Literatura clásica. Recepción en las vernáculas...

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Literatura clásica. Recepción en las vernáculas occidentales Autor: Liceus Ediciones 1 mailxmail - Cursos para compartir lo que sabes

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Literatura clásica. Recepción enlas vernáculas occidentalesAutor: Liceus Ediciones

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Presentación del curso

Este curso es un estudio de literatura clásica, sobre la recepción de éstas en las literaturas vernáculas occidentales de la Edad Media. Básicamente, hacemos unanálisis de la influencia de la literatura antigua clásica en la literatura medievaleuropea; una rica tradición literaria clásica que tiene como su fuente principal lacultura de la antigua Grecia.

En este sentido, elaboramos un repaso de la literatura medieval (española, inglesa,francesa, italiana) en sus diferentes vertientes o manifestaciones, con el fin deaproximarnos y analizar los modos en que la tradición clásica de la literatura hasido recepcionada por los actores de la literatura en la Edad Media.

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1. Literatura medieval. Vernácula y latina

Recepción de las literaturas clásicas en las vernáculas de la Edad Media

1. Introducción

Hay que empezar por recordar que, a partir de determinado momento de la EdadMedia (fundamentalmente desde el final de lo que se suele denominar Alta EdadMedia), Europa occidental tuvo una unidad supranacional gracias a una lenguavehicular común (el latín), a una misma religión (el cristianismo, si bien no faltaronni las disensiones ni las herejías ni los cismas) y a un mundo cortesano ycaballeresco común (también con algunas disputas). Y asimismo la literatura de esteámbito geográfico supuso una unidad, o mejor dicho, lo supusieron sus literaturas,porque hubo una latina y otra vernácula.

Pero parece indudable que la literatura latina y sus recursos repercutieron en lasromances. Los manuales de Retórica y de Poética latinos recogían las técnicas de losescritores clásicos, que eran objeto de enseñanza en el seno del sistema educativomedieval. Además, dado el predominio de los clérigos entre los autores medievales,no ha de olvidarse el peso que pudieron ejercer los llamados manuales depredicación (artes praedicandi): se ha pensado que el mismo fue tan importantecomo el de la Retórica.

Y así es cierto que el foco de la literatura vernácula medieval fue Francia: el francéscobró gran importancia y del país galo partió el influjo de la poesía que sintieron, demanera importante, Italia e Inglaterra y, con menor intensidad, España, los PaísesBajos y Alemania. Pero, por ejemplo, hay quien ha considerado que el indiscutibledesarrollo de la poesía francesa de los siglos XI, XII y XIII está estrechamenterelacionado con la poesía y la poética latinas que en esos mismos momentos sedaba en Francia y en la Inglaterra francesa. Esto es, la cultura y la poesía latinas iríanen vanguardia, mientras que la cultura y la poesía francesas no harían sino seguirsus huellas. Así, si nos situamos concretamente en el siglo XII, la mayor parte de lospoetas en lengua vulgar eran personas cultas que habían aprendido las artes yhabían leído a los auctores en las escuelas catedralicias Y es que, dado el grannúmero de los que acudían a éstas, eran bastantes los que no llegaban a ocuparpuestos eclesiásticos, sino que terminaban en las cortes feudales de Francia eInglaterra: los autores de epopeyas heroicas y romans caballerescos fueron clérigossin empleo. No obstante, hay que advertir que algunos estudiosos entienden queesta teoría sólo es válida para la época medieval tardía.

Por otra parte, como visión de conjunto de la influencia de los grandes poetaslatinos en las literaturas vernáculas del Occidente del periclitado Imperio romanoresulta útil observar que, siguiendo una conocida obra de L. Traube (Einleitung in dielateinische Philologie des Mittelalters, Múnich, 1911, p. 113), se suceden lassiguientes tres aetates fundamentales: Vergiliana (siglos VIII-IX), Horatiana (siglosX-XI) y Ovidiana (siglos XII-XIII). Evidentemente, esta división ha de ser precisada yvalorada dentro de cada literatura en concreto. Por ejemplo, en la Península Ibéricano hay una verdadera aetas Vergiliana: tras cierta presencia del vate de Mantua en laépoca visigótica, resulta escasa la misma en la España musulmana.

También es necesario llamar la atención sobre algo que después precisaremos más:el hecho de que a partir del siglo XII se distorsionó la interpretación de los autoresclásicos, con lo que Virgilio se alegoriza, Ovidio se moraliza, los satíricos se

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deforman en su intención inicial… Y algo similar ocurre en el Oriente griego: porejemplo, los comentarios de Eustacio (trabajó entre 1160 y 1190) gustan también delo alegórico.

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2. Literatura inglesa. Poesía

2. Literatura inglesa

2.1. Poesía

Como cabe ver en el capítulo dedicado a la transmisión medieval de los textosclásicos, la luz de la cultura que, de la segunda mitad del siglo VI a la primera delVIII, se había apagado en el continente, brilló entonces en Irlanda e Inglaterra. Porello, es explicable que, desde no mucho después de la caída del Imperio romano deOccidente, comenzase en este último país una literatura nacional original. La obramás importante de esta antigua literatura (esto es, el llamado período anglosajón,que llega hasta la conquista de Inglaterra por los normandos en 1066) es un poemaépico, Beowulf, anónimo y sin datación clara (mientras que para unos es temprana,el siglo V o la primera mitad del VI, para otros es ya el VIII; pero el único manuscritoexistente pertenece al IX o X). Su título, que, en realidad, le fue dado a comienzosdel siglo XIX, es el nombre de un héroe escandinavo de cuya existencia no tenemospruebas históricas, pero hay en la obra una serie de aspectos que sí son reales y quenos muestran que nos movemos en los siglos V y VI. Con más de tres mil versosaliterativos, se trata de un poema un tanto rudo y un tanto imperfectamenteconstruido. Pues bien, ha habido autores que han querido ver en él influencia de la EneidaEneida de Virgilio, obra, por otra parte, cuya familiaridad en la época anglosajonaresulta innegable en términos generales. Sin embargo, otros estudiosos entiendenque lo que parecen coincidencias entre las dos epopeyas no se debe sinoprecisamente al hecho de ser epopeyas ambas obras, a la pura lógica y a la simplecasualidad (esto es, a lo que en Literatura comparada se suele denominarpoligénesis): la obra inglesa pertenece a un mundo muy distinto del clásico y lasdiferencias de lengua, estructura y técnica respecto a la romana son enormes. Noobstante, lo que no se suele negar es la existencia de algunos elementos cristianosen el Beowulf (incluso hay críticos que lo han entendido en conjunto como unaalegoría cristiana), pero éstos corresponden sólo al Antiguo Testamento y sonsuperficiales y posteriores a la concepción general del poema.

Por el contrario, hay una auténtica poesía cristiana inglesa de la época que tratamos.Según Beda el Venerable (autor del que hablaremos un poco más adelante) en suHistoria de la nación inglesa, dicha poesía nació de la tradición poética anglosajona.El citado autor atribuye concretamente a Caedmon, vaquerizo analfabeto de lasegunda mitad del siglo VII, la realización de la confluencia de lo anglosajón y lolatino cristiano: llamado Caedmon a la abadía de Whitby, a medida que le ibanleyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento fue pasando su texto latino a versosanglosajones. De Caedmon sólo conservamos un breve himno a Dios creador, perotenemos textos posteriores en antiguo inglés que sin duda están en su misma línea:se trata de autores que eran capaces de entender el texto bíblico en latín y hacíanparáfrasis y explicaciones de él en la misma lengua poética y en el mismo metrotosco del Beowulf. Parece, no obstante, que los materiales de estos poemas noestán tomados exactamente de la tradición cristiana, sino de la historia y la leyendajudías.

Un paso adelante en la recepción clásica en esta primitiva literatura inglesa es el quese muestra en las obras que conservamos de Cynewulf, poeta de en torno al año800. Se trata, concretamente, de las siguientes: Cristo, paráfrasis de un sermón deSan Gregorio Magno sobre la Ascensión; Juliana, sobre el martirio de la santa de este

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nombre; Los destinos de los Apóstoles, un resumen breve de los actos y muerte delos doce Apóstoles; y Helena, cuyo tema es el viaje de la madre de Constantino aJerusalén. Todos estos poemas, al igual que los de Caedmon y sus seguidores,suponen una síntesis de lo anglosajón y lo cristiano venido de Roma, si bien noparten de los Testamentos, sino de textos latinos posteriores que trataban de lahistoria y doctrina de los cristianos. Su tono es anglosajón, pero tienen mayorcalidad literaria y, lo que más nos interesa aquí, su estructura de pensamiento es deorigen clásico.

