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“Lo que hace más admirable aquellasobras es que se hayan ejecutado entan corto tiempo para tan larga vida”

PLUTARCO

© Textos: Pedro Alvarez

I.S.B.N.: 84-689-3717-7

R.P.I.: Nº 00/2004/8390

Dep. Legal: SG-73/2005

Edita: Asociación Cultural Paraninfo

Patrocian: Embajada de Grecia en MadridOficina de Prensa y Comunicación

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A T E N A S

Tucídides, el gran historiador ate-niense de finales del siglo V a. C.,propuso a sus vecinos que contem-plaran la ciudad y su realidad diariapara que la amaran. Esto mismo lepropongo al visitante, porque, tanto sila contempla con los ojos de la razóncomo si se acerca emotivamente aella, su huella permanecerá parasiempre.

La arquitectura de Atenas une losprincipales restos del clasicismo grie-go con los edificios contemporáneospasando por sus pequeñas iglesiasortodoxas y los edificios neoclásicos,sin producir irritación,y mantiene una rela-ción permanente entreel continuo ruido de sutráfico, el fortísimo to-no de voz de sus habi-tantes y el silencio delos restos clásicos quesólo hablan al espíritu.

Sin embargo, estoselementos tan diver-sos tienen armonía,que el visitante ha dedescubrir si quiereaprehender algo deAtenas. Armonía quese debe, sin duda, a que, frente al res-to de ciudades, "Atenas es el Hombrey la Palabra", como dice el poeta Ka-vafis. Una concepción del Hombreque subyace profunda y extensamen-te en el espíritu ateniense desde quelos griegos clásicos inventaron a losdioses y les dieron la única forma deexistencia posible: la razón, el pensa-

miento humano en el que manifestarsey desde el que hablar a los hombres.

Pero también la Palabra. La demo-cracia ateniense fue la primera organi-zación política que extendió el voto ydio opinión al pueblo. Sin palabra nohay democracia y sin democracia nohay Atenas. Al ciudadano ateniense,aun en los años más oscuros de lasdictaduras, siempre le quedó la pala-bra y usó de ella. Desde que el viejoSócrates mostrara en las calles a losciudadanos cómo cuidar de su almapara alcanzar la felicidad, hasta hoy,en que los atenienses han convertidola opinión y el debate sobre temas deactualidad en una terapia saludable,la palabra es un signo de identidad deAtenas.

La luz es otra de las característicasde Atenas. En la mañana es plena, in-tensa, deslumbrante, da cuerpo alambiente, invita a la vida, a salir a lacalle y hablar con la gente, al contac-to humano como bálsamo para el al-ma. El sol crea fuertes contrastes conla sombra. Las calles se dibujan conduras líneas que dan forma a los edifi-

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cios. La luz de la mañana en Atenases de un intenso azul celeste que re-salta el blanco marmóreo de susconstrucciones más nobles, antañocon color, y cuando el día avanza y elcalor se derrama por la ciudad, loshabitantes que pueden se refugian.

Al caer la tarde, los tonos ocres sehacen más cálidos y acogedores queaquellos blancos cegadores de la ma-ñana, modificando la silueta, tendidaen las calles, de sus edificios, y alterael color de los restos arqueológicos altiempo que la ciudad recobra poco apoco la vida. Los matices de luz, mástenue, resaltan las cualidades de ciu-dad posada de muchos siglos y demuchas guerras que sus habitantestienen ya asimiladas. La electricidadocupa el lugar del Sol y la vida bulli-ciosa vuelve a la calle mientras las te-rrazas, nunca del todo abandonadas,se llenan de conversaciones multilin-gües.

La noche está pletórica de vida,como si los atenienses hubieran he-cho una reserva de fuerzas para estemomento; amantes de la comida re-posada, del vino, de los amigos y deuna buena conversación, mezclan es-tos ingredientes con la misma sabidu-ría que las especias en los alimentos

y les dan una nueva di-mensión a los ya dilata-dos valores mostradosdurante el día.

El objetivo de la vi-sita a Atenas puede noser la filosofía, ni la be-lleza, ni la política, peroes inevitable reflexio-nar sobre las pregun-tas que todo hombre

se hace alguna vez: su destino, eldestino colectivo, su pasado y elsentido de su vida; porque la más pre-ciada cualidad de la ciudad es la quenos hace ser realmente hombres: la li-bertad.

LA CIUDAD CLÁSICA

LA ACróPoLiS

En el centro de la ciudad está laAcrópolis; en lo alto de la roca recla-ma la atención del ciudadano y del vi-sitante, es la referencia visual, emo-cional e histórica de la ciudad y le dasentido. En ella Pericles quiso repre-sentar lo mejor de su pensamiento po-lítico. Tras su destrucción por los per-sas, fue reconstruida entre el 447 y el406 a.C. Simbolizaba y simboliza elprimer intento de crear el Estado grie-go y, por tanto, con grandes equivo-caciones; pero, a partir de ese mo-mento, los griegos siempre tuvieron lareferencia de aquel proyecto.

