Los Departamentos 08

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    EDITORES:

    DANiel ALJANATI

    MARIO

    BENEDETTO

    WAL

    TER PERDOMO

    COORDINADORES GENERALES

    CSAR CAMPODNICO

    GERMAN

    WETTSTEIN

    SECRHARIO

    DE

    REDACCION

    JULIO

    ROSSIELLO

    SECRETARIO GRFICO

    HORACIO

    AN

    DEPARTAMENro

    DE FOTOGRAFA:

    -AMLCAR M PERSICHETTI

    MAPAS- GRFICOS:

    HUGO

    PREZ

    SUPERVISiN:

    ASOCIACIN NACIONAL

    DE

    PROFESORES DE GEOGRAFA

    Foto Cartula

    I

    A.

    M. PERSICHmr

    PGINA -OPUESTA.

    Zona

    de plantaciones citrcolos.

    fOlo

    M

    G

    A.

    Copyrigth 1970

    - Editorial

    Nues

    tr a

    Tierra ,

    Soriano

    87 5

    ese

    6

    Montevideo.

    Impreso

    en

    r u ~ u y

    rin ted

    in

    Uruguay-o

    Hecho el

    depsito de

    ley.

    - Impreso en

    Impresora REX

    S

    A. ,

    calle

    Gaboto

    1525,

    Montevideo. Agosto de 1970.

    Comliin

    de l Papel:

    Edicin

    ampa

    rada en el arto

    79 de

    la ley 13.349.

    LAS OPINIONES

    DE

    LOS AUTORES

    NO SON NECESARIAMENTE COM

    PARTIDAS POR LOS EDITORES Y

    LOS

    COORDINADORES.

    SALTO

    EN LA HISTORIA

    Enrique A Cesio

    EL LADERO

    fragmentosl

    Enrique Amorim

    EL PAISAJE ACTUAL

    Aug usto

    F

    Bsch

    LOS

    HOMBRES

    L

    Teixeira

    de

    Scirgalea, O Pamparato de

    Ugartemenda, S Taferna berry

    de

    Pirotto

    LA PRODUCCiN

    Fulvio Cousin

    RECURSOS TURSTICOS

    Nidia Rampa

    de

    Burdiat

    LOS TRANSPORTES

    Nidia

    Rampa

    e

    Burdiat

    ACTIVIDADES E INSTITUCIONES

    CULTURALES

    A Lisasola

    de

    Peirano, C PizzarroSQ, C. A Galvalissi

    EL

    PROYECTO

    DE SALTO GRANDE

    Jorge Andrade Ambrosoni

    BIBLIOGRAFA

    5

    1

    14

    22

    32

    44

    50

    5

    59

    64

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    Salto

    C'onstitucin

    Beln

    S LTO

    S NT S S EST DISTI

    PRINCIPALES NCLEOS

    DE POBLACiN

    (Censo 1963

    50.714h.

    2.425

    h.

    2.062h.

    Superficie:

    14.359,1 K

    Poblacin:

    92.216

    hab.

    Concentracin en la capital

    del departamento:

    62,6

    RESUMEN GENERAL DE POBLACiN Y VIVIENDA (Censo 1963

    SUPERFI IES OMP R D S

    vivo Hombres

    Mujeres

    Total

    65.098

    9.490

    17.637

    92.216

    FUNCIONARIOS

    PBLICOS

    CIVILES (Censo

    1969

    Hombres 4 . 548

    Mujeres .326

    Total 5.874

    16. 44

    31.

    33 .978

    2.577 4.809 4.681

    4.081

    10.715 6.922

    23.099 46.635

    45.581

    Densidad de poblacin 6,4 habitantes por

    Km

    2

    LOCALIZACiN INDUSTRIAL

    Censo industrial de 1960:

    863 establecimiento con

    38 empleados

    y

    3 .908 obreros

    Pobl. urbana y suburbana

    Pobl. rural agrupada

    Pobl. rural dispersa

    TOTAL

    PO l CION

    OMP R D

    productivo:

    O ~

    in luye el

    ep utomenlo

    de

    MONTEVIDEO

    EVOLUCiN

    DE

    LA

    POBLACiN AGRICOLA

    1956

    Poblacin rural

    total

    17.744

    Poblacin

    t rabajadora o

    activa) rural

    .872

    Nmero de predios 3 .080

    Promedio de trabajadores por predio 5,6

    Promedio

    de

    Hs.

    por trabajador

    76,9

    Densidad de

    la

    poblacin Tural sobre terri tor io

    2,0 habitantes

    por Km

    2

    1966

    13.662

    9.459

    2.915

    3,2

    146,7

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    PROBLEMAS DE

    TENENCIA

    Y

    TAMAIlO DE

    PREDIOS

    1966)

    PRODUCTO

    BRUTO

    INTERNO DEPARTAMENTAL

    1961

    En sobre el total sectorial)

    N9

    de

    alumnos

    12.845

    213

    4.350

    325

    1.303

    339

    Superficie

    354.525

    Hs.

    23.624 Hs.

    Seetores Seetore;

    Seetores

    Total

    Primarios

    Secundo Terciarios

    5,3

    1,4 2,4

    2,6

    3,0

    .71,7

    62 1

    55,2

    EDUCACiN

    datos

    para

    1969)

    N de

    establecimientos

    .79

    2

    4

    3

    2

    Explotaciones mayores de

    5.000

    Hs.:

    40

    Explotaciones menores de 50 Hs.: 1.549

    Dpto. de Salto

    Dpto. de Montevideo

    Escuelas primarias oficiales

    Escuelas primarias privadas

    Liceos oficiales 19 y 29 ciclos)

    Liceos privados

    Escuelas industriales

    Instittos normales

    Kg.. por hect reol

    RENDIMIENTOS AGRrCOLAS

    STOCK GANADERO Y RENDIMIENTOS

    939

    783

    603

    616

    16.236

    1956 1966

    937

    447

    339

    444

    33.324

    44.900

    1956

    1966

    Vacunos

    482.272

    580.659

    Ganado

    lechero

    8.485

    6.603.

    Ovinos

    2.156.746

    2.352.230

    Kgs.

    lana

    por animal

    3,3 3,4

    Trigo

    Maz

    Lino

    Girasol

    P

    Prod. Irigo lt.

    Prod. caa azcar lt.

    ECCIONES JUI?ICIALES

    3

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    OTROS

    COL BOR DORES

    JORGE

    ANDRADE AM-

    BROSONJ.

    Ex

    - diputado,

    periodista y publicista. De

    legado de Uruguay en la

    Comisin Tcnico - Mixta

    de

    Salto

    Grande. Miem

    bro del Comit Interna

    cional Pro Aprovecha

    miento Hidroelctrico del

    rio Uruguay.

    ENRIQUE

    CESIO.

    Escri

    bano. r o f e ~ o r de Histo

    ria, ganador de concurso

    de oposicin libre. Dele

    gado a las Asambleas

    Art.

    4 Actual

    director

    del diario

    E l

    Pueblo

    de SJto.

    COORDIN DOR

    AUGUSTO 8SCH

    (cen

    tro de la foto). Abogado;

    rindi adems los ex

    menes

    para

    el curso de

    Diplomacia. Profesor de

    Ciencias Geogrficas en E.

    Secundaria.

    Actu como

    delegado por Sal to en las

    tres ltimas

    Asambleas de

    Profesores

    Art.

    4

    Dele

    gado a los congresos na

    cionales de profesores de

    Geografia en

    Montevideo

    y

    Paysand.

    COL BOR DORES

    (De izquierda a derecha):

    CARLOTA P IZZARROS-

    o Maestra. Profesora

    de Ciencias Geogrfica.;;.

    Asistente a cursos de per

    feccionamiento docente del

    I.P.A.

    Delegada al

    29

    Con

    greso de Profesores de

    Geografia.

    NIDIA RAMPA DE

    BUR-

    DJAT. Maestra. Profesora

    de Ciencias Geogrficas.

    Becada por

    la

    Universi

    dad para

    los cursos sobre

    Uruguay,

    una polt ica de

    desarrollo . Delegada al

    Congreso de ProfesoreS

    de Geograf a.

    FULVIO COUSIN.

    Maes

    tro. Profesor de C Geo

    grficas, ganador de con

    curso

    de oposicin libre.

    Ex-profesor

    de Psicologia

    del Instituto

    Normal

    de

    Salto

    Presidente

    Diocesa

    no del Movimiento Fami

    liar

    Cristiano. Fundador

    de un Centro de Investi

    gacin y Divulgacin del

    Ideario

    Artiguista.

    CELESTE

    GALVALlSSI

    lVlaestra Profesora de

    Ciencias Geogrficas. In

    tegrante

    de

    la

    directiva

    de

    la

    Asociacin Saltea

    de

    Profesores

    de E. Se

    cundaria

    en varios perio

    dos.

    SUSANA

    TAFERNABE-

    RRY DE PIROTTO. Pro

    fesora de Ciencias Geo

    grficas en liceos pblicos

    y

    privados.

    Profesora

    ads

    cripta en el Liceo Zona

    Este. Graduada

    en

    ingls

    y francs . Delegada al 2

    Congreso de

    Profesores

    de Geografa.

    LOEDI

    TEIXEIRA

    DE

    SC

    IR

    GA

    EA.

    Profesora

    de Ciencias Geogrficas

    ingresada por concurso de

    mritos

    y oposicin. Asis

    tente

    a u r ~ o s de perfec

    cionamiento docente en su

    especialidad; delegada al

    2

    Congreso de Profeso

    res de Geografia.

    OLGA

    PAMPARATO

    DE

    UGARTEMENDiA.

    Maes

    tra.

    Profesora

    de Ciencias

    Geogrficas. Asisti a cur

    sos de perfecc ionamiento

    docente en su especiali

    dad. Profesora adscripta

    en el Liceo Zona Este.

    ANA

    L ISASOLA DE PEI -

    RANO. Maestra.

    Directo

    tora de escuela prctica.

    Profesora de E. Secunda

    ria

    ingresada por

    concUl'

    so de oposicin libre. Pro

    fesora de Didctica en el

    Instituto Normal de Salto.

    ENRIQUE M O R 1M

    (1900-1960), Naci y mu

    ri

    en

    Sal to, pero residi

    en

    Buenos Aires ms de

    la

    mitad

    de su vida. Aun

    que

    la poesa fue. su crea

    cin inicia , es en la na

    rracin que logr su fama

    perdurable . Queda tras

    ella

    una

    peculiar

    forma

    de interpretar la n t r r ~ -

    lacin del

    hombre

    con el

    medio geogrfico,

    vlida

    ms

    para

    la pampa

    argen

    tina que

    para

    la peni lla

    nura

    oriental.

    Por

    genti

    leza de

    su

    esposa,

    Sra.

    Esther

    Haedo de Amorim,

    se

    incluyen aqui algunas

    pginas

    de una novela in

    conclusa.

