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4 | enfoques | Domingo 30 De septiembre De 2012 Los gustos de los más ricos Marcas de lujo para el hábito de exhibir la fortuna Audemars Piguet Champagne Cristal Audi Whisky Chivas Royal Carolina Herrera Louis Vuitton Hummer Marchesa Armani Tiffany Los negocios con el Estado, la carrera en la burocracia cer- cana al presidente Chávez o la inclusión en el círculo de sus “allegados” abren el ca- mino que lleva de la clase me- dia a la riqueza ostentosa, con marcas de lujo, viajes al exte- rior, automóviles poderosos, la seguridad de custodios ar- mados y la compañía de jóve- nes modelos Nuevos millonarios Los nombres de la riqueza chavista Los que ganaron con la revolución Hummer, whisky y socialismo “¡Ni un dólar para exportar Hummers! ¿Qué es eso? ¡No, señor! Somos unos de los países que más whisky consume y eso… ¡debe darnos pena a los venezolanos! No podemos gastar las re- servas para importar whisky, ¿qué revolución es ésta? ¿La del whisky? ¿La de las Hummers? ¡No, ésta es una revolución de verdad, compa- dre!”, bramó el presidente Chávez en una de sus tantas arengas por la cadena nacional. Opositores y chavistas creen que a los vene- zolanos les gusta demasiado la buena vida y el lujo, y que eso no lo cambia ninguna revo- lución. La prueba está en que a cinco años de esa sentencia presidencial, ni las Hummers dejaron de circular, ni Venezuela dejó de ser el mayor consumidor de whisky del mundo. En estos momentos, el predilecto para los ágapes del poder es el Royal Salute de Chivas 38 años, cuya botella de porcelana negra con una placa de oro tallada a mano y un tapón de oro, inspi- rado en la empuñadura de la antigua espada de Escocia, cuesta 1000 dólares. Según el periodista y escritor Juan Carlos Zapata, autor de Los ricos bobos, y quien acu- ñó el termino “boliburguesía”, los tiempos dorados de esta nueva casta se dieron entre 2003 y 2008, y parte de 2009: “En ese lapso se registraron los mayores ingresos petroleros y los bolifuncionarios aún no sabían cómo ha- cer negocios, de modo que los boliburgueses se aprovecharon del esquema completo”. El brillante escritor Leonardo Padrón di- ce: “La nueva realidad nacional debió pedirle ayuda al idioma y sus cabriolas para sintetizar a ese tipo de venezolano surgido del oportu- nismo político y ese extraño caldo ideológi- co llamado ‘socialismo del siglo XXI’. Y surgió eso que llaman boliburgueses”. Para Marianella Salazar, una de las plumas más agudas de Venezuela, un rasgo que retrata a los boliburgueses es su generosidad con los desconocidos, sobre todo en el exterior, don- de pueden pasarla bien sin ser reconocidos. “La revista Revue du Vin de Francia, en abril de 2009, reseñó la visita de una delegación de chavistas que recorrió los más selectos restau- rantes y de cómo vaciaron las cavas. En la rese- ña sobresale el comentario sobre las botellas de vino Petrus 1982, valoradas en 17.000 euros, que habrían degustado y obsequiado al tiempo que gritaban: “¡Petrus para todo el mundo!” ß el mundo al poder y célebre por sus colección de estridentes vestidos rojos, esos que tanto fascinan a las señoras de la revolución. Hija consentida de un prominente empresario de seguros de estrechos vínculos con la nomenclatura socia- lista y bolivariana del gobierno de la Quinta República, la niña pidió a sus padres celebrar sus quince con una gigantesca fiesta en La Esmeralda, una preciosa quinta que se alquila para eventos especiales en un área top de Caracas: la urbanización Cam- po Alegre. A la entrada de la elegante casona, cada uno de los 1200 invita- dos recibió una máscara con piedras y plumas, copia exacta de las que se ven en el carnaval de Venecia, y que sus “papis” hicieron traer de Nueva York, porque María Victoria “adora Venecia y Nueva York”. Sus proge- nitores –extrovertidos y generosos integrantes de la voraz “boliburgue- sia” (término que une a Bolívar con la burguesía y con el que se designa a los “nuevos