LOS FUTUROS Y CONDICIONALES EN
NAVARROARAGONÉS ANTIGUO UN ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO-PRAGMÁTICO EN SEIS TEXTOS
NAVARROARAGONESES DE LOS SIGLOS XIII Y XIV
Aantal woorden: 49688
Antoine Primerano Studentennummer: 01400992
Promotor: Prof. dr. Miriam Bouzouita
Masterproef voorgelegd voor het behalen van de graad master in de richting taal- en letterkunde:
Engels-Spaans
Academiejaar: 2017 – 2018
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3
Agradecimientos
Quisiéramos abrir este trabajo de investigación dándoles las gracias a las personas sin las cuales
no hubiera sido posible su confección bajo la forma que reviste aquí.
En primer lugar, queremos agradecer a la profesora Bouzouita por su ayuda constante a
lo largo de la realización de este estudio. Sus comentarios y sus ideas han sido siempre valiosos,
tanto en el plano puramente científico como en lo que concierne a la gestión del tiempo y del
esfuerzo. Su dedicación en su papel de directora y su disponibilidad en cualquier momento han
sido imprescindibles para que pudiéramos permanecer en buen camino en el proceso de
investigación y entregar un trabajo del que estamos satisfechos. También queremos agradecerla
por su infalible soporte y su generosidad en nuestro aprendizaje y nuestra formación en el
campo de la investigación lingüística. Se nos impone además mencionar al profesor Lagüéns y
a la profesora Castañer, de la Universidad de Zaragoza, por sus sugerencias y su ayuda durante
mi estancia ahí. Debemos asimismo darle las gracias a Vanessa Casanova por su contribución
en cuanto a las cuestiones de lengua.
Luego, agradecemos a nuestra familia, a saber, a nuestros padres y a nuestros hermanos.
Siempre han sido presentes para escuchar nuestros lamentos y aconsejarnos en los tiempos
difíciles, compartiendo su experiencia propia y procurando adoptar una perspectiva objetiva
sobre nuestra situación. Han sido igualmente disponibles en los momentos favorables,
mostrando un interés y un entusiasmo por nuestro proyecto casi iguales al nuestro.
Finalmente, les damos las gracias a nuestros compañeros de clase, no solo por su
presencia y por su voluntad de vivir esta experiencia juntos, sino también por los cuatro años
durante los cuales hemos compartido nuestra vida cotidiana. Gracias por los bellos momentos,
esperamos conocer muchos más en el futuro. Por supuesto no olvidamos nuestros otros amigos
y personas cercanas, quienes siempre han demostrado un soporte sin falla.
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Índice
Agradecimientos ......................................................................................................................... 3
Índice .......................................................................................................................................... 4
Lista de abreviaturas ................................................................................................................... 7
Lista de tablas ............................................................................................................................. 8
Lista de figuras ......................................................................................................................... 10
1. Introducción ...................................................................................................................... 11
2. La lengua: ¿el navarroaragonés o el navarro y el aragonés?............................................. 13
3. La evolución diacrónica de los futuros y condicionales ................................................... 17
3.1. El origen y la gramaticalización de los futuros y condicionales ............................... 17
3.1.1. Los antecedentes latinos ..................................................................................... 17
3.1.2. De la perífrasis a la síntesis: la gramaticalización .............................................. 23
3.2. Los futuros y condicionales en la Edad Media .......................................................... 32
3.2.1. Los principios de la variación entre formas sintéticas y analíticas .................... 36
3.2.1.1. La explicación fonético-prosódica: la ley de Tobler-Mussafia como causa
de la variación ............................................................................................................... 37
3.2.1.2. La hipótesis pragmático-sintáctica y la colocación del pronombre átono .. 38
3.2.1.3. La teoría pragmática: las formas analíticas como estrategias de
topicalización ................................................................................................................ 45
3.2.2. Los futuros y condicionales sintéticos con enclisis ............................................ 50
3.2.2.1. La morfología verbal y las formas sincopadas............................................ 51
3.2.2.2. La influencia latina subyacente ................................................................... 54
3.2.2.3. La variación diatópica y el contacto de lenguas ......................................... 55
4. Composición del corpus .................................................................................................... 65
5. Estudio empírico: los futuros y condicionales en los textos ............................................. 71
5.1. Los futuros y condicionales con pronombre personal ............................................... 73
5
5.1.1. La distribución pragmático-sintáctica ................................................................ 75
5.1.1.1. Análisis pragmático de las formas sintéticas con proclisis ......................... 79
5.1.1.1.1. Los sujetos preverbales ............................................................................ 79
5.1.1.1.2. Los adverbios y complementos circunstanciales ..................................... 83
5.1.1.1.3. Detrás de e(t) ............................................................................................ 86
5.1.1.1.4. Detrás de oración subordinada o absoluta ................................................ 88
5.1.1.2. Análisis pragmático de las formas analíticas .............................................. 90
5.1.1.2.1. Los sujetos preverbales ............................................................................ 90
5.1.1.2.2. Los adverbios y complementos circunstanciales ..................................... 91
5.1.1.2.3. Los objetos correferenciales ..................................................................... 91
5.1.1.2.4. Detrás de e(t) ............................................................................................ 92
5.1.1.2.5. Detrás de oraciones subordinada o absolutas ........................................... 93
5.1.1.3. Análisis pragmático de las formas sintéticas con enclisis .......................... 94
5.1.1.4. Los casos de mesoclisis y enclisis en oraciones subordinadas ................... 97
5.1.1.5. Conclusiones sobre la distribución pragmático-sintáctica de las formas con
pronombre personal ..................................................................................................... 103
5.1.2. Los factores influyentes en la enclisis .............................................................. 104
5.1.2.1. La fecha de composición del texto ............................................................ 107
5.1.2.2. El tiempo verbal ........................................................................................ 109
5.1.2.3. El radical verbal: la posibilidad de síncopa .............................................. 111
5.1.2.4. La presencia de un verbo no finito ............................................................ 113
5.1.2.5. Conclusiones sobre los factores influyentes en la enclisis ........................ 115
5.2. Los futuros y condicionales con pronombre adverbial ............................................ 115
5.2.1. La distribución pragmático-sintáctica .............................................................. 116
5.2.1.1. Análisis pragmático de las formas sintéticas con proclisis ....................... 118
5.2.1.2. Análisis pragmático de las formas analíticas ............................................ 120
5.2.1.3. Análisis pragmático de las formas sintéticas con enclisis ........................ 120
6
5.2.1.3.1. Los sujetos preverbales .......................................................................... 121
5.2.1.3.2. Detrás de e(t) .......................................................................................... 122
5.2.1.3.3. Detrás de oración subordinada ............................................................... 123
5.2.1.4. Los casos de enclisis en oraciones subordinadas ...................................... 123
5.2.1.5. Conclusiones sobre la distribución pragmático-sintáctica de las formas con
pronombre adverbial ................................................................................................... 126
5.2.2. Los factores influyentes en la enclisis .............................................................. 128
5.2.2.1. La fecha de composición del texto ............................................................ 129
5.2.2.2. El tiempo verbal ........................................................................................ 129
5.2.2.3. El radical verbal: la posibilidad de síncopa .............................................. 130
5.2.2.4. La presencia de un verbo de finito ............................................................ 133
5.2.2.5. Conclusiones sobre los factores influyentes en la enclisis ........................ 134
5.3. Los futuros y condicionales con pronombre personal y pronombre adverbial ........ 134
5.3.1. La distribución pragmático-sintáctica .............................................................. 136
5.4. Las similitudes y las diferencias entre los pronombres personales los adverbiales 137
6. Conclusiones ................................................................................................................... 141
Corpus .................................................................................................................................... 145
Referencias bibliográficas ...................................................................................................... 147
7
Lista de abreviaturas
CDE Corpus del español
cl clítico
CL El Conde Lucanor
CSJP Crónica de San Juan de la Peña
DLE Documentos Lingüísticos de España
DLNE Documentos lingüísticos de la Nueva España
E6 códice escurialense I.i.6
FAr Fueros de Aragón
Faz Fazienda de Ultramar
FCA futuro(s) y condicional(es) analítico(s)
FCS futuro(s) y condicional(es) sintético(s)
FGN Fuero General de Navarra
FN Fuero de la Novenera
fol folio
GCE3 Grant Cronica de Espanya, tercera parte
GE1 General Estoria, primera parte
Je Jeremías
LR Liber Regum
O objeto
s. siglo
S sujeto
Tuc Tucídides
V verbo
v. verso
VM Vidal Mayor
8
Lista de tablas
TABLA 1. PARADIGMAS DE FUTURO EN LATÍN CLÁSICO ............................................................. 18
TABLA 2. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES ............................... 43
TABLA 3. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO .... 71
TABLA 4. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO ..................... 72
TABLA 5. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE PERSONAL EN
LOS TEXTOS ............................................................................................................................... 74
TABLA 6. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE
PERSONAL EN LOS TEXTOS ......................................................................................................... 76
TABLA 7. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL EN LOS
TEXTOS .................................................................................................................................... 105
TABLA 8. FRECUENCIAS RELATIVAS DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL
EN E6 Y NUESTRO CORPUS ....................................................................................................... 106
TABLA 9. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA
FECHA DE COMPOSICIÓN .......................................................................................................... 107
TABLA 10. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN EL
TIEMPO VERBAL ....................................................................................................................... 109
TABLA 11. PROPORCIÓN DE FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA
FECHA DE COMPOSICIÓN DEL TEXTO ........................................................................................ 110
TABLA 12. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA
PRESENCIA O AUSENCIA DE SÍNCOPA (POR CONJUGACIÓN)....................................................... 112
TABLA 13. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE PERSONAL SEGÚN LA
PRESENCIA O AUSENCIA DE VERBO NO FINITO .......................................................................... 114
TABLA 14. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE ADVERBIAL
EN LOS TEXTOS ........................................................................................................................ 116
TABLA 15. DISTRIBUCIÓN PRAGMÁTICO-SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON
PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ................................................................................ 117
TABLA 16. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS
TEXTOS .................................................................................................................................... 128
TABLA 17. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA
FECHA DE COMPOSICIÓN .......................................................................................................... 129
9
TABLA 18. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN EL
TIEMPO VERBAL ....................................................................................................................... 130
TABLA 19. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA
PRESENCIA O AUSENCIA DE SÍNCOPA (POR CONJUGACIÓN)....................................................... 131
TABLA 20. PROPORCIÓN DE FCS CON ENCLISIS CON RADICAL SINCOPADO Y NO SINCOPADO
SEGÚN EL TIPO DE CLÍTICO ....................................................................................................... 132
TABLA 21. PROPORCIÓN DE FCA Y FCS CON ENCLISIS CON PRONOMBRE ADVERBIAL SEGÚN LA
PRESENCIA O AUSENCIA DE VERBO NO FINITO .......................................................................... 133
TABLA 22. PROPORCIÓN DE FORMAS DE FUTURO Y CONDICIONAL CON PRONOMBRE PERSONAL Y
PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ................................................................................ 135
TABLA 23. DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DE LOS FUTUROS Y CONDICIONALES CON PRONOMBRE
PERSONAL Y PRONOMBRE ADVERBIAL EN LOS TEXTOS ............................................................ 136
10
Lista de figuras
FIGURA 1. CADENA DE GRAMATICALIDAD SEGÚN HOPPER/TRAUGOTT (2003) ......................... 24
FIGURA 2. EL CONTINUUM DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN CUENCA/HILFERTY (1999) .......... 25
FIGURA 3. CAMBIOS DE NIVEL LINGÜÍSTICO EN PROCESOS DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN
GIVÓN (1979) ............................................................................................................................ 27
11
1. Introducción
Este trabajo se centra en un tema bien conocido en el ámbito de la lingüística diacrónica
románica: la formación y evolución de los futuros y condicionales en romance (para el español,
cantaré, cantaría). Estas categorías verbales en los diferentes romances históricos han sido
estudiadas por una multitud de filólogos románicos desde finales del siglo XIX hasta la
actualidad. En efecto, como veremos más adelante, los futuros y condicionales en español –así
como en otro gran número de lenguas románicas occidentales– derivan de una perífrasis latina,
diferente a los paradigmas de futuro, compuesta por un infinitivo y un auxiliar, la cual se
gramaticalizó hasta los paradigmas que se conocen hoy. La mayoría de los trabajos hasta ahora
publicados han tenido como enfoque estos aspectos: (i) la génesis de la expresión perifrástica
de la que descienden estos tiempos verbales (CANTARE HABEO, CANTARE HABEBAM)
y el lugar que ocupa en el sistema verbal latino, (ii) los procesos mediante los cuales se
seleccionó esta perífrasis a expensas de otras, que también expresaban futuridad, (iii) la
aplicación de este caso a los mecanismos de cambio identificados en los procesos de
gramaticalización, (iv) la variación entre las diferentes variantes formales de futuro y
condicional en la lengua medieval (sintéticas, del tipo lo cantaré, cantaré lo frente a las
variantes analíticas, como cantar lo he)1 y (v) la desaparición de las formas analíticas y la
generalización de las sintéticas, las cuales marcan la compleción del proceso de
gramaticalización y la consolidación de los paradigmas modernos. Estas cuestiones se
discutirán por supuesto en el capítulo 3 del presente estudio, por su pertinencia con respecto a
nuestras preguntas de investigación.
Pese a que se haya llegado a un conocimiento bastante extenso de esta evolución,
todavía se sabe relativamente poco sobre la cronología exacta del cambio. Se ha observado ya
que tanto las estructuras sintéticas como las analíticas están presentes en la lengua desde los
primeros testimonios escritos en español y que estas últimas empiezan a desaparecer hacia el
final del periodo medieval. Sin embargo, entre estos dos puntos en el tiempo, el desarrollo
preciso del cambio permanece todavía bastante desconocido. Recientemente, se ha formulado
una hipótesis que vincula el factor diacrónico al diatópico. Más concretamente, se ha postulado
que la gramaticalización de los futuros y condicionales constituiría un cambio que se irradió
1 Los conceptos de sintético frente a analítico se refieren al grado de fusión de determinadas formas. Las
construcciones sintéticas han alcanzado un grado de fusión máximo entre sus componentes (en este caso, el radical
y el morfema flexivo) y aparecen bajo la forma de una única palabra, mientras que las analíticas son estructuras
escindidas, en dos o más palabras.
12
desde el sur de la actual Francia, se difundió siguiendo una ruta nordeste-suroeste-oeste y
penetró en castellano a través del oriente peninsular (cf. Bouzouita, 2016b). Para comprobar
esta hipótesis, se necesitan datos provenientes de varios dialectos peninsulares y varias épocas
históricas, en un número significativo de textos. Para este fin, es necesario también llevar a cabo
estudios con un enfoque específicamente dialectológico, es decir, que estudien el estado de la
cuestión en una variedad en particular. Algunos de los estudios realizados hasta hoy en día
(entre otros Graham, 2015, 2018; Saralegui, 1983; Granberg, 1988 para el estudio de la
colocación pronominal en general) efectivamente han tratado la cuestión – y otras cuestiones
relacionadas – con datos extraídos de fuentes con características dialectales divergentes,
mezclando incluso a veces textos que se adscriben a variedades distintas, como por ejemplo el
castellano y el navarroaragonés. En relación con esto, se recordará la notoriamente escasa
atención que se le ha prestado a la morfosintaxis en estudios dialectológicos históricos (cf.
Moral del Hoyo, 2015).
Nuestro propósito en este estudio será pues analizar la situación de los futuros y
condicionales según las teorías halladas en la literatura en textos de los siglos XIII y XIV,
pertenecientes todos al área dialectal navarroaragonesa. Así, hemos formulado una serie de
preguntas de investigación: ¿cuál es la distribución de las diferentes formas de futuro y
condicional en estos textos? ¿Difiere en algún aspecto de la descrita en la literatura para el
castellano? ¿Existen diferencias notables entre los textos estudiados? ¿Qué espacio ocupan las
formas sintéticas con clítico pospuesto (p.ej. cantaré lo), que son un indicio de cierto avance de
la gramaticalización (cf. §3.2.2)? ¿A qué variables responden? Se contestará estas preguntas en
el capítulo 5, que contiene el estudio empírico de la cuestión.
El trabajo se organiza de la siguiente manera. En el primer capítulo, introduciremos la(s)
lengua(s) de redacción de los textos que componen nuestro corpus, a saber, el navarroaragonés.
Se resumirá su historia así como sus características más resaltantes. En segundo lugar, nos
detendremos en la evolución diacrónica de los futuros y condicionales desde el latín hasta la
actualidad, con especial atención a la situación en el periodo medieval (capítulo 2). Luego, tras
describir el método de confección del corpus y presentar las fichas de identificación de las
fuentes empleadas (capítulo 3), pasaremos al estudio empírico, en el cual presentaremos y
discutiremos nuestros resultados (capítulo 4). Terminaremos con unas conclusiones generales
sobre el trabajo realizado (capítulo 5).
13
2. La lengua: ¿el navarroaragonés o
el navarro y el aragonés?
Como ya se ha aludido previamente, nuestro estudio se centra en los futuros y condicionales en
navarroaragonés antiguo. En este breve capítulo, diseñamos una breve ficha de identidad de
esta(s) lengua(s).
La pregunta que más se ha hecho en cuanto al lugar que ocupa el navarroaragonés en el
mapa dialectal de la Península Ibérica en el Medievo es: ¿se trata de una lengua subdividida en
dos dialectos o de dos lenguas distintas? Tradicionalmente, por las múltiples similitudes entre
la lengua románica de Navarra y la de Aragón, se ha considerado como una única lengua con
variaciones diatópicas. Ynduráin (1945: 9), por ejemplo, habla de “unidad dialectal navarro-
aragonesa”. No obstante, el objetivo del autor en su estudio de la lengua del Fuero General de
Navarra es identificar el componente característicamente navarro de este dialecto, de manera
que se observa ya un reconocimiento de la peculiaridad del idioma navarro. Posteriormente,
autores más recientes (González-Ollé, 1970, 1996, 2004, 2010; Saralegui, 1992, 2003; Enguita,
2008, etc.) han preferido tratar el romance navarro como una lengua autónoma, si bien
estrechamente relacionada con el aragonés. En nuestra opinión, se trata aquí más bien de un
asunto terminológico que no tiene gran incidencia en la caracterización lingüística de ambas
modalidades, ya que los defensores de la unidad del navarroaragonés reconocen en la variedad
navarra características que la diferencian de la aragonesa. Por esto, no nos pronunciaremos
sobre este debate y usaremos el término “navarroaragonés” por cuestiones de conveniencia para
referirnos a ambos dialectos en una palabra. En lo que sigue, los describiremos, empero,
separadamente.
Respecto al romance navarro, González-Ollé (1970, 1996) ofrece una interesante vista
de conjunto de la efímera vida de este dialecto. El navarro nació en un territorio que, hasta
mediados de la Edad Media, era predominantemente vascohablante. En este ámbito
lingüísticamente conservador nació alrededor de los siglos IX-X, en la zona de Leire y
Sangüesa, en el nordeste del reino, un romance autóctono: el navarro. Dicha zona era la más
romanizada del área, por tanto constituía el foco ideal para el surgimiento de un romance
(González-Ollé, 1970: 62). Además, su vecindad con el territorio del aragonés explica el origen
común de los dos dialectos. El recién nacido romance, por una voluntad de comunicación con
las demás regiones de la Península (cf. Cierbide, 1991a: 102), se extendió al resto del reino
14
siguiendo una ruta nordeste-suroeste. En el siglo XIII, el navarro ya había alcanzado el estatuto
de lengua oficial del reino, por lo que los documentos oficiales se redactaban en esta lengua (cf.
