LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO. Julio de 1936 - Marzo de 1937

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LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO JULIO DE 1936-MARZO DE 1937 Javier Fernández-Llamazares

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Extracto del libro "LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO. Julio de 1936 - Marzo de 1937" de Javier Férnandez-LLamazares

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  • LOS LEONESESQUE FINANCIARON A FRANCO

    julio de 1936-marzo de 1937

    javier Fernndez-llamazares

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO

    (Primer volumen: julio de 1936-marzo de 1937)

    Temor, requisa, incautaciones: crnicas de la retaguardia

    Javier Fernndez-Llamazares

  • Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin pre-vista por la ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)

    de los textos: Javier Fernndez-Llamazares de las fotografas: sus autores de la edicin: EOLAS EDICIONES

    Portada y maquetacin: contactovisual.esISBN: 978-84-15603-88-7Deposito legal: LE-284-2015Impreso en Espaa - Printed in Spain

    El editor no se hace responsable de las opiniones recogidas, comentarios y manifestaciones vertidas por los autores. La presente obra recoge exclusivamente la opinin de su autor como manifestacin de su derecho de libertad de expresin.

  • NDICE

    1 PARTE

    1. OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13

    GENERALIDADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 FUENTES UTILIZADAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

    2. INTRODUCCIN COMENTADA (Y ACEPTADA) A TRAVS DE LA HISTORIOGRAFA Y DE LAS FUENTES PRIMARIAS. LA ESPIRAL

    CONCNTRICA DEL TEMOR (ENSAYO HISTRICO-DOCUMENTADO) . . .41

    HIPLITO ROMERO FLORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 EDUARDO PALLARS BERJN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 EL EXPEDIENTE DE INCAUTACIN (A.H.P.L., caja 14921/A). . . . . . . . . . . . . . . . . 71 EL TERCER Y DEFINITIVO PROCESO MILITAR (la vida en la celda n 2 de San Marcos durante los primeros meses de 1937). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 EMILIO FRANCS DE ELGUEA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 FRANCISCO RICO LPEZ. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 MANUEL LVAREZ RODRGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 LA DEPURACIN LABORAL EN LA DELEGACIN DE HACIENDA DE LEN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 PROPUESTAS EXCULPATORIAS. Informe del juez Enrique Iglesias. . . . . . . . . . . . 142 PROPUESTAS INCULPATORIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146 MANUEL SANTAMARA ANDRS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174 EMILIO PRIETO MALAGN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194 VICENTE RUIZ FLREZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208 LUIS PORTO BARAJA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217 NGEL ROBERTO BLANCO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

  • ALFONSO EGUIGUREN ITURRIOZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238 MANUEL GARCA-LORENZANA (Mantequera Leonesa). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251 EL EXPEDIENTE DE INCAUTACIN (breve y triste historia de un prspero negocio durante la Guerra Civil). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263 LOS EFECTOS DE LA GUERRA EN EL SALDO CONTABLE DE UNA EMPRESA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265 A MODO DE COLOFN (a la presente introduccin) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274

    2 PARTE

    3. LA FINANCIACIN DE LA GUERRA EN LEN DURANTE LOS OCHO PRIMEROS MESES DE CONTIENDA. SUSCRIPCIONES. FALANGE. REQUISA. LA COMISIN PRO FUERZA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .281

    LOS DIFERENTES MODELOS IMPOSITIVOS DE LA HACIENDA . . . . . . . . . . . . 281 LO QUE LOS HISTORIADORES HAN DEJADO DE CONSIDERAR

    (Y CONTABILIZAR) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292 LA SUSCRIPCIN PRO FUERZA DURANTE LOS PRIMEROS MESES

    DEL CONFLICTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 306

    4. LA IMPOSICIN DE LA DERRAMA A LOS PROPIETARIOS EN OCTUBRE DE 1936. OCTAVIO LVAREZ CARBALLO Y JUAN GARCA JIMNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .401

    LA RECAUDACIN SE DISPARA EN LEN A PARTIR DE OCTUBRE. . . . . . . . 401 OCTAVIO LVAREZ CARBALLO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463 JUAN GARCA JIMNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 485

  • 1 PARTE

  • 1. OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS. GENERALIDADES

    El objeto de esta obra es sealar y definir ciertos aspectos y modos de actuacin del poder militar en las diferentes etapas de la represin que se impuso en Len durante los primeros y decisivos meses de la Guerra Civil. Desde los casos especficos expuestos a travs de la irrefutable documentacin, desmenuzaremos el engranaje econmico-represivo utilizado por el poder militar. Recuperaremos nombres de los protagonistas del momento histrico (algunos desconocidos, otros no), reconstruyendo espacios fsicos y situaciones padecidas por la poblacin civil durante aquellos aos.

    Para empezar a comprender el amedrentamiento de los primeros momentos (represin fsica y econmica) es necesario mencionar las esenciales consignas del general Mola en sus Instrucciones reservadas y otras disposiciones,1 escritas meses antes de comenzar el Alzamiento:

    Se tendr en cuenta que la accin ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego sern encarcelados todos los directivos de los Partidos Polticos, Sociedades o Sindicatos no afectos al Movimiento, aplicndose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebelda o huelgas []. Hay que sembrar el terror, hay que dejar la sensacin de dominio eliminando sin escrpulos ni vacilacin a todos los que no piensen como nosotros []. Los castigos han de ser ejemplares, por la seriedad con la que se impondrn y la rapidez con que se llevarn a cabo, sin titubeos ni vacilaciones.

    1 Un buen lugar para leer estas instrucciones lo encontramos en los anexos del libro publicado en 2013 titulado Los mitos del 18 de julio, obra realizada por varios autores y publicado por la editorial Crtica (ver bibliografa al final de la obra). La negrita y el subrayado son mos.

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    En la instruccin reservada n 5 de fecha 20 de junio de 1936 se aade:

    [] Ha de advertirse a los tmidos y vacilantes que aquel que no est con nosotros est contra nosotros, y que como enemigo ser tratado. Para los compaeros que no sean compaeros, el movimiento triunfante ser inexorable [].2

    Esclarecedoras fueron las declaraciones del general Yage para justificar la

    represin tras la toma de Badajoz en agosto de 1936, despus de diezmar a una poblacin de 40.000 habitantes:

    Claro que los fusilamos. Qu esperaba? Supona que iba a llevar 4.000 rojos conmigo mientras mi columna avanzaba contrarreloj? Supona que iba a dejarles sueltos a mi espalda y dejar que volvieran a edificar una Badajoz roja?

    Si indagramos en la raz de los acontecimientos guerracivilistas, casi dos aos atrs, en los albores de la Revolucin de octubre de 1934, localizaramos innumerables consignas como la publicada en Renovacin (peridico oficial de la Federacin Nacional de las Juventudes Socialistas de Espaa) el 14 de septiembre de 1934:3

    La revolucin proletaria significa la destruccin total de las fuerzas de asalto. No la eliminacin de jefes y soldados sospechosos, sino la destruccin total, el aniquilamiento y la aplicacin de tribunales populares a todos los individuos del Cuerpo, a fin de que por medio de juicio sumarsimo respondan de su actuacin dentro del Estado burgus. Muchas sentencias [de muerte] habr que firmar. Estamos seguros de que antes y despus, los jvenes socialistas, con entusiasmo, estarn dispuestos a darles cumplimiento.

    Con esa actitud no nos extraa que se engendrara una guerra. Como vemos, el conflicto armado penda como espada de Damocles sobre Espaa desde aos anteriores a 1936. Despus de leer cientos de expedientes militares y otros tantos cientos de expedientes de incautacin de bienes, he llegado a la conclusin de que

    2 Soln, sabio estadista y poeta gnmico (640 a.C., hacia 560 a.C), quien introdujo importantes reformas econmicas y sociales en Atenas, ya advirti que en toda guerra civil se est obligado a tomar partido por una de las dos partes si no se quiere ser salvajemente vapuleado por ambas.3 Sobre otra publicacin posterior a los sucesos de octubre como Claridad, el filsofo Julin Maras escribe (la letra en negrita es ma): A mediados de 1935 empez a publicarse Claridad, rgano de la fraccin revolucionaria del socialismo, que atacaba violentamente innumerables cosas, pero sobre todo a los socialistas ms prestigiosos y moderados. Sin la lectura de ese peridico no se puede entender lo que ocurri en Espaa en aquel momento y despus. Y son muy pocos los que lo leyeron entonces o se han molestado en buscarlo en las hemerotecas.

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 15

    la denominada Revolucin de octubre de 1934 marca el principio (formalmente no declarado) de la Guerra Civil espaola. Me refiero a la idea de considerar la Guerra Civil espaola de 1936-1939 como la culminacin de otras cuatro guerras civiles anteriores (las tres carlistas), ms una primera en orden cronolgico (la funesta guerra napolenica de 1808-1814). La Revolucin del 34 produjo una enorme convulsin social con miles de detenidos, ciudades destruidas, crceles repletas, sociedad dividida, etc.

