Los medios de comunicación

TEMA 2: Los medios de comunicación de masas Curso 2011-2012

Asignatura: Medios Audiovisuales

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Los medios de comunicación actuales son el resultado de un largo proceso histórico en el que se han conjugado los descubrimientos de numerosas disciplinas científicas y técnicas. En la historia de los medios de comunicación de masas nos enfrentamos a cuatro elementos principales: la tecnología; la situación política, social y económica; las necesidades; y el público en cuanto constituido por grupos, clases o intereses. Como momentos importantes cabe citar: la invención de la imprenta y las aportaciones de Marconi a partir de 1895, cuando la radiodifusión superó los obstáculos de la decodificación de los mensajes. Desde ese momento el teléfono, la telegrafía, la cinematografía, el magnetófono, el tocadiscos, la televisión, los satélites de comunicación, el vídeo, el ordenador y todos los demás inventos de aplicación a las comunicaciones han introducido modificaciones sustanciales. La prodigiosa multiplicación de los medios de comunicación y la extensión de sus mensajes a todas las clases y capas de la sociedad, independientemente de las características de los individuos que las conforman (hábitat, ideología, tradiciones, lengua, etc.) significó la ruptura radical de los tradicionales códigos que regían la comunicación humana, alterando, por tanto, las bases en las que se sustentaba el primitivo sistema industrial. El fenómeno de la comunicación de masas amplió el número de canales a través de los que los individuos y las comunidades recibían informaciones del exterior, canales que hasta hace poco más de un siglo se reducían a la institución familiar, al aparato religioso, al sistema educativo y a los funcionarios del poder, y en función de los cuales se construían los modelos de conocimiento del mundo exterior y de la propia realidad. Entre las características que poseen los medios de comunicación, podemos destacar:

• Constituyen una industria creciente y cambiante que da empleo • se dirigen a amplias agrupaciones de individuos. Que se dirija a un colectivo

numeroso implica además que el contenido que difunden los medios de comunicación tiende al estereotipo y a la estandarización

• el público al que se dirigen los medios se caracteriza por su heterogeneidad • la relación que se establece entre los medios y el público es impersonal, ya que

aquéllos se dirigen a una audiencia anónima. Lo cierto es que los medios persiguen ciertos fines e intereses y que en función de los mismos procuran conocer determinadas características del público al que se dirigen

• las comunicaciones de masas exigen organizaciones complejas y tecnificadas. Ello tiene repercusiones en el control de los medios, ya que las enormes cantidades de dinero que requieren (aparatos técnicos muy costosos, organizaciones muy amplias y que requieren especialistas en numerosos campos) únicamente permiten la posesión y control a sectores específicos de la sociedad

• emplean unas técnicas de difusión unidireccionales Los medios de comunicación tienen en su haber la producción de una nueva cultura: la denominada cultura de masas, que supone el nacimiento de un nuevo modo de idear, producir, difundir, disfrutar y entender los hechos culturales propiamente dichos.



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La nueva cultura es el resultado de la marea de mensajes, desordenada y aleatoria, que nos llega a través de los medios de comunicación de masas (cultura mosaico, según Abraham Moles) Cada medio tiene su propio origen, evolución y expansión.

La prensa fue el primer medio de comunicación de masas. La fotografía ha ido constituyéndose en un medio visual de enorme carga

realista, además de conservar su autonomía como medio propio se ha incorporado a otros medios como algo natural: prensa, TV.

La radio, a pesar de la crisis que le tocó vivir, ha conseguido mantenerse en primera fila.

El cine se constituyó en el gran medio de información audiovisual hasta la llegada de la TV que supuso la relegación del mismo a un segundo plano, para hacer frente a esta crisis se produjo una renovación técnica mediante la búsqueda de formatos de proyección gigante, se crean salas especiales de cine como reclamo de un llamativo espectáculo audiovisual. El cine admite la combinación de imágenes y sonidos para ofrecer una información auténticamente audiovisual, pero debido a su lentitud y costo de su proceso de captación, revelado y montaje respecto de la TV, ha perdido vigencia para la información de actualidad inmediata, no obstante mantiene su aportación para la información de actualidad permanente de alta calidad y espectáculo como es la de los grandes documentales con los formatos gigantes.

