Libros de Virginia Brandt Berg

64

description

Libros sencillos llenos de fe y pasión por Jesús y Sus palabras que te ayudarán a creer que El te puede sanar hoy y llenar de Su felicidad.

Transcript of Libros de Virginia Brandt Berg

EL BORDE E SU MANTO

Autobiografía de Virginia Brandt

Las promesas de Dios sonARROYOSQUE NUNCA SE SECAN

por Yirginia Brandt

EN SUS ALAS TRAERA CURACION

Compilación de citas acerca de la curación

¡Por fin!¡Los dos libros de la Abuela

en un solo vol umen !¡Y además una compi lación

acerca de la fe y I.::¡ curación!¡Todo para infundirte fe para recibir

respuestas a tus oraciones! ¡DTB!

EL BORDEDE

SU MANTO

Autobiografía de

VIRGINIA 'BRANDT

El borde de Su manto"En las montañas Blue Ridge de Virginia"

Había un predicador ambulante que recorría los sende-ros de las montañas Blue Ridge publicando el evangelio.Desde Ronsevert, Virginia del Oeste, hasta Old PointComfort, en la costa este, y pasando por Valley Forge yRoanoke, contaba el "antiguo relato". A pesar de queamaba las colinas de Virginia y a la gente hospitala-ria de aquella región, era joven y ambicioso, y a me-nudo soñaba con una iglesia grande en la que pudierapredicar a multitudes de personas y ver cumplidas susilusiones. Asimismo tenía pensado ser escritor en el fu-turo, para llegar a los corazones de la gente no sola-mente con mensajes hablados, sino también escritos. Estehombre se llamaba John, y, como el discípulo amado,anhelaba más que nada complacer a su Maestro y entre-gar su vida al máximo a Su servicio.

Tenía delante muchos obstáculos, pruebas severísimas,sacrificios inmensos y auténtica pobreza; y todo esto enaquel tiempo en que la iglesia rural y de pueblo dabapara vivir con las justas a los tradicionales predicado-res ambulantes. Pero este joven tenía una voluntad in-dómita, un valor inmarcesible y una firme determinación,todo ello a consecuencia del durísimo trabajoque había te¡lido que realizar siendo un hijo de campe-sino y de las penalidades y miserias que había tenidoque sufrir en una vieja granja de Ohio , Fueron precisa-mente esas cualidades, junto con su fe en Dios y laoración, las que le llevaron -igual que a muchos otroschicos campesinos que tenían los mismos obstáculos quevencer- desde la obscura granja a la realización desus sueños. Hoy en día, si tomas un libro muy conoci-do, "Who's Who in America" (Quién es Quién en EE.UU.)y deslizas lentamente tu dedo por la página de la letra"B", encontrarás su, apellido, Brandt, y después el nom-bre, John Lincoln. *Véase la nota al pie de la página.

NOTA: Sacada del tomo correspondiente a 1933 de "Quién es Quién enEE.UU."BRANDT,JOHNLINCOLN:Pastor, orador, ministro ordenado por la Iglesia de los (Discípulos)Cristianos; pastorados: Denver, Terre Haute, Toledo, Valparaíso, StoLouis, Muskogee, Oklahoma, Iglesia Catedral de Cristo, Melbourne,en Australia. Ahora pastor de la Iglesia Cristiana de N. Vermont,Los Angeles. conferenciante; ha viajado mucho, masón. Obras: Lacena del Señor 1888, Momentos decisivos de la vida 1890, El matri-monio y el hogar 1892, Lo falso y lo verdadero 1893. Sermones quesalvan almas 1895, La supremacía ang losajone 1915, Importantescuestiones bíblicas 1926, Encontrar a Cristo 1939. Capitán [ack , Au-tor de artículos para revistas y periódicos religiosos.

4 EL BORDEDE SU MANTO-------------------------------------------------------------------------Mas este libro trata de la historia que empezó cuando

en aquella época de Blue Ridge nació en la casa del jo-ven predicador ambulante una niñita pequeñita, tan pe-queñita que no pesó muchos kilos. Esa niñita fui yo,que nací en Ronsevert, Virginia del Oeste; e igual queen aquel entonces era un trocito de vida muy pequeñito,igual de pequeña me siento actualmente según mi propiojuicio, ahora que escribo la historia de mi vida. Yo nome hubiera puesto a hablarte de esta historia si setratara efectivamente de MI vida; pero resulta que voya tratar de otra Vida, ¡que es tan hermosa, tan mara-villosa y tan sin igual que nada más pensar en laoportunidad que tengo de hablarte de la maravilla quehizo El, me emociono! Esa otra Vida a la que me refieroes la Vtd a Divina del incomparable Cristo, quien dijoque "vino para que tengamos vida, y para que la ten-gamos en abundancia." Este maravilloso Cristo de glo-ria, que se paró tantas veces en el camino de Jerusalénpara consolar o tocar a los más pobres y humildes deentre los hombres, se paró un día ante mi puerta y seinclinó para tocar mi cuerpo que estaba abatido y que-brantado.

¡Maravilla de maravillas es que El cuide hasta delmás pequeño! ¡Un milagro de la Compasión divina que seincline para llegar a lo más bajo! ¡Maravilla de los si-glos que nos ame tanto! ¡Y eterna maravilla que siendopecadores, Cristo muriera por nosotros! Este Altísimo ySanto, este Hombre Amoroso, un día se inclinó muchodesde la Gloria, y llegó a tocar mi vida rota y arrui-nada y mi cuerpo agonizante y doliente, y los transfor-mó a los dos para siempre por un milagro de gracia.

Igual que se alaba el sacrificio y la valentía del quehace un rescate extraordinario y es él quien recibe elhonor y la estima mientras que en el rescatado sólo sepiensa por un momento, asimismo, al leer este libro,piensa en el extraordinario Salvador y en Su amor ma-ravilloso, y no pienses por favor en el nombre y la vi-da de la rescatada sino de pasada. ¡Toda la gloria seapara Su nombre!

"La mañana de Navidad"(24 años más tarde)

Era la mañana de Navidad y el hospital rebosaba de vida,estaba repleto de visitantes y se sentía por todas partes lailusión. Había algunos que se iban a su casa, otros saluda-ban alegremente a familiares suyos que habían venido desdemuy lejos para pasar estos días de fiesta con los enfermos.Yo, recostada en unos almohadones, le suplicaba al doctor queme dejara ir a casa para la Navidad. "De verdad que noquiero que se vaya a casa hasta dentro de unos días, porquetodavía está muy débil", dijo. "Ha pasado una prueba dura.Debe cuidarse por amor de la vidita que ahora depende -deusted." "Pero es Navidad, y si estoy en el hospital no me pa-recerá que lo sea; le prometo que tendré mucho cuidado, peropor favor, déjeme ir esta mañana." Y después de mucho rogar-le, el doctor, aunque no era lo que él consideraba lo más ra-zonable, dio órdenes de que me alistaran para marchar.

¡Sólo de pensar en mi casa, mi esposo y la Navidad mesentí embargada de emoción! Yo había bajado al valle de som-bras en el que tantas madres han estado, y arrebatando estapequeña vida, había vuelto rebosante de gozo porque Dios mehabía dado un hijo. Ese bultito calentito y querido que teníaa mi lado mismo descansando era mío, y podía llevármelo acasa conmigo. De ahora en adelante la casa resultaría muydiferente. De todas formas me encantaba, porque mi esposo yyo éramos muy felices, pero con el bebé parecería una autén-tica familia. Y los vecinos nos habían preparado la comida deNavidad. Habían dicho que para cuando llegara ya la tendrí-an lista. De verdad que era demasiado bonito para ser ver-dad, y aquel día de Navidad era espléndido. Cuando me saca-ron por la puerta del hospital para colocarme en el auto(porque todavía estaba demasiado débil para andar), me pa-reció que nunca había visto un día de Navidad tan bonito. Elsuelo estaba cubierto con un manto tupido de nieve, y yo co-menté maravillada algo sobre la hermosura de los árboles,cuyas ramas, cargadas de nieve, brillaban resplandecientespor la luz del sol. Al salir al aire libre y sentir su frescor,me sentí más fuerte. Miraba el mundo con otros ojos, con nue-vas esperanzas y una nueva alegría. Era maravilloso estarviva, y tener además la alegría añadida de mi nuevo teso-rito era casi más de lo que yo podía resistir. ¡Y encima erael día de Navidad! A mí siempre me había gustado el día deNavidad más que ningún otro. ¡Y en casa! Ya casi habíamosllegado, acabábamos de avistar la casa, ¡qué gusto daba ver-la!

iMas Dios obra de una manera muy extraña! "Sus caminosno son nuestros caminos, y Sus pensamientos no son nuestrospensamientos." "El obra Sus maravillas de una forma misterio-sa; deja sus huellas en el mar y domina hasta la tormentamás fogosa." "Porque como son más altos los cielos que la tie-

6 EL BORDEDE SU MANTO-------------------------------rr a , así son Sus caminos más altos que nuestros caminos, ySus pensamientos más que nuestros pensamientos."

La tragedia puede cruzarse de una forma repentina e ines-perada en el camino de la vida. En un momento determinado,el sol luce su resplandor, y al instante siguiente, se escondedetrás de una nube de tormenta, y de repente el mundo enterose vuelve gris y oscuro. Sobre aquella alegría maravillosaque sentía en el corazón y la belleza de aquellas Navidadescentelleantes, cayó repentinamente una sombra tan oscura yque duró tanto que nubló y frustró los años que siguieron.

Resultó que cuando ya se veía la casita, ya casi habíamosllegado, se produjo un accidente. Salí lanzada y di con laespalda en la piedra del bordillo, y se me rompió por dos si-tios. Todos nos quedamos aturdidos durante un momento, yasustados, y me llevaron a cuestas hasta la cama donde que-dé tendida. Los amigos, que vinieron corriendo, estaban muynerviosos, y mi esposo, tan amoroso, muy preocupado. Se oíanvoces y quien mandaba callar, y después de unas horas, eldiagnóstico del doctor. Lo pronunció de una forma tranquila yprofesional, pero con un tinte de tristeza que llegó como unviento helado hasta lo más profundo de mi corazón y consiguióque cada una de las palabras se quedara grabada en mi me-moria con precisión glacial, como congeladas:

_ "Está paralizada. de la cintura para abajo. En esa parte nohe podido hallar ningún reflejo. Por este examen superficialdiría que tiene la columna rota, pero sólo con una radiogra-fía se podrá. saber exacta y verdaderamente en qué consistela lesión. Comparto sinceramente su dolor, y haré todo lo quepueda por ayudarle, pero creo que lo que podemos hacer es muypoco. Hay una posibilidad entre mil, y resulta peligrosa; yale diré más después de la radiografía. iBuenas tardes!" Y secerró la puerta. Me quedé sola en la pequeña habitación, conmi cuerpo roto, mis esperanzas deshechas y mi corazón destro-zado. Llegaban a mis oídos los susurros apagados de los ami-gos que hablaban nerviosamente de lo ocurrido en el comedor.Mi esposo, apesadumbrado y pálido, se había ido a buscar al-go que necesitábamos. Una enfermera se inclinó y me dijoamablemente: "El niño llora, ¿lo traigo?" Yo asentí con la ca-beza, porque me daba la impresión de que si abriera mis la-bios, aunque sólo fuera para pronunciar una palabra, el to-rrente de mi pena destrozaría y haría pedazos mi dolientecuerpo. Lo trajo y lo acostó a mi lado, el mismo bultito blan-dito y calentito de antes; pero yo ya no sentía alegría.

Callada y pálida, y fría como la nieve que me había salu-dado aquella maravillosa mañana de Navidad, yacía yo miran-do fijamente hacia el techo; insensible y aturdida, y sin de-jar de oír en mi mente el parte del doctor. El bultito semovió de repente, después oí un débil llanto que hizo eco enmi corazón, y entonces llegó el alivio bendito de las lágri-mas, un torrente de lágrimas que siguió fluyendo durante un

LA MAÑANADE NAVIDAD 7

período de cinco años, los cinco años que siguieron que estu-vieron llenos de terrible pena, sufrimiento y quebranto decorazón, años de dolor interminable, de aislamiento y soledad,años que parecían interminables por la falta de esperanza yla desesperación.

AL LECTOR: Te ruego que no dejes de leer la siguiente no-ta. Es sumamente importante para el que lea esta historia.

NOTA: Quisiera manifestar lo siguiente respecto al estado de la Sra.B. y a la operación que sufrió, como testigo presencial:

Por las radiografías habíamos descubierto que la columna se había rotopor dos sitios, y que las vértebras rotas desplazadas hacían presi6n so-bre la médula espinal. Yo estuve presente en el quir6fano durante laoperación que realizaron los médicos en la espalda. Había allí nueve mé-dicos y cirujanos. El que operaba era el Dr. Oliver Fay, un conocido es-pecialista muy hábil. Otros le ayudaban y otros habían ido de observa-dores, porque era una operación bastante fuera de 10 normal. Practicaronen su espalda una incisión de más de 30 cm., y con un martillo y uncincel de cirujano retiraron a base de cortes todo el hueso que recubr íala médula espinal en una porción de más de 20 cm. De modo que quitaronlos elementos de la parte superior y dejaron al descubierto la médula es-pinal en ese trozo. Durante los meses que siguieron, ella tuvo que yacertotalmente inmóvil hasta que se volvió a reproducir cartílago por encimade la médula espinal. (Actualmente, la Sra. B. no tiene hueso en esetrozo de la médula (20 cm.), que está cubierto únicamente por cartílago.)

El resultado de las operaciones, gracias a la magnífica destreza de loscirujanos y a la atención médica singular que le prestaron, fue que laparte inferior del cuerpo de la Sra. B. revivió en parte después de laparálisis; pero la operación le produjo un shock tan grande, debido aque su organismo estaba ya débil 'de por sí, que sufrió un colapso total,y tardó meses en recuperarse de los efectos de- la operación. Luego si-guieron cinco años de invalidez, durante los cuales la cuidé yo, con laayuda de otras personas. Se le presentó una angina de corazón aguda,que es una enfermedad que la profesión médica considera incurable y quehace sufrir muchísimo al que la padece. Ya de antes tenía estenosis mi-tral y aórtica (enfermedad de las válvulas del corazón). Muchas veces mesenté a su lado, tomándole el pulso con los dedos, y sólo sentía dos otres latidos de cada cinco, y. hacia el final, cuando se debilitó tanto,fueron más veces de las que yo pueda recordar ahora las que palpé sinsentir su pulso en absoluto durante muchos segundos seguidos. Su estóma-go llegó a estar totalmente ensalivado, y los intestinos paralizados par-cialmente.

Durante una época bastante larga la alimentamos con un tubito, porqueno podía tragar. Había contraído una enfermedad pulmonar muy grave yel lóbulo derecho del pulmón ya casi no existía. En la parte derecha dela nuca tenía un bulto muy grande, debajo del cerebelo, una lesión queproducía alguna interferencia de forma que cuando movía la cabeza paraun lado, quedaba inconsciente. La condición empeoró a medida que ellase fue debilitando. Al final no podía mover la cabeza en ningún sentido.En las encías tenía una piorrea aguda, que las hacía inflamadas e hin-chadas, y casi todos los dientes los tenía sueltos. Con la excepción dealgunos días muy distanciados unos de otros, no podía comer nada, y ledábamos alimentos diluidos por un tubito.

Durante el último año de su invalidez estuvo totalmente paralítica dellado derecho y tendida sobre unos cojines de gomaespuma totalmente im-posibilitada _ Se estaba volviendo ciega muy rápidamente, y lo que la

8 EL BORDE_..E~_~_~~~_~ _-::~:~~--~:;-:~-:-:;:~~:-:-;;:ulantes.Era una inválida impotente y~esahuciada t que se pasaba la vida tendida en cojines de gomaespuma yde tanto que adelgazó se quedó en 30 kilos,. con la cara totalmente dema-crada. Al final estaba casi continuamente mconsctente , por lo mucho quesufría' era un caso perdido. Los médicos no le daban ninguna esperanza.No se' le podía ni dar la vuelta en una sábana, para que descansara laespalda, porque cuando se volvía de l~do, aunque no fueran sino uno odos segundos, el corazón dejaba de Iat í r poco a poco, y una vez llegó apararse, cuando nos arriesgamos demasiado.

Yo la llevé en camilla al sanatorio de Battle Creek, y. de la mismaforma a un especialista del corazón de Sto LOOlS, Mlssouri, y luego lle-gamos hasta Corpus Christi, en Texas, todavía en camilla. De allí futmosa San Francisco, California, donde decidimos llev8;la a un l~gar tran-

uilo donde pudiera pasar sus últimos días de agoma porque íba empeo-~ando sin remedia, y todos los médicos estaban totalmente de a~uerdo enque donde fuera que la lleváramos, no nos darían la más mímma espe-ranza, porque no había nada que ellos pudíer an hacer.

Fue en la casita parroquial de la Primera Iglesia Cristiana de Uklah,California, de la que yo era pastor, donde esperamos. el desenlace. Cuan-do llegamos a Ukiah, la condición de la Sra. B. mejoró tanto que empe-zamos a tener esperanzas de que recobrase la salud; pero l~:go tuvo unarecaída repentina y después de aquello su estado se VOlVlO má.s graveue nunca. Los médicos dijeron que ya no faltaba mucho, ~ estuvIero~ de

~cuerdo en que había sido casi un milagro el que su vIda. se hubl~:aprolongado tanto. Durante todos esos años ella recibió la mejor atenctonmédica que existía y los doctores no dudaron en declrme que el cas,:, dela Sra. B. había llegado más lejos de lo que alcanzaba la medíctna ,Ninguna técnica ni conocimiento HUMANOera capaz de hacer nada porella. Queremos dar las gracias a esas buenas person~s, nos ayud~ronmucho hicieron todo lo que pudieron; pero cuando se dieron por venc ídosdiciéndonos que ninguna ayuda HUMANApodría" hacer nada, llevamos elcaso a una autoridad superior, y vimos que na~a hay ut~pos~,ble paraDios", y que "los apuros del hombre son la oportumdad de Dtos ,

Yo deseo manifestar y testificar todo esto, puesto que fui testigo pre-sencial de la operación y un constante y permanente asistente de la Sra.B durante sus años de invalidez, y honestamente puedo dectr SIn sombrade duda que lo que le ocurrió a ella <Cuyo relato da en este libro) fueun auténtico milagro.

'Que Dios te bendiga abundantemente mientras lees esto, qu.e fortalezcatu I fe y refuerce tu amor por El! "Del lecho de muerte al pülptto de lanoche a la mañana" resultó muy fácil para Su poder. El puede hacer co-sas aun mayores por ti, y dice en Jeremías 33:3: "Clama. a mí y yo t~responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces.Conforme a vuestra fe os sea hecho.

H. E. B.

(Esposo de Virginia Brandt B.)

MemoriasDurante los largos y penosos meses que transcurrieron len-

tamente después de' aquello, yo viví de memorias. Qué pococonscientes somos algunos de que puede llegar el día en quenuestros únicos compañeros y nuestro único consuelo sean lospensamientos que saquemos de la despensa de la memoria. Du-rante muchas horas seguidas estuve sola con mis pensamientoscomo única compañía. No veía suficiente para leer, y casi es-taba demasiado débil para hablar, y mi vida se desarrollabatan cerca de la frontera con la muerte que tenía muy poco encomún con los vivos; estaba literalmente recluida en mis me-morias.

Durante mi niñez, mi padre había insistido en que le con-fiáramos algo a la memoria cada semana. El creía mucho enllenar bien la memoria, e hizo todo lo que pudo para conver-tir nuestras jóvenes mentes en auténticos almacenes. Hay genteque piensa que las cosas del pasado por el hecho de haberpasado ya no existen, que son sólo memorias. Pero en aque-llos días yo descubrí que las memorias están vivas y que yono tenía más remedio que vivir con ellas día tras día duranteaños. ¡Cuán diferente hubiese sido mi vida si tan sólo hubie-ra sabido, si tan sólo me hubiera parado a pensar que algúndía tendría que vivir. con ellas y junto a ellas!

Gracias a la insistencia de mis padres había guardado den-tro de mí muchísimas Escrituras que llegarían a ser una ben-dición maravillosa para mí, y harían posible un momento cr u-cial de mi vida más adelante; pero en aquel tiempo no signi-ficaban nada para mí debido a que mi vida se veía oscureci-da por una gran sombra de incredulidad. Fue una tragedia queen esos días de temor no tuviera el consuelo de la Palabra deDios, fe en Sus promesas y conciencia de Su presencia, comotendría más adelante. Si yo hubiera conocido y poseído esasbendiciones, cuán diferentes habrían sido aquellos días; ymás adelante llegó a ser así, pero mi vida fue un abismo sinfondo de doliente vacío, mi alma una cáscara vacía que con-tenía únicamente un deseo insaciable, porque no sólo mi cuer-po estaba roto, sino mi fe también; no tenía esperanzas,ni Dios.

Permíteme ahora que vuelva atrás en esas memorias, y asíentenderás mejor por qué tuvo que castigarme Dios como lo hi-zo. Creo que puedo decir sinceramente que la religión que yoposeía era meramente una "religión heredada". La había here-dado, igual que otras características de mis padres que for-man parte de mí hasta este día, igual que otros heredan lasjoyas de la familia, y aunque las conservan y las estiman mu-cho, nunca les dan ningún uso práctico.

Yo nací en el regazo de la iglesia. Era una hija de predi-cador. Todo lo que conocí fue la vida de la iglesia, sus ser-

10---- EL BORDEDE SU MANTO

vicios, su gente, sus enseñanzas. Una vez, teniendo yo seisaños, me preguntaron dónde había nacido, y yo respondísin vacilar: "Pues en la iglesia, por supuesto." ¿Y por quéno iba a responder eso? Yo nací durante un movimiento dedespertar religioso, y me había pasado casi toda mi corta vi-da entrando y saliendo de la iglesia. Mi padre, que era pre-dicador, y mi maravillosa madre siempre practicaron devocio-nes familiares, y hasta donde me llegan los recuerdos, en micasa era tan corriente una Biblia como una silla. Fue muynatural, pues, que a los nueve años de edad recorriera elpasillo de la iglesia hacia el frente cuando invitaron a acer-carse a los que deseaban aceptar a Jesucristo como Salvador,y con mi mano en la de mi padre, respondí las preguntas queme hicieron y entré a formar parte de la iglesia.

A partir de aquel día colaboré en los círculos de la igle-sia, en la Catequesis Dominical, en la Unión Cristiana (Chris-tian Endeavor l , en una misión del frente del río Mississippi.Llegué a la adolescencia y luego a la juventud y no dejé deorar y testificar y manifestar de una u otra forma que creíaen Cristo y que era un miembro activo de la iglesia; la ver-dad es que era una persona bastante religiosa. Era religiosa,pero también lo son algunos paganos del mundo. Participabaactivamente en la iglesia, pero también lo hacen así algunaspersonas de lo más ateas que he conocido. Y desde luego ora-ba, siempre había .or a do , de la forma en que entendía la ora-ción en aquel tiempo; pero nunca contaba con que mis oracio-nes fueran respondidas, y no tenía una relación personal conJesucristo. Sabía cosas DE El, pero no le CONOClA A EL; notenía un trato directo y personal con El. Para mí era un serlejano, silencioso y más bien severo, totalmente indiferenteexcepto cuando yo hacía algo malo, ya que entonces se poníamuy enfadado (y la verdad es que así creía que estaba lamayor parte del tiempo). La verdad es que si fuera a expli-car exactamente la impresión que me daba, para mí era ungran juez que estaba enfadado conmigo por los pecados que yocometía, y que por eso había apartado Su rostro de mí y noquería saber nada de mí, o poco menos. Esta conclusión a laque yo llegué no tenía nada que ver con las enseñanzas queme habían transmitido mi padre y mi madre, porque yo eramuy obstinada e independiente, y quería hacer las cosas a mimanera, y no a la de Dios ni de nadie más. Desde luego queyo no había nacido de nuevo, nunca, y por tanto no era, co-mo lo expresa la Escritura, "Una nueva criatura en Cristo Je-sús", ni habían "pasado las cosas viejas". Cuando me integréen la iglesia no tenía intención de unir mi vida a Jesucristo,sino únicamente de integrarme en una organización religiosa.No había sentido nunca una transformación interior; cuandome hundí en las aguas del bautismo, era una pecadora seca,y cuando salí era una pecadora mojada. Las Escrituras ha-blan de "apariencia de piedad pero sin la eficacia de ella".21 a Timoteo 3:5.

________ ~ .-=M=EM~O=R~l~A=S ll

. Me hice ~ayor, y, era una persona muy religiosa en aparien-~la, pe.ro rm ,~e~lgl~!1. no tenía ninguna eficacia. Jesús dijo al~s. fa.nseos: "Llmplals lo de fuera del plato, pero por dentroesta l\'~~undo, ,Mateo 23:25. Yo cumplía exteriormente a laperfeccíón ~on rms deberes; es decir, iba a la iglesia, asistíaa las reunlones. de oración, daba testimonio en público, can-taba y daba llmosna, mi vida religiosa era ejemplar; peropor dentro, como el plato del que hablaba Jesús, no habíacambiado. Desde niña había observado muy atentamente a lagente,. y la tdea de vida cristiana que me habían dado algu-n~.s miembros de la iglesia no me hizo mucho bien. La posi-cron en la cual. me encontraba hizo que conociera de cerca aa~gunos cristianos, n~minales, y desgraciadamente tuve oportu-n~dad más, .que suftc íente de observar no sólo al Doctor Jekyll,smo tambí én a Mister Hyde. De hecho, fue tras una reuniónde negocios de la Unión Cristiana que se celebró en la casade un trabajador, que sin .. saberlo mis padres empecé aap.re':lder aballar. Fue t~~bIen una mujer que profesaba sercr~stiana (y cuya profes íón era bastante bien conocida) lapnme~a que me puso en las manos una baraja de cartas y meenseño sus nom~res. Y podría seguir mencionando otros ejem-plos por. el est í lo ; pero baste decir que había visto demasia-dos cr í st í ancs de los llamados "nominales". El diccionario diceque "nominal" singnifica "que sólo tiene el nombre". La Pala-bra d~ Dios dice: "Tienes nombre de que vives, pero estásmu.erto. (~pocalipsis 3:1). No es de extrañar que un día ledIJera, a mi ,madre qu~ había llegado a la conclusión de quen~ tema r.azon al dec tr que no estaba bien que los cristianoshtcter an cier-tas cosas, porque yo había visto a muchos miem-bros de la iglesia a quienes yo admiraba muchísimo quepracticaban tales cosas. Pero desgraciadamente, yo no conocía~?tonc.es , la "diferencia que hay entre el cristianismo y eltg les íantsmo , entre un cristiano "nominal" y otro auténtico

e':ltr; .uno que "pr~fesa" y otro que "posee", entre un Crist~hí stór íco y un Crt sto viviente, Salvador personal. Y así escomo está dividida, actualmente la iglesia, entre los que sabenDE El, Y los que de verdad LE CONOCEN. Por eso no extrañaque Jesús dijera: "Yo conozco tus obras, que ni eres frío nicaliente. Ojalá fueses frío o caliente. Pero por cuanto eres ti-b.io,. y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca". (Apoca-Itps ís 3: 15.'.16). Por eso no resulta sorprendente que cuando mimadre murto , yo me llenara de amargura y rencor, y hubo 11IO-

mentos en que casi odié a Dios por habérsela llevado y ha-ber destrozado nuestro hogar. Nunca hablé con nadie de todoesto, sino que lo escondí en mi corazón, y ese sentimiento seenraizó al no expresado.

La universidadMe matriculé en un colegio mayor de fama y me puJe

a trabajar con mucha voluntad. Nadie tuvo que convep-cerme para que me aplicara; al revés, me enterré lite-ralmente en el estudio, al que dedicaba todos mis pen-samientos y todo momento libre. A diferencia de mi pa-dre, no era excesivamente inteligente ni intelectual pornaturaleza, pero me encantaban los libros y no me cos-taba estudiar. Creo que tengo que reconocer que teníaalgo a mi favor: tenía grandes ideales, a con-secuencia de la educación tan estricta que me habíandado de pequeña y de la influencia tan maravillosa quehabían ejercido mis padres sobre mí. Asimismo tenía mu-chas ganas desinteresadas de servir a los demás. No sa-bía de qué forma ni dónde hacer lo , pero estaba decididaa entregar mi vida a alguna buena causa. No necesaria-mente al servicio de Cristo, ni para Su gloria, sinosimplemente para aliviar el sufrimiento de las personas.Con este objetivo trabajé, estudié y me preparé, con sa-crificios. Para empezar contaba con una situación alen-tadora, por las ventajas de que gozaba; las ventajas delas enseñanzas que me habían dado y los estudios quehabía realizado en mi casa, porque mi padre poseía unabiblioteca enorme que contenía cientos y cientos de li-bros. Antes de cumplir los quince años ya tenía unaeducación bastante buena. Había disfrutado las ventajasde los viajes; antes de tener dieciocho años, ya habíarecorrido de un lado a otro este continente varias veces,y además había viajado por toda Europa. También teníaventajas de relaciones; no sólo había tenido el privile-gio de conocer, sino de tratar personalmente a algunaspersonas muy nobles e importantes que había conocido eninstituciones para el ocio y descanso, en el extranjeroy en casa de mi padre. Muchas de ellas las conocí enla época en que viajé con mi padre haciendo representa-ciones del evangelio al aire libre. Hablo de ello porqueel haber conocido a estas personas influyó mucho en losideales y ambiciones que albergué en años posteriores.

Los días de universidad pasaron muy rápidamente.Entré en dos universidades diferentes, pero sólo una deellas interesa en este relato.