    Las nuevas instituciones confeccionaron leyes retroactivas. Consideraron delictivo todo aquello que hubiera contribuido a crear o agravar la subversin de todo orden de que se hizo vctima Espaa [...].4 Los juristas de la poca argumentaban no sin cierta irona que [...] habr que exigir responsabilidades polticas a todos los Partidos liberales nacidos despus de la Constitucin de Cdiz 1812, hito generador de la ruptura de nuestra tradicin poltica y del afrancesamiento y liberalizacin subversiva de nuestra Patria, y premisa doctrinal de la que arranca, lgicamente, a travs de un siglo, el proceso desintegrador que nos ha conducido a las tristes consecuencias que hoy estamos padeciendo. Aceptar estas premisas conduca a los propios juristas a provocar tcnica y moralmente una situacin todava ms esquizofrnica que la generada por el propio conflicto armado entre hermanos. As que en 1938 regularon legalmente lo que las autoridades militares auspiciadas por buena parte de las civiles aplicaron con rigor (tal vez de manera espontnea) desde el primer momento del Alzamiento:

    Se ha tomado como lmite retroactivo la fecha 1 de octubre de 1934 teniendo en cuenta que en la revolucin que a primeros de dicho mes tuvo lugar en Asturias, ya se manifest la barbarie marxista con las mismas caractersticas que en la de 1936, por lo que, a partir de entonces, no caban equvocos, pues quedaron, desde aquella poca, perfectamente definidos quines representaban a Espaa y quines a la anti-Espaa.5

    4 Artculo 1 de la Ley de Responsabilidades Polticas de 1939.5 Consultar en Manuel lvaro Dueas, Por ministerio de la ley y voluntad del Caudillo, Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, Madrid, 2006, pp.100-101. La letra en negrita y el subrayado son mos. No debemos caer en el error histrico de considerar que desde 1808 hasta 1936 hubo caractersticas comunes. Un siglo y cuarto dan para que los tiempos y las circunstancias cambien a velocidad de vrtigo. Una buena parte de la sociedad espaola era tremendamente compleja y avanzada. La burguesa liberal espaola de la poca estaba a la cabeza de Europa. De todos es sabido que en los albores de la Primera Guerra Mundial, sin ir ms lejos, la sociedad espaola se divida de otro modo: aliadfilos (Francia e Inglaterra) y germanfilos. En literatura, por ejemplo, Miguel de Unamuno se declaraba ferviente germanfilo; Valle Incln, de gran simpata hacia las posturas carlistas, escribi a favor de los franceses... Azorn, que escriba en el conservador ABC, era partidario de Francia e Inglaterra; Po Baroja, a su manera, era germanfilo, anticlerical y antisemita: Yo creo que si hay algn pas que pueda aplastar a la Iglesia Catlica definitivamente es Alemania [].

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    Por supuesto que muchos no pudieron comprenderlo. El abogado Pergentino Rodrguez Sarmiento trabajaba, en el momento del Alzamiento, de funcionario en la Audiencia Provincial de Len.6 Natural de Tuy, estaba casado con Amparo Ezquerra. Posteriormente lo encontramos domiciliado en la calle Estafeta n 61 de Pamplona; desde Pamplona contesta y se rebela ante el juzgado, cuando en 1941 es acusado por el Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid de haber pertenecido al P.S.O.E.; D. Pergentino declara que: 7

    Si hay algn pas que pueda arrinconar para siempre al viejo Jehov con su squito de profetas, de nariz ganchuda y de grandes barbas de farsantes, con sus descendientes de frailucos, puercos y ordinarios y los curitas pedantuelos y mentecatos es Alemania (Ver el n 255 de noviembre de 2014 de la revista Leer, pp.26-29).6 A.H.P.L., caja 15249/A, n 3 de 1941 del Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid. En 1936, Pergentino Rodrguez viva en el n7 de la calle Alfonso V de Len. Se le nombr vocal de la Agrupacin Socialista el 13 de abril de 1936. En 1941, momento en el que realiza esta declaracin, D. Pergentino tena 58 aos de edad.7 Puede que Pergentino fuera consciente de que se le iba a sobreseer el expediente por no disponer de patrimonio; que tambin influyera que la acusacin se produce a finales de 1941, dos aos y medio despus de terminada la guerra, cuando la eliminacin (que no la represin) fsica del adversario poltico haca ya tiempo que haba remitido. De todas formas, no es comn encontrar este tipo de declaraciones (tan valientes) en las alegaciones o descargos de los acusados ante los diversos tribunales. Sobre las gestas heroicas encontramos documentadas excepciones: por ejemplo, en la sentencia del procedimiento sumarsimo n 298 de la Auditora de Guerra de Len (Causa 596 del Permanente de 1938) leemos: [...] Luis Vega Torres, casado, industrial, natural de Valladolid, y vecino de San Sebastin [], sindicalista, estaba afiliado a las izquierdas, persona de malos antecedentes. Le sorprende el Movimiento Nacional en San Sebastin, donde el procesado actu con armas en dicha capital durante el dominio rojo. A la evacuacin por los rojos de San Sebastin, march para Bilbao, actuando siempre con los rojos; se enrol como voluntario en una Comandancia de Sanidad, pasando ms tarde a Santander y Asturias, donde estuvo hasta la liberacin de dicha zona del Norte, siendo hecho prisionero por las fuerzas nacionales en Sama de Langreo, y conducido a Len. Con estos antecedentes y encontrndose el procesado en la Prisin Provincial de San Marcos de esta ciudad de Len, prximo al lugar en el que se encontraba el procesado estaba la guardia de Falange Espaola Tradicionalista encargada de la custodia del mismo, o sea, el edificio de la Prisin, lugar en el que por haber ocurrido el derrumbamiento del Frente Norte de Asturias exista un gran nmero de prisioneros hechos por nuestras fuerzas. En el momento en el que al romper filas, los falangistas despus de haber pasado lista pronunciaban llenos de patriotismo las voces Viva Franco! y Arriba Espaa!, el procesado en alta voz dio y contest a cada frase con las de Abajo! y Muera Espaa! (A.H.P.L., caja 15245/A, n 1/1939 del Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid). No sabemos si estos hechos ocasionaron a Luis Vega Torres una buena paliza, pero desde luego lo terminaron de condenar a muerte, ya que la sentencia considera estos hechos como agravantes a la pena de adhesin a la rebelin por la que se sola condenar a los procesados que haban luchado con los rojos, en ese ao de 1938, a la pena de 30 aos de reclusin. Los otros cuatro procesados en ese mismo juicio excepto Luis fueron condenados a dicha pena de 30 aos (Andrs Muiz Madrid, maestro nacional, 25 aos, soltero, natural de Toral de los Guzmanes y vecino de Carrizo de la Ribera; Guillermo Guerrero Gonzlez, ferroviario, 41 aos, natural de Oteruelo y vecino de Armunia; Herminio San Miguel Machado, minero, 25 aos, natural de Quintana Raneros y vecino de Montejos; y Mariano Galindo Marquinero, tornero, 42 aos, natural de Madrid y vecino de Len). En el libro San Marcos, el campo de concentracin desconocido, Luis Vega Torres aparece como fallecido (ajusticiado) el da 1 de junio de 1938.

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    [] en julio de 1936 se hallaba afiliado a la Agrupacin de Len del Partido Socialista Obrero Espaol, que como este nombre indica, era nacional, no internacional, partido legalmente constituido con arreglo a la legislacin espaola entonces vigente, y se hallaba afiliado al mismo en uso de su derecho que la Ley, tambin entonces en vigor, otorgaba a todo ciudadano espaol. Y formaba en dicho partido lealmente y honradamente por creer que es deber de todo ciudadano el servir polticamente a la Patria como en conciencia considere ms convenientemente para ella, servicio que realizaba con toda la dignidad y con toda la honorabilidad que han sido norma de conducta de toda su vida, tanto oficial como privada.

    Poco antes de los acontecimientos de julio de 1936, haba sido, efectivamente, vocal de la Agrupacin Socialista de Len, cargo que hubo de aceptar, no por su voluntad, pues siempre rehuy toda clase de cargos, sino por disciplina, la disciplina obligada a todo partido poltico.

    En resumen, que perteneca legtimamente a un partido poltico legal, honradamente, con toda buena fe y toda buena voluntad, lo que nunca puede considerarse como una falta o un delito, como ninguna forma de transgresin de la Ley o de los deberes ciudadanos. Y es sabido, adems, que es contrario a todo principio y toda prctica de Derecho el que las leyes punitivas tengan efecto retroactivo.

    En consecuencia, suplica al Juzgado Instructor o Tribunal Superior, el sobreseimiento de este expediente.

    Pamplona para Len, a 9 de diciembre de 1941.

    En efecto, los informes de la Comisara de Investigacin y Vigilancia, Comandancia de la Guardia Civil y Delegacin de Orden Pblico nos reiteran la ojeriza hacia todas aquellas personas que participaron en los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. Esas fueron las personas a las que las nuevas autoridades tenan perfectamente fichadas. Con ellas fue con quien se ensa la represin. La Revolucin de octubre de 1934 es el primer intento serio de golpe de Estado y derribo de la II Repblica, y esto es algo que un amplio sector del ejrcito tradicional no estuvo dispuesto a consentir. Por eso, todas aquellas personas que protagonizaron esos hechos, o simplemente eran sospechosos de haberlos consentido y tolerado, fueron las primeras vctimas:

    Comisara de Investigacin y Vigilancia.[] Florentino Monroy Quirs, carpintero, tengo el honor de V.S. que este

    individuo es un elemento de los ms destacados y peligrosos del anarco-sindicalismo, habiendo sido Presidente y Secretario de la C.N.T. de Len y como tal nombrado para asistir como Delegado a una asamblea de la Confederacin Nacional del Trabajo celebrada en Gijn en el ao 1930. Era gran organizador, acudiendo a

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    todos los puntos para reorganizar sindicatos afectos a la C.N.T.; tambin asisti como Delegado de Len a un congreso que se celebr en Madrid en el ao 1931 [].