La reconstrucción, diseño y di-rección de las obras se la encargó asu amigo Fidias, el mejor escultor dela época, quien con los arquitectosdel momento creó un conjunto único

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mediante la compensación de masasentre la roca y el templo jónico deAtenea Victoriosa (Nike), la combi-nación de los ordenes dórico y jónicoen los Propíleos, y la adaptación al te-rreno en el Erecteion. En él las cariá-tides, mujeres vigorosas vestidas conel tradicional peplo, soportan imper-térritas el paso del tiempo y ofrecenuna visión, mitad columna mitad es-cultura, y una luz cambiante con eldía, mientras contemplan el Parte-nón.

El Partenón, a un tiempo templode la diosa Atenea Virgen y depósitode las riquezas del Estado ateniense,es el mejor ejemplo del interés de Pe-

ricles por dejar representada su obrapolítica. Fidias usó de todos los cono-cimientos arquitectónicos de la épo-ca, correcciones visuales decimoshoy, para ofrecer al pueblo ateniensey, por tanto, a los dioses, una obraperfecta concebida como una escul-tura. Utilizó el orden dórico en el edifi-cio más emblemático de los altivos jo-nios, que siempre presumieron de nohaber sido obligados nunca a aban-donar el Ática, y representó en su fri-so, aquí sí, jónico, al conjunto del pue-blo ateniense durante la celebración

de la fiesta más importante de Atenas:la procesión de las Panateneas.

La autocomplacencia de Periclesle hizo representarse junto a Fidias enel escudo de la diosa. Esto se convir-tió en un duro revés político, pues se-

ría acusado de impiedad. La aristo-cracia de la ciudad no podía perdo-nar su grandeza de pensamiento, laextensión del voto, ni el éxito de to-do el pueblo, representado tan cla-ramente junto a su diosa en el frisodel templo, después de haber com-batido victoriosamente a los persas.Demasiada democracia para ellos yéstos no perdonan.

EL mUSEo

Contiene una visión reducida dela escultura griega en sus periodos ar-caico y clásico, pero de gran interés:una pequeña parte de los frisos delPartenón, en su mayoría expoliados,"comprados" a los turcos, que no eransus dueños, por Lord Elgin, y que elgobierno del reino Unido sigue sindevolver; restos de las esculturas delos templos primitivos, una excelentecolección de Kores, las cariátides ori-ginales y otras maravillas.

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El Moscóforo, el que porta la ternera, es una estatua arcaica del570 a.C. que inspiró la posterior imagen cristiana del buen pastor.Tiene la posición típica de los kuros y está vestido con un quitónliso que marca ligeramente su anatomía. Presenta todas las ca-racterísticas de la escultura arcaica: sonrisa, barba y pelo geomé-tricos y trenzas que caen regularmente sobre los hombros.

Atenea pensativa, quizá agotada tras ladisputa con Poseidón por el patrocinio deAtenas, apoya su cabeza sobre la mano quesujeta la lanza al tiempo que levanta leve-mente un pie. ¿Qué pensaría mientras fueesculpida hacia el 460 a.C.? La coquetería de la diosa, sa-bia y armada al tiempo, es mayor si observamos con aten-ción los pliegues del peplo, la expresión del rostro, el movi-miento del índice de su mano izquierda y sumano derecha apoyada en la cadera.

Junto con otras kores forma una colecciónmagnífica. La kore del peplo, esculpida ha-

cia el 530 a.C. es una joven vestida con quitón y peplo que qui-zá llevaba una ofrenda en su mano derecha. Conserva aún res-

tos de la pintura primitiva en sus trenzas, suslabios y sus ojos, y quizá tuvo una diademay pendientes.

A la diosa Victoria (Nike) con alas la pode-mos ver en otro relieve con un gesto delica-do y femenino, atándose la sandalia, al tiem-po que la tela del vestido queda totalmentepegada al cuerpo en una virtuosidad escultórica de Fidiasque hoy nombramos como paños mojados, que deja entre-ver unas formas rotundas y fuer-tes.

Metopa del Partenón procedentedel friso dórico de su fachada sur; representa un cen-tauro luchando con un lapita. En el friso norte se repre-sentaba a griegos y troyanos, en el este la lucha de dio-

ses y gigantes y en el oes-te la batalla de las amazo-nas.

Fragmento del friso jónico de la cella del Partenón.representa a Poseidón, barbado, Apolo y Artemisdurante la procesión de las Panateneas, la fiestamás importante de Atenas durante la cual las jóve-nes atenienses ofrecían a la diosa un peplo.