ricos” de la revolución) que nació al calor de los 14 años de gobier- no de Hugo Chávez– quisieron com- placerla con el fastuoso sarao, por el que desembolsaron 600.000 dólares, sin contar las bebidas, el vestuario, la decoración, el DJ y la presencia este- lar, al final de la noche, del reaggato- nero colombiano Reykon y la cantan- te puertorriqueña Olga Tañón. Existía en los protagonistas de la noche –un ejemplo entre miles, y calco perfecto de la impúdica década menemista o de la Italia de Berlusco- ni– una imperiosa necesidad de ex- hibir sus logros económicos y de que todo lo que abunda no daña, ense- ñanza aprendida en épocas de penu- rias, cuando ellos, miembros de una clase media de provincia, carecían del ansiado acceso al poder político de turno que les hubiera permitido jugosos negocios con el benemérito petroestado caribeño. Reivindicados en estos años del socialismo del siglo XXI –incomprensible definición– no sólo mutaron en millonarios a través de su empresa de seguros de salud para los trabajadores del Estado, si- no que, además, elevaron su status y ahora se codean con la clase alta. Rafael Méndez, importante cro- nista de sociales, sostiene que donde más se ve esta avidez es en las fiestas de quince. “No hay límites. ¡He visto cambios de tres vestidos por fiesta! Y si algo caracteriza una fiesta de la boliburguesia, es la abundancia del licor, del whisky 18 años y del mejor champagne francés. Cuando se llega a una fiesta y se ve el despliegue de champaña, enseguida uno se ubica dónde se encuentra y con quienes.” El periodista Leopoldo Fontana, conocedor de hábitos y costumbres de ricos y nuevos ricos del país, los retrata así: “No son cultos y copian lo que creen que es el ejemplo de elegancia: los shows de televisión. En sus grandes fiestas, la anfitriona se cambia de vestido varias veces, tal como lo hace la animadora del certa- men de Miss Venezuela”. * * * “El rico es un animal con forma humana”, le dice el presidente a un humilde habitante de un barrio mi- serable de las afueras de Caracas. El hombre, moreno, encorvado y fla- co, lo observa en silencio y asiente. “Ser rico es muy malo, sabes”, repite Chávez, mientras le coloca las ma- nos sobre los hombros. El hombre, asiente de nuevo. El mandatario vuelve a la carga, mientras las cáma- ras lo graban: “Yo no he dicho que ser rico es malo, sólo estoy tomando una frase de mi Señor, de mi Cristo en el que creo. El profeta Isaías maldijo a los ricos. Cristo y los profetas eran socialistas porque luchaban por los pobres contra los ricos como en esta revolución.” Todos aplauden al presidente que se ríe y continúa con su discurso, mientras recorre las ca- lles de tierra de la barriada donde se hacinan miles de venezolanos. Lejos de allí, en las zonas VIP de la ciudad, la realidad es diametral- mente opuesta. Las tiendas de los shoppingS están llenas. Las joyerías de lujo reciben a sus clientes que lle- gan acompañados de sus custodios y salen con sus joyas simuladas en cajas de chocolate. Los restaurantes de lujo están abarrotados de neomi- llonarios que conversan en voz alta, hacen bromas y se ríen a carcajadas. Entre ellos, empresarios reunidos con funcionarios y hasta con algu- nos militares, de perfil más bajo, pe- ro no por ello menos voraces. Todos hablan de negocios. Todos visten trajes de marca, camisas hechas a medida, corbatas de seda y grandes y costosos relojes suizos. Audemars Piguet, Hublot, Vacheron, Jaeger-Le Coultre y Patek Philippe, son los mas solicitados a las joyerías de Caracas. Tienen aviones, yates y mansiones en Miami y en Europa. Vacacionan en playas exóticas o disfrutan del frío de la Patagonia argentina, donde apro- vechan la temporada de esquí. Ado- ran las 4x4 Hummer, Toyota o Che- rokee, el BMW, la Ferrari y el Audi. Exhiben el último modelo de Black- Berry (nunca cargan menos de tres), que en nada se parece al Vergatario, el celular “revolucionario” que pro- mociona el presidente. Coleccionan caballos árabes y obras de