    Fue detenido con motivo del asesinato del Sr. Regueral, siendo puesto en libertad por no haberse comprobado cargos; se cree no obstante que l haba tenido parte en aquel atentado.8

    Fue detenido tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 y multado por desobediencia y desacato a los Agentes de la Autoridad, siendo verdaderamente peligroso para el orden social [].9

    Sobre Jos Mara Moll Herrero leemos:

    [] Era el hombre de absoluta confianza del lder socialista Alfredo Nistal, con el que colabor y tuvo importante intervencin en la Revolucin de octubre del 34, por lo que en aquella poca fue detenido []. Desde 1928, segn propia manifestacin, hasta 1933, desempe el cargo de Venerable del Tringulo Menndez Pallars de esta capital, cargo en que sustituy a un tal [Cayetano] Prez Prez [].1011

    8 Fernando Gonzlez Regueral, ex-gobernador de Vizcaya, fue asesinado por un comando anarquista el 17 de mayo de 1923 en la calle Cervantes, a escasos metros de su casa en la plaza de Torres de Omaa. La autora del crimen sigue siendo un misterio. Su hijo, del mismo nombre, era el director del Banco Herrero en Len, y fue multado por las autoridades militares en noviembre de 1936 por firmar una peticin de indulto para los principales dirigentes del Frente Popular que fueron condenados a muerte tras el consejo de guerra celebrado el 5 de noviembre de 1936. A pesar de la multa que hubo de satisfacer, Fernando Gonzlez Regueral (hijo) fue alcalde de Len desde 1938 hasta 1941 (ver Crnicas de la Burguesa Leonesa..., captulos 2 y 3).9 Archivo Histrico Provincial de Len (A.H.P.L.), caja 14918/A, expediente de incautacin de bienes n 9 de 1937. La letra en negrita es ma.10 A.H.P.L, caja 15249/A, Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid, expediente 3156/1941. Informe de la Comisara de Investigacin y Vigilancia. Segn la propia declaracin de Jos Mara Moll, durante los sucesos de octubre de 1934 estuvo detenido veinte das. La letra en negrita es ma.11 La fotografa es cortesa de Cndido Garca Lanza (sobrino de Jos Mara Moll).

    Jos Mara Moll Herrero, funcionario de Correos y Venerable de la logia Menndez Pallars en Len. Fue encarcelado y depurado profesionalmente (apartado de empleo y sueldo). No fue fusilado. Casualidad o no? 11

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    El lugarteniente del alcalde socialista Miguel Castao tambin estaba perfectamente fichado. Hablamos de Miguel Carro Llamazares, otro olvidado: sera fusilado a comienzos de diciembre de 1936 sin haber sido sometido a consejo de guerra:12

    COMISARA DE INVESTIGACIN Y VIGILANCIA[] fue durante bastante tiempo Presidente de la Agrupacin Socialista,

    como elemento de los ms destacados del partido.En el ao 1934 estuvo detenido por supuesto complicado en aquella

    revolucin, estando comprobado que era uno de los que deban apoderarse del Aerdromo13.

    Fue concejal del Ayuntamiento de Len en el primer bienio de la Repblica, distinguindose en el mismo por su labor al frente de sus ideales []. Est desaparecido [fusilado en diciembre de 1936].

    No se le reconocen otros bienes de fortuna que un pequeo taller de marmolista que con el seor Coque14 tena en el cementerio. Viva en la calle de Santa Cruz n 20, 1, donde en la actualidad se encuentra su esposa.

    Len, 17 de abril de 1937.

    12 A.H.P.L., caja 14922/A, expediente de incautacin de bienes. La letra en negrita es ma. Afiliado a la Agrupacin Socialista de Len, ya haba sido concejal socialista del Ayuntamiento de Len en 1914. Asisti al Congreso Extraordinario de la U.G.T. en 1927 como delegado de los obreros albailes y similares de Len. Represent a la Agrupacin Socialista de Len en el Congreso Extraordinario del P.S.O.E. en 1927 y en el XII Congreso en 1928. Fue candidato del P.S.O.E. por Len en las elecciones generales de 1933, sin resultar elegido. Fotografa: actas XII Congreso P.S.O.E. 1928, p. 59.Fuentes: Agrupacin Socialista 12.XII.1914. ES 9.X.1927 y 30.VI.1928;.Actas XII Congreso P.S.O.E. 1928. Dirigentes de U.G.T.13 Para saber ms sobre la Revolucin del 34 en el Aerdromo, ver Manuel Gonzlez lvarez, El Aerdromo de Len y la Revolucin de Asturias de 1934, Instituto Leons de Cultura, Len, 2008.14 Jos Antonio lvarez Coque, cantero de profesin, fue otro de los histricos del P.S.O.E. en la ciudad junto a Miguel Carro Llamazares y el propio Miguel Castao. Tambn fue concejal socialista durante varios aos antes de ser proclamada la II Repblica. lvarez Coque huy y se refugi en Francia. Para ms informacin sobre Jos Antonio lvarez Coque, consultar su expediente de responsabilidad civil e incautacin de bienes conservado en el A.H.P.L., caja 14922/A. El taller incautado (que estaba situado muy cerca de la entrada principal del cementerio actual de Puente Castro) sali a subasta por dos veces; como no se present ningn postor, en una tercera subasta lo adquiri Hacienda: Conforme precepta el artculo 1.505 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, si en la segunda subasta no hubieran concurrido licitadores, el actor podr pedir, o la adjudicacin de los bienes por las dos terceras partes del precio que hubiere servido de tipo en la segunda subasta, o que se la entreguen en administracin para aplicar sus productos al pago de los intereses y extincin del capital, y habindose optado por el seor Abogado del Estado en representacin de ste, parte actora en el presente expediente por la adjudicacin, es procedente as acordarlo.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO20

    De otras personas complicadas en los sucesos de octubre del 34 (aunque slo fuera de manera accidental), la polica tambin dispuso de diversas fuentes informativas:

    Sobre el taxista Csar Almanza Gonzlez leemos:

    [] se le cita como complicado en el movimiento revolucionario socialista del 34 en las memorias intervenidas al destacado elemento socialista Antonio Fernndez Martnez15 (fusilado) []. Segn noticias que merecen entero crdito, al iniciarse el Glorioso Alzamiento hizo averiguaciones para saber cundo sala la fuerza del Ejrcito Nacional para Murias de Paredes y, averiguando tal extremo, fue personalmente o mand aviso a un miembro del Comit rojo de Murias, apellidado Valcarce, y se cree avis igualmente al destacado extremista de San Emiliano Elas [Garca] Lorenzana [].16

    Ser dirigente poltico del Frente Popular en el momento del Pronunciamiento, o haber participado en la Revolucin de octubre de 1934, eran dos motivos fundamentales para ser castigado.17 Una buena parte de los dirigentes del Frente Popular en Len haban estado involucrados en los sucesos de 1934. La polica, por supuesto, estaba bien informada. Hubo otro grupo de dirigentes que no participaron en la Revolucin del 34 y, sin embargo, tenan cargos relevantes en julio de 1936. Estos ltimos tampoco pudieron salvar la vida, aunque en sus declaraciones de descargo dejen bien claro que no participaron en la Revolucin.18 Ese fue el caso del

    15 Secretario del Sindicato Minero Castellano, fusilado tras sentencia del mismo consejo de guerra que conden a pena de muerte a las principales autoridades del Frente Popular de Len en noviembre de 1936. Las memorias intervenidas por las nuevas autoridades a este dirigente sindical (hoy en paradero desconocido, aunque pienso que deben estar depositadas en un archivo central de la Guardia Civil) fueron un recurso muy utilizado por dichas autoridades para realizar todo tipo de acusaciones concretas.16 A.H.P.L, caja 15249/A, Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid, expediente 3146/1941. Informe de la Comisara de Investigacin y Vigilancia. En la propia declaracin de Csar Almanza leemos que En octubre de 1934 hice un viaje al pueblo de Santa Luca con dos individuos desconocidos para m, los cuales me infundieron sospechas, por cuyo motivo habl con el Comandante de aquel puesto de la Guardia Civil Sr. Pozueco, quien inmediatamente les detuvo. Yo puse mi coche a su disposicin para trasladar a los detenidos a la crcel de Pola de Gordn [...]. El guardia civil Adolfo Pozueco Garca confirma la declaracin del taxista Csar Almanza. Fue el 6 de octubre de 1934 cuando sucedi lo relatado. Al da siguiente, da 7, fue atacado el cuartel de la Guardia Civil resultando heridos graves tres guardias civiles. Hubo de desplazarse hasta all el Batalln Ciclista de Palencia para controlar y aplacar en lo posible esos actos revolucionarios. La letra en negrita es ma.17 En trminos polticos, tampoco debemos meter en el mismo saco a todos los represaliados. Los anarquistas y los comunistas, por ideolgica definicin, estaban en contra del sistema poltico republicano, y con anterioridad al Alzamiento lucharon denodadamente contra l, como lo prueba su actuacin en la Revolucin del 34.18 A.H.P.L., caja 14922/A, copia de la declaracin, folios 51 vuelto y 52 de la causa n 467 de la que es juez Timoteo Carnicero Mndez, capitn de Infantera del Regimiento de Burgos n 31 (y sobrino del comandante Eladio Carnicero Herrero).

