Los Clasicos- Definición

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

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    Francisco Garca JuradoLa ciudad invisible de los clsicos. Entre Aulo Gelio e Italo Calvino

    Nova Tellus, vol. 28, nm. 1, 2010, pp. 271-300,

    Centro de Estudios Clsicos

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    La ciudad invisible de los clsicos.

    Entre Aulo Gelio e Italo Calvino

    Francisco GARCAJURADOUniversidad [email protected]

    RESUMEN: La formulacin de classicus para hablar sobre los mejores autores naceen el siglo II de nuestra era. Surge a partir de un uso metafrico que adopta elsentido arcaico del trmino, pues classicusest referido en principio a una antiguadivisin social establecida en Roma durante los tiempos del rey Servio Tulio sobrela base de la solvencia econmica. As pues, el uso metafrico designa a los mejores

    autores latinos arcaicos, como si fueran habitantes ideales de una antigua Romaliteraria. El trmino va a sufrir muchas modicaciones, no ajenas al propio devenirde la Historia, hasta llegar a la ltima gran formulacin, la de Italo Calvino, ya anales del siglo XX. En pocas palabras, se evoluciona desde una concepcin jerr-quica a una abiertamente personal de la idea de clsico. A pesar de todos estoscambios, entre la primera y la ltima formulacin hay, casualmente, un sorprenden-te hilo conductor: una ciudad invisible y un autor latino que habita en ella.

    The Invisible City of the Classics.

    Between Aulus Gellius and Italo Calvino

    ABSTRACT:The formulation of the concept of classicus, referred to the most dis-tinguished authors, appears the rst time in the 2nd century A.D. It derives from

    a metaphorical use of the term, understood in its oldest meaning (at the beginningclassicus refered to an old social division based on the nancial solvency of each

    citizen, and established in Rome during Servius Tullius time). Therefore, the meta-phorical use of classicus refers to the best archaic Latin writers, as if they werethe ideal inhabitants of an old literary Rome. The term classicusundergoes manymodications throughout History, until Italo Calvino made the last big formulation

    of the term at the end of the 20th century. In short, there is an evolution from ahierarchic conception to an open and more personal idea of the classics. Despite

    all these changes, between the rst and the last formulation it happens to be a sur -prising connecting thread: an invisible city and a Latin author that lives there.

    PALABRASCLAVE:Clsico, Aulo Gelio, Italo Calvino.KEYWORDS:Classic, Aulus Gellius, Italo Calvino.RECEPCIN:13 de abril de 2010.ACEPTACIN:28 de mayo de 2010.

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    La ciudad invisible de los clsicos.

    Entre Aulo Gelio e Italo Calvino1

    Francisco GARCAJURADO

    Introduccin

    Posiblemente sea el concepto de clsico, junto con el decanon, uno de los ms controvertidos a la hora de hablaracerca de literatura. La historia del trmino y de sus transfor-maciones conceptuales da cuenta, asimismo, de un procesocomplejo donde han intervenido aspectos tan diversos comola gramtica, la esttica, la historia y hasta el propio azar.Nuestro propsito en este trabajo es llevar a cabo un estudiode las dos formulaciones de la idea de clsico que se sitana uno y otro lado de la lnea del tiempo: la primera formu-lacin que encontramos atestiguada, a partir de una curiosametfora, en lasNoches ticasde Aulo Gelio, y la ltima gran

    formulacin del concepto, la del autor italiano Italo Calvino,que viene a suponer la culminacin de ese largo proceso refe-rido. Esta reflexin servir para apreciar cunto ha variado elconcepto a lo largo de dieciocho siglos, aunque, para nuestrasorpresa, es posible encontrar todava algunas coincidenciassignificativas que demuestran de qu manera el azar, tal como

    1Este trabajo fue tomando forma gracias a su presentacin oral y provisional, amanera de conferencia, en dos encuentros cientcos: La ciudad imaginada de los

    clsicos, en I Congreso Internacional Ciudades Creativas,Facultad de Cienciasde la Informacin, Universidad Complutense, 23 de octubre de 2010 y La ciudadinvisible de los clsicos: entre Aulo Gelio e Italo Calvino, II Jornada Antiguos yModernos. Presencias clsicas, de la Antigedad al siglo XX,Universidad del PasVasco, Vitoria-Gasteiz, 30 de noviembre de 2009.

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    vio Ernst Robert Curtius, sigue ocupando un lugar clave paracomprender este trmino. En particular, queremos revisar lanaturaleza metafrica de la formulacin y su emplazamientoideal en una ciudad imaginaria que se parece mucho a la an-tigua Roma, poblada idealmente de autores jerarquizados porsu solvencia gramatical y literaria.

    As las cosas, nuestro objeto de estudio lo componen espe-cialmente los textos de Gelio relativos a la palabra classicusen sus dos acepciones: la originaria, de carcter social, y lametafrica, que apunta a la idea de los mejores autores. Hare-mos despus un recorrido histrico del trmino a partir de dos

    momentos estelares: el sigloXVI

    , que marca su resurrecciny generalizacin, y el siglo XIX, que lo transforma profunda-mente. Tras estudiar algunos de los autores esenciales que re-visaron el trmino a mediados del siglo XX, llegaremos a dosobras clave de Italo Calvino: Por qu leer los clsicos yLasciudades invisibles.

    Nuestro mtodo de trabajo no supone tanto una mera enu-meracin lineal de testimonios como una ponderacin adecua-da de ciertos momentos esenciales que nos ilustran acerca dela visin antigua y moderna del propio concepto de clsico.Seguiremos para ello un criterio de oposicin entre trminos:

    classicus frente a proletarius o, siglos ms tarde, clsicofrente a romntico, que viene a ser una reformulacin dela dicotoma entre antiguos y modernos. Nuestro estudiose desarrolla segn el siguiente esquema: (1) el uso que AuloGelio hace de classicus adsiduusque frente a proletarius,(2) el uso que Luis Vives hace de classici frente a proletariiatque etiam capitecensi; (3) los clsicos frente a los romn-ticos; (4) la crisis de mediados del siglo XX:proletarius, nonclassicus; (5) los clsicos cotidianos, o la biblioteca personaly (6) la ciudad invisible de los clsicos.

