LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTRICO

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LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTÓRICO. ANÁLISIS DE LOS EDITORIALES PUBLICADOS EN EL PAÍS Y ABC EN MAYO DE 1976 María del Mar Blanco Leal Universidad Complutense de Madrid El presente trabajo pretende analizar el posicionamiento de dos diarios de información general que se publicaban en España en mayo de 1976 y que han llegado hasta nuestros días: ABC y El País. Para ello se parte del concepto de los principios configuradores que determinan la línea editorial, estructural y de actuación de los distintos medios y que se trasmite a través de su contenido, especialmente de los editoriales. Para ello se propone un modelo de análisis que permite la aproximación a los espacios de opinión de forma sistematizada. El estudio de los dos diarios elegidos, que representan posturas opuestas, permite ofrecer ideas significativas: por una parte, como se establece cierta empatía entre los medios para trabajar por un fin común. Por otra parte, determinan de forma conjunta los objetivos a los que dirigirse: el poder político para promover el cambio y el público general al que quieren mantener informado. Una sociedad convulsa en un momento histórico y político complicado en el cual los medios de comunicación tuvieron singular protagonismo. 1. Introducción. El paso de la dictadura a la democracia en España, como consecuencia de la muerte de Francisco Franco en 1975, supuso una modificación radical de los principios fundamentales del Estado y un cambio sustancial en la sociedad española. La aparición en este momento histórico de nuevos medios que concebían la comunicación desde perspectivas diferentes ofrece una idea de la lucha constante que se establece entre las cabeceras para defender posicionamientos políticos, sociales y comunicativos concretos. Dos diarios que han llegado hasta nuestros días, ABC y El País, pueden servir como referentes de un momento histórico en el que los medios de comunicación tuvieron un protagonismo sustancial. Para ello se procederá al estudio de los principios configuradores que cada medio refleja en un espacio de especial relevancia como son los editoriales. La forma en que cada uno de estos diarios afrontó el momento de la transición, 39

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político para promover el cambio y el público general al que quieren mantener como referentes de un momento histórico en el que los medios de comunicación El presente trabajo pretende analizar el posicionamiento de dos diarios de El paso de la dictadura a la democracia en España, como consecuencia de la en este momento histórico de nuevos medios que concebían la comunicación desde información general que se publicaban en España en mayo de 1976 y que han llegado

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LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTÓRICO. ANÁLISIS

DE LOS EDITORIALES PUBLICADOS EN EL PAÍS Y ABC EN MAYO DE 1976

María del Mar Blanco Leal

Universidad Complutense de Madrid

El presente trabajo pretende analizar el posicionamiento de dos diarios de

información general que se publicaban en España en mayo de 1976 y que han llegado

hasta nuestros días: ABC y El País. Para ello se parte del concepto de los principios

configuradores que determinan la línea editorial, estructural y de actuación de los

distintos medios y que se trasmite a través de su contenido, especialmente de los

editoriales. Para ello se propone un modelo de análisis que permite la aproximación a

los espacios de opinión de forma sistematizada. El estudio de los dos diarios elegidos,

que representan posturas opuestas, permite ofrecer ideas significativas: por una parte,

como se establece cierta empatía entre los medios para trabajar por un fin común. Por

otra parte, determinan de forma conjunta los objetivos a los que dirigirse: el poder

político para promover el cambio y el público general al que quieren mantener

informado. Una sociedad convulsa en un momento histórico y político complicado en el

cual los medios de comunicación tuvieron singular protagonismo.

1. Introducción.

El paso de la dictadura a la democracia en España, como consecuencia de la

muerte de Francisco Franco en 1975, supuso una modificación radical de los principios

fundamentales del Estado y un cambio sustancial en la sociedad española. La aparición

en este momento histórico de nuevos medios que concebían la comunicación desde

perspectivas diferentes ofrece una idea de la lucha constante que se establece entre las

cabeceras para defender posicionamientos políticos, sociales y comunicativos concretos.

Dos diarios que han llegado hasta nuestros días, ABC y El País, pueden servir

como referentes de un momento histórico en el que los medios de comunicación

tuvieron un protagonismo sustancial. Para ello se procederá al estudio de los principios

configuradores que cada medio refleja en un espacio de especial relevancia como son

los editoriales.

La forma en que cada uno de estos diarios afrontó el momento de la transición,

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del cambio hacia nuevas fórmulas de gobierno es significativo del sentir social y de las

dificultades de un momento histórico cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días.

Por este motivo, partiendo de la expresión principios configuradores y mediante un

modelo de análisis adecuado al estudio de estos espacios, se puede proceder al análisis

de los editoriales que ambos medios publicaron durante el mes de mayo de 1976,

coincidiendo con la aparición de El País. Del tratamiento de estas piezas se conseguirán

extraer conclusiones pertinentes que aportan luz no sólo sobre el posicionamiento de

cada periódico, sino sobre la propia polaridad de una sociedad que necesitaba más que

nunca de los medios de comunicación.

2. Alcance de la expresión principios configuradotes.

El término principios configuradores guarda una estrecha relación con otro más

amplio, que sirve de enclave imprescindible a este trabajo, el de ‘empresa periodística’,

entendida como “conjunto organizado de trabajo redaccional y técnico, medios

económicos y materiales y relaciones comerciales, para difundir informaciones e ideas a

través de la edición de publicaciones periódicas”1.

En la propia noción de empresa periodística se encuentra el germen que llevará a

detectar la realidad de los principios configuradores, ya que este tipo de empresas está

orientada a difundir no sólo hechos o informaciones, sino además ideas, juicios,

opiniones... Términos distintos que intentan abarcar el objeto de difusión de toda

empresa informativa2 y periodística, pero ¿cuál es realmente el objeto del periodismo?

¿Qué es el periodismo en sí?

Las ciencias sociales, dentro de las cuales se encuentra el periodismo, se

caracterizan, en algunos casos, por su falta de definición, o por la polisemia que

presentan los distintos términos. De ahí, la dificultad de obtener un concepto de

1 NIETO, A., La empresa periodística en España. Pamplona, Eunsa, 1973, p. 14. Partiendo de este concepto de empresa periodística, básico y fundamental nos adentraremos en el campo de los principios configuradores, para lo que es preciso señalar dos figuras de referencia como son los profesores, Nieto e Iglesias con la obra conjunta, titulada Empresa Informativa, cuya primera edición es de 1993. La 2ª edición, que es la que utilizaremos de ordinario en este trabajo, publicada con el título La Empresa Informativa es del año 2000. Esta obra, en especial el capítulo XV, la considero fundamental para acceder al estudio de los principios configuradores, tal y como se pretende desarrollar en este trabajo. 2 Nos serviremos, pues, del concepto más amplio de empresa informativa, en lugar de empresa periodística ya que los principios configuradores no son materia exclusiva de las empresas de prensa sino que pueden aplicarse a los distintos medios de comunicación social: prensa, radio y televisión. Para ello entendemos por empresa informativa “el conjunto organizado de trabajo redaccional, creativo y técnico, bienes materiales y económicos, y relaciones comerciales, para difundir informaciones, ideas, expresiones artísticas o de entretenimiento, utilizando soportes o medios de comunicación social”. NIETO, A.e IGLESIAS, F., Empresa Informativa. Ariel,, 2000, p. 90.