La televisión recoge la tradición audiovisual cinematográfica y le da el impulso del tratamiento rápido, se ha convertido en el medio de comunicación de masas más representativo, se basa en la técnica de las telecomunicaciones para la transmisión a distancia de sus mensajes a la audiencia, para ello emplea las ondas hertzianas, los satélites o el cable. Este medio ha entrado en el ámbito de la lucha por la conquista de audiencias que tiene como objetivo no tanto el prestar un servicio desinteresado a la misma sino convertirse en soporte para el logro de mayor financiación mediante la publicidad.

El objeto esencial de los medios de comunicación consiste en difundir información, comunicarla. Por comunicación entendemos la relación establecida entre individuos a través de la cual se intercambian ideas, conocimientos, sentimientos, bienes y servicios. La comunicación colectiva implica transmitir contenidos significativos a un colectivo amplio e indiferenciado de individuos (masa) Para que exista la comunicación han de intervenir los siguientes elementos: un sujeto transmisor, un sujeto receptor, un contenido significativo, un órgano de transmisión y un efecto determinado. El sujeto que comunica procede en primer lugar a la confección del mensaje, cifrándolo de acuerdo con unos códigos objetivos (de carácter lingüístico, icónico o acústico). A continuación, se procede a la transmisión del mensaje a través de un medio de comunicación de masas: prensa, radio, televisión, etc.. Luego tiene lugar la recepción del mensaje. En esta fase se descodifica el mensaje (la comunicación requiere que tanto codificación como descodificación respondan a un criterio único). Finalmente tiene lugar la interpretación (conocimiento del significado del mensaje, de su contenido)



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La información audiovisual congrega los elementos perceptivos de las imágenes y los sonidos y los elementos conceptuales propios de las palabras orales y escritas. Imagen y palabra se interrelacionan y se apoyan para resolver las carencias que cada subsistema tiene por sí solo. La información audiovisual como signo de una realidad se presenta con doble característica. Por una parte, como representación o reflejo de la realidad; y por otra, como expresión plasmadora de imágenes y sonidos mentales que el autor tiene tras el conocimiento de la realidad. Apoyar la información en imágenes y sonidos es mostrar un mundo distinto al real. La información audiovisual capta y ofrece una versión de la realidad desde la perspectiva del autor (intérprete de la realidad) según sus deseos expresivos y la idea que quiera transmitir.

La historia (sucesos, ideas, datos) es la realidad representada y la narración de esos hechos constituye el discurso. En la historia interesan los hechos, lo que se cuenta, qué se dice, y en el discurso importa el modo cómo el informador ofrece tales hechos. La información audiovisual está constituida por todo aquello que se transmite audiovisualmente y no está con anterioridad intervenido o modificado por el informador. Podemos hablar de dos niveles: el de la realidad y el del tratamiento narrativo de la realidad. Si se modifica o transforma la realidad, antes de ser captada por las cámaras o micrófonos, entramos en el ámbito de la ficción. Si se representa la realidad tal como se presenta, sin modificación del curso de los hechos, estamos en el campo de la información. La información gira en torno a los hechos, la ficción penetra en los hechos para manipularlos hasta que expresen lo que desea el autor. El objetivo de la ficción es introducir mayor expresividad, requiere verosimilitud; el objetivo de la información es buscar una mayor aproximación a la objetividad y exactitud para que la realidad se exprese por sí misma, requiere autenticidad. Lo que la información audiovisual ofrece de la realidad no es una reproducción sino una representación, un reflejo.