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 21

    catedrtico de Lengua y Literatura Manuel Santamara Andrs, militante de Izquierda Republicana y vicepresidente de la Diputacin de Len el 18 de julio de 1936. Santamara es detenido el 23 de julio a las dos de la tarde; el 17 de agosto declara expresamente que no tuvo participacin de ningn gnero en dicha Revolucin; esto nos demuestra la importancia que ambas partes (militares y detenidos) daban a este asunto;19 parece hasta obsesivo: en la corta declaracin de Manuel Santamara Andrs (la reproduciremos ms adelante), son dos las veces en que las autoridades militares preguntan directamente al procesado por los sucesos del 34. La primera, para que les confirme que no estuvo implicado:

    [] Que en los sucesos del ao 34 no intervino para nada, pues ni sufri registros, ni interrogatorios de ninguna clase, ni nadie se preocup de l para nada [].

    La segunda, para solicitarle informacin sobre los datos que l pudiera aportar:

    [] Que ignora la intervencin que hayan podido tener, tanto en la Revolucin del ao 34 como en los actuales sucesos, los dems encartados en esta causa [].

    Los expedientes militares y de incautacin estn repletos de referencias a lo ocurrido en octubre de 1934. Sobre lo ocurrido a D. Manuel Santamara y a otros polticos que no participaron en los sucesos de octubre, las instrucciones del general Mola escritas en la instruccin reservada del 30 de junio de 1936 son taxativas; leemos que el hecho de pertenecer al Gobierno del Frente Popular, sin la previa condicin de haber estado implicado en la Revolucin de octubre, era condicin suficiente para ser exterminado:

    Eliminar los elementos izquierdistas: comunistas, anarquistas, sindicalistas, masones, etc.20

    Veremos aspectos desconocidos sobre la Guerra Civil en Len (y en Espaa), como son los medios para hacer triunfar el Alzamiento y la financiacin de la guerra en zona Nacional. En cuanto a las variantes que forman parte de la financiacin,

    19 Como veremos ms adelante, Manuel Santamara Andrs, que haba presidido el comit de Izquierda Republicana en Len, tambin aporta como prueba de descargo el hecho de que en el momento de producirse el Alzamiento estaba separado de su cargo en Izquierda Republicana por sus desavenencias con otros dirigentes del partido.20 He tomado esta cita, atribuida al general Mola en una de sus instrucciones reservadas, del libro de Manuel lvaro Dueas, ob. cit., p.18.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO22

    son componente fundamental las multas y sanciones econmicas impuestas a miles de afectos y desafectos. Marcaremos cules son esas etapas y esos modos de proceder por parte de ese poder militar, al que le preocup la forma en que la coercin se deba ejercer sobre la poblacin con el fin de salvaguardar la retaguardia y conseguir la financiacin para la nueva Causa. A estas actividades recaudatorias los historiadores las han denominado financiacin irregular.

    Incluso la ideologa, como veremos en el caso del comerciante Luis Gonzlez Roldn, del gran propietario Octavio lvarez Carballo, del alcalde y presidente de la Diputacin Enrique Gonzlez Luaces, o de otras muchas personas como los lerrouxistas (representantes de la conocida derecha republicana) Pedro Fernndez-Llamazares o Baldomero Lobato, se relegara a un segundo plano a la hora de pasar por caja para hacer la aportacin a La Causa. Es ms: muchos de los denominados afectos terminaron siendo vctimas de la nueva situacin militar y poltica que los azot y devor, finalmente, con insania.

    En Len, al margen de la ideologa, la totalidad de la poblacin que dispona de recursos econmicos aport obligatoriamente importantsimas sumas de dinero al poder militar. Este es el primer apunte que de entrada quiero exponer, aunque hubo igualmente muchas aportaciones de particulares que crean firmemente en el Movimiento. Los dos casos estn claramente constatados con ejemplos documentales.

    El segundo hecho fundamental que quiero resear es que el golpe de Estado no triunfa de forma instantnea, por lo que la poblacin se ve inmersa en una angustia atroz cuya apuesta o juego a corto plazo se hace a vida o muerte. El propio alcalde de Len, el mdico Enrique Gonzlez Luaces que toma el cargo por orden directa del general Bosch sustituyendo al socialista Miguel Castao el da 21 de julio de 1936 es plenamente consciente; as lo refleja en sus diarios. 21

    [] estaba yo el lunes 20, por la maana, en la terraza de los vecinos, viendo con anteojos la plaza de Santo Domingo y la calle; enfrente, en el Rox22,

    21 Las llamadas o notas a pie de pgina aclaratorias nmeros 22, 23, 24, 26, 27, 28, 33, 34, 35 y algunas posteriores que se refieren a los diarios de Luaces, estn copiadas literalmente de las realizadas por Wenceslao lvarez Oblanca y Vctor del Reguero para la edicin de las memorias de Luaces en el libro Da miedo el futuro, Pilago Ediciones, Len, 2014. La letra en negrita es ma.22 El bar Rox haca esquina a las calles Ordoo II (n 13) y Gil y Carrasco, en el bajo de la casa ms tarde conocida como la casa del chupa-chups. Inaugurado en 1934, el bar era propiedad de Flix Delgado Pascual, quien lo cerr en 1962

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 23

    sentados en las sillas de la acera, Santamara23, Sampedro24 y creo que Ricont;25 miraron para arriba y Santamara llam la atencin de los dems, que tambin miraron, hicieron una crtica, y al momento se levantaron y fueron en direccin de la plaza; all por el bazar Tom26, cruz la acera Timoteo Bernardo27, al cual llamaron la atencin sobre la terraza, miraron todos, hablaron, volvieron a mirar, y rindose comentaron nuevamente mi curiosidad. Ciertamente que aquella repeticin en el comentario ya no solo me llam la atencin, sino que interiormente me mosque un poco. No haba motivo para comentar tanto que un ciudadano estuviera asomado a un balcn y oteando las lejanas con unos gemelos, en un da donde se haban recogido las armas en las armeras, y al siguiente de la invasin minera de la capital y con un ir y venir de militares, guardia civil, etc. por las calles. Hoy ya me doy cuenta perfecta de lo que aquella risa poda significar para m, ya que todos han sido fusilados por Consejo de Guerra, como dirigentes del movimiento del Frente Popular [].

    Sobre lo acontecido al da siguiente, controlada ya militarmente la ciudad de Len por el Ejrcito sublevado, Enrique Gonzlez Luaces escribe:

    A sus rdenes, mi general!Quiero Luaces que usted se encargue de la alcalda, as que usted se va all

    ahora mismo y diga cmo quiere que le manden el oficio. Estamos metidos en un conflicto en el que yo me juego la cabeza, pero creo que se dominar pronto, aun cuando yo no tengo apenas noticias de otras guarniciones.

    Mi general, yo estoy a su disposicin para lo que usted quiera!

    23 Manuel Santamara Andrs, catedrtico de Lengua y Literatura en el Instituto de Len, vicepresidente de la Diputacin, vocal de Izquierda Republicana en el Frente Popular de Len. Fusilado el 21 de noviembre de 1936.24 Flix-Estanislao San Pedro Jimnez, industrial, apoderado de la Sociedad Industrial Pallars. En 1935 fue secretario del Comit Provincial de Unin Republicana, con Ramiro Armesto como presidente, y posteriormente presidente del Frente Popular en Len. El 4 de noviembre de 1936 sufri Consejo de Guerra, y el 21 de noviembre fue fusilado en Puente Castro. Casado con Mercedes Monroy Surez, directora de la Escuela Normal de Maestras.25 Aunque en el manuscrito parece que Luaces de intrincada grafa escribe Ricont, yo no descarto que se refiera a Jos Ricart, importante constructor de la poca.26 El Bazar Tom estaba en Ordoo II, 7. Su dueo era el indiano Baudilio Tom Gutirrez, de Murias de Paredes, to del ilustre abogado, notario e historiador Vicente Flrez de Quiones Tom. Baudilio Tom falleci a finales de 1953, continuando con el negocio su esposa Herminia Robla Porras, hasta su cierre en 1962.27 Timoteo Bernardo Alonso, militar retirado fiel a la Repblica y afiliado a Unin Republicana, que sera posteriormente uno de los primeros militares fusilados tras consejo de guerra, junto al capitn Rodrguez Lozano, el 18 de agosto de 1936.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO24

    Quin podra rehusar caballerosamente una colaboracin a los militares, que eran los primeros que se jugaban la vida y el porvenir y todo junto? [].

    Eran las nueve y media del martes, 21 de julio de 1936, cuando iba a la casa consistorial a recoger la autoridad municipal, que en aquellas horas estaba por el suelo. Desde aquel momento quedaba encadenado, sin discusin, a la suerte que corriese la revolucin, entrando de lleno en un momento culminante de la historia de la ciudad de Len [].

    No se me ocurre otro ejemplo ms ilustrativo que el anteriormente expuesto, en palabras del propio Luaces, para constatar cmo en un pas en el que se presagia y vislumbra una guerra total, el poder civil queda de inmediato supeditado al poder militar. Finalmente, Luaces describe sus impresiones sobre los decisivos das que siguieron a su toma de posesin como alcalde de Len. Lo cierto es que el Alzamiento triunfa en la ciudad; pero no se tiene claro que la Guerra Civil est ganada; es ms: la nica constatacin es que habr guerra.

    Se empezaba a organizar la poblacin, y aun cuando su normalidad completa no se haba establecido, los servicios funcionaban todos ya, pero la gente en general estaba excitadsima y puede decirse que Len no dorma. Entonces vea yo por la calle caras que me miraban con gesto duro y torvamente en reto y desafo; tambin vea otras que se me acercaban con la satisfaccin del que les libra de una pesadilla... Sin embargo, a la alcalda no se han acercado a m ms que cinco o seis personas para ofrecerme su colaboracin en lo que les ordenase28. Len, pueblo29 de cerca de 30 mil habitantes, en momento tan difcil slo recibe asistencia su alcalde de media docena de personas [].