arte, y se mueven con un ejército de custodios. Dejan jugosas propinas en dólares y les encanta exhibirse con bellas y vo- luptuosas jóvenes, aspirantes a mo- delos o finalistas del Miss Venezuela; chicas pragmáticas, cuya máxima aspiración es asegurarse el futuro y vivir como reinas. Es difícil entender lo que sucede en la Venezuela de Chávez, un país exu- berante, mágico, violento y contra- dictorio, donde parece que hoy sólo reina el absurdo y el disparate. Desde el fondo de los tiempos, la lucha por el poder giró alrededor del aprovecha- miento licito e ilícito del petróleo. El “excremento del diablo”, como lo lla- mo Juan Pablo Pérez Alfonzo, legen- dario fundador de la OPEP. Lo más desconcertante es cómo convivieron durante 14 años un discurso “socia- lista y revolucionario”, un presidente que se declara en guerra contra los ricos para salvar a los pobres, con la ostentación, el lujo, el exhibicionis- mo y el enriquecimiento obsceno de funcionarios, familiares, amigos, em- presarios y banqueros mimados por el gobierno, en un país que padece una grave crisis económica, altísima inflación, control de cambios, desa- bastecimiento, desigualdad e inse- guridad. La pregunta que surge es: ¿Chávez es consciente de esta situa- ción? ¿Cómo se entiende su relato? “Es difícil de entender. En Vene- zuela la masa todavía hace una se- paración entre Chávez y «todos los demás». Éstos son los malos, los la- drones, los aprovechadores, los que no sirven. Esta idea ha sido reforza- da por el presidente y ha probado ser enormemente útil para preservar su popularidad. ¿Por qué lo tolera, lo acepta o lo oculta? Porque no existe mejor seguro contra las deslealta- des que la tolerancia cómplice. En simples palabras, «si tú me eres leal yo no condeno tus robos»”, explica Argelia Melet, psiquiatra y estudiosa de la psicología del chavismo, y ex es- posa del célebre guerrillero Douglas Bravo. Argelia conoció a Chávez en los años de clandestinidad. Lo que se sabe es que la familia del presidente, que antes de su llegada al poder pasaba grandes penurias economicas, hoy vive en la abun- dancia. En Barinas, su estado natal, los pobladores los llaman la “familia real”. La casa natal de Hugo Chávez está hecha de cañas, es baja y tiene pisos de tierra. Hoy, disfrutan de “La Chavera”, una finca de 600 hectáreas, cuyo valor se estima en 800.000 dó- lares. Sus hermanos tienen cargos en el gobierno, su padre fue gobernador del Estado, y su madre, mujer de ar- mas tomar y gustos refinados, es la mandamás del clan. “Un boliburgués puede engendrar- se de distintas maneras: mediante negocios con el Estado, a través de la carrera en la burocracia próxima a Chávez o formando parte del privile- giado círculo de los “allegados perso- nales”. Ha sido típico de este proceso el reciclaje de los cargos, al extremo de que cada ministro ha ejercido tres y cuatro funciones ministeriales dis- tintas a lo largo de estos años. Se tra- ta de figuras grises, repentinamente “tocadas” por la magnanimidad pre- sidencial y que sirven con pasion a su jefe. Claro que esta devoción tiene su jugoso equivalente monetario”, des- cribe Argelia Melet. Ejemplos de reci- claje boliburgués hay muchos. Sobre- salen Diosdado Cabello y Rafael Ra- mírez, los hombres más poderosos, ricos y temidos del chavismo. Diosdado Cabello, alias “Ojitos lin- dos”, porque así lo bautizó Chávez en un “Aló Presidente”, es un todo terre- no con juego propio. Fue militar, es ingeniero y ocupó cargos varios: mi- nistro de Interior y Justicia, de Obras Públicas y Vivienda, gobernador del estado de Miranda, y ahora preside la Asamblea Nacional. Los que lo co- nocen aseguran que es arrogante y vengativo, y que aquellos que quieren realizar un negocio con el Estado de- ben pasar antes por su despacho. Di- cen que es multimillonario, que tiene mansiones en Europa y testaferros en varias empresas y bancos. Aunque él siempre negó estas historias, un cable de WikiLeaks divulgado por la revis- ta Semana, de