LOS FUTUROS Y CONDICIONALES EN NAVARROARAGONÉS … · 2018-11-22 · 7 Lista de abreviaturas CDE...

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LOS FUTUROS Y CONDICIONALES EN NAVARROARAGONÉS ANTIGUO UN ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO-PRAGMÁTICO EN SEIS TEXTOS NAVARROARAGONESES DE LOS SIGLOS XIII Y XIV Aantal woorden: 49688 Antoine Primerano Studentennummer: 01400992 Promotor: Prof. dr. Miriam Bouzouita Masterproef voorgelegd voor het behalen van de graad master in de richting taal- en letterkunde: Engels-Spaans Academiejaar: 2017 2018

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  • LOS FUTUROS Y CONDICIONALES EN

    NAVARROARAGONÉS ANTIGUO UN ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO-PRAGMÁTICO EN SEIS TEXTOS

    NAVARROARAGONESES DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

    Aantal woorden: 49688

    Antoine Primerano Studentennummer: 01400992

    Promotor: Prof. dr. Miriam Bouzouita

    Masterproef voorgelegd voor het behalen van de graad master in de richting taal- en letterkunde:

    Engels-Spaans

    Academiejaar: 2017 – 2018

  • 2

  • 3

    Agradecimientos

    Quisiéramos abrir este trabajo de investigación dándoles las gracias a las personas sin las cuales

    no hubiera sido posible su confección bajo la forma que reviste aquí.

    En primer lugar, queremos agradecer a la profesora Bouzouita por su ayuda constante a

    lo largo de la realización de este estudio. Sus comentarios y sus ideas han sido siempre valiosos,

    tanto en el plano puramente científico como en lo que concierne a la gestión del tiempo y del

    esfuerzo. Su dedicación en su papel de directora y su disponibilidad en cualquier momento han

    sido imprescindibles para que pudiéramos permanecer en buen camino en el proceso de

    investigación y entregar un trabajo del que estamos satisfechos. También queremos agradecerla

    por su infalible soporte y su generosidad en nuestro aprendizaje y nuestra formación en el

    campo de la investigación lingüística. Se nos impone además mencionar al profesor Lagüéns y

    a la profesora Castañer, de la Universidad de Zaragoza, por sus sugerencias y su ayuda durante

    mi estancia ahí. Debemos asimismo darle las gracias a Vanessa Casanova por su contribución

    en cuanto a las cuestiones de lengua.

    Luego, agradecemos a nuestra familia, a saber, a nuestros padres y a nuestros hermanos.

    Siempre han sido presentes para escuchar nuestros lamentos y aconsejarnos en los tiempos

    difíciles, compartiendo su experiencia propia y procurando adoptar una perspectiva objetiva

    sobre nuestra situación. Han sido igualmente disponibles en los momentos favorables,

    mostrando un interés y un entusiasmo por nuestro proyecto casi iguales al nuestro.

    Finalmente, les damos las gracias a nuestros compañeros de clase, no solo por su

    presencia y por su voluntad de vivir esta experiencia juntos, sino también por los cuatro años

    durante los cuales hemos compartido nuestra vida cotidiana. Gracias por los bellos momentos,

    esperamos conocer muchos más en el futuro. Por supuesto no olvidamos nuestros otros amigos

    y personas cercanas, quienes siempre han demostrado un soporte sin falla.

  • 4

    Índice

    Agradecimientos ......................................................................................................................... 3

    Índice .......................................................................................................................................... 4

    Lista de abreviaturas ................................................................................................................... 7

    Lista de tablas ............................................................................................................................. 8

    Lista de figuras ......................................................................................................................... 10

    1. Introducción ...................................................................................................................... 11

    2. La lengua: ¿el navarroaragonés o el navarro y el aragonés?............................................. 13

    3. La evolución diacrónica de los futuros y condicionales ................................................... 17

    3.1. El origen y la gramaticalización de los futuros y condicionales ............................... 17

    3.1.1. Los antecedentes latinos ..................................................................................... 17

    3.1.2. De la perífrasis a la síntesis: la gramaticalización .............................................. 23

    3.2. Los futuros y condicionales en la Edad Media .......................................................... 32

    3.2.1. Los principios de la variación entre formas sintéticas y analíticas .................... 36

    3.2.1.1. La explicación fonético-prosódica: la ley de Tobler-Mussafia como causa

    de la variación ............................................................................................................... 37

    3.2.1.2. La hipótesis pragmático-sintáctica y la colocación del pronombre átono .. 38

    3.2.1.3. La teoría pragmática: las formas analíticas como estrategias de

    topicalización ................................................................................................................ 45

    3.2.2. Los futuros y condicionales sintéticos con enclisis ............................................ 50

    3.2.2.1. La morfología verbal y las formas sincopadas............................................ 51

    3.2.2.2. La influencia latina subyacente ................................................................... 54

    3.2.2.3. La variación diatópica y el contacto de lenguas ......................................... 55

    4. Composición del corpus .................................................................................................... 65

    5. Estudio empírico: los futuros y condicionales en los textos ............................................. 71

    5.1. Los futuros y condicionales con pronombre personal ............................................... 73

  • 5

    5.1.1. La distribución pragmático-sintáctica ................................................................ 75

    5.1.1.1. Análisis pragmático de las formas sintéticas con proclisis ......................... 79

    5.1.1.1.1. Los sujetos preverbales ............................................................................ 79

    5.1.1.1.2. Los adverbios y complementos circunstanciales ..................................... 83

    5.1.1.1.3. Detrás de e(t) ............................................................................................ 86

    5.1.1.1.4. Detrás de oración subordinada o absoluta ................................................ 88

    5.1.1.2. Análisis pragmático de las formas analíticas .............................................. 90

    5.1.1.2.1. Los sujetos preverbales ............................................................................ 90

    5.1.1.2.2. Los adverbios y complementos circunstanciales ..................................... 91

    5.1.1.2.3. Los objetos correferenciales ..................................................................... 91

    5.1.1.2.4. Detrás de e(t) ............................................................................................ 92

    5.1.1.2.5. Detrás de oraciones subordinada o absolutas ........................................... 93

    5.1.1.3. Análisis pragmático de las formas sintéticas con enclisis .......................... 94

    5.1.1.4. Los casos de mesoclisis y enclisis en oraciones subordinadas ................... 97

    5.1.1.5. Conclusiones sobre la distribución pragmático-sintáctica de las formas con

    pronombre personal ..................................................................................................... 103

    5.1.2. Los factores influyentes en la enclisis .............................................................. 104

    5.1.2.1. La fecha de composición del texto ............................................................ 107

    5.1.2.2. El tiempo verbal ........................................................................................ 109

    5.1.2.3. El radical verbal: la posibilidad de síncopa .............................................. 111

    5.1.2.4. La presencia de un verbo no finito ............................................................ 113

    5.1.2.5. Conclusiones sobre los factores influyentes en la enclisis ........................ 115

    5.2. Los futuros y condicionales con pronombre adverbial ............................................ 115

    5.2.1. La distribución pragmático-sintáctica .............................................................. 116

    5.2.1.1. Análisis pragmático de las formas sintéticas con proclisis ....................... 118

    5.2.1.2. Análisis pragmático de las formas analíticas ............................................ 120

    5.2.1.3. Análisis pragmático de las formas sintéticas con enclisis ........................ 120

  • 6

    5.2.1.3.1. Los sujetos preverbales .......................................................................... 121

    5.2.1.3.2. Detrás de e(t) .......................................................................................... 122

    5.2.1.3.3. Detrás de oración subordinada ............................................................... 123

    5.2.1.4. Los casos de enclisis en oraciones subordinadas ...................................... 123

    5.2.1.5. Conclusiones sobre la distribución pragmático-sintáctica de las formas con

    pronombre adverbial ................................................................................................... 126

    5.2.2. Los factores influyentes en la enclisis .............................................................. 128

    5.2.2.1. La fecha de composición del texto ............................................................ 129

    5.2.2.2. El tiempo verbal ........................................................................................ 129

    5.2.2.3. El radical verbal: la posibilidad de síncopa .............................................. 130

    5.2.2.4. La presencia de un verbo de finito ............................................................ 133

    5.2.2.5. Conclusiones sobre los factores influyentes en la enclisis ........................ 134

    5.3. Los futuros y condicionales con pronombre personal y pronombre adverbial ........ 134

    5.3.1. La distribución pragmático-sintáctica .............................................................. 136

    5.4. Las similitudes y las diferencias entre los pronombres personales los adverbiales 137

    6. Conclusiones ................................................................................................................... 141

    Corpus .................................................................................................................................... 145

    Referencias bibliográficas ...................................................................................................... 147

  • 7

    Lista de abreviaturas

    CDE Corpus del español

    cl clítico

    CL El Conde Lucanor

    CSJP Crónica de San Juan de la Peña

    DLE Documentos Lingüísticos de España

    DLNE Documentos lingüísticos de la Nueva España

    E6 códice escurialense I.i.6

    FAr Fueros de Aragón

    Faz Fazienda de Ultramar

    FCA futuro(s) y condicional(es) analítico(s)

    FCS futuro(s) y condicional(es) sintético(s)

    FGN Fuero General de Navarra

    FN Fuero de la Novenera

    fol folio

    GCE3 Grant Cronica de Espanya, tercera parte

    GE1 General Estoria, primera parte

    Je Jeremías

    LR Liber Regum

    O objeto

    s. siglo

    S sujeto

    Tuc Tucídides

    V verbo

    v. verso

    VM Vidal Mayor

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    Lista de tablas

    TABLA 1. PARADIGMAS DE FUTURO EN LATÍN CLÁSICO ............................................................. 18

    TABLA 2. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES ............................... 43

    TABLA 3. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO .... 71

    TABLA 4. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO ..................... 72

    TABLA 5. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE PERSONAL EN

    LOS TEXTOS ............................................................................................................................... 74

    TABLA 6. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE

    PERSONAL EN LOS TEXTOS ......................................................................................................... 76

    TABLA 7. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL EN LOS

    TEXTOS .................................................................................................................................... 105