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CoLiNA DE LA mUSAS

Si aún puede asombrarse, el visi-tante debe subir a la colina de las mu-sas. Desde allí contemplará la mejorperspectiva del Partenón que puedahaber imaginado y tendrá otra visióndel Odeón de Heródes Ático, que yapudimos observar al subir a la Acró-polis. Éste fue uno de esos hombres

ricos que amó Atenas y le regaló estaconstrucción romana del siglo ii d.C.levantada en honor de su esposa. De-dicado a espectáculos musicales, deahí su nombre, conserva aún parte dela cávea (gradas) y de la escena: trespisos decorados con nichos y escul-turas. Parece que estaba cubierto yque tenía capacidad para unos 5.000espectadores.

En lo alto de la colina, el monu-mento funera-rio de CayoJulio AntíocoFilopapo, cón-sul romano delsiglo i d.C., ytambién bien-hechor de Ate-nas. Contienenichos de már-

mol donde estaban representados Fi-lopapo y su abuelo. El friso muestra lallegada de éste para su nombramien-to como cónsul en el año 100 d.C.

Esta colina es tristemente famosaporque desde ella el veneciano moro-sini bombardeó la Acrópolis en 1687 yacertó con una de sus bombas en elPartenón, entonces convertido en pol-vorín turco.

LA PNix

Si aún quedan fuerzas se debe vi-sitar la Pnix donde los grandes orado-res atenienses se dirigían al pueblo, aveces esquivo a la hora de asistir a lasasambleas. Aunque la tribuna estámaltratada por el tiempo y la erosión,el lugar tiene un fuerte atractivo sim-bólico. Aquí el ánimo juega un impor-tante papel porque es un lugar de cul-to a la Democracia, a la palabra, conla Acrópolis al fondo. Aquí hablaronlos mejores políticos atenienses y elpueblo votó por las decisiones másaudaces y arriesgadas. Quizá poda-mos imaginar el momento de los dis-cursos de oradores como milciades,vencedor de maratón, Temístocles,vencedor de Salamina, Pericles o De-móstenes.

EL TEATro DE DioNiSo

Nuestro día imaginario aún permi-te visitar otro santuario arqueológico,el teatro de Dioniso, situado a los piesde la Acrópolis en la calle DionisioAreopagita, el único miembro del Are-ópago convertido al cristianismo trasla predicación de San Pablo.

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El teatro que ahora podemos vercorresponde a la modificación hechapor los romanos. La primera construc-ción, en madera, fue del tiempo del ti-rano Pisístrato (siglo Vi a.C,), gober-nante que introdujo en Atenas el cul-to a Dioniso. En este teatro, que llegóa tener capacidad para 17.000 es-pectadores, se celebraron los certá-menes dramáticos del siglo V y en élcompitieron Esquilo, Sófocles y Eurípi-des, entre otros. Aquí se representa-ron todo tipo de sentimientos: los su-frimientos de medea y Fedra, la ven-ganza de orestes y también los ale-gatos de Aristófanes por la paz. Es fá-cil imaginar a los atenienses durantelas representaciones, que durabanvarias horas.

La ciudad encargaba a los hom-bres ricos elpatrocinio delas represen-taciones, loscoregos, Peri-cles y Alcibía-des lo fueron,y cuando losciudadanosquedaban es-pecialmentesat is fechosde la puestaen escena, se

lo agradecían levantándoles un monu-mento con un trípode en lo alto. Des-graciadamente sólo ha llegado hastanosotros uno, el conocido como Lin-terna de Lisícrates, situado en la la-dera este de la Acrópolis próximo alteatro de Dioniso.

El teatro clásico, como el nuestro,tiene su origen en un hecho religiosoen el que sólo intervenían varones pa-ra representar todo tipo de personajesy estados de ánimo a través de lasmáscaras. En un principio hubo sólocoro, después se separó un persona-je, después otro y comenzó el diálo-go.

La evolución del teatro fue parale-la a la democracia, sin ella no hubierapodido existir. Donde no hay demo-cracia una de las primeras activida-des que se prohíbe es el teatro. Losdictadores no sólo temen lo que elpueblo haga sino también lo que sien-ta y piense, y el teatro es un instru-mento de primer orden para conse-guir la transmisión de sentimientos yde ideas. Una vez más la palabra.

LA ATENAS DE ADriANo

otro conjunto arqueológico, próxi-mo a la Acrópolis y situado al sureste,llamará nuestra atención, es el forma-do por el arco de Adriano y los res-tos del gigantesco templo de Zeus.

Adriano fue un emperador romanoilustrado, de la primera mitad del si-glo ii después de Cristo. En las mone-das acuñadas durante su imperio fi-guraba: Humanitas, Felicitas, Liber-tas, de especial consonancia conAtenas. Éste vivió en Atenas, la visitó

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y embelleció mandando acabar elmonumental templo de Zeus del queen la actualidad quedan en pie unaspocas columnas de orden corintio y labiblioteca de su nombre, que en reali-dad era un amplio centro cultural, cu-yos restos están situados en el ágoraromana. Adriano, hombre de fuertepersonalidad, brillante y culto, comootros grandes personajes del helenis-mo -Filopapo, Herodes Ático, Átalo,

Eumenes,A g r i p a ,etc.- con-sideraronAtenas co-mo la ciu-dad cultu-ral por ex-celencia y,al tiempoque ellosla embe-llecían con

sus donaciones, la ciudad se lo agra-decía dándoles prestigio y fama. Laciudad construyó en su honor el arcode su nombre.