Colombia, lo presenta “como uno de los grandes polos de la corrupción del gobierno”. En voz ba- ja, lo llaman “El Padrino”. En Venezuela –como en cualquier país petrolero–, el segundo hombre más poderoso es el presidente de petrolera estatal. Rafael Ramírez Carreño es un señor delicado en sus formas, ingeniero mecánico, y cono- ce a Chávez de otra época. Aunque no se sabe exactamente el monto que controla, porque desde 2008 la corporacion elabora y distribuye alimentos, participa de la construc- ción de viviendas y financia progra- mas sociales, los analistas dicen que no es menos de 150.000 millones de dólares anuales. De apariencia aus- tera, Ramírez tiene lo suyo: su voraz familia. El ejemplo más escandaloso es su primo Diego Salazar Carreño, alias el “Rojo de Oro”, hijo de un gue- rrillero y poeta de los años 60. Salazar Carreño pasó de vendedor de polizas de seguro a convertirse en uno de los hombres más ricos de Ve- nezuela, y todo gracias a su poderoso pariente, quien le otorgó el multimi- llonario contrato de la póliza de segu- ros y reaseguros de Petróleos de Ve- nezuela. Al “Rojo de Oro” le encanta la fiesta, el derroche y los lujos. Vaca- ciona en Dubai, donde se traslada en su avión, con mucamas, chefs y cus- todios. Tiene mansiones en EE.UU. y Europa. En Caracas, adquirió un lu- joso piso en la urbanización Campo Alegre, pero como le resultaba poco, compró el edificio. Aficionado al can- to, creó una orquesta de cien músicos de salsa –con salarios en dólares– con los que ensaya tres veces por semana en el hotel Marriott, cuya planta baja se cierra para él y su banda. Otro caso emblemántico es el del multimillonario naviero petrolero Wilmer Ruperti, quien luego de ayu- dar a Chávez durante el paro petro- lero de 2002, su fortuna creció tanto, que algunos expertos aseguran que hoy no es menor a los 10.000 millo- nes de dólares. Y si el petróleo y las empresas de seguros son dos de los ejes del nacimiento de los neomillo- narios de la revolución, no menos im- portante fueron los bancos, intrínse- camente ligados al capitalismo que tanto detesta el presidente. Víctor Vargas era rico antes de que Chávez llegara al poder, es cierto, pe- ro se lo conoce ahora como “el ban- quero preferido de Chávez”, cosa que él niega. Dueño del Banco Occidental de Descuento (BOD), refinado, culto y filántropo, no puede desmentir que los 14 años de Chávez han sido magní- ficos para sus negocios. ¿El secreto? Las transacciones con los bonos de la deuda emitidos por el gobierno. Tan bien le fue que, en 2008, compró una mansión en Palm Beach por 71 millones de dólares. Ama el polo y es dueño del equipo Lechuzas Caracas, con el que realiza torneos en EE.UU. e Inglaterra y lleva a los mejores po- listas argentinos. Su hija Margarita se casó con Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou y bisnieto del dicta- dor Franco. Y aunque jura que sólo se vio dos veces con el presidente, Var- gas vive y trabaja sin sobresaltos en la Venezuela revolucionaria, un país cuyo presidente declara que odia a los ricos y que ser rico es muy malo. ß No existe mejor seguro contra las deslealtades que la tolerancia cómplice Hugo Chávez, el líder de una revolución contradictoria Foto: jorge silva/reuters diego salazar carreño Al frente de un hol- ding de negocios con el Estado, compró to- da una planta del Ho- tel Marriott de Cara- cas y tiene su propio grupo de salsa, con el que grabó un CD. wilmer ruperti Es dueño de la com- pañía naviera líder en el transporte del petróleo de Pdvsa. Vive entre Caracas, París y Miami, donde se casó en 2010 con una actriz venezola- na de telenovelas. diosdado cabello Presidente de la Asamblea Nacional, ex militar, muy cercano a Chávez, tuvo varios cargos ejecutivos. Hay denuncias en su contra por enriquecimiento. vÍctor vargas Banquero, dueño del BOD, tiene un equipo de polo, el Lechuzas Caracas. Su hija Margarita se casó con Luis Alfonso de Borbón, en una fiesta en la que cantó Juan Luis Guerra. Viene de tapa