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    El principio de todo: classicus adsiduusquefrente a proletarius

    A menudo es difcil saber cul es el principio de las cosas yel origen de las palabras. De manera excepcional, en el caso

    que nos ocupa, sabemos quin utiliz por primera vez la pa-labra clsico para referirse a los mejores autores. Se tratabade Aulo Gelio, autor latino del siglo II de nuestra era, queutiliz de manera metafrica el trmino cuando recreaba, pre-cisamente, una conversacin con su amigo Cornelio Frontn,

    conocido por su epistolario. Gelio es muy dado a la trascrip-cin ficticia de conversaciones mantenidas en un pasado mso menos reciente, ya sea durante su ms tierna juventud enRoma, la etapa de sus estudios en Atenas, o su posterior acti-vidad como juez de nuevo en Roma. Aulo Gelio hace que seaFrontn2quien tome prestado el trmino clsico con el viejosentido de la divisin por clases que exista en Roma durantelos antiguos tiempos del rey Servio Tulio. Precisamente, deesta divisin social y del viejo sentido de clsico se noshabla en otro de los captulos de sus Noches ticas:

    Classici dicebantur non omnes, qui in quinque classibus erant,sed primae tantum classis homines, qui centum et uiginti quinquemilia aeris ampliusue censi erant. Infra classem autem appel-labantur secundae classis ceterarumque omnium classium, quiminore summa aeris, quod supra dixi, censebantur. Hoc eo stric-tim notaui, quoniam in M. Catonis oratione, qua Voconiam legemsuasit,quaeri solet, quid sit classicus, quid infra classem.

    (Gel. 6,13)

    2No obstante, Holford-Strevens (2005, p. 362) comenta que esta caracteriza-cin geliana de Frontn apunta ms a intereses propios del primero que del se-gundo. Ura Varela (1998, p. 48), por su parte, se inclina por la posibilidad de quefuera realmente Frontn. La cuestin en todo caso no modica sustancialmente las

    conclusiones de nuestro estudio.

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    No se llamaba clsicos a todos los que estaban en las cincoclases, sino tan slo en la primera, aquellos que estaban censadoscon un patrimonio de 125.000 ases o superior. Por su parte, sellamaban infra classem a los de la segunda clase y el resto, aque-llos que estaban censados por una cantidad menor de dinero quela arriba citada. Por ello, he escrito esta breve nota, porque en eldiscurso de Marco Catn donde abog a favor de la ley Voconiasuele preguntarse qu es classicus y qu infra classem.

    (trad. de F. Garca Jurado)

    De esta breve noticia que nos ofrece Aulo Gelio cabe destacar

    la posicin preeminente que ocupan los llamados classici,que

    constituan en realidad la clase de los miembros egregios den-tro de una sociedad jerarquizada por la solvencia econmica.3

    As pues, la classispor antonomasia era nicamente la prime-ra, pues las cuatro clases inferiores, segn nos cuenta Gelio,se denominaran infra classem por estar debajo de aqulla. Poresta razn, cuando en la conversacin con su amigo Frontnse utiliza el trmino classicus para hablar de los mejores escri-tores, sabemos claramente que se refiere a los ms granados,slo los de ese primer orden, en el contexto de una oportunay sutil metfora que sugiere de manera implcita la existenciade una sociedad literaria ideal y atemporal:

    Ite ergo nunc et, quando forte erit otium, quaerite an quadri-gam et harenas dixerit e cohorte illa dumtaxat antiquiore ueloratorum aliquis uel poetarum, id est classicus adsiduusque ali-quis scriptor, non proletarius.

    (Gel. 19,8,15)

    Partid, por tanto, ahora, y en cuanto os sea posible, mirad a versi ha utilizado los trminos quadriga y harenas alguno dela cohorte antigua de oradores o poetas, es decir, algn escritorclsico y solvente, no un proletario.

    (trad. de F. Garca Jurado)

    3Vase tambin el pasaje recogido en Liv. 1,43,1-11.

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    Es importante hacer notar, asimismo, que la metfora quetraslada el trmino classicus del mbito social y econmicoal literario hace tambin lo propio con el trminoproletarius.4Mientras el primero de ellos adquiere una valoracin positiva,el segundo ocupa la parte negativa, relativa a los autores demenor nivel. Esta jerarquizacin, sin embargo, ir cambiandoa medida que nos acerquemos a nuestro tiempo y el concep-to de clsico se democratice, como iremos viendo en estemismo trabajo. As pues, en principio, la concepcin que tieneGelio de un clsico no coincide precisamente con lo que no-sotros entendemos hoy da como tal.5Para empezar, y de for-

    ma muy distinta a lo que ahora entendemos como clsicos,es decir, los mejores autores de cualquier literatura y poca,los classici de los que se habla metafricamente en el texto deGelio a propsito de una discusin gramatical seran, en par-ticular, autores latinos antiguos. Dentro de este notable grupode autores destaca el comedigrafo Plauto, objeto de muchos delos desvelos filolgicos de Aulo Gelio, y a quien se aplicancalificativos tan elogiosos como el ms elegante (Plautus,uerborum Latinorum elegantissimus[Gel. 1,7,17]), el prnci-pe (Plautus quoque, homo linguae atque elegantiae in uerbis

    Latinae princeps[Gel. 6,17,4]) y la gloria de la lengua lati-

    na (Plautus, linguae Latinae decus[Gel. 19,8,6]). Este tercerapelativo se le confiere, precisamente, dentro del mismo cap-tulo donde se utiliza el trmino de clsico. Plauto sera, portanto, uno de los principes de esta ideal y atemporal ciudadde las letras. As pues, es interesante hacer notar cmo el usometafrico de classicus est pensado, de manera defectiva,para referirse a los autores latinos, de la misma manera que

    4Se puede encontrar un buen comentario al respecto en Hout, 1999, pp. 599-600.

    5 As lo hemos mostrado en nuestro trabajo Qu es la literatura griega ylatina para Aulo Gelio?: hacia un protoconcepto, International Workshop. Socialand Literary Bilingualism: Under Romes Rule,Pamplona, 9 de octubre de 2009.Universidad de Navarra. Cf. Garca Jurado (en prensa).

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    los classici propiamente dichos eran precisamente aquellosciudadanos de la primera de las cinco clases que habitaban enla antigua Roma, y cuyo escalafn ms bajo formaban los

    proletarii,o aquellos que no podan aportar ms que su prolea la riqueza comn. Este rasgo patrio desaparecer despus,cuando los humanistas recuperen el trmino, amplindolo atambin a los autores griegos y otros. Lo que s va a pervi-vir con fuerza es el carcter del clsico como autor funda-mentalmente antiguo.6 De hecho, el trmino antiguo serprincipalmente el que se utilice para hablar de los autoresgrecolatinos, hasta que se les atribuya por antonomasia el ad-

    jetivo de clsicos a finales del sigloXVIII

    . Por su parte,el trmino adsidui que acompaa a classicus, y que hemostraducido como solventes, corrobora la dimensin econmi-ca de la clasificacin.7 Estamos, por tanto, ante la represen-tacin de una ciudad literaria perfectamente estratificada entorno a la solvencia de los propios autores, en el contexto deuna consideracin econmica de la literatura que no habrade desagradar a los historiadores marxistas.8El comparatistaHarry Levin hace un sabroso comentario a este respecto en suno menos sabroso libro Contexts of Criticism:

    6

    El carcter antiguo de los clsicos ser una caracterstica que perviva en laconocida caracterizacin de los antiguos frente a los modernos que congurarla llamada Querelle des anciens et de modernes bsicamente entre los siglos XVIIy XVIII.

