Lineamientos para una Política en Cultura Ciudadana

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Propuesta de cultura ciudadana de la Administración de Sergio Fajardo en 2004.

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Lineamientos conceptuales y estratgicos para una poltica en cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana para la ciudad de Medelln

Estudio realizado por: Fundacin Forhum Escuela del Hbitat Facultad de Arquitectura Universidad Nacional de Colombia, Sede Medelln En convenio con la Subsecretara de Educacin Ciudadana, Secretara de Cultura Ciudadana, Municipio de Medelln

SEPTIEMBRE DE 2004 MEDELLN

Lineamientos conceptuales y estratgicos para una poltica de cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana para Medelln

Lineamientos conceptuales y estratgicos para una poltica en cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana para la ciudad de Medelln

Fundacin Forhum - Escuela del Hbitat - Facultad de Arquitectura Universidad Nacional de Colombia, Sede Medelln Coordinacin General: Cecilia Ins Moreno Jaramillo. Coordinador Acadmico: Carlos Arturo Ramrez Salazar Cooinvestigadoras: Elizabeth Arboleda Guzmn Sandra Velsquez Puerta Asesores: Mara Clara Echeverra Ramrez Marta Elena Bravo de Hermeln Ramn Moncada Cardona Luis Fernando Gonzlez Escobar Julin Arturo

Secretaria: Ligia Sofa Rodrguez Agelvis Diagramacin: Claudia Elena Mnera Jaramillo Directora Escuela del Hbitat: Mara Cecilia Mnera Lpez Alcalda de Medelln periodo 2004-2007 Alcalde: Sergio Fajardo Valderrama Secretario Cultura Ciudadana: Juan Diego Meja Meja Subsecretaria Educacin Ciudadana: Sonia Vsquez Meja Subsecretaria Metrocultura: Adriana Sanpedro Subsecretaria Metromujer: Mara Eugenia Giraldo Klinkert Subsecretario Metrojuventud: Jaime Cuartas Ochoa Subsecretario Turismo: Carlos Alberto Urrego Ramirez 2

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ContenidoIntroduccin Metodologa 1. Debates, confluencias y tensiones en la comprensin de la cultura ciudadana 1.1 La sociedad actual leda en clave de cultura ciudadana 1.1.1 La fragilidad de los vnculos sociales 1.1.2 Cultura y comunidad poltica 1.1.3 La construccin del sentido de lo pblico desde lo cotidiano 1.1.4 La cultura como fuente de motivacin de la accin social 1.2 La ciudad leda en clave de cultura ciudadana 1.2.1 La ciudad como problema de reflexin 1.2.2 La ciudad, cultura y sociedad, en la preocupacin de varias ciudades del mundo 2. Medelln y la cultura ciudadana 2.1 Del Medelln que hablamos 2.1.1 Medelln desde la produccin bibliogrfica local 2.1.2 Medelln desde la participacin en algunos planes 2.2 El momento internacional y local 2.2.1 Polticas culturales y desarrollo cultural 2.2.2 Bogot: referente obligado de cultura ciudadana 2.3 Polticas, programas y experiencias 2.3.1 Polticas y programas 2.3.2 Experiencias en Medelln, ledas en clave de cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana 3. Propuesta conceptual y estratgica sobre cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana para la ciudad de Medelln 3.1 Soporte conceptual para la propuesta 3.1.1 Consideraciones generales en torno al concepto de cultura 3.1.2 La ciudadana como expresin de vnculos a la comunidad poltica 3.1.3 La construccin de una cultura ciudadana 3.2 Ejes temticos 3.3 Lineamientos conceptuales 3.4 Lineamientos estratgicos Documentos soportes 6 12 18 18 18 20 21 23 24 24 33 44 44 44 51 57 57 62 69 69 80 86 86 87 91 95 102 105 108 129

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IntroduccinDe la preocupacin por la cultura en la ciudad hemos pasado a cuestionarnos por una cultura para y de la ciudad, convirtindose ello en algo ms que un simple giro o un asunto de matiz, pues implica una mirada a la cultura desde otros intereses. As, hablar de la cultura en la ciudad es abordar el contexto urbano como un mbito de su expresin, importante por cuanto incide en ella de manera particular. En ste caso, nuestro objeto de reflexin principal sera la cultura, es decir, la pregunta por cmo la cultura puede ser afectada por su contexto urbano; pero, cuando hablamos de la cultura para la ciudad o de la ciudad, nuestro objeto de preocupacin fundamental pasara a ser la ciudad, entendida como marco de convivencia social. En otras palabras, la pregunta por cmo la cultura puede ser considerada un instrumento de cohesin social para una comunidad urbana. Evidentemente la ciudad, de manera reiterada, ha sido objeto de preocupacin para los gobiernos municipales interesados en resolver sus problemticas, siendo la diferencia entre los gobiernos de la dcada pasada y los de la presente, el hecho de que para los ltimos la ciudad aparece como un problema de integracin, de cohesin social comunitaria explcita, es decir, que la ciudad es vista como la posibilidad para formar una comunidad territorial, social, poltica y cultural, que lleve a convertirla en una unidad de accin especfica de convivencia. La novedad de esta mirada no es solamente que la ciudad sea vista como una unidad de accin especfica, sino que la cultura, bajo una concepcin renovada, sea considerada como un elemento fundamental para dicha integracin social. En la actualidad la cultura es considerada como un componente fundamental de la persona como actor social, porque ella se constituye en fuente de sentido, de motivacin existencial que orienta sus comportamientos colectivos. As, la ciudad emerge como un marco de accin poltica y social revestida de sentidos y motivaciones culturales que representan para los individuos lazos de compromiso, identidad y pertenencia, que ayudan a restablecer vnculos sociales, perdidos o debilitados en la modernidad presente. En este ambiente y dinmica de la sociedad contempornea en el cual se encuentra inserta, desde su particularidad, la ciudad de Medelln, la presente Administracin Municipal y la Universidad Nacional de Colombia Sede Medelln se propusieron adelantar un estudio relacionado con el concepto de Cultura Ciudadana y Educacin en Cultura Ciudadana. Un estudio de esta naturaleza, de tipo ms bien terico-conceptual, se considera pertinente, debido la urgencia de implementar polticas de gobierno que estn orientadas a reconocer una serie de situaciones socioculturales (como lo es el nimo presente en actual Plan de gobierno e incluso de administraciones pasadas recientes), cuyo desconocimiento histrico ha repercutido negativamente en una convivencia respetuosa, democrtica, participativa, pues han tenido prevalencia las orientaciones excluyentes, discriminatorias, lesivas a la dignidad humana y el reconocimiento de un mundo que cada da es ms plural y legtimamente diverso. Todo ello ha desembocado en prcticas que han roto con una comunicacin y entendimiento social que ha hecho de lo pblico un recurso para la persecucin de intereses particulares en franca confrontacin, (como lo ha sido la constitucin de territorialidades, por citar slo un ejemplo, al margen del Estado, contra el Estado y el desconocimiento de un inters general de 4

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la ciudadana). No es casual que, con razn o sin, ella se llegue hablar de una cultura de la violencia, como caracterstica de la sociedad colombiana y medellinense en particular, que da lugar a orientaciones netamente individualista y a-sociales o antisociales. Una claridad terica y conceptual puede ser de gran utilidad para entender la tarea histrica que nos corresponde asumir con urgencia para los actuales momentos que vivimos. En este sentido, el presente estudio slo intenta ser un punto de vista desde la academia, desde la universidad, entre otros posibles que la construccin de una poltica de gobierno deber tener en cuenta. Como es bien sabido, la nocin de Cultura Ciudadana es una nocin con cierta actualidad en Colombia, entre otras razones por las experiencias conocidas, desde el enfoque de ciudades educadoras, de algunos municipio del pas como Tabio (Cundinamarca) y Piedecuesta (Santander); y Bogot desde un enfoque especfico de cultura ciudadana. En cuanto a Medelln, tanto la administracin pasada como la presente hicieron de la cultura ciudadana un objeto de preocupacin, hecho sin precedentes en el tratamiento explcito que se le brind, al punto que el Plan de Desarrollo del Gobierno anterior (2001-2003) se subtitul Revolucin en cultura ciudadana, y la presente administracin municipal, ha hecho de ella eje transversal y fundamental de su proyecto, al considerarla variable estructurante para lograr una Medelln gobernable y participativa. En el caso particular de Medelln, la ciudad ha atravesado por experiencias traumticas por la presencia constante de conflictos armados, que aunado a prcticas polticas clientelistas, a la corrupcin, al desarrollo excluyente, y a la falta de reconocimiento de algunas realidades culturales de inters pblico, tales como la multiculturalidad, la equidad de gnero y otras; han llevado a la ciudad a una crisis social y poltica denominada en el actual Plan de Desarrollo crisis sistemtica de gobierno. La situacin descrita ha obligado a la clase poltica a dirigir su mirada a sectores y actores que antes no fueron tenidos en cuenta suficientemente para la construccin de ciudad, y que hoy, estos actores emergen fortalecidos por un capital sociocultural acumulado durante estos aos, producto de su lucha por sobrevivir y que ha encontrado en la cotidianidad de sus vidas en sus barrios y territorios, una fuente de sentido comunitario, de solidaridad y cooperacin para hallar, en cierta medida, solucin a sus problemas. Dicha fuente de sentido no es mas que una dimensin cultural que se posiciona cada vez como objeto legtimo de derecho y asunto pblico a considerar por el ejercicio de la poltica. En consideracin a lo anterior, cultura y ciudad se presentan como recursos para la accin poltica y para reconstituir sociedad; por consiguiente una primera tesis que se desarrollar, y guiar la presente exposicin es que la ciudad, mediada por la cultura, intenta ser considerada como recurso de integracin o cohesin social, en pocas palabras, como recurso para formar sociedad. Una segunda tesis, es que la cultura, mediadora de la relacin ciudad y sociedad, es un acuerdo humano para la convivencia, la cultura ciudadana, es entonces, un constructo; es decir, un proceso de autoconstruccin reflexiva, y debe ser concebida, en principio y mnimamente, como una cultura para la convivencia en los contextos urbanos que lleva a generar un sentido de unidad y compromiso social, y por consiguiente un orden de interaccin social. En principio y mnimamente, porque desde all, la cultura ciudadana puede expresar muchas cosas ms (como se desea que sea), por ejemplo: solidaridad, justicia social, identidad, equidad, tradiciones; todo esto entendido desde la situacin concreta de la ciudad. 5

