Los valores y la formación del estudiante

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110 Los valores y la formación del estudiante Por José Francisco Juárez Pérez Centro de Estudios Religiosos- Universidad Católica Andrés Bello 1. Horizonte de nuestra reflexión. El título de esta presentación es muy sugerente por cuanto apunta a una práctica insoslayable de todas las personas comprometidas con la educación en valores. Estos, como veremos más adelante, son los principios que guían y orientan la actuación de los seres humanos, por lo que es necesario ofrecer a la sociedad, y dentro de ella a sus instituciones, una educación en valores que responda a las exigencias de la cultura moderna. En este sentido, el siguiente trabajo, no pretende engrosar la lista de documentos, discursos y bibliografías destinados a teorizar sobre los valores. El interés que nos mueve, se dirige concretamente a presentar una experiencia. Seguramente, la misma contribuirá a profundizar en las estrategias y modos de hacer posible la formación integral del ciudadano. Esta experiencia se aplicó a los estudiantes de la Tercera Etapa de Educación Básica, o sea, a una población de entre los doce y los quince años de edad, aproximadamente. Ahora bien, la propuesta no queda reducida al ámbito escolar exclusivamente; somos del criterio de que los valores deben formar parte integral de la vida de la persona, por tal razón, su ámbito traspasa las fronteras del salón de clases y se manifiesta o se hace patente en cada circunstancia de la vida. Venezuela está viviendo una experiencia interesante en relación con el tema de los valores. Incluso nos atreveríamos a decir que el fenómeno, aunque es interpretado por algunos como una moda efímera y pasajera, también es visto por otros como la búsqueda personal y social de unos valores que hasta el día de hoy habían dejado de ser las prioridades del hombre contemporáneo, quizá obnubilado por los avances científicos y tecnológicos que en un momento de la historia le hicieron creer que él podía hacer más de lo que debía hacer, dejando a un lado la práctica de las virtudes humanas.

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    Los valores y la formacin del estudiante

    Por Jos Francisco Jurez Prez

    Centro de Estudios Religiosos- Universidad Catlica Andrs Bello

    1. Horizonte de nuestra reflexin.

    El ttulo de esta presentacin es muy sugerente por cuanto apunta a una prctica

    insoslayable de todas las personas comprometidas con la educacin en valores. Estos,

    como veremos ms adelante, son los principios que guan y orientan la actuacin de los

    seres humanos, por lo que es necesario ofrecer a la sociedad, y dentro de ella a sus

    instituciones, una educacin en valores que responda a las exigencias de la cultura

    moderna. En este sentido, el siguiente trabajo, no pretende engrosar la lista de documentos,

    discursos y bibliografas destinados a teorizar sobre los valores. El inters que nos mueve,

    se dirige concretamente a presentar una experiencia. Seguramente, la misma contribuir a

    profundizar en las estrategias y modos de hacer posible la formacin integral del ciudadano.

    Esta experiencia se aplic a los estudiantes de la Tercera Etapa de Educacin Bsica, o sea,

    a una poblacin de entre los doce y los quince aos de edad, aproximadamente. Ahora

    bien, la propuesta no queda reducida al mbito escolar exclusivamente; somos del criterio

    de que los valores deben formar parte integral de la vida de la persona, por tal razn, su

    mbito traspasa las fronteras del saln de clases y se manifiesta o se hace patente en cada

    circunstancia de la vida.

    Venezuela est viviendo una experiencia interesante en relacin con el tema de los

    valores. Incluso nos atreveramos a decir que el fenmeno, aunque es interpretado por

    algunos como una moda efmera y pasajera, tambin es visto por otros como la bsqueda

    personal y social de unos valores que hasta el da de hoy haban dejado de ser las

    prioridades del hombre contemporneo, quiz obnubilado por los avances cientficos y

    tecnolgicos que en un momento de la historia le hicieron creer que l poda hacer ms de

    lo que deba hacer, dejando a un lado la prctica de las virtudes humanas.

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    Ahora bien, es bastante el camino que se ha recorrido en este campo en

    Venezuela. Las experiencias no han sido pocas, pero su proyeccin ha quedado limitada a

    ciertos ambientes, circunstancia que no ha permitido que sean conocidas por el colectivo.

    Sin embargo, ello no ha sido un obstculo para que las iniciativas que se tienen sobre el

    tema, se pongan en marcha. Esta situacin la pudimos constatar al poner en prctica un

    programa de formacin en valores dirigido a estudiantes de la III Etapa de Educacin

    Bsica. Lo que comenz como una inquietud a partir de las observaciones diarias de lo que

    se viva en la institucin, culmin en un programa de formacin en valores cuyo objetivo

    era ofrecer a los jvenes de la Tercera Etapa de Educacin Bsica un programa de

    formacin con el que ellos pudieran compartir ciertos valores importantes para la vida, que

    adems, forman parte del proyecto educativo del colegio donde se puso en prctica. Los

    valores implcitos en dicho proyecto se ajustan perfectamente a cualquier otro, pues los

    mismos subyacen, estn a la base de toda concepcin del hombre o sociedad posible. Nos

    referimos primordialmente al respeto, la solidaridad, la honestidad, la confianza, la amistad,

    la sinceridad, la justicia, entre otros. Este programa fue desarrollado durante el perodo

    escolar 1997-1998.

    No cabe la menor duda de que la formacin de valores en los nios y jvenes es

    fundamental y de que entre las distintas instituciones responsables de dicha formacin, la

    familia y la escuela, cumplen un rol primordial. As que, siendo la escuela uno de los

    epicentros desde donde se forman los ciudadanos, debemos volver la mirada a ella para

    revisar lo que se est haciendo en cuanto a formacin en valores se refiere.