El arco en realidad, era una puertaque unía mediante una avenida la ciu-dad antigua con el estadio y fueconstruida quizá al inaugurar el tem-plo. Separaba la Atenas clásica de lanueva romana. Según Pausanias, via-jero lidio del siglo ii d.C., en un ladode la puerta ponía: "Esta es la ciudadde Teseo" y en el contrario, "Esta es laciudad de Adriano".

Junto a la puerta se encuentra unasección de la muralla de Temístocles yen la confluencia de las calles Sin-grou, Amalías y Dionisio Areopagitahay un busto de melina merkouri -can-tante, actriz y dos veces ministra de

Cultura- que inició la campaña para elretorno de los mármoles del Partenón,campaña que aún hoy continua.

Entrando al recinto podemos verlos restos del templo de Zeus Olímpi-co, de grandísimas dimensiones(107,45 x 41 m.). Comenzon su cons-trucción los hijos del tirano Pisístratoen el año 515 a.C. en orden dórico. Seabandonaron las obras con la caídade la tiranía y tres siglos más tarde, enel 174 a.C., Antíoco iV Epifanes, reyde Siria, otro benefactor de Atenas,sufragó su reanudación, pero en or-den corintio. Se paralizaron de nuevolas obras a su muerte y fueron nueva-mente reanudadas y terminadas entiempos de Adriano, que acudió enpersona a la inauguración en el año131-132 d.C.

EL ÁgorA

Fue el centro de la vida civil, políti-ca y administrativa de los ateniensese incrementó su importancia con elpaso del tiempo y la democracia. Siun ateniense deseaba ver a otro, ne-cesitaba comprar o vender o resolveralguna cuestión con la administraciónde la ciudad, iba al ágora. Los ate-nienses se encontraban en ella cadamañana; allí hablaban de política, ha-cían o recibían justicia y en el Prita-

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neo, uno de sus edificios municipales,guardaban el fuego sagrado. En elágora se celebraban todo tipo de ac-tuaciones y, cuando éstas cobraronsuficiente entidad, la ciudad les dotóde espacio propio: teatro, estadio ypnix.

El ágora griega está situada en ellado norte de la Acrópolis y conservamuy poco en pie: los tritones que de-coraban la fachada del odeón deAgripa, la estoa de Átalo, reconstruidapor la escuela americana de arqueo-logía, que alberga un pequeño perointeresante museo, y el templo dóricodedicado a Hefesto, dios de la meta-lurgia y conocido como el Teseionporque las metopas narran las haza-ñas de Teseo, héroe mitológico nacio-nal ateniense que les libró, matando alminotauro, de la pesada carga a laque les tenían sometidos los creten-ses.

EL CErÁmiCo

Los griegos no creían en la resu-rrección. La muerte era sencillamenteel paso a las tinieblas. Los cemente-rios estaban localizados fuera de lasmurallas porque una ley prohibía ente-rrar dentro de la ciudad. De maneraque, cerca de una de las puertas si-

tuada al noroes-te de la ciudadbajando por lacalle Ermú, lle-gamos al Cerá-mico, cemente-rio principal deAtenas en laépoca clásica,que recibe sunombre de los alfareros que teníansus talleres en esa parte. Los atenien-ses enterraban allí a sus muertos encampaña, a los héroes militares,hombres de estado, filósofos e inclusopintores. La muerte estaba situada enla zona más baja, la vida en el ágoray los dioses en lo más alto.

En el mismo recinto existe un pe-queño museo donde podemos ver nu-merosas estelas y cerámicas y, fuerade lo que era el cementerio en direc-ción este, se situaba la puerta desdela que salían las procesiones haciaEleusis y de las Panateneas, que,después de atravesar el ágora, llega-ban hasta la Acrópolis con el peplo dela diosa tejido por las doncellas de laciudad. Aún se pueden observar lashuellas que dejó el paso reiterado delos carros.

EL ÁgorA romANA

Los romanosdieron a este terri-torio el nombreque hoy utiliza-mos: grecia. Con-quistaron en elEpiro una peque-ña comunidadcon ese nombre yse lo aplicaron a

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todo él. En realidad los griegos se lla-maban y se llaman a sí mismos hele-nos, nombre derivado, según Home-ro, de una pequeña tribu de Tesalia.Cuando se instalaron sobre el territo-rio asimilaron las costumbres de éstosy su forma de vida y para demostrarque no eran menos construyeron unágora propia y la situaron contigua ala griega a espaldas de la estoa deÁtalo.