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A ste ltimo enfoque podramos llamarle una concepcin mxima de cultura ciudadana, y al primero una concepcin mnima de ella. Como poltica de gobierno, cultura ciudadana debe ser considerada como un ejercicio pedaggico y de formacin para el desarrollo de una conciencia en convivencia humana en los contextos urbanos, que permita construir sentido de ciudad y de ciudadana en ella. La poltica en cultura y educacin ciudadana debe aspirar a formar ciudadanos para la ciudad, sin oponerse a otras circunscripciones sociales como la regin, el departamento, la nacin y la comunidad global o planetaria. La aspiracin de hacer sociedad a partir de la cultura ciudadana, es una posibilidad que deja abierto el proceso mundial que se est dando con relacin al descentramiento del Estado nacional, efecto de una relativa autonomizacin de los municipios o provincias, donde se plantea que lo local juega hoy un papel de primer orden frente a lo global, y se relaciona de una forma directa sin la mediacin de lo nacional. En Colombia, a partir de la Constitucin de 1991, se viene dando un proceso de empoderamiento y autonomizacin de las regiones y del municipio frente al Estado nacional. Esta vuelta hacia lo local requiere de la construccin de una integracin social que vaya ms all de una norma jurdica que hoy no es lo suficientemente motivadora para retener a un actor social, volatilizado en sus compromisos societarios, por los efectos de un mundo cada vez ms interrelacionado, comunicado y abierto a la migracin fsica de las personas y de los afectos y compromisos socioculturales. Como nuevo arreglo de convivencia, de integracin social, la Cultura Ciudadana representa un reto de refundacin de lo social, una redefinicin de lo pblico ante el desafo de vivir juntos bajo el reconocimiento de las particularidades culturales presentes en los espacios urbanos. La ciudad es la posibilidad de confluencia de lo diverso, cuyo reconocimiento y respeto construye un clima favorable de convivencia y permite identificar con ms precisin el inters comn de una comunidad de vecindad, que debe llevar a acuerdos que tengan en cuenta una serie de particularidades presentes en los ciudadanos y que las culturas les otorga; es decir, en las diferencias culturales que hacen de cada identidad colectiva calidad de seres humanos legtima, con derecho a que le sea reconocida en condiciones de igualdad a cualquier otra. La ciudad ya no es la suma de individuos abstractos y universales (el ciudadano de la modernidad del Estado nacin), sino conjuncin de individuos particulares, concretos, con identidades diferenciadas, pero con intereses que pueden ser comunes en estrecha convivencia. La Cultura Ciudadana representa por consiguiente un asunto poltico y social de primer orden, pues es una forma de integracin social que tiene por marco a la ciudad. Sus intereses comunes se pueden considerar fundados en los sentidos de vida que una comunidad otorga a la convivencia, los cuales van ms all de los vnculos jurdico-polticos y econmicos, como los valores morales y ticos presentes en la solidaridad, o sociabilidades espontneas basadas en consideraciones como la confianza, la amistad, el gusto, la identidad, el sentido de pertenencia, las sensibilidades estticas y otros afectos comunes. En sntesis, en las siguientes pginas se propone y sustenta que: la cultura ciudadana debe ser una cultura orientada a la convivencia social que tiene por marco la ciudad, sobre la base de componentes formales racionales (la norma jurdica) y componente no formales de integracin social (como la identidad o valores morales y ticos).

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Aunque la expresin cultura ciudadana es con frecuencia utilizada en asuntos de inters pblico por gobernantes y personas, en ciudades como Medelln y Bogot principalmente, se suelen hacer diferentes interpretaciones corriendo el riesgo de hacer de sta nocin una expresin que termine por significar cualquier cosa -como ya ha sido advertido por algunos investigadores-, por lo que requiere ser discutida para la implementacin de una poltica pblica basada en ella. Las preguntas que surgen inmediatamente son: qu se debe entender por cultura?, qu se debe entender por cultura ciudadana?, a qu se refiere el adjetivo de ciudadana?, la cultura ciudadana ya existe y simplemente debe ser reconocida?, se debe construir o reconstruir?, cul es el objetivo o la funcin de una cultura ciudadana?, es de competencia poltica y un asunto pblico y legal?, debe la cultura ciudadana reducirse a un cdigo de buen comportamiento en la ciudad segn las normas jurdicas?, cultura ciudadana es una cultura para la ciudad o para formar ciudadanos para el Estado nacional?, a qu asuntos especficos debe referirse una poltica en cultura ciudadana?, cul es el carcter y la intencin de una poltica en cultura ciudadana?, qu relacin existe entre cultura ciudadana y cultura urbana, en tanto sta ltima puede ser tradiciones, hbitos, complicidades, sociabilidades, lenguajes ya presentes en la ciudad?. Y en el caso especfico de Medelln: la cultura ciudadana debe o no fortalecer y recrear la llamada cultura paisa?, qu tan innovadora, qu tan universal, qu tan tradicional y local debe ser la cultura ciudadana en Medelln? La intencin del presente informe es aportar elementos para la discusin de estas y otras preguntas que nos permitan llegar a criterios unificados para la implementacin de una Poltica en Cultura Ciudadana y Educacin en Cultura Ciudadana para la ciudad de Medelln. El presente texto consta de tres captulos y un ltimo cuerpo de anexos cuyo contenido es de gran importancia porque all se encuentran compilados los documentos soporte, con informacin de gran valor que puede ser leda desde las necesidades de la Secretara de Cultura Ciudadana y la Subsecretara de Educacin Ciudadana con fines de planeacin. En el primer captulo se pretende reconstruir la problemtica terica frente a la nocin de cultura ciudadana, a partir de las variables: ciudad, cultura, ciudadana, educacin, siempre ledos desde la sospecha de una nocin que puede estar presente en los documentos y literatura especializada como lo es la de cultura ciudadana. Sospecha porque, como se advirti, esta nocin es relativamente nueva y pocas veces una problemtica relativa a cultura ciudadana aparece especficamente as denominada. En el segundo captulo se expone la problemtica de la ciudad como un asunto relativo a la debilidad de los vnculos sociales, sin desconocer la existencia en la ciudad de procesos cuyo objetivo y logro ha sido el fortalecimiento de expresiones sociales vinculantes, acumulado histrico de la ciudad, vuelto, inclusive, antecedentes de procesos como la creacin de un programa en cultura ciudadana. La dinmica que se observar all radica en la tensin entre el debilitamiento de algunos vnculos tradicionales y el fortalecimiento de otros emergentes. Es precisamente en esta tensin que se inscribe la relacin ciudad-cultura-sociedad que se resuelve en lo que podra llamarse una cultura ciudadana. En sta relacin, la educacin aparece como un vehculo indispensable para formar en cultura ciudadana, expresada en valores morales y ticos, costumbres, hbitos, normatividades jurdicas, lenguajes, sensibilidades estticas, donde aparezcan integrados aspectos formales y no formales de la convivencia comunitaria en y para la ciudad. Igualmente, se hace un recorrido desde las 7

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preocupaciones ms generales por la sociedad contempornea hasta la preocupaciones ms particulares de ciudades como Bogot y sobre todo Medelln, en donde la visualizacin de su problemtica se hace a travs de la ptica de actores sociales tan importantes como los gobiernos municipales, las organizaciones y eventos de la sociedad civil, y las personas entrevistadas para ste estudio. En el tercer captulo se desarrolla la propuesta conceptual para ste estudio, cuyo objetivo es explicar como se llega a la propuesta de un concepto de cultura ciudadana adecuado a las particularidades socio histricas de la ciudad de Medelln. Se trata de definir conceptos claves como cultura, ciudad, ciudadana y por supuesto cultura ciudadana, que permitan delimitar un campo de accin para una poltica en cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana. En este captulo, y como forma de concretar la propuesta conceptual ya referida, se exponen los lineamientos conceptuales y estratgicos para la construccin de una Poltica en Cultura Ciudadana y Educacin en Cultura Ciudadana, que propone este estudio. Son considerados como lineamientos en la medida en que slo pretenden ser sugerencias a tener en cuenta a la hora de formular la poltica para este sector. Por lineamientos conceptuales entendemos las definiciones claves que sera orientadoras del enfoque de la poltica, en cuanto a su orientacin para efectos de comprender como se trabajan las variables de la cultura ciudadana, con qu intencionalidad, cules son sus objetivos y propsitos, si es necesario transformar o fortalecer principios y criterios, tratando de minimizar y/o de detonar cules cualidades o procesos culturales. Por lineamientos estratgicos entendemos la identificacin de procesos sociales, culturales, educativos y polticos de la ciudad que puedan constituir espacios con alta capacidad de potenciar la poltica de educacin y cultura ciudadana; reconocer los actores, sujetos y tramas socioculturales con capacidad sinrgica para desatar tanto impactos de alta incidencia en la ciudad como para enraizar la poltica de cultura y educacin en cultura ciudadana con fuerza y sostenibilidad; posibles programas o proyectos que se avizoran.