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    L F N COLONIZ DOR

    Las determinaciones precisas de

    la

    raz

    tnico-social de los primiti

    vos hombres sal teos del perodo

    indigena estn an en fase de in

    vestigacin. No hay dudas en cam

    bio de que en las inmediaciones

    de los

    saltos

    de agua especialmen

    te del Grande

    se establecieron lar-

    gamente los indios de la zona.

    Lugar de descanso de encuentro.

    sitio de pasa je . En las costas y en

    las is las ex iste un depsito de ma-

    teriales

    de

    nuestra prehistoria

    que

    aclarar alguna

    vez el origen las

    caractersticas y las creaciones de

    los primeros habitantes.

    La tarda preocupacin espaola

    por la Banda Oriental tuvo sus ra -

    zones. No

    haba

    oro ni plata en

    estas comarcas. Slo el desarrollo

    de

    la

    nueva riqueza ganadera y la

    necesidad de defende r l a posicin

    estratgica frente a Portugal ex

    plican el arribo espaol formaliza-

    o

    recin en el siglo XVIII.

    Montevideo progres acelerada-

    mente y alcanz a competir con

    Buenos Aires. Su jurisdiccin real

    es decir la aplicada en los hechos

    l dej el dominio de la Banda al

    su r

    del ro Negro. Al norte un

    territorio agreste permanecia en el

    dominio compart ido difusamente

    entre sus indios con la habitual vi

    sita

    de los f ron terizos

    riogranden-

    ses y la casi nula presencia espa

    ola. No hubo poblacin estable.

    El

    afn

    colonizador de mediados

    del siglo tuvo

    su

    cabeza visible en

    el gobernador Viana. Aunque

    -

    gunos

    han

    establecido la posibili

    dad

    de una formacin de la ciudad

    saltea

    por

    aluvin progresvo .

    que

    habra

    empezado con

    un

    ori

    gen luso-brasileo la tesis predo-

    minante y oficialmente aceptada

    por lo menos para los festejos -

    admite la fundacin por parte de

    aquel jerarca ibrico en 1757.

    S LTO N L HISTORI

    ENRIQUE SIO

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    l

    lto Chico.

    La

    ubicacin fue impuesta por

    la

    relacin comunicaciones produccin.

    Salto

    ofrece una especie de dupli-

    cado de

    la teoria

    puerto-pradera

    frontera que con tanto xito ex-

    plica el proceso nacional en su

    con-

    junto. No

    hay dudas

    de que la

    pra

    dera

    del

    norte en situacin

    espe-

    c ial is ima de frontera formaba y

    forma una trastierra adecuada

    para

    el

    emplazamiento

    de

    Salto que

    por

    los escollos del ro se convierte

    en el ltimo punto para arr bar o

    en el

    primero

    para

    salir por

    va

    f luva l de

    esta

    zona.

    Los sesenta aos que median has-

    ta

    el perodo artiguista no podan

    registrar

    un

    desarrollo

    portuario

    o

    comercial. ni un proceso considera-

    le de poblamiento en este sitio de

    trnsito.

    La

    situacin

    general

    de

    la

    campaa

    se

    reconocia

    era mala;

    as lo indican todos los

    planes

    es

    6

    paales

    que

    s irven ue antecedentes

    al

    posterior reglamento art iguista

    de 1815.

    Este

    poblado poco

    pudo

    recibir de atencin

    gubernamental.

    PUNTO DE POYO DEL

    OMP S

    Para Salto

    la

    ges ta art iguista

    tiene

    su

    importancia. No

    puede

    de-

    cir se que Salto haya propiciado

    la

    revolucin pero bien puede afr

    marse

    que se convirti durante el

    apogeo artiguista en el

    lugar

    don-

    de se

    apoyaba

    el comps para tra

    za r el circulo de influencia de su

    mecanismo federal. Fue puesto de

    avanzada

    cuando

    en

    la r ibera

    de en-

    fr en te se

    posaron los

    orentales

    re-

    belados contra el acuerdo

    entre

    guista de octubre. El Ayu donde

    el

    Jefe

    encontr desde traiciones

    hasta

    heroicos sacrificios sirvi

    solamente de punto de

    arranque

    para extenderse a

    travs

    del hoy

    depa rtamen to de

    Salto

    en

    una

    accin

    de

    despeje de los portugue

    ses de la regin norte.

    Desde aqu parti la

    columna

    que volvera a

    poner

    sitio a Mon-

    tevideo.

    Una

    vez

    triunfante la

    defi-

    nicin poltico econmica de la re

    volucin

    artguista

    y

    confirmada su

    legitima

    autonomia Artigas se

    planta con

    su

    modestia y

    su

    auste-

    r idad cerca de Salto en una mese-

    ta

    desde donde vio

    hervir las

    aguas

    pero

    tambin

    las pasiones y los in-

    tereses

    de es tos pueblos

    que

    sella

    ban

    su

    destino.

    Aunque Purificacin se encuen-

    tre

    hoy en jurisdiccin sanducera

    puede c0nsiderarse atadaen su

    momento--

    al campamento salteo

    de entonces y espiritualmente el

    vnculo se mantiene asi

    hasta

    hoy.

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    Foto Ferreiro y Ooz

    El

    cementerio nos hab la t ambin

    de

    una tradicin

    de

    inmigrantes.

    EN L HOR

    E

    L S

    DIVIS S

    Salto no existia como departa-

    mento

    al procederse a

    la

    instaiacin

    independiente de los orientales.

    Formaba par te del de Paysand.

    Como tales los salteos no figu-

    ran

    en

    las deliberaciones de

    la

    Constituyente ni de

    la Asamblea

    General.

    El

    departamento

    nace en 1837

    como circunscripcin que compren-

    da

    todo el rincn noroeste

    del

    pas al mismo tiempo

    que

    las divi-

    sas entran

    en

    su

    etapa

    de defini-

    cin y consolidacin. En tanto el

    largo

    perodo de la Guerra

    Grande

    acapara la

    vida nacional nuclen-

    dala

    en dos centros de

    poder sepa

    radas por una muralla en Mon

    tevideo el

    norte vegeta

    sorpren

    dido solamente por

    las

    partidas de

    Tefilo Crdoba , smbolo de los

    j n m i g r n t e ~

    de

    los genera4es, de

    los

    creadores.

    Folo Fomilio

    C.,jo.

    uno y

    otro bando

    que procuran po-

    siciones bsicas.

    En ese entonces los brasileos

    ocupan campos y ms campos

    mientras

    las legiones

    garibaldinas

    inician

    la siembra

    de semillas it-

    licas de tan abundantes frutos.

    Al paso de

    las gue rr as

    civiles

    los

    grandes

    caudillos y sus monto-

    neros dependientes

    hacen

    de Salto

    una referencia obligada de toda

    estrategia.

    De

    entre centenares

    de

    combates y encuentros decenas

    se

    dsputaron

    en

    territorio

    salteo.

    Quiz

    resulte

    un smbolo que los

    confines del departamento hayan

    visto a

    la

    columna de Aparicio

    Saravia

    retirndose

    al

    Brasil

    con su jefe herido de muerte.

    El

    hombre que

    en ese instan-

    te

    conclua el perodo de las

    guerras

    civiles don

    Jos Batl le

    y

    Ordez consolidador del

    Estado

    uruguayo haba sido

    antes

    legisla-

    dor

    electo por Salto.

    EL TIEMPO

    E LOS

    GENER LES

    Puede afirmarse

    que esa obliga-

    da

    referencia

    a Salto como

    etapa

    o

    apoyatura

    logstica de

    las

    mon-

    toneras

    o del gobierno fija una de

    sus constantes:

    la

    presencia de los

    militares

    como gobernantes de

    esta

    zona. Uno

    tras

    otro los jefes poll-

    ticos y de policia o los s imples co-

    mandantes

    militares

    surgieron

    de

    filas castrenses y coloradas.

    Porque

    este Salto es fundamen-

    talmente

    colorado. No tuvo en todo

    su historial

    ms

    gobierno blanco de

    c ie rt a permanencia

    que l de

    1958 62.

    y ese predominio de los colora-

    d

    no se contradice en

    la

    figura-

    cion de un Diego Lamas cuando

    inicia sus actividades al servicio de

    gobiernos nacionales y defendin-

    dolos de la invasin florista. Lean

    7

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    10/68

    dro

    Gmez fue a Paysand desde

    Sal to , donde ejerc ia la comandan

    cia militar .

    No es preciso sealar nombres y

    episodios militares, muchos de los

    cuales se han magnificado

    ms

    all

    de lo aceptable. Pero a medida que

    el coloradismo impuso su direccin

    nacional,

    Salto

    creci como

    uno

    de

    sus puntales.

    en ese tiempo de los genera les ,

    Tefilo Crdoba, Feliciano Viera y

    Jos Villar son tres

    referencias

    obli

    gadas a esa especie de dirigentes

    polticos y militares que cubrieron

    prcticamente la historia saltea

    del final de siglo.

    LOS FECUNDOS GRINGOS

    En los

    aos ltimos del siglo

    XIX, las grandes oleadas inmigra-

    tor ias provenientes de Europa lle

    gan a Salto. Y dan a la

    mayora

    de

    la poblacin esas

    caracteristicas

    tan

    definidas, comunes al pais

    entero

    aunque en Salto se suman a la as

    cendencia riograndense de muchas

    familias de la regin.

    Es interesante reposar unos ins

    tantes en aquel Salto que

    se

    con

    jug antes de la guerra

    del

    14,

    cuando esos inmigrantes, entre los

    cuales f iguraba un buen

    porcentaje

    de franceses y algn ingls perd ido

    entre

    astilleros y saladeros,

    dieron

    un sentido especial a la ubicacin

    portuaria y al funcionamiento de

    la frmula puerto pradera frontera.

    El

    ro defini a Salto,

    por

    sus

    accidentes y porque los

    ganaderos

    necesitaron ciertamente

    un

    punto

    de embarque. Tambin

    un

    sitio de

    industrializacin ms cercano que

    Montevideo. Junto con los salade-

    ros, las mensajeras f luviales die

    ron

    definicin concreta a esa alian

    za de los ant iguos poseedores de la

    tierra

    con los nuevos hombres re

    sultantes

    del impulso

    artesanal

    de

    la empresa industrial incipiente, de

    la>realizacin comercial. La presen-

    ciadeunAntonio

    de Mattos Netto,

    n)mentando act ividades de produc-

    Foto fe rreiro y

    iez

    El polmico caudillo politico

    tam-

    bin

    intelectual

    don

    Armando Bar-

    bieri.

    clan e industrial izacin, para que

    un Saturnino Ribes

    transportara

    sus cargamentos, resulta elocuente

    entre muchos otros ejemplos posi

    bles.

    Estos

    extranjeros

    prolficos

    adems o se fusionaron con los an

    teriores

    inmigrantes . Al

    llegar

    el

    nuevo siglo,

    Salto

    podia ostentar

    su puerto, sus establecimientos sa-

    laderiles, sus astil leros, su

    Instituto

    Politcnico, sus varias escuelas, su

    teatro su

    logia masnica, su hip

    dromo, su hospital y su dicesis

    catlica.