Hoy sólo podemos ver algunosrestos: La puerta dórica de Atenea,que unía las dos ágoras y fue finan-ciada con los donativos de Julio Cé-sar y Augusto, un pórtico rectangularjónico rodeado de tiendas en la parteposterior, y la Torre de los Vientosdel siglo ii a. C. Esta es una construc-ción de planta octogonal de 12 metrosde altura y 8 de diámetro que tiene re-presentados en cada uno de sus la-dos un viento, un reloj de sol y sobrela techumbre piramidal una veleta. Enel interior había un reloj hidráulico,clepsidra, y quizá un planetario.

En este mismo espacio estaba laBiblioteca de Adriano: gran centrocultural construido en el 132 d.C. quetenía en torno a un patio interior porti-cado, salas de biblioteca, un teatro,un jardín y una piscina. Únicamente

se conserva un trozo de la fachadacorrespondiente a la entrada consti-tuida por un muro liso tras de colum-nas corintias con fustes lisos al ser ro-manas.

EL mUSEo ArQUEoLógiCo

Es impres-cindible visitarlo. Lasexposiciones que lo forman dan unavisión completa de la evolución de laescultura griega desde micenas al he-lenismo y parte del arte Cicládico.

La pintura griega se ha perdido,pero el museo ofrece una muestra delas pinturas de Tera, actual Santorini,que fue arrasada por una erupciónvolcánica hacia el 1620 a.C. y, portanto, con-temporáne-as de losg r a n d e sp a l a c i o scretenses.Son pintu-ras al fres-co, realis-tas, descriptivas, y de colores vivos.muestran cómo debía ser la vida enTera y disponen el ánimo del espec-tador a favor de esa sociedad con unambiente, al parecer, sin tensiones,dulce y casiidílico.

El museotambién ofre-ce una colec-ción única decerámicas, delas micénicasa las helenísti-cas pasandopor todos los

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estadios intermedios, y toda clase devasos con sus variadas formas yusos.

Al contemplar el arte cicládico te-nemos la sensación de ver algo cono-cido y contemporáneo; se lo debemosa Brancusi, un escultor rumanoafincado en Francia que vivióentre finales del siglo xix y laprimera mitad del xx. Éste sepropuso resaltar las cualidadesy posibilidadesde los materiales,por lo que pulió elmármol hastaconseguir con sucontemplaciónsensaciones desuavidad y lumi-nosidad nuevas,buscando laesencia de lasformas, lo que lellevó a la abstrac-ción, la simplificación y el primitivis-mo. Para todo ello se inspiró en el ar-te cicládico.

El arte cicládico, con más de5.000 años de antigüedad, expresaesas mismas cualidades. Las figurasen mármol, con independencia de sutamaño, tienen una sencillez abstrac-ta que nos trans-porta a un mundoprimitivo. Lasofrendas a los dio-ses, quizá buscan-do la fertilidad,presentan una uni-formidad de mode-los, apenas cam-biantes en el tiempo, cuyo rostromuestra casi como único elementoexpresivo la nariz. De este modelo só-lo se separan un tañedor de lira, un

flautista y un copero, éste último en elmuseo de Arte Cicládico. Junto a lasfiguras de mármol hay cerámicas: lasfamosas sartenes, los kernos, vasijascon pequeños recipientes unidos a unpie común y algún vaso.

Cuando Schlie-mann descubrió elcírculo de tumbasde micenas y vio laprimera máscaraexclamó: "He vistola cara de Agame-nón". Las tumbasson anteriores al mí-tico Agamenón, pe-ro nos han descu-bierto un mundo

que hace realidad el apelativohomérico: la ciudad "rica en oro".La exposición de arte micénicoes un mundo de joyas: pendien-tes, pulseras, collares, diademas,sellos, puñales, vasos, etc. de

oro y otros materiales procedentes dedistintos yacimientos. Junto a estasvaliosísimas piezas hay restos de pin-turas que recuerdan las cretenses yalguna cerámica de especial interéscomo el Vaso de los guerreros.

Los griegos identificaban la belle-za con el cuerpo humano desnudo,especialmente el masculino, y con elnúmero. Lasesculturas tie-nen unas rela-ciones numé-ricas exactasentre las par-tes del cuerpoque crean unasensación dearmonía y pro-porción úni-cas.

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La visita a la ex-posición de la es-cultura clásica grie-ga en sus tres pe-riodos: arcaico,clásico y helenísticoes reposar la vistaen piezas de belle-za extraordinaria yúnica. Los kuros, losrelieves de juegos

en antiguas basas, las piezas debronce como el Poseidón de Artemi-sión o el efebo, las estelas funera-rias, las copias romanas en mármolde piezas que se esculpieron original-mente en bronce son expresión de loscánones de belleza diseñados por losgriegos desde el siglo Vi antes deCristo hasta el periodo romano.

Aquí hay una Atenea, similar a ladescrita por Pausanias, pero en már-mol y de menor tamaño. Viéndola po-demos hacernos una idea de cómoera el original de oro y marfil situadoen el interior del Partenón.