    TABLA 8. FRECUENCIAS RELATIVAS DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL

    EN E6 Y NUESTRO CORPUS ....................................................................................................... 106

    TABLA 9. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA

    FECHA DE COMPOSICIÓN .......................................................................................................... 107

    TABLA 10. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN EL

    TIEMPO VERBAL ....................................................................................................................... 109

    TABLA 11. PROPORCIÓN DE FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA

    FECHA DE COMPOSICIÓN DEL TEXTO ........................................................................................ 110

    TABLA 12. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA

    PRESENCIA O AUSENCIA DE SÍNCOPA (POR CONJUGACIÓN)....................................................... 112

    TABLA 13. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA

    PRESENCIA O AUSENCIA DE VERBO NO FINITO .......................................................................... 114

    TABLA 14. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE ADVERBIAL

    EN LOS TEXTOS ........................................................................................................................ 116

    TABLA 15. DISTRIBUCIÓN PRAGMÁTICO-SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON

    PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ................................................................................ 117

    TABLA 16. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS

    TEXTOS .................................................................................................................................... 128

    TABLA 17. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA

    FECHA DE COMPOSICIÓN .......................................................................................................... 129

  • 9

    TABLA 18. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN EL

    TIEMPO VERBAL ....................................................................................................................... 130

    TABLA 19. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA

    PRESENCIA O AUSENCIA DE SÍNCOPA (POR CONJUGACIÓN)....................................................... 131

    TABLA 20. PROPORCIÓN DE FCS CON ENCLISIS CON RADICAL SINCOPADO Y NO SINCOPADO

    SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO ....................................................................................................... 132

    TABLA 21. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA

    PRESENCIA O AUSENCIA DE VERBO NO FINITO .......................................................................... 133

    TABLA 22. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE PERSONAL Y

    PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ................................................................................ 135

    TABLA 23. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE

    PERSONAL Y PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ............................................................ 136

  • 10

    Lista de figuras

    FIGURA 1. CADENA DE GRAMATICALIDAD SEGÚN HOPPER/TRAUGOTT (2003) ......................... 24

    FIGURA 2. EL CONTINUUM DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN CUENCA/HILFERTY (1999) .......... 25

    FIGURA 3. CAMBIOS DE NIVEL LINGÜÍSTICO EN PROCESOS DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN

    GIVÓN (1979) ............................................................................................................................ 27

  • 11

    1. Introducción

    Este trabajo se centra en un tema bien conocido en el ámbito de la lingüística diacrónica

    románica: la formación y evolución de los futuros y condicionales en romance (para el español,

    cantaré, cantaría). Estas categorías verbales en los diferentes romances históricos han sido

    estudiadas por una multitud de filólogos románicos desde finales del siglo XIX hasta la

    actualidad. En efecto, como veremos más adelante, los futuros y condicionales en español –así

    como en otro gran número de lenguas románicas occidentales– derivan de una perífrasis latina,

    diferente a los paradigmas de futuro, compuesta por un infinitivo y un auxiliar, la cual se

    gramaticalizó hasta los paradigmas que se conocen hoy. La mayoría de los trabajos hasta ahora

    publicados han tenido como enfoque estos aspectos: (i) la génesis de la expresión perifrástica

    de la que descienden estos tiempos verbales (CANTARE HABEO, CANTARE HABEBAM)

    y el lugar que ocupa en el sistema verbal latino, (ii) los procesos mediante los cuales se

    seleccionó esta perífrasis a expensas de otras, que también expresaban futuridad, (iii) la

    aplicación de este caso a los mecanismos de cambio identificados en los procesos de

    gramaticalización, (iv) la variación entre las diferentes variantes formales de futuro y

    condicional en la lengua medieval (sintéticas, del tipo lo cantaré, cantaré lo frente a las

    variantes analíticas, como cantar lo he)1 y (v) la desaparición de las formas analíticas y la

    generalización de las sintéticas, las cuales marcan la compleción del proceso de

    gramaticalización y la consolidación de los paradigmas modernos. Estas cuestiones se

    discutirán por supuesto en el capítulo 3 del presente estudio, por su pertinencia con respecto a

    nuestras preguntas de investigación.

    Pese a que se haya llegado a un conocimiento bastante extenso de esta evolución,

    todavía se sabe relativamente poco sobre la cronología exacta del cambio. Se ha observado ya

    que tanto las estructuras sintéticas como las analíticas están presentes en la lengua desde los

    primeros testimonios escritos en español y que estas últimas empiezan a desaparecer hacia el

    final del periodo medieval. Sin embargo, entre estos dos puntos en el tiempo, el desarrollo

    preciso del cambio permanece todavía bastante desconocido. Recientemente, se ha formulado

    una hipótesis que vincula el factor diacrónico al diatópico. Más concretamente, se ha postulado

    que la gramaticalización de los futuros y condicionales constituiría un cambio que se irradió

    1 Los conceptos de sintético frente a analítico se refieren al grado de fusión de determinadas formas. Las

    construcciones sintéticas han alcanzado un grado de fusión máximo entre sus componentes (en este caso, el radical

    y el morfema flexivo) y aparecen bajo la forma de una única palabra, mientras que las analíticas son estructuras

    escindidas, en dos o más palabras.

  • 12

    desde el sur de la actual Francia, se difundió siguiendo una ruta nordeste-suroeste-oeste y

    penetró en castellano a través del oriente peninsular (cf. Bouzouita, 2016b). Para comprobar

    esta hipótesis, se necesitan datos provenientes de varios dialectos peninsulares y varias épocas

    históricas, en un número significativo de textos. Para este fin, es necesario también llevar a cabo

    estudios con un enfoque específicamente dialectológico, es decir, que estudien el estado de la

    cuestión en una variedad en particular. Algunos de los estudios realizados hasta hoy en día

    (entre otros Graham, 2015, 2018; Saralegui, 1983; Granberg, 1988 para el estudio de la

    colocación pronominal en general) efectivamente han tratado la cuestión – y otras cuestiones

    relacionadas – con datos extraídos de fuentes con características dialectales divergentes,

    mezclando incluso a veces textos que se adscriben a variedades distintas, como por ejemplo el

    castellano y el navarroaragonés. En relación con esto, se recordará la notoriamente escasa

    atención que se le ha prestado a la morfosintaxis en estudios dialectológicos históricos (cf.

    Moral del Hoyo, 2015).

    Nuestro propósito en este estudio será pues analizar la situación de los futuros y

    condicionales según las teorías halladas en la literatura en textos de los siglos XIII y XIV,

    pertenecientes todos al área dialectal navarroaragonesa. Así, hemos formulado una serie de

    preguntas de investigación: ¿cuál es la distribución de las diferentes formas de futuro y

    condicional en estos textos? ¿Difiere en algún aspecto de la descrita en la literatura para el

    castellano? ¿Existen diferencias notables entre los textos estudiados? ¿Qué espacio ocupan las

    formas sintéticas con clítico pospuesto (p.ej. cantaré lo), que son un indicio de cierto avance de

    la gramaticalización (cf. §3.2.2)? ¿A qué variables responden? Se contestará estas preguntas en

    el capítulo 5, que contiene el estudio empírico de la cuestión.

    El trabajo se organiza de la siguiente manera. En el primer capítulo, introduciremos la(s)

    lengua(s) de redacción de los textos que componen nuestro corpus, a saber, el navarroaragonés.

    Se resumirá su historia así como sus características más resaltantes. En segundo lugar, nos

    detendremos en la evolución diacrónica de los futuros y condicionales desde el latín hasta la

    actualidad, con especial atención a la situación en el periodo medieval (capítulo 2). Luego, tras

    describir el método de confección del corpus y presentar las fichas de identificación de las

    fuentes empleadas (capítulo 3), pasaremos al estudio empírico, en el cual presentaremos y

    discutiremos nuestros resultados (capítulo 4). Terminaremos con unas conclusiones generales

    sobre el trabajo realizado (capítulo 5).

  • 13

    2. La lengua: ¿el navarroaragonés o

    el navarro y el aragonés?

    Como ya se ha aludido previamente, nuestro estudio se centra en los futuros y condicionales en

    navarroaragonés antiguo. En este breve capítulo, diseñamos una breve ficha de identidad de

    esta(s) lengua(s).

    La pregunta que más se ha hecho en cuanto al lugar que ocupa el navarroaragonés en el

    mapa dialectal de la Península Ibérica en el Medievo es: ¿se trata de una lengua subdividida en

    dos dialectos o de dos lenguas distintas? Tradicionalmente, por las múltiples similitudes entre

    la lengua románica de Navarra y la de Aragón, se ha considerado como una única lengua con

    variaciones diatópicas. Ynduráin (1945: 9), por ejemplo, habla de “unidad dialectal navarro-

    aragonesa”. No obstante, el objetivo del autor en su estudio de la lengua del Fuero General de

    Navarra es identificar el componente característicamente navarro de este dialecto, de manera

    que se observa ya un reconocimiento de la peculiaridad del idioma navarro. Posteriormente,

    autores más recientes (González-Ollé, 1970, 1996, 2004, 2010; Saralegui, 1992, 2003; Enguita,

    2008, etc.) han preferido tratar el romance navarro como una lengua autónoma, si bien

    estrechamente relacionada con el aragonés. En nuestra opinión, se trata aquí más bien de un

    asunto terminológico que no tiene gran incidencia en la caracterización lingüística de ambas

    modalidades, ya que los defensores de la unidad del navarroaragonés reconocen en la variedad

    navarra características que la diferencian de la aragonesa. Por esto, no nos pronunciaremos

    sobre este debate y usaremos el término “navarroaragonés” por cuestiones de conveniencia para

    referirnos a ambos dialectos en una palabra. En lo que sigue, los describiremos, empero,

    separadamente.

