras de finales de siglo XIX y todo el siglo XX, han tomado tonalidades y

diversificaciones tales que podría afirmarse que las demandas, las exigencias y los actores

sociales se han multiplicado y, por tanto, se han cualificado sus luchas. Valdría la pena

entonces para este análisis tener en cuenta que la opacidad y “aislamiento” político sufrido

por el movimiento obrero, más no su desaparición u extermino, después de la caída de

URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), propició el surgimiento de nuevos

sujetos sociales no anclados en la lucha proletaria, sino con nuevas demandas y nuevas

prácticas de movilización social y lucha.

Es así, que los movimientos sociales y el análisis de los mismos, a lo largo de las últimas

décadas ha venido reconfigurándose y/o ampliándose de tal forma que los movimientos

emergentes, como el campesino, surgen no con la intencionalidad de la búsqueda del poder

estatal como fin último, sino con la convicción de fortalecer el poder local y regional, ahora

con connotaciones de tipo cultural y comunicativo.

Page 51: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

51

Ponte afirma que “los movimientos sociales se nutren con innumerables energías que

incluyen, en su constitución, desde formas orgánicas de acción social por el control del

sistema político y cultural hasta modos de transformación y participación cotidiana de auto-

reproducción societaria” (Ponte, 1990: 281).

Esta reconstrucción societaria, proyecto político, emancipatorio, decolonial y altamente

revolucionario que ha emprendido el movimiento campesino requiere entenderse desde la

perspectiva de la reconfiguración del territorio en sus órdenes político, económico y social,

por tanto, de lo que se trata no es de reducir los espacios de participación sino de ampliar el

campo político y participativo de las comunidades campesinas, populares y comunitarias,

que se oponen radicalmente al modelo neoliberal.

Y cómo afirma Carlos Vacaflores (s.f) para los primeros momentos de la existencia del

movimiento campesino “la reivindicación fundamental de los movimientos campesinos en

Latinoamérica fue usualmente caracterizada como la conquista de la tierra, entendida esta

como la parcela agrícola familiar [sin embargo] los movimientos campesinos

contemporáneos manejan ahora un discurso que hace evidente su concepción de lucha por

un territorio”. No obstante, más allá de lo que el autor menciona como “discurso” realmente

son un conjunto de acciones y concepciones de mundo que trastocan la visión de desarrollo

de los sectores históricamente dominantes.

En este sentido el movimiento campesino posiciona demandas en relación a la tenencia y

usos de la tierra, la configuración y consolidación de sus territorios, reformas agrarias que

le sirven verdaderamente a los sectores rurales y a los trabajadores de la tierra, la

alimentación, la cuestión alimentaria y la agricultura familiar y campesina.

Page 52: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

52

Las contrarreformas impuestas por los gobiernos del continente latinoamericano, a partir de

la entrada en vigencia del modelo neoliberal, reconfiguran las ,luchas y a las y los

protagonistas de las mismas, en ese sentido “en la sociedad globalizada, informática y

(post)moderna, el campesino se ha tenido que reinventar y redefinir, ya no como remanente

de la sociedad agraria pre-moderna ni como sobrante de la sociedad industrial, sino como

un actor indispensable, en el continuo proceso del desarrollo de la sociedad (en su

conjunto)”. (Sánchez, 2008, pág., 237).

La sustitución de importaciones y la aplicación del libre mercado en el campo determinó la

existencia de condiciones de indignidad para campesinos y campesinas del continente que

fueron viendo cómo, progresivamente, iban perdiendo el control sobre la producción, la

distribución y el intercambio libre, lo que constituyó un cambio abrupto en sus vidas

cotidianas y en el desarrollo rural y social de los países , que por orden de dirigentes afines

a los Estados Unidos y bajo el concepto de “progreso” implementaron políticas que facilitó

el abandonando del campo y en especial a los pequeños y medianos del campo.

El arribo cada vez más decido de las trasnacionales y la minimización de los Estados de la

región generó el atraso de los sectores agrícolas y se les asignó como en antaño, (primera

globalización) el papel único de proveedor de recursos naturales y minerales, negando así la

posibilidad de a la vez de aumentar la producción, tecnificarla para potenciar el desarrollo

no solo del campo sino de los sectores urbanos abastecidos.

Las crisis económicas y alimentarias del mundo en las últimas décadas, que volcó a cientos

de intelectuales y académicos de todos los continentes a repensarse el campo y sus

complejidades, pero que sobre todo, puso de protagonistas al campesinado mundial por la

Page 53: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

53

defensa de la tierra, la alimentación y la no explotación de los recursos, la exigencia de un

nuevo modelo de desarrollo, ha encontrado como respuesta el fortalecimiento, no como

habría de hacerse, el fortalecimiento y mejoramiento de las condiciones del pequeño y

mediano campesino para el desarrollo del campo sino con la expansión cada vez más

localizado y fortalecido el modelo rural agro-empresarial.

“Así en el arranque del tercer milenio presenciamos un acrecentado proceso global de

acaparamiento, concentración, financiarización y extranjerización del suelo que está

asociado con la expansión de la minería, las urbanizaciones, las represas, las carreteras, el

gran turismo y otros negocios, pero donde el hambre de tierras para siembra es el apetito

más voraz.” (Bartra; 19: 2014)

El actual modelo de desarrollo al servicio de multinacionales de explotación minera,

petrolera y de semillas en el mundo, devino consigo un sin número de violencias que en

América Latina de tradujeron en la consolidación de gobiernos afines a estas políticas de

biocombustibles y semillas transgénicas para los casos más recientes que trajo consigo el

arribo y la instalación perene de las multinacionales en la región y sobre todo en los

territorios ricos en agua y semillas, lo que a su vez devino en la compra irregular y en el

despojo siempre violento y silencioso y posterior privatización de las tierras ocupadas

ancestralmente por cientos de campesinas y campesinos o recolonizadas en luchas locales,

insurgentes, subversivas y/o guerrilleras, lo que viene a ser la implementación de la fórmula

“acumulación por desposesión”

Por tanto, para el caso latinoamericano, la implementación de las políticas neoliberales que

llegaron de la mano de hondas dictaduras en la región, generó un agravamiento de las

Page 54: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

54

condiciones estructurales del campo y de los y las trabajadoras agrarios que propició el

fortalecimiento de su organización, participación y la exigencia del cumplimiento a sus

demandas, no solo en torno a la propiedad de la tierra, sino el reclamo por el territorio con

otro tipo de demandas como la identidad, la autodeterminación, la justicia social, la

libertad, la soberanía alimentaria y el dominio del ciclo productivo, entre otros, es decir, la

consolidación cada vez más visible, simbólica y políticamente clara de los movimientos

campesinos en la región.

Como afirma Armando Bartra (2014), en la realidad contemporánea viviente y fehaciente

“la cuestión de fondo en la debacle época que nos agobia es la insuficiencia de los bienes y

recursos disponibles respecto de necesidades y demandas crecientes” pues muchos de los

recursos explotados a gran escala no son renovables, la aridez de la tierra y la ganadería

extensiva están agravando las condiciones mismas de la existencia humana, por lo que el

movimiento campesino tiene cada vez más legitimidad y mayor solidez en sus argumentos.

Teniendo en cuenta que el interés actual del capital es el control de la producción y la

distribución de los agro alimentos y Multinacionales como Monsanto, Cargil, Singenta,

Nestlé, entre otras muchas, se han instalado en vastas regiones de América Latina, la India,

África, para llevar a cabo todos sus intereses de aumento de ganancias y control casi

absoluto de las economías campesinas, populares y comunitarias, lo que a su vez ha

permitido la consolidación y el fortalecimiento de este movimiento social no sólo a nivel

latinoamericano sino mundial, poniendo de manifiesto que en términos de Gramsci “las

crisis orgánicas” demuestran la poca capacidad de los sectores dominantes por abrir los

consensos a los “otros” grupos sociales y por tanto la proliferación y marcado

Page 55: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

55

protagonismo de los movimientos sociales y en especial el del movimiento campesino y la

mirada cada vez más internacionalista de sus luchas.

Para empezar a concluir el presente acápite, el movimiento campesino, podría afirmarse, ha

transitado en su devenir histórico por una suerte de movimientos que empezaron por la

demanda de la tierra, su tenencia y la exigencia de condiciones de producción, sin embargo,

pasadas las décadas, las dificultades de la lucha, las condiciones de la misma, la mutación,

el recrudecimiento de las acciones represivas del aparato estatal y las decisiones nefastas

del sector financiero contra el sector rural en esta nueva etapa tecnológica y de información

de la globalización, ha generado las condiciones necesarias para la transformación de la

lucha campesina.

Estas luchas ampliadas y fortalecidas al calor de la organización de los diferentes sectores

agrarios, potenció las identidades, clarificó los ideales, las demandas y consolidó

políticamente a campesinas y campesinos de todas regiones en el país. La tierra ya no es en

sentido estricto el eje central de la lucha, es el territorio.

Así lo expresa un estudioso mexicano al afirmar que, “la nueva ruralidad es entendida

como el “surgimiento de nuevos actores, nuevas actividades y oportunidades económica,

pero también en términos de resistencia y conformación de nuevas identidades que han

reposicionado a las comunidades campesinas como actores, indispensables del desarrollo lo

que debe entenderse como “una consecuencia (no perversa) de la modernidad, en la medida

en que los campesinos participan activamente en la reformulación de los principios y

procesos de desarrollo alternativo al paradigma de crecimiento”. (Sánchez, 2009: pág. 237).

Page 56: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

56

Y continúa, “políticamente, el retiro del estado de la economía ha significado la pérdida de

importancia de los campesinos en el nuevo proyecto de nación, así como de la desaparición

de un proyecto de desarrollo agropecuario consistente” (pág. 237). Lo que no sólo ha

consolidado al Estado neoliberal, sino también a todas las fuerzas sociales demandantes,

exigentes y luchadoras alrededor de la defensa del territorio, lo que ha hecho emerger una

conciencia política poderosa, transformadora y vivaz y con ello la consolidación de sectores

de un posicionamiento anticapitalista, trasgresor del orden social dominante y

revolucionario.

En cada uno de los territorios de América Latina, las luchas por la tierra y el territorio se

han dado de forma particular según las condiciones históricas, políticas, económicas y

culturales de cada de una de las regiones, sin embargo, con condicionantes totalizadores

que permiten comprender a escala mundial lo que está sucediendo con el campo y los

sectores rurales.

Page 57: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

57

5.1.3 PROBLEMAS DE TIERRA EN COLOMBIA, ORIGEN DEL

MOVIMIENTO CAMPESINO EN EL PAÍS

En el más reciente informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Colombia es el

tercer país más desigual del mundo antecedidos por Haití y Angola, y el más desigual en

tenencia de la tierra en el continente, lo anterior, nos sitúa casi con exacta precisión, en la

razón fundamental a partir de la cual se puede comprender y explicar lo que hemos

conocido históricamente como “la violencia” que comprende un periodo amplio entre la

colonización española, la consolidación de la república y el aún incipiente y fallido

afianzamiento del Estado Social de Derecho.

Sin embargo, en el más reciente Informe de la Comisión Histórica del conflicto y sus

víctimas (CMHV), resultante de los diálogos establecidos entre la ex-insurgencia de las

FARC-EP y el gobierno nacional en cabeza del expresidente Juan Manuel Santos, aporta

varios elementos de análisis para comprender lo que podría llamase las raíces del conflicto

en el país, en los que, sin duda, la tenencia y uso de la tierra, desempeña un papel

preponderante en la violencia.

El profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia, Víctor Manuel Moncayo, en

su informe denominado “Hacia la verdad del conflicto. Insurgencia guerrillera y orden

social vigente” expone de forma sucinta y rigurosa la relación dialéctica entre el

capitalismo y la implementación en el país y el surgimiento y accionar de las insurgencias

en el país.

Page 58: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Moncayo (2015) recorre lo que aunque no de forma lineal y positiva y más bien a partir de

dicotomías, antagonismos y contradicciones la historia de Colombia para acercarse de

forma concisa a lo que puede entender como raíces del conflicto contemporáneo en el país;

menciona así las confrontaciones liberal-conservadoras, lo que se llamó el gaitanismo, la

dictadura militar, el duradero y casi vigente en nuestros días Frente Nacional, la

organización/trasformación de las insurgencia armadas, la injerencia de los Estados Unidos

de América, el desarrollo del capitalismo de las posguerra y su nueva fase neoliberal, la

economía de los narcóticos, el paramilitarismo, la confrontación armada, etc.

Los anteriores eventos de carácter histórico y determinantes para comprender las realidades

políticas, económicas, sociales y culturales colombianas contemporáneas, resultan ser los

antecedentes y las consecuencias, que inevitablemente nos sitúan en el aún vigente

conflicto interno armado, un conflicto que tiene sus raíces en la tierra, su expropiación, su

uso y su tenencia, en estrecha relación con la implementación violenta y despojadora del

modelo de producción capitalista instaurado en el país. En ese, sentido, es insoslayable

comprender el por qué el movimiento social campesino de la región del Sumapaz tiene

como una de sus demandas que se les reconozca como Zona de Reserva Campesina tiene

que ver con unos elementos de orden histórico que es necesario analizar, sobre todo cuando

una de las causas del conflicto interno colombiano en su orden social, político y económico

inciden en el desarrollo regional, local y nacional.

“El orden capitalista en sus fases de transición, instauración, consolidación y desarrollo

genera necesariamente conflictividad que, en el caso colombiano, históricamente ha

significado expresiones de insurgencia o subversión que han transitado por las vías de la

Page 59: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

59

normalidad institucional, o han asumido modalidades que han supuesto el ejercicio de la

violencia, por oposición a la violencia que se afirma como legítima monopolizada por el

Estado del mismo orden.” (Moncayo, 2015. Pág. 79).

Y continúa “Por esa razón las FARC, surgidas de la transformación de esos grupos de

autodefensa campesina, hunden sus raíces históricas en la conflictividad rural, asociada a la

violencia bipartidista liberal-conservadora, en zonas muy específicas de nuestra geografía,

que forjó dirigentes como Pedro Antonio Marín, conocido luego como Manuel Marulanda

Vélez”. (Moncayo, 2015. Pág. 44)

La década del 30 supone para las comunidades indígenas y campesinas del país, un

momento de álgidos conflictos por la tierra, con los hacendados que, con la anuencia de la

iglesia y Estado nacional, emprenden una carrera violenta para expropiar y despojar a miles

de comunidades indígenas y campesinas de sus territorios ancestralmente construidos

favoreciendo el fortalecimiento de los latifundios y con ello, el aumento del poder local de

las élites regionales y la privatización de los baldíos.

Estas eran en parte las consecuencias de la retrógrada, clerical y pusilánime Constitución de

1886. Este conflicto puede comprenderse desde la óptica de uno de los libros más

importantes del presente siglo, en relación a las luchas sociales en Colombia “Gente muy

rebelde”, así lo expresa su autor:

Durante la segunda mitad del siglo XIX, luego de la independencia, los diversos grupos indígenas

que habitaban el actual territorio colombiano tuvieron que soportar sucesivas oleadas de destrucción

y aculturación violenta por parte de hacendados, comerciantes, empresarios y colonos. Los dos

partidos políticos compartían una visión similar sobre los indígenas colombianos- y esta visión era la

Page 60: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

60

misma de las élites dominantes de América Latina- a los que veían como la expresión de la barbarie,

el salvajismo, el atraso y la ignorancia. Se consideraba que la sola existencia de los indios era un

obstáculo en el camino de alcanzar el progreso y la civilización. Los gobiernos radicales (1850-1885)

en Colombia impulsaron, a partir de esta lógica, la conversión de los indígenas hacia la modernidad,

mediante la supresión de los resguardos que habían existido desde la época colonial, con la

pretensión de convertirlos en ciudadanos, concediéndoles las mismas prerrogativas y derechos del

resto de los colombianos. Esto produjo la apropiación de importantes tierras indígenas en el centro

del país, la repartición de muchos de los resguardos que habían existido durante varios siglos y la

desaparición de culturas milenarias. (Vega, 2014, pág.17)

El resultado de esta aculturación violenta y campesinización pero ya no por parte de los

españoles colonos, sino de las élites clericales y latifundistas del país herederas de la

Corona Española, obligó a las comunidades indígenas inicialmente a abandonar sus

territorios, sus tierras y hasta su cultura. Sin embargo, una parte de estas gentes, resolvieron

oponerse al despojo y se conocieron en el país las luchas indígenas lideradas por Quintín

Lame, entre otros.

Esta defensa por la tierra, en un país mayoritariamente agrario, se profundizó en relación a

la imposibilidad de lograr acuerdos entre las élites regionales y la iglesia, y se dio una

apertura hasta ahora vigente, aunque en otra etapa del modelo de producción capitalista,

que además propició la consolidación de la mano de obra en el país. Esta apertura conocida

en el mundo académico como “la modernización conservadora” fue uno de los primeros

momentos de la agudización de este conflicto nacional aún sin resolver.

La Ley 200 de 1936 que prometía en parte resolver el conflicto por la tierra, lo agudizó,

favoreciendo a los latifundistas e impulsando la modernización de los hacendados y

Page 61: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

61

gamonales en las regiones sobre todo del sur del país, se vivieron las alzas de los precios

del café y la conquista violenta por el control de la cosecha, la regresión de los cultivos de

pan coger, etc.

Las campesinas y campesinos y los indígenas de diversas regiones del país empezaron una

lucha con el fin de recuperar sus tierras, exigir una reforma rural acorde a sus necesidades,

que impulsara el desarrollo agrícola y con ello impulsara el mejoramiento de la economía

en el país, aprovechando la riqueza de las tierras productivas que podrían sacar de la

pobreza no sólo al sector campesino sino a buena parte de los empobrecidos en el país.

Luego del revés que trajo consigo la expedición y puesta en marcha de la Ley 200 de 1936,

los sectores rurales del país enfrentarían un nuevo y contundente golpe, las élites nacionales

lideradas en un primer momento por los liberales y su revolución en marcha, haría realidad

lo que se conoce como “la sustitución de importaciones”. “Durante este periodo se

evidencia una combinación de medidas políticas y económicas con implicaciones sociales

que actuaran como estrategia para la contención de los procesos de insurrección civil del

periodo de “violencia política” (Tobasura, 2007, Pág. 43).

La violencia liberal-conservadora se desata sin control, gestando en su interior el primer

momento de las llamadas “guerrillas liberales”. Sólo hasta 1957 se instaura el Frente

Nacional, que consistió en la rotación del poder entre liberales y conservadores para acabar

la cruenta guerra que liberaban sus bases en todo el territorio.

Este periodo también tiene como eje de las luchas sociales y particularmente agrarias en el

país, la entrada de la denominada “Alianza para el progreso” qué más allá de sus “buenos

Page 62: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

62

intereses” para América Latina y que trajo consigo algunos vestigios del Estado de

Bienestar ya en decadencia en los países del norte y occidente de Europa impulsó lo que

parecía el inicio del desarrollo rural e industrial en el país. La creación de entidades como

la Caja Agraria, el INCORA, el ICA, así lo permitía creer.

Sin embargo, un nuevo golpe estaba en vísperas de ser ejecutado, la tan anhelada por la

élite nacional “apertura económica” comenzó su travesía nacional con determinación entre

las décadas de los 70s y los 80s. La desregulación de los mercados y el énfasis en la

producción para exportación caracterizaron el nuevo golpe al campo colombiano, una

situación que por una parte potenció las movilizaciones sociales desde todos los sectores de

la economía nacional y del conjunto de movimientos sociales que sintieron con agudeza los

impactos de las nefastas decisiones estatales, por otra parte, la insurgencia armada en su

tránsito de “guerrillas liberales” a “guerrillas comunistas”, se consolidaron en una

multiplicidad de organizaciones político-militares entre las que se encuentran las FARC,

luego FARC-EP, el ELN, el M-19, el EPL, entre otras.

La década del 90 entre la consolidación de la Constitución Política de Colombia, con el

desarme del M-19 y el posterior asesinato de Carlos Pizarro siendo candidato presidencial y

la entrada en vigencia las políticas neoliberales en el gobierno de Carlos Gaviria.

Las anteriores premisas hace parte del epítome necesario para comprender cómo el campo

colombiano se ha venido afectando paulatina y progresivamente con las decisiones

históricas de la élite nacional que ya como gobierno han implementado en las últimas

décadas con mayor énfasis en los gobiernos de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez, Juan

Manuel Santos y lo que se avizora con el ahora presidente Iván Duque, alfil político del

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63

senador Uribe, políticas de corte neoliberal voraces, que privilegian ya no únicamente a las

élites nacionales y los grandes terratenientes, sino a las trasnacionales ahora productoras de

semillas, de herbicidas y transgénicos, privatizando, expropiando, acumulando y

reprimiendo a las comunidades que se resisten y luchan la embestida capitalista en su fase

neoliberal a la colombiana.

