Lindsey Davis - Ver Delfos y Morir

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VER DELFOS Y MORIR17 de Falco

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Para Elys, que intent ensearme latn y volvi a intentarlo animosamente con el griego, pero que, ante todo, me inici en la arqueologa.

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ndiceArgumento.....................................................7 Dramatis Personae ........................................8 PRIMERA PARTE.............................................10 Captulo 1.....................................................13 Captulo 2.....................................................17 Captulo 3.....................................................26 Captulo 4.....................................................32 Captulo 5.....................................................38 SEGUNDA PARTE............................................44 Captulo 6.....................................................45 Captulo 7.....................................................50 Captulo 8.....................................................52 Captulo 9.....................................................58 Captulo 10...................................................60 Captulo 11...................................................66 Captulo 12...................................................72 Captulo 13...................................................77 Captulo 14...................................................83 Captulo 15...................................................89 Captulo 16...................................................93 Captulo 17...................................................96 Captulo 18.................................................100 Captulo 19.................................................106 TERCERA PARTE..........................................113 Captulo 20.................................................114 Captulo 21.................................................122 Captulo 22.................................................127 Captulo 23.................................................131 Captulo 24.................................................137 Captulo 25.................................................140 Captulo 26.................................................145 Captulo 27.................................................149 Captulo 28.................................................152 Captulo 29.................................................159

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Captulo 30.................................................161 Captulo 31.................................................165 Captulo 32.................................................172 Captulo 33.................................................175 Captulo 34.................................................182 Captulo 35.................................................185 Captulo 36.................................................191 Captulo 37.................................................197 Captulo 38.................................................202 CUARTA PARTE.............................................207 Captulo 39.................................................208 Captulo 40.................................................213 Captulo 41.................................................220 Captulo 42.................................................225 Captulo 43.................................................230 Captulo 44.................................................235 Captulo 45.................................................237 Captulo 46.................................................241 Captulo 47.................................................246 Captulo 48.................................................249 Captulo 49.................................................253 Captulo 50.................................................258 Captulo 51.................................................262 Captulo 52.................................................268 QUINTA PARTE.............................................275 Captulo 53.................................................276 Captulo 54.................................................277 Captulo 55.................................................282 Captulo 56.................................................286 Captulo 57.................................................292 Captulo 58.................................................298 Captulo 59.................................................300 Captulo 60.................................................304 Captulo 61.................................................311 Captulo 62.................................................318 Captulo 63.................................................323

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ARGUMENTO

La accin de la ltima entrega de las aventuras de Marco Didio Falco nos traslada a Grecia, adonde ha ido en viaje de estudios el cuado de Marco, Aulo. En apariencia se tratara de un viaje en familia para controlar un poco al joven, pero, como es natural, no tarda en verse envuelto en una serie de enigmticos asesinatos de mujeres que las compaas que organizan viajes se han cuidado mucho de no difundir. En esta ocasin el objetivo de sus ironas son los viajes organizados y la catadura moral de las agencias de viajes. En este aspecto se trata sin duda de una de las novelas ms divertidas de la serie.

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Dramatis Personae

En Roma: Julia Justa. D. Camilo Vero Cesio Secundo Marcela Cesia Tulia Longina Claudio Laeta Polistrato una madre, con preocupaciones el senador, que deja que se las arregle sola un padre que busca respuestas una hija en busca de emociones (fallecida) una suegra en busca de una vida tranquila (frustrada) un funcionario imperial que busca un ascenso un agente de viajes que busca ilusos

En la Ruta de las Sendas y los Templos con Viajes Las Siete Maravillas: Ventidia La familia Sartorio una novia dichosa (fallecida) padre, madre abnegada, dos hijos encantadores

Cleonimo y Cleonima una gente adinerada en busca de aventuras Amaranto y Minucia un hombre amante de los deportes y su melanclica mujer Indo Volcasio Helvia Turciano Opimo Viajando por su cuenta: M. Didio Falco Helena Justina Albia Glauco hijo un informante su esposa, compaera, ayudante y gua turstico una britana que aspira a la cultura romana hijo de Glauco, un aspirante a atleta que intenta evitar que lo encuentren un viudo sin escrpulos en busca de fondos una viuda con recursos que busca compaa no le queda mucho en este mundo

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Lindsey DavisCayo y Cornelio buscan problemas Nux En Olimpia: Barzanes Milo de Dodoma Lquesis Megiste Mirn Un encargado de la palestra un matn un cicerone interesante

Ver Delfos y Morirsobrinos de Falco que, por lo general, se la perra de Falco, que siempre suele estar en medio

un forzudo con una misin un sacerdote entrometido una habitante de la ciudad muy bien organizada un flautista

En Corinto: El gobernador Aquilio Macer Fineo Filomela En Delfos: Tulio Estaciano Lampn En Atenas: A. Camilo Eliano Minas de Karystos un alumno entregado le ensea a Aulo todo lo que sabe un novio afligido en busca de la verdad un msico que sabe demasiado est fuera, de servicio (nunca est en Corinto) un cuestor que est aprendiendo el oficio un gua turstico excelente de verdad un ruiseor (o golondrina) amante de la cultura

Viajando por alguna otra parte: Marcela Nevia ta y compaera de viaje de Cesia

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PRIMERA PARTEROMA

Decidi viajar por Grecia para comprobar si las habladuras sobre sus maravillas eran exageradas. Atraves Tesalia hasta Delfos, el famoso orculo. Luego fue al templo de Zeus Trofonio y vio la entrada de la cueva por la que entran aquellos que consultan el orculo. Sigui hasta Atenas, famosa tambin por su vetusta antigedad, aunque con muchas cosas que ver. Luego hasta Corinto. En aquel entonces la ciudad era esplndida, y vio la acrpolis, situada en una cima inmensa, rodeada de murallas y de la que manaban esplndidos manantiales. Despus fue a Epidauro, clebre por el esplndido templo en honor a Asclepio. Luego se dirigi a Olimpia. All vio muchos lugares de inters, pero lo que le emocion profundamente fue la estatua de Zeus: tuvo la sensacin de que contemplaba al dios en persona. Livio, sobre Emilio Paulo disfrutando de un esparcimiento en el ao 167 a. C.

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NOTA: Dada la dificultad para reproducirlos a pequea escala, no se proporcionan los planos de los emplazamientos. Los de las antiguas Olimpia, Delfos y Atenas se pueden obtener sin problemas en guas y pginas web si a los lectores les pareciera que stos les haran disfrutar ms de la historia.

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Otoo del ao 76 d. C ROMA Y ACAYA Tres aos despus de los CCXIII Juegos Olmpicos; un ao antes de los CCXIV (Nota: esta numeracin asume que los Juegos Neronianos del 67 a. C. se omiten tras ser declarados ilegtimos)

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Captulo 1

Soy un informante privado, un hombre sencillo. Aquel dramtico ruego me dej atnito. Mi suegra, siempre perfumada y vestida de seda, rara vez necesitaba nada de m. De pronto, la noble Julia Justa pareca una de mis clientes. Lo nico que yo quera aquella noche era una cena mejor de la que poda esperar en mi casa, ya que, una vez ms, haba cometido un grave error en la eleccin de un cocinero en el mercado de esclavos. Aquella noche, Julia Justa ya se haba divertido dando un repaso a mi psimo historial en cuanto a la adquisicin de esclavos domsticos. A cambio de la cena, tuve que aguantar comentarios mordaces sobre nuestros defectos como pareja. Mi suegro y yo ocultamos nuestras sonrisas burlonas con la mano hasta que las dos mujeres, mi mujer, Helena, y mi suegra se volvieron contra nosotros, tras lo cual los esclavos trajeron el postre y todos nos abalanzamos sobre los higos y los membrillos. La vida familiar. En ese aspecto ya saba a qu atenerme. Era mejor que en los viejos tiempos, cuando trabajaba solo en un cuchitril de dos habitaciones donde hasta el lagarto me miraba con desdn. All, las mujeres que me haban buscado estaban a dos rangos y muchos grados de educacin por debajo de mi suegra. Sus peticiones eran deprimentes y necesitaban ayuda por motivos repugnantes. Lo que ofrecan a cambio iba mucho ms all del renuente agradecimiento que me esperaba en este caso, aunque rara vez haba dinero de por medio. Estoy a tu disposicin, por supuesto, querida Julia. El senador sonri. No ests demasiado ocupado en estos momentos? La cosa est sorprendentemente tranquila le dije. Estoy a la espera de la habitual racha de divorcios cuando las parejas regresen a Roma despus de las vacaciones. Qu cnico eres, Marco! Qu ocurre, madre? Helena estudi con recelo una fuente con fruta; buscaba una pieza para drsela a nuestra hija mayor. Favonia, nuestra hija menor, se contentaba con pasarse media hora chupando una sola uva, pero la pequea Julia, si la dejabas, daba un bocado a todos los melocotones y peras y despus los devolva a la fuente aprovechando el menor descuido.

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Todo! plante Julia Justa con aire refinado, aunque varias hileras de colgantes de cuentas de oro se agitaron entre los fragantes pliegues de seda color verde salvia de su pecho. El senador, sentado junto a ella en el divn, se apart un poco, temeroso de que lo magullara con un enojado codo. Entonces Helena le lanz una breve mirada de reproche a su padre, como si pensara que estaba causando problemas. Yo disfrut observando la interaccin. Al igual que la mayora de familias, los Camilos haban establecido mitos sobre s mismos: que el senador estaba constantemente acosado y que a su esposa no se le permita ninguna influencia en casa, por ejemplo. La leyenda de que sus tres hijos constituan una constante tribulacin tena mucho de cierta, aunque tanto Helena como su hermano menor, Justino, haban sentado cabeza y tenan pareja e hijos. A pesar de todo, yo no inspiraba mucha confianza como marido. Era el hijo mayor, el favorito de Julia Justa, quien le haba causado su actual preocupacin. Estoy deshecha, Marco! Crea que por fin Aulo estaba haciendo algo sensato. A sus veintisiete aos, Aulo Camilo Eliano segua siendo un alegre soltero que haba perdido todo inters en formar parte del Senado. Era irresponsable y descastado. Gastaba demasiado, beba, sala hasta altas horas y probablemente era un mujeriego, aunque esto ltimo haba conseguido mantenerlo en secreto. Lo peor de todo era que a veces trabajaba para m. Para el hijo de un senador, ser informante era un oficio duro; si ya era duro para m, por el Hades, que haba nacido en los barrios bajos. Los Camilos luchaban por conseguir una mejor posicin social; cualquier escndalo, por pequeo que fuera, acabara con ellos. l accedi a ir a Atenas! exclam su madre, airada, mientras los dems escuchbamos. Haba sido l quien, para sorpresa de todos, eligi libremente asistir a la universidad: la nica esperanza de que aquello funcionara. Era una solucin. Lo mandamos all para que pudiera estudiar, para que desarrollara su mente, para que madurara. No puede ser que ya hayas tenido noticias suyas! Slo haban pasado unas pocas semanas desde que nos despedimos de Aulo, mientras embarcaba en una nave que se diriga a Grecia. Eso fue en agosto. Su madre se haba inquietado al pensar que pasaran meses antes de que se molestara en escribir a casa; su padre haba bromeado asegurando que, en cuanto las cartas de crdito se agotaran, Aulo garabateara el tradicional ruego He llegado sin ningn percance. Enviad ms dinero inmediatamente!. El senador le haba advertido de que no habra ms dinero; sin embargo, Aulo saba que era el nio mimado de su madre. Escribira a Julia y ella ya se ocupara de convencer a Dcimo.