    Despus de leer las declaraciones de Manuel Santamara Andrs30 uno de los representantes ms significados del Frente Popular en Len, todo parece indicar (segn me aseguran fuentes orales de confianza) que el catedrtico de instituto realiz una llamada telefnica a Madrid desde el propio bar Rox, donde se le indic por las autoridades republicanas que la situacin estaba perfectamente controlada, tanto en Madrid, como en el resto de las principales ciudades de Espaa. Tal vez eso explique la postura chulesca y amenazante (segn Enrique Gonzlez Luaces) adoptada por los dirigentes del Frente Popular en Len. Qu hubiera pasado si los

    28 Con el fin de controlar las aportaciones y sacrificios a la causa nacional de los leoneses de rentas superiores a las 12.000 ptas., el gobernador civil anunci a finales de agosto de 1936 la creacin de un fichero, clasificando al personal en incondicionales, gratos, algo gratos, poco gratos e ingratos y rebeldes. 29 Por supuesto que Luaces lo dice de modo coloquial; Len era una ciudad.30 Archivo Intermedio Militar del Noroeste, juicio sumarsimo n 136 de 1936.

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 25

    mineros no salen de Len ese mismo 20 de julio? De qu magnitud hubiese sido la represin ejercida por las fuerzas descontroladas del Frente Popular? Leyendo las impresiones de Enrique Gonzlez Luaces quien ya haba sido alcalde de Len tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, l era consciente de que si el Alzamiento no hubiese triunfado en la ciudad, sera su propia persona quien hubiera sido condenada, sin duda, a la pena de muerte junto con cientos de personas ms.

    Atrs quedaron las algaradas romnticas. No puedo por menos que volver a reescribir el comentario de la instruccin reservada n 5, que se cumplira, durante aos, a rajatabla: Ha de advertirse a los tmidos y vacilantes que aquel que no est con nosotros est contra nosotros, y que como enemigo ser tratado. Los militares saban que una vez que el golpe no haba triunfado en la totalidad de Espaa, careciendo de supremaca militar con gran parte de la Armada31 y de la aviacin en poder gubernamental, sin el control industrial ni financiero con todas las reservas de oro igualmente en poder gubernamental, as como los dems recursos econmicos del extranjero, y con las principales ciudades de Espaa como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao fieles al Gobierno del Frente Popular, la solucin en zona militar ocupada era la represin en retaguardia, la disciplina espartana y la autofinanciacin procurada al ejrcito sublevado durante los meses siguientes al golpe, que seran la clave en esos primeros y crticos momentos para la consecucin de la victoria. Los militares se vieron precisados a jugar todas sus bazas. Y lo hicieron: a sangre y fuego. Los diarios de Enrique Gonzlez Luaces son un constante ejercicio de anhelante esfuerzo auto exculpatorio y una razonada bsqueda del argumento que justificara todos los excesos cometidos durante los primeros meses. Aun as, para diciembre de 1936 surgen las primeras dudas:32

    [] quiera Dios que no caigamos en el extremo opuesto. No se haga una revolucin al contrario, sino todo lo contrario de la revolucin.

    Posiblemente que lo que ha comenzado como Movimiento liberador de una esclavitud que nos imponan los hombres de la izquierda y de la revolucin marxista del comunismo judo ruso, no tenga derivaciones extremas que resuciten el espritu medieval del sambenito y la hoguera. Yo espero que el General, hombre de gran talento y de espritu actual que ha vivido todas estas vicisitudes, desde la salida del Rey hasta que la sublevacin se inici, sepa, rodeado de los ms prestigiosos militares, encauzar la paz, que ha de tener grandes dificultades [].

    31 Gran parte de la Armada fue fiel al Gobierno del Frente Popular, pero careca de oficiales cualificados a causa de los asesinatos llevados a cabo por la marinera con la complacencia del gobierno del Frente Popular.32 La letra en negrita es ma.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO26

    Cuando, como presidente de la Diputacin, debe rubricar los expedientes de depuracin de varios de los trabajadores de la institucin, las dudas se agravan:

    [] A m me impidi un poco el sueo la preocupacin del expediente de los empleados de la sesin de ayer. Personalmente nada me remuerde; pero tengo la dolorosa impresin de dejar acaso sin pan a personas que no tienen culpa. Sucede en esto lo mismo que en los fusilamientos de personas conocidas. No se puede evitar una excitacin constante cuando se sabe que al da siguiente temprano el pelotn disparar unos tiros segando vidas de hombres que no han pensado como nosotros, habituados como estuvimos toda la vida a ver que la pena capital slo se impona por delitos de sangre. Ciertamente que la sensibilidad experimenta un choque; pero por otra parte, la reflexin serena lleva a la conclusin de que tal cosa es inevitable. Cmo se pone un dique a la revolucin gubernamental sino haciendo pagar caro el ensayo? La guerra tiene que hacerse con las mismas armas y los del otro bando asesinan sin piedad y adems martirizan estpida y brbaramente a los que sospechan no son adeptos. Nos cuenta la prensa y algunas veces la radio suplicios horribles [].

    A finales de diciembre las autoridades militares toman medidas para que los paseos y abusos se contengan. Enrique Gonzlez Luaces lo celebra con cierto alivio:

    [] acaba de decretarse el encuadramiento de las Milicias en mandos militares y sujetarlas al Cdigo de Justicia Militar.33 As mismo se han prohibido las requisas.34 Empieza a rodar la mquina por camino asentado. Se haca necesario algo que cortase los desmanes de los milicianos; era ya algo que se haca insoportable. La necesidad blica hizo que fueran portadores de un fusil gentes que haban estado completamente disimuladas hasta el 20 de julio. Las milicias de JONS fueron las que crecieron inopinadamente. Lstima que estas actuaciones hayan empaado la pureza de ideal de los bravos muchachos que antes del 18 de julio formaron los cuadros de Falange! Creemos que ha sido una equivocacin de los directores de JONS el admitir sin escrpulo. La masa es igual en todas partes, y aqul que tena un rencor personal que vengar lo ha podido hacer impunemente; otros trabajaron en la retaguardia para no ir al frente; es ms cmodo y menos expuesto.35

    33 Decreto firmado por Franco, en Salamanca, a 20 de diciembre de 1936.34 Bando del gobernador militar, Vicente Valderrama Arias. BOPL, 24-diciembre-1936. 35 Manuel Hedilla, jefe de la Junta provisional de Mando de Falange Espaola de las J.O.N.S., en sus Palabras de Nochebuena (Proa, 25 de diciembre de 1936), reconoca el impacto del aluvin de nuevos falangistas a la organizacin, anunciando que pronto se implantar un sistema de

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 27

    Espero tambin que se han de depurar estos desmanes exigindose a todos la debida responsabilidad, pues as piensan los que con un sentido total del Movimiento actual esperan justicia y equidad: los que formaron sus filas antes del 18 de julio.

    Y por hoy finalizo estas notas: fro y silencio en las calles que no celebran con ruido las fiestas de fin de ao. Esto parece el comienzo del arrinconamiento de la frivolidad. Ojal! [].

    Ahora se hacen estudios macroeconmicos36 intentando desmenuzar la financiacin del conflicto tanto en la zona gubernamental (reservas de oro, ayuda poltica y militar de la Unin Sovitica, Francia, etc.) como en la sublevada (ayuda de capital extranjero portugus, italiano, ingls, norteamericano, alemn, del banquero Juan March, de Francesc Camb, de la Diputacin Foral de Navarra, de los banqueros judos de Melilla en Tetun y Tnger, etctera). Eso est muy bien, pero no es suficiente; no lo es porque haba que dar el Pronunciamiento, y todos esos datos se recaban y publican a posteriori, como en una buena partida de ajedrez o un partido de ftbol en donde se analiza lo acontecido disfrutando previamente del resultado final. Eso, a mi entender, es escribir la Historia disfrutando de mucha ventaja.

    Lo cierto es que en la ciudad de Len, lugar en el que el Pronunciamiento triunfa prcticamente de inmediato aunque con una resistencia mucho mayor de la que nos relatan los libros locales de Historia, como comprobaremos en posteriores estudios, la situacin padecida durante las primeras semanas de conflicto es relatada perfectamente por un testigo excepcional al que me llevo refiriendo desde pginas atrs; el primer alcalde de la ciudad tras el Alzamiento, el mdico Enrique Gonzlez Luaces, sospecha de un nuevo, siniestro e hipottico golpe al estilo del de la Revolucin de octubre de 1934 desde el seno del propio Frente Popular:

    Yo estaba completamente solo []. Haca falta arbitrar recursos; mantener los precios; hacer frente a las necesidades del consumo, y enfrentarse con los que se aprovechan en todo momento de las guerras y las revueltas para vender todo

    investigacin para apartar de nuestras filas los indeseables en clara referencia a los abusos que se atribuan a los falangistas: Me dirijo tambin a los falangistas que se cuidan de las labores de la polica en las ciudades y sobre todo en los pueblos; vuestra misin ha de ser obra de depuracin contra los jefes y cabecillas y asesinos, pero impedir que nadie sacie odios personales y que nadie castigue al que por hambre o desesperacin haya votado a las izquierdas; todos sabemos que en muchos pueblos haba derechistas peores que los rojos. 36 Jos ngel Snchez Asian, ngel Vias y muchos otros, como ms recientemente Mara Luz de Prado Herrero con su aportacin para la provincia de Salamanca, han analizado algunos aspectos de la cuestin.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO28

    ms caro, y yo no tena apenas personal subalterno en quien confiar. La gente desconfiaba del triunfo de los militares porque Radio Madrid, funcionando constantemente, daba noticias de que el Gobierno dominaba en todas partes. Yo apenas poda orla porque no tena tiempo, a pesar de que en el despacho del alcalde estaba instalado un magnfico radio-receptor. Supe despus que para el Gobierno Civil haban llevado otro tambin muy bueno. No es esto una prueba de que esta gente ya lo tena todo prevenido el sbado?37 Pero qu es lo que queran? Los republicanos tenan ya Repblica. A qu ms aspiraban pues? Y por qu y para qu ese contubernio con los socialistas de gentes que hacan ostentacin de su ortodoxia republicana? No me lo he explicado nunca.