    La

    obra art esanal y el impulso

    industrial, adheridos a la constante

    definidora de

    la pradera

    y el

    puer-

    to, de las dos masas de formacin

    humana

    constituyeron el

    punto

    ms importante de la evolucin his

    tr ica de Salto.

    L TIEMPO LOS

    DOCTORES

    Los frutos de toda esa conjuncin

    socio-econmica y familar fue

    ron recogidos en la formacin cul

    tural

    de los hijos. A principios de

    siglo el Salto se convirti en base

    de formacn de

    una

    serie de ado

    lescentes que luego

    serian

    abogados,

    mdicos. intelectuales. De

    Salto

    provinieron presidentes de la Re

    pblica, como Viera

    y

    Brum, gran

    des escritores, como Quiroga y

    Amorim, mdicos insignes, como

    Amorim y Bilbao, y educadores de

    talento, como Grompone

    y

    Pereira

    Rodriguez. No es posible un deta

    lle pleno de nombres y obras.

    El

    aporte de los salteos al quehacer

    nacional

    est

    documentado a tra-

    vs de mltiples manifestaciones.

    Esos doctores quedaron en

    la

    ciu

    dad o se

    alejaron

    de ella, pero

    nunca rompieron defini tivamente

    sus vinculas.

    La

    denominacin de

    doctores no se incluye en un sen

    tido peyorativo ni restr ictivo: abar-

    ca

    a todos aquellos que dieron pa

    sos importantes hacia la superacin

    cultural y actuaron en el campo

    intelectual.

    De esa forma puede decirse tam-

    bin que la mayor parte de aque

    llos gajos de los troncos tradicio

    nales dieron impulsos

    ms

    vigoro

    sos a las realizaciones

    generales

    de

    la ciudad. Junto con el pas de bie

    nestar.

    que se

    gestaba

    entonces,

    Salto

    vivi su belle poque , re-

    cordada hoy en ruedas de algunas

    venerables ancianas, testimonios

    perdurables de aquel entonces, o

    viva todava en los objetos impor

    tados que

    adornan

    muchas casas

    de sus herederos. Tambin puede

    sealarse la presencia de

    una

    clase

    media cada

    vez ms definida y la

    aparicin de los grupos de traba-

    jadores manuales, de ofki' istas , de

    empleados pblicos y, especialmen

    te, de empleados del comercio.

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    11/68

    Porque

    si bien los doctores provi-

    nieron originalmente de los grupos

    propietarios de la

    tierra

    luego los

    inmigrantes tuvieron

    tambin sus

    hijos doctores.

    y

    ni

    unos ni

    otros

    distrajeron

    su

    atencin

    de

    las actividades

    de

    in-

    termediacin comercial.

    Salto

    fue

    puerto, pero nunca dej de

    se r

    mercado.

    LA IUD D

    RE E

    Polarizadora desde

    su

    origen,

    la

    capital

    saltea

    absorbi a to-

    dos los dems ncleos poblados.

    Vegetan desde hace decenas de

    aos Constitucin, Beln y Co-

    lonia Lavalleja, los tres centros

    ms

    importantes ninguno de los

    cuales cuenta con

    ms

    de cinco mil

    habitantes.

    La ciudad capital succion toda

    la riqueza cent rali z las comu-

    nicaciones.

    Todo gobierno, v iniera de donde

    viniera, quis iralo o no, consider

    la ciudad como el

    termmetro

    de

    eficacia

    y

    le

    dio

    ms

    de lo

    que

    en rigor

    hubiera

    necesitado.

    Pero, o una

    planta urbana

    sin

    plan

    regulador

    la ciudad creci

    como pudo, embretada por los dos

    arroyos laterales que desembocan

    en el Uruguay, que se hinchan con

    ste, y la invaden por los costados

    en tiempos de crecientes. Slo en

    la

    dcada del cincuenta,

    Salto

    pudo

    saltar

    esos

    bretes

    y

    extenderse

    ple-

    namente sobre

    el rio, merced a

    la

    visin de Armando Barbie ri, uno

    de

    sus lt imos soadores polit icos.

    Los barrios

    se

    fueron sucediendo

    unos a otros, antes y despus de

    la luz, el

    agua

    o el mnibus, s in

    que importara

    mayormente

    si exis-

    tan o no dichos servicios. Algunos

    barrios rec ibieron los nombres de

    los dueos

    de

    los lo teamien tos , y

    as perdura el recuerdo de las for-

    tunas finiseculares o de algunos

    recin llegados al grupo de los

    fuertes.

    La ciudad creci,

    se

    hizo hermo-

    sa, se oxigen con rboles, se in-

    tern en pat ios armoniosos, se -

    galan

    en fiestas florales o en car

    navales de lujo. Y las quintas em-

    pezaron a unirse con l a p lanta sub-

    urbaa

    a travs de plantac iones

    de

    citrus

    que const ituyen, a

    la

    vez,

    motivo de orgullo y de trabajo

    honor

    y preocupacin. Solari y

    Gautron, con Malaquina, realizan

    una obra

    decisiva en este sentido,

    hoy seguida con incitante ansiedad

    po r todos los que ven en el citrus

    un elemento vital

    para

    eldesarro

    llo

    de

    la zona y del pas.

    Un

    chalet

    en la

    Costanera

    Norte.

    Foto Enrique

    Murgvic

    N DIE ES P E L

    RISIS

    A esta

    altura

    no parece polmico

    afirmar

    que el pas

    entr

    en cris is

    -progresiva y agudizada- desde

    1950 en adelante.

    Ninguna parte

    del

    pais

    escapa, pues, a

    la

    crisis

    del conjunto.

    Salto vivi, hasta hoy, depen-

    diente de su

    pradera.

    Si desde 1930

    la

    tierra

    se volvi poco

    rentable;

    si los suelos

    de

    la zona basltica l

    nor te aumentan las dificultades; si

    muchas familias se marchan con

    sus recursos mate ri al es , rumbo a

    Montevideo; si otros slo regresan

    para

    las vacaciones

    anuales

    o ms

    espordicamente aun; si el cabotaje

    se muere; si el impulso de sgran

    des const ructores de la bella poca

    no

    encuentra sustitutos adecuados;

    si

    pasan

    esas y

    otras

    cosas, a nadie

    puede

    extraar

    que esa crisis ge-

    neral encuentre eco en esta zona.

    La historia

    saltea

    de los ltimos

    cuarenta

    aos favorece

    una

    ima-

    gen de aoranza por lo que las ge-

    neraciones

    anteriores

    hicieron. Lo

    de

    ahora

    es, casi siempre, simple

    conclusin o mantenimiento de una

    obra anterior

    ms

    r ica, ms audaz,

    ms romntica incluso, de mayor

    poderio y gran vigor econmico y

    humano. Pero la nostalgia orgullo-

    sa

    por

    el Salto de antao sirve slo

    para

    los museos o para el turismo.

    Los procesos histricos totales

    slo pueden

    se r

    sintetizados a

    ra

    malazos de jerarquizacin inter

    pretativa. Asi hemos recorrido tan

    tos aos en tan pocas pginas. Las

    emisiones. las citas, los espacios

    dados o negados, son slo fruto de

    esta imposicin del trabajo.

    Po r debajo o por encima, mejor

    un por dentro de todo eso, corre

    una savia vital de pueblo que no

    ha muerto. Por e o nunca se puede

    decir que la historia ha terminad;

    siempre va en camino.

    Salto

    tam-

    bin.

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    12/68

    En aquel t iempo 1908

    la ma

    VOl atraccin infantil de Colinas

    staba en sus azoteas. Haba cado

    en desuso el vichadero man

    grullo-, desde cuyo

    punto

    alto d

    vsbanse las tropas que se acerca

    ban

    al Saladero, situado en los

    arrabales.

    Los ganados se

    perdan

    entre las rcas frondas, y er a

    la

    humosa

    polvareda

    lo que anuncaba

    la

    proxmidad de las reses a

    faenar.

    Pocas casas tenan altillo o

    mira

    dor. El alt illo , de

    presuntuoso

    ca

    rcter espaol,

    habra

    sido cosa

    audaz en

    el

    sglo pasado, y esas

    muestras

    de distincin material

    fueron

    muy

    pocas. Y si por el las se

    quisiera

    medir

    el

    carcter

    de

    los

    habitantes de Colinas, podramos

    decir que no

    era el

    espiritu

    audaz

    o aventurero el que distingua a

    sus moradores. El orgullo de un mi

    rador,

    o

    sea

    de

    un

    segundo o

    ter

    cer piso, no era para todos los del

    chato

    poblado. Pero la azotea

    prac

    t icable, desde la que los nos po

    dan venirse abajo,

    resul taba una

    atraccin. Estaba vigilada; y s

    durante

    la

    Semana

    Santa de en

    tonces alguno

    se atreva

    a

    remon

    tar pandorgas desde ella,

    tenia

    su

    merecido. [ ]

    Las

    casas

    tenan

    cielos rasos, es decir lienzos muy

    estirados que ocultaban a los tiran

    tes gruesos y a los trantillos, as

    como

    la

    tejuela, que daban feo as

    pecto. Aquel gotear

    interminable,

    sonoro,

    sobre

    algn

    mueble que

    lo

    delataba, y ms

    tarde

    en

    la

    escupi

    dera

    de loza o en la

    vasja

    co

    locadas estratgicamente,

    reuna

    a

    toda la

    familia.

    Haba

    que

    pinchar

    la

    .

    tela

    del

    ielo raso.. .

    se

    pin

    chaba, para

    dejar

    caer

    el

    agua all

    depostada en noches imprevistas.

    El chorro era

    celebrado

    por

    los

    nios.

    La

    vida

    de las

    azoteas

    er a

    muy

    ltrlitada por los motivos expuestos.

    S\lbir a ellas y aduearse del pai

    saje resultaba

    atrayente

    para unos

    y segura

    aventura canallesca

    al

    L

    L ERO

    FR GM NTOS

    NR QU AMORM

    arrojar algn objeto

    contundente

    a

    la cabeza de l

    paciente

    vecino.

    Quin iba a saber desde qu azo

    te a se

    le apedreaba?

    Nade.

    Se

    pulsaba

    a la poblacin entera. Y

    haba

    la posibil idad de

    besar

    a la

    nodriza que amamant aba al

    her

    manito menor,

    parapetados

    entre

    los limites

    de casa

    y casa. [ ]

    Los

    Puentes

    no figuraban en

    ninguna guia

    ni

    se les

    mencionaba

    en las

    crnicas y notas sociales

    de los dos diar ios que se impriman

    el pueblo.

    Decir que

    circula

    ban esos diar ios quizs fuese exa-

    gerado, o alarde presuntuoso. An

    daban de mano en mano si

    alguna

    noticia

    merecia ser tenida

    en cuen

    ta. Sobre las ideas que se ventila

    ban

    en algn

    magro semanario

    o

    en la hoja del grupo anarquista,

    no es el caso de

    hablar

    todava.