El accionar político-militar de las insurgencias, tuvieron como respuesta desde el principio

del siglo XX una agresiva política contrainsurgente, que como afirma Renán Vega Cantor

(2015), el estado colombiano lo ha implementado incluso antes de la existencia de la misma

insurgencia, lo que llevó a las conformación de ejércitos para-estatales, para militares que

hasta el momento, se han encargado de materializar la política contrainsurgente,

anticomunista, antisubversiva, antidemocrática y profundamente fascista. Asesinatos,

desapariciones, masacres, amenazas, exilios, miedos, dolor y sangre son el resultado

nefasto del “terrorismo de estado”, pues en varios fallos judiciales, denuncias y relatos de

las víctimas a lo largo de las últimos años y que en últimas ha beneficiado y beneficia al

poderío trasnacional.

Así lo enuncia el profesor Jairo Estrada, “…La Violencia desempeñó una función

ordenadora de la relación social capitalista en proceso de despliegue y expansión, activó

mecanismos de disciplinamiento y control social, desestructuró luchas y formas de

resistencia, aunque se constituyó en desencadenador de otras, dentro de las cuales se

encuentra la resistencia y la lucha armada.” (Estrada, 2015, pág. 95)

Lo anterior, no fue ni ha sido posible de vigorizar sin que, por un lado, los gobiernos

nacionales más vehementemente en las últimas décadas, han dado un respaldo casi absoluto

Page 64: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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a las multinacionales, otorgándoles tierras fértiles, baldíos y todo un conjunto de medidas

fiscales (reducción de impuestos) y legales (firma de TLC) para producir, explotar y

contratar mano de obra a su medida y bajos sus condiciones. De otro lado, la entrega de los

recursos naturales, su explotación y uso por parte de las multinacionales en el país, ha ido

consolidándose paralelamente con el aumento de la violencia estatal y paramilitar,

defensores del statu quo contra la insurgencia armada y los movimientos sociales, sus

líderes y lideresas.

Movilizaciones indígenas y campesinas alrededor de la reivindicación del derecho a la

propiedad de las tierras y la no explotación de los trabajadores rurales, en una clara postura

contraria al latifundismo y sus formas de explotación, ejemplo de lo anterior es

penosamente la llamada “Masacre de las bananeras” que en 1928 cobró la vida de miles de

trabajadores que se opusieron a la explotación y expropiación de la que fueron víctimas del

ejército nacional de Colombia, que masacró a las y los trabajadores en una clara defensa de

los intereses de la multinacional Banana Fruit Company hoy Chiquita Brands.

Las décadas entre los años 20s y los años 50s y en varias regiones del país se consolidaron

organizaciones indígenas, sociales, campesinas, como el Movimiento Agrario del Sumapaz

y Oriente del Tolima consolidado en el año de 1924 y que logró la expedición del decreto

1110 de 1928 en relación al destino y uso de los terrenos baldíos para la creación de las

llamadas colonias agrícolas. Este sería el mayor antecedente para la consolidación de los

procesos organizativos en defensas del territorio en el Sumapaz.

También en este periodo atiborrado de trabajo organizativo y de acción de sectores

excluidos y violentados, se expide la Ley 200 se 1936, en el gobierno del entonces

Page 65: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

65

presidente Alfonso Pumarejo, con lo que en parte se reconoce la función social de la

propiedad, no obstante, este reconocimiento “tuvo incidencia directa sobre la ausencia de

regulación jurídica respecto a la propiedad rural en el país, y sobre las posibilidades de

equilibrar la distribución inequitativa de la tierra no usufructuada”. (Cadavid, 2004: pág.

25)

Las décadas siguientes hasta antes de los años 80s, están marcadas por la agudización del

conflicto interno armado por causa, de una parte, de la violencia bipartidista de estos años,

a la vez que se fortalecieron y consolidaron los procesos de orden popular, social y político

en el país, pero marcadamente las organizaciones campesinas que con influencia del

liberalismo y el partido comunista salieron fueron protagonistas de innumerables

movilizaciones, protestas y colonizaciones en diversas regiones, fueron reprimidas por el

Estado, con la puesta en marcha y más bien, exacerbación de la puesta en marcha de la

política contrainsurgente, lo que llevó a una fuerte represión a comunidades indígenas,

campesinas y campesinos organizados y fortaleció en varias regiones el tránsito de casi

total, de organizaciones de carácter civil a autodefensas campesinas armadas.

En este periodo de tiempo en el que se consolidaba la existencia y el respaldo fiscal y

jurídico del latifundio, a la vez que se perseguía al pequeño y mediano campesino y

campesina organizados en defensa de la tierra, su uso y su tenencia, y se fortalecían las

insurgencias armadas de corte campesino, fue también el momento de la intolerancia del

sistema político a las nuevas expresiones políticas, de la que sólo logró con una fuerte

represión y declarado exterminio sobrevivir a esta violencia.

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66

Así trascurren los años del Frente Nacional, entre la represión de las expresiones sociales

de todo tipo y la criminalización las luchas de corte campesino, por supuesto sin olvidar las

presiones de tipo internacional, sobre todo las ejercidas por el gobierno norteamericano. El

ataque a Villa Rica, en el Cauca y Marquetalia en el Tolima, hizo que las autodefensas se

desplegaran por el Páramo del Sumapaz y empieza una larga travesía por varios

departamentos, lo que constituye el fortalecimiento ya no de las autodefensas campesinas,

sino de las guerrillas colombianas y en el año 1966 surgen las Fuerzas Revolucionarias de

Colombia – FARC.

“En este sentido los desplazamientos forzados de Marquetalia y Río Chiquito, expresan un

nuevo elemento de en la lucha guerrillera en Colombia: las marchas conjuntas de población

civil y guerrilla quedarán sólo en la distancia del recuerdo de quienes lo vivieron y en la

bruma de la memoria histórica, de dramáticas gestas que sucedieron con poblaciones

enteras en los años cincuenta, en el sur del Tolima, en Villarica, Oriente del Tolima,

Sumapaz y en los llanos Orientales.”. (Alape, S.f, Pág. 44)

Este periodo de marcada conflictos sociales ahora de carácter político, generó las

condiciones suficientes para la consolidación de las guerrillas armadas y el fortalecimiento

de los organismos para estatales de represión, como los antiguos “chulavitas”, “pájaros” en

la época frentenacionalista.

Para las décadas entre los 80s y los 90s, por las fuerzas contrainsurgentes, ahora

consolidadas en Convivir, fuerzas armadas privadas, que avanzaron hasta las hoy conocidas

AUC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) que dieron paso al recrudecimiento de la

violencia en el país ya la represión ya no sólo contra la insurgencia armada sino de las los

Page 67: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

67

movimientos y partidos políticos que cómo resultado de diálogos entre el establecimiento y

los alzados en armas, como el ocurrido durante el gobierno de Belisario Betancur y las

FARC en 1983, y después de los diálogos de la Uribe, se consolida como fuerza política la

Unión Patriótica, que en palabras de Imelda Daza (2014) “todos nos vinculamos al gran

diálogo nacional, el 16 de junio de 1985, en Pueblo Bello, César, allí había gente de las

FARC eso es cierto, porque era con ellos la Unión Patriótica, y lo que se había dicho era

que la Unión Patriótica iba a ser el mecanismo, la organización a través de la cual la gente

de las FARC se iría a vincular a la actividad política concreta, ellos estaban allí, y su

presencia tenía una explicación”.

Lo que marca estos años, es el genocidio a más de 5000 militantes de la Unión Patriótica, a

lo largo y ancho del país, después de haber conseguido escaños en las elecciones regionales

y parlamentarias del año 1986, en la que quedaron electos concejales, gobernadores y

parlamentarios para el Congreso de la República por la UP, entre ellos dos exguerrilleros de

las FARC.

Este es sin lugar a dudas uno de los episodios más lamentables del siglo XX en materia de

violencia política y de tierras en el país, un genocidio impune, pero que es radiografía de las

luchas de diversos sectores del país por transformar esta país desigual e injusto. Las

violencias de los 80s y los 90s, marcó sin duda la historia de Colombia, el devenir y las

agendas de las luchas de los sectores indígenas, campesinos, trabajadores, estudiantiles que

se movilizaron a lo largo y ancho del territorio nacional, máxime, cuando entra con fuerza

la denominada “apertura económica”, en el gobierno de César Gaviria, es decir, todo el

modelo neoliberal hoy sustento de la economía del país.

Page 68: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

68

El siglo XXI, para Colombia significó el llamado “Plan Colombia” en el gobierno de

Andrés Pastrana, que permitió el ingreso de inteligencia militar estadounidense en el país y

la instalación de base militares norteamericanas y grandes multinacionales extractivistas en

territorios ricos de recursos naturales y estratégicos para el control del territorio, que bajo la

promesa de acabar con las guerrillas y atacar el narcotráfico práctica que se hizo cotidiana e

instalada en la cultura nacional en todos los niveles, desde la época de los carteles de

Medellín y Cali en los 80s. Durante este mandato, se dieron los fracasados “Diálogos del

Caguán” que dejó la incertidumbre y las condiciones necesarias para la agudización del

conflicto y lo política de seguridad desplegada por el gobierno entrante.

El Plan Colombia encontró en los dos periodos del expresidente Álvaro Uribe Vélez, y su

propuesta de gobierno denominada “seguridad democrática” una versión agudizada y de

efectos muy negativos para la soberanía del país y sector rural (pequeño y medianos

campesino). Por una parte, la política contrainsurgente representó, durante estos dos

periodos, no sólo el enfrentamiento militar con las insurgencias armadas, sobre todo las

FARC por parte de las Fuerzas Armadas de Colombia con el apoyo irrestricto de los

Estados Unidos, sino, además, se desplegó todo una provocación mediática, informativa y

legislativa en contra de las insurgencias.

De otra parte, este cruento periodo de la vida nacional, se caracterizó fervientemente por la

criminalización y represión de las luchas y las protestas sociales, con la descalificación del

trabajo en territorio de los líderes y lideresas sociales con el firme propósito de vincularlos

con el movimiento insurgente armado, lo que se sintetizó en la oleada de violencia

Page 69: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

69

paramilitar con anuencia de las Fuerzas Militares de Colombia, siendo el periodo más

sangriento de la historia reciente del país.

Este gobierno se caracterizó, además, por la negación del conflicto interno armado, que

configuró para el país el afianzamiento del concepto “terrorista”, por tanto, la configuración

fortalecida de la noción de “enemigo interno” usado durante la Guerra Fría, en otras

palabras, se sitúa un discurso que evoca el no reconocimiento del carácter político de los

actores del conflicto, lo que inevitablemente terminó

La política económica durante los dos periodos presidenciales de Vélez, encontró en la

denominada “confianza inversionista” el recrudecimiento de las políticas neoliberales y la

proliferación de firmas de Tratados de Libre Comercio (TLC) que ha puesto en un riesgo

mayor la economía nacional, a través de la afectación y detrimento de la economía

campesina, de pequeños y medianos campesinos y a favor de los grandes terratenientes, los

latifundios, el extractivismo y la agroindustria.

Los diálogos de la Habana entre la ex – insurgencia de la FARC y el gobierno de Juan

Manuel Santos, llenó de expectativas a la región del Sumapaz, pues uno de los acuerdos

que más supuso controversia y tiempo de negociación, fue el de la Reforma Rural Integral,

que entre otras contemplaba la consolidación de las Zonas de Reserva Campesina, tema que

toca directamente el corazón de la lucha campesina en la región.

Page 70: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

70

5.1.4 EL SUMAPAZ Y SU DECISIÓN DE LIBERTAD Y DESARROLLO

SOCIAL

Las décadas de los 30 y los 40, sitúan a la región del Sumapaz como protagonista de las

luchas agrarias en el país, así como de la lucha insurgente armada que como un puente

estratégico para la lucha militar, logró, además, gestar lo que podría llamarse la plataforma

política para las luchas y transformaciones sociales en Colombia, que hoy recobran una

significación valiosa en la medida en que si los conflictos por la tierra se resuelven por vía

política y democrática, muy probablemente el país alcance la paz tan esquiva desde siempre

y tan deseada por aquellos a quienes más duro ha golpeado el conflicto.

En el Sumapaz, a diferencia de otras regiones del país, los conflictos se dieron a partir de la

lucha por la tierra y con unas temporalidades e intensidades variadas según se iba moviendo

la legislación y se iba aumentando y agudizando la relación entre los arrendatarios y los

terratenientes inicialmente por el las condiciones de trabajo ofrecidas a los jornaleros en los

grandes latifundios, posteriormente por la tenencia de la tierra de colonos y arrendatarios y

como parte de la lucha aún vigente la defensa del territorio y la consolidación de la Zona de

Reserva Campesina.

5.4.1 LA INMENSA E INVALUABLE REGIÓN DEL SUMAPAZ

La región del Sumapaz forma parte sobre la cordillera oriental, entre los departamentos del

Tolima y Cundinamarca, tiene una extensión de tierra cultivable aproximada de 5.600

kilómetros. En su territorio de encuentra ubicado el páramo más grande del mundo y por

Page 71: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

71

sus condiciones de variedad climática, es uno de los territorios en dónde mayor cantidad de

baldíos se encuentran.

Sumapaz es la mayor extensión de ecosistema de páramo del planeta. Los páramos se

constituyen en la tabla de salvación ante la crisis ambiental que atravesamos. Cada vez más

son las personas y organizaciones conscientes de lo anterior y en consecuencia con el

transcurrir del tiempo, los planes de explotación de las riquezas naturales como el agua son

perfeccionados con el copamiento militar de los territorios, la penetración ideológica y la

aplicación del terrorismo contra sus habitantes históricos para de esta manera,

infamemente, poder usar y abusar del territorio (F. Baquero. Comunicación personal, julio

de 2012).

La región del Sumapaz es una región social, política y económicamente configurada con

una amplia influencia territorial, ya que está conformada por diversas zonas bastante

diferentes entre sí. Por un lado, por la Provincia del Sumapaz (ubicada al sur y al occidente

de Bogotá), cuya jurisdicción pertenece exclusivamente al departamento de Cundinamarca

y que está compuesta por diez municipios: su capital y centro económico (Fusagasugá), y

los municipios de Silvania, Tibacuy, Pasca, Arbeláez, Pandi, San Bernardo, Venecia,

Cabrera y Granada.

Por el nororiente del departamento del Tolima, se vinculan geográfica y económicamente

los municipios de Icononzo y Villa Rica, y los corregimientos de El Palmar, Nuevo Mundo,

Alpes, El Roble, Mercadilla, Nuñez, La Colonia, La Pradera y El Duda, entre otros. La

influencia económica y geográfica, y los vínculos sociales y políticos se extienden, además,

Page 72: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

72

hasta el departamento del Meta, específicamente con el municipio de Cabrera y La Uribe, y

la zona conocida como El Pato.

Finalmente, en la región del Sumapaz podemos encontrar la zona ubicada al Sur del

Distrito Capital de Bogotá, específicamente la Localidad 20 o Localidad de Sumapaz

(creada mediante el Acuerdo 9 de 1986 del Concejo Distrital de Bogotá), y la cual está

divida administrativamente en tres corregimientos (San Juan, Nazareth y Betania), los

cuales están divididos, a su vez, en 28 veredas.

Los conflictos por la tierra se agudizan cuando las demandas y exigencias trasladan la lucha

ya no sólo a las condiciones de trabajo sino a la condición de propiedad de las tierras, la

creación de La Colonia, organización creada por arrendatarios, con el principal objetivo de

buscar ser los dueños de las tierras después de 20 años de posesión, que como expone Luis

Eduardo González dirigente campesino “… orientaba que las parcelas tomadas debían tener

casa, cercados de alambre o de piedra, cultivo, ojalá permanentes y nos guiaba de la mejor

forma para hacerlo”. (González, 2017: 26).

Las décadas de los 20´s y los 30´s representaron para la región una época cargada de

contradicciones y conflictos por la tierra, pues se ponía en discusión el tema de la propiedad

de la tierra, pues los campesinos, campesinas e indígenas exigían la posibilidad libre de

producir y comercializar sus productos. Esta ley agudizó los conflictos entre los

campesinos y los hacendados que básicamente se centraron en litigios de tipo judicial y en

invasión de tierras.

Muchos propietarios de haciendas, con el fin de impedir que los colonos establecidos en sus

tierras con dos años de anterioridad a la vigencia de la Ley reivindicaran sus parcelas

Page 73: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

73

basados en el derecho de compra consagrado en el artículo 4o., buscaron la intervención de las

autoridades de policía, para desalojar a los colonos de los terrenos que ocupaban. Varios

obtuvieron, por medio de documentos o declaraciones fraudulentas, que el colono modificara su

situación jurídica. Por su parte, gran cantidad de campesinos que estaban establecidos como

arrendatarios en las haciendas se valieron de los beneficios otorgados por la Ley en el artículo 4o.,

para desconocer sus obligaciones con los propietarios y proclamarse colonos, invadiendo

masivamente predios particulares. Estas invasiones ocasionaron múltiples pleitos y dieron lugar

a la expulsión legal y violenta de arrendatarios, y a la posterior extinción de esa forma de

explotación de las haciendas” (Marulanda; 1989, P, 187).

Según explica Elsa Marulanda, (1989) la aplicación de la Ley 200 de 1936, generó las

condiciones materiales y legislativas para emprender un proceso intenso en defensa de la

tierra y el territorio en el Sumapaz, pues esta ley acentuó las garantías a los grandes

hacendados y latifundistas, pues otorgaba legalidad a los grandes monopolios de la tierra y

acentuaba la propiedad privada de las mismas, lo cual desbordó las expectativas

esperanzadoras que las reformas liberales habían generado en el sector rural en el país.

Los efectos de la ley 200 de 1936, superaron prontamente el ámbito jurídico, para situarse

políticamente en lo que Marulanda denomina “enfrentamiento de clase” (pág. 200), pues el

campesinado del país casi que protagónicamente se configuran como actor político que

exigen cambios en el sistema político colombiano a la vez que impugnada las reformas

presentadas e implementadas y lo que se presentó como una salida al conflicto por la tierra

en el país, termino por ser convertirse en el epicentro de transformación de la lucha

campesina en Colombia.

Page 74: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

74

Erasmo Valencia, se convierte en un referente de la época. Como fundador del periódico

“Claridad” y a través de este, categóricamente denunciaba la explotación latifundista y las

denigrantes condiciones de trabajo a las que estaban sometidos los campesinos,

arrendatarios y colonos. Fue además protagonista en la consolidación del PAN – Partido

Agrario Nacional, desde el cuál de debatían las condiciones y las formas de lucha a

emprender.

Las luchas por la tierra y las condiciones de trabajo, adquirido el carácter político y de

clase, contó con la presencia organizativa e ideológica del Partido Comunista Colombiano

– PCC, que consolidó escenarios de discusión y estudio sobre temas fundamentales de la

lucha agraria en el país, a la vez que ofreció los conceptos básicos al movimiento

campesino de la interpretación materialista-histórica de la historia.

Ya con la consolidación de las primeras autodefensas campesinas en varios sectores del

país, se consolida una nueva fase de la lucha por la tierra y el territorio, que dio respuesta

no sólo a la legislación sobre la tierra que puso de presenta la protección de parte del

Estado a los grandes poseedores de tierras y hacendados, sino además respondió a la

represión militar institucionalizada.

Los años 40, representó para la laucha campesina en Sumapaz, en el Tolima, en

Cundinamarca y otros departamentos, un fuerte desarrollo de colonización, que quiso ser

disminuido por el Estado con la figura de las parcelas, que pretendió restar fuerza a la

organización y decisión de defender el derecho a la tierra, y que si bien surtió ese efecto

pues algunos campesinos lograron comprar y titular terrenos, lo cierto es que el

inconformismo por parte de una buena parte del campesinado solidificó sus estrategias y

Page 75: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

75

continuó fortaleciendo sus exigencias y afianzando sus alianzas con sectores estratégicos.

Para el caso de la lucha sumapaceña, la consolidación de la Colonia Agrícola de Sumapaz

(CAS), fue según la historiadora Catherine Le Grand, “fue la más importante de las

organizaciones de ocupantes y dio expresión a las aspiraciones de los colonos en una escala

hasta entonces sin precedentes” (Aguirre, 2015, P. 16).

Jorge Eliécer Gaitán, representó el apoyo decidido de parte del liberalismo más

consecuente de la época, a las demandas de los campesinos en el país. Le dio el apoyo a

Juan de la Cruz Varela, liberal en su momento, para ser el presidente de la Corporación, en

dónde demostró su liderazgo y compromiso con las luchas agrarias en Colombia.

