Libro SMP 100 años

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1 SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE MEDELLÍN CIEN AÑOS HACIENDO CIUDAD 1899-1999 Por: Rodrigo de J. García Estrada COMFENALCO - ANTIOQUIA SUBDIRECCIÓN DE EDUCACIÓN, CULTURA Y BIBLIOTECAS MEDELLÍN 1997

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SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE

MEDELLÍN

CIEN AÑOS HACIENDO CIUDAD

1899-1999

Por: Rodrigo de J. García Estrada

COMFENALCO - ANTIOQUIA

SUBDIRECCIÓN DE EDUCACIÓN, CULTURA Y BIBLIOTECAS

MEDELLÍN

1997

Contenido

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1. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS POR DENTRO: HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA ENTIDAD CÍVICA 11

1.1. Antecedentes 11

1.2. La fundación y los primeros años de vida de la Sociedad 16

1.3. Naturaleza y forma de trabajo de la sociedad de mejoras públicas: principales etapas 271.3.1 La primera época: de 1910 a 1929 271.3.2 La segunda etapa: de 1930 a 1948 331.3.3 La tercera etapa: de 1949 a 1979 431.3.4 Entre 1980 y la actualidad: el “renacimiento” 64

1.4. Las finanzas de la Sociedad 82

2. La Sociedad de Mejoras Públicas y la política ¡Error!Marcador no definido.

2.1. Interés público e interés privado. 113

2.2. La Sociedad de Mejoras Públicas y los partidos. 117

2.3. Lo cívico como opción política 125

2.4. Relaciones con la prensa 131

2.5. La Sociedad de Mejoras y el poder público 134

3. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL URBANISMO ¡Error!Marcador no definido.

3.1. Del ornato a la planeación urbana. 1583.1.1. El ornato en la primera época de la Sociedad. 1583.1.2. La planeación urbana, época de auge de la Sociedad. 1773.1.3. Obras para la ciudad. 1893.1.3.1 La cuelga, rectificación y canalización del río Medellín. 1903.1.3.2 El aeropuerto Olaya Herrera 2093.1.3.3 Hotel Nutibara 2213.1.3.4 Cobertura de la quebrada Santa Elena 2273.1.3.5 El Palacio y el edificio nuevo de Bellas Artes 2323.1.3.6 Los monumentos. 2403.1.4 El Plano Regulador 2463.1.5. Adiós al urbanismo 250

4. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL MEDIO AMBIENTE

4.1 PIONEROS DE LA PREOCUPACIÓN AMBIENTALISTA 257

3

4.2 Arborización de parques y avenidas públicas 257

4.3 El Bosque de la Independencia, hoy Jardín Botánico 266

4.4 El Cerro Nutibara 281

4.5 Zoológico Santa Fe. 285

4.6 Sociedad Protectora de Animales 293

5. Los servicios y empresas públicas 285

5.1 Introducción 285

5.2 La Sociedad de Mejoras, el acueducto y el alcantarillado 288

5.3 Algo sobre alcantarillado 298

5.4 La Sociedad y el alumbrado público 302

5.5 El correo urbano 306

5.6 El Cuerpo de Bomberos 316

5.7 Las plazas de mercado y el abaratamiento del costo de la vida 322

5.8 El transporte público y las carreteras 327

6. La cultura, la educación y la recreación ¡Error!Marcador no definido.

6.1 Introducción 350

6.2 Fiestas, retretas y celebraciones 351

6.3 Celebraciones de efemérides 361

6.4 Las exposiciones agro-industriales 365

6.5 Los concursos 368

6.6 Conferencias culturales 371

6.7 Publicaciones: libros y revistas 3756.7.1 Libros 3766.7.2 La revista Progreso 380

6.8 La educación y la recreación 3946.8.1 La Escuela de Dactilografía y Taquigrafía 3976.8.2 Escuelas de Comercio e idiomas 4006.8.3 La Escuela de Ciegos y Sordomudos 402

4

6.9 El Instituto de Bellas Artes 404

6.10 Promoción de actividades artísticas 417

6.11 Escenarios para la difusión del arte y la conservación del patrimonio histórico 4216.11.1 El Teatro Bolívar 4216.11.2 El Teatro Pablo Tobón Uribe 4276.11.3 El Museo de Antioquia o Museo de Zea 4326.11.4 Museo Santa Fe 4386.11.5 Biblioteca Pública Piloto 439

6.12 Deportes y recreación 4486.12.1 Las competencias inter-barrios 4546.12.2 Club de Tenis El Bosque 457

7. Epílogo: la labor cívica ¡Error!Marcador no definido.

7.1 El civismo 461

7.2 Las campañas educativas 467

7.3 El Cuadro de Honor 469

7.4 Medalla al civismo y otras condecoraciones 472

7.5 El día de la madre 477

7.6 La semana cívica. 478

7.7 Concursos 479

7.8 El civismo en los demás municipios antioqueños 480

7.9 Centros cívicos: acción en los barrios. 482

7.10 Los congresos de mejoras públicas. 486

ANEXOS

BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

5

En todas las sociedades del mundo existen instituciones que se destacan por su labor

filantrópica, cívica o cultural. Ellas han jugado un papel fundamental en la conquista de

unos mejores niveles de vida, la preservación del medio ambiente, la protección a los

desvalidos, la promoción de la cultura y otras labores no lucrativas, llenando de esta manera

espacios propios de la esfera del Estado. Sin embargo los logros de estas instituciones son

impensables, desligadas de las personas que las han fundado y dirigido. A veces pareciera

que el éxito corporativo depende más del liderazgo que al interior de las instituciones

ejercen ciertos personajes de formación integral y visión empresarial, que de la tradición

misma del ente, o de su razón social.

Llámese cuadro, líder o empresario, algunos seres que se destacan sobre la masa social, a

través de las instituciones y empresas que dirigen, determinan en gran medida los procesos

económicos, sociales, políticos y culturales de una región o de un país. Por lo general se

observa que esos hombres tienen una descomunal capacidad para desplegar sus actividades

en diversas áreas, generando interrelaciones entre muy variadas instituciones de carácter

privado y entes gubernamentales, así como nuevos proyectos en los campos de la política,

la economía y la cultura.

Debido a que estos individuos por lo general conforman verdaderos grupos generacionales,

al interior de los cuales circulan las ideas y se dan relaciones de toda índole, (familiares,

sociales, económicas, políticas y culturales), presentándose situaciones de consenso y

disenso, por su papel en la consolidación del tejido social, y por ocupar las más altas

posiciones sociales y cargos políticos, al referirse a estos se habla de “elites”.

Para las sociedades modernas, de sistemas políticos democráticos, urbanizadas e

industrializadas, donde los medios masivos de comunicación juegan un papel protagónico

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en las relaciones entre las élites y los demás grupos sociales, donde la opinión pública

ejerce un gran poder, y donde existe un número variado de grupos de presión, se observa

cómo se hace más complejo para estas élites desplegar su hegemonía política y cultural. Lo

cierto es que esas élites, ejercitan su poder sobre el resto de la sociedad y logran imponerlo

por el consenso en torno a sus proyectos. No siempre es así, por supuesto, pero es

indudable que el éxito o fracaso de las élites en la dirección de una nación o de una región,

depende en gran parte de su propuestas, de su capacidad de convocatoria, así como de la

proyección social de sus realizaciones.

Las élites son portadoras de ciertos valores éticos, representan los intereses generales de

una comunidad dada y son gestores del cambio y del bienestar social. En esa medida

obtienen el respaldo popular. O son inmorales y buscan el bienestar personal y de su

entorno familiar, en cuyo caso, tarde que temprano, son aisladas y condenadas socialmente.

Sin embargo, las calidades éticas y los grupos sociales representados, así como los

proyectos de sociedad y de Estado son siempre cambiantes. Por esta razón las élites deben

modificarse y adecuarse a los cambios de los tiempos. Las élites, en tanto grupos

generacionales se suceden unas a otras y pueden haber grandes problemas de ajuste en los

procesos de relevo generacional.

No queda duda de que las élites requieren unas cualidades especiales que le aseguren

reconocimiento, y sobre todo, una legitimación social que le garantice su permanencia en el

poder. La pérdida de esa legitimidad puede conducir a situaciones de ingobernabilidad, a

trastornos permanentes del orden público y al surgimiento de contraélites muchas veces

nacidas de sectores marginales de la misma élite, o también externas a ésta.

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A la luz de los anteriores conceptos se entiende en el presente trabajo la labor desplegada

por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín durante el presente siglo. Esta entidad es

un proyecto de la élite antioqueña de fines del siglo XIX, interesada en el desarrollo

armónico de su ciudad capital. No es casual que la Sociedad - expresión corporativa de la

misma élite -, haya surgido en forma paralela con el proceso de industrialización del Valle

de Aburrá, la conformación del partido Republicano (como una salida a las sangrientas

pugnas de los partidos tradicionales), el período de auge de la economía cafetera en el sur

del departamento, el proceso de urbanización de la ciudad de Medellín y la modernización

de la estructura vial de la región, a través de la construcción de los ferrocarriles de

Antioquia y Amagá.

Esa misma élite, que jalonaba impresionantes cambios económicos y sociales, conocedora

de los traumatismos producidos en otros países por la industrialización, creaba a la vez

instituciones como la Sociedad San Vicente de Paúl, los Patronatos de Obreras, los

ancianatos y casas de niños expósitos, dedicadas a mitigar los impactos sociales; necesitada

de arte y cultura, construía teatros y fomentaba la enseñanza de la música y la plástica;

consciente de la necesidad de crear ciencia para la solución de los problemas regionales

impulsaba el desarrollo de la Universidad de Antioquia y de la Escuela de Minas; y para

regular el crecimiento urbanístico, fomentar el sentido de pertenencia y el civismo entre la

ciudadanía, no sólo se valió del Concejo de Medellín, sino que creó la Sociedad de Mejoras

Públicas. Todo esto le permitió gozar, de cierto consenso en torno a su proyecto regional.

En el presente trabajo se podrá apreciar la estructura de esta institución, su forma de

trabajo, sus fuentes de financiación, sus integrantes y la gestión realizada en torno a ciertas

obras, así como la intencionalidad subyacente en estas. No se trata, sin embargo, de una

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obra definitiva, sino más bien de una primera fase de investigación de un trabajo que debe

ser mucho más completo y riguroso, como se lo merece una institución de la envergadura y

significación en la historia de la ciudad, centenaria por demás. Las fuentes empleadas

fueron básicamente, las monografías históricas de la ciudad, los cronistas de la ciudad, el

Archivo de la Sociedad de Mejoras Públicas y la revista Progreso. Sería deseable realizar

un nuevo esfuerzo de más aliento, que tenga en cuenta la información de prensa, los

archivos públicos y que consulte las opiniones de personas que han pasado por la

institución en las últimas décadas.

Sin embargo, el aporte hecho en esta primera fase de trabajo y cuyos resultados se

presentan en este texto, resulta de una gran significación por ser el primer esfuerzo

sistemático de aproximación a una historia interna de la institución cívica. Hasta el

momento sólo se han hecho algunos trabajos desde la óptica de una historia urbana, entre

los cuales, el más representativo es el del historiador Fernando Botero Herrera. Por esta

razón no se ha estudiado la obra educativa y cultural de la Sociedad de Mejoras.

La obra se compone de siete partes o capítulos, a través de los cuales se puede seguir de

cerca la historia de las principales obras realizadas por la Sociedad, según los distintos

frentes de acción que abarca. El primero de estos capítulos es propiamente la historia

interna de la Sociedad; ubica los antecedentes de la fundación y avanza una explicación

sobre el por qué de su creación, y establece una periodización inicial de la historia de la

institución, así como sobre el tema de las finanzas.

El segundo de los capítulos se dedica a analizar las relaciones de la Sociedad con la

política, más precisamente la actitud de esta frente a los partidos políticos y la prensa, su

situación en el juego de lo público y lo privado, y sus vínculos con el Estado. A partir de

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este análisis de concluye que la Sociedad es un expresión corporativa de la élite antioqueña,

con un pie en la sociedad civil y otro en el estado, que más allá de las pugnas partidistas y

por consenso, cogestiona y ejecuta los proyectos que ésta considera indispensables para el

crecimiento regulado de la ciudad.

El tema del tercer capítulo es el proceso experimentado por la Sociedad en el paso de una

finalidad de embellecimiento de la ciudad hacia un propósito de regulación urbana, así

como las obras emprendidas por el ente durante la primera mitad del siglo para responder a

esta filosofía. La cuelga y rectificación del río Medellín, la cobertura de la quebrada Santa

Elena, la construcción del aeropuerto, el Hotel Nutibara y de una serie de monumentos

entran en esta categoría. El capítulo termina con una reseña del Plan Regulador como obra

final de este período de planeación.

El cuarto capítulo se refiere a la participación de la Sociedad en los procesos de

administración del paisaje urbano, especialmente en cuanto tuvo que ver con la

arborización de parques y avenidas, la construcción del Bosque de la Independencia o

Jardín Botánico, la creación y administración del Zoológico Santa Fe, las labores de

paisajismo en el Cerro Nutibara y la fundación de una Sociedad Protectora de Animales.

La Sociedad de Mejoras y su papel en la prestación de servicios públicos es la materia del

quinto de los capítulos de este trabajo. Allí se muestra como, ante la ausencia de Estado, la

institución cívica promovió el desarrollo de ciertos servicios, como el transporte público

urbano, el alumbrado, el acueducto y el alcantarillado, el correo, la refacción de calles y

aceras, las plazas de mercado, entre otros.

El sexto capítulo estudia la contribución de la Sociedad de Mejoras en la vida cultural, la

educación y las manifestaciones artísticas de la ciudad de Medellín, a través de la creación

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de instituciones educativas dedicadas a la formación de músicos y pintores, la celebración

de conferencias, la organización de conciertos y otras fiestas, así como por las

publicaciones que auspició. Sin duda en este campo se debe destacar la creación del

Instituto de Bellas Artes, la promoción para la construcción de la Biblioteca Pública Piloto

y el fomento al deporte.

El último de los capítulos resalta el servicio prestado por la Sociedad en los procesos de

formación de una cultura ciudadana y la inculcación de valores cívicos, a través de diversas

campañas educativas, las cuales tuvieron en su momento una recepción favorable por parte

de la mayor parte de los medellinenses.

Agradecimientos

El autor desea expresar sus agradecimientos a Comfenalco, en especial al doctor Gabriel

Jaime Arango, Director de la Subdirección de Cultura y Bibliotecas y a los historiadores

Jaime Correa y Fernando Molina. En la Sociedad de Mejoras Públicas, a su Director

Ejecutivo Mario Libardo Bedoya, su colaboración, entusiasmo y paciencia; a dona Libia

González de Fonnegra, ex presidenta de la Sociedad, sus comentarios favorables; a los

empleados Gonzalo Vidal, director de la Biblioteca de la Sociedad y a Fabio González

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Mira, director del Archivo. A la antropóloga Tatiana González y al historiador Alvaro

Vidal, quienes prestaron su valioso apoyo en la revisión y sistematización de fuentes. A

Eucaris Díaz Cardona, quien digitó gran parte de la información empleada en esta obra.

1. La Sociedad de Mejoras Públicas por dentro: hacia una caracterización de la entidad cívica

1.1. Antecedentes

El surgimiento de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín a fines del siglo XIX no es

un hecho fortuito. Se trata por el contrario de una consecuencia apenas lógica tanto de los

procesos sociales, económicos y culturales que empezaba a vivir la ciudad, como de las

circunstancias políticas por las que atravesaba el país en general y la región en particular.

Por cierto, no es casual que el proyecto implícito en esta forma de asociación, haya tenido

un mayor éxito en Antioquia que en otras regiones del país, y que haya llevado el liderazgo

de este movimiento hasta años muy recientes, a pesar de que éste se hubiera extendido por

toda la región occidental del país y en algunas ciudades de la Costa Caribe.

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En primer lugar, debe considerarse una larga tradición en Antioquia de asociarse para

compartir el riesgo en los negocios, especialmente en empresas mineras e industriales. En

segundo lugar, desde la época colonial hasta décadas recientes la élite antioqueña ha sido

bastante endogámica, por lo cual, a pesar de las diferencias políticas, las relaciones entre

familias de comerciantes, mineros e industriales, han sido tan estrechas, que permiten

acuerdos rápidos y fuertes en momentos de crisis. Por último y casi como consecuencia de

los anteriores elementos, las formas de sociabilidad, por lo menos dentro de la élite, han

sido múltiples y con una permanencia tal, que han favorecido en gran medida su cohesión

en torno a objetivos comunes.

Las características enunciadas permiten entender que, por ejemplo, en 1673, los vecinos se

congregaran en torno al objetivo común de la erección de la Villa de la Candelaria, y la

construcción de la Casa Consistorial y de la primera iglesia parroquial. Lo mismo puede

decirse de la manera en que se organizaba la alta sociedad de Medellín en torno a la fiesta

de la patrona, la traída de agua hasta la plaza central, o la limpieza de calles y fachadas.

También se pueden citar muchos otros casos de unión de esfuerzos, como sucedió para la

construcción del llamado Convento de los Franciscanos en 1803 o para el contrato del

profesor extranjero de Química para el Colegio de la provincia en 1836. Fenómenos

semejantes se presentaban cada que se necesitaba reunir esfuerzos o recursos con destino a

alguna obra pública, sea camino, puente o edificio público.

Algo que seguramente ayudaba a fortalecer los lazos de unión entre los miembros de la

élite medellinense eran las actividades culturales que desde comienzos de la República se

intensificaron en gran medida. Eladio Gónima en su Historia del Teatro ha dejado un

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importante testimonio de la significación que las funciones de teatro tuvieron en la vida

cotidiana de los ricos de la ciudad.

Lo cierto es que desde 1831 se reunieron Miguel Uribe Restrepo, Rafael Navarro, Evaristo

Pinillos, Miguel Tello, Mariano Ospina Rodríguez, José María del Valle, Francisco

Antonio Gónima y Llano, Fermín Isaza, Apolinar Villa y Pedro Moreno, entre otros, con el

único fin de constituir un grupo de teatro para realizar funciones en el patio del Colegio

Provincial (hoy de San Ignacio).1 Este sería el inició de una afición que congregaría a lo

más granado de la sociedad de Medellín, tanto en los tablados como entre el público. Esta

actividad además educó una audiencia para las caravanas de compañías españolas e

italianas de ópera, zarzuela y teatro, que empezaron a visitar con frecuencia la ciudad. Por

estos medios se conocieron los autores y las obras literarias más importantes de autores

franceses, ingleses y españoles.