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MetodologaLa nocin de "cultura ciudadana" es relativamente novedosa como ya se ha dicho- y an existen desacuerdossobre todo desde la academia y la sociedad civil- con respecto su definicin y enfoque; considerando, de hecho, que tanto el concepto de "cultura" como el de "ciudadana" se encuentra en un proceso de redefinicin, al igual que el de ciudad como unidad poltica. Adems, la nacin, como crculo societal totalizante ha sido cuestionada y su soberana vulnerada por el proceso de globalizacin y por el cambio en las relaciones individuo-sociedad, individuo-cultura, sociedad-cultura, cultura-poltica entre otras. Todo esto hace que cualquier definicin de cultura ciudadana sea inevitablemente inestable, por lo que debe ser adecuada a cada contexto socio histrico y territorial donde quiera ser aplicada. En esta situacin tiene sentido la intencin del presente estudio de buscar contextualizar la temtica y ofrecer una definicin posible de Cultura Ciudadana para la ciudad de Medelln y la presente administracin municipal. Contextualizar la cultura ciudadana como preocupacin para diferentes contextos como el acadmico, el gubernamental, y las personas interesadas en el tema por razones de oficio o compromiso personal, representa una aproximacin metodolgica de gran importancia, porque es mediante ellas que se plantea la reconstruccin de un estado de la cuestin y la mirada a la forma como se est problematizando el asunto de los vnculos sociales que tienen por marco a la ciudad. El punto de partida: la relacin citadino-ciudad constituye una situacin problemtica urgente para muchas ciudades del mundo, y de forma particular para la ciudad de Medelln; pero, antes se debe advertir que los problemas no existen como datos objetivos, fsicos, al margen de un espectador, pues siempre son construcciones que los observadores hacen de la realidad (Duglas,1973; Searle, 2001). Decir que la ciudad representa un problema de integracin social y que por lo tanto ella debe ser abordada desde un enfoque que tenga en cuenta la cultura de la cotidianidad, la pertenencia y la identidad, la solidaridad, la equidad, la inclusin democrtica, el compromiso, y los afectos, es establecer un conjunto de relaciones entre variables de la realidad que el observador asla para generar un problema, que se construye a tal punto, que en muchas ocasiones hace parte del problema lo que an no es, o en trminos ms filosficos, el no ser. En otras palabras, se puede problematizar una realidad a partir de lo que ella no es, de algo simplemente deseado, esperado por una persona o conjunto de personas. El problema puede ser querer construir una sociedad imaginada, una comunidad de convivencia que an no existe, sino que es un proyecto. Los proyectos son, por consiguiente, problemas a resolver. Cuando se habla de Cultura Ciudadana como problema, se est problematizando a la ciudad como comunidad de convivencia, por lo tanto, el problema remite a un asunto de vnculos sociales o compromisos de los habitantes de la ciudad para con ella, como una unidad de intereses de vida cotidiana. Cuando se habla de construir Cultura Ciudadana es porque se ve la necesidad y la urgencia de establecer un orden regular y regulado de relaciones en la ciudad y para con la ciudad, en tanto sta es vista como bien o como inters colectivo o del mbito de lo pblico. Pero sabemos, como ya se ha dicho, que la nocin de cultura ciudadana es 9

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relativamente nueva, por lo que, cuando se habla de vnculos sociales, de establecer compromisos con la ciudad, de la ciudad como un potencial para formar o educar ciudadanos, se est refiriendo a algo que podemos denominar como cultura ciudadana, en tanto cultura es entendida como un conjunto de orientaciones, de sentidos, de expresiones significantes que relacionan a los individuos con la ciudad (define un mbito de lo pblico o de inters comn) y establece un orden de relaciones regular y regulado que pueden ir, desde las normas jurdicas, a normas expresadas en usos, costumbres y prcticas espontneas, afectivas, empticas, no formales, pero que tambin generan compromisos para las personas con relacin a la comunidad, en este caso citadina. Esta forma de enfocar el asunto implica reconocer que, un conjunto de prcticas, smbolos, normas que convocan a un colectivo de personas puede ser denominado como cultura ciudadana, siempre y cuando sus intenciones y/o efectos sean regular la convivencia en del marco de un entorno urbano que reconocemos como ciudad. La intencin metodolgica entonces, fue recoger visiones o propuestas de ciudad como comunidad de convivencia cotidiana, pblica, a travs de experiencias de otras ciudades, de planes de gobierno de Medelln, de planes participativos para la ciudad construidos desde los autodiagnsticos de entrevistas con determinadas personas y literatura especializada que tuviera por preocupacin los temas de la ciudad, la cultura y la ciudadana. Hay que destacar que los asuntos que aqu se relacionan con cultura ciudadana obedecen a la visn de ciudad como totalidad, pues una cultura ciudadana debe siempre tener como referencia la ciudad como todo, y no es algo parcial al barrio, zona, o espacio especfico de la ciudad, pues a ello podramos denominarle cultura urbana que no es lo mismo1. Cultura ciudadana no siempre aparece como una nocin explcita en las fuentes de informacin, pero segn la estrategia anteriormente expuesta, podemos considerar como asuntos relativos a la cultura ciudadana aquellos aspectos relacionados con un orden simblico, convencional que sirve para establecer interacciones organizadas que generen compromisos de los individuos con una unidad de convivencia reconocida como ciudad. Por ejemplo, en las fuentes consultadas apareci el movimiento Internacional denominado Ciudades Educadoras, cuyo inters es formar ciudadanos a travs de la educacin que pueda brindar la ciudad, o lo indica su planteamiento, educar a travs de la ciudad, sobre la ciudad y para la ciudad (Carta de las Ciudades Educadoras, Barcelona, 1994). Evidentemente, estas propuestas de Ciudad Educadora constituyen esfuerzos que apuntan hacia una cultura ciudadana, como se ver, por ejemplo, con los casos aqu reseados de Tabio (Cundinamarca), Piedescuesta (Santander) y el programa para Medelln de Conoce tu Ciudad. La preocupacin inicial del estudio se puede resumir en las siguientes preguntas: cundo hablamos de cultura ciudadana a que nos estamos refiriendo? Es algo que ya existe y est reconocido como tal o es algo que aunque existe no est reconocido bajo esa denominacin? Si no es lo anterior, entonces qu debe ser la cultura ciudadana, en general, y qu debe ser para la ciudad de Medelln?.

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Por cultura urbana entenderemos capacidades, competencias compartidas que las personas tengan para desenvolverse en un espacio urbano, sin necesidad de que exista un sentido de unidad, de totalidad, y mucho menos de pertenencia e identidad.

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Sabamos de antemano que cultura ciudadana para la ciudad de Medelln era algo que tena que ser definido o redefinido a la luz del desarrollo conceptual y el debate actual relativo a nociones o conceptos, como el de cultura mismo, mbito pblico, ciudad, ciudadana, nacin, entre otros. Se trataba de tener claridad, debidamente sustentada, en torno a la nocin, al tema de cultura ciudadana, para un posterior diseo de una poltica de gobierno. La pregunta subtendida a esta preocupacin fue cul es el problema de la ciudad que una poltica en cultura ciudadana pretende resolver? Esto signific que se reconstruyera la ciudad como problema para la cual se debera proponer un concepto adecuado a la solucin; por supuesto, teniendo en cuenta que en procesos investigativos, difcilmente se parte de cero, se reconoce como precedente ejemplar, la experiencia de Bogot y los planes de gobierno de las ltimas administraciones municipales del Municipio de Medelln. Una vez definida la naturaleza de cultura ciudadana, su funcin, su dinmica, su relacin con el mbito de lo poltico y de la sociedad en general, nuestro objetivo consisti en entenderla como un asunto de educacin para los fines de una poltica de gobierno en la ciudad. La pregunta central, fue entonces, cmo educar en cultura ciudadana? De la anterior se derivaron otras tantas como: es la cultura ciudadana un objeto o materia de educacin? Cules seran los medios o vehculos de esta educacin? Quines deben participar en esta educacin? Cmo definir los contenidos de esta educacin? A quin debe estar dirigida esta educacin? Cules son los asuntos prioritarios de esta educacin? Como cultura ciudadana es un constructo cuyo contenido puede variar dependiendo de los actores y de los contextos socio histricos particulares compuesto de diversos intereses sociales y polticos, nuestro estudio est enfocado a generar preguntas y a brindar posibles respuestas, alternativas entre otras ms. En lo que respecta a la recoleccin de informacin, se parti de la revisin bibliogrfica de la temtica utilizando trminos que, relacionados o cruzados entre s, nos sirvieron como entradas para capturar la informacin: Ciudad, Cultura, Cultura Ciudadana y Educacin. Se ficharon ms de 300 libros de diez centros documentales de la ciudad, afines a la temtica del proyecto. Posteriormente se seleccionaron los textos a analizar teniendo en cuenta variables como su pertinencia con relacin a la temtica, el autor, la fecha de publicacin y la editorial entre otros. A continuacin se dise un instrumento para unificar la informacin y se pas a la lectura de los textos. Una vez terminado el anlisis individual se pas a la socializacin de los contenidos a la luz de los planteamientos que presentaban los autores de cada una de las entradas y posteriormente se realiz el mismo anlisis pero slo con los textos referidos a Medelln. La informacin bibliogrfica finalmente se consign en un documento de trabajo que fue insumo para la formulacin de los lineamientos. La segunda fuente de informacin consultada fue la relacionada con las experiencias de otras ciudades; al igual que experiencias de Medelln que, as fuera de manera implcita, dieran pistas importantes sobre procesos educativos y relevantes a cultura ciudadana en Medelln. En el primer caso se buscaron las experiencias relacionadas con ciudad educadora y con cultura ciudadana. Se determin revisar del mbito internacional a Barcelona, por ser la ciudad que motiv la creacin de ciudad educadora, en lo nacional a Bogot, por su reconocida trayectoria en cultura ciudadana; Tabio (Cundinamarca), pionera de ciudad educadora en Colombia y Piedecuesta quien tambin desarroll una experiencia importante en cuanto hizo parte del 11

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Programa Internacional de Ciudades Educadoras. De Medelln se escogieron la Cultura Metro, por ser experiencia referente de estos procesos, los Ncleos de vida ciudadana por su importancia durante la Consejera Presidencial para Medelln, Medelln ciudad educadora Programa Conoce tu ciudad por su vigencia en el tiempo; y finalmente Medelln el color de la vida una experiencia reciente y exitosa. Para la consulta se revis informacin publicada en diversos textos, en pginas de Internet y tambin se consult a personas relacionadas con la experiencia. Luego se pas la informacin a una ficha de anlisis, se socializ y finalmente se proces en un documento sntesis. La obtencin de informacin de fuentes primarias se realiz en un tercer momento. El grupo base del proyecto, defini cuatro sectores a entrevistar, gubernamental, no gubernamental, medios de comunicacin, acadmico y personas destacadas por su trayectoria en los procesos de construccin de ciudad. De los sectores se pas a definir las entidades y las personas que en cada categora seran entrevistadas. Se dise el instrumento y luego se proces la informacin mediante el anlisis cualitativo de las respuestas y cuantitativo, pues se definieron posibles variables obtenidas de la generalidad de las respuestas. Las reuniones intersecretaras programadas por la Secretara de Cultura Ciudadana desde su Subsecretara de Educacin, las reuniones con los subsecretarios y el Taller de Socializacin y Retroalimentacin de la propuesta de lineamientos, tambin constituyen una fuente importante de informacin. En cada uno de los encuentros se obtuvo informacin de gran valor, aportada por los asistentes. De igual manera, vale la pena destacar el papel determinante de los asesores - en ste proyecto en particular- pues su compromiso, dedicacin, lectura constante, permiti sesiones de trabajo todas ellas convertidas en sesiones de taller- de enorme productividad, aporte trascendental para lograr el producto que hoy entregamos. Finalmente, se analizaron los planes de cultura y los planes de gobierno de las ltimas cuatro administraciones de la ciudad, incluyendo el de la actual, y los planes formulados para el Departamento y el rea Metropolitana. La sntesis realizada por cada fuente de informacin permiti identificar las lneas conclusivas a partir de las cuales se formularon los lineamientos conceptuales y estratgicos, para lo cual, primero se clarific la diferencia entre los dos aspectos y luego se estructur la propuesta. Es importante destacar que el trabajo realizado es un estudio acadmico desarrollado con el rigor de la investigacin pero enfocado a la posterior aplicacin de la propuesta para la formulacin de la poltica. El proceso y material anexo es un aporte que puede ser til a otros proyectos o estudios, bien de la Secretara o de otra entidad interesada. La sistematizacin lograda con cada una de las fuentes de informacin puede ser aprovechada como gua metodolgica y la informacin del fichaje bibliogrfico puede servir para un posterior mapeo del estado de la cuestin sobre el tema en las bibliotecas de la ciudad.

