L´OSSERVATORE ROMANO. 14 Octubre 2012

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    Nmero suelto 1,00. Nmero atrasado

    LO S S E RVATOR E ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLA

    Non praevalebunt

    Ao XLIV, nmero 42 (2.285) Ciudad del Vaticano 14 de octubre d

    Recuerdo en exclusiva del Pa

    Fue un da esplndi

    Benedicto XVI abre el Ao de la fe en el 50 aniversario del inicio del Vaticano II

    Una peregrinacin en los desiertos del mund

    PGINAS 19 Y 20

    F ue un da esplndido aquel octubre de 1962, en el que, cingreso solemne de ms dmil padres conciliares en la basliSan Pedro en Roma, se inaugur ecilio Vaticano II. En 1931 Po XIdedicado este da a la fiesta de lana Maternidad de Mara, para comorar que 1500 aos antes, en 4concilio de feso haba reconocid

    lemnemente a Mara ese ttulo, cfin de expresar as la unin indisode Dios y del hombre en Cristo. Epa Juan XXIII haba fijado para eel inicio del concilio con la intenciencomendar la gran asamblea eque haba convocado a la bondadternal de Mara, y de anclar firmeel trabajo del concilio en el misteJesucristo. Fue emocionante ver enlos obispos procedentes de tomundo, de todos los pueblos yera una imagen de la Iglesia de Jesto que abraza todo el mundo, en llos pueblos de la tierra se saben uen su paz.

    La Iglesia existe para evangelizarEl domingo 7 de octubre el Papa abri la XIIIasamblea general ordinaria del Snodo de los obis-pos y proclam doctores de la Iglesia a san Juande vila y santa Hildegarda de Bingen.

    PGINAS 3 Y 4

    SIGUE ENLA P

    Ms allde la conmemoracin

    GI O VA N N I MARIA VIAN

    Desde que Benedicto XVI anunci el Ao de la fe secomprendi que el quincuagsimo aniversario del ini-cio del Vaticano II no sera una simple celebracin.Los signos de la liturgia y sobre todo las palabras delPapa lo han confirmado: el recuerdo de aquel dainolvidable no es nostalgia, sino memoria viva y ne-cesaria para el camino de los cristianos en el mundode hoy. Un recorrido difcil cundo ha sido fcil?que el obispo de Roma, como hizo en la homila dela misa inaugural del pontificado, ha comparado conun itinerario en el desierto.

    En estas dcadas ha avanzado una desertificacinespiritual, ha recordado el Papa: Si ya en tiemposdel concilio se poda saber, por algunas trgicas pgi-nas de la historia, lo que poda significar una vida,un mundo sin Dios, ahora lamentablemente lo vemoscada da a nuestro alrededor. Una observacin quepodra sonar pesimista, igual que de pesimista se ta-ch al cardenal Joseph Ratzinger durante dcadas,como si fuera uno de los profetas de desventuras delos que precisamente hace cincuenta aos, abriendoel Vaticano II, disinti resueltamente y con plenarazn Juan XXIII.

    Pero nada ms lejos de la realidad. Porque la mira-da de Benedicto XVI se caracteriza por el mismo rea-lismo confiado de sus predecesores los Papas que

    haban querido, guiado, concluido y acogido el con-cilio, porque precisamente a partir de la experien-cia de este desierto, de este vaco, es como podemosdescubrir nuevamente la alegra de creer, su impor-tancia vital para nosotros, hombres y mujeres. Y elPapa Ratzinger no es el sepulturero del Vaticano II,igual que tampoco lo normalizaron ni despotenciaronni Juan Pablo II ni Pablo VI.

    Justamente desde un punto de vista histrico quese querra descalificar como apologtico no es difcilencontrar una coherencia sustancial y profunda entrelos Papas del concilio, cada uno, por supuesto, carac-terizado por su propia individualidad. El Vaticano IIfue y es una gracia extraordinaria. As como son unpunto firme sus documentos, a resguardo de los ex-tremos de nostalgias anacrnicas o de huidas hacia

    adelante, ha recordado Benedicto XVI. Est aqu,precisamente en la letra, el espritu del Concilio.Segn la dinmica de la tradicin, en obediencia alEspritu que gua el camino de la Iglesia.

    Con ocasin del 50 aniversario de laapertura del Concilio, la editorial ale

    Herder publicar en noviembre en losGesammelte Schriften, los escritosconciliares de Joseph Ratzinger con ettulo Zur Lehre des ZweitenVatikanischen Konzils en dos volmde los que se ha encargado el arzobispGerhard Ludwig Mller, prefecto de Congregacin para la doctrina de la fOfrecemos la anticipacin sobre estalneas del prefacio a la obra, un texindito de Benedicto XVI que ademsen exclusiva el nmero especial queLOsservatore Romano ha realizad

    publicado en espaol, ingls e italianode octubre, da del cincuentenario.

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    LOSSERVATORE ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLANon praevalebunt

    00120 Ciudad del Vaticanoe d .es p a n o l a @ o s s rom .v a

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    GI O VA N N I MARIA VIANdirector

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    Marta Lagovice encargado

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    pgina 2 LOSSERVATORE ROMANO domingo 14 de octubre de 2012, nm

    El prefacio del Papa y su dilogo con los textos

    Como una antesala

    En Navidadla triloga completa

    En tiempo y lugardeterminados

    Jess naci en una poca deter-minable con precisin. Al co-mienzo de la actividad pblicade Jess, Lucas ofrece de nuevouna datacin detallada y cuida-dosa de aquel momento histri-co: es el dcimo quinto ao delimperio de Tiberio Csar; semenciona adems al goberna-dor romano de ese ao y a lostetrarcas de Galilea, Iturea yTracontide, as como de Abile-ne, y despus a los jefes de lossacerdotes (cf. Lucas 3, 1ss).

    Jess no naci y apareci enpblico en el impreciso unavez del mito. l pertenece aun tiempo exactamente databley a un ambiente geogrficoexactamente indicado: lo uni-versal y lo concreto se tocan re-cprocamente. En l, el Logos,la Razn creadora de todas lascosas, ha entrado en el mundo.El Logos eterno se hizo hom-bre, y de esto forma parte elcontexto de lugar y tiempo. Lafe est unida a esta realidadconcreta, si bien, en virtud dela Resurreccin, el espacio tem-poral y geogrfico es superadoy el ir por delante a Galilea(Mateo 28, 7) por parte del Se-

    or introduce en la vastedadabierta de la humanidad entera(cf. Mateo 28, 16ss).

    (de la pgina 36del manuscrito)

    Aquel nio envuelto en paales

    Anticipacin del tercer libro de Benedicto XVI sobre Jess

    La Feria internacional del libro enFrankfurt, del 10 al 14 de octubre, esel escaparate donde el editor Rizzoli

    presenta por primera vez el nuevolibro de Joseph Ratzinger Benedicto XVI dedicado a los relatosevanglicos de la infancia de Jess.En Italia el libro La infancia de Jessse publicar antes de Navidad encoedicin con la Libreria EditriceVaticana, pero en la apertura de laBuchmesse ya estn enperspectivas de definicin acuerdoscon editores de treinta y dos pasespara las traducciones, a partir deloriginal en alemn, en veinteidiomas, entre ellos espaol, francs,ingls, polaco y portugus.Como explica el propio BenedictoXVI en el prefacio del libro (queanticipamos ntegramente), tambinesta tercera parte de la triloga

    dedicada a Jess de Nazaret partedel relato evanglico para llegar alhombre contemporneo. Comoescribi igualmente en laintroduccin al segundo volumen(Desde la entrada en Jerusaln hastala resurreccin), el Papa ha procuradodesarrollar una mirada sobre elJess de los Evangelios y unaescucha de l que pudieraconvertirse en un encuentro, y, contodo, en la escucha en comunin conlos discpulos de Jess de todos lostiempos, llegar tambin a la certezade la figura verdaderamente histricade Jess. Y especificaba suintencin: Espero que se meconceda aproximarme a la figura denuestro Seor de un modo quepueda ser til a todos los lectoresque quieren encontrar a Jess y

    c re e rle.Es por esto que Benedicto XVI seprometa, para completar estaintencin, afrontar tambin elcaptulo dedicado a la infancia deJess. Hoy mantiene su promesa.

    P or fin puedo entregar en ma-nos del lector el pequeo li-bro por largo tiempo prome-tido sobre los relatos de la infanciade Jess. No se trata de un tercer volumen, sino de una especie depequea antesala de los dos vo-lmenes precedentes sobre la figuray el mensaje de Jess de Nazaret.Aqu he buscado interpretar ahora,en dilogo con los exgetas del pa-sado y del presente, lo que Mateo y

    Lucas narran al inicio de sus Evan-

    gelios sobre la infancia de Jess.Una interpretacin justa, segn

    mi conviccin, requiere dos pasos.Por un lado hay que preguntarsequ queran decir con su texto losrespectivos autores, en su momentohistrico es el componente hist-rico de la exgesis.

    Pero no basta con dejar el textoen el pasado, archivndolo as entrelas cosas acontecidas hace tiempo.

    La segunda pregunta del exgeta

    justo debe ser: Es verdad lse ha dicho? Me afecta? Y afecta, cmo lo hace? Ante uto como el bblico, cuyo ltms profundo autor, segn nfe, es Dios mismo, el interrosobre la relacin del pasado cpresente forma indefectible

    parte de nuestra interpretCon ello la seriedad de la ingacin histrica no disminuyeque aumenta.

    Me he apresurado a entreste sentido, en dilogo cotextos. Con ello soy bien conte de que este coloquio en el lazado entre pasado, presenteturo jams podr acabarse toda interpretacin se quedarespecto a la grandeza del texblico. Espero que el pequeoa pesar de sus limitaciones,ayudar a muchas personas camino hacia y con Jess.

    Castelgandolfo, en la solemde la Asuncin de Mara al

    15 de agosto d

    BENEDICTO XVI

    Mara envolvi al nio en paales.Sin sentimentalismo alguno, pode-mos imaginar con qu amor habrido Mara al encuentro de su hora,habr preparado el nacimiento desu Hijo. La tradicin de los iconos,con base en la teologa de los Pa-dres, interpret pesebre y paalestambin teolgicamente. El niobien envuelto en paales se ve co-mo un reenvo anticipado de la ho-ra de su muerte: l es desde elprincipio el Inmolado, como vere-mos an con ms detalle reflexio-nando sobre la palabra acerca delprimognito. As el pesebre se re-

    presentaba como una especie de al-t a r.Agustn interpret el significado

    del pesebre con un pensamientoque, en un primer momento, se pre-senta casi inconveniente; pero, exa-

    minado con mayor atencin, cne en cambio una profunda vEl pesebre es el lugar dondanimales encuentran su alimPero ahora est acostado en elbre Aqul que se indic l mcomo el verdadero pan bajadcielo como el verdadero alidel que el hombre tiene necepara su ser persona humana.alimento que da al hombre laverdadera, la eterna. De este mel pesebre se convierte en unasin a la mesa de Dios a la qhombre est invitado, para recpan de Dios. En la pobreza d

    cimiento de Jess se delinea larealidad, en la que se realiza dma misteriosa la redencin dh o mbre s .

    (de la pgina 38 del manu

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    nmero 42, domingo 14 de octubre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    El Papa abre la XIIIAsamblea general ordinaria del Snodo de los obisposy proclama doctores de la Iglesia a san Juan de vila y santa Hildegarda de Bingen

    La Iglesia existe para evangelizar

    SIGUEEN LAP

    hoy se abre est dedicada a esta va evangelizacin, para favoreceestas personas un nuevo encucon el Seor, el nico que llensignificado profundo y de paz ntra existencia; para favorecer edescubrimiento de la fe, fuentgracia que trae alegra y esperanla vida personal, familiar y soObviamente, esa orientacin parlar no debe disminuir el impulsosionero, en sentido propio, ni la

    vidad ordinaria de evangelizacinuestras comunidades cristianasefecto, los tres aspectos de la realidad de evangelizacin se pletan y fecundan mutuamente.