\ ~~.~?~~~?i~~~m~~,¡m~~C!~~"q e dirigía un profesor modernista. ¿Qué es el moder-nfsrno? Alguien lo ha definido de esta forma: "Es la in-fi~elidad vestida con ropas nuevas; es meramente agnos-ti ismo con un afeitado y un corte de pelo." Pero no heha lado mejor definición, descripción o desenmascara-mi nto del modernismo que el que hizo el Dr. A. P. Gou-they en su maravilloso librito: "Jesucristo, fue un hombre,¿o es Dios?" Cito sus palabras: "El modernismo pretendeser producto de un nuevo intelectualismo, pero en reali-dad no hace sino repetir argumentos rancios que hacemucho tiempo ya atacaron y derrotaron los defensoresde la fe cristiana, desde los días de los apóstoles hastala actualidad. Lo llaman "crítica superior", pero trasanalizado resulta que es una FORMAMUY INFERIOR DECRITICA, puesto que en su mayor parte no presentaninguna premisa para sus razonamientos, y más bienconsiste en especulación filosófica, a la que da el nom-bre de ciencia; profesa el cristianismo sin un Cristo re-dentor y pretende demostrar que la Biblia está anticua-da sin dar ni la más mínima evidencia que puedaaguantar la prueba de la lógica o de la ciencia; y pa-ra terminar, ignora por completo la evidencia acumuladade casi dos mil años de experiencia cristiana".

A ver si lo entiendes; yo trabajaba en el departamen-to bíblico de aquella universidad, además de seguir misotros estudios. Pero este profesor sólo enseñaba la Bi-blia, él era específica mente un profesor de la Biblia.Día tras día me senté allí escuchando sus enseñanzas,sin darme cuenta en absoluto, al principio, de que éstasesta ban minando la poca fe que tenía. Los relatosde las Escrituras, que siempre me habían dicho eran to-ta lmente ciertos, acontecimientos que habían sucedido,aquí me decían que eran sólo alegorías. Y capítulo trascapítulo de la palabra de Dios, que siempre me habíanenseñado que eran la verdad, este profesor los presenta-ba como mitos, y otros meras leyendas. Muchas de lasprincipales promesas no eran para el día de hoy, y losmilagros que realizó Cristo podía haber los hecho cual-quier hombre que conociera lo suficientemente bien lasleyes que los gobernaban.

Muy pronto había perdido del todo la poca fe que te-nía en la autenticidad de las Escrituras, en la inspira-ción divina de los que las escribieron, en la divinidad¡

16 EL BORDEDE SU MANTO

de Cristo y en Sus milagros. En la clase había un estu-diante con el que me relacionaba que estaba muy avanzado en esa línea del "pensamiento moderno". El me explicó muchas veces esta nueva teología, lo que él creíaEl no tenía pelos en la lengua, como el profesor, qudisimulaba su modernismo de esta forma: "Pues bien, estudiantes, ahora ya conocen ambos aspectos de la cuetión. ESTA es la teología antigua, y ESTA OTRA es lamoderna. Esta es la tendencia antigua de pensamiento,y esta otra es la moderna. Lo mejor es exponerles lasdos en el aula." Pero se veía claramente cuál de lasdos creía él, porque no era simplemente un crítico supe-rior, sino que más bien era un crítico destructivo, insi-dioso y velado.

¿En qué consiste esta nueva teología, lo que llamanmodernismo?

La Biblia en vez de ser una revelación de Dios,transmitida de forma infalible, no tiene nada de revela-ción; no son sino un puña do de leyendas, mitos y ense-ñanzas inventadas por el hombre, cuentos.

No acepta la interpretación histórica del hombre, quees una criatura hecha a la imagen de Dios, que tienedentro un alma a la que Dios mismo infundió su aliento,y dice que el hombre no es más que una bestia imper-fecta.

Jesucristo no tiene una personalidad divina, ni esverdadero el relato de la concepción inmaculada quepresenta la Biblia; El es dí vino únicamente en el senti-do en que todo hombre o mujer €s divino, porque tam-bién era imperfecto.

Prescinde de la Encarnación, y según sus teorías, siel mismo Jesucristo viviera en el mundo actual, Sus opi-niones cambiarían.

Las profecías de la Biblia no las escribieron hombresinspirados por el Espíritu Santo, sino que son merasfantasías apocalípticas.

El pecado no es rebelión, sino simplemente algo sinimportancia, quizá incluso un despertar.

En realidad todo son conjeturas; porque no se puedeestar seguro de nada, pues en realidad la verdad noes algo verificable.

De modo que nos deja cual bestias, andando a tientasen tinieblas. No tenemos antepasados puestos por Dios aquienes recordar, ni nada cierto que esperar del futuro,ni ninguna seguridad, que tanta paz da, para el pre-sente.

Esto es un resumen muy breve de esta nueva teologíael modernismo, tal y como me lo presentaron a mí. '

La Biblia ha sido desechadaCuentan que un señor mayor, anciano de la iglesia

muy dedicado, cuando su pastor dimitió, en la recepciónde despedida le entregó un paquete muy bien envueltodiciéndole: "Estoy seguro de que este regalo será muydiferente de los demás regalos de despedida que le ha-yan dado". Naturalmente el pastor sentía curiosidad, ysin esperar más, abrió enseguida el paquete, y se en-contró con que no llevaba sino las cubiertas gastadas ydescoloridas de una Biblia, porque todo el contenido selo habían arrancado. El pastor se quedó muy sorprendi-do y le preguntó: "¿No se habrá equivocado? ¿Es éste elregalo, o a lo mejor me entregó un paquete que noera?" "No", contestó el anciano, "eso es todo lo que mequeda de la Biblia ahora que usted ha terminado, y seme ocurrió que más valía que se llevara también las cu-biertas. Para que entienda: cada vez que usted nos de-cía que algo no era para hoy en día, inmediatamente loarrancaba, y también arranqué otros pasajes que usteddijo eran mitos, alegorías, malas interpretaciones, etc., yademás las referencias relacionadas con ellos. Y aquítiene el resultado. Lo único que me quedó fue las cu-biertas. Usted se llevó todo lo demás, y pensé que seríamejor que se quedara también con las cubiertas." y esoera lo que yo pensaba de la Biblia cuando terminé miscursos en la universidad. Recuerdo tan claramente comosi fuera ayer el día que me fui. Tenía todos mis bár-tulos dispersos por la pequeña habitación de la residen-cia, puesto que me había preparado para hacer las ma-letas. El curso escolar había terminado y estaba listapara marchar. Había desechado un determinado númerode cosas que no me podía llevar, y se me ocurrió tam-bién: "¿Por qué no dejas también la Biblia?, ya no tienesninguna fe en que sea de inspiración divina, ya no esla 'Palabra de Dios' para ti; igual que al anciano dela historia, sólo te quedan las cubiertas." Bueno, yo notiré la Biblia, pero en mi corazón la deseché. Yo seguíacreyendo que era el mejor manual de ética que se habíadado al mundo, y seguía creyendo que Jesucristo era elmayor maestro que había tenido la humanidad. Había es-tudiado las enseñanzas de Platón, de Aristóteles, de Sé-crates, de Diógenes, de Buda y de Confucio, pero sinsombra de duda las enseñanzas de Cristo eran muy su-periores a las de todos ellos. Y aunque me habíanarrancado el último vestigio de fe que me quedaba en lainfalibilidad de las Escrituras, seguía estudiándolas con

18 EL BORDEDE SU MANTO---------------------------------------------------------------------------regularidad y esforzándome por vivir según sus elevadosprincipios, ya que constituían mi código de moral. Yo noera ni más ni menos que una agnóstica; considerabaque la religión era una apariencia externa, y laoración un mero ensueño piadoso que tenía un efectosubconsciente sobre las personas que la practicaban.

Mi situación era parecida a la de un buscador de orode Alaska de quien había oído hablar (seguro que mu-chos de ustedes también conocen su historia) que se en-contraba una tarde sentado al lado de la fogata de sucampamento cuando sus compañeros le preguntaron depronto: "jim , si alguna vez encontraras una veta deoro, ¿qué sería lo primero que harías al volver a Esta-dos Unidos?" "Déjame pensar", dijo Jim. "Bueno, creoque me compraría una buena comida de alimentos fres-cos, de verdura fresca y carne del día. Ya estoy hartode judías en lata y sardinas en lata, ya casi noagu~nto la, vista de una sardina o de una judía." Bien,llego el d í a en que Jim dio con una veta de oro, y conlos bolsillos repletos de dinero llegó a San Francisco. Sefue directamente a una cafetería bastante famosa. El ca-marero le presentó el menú y Jim tras leerlo, con unasonrisa en los labios, dijo: "Tráigame este pavo con sal-sa de moras, con toda su guarnición." El camarero ca-rraspeó y dijo: "Lo siento, pero el pavo con salsa demoras se ha acabado. Hoy tuvimos muchos más clientesde los que esperábamos. ¿Otro plato tal vez?" [ írn leechó otro vistazo al menú y respondió: "Bien, sírvamepollo con budín. Me recuerda mi casa. Eso estarábien." El camarero volvió a carraspear y le contestó:"De verdad que lo siento mucho, caballero, pero hoyhan parado aquí para almorzar un par de delegacionesque van a tomar el transbordador y acabaron todo elpollo con budín. ¿Tal vez le interese otra cosa?" Conesto Jim dejó de sonreír, y frunciendo un poco el ceñodijo: "Claro, entiendo. Bueno, tráigame un filete bienjugoso, frito con mucha cebolla. Con eso ya irá bien."Y esta vez, bastante avergonzado, el camarero le repli-có: "Lo siento muchísimo, amigo mío, pero ¿ve ustedaquel viajero tan grueso que está sentado en aquellamesa? Pues él se comió el último filete que teníamos. Deverdad que lo siento." "Bueno, ¿qué me podría traer?",le preguntó Jim bastante irónico. "Bueno, le podríamosabrir cualquier tipo de lata que le apetezca al señor"fue la contestación del camarero. "No; a MI no me abr;usted ninguna lata", respondió Jim levantándose y aban-donando el lugar tras agarrar su maletín y su sombre-

LA BIBLIA HA SIDO DESECHADA 19

ro. Iría a donde tuvieran algo más que conservas de la-ta.

Yo comparto la pos re ion de Jim, y la aplicación quedan muchos predicadores a esta historia ciertamente esvaledera para mi experiencia, casi da la impresión deque se escribió para mí. Aquel profesor le habíadicho a mi hambriento corazón que ya no quedaba pavocon salsa de mora hablando de nacer de nuevo. ¿Unaauténtica experiencia de un nuevo nacimiento? Oh, esose había acabado hace mucho tiempo; y el bautismo delEspíritu Santo, ¿un genuino revestimiento de poder desdelo alto? Eso ya lo agotaron los discípulos y ya no que-daba pollo con budín de ése para saciar mi alma nece-sitada. Y ¿el poder sanador de Cristo? Bueno, eso fuesólo para introducir el ministerio de Cristo, como unbuen filete del que los discípulos no dejaron ningúnresto, ya no queda ni la salsa. ¿Y el mismo Cristo?Bien, era de comprenderse que actualmente no seguíasiendo el mismo, porque según ellos, ya no era el Cristomilagroso, y todo lo que nos queda del generoso banque-te que dio en Su tiempo son unas pocas conservas, con-servas enlatadas que llevan en sus etiquetas el nombrede racionalismo, formalismo, modernismo, etc.; pero lasrepisas de la despensa de Dios están en realidad vacíasde todo lo que sea auténtico poder y fuego del EspírituSanto y manifestaciones maravillosas del Cristo milagro-so, de toda experiencia sobrenatural capaz de transfor-mar por eompleto una vida. No es de extrañar que algu-nos ya no queramos saber nada de estas conservas enla-tadas. Porque envenenaron de tal forma nuestras almasy nos asquearon tanto, que ya no queremos saber nadade ellas. Lo único que nos satisface es la auténtica co-mida. Por muy atractiva que sea la etiqueta, recelamos;sólo lo auténtico satisface nuestras almas.

Una iglesia a la que Jesúsnunca asistió

. Desde luego que ~o tenía todo en contra en aqueltiempo, y lo que tema que aprender lo iba a aprenderh~st<l: el fondo. Yo estaba asistiendo a una iglesia deldtstr ttc del lago a la que pertenecían muchos amigos~íos .d~sde ,hacía mucho~ años. Las ~alabras 'fría' ytr adtctonal no dan m sombra de tde a del ambiente

que reinaba en aquella institución espléndida. Todo sehacía muy decentemente y con orden, pero allí no habíacalor, no se conocía el poder de Dios. El ambiente erarefinado, per~ no espiritual; educativo, pero no inspira-dor, no reammaba el alma. El predicador era un oradorsensacional, brillante y retórico, pero uno se sentía co-mo la anciana que no lograba entender lo que decía elpredicador, que se elevaba a un nivel mucho más altoque el de su gente en sus vuelos ínte lectua les, y porfin le gritó: "Predicador, haga el favor de bajar susgolosinas al estante de abajo." Yo estuve durante untiempo escuchando continuamente esos discursos intelec-tuales que no tenían nada de la auténtica religión des~empre ni d~ un Cristo viviente. Creo que aquella igle-sia se pa recra mucho a otra en la que quería ingre-sar un viejo negro. Lo había intentado durante va-rios meses, pero el predicador, que no lo considerabadeseable pero tampoco quería ofenderle, le había dadolargas, hasta que al final el viejo negro receló. Por finse dio cuenta de que no lo querían. La última vez quelo vio, el pastor le había dicho que orara sobre elasunto, y un día llamó por teléfono al predicador y ledijo: "No se preocupe por mi ingreso en su iglesia clé-rigo. Ya no se moleste más con eso." "¿Así que estu'visteorando a~ respecto, Sam?", preguntó el predicador. "Sí,señor, ore al respecto", le replicó el viejo, "y el Señorme dijo: 'Sam, no te importe no entrar en esa iglesia;yo también llevo unos 20 años intentando entrar y toda-vía no lo he conseguido. '" Todos nos sonreímos cuandooímos esto, porque es una ilustración muy sencilla; perode verdad que es una tragedia y que da pena ver quehay personas que van todas las semanas a la iglesiadurante años y nunca han conocido en realidad a Jesu-cristo. Con razón aquella pobre señora hambrienta dejóuna vez en la mesa del despacho de un pastor "moder-no" este trocito de las escrituras: "se han llevado a miSeñor, y no sé donde Le han puesto." Este pastor nos

UNA IGLESIA A LA QUE JESUS NUNCAASISTIO 21----------------------------------------------------------------------ofrecía sus "conservas enlatadas" de una forma lomás bonita posible. Uno se sentía muy inspirado intelec-tualmente tras escuchar uno de sus discursos tan erudi-tos, pero el corazón lo sentía uno más hambriento y másvacío que nunca.

Tras recibir todas estas influencias, mi pobre corazónllegó a estar más frío que nunca, literalmente congeladoentre el formalismo, el racionalismo y el modernismo. Al-gún día me gustaría volver para ver si en aquella igle-sia funcionaría la receta de Martha, la vieja negra.Ella hacía el helado mejor que nadie en toda la comuni-dad. Cada vez que había una reunión, tómbola o asuntode importancia en la iglesia, la tía Martha tenía quehacer el helado, porque nadie le daba el punto queella. Una tarde se emocionó muchísimo porque la llama-ron unas aristócratas del vecindario. Las recibió en suporche, y sonriendo de oreja a oreja se balanceaba ensu mecedora, contentísima con aquella visita tan inespe-rada; y de pronto su alegría se volvió sospechas. Al po-co descubrió la verdadera razón de su visita: no es quehubieran venido a verla a ella, lo que querían era sa-ber cómo hacía el helado. La portavoz del grupo le di-jo: "Martha, los de la iglesia vamos a hacer una reu-nión social, y nos interesa muchísimo saber cómo hacesel helado. No hay en todo el pueblo quien lo haga comotú." Y la querida señora respondió: "Pue ", le' voy acontar a toa' u' tes como hago yo el helao. Agarro lo'huevo' y el asucar y la nata y el estrato de bainilla ylo' meto en la helaera y los me' clo , Luego la sierro conla tapa y cuando se hase de noche, entonses me cargoal hombre la helaera y la llevo a la iglesia de u' tes yla dejo allí pega' a la pare', y cuando la vuelvo abusca' por la mañana, está el helaíto to' hechito, ma'congelaíto que pa' qué'." Ahí ven, la tía explicó conpalabras muy precisas la reacción que provocó en mipobre corazón aquella iglesia tan fría y tradicional.Cuan cierto el versículo: "Tienes nombre de que vives,pero estás muerto."

Es cierto que en aquel tiempo había iglesias en lasque se sentía calor y poder, el fuego mismo del EspírituSanto. Eso lo encuentras en toda confesión en que Cristoes levantado y las personas reciben bendiciones y lasvidas se transforman. Si yo hubiera encontrado unaiglesia así en aquella época, quizás esta historia nuncatendría que haber sido escrita.

* * * * *

22 EL BORDEDE SU MANTO

Me avergüenza decir ahora que con mi corazón y mia~ma en este estado me hicieron Secretaria de Campo Na-c íona l de una de las mayores organizaciones misionerasque en aquel tiempo patrocinaba el gobierno de los Es-tados Unidos. Viajé por muchos estados organizando co-misiones y hablando en público. Casi todos los domingoshablaba en el servicio matutino de alguna iglesia. Enesas ocasiones hablaba de la Biblia, que era mi ma-nual de ética, pero no creía sus verdades fundamentalesmás de lo que las cree cualquier agnóstico de hoy. Yono participaba de sus promesas ni creía que fueran au-téntica~ ni que resultaran prácticas, tal como cualquiermodermsta de hoy. ¿Una agnóstica en el púlpito? Mas¿no es acaso corriente eso hoy en día? Antiguamente ha-bía gente que se ponía a la puerta de la iglesia y de-jaba la Biblia por los suelos, y hoy en día hay muchoscríticos destructivos que hablan desde el púlpito y dejanpor tierra las enseñanzas más sagradas y las doctrinasfundamentales de la Divina Palabra. No hay duda quevivimos en el tiempo al que se refiere la palabra deDios cuando dice: "Porque vendrá tiempo cuando no su-frirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón deoír, se amontonarán maestros conforme a sus propiasconcupiscencias." Y también esa otra escritura que dice:"Cuya boca habla cosas infladas, adorando a las perso-nas para sacar provecho." Judas 1: 16.

IdilioMientras realizaba el trabajo del que acabo de ha-

blar, residí durante un tiempo en Reno, Nevada, dondeconocí al Sr. B., mi esposo, quien más adelante jugaríaun papel muy importante en la experiencia más maravi-llosa que me ha ocurrido en la vida. Cuando terminé milabor en Reno, Nevada, fui a Ogden, Utah, para comple-ta runa ta rea que no había terminado. El Sr. B. seapresuró a venir a Ogden, porque al poco yo iba a par-tir para el lejano oriente, y allí nos casamos en unapequeña iglesia metodista al acabar un servicio nocturnodel miércoles. El Sr. B. (cuyo nombre completo es Hjal-mer Emmanuel B.) era un cantante muy amable, y pocodespués, mi padre nos invitó a acompañarle en una girade evangelización, ofreciéndole al Sr. B. que se hicieracargo de la música. Fue en esta época de despertar re-ligioso, y a consecuencia de la predicación de mi padreque el Sr. B. se ofreció para hacerse sacerdo~te. De todas formas, desde su infancia había tenidouna fe sincera en la palabra de Dios, y su familia eramuy cristiana. En toda su vida no había perdido su inque-brantable fe en Jesucristo Salvador. Mi esposo no cono-cía las convicciones religiosas que tenía yo cuando secasó conmigo, y nunca se imaginó la incredulidad quereinaba en mi corazón. La verdad es que nunca le habléa nadie de las dudas que habían llegado a formar partede mi existencia y que habían transformado todo mi mo-do de ver la vida.

Ahora me alegro mucho de no haber hecho pública mifalta de fe. Ninguna vida se vio nunca ensuciada porella, yeso se lo tengo que agradecer a mi padre, aquien muchas veces oí decir (aunque no recuerdo exacta-mente las palabras): "Si tienes dudas, guárdatelas parati. No vayas a ser una piedra de tropiezo para otrapersona. Ya está mal caer en el infierno, y no hay ne-cesidad de tenderse en el camino de otro para que tro-piece contigo y se dirija también a la destrucción." Yoera consciente de que había perdido en la vida algo queme había hecho ver el mundo en general de una formadiferente, un poder de equilibrio y una influencia res-trictiva que nada podría jamás sustituir. Y aunque nun-ca lo había expresado con palabras, en mi corazón mehabía decidido: "No le voy a quitar a nadie esta fe,porque no tengo nada que dar a cambio."

El Sr. B. decidió ir a la universidad de Drake, en

24 EL BORDEDE SU MANTO

Des Moines, Iowa, para estudiar allí para hacerse cléri-go, y en aquella ciudad, en una casita feliz, volví adisfrutar de las alegrías de la vida hogareña. Habíavivido tanto tiempo entre las ostentaciones de la vidapública que ya estaba hastiada. Me sentía muy alivia-da viviendo escondida en un lugar tranquilo. Las tardesme las pasaba sola leyendo y descansando. Y las no-ches, en casa también, cosiendo, leyendo y conversandocon mi compañero, sentada cómodamente al lado de lalámpara, a veces escuchando un poco de música. Anhe-laba que siempre siguiera así. Ya no quería volver aver un escenario, un púlpito, un foco, no quería sabernada más de la fama ni de la publicidad ni de la pro-paganda. Todo eso pertenecía al pasado. A ver si lo en-tiendes: la obra que yo había realizado en servicio delos demás no la había hecho en el espíritu de Cristo nipara Su gloria, sino muchas veces con un motivo egoístay por ambición personal. Por eso no me brindaba unaverdadera alegría ni una satisfacción duradera, másbien me llegué a asquear de ella. A partir de entoncesviviría sola y para mí misma (aparte de para mi fami-lia, por supuesto) durante el resto de mi vida, escondiday apartada. Pero Dios tenía otros planes. El estabaobrando en mi vida. Toda mi vida me había estado pre-parando, formando y educando para el servicio, no sóloen mi primera infancia con mi padre, que fue tan fuerade lo común, sino también con la educación que habíarecibido, y con la experiencia práctica que había ad-quirido en la obra misionera en que participé, de laque ya he hablado. Y el Señor no estaba dispuesto aperder un soldado de Sus filas, ¡sino que iba a tomarel material que tenía en la mano y a transformarlo paraque fuera mejor! La Biblia dice: "La vasija de barro seechó a perder en sus manos, pero la volvió a hacer."De igual forma, ~ios echó a perder mi vida, para podervolver a hacerla. Como a ]acob de la antigüedad, Diosa algunos tiene que tullirlos para poder coronarlos,deshacerlos para hacer de ellos personas nuevas.

En aquellas noches tranquilas en que yo, sentada ala luz de la lámpara, cosía, no se me ocurrió jamásimaginar siquiera que Dios se estaba moviendo serena-mente entre bastidores, y de una forma muy segura,preparando el escenario de mi vida para algo nuevo, ypara unos cambios que yo naturalmente no había ni so-ñado. Yo, de una forma egoísta, había planeado los dí-as y años venideros según lo que a mí me gustaba ylo que yo prefería y quería,no lo que Dios había elegido

IDILIO 25---------------------------------------------------------------------------ni lo que El quería. Me sentía totalmente satisfecha, fe-liz a la manera mundana, aunque siempre en lo profun-do de mí sentía un doliente vacío, ese abismo sin fondode deseo insaciable que. hay en todo corazón que no estálleno de Cristo. Pero por ahora, todo vacío había que-dado cubierto con una nueva felicidad, porque en mi vi-da había entrado una nueva alegría, estaba en esperade algo maravilloso. Pronto habría unos piececitos co-rriendo por toda la casa, y por todas las habitacionesme seguiría un balbuceo infantil. Tenía muchísima ilu-sión y ya casi no podía esperar más. Todas las ropitaslas había hecho yo misma, no quería que ni una máqui-na las tocase. La canastilla estaba en una esquina dela escalera; parecía un trono, encima de la mesa, sóloque estaba llena de volantes y de lazos blancos y rosas.Por fin estaba todo preparado. Las últimas noches, envez de coser a la luz de la lámpara, lo que hice fueleer con el corazón palpitante libros que me enseñabancómo había de cuidar la nueva vidita que me iba a serentregada, y que me explicaban las maravillosas oportu-nidades y responsabilidades de la maternidad. Recuerdomuy bien que me esforzaba muchísimo por hacer míos to-dos los pensamientos, y que procuraba pensar sólo encosas muy elevadas, nobles y puras, para no echar aperder de ninguna forma la vidita que pronto tendríamosen nuestras manos. Todo estaba preparado, hasta la ca-sa estaba arreglada. ¡Qué tranquilos y qué pacíficosfueron aquellos días de espera! Yo no tenía ni idea deque la tragedia caminaba resueltamente detrás de mí, yque a la vuelta de la esquina me encontraría con inde-cible sufrimiento, con la decepción y la agonía multipli-cadas mil veces. ¡Qué extraños son los caminos de Dios,pero qué maravillosos! ¡Qué misericordia muestra al norevelarnos lo que nos deparará el futuro! Su palabradice: "Vamos ahora, los que decís: hoy y mañana iremosa tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos,y ganaremos." Santiago 4:13. "Cuando no sabéis lo queserá mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamentees neblina que se aparece por un poco de tiempo, y lue-go se desvanece." Santiago 4:14.

(Lo que siguió a aquellos días de espera, viene rela-tado en los primeros capítulos de este libro, aquellahermosa mañana de Navidad y el accidente que tuvo lu-gar en ella.)

Tinieblas y desesperaciónEstos, pues, fueron los recuerdos que mi memoria me

presentó y expuso ante mí mientras yo yacía total-mente inválida y callada, a medida que iban pasandolentamente los días penosos, que se iban sumando a unalarga procesión de ayeres que al poco tiempo formaronaños, años de agonía tal que no hay palabras que pue-dan describirla. Tenía punzadas de dolor que desgarrabany torturaban mi debilitado cuerpo; luego sen.tía un dolormonótono y constante, mientras que los nerv ios se estre-mecían, ardientes cual llamas de fuego; y luego se meiba el aliento, me sofocaba y me ahogaba, como si unamano de gigante me agarrara el corazón, que ya estabadébil y dañado de por sí, y me lo retorciera, hasta quecada uno de los latidos salía vacilante y sofocado. Lue-go me venían convulsi~nes, los brazos ~ las, ¡;>iernas seme estiraban y encog ran hasta que mi fragll cuerpo,exhausto, no soportaba más la agonía, y el cerebro, fe-bril, se hundía en una agradecida inconsciencia; in-consciencia que duraba hasta que las fuerzas dispersasse volvían a juntar y a hacer fuertes y se dejabanarrastrar a nuevas batallas atroces. Siempre tenía alalcance agujas htpodérmíc as , narcóticos ~na vez y es:i-mulantes a la siguiente, hasta que al fmal la peq~enallama de vida tenía tan poca fuerza que no respond ía aninguno de ellos, y parecía que un soplo liger~simo po-dría apagarla. Pero Dios vigilaba aquella llamita, y laprotegía con Sus manos, porque estaba llevando a caboSus objetivos, y no era Su voluntad que se apagara. Unhospital detrás de otro, sanatorios, viajes largos en ca-milla siguiendo cualquier rayito de esperanza que se nospresentara, un médico tras otro (fueron muy. amables,muy sacrificados, e hicieron todo lo que pudieron, queDios les bendiga), pero todos daban la misma contesta-ción: "Este caso está más allá de los límites humanos","lo siento, no puedo hacer otra cosa que ayudarla a pa-sar sus últimos días co comodidad." "¿Comodidad?" Esofue lo único que ninguno consiguió. Hasta los cojines degomaespuma sobre los que descansaba mi pobre espaldame parecían a veces piedras. Qué días tan penosos, ¡pe-:-ro más largas aun eran las noches! Desde luego en micaso se cumplió aquella escritura: "Por la mañana di-rás: '¡Quién diera que fuese la tarde!' Y a la tarde di-rás: '·Quién diera que fuese la mañana! '" Dt.28:67. Du-rante las largas noches sólo oía las suaves pisadas delas enfermeras que recorrían el largo pasillo, y cuando

TINIEBLAS Y DESESPERACION 27-----------------------------------------------------------------------me sentía muy sola y desesperada, y la oscuridad inte-rior era aun mayor que la de la noche, quería que lle-gara la muerte. Pero luego pensaba rápidamente: "No,no. No puedo morir. Tengo miedo de morir", y se apode-ra ba de mí un horroroso miedo de la muerte, y así cien-tos de veces. ¿Miedo de morir? ¡Sí, muerta de miedo,pero me estaba muriendo! ¿Un salto al vacío? ¡Sí, y so-la! ¿Es capaz el lenguaje humano de expresar la pro-fundidad del sufrimiento humano? El mío no. ¿Es capazuno que ha probado la muerte, el infierno y un miedoespantoso volver y expresar con meras palabras lo queha vivido? Yo no soy capaz. Sólo Dios sabe lo que pasé;ojalá tú NUNCALLEGUESA SABERLO.