    7En efecto, tambin adsiduus es palabra con la que, desde el mismo ServioTulio, segn testimonio de Cicern, se designa a la clase alta como clase contri-buyente (Ura Varela, 1998, p. 54).

    8Como curiosidad, podemos leer cmo recoge la antigua estraticacin social

    el conocido historiador marxista de la antigedad romana Serguei Ivanovich Ko-valiov, que nos habla de la manera siguiente acerca de aquella antigua divisin enclases: Servio Tulio dividi a todas la poblacin de Roma, tanto a los patricioscomo a los plebeyos, en cinco categoras de poseedores o clases (classis). En laprimera estaban los ciudadanos que posean un patrimonio no menor de 100.000ases, en la segunda los que posean 75.000 ases, en la tercera 50.000, en la cuarta25.000 y, nalmente, en la quinta aquellos cuyo patrimonio no era inferior a los

    12.500 ases (segn Dionisio) o a los 11.000 (segn Livio). Los ciudadanos restan -tes constituan la clase inferior (infra classem) y se les llamaba proletarios (de la

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    The gure of speech for literary status, borrowed from the Ro-man classication of taxpayers, is frankly social and snobbish-ly economic enough to gratify the worst suspicions of Marxisthistorians. This particular use of the adjective classicus, whichseems to have no other ancient or medieval example, would notbecome a catchword until the humanistic revival of the classics.Then, as Pauly-Wissowa indicates, Melanchthon could use it inrecommending Plutarch; and thence it was but a short step to thevernaculars, with programs of education based like Miltons

    on works of classical authority.

    (Levin, 1957, p. 38)

    De esta forma, los classicique formula Gelio metafricamen-te tendran tres rasgos fundamentales: seran autores latinos,autores antiguos y autores solventes. Si, como ya hemosanotado, consideramos que este canon de autores se constitu-ye desde el punto de vista de la correccin gramatical de lalengua latina, el trmino classicusse refiri originalmente tanslo a los autores que cultivaron esta lengua. Segn lo dicho,los escritores griegos quedaron tcitamente excluidos, parasorpresa del estudioso moderno, si bien stos recibieron en elmismo Gelio otras calificaciones anlogas, tales como idonei.9No obstante, tanto los idonei Graecorum como los classici (La-

    tini)tienen en comn su carcter de autores antiguos,10

    como

    palabra proles), es decir, personas que slo posean hijos. Estos ltimos tambineran llamados capite censi(censados por la cabeza) (Kovaliov, 1985, p. 82).

    9 No obstante, cabe encontrar otras expresiones equivalentes para referirse aestos ltimos, como cuando son calicados de principes (omnes linguae Atticae

    principes[Gel., I 2.4], que es como tambin se calica al latino Plauto)o se lesaplica el curioso trmino de idonei, que es una palabra importada, al igual queclassicus y adsiduus, del mbito econmico (Ura Varela, 1998, pp. 56-57). Deesta forma, idoneus implicara la misma condicin de modelo gramatical paralos griegos que classici para los latinos: Sed nos neque soloecismum nequebarbarismum apud Graecorum idoneos adhuc inuenimus (Gel., 5,20,4) (Masno hemos encontrado hasta ahora ni solecismo ni barbarismo entre los mejores

    autores griegos).10Antiquity as a basis for sustaining the idea of Latins parity with Greek wasas important to Fronto and Gellius as it had been to Cicero (Swain, 2004, p. 35).

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    antigua es tambin la propia acepcin que se utiliza de classi-cus(recordamos de nuevo que se trata de la acepcin relativaa una arcaica estratificacin social de los tiempos del rey Ser-vio Tulio) frente al sentido que es ya comn en latn clsicode aquello que tiene que ver con la classis, es decir, la flota deguerra.11Por lo tanto, Aulo Gelio es el primer autor que llevaa cabo un uso metafrico a partir de la antigua acepcin eco-nmica de classicus,trasladada desde el mbito social al de laslitterae,aunque no ser hasta el siglo XVIcuando la metforacobre una gran fortuna para la configuracin de los cnonesliterarios. Sin embargo, la metfora que nos permite entrever

    o imaginar una ciudad, muy parecida a la Roma antigua y po-blada por sus auctores classici,donde el comedigrafo Plautosera, precisamente, el que ocupa el lugar de honor entre todosellos, no va a ser comprendida salvo por unos pocos lectoresmodernos de Gelio. Uno de ellos, como indica el propio Levinen el texto citado ms arriba, ser el humanista Philipp Me-lanchthon, que hace uso del trmino en un documento de 1519,si bien para referirse ya a un autor que ha escrito en griego, elpolgrafo Plutarco.12

    La resurreccin humanista: classici frente a proletarii atqueetiam capitecensiEs sorprendente que desde Gelio no encontremos ms usosmetafricos de classicus hasta que lleguemos plenamente al

    11En latn clsico, el trmino classicus remita ya al mbito de la ota de guerra(classis).As lo vemos en Veleyo Patrculo: classicis peditumque expeditionibus(Vell., 2,121,1), es decir, expediciones por mar y por tierra.

    12Losgelst von der ursprnglichen Bedeutung und im modernen Sinne ist dasWort erst von den Humanisten gebraucht worden; so heisst es bei Melanchthon inder Widmungsepistel der Ausgaben von Plutarchs Schrift Efi kalw erhtai t lyebisaw

    an Bartholomaeus Feldkirch vom April 1519 (Corp. Reformat. I, p. 80):De hac re Plutarchi sententiam, classici videlicet authoris, certum est praelegere

    scholae nostrae(Pauly-Wissowa, 1899, s.v. classici, p. 2629).

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    siglo XVI, no en vano una de las etapas doradas de la lecturay la edicin de las Noches ticas. La espordica metforapodra haber desaparecido perfectamente del mapa de nues-tras acuaciones literarias si no fuera porque los humanistas,excelentes lectores de Gelio, la rescataron para adaptarla a sunuevo contexto literario y cultural. El romanista Ernst RobertCurtius hace una pertinente reflexin a este respecto, en espe-cial sobre el efecto del azar en nuestra terminologa literariay el criterio gramatical que preside en un principio la idea declsico:13

    El pasaje de Aulo Gelio es muy instructivo: revela que el con-cepto de escritor modelo est subordinado en la Antigedadal criterio gramatical de la correccin lingstica. Es tarea de lahistoria de las lenguas modernas el investigar cundo y dndepenetr en la cultura moderna el trmino que Gelio emplea paraun caso aislado. El que un concepto tan fundamental de nuestracultura como es el de clasicismo, del que tanto se ha habladoy abusado, se remonte a un autor de la tarda latinidad, ya sloconocido de los especialistas, es algo ms que una simple curio-sidad lolgica; demuestra un hecho que ya hemos podido ver

    en muchas ocasiones: la importancia del azar en la historia denuestra terminologa literaria.