    El tema del matrimonio, quepropone el Evangelio y la prilectura, merece en este sentidoatencin especial. El mensaje dPalabra de Dios se puede resumla expresin contenida en el del Gnesis y que el mismo Jestoma: Por eso abandonar el va su padre y a su madre, se unsu mujer y sern una sola ca(Gn 1, 24, Mc10, 7-8). Qu noce hoy esta palabra? Pienso queinvita a ser ms conscientes derealidad ya conocida pero tal vedel todo valorizada: que el matrnio constituye en s mismo un e

    gelio, una Buena Nueva parmundo actual, en particular pamundo descristianizado. La udel hombre y la mujer, su ser sola carne en la caridad, en el fecundo e indisoluble, es un s

    Venerables hermanos, queridos her-manos y hermanas:

    Con esta solemne concelebracininauguramos la XIII Asamblea gene-ral Ordinaria del Snodo de losobispos, que tiene como tema: Lanueva evangelizacin para la transmi-

    sin de la fe cristiana. Esta temticaresponde a una orientacin progra-mtica para la vida de la Iglesia, lade todos sus miembros, las familias,las comunidades, la de sus institu-

    ciones. Dicha perspectiva se refuerzapor la coincidencia con el comienzodel Ao de la fe, que tendr lugar elprximo jueves 11 de octubre, en el50 aniversario de la apertura delconcilio ecumnico Vaticano II. Doymi cordial bienvenida, llena de reco-nocimiento, a los que habis venidoa formar parte de esta Asamblea si-nodal, en particular al secretario ge-neral del Snodo de los obispos y asus colaboradores. Hago extensivomi saludo a los delegados fraternosde otras Iglesias y Comunidadeseclesiales, y a todos los presentes, in-vitndolos a acompaar con la ora-cin cotidiana los trabajos que desa-rrollaremos en las prximas tres se-manas.

    Las lecturas bblicas de la liturgiade la Palabra de este domingo nos

    ofrecen dos puntos principales de re-flexin: el primero sobre el matrimo-nio, que retomar ms adelante; elsegundo sobre Jesucristo, que abor-do a continuacin. No tenemos eltiempo para comentar el pasaje de lacarta a los Hebreos, pero debemos, alcomienzo de esta Asamblea sinodal,acoger la invitacin a fijar los ojosen el Seor Jess, coronado de glo-ria y honor por su pasin y muerte(Hb 2, 9). La Palabra de Dios nospone ante el crucificado glorioso, demodo que toda nuestra vida, y enconcreto la tarea de esta asamblea si-nodal, se lleve a cabo en su presen-

    cia y a la luz de su misterio. Laevangelizacin, en todo tiempo y lu-gar, tiene siempre como punto cen-tral y ltimo a Jess, el Cristo, elHijo de Dios (cf. Mc1, 1); y el Cru-cifijo es por excelencia el signo dis-tintivo de quien anuncia el Evange-lio: signo de amor y de paz, llamadaa la conversin y a la reconciliacin.Que nosotros venerados hermanosseamos los primeros en tener la mi-rada del corazn puesta en l, dejn-donos purificar por su gracia.

    Quisiera ahora reflexionar breve-mente sobre la nueva evangeliza-cin, relacionndola con la evange-lizacin ordinaria y con la misin ad

    gentes. La Iglesia existe para evange-lizar. Fieles al mandato del Seor Je-

    la Buena Nueva, un dinamismo es-piritual y pastoral que ha encontra-do su expresin ms universal y suimpulso ms autorizado en el conci-lio ecumnico Vaticano II. Este reno-vado dinamismo de evangelizacinproduce un influjo beneficioso sobrelas dos ramas especficas que sedesarrollan a partir de ella, es decir,por una parte, la missio ad gentes, es-to es el anuncio del Evangelio aaquellos que an no conocen a Jesu-cristo y su mensaje de salvacin; y,

    por otra parte, la nueva evangeliza-cin, orientada principalmente a laspersonas que, aun estando bautiza-das, se han alejado de la Iglesia, yviven sin tener en cuenta la praxiscristiana. La Asamblea sinodal que

    La Iglesia existe para evangelizar. Lo quiso recalcar elPapa en su homila, durante la misa que presidi en la

    plaza de San Pedro el domingo 7 de octubre por la maanapara la apertura del Snodo de los obispos dedicado a Lanueva evangelizacin para la transmisin de la fecristiana. En la plaza se contaron representantes decomunidades cristianas de los cinco continentes. Mediomillar los concelebrantes, entre patriarcas, cardenales, obispos

    y sacerdotes.En los instantes previos a la celebracin eucarstica,Benedicto XVIproclam doctores de la Iglesia a san Juande vila y santa Hildegarda de Bingen. Un momentointroducido por la peroratio en la que el cardenal Angelo

    Amato prefecto de la Congregacin para las causas de lossantos, acompaado de los dos postuladores, MaraEncarnacin Gonzlez y la abadesa Clementia Killewaldsubray que ambos santos se distinguieron no slo por lacoherente relacin entre su pensamiento y su vida, sino

    tambin por la bsqueda de una armoniosa convergenciaentre la cultura de su poca y el misterio de Cristo,revelador de Dios y salvador del hombre. Tras ello,

    Benedicto XVIpronuncio la frmula con la que inscribi enel catlogo de doctores a ambos santos: Nosotros e x p re s en latn, acogiendo el deseo de muchos hermanos en elepiscopado y de muchos fieles del mundo entero, tras habertenido el parecer de la Congregacin para las causas de los

    santos, tras haber reflexionado largamente y habiendollegado a un pleno y seguro convencimiento, con la plenitudde la autoridad apostlica declaramos a san Juan de vila,

    sacerdote diocesano, y santa Hildegarda de Bingen, monjaprofesa de la Orden de San Benito, Doctores de la Iglesiauniversal, en el nombre del Padre, del Hijo y del EsprituSanto. La frmula cierra las dos cartas apostlicasrelativas a los nuevos doctores, que publicamos ntegramenteen las siguientes pginas.Ofrecemos la homila que pronunci el Pontfice en la misa.

    sucristo, sus discpulos fueronpor el mundo entero paraanunciar la Buena Nueva,fundando por todas parteslas comunidades cristianas.Con el tiempo, estas han lle-gado a ser Iglesias bien orga-nizadas con numerosos fieles.En determinados periodoshistricos, la divina Providen-cia ha suscitado un renovadodinamismo de la actividadevangelizadora de la Iglesia.Basta pensar en la evangeli-zacin de los pueblos anglo-

    sajones y eslavos, o en latransmisin del Evangelio enel continente americano, yms tarde los distintos perio-dos misioneros en los pueblosde frica, Asia y Oceana.Sobre este trasfondo dinmi-co, me agrada mirar tambina las dos figuras luminosasque acabo de proclamar doc-tores de la Iglesia: san Juande vila y santa Hildegardade Bingen. Tambin en nues-tro tiempo el Espritu Santoha suscitado en la Iglesia unnuevo impulso para anunciar

    que habla de Dios conza, con una elocuenciaen nuestros das llega mayor, porque, lamentmente y por varias causmatrimonio, precisamenlas regiones de antigua egelizacin, atraviesa unafunda crisis. Y no es caEl matrimonio est unila fe, no en un sentido grico. El matrimonio, cunin de amor fiel e inluble, se funda en la gque viene de Dios Un

    Trino, que en Cristo noamado con un amor fielta la cruz. Hoy podpercibir toda la verdaesta afirmacin, contradola con la dolorosa reade tantos matrimoniosdesgraciadamente termmal. Hay una evidenterrespondencia entre la de la fe y la crisis del mmonio. Y, como la Igafirma y testimonia dhace tiempo, el matrim

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    Carta apostlica por la proclamacin como Doctor de la Iglesia del sacerdote reformador, del siglo XVI

    Juan de vilapredicador y maestro espiritual

    Publicamos la carta apostlica deBenedicto XVIpor la proclamacin desan Juan de vila como Doctor de la

    Iglesia universal. El original en latnest disponible en nuestra webw w w. o s s e r v a t o re ro m a n o . v a

    San Juan de vila,sacerdote diocesano, proclamado

    Doctor de la Iglesia universal

    BENEDICTO PP. XVI

    Ad perpetuam rei memoriam.

    1. Caritas Christi urget nos (2 Co 5,14). El amor de Dios, manifestadoen Cristo Jess, es la clave de la ex-periencia personal y de la doctrinadel Santo Maestro Juan de vila, unpredicador evanglico, ancladosiempre en la Sagrada Escritura,apasionado por la verdad y referentecualificado para la Nueva Evangeli-zacin.

    La primaca de la gracia que im-pulsa al buen obrar, la promocinde una espiritualidad de la confianzay la llamada universal a la santidadvivida como respuesta al amor deDios, son puntos centrales de la en-seanza de este presbtero diocesanoque dedic su vida al ejercicio de suministerio sacerdotal.

    El 4 de marzo de 1538, el PapaPablo III expidi la Bula Al t i t u d o

    Divinae Providentiae, dirigida a Juande vila, autorizndole la fundacinde la Universidad de Baeza (Jan),en la que lo define como p ra e d i c a -torem insignem Verbi Dei. El 14 demarzo de 1565 Po IV expeda unaBula confirmatoria de las facultadesconcedidas a dicha Universidad en1538, en la que le califica como

    Magistrum in theologia et verbi Deipraedicatorem insignem (cf. BiatiensisUniversitas, 1968). Sus contempor-neos no dudaban en llamarloMaestro, ttulo con el que figuradesde 1538, y el Papa Pablo VI, en lahomila de su canonizacin, el 31 demayo de 1970, resalt su figura ydoctrina sacerdotal excelsa, lo pro-puso como modelo de predicacin yde direccin de almas, lo calific depaladn de la reforma eclesistica ydestac su continuada influencia his-trica hasta la actualidad.

    2. Juan de vila vivi en la prime-ra amplia mitad del siglo XVI. Naci SIGUE ENLA P

    el 6 de enero de 1499 1500, en Al-modvar del Campo (Ciudad Real,dicesis de Toledo), hijo nico de

    Alonso vila y de Catalina Gijn,unos padres muy cristianos y en ele-vada posicin econmica y social. Alos 14 aos lo llevaron a estudiar Le-yes a la prestigiosa Universidad deSalamanca; pero abandon estos es-tudios al concluir el cuarto cursoporque, a causa de una experiencia

    Buen conocedor de su tiempo ycon ptima formacin acadmica,Juan de vila fue un destacado te-

    logo y un verdadero humanista. Pro-puso la creacin de un Tribunal In-ternacional de arbitraje para evitarlas guerras y fue incluso capaz deinventar y patentar algunas obras deingeniera. Pero, viviendo muy po-bremente, centr su actividad enalentar la vida cristiana de cuantos

    de Jess; no sucedi as, perMaestro orient hacia ella unatena de sus mejores discpulos.

    Ciudad, despus San Juan de Dfundador de la Orden Hospitase convirti escuchando al SMaestro y desde entonces se aca su gua espiritual. El muy nSan Francisco de Borja, otroconvertido por mediacin del Pvila, que lleg a ser Prepsit

    muy profunda de conversin,decidi regresar al domiciliofamiliar para dedicarse a refle-xionar y orar.