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El funcionamiento simultáneo del sistema sonoro (palabras con música de fondo y efectos sonoros) y sistemas visuales (imágenes, color) aporta una cantidad elevada de detalles, de manera que la descodificación de todos los componentes es casi imposible. Toda esta riqueza de detalles, de significantes, impide ver el núcleo de los significados. La primera consecuencia de esta riqueza es que se ofrece una información de impacto, de fuerte impresión sensorial, sin dejar tiempo al análisis racional de la información. La segunda consecuencia es el surgimiento de la duda sobre la capacidad de lo audiovisual para transmitir una información adecuada de la realidad. Los elementos secundarios se imponen a los primarios. La riqueza audiovisual añade elementos accesorios a la información (imagen del presentador, entonación de su voz). A esto hay que añadir la polisemia que toda imagen ofrece (múltiples lecturas). La información audiovisual introduce factores que fomentan la transformación de la realidad en hechos informativos espectaculares. Las imágenes y los sonidos se cargan de atractivos cada vez más novedosos y llamativos. La tendencia al dramatismo, a la búsqueda de lo extraordinario, y al sensacionalismo genera en la información factores secundarios que por sí mismos los convierten en espectáculos. Como consecuencia de la espectacularización de acontecimientos nace la participación. El interés del directo está en relación inmediata con la implicación que el telespectador sienta en el acontecimiento. Maury Green afirma que las noticias televisivas son “imágenes que a la vez se mueven y conmueven”. Esa carga emocional depende de cómo la utilice el mediador para producir determinado impacto en la audiencia. La función de entretenimiento que realizan los medios audiovisuales está adquiriendo paulatinamente en la sociedad de masas una mayor relevancia, observable en el incremento del tiempo y espacio que en ellas ocupa. Existen, básicamente, concepciones enfrentadas respecto al significado del entretenimiento de los medios. Una entiende esta función como la actividad destinada a divertir y entretener. Conciben esta función como necesaria en la sociedad de masas por cuanto ayuda al individuo a compensar las limitaciones impuestas por la vida moderna y para superar el aburrimiento. Su intención esencial sería distraer. Afirma esta concepción que además beneficia también a los gobiernos por cuanto la sociedad permanece entretenida y alejada de los problemas de la comunidad. La otra concepción afirma que la función de entretenimiento no consiste en proporcionar diversión y formas de descanso y evasión sin más. No se trata de una función secundaria e inocua, sino que la transmisión intencionada de valores, pautas de comportamiento y actitudes es bastante más eficaz cuando se realiza mediante actividades de entretenimiento, tanto por lo sutil del procedimiento como por la predisposición del sujeto receptor. Los medios de comunicación son también responsables de otros efectos: uniformizan los gustos y las opiniones de la población, estimulan el conformismo y la pasividad e introducen un universo simbólico hecho de fragmentos y de estereotipos que determinan las creencias y opiniones acerca de la sociedad. Son los que confieren al individuo su



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identidad y sus apetencias, así como las formas de satisfacerlas o de compensar el fracaso de no alcanzarlas. Se ha destacado que los medios hacen del individuo un ser profundamente dependiente, y que lo hacen muy vulnerable respecto al control por parte de una autoridad central. La comunicación audiovisual existe en función de una audiencia, de ello se derivan unas exigencias: audiovisualidad, comprensibilidad, densidad y contextualización del mensaje.

o Audiovisualidad: en el ámbito de la información impresa se utiliza el término “legibilidad”, en el ámbito de la audiovisual es necesario introducir el término “audiovisualidad” que se refiere a la calidad técnica de las imágenes y de los sonidos, es el resultado de la fidelidad de los equipos codificadores y descodificadores para transmitir la información. Depende no sólo de la elaboración técnica de la información, sino también de los usuarios, de los receptores (uso de los mandos y botones para lograr una combinación adecuada de brillo, color..)

o Comprensibilidad o claridad: se refiere a la claridad de exposición audiovisual o Densidad informativa: la comprensibilidad no sólo depende de la claridad de

elaboración, sino también de la densidad. Entre ellas se establecen interrelaciones, a mayor claridad menor cantidad o densidad informativa. La densidad se refiere a la cantidad de información que aparece en un tiempo determinado (cantidad de contenidos). La información audiovisual tiene que ceñirse sólo a los datos imprescindibles para que la audiencia los asimile y retenga

o Profundización y contextualización: exige situar cada noticia en el marco de relaciones y vinculaciones con otros hechos y decisiones, examinar sus causas, trascendencia y repercusiones

Hasta no hace mucho se venía hablando de audiencia con un sentido de colectividad, pero es imprescindible el uso de un plural para referirse a grupos más reducidos, con una cierta homogeneidad, dentro de la heterogeneidad global. La audiencia, como todo destinatario de un mensaje, actúa de condicionante del acto comunicativo. Al tratarse de comunicaciones a distancia y sin retroalimentación directa, el emisor adapta su comunicación al conocimiento que tenga de las reacciones previas o posteriores. El condicionamiento que imponen las audiencias depende del país y del entorno social en el que se sitúan, también de su vida familiar, ideologías y grupo social al que pertenezcan. Y depende también de sus facultades, inteligencia, sentimientos, conocimientos, y de la cultura. Si el nivel cultural es bajo y la información se da en códigos culturalmente elevados, la descodificación puede ser incompleta. Las investigaciones realizadas por numerosos especialistas sobre la recepción psicológica manifiestan que la audiencia tiende a seguir aquello que está más acorde con su pensamiento, situación y personalidad, mientras que evita todo aquello que se oponga. A esta situación se le ha denominado exposición selectiva, la cual se desarrolla según los siguientes procesos:



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De percepción: se buscan las informaciones acordes con su situación, lo cual se traduce en el interés perceptivo y de fijación en todo aquello que más les interese, sin prestar atención sobre el resto

De descodificación: exige una posición activa para introducirse en el campo de códigos propuesto por el emisor, conocerlos y examinar sus dimensiones referenciales

De interpretación: la descodificación para adquirir su máximo desarrollo requiere una interpretación en profundidad del mensaje. Se produce el sentido que da el receptor al mensaje

De retención y memorización: la audiencia tiende a recordar mucho más aquello que está en consonancia con su pensamiento y situación

De reinterpretación: el mensaje interpretado por el receptor suele ser contrastado con otros individuos o grupos. A raíz de estos debates entablados se produce una nueva interpretación que reafirma o rechaza la inicial

Ciertamente los medios de comunicación inciden en los comportamientos individuales y colectivos. Por esa razón su control incita tantas batallas y pasiones. Cada función que pretender realizar los medios (informativa, de entretenimiento, de formación de la opinión pública), producen unos efectos conscientemente buscados unas veces y fruto del azar otras. Función y efecto deben entenderse aquí como conceptos correlativos e inseparables La persuasión de los medios es muy eficaz ya que a priori se interiorizan en la audiencia creencias sobre el prestigio, autoridad y experiencia de los medios de comunicación. Los medios de comunicación, incluidos los de titularidad pública, nunca actúan al servicio de sí mismos, sino también en nombre de otros grupos u organizaciones (grupos de presión, partidos políticos, intereses económicos, etc) Los medios de comunicación de masas generan valores, pautas y modelos de comportamiento, orientados a la producción y mantenimiento del sistema económico, cultural, social y político. En todo proceso audiovisual se aprecian dos tipos diferentes de manipulación: una natural e involuntaria (la técnica) y otra intencional y voluntaria (propia del informador, que busca otras finalidades diferentes). Afirmar que la información de los medios de comunicación ha de ser objetiva significa que ha de respetar los hechos, que ha de eliminarse toda subjetividad. Y ahí está el problema: los hechos no hablan por sí mismos. Es necesario hablar en su nombre, es preciso seleccionar una parte determinada del acontecer y unos códigos que los hagan hablar. Se introduce así el punto de vista del sujeto, se subjetiviza la información. Según lo anterior, los medios de comunicación son algo más que simples instrumentos que transmiten lo que acontece. Lo que hacen es mediar entre los receptores y los hechos. Afirmar que la objetividad informativa de los medios se alcanza cuando son capaces de transmitir “objetivamente” los hechos que acontecen, no deja de ser una formulación ideológica.



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Los medios de comunicación son filtros y amplificadores de la información, de toda la disponible seleccionan aquella que desean que circule. Nace así la posibilidad de manipulación del público en función de los intereses de los controladores de los medios. Además de la intencionalidad del emisor, la configuración técnica actual de estos medios origina una información desmesurada en su cantidad y que se transmite con gran rapidez, lo que hace imposible la suficiente reflexión para poder asimilarla de forma adecuada. Frente a lo impersonal informativo, aparece lo personal artístico, frente a la exigencia de autenticidad y veracidad de la información, surge la verosimilitud de la ficción. El informador busca la denotación y rehuye las connotaciones del lenguaje por las posibles desviaciones asociativas e interpretativas que puede introducir. El autor artista busca el mayor número y riqueza posible de connotaciones. Hablar de “objetividad informativa” no tiene, por tanto, sentido. Nunca lo que ha acontecido está presente en el discurso, y en su lugar están los signos. BIBLIOGRAFÍA: LÓPEZ GARCÍA, A. Escritura e información. La estructura del lenguaje periodístico, Cátedra, Signo e Imagen, Madrid, 1996 ABRIL, G. Teoría general de la información, Cátedra, Signo e Imagen, Madrid, 1997 WOLF, M. La investigación de la comunicación de masas, Crítica y perspectivas, Paidós, Barcelona, 1996. GARCÍA YRUELA, J. Comunicación, Tecnología, Participación, Editorial Popular, Madrid, 1995

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