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Ahora acabbamos de enterarnos de que Aulo haba permitido que lo apartaran de su camino y se lo haba confesado a su mam, cosa extraa para un tipo inteligente. El maldito barco se detuvo en Olimpia, Marco. No me importa que Aulo visite el santuario de Zeus, claro, pero lo que se trae entre manos es algo completamente distinto. Ah, entonces cul es la gran atraccin? Aparte del sol, el deporte y de eludir el estudio serio? No te burles de m, Marco. Intent recordar si aquel ao se haban celebrado los Juegos Olmpicos o no. Nern haba alterado de forma memorable el calendario de su celebracin, de siglos de antigedad, para que as el emperador loco pudiera competir en los eventos durante su viaje por Grecia. Inolvidable y vergonzoso, una sucesin de despropsitos: fingir ser un heraldo, dar aburridos recitales y esperar ganarlo todo, tanto si se le daba bien como si no. Tena la impresin de que ahora la fecha haba vuelto a cambiarse. Segn mis clculos, los siguientes Juegos tendran lugar el prximo mes de agosto. Reljate, Julia. Aulo no puede estar perdiendo el tiempo como espectador. Julia Justa se estremeci. No, no se trata de eso, es peor. Al parecer conoci a un grupo de personas y a una de ellas la asesinaron de forma horrible. Vaya! logr que mi voz mantuviera un tono neutral, si bien Helena, que estaba limpiando el zumo de la tnica blanca de Favonia, levant las cejas y me mir. Bueno, Marco dijo Julia Justa en un tono lleno de reproche, como si aquello fuera claramente culpa ma. T le enseaste a emocionarse ante este tipo de situaciones. Yo intent poner cara de inocente. Aulo desconfa porque es bien sabido que otra joven romana desapareci en los ltimos Juegos Olmpicos. Y a ella tambin la encontraron muerta al final. Est intentando Aulo ayudar a esa gente? No le corresponde a l involucrarse. Fue en ese momento cuando entend lo que se me peda. Mi tarea era hacerme cargo y conducir de nuevo a Aulo a la universidad. La noble Julia tena tantas ganas de tenerlo con la nariz metida en un rollo legal que estaba dispuesta a vender sus joyas. Te pagar el pasaje a Grecia, Marco. Pero tienes que acceder a ir y aclarar todo esto!

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Captulo 2

Si ya es bastante malo recibir rdenes de un subordinado, seguir una pista de mierda que ste slo se ha molestado en transmitir a travs de su madre deba de ser el colmo de la asquerosidad. Aun as, ped que me dejara leer la carta. Ms tarde, de vuelta a la seguridad de nuestra casa, Helena Justina me dio un codazo en las costillas. Admtelo. Ests fascinado. Tengo una ligera curiosidad. Por qu alert a mam mi ridculo hermano? Es demasiado perezoso para escribirnos por separado. Quiere saber qu puede explicarnos el padre, el padre de la primera chica muerta. Has odo hablar de ello? Vagamente. Es el caso Cesio. Entonces, vas a ir a ver al padre? Puedo ir yo tambin? No. Helena, por supuesto, acab viniendo conmigo. *** Sabamos de antemano que la entrevista iba a ser delicada. La situacin era la siguiente: en los Juegos Olmpicos de haca tres aos, una joven que viajaba con un grupo de turistas romanos desapareci. Su consternado padre intent investigar; de hecho, haba estado hacindolo sin parar. Demasiado tiempo dando la lata sobre el tema, en opinin del despiadado pblico romano. Fue hasta all y busc obstinadamente hasta que encontr los restos de la chica. Trat de averiguar las circunstancias de su muerte y no tard en empezar a afirmar pblicamente que su nia haba sido asesinada. Desde entonces, haba estado luchando para obtener respuestas. El hecho de que el cadver de la chica fuera encontrado molest a las autoridades; para empezar, no haban investigado adecuadamente, de

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modo que se resistieron a volver a abrir la investigacin. A Cesio no le supuso ningn alivio saber que su hija estaba muerta. Al final se qued sin tiempo, sin dinero y sin energa; se vio obligado a volver a casa con el caso sin resolver. Segua obsesionado y logr despertar cierto inters entre los chismosos del foro, y fue por ese motivo que yo o hablar de l. La mayora de la gente lo rechaz considerando que era un hombre enloquecido de dolor, una vergenza. A m me haba inspirado un poco de lstima. Saba cmo reaccionara yo si alguna vez desapareca una de mis nias. Fuimos temprano a su casa. Era una clida y despejada maana romana que avanzaba hacia un medioda muy caluroso. Los trazos de bruma que se alzaban por encima de la colina del Capitolio, cuando la rodeamos para entrar en el Foro, pronto se convertiran en un flagrante resplandor, demasiado brillante para alzar la vista hacia el nuevo templo de Jpiter con su tejado dorado e hiriente mrmol blanco. Sobre el extremo ms alejado del foro, se cerna una nube de polvo proveniente del emplazamiento del Anfiteatro Flavio, que ya no era tan slo el agujero ms grande del mundo, y sus muros se alzaban lentamente para formar una fabulosa elipse de travertino. A aquella hora del da, era la zona donde la actividad era ms frentica. En el resto de la ciudad haba menos aglomeraciones de lo habitual. Todo aquel que poda permitrselo haba abandonado ya sus casas. Senadores aburridos y ex esclavos vanidosos con negocios multimillonarios se haban ido a pasar un par de meses a la costa, a la montaa o a los lagos, y no volveran hasta que los tribunales y las escuelas volvieran a abrir sus puertas cuando el mes de septiembre estuviera ms avanzado. Incluso entonces, las personas sensatas encontraran excusas para retrasar su regreso. Nos mantuvimos a la sombra mientras cruzbamos hacia el extremo norte, de camino al sector de la Va Lata. *** Haba escrito una carta de presentacin y, como respuesta, recib una breve nota diciendo que poda hacer una visita. Supuse que Cesio me considerara un morboso o un sinvergenza. Poda soportarlo. Ya tena suficiente prctica. Cesio Secundo era viudo desde haca mucho tiempo; la hija desaparecida era su nica descendencia. Viva en una triste casa urbana a poca distancia de la Va Lata, un poco antes de que sta entre en la Va Flaminia. Un cuchillero tena alquilado parte de su planta baja como taller y tienda. La parte en la que viva Cesio tena todo el aspecto de estar medio vaca; no nos abri un portero, sino un esclavo para todo que llevaba puesto un delantal de cocina y que nos acompa a un saln antes de regresar con su olla de caldo. A pesar de mi temor a ser rechazados, Cesio nos recibi enseguida. Era un hombre alto que, en otro tiempo, deba de haber sido muy corpulento; ahora su tnica blanca colgaba con holgura de un cuello nervudo y unos

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hombros enjutos. El hombre haba perdido peso y todava no se haba dado cuenta de que necesitaba ropa nueva. Para l, el tiempo se haba detenido el da en que supo que su hija haba desaparecido. Tal vez ahora que estaba de nuevo en Roma, en su propia casa, alguien le recordara las horas de las comidas y dems rutinas habituales. Intu, sin embargo, que lo ms probable era que se resistiera a que cuidaran de l. S por qu habis venido. A pesar de parecer extenuado, fue directo y entr en materia sin dilacin. Soy Didio Falco. Permteme que te presente a mi esposa, Helena Justina. Majestuosa y agradable, ella me proporcionaba respetabilidad. Con el magnfico porte y las elegantes vestiduras de una matrona distinguida, Helena siempre distraa la atencin de mis bruscos modales. Logr disimular el hecho de que a m su presencia me distraa fsicamente. Queris hablar de mi hija, pero primero dejad que os la muestre. Nos quedamos atnitos, pero Cesio se limit a acompaarnos hasta un fresco interior situado junto a un pequeo patio. Sobre un pedestal corintio, haba una estatua de medio cuerpo de una joven: mrmol blanco de buena calidad; un busto con la modelo vuelta ligeramente hacia un lado y mirando hacia abajo con recato. A su rostro se le haba impreso suficiente carcter como para que pareciera lleno de vida, aunque el aspecto reciente de la obra sugera que el encargo haba sido realizado post mortem. Esto es lo nico que tengo ahora. Se llamaba Marcela Cesia, no? pregunt Helena al tiempo que estudiaba la estatua con aire meditabundo. S. Hubiera cumplido veintin aos. El padre se qued mirando fijamente el busto, incluso pareci olvidarse de nuestra presencia. Haba una silla al lado. Probablemente se pasaba muchas horas all, rumiando. Durante el resto de su existencia, el tiempo iba a medirse en funcin de la edad que hubiera tenido su hija perdida de seguir con vida. Nos condujo de nuevo a la primera estancia, escasamente amueblada. Cesio insisti en que Helena se sentara en una silla de mimbre que tena su propio taburete, y que tal vez hubiese pertenecido a su mujer. Ella se arregl las faldas y me mir. Saqu una tablilla de notas y me prepar para iniciar el interrogatorio, aunque Helena y yo lo compartiramos: uno de nosotros hablara mientras el otro observaba. Os lo advierto! espet Cesio. He sido vctima de muchos farsantes que me hicieron grandes promesas y luego no hicieron nada. Con un tono sosegado, le dije: Cesio, la cuestin es la siguiente: soy un informante, y generalmente trabajo en Roma. He aceptado misiones en el extranjero, pero slo para el emperador.