    Las

    personas que

    pensaban por

    su

    cuenta ten ian mucho que ver con

    las que lean, pero

    estas

    ltimas

    estaban abonadas a folletines de

    la

    ms

    rancia

    Espaa o las remesas

    de ideas que

    llegaban

    de

    una

    Ca

    talua disolvente y tenaz. Kropot

    kine y el conde Tolstoi

    tenian

    lec

    tores, pero Carol ina Invernizzio los

    aventajaba a todos. Ni doa Car

    lota Braem

    pudo con ella. De

    manera

    que la mentalidad feme

    nina

    de Colinas no

    contaba para

    nada y se iba haciendo tradicio

    nalmente ignorante

    y un peligro

    serio para das .que habran de

    negar.

    La act tud ms destacable,

    casi heroca,

    e ra bo rda r una

    divisa.

    La madre de Pancho Puentes habia

    bordado

    una, para

    venderla

    a bene

    ficio de

    la

    causa

    revolucionaria.

    Era cuanto se podia

    esperar

    como

    muestra de a rrojo en una mujer.

    Los Puentes

    arrendaban

    un campo,

    estancia

    de escasa

    monta, en

    la

    que haban luchado duramente,

    pero sin mtodo n sentido, dos ge

    nerac iones [ ]

    La tierra era escasa, y las ha

    ciendas haban desaparecido a raz

    de

    una

    sequa implacable . Hubo

    mucho

    ganado

    para

    cuerear.

    El

    vie_

    jo Puentes

    dijo

    que

    se

    iba

    a suici

    dar, de manera que amenazar

    al

    hijo

    mayor

    porque

    sembraba

    de

    tajos los cueros era

    una

    bicoca.

    El

    hijo lo insult, l evan tando el

    cuchillo. Una noche desapareci. La

    escena f inal tuvo un testigo:

    Pan

    cho, de escasos nueve aos. Y as

    empez a liquidarse la

    farnliaPuen

    tes,

    tan

    lentamente

    que

    el

    padre de

    Pancho pas a se r capataz, y de

    capataz

    a

    tropero;

    y los hijos esca

    paron a la

    tutela

    del padre, a sus

    designios pes imistas, a sus amena-

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    13/68

    zas de suicidio. Pancho f e recogido

    por los Faras

    para

    crarlo como un

    anmalito triste sarnoso y rengo.

    Pudo

    aprender a

    leer

    con Tito

    Fa

    ras e

    ir

    a

    la

    escuela porque los

    Faras sabian que la escuela es lo

    menos que se puede

    ofrecer

    a un

    nio. [

    ]

    Pancho

    Puentes

    vino a

    ser ese agregao que los criollos

    gustaban tener en la estancia

    por

    que era signo indudable

    de

    gene-

    rosidad. En Los Ombes

    -nom

    bre de la

    estancia de los

    Faras

    llegaron a pasar largas tempora

    das holgazanes venidos a menos

    aves de paso largo

    y

    ms

    larga

    es-

    tada a los que los

    Farias

    nunca

    pidieron cuentas.

    Estaban

    esperan

    do

    algo un movirrtiento revolucio-

    nario y no

    pasaban

    de comedi-

    dos .

    Agregado y comedido

    eran trminos homnimos.

    Algunos llegaron convalecientes

    a

    reparar

    la salud ; ot ros a

    llorar

    la

    prdida

    de

    algn se r

    querido y

    se

    quedaron hasta

    engendrar

    nue

    vos desdichados en el chinero de

    los pueblos vecinos.

    Era n simpticos dicharacheros

    fciles componedores a veces hasta

    manosantas y entenddos en que-

    braduras.

    Permanecan

    largas tem

    poradas en

    la

    estancia y constituan

    el espectculo

    que conformaba

    la

    curiosidad

    de

    Pancho y

    que

    luego

    ste en las vacaciones

    contaba

    sin

    pelos en la lengua y con vivos de-

    ta lles a su gran amigo

    Tito

    Faras.

    Patio de estancia.

    El hermano mayor ya

    er a

    estudian-

    te de leyes no se diver ta en Los

    Ombes y prefera achicharrarse

    en el pueblo ms bien que

    aguan

    ta r

    los mosquitos o las noches a

    celo descubierto en

    la

    estancia. L

    ]

    Ya los hechos

    de

    Los Ombes

    tenian

    poco sentido. Si se habia

    ligado oscuramente el uno al otro

    por aconteceres de terceros y por

    cosas que oian aqui o all en la

    charla del galpn o

    entre

    los

    muros

    de

    la casa no

    er a

    suficente esa

    convivencia.

    Tto er a

    hijo del pa-

    trn y bien poda

    pedrle

    a

    Pan

    cho que le ayudara a quitarse las

    oto ugusfoe Ido ~ s c h

    botas apretadas.

    cosa que

    Tito ja-

    ms pens exigirle

    por la

    sencilla

    razn de que el uno usaba botas

    y el otro calzaba alpargatas. Tito

    nunca uti lizaba a Pancho como

    su padre su

    madre

    y n o

    siempre

    pero s

    algunas

    veces-

    los huspe-

    des. Sobre todo los agregaos

    que enseguida establecan dferen-

    cias en el

    trato

    y mandaban a Pan

    cho a llenar de agua

    la caldera

    o

    a acercar un leo al fogn. Pero

    Tito Farias no se

    haca servi r

    por

    Pancho

    aunque ste

    estaba

    para

    eso en l a estancia :

    para

    servirles.

    S i

    me

    comprs

    un

    rollo de

    alambre te hago una

    punta de me

    tros de cadena y se la vendemos

    a los mlicos.

    Tito abri los ojos y comprend

    sbitamente que el hecho de ven-

    de r algo significaba una emancipa

    cin de la tutela paterna. Y como

    una

    luz corri a

    la

    ferretera donde

    compraba toda

    clase de implemen-

    tos farrtiliares hacindolos

    apuntar

    a

    la

    cuenta siempre abierta y se-

    gura de los Faras y adqu r un

    rollo de alambre de la misma cali-

    dad

    del de

    la

    cadena.

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    14/68

    as

    lavanderas de l

    r io U ruguay

    Pancho

    Puentes instal en los

    desages del mirador lo que pron

    to se llam un

    taller

    y recogido

    all a las pocas horas

    comprobaba

    la

    emulacin de Tito empeado en

    sacar

    ms

    ajustados aun que

    los

    suyos los primeros eslabones de las

    cadenas. El alambre colgaba de un

    clavo fijado en

    la

    pared y

    median

    te un pedazo de palo redondeado

    no ms abultado que

    un

    lpiz de

    carpintero ceian los hilos los

    ajustaban y asi lentamente la ca-

    dena crecia. [ ]

    Claro

    est

    que el

    trato

    directo

    el ofrecimiento de tan singular

    mercadera

    no

    era para

    un

    Fa

    ras . Los

    Faras haban

    nacido

    para

    vender rodeos enteros de una

    sentada

    en

    una tarde

    y

    recibir

    en

    el

    lugar

    del hecho.

    De

    manera que

    los

    primeros

    palmos de cadenas de-

    ban

    ser

    ofrecidos

    por

    Puentes que

    estaba destinado para toda

    su

    vi-

    da al

    parecer

    a tratar asuntos me-

    nudos a vender por cantidades pe-

    queas a

    comerciar e l

    arte

    me-

    nor o

    la menor

    produccin. Pan

    cho sali a

    la

    calle y a mlico por

    mlico les fue ofreciendo cadenas.

    los vigilantes aceptaban comprar.

    porque

    solan penar largos arrestos

    por

    las

    cadenas

    perddas. [ ]

    Tito

    Faras

    socio capitalista y

    obrero a

    un

    tiempo tan infatigable

    como

    Pancho

    u

    otro

    cualquiera

    form

    una

    comunidad. Tito meti

    en

    un

    lugar

    muy

    seguro

    la plata

    que ya

    no

    eran

    algunos reales

    sino varios pesos- pues Pancho

    haba vendido metros y ms me-

    tros de cadena en un boliche de la

    oto nrique

    Murguio

    Plaza

    de las

    Carretas. Ese

    dinero

    fue descubier to

    por

    don

    Sandalia

    Farias. [ ]

    No les qued

    nada

    de las

    reser

    vas. Pancho comprendi sin mu-

    cho esfuerzo

    la

    escena

    soportada

    por

    Tito y se mostr

    ms

    solida-

    rio que nunca y t rabajaron hasta

    entrada la

    noche casi al

    tanteo

    en

    una

    cadena

    para perritos que se

    podia vender muy bien en un al-

    macn y que los propios ferrete

    ros habian prometido a Pancho

    colocarla en seguida y

    pagarla

    muy

    ventajosamente.

    Entr ms

    plata

    pero esta vez

    en

    los bolsil los de

    Pancho Puentes

    quien corri a explicar al

    padre

    -ahora obrero en el Saladero

    la

    mina que haba

    descubierto.

    El

    viejo Puentes les encarg metros

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    15/68

    y metros de cadena.

    Tantos,

    que

    haba que pensar en serio. Un

    Puentes poda c rear una industria.

    Un

    Faras

    no poda tener dinero

    impropio a una edad escolar. Pan

    cho estudiaba a la

    pa r

    de Tito, pero

    era

    el industrioso con cierta inde-

    pendencia. [

    . . .

    ]

    En una

    de las esquinas

    de la

    Plaza

    Mayor tenia instal ado un

    taller de muebles, que jams po-

    dria

    se r

    carpnteria , don Lorenzo

    Toledo, un castellano de Burgos

    que no soportaba de buen grado

    que se le llamase gallego . A su

    casa ban a

    parar

    los muebles

    de

    calidad de los

    Faras

    o los de los

    Viel, para

    se r

    encolados, o los de

    Trinidad, que

    eran

    inferiores.

    Su

    trato era

    ceremonioso y grave. Sos-

    tena que

    haba prestado

    servicios

    en casas reales y

    que alguna

    vez

    vendi un mueble a

    la

    reina Vic-

    toria. [ . . . ] Para l, flaco enjuto,

    cqn una tos seca siempre dispuesta

    en el garguero, Espaa era el Rey

    y el Rey

    era

    Espaa. No poda ni

    mrar

    a la repugnante p lebe ciu-

    dadana

    -chusma

    para

    l

    n al

    campesino, n a nadie, sin

    estar

    seguro de que pensaba como l.

    Pintaba las paredes del taller con

    colores que recordase los de la rea

    leza. Y

    ms

    de

    una

    cortina de fel-

    pa

    o un raido dosel permaneci ahi

    mucho tiempo sin se r

    restaurado,

    porque le

    traa

    reminiscencias de

    la

    Espaa

    gloriosa.