    Respecto al romance navarro, González-Ollé (1970, 1996) ofrece una interesante vista

    de conjunto de la efímera vida de este dialecto. El navarro nació en un territorio que, hasta

    mediados de la Edad Media, era predominantemente vascohablante. En este ámbito

    lingüísticamente conservador nació alrededor de los siglos IX-X, en la zona de Leire y

    Sangüesa, en el nordeste del reino, un romance autóctono: el navarro. Dicha zona era la más

    romanizada del área, por tanto constituía el foco ideal para el surgimiento de un romance

    (González-Ollé, 1970: 62). Además, su vecindad con el territorio del aragonés explica el origen

    común de los dos dialectos. El recién nacido romance, por una voluntad de comunicación con

    las demás regiones de la Península (cf. Cierbide, 1991a: 102), se extendió al resto del reino

  • 14

    siguiendo una ruta nordeste-suroeste. En el siglo XIII, el navarro ya había alcanzado el estatuto

    de lengua oficial del reino, por lo que los documentos oficiales se redactaban en esta lengua (cf.

    Cierbide, 1991b: 137-38). A pesar de esta posición privilegiada, entró en declive poco después

    frente a la expansión territorial frenética del castellano. El influjo castellanizador se puso en

    marcha en el siglo XII cuando el navarro fue expandiéndose hacia el sur (Cierbide, 1991a: 103).

    A finales del siglo XV, el proceso de nivelación lingüística o incluso sustitución del navarro

    por el castellano, ya se había consumado y el navarro estaba extinto (cf. Cierbide, 1972: 10).

    Así, el proceso de castellanización se produjo más rápidamente en Navarra que en Aragón,

    como veremos en los párrafos siguientes. Según González-Ollé (1970), la causa de la tan

    temprana desaparición del romance autóctono de Navarra no solo fue la falta de prestigio

    literario del idioma sino la cuasi-inexistencia de tradición literaria propia (cf. Cerbide, 1991a:

    103-104, 1991b: 138). Entre los principales textos que pueden servir de fuente de estudio del

    navarro, podemos citar el Liber Regum, texto de principios del siglo XIII, y el Fuero General

    de Navarra, del cual existen numerosas versiones (cf. §4).

    En cuanto a la identidad lingüística del idioma, Saralegui (1992: 50-51) le atribuye

    rasgos coincidentes con el aragonés, como:

    1. la conservación de F- inicial,

    2. el posesivo de tercera personal plural lur(e)(s),

    3. la preposición enta,

    rasgos comunes con el castellano, como:

    1. la falta de apócope de -e y -o en posición final no absoluta,

    2. -aron como única terminación del perfecto de tercera persona de la primera

    conjugación,

    y otros rasgos que en un primer momento coincidieron con el aragonés, pero después se vieron

    sustituidos por las soluciones castellanas, como los grupos PL- y CL-, inicialmente

    conservados, que luego se palatalizaron hasta ll-. Los rasgos propiamente navarros se

    encuentran principalmente en las grafías ( y para /kʷ/ y /gʷ/, para /λ/,

    para /ɲ/, etc.) (González-Ollé, 1970).

    El dialecto aragonés, por su parte, surgió en la zona central del Pirineo, donde se

    refugiaron numerosos núcleos de población cristiana ante la invasión árabe de la Península, por

    lo cual se puede situar el nacimiento del aragonés en el final de la Alta Edad Media (siglos IX-

    X, quizá incluso siglo VIII) (Enguita/Lagüéns, 2004). Enguita/Lagüéns (1989, 2004) recuerdan

    que hablar de un romance aragonés implica una generalización ya que el territorio pirenaico se

    caracterizaba por cierta heterogeneidad lingüística (cf. Saralegui, 1982: 39-40). Posteriormente,

  • 15

    a medida que avanzó la Reconquista, el aragonés fue extendiéndose hacia el sur, conquistando

    así las tierras llanas y llegando hasta Valencia (cf. 3.2.2.3). En este proceso de expansión

    meridional que empezó en el siglo XI, se produjo cierta nivelación lingüística con el vecino

    castellano, por la cual el aragonés fue perdiendo sus rasgos caracterizadores, si bien estos

    permanecieron intactos en el área pirenaica (Enguita/Lagüéns, 1989: 398). Dicho de otra

    manera, al entrar en contacto el aragonés y el castellano, este invadió el espacio lingüístico de

    aquel y los dos romances confluyeron de cierto modo. Así, a partir de aquel momento, se puede

    distinguir dos tipos de aragonés: el de los valles del norte o “altoaragonés” y el de las llanuras

    sureñas. Este último fue el que se usó en los documentos oficiales de la cancillería, de ahí que

    se denomine también comúnmente “aragonés cancilleresco” o “aragonés común”

    (Enguita/Lagüéns, 1989: 383-86; Enguita, 2009: 117).

    Después de un siglo de importante influencia catalana, a partir del siglo XIV empieza

    un proceso de castellanización lingüística (cf. Lleal Galcerán, 1997), parecido a aquel que tuvo

    lugar en Navarra, desencadenado por el prestigio político, económico y cultural de Castilla.

    Este proceso fue reforzado por la introducción en Aragón de la dinastía castellana de los

    Trastámara en 1412 (Enguita, 2000: 284-85). Otro factor identificado en la castellanización de

    Aragón fue la proximidad lingüística entre el aragonés común del sur y el castellano (Enguita,

    2000: 287). En el siglo XVI el territorio aragonés se encuentra ya casi completamente

    castellanizado, con la excepción de algunos valles pirenaicos en los que el aragonés ha

    sobrevivido hasta la actualidad (Saralegui, 1982: 39; Tomás Faci, 2016; Enguita, 2009: 115).

    En aquella época ya no se puede decir que la producción escrita está en aragonés sino que se

    trata de un castellano regional salpicado de algunos aragonesismos (Enguita, 2000). Hoy en día

    se registra entre 8.000 y 12.000 hablantes del aragonés en los valles de Hecho, Ansó, Gistaín,

    etc. (Enguita/Lagüéns, 2004: 65).

  • 16

  • 17

    3. La evolución diacrónica de los

    futuros y condicionales

    En este capítulo, como ya menciona explícitamente su título, expondremos la evolución

    diacrónica de las formas verbales de futuro y condicional (del tipo cantaré y cantaría) en

    español. Empezaremos por sus antecedentes en latín, es decir, ubicaremos el origen de estas

    formas modernas en las perífrasis verbales latinas del tipo CANTARE HABEO y CANTARE

    HABEBAM, cuya historia sintáctica y semántica será el objeto de una primera parte (§3.1.1).

    Luego, ofreceremos una explicación detallada del proceso mediante el cual estas perífrasis se

    han convertido en las formas sintéticas que se conocen hoy, a saber, el proceso de

    gramaticalización (§3.1.2). En un primer lugar definiremos este fenómeno, según los trabajos

    de varios autores (Hopper/Traugott, 2003; Cuenca/Hilferty, 1999; Klausenburger, 2000; etc.),

    antes de entrar en los mecanismos que se ponen en marcha durante esta evolución, Estos

    mecanismos permitirán explicar la evolución de los futuros y condicionales. La segunda parte

    de este capítulo teórico se centrará en el estatuto morfosintáctico de los futuros y condicionales

    en el español antiguo (§3.2). Presentaremos las distintas formas (sintéticas, p.ej. lo cantaré, y

    analíticas, p.ej. cantar lo he) que corresponden a estos tiempos verbales e indagaremos en sus

    patrones de variación morfosintáctica, proveyendo una síntesis de las diferentes teorías que se

    han propuesto al respecto (§3.2.1). Terminaremos con un apartado dedicado a las formas

    sintéticas con pronombre personal pospuesto (p.ej. cantaré lo), ya que estas merecen, en nuestra

    opinión, una atención particular con miras a adquirir más conocimiento sobre el desarrollo y la

    cronología de la gramaticalización en cuestión (§3.2.2).

    3.1. El origen y la gramaticalización de los

    futuros y condicionales

    3.1.1. Los antecedentes latinos

    Como se ha aludido previamente, los paradigmas actuales de futuro y condicional en español

    (al igual que en la mayoría de las lenguas románicas occidentales) derivan de una perífrasis

    latina compuesta por un infinitivo y el auxiliar HABERE (p.ej. CANTARE HABEO,

  • 18

    CANTARE HABEBAM). Sin embargo, el sistema verbal latino contaba con un futuro

    morfológico, expuesto en la Tabla 1, basada en Graham (2015: 8).

    TABLA 1. PARADIGMAS DE FUTURO EN LATÍN CLÁSICO

    Persona 1ª conjugación 2ª conjugación 3ª conjugación 4ª conjugación

    CANTĀRE RIDĒRE PETERE AUDĪRE

    1 sg CANTĀBŌ RIDĒBŌ PETAM AUDIAM

    2 sg CANTĀBIS RIDĒBIS PETĒS AUDIĒS

    3 sg CANTĀBIT RIDĒBIT PETET AUDIET

    1 pl CANTĀBIMUS RIDĒBIMUS PETĒMUS AUDIĒMUS

    2 pl CANTĀBITIS RIDĒBITIS PETĒTIS AUDIĒTIS

    3 pl CANTĀBUNT RIDĒBUNT PETENT AUDIENT

    En esta tabla, se ve claramente que el latín clásico dispone de dos estrategias morfológicas para

    formar el futuro: una añadiendo un morfema de tiempo en -B- (para la primera y la segunda

    conjugación) y otra cambiando la vocal que sigue al radical (para la tercera y cuarta

    conjugación). Sin embargo, el futuro morfológico latino acabó desapareciendo en latín vulgar,

    por razones de índole diversa. Desde un punto de vista fonológico, la igualación de varios

    fonemas dentro del sistema fonológico del latín provocó confusiones mayores entre tiempos

    verbales distintos: por la igualación de Ĭ y Ē se confundieron algunas formas de presente (AGĬT,

    AGĬMUS) y de futuro (AGĒT, AGĒMUS) de indicativo, mientras que la progresiva

    convergencia de B y V hizo también indistintas algunas formas de pretérito (AMAVIT) y de

    futuro (AMABIT). También intervinieron razones morfológicas: (i) el reajuste fonológico del

    latín vulgar hizo cada vez más indistintas la segunda y la tercera conjugación, aunque la

    pertenencia a una u otra conjugación determine la forma de futuro del verbo; (ii) la morfología

    del futuro carece de homogeneidad ya que se construye de dos maneras diferentes y la flexión

    de la tercera y cuarta conjugación admite varias vocales (Company/Cuétara, 2014: 263-64;

    Andrés Suárez, 1994: 87-91).