    Tomando en consideracin lo anteriormente dicho, a continuacin ofreceremos

    algunas pautas de reflexin que pretenden justificar la necesidad de que en las instituciones

    educativas se elaboren programas de formacin , porque no basta con elaborar solamente

    carteleras alusivas al tema, dictar charlas, conferencias o suponer que esa es una tarea que

    corresponde a la familia u otras instituciones. Es menester hacer abstraccin de ellos y

    aplicarlos en la vida diaria. Para esto se necesita planificar y jerarquizar las necesidades de

    la institucin. Tambin ofreceremos algunos datos sobre el programa de formacin en

    valores que llevamos a la prctica y que nos permiti consolidar nuestra inquietud en

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    cuanto a considerar que s es posible operar cambios significativos en los jvenes, cuando

    se sumen conductas acordes con los valores presentados.

    2. Por qu un programa de formacin en valores?

    Porque la educacin de valores y virtudes humanas es un deber, casi podramos

    decir, utilizando la expresin del filsofo Inmanuel Kant, que es un imperativo categrico

    que no podemos eludir. La reflexin sobre los valores debe volcarse al estudio de los

    modos, maneras o alternativas que permitan encontrarnos de cara con ellos. En otras

    palabras, la discusin en relacin al debate sobre los valores ha de discurrir en torno al

    uso de las metodologas y estrategias ms idneas para que ellos puedan ser aprehendidos

    por el sujeto en su totalidad.

    Y es que el pas est reclamando una educacin en donde los nios y los jvenes se

    sientan comprometidos con su realidad y sean capaces de dar las respuestas ms acertadas o

    adecuadas a los retos que les plantea la sociedad actual. Los valores se constituyen en una

    suerte de guas que orientan la vida de las personas y por ende, de la sociedad. Porque no

    se puede concebir una sociedad sin valores, a menos que se quiera vivir en el caos total.

    Basta que observemos de soslayo la crisis de nuestros pases para darnos cuenta de que

    stas son producto de los pseudo valores que se han implantado en nuestra cultura y que se

    han querido vender como la nica alternativa para ser feliz.

    Todos necesitamos de un referente que nos gue o facilite el camino que

    recorremos, sobre todo cuando se trata de nuestra personalidad. No hay quien gestione su

    vida sin la ayuda de otras personas. No es posible una sociedad sin una estructura valorativa

    que la defina y le de sustento. En este contexto, el programa de formacin en valores

    constituye una gua que orienta y ofrece una alternativa en el modo de entender la vida.

    Considerando la situacin de nuestro pas, son oportunas todas las iniciativas que permitan

    vivir o poner en prctica los valores.

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    3. Aproximacin terica a los conceptos: valores, actitudes y virtudes

    Comenzaremos explicando brevemente el significado de las palabras valores,

    virtudes y actitudes. Estas palabras, aunque guardan una estrecha relacin entre s por

    cuanto estn ligadas por una finalidad, que por ahora denominaremos formacin ciudadana,

    poseen una identidad propia.

    3.1. Los valores

    Con la palabra valor se designa lo que vale. Tambin se indica que un valor es una

    cualidad de una cosa por la que se paga algo. El sentido comn insina que los valores son

    ciertas cosas que son importantes para una persona. La definicin de valor depende del

    enfoque o punto de vista que se adopte. Por ejemplo para Adam Smith el valor de un bien

    se fija con base en la oferta y la demanda. Esta postura es vista desde la lente de la

    economa. Otra postura la encontramos en Marx, para quien el valor es trabajo cristalizado.

    Desde la perspectiva filosfica, las interpretaciones que se hacen sobre el valor son

    esencialmente de dos tipos: la subjetiva que niega la realidad en s a los valores y los hace

    depender de la estimacin personal, y la objetiva segn la cual los valores son

    independientes de toda apreciacin individual. Armando Rugarca, en una posicin ms

    conciliadora, plantea que un valor es algo a lo que vale la pena dedicar la vida o parte de

    ella.1

    Los valores, en su expresin genrica, pueden ser de dos tipos: morales y no

    morales. Sin embargo, cuando se trata de educacin en valores no se habla del trmino

    genrico, sino de los valores morales. Los valores morales, como la responsabilidad y la

    honestidad implican una obligacin. Tal es el caso de la persona que adquiere una deuda

    con un amigo y aunque ste no le fije fecha de pago, probablemente aquel se sienta

    obligado a cancelarle cuanto antes por el compromiso moral adquirido. Otro caso puede ser

    la educacin de los hijos que constituye para los padres un compromiso, an cuando nadie

    est formalmente recordndole esta obligacin moral. En otras palabras, los valores

    1 Cfr. RUGARCA, Armando Ob. cit. p73

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    morales nos dicen lo que debemos hacer.2 Por su parte, los valores no morales tienen una

    obligacin no asociada. Ellos expresan nuestra valoracin subjetiva por ciertos bienes o

    actividades. Por ejemplo, podemos atribuirle gran valor a fumar un cigarrillo antes de

    acostarnos, a escuchar msica o a subir todos los domingos al cerro El Avila para mantener

    la salud. Podemos percibir que ciertas actividades tienen un gran valor pero no tenemos

    obligacin alguna de hacerlas o practicarlas.