El visitante interesado en los mu-seos aún podrá ver otros cuya nómina

no agotamos:Cicládico, Bi-zantino, Pinaco-teca Nacional,Benaki, Históri-co Nacional ylos incluidos enel ágora antiguay en el Cerámi-co. Juntos o se-parados formanun conjunto úni-co del máximointerés artísticoe histórico.

LA CIUDAD BIZANTINA

La actual Estambul, antigua capi-tal de Turquía, se llamó con anteriori-dad Canstantinopla en honor del em-perador Constantino el grande, y mu-cho antes fue una colonia de la anti-gua ciudad de megara, fundada en elsiglo Vii a.C., llamada Bizancio en ho-nor de su fundador. Esta ciudad fue lacapital del imperio Bizantino, de ahísu nombre, hasta la conquista por losturcos en el año 1453.

más de mil años sobrevivió el im-perio romano de oriente o Bizantino,pero Atenas se convirtió en una pe-queña ciudad sin importancia y a ellocontribuyó el emperador Justinianomandando cerrar las escuelas de filo-sofía al tiempo que sus templos seconvertían en iglesias cristianas.

Sus vicisitudes no acabaron aquí.En el siglo xii Atenas fue saqueadapor los sarracenos. Durante la iV Cru-zada Atenas pasó a manos de otónde la roche y después cambió demanos: catalanes, florentinos y vene-cianos. Por último, los turcos invadie-ron el Ática, año 1456, y los templosantes católicos se convertirían ahoraen mezquitas.

A pesarde todo, Ate-nas conser-va una nómi-na de igle-sias bizanti-nas de entrelos siglos ixal xii degran interés

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y similares características: pequeñotamaño, planta de cruz griega, conbrazos abovedados al interior y al ex-terior con cubierta a dos aguas, cú-pula en el crucero, símbolo del reina-do de Cristo, que en el exterior sobre-sale notablemente, pórtico o nártex y,en ocasiones, atrio. Utilizan cúpulassobre tambores poligonales, trompas(bóvedas voladizas) o pechinas (trián-gulo curvilíneo que une la bóveda conel arco toral) y bóvedas; conjugan eldintel y el arco de medio punto; lasventanas partidas y las columnas co-rintias suelen tener cimacio (pirámidetruncada invertida) o incluso desapa-rece el capitel.

Como material de construcciónasocian los sillares, en ocasiones pro-cedentes de construcciones más anti-guas, y el ladrillo, que sirve para de-corar colocándolo en forma de ban-das dentadas.

Decoran los interiores con mosai-cos y pinturas al fresco como nuestrorománico, tandeudor del ar-te bizantino.

En el inte-rior el espacioestá dividido:nártex paralos catecúme-nos, naos pa-ra los fieles;delante, la so-lea para el clero menor; bema o pres-biterio para el clero mayor, que se aís-la mediante la iconostasis, barandillao mampara que, al llegar la eucaristía,se cierra aumentando así el caráctermisterioso porque los fieles únicamen-te pueden seguir el sacrificio median-

te el sonido. Suelen tener prótesis pa-ra guardar las especies y diacono-rum, donde se reviste el sacerdote.

También conserva dos monaste-rios de indudable interés, Kesarianí enlas faldas del monte Himeto, cuyo em-plazamiento ya fue utilizado en la anti-güedad, y el monasterio de Dafni,construido en el siglo V sobre el em-plazamiento del templo de Apolo Daf-neo (nombre relacionado con los lau-reles de la zona) y cuyos mosaicosforman un conjunto admirable.

Se pueden ver piezas de gran va-lor en el museo Bizantino en la aveni-da Vassilissis Sofías.

LA CIUDAD NEOCLÁSICA

El Estado griego moderno aún notiene doscientos años de antigüedad,pero en este tiempo ha recorrido ungran camino para convertirse, ironíasdel destino, en un país de estilo total-mente europeo y moderno. La greciaclásica que dio a Europa las basesmás sólidas de nuestra sociedad de-bía europeizarse.

Tras la guerra de independenciacontra el imperio Turco, las potenciaseuropeas decidieron en la Conven-ción de Londres, mayo de 1832, quegrecia fuera una monarquía y desig-naron rey a otón de Wittelsbash, se-gundo hijo de Luis i de Baviera, de 17años de edad. El rey llegó a grecia en1833 y con él la designación de Ate-nas como capital del nuevo Estado.Para su reconstrucción adoptó el esti-lo Neoclásico de moda en Europa.

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Ninguna otra ciudad tenía los ejem-plos que imitar más próximos.

En la calle Panepistimiou formanconjunto de izquierda a derecha: laBiblioteca Nacional, diseñada por elarquitecto danés Theophil Hansen en1887 como un templo dórico exástilocon dos alas laterales, en mármolpentélico; la Universidad, diseñada y

construi-da porChrist ianH a n s e nen 1864con unacolumnatajónica yfriso que

representa el resurgir de las artes ylas ciencias y la Academia, diseñadapor Theophil Hansen, con las figurasde Apolo y Atenea y de Sócrates yPlatón sentados.