    (Curtius, 1989, p. 353)

    En este sentido, junto al ya citado Melanchthon, otro de loshumanistas que reavivan la metfora de Gelio en el siglo XVIes el valenciano Luis Vives, concretamente dentro del XIIIdesus Dilogos (publicados en Basilea el ao de 1539), el titu-lado La escuela. All recurre a la denominacin explcita declsicos (eos quos classicos vos grammatici appellatis)para

    13Mara Rosa Lida no est de acuerdo con Curtius en inferir del texto de Gelioque el criterio de seleccin de los autores sea la correccin lingstica: Una cosaes recomendar un autor de primera clase para jar la norma de correccin lings-tica, y otra y muy distinta es erigir sta en criterio de seleccin de autores (Lidade Malkiel, 1975, p. 331, n. 36).

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    referirse a aquellos autores que se oponen a los consideradospor los propios humanistas no slo como bajos(proletarii),sino, adems, nfimos (capitecensi):

    Quos Auctores interpretantur?Nos eosdem omnes, sed ut quisque est peritia, et ingenio

    praeditus. Eruditissimi, et acerrimo judicio scriptores sibi sumuntoptimos quosque, et eos quos classicos vos grammatici appella-tis. Sunt qui ex ignorantia meliorum ad proletarios descendunt,atque etiam capitecensos. Ingrediamur, ostendam vobis publicamgymnasii huius bibliothecam. Haec est bibliotheca, quae ex ma-gnorum virorum praecepto ad ortum aestivum spectat.

    Papae! quantum librorum, quantum bonorum auctorum,graeci, latini , oratores, poetae, historici, philosophi, theologi, etimagines auctorum.

    A qu autores comentan?No todos a los mismos, sino cada cual segn le dicte la

    experiencia y talento; los ms ms doctos y de juicio ms agudotoman para s los mejores escritores (optimos)y a stos son losque vosotros, los gramticos, llamis clsicos. Hay quienes pordesconocimiento de los mejores se abajan a autores del montne incluso de ltima la (proletarios atque etiam capitecensos).

    Entremos, os voy a mostrar la biblioteca pblica de este colegio.

    sta es la biblioteca, la cual siguiendo lo establecido por grandeshombres, mira hacia donde sale el sol en verano.Caramba! Pero qu cantidad de libros, y de buenos auto-

    res, griegos y latinos, oradores, poetas, historiadores, lsofos,

    telogos y tambin retratos de autores![Luis Vives, XII. Schola,en Los Dilogos (Linguae Latinae

    Exercitario),trad. de Garca Ruiz, 2005, p. 241]

    Merece la pena que releamos el texto de Luis Vives desde unatriple perspectiva para poder apreciar mejor cmo se recrea elconcepto de clsico en los incipientes tiempos modernos:14

    14Garca Jurado, 2009, p. 151.

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    (a) Estamos ante un claro uso metalingstico del trmino clas-sicus, pues se especica que es utilizado precisamente por los

    grammaticidentro del contexto acadmico. Aunque no gure de

    manera grca, se trata de un uso entrecomillado y especial del

    trmino, que conserva todava una clara conciencia del texto ge-liano, aunque, como sealaremos en la observacin siguiente, eltrmino ha ampliado ya su capacidad de designar a otros autoresms all de los latinos arcaicos. Por lo dems, ha desaparecidoadsiduus,que haca doblete con classicus en el texto de Gelio. Eltrmino llamado a triunfar para la posteridad es este segundo.(b) El dilogo de Vives donde aparece el trmino classicus encuestin tiene lugar mientras los personajes visitan una escuelay biblioteca ideales. Es la visita imaginaria la que sirve como

    pretexto para desgranar un rico acervo de ideas pedaggicas yliterarias propias del humanismo, lo que convierte a los clsicosno slo en los antiguos autores latinos, oradores y poetas, del usooriginario, sino en quantum bonorum auctorum, Graeci, Latini,oratores, poetae, historici, philosophi ytheologi. Por su parte, lacategora de los proletarios se extiende ahora a ciertos autoresmedievales:

    Hem, qui sunt illi abiecti in grande illa strue?Catholicon, Alexander, Hugutio, Papias, Sermonaria, Dialec-ticae et Physicae sophisticae. Hi sunt quos capitecensos nomi-nabam.

    Immo capite diminutos.Eh, quines son esos arrojados en aquel montn enorme?El Catolicn, Alejandro, Hugucio, Papias, los Sermonarios,las sofsticas, dialcticas y fsicas. Estos son los que llamabaautores de ltima la (capitecensi).

    Dirs mejor proscritos (capite diminutos).

    Vives no se contenta con denominar a estos autores capitecensi,segn el nombre que se daba a los ms pobres en la clasicacin

    de Servio Tulio, sino que ampla la denominacin con un nuevouso, el de capite diminuti,no exento de irona.15

    15Con la frmula capitis diminutio, se haca referencia en el lenguaje jurdicoromano a la prdida de todos los bienes como castigo por una accin reprobable,castigo que conllevaba la servidumbre o la deportacin, vid. Just. Inst. I,16,1. Es

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    (c) Es tambin muy pertinente sealar cmo en la bibliotecaaparecen los retratos de los mejores autores, lo que les conere

    una doble condicin, de una parte, como imagines y, de otra,como auctorum libri. Por lo dems, los retratos de los autoresmantienen un animado dilogo que queda trascrito en los ttulossituados junto a los propios retratos.

    Desde este punto de vista, este uso de classicus conlleva anla conciencia del sentido metafrico del trmino, lo que nospermite remitir a los autores a un lugar fsico e ideal: losclsicos pueden ser los habitantes de rango ms alto dentrode una ciudad o de una biblioteca, entendida sta como ciu-

    dad de los libros. No obstante, ya en el propio texto de Vivesencontramos tambin el germen de lo que ser la localizacindominante de los clsicos: la escuela y, ms en particular,la clase o el aula (Melanchthon, en su uso del trmino clas-sicus aplicado a Plutarco, se refera de manera explcita asta: certum est praelegere scholae nostrae).Esta circunstan-cia remotivar el uso de clsico, que dejar ya de relacionarsecon la antigua classis de la vieja jerarqua social romana. Delsentido de la clase de los mejores autores se pasa a la ideade los autores que se leen en clase, los escolares, como ca-tegora esttica e independientemente de la poca y la lengua

    en que se inscriban. El uso del trmino permanecer tal cualhasta bien entrado el siglo XVIII, cuando clsico d un nuevogiro y adquiera una dimensin histrica, tanto para referirse alos mejores autores de una literatura, hecho que est muy enconsonancia con la construccin de la categora historiogrficade Siglo de Oro, como para designar, por antonomasia, a losautores grecolatinos.16 Sin embargo, perdida ya de vista la

    probable que Vives recordara el pasaje de Justiniano y aadiera a este juego deasociacin de signicados, comn entre los humanistas, el de capite diminuti,losdesposedos con el valor de (autores) carentes de ingenio alguno (Garca Ruiz,

    2005, p. 465).16Para este proceso vase Garca Jurado, 2007, especialmente pp. 172-173: Elcambio ms signicativo se va a producir en el siglo XVIII, cuando autores clsi-

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    vieja metfora de Gelio, el concepto de clsico queda, portanto, como un concepto ciego que se intenta remotivar apartir de otras asociaciones, en especial la de los estudiantesdispuestos ordenadamente en el aula.