    En esta misma lnea de reflexin conceptual, se afirma insistentemente que los

    valores son indefinibles, porque son el reino de lo algico. Sin embargo, las ms dispares

    escuelas podran coincidir en esto: valor es aquello capaz de arrancarnos de nuestra

    indiferencia, lo que hace que prefiramos unas cosas a otras, que las estimemos, ms o

    menos; en una palabra, el valor reside en la preferibilidad o estimabilidad del objeto3. Esto

    significa que no hay parcela del ser ajena al valor, es decir, que el valor es el ser en cuanto

    lo sentimos y apetecemos desde el punto de vista de la perfeccin. Porque el valor siempre

    est ligado a lo existente. Todo ente (no solamente las cosas con extensin, los objetos

    materiales, los seres orgnicos, sino tambin los seres espirituales) posee el ser y, en cuanto

    tiene ser, es accesible a la experiencia y a la voluntad del hombre. Hablamos entonces de

    valor cuando un ente mueve nuestras tendencias y nuestra voluntad. Y aunque el criterio

    del movimiento de la voluntad es secundario, tambin es decisivo por cuanto el valor pone

    en movimiento la voluntad como motivo.

    3.2. Actitudes.

    Un aspecto de los valores pertinente a la educacin, es sin duda su relacin con las

    actitudes. Estas expresan los valores personales, sociales y humanos, del individuo,

    producto de sus decisiones.4 En otros contextos, suele decirse tambin que la actitud es una

    disposicin permanente del sujeto para reaccionar ante determinados valores5. Por

    ejemplo, hay quien siente la preocupacin por la pulcritud y la elegancia; el mdico tiene

    2 Cfr.PEDRALS, Juan (1997). La educacin de valores y virtudes en la escuela. Editorial TRILLAS.

    Mxico. p.28 3 MARN, Ricardo. (1976). Valores, objetivos y actitudes en educacin. Min Editorial. Espaa. p144

    4 Cfr. RUGARCA, Armando. Ob. cit. p 15

    5 Cfr. MARN, Ricardo. Ob. cit. p69

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    una viva sensibilidad para la salud y sus condicionantes y el hombre poltico se dinamiza

    con los problemas de la organizacin de la vida colectiva y toma opciones apasionadas por

    lo que estima ms justo. Hay muchas maneras de caracterizar a una persona, pero si

    poseemos los rasgos o apreciaciones de sus actitudes, de su aceptacin o rechazo habitual

    de determinados valores, si conocemos la intensidad y signo de las preferencias que

    imantan y configuran su vida, tendremos un buen diseo o perfil de su personalidad.

    El asunto ms difcil consiste en determinar las categoras que nos permiten

    entender este hecho de tan multiforme y complicada faz. El hilo conductor que califica y

    da sentido a las actitudes son los valores. Es decir, se pueden agrupar las actitudes segn los

    valores que las definen.

    En este sentido, Ricardo Marn6 presenta en su obra un cuadro de las actitudes

    positivas hacia los valores. Solamente haremos referencia, a modo de ejemplo, a los

    valores tiles, estticos y religiosos.

    Valores tiles: Tendencias a niveles superiores de realizacin; la obra acabada bien hecha;

    economa de tiempo y medios; adquirir nuevas tcnicas; eficacia en el trabajo; sentido de la

    economa y de la rentabilidad

    Valores estticos: Tienen que ver con la limpieza; orden; presentacin esmerada; cultivo

    del buen gusto dar un toque bello a cuanto se hace.

    Valores religiosos- trascendentes: Son aquellas convicciones firmes y slidas; sentido

    espiritual de la vida; sentido trascendente de todo acontecer; amor y entrega al prjimo y a

    Dios.

    Como podemos ver, las actitudes se cristalizan en manifestaciones de conductas

    que son directamente proporcionales a los valores implcitos en ellas. Por eso, la

    formacin de las actitudes es una tarea bsica, ms importante todava que la transmisin

    de conocimientos y no tanto por aquello de que con el tiempo las cosas aprendidas de

    memoria se olvidan, expresin por dems cuestionable, sino porque la actitud, es decir, la

    predisposicin del que obra, sigue siendo una pieza clave en la educacin.

    6 Ibidem p.74

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    Segn Juan Manuel Cobo, se puede entender una actitud como una realidad en la

    persona que le predispone a actuar de una manera determinada, que le inclina a obrar en

    una determinada direccin, lo que podramos llamar una predisposicin conductual, que

    no consideramos innata, sino algo que la persona adquiere 7 De acuerdo al autor, la actitud

    hace referencia explcita a la accin. Y se acta en conformidad con lo que se desea,

    anhela, quiere o ama. Aunque podemos hacer la observacin de que tambin se acta por

    obligacin, compromiso o presin.

    Ahora bien, no es fcil distinguir entre valor y actitud; a veces se nos presenta como

    valor lo que en realidad es una actitud y viceversa. Y en el mismo orden de cosas, es muy

    difcil precisar qu actitud (o conducta) correspondera a un determinado valor. Es ms, a

    un determinado valor pueden corresponderle varias actitudes, por ejemplo, al valor de

    socializacin podemos hacerle corresponder las actitudes de solidaridad, nacionalismo,

    participacin, comunicacin, etc.

    Los valores se nos presentan como un fin y la actitud como la va humana

    conducente a ese fin. Esta actitud permanente hace que el individuo acte sobre su realidad

    de una manera concreta y definitiva. Por ejemplo, ante el valor libertad, los indicadores

    que conducen a vivir ese valor son los que siguen: asume y elige con responsabilidad una

    escala de valores personal fundamental para la convivencia humana, dando razn de la

    vigencia de la misma; conciencia de la capacidad de libertad y voluntad del individuo

    humano y conquista de la autonoma para actuar en su medio natural y social; expresin

    espontnea de cuanto piensa y percibe; capacidad de expresar con autonoma y modificar

    sus puntos de vista cuando los justifican argumentos razonables; respeta el punto de vista

    de los dems; apertura al pluralismo y valoracin del mismo.