    Gradualmente, las antiguas formas sintéticas de futuro latino fueron sustituyéndose por

    varias formas perifrásticas, formadas por un auxiliar conjugado y un infinitivo, proceso que

    empezó tan temprano como el siglo I a.C. y probablemente de manera general en todos los

    sociolectos del latín (Adams, 2013: 660). Algunas de estas perífrasis son: [VELLE + infinitivo],

    [POSSE + infinitivo], [IRE + infinitivo], [HABERE + infinitivo], [HABERE + AD/DE +

  • 19

    infinitivo], entre otras (Graham, 2015: 10-11; Company, 2006: 354-55). El recurso a giros

    perifrásticos es natural dado que, universalmente, los conflictos fonológicos y morfológicos

    aceleran la génesis de expresiones más icónicas, tales como las perífrasis (Klausenburger, 2000;

    Ledgeway, 2012: 28-29). Según Andrés Suárez (1994: 92-93), esta profusión se inscribe dentro

    de la tendencia popular a aprovechar construcciones perifrásticas para la expresión del futuro,

    para así poder incluir el presente, el punto de referencia de la acción futuro, en la forma verbal.

    También se puede avanzar que estos giros responden a la necesidad de expresar varios tipos de

    modalidad, como lo hicieron en sus primeros momentos (Fleischman, 1982, cf. infra),

    necesidad quizás motivada por el papel cada vez más importante de la voluntad o actitud del

    individuo en la visión del futuro del pueblo romano (cf. Andrés Suárez, 1994: 98-95;

    Company/Cuétara, 2014: 264-65).

    En español – así como en la mayoría de las lenguas románicas occidentales, cf. Maiden,

    2016: 505-507, y al contrario de otras lenguas románicas, como el rumano, cf. Company, 2006:

    357-58 –, por su valor modal de necesidad/obligación estrechamente entrelazado con la idea de

    futuro (Andrés Suárez, 1994: 96-99), las perífrasis con HABERE se impusieron finalmente

    sobre las demás, proporcionando resultados variados según el orden de constituyentes y la

    presencia o no de una preposición interpuesta. Las perífrasis sin preposición con el orden

    [infinitivo + auxiliar] (CANTARE HABEO, CANTARE HABEBAM), tras un fuerte

    incremento en frecuencia en el latín de la alta Edad Media, dieron origen a las formas sintéticas

    de futuro (cantaré, cantarás) y condicional (cantaría, cantarías) (Company, 2006: 356). Las

    formas romances completamente fusionadas de futuro y condicional se registran por primera

    vez en el siglo VII en la Crónica de Fredegario, texto redactado todavía en latín clásico

    (Company/Cuétara, 2014: 265). Su primera documentación en español, por su parte, se sitúa en

    el siglo XI, en las Glosas Emilianenses (Company/Cuétara, 2014: 266). Por otro lado, las

    construcciones con el orden inverso y/o con preposición originaron una serie de perífrasis

    romances mantenidas en el español medieval, como [haber a + infinitivo] (1), [haber de +

    infinitivo] (2) o [haber + infinitivo] (3) (Company/Cuétara, 2014: 266-67). Company/Cuétara

    (2014: 266) añaden que estas perífrasis admiten también la anteposición de la preposición y el

    infinitivo al auxiliar, ilustrada en (4), y que muchas veces denotan una obligación. De estos

    giros perifrásticos, el español actual ha conservado solo la forma [haber de + infinitivo].

    (1) Et los quel avían a matar estávanle esperando (El conde Lucanor: 117, ápud

    Company/Cuétara, 2014: 266)

  • 20

    (2) creo que Dios te ha de hazer bien (La Celestina: 8.127, ápud Company/Cuétara,

    2014: 266)

    (3) El Campeador alos que han lidiar tan bien los castigo (Cantar de Mio Cid: 3523,

    ápud Company/Cuétara, 2014: 266)

    (4) pues que a perder te, mas querria que fues seyendo tu vivo que muerto (Primera

    crónica general de España: 41.7a, ápud Company/Cuétara, 2014: 267)

    En cuanto al origen de la perífrasis [infinitivo + HABERE], Company (2006: 355)

    afirma que este giro perifrástico empezó a manifestarse en contextos marginales, tipos

    específicos de oraciones y registros populares. Según Hopper/Traugott (2003: 52-55),

    Fleischman (1982: 120-21) y Company (2006: 355), hay que partir de oraciones como la de (4).

    (4) Haec cantare habeo.

    “Tengo estas cosas por cantar.”

    En (4) el verbo habeo y el infinitivo cantare pertenecen a dos sintagmas diferentes: aquel

    funciona como verbo principal de la oración (y no como auxiliar) con el sentido de posesión, el

    sentido prototípico de HABERE en latín, y este complementa el objeto directo haec, de modo

    que podemos proponer el análisis sintáctico esquematizado en (5). No obstante, aunque las dos

    formas verbales sean componentes de dos grupos distintos, se encuentran al lado la una de la

    otra en la secuencia sintagmática de la oración, así que el hablante habrá podido reinterpretar

    la estructura de la frase como en (6) y la secuencia infinitivo-verbo finito como una sola

    perífrasis (este proceso se llama reanálisis, cf. §3.1.2). Estas secuencias en las que dos verbos

    yuxtapuestos acaban desarrollando una relación de dependencia como auxiliar y verbo

    dependiente han sido llamadas “serial verb constructions” por Lehmann (2015: 36-38) y

    típicamente llevan a procesos de gramaticalización. Siguiendo a Wischer (2008), la perífrasis

    en aquel momento ya adquiere cierto grado de gramaticalización ya que (a) el verbo léxico

    finito se ha convertido en un verbo funcional, a saber, un auxiliar, (b) la perífrasis se interpreta

    como un conjunto que sirve determinadas funciones gramaticales (véase §3.1.2 para los

    parámetros de la gramaticalización).

    (5) [Haec [cantare]] [habeo]

    (6) [Haec] [cantare habeo]

  • 21

    Desde un punto de vista semántico, este tipo de construcciones puede fácilmente

    desarrollar un matiz obligativo “tengo que cantar estas cosas” dado que tener cosas que cantar

    casi equivale a tener que cantar cosas. Este matiz, a su turno, lógicamente lleva a una modalidad

    futura, ya que una obligación implica muchas veces una acción futura de parte del sujeto (cf.

    Bybee et al., 1991). En más detalle, la perífrasis en un principio conllevaba un significado de

    posibilidad, a partir de la época de Cicerón (siglo I a.C.), es decir, ya en el latín clásico. De esta

    modalidad derivó un valor modal obligativo, documentado a partir de los primeros tiempos del

    imperio. Finalmente, no se registra el significado de futuro “puro” hasta la obra de Tertulio

    (finales del siglo II – principios del siglo III a.C.) (Adams, 1991: 131; Company, 2006: 355-

    56). El valor de condicional, tiempo que se perfila como una innovación del romance (cf.

    Company, 2006: 350), surge lógicamente del de futuro, ya que aquel denota un “futuro en el

    pasado” (Graham, 2015: 12; cf. Bertinetto/Squartini, 2016: 952-53). Por esto se codificó el

    futuro con un auxiliar en presente (CANTARE HABEO > cantaré) y el condicional con el

    auxiliar en imperfecto (CANTARE HABEBAM > cantaría). Esta idea de futuro visto desde el

    pasado es adyacente a la de “futuro hipotético”, como también se denomina a veces el

    condicional. Se ha notado efectivamente una tendencia lingüística universal para los futuros en

    el pasado a adquirir una función modal al expresar la hipótesis o la irrealidad (Ledgeway, 2012:

    136). En efecto, una oración como dijo que lo haría puede fácilmente suponer la no realización

    de la acción por parte del sujeto en el momento de enunciación. En comparación, una frase

    como dice que lo hará conlleva un mayor grado de certidumbre que la anterior. Así se ve muy

    claramente el vínculo cognitivo entre el futuro del pasado y el futuro hipotético, valor que

    contiene el condicional en secuencias del tipo si me diera el tiempo, lo haría.

    Otra pregunta pendiente atañe al orden de constituyentes de la perífrasis. Acabamos de

    señalar que el orden [infinitivo + auxiliar] fue el que se generalizó y dio lugar a las modernas

    formas sintéticas de futuro y condicional. Ahora bien, esta generalización se produjo sobre todo

    en el periodo del latín vulgar, en el cual los constituyentes de la oración exhiben ya una fuerte

    preferencia por el orden romance SVO (en contraste con el orden básico del latín clásico SOV).

    Por lo tanto tendría que haberse favorecido el orden inverso [auxiliar + infinitivo], acorde con

    la tipología lingüística general (cf. Klausenburger, 2000: 29-35 y los conceptos de “left-

    branching” y “right-branching”). Fleischman (1982) halla una explicación a esta aparente

    anomalía en la cronología de los cambios. Según la autora, la perífrasis con infinitivo y

    HABERE se consolidó como expresión preferida para el futuro en un momento en el que el

    orden dominante en la oración era OV, si bien la emergencia de formas analíticas con auxiliar

    demuestra ya el inicio de una transición hacia el orden SVO (1982: 111; cf. Ledgeway, 2011:

  • 22

    721). Añade que con el orden [auxiliar + infinitivo] no hubiera podido producirse la fusión de

    los componentes porque los hipotéticos resultados (habeo cantare > */okantár/, habes cantare

    > */askantár/, etc.) hubieran causado una situación morfológicamente anómala para el español,

    en la que se formaría un tiempo verbal con estrategias de prefijación y no sufijación, siendo

    esta última típica de las lenguas románicas. Esta afirmación se ve corroborada por la falta de

    fusión en los tiempos compuestos, los cuales sí exhiben el orden [auxiliar + infinitivo]

    (Fleischman, 1982: 115). Klausenburger (2000) confirma que las estructuras que son “right-

    branching”, como lo son las secuencias [HABERE + infinitivo], no pueden fusionarse

    justamente por la incongruencia de la prefijación flexiva dentro de la tipología romance.