Cierbide, 1991b: 137-38). A pesar de esta posición privilegiada, entró en declive poco después
frente a la expansión territorial frenética del castellano. El influjo castellanizador se puso en
marcha en el siglo XII cuando el navarro fue expandiéndose hacia el sur (Cierbide, 1991a: 103).
A finales del siglo XV, el proceso de nivelación lingüística o incluso sustitución del navarro
por el castellano, ya se había consumado y el navarro estaba extinto (cf. Cierbide, 1972: 10).
Así, el proceso de castellanización se produjo más rápidamente en Navarra que en Aragón,
como veremos en los párrafos siguientes. Según González-Ollé (1970), la causa de la tan
temprana desaparición del romance autóctono de Navarra no solo fue la falta de prestigio
literario del idioma sino la cuasi-inexistencia de tradición literaria propia (cf. Cerbide, 1991a:
103-104, 1991b: 138). Entre los principales textos que pueden servir de fuente de estudio del
navarro, podemos citar el Liber Regum, texto de principios del siglo XIII, y el Fuero General
de Navarra, del cual existen numerosas versiones (cf. §4).
En cuanto a la identidad lingüística del idioma, Saralegui (1992: 50-51) le atribuye
rasgos coincidentes con el aragonés, como:
1. la conservación de F- inicial,
2. el posesivo de tercera personal plural lur(e)(s),
3. la preposición enta,
rasgos comunes con el castellano, como:
1. la falta de apócope de -e y -o en posición final no absoluta,
2. -aron como única terminación del perfecto de tercera persona de la primera
conjugación,
y otros rasgos que en un primer momento coincidieron con el aragonés, pero después se vieron
sustituidos por las soluciones castellanas, como los grupos PL- y CL-, inicialmente
conservados, que luego se palatalizaron hasta ll-. Los rasgos propiamente navarros se
encuentran principalmente en las grafías ( y para /kʷ/ y /gʷ/, para /λ/,
para /ɲ/, etc.) (González-Ollé, 1970).
El dialecto aragonés, por su parte, surgió en la zona central del Pirineo, donde se
refugiaron numerosos núcleos de población cristiana ante la invasión árabe de la Península, por
lo cual se puede situar el nacimiento del aragonés en el final de la Alta Edad Media (siglos IX-
X, quizá incluso siglo VIII) (Enguita/Lagüéns, 2004). Enguita/Lagüéns (1989, 2004) recuerdan
que hablar de un romance aragonés implica una generalización ya que el territorio pirenaico se
caracterizaba por cierta heterogeneidad lingüística (cf. Saralegui, 1982: 39-40). Posteriormente,
15
a medida que avanzó la Reconquista, el aragonés fue extendiéndose hacia el sur, conquistando
así las tierras llanas y llegando hasta Valencia (cf. 3.2.2.3). En este proceso de expansión
meridional que empezó en el siglo XI, se produjo cierta nivelación lingüística con el vecino
castellano, por la cual el aragonés fue perdiendo sus rasgos caracterizadores, si bien estos
permanecieron intactos en el área pirenaica (Enguita/Lagüéns, 1989: 398). Dicho de otra
manera, al entrar en contacto el aragonés y el castellano, este invadió el espacio lingüístico de
aquel y los dos romances confluyeron de cierto modo. Así, a partir de aquel momento, se puede
distinguir dos tipos de aragonés: el de los valles del norte o “altoaragonés” y el de las llanuras
sureñas. Este último fue el que se usó en los documentos oficiales de la cancillería, de ahí que
se denomine también comúnmente “aragonés cancilleresco” o “aragonés común”
(Enguita/Lagüéns, 1989: 383-86; Enguita, 2009: 117).
Después de un siglo de importante influencia catalana, a partir del siglo XIV empieza
un proceso de castellanización lingüística (cf. Lleal Galcerán, 1997), parecido a aquel que tuvo
lugar en Navarra, desencadenado por el prestigio político, económico y cultural de Castilla.
Este proceso fue reforzado por la introducción en Aragón de la dinastía castellana de los
Trastámara en 1412 (Enguita, 2000: 284-85). Otro factor identificado en la castellanización de
Aragón fue la proximidad lingüística entre el aragonés común del sur y el castellano (Enguita,
2000: 287). En el siglo XVI el territorio aragonés se encuentra ya casi completamente
castellanizado, con la excepción de algunos valles pirenaicos en los que el aragonés ha
sobrevivido hasta la actualidad (Saralegui, 1982: 39; Tomás Faci, 2016; Enguita, 2009: 115).
En aquella época ya no se puede decir que la producción escrita está en aragonés sino que se
trata de un castellano regional salpicado de algunos aragonesismos (Enguita, 2000). Hoy en día
se registra entre 8.000 y 12.000 hablantes del aragonés en los valles de Hecho, Ansó, Gistaín,
etc. (Enguita/Lagüéns, 2004: 65).
16
17
3. La evolución diacrónica de los
futuros y condicionales
En este capítulo, como ya menciona explícitamente su título, expondremos la evolución
diacrónica de las formas verbales de futuro y condicional (del tipo cantaré y cantaría) en
español. Empezaremos por sus antecedentes en latín, es decir, ubicaremos el origen de estas
formas modernas en las perífrasis verbales latinas del tipo CANTARE HABEO y CANTARE
HABEBAM, cuya historia sintáctica y semántica será el objeto de una primera parte (§3.1.1).
Luego, ofreceremos una explicación detallada del proceso mediante el cual estas perífrasis se
han convertido en las formas sintéticas que se conocen hoy, a saber, el proceso de
gramaticalización (§3.1.2). En un primer lugar definiremos este fenómeno, según los trabajos
de varios autores (Hopper/Traugott, 2003; Cuenca/Hilferty, 1999; Klausenburger, 2000; etc.),
antes de entrar en los mecanismos que se ponen en marcha durante esta evolución, Estos
mecanismos permitirán explicar la evolución de los futuros y condicionales. La segunda parte
de este capítulo teórico se centrará en el estatuto morfosintáctico de los futuros y condicionales
en el español antiguo (§3.2). Presentaremos las distintas formas (sintéticas, p.ej. lo cantaré, y
analíticas, p.ej. cantar lo he) que corresponden a estos tiempos verbales e indagaremos en sus
patrones de variación morfosintáctica, proveyendo una síntesis de las diferentes teorías que se
han propuesto al respecto (§3.2.1). Terminaremos con un apartado dedicado a las formas
sintéticas con pronombre personal pospuesto (p.ej. cantaré lo), ya que estas merecen, en nuestra
opinión, una atención particular con miras a adquirir más conocimiento sobre el desarrollo y la
cronología de la gramaticalización en cuestión (§3.2.2).
3.1. El origen y la gramaticalización de los
futuros y condicionales
3.1.1. Los antecedentes latinos
Como se ha aludido previamente, los paradigmas actuales de futuro y condicional en español
(al igual que en la mayoría de las lenguas románicas occidentales) derivan de una perífrasis
latina compuesta por un infinitivo y el auxiliar HABERE (p.ej. CANTARE HABEO,
18
CANTARE HABEBAM). Sin embargo, el sistema verbal latino contaba con un futuro
morfológico, expuesto en la Tabla 1, basada en Graham (2015: 8).
TABLA 1. PARADIGMAS DE FUTURO EN LATÍN CLÁSICO
Persona 1ª conjugación 2ª conjugación 3ª conjugación 4ª conjugación
CANTĀRE RIDĒRE PETERE AUDĪRE
1 sg CANTĀBŌ RIDĒBŌ PETAM AUDIAM
2 sg CANTĀBIS RIDĒBIS PETĒS AUDIĒS
3 sg CANTĀBIT RIDĒBIT PETET AUDIET
1 pl CANTĀBIMUS RIDĒBIMUS PETĒMUS AUDIĒMUS
2 pl CANTĀBITIS RIDĒBITIS PETĒTIS AUDIĒTIS
3 pl CANTĀBUNT RIDĒBUNT PETENT AUDIENT
En esta tabla, se ve claramente que el latín clásico dispone de dos estrategias morfológicas para
formar el futuro: una añadiendo un morfema de tiempo en -B- (para la primera y la segunda
conjugación) y otra cambiando la vocal que sigue al radical (para la tercera y cuarta
conjugación). Sin embargo, el futuro morfológico latino acabó desapareciendo en latín vulgar,
por razones de índole diversa. Desde un punto de vista fonológico, la igualación de varios
fonemas dentro del sistema fonológico del latín provocó confusiones mayores entre tiempos
verbales distintos: por la igualación de Ĭ y Ē se confundieron algunas formas de presente (AGĬT,
AGĬMUS) y de futuro (AGĒT, AGĒMUS) de indicativo, mientras que la progresiva
convergencia de B y V hizo también indistintas algunas formas de pretérito (AMAVIT) y de
futuro (AMABIT). También intervinieron razones morfológicas: (i) el reajuste fonológico del
latín vulgar hizo cada vez más indistintas la segunda y la tercera conjugación, aunque la
pertenencia a una u otra conjugación determine la forma de futuro del verbo; (ii) la morfología
del futuro carece de homogeneidad ya que se construye de dos maneras diferentes y la flexión
de la tercera y cuarta conjugación admite varias vocales (Company/Cuétara, 2014: 263-64;
Andrés Suárez, 1994: 87-91).