El final del •caminoEn una parroquia a la antigua usanza del norte de

California llegué yo al final de mi camino; dejamos debuscar ayuda, habíamos llegado al final de nuestros re-cursos, no había ayuda posible. En esos últimos mesesestaba yo más muerta que viva, más tiempo inconscienteque consciente, era el fin. Había llegado al límite de loque podía soportar cuando un día el señor B. entró conpaso rápido en mi habitación y, arrodillándose al ladode mi cama, dijo con una voz extrañamente feliz: "Acabode hacer un descubrimiento maravilloso." "¿Sí?", susurré,demasiado débil para interesarme mucho por ello. "i Hedescubierto", dijo, "que Jesucristo es el mismo ayer, hoyy por los siglos!" Lo que me llamó la atención no fue loque me dijo, sino su comportamiento, porque estaba muyexcitado, y se le veía muy sincero. Daba la impresiónde estar profundamente conmovido, y yo escuché con cu-riosidad lo que me dijo. "¿Recuerdas un librito que ledejé hace un tiempo a la enfermera para que te lo leye-ra? ¿Un librito que hablaba de las respuestas a lasoraciones? (Se trataba de un libro que había escrito A.B. Simpson, un ministro presbiteriano, y que hablaba dela forma maravillosa en que Dios se relacionó con éldurante una enfermedad muy grave que tuvo y la formamilagrosa en que se vio liberado de ella. Véase .la notaal pie de la página 31.) ¿Recuerdas que le proh íb í ste ala enfermera que siguiera leyendo tras escuchar los pr i -

meros capítulos, porque dijiste que era "de un fanatismoextremado y que cualquiera que lo creyera era un ton-to"? Pues yo sí lo creo, todo lo que dice. He comproba-do todas las Escrituras de las que hablaba, las prome-sas que había reclamado él cuando recibió su maravillo-sa respuesta a la oración, y he llegado a la conclusióndefinitiva de que esas promesas son para nosotros, parala actualidad. Son algo real, Dios quiere decir exacta-mente lo que dice, y si de verdad Le creemos, El guar-dará Su palabra y nos dará los deseos de nuestro cora-zón. Me he pasado un par de días marcando en mi Bi-blia estas promesas y estudiando todo lo relativo a ellasy no veo que ninguna de ellas haya sido anulada; sonpara nosotros, para la actualidad, tanto como lo fueronpara los que vivieron en aquellos tiempos bíblicos, ymás todavía: Cristo no ha cambiado, es exactamente elmismo que era entonces. Tiene el mismo amor, la mismacompasión, el mismo poder; 'Jesucristo es el mismo HOYy POR LOS SIGLOS', dice la Biblia. Es algo maravilloso,

EL FINAL DEL CAMINO 29no sé por qué no me habré dado cuenta antes de todoesto." Yo me quedé maravillada de su ardor, estabaemocionadísimo. Su rostro resplandecía, sus ojos ardíany su comportamiento era el de una persona que se hallailusionadísima por haber hecho un descubrimiento mara-villoso. Pero lo que dijo casi no me interesó. En reali-dad me daba la impresión de que se estaba afanandopor nada. Dios había traído nueva luz a su cora-zón, había abierto su mente y le había iluminado Supalabra, y todo esto de una forma maravillosa; pero noera ése mi caso. La palabra de Dios dice en Efesios:"Estaban entenebrecido s en su entendimiento, ajenos dela vida de Dios." Este versículo desde luego se pudohaber escrito para mí, porque yo no tenía fe ninguna enlo que él me decía; más bien tenía un poco de miedo deque estuviera cayendo en algún fanatismo. Pero el señorB. no se desanimó tan fácilmente. Había entrado a for-mar parte de su vida una fe tan viva y tan vital quequería y estaba resuelto a ver que yo cambiasecompletamente y que mi cuerpo se restableciese del todo.

Puedo decir honestamente que se pasó días y nochesorando, cantidad de horas seguidas. Todav í a puedo ver-le, arrodillado al lado de mi cama, orando, y luegocantando himnos antiguos de la fe. Oraba durante untiempo y luego cantaba, luego me citaba promesas de lasEscrituras. Tanto de noche como de día se esforzó porque llegara a mi corazón esa misma fe, luz y certezaque Iiabían irrumpido en el de él. Recuerdo muy bienque a mí me maravillaba su ardor, la intensidad con laque perseveraba en oración. No había duda de que erauno de los hombres fuertes y robustos de los que hablanlas Escrituras que "arrebatan el reino de Dios con vio-lencia." Ahora que lo pienso, no entiendo cómo pudo so-portar su cuerpo tanto esfuerzo. Muchas veces me des-perta ba de madrugada, cuando los primeros. rayos de solasomaban por encima de aquellas colinas de California,y lo veía allí, arrodillado todavía, a veces con las ma-nos alzadas al cielo, y luego con la cabeza hundida enla cama. Yo sufría, porque me parecía todo muy inútil,y temía la desilusión y la decepción que se iba a lle-var algún día. Yo no creía que los Cielos tuvieran oí-dos, y las horas que pasaba arrodillado y las nochesque pasaba en vela me parecían totalmente inútiles'. Pe-ro cuán cierto es ese maravilloso versículo de Santiago5: 16: "La oración eficaz del justo puede mucho." Y alcabo de un tiempo, apareció en mi corazón una llamitade esperanza; tan pequeña era que casi no valía la pe-

30 EL BORDEDE SU MANTO

na hablar de ello, pero escuchaba sus oraciones, suslecturas y sus charlas en las que trataba de persuadir-me, con más interés y de una forma más abierta. En unaBiblia antigua que tenía me marcó las promesas llamán-dolas "trampolines de la fe". Me las enseñó todas pa-cientemente, porque yo no podía leer. Me las leyó una yotra y otra vez insistiendo en que tenía que memorizar-las. Y lo mismo con algunos himnos de la fe antiguos.El mismo los había memorizado, y arrodillado al ladode mi cama canta ba cada estrofa de memoria. Unavez le dije que creía que podía cantar "Qué base másfirme" de atrás para alante. ¡Qué himno tan precioso!Hoy en día significa mucho para mí, por los recuerdosque me trae. Cada vez que lo oigo cantar, recuerdoaquellos días.

¡Qué base más firme, santos del Señor,Tenéis para vuestra fe en la Palabra de Dios!¿Qué más va a deciros que no os haya dicho ya?Cuando un refugio fuisteis en Cristo a buscar.

"Cuando por las aguas te mande pasar,Los ríos de pena no te anegarán,Contigo estaré, y gran dicha te daré,y tu mayor congoja la santificaré."

"Si un alma a Cristo viene a reposa r ,Yo nunca la entrego a su rival;Aunque mil demonios quieran verla vacilar,Yo nunca la abandono, no, nunca jamás."

y lo mismo ocurrió con esa preciosa canción: "Me afirmoen las promesas de Jesús, mi Rey." En los días en quela pelea se ponía recia, este maravilloso hombre de Diosque estaba luchando aquella batalla de fe se recorríala habitación de un lado a otro cantando, y de qué for-ma, "Me afirmo en las promesas."

Me afirmo en las promesas de Jesús, mi Rey;Le alabaré por siempre con mi corazón;Gloria en las alturas cantaré con fe,Me afirmo en las promesas del Señor.

ESTRIBILLO

Me afirmo, me afirmo, me afirmo en las promesasde Jesús, mi Salvador.

Me afirmo, me afirmo, me afirmo en las promesasdel Señor.

En ocasiones, cuando daba la impresión de que yo meestaba saliendo de este mundo y parecía que sus oracio-

EL FINAL DEL CAMINO 31

nes y sus esfuerzos habían sido todos en vano, se poníaa pelear de una forma tan real como si fuera un soldadoen el campo de batalla; se ponía en pie a mi lado ci-tando promesas; las utilizaba de la misma forma y con elmismo ardor con que un soldado blandiría su espada pararechazar al enemigo. A mi pobre mente apagada le pa-recía a veces que estaba luchando una batalla tremendacontra legiones invisibles. Y efectivamente era así, por-que ahora entiendo que las potestades de las tinieblastambién luchaban por mi vida. Y cuando me perdía enla inconsciencia, le oía decir: "Es Tu palabra, Señor, yno puede fallar. Estas promesas las hiciste Tú, y meaferro a ellas, cuento con que vas a guardar Tu pala-bra." La Escritura habla de "la batalla de la fe". Dice:"Pelea la buena batalla de la fe", y de verdad queaquel cuartito de la antigua parroquia de California fueun auténtico campo de batalla, y el luchador no teníaintención alguna de darse por vencido.

NOTA: A continuación damos unas cuantas citas de los escritos deA. B. Simpson, cuyo libro utilizó mucho el Señor para bendecirnos ycuya vida de fe ha servido de inspiración a miles de personas.

El hombre tiene una naturaleza doble. Es un ser material y a lavez un ser espiritual. Y las dos naturalezas fueron afectadasigualmente por la Caída. El cuerpo quedó expuesto a la enfermedad,y el alma corrupta por el pecado. iPor tanto, es maravilloso descu-brir que el esquema completo de la redención incluye las dos natu-ralezas, y cuida de la restauración de la parte física además dela renovación de la vida espiritual! El Redentor se presenta antelos hombres con las manos extendidas hacia nuestra miseria y nece-sidad, y ofrece las dos cosas, la salvación y la curación. Se nosofrece a Sí mismo como Salvador supremo; Su Espíritu, al morardentro de nosotros, da vida a nuestro espíritu, y Su cuerpo resu-citado da vida a nuestra carne mortal. Inició Su ministerio sa-nando a todos los que tenían necesidad de curación. Y lo terminórealizando en la cruz una remisión total de nuestros pecados; ypor otra parte de la tumba abierta pasa al cielo, dejándonos ladoble misión de "por todo el mundo" y "todos los días hasta el findel mundo". "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a todacriatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el queno creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los quecreen: En mi nombre echarán fuera demonios... sobre los enfermospondrán sus manos, y sanarán."

Esta es "la fe que ha sido una vez dada a los santos". ¿Qué fuede ella? ¿Por qué no es eso lo que se enseña y se vive en todo elmundo? ¿Acaso desapareció junto con la era apostólica? ¿Acaso cam-bió cuando Pedro, Pablo y Juan desaparecieron? En absoluto.Permaneció en la Iglesia durante siglos, y se fue desvaneciendogradualmente entre la mundanalidad, la corrupción, el formalismo yla incredulidad, que cada vez eran mayores.

Estamos restituyendo a su lugar primero este bendito evangelio

32 EL BORDEDE SU MANTO

de la redención física, con una fe que se está renovando y unavida espiritual que cada vez es más profunda, con un reconocImIen-to más señalado y más conforme a las escrituras del EspírituSanto y del Cristo Viviente, a medida que se aproxima cada vezmás la vuelta del Mismo Maestro; y la Iglesia está aprendiendolentamente a reclamar lo que no debió haber perdido nunca. Perojunto a esta manifestación está también la de un espíritu de incre-dulidad conservadora y de racionalismo teológico tradicional muyfrío, que hace necesario que "contendamos ardientemente por la feque ha sido una vez dada a los santos".

Las causas de la enfermedad y del sufrimiento tienen claramentesu origen en la Caída y en la condición pecaminosa del hombre. Sila enfermedad fuese parte de la constitución natural de las cosas,entonces podríamos enfrentarnos a ella en el terreno de lo natural,con medios naturales. Pero si forma parte de la maldición del peca-do, entonces su auténtico remedio está en la gran Redención. Segu-ramente no hay quien ponga en duda que la enfermedad es resulta-do de la Caída, una de las consecuencias del pecado. La muerte,según nos han dicho, es para todos, porque todos pecaron; y lomayor incluye a lo menor.

Si la enfermedad es un resultado de un ataque espiritual, es evi-dente que hay que enfrentarla y contraatacarla con una fuerza es-piritual mayor y no con meros tratamientos naturales. Y de la mis-ma forma, si suponemos que la enfermedad es un castigo y una pe-na divina, está todavía más claro que para librarnos de ella nohay que acudir a medios físicos ni mecánicos, sino de tipo espiri-tual. "

(De "The Gospel of Healing" (El evangelio de lacuración), del Dr. A. B. Simpson, fundador de laAlianza Misionera Cristiana.)

Irrumpió la luzUna tarde me había quedado sola porque el señor B.

había salido a visitar a unos enfermos y la enfermeraesta ba haciendo algo en la cocina, y de pronto sentídentro de mí un ansia muy intensa, que me obligó aclamar en alto pidiendo ayuda a una potestad invisi-ble. Mi voz no pasaba de ser un leve susurro, peroansiosamente susurré mi súplica: "Si es POSIBLE quehaya un Dios por alguna parte, revélate a mí. Si exis-tes habrás oído lo que dice mi esposo y la forma en queora, y puedes revelarte a mí." Sentí como si una fuerzamayor que yo misma me empujara a llamar y llamar yrepetí muchas veces: "Si existes, por favor, te ruegoque tengas misericordia y te reveles a mí." Y, como enrespuesta a mi ruego, sentí una convicción de pecadomuy profunda. Me sentí como si fuera la más vil de lospecadores. Y esto sí que era extraño, por la sencillarazón de que yo siempre había sido bastante santurrona.Había vivido una vida muy moral, de lo cual estaba bas-tante orgullosa, muy satisfecha de mí misma. Cuando re-cordaba mi pasado y la obra rn is íoner a que había hecho,me sentía bastante satisfecha; ¿acaso no había arriesga-do muchas veces mi vida al realizar ciertos tipos derescates? Incluso cuando llegaba a las mismas puertasde la muerte y se apresaba de mí un miedo muy inten-so, recordaba esos años de servicio sacrificado y mesentía muy satisfecha. Pero AHORAme parecían un "tra-po de inmundicia". Era como si de pronto me hubieransido abierto los ojos y me viera a mí misma tal comoera, por primera vez en la vida; mis obras pasadas noeran nada. Mi servicio no lo había hecho como para El,ni mi motivación era glorificarle a El. Se fue haciendomayor el peso del pecado y de mí misma, hasta que yano lo podía soportar, y por fin empecé a llorar.

Me gustaría contarte exactamente lo que sucedió dentrode mí en aquel momento, pero de verdad que es del todoimposible. El nacer de nuevo es una obra misteriosa ysobrenatural que realiza la mano del Señor mismo, iY yono soy capaz de decirte cómo lo hizo; pero lo cierto esque transformó por completo mi corazón! Aquella noche,tendida en aquella cama, sola, nací de nuevo,como con-secuencia directa de la oración fiel y creyente. Oído asíparece muy sencillo, muy trivial, que yo diga "sufríuna transformación", "nací de nuevo"; pero si intentaradescribir lo que sucedi~ en detalle, le quitaría impor-

34 EL BORDEDE SU MANTO---------------------------------------------------------------------------tancia a la maravilla que Dios realizó y a la transfor-mación milagrosa que tuvo lugar aquella tarde en mí.Lo único que puedo decir, como el ciego a quien sanójesús, es: "Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego,ahora veo." (Juan 9:25) jesús dijo a Nicodemo: "El vien-to sopla de donde quiere, y oyes su sonido, MAS NI SA-BES de donde viene, ni adónde va; así es todo aquelque es nacido del Espíritu." (Juan 3:8)

Había dejado de estar sola, porque sentía Su presen-cia en aquella habitación, tan real como si hubiera unmiembro de la familia en pie al lado de mi cama, y Lehablaba con tanta naturalidad como un chiquillo le ha-bla a su padre. Se lo conté todo a El, Y supe que Elme había oído y comprendido, porque mi espíritu ator-mentado se vio inundado por una paz inefable, que so-brepasa todo entendimiento, y una tranquilidad que mealiviaba mucho. No había visto ninguna visión, ni habíaoído ninguna voz, ni había llegado a mis sentidos natu-rales ninguna evidencia; pero dentro de mí había oídoun "silbo apacible y delicado", y había entablado con-tacto con El, un contacto tan real y tan personal quepodía decir en verdad: "Yo sé a quien he creído, y es-toy seguro que .es poderoso para guardar mi depósito."Ya no quedaba nada de mi incredulidad; Dios existía,de verdad, y yo era "una nueva criatura en Cristo je-sús". "¡Había irrumpido la luz!"

El banco del cieloiGracias a Dios por la persona que estuvo dispuesta a

seguir orando hasta que Dios mandó la respuesta! Peroni con esta maravillosa victoria se sintió satisfecho miesposo; él no sólo quería salvar mi alma, sino tambiénmi vida. No hubo necesidad de que le dijera el cambioque había acontecido, porque él lo podía ver fácilmente;pero después de hablar del asunto, dijo confiadamente:"Y ahora el Señor te va a devol ver también la salud yte va a levantar de esta cama." "¿Quieres decir que meva a sanar?", le pregunté; porque aunque de pronto Elera algo muy real para mí, la idea de que Cristo si-guiera obrando milagros actualmente todavía no mecabía. De verdad que no me parecía posible tal cosa.Estaba claro, los milagros de Cristo habían sido paraintroducir el Evangelio, y no era posible que ésas cosasocurriesen hoy en día; esa idea estaba fuera de mi al-cance. Me puse a pensar, e intenté recordar si habíaconocido alguna vez a alguien que dijera que Dios habíahecho algo así por él; pero si la memoria no me fa-llaba, nunca había conocido a nadie así. Claro que ha-bía oído hablar de las sectas de curación, pero el tomaruna promesa de la palabra de Dios y confiar en El paraque la cumpliera, abandonándome a El, era algo muynuevo para mí. Cierto que yo había visto con mis pro-pios ojos una demostración de lo que es reclamar laspromesas de Dios en aquella misma habitación, las ora-ciones de mi esposo por mí que tuvieron como resultadola transformación de mi corazón. Efectivamente él habíareclamado las promesas de Dios y Dios había oído y res-pondido; mas ¿podría ser verdad que esas promesas eranasí de reales y prácticas en TODO?¿Bastaba con que yofirmara mi nombre bajo una promesa y la ingresara enel banco del Cielo? ¿Sería posible que hasta se pudierarecuperar la salud reclamando una de esas promesas yapropiándose de ella? Me parecía imposible que el Señornos hubiera dado un privilegio así y que nos hubieraconfiado tanto poder.

Nunca olvidaré el día en que caí en cuenta de la re-alidad, del HECHO de que las promesas de la Bibliaeran cosas prácticas, que podía aplicar efectivamentesegún mis necesidades diarias. Para mí aquello fue unarevelación. Por fin entendía lo que quería decir el señorB. y por qué estaba tan feliz el día que entrando en micuarto me dijo: "Acabo de hacer un gran descubrimien-

36 EL BORDEDE SU MANTO...----------------------------_ •...----------------------------------------:--to ." Ahora lo entendía yo lambién, porque yo misma ha-bía hecho ese descubrimiento. Por fin me había dadocuenta de que Dios, cuando en Su Palabra dio esas pro-mesas tan numerosas, quería decir exactamente lo que di-jo, y que El las cumple al pie de la letra siempreque con fe hagamos un esfuerzo por reclamarlas de unaforma concreta.

La palabra de Dios dice: "Por medio de las cuales nosha dado preciosas y grandísimas promesas, para que porellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza di-vina, habiendo huido de la corrupción que hay en elmundo a causa de la concupiscencia." (21 de S. Pedro1:4).

De modo que después de todo es grave eso de pasarpor alto o tomarse a la ligera las promesas de Dios,porque por ellas nos hacemos "participantes de la natu-raleza divina". Yo jamás habría osado tomar una prome-sa y caminar conforme a ella esperando que Dios merespondiera, porque según mi limitado conocimiento de lafe, no eran sino cosas del idioma bíblico, muy bonito,que no había que tomar en serio ni considerar que tu-vieran aplicación práctica. Me temo que actuaba como laseñora a la que" le preguntaron: "¿Y por qué piensa us-ted que Dios hizo todas esas promesas en Su palabra?¿Para qué están ahí?" "Pues de relleno", me imagino.

De todas formas, creo que cuando pensaba en ellas an-teriormente, si alguna vez lo hacía, me debía de pare-cer más a aquella señora escocesa muy ignorante que sehabía pasado casi toda la vida apartada en las m?nta-:-ñas de Escocia, y que era tan pobre que no pod ía mpagar su alquiler, por lo que tenía que depender de suiglesia para su mantenimiento. Un día, cuando su pas-tor, que era muy bondadoso, le trajo la. cantidad delalquiler, le dijo: "Sra. McKintrick, perdone me que lehable tan directamente del asunto, pero estoy seguro deque lo entenderá. Los amigos que tiene que le ayudan apagar el alquiler no entienden por qué su chico no lamantiene. Según tengo entendido, tiene una posición muybuena en Australia y es un buen chico y la quiere mu-cho. ¿Acaso no es así?" "Oh, sí", dijo la madre, "siem-pre me recuerda. Me escribe todas las semanas cartascariñosísimas, quiero que vea una de sus cartas." Y cu-rioso por saber algo más de un hijo así que tanto ama-ba a su madre pero que no la ayudaba económicament~,el pastor indicó enseguida que sí, que encantado venauna de sus cartas. Enseguida volvió la mujer con dos

EL BANCODEL CIELO 37-------------------------------------------_ .•.•_-----------------------------paquetes, uno de los cuales puso en las manos del pas-tor diciendo: "Estas son sus cartas." El pastor estabadesanudando el lazo que las mantenía juntas, y entoncesella dijo: "Con cada carta me envía siempre un dibujomuy bonito. No es que sean muy grandes, justo del ta-maño del sobre, pero eso demuestra que se acuerda demí." El pastor alzó la cabeza, muy interesado y excla-mó: "¿Un dibujo en cada carta?" Tenía más curiosidadque nunca. "¿Podría verlos también?" "Oh, por supuesto",respondió ella; "algunos son de la cabeza de un hombre,otros de un hombre montado a caballo, y otros tienen unretrato del rey. Ve, éste por ejemplo lleva al rey deInglaterra, ¡viva el rey!" "¡Viva su hijo!", dijo elasombrado pastor; "óigame amiga mía, ¿sabía usted quees una mujer rica? Estos son billetes de banco, dinero.Usted aquí tiene una fortuna; y pensar todo lo que hasufrido y lo malamente que ha vivido usted mientrastenía en su casa una gran riqueza que creía queeran dibujos."

y ése era sin duda el problema que tenía yo respectoa las promesas de la palabra de Dios. Me parecían sóloilustraciones bonitas, un lenguaje hermoso. Por ejemploel salmo 23: "El Señor es mi pastor, nada me faltará.En lugares de delicados pastos me hará descansar, juntoa aguas de reposo me pastoreará." Para mí no era sinopoesía hermosa, un relato pintoresco. Ni por un momentosoñé que tuviera una aplicación literal, que Jesús puedeser para nosotros un pastor y que puede cumplir ennuestra vida todos y cada uno de los versículos de esesalmo, si confiamos en El. Qué lástima que tantas perso-nas lean hoy en día los cientos de promesas de la pala-bra de Dios de la misma forma que lo hacía yo.

Pero ahora todo era diferente. Me resultaba extrañoque nunca me hubiera tomado literalmente la palabra deDios. ¡Pues sí, El quería decir lo que dijo! ¿Cómo pudehaber pensado otra cosa? ¡Qué ciega había estado! ¡Quéciegos habíamos estado todos! Resulta que Dios habíapuesto a nuestra disposición recursos ilimitados y noso-tros no los reclamábamos, sino que actuábamos exacta-mente como si esas promesas fueran meras palabras sinfondo. Como había dicho no se quién: "Imágenes bonitasexpresadas en un idioma hermoso".

Ahora bien, había un obstáculo importante para mirestablecimiento, por- el hecho de que en aquel momentoya no tenía auténticamente ganas de vivir. Desde quehabía "cambiado", se me había ido todo temor a la

38 EL BORDEDE SU MANTO

muerte y tenía verdadera añoranza por llegar al Cielo.Había sufrido tanto que la vida había perdido todo suatractivo para mí, mientras que al mismo tiempo, y de-bido a mi nueva experiencia, el Cielo se había hechomuy atractivo. Yo, que en un tiempo había consideradoel Cielo algo irreal e imaginario, ahora creía que eratan real como el mundo en el que vivía, y deseaba ar-dientemente llegar a alcanzar el descanso y las bendi-ciones de él. El Señor Mismo había llegado a ser tanquerido para mí, que el solo pensamiento de que le ve-ría cara a cara me resultaba tan maravilloso que casino podía esperar. ¡Qué transformaciones tan maravillosaspuede lograr la oración! Un día temía la muerte hastael punto de sudar frío, y el siguiente ya no tenía nin-gún miedo, si no que en vez de eso lo que tenía eraanhelo de cruzar la frontera de la muerte para llegar auna tierra mejor. Sentía nostalgia del Cielo, pero el se-ñor B. me dijo: "¿Nunca has pensado que a lo mejor elSeñor quiere utilizarte en vida y debes vivir para Su glo-ria? ¡Imagínate la cantidad de personas cuya fe saldríafortalecida si El te levantara de este lecho de muerte!¿Acaso no quieres glorificarle a El?" Ese pensamientoera tan maravilloso que nada más oído mi corazón pal-pitó más fuerte, pensando que de alguna forma podía glori-ficar Su nombre, de alguna forma ser le de algún servi-cio. ¡Qué feliz sería si pudiera hacer la mínima cosapor El! El había hecho tanto por mí y lo amaba tanto,que esa sola idea me llenaba de regocijo.

Aquella noche, mientras una criada de la casa me leíaen alto (después de haber abierto la Biblia al azar),entre otros pasajes leyó el siguiente: "Esta enfermedadno es para muerte, sino para que Dios sea glorificado".Ese versículo me llegó al corazón como si Dios Mismo melo hubiera hablado. Durante horas estuvo resonando den-tro de mí hasta que por fin dije: "Oh Señor, he dichoque estoy dispuesta a morir encantada por ti; pero envez de eso también viviré encantada por ti. Ahora da mela fe que necesito para vivir, la fe necesaria para re-clamar Tus promesas y que Tú me levantes de este lechode muerte." Aquella noche, cuando el señor B. entró enla habitación, le dije: "Voy a vivir para el Señor, perotendrás que orar para que El me dé la fe que necesito,porque de verdad que no logro comprender cómo puedelevantar a alguien que esté en el estado en que es-toy yo, alguien tan indigno y que tiene tan poca fe."En realidad El era real para mí y lo amaba mucho, pe-ro pensar que El podía obrar un milagro así actualmente

EL BANCODEL CIELO 39---------------------------------------------------------------------------era m~s de lo que yo podía concebir, era un salto de fedema s í ado grande.

. Pero por f,in fijamos una fecha para la oración, y de-c í d ímos el dIa en que le pediríamos al Señor que me le-vantara curada. El señor B. creía en que había que sermuy concreto. Muchas veces había dicho: "Dios ha sidomuy específico con nosotros, nos ha dado promesas con-cret~s sobre las que afirmarnos, cuyos términos son muyprecrsos , y nosotros tenemos que ser precisos con El.Tenemos que prepararnos concretamente, reclamar concre-tamente un par de promesas, y luego en una fecha con-creta cerrar el trato y contado como hecho para siem-pre."

En esos días de espera me dormía memorizando prome-sas, y me despertaba repitiéndolas. Tantas ganas teníade ,tener fe,. la clase de fe correcta, y tanta como yocreta necesana para obtener algo así del Señor. Queríahacer mi parte. Ojalá hubiera sabido entonces que lafe. que ob~lene cosas de Dios no es "algo muy grande",¡smo senc1l1amente TOMARLELA PALABRAA DIOS!

En el sanedrínMe gustaría dedicarle un capítulo a un incidente bas-

tante interesante y curioso que ocurrió en aquella co-yuntura. Había un ministro del evangelio llamado DavidCatchpole, un hombre de Dios muy dedicado, que me ha-bía visitado alguna que otra vez durante mi enfermedad.Era el pastor de la iglesia bautista, una de las mayo-res y más importantes de la ciudad. Lo mejor de todoera que el hermano Catchpole creía en la Palabra, noera un modernista.

Un día vino a visitarme y me dijo: "Sra. B., la Aso-ciación de Ministros se va a reunir en el salón de sucasa el lunes que viene a las 3 de la tarde, y como suhabitación está situada justo al lado, pensé que a lomejor si dejábamos la puerta abierta podría usted oír lacharla. Sé que se debe de sentir muy sola y que lashoras deben de pasar muy lentamente para usted; y meparece que disfrutará escuchando al menos en parte lareunión. Encatados hablaremos del libro que usted esco-ja, y por eso se me ocurrió que me pasaría por aquípara preguntarle cuál es el que usted elige para poderlopreparar. ¿Qué libro quíe re usted que discutamos?" Yo lerespondí: "Hermano Catchpole, agradezco mucho la aten-ción. El Sr. B. me ha estado leyendo un libro que meencantaría que la Asociación de Ministros discutieramientras yo escucho." Se trataba del libro del testimoniode la vida de A. B. Simpson, de su maravillosa cura-ción y de otras maravillosas respuestas a la oración. Ellunes siguiente, los pastores de las diversas confesionesvinieron a aquella parroquia, y tal como estaba planeadotrataron del libro que les habíamos dado. Aquel día yome sentía muy mal y bastante deprimida, por lo que laprimera parte de la reunión no la oí, la lectura del li-bro o la primera parte de la discusión. Pero hacia elfinal la conversación se volvió bastante acalorada y lasvoces se agudizaron, y llegó a mis oídos lo siguiente,cuyos detalles me contaron después el Sr. B Y el Sr.Catchpole. En resumen fue lo siguiente:

Tenía la palabra el reverendo Phineas T. Lynn, pas-tor de la iglesia metodista de la ciudad, uno de lossantos de Dios más preciosos que he conocido en mi vi-da; lo que decía era en esencia lo siguiente: "Yo creociertamente que Dios quiere decir exactamente lo que di-ce en Su palabra, y yo creo que Jesucristo no ha cam-biado. Somos nosostros los que hemos cambiado. Ya no

---------------------------~-~-_:~~!'~!:~~~~------------------------~~tenemos fe, y en vez de reconocer que nos falta fe, leechamos la culpa a la Palabra de Dios, diciendo que noes pa,ra nosotros en la actualidad. En vez de eso lo quetendnamos. que hacer es subir nuestra fe al nivel d 1Palabra de Dios." e a

. Sr. B.: "El hermano Lynn ha expresado mi punto devista . Como la iglesia ha fallado en fe, ha intentador~baJar la Palabra de Dios al bajo nivel de su fe, di-clend? .que estas promesas fueron sólo para los tiemposaposto~lCOS ~ no .pa~a la actualidad, y que los milagrosde Cnsto solo srrv ieron para introducir Su ministerio.Ha hecho eso en vez de alzar su fe al nivel de la Pala-bra de Dios. Por el solo hecho de que no tenemos fe enalgo, decimos que es que no es para nosotros en la ac-tualidad. "

Hermano Lynn: "Por mi parte, hermano, quiero confe-sar que somos nosotros los que hemos fallado. Yo creoexacta'~ente lo que dice la Biblia: 'nada hay imposiblepara D10s', y Jesucristo está tan dispuesto a respon-der las oraciones y satisfacer la fe como en losdías de los apóstoles. El que no se estén haciendo cosasmayores en Su nombre es por nuestra falta de fe, y nopor Su falta de gracia."