    As han pasado los primeros das de la revolucin; yo mantuve el orden en la vida civil; tom precauciones con los abastecedores, y no faltaron ni un solo da ni las subsistencias, ni aun aquellas cosas que son superfluas y constituyen lujo en el aderezo de las comidas [].

    Sobre la falta de colaboracin de la banca, a pesar de lo que nos indican los estudios recientes, Enrique Gonzlez Luaces es de igual modo explcito, lo que me hace pensar que en agosto de 1936 hasta la propia banca desconfiaba del triunfo de los sublevados, por lo que el poder militar hubo de imponer su colaboracin, como demostraremos posteriormente, con las consiguientes aportaciones voluntarias a La Causa:

    Los directores de los bancos apenas han replicado. Me recuerda esto otra reunin que, celebrada en los ltimos das de agosto [de 1936], a instancia ma, nos revolvimos en el vaco intilmente. Los representantes de la Banca no hicieron ms que ponerme dificultades. Su espantosa sordidez en aquella ocasin no tuvo hoy apenas repercusin alguna. El dinero, siempre medroso y cobarde, tuvo en esta ocasin apenas defensores.

    Todas estas reflexiones y citas sobre Enrique Gonzlez Luaces, as como sobre la ms reciente historiografa de la financiacin de la Guerra Civil, me lleva a lanzar o plantear la hiptesis tercer punto argumental y esencial de todo mi discurso para las restantes pginas de este libro de que a pesar de los recientes trabajos (macroeconmicos) publicados sobre la financiacin de la Guerra Civil, en el inicio de la sublevacin no se contaba con el apoyo suficiente de la financiacin extranjera,

    37 El sbado al que se refiere es el 18 de julio de 1936. Jos Calvo Sotelo, jefe de la oposicin al gobierno del Frente Popular en el Congreso de los Diputados, acababa de ser asesinado por guardias de asalto dependientes del Ministerio de Gobernacin. Por eso Luaces, en sus memorias, se refiere a l como al primer paseado de la Guerra Civil.

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 29

    y mientras los grandes recursos industriales (no as los alimenticios) siguieran en poder del rgimen del Frente Popular, el golpe de Estado estaba abocado al fracaso. Es ste un asunto primordial; es ms: el triunfo de los sublevados no se puede explicar sin comprender previamente cmo fueron estos procedimientos represivo-econmicos (curiosamente muy desconocidos) durante los decisivos primeros meses de la contienda.

    Len, pese a estar rodeada de provincias castellanas donde se forman los ncleos o centros bsicos del poder militar, econmico y administrativo del franquismo (Burgos, Salamanca y Valladolid), perteneca militarmente a La Corua, dato a tener en cuenta, porque Len cumple las rdenes directas de Burgos, pero tambin las ms inmediatas de La Corua, especialmente durante los primeros meses de conflicto.

    Tras la proclamacin de la Segunda Repblica, un decreto gubernamental disolvi las Regiones Militares y las sustituy por las Divisiones Orgnicas.38

    As pues, en 1936 Len perteneca a la 8 Divisin Orgnica del Ejrcito, con capital en La Corua; esta Divisin Orgnica estaba compuesta por las cuatro provincias de Galicia, a las que se sumaban Oviedo (Asturias) y Len. El general Carlos Bosch y Bosch estaba al mando de la 16 Brigada de Infantera, a la que perteneca el Regimiento de Burgos n 36 de Len.

    Slo a ttulo consultivo dejaremos constancia de algunos datos:

    La 8 Divisin Orgnica estaba compuesta, pues, por dos Brigadas de Infantera: la 15, con un Regimiento en La Corua (Zamora

    n 8) y otro en Lugo (Zaragoza n 12); y la 16, con un Regimiento en Len (Burgos n 31).

    Una Brigada de Artillera: la 8, con dos Regimientos (el 15 en Pontevedra y el 16 en La Corua).

    Un Batalln de Zapadores (el 8, en Gijn). Un Regimiento de Infantera (Regimiento Mrida 35, del Ferrol) Un Regimiento dividido entre la Corua y el Ferrol (Regimiento de Artillera

    Costa n 2).

    38 Gaceta de Madrid nm. 168, del 17 de junio de 1931, p. 1413.

  • LOS LEONESES QUE FINANCIARON A FRANCO30

    Salamanca, Valladolid, Zamora. vila, Segovia y Cceres pertenecan a la 7 Divisin Orgnica del Ejrcito, con capital en Valladolid.

    Burgos, Palencia, Logroo, Santander, Navarra, lava, Vizcaya y Guipzcoa conformaban la 6 Divisin Orgnica del Ejrcito, con capital en Burgos.

    Por su parte, Soria perteneca a la 5 Divisin Orgnica del Ejrcito, con capital en Zaragoza.

    Otras referencias administrativas sobre la 8 Divisin Orgnica son:

    Decreto nombrando General de la Octava Divisin Orgnica al General de divisin D. Enrique Salcedo Molinuevo.39

    Decreto nm. 33. Disponiendo que el Excmo. Sr. General de Brigada, en situacin de segunda reserva, D. Luis Lombarte Serrano, desempee el mando de la Octava Divisin Orgnica.40

    Decreto nm. 105.- Disponiendo cese en el mando de la Octava Divisin Orgnica el General de Brigada, Excmo. Sr. D. Luis Lombarte Serrano.41

    Decreto nm. 106.- Nombrando para el mando de la Octava Divisin Orgnica al

    General de Brigada Excmo. Sr. D. Guillermo Kirkpatrick OFarril.42

    Decreto nm. 210.- Disponiendo cese en el mando de la Octava Divisin Orgnica el General D. Guillermo Kirkpatrik OFarril.43

    Decreto nm. 211.- Nombrando para el mando de la Octava Divisin Orgnica al

    General D. Antonio Aranda y Mata.44

    39 Gaceta de Madrid: Diario Oficial de la Repblica nm. 12, de 12/01/1936, p. 301. 40 Boletn Oficial de la Junta de Defensa Nacional de Espaa nm. 6, de 14/08/1936, p. 22. 41 Boletn Oficial del Estado nm. 58, de 16/12/1936, p. 408. 42 Boletn Oficial del Estado nm. 58, de 16/12/1936, p. 408. 43 Boletn Oficial del Estado nm. 107, de 04/02/1937, p. 307. 44 Boletn Oficial del Estado nm. 107, de 04/02/1937, p. 307.

  • OBJETO DE LA OBRA Y FUENTES UTILIZADAS 31

    Decreto nm. 393.- Dispone que las provincias que comprenden la actual demarcacin Territorial de la Octava Divisin Orgnica constituyan en lo sucesivo la Octava Regin Militar.45

    Decreto nm. 394.- Nombrando Jefe de la Octava Regin Militar al Excelentsimo Sr. General de Brigada D. Lus Lombarte Serrano.46

    Destinos.- Orden.- Confirma en sus cargos de Ayudantes de Campo del Excelentsimo Sr. General Jefe de la Octava Regin Militar a los Comandantes D. Francisco Martnez de la Riva y otro.47

    Decreto nombrando General Jefe de la Octava Regin Militar a D. Germn Gil

    Yuste.48

    Decreto nombrando General Jefe de la Sptima Regin Militar al General de

    Divisin D. Jos Solchaga Zala y disponiendo cese en el mando del General Jefe de la Octava Regin Militar.49

    Decreto nombrando General Jefe de la Octava Regin Militar al General de

    Divisin D. Enrique Cnovas Lacruz y disponiendo cese en el cargo de Comandante General de Canarias.50

    Decreto nombrando General Jefe de la Octava Regin Militar al General de Brigada don Eugenio Espinosa de los Monteros.51

    45 Boletn Oficial del Estado nm. 378, de 02/11/1937, p. 4.139. 46 Boletn Oficial del Estado nm. 378, de 02/11/1937, p. 4.139. 47 Boletn Oficial del Estado nm. 388, de 12/11/1937, p. 4.303. 48 Boletn Oficial del Estado nm. 478, de 11/02/1938, p. 5.723. 49 Boletn Oficial del Estado nm. 191, de 10/07/1939, p. 3.767. 50 Boletn Oficial del Estado nm. 191, de 10/07/1939, p. 3.767. 51 Boletn Oficial del Estado nm. 284, de 11/10/1939, p. 5.709.

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    FUENTES UTILIZADAS

    Durante aos escuch esa oscura y siniestra leyenda que dice que la documentacin de la Guerra Civil estuvo siempre celosamente custodiada, cuando no directa y deliberadamente destruida o quemada. Nada ms lejos de la realidad.

    Puede que est dispersa, pero no de forma deliberada, sino como consecuencia

    de la sempiterna desidia de los espaoles. Tampoco hubo inters en quemar o destruir nada. Las instituciones ocultaron informacin dependiendo de sus intereses, pero jams se avergonzaron de nada.