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periodismo.

No obstante, Galdón nos ofrece un concepto sintético que puede ayudarnos a

determinar el punto de partida: “El Periodismo es un saber prudencial que consiste en la

comunicación adecuada del saber sobre las realidades humanas actuales que a los

ciudadanos les es útil saber para actuar libre y solidariamente”3.

Hablar de prudencia quizás sorprenda, si no entendemos, como lo hace el autor,

que “la prudencia es (...) una cualidad que reside en el entendimiento o razón, cuyo

objeto es el conocimiento de la realidad”4. Así pues, es innegable la relación entre la

prudencia y el periodismo, más aún, podría considerarse conditio sine qua non. Pero

Galdón va más allá en su explicación cuando afirma: “la prudencia no sólo da razón

cabal de la naturaleza intelectual y práctica del periodismo, sino también de su doble

dimensión de saber y de servicio, de verdad y de bien, y del sentido personalista y ético

que vertebra todo el quehacer periodístico”5.

La posibilidad de que un hecho de la realidad se convierta o no en noticia, es

resultado de la acción humana, de la elección profesional, de la valoración empresarial,

lo que supone que la información es resultado de múltiples factores que la configuran y

modelan hasta que llega al destinatario 6 . Por ello es necesario que las acciones

específicas de los distintos implicados en el proceso informativo estén orientadas

armónicamente y tengan un marco de referencia criteriológico. Precisamente esto es lo

que pretenden los principios configuradores, aunque sus competencias no se limiten

exclusivamente a ello.

Para una definición precisa de principios configuradores nos remitimos a la obra

conjunta, anteriormente mencionada, de Nieto e Iglesias, ambos autores entienden los

principios configuradores como el “conjunto de conocimientos determinados que

inspiran los contenidos informativos y fundamentan la estructura y actividad

empresarial”7.

Un análisis detenido del concepto permite profundizar en la fuerza que encierra.

3 GALDÓN LÓPEZ, G., Desinformación. Método, Aspectos y Soluciones. Pamplona, Eunsa, 3ª edición, 2001, p. 244. 4 Ibíd., p. 238. 5 GALDÓN, G., op. cit. 2001, p. 241. 6 “En efecto, la prudencia es una cierta sabiduría esencialmente práctica que, teniendo en cuenta los conocimientos concretos, los principios éticos permanentes, el conocimiento intencional del fin y de los hombres que pueden llevarlo a cabo, así como las circunstancias concretas presentes, tanto regula el gobierno de los hombres como dictamina la elección de los medios adecuados para la consecución de los fines propuestos. Y, al mismo tiempo, es la que impera cada acto humano individual, libre y deliberado”. Vid. GALDON, G., op. cit., 2001, pp. 238-242. 7 NIETO, A e IGLESIAS, F., op. cit., 2000, p. 144.

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“Principio”, por ejemplo, hace referencia al “origen y fundamento intelectual de la

empresa” y “configuradores” expresa “la capacidad de dar figura peculiar a la empresa,

aportando unidad y forma específica, que la distingue de otras organizaciones

empresariales”. Los principios configuradores son, por tanto, el pilar sobre el que

comienza a organizarse y a estructurarse la empresa informativa que a su vez, le

confiere un sello propio, le imprime carácter particular y diferenciador.

Así pues, se puede afirmar que los principios editoriales recogen en esencia el

ideario del periódico, el conjunto de ideas y pensamientos principales que resumen su

razón de ser8. A pesar de lo cual, Iglesias matiza la diferencia existente entre principios

configuradores y editoriales, datos necesarios para abordar el presente estudio.

El alcance de los principios configuradores queda de este modo íntimamente

ligado a la constitución de la empresa informativa como tal, y su concreción debe ser

abordada como una de las primeras decisiones tomadas por el empresario al afrontar el

reto de crear una empresa informativa, ya que su existencia afecta no sólo al

funcionamiento diario sino a la razón de ser de dicha organización. Es necesario insistir

en las características propias de la empresa informativa9 y destacar los matices que la

identifican, haciendo especial mención a las funciones que le son propias.

Llano explicita la finalidad de la empresa en cuatro puntos10 que se pueden

aplicar a la empresa informativa: Ofrecer un servicio a la comunidad; Generar suficiente

valor económico añadido; Proporcionar a sus miembros satisfacción personal y

perfeccionamiento humano; Lograr una capacidad de autocontinuidad.

Además de las cuatro funciones señaladas debe destacarse la que el propio

público suele asignarles, puesto que “de los medios de comunicación se espera que

desempeñen su papel de vigías públicos; esta función de vigilancia es absolutamente

fundamental en una democracia”11. En el momento histórico en el que se desarrollan los

hechos sobre los que se va a trabajar, 1976, la función de los medios de comunicación

8 Cfr. IGLESIAS, F., “Principios e idearios de las empresas radiofónicas”, en Empresa informativa y mercados de la comunicación. Estudios en honor del profesor Alfonso Nieto Tamargo. Pamplona, Eunsa, 2003, p. 121. 9 Cuando hablamos de ‘empresa’ hacemos referencia al “conjunto organizado de actividades personales, medios económicos y materiales y relaciones comerciales con propósito de obtener beneficios, para la consecución de una idea de producción de bienes o prestación de servicios con destino al mercado” (NIETO, A.e IGLESIAS, F., op. cit., 2000, p. 16). Por otra parte al definir la ‘empresa informativa’, nos referimos necesariamente a los caracteres específicos de la información y a la finalidad concreta y específica de este tipo de empresas: “el poder de informar”, aspecto sobre el que se centra el presente estudio. 10 LLANO, A., La nueva sensibilidad. Barcelona, Espasa Calpe, 1988, p. 157. 11 LAVINE, J. M. y WACKMAN, D. B., Gestión de empresas informativas. Madrid, Rialp, 1992, p. 73.

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estaba muy orientada hacia un público y hacia una cúpula política que no tenía claro

cómo desarrollar el proyecto de reforma política. Desde las distintas instancias se

alentaba o se intentaba frenar el proceso democratizador. Con este trabajo podremos ver

cómo cada diario contribuía, en la medida que consideraba oportuno, a la configuración

de un nuevo mapa político.

