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Los siete pecados de la memoria Daniel Schacter es profesor de psicología en la Universidad de Harvard, uno de los más brillantes estudiosos de la memoria y un magnífico escritor. Schacter siempre se ha mostrado interesado por los fallos o errores que comete la memoria, lo que le llevó en 2001 a publicar un magnífico libro titulado Los siete pecados de la memoria. En esta obra sugiere que los defectos en el funcionamiento de la memoria se dividen en siete transgresiones básicas o “pecados” y que a continuación hacemos referencia: El pecado de transcurso. Se refiere a los errores que se producen por el paso del tiempo, ya que se desdibujan los detalles y se multiplican las interferencias. Por ejemplo, Hemos visto dos o tres veces a esa persona hace algún tiempo, pero cuando la encontramos pasado un periodo no la recordamos inmediatamente. El pecado de distractibilidad: Lo que sucede es que cuando realizamos algo no lo hacemos de manera consciente, pues nuestra atención está centrada en otra actividad. No sabemos dividir la atención en un momento determinado. Por ejemplo, se llega pensando qué se va a comer, deja las llaves en un lugar determinado y luego no logra recordar donde las dejó. El pecado de bloqueo: Hace referencia al típico fallo por no acordarme del nombre de alguien y saber que lo sé. El nombre está codificado y almacenado, está oculto en algún lugar, pero en ese preciso momento no logro recuperarlo. Estos bloqueos nos ponen especialmente nerviosos por esa sensación de que está en la punta de la lengua pero no sale. El pecado de atribución errónea. Se produce cuando no vinculamos adecuadamente el hecho o el objeto a un lugar o un tiempo concretos. Por ejemplo, decir que sucedió en tal año, cuando en verdad ocurrió en uno diferente. El pecado de sugestionabilidad. Se trata cuando una persona te incita con una pregunta y “picas”, respondes de acuerdo a lo que se te pide, construyendo de este modo un falso recuerdo.

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Los siete pecados de la memoria

Daniel Schacter es profesor de psicología en la Universidad de Harvard, uno de los más brillantes estudiosos de la memoria y un magnífico escritor. Schacter siempre se ha mostrado interesado por los fallos o errores que comete la memoria, lo que le llevó en 2001 a publicar un magnífico libro titulado Los siete pecados de la memoria. En esta obra sugiere que los defectos en el funcionamiento de la memoria se dividen en siete transgresiones básicas o “pecados” y que a continuación hacemos referencia:

El pecado de transcurso. Se refiere a los errores que se producen por el paso del tiempo, ya que se desdibujan los detalles y se multiplican las interferencias. Por ejemplo, Hemos visto dos o tres veces a esa persona hace algún tiempo, pero cuando la encontramos pasado un periodo no la recordamos inmediatamente.

El pecado de distractibilidad: Lo que sucede es que cuando realizamos algo no lo hacemos de manera consciente, pues nuestra atención está centrada en otra actividad. No sabemos dividir la atención en un momento determinado. Por ejemplo, se llega pensando qué se va a comer, deja las llaves en un lugar determinado y luego no logra recordar donde las dejó.

El pecado de bloqueo: Hace referencia al típico fallo por no acordarme del nombre de alguien y saber que lo sé. El nombre está codificado y almacenado, está oculto en algún lugar, pero en ese preciso momento no logro recuperarlo. Estos bloqueos nos ponen especialmente nerviosos por esa sensación de que está en la punta de la lengua pero no sale.

El pecado de atribución errónea. Se produce cuando no vinculamos adecuadamente el hecho o el objeto a un lugar o un tiempo concretos. Por ejemplo, decir que sucedió en tal año, cuando en verdad ocurrió en uno diferente.

El pecado de sugestionabilidad. Se trata cuando una persona te incita con una pregunta y “picas”, respondes de acuerdo a lo que se te pide, construyendo de este modo un falso recuerdo.

El pecado de propensión: existen varios tipos de propensiones que ilustra cómo la memoria sirve a su amo para que se quede tranquilo. Es una forma de creer lo que uno quiere creer como una forma de autojustificación o recordar lo que conviene.

El pecado de persistencia. La persistencia se halla muy ligada a nuestra vida emocional y, en contraposición a otro tipo de pecados, conlleva recordar cosas que nos gustaría olvidar. Determinados experimentos han puesto de manifiesto que los episodios con carga emocional se recuerdan mejor que los que carecen de la misma.