Gradualmente, las antiguas formas sintéticas de futuro latino fueron sustituyéndose por
varias formas perifrásticas, formadas por un auxiliar conjugado y un infinitivo, proceso que
empezó tan temprano como el siglo I a.C. y probablemente de manera general en todos los
sociolectos del latín (Adams, 2013: 660). Algunas de estas perífrasis son: [VELLE + infinitivo],
[POSSE + infinitivo], [IRE + infinitivo], [HABERE + infinitivo], [HABERE + AD/DE +
19
infinitivo], entre otras (Graham, 2015: 10-11; Company, 2006: 354-55). El recurso a giros
perifrásticos es natural dado que, universalmente, los conflictos fonológicos y morfológicos
aceleran la génesis de expresiones más icónicas, tales como las perífrasis (Klausenburger, 2000;
Ledgeway, 2012: 28-29). Según Andrés Suárez (1994: 92-93), esta profusión se inscribe dentro
de la tendencia popular a aprovechar construcciones perifrásticas para la expresión del futuro,
para así poder incluir el presente, el punto de referencia de la acción futuro, en la forma verbal.
También se puede avanzar que estos giros responden a la necesidad de expresar varios tipos de
modalidad, como lo hicieron en sus primeros momentos (Fleischman, 1982, cf. infra),
necesidad quizás motivada por el papel cada vez más importante de la voluntad o actitud del
individuo en la visión del futuro del pueblo romano (cf. Andrés Suárez, 1994: 98-95;
Company/Cuétara, 2014: 264-65).
En español – así como en la mayoría de las lenguas románicas occidentales, cf. Maiden,
2016: 505-507, y al contrario de otras lenguas románicas, como el rumano, cf. Company, 2006:
357-58 –, por su valor modal de necesidad/obligación estrechamente entrelazado con la idea de
futuro (Andrés Suárez, 1994: 96-99), las perífrasis con HABERE se impusieron finalmente
sobre las demás, proporcionando resultados variados según el orden de constituyentes y la
presencia o no de una preposición interpuesta. Las perífrasis sin preposición con el orden
[infinitivo + auxiliar] (CANTARE HABEO, CANTARE HABEBAM), tras un fuerte
incremento en frecuencia en el latín de la alta Edad Media, dieron origen a las formas sintéticas
de futuro (cantaré, cantarás) y condicional (cantaría, cantarías) (Company, 2006: 356). Las
formas romances completamente fusionadas de futuro y condicional se registran por primera
vez en el siglo VII en la Crónica de Fredegario, texto redactado todavía en latín clásico
(Company/Cuétara, 2014: 265). Su primera documentación en español, por su parte, se sitúa en
el siglo XI, en las Glosas Emilianenses (Company/Cuétara, 2014: 266). Por otro lado, las
construcciones con el orden inverso y/o con preposición originaron una serie de perífrasis
romances mantenidas en el español medieval, como [haber a + infinitivo] (1), [haber de +
infinitivo] (2) o [haber + infinitivo] (3) (Company/Cuétara, 2014: 266-67). Company/Cuétara
(2014: 266) añaden que estas perífrasis admiten también la anteposición de la preposición y el
infinitivo al auxiliar, ilustrada en (4), y que muchas veces denotan una obligación. De estos
giros perifrásticos, el español actual ha conservado solo la forma [haber de + infinitivo].
(1) Et los quel avían a matar estávanle esperando (El conde Lucanor: 117, ápud
Company/Cuétara, 2014: 266)
20
(2) creo que Dios te ha de hazer bien (La Celestina: 8.127, ápud Company/Cuétara,
2014: 266)
(3) El Campeador alos que han lidiar tan bien los castigo (Cantar de Mio Cid: 3523,
ápud Company/Cuétara, 2014: 266)
(4) pues que a perder te, mas querria que fues seyendo tu vivo que muerto (Primera
crónica general de España: 41.7a, ápud Company/Cuétara, 2014: 267)
En cuanto al origen de la perífrasis [infinitivo + HABERE], Company (2006: 355)
afirma que este giro perifrástico empezó a manifestarse en contextos marginales, tipos
específicos de oraciones y registros populares. Según Hopper/Traugott (2003: 52-55),
Fleischman (1982: 120-21) y Company (2006: 355), hay que partir de oraciones como la de (4).
(4) Haec cantare habeo.
“Tengo estas cosas por cantar.”
En (4) el verbo habeo y el infinitivo cantare pertenecen a dos sintagmas diferentes: aquel
funciona como verbo principal de la oración (y no como auxiliar) con el sentido de posesión, el
sentido prototípico de HABERE en latín, y este complementa el objeto directo haec, de modo
que podemos proponer el análisis sintáctico esquematizado en (5). No obstante, aunque las dos
formas verbales sean componentes de dos grupos distintos, se encuentran al lado la una de la
otra en la secuencia sintagmática de la oración, así que el hablante habrá podido reinterpretar
la estructura de la frase como en (6) y la secuencia infinitivo-verbo finito como una sola
perífrasis (este proceso se llama reanálisis, cf. §3.1.2). Estas secuencias en las que dos verbos
yuxtapuestos acaban desarrollando una relación de dependencia como auxiliar y verbo
dependiente han sido llamadas “serial verb constructions” por Lehmann (2015: 36-38) y
típicamente llevan a procesos de gramaticalización. Siguiendo a Wischer (2008), la perífrasis
en aquel momento ya adquiere cierto grado de gramaticalización ya que (a) el verbo léxico
finito se ha convertido en un verbo funcional, a saber, un auxiliar, (b) la perífrasis se interpreta
como un conjunto que sirve determinadas funciones gramaticales (véase §3.1.2 para los
parámetros de la gramaticalización).
(5) [Haec [cantare]] [habeo]
(6) [Haec] [cantare habeo]
21
Desde un punto de vista semántico, este tipo de construcciones puede fácilmente
desarrollar un matiz obligativo “tengo que cantar estas cosas” dado que tener cosas que cantar
casi equivale a tener que cantar cosas. Este matiz, a su turno, lógicamente lleva a una modalidad
futura, ya que una obligación implica muchas veces una acción futura de parte del sujeto (cf.
Bybee et al., 1991). En más detalle, la perífrasis en un principio conllevaba un significado de
posibilidad, a partir de la época de Cicerón (siglo I a.C.), es decir, ya en el latín clásico. De esta
modalidad derivó un valor modal obligativo, documentado a partir de los primeros tiempos del
imperio. Finalmente, no se registra el significado de futuro “puro” hasta la obra de Tertulio
(finales del siglo II – principios del siglo III a.C.) (Adams, 1991: 131; Company, 2006: 355-
56). El valor de condicional, tiempo que se perfila como una innovación del romance (cf.
Company, 2006: 350), surge lógicamente del de futuro, ya que aquel denota un “futuro en el
pasado” (Graham, 2015: 12; cf. Bertinetto/Squartini, 2016: 952-53). Por esto se codificó el
futuro con un auxiliar en presente (CANTARE HABEO > cantaré) y el condicional con el
auxiliar en imperfecto (CANTARE HABEBAM > cantaría). Esta idea de futuro visto desde el
pasado es adyacente a la de “futuro hipotético”, como también se denomina a veces el
condicional. Se ha notado efectivamente una tendencia lingüística universal para los futuros en
el pasado a adquirir una función modal al expresar la hipótesis o la irrealidad (Ledgeway, 2012:
136). En efecto, una oración como dijo que lo haría puede fácilmente suponer la no realización
de la acción por parte del sujeto en el momento de enunciación. En comparación, una frase
como dice que lo hará conlleva un mayor grado de certidumbre que la anterior. Así se ve muy
claramente el vínculo cognitivo entre el futuro del pasado y el futuro hipotético, valor que
contiene el condicional en secuencias del tipo si me diera el tiempo, lo haría.
Otra pregunta pendiente atañe al orden de constituyentes de la perífrasis. Acabamos de
señalar que el orden [infinitivo + auxiliar] fue el que se generalizó y dio lugar a las modernas
formas sintéticas de futuro y condicional. Ahora bien, esta generalización se produjo sobre todo
en el periodo del latín vulgar, en el cual los constituyentes de la oración exhiben ya una fuerte
preferencia por el orden romance SVO (en contraste con el orden básico del latín clásico SOV).
Por lo tanto tendría que haberse favorecido el orden inverso [auxiliar + infinitivo], acorde con
la tipología lingüística general (cf. Klausenburger, 2000: 29-35 y los conceptos de “left-
branching” y “right-branching”). Fleischman (1982) halla una explicación a esta aparente
anomalía en la cronología de los cambios. Según la autora, la perífrasis con infinitivo y
HABERE se consolidó como expresión preferida para el futuro en un momento en el que el
orden dominante en la oración era OV, si bien la emergencia de formas analíticas con auxiliar
demuestra ya el inicio de una transición hacia el orden SVO (1982: 111; cf. Ledgeway, 2011:
22
721). Añade que con el orden [auxiliar + infinitivo] no hubiera podido producirse la fusión de
los componentes porque los hipotéticos resultados (habeo cantare > */okantár/, habes cantare
> */askantár/, etc.) hubieran causado una situación morfológicamente anómala para el español,
en la que se formaría un tiempo verbal con estrategias de prefijación y no sufijación, siendo
esta última típica de las lenguas románicas. Esta afirmación se ve corroborada por la falta de
fusión en los tiempos compuestos, los cuales sí exhiben el orden [auxiliar + infinitivo]
(Fleischman, 1982: 115). Klausenburger (2000) confirma que las estructuras que son “right-
branching”, como lo son las secuencias [HABERE + infinitivo], no pueden fusionarse
justamente por la incongruencia de la prefijación flexiva dentro de la tipología romance.