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4 | enfoques | Domingo 30 De septiembre De 2012

Los gustos de los más ricosMarcas de lujo para el hábito de exhibir la fortuna

Audemars Piguet

Champagne Cristal

Audi

Whisky Chivas Royal

Carolina Herrera

Louis Vuitton

Hummer

Marchesa

Armani

Tiffany

Los negocios con el Estado, la carrera en la burocracia cer-cana al presidente Chávez o la inclusión en el círculo de sus “allegados” abren el ca-mino que lleva de la clase me-dia a la riqueza ostentosa, con marcas de lujo, viajes al exte-rior, automóviles poderosos, la seguridad de custodios ar-mados y la compañía de jóve-nes modelos

Nuevos millonariosLos nombres de la riqueza chavista

Los que ganaron con la revolución

Hummer, whisky y socialismo“¡Ni un dólar para exportar Hummers! ¿Qué

es eso? ¡No, señor! Somos unos de los países que más whisky consume y eso… ¡debe darnos pena a los venezolanos! No podemos gastar las re-servas para importar whisky, ¿qué revolución es ésta? ¿La del whisky? ¿La de las Hummers? ¡No, ésta es una revolución de verdad, compa-dre!”, bramó el presidente Chávez en una de sus tantas arengas por la cadena nacional.

Opositores y chavistas creen que a los vene-zolanos les gusta demasiado la buena vida y el lujo, y que eso no lo cambia ninguna revo-lución. La prueba está en que a cinco años de esa sentencia presidencial, ni las Hummers dejaron de circular, ni Venezuela dejó de ser el mayor consumidor de whisky del mundo. En estos momentos, el predilecto para los ágapes

del poder es el Royal Salute de Chivas 38 años, cuya botella de porcelana negra con una placa de oro tallada a mano y un tapón de oro, inspi-rado en la empuñadura de la antigua espada de Escocia, cuesta 1000 dólares.

Según el periodista y escritor Juan Carlos Zapata, autor de Los ricos bobos, y quien acu-ñó el termino “boliburguesía”, los tiempos dorados de esta nueva casta se dieron entre 2003 y 2008, y parte de 2009: “En ese lapso se registraron los mayores ingresos petroleros y los bolifuncionarios aún no sabían cómo ha-cer negocios, de modo que los boliburgueses se aprovecharon del esquema completo”.

El brillante escritor Leonardo Padrón di-ce: “La nueva realidad nacional debió pedirle ayuda al idioma y sus cabriolas para sintetizar

a ese tipo de venezolano surgido del oportu-nismo político y ese extraño caldo ideológi-co llamado ‘socialismo del siglo XXI’. Y surgió eso que llaman boliburgueses”.

Para Marianella Salazar, una de las plumas más agudas de Venezuela, un rasgo que retrata a los boliburgueses es su generosidad con los desconocidos, sobre todo en el exterior, don-de pueden pasarla bien sin ser reconocidos. “La revista Revue du Vin de Francia, en abril de 2009, reseñó la visita de una delegación de chavistas que recorrió los más selectos restau-rantes y de cómo vaciaron las cavas. En la rese-ña sobresale el comentario sobre las botellas de vino Petrus 1982, valoradas en 17.000 euros, que habrían degustado y obsequiado al tiempo que gritaban: “¡Petrus para todo el mundo!” ß

el mundo

al poder y célebre por sus colección de estridentes vestidos rojos, esos que tanto fascinan a las señoras de la revolución.

Hija consentida de un prominente empresario de seguros de estrechos vínculos con la nomenclatura socia-lista y bolivariana del gobierno de la Quinta República, la niña pidió a sus padres celebrar sus quince con una gigantesca fiesta en La Esmeralda, una preciosa quinta que se alquila para eventos especiales en un área top de Caracas: la urbanización Cam-po Alegre. A la entrada de la elegante casona, cada uno de los 1200 invita-dos recibió una máscara con piedras y plumas, copia exacta de las que se ven en el carnaval de Venecia, y que sus “papis” hicieron traer de Nueva York, porque María Victoria “adora Venecia y Nueva York”. Sus proge-nitores –extrovertidos y generosos integrantes de la voraz “boliburgue-sia” (término que une a Bolívar con la burguesía y con el que se designa a los “nuevos ricos” de la revolución) que nació al calor de los 14 años de gobier-no de Hugo Chávez– quisieron com-placerla con el fastuoso sarao, por el que desembolsaron 600.000 dólares, sin contar las bebidas, el vestuario, la decoración, el DJ y la presencia este-lar, al final de la noche, del reaggato-nero colombiano Reykon y la cantan-te puertorriqueña Olga Tañón.