La prensa y las revistas literarias, así como los clubes, también se convirtieron en un medio

de reunión de miembros de las familias de élite. Periódicos como El Censor, El Amigo del

País, El Pueblo, Antioquia, El Índice y La Sociedad, por mencionar algunos, sirvieron no

sólo para difundir ciertas opiniones políticas, sino para servir como medio de expresión

cultural. En algunos de ellos se comentaba la última función de teatro, o se presentaba por

entregas una obra literaria. Esta tendencia se fortalece aún más con la aparición a mediados

del siglo XIX, de un sinnúmero de periódicos literarios, científicos y culturales. Títulos

como El Oasis (1868), El Cóndor (1870), La Miscelánea (1886), Bohemia Alegre (1895),

Repertorio (1896), El Montañés (1897), entre otros, sirvieron de medio de publicación a

personajes como Isidoro Isaza, Carlos A. Molina, Rafael Uribe Uribe, Fidel Cano, Luis de

1 Gónima, Eladio. Historia del teatro de Medellín y Vejeces. 2a ed. Medellín: Seduca, 1973. p. 13

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Greiff, Horacio M. Rodríguez, Gabriel Latorre, Efe Gómez, Tomás Carrasquilla, Carlos E.

Restrepo, Antonio J. Cano y Mariano Ospina Vásquez.2

No obstante, el espacio de sociabilidad más importante fue el de los clubes. Los más

antiguos fueron el de “La Concordia”, que reunía a personajes como Miguel y Carlos

Latorre, José María Martínez, Germán Jaramillo, Alejandro Villa, Antonio Santamaría,

Clímaco Uribe, Marcelino Restrepo, Lázaro Mejía y Pedro Herrán; el de “La Varita”, que

tenía entre sus miembros a Basilio Martínez, Emilio Johnson, Francisco Piedrahita,

Francisco Olarte, Carlos Bravo, José Manuel Restrepo, Jesús Tamayo, Víctor Toro,

Lisandro Uribe y Juan Pablo Tamayo. Existieron además otros clubes como “La Mata de

Mora”, “La Bohemia”, “Belchite”, “Los Trece” y “El Palito”.

Para el caso nuestro, el club que más nos interesa es “El Brelan”, uno de los de mayor

renombre del siglo XIX. Fue fundado hacia 1893 por Jesús M. Jaramillo, Guillermo

Jaramillo, Arturo Jaramillo, Luis E. Jaramillo, Pedro Herrán, Manuel Puerta, Estanislao

Campuzano, Carlos E. Campuzano, Sixto Botero, Francisco A. Olarte y otros. Luego se

unieron a este club los de “El Palito”, y ocuparon el local que antes había ocupado “El

Belchite” en la calle de Boyacá. En determinado momento estuvieron entre los miembros

de este club personajes como Francisco A. Olarte, Luis del Corral, Juan Jaramillo Sánchez,

Valerio Tobón, Enrique Olarte, Jorge Rodríguez, Antonio J. Arango, Juan Martínez y

Alejandro Villa.3

El “Brelan” se distinguió por su famosa fiesta en honor a Manuel Uribe Ángel y el “Baile

Blanco”, o Carnaval de 1899, y por dedicarse a brindar apoyo a eventos culturales y a las

2 Cano Posada, Ana María. “La prensa en Medellín”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 739 y ss.3 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984. p. 96 y ss.

15

bellas artes. En este campo, impulsó una exposición del maestro Francisco A. Cano a fines

del siglo XIX, con el fin de recoger fondos para facilitarle el viaje a este pintor a continuar

sus estudios a Europa.4

Refiriéndose al “Club Brelan” y a los demás clubes del siglo pasado, Julio César García y

Lisandro Ochoa llegaron a considerar que alrededor de estos centros se movió toda la

actividad cultural de esta ciudad y que allí tuvieron origen muchas de las actividades de la

Sociedad de Mejoras Públicas, el Instituto de Bellas Artes y otras instituciones “que se han

preocupado por dar a Medellín el sello de ciudad culta”.5 Si se comparan los nombres de los

integrantes del Brelan con los de los fundadores de la Sociedad de Mejoras Públicas se

podrá observar un buen número de coincidencias.

Finalmente, dentro de esta tradición asociacionista no debe faltar la Sociedad de San

Vicente de Paúl, fundada en 1882 por un grupo de notables, entre los cuales se destacaban

Mariano Ospina Rodríguez, Abraham Moreno, Ricardo Escobar, Wenceslao Barrientos y

Estanislao Gómez. Como se sabe, esta institución fue creada con el propósito de

suministrar asistencia a los pobres y desvalidos, llevando una voz de esperanza, instrucción

para oficios útiles y educación básica. No es de extrañar que Carlos E. Restrepo fuera

Director de la Sección Docente de esta institución en 1897.6

1.2. La fundación y los primeros años de vida de la Sociedad

4 Reyes Cárdenas, Catalina. “Vida social y cotidiana en Medellín, 1890 - 1940”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 4435 Ochoa, Lisandro. Op. Cit, p. 1066 Castro Hernández, María Patricia. “Beneficencia en Medellín, 1880 - 1930”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 409 y ss.

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Los primeros años en la vida de una institución, empresa o persona son los más

importantes. En ellos se definen muchos de los caracteres básicos, se ponen los cimientos y

se anuncian y perfilan muchos de los elementos estructurales. En esta etapa se abortan

muchas veces los procesos o toman un rumbo fijo y un ritmo creciente. Por esta razón vale

la pena analizar la manera en que surgió la idea, el proceso de gestación y los primeros

pasos que condujeron al éxito de la Sociedad de Mejoras.

Una breve mirada a los antecedentes hasta aquí señalados permite pensar de una manera

diferente la creación de la Sociedad de Mejoras Públicas. No se trata de una idea foránea,

copiada de alguna ciudad europea o norteamericana. Tampoco se puede decir que es una

fiel imagen de la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá. Aquí se afirma que la SMP a

pesar de tomar prestada la idea de su homóloga capitalina, adquiere una dinámica propia y

unas características específicas que la definen y la diferencian de otras. Quizás en esto

radica la clave de su éxito.

Un primer argumento a favor de esta hipótesis es que la Sociedad bogotana tenía como

actividad central el ornato, mientras que la de Medellín se abrió a muy diversos campos de

acción, como se verá a lo largo de este trabajo. Esto queda muy claro con el cambio de

nombre. No es circunstancial, ni aleatorio, que la Sociedad de Medellín, que inicialmente se

llamaba al igual que la de Bogotá “Junta de Embellecimiento”, en el mismo mes después de

fundada cambió su nombre por el de Sociedad de Mejoras. Este solo hecho implica un

esfuerzo de diferenciación y de auto definición.

Un segundo argumento surge de la conversación sostenida por Carlos E. Restrepo y

Gonzalo Escobar en su famoso viaje de regreso de Bogotá, donde según parece se planteó

por primera vez la idea de fundar la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En uno de

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los pasajes de esta charla, Escobar dijo que lo que más le había impresionado de la capital

fue la Sociedad de Embellecimiento y agregó: “La estudié lo mejor que pude, y aunque su

desarrollo no es rápido, creo que es una gran idea que merece cultivarse con entusiasmo y

que su aplicación será grandemente benéfica para las poblaciones que sepan aprovecharla.

No cree usted que pudiera fundarse en Medellín algo semejante?”.7

Como puede verse, aunque se admiraba la idea de la Sociedad de Embellecimiento

bogotana, se hacían algunos reparos a la manera en que aquella funcionaba, y fruto del

estudio de las dificultades que allá se presentaban, en Medellín se va a implantar un

proyecto modificado y adaptado a las condiciones propias de la región antioqueña, en

donde como hemos visto se tenía una tradición más fuerte de asociación para obras de

beneficio común. Esta tendencia hacia la diferenciación será mucho más pronunciada luego

del acto fundacional, cuando se echaron a andar en firme los trabajos.

Es de anotarse que el acta de fundación está igualmente muy ceñida al modelo bogotano,

pero ya veremos como en poco tiempo se redefine la razón de ser de esta institución. En el

acta consta lo siguiente:

“Abierta la sesión, el Sr. Restrepo (Carlos E.) expresó a la Junta en breves y

concisas palabras que el objeto de la invitación que se había permitido hacerles a los

caballeros presentes era el de que a semejanza de lo que pasa en centros civilizados

y aunando los esfuerzos y concertando las voluntades se organice una Junta

encargada de velar por el ornato y embellecimiento de la ciudad.”8

7 Jorge Restrepo Uribe. Medellín, su origen, progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 1858 Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria, 1675 - 1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 267

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De paso, valga resaltar dos principios centrales de la Sociedad presentes en las palabras

citadas, que son: unión de esfuerzos y la concertación. Sobre estos dos pilares se erigió toda

la estructura organizativa y los recursos humanos y económicos de la Sociedad.

Asistieron a la primera reunión de la Sociedad, efectuada el 9 de febrero de 1899 a las 7 p.

m. en la oficina de Carlos E. Restrepo los siguientes personajes, además del convocante:

Carlos Restrepo C., Manuel M. Llano, Eduardo Uribe V., Alfonso Villa, Gregorio Pérez,

Gonzalo Escobar, Germán Jaramillo Villa, Joaquín Pinillos, Rafael Calderón, Manuel

Botero, César García, Víctor M. Salazar, Francisco A. Jaramillo, Miguel Martínez,

Francisco A. Olarte, Cipriano Rodríguez, Enrique Vidal, José Ignacio Cano, Eduardo de

Greiff, Ricardo Jaramillo R., Manuel y Francisco de Paula Muñoz.

Como puede verse, se trataba de personas de reconocida trayectoria en la vida pública,

como políticos, muchos de los cuales habían sido concejales y representantes en la

Asamblea antioqueña, y ocupado cargos en la administración del Estado. Pero sobre todo,

lo que mejor define a los fundadores de la Sociedad de Mejoras es su carácter de

empresarios y profesionales. En su mayoría eran médicos y abogados graduados en la

Universidad de Antioquia, muchos de los cuales tenían sus propios negocios y eran

conocidos básicamente como comerciantes.

Debe quedar claro que ni son todos los que están, ni están todos los que son, pues en los

días siguientes se fueron uniendo otros personajes pertenecientes a familias de élite, con

múltiples negocios en minería, comercio, industria, agricultura y construcción, que

reforzarán y consolidarán a la institución cívica. A comienzos del siglo, puede decirse que

la Sociedad de Mejoras fue un proyecto común a toda la alta sociedad medellinense, en la

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cual confluían las de diversas maneras las familias más ricas de la ciudad, sin distinción de

partido político.

Quizás en esto radica buena parte del éxito que tuvo la Sociedad. Por un lado, se trataba de

personajes que convocaban, políticos moderados con una amplia base de reconocimiento

social. De ahí que los proyectos de la Sociedad fueran avalados y apoyados por un

sinnúmero de personas, los cuales aportaban dinero, conocimientos o fuerza de trabajo. Por

otro, tratándose de negociantes de larga experiencia, aportaron a la asociación cívica todo

su bagaje empresarial, esto es, una visión gerencial, estrategias de mercadeo y publicidad,

normas contables y capacidad decisoria, entre otras.

Ahora bien, veamos como funcionaba la Sociedad en sus primeros meses. El 22 de febrero

de 1899, en su segunda sesión, se crearon los puestos de Inspector de Trabajos, (fue elegido

Manuel Botero), el de Colector de Plantas, y el de médico de la Sociedad (que recayó en el

doctor Juan B. Londoño). Aparte de estos empleados, la Sociedad constituyó una comisión

encargada de redactar los estatutos, constituida por Gregorio Pérez, Carlos Restrepo C.,

Gonzalo Escobar y Manuel Botero. 9

Posteriormente, y siguiendo los lineamientos de los estatutos redactados por la anterior

comisión, en el mes de junio del mismo año se conformaron las comisiones permanentes,

por medio de las cuales la Sociedad esperaba abarcar las diferentes áreas de acción

comprendidas en su misión, así: Higiene pública y privada, doctores Juan B. Londoño,

Francisco A. Arango y Teodomiro Villa; Fuentes y Acueductos, Rafael Calderón, Joaquín

Pinillos y Enrique Vidal; Calles, empedrados, aceras, aleros y caños, Gonzalo Escobar,

Víctor M. Salazar y Timoteo Bravo; Arquitectura en general, Eduardo Uribe P., Ignacio

9 Archivo Sociedad de Mejoras Públicas. Acta No. 2. 22 de feb. 1899, folio 3. En adelante este archivo se citará con la siguiente sigla: A. S. M. P

20

Cano y Horacio Rodríguez; Ornato y Conservación de parques y vías públicas, Manuel y

Daniel Botero y Francisco A. Jaramillo C.; Inspección de Obras Públicas, Antonio Duque,

Manuel J. Alvarez y Apolinar Villa.10

Ahí esta dibujada en términos generales la estructura organizativa de la Sociedad, diseñada

en los días de su gestación y que se mantendrá por lo menos hasta mediados del siglo. Si se

quiere buscar una explicación del desarrollo permanente de esta institución, se debe

entender la manera en que distribuía su trabajo.

El siguiente paso fue la obtención del Gobierno de una personería jurídica y de la

franquicia postal y telegráfica necesaria para el abaratamiento de los costos en

comunicaciones. Para ello se aprovechó al doctor Antonio José Uribe residente por aquellos

años en Bogotá, a quien se le envió el reglamento de la Sociedad, por duplicado.11

Además de los empleos fijos arriba mencionados, en el mes de abril se creó el de Secretario

- Tesorero de la SMP, pero quien desempeñaba aquel empleo, Víctor M. Salazar rechazó

cualquier remuneración “porque consideraba que al prestar estos servicios en la Sociedad

apenas cumplía un deber de patriotismo”.12 No obstante el patriotismo le duró poco a este

personaje, seguramente por la cantidad de trabajo que le tocaba llevar a cabo, pues a los dos

meses presentó renuncia de dicho cargo siendo nombrado en su remplazo a José Miguel

Alvarez con una asignación mensual de $30.13 Para el nuevo empleado, el trabajo resultó

pesado y bajo el salario, por lo cual fue reemplazado por el señor Francisco Latorre, a quien

se le concedió una asignación mensual de $30 y el 5% de las sumas recaudadas por

contribuciones voluntarias mensuales, las mismas que debía recolectar. 14

10 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899, f. 1511 A. S. M. P. Acta No. 7 de abril 13 de 1899, f. 9-1012 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899, f. 1113 A. S. M. P. Acta No. 12 de 20 de junio 1899, f. 1814 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901, f. 35

21

Con ocasión del nuevo nombramiento, se fijó como mínimo por contribución la suma de un

peso y se escogieron como revisores de las cuentas de Tesorería a los socios Ricardo

Jaramillo y Manuel Botero.15 La labor de auditoría asignada a dichos señores fue asumida

con seriedad y compromiso, pues a los dos meses se realizó el primer balance y se informó

“haberlas hallado arregladas y correctas, no obstante la falta de 4 recibos sueltos, que el Sr.

Alvarez ha prometido buscar y entregar”.16

El siguiente paso consistió en dirigir sendos oficios al Gobernador del departamento y al

Presidente del Concejo de la ciudad, “dándoles cuenta de la organización definitiva de la

sociedad y pidiéndoles ciertas autorizaciones en lo concerniente a las obras públicas que se

ejecuten”.17 Como se verá a su debido momento, de las relaciones estrechas con los

empleados y corporaciones públicas, se derivarán muchos beneficios para los proyectos

emprendidos por la Sociedad.

Constituida, reglamentada y organizada la Sociedad de Mejoras Públicas pasó a asumir de

inmediato sus funciones que abarcaron las más variadas actividades. Desde la siembra y

cuidado de jardines, pasando por las campañas de embellecimiento de fachadas y aceras,

incluidas las funciones de veeduría ciudadana de las obras públicas, la fundación de

empresas rentables, y llegando hasta recibir del gobierno recursos provenientes de los

impuestos municipales para asumir la administración de algún ramo de los deberes

públicos, como se observará a lo largo de este trabajo.18

El organigrama de la Sociedad de Mejoras se hará mucho más complejo, en el momento en

que ella inicia el desarrollo de sus proyectos empresariales, como lo fueron por aquellos

15 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901, f. 3516 A. S. M. P. Acta No. 23 del 6 de marzo de 1901. f. 3717 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899, f. 1218 A. S. M. P. Acta No. 19 de 4 de octubre de 1899, f. 31

22

años iniciales, el Correo Urbano, el hipódromo conocido como “Frontón de Jai Alai” y la

administración de aceras y calles. De esta manera, a partir de una organización central

empieza el proceso de subdivisión en unidades menores, por medio de la constitución de

juntas directivas para cada una de las empresas, las cuales contaban a su vez con sus

empleados.

Un primer ejemplo lo brinda la constitución de una junta en 1905, compuesta por los

señores Presidente y Vicepresidente de la Sociedad, Luis Mariano Olarte, Camilo Restrepo

C., José A. Gaviria y Alberto Ángel, encargada de la dirección del Hipódromo, por el

término de un año. Si se piensa que lo mismo sucedió luego con otras dependencias de la

Sociedad como el Bosque de la Independencia, el Instituto de Bellas Artes, la Sociedad

Protectora de Animales y El Zoológico, por mencionar algunas, se puede observar cómo la

base organizacional de la Sociedad se hizo cada vez mucho más amplia. Por este motivo, en

la misma sesión que se conformó la Junta del Hipódromo se aceptó la propuesta de Gabriel

Latorre de elevar a doce el número de los miembros del Consejo Directivo con sus

respectivos suplentes.19 La necesidad creciente de recursos humanos para responder a las

demandas administrativas así lo exigían.

La cantidad de trabajo llegó a ser tan acuciante que luego de una larga discusión en una

reunión posterior se aceptó la propuesta del señor Latorre: “Auméntase a quince el número

de los socios principales con sus respectivos suplentes y modifíquese los estatutos de la

sociedad en este sentido”. Los elegidos para engrosar la lista de miembros del Concejo

Directivo de la Sociedad fue la siguiente: como miembros principales Manuel J. Alvarez,

19 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905. f. 106-107

23

Enrique Gaviria J. y el Doctor Julio E. Botero, y como suplentes a los señores Vicente B.

Villa, César García y Enrique Echavarría”.20

Las relaciones entre el Consejo Directivo de la Sociedad y las demás juntas administradoras

fueron muy cercanas. Se llevaba un control cuidadoso de todas las actividades de éstas,

pero se procuraba no entorpecer el desarrollo de estas empresas, dejando en sus manos

ciertos asuntos, como la conformación de comisiones de trabajo en dichas juntas y el

contrato de empleados. Sin embargo la Sociedad se reservaba el derecho a intervenir en

dichas juntas para sugerir proyectos. En el año en cuestión, verbigracia, por recomendación

de Ricardo Olano se pidió a los administradores del frontón entenderse con Manuel J.

Alvarez C., con el fin de realizar el secamiento de la laguna que estaba en inmediaciones

del Hipódromo”.21 Además, cada año la Sociedad de Mejoras realizaba la elección de

candidatos para conformar las juntas de cada una de las empresas administradas por ella.

Para el caso que estamos ilustrando, se sabe que en 1906 la nueva junta del Frontón se

conformó como sigue: César Piedrahita B., (Gerente), Harold B. Meyerheim (Primer

Consejero), Gustavo Restrepo (Consejero Segundo), César García (Tercer Consejero),

Gabriel Martínez C., (Suplente primero), Luis Mariano Olarte, (Suplente segundo), Ricardo

Jaramillo (Suplente Tercero).22 Como puede observarse, una junta compuesta de

empresarios de amplia trayectoria y profesionales reconocidos.