    Amaba

    a Al-

    fonso XIII

    por

    encima de todas las

    cosas, y le

    temblaban las

    palabras

    en la garganta cuando lamentaba

    la condena de no poder servir ms

    al rey. [. .. ]

    Todo lo que nunca veria ni ha

    ba jams disfrutado lo

    transmiti

    a

    la

    gente del barrio, y en particu

    la r

    a los nios. Pero slo cosechaba

    desdenes, porque en la adolescencia

    se t iene un sentido del ridculo ms

    desarrollado y agudo que en cual-

    quier otra etapa de la vida del

    hombre.

    S i este mamarracho fuese al-

    gn importante -di jo un da Pan

    cho a

    Tito-

    no lo tutearan to-

    dos. PO,r qu no tutean a don

    ngel? -Tito par la oreja. Aquel

    espaol de tan fcil palabra y

    tan

    elocuente, no haba conseguido que

    el vecindario

    ]0 tomase

    en serio.

    Don ngel

    era

    , n

    hombre

    intole-

    rante y

    sombro fuera

    de

    su casa.

    Tena

    un taller de imprenta a la

    vuelta

    de la carpntera de don Lo-

    renzo. A don Angel se le

    respetaba

    y hasta se le tema porque era

    anarquista ,

    segn don Lorenzo

    y

    segn los dems vecinos . .& larco

    hurr sque ndo

    l estancia

    folo

    Augu sto e Ida Bsch.

    capaz de

    matar

    con bombas

    en

    toda

    la Corte

    de

    Espaa,

    nclu-

    yendo las casas

    rea les de

    Portugal

    y de Italia si se

    encontraban

    de

    fiesta juntas. Nadie tuteaba a don

    ngel; nadie queria hacer amistad

    con don Angel, porque ste exigia

    ciert.QS

    documentos necesarios

    para

    la

    controversia. Deban

    haber

    ledo

    po r

    lo menos

    la

    mitad de los libros

    que tenan reunidos en los anaque-

    les del Centro Anarquista. [ . . . ]

    El descubrimiento de aquellas

    dos personas en Colinas trastorn

    a Tito y a Pancho.

    El

    aconteci-

    miento de una

    Infanta Real

    llega-

    da

    a

    una

    Repblica los coloc en

    una

    encl ucijada. Los hechos se les

    grabaron

    a fuego lento, y los ex-

    tremos de la sociedad qUe

    tenan

    por

    delante eran las bases de la

    personalidad de uno y otro. Tito

    descubri a Pancho merodeando la

    imprenta, y Pancho sac a Tito de

    un brazo de la carpintera del

    g a

    llego monrquico. Empleaban su-

    t iles formas de ayudarse.

    Si

    era Ti-

    to Farias quen celaba a Pancho,

    utilizaba el

    nombre

    de don

    Sanda

    lio, su

    padre:

    Te

    llama

    pap para

    que lo ayuds . Si

    era

    Pancho

    quien deba evitar actitudes in-

    convenientes, ste recurria a la fan-

    tasa, nventando ya un mendgo

    que peda limosna con un monito

    sobre el hombro, ya un accidente

    del t ranva, cuyas ruedas se haban

    salido de los rieles; y anunciaba

    que muchos hombres se esforzaban

    por

    ponerlo en condiciones de con-

    tinuar el trayecto. O era

    una

    caba

    llo desbocado, qUe al llegar

    Tito

    haba desaparecido. Pancho tena

    menos autoridad, de manera que ne-

    ceSItaba ms imaginacin para vi-

    vir. [

    . . .

    ]

    Estos fragmentos corresponden a

    una

    novela

    ioconcluS3

    Se hizo

    una

    publicacin, p r

    ial y pstuma en la entrega 2, correspon

    diente a julio.setiembre de 1963, de NMERO,

    revista literaria trimestral de A-fontevideo.

    13

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    16/68

    L

    P IS JE TU L

    UGUSTO

    USCH

    R TERISTI S

    G N R L S

    El

    paisa je salteo tiene en ge-

    neral los mismos rasgos que el

    paisaje uruguayo. No tiene altu-

    ras ni depresiones pronunciadas;

    los accidentes de su relieve pues

    son pequeos y entrecortados por

    los lineamientos que imponen los

    distintos ramales de la cuchilla

    Daymn y sus derivaciones. Su te-

    rreno ondulado marca un para-

    lelismo con las corrientes fluvia-

    les y

    en

    algunos lugares hay

    circos de cerros que

    aportan

    al

    paisaje un encanto natural Asi los

    cerros de Cambar de Arapey y

    otros que bordean los l imites del

    departamento de Salto con los de

    Artigas y Rivera

    cerca

    del marco

    de Masoller ofrecen

    una

    visin

    dist in ta a los paisa jes del oeste.

    En el

    departamento

    existen aflo-

    ramientos rocosos que dan el aspec-

    to del campo quebrado de gran

    belleza.

    En

    Sopas Rincn de los

    Valentines Mataojo Vera etc. los

    campos quebrados constituyen el

    comn denominador del paisaje

    rural

    Si

    partimos desde el extremo

    oriental del departamento hac ia el

    r o Uruguay el paisaje cambia le-

    vemente: las cuchillas son apenas

    colinas y por ende disminuye

    aunque no del todo la

    VlSl n

    del

    campo quebrado . Al l legar al ro

    Uruguay sus pronunciamientos son

    ms

    suaves con excepcin de al-

    gunos parajs como Arenitas Blan-

    cas en los cuales existen cerros que

    dan las tonalidades del paisaje

    oriental.

    La

    hermosa vis ta que representa

    el ordenamiento

    de

    las cuchillas se

    complementa con la que ofrecen

    las corrientes f luviales y su vege-

    tacin de monte . El paisaje ru-

    ral

    es pues muy bello acrecen-

    tado ms

    aun por l as distintas es-

    pecies vegetales que bordean los

    rios y arroyos. En este aspecto el

    paisa je es puramente natural sin

    que

    la

    obra

    del

    hombre

    lo

    haya

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    17/68

    modificado.

    Hay lugares

    especial

    mente atractivos como

    el Paso

    Ya

    car sobre el

    arroyo

    Itapebi

    Los

    Manantiales en

    el arroyo

    San An

    tonio el

    puente Tacuab

    y su lagu

    na. sta

    situada

    a pocos

    metros

    del

    ro Arapey

    sobre el

    oeste

    de

    la

    ruta fue

    segn la t radicin

    del

    lugar .corra l del cacique Tacuab.

    El paisaje salteo est coronado

    por

    los rios Arapey

    Daymn

    y

    Uruguay.

    El paisaje costero del ro

    Uru-

    guay

    tiene en

    su

    mayor

    parte

    una

    vegetacin frondosa al igual

    que

    en

    los extremos

    de

    los

    afloramien-

    tos basl ticos de su lecho

    saltos

    y

    rpidas. Desde el r o

    se

    aprecia

    una

    costa

    de bar rancas

    elevadas en

    la

    zona de la Piedra Alta La

    Caballada y

    Arenitas

    Blancas. Des

    pus de

    un

    tramo algo

    regular

    se

    aprecia

    una costa de playas

    como

    la

    de Corral itos

    hasta

    las

    proximidades de

    la

    desembocadura

    del Daymn.

    PAISAJE RUR Y SU

    HUMANIZACION

    El

    paisaje rural salteo

    se

    hUma

    niza

    muy lentamente La obra

    del

    hombre se ha

    manifestado

    sobre

    todo en

    la

    apertura de caminos en

    el

    montaje

    de vias frreas estacio

    nes en la implantacin

    de

    lineas

    .La Costanera SIIr.

    La

    costa

    del ro.

    telefnicas etc. Salvo excepciones

    qUe sealaremos

    el

    campo

    es an

    puramente natural

    Debe el

    hombre irrumpir

    brus

    camente

    en

    la naturaleza

    hasta

    matarla o aniquilarla? La

    huma-

    nizacin

    debe

    llevarse

    hasta los

    lugares

    naturalmente bellos? De

    be el

    hombre modificar

    los paisa-

    Foto Enrique

    ur uo

    jes naturales

    por

    su capricho

    desordenado?

    Estas preguntas se

    han hecho y

    se hacen

    en todos los

    pueblos. En verdad

    se

    justifican

    puesto que en

    muchos lugares

    se

    ha

    llevado

    una

    lucha

    frentica

    y

    despiadada

    contra

    los

    ambentes

    naturales

    As en

    una hermosa

    asociacin vegetal

    que

    corona

    un

    ro o

    un

    arroyo

    se

    planta una

    es

    pecie ajena a veces extica que

    altera la armona

    que

    la natura-

    leza

    ha

    establecido.

    En Utl

    bello

    paisaje

    con asociaciones

    de

    espi

    nillos

    {le pronto alguen

    planta

    un

    paraso

    que

    en

    breve va

    a

    romper el

    reposado

    equilibrodel

    paisaje natural

    Es precisamente

    en

    el problema

    de

    la

    humanizacin {lel campo don

    de el

    hombre

    debe manifestar

    su

    pujanza y sin

    {levastarlo hacer

    del medio campesino

    un mbi to ci-

    vilizado. Tal

    es la

    complementa-

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    18/68

    cin que corresponde: a

    la

    par que

    el hombre rea liza una obra de ver

    dadera geografa cultural

    deja n-

    tacto el

    pasaje

    en aquellos

    luga

    res donde as debe permanecer.

    En nuestro departamento como

    en

    otros de

    la

    repblica la huma

    nzacin del

    campo

    comenz en la

    segunda mitad

    de l sglo XVIII po-

    ca

    en

    que

    tambn aparecen las

    pri

    meras

    estancias. Pero este proceso

    nical fue muy primitvo lo que no

    mpde

    que

    an

    se

    conserven

    tanto

    la s viejas edificaciones como las

    anacrnicas

    formas

    de

    vida

    y de

    trabajo de

    la

    estancia

    tradicional.

    Unas pocas

    pginas atrs

    apare

    ce i lust rado un paisa je

    todava

    no

    desaparecido.

    El hombre de

    cam

    po el pen churrasquea al aire

    libre junto a

    la

    parrilla cerca de

    los corra les. Puede observarse el

    corral hecho con postes

    de

    andu

    bay muy

    comn

    en las estancias

    de pr incipios de siglo.

    Este

    tipo de

    corral como tambin los

    distintos

    tipos de

    alambrados

    reemplazan a

    Novillos

    precoces pastoreando sudn.

    16

    Jos vIeJos corrales de

    piedra

    y a

    las

    demarcaciones l

    los potreros

    que se hacian a

    base

    de piedras y

    estacas.

    La transformacin de la campa

    a

    es pues gradual y

    lenta.

    No

    obstante sin que existan

    en

    el de-

    partamento

    zonas intensivas

    hay

    establecimientos

    rurales que

    se

    ajustan a las nuevas tcnicas y

    dan al paisaje

    rural

    un

    aspecto t-

    picamente

    humanizado.