    Con el propsito de hacersesacerdote, en 1520 fue a estu-diar Artes y Teologa a laUniversidad de Alcal de He-nares, abierta a las grandes es-cuelas teolgicas del tiempo ya la corriente del humanismorenacentista. En 1526, recibila ordenacin presbiteral y ce-

    lebr la primera Misa solemneen la parroquia de su puebloy, con el propsito de marcharcomo misionero a las Indias,decidi repartir su cuantiosaherencia entre los ms necesi-tados. Despus, de acuerdocon el que haba de ser primerObispo de Tlaxcala, en NuevaEspaa (Mxico), fue a Sevi-lla para esperar el momentode embarcar hacia el NuevoMundo.

    Mientras se preparaba elviaje, se dedic a predicar en

    neral de la Compaa dss. Santo Toms de Villava, arzobispo de Valenciafundi en sus dicesis ytodo el Levante espaomtodo catequstico. Oconocidos suyos fueron Pedro de Alcntara, provde los Franciscanos y refodor de la Orden; San JuaRibera, obispo de Badque le pidi predicadoresrenovar su dicesis y, arzpo de Valencia despus,en su biblioteca un manuto con 82 sermones suyosresa de Jess, hoy Doctola Iglesia, que padeci gdes trabajos hasta que hacer llegar al Maestro enuscrito de su Vida; San de la Cruz, tambin Dde la Iglesia, que conectsus discpulos de Baeza facilitaron la reforma delmelo masculino; el Beatotolom de los Mrtires,por amigos comunes consu vida y santidad y alg

    la ciudad y en las localidades cerca-nas. All se encontr con el venera-ble Siervo de Dios Fernando deContreras, doctor en Alcal y presti-gioso catequista. ste, entusiasmadopor el testimonio de vida y la orato-ria del joven sacerdote San Juan,consigui que el arzobispo hispalen-se le hiciera desistir de su idea de ira Amrica para quedarse en Andalu-ca y permaneci en Sevilla, compar-tiendo casa, pobreza y vida de ora-cin con Contreras y, a la vez que sededicaba a la predicacin y a la di-reccin espiritual, continu estudiosde Teologa en el Colegio de SantoToms, donde tal vez obtuvo el ttu-lo de Maestro.

    Sin embargo en 1531, a causa deuna predicacin suya mal entendida,fue encarcelado. En la crcel comen-z a escribir la primera versin del

    Audi, filia. Durante estos aos reci-bi la gracia de penetrar con singu-lar profundidad en el misterio delamor de Dios y el gran beneficio he-

    cho a la humanidad por Jesucristonuestro Redentor. En adelante serste el eje de su vida espiritual y eltema central de su predicacin.

    Emitida la sentencia absolutoriaen 1533, continu predicando connotable xito ante el pueblo y lasautoridades, pero prefiri trasladarsea Crdoba, incardinndose en estadicesis. Poco despus, en 1536, lellam para su consejo el arzobispode Granada donde, adems de conti-nuar su obra de evangelizacin,complet sus estudios en esa Uni-versidad.

    escuchaban complacidos sus sermo-nes y le seguan por doquier. Espe-cialmente preocupado por la educa-cin y la instruccin de los nios ylos jvenes, sobre todo de los que sepreparaban para el sacerdocio, fun-

    d varios Colegios menores y mayo-res que, despus de Trento, habrande convertirse en Seminarios conci-liares. Fund asimismo la Universi-dad de Baeza (Jan), destacado refe-rente durante siglos para la cualifica-da formacin de clrigos y seglares.

    Despus de recorrer Andaluca yotras regiones del centro y oeste deEspaa predicando y orando, ya en-fermo, en 1554 se retir definitiva-mente a una sencilla casa en Monti-lla (Crdoba), donde ejerci suapostolado perfilando algunas desus obras y a travs de abundantecorrespondencia. El arzobispo deGranada quiso llevarlo como asesortelogo en las dos ltimas sesionesdel concilio de Trento; al no poderviajar por falta de salud redact losMemoriales que influyeron en esa

    reunin eclesial.Acompaado por sus discpulos y

    amigos y aquejado de fortsimos do-lores, con un Crucifijo entre las ma-nos, entreg su alma al Seor en suhumilde casa de Montilla en la ma-ana del 10 de mayo de 1569.

    3. Juan de vila fue contempor-neo, amigo y consejero de grandessantos y uno de los maestros espiri-tuales ms prestigiosos y consultadosde su tiempo.

    San Ignacio de Loyola, que le te-na gran aprecio, dese vivamenteque entrara en la naciente Compaa

    ms que reconocieron la autormoral y espiritual del Maestro.

    4. Aunque el Padre Maestrola fue, ante todo, un predicadodej de hacer magistral uso dpluma para exponer sus enseaEs ms, su influjo y memoria prior, hasta nuestros das, estn chamente vinculados no slo cotestimonio de su persona y de sda, sino con sus escritos, tan dtos entre s.

    Su obra principal, elAudi, filiaclsico de la espiritualidad, es etado ms sistemtico, amplio ypleto, cuya edicin definitiva pr su autor en los ltimos aovida. El Catecismo o Doctrina tiana, nica obra que hizo impen vida (1554), es una sntesis pggica, para nios y mayores, dcontenidos de la fe. El Tratadamor de Dios, una joya literariacontenido, refleja con qu profudad le fue dado penetrar en elterio de Cristo, el Verbo encary redentor. El Tratado sobre el s

    docio es un breve compendio qcompleta con las plticas, serme incluso cartas. Cuenta tambinotros escritos menores, que conen orientaciones o Avisos para lda espiritual. Los Tratados de Rma estn relacionados con el clio de Trento y con los snodosvinciales que lo aplicaron, y apumuy certeramente a la renovpersonal y eclesial. Los SermoPlticas, igual que el Epistolarioescritos que abarcan todo el artrgico y la amplia cronologa d

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    pgina 6 LOSSERVATORE ROMANO domingo 14 de octubre de 2012, nm

    Carta apostlica por el doctorado de san Juan de vila

    ministerio sacerdotal. Los comenta-rios bblicos de la Carta a los G-latas a la Primera carta de Juan yo t ro s son exposiciones sistemticasde notable profundidad bblica y degran valor pastoral.

    Todas estas obras ofrecen conteni-

    dos muy profundos, presentan unevidente enfoque pedaggico en eluso de imgenes y ejemplos y dejanentrever las circunstancias sociolgi-cas y eclesiales del momento. El to-no es de suma confianza en el amorde Dios, llamando a la persona a laperfeccin de la caridad. Su lenguajees el castellano clsico y sobrio de sutierra manchega de origen, mezcladoa veces con la imaginacin y el calormeridional, ambiente en que trans-curri la mayor parte de su vidaap ostlica.

    Atento a captar lo que el Esprituinspiraba a la Iglesia en una pocacompleja y convulsa de cambios cul-turales, de variadas corrientes huma-nsticas, de bsqueda de nuevas vasde espiritualidad, clarific criterios yconceptos.

    5. En sus enseanzas el MaestroJuan de vila aluda constantementeal bautismo y a la redencin paraimpulsar a la santidad, y explicabaque la vida espiritual cristiana, quees participacin en la vida trinitaria,parte de la fe en Dios Amor, se basaen la bondad y misericordia divinaexpresada en los mritos de Cristo yest toda ella movida por el Espri-tu; es decir, por el amor a Dios y alos hermanos. Ensanche vuestramerced su pequeo corazn enaquella inmensidad de amor con queel Padre nos dio a su Hijo, y con lnos dio a s mismo, y al EsprituSanto y todas las cosas (Carta160), escribe. Y tambin: Vuestrosprjimos son cosa que a Jesucristotoca (Ib. 62), por esto, la pruebadel perfecto amor de nuestro Seores el perfecto amor del prjimo (Ib.103). Manifiesta tambin gran apre-cio a las cosas creadas, ordenndolasen la perspectiva del amor.

    Al ser templos de la Trinidad,alienta en nosotros la misma vida deDios y el corazn se va unificando,como proceso de unin con Dios ycon los hermanos. El camino del co-razn es camino de sencillez, debondad, de amor, de actitud filial.Esta vida segn el Espritu es marca-damente eclesial, en el sentido deexpresar el desposorio de Cristo consu Iglesia, tema central del Audi, fi-lia. Y es tambin mariana: la confi-guracin con Cristo, bajo la accindel Espritu Santo, es un proceso devirtudes y dones que mira a Maracomo modelo y como madre. La di-

    mensin misionera de la espirituali-dad, como derivacin de la dimen-sin eclesial y mariana, es evidenteen los escritos del Maestro vila,que invita al celo apostlico a partirde la contemplacin y de una mayorentrega a la santidad. Aconseja tenerdevocin a los santos, porque nosmanifiestan a todos un grandeAmigo, que es Dios, el cual nos tie-ne presos los corazones en su amor[...] y l nos manda que tengamosotros muchos amigos, que son sussantos (Carta 222).

    6. Si el Maestro vila es pioneroen afirmar la llamada universal a la

    santidad, resulta tambin un eslabnimprescindible en el proceso histri-co de sistematizacin de la doctrinasobre el sacerdocio. A lo largo de lossiglos sus escritos han sido fuente deinspiracin para la espiritualidad sa-cerdotal y se le puede considerar co-mo el promotor del movimiento ms-tico entre los presbteros seculares.

    Su influencia se detecta en muchosautores espirituales posteriores.La afirmacin central del Maestro

    vila es que los sacerdotes, en lamisa nos ponemos en el altar en per-sona de Cristo a hacer el oficio delmismo Redentor (Carta 157), y queactuar in persona Christi supone en-carnar, con humildad, el amor pater-no y materno de Dios. Todo ello re-quiere unas condiciones de vida, co-mo son frecuentar la Palabra y laEucarista, tener espritu de pobreza,ir al plpito templado, es decir,habindose preparado con el estudioy con la oracin, y amar a la Iglesia,porque es esposa de Jesucristo.

    La bsqueda y creacin de mediospara mejor formar a los aspirantes alsacerdocio, la exigencia de mayorsantidad del clero y la necesaria re-forma en la vida eclesial constituyenla preocupacin ms honda y conti-nuada del Santo Maestro. La santi-dad del clero es imprescindible parareformar a la Iglesia. Se impona,pues, la seleccin y la adecuada for-macin de los que aspiraban al sa-cerdocio. Como solucin propusocrear seminarios y lleg a insinuar laconveniencia de un colegio especialpara que se preparasen en el estudiode la Sagrada Escritura. Estas pro-puestas alcanzaron a toda la Iglesia.

    Por su parte, la fundacin de laUniversidad de Baeza, en la que pu-so todo su inters y entusiasmo,constituy una de sus aspiracionesms logradas, porque lleg a pro-porcionar una ptima formacin ini-cial y continuada a los clrigos, te-niendo muy en cuenta el estudio dela llamada teologa positiva conorientacin pastoral, y dio origen auna escuela sacerdotal que prosperdurante siglos.

    7. Dada su indudable y crecientefama de santidad, la Causa de beati-ficacin y canonizacin del MaestroJuan de vila se inici en la archi-dicesis de Toledo, en 1623. Se inte-rrog pronto a los testigos en Almo-dvar del Campo y Montilla, luga-res del nacimiento y muerte del Sier-vo de Dios, y en Crdoba, Granada,Jan, Baeza y Andjar. Pero por di-versos problemas la Causa qued in-terrumpida hasta 1731, en que el ar-zobispo de Toledo envi a Roma losprocesos informativos ya realizados.Por decreto de 3 de abril de 1742 elPapa Benedicto XIV aprob los escri-

    tos y elogi la doctrina del Maestrovila, y el 8 de febrero de 1759 Cle-mente XIII declar que haba ejerci-tado las virtudes en grado heroico.La beatificacin tuvo lugar, por elPapa Len XIII, e l 6 de abril de 1894y la canonizacin, por el Papa PabloVI, el 31 de mayo de 1970. Dada larelevancia de su figura sacerdotal, en1946 Po XII lo nombr Patrono delclero secular de Espaa.

