Los lazos. Florence Noiville. Alianza Literaria

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Dossier de Prensa

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Florence Noiville es una escritora y periodista francesa. En un principio se dedicó a las finanzas en Estados Unidos, tras licenciarse en Derecho y en Economía en una de las más selectas escuelas superiores francesas, mundo que dejó por la escritura. Trabaja para el diario Le Monde para el que hace información cultural y crítica literaria, y ha dirigido su suplemento Le Monde des livres. También ha llevado programas literarios en radio y televisión. Además de Los lazos, ha publicado la novela La Donation, la biografía Isaac B. Singer, el ensayo Soy economista y os pido disculpas, así como un buen número de cuentos infantiles y ensayos divulgativos de carácter histórico, destinados a un lector juvenil.

Anna descubre una larga carta escrita por su madre, Marie, una escritora de éxito, tras haber fallecido. Iba dirigida al que fue su primer gran amor, H., su profesor de literatura cuando ella tenía diecisiete años. Un hombre, casado y con dos hijos, al que nada le unía: ni la edad, ni la clase social, ni su aspecto desaliñado... Pero al que amaba y admiraba profundamente al haberle él abierto los ojos al mundo, al arte, a la literatura...¿Llegó a enviar aquella carta? ¿La recibió H.? Según la va leyendo, Anna quiere saber más de ese hombre. Los lazos es un pequeño homenaje a la Lolita de Nabokov, pero contado desde el punto de vista de la propia Lolita. A partir de este fragmento de amor loco, al margen de la lógica y la razón, observado con lupa desde diferentes puntos de vista, intenta responder a la misma pregunta que se hacen madre e hija: «¿Qué ocurre en nuestro interior cuando creamos ataduras con un ser al que nunca hubiéramos debido acercarnos?».

Florence NoivilleLos lazosALIANZA LITERARIA (AL)

15,50 x 23,00 cm152 páginasRústica

ISBN 978-84-206-9896-0Código 3472478

€ 16,00

EBOOK 978-84-206-9904-2

«Con esta novela escrita a dos voces, Florence Noiville descodifica una relación políticamente incorrecta con finura y contención. Lejos de los clichés, Los lazos desvela el vínculo que une a dos personas a las que todo debería separar.» LE NOUVEL OBSERVATEUR

«La búsqueda de los porqués en el amor, tema amplio y delicado, está narrada con elegancia. Su eco perdura mucho tiempo después de la lectura.» VERSION FEMINA

Claudio Magris: “¿Qué ocurre en nuestro interior cuando creamos ataduras con un ser al que nunca hubiéramos debido acercarnos?” Es casi una de las frases iniciales de una novela lacónica, conmo-vedora y despiadada que se adentra en estas profundidades del Yo investidas por la pasión, Los lazos, de Florence Noiville. Periodista de Le Monde y responsable de la literatura extranjera, autora de una notabilísima biografía de Isaac Bashevis Singer, narra la historia de una vida –de su pasión y su dolorosa decadencia- a través de frag-mentos y teselas, haciendo hablar incluso a los vacíos y a los espacios en blanco entre un flash y el siguiente, en un ritmo narrativo que nos permite experimentar el palpitar y la erosión de los sentimientos y el paso del tiempo.

Este “nosotros” en el que la protagonista y narradora en primera persona se pregunta qué sucede al enamorarse no es un plural ma-yestático, sino la pluralidad real que constituye el Yo, pluralidad que se ve vapuleada y desconectada tras el choque con el amor. No solo habla en primera persona la protagonista, Marie, sino también Anna, la hija que intenta comprender a su madre a pesar de la distancia temporal. El argumento, en sí, no es original; es la historia de una seducción recíproca, la vieja historia de amor entre un profesor y una alumna. Pero es una historia de la relación entre el amor y los años, entre la pasión y los afectos, entre madre e hija, tema que también determinaba la novela anterior, La donation.

Florence Noiville: Si Anna se lanza en pos del rastro del profesor es para conocer mejor a su madre, muerta cuando ella tenía trece años. La novela entera es una búsqueda de la madre por parte de la hija; Perséfone que busca a Demetra. En la vida real la idea del libro me fue sugerida por mis hijas. Una de ellas volvió a casa un día del instituto diciendo que, en su clase, una alumna salía con el profesor de filosofía. “Él tiene cincuenta años, ella tiene diecisiete y se van a ir a vivir juntos.” Estábamos en la cocina, en París. Mis otras dos hijas exclamaron: “¡Qué horror, es repugnante!”, y una de ellas añadió que no podía entender qué le pasaba por la cabeza a una pava que se enamora de un dinosaurio. Es una pregunta interesante, pensé. Releí Lolita de Nabokov y decidí volver a narrar la historia desde la pers-pectiva de la joven. Y dado que yo también, en el pasado, viví una his-toria de amor con un profesor maduro, mi novela se convirtió en un modo de “poner las cartas sobre la mesa” de una madre con sus hijos.

Claudio Magris: Como en La donation, o incluso más, en esta no-vela los hombres apenas si existen; son objetos de pasión o de cons-ternación, no sujetos. Como si la intensidad y, sobre todo, la terrible extrañeza que se infiltra en los sentimientos, la ausencia, ese extraño vacío creado por el amor, encontraran su campana de resonancia sobre todo en la mujer, en el corazón (o en la mente, en el cuerpo) femenino…

Florence Noiville: Escribo siempre para explicarme a mí misma algo que no entiendo. H. –el personaje masculino- está en el núcleo de la búsqueda de Marie y de Anna, pero no aparece nunca. Es cierto que todos mis personajes son mujeres. Por otra parte, me siento cerca-na a los escritores que han descrito los recovecos secretos de la psique femenina: James, Woolf, Singer, Sarraute… Aunque de ahí a explicar la ausencia de los hombres, ese es un misterio para cuya explicación quizás necesitase dedicar otra novela.