    Los clsicos frente a los romnticos

    Como venimos diciendo, hasta finales del siglo XVIII la An-tigedad grecolatina no recibi de manera categrica la cali-ficacin de clsica por excelencia. Curtius se refiere a este

    fenmeno semntico en los trminos siguientes:El que hacia 1800 la Antigedad grecorromana se haya declara-do clsica en bloque fue medida afortunada, pero no por ellomenos discutible.

    (Curtius, 1979, p. 354)

    De manera parecida lo hace Harry Levin, no en vano lector

    de Curtius:

    Given the staple curriculum of Western education, it is non sur-prising that the word was then applied collectively to the civili-

    zations of Greece and Rome; what may surprise us is that thisapplication was not current before the nineteenth century.

    (Levin, 1957, p. 41)

    Hasta este momento, la manera ms comn de referirse a losautores grecolatinos era mediante la etiqueta de antiguos,rasgo que, como hemos visto, ya estaba implcito en el propiotrmino clsico. La alternativa a los autores antiguos erala de los modernos, de lo que da cuenta la llamada Que-relle des anciens et des modernes que se extendi a lo largo

    cos pase a tener, entre sus posibilidades de designacin, la capacidad de referirseal grupo de los autores grecolatinos por excelencia.

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    de los siglos XVIIy XVIII, pero que tiene sus comienzos en lasdisputas medievales y pre-humansticas.17Este nuevo cambiodel sentido de clsico tendr unas consecuencias de grancalado. La vieja oposicin entre clsicos y proletarios, oentre autores buenos y malos, se va a ver profundamente al-terada cuando al trmino clsico se le oponga, a comienzosdel siglo XIX, un nuevo trmino, el de romntico. As lo ve-mos en un libro fundamental escrito por Madame de Stal,18su tratado sobre Alemania (1810):

    Algunas veces se toma la palabra clsico como sinnimo de per-feccin. Yo me sirvo all de otra acepcin, considerando la poesaclsica como aquella de los antiguos, y la poesa romntica comola que, de algn modo, se reere a las tradiciones caballerescas.

    Esta divisin se relaciona igualmente a dos edades del mundo: laque ha precedido el establecimiento del cristianismo, y la que loha seguido.

    (Stal, 1991, p. 79)

    Esta obra contribuy decisivamente a la configuracin de unanovedosa oposicin donde clsico se confundi bsicamente

    17Les thologiens mdivaux ont fait divers usages de lopposition entre an-

    tiqui et moderni. Mais la Querelle des Anciens et des Modernes proprement dite,qui connat son point culminant en France au XVIIeet au XVIIIesicle, commence avecla Renaissance, cest--dire avec Ptrarque (1304-1374) (Fumaroli, 2001, p. 7).

    18 Aguiar e Silva (1984, p. 298) explica la gnesis y desarrollo del trminoclsico, desde su generalizacin para hablar sobre los autores que se estudianen clase hasta su sentido peyorativo, ya en el siglo XIX, frente al trmino ro-mntico: A principios del siglo XIX, cuando la vida literaria europea experimentauna metamorfosis profunda, los vocablos clsico y clasicismo cobraron nuevosmatices semnticos y adquirieron progresivamente un signicado esttico-literario

    nuevo. Goethe pretende haber sido el primero en lanzar la antinomia clsico-romntico, desarrollada posteriormente por los hermanos Schlegel, y Mme. deStal, en un captulo famoso de su obra De lAllemagne(I, II, cap. XI), expone yfundamenta la distincin entre poesa clsica y poesa romntica.En la oposicinclsico-romntico,que en la poca romntica se transform en lugar comn, cl-

    sico no tiene ningn sentido laudatorio ni el signicado de ledo y estudiado enlas escuelas, sino que ms bien designa una esttica determinada y determinadobando literario.

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    con una forma determinada de valorar el mundo antiguo, pre-cisamente la clasicista. Hemos tenido ocasin de ver cmola nueva caracterizacin penetra en Espaa a partir de unatraduccin de la novela Corina,tambin escrita por Madamede Stal y publicada en Espaa en 1820, coincidiendo con laetapa del llamado Trienio Liberal (1820-1823). Su traductor,Juan ngel Caamao, dedica a la novela un interesante prlo-go19que resulta ser uno de los documentos ms tempranos dela conciencia del romanticismo en Espaa. El ideal romnticopenetr en Espaa por vas diversas, pero encuentra su me-jor exponente dentro del prlogo que Caamao antepone a la

    novelita de viajes escrita por Madame de Stal, que es dondeya podemos ver configurada claramente la entonces novedosaoposicin entre clsicos y romnticos:

    La voz clsico,como que es una abstraccin, puede tener variasacepciones; por tanto, para hablar con juicio de la literatura cl-sica,y de la romntica,es menester jar primero el sentido de loque se quiere dar. Efectivamente, unos la usan como sinnima de

    perfeccion,y otros la aplican solo la poesa de los antiguos. Enel primer caso, la misma perfeccion consiste, segun ellos, en larigorosa observancia de las reglas de cierta escuela; en el segun-do no se permite mas que imitar los modelos griegos y latinos

    (). He aqu pues la diferencia de las dos literaturas, no clsicay romntica, sin antigua y moderna: los gentiles lo veian todoen la tierra, los cristianos lo vemos todo en el cielo ().

    (Caamao, 1820, pp. IX y XV)

    Dos grandes cambios vienen al calor de este nuevo estado de

    cosas: el primero de ellos es la nueva valoracin, ahora peyo-rativa, de clsico frente a romntico; el primer trminocontina ligado a lo antiguo, pero esta vez la Antigedad yano es sinnimo de lo bueno, frente al nuevo culto que emergeante lo moderno. En segundo lugar, ya hemos referido que

    19Estudiado pormenorizadamente por Alonso Seoane, 2002.

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    lo clsico ya no se liga a unos autores, sino a una literaturaen especial, la grecolatina. Esta nueva situacin crear en-mienda a la totalidad con respecto a los clsicos grecolatinosy la cultura clsica en general ya a mediados del siglo XX,coincidiendo con la propia crisis de la cultura europea tras laSegunda Guerra Mundial.