    El ttulo de Maestro con el quedurante su vida, y a lo largo de lossiglos, ha sido conocido San Juan devila motiv que a raz de su cano-nizacin se planteara la posibilidad

    del Doctorado. As, a instancias delcardenal Don Benjamn de Arriba yCastro, arzobispo de Tarragona, laXII Asamblea Plenaria de la Confe-rencia Episcopal Espaola (julio1970) acord solicitar a la Santa Se-de su declaracin de Doctor de laIglesia Universal. Siguieron numero-sas instancias, particularmente con

    motivo del XXV Aniversario de suCanonizacin (1995) y del V Cente-nario de su nacimiento (1999).

    La declaracin de Doctor de laIglesia Universal de un santo supo-ne el reconocimiento de un carismade sabidura conferido por el Espri-tu Santo para bien de la Iglesia ycomprobado por la influencia ben-fica de su enseanza en el pueblo deDios, hechos bien evidentes en lapersona y en la obra de San Juan devila. ste fue solicitado muy fre-cuentemente por sus contempor-neos como Maestro de teologa, dis-cernidor de espritus y director espi-ritual. A l acudieron en bsquedade ayuda y orientacin grandes san-tos y reconocidos pecadores, sabiose ignorantes, pobres y ricos, y a sufama de consejero se uni tanto su

    activa intervencin en destacadasconversiones como su cotidiana ac-cin para mejorar la vida de fe y lacomprensin del mensaje cristianode cuantos acudan solcitos a escu-char su enseanza. Tambin losobispos y religiosos doctos y bienpreparados se dirigieron a l comoconsejero, predicador y telogo, ejer-ciendo notable influencia en quieneslo trataron y en los ambientes quef re cu en t .

    8. El Maestro vila no ejerci co-mo profesor en las Universidades,aunque s fue organizador y primerRector de la Universidad de Baeza.No explic teologa en una ctedra,pero s dio lecciones de Sagrada Es-critura a seglares, religiosos y clri-gos.

    No elabor nunca una sntesis sis-temtica de su enseanza teolgica,pero su teologa es orante y sapien-cial. En el Memorial II al concilio deTrento da dos razones para vincularla teologa y la oracin: la santidadde la ciencia teolgica y el provechoy edificacin de la Iglesia. Comoverdadero humanista y buen conoce-dor de la realidad, la suya es tam-bin una teologa cercana a la vida,que responde a las cuestiones plan-teadas en el momento y lo hace demodo didctico y comprensible.

    La enseanza de Juan de viladestaca por su excelencia y precisiny por su extensin y profundidad,fruto de un estudio metdico, decontemplacin y por medio de unaprofunda experiencia de las realida-des sobrenaturales. Adems su rico

    epistolario bien pronto cont contraducciones italianas, francesas e in-glesas.

    Es muy de notar su profundo co-nocimiento de la Biblia, que l de-seaba ver en manos de todos, por loque no dud en explicarla tanto ensu predicacin cotidiana como ofre-ciendo lecciones sobre determinadosLibros sagrados. Sola cotejar lasversiones y analizar los sentidos lite-ral y espiritual; conoca los comenta-rios patrsticos ms importantes y es-taba convencido de que para recibiradecuadamente la revelacin era ne-cesario el estudio y la oracin, y que

    se penetrara en su sentido con de la tradicin y del magisterioAntiguo Testamento cita sobrelos Salmos, Isaas y el Cantarcantares. Del Nuevo, el apstoy San Pablo que es, sin duda, erecurrido. Copia fiel de Sablo, lo llam el Papa Pablo VIbula de su canonizacin.

    9. La doctrina del Maestrode vila posee, sin duda, un mje seguro y duradero, y es capcontribuir a confirmar y profuel depsito de la fe, iluminandcluso nuevas prospectivas doctry de vida. Atendiendo al magpontificio, resulta evidente su lidad, lo cual prueba que su emdoctrina constituye un verdaderisma, don del Espritu SantoIglesia de ayer y de hoy.

    La primaca de Cristo y de lcia que, en trminos de amDios, atraviesa toda la enseanMaestro vila, es una de las dsiones subrayadas tanto por la ga como por la espiritualidatual, de lo cual se derivan ccuencias tambin para la patal como Nos hemos subrayala encclica Deus caritas est. Lafianza, basada en la afirmaciexperiencia del amor de Dios ybondad y misericordia divinas,do propuesta tambin en el remagisterio pontificio, como en cclica Dives in misericordia y exhortacin apostlica postsi

    Ecclesia in Europa, que es una dera proclamacin del Evangela esperanza, como tambin hpretendido en la encclica SpeY cuando en la carta apostliccumque et semper, con la que amos de instituir el Pontificio Cjo para promover la Nueva Evazacin, decimos: Para proclammodo fecundo la Palabra delgelio se requiere ante todo haceexperiencia profunda de Dios, ela figura serena y humilde dpredicador evanglico cuyanente doctrina es de plena adad.

    10. En 2002, la Conferenciacopal Espaola tuvo noticia del Studio riassuntivo sulleminenttrina ravvisata nelle opere di Sanvanni dAvila, de la Congregpara la Doctrina de la Fe, code modo netamente afirmativo2003 un buen nmero de Sresdenales, Arzobispos y Obispossidentes de Conferencias Epiles, Superiores Generales de Itos de vida consagrada, Respbles de Asociaciones y Movimeclesiales, Universidades y otratituciones, y personas particsignificativas, se unieron a la sde la Conferencia Episcopal Es

    la por medio de Cartas Postulaque manifestaban al Papa Juablo II el inters y la oportunidDoctorado de San Juan de vi

    Retornado el expediente a lagregacin de las Causas de lotos y nombrado un Relator parCausa, fue necesario elaborarrrespondiente Positio. Concluidtrabajo, el Presidente y el Secrde la Conferencia Episcopal Esla junto con el Presidente de lta Pro Doctorado y la Postuladola Causa firmaron, el 10 de d

    VIENE DELA PGINA5

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    nmero 42, domingo 14 de octubre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    Carta apostlica por la proclamacin como Doctora de la Iglesia de la monja benedictina del siglo XII

    Hildegarda de Bingenmujer y sabia en la Iglesia

    Publicamos nuestra traduccin de lacarta apostlica de Benedicto XVIporla proclamacin de santa Hildegarda

    de Bingen como Doctora de la Iglesiauniversal. El original en latn estdisponible en nuestra webw w w. o s s e r v a t o re ro m a n o . v a

    CA R TAAPOSTLICA

    Santa Hildegarda de Bingen,Monja Profesa

    de la Orden de San Benito,es proclamada

    Doctora de la Iglesia universal

    BENEDICTO PP. XVI

    Ad perpetuam rei memoriam

    1. Luz de su pueblo y de su tiem-po: con estas palabras el beatoJuan Pablo II, nuestro venerado pre-decesor, defini a santa Hildegardade Bingen en 1979, con ocasin del800 aniversario de la muerte de lamstica alemana. Y verdaderamente,en el horizonte de la historia, estagran figura de mujer se perfila conlmpida claridad por santidad de vi-da y originalidad de doctrina. Esms, como para toda autntica expe-riencia humana y teologal, su autori-dad supera decididamente los confi-nes de una poca y de una sociedady, a pesar de la distancia cronolgicay cultural, su pensamiento se mani-fiesta de perenne actualidad.

    En santa Hildegarda de Bingen seadvierte una extraordinaria armonaentre la doctrina y la vida cotidiana.En ella la bsqueda de la voluntadde Dios en la imitacin de Cristo seexpresa como una constante prcticade las virtudes, que ella ejercita consuma generosidad y que alimenta enlas races bblicas, litrgicas y patrs-ticas a la luz de la Regla de San Be-nito: resplandece en ella de modoparticular la prctica perseverante dela obediencia, de la sencillez, de lacaridad y de la hospitalidad. En estavoluntad de total pertenencia al Se-or, la abadesa benedictina sabe in-volucrar sus no comunes dotes hu-manas, su aguda inteligencia y sucapacidad de penetracin de las rea-lidades celestes.

    2. Hildegarda naci en 1089 enBermersheim, en Alzey, de padres denoble linaje y ricos terratenientes. Ala edad de ocho aos fue aceptadacomo oblata en la abada benedicti-na de Disibodenberg, donde en 1115

    emiti la profesin religiosa. A lamuerte de Jutta de Sponheim, hacia1136, Hildegarda fue llamada a suce-

    derla en calidad de m a g i s t ra. Delica-da en la salud fsica, pero vigorosaen el espritu, se emple a fondo poruna adecuada renovacin de la vidareligiosa. Fundamento de su espiri-tualidad fue la regla benedictina,que plantea el equilibrio espiritual yla moderacin asctica como cami-nos a la santidad. Tras el aumentonumrico de las religiosas, debidosobre todo a la gran consideracinde su persona, en torno a 1150 fundun monasterio en la colina llamadaRupertsberg, en Bingen, adonde setraslad junto a veinte hermanas. En1165 estableci otro en Eibingen, enla orilla opuesta del Rin. Fue abade-sa de ambos.

    Dentro de los muros claustralesatendi el bien espiritual y materialde sus hermanas, favoreciendo de

    manera particular la vida comunita-ria, la cultura y la liturgia. Fuera seempe activamente en vigorizar lafe cristiana y reforzar la prctica reli-giosa, contrarrestando las tendenciasherticas de los ctaros, promovien-do la reforma de la Iglesia con losescritos y la predicacin, contribu-yendo a mejorar la disciplina y la vi-da del clero. Por invitacin primerode Adriano IV y despus de Alejan-dro III, Hildegarda ejerci un fecun-do apostolado entonces no muyfrecuente para una mujer re al iz a n -do algunos viajes no carentes de ma-lestares y dificultades, a fin de predi-car hasta en las plazas pblicas y envarias iglesias catedrales, como ocu-rri, entre otros lugares, en Colonia,Trveris, Lieja, Maguncia, Metz,Bamberg y Wrzburg. La profunda

    espiritualidad presente en sus escri-tos ejercita una relevante influenciatanto en los fieles como en las gran-des personalidades de su tiempo, in-volucrando en una incisiva renova-cin la teologa, la liturgia, las cien-cias naturales y la msica.

    Habiendo enfermado el verano de1179, Hildegarda, rodeada de sushermanas, falleci con fama de san-tidad en el monasterio de Ruperts-berg, en Bingen, el 17 de septiembrede 1179.

    3. En sus numerosos escritos Hil-degarda se dedic exclusivamente aexponer la divina revelacin y hacerconocer a Dios en la claridad de suamor. La doctrina hildegardiana seconsidera eminente tanto por la pro-fundidad y la correccin de sus in-

    terpretaciones como por la originali-dad de sus visiones. Los textos porella compuestos aparecen animadospor una autntica caridad intelec-tual y evidencian densidad y fres-cura en la contemplacin del miste-r io de la Santsima Trinidad, de laEncarnacin, de la Iglesia, de la hu-manidad, de la naturaleza comocriatura de Dios que hay que apre-ciar y respetar.