El contexto internacional de la Guerra Fría, que fortalece una posición anticomunista y anti-

insurgente y la victoria en el escenario nacional de conservadurismo en su segunda versión

más retrógrada, alcanza la presidencia de la República, configuran un contexto de

exacerbación de la violencia en el país y sobre todo en el campo colombiano. El asesinato

de Jorge Eliécer Gaitán, desató una oleada de rechazo y de violencias que se conoce con el

nombre de “El Bogotazo” que realmente se situó en muchas regiones del país, pero que por

sobre todo desencadenó una guerra a muerte entre liberales y conservadores, en la que la

persecución a los líderes campesinos se desencadenó con enorme represión.

Es el momento en el que Varela fortalece su liderazgo en la región, ya con la ausencia de

Erasmo Valencia, varias eras las circunstancias y los factores que influían en la región

como lo expone Laura Varela (2011).

Page 76: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

76

Por un lado, la región rica en recursos naturales, despertaba el apetito voraz de los

latifundistas y terratenientes, por lo que “recuperar esta zona, permitiría imponer la

legitimidad del Frente Nacional y respaldar los intereses de los poderes locales” (Varela,

2011, P. 176). A la vez, se fortalecían las reivindicaciones por la tierra, aumentaba

paralelamente, la visión oficialista según la cual, dichas reivindicaciones representaban una

amenaza comunista y bajo el contexto de la Alianza para las Américas y la noción de

“enemigo interno” instaurada para promover el anticomunismo, representó dura represión

al movimiento cada vez más fortalecido y vigoroso.

De otra parte, expone Varela (2011), la historia de luchas agrarias de las regiones de

Sumapaz y el oriente de Tolima, eran vistas con desaprobación por los terratenientes y

gobernantes, por lo que se promovió el fortalecimiento institucional a través del cual el

Estado pasó a ser un fuerte interlocutor y un “mecanismo privado de dominio de clase” (p.

177). Otra de las circunstancias, tenía que ver con la Alianza para el Progreso, promovió

una visión de desarrollo que no se correspondía con las demandas de una Reforma Rural

que beneficiara a los y las campesinas.

Este es el contexto de lucha en el que Varela irrumpe con tesón sobre la realidad de la

región, con la renovación de su vinculación con el Partido Comunista Colombiano – PCC,

lo que generó enormes perspectivas para la lucha agraria en el país. El concepto

“autodefensa de masas”, resultado de la interpretación de la realidad como lucha de clases y

aceptación de la combinación de todas las formas de lucha, se propuso como forma de

lucha y defensa para sortear la represión vivida, sin embargo, el movimiento agrario

Page 77: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

77

sumapaceño optó por la vía de la resistencia civil, por la vía de alcanzar el poder local para

desde allí fortalecer los procesos de organización, resistencia y lucha.

En el contexto del denominado Frente Nacional, las autodefensas campesinas que se habían

fortalecido gracias al apoyo inicialmente decidido del partido Liberal y luego los

conservadores, se empezaron a diferenciar de las autodefensas que empezaban a acercarse

al apoyo claro del Partido Comunista Colombiano. “En ese sentido, el tránsito de algunos

combatientes de la guerrilla liberal a las filas comunistas más allá de que haya sido una

decisión individual revela elementos culturales de afinidad electiva entre la matriz

comunista, y las experiencias y expectativas de un grupo de hombres y mujeres

provenientes de las comunidades rurales perseguidas por la violencia oficial” (Beltrán,

2015. Pág.95)

Parte de las luchas agrarias y en parte, a partir del uso de las múltiples violencias en el

campo militar, en el campo ideológico, en el campo comunicativo que se configuraron con

gran fortaleza en las décadas de los 70s a los 90s, el movimiento campesino de la región del

Sumapaz se fortaleció ideológica y políticamente. El Estatuto de seguridad de Barco, trajo

consigo profundas consecuencias, por una parte la criminalización de las autodefensas

campesinas, guerrillas y del movimiento campesino que continuaba su trabajo organizativo

y político, a la vez que la insurgencia armada se fortalecía militarmente en varios

departamentos del país.

La década de los 80s, supuso para el país, para el movimiento campesino la posibilidad de

una nueva etapa de paz y reconciliación, pues en el gobierno de Belisario Betancur se

firman los “Acuerdos de la Uribe” con la guerrilla de las FARC. En adelante, de lo que se

Page 78: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

78

definió fue la creación de un movimiento político amplio que permitiera el tránsito de los

insurgentes a la vida política, la UP (Unión Patriótica), la UP, acogió personalidades tanto

de las FARC, como de los movimientos sociales, campesinos, populares, comunales y

urbanos y para las elecciones de 1986, sacaron varios escaños a nivel central y regional, sin

embargo, la utopía de un nuevo país se desvaneció con la arremetida paramilitar contra la

Unión Patriótica, que dejó alrededor de 5000 militantes muertos y centenares de

desaparecidos. Esta nueva ola de violencia, sólo produjo el retorno de la insurgencia a la

vía militar y con ello, se potenció la criminalización a la lucha política y civil de los

movimientos sociales y campesinos del país, entre ellos, el movimiento sumapaceño.

Las décadas de los 80s y los 90s, representaron para el país un aumento generalizado de los

conflictos armados, sociales, políticos; el genocidio de la UP por parte del paramilitarismo

y el Estado, marcaron la ruta para enfrentamientos de mayor intensidad, el fortalecimiento

militar de la guerrilla de las FARC, en el campo ideológico y militar, fueron dos variantes

que jugaron un importante papel en estas décadas, pero que indistintamente recibieron la

respuesta militar del Estado.

La llegada de las FARC a la región del Sumapaz, por ser corredor geoestratégico, provocó,

por una parte, una fuerte militarización de la zona, la instalación por tanto de un Batallón

Militar y con esto, el aumento de la criminalización al movimiento campesino, movimiento

que se dividió en quienes sostuvieron la luchas política y quienes decidieron irse a la lucha

armada.

Otro de los episodios que caracterizaron estas décadas fue el intento de diálogo entre el

gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC, con la llamada Zona de Distención

Page 79: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

79

del Caguán, que terminó en un recrudecimiento de las violencias y dio paso al Plan

Colombia, que abrió las puertas a la injerencia cada vez más decidida de capital

estadounidense en la lucha contra el narcotráfico y el comunismo en el país, sin embargo,

fueron años de intensificación de la política contra insurgente, ya arraigada en el Estado

colombiano, incluso antes de la existencia misma de la insurgencia.

Al respecto afirma Renán Vega (2015):

A la hora de analizar las causas del conflicto social y armado, así como las variables que lo han

prolongado y el impacto sobre la población civil, Estados Unidos no es una mera influencia externa,

sino un actor directo del conflicto, debido a su prolongado involucramiento durante gran parte del

siglo XX. La participación de los Estados Unidos ha sido deliberadamente minimizada por su

carácter encubierto, puesto que sus actuaciones «son planificadas y ejecutadas de tal manera que se

pueda ocultar, o al menos, permitir una negación plausible de quien patrocina estas acciones». Esas

acciones se inscriben en el marco de una relación de subordinación, entendida como un vínculo de

dependencia en el cual el interés particular de Colombia se considera representado en los servicios a

un tercero (Estados Unidos), que se concibe como dotado de una superioridad política, económica,

cultural y moral. (pág. 98)

Los años venideros no fueron diferente para la región del Sumapaz, ya fortalecida

nuevamente la política contrainsurgente y con ello, el concepto del “enemigo interno”, la

represión y criminalización a los movimientos sociales, populares, indígenas y campesinos,

fue la contante del gobierno precedido por Álvaro Uribe Vélez, incluso, para este periodo la

figura de Zona de Reserva Campesina, salió del discurso oficial y cualquier consideración a

este respecto, rápidamente era asociado a la guerrilla de las FARC, por lo que la lucha

campesina a la vez que reprimida, fue dando mayores visos de madures y fortaleza.

Page 80: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

80

Finalmente, los diálogos de la Habana entre el gobierno del expresidente Juan Manuel

Santos y las FARC y la consecuente firma de los acuerdos, representaron para el

movimiento campesino en el país y particularmente, al movimiento campesino

sumapaceño, una fuerte expectativa, en relación a la consolidación de la ZRC, contemplada

en el Acuerdo de Tierras o mejor, de la Reforma Rural Integral.

En general, los acuerdos firmados, tierras, participación, cultivos de uso ilícito representan,

de ser implementados, la posibilidad de empezar a contrarrestar y atacar de forma directa,

aunque no del todo transformadora, la causa principal del conflicto interno colombiano.

Page 81: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

81

5.5 LA ZONA DE RESERVA CAMPESINA, MATERIALIZACIÓN DE UNA

LUCHA HISTÓRICA

Podría afirmarse entonces que las más actual transformación de la lucha campesina en el

Sumapaz, se dio a partir de la consolidación de las Zonas de Reserva Campesina en

Colombia en el año de 1994, como resultado de las luchas históricas de campesinos y

campesinas a lo largo del territorio nacional en busca de autodeterminación, soberanía y

fortalecimiento de la economía popular.

A partir de este año, se han establecido en el país siete (7) ZRC, ubicadas en la “Perla

Amazónica, en Puerto Asís (Putumayo); Morales Arenal, en el sur de Bolívar; Cabrera en

Cundinamarca; Guaviare, en San José del Guaviare; el Pato Balsillas en San Vicente del

Caguán (Caquetá); el Valle del Río Cimitarra, que cubre los municipios de Yondó, en

Antioquia y Cantagallo y San Pablo, en Bolívar, y Montes de María II, en Bolívar.” (El

Espectador 23-08-18)

La tierra y el territorio pues resulta ser el eje articulador del movimiento campesino de la

región del Sumapaz, que ubica entre otras luchas, el reconocimiento político y jurídico de la

región como Zona de Reserva Campesina. Este nuevo frente de batalla, puede entenderse

desde lo que el profesor Oviedo (2014) refiere en relación a “el vínculo que tienen los

campesinos, indígenas y afrocolombianos por su tierra es lo que abre paso a la resistencia,

lucha y entrega por preservar y conservar un territorio libre del extractivismo, en paz y sin

violencia. (Oviedo, S.F: Pág. 14). Por lo tanto, su vinculación está dirigida hacia la

modificación social, política y territorial de su cotidianidad.

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82

Para poder situar territorial y políticamente la lucha en el Sumapaz por el reconocimiento

como Zona de Reserva Campesina, articulada desde la Vereda San Juan de Sumapaz,

necesariamente se debe hacer referencia a SINTRAPAZ (Sindicato de Trabajadores

Agrícolas del Sumapaz), que desde 1998 viene liderando el proceso para de reconocidos

como ZRC.

SINTRAPAZ, es el resultado del cúmulo y las formas de las luchas campesinas que se

dieron en el territorio del Sumapaz, lideradas por Erasmo Valencia y Juan de la Cruz Varela

entre otros, se configura pues como el organismo articulador, junto con las juntas de

acciona comunal ASOCOMUNAL, de la lucha política, ideológica, comunicativa y cultural

de esta región del país.

Surge en el año 1958 “como resultado del proceso de la Violencia entre liberales y

conservadores, vivido desde los años cuarenta. Ubicados en la región sur de la capital, de

Bogotá, el Sumapaz se fue configurando como un lugar de encuentro de campesinos

desplazados por la violencia que fueron reconociéndose como víctimas desde el apoyo dado

por el Partido Comunista Colombiano (PCC) y el ala radical del Partido Liberal. Es uno de

los sindicatos rurales más antiguos en el país, superado solo por la Federación Agraria

Nacional (Fanal), de 1946.” (Silva, 2016, Pág. 644).

El objetivo primordial para el que fue creado el sindicato fue la defensa del territorio rural

de las campesinas y campesinos que habitan la región del Sumapaz, esto por supuesto,

relacionado además, con la exigencia por el respeto a los derechos humanos fundamentales,

que por demás, ha pretendido la solución política al conflicto interno del país. Los tres ejes

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83

de trabajo comprenden 1. Solución pacífica de conflictos. 2. Lucha social y agraria. 3.

Formación política.

-Solución pacífica de conflictos: Derechos Humanos y Mecanismos de resolución de

conflictos.- Lucha social agraria: Reforma Agraria, defensa del territorio, gestión de

proyectos sociales (obras en las áreas de salud, Infraestructura, educación y desarrollo

rural).- Formación política: asesoría y procesos de capacitación y fortalecimiento de las

capacidades políticas de los líderes campesinos del territorio.

Otro de los organismos dentro del proceso para la comprensión de la lucha campesina en la

región como ZRC en clave de comunicación, es la JUVENTUD SUMAPACEÑA, esta

surge en el año 2013 y tiene en propósito de sostener la formación y el cúmulo histórico de

las luchas en la región con el fin de no sostener generación tras generación el legado

ancestral alrededor del cuidado del territorio, sus implicaciones políticas, sociales,

económicas, culturales y comunicativas. Es la Juventud Sumapaceña, la encargada bajo la

dirección del sindicato de desarrollar los procesos de comunicación interna y externa del

movimiento.

5.5.1 PERO ENTONCES, ¿QUÉ ES UNA ZONA DE RESERVA CAMPESINA?

La Zona de Reserva Campesina (ZRC) se constituyen como una figura novedosa en el

ámbito rural y ambiental colombiano: ayudan a estabilizar la economía campesina, además

de conservar los recursos naturales, los ecosistemas locales y regionales. La consolidación

de la ZRC en la región del Sumpaz, responde necesariamente a la construcción social e

histórica de sus habitantes, a la constancia, entrega, organización y participación, pero

Page 84: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

84

sobre todo a su auto - reconocimiento como sujetos políticos de cambio, actores activos en

su devenir histórico, su presente y su futuro.

Estos procesos sociales llevados a cabo por décadas en la región, le han permitido al

movimiento campesino sumapaceño, la construcción de un Plan de Desarrollo Propio, que

busca poner en la agenda pública sus intereses, necesidades y propuestas para la

conservación del territorio, la protección de las fuentes hídricas y de desarrollo social y

ambiental. En ese documento exponen con total claridad, lo que facilitaría el

reconocimiento de la región como ZRC. Por un lado afirmas qué:

La figura facilita la negociación con las comunidades y posterior implementación de las políticas

ambientales distritales y nacionales… (Además) la figura de acuerdo al modelo propuesto de

implementación empodera a las comunidades a través de sus organizaciones, en la medida en que

impulsa los procesos de definición de las políticas e inversión pública participativos y consultados,

de manera que facilita la interlocución efectiva comunitaria con la institucionalidad.

(ASOSUMAPAZ, 2013, Pág. 13)

En el marco de los alcances de la ZRC en la región del Sumpaz, tiene que ver con los

acuerdos de la Habana, sobre todo en lo concerniente con la reforma agraria integral y la

reforma urbana, y por tanto de la soberanía alimentaria y territorial, explicando a partir de

allí que implicaciones y alcances tiene el modelo de economía popular, campesina y agraria

en relación a las devastadores consecuencias de los Tratados de Libre Comercio TLC y la

criminalización de sus formas de vida y sus luchas territoriales.

La puesta en marcha de la RRI contrarresta el modelo de desarrollo de la clase hegemónica,

esta plantea una contrarreforma agraria para la concentración y extranjerización de la tierra

Page 85: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

85

dentro de un modelo agro empresarial, agroexportador y extractivista de despojo,

planteamos una política agraria integral que posibilite una reforma agraria integral y una

reforma urbana que garantice que garantice el desarrollo económico, político, social y

cultural del campo colombiano, la redistribución del ingreso, el ejercicio pleno de derechos,

la paz y la vida digna.

Dentro de la consolidación de la ZRC, la soberanía territorial juega un papel

preponderantemente vital, pues esta supone una visión contraria a la propuesta de

desarrollo hegemónico, es decir, monocultivos, extractivista, agro empresarial “el país

necesita una Soberanía Territorial que posibilite a las comunidades de manera libre y

autónoma redefinir la organización de la producción, la distribución y el uso del suelo,

como se gobierna el subsuelo y se protege el aire, el agua, los ecosistemas estratégicos y los

medios de vida de las comunidades agrarias, rurales y urbanas” (Asocampo, 2016).

El campesino es desconocido como sujeto político de derechos por parte del Estado; no se

le garantizan sus derechos políticos y sociales, son altas violaciones a los derechos

humanos, la falta de garantías para las organizaciones sociales y populares, la constante

estigmatización y criminalización de quienes se movilizan para buscar la paz con justicia

social; en consecuencia, es legítima la exigencia de respeto a nuestros derechos y las

garantías para vivir en una sociedad democrática.

Otra variante de ZRC, tiene que ver con la relación campo-ciudad, que se supone distante,

pero que en realidad, es una relación dialéctica, casi de dependencia. De lo que se trata

entonces tiene que ver con el fortalecimiento de las dinámicas locales, comunitarias,

populares, por ejemplo, a través de la puesta en marcha cada vez más consolidada y

Page 86: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

86

diversa, espacialmente, de los mercados campesinos. De lo que se trata es de reconfigurar

la relación desigual y casi de subordinación entre la ciudad y el campo. “Es oportuno

analizar las falsas barreras entre ciudad y campo, para avanzar en el afianzamiento de la

alianza popular a través de nuevos modelos alternativos de construcción territorial.”

(Asocampo, 2016).

Más allá de las consideraciones de jurídicas para que se lleve a cabo el reconocimiento de

la Zona de Reserva Campesina en Sumapaz, que comprende las veredas del Corregimiento

de San Juan y las veredas Animas y Sopas correspondientes al corregimiento de Nazareth,

sobre la cordillera oriental y en lo que tiene que ver con la delimitación geográfica de la

localidad, la ZRC, se configura y transforma permanentemente de acuerdo a las

condiciones históricas que le preceden y le definen.

Alrededor de esta exigencia, de esta demanda por el reconocimiento institucional, que

además, es una propuesta de defensa de lo público, de participación en la formulación de

política pública, de apertura democrática, también subyace una problemática adicional y

tiene que ver con la poca información veraz desde los medios masivos de comunicación

sobre esta figura de ZRC, la malversación de sus intencionalidades y contextos históricos

de lucha del campesinado colombiano ante la barbarie del modelo capitalista impuesto a la

fuerza en un economía casi feudal como la colombiana.

De otra parte, las luchas campesinas por una reforma agraria justa en relación a sus

necesidades territoriales y las exigencias del país en materia agrícola, quedan sin

legitimidad, para el conjunto mayoritario de las ciudadanías que se informan a través de los

medios tradicionales y de masa, pues históricamente las luchas campesinas han sido

Page 87: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

87

asociadas a la lucha armada (bandoleros, terroristas), relación que ya ha sido esbozado en

acápite anterior, por lo tanto, sus acciones, exigencias, luchas y necesidades y forma de

interpretación del mundo y de su cotidianidad, terminan reducidas a un pataleo

malintencionado, bandoleril o terrorista de alguna de las insurgencias del país para

adueñarse de las tierras y expropiar a los terratenientes.

Además, la puesta en marcha del Plan Colombia, la Seguridad Democrática y la

Prosperidad Mejor para Todos, es decir, los últimos tres gobiernos neoliberales y con claros

intereses, han permitido que se atenúe el conflicto social. Rural y ambiental de los sectores

campesinos volviéndose estos, objetivo militar, milicianos de las FARC o ELN o cualquier

guerrilla existente; invisibilizándolos, criminalizándolos y se deslegitimando sus luchas,

todo esto, en con anuencia de los medios de comunicación hegemónicos.

El tipo de violencias que se han ejercido hacia el movimiento sumapaceño y que puede ser

el mismo libreto para el resto de movimientos a nivel nacional, pasa por la violencia física

(exterminio, desaparición), la violencia judicial (falsos positivos judiciales,

criminalización), violencia militar (militarización del territorio), violencia simbólica y

comunicacional (acusaciones, señalamientos, silenciamiento, invisibilización,

tergiversación).

Es decir, que a las luchas históricas por el territorio, aquel que han ido constituyendo como

Zona de Reserva Campesina, se le suma una lucha por la construcción de sentidos, de

significaciones, de formas de vida rural, por espacios desde lo comunicativo, los mensajes,

las historias, las memorias.

Page 88: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

88

5.6.1 LA COMUNICACIÓN POPULAR APUESTA DE LUCHA POLÍTICA

Los movimientos sociales y campesinos, o los nuevos movimientos sociales en palabras de

Soussa Santos (2001), han encontrado en las épocas más recientes la necesidad de explorar

y constituir la comunicación como eje estratégico para las luchas presentes y venideras.