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Era probable que la mencin de Vespasiano lo impresionara, a menos que hubiera apoyado a los oponentes de Vespasiano en la lucha imperial, o a menos que fuera un republicano acrrimo. El hombre no tena tiempo para la poltica. No puedo pagarte, Falco. No te he pedido dinero. Bueno, al menos de momento, pens para mis adentros. S que tienes una historia interesante. En qu puede beneficiarte mi historia? Tienes un encargo? Eso era difcil. Si haba problemas en una provincia extranjera, tal vez Vespasiano accediera a mandarme all, aunque no le haran mucha gracia los gastos. La muerte de aquella chica era un asunto privado, a menos que Cesio fuera un viejo amigo del emperador que pudiera solicitar favores; si pudiera ya lo habra hecho, y no se habra agotado durante tres infructuosos aos en un esfuerzo en solitario. No ofrezco nada y tampoco prometo nada. Cesio, un colega me pidi que comprobara los hechos. Puede que tu historia ayude a otras personas. Cesio se me qued mirando fijamente. As pues, partiendo de esta base, si quieres decirme lo que le ocurri a tu hija, hazlo, por favor. l hizo un leve gesto con la mano: apaciguamiento. He sido acosado por multitud de monstruos con falsas ofertas de ayuda. Ahora no confo en nadie. T tienes que decidir si soy distinto, aunque no hay duda de que los estafadores tambin te dijeron lo mismo. Agradezco tu franqueza. A pesar de su afirmacin de no confiar en nadie, Cesio segua abierto a la esperanza. Permiti que lo convenciramos, aunque le result doloroso. Tom aire. No haba duda de que ya haba contado la historia muchas veces: Mi pobre esposa muri hace veinte aos. De nuestros hijos, Cesia fue la nica que sobrevivi a la infancia. Mi experiencia profesional se centra en el campo de la importacin textil; vivamos holgadamente, Cesia recibi educacin y, en mi opinin, que por supuesto no es imparcial, se convirti en una muchacha dulce, talentosa y respetable. Es lo que parece en el logrado busto que hemos visto. Tras mi rudo comienzo, Helena estaba haciendo de compaera comprensiva. Gracias. Mir a Helena, dudando de que su intencin fueran los simples halagos de rutina. Tenamos hijas. Las queramos, pero no nos hacamos ilusiones. No dir que las considerara unas pendencieras, pero estaba preparado para futuras confrontaciones.

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Por qu estaba vuestra hija en Grecia? pregunt Helena. El padre se ruboriz un poco, pero nos contest con franqueza. Haba habido problemas con relacin a un joven. No os pareca bien? Era el motivo lgico para que un padre mencionara la palabra problemas. No, pero de todas formas no lleg a nada. Entonces, la ta de Cesia, Marcela Nevia, decidi viajar y se ofreci a llevarse a su sobrina. Pareca un regalo de los dioses. Acced de buena gana. Y vuestra hija? Helena haba sido una joven llena de vida; lo primero que pens fue que tal vez hubiera costado mandar a Cesia al extranjero. Estaba entusiasmada. Cesia posea una mente abierta e inquieta; no le daba ningn miedo viajar; estaba encantada de que se le hubiera ofrecido acceso a la cultura y al arte griegos. Yo siempre la haba animado a que visitara bibliotecas y museos. Una mirada de los magnficos ojos castaos de Helena me dijo que saba que yo estaba pensando que la joven estara ms encantada con los muleros griegos, todo msculos y pillera, como los dioses clsicos. Volva a tocarme a m: Cmo se organiz el viaje? Mi tono fue adusto. Ya saba la respuesta: era nuestra conexin con la mujer asesinada ms recientemente. La ta de Cesia viaj con un grupo; haba contratado a unos especialistas en viajes organizados. Era una moda pasajera de nuestra poca. Tenamos carreteras seguras, libre derecho de trnsito por los mares, una moneda comn para todo el Imperio y enormes extensiones de fascinante territorio conquistado. Inevitablemente, nuestros ciudadanos empezaron a viajar por placer. Todos los romanos todos los que podan permitrselo crean en una vida ociosa. Algunos haraganes ricos se pasaban cinco aos fuera de Italia cada vez que partan. Al haber personas hambrientas de cultura que se amontonaban en los lugares ms antiguos del mundo cargados con sus guas, anales de historia, listas de la compra e itinerarios, el negocio de los viajes haba evolucionado para sacar tajada. Haba odo que los viajes de placer eran srdidos. De todas formas, la gente hablaba mal de todos los negocios que prosperaban. Segn me han dicho, el pblico desprecia incluso a los informantes. *** Todo empez muy bien admiti Cesio. Prepar el viaje una agencia llamada Viajes Las Siete Maravillas. Hicieron hincapi en que sera ms barato, ms seguro y mucho ms conveniente si se iba en grupo.

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Sin embargo, no fue ms seguro para Cesia. Y qu ocurri? quise saber. El padre volvi a respirar con calma. Lo que me dijeron recalc fue que desapareci cuando estaban en Olimpia. Tras una bsqueda exhaustiva, al menos as es como la describieron, el resto del grupo continu su camino. Su tono era fro. Tal vez os parezca sorprendente, pues as me lo pareci a m. Quin te inform? Un miembro del personal de Las Siete Maravillas vino a mi casa. Su nombre? Polistrato. Lo anot. Fue comprensivo, y explic una buena historia; dijo que Cesia haba abandonado el grupo de repente sin que nadie supiera por qu. Yo estaba demasiado afectado para interrogarlo detenidamente; en cualquier caso, no era ms que un mensajero. Pareca estar diciendo que Cesia les haba causado molestias con un comportamiento veleidoso. Por lo visto, los dems viajeros se despertaron por la maana, dispuestos a prepararse para embarcar hacia su prximo destino, y no la encontraron. El tono de Cesio se llen de indignacin. Fue casi como si Viajes Las Siete Maravillas estuvieran reclamando una compensacin econmica por el retraso! Ahora se han ablandado? Sin duda, dado que est muerta. Ahora tienen miedo de que seas t el que los demande a ellos! Cesio puso cara de perplejidad. No haba pensado en ello. Su nica motivacin era descubrir la verdad para que lo ayudara en su dolor. El encargado del viaje organizado era un hombre llamado Fineo. Tard un poco en descubrir que Fineo haba abandonado el grupo cuando Cesia desapareci, Falco; regres enseguida a Roma. Su comportamiento me result muy sospechoso. Ahora empezbamos con sus teoras cargadas de furia. Deja que sea yo quien identifique a los sospechosos, por favor le suger. La ta de la muchacha proporcion alguna informacin? Se qued en Olimpia hasta que pareci que no se poda hacer nada ms. Entonces abandon el viaje y regres a casa. Cuando al final descubr la suerte que haba corrido mi hija, Marcela Nevia se desmoron. Puedes ponernos en contacto con esa dama? Por desgracia no. Vuelve a estar fuera. Enarqu las cejas de golpe. Le gusta viajar. Creo que se ha ido a Alejandra. Bueno, se es el problema con las vacaciones; cada vez que te tomas unas necesitas otras para recuperarte. De todos modos, haban pasado tres aos desde la muerte de su sobrina, y Marcela Nevia tena derecho a

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continuar con su vida. La gente debera haberle dicho a Cesio que le ira bien hacer lo mismo; estaba un poco irritable. Mientras yo anotaba los movimientos de la ta, Helena me relev. Bueno, Cesio. Estabais tan descontentos con la versin oficial de los hechos que decidisteis viajar hasta Olimpia para hacer tus propias indagaciones, no? Al principio perd mucho tiempo. Supuse que las autoridades lo investigaran como es debido y me diran algo. No te llegaron noticias? Silencio. De manera que ya haba pasado casi un ao cuando fui all por m mismo. Le deba a mi nia descubrir lo que le haba ocurrido. Por supuesto. Sobre todo si nadie supo decirte qu sucedi. No tengo ninguna duda sobre lo que sucedi! espet Cesio. Alguien la mat! Y luego alguien, el asesino, los organizadores del viaje, algn otro miembro del grupo o la gente del lugar, encubrieron el crimen. Todos esperaban olvidarse del incidente. Pero nunca dejar que lo olviden! Fuiste a Grecia intervine, calmndole. Pasaste mucho tiempo arengando a las autoridades en Olimpia. Al final, t mismo descubriste unos restos humanos en las afueras de la ciudad con pruebas que confirmaron que se trataba de tu hija, no es cierto? Las joyas que llevaba a diario. Dnde estaba el cuerpo? En una colina. En el monte Cronos, que tiene vistas al santuario de Zeus. En aquellos momentos Cesio se esforzaba por parecer razonable, de modo que pudiramos creer su versin. Los habitantes del lugar afirmaron que deba de haberse alejado paseando, quizs en un antojo romntico para contemplar la puesta de sol, o el amanecer, o para escuchar a los dioses por la noche. Los ms ofensivos dijeron que iba a reunirse con un amante. T no lo crees. No juzgu su confianza en su hija. Otras personas nos proporcionaran una opinin imparcial de Cesia. sta es una pregunta muy difcil, pero, pudisteis deducir algo al examinar el cuerpo de vuestra hija? inquiri Helena con delicadeza. No. Aguardamos. El padre permaneci en silencio. La encontrasteis en una ladera del monte Cronos. Mantuve un tono neutral No haba ninguna seal de cmo muri? Cesio se oblig a revivir su nefasto hallazgo.

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Llevaba all un ao cuando la encontr. Busqu seales de lucha. Quera saber lo que le haba pasado, no lo olvidis. Pero lo nico que encontr fueron huesos, algunos de ellos esparcidos por los animales. Si la haban herido ya no poda saber cmo. se era el problema dijo con furia . Fue por eso por lo que las autoridades pudieron mantener que Cesia haba fallecido de muerte natural. Ropa? pregunt. Pareca que iba vestida. Su padre me mir fijamente, buscando la tranquilidad de que no se tratara de un crimen sexual. Las pruebas de segunda mano eran insuficientes para tomar esa direccin. Entonces Helena pregunt en voz baja: Le ofrecisteis unas honras fnebres? La voz del padre son entrecortada. Quera mandarla con los dioses, pero primero deba encontrar respuestas. Recog sus restos con la intencin de celebrar una ceremonia all mismo, en Olimpia. Luego cambi de opinin. Mand hacer un fretro de plomo y la traje a casa. Vaya. Helena no se esperaba esa respuesta. Y dnde est ahora su... cuerpo? Est aqu respondi Cesio con total naturalidad. Helena y yo miramos por el saln de forma involuntaria. Cesio no nos lo aclar; en algn otro lugar de su casa deba de estar el atad con las reliquias de haca tres aos. Un fro macabro se instal en aquel saln hasta entonces meramente domstico. Est aguardando la oportunidad de decirle a alguien algo de importancia. A m. Dioses! se iba a ser mi papel. *** Bueno. Con un escalofro recorriendo mi espalda, segu indagando en el resto de la historia. Ni siquiera tu triste hallazgo en la colina pudo persuadir a las autoridades de que se tomaran el asunto en serio. Entonces acosaste al personal del gobernador en la capital, en Corinto, y ellos contestaron con evasivas como verdaderos diplomticos. Incluso localizaste al grupo de viajeros y exigiste respuestas. Al final, te quedaste sin recursos y te viste obligado a volver a casa, es as? Me habra quedado all. Pero haba molestado al gobernador con mis ruegos constantes. Ahora Cesio pareca avergonzado. Me ordenaron que abandonara Grecia.