Hay otros dos poemas que se suelen atribuir a Cynewulf, aunque no tienen firma: FénixFénix y El sueño de la Cruz. El primero es el que aquí nos resulta más interesante:se muestra como una clara síntesis de tradición clásica y tradición inglesa. Ladescripción del ave fabulosa de ese nombre viene a ser una traducción del poema Elave Fénix atribuido a Lactancio, pero amplificada, cristianizada y actualizada. Porotra parte, se añade una interpretación alegórica, procedente en gran parte de unsermón de San Ambrosio: las llamas en que se abrasa el ave son el fuego del día delJuicio Final, y la resurrección de la misma simboliza la de Cristo y la de las almascristianas. Por su parte, El sueño de la Cruz, que parece una visión de la cruz y de lacrucifixión totalmente original, es una obra ya bastante alejada de la literaturainglesa primitiva.

La invasión normanda de Inglaterra supone el fin del dominio de los vikingosdaneses, que son derrotados en la batalla de Hastings (1066) por las tropas delDuque de Normandía, que a partir de entonces será Guillermo I de Inglaterra. Ahoracomienza en este país la influencia de la cultura continental y tanto los cortesanoscomo las clases dirigentes se sirven del francés en vez del inglés, que va quedandorelegado para las clases más bajas y que, por el contrario, no llegó a ser la lenguade las clases altas hasta el siglo XIV. Sin embargo, la influencia de la literaturavernácula de Francia es escasa: particularmente interesante para nuestros interesesaquí resulta el trasplante de los romans, que pueden ser carolingios y celtas, perotambién clásicos, esto es, de las materias denominadas de Francia, de Bretaña y deRoma, respectivamente (véase más abajo, apartado 3.2.). Dentro de la última,conservamos poemas de la literatura inglesa referidos a Alejandro Magno y a Troya,pero no a Eneas ni al asedio de la ciudad de Tebas, temas ambos que, por elcontrario y como se verá en el lugar correspondiente, aparecen en dos obrasfrancesas importantes.

El tema clásico más popular en estos romans ingleses, que, en general, pertenecen alos siglos XIV y XV, fue la historia de Alejandro Magno. Así, de en torno a 1275 (ó1300) es El rey Alejandro (Kyng Alisaunder), que está basado en un roman francésescrito por un autor culto, que conoce bien la Retórica clásica (se trataconcretamente del Libro de toda caballería). El poema inglés consta de dos grandespartes, la segunda de las cuales está dedicada a la expedición de Alejando a la India.El mismo conquistador macedonio es el protagonista de dos textos fragmentariosde la mitad del siglo XIV, los denominados Alejandro A y Alejandro B. Ya demediados del siglo siguiente son Las guerras de Alejandro (The Wars of Alexander),versión en 5.600 versos de la Historia de preliis, obra latina del X (véase más abajo,3.2.). Y a lo largo del mismo siglo XV, sobre todo en Inglaterra y Escocia, Alejandrofue el héroe de muchas otras historias, y no sólo en verso, sino también en prosa.

Como se ha dicho, también se da la materia de la guerra de Troya en el romaninglés (o romance: en realidad, la crítica inglesa suele utilizar últimamente estetérmino de su lengua). En torno al año 1400, en el dialecto de las Midlandsnoroccidentales, se escribió un extenso relato en pareados con el título de Laud

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Troy Book. Algo más corta es La historia de la destrucción de Troya (The GestHistoriale of the Destruction), de la segunda mitad del siglo XIV, y, relativamentebreve (2060 pareados), es El sitio de Troya (The Seege of Troye), fechado en torno a1300-1325.

Algo distinto es otra obra, que se escribió en el siglo XIII en Irlanda (no obstante, enella se emplea el inglés), La tierra de Cucaña. Se trata de un poema paródico yfantástico que satiriza la vida monástica y que, en determinados pasajes, parecereflejar la influencia de las Historias verdaderas de Luciano.

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3. Literatura inglesa. Prosa

2.2. Prosa

La prosa anglosajona de la época que nos ocupa es de carácter religioso, filosófico ohistórico, y no de ficción, pues tiene una intencionalidad eminentementepedagógica: pretende elevar la cultura y alentar en las luchas contra las constantesinvasiones. Para ello utiliza la Biblia y la doctrina cristiana y también la culturaclásica.

Aunque toda su obra se halla en latín (al igual que la de otros dos prosistasanglosajones precedentes, Gildas y Aldelmo), es necesario empezar por citar, si bienbrevemente, a un escritor que figura en el santoral cristiano, Beda el Venerable (ca.672-735), y ello dada la gran influencia que el mismo tuvo en la literaturaanglosajona. La mayor parte de sus escritos son comentarios sobre las SagradasEscrituras y sobre asuntos bíblicos, para lo que acude a diferentes fuentes. Hay quemencionar sobre todo la Historia eclesiástica de la nación inglesa por suponer unasíntesis mayor de lo clásico y lo anglosajón y tener buenas cualidades literarias ehistóricas.

Alfredo (848-901) acaudilló la resistencia ante las diversas invasiones que se dandesde fines del siglo VIII y que destruyen las iglesias y monasterios célticos deIrlanda, Escocia y otros lugares de la zona, matando y dispersando a sus habitantesy provocando el retroceso del cristianismo: cuando en el año 878 consiguió hacer lapaz con los daneses, la religión cristiana y la cultura latina casi habían desaparecidode Inglaterra. Para restablecer la cultura perdida, se sirvió, entre otros medios, de latraducción de textos latinos al anglosajón. Concretamente, con ayuda, al parecer, decuatro eclesiásticos, tradujo la Regla pastoral del papa San Gregorio, la citada Historia de la nación inglesa de San Beda el Venerable, las Historias contra lospaganos de Orosio y, en fin, la Consolación de la Filosofía de Boecio. La primera deestas cuatro traducciones constituyó el llamado Hierdeboc (“Libro del Pastor”) ybuscaba el restablecimiento de la religión cristiana. Por otro lado, la versiónanglosajona de la obra de San Beda el Venerable pretendía dar a conocer y difundirla historia cristiana y la del pueblo inglés, al igual que la de la obra de Orosio,adaptada convenientemente por Alfredo a los intereses del pueblo inglés, queríaconseguir lo mismo referente a la historia y la geografía universales. En fin, latraducción de la citada obra de Boecio, que tuvo gran influencia en la Edad Media engeneral, quería cubrir la Filosofía moral en cuanto relacionada con la Teología. Es, aligual que la anteriormente citada, una adaptación de la obra original al público alque va dirigida: suprime lo difícil, añade homilías morales y glosas, y, en general,“cristianiza” todo lo necesario. Algunas interpretaciones del autor revelan, por suinexactitud, el importante descenso cultural que habían provocado ya entonces lasinvasiones.

Del siglo X data una traducción de la llamada Epístola de Alejandro Magno aAristóteles, hecha a partir de una versión latina del original griego.

El último gran prosista con intencionalidad pedagógica anterior a la gran invasióndanesa del año 1013 fue un monje benedictino, Aélfrico (Aelfric) (ca. 955-1020).Escribió en latín y en inglés antiguo, entre otras obras, unos sermones, unagramática latina con prefacio en las dos lenguas citadas, un vocabulariolatino-inglés, un catón para enseñar latín a los niños (con texto paraleloinglés-latín) y una paráfrasis de los siete primeros libros de la Biblia, (esta última

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inglés-latín) y una paráfrasis de los siete primeros libros de la Biblia, (esta últimaobra, llamada El heptateuco, quizás no fue propiamente escrita por Aélfrico, sinosimplemente editada por él).

Durante el siglo X aparecieron varias traducciones inglesas de los evangelios. Peroen el siglo XI, en general, la delantera cultural que había conseguido Inglaterrarespecto a otras zonas de Europa va a quedar bastante paralizada por las invasionesdanesa y normanda, la última de las cuales supuso además, como se ha dicho másarriba, la adopción del francés como lengua de la nueva clase dirigente, con lo quela literatura inglesa prácticamente desaparece durante un tiempo en pro de lafrancesa y la latina. Sin embargo, en el siglo XII comienza un renacimiento de lasletras inglesas. La obra más importante del mismo es un largo poema con el títulode Brut y escrito a principios del siglo XIII comienza un sacerdote llamado Layamon(o Lawamon). Se trata de la primera versión inglesa de la Historia de los reyes deBritania, obra en latín compuesta en 1136 por Godofredo de Monmouth(1100-1154), considerado el padre de la ficción inglesa y quien, a su vez, decía quetraducía de un libro muy antiguo en galés. En realidad, Layamon partió de la versiónen francés normando que del citado texto latino había realizado Wace de Jersey en1155, el Roman de Brut, que es, por otra parte, la primera obra en una lenguavulgar que relata las aventuras del rey Arturo: frente al tono “cortés” de la obra deWace, la versión de Layamon muestra el propio de la épica anglosajona. Pues bien,lo que a nosotros nos importa es que Godofredo se muestra como hombre culto quemanifiesta la influencia de Tito Livio y Virgilio y cita a otros autores latinos comoCicerón, Apuleyo, Lucano y Juvenal. Por otra parte, el texto de Godofredo y aún másla versión de Layamon están especialmente interesados en ennoblecer el origenbritánico relacionándolo con los troyanos (considera a Bruto el Troyano el míticoantepasado de la nación británica), por lo que se sigue una práctica antigua como,por ejemplo, la virgiliana.