    7 COBO; J.M. (1993) Educacin tica. Endymion. Madrid.

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    3.3. Las virtudes

    Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad

    que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guan nuestra conducta segn la

    razn (tambin la fe, para los creyentes). La tradicin griega destac cuatro virtudes

    cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. El cristianismo por su parte hizo un

    aporte importante en este tema por cuanto present las virtudes teologales, que son tres: la

    fe, la esperanza y la caridad. Estn centradas en la relacin del hombre con Dios, tienen

    como motivo, origen y objeto, a Dios.

    Para entender la relacin entre valores y virtudes, debemos considerar que los

    valores hacen referencia a principios ticos, por ejemplo, cuando se habla de la verdad o de

    la justicia como valor. Mientras que las virtudes estn asociadas a los comportamientos, por

    ejemplo, la honestidad o la responsabilidad. Aunque a primera vista verdad y honestidad

    estn relacionadas, no pertenecen al mismo concepto y esto es una distincin aunque sutil,

    muy interesante en el campo de la educacin. De hecho, para Scrates slo a travs de las

    virtudes morales un hombre puede llegar a ser realmente libre para asumir algo como el

    verdadero control de su propia vida. Para l lo correcto y la virtud no dependan de los

    apetitos o instintos sino de que se debe construir a partir de la relacin entre razn y pasin.

    8 Ya vamos viendo cmo las virtudes se definen desde la accin, mientras que los valores

    necesitan un referente para encarnarse, o dicho en otras palabras, los valores se explicitan

    en las virtudes y en las actitudes concretas.

    A continuacin mencionaremos la clasificacin que recoge Juan Grass Pedrals9 de

    acuerdo a la definicin dada por Aristteles ya que nos parece relevante conocer los dos

    grupos en los que se pueden clasificar las virtudes, segn el filsofo griego. El distingue

    entre virtudes morales y virtudes laborales.

    Las virtudes morales. Se trata de excelencias del alma relacionadas con una

    relacin social exitosa con otras personas y que constituyen un elemento favorable en la

    8 Cfr. PEDRALS, Juan. Ob. cit. p 40

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    construccin de una comunidad civilizada: la sobriedad, la templanza, la amistad, la

    sencillez, la compasin, el pudor, la castidad, la humildad. Un segundo grupo de virtudes

    morales: la honestidad, el respeto, la generosidad, la prudencia, la lealtad, la

    responsabilidad, la fortaleza y la justicia, tienen tambin relacin con el mundo laboral; no

    slo enriquecen las relaciones entre las personas, sino el trabajo o la productividad.

    Virtudes laborales. Son las que permiten enfrentar con xito empresas humanas en distintos

    campos de accin, del arte y del conocimiento. Sin embargo, su aplicacin tambin se

    requiere en el hogar: la obediencia, el orden, la perseverancia, la laboriosidad, la paciencia,

    la flexibilidad, la audacia, el optimismo, la creatividad.

    Hay quien seala que el hombre est hecho para conseguir la verdadera felicidad

    con la persecucin del bien moral. Como la inteligencia y la voluntad, las facultades

    humanas de que el hombre dispone para este fin, son tendencias a la verdad, al bien

    universal, han de ser determinados a particulares actos de bondad por medio de los hbitos.

    As entonces, las virtudes son hbitos buenos que perfeccionan las facultades del hombre

    para conseguir la verdad y la bondad.10

    Es decir, si el hombre desarrolla las virtudes, la

    razn percibir el verdadero bien del hombre y la voluntad y el apetito sensitivo seguirn

    a la razn para el perfeccionamiento de ste. Por eso, desarrollar las virtudes en uno mismo

    y educar a los nios y a los jvenes en las virtudes es tan importante.

    Siendo entonces, la virtud un hbito operativo bueno, en contraste con el vicio que

    es un hbito operativo malo, el desarrollo de las virtudes realimenta el entendimiento y la

    voluntad de tres modos principales. Se trata de la firmeza, la prontitud y un cierto agrado.11

    Por lo general, las virtudes tienen por objeto hacer al hombre como debe ser. Es decir,

    reafirman a la persona en lo que est haciendo, crean una capacidad de obrar bien con

    ms facilidad porque los actos aislados se han incorporado a la misma persona, a su modo

    de pensar y obrar. Por lo tanto, el hombre deja libre el entendimiento y la voluntad para

    profundizar ms, para conseguir una mayor eficacia. Sin pensar tanto, sin esforzarse tanto,

    9 Idem p 40

    10 Cfr. ISAACS, David. (1981) La educacin de las virtudes humanas.TomoI. EUNSA. Pamplona.p 68

    11 Ibidem p 68

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    la persona decide, reacciona y acta positivamente. En otras palabras, la virtud permite a la

    persona conocer la felicidad; obrar a gusto, con satisfaccin12

    4. El maestro como referente significativo en la formacin de valores

    El tema de la educacin en valores es apasionante. Su importancia social y la

    diversidad de planteamientos que surgen cuando se inician las investigaciones en esta rea

    lo confirman. Pero as como es innegable la necesidad de profundizar en el tema, tambin

    hay factores que atentan contra la posibilidad de desarrollar o poner en prctica iniciativas

    en este campo.

    En Venezuela no son pocos los problemas que aquejan al sistema educativo.

    Creemos que quiz el ms grave es la costumbre del ciudadano comn a ver en los

    antivalores un estilo de vida aceptable. Por contraposicin, la prctica de virtudes es

    menospreciada, o por lo menos es mal visto quien intenta manifestar conductas acordes a

    los valores universalmente aceptados. En otras palabras, parece que la crisis educativa y

    social actual tiene anclada sus races en las valoraciones del ciudadano.