    Las fuentes utilizadas para la confeccin de este trabajo son originales. Tan amplias, que para la publicacin de este primer libro he debido discriminar la mayor parte de la informacin; y tan originales y valiosas, que siento vrtigo.

    Archivos particulares, Archivo Histrico Provincial de Len, Archivo Municipal de Len, Archivo Militar del Ferrol (Archivo Intermedio Militar del Noroeste), Archivo Histrico del Banco de Espaa, y prensa de la poca (ver bibliografa) son las principales fuentes consultadas para la realizacin de este estudio, con la novedad de que dentro del Archivo Histrico Provincial es la primera vez que se consultan sistemticamente las informaciones y libros contables de Hacienda, as como la ingente documentacin relativa a los denominados expedientes de incautacin de bienes, procedentes de igual manera de la Delegacin de Hacienda en Len. En cuanto a la documentacin relativa al Archivo Histrico Municipal, he consultado de igual modo todos los libros contables que se conservan sobre el perodo blico, as como la documentacin relativa a la llamada Comisin Pro Fuerza Pblica, que ser fundamental para explicar y dar un primer punto de partida a mis tesis.

    El presente libro slo aspira a marcar unas pautas de investigacin, citando una documentacin sobre la que estamos convencidos de que es la que se debe estudiar. Cuando otros archivos como los que consignan las informaciones del Tribunal de

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    Cuentas o de la Guardia Civil abran sus puertas a la investigacin, muchas de estas informaciones se vern convenientemente ampliadas.

    Hay nombres que por su peso especfico en la historia de Len como son los casos de Enrique Gonzlez Luaces, Octavio lvarez Carballo, Miguel Dez Gutirrez Canseco, Francisco Roa de la Vega o el propio Ams Salvador, por poner slo algunos ejemplos debemos tener siempre presentes. Por eso nos acompaarn en el transcurso de nuestra exposicin; tampoco es mi propsito explicar la represin militar desde el estricto punto de vista de la burguesa leonesa, por heterognea que esta fuera. Su papel y sus aportaciones documentales despus de casi ochenta aos son, no obstante, imprescindibles para poder reconstruir el pasado.

    En el territorio que queda bajo el control del Frente Popular se utilizan idnticos trminos para denominar a todas las personas a las que se va a reprimir: los trminos desafecto o La Causa son utilizados de igual modo tanto en la zona republicana como en la nacional; si cotejramos los trmites burocrticos, oficios, frmulas y modelos represivos utilizados en la zona gubernamental, comprobaramos las enormes similitudes de procedimiento empleadas por ambos bandos. As, me viene en estos momentos a la memoria la terrorfica carta de un preso en Madrid suplicando al director de la crcel que no lo ponga en libertad, pues eso supondra su segura ejecucin por parte de los grupos defensores de la Repblica y la Democracia.

    El fin ltimo de la poblacin acuciante durante los primeros meses del conflicto era colaborar y financiar al ejrcito, que estaba muy necesitado de aportaciones materiales para sus campaas blicas en los diversos frentes de la Guerra.

    Las aportaciones econmicas de la poblacin eran una necesidad vital. Estas maniobras fueron el resultado de un plan concienzudo, riguroso, milimtrico y preconcebido.

    Lo que ciertos juristas ideologizados califican de monstruosidad jurdica, estaba envuelto en una normalizacin de los modos, procesos, usos y formalismos legales heredados del pasado. S que estos malos modos fueron mucho ms formales que los malos modos judiciales y represivos que se utilizaron en la zona republicana, ms anrquicos y desorganizados y, tal vez por ese mismo motivo, todava ms salvajes, en cuanto a esas formas de consumar el chantaje y el exterminio del enemigo. El mando nico en cuanto a la consecucin de un objetivo final, la profesionalidad de los altos mandos del bando sublevado, y la eficacia del posterior apoyo militar extranjero fueron, sin duda, tres de los factores bsicos que propiciaron que el desequilibrio del principio que exista en favor del Frente Popular se trocara en vientos favorables para el ejrcito de Franco.

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    Son principal fuente ah est la novedad en el caso de los estudios realizados sobre este asunto en Len, y en gran parte de Espaa todos los archivos anteriormente citados, y especialmente los expedientes de la Comisin de incautacin de bienes y responsabilidad civil de Len. Los expedientes militares del archivo del Ferrol, y sobre todo, los concretos pero trascendentales documentos recogidos de los archivos particulares de determinadas familias de la burguesa leonesa (diarios de Enrique Gonzlez Luaces, diarios de Francisco Roa de la Vega, as como los documentos recogidos del archivo privado de la Banca Fernndez-Llamazares, archivo privado de la familia Pallars, y documentos procedentes de la familia lvarez Carballo), conformarn una aportacin sin parangn. Porque slo la suma de este tipo de documentos puede modificar la comprensin nacional de una materia tan estudiada como manipulada.

    Me interesa sobremanera la financiacin durante los primeros meses de la contienda (agosto-marzo de 1937). Sobre los expedientes de incautacin abiertos en 1937, me interesa el modo formal y acogido a nuevo derecho en el que se desarrollan estas comisiones amparadas en el Decreto de 10 de enero de 1937, y en cmo y sobre qu personas y anteriores organismos polticos acta la Comisin de Len. Por qu? Porque existen trabajos realizados en otras partes de Espaa que ya han utilizado como fuente documental parte de estos expedientes de incautacin. Pero en cada provincia, en cada localidad, hubo elementos claramente diferenciadores. No es lo mismo el caso de Len comparado con el de Albacete o Ciudad Real, que aguantan toda la guerra defendiendo al Gobierno del Frente Popular y que pasan por una primera etapa en la que la represin y las incautaciones son inversas, es decir, hacia las personas supuestamente partidarias del Alzamiento o derechistas. Ciudad Real y Albacete sufren de diferente modo las incautaciones provenientes del bando vencedor una vez son tomadas dichas provincias, casi tres aos ms tarde de que comenzaran las incautaciones franquistas en nuestra ciudad (en algunas partes de la montaa leonesa, como es obvio, se tard ms tiempo en incoar expedientes, pues hubo de estabilizarse y caer el Frente Norte). Adems, la propiedad de la tierra en manos de unos pocos terratenientes es prcticamente opuesta a la de Len. Y lo mismo se nos presentan particularidades con cualquier zona de Andaluca, Levante, o provincias como Zaragoza, Segovia u Orense; o con Zamora, que aunque reuniendo estas dos ltimas provincias (Orense y Zamora) caractersticas ms comunes a la de Len, tambin se aprecia en ellas sus particulares circunstancias.

    La informacin que proporcionan los expedientes es enorme: cientos, miles de datos sobre lugares, personas, domicilios, acusaciones concretas, actividades profesionales, fechas, delaciones, multas gubernativas, patrimonios incautados,

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    sentencias de los juicios sumarsimos previos a la apertura de dichos expedientes, informes de la Comandancia de la Guardia Civil y de la Comisara de Investigacin y Vigilancia, declaraciones de importantes testigos como Lpez de Hoyos, Fernando Gonzlez Vlez, Roa de la Vega, Gonzlez de Lama, Enrique Gonzlez Luaces Pero sobre todo, las declaraciones de los encausados que permanecen en sus domicilios o en prisin, que convierten esta informacin en una nueva forma de indagacin histrica.

    Un regalo para quien esto escribe, que agradece y reconoce la colaboracin y el trabajo realizado por el Archivo Histrico Provincial de Len (A.H.P.L.) en su tarea de recopilacin de expedientes, y en particular a sus funcionarios por su disposicin hacia mi trabajo. Mi agradecimiento a su actual directora, Eva Merino, y a la subdirectora Mercedes Cordero, que me proporcionaron todo tipo de facilidades, informacin y nimos (que tambin han sido necesarios). Sobre multas y aportaciones voluntarias se ha consultado la documentacin existente en el Archivo Municipal de Len (en adelante A.H.M.L.), hacia cuyos funcionarios, y en particular hacia su directora Esperanza Fernndez, no tengo otras palabras que las del ms sincero agradecimiento.

    Los expedientes recuperados por el Archivo Histrico Provincial de Len son abundantes y no tan parcos como los recuperados en otras provincias, lo que nos permite realizar un trabajo de conjunto con garantas.

    La informacin que estos expedientes ofrecen partiendo de las declaraciones de autoridades, encartados y vecinos, tanto en el propio espacio temporal del levantamiento militar como en los momentos y meses anteriores, es esencial. Y lo es no slo acerca de la consabida represin econmica ejercida sobre cualquier enemigo, sino tambin sobre la vida poltica de toda la provincia de Len. Es reseable la informacin sobre las fechas prximas a las elecciones de febrero de 1936 y sobre los instigadores de la Revolucin de octubre del 34, episodio clave, como ya estamos comprobando, para localizar a las principales vctimas.

    Entre miles de documentos he debido escoger la informacin, por lo que me centrar en este primer volumen en los expedientes52 que hacen referencia a la ciudad de Len y a varios pueblos de sus alrededores. En posteriores libros figurar una lista sobre todos los encausados conocidos de la provincia, incluso los de 1938 y los posteriores encausados de 1939, 1940 y 1941 que ya se juzgaban en el Tribunal

    52 Expedientes, que no encartados, pues en un gran cantidad de estos expedientes se incoa, con el mismo nmero de expediente, a varias personas.

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    Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid (organismo sucesor, como veremos, de las comisiones provinciales de incautacin de bienes en nuestra regin).