3. Manifestaciones de la necesidad de formulación.

Los principios configuradores forman parte de las primeras decisiones que han de

tomarse en el proceso modelador de la empresa informativa y que determinarán a corto,

medio y largo plazo el desarrollo de la actividad empresarial. Como bien afirma

Iglesias, “toda empresa tiene necesariamente que dar a conocer (por ejemplo, a través de

los correspondientes registros públicos) determinados aspectos jurídicos y económicos,

tanto de la sociedad mercantil que ostenta su titularidad, como de la actividad que lleva

a cabo. [...] En el caso de la empresa de comunicación es necesario conocer además

planteamientos de orden intelectual, cultural y ético sobre una amplia gama de

aconteceres de la realidad social, cuestiones que, en definitiva, al tiempo que reflejan la

transparencia de la empresa, permiten identificarla”12.

Es preciso que el editor ofrezca al público una serie de líneas maestras con

objeto de facilitar el entendimiento del mensaje que ofrece el producto informativo, y

que debe estar en consonancia con los planteamientos intelectuales previos reflejados en

la formulación de la empresa13. No se puede obviar que en el caso de El País, el diario

está dando sus primeros pasos por tanto se deben establecer las pautas de

funcionamiento posterior.

La necesidad de hacer llegar al destinatario información precisa del conjunto de

conocimientos que delimitan el carácter y la actitud de la empresa en distintos ámbitos y

que inspiran los contenidos de la publicación, supone un esfuerzo adicional y prioritario

a la empresa que algunos autores definen como ‘principios editoriales’. “Principios,

porque de ellos procede la actividad empresarial. Editoriales, porque su destino es el

conocimiento público, siguiendo el significado de la voz latina edere (publicar) opuesta

12 IGLESIAS, F., art. cit., 2003, p. 120. Es preciso señalar que aunque este estudio concreto del profesor Iglesias se refiere específicamente al ámbito de la empresa radiofónica puede extrapolarse al de la empresa informativa en general. 13 En este sentido señala Nieto que “el editor oferta un producto que se valora en el mercado según la mayor o menor adecuación con las promesas de la empresa. El lector y el anunciante comprobarán esa calidad al cotejar lo prometido con lo realmente ofertado, es decir, si el objeto social está o no reflejado en el ejemplar del periódico”. NIETO, A., op. cit., 1987, p.24.

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a inédito” 14 . En este trabajo de 1987, Nieto habla habitualmente de principios

editoriales, mas en textos posteriores irá apareciendo frecuentemente el concepto

principios configuradores. De hecho en la 1ª edición del libro Empresa Informativa,

publicado en el año 1993, el término habitual es el de principios configuradores ya que,

según lo observado, los principios editoriales intentan resaltar especialmente el carácter

público de estas formulaciones, destacando la capacidad de “salir a la luz”, de ser

publicados y conocidos por los destinatarios, perdiendo fuerza vital en el aspecto de

verdaderos inspiradores, creadores, configuradores en suma, de la imagen y de la

identidad de la empresa informativa.

Cuando hablamos de principios configuradores no pretendemos referirnos sólo a

la vertiente ética de la información, sino que abarcan todos los ámbitos de la empresa,

desde los contenidos de la escritura de constitución hasta los del producto informativo.

No sólo es responsabilidad moral, también gerencial, directiva, económica o política.

Como sugiere Bonete “los medios de comunicación e información tienen que ser

conscientes de los supuestos e implicaciones morales que conlleva la utilización del

lenguaje y convertir el lenguaje mismo en objeto principal de responsabilidad moral. El

‘cómo’ (forma) se cuentan los mensajes comporta tanta gravedad moral como el ‘qué’

(contenido) del mensaje y su ‘para qué’ (finalidad)”15. Todos los agentes implicados en

el proceso de materialización, industrialización y comercialización de los productos

informativos deben ser conscientes de la relevancia de este acto de responsabilidad, a la

vez que comprenden que opiniones excesivamente éticas o morales pueden convertirse

en los principales causantes de la situación de estancamiento de las empresas

informativas, identificando con ataduras indestructibles los términos principios

editoriales o configuradores, a meros accesorios de autorregulación en el ámbito

políticamente correcto16.

Aunque sería absurdo defender una postura anti–ética desde la tarea de

periodistas como mediadores sociales, es importante no quedarse a medio camino, ni

focalizar excesivamente en un asunto concreto. Para poder dotar a los principios

configuradores del verdadero sentido que tienen en el proceso constitutivo de la

14 NIETO, A., op. cit., 1987, p. 24. 15 BONETE PERALES, E. (coord.), Éticas de la información y deontologías del periodismo. Madrid, Tecnos, 1995, p. 39. 16 El editorial publicado en el Wall Street Journal, el 15 de julio de 1983, afirmaba: “Tenemos que matar a la ética antes de que la ética nos mate a nosotros [...]. La ética es tan engañosa y autodestructiva como cualquier otra obsesión y corremos el riesgo de pasar a la historia como la primera civilización que se asfixió a sí misma en un frenesí de ética”.

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empresa informativa es preciso atender a sus características, cuestión para lo que

acudimos de nuevo al libro de Nieto e Iglesias17.

3.1. Aspectos característicos de los principios configuradotes.

Según estos autores, los principios configuradores se caracterizan por ser

autónomos, deben estar formulados por los responsables de la empresa informativa de

modo independiente a decisiones o presiones externas. Asimismo, podemos señalar la

independencia como otro de los factores que afecta y se ve afectada por la existencia de

los principios configuradores, aspecto que se tratará más adelante.

Como se ha mencionado anteriormente, los principios configuradores tienen un

carácter marcadamente universal y global, son comunes al conjunto de empresas

informativas y deben ser conocidos, compartidos y aceptados por todos los miembros de

la organización. Por otra parte, abarcan los distintos ámbitos de la empresa

condicionando no sólo su actividad, sino también su estructura y contenido. Como ideas

que afectan al funcionamiento conjunto de la empresa tienen un carácter perdurable. Su

aspecto coactivo no permite que se cambien constantemente pero ello tampoco implica

que tengan carácter permanente. Pueden ser modificados respondiendo a las

circunstancias sociales y a las necesidades informativas del público, haciendo gala de un

matiz variable que dota a los principios configuradores de la flexibilidad que necesitan

para adaptarse a la realidad del momento18.

Es obvio resaltar el carácter actual y cambiante del producto informativo y las

modificaciones que pueden sufrir con objeto de adaptarse a los avances de las distintas

corrientes ideológicas e intelectuales de los sectores sociales, políticos, culturales o

económicos. Por ello los principios configuradores deben ser adaptables al ‘medio’ y al

‘modo’ informativo, y estar atentos a los cambios que se producen como fieles testigos

de la realidad cotidiana, sin estar por ello condenados a adoptar inmediata e

inminentemente cualquier pequeño cambio.