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Qu bien! le dirig una sonrisa irnica. Me encanta que me inviten a participar en una investigacin en la que la administracin ha puesto a mi cliente en la lista negra! Tienes un cliente? me pregunt Helena, aunque su mirada me dijo que haba adivinado mi respuesta. Ahora mismo no respond sin pestaear. Para qu habis venido exactamente? pregunt Cesio con recelo. Una posible novedad. Hace poco ha muerto otra joven en circunstancias parecidas en Olimpia. A mi ayudante, Camilo Eliano, le pidieron que hiciera averiguaciones. Eso era exagerar. l slo se haba entrometido. Te estoy interrogando porque puede que el destino de tu hija est relacionado con esta nueva muerte; quiero llevar a cabo una nueva investigacin neutral. En Grecia hice todas las preguntas adecuadas! Obsesionado con su difcil situacin, Cesio pona de manifiesto lo desesperado que estaba. Apenas se haba dado cuenta de lo que le haba dicho sobre la ltima muerte. Slo quera creer que lo haba hecho todo por su hija. Crees que si las preguntas las formula otra persona podra haber respuestas distintas? En realidad, lo que yo crea era que a esas alturas cualquiera que fuera sospechoso habra preparado su coartada a conciencia. Los dados estaban estrepitosamente cargados en mi contra. Se trataba de un caso abierto en el que aquel padre pertinaz podra estar totalmente equivocado con sus descabelladas teoras. Incluso si de verdad haban tenido lugar unos crmenes, los primeros autores haban dispuesto de tres aos para destruir cualquier prueba y los segundos saban todas las preguntas que hara. Era un caso perdido. Igual que casi toda la porquera de investigaciones que sola aceptar. Cesio estaba asimilando, con retraso, el hecho de que haban asesinado a otra chica y que otra familia estaba sufriendo. Es preciso que vea a su familia? No lo hagas, por favor! le ped encarecidamente. Deja que yo me encargue de esto, te lo ruego. Vi que no me hara ni caso. Cesio Secundo estaba enardecido por la esperanza de que un nuevo asesinato, si era eso lo que haba ocurrido realmente, proporcionara ms pistas, ms errores o ms historias confusas y tal vez una nueva oportunidad.

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Captulo 3

El fretro de Marcela Cesia se hallaba en una oscura habitacin lateral. La tapa fue abierta con mucho esfuerzo con una palanca. Estaba claro que el hosco esclavo que forz los extremos del ondulado plomo para separarlos me consideraba otro farsante cruel que se aprovechaba de su amo. No esperis que haga hincapi en el contenido. El cuerpo de aquella joven haba permanecido doce meses deshacindose y tostndose al sol en la ladera de la montaa, y los animales haban tenido acceso a ella. Haba un montn de huesos sueltos y algo de ropa hecha trizas. No deba de haber resultado nada fcil recoger los restos. En el nterin, el fretro haba realizado un viaje por mar. Si alguna vez habis visto un cadver en esas condiciones, ya sabis con qu me encontr. Si nunca lo habis visto, dad gracias por ello. Cmo estaba tumbado el cuerpo, Cesio? Sabras decirlo? No lo s. Pens que la haban dejado boca arriba. Pero slo fue la sensacin que me dio. Todo estaba muy desparramado. Alguna seal de que la hubieran enterrado? Viste una tumba poco profunda? No. Soport la experiencia bajo la mirada furibunda de Cesio Secundo y camin en torno al fretro para observarlo desde todos los ngulos. No vi nada que resultara de utilidad. Me tom un tiempo, por decencia, y luego mene la cabeza. Trat de mostrarme reverente; probablemente no lo consegu. Despus dej a Cesio con los brazos alzados en una plegaria mientras el esclavo de labios fruncidos volva a sellar los restos de su hija lo mejor que pudo, dando martillazos sobre la tapa de plomo del atad. La visin de aquellos restos no me dej indiferente, y sal de casa de Cesio Secundo totalmente irritado.

***

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Con aquel talante enojado abord el nuevo caso, la segunda joven romana muerta en Olimpia. Me puse a investigarla en Roma. Aulo haba anotado unos cuantos datos. Aquella vctima se llamaba Valeria Ventidia. A los diecinueve aos, se haba casado con Tulio Estaciano, un joven decente de una familia adinerada, el segundo hijo. La familia de los Tulios apoyaba a un hijo mayor para las elecciones al Senado. No haban tenido intencin de hacer nada parecido por Estaciano, de manera que, tal vez por compromiso, sus padres decidieron correr con los gastos de un largo viaje por el extranjero como regalo de bodas. No pude localizar a la familia de Valeria. De momento, no haba cotilleos sobre este caso en el Foro. Slo encontr a los Tulios por el otro hijo, que se presentaba a las elecciones; un empleado de la Curia se dej sobornar a regaadientes y garabate una direccin. Cuando me present all, Cesio Secundo, que haba hecho caso omiso de mi ruego, haba localizado a la familia y se haba encontrado con los padres del novio antes que yo. Eso no result de ninguna ayuda. l se imagin que el dolor le facilitara la entrada y que, si haba algo fuera de lo normal en la muerte de la novia, sus nuevos parientes polticos compartiran su indignacin. Yo podra haberle dicho que una reaccin de ese tipo era poco probable. Llevaba casi dos dcadas siendo informante y saba que la gente da asco. La prdida de un ser querido no mejora la moralidad de nadie. Slo les da ms excusas para cerrar la puerta en las narices de personas con ms tica. Personas como Cesio Secundo. Personas como yo. *** Los Tulios vivan en el Argileto. Esta ajetreada va pblica que iba hacia el norte desde la Curia pasaba por ser una vecindad de primera; sin embargo, tena mala reputacin por disturbios y robos, y los domicilios privados que haba all soportaban la molestia de constantes peleas callejeras y rias en las que no faltaban palabrotas. Eso nos deca que la familia posea excesivos aires de grandeza o dinero antiguo que se estaba agotando. En cualquier caso, intentaban aparentar una importancia que no tenan. La madre del novio se llamaba Tulia, Tulia Longina. Puesto que comparta el gentilicio de su marido, deba de tratarse de un matrimonio entre primos, probablemente por razones econmicas. Accedi a recibirnos, si bien de mala gana. Llamar a la puerta de una casa privada sin previo aviso siempre te haca entrar con mal pie. Yo poda abrirme paso a empujones en la mayora de lugares, pero una matrona romana, madre de tres hijos, espera menos tosquedad, aunque slo sea por tradicin. Si la ofendamos no tardara en venir a desalojarnos un pedazo de esclavo. Mi esposo se est ocupando de unos asuntos. Tulia Longina nos estudi con un ojo ms crtico que el de Cesio. Yo tena un aspecto ligeramente menos sofisticado que el de un gladiador. Al menos Helena,

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vestida de blanco impoluto y con brillante oro en su cuello, pareca inspirar confianza. Una vez ms, la haba llevado conmigo. Estaba de muy mal humor y necesitaba su comedido apoyo. Podemos regresar en un momento ms conveniente Helena, que no lo deca en serio. Nos fijamos en la mirada cautelosa de la mujer. Ser mejor que hablis conmigo. Tulio ya est irritado. Ha venido un hombre llamado Cesio. Tenis algo que ver con l? Chasqueamos la lengua en seal de desaprobacin y adoptamos un aire dolido por su entrometimiento. Entonces sabes lo que le ocurri a su hija, no? pregunt Helena tratando de ganarse la amistad de la mujer. S, pero mi marido se pregunta qu tiene que ver eso con nosotros. Error, Tulia. Helena odiaba a las mujeres que se escudaban detrs de sus maridos. El accidente de Valeria es muy desafortunado, y una tragedia para mi pobre hijo, pero en nuestra opinin no tiene sentido darle ms vueltas a lo ocurrido. Tal vez as puedas consolar a tu hijo, no? El tono de mi voz fue duro. Me estaba acordando del contenido fro y hmedo del fretro de plomo de casa de Cesio. Pero Tulia no supo reconocer mi rudeza. La expresin recelosa acudi a su rostro y fue rpidamente reemplazada, otra vez. Bueno, la vida debe continuar. Sigue tu hijo en el extranjero? Helena se haba recuperado. S. Debes de estar deseando que vuelva a casa. Ya lo creo! Pero confieso que temo su regreso. Quin sabe en qu estado estar. Al minuto siguiente, la madre nos estaba contando que su estado era asombrosamente estable. Ha decidido continuar su viaje para tener tiempo de aceptarlo. Yeso no te sorprendi? A m me pareca increble y as lo demostr. No, nos escribi una larga carta explicndolo. Dijo que las otras personas con las que realiza el viaje lo estn consolando. Se quedar con sus nuevos amigos. De lo contrario tendra que regresar a Roma completamente solo, presa de semejante trastorno e infelicidad. No me convenci y la interrump: Y qu dice l sobre el fallecimiento? Una vez ms, la madre puso cara de preocupacin. Era lo bastante inteligente como para saber que podramos averiguar los hechos de alguna otra forma, de modo que cant: se ofreci

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A Valeria la encontraron una maana ante la puerta de la casa de huspedes, tendida en el suelo, muerta. Yo ya despreciaba a Estaciano y me pregunt qu clase de marido recin casado pasaba una noche entera separado de su novia sin dar la alarma. Uno que se hubiera peleado con ella, tal vez? Hubo alguna idea de quin podra haber hecho una cosa semejante? Helena tom el mando antes de que yo perdiera los nervios. Por lo visto no. La madre de Estaciano pareca mostrarse un tanto hermtica. Sin duda las autoridades lo investigaron a fondo, no? Una mujer del grupo hizo venir a un magistrado. Arm un escndalo. Tulia pareca pensar que aquella responsable decisin fue excesivamente oficiosa; a continuacin, nos dijo por qu. La investigacin result muy difcil para Estaciano; el magistrado se puso en su contra. Se empez a decir que mi hijo deba de haber tenido algo que ver con lo que le haba ocurrido a Valeria, que quiz se hubieran peleado, que ella haba perdido inters por l o bien que el comportamiento de mi hijo hacia ella la haba ahuyentado. La madre haba hablado demasiado y lo saba. Helena intervino de nuevo: Es comprensible que tenga lugar una ruptura en una pareja recin casada, jvenes que apenas se han conocido antes, bajo la presin de un viaje... Consegu colar una pregunta: Fue un matrimonio concertado? Todos los matrimonios son concertados por alguien, incluso el nuestro, en el que sencillamente habamos decidido irnos a vivir juntos. La pareja se conoca? Eran amigos de la niez? No. Se haban visto varias veces siendo adultos; estaban contentos de ser pareja. Cunto tiempo hace que se celebr la boda? Slo cuatro meses. Tulia Longina se enjug una lgrima invisible. Al menos esta vez hizo el esfuerzo. Valeria tena diecinueve aos. Y tu hijo? segu insistiendo. Cinco aos mayor. Y quin arregl las cosas por Valeria? Tena familia? Un tutor. Sus dos progenitores estn muertos. Es una heredera? Bueno, tiene..., tena un poco de dinero pero, para ser sinceros, para nosotros supuso ms bien un descenso.