Poner en común, lo que significa la comunicación, es desplegar todas aquellas experiencias,

exigencias, demandas e historias para entregarlas, ofrecerlas y dialogarlas con el otro, con

su consciencia y su cultura.

Lo anterior, fue posible a partir de la compresión que tuvieron las organizaciones y

movimientos sociales y campesinos de la dominación ya no sólo en la esfera productiva,

económica y jurídica, sino además en la construcción de significados y compresiones de

mundo, que instala discursos, ideas, “verdades” que lo nominan mundo y otorgan valores y

juicios a las realidades sociales.

La dominación por tanto, es decir, aquellos procesos políticos y relaciones de poder que lo

sustentan, tienen relación directa con lo cultural, lo comunicativo, para lo cual como afirma

Huergo (S,f), resultó importante el concepto de hegemonía, más allá de cómo se produce y

se reproduce la dominación a través de discursos, ideologías, valores y cómo casi de forma

conformista se instauran socialmente, sino además, la hegemonía que implique la

comprensión de la forma en que los dominados, los sectores populares, se resisten, luchan y

cuestionan esos discursos, esas ideologías, esos valores.

“La hegemonía, en definitiva, es la dimensión de la comunicación en la cual se juega el conformismo

o la resistencia; donde se juega la posibilidad de ser más libres, más autónomos y más humanos;

Page 89: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

89

donde se juega la posibilidad de luchar por una sociedad y por unas condiciones de vida más justas,

que superen los mandatos, las prescripciones y las interpelaciones dominantes.” (Huergo, s,f. pág. 9)

Es así que en el seno del movimiento campesino y en general de los movimientos sociales y

además a partir de toda esa experiencia latinoamericana de lucha sobre todo a partir de las

duras dictaduras vividas en el continente y los aportes del pensador brasileño Paulo Freire y

la educación popular, emancipadora y colectiva, se aporta a la construcción del significado

de la comunicación popular, de la comunicación entendida como praxis para la

emancipación.

La toma de consciencia de los sujetos de la opresión, la injusticia y la violencia desatada

por la clase dominante, constituye la materia prima para el nacer y renacer, la construcción

y la reconstrucción de nuevos sujetos, de nuevos saberes, de nuevas formas de

comunicación que se configuran al interior de las comunidades, las organizaciones y los

movimientos sociales que osan por la transformación social.

Las sociedades latinoamericanas que como resultados de los procesos de invasión y

colonización han desarrollado procesos comunitarios, regionales, y profundamente políticos

en busca del reencuentro cultural y la soberanía, la comunicación alternativas se presenta

como una posibilidad de disputar los espacios significados, sentidos de la existencia,

interpretaciones de mundo, defensa de la vida rural y campesina, una disputas frente a la

comunicación hegemónica por la reconstrucción de su historia, de la interpretación de la

misma, el espacio para la memoria, la histórica y la colectiva.

Page 90: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

90

Para Mario Kaplún (1987), existen elementos históricos relevantes de la génesis,

consolidación y los objetivos de la comunicación popular en su directa relación con la

Educación Popular.

Para mayor comprensión del concepto de comunicación popular es necesario retomar

algunos postulados de la educación popular, o definiciones en relación a sus objetivos La

primera es una definición ideológica y política que insiste sobre los sujetos de la Educación

Popular desde un punto de vista de clase. “La educación popular se define como una

práctica social que trabaja, principalmente, en el ámbito del conocimiento, con

intencionalidad, con objetivos políticos, cuales son los de contribuir a la construcción de

una sociedad nueva que responda a los intereses y aspiraciones de los sectores populares”.

(Osorio, 1990).

Para Lola Cendales (2011), “[la] educación popular [es] un proceso colectivo mediante el

cual los sectores populares llegan a convertirse en el sujeto histórico, gestor y protagonista

de un proyecto liberador que encarne sus propios intereses de clase.” (Cendales, 2011, pág.

8). Esto ya sitúa de manera clara una lucha social por transformaciones históricas desde los

sectores populares, es decir, aquellos que no hacen parte de los sectores hegemónicos.

Para esto Kaplún (1987) insiste en que la comunicación popular también emerge de lo él

llama “saber y la sabiduría popular” que pone el acento sobre una forma de autoeducación

de los sectores populares. Autoformación y reconstrucción del tejido social son otras

características de la Educación Popular que según el autor se deben tener en cuenta para la

comprensión de la comunicación popular y su relación con los movimiento sociales.

Page 91: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

91

Finalmente, resulta importante comprender que construir un país con justicia social y en ese

sentido las garantías de derechos, las víctimas y la justicia, el desmonte del fuero penal

militar, el derecho internacional humanitario, la prohibición del servicio militar obligatorio,

la igualdad de derechos, los derechos campesinos, participación y decisión política, la

soberanía y democratización el espectro electromagnético y los derechos sociales son temas

ineludibles para la construcción de la política agraria paz y vida, además porque minimiza

la brecha y distancia entre el campo y la ciudad.

Esta relación comunicación popular/educación popular no sólo es impostergable, sino

inevitable pues ambas desarrollan en sí mismos procesos de acción política subversora,

transformadora de escenarios de opresión, marginalización y explotación, ambas,

independientemente de su contexto histórico emergen en Latinoamérica como posibilidad

de cambio, de trasgresión, de un mundo nuevo visto desde el sur.

5.6.2 LO POPULAR, UNA CAMPO POLÍTICO EN DISPUTA

Las realidades de las diferentes regiones y comunidades en América Latina y

particularmente en Colombia, las desigualdades sociales, las ausencias o escasez de

libertades y por tanto, la búsqueda de la ampliación de los espacios comunicativos

históricamente dirigidas y coordinadas por las grandes cadenas matrices de comunicación

masiva, que controlan los contenidos, han invisibilizado y estigmatizado las acciones

colectivas de los movimientos sociales campesinos, como el que tiene como asiento en la

región de Sumapaz.

Page 92: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

92

Es aquí donde recobra importancia la comprensión que de la comunicación popular hace

Martín-Barbero (S.f), en la que afirma que esta no puede ser comprendida sin la existencia

de una cultura popular en relación a una cultura, que podría decirse, hegemónica”. “Porque

admitir la existencia de una comunicación popular entraña admitir la existencia en nuestra

sociedad, hoy, aquí, en América Latina, en nuestras ciudades, de otra cultura, de otras

matrices culturales” (Martín-Barbero, s.f, pág. 4). Es decir, que lo que Barbero muestra es

la existencia de unas tensiones, de unas problemáticas, de clase, si se quiere, que incluso,

son la que generan las condiciones necesarias para la existencia misma de los movimientos

sociales en la región como espacios altamente políticos y culturales.

Si la existencia de los movimientos sociales en América Latina supone el reconocimiento

de los mismos como escenarios políticos y culturales, la comunicación popular es pues la

materialización otro espacio que se disputa sentidos, significados, en relación a esa otra

sociedad que no la componen “los de abajo” en palabras de Houtart (2006). Por ello

Barbero insiste:

“hablar de comunicación popular, es hablar de comunicación en dos sentidos: de las clases populares

entre sí (y cuando digo clases, estoy entendiendo los grupos, las comunidades, en incluso los

individuos que viven en una determinada situación de clase) pero estoy hablando también de la

comunicación de las clases populares con la otra clase [hegemónica, élite]. Con aquella contra la cual

se definen como subalternas, como dominadas. En este sentido, decir comunicación popular es decir

básicamente el conflicto. Un conflicto a través del cual se identifica la cultura y la vida de las clases

populares, pero un conflicto en el que no se agota la identidad cultural de esas clases.” (Martín-

Barbero, s.f, pág. 5)

Page 93: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

93

Esos conflictos a los que hace referencia Barbero, tiene que ver con la realidad

latinoamericana, aquella de la región del sur y centro de América que ha sido colonizada,

que ha sentido sobre sus territorios, sus huellas, sus historias, la fuerza inmaculada de la

dominación, el despojo, la colonización y la supremacía, esas contradicciones a partir de las

cuales se puede comprender y referir la existencia de la comunicación popular, esta también

como zona de tensión, de contrastes, en la que el reconocimiento de ese “otro” dominante,

hegemónico hace posible el propio reconocimiento .

“…la comunicación popular nos exige plantearnos los procesos y los problemas de las culturas

populares, de los conflictos que articulan esas culturas y, por tanto, de la imposibilidad de soñar una

comunicación popular definida en términos positivos, ya que planteado en términos de culturas y en

términos de dominación y de conflicto, lo que vamos a encontrar en la comunicación popular no es

ninguna receta, no es ningún esquema nuevo; es, indiscutiblemente, un espacio de contradicciones,

de ambigüedades, donde la resistencia y la impugnación conviven con la complicidad; conviven con

la manera en la que lo popular, vive, paradójicamente, de su propio contrario” (Martín-Barbero, S,f,

Pág. 5).

Ahora, si bien la comunicación popular se comprende sólo a partir de existencia de los

conflictos, de las contradicciones, las ambigüedades y las tensiones entre las clases, una

popular, contrahegemónica, dominada y otra, hegemónica y dominante, es esta la razón

fundamental para establecer la conexión existente e incuestionable con los movimientos

sociales y esa réplica en permanente discusión y relación dialéctica al orden establecido, a

saber, una lucha de carácter político por la resignificación, reconstrucción, retorno y

renovación de y a otro mundo posible.

Page 94: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

94

Por tanto, como la comunicación popular no se define en tanto modelo comunicativo, sino

como resultado de las múltiples contradicciones la interior de las comunidades y en

relación, a su contrario en ejercicio de dominación, debe tenerse en cuenta que el acto

creativo de la comunicación popular depende del territorio en el que este cobra sentido, a

sus necesidades y problemas particulares.

Lo anterior lleva implícita la necesidad de otras formas de comunicación, que no sólo se

definen en lo netamente comunicativo, sólo a través del medio, o sólo a través del emisor o

sólo a través del receptor, no, la comunicación popular tiene que ver con las disputas por las

formas de interpretar el mundo y la existencia, el ser y el hacer de los sujetos que la

interpretan, que la construyen, que la recrean.

La comunicación popular es por tanto, la respuesta contundente a esa construcción de

sentidos hegemónica, homogénea, trasnacional que incluso, en términos de Martín Barbero

folclorizan la comunicación popular, es la posibilidad de reconfiguración, de dotar de voz y

de sentido aquello y aquellos que no aparecen casi que ni súbitamente reconocidos por la

hegemonía comunicacional, sino más bien marginalmente, empobrecidamente, de forma

lastimera.

“En ese sentido, mientras continúan existiendo prácticas comunicativas populares grupales,

locales, sectoriales, centradas en la necesidad de poder dotar de expresividad las

desigualdades, diferencias y particularidades cuyo silenciamiento promueve y refuerza

exclusiones sociales y políticas, existe un espacio expandido en el cual se busca intervenir

produciendo cambios estratégicos” (Mata, 2011, pág. 16).

Page 95: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

95

La disputa entonces por las trasformaciones se enraizan en cada una de las particularidades

de los movimientos sociales, sus demandas, sus luchas, sus disputas por la identidad, por el

poder de “reconquistar la palabra”, de trasmitir sus formas de vida, de colectivizar el

sentido que tienen de a existencia y la riqueza cultural y política que les alberga, es un alzar

la voz, es una reconstrucción de la memoria histórica, de la memoria colectiva que les ha

costado la vida a lo largo de las épocas de la colonización y la llamada república, del

capitalismo y la modernidad inexplorada, del neoliberalismo y la transnacionalización, allí

está el insumo para la consecución de la comunicación popular.

“Si algo confirmaron históricamente las prácticas de comunicación popular es que no se puede

pensar la realidad y nombrarla con autonomía cuando a uno se le despoja de la palabra propia como

ocurrió con los pueblos originarios, o cuando alguien es acallado es la esfera pública, como durante

tanto tiempo nos ocurrió a las mujeres reducidas al habla hogareña siempre y cuando el amo de la

casa lo permitiera. No se pueden colectivizar, poner en común necesidades y deseos para producir

ideas acerca del modo en que se quiere vivir, cuando los espacios necesarios para esa puesta en

común –las escuelas, las organizaciones políticas, los parlamentos, los medios de comunicación -

están férreamente controlados por unos pocos que fijan temas, modos de actuar, de decir, de

argumentar, de llegar a acuerdos. Por eso la comunicación popular comprendió y permitió

profundizar la articulación de la constitución del poder/de los poderes, con la capacidad de establecer

las reglas del comunicar. Porque las luchas por el poder siempre han sido luchas por conquistar o

reconquistar la palabra” (Mata, 2011, pág. 17).

Aquí subyace pues el heroísmo con que los pueblos de América Latina, disputan los

espacios por el sentido, la significación, la transmisión desde sus saberes y experiencias de

nuevas formas de poder local, territorial, popular, de nuevas de comunicación diferente a la

hegemónica, este espacio para la memoria, para nuevas agendas políticas, ambientales,

Page 96: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

96

sociales, económicas; para la visibilización de problemáticas que la comunicación

hegemónica silencia, oculta o soslaya, tergiversa o parcializa, criminaliza y hace olvidar.

Page 97: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

97

5.6.3 LA MEMORIA COMO POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Como hemos visto, las historias de Colombia y en general de América Latina han estado

marcadas por múltiples conflictos, de tipo social, político, económico, cultural y

comunicativo, en la que se ha disputado entre otras, la identidad suplantada, la

autodeterminación de los pueblos que se han resistido a la homogenización, al discurso

oficial, al desarrollo capitalista, a la comunicación hegemónica.

Sin duda, en este continente y por supuesto en el país, las condiciones de violencia,

desigualdad, explotación y dominación política, económica y social pero además, cultural y

comunicativa, los movimientos sociales han desempeñado un protagonismo crucial que

pone en jaque a la institucionalidad y que hace contrapeso a las injusticias y atropellos del

sistema.

Por ello, parte del trabajo organizativo, participativo, protagónico y contra hegemónico que

desde los movimientos sociales en América Latina, está anclado con absoluta

intencionalidad a la construcción de memoria.

Esta nueva concepción, ya no de la tierra en relación a la tenencia o titularidad, sino en

relación al territorio, es decir a las formas de vida campesina para el caso particular del

Sumapaz, sus intereses, sus ideales y convicciones, es decir, de la construcción social de su

territorio, se relaciona permanentemente con la memoria, esa posibilidad de transitar hacia

el pasado para reconstruir, para sanar las consecuencias de un pasado violento.

Desde la teoría crítica, la memoria, o más bien la filosofía de la memoria, implica mirar

hacia atrás, retrospectiva que permite a las comunidades ser capaces de reorientar el futuro,

Page 98: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

98

ese futuro que para el caso del movimiento campesino, resulta incierto en términos de la

institucionalidad estatal y jurídica que supone hasta el momento, el no reconocimiento de la

región como Zona de Reserva Campesina.

Según Theodor Adorno (1920), la memoria se presenta como alternativa que en sí misma

representa el rechazo al presente que se muestra como “autárquico”, inamovible y

despojado de cualquier significado en el tiempo y el espacio, por tanto, cosificado y lleno

de olvido, que para el caso colombiano, podría denominarse memoria institucional,

memoria oficial, memoria de clase. Lo anterior, podría explicarse, en términos de una

memoria alternativa contra el dominio representado por el capitalismo dirigido élites

políticas y económicas mundiales y nacionales que se muestra como posibilidad de sueños

y esperanzas inexistentes, como edificadores de la historia, de la línea y la continuidad

histórica que termina por regular la propia comprensión de la existencia.

Es por ello que la región del Sumapaz, de forma consciente ha desarrollado sus procesos de

organización, participación y protagonismo social bajo lo que podría llamarse una

“racionalidad histórica” que implica el reconocimiento de los hechos de violencia y

barbarie vividos desde las épocas de la colonia, para, a partir de esa mirada al pasado se

construya una compresión colectiva de los contextos alrededor de la defensa del territorio y

la proyección de la lucha hacia el futuro, la consolidación de la Zona de Reserva

Campesina como antítesis al modelo extractivistas, minero y depredador de los recursos

naturales que supone la implementación de las políticas de corte neoliberal (capitalista) en

el campo colombiano.

Page 99: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

99

La mirada crítica sobre la memoria, es atenuante en la lucha por el olvido del pasado, por

tanto la memoria es la memoria de las cosas pendientes, de los derechos pendientes, de la

justicia faltante, de las voces faltantes en la memoria construida por el statu quo, por el

establecimiento, por el capitalismo como única posibilidad de comprensión del mundo y

que deben ser saldadas. La memoria entonces dictamina y dirige el despertar de la

consciencia del presente, en el que se reconoce la imposibilidad del progreso capitalista de

ofrecer un futuro esperanzador y un tiempo nuevo y justo, por tanto, la relación movimiento

campesino, territorio y memoria tiene que ver categóricamente accionar político contra el

establecimiento y es desde su interior que se combate.

Según Silva (2014), la memoria debe posibilitarse de forma positiva, no solo desde la

negatividad que supone el horror de la violencia que por ejemplo se ha vivido en Colombia

“la potencia política intrínseca en ella (la memoria) en cuanto relato fundamentador y

constructor de proyectos identitarios colectivos y legitimador de alternativas de futuro a

partir de la idea de un pasado compartido y resignificado a la luz de las necesidades

comunitarias, que en un país como Colombia están compuestas por toda clase de víctimas”

(Silva, 2014, pág. 38).

En ese sentido, otra de las formas de comprender la memoria tiene que ver con entenderla

como imperativo ético, pues esta permite la toma de consciencia crítica frente al pasado y

además como principal factor conceder justicia a las víctimas. Este nuevo sujeto “víctima”

implica una lucha clara contra el sujeto cosificado y la sociedad cosificada desprovista

ontológicamente de saberes, sentimientos, recuerdos y olvidos, miedos y deseos, por eso la

memoria como imperativo ético devuelve a la vida la justicia perdida, reconoce los

Page 100: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

100

derechos de las víctimas, es una memoria transformadora, acción y teoría crítica al

capitalismo y su sistema político fascista.

La región del Sumapaz, los campesinos y campesinas organizadas alrededor del sindicato,

de la juventud, han sido estigmatizados, violentados y criminalizados por sus claridades

ideológicas y políticas han sido víctimas directas de políticas contrainsurgentes del Estado

colombiano intensificadas bajo el Estatuto de Seguridad de Turbay y la Seguridad

Democrática de Uribe, la militarización de su territorio implicó el aumento de la violación a

los derechos humanos de sus habitantes, violaciones que han sido documentadas desde

diversas fuentes, en ese sentido, el pasado, la reconstrucción del mismo, implica una

identificación con su propia historia, su trasegar social y político, luchas que no se agotan

en el tiempo, pues son una respuesta a la cosificación de los sujetos, a la

instrumentalización, tecnificación, unificación y mercantilización de los mismos, de sus

procesos históricos , sus formas de vida, sus lenguajes, su formas de comunicación para

ponerlos al servicio de funcionalidad en el mercado.

En la sociedad actual, es mucha la cantidad de información que se produce y se transmite,

la comunicación y los procesos identitarios en ella, son vistos bajo la lupa de la

homogeneidad y unilateralidad variables subyacentes al modelo excluyente, violento y

hegemónico, excluyente, injusto y desigual. Los medios masivos de comunicación, por

tanto limitan las posibilidades del sujeto diverso, de las sociedades pluriétnicas, por ella la

memoria abre la posibilidad de disputar alternativas o campos de lucha por nuevos sentidos,

o más bien, la resignificación de sentidos ancestrales resignificados, reconstruidos bajo las

premisas de hombres y mujeres nuevos.

Page 101: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

101

Incuso desde lo estético, la memoria se disputa la inmediatez, frente al poder de la imagen,

aumentada esta por la existencia cada vez más proclive el consumo de redes sociales, al

mundo virtual, por tanto, el tiempo presente pareciera inmaculado, favoreciendo según

Marcuse, la repetición de los errores del pasado y así haciendo de la razón de los

dominantes la vencedora y por tanto, la justificación del presente bárbaro moderno.

La memoria posibilita por tanto, reconstruir lo sucedido, desde sus protagonistas, desde los

legados históricos de aquello que quiere borrarse, aquello que quiere dejar de narrarse,

aquello que no quiere denunciarse, es una disputa desde lo comunicativo, lo simbólico, lo

cultural y profundamente antagónico a los intereses homogeneizadores, totalizantes,

nacionalistas del modelo hegemónico de dominación. La memoria por tanto, supone el

alcance de escenarios de libertad y de conquistas de identidad individual y colectiva, de

amplitud de relatos desde quienes han vivido la violencia, desde las víctimas directas o

indirectas, de conquistas sociales, políticas, culturales, ambientales.