El proceso de formulación afecta de manera irreversible a la operatividad de los

principios configuradores, teniendo repercusión directa y apreciable en la empresa y en 17 Vid. NIETO, A.e IGLESIAS, F., “Principios Configuradotes”, en La Empresa Informativa. Barcelona, 2ª edición, Ariel, 2000. Capítulo XV. Este capítulo presentaba los mismos contenidos en la 1ª edición (1993). 18 Vid. LAVINE, J. M. y WACKMAN, D. B., op. cit., 1992, p. 113. “El enunciado de una misión es una declaración de la finalidad que persigue una empresa. Con frecuencia, al ofrecer una visión de conjunto de la empresa, estos enunciados tienen un carácter semifilosófico. Como en todo este tipo de declaraciones, el enunciado de la misión debería revisarse periódicamente – aunque el tiempo que deba transcurrir entre tales revisiones sea relativamente largo, entre 5 y 10 años”.

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su producto. En esta línea sentencia Soria: “No basta decir, por ejemplo, que la empresa

informativa tiene como principios editoriales la promoción de los valores

constitucionales, la pluralidad, la independencia de la información, los derechos

humanos, la libertad democrática, u otras bellas generalidades. Todo esto es mucho

pero, a nuestros efectos, es casi nada. Son principios de escaso compromiso, almas sin

músculos, cuestiones obvias, afirmaciones para decorar unos bellos estatutos en una

bella pared”19.

Deben ser plurales, es decir, tener un espectro de acción que abarque diversas

formas de pensar y de actuar, ya que no pretende limitar la libertad de los actores de la

empresa sino facilitar el desempeño de sus funciones. Además, son una opción de

consenso entre las distintas esferas de la organización; así lo expresa Nieto cuando se

refiere a la manera en que deben abordarse los contenidos informativos de un periódico.

“Quienes dirigen y trabajan en una empresa periodística deben llegar a un acuerdo sobre

el modo de pensar respecto a cada una de esas áreas, para contraer un compromiso

ideológico ante los lectores”20. Con este talante abierto, de acogida a distintas ideas y

propuestas de los profesionales implicados es desde donde debe abordarse la concreción

de los principios configuradores.

Aunque pueda parecer obvio, es necesario mencionar el aspecto de legalidad que

deben presentar los principios configuradores, puesto que en todo momento deben ser

respetuosos con las formulaciones legales, aunque no deben quedar reducidos a ellas.

No obstante, también el presente trabajo nos permitirá observar con mayor claridad

estas características que deben definir las formulaciones ideológicas de las distintas

empresas informativas.

3.2. Principios editoriales, principios configuradores, línea editorial.

Anteriormente he apuntado alguna diferencia entre principios configuradores y

editoriales. La idea de principios configuradores es más reciente que la de editoriales.

De hecho, son numerosos los términos utilizados por los distintos autores para hacer

referencia a este tipo de formulaciones que de un modo u otro pretenden expresar lo

mismo. Por ejemplo, Soria utiliza indistintamente ambos conceptos21 cuando afirma que

19 SORIA, C., op. cit., 1997, p. 57. 20 NIETO, A., op. cit., 1987, p. 25. 21 GALDÓN, G. (coord), op. cit., 2002, p. 18. Galdón considera que el concepto abarca tres aspectos perfectamente diferenciados pero absolutamente interdependientes: naturaleza, objeto y finalidad, precisamente analizando estos tres aspectos podemos obtener la idea de principios configuradores de un

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“empresas informativas son auténticos microcosmos delimitados por su solera, por sus

tradiciones, por su cultura y estilo de vida, por su principios editoriales y éticos”22.

Aún así, podemos apreciar cómo Soria utiliza el término principios editoriales

separado de cultura y de tradición, como un apartado decisivo y determinante, también

independiente de la ética. Esta distinción apunta ya el concepto de principio

configurador aunque manteniendo, como se dijo anteriormente, la importancia del

carácter público, publicado y conocido por todos los participantes del proceso

comunicativo.

Soria sostiene que “los principios editoriales, por el contrario, han de dar cuenta

y razón del pensamiento colectivo concreto que, en cada empresa, inspira los contenidos

informativos, los posicionamientos editoriales, y el estilo ético de la actuación

informativa. [...] La transparencia de los verdaderos principios editoriales y éticos –

aquellos que realmente definen la conducta informativa de la empresa– constituye la

transparencia más importante que interesa asegurar” 23 . En este planteamiento el

concepto de principios editoriales, está muy unido a la conducta ética de la empresa y

de los profesionales, en la línea por tanto de la postura de Nieto.

Por su parte, Aznar amplia el campo de lo que deben abarcar los principios

editoriales cuando afirma que “suponen el reconocimiento de la dimensión

comunicativa, intelectual e ideológica de un medio y conllevan el compromiso

empresarial de mantener y respetar esa dimensión”24.

Existen términos que junto con principios configuradores y editoriales suelen

utilizarse de manera habitual en la empresa periodística: línea editorial o ideario.

Se entiende por línea editorial el conjunto de ideas que inspiran la concreción

continuada de los principios, y que se dan a conocer al lector mediante la propia

publicación, especialmente a través de los espacios de opinión: críticas, editoriales, y

algunas veces en el posicionamiento implícito que podemos extraer de las

informaciones que hay en el ejemplar y que se refiere en su mayoría a aspectos éticos,

coyunturales a la labor del informador.

Si nos referimos a los principios editoriales, aquí sí se puede hablar propiamente

de formulación, es decir, existe un texto que los responsables de la empresa elaboran

modo concreto y diferenciado con respecto a otros términos similares que habitualmente utilizamos indistintamente. 22 SORIA, C., op. cit., 1997, p. 57. 23 Ibíd., 1997, p. 57. 24 AZNAR, H., Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 1999, p. 78.

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presentando en él aquellas características que van a inspirar el funcionamiento diario.

Aunque podemos considerar que en los principios editoriales se tratan temas que no son

sólo éticos, el contenido del texto está estrechamente relacionado con la necesidad de

una autorregulación en el campo de la información. Tienen como elemento identificador

la necesidad de ser publicados, de ‘ver la luz’ para que puedan ser conocidos por el

público. Si en el caso de la línea editorial el lector era el que debía ir consiguiendo paso

a paso las ideas que conformaban el conjunto constituyente de la imagen ética de la

publicación, en este caso la empresa se encarga de ofrecer esta información dotada de

un carácter propio. El objeto fundamental es el cariz ético y en algunos casos los

aspectos formales de la información.

Como se indicó en un trabajo previo25, los principios configuradores deben

mucho a la reflexión de Nieto, que a lo largo de toda su obra puso de relieve la

importancia de estas formulaciones, no sólo para el estudio de los contenidos sino

fundamentalmente para la comprensión de la razón de ser de la empresa informativa que

es el tema que nos ocupa.