Como es de suponerse, los empleados de la Sociedad recibían una remuneración de acuerdo

con sus responsabilidades. Los socios no recibían ningún sueldo, ni ninguno de los

miembros de la Junta Directiva, exceptuando algunos casos, cuando realizaban trabajos en

20 A. S. M. P. Acta No 80 de 28 de noviembre de 1905, f. 13621 A. S. M. P. Acta No 80 de 28 de noviembre de 1905, f. 13622 A. S. M. P. Acta No 87, de 10 de abril de 1906, f. 146

24

el campo de sus respectivas profesiones para alguna obra pública, o cuando se ganaban

alguno de los concursos realizados por la ella misma. Para el año de 1907 los sueldos de los

empleados eran como sigue: Secretario: $ 3.000, más el 5% de la recolección de las

suscripciones mensuales; Carteros, cada uno a $ 520, mientras hubieran periódicos que

repartir; Buzoneros a $ 500. La SMP concede el 5% a la secretaría de la recolección de las

suscripciones mensuales de particulares.23

Merece destacarse así sea de manera ligera, que en esta primera etapa, la Sociedad, se

preocupó por algunos asuntos relacionados con la policía, organismo de primer orden,

cuando de fomentar actitudes cívicas se trata. Por ello, siguiendo la sugerencia de Enrique

Olarte en 1905 intentó establecer un premio anual de 5.000 pesos para entregarlo al agente

de Policía “que mejor haya cumplido con su deber y más se haya distinguido por su buena

conducta durante el año, premio que se dará por cuenta de la SMP”.24 Y aunque por

motivos financieros no se cumplió este propósito, la idea ilustra un momento inicial en la

cual la Sociedad de Mejoras trata de asumir y ayudar a cumplir funciones policiales. Casos

concretos, cuando solicitó al Comandante de la Policía, que enviara un número suficiente

de agentes en los días de carreras para establecer un cordón de circulación que obligue a

todos los transeúntes a tomar la derecha para evitar atropellos a la entrada o salida de las

carreras.25 O cuando, por moción de José A. Gaviria se le reclamaron al Alcalde “los treinta

pitos correspondientes a los socios de la SMP en su carácter de policía municipal,

acompañados de las respectivas indicaciones para su uso en la policía”.26

23 A. S. M. P. Acta 107, de 26 de abril de 1907, f. 17824 A. S. M. P. A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905, f. 118; Acta No 74 de 10 de octubre de 1905, f. 119-12025 A. S. M. P. Acta No 92, del 20 de junio de 1906, f. 16026 A. S. M. P. Acta No 114, del 25 de junio de 1907, f. 194

25

Nuevamente en 1907 la Sociedad se vio en la necesidad de ampliar el número de socios

principales, siguiendo la recomendación de Luis Mariano Olarte. Además de aumentar a

treinta el número de socios principales se decidió borrar de la lista a quienes habían faltado

con mucha frecuencia, ni tomado parte activa en los trabajos realizados hasta aquella fecha.

Se decidió también que en adelante todos los socios serían principales y no habrá suplentes.

Con estas modificaciones a los estatutos, se incluyó una cláusula según la cual los socios

que con previa citación dejaran de asistir a las reuniones semanales por diez veces seguidas

sin una excusa legal se consideraría como una renuncia. Los socios que tuvieran que

ausentarse temporalmente de la ciudad y por consiguiente no puedan asistir a las sesiones

debían avisarlo por escrito a la Secretaría.27

Hasta este punto, es posible delimitar una primera época en la vida institucional de la

Sociedad de Mejoras Públicas. Si comparamos la vida de esta corporación con la de una

persona, podríamos decir que en este primer período se cumplió el proceso de gestación y

alumbramiento. Ya se había conformado la estructura ósea, los músculos que le permitirían

realizar grandes esfuerzos y el rostro para reconocer y ser reconocido. Los padres

fundadores le habían dado un nombre y una identidad, le imprimieron una misión, le

ayudaron a dar los primeros pasos y a los diez años ya este nuevo ser empezó a mostrar lo

que habría de ser.

1.3. Naturaleza y forma de trabajo de la sociedad de mejoras públicas: principales etapas

27 A. S. M. P. Acta No 109, de 21 de mayo de 1907, f. 182

26

1.3.1 La primera época: de 1910 a 1929

La segunda década del siglo veinte fue, sin lugar a dudas, unas de las más fructíferas en la

historia de la Sociedad de Mejoras Públicas. Como veremos a su debido tiempo, en este

período se emprendieron muchas obras de gran trascendencia para la ciudad, tanto en sus

aspectos de morfología urbana, como a nivel cultural. Por su importancia vale mencionar el

Bosque de la Independencia (convertido luego en el Jardín Botánico Joaquín Antonio

Uribe); el ornato y construcción de un quiosco para retretas en el Parque de Bolívar, los

jardines de la Avenida La Playa, y la instalación de bancas en los parques de la ciudad; la

fundación de las escuelas de Música y Pintura, núcleo gestor del Instituto de Bellas Artes;

la creación de la revista Progreso como órgano difusor de sus campañas cívicas y como

informador a la comunidad benefactora de la forma en que se invertían sus donaciones

En esta etapa del desarrollo institucional, se presentó un hecho de gran significación, por lo

que significó en la proyección a nivel social, especialmente en el área del civismo y en la

realización de fiestas y campañas educativas. Se trata de la creación del Cuadro de Honor

de la Sociedad de Mejoras Públicas, el cual se constituyó en un grupo de apoyo a sus

gestiones. Consistía en una comisión alterna compuesto por damas de la alta sociedad

medellinense, algunas de ellas esposas, hijas, hermanas de los miembros principales de la

Sociedad.

Este grupo de señoras era una especie de Sociedad de Mejoras Públicas femenina y su

creación tiene que ver con la necesidad de contar con personas comprometidas con ciertas

obras culturales y de ornato, que demandaban mucho tiempo de los socios principales,

como la organización de fiestas de beneficencia, fiestas infantiles y batallas de flores, entre

27

otras. Se desconoce el momento preciso de su fundación y organización, por la pérdida del

libro de actas correspondiente a los años 1910 - 1911. El cuadro de Honor contaba, al igual

que la Sociedad de Mejoras, de una Junta Directiva y de un grupo amplio de señoras que

apoyaban su labor.

La cantidad de trabajo en este primer período se había intensificado y diversificado tanto,

que fue preciso crear nuevas comisiones dentro de la Sociedad y ampliar el número de

socios. A las comisiones ya mencionadas se integraron las siguientes: “Progreso”, que tenía

por miembros a Miguel Moreno J., Gil J. Gil, Enrique Olarte y José A. Gaviria; Escuela de

Música, dirigida por Gonzalo Escobar; Escuela de Dibujo, bajo la coordinación de Ricardo

Rodríguez L.; Escuela de Dactilografía, integrada por José A. Gaviria y Juan Martínez S.;

Quioscos que tenía como único miembro a Luis B. Mejía; Medellín Futuro, compuesta por

los doctores Enrique Olarte y Alejandro Londoño G.; Canalización del río, formada por

Manuel J. Alvarez y Alejandro Londoño G.; Teatro de Medellín, con Enrique Olarte,

Nolasco Betancur, Enrique A. Gaviria y Gonzalo Escobar.28 A la siguiente semana se

nombraron nuevos miembros para algunas de estas comisiones. Roberto L. Restrepo y

Gonzalo Escobar entraron a formar parte de la Escuela de Pintura, Jorge Rodríguez a la de

Medellín Futuro, y Juan de la Cruz Escobar a la de Canalización del Río.29 Estos

movimientos de socios entre las diferentes comisiones era frecuente, y tenían razón en las

necesidades de cada una de ellas por las demandas variables que generaba cada actividad.

28 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 136 - 137. El resto de las comisiones estaban organizadas de la siguiente forma: Revisión de contabilidad: Guillermo Camargo y Luis M. Olarte; Cuotas voluntarias: Ramón Echavarria, Ricardo Restrepo W., Eusebio Restrepo; Fiestas públicas: Aurelio Correa, S. Moreno O., Nolasco Betancur; Arquitectura, fuentes, etc.: Dr. Jorge Rodríguez y R. Luis Restrepo; Aseo: Dres. Jorge Tobón y Juan Uribe W.; Arboles, parques, etc.: Manuel vásquez y Timoteo Jaramillo; Hipódromo: Gustavo Restrepo; Vehículos de transporte: Pedro J. Mondragón, Nicanor Restrepo G.; Donación A. Ángel e Hijos: Alberto Ángel y M. J. Alvarez.29 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 141

28

En esta segunda etapa es observable, al igual que en la primera, la preocupación de la

Sociedad por los asuntos de la Policía, llegando incluso a hacer sugerencias para el

mejoramiento de este cuerpo, con el fin de que los agentes se convirtieran en ejemplo. En

1914 se aprobó una propuesta de José A. Gaviria, de pasar nota al Comandante de la Policía

pidiéndole introducir en tal cuerpo las siguientes reformas: 1) que se prohiba a la policía

fumar en lugares públicos; 2) que se les revise cuidadosamente el traje al salir a servicio,

para que estén siempre correctamente abotonados y bien puestos y que se uniformice el

vestido, desde el casco hasta el color del calzado; 3) que se impida a los Recorredores el

uso antiestético del bastón.30

Otro de los acontecimientos que marcó esta época fue la realización del primer Congreso

Nacional de Mejoras Públicas en Bogotá en el año de 1917. Este evento fue organizado por

iniciativa de Ricardo Olano, razón por la cual fue nombrado presidente del mismo. El

Congreso fue una ocasión aprovechada de manera exitosa para hacer conocer a nivel

nacional las realizaciones de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y de invitar a

personas de otras regiones del país a imitar este proyecto de organización cívica para ser

extendido a otras poblaciones. Desde aquel congreso quedó muy claro que esta propuesta

organizativa a pesar de ser oriunda de Bogotá, había logrado desarrollarse con mayor

notoriedad en Medellín, por lo cual la Sociedad de Medellín se convirtió en el modelo a

seguir.

Durante esta primera etapa de trabajo de la Sociedad no se dieron cambios significativos en

los estatutos que regían la organización interna. Fueron apareciendo nuevas comisiones a

medida que se iniciaban nuevos proyectos, o se variaba la composición de las mismas, sin

30 A. S. M. P. Acta No 374, de 16 de marzo de 1914, f. 277

29

realizar cambios profundos en la estructura interna. Por ejemplo, en 1918 se constituyó una

Comisión de Fiestas, integrada por Ricardo Greiffeinstein y J. G. Johnson; Eduardo Uribe

V. y Leocadio Arango formaron una Comisión de Junta de Estética; se creó una Comisión

de la Avenida La Playa, compuesta por José A. Gaviria, Juan Jaramillo Martínez; y por

último una Comisión de Parques y Árboles con los socios Leocadio Arango y Luis F.

Osorio.31 No se veía la necesidad, pues hasta aquellos años los logros eran apabullantes. En

1917 se aprobó un proyecto de reglamento interno que realmente no varió mucho su

constitución.32

Por los mismos años, la Sociedad de Mejoras, que había concentrado su atención en el

centro de la ciudad, desarrolló una preocupación por los barrios de la ciudad,

específicamente por los barrios obreros. Este es un paso significativo hacia la

descentralización de su actividad, la cual se consolidará en las décadas de los cuarenta y

cincuenta. La extensión hacia los barrios se puede ubicar en la conformación de una

comisión integrada por socios médicos, ingenieros y abogados para que estudiaran e

hicieran recomendaciones sobre la situación de higiene de las habitaciones de obreros, con

el fin de elaborar un proyecto de saneamiento, el cual se entregaría a las instituciones

correspondientes.33 De igual manera, la Sociedad nombró una serie de comisiones

permanentes para todos los barrios de la ciudad.34

Un buen balance de lo que había significado la Sociedad de Mejoras en esta primera época

lo hizo uno de sus fundadores, el expresidente Carlos E. Restrepo en 1924, al momento de

cumplirse los primeros veinticinco años de historia de esta institución: “Desde entonces

31 A. S. M. P. Acta No 535, de 14 de febrero de 1918, ap. III32 A. S. M. P. Acta No 495, de 19 marzo de 1917, ap. IV33 A. S. M. P. Acta No 547, de 13 de mayo de 1918, ap. VI34 A. S. M. P. Acta No 548, de 20 de mayo de 1918, ap. VI

30

acá, ! cuánto se ha hecho ! Ni la guerra de tres años que en aquél entonces se desató sobre

la patria; ni dos crisis que han conmovido los fundamentos económicos de la sociedad; ni

vicisitud alguna han podido detener el ascenso civilizador de la SMP”.35

También en la misma ocasión en una publicación patrocinada por la Sociedad de Mejoras,

aparece un escrito de los socio Antonio J. Cano y Carlos E. Gómez, que sintetiza bien la

forma de trabajo de la institución:

“El Presidente distribuye su labor de cada año en comisiones de dos, tres o más

socios, según la importancia del asunto que les confía, y así todo anda ordenada y

rápidamente, ya que por fortuna el personal de la Sociedad está formado por

caballeros honorables y competentes, escogidos de entre lo mejor de la ciudad,

formándose así un conglomerado de comerciantes, artistas, literatos, periodistas,

ingenieros, abogados, médicos, empleados de categoría, etc. De este personal así

formado el Presidente escoge para cada asunto los miembros más apropiados, les

deja entera libertad para su estudio y sus deliberaciones y proposiciones, las que

luego son sometidas a la aprobación de la Sociedad en su sesión semanal.”36

Como puede verse, el trabajo de la Sociedad tenía por célula básica la comisión y sus

triunfos dependían en gran medida por la calidad de los comisionados.

Según un balance oficial de la SMP aparecido en primer número de la segunda época de

Progreso, su tarea básica estribaba en “Crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la

ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros corazones del orgullo de la ciudad, dar vida a la

ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín en

35 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 267-26836 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 253

31

los años que lleva de vida.“37 Y en esa labor de dar vida a la ciudad había adoptado tres

estrategias fundamentales: la adopción del Plano de Medellín Futuro en la década de 1910,

bajo el cual “viene creciendo la ciudad como por encantamiento”; en segundo lugar, el

inicio de las mejoras necesarias para continuar el “progreso” de Medellín; y finalmente sus

campañas dirigidas a los medellinenses, buscando orientar y cambiar su concepción de la

ciudad, mostrándoles sus deberes y derechos hacia ella, “gritando sin cesar el evangelio del

civismo”.38

1.3.2 La segunda etapa: de 1930 a 1948

Esta época se inicia con una gran reforma de los estatutos que regían la estructura de la

entidad. El debate se inició en el mes de octubre de 1929 y concluyó el año siguiente con la

expedición de un nuevo documento constitucional de la Sociedad, la cual empezaba a

observar el rezago de su organización y buscaba instrumentos de modernización.

Desafortunadamente no hemos tenido acceso a este documento, que podría aportar mucho

al conocimiento de la vida interna de esta institución.39

Sin embargo se pueden inferir algunas cosas de los proyectos emprendidos por aquellos

años por la Sociedad. Debe tenerse en cuenta que en 1930 termina la hegemonía

conservadora y se inicia un período de regímenes liberales que dará un gran énfasis a

cuestión social que empezaba a preocupar, tanto al Estado como a las instituciones de la

sociedad civil y de la Iglesia. La fisonomía de la ciudad había cambiado de una manera

37 Progreso. 2a Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 192638 Progreso. 2a Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926. Ver capítulo sobre las Obras realizadas por la SMP.39 A. S. M. P. Acta No 1015, del 23 de Octubre de 1929, pp. 580 - 581

32

vertiginosa, con la industrialización, el crecimiento comercial y la urbanización de grandes

áreas de la ciudad para la construcción de barrios obreros.

A las nuevas condiciones se sumaba el auge de tendencias políticas nuevas como el

socialismo, el auge de las huelgas obreras y el impacto de las revoluciones en Rusia y

México. La Iglesia, por medio de una compleja red organizacional y apoyada por los

empresarios empezó una serie de proyectos con el fin de captar a estas masas obreras

residentes en la ciudad, buscando mediar en el conflicto capital - trabajo. Y aunque la

Sociedad de Mejoras no tuvo un papel protagónico en este proceso, si se vio empujado

incluir en sus áreas de trabajo a la población obrera.

La Sociedad de Mejoras Públicas promovió la creación de los llamados Centros Cívicos o

SMP en cada barrio de la ciudad, como una manera de canalizar todo el descontento que

pudiera estar siendo alimentado por las condiciones precarias de vida en algunos barrios,

hacia el amor por la ciudad, el trabajo colectivo por el mejoramiento de la estructura

material de estos y la inculcación de los valores cívicos. Los Centros Cívicos eran una

especie de “pequeñas Sociedades de Mejoras”, con sus respectivos Cuadros de Honor y

tendría su papel en la organización barrial hasta la década de los sesenta, cuando fueron

remplazadas por las acciones comunales.

Como ya hemos visto, la Sociedad de Mejoras había llamado a las mujeres a jugar un papel

en el desarrollo de la ciudad, como una forma de reconocimiento al género femenino, que

había sido marginado de la esfera pública, considerada como propia de los hombres. El

llamado hecho en esta segunda etapa a los obreros para que se conviertan en gestores de su

propio desarrollo, sería a su vez un reconocimiento de madurez de este grupo social

ignorado hasta entonces. Algo similar sucedería décadas más tarde con los jóvenes, con la

33

creación de Sociedades Juveniles de Mejoras Públicas. En este sentido se puede decir que

la Sociedad abrió más prontamente que el Estado ciertos espacios democráticos de

participación.

Pero no sólo a la labor social se dedicó la Sociedad de Mejoras. Esta fue una época brillante

de realización de obras de gran envergadura para la infraestructura de la ciudad, sobre las

que se tratará con posterioridad, pero que es necesario al menos mencionar, pues enmarcan

toda esta segunda etapa de vida institucional: Aeropuerto Olaya Herrera, Hotel Nutibara,

Cerro Nutibara, cobertura de la quebrada Santa Elena, canalización y rectificación del río

Medellín, organización y apertura del Museo de Zea, arborización y construcción de

avenidas a ambos lados del río.