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De modo que los cuidadosos Tulios slo haban tenido que aportar una pequea parte al matrimonio. Por lo tanto, el dinero pareca un mvil poco probable para matar a Valeria. Ped detalles sobre el tutor de Valeria y, para mi sorpresa, me los proporcionaron. No fue muy esperanzador; se trataba de un anciano to abuelo que viva en Sicilia. Ni siquiera haba asistido a la boda. Deba de haber arreglado lo de Valeria por obligacin. No tenan una relacin muy estrecha nos explic Tulia. Creo que no se haban visto desde que Valeria era muy pequea. No obstante, estoy segura de que su to abuelo est destrozado. Tu hijo no lo est tanto? No! exclam Tulia Longina. Hasta el magistrado comprendi al fin que es inocente. Todo el grupo fue exonerado y se les permiti seguir su camino. Qu pas con el cadver de Valeria? pregunt. Se celebr un funeral en Olimpia. Una cremacin? Por supuesto dijo Tulia, que pareci sorprendida. Gracias a los dioses. Eso me libraba de tener que oler otra osamenta. Helena se movi un poco para romper la tensin. Cul fue tu reaccin cuando vino Cesio Secundo y te dijo que a su hija le haba ocurrido una cosa similar? Pero las circunstancias fueron totalmente distintas! A juzgar por la limitada informacin que poseamos, yo no lo entenda as. Cesio no tena ni idea de cmo muri su hija. O los Tulios saban ms de lo que decan sobre Valeria, o estaban decididos a decir que haba sufrido un accidente incluso cuando Aulo haba escrito que en Olimpia no discutan que haba sido asesinada. No haba duda de que los Tulios no le daban importancia a la muerte de Valeria, lo mismo que, en opinin de Cesio, haba hecho todo el mundo con su propia hija. Pero su hijo haba sobrevivido; a sus dos hermanos les iba de maravilla; los Tulios queran seguir adelante con sus vidas. Hay alguna posibilidad de que podamos ver la carta que escribi Estaciano? solicit entonces Helena. Oh, no. No, no. Ya ni siquiera la tengo. No sois una familia amante de los recuerdos, eh? Helena apenas disimul su sarcasmo. Bueno, tengo recuerdos de cuando todos mis hijos eran pequeos: sus primeras sandalias diminutas, las tacitas de las que beban su caldo, pero no, no guardamos las cartas que hablan de tragedias. A Tulia se le empa el semblante. Ellas ya no estn dijo, casi en tono de splica.

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Comprendo el dolor del otro padre. Todos lo lamentamos mucho, tanto por l como por nosotros mismos; por supuesto que s. Valeria era una chica encantadora. Lo pensaba de verdad o sencillamente estaba siendo corts?. Pero ahora se ha ido y nosotros necesitamos acostumbrarnos a su ausencia. Quiz tuviera razn. Despus de aquella entrevista, Helena y yo decidimos que no tena sentido acosar a los Tulios. Crea que probablemente ya habamos odo la opinin del marido en la ltima frase de su esposa. Se ha ido y nosotros necesitamos acostumbrarnos a su ausencia. Haban pasado dos meses, y aquella actitud no pareca particularmente insensible, no para unos suegros que apenas parecan conocer a la muchacha. Hay alguien en este mundo que conociera bien a Valeria? pregunt Helena. Que la conociera de verdad? me

Pens que Estaciano tambin era un enigma. Por anodinas que fueran las excusas, a m me segua pareciendo increble que pudiera perder a su reciente esposa y continuar su viaje entre un puado de desconocidos como si no hubiera pasado nada. El viaje a Grecia fue para celebrar el matrimonio coincidi Helena. As pues, si el matrimonio haba terminado, qu sentido tena continuar? Que ya estaba pagado? Mi padre hubiera exigido que le devolvieran el dinero! Hizo una mueca y aadi crudamente: O quizs hubiera arreglado un nuevo enlace a toda prisa y hubiera retomado el viaje con la esposa nmero dos. Me un a la stira. De nuevo desde Roma o desde el lugar donde falleci la primera novia? Desde Olimpia. No hay necesidad de que el novio vuelva a ver los lugares de inters de los que ya ha disfrutado! Esboc una sonrisa burlona. Y la gente considera que yo soy un grosero! Realista replic Helena. Este viaje debi de costarles mucho dinero a los Tulios, Marco. Mov la cabeza a modo de asentimiento. Tena razn. Maana buscara a los agentes que haban organizado el caro viaje y me entrevistara con ellos.

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Captulo 4

Llevaba puesta la toga que haba heredado de mi hermano. Quera tener un aspecto prspero, aunque no pudiera evitar parecer acalorado y tenso. Me puse unas llamativas joyas que reservaba para cuando haca de burdo hombre nuevo: un brazalete con forma de torques y un anillo grande con una piedra roja en la que haba grabado un hombre con casco griego. Ambas provenan de un puesto de la Saepta Julia especializado en equipar a los idiotas. Bien lustrado, el noble metal casi pareca autntico, aunque no tanto como mi propio anillo liso de oro que le deca al mundo que en realidad era un recin llegado a la clase media. Vespasiano me haba embaucado para que aceptara el rango ecuestre, as pues, era creble de verdad. Junto al antiguo Foro de los Romanos se halla el moderno Foro de Julio; prximo a l, est el Foro de Augusto, tras el cual entras en la zona infame que en otro tiempo se llamaba la Suburra. Supuestamente, Julio Csar viva all cuando no estaba en la cama con la adolescente Cleopatra o dividiendo la Galia en partes. El legendario Julio tena unos gustos dudosos. Creedme, si resida en la Suburra, tuvo suerte de sobrevivir a los idus de Marzo. Este peligroso lugar de mala muerte se haba recalificado como la Alta Semita, el sector de las Callejuelas Altas, aunque no haba cambiado prcticamente nada. Incluso para m, en mi poca de soltero, un apartamento de las Callejuelas Altas ya era demasiado. Slo se muere una vez; mejor que primero vivas un poco. All se hallaba la agencia de viajes Las Siete Maravillas, muy cerca del Argileto, donde vivan los Tulios, y de la casa de Cesio en la Va Lata. Ocupaba un local de una sola habitacin en un callejn oscuro que desembocaba en una calle humilde, por la que pas junto a una contienda con cuchillos de la que hacan caso omiso unos cuantos nios pequeos que tenan montada una pelea de gallos cerca de un mendigo muerto. Entend que la gente que viva all quisiera huir de aquel lugar. Cuando atraves el umbral pareca nervioso y no estaba fingiendo. El ocupante masculino no me hizo caso y yo recorr con la mirada unos descoloridos mapas de pared de Acaya y Egipto, detenindome en el esbozo de un miserable caballo troyano. Pobre caballito. Da la impresin de que su compaero de cuadra le haya pegado el moquillo equino. O es que tiene carcoma?

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Ests planeando hacer un viaje, seor? El aburrido vendedor respondi a este chiste malo mostrndome una dentadura a la que le faltaban casi todos los dientes. Trat de no quedarme mirando fijamente aquel rictus abierto. Has venido al lugar adecuado. Hacemos que todo vaya como la seda. Cunto costara? El vendedor se acerc, mostrando ms inters. Era un farsante barrign de tez morena, con una barba corta y rizada y montones de aceite para el pelo. Llevaba puesta una tnica de un color amarillo vmito que le llegaba a media pantorrilla y le quedaba tirante en la barriga. Cunto dinero tienes y adonde quieres ir? No dir que aquel hombre estuviera evitando mi mirada, pero s pareca estar mirando una mosca invisible que haba imaginado en mi oreja izquierda. A Grecia, quiz. Mi esposa quiere visitar a su hermano. Me asusta el precio. El agente aplic un comprensivo fruncimiento de los labios. Con una facilidad estudiada, ocult el hecho de que la nica razn de existir de Viajes Las Siete Maravillas eran los viajeros que tenan miedo de ser desplumados. No tiene que asustarnos, puede ser un precio razonable! Dame una idea. Es difcil, seor. Una vez emprendes la marcha lo ms seguro es que acabes enganchado. No querra que te vieras atrapado en un viaje organizado si lo que anhelabas era un pequeo complemento. Supn que te has quedado sin respiracin ante el Coloso de Rodas y que luego oyes hablar de un pueblo del interior donde hacen unos quesos fabulosos. Crea que el Coloso se haba partido por las rodillas en un terremoto; de todos modos, me encanta el queso. Me anim. Eso hizo que l tambin se animara. Ahora, con nuestro plan de viaje infinito combinado, seor, todo es posible, hasta el momento en que decidas volver a casa para poder presumir delante de todos sus amigos. Mira, legado, qu te parece si me acerco hasta tu casa y hablamos de ello? Yo pareca nervioso. Y es que estaba nervioso. Bueno, slo lo estbamos considerando. No pasa absolutamente nada. No hay ninguna obligacin. Por cierto, soy Polistrato. Me llaman el abastecedor de Las Siete Maravillas. Falco. Excelente. Falco, deja que venga con unos cuantos mapas e itinerarios, que los despliegue cmodamente en tu propia casa y luego t puedes elegir cuando te venga bien. Asegrate de que est tu esposa, le encantar lo que ofrecemos.

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Bueno, le chifla gastarse el dinero confirm en tono afligido. Mientras l disimulaba su regocijo, concertamos una cita para aquella misma noche. Las Siete Maravillas nunca dejaba que se le enfriara una vctima. *** Nuestro domicilio actual estaba en una alta casa urbana en el Dique del Tber, a la sombra de la colina del Aventino. Previamente haba pertenecido a mi padre, Didio Gemino, el conocido subastador; todava tenamos un par de habitaciones amuebladas con unos muebles esplndidos imposibles de vender que pap se olvidaba continuamente de llevarse. Uno de aquellos salones fue ideal para que Polistrato nos creyera ms ricos de lo que ramos. Entr tambalendose con un montn de rollos que dej caer sobre una mesa baja de mrmol. Helena lo anim a que se relajara en un divn metlico que todava tena unos almohadones desiguales; los remates de cabeza de len sonriente lucan lo que pareca un verdadero dorado. Polistrato contempl con admiracin el especial estilo decorativo de pap. Aqulla era una de las habitaciones que se inundaban peridicamente. Al menos los manchados frescos evitaran que el abastecedor aadiera ms ceros a sus clculos. Alguien pudiente los hubiera hecho pintar de nuevo. Me present como procurador de los gansos sagrados de Juno, lo cual no era cierto puesto que el hermtico emperador me haba dejado ir. Mi cargo haba quedado cesante; sin embargo, de vez en cuando segua subiendo a las instalaciones y aguantaba uno o dos picotazos por los buenos tiempos. No poda soportar la idea de que los Gansos Sagrados y los Pollos de los Augures estuvieran desatendidos. Adems, estbamos acostumbrados a tener huevos gratis. Aquella semana, Helena Justina estaba ejercitando sus joyas de lo lindo; esa noche llevaba puesto un collar de mbar muy bonito y unos ridculos pendientes de oro que parecan araas de luces y que quizs haba pedido prestados a una artista de circo que conocamos. Escudri a Polistrato con astucia, mientras yo perfeccionaba nuestra representacin del turista encantador. Tena el aliento de haber comido tarde, pero lo haba disimulado especialmente para nosotros chupando una pastilla de lavanda que se deslizaba dentro y fuera del ancho espacio vaco en su dentadura. Quizs haba albergado la esperanza de que yo tuviera una esposa con la que pudiera flirtear. Esa noche se haba cambiado el espantoso conjunto de color amarillo; se haba adecentado para la ocasin, y llevaba puesta una tnica larga bastante respetable de color rojo sangre seca con ribete bordado. Me figur que la habra comprado de entre los desechos de alguna compaa de teatro itinerante. Pareca la prenda que llevara un rey en una tragedia aburrida.