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4. Literatura francesa. Epopeya heroica nacional.Roman clásico (1/2)

3. Literatura francesa

3.1. Epopeya heroica nacional

La literatura francesa comienza en el siglo XI con relatos religiosos en verso, de losque la Vida de San Alejo es considerado el mejor: data de ca. 1050 y fue escrita sinduda por un poeta culto que conocía la Retórica y había leído a Virgilio. Pero pocodespués aparece la epopeya heroica nacional, cuya primera obra es la Canción (o Cantar) de Roldán. Escrita entre 1087 y 1095, hay para quienes en ella tiene pocaimportancia el mundo clásico: se trataría de algo escaso, lejano, débil y falseado(por ejemplo, son muchos los casos en los que se demuestra un mal conocimientode los dioses grecorromanos). Pero también existen estudiosos que ven en hechosestilísticos de la obra el conocimiento de Virgilio y de sus comentaristas durante laAntigüedad tardía y asimismo el de la cultura clerical de la Edad Media.

3.2. El roman de asunto clásico

En los inicios del siglo XII aparece un nuevo género literario: el roman cortesano enverso, prolífico precedente de la novela moderna. Como ya se ha apuntado másarriba, su tema puede ser francés o céltico (esto es, artúrico), pero también antiguo.Este último parte de Virgilio, Estacio o Dictis y Dares y es el llamado roman antiquepor su matière antique o matière de Rome. Esta materia de Roma, a su vez, sepresenta en cuatro formas concretas: guerra de Troya, Eneas, asedio de Tebas y, enfin, Alejandro Magno. Los relatos de este tipo tienen un carácter didáctico, y sutécnica retórica y su casuística amorosa son de inspiración ovidiana. Una novedadsuya es la conjunción de armas y amor. Su denominación de roman se debe a que,en principio, la palabra romanz hizo referencia a la lengua vulgar y a lo escrito enuna lengua vernácula, y se terminó utilizando prácticamente en el sentido de“traducción”, esto es, obra latina pasada al romance; después el mismo términodesignó toda narración en verso francés, fuese traducida u original. Para referirse aeste tipo de obras (y a la ficción medieval en general), la crítica inglesa vieneutilizando últimamente el término de “romance” y, de manera similar, en la españolahay quien es partidario de servirse del castellano “romance”, si bien, ante lacoincidencia con el poema octosílabo del mismo nombre, hay asimismo quienprefiere otra designación como “libro”, de clara tradición medieval (se ha visto que,de hecho, también lo es “romance”), aun reconociendo que no se está ante términosclaramente equivalentes. Nosotros nos inclinaremos aquí por esto último.

Hay una trilogía de romans de tema clásico que fue sentida como tal ya por la EdadMedia (los manuscritos que los conservan suelen contener dos de ellos o incluso lostres) y que parece obedecer a un común fin didáctico y político: las tres obras,vinculadas a la corte de Enrique II de Plantagenet y de Leonor de Aquitania, debieronde buscar prestigiar la monarquía inglesa mediante su relación con los héroes de laAntigüedad. Se trata del Libro de Troya (Roman de Troie), el Libro de Eneas (Romand´Enéas) y el Libro de Tebas (Roman de Thèbes). Todos están escritos en el dialectonormando o anglonormando. El más extenso es el citado en primer lugar: alcanzalos 30.000 octosílabos pareados. Escrito entre 1160 y 1170 por un poeta del nortede Francia, cronista de Enrique II, Benoît de Sainte-Maure (fl. 1150-1180), altera elrelato tradicional: los troyanos son inocentes y los griegos, culpables, y Troya sólo

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cae cuando el troyano Anténor hace un pacto con los griegos y facilita a un grupo deasaltantes la entrada en su ciudad. El autor manifiesta que ha tomado la historia deun testigo ocular, que sabía más que Homero y que no hizo luchar a los dioses. Conello, se inserta en una tradición antihomérica que arranca ya de Jenófanes y Platónen la Antigüedad. Benoît se inspira, concretamente, en dos obras. En su mayor partesigue La historia de la destrucción de Troya de Dares Frigio, obra tardía (entre lossiglos IV y VI) en prosa latina de mala calidad, que, en realidad, es una traducción deun original griego hoy perdido (del siglo II o del III).

Por otro lado, para los 6000 últimos versos el autor sigue el Diario de la guerra deTroya de Dictis Cretense, que pretende ser el historiador oficial de la parte griega, adiferencia de Dares, que se mostraba como el de la troyana. Se trata asimismo deuna versión en latín y de estilo rudo (mejor, no obstante, que el de la obra anterior),posiblemente del siglo IV, de un original griego (procedente, a su vez, de unaversión en caracteres fenicios, según se nos dice en una carta introductoria a laobra) de la época de Nerón, del que hoy conservamos restos papiráceos. Si Benoîtpartió precisamente de estas obras, fue sin duda porque empezaban por resultarmás asequibles a su deficiente educación clásica, recibida en el monasteriobenedictino de Sainte-Maure, que Virgilio, quien además no narraba toda la guerrade Troya.

Por otra parte, el Homero griego era desconocido en la Europa occidental. Es ciertoque había una traducción (más bien resumen o incluso especie de antología) de laIlíada homérica, la llamada Ilíada latina, en 1070 hexámetros latinos, del siglo I d. C.y de autor discutido (se ha hablado de un tal Bebio Itálico), muy lejana ya deloriginal homérico y de la epopeya en general, aunque tuvo cierta importanciadurante la Edad Media occidental. Pero, en todo caso, Dictis y Dares, por la grancantidad de incidentes, por poner el acento en el amor romántico y por eliminar lasluchas entre dioses, eran más atractivos para cualquier poeta medieval. La obra deBenoît, si bien está lejos de la perfección, fue muy popular y tuvo gran repercusión:lo más importante para nosotros es que, con ella, la leyenda clásica sale del mundode los letrados y se pone en conexión con la época coetánea. Fueron muchas lastraducciones e imitaciones del Libro de Troya. Entre las últimas merece ser citada laHistoria de la destrucción de Troya, obra en latín a la que el italiano Guido delleColonne puso fin en 1287 y que, a su vez, tuvo varias versiones francesas en lossiglos XIV y XV.

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5. Literatura francesa. Epopeya heroica nacional.Roman clásico (2/2)

El Libro de Eneas, para el que hoy se defiende una cronología anterior a la del Librode Troya (entre 1155 y 1160), es una refundición anónima (se ha llegado a hablarincluso de la autoría de una especie de equipo de escritores) de la Eneida de Virgilio,a la que convierte en una verdadera novela de aventuras y amores. Pero en ellatambién se utilizan en contaminatio las obras de Ovidio para describir los estadospsicológicos de la pasión amorosa de sus protagonistas. Por otra parte, tiene unaclara ambición retórica, que la lleva a alterar la disposición del original virgiliano y apracticar acá y allá tanto la amplificatio como la abbreviatio. Así, por ejemplo,mientras se reducen los episodios mitológicos y las costumbres paganas, seintroducen hechos novelescos o detalles tomados de libros sobre las llamadas sietemaravillas del mundo.

En fin, el Libro de Tebas, datado ca. 1150 (por lo que es el iniciador del romanmedieval) y asimismo de autor anónimo (al parecer un clérigo de la región dePoitou), contiene la historia del desdichado Edipo y sus consecuencias, con lo quepermitió al Occidente europeo de la época conocer un tema importante en latragedia griega y al que no podía acercarse de manera directa. Este roman, del queconservamos varias versiones (reducidas, fundamentalmente, a una más corta y aotra más larga), es, en principio, una adaptación de la Tebaida de Estacio, pero, dehecho, dista mucho de ella: hay amplificaciones y abreviaciones intencionadas yacomodación a la mentalidad cristiana. Además, también aquí hay algún pasajetomado de Ovidio.

La historia de Alejandro Magno ya en la Antigüedad se plasmó en diversas obras. Enprimer lugar, conservamos la Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia (llamadacorrientemente Novela de Alejandro), que se atribuye a un autor griego del siglo IIIconocido como Pseudo-Calístenes porque algunos manuscritos y algún eruditobizantino la consideraron escrita por el sobrino de Aristóteles que acompañó aAlejandro como cronista de sus campañas. Esta obra, basada sobre todo en unrelato histórico helenístico y en una colección de cartas en forma de novelaepistolar, se tradujo a muchas lenguas. Al latín la vertió Julio Valerio Polemio (paraunos entre el 310 y el 330 y para otros, algo antes, a fines del siglo III). Por otrolado, Quinto Curcio Rufo, autor latino de datación dudosa, escribió una novelescaHistoria de Alejandro Magno. Ya en la Edad Media latina, la historia de AlejandroMagno tiene una primera aparición en el siglo X: la hoy perdida Historia de preliis(Historia de los combates) del arcipreste León de Nápoles, derivada de una recensióndel Pseudo-Calístenes y fuente de un gran número de traducciones vernáculas.Después hay una muy importante versión en el último tercio del siglo XII: laAlejandreida del poeta francés Gautier (frecuentemente llamado Walter) de Châtillon,conocida en España como el “Gualterio de las escuelas”, que sigue a Quinto Curcio,pero mezclándolo con el Pseudo-Calístenes. Y, dentro de las lenguas vernáculas, eltema considerado se configura como roman francés en una primera versión que sehalla en octosílabos y parece datable en el primer tercio del siglo XII: conservadafragmentariamente (tenemos asimismo una adaptación alemana: véase más abajo),se atribuye a Alberico de Briançon, presenta rasgos de dialecto franco-provenzal ysu fuente principal es Julio Valerio. Después, entre 1160 y 1165, un autoranglonormando sin identificar claramente (se ha hablado de Tomás de Kent) haceuna refundición en decasílabos de la obra de Alberico, que, al igual que ella, se ha

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transmitido sólo parcialmente: se trata del ya citado más arriba Libro de todacaballería (Roman de toute chevalerie).