Page 102: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

102

6. DISEÑO METODOLÓGICO

El presente trabajo investigativo surge del interés personal por entregar un tipo de

reconocimiento a un proceso histórico de décadas, en una de las regiones más importantes

para el país como lo es la región del Sumapaz, particularmente en su centro de actividades,

el corregimiento San Juan de Sumapaz. De lo que se trata entonces es de hacer vivo,

vigente y visible todo el proceso que ha desarrollado el movimiento campesino sumapaceño

por el reconocimiento como Zona de Reserva Campesina (ZRC) desde el espectro de la

comunicación popular.

6.1 Enfoque de investigación

Desde el punto de vista de su abordaje general, esta investigación se enmarca más en el

enfoque denominado cualitativo, pues de lo que se trata es de hacer un acercamiento

detallado, focalizado, sobre una de las luchas históricas más vigentes de la región de

Sumapaz de los últimos años. Se hizo entonces un acercamiento a las voces de los

protagonistas de los procesos sociales al interior del movimiento, un acercamiento histórico

a sus realidades.

Por esta vía de lo que se trató fue de identificar, conocer , aproximarse a cuál ha sido el

papel de la comunicación popular en el fortalecimiento de la lucha en la región desde el

corregimiento de San Juan, particularmente, por el reconocimiento institucional de la

región como Zona de Reserva Campesina.

Según Elsy Bonilla (1985) las investigaciones de carácter cualitativo “consisten en

descripciones detalladas de situaciones, eventos, personas, interacciones y

Page 103: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

103

comportamientos observados; citas textuales de la gente sobre sus experiencias, actitudes,

creencias y pensamientos; extractos o pasajes enteros de documentos, cartas, registros,

entrevistas e historias de vida” (Bonilla, 1985, pág. 15).

Esta investigación tuvo en cuenta además de la técnica de investigación propias de un

estudio cualitativo como la entrevista semiestructura o la revisión documental, sino que

además se adentró en los rasgos de carácter histórico que no sólo los procesos sinos sus

protagonistas establecen para construir, reconstruir y proyectar sus escenarios de lucha, sus

formas de vida, sus memorias.

6.2 Tipo de estudio

Desde el punto de vista de sus alcances, el presente trabajo de investigación es de carácter

exploratorio y descriptivo. Lo que se busca en este sentido, es ofrecer una visión general

aproximativa y un primer acercamiento teórico y empírico al desarrollo del problema, es

decir, de cómo la comunicación popular se instala o no en un lugar vital en los procesos de

lucha campesina en la región del Sumapaz,

En este sentido, esta investigación exploratoria se constituye como una primera fase para la

continuidad de futuros procesos de investigación, pues como pudo constarse a los largo de

este proceso, no hay mucho registro analítico en el país, que se haya interesado por ampliar

el conocimiento de la relación directa entre los movimientos sociales y la comunicación

popular. Lo anterior implica que la presente investigación de desarrolló sin mayores

antecedentes que pudieran de cierta forma orientar su desarrollo, lo que constituye un

aporte al campo Comunicación-Educación al que hace parte quien desarrolló este trabajo.

Page 104: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

104

Esta investigación de tipo exploratoria, es una aproximación, si se quiere, una primera

aproximación, al sujeto-objeto de estudio que es el movimiento campesino, quienes lo

vivifican en lo histórico y lo presente y quienes además, encuentran y aquí se haya la

novedad, una relación intrínseca con la comunicación, pero aquella que emerge de sus

saberes y experiencias, sus necesidades y luchas, sus utopías y formas de vida, es decir, ese

movimiento campesino en constante disyuntiva con otros mundos que nos invisibiliza, los

cercena, los criminaliza.

El presente trabajo de investigación es además descriptivo, pues sirve para explicar las

características más importantes de la proceso social, político, cultural y comunicativo que

se estudió en lo que respecta a su desarrollo, estilos y apuestas. Este estudio buscó “…

especificar las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro

fenómeno que esté sometido al análisis” (Danhke, G. L. en Hernández, Fernández y

Baptista.1991; 60).

Estos estudios buscan especificar las propiedades importantes de personas, grupos,

comunidades o cualquier otro fenómeno. El énfasis está en el estudio independiente de cada

característica, es posible que de alguna manera se integren las mediciones de dos o más

características con el fin de determinar cómo es o cómo se manifiesta el fenómeno. Pero en

ningún momento se pretende establecer la forma de relación entre estas características.

Su propósito es la delimitación de los hechos que conforman el problema de investigación,

como establecer las características demográficas de las unidades investigadas (número de

población, distribución por edades, nivel de educación, etc.); identificar formas de

conducta, actitudes de las personas que se encuentran en el universo de investigación

Page 105: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

105

(comportamientos sociales, preferencias, etc.); establecer comportamientos concretos;

descubrir y comprobar la posible asociación de las variables de investigación; identifica

características del universo de investigación, señala formas de conducta y actitudes del

universo investigado, establece comportamientos concretos y descubre y comprueba la

asociación entre variables de investigación.

6.3 Universo poblacional

La población sujeto y objeto del presente proyecto de investigación lo constituyeron

campesinas y campesinos de la localidad de Sumapaz, agremiados en el movimiento

campesino sumapaceño que han experimentado, vivenciado y poseen el conocimiento

necesario de poder indagar las diversas experiencias, estrategias y productos comunicativos

desarrollados alrededor de la constitución y reconocimiento de la Zona de Reserva

Campesina en la región.

Las lideresa y los líderes de cada una de las veredas que hacen parte del Sumapaz y están

inscritas en el ordenamiento de la ciudad de Bogotá y que por tanto constituyen los

referentes más visibles de organización y consolidación del movimiento social y

campesino. Las y los campesinos agremiados y organizados en los diferentes niveles de

acción social y organizativa, como el Sindicato de Trabajadores Agrarios del Sumapaz

SINTRAPAZ, la JUVENTUD SUMAPECEÑA, las organizaciones campesinas como

FENSUAGRO y la Asociación de Juntas de Acción Comunal como ASOJUNTAS, entre

otras. Sin embargo, para el caso específico de presente trabajo, el trabajo se desarrolló

particularmente con SINTRAPAZ y LA JUVETUD SUMAPACEÑA.

Page 106: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

106

6.4 Método: Sistematización de Experiencias

Para el caso de la presente investigación, se ha decidido desarrollar una Sistematización de

Experiencias, entendiendo esta como una posibilidad material de emancipación para las

comunidades históricamente excluidas, marginadas, o invisibilizadas que en busca de

fortalecer los procesos populares que se gestan en su interior para el cambio y la

transformación social desde una perspectiva crítica.

Para el CEPEP -Centro de Estudios para la Educación Popular (2010) “La Sistematización

de Experiencias es un proceso político, dinámico, creador, interactivo, sistémico, reflexivo,

flexible y participativo, orientado a la construcción de aprendizajes, conocimientos y

propuestas transformadoras, por parte de los actores sociales o protagonistas de una

experiencia en particular, mediante el análisis e interpretación crítica de esa experiencia a

través de un proceso de problematización” (CEPEP, 2010, pág. 8)

Este enfoque supone la participación activa de los actores sociales que participan de los

procesos en cada una de sus comunidades y en cada de sus diversos escenarios de locha

política, social, económica, cultural o comunicativa. Así pues, la sistematización de

experiencias de toda aquella producción desde la comunicación popular adelantada por el

movimiento sumapaceño en San Juan de Sumapaz, pasa por la reconstrucción ordenada de

su experiencia y la visibilización misma de los procesos al interior de la comunidad, pero

además, de forma exógena, con ello, se posibilitan escenarios concretos de apropiación,

reconocimiento y visibilización de la comprensión que de la comunicación tienen al interior

del movimiento campesino sumapaceño, del lugar que ocupa dentro de los procesos de

Page 107: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

107

emancipación y de las visualización de su papel como eje estratégico de la lucha por el

reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina.

No se trata entonces de reconstruir u organizar hechos de forma sistemática, de narrar

actividades o hechos desarrollados al interior del movimiento, tampoco de organizar de

forma ordenada o cronológica los trabajos desarrollados desde lo comunicativo, se trata

más bien de hacer una reflexión crítica, analítica de los procesos comunicativos mismos, de

los conocimientos socialmente construidos, de las oportunidades de mejoramiento de la

calidad de los procesos no sólo desde la comunicación popular, sino además desde lo

formativo y hacia la transformación social.

La sistematización de experiencias, como acto político transformador, concibe cuatro

momentos para su desarrollo y concreción 1.) Aprender desde la experiencia, 2.) Producir

conocimientos desde la experiencia, 3.) Construir propuestas transformadoras desde la

experiencia y 4.) Socializar los resultados de la Sistematización de Experiencias.

6.5 Recolección de información

La recolección de información tiene que ver con el uso de diferentes técnicas y

herramientas que se van a utilizar para el desarrollo de la investigación y para el manejo de

la información. Vale la pena mencionar que le presente proyecto de investigación tendrá

una etapa de formulación, otra de ejecución y por último de evaluación, análisis de

resultados y sistematización. La recolección de datos va a contener las aproximaciones

teóricas y acercamiento bibliográfico y documental alrededor de otras investigaciones

alrededor de la temática a trabajar.

Page 108: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

108

Una que pudiera denominarse segunda fase tiene que ver con el trabajo de campo con la

comunidad sumapaceña, este trabajo de campo girará en torno a la identificación de fuentes

primarias, aquellas que se derivan directamente de la población, como afirman Denzin &

Lincoln (2012), la entrevistas es sin más una conversación, es el arte de realizar preguntas y

escuchar respuestas”. Por ello esta técnica hace parte de las técnicas para indagar cómo la

comunicación ha fortalecido o no, la lucha campesina sumapaceña por el reconocimiento

de la región como Zona de Reserva Campesina – ZRC.

6.5.1 Entrevistas semiestructurada: En este tipo de técnica el investigador aunque

estructura o elabora una parte de los ejes temáticos a través de los cuales quiere que gire la

entrevista, están son de carácter abierto, con el fin de que el discurso del entrevistado fluya,

se expresen opiniones, saberes, sentires. Según Sampieri (2014) “el propósito de las

entrevistas es obtener respuestas en el lenguaje y perspectiva del entrevistado (“en sus

propias palabras”). El entrevistador debe escucharlo con atención e interesarse por el

contenido y la narrativa de cada respuesta” (pág. 85).

Para el desarrollo de esta investigación se hizo posible la materialización de dos valiosas

entrevistas con protagonistas de los procesos sociales el interior de la Región del Sumapaz,

ambos se destacan como líderes de la región. Carlos Morales Acosta, hace parte de la

dirigencia del sindicato SINTRAPAZ, militante del Partido Comunista Colombiano y

miembro de la JUVENTUD SUMAPACEÑA.

Néstor Alfredo Díaz Benítez, campesino educador de toda la vida. Por tanto con asignación

académica hoy en el área de Sumapazología y el la dirección sindical agraria y la

organización comunal de Sumapaz y Bogotá.

Page 109: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

109

6.5.2 Sistematización: Una actividad de producción de conocimiento a partir de la

reflexión y comprensión de la práctica; cuyo objetivo fundamental es el mejoramiento de

la acción. Con ella se articula teoría y práctica, se posibilita el “diálogo de saberes” y

se favorece la interacción entre quienes participan en los procesos educativos. Además, es

una forma de ordenar y organizar el conocimiento a partir de la práctica; para reflexionar y

re direccionar la acción. Adicionalmente, es una forma de recuperación de la memoria

de la experiencia a partir de la reflexión teórica.

Finalmente, los hallazgos, las reflexiones derivadas del desarrollo del proyecto de

investigación y los productos, serán entregados, reproducidos y sustentados al conjunto de

la comunidad sumapaceña.

Page 110: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

110

7. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN

Existen múltiples estudios acerca de la comunicación, muchos de estos espacios de análisis

se han encargado de decantar los usos de la comunicación, los tipos de comunicación y con

ello casi que formatear las experiencias humanas relacionadas con lo comunicativo, con el

lenguaje y sus múltiples expresiones.

Para el presente caso, de lo que se trata es de situar un tipo de comunicación que no es

posible definir, ni encasillar, ni determinar de forma per se, pues esta se ubica en el lugar de

los sectores populares, de las comunidades ancestrales, de los movimientos sociales, de los

movimientos campesinos, expresiones políticas, sociales, culturales que deben su existencia

a su propio contradictor, a los sectores hegemónicos, dominantes. Es decir, su

configuración es resultado de una relación dialéctica.

Por tanto, la experiencia por adentrar la mirada al movimiento campesino sumapaceño en

una de sus más vigentes luchas por el reconocimiento de la región como zona de Reserva

Campesina ZRC, y cómo este, ha desplegado un ingente comunicativo para situar sus

procesos sociales, sus luchas, y sus necesidades en la agenda pública, en la consciencia

social del país proponiendo una relectura de su pasado para comprender el arraigo y

defensa del territorio, en el caso particular la Zona de Reserva Campesina.

La investigación de tipo cualitativo y de tipo exploratorio favoreció el alcance de hallazgos

acerca de una realidad social particular, que para el caso que nos convoca, tiene que ver con

la región del Sumapaz, y cómo ésta, a través de la comunicación popular ha materializado

otro campo de disputa por el reconocimiento de la ZRC que está ubicado en la zona, con

Page 111: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

111

mayor influencia en la vereda San Juan, epicentro social, político, económico, cultural y

comunicativo en la región.

A través del análisis de información, la revisión cuidadosa de material historiográfico y de

las piezas comunicativas obtenidas en el proceso investigativo, con sus protagonistas, se

logró profundizar de manera profunda en las dinámicas de tipo histórico en relación a los

conflictos de todo orden en los que ha sido protagonista la región, pero sobre, todos los

campesinos y campesinas que la habitan.

Además, ha sido posible a través de esta investigación comprender la importancia de la

región como escenario vital de las lucha agrarias en el país, no sólo por ser un corredor

estratégico para vastos sectores sociales, pues conecta con varios departamentos en el país,

sino también, porque sus habitantes ha sido, son y serán, protagonistas de las luchas

sociales en Colombia, de los conflictos que con mayor o menor intensidad, según la

coyuntura nacional y el gobierno de turno.

Sin embargo, vale la pena mencionar, que aunque hay variaciones de intensidad en los

conflictos, sobre todo de tipo político, militar y ambiental, las políticas agrarias promovidas

por el Estado colombiano histórica y vigentemente, pese a algunas pocas e incipientes

excepciones, ha ido en contra de los pequeños y medianos campesinos, de sus necesidades

e intereses, de su misma existencia, del proyecto campesino regional, nacional e incluso

latinoamericano.

Otra de las técnicas de investigación usadas en el desarrollo y consecución de la presente

investigación cualitativa, fueron las entrevistas semiestructuradas adelantadas con parte de

Page 112: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

112

los protagonistas de la región del Sumapaz, de sus liderazgos y dirigencia, las que

permitieron continuar el viaje dentro de las realidades de tipo comunicativo, directa e

inevitablemente ligadas los procesos históricos de carácter social, político, económico,

cultural y comunicativo.

La idea fue facilitar que los entrevistados lograran permitirse la posibilidad de trasegar

sobres sus experiencias y saberes, proyectos y tareas, aciertos y desaciertos en relación al

proceso de comunicación popular que se lleva a cabo en la región del Sumapaz por el

reconocimiento de la misma como Zona de Reserva Campesina.

Además, surgieron preguntas al margen de las entrevistas que no estaban estructuradas, que

surgieron a través de sus discursos y disertaciones que sin duda ampliaron y complejizaron

el análisis y comprensión de los procesos sociales que en la región se desarrollan.

Las entrevistas por su parte, permitieron una interlocución directa con los protagonistas de

la consolidación de escenarios de creación en lo relacionado a la comunicación popular,

que a lo largo de los años ha venido cualificándose en relación directa a las condiciones

políticas y sociales por la que ha atravesado la región en relación a las políticas agrarias y o

guerreristas de los gobiernos de turno.

El método de sistematización de experiencias, otorgó a esta investigación la posibilidad de

hacer una compresión autorreflexiva desde el interior mismo del movimiento sumapaceño y

de la organización política a la que pertenecen que para el caso particular es el Partido

Comunista Colombiano, y de la necesidad entonces de hacer, del campo de la

comunicación popular, un campo estratégico en y para las luchas que libra la comunidad,

Page 113: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

113

entre estas, el reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina, que mayoritariamente se

ubica en el corregimiento San Juan de Sumapaz.

La sistematización de experiencias se comprende más allá de la selección y organización de

información obtenida de una práctica social particular, la posibilidad de comprender la

razón del proceso y la posibilidad de mejoramiento de dicha práctica. Es decir, que la

sistematización, es un proceso analítico, crítico y político que sitúa en el centro de la

reflexión la práctica y todo el contexto, o, buena parte del contexto que circunda el proceso.

Es además, la posibilidad de escenarios de apropiación social de los aprendizajes y saberes

de la propia práctica, la interpretación crítica de la misma, de la participación y

protagonismo de quienes están inmersos en esta y le llenan de sentido, le otorgan valor y lo

revitalizan para su mejoramiento, su socialización, su continuidad histórica y de

permanencia en el tiempo, en el futuro práctico y teórico de las prácticas desarrolladas al

interior del movimiento en campesino en Sumapaz.

Por tanto, la sistematización de experiencias le apuesta políticamente a la transformación

social, pues viabilizó la reflexión crítica de los procesos desde la comunicación popular que

ha adelantado el movimiento sumapaceño para el reconocimiento de la región como ZRC,

reflexiones con propósitos claramente transformadores y que posibilitan la construcción

colectiva de conocimiento en este aspecto de la comunicación popular, no sólo como

movimiento campesino sino además, como miembros del PCC.

En este sentido la investigación da cuenta del proceso investigativo y de la sistematización

de experiencias de que fue objeto los procesos de comunicación popular adelantados por la

Page 114: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

114

el movimiento campesino sumapaceño por la visibilización de sus luchas, entre estas, el

reconocimiento de las ZRC. El siguiente esquema ilustra los cuatro momentos de esta

sistematización:

7.1 Aprender desde la experiencia

De lo que se trató entonces, fue de hacer un recuento de aquellas experiencias

comunicativas que se han desarrollado al interior del movimiento campesino en relación a

su lucha por el reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina.

Debe anotarse que el entramado de las luchas en la región, hace prácticamente inviable la

separación o segmentación de sus procesos sociales, es decir, la lucha por el

reconocimiento de la región como ZRC, está imbricada al resto de luchas que por décadas

han librado los campesinos y campesinas en la región.

2. Producir conocimientos

desde la experiencia

3. Construir propuestas alternativas

4. Socialización de la

Sistematización de Experiencias

1. Aprender desde la

experiencia

Page 115: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

115

Por tanto, todas las referencias al proceso de reflexión de la práctica social comunicativa

llevada a cabo en la región, da cuenta de las múltiples aristas para la interpretación,

comprensión y análisis de la realidad en Sumapaz, que pasa por los procesos de

colonización, de la lucha por el derecho a la tierra y posteriormente, su lucha se avoca en la

defensa del territorio, como respuesta al modelo de desarrollo extractivista, latifundista del

medio ambiente.

Pues como afirma Zibechi (2013), los movimientos sociales, en este caso el movimiento

campesino “comienza a construir un mundo nuevo en las brechas que han abierto en el

modelo de dominación. Son las respuestas al terremoto social que provocó la oleada

neoliberal de los ochenta, que trastocó las formas de vida de los sectores populares al

disolver y es componer las formas de producción y reproducción, territoriales y simbólicas,

que configuraban su entorno y su vida cotidiana” (pág. 185)

En los discursos de los protagonistas de estas luchas históricas presentes, se evidencia por

una parte, cómo cada campesino y campesina de la región se siente plenamente identificado

con su territorio, y además, evidencia un análisis de las realidades sociales de la región y en

general, del devenir social. Los relatos de los jóvenes dan cuenta de su rol protagónico

como sujetos políticos y sus voces así lo manifiestan con su historia “nacer y trabajar en

Sumapaz, es una inherente la vinculación a la lucha, agraria. Acá cuando se deja de luchar

se comienza a morir. Hoy, nuevamente en resistencia hemos elevado la propuesta de ZRCS,

para defender el territorio de la voracidad de economía extractiva, bogamos por la paz con

la implementación de acuerdos”. (Alfredo, 2019. COLECTIVO JUVENTUD

SUMAPACEÑA).

Page 116: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

116

De otra parte, los discursos permiten visibilizar la comprensión que se tiene de los procesos

adelantados por las organizaciones campesinas, por parte de quienes hoy empiezan a liderar

procesos al interior de la región en una lógica por sostener las luchas generacionalmente, es

decir, por reivindicar su identidad frente a ese modelo que ha buscado permanentemente el

control de sus territorios, de los recursos naturales que existen en este y de sus formas de

vida campesina, que son la antítesis al modelo neoliberal capitalista vigente. Las voces

campesinas así lo relatan:

“La transformación de cómo se asume la lucha, reivindicaciones a la propiedad de la tierra, casi un

siglo por el derecho a la titulación, el contexto actual nos ha llevado a plantearnos nuevos elementos.