    El pa isa je

    natural

    y

    rstico de Laure le s ha

    sido vivamente convertido en un

    ambiente activo por la explotacin

    c ient if ica de

    la

    estancia Bayu

    cu

    de

    Salvador

    Mattos. El

    rea

    intensiva priva frente a la

    exten

    siva

    y

    en par te el paisaje

    huma

    nizado modif ica de ta l manera al

    natural

    que imprime a la

    zona

    un

    aspecto totalmen1e distintot As

    se ha

    completado la

    obra

    de

    la

    naturaleza con la preparacin de

    praderas artificiales hechas prin

    cipalmente con

    Sudan

    Americano

    Dulce

    ta l

    como

    queda

    ilustrado.

    oto GamO

    La

    mecanizaclOn el ensilaje la

    fertilizacin

    constituyen

    el expo-

    nente ms te rminant e

    del

    trabajo

    rigurosamente intensivo

    que

    all se

    ha

    hecho y que domina el paisaje

    rural

    de

    una zona ganadera de sue-

    los baslticos.

    Es

    interesante des-

    tacar que no slo se ha cambiado el

    paisaje fsico sino tambin su eco-

    nomia:

    la ganaderia ha sido com-

    plementada con

    la agricul tura

    fo-

    rrajera.

    Pero no slo en los puntos sea

    lados existe

    humanizacin

    en el

    medio

    rural.

    En la estancia Va-

    lentn de la

    sucesin

    de Manuel

    H. Gutirrez se ha llevado ade-

    l an te una

    obra

    de

    alta

    tcnica no-

    table

    si

    se tiene presente

    la

    poca

    en

    que fue

    construida: las

    prime

    ras dcadas de

    este

    siglo.

    Nos

    re-

    ferimos a

    la presa

    sobre el arroyo

    Valentin que desemboca

    en

    el ro

    Arapey Grande. Es sta la primera

    obra

    de

    hidro

    electrificacin nacio-

    nal. Fue construida personalmente

    por

    su

    propietario Manuel

    Gu-

    tirrez oy

    fallecido- para do-

    tar

    a

    su

    establecimiento

    de energa

    elctrica mediante la utilizacin

    del salto

    de

    agua.

    En

    los ltimos

    aos

    el ingenio

    azucarero

    de

    ANCAP en El Espi-

    nillar representa

    sin

    duda un no-

    table esfuerzo del hombre

    en

    el lo-

    gro de la geografa cultural. Mag-

    nificamente

    situado

    en las

    mrge

    nes del ro

    Uruguay cerca

    de la

    desembocadura

    del Arapey

    ms

    concretamente

    cruzado

    por

    el cur-

    so inferior del arroyo

    Espinillar

    --Vuelta de Mendes- desenvuelve

    una

    actividad eminentemente tec-

    nificada. Las

    plantaciones

    de

    caa

    de

    azcar la forestacin la edifi-

    cacin y todo lo que constituye

    el

    complejo

    agro-industrial han

    ven-

    cido al campo

    abierto

    para

    conver-

    tirlo

    en un lugar de febril activi-

    dad. En la ilustracin de pg. 18 se

    aprecia

    un

    aspecto de

    E l Espini-

    llar

    semejante

    a los

    campos

    de

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    19/68

    La

    vieja

    carreta

    guarda hoy

    el

    alimento de los cerdos.

    foto

    Gomo

    ANCAP, antes de la instalacin de

    la fbrica.

    En

    el departamento se

    han

    desa

    rrollado, desde el ao 1801, algunos

    centros poblados que constituyen

    puntos de humanlzacin en me-

    dio de

    la

    campaa.

    Tales

    son

    las

    poblaciones

    de

    Beln, Constitucin

    y Colonia Layalleja, esta lt ima si

    tuada casi en el borde del Arapey

    Chico.

    Estas

    poblaciones

    rurales

    han

    extendido sus zonas de cha

    cras en unos pocos qui lmetros a su

    alrededor. Lo mismo

    ha

    sucedido

    con las principa les estaciones

    del

    ferrocarril noroeste, que cuentan

    con pequeas zonas pobladas

    en

    las que sin embargo se mantienen

    explotaciones extensivas.

    Tales son

    las es taciones de San Antonio, Ita-

    pebi y Palomas, entre otras de me

    nor

    importancia.

    En

    general, en

    todo el departamento se han for

    mado

    centros poblados,

    pero

    mu

    chos de ellos son

    muy

    pequeos.

    En

    otro captu lo de

    este

    volumen

    Los hombres ) puede visualizar

    se este fenmeno en el mapa res

    pectivo.

    L

    ZO

    QUINT S

    L IUD D S LTO

    La l lamada

    zona de

    huertos

    de

    la ciudad de Salto

    se

    ha ensancha

    do con el tiempo, como

    es

    natural,

    y llega,

    aproximadamente, hasta

    arroyo

    San

    Antonio por el norte,

    hasta

    el rio Daymn por el

    sur

    y

    se

    prolonga

    por

    el este en unos 20

    quilmetros, es decir, hasta

    la

    Co

    lonia de Julio.

    Estas

    zonas

    son distintas de

    las

    establecidas

    por las delmitaciones municipales.)

    La ampla

    zona

    de huertos

    o

    de

    quintas desaparece poco a poco

    hasta

    llegar a

    la

    zona de los gran-

    des latifundios.

    El proceso de humanizacin de la

    que es hoy

    llamada

    zona de quin

    ta s .

    ha

    sido ms rpido que

    el

    rural.

    La

    gravitacin

    de la

    ciudad

    hace que

    aceleradamente

    se pro

    duzca

    un

    cambio

    en

    el

    paisaje na-

    tural.

    La

    superficie de

    quintas est

    surcada por carreteras

    y lneas f-

    17

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    20/68

    Campos

    de El Espinillar .

    rreas

    que contribuyen a

    dar

    al pai

    saje la tonalidad de las zonas cul

    turales. Las quintas

    de

    naranjos

    tienen una

    gran

    extens in; mu

    chas de ellas se

    agrupan en

    co

    lonias. como las Colonias Osimani

    y Llerena, Corralitos y 18 de Ju

    lio que bordeaI1 la ciudad por el

    norte el

    sur

    y el este respec

    tivamente.

    Si

    bien

    es cierto que

    en

    muchas

    explotaciones se siguen todava los

    procedimientos tradicionales,

    hay

    en

    cambio

    algunas

    que se

    ajustan

    a

    los

    sistemas

    intensivos.

    La

    Escuela

    de

    Agronoma

    dependiente

    de

    la

    Universidad la Estac in Experi

    mental de Citricultura, del Mnis

    terio de Ganaderia y Agricultura,

    y

    algunas

    quintas

    prvadas

    se

    orien

    tan por modernos mtodos

    de pro

    duccin. Lo propio sucede con el

    viedo de Antonio Calaf Berisso

    en Corralitos y con el

    Naranjal

    Salteo ,

    de

    Pedro

    Solari

    en

    el

    lugar

    conocido por Cuatro Bocas .

    El

    viedo

    se ext iende en

    una

    amplia

    zona

    muy

    apta

    para

    la vid y en l

    se uti liza el emparrado . que cam

    bia totalmente el

    paisaje caracte-

    18

    f of A ug usto e Ido Bsch

    rstico de este tipo de cultivo.

    El

    Naranjal Salteo es una unidad

    agro-industrial;

    en

    algunos lugares

    asume el

    aspecto de

    monte cerra

    do

    ta l

    es el

    nmero

    de sus

    plantas

    ..

    En

    Los Manantiales , de Urreta

    S. A.

    est instalada

    la fbrica em

    botelladora de refrescos. Es un lu

    ga r

    de forestacin sobre la costa

    del

    arroyo San

    Antonio.

    En

    el mis

    mo sitio estn Los Berrales .

    Existen alli muchos sauces que

    embellecen el paisaje de la zona.

    P IS JE UR NO Y

    SU UR NO

    La

    ciudad de

    Salto

    est edificada

    sobre el punto terminal de

    la

    cu

    chilla del mismo nombre y en te

    rrenos muy acCidentados. Sn em

    bargo

    la

    urbanizacin especialmen

    te

    la

    de

    las ultimas

    dcadas disi

    mula en par te esas caractersticas

    topogrfic;s.

    concentracin

    urbana,

    la

    atraccin

    centrpeta

    de

    habitantes

    de la m p ~ que ejerce

    la

    capi-

    ta l

    del departamento,

    ha

    obligado

    a una

    extensin de

    la

    ciudad espe

    cialmente hacia

    el este.

    El

    paisaje

    urbano tipif ica as dos puntos de

    especial relevancia: el adelanto edi

    licio y el crecimiento marginal de

    centros poblados.

    Respecto

    al

    primero hay

    que

    de

    ci r que

    la

    ciudad

    ha

    cambiado fun

    damentalmente, despus de comien

    zos del siglo. El empedrado fue

    reemplazado por el hormign y con

    ello la ciudad

    adquiri

    otro

    aspecto.

    A comienzos del siglo

    anterior, por

    e l a ct ual centro de

    la

    ciudad

    cru

    zaba una corriente que luego fue

    cegada

    y

    donde hoy se asientan

    edif icios de varios pisos como el

    de

    la

    Caja

    de

    Ahorro Postal.

    Como

    simple

    ejemplo de estos

    cambios sealemos slo uno de

    los muchos producidos: el local de

    la vieja Jefatura de Polica fue

    demolido y

    su lugar

    ocupado por

    un

    moderno edificio.

    Embotellando la Urreta .

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    21/68

    ZON S

    IUD D

    S LTO

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    22/68

    _ZONAS

    DE

    LA CIUDAD

    DE

    S L O

    ESTUDIO DE FOTOINTERPRET ION

    f i i7 i1 .AnA

    DENSA CON: l ltQM.U\AS

    ~ C O N . M l c : O S

    l U uJ .

    e

    O

    iIE

    OENU

    \SIN ESPAClOI

    YYUND S COHJl lNfOS n ~

    VlYftHn,\S CON [5..... lUSO

    Horn Ol l

    VfVlENl AS

    CON SPACtO

    llJiO

    RUTICU\AI

    VWlfND S CON ESt CO NO

    n T DO

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    23/68

    renitas Blancas

    dominando el rio desde

    lo alto

    de

    la

    barranca

    Pero no slo el centro de la ci\l

    dad ha variado su fisonomia. Pa

    ralela al ro Uruguay corre la cos

    tanera

    hasta Arenitas

    Blancas

    lu

    gar ste que ltimamente ha sido

    urbanizado. Arentas Blancas

    pa

    raje residencial es una localidad

    que se

    encuentra situada

    frente

    a

    la ciudad de Concordia con una

    hermosa vista sobre el rio Uruguay

    y ricamente forestada. El paisaje

    es

    muy

    bello; E l Pen lugar

    apropado para reuniones familia

    res

    est

    situado entre cerros y ro

    cas y cubierto de rboles.

    Cercana a Areni tas Blancas est

    Villa Maguey que posee un

    pai

    saje semejante.