Más tarde, hubo otros libros franceses sobre el tema que se nos han perdido(concretamente, tenemos referencias de tres por versiones derivadas), hasta llegar ala que se considera la vulgata medieval sobre Alejandro y que conserva toda lahistoria de éste: el Libro de Alejandro de Alejandro de París (o de Bernay, ciudad deNormandía) y Lambert le Tort (hay quienes consideran que éste es sólo la fuente dela segunda parte), relato extenso y descabellado compuesto entre 1180 y 1190 (enel verso que por el poema mismo se va a denominar “alejandrino” desde el siglo XV),que consta de cuatro partes y presenta diversos aspectos propios de la épicamedieval.

También esta versión de la vida de Alejandro tuvo continuaciones, en las que, porejemplo, el héroe macedonio reclamaba venganza contra sus asesinos o se ponía elacento en sus amores. Hacia 1312, Jacques de Longuyon escribió los Votos delpavón (Voeux du paon), donde Alejandro es uno de los nueve personajes famosos(neuf preux) que encarnan el ideal caballeresco: tres antiguos paganos (además deAlejandro, Héctor y César), tres bíblicos (Josué, David y Judas Macabeo) y trescristianos medievales (Arturo, Carlomagno y Godofredo de Bouillon). Esta obra fuetraducida al castellano y es citada por el Marqués de Santillana. Por otra parte, JeanWauquelin, con 1448 como terminus ante quem, hizo una recopilación en prosa dedistintos romans de Alejandro como trabajo previo a una novela histórica quepretendía escribir: se conoce como Crónicas de Alejandro (Chroniques d´Alexandre).

De otro género distinto al roman pero no bien definible (discutiblemente se haincluido a veces entre los llamados fabliaux) es el Lai de Aristóteles, datado en laprimera mitad del siglo XIII y en el que una muchacha de la India monta a unAristóteles ensillado y embridado como un caballo, y ello para lección del jovenAlejandro de Macedonia. Es un tema inventado que ilustra el del hombre víctima dela astucia de la mujer y que tuvo mucho éxito durante la Edad Media, no sólo en laliteratura sino también en las artes plásticas (p. ej., está esculpido en un banco demadera de la sala de juntas del Ayuntamiento de Tallinn).

Tampoco es un roman, sino un “cantar de argumento clásico” (parece que fuerealmente cantado), el poema en octosílabos al que se le da el nombre de Héctor yHércules, datado ya a comienzos del siglo XIV. Pertenece a un género del que, a lolargo del mismo siglo, se tienen diversos testimonios en Italia. Ya de la segundamitad del siglo XV, con aspectos propios de la canción de gesta y destinado a serrecitado, es el Libro del compendio del sitio de Troya (Le rommant del abbregementdu siege de Troyes), que se basa en la obra de Benoît de Saint-Maure y consta deunos 4700 octosílabos.

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6. Literatura francesa. Roman amoroso

3.3. El roman amoroso

La obra ovidiana es uno de los componentes importantes que configuran el amorromántico que se va formando en Francia durante el siglo XII. Aparte delcomponente amoroso procedente de Ovidio que ya hemos indicado a propósito delroman antique, en las cartas cruzadas entre los desdichados Eloísa y Pedro Abelardo(1079-1142) aparecen ya citas de los Amores y del Arte de amar del poeta romano,y en los inicios del citado siglo, unas monjas se reúnen en un Concilio de Amor yempiezan por la lectura de los preceptos de Sulmonés. Más concretamente, lasmúltiples historias amorosas de las Metamorfosis van adquiriendo vida propia eindependiente. Así, la de los desgraciados amores de Píramo y Tisbe, que va a tenerun éxito extraordinario, se plasma ya en el siglo XII en un poema francés anónimode unos 900 versos, y la de Filomela es pasada al francés en la Filomena de Cristiánde Troyes (activo entre 1160 y 1190). Y fue precisamente este gran poeta quien hizola primera traducción del Arte de amar a una lengua vernácula, traducción que se haperdido, si bien conservamos otras cuatro del Medioevo francés.

Pero el roman amoroso medieval más importante es el Libro de la Rosa, larguísimopoema (el total de versos varía según la tradición) que tuvo un éxito extraordinario:por ejemplo, en España fue muy leído e imitado por algunos poetas. Tiene unaautoría doble: una parte más pequeña y situada al comienzo (más de 4000octosílabos) fue escrita por Guillermo de Lorris en unos años cuya concrecióndiscuten los estudiosos y que se hallan en un arco cronológico situado entre 1220 y1240; el resto del poema (más de 17700 octosílabos) fue continuado por JeanChopinel (o Clopinel), conocido habitualmente como Juan de Meun (o Meung), ca.1270 ó 1276. Se trata de poesía alegórico-didáctica, con una intriga amorosa difícil:la mayor parte de los personajes son abstracciones, cualidades morales ysentimientos personificados, aunque también hay personajes humanos anónimos yaparecen los dioses Venus y Cupido.

La influencia clásica es visible en la totalidad de la obra, pero especialmente en lasegunda parte. Y es que ambas partes son distintas en general e inclusocontradictorias, y ello debido principalmente a la diferencia de edad, formación eintereses de sus respectivos autores: Guillermo de Lorris era un joven culto de veinteaños que, basándose en sus lecturas y en su propia experiencia, escribe una especiede biografía sentimental para instruir en el amor a jóvenes aristócratas; Juan deMeun, en cambio, era un escritor profesional (de él conservamos también latraducción al francés de la obra sobre la ciencia militar de Vegecio, de laConsolación de la Filosofía de Boecio y del epistolario de Abelardo y Eloísa) conintereses de tipo práctico y moralista, y representa a la burguesía. Así, Guillermo deLorris menciona a Catulo, Cornelio Galo, Ovidio, Tibulo y Macrobio, pero parece quesólo conocía bien a Ovidio. Por el contrario, las fuentes principales de Juan de Meunson: La vejez y La amistad de Cicerón; las tres obras de Virgilio; las Sátiras y lasEpístolas de Horacio; Ovidio (al menos 2000 versos de la obra lo reflejan), Juvenal yBoecio.

La influencia clásica, en lo que se refiere a los materiales, es patente sobre todo enlas historias ilustrativas, en los argumentos y en las descripciones. No parece quehaya influencia directa del Sueño de Escipión de Cicerón en el esquema general delLibro de la Rosa (una aventura dentro de un sueño premonitorio tenido durante una

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noche) ni de la Psicomaquia de Prudencio en su trama (la búsqueda de la Rosa por elamante, acabada en un asedio y una batalla). En todo caso, la influencia másevidente es la de Ovidio, sobre todo en el segundo de los autores de la obra. Noobstante, la actitud ante el amor de la obra medieval es bastante distinta a la delpoeta latino antiguo: en aquélla es más intelectual y ni siquiera en la parte de Juande Meun (representante de una amor que se ha llamado “naturalista” frente al“cortés” que refleja Lorris) tiene el carácter materialista y amoral del Arte de amarovidiano.

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7. Literatura francesa. Traducción de clásicosgrecolatinos

3.4. La traducción de los clásicos grecolatinos

Aparte de lo que ya se ha indicado al respecto, como, por ejemplo, las traduccionesde Juan de Meun, y de algún nombre aislado como el de Pierre Berçuire (ca.1290-1362), monje amigo de Petrarca y traductor de Tito Livio, hay que destacarsobre todo la labor que lidera Carlos V de Francia, llamado el Sabio (reinó de 1364 a1380) y en quien se ha visto una cierta actitud “prerrenacentista”: reunió eruditos ensu corte y les encargó la traducción de textos clásicos para su biblioteca.

Entre sus colaboradores, destaca Nicole Oresme (ca. 1330-1381), a quien seconsidera propiamente el primer traductor francés: hizo una versión a esta lenguade la Ética y la Política de Aristóteles partiendo de versiones latinas realizadas ca.1280 por Guillermo de Moerbeke y otros. Sabemos que, asimismo para Carlos V, sehicieron otras diversas traducciones como las de Lucano, de César, de Salustio y deSuetonio. Con versiones como todas estas, el francés se fue enriqueciendo delatinismos e incluso de helenismos.