La defensa del territorio, se viene desarrollando en diferentes escenarios, cruzados por temas

ambientales, culturales, propuesta propias de los campesinos para gestionar el territorio, como la

Zona de Reserva Campesina ZRC, por ejemplo como la de Cabrera ya constituida, También es un

tema social , llegan megaproyectos a un ecosistema estratégico rodeado por bloques petroleros de

extracción tradicional y bloques para extracción por fracking, proyectos de represamiento

promovidos por la Alcaldía de Peñalosa, embalses de agua para generación de energía eléctrica, que

está mediado por la visión de cómo deben ser preservados estos ecosistemas, hay dos discursos uno

retrógrado, discurso conservacionista donde se cree que el ser humano no puede estar en estos

espacios de conservación y desconoce la dinámica que el campesinado ha construido y protegido el

páramo, esto busca sacar al campesino y desconocer la cultura, las formas de vida, la conservación y

protección del páramo. La Zona de Reserva Campesina entonces busca redoblar la lucha para la

protección del páramo y que se reconozca el papel del campesino” (Carlos, 2019, Miembro de

SINTRAPAZ).

En este sentido, y referente a lo expresado por Carlos, miembro del sindicato, en relación a

esas dos visiones frente a la preservación del ecosistema y la defensa de la tierra y el

Page 117: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

117

territorio, que tiene que ver con que “la lucha por la tierra es una característica central de

las sociedades de clases, en las que la cuestión agraria se caracteriza por una tendencia a la

concentración de la tierra y su consiguiente dinámica de desigualdad y/o inequidad en su

acceso: algunos tienen mucha tierra, y muchos no la tienen o la tienen de forma insuficiente

como para satisfacer sus necesidades de reproducción socioeconómica” (Vacaflores, s.f,

pág. 3).

Como parte entonces de la acción reflexiva para la construcción de las memorias de la

región en cuanto a la comunicación popular y su lucha por la ZRC, se advierte la necesidad

de explorar las realidades históricas experimentadas por el campesinado de la región en

relación primero al uso, tenencia y titulación de las tierras, que como se sabe, fue uno de los

primero escenarios de lucha del campesinado sumapaceño los procesos de colonización y

segundo, a la defensa del territorio, aquel cargado de valor social, político, simbólico y

cultural para sus habitantes, desde lo más viejos hasta su niñez.

Es decir, que la comprensión de la vigente lucha por el reconocimiento de la ZRC en la

región, implica necesariamente el estudio de los conflictos acaecidos por los agrarios a

mediados del siglo XX y lo que va del siglo XXI, lo que implica que:

“el movimiento agrario colombiano, visto como fenómeno social en proceso de configuración, debe

ser analizado al futuro con relación a las circunstancias que incidan en la dinámica de sus

actores y de su capacidad de movilización, pues serán éstos, específicamente, los retos que tendrán

que asumir para lograr consolidarse como la organización referente de las demandas y exigencias del

sector agrario en el país; ya que no se puede olvidar que la acción colectiva de los actores de la

protesta social agraria en general y del movimiento campesino en particular, debe entenderse como

Page 118: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

118

una construcción social y, por tanto, su unidad ideológica y política, si existe, debe ser interpretada

como un resultado antes que como un punto de partida” (Tobasura, 2007, pág. 48).

Este reconocimiento histórico implica explorar y reconocer los diferentes escenarios de

lucha vivenciados por los agrarios en la región. Pero entonces, ¿cómo ampliar el margen de

acción frente a los procesos comunicativos populares necesarios para situar la discusión y

la necesidad de constituir y reconocer la ZRC de la región de Sumapaz?

Agenciar los procesos comunicativos populares implica ahondar en las reflexiones

alrededor de la comunicación y las implicaciones del uso de la misma a nivel social, al

respecto un miembro dela JUVENTUD SUMAPACEÑA afirma, luego de nuestra

entrevista:

“La comunicación, constituye el elemento fundamental de la vida en el campo, por lo general es

presencial y con testigos. Comenzando por las alertas de atropellos en contra de la población que fue

a través del poderoso anuncio del cuerno, los chinogramas, las cartas a vuelta del mismo emisario;

siempre se privilegia el sistema asambleario para dar la noticia, hacer la reflexión y decidir de

conjunto sobre el asunto que sea. Es decir la comunicación en el campo y particularmente en

Sumapaz, toma punto opuesto a la de los Medios Nocivos de la Corrupción que hacen ver una

mentira como verdad, dedicados a desinformar, perpetúan en el poder lo más podrido de la sociedad”

(Alfredo, 2019, JUVENTUD SUMAPACEÑA).

Si la comunicación popular es antagónica a la comunicación de masas, que depende casi

que exclusivamente de los medios de comunicación masiva y las plataformas “culturales”

como Hollywood o más recientemente Netflix, esta requiere de un protagonismo vital,

permanente y riguroso pues implica, disputar el espacio de la construcción de sentido, de

comprensión de lo histórico y de la memoria.

Page 119: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

119

7.2 Producir conocimientos desde la experiencia

A través de la investigación cuantitativa adelantada y la posibilidad de la identificación de

los procesos de comunicación popular adelantados en la región del Sumapaz alrededor del

reconocimiento de la ZRC, abrió la reflexión en torno al lugar que dentro de la

organización campesina se le da a la comunicación como escenario estratégico para las

luchas vigentes.

Si bien el movimiento a través de sus organizaciones SINTRAPAZ y la JUVENTUD

SUMAPACEÑA, entre otros, han estado vinculados a los procesos de comunicación en

torno a la visibilización de sus prácticas sociales, demandas, exigencias, luchas y conflictos.

También es cierto que como afirma Carlos Moreno, dirigente del sindicato y además,

miembro de la JUVENTUD SUMAPACEÑA, la comunicación continua siendo un espacio

marginal en la organización campesina, por lo que se requiere de voluntad política para

asumir la comunicación popular, aquella resultante de sus saberes y de sus prácticas

empíricas emerge para apoyar las luchas de la región. “Hace falta un compromiso desde lo

político, pues el tema de la comunicación resulta siendo marginal, lo que nos interesa en

transmitir ideas y las organizaciones no nos pensamos la importancia de la comunicación”

(Carlos, 2019, Miembro SINTRAPAZ).

La necesidad de dejar de marginalizar los espacios de la comunicación popular, es decir, la

urgencia de hacer de la misma un permanente proceso de disputa, vale la pena entonces

tener en cuenta esa relación dialéctica entre la comunicación popular que emerge del seno

de los movimientos sociales, de las culturales populares y las otras culturas, o lo que

Page 120: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

120

identificamos como cultura de masas. Esta relación es analizada por Martín - Barbero de la

siguiente manera:

“Si hoy nos plantemos esta doble relación entre lo popular y lo masivo, entre la cultura popular y la

cultura de masas, vamos a empezar a comprender, desde el punto de vista sociológico, que popular

no es solo aquello que produce aislada, en pureza la masa popular, que popular es también aquello de

lo que se alimentan las clases populares. Que popular no es sólo aquello que producen, sino aquello

que consumen y viene a incorporarse a su vida al ser asumido como modo de ver y de obrar” (Martín

– Barbero, s.f, pág. 8).

Entonces la superación de la marginalidad en términos de la comunicación popular, pasa

por la comprensión de que esta depende casi que de forma dependiente de la comunicación

de masas pues esta, a través del lenguaje, la intencionalidad que le otorga al mismo,

construye imaginarios, sentidos, modos de interpretación del mundo que como parte de la

lucha de clases, busca eliminar su contrario, es decir, la clase popular.

Por tanto, la existencia de la comunicación popular, aquella que produce y consume el

movimiento campesino es una respuesta categórica a esos significados, sentidos y formas

de interpretar el mundo que desconocen los procesos sociales vividos por las comunidades,

sus historias, sus protagonistas y es este, pues el sentido que nos avoca. Así como dice

Carlos Morales, miembro del sindicato SINTRAPAZ, la necesidad es la de transmitir

mensajes, mostrar el papel de los campesinos y campesinas en la defensa del territorio, de

la preservación del páramo, de la necesidad de la constitución de la ZRC.

Page 121: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

121

El lenguaje significa, el lenguaje construye realidades, posiciona o no, ciertos valores a

nivel social que terminan por configurar a los sujetos sociales, que terminan por establecer

cierto tipo de consensos a nivel cultural y por tanto, político, es decir, se instala una

hegemonía que decide qué se dice y qué no, quien lo dice y quién no. Para mayor

ilustración los aportes en este sentido de Huergo (s.f)

“Lo clave para comprender cómo trabaja la hegemonía en el nivel del lenguaje, está en que este tipo

de representaciones y de significaciones están generalizadas, es decir, son adoptadas y asumidas

como propias por vastos sectores sociales, incluso (a veces) por los mismos sujetos que están al

borde de experimentar este tipo de situaciones (de desempleo, no estudio, vagancia, etc.) debido al

ajuste estructural y al empobrecimiento generalizado, rayano con la miseria. Además, el lenguaje

configura de tal modo la experiencia que muchas veces la imposibilita” (pág. 7).

Es aquí, en donde emergen las tensiones que configuran la necesidad de abrir los

consensos, la posibilidad instalar y poder en disputas más significados y sentidos de

mundo, por tanto, el estudio de la comunicación hegemónica implica el reconocimiento no

sólo de aquellos significados que configura la hegemonía, son al respuesta que la

contrahegemonía construye.

Por ello, la importancia de la comunicación popular y el lugar que el movimiento

campesino le a la misma es la forma en que ese escenario de disputa se nutra de lenguaje

popular, de la memoria histórica que acompaña los procesos de lucha y resistencia en la

región del Sumapaz, y en general, en toda Latinoamérica. Por lo que

“comprender la hegemonía no se reduce a pensar cómo actúa la dominación, distribuyendo y

reproduciendo discursos, significados, ideologías y prácticas favorables a los sectores dominantes; es

decir: cómo se configura el conformismo política, social y culturalmente. También comprender la

Page 122: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

122

hegemonía implica percibir los modos en que los sectores populares se resisten a los significados

dominantes y los impugnan. Pero esa impugnación y esa resistencia no es sólo una oposición a los

significados dominantes. También es una práctica bien concreta que consiste en saltar las fronteras

imaginarias y luchar por los espacios sociales donde los sujetos puedan lograr mayor autonomía y

encarnación de otros significados posibles para la vida y para las relaciones sociales. La hegemonía,

en definitiva, es la dimensión de la comunicación en la cual se juega el conformismo o la resistencia;

donde se juega la posibilidad de ser más libres, más autónomos y más humanos; donde se juega la

posibilidad de luchar por una sociedad y por unas condiciones de vida más justas, que superen los

mandatos, las prescripciones y las interpelaciones dominantes” (Huergo, s.f. pág.8).

Lo anterior implica, la puesta en marcha de un conjunto de procesos desde lo comunicativo

popular que garantice la consecución de espacios de agencia en relación a la visibilización

de las luchas sumapaceñas, los discursos de quienes las protagonizan y las formas de vida

campesina que le subyacen. Por supuesto, y tal como afirma, Martín-Barbero, no hay

recetas a la hora de comprender la comunicación popular, no hay esquemas posibles,

incluso su estudio no puede darse de forma esquemática, con horarios o espacios definidos,

no esta comunicación se mueve al vaivén de los movimientos sociales, de las coyunturas

que le obligan a moverse, a no permanecer estáticos, pues es la lucha misma la que

evidencia los antagonismos, las tensiones, las contradicciones, porque además se está

disputando el ámbito la cultura, un proyecto de vida.

Según afirma Archila (s.f), “ya la lucha social no se explica meramente por las

contradicciones en la esfera productiva o, cuando más, en la de distribución y consumo.

Dimensiones culturales y simbólicas entran en la agenda de los actores sociales y en la

mente de los investigadores. La construcción de identidades en los actores colectivos cobra

Page 123: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

123

importancia y hay más sensibilidad intelectual a las diferencias de género y étnicas” (pág.

31).

Por lo tanto, la urgente necesidad de reconocer esta relación estrecha entre la existencia

misma de los movimientos sociales y la comunicación popular, en relación a la cultura

hegemónica y la comunicación de masas. De lo que se trata es de ampliar el nivel de

consciencia, frente a la urgencia de yuxtaponer a cada una de las reivindicaciones que hace

el movimiento campesino sumapaceño y las luchas que ha sostenido y sostiene

históricamente, la comunicación como un campo estratégico y del que depende en buena

medida el posicionamiento en la consciencia colectiva nacional, sus imaginarios, sus

necesidades, sus propios relatos, sus prácticas cotidiana, de sus formas de vida campesina,

de sus luchas y de la legitimidad de la constitución de la Zona de Reserva Campesina.

Pues no basta sólo con reflexionar frente a la importancia de ubicar en lo estratégico de la

acción política de la región del Sumapaz el campo de la comunicación popular sino de

ponerlo en disputa, de forma permanente con las otras comunicaciones, en cualquiera que

sea el formato, la radio, la prensa, el muralismo, el arte, el documental, la escuela de

formación, pues el interés es en palabras de Mata (2011) “ pronunciar la palabra acallada

[es] hacer audible, reconocible como legítima, en la convicción de que ese hablar [es]

fuente de reconocimiento, posibilidad de interacción y de construcción de acuerdos y

proyectos comunes” (pág. 3)

La constitución de la Zona de Reserva Campesina en la región del Sumapaz, pasa

ineluctablemente por el fortalecimiento de los procesos de comunicación popular que se

desarrollen al interior del movimiento campesino, pues es directamente la voz de los

Page 124: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

124

protagonistas de los procesos, la que se pone a circular en relación a las causas y

consecuencias no solo para la región sino para el país en general y Latinoamérica, de la

constitución y reconocimiento de la misma.

7.3 Construir propuestas trasformadoras desde la experiencia

Identificar y situar el papel que ha desempeñado la comunicación popular en el

fortalecimiento de la lucha campesina sumapaceña por la constitución y reconocimiento de

la Zona de Reserva Campesina, ha vivificado los procesos adelantados, ha permitido

encontrar los aciertos y así mismo, decantar las debilidades y las exigencias que el

momento histórico impone al movimiento campesino en Sumpaz y en general, a los

movimientos sociales en América Latina y el mundo.

Al respecto, es necesario tener en cuenta uno de los planteamientos más concretos para

entender estos procesos populares de comunicación “hablar de comunicación popular es

hablar de comunicación en dos sentidos: de las clases populares entre sí (y cuando digo

clases estoy entendiendo los grupos, las comunidades, incluso los individuos que viven una

determinada situación de clase) pero estoy hablando también de la comunicación de las

clases populares con la otra clase. Con aquella otra contra la cual se definen como

subalternas, como dominadas” (Martín Barbero, 1983, pág. 5).

En una coyuntura global en la que el medio ambiente reacciona de forma natural aunque

potente al desequilibrio impuesto por prácticas humanas depredadoras, no protectoras de

los recursos, sino todo lo contrario, explotadora de los mismos, situar la discusión de las

Zonas de Reserva Campesina en la agenda pública es una tarea urgente, romper el cerco

mediático frente a la invisibilización, la criminalización de las luchas campesinas históricas

Page 125: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

125

y la violencia simbólica ejercida desde las altas esferas del poder político y comunicacional,

es un deber inaplazable pues la conservación del planeta es tarea urgente de la humanidad.

Porque lo que se busca es sacar del contexto interno la circulación, discusión y ruptura de

toda aquella producción comunicativa que emerja desde el movimiento sumapaceño, con el

interés de adentrase en los asuntos públicos, la opinión pública, la agenda pública, en

palabras de Mata (2011) y a partir de la experiencia en Argentina, en la que se logró una

política pública sobre la comunicación popular:

Así, la comunicación popular fue saliendo de las zonas marginales y artesanales; la voz popular

fortalecida en los ámbitos comunitarios y organizativos pugnó por alcanzar el escenario mayor donde

se producía y regulaba incesantemente el discurso público. Las experiencias de medios masivos

gestionados por organizaciones populares o instituciones aliadas a sus causas –las radios educativas y

populares, las televisiones obreras, el cine documental alternativo– constituyeron en la década del 80

y de allí en más, acabadas muestras de ese proceso. Al mismo tiempo crecía la convicción de que

incluso careciendo de medios propios, la voz acallada debía hacerse un lugar en el mercado

mediático funcional al poder. Se habló entonces de las brechas existentes. Se reconoció que esa voz

debía dotarse de estrategias para interactuar en el espacio marcado por la voz de los dominadores

interrumpiendo su monólogo, interfiriendo, confrontando: era necesario el aprendizaje de ciertos

códigos, el empleo de recursos ajenos –la conferencia o el comunicado de prensa, por ejemplo-, el

establecimiento de relaciones fluidas con algunos profesionales que desde esos medios podían

compartir un horizonte común con quienes impugnaban el orden social existente (pág. 4).

Otra de las disyuntivas que evidenció este proceso reflexivo, tiene que ver con la necesidad

de hacer evidente, visible, protagónico, el de vida campesina, pues no sólo se trata de la

preservación de los ecosistemas, sino de la vida humana y cultural de la sociedad. Tal y

como lo evidenció Silva (2014) en relación a los procesos de memoria y el movimiento

Page 126: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

126

campesino en Sumapaz. “La apuesta intrínseca en las acciones del campesinado del

Sumapaz muestra que es necesaria la creación, hoy más que nunca, de territorios

diferenciales, como las Zonas de Reserva Campesina, que resisten desde ejercicios de

memoria colectiva particulares y que han entendido y asumido su papel histórico en la

trama de los problemas más cruciales del país. Resistir desde una territorialidad otra, desde

una memoria otra” (pág. 29).

Este tránsito por la memoria, tan arraigado en la organización agraria en la región del

Sumapaz, es pues no sólo un enorme proceso autoformativo, sino que requiere de mayor

visibilización hacia afuera, de tal forma que irrumpa en los discursos hegemónicos sobre

nuestra historia pues como bien conocemos “la historia oficial de la Nación invisibiliza

narrativas emancipatorias de actores subalternados por el Estado y las elites del país. La

memoria colectiva ha tenido la tarea de romper con la hegemonía de la memoria histórica”

(pág.30). Los espacios de la memoria también requieren ser debatidos con mayor

contundencia en los espacios comunitarios, los académicos, los políticos, la escuela, la

ciudad, el país.

El modelo de producción capitalista, en su fase neoliberal ha buscado amplia las fronteras

entre las clases, una clase cada vez más minoritaria pero dueña de la mayoría de los

recursos a nivel mundial y la otra, cada vez más amplia y mayoritaria, pero más pobre, esta

brecha está ha sido mediada por el mercado y las formas de vida que promueve alrededor

del consumo y el narcicismo, prácticas contrarias al equilibrio necesario para la

preservación de la vida, la agricultura, las reservas acuíferas, los bosques y la diversidad

cultural humana.

Page 127: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

127

Las luchas agrarias en el país con diferentes intensidades y particularidades según la región

del país donde se haya desarrollado, tiene como característica común que a lo largo delas

décadas ha sufrido de parte del Estado y más delante, de los medios de comunicación

masiva, que vale la pena recordar pertenecen a los hombres más ricos del país, todo tipo de

adjetivos para deslegitimar sus luchas “bandoleros” “criminales” “aliados de las FARC”

“terroristas” y posicionar en la opinión pública la necesidad de ampliar los latifundios, de

permitir la llegada a los territorios de las multinacionales, el control de las semillas y por

tanto la pérdida irreparable de identidad y soberanía.

En ese sentido, las reflexiones que se suscitaron en este proceso frente a los procesos de la

comunicación popular requieren, como lo advierte Carlos Morales en la entrevista, de

voluntad política, “hace falta un compromiso desde lo político para el tema de la

comunicación pues resulta siendo marginal, porque lo que nos interesa en transmitir ideas y

las organizaciones no nos pensamos la importancia de la comunicación” (Entrevista, 2019).

Como parte de las tareas urgentes a desarrollar por el movimiento campesino sumapaceño,

en especial por la Juventud Sumapaceña quien es la encargada de dirigir y materializar los

procesos comunicativos en la región, tiene que ver la consolidación de una escuela

permanente de comunicaciones, no sólo en lo referente a temas técnicos, sino der una

mirada relacional entre los movimientos sociales y la comunicación popular, la diferencia

entre esta comunicación y otros tipos de comunicación; al análisis del discurso, la oratoria,

entre otros. “Con los temas de la escuela, garantizar mayores niveles de calidad en cuanto a

la selección de los contenidos y cómo estos vincularlos a la defensa del territorio, no solo

hacer comunicados que nadie lee, sino entrar en sintonía con esas nuevas formas de

Page 128: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

128

comunicar a través de lo estético, lo gráfico, cosa que lleguen a la gente y circule para

visibilizarnos” (Carlos, 2019, Miembro SINTRAPAZ).