    La crisis de mediados del siglo XX: proletarius, non classicus

    A lo largo de los aos cuarenta y cincuenta del siglo XXobser-

    vamos que se publican algunas obras de gran alcance en tornoa la reflexin del concepto de clsico y del sentido de la Tra-dicin clsica en un nuevo contexto postcolonial donde cadavez se cuestiona ms la legitimidad del legado cultural euro-peo. Tras la Segunda Guerra Mundial, en la dcada de los aos40 del siglo XX, no es casual que varios autores reivindiquenlas races grecolatinas de la cultura europea, probablementecomo consecuencia de la profunda crisis en la que ha entradola que, desde Goethe, conocemos como cultura burguesa.20Cabe destacar un primer grupo formado por el romanista ErnstRobert Curtius, el clasicista Gilbert Highet y la hispanista M

    Rosa Lida de Malkiel. Curtius publica suLiteratura europea yEdad Media Latina en 1948, pero los estudios que componenel libro haban comenzado a realizarse desde 1933, tiemposdominados por las barbaries totalitarias. La tesis fundamentaldel libro es que la literatura europea es una unidad de sentidoque va de Homero a Goethe y para cuyo conocimiento resul-tan esenciales las letras latinas medievales.21El desarrollo dela tesis de Curtius pretende superar una compleja dicotomaque convirti lo clsico en mero contrapunto de lo medievalmediante su unvoca identificacin con lo antiguo y lo rena-

    20Garca Jurado, 2004.21Rubio Tovar, 1997, p. 159.

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    centista.22Un ao despus, en 1949, Gilbert Highet, clasicistade la Universidad de Columbia, publica su fundamental obratitulada The Classical Tradition. Greek and Roman Influenceson western Literature,que supone el gran hito historiogrficopara los estudios sobre la materia en la segunda mitad delsiglo XX. Deben hacerse explcitas ciertas ideas que resultanfundamentales en la formulacin de ambos autores: la defensade una Tradicin clsica amenazada por otras tradiciones, yla importancia que sta tiene para la propia identidad de la asllamada Literatura europea o western Literature. Amboslibros, con las virtudes y defectos, en buena medida sealados

    por las imprescindibles reseas crticas de Lida de Malkiel,

    23

    ofrecen ya una rica visin de la Tradicin Clsica que con-templa la convivencia de sta con tradiciones y corrientes pro-piamente modernas.

    En la dcada de los aos 50, el clasicista Georg Luck (1958)

    y el ya citado Harry Levin (1957) hacen aportaciones muyinteresantes en torno al asunto de los clsicos con motivode un congreso celebrado el ao 1956 en Indiana a cargo dela American Philological Association. En ambas aportacionesdestaca el inters por volver a la primera fuente antigua dondese desarroll la acuacin. Asimismo, en la ltima parte de su

    trabajo, dedicada a los cnones literarios, Levin24

    no puedeobviar la crucial reexin que acerca de la idea de clsicohizo el poeta y crtico T. S. Eliot en una importante confe-rencia impartida en 1944: What is a Classic. En ella, Eliothaba escogido laEneidade Virgilio como el paradigma de la

    22La Tradicin clsica debera de esta manera englobar dentro de su estudiola transmisin de los autores griegos y latinos tambin durante la Edad Media(Garca Jurado, 2007, pp. 164-165).

    23 Perduracin de la literatura Antigua en Occidente (a propsito de ErnstRobert Curtius,Europische Literatur und lateinisches Mittelalter)(Lida de Mal-kiel, 1975, pp. 269-338) y La tradicin clsica en Espaa (Lida del Malkiel,

    1975, pp. 339-397).24Levin, 1957, p. 52.

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    obra clsica por excelencia, ms all del tiempo, pero tambincomo reaccin ante una profunda crisis populista25que hacaconcluir al mismo Levin:

    The invention of printing, which promised to stabilize literaryform, accelerated the momentum of change. Another technologi-cal revolution confronts us today, no less far-reaching in its cul-tural impact. With the audio-visual, we face the very inversionof the classical: imprecise medium, ephemeral material, a ratingdependent on the size of the audience. Our popular arts delibera-tely set a collective tone which is undistinguished rather thandistinguished proletarius, non classicus.

    (Levin, 1957, p. 53)

    Uno de los aspectos ms interesantes de esta reflexin est,precisamente, en la reformulacin del texto geliano que en-contramos al final, proletarius, non classicus, que actualizay desmonta la jerarquizacin de Gelio a la luz de la modernaHistoria de los movimientos sociales. La proletarizacin delos clsicos tendra que ver, ante todo, con las popular artsdifundidas por los nuevos medios de comunicacin, que ter-minaran dando al traste con aquella imagen aristocrtica yelitista de los mejores autores como habitantes de una ciudad

    ideal. Esta sera, al menos en apariencia, el final de la me-tfora fugaz de Gelio y Frontn, sepultada para siempre enla oscuridad de su reinterpretacin y de los nuevos sentidosque fue adquiriendo el trmino clsico a lo largo de variossiglos de cultura europea, en principio frente a proletarius,luego frente a romntico y, finalmente, liquidado por el fe-nomeno antielitista de la popularizacin de las artes. En reali-dad, hasta los aos ochenta del siglo XXno encontraremos unareformulacin absolutamente nueva de clsico, que vendrprecisamente de la mano del escritor Italo Calvino.

    25Garca Jurado, 2005, pp. 238-240.

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    Los clsicos cotidianos, o la biblioteca personal

    El escritor y ensayista italiano Italo Calvino propuso unabrillante reconsideracin de la idea de clsico que vino aarrojar nueva luz para poder entender algunas de las clavesesenciales de la funcin de la buena literatura en nuestromundo moderno tras el paso del Romanticismo, que pusotodo su nfasis en lo nuevo y en la lucha por la originalidad, ytras el fenmeno de proletarizacin de las artes y la literaturaexpuesto por Harry Levin. Frente al planteamiento agonsti-co de los romnticos, al que sucedi luego el de la lucha declases (literarias), Calvino propone un concepto diferente yrelajado de la idea de clsico que se aleja de los cnones y lasconvenciones para acercarse decididamente a un acto de eleccinpersonal. De entre los crticos que se han acercado a la nocin

    de clsico propuesta por Calvino, creemos que es Nora Catelliquien mejor ha sabido captar el espritu de esta nueva propuesta:

    A diferencia de los romnticos, Baudelaire, Borges o T.S. Eliot,Calvino no es un legislador; en la formacin de ese marco tri-partito (gusto, crtica y tradicin) existe una carga de azar mayorque en la de aqullos. Digamos que a los otros, en su mayora,

    podemos pensarlos como poderosos agentes de la lucha agonis-ta por la originalidad suprema, segn la imagina Harold Bloom.Pero no a Calvino.