Un apartado especial dentro de la traducción lo ocupa el llamado Ovidio moralizado(Ovide moralisé). Se encuadra dentro del interesante caso de la interpretaciónalegórico-moral de las Metamorfosis de Ovidio, que se empeña en encontrar en elpoeta latino aspectos de la religión y moral cristianas y que supone unafamiliarización tal con él que el mismo llega a ser llamado “papa Naso”. Ya en lossiglos XII-XIII hay dos comentarios latinos destacados en este sentido, uno en prosa,las Alegorías sobre las Metamorfosis de Ovidio de Arnolfo de Orleans, y otro enverso, los “Recubrimientos” de Ovidio (Integumenta Ovidii) de John (of) Garland(conocido también como Giovanni di Garlandia, Johannes de Garlandia y, en España,Juan el Inglés). Ambos influirán en las Alegorías italianas de Giovanni del Virgilio(siglo XIV).

También el ya citado Pierre Berçuire, dentro de su enciclopedia moral escrita en latín,consagró el último de sus quince libros al Ovidio moralizado y se sirvió de unaamplia bibliografía para los comentarios, que influyeron bastante en los estudiososposteriores de la mitología grecorromana. Pero, en una lengua vernácula, sin duda laobra más importante de este tipo es un Ovidio moralizado que comprende más de71000 octosílabos en pareados, de los que aproximadamente una mitad es unatraducción de las Metamorfosis al francés y la otra mitad son interpretacionesmorales de las distintas historias de la obra. Se discute el autor y la cronología deésta. En cuanto a lo primero, se ha pensado en nombres como Philippe de Vitry(1291-1361), poeta y músico que fue obispo de Meaux, y Chrétien Legouais deSainte-Maure; en cuanto a la fecha, hay quien habla de 1275 como máximo y quien,sin embargo, la sube hasta 1328.

En todo caso, es preciso observar que su traducción de las Metamorfosis no es laprimera hecha a una lengua vernácula, pues se tiene una alemana de 1210 realizadapor Albrecht de Halberstadt. Fuentes principales para los comentarios son la Biblia,las Heroidas y los Fastos de Ovidio, Estacio y, en fin, los mitógrafos Higino yFulgencio. A finales del libro XII de la obra ovidiana se añade un texto del que seafirma su pertenencia a Homero, pero que, en realidad, parte de varios libros de la Ilíada latinaIlíada latina (véase más arriba). Este Ovidio moralizado, que en lo sucesivo fue una

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fuente importante de las fábulas ovidianas, tuvo una versión en prosa bastanteposterior (de 1466 ó 1467) de un clérigo normando.

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8. Literatura española. Introducción

4. Literatura española

4.1. Introducción

En principio, la invasión musulmana supuso, en buena medida, el hundimiento de latradición clásica en España. Por otro lado, la literatura española comienza más de unsiglo después de la francesa: según autores como Curtius, en España faltó elestímulo del florecimiento espiritual latino. Concretamente, el renacimiento latinodel siglo XII tuvo una repercusión sólo parcial y tardía en la cultura hispana, pues,con la excepción del caso de las traducciones, los aspectos que caracterizan alcitado renacimiento no aparecen en la Península Ibérica hasta el siglo XIII, y ya eneste siglo la cultura de los letrados hispanos a duras penas traspasó los límites de lafrontera con Francia.

Sin embargo, no ha de olvidarse que, junto a esta vía europea de llegada de latradición grecolatina al territorio hispano, de hecho va a existir otra oriental debidoprecisamente a la recordada invasión árabe: así ocurrirá, por ejemplo, con laimperecedera historia de Alejandro Magno, de la que, en la Península Ibérica, se dauna versión de tradición europea y otra de tradición oriental (con el nombre deDulcarnain, adaptación del árabe Dhul-Qarnayn, que aparece, por ejemplo, en elCorán). Y es más, precisamente la Escuela de Traductores de Toledo (nacida en laprimera mitad del siglo XII, pero en su cénit en el siglo siguiente gracias a Alfonso Xel Sabio) jugará un papel importante en la transmisión a la Europa latina de esacultura árabe, que, como recordamos, no es totalmente ajena, ni mucho menos, a latradición clásica.

En todo caso, en la España medieval, como en la Francia de la misma época, tambiénresulta de gran importancia la relación entre la literatura latina, que va a lavanguardia, y la romance, que la sigue en más de una ocasión. A este propósito, hayque recordar que, en el noroeste de la Península Ibérica (Navarra y, sobre todo,Cataluña), a partir del siglo XI existen centros que cultivan la literatura latina comoen Francia. Así, hay en la referida zona española una escuela de poetas latinos quecomponen canciones amorosas y panegíricos fúnebres, y, entre los últimos, cabecitar los dos textos más antiguos sobre el Cid: el Poema del Campeador, en verso, yla Historia de Rodrigo, en prosa. La poesía latina de la Europa medieval entró enEspaña en tres etapas principales: ca. 1230, ca. 1330 y, en fin, ca. 1440, que puedenejemplificar Berceo, el Arcipreste de Hita y Alfonso de la Torre, respectivamente.

En fin, parece que se ha de negar cualquier influencia directa de la literatura griegaen la española propiamente medieval: es el caso, por ejemplo, de las coincidenciasque se han querido ver entre algunas jarchas y cantigas y, de otro lado, poemasgriegos de época arcaica.

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9. Literatura española. Siglos XII y XIII. Poesía (1/2)

 4.2. Los siglos XII y XIII

4.2.1. Poesía

En el Cantar de Mio Cid, poema épico que se data a fines del siglo XII o a comienzosdel siguiente y que, como se ha visto un poco más arriba, trata un tema yaaparecido en latín dentro de España, no parece haber ninguna influencia clásicadirecta y explícita, sino sólo la indirecta que puede atribuirse a la formación culta desu autor (o autores). Es el caso, por ejemplo, de la descripción del robledal deCorpes, donde no cabe duda de que incide una convención retórica antigua, elllamado locus amoenus. Por otra parte, algunos paralelismos de motivos ycircunstancias con la mitología grecorromana no son más que, como se ha dicho,coincidencias derivadas de su carácter de obra de ficción y que son visibles en laliteratura universal, por lo que muchas veces su mera traída a colación resulta algoclaramente forzado: por ejemplo, no tiene mucho sentido relacionar la deshonra quesufre el Cid por el maltrato y abandono de sus hijas con la de Menelao al llevarseParis a su esposa.

El mester de clerecía, aparecido en el siglo XIII, supone la incorporación de losclérigos (no necesariamente sacerdotes) a la literatura castellana y, en consecuencia,la transmisión de su cultura, de tradición clásica y encerrada hasta entonces en losmonasterios, al vulgo. Su móvil, pues, es fundamentalmente pedagógico. Así,Gonzalo de Berceo (fines del siglo XII-aún vivo en 1252), clérigo culto, tieneconciencia clara de que lo que se propone sobre todo es pasar a una lengua quetodos entiendan y en un estilo atractivo una serie de textos que se hallaban en unalengua sabia. Por ello, no es, ni mucho menos, un puro traductor: recrea losoriginales e introduce cosas de su cosecha, para lo cual se sirve especialmente delprocedimiento retórico de la amplificatio, pero siempre sintiendo un gran respetopor el texto erudito seguido, al que tiene voluntad firme de no añadir datosfundamentales.

Ahora bien, los textos latinos seguidos por Berceo no son antiguos, sino medievales,por lo que tampoco aquí, como en el caso del Cantar de Mio Cid, tenemos influenciaclásica directa (sólo en algún caso excepcional se puede ver alguna influencia muydesdibujada de la mitología grecorromana). Así, si consideramos los tres poemashagiográficos escritos por él, para la Vida de San Millán el autor parte de la Vida deSan Emiliano, en prosa, de Braulio de Zaragoza (s. VII) y de material procedente delas tradiciones del monasterio (en concreto, de Fernando, monje contemporáneosuyo), para la Vida de Santo Domingo sigue la Vida de Santo Domingo del abadGrimaldo, discípulo del santo, y, en fin, para la Vida de Santa Oria no conservamosla fuente latina, pero sabemos, por el mismo Berceo, que éste se basa en un textode Munio, confesor de la santa.

También la obra más importante de Gonzalo de Berceo, los Milagros de NuestraSeñora, procede en su mayor parte de un texto latino medieval anterior. Lascolecciones de leyendas de milagros de la Virgen María en latín aparecen ya en elsiglo XI y aumentan y se difunden con gran rapidez. Su período más importante vadel siglo XII al XIV y en él pasan de la lengua latina a las vernáculas y tienen unagran extensión geográfica, que va incluso más allá de Europa. Hay leyendas queparten de tradiciones no marianas e incluso no cristianas. La fuente de la obra deBerceo que nos ocupa, es una colección de veintiocho leyendas en prosa contenidas

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Berceo que nos ocupa, es una colección de veintiocho leyendas en prosa contenidasen el manuscrito latino Thott 128 de la Biblioteca de Copenhague, de las que elautor español omite cuatro y añade una nueva y una introducción de tipo alegórico(frente a la original con el locus amoenus propio de la práctica retórica latina).