Potenciar los escenarios radiales, de prensa y video, son esenciales para contrarrestar la

desinformación de los procesos que se adelantan en el seno del movimiento, la urgencia de

la constitución de la Zona de Reserva Campesina en la región y la continuidad de la

preservación por parte los habitantes del páramo y su ecosistema. Pero entonces, vale la

pena recordar, la importancia de los sujetos que asumen estas labores desde los liderazgos

pero también desde los escenarios cotidianos, la comunidad sumapaceña ha sido víctima de

violencia militar, paramilitar, estatal, mediática y esto implica ubicar estos procesos en la

urgencia de someter a discusión esos otros discursos frente a la historia, la memoria y las

forma de vida campesina, pues “la memoria de las víctimas sin escritura plantea problemas

dramáticos en un caso como el colombiano: porque allí donde hay fuertes identidades

étnicas, como ocurre en el caso de los judíos, sus intelectuales son en gran medida

portavoces….de la etnia… En cambio en Colombia se trata de una sociedad

extremadamente fragmentada, en donde las identidades políticas, los partidos, solo

atraviesan la dimensión pública de la sociedad. La dimensión subjetiva se queda sin

expresión” (Sánchez, 2008, pág. 21).

Es muy claro que gracias a la formación política que se adelanta en la región ha sido

sostenido a lo largo de las décadas, sobre todo desde que el Partido Comunista

Colombiano, comprometido con las luchas agrarias en Colombia, sin embargo, el proceso

de comunicación debe ir de la mano necesariamente de más formación política, sobre todo

en campo Comunicación- Educación, pues redoblaría los esfuerzos ya construidos para

Page 129: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

129

consolidar un escenario tanto desde la educación popular como desde la comunicación

popular.

7.4 Socializar los resultados de la Sistematización de experiencias

Resulta de la mayor importancia para la región, para el país y en general para América Latina

que las apuestas comunicativas populares que surge en el seno del movimiento campesino

sumapaceño, sean visibilizadas no sólo hacia dentro del Sumapaz, sino hacia fuera, pues la

materialización de dichos procesos, es una de las manifestaciones de sus acciones políticas

explícita que como resultado de las hondas injusticias del modelo social hegemónico ha

generado las condiciones necesarias para la existencia de los movimientos sociales,

populares, campesinos y por tanto de sus acciones subversoras.

En palabras de Sergio Tischler (2004), la existencia misma de los movimientos sociales en

América Latina, “han hecho evidente que el orden capitalista liberal es la negación de un

mundo incluyente y justo. En mayor o menor grado, dichos movimientos han creado un

ambiente de actualización de la cuestión de la clase y la lucha de clases” (pág. 78).

Por ello, el valor de la discusión, análisis y socialización del presente proceso reflexivo que

en el marco del potencial autoformador del movimiento campesino sumapaceño, es la

posibilidad de fortalecer el agenciamiento de la comunicación popular como eje vital no sólo

de la formación política de la comunidad agraria de la región sino, así mismo, vigorizar la

comunicación, elevar sus niveles de calidad y constancia con el fin de continuar la disputas

por le sentido, la interpretación histórica y las formas de vida campesina, que por demás,

garantizan el equilibrio social, político, económico, ambiental y comunicativo frente a un

Page 130: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

130

modelo injusto, anquilosado en prácticas retardatarias, explotadoras de seres humanos y

recursos naturales.

Las características de los movimientos sociales expuesta por Zibechi (2008), se ajusta de

manera concreta en lo que respecta a las acciones políticas que llevan a cabo en diferentes

ámbitos, como entre ellos la comunicación popular. En este sentido, los sujetos del

movimiento campesino “trabajan por la revalorización de la cultura y la afirmación de la

identidad de sus pueblos y sectores sociales” (pág. 186).

Revalorizar la cultura y la identidad de las comunidades rurales y todos aquellos sectores que

se ubican “desde abajo” implican permanentemente hacer críticas y autocriticas de las

propias acciones, con el fin de ampliar el margen de maniobra, romper el cerco mediático y

disputar cada vez con mayor contundencia, los espacios que han sido negados.

Estos espacios de reflexión y acción política y subversora, además, propician la

consolidación de la identidad de clase, de la creación de lenguajes capaces de irrumpir la

zona de confort creada por la visión de las relaciones y el poder horizontal, dando espacio a

nuevas relaciones recíprocas de intercambio, de consolidación de los poderes locales y de

potenciar a las y los sujetos que los protagonizan para continuar las disputas

contrahegemónicas, sobre todo aquella que tiene que ver con lo comunicativo que es tema

que nos convocó. Tischler (2004) afirma que “lo radical del concepto de lucha de clases no

es la sustitución de un poder por otro, sino el resaltar la potencialidad del sujeto social de

poner en crisis toda forma de poder, toda forma de dominación” (pág.84), toda hegemonía

que pretende el silencio del recuerdo y el olvido de la barbarie.

Page 131: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

131

La lucha por el reconocimiento de la región de como Zona de Reserva Campesina, requiere

de todo un contingente de acciones que pasan por las reivindicaciones en términos de

Reforma Agraria, de legislación y jurisdicción; acciones que disputen la configuración de la

historia nacional que sólo reconoce a un sector de las partes en disputa; acciones que

construyan la memoria desde las víctimas; acciones tendientes a disputar el espectro

informativo que distorsiona y distrae la atención sobre las verdades de territorios altamente

vitales y comunidades dignas, luchadores y dadoras de paz. Además, otro “elemento que

contribuye a la construcción de una conciencia colectiva es la ética. No se trata de una serie

de normas elaboradas en abstracto, sino de una construcción constante por el conjunto de los

actores sociales en referencia a la dignidad humana y al bien de todos” (Houtart, s.f, pág.441).

La apuesta entonces es abrir el campo de acción política desde la comunicación popular que

germina en el seno del movimiento campesino sumapaceño, con el fin de ponerlo a dialogar

con otras acciones insurrectas que desde el ámbito de la comunicación, potencien la

construcción de una sociedad diversa, plural, verdaderamente democrática y soberana,

compuesta por sujetos políticos, históricos y conscientes del momento histórico y las

necesidades que este demanda, como la defensa del medio ambiente y sus recursos naturales,

que transita por la constitución y reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina del

Sumapaz, pero además, por el derecho a hablar, a levantar la voz de los silenciados, el

derecho a vivenciar los recuerdos y los olvidos de las víctimas, el derecho a la construcción

de la memoria, el derecho a la libertad.

Estos nuevos sujetos en palabras de Houtart (2004): “El sujeto histórico nuevo debe ser capaz

de actuar sobre la realidad a la vez múltiple y global, con el sentido de emergencia exigido

Page 132: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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por el genocidio y el ecocidio contemporáneos” (pág. 438). Por lo que la reflexión para

fortalecer la batalla, “en otras palabras, en las actuales circunstancias el asunto de la

revolución no es algo que se pueda plantear nada más en términos empíricos o pragmáticos;

por el contrario, es una actualización de la reflexión teórica como momento de la práctica.

No una reflexión que se “separa” de la práctica inmediata para producir conceptos sobre lo

que debe ser la revolución, sino una reflexión que es parte de la lucha como crítica real, en

movimiento” (Tischler, 2004, pág. 84).

Este nuevo sujeto, creador de nuevos escenarios de disputa, se refleja en los diálogos con los

protagonistas que hacen posible la materialización de la comunicación popular, se hizo

visible, pues la comprensión de la realidad nacional no sólo emana de sus propios intereses,

sino de la necesidad de construir una país en paz, tal y como ha sido su interés desde varias

décadas atrás, cuando decidieron asumir la bandera política, organizada, participativa y desde

los principios del Partido Comunista, como mecanismo de lucha frente el Estado colombiano.

La socialización del presente trabajo está programada para el cuarto mes del presente año, y

la propuesta de una escuela de comunicación que se pondrá en discusión con el conjunto del

movimiento, los líderes y lideresas del sindicato SINTRAPAZ y de la Juventud Sumapaceña.

De lo que se trata es poner a consideración de la dirección del sindicato y de la juventud, la

importancia de la formación permanente en comunicación al equipo de comunicaciones, no

sólo para el aprendizaje de técnicas, estilos narrativos y periodísticos de vital importancia,

sino del análisis crítico a la comunicación, a los usos de la comunicación, al análisis de los

discursos y de esta comprensión, la puesta en marcha de estrategias comunicativas para

visibilizar las apuestas territoriales como la constitución de ZRC en la región.

Page 133: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

133

8. CREACIÓN COMUNICATIVA POPULAR SUMAPACEÑA

REVISTA EL FOGÓN - Revista Cultural Sumapaceña

La materialización de la revista el Fogón fue posible gracias a la gestión liderada por

miembros del Sindicato SINTRAPAZ y la Juventud Sumapaceña, en cabeza de algunos de

sus liderazgos, con el gobierno distrital de entonces, La Bogotá Humana, a la cabeza del

entonces alcalde Gustavo Petro Urrego. Durante este periodo comprendido entre 2010 –

2015, se hicieron cuatro (4) publicaciones de la revista a través de Convenio de Asociación

194 de 2014 entre la Secretaria de Distrital de Cultura, Recreación y Deporte, el Fondo de

Desarrollo Local de Sumapaz y la Fundación Parcela Cultural Campesina, está en proceso

una quinta publicación gestionada con la presente alcaldía Bogotá Mejor para Todos,

precedida por el Sr. Enrique Peñalosa.

Vale la pena mencionar que de las tres ediciones alcanzadas en este acercamiento

exploratorio, dos de estas están en formato impreso y sólo una en formato digital. No fue

posible acceder para el presente trabajo investigativo tener acceso al primero de los números

de esta revista, sin embargo el análisis del mismo, se adelantó de la tres ediciones restantes

que se han desarrollado.

EL FOGÓN – Revista Cultural Sumapaceña#2

Esta edición de la Revista el Fogón, tiene la particularidad de recoger las memorias de lo que

ha representado para los campesinos y campesinas la construcción de su territorio, de la

apropiación del mismo y las experiencias particulares de hombres y mujeres que han sido

protagonistas de esta configuración territorial, social, política y cultural.

Page 134: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Cómo se puede apreciar en la foto de la presente edición, el nombre de la Revista Cultural

Sumapaceña, tiene una absoluta relación con la forma de vida campesina en la región, con

formas culturales y sus tradiciones culinarias, que seguramente están ligados a la economía

familiar.

De otra parte, el nombre del El Fogón, es también una alusión al poder que representa el

fuego, de la llama encendida con fuerza que no apaga, que es vida, que es historia. A

continuación se presenta la imagen de portada.

Tomado de: Fuente propia

Page 135: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Cómo se puede observar toda la publicación de este número es una exaltación a la vida

campesina, a las historias de fondo de todo lo que han construido colectivamente, de sus

tradiciones, de su cultura, de su forma de alimentación e incluso un recetario para aprender

su culinaria.

Esta es sin duda, la materialización del reconocimiento a la vida campesina, a su lucha por

la existencia y reconocimiento, su historia y la forma en cómo han decidido construir la

memoria, que pasa de forma vehementemente por la voz de las y los campesinos

sumapaceños quienes que con la fuerza de sus convicciones y de su andar han construido la

región.

Tomado de: Fuente propia

Page 136: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Editorial El Fogón #2.

En su editorial es claramente identificable el lugar que le otorgan a los procesos de la

memoria, como la posibilidad, a partir de una mirada al pasado, de construir su presente y

su futuro. “Hoy todo es memoria y revivir, porque el ayer reafirma el presente. Se vive en

el paraíso bien llamado por todos Sumapaz. El ser campesino acá, implica honestidad,

nobleza, humildad y adaptabilidad para disfrutar el frío, para superar el desamparo y para

aceptar el desafío. Dueños absolutos de del silencio y del saber enaltecido que con

elocuencia se hace valorar para enfrentar todos los obstáculos y ser reconocido”

La presente editorial es una muestra de la apuesta discusiva, pero además profundamente

política que libra de forma clara y auténtica el movimiento campesino sumpaceño a la hora

de disputar el espacio comunicativo con las grandes matrices mediáticas. Es además una

evidencia de la claridad política de campesina, de su forma de interpretación del mundo y

desde el lugar desde donde le interpretan.

Con claridad puede advertirse, por un lado, el componente histórico que destaca la

identidad del campesinado sumapaceño, la presencia de la memoria como herramienta a

través de la cual reafirman dicha identidad y la interpretación crítica para interpretación que

se le hace al modelo capitalista, al estado capitalista, además con referentes históricos que

marcaron las revoluciones sociales en Latinoamérica como Ernesto Che Guevara.

Lo anterior, es además, una evidencia, en relación al tipo de filiación política del

campesinado sumapaceño, que en su mayoría hace parte del Partido Comunista

Colombiana, con una clara visión marxista – leninista de la historia y del devenir social.

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Tomado de: Fuente propia

Page 138: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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En la presente edición los relatos de las y los campesinos son buena parte del

contenido de la revista. Los relatos circundan alrededor del proceso de la

construcción de vías en la región, la experiencia de campesinos en esta labor.

Además, se evidencia la importancia de la familia como primer formador y

transmisor de las costumbres, las tradiciones y en general, de la vida campesina y su

estrecha relación con la tierra.

Por ello, en otro de los apartados de la revista se visibiliza cómo han sido los

procesos de construcción de las huertas caseras y su relación con los sembríos, las

semillas y la agricultura orgánica, y estas cómo a su vez, están ligadas a los

remedios caseros y la tradición culinaria, incluye recetarios de las comidas más

típicas de la región.

Tomado de: Fuente propia

Page 139: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Una de las sesiones de este número

tiene que ver con la partería, práctica

ancestral históricamente ligada a la

mujer y su sabiduría sobre el cuerpo y

el nacimiento de los hijos e hijas de la

comunidad.

Tomado de: Fuente propia

Tomado de: Fuente propia

Page 140: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Esta publicación dedicada en estricto a visibilizar el modo se de vida campesino, tiene un

apartado en el que se exhiben las fiestas y celebraciones de tipo cultural que se desarrollan

en la región, las celebración, los festejos, el jolgorio como lo llaman. Además hay un

apartado dedicado a las coplas y la poesía creada por campesinas y campesinos de la

región.

A todos los sumapaceños yo les quiero aconsejar

Cuidemos nuestras costumbres

Para mañana recordar

Lo más bello del mundo el páramo de Sumapaz.

Levantándose temprano

Todos lo sumapaceños Reuniendo las vaquitas

Pa llevarlas al ordeño

Levantándose temprano

Todos los sumapaceños

Reuniendo las vaquitas Pa levarlas al ordeño.

Eily morales.

Vereda Peñas Blancas, Cabrera

Aunque en esta publicación referencia explícita a la Zona de Reserva Campesina, toda la

revista gira totalmente en torno a la relación intrínseca de la campesina y el campesino, con

la tierra y el territorio, su orgullosa identidad y su decidida convicción de conservación del

mismo.

Finalmente, los relatos de vida, se constituyen en una intencionalidad viva de dar VOZ a

los protagonistas sumapaceños, que han enfrentado toda suerte de difíciles situaciones

relacionadas con su lucha por la defensa del territorio y la violencia política.

Page 141: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Tomado de: Fuente propia

Page 142: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Esta es la caricatura con la que se cierra de edición de la

Revista Cultural Sumapaceña.

Tomado de: Fuente propia

Page 143: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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EL FOGÓN – Revista cultural Sumapaceña #3

Page 144: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Esta edición escrita de la Revista EL Fogón, se caracteriza por amplio contenido en

términos históricos de la lucha agraria sumapaceña y las organizaciones que hacen parte del

movimiento, como SINTRAPAZ. Se hace en sus páginas un recorrido en el tiempo de la

configuración de la lucha por la tierra, bajo la consigna de “la tierra pal que la trabaja” en

los diferentes momentos de la historia nacional y se destacan liderazgos como el de Erasmo

Valencia y Juan de la Cruz Varela.

En el marco de la lucha sumapaceña y el recorrido histórico de la misma que se hizo en esta

edición, hay dos elementos desde la comunicación interna del movimiento que resultan de

la mayor importancia. Por una parte, se hace referencia a “El Cacho” que era desde tiempos

inmemoriales un medio de comunicación propio, que de acuerdo al número de veces que se

tocaba, tenía un significado diferente, por ejemplo, un tono, significaba la cercanía de un

guardia. De otra parte, se hace alusión adicionalmente, a la uso de la comunicación por

parte del campesinado históricamente, al hacer referencia al periódico CLARIDAD,

dirigido por Valencia desde 1930.

Tomado de: Fuente propia

Page 145: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Un segundo momento está dedicado a hacer un análisis de tipo histórico en relación a la

existencia del sindicato SINTRAPAZ, su configuración y sus líneas de trabajo. Como en la

anterior edición, esta también contiene referencia a Relatos de Vida.

Tomado de: Fuente propia

Page 146: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Esta presente edición, cuenta con referencia clara con respecto a la Zona de Reserva

Campesina ZRC- en el marco de perspectiva de defensa del territorio y el tipo de amenazas

que esta propuesta, ya desarrollada de facto, ha presentado para la región y su comunidad.

El contenido final, hace una referencia a lo que representa para la región, su cultura y su

lucha, y sin duda, para el resto del país y Latinoamérica, la existencia de la Colonia Juvenil

Sumpaceña, esta, como un hálito de esperanza y en la que se relata los resultados del

Segundo Encuentro de esta, en la Vereda Taquecitos, corregimiento de Nazareth, en el año

2015

Tomado de: Fuente propia

Page 147: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Vale la pena manifestar que esta edición escrita, hizo una apuesta estética que pasa por la

fotografía de diversos espacios de la región y los rostros de campesinas y campesinos muy

protagonista de cada uno de los contenidos, así mismo, los rostros de niños y niñas, cómo

un hálito de esperanza. El diseño de la presente edición, es bien particular pues además

cuenta con una historiografía que campaña cada uno de los artículos.

Tomado de: Fuente propia

Page 148: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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REVISTA Cultural Sumapaceña #3

A diferencia del resto de las revistas anteriores, este número está en digital. Esta tal vez de

las tres ediciones identificadas, que mayor contenido tiene en relación a las Zonas de

Reserva Campesina – ZRC y como es una actividad recurrente, la memoria también es

protagonista.

Tomado de: Fuente propia

Page 149: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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En esta edición, en términos de lo estético, hay una apuesta muy interesante en relación a

mostrar los rostros de campesinos y campesinas, habitantes de la región. Imágenes que

hacen recordar la escasez, en los medios de comunicación de masas, de estos rostros

genuinos de los territorios de nuestro país.

Todas las generaciones están presentes en esta apuesta por la memoria desde las mirada de

cada protagonista en la región, sin duda, estas representan una posibilidad para visibilizar a

quienes son invisibilizados en los medios de comuncación masiva, en los relatos acerca de

nuestra historia, en el discurso de quienes dirigen los destinos del país, en la memoria

colectiva.

Tomado de: Fuente propia Tomado de: Fuente propia

Page 150: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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La editorial de la presente edición digital de la Revista Cultural Sumapaceña, hace una

llamado a la recuperación de la cultura cono posibilidad de transformación social en el país.

Es decir, la forma en que un país transitye de la guerra a lo que denominan una “cultura de

paz”, máxime cuando el país está intentando construir una paz estable y duradera gracias la

firma de los Acuerdos en la Habana.

La cultura de paz, “aquellas acciones y procesos encaminados a trasnformas valores

(inmersos en el sentido común) y acciones negativas que genereno permitan algún tipo de

violencia, desigualdad o injusticia al interior de nuestra sociedad” (Revista El Fogón N° 3).

Tomado de: Fuente propia

Page 151: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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El primer trabajo escrito de esta edición, tiene que ver con el eje central de la presente

investigación y es la Zona de Reserva Campesina, esta como un aporte a laconstrucción de

una culura de paz. La imagen que acompaña el artículo, contiene una de las últimas

apuestas gráficas de moviización frente a la lucha por la constitución y reconocimiento de

la ZRC y tiene que ver con el #SomosZRCSumapaz, que además es un apuesta que

trasciende lo escrito, para situarse en las redes sociales.

Adicionalmente, se cuenta parte de los resultados de la Audiencia Pública que se llevó a

caboen el 2018, con el fin de abrir los escenarios de discusión acerca de la necesidad de ña

constitución de la Zona de Reserva Campesina de la región del Sumapaz.