    (Catelli, 1995, p. 115)

    Frente al carcter aristocrtico de las primeras formulacionesde clsico y, asimismo, frente al carcter proletario de lasltimas (en particular elproletarius, non classicusque formu-la Harry Levin), la postura de Calvino se decanta decidida-mente por la imagen de una biblioteca personal de lecturasligadas a la vida.26Esta visin, que en otro lugar hemos eti-

    26 As lo expresa el propio autor: Hoy una educacin clsica como la deljoven Leopardi es impensable, y la biblioteca del conde Monaldo, sobre todo, ha

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    quetado como la de los clsicos cotidianos,27encuentra enlas literaturas modernas muchos y variados ejemplos previosa la propuesta de Calvino. La Biblioteca personal Jorge LuisBorges, publicada en Argentina y Espaa durante los aosochenta del siglo XX, sera una ejemplo magnfico de esta ac-titud ante la lectura de los mejores autores. Parece, por tanto,que el autor ha sabido recoger, ante todo, una corriente depensamiento ante los clsicos que ya es propia del siglo XX,en el contexto de una cultura postmoderna donde los cnonesse han roto y los autores clsicos ya no suponen una con-vencin heredada, sino una eleccin personal donde el azar

    tambin interviene. Una vez ms, al igual que veamos enCurtius, el azar se asocia a la idea de clsico. Es destaca-ble que Calvino no haga ya ninguna reflexin etimolgica nihistrica sobre el trmino (a diferencia de lo que haca HarryLevin), y que los clsicos sean ahora autores (europeos yamericanos) de todos tiempos, un verdadero viaje por el mun-do, desde Homero a Cesare Pavese, pasando por un clsicomuy importante para nuestro propsito: Plinio el Viejo, elautor de laNaturalis Historia. Desde un punto de vista de loscnones de la Literatura latina como tal, resulta curioso queCalvino no opte por autores como Virgilio u Horacio, quienes

    seran los clsicos latinos por excelencia. En lugar de ellosCalvino se decanta por el poeta Ovidio y, sobre todo, sorpren-de su eleccin de Plinio el Viejo.28Esta eleccin, sin embargo,

    estallado. Los viejos ttulos han sido diezmados pero los novsimos se han mul-tiplicado proliferando en todas las literaturas y culturas modernas. No queda msque inventarse cada uno una biblioteca ideal de sus clsicos; y yo dira que esabiblioteca debera comprender por partes iguales los libros que hemos ledo y quehan contado para nosotros y los libros que nos proponemos leer y presuponemosque van a contar para nosotros. Dejando una seccin vaca para las sorpresas, los

    descubrimientos ocasionales (Calvino, 1995, p. 19).27Garca Jurado, 2002-2003.28Sera, en palabras de Castro de Castro (2010, p. 9), uno de los clsicos de

    segunda o de los otros clsicos, de la misma forma que otros autores de la An-tigedad, como Suetonio o Aulo Gelio.

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    no obedece a razones puramente personales o fortuitas, pueses muy significativo que en ella coincida precisamente conJorge Luis Borges, cuya admiracin por este autor latino hadejado muchas huellas notables en sus ficciones.29Sin ir mslejos, el conocido cuento Funes el Memorioso, compuestopor Borges, supone un paradigma en este sentido, pues giraen torno a un texto de Plinio el Viejo sobre la memoria queha sido tomado del libro VII de la Naturalis Historia. A estemismo libro VII, dedicado al ser humano, se refiere el propioCalvino en Por qu leer los clsicos,y le confiere tintes dra-mticos ante la fragilidad de la naturaleza humana que en l

    se expone:De todo esto surge una idea dramtica de la naturaleza humana

    como algo precario, inseguro: la forma y el destino del hombrependen de un hilo.

    (Calvino, 1995, p. 50)

    De esta forma, encontramos una clara conciencia por parte de

    Italo Calvino del inmenso potencial literario que tienen lostextos de Plinio el Viejo, convertido ya en uno de sus clsicospersonales, junto a otros autores de la Antigedad como Ho-mero, Jenofonte y Ovidio. Curiosamente, Calvino elige entre

    sus clsicos tanto a Plinio el Viejo como a Jorge Luis Borges,no en vano ste segundo lector del primero y exponente de unacompleja tradicin, antigua y moderna, de relectura de anti-guos textos eruditos que refieren asuntos maravillosos en cla-ve de relato fantstico. En este juego complejo de autores queson tambin lectores, podramos incluir, igualmente, a AuloGelio en calidad de lector de Plinio el Viejo, hecho que lo si-ta, asimismo, en la compleja tradicin de lectores eruditos ycuriosos. Habida cuenta de este hecho, y de que Gelio ha sidoel primer formulador de la idea literaria de clsico y Calvi-no viene a ser su epgono, cabe preguntarse si puede tenderse

    29Cf. Garca Jurado, 2007b.

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    alguna continuidad, por sutil que sta sea, entre Aulo Gelio eItalo Calvino. Cabe comparar las definiciones que uno y otrohacen al respecto en torno a la propia idea de clsico. De las

    14 definiciones que da Calvino acerca de los clsicos, la un-dcima y la duodcima resultan muy pertinentes para llevar acabo esta comparacin:

    11. Tu clsico es aquel que no puede serte indiferente y que tesirve para defnirte a ti mismo en relacin y quizs en contraste

    con l.

    Creo que no necesito justicarme si empleo el trmino clsico

    sin hacer distingos de antigedad, de estilo, de autoridad. Lo quepara m distingue al clsico es tal vez slo un efecto de resonan-cia que vale tanto para una obra antigua como para una modernapero ya ubicada en una continuidad cultural. Podramos decir:

    12. Un clsico es un libro que est antes que otros clsicos; peroquien haya ledo primero los otros y despus lee aqul, reconoce

    en seguida su lugar en la genealoga.

    Al llegar a este punto no puedo seguir aplazando el problemadecisivo que es el de cmo relacionar la lectura de los clsicoscon todas las otras lecturas que no son de clsicos. (...)

    (Calvino, 1995, pp. 17-18)

    Frente a Gelio, que defina al clsico como antiguo y solventecon respecto a la correccin gramatical, la idea de Calvinoborra los distingos de antigedad, de estilo, de autoridad.Sin embargo, aade un rasgo que va a resultar muy oportunopara terminar encontrando una sorprendente coincidencia en-tre ambos autores, como es la pertenencia de tales clsicos auna continuidad cultural. Es ah, precisamente, donde Cal-vino recoge la moderna reflexin sobre la idea de Tradicinliteraria, a menudo tan amenaza y discutida. Veremos ahoracmo, acaso por azar, vamos a encontrarnos ante una singular

    coincidencia entre Gelio y Calvino: la imagen de Plauto en laciudad de los clsicos.

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    La ciudad invisible...de los clsicos

    En su libro titulado Las ciudades invisibles (1972) Calvinonos presenta los relatos imaginarios que Marco Polo cuentaa Kublai Kan. Los relatos tratan acerca de ciudades que, enverdad, ms que realidades materiales son reflejos de estadosdel alma y sensaciones. Todas las ciudades tienen nombre demujer y hay en ellas muchas evocaciones tomadas del mundoantiguo, tanto en los propios nombres de las ciudades (Bau-cis, Cloe), como en algunos componentes que aparecen

    en ellas (es el caso de los Lares y los Penates, o del diosMercurio). Calvino y Aulo Gelio tienen en comn, como yahemos sealado, su condicin de lectores de Plinio el Viejo,autor que ha dejado huellas de su lectura en las obras de am-bos. Las ciudades invisibles de Calvino presentan curiosida-des propias de laNaturalis Historia de Plinio el Viejo, comoun cierto carcter enciclopdico que conlleva, asimismo, unensayo de clasificacin temtica. No parece, por lo dems,casual, que Calvino trace la relacin entre los relatos de Plinioel Viejo y los de Marco Polo en Por qu leer los clsicos:

    Despus de este prembulo, Plinio se siente autorizado a lanzarsea su famosa resea de las caractersticas prodigiosas e incre-bles de ciertos pueblos de ultramar, que tanta fortuna conoceren la Edad Media y an despus, y que transformar la geogra-fa en una feria de fenmenos vivientes. (Los ecos se prolon-garn an en los relatos de los viajes verdaderos, como los deMarco Polo.)