A finales de 1935 se hicieron nuevamente algunas modificaciones a los estatutos de la

SMP, cuyos resultados aún se desconocen, pero que reflejan los esfuerzos por acomodar la

estructura organizativa a los cambios de la época.40 En una segunda fase sería interesante

hacer cierto énfasis en estos aspectos organizativos que se presentaron en los diferentes

períodos. Sin embargo, para ilustrar cómo la Sociedad se veía influida por el cambio de los

tiempos, valga citar un artículo de Joaquín G. Ramírez aparecido en 1939 en Progreso:

“La Sociedad de Mejoras Públicas (...) tiene en su haber vastas y efectivas

realizaciones dentro del panorama cultural de Colombia. Porque su espíritu - el

espíritu de esas letras [SMP] - que es noble y generoso, ha logrado mantenerse, aún

en las horas de mayor locura colectiva y de apasionamientos políticos, en un

ambiente de serenidad, justicia, equidad y tolerancia. La SMP podrá ser indiferente

a quienes no la conozcan, pero nunca ha tenido adversarios. No es posible odiar a un

40 A. S. M. P. Acta No 1256, del 16 de Septiembre de 1935, p. 712; Acta No 1259, del 7 de Octubre de 1935, pp. 724 - 725 - 726

34

ideal de cultura ni a un ente de la autoridad moral. (...) [a pesar de los cambios]

continúa realizando sus ideales mediante un poder de adaptación y penetración

maravilloso y sorprendente, porque es fiel reflejo de la consigna de que, cuando se

trata de mejorar lo colectivo y de progreso real, no hay iniciativas rechazables, ni

esfuerzos perdidos ni tesis revolucionarias”.41

La cita anterior es además una buena muestra de la imagen que había ganado la Sociedad

durante las décadas precedentes. Sin embargo, ya veremos, como esta imagen se deterioró,

llegando al punto de ser casi desconocida.

Los nuevos proyectos rentables emprendidos por la Sociedad de Mejoras en esta etapa

exigieron nuevas reformas a los estatutos en 1939. Los nuevos estatutos contemplaban la

creación de secciones permanentes dedicadas cada una a un ramo determinado, con

reuniones semanales, con día y hora fijos, en una misma oficina adquirida para el efecto.

Estas secciones permanentes o comisiones debían presentar informes durante las reuniones

generales.

Estas secciones se crearon buscando “resolver el problema que se ha presentado en nuestra

institución en los últimos años, o sea que su labor ha sido relativamente pequeña con

relación a los problemas y necesidades de Medellín”. Cada Sección o comisión estaba

precedida por un presidente, elegido entre los miembros que voluntariamente habían

elegido el grupo en el cual deseaban trabajar. Para el funcionamiento de estas comisiones se

abrió una nueva oficina en el Edificio Posada, ubicado en la carrera Bolívar, bajo el número

51 - 49.42

41 Progreso. 3a Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1939, p. 33-3442 Progreso. 3a Epoca, No 9. Medellín: S. M. P., marzo de 1940; 3a Epoca, No 20, de febrero de 1941; 3a Epoca, Nos 22 y 23 de 1941, p. 675

35

Con ocasión de aquella reforma a los estatutos se hicieron escuchar algunas voces de

reclamo a los socios ausentistas, a quienes se acusaba del rezago en la presencia efectiva de

la Sociedad en la ciudadanía, que dejaron vislumbrar una primera crisis en el seno de la

institución. Se argumentaba que cuando Medellín era más pequeña, la SMP “podía hacer

una labor muy notoria porque el trabajo de los socios, dados los pequeños problemas que

tenía Medellín, era muy visible”. Sin embargo, se hacía notar cómo, a pesar de haber

aumentado el número de socios para responder a las nuevas demandas de la ciudad, la

colaboración había disminuido, por lo que los trabajos los realizaban los mismos: la mesa y

los socios más asiduos.43

Las comisiones permanentes y autónomas nombradas en 1940 permiten ver los puntos que

requerían la atención de la Sociedad. Se nombraron comisiones de Finanzas, Obras

Públicas, Higiene y Aseo, Instituto de Bellas Artes, Bosque de la Independencia,

Arborización (vivero, bosques y reforestación), Bosque del Cerro Nutibara, Revista

PROGRESO, Transito, Hotel Nutibara y Turismo, junto a las cuales trabajaba la comisión

encargada de la Canalización del Río, y diferentes grupos de gentes encargadas de dialogar

con el gobierno para solucionar diferentes asuntos como la canalización de la Quebrada

Santa Elena o el mejoramiento del servicio en el ferrocarril.44

Todo parece indicar que fue justamente el ingente trabajo el que le demostró a la Sociedad

de Mejoras la necesidad de fomentar la creación en los gobiernos municipal y

departamental de oficinas encargadas de dirigir el crecimiento de la ciudad y velar por el

43 Progreso. 3a Epoca, Nos 22 y 23. Medellín: S. M. P., abril y mayo de 194144 Finanzas: Marco A Pelaez, Obras Públicas: Rafael Montoya Pérez, Manuel Escobar, Higiene y Aseo: Gil J Gil, Instituto de Bellas Artes: Antonio J Cano, Bosque de la Independencia: Elías Uribe Uribe, Arborización: vivero, bosques y Reforestación: Ricardo Olano, Bosque del Cerro Nutibara: Adolfo Molina, Revista PROGRESO: Ricardo Olano, Transito: Joaquín Jaramillo U, Hotel Nutibara: Luis Echavarría y Turismo: Gabriel Echavarría M. (Progreso. 3a Epoca, No 52. Medellín: S. M. P., octubre de 1943)

36

estado de sus espacios públicos. Para la década de 1940 ya funcionaban oficinas como la

Junta del Fomento Urbano, de Carreteras Nacionales, de Vías, etc., las que permitieron a la

SMP, a la vez que les brindaban asesoría, dirigir sus esfuerzos hacia proyectos particulares.

Es así como pasa a “proponer y gestionar”, pero no a “realizar” plenamente las obras.45

Es esto precisamente lo que permite delimitar el fin de la segunda etapa en la historia de la

Sociedad a fines de los cuarenta, cuando al ser desplazado por el Estado en algunas funciones

que le habían dado gran protagonismo a nivel social, esta institución se vio relegada a un

segundo plano. Este hecho sustenta aún más una de las hipótesis que orientan este trabajo: la

Sociedad de Mejoras surgió para llenar un vacío dejado por el Estado, cuando éste se

convirtió en un botín de guerra entre partidos políticos y abandonó sus funciones. La

Sociedad llega a asumir actividades estatales y a remplazar a los organismos del Estado en

ciertas áreas de lo social. Cuando el Estado reasumió su cometido, la Sociedad se quedó

restringida a labores de poco impacto.

En 1943 las oficinas de trabajo de la Sociedad regresaron al Palacio de Bellas Artes,

buscando economía e integración de las comisiones de trabajo. Debido a la crisis de 1945,

reflejada en el gran ausentismo de los socios, la Sociedad concibió otras formas de trabajo y

de integración de los socios a las labores, las que plasmó en unos nuevos Estatutos, que

fueron modificados otra vez en 1953. Según los diferentes trabajos que emprendiera la

Sociedad, las comisiones surgían y desaparecían.

Para 1949 funcionaron las comisiones de Asesoría Jurídica, Comité Social, Concurrencia,

Deporte, Extensión cultural, Fiestas Patrias, Monumentos Históricos, Finanzas,

Reglamento, Higiene, Obras Públicas, Tránsito, Turismo, Teatro, Bosque de la

45 Progreso. 3a Epoca, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre 1941

37

Independencia, Instituto de Bellas Artes, Jardín Botánico, Parques y Jardines, Medalla

Cívica, Propaganda Cívica , Propaganda y prensa, Revista y Semana Cívica. Alguna

comisione como la de Parques y Jardines, Extensión Cultural o fiestas patrias, estaban

integradas por miembros de la Sociedad y por personas invitadas destacadas en las labores

de estos campos.46

La década de 1940 implicó un cambio en la orientación de los proyectos llevados a cabo

por la Sociedad, tal como lo expresó Joaquín Jaramillo Sierra en el informe de labores

correspondiente a 1943:

“Estimo que la época en que la intervención de nuestra Sociedad estaba reducida a

la consecución de progresos materiales de más o menos importancia, ha concluido.

La legislación moderna puede resolver en forma casi automática muchos problemas

que antes constituían el objeto casi único de nuestras preocupaciones y requerían

nuestra indesmayable vigilancia. El impuesto de valorización (para citar sólo un

ejemplo). (...) Nos quedan extensos campos espirituales, en donde yo os aseguro que

cosecharemos abundantes frutos (...) Mas no por aquellas razones tendremos

derecho a rehuir la lucha en el campo material, porque abjuraríamos del

compromiso que hemos adquirido ante la memoria de nuestros ilustres fundadores y

en presencia de nuestros ciudadanos”.47

46 Asesoría Jurídica: Luis Piedrahita, Comité Social: Velario Tobón, Concurrencia: Rafael Alvarez, Deporte: John Gómez Restrepo, Extensión cultural: Ezequiel Arroyave R, Fiestas Patrias, Monumentos Históricos: Francisco Duque, Finanzas: Jaime Gil Sánchez, Reglamento: Pedro Chavez Gómez, Higiene: Jesús Mejía Uribe, Obras Públicas: José Olano, Tránsito: Paulino Vélez, Turismo: José María Betancur, Teatro: Marco A Pelaez, Bosque de la Independencia: Aycardo Orozco, Instituto de Bellas Artes: Emilio Villaveces, Jardín Botánico: Juan B Ángel, Parques y Jardines, Medalla Cívica: Fernando Estrada, Propaganda Cívica: Juan Jaramillo M, Propaganda y prensa: Jaime García Lobo, Revista: Alfonso Mora Naranjo y Semana Cívica. (Progreso. 4a. Epoca, No 4. Medellín: S. M. P., abril de 1949)47 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., febrero de 1944

38

El año de 1944 se distinguió por la continuación de esfuerzos en pro del Museo, la fiesta de

"la Madre" con solemnidad religiosa (misa en la Catedral Metropolitana), la del “niño” y la

Semana Cívica, eventos que tenían a su cargo desde tiempo atrás; además de la organización

de la procesión del Santo Sepulcro, “como todos los años lo ha venido haciendo”,

conferencias culturales, concurso de vitrinas durante la semana cívica, exposición de

miniaturas el día de la inauguración del Museo de Zea, costurero (que se dedica a la

fabricación de ropa para instituciones benéficas, lo que es ya una costumbre que viene desde

hace varios años), la administración de la biblioteca “Manuel Lalinde”, y la entrega de la

Medalla Cívica a la maestra, otorgada a Lola González.48

Durante 1945 se registró una crisis en la Sociedad y muchos de sus miembros se retiraron

de sus labores, como lo reflejó la salida de circulación de la Revista PROGRESO durante

un año. La crisis aludida tenía relación con los problemas que ocasionaba el ajuste a las

nuevas condiciones que imponía las relaciones con los entes gubernamentales y el proceso

de empalme con las nuevas oficinas encargadas de las obras públicas que antes ejecutaba la

Sociedad.

Cuando se reinician las actividades en 1946, bajo un nuevo reglamento y organización,49

Gil J Gil, presidente para este año, expresó su interés por retomar las labores y realizó un

esfuerzo de análisis de la crisis que recién había golpeado a la institución, hasta el punto de

suspender parcialmente las actividades:

48 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., febrero de 1944; Progreso. 3a. Epoca, No 68. Medellín: S. M. P., febrero de 194549 Como parte del proceso reorganizativo de la Sociedad, y como respuesta a los lineamientos político-religiosos que se daban en el país, el 14 de octubre se colocó la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el Salón de sesiones en el Palacio de bellas Artes. (Progreso. 3a. Epoca, No 76. Medellín: S. M. P., octubre de 1946)

39

“Para continuar esta labor es preciso que contemos con el apoyo franco y leal de

todos los socios. Nos proponemos sostener en las sesiones la mayor cordialidad y

armonía, evitando discusiones acaloradas, críticas acerbas, elogios y actividades

reñidas con el carácter de la Sociedad. Este no es un cuerpo parlamentario, sino una

reunión cordial de amigos de la ciudad, que trabajan exclusivamente para ella,

olvidándose de sí mismos, y sin otra aspiración que satisfacer el anhelo de laborar

por el progreso de Medellín”.50

Y como era apenas lógico luego de un receso, el nuevo Presidente Gil J. Gil, quien había

acompañado a la Sociedad durante toda la primera parte del siglo, recordó la filosofía de la

Sociedad de Mejoras en los siguientes términos:

“El objetivo principal de la SMP es acoger toda idea de ornato, mejora pública y

progreso de la ciudad; desarrollar las iniciativas con el concurso de sus socios, e

interesar en ellas a las entidades oficiales y a la ciudadanía; propender porque

cristalicen las obras, ya sea ejecutándolas o estimulando su ejecución, y una vez

realizadas, desprenderse de ellas para que el estado o los particulares las cuiden y

hagan progresar en beneficio de la ciudad”.51

Se puede observar en las palabras citadas un cambio radical en la forma de concebir el

trabajo de la institución y especialmente la vinculación de la Sociedad con los proyectos

que echaba a andar.

Para esta época la actividad de la Sociedad había trascendido las fronteras, gracias a un

artículo publicado en la Revista Selecciones, que registraba de manera positiva la labor de

las Sociedades de Mejoras Públicas en Colombia, resaltando la de Medellín. En 1946

50 Progreso. 3a. Epoca, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946, p. 219251 Progreso. 3a. Epoca, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946, p. 2193

40

comienzan a llegar cartas de felicitación y peticiones de diferentes países (Perú, México,

Cuba, por ejemplo) para que les permitan conocer el reglamento de la Sociedad con el fin

de fundar instituciones similares en los diferentes países.52 Para este momento ya se habían

realizado más de tres Congresos de Mejoras Públicas en el país, que evidenciaban la

existencia de esta corporación en más de más de 50 ciudades colombianas.53

El final de esta segunda etapa estará marcada por dos acontecimientos. De un lado, la

culminación de la primera etapa de la Clínica de la Maternidad en 1948, promovida por Luz

Castro de Gutiérrez, líder del Cuadro de Honor.54 De otro, en el mismo año se registró la

muerte de Ricardo Olano.55

El 9 de febrero de 1949 en la sesión celebrada con motivo del Cincuentenario de la

Sociedad, el Presidente Marco A. Peláez, consignó el acta del día un parte de victoria:

“puedo decir en nombre de todos sus miembros y en el mío propio, la frase más grata y

significativa que pueda decir hombre alguno: Hemos cumplido con nuestro deber”.56

Nuevamente se recalcó la filosofía que dictaba la forma de trabajo de la Sociedad y que la

distinguía de las épocas previas: “lanzar iniciativas y emprenderlas cuando sus capacidades

se lo permitan. Una vez demostrada en la práctica la utilidad y conveniencia de ellas,

entregarlas a quienes tienen el deber de mantenerlas en beneficio general y cuentan con los

medios económicos necesarios”.57

La segunda etapa en la historia de la Sociedad se cerró con broche de oro. El gobernador de

Antioquia, Fernando Gómez Martínez hizo lectura del decreto número 0325 de 15 de

52 Progreso. 6a. Epoca, No 32 - 33. Medellín: S. M. P., febrero de 196053 Progreso. 3a. Epoca, No 70. Medellín: S. M. P., mayo de 194654 Progreso. 4a. Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 194855 Progreso. 4a. Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 194856 Progreso. 4a. Epoca, No 3. Medellín: S. M. P., enero de 194957 Progreso. 4a. Epoca, No 3. Medellín: S. M. P., enero de 1949, p. 9

41

febrero de 1949, por el cual se le confiere la Orden de Boyacá a la SMP de Medellín, en la

categoría de Caballero.58

1.3.3 La tercera etapa: de 1949 a 1979

En la década de los cincuenta la ciudad de Medellín se encontró con una Sociedad de

Mejoras Públicas que restringe su accionar a la realización de importantes campañas cívicas y

a la administración de la gestión cultural del Instituto de Bellas Artes y del Bosque de la

Independencia. Las campañas cívicas de esta época consistían en la realización de

exposiciones florales, celebración del día del árbol, del día de la Madre y de la Semana

Cívica.

Se trataba de una de las décadas más turbulentas de cuantas haya sufrido la ciudad.

Medellín se vio invadida por miles de familias campesinas provenientes de los campos que

huían de la violencia, y esto coincidió con un segundo auge industrializador, con los

esfuerzos de sustitución de importaciones de bienes de capital. En la periferia de la ciudad y

especialmente el sector noroccidental que se encontraba despoblado proliferaron los barrios

de invasión.

Sin embargo este proceso no contó con una Sociedad de Mejoras Públicas fuerte, que

pudiera adelantar mejoras públicas semejantes a las realizadas a principios del siglo en el

centro de la ciudad. Más aún, el proceso era tan vertiginoso que desbordaba cualquier

esfuerzo planificador y regulador del Estado y de las organizaciones cívicas. No obstante,

la Sociedad de Mejoras Públicas intentó adaptarse a estos cambios e influir en ellos.

58 A. S. M. P. Acta No. 1811, de marzo 14 de 1949.

42

La Sociedad entonces tomó por bandera la necesidad que existía de concientizar a los

ciudadanos sobre sus obligaciones con la ciudad:

“Y es entonces cuando la Sociedad, como ya ha comenzado a hacerlo, debe trabajar

al unísono con las autoridades de urbanismo y planeamiento, para que este proceso

de engrandecimiento no se haga con mengua de la estética y condiciones higiénicas

que deben predominar en el ensanche de las ciudades”.59

La Sociedad se dedicó en este período a conocer, a través de los Centros Cívicos barriales

los problemas urbanísticos de las áreas que empezaban a poblarse en la ciudad, y a sugerir a

los institutos descentralizados y demás organismos de gobierno algunas soluciones. Según

un artículo aparecido en Progreso, la Alcaldía, la Secretaria de Hacienda Municipal, la

Empresa de Energía Eléctrica, la Oficina de Valorización, Empresas Públicas Municipales

y la Oficina de Circulación y Transporte, brindaron siempre una amplia colaboración a la

Sociedad y al Cuadro de Honor, al dar una pronta respuesta a las insinuaciones que éstas les

hicieron durante este período, demostrando así que aunque los objetivos de trabajo por la

ciudad continuaban, los medios para hacerlo habían cambiado.60

La década de 1950 implicó nuevos retos para la Sociedad. Las preocupaciones que guiaban

su trabajo giraban en torno a dos asuntos principalmente; por un lado continuaban

interesados por el ornato y la higiene de la ciudad, haciendo campañas contra las basuras en

las calles y los lugares antiestéticos, y el cuidado de árboles y jardines. Por el otro,

comenzaron a preocuparse por problemáticas sociales: protección a la infancia

desamparada, mendicidad, creación de restaurantes escolares, en fin, como ellos mismos lo

afirman, se dedicaron a “hacer obra cívica”.

59 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., marzo de 195060 Progreso. 4a. Epoca, No 10. Medellín: S. M. P., julio de 1950

43

Las nuevas exigencias de la ciudad reclamaron una nueva reforma a los estatutos de la

Sociedad. Por ello el primer semestre de 1950 se estudiaron los reglamentos vigentes para

hacerles algunos cambios. Una de las primeras cosas que cambiaron fueron los objetivos de

la Sociedad, los cuales quedaron en los siguientes términos: “La Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín, tiene por misión influir, por cuantos medios estén a su alcance, en el

progreso de la ciudad, del Departamento de Antioquia y de la Nación.” En segundo lugar se

reconocieron varias formas de socios, en su artículo segundo: “La Sociedad se compone de

cinco clases de miembros: 1. Miembros activos. 2. Miembros correspondientes. 3.