Según Nieto e Iglesias principios configuradores son el conjunto de ideas que

inspiran el producto informativo, la actividad y la estructura empresarial, en muy

diferentes ámbitos y poseen una formulación propia, conocida tanto por los miembros

de la organización, como por el público.

Así pues, los principios configuradores afectan a las distintas ópticas desde las

que se puede ver la empresa informativa: jurídica, económica y social. Esto les confiere

un carácter referencial, y a veces, normativo, cara a la toma de decisiones en los

distintos ámbitos y a lo largo de las etapas por las que atraviesa la empresa informativa.

Este es el verdadero paso que dan los principios configuradores con respecto a

definiciones anteriores, manteniendo el carácter público del que hacían bandera los

principios editoriales.

En este punto lo que interesa saber es qué empuja a la empresa a materializar

esos principios, o cuáles son las reticencias que opone para no llegar a concretarlos. En

el próximo apartado se valorarán las ventajas e inconvenientes que presenta la

elaboración y existencia de los principios configuradores para la empresa informativa y

de este modo, conocer los cauces por los que llega a los distintos protagonistas del 25 IGLESIAS, F. y BLANCO, M. del M., “Principios editoriales y principios configuradores en el pensamiento del profesor Alfonso Nieto Tamargo”, en Doxa Comunicación, II, mayo 2004, pp. 9-26. Universidad San Pablo–Ceu, Madrid.

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proceso informativo la información sobre el posicionamiento ideológico, ético,

estructural y organizativo de las empresas actuales.

4. Algunos datos interesantes de ambos diarios.

4. 1. ABC, prensa con tradición.

Para conocer un poco más directamente ABC es posible hacerlo a través de las

declaraciones públicas y publicadas del diario remontándonos sin más remedio al

número uno de esta publicación, 1 de enero de 1093, ya que aquí encontraremos la

primera declaración de intenciones del entonces semanario: “ABC es un periódico de

información universal que nace para ser diario... Pretende ABC ser, no un periódico

más, sino un periódico nuevo por su forma, por su precio, por los procedimientos

mecánicos que empleará y por la índole de sus trabajos... ABC cultivará preferentemente

la información gráfica haciéndola objeto de especial cuidado... En política no seguirá

bandera alguna para no mermar su independencia, dentro de la cual se propone vivir sin

abdicar uno solo de sus fueros. Es este primer número de ABC un testimonio de sus

propósitos; es su credo, su programa, su plan de trabajo”26.

Siguiendo en esta línea y para concretar un poco más la idea que el medio quiere

dar a su público nos remitimos a otra de las numerosas declaraciones programáticas que

ha publicado el medio en sus páginas a lo largo de su historia, recordamos por tanto las

palabras del editorial que apareció el martes 14 de abril de 1931, con él podremos

hacernos una idea de la línea ideológica que el diario estableció en sus orígenes y que

con ligeras modificaciones sigue vigente hasta la actualidad: “Nuestra fe y nuestros

principios no se los lleva el huracán de las pasiones que ha turbado tantas conciencias y

ha extraviado a una gran parte del pueblo, sumándolo –creemos que pasajeramente -a

esa otra opción que en toda sociedad propende a la rebeldía con los peores instintos, y

sobre la que no ha logrado jamás una política honrada. Seguimos y permaneceremos

donde estábamos: con la Monarquía, con el orden, con el derecho, y nunca fuera de la

ley; respetuosos de la voluntad nacional, pero sin sacrificarle nuestras convicciones. La

Monarquía es el signo de todo lo que defendemos; es la historia de España”.

No es posible hablar de ABC sin hacer referencia a la insigne figura de Torcuato

Luca de Tena y a su mano derecha, Gonzalo Fernández de la Mora, conocido

diplomático que fue el encargado durante la época de Torcuato como director de ABC

26 ABC, 1 enero 1903, p. 1.

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de redactar los editoriales. Así pues, habla Gonzalo en sus memorias: “Torcuato Luca

de Tena, que había asumido la dirección de ABC –se refiere a 1952-, me pidió que le

ayudara a interpretar el espíritu del periódico –españolista, católico, monárquico,

conservador, tolerante, caballeroso y honesto- y me entregó la responsabilidad de las

páginas de colaboradores y de las columnas editoriales”.

Con estas ideas previas José Luis Cebrián es nombrado director de ABC en 1975

bajo la supervisión de Torcuato Luca de Tena, como presidente de la Junta de

Fundadores, y arquitecto de la línea editorial del periódico. Vigilado de cerca por esta

arrebatadora personalidad tendrá que asumir Cebrián la dirección del diario. Afirma

Víctor Olmos en su Historia de ABC que “uno de los principales problemas con los que

se enfrenta Cebrián es que el ex director Torcuato Luca de Tena se ha cuidado

personalmente de que aquel sea prácticamente apartado de configurar la línea política

del diario. Un día antes de que José Luis Cebrián fuera nombrado director del ABC,

Torcuato Luca de Tena había sido elegido, para sustituir a su padre, presidente de la

Junta de Fundadores y del consejo de dirección del periódico. Y desde ambos puestos,

concebidos para mantener la ideología del periódico, Luca de Tena está, en realidad

dirigiendo editorialmente el periódico”27. Es más, en una carta, de finales de marzo de

1977, Cebrián confiesa a Pedro de Lorenzo: “Parecen tiempos de humillación y de

inquisidores que creen tener toda la verdad sobre cómo se debería hacer ABC”.

Como podemos observar era Torcuato Luca de Tena el responsable de la

dirección del periódico variando en muy poco la línea marcada aproximadamente 75

años antes, lo que se tradujo en el descontento, tanto del propio director, como ya

hemos visto, como de la mayoría de los profesionales que trabajaban en el medio.

“Torcuato Luca de Tena estaba, sin remedio, anclado en el pasado, y, tras la muerte del

general Franco, convirtió al ABC, para sorpresa de muchos de sus accionistas y de sus

lectores e indignación en parte considerable de sus redactores, en una trinchera del

tardofranquismo. Ésa, según la mayoría de los analistas, era realmente la causa principal

de la creciente disminución de popularidad y de ventas del periódico”28.