    Estas obras nacen de una expe-riencia mstica ntima y proponenuna incisiva reflexin sobre el miste-rio de Dios. El Seor le haba hechopartcipe, desde nia, de una serie

    verso a la consumacin escatolLa decisin de Dios de llevar a

    la obra de la creacin es la prietapa de este inmenso itinerarioa la luz de la Sagrada Escriturdesenvuelve desde la constitucila jerarqua celeste hasta la cadlos ngeles rebeldes y el pecadlos primeros padres. A este minicial le sigue la encarnacin retora del Hijo de Dios, la accila Iglesia que contina en el tieel misterio de la encarnacin y cha contra satans. La venida dtiva del reino de Dios y el juniversal sern la coronacin deobra.

    Hildegarda se plantea y nos tea la cuestin fundamental dees posible conocer a Dios: es starea fundamental de la teologrepuesta es plenamente positiva

    diante la fe, como a travs depuerta, el hombre es capaz de carse a este conocimiento. Sinbargo Dios conserva siempre sude misterio y de incomprensibill se hace inteligible en la creapero esto, a su vez, no se comprplenamente si se separa de Dioefecto, la naturaleza considerads misma proporciona slo infociones parciales que no raramenconvierten en ocasiones de erroabusos. Por ello tambin en la dmica cognoscitiva natural se nec

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    de visiones cuyo contenido elladict al monje Volmar, su se-cretario y consejero espiritual, y

    a Richardis de Strade, una her-mana monja. Pero es particular-mente iluminador el juicio dadopor san Bernardo de Claraval,que la alent, y sobre todo por elPapa Eugenio III, quien en 1147 laautoriz a escribir y a hablar enpblico. La reflexin teolgicapermite a Hildegarda tematizar ycomprender, al menos en parte, elcontenido de sus visiones. Ademsde libros de teologa y de mstica,compuso tambin obras de medicinay de ciencias naturales. Numerosasson igualmente las cartas cerca decuatro cientas que dirigi a perso-nas sencillas, a comunidades religio-sas, a papas, obispos y autoridadesciviles de su tiempo. Fue tambincompositora de msica sacra. El cor-

    pus de sus escritos, por cantidad, ca-

    lidad y variedad de intereses, no tie-ne comparacin con ninguna otraautora del medioevo.

    Las obras principales son el Sci-vias, el Liber vitae meritorum y el Li-ber divinorum operum. Todas relatansus visiones y el encargo recibido delSeor de transcribirlas. Las Cartas,lo sabe la propia autora, no revistenuna importancia menor y testimo-nian la atencin de Hildegarda a losacontecimientos de su tiempo, queella interpreta a la luz del misteriode Dios. A stas hay que aadir 58sermones, dirigidos exclusivamente asus hermanas. Se trata de lasExposi-tiones evangeliorum, que contienen uncomentario literal y moral de pasajesevanglicos vinculados a las princi-pales celebraciones del ao litrgico.Los trabajos de carcter artstico y

    cientfico se concentran de modo es-pecfico en la msica con la Sympho-nia armoniae caelestium revelationum;en la medicina con el Liber subtilita-tum diversarum naturarum creatura-rum y el Causae et curae; y sobre lasciencias naturales con la Physica. Yfinalmente se observan tambin es-critos de carcter lingstico, como

    Lingua ignota y las Litterae ignotae,en las que aparecen palabras en unalengua desconocida de su invencin,pero compuesta predominantementede fonemas presentes en la lenguaalemana.

    El lenguaje de Hildegarda, carac-terizado por un estilo original y efi-caz, recurre gustosamente a expre-siones poticas de fuerte carga sim-blica, con fulgurantes intuiciones,incisivas analogas y sugestivas met-

    foras.4. Con aguda sensibilidad sapien-

    cial y proftica, Hildegarda fija lamirada en el acontecimiento de larevelacin. Su investigacin se desa-rrolla a partir de la pgina bblica, ala que, en sucesivas fases, permaneceslidamente anclada. La mirada dela mstica de Bingen no se limita aafrontar cuestiones individuales, sinoque quiere ofrecer una sntesis de to-da la fe cristiana. En sus visiones yen la sucesiva reflexin, por lo tanto,ella compendia la historia de la sal-vacin, desde el comienzo del uni-

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    Carta apostlica por el doctorado de santa Hildegarda de Bingen

    la fe; si no, el conocimiento es limi-tado, insatisfactorio y desviante.

    La creacin es un acto de amorgracias al cual el mundo puedeemerger de la nada: por lo tanto lacaridad divina atraviesa toda la esca-la de las criaturas, como la corriente

    de un ro. Entre todas las criaturas,D ios ama de modo particular alhombre y le confiere una extraordi-naria dignidad, donndole esa gloriaque los ngeles rebeldes perdieron.La humanidad, as, puede conside-rarse como el dcimo coro de la je-rarqua anglica. Pues bien: el hom-bre es capaz de conocer a Dios enl mismo, es decir, su naturaleza in-dividua en la trinidad de las perso-nas. Hildegarda se acerca as al mis-terio de la Santsima Trinidad en lalnea ya propuesta por san Agustn:por analoga con la propia estructurade ser racional, el hombre es capazde tener al menos una imagen de lantima realidad de Dios. Pero es sloen la economa de la Encarnacin ydel acontecer humano del Hijo deDios que este misterio se hace acce-

    sible a la fe y a la conciencia delhombre. La santa e inefable Trini-dad en la suma unidad estaba escon-dida para los servidores de la ley an-tigua. Pero en la nueva gracia se re-velaba a los liberados de la servi-dumbre. La Trinidad se ha reveladode modo particular en la cruz delHijo.

    Un segundo lugar en el queDios se hace cognoscible es su pala-bra contenida en los libros del Anti-guo y del Nuevo Testamento. Preci-samente porque Dios habla, elhombre est llamado a la escucha.Este concepto ofrece a Hildegarda laocasin de exponer su doctrina so-bre el canto, de manera especial ellitrgico. El sonido de la Palabra deDios crea vida y se manifiesta en lascriaturas. Tambin los seres privados

    de racionalidad, gracias a la palabracreadora, son involucrados en el di-namismo creatural. Pero, natural-mente, es el hombre la criatura cuyavoz puede responder a la voz delCreador. Y puede hacerlo de dosmodos principales: in voce oris, esdecir, en la celebracin de la liturgia,e in voce cordis, o bien con una vidavirtuosa y santa. Toda la vida huma-na, por lo tanto, puede interpretarsecomo una armona y una sinfona:mientras la armona significa la res-tauracin de las relaciones y la plenaexperiencia de la redencin, la ac-tual existencia humana con sus peli-gros, contradicciones y pecados, co-rresponde a una sinfona, a un con-junto de sonidos y de acordes a lavez armoniosos y disonantes. En es-ta sinfona Dios hace escuchar sobre

    todo su misericordia.5. La antropologa de Hildegarda

    parte de la pgina bblica de la crea-cin del hombre (Gn 1, 26), hecho aimagen y semejanza de Dios. Elhombre, segn la cosmologa hilde-gardiana fundada en la Biblia, encie-rra todos los elementos del mundoporque el universo entero se resumeen l, que est formado de la mate-ria misma de la creacin. Por ello lpuede conscientemente entrar en re-lacin con Dios. Esto sucede no poruna visin directa, sino, siguiendo laclebre expresin paulina, como en

    un espejo (1 Co 13, 12). La imagendivina en el hombre consiste en suracionalidad, estructurada en intelec-to y voluntad. Gracias al intelecto elhombre es capaz de distinguir elbien y el mal; gracias a la voluntadest impulsado a la accin.

    El hombre es visto como unidadde cuerpo y alma. Se percibe en la

    mstica alemana un aprecio positivode la corporeidad y, tambin en losaspectos de fragilidad que el cuerpomanifiesta, ella es capaz de captarun valor providencial: el cuerpo noes un peso del que liberarse y, hastacuando es dbil y frgil, educa alhombre en el sentido de la creatura-lidad y de la humildad, protegindo-le de la soberbia y de la arrogancia.En una visin Hildegarda contemplalas almas de los santos del parasoque estn a la espera de reunirse consus cuerpos. En efecto, como para elcuerpo de Cristo, tambin nuestroscuerpos estn orientados hacia la re-surreccin gloriosa para una profun-da transformacin para la vida eter-na. La misma visin de Dios, en laque consiste la vida eterna, no sepuede conseguir definitivamente sin

    el cuerpo.El hombre existe en la forma mas-culina y femenina. Hildegarda reco-noce que en esta estructura ontolgi-ca de la condicin humana resideuna relacin de reciprocidad y unasustancial igualdad entre hombre ymujer. En la humanidad, sin embar-go, habita tambin el misterio delpecado y ste se manifiesta por pri-mera vez en la historia precisamenteen esta relacin entre Adn y Eva. Adiferencia de otros autores medieva-les, que vean la causa de la cada enla debilidad de Eva, Hildegarda lapercibe sobre todo en la inmoderadapasin de Adn hacia aquella.

    Asimismo, en su condicin de pe-cador, el hombre contina siendodestinatario del amor de Dios, pueseste amor es incondicional, y tras la

    cada asume el rostro de la miseri-cordia. Incluso el castigo que Diosinflige al hombre y a la mujer hacesurgir el amor misericordioso delCreador. En este sentido la descrip-cin ms precisa de la criatura hu-mana es la de un ser en camino, ho-mo viator. En esta peregrinacin ha-cia la patria, el hombre est llamadoa una lucha para poder elegir cons-tantemente el bien y evitar el mal.

    La eleccin constante del bienproduce una existencia virtuosa. ElHijo de Dios hecho hombre es el su-jeto de todas las virtudes; por ello laimitacin de Cristo consiste justa-mente en una existencia virtuosa enla comunin con Cristo. La fuerzade las virtudes deriva del EsprituSanto, infundido en los corazonesde los creyentes, que hace posible

    un comportamiento constantementevirtuoso: tal es el objetivo de la exis-tencia humana. El hombre, de estemodo, experimenta su perfeccincristiforme.

    6. Para poder alcanzar este objeti-vo, el Seor ha dado los sacramen-tos a su Iglesia. La salvacin y laperfeccin del hombre, de hecho, nose realizan slo mediante un esfuer-zo de la voluntad, sino a travs delos dones de la gracia que Dios con-cede en la Iglesia.

    La Iglesia misma es el primer sa-cramento que Dios sita en el mun-

    do para que comunique a los hom-bres la salvacin. Ella, que es laconstruccin de las almas vivien-tes, puede ser justamente conside-rada como virgen, esposa y madre, yas est estrechamente asimilada a lafigura histrica y mstica de la Ma-dre de Dios. La Iglesia comunica lasalvacin ante todo custodiando y

    anunciando los dos grandes miste-rios de la Trinidad y de la Encarna-cin, que son como los dos sacra-mentos primarios; despus median-te la administracin de los otros sa-cramentos. El vrtice de la sacra-mentalidad de la Iglesia es la Euca-rista. Los sacramentos producen lasantificacin de los creyentes, la sal-vacin y la purificacin de los peca-dos, la redencin, la caridad y todaslas dems virtudes. Pero, de nuevo,la Iglesia vive porque Dios en ellamanifiesta su amor intratrinitario,que se ha revelado en Cristo. El Se-or Jess es el mediador por exce-lencia. Del seno trinitario l va alencuentro del hombre y del seno deMara l va al encuentro con Dios:como Hijo de Dios es el amor en-carnado; como Hijo de Mara es el

    representante de la humanidad anteel trono de Dios.El hombre puede llegar incluso a

    experimentar a Dios. La relacincon l, de hecho, no se consuma enla nica esfera de la racionalidad, si-no que involucra de modo total a lapersona. Todos los sentidos externose internos del hombre se implican enla experiencia de Dios: Homo au-tem ad imaginem et similitudinemDei factus est, ut quinque sensibuscorporis sui operetur; per quosetiam divisus non est, sed per eos estsapiens et sciens et intellegens operasua adimplere. [...] Sed et per hoc,quod homo sapiens, sciens et intelle-gens est, creaturas conosci; itaqueper creaturas et per magna operasua, quae etiam quinque sensibussuis vix comprehendit, Deum cog-

    noscit, quem nisi in fide videre nonvalet [El hombre de hecho ha si-do creado a imagen y semejanza deDios, para que acte mediante loscinco sentidos de su cuerpo; graciasa estos no est separado y es capazde conocer, entender y realizar loque debe hacer () y precisamentepor esto, por el hecho de que elhombre es inteligente, conoce lascriaturas, y as a travs de las criatu-ras y de las grandes obras, que atientas logra comprender con suscinco sentidos, conoce a Dios, aqulDios que no puede ser visto msque con los ojos de la fe] (Expla-natio Symboli Sancti Athanasii: PL197, 1066). Esta va experiencial, unavez ms, halla su plenitud en la par-ticipacin en los sacramentos.