    Intentemos profundizar un poco ms en este asunto. Nuestro pas atraviesa una

    situacin alarmante en todo orden (social, poltico,econmico, educativo, salud, etc). Para

    unas personas lo que sucede es una cuestin de coyuntura social, producto de las

    macropolticas aplicadas por los organismos internacionales. Para otros, lo que vivimos es

    una crisis de valores porque no se han cultivado lo suficientemente en las familias y en las

    escuelas y ahora padecemos las consecuencias.

    Pero no es Venezuela la nica que vive esta amarga experiencia. Los pases

    industrializados y todava an aquellos con escasos ingresos per cpita estn atravesando

    algo similar. Nosotros estamos convencidos de que lo que estamos viviendo es una clara

    manifestacin de la debilidad de las instituciones que conforman la sociedad porque no han

    sabido cultivar los valores. En el apartado anterior definamos a un valor como aquello que

    12

    Ibidem p 69

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    le da sentido a la vida. Es decir, aquello por lo que una persona decide vivir. Si retomamos

    este concepto en su sentido amplio, los valores de una sociedad son los que le dan sentido,

    orientacin y visin al conjunto de personas que forman parte de ella. Es por esto que desde

    la cuestin econmica, pasando por la poltica, educacin, salud e inclusive por las

    relaciones personales, todas se ven afectadas cuando no se tienen claros los principios

    humanos de relacin, cooperacin, lealtad, respeto, etc. que van a marcar las pautas en la

    convivencia social.

    Esto explica de alguna manera el que gran cantidad de la poblacin viva en un

    estado de insensibilidad, poca estima, indolencia, corrupcin, egosmo, apata, violencia,

    etc. sin que la persona se de cuenta de que est contribuyendo a la agudizacin de la crisis.

    Pongamos como caso que puede ilustrar lo que venimos diciendo, el de un taxista que al

    hacerle una carrerita a un cliente en todo el trayecto no hace otra cosa que hablar mal del

    gobierno porque no arregla las calles, o porque no est pendiente de los semforos.

    Inclusive es probable que en su crtica se atreva a mencionar que el pas anda mal porque la

    gente no cumple las leyes y que este es un pas de vivos. Sin embargo, mientras nuestro

    conductor est concentrado en todas estas reflexiones, pas por alto cuatro semforos en

    rojo y cada vez que pudo en la autopista se meti por el canal de la orilla, dejando tras de s

    a incautos conductores respetuosos de las leyes de trnsito.

    Esta situacin es un dato que nos permite aseverar que la crisis tiene que ver con

    una nula o escasa formacin ciudadana. Que no es otra cosa que una deficiente educacin

    en valores a todo nivel, en el que se incluyen todas las instituciones que forman parte de la

    sociedad venezolana, comenzando por la familia y la escuela.

    En la escuela convergen los nios y jvenes que constituyen el marco de referencia

    de la sociedad en el futuro. De tal manera que el maestro en este sistema tiene, junto a la

    familia, una loable tarea que cumplir. A los maestros le dedicaremos las siguientes lneas.

    Partimos del convencimiento de que el maestro (a) o profesor(a) es , junto con los

    padres, el modelo principal en el que el nio o el joven se fija para formar el cuadro de

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    valores que dan sentido a su vida. Esto es muy importante considerar porque se tiene la

    falsa creencia de que el nio va a la escuela a aprender conceptos nicamente. La funcin

    de modelaje que ejerce el maestro(a) en sus estudiantes es fundamental si consideramos que

    stos comparten incluso hasta 8 horas diarias, o ms, como es el caso del colegio San

    Agustn. La principal causa de este fenmeno es que la imitacin juega un papel

    importante en la adquisicin de la cultura desviada y de la adaptada, tal como afirma un

    clsico del estudio de la significacin y condiciones en que se desarrolla el hecho

    imitativo 13

    . La imitacin cobra tanto mayor relieve cuanto ms estrechos son los lazos

    afectivos que unen al nio con el adulto. El docente debe ser consciente de esta

    responsabilidad porque podra ser que se le estuviera escapando de sus manos algo muy

    fundamental en la educacin de los nios y jvenes a su cargo y que no es otra cosa que

    propiciar las condiciones para vivir en un ambiente de valores.

    En el mbito educativo est creciendo la conciencia de la importancia del docente

    como transmisor de valores. Un hecho que se explica por el nmero creciente de

    publicaciones en esta rea- aunque haciendo la salvedad de que todava en nuestro pas

    estamos en las etapas iniciales- y sobre todo porque ya se percibe en algunos centros

    educativos el inters por desarrollar proyectos sobre valores.

    Pero, cules son los valores que un docente est llamado a suscitar? El tema puede

    ser polmico si se tocan aspectos que tienen que ver con el rea religiosa, moral y la

    poltica. Sin embargo, existe un amplio terreno de consenso, que podra circunscribirse

    diciendo que el educador tiene que ayudar al alumno a encontrar sus propios valores y

    actuar con sentido y dar sentido a su vida. Estos valores estn referidos a tres reas bien

    delimitadas: el propio estudiante, su relacin con los dems y su relacin con la naturaleza

    y el mundo de las cosas. El estudiante tiene que construir un autoconcepto positivo, el cual

    ser obtenido a partir del concepto que los dems le reflejan sobre l mismo, especialmente

    los adultos importantes. Tambin tiene que desarrollar unas actitudes sociales positivas, a

    partir de valores como la aceptacin, el respeto, la colaboracin, la ayuda, el perdn y la

    compasin. Y por fin, es necesario que adopte una postura no depredadora, sino de respeto

    13

    Cfr. PEREIRA, Mara .(1999) Educacin en valores. Metodologa e innovacin en el aula. Editorial

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    y de autolimitacin voluntaria con relacin a los objetos materiales y la naturaleza. Estos

    valores son aceptados por todas las culturas contemporneas. Pues bien, el docente puede

    ayudar enormemente a que sus alumnos desarrollen esas actitudes ofreciendo una

    educacin integral: cognoscitiva, afectiva, tico-moral y esttica.