    En

    general

    la

    costa

    su r

    se

    ha

    urbanizado rpidamente en los l ti

    mos aos y ello indica un desplaza

    miento de la poblacin. Alli se es

    tn levantando modernos edificios

    para vivienda algunos de var ios

    pisos y el de la sede social del

    Club de Pesca . La

    hoste ra de

    La Piedra Alta est construida

    sobre peascos.

    Por

    el

    norte una

    hermosa costa-

    nera pasa por el Club Remeros

    Salto Rowing Club y

    playa

    Las

    Cavas ; es de sealar de modo es

    pecial el

    trabajo

    de forestac in

    que en esa

    parte

    de la ciudad se

    ha

    llevado a cabo.

    Muchos chale ts se a linean a lo

    largo de

    la

    costanera; algunos de

    ellos estn encerrados por espe

    sos rboles y erguidos sobre

    las

    rocas.

    Po r

    el este la ciudad se ha pola

    rizado en barrios que crecen con

    el aglutinamiento de la poblacin

    rura l migrante. Han crecido as

    los

    barrios

    Burton Umpierri Ca

    lafi y Gautrn entre otros. Este

    proceso de crecimiento

    por

    unin

    de barrios es muy comn en

    todas

    las ciudades. Son los pueblos sat

    lites que poco a poco unen sus es

    pacios

    por

    carreteras y caminos;

    luego la edificacin y en general

    la tcnica de

    la

    urbanizacin los

    consolida con la ciudad. As Salto

    uni su centro con el Cerro , hoy

    barrio

    Baltasar

    Brum

    por

    el nor

    te y con Salto Nuevo por el sur.

    Este

    barrio

    fue considerado hasta

    el censo de 1963 zona rural. Sin

    embargo fue anexado a

    la

    zona

    suburbana

    con posterioridad a esa

    fecha.

    La ciudad se extiende hacia el

    este en donde termina

    por

    amplias

    vias de trnsito como las avenidas

    Batlle

    y Rod. A poca

    distancia

    del

    Obelisco a Rod -:..entre las dos

    avenidas citadas- se encuentra

    el

    barrio

    Artgas zona

    rural,

    como

    los barrios primeramente citados.

    Esta

    parte

    se conecta con la ciudad

    por medio de numerosas quintas.

    El ritmo

    acelerado

    del

    crecimien

    to de

    la

    poblacin en sus aledaos

    asi como la planifcacin munici

    pal hacen que la ciudad de Salto

    adquiera l a pres tancia de

    una

    ciu

    dad moderna en

    la

    cual no

    faltan

    los edificios seoriales corno el

    Pa

    lacio Gallino

    actualmente

    Museo

    de Bellas Artes. La ciudad es pues

    siempre cambiante y dinmica. Y

    todo ese proceso urbanstico se

    complementa con las perspect ivas

    que ofrece su suelo ondulado y con

    la apacible visn de

    su

    paisaje

    fluvial.

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    24/68

    LOS

    HOMBRES

    L TEIXEIRA

    E

    SCIRGALEA O P P R TO

    EUGARTEMENDIA S TAFERNABERRY EPIROTTO

    HISTORIA

    Si n

    duda alguna, ningn pueble

    del

    pais

    cont, en

    e l m ome nto

    de

    su fundacin, con un a poblacin ta n

    cosmopolita como la

    q ue f or ma ba n

    .aquellos

    hombres

    que

    dieron

    ori

    gen a Salto y que su pera ban en

    nmero a los pueblos indgenas

    existentes po r entonces en el lugar.

    Esta

    afirmacin puede fundamen-

    tarse

    a -travs de

    un a breve

    resea

    histr ica del origen y evolucin de

    la

    poblacn del departamento.

    Los primitivos h ab it an te s d e la

    regin llegaron en sucesivas olea

    das, desde el Brasil, en sus corre-

    ras

    haca el sur.

    Yaros

    e

    ibiraya-

    rs invadieron el territorio dsemi

    nndose

    en

    grupos qu e se estable-

    cieron en aquellos parajes

    donde

    montes, ros y cerros favorecan su

    gnero de

    vida

    simple y salvaje.

    El segundo pueblo que ocup esta

    zona perteneca a las

    tribus

    de los

    chan timl;les

    que

    precedan

    a

    la familia charra guenoas, mi

    nuanos y bohanes a los que la

    conquista sorprendi

    en

    la

    humil

    da d de sus tolderas dedicados a

    la caza, a la pesca y a veces a la

    recoleccin. Debemos destacar la

    influencia qu e a travs de los boha

    n es ejerciero n los

    guaranes

    temi

    bles piratas del ro Uruguay que

    nos legaron la s dulces y sugestivas

    voces de nuestra toponimia.

    Fue en octubre de 1756, al tr-

    mino de la Guerra Guarantica,

    que

    el

    hombre

    blanco inici

    el

    pro

    ceso de fundacin de l t voz gua

    ran qu e daba el

    nombre

    a Salto .

    El gobernador del Ro de

    la

    Plata,

    Jos de Andonaegui, env

    al

    gober

    nador de Montevideo Jos

    Joaqun

    de Viana al mando de 400 hombres

    con la orden de

    establecerse

    en el

    paraje

    denominado Salto

    Oriental

    y esperar all

    a l m ar qu s

    de Val

    delirios.

    La

    ciudad f e

    en

    su orgen

    un

    campamento

    militar, pero

    la

    pobla

    cin haba surgdo antes de su

    flUldacin, por una necesidad geo-

    grfica:

    la

    de unir el Bajo con el

    Alto Uruguay, r azn en la cual se

    afirm su rpido desarro llo y pro-

    greso. Pas el tiempo y

    el

    14 de

    marzo de

    1801 con

    el

    objeto de con

    tener

    la s invasiones de portugueses

    e indgenas, e l Capitn de Blanden

    gues Jorge Pacheco fund el pueblo

    de Beln

    en la

    desembocadura del

    Yacu con el

    Uruguay.

    Desapare

    cido el motivo de s fundacin y

    debido a la s

    malas

    comunicaciones

    el ro no er a navegable, la esta-

    cin m s cer can a distaba treinta

    quilmetros las

    chacras que

    ro

    deaban

    la villa de Salto

    pasaron

    a

    manos de estancieros capitalistas.

    Lentamente y luego de la conce

    sin de campos po r el marqus de

    Sobremonte,

    virre y del

    Ro de la

    Plata, se fue poblando el resto de

    la

    campaa.

    En

    ese entonces

    la

    poblacin

    er a

    mu y escasa debido a las cont nuas

    correrias de los charras, q e fue

    ro n

    dueos y seores de

    la

    zona

    hasta

    q ue B er na b

    Rivera

    los ex

    termin a costa de su vida.

    En

    los

    campos de Arerungu se haba he

    cho

    temible

    en esa poca, po r sus

    instintos sanguinarios, un ndio lla

    mado el

    Gato

    Negro

    que asolaba

    la s estancias. A partir de 1836 au

    ment

    la poblacin

    rural,

    que se

    estableci en los alr ed ed or es d e la

    ciudad y que e s ta ba mayori ta ri a-

    mente i nt eg ra da p or quienes ha-

    bian acompaado a

    Rivera

    a las

    1854 el

    departamento

    tenia 7.500

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    25/68

    Misiones.

    Los primeros pob ladores de la

    ciudad de Salto,

    en

    su

    mayora

    portugueses y procedentes del

    Arro

    yo Grande de la China hoy Con-

    cepcin del Uruguay), .del Rincn

    de

    las

    Gallinas y de Montevideo,

    se casaron con

    mujeres

    de apellido

    indigena,

    oriundas

    de estos

    parajes

    .

    o de las provincias de Corrientes y

    Entre Rios.

    Entre los aos 1830 y 1840 se

    acenta una corriente inmigratoria

    proveniente de los pueblos de Mi-

    siones,

    mientras

    se extingue la de

    Corrientes y Entre Ros.

    El 8 de agosto de 1852 se funda

    por

    ley

    el

    pueblo de Constitucin,

    en el paraje ubicado

    entre

    las cos-

    tas del Uruguay y el arroyo Ceibal

    Chico, 35 quilmetros al norte de

    la ciudad de Salto. Fue creado

    porque se necesitaba un puerto de

    trnsito

    para

    el comercio entre

    Salto y las provincias argentinas.

    Pero la mayor

    parte

    de

    la pobla-

    cin de Constitucin, que por en-

    tonces ascenda a 2.000

    habitantes,

    se dedicaba a la

    agricultura

    y vas-

    tas extensiones de viedos y

    rbo

    les frutales cubrian los alrededores

    del

    centro

    poblado.

    La colonia agrcola de Lavalleja,

    sobre el ro Arapey Grande, debi

    establecerse, segn ley, en 1860,

    pero

    por

    litigio entre un particular

    y el

    Estado

    se hizo la divisin en

    chacras recin en 1884. Debido a

    la falta

    de comunicaciones, a

    la

    escasez de

    agua

    y a

    la

    mproducti-

    vidad de los suelos, la colonia no

    poda considerarse prspera.

    Existe

    en la

    actualidad

    un

    pe-

    queo ncleo poblado

    en

    medio de

    las chacras que se extienden

    por

    aquellas cuchillas.

    LOS

    PRIMEROS

    ENSOS

    Segn el Bole tn del Minis te rio

    de Hacienda,

    en

    1834 la poblacin

    ascenda a 1.315

    habitantes;

    en

    habitantes y la ciudad 2.808;

    en

    1880 alcanzaba el

    departamento

    a

    15.721 y en 1908 a 46.259 habitan

    tes.

    Un censo detallado realizado en

    1890 confirma la existencia en Sal

    to

    de

    21.610 uruguayos, 4.039

    bra

    sleos, 1.885 ita lianos, 1.680

    ar

    gentinos, 1.152 espaoles, 373 fran-

    ceses, 7 ingleses, 69 paraguayos,

    46 alemanes, 12 suizos y 7 chilenos,

    lo que pone de manifiesto la mez-

    cla de individuos de distintas nacio-

    nal idades, raz de la poblacin ac-

    tual.

    EVOLUCION

    El

    cuadro

    demogrfico preceden-

    te exper imenta, con el

    correr

    del

    tiempo, .diversas transformaciones.

    Los lat inos -spaoles, portugue

    ses, italianos y franceses- llegan

    sucesivamente y se mezclan con el

    criollo, sin originar un tipo defini-

    do. Los negros fueron

    trados

    por

    los estancieros portugueses como

    esclavos, en poca cantidad, y se

    han

    mestizado

    a

    travs

    de

    varias

    generaciones. Tambin viene a su-

    marse

    la

    inmigracin vasca y sa

    jona que trasmite al nativo su

    energa

    tesonera e inflexible.

    En

    las

    ltimas dcadas disminu-

    ye

    la

    inmigracin

    latina

    y

    arriban

    pequeos contingentes de eslavos,

    judos y sir iolibaneses; los prme

    ros se dedican a las actividades

    agrarias

    y los ltimos

    al

    comercio.