    Hildegarda ve tambin las contra-

    dicciones presentes en la vida de losfieles y denuncia las situaciones msdeplorables. De forma particularsubraya cmo el individualismo enla doctrina y en la praxis, tanto porparte de los laicos como de los mi-nistros ordenados, es una expresinde soberbia y constituye el principalobstculo a la misin evangelizadorade la Iglesia respecto a los no cris-tianos.

    Una de las cumbres del magisteriode Hildegarda es la pesarosa exhor-tacin a una vida virtuosa que elladirige a quien se compromete en unestado de consagracin. Su com-

    prensin de la vida consagraduna verdadera metafsica teoca, porque est firmemente enrda en la virtud teologal de la fees la fuente y la constante mocin para comprometerse a fondla obediencia, en la pobreza ycastidad. En la realizacin deconsejos evanglicos, la persona

    sagrada comparte la experiencCristo pobre, casto y obedientegue sus huellas en la existenciadiana. Esto es lo esencial de laconsagrada.

    7. La eminente doctrina de Hgarda recuerda la enseanza dapstoles, la literatura patrstilos autores contemporneos, mtras encuentra en la Regla deBenito de Nursia un constante to de referencia. La liturgia moca y la interiorizacin de la SagEscritura constituyen las direcde su pensamiento, que, concendose en el misterio de la Enccin, se expresa en una profunidad de estilo y contenido qucorre ntimamente todos sus escr

    La enseanza de la santa m

    benedictina se plantea comogua para el homo viator. Su mese presenta extraordinariamentetual en el mundo contemporparticularmente sensible al conjde valores propuestos y vividosella. Pensemos, por ejemplo, ecapacidad carismtica y especulde Hildegarda, que se muestra cun vivaz incentivo a la investigteolgica; en su reflexin sobmisterio de Cristo, consideradsu belleza; en el dilogo de la sia y de la teologa con la cultuciencia y el arte contemporneoel ideal de vida consagrada, cposibilidad de humana realizaen la valorizacin de la liturgiamo celebracin de la vida; en lade reforma de la Iglesia, no cestril modificacin de las estr

    ras, sino como conversin del zn; en su sensibilidad por la nraleza, cuyas leyes hay que tuteno violar.

    Por ello la atribucin del ttuDoctor de la Iglesia universal adegarda de Bingen tiene un significado para el mundo de huna extraordinaria importancia las mujeres. En Hildegarda se esan los ms nobles valores de lminidad: por ello tambin la prcia de la mujer en la Iglesia y sociedad se ilumina con su fitanto en la perspectiva de la ingacin cientfica como en la daccin pastoral. Su capacidad dblar a quienes estn lejos de lade la Iglesia hacen de Hildegun testigo creble de la nueva egelizacin.

    En virtud de la fama de sany de su eminente doctrina, el marzo de 1979 el seor cardenaseph Hffner, arzobispo de Coy presidente de la Conferencia copal alemana, junto a los cardles, arzobispos y obispos de Conferencia, entre quienes nostbamos tambin Nosotros ccardenal arzobispo de Munichmeti al beato Juan Pablo II lplica, a fin de que HildegardBingen fuera declarada DoctorIglesia universal. En la splic

    VIENE DELA PGINA7

    SIGUE ENLA PG

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    nmero 42, domingo 14 de octubre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    La meditacin del Papa abre los trabajos del Snodo de los obispos

    La verdadque se hace fuego

    Publicamos el texto de la meditacinimprovisada por Benedicto XVI d u ra n t eel rezo de la hora Tercia con la que seabrieron los trabajos, el lunes 8 deoctubre por la maana, en el aulanueva del Snodo en el Vaticano, de

    laXIII

    Asamblea general del Snodo delos obispos.

    Queridos hermanos:Mi meditacin trata sobre la pala-

    bra evangelium euangelisasthai(cf. Lc 4, 18). En este Snodo quere-mos conocer mejor lo que nos diceel Seor y qu podemos o debemoshacer nosotros. Se divide en dospartes: la primera reflexin sobre elsignificado de estas palabras, y luegodeseo intentar interpretar el himnode la hora Tercia Nunc, Sancte, no-bis Spritus, en la pgina 5 del Li-bro de oracin.

    La palabra evangelium euangeli-sasthai tiene una larga historia.Aparece en Homero: es anuncio deuna victoria, y, por lo tanto, anunciode un bien, de alegra, de felicidad.

    Aparece luego en el Segundo Isaas(cf. Is 40, 9) como voz que anunciala alegra de Dios, como voz que ha-ce comprender que Dios no ha olvi-dado a su pueblo, que Dios, quienaparentemente se haba retirado dela historia, est presente. Y Dios tie-ne poder, Dios da alegra, abre laspuertas del exilio; despus de la lar-ga noche el exilio, aparece su luz yda al pueblo la posibilidad de regre-sar, renueva la historia del bien, lahistoria de su amor. En este contex-to de la evangelizacin, aparecen so-bre todo tres palabras: dikaiosyne, ei-rene, soteria justicia, paz, salva-cin. Jess mismo retom las pala-bras de Isaas en Nazaret, al hablarde este Evangelio que lleva preci-samente ahora a los excluidos, a losencarcelados, a los que sufren y a los

    p obres.Pero para el significado de la pa-labra evangelium en el Nuevo Tes-tamento, adems de esto el Deute-ro Isaas que abre la puerta, es im-portante tambin el uso que hizo dela palabra el Imperio romano, empe-zando por el emperador Augusto.Aqu el trmino evangelium indicauna palabra, un mensaje que vienedel Emperador. El mensaje del em-perador como tal es positivo: esrenovacin del mundo, es salvacin.El mensaje imperial es, como tal, unmensaje de potencia y de poder; esun mensaje de salvacin, de renova-cin y de salud. El Nuevo Testamen-to acepta esta situacin. San Lucascompara explcitamente al Empera-dor Augusto con el Nio nacido enBeln: evangelium dice s, es

    una palabra del Emperador, del ver-dadero Emperador del mundo. Elverdadero Emperador del mundo seha hecho or, habla con nosotros.Este hecho, como tal, es redencin,porque el gran sufrimiento del hom-bre entonces como ahora es pre-cisamente este: Detrs del silenciodel universo, detrs de las nubes dela historia existe un Dios o no exis-te? Y, si existe este Dios, nos cono-ce, tiene algo que ver con nosotros?Este Dios es bueno, y la realidad delbien tiene poder en el mundo ono? Esta pregunta es hoy tan actualcomo lo era en aquel tiempo. Mu-

    que participemos con nuestra adad, de modo que nuestras actides sean tendricas, es decir, hepor Dios, pero con nuestra papacin e implicando nuestro seda nuestra actividad.

    Por lo tanto, cuando hagamosotros la nueva evangelizacisiempre cooperacin con Dios,en el conjunto con Dios, est fuda en la oracin y en su presre a l .

    Ahora, este obrar nuestro, qugue la iniciativa de Dios, lo entramos descrito en la segunda esde este himno: Os, lingua,

    sensus, vigor, confessionem persoflammescat igne caritas, accendatp ro x i m o s. Aqu tenemos, en dneas, dos sustantivos determinaconfessio en las primeras lnecaritas en las segundas dos lConfessio y caritas, como lomodos con los cuales Dios nosplica, nos hace obrar con l, enpara la humanidad, para su criaconfessio y caritas. Y se agr

    los verbos: en el primer caso pnent y en el segundo caritasterpretado con la palabra fuegodor, encender, echar llamas.

    Veamos el primero: confessp e rs o n e n t. La fe tiene un conteDios se comunica, pero este YDios se muestra realmente engura de Jess y se interpreta econfesin que nos habla dconcepcin virginal del Nacimide la Pasin, de la Cruz, de la Rrreccin. Este mostrarse de Ditoda una Persona: Jess comVerbo, con un contenido muycreto que se expresa enconfessio. Por lo tanto, el prpunto es que nosotros debemotrar en esta confesin, comptrarnos, de tal modo que p e rs o como dice el himno en nosot

    a travs de nosotros. Aqu es imtante observar tambin un peqrealidad filolgica: confessio elatn precristiano no se confessio sino p ro f e s s i o (p ro festo es el presentar positivamuna realidad. En cambio la paconfessio se refiere a la situaciun tribunal, en un proceso duno abre su mente y confiesaotras palabras, esta palabra cosio, que en el latn cristiano suy a la palabra p ro f e s s i o, lleva el elemento martirolgico, el eleto de dar testimonio ante instaenemigas a la fe, dar testimonicluso en situaciones de pasin peligro de muerte. A la confcristiana pertenece esencialmendisponibilidad a sufrir: esto me ce muy importante. En la esenc

    la confessio de nuestro Credosiempre incluida tambin la dispbilidad a la pasin, al sufrimientms, a la entrega de la vida. Premente esto garantiza la credibilla confessio no es una cosa qucluso se pueda dejar pasar; la

    fessio implica la disponibiliddar mi vida, aceptar la pasin.es precisamente tambin la vercin de la confessio. Se ve quenosotros la confessio no es unlabra, es ms que el dolor, esque la muerte. Por la confe

    SIGUEEN LAPG

    cha gente se pregunta: Dios es unahiptesis o no? Es una realidad ono? Por qu no se hace or? Evan-

    gelio quiere decir: Dios ha roto susilencio, Dios ha hablado, Dios exis-te. Este hecho, como tal, es salva-cin: Dios nos conoce, Dios nosama, ha entrado en la historia. Jesses su Palabra, el Dios con nosotros,el Dios que nos muestra que nosama, que sufre con nosotros hasta lamuerte y resucita. Este es el Evange-lio mismo. Dios ha hablado, ya noes el gran desconocido, sino que seha mostrado y esta es la salvacin.