    La escuela tiene una gran responsabilidad en la formacin del pas. La manera ms

    eficaz que las sociedades en todo el mundo han encontrado hasta ahora para formar mejor

    a su gente es a travs de la familia, la escuela y el trabajo. Estudios reconocidos

    internacionalmente indican que ms aos de escolaridad y mayor calidad de la enseanza es

    la frmula ms efectiva para formar mejor a la gente. sta es la tendencia de los pases que

    ms progresan en el mundo: la gente invierte ms tiempo en su formacin y esa formacin

    es cada vez de mayor calidad. 14

    Ahora bien, lo que no podemos negar es que la escuela es

    reflejo de la sociedad, es el lugar donde los alumnos permanecen ms tiempo, despus del

    hogar. El aporte positivo de la escuela en la formacin de los alumnos es incuestionable.

    Sin embargo, es necesario detectar algunos elementos potencialmente negativos que

    pueden conspirar en contra de un ambiente educativo favorable.

    a. El individualismo. Si los profesores piensan que el progreso individual de los alumnos

    no tiene relacin con el progreso general del curso o con el ethos de la escuela, sta no

    lograr construir una comunidad tica ni va a lograr transmitir ciertos valores. En este

    escenario distorsionado de la realidad, el centro est en el individuo, en forma aislada

    de su entorno y de sus relaciones con la comunidad.

    b. Competitividad. La competitividad es hermana del individualismo y est promovida por

    la sociedad en general. Hay una competitividad sana o tica que busca la excelencia en

    toda obra de significacin, superar los defectos y progresar, y hay una competitividad

    negativa que busca derrotar al adversario o cumplir lo mnimo para alcanzar ciertos

    premios. La actitud de la escuela debe ser clave para orientar la competitividad natural

    de los alumnos por el buen camino.

    TRILLAS. Mxico. p 14

    Para una lectura ms amplia sobre el tema de la educacin en Venezuela leer la obra de Gerver Torres

    titulada Un sueo para Venezuela., publicada por el Banco Venezolano de Crdito en el ao 2000

  • 123

    c. Falta de vnculos con el mundo exterior. Muchas escuelas tienen programas de

    solidaridad con instituciones necesitadas, ajenas al colegio. Estos programas son

    necesarios para evitar el aislamiento, que pueden hacer que los alumnos se preocupen

    slo de s mismos y de sus amigos o parientes inmediatos. Si la escuela no establece

    vnculos con el mundo exterior, los alumnos pueden sentir que ellos no tienen

    responsabilidad social con la comunidad, aparte de obedecer ciertas leyes. Otro ejemplo

    de la falta de vnculos con la realidad se da cuando la historia se presenta en forma de

    simple recuento de hechos, desprovistos de referencias por ejemplo el cinismo, la

    brutalidad , el liderazgo, la ambicin y otras actitudes humanas.

    d. Razonamiento superficial. Las escuelas tienen la gran responsabilidad de desarrollar la

    capacidad de pensamiento profundo en los jvenes. Sin embargo, la estructura

    curricular usualmente atenta contra el logro de este objetivo. Otro elemento negativo lo

    puede constituir la forma de medir los conocimientos y la manera de evaluar el

    rendimiento del alumno. Esto se hace muchas veces con preguntas de respuestas

    breves, casi automticas, carentes de reflexin. Se pretende con esto dar respuestas

    correctas pero no el por qu. Se premian las buenas notas pero no el aprender. Este

    escenario atenta contra la maduracin tica de los alumnos, porque no se les brinda un

    espacio para reflexionar respecto a temas de valores morales y, finalmente, no se les

    ayuda a estructurar su percepcin sobre el significado y los propsitos del hombre y de

    la mujer en la tierra.

    e. Docentes con poca preparacin en educacin moral. Los profesores no tienen una

    formacin acadmica en moral, mucho menos en metodologas en educacin en

    valores. Esta es una limitacin en casi todas las universidades puesto que estas

    materias no forman parte del currculo obligatorio de un profesor. Esto se agrava con el

    hecho de que el profesor, al igual que cualquier persona, puede estar confuso con

    respecto a su propia escala de valores y/o no saber expresarla o articularla con claridad.

    En este caso se encontrara limitado para orientar a sus alumnos y para ejercer autoridad

    en un tema tan delicado como el que se est tratando aqu.15

    15

    Cfr. Introduccin del texto PEDRALS, Juan Ob. cit pp25-26

  • 124

    Pero ya que los valores tienen esencialmente una disposicin jerrquica, de acuerdo

    con las dimensiones de la personalidad del educando, jerrquicamente han de ser

    inculcados en la educacin. Esto quiere decir, por una parte, que todos tendran que ser

    desplegados en el quehacer educativo y que debemos acentuar los que ocupan la cumbre de

    la jerarqua. Pero dos riesgos acechan la tarea de todo educador contemporneo: la

    fascinacin tcnico- cientificista y el predominio de las estructuras colectivas sobre los

    valores estrictamente personales.

    Cada da surge nueva polmica en torno al valor de tantos temas, tantas cuestiones

    y tantas asignaturas como tiene que aprender el educando y cuya proyeccin sobre el

    desarrollo plenario de su vida es, en no pocas ocasiones, ms que discutible a menos que

    supongamos con una ingenua creencia que la transferencia del aprendizaje se da de una

    manera ilimitada y que permitir prepararle eficientemente en la vida para las tareas,

    actitudes e ideales para los que no se le prepar en modo alguno en las aulas. Solamente se

    pueden transmitir aquellos valores que por tener un carcter general tienen una ilimitada

    aplicabilidad a todas las situaciones vitales. No se puede pretender inculcar solamente los

    valores econmicos desconectados de los valores vitales o de los estticos y los espirituales.