Miembros honorarios. 4. Miembros benefactores. 5. Damas del cuadro de honor”.61

El tipo de comisiones que funcionaban y el tamaño de las mismas también reflejaron el

encogimiento de la Sociedad, veamos: Bellas Artes, Bosque de la Independencia,

Reglamento, Finanzas, Asesoría Jurídica, Transito, Obras Públicas, Monumentos

Históricos, Fiestas Patrias, Turismo, Museo de Zea, Extensión Cultural, Deportes. 62

En 1951 la Sociedad concibió el proyecto de la creación de un Fondo Nacional Cívico que

permitiera visitar diferentes poblaciones del país fomentando “el amor por el lugar donde se

nació” y cambiando “el odio político por hermandad”. Una de las personas que fomentaron

este fondo fue Ezequiel Arroyave Roldan, el que afirmó en su discurso de presentación del

proyecto que “El día que en todas las ciudades y cada una de las poblaciones del país tenga

una Sociedad de Mejoras Públicas y una de Amigos del Árbol y en sus bancos, como en los

61 A. S. P. Acta No. 1855, abril 10 de 1950. En el Acta no. 1952, agosto 11 de 1952 está incerto “El Estatuto Constitucional de la SMP de Medellín”62 Bellas Artes: Gustavo Lalinde, Bosque de la Independencia: Ezequiel Arroyave, Reglamento: Hugo Restrepo, Finanzas: Gabriel Ángel Escobar, Asesoría Jurídica: Luis Arcila R, Transito: Paulino Vélez, Obras Publicas: Albano Germaneti, Monumentos Históricos: Luis Sierra H, Fiestas Patrias, Turismo: Elizabeth Vyse, Museo de Zea: Lucia Ángel Escobar, Extensión Cultural, Deportes: Fritz Obendorfer. (Progreso. 5a. Epoca, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 1951)

44

actuales, se sienten todos los habitantes de bien sin distinción de ideas políticas y creencias

religiosas, habráse dado un gran paso en el progreso del país y en la estabilidad de la paz.”63

Prueba de la velocidad del cambio y del rezago de la organización interna de la Sociedad y

de sus formas de trabajo y áreas de acción, con respecto a las condiciones que imponía el

medio, en 1952 se hizo una nueva revisión a los estatutos de la Sociedad. En uno de los

anexos se transcribe el texto completo, pero para el caso interesa resaltar algunos apartes.

En su artículo inicial, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín se define a sí misma

como “una asociación de ciudadanos dignos representativos de todas las clases sociales,

consagrados a servir el Progreso en nombre de Dios y la humanidad, de acuerdo con la

naturaleza del civismo que es la tercera fuerza mediadora entre el estado y el pueblo,

necesaria en todos los tiempos para mantener el equilibrio social en bien de la comunidad.”

Nótese un cambio tremendo en la composición de la organización que ilustra muy bien los

esfuerzos de la Sociedad por acomodarse a los tiempos cambiantes. A la Sociedad, por

estatutos, podían ingresar personas de cualquier clase social, siempre y cuando profesaran

fe en el progreso de la humanidad y en el civismo como mediador entre el Estado y la

sociedad civil. No se sabe si este cambio constitucional si tuvo aplicación, pero más allá de

su concreción interesa ver cómo se modificaba la organización tratando de convertirse en

un espacio de participación sin distinciones políticas, abierto a toda la ciudadanía.

Luego de recordar a los miembros sus derechos y deberes, y la solidaridad que debía reinar

entre ellos, se pasa a definir la dirección y organización institucional. En este aspecto se

puede asegurar que no se hicieron mayores innovaciones: la dirección estaría concentrada

en un Consejo Directivo formado por el presidente titular, representante legal de la

63 Progreso. 5a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., enero de 1951

45

corporación, y dos vicepresidentes. La asamblea ordinaria, cuyas reuniones serían

semanales, (los lunes) estaba compuesta por doce miembros y por invitados pertenecientes

a los miembros honorarios, benefactores o Damas de Honor, con voz, pero sin voto. En esta

asamblea semanal se discutían los asuntos de interés relacionados con el trabajo de la

Sociedad.

En cuanto a las comisiones de trabajo, concebidas como grupos de apoyo al desarrollo de la

misión institucional se especifica que la corporación tendrá las comisiones permanentes de

trabajo que sean necesarias, “en las cuales estarán concentradas sus más definidas

orientaciones y actividades”. Se aclara además que ninguna comisión es autónoma y todas

sus decisiones estarían sometidas a la revisión del Consejo directivo y de la asamblea. El

Consejo Directivo debería ejercer un control permanente y próximo a los proyectos y

gastos de cada una de las comisiones.

Para ingresar a la corporación en calidad de miembro activo, se debía presentar una

solicitud acompañada de hoja de vida y firmada por tres miembros de más de tres años de

antigüedad, conocidos del candidato. La solicitud pasaba a ser estudiada por una comisión

secreta nombrada por el Consejo directivo la cual tomaba la decisión sobre si rechazar o

aceptar la solicitud. En caso de ser aceptado, el candidato entraba a formar parte de la

corporación, en periodo de prueba por un año, durante el cual se observaba su capacidad

para cumplir con el reglamento y servir la misión de la SMP.

La administración de las oficinas de la Sociedad de Mejoras Públicas, ubicadas en el

Palacio de Bellas Artes quedaba al cuidado de un secretario y de los subalternos que fueran

necesarios para cuidar de los bienes y atender las distintas actividades, “procurando un

46

máximo de eficiencia”. Además la Sociedad contaba con un revisor fiscal nombrado por la

asamblea, para velar por la defensa del patrimonio de la entidad.64

Con motivo de la reforma estatutaria, la Sociedad de Mejoras Públicas a través de su revista

Progreso se dedicó a la divulgación de una serie de recuentos y de elaboraciones sobre la

razón de ser del civismo que resultan interesantes para mostrar como se concebía la

relación entre sociedad civil y Estado. Decía uno de esos artículos: “Hemos hecho que el

Civismo sea la tercera fuerza mediadora entre el estado y el pueblo, indispensable para que

se produzca armonía entre estas dos entidades, que si no son antagónicas están enfrentadas

como solución de diverso carácter a los problemas de índole social”.65

Quizás una de las obras más sobresalientes de este período realizadas por la gestión de la

Sociedad de Mejoras Públicas fue la fundación de la Biblioteca Pública Piloto en la ciudad

de Medellín. Para ello la institución cívica que había ganado cierto reconocimiento a nivel

internacional estableció contacto con la Unesco, la Organización de Naciones Unidas y la

Unión Panamericana, para lograr que Medellín fuera elegida como la sede de una

Biblioteca Piloto para América Latina, lo que se logró en 1954.

En 1959, con motivo de los 60 años de la entidad, y debido a los cambios sufridos tanto

dentro como fuera de la institución, la sociedad redefinió su labor de la siguiente manera:

“Las SMPs deben velar por el mejoramiento material del lugar donde actúan e insinuar las

medidas necesarias del progreso y mejor estar de los asociados, propugnando además por el

cultivo cultural y espiritual, en tal forma que todo ciudadano sea útil a sí mismo, a su

familia y a la patria en la medida de sus capacidades.66

64 La reforma estatutaria se realizó en el mes de agosto de 1952, pero fue publicada en Progreso No 20, 5a Epoca, de 1953, pp. 3 - 565 Progreso. 5a. Epoca, No 20. Medellín: S. M. P., marzo de 195366 Progreso. 6a. Epoca, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959

47

En un artículo de Guillermo Echavarría Misas, aparecido en Progreso, la SMP reconocía las

limitaciones de orden presupuestal y humano que le impedían dedicarse a varios frentes de

acción que antes habían sido la razón de su desarrollo, por las mayores demandas que se le

presentaban:

“La Sociedad para cumplir con sus obligaciones y sostener su prestigio tiene que

atender constantemente a mayores problemas y su responsabilidad por lo tanto

aumenta en la misma proporción. Además los gastos que demanda el sostener una

organización como la nuestra aumentan a diario, así es que cada vez nos queda más

difícil atender nuestros compromisos ya de por sí demasiado grandes y no podemos

perder el buen crédito de que hoy gozamos con las Entidades Comerciales y

Bancarias”.67

En la década de 1960 la Sociedad de Mejoras, que había concentrado sus esfuerzos en las

campañas cívicas se unió con la Iglesia para impedir que los movimientos de izquierda

ganaran una mayor aceptación en los barrios de la ciudad, pues era cada vez más evidente

que el descontento social en estos sectores sociales era caldo de cultivo para el ingreso de

ideas opuestas al orden institucional. Por ello, la Sociedad de Mejoras se integró a la “Gran

Misión”, encargada de reforzar los valores del catolicismo y de la caridad cristiana como

salida para los problemas sociales. En la revista Progreso de 1961 se dice, por ejemplo:

“La Sociedad de Mejoras Públicas conocedora del acendrado sentimiento religioso

del pueblo antioqueño y convencida de la necesidad de salvaguardar el inapreciable

tesoro de la fe se asocia complacida al movimiento que actualmente se adelante

mediante la GRAN MISIÓN promovida por la jerarquía eclesiástica, exalta los

67 Progreso. 6a. Epoca, No 40. Medellín: S. M. P., marzo de 1961

48

nobles fines que persigue y ofrece su apoyo y adhesión a quienes vienen actuando

en tan laudable tarea encaminada a procurar el sosiego y bienestar de la

humanidad”.68

Este mismo año la Sociedad manifestó su preocupación por la migración masiva de

campesinos y familias hacia la ciudad, las cuales llegaban atraídos por el espejismo de las

“casas gratis”, del Instituto de Crédito Territorial, en los programas de vivienda de las

“Casitas de la Providencia”, la “Fraternidad de Medellín” y de los “Barrios de Jesús”.

Desde la sala de reuniones se hizo un llamado a la Diócesis buscando que ella se encargara

de controlar la migración, haciéndole ver a las gentes, a través de los curas párrocos, los

peligros sociales y morales que corrían llegando a una ciudad sin posibilidades de

instalarse. Al parecer, la desinformación producida por los medios de comunicación había

hecho que muchas familias campesinas vinieran a la ciudad por el sueño de encontrar casas

gratuitas, cuando en realidad se trataba de viviendas destinadas a las familias de escasos

recursos como parte de la campaña para la erradicación de tugurios, los cuales proliferaban

en diferentes sectores de la ciudad.69

A pesar de los múltiples esfuerzos por recuperar su lugar en la ciudad, el espíritu que había

animado a la SMP durante la primera mitad del siglo, se había debilitado. En 1964 se

realizó una nueva reforma institucional a partir de la modificación de los estatutos,

buscando “infundirles una vida actuante y poder así atender a todos los frentes de su

actividad”. De esta manera surgió la figura de las Instituciones Asociadas las que deberían

trabajar como cualquier otro socio.

68 Progreso. 6a. Epoca, No 41. Medellín: S. M. P., abril de 196169 Ibidem.

49

El Capítulo IV de los estatutos abría la posibilidad de que cualquier entidad religiosa,

científica, artística, industrial, comercial o dedicada a actividades lícitas, se asociara,

siguiendo el mismo trámite que cualquier socio normal, contando con una persona que la

represente en las diferentes reuniones. De igual forma, se planteó la organización de

Sociedades Estudiantiles de Mejoras Públicas, con el propósito de que también en las

escuelas y colegios departamentales se inculcara el concepto del civismo.

Por estos años, surgió el movimiento de Acción Comunal, que vino a remplazar de cierta

forma la labor que habían adelantado durante muchos años, los Centros Cívicos, creados

por la Sociedad de Mejoras Públicas. Progreso como publicación comienza a sufrir una

serie de altibajos y desaparece del mercado durante varios años, reflejando el aislamiento

que estaba sufriendo la Sociedad.

Algo que reflejaba de forma más fidedigna la crisis por la que atravesaba la Sociedad es la

reducción en el número de comisiones. Mientras en 1962 formaban parte de la Sociedad

veinte comisiones permanentes, para 1969 sólo siete permanecían funcionando: Instituto de

Bellas Artes, Teatro de Bellas Artes, Bosque de la Independencia, Zoológico Santa Fe,

Parque Infantil y Museo Santa Fe, Parques y arborización.70

Los conflictos entre socios en las sesiones semanales se volvieron el pan de cada día, lo que

entorpecía el funcionamiento de la corporación. La asistencia a las reuniones empezó a ser

exigua y se mantuvo en un promedio de cinco miembros. En una de esas sesiones se

presentaban posiciones críticas como la del doctor Diego Villegas Villegas sobre el modo

como se conducían las asambleas de socios. Se quejaba en especial de la “poca operancia

que tienen estas reuniones todos los lunes, sin planes determinados, sin itinerarios y muchas

70 Progreso. 6a. Epoca, No 43. Medellín: S. M. P., agosto de 1962; Véase además: No 52, de mayo de 1969

50

veces han servido para dividir a los miembros en vez de unirlos”. Propuso como salida un

sistema distinto en el cual las comisiones tuvieran mayor autonomía dándole más

importancia a sus ejecuciones, de tal manera que éstas únicamente llevaran a las asambleas

o reuniones generales sus conclusiones, inquietudes y programas ya debidamente

cristalizados”71 En otra reunión el mismo personaje, quien trataba de inaugurar un modelo

más ejecutivo de reuniones explicó a los asistentes que el motivo central de las reuniones

de la Sociedad era sacar “el mayor número de trabajos concretos”.72

Además, para tratar de hacer más eficiente el tiempo invertido en las sesiones se propuso

hacer un orden del día con los informes por escrito que pasen los comités operativos,

limitando “hasta donde sea posible los debates y polémicas estériles y perjudiciales para el

buen nombre de la sociedad”. Se procuró que las intervenciones se redujeran a dos o tres

minutos, “suficientes para cualquiera aclaración o información adicional a los informes de

comités”.73

Para esta época la Sociedad de Mejoras había delegado la administración del Bosque de la

Independencia, en la nueva sociedad constituida bajo la razón Jardín Botánico “Joaquín

Antonio Uribe”, pero seguía teniendo un representante en la junta directiva de esta

empresa. Como reconocimiento a la gestión hecha por la Sociedad para la constitución de

otras instituciones sin ánimo de lucro, ella contaba con representantes en las siguientes

Juntas: Hospital Pablo Tobón Uribe, Club de Tenis el Bosque, Teatro Pablo Tobón Uribe,

Museo del Castillo Diego Echavarría, la Defensa Civil y el Museo de Zea.74

71 A. S. M. P. Acta No 715, del 15 de septiembre de 1970, p. 50972 A. S. M. P. Acta No 716, del 23 de septiembre de 1970, p. 51073 Ibid, p. 51174 A. S. M. P. Acta No 746, del 18 de noviembre de 1971, p. 550

51

La concepción del papel que debía cumplir la Sociedad en la creación de grandes obras

había cambiado sustancialmente, como lo deja ver las palabras de Pedro Pablo Vélez

Restrepo, presidente entre 1972 y 1974:

“La función de La SMP debe ser crear obras y entregarlas luego para el usufructo y

cuidado de otras entidades. Se habla de lo sucedido con el Cerro Nutibara, el

Bosque de la Independencia y posiblemente con el Parque Zoológico. La Sociedad

ha sido mala administradora y hay que reconocerlo que durante los últimos años no

ha podido sostener sus obras. Debe pensarse en qué fundaciones con más

organización y anclaje se hagan cargo de las secciones que ha creado”.75

En este extenso período, las crisis internas son más frecuentes de lo que cualquiera pudiera

imaginarse. Guillermo Echavarría, por ejemplo, en 1973 hizo una serie de críticas a la

manera como se procedió en las elecciones para Junta Directiva e incluso llegó a hablar de

presiones a los socios, ausencias de última hora y manipulaciones por parte de los

empleados en los comicios.76 En este tipo de acusaciones es posible palpar pugnas por la

dirección de la Sociedad entre los miembros, quizás había algunas personas que se oponían

a esta concepción tan desprendida de los bienes de la Sociedad.

En lo que si no queda duda es que bajo la Presidencia de Pedro Pablo Vélez la Sociedad de

Mejoras adquirió un nuevo cariz y entró en un proceso de recuperación de su imagen,

bastante maltrecha en los lustros anteriores. Vélez Restrepo reconocido ejecutivo y

empresario de drogas y vendedor de productos químicos, había sido Presidente de Fenalco

y del Club Medellín. En una entrevista que le realizó el periódico El Correo, medio que lo

75 A. S. M. P. Acta No 781, del 17 de noviembre de 1972, p. 59076 A. S. M. P. Acta No 786, del 7 de febrero de 1973, p. 595

52

había declarado el “Ejecutivo de la Semana”, habló acerca de la Sociedad de Mejoras

Públicas que habría de celebrar sus Bodas de Diamante en 1974.

El artículo titulado “La SMP no está de capa caída, dice Pedro Pablo Vélez Restrepo”,

habla por si solo del momento que estaba viviendo la institución. Según dijo: “No me gusta

aparecer como presuntuoso. Simplemente creo que la imagen de la Sociedad se ha

mejorado mucho en estos dos años”. Refiriéndose a las causas de la crisis que aquejaba a la

Sociedad, el Presidente ponía por ejemplo la administración del presupuesto de Parques y

Arborización concedido a la Sociedad, en la década de los cincuenta y afirmaba: “Yo

pienso que eso fue lo que le creó a la Sociedad su rebaja, porque se metió a empresaria y

cuando se hacen las cosas por civismo, con el ánimo se servicio a la comunidad, no se

puede ser empresario”.77

En la misma entrevista, el señor Vélez Restrepo anunció los que serían sus proyectos

bandera: nacionalización del Instituto de Bellas Artes, creación de la Federación

Antioqueña de SMPs y el ensanche del Zoológico, con la colaboración del Inderena. Al

referirse a los miembros de la Sociedad, dejó entrever además los problemas internos, pues

aseguró que en la Sociedad había socios buenos, regulares y malos; “algunos de los que

valdría deshacerse”.78

En cuanto a las relaciones con el gobierno, esta entrevista permite observar un giro

tremendo en este sentido, pues según dijo el Concejo de la ciudad los había dejado si

presupuesto, a pesar de que el Municipio durante 1973 había matriculado 72 muchachos en

Bellas Artes, cuyas matrículas valdrían 72,000 pesos. El Gobierno central además, no le

77 El Correo. Medellín, miércoles 16 de enero de 1974, p. 3. (Entrevista de Alvaro Mejía Vélez).78 Ibidem.

53

había dado a la Sociedad los 100.000 pesos acostumbrados anualmente.79 Algo así era

impensable en la primera mitad del siglo.

Al parecer las relaciones con el Concejo Municipal y con los gobiernos central y

departamental estaban bastante deterioradas, por lo que anotaba el señor Vélez Restrepo:

“Yo opino que la Sociedad necesita una cosa: necesita diálogo permanente con el gobierno

de Medellín. Que entiendan los gobernantes que la sociedad no es una cuña, sino una

colaboradora constante y buena”.80 De las anteriores palabras, surgen necesariamente las

siguientes preguntas: ? La Sociedad se había convertido en una cuña para el gobierno

municipal y había dejado ser una colaboradora de éste?.