    La cuestin para nosotros es: Diosha hablado, ha roto verdaderamenteel gran silencio, se ha mostrado, pe-ro cmo podemos hacer llegar estarealidad al hombre de hoy, para quese convierta en salvacin? El hechode que Dios haya hablado, de pors, es la salvacin, es la redencin.Pero cmo puede saberlo el hom-

    bre? Me parece que este punto es uninterrogante, pero tambin una pre-gunta, un mandato para nosotros:podemos encontrar respuesta medi-tando el himno de la hora TerciaNunc, Sancte, nobis Spiritus. Laprimera estrofa dice: Dignre prom-

    ptus ingeri nostro refusus, pctori, esdecir, rezamos para que venga el Es-pritu Santo, para que est en noso-tros y con nosotros. Con otras pala-bras: nosotros no podemos hacer laIglesia, slo podemos dar a conocerlo que ha hecho l. La Iglesia no co-mienza con nuestro hacer, sinocon el hacer y el hablar deDios. De este modo, despus de al-gunas asambleas, los Apstoles nodijeron: ahora queremos crear unaIglesia, y con la forma de una asam-blea constituyente habran elaborado

    una constitucin. No, ellos rezaron yen oracin esperaron, porque sabanque slo Dios mismo puede crear suIglesia, de la que Dios es el primeragente: si Dios no acta, nuestrascosas son slo nuestras cosas y soninsuficientes; slo Dios puede testi-moniar que es l quien habla yquien ha hablado. Pentecosts es lacondicin del nacimiento de la Igle-sia: slo porque Dios haba actuadoantes, los Apstoles pueden obrarcon l y con su presencia, y hacerpresente lo que l hace. Dios ha ha-blado y este ha hablado es el per-fecto de la fe, pero tambin es siem-

    pre un presente: lo perfecto de Diosno es slo un pasado, porque es unpasado verdadero que lleva siempre

    en s el presente y el futuro. Dios hahablado quiere decir: habla. Y,como en aquel tiempo, slo con lainiciativa de Dios poda nacer laIglesia, poda ser conocido el Evan-gelio, el hecho de que Dios ha ha-blado y habla, as tambin hoy sloDios puede comenzar, nosotros po-demos slo cooperar, pero el iniciodebe venir de Dios. Por ello, no esuna mera formalidad si comenzamoscada da nuestra Asamblea con laoracin: esto responde a la realidadmisma. Slo el proceder de Dios ha-ce posible nuestro caminar, nuestrocooperar, que es siempre un coope-rar, no una pura decisin nuestra.Por ello es siempre importante saberque la primera palabra, la iniciativaautntica, la actividad verdadera vie-ne de Dios y slo si entramos en es-

    ta iniciativa divina, slo si implora-mos esta iniciativa divina, podremostambin nosotros llegar a ser conl y en l evangelizadores. Diossiempre es el comienzo, y siempreslo l puede hacer Pentecosts,puede crear la Iglesia, puede mostrarla realidad de su estar con nosotros.Pero, por otra parte, este Dios, quees siempre el principio, quiere tam-bin nuestra participacin, quiere

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    pgina 10 LOSSERVATORE ROMANO domingo 14 de octubre de 2012, nme

    Juan de vila, predicadoy maestro espiritual

    bre de 2009, la definitiva Splica (Sulibellus) del Doctorado para el Maestro Juavila. El 18 de diciembre de 2010 tuvo lugCongreso Peculiar de Consultores Telogodicha Congregacin, en orden al Doctorad

    Santo Maestro. Los votos fueron afirmativo3 de mayo de 2011, la Sesin Plenaria de Cnales y Obispos miembros de la Congregdecidi, con voto tambin unnimemente mativo, proponernos la declaracin de San de vila, si as lo desebamos, como Doctola Iglesia universal. El da 20 de agosto de en Madrid, durante la Jornada Mundial dJuventud, anunciamos al Pueblo de Dios declarar prximamente a San Juan de presbtero, Doctor de la Iglesia universal. da 27 de mayo de 2012, domingo de Pentts, tuvimos el gozo de decir en la Plaza dePedro del Vaticano a la multitud de peregde todo el mundo all reunidos: El Esprituha hablado por medio de los profetas, con lones de la sabidura y de la ciencia continapirando mujeres y hombres que se empeala bsqueda de la verdad, proponiendo vaginales de conocimiento y de profundizacimisterio de Dios, del hombre y del mundo

    este contexto tengo la alegra de anunciarleel prximo 7 de octubre, en el inicio de la Ablea Ordinaria del Snodo de los Obispos,clamar a san Juan de vila y a santa Hildda de Bingen, doctores de la Iglesia univ[...] La santidad de la vida y la profundidala doctrina los vuelve perennemente actualegracia del Espritu Santo, de hecho los proen esa experiencia de penetrante comprensila revelacin divina y dilogo inteligente cmundo, que constituyen el horizonte permate de la vida y de la accin de la Iglesia. Stodo, a la luz del proyecto de una nueva evlizacin a la cual ser dedicada la mencioAsamblea del Snodo de los Obispos, y en gilia del Ao de la Fe, estas dos figuras detos y doctores sern de gran importancia tualidad.

    Por lo tanto hoy, con la ayuda de Diosaprobacin de toda la Iglesia, esto se ha rea

    do. En la plaza de San Pedro, en presencmuchos cardenales y prelados de la Curia Rona y de la Iglesia catlica, confirmando lo qha realizado y satisfaciendo con gran gustdeseos de los suplicantes, durante el sacrEucarstico hemos pronunciado estas palabra

    Nosotros, acogiendo el deseo de muchosmanos en el episcopado y de muchos fielemundo entero, tras haber tenido el parecer Congregacin para las Causas de los Santoshaber reflexionado largamente y habiendo ldo a un pleno y seguro convencimiento, cplenitud de la autoridad apostlica declaramsan Juan de vila, sacerdote diocesano, yHildegarda de Bingen, monja profesa de laden de San Benito, Doctores de la Iglesiaversal, en el nombre del Padre, del Hijo yEspritu Santo.

    Esto decretamos y ordenamos, establecique esta carta sea y permanezca siempre cvlida y eficaz, y que surta y obtenga sus efplenos e ntegros; y as convenientemente segue y se defina; y sea vano y sin fundamcuanto al respecto diversamente intente ncon cualquier autoridad, conscientemente oignorancia.

    Dado en Roma, en San Pcon el sello del Pesc

    el 7 de octubre de ao octavo de Nuestro Pontific

    La meditacin del Papaabre los trabajos del Snodo

    VIENEDE LAPGINA6VIENEDE LAPGINA 9

    realmente vale la pena sufrir, vale la pena sufrirhasta la muerte. Quien hace esta confessio ver-daderamente demuestra de este modo que cuan-to confiesa es ms que vida: es la vida misma, eltesoro, la perla preciosa e infinita. Precisamente

    en la dimensin martirolgica de la palabra con-fessio aparece la verdad: se verifica solamentepara una realidad por la cual vale la pena sufrir,que es ms fuerte incluso que la muerte, y de-muestra que es la verdad que tengo en la mano,que estoy ms seguro, que guo mi vida por-que encuentro la vida en esta confesin.

    Veamos ahora dnde debera penetrar estaconfesin: Os, lingua, mens, sensus, vigor.Por san Pablo, Carta a los Romanos 10, sabemosque la ubicacin de la confesin est en el co-razn y en la boca: debe estar en lo profundodel corazn, pero tambin debe ser pblica; la feque se lleva en el corazn debe ser anunciada:nunca es slo una realidad en el corazn, sinoque tiende a ser comunicada, a ser realmenteconfesada ante los ojos del mundo. De este mo-do, debemos aprender, por una parte, a ser real-mente digamos penetrados en el corazn porla confesin, as se forma nuestro corazn, ydesde el corazn encontrar tambin, junto con la

    gran historia de la Iglesia, la palabra y la valentade la palabra, y la palabra que indica nuestropresente, esta confesin que sin embargo essiempre una. Me n s: la confesin no es slocuestin del corazn y de la boca, sino tambinde la inteligencia; debe ser pensada y as, pensa-da e inteligentemente concebida, llega al otro ysignifica que mi pensamiento est situado real-mente en la confesin. Sensus: no es algopuramente abstracto e intelectual, la confessiodebe penetrar incluso los sentidos de nuestra vi-da. San Bernardo de Claraval nos dijo que Dios,en su revelacin, en la historia de salvacin, dioa nuestros sentidos la posibilidad de ver, de to-car, de gustar la revelacin. Dios ya no es algoslo espiritual: ha entrado en el mundo de lossentidos y nuestros sentidos deben estar llenosde este gusto, de esta belleza de la Palabra deDios, que es realidad. Vigor: es la fuerza vitalde nuestro ser y tambin el vigor jurdico de unarealidad. Con toda nuestra vitalidad y fuerza, de-

    bemos ser penetrados por la confessio, que de-be realmente p e rs o n a re; la meloda de Dios de-be entonar nuestro ser en su totalidad.

    Confessio es la primera columna por decirloas de la evangelizacin, y la segunda es cari-tas. La confessio no es algo abstracto, es cari-

    que debe crecer desde la fe, que debe transfor-marse en el fuego de la caridad. Jess nos dijo:

    He venido a traer fuego a la tierra y cmo deseoque ya arda. Orgenes nos transmiti una pala-bra del Seor: Quien est cerca de m, est cer-ca del fuego. El cristiano no debe ser tibio. ElApocalipsis nos dice que este es el mayor peligrodel cristiano: que no diga no, sino un s muy ti-bio. Precisamente esta tibieza desacredita al cris-tianismo. La fe debe convertirse en llama delamor, llama que encienda realmente mi ser, seconvierta en la gran pasin de mi ser, y as en-cienda al prjimo. Este es el modo de la evange-lizacin: Accndat ardor proximos, que la ver-dad se convierta en m en caridad y la caridadencienda como fuego tambin al otro. Slo eneste encender al otro a travs de la llama denuestra caridad, crece realmente la evangeliza-cin, la presencia del Evangelio, que ya no es s-lo una palabra, sino realidad vivida.

    San Lucas nos relata que en Pentecosts, enesta fundacin de la Iglesia de Dios, el EsprituSanto era fuego que transform el mundo, pero

    fuego en forma de lengua, es decir fuego que sinembargo tambin es razonable, que es espritu,que es tambin comprensin; fuego que est uni-do al pensamiento, a la mens. Y precisamenteeste fuego inteligente, esta sobria ebrietas, escaracterstico del cristianismo. Sabemos que el

    tas, es amor. Sloas es verdadera-mente reflejo de laverdad divina, quecomo verdad es in-separablemente tam-bin amor. El textodescribe, con pala-bras muy fuertes, es-te amor: es ardor, esllama, enciende alos dems. Hay unapasin en nosotros

    fuego est en el inicio de la culturahumana; el fuego es luz, es calor, esfuerza de transformacin. La culturahumana comienza en el momento enque el hombre tiene el poder de crearel fuego: con el fuego puede destruir,pero con el fuego puede tambintransformar, renovar. El fuego deDios es fuego transformador, fuegode pasin ciertamente que tambindestruye muchas cosas en nosotros,que lleva a Dios, pero sobre todo fue-go que transforma, renueva y crea

    una novedad en elhombre, que en Dios se

    convierte en luz.De este modo, al f i-

    nal slo podemos pediral Seor que laconfessio est en noso-tros profundamentearraigada y que se con-vierta en fuego que en-cienda a los dems; asel fuego de su presen-cia, la novedad de suestar con nosotros, sehace realmente visible yfuerza del presente ydel futuro.

  • 7/31/2019 LOSSERVATORE ROMANO. 14 Octubre 2012

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    nmero 42, domingo 14 de octubre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    La relacin del secretario general del Snodo de los obispos

    Los tiempos cambian, el Evangelio permanece

    SIGUE ENLA PG

    El lunes 8 de octubre por la maana tuvo lugar en el aula del Sen presencia de Benedicto XVI, la primera congregacin general dXIIIAsamblea general ordinaria del Snodo de los obispos. En esta congcin, presidida por el cardenal Tong Hon e inaugurada con el rezo hora Tercia, participaron 256 padres sinodales. Publicamos la traduccila relacin que pronunci en latn el arzobispo secretario general del S

    Nikola Eterovi.