Hermano Catchpole: "¡Yo creo lo que dice la Biblia,que •Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los si-glos' !"

Un hermano que tenía dudas: (Me reservo la mencrondel nombre de este pastor. Se le notaba muy alteradocuando habló, y parecía muy enfadado): "Bueno, por loque veo algunos de ustedes predicadores creen que Cris-to sigue obrando milagros en la actualidad, y entiendenestas promesas de un modo muy literal. De acuerdo, voya proponer algo, algo así como un desafío. Ahí dentroen esa habitación hay una enferma, la Sra. B., una de'las inválidas más dignas de compasión que he visto enmi vida. Cuando venía para acá me encontré con su mé-dico y le paré un momento para preguntarle cómo se encon-traba. Me respondió: "A mí me resulta sorprendente queuna mujer siga vivtendo en el estado en que ella' se en-cuentra, con el poco alimento que es capaz de tomar.Ultima mente cada vez que suena el teléfono pienso: "Esel fin, la Sra. B se ha muerto." Es que la vida de esaseñora no pende de un hilo, sino de un pelito finísimo."Hermanos, yo creo en lo que dice su médico. USTEDEScreen todos estos disparates. Póngamoslo a prueba. Pormi parte quiero dejar bien claro que no estoy de acuer-

42 EL BORDEDE SU MANTO--------------------------------------------------------------------------do con algunos de ustedes. Cualquier tonto se da cuentade que la época de los milagros ya ha pasado. Deacuerdo. Ahí dentro yace la Sra. B., un caso perdido;en eso estamos todos de acuerdo. Pues bien, si ustedescreen todo esto, pruébenlo con ella." y con esto se diri-gió hacia la puerta, la abrió, y cerrándola de un por-tazo abandonó la reunión.

hermano Catchpoleexactamente lo que

Pero antes de que la cerrara, eltuvo tiempo de responder: "i Eso estenemos pensado hacer!"

Quiero decir aquí, antes de terminar el relato, que"lo probaron conmigo", y que el lunes siguiente, a las3 de la tarde me presenté en la reumon de ministros"sanada completamente", iY tan feliz y optimista co"!~cualquiera de los vigorosos caballeros que estaban alh.

NOTA: Quiero que mis lectores sepan que por ese hombre que abandonóla habitación siento más compasión que ganas de censurado, y lo mismopor los que piensan de forma parecida. porque sé que circulan muchasensei'ianzas falsas sobre este tema actualmente. Hay muchas "sectas", "is-mosto y "ciencias" que le han dado mucha jmportancia a la curación, ycasi no se puede culpar a la gente que rehuye esa palabra. Te ha-brás fijado que he procurado no utilizarla en este relato de mi maravi-llosa experiencia, porque no quiero que me conecten de ninguna formacon esas sectas de curación ni con ningún grupo filosófico. No hemos te-nido ninguna relación ni queremos tenerla con nada que no sea .la puraPalabra de Dios, la sencilla fe tradicional y las promesas de DIOS pre-sentadas tal como están en Su Palabra. De todas formas, porque esas"sociedades filosóficas", "filósofos modernos" y "ciencias" hayan tomadoalgunas Escrituras maravillosas y algunos principios de fe de la Palabrade Dios y los hayan adornado con enseñanzas que no proceden de las Es-crituras, presentándolos al mundo como si fueran nuevas enseñanz.as, n~vamos a dejar de apropiarnos de las maravillosas promesas de DIOS, mvamos a volver nos en contra de esos mismos principios de fe que ellos hanrobado.

Es verdad que hay religiones que toman una parte del maravil~osoconjunto y la distorsionan hasta que es imposible reconocer le • Hay mt le sy miles de personas que han abandonado nuestras ,iglesias en bus.ca dealivio mental y físico en estas sectas modernas, solo por el g r an itc deverdad que tienen, como por ejemplo ese principio de fe al que. danmucha importancia y que los dirigentes de estas secta~ les han exphcadopor primera vez en sus vidas. Son como hombres agontzentea que se a~a-rran a cualquier pajita, ven esperanzas donde hasta ahora, ha hab ídodesesperación. Lo que no comprenden es que con es.te g r antto de ver-dad viene mezclada mucha mentira, y al aceptar el conjunto de una fuen-te tan poco de fiar, se involucran en un reniego de algunas de las ver-dades fundamentales del cristianismo. Pobres corazones engañados, n~. sedan cuenta de que muchas veces el enemigo de nuestras alm~s ut il tz.averdad de la Palabra de Dios mezclándola con error, en un Intento ,defabricar una religión falsa. Son miles las personas que. aceptan e~ta m-vitación, por el hecho de que en ella van in,cluidas cle~tas Escntur~s.Pero nosotros, los de las iglesias. hemos de scu í da dc este tmpor te nte pnn-c í ptc de fe, y como consecuencia miles de personas han abandonado nu~s-tros grupos para unirse a los grandes templos de estas sec.tas. Hay qUI.enha dicho sabiamente: "Una oveja enferma SIgue a cualqul.era,. cue Iqute rcosa". ¿Por qué no oramos por nuestros enfermos?, Nuestras 191esl~s se ve-rían ampliadas, nuestra fe fortalecida, y se hana,n cosas mar~vl11osas enel nombre del Señor si enseñáramos a estos ~uendos qu~ estan enfermosel camino de la fe. ¡Oremos por nuestros propios enfermos,

El día señalado; yla decepción

Por fin llegó el día señalado, y llegaron también losamigos que iban a orar por mí. El hermano Catchpole,su esposa y el Sr. B. hablaron conmigo alrededor demi cama durante unos minutos antes de la oración. ElSr. B. dijo: "¿Te importaría decirnos qué promesa haselegido para afirmarte?" "Bueno, he elegido no sólo una,sino varias, porque pensé que si una promesa era bue-na, pues varias mejor." Entonces alguno de ellos dijoriéndose: "Siempre ha hecho lo mismo con las medicinas.Siempre pensó que si una pastilla le venía bien, quetres le vendrían mejor; y que si una cucharadita de me-dicina le iba a hacer bien, que cuatro seguro que lacuraban." Y yo exclamé: "Pero estas promesas son todasdiferentes, van a ver." Había elegido Exodo 15:26: "Yosoy el Señor tu sanador." Salmo 103:3: "El es quienperdona todas tus iniquidades, el que sana todas tusdolencias." Marcos 9:23: "Jesús le dijo: Si puedes creer,al que cree todo le es posible." Santiago 5:14,15: "¿Estáalguno enfermo entre' vosotros? Llame a los ancianos dela iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en elnombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfer-mo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido peca-dos, le serán perdona dos. "

Era bastante extraño que yo hubiese elegido esta últi-ma promesa, porque yo nunca había visto que ungiesena nadie; nunca había sido una práctica de nuestra igle-sia y yo nunca había conocido personalmente a nadieque acostumbrara a hacer eso. Pero tenía mucha fe enese pasaje, porque decía: "Si hay alguno enfermo entrevosotros, llame a los ancianos de la iglesia, y oren porél, ungiéndole con aceite." Me pareció que era una rece-ta muy detallada, muy bien explicada, de forma que sa-bía exactamente qué ea lo que tenía que hacer. Tambiénme pareció que yo tenía todos los ingredientes necesa-rios: Primero que nada, el versículo decía: "Si hay al-gún enfermo entre vosotros", y yo no hay duda de queestaba enferma. Luego ordenaba: "llame a los ancianosde la iglesia," y allí teníamos a dos ancianos, dos mi-nistros del evangelio. En tercer lugar decía: "y únjanlecon aceite;" y también tenía yo el aceite preparado.¿y el cuarto ingrediente? "La oración de fe"; y yo esta-ba segura de que si había alguien capaz de orar, er

44 EL BORDEDE SU MANTO 45

el Sr. B. Y en cuanto a este pasaje del quinto capítulode Santiago, yo sabía, porque había estudiado la Bi-blia, que el libro de Santiago se escribió mucho despuésde la ascensión de Cristo, por lo cual no se podía decirque había sido escrito únicamente para la época deCristo, sino que se escribió para una iglesia ya bienorganizada después de que Cristo hubo abandonado latierra; era un rito valedero para todas las iglesias ac-tuales.

"Ahora ya estoy lista", dije, y cité las promesas queacabo de mencionar. El hermano y la hermana Catchpolese inclinaron y me impusieron las manos al tiempo queel hermano Catchpole citaba algunos versículos de lasEscrituras. En la habitación reinaba un silencio profun-do, porque daba la impresión de que todos se dabancuenta de la solemnidad del momento y de la reSDonsa-bilidad que recaía sobre ellos. Entonces el hermanoCatchpole me ungió la cabeza y citó Santiago 5:14,15,tras habérselo pedido yo. Luego el Sr. B. oró "la ora-ción de fe", y de verdad que FUE una oración de fe.Creo que son pocas las veces en la vida en que unapersona oye una oración así. No había nada de afecta-ción, no era una pura formalidad, te lo aseguro; lo quehizo fue "hablar'.' con el Señor sencillamente, y decirleque no se podía atrever a incumplir Su Palabra. Citómuchas veces seg uí das ese verso que dice: "ConfírmameTu Palabra, oh Dios." Fue la oración de una fe deses-perada, surgida a consecuencia de pasar unos díasdesesperados. Le echó al Señor toda la responsabilidad,diciéndole que nosotros lo habíamos puesto todo en elaltar, y que sólo buscábamos Su voluntad. Y ya no ha-bía nada más que hacer, sino depender absolutamente deEl, contando con que El guardaría Su Palabra. La ora-ción tenía una finalidad tajante, era un compromiso quelo abarcaba todo y que zanjaba la cuestión, ya que alparecer no le dejaba otra opción al Señor. La verdad esque la oración aquella me dejó a mí perpleja. Creo queel tono en que la hizo correspondía con ese trozo deversículo que dice: "Mandadme." Yo le había estado. ro-gando y suplicando al Señor, y aquello fue como orr aalguien que se dirigía directamente a las puertas delCielo y decía: "Me habías dicho que tenías un paquetepara mí, he venido a recogerlo." Me dejó bastante asom-brada. Pero todo se hizo con una sinceridad tan bonitay una fe tan infantil que yo estaba segura de que elSeñor lo entendería. (A partir de entonces también yo hellegado a entenderlo a la perfección). Me esforce por

EL DlA SEÑALADO;Y LA DECEPClON---------------------------------------------------------------------------ver la cara del Sr. B. mientras oraba, pero como ya tedije, me estaba quedando ciega muy rápidamente y sóloveía vagamente la silueta; pero la oración que oí mellegó a lo más profundo del corazón, y creía que Diosno tenía más remedio que responderla. Yo me apoyabamuchísimo en la fe del Sr. B.

Me había quedado agotada por el esfuerzo que suponíatener invitados en la habitación, y me dejaron un ratosola para descansar. La verdad es que estaba totalmenteexhausta por el esfuerzo que había hecho para llegar atener una fe muy grande, digna de la ocasión. Seguíateniendo la idea de que la fe era algo muy grande quese le presentaba al Señor de una forma determinadacual un paquete perfectamente envuelto, atado y que seentrega en el momento preciso. Cuando terminó todo, co-mo he dicho, quedé exhausta por el esfuerzo, y sentí mu-cho miedo; por alguna razón me di cuenta de que mi feno había sido suficientemente grande, que no había lle-gado al nivel necesario para lo que habíamos pedido.Entiendes, yo estaba considerando mi fe en vez de lasPromesas de Dios. Esper:,aba que saliera algo de mi po-bre persona, y no esper-aba que fuera todo obra de El.

Había llegado el día señalado, y había pasado, habí-amos ofrecido la oración que esperábamos. Yó' ha8'ía obe-decido la Escritura, pero no había ocurrido nada. Envez de sentirme mejor, si acaso me sentía peor. Sincera-,mente, al cabo de un par de horas par ectó que meiba a ir al otro lado. Quiero que sepas que aunque hehablado de estos días de preparación, convesaciones, vi-sitas, etc . , mi estado no había mejorado. Me encontrabaigual de impotente, más aun. Sólo era capaz de susurrarmuy suavito; las únicas partes del cuerpo que podía'mover con un poco de libertad eran mis labios, ojos ymi brazo derecho. Pensé en lo horrible de mi estado, yvi que no había mejorado, y empecé, a perder esperan-zas. Una desilusión muy amarga y una gran pena inun-daron mi corazón, y lloré amargamente.

"Un silbo apacible y delicado"El Sr. B. había salido de casa y no volvería hasta al

cabo de unas horas. La enfermera profesional que mehabía estado atendiendo se había ido inesperadamenteunos días antes, diciendo que era totalmente ridículoque en esta época esperáramos que el Señor obrara unmilagro, y que ella no iba a tomar parte mnguna enesa necedad. Hay gente que está decidida a enterrarte,pero que no está dispuesta a darle a Dios una oportuni-dad de mantenerte con vida. Ahora quedaba una señorahawaiana muy amable que tenía que hacer de enfermeray de ama de casa a la vez; cada poco se acercaba a mipuerta para preguntar atentamente si necesitaba algo,pero la mayor parte del tiempo me quedé a solas con elSeñor. Yo tenía una campanita colgada de forma que consólo levantar la mano la podía hacer sonar, cuando ne-cesitaba ayuda. Me alegré de quedarme sola, porquequería pensar en todo lo que había c:currido. ,No mequedaría satisfecha hasta saber por que no habla res-pondido el Señor la oración del Sr. B. ~o es que g~ar-dara ningún rencor, sino que me sent í a muy, dohda.Desde aquel día en que mi corazón se transformo de for-ma maravillosa .y conocí al Señor, había tenido muchosmomentos de dulce comunión con El. Esos momentos erantan reales y tan maravillosos como los que vive unapersona cuando se encuentra cara a cara y puede ha-blar con la persona que más ama. Ninguna conversaciónde esta tierra podía haber sido más natural, más autén-ticamente real que las pequeñas charlas que nosotrossosteníamos, de modo que me decidí a hablar así con Elpara averiguar dónde estaba el origen del problema. Demodo que oré de esta forma: "Querido Señor, hemos obe-decido Tu Palabra al pie de la letra, hemos reclamadoTus promesas y las hemos creído. Mi esposo hizo' la ora-ción de fe y contaba con que yo iba a ser sanada, perono ha ocurrido nada; estoy igual de enferma que siem-pre, si acaso peor. Querido Señor, dime por favor quées lo que pasa, dime cuál es el problema. No sólo es~~ypreocupada por mí, sino también porque tu repu~aclOnestá en juego. En el momento en que oraban por rm , es-taban celebrando reuniones de oración en cinco i.glesiasdiferentes, y también sabes lo de esa reunión de minis-tros, y luego están aquellos otros predicadores que hanorado por mí. Señor, será perjudicial para Tu causa, lagente perderá fe. Por favor, te ruego que me hables co-mo lo has hecho ya antes, y yo intentaré entender.

"UN SILBO APACIBLE Y DELICADO" 47Amén." (Es curioso lo que me preocupaba la reputaciónde Dios. Después, más recientemente, me he dado cuentade que El puede cuidar muy bien solo de Su reputa-ción). Entregué el asunto en manos del Señor y sabíaque no me iba a dejar en la ignorancia, sino que res-pondería a mi oración y me diría de alguna forma porqué no me había sanado.

Me quedé descansando en silencio, casi dormida,cuando de pronto me acordé de un versículo de las Es-crituras, pero de una forma muy curiosa e inesperada.Digo curiosa porque fue algo muy diferente de las otrasveces en que me venían a la mente Escrituras. No fuecomo un versículo, fue una voz; y no es que me vinieraa la mente, que va, sino que me salió del corazón. LaPalabra de Dios habla del "silbo apacible y delicado"que nos habla desde dentro, y no hay duda de que yooí esa voz. Fue sólo un trozo de Escritura y llevabaaños oyéndolo, pero de pronto se convirtió en un trozonuevo para mí, como si nunca antes lo hubiese oído.Desde entonces muchos cristianos dedicados me han dichoque muchas veces se les han iluminado versículos de esaforma; versículos de las Escrituras que nunca antes lesha bían llamado la atención particularmente, después deorar de repente se abrían como un libro a sus entendi-mientos y se les quedaban grabados en la concienciacomo si se los hubieran escrito con fuego, y el mensajeque recibían era tan personal como si hubiera llegadodirectamente desde el mismísimo trono de Dios. Elque recibiera esa frase de forma tan clara, conmovedoray personal es una de las partes de mi experiencia másdifíciles de explicar. Cuando me pongo a pensar y a re-cordar esos días en que Dios me castigó y me enseñó,sigo teniendo la impresión certera de que la forma derecibir ese versículo fue igual de milagrosa que el mo-mento en que me levanté instantáneamente de aquel le-cho. Como ya he dicho antes, fue más una voz que unversículo, que de una forma muy clara y muy tierna pe-ro con mucha autoridad me habló interiormente estas pa-labras: "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo re-cibiréis, y os vendrá." (Marcos 11:24). Las palabras"creed que lo recibiréis" fueron las que más sobresalie-ron, como si toda la idea del versículo fuera esa, "cre-ed que recibiréis." Fue algo instantáneo. Enseguida medi cuenta de qué era exactamente lo que el Señor mequería decir. ¡Que yo no había creído que había recibi-do! Claro que había creído positivamente que El habíaoído nuestra oración y que le preocupaba mi sufrimien-

48 EL BORDEDE SU MANTO

to, y que era Su Voluntad el darme el deseo de mi cora-zón; pero desde luego no había creído que lo había RE-CIBIDO. Entonces me rebelé un poco por dentro, y lerespondí al Señor muy perpleja: "Pero Señor, no puedocreer que me estés pidiendo esto, que un Padre tanamoroso como Tú le pida a una pobre criatura como yoque crea que he recibido algo de lo cual no tengo lamás mínima evidencia. Tú eres omnipotente y omniscien-te, pero yo no soy sino un granito de polvo. ¿Cómo mepides que yo crea que me has dado algo y que lo herecibido cuando ni uno solo de mis cinco sentidos testi-fica que sea así, y cuando sé positivamente que mi es-tado no ha cambiado en lo más mínimo? Eso es pedir de-masiado, no lo entiendo." Y en ese momento, de la mis-ma forma en que había oído dentro de mí el primer ver-sículo, me vinieron estos pasajes de las Escrituras. Norecuerdo que haya memorizado conscientemente esos ver-sículos, porque no los recordaba sino de una forma muyvaga, pero en ese momento los oí de forma tan claracomo si los estuviera leyendo en Su Palabra: "Dios, elcual da vida a los muertos, y llama a las cosas que noson, como si fuesen." "Abraham, no se debilitó en la feal considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto","tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios,sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios."(Epístola a los romanos 4:17,19,20.) Repetí estas líne-as muchísimas veces, sabiendo exactamente lo que el Se-ñor se estaba esforzando por revelarme, que Abraham,aunque su cuerpo estaba ya como muerto, no consideróSU CUERPO sino las PROMESASDE DIOS, Y estaba tan se-guro de que Dios iba a guardar Su Palabra que no du-dó por incredulidad, sino que le dio gracias a Dios por-que sabía que era capaz de cumplir lo que había pro-metido. ¡En un instante lo entendí todo! Resulta que yoestaba considerando mi cuerpo que estaba como muerto,y tenía en cuenta mi estado de moribunda, la enfer-medad, el sufrimiento, los síntomas, y le daba importan-cia a todo ello, cuando lo que el Señor quería era quecontara únicamente con Su Palabra. Por fin entendí cla-ramente que el Señor me pedía que le creyera a El, yaviese una mínima transformación en mi estado o no. Elquería que yo andara por fe y no por vista, que creye-ra que lo que El había dicho era verdad, sólo porqueEl lo había dicho, aunque no tuviera a la vista ni lamás mínima evidencia. El lo había dicho, yeso basta-ba. "La fe es la certeza de lo que se espera, la evi-dencia de lo que no se ve." Para mí fue una revelaciónfabulosa, y mi corazón exultó cuando entendí exactamen-

"UN SILBO Af'ACIBLE y DELICADO" 49

te lo que El me estaba diciendo y cuál era la lecciónque El quería que aprendiese. "Oh, Señor, ya veo. Aho-ra entiendo. Quieres que yo lo crea sólo porque Tú lohas dicho, no por haberlo sentido o visto. Creo en TuPalabra, sólo porque es Tu Palabra. La creo por encimade todo lo demás, no puede fallar. Creo, Señor, que enel momento en que oraron por mí, en ese momento, Tú mediste exactamente lo que había pedido, pero que no lorecibí porque pensaba recibirlo no en ese momento, sinoen el futuro. Ahora veo que Tu Palabra dice que'CUANDOOREIS, creed que lo recibiréis', pero yo no lorecibí cuando oré. Sólo esperé, esperando que me lo pa-rías en algún momento futuro, cuando Te pareciera bien.Pero ahora sé que lo recibí en ese momento, cuando ora-ron, pero que no lo creí porque no vi ninguna eviden-cia. Ahora, Señor, que entiendo, estoy dispuesta a con-fiar sólo en Tu Palabra. Gracias, querido Señor, por re-velármelo, y perdóname mi falta de fe."

En ese momento estaba maravillada de que pudierahaber sido tan ciega como para haber querido tener evi-dencia antes de creer, que no es más que andar porvista en vez de por fe. Me maravillaba que no me hu-biera dado cuenta antes de que las cosas son como sonporque Dios lo ha dicho, y que eso basta. Interiormentedaba saltos de alegría, y entonces nació en mi alma al-go que desde aquel día no ha cambiado en absoluto: esuna confianza firme y duradera en la Palabra de Dios.Repetí en alto muchas veces seguidas: "Es la Palabra deDios, no puede fallar. Es la Palabra de Dios, El nopuede mentir." Me pareció ver esta maravillosa Palabrade Dios en marcha a lo largo de los siglos de la histo-ria, indestructible a pesar de muchos ataques. Sus crí-ticos la han puesto por los suelos y sus enemigos laquemaron muchas veces, y a pesar de todo ha aguantadola prueba del tiempo y de la persecución, sigue siendola misma, la indestructible, infalible, inagotable y ma-ravillosa Palabra de Dios. Me inundaron una alegría yun éxtasis indescriptibles, porque ya estaba sanada alos ojos de Dios, y así tenía que ser, porque El lo ha-bía dicho. Era algo inequívoco, no podía y no iba adudar de Su Palabra. El había dicho: "Creed que lo re-cibiréis y os vendr é," y eso fue lo que hice, creí quelo había recibido, y me había venido. ¡No había nadaque me pudiera hacer creer lo contrario! En aquel mo-mento no me pareció extraño en absoluto que no me pu-diera mover ni que no viera, que fuera una inútil totaly que a pesar de todo me estuviera regocijando porque

50 EL BORDEDE SU MANTO

el Señor me había devuelto la vida y la salud y me ha-bía sanado completamente. Entonces se me ocurrió esepensamiento que está en un pasaje de Romanos: "Abra-ham dio gloria a Dios, sabiendo que El era poderoso pa-ra hacer lo que había prometido." Pues yo haría lo mis-mo. Me pareció que según las Escrituras eso era lo si-guiente que tenía que hacer, alabar a Dios sencillamentepor su maravillosa respuesta a la oración y por el ma-ravilloso don que me había dado. De modo que susurré:"Gloria a Dios, gloria a Dios." Repetí esa frase muchísi-mas veces, una detrás de otra. Eso es lo que Abrahamhabía hecho. La familiar frase "alabado sea el Señor"ni se me ocurrió. Si tú recibieses un telegrama en elque te dijeran que acababas de heredar una gran fortu-na que resolvería tus muchos problemas y satisfaría lasnecesidades de tus seres queridos, te aferrarías a esetelegrama y te alegrarías inmensamente. Pues yo habíarecibido un telegrama así, y me aferraba a esas prome-sas de las Escrituras regocijándome con "gozo inefable yglorioso." Y entonces, ¡oh maravilla de maravillas! Derepente me di cuenta de que mis dos brazos se habíanlevantado. ¡Ese brazo que había sido unútil estaba le-vantado, de verdad, alabando al Señor, totalmente dere-cho levantado en el aire! Lo miré como quien mira unacosa rara, lo toqué con la otra mano, lo alcé y lo volvía bajar varias veces. ¡Estaba tan sano como el otro! ¡Ylo veía todo a la perfección! ¡Ya no tenía la vista débilen absoluto! ¡Y estaba moviendo la cabeza de un ladopara otro sin darme cuenta! ¡Y también me movía en lacama sin que nadie tuviera que ayudarme! ¡Estaba r iérr-dome y llorando a la vez, sollozando de alegría! Me dila vuelta rápidamente y toqué la campanita que teníacolgada a mi derecha y Mary respondió inmediatamente.Se paró en la puerta y me miró como si no pudiera cre-er lo que veían sus ojos. "Rápido, Mary", dije, "tráemeunos almohadones y ayúdame a recostarme. Me voy asentar. Date prisa, por favor." Ignoro por qué nohice el esfuerzo de levantarme de la cama y ponerme aandar en ese momento, que fue lo que hice unos minutosmás tarde, a no ser que el Señor me quisiera enseñaruna lección que ya contaré más adelante. Aquella que-rida mujer en ese momento no entendió, se asustó y merecostó nerviosamente en los almohadones, tras lo cual sefue a telefonear al médico.

Había dos médicos que me atendían. Uno era un oste-ópata, y el otro un médico general. El Sr. B. habíasentido el impulso de dirigirse a los dos para decides

"UN SILBO APACIBLE Y DELICADO" 51

francamente lo que contaba que el Señor hiciera por mí.El osteópata y su mujer escucharon lo que dijo muyatentamente y confesaron que tenían fe en que nada ha-bía imposible para Dios. Pero el doctor en medicina ge-neral, sin embargo, se mostró muy escéptico acerca delasunto y le informó al Sr. B. en términos tajantes queno había la más mínima esperanza de que yo siguieracon vida, y que confiaba en que no fuera a hacer nin-guna tontería. Y ahora era él el que hablaba por telé-fono: "¿Dice que se quiere levantar y que quiere andar?¿Qué está sentada en la cama? Bueno, ahora estoy aten-diendo un parto y no puedo ir. Que no se mueva, que yairé más tarde." Mary volvió a la habitación, con elrostro tenso, e hizo ademán de volverme a tenderen la cama. Yo le dije: "Mary, en esta habitación estáobrando Dios ahora mismo, y no debe usted ponerse enSu camino. Ponerse delante de Dios, en Su camino, enmomentos en que está obrando de forma tan definitivacomo ahora, es como tenderse en la vía del tren cuandose acerca un expreso a toda velocidad." "Pero es que seve claramente que está delirando, es la agonía final":exclamó ella; "tiene que mantenerse quieta, el médico lodijo. "

Pero cuando ella vio lo desesperadamente ansiosa queestaba yo y que el Señor estaba en verdad obrando enaquella habitación, se fue cerrando la puerta; pero yooí que se había quedado allí fuera, y creo que estaballorando. Mi discusión con Mary había hecho que apar-tara los ojos del Señor durante un momento, y algo delmiedo que sentían ella y el médico tocó por un momen-to mi corazón. Ahora no tengo espacio para relatar laterrible prueba de fe por la que pasé durante unos mi-nutos. Pedro dijo: "Para que sometida a prueba vuestrafe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque pere-cedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo." (1~de S. Pedro 1: 7). Ahora, después de muchos años, en-tiendo la razón por la que me dejó pasar aquella prue-ba de fe, pero en esos momentos me resultó muy dura yno la entendí. La única cosa que entendía era que la

NOTA: Este delirio de los agonizantes consiste en que a veces los mori-bundos se sienten de pronto llenos de fuerzas. Se sabe que algunas per-sonas se han puesto a cantar, a orar, a dar últimos mensajes de despe-dida a sus familiares, etc .• incluso habiendo estado muy débiles pocashoras antes, capaces únicamente de susurrar y a veces hasta inconscien-tes.

54 EL BORDEDE SU MANTO

Sonó la campana de la cena y le dije al Sr. B.:"Tengo hambre. ¿Qué podría comer?" Y él sonriendo antemi apetito, respondió: "Bueno, creo que podrías comer loque cualquier mujer normal podría comer." "Bien", dije."Entonces voy a tomar una auténtica cena, porque yaestoy harta del 'alimento'''. Porque en ese momento Maryme trajo a la habitación un vaso lleno de mi "alimento"líquido y el tubito de vidrio, que era lo que utilizabapara beberlo. Lo miré por un momento, y diciéndole adióspara mí misma, exclamé: "La verdad es que la verdade-ra 'comida' es muy diferente del 'alimento'." ¡Y adivinalo que tenían para cenar! ¡Hamburguesas fritas, sauer-kraut frita y patatas fritas en manteca de cerdo! Me locomí todo de buena gana, y luego no me sentí en lo másmínimo indispuesta. Aquella noche dormí sin desper-tarme, tumbada sobre mi lado izquierdo; tuve un sueñotan pacífico como el de una niña. El Sr. B. dijo que seacercó a mi cama varias veces durante la noche, y quecada vez se iba alabando más fuerte al Señor, porqueme veía descansando tranquila y silenciosamente tumbadade lado por primera vez en años.

Del lecho de muerte al púlpitode la noche a la mañana

A la mañana siguiente fui andando a la iglesia y hablé enpúblico ante los que estaban allí reunidos ... en la iglesia dela cual era pastor mi marido.