En la misma calle, en dirección a laplaza de Sintagma (Constitución), es-tá la Casa de Schliemann o ilíou mé-lathron, el descubridor de Troya,construida por Séller en 1878. Su inte-rior está decorado con frescos y mo-saicos de temas mitológicos que in-tentan imitarlos anti-guos. En laactual idadallí está ins-talado elmuseo Nu-mismático.

En la plaza de Sintagma está eledifico del Parlamento, antiguo pala-cio de otón i, y, en la base del frontal,el monumento al Soldado Descono-cido en cuyo centro hay un relieve

con unh o p l i t amoribun-do, textosde la ora-ción fú-nebre dePericles yescudos de bronce, que celebran vic-torias militares desde 1821. Aquí po-demos entretenernos viendo las evo-luciones de los soldados, évzones,que guardan la tumba, especialmentevistosas los domingos durante el cam-bio de guardia del mediodía.

Alrededor del palacio está el par-que nacional, antiguo jardín de pala-cio, donde se pueden ver algunosmosaicos y un acueducto.

muy cerca está el Sapion (1887).Corresponde a otro edificio neoclási-co con patio circular, donación de A.Sapas, de ahí su nombre.

Existen otros edificios neoclásicosdignos de admirar: el gennádeion,próximo a la plaza Kolonaki, diseñadoy construido entre 1923 y 1925 paraalbergar la colección de manuscritosy libros iluminados del diplomático deese nombre de finales del xix y prin-cipios del xx; el Teatro Nacional en lacalle Konstandinu y, por supuesto, eledificio del museo Arqueológico, calleSeptembriou.

LA CIUDAD MODERNA

Atenas creció desmesurada ydesordenadamente durante el sigloxx por la industrialización y la llega-

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da de refugiados desde Turquía trasel acuerdo de intercambio de pobla-ciones de 1923. Esto aumentó el nú-mero de habitantes hasta alcanzar untercio de la población actual de gre-cia y tuvo fuertes consecuencias so-bre su urbanismo.

A pesar de ello existe una Atenasmoderna de amplias avenidas y edifi-cios con valor arquitectónico que sepuede visitar apartándose algo delcentro. Es recomendable dar un pa-seo por Vasilisis Sofías, en la que es-tán situados varios museos, hasta laconfluencia con Vasileus Konstanti-nou, donde está la figura de un atletacreada con láminas de vidrio y dondeveremos la pinacoteca nacional.

Siguiendo adelante podemos verel palacio de la música, megaron mu-sikí, y la embajada de EE.UU. cons-truida en 1960 por Walter gropius

La mayor y más moderna transfor-mación de Atenas se ha producidocon la construcción del nuevo aero-puerto, las nuevas líneas de metro (nohay que dejar de visitar la estación deSintagma donde se exponen piezasencontradas en su construcción), y laciudad olímpica, donde se encuentrael estadio del arquitecto español San-

tiago Calatrava de espléndida y visto-sa cúpula.

oTroS EDiFiCioS

En la plaza mitropoleos está la ca-tedral ortodoxa, cuya construcción,ordenada por el rey otón y la reinaAmalia, comenzó el día de Navidadde 1842 y duró 20 años. Está consa-grada a la anunciación de la Virgen.Allí están en unrelicario deplata los restosde Agía Filo-théi, que murióen 1529 por li-berar a las mu-jeres griegasencerradas enlos harenesturcos, y degregorio V, pa-triarca de Constantinopla, ahorcado yarrojado al Bósforo en 1821 por losturcos, cuyo cadáver fue recuperadopor buceadores griegos. Se dice quepara construirla se utilizó el mármolde muchas iglesias que fueron demo-lidas.

Atenas tiene una catedral católicasituada en la calle Penepistimu, próxi-ma al conjunto neoclásico formandopor la biblioteca, la universidad y laacademia. Conviene visitarla paracomparar la adaptación de ésta a losgustos griegos.

El estadio, Kalimármaro, reprodu-ce la estructura del antiguo de Licur-go, del 330-32 a.C., según la descrip-ción de Pausanias. En él tuvieron lu-gar en 1896 los primeros Juegosolímpicos de la era moderna y ha ser-

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vido posteriormente para numerososacontecimientos y ceremonias depor-tivas, las ultimas en los JJ.oo de2004.

LAS CALLES

No se puede estar en Atenas sin fi-jarse en sus calles. Desde la plazaomonia parten dos calles, Panepisti-miu y Athinas, que presentan un fuer-te contraste de actividades y estilos.