    Adams (1991: 133, 2013), al investigar ambos órdenes de la perífrasis en varias etapas

    del latín, llega a contradecir firmemente esta hipótesis ya que el orden [auxiliar + infinitivo] no

    es infrecuente – aunque permanece minoritario – en textos de la época republicana, es decir,

    supuestamente antes de la total conversión al orden SVO y que “in colloquial […] registers the

    infinitive was regularly placed after its determining verb (possum dicere) long before the first

    attestation of the new future” (1991: 132). Además, “the periphrasis is not attested with a

    meaning approaching futurity until at least the time of Tertullian (end of the second, beginning

    of the third century A.D.)” (Adams, 1991: 132), puesto que antes de esta época, expresaba más

    bien posibilidad, obligación o necesidad (Adams, 2013: 655). Según Adams (1991), la

    diferencia en el orden de los componentes de la perífrasis conllevaba una diferencia de

    significado pragmático-modal. En efecto, el orden [auxiliar + infinitivo] sería el orden no

    marcado, correspondiendo así con la tipología SVO, y expresaría una serie de modalidades

    (posibilidad, obligación/necesidad, y a veces, aunque de manera más ambigua, futuridad). Al

    contrario, el orden [infinitivo + auxiliar], por su secuencia tipológicamente extraña, sería un

    orden marcado, que unívocamente expresaba obligación/necesidad de manera enfática, sin

    riesgo de ambigüedad. Ya que el futuro romance deriva de una perífrasis obligativa (cf. Bybee

    et al., 1991; Company/Medina, 1999: 68) y que “the rise of the new analyticity can be seen as

    the imposition of the marked type” (Klausenburger, 2000: 68), resulta lógico que se haya

    preferido la construcción con infinitivo antepuesto que, además, no planteaba problema en la

    interpretación. Esta hipótesis encuentra apoyo en el que se haya mantenido en español medieval

    la perífrasis [habere + infinitivo] con valor modal no enfático. Con todo, el criterio de la

    morfología flexiva de Fleischman (1982) permanece válido y podría haber participado al triunfo

    del orden marcado.

  • 23

    3.1.2. De la perífrasis a la síntesis: la

    gramaticalización

    Como se explicó en la sección anterior, la perífrasis [infinitivo + HABERE], en este orden y

    sin material intercalado, llegó a formar, en la evolución del español, las formas actuales de

    futuro y condicional. Esta transformación o síntesis se explica por el fenómeno de

    gramaticalización. En esta sección, exponemos la naturaleza de este fenómeno en detalle.

    La gramaticalización se define como “ese conjunto de cambios lingüísticos por los

    cuales un ítem léxico o una construcción léxica con ciertos usos adquiere características

    gramaticales, o por los cuales un ítem gramatical se vuelve más gramatical.” (Hopper/Traugott,

    2003: 2, traducción nuestra). Se nota directamente que esta definición se ajusta perfectamente

    al caso de los futuros y condicionales, dado que lo que en un principio eran dos verbos, a saber,

    un infinitivo (CANTARE) y un auxiliar (HABEO), se ha convertido en una sola forma fundida

    con fuerte valor gramatical, a saber, un valor temporal de futuro (cantaré) o modal de

    condicional (cantaría). En el caso del condicional, la gramaticalización ha creado incluso una

    nueva categoría gramatical. Company (2016: 517) propone otra definición, más general, de la

    gramaticalización. Según esta definición, “las formas o construcciones, que en un inicio del

    proceso tienen un significado pragmático, expresivo o discursivo se convierten con el paso del

    tiempo en estructuras gramaticales convencionales”. Este concepto corresponde de igual

    manera a nuestro caso (cf. §3.1.1).

    En vista de esto, queda claro que la gramaticalización es un fenómeno diacrónico que

    implica necesariamente un cambio lingüístico. Ahora bien, la velocidad con la que se produce

    el cambio es variable. Tal y como lo establecen Narrog/Heine (2011: 8), “new grammatical

    categories can arise within less than a century” mientras que, en otros casos, “the evolution of

    a category can extend over more than a thousand years”. Como consecuencia de esta extensión

    en el tiempo, en un mismo estado sincrónico de la lengua pueden encontrarse varias formas más

    o menos gramaticalizadas, fenómeno denominado “layering” (Hopper, 1991) o “acumulación”

    o “estratificación” por Company (2016: 519), como es el caso de los futuros y condicionales en

    la Edad Media (cf. §3.2). Esta propiedad, a saber, el solapamiento sincrónico de diversas formas

    divergentes en cuanto a su grado de gramaticalización, lleva bastantes autores (Cuenca/Hilferty,

    1999; Company, 2016; Torres Cacoullos, 2016, etc.) a opinar que la gramaticalización muchas

    veces borra las rígidas fronteras establecidas entre sincronía y diacronía.

  • 24

    La mayoría de los autores que se han dedicado al estudio de la gramaticalización

    concuerdan al considerar que esta constituye un fenómeno natural de cambio que empieza en

    el discurso (Narrog/Heine, 2011; Cuenca/Hilferty, 1999: 160-66; etc.), ya que al repetirse cierta

    expresión frecuente se forman “conversational routines” (Narrog/Heine, 2011: 13), o “chunks”,

    según los términos de Torres Cacoullos (2016: 506), que acaban sufriendo cambios sustanciales

    en su forma y sus valores (cf. Traugott, 2011: 28; Bybee, 2003). Con respecto al motivo de la

    gramaticalización conviven varias opiniones. Mientras que este cambio podría responder al fin

    comunicativo de las lenguas o la necesidad de rellenar huecos comunicativos en la gramática

    (cf. Traugott/Heine, 1991: 9-10), Klausenburger (2000: 131-37) adopta la explicación de la

    “mano invisible” según la cual la gramaticalización es el resultado no intencional de la suma

    de las necesidades comunicativas individuales. Además, se ha notado que los elementos que se

    gramaticalizan siempre siguen el mismo camino, de menos gramatical – y, por lo tanto, más

    léxico – a más gramatical. Por lo tanto, se ha postulado como una característica propia de la

    gramaticalización el principio de unidireccionalidad2 (Hopper/Traugott, 2003: 16; Torres

    Cacoullos, 2016: 506; Cuenca/Hilferty, 1999: 160, Klausenburger, 2000: 137-42):

    Unidirectionality is a strong hypothesis that is based on observations about language change,

    observations that lead to the conclusion that grammatical forms do not in general move

    “uphill” to become lexical, whereas the reverse change, whereby grammatical forms are seen

    to have their origins in lexical forms, is widespread and well documented.

    (Hopper/Traugott, 2003: 16)

    Para representar las sucesivas etapas en la transición de elemento léxico a elemento

    gramatical, Hopper/Traugott (2003: 6, traducción nuestra) proponen la siguiente “cadena de

    gramaticalidad” (‘cline of grammaticality’):

    FIGURA 1. CADENA DE GRAMATICALIDAD SEGÚN HOPPER/TRAUGOTT (2003)

    Ítem léxico > palabra gramatical > clítico > afijo flexivo

    En el caso de nuestro objeto de estudio, es el auxiliar haber el que pasa, a través de su evolución,

    por estas etapas, como lo ejemplifican Cuenca/Hilferty (1999: 158). Empieza siendo un verbo

    2 La hipótesis de la unidireccionalidad ha sido debatida por medio de casos en los que palabras originariamente

    gramaticales pasan a ser léxicas, como es el caso del verbo tutear, basado en el pronombre personal tú. Sin

    embargo, hay que reconocer que el camino léxico > gramatical es el más frecuente en procesos diacrónicos

    (Cuenca/Hilferty, 1999: 160).

  • 25

    de posesión (cf. §3.1.1) y pasa a ser auxiliar cuando se reinterpretan las oraciones del tipo “haec

    cantare habeo” y la secuencia infinitivo-auxiliar como una perífrasis fija. Luego, el auxiliar se

    convierte en “auxiliar clítico”, como lo defienden Roberts (1992), Roberts/Roussou (2002) y

    Silva-Villar (1996). Finalmente, el clítico acaba por convertirse en sufijo flexivo en las formas

    morfológicas de futuro y condicional (-é, -ás, -ía, -ías, etc.)3. En la misma línea teórica,

    Cuenca/Hilferty (1999: 157) determinan un “continuum de gramaticalización”, representado en

    la Figura 2.

    FIGURA 2. EL CONTINUUM DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN CUENCA/HILFERTY (1999)

    LÉXICO GRAMATICAL

    (i) lexema > auxiliar partícula > afijo

    (ii) polisilábico > monosilábico > segmento único

    (iii) clase abierta amplia > clase cerrada amplia > clase cerrada reducida

    (iv) posición libre > relativamente fija > totalmente fija

    (v) relativamente infrecuente > bastante frecuente > obligatorio

    (vi) rico semánticamente > más general > reducido o vacío

    Este continuum resulta particularmente ilustrativo de nuestro caso, dado que todas estas

    cadenas corresponden a la evolución de haber. En (i) el verbo pleno HABERE (“lexema”) se

    convierte en auxiliar en la perífrasis [infinitivo + auxiliar] (“auxiliar partícula”) y finalmente en

    sufijo flexivo (“afijo”), lo cual ejemplifica también las evoluciones propuestas en (iii) y (vi).

    La secuencia de (ii) está reflejada en la evolución morfofonémica del elemento (HABEO > -é)

    (cf. Company/Cuétara, 2014: 269-71). También el punto (iv) se concretiza en el desarrollo de

    haber ya que a una posición que alterna entre la anteposición y la posposición al infinitivo, le

    sucede una fase de preferencia por el orden [infinitivo + auxiliar], que acaba en un orden

    rígidamente fijo (cantar - é). En (v) interpretamos la situación inicial (“relativamente

    infrecuente”) como el estado en el que compiten varias perífrasis para la expresión de futuro,

    antes del triunfo de [infinitivo + HABERE], que llega a ser la única manera de formar el futuro

    morfológico. La parte inicial de la forma verbal, la que proviene del antiguo infinitivo latino no

    parece sufrir tal evolución, pero sí se vuelve más gramatical al pasar de verbo no finito a radical

    3 Nótese que el análisis morfológico tradicional de los futuros y condicionales considera -ré y -ría como sufijos

    flexivos de tiempo: cant-a-ré, cant-a-ría. Este desplazamiento de los límites morfológicos es uno de los efectos

    de la gramaticalización (cf. Company/Cuétara, 2014: 271-72).