Claudio Magris: En una bellísima página de tu Donation, el mundo del derecho, de la economía y de la formalidad jurídica del traspaso de bienes se convierte en una potente metáfora de la vida, de la muerte, y del extrañamiento entre seres humanos. Pero uno de tus libros se titula He estudiado economía y me arrepiento y se refiere a tus estudios y a tu trabajo anterior en el mundo de la empresa y de la finanza.

No creo que haya nada de qué arrepentirse en el estudio de la eco-nomía, una de las claves para comprender la realidad y su absurda,

fascinante y cruel Babel. Comparto plenamente el rechazo al actual economicismo universal que lo interpreta todo en términos cuantita-tivos, que hace del dinero la medida del mundo y lo está arruinando. Pero la economía es una mina de aventuras humanas, de pasiones, errores, batallas, como demuestra tanta gran literatura. En un bellí-simo ensayo, Dar y tener, Margaret Atwood ha demostrado que la deuda es uno de los orígenes de la novela. La economía se entrelaza con los sentimientos, como dice el título de una obra del padre de la economía moderna, Adam Smith –que he leído, junto a Ricardo, Marx, y otros- con más capacidad de comprensión de la vida, de su sensualidad, de su sentido y su carencia de sentido, que las obras de muchos lacanianos, post-heideggerianos, exangües y retorcidos lite-ratos, que aspiran a ser filósofos…

Florence Noiville: El título del libro en francés es J’ai fait HEC et je m’en excuse. Lo que yo critico no es la economía, sino las bu-siness schools, su costumbre de “formatear” a los estudiantes sin inculcarles el menor espíritu crítico. En el HEC, “la primera escuela de negocios de Europa”, donde estudié, se siguen estudiando hoy las finanzas como si la crisis de 2008 no hubiese ocurrido. Para este libro, fui a Bangladesh a conocer a Yunus y estudiar el mecanismo del llamado “social business”. Lo que me interesaba era la idea de que alguien como Yunus pudiese un día proclamar: Haré una ban-ca para los pobres; alguien de quien todos decían que estaba loco, porque los pobres no son solventes, pero que ha desarrollado su idea demostrando que funciona, que se puede invertir el paradigma y pensar más allá de lo establecido. ¿Y no es acaso esto lo más re-levante, tanto en economía como en arte? ¿Lo que más se necesita?

Claudio Magris: Uno de los temas en torno a los cuales gira tu na-rración es la relación madre e hija. Una relación de afecto desgarrador y de extrañamiento, que parece destinada a repetirse generación tras generación; la historia de una falta recíproca.

Florence Noiville: Esta sutil afinidad es la historia de los encuen-tros perdidos. Anna perdió a su madre demasiado joven, las dos pasaron la una al lado de la otra. Marie entra con treinta y dos años de retraso en la vida del profesor, y puesto que no tienen un pasado en común ni pueden hacer ningún proyecto de futuro, deben vivir en el presente, lo cual no es fácil. Este libro también es una serie de variaciones sobre los tiempos y los contratiempos.

Claudio Magris: No solamente la madre de La donation -depresi-va, dominadora, suicida-, sino todos tus demás personajes se caracte-rizan por la debilidad, la enfermedad, el malestar.

Florence Noiville: La enfermedad es un tema al que vuelvo una y otra vez, mezclando literatura y ciencia. Están muy presentes la psi-quiatría y la neurobiología, pero también la farmacia o la botánica. La ciencia me proporciona imágenes nuevas, menos manidas que las literarias. Y además, la neurociencia sabe muchas cosas de lo que sucede en nuestro cerebro al enamorarnos. Por tanto, es natural que integre en la literatura esta materia nueva y fascinante.

Claudio Magris: Tú escribes novelas y artículos de crítica literaria; tus historias hechas de miedos y silencios y la voluminosa biografía de Singer. ¿Cómo te sitúas frente a estos dos géneros?

Florence Noiville: Pienso que tú también has tenido que plantear-te esta pregunta. En lo que me concierne, la han resuelto mis dos hemisferios cerebrales. Ninguna interferencia. El derecho se ocupa del yo crítico y el izquierdo del yo escritor.

Claudio Magris: Sin rodeos: ¿tus novelas son de amor o de desamor?

Florence Noiville: Las dos, mi capitán, como dice la chanza francesa, ¡pero ciertamente una es más agradable que la otra!

Claudio Magris dialoga con Florence Noiville LAS PALABRAS (SIN EDAD) DEL AMOREncapricharse de un profesor para interrogarse sobre el propio destino

Corriere della Sera. Jueves 17 de abril 2014-12-03

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«Un día, escribiré nuestra historia». Te lo dije en broma. Bueno, no del todo. Quería comprender

lo que nos ataba. Quería explicármelo a mí misma. Quería escribir Lolita desde un punto de vista femenino.

Si lo haces, tendrás que llegar hasta el final, me dijiste. Por primera vez, me diste un consejo. Esta vez, no hablaba el profesor, sino el escritor famoso

en el que te habías convertido.»