Posteriormente es Guillermo Luca de Tena el encargado de dirigir ABC, entre

octubre de 1977 hasta enero de 1982. Él insistirá en que no es fácil mantener la postura

de independencia de la empresa. Citando a la profesora Concha Edo que a su vez se

hace eco de la actitud del diario: “Los atentados contra la independencia de ABC no se

27 OLMOS, V., Historia de ABC. Barcelona, PLAZA & JANÉS, 2002, p. 535. 28 Ibíd., p. 537.

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limitan a los años tormentosos de la II República. Abarcan también la Dictadura de

Primo de Rivera y el régimen del general Franco. En cualquier instante de la vida

política española ABC ha defendido obstinadamente su convicción de que eran

compatibles una ardiente defensa de los grandes intereses nacionales y un tono de

moderación, de respeto al prójimo y a sus ideas. El liberalismo de ABC, muchas veces

combatido con saña, ha sido y sigue siendo su razón de existir, su última y más variada

trinchera”29. Así pues en este texto podemos observar varias de las preocupaciones que

ocupan numerosas veces los editoriales de ABC, aparecen constantemente términos

como “independencia”, “liberalismo”, “intereses nacionales”, “moderación” o

“respeto”, sin embargo no se detiene en definir el significado de cada término que

podrían llegar a interpretarse de manera errónea por los lectores.

Citando a la misma autora llegamos a las palabras de G. Luca de Tena que se

refiere a las críticas que acusan a su diario de servir a la derecha, o aquellas que les

reprochan su satisfacción con los avances de la izquierda para terminar afirmando que:

“siguen, por lo tanto, fieles al espíritu de moderación y al lenguaje de los comienzos y

que siguen oponiéndose a cualquier concepción totalitaria del Estado”.

Guillermo también expresa, en un editorial que ha sido publicado varias veces,

las dos líneas de pensamiento que él considera son básicas en el ideario del periódico:

“España y su Monarquía. Éstas han sido las dos líneas determinantes de la conducta del

ABC a lo largo de tres cuartos de siglo de su existencia”30.

Numerosos cambios se han producido desde esa fecha hasta la actualidad en el

diario decano de la prensa española, pero a pesar del interés y la relevancia histórica que

tienen no aportan nada al presente trabajo. Pasemos pues a ver las características del

diario El País.

4. 2. Nacimiento de un diario de la democracia.

El 4 de mayo de 1976 salía a la calle por primera vez un nuevo diario, el primer

diario que salía a la calle una vez finalizada la dictadura, y este carácter democrático

será el sello que marque toda su trayectoria, toda su línea editorial y todo su

posicionamiento. ”El País era una aventura empresarial que sólo se planteaba con el

objetivo de sacar a la calle un producto periodístico, no un instrumento de presión, y

había que influir por las noticias que daba y por su línea editorial, no en función del

29 EDO, C., La crisis de la prensa diaria. Barcelona, Ariel Comunicación, 1994, p. 73. 30 ABC, 1 junio 1980.

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grupo o de los grupos económicos o empresariales que fuera a tener detrás”31.

En la puesta en funcionamiento del diario colaboraron numerosas personalidades

relevantes que fueron aportando numerosas ideas que conformaron finalmente el

producto que el día 4 salió a la calle:

- José Ortega Spottorno tenía en la cabeza la idea de impulsar un periódico

liberal, europeo, que introdujera en España un nuevo concepto de la

información, que acogiera las opiniones de todos los sectores de la sociedad e

impulsara a ésta a alcanzar mayores cotas de tolerancia...”32

- Polanco destacaba como máxima que debía presidir el diario la siguiente:

“El País debía ser libre, público y respetuoso con los derechos de todos”.

- Debía aunar “la pasión por lo nuevo y el reconocimiento de lo antiguo:

Kant y los Rolling Stones”33.

- Fraga y Ortega se pusieron de acuerdo en otro punto fundamental: el

periódico no debía ser dirigido por nadie que le diera un tinte político; el director

de El País debía ser un profesional independiente.

- En cuanto a ideología empresarial primó la convicción de que el éxito

sólo tiene sentido en función de la renovación permanente, y la idea de que entre

el éxito y el fracaso hay un camino muy corto.

- Juan Luis Cebrián, veinte años después de la creación del periódico

resumía así las ideas que habían dado lugar a El País: “Un diario no dogmático y

muy plural, en el que sólo la violencia y la injuria han sido desterradas como

ideología”34.

Por otra parte en los principios de la política editorial El País se define

estatutariamente como:

- Un periódico independiente, nacional, de información general, con una

clara vocación de europeo, defensor de la democracia pluralista según los

principios liberales y sociales, y que se compromete a guardar el orden

democrático y legal establecido en la Constitución.

31 CRUZ RUIZ, J., Una memoria de “El País” 20 años de vida en una redacción. Barcelona, Plaza & Janés Ediciones, S.A., 1996. 32 CRUZ RUIZ, J., 1996, p. 20. 33 Ibid. p. 47. 34 CEBRIÁN, J. L., “El País 20 años”, en El País, 1996, p. 14.

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- Acoge todas las tendencias, excepto las que propugnan la violencia para

el cumplimiento de sus fines.

- Se esfuerza por presentar diariamente una información veraz, lo más

completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al

lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio.

- Proclama su independencia, rechazando todo tipo de presiones.

Con estos principios de base salía El País su primer día con un editorial titulado

“Ante la reforma”, que exponía la postura del diario a favor de la libertad plena de los

partidos políticos, pidiendo la dimisión del presidente Arias Navarro, reclamando la

instauración total de la democracia, explicando que para los españoles del

posfranquismo no aceptaban el régimen de libertad bajo vigilancia que se estaba

intentado imponer. Como más tarde han comentado personas que participaron en la

elaboración del diario “por supuesto, y dado el momento en que nos hallábamos, no

sólo queríamos publicar un periódico, sino que nuestro propósito era el de contribuir a

la construcción de la democracia”35. Esta es una de las ideas más interesantes que

podemos extraer de esta primera parte. La vocación de servicio del diario llegaba

incluso a pretender interferir en la vida política del país.

El diario pronto se convirtió en un aparato estratégico de cambio en un país en el

que todo parecía ir demasiado lento. La Universidad se encontraba estancada en el

pasado y la intelectualidad del momento encontraba mejor campo de cultivo en los

medios de comunicación que en el propio ámbito docente. Era preciso también que el

aspecto formal, estuviera en concordancia con la definición del periódico. Había que

terminar con la idea del primer núcleo que veían el diario excesivamente preocupado

por la calidad confiriendo al mismo un carácter “aburridamente culto”.

Sobre esta idea volvía Juan Luis Cebrián en el editorial publicado en homenaje

al fundador José Ortega Spottorno, “El arte de morir”, en el que comentaba como: “al

año siguiente de salir nuestro periódico, y en medio de los elogios consabidos y las

felicitaciones rituales, se me quejara de que le parecía el tono agrio de muchas de sus

páginas y de lo que denominaba una falta de alegría, que le resultaba realmente

extraña”36.