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Lineamientos conceptuales y estratgicos para una poltica de cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana para Medelln

Esquema metodolgico

Bibliografa Planes de poltica pblica Experiencias otras ciudades

Teora y conceptos

Planes y polticas

Prcticas y polticas

La cotidiano

Entrevistas Planes participativos (Autodiagnsticos) Talleres (Asesores y funcionarios) Anlisis y Resultados

Produccin propia

Produccin propia

Produccin propia

PROPUESTA

Todo lo anterior convertido en una cantera cuya finalidad es una futura etapa de discusin interna, que lleve a otra de discusin pblica para la concertacin y acuerdos para la construccin de la poltica pblica para cultura ciudadana y educacin en cultura ciudadana.

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1. Debates, confluencias y tensiones en la comprensin de cultura ciudadanaSi los valores ya no tienen el sello de absoluto, su nico fundamento est en la capacidad de los hombres de ponerse de acuerdo. (Alberto Melucci)

1.1 1.1.1

La sociedad actual, leda en clave de cultura ciudadanaLa fragilidad de los vnculos sociales

En las ltimas dcadas, la fragilidad de la coexistencia social se ha vuelto un tema reflexin exacerbado, pues los vnculos fuertes de otras pocas aparecen debilitados ante nuevas realidades como la creciente autonoma del sujeto frente a imperativos sociales y un proceso de globalizacin que debilita las circunscripciones nacionales como mbitos legtimos, y por excelencia, de lo social y debilitamiento del Estado nacin que favorece la emergencia de la ciudad como centro de convocatoria y construccin societal. Hasta hace apenas unas dcadas el proyecto de nacin que la modernidad inaugur, pareca ser el horizonte que daba sentido a lo social, como forma deseada e idnea de sociedad. Nacin y sociedad resultaban trminos homologables; as pues la nacin, adecuada a los lmites de un Estado, se constitua en el recurso para organizar la convivencia humana en su ms alta expresin. El mundo se conceba como un sistema de naciones en tanto unidades claramente diferenciadas y autnomas en lo econmico, lo poltico, lo social y cultural. Hoy, este esquema empieza a ser trascendido y el desarrollo econmico ha alcanzado una autonoma tal que se resiste a toda planeacin social, poltica y cultural, siendo las leyes del mercado las que pretenden erigirse como nicas organizadoras de la economa, condicin ineludible de la existencia humana en sociedad. La sociedad antes circunscrita al imaginario de la comunidad nacional bajo la gida de un Estado, es debilitada por la realidad de un mundo cada vez ms integrado por los flujos transnacionales financieros, de mercanca, de personas, de informacin, de mensajes, de imgenes y de smbolos en general. (Featherstone, M. 1999). Ante el debilitamiento de este panorama que daba sentido a la existencia del ciudadano nacional, surge para muchos estudiosos y personas en general el temor de la disolucin de los vnculos sociales, que dara paso a una organizacin de las personas integrada por el sistema de mercado. Con el debilitamiento de la autonoma del Estado-Nacin, resurgen con mayor fuerza y legitimidad formas de organizacin social que supuestamente la nacin moderna debi haber superado, como algunas formas de organizacin social construidas a partir de criterios particulares de tipo cultural -grupos tnicos-, al igual que aquellos de identidad cultural en general, y que se constituyen en fuerzas potenciales de disolucin nacional (Kymlicka, W.1996). Igualmente, los imperativos sociales de integracin comunitaria mediados por las instituciones de la nacin se debilitan y abren paso a la realizacin plena de la autonoma individual, no obstante ser un principio implcito a la misma modernidad, pero que no se haba 14

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desarrollado en toda su potencialidad (Melucci, A.2001; Giddens. A. 1999) Esta radicalizacin de la autonoma individual en un mundo globalizado hace difcil la integracin social del individuo, para el cual ya no bastan los vnculos de la comunidad poltica signados en el derecho y la legislacin coercitiva impuesta por la comunidad poltica (Cortina, A. 1999). Ante este debilitamiento poltico, econmico y cultural de la nacin, la nocin de sociedad se ha visto debilitada. Se habla una aguda crisis de los vnculos sociales, de dficit de sociedad, de fragmentacin, desarticulacin y desorganizacin de la sociedad (Melucci, 2001; Cortina, 1999; Garay, 2002). La poltica se ha descentrado y ya no es la principal instancia que ordena y articula la vida social (Lechner). El orden social de la comunidad poltica del Estado nacional deja de ser suficiente para regular la convivencia social. Aunado a la crisis de la sociedad nacional se suma la tradicional visin pesimista que sobre la ciudad ha pesado, como lugar para el desencuentro, el anonimato y la disolucin de vnculos socioculturales que remiten a una nocin de comunidad que supera intereses econmicos o de regulacin estrictamente poltica como la norma jurdica y el ejercicio de la violencia legtima del Estado, esto debido a factores como su dimensin, densidad de poblacin, confluencia de personas de origen cultural diverso. En Amrica Latina y en Colombia en particular, la ciudad creci como efecto de fenmenos econmicos, sociales y polticos no controlados desde la oficialidad, lo cual dio origen a grandes extensiones urbanas que se fueron constituyendo sin el control y la planificacin del Estado. La preocupacin mayor para los gobiernos de turno fue capitalizada por la dimensin infraestructural de los servicios pblicos y por el desarrollo econmico, descuidando aspectos relacionados con necesidades socioculturales de sus habitantes. Conjuntamente con el Estado nacin, la ciudad fue vista como expresin por excelencia de la modernidad, por lo tanto, ella habra de desarrollarse sobre principios racionales, abstractos y cientficos de tipo universalista. Sus habitantes eran ciudadanos del Estado nacional, unidad poltica a la cual deberan brindar sus compromisos, lealtades y solidaridades, y slo sobre esta modalidad seran miembros de la ciudad. Consideraba que la ficcin jurdica de ciudadana bastaba para lograr vincular a los miembros hacia la comunidad poltica nacional y por ende la ciudad, como sub unidad poltica integrada. La relacin entre sociedad y nacin prevaleca sobre cualquier otra forma de convivencia social organizada (tnica, cultura de origen, comunidad religiosa, etc.). La nacin adecuada a los lmites del Estado, era la comunidad poltica con carcter indisputado de primordialidad. Construir nacin era sinnimo de construir sociedad y los vnculos citadinos eran los vnculos ciudadanos de la nacin que se fundamentaban sobre la nocin del ciudadano como un ser genrico, universal y abstracto. En esta situacin general que presenta la sociedad moderna en la contemporaneidad, la ciudad adquiere centralidad en la reflexin social como potencial forma de convivencia social que allana el camino dejado por el debilitamiento del Estado nacional como forma indisputada de integracin social. No es que la ciudad no haya sido objeto de reflexin, sino que la ciudad

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hoy aparece como un recurso de integracin social explicito2, y como tal, empieza a ser vista, al igual que lo fue la nacin para el proyecto de la modernidad, como sinnimo de sociedad o equivalente a sociedad, con la diferencia de que ste proyecto, con respecto al de la sociedad nacional, pretende erigirse sobre principios que incluyan la dimensin cultural. 1.1.2 Cultura y comunidad poltica

La sociedad del proyecto de modernidad que realizaba el Estado-nacin, estaba pensado para construirse sobre principios universales, abstractos, contractuales, racionales, formales y autoreferenciales, a diferencia de la sociedad tradicional que se fundaba sobre principios heredados, particulares y personalistas sobre la base de una cultura o tradicin. El fundamento de lo social haca parte de una metafsica o era exterior a la sociedad misma. De una comunidad de parientes, de lealtades personalistas, se pas a una comunidad poltica, fundada en el derecho, la libre voluntad e igualdad de sus miembros en tanto miembros de la nacin: el ciudadano. En pocas palabras, de vnculos fundados sobre la tradicin se pas a vnculos cvico-polticos sobre la base de un pacto, de un acuerdo social. Las lealtades, la solidaridad, los principios morales de la vida cotidiana y sus sociabilidades, que encarnaba la tradicin, dejan de ser argumentos vlidos de vinculacin social para la comunidad poltica. De esta forma se llega a una precisa definicin de dos mbitos de la vida en sociedad: el de lo pblico, definido por los intereses comunes de la sociedad poltica del Estado-nacin, y el privado como propio de cada persona, familia o colectividad. De esta forma la cultura propia de las sociabilidades de la cotidianidad deja de ser de inters comn a los miembros de la nacin y cae fuera del mbito de lo poltico, al cual se limitaba el horizonte de sentido de la comunidad nacional, aunque, como dice Norbert Lechner, ste ya no constituye la principal instancia que ordena y articula el orden social (2001, 25). Hoy en da las fronteras de lo pblico y lo privado se redefinen a la luz de nuevos contenidos que se transvasan de un campo a otro. Asuntos considerados antes del resorte de lo privado, como las relaciones entre los gneros masculino y femenino, de estricta observancia familiar, de competencia individual como las relaciones intertnicas, raciales, o interculturales en general, empiezan a ser reclamadas como asuntos vlidos de polticas pblicas (Berian,1996). Los asuntos considerados culturales contaminan, por as decirlo, el mbito de lo poltico y obligan su redefinicin. 1.1.3. La construccin del sentido de lo pblico desde la cotidianidad La legitimacin de lo poltico como asunto pblico pasa hoy por lo cultural, entendiendo por ello aquella dimensin que dota de sentido el contexto social. Lo pblico se construye hoy a partir de la experiencia de vida cotidiana de los actores sociales, por lo que las diferencias o particularidades expresadas en identidades, estilos de vida, creencias religiosas, sensibilidades estticas y componentes morales de la convivencia social de las colectividades, se postulan como referentes legtimos para la accin poltica y social en general3.2 Jordi Borja habla de que hasta hace apenas unos aos se haba tratado escasa e indebidamente la cuestin local, de ah que el tratamiento de la ciudad quedara subsumido en la cuestin nacional. (Pasado presente y futuro de los gobiernos locales en Amrica Latina. 1988, en, Hardoy y Morse Comp. Repensando la Ciudad en Amrica Latina 3 Hablando de los nuevos movimientos sociales, Alberto Melucci dice que la caracterstica ms sobresaliente de aquellos es problematizar la realidad desde la perspectiva cultural. Esto implica recuperar el sentido de la accin con interpretaciones del mundo desde una lgica que no es la racionalidad instrumental del sistema. Accin colectiva, vida cotidiana y democracia. 2002. citado en la bibliografa)