Dentro de la épica que se puede incluir en el mester de clerecía, el Poema de FernánGonzález, escrito por un autor desconocido en la segunda mitad del XIII (se haquerido datar exactamente entre los años 1250 y 1252), parece tener diversasreminiscencias homéricas. Así, por ejemplo, se ha hecho observar que las arengasdel poema castellano no están lejos de las de la Ilíada. Pero, dejadas apartecoincidencias o reminiscencias más o menos claras como las ya señaladas, el mesterde clerecía nos interesa aquí fundamentalmente porque produjo dos importantespoemas (en cuaderna vía, metro característico del movimiento) de tema antiguo y,por tanto, de clara tradición clásica. No son exactamente lo mismo que los romansfranceses de asunto clásico, pero vienen a desempeñar la misma función de mediarentre las fuentes antiguas y las realidades contemporáneas.

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10. Literatura española. Siglos XII y XIII. Poesía (2/2)

El Libro de Alejandro (se suele seguir citando en su forma antigua de Libro deAlexandre), escrito quizás entre 1230 y 1250 por un autor desconocido paranosotros, es considerado, en lo que se refiere a la literatura española, como la obramás temprana y mejor sobre el tema (en latín, Alejandro ya a comienzos del siglo XIIhabía sido protagonista de un cuento de la Disciplina clerical de Pedro Alfonso), y,dentro de las múltiples obras medievales sobre el héroe macedonio, como una delas de más valor. Se caracteriza por un claro propósito erudito y, en consecuencia,está bien marcado por los cánones de la Poética y Retórica clásicas. Consta de trespartes y sus fuentes principales son la Alejandreida de Gautier de Châtillon y, enmenor grado, el Libro de Alejandro de Lambert le Tort y Alejandro de Bernay, obrasambas citadas ya más arriba. Después también dejaron su huella en el Libro deAlejandro español la Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio, las Metamorfosis y las Heroidas de Ovidio y otras diversas obras en latín como, porejemplo, la llamada Ilíada latina (véase más arriba), la medieval Historia de preliis,las Antigüedades judías de Josefo (siglos I-II d.C.), las Etimologías de San Isidoro y laBiblia; también se ha pensado en la influencia de La destrucción de Troya (obraanónima del siglo VI en que se resume la Eneida y se trata de la guerra de Troya, deEneas y de la fundación de Roma) y de uno de los textos árabes sobre Dulcarnain(esto es, Alejandro). Ahora bien, todas estas fuentes son objeto de una profundareelaboración: se amplía o se reduce y, sobre todo, se medievaliza, esto es, seadapta la materia clásica a la cultura cristiana medieval (por ejemplo, Alejandro esun caballero cuya educación pertenece a la Edad Media y que se ordena el día de SanAntero, Aquiles se oculta entre monjas y, en fin, los templos aparecidos songóticos), pues lo que se busca es mostrar la ejemplaridad cristiana.

El otro poema de tema clásico del mester de clerecía (hay quienes piensan que setrata del más antiguo de este movimiento) es el Libro de Apolonio, obra tambiénanónima y datada en torno a la mitad del siglo XIII. Como el Libro de Alejandro, sesirve de una historia antigua para poner de relieve una lección moral cristiana:resalta los rasgos cristianos edificantes. El argumento, la historia del príncipeApolonio de Tiro, remonta en última instancia a un texto latino antiguo, Historia deApolonio, rey de Tiro, que se puede fechar en la primera mitad del siglo III d. C. y seatribuye a veces a un tal Celio Sinfosio. Se trata de una novela de tipo griegointegrada por materiales diversos, bajo la cual algunos han querido verprecisamente un texto heleno anterior.

Esta novela latina tuvo una reelaboración con matices cristianos en el siglo V o VI.Durante la Edad Media fue bastante popular y se adaptó varias veces: en latín, ya enel siglo X se escriben unos Hechos de Apolonio, y la historia aparece a finales del XIIen el Panteón de Godofredo de Viterbo y en el siglo XIV en los Hechos de losromanos, colección de exempla muy difundida. Y, en el mismo período medievalpero en lenguas vernáculas, ya en el siglo XI encontramos fragmentos en inglés dela historia, que aparece también en francés antiguo. El poema castellano, por suparte, sigue de cerca también el latino antiguo (no obstante, ha habido quienes hanpensado en una mediación francesa o provenzal), pero empieza por mejorarlo enestructura y en coherencia, y, en general, medievaliza la historia, lo que se ve, porejemplo, en que muchos pasajes son un buen retrato de la vida del siglo XIII o enque en los personajes se busca sobre todo su bondad y su “cortesía”.

Entre los poemas de clerecía perdidos de los que tenemos noticia, hay uno que se

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refería a Alejandro: se trata de los Votos del pavón, citado por el Marqués deSantillana y que era, al parecer, una traducción de otro poema francés (véase másarriba, 3.2.).

Sin tener nada que ver en principio con el mester de clerecía e incluso sin dataciónsegura en el siglo XIII (se piensa que es posiblemente de ca. 1270, pero también sesitúa a mediados del siglo XIV), la Historia troyana polimétrica, escrita en prosa y enverso, es una versión buena y bastante fiel del Libro de Troya de Benoît deSainte-Maure, si bien en algunos casos hay ampliaciones y originalidad. La métricaes variada y, al igual que ocurre en otros poemas de contenido clásico de la época,se medievalizan aspectos como el combate de Troya y la sociedad troyana y se poneel acento en el amor cortés. Se nos ha conservado de manera fragmentaria ydesconocemos su autor.

De una tradición clásica un tanto falseada son los Castigos y ejemplos de Catón,obra en cuaderna vía y perteneciente a la literatura sapiencial, de cronologíainsegura (entre 1225 y 1265). Se halla dentro de la importante tradición medievaldel Pseudo-Catón, que quiere referirse a las advertencias formuladas por el sabioromano a su hijo. En fin, en la medida en que es posible entrever en ellas fuentescomo la égloga latina, podrían citarse aquí obras en pareados como Disputa delalma y del cuerpo, Elena y María o Razón de Amor, con los denuestos del agua y delvino, pertenecientes a los llamados poemas de debate, género que, en lengua latina,ya se halla consolidado en el siglo IX.

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11. Literatura española. Siglos XII y XIII. Prosa

4.2.2. Prosa

A semejanza del caso de la poesía, no hay que olvidar aquí la prosa medievalhispanolatina: por ejemplo, hay que recordar que la historiografía de este tipo sehallaba consolidada mucho antes de su aparición romance en el siglo XIII. Es más,prosa romance y prosa latina coexistieron y, al menos en una primera época, aquélladependió de ésta.

La obra titulada Fazienda de Ultra Mar, que por su sintaxis parece de mediados delsiglo XIII (algunos la sitúan antes de este siglo), es una especie de guía deperegrinos a Tierra Santa. Nos interesa aquí porque en algunas ocasiones incorporamaterial de la Antigüedad clásica. Por su parte, la Semejanza del mundo, obrageográfica también del siglo XIII, tiene como fuentes principales las Etimologías deSan Isidoro, deudoras de una importante tradición clásica, y la Imago mundi deHonorio (probablemente Honorius Inclusus, de ca. 1100).

El Libro de las generaciones, anónimo navarro de en torno a 1265, dedica unespacio no muy extenso (setecientas palabras), pero de intertextualidad muyinteresante, a la materia de Troya: se trata de una de las incorporaciones que estaobra hace a su modelo, el Liber regum, también de cuna navarra, y para la cual suautor parece haber bebido en el Roman de Brut y asimismo en el Libro de Troya y enel Libro de Eneas.

Pero el prosista castellano medieval importante que bebe decidida y claramente enlas fuentes clásicas antiguas es Alfonso X (nacido en 1221; rey de 1252 a 1284). Setrata concretamente de obras históricas que, como la historiografía medieval engeneral, participan del concepto providencial de la historia procedente de PauloOrosio (siglo V) y San Agustín (IV-V). La General estoria del rey castellano, de la quehubo un primer borrador a comienzos de 1270, es una historia universal sinterminar (llega hasta los padres de la Virgen María) que desciende directamente delos Cánones de Eusebio de Cesarea y de su ampliación por San Jerónimo.