Existía en los protagonistas de la noche –un ejemplo entre miles, y calco perfecto de la impúdica década menemista o de la Italia de Berlusco-ni– una imperiosa necesidad de ex-hibir sus logros económicos y de que todo lo que abunda no daña, ense-ñanza aprendida en épocas de penu-rias, cuando ellos, miembros de una clase media de provincia, carecían del ansiado acceso al poder político de turno que les hubiera permitido jugosos negocios con el benemérito petroestado caribeño. Reivindicados en estos años del socialismo del siglo XXI –incomprensible definición– no sólo mutaron en millonarios a través de su empresa de seguros de salud para los trabajadores del Estado, si-no que, además, elevaron su status y ahora se codean con la clase alta.

Rafael Méndez, importante cro-nista de sociales, sostiene que donde más se ve esta avidez es en las fiestas de quince. “No hay límites. ¡He visto cambios de tres vestidos por fiesta! Y si algo caracteriza una fiesta de la boliburguesia, es la abundancia del licor, del whisky 18 años y del mejor champagne francés. Cuando se llega a una fiesta y se ve el despliegue de champaña, enseguida uno se ubica dónde se encuentra y con quienes.”

El periodista Leopoldo Fontana, conocedor de hábitos y costumbres de ricos y nuevos ricos del país, los retrata así: “No son cultos y copian lo que creen que es el ejemplo de elegancia: los shows de televisión. En sus grandes fiestas, la anfitriona se cambia de vestido varias veces, tal como lo hace la animadora del certa-men de Miss Venezuela”.

* * *“El rico es un animal con forma

humana”, le dice el presidente a un humilde habitante de un barrio mi-serable de las afueras de Caracas. El hombre, moreno, encorvado y fla-co, lo observa en silencio y asiente. “Ser rico es muy malo, sabes”, repite Chávez, mientras le coloca las ma-nos sobre los hombros. El hombre, asiente de nuevo. El mandatario vuelve a la carga, mientras las cáma-ras lo graban: “Yo no he dicho que ser rico es malo, sólo estoy tomando una frase de mi Señor, de mi Cristo en el que creo. El profeta Isaías maldijo a los ricos. Cristo y los profetas eran

socialistas porque luchaban por los pobres contra los ricos como en esta revolución.” Todos aplauden al presidente que se ríe y continúa con su discurso, mientras recorre las ca-lles de tierra de la barriada donde se hacinan miles de venezolanos.

Lejos de allí, en las zonas VIP de la ciudad, la realidad es diametral-mente opuesta. Las tiendas de los shoppingS están llenas. Las joyerías de lujo reciben a sus clientes que lle-gan acompañados de sus custodios y salen con sus joyas simuladas en cajas de chocolate. Los restaurantes de lujo están abarrotados de neomi-llonarios que conversan en voz alta, hacen bromas y se ríen a carcajadas. Entre ellos, empresarios reunidos con funcionarios y hasta con algu-nos militares, de perfil más bajo, pe-ro no por ello menos voraces. Todos hablan de negocios. Todos visten trajes de marca, camisas hechas a medida, corbatas de seda y grandes y costosos relojes suizos. Audemars Piguet, Hublot, Vacheron, Jaeger-Le Coultre y Patek Philippe, son los mas solicitados a las joyerías de Caracas. Tienen aviones, yates y mansiones en Miami y en Europa. Vacacionan en

playas exóticas o disfrutan del frío de la Patagonia argentina, donde apro-vechan la temporada de esquí. Ado-ran las 4x4 Hummer, Toyota o Che-rokee, el BMW, la Ferrari y el Audi. Exhiben el último modelo de Black-Berry (nunca cargan menos de tres), que en nada se parece al Vergatario, el celular “revolucionario” que pro-mociona el presidente. Coleccionan caballos árabes y obras de arte, y se mueven con un ejército de custodios. Dejan jugosas propinas en dólares y les encanta exhibirse con bellas y vo-luptuosas jóvenes, aspirantes a mo-delos o finalistas del Miss Venezuela; chicas pragmáticas, cuya máxima aspiración es asegurarse el futuro y vivir como reinas.