Adams (1991: 133, 2013), al investigar ambos órdenes de la perífrasis en varias etapas
del latín, llega a contradecir firmemente esta hipótesis ya que el orden [auxiliar + infinitivo] no
es infrecuente – aunque permanece minoritario – en textos de la época republicana, es decir,
supuestamente antes de la total conversión al orden SVO y que “in colloquial […] registers the
infinitive was regularly placed after its determining verb (possum dicere) long before the first
attestation of the new future” (1991: 132). Además, “the periphrasis is not attested with a
meaning approaching futurity until at least the time of Tertullian (end of the second, beginning
of the third century A.D.)” (Adams, 1991: 132), puesto que antes de esta época, expresaba más
bien posibilidad, obligación o necesidad (Adams, 2013: 655). Según Adams (1991), la
diferencia en el orden de los componentes de la perífrasis conllevaba una diferencia de
significado pragmático-modal. En efecto, el orden [auxiliar + infinitivo] sería el orden no
marcado, correspondiendo así con la tipología SVO, y expresaría una serie de modalidades
(posibilidad, obligación/necesidad, y a veces, aunque de manera más ambigua, futuridad). Al
contrario, el orden [infinitivo + auxiliar], por su secuencia tipológicamente extraña, sería un
orden marcado, que unívocamente expresaba obligación/necesidad de manera enfática, sin
riesgo de ambigüedad. Ya que el futuro romance deriva de una perífrasis obligativa (cf. Bybee
et al., 1991; Company/Medina, 1999: 68) y que “the rise of the new analyticity can be seen as
the imposition of the marked type” (Klausenburger, 2000: 68), resulta lógico que se haya
preferido la construcción con infinitivo antepuesto que, además, no planteaba problema en la
interpretación. Esta hipótesis encuentra apoyo en el que se haya mantenido en español medieval
la perífrasis [habere + infinitivo] con valor modal no enfático. Con todo, el criterio de la
morfología flexiva de Fleischman (1982) permanece válido y podría haber participado al triunfo
del orden marcado.
23
3.1.2. De la perífrasis a la síntesis: la
gramaticalización
Como se explicó en la sección anterior, la perífrasis [infinitivo + HABERE], en este orden y
sin material intercalado, llegó a formar, en la evolución del español, las formas actuales de
futuro y condicional. Esta transformación o síntesis se explica por el fenómeno de
gramaticalización. En esta sección, exponemos la naturaleza de este fenómeno en detalle.
La gramaticalización se define como “ese conjunto de cambios lingüísticos por los
cuales un ítem léxico o una construcción léxica con ciertos usos adquiere características
gramaticales, o por los cuales un ítem gramatical se vuelve más gramatical.” (Hopper/Traugott,
2003: 2, traducción nuestra). Se nota directamente que esta definición se ajusta perfectamente
al caso de los futuros y condicionales, dado que lo que en un principio eran dos verbos, a saber,
un infinitivo (CANTARE) y un auxiliar (HABEO), se ha convertido en una sola forma fundida
con fuerte valor gramatical, a saber, un valor temporal de futuro (cantaré) o modal de
condicional (cantaría). En el caso del condicional, la gramaticalización ha creado incluso una
nueva categoría gramatical. Company (2016: 517) propone otra definición, más general, de la
gramaticalización. Según esta definición, “las formas o construcciones, que en un inicio del
proceso tienen un significado pragmático, expresivo o discursivo se convierten con el paso del
tiempo en estructuras gramaticales convencionales”. Este concepto corresponde de igual
manera a nuestro caso (cf. §3.1.1).
En vista de esto, queda claro que la gramaticalización es un fenómeno diacrónico que
implica necesariamente un cambio lingüístico. Ahora bien, la velocidad con la que se produce
el cambio es variable. Tal y como lo establecen Narrog/Heine (2011: 8), “new grammatical
categories can arise within less than a century” mientras que, en otros casos, “the evolution of
a category can extend over more than a thousand years”. Como consecuencia de esta extensión
en el tiempo, en un mismo estado sincrónico de la lengua pueden encontrarse varias formas más
o menos gramaticalizadas, fenómeno denominado “layering” (Hopper, 1991) o “acumulación”
o “estratificación” por Company (2016: 519), como es el caso de los futuros y condicionales en
la Edad Media (cf. §3.2). Esta propiedad, a saber, el solapamiento sincrónico de diversas formas
divergentes en cuanto a su grado de gramaticalización, lleva bastantes autores (Cuenca/Hilferty,
1999; Company, 2016; Torres Cacoullos, 2016, etc.) a opinar que la gramaticalización muchas
veces borra las rígidas fronteras establecidas entre sincronía y diacronía.
24
La mayoría de los autores que se han dedicado al estudio de la gramaticalización
concuerdan al considerar que esta constituye un fenómeno natural de cambio que empieza en
el discurso (Narrog/Heine, 2011; Cuenca/Hilferty, 1999: 160-66; etc.), ya que al repetirse cierta
expresión frecuente se forman “conversational routines” (Narrog/Heine, 2011: 13), o “chunks”,
según los términos de Torres Cacoullos (2016: 506), que acaban sufriendo cambios sustanciales
en su forma y sus valores (cf. Traugott, 2011: 28; Bybee, 2003). Con respecto al motivo de la
gramaticalización conviven varias opiniones. Mientras que este cambio podría responder al fin
comunicativo de las lenguas o la necesidad de rellenar huecos comunicativos en la gramática
(cf. Traugott/Heine, 1991: 9-10), Klausenburger (2000: 131-37) adopta la explicación de la
“mano invisible” según la cual la gramaticalización es el resultado no intencional de la suma
de las necesidades comunicativas individuales. Además, se ha notado que los elementos que se
gramaticalizan siempre siguen el mismo camino, de menos gramatical – y, por lo tanto, más
léxico – a más gramatical. Por lo tanto, se ha postulado como una característica propia de la
gramaticalización el principio de unidireccionalidad2 (Hopper/Traugott, 2003: 16; Torres
Cacoullos, 2016: 506; Cuenca/Hilferty, 1999: 160, Klausenburger, 2000: 137-42):
Unidirectionality is a strong hypothesis that is based on observations about language change,
observations that lead to the conclusion that grammatical forms do not in general move
“uphill” to become lexical, whereas the reverse change, whereby grammatical forms are seen
to have their origins in lexical forms, is widespread and well documented.
(Hopper/Traugott, 2003: 16)
Para representar las sucesivas etapas en la transición de elemento léxico a elemento
gramatical, Hopper/Traugott (2003: 6, traducción nuestra) proponen la siguiente “cadena de
gramaticalidad” (‘cline of grammaticality’):
FIGURA 1. CADENA DE GRAMATICALIDAD SEGÚN HOPPER/TRAUGOTT (2003)
Ítem léxico > palabra gramatical > clítico > afijo flexivo
En el caso de nuestro objeto de estudio, es el auxiliar haber el que pasa, a través de su evolución,
por estas etapas, como lo ejemplifican Cuenca/Hilferty (1999: 158). Empieza siendo un verbo
2 La hipótesis de la unidireccionalidad ha sido debatida por medio de casos en los que palabras originariamente
gramaticales pasan a ser léxicas, como es el caso del verbo tutear, basado en el pronombre personal tú. Sin
embargo, hay que reconocer que el camino léxico > gramatical es el más frecuente en procesos diacrónicos
(Cuenca/Hilferty, 1999: 160).
25
de posesión (cf. §3.1.1) y pasa a ser auxiliar cuando se reinterpretan las oraciones del tipo “haec
cantare habeo” y la secuencia infinitivo-auxiliar como una perífrasis fija. Luego, el auxiliar se
convierte en “auxiliar clítico”, como lo defienden Roberts (1992), Roberts/Roussou (2002) y
Silva-Villar (1996). Finalmente, el clítico acaba por convertirse en sufijo flexivo en las formas
morfológicas de futuro y condicional (-é, -ás, -ía, -ías, etc.)3. En la misma línea teórica,
Cuenca/Hilferty (1999: 157) determinan un “continuum de gramaticalización”, representado en
la Figura 2.
FIGURA 2. EL CONTINUUM DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN CUENCA/HILFERTY (1999)
LÉXICO GRAMATICAL
(i) lexema > auxiliar partícula > afijo
(ii) polisilábico > monosilábico > segmento único
(iii) clase abierta amplia > clase cerrada amplia > clase cerrada reducida
(iv) posición libre > relativamente fija > totalmente fija
(v) relativamente infrecuente > bastante frecuente > obligatorio
(vi) rico semánticamente > más general > reducido o vacío
Este continuum resulta particularmente ilustrativo de nuestro caso, dado que todas estas
cadenas corresponden a la evolución de haber. En (i) el verbo pleno HABERE (“lexema”) se
convierte en auxiliar en la perífrasis [infinitivo + auxiliar] (“auxiliar partícula”) y finalmente en
sufijo flexivo (“afijo”), lo cual ejemplifica también las evoluciones propuestas en (iii) y (vi).
La secuencia de (ii) está reflejada en la evolución morfofonémica del elemento (HABEO > -é)
(cf. Company/Cuétara, 2014: 269-71). También el punto (iv) se concretiza en el desarrollo de
haber ya que a una posición que alterna entre la anteposición y la posposición al infinitivo, le
sucede una fase de preferencia por el orden [infinitivo + auxiliar], que acaba en un orden
rígidamente fijo (cantar - é). En (v) interpretamos la situación inicial (“relativamente
infrecuente”) como el estado en el que compiten varias perífrasis para la expresión de futuro,
antes del triunfo de [infinitivo + HABERE], que llega a ser la única manera de formar el futuro
morfológico. La parte inicial de la forma verbal, la que proviene del antiguo infinitivo latino no
parece sufrir tal evolución, pero sí se vuelve más gramatical al pasar de verbo no finito a radical
3 Nótese que el análisis morfológico tradicional de los futuros y condicionales considera -ré y -ría como sufijos
flexivos de tiempo: cant-a-ré, cant-a-ría. Este desplazamiento de los límites morfológicos es uno de los efectos
de la gramaticalización (cf. Company/Cuétara, 2014: 271-72).