Sin duda, los asuntos de interés de la Sociedad habían cambiado. Para ejemplificar baste

con señalar algunos de los puntos de discusión de las asambleas de 1973: a) creación de

filiales en los municipios antioqueños; b) fortalecimiento de las entidades cívicas donde ya

estén fundadas; realización de un congreso de sociedades a nivel departamental; c)

preparación del terreno para una celebración digna de los 75 años de vida de la institución;

d) Comité de acción social, encargado de estudiar los problemas familiares de sus

empleados; e) aumento de socios; f) dar una imagen distinta a las Asambleas de los lunes,

por medio de un programa de conferencias, con personalidades y temas de atracción e

interés.81 La Sociedad se había encerrado en sus problemas internos y se había distanciado

de la ciudad y de sus problemas.

Con motivo de la renuncia del profesor Mascheroni82, del Instituto de Bellas Artes, el socio

Armando Hernández puso de manifiesto la deficiencia administrativa de la SMP, y sugirió

79 Ibidem.80 Ibidem.81 A. S. M. P. Acta No 786, del 7 de febrero de 1973, p. 595-59682 Esta renuncia no fue aceptada. Se nombró coordinador del IBA. A. S. M. P. Acta No 801, p. 613

54

como una posible solución la descentralización de las secciones, con el fin de que los

auxilios y los ingresos con destinación especial se desviaran hacia secciones distintas a las

señaladas. Se pensó además en conseguir una persona que hiciera los estudios de los

presupuestos, la situación fiscal y la organización administrativa de la Sociedad.83

En otra ocasión Armando Hernández volvió a quejarse de la situación administrativa, y

aunque es difícil tomar una posición sobre quien tenía la razón, la pugna entre socios

muestra con claridad la situación conflictiva por la que atravesaba la Sociedad. Dijo este

socio:

“... que lamentablemente esta situación de tirantez a que se ha llegado debe tener

una causa, que se debe investigar. Que la Junta ciertamente no ha cumplido el

cometido deseado por los miembros, pues se ha enfrascado en cuestiones de rutina

administrativa, dejando a un lado los verdaderos problemas que tiene la entidad y a

los cuales se han referido en algunas ocasiones los socios.”84

Las quejas del señor Hernández sin embargo parecen haber tenido justificaciones bastante

profundas, pues algunos meses después se decidió crear tres cargos de control en la

Sociedad de Mejoras Públicas. Fueron nombrados: Heliodoro Mesa Restrepo como Revisor

Fiscal; Luis Cano Posada, Contralor; y Ligia Upegui Posada como Auditora interna.85

El 8 de febrero de 1974, la SMP celebró sus setenta y cinco años de existencia, por medio

de una serie de actos cívicos, religiosos, culturales y sociales. En el curso de las fiestas, el

Presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, recibió la condecoración “Bodas de

83 A. S. M. P. Acta No 794, de 12 de abril de 1973, p. 60684 A. S. M. P. Acta No 799, de 27 de junio de 1973, p. 61185 A. S. M. P. Acta No 838, de 26 de noviembre de 1974, p. 652; Acta No 839, p. 652

55

Diamante Sociedad de Mejoras Públicas”, gesto por el cual calificó a la Sociedad como

“Personera de la Ciudad”.86

En 1975, año de la celebración del Tricentenario de la ciudad de Medellín, asumió la

presidencia de la Sociedad Pablo Edgar Gómez, para el periodo 1975-1976, quien en su

acto de posesión concluyó su discurso con una declaración de propósitos en los siguientes

términos:

“En este nuevo período, esperamos que con el generoso concurso de todos los

socios y, en especial de la Junta Directiva, la SMP continúe siendo el paradigma de

unidad, de cohesión y de solidaridad que ha logrado ser durante la conmemoración

de los setenta y cinco años de su fecunda existencia. Así ratificaremos, una vez más,

la lección de sano civismo, de generoso desprendimiento y de incesante entrega al

servicio de los más nobles ideales encarnados en nuestra institución”.87

Lastimosamente aquel año no fue precisamente el de la concordia. Una serie de discusiones

bochornosas empañaron la buena marcha de la institución. Uno de los socios, seguramente

disgustado con la Junta Directiva elegida para aquel período, lanzó algunas acusaciones

contra ella, y así comenzó una nueva etapa conflictiva. El Presidente decía que algunos

querían su cabeza.88

Otro tipo de problemas al parecer relacionados con el manejo de los recursos se

presentaron, y uno de los socios, que apenas llevaba cuatro meses en la Sociedad, y que

tenía su propia empresa de auditoria lanzó acusaciones a diestra y siniestra, contra la Junta

Directiva, según dijo el Presidente, por no habérsele dado el contrato de investigación a su

86 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 272, 27387 Ibidem.88 A. S. M. P. Acta No 852, del 19 de septiembre de 1975, p. 668

56

oficina.89 La señora Ana Gómez de Sierra se mostró partidaria de la expulsión del socio que

había hecho las acusaciones, y el Presidente Pablo Edgar Gómez acotó “porque una persona

que a los cuatro meses formula cargos de esta gravedad, constituye un caso peligroso para

La Sociedad o para cualquier entidad seria y responsable.”90

Además de la crisis interna se presentaron algunas fricciones con el alcalde municipal,

relacionados con los auxilios oficiales y las exigencias que hacía dicho funcionario para la

entrega de dichos recursos. El Presidente de la Sociedad dijo que “Nada tiene contra el

Alcalde, pero la carta de éste es ofensiva y contiene una especie de chantaje en lo

relacionado con los auxilios oficiales.”91

Es de extrañar que en medio de estos conflictos, la Sociedad de Mejoras logró echar

adelante algunos proyectos que mejoraron su imagen. El tricentenario de la erección de la

Villa de la Candelaria brindó la oportunidad, aprovechada en forma positiva por la

Sociedad. Para las celebraciones, se establecieron las siguientes comisiones: Termómetro,

Romería, Serenata a Medellín, Elaboración Programa General, Entrega del Libro. Pero,

como ya se ha hecho notar, la Sociedad había comenzado a prestar mayor atención a los

programas populares, por ello creó una comisión denominada “Salida a los Barrios”, “...

pues no podemos fallarle al pueblo (...) Que se convoque a los Centros Cívicos, Juntas de

Acción Comunal y entidades similares para una reunión en el Zoológico el próximo sábado.

[18 de octubre] con el fin de dialogar sobre estos aspectos del programa de La SMP...”.92

En algunos barrios se logró aglutinar grupos de personas en torno a los grupos cívicos. Uno

de los casos más sobresalientes fue el del barrio Alfonso López, al noroccidente de la

89 Ibid., p. 66790 Ibid., p. 66891 A. S. M. P. Acta No 854, de 15 de octubre de 1975, p. 67192 Ibid., p. 672

57

ciudad, donde se constituyó una bien organizada Sociedad Cívica que realizó algunas

mejoras en este sector de la ciudad. Algo similar se intentó hacer con la juventud, con

resultados positivos en el municipio de Caldas, y en los liceos de “Tablaza”, en el Gilberto

Alzate Avendaño, en el Mery Mount y en el Colegio Santa Inés, donde se constituyeron

cuerpo de “Guardias Cívicas”, organismos encaminados a prestar servicios de apoyo para la

organización y buena marcha de desfiles, espectáculos, concentraciones y reuniones de toda

índole. 93

La Sociedad de Mejoras participó de una manera muy activa en las fiestas. Inició

oficialmente su celebración con un desfile popular que recorrió las principales calles de la

ciudad, inauguró la segunda versión de “Frutos de mi Tierra”, hizo entrega del bastón de

mando al alcalde Fernando Uribe Senior, visitó los barrios de la ciudad, promoviendo el

sentido cívico para ganar su apoyo para la conmemoración, realizó exposiciones sobre el

Medellín antiguo, y publicó el libro Medellín ciudad tricentenaria que se ha convertido en

una fuente permanente de consulta.94

Las fiestas tricentenarias fueron terreno propicio para un renacimiento transitorio de la

Sociedad de Mejoras. Por eso Jorge Montoya Toro dijo con motivo de un balance de

gestión del período 1974 - 1976:

“La SMP de Medellín presenta hoy un hecho irrefutable. A partir de la fecha en que

la actual Junta Directiva asumió los controles de esta Institución, los logros superan

las aspiraciones; lo realizado, desconcierta a los propios directivos y socios, lo que

empieza a marchar satura de satisfacciones a quienes, hoy, rinden tributo afectivo y

93 Sociedad de Mejoras Públicas. Dos años de labores en la S. M. P. 1974 - 1976. Medellín: (s. e.), 1976, s. p.94 Ibidem.

58

efectivo de continuidad servicial, a los anteriores pioneros desinteresados del deber

cívico”. 95

Era innegable la recuperación que había experimentado la Sociedad, bajo la Presidencia de

Pablo Edgar Gómez Gómez, quien estuvo acompañado en la Junta Directiva de las señoras

Ana Gómez de Sierra, Angela Upegui de Echeverri, Beatriz Henao Jaramillo, Libia

González de Fonnegra, el señor Fritz Oberndorfer y los doctores Joaquín Vélez Toro,

Hernán Wolff Pizano, Jorge Ospina Londoño y Oscar Acosta Ángel.

A decir verdad, los éxitos alcanzados por aquellos años en presencia social y cultural

escondían algunos conflictos internos, como lo fue la expulsión de socios. Sin embargo, no

es del caso insistir en este tipo de asuntos, que tenían que ver con las diferentes

percepciones que de la misión y forma de trabajo, tenían los distintos miembros,

atravesadas también, como en efecto sucedía, por problemas de carácter personal.

La división interna en la institución se ahondaría en 1978, cuando la Junta Directiva de la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, en reunión extraordinaria, “por manifiesta

deslealtad”, desvinculó a los socios firmantes de un documento fechado el 31 de julio del

mismo año. De los considerandos de esta resolución se trasluce una de las situaciones más

críticas de toda la historia de la organización, pues se dice que algunos miembros estaban

realizando reuniones clandestinas en sitios distintos a la sede de la Entidad Cívica,

“obrando en forma que contradice el alto espíritu del civismo, están adelantando una

campaña tendenciosa contra los intereses de la Sociedad y contra sus legítimos Directivos”.

Al parecer, los miembros cuyos nombres se desconocen, estaban promoviendo un proceso

de deslegitimación de la Junta Directiva, por medio de una renuncia colectiva, con el fin de

95 Ibidem.

59

realizar un relevo que les permitiera transformar la Sociedad, de una entidad sin ánimo de

lucro en una empresa económica y “especulativa”. La determinación de expulsar a los

disidentes fue tomada por la Presidenta, doña Bertha Molina de Bedout, en compañía de los

socio(a)s Ana Gómez de Sierra, Conrado Montoya Mejía, Jorge Ospina Londoño, Bernarda

Arredondo de Uribe, y el secretario Luis Alfonso Díaz.96

Luego de dos años de brillo, la Sociedad volvió a sumirse en las tinieblas del anonimato y

de las luchas intestinas. Existe el testimonio de una de las sesiones de 1978, en donde unos

a otros, los socios se “sacaron los trapitos al sol” y se pusieron de manifiesto un sinnúmero

de asuntos personales que impedían la marcha normal de la institución. Los asuntos que se

trataron fueron tan delicados que el socio Conrado Montoya Mejía pidió que la sesión fuera

secreta. Sin embargo las intervenciones fueron consignadas en el acta.

El doctor Antonio Restrepo Arango sugirió: “Hay que renovar el personal de la Sociedad”.

El socio Conrado Montoya Mejía pidió autorización para reformarla internamente. Se

hicieron algunas recriminaciones sobre los empleados y socios. Se lanzaron algunas

acusaciones que no son del caso relatar sobre el robo de archivadores, objetos, cuadros del

Museo y diez sillas de Viena.97

Con su reaparición en 1979, se puede ver un nuevo intento de la SMP por recuperar el

liderazgo que le correspondía como entidad rectora del civismo de Medellín y Antioquia.

Esta recuperación de su imagen se planteaba desde el trabajo con empresas y personas,

instituciones cívicas y culturales, entidades oficiales y privadas que estuvieran interesadas

en la realización de campañas tendientes a continuar mejorando la ciudad. Lejos de aceptar

la propuesta de un grupo de miembros de convertir a la Sociedad en una empresa lucrativa,

96 A. S. M. P. Acta No 939, de 31 de agosto de 197897 A. S. M. P. Acta No 941, de 4 de octubre de 1978, p. 756-760

60

se renovó la concepción según la cual la labor que había desarrollado la SMP durante sus

80 años de vida, era netamente cívica: “crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la

ciudad, hacer deseo de servir a la ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros corazones del

orgullo de la ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la SMP de Medellín en los años que

lleva de vida”.98

En 1979, empezó a considerarse el reingreso de algunos de los socios que habían sido

expulsados. El socio Roberto Mejía Toro en una de las sesiones del mes de marzo

consideró necesario el reintegro de los socios “que por uno u otro motivo se retiraron de la

SMP”. Por su parte la señora Marylú Nicholls manifestó que “no debe ser un reingreso

masivo, que se debe estudiar cada uno de los casos pues hay algunas actitudes como la de

alguna ex-socia, quien manifestó telefónicamente alegrarse de la pérdida sufrida por la

SMP con motivo de la desaparición de la Sra. Ana Gómez de Sierra”. 99 De esta manera se

inició el regreso de antiguos miembros entre los que estuvo el señor Gonzalo López

Gaviria.100

1.3.4 Entre 1980 y la actualidad: el “renacimiento”

En 1980 la Junta Directiva de la Sociedad empieza una serie de tanteos, plantea proyectos y

busca “nuevas” salidas a la crisis. Se aprueba por ejemplo la propuesta del socio Monseñor

Nestor Giraldo Ramírez, de delimitar los campos principales de actividad de la Sociedad,

con el fin de dinamizarla. Se fijaron los siguientes: el Instituto de Bellas Artes, el

98 Progreso. Medellín, S. M. P., 197999 A. S. M. P. Acta No 959, de 3 de julio de 1979, p. 789100 A. S. M. P. Acta No 968, de 30 de enero de 1980, p. 804

61

Zoológico, el Ornato Público y el Civismo, la educación y la cultura, la recreación y el

folclore. El trabajo se haría por comisiones, debidamente reglamentados, a los que se le

podrían anexar otros sub-comités.101

Buscando formas ágiles de trabajo, evitando las reuniones semanales de asamblea, que

duplican el trabajo de las comisiones se resolvió hacer reuniones por comisiones el primero

y tercer lunes de cada mes, para planear actividades y distribuir responsabilidades, y que las

reuniones de asamblea fueran el segundo y cuarto lunes de cada mes, para asuntos

ordinarios y para evaluar los informes.102 Como medida complementaria, a partir de este

año se empezó a exigir la presentación de un plan de trabajo, como requisito a los nuevos

socios.103

Con el fin de recuperar respaldo político y ganar de nuevo consenso social, la Junta resolvió

cursar invitación a antiguos socios de reconocido prestigio, que se habían retirado desde

1974, para que de nuevo integraran la Sociedad. Los ex - socios a los que se invitó a

reintegrarse fueron: Leticia Correa de López, Fernando Gómez Martínez, Jorge Restrepo

Uribe, Pedro Pablo Vélez, Félix Mejía Arango, Luis Guillermo Echavarría Misas, Darío

Arismendi Posada, Elias Uribe Uribe, Antonio Duque Arbeláez, Jair Restrepo C., Arturo

Uribe Arango y otros.104

Algo se logró, aunque no se contó con la respuesta que se esperaba. En aquél año es

admitido como socio benefactor el doctor Facundo Mejía López, Gerente de Inversiones

Furatena.105

101 A. S. M. P. Acta No 971, de 26 de marzo de 1980, p. 809102 Ibidem.103 A. S. M. P. Acta No 975, de 16 de julio de 1980, p. 815104 A. S. M. P. Acta No 980, de 26 de agosto de 1980105 A. S. M. P. Acta No 982, de 29 de septiembre de 1980, p. 821

62

La distribución de los distintos frentes de acción se hizo por medio de los siguientes

comités de trabajo: Educación, civismo y seguridad; finanzas; comité jurídico; museo

histórico; monumentos y festejos patrios; comité de ornato; comité ecológico; comité de

prensa; de publicidad; planeación; relaciones intergremiales; relaciones exteriores;

relaciones laborales; relaciones públicas; comité del Zoológico; Medalla del civismo,

extensión cultural.106

Para mejorar la imagen y hacer publicidad a la labor de la Sociedad, por iniciativa del

miembro Horacio Jaramillo se decidió que los socios portaran carnet laminado y que en los

carros de los socios se coloque una calcomanía con el escudo de la Sociedad. Y con el fin

de mejorar los ingresos económicos se aprobó aumentar la cuota mensual de los socios a

100 pesos. 107

El momento por el que atravesaba la institución no era el más oscuro pero tampoco eran

halagadoras las perspectivas. No obstante la Sociedad mantenía representantes en las juntas

directivas de las siguientes entidades: Hospital Pablo Tobón Uribe, Teatro Pablo Tobón

Uribe, Museo de Zea, Jardín Botánico, Biblioteca Pública Piloto, Museo “El Castillo”,

Fomento y Turismo.108

La Presidenta en 1980 Marilú Nicholls en varias de sus intervenciones trató de demostrar

que en la Sociedad habían problemas muy serios, que se habían crecido por no haberlos

solucionado a tiempo.109

Jorge Restrepo Uribe, ex-alcalde de la ciudad, presidente en dos ocasiones de la Sociedad

de Mejoras, y quien asistiera con cierta frecuencia a las reuniones de esta corporación en la

106 A. S. M. P. Acta No 984, de 8 de octubre de 1980, p. 824107 Ibidem.108 Ibidem.109 A. S. M. P. Acta No 991, de 1 de diciembre de 1980

63

década de los ochenta, atendiendo a las reiteradas invitaciones de la señora Presidenta hizo

un diagnóstico en los siguientes términos:

“Encontré que la SMP había descuidado casi completamente su labor básica que es

el civismo, y que su trabajo ha sido totalmente absorbido por el Instituto de Bellas

Artes y por el Zoológico Santa Fe, entidades muy importantes sí, pero que merecen

organización aparte.

Por lo anterior recomendé a la SMP que siendo su labor principal promover el

civismo debería darle personería jurídica y autonomía a estas entidades.

Afortunadamente la Asamblea de la Sociedad aprobó mi propuesta y encargó al

abogado doctor Jesús Arango Muñoz para que redactara los estatutos respectivos.

En octubre de 1982 se escogió como nuevo presidente a Monseñor Nestor Giraldo

quien me nombró asesor permanente de la junta directiva. Sería muy bueno que la

SMP volviera a hacer las campañas cívicas. A mi saber debe ser gestora del civismo

y de otras actividades relacionadas, ya que ella no es apta para manejar empresas

que aunque sean en su fondo cívicas necesitan una organización comercial. Esta

bien que promueva y apoye empresas de carácter cívico como el Instituto de Bellas

artes y el Zoológico pero que no sea su administradora directa. Algo similar a lo que

hizo con el bosque de la independencia o el Jardín Botánico Joaquin Antonio

Uribe.110

La opinión de este ex - socio era similar a la de Pedro Pablo Vélez, mencionado más arriba.