  • 26

    en una forma flexionada. Ahora bien, recuérdese que la gramaticalización no solo afecta al

    auxiliar sino a la construcción entera (cf. Lehmann, 1992; Traugott, 2003; Bybee, 2003).

    Para que alguna construcción sufra tal proceso de gramaticalización, se debe tener en

    cuenta el contexto de empleo de dicha construcción, como lo recuerdan Bouzouita/Estellés (en

    prensa). Efectivamente, las dos evoluciones descritas en las figuras 1 y 2 no se cumplieron con

    todos los usos de HABERE, sino que ocurrieron cuando este se expresaba (i) en presente o

    imperfecto, y (ii) detrás de algún infinitivo. El ejemplo (7) propone un caso en el que no se

    cumple una de estas condiciones y por tanto no se produce la misma gramaticalización. Aquí

    el verbo HABERE en la fase inicial latina va antepuesto a un participio pasado, lo que dará

    lugar a los actuales tiempos compuestos del español. Sí se produjo una gramaticalización,

    puesto que el verbo latino de posesión se ha convertido en un auxiliar, que, además, exhibe

    cierto grado de cohesión con el participio4, pero no llegó a ser un morfema flexivo

    completamente fusionado con su base léxica, como en el caso de los futuros y condicionales.

    En conclusión, el contexto de aparición de HABERE determina el alcance del proceso de

    gramaticalización que sufrió.

    (7) HABEO CANTATUM > he cantado

    En relación con esto, Heine (2002, ápud Bouzouita/Estellés, en prensa)5 establece varios

    estadios en el desarrollo de la gramaticalización según el contexto en el que surja la expresión

    gramaticalizada: estado inicial, contexto puente, contexto de cambio y convencionalización. En

    la primera etapa, el elemento que se gramaticalizará retiene su significado original y se puede

    usar libremente. Corresponde, en el caso de los futuros y condicionales, al uso de HABERE

    como verbo pleno de posesión. En el segundo estadio, el contexto de uso permite otra

    interpretación, a saber, la que se impondrá al final del proceso. En nuestro caso son contextos

    como el de haec cantare habeo, en el que tanto el significado de posesión como el de futuridad

    modal son posibles. El tercer paso, el de contexto de cambio, concierne a aquellos entornos ya

    no compatibles con el significado original. Intuimos que este paso corresponde a los casos en

    los que la perífrasis [infinitivo + HABERE] se construye con algún verbo intransitivo, como

    dormir, por ejemplo, que elimine el sentido posesivo del verbo. Aquí, la interpretación sería

    4 Para un estudio exhaustivo del proceso de gramaticalización de los tiempos compuestos, véase Rodríguez

    Molina (2010). 5 Existe otro modelo, el de Diewald (2002), pero el de Heine (2002) nos parece más completo y adecuado. Se

    describen sucintamente las dos propuestas en Bouzouita/Estellés (en prensa).

  • 27

    futura modal, pues ya es prácticamente obligatoria. En el último estadio, el significado

    gramaticalizado, es decir, en nuestro caso, el de futuro, ya se ha impuesto.

    Ahora bien, aunque se hable a menudo de la gramaticalización como un proceso único,

    en realidad es “a gradually occurring phenomenon comprising several independent, discrete

    processes” (Graham, 2015: 3). Esto significa que la realización de la gramaticalización consiste

    en el cumplimiento de una serie de procesos o cambios que experimentan los elementos

    gramaticalizados. En lo siguiente detallamos dichos procesos.

    El primer cambio importante que se debe mencionar es el reanálisis. Se puede definir

    como un “cambio en la estructura de una expresión o clase de expresión que no implica ninguna

    modificación inmediata o intrínseca de su estructura superficial” (Langacker, 1977: 58, ápud

    Traugott, 2011: 21, traducción nuestra). Con esta definición entendemos que cuando ocurre un

    reanálisis, no es la forma morfológica aparente de la expresión la que cambia sino el análisis

    que hacen los hablantes, es decir, su estructura interna. Como lo plantean Hopper/Traugott

    (2003: 51), “reanalysis involves a change in constituency, hierarchical structure, category

    labels, grammatical relations, and cohesion”. El reanálisis se concibe pues como un proceso

    inconsciente que surge de una discrepancia entre el sistema intralingüístico del hablante y el

    del oyente, ya que “the hearer understands a form to have a structure and a meaning that are

    different from those of the speaker” (Hopper/Traugott, 2003: 50). Esta discrepancia surgiría de

    la ambigüedad que existe en la secuencia pronunciada por el hablante (Traugott, 2011: 23; cf.

    Roberts, 1992: 252; Roberts/Roussou, 2002: 23-24). La gramaticalización de los futuros y

    condicionales comprende varios reanálisis, el primero de los cuales se produce cuando nace la

    perífrasis que más tarde dará lugar a las formas verbales sintéticas, es decir, cuando se

    reinterpreta la sucesión infinitivo-auxiliar como una sola unidad (Fleischmann, 1982: 125; cf.

    §3.1.1). Más tarde, ocurre otro reanálisis cuando se fusionan lo que hasta entonces eran un

    infinitivo y un auxiliar en un radical y un sufijo flexivo: cantar he > cantaré. Si uno lee estas

    dos expresiones en voz alta, se percata de que no cambia la secuencia fonológica sino su

    estructuración y su grado interno de cohesión (cf. Hopper/Traugott, 2003: 51; Company, 2016:

    524). Givón (1979: 209, ápud Torres Cacoullos, 2016: 506) nota que el proceso de reanálisis

    origina un cambio en el nivel lingüístico al que pertenecen las expresiones en cuestión,

    reproducido en la Figura 3.

    FIGURA 3. CAMBIOS DE NIVEL LINGÜÍSTICO EN PROCESOS DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN

    GIVÓN (1979)

    Discurso > sintaxis > morfología

  • 28

    Este cambio se aplica también a la expresión del futuro, la cual se origina en una secuencia

    discursiva determinada, se convierte en perífrasis, es decir, en expresión sintáctica, antes de

    terminar como forma verbal morfológica. De lo anterior concluimos que la gramaticalización

    y el reanálisis están estrechamente relacionados, ya que este se produce necesariamente cuando

    ocurre aquella, pero no son iguales (cf. Traugott, 2011: 23).

    Otro mecanismo implicado en la gramaticalización es la descategorización, también

    llamada recategorización por Company (2016: 521). Hopper (1991: 22) lo define de la siguiente

    manera:

    Forms undergoing grammaticization6 tend to lose or neutralize the morphological markers

    and syntactic privileges characteristic of the full categories Noun and Verb, and to assume

    attributes characteristic of secondary categories such as Adjective, Participle, Preposition,

    etc.

    Se puede admitir una definición más general de este mecanismo, como la de Torres Cacoullos

    (2016: 507), quien lo considera como el proceso por el cual “el verbo pierde las propiedades

    morfosintácticas de su clase léxica”. Se confirma este proceso en los cambios en las propiedades

    de los dos constituyentes de la antigua perífrasis. Por un lado, la raíz cantar- ya no puede

    aparecer en aislamiento, como lo haría un infinitivo, además de perder su acento tónico, el cual

    recae únicamente en la desinencia. Por otro lado, los sufijos -é, -ás, -ía, -ías, etc. ya no tienen

    nada que ver con un auxiliar, puesto que experimentan una fusión completa con el radical, y

    aún menos con un verbo léxico, ya que sus posibilidades de flexión quedan reducidas a doce

    mientras que la mayoría de los verbos léxicos admite la flexión en todos los tiempos y todas las

    personas. En consecuencia, ambos componentes pierden su autonomía sintáctica, desarrollan

    una relación de dependencia y se produce un cambio de categoría gramatical de los elementos

    (cf. Figura 1). En efecto, en el caso de la perífrasis [infinitivo + HABERE], ambos componentes

    pasan a otra clase gramatical: el infinitivo originario se convierte en raíz léxica, mientras que

    el auxiliar HABERE llega a ser un sufijo flexivo (cf. supra), cambio llamado ‘cliticization’ por

    Klausenburger (2000: 77).

    En cuanto a la estructura formal de los elementos, la gramaticalización se caracteriza

    por una erosión morfofonémica y un proceso de univerbación/coalescencia (cf. Lehmann, 2015:

    157-67), los cuales se pueden englobar en una transformación de síntesis (Company/Cuétara,

    2014: 268-69). En el primer cambio, los elementos en vía de gramaticalización se erosionan, es

    6 El autor utiliza el término “grammaticization” como sinónimo de “gramaticalización”.

  • 29

    decir que desparece gran parte de su cuerpo fónico (cf. Cuenca/Hilferty, 1999: 518, Traugott,

    2011: 29). En este respecto, el antiguo auxiliar latino no ha experimentado gran reducción

    formal, si exceptuamos la pérdida de la -E final, general a todos los infinitivos en la transición

    del latín al romance. Al contrario, el auxiliar HABERE experimenta una drástica pérdida en su

    cuerpo morfofónico, ya que de auxiliar disilábico (HABEO) pasa a morfema flexivo que consta

    de un solo fonema (-é). Los pasos intermedios en esta transformación radical se especifican en

    Company/Cuétara (2014: 269-71) y Graham (2015: 14).

    Luego, se produce una fusión, respondiendo a la tendencia general “for periphrastic

    constructions to coalesce over time and become morphological ones” (Hopper/Traugott, 2003:

    8). Esto puede verse como un aumento en la cohesión de la expresión (Lehmann, 2015). En las

    formas de futuro y condicional, salta a la vista que los dos elementos que componían

    originariamente la perífrasis se han fundido en uno, lo que se concibe como “coalescencia”.