26
en una forma flexionada. Ahora bien, recuérdese que la gramaticalización no solo afecta al
auxiliar sino a la construcción entera (cf. Lehmann, 1992; Traugott, 2003; Bybee, 2003).
Para que alguna construcción sufra tal proceso de gramaticalización, se debe tener en
cuenta el contexto de empleo de dicha construcción, como lo recuerdan Bouzouita/Estellés (en
prensa). Efectivamente, las dos evoluciones descritas en las figuras 1 y 2 no se cumplieron con
todos los usos de HABERE, sino que ocurrieron cuando este se expresaba (i) en presente o
imperfecto, y (ii) detrás de algún infinitivo. El ejemplo (7) propone un caso en el que no se
cumple una de estas condiciones y por tanto no se produce la misma gramaticalización. Aquí
el verbo HABERE en la fase inicial latina va antepuesto a un participio pasado, lo que dará
lugar a los actuales tiempos compuestos del español. Sí se produjo una gramaticalización,
puesto que el verbo latino de posesión se ha convertido en un auxiliar, que, además, exhibe
cierto grado de cohesión con el participio4, pero no llegó a ser un morfema flexivo
completamente fusionado con su base léxica, como en el caso de los futuros y condicionales.
En conclusión, el contexto de aparición de HABERE determina el alcance del proceso de
gramaticalización que sufrió.
(7) HABEO CANTATUM > he cantado
En relación con esto, Heine (2002, ápud Bouzouita/Estellés, en prensa)5 establece varios
estadios en el desarrollo de la gramaticalización según el contexto en el que surja la expresión
gramaticalizada: estado inicial, contexto puente, contexto de cambio y convencionalización. En
la primera etapa, el elemento que se gramaticalizará retiene su significado original y se puede
usar libremente. Corresponde, en el caso de los futuros y condicionales, al uso de HABERE
como verbo pleno de posesión. En el segundo estadio, el contexto de uso permite otra
interpretación, a saber, la que se impondrá al final del proceso. En nuestro caso son contextos
como el de haec cantare habeo, en el que tanto el significado de posesión como el de futuridad
modal son posibles. El tercer paso, el de contexto de cambio, concierne a aquellos entornos ya
no compatibles con el significado original. Intuimos que este paso corresponde a los casos en
los que la perífrasis [infinitivo + HABERE] se construye con algún verbo intransitivo, como
dormir, por ejemplo, que elimine el sentido posesivo del verbo. Aquí, la interpretación sería
4 Para un estudio exhaustivo del proceso de gramaticalización de los tiempos compuestos, véase Rodríguez
Molina (2010). 5 Existe otro modelo, el de Diewald (2002), pero el de Heine (2002) nos parece más completo y adecuado. Se
describen sucintamente las dos propuestas en Bouzouita/Estellés (en prensa).
27
futura modal, pues ya es prácticamente obligatoria. En el último estadio, el significado
gramaticalizado, es decir, en nuestro caso, el de futuro, ya se ha impuesto.
Ahora bien, aunque se hable a menudo de la gramaticalización como un proceso único,
en realidad es “a gradually occurring phenomenon comprising several independent, discrete
processes” (Graham, 2015: 3). Esto significa que la realización de la gramaticalización consiste
en el cumplimiento de una serie de procesos o cambios que experimentan los elementos
gramaticalizados. En lo siguiente detallamos dichos procesos.
El primer cambio importante que se debe mencionar es el reanálisis. Se puede definir
como un “cambio en la estructura de una expresión o clase de expresión que no implica ninguna
modificación inmediata o intrínseca de su estructura superficial” (Langacker, 1977: 58, ápud
Traugott, 2011: 21, traducción nuestra). Con esta definición entendemos que cuando ocurre un
reanálisis, no es la forma morfológica aparente de la expresión la que cambia sino el análisis
que hacen los hablantes, es decir, su estructura interna. Como lo plantean Hopper/Traugott
(2003: 51), “reanalysis involves a change in constituency, hierarchical structure, category
labels, grammatical relations, and cohesion”. El reanálisis se concibe pues como un proceso
inconsciente que surge de una discrepancia entre el sistema intralingüístico del hablante y el
del oyente, ya que “the hearer understands a form to have a structure and a meaning that are
different from those of the speaker” (Hopper/Traugott, 2003: 50). Esta discrepancia surgiría de
la ambigüedad que existe en la secuencia pronunciada por el hablante (Traugott, 2011: 23; cf.
Roberts, 1992: 252; Roberts/Roussou, 2002: 23-24). La gramaticalización de los futuros y
condicionales comprende varios reanálisis, el primero de los cuales se produce cuando nace la
perífrasis que más tarde dará lugar a las formas verbales sintéticas, es decir, cuando se
reinterpreta la sucesión infinitivo-auxiliar como una sola unidad (Fleischmann, 1982: 125; cf.
§3.1.1). Más tarde, ocurre otro reanálisis cuando se fusionan lo que hasta entonces eran un
infinitivo y un auxiliar en un radical y un sufijo flexivo: cantar he > cantaré. Si uno lee estas
dos expresiones en voz alta, se percata de que no cambia la secuencia fonológica sino su
estructuración y su grado interno de cohesión (cf. Hopper/Traugott, 2003: 51; Company, 2016:
524). Givón (1979: 209, ápud Torres Cacoullos, 2016: 506) nota que el proceso de reanálisis
origina un cambio en el nivel lingüístico al que pertenecen las expresiones en cuestión,
reproducido en la Figura 3.
FIGURA 3. CAMBIOS DE NIVEL LINGÜÍSTICO EN PROCESOS DE GRAMATICALIZACIÓN SEGÚN
GIVÓN (1979)
Discurso > sintaxis > morfología
28
Este cambio se aplica también a la expresión del futuro, la cual se origina en una secuencia
discursiva determinada, se convierte en perífrasis, es decir, en expresión sintáctica, antes de
terminar como forma verbal morfológica. De lo anterior concluimos que la gramaticalización
y el reanálisis están estrechamente relacionados, ya que este se produce necesariamente cuando
ocurre aquella, pero no son iguales (cf. Traugott, 2011: 23).
Otro mecanismo implicado en la gramaticalización es la descategorización, también
llamada recategorización por Company (2016: 521). Hopper (1991: 22) lo define de la siguiente
manera:
Forms undergoing grammaticization6 tend to lose or neutralize the morphological markers
and syntactic privileges characteristic of the full categories Noun and Verb, and to assume
attributes characteristic of secondary categories such as Adjective, Participle, Preposition,
etc.
Se puede admitir una definición más general de este mecanismo, como la de Torres Cacoullos
(2016: 507), quien lo considera como el proceso por el cual “el verbo pierde las propiedades
morfosintácticas de su clase léxica”. Se confirma este proceso en los cambios en las propiedades
de los dos constituyentes de la antigua perífrasis. Por un lado, la raíz cantar- ya no puede
aparecer en aislamiento, como lo haría un infinitivo, además de perder su acento tónico, el cual
recae únicamente en la desinencia. Por otro lado, los sufijos -é, -ás, -ía, -ías, etc. ya no tienen
nada que ver con un auxiliar, puesto que experimentan una fusión completa con el radical, y
aún menos con un verbo léxico, ya que sus posibilidades de flexión quedan reducidas a doce
mientras que la mayoría de los verbos léxicos admite la flexión en todos los tiempos y todas las
personas. En consecuencia, ambos componentes pierden su autonomía sintáctica, desarrollan
una relación de dependencia y se produce un cambio de categoría gramatical de los elementos
(cf. Figura 1). En efecto, en el caso de la perífrasis [infinitivo + HABERE], ambos componentes
pasan a otra clase gramatical: el infinitivo originario se convierte en raíz léxica, mientras que
el auxiliar HABERE llega a ser un sufijo flexivo (cf. supra), cambio llamado ‘cliticization’ por
Klausenburger (2000: 77).
En cuanto a la estructura formal de los elementos, la gramaticalización se caracteriza
por una erosión morfofonémica y un proceso de univerbación/coalescencia (cf. Lehmann, 2015:
157-67), los cuales se pueden englobar en una transformación de síntesis (Company/Cuétara,
2014: 268-69). En el primer cambio, los elementos en vía de gramaticalización se erosionan, es
6 El autor utiliza el término “grammaticization” como sinónimo de “gramaticalización”.
29
decir que desparece gran parte de su cuerpo fónico (cf. Cuenca/Hilferty, 1999: 518, Traugott,
2011: 29). En este respecto, el antiguo auxiliar latino no ha experimentado gran reducción
formal, si exceptuamos la pérdida de la -E final, general a todos los infinitivos en la transición
del latín al romance. Al contrario, el auxiliar HABERE experimenta una drástica pérdida en su
cuerpo morfofónico, ya que de auxiliar disilábico (HABEO) pasa a morfema flexivo que consta
de un solo fonema (-é). Los pasos intermedios en esta transformación radical se especifican en
Company/Cuétara (2014: 269-71) y Graham (2015: 14).
Luego, se produce una fusión, respondiendo a la tendencia general “for periphrastic
constructions to coalesce over time and become morphological ones” (Hopper/Traugott, 2003:
8). Esto puede verse como un aumento en la cohesión de la expresión (Lehmann, 2015). En las
formas de futuro y condicional, salta a la vista que los dos elementos que componían
originariamente la perífrasis se han fundido en uno, lo que se concibe como “coalescencia”.