La propuesta consistía en convertir a la Sociedad en una entidad promotora del civismo que

buscara recursos en las instituciones del Estado y en el sector privado, evitando que de esta

110 Restrepo Uribe, Jorge. Jorge Restrepo Uribe, su influencia en el desarrollo de Medellín. Medellín: Concejo de Medellín, 1992, p. 47

64

manera se consumieran las energías en la administración de las empresas creadas por esta.

No obstante los intentos de Restrepo Uribe, la Sociedad conserva hasta hoy la

administración del Instituto de Bellas Artes y del Zoológico, ya que esta visión no tuvo

interlocutores entre la mayoría de los miembros de la sociedad. Lo cierto es que la historia

de la Sociedad en los últimos cuarenta años ha estado marcada por la pugna entre dos

posiciones encontradas sobre el asunto de la descentralización de las empresas creadas por

esta.

En 1981, por sugerencia del abogado Augusto Pineda se aprobó la separación de los

organismos de La Sociedad con sus respectivas personerías jurídicas.111Sin embargo esta

determinación obedecía más a presiones generadas por problemas laborales que se

suscitaron en aquel año. Con la separación del Instituto de Bellas Artes y del Zoológico,

constituyéndose en personas jurídicas independientes, se evitaría que sobre la Sociedad

recayeran todas las demandas y conflictos con los trabajadores.

En dicho año se adelantaron una serie de gestiones, en cabeza del doctor Augusto Pineda

quien luego de estudiar la situación laboral de la SMP manifestó que por ser esta institución

tan antigua y por su carácter cívico, no tenía bien organizada la parte laboral. Por ello

recomendó sanear la situación laboral de la Sociedad.112 Una de las decisiones que se tomó

fue la de elaborar los reglamentos de trabajo y registrarlos en la Regional del Trabajo. 113

Entre otras medidas para mejorar el clima laboral, se llegó a considerar la creación de un

fondo social o algo relacionado con bienestar social, así como la vinculación a programas

populares de vivienda, aunque no se sabe si esta disposición se llevó a efecto.114

111 A. S. M. P. Acta No 998, de 5 de marzo de 1981, p. 847112 Ibidem.113 Ibid., pp. 846-847114 A. S. M. P. Acta No 1059, de septiembre 16 de 1983, p. 026

65

Todas estas situaciones revelaban el desajuste entre la estructura administrativa de la

Sociedad y las realidades que día a día imponían los cambios en el ordenamiento jurídico y

en la vida socio - económica, política y cultural del país. Todo lo anterior condujo al

replanteamiento de los estatutos de la Sociedad. En 1983 se resolvió que la socia doña Libia

González de F, coordinaría el debate de los estatutos. El doctor Jorge Restrepo Uribe,

presente en una se las sesiones de debate, propuso que se adoptara un sistema similar al de

la Sociedad San Vicente de Paul.115

Los estudios fueron arduos, los debates asimismo y las posiciones de los diferentes socios

mostraron una diversidad de pareceres. Monseñor Nestor Giraldo consideró que el papel de

la Sociedad no consistía en realizar y ejecutar proyectos, sino en promover acciones en las

entidades competentes. Y agregó: “Por lo tanto el papel que debe cumplir la sociedad debe

ser a base de comités ágiles y operantes. Se requiere una reforma de los estatutos en la cual

se incluya un replanteamiento de los objetivos de las sociedad acorde con las necesidades

actuales.”116

Otro de los asuntos que más preocupación generaba en la Junta fue el de la auditoría a los

sistemas contables de la Sociedad. El doctor Jaime López A., encargado de estudiar los

problemas relacionados con este asunto y su mejor solución, anotó “que hay un interés por

organizar en mejor forma la [auditoría] existente, en la SMP en materia de contabilidad,

administración y funciones”. Como vocero de la comisión designada por la asamblea para

el estudio de las distintas probabilidades y propuestas de auditoria, recomendó la firma

Auditar Ltda.117

115 A. S. M. P. Acta No 1052. de junio 28 de 1983, p. 016116 Ibid., pp. 015 - 016117 A. S. M. P. Acta No 1077, de abril 27 de 1984, p. 051

66

Con respecto al mismo asunto el doctor Alberto Duque afirmó que la reestructuración y

reorganización del sistema contable y la auditoría del mismo, era desde el punto de vista

técnico muy positivo pero que hacia falta tener en cuenta el factor humano, el

arrepentimiento, para evitar el fraude. Sugirió hacer la auditoria a administraciones

anteriores, para evitar la “convivencia con el pasado” y que “si no hay algo en el pasado

que nos duela, no hay una reestructuración importante”.118

En 1984, a pocos meses de terminar la administración de la junta presidida por Monseñor

Nestor Giraldo, se hizo un balance provisional de los logros y se presentaron algunas

posiciones encontradas. Monseñor Giraldo dijo “Que la SMP es una maquinaria muy difícil

de mover, los comités no funcionan a excepción de los del IBA y el Zoológico.” Por esto

consideraba urgente la reforma de estatutos, pero se quejaba de la demora en la elaboración

de los proyectos. El doctor Javier Pérez agregó que había necesidad de concertar unas

acciones para los tres meses que faltaban del mandato y manifestó que “las reuniones se

han convertido por lo general en discusiones Bizantinas. La asamblea de la SMP se ha

reducido a ser una asamblea administrativa.” Entretanto, el doctor Alfonso Uribe declaró

“Que se ha alcanzado un logro muy importante como es que ahora se pueda opinar y decir

que hay fallas administrativas”.119

En el mes de septiembre de 1984, el coordinador del comité de reforma de los estatutos, el

doctor Castor Ivan Correa, presentó un proyecto de reforma, al cual se adicionaron algunas

recomendaciones.120 A partir del documento presentado por éste comité, la Sociedad inició

el debate de la propuesta de estatutos. Monseñor Nestor Giraldo, quien consideraba

demasiado lenta la estructura de la Sociedad, sugirió que no se hicieran asambleas

118 A. S. M. P. Acta No 1078, de mayo 22 de 1984, p. 052119 A. S. M. P. Acta No 1080, de junio 20 de 1984, p. 056120 A. S. M. P. Acta No 1090, de septiembre 13 de 1984, p. 068

67

semanales por considerarlas inútiles y nocivas. En cambio recomendó que fueran

trimestrales pero que los comités trabajen continuamente.121 En el mismo año se estudió la

posibilidad de contar con socios activos temporales, a la manera cómo se hacía en la SMP

de Armenia.122

Como prueba de que la idea sobre la razón de ser de la Sociedad había cambiado, baste

citar las palabras del Alcalde Metropolitano, Pablo Peláez González, en el marco del XXIX

Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, realizado en 1985:

“La Sociedad de Mejoras Públicas a través de su historia ha cumplido en favor de la

comunidad tareas de muchísima importancia y la de Medellín especialmente se ha

distinguido por su gran capacidad para interpretar las necesidades de la sociedad.

Tal vez en sus orígenes las SMPs se llamaron así porque promovían y acometían

directamente la ejecución de importantes obras públicas en las respectivas ciudades,

pero con el crecimiento de ellas, con la manera como ha evolucionado la forma de

atender los servicios públicos que demanda la comunidad, esas sociedades de

mejoras públicas han ido tomando un rumbo eminentemente cívico, acometiendo

otras tareas, indudablemente de similar importancia.123

El proceso de discusión de los estatutos continuó a lo largo de 1985. Se estuvo

considerando excluir del estatuto los asuntos reglamentarios relacionados con los requisitos

para ser socio, las causales de exclusión y los procedimientos para sanciones. Otras de las

propuestas innovadoras que se estudiaron fueron las siguientes: dotar a la SMP de

capacidad para crear fundaciones con personería jurídica y patrimonio propio, utilizando

121 A. S. M. P. Acta Especial - Reunión Previa a la Posesión, de septiembre 28 de 1984, p. 072122 A. S. M. P. Acta No 1096, de octubre 24 de 1984, p. 078123 XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 17

68

bienes de la SMP; clasificar los organismos de direcciones y administración, su autonomía

y funciones; ampliar las calidades de los socios, permitiendo la participación institucional e

individual; y hacer coincidir los periodos estatutarios de la junta directiva con respecto a los

periodos de ejecución presupuestal y contables.124

En el mes de septiembre se aprobó el proyecto para el reglamento de ingreso, reingreso e

incompatibilidades.125 En octubre se hizo distribución a los miembros de la junta, de copias

de la resolución del 3 de Octubre de 1984, por lo cual se adoptó el reglamento para el

funcionamiento de la Junta Directiva. Luego se procedió a leer el texto completo del

reglamento, el cual se discutió y se acogió como directriz para el trabajo de la corporación.

También se hizo entrega a los miembros de la Junta de la resolución del 15 de Noviembre

de 1984, por la cual se crearon los comités y se reglamentaron los ya establecidos.126

En este punto se debe destacar que esta serie de cambios se hicieron en el marco de la

primera y segunda presidencia del doctor Carlos Horacio Hincapié Abad, quien asumió el

cargo a fines de 1984, siendo su continuador el señor Fritz Oberndorfer, quien ocupó el

cargo máximo entre 1986 y 1987. El doctor Hincapié Abad es administrador de empresas

de la universidad Eafit y se ha desempeñado como Presidente de la Liga de Natación de

Antioquia y Jefe de Bienestar Universitario de la Universidad de Antioquia.127

El cambio de estatutos se concluyó en 1986 y en su elaboración participaron activamente

Libia González de Fonnegra, Elisabeth Maya Maya, Fritz Oberndorfer y Carlos Horacio

Hincapié Abad. Los nuevos estatutos entraron en vigencia el 1 de enero de 1987, y desde

entonces se convirtieron en modelo para las demás sociedades de mejoras del país.

124 A. S. M. P. Acta No 1106, de febrero 20 de 1985, p. 091125 A. S. M. P. Acta No 1129, de septiembre 4 de 1985, p. 119126 A. S. M. P. Acta No 1133, de octubre 16 de 1985, p. 127127 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 2 y 6

69

Desde la misma formulación de principios se percibe un cambio de actitud, mucho más

amplio que el tradicional. Dichos principios son: el civismo, el servicio, la solidaridad, las

buenas maneras, la apertura a los ciudadanos y a las instituciones, el reconocimiento al arte

y la cultura, la defensa de los recursos naturales, la recreación, la ética y la lealtad.128

La entidad es definida en los siguientes términos: “La Sociedad de Mejoras Públicas de

Medellín es una Persona Jurídica, sin ánimo de lucro, integrada por ciudadanos honorables,

que por decisión propia se congregan y comprometen para servir al bien común, en nombre

de Dios, de la Patria y de nuestra ciudad, de acuerdo con la naturaleza del civismo y sin

distinciones religiosas, políticas ni sociales”.129

Entre los fines que se propone la Sociedad, se encuentran el de procurar que la ciudad de

Medellín sea siempre amable y acogedora para todos; llevar la vocería en los asuntos de

interés cívico frente a la comunidad y la administración pública; abogar por la defensa de la

ciudad y de sus habitantes; promover la creación de entidades cuya finalidad concuerde con

los principios de la Sociedad; servir de veedores cívicos de las obras que emprendan el

Estado o lo particulares que afecten a la comunidad; promover eventos de orden cívico y

cultural, así como la creación de grupos de participación ciudadana en los distintos barrios

de la ciudad.130

Al tratar de los bienes patrimoniales de la Sociedad, se introduce una de las innovaciones

que se habían puesto a consideración en los últimos años. Luego de relacionar los bienes de

la entidad, a saber, el Palacio de Bellas Artes, el Instituto de Bellas Artes, la Hacienda

Santa Fé, el Zoológico Santa Fé y el Museo Santa Fé, se les concede a esta empresas la

128 Sociedad de Mejoras Públicas. Estatutos y reglamentos 1991. Medellín: (s.e.), 1991, p. 5129 Ibid., p. 6130 Ibid., p. 7

70

posibilidad de gozar de personería jurídica independiente, con previa aprobación de la

entidad. Cada una de las citadas entidades contarían con su propio reglamento y comité

aprobados por la Junta Directiva de la Sociedad.131

En cuanto a la estructura organizativa de la Sociedad se distinguen: la Asamblea General de

Socios, la Junta Directiva, la Presidencia, la Dirección Ejecutiva y el órgano de control: la

Revisoría Fiscal. La Junta Directiva se compone de manera similar a la mantenida durante

toda la historia de la institución, es decir: un Presidente, un Vicepresidente primero, un

Vicepresidente segundo; tres vocales principales y tres vocales suplentes numéricos. Las

reuniones ordinarias se realizan cada quince días y las extraordinarias cada que se considere

necesario. La función básica de la Junta es la de atender a la dirección y orientación de

todas las actividades administrativas de la Sociedad, arbitrando los recursos económicos en

bien del desarrollo de la entidad y vigilar por la buena marcha de las distintas secciones de

la Sociedad.132

Quizás la mayor innovación en términos administrativos de los estatutos vigentes fue la

introducción de la figura del Director Ejecutivo, un funcionario remunerado, nombrado por

la Junta Directiva, “que tiene el encargo de conducir la administración de la Sociedad,

asistir a las Asambleas Generales de Socios, a la Junta Directiva y actuar como su

Secretario”. Entre las funciones de este empleado, además de preparar y firmar con el

Presidente las actas de las sesiones y hacer llegar a su destino la correspondencia, son

dignas de destacar la administración del personal y de los recursos técnicos y financieros de

la entidad.

131 Ibid., p. 8132 Ibid., p. 17

71

Esta nueva figura administrativa ha jugado un papel significativo en la nueva imagen que

ha empezado a proyectar la Sociedad de Mejoras. Este cargo que ha sido desempeñado

desde 1986 por el licenciado Mario Libardo Bedoya Martínez, comunicador social de la

UPB, le ha dado un mayor dinamismo a las ejecuciones de la Sociedad, y una mayor

agilidad en sus gestiones.133 Bedoya Martínez es ese tipo de persona que, como manifiesta

doña Libia González de Fonnegra, encarna la vocación requerida para trabajar en la

Sociedad de Mejoras. Vinculado afectivamente al ente cívico, ya que su padre, el

historiador y pedagogo Libardo Bedoya Céspedes, desempeñó durante once años la rectoría

del Instituto de Bellas Artes y su madre, Inés Martínez Pattén, había ocupado la secretaría

de la entidad. Según doña Libia González:

“El cambio de las estructuras administrativas de la S. M. P. liderado por Mario Libardo, ha

mostrado con certeza que este joven ejecutivo, formado en la Universidad Pontificia

Bolivariana, es el alma y nervio de una entidad moderna y ágil con realizaciones como el

nuevo edificio del Instituto de Bellas Artes, las instalaciones modernas del Zoológico Santa

Fe, reconocido internacionalmente como el mejor del país. La restauración del Palacio de

Bellas Artes hoy por hoy monumento nacional, que perdura como muestra invaluable del

civismo de los medellinenses.”134

A no dudarlo. Con Mario Libardo, la Sociedad de Mejoras saneó sus finanzas, después de

casi veinte años de crisis económica permanente, lo que le permitió emprender grandes

obras, la conservación de las ya existentes y la realización de mejoras en todas las

dependencias de la entidad. Más sorprendente aún, haber logrado consolidar la institución

luego de que el Estado retirara los auxilios parlamentarios, de donde provenían muchos de

133 Ibid., p. 21134 González de Fonnegra, Libia. “Los últimos doce años de la Sociedad de Mejoras Públicas”. Documento inédito facilitado por la autora. Medellín, 1998.

72

los recursos de la Sociedad. Todo esto lo logró Mario Libardo con grandes economías, con

mecanismos de control y rodeándose de un grupo de empleados con un profundo sentido de

pertenencia.

Como resultado de la efectividad y transparencia con que ha sido desempeñado el cargo de

Director Ejecutivo y el de Revisor Fiscal, en 1989, el presidente de turno hizo constar en

una de las reuniones su felicitación al director ejecutivo extensivo al revisor fiscal, “por el

excelente manejo de las finanzas de la entidad y por el desinterés con que han trabajado.

Nunca antes la sociedad había tenido una situación tan solvente”.135 El nuevo aspecto

exterior del Palacio de Bellas Artes, las mejoras en el Zoológico Santa Fé y la construcción

de la nueva sede para el instituto de Bellas Artes son fiel testimonio de una nueva fase de

recuperación de la Sociedad de Mejoras.

Las comisiones permanentes con las que trabaja la Sociedad desde entonces hasta la

actualidad son: Asuntos políticos y económicos, asuntos sociales, cultura y recreación,

ecología y protección del medio ambiente, obras públicas, patrimonio artístico y cultural de

la ciudad, planeación y desarrollo, salud y asistencia social, seguridad ciudadana y tránsito

y transporte. Sin embargo las comisiones permanentes actuales se diferencian de las que

tradicionalmente tenía la Sociedad, pues tienen por característica sesionar una vez al mes,

trabajar sobre un tema específico y presentar un estudio semestral.136

Estas Comisiones Permanentes de Estudio eran en sí mismas un Foro para la discusión de

los problemas de la ciudad, las cuales estaban abiertas a otras Instituciones sin animo de

lucro que pudiesen aportar al conocimiento de la ciudad, y grupos cívicos de participación

ciudadana.

135 A. S. M. P. Acta No 1243, de septiembre 27 de 1989, p. 4136 Sociedad de Mejoras Públicas. Estatutos y reglamentos 1991. Medellín: (s.e.), 1991, p. 25, 26

73

Un dato curioso, que refleja muy bien la mística de trabajo que mantiene la Sociedad es que

las reuniones de la Junta Directiva se inician con la Oración oficial de la SMP, que reza: “!

Haz Señor, que con la fe y el civismo reine la paz entre los Hombres y se consolide una

sociedad mas justa y mejor!”.137

No obstante la mejor situación en que se encuentra la Sociedad, no puede perderse de vista

que siguen existiendo problemas y esfuerzos por dotar a la Sociedad de una estructura más

moderna. En 1989 se propuso al director ejecutivo la afiliación de la sociedad a la

Federación Nacional de Organismos no Gubernamentales, ya que dicha federación tiene

una representación ante el gobierno.138

Y siguen existiendo voces al interior de la Sociedad, como la de la doctora Didier Vélez de

V. que siguen procurando concentrar los esfuerzos de la entidad hacia el civismo, como lo

hubiera sugerido Jorge Restrepo Uribe. En una de las sesiones de 1993 dijo: “Que las tres

instituciones: Sociedad, Instituto y Zoológico, se están impidiendo el normal desarrollo, y

su propuesta es que se independicen para que puedan evolucionar y la sociedad pueda

dedicarse a su programa bandera que es el Civismo ".139

No obstante estas diferencias que puedan presentarse en la actualidad entre los socios, en

torno a lo que más le conviene a la Sociedad de Mejoras para su desarrollo, es notorio un

ambiente de trabajo mucho más armónico. Las discusiones no conducen a conflictos

permanentes entre los socios y el estilo de trabajo, mucho más ejecutivo, permite observar

un mayor dinamismo al interior de la entidad, que permite hablar de un “renacimiento” de

137 A. S. M. P. Acta No 1208, de abril 12 de 1988.138 A. S. M. P. Acta No 1230, de Febrero 11 de 1989, p. 11139 A. S. M. P. Acta No 1299, de marzo 30 de 1993, p. 6

74

la Sociedad de Mejoras, el cual se refleja en las múltiples realizaciones de estos últimos

años.