. Estaba. tan delgada, que cuando me vestí para ir a la igle-s ia alguien de los de casa dijo riéndose: "La ropa te quedaque parece que sea un saco colgado de un palo." Alguien másdijo que parecía un fantasma, y que sólo me faltaban las ro-pas mortuorias para repetir la escena de Lázaro. Pero a míme daba igual, ya no me importaba la apariencia. Me absor-bía toda un único pensamiento: que Cristo era real y que seme había manifestado. Su Palabra era real y me había sidoprobada. La oración era real y había cambiado totalmentemi vida. A partir de entonces, y con todo aquello, te-nía a mi disposición los recursos del cielo, siempre que megustara la vida que a El le agradaba. Me daba la impresiónde que se abría ante mí una vida llena de posibilidades ili-mitadas. Nunca me había parecido tan maravillosa, tan' bien a-ventura~a, tan llena de esperanzas, de nuevos deseos y de laconcrencra de Su duradera presencia a mi lado. La vida habíacambiado del todo y completamente para mí. Si alguien me hu-biera dicho: "¿Has recibido una gran bendición?" Yo habríarespondido: "Le he recibido a El." Si hubieran dicho: "¿Hasrecibido una gran bendición?" Yo habría respondido: "No, heencontrado AL QUE BENDICE." Si hubieran dicho: "¿Has recibi-do la salvación", yo habría replicado: "No, he recibido alSALVADOR."Cristo lo era todo, un maravilloso amigo, consola-dor y compañero que se había introducido en mi vida. Labendición que había recibido en mi alma era mucho mayor quela que había llegado a mi cuerpo. "Y todos los que Lo toca-ron, quedaron sanos." Ahora sabía exactamente lo que signifi-caba ese versículo, porque yo Le había tocado. No se tratabade una terapia mental, ni de ninguna sicología inteligente nide ningún sistema de curación. Era sólo que con fe ínfantí lhabía estirado el brazo y había tocado "EL BORDE DE SUMANTO."

NOTA: Esta declaración es del Sr. B.: "Al cabo de 3 semanas del día se-ñ~lado que la Sra. B. menciona en el último capítulo de este libro, ellamisma estaba haciendo todas las tareas de la casa; además visitaba en-fermos y estaba atendiendo continuamente a otras personas. Al cabo dedos meses aproximadamente estaba definitivamente entregada al serviciocrtsttano ,

Puedo decir honestamente que desde entonces, de lo cual hace muchí-simos años, ha realizado el trabajo de dos personas, y que en la actua-lidad es mucho más activa y carga con mucha más responsabilidad que lamayor parte de las personas." H. E. B.

El borde de Su mantoCuando aquella mañana entré en la pequeña iglesia,

se oían por todas partes susurros de excitación y algúnque otro sollozo, porque un par de personas estaban llo-rando; luego se hizo un silencio provocado por la expec-tación, un silencio profundo. Después de contar en pocaspalabras lo que había tenido lugar, el Sr. B. me pidióque hablara. Mi corazón lo sentía lleno hasta rebosar,porque se me estaba dando la oportunidad de hablar deJesús y de Su poder, de hablar de Su maravillosa com-pasión, de Su amor y de lo dispuesto que está a respon-der a las oraciones. Sentía dentro de mí un amor muyprofundo por aquellas personas por quienes El habíamuerto; sentía un ansia tremenda por que también ellasLe conocieran en toda Su plenitud, como le había conoci-do yo. Yo, que muchos años antes había hablado en pú-blico sin pensar en El ni en Su gloria, tenía ahora unúnico deseo, y era que "Le conocieran, y el poder de Suresurrección, para que todo fuera hecho únicamente paraSu gloria." (Filipenses 3:10). "A fin de conocerle, y elpoder de Su resurrección, y la participación de Sus pa-decimientos, llegando a ser semejantes a El en Su muer-te." Las veía como ovejas hambrientas, a quienes sóloEl podría satisfacer. Yo las amaba con un amor que ja-más había sentido antes por el género humano. Algunosde los que estaban allí Le conocían como nosotros, otrosno, y por éstos hubiera dado mi vida encantada si coneso Le hubieran podido conocer. Los sufrimientos por losque yo había pasado me habían dado, al menos hastacierto punto, una "disposición para el Calvario."

Mi corazón estaba demasiado lleno para poder hablarmucho aquella primera vez en que se me dio la oportu-nidad de testificar de El y de hablar de la maravillaque El había obrado para mí, de modo que abrí la Bi-blia y leí la parte de aquella mujer de la antigüedadque había sufrido muchos males, y que al tocarlefue sanada. "Y he aquí una mujer enferma de flujo desangre desde hacía 12 años, se le acercó por detrás ytocó el borde de Su manto; porque decía dentro de sí:Si tocare solamente su manto seré salva. Pero Jesús,volviéndose y mirándola dijo: Ten ánimo, hija; tu fe teha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora."(Mateo 9:20,21,22). Allí de pie me pareció verla, unamujer cuya experiencia había sido muy parecida a lamía, que sufriendo y penando se abrió paso entre la mul-

EL BORDEDE SU MANTO 57-------------------------------------------------------------------------titud hasta que cansada mente cayó de rodillas esti-rándose hacia El en el momento en que pasó. Y~ sabíaexactamente cómo se había sentido, indigna de que El sevol viera y la tocara. Yo sé por qué no le pidió que lasanara ni le gritó en alto como otros habían hecho' ellaquería esperar allí a que El se acercara un p~quitomás, y entonces extendería la mano y tocaría suavemente"~L BORDEDE SU MANTO." Y dije en alto: "Oh mujer dedfa s pasados, yo sé, yo te entiendo, porque yo tambiénhe tocado "EL BORDEDE SU MANTO."

Para tir:ublicamos el siguiente capítulo para las personas que

esten pensando en dar un paso definitivo de fe. Lo po-nemos como añadido con la esperanza de que te dé ideasprácticas acerca de la fe apropia dora .

58 PARA TI--------------------------------------------------------------------------"Dios no hace acepción de personas." ¿No te aventura-

rás TU a confiar en las promesas de Dios? ¿Acaso no erescapaz, como cristiano, de arriesgarte con Sus promesaspara llegar a nuevos dominios de fe y de bendiciones?¿No eres capaz de arriesgarte para escalar y llegar másalto? ¿Tan cobarde eres, tan falto de valor, que no erescapaz de lanzarte pisando sobre las promesas de Dios yjugándotelo todo a Su fidelidad? No importa que Pedrose hundiera por un momento entre las olas, por lo menostuvo el valor de "arriesgarse a salir." ¿Nos quedaremossiempre dentro de los mismos límites? Si no nos arries-gamos y ponemos a prueba Su Palabra, nunca sabremoslo que quiere decir con eso de "cosas grandes y ocultas"que menciona en Jeremías 33:3. "Clama a mí, y yo teresponderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas quetú no conoces." Su Palabra dice que El te llevará "allugar espacioso" y te "mostrará una cosa nueva."

Claro, me dirás: "¿Cómo puedo tener yo una fe triun-fadora como ésa? ¿Cómo podría yo apropiarme de esaspromesas? ¿Cómo podría yo ponerlas aprueba?" En laspáginas siguientes te damos de una forma muy breveunos consejos prácticos sobre "Cómo obtener cosas deDios."

PRIMERO: EMPIEZA CON UN CORAZONLIMPIO

Por supuesto, queda entendido que para obtener cosasde Dios debemos estar en buenos términos con El. Todopecado sin confesar hará que disminuya la fe que pue-das tener. Cualquier cosa que no hayas sometido a Diosse te pondré delante y te acusará en gran manera en lahora de la prueba. No dejes que esto te desanime, por-que Dios no pide perfección. Sólo pide que Le entregue-mos nuestras voluntades a El, que lo hagamos lo mejorposible según nuestras fuerzas y con todo nuestro cora-zón. Muchos tropiezan en esto, porque dicen: "Ah, yo nosoy lo bastante bueno, a lo mejor otros se lo merecen,pero yo no." Aunque a lo mejor en su corazón tienen ungran deseo de hacer lo correcto y anhelan de verdadagradar al Señor. Eso es todo lo que pide El, un some-timiento total, una rendición absoluta, que lo pongamostodo en el altar: ya se encargará El del resto.Clamemos, como el David de la antigüedad: "Crea en míun corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto

NOTA: Te recomendamos que te consigas un ejemplar de "Arroyos que nun-ca se secan", en el cual la autora de este libro expone ampliamente losprincipios de la fe. es decir, "Cómo apropiarse de las promesas de Dios",

EL BORDEDE SU MANTO 59----------------------------------------------------dentro de mf;" "Examíname, oh Dios, y conoce mi cora-zón; pruébame y conoce mis pensamientos."

* * * * *SEGUNDO:PREPARATECONCIENZUDAMENTE;

APRENDEPROMESASDE MEMORIA.

Cuando le pedimos algo a Dios, es absolutamente nece-sario que nos apoyemos en la autoridad de Su Palabra.Hemos de tomar Sus promesas y no sólo aprenderlas dememoria, sino conseguir que se metan muy hondo ennuestros corazones y lleguen a formar parte de nuestroser. Tenemos que descubrir la autoridad de la Palabrade Dios, y entonces la fe vendrá de por sí. Es imposibletener fe para nada si no estás seguro de que Dios te dala autoridad para pedirlo; resulta imposible recalcardemasiado la necesidad de aprender de memoria algunaspromesas destacadas. A continuación te daré algunas alas que han recurrido muchos luchadores de la fe desdehace muchos años. Daré las referencias para que túmismo las busques: Marcos 11:24, Marcos 9:23, 1 Juan 5:14,15 y Jeremías 33:3. Aunque no puedas memorizarmuchísimas promesas, una o dos bastarán para fortalecertu fe en la hora de la prueba, de tal modo que te pre-guntarás cómo es que pudiste arreglártelas sin conocer-las hasta entonces.

* * * * *TERCERO: SE PRECISO

Cuando hacemos un trato con Dios, tenemos que serprecisos. El ha sido muy preciso con nosotros, nos hadado promesas concretas que ha expuesto en términosprecisos, tan sencillos que hasta un niño puede enten-der los . Has de ser preciso con El. Cuando hacemos nego-cios con alguien, somos precisos, sobre todo cuando esun asunto importante en el que hay dinero de por me-dio. Nos tomamos todas las precauciones necesarias paraentendernos bien. Decimos que estamos "haciendo un tra-to" o "cerrando un trato" con una persona determinada,y cuando llega un determinado momento, firmamos en elespacio correspondiente y de forma muy precisa y cuida-dosa cerramos el trato. Pues de igual forma, cuando ce-rramos un trato con Dios hemos de ser precisos. Tieneque haber un momento preciso en el que, por así decir-lo, firmamos en el espacio correspondiente que queda de-bajo de Sus promesas, Le tomamos la Palabra y cerra-mos el trato. En ese momento, ya está; a partir de ahíy para siempre lo contamos como un trato concluido. To-da nuestra actitud ya cambia, la esperanza se ha con-vertido en fe. Fe, la creencia en cosas que NO se ven.

60 PARA TI

Qué pena me da que nos resulte tan fácil creer la pala-bra de los hombres y ser tan precisos en los tratos quehacemos unos con otros, mientras que en nuestros tratoscon Dios somos tan imprecisos, tan sosos, como si laoración fuera una especie de formalidad que tenemos quecumplir, que en realidad no tiene significado. ¡SeamosPRECISOS con Dios!

* * * * *CUARTO: CUENTACON QUE DIOS TE LO CONCEDE.

Se dan más fracasos en la vida de oración que enningún otro aspecto, por la sencilla razón de que empe-zamos cantidad de peticiones sin nunca esperar la res-puesta; sólo las mandamos para arriba y seguimos man-dando otras para arriba sin una auténtica actitudexpectante, sin contar con recibir respuestas, hasta quelos músculos de nuestras almas se vuelven flojos por noejercitar nuestra capacidad de receptividad.

Hay dos tipos de cristianos: los que .or an esperandoque ocurra algo, y los que sólo oran pero que no espe-ran que ocurra nada. La oración es en principio un me-dio para alcanzar un fin, es un lazo de unión entre lasnecesidades humanas y los recursos divinos, es el llantoque suelta un niño delante de su Padre, CONTANDOconque el gran corazón del Padre disfruta más dando queincluso el niño recibiendo.

Hay algunos cristianos ejemplares, en cuyas vidas escasi imposible encontrar un defecto, y que pocas vecesreciben cosas de Dios, sólo porque fallan en esto, por-que no tienen esta actitud de estar a la expectativa, notienen ni idea de este gran principio de la fe. Aman aDios y confían de verdad en la Biblia, considerándolala Palabra de Dios, pero no tienen nada de una autén-tica actitud de estar a la expectativa. ¡Qué lástima, có-mo debe de herir al Infinito tener hijos que oran sin ce-sar sin jamás manifestar una auténtica actitud expec-tante!

* * * * *QUINTO: ACEPTA DE DIOS.

"Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis,y os vendrá." "ORANDO, ¡CREED!" De verdad que esasombroso el número de personas que después de pedirlea Dios que dé algo, ¡esperan también que lo TOME! Que-remos que, sin nosotros hacer el menor esfuerzo, des-cienda y nos lo coloque en el regazo, yeso es lo queEl está dispuesto a hacer, pero con Sus condiciones, queson las siguientes: "CREED QUE LO RECIBIREIS, y os

,

EL BORDEDE SU MANTO 61

vendrá." El tiene derecho a fijar Sus condiciones; ¿quémenos podría pedir que que le honremos y creamos Su Pa-labra? Su Palabra no dice que sin perfección es imposi-ble agradar a Dios, pero lo que sí dice es que sin FEes imposible agradarle. Si sientes deseos de agradar aDios, simplemente honra Su Palabra teniendo fe en algoque por ti mismo te sería imposible obtener. ¡Da un pa-so de fe y lánzate a lo imposible! "La fe es la certezade lo que se espera, la convicción de lo que NO se ve."Pero si esperas a VER antes de creer, eso NO es tenerfe. No se trata de lo que vemos, porque "el justo vivirápor fe"; y eso no es según lo que sintamos, sino segúnlo que afirme la fe. Lo que cuenta no es lo que sinta-mos, sino lo que Dios dice al respecto. Con fe se consi-dera la cosa pasada, realizada; ya está, sencillamenteporque Dios lo dice; ya lo tenemos. "Pero", dirás, "no loveo; no lo toco, de modo que en realidad no sé si lo herecibido." Pero SI que lo sabemos, porque Dios LO DIJO,y Su Palabra basta. Creemos, no porque ninguno de lossentidos así lo testifique, sino por el testimonio de Dios."Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso." Yo sé loarraigado que tenemos el deseo natural de tener algunaevidencia visible de que se nos ha concedido nuestrapetición; pero si tenemos alguna otra evidencia que nosea la Palabra de Dios, ya no es fe lo que tenemos; elhombre o mujer que vive por fe no necesita ninguna otraevidencia.

¿Te das cuenta de que llega un momento en que ya"no se debe orar"? ¿Cuándo ya no tiene sentido que lesigamos haciendo la petición al Señor? "Y el Señor ledijo a Josué: 'LEVANTATE; ¿por qué te postras así sobretu rostro?'" Este versículo se explica por sí solo: Estehombre del que trata la historia había estado suplicán-dole a Dios que le concediera el deseo de su corazón, yconforme vamos leyendo, da la impresión de que continuósuplicando mucho tiempo después de que Dios ya le ha-bía oído y la respuesta estaba en camino. Así que elSeñor le reprocha que siga así tanto tiempo y le dicemuy claramente que ya es hora de que se levante y seponga a trabajar en sus asuntos, porque el Señor ya lehabía oído y no había necesidad de que siguiera oran-do, a El no le hacía falta. No cabe duda de que llegaun momento en el que seguir orando manifiesta INCREDU-LIDAD. Es posible SEGUIR ORANDOHASTA QUEDARSESINFE. Tomémosle la Palabra, y CONSIDEREMOSLA COSA CO-MO HECHA, Y lo está, ¡porque El lo dijo!

* * * * *

62 PARA TI------------------------------------------------------------------------

SEXTO: MANTENTEEN TUS TRECE.

Entonces, "habiendo acabado todo, ESTAD FIRMES." Es-tar firme significa conservar el terreno ganado, y norendirse ni huir. De igual forma, el que va a recibiralgo de Dios toma una promesa de Su Palabra, seafirma sobre ella, y a partir de entonces cuentaabsolutamente con ella, pase lo que pase después de ha-ber reclamado esa promesa; y aunque no pueda ver niun paso por delante de él, sigue adelante absolutamentesegún sus cálculos. Dice: "Ahí atrás reclamé esa prome-sa al Señor, y sigo afirmándome sobre ella, aunque sólome rodee la oscuridad." No se dedica a mirar las olasque le rodean, la niebla ni la tormenta, que son lascircunstancias, sino que mantiene su mira sencillamenteen la promesa de la Escritura, "plenamente convencidode que El es poderoso para hacer todo lo que ha prome-tido"; como dijo alguien: "Por cada mirada que des a tuproblema, da cien miradas a las promesas de Dios."

* * * * *SEPTIMO: PON TU FE EN ACCION.

La persona que obtiene cosas de Dios PONE POR OBRASU FE. Santiago 2:17-26: "Porque como el cuerpo sin elespíritu está muerto, así también la fe sin obras estámuerta." ¿Qué es· lo que es una fe muerta? Es una feque no OBRA. Una fe que no es EFICAZ. La auténtica feno es algo pasivo, sino que si uno tiene fe de ver-dad, actúa según lo que cree. Se trata de algo práctico,uno no espera que Dios haga lo que sólo nosotros podemoshacer. Una persona creyente pone su fe en acción.Cuando le ha pedido a Dios algo, procede como si lo po-seyese. Cuando le toma la palabra a Dios con alguna pro-mesa, la palabra se hace obra para ella, y procedeexactamente como si poseyera ya lo que desea (y enrealidad lo posee por su fe creyente), aunque los senti-dos naturales le nieguen a cada paso lo que la fe afir-ma ser verdad.

La Biblia ilustra maravillosamente esta idea con elejemplo de los leprosos a quienes Jesús dijo que se fue-ran a mostrar al sacerdote como condición para serlimpiados. Dicen las Escrituras: "Y MIENTRAS IBAN, fue-ron sanados": esto es, cuando pusieron su fe en acción,Dios les respondió. Si nos esforzamos con voluntad cre-yente, Dios honra ese paso que damos y nos responde.En el caso del hombre que tenía un brazo seco, Jesúsdijo: "Extiende tu mano"; al hombre le resultaba imposi-ble extender la mano, pero cuando Cristo se lo mandó,

EL BORDEDE SU MANTO 63

se esforzó y su mano fue sanada del todo.

La fe se asienta en la voluntad, y yo he aprendidoque Dios desde luego nos pide que pongamos nuestra feen acción. Alguien ha dicho que "Cuando la fe va almercado, se lleva un cesto." Como aquella señora que sedirigía a una reunión de oración en la que iban a pe-dir lluvia porque había una sequía. Era un día muy se-co en que hacía mucho calor, y ella llevaba consigo suabanico. ¡Y resulta que se avergonzó de su poca fecuando de camino a la reunión se encontró con una ni-ñita de 8 años que llevaba botas de goma, impermeabley un paraguas! Aquella niñita tan sencilla y confiadasí que estaba poniendo su fe en acción.

* * * * *OCHO: DALE GRACIAS POR EL DON.

¡Dale gracias ya por la respuesta! Alábale por Su fi-delidad. Aunque todavía no te hayan entregado el pa-quete a la puerta, ya has cerrado el trato con El pormedio del teléfono real, ¡y en tu corazón confías muydulcemente en su promesa a la espera de que suene eltimbre! . Este es uno de los versículos más encantadoresde la Palabra de Dios: "Los que han creído, han entra-do en el reposo." Empezamos con oración, pero termina-mos con alabanza. "A ninguna de todas Sus promesas hafaltado"; "El cielo y la tierra pasarán, pero Mi Palabrano pasará"; "Las promesas de Dios son sí y amén, parala gloria de Dios." ¿No vas TU a estirar la mano paraTOCAREL BORDEDE SU MANTO?

Fundamento espiritualIsaías 53:4-5: "Ciertamente llevó El nuestras enferme-

dades, y sufrió nuestros dolores... y por Su llaga fui-mos nosotros curados."

Mateo 8:16,17: "Sanó a todos los enfermos; para quese cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestrasdolencias." "Sanó a todos los enfermos." "Todos los queLo tocaron, quedaron sanos."

Juan 14:12: "De cierto, de cierto os digo: el que enmí cree, las obras que yo hago, él las hará también; yaun mayores hará, porque yo voy al Padre."

Marcos 16:15-18: "Id por todo el mundo y predicad elevangelio a toda criatura ... y estas señales seguirán alos que creen: en mi nombre echarán fuera demonios;hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpien-tes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; SO-BRE LOS ENFERMOSPONDRANSUS MANOS, Y SANARAN."

Santiago 5: 14: "¿Está alguno enfermo entre vosotros?Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él, un-giéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oraciónde fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y sihubiere cometido pecados, le serán perdonados."

3~ de Juan 2: "Amado, yo deseo que tú seas prospera-do en todas las cosas, y que tengas salud, así comoprospera tu alma."

Romanos 8: 11: "Y si el Espíritu de Aquel que levantóde los muertos a Jesús mora en vosotros, El que levantóde los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestroscuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros."

Salmos 103:2,3: "Bendice, alma mía, al Señor, y noolvides ninguno de Sus beneficios. El es quien perdonatodas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias."

LAS PROMESAS DE DIOS SON

ARROYOS QUE NUNCASE SECAN

PorVirginia Brandt

Dios todavía estáen el trono

Virginia Brandt

Qué grato es mi recuerdo de niña,cuando los contratiempos surgían

y la fe valiente de mi madredejaba en ridículo la mía. .

Porque en momentos de gran angustiamucho se debilitaba mi fe,

Mientras que la suya ante las pruebasaún más parecía florecer.

Mis dudas se iban volandotan pronto oía su voz:

"Pues Dios todavía está en el trono,y TODO LO CAMBIA LA ORACION."

Mas pasados algunos años,el santuario de su regazo dejé,

Cuando me demostraron unos hombres,sabios y eruditos al parecer,

Que una fe tan simple e infantilhabía quedado anticuada;

Que pertenecía a otra época,y sólo para tontos era apropiada.

"Todo -decían- es sólo un mitoque de la ignorancia resultó,

Que Dios todavía esté en el trono,y TODO LO CAMBIE LA ORACION."

,

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 3

Su camino me pareció bueno,pero a la hora de la verdad

No era más que un juego inútil,que no satisfizo la necesidad.

"Agárrate bien -decía un burlón-,no hay otra cosa en esta vida".

Cuando ése era justo el problema:a donde asirme no tenía.

Porque perdí la fe sencilla,que tanta seguridad me dio,

De que Dios todavía está en el trono,y TODO LO CAMBIA LA ORACION.

Regresé entonces de corazóna la viej a senda de siempre;

Y ahora S~ BIEN que existe Diosno me importa qué diga la gente.

Pues no hay prueba como la oracióncontestada de tal manera

Que nos haga conocer sin dudasque Dios está allí a la espera;

Ni se encuentra mayor felicidadque la que este dicho cierto me aportó:

Que Dios todavía está en el tronoy TODO LO CAMBIA LA ORACION.

Nunca olvidaré el día en que me di cuentadel HECHO de que las promesas de la Bibliaeran reales y prácticas, y que efectivamentese podían aplicar a mis necesidades diarias.Para mí fue una revelación. Desde muy pe-queña me habían enseñado la Biblia, peronunca me había dado cuenta de que Dios ha-blaba totalmente en serio en las numerosaspromesas que da en Su palabra, y que lascumpliría al pie de la letra si extendiésemos

4 DIOS TODAVIAESTA EN EL TRONO

nuestra fe y reclamásemos las promesas deforma categórica.

La pala br a de Dios dice: "Por medio delas cuales nos ha dado preciosas y grandísi-mas promesas, para que por ellas llegaseisa ser participantes de la naturaleza divina,habiendo huido de la corrupción que hay enel mundo a causa de la concupiscencia." (2~de Pedro 1:4)

De modo que después de todo es grave esode pasar por alto o tomarse a la ligera laspromesas de Dios, porque por ellas nos hace-mos "participantes de la naturaleza divina".Yo jamás habría osado tomar una promesa ycaminar conforme a ella esper-ando que Diosme respondiera, porque según mi limitado co-nocimiento de la fe, no eran sino cosas delidioma bíblico, muy bonito, que no había quetomar en serio ni considerar que tuvieranaplicación práctica. Me temo que actuaba co-mo la señora a la que le preguntaron: "¿Ypor qué piensa usted que Dios hizo todasesas promesas en Su palabra? ¿Para qué es-tán ahí?" "Pues de relleno", me imagino.

De todas formas, creo que cuando pensabaen ellas anteriormente, si alguna vez lo ha-cía, me debía de parecer más a aquella se-ñora escocesa muy ignorante que se habíapasado casi toda la vida apartada en lasmontañas de Escocia, y que era tan pobreque no podía ni pagar su alquiler, por loque tenía que depender de su iglesia parasu mantenimiento. Un día, cuando su pastor,que era muy bondadoso, le trajo la cantidaddel alquiler, le dijo: "Sra. McKintrick, per-dóneme que le hable con tanta fran-

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 5

queza, pero estoy seguro de que entenderá.Sus ~migos que le están ayudando a pagar ela lquí Ier no comprenden por qué no la mantie-ne su hijo. Tengo entendido que goza de unabuena posición en Australia, que es muybueno y que la quiere mucho. ¿No es así?""Oh , sí," dijo la madre, "y nunca se olvidade mí. Todas las semanas me escribe y memanda mucho cariño; me gustaría que vieraalguna de sus cartas." Al instante el pastorind~có que le gustaría ver algunas cartas,CUrIOSO por saber algo más de un hijo comoese que podía amar tanto a su madre y sinembargo no la mantenía. La mujer no tardóen regresar con dos paquetes, y poniendouno de ellos en las manos del pastor, dijo:"Estas son sus cartas." El pastor estaba de-satando la cuerda ya gastada que envolvíael paquete, cuando ella dijo: "En cada cartame envía siempre un dibujo bonito. No sonmuy grandes, y encajan exactamente en elsobre, pero eso demuestra que se acuerda demí." El pastor levantó la cabeza interesado."Un dibujo en cada carta." Tenía más curio-sidad que nunca. Dijo: "¿Puedo verlos tam-bí ?" "el 'ren : aro que SI," -respondió ella-"al-gunos tienen la cara de un hombre, otros sonde un hombre a caballo, y hay unos cuantosque llevan el dibujo del rey. Mire éste delrey de Inglaterra, ¡viva el rey!" "¡ Viva suhi)o!" -dijo el pastor asombrado-o "Amigarma , ¿se da usted cuenta de que es rica?Esos son billetes de banco, es dinero. .Pero

. . ISI tlene usted una fortuna! ¡Pensar todo loque ha sufrido y vivido privada de necesi-dades cuando aquí en casa tenía dinero y

6 DIOS TODAVIAESTA EN EL TRONO

creía que sólo eran dibujos bonitos."y ése era sin duda el problema que tenía

yo respecto a las promesas de la palabra deDios. Me parecían sólo ilustraciones bonitas,un lenguaje hermoso. Por ejemplo el salmo23: "El Señor es mi pastor, nada me faltará.En lugares de delicados pastos me hará des-cansar, junto a aguas de reposo me pastore-ará. " Para mí no era sino poesía hermosa,un relato pintoresco. Ni por un momento soñéque tuviera una aplicación literal, que Jesúspuede ser para nosotros un pastor y quepuede cumplir en nuestra vida todos y cadauno de los versículos de ese salmo, si con-fiamos en El. Qué lástima que tantas perso-nas lean hoy en día los cientos de promesasde la palabra de Dios de la misma forma quelQ hacía yo.

Qué pocos hay que sean como aquella bue-na mujer que había recibido la visita de unministro de Dios; mientras ella estaba en lacocina preparando el té, él tomó la Biblia deella, que estaba muy gastada, y empezó apasar dí str atdarnente las páginas, y entoncesse d í ó cuenta de que en los márgenes apare-cían de vez en cuando estas dos letras: E.C.Cuando regresó ella con el té, él le dijo:"Tía, ¿qué significan estas letras que hasescrito en tantos sitios; E.C.? y aquí tam-bién están, y aquí." "Hermano," -dijo ellailuminándosele la cara de gozo- "eso quieredecir: 'experimentado y comprobado'. En mo-mentos de gran necesidad he tomado esaspromesas y las he reivindicado como si fue-ran para mí. Esas son las que he experimen-tado y comprobado que son verdad."

ARROYOSQUE NUNCASE-SECAN 7

Realmente son inapreciables. y esa esexactamente la manera en que el Señor quiereque nos sirvamos de ellas. Desea que ponga-mos a prueba y nos sirvamos de Su Palabra en losmomentos de necesidad. "Probadme ahora enesto, dice el Señor", hasta que con fuerza,fe y dulce confianza podamos anotar al mar-gen de muchos versículos: "experimentado ycomprobado" .

La palabra de Dios dice: "Por medio delas cuales nos ha dado preciosas y grandísi-mas promesas", y hay cientos de ellas.

j Cantidad abundante! j Fuente ilimitada!"Arroyos que nunca se secan." "Entremos yposeamos la tierra", o seremos como los tes-tarudos israelitas para quienes Dios habíaprovisto con tanta abundancia y que nuncallegaron a heredar la promesa a causa de suincredulidad. "Esta es la victoria que havencido al mundo, nuestra fe."

Pero te preguntarás: ¿Cómo puedo tener esafe vencedora? ¿Cómo puedo apropiarme yode esas promesas? ¿Cómo puedo experimentar-las y comprobarlas?

En las páginas siguientes trataremos dedarte consejos sobre la forma. de obtenercosas de Dios.

¿Cuándo no sedebe orar?