    Company (2016: 519) le da a este desarrollo el nombre de “univerbación”, pero se trata de lo

    mismo, si bien esta segunda denominación se refiere específicamente a la fusión de dos palabras

    en una, por la cual pierden su independencia fonética, además de la sintáctica. Ambos procesos

    morfofonológicos parecen estar relacionados con una alta frecuencia, dado que los ítems muy

    frecuentes, como los ítems gramaticalizados, están generalmente más sujetos a reducciones

    formales (Bybee, 2003: 615-17). Según Lehmann (1992: 403-406; 2015: 167-70), la

    coalescencia empieza con la fijación del orden de los constituyentes de la construcción

    gramaticalizada, la cual define como disminución de “variabilidad sintagmática” (‘syntagmatic

    variability’). Ya se ha mencionado efectivamente que la perífrasis se sintetizó en los futuros y

    condicionales únicamente con el orden fijo [infinitivo + auxiliar]. En los tiempos bajo

    discusión, la coalescencia se produjo naturalmente, dada la estructura claramente sintética de

    la morfología verbal española (Fleischman, 1982: 122). Por eso, podrían haber desempeñado

    un papel la analogía y el modelo de los demás paradigmas verbales, todos sintéticos (cf.

    Traugott, 2011: 24-25).

    Entrando ahora en el terreno semántico-pragmático, hay que aludir al llamado

    “blanqueo semántico”, referido a la pérdida de significado de parte de los elementos

    gramaticalizados, de manera que estos tienden a volverse semánticamente más vacíos (cf.

    Hopper/Traugott, 2003). En un principio, este término se refería a una pérdida de significado

    pero, más tarde, se optó por una concepción que apuntaba más bien a un cambio de dominio

    cognitivo del significado, es decir, a la adquisición de un significado más gramatical que léxico

    (Cuenca/Hilferty, 1999: 159; Heine, 2003: 579). Efectivamente, si se observa la evolución del

    verbo HABERE en la perífrasis y luego, bajo la forma de un morfema flexivo en las formas

  • 30

    sintéticas actuales de futuro y condicional, se nota que no pierde su significado sino que lo

    altera: ya no expresa posesión, como en latín clásico, ni la modalidad obligativa del latín vulgar

    sino una simple expresión de tiempo venidero, de futuro. Asimismo, Hopper/Traugott (2003:

    94-98) insisten en que, mientras que se debilitan algunos significados, se añaden o se refuerzan

    otros (cf. Heine, 2003: 591-92). Los significados más antiguos, además, a veces no se pierden

    por completo sino que permanecen bajo la forma de restricciones sintácticas, semánticas o

    pragmáticas, fenómeno llamado “persistencia” (‘persistence’, cf. Hopper, 1991). Por esto,

    Hopper/Traugott (2003: 100-103) prefieren hablar de generalización del significado. Según

    ellos, el significado de los elementos bajo gramaticalización se vuelve menos específico y por

    consiguiente puede desarrollar varias polisemias por su posibilidad de uso en contextos variados

    (cf. Wischer, 2008).

    El fenómeno de blanqueo semántico comprende, junto a la generalización o pérdida de

    significado, una extensión o generalización de los contextos de uso. Tras un proceso de

    “especialización” (Hopper/Traugott, 2003: 116-18), en el cual se selecciona dentro de varias

    formas una que pasa a ser la preferida para la expresión en cuestión, esta extiende el número de

    contextos semántico-sintácticos en los que puede aparecer y llega a cubrir una larga gama de

    significados e intenciones comunicativas. Lógicamente, el incremento de contextos de uso se

    acompaña de un fuerte aumento en frecuencia para dicha expresión (Hopper/Traugott, 2003:

    126-30). Las nociones que acabamos de exponer hallan una aplicación, como lo esperaríamos,

    a los futuros y condicionales: la forma verbal sintética ha perdido ya la modalidad obligativa

    que contenía la perífrasis en latín vulgar para pasar a expresar la futuridad “pura” (blanqueo

    semántico o generalización de significado) y, por lo tanto, aparece en un número ampliado de

    contextos.

    La gramaticalización afecta también al lugar de la categoría en la que se produce dentro

    del sistema lingüístico. En este respecto, Lehmann (2015: 141-52) identifica el proceso de

    “paradigmatización” (‘paradigmaticization’). En este proceso, las expresiones

    gramaticalizadas exhiben una tendencia a entrar en relaciones paradigmáticas y así formar un

    paradigma más o menos concreto. Esta estructuración es muy clara en el caso de los futuros y

    condicionales, ya que las categorías de tiempo verbal se organizan frecuentemente en

    paradigmas. En español actual, se puede identificar muy claramente un paradigma de futuro y

    un paradigma de condicional. Podemos incluso considerar que estos dos paradigmas

    morfológicos pertenecen a un paradigma semántico, es decir, el de la expresión del futuro (sea

    real o hipotético). En el caso de los futuros y condicionales, las formas derivadas del auxiliar

    HABERE se integran dentro de un paradigma preexistente, a saber el de los morfemas flexivos

  • 31

    de tiempo-aspecto-modo (Bouzouita/Estellés, en prensa). Como efecto de la paradigmatización,

    se produce pues, según Lehmann (2015), un descenso en “variabilidad paradigmática”

    (‘paradigmatic variability’). El autor distingue entre la “variabilidad intraparadigmática” y la

    “variabilidad transparadigmática”. El primer término se refiere a la libertad del hablante de

    escoger entre varias opciones dentro del paradigma y el segundo a la capacidad de expresar la

    categoría representada por el paradigma en cuestión o no. Esta reducción de variabilidad lleva,

    según él, a un proceso de obligatorificación, por el cual la entidad gramaticalizada llega a ser

    obligatoria para la expresión del contenido al que corresponde. En cuanto a la variabilidad

    intraparadigmática, se observa que esta desciende drásticamente en el caso del futuro. Hemos

    clarificado que el latín vulgar, tras el declive del futuro sintético clásico, disponía de varias

    perífrasis para expresar la futuridad (cf. §3.1.1). Con el paso del tiempo el número de

    construcciones disponibles se redujo a una, a saber, las formas descendientes de [infinitivo +

    HABERE]. Los giros perifrásticos del tipo [haber de + infinitivo] se excluyen del cálculo por

    expresar una futuridad modal. Quedando así el sistema, se puede afirmar que la variabilidad

    intraparadigmática equivale a cero. En la actualidad, la situación ha cambiado un tanto ya que

    ha emergido un nuevo futuro perifrástico [ir a + infinitivo], el cual gana cada vez más terreno

    en la expresión neutra del futuro (cf. Fleischmann, 1982). Respecto a la variabilidad

    transparadigmática, tenemos que detenernos en el uso del condicional. Esta innovación

    romance se ha hecho prominente en el campo de la expresión de la hipótesis o condicionalidad,

    que el latín incluía dentro del más amplio campo de la irrealidad, o del futuro enmarcado en el

    pasado. Consiguientemente, también este tipo de variabilidad se ha reducido

    considerablemente. Nótese sin embargo que la variabilidad intraparadigmática en el caso del

    condicional es menos reducida que para el futuro, puesto que conviven en la lengua actual

    soluciones con el condicional morfológico (8), el imperfecto de subjuntivo (9) y el imperfecto

    de indicativo (10) (cf. Tuten et al., 2016: 406-407).

    (8) Si no se hubiera defendido, habría podido ser gravemente herido.

    (9) Si no se hubiera defendido, hubiera podido ser gravemente herido.

    (10) Si no se hubiera defendido, había podido ser gravemente herido.

  • 32

    3.2. Los futuros y condicionales en la Edad

    Media

    En la actualidad, los futuros y condicionales morfológicos están completamente

    gramaticalizados. No quedan residuos de la antigua perífrasis [infinitivo + HABERE], si

    hacemos abstracción de la construcción [haber de + infinitivo], que presenta un orden de

    constituyentes inverso y una preposición interpuesta entre ellos (cf. §3.1.1). En comparación

    con el estado actual de la cuestión, la Edad Media difiere bastante en cuanto a las formas

    existentes y al avance de la gramaticalización. De hecho, podemos afirmar que en el periodo

    del español antiguo, la gramaticalización todavía no se ha cumplido por completo (cf.

    Ledgeway, 2012: 137-38). Se documentan algunas formas analíticas, tan antiguas como las

    modernas formas sintéticas (Company/Cuétara, 2014: 273; Company, 2006: 376),

    ejemplificadas en (11) y (12), que reflejan un estado de gramaticalización menos avanzado por

    la intercalación de material no verbal entre los constituyentes y por tanto su separación (cf.

    Bybee et al., 1991: 34-36) y atestiguan el origen perifrástico de los paradigmas modernos,

    pudiendo reconocerse los antiguos infinitivo y auxiliar. Esta convivencia de formas

    pertenecientes a distintos estados gramaticalización ejemplifica el principio de “layering” (cf.

    Hopper, 1991), introducido en §3.1.2. Estas formas se han nombrado tradicionalmente “futuros

    y condicionales analíticos” o “escindidos” (en adelante FCA) y se oponen a los “futuros y

    condicionales sintéticos” o “fundidos” (en adelante FCS), que se observan en (13) y (14).

    (11) Queredes dezir alguna cosa. & oyr uos hemos (FAr: fol 12r)7

    (12) et perder se yan muytos caualleros (GCE3: fol 197r)

    (13) et no le aura dito estas palauras deuant ditas (FAr: fol 30r)

    (14) et prometiole quele ayudarie enel fecho (GCE3: fol 34r)

    Aunque sea menor que el de las formas sintéticas, estas estructuras analíticas sí presentan un

    grado de gramaticalización bastante avanzado, ya que exhiben un orden de constituyentes fijo

    y solo admiten clíticos8 intercalados entre la raíz y el auxiliar (Company, 2006: 359).