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La convivencia humana fin en s misma- se nutre de las particularidades culturales de las diferentes colectividades que integran una sociedad determinada, como puede ser la nacional o de una comunidad citadina (Cortina, 1999; Melucci, 20002; Alexander, 2000; Larraa,1999; Gusfield, 1999)4. El sentido de la accin social, es decir, su dimensin simblica, se ha vuelto objeto de disputa poltica, y si la cultura es capacidad de dar sentido a la accin social lo que se impone son los procedimientos para llegar al acuerdo humano; lo pblico ya no es un orden dado, sino una construccin permanente que debe ser actualizada conforme a la experiencia de vida compartida por las colectividades en su ejercicio democrtico, siempre puesto en cuestin, para su renovacin y perfeccionamiento de acuerdo con las necesidades, proyectos y aspiraciones sociales. As, lo cotidiano y lo global se convierten en dos fuerzas, de altsima influencia, en tal disputa poltica por el sentido. Al hacer parte de lo pblico, la cultura a su vez debe ser pensada como una realidad que se transforma, para bien de la comunidad de sus usuarios. La cultura tendi a caracterizarse como lo heredado, lo que no cambia, y a travs de su permanencia se intentaba legitimar la identidad de un pueblo o colectivo; pero ella, en el contexto de una sociedad moderna, democrtica y participativa, solo puede concebirse como un ejercicio renovado de construccin, imponiendo los sentidos legtimos de la accin, de acuerdo con la concurrencia en su definicin de todos los individuos interesados en ella. La sociedad moderna de nuestra contemporaneidad, se caracteriza por su alto grado de autoreflexividad, que se piensa constantemente as misma y orienta el cambio. La cultura como una expresin de la vida cotidiana, est en constante transformacin aunque propenda a cierta estabilidad en el tiempo, lo que hace necesario igualmente pensar sobre las permanencias, particularmente en el caso de Medelln donde la percepcin por la tradicin y el arraigo es alta. Esta incesante renovacin se convierte en un obstculo a la institucionalizacin y legitimacin de dichas prcticas, pues la cultura, como se ha dejado entrever, tiende a ser una prctica regular y regulada en el tiempo, que define un orden de cosas colectivamente compartido. La definicin de lo pblico debe aspirar a su legitimidad poltica, aunque no siempre lo pblico aspire a la estatalidad5. La cultura se objetiva en prcticas que denominamos hbitos, como formas espontneas de percibir y actuar en un contexto social determinado, adems de algunas prcticas institucionalizadas y que cuentan con cierto grado de formalidad y reflexividad. Ambas esferas constituyen hoy, un campo sujeto a la definicin pblica en tanto estas prcticas afectan negativa o positivamente la experiencia de vida comunitaria de las personas; sinembargo, el hecho de haber sido considerada una prctica cultural, como herencia de generaciones anteriores no necesariamente implica que debe ser mantenida, como es el caso de muchos hbitos que entorpecen la convivencia diaria por no estar adecuados a las nuevas circunstancias sociales.

el corazn de la sobrevivencia ya no est en el sistema de los medios sobre los cuales se fundamenta la racionalidad medios-fines, sino el problema de las finalidades, o sea, de los modelos culturales que orienta sus accionar. La cultura, como la capacidad de dar significado a los objetos y a las relaciones, es el horizonte insuperable en el cual pueden ser puestas las interrogantes sobre el destino del gnero humano (Alexander, J. 2002,Sociologa Cultural, p. 149) 5 Lo pblico hoy en da es conceptualizado como un espacio en permanente construccin que va ms all de aquellos espacios administrados por el Estado. As, el espacio de lo pblico se convierte en campo de debate que responde a la articulacin los diferentes intereses de los individuos de la sociedad civil. .lo pblico ha de abarcar cada vez ms espacios sociales que no pueden ser legitimados y administrados exclusivamente por el Estado. En mltiples y variados casos, ello le ha de corresponder, en sentido estricto, a la propia colectividad bajo diversas formas de organizacin y participacin. (Garay, L. J. 2002. Repensar a Colombia. Hacia un nuevo contrato social)4

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Igualmente sucede con los valores, como formas objetivadas de experiencia histrica que orienta la accin y la convivencia. Los valores producto del acuerdo humano no son eternos por naturaleza y tampoco esencias inmutables, aunque se decida mantener la vigencia de algunos por considerarlos deseables y actuales. La construccin de lo pblico debe estar apoyada por la concepcin y la elaboracin de nuevos valores morales que estn acorde con las circunstancias actuales, tales como la tolerancia activa, la disponibilidad al dilogo, la equidad, la cooperacin, la solidaridad, el multiculturalismo, (Cortina, 2002; Garay, 2002), el reconocimiento del otro y de su autorrealizacin, la concertacin basada en el reconocimiento del disenso como caracterstica humana, y que es precisamente el desacuerdo y el conflicto el que conduce a las transformaciones aludidas anteriormente y que lleva a reconfiguraciones sociales, culturales, territoriales (Echeverra y Rincn, 2000). Valores, todos estos, convertidos en guas de accin que debemos acoger. En consecuencia, se debe afirmar que la cultura de la vida cotidiana no solamente se constituye en un objeto legtimo de consideracin pblica e inters poltico, sino que adems se constituye, como tradicin, hbitos, e incluso institucionalizacin y valores, en objeto de debate pblico y su consecuente renovacin o revalorizacin6. 1.1.3 La cultura como fuente de motivacin de la accin social

La cultura de la vida cotidiana que acompaa a los ciudadanos reales y ya no genricos, abstractos y universales definidos por el concepto clsico de ciudadana, opera como una fuente de motivacin que dota de sentido la accin social de los individuos desde sus particulares crculos de identidad y pertenencia como las adscripciones barriales, tnicas, de condicin socioecmica, generacionales, de gnero, de fe religiosa y dems formas de sociabilidad. Las sociabilidades generadas por dichas pertenencias son la fuente de la solidaridad de la sociedad civil, constituyndose en recurso para lograr sus objetivos frente a otros actores sociales. En tanto fuente de motivacin y solidaridad7, la cultura se constituye en un recurso ineludible para la reproduccin social, siendo desde estas diferentes lgicas culturales que los miembros de la sociedad nacional, regional o local citadina, estn en mejor disposicin para participar en la construccin de un orden social de convivencia. La fuerza en la reproduccin social de las colectividades que genera las sociabilidades de la vida cotidiana son la amistad cooperativa, la solidaridad, los compromisos con un orden moral, simblico, considerado por algunos autores como capital social o sociocultural.8 La recuperacin del sentido de la accin social no es ms que la recuperacin, por parte de un individuo o un colectivo, de su poder de significacin simblica. Recuperar el sentido de la accin implica un proceso de empoderamiento y posibilidad de participacin motivada en la6 Existen una serie de prcticas culturales, como por ejemplo la cultura ligado a la centralidad del gnero masculino, (androcentra) como valor supremo del genero humano, que en una sociedad democrtica, igualitaria y participativa, se constituye en un antivalor de acuerdo a los intereses de la comunidad como totalidad 7 Definimos como solidaridad, todas aquellas acciones con slo fin de contribuir al bienestar del otro o de los otros. Cohen y Arato, destacados investigadores norteamericanos sobre teora de la sociedad civil dicen que es deseable rescatar el sentido de solidaridad como un componente fundamental para la reproduccin social. La solidaridad se refiere a la habilidad de los individuos para responder a otros e identificarse entre s sobre la base de la mutualidad y la reciprocidad sin intercambiar cantidades iguales de apoyo, sin calcular ventajas individuales, y sobre todo sin compulsin. (Cohen, A.; Arato, J. 2000: p.523) 8 El capital social existe en las relaciones entre individuos, tiene valores cualitativos como cultura, organizacin, participacin, confianza, capacidad para actuar sinrgicamente, generar redes y concertaciones hacia el interior de la sociedad. (Restrepo, C I.; 2003). En el Seminario que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realiz en Pars en 1999 en el marco de la Cuadragsima Reunin Anual de Asamblea de Gobernadores, en su ponencia B. Kliksberg argumentaban acerca de la importancia del capital social y cultural , deca que una oleada de investigaciones de los ltimos aos, con datos de campo a su favor, cmo diversos componentes no visibles del funcionamiento cotidiano de una sociedad, tiene que ver con la situacin de su tejido social bsico, inciden silenciosamente en las posibilidades de crecimiento y desarrollo (Kliksberg; Tomassini. Comp. Capital social y Cultural: claves estratgicas para el desarrollo. 2001 p. 25)