Estas dos obras (ambas del siglo IV) son como su espinazo, pues a ellas se sumanmultitud de fuentes. La principal es el Antiguo Testamento y algunos de suscomentarios (sobre todo los de Pedro Coméstor y Flavio Josefo), pero a esto seañaden varias clásicas o deudoras de su tradición. En primer lugar, Ovidio y losmitólogos: en la General estoria, se emplean las Metamorfosis y las Heroidas en lasdos primeras partes y a comienzos de la tercera. La recepción del aspectomitológico es fuertemente racionalizada, en la línea de la exégesis alegórica quehemos visto en el Ovidio moralizado. Además de Ovidio, también hay huellas deotros autores latinos como Lucano, Estacio y Plinio el Viejo. Por otra parte, ciertospasajes son versiones hispánicas de leyendas clásicas. Así, por ejemplo, para el sitiode Troya se recurre a Dictis y a Dares y al medieval Libro de Troya de Benoît deSainte-Maure, y para la vida de Alejandro se sigue la medieval Historia de preliis deLeón de Nápoles. La deuda con los autores clásicos y medievales no sólo se plasmaen largos pasajes, sino que también aparece en forma de numerosas citas. El interésde la General estoria por la cultura clásica se combina, como no podía ser pormenos, con un propósito moral cristiano. También la Estoria de España, comenzadaa escribir ca. 1272 y que muestra un desproporcionado interés por la historiaromana, y la Crónica general, hecha con materiales recopilados para aquélla, acusanla influencia de los textos clásicos y, en particular, la de Ovidio.

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la influencia de los textos clásicos y, en particular, la de Ovidio.

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12. Literatura española. Siglos XIV. Libro del buenamor

4.3. El siglo XIV

4.3.1. El Libro de Buen Amor

Es la obra española más interesante del siglo XIV en lo que a influencia clásica serefiere, la cual no se debe a lo mitológico, que es escaso en ella: son otras formaslas que sobre todo adopta dicha influencia en el Libro de Buen Amor, compuesto porel Archipreste de Hita en el reinado de Alfonso XI (1312-1350) con intención demoralizar y, a la vez, divertir.

En primer lugar, hay que ver que el episodio de doña Endrina y don Melón es, en supráctica totalidad (desde la copla 585 a la 890), una adaptación del Pánfilo o El artede amar. Esta obra es una comedia elegíaca latina, género que floreció en el siglo XIIy que, escrito habitualmente en dísticos elegíacos, no encaja con propiedad ni en elgénero dramático (parece dudoso que se representase) ni en el elegíaco tal como losentendemos hoy, pero que se inspira en la elegía ovidiana. En concreto, el Pánfilo,considerado actualmente como anónimo y datado en los últimos decenios del sigloXII, tiene 780 versos que respetan bastante la normativa cuantitativa antigua, es laobra de su clase con forma dramática más lograda y gozó de bastante éxito (sinduda, debido en gran medida a haberse convertido pronto en texto escolar), que serefleja en un importante número de reproducciones, traducciones, adaptaciones eimitaciones. Remonta a una elegía de Ovidio (Amores, I, 8), donde aparece la viejaalcahueta Dipsas, con precedentes en la comedia nueva griega y en la elegía romanaanterior a Ovidio (y, dentro de la literatura española, con otra plasmación célebreademás de la Trotaconventos de Juan Ruiz: la Celestina). El Pánfilo recoge ladoctrina de Ovidio y la desarrolla. Pues bien, por su parte, el Libro de Buen Amorresulta una buena muestra del conocimiento de esa obra latina que tuvieron laspersonas cultas desde el siglo XIII hasta comienzos del XVI: Juan Ruiz se fundamentaen una serie de saberes comunes en la Europa de su época y emplea procedimientosde los que participa toda ella.

Así existen otros escritores que, más o menos contemporáneos del español,hicieron, con logros inferiores desde luego, lo mismo que él: por ejemplo, el francésJean Brasdefer, a comienzos del siglo XIV, escribe un Pánfilo y Galatea, en el que losindicados 780 versos latinos del original se convierten en 2000 en lengua gala. Porlo que se refiere al Arcipreste de Hita en concreto, sigue casi al pie de la letra lacomedia elegíaca considerada, pero ampliándola hasta transformar su citadonúmero de versos en 1200. Ahora bien, hay en la obra castellana diversosprocedimientos con los que se adapta y mejora la precedente latina: se hace lonecesario para dotarla de lugar y tiempo propios, se traduce pero con libertad y, enla secuencia concreta de versos, se cambia el orden, se quita alguno o, incluso, seañaden otros nuevos.

También se ha pensado que fuese otra comedia elegíaca de amplia difusión en laEdad Media, La vieja, la que inspirase la estructura general del Libro de Buen Amor:ambas empiezan por ser autobiografías de tipo erótico.

Por otra parte, la obra de Juan Ruiz no sólo acusa la influencia de Ovidio a través delPánfilo medieval: en ella aparecen parafraseados (sin duda, tras leerlos directamente

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en el original) largos fragmentos del Arte de amar del mismo poeta latino.

A partir del siglo V a. C., las fábulas se atribuyen a Esopo, sin duda un personajegriego legendario. Desde Demetrio de Falero (ca. 300 a. C.), se crean variascolecciones de fábulas. De esta tradición griega antigua, vienen las fábulas latinas,las siriacas y las bizantinas. Las primeras, llamadas esópicas en general, estánrepresentadas por Fedro (siglos I a. C.-I d. C.), por Aviano (fines del siglo IV) y, loque aquí nos interesa más, por colecciones diversas de la Edad Media que llevan elnombre de Rómulo (así se llamaba entonces a Esopo). A esta época también lellegaron fábulas de la India, a través de los árabes y, a veces, a través de Bizancio. Larelación entre una y otra corriente es compleja y discutida, pero las coincidenciasson numerosas. Pues bien, en el Libro de Buen Amor son muchas las narracionesque pertenecen a la clase de la fábula esópica y que ponen de manifiesto que elarcipreste estaba en posesión de fuentes latinas que hoy día desconocemos. Es más,hay quien ha lanzado la idea de que la obra de Juan Ruiz debe su estructura a lanovela realista antigua y, más concretamente, a la llamada Vida de Esopo (de épocahelenística, si bien se nos ha conservado en versiones bizantinas).

En fin, en el Libro de Buen Amor es posible detectar otras influencias clásicas muchomenos importantes que las indicadas, como es el caso del aristotelismo, que semuestra a veces con carácter heterodoxo, e incluso quizás podría decirse que la obrade Juan Ruiz recibe también una cierta carga de tradición clásica indirecta y un tantodifuminada, en la medida en que otra de sus fuentes es la llamada poesía goliárdica,poesía en latín en métrica acentuativa creada por eclesiásticos vagabundos yestudiantes pobres, de carácter espontáneo y vivo, donde priva el amor en susdiversas facetas, la alegría desenfrenada y la sátira violenta y cuya colección másfamosa son los Carmina Burana, hecha en el siglo XIII (resulta discutible el momentoexacto) en el monasterio bávaro de Benedikbeuern.

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13. Literatura española. Siglos XIV. Tradición clásica

4.3.2. Otras manifestaciones de tradición clásica

La fábula esófica de la que hemos hablado más arriba, es una de las fuentes de losexempla del Conde Lucanor de don Juan Manuel (1282-1348), que une materialesde fábula grecolatina a los orientales (en la obra se detectan otras influenciasclásicas esporádicas, como, por ejemplo, un pasaje de la Guerra civil de César).

También el Libro de los gatos (quizás de 1410) refleja la influencia de la fábulaesófica, lo que se debe a que su fuente principal son las Fábulas o Narraciones deOdón de Cheritón, autor anglolatino del siglo XIII que se había inspirado en dichafábula, además de en otras fuentes, como el bestiario y la literatura oriental.

En el siglo XIV, la leyenda troyana (esto es, lo denominado habitualmente materiatroyana) tiene algunas manifestaciones en la literatura española. En primer lugar,una traducción en prosa del francés Libro de Troya ordenada por Alfonso XI deCastilla (conocida por ello como Versión de Alfonso XI), que fue acabada en 1350 yque, a su vez y según algunos, fue pasada a la lengua gallega en 1373 (se trata de lallamada Crónica Troiana).

Quizás un poco antes que la Versión de Alfonso XI (para algunos, mucho antes:véase lo dicho más arriba), se hizo otra versión del mismo poema francés, pero enprosa y en verso: la ya citada Historia troyana polimétrica.

Posteriores son unas importantes Sumas de historia troyana, también de autoranónimo, pero que derivan de la obra de Guido delle Colonne, de la General estoriaAlfonsina y de otras varias fuentes. Se han considerado como la “versión oficial” dela historia troyana que la Edad Media transmitió al Humanismo.

En la obra, la principal autoridad se atribuye a un tal Leomarte, el cual, además deque es posible que nunca existiese, desde luego no parece el último organizador deltexto y, por tanto, el autor propiamente dicho del mismo. También hizo una versiónde la misma obra de Guido el Canciller Pedro López de Ayala (1332-1407), pero nose nos conserva.

Por otra parte, de este mismo escritor, que muestra un espíritu un tanto“prehumanista” y se interesa por los autores clásicos, hemos de señalar unatraducción de la obra de Tito Livio de gran influencia, si bien no parte directamentedel texto latino, sino de una traducción francesa de Pierre Berçuire a la que ya noshemos referido más arriba.