Company (2016: 519) le da a este desarrollo el nombre de “univerbación”, pero se trata de lo
mismo, si bien esta segunda denominación se refiere específicamente a la fusión de dos palabras
en una, por la cual pierden su independencia fonética, además de la sintáctica. Ambos procesos
morfofonológicos parecen estar relacionados con una alta frecuencia, dado que los ítems muy
frecuentes, como los ítems gramaticalizados, están generalmente más sujetos a reducciones
formales (Bybee, 2003: 615-17). Según Lehmann (1992: 403-406; 2015: 167-70), la
coalescencia empieza con la fijación del orden de los constituyentes de la construcción
gramaticalizada, la cual define como disminución de “variabilidad sintagmática” (‘syntagmatic
variability’). Ya se ha mencionado efectivamente que la perífrasis se sintetizó en los futuros y
condicionales únicamente con el orden fijo [infinitivo + auxiliar]. En los tiempos bajo
discusión, la coalescencia se produjo naturalmente, dada la estructura claramente sintética de
la morfología verbal española (Fleischman, 1982: 122). Por eso, podrían haber desempeñado
un papel la analogía y el modelo de los demás paradigmas verbales, todos sintéticos (cf.
Traugott, 2011: 24-25).
Entrando ahora en el terreno semántico-pragmático, hay que aludir al llamado
“blanqueo semántico”, referido a la pérdida de significado de parte de los elementos
gramaticalizados, de manera que estos tienden a volverse semánticamente más vacíos (cf.
Hopper/Traugott, 2003). En un principio, este término se refería a una pérdida de significado
pero, más tarde, se optó por una concepción que apuntaba más bien a un cambio de dominio
cognitivo del significado, es decir, a la adquisición de un significado más gramatical que léxico
(Cuenca/Hilferty, 1999: 159; Heine, 2003: 579). Efectivamente, si se observa la evolución del
verbo HABERE en la perífrasis y luego, bajo la forma de un morfema flexivo en las formas
30
sintéticas actuales de futuro y condicional, se nota que no pierde su significado sino que lo
altera: ya no expresa posesión, como en latín clásico, ni la modalidad obligativa del latín vulgar
sino una simple expresión de tiempo venidero, de futuro. Asimismo, Hopper/Traugott (2003:
94-98) insisten en que, mientras que se debilitan algunos significados, se añaden o se refuerzan
otros (cf. Heine, 2003: 591-92). Los significados más antiguos, además, a veces no se pierden
por completo sino que permanecen bajo la forma de restricciones sintácticas, semánticas o
pragmáticas, fenómeno llamado “persistencia” (‘persistence’, cf. Hopper, 1991). Por esto,
Hopper/Traugott (2003: 100-103) prefieren hablar de generalización del significado. Según
ellos, el significado de los elementos bajo gramaticalización se vuelve menos específico y por
consiguiente puede desarrollar varias polisemias por su posibilidad de uso en contextos variados
(cf. Wischer, 2008).
El fenómeno de blanqueo semántico comprende, junto a la generalización o pérdida de
significado, una extensión o generalización de los contextos de uso. Tras un proceso de
“especialización” (Hopper/Traugott, 2003: 116-18), en el cual se selecciona dentro de varias
formas una que pasa a ser la preferida para la expresión en cuestión, esta extiende el número de
contextos semántico-sintácticos en los que puede aparecer y llega a cubrir una larga gama de
significados e intenciones comunicativas. Lógicamente, el incremento de contextos de uso se
acompaña de un fuerte aumento en frecuencia para dicha expresión (Hopper/Traugott, 2003:
126-30). Las nociones que acabamos de exponer hallan una aplicación, como lo esperaríamos,
a los futuros y condicionales: la forma verbal sintética ha perdido ya la modalidad obligativa
que contenía la perífrasis en latín vulgar para pasar a expresar la futuridad “pura” (blanqueo
semántico o generalización de significado) y, por lo tanto, aparece en un número ampliado de
contextos.
La gramaticalización afecta también al lugar de la categoría en la que se produce dentro
del sistema lingüístico. En este respecto, Lehmann (2015: 141-52) identifica el proceso de
“paradigmatización” (‘paradigmaticization’). En este proceso, las expresiones
gramaticalizadas exhiben una tendencia a entrar en relaciones paradigmáticas y así formar un
paradigma más o menos concreto. Esta estructuración es muy clara en el caso de los futuros y
condicionales, ya que las categorías de tiempo verbal se organizan frecuentemente en
paradigmas. En español actual, se puede identificar muy claramente un paradigma de futuro y
un paradigma de condicional. Podemos incluso considerar que estos dos paradigmas
morfológicos pertenecen a un paradigma semántico, es decir, el de la expresión del futuro (sea
real o hipotético). En el caso de los futuros y condicionales, las formas derivadas del auxiliar
HABERE se integran dentro de un paradigma preexistente, a saber el de los morfemas flexivos
31
de tiempo-aspecto-modo (Bouzouita/Estellés, en prensa). Como efecto de la paradigmatización,
se produce pues, según Lehmann (2015), un descenso en “variabilidad paradigmática”
(‘paradigmatic variability’). El autor distingue entre la “variabilidad intraparadigmática” y la
“variabilidad transparadigmática”. El primer término se refiere a la libertad del hablante de
escoger entre varias opciones dentro del paradigma y el segundo a la capacidad de expresar la
categoría representada por el paradigma en cuestión o no. Esta reducción de variabilidad lleva,
según él, a un proceso de obligatorificación, por el cual la entidad gramaticalizada llega a ser
obligatoria para la expresión del contenido al que corresponde. En cuanto a la variabilidad
intraparadigmática, se observa que esta desciende drásticamente en el caso del futuro. Hemos
clarificado que el latín vulgar, tras el declive del futuro sintético clásico, disponía de varias
perífrasis para expresar la futuridad (cf. §3.1.1). Con el paso del tiempo el número de
construcciones disponibles se redujo a una, a saber, las formas descendientes de [infinitivo +
HABERE]. Los giros perifrásticos del tipo [haber de + infinitivo] se excluyen del cálculo por
expresar una futuridad modal. Quedando así el sistema, se puede afirmar que la variabilidad
intraparadigmática equivale a cero. En la actualidad, la situación ha cambiado un tanto ya que
ha emergido un nuevo futuro perifrástico [ir a + infinitivo], el cual gana cada vez más terreno
en la expresión neutra del futuro (cf. Fleischmann, 1982). Respecto a la variabilidad
transparadigmática, tenemos que detenernos en el uso del condicional. Esta innovación
romance se ha hecho prominente en el campo de la expresión de la hipótesis o condicionalidad,
que el latín incluía dentro del más amplio campo de la irrealidad, o del futuro enmarcado en el
pasado. Consiguientemente, también este tipo de variabilidad se ha reducido
considerablemente. Nótese sin embargo que la variabilidad intraparadigmática en el caso del
condicional es menos reducida que para el futuro, puesto que conviven en la lengua actual
soluciones con el condicional morfológico (8), el imperfecto de subjuntivo (9) y el imperfecto
de indicativo (10) (cf. Tuten et al., 2016: 406-407).
(8) Si no se hubiera defendido, habría podido ser gravemente herido.
(9) Si no se hubiera defendido, hubiera podido ser gravemente herido.
(10) Si no se hubiera defendido, había podido ser gravemente herido.
32
3.2. Los futuros y condicionales en la Edad
Media
En la actualidad, los futuros y condicionales morfológicos están completamente
gramaticalizados. No quedan residuos de la antigua perífrasis [infinitivo + HABERE], si
hacemos abstracción de la construcción [haber de + infinitivo], que presenta un orden de
constituyentes inverso y una preposición interpuesta entre ellos (cf. §3.1.1). En comparación
con el estado actual de la cuestión, la Edad Media difiere bastante en cuanto a las formas
existentes y al avance de la gramaticalización. De hecho, podemos afirmar que en el periodo
del español antiguo, la gramaticalización todavía no se ha cumplido por completo (cf.
Ledgeway, 2012: 137-38). Se documentan algunas formas analíticas, tan antiguas como las
modernas formas sintéticas (Company/Cuétara, 2014: 273; Company, 2006: 376),
ejemplificadas en (11) y (12), que reflejan un estado de gramaticalización menos avanzado por
la intercalación de material no verbal entre los constituyentes y por tanto su separación (cf.
Bybee et al., 1991: 34-36) y atestiguan el origen perifrástico de los paradigmas modernos,
pudiendo reconocerse los antiguos infinitivo y auxiliar. Esta convivencia de formas
pertenecientes a distintos estados gramaticalización ejemplifica el principio de “layering” (cf.
Hopper, 1991), introducido en §3.1.2. Estas formas se han nombrado tradicionalmente “futuros
y condicionales analíticos” o “escindidos” (en adelante FCA) y se oponen a los “futuros y
condicionales sintéticos” o “fundidos” (en adelante FCS), que se observan en (13) y (14).
(11) Queredes dezir alguna cosa. & oyr uos hemos (FAr: fol 12r)7
(12) et perder se yan muytos caualleros (GCE3: fol 197r)
(13) et no le aura dito estas palauras deuant ditas (FAr: fol 30r)
(14) et prometiole quele ayudarie enel fecho (GCE3: fol 34r)
Aunque sea menor que el de las formas sintéticas, estas estructuras analíticas sí presentan un
grado de gramaticalización bastante avanzado, ya que exhiben un orden de constituyentes fijo
y solo admiten clíticos8 intercalados entre la raíz y el auxiliar (Company, 2006: 359).