Parece extraño que pueda haber momentosen los que no se debería orar. En cierto mo-do es verdad. Pero por otra parte, llega unmomento en que ya no debes seguir pidiendoal Señor el deseo de tu corazón. Para empe-zar te voy a dar un versículo: Josué 7:10."Y el Señor dijo a Josué: Levántate; ¿por quéte postras así sobre tu rostro?" Este versícu-lo se explica por sí solo. Josué ha estadosuplicándole a Dios que le conceda el deseode su corazón, y conforme vamos leyendo, dala impresión de que continúa suplicando mu-cho tiempo después de que Dios ya le ha oídoy la respuesta está en camino. Así que elSeñor le pregunta por qué sigue perdiendo eltiempo, y le indica muy claramente que yaes hora de que se levante y vaya a hacersus asuntos, porque el Señor le ha oído y nonecesita que le pida más. No cabe duda deque llega un momento en el que seguir oran-do es incredulidad. Algunos han descubiertoque pueden orar hasta quedarse sin fe. Exa-minaremos detenidamente esta cuestión paraver si esta suposición tiene fundamento bíblico.

Hace algunos años, di una vez una con-ferencia en un pueblecito del oeste, y al fi-nal de la reunión la gente estaba bastanteinteresada en quedarse con un recuerdo quedábamos que tenía nuestra foto. La últimanoche que asistí a la reunión,· sólo me que-daba uno y lo había guardado como muestra

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 9

para imprimir más. Aquella noche, al entraren el edificio, se me acercó un joven de ca-rácter muy amable pero un poco retrasadomental y me pidió la foto y estaba tan inte-resado que prometí darle la que tenía demuestra y escribí su nombre y dirección pordetrás diciéndole que era suya y que se laenviaría tan pronto como la hubiera visto elimpresor. Aquella noche, al terminar el ser-vicio, el joven se me acercó otra vez insis-tiendo en que no me marchase del pueblo sinque él tuviese una foto. La saqué del bolso yle enseñé su nombre escrito en ella, mostrán-do1e que ya era suya del todo y que yosólo la tenía temporalmente. Después de ter-minar el servicio oí como le pedía una fotode recuerdo a otro integrante del grupo, di-ciendo que ya llevaba dos noches viniendo ala reunión y que no se la habían dado. Ha-bía un tono de irritación en su voz porqueotros la habían recibido, y al parecer a élle habían pasado por alto. La iba a impri-mir en otra ciudad a la que Ibamos a ir ennuestra siguiente campaña·, por lo que a lanoche siguiente, que era la última noche quepasábamos en la ciudad donde vivía el jo-ven, todavía tenía el recuerdo conmigo.

Al terminar la última reunión 'se me acercóalguien y me dijo que había un joven deaquella ciudad que le daba mucha lástima,que era un poco infantil pero que también semerecía tener uno de los recuerdos y estabamuy desilusionado porque no se lo habíandado, y que se sentirían muy agradecidos siyo le diera uno. Estaba claro que el joven sehabía quejado a ese grupo. Le busqué y

10 ¿CUANDONO SE DEBE ORAR?

apartándole un poco le expliqué claramenteque él sí que tenía una foto, que yo habíaescrito ya su nombre y dirección en ella, yque aunque no la tuviera en sus manos parallevársela a casa, era tan suya como si yala tuviera.

Volviéndome entonces al grupo, que estabaallí al lado, hice de la circunstancia unalección objetiva explicándoles que ésta es pre-cisamente la forma en que tratamos al Señorcuando le pedimos algo que El nos prometedar con seguridad, y luego, si no lo recibi-mos al instante, o mejor dicho, si no vemosque lo recibimos, o no lo tenemos en nuestrasmanos, o reconocemos de alguna manera conalguno de los cinco sentidos que lo hemos re-cibido, inmediatamente volvemos al Señor otravez y empezamos a renovar nuestra petición,como si El fuera sordo, mudo y ciego, y comosi no nos hubiera oído o se hubiera mostradocompletamente indiferente a Su propia pala-bra, por la cual nos ha dado clara autoridadpara acercarnos a El y pedirle el deseo denuestro corazón. No una, sino muchas veces,nos acercamos a El como niños tontos balbu-ceando vanas repeticiones, y nos comportamoscomo si Sus promesas no significasen más quelas de algún ser humano infiel que irreflexi-vamente hizo muchas promesas sin la menorintención de cumplirlas, o sin darles dema-siada importancia. Verdaderamente es un in-sulto al corazón infinito del Padre Celestial,cuya Palabra, que es infalible por los siglosde los siglos, ha dicho: "El nunca hafaltado a ninguna de todas Sus promesas";"las promesas de Dios son sí y Amén para

•••

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 11

la gloria de Dios"; "el cielo y la tierra pa-sar~n, pero Mis palabras no pasarán"; "pormedio de las cuales nos ha dado preciosas ygrandísimas promesas."

No se pueden comparar las promesas deDios con las promesas del hombre. El hombrees humano y puede faltar a su palabra, peroDios no puede faltar a la Suya. Su justicia,misericordia, verdad, amor y fidelidad sos-tienen Su palabra, y no sólo eso, sino queDios tiene poder para cumplir Sus prome-sas y no siempre está al alcance del hombreel cumplir las suyas.

Estar a laexpectativa

¿Cuál es la razón por la que tan pocagente REClBE COSAS DE DIOS? Hay dos clasesde cristianos: los que oran y esperan quealgo suceda, y los que sólo oran y no espe-ran que suceda nada. La oración es un me-dio para alcanzar un fin, un eslabón queenlaza las necesidades humanas con los re-cursos divinos, el llanto que derrama unniño ante su Padre sabiendo que al granCorazón Paternal le gusta más dar de lo quea él le gusta recibir. "Porque si un pa-dre terrenal sabe dar buenas dádivas a sushijos, cuánto más el Padre Celestial darábuenas cosas a los que Le pidan."

Un amigo nuestro dijo un poco en plan debroma que a toda su congregación se le ha-bía contagiado el "dame", ya que continua-mente estaban pidiéndole cosas al Señor perosin fe de que lo recibirían. No paraban dedecir: "Dame, dame, da me."

Me recuerda al sacristán de una iglesiarural de las colinas de Virginia, al que undía se encontraron en lo alto de una escale-ra, arreglando algo en el campanario queestaba justo encima de la sala donde teníanlas reuniones de oración. Al final se sentóen la escalera y se dirigió a un grupo depersonas que frecuentaban dichas reuniones yque habían llegado' antes de la hora. "¿Sa-ben lo que pasa con esa campana que no to-ca? El campanario está tan lleno de oracio-

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 13

nes que nunca llegaron más allá del techo dela iglesia, que la campana no tiene sitiopara moverse. Hay montones de oracionesatascadas allí dentro que nunca llegaron másalto porque ustedes no las creyeron cuandolas hicieron. ¿No saben que una oración no esreal a menos que esperen que algo suceda?Ustedes no esperaron que algo' sucedieracuando hicieron la mayoría de esas oracio-nes. Les digo que la verdadera fe esperaalgo cuando ora, y si no se espera nada,eso no es fe, es sólo basura." Aquella nochehubo una reunión de oración diferente, y to-do sería muy distinto si cuando oráramosestuviéramos realmente a la expectativa.¿Nos limitamos simplemente a orar, o conta-mos con que algo suceda? ¿Cambian situacio-nes nuestras oraciones?

La oración no es meramente un "ensueñopiadoso" que tiene un efecto subconscientesobre el individuo que la practica, sino que laoración es algo inmensamente práctico, y unmedio para llegar a un fin tan real, tanconstante y cierto como el empleo del teléfono oel telégrafo, sólo que MUCHISlMO MAS. Elestá siempre al otro lado del hilo, y nosdice: "No tenéis porque no pedís."

¿Acaso no es verdaderamente angustiosoque nosotros, que somos creyentes, hagamosque nazca la incredulidad en los corazonesde los demás y hagamos de nuestro Padre Ce-lestial un objeto de burla a los ojos delos incrédulos por no haber recibido respues-tas a nuestras oraciones, y les hagamos pen-sar que Dios no existe, que está dormidoo se ha marchado a hacer un largo viaje?

14 ESTAR A LA EXPECTATIVA

Igual que Elías cuando se burló de los pa-ganos que clamaban a su dios (1 Reyes 18:26) : "Oh Baal, j respóndenos! Pero no habíavoz, ni quien respondiese. Y aconteció al me-diodía, que Elías se burlaba de ellos, di-ciendo: Gritad en alta voz, porque dios es;quizá está meditando o tiene algún trabajo ova de camino; tal vez duerme y hay quedespertarle. Y ellos clamaban a grandes vo-ces, y se sajaban con cuchillos y con lance-tas conforme a su costumbre, hasta chorrearla sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, perono hubo ninguna voz, ni quien respondieseni escuchase. Entonces dijo Elías a todo elpueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo sele acercó; y él arregló el altar del SEÑORque estaba arruinado. Cuando llegó la horade ofrecerse el holocausto, se acercó el pro-feta Elías y dijo: SEÑOR DIOS de Abraham,de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto queTú eres Dios de Israel, y que yo soy Tusiervo. Respóndeme, Señor, respóndeme, paraque conozca este pueblo que Tú, oh SENOR,eres el Dios, y que Tú vuelves a Ti el cora-zón de ellos. Entonces cayó fuego del Señor.Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dije-ron: El SEÑOR es el Dios, el SEÑOR, es elDios."

Hace algunos años en Big Cabin (Oklaho-ma, EE. UU.), se me acercó un señor y me pi-dió que orara por su hijo, que era muy im-pío. Todos los días orábamos mucho por él, ycada vez que se hacían peticiones de ora-ción, él volvía a pedir por la salvación delmuchacho y por fin una noche éste salió alfrente respondiendo a la invitación y entregó

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 15

su corazón a Dios. El local estaba atestadoy me fue difícil llegar a la parte posteriordel edificio de donde algunos obreros me ha-bían llamado para orar por alguien. Despuésde hacerla vi a aquel padre que había oradotanto tiempo por su hijo. Extendiendo la ma-no, le tomé del brazo y le dije: "Hermano,tu hijo está ahí enfrente y ya se ha salva-do." Y ¿qué te crees que dijo? "No puedeser. Debe de haberse equivocado. No será mihijo. Debe de ser otro chico que se llamaigual. En esta comunidad hay otro muchachoque tiene el mismo nombre." Tardé más decinco minutos en convencer a aquel hombrede que era su hijo y de que efectivamente sehabía salvado.

Aquella noche el padre dio este testimonio:"Ll evo veinte años orando por este chicomío, y nunca me he llevado una sorpresa tangrande como la de esta noche al enterarmede que se había salvado." Imagínate, veinteaños orando sin esperar que Dios hiciera na-da. Tenía amor a Dios, y profunda confianzaen que la Biblia era verdaderamente la pa-labra de Dios, pero de lo que se dice unaauténtica actitud de expectativa no tenía nijota. j Qué lástima! j Cómo le debe de doler elcorazón al Eterno al ver que Sus hijos oran una yotra vez, continuamente, pero sin esperar lomás mínimo. Porque como ya hemos dicho an-tes, esperamos que Dios nos dé y reciba tam-bién por nosotros. Queremos que El, sin elmenor esfuerzo por nuestra parte, venga di-rectamente a nosotros y nos lo ponga en lasmanos. El lo hará, pero con Sus condi-ciones, y Sus condiciones son: "Creed que lo

16 ESTAR A LA EXPECTATIVA

recibiréis y os vendrá."El tiene derecho a establecer Sus propias

condiciones, y ¿qué menos podría El pedirque Le honremos creyendo Su palabra? Su pa-labra no dice que si no se es perfecto es im-posible agradar a Dios. Si en tu corazón tie-nes el deseo de agradar a Dios, no tienesmás que honrar Su palabra creyendo algoque te es imposible obtener por ti mismo. Daun paso de fe en dirección a lo imposible don-de no tengas otra cosa visible a qué afe-rrarte que no sean • Sus promesas, contandocon que El te responderá y te dará lo quedeseas. Eso es lo que Le agrada.

Hay cristianos ejemplares, en cuyas vidascasi no se podría encontrar una falta, quesin embargo raras veces consiguen cosas deDios, simplemente porque fallan en esto mis-mo. Carecen de una actitud expectante. Des-conocen por completo este poderoso principiode fe. Mientras que por otro lado he conocidoa algunos cristianos muy débiles -quiero de-cir débiles por sus repetidos tropiezos en mo-mentos de tentación, aunque al parecer seafanan por hacer sólo lo bueno- que hanrecibido algunas respuestas extraordinarias asus oraciones, debido a su fe sencilla e in-fantil, notándose después de cada oración unagenuina actitud expectante.

ReceptividadEn la vida de oración, es donde hay más

fracasos, por la sencilla razón de que empe-zamos muchas peticiones y nunca esperamosla respuesta; seguimos enviándolas haciaarriba una tras otra, sin tener la menor es-peranza de recibir las respuestas, hasta quelos músculos de nuestra alma acaban porablandarse por no ejercitar nuestras faculta-des para recibir. Yo prefiero enviar al tronouna sola oración que esté respaldada poruna fe verdadera y recibir la respuesta, queenviar cientos de peticiones y nunca ver lasrespuestas. Sería mucho mejor pedirle al Se-ñor menos cosas y recibir las respuestas,que hacer daño a nuestra fe debilitandonuestras facultades para recibir. Cómo sedebe de compadecer el corazón del Eternocon lástima por los que oran y oran, queesperan y esperan y luego lloran y lloranporque parece que sus oraciones no son oídasni contestadas, y finalmente con el corazónquebrantado, se rinden desanimados pensandoque Dios no se interesa, cuando en realidadson ellos mismos los que están violando to-das las leyes de fe de Dios porque no handescubierto aún el principio mismo de la feque aparece muy bien descrito en Su Palabra.¿Cuál es el problema? Nos comportamos comosi Dios fuera un dictador de corazón duro,cuya terca indisposición nos vemos obligadosa vencer mediante muchas súplicas, montonesde oraciones y largas peticiones con el cora-zón quebrantado, cuando la verdad es que Elestá tratando de vencer NUESTRAincredulidady anhela concedernos el deseo dé nuestro co-razón. Pero El no puede dar y recibir pornosotros.

AceptaciónA NOSOTROS NOS CORRESPONDE RECI-

BIR. A Dios, en cambio, el dar. Sí, cla-ro, es cierto que pedimos, pero no acepta-mos. Marcos 11: 24 dice: "Todo lo que pidié-reis orando, creed que lo recibiréis." El telo ha dado, y está esperando que tú lo reci-bas; y lo puedes recibir porque te ha dadola facultad para hacerlo. Hay un himno quedice: "Yo puedo creer, y quiero creer, ycreo." Yo PUEDO, porque Dios me da la fa-cultad de hacerlo. El nunca le ordenaría auno de Sus hijos algo que le fuera imposiblecumplir, de modo que yo puedo creer si ver-daderamente quiero. Por tanto yo QUIERO,porque Dios espera que yo ejercite mi volun-tad creyendo Su Palabra; y yo sí CREO, por-que ahora es cuando Dios quiere, y porqueahora es cuando estoy orando por ello, ycreo que lo recibo ahora, tal como dice laescritura: "Todo lo que pidiereis orando,creed que lo recibiréis, y os vendrá."

Así pues, hay un momento determinado enque debo dejar de orar y empezar a creer, yese momento es "cuando oro". Si pido ahora,tengo que creer ahora, y no en algún momentofuturo. Creer en el futuro es tener esperanza,no fe; y como ha dicho alguien muy sabiamente:"Fe no es lo mismo que esperanza." La espe-ranza te hace situar las cosas en el futuroen un momento todavía lejano en que, si aDios le parece conveniente, puede que te lo

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 19

conceda. Con fe, en cambio, lo consideras pa-sado y lo das por hecho. Está hecho simple-mente porque Dios lo dice. Como El ha dicho:"Todo lo que pidiereis ORANDO (EN EL MO-MENTO D~ ,?RAR), creed que lo recibiréis, yos vendra. La esperanza mira sobre la va-lla, hacia el futuro, mientras que la fe dejael asunto al otro lado de la valla, en elpasado, como si ya estuviera terminado elnegocio; y la fe siempre mirará hacia eselugar diciendo: "Allí fue donde cerré el tratocon el Señor. Acepté Su palabra, lo di porhecho, y es un hecho porque El lo dijo." 1Juan 5:14,15 dice: "Y esta es la confianzaque tenemos en El, que si pedimos algunacosa conforme a Su voluntad, El nos oye. Ysi sabemos que El nos oye en cualquier cosaque pidamos, sabemos que tenemos las peti-ciones que Le hayamos hecho."

No dice "vamos a tener," sino "tenemos".Lo tenemos ahora. Pero me dirás: "No loveo ni lo palpo, de modo que en realidad nosé si lo habré recibido." Pero sí que lo sa-bemos, porque Dios lo dijo, Y Su Palabra nosbasta. Creemos que lo tenemos, no porquenos lo diga cualquiera de los sentidos, sinopor el testimonio de Dios. "Sea Dios veraz, ytodo hombre mentiroso." Es así, simplementeporq ue lo dice Dios. "Es pues, la fe la cer-teza de lo que se espera, la convicción de loque no se ve." Pero si esperas a VER antesde creer, eso NO es fe. Lo que importa: no eslo que pensemos, sino lo que dice Diós. Noes lo que nos parece, es lo que la fe recla-ma. No es lo que vemos, porque "El justo porsu fe vivirá." Yo recibo las cosas con unacto de fe tajante.

Fe apropiadoraPuede que tengas fe, pero ¿tienes fe apropia-

dora?Uno de nuestros evangelizadores más impor-

ta~tes, s~ esforzaba una tarde por explicar enque consrste la fe y desesperado le ofreció almayor de un grupo de chicos que estaban sen-ta?os en el primer banco de la iglesia un re-lOJ de marca Ingersoll que tenía en la mano.

. "¿Te gustarí~ tener este reloj?" Dijo el pre-d'icador extendiendoselo.

"Vamos, ¿se cree que soy tonto?", -contestóel much.ac~o- "no me va a engañar." Fijándoseen el srg utenta, el predicador repitió la pregun-ta '., y no tardó en venir la respuesta: "¿Porquien me ha tomado? Hoy no es el Día de losInocentes. "

Nuevamente volvió a hacer la misma pregun-ta, y una y otra vez a lo largo del banco lefueron dando respuestas por el estilo. Por últi-mo 1: ofreció el reloj a un chaval de unos cin-co anos que estaba sentado al filo de su asien-t~, y l~ miraba atentamente a la cara con losojos br í l lantos de entusiasmo. Sus pies no lellegaban al suelo, pero mantenía el equilibrioal filo del .asiento,. listo para saltar, y el pastorno tuvo ttempo m de terminar la frase queem ' , "J 'pez.o, aSI:. ovenc ito , ¿te gusta ría ... ?" Noneces í tó dec í r ~~s para que la mano regordetaechara man? raptdemente al reloj y se apresu-rara a meterse.lo en el bolsillo. Las únicas pa-labras que SIrven para describir la acciónafanosa, directa y creyente del chaval sonechar mano. y mientras se arrellanaba en el

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 21

banco, dijo con un suspiro de alivio que era10 que siempre había deseado.

Al terminar el servicio la muchedumbre dechicos rodeó al predicador en son de protesta,diciendo: "Vaya hombre, ¿cómo íbamos a saberque iba en serio?", y "Ese era justo el relojque yo quería." "¿Por qué no nos dijo que ibaen serio?", y dijo otro: "Si de verdad hablabaen serio, por qué no me lo puso en la mano, opor qué no me lo volvió a decir para que yo losupiera."

Todos deseaban que el pastor se lo hubierapuesto en la mano, en vez de extenderla yagarrarlo por sí mismos, menos aquel pequeñínque tenía verdaderamente fe apropiadora y ex-tendió la mano para recoger por sí mismo loque le ofrecían. El sí que puso su fe en ac-ción.

A mucha gente le falta esta fe apropiadora.De alguna manera creen que están salvados,pero aceptan las promesas de Dios de forma im-personal y poco clara. No saben como "apro-piarse" de las promesas e Dios. Sencilla-mente no saben recibir cosas de Dios, y 'aunquesiempre están pidiendo, nunca reciben, por lasencilla razón de que no saben en qué consistela fe. La cita que hemos explicado tantas veceslo explica de forma muy clara: "Todo lo quepidiéreis orando, creed que lo recibiréis, y osvendrá." Porque si nuestra alma no hace eseacto de apropiación, no podremos heredar losprivilegios gloriosos de los hijos de Dios, nitampoco gozar plenamente de nuestra primogeni-tura.

Sé •precisoTenemos que ser claros en nuestro trato

con Dios. El ha sido muy claro con nosotros,y nos ha dado unas promesas muy concretas,afirmándolas en unos términos muy categóri-cos y de una forma tan sencilla que hastaun niño puede comprenderlas. Tú tienes queser preciso con Dios. En nuestros negocioscon los demás somos específicos, sobre todoen los asuntos importantes que implican unatransación monetaria. Tenemos mucho cuidadopara que todo quede claro. Decimos que es-tamos "haciendo un trato", o "cerrando untrato" con una persona. Luego firmamos sobrela línea punteada y cerramos el trato de unamanera precisa. Del mismo modo, tiene quehaber precisión al cerrar un trato con Dios.Tiene que haber un momento preciso en elque nosotros, p r así decirlo, firmamos sobrela línea punteada debajo de Sus promesas,aceptando Su Palabra y cerrando el trato.En ese momento ya está hecho; lo sellamos ydamos el caso por cerrado. La oración enton-ces se convierte en a la banza. El pedir esahora recibir. La súplica se ha convertidoen alabanza. El futuro ya es presente. Yano estamos pidiendo, estamos apropiándonos.Toda nuestra actitud ha cambiado y la espe-ranza se ha vuelto fe. Fe: evidencia de loque no se ve. ¡Qué lástima que aceptemos lapalabra del hombre con tanta facilidad, yseamos tan decididos en nuestras relaciones

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 23

con los demás y sin embargo tan imprecisosy tan tibio~ en nuestro tr~to con. Di~s, comosi la oracion fuese algo etereo o tncterto queno quiere decir gran cosa al fin y al cabo.

Nos acostumbramos a pedir, pedir y pedirsin recibir, y después nos inventamos excu-sas para disculpar al Señor, como si nosotrosLe hubiéramos obligado a hacer algo que nopodía y tuviéramos que dar explicaciones 1?orEl, diciendo: "Me imagino que yo no era dí g-no", o "No oré el tiempo suficiente", o "Noconseguí que orasen suficientes personas", o"El Señor tendrá alguna razón desconocidapara no habérmelo dado", cuando la puraverdad es que en la mayoría de los casos notuvimos fe apropiadora. No fuimos decididoscon El. Desconocemos el principio fundamentalde la fe, que consiste en creer que recibi-mos. Este es el principio de fe en el que la"ciencia", las "sociedades filosóficas" y los"filósofos modernos" han basado enseñanzasque no están de acuerdo con las escrituras,presentándolas al mundo como algo nue-vo. Son religiones sin espíritu que tomanuna parte de las maravillosas escrituras yla distorsionan hasta tal punto que no se laspuede reconocer. Miles y miles de personashan dejado sus iglesias para buscar consu:loespiritual y físico en sectas modernas, soloporque tratan más a fondo este pequeño gra-no de verdad, este principio de fe y los ca-becillas de estas religiones se lo han explica-do por primera vez, y se agarran a un clavoardiendo y ven esperanza donde no la hay,y no se dan cuenta de que con ese grano deverdad hay mezclada mucha falsedad, y que

24 s~ PRECISO

al aceptarla están negando algunas verdadesfundamentales del Evangelio. Muchos lo hanhecho para obtener liberación física. Pobrescorazones engañados; no se dan cuenta deque muchas veces, el enemigo emplea la ver-dad de la palabra de Dios y la mezcla conlo falso para tratar que la falsificación re-ligiosa parezca real. Y mucha gente aceptala falsificación porque contiene escrituras. Ymientras, nosotros los cristianos hemos des-cuidado este importante principio de fe, ycomo resultado ni siquiera una persona entremp enti~n~e de fe apropiadora, es decir, decomo recí b í r cosas de Dios.

AcciónEl hombre que obtiene cosas de Dios po-

ne SU FE EN ACCION. Santiago 2:17-26 dice:"Como el cuerpo sin el espíritu está muerto,así la fe sin obras está muerta." ¿Qué esuna fe muerta? Es una fe que no FUNCIONA.No es una fe EFICAZ. La fe verdadera no esalgo pasivo, si la tienes actúas en consecuen-cia con lo que crees. Es algo práctico. No espe-ras que Dios haga lo que sólo puedes hacertú. Una persona creyente pone su fe enacción. Cuando ha pedido algo a Dios, proce-de como si ya lo poseyese. Cuando le toma laPalabra a Dios en alguna de Sus promesas,la palabra se convierte en obras para esapersona, y entonces actúa como si ya tuvieselo que quería (lo cual, efectivamente, poseeya mediante la fe), aunque nuestros sentidosnos nieguen a cada paso del camino aquélloque ha reclamado la fe. Esto es lo que mu-chas veces se llama "afirmarse en la fe."

El pasaje de la escritura en el que Jesúsenvía los leprosos a presentarse ante el sa-cerdote para quedar limpios, ilustra muybien esta idea. Dice la escritura: "MIENTRASIBAN FUERON LIMPIADOS". Eso quiere decirque en cuanto pusieron su fe en acción, Dioshizo Su parte. Si nosotros hacemos el esfuer-zo de creer, Dios hace honor a nuestra fe yhace Su parte. En el caso del hombre de lamano seca, Jesús dijo: "Extiende la mano."Realmente, al hombre le era imposible exten-

26 ACCION

der la mano, pero cuando Cristo se lo or-denó, él hizo el esfuerzo y se le curó la ma-no del todo. La fe se apoya en la voluntad,y he podido comprobar que Dios espera quepongamos nuestra fe en acción. Alguien hadicho: "Cuando la fe va al mercado se llevauna cesta." En una ocasión una anciana sedirigía a una reunión de oración en queiban a hacer rogativas por la lluvia, puestenían una sequía, hacía mucho calor y todoestaba muy seco. Y resulta que se sintióa vergonzada de su poca fe cuando camino dela misma reunión se encontró con una niñade ocho años que tenía puestos un impermea-ble y botas de lluvia, y además llevaba unparaguas. La siguiente anécdota es un ejem-plo de lo que quiere decir "poner la fe enacción" y "actuar como si ya se hubiera re-cibido. "

Cuando yo era pastora de una iglesia deWagoner (Oklahoma, EE. UU.), había una chi-ca cristiana muy dedicada que se llamabaEtta, que deseaba ardientemente estudiar pa-ra hacerse misionera. Durante dos años estu-vo orando y esperando recibir el dinero quenecesitaba. De hecho, el último año que sepasó en casa orando y buscando el dineroque necesitaba para sus estudios, se quedóllena de deudas, y parecía que le sería to-talmente imposible realizar sus estudios. Vinoa mí llorando y muy desanimada. Le pregun-té si sabía que era la voluntad de Dios quefuese, y me contestó. que estaba completamen-te segura. Entonces le dije: "Yo desde luegono esperaría más. Llevas dos años pidiéndoleel dinero al Señor, pero nunca lo has exigi-

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 27

do de forma tajante ni has demostrado conninguna de tus acciones que verdaderamenteestás esperando que El te lo dé. Si verdade-ramente creyeses que El va a contestar tuoración y te va a dar el dinero para eltren, para la matrícula y todo lo demás,¿qué harías?" "Haría el equipaje, escribiríaal seminario diciéndoles que voy y haría to-dos los preparativos para marcharme", con-testó ella. Y le respondí: "Bueno, pues esoes exactamente lo que yo haría si verdadera-mente creyese que Dios ha escuchado mi ora-ción y que es Su voluntad que vaya. Meafirmaría sin duda en Su promesa y me pon-dría a arreglarlo todo, tal como harías situvieras el dinero, porque con fe de verdadse obra como si ya se tuviese el dinero. Si al-guien te enviara un telegrama diciéndote quete va a mandar el dinero, tú creerías lo quedice esa hojita de papel, pero sin embargo,cuando Dios mismo te ha enviado un telegra-ma por medio de Su preciosa palabra y haprometido de forma tajante darte el deseo detu corazón, tú no Le crees, sino que actúascomo si dijeras: "Bah, no es más que la pa-labra de Dios; no quiere decir nada. Ojaláalgún hombre o mujer me enviara una pala-bra de ayuda." "No, Sra. B.," me respondió,"Yo no pienso así de la palabra de Dios. Levoy a demostrar que Le creo y que confío enSus promesas hasta el límite. Ahora mismo mevoy a casa a hacer las maletas y preparar-me. El curso empieza dentro de poco y tendréque darme prisa." Y reivindicó una promesade Dios y no dudó jamás desde ese momento,sino que siguió adelante con sus preparativos

28 ACCION

exactamente como si ya tuviera el dinero,pues estaba segura de que Dios no le falla-ría, y de que "el banco del cielo abriría susventanas" (ver Malaquías 3:10) justo en elmomento propicio. Si ella algún día lee estahistoria, sonreirá conmigo al recordar el in-cidente que tuvo lugar mientras se prepara-ba. Justo el día antes de marcharse me llamópor teléfono diciendo que ya tenía prepara-das sus ropas y todo lo demás, y lo teníatodo bien ordenado en su cuarto, pero le ha-cía falta un baúl. Y por teléfono reclamamosla promesa de la escritura que dice: "MiDios suplirá todo lo que os falta conforme aSus riquezas en gloria", y seguí trabajandoy nc me volví a acordar más del asunto. Ycosa de una hora más tarde, una amiga mía,la Sra. Martin, me llamó por teléfono y medijo que estaba limpiando la casa y que en-tre otras cosas tenía un baúl que no le ser-vía y le estorbaba en el armario, y pensabaque a lo mejor a mí me servía. Me eché areír y le dije que estaba sirviendo un pedidodel cielo, sólo que se había equivocado dedirección, y que el Señor quería que envia-ran el baúl a casa de Etta. A la noche si-guiente fuimos unos cuantos a la estaciónpara despedirnos de esta buena amiga que semarchaba a estudiar. Una vez en la estaciónme dijo al oído: "Hermana B., el dinero noha llegado todavía, pero estoy completamentetranquila, porque sé que el Señor ha escu-chado mi oración y .sé que tengo la peticiónque Le he hecho" (1 Juan 5:14-15). He deadmitir que yo estaba un poco preocupada ypensaba que tenía que haber algún error por

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 29parte de alguien, porque el consejo de laiglesia me había dicho que había hecho unapequeña colecta para ella. Mientras lo pen-saba, escuché el silbido del tren en la dis-tancia y a lo lejos vi la luz del faro. Notéque Etta me estaba mirando a la cara muyfijamente. No tenía nada que decir. No podíadejar de maravillarme, pero estaba segura deque Dios no se atrevería a decepcionar unafe como la de ella. Y de pronto un amigonuestro, que se llamaba Trollinger, y era uncristiano muy activo, y por aquel entoncesera presidente del consejo, entró corriendo enla estación, se acercó a nosotros y nos dijoestas palabras: "Estaba trabajando en mioficina, que está a un par de calles deaquí, cuando de pronto escuché el silbido deltren y me acordé del dinero que me habíandado para Etta, y además traigo algo más,obsequio de mi esposa y yo." "Y aquí hayotro poco," dijo otra voz. Era un amigo delSr. Trollinger que se había encontrado con élcamino de la estación. "¡Viajeros al tren!",gritó el revisor, "¡ viajeros al tren!" "Viaje-ros al tren de las promesas de Dios," le dijea EHa. "Da resultado, ¿verdad?" "Es maravi-lioso", -contestó ella- "es increíble lo quepuede lograr la fe."