    (Calvino, 1995, pp. 49-50)

    Por esta razn, cuando enLas ciudades invisiblesMarco Polodescribe algunas particularidades de las ciudades visitadas,cabe adivinar que Calvino tambin lo convierta en lector im-

    plcito de los textos de Plinio y de sus maravillas. Adems detener esta lectura comn, hay un hecho aparentemente casual

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    donde Calvino, sin saberlo, coincide con Aulo Gelio. Nos re-ferimos a la recreacin de una ciudad invisible donde sushabitantes representan continuamente, generacin tras genera-cin, una antigua comedia:

    Las ciudades y los muertos. 1

    En Melania, cada vez que uno llega a la plaza, se encuentra enmitad de un dilogo: el soldado fanfarrn y el parsito al salirpor una puerta se encuentran con el joven prdigo y la meretriz;o bien el padre avaro, desde el umbral, dirige sus ltimas reco-mendaciones a la hija enamorada y es interrumpido por el criadotonto que va a llevar un billete a la celestina. Uno vuelve a Me-lania aos ms tarde y encuentra el mismo dilogo que contina;entre tanto han muerto el parsito, la celestina, el padre avaro;pero el soldado fanfarrn, la hija enamorada, el criado tonto hanocupado sus puestos y han sido sustituidos a su vez por el hip-crita, la condente, el astrlogo.

    La poblacin de Melania se renueva: los interlocutores vanmuriendo uno por uno y entre tanto nacen los que se ubicarn asu vez en el dilogo, ste en un papel, aqul en el otro. Cuandoalguien cambia de papel o abandona la plaza para siempre oentra por primera vez, se producen cambios en cadena, hastaque todos los papeles se distribuyen de nuevo, pero entre tantola criadita desenfadada sigue respondiendo al viejo colrico, elusurero no deja de perseguir al joven desheredado, la nodriza deconsolar a la hijastra, aunque ninguno de ellos conserve los ojosy la voz que tenan en la escena precedente.

    Sucede a veces que un interlocutor desempea al mismo tiem-po dos o ms papeles: tirano, benefactor, mensajero; o que unpapel se desdoble, se multiplique, se atribuya a cien, a mil habi-tantes de Melania: tres mil para el hipcrita, treinta mil para elgorrn, cien mil hijos de reyes cados en desgracia que esperansu reconocimiento.

    Con el paso del tiempo incluso los papeles no son exacta-mente los mismos de antes; es cierto que la accin que impulsana travs de intrigas y golpes de escena lleva a algn desenlacenal, que sigue acercndose aun cuando la madeja parezca enre-darse ms y aumentar los obstculos. El que se asoma a la plaza

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    en momentos sucesivos comprende que de un acto a otro el di-logo cambia, aunque las vidas de los habitantes de Melania seandemasiado breves para advertirlo.

    (Calvino, 1999, pp 64-65)

    Si Plauto habitaba de manera atemporal como clsico en laRoma metafrica e ideal de Aulo Gelio, a Plauto se repre-senta, en una suerte de tradicin ininterrumpida, dentro de lainvisible ciudad de Melania que nos describe Calvino, conver-tida en un escenario ideal. La representacin consiste en unamezcolanza dramtica entre las comedias Aulularia y MilesGloriosus,obras de gran rendimiento literario para la literaturay el teatro posterior cuyas tramas constituyen el tejido cclicode la vida de aquella ciudad. Antes de Plauto fue Menandro, ytras Plauto vinieron, entre otros, Molire y Goldoni. En reali-dad, en la ciudad invisible de Melania no habita tanto Plautocomo su espritu inmortal, su continuidad en el tiempo. Estacontinuidad es la que confiere a las tramas plautinas el carc-ter de clsicas. Al igual que los clsicos dejaron de serslo romanos y se extendieron por el mundo, las ciudades deCalvino estn en cualquier tiempo y lugar, pero el espritu delcomedigrafo sigue all gracias a la tradicin. Habida cuentade esta curiosa e imprevista coincidencia entre Aulo Gelio yCalvino, cabe volver a pensar en la idea expresada por ErnstRobert Curtius acerca del peso especfico que tiene en azar ennuestras acuaciones literarias. En realidad, lo que nosotrosllamamos azar puede que no sea otra cosa ms que la pro-pia capacidad de recurrencia que tiene la literatura a lo largode los siglos.

    Conclusiones

    Este recorrido por el concepto de clsico, desde su prime-ra formulacin en Aulo Gelio (classisus)hasta la moderna y

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    personal propuesta de Italo Calvino (mis clsicos) ha puestoen evidencia los profundos procesos de cambio semntico quesufre el propio trmino a lo largo de los siglos:

    GELIOClassicus adsiduusque, non proletarius REFERIDOA(Latini) oratores uel poetae

    No hay uso del trmino hasta el Renaci-miento

    VIVESClassici, non proletarii atque capitecensi

    REFERIDOAGraeci, Latini, oratores, poetae,historici, philosophi y theologi

    Querelle des anciens et de modernesAutores de la Antigedad frente a los ac-tuales

    REFERIDO A autores antiguos frente a mo-dernos, en sentido amplio

    Especializacin del trmino clsico a

    nales del siglo XVIII

    REFERIDO A los autores grecolatinos como

    grupo: literaturas clsicas griega y latinaMME. DESTALPoesa clsica frente a Poesa romntica

    REFERIDOAla poesa antigua frente a la caba-lleresca y cristiana

    CURTIUSLa Tradicin clsica durante la Edad Media

    REFERIDOA autores europeos, desde Ho-mero hasta Goethe.

    HIGHETClassical Tradition y Western Literature

    REFERIDOAautores grecolatinos y su conti-nuidad en Occidente

    LEVINProletarius, non classicus

    REFERIDOAla popularizacin de la literaturafrente al carcter elitista de lo clsico

    CALVINOMis clsicos

    REFERIDO A autores sin distincin de anti-gedad, estilo ni autoridad, pero insertos enuna tradicin

    De esta forma, la metfora de Gelio, que situaba a los mejores

    autores, como Plauto, en una entrevista ciudad imaginaria,reaparece casualmente en Italo Calvino, donde lo que se re-presenta ante todo es la continuidad del autor en el tiempo. Sies casualidad o inevitable consecuencia, esta es una cuestinque incide en la propia naturaleza de la literatura.

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