Por ello Félix Monteira incide: “el aspecto formal debía estar en concordancia

35 Ibid., p. 31. 36 “El arte de morir”, en El País, 20/2/2002, p. 32.

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Page 16: LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTRICO

con la definición del periódico como un medio de informaciones objetivas, tratadas con

rigor y seriedad, y con los principios de independencia, aperturismo, defensa de lo

liberal, acercamiento a Europa y progresismo en lo social” necesitaba un lenguaje

específico que ofreciera al lector la posibilidad de interpretar “un nuevo tipo de

periodismo al servicio de la verdad y sin servidumbres políticas. El periódico pretendía

ser un producto homogéneo, de fácil lectura, sin alardes tipográficos y sin

complicaciones en su diseño. Había que transmitir una impresión de discreción y

sencillez no exenta de elegancia, una cierta estética de la calidad y una sensación de

fiabilidad, ajena a todo tipo de sensacionalismo. El diseño ocupaba una parte importante

del lenguaje del periódico y era un refuerzo para la credibilidad que buscaba”37. Con

objeto de liberar al diario de la seriedad que se le achacaba recurrió a la ironía y a la

paradoja en sus editoriales.

El periódico se fue haciendo día a día, y pronto se volvió más enciclopédico,

intentado abarcar los distintos campos del saber mediante suplementos especializados, a

riesgo de perder su identidad original, como afirma Gérard Imbert: “País a la carta, que

pone fin al menú ‘progre’ de la dieta de los primeros años, con sus ingredientes

izquierdosos…”38.

Como se ve, es fundamental el papel que desarrolló el diario El País durante la

transición española. El diario vio la luz después de varias ampliaciones y de numerosos

retrasos debidos en su mayoría a la falta de permisos oficiales, lo que hizo coincidir al

diario con la finalización de la dictadura. Esto hizo modificar en gran medida las ideas

iniciales del periódico y lo convirtieron casi sin quererlo en el diario de la transición,

hasta el punto de que algunos han barajado la posibilidad de que “si hubiera nacido dos

años antes, hoy probablemente no existiría”, de hecho es generalizada la idea del papel

fundamental que en este momento concreto desempeñó el diario a favor de la

democracia.

De hecho Gérard Imbert afirma que El País interviene de mediador simbólico en

la crisis de identidad que sufre la <<sociedad transicional>>. La muerte del dictador, la

inestabilidad, el desencanto político, la crisis de una sociedad que debe empezar a

pensar por sí misma, después de 25 años de dictadura, y que todavía se encuentra

anquilosada, necesita ayuda para interpretar, para reflexionar, para llegar a definir un

nuevo sistema, una formación social atípica. “La actitud de un periódico como El País

37 IMBERT, G. y BENEYTO, J. V. (cords.), 1996, op. cit., p.182. 38 Ibíd. p. 47.

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Page 17: LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTRICO

es característica a este respecto del abandono de un sistema que permitiera mantener

una postura coherente y global de cara al conjunto de las manifestaciones del cambio;

de ahí la riqueza de sus planteamientos, pero también ciertos 'desniveles' ideológicos en

las diferentes secciones (unas más 'progresistas', que otras, por decirlo de alguna

manera), y su evolución en función del contexto y de los colaboradores”39.

Por otra parte también afirma que el papel desarrollado por el diario durante la

transición ha sido doble: participando, por un lado, en el proceso de socialización,

contribuyendo a la educación política del ciudadano y a su integración en el nuevo

espacio comunicativo.

El País crea un nuevo tipo de ciudadanos, ciudadanos competentes, capaces de

desenvolverse en el nuevo orden político. Además, participa en la creación de una

“buena conciencia política” democrática, en sustitución de la anterior conciencia

democrática acostumbrada a la clandestinidad y al oscurantismo. También facilita la

publicación de artículos que hasta el momento estaban totalmente prohibidos, aportando

su granito de arena al “destape simbólico”, tanto en el orden jurídico como existencia

diferentes movimientos sociales, políticos, literarios, nuevas formas de expresión,

reivindicaciones populares... Enseñó a los españoles a vivir en libertad.

Una vez revisada la parte más histórica del trabajo es preciso proceder al análisis

de campo para lo cual es necesario establecer un modelo de análisis que marque las

pautas que se deben seguir para abordar el estudio.

5. Descripción del modelo de análisis y análisis comparativo.

Para proceder al análisis de los medios impresos es preciso hacerlo a través de una

estructura rigurosa. Es útil para comenzar a valorar el diario recoger en una tabla

aquellos aspectos que de forma genérica permiten catalogarlo y conocer el producto. Es,

por tanto, un primer acercamiento a la morfología y la estructura del ejemplar.

Existen una serie de aspectos comunes que ambos diarios ofrecen al lector. A

pesar de las diferencias sustanciales en cuanto a dimensiones y a formato (arrevistado y

tabloide), ambos diarios ubican el editorial en la misma página en la que sitúan la

mancheta. Es una forma de decir al lector, no se lleve a engaño nosotros somos los que

estamos diciendo esto. No nos escondemos, somos lo que somos. No obstante, mientras

que el diario ABC ofrece la opinión en la página tres, El País, lo deja para la 6, la 8 o la

39 Ibíd. p. 29.

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9. La idea de tener un lugar fijo y que este se trate de página par o impar también puede

ser interpretado en función de la pirámide de Haas40. No obstante, ambos diarios suelen

completar la página con una columna de opinión y con humor gráfico. En el caso de

ABC la viñeta corre a cargo de Mingote y en El País, de Máximo. La estética que

utilizan también es diversa: ABC divide la página en tres columnas y utiliza la de la

izquierda completa. El texto aparece sin recuadrar y sin ningún tipo de detalle que llame

la atención.

ASPECTOS FORMALES DE LOS EDITORIALES EN EL PAÍS Espacio total dedicado a opinión Prácticamente puede considerarse fijo porque las dimensiones de la

columna (ocupa un espacio a dos columnas) puede ir de (5x2 a 7x2). Número de páginas Siempre aparece en páginas pares excepto el primer día de su

aparición que aparece en la primera página. El resto de la página se dedica a ‘Tribuna Libre’ firmada por un personaje significativo del momento histórico y humor gráfico firmado por Máximo.

Número de columnas Utiliza letra cursiva. Referencia en primera página El 4 de mayo de 1976 el editorial se va a primera página. Eso

destaca la importancia. Nº de editoriales: 1 o ninguno. Superficie total ocupada: 2/5 de la página. Espacio fijo o variable: fijo con leves variaciones. Ubicación (página par o impar): página par. Impacto: bajo. Ilustraciones: la página se completa con humor gráfico.

Editorial

Cuerpo de letra titular y texto: 15 cpo. ASPECTOS FORMALES DE LOS EDITORIALES EN ABC Espacio total dedicado a opinión Prácticamente puede considerarse fijo porque las dimensiones de la

columna (ocupa un espacio a dos columnas) puede ir de (5x2 a 7x2). Número de páginas Normalmente una. La página se divide en tres columnas y una se

dedica al editorial principal. En el mismo espacio aparecen la mancheta y el humor gráfico –firmado por Mingote-, en ocasiones, también aparece un artículo de opinión firmado.