Y esta es la historia de alguien que seatrevió a poner la fe en acción y a actuarcomo si ya lo hubiera conseguido. Alguienque contó con la fidelidad de Dios.

Firmes en la feHay un momento que recuerdo muy bien en mi

vida en que había estado orando sin parar, oal menos así me lo pareció, y había hecho casitodo lo que sabía hacer, y sin embargo parecíacomo si los cielos estuviesen vacíos y el Señorfuera sordo; mis oraciones no encontraban res-puesta. Había llegado a un extremo en que yano podía hacer más. ¿Por qué no contestabaDios? Saqué la Biblia, y mientras la hojeabaora ba ferviente mente , hasta que de pronto misojos se fijaron en estas palabras: "Y habiendoacabado todo, estar firmes" (Efesios 6:13). En-seguí.d a me di cuenta de la verdad; Le habíaestado pidiendo y pidiendo al Señor pero nohabía estado haciendo nada por recibir, y medije: "Vaya,. le he estado echando casi toda laculpa al Señor por no responder a mis oracio-nes cuando era yo quien no había estado ha-ciendo mi parte, aunque yo pensaba que ya notenía más que hacer. Voy a hacer lo que diceeste versículo, es decir, 'habiendo acabado to-do, ESTAR FIRME'." Y justo después ·de tomaresta decisión, se formaron en mi mente estaspalabras. Aunque nunca se me habían ocurridoantes, parecía que iban saliendo del corazón,frase tras frase, hasta que cada estrofa hubotomado forma:

"Yo lo creo, para mí hecho está,A través de Su Hijo, Dios me lo da.Aunque todo el infierno me atacaraSu preciosa Palabra no fallará.Pase lo que pase, la promesa mía,la mantendré hasta el último día.Yo lo creo, para mí hecho está,

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 31

A través de Su Hijo Dios me lo da.Gloria a Su Nombre, El jamás fallóPorque Jesucristo nunca cambió.Ya me hunda o flote, viva o muera,En El espero yo en mis pruebas.

Yo estaba convencida de que el Señor me ha-bía escuchado, de que Su palabra no podía fa-llar y de que lo que yo Le pedía entraba den-tro de los límites de Su voluntad. De modo queempecé a alabarle y a darle gracias porque larespuesta estaba en camino. "Habiendo acabadotodo" ME PLANTÉ FIRME esperando con ilusiónque pronto me respondiera. Al cabo de 6 horasla oración tuvo por fin su respuesta, pero noLe podía alabar más de lo que ya lo había he-cho cuando tomé la decisión de "estar firme enla fe" apoyándome en Su palabra, porque esta-ba firmemente convencida y esperando muy en-tusiasmada, porque sabía que por fe ya lo ha-bía recibido, por "la convicción de lo que nose ve." Sé que está muy arraigado el deseo na-tural de tener alguna evidencia que nos de-muestre que se nos va a conceder lo que hemospedido, pero si tienes alguna otra prueba queno sea la palabra de Dios, eso no es fe. SiDios lo dice, es más que suficiente. Quien andapor {e no necesita más pruebas. Veremos porquehemos creído, y NO: creeremos cuando hayamosvisto. David dice en el salmo 27: 13: "Hubierayo desmallado, si no creyese que veré la bon-dad del Señor en la tierra de los vivientes."Como puedes ver, toda vía no había visto larespuesta, pero "creyó que iba a ver."

En ese momento en que estamos "creyendo quevamos a ver" (estando firmes en la fe, perosin ver todavía que lo hayamos recibido), escuando viene el período de prueba. Recuerdaque Daniel pasó una temporada de prueba,

32 FIRMESEN LA FE

y que el Señor le dijo: "Desde el primer díaque dispusiste tu corazón a entender y a humi-llarte en la presencia de tu Dios, fueron oídastus palabras"; sin embargo la palabra de Diosnos indica que hubo un retraso de 3 semanasantes de que. Daniel recibiera la respuesta,aunque la escntura dice que fue oído desde elprimer día. Esta anécdota es un consuelo paranosot ros , porque en este momento podemos de-ci rnos en nuestro corazón: "Desde el primer díaque oraste, El te oyó."

La respuesta viene,No temas jamás.La respuesta viene,Pronto la verás.Cree y obedecey sigue confiandoPorque la respuestaSe está acercando.

(Phí l Ker r )En este punto me gustaría añadir un versícu-

lo más de la Biblia. Es uno de los versículos~ás tranquilizadores de la palabra de Dios:Los qu; hemo~ cr~ído entramos en el reposo."

Tendr-ía gr ac i a S1 no fuera algo tan serio, elver lo que le cuesta a la gente entender elsencillo principio de la fe que les puede ase-gurar tant~s bendiciones y respuestas segurasa sus or ac iones , Esta dificultad estriba quizásen su sencillez.

En innumerables ocasiones he orado con otraspers?nas y hemos reclamado algunas promesaspreciosas de Su palabra, sabiendo que todo es-taba en orden y entraba dentro de los límitesde Su voluntad, y que podíamos alabarle porla respuesta; pero al levantarme después deestar arrodillada, descubría asombrada que lapersona con quien había estado orando no creía

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 33

en absoluto, sino que sólo esperaba que deuna forma u otra el Señor hubiera oído. Y unay otra vez les he dicho: "Tu deber es creerque recibes, no tienes más que creer." Y lo re-petían, pero por la expresión de sus caras yosabía que en ese momento no creían, sino quemás bien esperaban de forma bastante vaga al-guna prueba futura de que Dios había oídoesa oración. Y a veces meses, incluso añosdespués, han venido a mí emocionados como ni-ños con la cara radiante de alegría y muyanimados como si hubieran descubierto algocompletamente nuevo, de lo que nunca nadie leshubiera hablado. "¿Sabes? Hermana, el Señorme ha revelado algo estupendo, que no tengomás que creer que lo he recibido, como diceMarcos 11:24, 'todo lo que pidiereis orando,creed que lo recibiréis y os vendrá.' Ay, esmaravilloso descubrir que lo único que tengoque hacer es creer." Y un poco harta le teníaque responder: "Eso es lo que llevo dos añostratando de decirte"; y entonces me han miradosorprendidos y me han dicho: "Ah, ¿con queeso era?"

Así que al final el espíritu de Dios tieneque iluminar los corazones para que compren-dan este gran principio de fe. Pídele y El "ha-rá todas las cosas mucho más abundantementede lo que pedimos o entendemos." (Efesios 3: 20) .

Eso de ESTAR FIRMES EN LA FE viene descri-to en Efesios 6:13, que dice: "Tomad toda laarmadura de Dios, para que podáis resistir enel día malo, y habiendo acabado todo, estarfirmes." Y luego viene explicado con muchaprecisión lo que debemos hacer cuando queremosalgo del Señor, o sea, cuando queremos "obte-ner cosas de Dios."

Tomemos esta armadura pieza por pieza y

34 FI RMES EN LA FE

pongámonosla para estar preparados para saliry hacer frente al enemigo, que como es naturalluchará contra nosotros a cada momento paraevitar que recibamos cosas de Dios. Es un ene-migo tan poderoso que no hay ninguna fuerzanatural con que se puedan combatir sus ata-ques. Efesios 6: 12 dice: "Porque no tenemos lu-cha contra sangre y carne, sino contra princi-pados, contra potestades, contra los gobernado-res de las tinieblas de este siglo, contra hues-tes espirituales de maldad en las regiones ce-lestes. "

Pero con esta armadura que nos da el Señorestamos perfectamente equipados para resistirlos ataques más feroces.

En primer lugar vemos que dice:"TOMAD TODA LA ARMADURA DE DIOS." Efesios

6: 13. No es necesario FABRICAR esta armadura;Dios ya lo ha hecho. Sólo tenemos que TOMAR-LA. La escritura dice que tenemos que tomarlapara resistir "en el día malo"; es decir losdías. en que más nos ataque Satanás, lo cualpuede suceder en cualquier momento, ya que la gue-rra es continua. Y luego "habiendo acabado todo,ESTAR FIRMES". Estar firmes quiere decir man-tenernos en nuestro terreno, sin rendirnos nihuir. Todo esto ya lo hemos explicado más de-ta lladamente.

"CEÑIDOS VUESTROS LOMOS CON LA VERDAD",es decir, con sinceridad. La verdad es el cin-turón que ciñe y ata las vestiduras sueltas pa-ra que no le estorben al soldado cristianocuando tiene que luchar. La sinceridad es ab-solutamente necesaria para estar firme en lafe, porque estamos tratando personalmente conel Señor mismo, y cualquier falsificación o sub-terfugio es inmediatamente desenmascarado porel espíritu de Dios.

ARROYOS QUE NUNCA SE SECAN 35

"Y VESTIDOS CON LA CORAZA DE JUSTICIA."Está claro que el corazón debe estar limpio pa-ra recibir cosas de Dios; cualquier pecado sinconfesar supondrá un obstáculo para la fe.Cualquier cosa que no hay~s sometido a Diossurgirá ante ti y te acusara en u~ momentode prueba. No ,dejes que ~~to te de~amm,e, por-que Dios no Pide perf'ecctón , El solo Pide quepongamos nuestra voluntad ~e Su p~rte y quenos esforcemos de todo corazon lo mejor que po-damos. Aquí es donde muchos tropiezan; di-cen: "Ah, yo no soy lo suficientemente bu~~o.Puede que otros sean dignos, pero yo no. Ysin embargo en sus corazones tienen un profun-do deseo de obrar el bien y un gran anhelo deagradar al Señor. Lo único que El pide es unasumisión perfecta, una entrega total, y quehayas entregado todo en Su altar; entonces Elhará todo lo demás.

"Y CALZADOS LOS PIES CON EL APRESTO DELEVANGELIO DE LA PAZ". Esto se refiere al cal-zado que empleaban los soldados de aquellaépoca y es un símbolo de estar preparado ydispu~sto para la marcha. El soldado cristianodebe estar preparado en todo momento para ha-cer y sufrir todo lo que Dios quiera.

"SOBRE TODO, TOMAD EL ESCUDO DE LA FE,CON QUE PODAIS APAGAR TODOS LOS D~RDOS, DEFUEGO DEL MALIGNO." La palabra de DlOS dice:"Es, pues, la fe la convicción de lo que no seve." Hebreos 11: l. La fe es una actitud del co-razón con la que llamas a las cosas que no ~oncomo si fuesen, tal como dice la Palab:a de DlOSen Romanos 4: 17: "Dios, el cual da Vida a losmuertos, y llama a las cosas que no son, co~osi fuesen." Si le pedimos a Dios que nos dejever antes de creer, eso no es fe, sino incredu-lidad. Puede que esto te suene extraño, pero

36 FIRMESEN LA FE

sabemos que no hay un solo negocio en el mun-do que no se base en este mismo principio defe. Pero la actitud del hombre natural haciaDios es que, aunque acepta la palabra delhombre, se niega a creer en Dios de la mismamanera. "Lo cual también hablamos, no con pa-labras enseñadas por sabiduría humana, sinocon las que enseña el Espíritu, acomodando loespiritual a lo espiritual", "el hombre naturalestá enemistado con Dios." ¿Por qué será quesi .un hombre nos hace una promesa, le damoslas gracias en el momento en que nos la hace,cuando todavía no tenemos la menor evidenciade que la va a cumplir, y sin embargo no es-tamos dispuestos a darle gracias a Dios por Supromesa antes de ver la respuesta. A esto se leha llamado la estima de la fe. Es navegar aciegas guiados por la palabra de Dios. Unagran autoridad bíblica lo describe de maravillacon la í Iust r ac ión del marinero que se orientade día cuando hace sol y todo va bien. Luego,cuando viene una tormenta por la noche y yano puede guiarse por la vista, no puede volvera tomar su posición, navega lo que se llama"por estima", basándose únicamente en la esti-ma que hizo cuando había sol. Cuando unoquiere recibir algo de Dios está en el mismocaso: toma una promesa de Su palabra, se apo-ya en ella y a partir de ese momento se guíapor ella excl usi vamente , sin importar lo quepueda suceder después de que ha reivindicadoesa promesa, y aunque quizás no vea más alláde sus narices, sigue navegando a ciegas ydice: "Ahí atrás reclamé esa promesa del Señory ,sigo afer r ado a ella, aunque navegue en lamas completa oscuridad." Entonces, como diceRomanos 4:21, estaremos "plenamente convenci-dos de que es también poderoso para hacer todo

4

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 37lo que ha prometido." Entonces no miramos lasolas, la niebla ni la tempestad -las circuns-tancias que nos rodean-, sino que simplementemantenemos los ojos en la promesa de las escri-turas, como alguien ha dicho y con razón: "Porcada mirada a tus problemas hecha cien mira-das a las promesas de Dios." A veces esto pa-recerá ridículo, tanto para ti como para losdemás, pero te puedes permitir hacer el ridícu-lo al defender la palabra de Dios, porque sóloLe honramos cuando creemos Su palabra por en-cima de todas las sensaciones, circunstancias ycondiciones que nos rodean.

La fe no es algo grandioso, un sentimientoglorioso o una sensación maravillosa como mu-chos piensan, sino que es simplemente TOMARAL PIE DE LA LETRA LA PALABRADE DIOS. Lafe dice amén a todo lo que Dios dice. La fe esdepender por completo de la veracidad de otro.Si le dices a un hombre que no tienes fe en él,entonces no puedes hacer negocios con él. Delmismo modo' la palabra de Dios dice: "Sin fe esimposible agradar a Dios." Los momentos difíci-les se producen por la pérdida de confianzapor parte de los hombres, por eso hay "momen-tos difíciles" en la vida de fe, cuando se pier-de la más mínima confianza en la palabra deDios. La escritura dice en Hebreos 11: 1: "Es,pues, la fe la convicción de lo que no se ve."Del mismo modo que tu mano física se extiendepara tomar las cosas, la fe es la mano es-piritual que se extiende y agarra las promesasde Dios y se apropia de ellas.

Dios nos ha dado cinco sentidos: tacto, vi-sron , oído, gusto y olfato. Cuando probamosalgo dulce tenemos la seguridad de que es dul-ce porque el gusto nos lo ha demostrado. Di-gan lo que digan los demás, nosotros SABE-

40 FIRMESEN LA FE

nuación te vamos a dar algunas que han sidoel recurso de muchos guerreros de la fe duran-te años: Marcos 11:24: "Por tanto, os digo quetodo lo que pidiereis orando, creed que lo reci-biréis, y os vendrá"; Marcos 9:23: "Jesús ledijo: Si puedes creer, al que cree todo le esposible"; 1 Juan 5:14: "Y esta es la confianzaque tenemos en El, que si pedimos alguna cosaconforme a Su voluntad, El nos oye"; 1 Juan 5:15: "y si sabemos que El nos oye en cualquieracosa que pidamos, sabemos que tenemos las pe-ticiones que Le hayamos hecho"; Jeremías 33:3:"Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñarécosas grandes y ocultas que tú no conoces."

Quizás no puedas memorizar muchas promesas,pero incluso una o dos fortalecerán tanto tu feen la hora de la necesidad, que te preguntaráscómo te las podías arreglar antes sin ellas.

Ocho consejosprácticos

Creo que te será de utilidad que lo resuma-mos todo brevemente en los siguientes pasos:

lº. UNA ENTREGA al Señor completa y sincondiciones; pon en el altar toda tu vida, tupasado y tu futuro; t~ ~orazón y tu mente;tu voluntad y tus sent ímí.entos ; tus esperan-zas y deseos; tus planes y ambiciones, esdecir, TODO. .

2º. ESTUDIA la Palabra de Dios para edi-ficar tu fe, leyendo promesa tra,s promesahasta que formen parte de tu cor azon .

3º. MEMORIZApor lo menos una promesa yconócela a fondo (si es posible tres o cua-tro) .

4º. REIVINDICA la promesa del Señor.Muéstrasela y dile: "Esta es Tu palabra, enla que Tú me has hecho esperar"

5º. CIERRA el trato con Dios. Hazoperación sea definitiva, y firmanombre en la línea de puntos. Porquedad es que debes darlo por hecho.

6º. CUENTA con ello; acabas de ~errar eltrato. Ya no tienes que volver atras, comono sea para señalar el momento en el quehiciste la transacción, diciendo: "Fue en esemomento cuando me arriesgué y di el paso defe." Ahora, "habiendo acabado todo, estoyfirme. "

7º AFIRMATE ahora en la promesa que hasesco~ido. AFIRMATE en la Palabra de Dios.

que lacon tula ver-

42 OCHOCONSEJOSPRACTICOS

RESISTE, a pesar de todos los ataques delenemigo. RESISTE EN TU TERRENO aunque lasdudas y temores traten de hacerte retroceder.RESISTE, diciendo: "Creo en la Palabra deDios por encima de todo lo demás; yo creo,aunque cada uno de mis sentidos diga locontrario. "

"Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso,para que seas justificado en Tus palabras."Romanos 3: 4.

8º. ALABALE. Dale gracias ahora por larespuesta y alábale por Su fidelidad. El pa-quete todavía no ha llegado a tu puerta, pe-ro tú ya le has hecho el pedido a través delteléfono real, y tu corazón está tranquilo yconfiado en _Su promesa mientras esperas quesuene el timbre. Empezamos con oración yterminamos con alabanza. "Fiel es Dios, queno os dejará ser tentados más de lo que po-déis resistir, sino que dará también junta-mente con la tentación la salida, para quepodáis soportar." 1 Corintios 10:13.

Aventuras de fePara terminar esta pequeña charla, me

gustaría pedirte que emprendieras algunasaventuras de fe. En el mundo hay muchosaventureros. Han invertido fortunas conside-rables en hacer exploraciones. Muchos hanarriesgado sus vidas e incluso las han per-dido al intentar descubrir nuevos territorios.

¿No podríamos nosotros, como cristianos,lanzarnos a la aventura con las promesas deDios para conquistar nuevos dominios de fey bendiciones? ¿No somos capaces de arries-garnos para escalar y llegar más alto?¿Tan cobardes somos, tan faltos de valorque no somos capaces de lanzarnos pisandosobre las promesas de Dios y jugándonostodo lo que tenemos a Su fidelidad?No importa que Pedro se hundiera por unmomento entre las olas; por lo menos tuvo elvalor de "arriesgarse a salir". ¿Nos que-daremos siempre dentro de los mismos límites?Si no nos arriesgamos y ponemos a prueba SuPalabra nunca sabremos lo que quiere decircon eso de "cosas grandes y ocultas" quemenciona en Jeremías 33:3. "Clama a Mí, yYo te responderé, y te enseñaré cosas gran-des y ocultas que tú no conoces." Su palabradice que El te llevará 'al lugar espacioso'.Te "mostrará una cosa nueva." ¿Cómo vas asaber si tienes poca o mucha fe si no ponesa prueba Sus promesas y corres aventurascon la fe? Algún día se te presentará unaemergencia y sólo Dios te podrá ayudar, y

44 AVENTURASDE FE

vas a necesitar mucha fe. Tendrás que sabercómo aprovechar esas promesas para tu apre-miante necesidad. Luego tendrás una oportu-nidad maravillosa para bendecir y servir alos demás, al ver cómo se cumple la palabra deDios en sus vidas. Las posibilidades de la feson ilimitadas. Que nadie se atreva a limitar nues-tra fe. Sólo hemos tocado el borde exteriorde lo que Dios tiene reservado para nosotros.Jesús dijo: "Yo he venido para que tengáisvida, y para que la tengáis en abundancia."La vida de fe es verdaderamente una vida deabundancia. Las promesas de Dios son tannumerosas y abarcan tantas cosas, que hayuna promesa para cada necesidad. Hay cien-tos de promesas en la palabra de Dios: pro-mesas abundantes que no fallan; promesaspreciosas y. grandísimas que son inagota-bles •.• "Arroyos que nunca se secan".

¿Quieres regalos?¿oprefieres al que los da?

¿Prefieres tener una bendición que al quete la da? ¿Prefieres un regalo al que te loda? Parece imposible que haya alguien queprefiera tener las bendiciones que le da elSeñor que al Señor mismo, que alguien bus-que Sus regalos sin querer conocer al quese los ha hecho; y sin embargo, a veces su-cede así. Con las personas que no quieren en-tregarla todo, lo cual es indispensable paraponerse en contacto con Cristo Mismo. Leenlibros sobre Sus bendiciones y promesas, yles piden a otros que oren por ellos y asis-ten a toda clase de reuniones, pero lo queNO hacen es estar a solas con El en oracióny pasar tiempo delante de El con el cor~zónabierto hasta que El tenga una oportumdadde tratar directamente el asunto. No quierentener RELACIONESMUY DIRECTAS con El, por-que les podría mirar directamente a la caray hablarles de algunas cuestiones que ellospreferirían dejar de lado. No quieren tenerTRATO PERSONAL con El porque a la luz deSu presencia se podrían revelar algunas co-sas para las cuales no están preparados. Nobuscan un CONTACTOPERSONALporque ahoramismo no están preparados para pagar elprecio que exige siempre un contacto perso-nal. No; es mejor seguir de lejos, piensanellos. Es mejor tratar de conseguir la bendi-ción de otra manera que acercarse demasiadoa la clara y brillante luz de Su Presencia.

46 ¿QUIERES REGALOS, O AL QUE LOS DA?

Les costaría demasiado: tendrían que hacerun examen de conciencia para el que no es-tán preparados. Más nos vale no extender lamano y TOCARLE, como hizo aquella mujerque tocó el borde de Su manto, porque segu-ramente El se daría la vuelta preguntando:"¿Quién es el que me ha tocado?" Y entonceshabría una conversación que seguramente sa-caría a la luz algunas cosas que es mejorque estén ocultas en las sombras, y fueradel dominio público. No; es mejor no intentartocarIe, porque eso supondría una entregaincondicional, una lealtad indivisible, unprofundo examen de conciencia. Es mejor de-jar al corazón fuera de la cuestión y sólocreer con la cabeza en vez de con el cora-zón. Así razona, quizás inconscientemente, elque quiere tener la bendición sin El que lada y el regalo sin El que lo hace. Perocreyendo con la cabeza no obtendrás la ben-dición, y es imposible tener el regalo sinEl que lo da, porque CRISTO MISMO es elcumplimiento de toda promesa, la solución atodo problema y para cada necesidad. Sepa-rado de EL nada podrás hacer. Tienes queponerte en contacto personal con El. Tienesque tener un trato personal con Cristo Mis-mo. TIENES QUE ACERCARTEA JESUS; ¡porqueNO puedes tener un regalo sin El que lo ha-ce, ni una bendición sin El que las da! Alfin y al cabo es la manera más rápida ysencilla: entras directamente en la luz ra-diante de Su presencia, derribas todos losobstáculos y subterfugios, y te entregas porcompleto. Si tratas de entrar por una venta-na para robar los almacenes del Cielo eres

ARROYOSQUE NUNCASE SECAN 47ladrón y salteador. No puedes forzar las ce-rraduras del tesoro de Dios. Tienes que en-trar por la puerta. Cristo Mismo es la Puer-ta. ESTA es la bendición suprema, el benefi-cio más grande de la vida de fe, la recom-pensa más alta, que te hace tener un con-tacto personal con el Señor Mismo y te lle-va directamente hasta la presencia del mismoRey de Reyes, que es Quien da todas lasbendiciones. Eso vale más que todos los re-galos. Este contacto personal es muchísimomejor que todas las bendiciones, porque nosólo solucionas tus necesidades materiales,sino también las espirituales, y da inmedia-tamente .al alma nuevas perspectivas de glo-ria, nuevos logros y visiones de riquezas enCristo Jesús que nunca soñaste. A ti que es-tás buscando una bendición, y quieres"recibir cosas de Dios", te voy a dar esteversículo para terminar. Espero que se quedeprofundamente grabado en tu corazón, y orofervientemente para que _se cumpla en tu vi-da: "Deléitate EN EL SENOR, Y El te concede-rá las peticiones de tu corazón". Ojalá Diosrevelara a cada uno AHORAque Cristo Mismo,que Jesús es la necesidad más grande denuestra vida, y la única Fuente, por encimade todas las demás cosas que son secunda-rias. Revélanos, oh Señor, que no podemosdisfrutar de las bendiciones sin El que lasda; de la victoria sin el Victorioso; de laluz sin el Sol de Justicia; de la fraganciasin la Rosa de Sarón; de la santidad sin Elque es Santo; de la curación sin El que cu-ra; y de vida en abundancia sin El que lada... ¡porque Jesús es TODO y está EN TODO,Y es la Fuente y el Arroyo que nunca se seca!

~ te« Sus alas ~,traera,~CURACION!~

n Sus alas traerá curación!

Es e librito te ofrece la verdad bíblica de la curaciónpor ·e con el fin de alentar y fortalecer tu fe, de formaque puedas ap~icar a tu propia vida y con buenos resultadoslas promesas de Dios y poner en práctica los principios por105 que El se rige. "¡Porque nada hay imposible para Dios,y al que cree todo le es posible!" (Lucas 1:37; Marcos 9:23

INDICEIntroducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

por qué tenemos problemas, pruebas y tribulaciones ••

¡La curación es para ti!

"Por su llaga •.. ". .

¡El poder de la oración!

El "horno de fuego". • . • .

¡El poder de la alabanza !. • • 1

Otras -condiciones para curarse ••• ¡Y para permanecersanos! •• 1

Conclusión. . .]

Compilación: Apollos.Ilustración de la portada: Bloch.

Ulti.a página: Grabado de Doré.

¡EN SUS ALAS TRAERA CURACION! Por el Padre DavidGP 969 Octubre de 1979

HOY EN DIA, EN LA GRAN MAYORIA DE LAS IGLESIASPIENSAN QUE LOS RELATOS DE JESUS Y SUS DISCIPULO$SON ALGO DE LA ANTIGUEDAD Y EL PASADO. Los conside-ran cuentos infantiles, de ninguna manera algo real.Les parece que no tienen relación alguna con ellos. Diosestá muy lejos, el Cielo está muy arriba, Jesús murióhace mucho tiempo; ¡todo eso es a Igo muy lejano!

¡PERO LAS COSAS QUE HIZO EL SENOR PUEDEN SUCEDERHOY EN DIA TAMBIEN! El sigue siendo tan real comosiempre y es capaz de hacer lo mismo, e incluso más.¡Dios sigue vivo y sigue actuando tan portentosamentecomo en aquel entonces entre los que confían en El! Eldice: "Yo el Señor no cambio" (Malaquías 3:6) y "¡Jesu-cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos!" (Hebreos13:8) "El que en Mí cree," dijo Jesús, "las obras que yohago, él las hará también; y aun mayores hará, porqueyo voy al Padre." (Juan 14: 12) "Y estas señales segui-rán a los que creen ••. sobre los enfermos pondrán susmanos, y sanarán." (Marcos 16:17,18)

¡LOS MILAGROS NO SON ALGO QUE PERTENECE UNICA-MENTE AL PASADO! Dios todavía se dedica a transfor-mar los cuerpos que lo necesitan, además de corazones,mentes y espíritus. ¡A El, el Dios de la Creación, obraruna curación no le supone gran cosa! Si es capaz decrear el cuerpo, ¡desde luego que es capaz de repararsus averías! ¡Seguro que el que nos creó puede curar-nos!