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14. Literatura italiana. Los inicios. Dante Alighieri

5. Literatura italiana

5.1. Los comienzos

En Italia, la gran implantación de la Iglesia, que nunca dejó de tener como lenguahabitual el latín, la múltiple fragmentación política y la ausencia de institucionesestatales fuertes frenaron o impidieron el avance y el desarrollo de una lenguaneolatina. De aquí que, dejados aparte algunos testimonios de lo que se puedecalificar de “preliteratura” datados en el siglo XII, la aparición de una literaturapropiamente dicha en vulgar dentro de la Península Itálica no se da hasta el siglosiguiente, época de importantes transformaciones económicas y políticas en estazona geográfica. Es un momento de policentrismo administrativo y, enconsecuencia, de un manifiesto plurilingüismo: cada ciudad-estado italiana tiene supropia “lengua”, esto es, su determinado dialecto neolatino. En este panorama, unade las primeras figuras que nos interesa en cuanto a tradición clásica se refiere es lade Bonvesin de la Riva, que, en el milanés del Ducento, divulga la cultura latina entextos de carácter moralizante y pedagógico. Por su parte, Guido Faba y FrayGuidotto difundieron en boloñés la Retórica latina. Pero la Florencia del siglo XIIIempezó a ser una de las ciudades más ricas y poderosas y, en consecuencia, elflorentino va a ir cobrando más importancia que otros dialectos italianos. Y así a élse tradujeron numerosos textos clásicos, como, por ejemplo, La invención deCicerón, vertida por Brunetto Latini, maestro de Dante.

La tradición clásica del siglo XIII italiano tuvo, en un grado importante, un origenfrancés, y ello por dos grandes caminos, uno situado al norte y otro al sur de laPenínsula Itálica. De una parte, la zona septentrional de la Italia de la época sesentía muy unida al francés, comprendía y leía la literatura gala de entonces y,frenada por ello en esta zona una literatura en un dialecto propiamente italiano,llegó a crear una “franco-véneta”. Así tenemos una primera forma de llegada deinfluencia clásica a Italia. Es el caso de la llamada Historieta troyana, resumenitaliano del Libro de Troya de Benoît de Sainte-Maure. Por otro lado, la poesíaitaliana en lengua vulgar nació en la corte de Federico II de Sicilia y de aquí seextendió a Florencia y Bolonia y, de estas ciudades, al resto de Italia. Pues bien, todoesto supuso, de hecho, un nuevo camino de entrada de tradición clásica (más omenos importante) en Italia, dado que esa poesía inicial siciliana bebió en las cortesprovenzales.

5.2. Dante

Considerado por muchos como el escritor más grande de la Edad Media, DanteAlighieri (1265-1321), iniciador propiamente dicho de la literatura italiana, perotambién autor de obras en latín, quiso significar ante todo la unión más estrechaentre su mundo y el grecorromano: su obra viene a ser una síntesis de la Romaantigua y la Italia contemporánea de él. Así, en la medida en que la tradicióngrecorromana jugó un papel fundamental en su obra, se acerca al Renacimiento,pero, dado que comprendió dicha tradición un tanto imperfectamente e incluso lafalseó en algunos aspectos, queda vinculado a la Edad Media. Es más, se ha llegadoa pensar que la intención de Dante al escribir la Divina Comedia fue hacerlo aimitación de la Sagrada Escritura.

Considerada en conjunto la obra de Dante, su influencia clásica, en la que están

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ausentes los escritores tardíos y los primeros poetas cristianos, estriba,fundamentalmente, en los siguientes autores: Aristóteles, que el italiano conociósólo en traducción latina; Virgilio, sobre todo la Eneida; Ovidio, principalmente lasMetamorfosis, fuente mayoritaria de su conocimiento de la mitología clásica;Cicerón y Boecio, sus principales influencias filosóficas; Lucano y, en fin, Estacio, alque Dante no conoció mucho. Si nos referimos concretamente a la Divina Comedia,en la que su autor trabajó, al parecer, desde poco después del comienzo de sudestierro (1306) hasta algo antes de morir (1320), las dos influencias clásicasfundamentales son Aristóteles en lo que se refiere al sistema ético y físico, y Virgilioen diversos aspectos que analizaremos a continuación.

En primer lugar hablaremos de Virgilio como personaje de la gran obra de Dante. Enel Infierno y en el Purgatorio, el poeta italiano es guiado por el poeta romano; en elPurgatorio, por Beatriz, que simboliza el amor romántico y los ideales cristianos. Deaquí parece deducirse que, si Dante llega a poder ver y describir el Paraíso, esgracias a la poesía latina de Virgilio. En un análisis más preciso, un autor comoHighet ha visto las siguientes razones para que Dante eligiese como guía a Virgilio.Primero, éste era el pagano que, más que ninguno, suponía un puente entre elpaganismo y el cristianismo (ello se ve en su Bucólica IV). Después, Virgiliomostraba en su obra que, con excepción de la revelación de Jesucristo, tenía un“alma cristiana”. Además, el poeta mantuano había sido el portavoz del Imperioromano, que, para Dante, era continuado por el Sacro Imperio Romano al que élpertenecía. Por otro lado, el gran poeta italiano amaba a Virgilio porque éste habíaamado a Italia. En fin, Dante consideraba a Virgilio como el poeta más grande delmundo y, por ello, tomó su poesía como modelo.

Refiriéndonos ya a esto último, lo primero que es necesario observar es que Danteno imitó el estilo verbal virgiliano (el llamado dolce stil novo es una profundizacióndel estilo de la poesía amorosa provenzal) y que la métrica y la división tripartita dela Divina Comedia no tienen nada que ver con lo clásico. Son la grandezaimaginativa y la nobleza de pensamiento lo que buscó Dante en Virgilio. Por otraparte, un aspecto de la obra de Virgilio que es fundamental para la de Dante es elviaje a través del mundo subterráneo que aparece en libro VI de la Eneida. Noobstante, el poeta italiano hace una descripción de este mundo más realista y endetalle, en la que los aspectos morales se alimentan de Aristóteles y de Santo Tomásy en la que conserva muchos elementos virgilianos pero los medievaliza. Además,para la configuración de este mundo, aparte de Virgilio, en la Divina Comediatambién influyeron sin duda el Sueño de Escipión de Cicerón, la Biblia y las alusionesde San Pablo a sus propias visiones celestiales. Y, en general, la tradición clásica dela obra considerada de Dante está muy lejos de reducirse a Virgilio: para empezar,en el Limbo, donde el italiano sitúa a los grandes escritores clásicos, junto almantuano se hallan también Homero, Horacio (el satírico), Ovidio y Lucano, y en elPurgatorio está Estacio; y el texto mismo acusa huellas de otras obras clásicas comola Consolación de la Filosofía de Boecio. En fin, quizás también merece recordarque, si Dante tituló Comedia (sin “divina”) a su obra, fue precisamente paradiferenciarla de la misma Eneida, que el italiano consideraba una tragedia.

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15. Otras literaturas de la Edad Media

6. Otras literaturas

La lengua escrita empleada durante la alta Edad Media en el territorio de lo que hoyes Alemania fue, fundamentalmente, el latín. Hasta el siglo VIII no tenemostestimonios escritos de los diversos dialectos del antiguo alto alemán, y la primeraobra de carácter propiamente literario, la epopeya denominada La canción deHildebrand, se data ca. 830.

 El renacimiento carolingio dio un impulso importante a la mejora del latín y a laliteratura escrita en él. Pero también en este período cobra una importancia mayor lallamada theodisca lingua y el antiguo alto alemán se convirtió en una lengua capazde ser utilizada en obras literarias.

Por lo que se refiere al claro empleo de temas clásicos, ya en torno a 1100 y enmedio alto alemán se encuentra la historia de Alejandro Magno en el poema tituladoAnnolied. Más tarde (ca. 1130), precisamente con el mismo tema, aparece un Cantarde Alejandro (Alexanderlied), escrito por Lamprecht el Fraile e inspirado en el romande Alberico de Briançon ya citado en el apartado dedicado a la literatura francesadentro del presente capítulo. En la versión alemana, la figura de Alejandro sirve paramostrar lo negativo de la avaricia y la ambición del poder mundano, que,evidentemente, cuando llega la muerte, resultan algo inútil.

A finales del XII (parece que fue terminada en 1189), Enrique de Veldeke escribióuna Eneida (Eneasroman), que no sigue tanto el homónimo gran poema de Virgiliocomo el francés Libro de Eneas: se trata, en efecto, de una epopeyacaballeresco-cortesana, que va dirigida a un público culto (si bien emplea unlenguaje simple y directo y un tanto convencional), que altera el relatomedievalizándolo y aumentando o disminuyendo su texto debido, por ejemplo, a unanálisis detenido del comportamiento amoroso. Por otra parte, Herbort von Fritzlarescribió entre 1190 y 1217 un Libro de Troya (Trojaroman) siguiendo la obrahomónima de Benoît de Saint-Maure.

En fin, también en Alemania tenemos versiones parafrásticas de autores latinos. Así,en 1210, como ya se ha indicado más arriba, Albrecht de Halberstadt vertió alantiguo alemán las Metamorfosis ovidianas.

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