    En caso de ser as tendramos a alumnos especialistas que seguramente aumentaran los

    bienes de consumo y produccin, pero con descuido de su personalidad. Es necesario que

    tanto los valores vitales, econmicos, estticos, ticos y religiosos formen parte del cuerpo

    valorativo del sujeto. Es conveniente cultivar los valores pero dando a cada cual la

    funcin exacta en el despliegue de la personalidad.

    Estamos ante un desafo, ante un gran reto, ante la necesidad apremiante de dar

    respuestas a mltiples cuestiones prcticas que hoy se nos presentan . El cambio que se

    plantea en el mbito educativo no es nuevo, pero lo es el grado en que se da, el ritmo

    acelerado del mismo, que nos produce la impresin de provisionalidad en esta era nuclear

    y espacial, por otro lado apasionante.

    Podramos decir que educar en cualquier mbito, ya sea familiar, escolar o social

    sera ayudar a dar respuestas personales adecuadas, a cualquier requerimiento de la vida, ya

  • 125

    que el objeto pedaggico afecta toda la existencia personal. La tarea de ensear consistir

    en una toma de conciencia personal en el acoplamiento del individuo con el mundo y los

    dems16 Si la educacin es un proceso continuo de toma de conciencia , de interiorizacin

    del ser que somos ( y por ser la escuela el espacio ideal para desarrollar estos procesos,

    adems de que se nos presenta como algo importante para la comunidad, el individuo, para

    la sociedad y la economa) la escuela necesita entonces ser repensada para que pueda salir

    al paso de los nuevos problemas que el futuro le depara.

    5. Datos sobre la investigacin

    Una vez hechas las precisiones tericas, abordaremos el procedimiento

    metodolgico utilizado para poner en prctica el programa . El primer paso que dimos fue

    detectar el problema que particularmente exista en el colegio. Nos preguntamos si era

    posible educar en valores a travs de un programa en el que estuviera presente una

    actividad o tcnica que les permitiera a los participantes reflexionar, desde la prctica,

    sobre los valores presentados. Observamos que en el colegio los estudiantes estaban

    desprovistos de una alternativa que pudiera hacerle frente a los constantes bombardeos

    mediticos que en muchas ocasiones chocaba con la formacin que se ofreca en el

    colegio. Por otra parte, los docentes estaban dedicados exclusivamente a desarrollar los

    objetivos de sus materias respectivas, dejando de lado aquellas situaciones en las que

    podan estar comprometidos por tener que hablar sobre un valor en particular. Nos

    preguntamos si ante la crisis que estbamos viviendo, de prdida de valores en la sociedad,

    era posible educar en valores y si eso iba a tener algn efecto en la comunidad educativa.

    Estas inquietudes nos dieron la pauta para iniciar nuestro trabajo.

    El objetivo planteado fue desarrollar un programa de formacin en valores que le

    permitiera a los educandos de la III Etapa de Educacin Bsica del colegio Yale,

    reflexionar sobre los valores propuestos en el ideario educativo de la institucin para

    iniciar cambios significativos en su conducta, teniendo como norte los valores positivos

    16

    GUSDORF. G. (1977) Para qu los profesores. Cuadernos para el dilogo. Madrid. p.24

  • 126

    respeto, tolerancia, paz, solidaridad, honestidad, otros- que necesita toda persona para

    lograr una mejor calidad de vida.

    6. Metodologa utilizada

    El programa se elabor mediante la puesta en prctica de una investigacin de

    campo, con un diseo cuasiexperimental. Se llev adelante en un ambiente natural donde

    los grupos de trabajo estaban previamente conformados, es decir, eran grupos intactos. Este

    procedimiento orient el tipo de investigacin, ya que en este caso se manipularon y

    controlaron las variables, antes, en y despus del experimento sin seleccin al azar.

    El proyecto se desarroll en tres fases. La primera fue en el mes de septiembre de

    1997; en el colegio Yale se aplic una encuesta a los estudiantes de la III Etapa de

    Educacin Bsica con la finalidad de conocer las reacciones de los estudiantes ante ciertas

    situaciones hipotticas o reales en las que se les peda que asumieran una posicin al

    respecto. Esto se hizo mediante el uso de la escala tipo Likert, que mide actitudes.

    Inmediatamente se procedi a conformar dos grupos de estudio: el grupo control y el grupo

    con el que se iba a trabajar el programa. La segunda etapa o fase consisti en la puesta en

    prctica del programa de formacin en valores. El programa se concret a partir de los

    resultados obtenidos en las encuestas, es decir, una vez que se analizaron los resultados, se

    procedi a organizar el material para trabajarlo con los estudiantes, tratando de que las

    actividades ofrecidas respondieran a las expectativas de los estudiantes. Al finalizar el

    perodo escolar se volvi a pasar la encuesta a los estudiantes para contrastar los resultados

    con aquellos que se haban obtenido la primera vez. Cada actividad se estructur de la

    siguiente manera: Ttulo; objetivo; desarrollo; tiempo aproximado; apoyo (materiales

    necesarios para el logro del objetivo o explicaciones para profundizar en el tema)

    El programa permiti a los participantes considerar, evaluar, vivenciar y aprehender

    los valores primordiales para el desenvolvimiento idneo en la sociedad venezolana.