    7 Los ejemplos provienen de nuestro corpus, salvo mención contraria. 8 Los clíticos se definen como “formas que no son afijos, pero están constreñidas a ocurrir al lado de una palabra

    autónoma” (Hopper/Traugott, 2003: 5, traducción nuestra). Los clíticos ocupan pues, según los autores, un sitio

    entre afijo y palabra, con propiedades de ambas categorías.

  • 33

    En la literatura existente sobre el tema, se ha solido hacerles caso únicamente a las

    formas verbales con pronombre personal interpuesto, como en (11) y (12). Sin embargo, hemos

    podido comprobar empíricamente que en los FCA no solo se intercalan pronombres átonos sino

    también complementos pronominalo-adverbiales derivados de IBI e INDE, como se aprecia en

    el ejemplo (15), en el cual el pronombre adverbial end se intercala entre los dos constituyentes

    del futuro.

    (15) Jtaras muyta semient en la tierra & collir end as poca (FAr: fol 26v)

    Estos complementos han sido el objeto de una multitud de estudios en la lingüística histórica

    iberorrománica. La mayoría de ellos se ha enfocado en sus diversas variantes morfológicas (en

    navarroaragonés, para IBI: hi, y, hy,… así como formas derivadas de IBIDEM: hide, yde,

    hyde,…; para INDE: ende, end, ent, en, ne, -nd, -n,…; cf. Badia i Margarit, 1947) o en los

    factores que condicionaron su desaparición en castellano9. Desafortunadamente, todavía se sabe

    muy poco sobre su comportamiento sintáctico. Al respecto, Matute (2016) aporta datos que

    amplían nuestro conocimiento de este aspecto. Otra de las cuestiones que más se ha debatido

    en los trabajos que tratan de este tema es la naturaleza sintáctica de los complementos,

    fluctuante entre adverbio y pronombre. Más concretamente, se aproximan a adverbios por (i)

    su etimología: IBI e INDE en latín son adverbios, (ii) su función, en ciertos contextos, deíctica

    locativa, (iii) su distribución que en ocasiones iguala la de los adverbios ahí y allí. Al mismo

    tiempo, funcionan como pronombres al (i) desempeñar una función anafórica reemplazando a

    complementos preposicionales, (ii) poder sustituir a un pronombre personal en función de

    objeto indirecto en ciertas variedades peninsulares (Badia i Margarit, 1947; Matute, 2016).

    Correlacionado con ello es su carácter prosódico: ¿son tónicos, tal como los adverbios, o clíticos

    átonos, al igual que los pronombres personales de objeto? Esta duda no se ha resuelto todavía,

    pero las conclusiones de Badia i Margarit (1947) y Matute (2016) presentan valiosos avances.

    Según los autores, parece existir una diferencia dialectal en la identidad fonética y sintáctica de

    estos elementos. En los romances del occidente y del centro de la Península (portugués,

    asturleonés y castellano occidental), su comportamiento sintáctico los aproxima más a

    adverbios que a pronombres. En estas variedades, los complementos se posponen

    sistemáticamente al verbo en subordinadas, como en (16), y detrás de una negación, caso

    9 En aragonés y en catalán se han conservado hasta la actualidad.

  • 34

    ilustrado en (17), lo cual los distingue de los pronombres personales átonos (para el

    comportamiento sintáctico de los pronombres personales átonos, véase §3.2.1.2).

    (16) todas las sotilezas delos fechos que se oy fazen y (GE1: 9v, ápud Matute, 2016:

    218)

    (17) mas non aura y lid (Libro conplido: 81r, ápud Matute, 2016: 218)

    Por el contrario, en los dialectos orientales (castellano oriental, navarroaragonés y catalán),

    estos complementos parecen dirigirse más hacia un carácter pronominal y clítico ya que se

    anteponen frecuentemente al verbo en casos de negación (18) y en subordinadas (19). Además,

    tienen la facultad de ocupar una posición mesoclítica en futuros y condicionales, como lo harían

    pronombres átonos, como en (15).

    (18) et por que la tierra era bien obrada los engenyos no y fazian danyo (GCE3: fol 218r)

    (19) et las otras sus mugieres que y stavan (GCE3: fol 208r)

    Ahora bien, cabe matizar esta distinción cuando se considera la situación en

    navarroaragonés. Matute (2016) caracteriza esta zona dialectal como “área transicional” entre

    los dialectos occidentales y el catalán, en el que los complementos se comportan exactamente

    como pronombres átonos. Esta afirmación está basada en la distribución de dichos

    complementos. Ciertos contextos distribucionales les dan un toque adverbial, en concreto,

    como término de preposición (20) y seguido de algún modificador (21).

    (20) & passe por hi est ome que ha a traer las gleras (FGN: fol 57r)

    (21) quoantos que entraron hi dentro (FN: fol 147r)

    Según Matute (2016), en estos dos entornos los complementos son tónicos y adverbiales y en

    los demás contextos se comportan como pronombres átonos. Sin embargo, los datos muestran

    a veces una colocación diferente a la de los pronombres de objeto. En (22), hi se pospone al

    verbo aunque preceda una negación, mientras que en (23) sigue al verbo en una oración

    subordinada, contextos que, como veremos más adelante (§3.2.1.2), normalmente siempre

    inducen la anteposición del clítico al verbo. Estos casos demuestran claramente que, a pesar de

    la naturaleza clítica y átona de ambos, los pronombres personales y adverbiales no siempre

    coinciden en su colocación, lo cual será significativo en nuestro análisis (cf. §5.2). Además, en

  • 35

    (24), hy parece funcionar como adverbio y podría sustituirse por ahí o allí sin alterar la

    estructura de la oración, aunque no entre en ninguno de los dos tipos descritos por Matute (2016)

    en los que se considera como adverbio tónico. Ello indicaría que el uso tónico del complemento

    derivado de IBI en navarroaragonés está más extendido de lo descrito por Matute (2016).

    Nótese, empero, que hy en esta oración desempeña una función más bien anafórica que deíctica

    locativa, sustituyendo a el regno, de modo que su naturaleza ahí resulta ambigua. Con todo, en

    navarroaragonés, la posición preferida en estos casos permanece la anteposición, por lo que se

    asimilan a los pronombres personales de objeto.

    (22) Mas non dexo hi de pecar (Santa María Egipciaca: v. 415, ápud Badia i Margarit,

    1947: 159).

    (23) & por las otras cosas sierua al sennor a cuya heredat se passo. assi como si de

    comienço fuesse hy nascido (FAr: fol 53r)

    (24) Quar estos testigos deuen ser cauailleros & que sean del regno. & que biuan en el

    regno. & que ayan possessiones hy (VM: fol 105v)

    En cuanto al estatus morfológico de los FCA, este se caracteriza por cierta ambigüedad,

    puesto que estas formas ocupan un lugar ambivalente entre perífrasis y palabra. Company

    (2006: 378-82) demuestra efectivamente que exhiben propiedades de perífrasis por la facultad

    de sus tres constituyentes (infinitivo, clítico y auxiliar) de comportarse de manera independiente

    como palabras separadas10, mientras que se comportan al mismo tiempo como palabra: no

    admiten elementos intercalados, sus constituyentes siempre se colocan en el mismo orden y la

    forma se desplaza como un todo. Graham (2015) también argumenta en esta línea. Roberts

    (1992), Roberts/Roussou (2002) y Silva-Villar (1996), por su parte, consideran que las formas

    de haber en los FCA son auxiliares clíticos, entre auxiliares y afijos (cf. Lema/Rivero, 1991;

    Hopper/Traugott, 2003: 5), por lo cual la forma entera sería una construcción compuesta por un

    infinitivo y dos clíticos. Al contrario, Octavio de Toledo y Huerta (2015) mantiene firmemente

    que los FCA son perífrasis con un infinitivo y un auxiliar. De cualquier modo, tanto por su

    estructura compuesta como por su grado alto de gramaticalización, los FCA se sitúan a medio

    camino entre construcción perifrástica y palabra.

    10 La autora reconoce que las formas del auxiliar en condicional, a saber, hía en cantar lo hía, no pueden aparecer

    en otros contextos pero prefiere interpretarlas como “palabras de ocurrencia única” más bien que como morfemas

    (Company, 2006: 378-79). Lema/Rivero (1991: 265-66) aprovechan el mismo argumento, distinguiendo las

    formas largas avemos/avedes de las breves emos/edes, para interpretar estas como auxiliares funcionales y por

    tanto más próximos a afijos sintácticos.

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    Aparte de estas formas, existen unas perífrasis caracterizadas por el orden [auxiliar +

    infinitivo], como se ilustra en (25). Sin embargo, estas construcciones no pueden considerarse

    como FCA por varias razones: (a) sin clítico interpuesto, los FCA no pueden existir, mientras

    que la perífrasis [haber + infinitivo] puede aparecer sin clítico o con un clítico antepuesto, lo

    cual se aprecia en (25); (b) el auxiliar en las perífrasis puede aparecer en cualquier tiempo

    verbal, como también es el caso del futuro en (25), en cambio, los FCA solo admiten el presente

    y el imperfecto (Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 192; Lema/Rivero, 1991: 267); (c) la

    primera y segunda persona del plural de haber en presente así como todo el paradigma de

    imperfecto del auxiliar exhiben formas plenas en la perífrasis, como en (26), mientras que estas

    se ven reducidas en los FCA (Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 192; Company, 2006: 378-

    79); (d) las perífrasis expresan muchas veces una modalidad obligativa (cf. Company/Cuétara,

    2014: 266), ausente en los FCA11. Por todo esto, se considera que forman parte más bien de la

    red de giros perifrásticos compuestos por haber y un infinitivo que conserva el español

    medieval (cf. §1.1.1).

    (25) el otro qui lo puso fiança lo aura emendar de todo enbargo (FGN: fol 53v)

    (26) tomar auien espanto e marauillarse deuian del mundo (Gran Crónica de Alfonso

    XI, ápud Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 191)

    Las formas analíticas de futuro y condicional pervivieron hasta el siglo XVII12, aunque

    su frecuencia decrece fuertemente a partir del siglo XVI (Graham, 2015: 111-12). Como se

    observa en la actualidad, ya no e