    Intro duccinSanto Padre, sus eminencias y exce-lencias, padres sinodales, queridoshermanos y hermanas:

    Id, pues, y haced discpulos a to-das las gentes bautizndolas en elnombre del Padre y del Hijo y delEspritu Santo, y ensendoles aguardar todo lo que yo os he man-dado. Y he aqu que yo estoy convosotros todos los das hasta el findel mundo (Mt 28, 19-20). Las pa-labras de Cristo resucitado al finaldel Evangelio de Mateo inician elperodo de la misin de la Iglesia.Despus de recibir el Espritu Santo,que introduce en todos la Verdad(cf. Jn 16,13), los discpulos que n-timamente unidos, se dedicaban a laoracin, en compaa de algunasmujeres, de Mara, la madre de Je-ss (Hch 1, 14), abandonaron el Ce-nculo y fueron a predicar por to-das partes (Mc 16, 20), y en todaslas lenguas, el Evangelio de Jesucris-to. De la misma manera, el mandatode Cristo resucitado se puede aplicar

    a nosotros, reunidos en la XIIIAsam-blea general ordinaria del Snodo delos obispos para reflexionar sobre eltema: La nueva evangelizacin parala transmisin de la fe cristiana. Serefiere a la Buena Nueva anunciada

    mo aniversario del concilio VaticanoII y el vigsimo aniversario de la pu-blicacin del Catecismo de la Iglesiacatlica. Encomendndonos a la gra-cia del Espritu Santo, que Cristo re-sucitado, presente entre nosotros,

    nos dona sin medida (Jn 3, 34),creemos firmemente que el Ao dela fe dar abundantes dones espiri-tuales a la santa Iglesia de Dios,nuestra Madre.

    Santo Padre, ante todo deseo dar-le las gracias por haber convocadola Asamblea sinodal, la 5 durantesus ocho aos de Pontificado. Elelevado numero de Asambleas sino-dales demuestra que Su Santidad lasconsidera una expresin privilegiadade comunin entre los obispos,miembros del Colegio episcopal, yde su unidad con Su Santidad, Ca-beza de dicho Colegio. De hecho,bajo su atinada gua, han tenido lu-gar dos Asambleas generales ordina-rias sobre la Eucarista y la Palabrade Dios en los aos 2005 y 2008 res-pectivamente, as como la Segunda

    Asamblea especial para frica en2009 y la Asamblea especial paraOriente Medio en 2010.

    Tengo el placer de recibir a los262 padres sinodales, procedentes delos 5 continentes: frica, Amrica,

    Ordinarios y 11 son obispos auxilia-res .

    Dirijo un saludo especial a los de-legados fraternos, representantes delas Iglesias y comunidades eclesialesque comparten con los catlicos lapreocupacin por la evangelizacinde nuestros hermanos y hermanas enel mundo de hoy.

    Durante el Snodo tendremos laoportunidad de recibir a tres invita-dos especiales, que han aceptado lainvitacin del Santo Padre Benedic-to XVI a tomar parte en el Snodo.

    Acojo con alegra a 45 expertos y49 hombres y mujeres oyentes, quehan sido elegidos entre numerososexpertos y personas dedicadas a laevangelizacin y a la promocin hu-mana, conscientes de que su testimo-nio personal y el de sus respectivascomunidades enriquecern notable-mente el trabajo sinodal.

    gieron a 12 miembros y el Santdre Benedicto XVI nombr a 3 pos para completar el nmerovisto. El XII Consejo ordinariodos funciones principales, a scompletar las conclusiones de lAsamblea sinodal sobre la Pade Dios y preparar la XIII Asamgeneral ordinaria.

    Para llevar a cabo esta tareConsejo ordinario tuvo siete entros en Roma. El primero detuvo lugar el 25 de octubre de 2cuando la asamblea sinodal ellegando a su fin, lo que perque los miembros del Consejo snocieran mejor entre ellos, estciendo as un calendario de acti

    des futuras. A lo largo de 200Consejo ordinario se reuni treces: 20 y 21 de enero; 3 y 4 de jy 24 y 25 de septiembre. El Coordinario tuvo un encuentro elde junio de 2012; otro el 22 y 2

    por los Apstoles y enco-mendada a la Iglesia, es de-cir que Cristo muri pornuestros pecados, conformea la Escritura. Fue sepultadoy resucit al tercer da, deacuerdo con la Escritura. Seapareci a Pedro y despus alos Doce (1 Co 15, 3-5). ElEvangelio no ha cambiado;los cambios se dan solamen-te en los escenarios huma-nos, religiosos, culturales ysociales en los cuales la Pala-bra redentora debe ser vivida

    y transmitida al prjimo. Lacondicin indispensable paraeste trabajo misionero urgen-te es la fe, medida del dina-

    noviembre de 2011 y ot16 de febrero de 2012acuerdo con los miemdel Consejo ordinario, lcretara general intercainformacin y documcin por correo electrcon la intencin de reen la medida de lo pocualquier inconvenientesado por la ausencia dobispos de sus dicesisbido a sus reiterados viaRoma y a la Secretara gral.

    El propsito principaprimero de los dos entros del XII Consejo orrio fue reflexionar sob

    mismo apostlico. Conscientes deque el Seor puede tambin repren-dernos por ser hombres de poca fe( o) (cf. Mt 8, 26), recemoscomo hicieron los apstoles: Au-mntanos la fe ( )(Lc 17, 5). Oremos de manera parti-cularmente intensa durante el Sno-do, especialmente durante las cuatrocelebraciones eucarsticas presididaspor el Santo Padre Benedicto XVI.Adems de la liturgia de apertura deayer, el Santo Padre va a presidir lamisa de canonizacin de siete beatosel domingo 21 de octubre y la misade clausura el domingo 28 de octu-bre. La Eucarista del 11 de octubre

    tiene un significado especial. ElObispo de Roma presidir la solem-ne concelebracin que marca el ini-cio del Ao de la fe. Sin lugar a du-das, este evento tendr una influen-cia sumamente positiva en el Sno-do, considerando el hecho de que lafe y su transmisin forman parte deltema del mismo y sern examinadosen el contexto de la nueva evangeli-zacin. En nombre de todos los pa-dres sinodales y de los participantesen la asamblea sinodal, deseo expre-sar mi sincera gratitud al Santo Pa-dre por haber proclamado el Ao dela fe al conmemorar el quincuagsi-

    Asia, Europa y Oceana; a los repre-sentantes de los 13 Snodos de obis-pos de las Iglesias catlicas orienta-les sui iuris; a las 114 Conferenciasepiscopales y a la Unin de superio-res generales. Asimismo, saludo cor-dialmente a los jefes de los dicaste-rios de la Curia romana, estrechoscolaboradores de Su Santidad Bene-dicto XVI, el 264 sucesor de San Pe-dro en la Santa Sede. La mayora delos padres sinodales que participanen la Asamblea general ordinariahan sido elegidos: en concreto, 182padres sinodales, de los cuales 172han sido elegidos por las Conferen-cias episcopales y 10 por la Uninde superiores generales. De los res-tantes padres sinodales, 3 han sidodesignados por las Iglesias catlicasorientales sui iuris; 37 participan exofficio y 40 han sido nombrados porel Santo Padre. Entre ellos se cuen-tan: 6 patriarcas, 49 cardenales, 3 ar-zobispos mayores (de los cuales unoes cardenal), 71 arzobispos, 120 obis-pos y 14 sacerdotes. Con relacin asus cargos, 10 de ellos son jefes delas Iglesias orientales sui iuris, 32son presidentes de las Conferenciasepiscopales, 26 son jefes de los di-casterios de la Curia romana, 211 son

    Dirijo un cordial saludo a losenlaces de prensa, asistentes, traduc-tores y personal tcnico y, en parti-cular, a los colaboradores de la Se-cretara general del Snodo de losobispos, a quienes agradezco su de-dicacin y generosa contribucin ala preparacin de esta asamblea si-no dal.

    Esta presentacin est dividida en4 partes:

    I) Las actividades entre la XII y laXIIIAsamblea general ordinaria

    II) La preparacin de la XIIIAsamblea general ordinaria

    III) Las actividades de la Secreta-ra general

    IV

    ) Conclusin

    I) Las actividades entre la XII y laXIII Asamblea general ordinariaLa XII Asamblea general ordinaria

    del Snodo de los obispos tuvo lugarentre el 5 y el 26 de octubre de 2008sobre el tema: La Palabra de Diosen la vida y la misin de la Iglesia.Tras la conclusin de esta asambleasinodal, el XII Consejo ordinario dela Secretara general del Snodo delos obispos se form con 15 miem-bros. De acuerdo con el Ordo Synody

    Episcoporum, los padres sinodales eli-

    rica documentacin del Snodobre la Palabra de Dios. Los mbros del Consejo ordinario examron especialmente las 55 proposnes aprobadas por la mayora dpadres sinodales, con dos terciolos votos. La primera propuestacitaba al Santo Padre Benedictola posibilidad de ofrecer un dmento sobre el misterio de la bra de Dios en la vida y la mde la Iglesia y, tambin, a la luAo dedicado a San Pablo, el Atol de los gentiles, en el aniverde los dos mil aos de su nacimto.

    El Sumo Pontfice amablem

    acept la peticin de los padrenodales. Como en el pasado, elto Padre fue ayudado en la rcin de la exhortacin apostpostsinodal por miembros deConsejo ordinario de la Secregeneral del Snodo de los obicon la asistencia de expertos. Eencuentro de enero de 2009miembros acordaron un borradodocumento e hicieron algunasrencias muy detalladas. En el mjunio, examinaron el primer bdor de la exhortacin apost

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    pgina 12 LOSSERVATORE ROMANO domingo 14 de octubre de 2012, nme

    La relacin del secretario general

    SIGUE ENLA P

    VIENE DELA PGINA 11

    Numerosas observaciones queranevidenciar la riqueza del debate enla XII Asamblea general ordinaria delSnodo de los obispos, a la luz delmagisterio de la Iglesia, en especialdel concilio Vaticano II, los Padresde la Iglesia y las enseanzas del

    Santo Padre Benedicto XVI. Tras in-corporar estas observaciones inicia-les, el texto fue enviado por correoelectrnico a los miembros del Con-sejo ordinario para ulteriores suge-rencias, que fueron posteriormenteintegradas en el texto final. El 7 dejulio de 2009, la Secretara generalenvi el documento al Sumo Pont-fice, el cual realiz cambios notablessegn su propio carisma como Pas-tor universal de la Iglesia. Duranteuna audiencia concedida a la secre-tara general el 13 de junio de 2009,el Santo Padre acept la propuestadel Consejo ordinario y eligi el sig-nificativo ttulo de la exhortacinapostlica postsinodal, Verbum Do-mini. El Obispo de Roma firm eldocumento el 30 de septiembre de2010, memoria de san Jernimo, el

    gran amante de la Sagrada Escritura.Se public el 11 de noviembre de2010, el mismo da que fue presenta-da en la Oficina de prensa de laSanta Sede por el cardenal MarcOuellet, P.S.S., prefecto de la Con-gregacin para los obispos y relatorgeneral de la XII Asamblea generalordinaria; el cardenal GianfrancoRavasi, presidente del Consejo pon-tificio para la cultura y presidente dela Comisin para el Mensaje del S-nodo; monseor Nikola Eterovi, se-cretario general del Snodo de losobispos y monseor Fortunato Frez-za, subsecretario de la Secretara ge-neral. La exhortacin apostlica pos-tsinodal se public originariamenteen ocho idiomas. A continuacin sellevaron a cabo traducciones en otraslenguas.

    El 30 de mayo de 2009, la Secre-tara general del Snodo de los obis-pos envi la Relatio circa labores pe-ra c t o s de la XII Asamblea general or-dinaria del Sn