    Todos estos e lementos de mez-

    clada sangre han constituido un

    or ig ina l ncleo heterogneo que, a

    travs

    de los aos, se

    ha

    homoge-

    neizado de ta l forma que las

    anti

    guas diferencias hoy

    pasan

    inadver-

    tidas. De ah, entonces que en la

    actualidad predomine

    en

    el campo

    y la ciudad la raza blanca.

    R TERES DISTINTIVOS

    DE L PO L CION CTU L

    El factor geogrf ico inf luye en

    la formacin del carc te r local:

    1)

    Por

    su si tuacin,

    Salto

    se en-

    cuentra

    en el punto de contacto

    de

    tres

    sociedades uruguaya,

    bra

    slea y

    argentina)

    y

    cada

    una le

    aporta su modalidad.

    2) Por su aislamiento de la metr-

    poli, que

    le permite

    desarrollarse

    con independencia de Montevideo.

    3) Por su clima clido, que lo d-

    ferencia del sur: la

    naturaleza

    ha

    sido ms prdiga.

    4) Por sus cursos f luvia les cauda-

    losos,

    qUe

    proveen abundante fuen-

    te para riego y reserva hidroelc-

    trica.

    5 Por su policromo paisaje, que

    ha dado estmulo y vuelo a la ima-

    ginacin del salteo en las artes

    y

    las

    letras.

    6) Por sus recursos naturales, cuyo

    desarrollo se

    revela en

    el

    tenaz

    pro-

    greso del departamento.

    Se establece, entonces, una

    rela

    cin entre el medio fisico y el pro-

    ducto humano; los atributos de ca

    rcter

    localista se manifiestan con

    ms

    nfasis en

    la

    clase media.

    Otra caracterst ica de la socie-

    dad saltea, es

    que

    aun

    siendo

    un

    circulo amable , no acoge

    al

    fo-

    rastero sin previo conocimiento.

    Pero una vez conocido, lo recibe y

    lo acepta como a uno ms

    de

    sus

    hijos. Tradicionalista, celoso de

    su

    pasado,

    Salto

    conserva en sus em-

    pinadas calles, en sus viejas caso-

    nas y en sus patios enrejados, el

    espritu seorial que hace inconfun-

    dible la personalidad de

    su

    pueblo.

    CTIVID D ECONOMIC

    Por

    su topografa,

    su

    tapiz vege-

    ta l

    y sus numerosos arroyos y ca-

    adas

    el

    departamento

    es, por na

    turaleza, ganadero. La mayor par

    te de su superficie se . dedica a

    la

    cra de ganado bovino y ovino. Las

    lanas figuran

    por

    su cal idad y can-

    tidad

    entre

    las

    pr imeras del

    pas

    y de sus reses se obtiene

    un alto

    rendimiento

    en

    carnes y derivados.

    El estancierQ va pasando paula

    tinamente

    de la e tapa pastorl a

    un

    23

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

    26/68

    La

    mayor

    parte

    {le

    la superficie del departamento

    s e

    dedica an

    a

    la ganadera extensiva.

    sistema de explotacin intensiva de

    la ganaderia .

    En parte

    este pro

    ceso ya se est cumpliendo, aunque

    el rgimen de latifundio an impe

    rante retarda esta transformacin.

    Pero

    el

    salteo

    no se dedica sola

    mente a la cria de ganado. En la

    actualidad

    rodea

    la

    ciudad

    una

    faja

    cada vez ms extensa de huertos y

    rboles citricos que ofrecen sus

    frutos tempranamente, madurados

    por la nobleza de

    su

    clima

    sub-tro

    pical. Son huertos donde el hom

    bre, que apl ica tcnicas modernas ,

    trabaja el suelo laboriosamente y

    lo provee,

    mediante

    riego artificial,

    del agua que le niega el esto. Este

    tesonero esfuerzo hace posible que

    las

    primicias

    salteas

    (tomates,

    ajes, morrones,

    frutillas

    y

    hortali

    zas) invadan cada ao los merca

    dos del pas.

    Las quintas, donde la blancu

    ra

    de los

    azahares

    r ival iza con los

    dorados frutos que

    salpican

    sus

    copas,

    brindan

    notable

    demostra

    cin de la prodigalidad

    de

    la

    tie

    rra. En

    el

    Canto

    a los

    naranjales ,

    Enrique

    Amorim expres:

    Suben Por las colinas los verdes

    mandarinas

    humildes. uniformes, redondos,

    (femeninos,

    Los naranjos,

    en

    cambio,

    seorean

    la huerta

    y

    desde su

    prestancia da su

    grito

    de alerta

    el

    vivo benteveo .

    El manso limonero, de las

    tapias

    (vecino,

    derrocha su

    amarillo

    que salpica

    el camino

    La dedicacin ejemplar del cit ri

    cultor y

    el quintero, ha hecho po

    sible q Salto ocupe el primer

    lugar en la

    produccin nacional de

    estos frutos.

    TIPOS UM NOS

    P ON

    El ganado criollo, que en los

    primeros

    tiempos

    paca en

    nuestros

    campos en

    estadd

    salvaje, pas a

    ser

    vigilado

    y

    conducido por la

    mano

    del hombre, a medida que

    iban

    naciendo

    las

    grandes estan

    cias organizadas. El gaucho, hom

    bre

    de intemperie y de horizonte

    abierto, se fue transformando en

    pen. Los a lambrados de la estan

    cia separaron

    al

    pen de su fami

    lia.

    Las

    familias

    pasaron

    a

    formar

    los rancherios, habitat rural de

    paja y terrn, refugio del paisa

    no. La escasa instruccin del

    pen de

    estancia

    no le

    permite

    es

    pecializacin ninguna y realiza en

    tonces las

    ms

    diversas

    tareas:

    do

    mar, trapear,

    rondar

    las reses, alam

    brar. Es el pen pa todo , tan co

    mn en

    nuestra campaa.

    Su

    vesti

    menta

    se reduce a una bombacha

    criol la o un far-west , alpargatas,

    boina o

    sombrero

    aludo. Pocos lu

    jos puede

    darse:

    tabaco, caballo,

    bebida los domingos en el boliche

    y la rad io a transi stores, q

    ha

    roto el a is lamiento en que viva.

    Sacrificado, silencioso, melanc

    lico, el pen se levanta y se acuesta

    con el sol. Prodiga sus energas,

    todo el ao, al

    patrn;

    muy pocas

    veces el patrn

    retribuye

    s es

    fuerzo y su lealtad.

    Z FR ROS

    Existe en Salto

    una

    zona inter

    media entre

    la

    ciudad y el latifun-

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    dio, dedicada a cierto tipo

    de

    cul

    tivo que requiere disponibil idad

    de

    mano

    de

    obra

    citrus, primores,

    mani y que aparece facil itado por

    las condiciones ecolgicas del suelo,

    particularmente apto. La explota

    cin no puede depender solamente

    de los brazos del

    productor

    y su

    familia, pues en c ier tas pocas del

    ao se neces ita ms mano

    de obra

    para

    las dife rentes ta reas, como el

    carpido, el cuidado sanitario, el

    riego y

    la

    recoleccin. Nace, as ,

    el zafrero.

    Generalmente proviene del

    me

    dio rural y se afinca en los aleda-

    Vaciando

    las camisas .

    os de la ciudad.

    Habita

    cierto

    tipo

    de

    poblacin

    rural trasplan

    tada al medio urbano. Es decir,

    no se

    separa

    del todo de

    su am

    biente, manteniendo algunas ca

    ractersticas

    del

    habitat

    tradicio

    nal, al punto de que hay quienes

    cuentan

    con

    su

    . caballo y

    la

    leche

    ra familiar

    medio

    rurbano .

    Los zafreros son trabajadores

    ambulantes. Se desplazan hacia el

    lugar donde pueden encontrar ocu

    pacin.

    Se

    trata de hombres rudos,

    curtidos, capaces de

    soportar

    largas

    jornadas

    de fro intenso o de sol

    ardiente. Pocos son los que traba-

    jan en

    el aporcado,

    en

    la limpieza

    de los surcos y en los trabajos pre

    vios a la cosecha; es la cosecha

    misma

    la

    que requiere

    ms

    abun

    dancia

    de mano de obra. La reco

    leccin de los distintos frutos se

    ds tr ibuye a lo largo del ao. En

    tonces,

    zafrero

    puede.

    trabajar

    tanto en la pap cqIllo en el man,

    en el boniato comoien

    la

    naranja.

    Al jornal que se le

    pag

    se agrega

    un aporte en especesreldE;scarte,

    que

    contribuye.de

    ta l

    modo.

    a

    su

    alimentacin. Se da el caso,excep

    cional,

    de queja

    deta delqs za

    freros tenga por base la fruta o

    Foto VanOyek

  • 7/25/2019 Los Departamentos 08

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    Llenando las camisas

    Foto

    Von Dyck .

    tubrculo que ellos mismos

    han

    recogido.

    Desde hace unos veinte aos,

    cuando comenz la exportacin ha-

    cia Buenos Aires,

    las

    nuevas exi-

    gencias del mercado requirieron un

    obrero especializado.

    Buen

    golpe

    de vista y habilidad

    manual

    son

    condiciones indispensables

    para

    recoger, clasificar y acondicionar

    la

    frufa.

    El

    trabajador sal teo se dis-

    tingue

    por su dest reza

    y velocidad,

    al punto de que sus servicios son

    requeridos no slo

    en

    la zona man-

    zanera

    de Montevideo y Canelones,

    sino en Rio Negro (Repblica Ar-

    gentina) donde

    tres

    meses al ao

    (diciembre a marzo) cumple su

    zafra con

    alto

    rendimien to y bue-

    nos salarios. Aparece entonces

    una

    diferencia del trabajo el zafrero

    comn y el especializado.

    El primero realiza diversos me-

    nesteres por ejemplo, arranca

    na-

    ranjas esquila, corta o riega la

    caa de azcar.

    El

    cali ficado es

    aquel que con la experiencia adqui-

    rida o su habilidad natural cse-

    cha la mejor fruta rpidamente

    y

    sin daarla, cuidando al mismo

    tiempo el

    rbol

    que la produce.

    Tambin hay diferencia de salarios

    entre el contratado por da, que

    trabaja ocho horas pudiendo cum-

    plir jornadas extras, y el

    destajista

    que cobra por cajn y

    trabaja

    se-

    gn la

    necesidad de la empresa,

    de ocho a doce horas.

    Pese

    a que

    es el

    zafrero

    quien

    extrae la

    ri-

    queza de la zona, vive precaria-

    mente, con dificultades; los espe-

    cializados, s in embargo, suelen ob-

    tener

    mayores recursos.

    JORN D L

    RR N DOR

    N R NJ S

    En

    las maanas de invierno,

    cuando

    la helada

    blanquea,

    largas

    hileras de camiones salen de la

    ci ldad

    en

    distintas direcciones, ha-

    cia

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    Los quinchos protegen as primici