    Lejos de los consabidos topicazos universitarios y periodsticos que se difunden en el presente, lejos de tanto falso profeta, de los antiguos tergiversadores, delatores y supervivientes de aquellos feroces aos, de los mentirosos de posguerra, de los actuales mercaderes y mercenarios de la cultura, de la desidia universitaria (todava ms subvencionada que politizada, que ya es triste), y de la vergonzante actitud de ciertos polticos de nuestra poca, me mueve a la publicacin de este libro un sentimiento de necesidad. Necesidad y obligacin con todas esas personas que aparecen en los expedientes. Si por definicin de la palabra Historia entendemos que es la reconstruccin de los hechos a partir de los documentos escritos de una poca concreta, este tipo de documentacin es imprescindible para poder reconstruir el pasado. Superar este pasado es el nico modo de construir con sabidura, honestidad y verdadero progreso un futuro sin pies de barro. Para esto sirve la Historia.

    Este libro slo pretende ser eso: un libro de Historia. Porque no lo es de memoria histrica, y nada ms lejos que de historia novelada. La memoria histrica y las novelas, por necesarias, tienen su mbito. Son varias las personas que me han llamado, desde dentro y fuera de Espaa, para buscar informacin sobre sus familiares (de los dos bandos) fallecidos. Creo que las fosas (no slo las fsicas, sino las de la vergenza y la hipocresa) slo se levantan con estudios, por muy duros que resulten.

    La Historia se escribe con documentacin. En Espaa, con los muertos de la Guerra Civil se especula y negocia. Dnde est la lista con todos los leoneses y espaoles nacionales paseados y olvidados en las cunetas de cualquier paraje de Madrid, Catalua, Extremadura o Andaluca?53 No nos equivoquemos: las heridas no se cierran as; las fosas las levanta la Historia, no las catas arqueolgicas que en muchos casos slo dan palos de ciego financiadas con el erario pblico.

    Las comisiones provinciales de incautacin desaparecen en febrero de 1939, cuando se crean los Tribunales Regionales de Responsabilidades Polticas (en el caso de los expedientes de Len, con nueva sede en Valladolid), por lo que procesos abiertos que en esa fecha no haban sido resueltos por las anteriores comisiones provinciales de incautacin pasan a formar parte de las competencias del recin creado Tribunal. Los expedientes del Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid, cargados de importantsima informacin, sern consultados

    53 Por poner slo un ejemplo, del mdico leons Francisco Contreras Dueas jams se encontr su cadver en tierras de Jan (su hermano Csar haba sido diputado de la CEDA por Len en las ltimas elecciones republicanas, y en los expedientes de incautacin de bienes nos aparecer en multitud de declaraciones defendiendo a sus vecinos del lado contrario).

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    y utilizados constantemente. Hubo encausados que no aparecen en los expedientes de incautacin de bienes asociados al Decreto 10 de enero de 1937, pero que posteriormente s nos aparecen, a partir de 1939, en los expedientes del Tribunal Regional de Responsabilidades Polticas de Valladolid. Tambin hay encausados que aparecen en los dos, por lo que usaremos la documentacin proveniente de los dos expedientes.

    La gnesis de este libro parte de la idea principal de explicar al lector cmo eran los mecanismos utilizados por la Comisin de incautacin de bienes de Len en 1937. No lo he querido hacer de un modo independiente, porque si aceptamos la idea de que la represin es un cmulo de anillos concntricos (ajusticiamiento, privacin de la libertad, de opinin, depuracin profesional, sanciones econmicas...), nos percatamos de que todas esas variantes de castigo se ejercieron en unos espacios temporales concretos. Nuestra exposicin constar de ejemplos concretos y representativos de algunos de los expedientados que haban sufrido las etapas de esa espiral concntrica represiva. Los expedientes de incautacin de bienes sern el hilo conductor desde las primeras pginas del trabajo, con el objetivo de familiarizar al lector con los mecanismos (insolvencias, subasteros, multas, medios jurdicos de defensa de los encartados, etctera). Las incautaciones amparadas por el Decreto de 10 de enero de 1937, en Len no son al contrario de lo que se est publicando una considerable fuente de financiacin para el erario franquista. Al contrario: las incautaciones no son ms que un lastre para la castigada economa de guerra. La eficacia de las incautaciones y el rastro documental que nos dejan los expedientes son una mina informativa hasta la fecha. Los expedientes de incautacin con personas concretas desde los primeros momentos de este estudio sern el nexo coordinador de su entramado argumental. Las llamadas o notas a pie de pgina son informativamente relevantes y de manifiesto inters para la debida comprensin del texto.

    Demostrar que siguiendo estas fuentes documentales se puede sistematizar la informacin. Esta obra incompleta es un camino a seguir. La tarea consiste en mostrrselo al lector de una forma comprensible; si esto ltimo se consigue el esfuerzo no habr sido en vano.

    Soy consciente de que en un puebln como Len aparecern, en esta y en posteriores publicaciones, infinidad de nombres cuyos hijos, sobrinos, nietos y bisnietos estn vivos y se cruzan a diario por cualquier calle de nuestra provincia o ciudad. Pero si algo nos une a la mayora de nosotros, y en primer lugar, a los propios hijos de los protagonistas que an permanecen con vida a los que sus propios

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    padres (ahora lo entiendo) jams les explicaron nada, es que ha pasado tiempo. Ahora es el momento de buscar y confirmar, o desmentir, en la medida que nos permitan nuestros recursos que los tenemos, esa aproximacin a la verdad.

    La Guerra Civil es una Historia con cientos de miles de historias, y cada una de ellas resulta tan independiente que no podremos recomponer de forma total las causas y el desarrollo de lo sucedido hasta no conocer de manera pormenorizada una gran parte de todas esas historias particulares. Cierto es que la tarea parece imposible; pero al menos con unos cientos, o miles de pequeas historias, podremos aproximarnos. Esa labor de reconstruccin es la tarea pendiente, aunque la abordemos despus de transcurrios tantos aos.

    Siempre pens que para escribir sobre Historia (con mayscula) hay que hacerlo desde abajo o desde dentro: es la intrahistoria de la que hablaba Unamuno, o la esencia castellana que pudo captar Azorn. Unamuno, sin embargo, encorsetaba estructuralmente sus ideas con implacable y premeditada meticulosidad. Este mismo asunto o debate literario se me presenta a la hora de escribir sobre Historia y viene de muy antiguo. La novela que discurre por s sola como en Po Baroja (El rbol de la vida), o la novela de idea rgida y preconcebida como en Unamuno (San Manuel Bueno, mrtir)? Sin embargo, los tres autores (Unamuno, Azorn Y Po Baroja) estn acadmicamente clasificados en la misma Generacin del 98 porque no son incompatibles; es ms: se complementan. Hace tiempo que dije que para escribir honestamente sobre Historia hay que mostrar y demostrar los hechos concretos con nombres y apellidos, y siempre desde el plano de la poca que se estudia, jams desde nuestra perspectiva (tal vez la idea ya la llevaron a efecto los historiadores de la escuela francesa posterior a la II Guerra Mundial). Los nombres de las personas (las vidas reales), por ser tan numerosas, aparecern a lo largo de este libro como en cascada; es decir, de forma espontnea y no forzada. Los protagonistas se colarn en el argumento de mi estudio sin prcticamente pedir permiso. He de reconocer, a pesar del riesgo a la dispersin, que soy ms devoto del mtodo utilizado por Po Baroja. Los expedientes de incautacin y los archivos particulares nos permiten, en buena parte, afrontar la Historia (o intrahistoria) a travs de las declaraciones de los propios afectados. Porque slo pueden ser nuestros olvidados protagonistas quienes nos enseen la Historia; jams los sesudos, aburridos y preconcebidos estudios acadmicos de nuestra poca. La pena es que esos actores reales que nos aparecen en los documentos son tan numerosos que slo unos pocos tendrn cabida en las pginas de nuestro libro. Aun as, descubriremos a travs de ellos patrones comunes: esa ser mi aportacin.

    Las conclusiones, que deben llegar solas, son tarea y patrimonio del lector.

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    Espero que les resulte tan interesante como a m. Que disfruten de la esclarecedora documentacin aportada.54 Leamos...

    54 Considero que la documentacin es valiosa, pero debemos tener en cuenta que nuestro estudio est realizado bsicamente sobre documentacin original (fuentes primarias) de la poca. Tanto los informes policiales como las transcripciones realizadas por m, e incluso por los mecangrafos/as de aquellos aos, pueden incluir errores (un apellido incorrecto, una direccin inexacta, un nmero de batalln republicano mal copiado por las prisas de los oficiales y subalternos administrativos del momento, etctera). Los posibles errores sern consecuencia de la ingente documentacin consultada y de la carencia de mis propios recursos para cotejar exhaustivamente las informaciones documentales, por lo que no he podido corregir o confirmar en su totalidad todas las posibles inexactitudes. Aunque me he esforzado con denuedo, pido de antemano disculpas especialmente a los familiares afectados, por estas posibles imprecisiones.

  • Los leoneses que financiaron a Franco es el nuevo fruto del exhaustivo empeo de Javier Fernndez-Llamazares por abrir caminos no transitados por los investigadores de nuestra Guerra Civil, a menudo satisfechos con trabajos de poco porte, ayunos de rigor y tendenciosos.

    La obra constar de tres volmenes; ste es en un principio el esquema de edicin que se ha marcado nuestro autor, a sabiendas de la ingente tarea realizada por l sobre los aspectos perdidos que est sacando a la luz.

    Fernndez-Llamazares establece, como pionero de estas averiguaciones econmico-sociales, una elevada cota a quienes estn interesados en seguirle hacia el esclarecimiento de cmo y por quin se financi, a la fuerza, el Alzamiento.

    ISBN: 978-84-15603-88-7