El dice: "MAS A VOSOTROS QUE TEMEIS MI NOMBRE,NACERA EL SOL DE JUSTICIA, Y EN SUS ALAS TRAERA CU-RACION" * (Malaquías 4:2)

POR QUE TENEMOS PROBLEMAS, PRUEBAS Y TRIBULACIONES

¿ACASO NOS EVITA EL SEÑOR A LOS QUE SOMOS SUS HI-JOS TODO ACCIDENTE, ENFERMEDAD Y APURO? ¿O por elcontrario, nos deja a veces pasar muchos apuros? Mien-tras estés en carne humana, no hay garantía segura deque no vayas a enfermar jamás.* (N. del T.: Traducción directa de la versión inglesaK.J.) 1

SEÑORNO HA DICHO NUNCAQUE NO TENDRIAM?SEN!ERME-i aflicciones· lo que sí dijo fue que nos hbrana de

J)~ e~las. "·Much~s son las aflicciones del justo, pero detoda s ellas le Ilibrará el Señor!" (Salmo 34:19)~;ONO ES NATURAL,SIEMPRE NOS PREGUNTAMOSPOR QUE PA-sAN ESTAS COSAS, PERO DIOS SIEMPRE L.ASHACE POR UN..MOTI-

. o estoy convencido de que a mnguno de Sus hlJ~S lefO~r~1 ;unca nada por casualidad! He descubierto p~r rm pro-~a experiencia, y por la de muchos otros, que El slempr~ 10~ace todo con un fin, ¡aunque no siempre nos lo revele mme-diatamente! AFLlC

EL SEÑORSE VALE MUCHASVECES DE ENFERMEDADES, -IONES Y COSASASI PARA PROBARNOSy HACERQUE NOS ACER-

~EMOS MAS A EL, Y le invoquemos, y busquemos ve~daderamente.1 Señor. Como dijo alguien una vez: "Dios hace cter t a s .cosas

aara que te vuelvas humilde, otras para man~enerte hu.mlld~,'P ún otras para asegurarse de que sigues sí.endo hurní lde ,be alo contrario tendríamos tendencia a dejarnos l~evar por_ la

rriente. Pero todo eso nos fuerza a depender mas del Senor.eo ALGUNASCOSASSUCEDENUNICAMENTEPARA MANTENERTEUNI-DO AL SEÑOR, humilde y confiado en El. A veces ocurren paraunirte más a los que te rodean. Otras para hacer que ores.H toda clase de razones hasta para tener problemas. '"a~HASTA]ESUS "APRENDIOOBEDIENCIAPOR LO QUE PADECIO .

(H~breos 5:8) Todos sabemos que Jesús era perfecto y <;!.uerose lo provocó El mismo con sus propios pecados. El Senor o

rmite para fortalecer nuestra fe.pe EN CIERTAS OCASIONES,PUES, NO ES FORZO-SAMENTEPORQUEHAYASHECHOALGOMALO. Comoaquel hombre de la Biblia que ,era ciego denacimiento, y del cual dijo ]e.sus que Sl esta-ba ciego no era por sus prop ios pecados, y

d ". pani siquiera por los de sus pa res, SInO -ra que las obras de Dios semanifiesten en él"; ¡tras locual Jesús se apresuró a cu-rarle para demostrarlo! (Véaseel capítulo 9 de ]uan )

PUEDE QUE A VECES ENFERMESPARAQUE DIOS PUEDA HACERUNMILAGROY CURARTEy resultetodo un testimonio, aun sinhaber obrado mal ni hechonada indebido para mere-cer lo , Tal vez Dios de jó L~~LfJ.~!J.~..1!..2..Jl.~~""¡;;:~que enfermaras para po-

2

de r curarte y demostrar as' S dP , 1 U po er ,ero cualqulera que sea el '

TODO LO QUE DIOS HACE LO H~~~vo, recuerda siempre queQUE AMAN A DIOS TODAS POR AMOR. Y QUE "A LOSmanos 8:28) Si er'es hijo dLA~,COSAS LES AYUDANA BIEN." (Ro,que te suceda nada como ~ lOS Y Le amas, El no permitiráPero dirás' ", Pues m o sea por tu propio bien.

. I e pasan muchas cosas 'parece que me ayuden 1" P que a rm no me, ero supongo qu 'temprano viste que por una . e mas t~rde o másbien. ¡Y si no, ya lo verás!u otra razon te habla venido

Por esto d í jo el D id"BUENO ME ES HAB rey a Vl en sus Sa Imos :ER SIDO HUMILLADO .Tus estatutos." "Antes q f " para que aprendaue uera yo humí l lado , descarriado

1/ andaba; mas ahora (después de haber sido

{~

'}" humí Il a do ) guardo Tu Palabra." (Salmo 119'" - '1 71,67) ¡Aleluya! .

I ¡, •

I h

I~

~~ modoG

qu~ hasta los problemas y aflicciones nos vienenren , rac ra s al Señor! ¡Dios sabe ué 1 .

ne! ¡Y aunque a veces tardes semana; m::es °e qiunelmas c~nvie-en saber por qué llegará el d í ' ,c uso anosnía razón y que hizo lo la e~ que sabras que Dios te-que conven ía !

¡LA CURACION ES PARA TI!

EL~~~Q~i ~~~::: ~NS~~~R~F~i;1~1~~¡~1~fL, 1US!O, DE TO~AStas ni cuáles se a n ! 'De T-O-D A S da INo irnpor t a cuan-algunas ' I - - , to as ellas! No sólo de

, o unas cuantas, o mu~has, o la mayoría, ¡sino de

oda ! ¡Todas ellas! ¡De acuerdo con Su Palabra, podemost opt r con que Dios nos libre!e ¡LA CURACION ESTA A TU DISPOSICION! En la Biblia,que es la Palabra de Dios dirigida personalmente a cada unode nosotros, hay montones de versículos que tratan de la cu-ración. En Su Palabra nos ha hecho unas promesas; son pro-mesas que podemos reivindicar y esperar que las cumpla. "Nosha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas(SUS promesas) llegaseis a ser participantes de la NaturalezaDivina." (2P. 1 :4)

ELLAS SON PRECISAMENTE LAS QUE TE INFUNDIRAN FE. La feviene poco a poco; es algo que se edifica oyendo la Palabrade Dios. No le viene auno de golpe. "Así que la fe espor el oír, y el oír por la Pa-labra de Dios." (Romanos 10:17)Esa es la ley de la fe.

¡MUCHISIMAS VECES LA FALTADE FE SE DEBE A LA IGNORAN-CIA! Si piensas: "¡Ay, válgameDios, no tengo suficiente fepara que Dios me cure!", esporque te falta la Palabra. Lafe se edifica con la Palabra; léela con atención y oración pi-diéndole a Dios que fortalezca tu fe. El siempre responde alcorazón sediento. La Palabra te dará la fe necesaria.

DIOS NO SOLO ES CAPAZ DE HACERLO, ¡SINO QUE QUIERE HA-CERLO! Cuando el pobre leproso se acercó a Jesús y le dijo:"Señor, si quieres, puedes limpiarme", dice la Escritura que"Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: •Quiero; sé lim-pio.· Y al instante su lepra desapareció." (Mateo 8:2,3) ¡Elestá más dispuesto a dar que nosotros a recibir!

LO UNICO QUE EL NOS PIDE ES QUE LE HONREMOSCON NUES-TRA FE, creyendo en Su Palabra y Sus promesas. "Pues sin fees imposible agradar a Dios; ¡porque es necesario que el quese acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador delos que le buscan!" (Hebreos 11:6) ¡Confía en el Señor! "¡Elno ha faltado nunca a ninguna de todas sus buenas prome-sas!" (1 Reyes 8:56)

"POR SU LLAGA••• " (ISAIAS 53:5)

LA SALVACION ES TANTO PARA EL CUERPO COMO PARA EL ES-PIRITU. Del mismo modo que la sangre de Jesús fue derramadapara la salvación de nuestras almas, Su cuerpo fue quebradopara la curación de nuestros cuerpos. El murió para salvarte,

4

pero sufrió para curarte."EL MISMO TOMO NUESTRAS ENFERMEDADESY LLEVO

NUESTRAS DOLENCIAS en Su cuerpo sobre el madero."(Mateo 8:17; lPedro 2:24) "Pues El fue herido por nues-tras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigode nuestra paz fue sobre El, Y POR SU LLAGA FUIMOSNOSOTROSCURADOS." (Lsa ía s 53:5)

¿Qué quiere decir "por su llaga fuimos nosotros cura-dos"? QUE TENEMOS EXPIACION INCLUSO POR NUESTRAS EN-FERMEDADES. El las pagó con Su sufrimiento .. físico. Asípues, podemos reclamar la curación, como parte inte-grante de Su expiación que es. Podemos solicitarla porestar incluida en el precio que El pagó. Ya está a tudisposición; sólo tienes que pedirla.

"ESCUCHA A JESUCRISTO, EL GRAN MEDICO PIADOSO.Transforma el corazón que está abatido en animoso."

NOSOTROSQUE HEMOS RECIBlDO.PERSONALMENTE A JESUSEN NUESTRO CORAZONYA DISPONEMOS DE SU PODER PARACURAR,que se manifiesta en nuestros cuerpos en la cura-ción que nos da el Señor. (Véase Romanos 8: 11) Sin em-bargo, ésta no se realizará de una manera total y per-fecta hasta que obtengamos nuestros cuerpos sobrenatu-rales, que serán indestructibles y eternos, y sobre loscuales la muerte y la enfermedad ya no tendrán ningúnpoder ni derecho.

LA CURACION, AL IGUAL QUE LA SALVACION, ES UNAMUESTRADE LO VENIDERO. La experiencia de la salva-ción es una pequeña muestra de lo que serán el Cielo yla salvación eterna. ¡Ya tenemos un cachito de Cielo ennuestros corazones! Como dice Su Palabra, "gustamos deldon celestial y de los poderes del siglo venidero". (He-breos 6:4,5)

DEL MISMO MODO, CUANDODIOS NOS CURA RECIBIMOSUNA DEGUSTACIONDE LO QUE VA A HACER EL UN DIA DEESTOS. No se limitará a darte un repuesto nuevo, ni aarreglarte o repararte un poquitín, ¡sino que te entre-gará un modelo celestial completamente nuevo! (Véase Pa los Corintios 15:42-58.)

PERO MIENTRAS TANTO, SEGUIMOS CONFINADOSA NUES-TROS CUERPOS HUMANOSCORRUPTIBLES Y CARNALES, Y lomás que hace Dios ahora cuando nos cura es remendar-nos para que duremos un poquito más. Sólo nos hace

5

1 nos repara cada vez que hace falta,\lnos arreg os y .a18 si fuéramos un auto viejo. Y de eso trata preCls.~-corno ta lección: .De cómo puede uno obtener curaclOn,tIIentel es de Su "se;vicio de reparaciones" mientras estava erse ,'f te viejo cuerpo mortal que tanto se avena Y queen es d 1

tOS problemas nos a.tan¡EL PODER DE LA ORACION!

"LA ORACION DE FE SALVARA AL. ENFERMO, Y el Señort d dos le seránlo levantará; Y si hubiere come 1 o peca

donados." (Santiago 5: 15)pe~ A ORACION TIENE MUCHOPODER! C~ando oramos, su-

JL cosas y se producen cambios. DIOS responde la:ce ~~ones. Én una ocasión Dios le dijo a ls~~el ~ue SIora estaban pasando cosas malas era porque nadie sele taba para invocar Su nombre." (lsaías 64:7)de~~~RO SI CLAMAS DESESPERADO, DE TODO COR~~ON, y

I PIDES TE RESPONDERA! El dice: "Me buscarels Y ,Me"LEllaréis' porque Me buscaréis de todo vuestro cor~zon.ha 'as' 29.13) Y "Clama a Mí, y Yo te respondere, Y"!!e::~ñaré ~osas grandes. y oculta(s que, tú 3n3°.3c)onoces.

f Jeremlas .-,:.....' \ ••••••\1\ \ ~ , • y RECUERDA QUE

ITIENES A TU FAVORTODAS LAS PROMESASDE TODA LA BIBLIA!"¡ PRECIOSAS Y GRANDI-SIMAS PROMESAS!" (2~de Pedro 1:4) Así quecuando ores, echa ma-no de esas promesas.Al recordarle a DiosSu Palabra, demues-tras que tienes fe enella. Lo que le agradaa Dios es que declaresde una forma tajantetu fe y conocimientode la Palabra. (VéaseColosenses 1: 10; Hebreos11:6; 1~ de Juan 3:22)

6

"PROBADMEAHORAEN ESTO, DICE EL SEÑOR, Y VED SI NODERRAMARESOBRE VOSOTROSBENDICION HASTAQUE SOBREABUN_DE." (Malaquías 3:10) Todavía no ves la bendición. ¿Cómo sa_bes .que la va a derramar? Unicamente Su Palabra te lo ga-rantiza. ¡TIeneS que probarle! Tienes que intentarlo. Es asítienes que comprobar que es verdad. Has de desafiar a Dios:

EL INCLUSO LLEGA A DECIR: "¡MANDADMEACERCA DE LAOBRA DE MIS MANOS!" Osaías 45: 11) ¡Exígele, pues, que cum ,pla Su Palabra! ¡Exígele que te responda, y cuenta con ello!¡El ha prometido que lo haría! Pon tu fe en el Señor, y citay r.ec1ama versículos, como hizo Jesús. (Véase Mateo 4:4,7,10)¡Ahrmate en la Palabra, esa Roca maciza que es el Funda-mento de la Verdad!

¡EL ESTA OBLIGADO POR SU PALABRA! Conque recuérdasela,aférrate a Sus promesas, memorízalas y cítalas en todo momen-to, y no dudes por un segundo de que Dios va a responder, ¡yresponderá! ¡Tiene que hacerlo! ¡El quiere hacerlo! ¡Confíaen -El !

]ESUS DICE: "TODO LO QUE PIDIEREIS ORANDO, CREED QUE LORECIBIREIS, y OS VENDRA." (Marcos 11:24) "Y ésta es la con-fianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa confor-me a Su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oyeen cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las pe-ticiones que Le hayamos hecho." (l! de Juan 5:14,15) Lo únicoque tenemos que hacer es creer Sus promesas y orar, contandocon que _nos responderá de alguna manera.

EL SENOR PUEDE REMEDIARLOY PARA EL NO HAY NADA IMPO-SIBLE. EL ES "PODEROSO PARA HACER TODAS LAS COSAS MUCHOMAS ABUNDANTEMENTEDE LO QUE PEDIMOS O ENTENDEMOS".(Efesios 3:20) Sólo hay que creer y confiar en El, y pedírselo

7

oraClon. "¡ Lo que es imposible para los hombres esetlsible para Dios, y al que cree todo le es posible!"fLucas 18:27; Marcos 9:23) ¡Aleluya!

EL "HORNO DE FUEGO"

PERO HAY VECES EN QUE EL SEÑOR NO NOS RESPONDEUO(EDIATAMENTE, lo cual pone a prueba nuestra fe y

s une mucho a El en el Espíritu, porque nos vemos~~ligados a acudir a El ~ Su Palabra;. de otra forma,a lo mejor no les dedicanamos tanto t iernpo y aten-

tenclo·EL APOSTOL PABLO TUVO UNA ENFERMEDAD O "AGUIJONEN

1LA CARNE" HASTA EL DIA EN QUE MURIO, PARA QUE

NO DEJARA DE SER HUMILDE! Ni siquiera se ~e. pudo con-fiar una salud plena, pues de otro modo _qUlzas se .lehabría subido a la cabeza, ya que el Senor le hablahonrado en muchos otros aspectos.

EL DIJO QUE "PARA QUE NO ME EXALTASE DESMEDIDA-MENTE ME FUE DADO UN AGUIJON* EN MI CARNE.IRespec-to a l~ cual tres veces he rogado al Señor, que lo qu~tede mí. Mas me ha dicho: Bástate Mi gracia; porque !dIpoder se perfecciona en la debilidad." (2ª a los Conn-tios 12:7-9)

TODOS NOSOTROS TENEMOS TAMBIEN DEBILIDADES QUECONSTITUYEN NUESTRO "AGUIJON EN LA CARNE". ,Porque sino tuviéramos ninguna de estas flaquezas y fueramos to-dos perfectos, no podríamos ayudar gran cosa a los ~e-más' si fuéramos tan santurrones y perfectos no podna-mos' ser comprensivos ni compasivos. Ni siquiera les po-dríamos comprender. De modo que a veces pued~ q ~e se-amos de más utilidad al Señor con nuestras af l icc ione s ydebilidades, o que seamos mucho más humildes y tenga-mos más fe que si el Señor nos curara.

¡EL AGUÍ}ON QUE PA~LO TENIA EN LA C~R,NE NO LE .I)(PIDIO SERVIR AL SENOR! ¡No le íncapacttó para serv iral Señor! No se rindió y abandonó sólo p~r tener un pe-quei\o aguijón en la carne ,(da la, impresion de que eraque no veía muy bien). (Vease Galatas 4:13-15)

" La palabra griega que tradujeron co.o "aguijón" significa literalmente"Iolestia o incapacidad f[sica". Concordancia de la Biblia Strong.

8

¡ANTES DE CURARTE, DIOS QUIERE PROBAR TU FE YVER SI ESTAS DISPUESTO A OBEDECER, quiere ver si vasa creerle y obedecerle aunque pienses que a lo mejornunca te vas a curar! ¿Por qué iba El a honrarte conla curación si tú no le honras con tu fe? ¡Tienes quecreer y obedecer al Señor aunque nunca te cure!

COMO LOS TRES HIJOS DE ISRAEL QUE FUERON ARROJA-DOS AL HORNO DE FUEGO porque no quisieron renegar desu fe y postrarse ante el ídolo del rey de Babilonia.Dijeron: "Nuestro Dios a quien servimos puede librarnosdel horno de fuego ardiendo; y de tu mano nos libra-rá ..• Y SI NO, sepas, oh rey, ¡que no serviremos a tusdioses, ni tampoco adoraremos tu estatua!" (Daniel 3:1718) ,

¡Y PARECIA QUE ERA EL FIN, porque entraron en elhorno, cuyas llamas despedían tanto calor que hasta ma-taron a sus verdugos! ¡Mas a causa de su fe y obedien-cia, Dios estuvo con ellos, y ni siquiera olían a fuegocuando salieron! (Ver Daniel 3)

¡PRIMERO HAY QUE CREER Y OBEDECER, Y LUEGODIOS CONTESTA LAS ORACIONES! "Porque la prueba devuestra fe es más preciosa que el oro, ¡más que el orofino! Cuando hayas pasado por el fuego saldrás comooro. Porque la obra de todo hombre será sometida aprueba, y se sabrá de qué está hecha; si de madera,heno, hojarasca, o de objetos preciosos como el oro,plata y piedras preciosas; y todo lo que no sea de va-lor será consumido por el fuego, mas todo lo que sea devalor resistirá." (lª de Pedro 1:7; lª a los Corintios 3:12-15)

"HE AQUI," DICE, "TE HE PURIFICADO, Y NO COMO APLATA; TE HE ESCOGIDO EN HORNO DE AFLICCION." (I sa I-as 48: la) Así que "no os sorprendáis del fuego de prue-ba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extrañaos aconteciese." (lª de Pedro 4: 12) Por Su poder mila-groso, lo lógico no tiene obligatoriamente que ocurrir,como pasó con los tres hebreos. Puede que tengas quepasar por el fuego, ¡pero el Señor puede librarte fácil-mente y sin que siquiera te quede el olor de fuego! Eldice: "He aquí que Yó soy el Señor, Dios de todacarne; ¿hay algo que sea difícil para Mí?" (Jeremías 32:27)

9

¡EL PODER DE LA ALABANZA!

LAS AFLICCIONES Y ENFERMEDADES SUELEN SER UNAUEBA PERO MUCHAS VECES TERMINAN POR PRODUCIR

':SENTÍMIENTO Y MURMURACION: ¡Hay gente que le guar-Jl rencor a Dios porque no la cura! "Si me curara, en-da es le serviría. ¡Pero El no me ama ni se preocupatOnC 1"mí porque no me cura.pO~LA DUDA, EL TEMOR, EL DESALIEN!O Y LA MUR~~RA-

ION DE ESE TIPO SON MORTALES! ¡Fljate en la. ,Vle)aC ración de israelitas murmuradores que mur io en elgen~ rto por su falta de fe! "¡ Padecieron tantas cosas endeS1e . d1" (Gálatas 3:4) 'Por haberse queJa o, pasaron porvano. I . di f t ded aquel sufrimiento y sin llegar nunca a 1S ru ar~~S obeneficios! ¡Los que se qu~jan .de la batalla Xabandonan justo antes de la vtctor ra nunca podran go-zar de ella!

'PERO LA FE, ~A CONFIANZA, EL BU~N ANIM~ Y LASALABANZASAL SENOR DAN VIDA! ¡Si qurer es dej a r K.O.al Diablo, ponte a alabar al Señor pase lo que pase! 1.El Diablo eso no lo aguanta! ¡Se da la vuelta y se va.,"Resiste al Enemigo y huirá de ti, porque el verda~eroamor echa fuera el temor; porque no nos ha dado DIOSespíritu de cobardía, ¡sino de poder, de amor y de do-minio propio! Por tanto, iTú guardarás en completa paz.a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque e~ T1ha confiado! (Santiago 4:7; lª de Juan 4:18; 2ª a Tímo-teo 1:7; Isaías 26:3) ¡Aleluya!

¡DIOS LOGRA SUS MAYORES VICTORIAS DE LO QUE ~ARE-CEN DERROTAS, y frecuentemente las trae por el ol v id adosendero de la alabanza! Así que cu~ndo lo.veas ~od~negro, ¡no mires hacia el suelo! ¡Mlra hac ía arnba.¡No te quejes ni murmures! ¡Ponte a alab¡~.r al Señor, ymuchas veces te librarás alabando del ab í srno al que elDiablo está tratando de arrojarte!

¡LA ALABANZA ES LA VOZ DE LA FE!

OTRAS CONDICIONES PARA CURARSE¡Y PARA PERMANECER SANOS!

LA FELICIDAD, SALUD Y BENDICIONES QUE DISFRUTEMOSEN ESTA VIDA DEPENDEN DE NUESTRA OBEDIENCIA A DIOS.

10

·iSi no estamos dispuestos a pagar el precio que Dios nospide por curarnos, no nos cura! Sólo los obedientes securan. La curación es una recompensa para los que obe-dec,e~. La salud es una bendición especial que Dios da,y umcamente podemos ex í g í r l a si Le somos obedientes.¡Pero si Le estamos desobedeciendo, no tenemos derechoa exigir nada!

DIOS PUEDE Y QUIERE CURARNOS, ¡PERO PRIMERO NOSO-TROS TENEMOSQUE ESTAR DISPUESTOS Y ENTREGADOSA ELY tomar la decisión de que deseamos ser librados sin 'reservas! Primero tenemos que corregir cualquier proble-ma que haya de índole espiritual, ¡y luego,obedeciéndo-le, podemos orar confiando plenamente en Dios, y seguroque lo logramos!

ESA ES PRECISAMENTE LA RAZON POR LA QUE ENFERMA-MOS A VECES: Porque Dios nos quiere castigar y daru~os azotes. No~ está castigando por algún motivo; nos rernp re , pero SI algunas veces. A El le duele ver quelas personas sean malas, porque las ama y sabe quesu maldad les hace daño, y por eso trata de corregirlaspara forzarlas a ver la luz y' cambiar, confesary arrepentirse.

¡PERO HASTA LOS AZOTES DE DIOSSON PRUEBA DE SU AMOR, Y LOS DACON AMOR! "¡ Porq ue el Señor alque ama disciplina, y azota atodo el que recibe por hijo!"(Hebreos 12:6) Y aunqueenfermemos por causa denuestros pecados, la Bi-blia dice en el versículo13 del mismo capítulo:"sino que sea sanado".

DIOS ES MISERICORDIOSO.ES UN DIOS QUE NOS AMAY TIENE MISERICORDIA DENOSOTROS. "Porque como laaltura de los cielos sobre latierra, engrandeció Su miseri-cordia sobre los que Le temen.Como el padre se compadece delos hijos, se compadece el Señor

11

de los que Le temen. Porque El conoce nuestra condi-1ón, se acuerda de que somos polvo." (Salmo 103:11-14)

e "PORQUE EL SEÑOR NO DESECHAPARA SIEMPRE; Y si,rlige, ta~bién se compadec~ seg~n la .multitud de Su~JIlisericordlas; porque no afhge m entnstece voluntana-lIIente a los hijos de los hombres." (Lamentaciones 3:31-33)

Así que, una vez hemos aprendido la lección que Diostrata de enseñarnos, o bien cuando las circunstanciasson propicias al resultado que Dios quiere producir, Eldice: "SINO QUE SEA SANADO". ¡DIOS PREFIERE CURARNOS;siempre que nos pueda confiar la curación y nosotrosaprendamos 10 que está tratando de enseñarnos, y permi-tamos que la aflicción provoque lo que El buscaba!

ESTE MISMO PRINCIPIO SIGUE VIGENTE DESPUES DE HA-BER OBTENIDO LA CURACION. Si no obedecemos y perma-necemos en la voluntad de Dios sin dejar de confiar enEl y darle a El la gloria por habernos curado, El puedehacer que nos vuelva la enfermedad o aflicción a causade nuestra ingratitud y desobediencia. Claro que si nosarrepentimos, El nos puede perdonar y curar otra vezporque "para siempre es Su misericordia". (Salmo 136)

LA SALUD QUE EL TE DA ES UNA BENDICION EXTRAORDI-NARIA Y un valioso privilegio que, al contrario que lasalvación, te puede retirar si no sigues fiándote de Ely reconociéndole a El todo el mérito. De modo que siquieres conservarla, más te vale obedecerle. Es como unpréstamo, como si vivieras con el tiempo prestado; unavez te has curado, más te vale permanecer unido al Se-ñor y hacer las cosas para las que te curó. ¡Aprovechapara Su gloria las fuerzas que Dios te da al curarte!¿Amén?

CONCLUSION

CLARO QUE UNO DE LOS FACTORES MAS IMPORTANTESPARA LA CURACION ES LA FE, el saber que Dios te amay vela por ti, y que te cuidará pase lo que pase. La feelimina incluso una de las principales causas de las en-fermedades y la mala salud: el temor y la tensión.

PUES CON ELLA UNO TIENE PAZ INTERIOR Y puedeapoyarse confiadamente en el Señor, sabiendo que El seva a encargar de todo. La fe y la confianza en Dios

12

dan una sensación de descanso corporal, paz interior,satisfacción emocional y bienestar espiritual, factorestodos que tienden a mejorar en gran manera el estadogeneral de salud.

y TU, ¿TIENES FE EN DIOS Y EN SU AMOR? ¿HAS CONO-CIDO PERSONALMENTEAL GRAN MEDICO? ¿EL QUE "EN SUSALAS TRAERA CURACION"? Si no, ¡lo único que tienes quehacer es recibir a Jesús, el Hijo de Dios, como Salvadortuyo, pidiéndole que entre en tu corazón! ¡Lo puedeshacer ahora mismo si quieres la solución que Dios tienepara todos tus problemas, y que Su amor y felicidadllenen tu corazón y vida "con gozo inefable y glorioso"!(11 de Pedro 1:8)

¡EL PUEDE DARTE TODO LO QUE SIEMPRE HAS DESEADO,incluido el perdón de tus pecados, fe en Dios, amor enCristo, una razón para vivir y trabajar, paz interior,salud corporal, y alegría, felicidad, amor y risas porsiempre jamás! ¡El satisfará todas tus necesidades y re-solverá todos tus problemas! ¡El es así de maravilloso yde verdad que no podía ser más sencillo! ¿Por qué nopruebas con El?

"¿QUIERES SER SANO?" (Juan 5:6) ¿Sano de cuerpo,mente y espíritu?' ¡Pues recibe a Jesús ahora mismo! Notienes más que reconocer y admitir que necesitas perso-nalmente a Alguien que te salve de tus pecados, y reci-bir de forma personal en tu corazón el Espíritu del mis-mo Jesucristo, tomando tú mismo una decisión rotunda.El dice: "He aquí, Yo estoy a la puerta (de tu corazón)y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraréa él." (Apocalipsis 3:20) ¡Abre simplemente la puerta depar en par y deja que entre el sol!

iY RECUERDAPOR FAVOR QUE MAS VALE PREVENIR QUECURAR,y que hombre prevenido vale por dos! Es mejorconservarse en buena salud que tener que curarse, asíque haz todo lo posible por prevenir las enfermedadesguardando las leyes que Dios ha establecido para nues-tra salud, que son: una alimentación apropiada, descan-so y ejercicio suficientes y una vida sana; todas estascosas mantienen saludable a cualquiera.

y SIEMPRE Y CUANDONECESITES CURACION, ¡RECUERDAQUE ESTA A TU DISPOSICION! Tú solamente tienes que ex-tender la mano de la fe para recibirla y aceptarla. "¡El

13

todas nuestras dolencias!" (Salmo 103:3) ¡Sin excepción.,lla , .El puede curado todo! "¡ Yo soy el Señor tu sana-lSuna. ,• 1" (Exodo 15:26)~r. Z UNAORACIONDESESPERADA,¡Y CUENTACON UN MILA-

~ ".CREED Y RECIBIREIS!" (Marcos 11:24) Tú. haz tu parte,(;fIJ. el 'resto es cosa de Dios. ¡Que Dios te bendtga y te guar-que 'Cuenta con milagros! ¡Y en el Nombre de Jesus los conse-de! 1

gui~áQ!UIERESSABERMASsobre cómo recibir respues~a~ a tusS . nes y tener fe para curarte, no dejes de escnblrnos a

ora~~oección abajo indicada y te enviaremos otras Cartas quela ~~s sobre este tema. Si quieres escribirnos y contarnostene roblemas y necesidades, gustosamente te daremos una.tUS p 1 Y te ayudaremos a encontrar las solucionesespuesta personar t da la Palabra de Dios.qU~.E~TAALGUNOENFERMOENTREVOSOTROS?",pregunta S,UPa-

b 1. "Llame a los ancianos de la iglesia, y <;ren por el e~la ~a. bre del Señor; y la oración de fe salvara al enfermo.el om ~ (Santiago 5:14,15) Te amamos Y nos. ale-

.-", grada orar por ti y c~n~igo. ¡No :le~es _más que escribirnos, Vlsltarn?S o, l~vItarnos a que te visitemos ~oy mrsmo: ,QueDios te bendiga hoy y siempre con SuAmor, Verdad, Salud

y Felicidad!

,~\\..','

,~ ~,l. \.,1,,~ .\ ~.~

",-1

••'\,.'~!\ ,.' '\" .

$.' ¡,:¡;U;', I \.

"y ean6' ;¡" tod~s los enfermos; para que seel profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermeda-des, y llevó nuestras dolencias." "V todos los que lo tocaron,qUedaron sanos." (Mateo 8:16,17; 14:36)