Es difícil entender lo que sucede en la Venezuela de Chávez, un país exu-berante, mágico, violento y contra-dictorio, donde parece que hoy sólo reina el absurdo y el disparate. Desde el fondo de los tiempos, la lucha por el poder giró alrededor del aprovecha-miento licito e ilícito del petróleo. El “excremento del diablo”, como lo lla-mo Juan Pablo Pérez Alfonzo, legen-dario fundador de la OPEP. Lo más desconcertante es cómo convivieron

durante 14 años un discurso “socia-lista y revolucionario”, un presidente que se declara en guerra contra los ricos para salvar a los pobres, con la ostentación, el lujo, el exhibicionis-mo y el enriquecimiento obsceno de funcionarios, familiares, amigos, em-presarios y banqueros mimados por el gobierno, en un país que padece una grave crisis económica, altísima inflación, control de cambios, desa-bastecimiento, desigualdad e inse-guridad. La pregunta que surge es: ¿Chávez es consciente de esta situa-ción? ¿Cómo se entiende su relato?

“Es difícil de entender. En Vene-zuela la masa todavía hace una se-paración entre Chávez y «todos los demás». Éstos son los malos, los la-drones, los aprovechadores, los que no sirven. Esta idea ha sido reforza-da por el presidente y ha probado ser enormemente útil para preservar su popularidad. ¿Por qué lo tolera, lo acepta o lo oculta? Porque no existe mejor seguro contra las deslealta-des que la tolerancia cómplice. En simples palabras, «si tú me eres leal yo no condeno tus robos»”, explica Argelia Melet, psiquiatra y estudiosa de la psicología del chavismo, y ex es-posa del célebre guerrillero Douglas Bravo. Argelia conoció a Chávez en los años de clandestinidad.

Lo que se sabe es que la familia del presidente, que antes de su llegada al poder pasaba grandes penurias economicas, hoy vive en la abun-dancia. En Barinas, su estado natal, los pobladores los llaman la “familia real”. La casa natal de Hugo Chávez está hecha de cañas, es baja y tiene pisos de tierra. Hoy, disfrutan de “La Chavera”, una finca de 600 hectáreas, cuyo valor se estima en 800.000 dó-lares. Sus hermanos tienen cargos en el gobierno, su padre fue gobernador del Estado, y su madre, mujer de ar-mas tomar y gustos refinados, es la mandamás del clan.

“Un boliburgués puede engendrar-se de distintas maneras: mediante negocios con el Estado, a través de la carrera en la burocracia próxima a Chávez o formando parte del privile-giado círculo de los “allegados perso-nales”. Ha sido típico de este proceso el reciclaje de los cargos, al extremo de que cada ministro ha ejercido tres y cuatro funciones ministeriales dis-tintas a lo largo de estos años. Se tra-ta de figuras grises, repentinamente “tocadas” por la magnanimidad pre-sidencial y que sirven con pasion a su jefe. Claro que esta devoción tiene su jugoso equivalente monetario”, des-cribe Argelia Melet. Ejemplos de reci-claje boliburgués hay muchos. Sobre-salen Diosdado Cabello y Rafael Ra-mírez, los hombres más poderosos, ricos y temidos del chavismo.

Diosdado Cabello, alias “Ojitos lin-dos”, porque así lo bautizó Chávez en un “Aló Presidente”, es un todo terre-

no con juego propio. Fue militar, es ingeniero y ocupó cargos varios: mi-nistro de Interior y Justicia, de Obras Públicas y Vivienda, gobernador del estado de Miranda, y ahora preside la Asamblea Nacional. Los que lo co-nocen aseguran que es arrogante y vengativo, y que aquellos que quieren realizar un negocio con el Estado de-ben pasar antes por su despacho. Di-cen que es multimillonario, que tiene mansiones en Europa y testaferros en varias empresas y bancos. Aunque él siempre negó estas historias, un cable de WikiLeaks divulgado por la revis-ta Semana, de Colombia, lo presenta “como uno de los grandes polos de la corrupción del gobierno”. En voz ba-ja, lo llaman “El Padrino”.