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Ponte en mis manos, seora! grit Polistrato con descaro. A Helena ya le caa mal y daba la impresin de que ella tampoco le gustaba demasiado a l, puesto que pareca dispuesta a impedir que yo firmara ningn contrato caro. Not que se esforzaba por captar nuestro tipo de relacin. Ahora habamos cambiado nuestro papel en el juego, por pura diversin; yo finga estar loco por viajar, en tanto que Helena se haca la amargada. Aquello no encajaba con lo que yo le haba dicho en la agencia, por lo que Polistrato estaba desconcertado. A m me gusta mucho cmo suena lo del plan de viaje infinito le dije a Helena en tono suplicante. Ir a nuestro aire, sin obligaciones, deambular por donde se nos antoje... Excelente! Polistrato sonri, ansioso por dejar que hiciera el trabajo por l. Puedo preguntar cmo te ganas la vida, Falco? comprobaba mis garantas. Qu sensato! Como si tuviera alguna!. Te dedicas al comercio? Importacin y exportacin? Tal vez te has visto favorecido por una herencia? Pase la mirada por la habitacin, en busca todava de indicios de dinero. Haba un expositor de plata muy bruida que deba de parecer bueno para una excursin a unos cuantos templos de Arcadia. Tena el fondo hundido, aunque desde donde l estaba sentado no se vera el defecto. Marco es poeta! brome Helena con malicia. No es muy rentable dije con una amplia sonrisa. Todos los hombres de negocios dicen y hacen lo mismo. Polistrato segua prendado del expositor de plata. Se impuso la costumbre familiar. Me pregunt si podra vendrselo. De todos modos, pap discutira para compartir la comisin. Helena se dio cuenta de mi fantasa y me dio un puntapi en el tobillo. La verdad es que tengo que ir a ver a mi hermano pequeo, Polistrato, eso es todo. Es mi alocado esposo el que est interesado en los viajes a medida. Lo ltimo que s es que estaba deseando ir a Egipto. El tpico romntico! se ri el abastecedor. Hacemos una pequea excursin de primavera a las Pirmides de Giza. Alejandra tiene gran aceptacin como atraccin turstica. Contemplar el Faro. Tomar prestado un rollo de la Biblioteca, un rollo que podra haber estado junto a la cama de Cleopatra mientras sta le haca el amor a Marco Antonio. Helena, que recopilaba informacin, me mir y mene la cabeza. Sabas que Augusto fue a rendir tributo a la tumba de Alejandro Magno, cubri el cadver con flores y, sin pretenderlo, le rompi un trocito de nariz a Alejandro? Vaya una dama! Polistrato pensaba que a las mujeres con sentido del humor deberan encerrarlas en la despensa; no obstante, saba que eso era imposible si el dinero que tenamos en el banco era el de su dote.

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Es un tesoro! Lo dije en serio. Eso hizo que se sintiera incmodo. l trataba con esposas tpicas. Hblanos de esos viajes a medida que tienes insist, siguiendo con el papel de marido obstinado que ansiaba aventuras . Tiene que ser en Grecia, por lo de su hermano. Eso no es ningn problema me asegur Polistrato. Podemos hacerte un espectacular itinerario circular de Fitn y Fidias. En realidad, me gustara ir el prximo verano, para coincidir con la celebracin de los Juegos Olmpicos. Mir a Helena, dando a entender que me haba negado el permiso. Qu mala suerte! Nuestra Ruta de las Sendas y los Templos se encuentran all en estos momentos. Por primera vez me pregunt por qu, si los juegos no eran hasta el ao prximo. De todos modos, Olimpia tiene un santuario religioso antiqusimo cuya estatua de Zeus es una de las Siete Maravillas del Mundo. Lo curioso del caso me confi Polistrato es que hoy mismo he recibido una carta sobre el grupo en cuestin; se lo estn pasando de maravilla. Estn absolutamente encantados con el viaje, todos. Quera decir todos salvo la difunta Valeria Ventidia, y posiblemente su novio. Pero Polistrato no tena ni idea de que sabamos lo del asesinato. Cmo lo organizas todo? inquiri Helena. Tienes a alguien que acompaa a la gente, les busca un buen alojamiento y organiza el transporte? Exactamente! Para nuestras aventuras en Grecia est Fineo. Es nuestro mejor gua. Una leyenda en el gremio, pregntale a quien quieras. l lleva a cabo todo el trabajo preliminar mientras vosotros sals a divertiros. Y si un cliente desapareca, segn me haba dicho Cesio, ese tal Fineo volva corriendo a Roma para avisar. Helena tena el ceo fruncido y se la vea nerviosa. De manera que si algo saliera mal... En nuestros viajes nada sale mal! espet Polistrato. Y si ocurriera un terrible accidente y alguien muriera durante el viaje? Polistrato hizo un ruido al sorber a travs del hueco de los dientes que le faltaban. Me pregunt en cuntas peleas de bar tiene que participar un hombre para provocarse semejantes estragos dentales. Puede pasar. Cambi de tctica y baj la voz. En la rara eventualidad de un trgico accidente, poseemos mucha pericia en repatriacin, tanto de los vivos como de los menos afortunados. Qu consuelo! Es que se oyen unas historias! dcilmente. murmur Helena

Creme confirm Polistrato. S de agencias que se comportan de un modo vergonzoso. Algn anciano caballero se traga las pepitas de una uva y se ahoga, y luego la desconsolada viuda se encuentra abandonada sin

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dinero y sin asno a cientos de kilmetros de cualquier parte; no te imaginas las cosas terribles que suceden, pero nosotros pronunci con intensidad , nosotros llevamos dos dcadas organizando viajes agradables. Bueno, el emperador Nern quera ver Grecia en uno de nuestros viajes pero, por desgracia para l, estaba completo. Siempre decimos que cuando se raj el cuello con una navaja fue por el disgusto de que no tuviramos sitio para l! Le dirig una sonrisa forzada al agente. Yo conoc al barbero de Nern. Hace unos afeitados de primera. Janto. Menudo personaje! Ahora trabaja para un jefe rebelde retirado de Germania. Qued destrozado por el hecho de que Nern se suicidara utilizando una de sus mejores navajas. Polistrato no saba cmo tomrselo. Pensaba que me estaba burlando. Nadie que venga con nosotros tiene nunca ningn problema, os lo puedo prometer. Ese rollo sobre Nern era su broma oficial. Por desgracia para Polistrato, nosotros ya sabamos que su promesa de ausencia de problemas era absolutamente falsa.

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Captulo 5

Le dimos largas a Polistrato dicindole que consideraramos su aventura en la Acrpolis, muy pronto, seguro. Hasta logr convencerlo de que me diera con disimulo una copia de la ruta de las Sendas y los Templos, dndole a entender que lo escondera debajo del colchn y luego reservara una plaza para hacer una escapada deportiva masculina el ao prximo. Habra sido una manera de investigar Olimpia. Los Viajes Las Siete Maravillas eran la conexin entre las muertes de las dos jvenes: Tanto Cesia como Valeria haban viajado con su avasallador grupo. De modo que podamos habernos cruzado de brazos hasta los prximos Juegos Olmpicos, viajar nosotros tambin con Las Siete Maravillas y esperar a ver quin era la turista femenina que tena una aventura de ms. Falco y Asociados no era tan irresponsable como eso. En cualquier caso, me iban a mandar a Grecia suponiendo que finalmente decidiera ir aquel mismo ao, para empujar a Aulo hacia Atenas. La noble Julia Justa quera que su nio se matriculara con un profesor de retrica, inmediatamente! Si no poda arreglarlo, era probable que dentro de un ao me encontrara divorciado. *** Por qu aferrarte a un patrocinador cuando puedes conseguir dos? Me dirig al Palatino. Me enjaretaron una excusa que ya me saba de haca tiempo: que el emperador haba ido a visitar su finca sabina. Era muy probable que Vespasiano se riera del viaje al Olimpo y en cambio me endilgara alguna horrible misin poltica en el neblinoso norte (como cuando me hizo cargar con el barbero imperial, Janto). En lugar de eso, me dispuse a convencer a uno de los administradores principales de palacio, Claudio Laeta, de que la doble muerte poda llevar a una crisis en la confianza pblica: Cesio segua denunciando un encubrimiento; Valeria Ventidia haba sido la cuada de un candidato al Senado; en cualquier momento aquellos horribles asesinatos saldran publicados en la Gaceta Diaria... Laeta saba que yo tena contactos en la Gaceta.

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Estn atacando a mujeres? Ese cerdo rastrero pareci demasiado entusiasmado con la idea. Chicas solteras y novias jvenes para la repugnancia pblica. especifiqu. Un alto potencial

Oficialmente, nuestra posicin es que queremos que la clase senatorial permanezca en Italia. Bueno, pues no lo harn, Laeta. As pues, las familias tienen que pasar sin proteccin cuando viajan por una provincia Romana? Tu altruismo apesta, Falco! Para quitrseme de encima, Laeta accedi a financiar una semana de investigacin en Olimpia ms un viaje a Corinto para que pudiera informar al gobernador (el peor aspecto del trabajo, puesto que no le hara ninguna gracia tener a un intermediario de palacio fisgoneando por su provincia sin haberlo pedido). No tena intencin de utilizar los servicios de Las Siete Maravillas. Reun a mi propio grupo de viaje. Primero, mientras la mayora se preguntaba a quin llevara conmigo, me asegur de no decrselo a las personas adecuadas. No le dije a mi padre que me iba, aun cuando l tena contactos de negocios all. Eran turbios. El comercio de arte griego tiene mala fama. Dejndolo al margen, me ahorraba ms problemas que otra cosa. Tambin declin incluir al hermano menor de Helena, Quinto, cosa que lament ms. Me gustaba como compaero de viaje; era una persona organizada, de trato fcil y hablaba muy buen griego. Pero su joven esposa de la Btica, que acababa de darle un hijo, estaba enfadada con l; la descarada presin por parte del resto de la familia de los Camilos me convenci a m y a Quinto de que lo primero eran sus obligaciones domsticas. (Al final aquello iba a acabar de mala manera. Por una vez el problema no sera culpa ma.) Helena tom una difcil decisin sobre nuestras hijas; en este caso s que me echaron la culpa a m. Helena dijo que nuestro viaje a Britania del ao anterior con Julia y Favonia haba supuesto mucha tensin tanto para ellas como para nosotros; necesitaban una rutina ms establecida. Puesto que tenamos intencin de pasar tan slo unas semanas en Grecia, en esta ocasin nuestras hijas se quedaran con su abuela (la madre de Helena). Entre los funcionarios romanos era una prctica habitual que los nios permanecieran en Italia mientras su padre serva en el extranjero. Dej que Helena le explicara a mi madre estas disposiciones. Por suerte, a mi madre le pesaban los aos y reconoci que la casa de un senador, llena de habitaciones libres y de esclavos que adoraban a sus amos, era un buen sitio para dos nias pequeas traviesas y llenas de vida. Lo que s seal fue que la mayora de funcionarios que viajan dejan a sus esposas en casa, sobre todo si eran buenas madres. Helena desvi a mi madre de ese camino; poco despus, descubr que lo hizo dicindole que necesitbamos pasar ms tiempo a solas si tenamos que fabricar nuestro prximo beb.