Tomado de: Fuente propia

Page 152: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Sumado a la discusión de la ZRC, se exponen los ejes centrales del Plan de Desarrollo de

Reserva Campesina que fue elaborado por las comunidades agrarias y en las que se

plantean los objetivos estratégicos, las estrategias generales y los componentes planteados

en dicha propuesta.

Tomado de: Fuente propia

Page 153: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Otro de los espacios de esta edición está dedicado a la Economía Solidaria, que pretende dar

un valor mayor a la condición humana y no en el fortalecimiento del capitalismo.

Tomado de: Fuente propia

Page 154: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Otra de las apuestas en esta edición tiene que ver con la visbilización de la JUVENTUD

SUMPACEÑA, que desde el 2013 desarrollan “espacios de incidencia y organización, para

los jóvenes, reivindicando nuestra culura e historia y luchando por la defensa del territorio,

siempre de la mano de las demás organizaciones sociales y comunitarias” (Revista El

Fogón N° 4).

Como se hace evidente, la imagen que acompaña el artículo muestra un grupo de

sumapceños entre niños, niñas y jóvenes con una cámara, lo que evidencia el trabajo

alrededor de la comunicación que se h convertido en parte del trabajo organizativo de la

juventud.

Parte de lo que se recoge del trabajo organizativo de la JUVENTUD SUMAPACEÑA,

como las Escuelas Juveniles Campesinas, la Escuala Juvenil Agrarista del Alto Sumapaz,

los Encuentros Intergeneracionales del Alto Sumapaz, los Encuentros de la Colonia Juvenil

Sumpaceña, el trabajo con los Consejos Estudiantiles del Juan de la Cruz Varela, bien vale

destacar, por el interés del presente trabajo, la Escuela de Comunicación Alternativa y

Popular.

Esta escuela de comunicación se consolidó con el fin de “compartir conocimientos y

herramientas de comunicación, expresiones artísticas y la adquisición de habilidades cómo:

realización de video, de radio, construcción de diferentes piezas periodísticas, expresión

oral, realización de stencil y murales” (Revista El Fogón N° 4)), que va en su tercera

edición.

Page 155: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Tomado de: Fuente propia

Page 156: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Sumapazlogía, es otro de los contenidos que se trabajan en la región y tiene que ver con una

apuesta de soberanía educativa, como otra acción hacia la construcción de “Cultura de

Paz”. Este apartado, corresponde a la publicación de un artículo de Alfredo Díaz, profesor

que le apuesta a una educación emancipadora para el territorio con Sumapazlogía.

“Definidas las dimensiones de estudio e investigación como primero historiografía de

Sumapaz. Segundo, elementos de identidad cultural de la población sumpaceña, tercera

dimensión del componente geográfico y biofísico del territorio invisible Sumapaz, cuarta

causas, hechos y resoluciones del conflicto por la tierra y el territorio que han marcado la

historia y proyecta el futuro de la población campesina en Sumapaz” (Revista El Fogón N°

4).

Tomado de: Fuente propia

Page 157: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Cómo es costumbre la memoria hace presencia en la presente edición de la revista, esta vez

se trata de visibilizar a la comunidad de la vereda Concepción, que por años ha sido

escenario de los procesos sociales de la región. En este apartado se relata el encuentro

llevado a cabo el evento que conmemoró los 114 años del natalicio de Juan de la Cruz

Varela, líder agrario de la región.

Al artículo concluye con la siguiente frase, que en buena medida recoge la intencionalidad

de esta tesis en el sentido de visibilizar a la región del Sumapaz, sus gentes, su cultura, sus

estrategias de lucha agraria. “Algo también quedó claro [en el evento conmemorativo] y es

Tomado de: Fuente propia

Page 158: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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que si hablamos de una Cultura de Paz, es necesaria la presencia de nuestra historia, el dar

la palabra a quienes la han vivido y recuperar la memoria” (Revista El Fogón N° 4).

El útimo de los contenidos de la revista digital, tiene que ver con la visibilización de la

región del Sumapaz como un “Corredor estratégico de PAZ”. Pues por este han pasado

múltiples conflictos, pero es el espacio de o convergencia de cuatro (4) departamentos y

que además, ha sido, la posibilidad para muchos campesinas y campesinas de continuar sus

labores agrarias pues producto de la guerra salieron de su tierras rumbo a Sumapaz.

Tomado de: Fuente propia

Page 159: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Tomado de: Fuente propia

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LOS MURALES

Otra de las expresiones que el movimiento campesino sumapaceño ha implementado para

la visibilización de sus procesos sociales histórico, su lucha vigente y su cultura, tiene que

ver con la intervención de paredes, los murales o el grafiti.

En este caso, la intervenciones usualmente, ha contado con la participación de invitados

externos o con instituciones del gobierno distrital como la Secretaría Distrital de Cultura y

Turismo.

Esta apuesta además busca transitar por los espacios de la memoria de las expresiones que

dan vida a sus sentires, a sus formas de vida, el arte ha representado a lo largo de los

últimos años, una forma más para comunicar aquello que ratifica su identidad, su apuesta

por la paz y la constitución y reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina.

Fuente: FanPage SINTRAPAZ. Mural ubicado en la Vereda San Juan.

Page 161: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

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Este mural corresponde a un trabajo desarrollado por la JUVENTUD SUMPACEÑA, en el

año 2016, y visibiliza la aprehensión que tiene el campesinado sumpaceño por la

preservación del medio ambiente, su fauna y su flora.

Fuente: FanPage JUVENTUD SUMAPACEÑA

Page 162: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

162

Otros de los murales que elaboró la JUVENTUD SUMAPACEÑA, hace alusión a las

luchas libradas por hombres y mujeres a lo largo de la historia de la región.

Fuente: FanPage JUVEFuente:

Fuente: FanPage JUVENTUD SUMAPACEÑA

Page 163: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

163

REDES SOCIALES

Otro de los espacios que se ha disputado el campesinado sumapaceño, tiene que con la

incursión en las redes sociales como Facebook, medios a través de los cuales circula

información de forma constante, máxime cuando estamos en la época de la inmediatez, la

rapidez y el posicionamiento de la imagen por encima del contenido, resultado del proceso

“cultural” que el neoliberalismo ha configurado en la vida cotidiana de las personas a lo

largo de la orbe.

Las dos organizaciones campesinas de mayor trabajo en el marco de la constitución y

reconocimiento de la región como Zona de Reserva Campesina, SINTRAPAZ y la

JUVENTUD SUMAPACEÑA, ya están dentro del mundo de las redes sociales haciendo

apuestas de tipo participativo, de denuncia y de visibilización de los eventos que

desarrollan e lo largo y ancho de la región. Además, también es la posibilidad de visibilizar

las alianzas y apoyos de tipo nacional e internacional que ha recibido el campesinado

sumapaceño.

Fuente propia.

Page 164: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

164

Por ejemplo, una de las campañas más fuerte en redes sociales, en relación a la constitución

y reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina en la región, se desarrolló a escala

nacional e internacional con el mensaje ZRC de Sumapaz YA. Se divulgaron mensajes

desde el Valle de Río Cimitarra, desde Londres y Asturias.

Fuente propia.

Page 165: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

165

Fuente propia.

Page 166: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

166

La importancia de situar parte de sus escenarios de disputa por la identificación y

construcción de otras significaciones con respecto a la identidad nacional, los protagonistas

de la historia pasada y reciente del país, las luchas agrarias en Colombia y la elaboración de

otras memorias diferentes a la oficial, requería de abrir los escenarios de lucha.

En este sentido, el uso que de parte de SINTRAPAZ se le ha dado a las redes, tiene que

entre otras, con la difusión de los eventos que se desarrollan en la región que transitan entre

espacios de tipo cultural e intercambio, o de tipo político o formativo.

Por ejemplo, en la imagen que a continuación se presenta tiene que ver con la invitación

que a través del FanPage1 de SINTRAPAZ, se hacía a la ciudadanía del país para que

participara de la audiencia pública relacionada con la constitución y reconocimiento de la

región como Zona de Reserva Campesina.

Esta audiencia pública fue acompañada por representantes del Partido Comunista Colombia

desde su dirigencia como Jaime Caycedo Turriago, la senadora por la Unión Patriótica,

Aída Avella, y representantes de organizaciones sociales y campesinas que apoyan la

constitución de la ZRC en Sumapaz.

1 Página en Facebook

Page 167: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

167

Tomado de: FanPage SINTRAPAZ

Page 168: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

168

Otra de las utilidades que se hacen evidentes en el manejo de las redes sociales por parte de

DINTRAPAZ; tiene que ver con sumir este espacio virtual como una plataforma de

denuncia, a través de la cuál de tocan temas de referente nacional o denuncias en relaciones

prácticas de parte del Estado colombiano, como por ejemplo esta que se muestra

continuación, que relata de forma precisa el tipo de hostigamientos que está siendo víctima

la población sumapaceña por parte de miembros del Ejército colombiano.

Tomado de: FanPage SINTRAPAZ

Page 169: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

169

Así mismo, el FanPAge del Sindicato de Trabajadores Agrarios de Sumapaz, también se ha

configurado como un espacio para compartir noticias en relación a disposiciones que les

representa afectación. Como por ejemplo, esta noticia publicada el día 18 de enero de 2019.

Tomado de: FanPage SINTRAPAZ

Por su parte, el FanPAge de la JUVENTUD SUMAPACEÑA, se corresponde de forma

muy similiar al manejo del anterior FanPage mostrado, aquí hay un uso más cotidiano de lo

que se conoce como memes, que finalmente también posicionan posturas de tipo político en

relación a la realidad nacional.

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170

Tomado de: FanPage

JUVENTUD

SUMAPACEÑA

Page 171: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

171

Una de las actividades registrada por la Comisión de Comunicaciones de la Juventud

Sumapaceña, tuvo que ver con la movilización pacífica que se desarrolló en la región como

vías de hecho frente a lo que denominan “decidia y abandono estatal”.

Una de las demandas más urgentes tiene que ver con dar solución al mantenimiento de las

vías; el tema de la salud de los sumpaceños, pues ya no hay ni siquiera ambulancias al

servicio de la comunidad; finalmente, exigen la presencia de la alcaldía del Sumapaz, que

no se encuentra en la región si no en la Bogotá urbana, por lo que no es posible una

interacción directa para la solución de las problemáticas del campesinado.

Tomado de: FanPage JUVENTUD SUMAPACEÑA

Page 172: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

172

Tomado de: FanPage JUVENTUD SUMAPACEÑA

Page 173: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

173

9. CONCLUSIONES

El movimiento campesino es un actor protagonista en la sociedad contemporánea

que se robustece en sus reivindicaciones a medida que el modelo hegemónico

endurece sus acciones contra la vida digna, la diversidad, la pluralidad y la

democracia, es decir, contra su propia existencia y la de su territorio. Es decir, que

la existencia de los movimientos sociales, campesinos, populares se configuran en

relación a la existencia del modelo que les oprime, les desconoce, les violenta, les

elimina.

La reconfiguración de la lucha agraria por la defensa del territorio y no

exclusivamente por la tenencia o titulación de las tierras, transitó mediado por

procesos de colonización y pugnas entre latifundista y pequeños y medianos

campesinos, terratenientes, multinacionales y el Estado colombiano y los agrarios,

sin duda ha fortalecido y ampliado los escenarios de acción del movimiento, lo que

visibiliza la condición política del campesinado, su papel protagónico en la defensa

de los recursos y la conservación de los mismos, a la vez que se evidencia el escaso

interés de parte de la institucionalidad de resolver por vía de una Reforma Agraria

Integral la raíz del conflicto armado interno: la tierra y el territorio.

La constitución y reconocimiento de la región del Sumapaz la delimitada en el plan

de desarrollo de Zona de Reserva amplía la gestión territorial del campesinado

sumpaceño garantizando con ello la continuidad de la conservación del páramo y

los recursos naturales de la región, que han pervivido a lo largo de los últimos siglos

Page 174: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

174

gracias su gestión sobre el territorio, a su arraigo territorial, a su formación política

y militancia en el PCC, la construcción de memoria y del estudio juicioso de su

pasado, su presente y sus acciones futuras.

La defensa por las tierra y el territorio liderado por el campesinado sumapaceño, su

afiliación política al Partido Comunista Colombiano, desde mediados del siglo XX

y su decidida resolución por el derecho a la soberanía y la autodeterminación, le han

costado un sin número de criminalizaciones, ataques, violencias paramilitar y

estatal, que incluso han costado la vida de varios de sus miembros, lo que demuestra

que la política contrainsurgente que empleó Colombia con mayor determinación

después de la Guerra Fría, no ha dejado de materializarse en asesinatos, torturas,

amenazas, militarización de territorios, calumnias, sobre todo por parte de los

medios masivos de comunicación e invisibilización social a partir de imaginarios

construidos para deslegitimar sus acciones, demandas, reivindicaciones y su forma

de vida campesina.

Uno de los escenarios de disputa política que ha emprendido la región del Sumapaz,

tiene que ver con establecer espacios de comunicación que data de tiempos

inmemoriales y que se ha venido cualificando según las necesidades históricas que

se vivan. Cada uno de los procesos comunicativos desarrollados en la región del

Sumapaz, surgen de su agenciamiento en estrecha relación con la realidad política,

social y económica del país y también con su capacidad de relacionamiento y

gestión con la institucionalidad.

Page 175: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

175

La comunicación popular, aunque requiere ser analizada con mayor detalle desde el

interior de la organización campesina, como ya se propuso en el marco de la escuela

de comunicaciones a desarrollar, es fin y medio, es agencia e intención, es acción

política y subversora del orden establecido, es pugna frente a la construcción de

sentidos de lo histórico, de lo simbólico, de lo estético, es una zona en permanente

conflicto y tensión, por la visibilización de la forma de vida campesina, del sentido

de sus luchas agrarias, de su arraigo por el territorio, se su decidida convicción por

la vida digna, la soberanía y la autodeterminación.

El trabajo sobre la memoria no responde únicamente al aspecto de lo comunicativo,

sino que está presente en cada uno de los escenarios en los que el movimiento

campesino sumapaceño desarrolla su vida cotidiana. Es claramente perceptible en

los discursos de sus protagonistas, en el análisis de sus productos, de sus apuestas

de sociedad, es la historia reconstruida, el fortalecimiento de los procesos

identitarios, las luchas por otro modelo de desarrollo y otros sentidos.

Todos los procesos sociales y acciones políticas que surgen del movimiento

campesino sumapaceño tiene un eje transversal que se evidencia en los discursos, en

los productos, en los murales, en la Revista Cultural el Fogón, en las redes sociales,

y tiene que ver con la memoria, de una elección concienzuda por la apropiación,

reconfiguración y compresión de su pasado, para la redefinición de acciones

presentes y futuras, para la reafirmación de su identidad cultural y política.

Page 176: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

176

La apuesta comunicativa popular del movimiento campesino sumapaceño es una

apuesta desde el discurso en el que la autenticidad de los lenguajes ancestrales, las

tradiciones, la agricultura orgánica, la cocina de la región, los relatos de vida de los

y las protagonistas del movimiento son protagonistas del acto comunicativo, lo que

en parte, evidencia la disputa contrahegemónica a los discursos oficiales, a la

cultura de masas, a la interpretación homogenizada, occidental y oficial que los

desconoce o que los maltrata, a la memoria que los quiere condenar al olvido.

El desarrollo de esta investigación exploratoria, transcurrió en medio de lo que se

dio en llamar “pos-acuerdo” una etapa ulterior que pondría a prueba la capacidad

estatal por cumplir los acuerdos de la Habana, firmados en noviembre de 2016 en

Bogotá, y además, la voluntad de la ex - insurgencia de las FARC de dar valor a su

palabra y cumplir la parte de los acuerdos que les atañen netamente. Contraria a la

versión de quienes desde hace años se oponen al fin del conflicto interno de forma

dialogada, ha sido el Estado colombiano quien no ha cumplido los acuerdos, ni el

que salió de Juan Manuel Santos ni el entrante del presidente Iván Duque. El

presente gobierno, de forma evidente y clara, ha buscado deslegitimar los acuerdos

para no verse obligado a incumplirlos, los asesinatos a líderes sociales de ha

incrementado de forma acelerada, han atacado a la JEP, en fin, comunidades como

la sumapaceña conocen con absoluta claridad lo que ello implica, es necesario

rodear al movimiento agrario del Sumapaz y del resto del país ante el inminente

aumento de las violencias a la oposición en el país.

Page 177: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

177

10. APORTES AL CAMPO COMUNICACIÓN-EDUCACIÓN EN LA LÍNEA

DE CULTURA POLÍTICA

La presente investigación de tipo exploratorio - descriptivo, se constituye como

aporte al campo Comunicación-Educación en la medida en que pone de forma

manifiesta la necesidad de politización del mismo, de la urgencia ética, investigativa

y transformadora, de acompañar los procesos sociales que se gestan al interior de las

comunidades campesinas y en general de cada uno de los movimientos sociales en

el país y el resto de la América Latina.

Así mimo, es una terquedad mundana continuar favoreciendo casi que

exclusivamente, una mirada netamente académica a las realidades sociales del país,

el continente y el mundo, pues esa, positiva posición, no ofrece ningún aporte

concreto a la transformación de las realidades de injusticia social, de desigualdad

social, de ecocidio y de deshumanización.

No se trata de continuar con la categorización académica, estática por demás, de

toda realidad a la que nos acercamos con una mirada científica, se trata de un

involucramiento consciente con toda acción política que busque la transformación

social con justicia social. Se trata de poner en cuestión de la relación dialéctica entre

teoría y praxis.

El campo Comunicación-Educación es un escenario de confluencias, de tensiones y

apuestas por otros sentidos, si bien ha puesto en cuestionamiento la relación entre lo

Page 178: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

178

educativo, lo pedagógico, lo informativo, lo comunicativo y lo comunitario, es

necesario ampliar la mirada crítica sacando del aula la construcción de sujetos

políticos para ampliar el margen de acción política de las comunidades, la

visibilización de los procesos sociales desde los movimientos que se disputan los

horizontes de lo local, lo popular y lo comunicativo.

Esta disputa, que como resultado de la crisis de los medios de comunicación de

masas, su pérdida de legitimidad, veracidad y cuestionada rigurosidad investigativa,

son la configuración de espacios para la consolidación de la comunicación popular,

que como resultado de las exigencias de un cambio de modelo que supere al actual

modelo neoliberal capitalista, responda a las necesidades, los derechos y las

demandas y reivindicaciones de las comunidades.

Es por ello que resulta insoslayable que el campo Comunicación-Educación se

decida a apoyar los procesos comunicativos populares desde su creación como idea,

su diseño, hasta su difusión, con ello aportar a la ruptura de la mirada

instrumentalizadora de la información y la comunicación al servicio de interés

económicos trasnacionales, que desconocen en amplia medida, la pluralidad, la

diversidad y la identidad de las comunidades latinoamericanas.

En este mismo sentido, el campo requiere a través de las academias, la vinculación

con los procesos sociales del movimiento campesino, los procesos de educación

primaria y secundaria, los colectivos emergentes de jóvenes, mujeres, comunidad

Page 179: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

179

LGBTI, de trabajadores, estudiantes, ecologistas, animalistas, en fin, que a través

del intercambio de saberes, experiencias y apuestas políticas, se gesten acciones de

tipo colectivo, pues de lo que se trata es de agenciar la trasformación social a través

de eso nuevos horizontes de sentido que se trazan las comunidades.

Esta investigación también es una excusa para abrir los intereses investigativos

desde el campo, por conocer los procesos comunicativos que se gestan al interior

del movimiento campesino sumpaceño, por tanto populares, para ampliar el

espectro interpretativo y crítico y con ello, aportar al fortalecimiento de los procesos

políticos desde lo comunicativo y lo educativo hacia dentro y hacia fuera de la

comunidad y con ello, además, ampliar las posibilidades de consciencia social, ética

y política de la sociedad colombiana.

Para concluir, para la región del Sumapaz, el movimiento campesino, como para el

campo académico, este trabajo es un primer intento por decantar desde el interior de

una comunidad latinoamericana, los procesos comunicativos que se derivan de sus

luchas por la visibilización, por la identidad, por el derecho a ser y existir por fuera

del modelo hegemónico, que bajo la fase neoliberal, busca imponer unas formas de

vida y de interpretación del mundo que no se corresponde con las realidades de las

comunidades en Latinoamérica.

Page 180: Lucha campesina, comunicación popular y memoria

180

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12. ANEXOS

Estos deben ir numerados y corresponder al llamado que se hace en el cuerpo del

trabajo.