En Venezuela –como en cualquier país petrolero–, el segundo hombre más poderoso es el presidente de petrolera estatal. Rafael Ramírez Carreño es un señor delicado en sus formas, ingeniero mecánico, y cono-ce a Chávez de otra época. Aunque no se sabe exactamente el monto que controla, porque desde 2008 la corporacion elabora y distribuye alimentos, participa de la construc-ción de viviendas y financia progra-mas sociales, los analistas dicen que no es menos de 150.000 millones de dólares anuales. De apariencia aus-tera, Ramírez tiene lo suyo: su voraz familia. El ejemplo más escandaloso es su primo Diego Salazar Carreño, alias el “Rojo de Oro”, hijo de un gue-

rrillero y poeta de los años 60. Salazar Carreño pasó de vendedor

de polizas de seguro a convertirse en uno de los hombres más ricos de Ve-nezuela, y todo gracias a su poderoso pariente, quien le otorgó el multimi-llonario contrato de la póliza de segu-ros y reaseguros de Petróleos de Ve-nezuela. Al “Rojo de Oro” le encanta la fiesta, el derroche y los lujos. Vaca-ciona en Dubai, donde se traslada en su avión, con mucamas, chefs y cus-todios. Tiene mansiones en EE.UU. y Europa. En Caracas, adquirió un lu-joso piso en la urbanización Campo Alegre, pero como le resultaba poco, compró el edificio. Aficionado al can-to, creó una orquesta de cien músicos de salsa –con salarios en dólares– con los que ensaya tres veces por semana en el hotel Marriott, cuya planta baja se cierra para él y su banda.

Otro caso emblemántico es el del multimillonario naviero petrolero Wilmer Ruperti, quien luego de ayu-dar a Chávez durante el paro petro-lero de 2002, su fortuna creció tanto, que algunos expertos aseguran que hoy no es menor a los 10.000 millo-nes de dólares. Y si el petróleo y las empresas de seguros son dos de los ejes del nacimiento de los neomillo-narios de la revolución, no menos im-portante fueron los bancos, intrínse-camente ligados al capitalismo que tanto detesta el presidente.

Víctor Vargas era rico antes de que Chávez llegara al poder, es cierto, pe-ro se lo conoce ahora como “el ban-quero preferido de Chávez”, cosa que él niega. Dueño del Banco Occidental de Descuento (BOD), refinado, culto y filántropo, no puede desmentir que los 14 años de Chávez han sido magní-ficos para sus negocios. ¿El secreto? Las transacciones con los bonos de la deuda emitidos por el gobierno. Tan bien le fue que, en 2008, compró una mansión en Palm Beach por 71 millones de dólares. Ama el polo y es dueño del equipo Lechuzas Caracas, con el que realiza torneos en EE.UU. e Inglaterra y lleva a los mejores po-listas argentinos. Su hija Margarita se casó con Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou y bisnieto del dicta-dor Franco. Y aunque jura que sólo se vio dos veces con el presidente, Var-gas vive y trabaja sin sobresaltos en la Venezuela revolucionaria, un país cuyo presidente declara que odia a los ricos y que ser rico es muy malo. ß

No existe mejor seguro contra las deslealtades que la tolerancia cómplice

Hugo Chávez, el líder de una revolución contradictoria Foto: jorge silva/reuters

diego salazar carreñoAl frente de un hol-ding de negocios con el Estado, compró to-da una planta del Ho-tel Marriott de Cara-cas y tiene su propio grupo de salsa, con el que grabó un CD.

wilmer rupertiEs dueño de la com-pañía naviera líder en el transporte del petróleo de Pdvsa. Vive entre Caracas, París y Miami, donde se casó en 2010 con una actriz venezola-na de telenovelas. diosdado

cabelloPresidente de la

Asamblea Nacional, ex militar, muy

cercano a Chávez, tuvo varios cargos

ejecutivos. Hay denuncias en su

contra por enriquecimiento.

vÍctor vargasBanquero, dueño del BOD, tiene un equipo de polo, el Lechuzas Caracas. Su hija Margarita se casó con Luis Alfonso de Borbón, en una fiesta en la que cantó Juan Luis Guerra.

Viene de tapa