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Mam no saba que la ristra de salchichas secas que nos dio (puesto que es bien sabido que en el extranjero te mueres de hambre) estaban metidas en uno de los bultos del equipaje entre otros artculos para cualquier eventualidad: sombreros para el sol, botas de nieve y un bote de esteatita con cera de alumbre anticonceptiva. S, Helena Justina iba a venir conmigo. Por qu lo preguntaba? Y por supuesto, la siguiente pregunta fue qu pasaba con Nux. Le rogu a mi madre que cuidara de mi perra. Mam, que ya se haba ofendido, me dijo dnde poda meterme esa brillante idea. Nux vino con nosotros. Ahora estaba condenado a ser el hombre que abandon alegremente a sus hijas, pero que se neg a separarse de una perra apestosa. Albia, nuestra hija adoptiva, necesitaba salir de excursin. Mucha gente nos pregunt por qu, si dejbamos a las nias, nos llevbamos a la niera. La respuesta clara era que Albia no era la niera. La otra respuesta era que nuestra intencin haba sido que se quedara. Albia era de Britania, una de las vctimas de la Gran Rebelin. Creamos que sus padres eran romanos que resultaron masacrados por las tribus devastadoras. La hurfana de la guerra estaba viviendo en las calles cuando Helena la encontr. Ofrecerle un hogar a una nia salvaje que iba hurgando entre las basuras era una locura, no obstante supona un pequeo resarcimiento por la tragedia britana. Conciencia. Hasta los informantes la tienen. Yo haba visto Londinium despus de que las tribus lo quemaran todo y nunca lo olvidara. Entonces, qu es lo que hago en vuestra familia? quiso saber Albia en tono dramtico. Iba vestida como una chica romana, pero, all sentados en nuestra azotea, sus brazos cruzados y hombros encorvados eran los de una nia brbara abandonada a la que han hecho cautiva de manera cruel; en realidad, la tpica pose de cualquier adolescente coartado por los adultos . No me dijisteis que simplemente iba a cuidar de vuestras hijas y as os ahorrabais lo que vale una esclava! Eso no es verdad. Para empezar, no iba a tolerar que mis hijas fueran criadas por esclavos. Julia y Favonia se sentiran ms tranquilas si tenan a Albia para correr a consolarlas cuando chillaban en sus cunas. Pero Helena saba que la estaba poniendo a prueba. Albia era experta en jugar las cartas de la compasin; siempre supo que poda hacernos coger miedo de que nuestro gesto de buena voluntad saliera mal. Te ofrecimos un lugar como parte de nuestra familia, Albia. En cualquier caso, creemos que naciste siendo libre, una ciudadana romana. De modo que me estis enseando la vida romana, no? Aquello nos estaba llevando a la tpica exigencia adolescente de todo lo que el dinero puede comprar.

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Nunca te prometimos una vida griega! solt una carcajada satisfecha y pens que no estaba siendo de mucha ayuda; de todos modos, el juego estaba perdido. Tiene razn, Helena; ninguna chica romana se perdera la oportunidad de ser un verdadero incordio en un viaje al extranjero. Lo apruebas, Marco Didio? Helena frunci el ceo. No te hagas la esposa sumisa conmigo! Cario, parece que ya hemos terminado nuestro trabajo con Albia. Es la mujer romana completa: aduladora, artera y cruel cuando quiere algo. Muy gracioso! se mof Albia, y se march airada y triunfante; otro truco que haba aprendido desde que viva con nosotros. Tienes que ser coherente reconoci Helena, malhumorada. Dejemos que venga. Estamos investigando vctimas femeninas: voy a llevarme a Albia como cebo. Cuando las mujeres me acosaban, poda ser implacable. No seas infantil, Marco! *** Tambin secuestr a dos de mis sobrinos: Cayo y Cornelio. Cayo ya haba salido de expedicin con nosotros en otras ocasiones y su madre, mi intil hermana Gala, no tena ninguna posibilidad de detenerlo cuando l vea un escape a su horrible vida domstica. Aparte de l, su primo Cornelio era el nico al que poda arrancar de sus padres; mi hermana Alia nunca hubiera accedido, pero Veroncio, el intil de su marido, pens que era una gran idea, simplemente porque molestara a Alia. Cayo era delgado, chulo y agresivo, en tanto que Cornelio era su complemento, gordo, silencioso y dulce. Los quera para que se sentaran en nuestro equipaje con aspecto de hombres duros si en algn momento tenamos que dejarlo en alguna parte. El ltimo miembro de nuestro grupo era Glauco hijo. Al llevrmelo, estaba devolviendo unos favores. Glauco padre era mi entrenador personal en el gimnasio al que iba. l mismo hubiera disfrutado con este viaje, pero dedicaba mucho tiempo a su negocio y no poda irse. Su hijo, que me fue ofrecido como guardaespaldas y asesor atltico, rondaba los dieciocho aos: tranquilo, agradable, inteligente, con buenos modales y respetuoso con su padre. Demasiado bueno para ser verdad? Anhelaba participar en los Juegos clsicos. Glauco llevaba ensendole deportes desde que empez a gatear. Mi papel era proporcionarle al joven atleta una visita previa a Olimpia para decidir si se tomaba en serio lo de competir. Era una pena que entonces no hubiera competiciones. Slo Jpiter sabe quin era su madre; a Glauco padre sola ponrsele una expresin encantadora cuando hablaba de ella. Deba de provenir de algn

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lugar del norte de frica y estar dotada de una belleza extraordinaria. El hijo era muy atractivo. Y encima era un tipo enorme. Con l s que vamos a pasar desapercibidos! brome Helena. Una distraccin planeada. Mientras la gente contemple al nio mimado, no se fijar en nosotros. Albia (diecisis aos, lista para el desastre emocional) ya lo estaba mirando atentamente. De momento, el joven Glauco actuaba como un atleta entregado a su trabajo y mantena su magnfico cuerpo en forma sin ser consciente de su hermoso rostro. Albia pareca dispuesta a explicrselo. ste era el grupo selecto con el que partira, ansioso por ponerme en camino antes de que llegara el otoo. (Y antes de que pap me diera una horrible lista de vasijas griegas para que se las importara.) Tenamos el tiempo en contra. Pasado el mes de octubre cerraran el trfico martimo. Todava era posible ir a Grecia, aunque regresar de nuevo a casa podra plantear problemas. Daba lo mismo. Adoptamos la actitud de turistas de tiempo libre. Nos sentamos como dioses, deambulando por los continentes a la caza de vino, mujeres, aventura y discusiones. Pero nuestro objetivo era serio. Y puesto que haba optado por arrastrarnos hasta el dedo gordo de Italia para tomar un barco en Regium, enfrente de Sicilia, antes incluso de dejar tierra ya estbamos agotados, irritables, y mucho ms pobres. Casi todos los dems se recuperaron durante la travesa. Yo me mare. Helena haba trado raz de jengibre, un antdoto que a m no me funciona. Para cuando zarpamos, tanto Helena como yo nos habamos dado cuenta de que dejar a las nias haba sido un gran error. Ella enterr la cabeza en un rollo, como si se sintiera incordiada. Yo, cuando no estaba vomitando, me las sacaba de la cabeza haciendo ejercicio en cubierta con Glauco hijo. Eso me haca parecer an ms un cabrn insensible. Las aventuras empezaron de inmediato. El tiempo ya era inseguro. El capitn de nuestro barco sufra una crisis personal y se haba encerrado en el nico camarote, donde permaneci fuera de la vista; el contramaestre se pasaba el tiempo charlando despreocupadamente con Helena y el timonel era medio ciego. A mitad de camino, nos alcanz una tormenta elctrica que amenazaba con hundirnos o, peor an, con obligarnos a cambiar de rumbo. El hecho de ser arrastrados hasta una rocosa isla griega poblada de cabras, pescadores, doncellas abandonadas, poetas romnticos y buzos que pescan esponjas hubiera convertido nuestro viaje en una completa prdida de tiempo. Los mercaderes se arriesgan porque tienen que hacerlo, pero yo empezaba a sentirme tenso. Tenamos demasiado equipaje, pero nada suficientemente bueno para sobornar a cualquier isleo que se ganara la vida rescatando naufragios. Finalmente, tocamos tierra en un puerto llamado Cilene, en el Golfo de Corinto, que servira para nuestros propsitos. En lugar de estar en la costa

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oeste, a tan slo quince o veinte kilmetros de Olimpia, ahora tenamos ms de diecisis kilmetros en direccin sur hasta Elis, donde podramos tomar la Va Procesional que atravesaba las tierras altas, otros veinticinco kilmetros. (Es decir, veinticinco kilmetros segn los lugareos, por lo que sabamos de antemano que seran treinta o ms.) Cuando bajamos del barco a trompicones para buscar alojamiento, el viaje ya haba perdido todo su encanto y yo ya tena ganas de volver a casa. Un aspecto que los guas tursticos siempre olvidan mencionar. Eso nos dio una idea de lo inquietos que podran haber estado todos los grupos de Viajes Las Siete Maravillas cuando desembarcaron por primera vez en una nueva provincia.

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SEGUNDA PARTEOLIMPIA

En Grecia puedes ver y or hablar de cosas realmente maravillosas, pero hay una nica divinidad de temperamento en torno a los juegos de Olimpia...