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construccin de un orden social en el cual se redefine lo pblico, en tanto ocurrencia y escenario de ello. Esos sentidos de lo cotidiano son complicidades, habilidades, lenguajes que posibilitan el entendimiento y la resolucin pacfica de los conflictos y devuelven la confianza en lo pblico, al ser presentado en trminos de su entendimiento. La recuperacin del sentido es tambin de lenguajes, que permiten la comunicacin y accin de una manera ms expedita que evita los desencuentros y facilita la cooperacin en la resolucin de problemas en relacin a sus necesidades. En un mundo informatizado, saturado de mensajes visuales, auditivos, virtuales y reales, existe el riesgo de que los individuos y colectivos pierdan el control de los procesos de significacin y asignacin de sentido; sin embargo esto mismo es una posibilidad a aprovechar, buscando generar sinergias con los medios que permitan llegar de forma eficiente a grupos inscritos en stas nuevas dinmicas; entendiendo que en la medida en que las sociabilidades se mantengan y retengan un fuerte sentido de pertenencia e identidad, existe la posibilidad de que las particularidades histrico culturales se mantengan como elementos que motivan y estructuran de la accin colectiva de los actores sociales, enmarcados en procesos de apertura informtica al planeta. 1.2 1.2.1

La ciudad, leda en clave de cultura ciudadanaLa ciudad como problema de reflexin

La fragilidad de los vnculos sociales en la sociedad moderna se manifiesta con gran fuerza en los grandes centros poblacionales, tal y como lo son los contextos urbanos. La ciudad, desde un enfoque poltico, represent un objeto de preocupacin desde una perspectiva urbanista, considerada como contexto fsico que deba ser adecuado a las necesidades del desarrollo econmico y social. Las polticas de gobierno se orientaron hacia la dotacin infraestructural de servicios pblicos urbanos que inclua, adems, aspectos relacionados con la infraestructura educativa, de salud pblica, deportiva, recreacional en general y de ornato. Pero la ciudad escasamente fue pensada como una unidad de socializacin especfica, con cierto grado de autonoma, como un lugar de pertenencia e identidad hacia la cual sus habitantes deban extender sus lealtades y solidaridades propias de una unidad societal, que hubiera podido considerarse como una competencia frente a la nacin como mxima unidad de convivencia y autonoma societal9. La ciudad como sociedad: una nueva episteme La ciudad hoy es pensada desde una nueva episteme que las caractersticas de la sociedad y la poltica contempornea posibilitan. La ciudad se presenta como un problema en tanto es pensada como sociedad e imaginada como comunidad. Al igual que la nacin, la ciudad es vista, en la interpretacin de muchos estudiosos, polticos, gobiernos y pblico en general, desde una nueva conceptualizacin que remite a sociedad como comunidad. La nacin como sociedad, ha terminado por volverse un objeto lejano de pertenencia, de identidad, de afectos, de compromisos tico-morales, de solidaridad social10; sin embargo, la relacin entre ciudad y

En el plan de Gobierno de la Administracin del Alcalde Lus G. Prez, para la ciudad de Medelln, 2001-2003, se expresaba la preocupacin al respecto de la siguiente manera: llevamos ms de un siglo construyendo la ciudad bajo los espejismos del cemento, sin que se haya hecho el mismo esfuerzo en construir las bases de una slida cultura ciudadana. Tenemos mucho de urbanismo y poco de urbanidad (Medelln competitiva. Plan de Desarrollo 20012003. Alcalda de Medelln. p. 3) 10 Nota: Ac debe ir la cita de Castells acerca de este tema de la lejana de la ciudad y la cercana de lo regional.9

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nacin es de diferente orden, a l se asocian imaginarios, tramas y sociabilidades tambin importantes. Desde hace ya algunas dcadas se viene reclamando para la ciudad la necesaria coexistencia social donde se integre equitativamente personas, intereses, proyectos, funciones, orden, pertenencias, espacios pblicos y privados, solidaridades, culturas e identidades11. Se habla de construir ciudad sobre el diagnstico de que se halla en crisis debido a numerosas razones12. Se dice de la ciudad que es un espacio de convivencia social propicio para el anonimato, el desarraigo, la prdida de afectividades y solidaridad; de la incapacidad de generar compromisos que llevan a conductas estereotipadas y netamente instrumentales, en detrimento de expresiones simblicas. Se comenta la prdida de una semntica que imposibilita la comunicacin en la ciudad. Se habla de un repertorio cultural urbano, ms no de un cultura de unidad citadina (la cultura ciudadana). La ciudad se considera fragmentada por las lgicas territoriales de sus diversos actores en competencia cuando no en franco enfrentamiento. Se dice de ella que es un espacio social fragmentado por la lgica econmica y el mercado privatizante del espacio y la experiencia de vida de los sujetos. La ciudad ha deconstruido lo colectivo y ha privilegiado lo privado como forma de realizacin existencial de los sujetos13. En pocas palabras, se reclama a la ciudad su prdida de sentido de comunidad. Se puede incluso afirmar que hay dficit de sociedad en la ciudad y esa es la mayor preocupacin, pues pareciera que no tuviese solucin de continuidad. Se demanda, entonces, que la ciudad se asuma como una comunidad construida y reconocida desde lo cotidiano como hasta el momento no lo ha sido. Se piensa y demanda una ciudad construida sobre la base del esfuerzo mutuo, la participacin democrtica, deliberativa, imaginativa y sensibilidades estticas; desde las diferentes lgicas o miradas de sus habitantes culturalmente diversos, que confluyan en acuerdos respecto a su gobierno, su normatividad, su planificacin y desarrollo, donde el centro de inters y de sus objetivos sea la persona humana en armona con el medio ambiente14. Se dice que el desarrollo de la ciudad ha estado mas bien orientado por los requerimientos econmicos, y funcionales, y que su planeacin responde a las ofertas del mercado, a los intereses particulares y al uso privado. La ciudad, debe volverse pblica. La ciudad como sentido Es necesario construir ciudad, planteando esta demanda desde una dimensin simblicacultural; pues la ciudad es imaginada desde las diferentes pticas de los citadinos y esto significa volver la mirada, redescubrir la ciudad en su dimensin simblica cultural.

Hay pensadores como Roberto Carneiro que consideran que la ciudad ha declinado como mximo exponente de la civilizacin y seala que, adems, la ciudad vive una crisis de transicin de paradigma. Restituir la urbanidad a la ciudad es condicin de supervivencia y de la civilizacin que vive en ella. La resolucin el problema urbano es hoy en da una especie de medida del desarrollo humano. (........... p.3). 12 Roberto Carneiro enuncia seis vertientes de anlisis contextuales que condicionan toda reflexin sobre el futuro de la ciudad y que seala la emergencia de un nuevo paradigma: 1.- La sociedad de la informacin y el fenmeno de la globalizacin (tensin entre la solidaridad virtual y la solidaridad real) 2.-La multiculturalidad y el tribalismo (construccin de un verdadero proyecto educativo emancipador que sea por definicin verdaderamente intercultural) 3.- La crisis de los sistemas de representacin poltica 4.- la exclusin social y la neomiseria (el nuevo nombre de la pobreza es la exclusin) 5.- el analfabetismo cvico (falta de cdigos de compromiso comunitario por la imposicin de los cdigos de la competencia individualistas) 6.- La desintegracin de las instancias socializadoras. (......... p.8). 13 En la ciudad dice Peter Brand investigador de la Universidad Nacional de Colombia: aqu se extiende la privatizacin de la vida, el debilitamiento de las estructuras colectivas y la trasferencia de libertades y responsabilidades materiales, ticas y estticas a la esfera del individuo (IV Encuentro Internacional Hbitat Colombia. Produccin, uso y consumo de la ciudad. 1996 p. 162 14 Fernando Viviescas habla del problema de produccin, uso y consumo de la ciudad, donde el desarrollo econmico es ya la sola preocupacin, sino que surgen nuevos tpicos, variables de preocupacin de tipo espiritual y cultural de la existencia. Ello implica reflexionar sobre la ciudad como entidad poltica y cultural. Para que la ciudad sea sostenible hay que rescatar esas otras dimensiones no econmicas. ( Viviescas, F. En IV Encuentro Internacional Hbitat Colombia. Produccin, uso y consumo de la ciudad. 1996 p. 139)11

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Para recrear ciudad, se dice, debe recuperarse el sentido que ella tiene para sus habitantes, y solamente en esa medida, la ciudad como totalidad se puede convertir en un objeto de afecto, de compromiso de sus habitantes15. Esta demanda de reconocer ciudad implica reconocer sus problemticas culturales ligado a las representaciones que sobre ella se puede tener, las orientaciones de los comportamientos habituales hechos cultura, sus memorias, la diversidad de sus gentes, sus experiencias de vida y esfuerzos comunes, sus luchas y sus dramas. Ver la ciudad como un problema cultural implica que la ciudad debe ser vista como un problema poltico de representacin simblica, y solo en la medida en que se tenga en cuenta esta variable, las polticas culturales para ciudad darn cuenta de su multiculturalidad y posibilidad de aspirar a representaciones colectivas sobre la misma, sin exclusin de las diversas miradas que a su interior conviven16. Histricamente la ciudad ha sido un espacio de encuentro multicultural, pues en ella confluyen personas provenientes de diferentes regiones, pases, credos religiosos, estilos de vida, grupos tnicos y diversos intereses que los ligan a un modo particular de ver el mundo, y por ende, la ciudad misma. La ciudad se comporta como cruce fronterizo, en tanto confluyen en ella las ms diversas propuestas culturales que exhiben las personas que por ella pasan; pero, a diferencia de la frontera, la gente tiende a permanecer, estableciendo all sus vidas. La globalizacin y sus flujos informativos, de mensajes, imgenes y gente, entre otros, ha exacerbado tal condicin, por lo que su diversidad se pontencializa. Construir ciudad implica el reconocimiento activo de la muticulturalidad que a su interior se expresa, sin que esto afecte o impida la visualizacin de ella como una unidad social de convivencia17. Es frecuente que la ciudad sea vista como un espacio de anonimato propicio para el relajamiento de la moral y la prdida de valores, seguramente por ser lugar de mltiples encuentros dentro de los cuales discurre el proceso de socializacin, se pierde la centralidad educativa de instituciones como la familia, la escuela y comunidad de fe religiosa. Aunque esta situacin es una condicin caracterstica de la sociedad moderna involucrada en el proceso de autonomizacin del individuo, es la ciudad el locus por excelencia donde es ms propio que esto suceda, a diferencia de la vida en los pueblos o en el campo. Es cada vez menos frecuente que un individuo extienda todas las lealtades y compromisos de su experiencia de vida a una slo crculo social de pertenencia e identidad. Su vida discurre entre un sinnmero de circunscripciones que en muchas ocasiones llegan a tener principios, valores, moralidades que rivalizan o estn en franca contradiccin. Por otro lado, instituciones tradicionales como la familia, la escuela, la comunidad de fe religiosa u otras instituciones mas como el partido poltico, el sindicato u organizaciones profesionales o de oficio, ya no son fuentes nicas de socializacin y control social moral. Tal situacin ha llevado hablar de prdida de valores que nutran una tica ciudadana cuyo efecto son las conductas desorganizadas y depredadoras del espacio pblico, en las cuales no hay ningn compromisoLas Naciones Unidas en la Cumbre de Ciudades de 1996 en Estambul, propuso como punto ms interesante la consideracin de la ciudad como un entidad eminentemente cultural, donde juegue un papel fundamental el concepto de ciudadana entendido como derechos y responsabilidades ( citado en: Viviescas, F 1996). 16 Algunos estudiosos de la ciudad consideran como excluyente el hecho de que la ciudad no sea vista como representacin donde conviven diversas miradas. Bolvar Edgar 1997. Situacin, tendencias y perspectivas de la cultura en Medelln y el rea metropolitana. Naranjo G.; y otros 2002 Ciudad y Ciudadana. Bajo la mirada del conflicto. 17 Jess Martn Barbero (1998) plantea la necesidad de un nuevo mapa cultural para las ciudades en Amrica Latina, pues considera que es imprescindible reconocer la diversidad cultural sin que esto signifique una tendencia a la disgregacin y prdida del orden (preocupacin de algunos polticos), o la prdida de purezas culturales (preocupacin de algunos intelectuales). Sobre el reconocimiento de esa diversidad se debe restablecerse las redes de comunicacin y el dialogo.15