Athinas une la plaza de omonia(Concordia) con monsatiraki y es emi-nentemente comercial. Desde prime-ras horas de la madrugada hasta bienentrada la tarde es la calle con más vi-da de Atenas. En ella hay comerciosde toda clase de productos: ropa, he-rramientas, bancos, etc. Por si algo

faltara está el mercado de alimenta-ción, cubierto a un lado de la calle y acielo abierto en el otro. Los vendedo-res ofrecen sus productos con gran-des voces mientras los ateniensescompran. Toda clase de gente transi-ta por sus aceras, repletas de los pro-ductos de los comercios situados aras de calle o, lo que llama más laatención, por debajo de su nivel,mientras el denso tráfico aumentaconsiderablemente el ruido.

El interior del mercado transportaa otro mundo. La mezcla de luz solary eléctrica, la densidad del ambiente,la actividad de vendedores y compra-dores, los colores, los olores de los di-versos productos se mezclan; todocontribuye a formar un cuadro dignode conocerse, muy lejano del mostra-do en los museos y sitios arqueológi-cos, pero vivo y real.

Panepistimiu, que une omonia conSintagma y su paralela, Estadíu, sonmás amplias, elegantes y modernas.Su urbanismo se ve enriquecido conalgunos de los edificios más noblesdel neoclásico, pequeños jardines ycomercios con actividades mercanti-les de aspecto más distinguido.

La plaza Sintagma es el centroneurálgico de la ciudad. El Parlamen-to cierra el lado Este y en el centrotiene un espléndido jardín central ro-deado de un intenso tráfico; reúnevarios ambientes y tiene un aspectocosmopolita.

La larguísima calle Ermú, peato-nal en sus primeros tramos, rehabili-tada como paseo y lugar de comprascon tiendas totalmente reformadas,nos lleva desde Sintagma a monasti-

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raki, dejando Plaka al sur, y a la zonade Thision. La plaza monastiraki, re-cientemente reurbanizada, sigue sien-do un lugar de paso y encuentro, cen-tro del turismo de la ciudad, equidis-tante de omonia, Sintagma y Thision.Debe el nombre al pequeño templo,Kimisi, aislado en el centro.

La calle Adrianu es paralela a la lí-nea antigua de metro y al ágora. Lostramos más próximos a monastirakitambién son comerciales, pero conproductos para el turista. Junto a loscomercios hay innumerables restau-rantes y cafeterías con pequeñas te-rrazas que permi-ten contemplar laAcrópolis y elágora. Algunosdías se instala unmercadillo de se-llos, monedas,tarjetas telefóni-cas y otros obje-tos, que contribu-ye a dar más co-lorido. Al atarde-cer se transforma en un agradable lu-gar de paseo y descanso en sus te-rrazas y establecimientos hosteleros,que se extienden hacia la calle Após-tol Pablo.

Plaka es el barrio más antiguo deAtenas, a los pies de la Acrópolis ofre-ce todo tipo de recuerdos para el tu-rista, variedad de establecimientoshosteleros, calles estrechas y empina-das, edificios nobles y rincones llenosde sabor. Sus terrazas y sus cenas alaire libre son uno de los mejores re-cuerdos de Atenas. En Plaka la nochees interminable.

LA NoCHE

El día se agota pero queda la no-che que es igual de ateniense que laluz. Los atenienses son unos verdade-ros maestros de las reuniones noctur-nas que, si pueden, alargan hasta lamadrugada en una ceremonia colecti-va que rinde culto a Dioniso, cuyo al-tar principal está en el teatro de sunombre.

Para estas ceremonias hay nume-rosos y variados lugares, y el visitantedeberá esforzarse por recorrerlos to-dos. Una cena griega en Plaka mien-

tras se comentael día o un paseopor las calles pe-atonales DionisioAreopagita yApóstol Pablo,con parada en elrestaurante y ca-fetería Dionisos,desde el que hayuna vista esplén-dida del Parte-

nón iluminado, o detenerse en lasterrazas de Thision o de Adrianou,completan un día cuyo encanto serádifícil de olvidar.

Si se prefieren los lugares altos sedebe acudir a la falda del Likabeto,que proporciona una panorámica dela ciudad y de la Acrópolis desde laque el atardecer y la noche ateniensetienen un maravilloso encanto. Al des-cender hacia la ciudad podemos ha-cer una parada en la plaza Kolonaki,cuyas animadas terrazas proporcio-nan una visión distinta de Atenas, me-nos popular y turística pero igualmen-te viva.

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EPÍLOGO

Terminaron recientemente los Jue-gos olímpicos en Atenas y esta ciu-dad superó todos los retos que teníaplanteados con entusiasmo, es decir,con la inspiración de los dioses, por-que Atenas fue, y tal vez sea siempre,la mejor encarnación del "espíritu

olímpico" en el sentido más clásico dela expresión, es decir, el anhelo de su-peración, la fuerza para traspasar loslimites de la condición humana y acer-carse a los dioses. Visitar Atenas, esimpregnarse de ese espíritu, es sentir-se un dios, concederse la libertad devivir, de realizar los sueños imposi-bles, acercarse a la eternidad, alolimpo.

PLANO DE METRO

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