    Tambin facilit una reflexin, no solamente sobre los valores establecidos en el

  • 127

    programa, sino del contraste entre el sistema de valores que, de modo personal cada

    participante lleva consigo, y las propuestas realizadas. Al finalizar el ao escolar, y despus

    de contrastar los resultados de las encuestas con las que se aplicaron el ao anterior,

    pudimos observar tendencias en los estudiantes en el modo de reaccionar ante las

    situaciones presentadas en la encuesta. Pero ms importante que este dato, que en definitiva

    es producto de un proceso cuantitativo, es que las personas encargadas de llevar adelante el

    proceso pudieron llevar registros escritos de dos cosas importantes: 1) los estudiantes

    estaban vidos de compartir sus experiencias en este campo y 2) en la medida que se

    desarroll el programa, los facilitadores pudieron constatar que conductas como el irrespeto

    entre los alumnos que era una actitud reiterativa en el saln de clases, mejor

    considerablemente. La responsabilidad asumida como una forma de vida les permiti darse

    cuenta que les haca ms fcil la convivencia diaria. El compartir con sus compaeros,

    tolerando las diferencias, se hizo palpable en situaciones bien concretas mientras se hacan

    las actividades e incluso en las horas de clase con profesores de otras materias, se logr

    involucrar a un gran nmero de stos en la experiencia, mediante campaas de valores en

    todo el colegio que reforzaban lo que se vena trabajando en las sesiones del programa.

    Creemos que la aplicacin del programa en valores fue una oportunidad que nos

    dimos en el colegio para demostrar las grandes posibilidades que tenemos para fomentar

    valores en aquellos que nos rodean, considerando desde luego, que los valores no se

    imponen, sino que deben ser asumidos por la persona una vez que los acepta como vlidos

    para su crecimiento personal. Estamos conscientes de que un programa de valores no puede

    estar aislado de la realidad que rodea a los participantes, por eso es que el programa

    aplicado en el colegio Yale fue un primer paso para una serie de propuestas y actividades

    que debieron desarrollar en torno a l para que ste fuera eficaz, de otra manera se hubiese

    quedado como una simple hora de encuentro o para liberar energas sin que ello implicase

    un cambio de actitud ante la vida.

  • 128

    Conclusiones

    La educacin es una fuente inagotable de valores. Aceptamos que un valor es

    aquello capaz de arrancarnos de nuestra indiferencia, lo que hace que prefiramos unas

    cosas a otras , que las estimemos ms o menos, en una palabra, solamente se puede hablar

    de valor cuando un ente mueve nuestras tendencias y nuestra voluntad. En el ejercicio de la

    educacin los valores estn presentes. Ellos inspiran la prctica educativa. La relacin

    educacin- valor es intrnseca al mismo acto de educar, por ello es que debe ser prioritaria.

    La educacin en valores no puede seguir siendo un apndice de la accin educativa

    escolar. Debe ser un eje integrador de todo lo que la escuela es y hace. De lo contrario, la

    escuela no podr cumplir su misin de formar hombres y mujeres con capacidad real de

    vivir con libertad.

    En estos das tan convulsionados en nuestra sociedad, donde la prdida gradual de

    valores parece ser una consecuencia ms de la decadencia social, el fomento y el rescate de

    los valores debe ser una prioridad social, pues ello no solamente contribuye a un

    crecimiento personal, sino que debe percibirse como un beneficio social- colectivo que

    determina cambios dentro de una nacin. As pues, los docentes en este ejercicio de rescate

    deben ser los pioneros ya que probablemente es la escuela una de las pocas instituciones

    preocupadas por tan importante tema.

    Y es que formar en valores no es fcil. La formacin de actitudes es una tarea

    bsica, ms importante todava que la transmisin de conocimientos y no tanto por aquello

    de que con el tiempo las cosas aprendidas de memoria se olvidan, expresin por dems

    cuestionable, sino porque la actitud, es decir, la predisposicin del que obra, sigue siendo

    una pieza clave en la educacin.

    Ahora bien, ante tanta incertidumbre en torno a la pregunta de cules son los

    valores necesarios en una sociedad y cules debera suscitar un docente en su saln de

  • 129

    clases, podemos pisar el terreno del consenso sealando que la tarea del educador puede

    circunscribirse a ayudar al estudiante a encontrar sus propios valores y actuar con sentido y

    dar sentido a su vida. Esto no implica que el docente manifieste sus propios valores y los

    presente como una opcin de vida. Ante esta situacin el docente debe estar tiene que estar

    consciente de que un ambiente desfavorable puede conspirar encontrar de o que se

    pretende hacer en la escuela, como por ejemplo el individualismo, la competitividad, el

    razonamiento superficial y la poca preparacin en la educacin moral.

    Ante este aspecto diversos autores se han dedicado a estudiar las alternativas que le

    permitan al docente formar y formarse en el campo de la educacin en valores. Existen por

    lo tanto, a nuestro juicio muchos principios y estrategias metodolgicas pero lo importante

    no es la cantidad de estrategias lo que podra asegurar el xito de la vivencia de un valor

    sino la calidad del proceso. En otras palabras, depender mucho del docente para asegurar

    que la escuela sea una fuente inagotable de valores. No se nos puede olvidar que formamos

    para la libertad y en libertad, en la creatividad, en la relacin, en el dilogo, la

    comunicacin, la participacin y el servicio. En otras palabras, nuestra contribucin a la

    formacin del ciudadano que la sociedad requiere es fundamental.

  • 130

    Referencias

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    2.GRASS P, Juan. (1997). La educacin de valores y virtudes en la escuela. Editorial

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    Editorial TRILLAS. Mxico. pp139

    12.TORRES, Gerver (2000) Un sueo para Venezuela. Banco Venezolano de Crdito. pp

    225