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con la ciudad como bien pblico. La ciudad se vuelve entonces un mosaico de prcticas habituales (hbitos) que tienden a trascender la normatividad jurdica, imponindose el inters individual sobre el colectivo. Lo formal y lo informal en la ciudad La relacin de los individuos con la ciudad presenta problemas, tal y como en Amrica Latina, donde algunos comportamientos del uso de la ciudad y las formas de habitarla, no siempre estn orientados por principios formales sujetos a una racionalidad econmica y burocrtica. El llamado sector informal pone en funcionamiento una serie de prcticas fundadas en la tradicin y los cdigos de la vida cotidiana que contradicen la lgica de la sociedad moderna racionalmente funcional a la economa del mercado. En estas ciudades lo formal y lo informal coexisten y le dan una particularidad a la convivencia ciudadana, generando un problema que el Estado y la empresa privada se han negado a reconocer y a darle un estatuto poltico. Esta situacin, evidentemente, hace difcil el diseo de polticas pblicas con respecto al uso de la ciudad, siempre y cuando se parta de una perspectiva formal. El llamado sector informal representa una fuente de competencias, de habilidades que deben ser reconocidas (en tanto es una situacin que el Estado, la empresa privada y la sociedad en general no estn en capacidad de resolver), pues sustentan redes sociales de cooperacin y solidaridad como estrategias de sobrevivencia de los individuos18. Por situaciones como sta, en la construccin de la ciudad hoy se demanda una planificacin que tenga en cuenta formas tradicionales y cotidianas en las maneras de usar y habitar la ciudad por parte de pobladores que buscan en ella, como la gran mayora, una forma de sobrevivencia; lo cual implica una poltica de planificacin incluyente y participativa. Tradicionalmente en los pases de Amrica Latina, concretamente Colombia, el desarrollo ha sido pensado en funcin de las necesidades de la produccin y el mercado, donde la velocidad de la circulacin de personas y mercancas es fundamental. En el decir de muchos, la ciudad no ha sido pensada para las personas como tal, sino para las personas como agentes econmicos, de ah que se hable de humanizar la ciudad, para lo cual, el componente cultural es primordial. Norma y autorregulacin en la ciudad Por las dimensiones de la ciudad, su densidad, la confluencia de gente de diversos orgenes, credos, profesiones y las diversas actividades de un individuo esparcidas en diferentes sectores del entorno urbano, los encuentros cotidianos suelen ocurrir entre extraos (Mockus:1996), es decir, con gente con la cual no se tiene familiaridad alguna. El otro citadino no aparece, como en los encuentros entre conocidos, amigos, gente de una misma comunidad o crculo de pertenencia como el trabajo, la familia, la escuela, la parroquia, el partido poltico, el club recreativo o deportivo, como un sujeto con expectativas y demandas sobre la base de compromisos implcitos, afectivos, con un lenguaje comn o empata. Ante ese otro se suele carecer de un compromiso moral, pues no existe, o es escaso, el sentido de unidad comunitaria, de solidaridad grupal, e incluso, hay dificultad en reconocer que los puedan unir intereses comunes. Son relaciones carentes de afectividad como no lo son aquellos encuentros18

Larissa Lomnitz, investigadora Mexicana habla de una gramtica cultural frente a una racionalidad burocrtica en la vida de las ciudades de Latinoamrica. por lo tanto- dice- estamos suponiendo que no todas la acciones sociales de la ciudad se derivan de las reglas de las estructuras econmicas y polticas (esfera formal). y agrega: si la racionalidad conforma instituciones e interacciones formales en las que los sujetos compiten entre s por la adquisicin de recursos, de acuerdo a reglas y normas universales, la esfera informal teje redes sociales de cooperacin y solidaridad en rededor de los individuos (en Hardoy y Morse. Comp. 1988 Repensando la Ciudad de Amrica Latina, .p.81

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que ocurren entre conocidos o amigos. Al contrario, sobre ese otro citadino siempre tiende a existir un sentimiento de desconfianza19 que impide una buena comunicacin o reciprocidad de perspectivas, por la carencia de un sustrato cultural comn que anime el sentido de comunidad, de unidad de intereses, de empata, de cooperacin y solidaridad. Ante esta dificultad, que el contexto urbano presenta, muy propio de las grandes ciudades, existe una normatividad jurdica poltica general, universal, impersonal, formal, racional que se supone debe llenar este vaco. No obstante, la norma no tiene el alcance jurdico, obligante, para cubrir un gran espectro de conductas en los espacios pblicos que afecta la sensibilidad moral de los concurrentes. Esta sensibilidad moral difcilmente puede ser reducida a la norma jurdica, pues es una dimensin subjetiva que va desde mltiples puntos de vista culturales hasta la interpretacin individual que cada citadino puede hacer de un evento pblico. En estos casos se espera solamente la buena voluntad y reconocimiento, por parte de cada sujeto, de conducirse conforme acuerdos implcitos, decantados a travs de una historia de convivencia en un entorno urbano especfico. Dicha situacin demanda una accin educadora, de formacin en sensibilidades citadinas sobre la base de reconocimientos previos. La dificultad de llegar a conciliar tan diferentes puntos de vistas culturales y versiones particulares de las mismas, llevada a que se haya vuelto comn la idea de que un gran problema de la ciudad es la carencia de acuerdos mnimos, preferentemente normatizados jurdicamente. Desde el diagnstico se afirma que existen comportamientos que rien fuertemente con la vida en la ciudad20, se ve como problema que las normas no son respetadas, a pesar de la gravedad que ello implica, debido a que no son interiorizadas a travs de procesos y formas culturales que permitan un arraigo moral en las personas; a ste fenmeno se le ha denominado autocontrol o en trminos de cultura ciudadana para Bogot, autorregulacin21. La falta de respeto por la norma jurdica con respecto al uso y algunas formas de habitar la ciudad, es visto en la actualidad mas como un problema cultural que individual. As como se ha hablado de cultura de la violencia, se plantea que existen una serie de prcticas regulares (hbitos) que contravienen asuntos de inters pblico en detrimento de la convivencia armnica, pacfica y cuidadosa de la vida en la ciudad. Se habla, entonces, de la construccin de un tica con la que individuo pueda comprometerse, motivo por el cual se necesita un sustrato cultural que lo medie y haga factible. Esto lleva a la revisin del modelo de sociedad que la modernidad del Estado nacional pens (racional, abstracta, universal), pues, para que la norma tenga arraigo en el citadino hay que incorporarla a los elementos motivacionales que se encuentra en las culturas particulares, sobre las que se teje la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad.

Acerca de la experiencia de Bogot, Manuel Espinel Vallejo dice que: Este sentido de extraeza y prejuicios frente a la dimensin metropolitana se encuentra tambin asociado a la desconfianza que genera la presencia de un desconocido. Para muchas personas una de las caractersticas de Bogot es el sentimiento de miedo y desconfianza que se presenta cuando se acerca un desconocido. (Y la Cultura Ciudadana Qu? P. 161. en: Campos; y Ortiz. 1998. La ciudad Observada. Violencia , cultura y poltica) 20 Para construir cultura ciudadana en Bogot, es necesario crear explicitar- un mnimo de significados o reglas comnmente aceptadas y compartidas por los ciudadanos y la administracin distrital (Para formar ciudad: la prioridad de la cultura ciudadana. En: Naranjo; y, Torres. Aportes. IDCT) 21 La autorregulacin, entonces, garantiza que las personas orienten de manera diferenciada su comportamiento dentro de esa multitud de actividades.Visto de otra manera, los procesos de auto coaccin e nter coaccin son necesarios para ajustar y adecuar de manera diferenciada los comportamientos a los diferentes contextos funcionales y la multiplicidad de actos que stos implican ( Y la Cultura Ciudadana Qu? P. 168. en: Campos; y Ortiz. 1998. La ciudad Observada. Violencia , cultura y poltica)19