7 Los ejemplos provienen de nuestro corpus, salvo mención contraria. 8 Los clíticos se definen como “formas que no son afijos, pero están constreñidas a ocurrir al lado de una palabra
autónoma” (Hopper/Traugott, 2003: 5, traducción nuestra). Los clíticos ocupan pues, según los autores, un sitio
entre afijo y palabra, con propiedades de ambas categorías.
33
En la literatura existente sobre el tema, se ha solido hacerles caso únicamente a las
formas verbales con pronombre personal interpuesto, como en (11) y (12). Sin embargo, hemos
podido comprobar empíricamente que en los FCA no solo se intercalan pronombres átonos sino
también complementos pronominalo-adverbiales derivados de IBI e INDE, como se aprecia en
el ejemplo (15), en el cual el pronombre adverbial end se intercala entre los dos constituyentes
del futuro.
(15) Jtaras muyta semient en la tierra & collir end as poca (FAr: fol 26v)
Estos complementos han sido el objeto de una multitud de estudios en la lingüística histórica
iberorrománica. La mayoría de ellos se ha enfocado en sus diversas variantes morfológicas (en
navarroaragonés, para IBI: hi, y, hy,… así como formas derivadas de IBIDEM: hide, yde,
hyde,…; para INDE: ende, end, ent, en, ne, -nd, -n,…; cf. Badia i Margarit, 1947) o en los
factores que condicionaron su desaparición en castellano9. Desafortunadamente, todavía se sabe
muy poco sobre su comportamiento sintáctico. Al respecto, Matute (2016) aporta datos que
amplían nuestro conocimiento de este aspecto. Otra de las cuestiones que más se ha debatido
en los trabajos que tratan de este tema es la naturaleza sintáctica de los complementos,
fluctuante entre adverbio y pronombre. Más concretamente, se aproximan a adverbios por (i)
su etimología: IBI e INDE en latín son adverbios, (ii) su función, en ciertos contextos, deíctica
locativa, (iii) su distribución que en ocasiones iguala la de los adverbios ahí y allí. Al mismo
tiempo, funcionan como pronombres al (i) desempeñar una función anafórica reemplazando a
complementos preposicionales, (ii) poder sustituir a un pronombre personal en función de
objeto indirecto en ciertas variedades peninsulares (Badia i Margarit, 1947; Matute, 2016).
Correlacionado con ello es su carácter prosódico: ¿son tónicos, tal como los adverbios, o clíticos
átonos, al igual que los pronombres personales de objeto? Esta duda no se ha resuelto todavía,
pero las conclusiones de Badia i Margarit (1947) y Matute (2016) presentan valiosos avances.
Según los autores, parece existir una diferencia dialectal en la identidad fonética y sintáctica de
estos elementos. En los romances del occidente y del centro de la Península (portugués,
asturleonés y castellano occidental), su comportamiento sintáctico los aproxima más a
adverbios que a pronombres. En estas variedades, los complementos se posponen
sistemáticamente al verbo en subordinadas, como en (16), y detrás de una negación, caso
9 En aragonés y en catalán se han conservado hasta la actualidad.
34
ilustrado en (17), lo cual los distingue de los pronombres personales átonos (para el
comportamiento sintáctico de los pronombres personales átonos, véase §3.2.1.2).
(16) todas las sotilezas delos fechos que se oy fazen y (GE1: 9v, ápud Matute, 2016:
218)
(17) mas non aura y lid (Libro conplido: 81r, ápud Matute, 2016: 218)
Por el contrario, en los dialectos orientales (castellano oriental, navarroaragonés y catalán),
estos complementos parecen dirigirse más hacia un carácter pronominal y clítico ya que se
anteponen frecuentemente al verbo en casos de negación (18) y en subordinadas (19). Además,
tienen la facultad de ocupar una posición mesoclítica en futuros y condicionales, como lo harían
pronombres átonos, como en (15).
(18) et por que la tierra era bien obrada los engenyos no y fazian danyo (GCE3: fol 218r)
(19) et las otras sus mugieres que y stavan (GCE3: fol 208r)
Ahora bien, cabe matizar esta distinción cuando se considera la situación en
navarroaragonés. Matute (2016) caracteriza esta zona dialectal como “área transicional” entre
los dialectos occidentales y el catalán, en el que los complementos se comportan exactamente
como pronombres átonos. Esta afirmación está basada en la distribución de dichos
complementos. Ciertos contextos distribucionales les dan un toque adverbial, en concreto,
como término de preposición (20) y seguido de algún modificador (21).
(20) & passe por hi est ome que ha a traer las gleras (FGN: fol 57r)
(21) quoantos que entraron hi dentro (FN: fol 147r)
Según Matute (2016), en estos dos entornos los complementos son tónicos y adverbiales y en
los demás contextos se comportan como pronombres átonos. Sin embargo, los datos muestran
a veces una colocación diferente a la de los pronombres de objeto. En (22), hi se pospone al
verbo aunque preceda una negación, mientras que en (23) sigue al verbo en una oración
subordinada, contextos que, como veremos más adelante (§3.2.1.2), normalmente siempre
inducen la anteposición del clítico al verbo. Estos casos demuestran claramente que, a pesar de
la naturaleza clítica y átona de ambos, los pronombres personales y adverbiales no siempre
coinciden en su colocación, lo cual será significativo en nuestro análisis (cf. §5.2). Además, en
35
(24), hy parece funcionar como adverbio y podría sustituirse por ahí o allí sin alterar la
estructura de la oración, aunque no entre en ninguno de los dos tipos descritos por Matute (2016)
en los que se considera como adverbio tónico. Ello indicaría que el uso tónico del complemento
derivado de IBI en navarroaragonés está más extendido de lo descrito por Matute (2016).
Nótese, empero, que hy en esta oración desempeña una función más bien anafórica que deíctica
locativa, sustituyendo a el regno, de modo que su naturaleza ahí resulta ambigua. Con todo, en
navarroaragonés, la posición preferida en estos casos permanece la anteposición, por lo que se
asimilan a los pronombres personales de objeto.
(22) Mas non dexo hi de pecar (Santa María Egipciaca: v. 415, ápud Badia i Margarit,
1947: 159).
(23) & por las otras cosas sierua al sennor a cuya heredat se passo. assi como si de
comienço fuesse hy nascido (FAr: fol 53r)
(24) Quar estos testigos deuen ser cauailleros & que sean del regno. & que biuan en el
regno. & que ayan possessiones hy (VM: fol 105v)
En cuanto al estatus morfológico de los FCA, este se caracteriza por cierta ambigüedad,
puesto que estas formas ocupan un lugar ambivalente entre perífrasis y palabra. Company
(2006: 378-82) demuestra efectivamente que exhiben propiedades de perífrasis por la facultad
de sus tres constituyentes (infinitivo, clítico y auxiliar) de comportarse de manera independiente
como palabras separadas10, mientras que se comportan al mismo tiempo como palabra: no
admiten elementos intercalados, sus constituyentes siempre se colocan en el mismo orden y la
forma se desplaza como un todo. Graham (2015) también argumenta en esta línea. Roberts
(1992), Roberts/Roussou (2002) y Silva-Villar (1996), por su parte, consideran que las formas
de haber en los FCA son auxiliares clíticos, entre auxiliares y afijos (cf. Lema/Rivero, 1991;
Hopper/Traugott, 2003: 5), por lo cual la forma entera sería una construcción compuesta por un
infinitivo y dos clíticos. Al contrario, Octavio de Toledo y Huerta (2015) mantiene firmemente
que los FCA son perífrasis con un infinitivo y un auxiliar. De cualquier modo, tanto por su
estructura compuesta como por su grado alto de gramaticalización, los FCA se sitúan a medio
camino entre construcción perifrástica y palabra.
10 La autora reconoce que las formas del auxiliar en condicional, a saber, hía en cantar lo hía, no pueden aparecer
en otros contextos pero prefiere interpretarlas como “palabras de ocurrencia única” más bien que como morfemas
(Company, 2006: 378-79). Lema/Rivero (1991: 265-66) aprovechan el mismo argumento, distinguiendo las
formas largas avemos/avedes de las breves emos/edes, para interpretar estas como auxiliares funcionales y por
tanto más próximos a afijos sintácticos.
36
Aparte de estas formas, existen unas perífrasis caracterizadas por el orden [auxiliar +
infinitivo], como se ilustra en (25). Sin embargo, estas construcciones no pueden considerarse
como FCA por varias razones: (a) sin clítico interpuesto, los FCA no pueden existir, mientras
que la perífrasis [haber + infinitivo] puede aparecer sin clítico o con un clítico antepuesto, lo
cual se aprecia en (25); (b) el auxiliar en las perífrasis puede aparecer en cualquier tiempo
verbal, como también es el caso del futuro en (25), en cambio, los FCA solo admiten el presente
y el imperfecto (Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 192; Lema/Rivero, 1991: 267); (c) la
primera y segunda persona del plural de haber en presente así como todo el paradigma de
imperfecto del auxiliar exhiben formas plenas en la perífrasis, como en (26), mientras que estas
se ven reducidas en los FCA (Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 192; Company, 2006: 378-
79); (d) las perífrasis expresan muchas veces una modalidad obligativa (cf. Company/Cuétara,
2014: 266), ausente en los FCA11. Por todo esto, se considera que forman parte más bien de la
red de giros perifrásticos compuestos por haber y un infinitivo que conserva el español
medieval (cf. §1.1.1).
(25) el otro qui lo puso fiança lo aura emendar de todo enbargo (FGN: fol 53v)
(26) tomar auien espanto e marauillarse deuian del mundo (Gran Crónica de Alfonso
XI, ápud Octavio de Toledo y Huerta, 2015: 191)
Las formas analíticas de futuro y condicional pervivieron hasta el siglo XVII12, aunque
su frecuencia decrece fuertemente a partir del siglo XVI (Graham, 2015: 111-12). Como se
observa en la actualidad, ya no e
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