Pausanio, Gua de Grecia

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Captulo 6

Primera parada, Olimpia. Digo mal. Primera parada, Tarento. Segunda, Cilene. Tercera, Elis. Cuarta, Letrinoi. Olimpia era la quinta parada. Desde Regium habamos rodeado por mar el pie de Italia y puesto rumbo al norte de nuevo: en direccin equivocada, aunque por lo visto era la manera en que los colonos griegos del sur de Italia navegaban siempre para asistir a los Juegos. Luego, tras una estancia en Tarento para la que no tenamos presupuesto, soportamos otro largo trayecto hacia Grecia y nos topamos con la tormenta. Los vientos nos dejaron en Cilene, un tpico puerto martimo diminuto donde, a causa del tiempo, se haban quedado sin pescado y sin paciencia, aunque seguan sabiendo cmo cobrarte el doble por una habitacin. Yo estaba tranquilo. Me tomo en serio mis obligaciones como macho dominante del grupo; dichas obligaciones son repeler a las sanguijuelas, mostrarme ms hbil que descuideros y rateros, largarme por ah en momentos inesperados y, cuando todos los dems han llegado al lmite, exclamar muy alegremente: Qu divertido!, no?. Por suerte habamos trado mapas; los lugareos parecan no saber nada sobre su regin. Todos fingan no haber ido nunca a Olimpia. Viajamos tierra adentro hasta Elis, una vieja ciudad que se haba apropiado del derecho a albergar y organizar los Juegos. Desde Elis (que adquiri dicho derecho peleando por l), unos heraldos con coronas de olivo que indican la paz universal son enviados por todo el mundo griego para proclamar una tregua en cualquier guerra en curso e invitar a todo el mundo para que asista al festival. A los atletas que participan en la competicin les hacen pasar un mes de entrenamiento en Elis (gastando dinero, pens con cinismo) antes de desfilar hasta Olimpia. Sabamos que Aulo haba desembarcado un poco ms abajo siguiendo la costa del Peloponeso y que haba subido hasta Olimpia por ro. El Alfeo es navegable; al fin y al cabo, era el poderoso ro con el que Hrcules se diverta haciendo que se desbordara sobre los establos del rey Augeas. Helena haba consultado el mapa y eligi para nosotros la tradicional ruta por carretera. Tena cientos de aos y, al parecer, no la visitaba ningn equipo de mantenimiento desde que la excavaron a golpes en la roca. El hecho de tomar la Va Procesional tambin nos llev a entrar en contacto directo con los asnos griegos, un tema que, de habernos quedado energa

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para escribir en ellos, nuestros diarios hubieran ampliado hasta llenar un rollo entero. Tardamos dos das en llegar desde Elis. Tuvimos que detenernos a pasar la noche en Letrinoi. Los espectadores y competidores de los Juegos lo hacen, pero ellos se traen tiendas. No nos qued ms remedio que arreglarnos con un apretujado alojamiento en el pueblo. Nos fuimos tarde a la cama y salimos temprano. En Letrinoi, la Va Procesional recoga el ramal que se extenda por la costa desde Feia, otra ruta turstica, aunque sus condiciones no mejoraron. En algunos lugares, los constructores de carreteras griegos haban cavado unos surcos dobles para guiar las ruedas de las cuadrigas... en un solo sentido. Varias veces nos vimos obligados a salir de la calzada debido a los carros cuyas ruedas se encallaban en dichos surcos. Los pocos lugares de paso estaban ocupados por peregrinos que volvan a Elis y Feia, y que se haban apoderado de ellos como espacio para comidas campestres, o por lugareos con cara de haba que pastoreaban unas cabras sarnosas. Tambin nosotros nos apoderamos de aquellos espacios en un par de ocasiones para comer algo. Extendimos una sencilla alfombra de lana y nos echamos encima todos apiados, volviendo nuestra mirada embelesada hacia las soleadas colinas cubiertas de pinos por las que ascendamos poco a poco. Una y otra vez, nos pusimos todos en pie e intentamos mover la alfombra con la esperanza de encontrar una base ms arenosa con menos piedras puntiagudas. Mientras la calabaza del agua iba circulando, se nos caa el queso rancio de oveja por encima de la tnica y discutimos por las aceitunas. Helena, como siempre, era la encargada de la investigacin topogrfica, de modo que intervino con un comentario para infundirnos respeto por el venerado emplazamiento religioso que estbamos a punto de invadir. Olimpia es el santuario principal de Zeus, a quien nosotros llamamos Jpiter. Es un lugar sagrado y remoto. Solt una carcajada. Remota s que era aquella zona, eso seguro. Y ya era viejo antes incluso de que se construyera el gran templo. ste es un santuario de Gaya, la Madre Tierra, que dio a luz a Zeus; por cierto, no quiero que ninguno de vosotros pruebe ningn rito de fertilidad. Tambin veremos el monte Cronos, que era el padre de Zeus. Hrcules vino aqu para realizar su duodcimo trabajo. La estatua de Zeus que hay en este templo fue creada por Pheidias, a quien nosotros llamamos Fidias, y es una de las Siete Maravillas del Mundo. Como todos sabis... Se le fue apagando la voz, pues se haba quedado sin audiencia. Yo, por lo pronto, estaba dormitando mecido por los rayos del sol. Cayo y Cornelio luchaban el uno contra el otro. Me llam la atencin el hecho de que Cornelio era uno de esos muchachos grandotes y regordetes al que siempre le ponen ms edad de la que tiene en realidad; deba de tener unos once aos solamente, cosa que quera decir que deba cuidar de l. Cayo tena entonces unos diecisis aos, iba tatuado y tena una apariencia ratonil, aunque posea una veta dulce enterrada bajo su deseo

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de parecer un mercenario brbaro. Esos dos granujas tenan la cabeza cubierta con los rebeldes rizos negros de los Didio; mi temor era que los desconocidos creyeran que eran hijos mos. Glauco hijo va a competir en los Juegos? me pregunt Cornelio. No se lo pregunt al propio Glauco hijo porque ste no hablaba demasiado. Por el momento, se dedicaba a realizar un ejercicio en el que, colocado a cuatro patas, levantaba y sostena los brazos y piernas opuestos; habra sido sencillo de no ser porque, al mismo tiempo, soportaba uno de nuestros bultos ms grandes sobre sus enormes hombros. Todos pudimos ver la tensin a que estaban sometidos sus msculos, que temblaban, y yo mismo me estremec. S, Cornelio. Est evaluando la situacin de cara al ao que viene. Aunque le promet a su padre que lo traera de nuevo a casa sano y salvo, sin ideas fantasiosas. No fue eso tambin lo que le dijiste a mi padre? No. Veroncio dijo que poda cambiarte por una buena sierva ateniense. Veroncio me lo haba dicho, en efecto. Pensando que tal vez lo hiciera, Cornelio puso cara de preocupacin. Tienes que ser griego terci Cayo para competir en los Juegos. Ya no! se mof Cornelio. Los romanos gobiernan el mundo! Gobernamos con un cetro benigno, toleramos las costumbres locales. Como to suyo, era mi obligacin ensearles poltica. Los griegos ya no posean el monopolio del pensamiento democrtico y yo era todo odos en los baos; haba escuchado las teoras modernas. Los muchachos se me quedaron mirando, pensando que me haba ablandado. Nuestra tolerancia con los extranjeros no tard en ponerse a prueba. Se nos uni una pareja que iba corriendo ladera abajo y que miraron con envidia el espacio en el que estbamos sentados. Nos movimos un poco y les ofrecimos diez centmetros de suelo. Embargados con el espritu del idealismo olmpico (y con la esperanza de que compartieran su jarra), nos hicimos amigos. Eran unos aficionados a los deportes que venan de Germania: un par de mercaderes de vino del Rin, grandotes, fofos y rubios. Reconoc las capuchas puntiagudas que llevaban en unas capas con los faldones frontales triangulares. Hablamos de lugares del norte. Entonces brome: Y cmo es que os habis equivocado con la fecha? Ah, ese Nern nos confundi! El ao anterior a su muerte, el emperador Nern haba visitado Grecia como parte de una gran gira. Con el deseo de aparecer en todos los Juegos tradicionales (y claramente ajeno a la norma de que eran slo para griegos), haba hecho que los organizadores adelantaran los Juegos Olmpicos dos aos para as poder competir. Despus, ultraj las sensibilidades griegas ganando el primer premio de la carrera de cuadrigas, aun cuando se cay

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y no pudo terminar. Desde entonces, los jueces a los que Nern soborn haban tenido que devolver el dinero y los Juegos haban vuelto a fijar su antiguo ciclo de cuatro aos, pero ahora la gente estaba totalmente confundida. En su juventud, los germanos haban estado aqu en ese famoso ao imperial de la farsa y confirmaron lo que habamos odo: asistir a los Juegos poda ser una pesadilla. Miles de personas abarrotadas en una aldea provisional que sencillamente no puede albergarlas. Haca un calor insoportable. No haba agua, ni baos pblicos, ni letrinas, ni ningn alojamiento disponible. El ruido, las aglomeraciones, el polvo, el humo, las largas horas en las colas... La ltima vez tuvimos que dormir debajo de una manta atada a unos arbustos. Las hospederas permanentes siempre estn ocupadas por los ricos patrocinadores deportivos y los propietarios de cuadrigas y caballos, quienes son an ms ricos, por supuesto. Y qu habis hecho este ao? Hemos trado una tienda germana, como es debido! Pero os habis encontrado con que no haba competiciones, no? Bueno, disfrutamos de la atmsfera mgica del santuario y nos prometimos volver el ao que viene. Es toda una excursin para vosotros. Los Juegos son as de especiales. Se les vidriaron los ojos, aunque poda haber sido por el vino. El remoto y nemoroso lugar, la atmsfera de devocin, el espectculo, los banquetes de victoria... Les preguntamos si haban odo hablar de una chica romana que fue asesinada aquel mismo ao. Parecan intrigados, pero dijeron que no. Entonces, uno de los germanos seal en tono solemne: No es lugar para una chica. Tradicionalmente a las mujeres se les prohbe el paso a la zona durante los Juegos. Excepto a las vrgenes, eso s que es raro! Los dos se echaron a rer con todo el intenso humor de las tierras del Rin. Nosotros sonremos con educacin, pero nos sentimos un tanto remilgados. Bueno, ramos unos romanos que hablbamos con unos extranjeros de una de nuestras provincias. Eran unos muchachos alegres, pero nuestro deber era civilizarlos, y no los vea precisamente sometindose con agrado al proceso. Nuestra incomodidad slo poda empeorar. En aquellos momentos, nos hallbamos en la cuna de la democracia, que habamos tomado para nosotros haca un par de siglos. No haba ningn lugar del Imperio donde los romanos se sintieran tan fuera de lugar como en Grecia. Imponer la democracia en un pas que en realidad ya la posea suscitaba unas cuantas preguntas. Coaccionar a los creadores de las ms grandes ideas del mundo

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(y robarles esas ideas descaradamente) no nos haca sentir orgullosos. Durante este viaje, nos vimos obligados a pasar mucho tiempo mostrndonos altaneros. Era nuestra nica defensa. *** Entend que los Viajes Las Siete Maravillas prefirieran traer a sus clientes aqu durante los aos en que no se celebraban los Juegos: pretendan evitar las horrendas condiciones que nos acababan de describir. Adems, si las mujeres seguan teniendo prohibido el acceso al estadio y al hipdromo, la visita resultara de lo ms aburrida para las viajeras del sexo femenino en los aos olmpicos. Ahora los romanos estaban a cargo de aquella provincia, la norma de slo para hombres poda haberse abolido, pero yo saba que Roma tena tendencia a dejar que los griegos se ocuparan de sus asuntos. Los emperadores queran sus propios grandes festivales, celebrados en Roma, para mejorar su prestigio. No tenan ningn inters en modernizar las viejas ceremonias helnicas. Servan a la historia de boquilla, pero les gustaba ver cmo las atracciones de los rivales caan en desuso. Podamos pasar por alto el hecho de que uno de nuestros propios gobernantes haba devaluado el criterio. Me pregunt cul sera la actitud imperial si Olimpia