Número de columnas Utiliza letras capitales. Referencia en primera página En los día estudiados, el editorial no se ha llevado a primera página.

Nº de editoriales: 1 o dos. El editorial ocupa un espacio fijo. Superficie total ocupada: 1/3 de la página. Espacio fijo o variable: fijo con leves variaciones. Ubicación (página par o impar): página impar (3). Impacto: medio. Ilustraciones: la página se completa con humor gráfico.

Editorial

Cuerpo de letra titular y texto: 15 cpo.

El País utiliza un espacio a dos columnas pero con apariencia de una. De este 40 Recordemos el triángulo de Haas donde se recoge con bastante exactitud la valoración de la información dependiendo de su ubicación en la página: “la página impar es preferente a la par; la superficie de arriba de la página es preferible a la de abajo; el espacio horizontal (número de columnas) es preferible al vertical (longitud de la columna); la ‘salida’ de la página, es decir, la zona exterior, es preferible a la ‘entrada’ (excepto en la primera página de un periódico”. BERROCAL GONZALO, S. y RODRÍGUEZ-MARIBONA, C., Análisis Básico de la Prensa Diaria. Manual para aprender a leer periódicos. Madrid, Universitas, 1998, p. 75.

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Page 19: LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTRICO

modo y gracias a un cordoncillo que engloba totalmente la información queda más

llamativo. Los cuerpos de los titulares son de tamaño medio en ambos casos,

utilizándose en El País la letra cursiva para destacar y diferenciar de los titulares de las

informaciones. En el caso de El País, durante las fechas indicadas, concretamente el

primer día de su salida al quiosco, el diario lleva el editorial a primera página. En pocas

ocasiones se trasladan los editoriales a primera página, por ello, cuando ocurre llama

poderosamente la atención.

Una vez realizado el análisis cuantitativo procedemos a recopilar los datos del

análisis cualitativo41.

- ABC utiliza titulares amplios y, en ocasiones, poco concretos; es preciso

detenerse a leer el texto para entender el contenido completo de la información. El

lenguaje está muy elaborado, siendo confuso a veces. Se ofrece un lenguaje más arcaico

con la utilización de términos poco usuales en la actividad.

El área de referencia por excelencia es la política nacional, aunque también

aparecen editoriales relacionados con cultura, economía e internacional. Se trata

siempre de asuntos de actualidad.

El comentario que se hace de los asuntos es muy comedido, no hay una crítica

directa excepto cuando se tratan dos temas concretos: la condena a la violencia y la

protesta por recibir información de los organismos oficiales con posterioridad a los

medios extranjeros.

Normalmente, señala temas con los que está totalmente de acuerdo o bastante de

acuerdo excepto los señalados anteriormente.

En cuanto a la función más destacada de los editoriales se encuentra la

representativa, ya que lo que se pretende es explicar, desde un punto de vista concreto,

la realidad que acontece.

- El País utiliza titulares cortos pero impactantes, cargados de contenido. El

lenguaje es directo, claro, concreto, quiere mandar un mensaje concreto sin detenerse en

florituras. La sección a la que se refieren los editoriales es la de política nacional, se

podría decir más: el objetivo es favorecer el proceso democratizador, analizando y

dando pautas sobre cómo se debe actuar. Es extraordinariamente crítico con el Gobierno

y con el estamento político en general.

En cuanto a la función que destaca es la conativa y la expresiva. La finalidad del

41 Véase anexo II.

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editorial, aunque también pretende explicar la situación, se dirige simultáneamente a

dos destinatarios: el público y el estamento político. A los primeros pretende explicarles

qué está ocurriendo y cómo hay que interpretar las decisiones que afectan a su país. A

los segundos quiere llamarles la atención, desde el respeto y, en ocasiones, desde el

enfado contenido, e indicarles el camino a seguir, decirles que están ahí realizando su

tarea de guardianes del proceso democrático. De algún pretende advertir: “estamos aquí

y hemos venido para luchar”.

6. Conclusiones.

De la realización del presente trabajo se pueden extraer las siguientes

conclusiones:

Primera conclusión. Los principios configuradores son vitales para la existencia y

el buen funcionamiento de la empresa informativa, ya que afectan a las relaciones

intraempresariales y extraempresariales, determinando el desarrollo del trabajo diario y

las características finales del producto informativo. Por este motivo, de su estudio se

deduce el posicionamiento de cada medio y la aportación que realizan al desarrollo de

los acontecimientos.

Segunda conclusión. Los principios configuradores no son ajenos a la realidad,

por ello, para su establecimiento y concreción es preciso tener en cuenta las distintas

tradiciones y convicciones ideológicas, filosóficas y políticas, al tiempo que las

consideraciones deontológicas y legales. En el caso concreto al que se refiere el presente

estudio el contexto histórico afectó de manera decisiva a la constitución ideológica de

los diarios, especialmente los de nueva creación.

Tercera conclusión. Los medios impresos –especialmente los estudiados-, tuvieron

una importancia sustancial en cuanto a la evolución de la transición española, tanto

desde una postura alentadora en cuanto a la actividad gubernamental, como es el caso

de ABC; como desde la crítica constante y las exigencias de una postura reformista,

como hizo El País.

Cuarta conclusión. Los editoriales publicados por los diarios durante el mes de

mayo de 1976 centran su atención en la política nacional. En el caso de El País, las

referencias a cuestiones de la actualidad política son casi exclusivos. ABC también se

refiere a cuestiones fundamentalmente nacionales aunque incluye alguna cuestión del

ámbito cultural, internacional o económico.

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Quinta conclusión. Cada uno de los diarios utiliza los editoriales con un fin

concreto, por ello existe una diferencia sustancial entre los posicionamientos de ambos.

El País utiliza los editoriales para manifestarse en contra de aquellos aspectos de la

realidad con los que no está nada de acuerdo, para ello utiliza un tono belicista o

agresivo; un lenguaje sencillo, directo, claro; y estructuras gramaticales simples y

verbos de acción. ABC, por su parte, es más condescendiente. Trata aspectos concretos

y de forma más tangencial. El lenguaje es más grandilocuente; utiliza recursos literarios

y es extraordinariamente positivo.

Sexta conclusión. Ambos diarios utilizan estructuras textuales diferentes para

transmitir ideas concretas utilizando las distintas funciones del lenguaje. El País recurre

a la exposición argumentativa y la función del editorial que más destaca es la conativa,

ya que pretende insistir en el poder político para que actúe de una forma determinada.

Se dirige indistintamente a dos destinatarios: el público y el poder político. ABC utiliza

los párrafos cortos en los que narra y explica los acontecimientos sucedidos. Por ello, la

función más destacada es la representativa.

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