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Ciudad, competitividad y globalizacin. Para la ciudad la globalizacin representa un acertijo a resolver22. La ciudad de hoy est en relacin directa con otras ciudades del mundo sin pasar previamente por la nacin; tanto es as, que ya no compiten los pases como hasta hace poco lo hacan, sino que la competencia por los mercados de inversin, tursticos, de servicios, se da entre ciudades o ciudades regin. La ciudad como localidad, en vez de disolverse en la globalidad, parece resurgir como fuente de motivacin, como recurso, para la implementacin de polticas y acciones de todo tipo en bsqueda de un mayor bienestar econmico y social para sus habitantes. Desde el punto de vista cultural, la globalizacin representa una oferta de formas simblicas que saturan la intimidad de las personas con una profusin tal, que ninguna institucin tradicional de socializacin puede ignorar. De las sociabilidades reales pasamos a las sociabilidades virtuales, desterritorializadas y reterritorializadas, efmeras, annimas, y carentes de toda afectividad. Las personas esconden su identidad tras una clave (login) y un seudnimo que evita o elude el compromiso moral (cuyo efecto puede ser, sentir pena o sentir satisfaccin). En estos casos el peligro es que el sentido de sociedad se diluya como entidad subjetivada demandante (como conciencia y para el individuo, la sociedad, es la demanda moral del otro generalizado). Si mucho, se adquieren compromisos financieros, bancarios, mediados por una tarjeta de crdito internacional23. Esta situacin se convierte en factor a tener en cuenta en el proyecto de construir ciudad como unidad social de pertenencia e identidad, pues estimula procesos de individualizacin y autonomizacin de la experiencia de vida de las personas, otorgndoles la posibilidad de prescindir de compromisos locales a travs de redes de comunicacin, de mercado, de informacin, educacin, diversin, trabajo, servicios transnacionales. Todo ello contribuye a procesos de desterrritorializacin y reterritorializacin de la cultura, la disolucin de afectos, apegos, y sociabilidades en general del individuo citadino. Esta situacin se convierte en un punto de reflexin ineludible a la hora de pensar en construir ciudad. Por otro lado, la globalizacin ha abierto las puertas de cualquier lugar del planeta al mundo entero. En este caso las ciudades estn a la disposicin de la inversin financiera, los flujos de gentes en bsqueda de servicios tursticos, de salud, educativos, negocios, que se convierten en fuentes de recursos monetarios fundamentales para su economa. Parte de la competitividad de las ciudades, deriva, hoy en da, de las condiciones socioculturales de sus habitantes. Una ciudad cohesionada, con fuerte sentido de pertenencia e identidad, con un sentido de orgullo y de compromiso, responsabilidad, tica ciudadana de parte de sus habitantes, representa una condicin bsica para que todas las anteriores actividades se puedan realizar con confianza24. Para que una ciudad se vuelva atractiva a todos aquellos flujos que pueden redundar en su beneficio, tiene que perder la connotacin de ciudad riesgo, porque de hecho, la ciudad, enUlf Hannerz, como muchos otros investigadores, consideran que la los efectos de la globalizacin no pueden ser totalmente satanizados o totalmente exaltados, pues se debe ser prudente por que sus efectos hasta ahora no han podido ser bien aquilatados A mi modo de ver -dice- la interconexin cultural globalizacin en el mundo actual es demasiado complicada y diversa para que pueda ser ensalzada o condenada como un todo. (1999: 20). 23 Decimos que se corre el peligro de que el sentido de sociedad, y sobre todo de compromiso se diluya, por que hoy bien sabemos que ciertos movimientos sociales utilizan la internet como un medio de comunicacin fundamental por su rapidez, costos y capacidad de difusin. Ejemplo de ello est el Movimiento Zapatista de Liberacin Nacional, en Mxico, los Movimientos contra los efectos perversos de la globalizacin, movimientos ecologista, y cualquier otro movimiento social. La internet como medio de comunicacin simplemente puede ser utilizado para muchos intereses privados y colectivos, ya sean comerciales, polticos, culturales. 24 Segn el contexto de que se trate, la globalizacin se presenta como un hecho consolidado, como una condicin a la que hay que adaptarse, como un smbolo de modernidad que debe alcanzarse, o como una receta para mejorar el rendimiento. Lo nico capaz de resistir la globalizacin es la afirmacin de una identidad, en otras palabras, una diferencia (Globalizacin y diversidad cultural. P.67 En: UNESCO. 1999. Informe Mundial Sobre la Cultura. Diversidad cultural, conflicto y pluralismo).22

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trminos generales, se ha considerado como lugar de riesgo para la calidad de vida y la vida misma de las personas; y aunque se satisfagan las preocupaciones respecto a estos riesgos, tambin ello puede presentarse como problemtico, en la medida en que la ciudad vuelque sus intereses hacia el exterior en detrimento de las demandas internas de sus ciudadanos. El afn por vender una imagen de ciudad al mundo, puede convertir a su cultura y a su gente en mera mercanca, en una farsa, en un teatro o un simulacro donde termina por folklorizarse una identidad, un estilo de vida tradicional, expresiones culturales propias de los habitantes de una ciudad. El tema de la cultura aparece como un factor relevante en la competitividad de las ciudades en el concierto global. Una ciudad mal integrada es una ciudad que se encuentra en desventaja frente a otras ciudades como destino turstico, de inversin, o prestadora de servicios. La diversidad cultural se considera un patrimonio mundial que puede ser utilizado como recurso econmico, poltico, y tambin identitario, de solidaridad, fuente de cohesin comunitaria, fuente de afectos y enriquecimiento personal. No obstante el manejo como recurso para la competitividad, en este caso de la ciudad, representa un problema para encontrar un justo balance que evite una utilizacin meramente comercial que termine por servir slo a un sector exclusivo de la comunidad. La ciudad como recurso pedaggico La problematizacin de la ciudad implica asumirla como un recurso pedaggico y de educacin. Tal vez, poco se haba pensado la ciudad como un medio de socializacin autoreflexivo, es decir, que se pensara as misma para ser vehculo de enseanza-aprendizaje, pero en la actualidad existe una clara preocupacin por recuperar o transformar a la ciudad en una instancia educadora, para lo cual inclusive se ha creado y fortalecido una organizacin mundial con tal fin, a partir de la Carta de Barcelona de 199025. Ver a la ciudad como una instancia educadora tiene la intencionalidad de reconocer su potencial pedaggico en la socializacin del citadino; pero sobre todo, la importancia de esta preocupacin est en rescatar un contenido educativo que apunta a la formacin de los citadinos en competencias para la convivencia ciudadana, de acuerdo con el estado de la conciencia social en el momento de nuestra modernidad26. Reconocida la fragilidad de los vnculos sociales comunitarios, a partir de la nocin de la realidad que implica una construccin sociocultural tan diversa, como diversas culturas o miradas del mundo puedan existir (descentramiento o relativizacin de la verdad y la realidad multicultural), ha hecho ver la necesidad de generar una conciencia social que evite el aislamiento de los individuos en un entorno tan propicio para ello como lo es la ciudad y la urbe. La ciudad vista como instancia de educacin, intenta formar a sus habitantes en competencias que los habiliten para una convivencia social, con el reconocimiento de la creacin de intereses comunes, pertenencia, identidad y compromiso tico; con una nocin o representacin simblica de la ciudad, que sea fuente de inspiracin creativa y permanencia en tiempo de su singularidad en el entorno mundial globalizado. De ah su preocupacin porPrimer Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, Barcelona 1990. (ver bibliografa) En la carta (de Barcelona) de la ciudad educadora se afirma que una ciudad es educadora cuando reconozca, ejercite y desarrolle adems de sus funciones tradicionales (econmica, social, poltica y de prestacin de servicios) una funcin educadora. Cuando asuma las intencionalidades y responsabilidad cuyo objeto sea la formacin, promocin y desarrollo de todos sus habitantes. La ciudad ser educadora si ofrece con generosidad todo su potencial, si se deja aprehender por todos sus habitantes y les ensea a hacerlo. Moncada, Ramn. La Ciudad Educadora, un Concepto y una Propuesta (Pg. 10-11).25 26

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recrear el dilogo pblico, posibilitar los encuentros cara a cara, fomentar la cooperacin, la solidaridad, partiendo del reconocimiento de la diversidad de sus gentes y la dignificacin del ser humano como tal, no importando sus diferencias tnicas, de clase, de estilo de vida, de gnero, de preferencia sexual, de edad, de creencias, de origen nacional, y otras ms. La preocupacin fundamental que reside en la propuesta de la ciudad como una instancia educadora, es la de fortalecer los vnculos comunitarios que permitan una convivencia pacfica, motivadoramente creativa, afectiva y comprometida en una tica ciudadana conforme a una moral y unos valores construidos sobre la tolerancia respetuosa hacia diversidad cultural. Ver a la ciudad como recurso pedaggico y de educacin es recuperar los espacios informales como espacios de socializacin. El tiempo libre a travs de diversas actividades ldicas, recreativas puede ser la continuidad de la educacin formal en las aulas27. Lo que debe unir estos dos tipos de espacio es la intencin de formar en cultura para la ciudad, en la ciudad y a travs de la ciudad. El problema para la ciudad educadora est en formar ciudadanos para la ciudad a travs de las vivencias de las personas en su vida cotidiana, lo que implica vincular el espacio pblico, las sociabilidades de la calle, su memoria histrica, sus monumentos, todo su patrimonio cultural, sus calidades de gente, sus sensibilidades estticas, su gobierno e instituciones, su paisaje y la simbologa que la objetiva y la identifica. La educacin en cultura ciudadana allana el camino para que algunos fenmenos de desintegracin social de sus habitantes se conviertan en una fuente potencializadora de esfuerzo comn multiplicado, sinrgico, en provecho de sus propios habitantes28. Una educacin en cultura ciudadana permite construir ciudad y formar ciudadanos para la ciudad, competentes a su vez para ser ciudadanos del pas y del mundo. La ciudad es pues problematizada, a partir del enfoque de ciudad educadora, desde falencias en formacin en conocimientos, habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas29 respecto a la ciudad. 1.2.2 Ciudad, cultura y sociedad en la preocupacin de varias ciudades del mundo

La relacin entre ciudad, cultura y sociedad est en la preocupacin de muchas ciudades del mundo que ven en la cultura una posibilidad de integracin social (sociedad), que le de cohesin a la experiencia de vivir y compartir un espacio comn (ciudad), en un contexto altamente densificado, intercomunicado y diferenciado, que lleva a lo que Alberto Melucci denomina exceso cultural (incertidumbre)30.El Ministerio de Educacin Nacional de Colombia se ha vinculado a la campaa de Educacin Ciudadana y aunque no est dirigido especficamente a una cultura para la ciudad, si la engloba. El Ministerio ha desarrollado un programa para formar en competencias ciudadanas, mediante al cual pretende que los escolares se doten de capacidades (saber y saber hacer), que les permita convivir en comunidad bajo principios de tolerancia, democracia, participacin, pluralismo y compromiso responsable para con la comunidad. las competencias ciudadanas representan las habilidades y los conocimientos necesarios para construir convivencia, participar democrticamente y valorar el pluralismo (Ministerio de Educac