Esta nueva situación ha permitido a la Sociedad de Mejoras, renovar su imagen como

entidad cívica modelo dentro del contexto nacional y departamental. En 1985, por ejemplo,

organizó en Medellín el XXIX Congreso de la Federación Nacional de Sociedades de

Mejoras Públicas, que aglutina a todas las entidades cívicas del mismo nivel en el país. En

este congreso y al interior de esta federación, cuya presidencia ha recaído en varias

ocasiones en el presidente de la Sociedad de Medellín, ésta ha podido orientar a sus

homólogas, unificar políticas y brindar auxilio con su larga experiencia. Durante el mismo

año la Sociedad fortaleció el proceso de congregación de las demás entidades cívicas del

departamento, por medio de la Federación Antioqueña de Sociedades.140

Sin embargo, esta extensión hacia otras sociedades no se puede entender sino en el marco

de un proceso de control interno, el cual empezó a implementar el doctor Carlos Horacio

Hincapié, mediante el contrato de la firma Auditar. Ésta empresa aportó a la Sociedad un

conjunto de sistemas de control y administración, por medio del cual se pudo administrar

sin despilfarros la “empresa”, que contaba con cerca de 200 empleados.

Desde 1985 hasta el presente, la Sociedad ha tenido participación en las juntas directivas

del Jardín Botánico, el Club de Tenis El Bosque, el Hospital Pablo Tobón Uribe, el Teatro

Pablo Tobón Uribe, el Museo El Castillo y el Museo de Antioquia. Además ha sido

convocado por distintas instancias gubernamentales para formar parte de los comités de

participación ciudadana, o para integrar el Comité de entidades culturales, el Comité de

entidades de recreación, el Comité organizador de la campaña de aseo de Medellín y el

140 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 2 y 6

75

Comité Asesor de la Campaña Camina. En 1985 año en que la ciudad fue visitada por de Su

Santidad Juan Pablo II, la Sociedad de Mejoras lanzó una campaña cívica, bajo el lema

“Medellín vuelve a florecer”, por medio de la cual, invitaba a la ciudadanía a engalanar las

fachadas de sus casas con plantas ornamentales.

Por aquellos años, la entidad, por iniciativa de su director ejecutivo, con las mayores

restricciones presupuestales y con la colaboración de entidades públicas y privadas, inició

las labores de restauración del Palacio de Bellas Artes. Era cuestión de imagen institucional

y de dignidad. Si el edificio en que se desarrollaban las actividades de la Sociedad de

Mejoras y del Instituto de Bellas Artes, se encontraba deteriorado, la autovaloración y la

visión que proyectaba ante la ciudad era de precariedad y de desidia. Por el contrario, un

edificio recuperado, pintado y adornado, representaba el resurgimiento de la institución.

Más aún en una institución que desde sus inicios se ha caracterizado por su interés en el

ornato de la ciudad. Así fue asumido, y el mismo Mario Libardo Bedoya, comenta cómo él

mismo, con asombro descubrió, tras una gruesa capa de polvo, unos hermosos vitrales, que

debían ser destacados y obsequiados a la noche de la ciudad, iluminándolos por medio de

lámparas desde adentro.141 Las paredes interiores, los techos y el mobiliario se encontraban

en una situación deplorable. Ahora, con su color cálido, limpieza y detalles arquitectónicos

originales, el Palacio luce sus setenta años como si sólo fueran diez. Comenta el doctor

Mario Libardo en un artículo publicado en Progreso:

“Se logró en tiempo récord la total restauración externa e interna de este bello edificio de la

Playa con Córdoba. La Sociedad se encuentra de Plácemes. La comunidad y los medios de

comunicación la registran como una de las noticias positivas de ese año para la ciudad. El

141 Entrevista con el doctor Mario Libardo Bedoya. 30 de abril de 1998

76

busto del Maestro Orestes Síndice, es ubicado en la esquina de La Playa con Córdoba,

como un homenaje al gran músico italiano, autor de la música del Himno Nacional de la

República de Colombia. Medellín entero vuelve a recordar que tiene un Palacio de Bellas

Artes. EL Instituto llega en ese año a una cifra récord de 2.000 estudiantes atendidos.”142

Con el Palacio restaurado, la Sociedad no sólo recuperó un símbolo de la ciudad, sino que

se inspiró para volver por sus cauces originales. En 1988, adquirió la casa de la esquina de

Ayacucho con Cervantes, que había sido durante veinte años la sede de la Escuela de

Dibujo del Instituto de Bellas Artes, -ya que el Palacio había colmado su capacidad-, donde

en los años siguientes, con la ayuda del gobierno departamental, se construyó el nuevo

edificio de Bellas Artes, siguiendo las especificaciones técnicas requeridas para un instituto

dedicado a la enseñanza artística. Los esfuerzos realizados por la Sociedad para la

construcción de este edificio se narran en el capítulo acerca del legado arquitectónico.

Otro de los frentes de acción importantes de la Sociedad de Mejoras en los últimos quince

años, que han dado sus frutos, es el del Zoológico Santa Fe. Este centro de diversión, en el

cual de paso se educa a los niños sobre la importancia de cuidar y conocer los animales

nativos en vía de extinción, ha llegado a constituirse en uno de los lugares preferidos de las

para ser visitados por las familias el día domingo. Como una manera de atraer al público la

Sociedad de Mejoras presenta los días festivos diversos programas musicales y

humorísticos, logrando una afluencia cercana a los 9.000 espectadores. Esto condujo a

pensar en la necesidad de construir un escenario fijo, que atienda las necesidades técnicas

de los espectáculos: camerinos, servicios sanitarios, vestier para los artistas y todos los

implementos de amplificación.

142 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 6-7

77

La otra conquista importante de la Sociedad en lo que tiene que ver con el Zoológico es su

recuperación, mantenimiento y consolidación económica, que le ha permitido no sólo un

mejor cuidado de los animales, sino la construcción de nuevos hábitats, la ampliación y

adecuación de otros, para de esta manera aumentar el número de ejemplares en exposición.

DE otro lado, el Zoológico Santa Fe, gracias a los nuevos vientos de soplan desde la

Sociedad de Mejoras, ha llegado a convertirse en una institución pionera, a nivel de

Latinoamérica, de la investigación biológica y veterinaria con animales en cautiverio, uno

de cuyos mayores logros ha sido la reproducción de un hipopótamo.

Como puede verse, no hay lugar a dudas. La Sociedad de Mejoras Públicas ha tomado un

nuevo aire, a las puertas de sus cien años, para emprender un nuevo camino en el siglo

XXI, y clara muestra de ello es el trabajo armónico entre sus socios, que ha permitido la

realización de las últimas obras, en muchos aspectos comparables a las ejecutadas en sus

dos momentos más brillantes, es decir, durante la segunda y tercera década del presente

siglo.

1.4. Las finanzas de la Sociedad

Este apartado pretende mostrar las fuentes de recursos económicos de que ha dispuesto la

Sociedad de Mejoras, las estrategias financieras y la utilización de estos, tratando de

establecer etapas dentro de estos aspectos. No obstante, debe advertirse que sobre este

asunto también se habla en cada uno de los capítulos relacionados con los proyectos

adelantados por la entidad cívica.

78

La primera fuente de recursos de la Sociedad ha sido desde el momento de su fundación,

hasta el presente, las cuotas pagadas por los socios. Este tema se empezó a tratar muy

temprano en las reuniones de Junta y fue uno de los que más desvelos causó pues al

principio fue difícil convencer a la ciudadanía sobre la importancia de la Sociedad de

Mejoras. Para ello se requirió la realización de campañas a través de la prensa y los mismos

socios, aprovecharon sus negocios para lograr el apoyo de sus clientes y proveedores.

El 1 de abril de 1899, por ejemplo, Gonzalo Pérez, uno de los socios fundadores, elegido

Vicepresidente y Secretario - Tesorero en la sesión inaugural, propuso publicar en la prensa

una invitación a todos los habitantes de Medellín para que se suscribieran como

contribuyentes en dinero y la sugerencia fue aprobada así:

“La Sociedad de Mejoras Públicas (antes Sociedad de Embellecimiento) organizada

ya debidamente y convencida de que los habitantes de Medellín están deseosos de

palpar los progresos que ella se ha prometido realizar, los invita a todos

formalmente a suscribirse como miembros contribuyentes en dinero, para lograr así

el fin propuesto”.143

La cuota que se pretendía fijar mensualmente oscilaba entre 20 centavos y 2 pesos de ley.

El mismo socio en la reunión siguiente propuso publicar en los periódicos de la ciudad, un

aviso por medio del cual se pidiera a los miembros del Concejo Directivo la presentación

de una lista de los socios contribuyentes, y encareciendo al público “su benévola acogida a

fin de que los trabajos puedan adelantarse”. También desde entonces se puede decir que se

planteó la necesidad de constituir un Cuadro de Honor. Se esperaba que ellas fueran de gran

ayuda en la consecución de recursos económicos y en la vinculación de socios

143 A. S. M. P. Acta No. 6, de 1 de abril de 1899, f. 7-8

79

contribuyentes que eran los de mayor urgencia. Una parte de la propuesta decía: “Como

contribuyentes de la Sociedad prestarían nuestras damas muy eficaz apoyo y serían

seguramente el mejor adorno de ella.”.144

La vinculación de socios contribuyentes al principio no fue tan fácil, pues en una de las

reuniones subsiguientes se informó que las invitaciones que ésta había enviado a distintas

personas para conformar una Junta Activa de la Sociedad y una de socios contribuyentes

avanzaba con dificultad.145 Por esto se hizo necesario que los mismos miembros de la Junta

Directiva hicieran sus aportes, como lo hizo el Presidente Cipriano Rodríguez quien donó

cien pesos, los cuales entregó al Secretario Tesorero para ser depositados en la cuenta

corriente abierta en el Banco Popular de Medellín.146 La misma cantidad fue donada por el

socio fundador Carlos Restrepo C.147

Para fines del mes de abril de 1899 ya estaban formados los libros para la inscripción de los

miembros de la junta activa y de los socios contribuyentes, pero se informó “que esto

presentaba algunas dificultades por las resistencias que era necesario vencer, si no se

nombraban personas influyentes encargadas de la recolección de las firmas”. Por este

motivo se resolvió que los miembros del Concejo Directivo se encargaran de la vinculación

de socios contribuyentes, para lo cual se les hizo entrega de los libros necesarios para

cumplir con esta tarea.148

Otra de las fuentes de financiación de la entidad fueron las subvenciones y auxilios

estatales. Sin embargo es de anotar que al principio la idea era evitar en la medida de lo

posible este tipo de ayudas, pues la filosofía fundacional tenía entre sus fundamentos

144 A. S. M. P. Acta No. 7, de abril 13 de 1899, f. 9145 A. S. M. P. Acta No. 8, de 18 de abril de 1899. f. 11146 Ibid., f. 12147 A. S. M. P. Acta No. 10, de 30 de mayo de 1899, f. 14-15148 A. S. M. P. Acta No. 9, de 28 de abril de 1899, f. 13

80

ayudar al Estado, pero con fondos particulares. No es de extrañar entonces que cuando en

septiembre de 1899 Gonzalo Escobar propusiera a la Junta solicitar al Gobernador o al

Consejo de Medellín una subvención mensual para la Sociedad, la Junta negó esta

petición.149

Terminada la Guerra de los Mil Días y reiniciadas las actividades de la Sociedad, el asunto

financiero fue el de mayor preocupación. Sin embargo, se observa un cambio de visión en

este sentido. Se empezó a plantear una Sociedad de carácter empresarial que buscara los

recursos económicos por medio de empresas de prestación de servicios. Quizás en esto

radicó el éxito de la entidad en las primeras décadas del siglo.

En abril de 1901 fue aprobada la propuesta del socio Antonio Duque B., consistente en

solicitar a la municipalidad “privilegio gratuito para explotar por cuenta de esta el sistema

de avisos por medio de quioscos, en lugares públicos que no intercepten el tráfico”. 150 Esta

fuente de recursos líquidos va a ser muy importante durante los primeros treinta años de

vida de la institución.

Por haberse reducido el valor de las cuotas recibidas de los socios contribuyentes, a causa

del cambio de moneda, por la inflación imperante luego de la guerra, se resolvió que los

socios consiguieran nuevamente entre amigos y conocidos una nueva contribución, cuyo

mínimo se fijó de $10.151 Además se ordenó al Secretario el cobro de multas a los socios

que faltaran sin excusa.152 Por este concepto en el primer semestre de 1903 se habían

recogido veinte pesos oro.153

149 A. S. M. P. Acta No. 17, de 20 de septiembre de 1899, f. 27150 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42151 A. S. M. P. Acta No. 35, del 4 de mayo de 1903, f. 51-52152 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1o. de mayo de 1901, f. 43153 A. S. M. P. Acta No. 42, junio 24 de 1903, f. 64-65

81

Como estrategia de mercadeo, propia de un manejo empresarial de la Sociedad, se aceptó

rebajar las cuotas mensuales, en caso de que el contribuyente decida pagar todo el año a

una cifra variable entre diez y quince pesos.154

Con el pasar de los años, la Sociedad se fue ganando la confianza del público y las

contribuciones y donaciones se hicieron más frecuentes. En 1903 un vecino de la Plazuela

de San José, el señor Manuel J. Soto, avisó la remisión de cinco mil pesos, una donación

importante, para ayudar a la financiación de las mejoras que se proyectaban en la plazuela

de su vecindad, y el resto para los demás gastos de la Sociedad.155 Desde entonces empezó a

ser una modalidad acostumbrada la de entregar dineros a la Sociedad con destino a ciertas

obras públicas.

En 1904, rompiendo con uno de sus principios y motivada por las dificultades que se

presentaban en la consecución de recursos económicos para atender a los múltiples

proyectos de la entidad cívica, se resolvió dirigir una nota al Concejo Municipal pidiéndole

la cesión a la Sociedad de algunos impuestos. La propuesta fue presentada por el concejal

Agapito Betancur, quien mostró gran interés por el adelanto de la Sociedad de Mejoras, y

ayudó a que esta petición se viera concretada en el acuerdo municipal No 10 de 27 de abril

de 1904. Los ingresos recibidos de la municipalidad procedían de los derechos que pagaba

el público por los avisos en las tablas ubicadas en las esquinas, lo mismo que el derecho

que se cobraba por las tablas de los almacenes y tiendas.156

En julio de 1905, la Sociedad descubrió otra fuente expedita de recursos líquidos: las

fiestas. La idea surgió de los redactores de un periódico local, “Polichinela”, el cual hizo

154 A. S. M. P. Acta No. 39, de 5 de junio de 1903, f. 58-59155 A. S. M. P. Acta No. 49, de 10 de agosto de 1903, f. 72-73156 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904, f. 96-97

82

una fiesta en beneficio de la Sociedad. Tal fue el éxito de la fiesta que la suma recogida

estuvo cercana a los treinta mil pesos. De esta cantidad los directores de Polichinela se

reservaron el derecho de invertir la mitad en una mejora pública que avisarían en su

momento a la Sociedad. Con la otra suma, la entidad inició algunas mejoras, que podrán

apreciarse mejor en los capítulos correspondientes a las obras realizadas.157

Durante el año 1905 se vio reforzada la tendencia a procurar recursos para las obras

públicas por medio de empresas rentables administradas por la Sociedad. Es el caso del

Frontón de Jai Alai, empresa particular del señor César Piedrahita quien propuso la cesión a

la SMP, en ciertas condiciones, “formando una nueva sociedad anónima para explotar ese

campo de deportes al aire libre como empresa comercial y de progreso”.158 Se resolvió

formar una sociedad anónima en la cual la SMP tomaría parte como accionista y como

socio industrial. Se nombró una comisión de los Sres. Camilo Restrepo C., José A Gaviria,

Luis Mariano Olarte y Alberto Ángel para conseguir acciones.159

La rentabilidad de esta empresa queda fuera de toda duda, al conocer los resultados de las

dos primeras fiestas hípicas organizada por H. Gaviria J. y José A. Gaviria, directores de

Polichinela, en el Frontón bajo la administración de la Sociedad. La cantidad recogida fue

de $ 50.411,50.160 Los dineros obtenidos por medio de esta lucrativa empresa se destinaban

al financiamiento de las empresas no rentables, como el Correo Urbano, que dejaba

pérdidas, y en otras obras de ornato público.

El Frontón fue la única empresa rentable que tuvo la Sociedad en la primera década del

siglo, aunque fue flor de un día. Los recursos obtenidos por las funciones hípicas fueron

157 A. S. M. P. Acta No 69, de 5 de julio de 1905, f. 104158 Ibid., f. 104159 A. S. M. P. Acta No 70, de 12 de julio de 1905, f. 105160 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107

83

utilizados entre otras cosas para conseguir un local apropiado para la Junta del Frontón y el

Correo Urbano, por el cual se pagaba mensualmente $ 8,oo oro. Los gastos de aseo y

pintura de este local también salieron de los fondos del Frontón.161 Lastimosamente esta

empresa se echó a perder por el fuerte invierno que cayó sobre la ciudad en el año de 1908,

como se verá en el capítulo correspondiente.

Sin embargo, la situación de la Sociedad no era holgada. En las actas de la Junta se habla

con frecuencia de los problemas presupuestales y sobre las dificultades para conseguir los

dineros que se necesitaban para atender a los gastos laborales, administrativos y de

materiales generados por los proyectos que adelantaba. Una de las medidas tomadas para

salir de la crisis fue la de exigir a cada uno de los miembros de la Junta la consecución de al

menos diez contribuyentes nuevos.162 En la sesión siguiente se informó que se habían

conseguido alrededor de 39 nuevos contribuyentes.163

En 1906 la SMP se encontraba en problemas financieros por la deuda cercana a veinte mil

pesos, que había adquirido con destino a la construcción del quiosco en el Parque de

Bolívar, el cual seguía demandando más recursos. La Junta resolvió conseguir un

empréstito hasta por $ 30.000, en el Banco de Sucre por conducto de la Agencia Pérez,

asegurado en acciones del Frontón.164 Asimismo se aprobó la venta de veinte acciones del

Frontón de Jai Alai para pagar parte de lo que se debía.165

En el mismo año la Sociedad contaba con otra empresa que aportaba aunque en forma poco

significativa. La empresa consistía en el alquiler de coches de caballos para paseos por la

161 A. S. M. P. Acta No 78, de 14 de noviembre de 1905, f. 131162 A. S. M. P. Acta No 72, de 26 de septiembre de 1905, f. 112-115163 A. S. M. P. Acta No 73, de 5 de octubre de 1905, f. 116164 A. S. M. P. Acta No 82, del 20 de febrero de 1906, f. 140; A. S. M. P. Acta No 83, del 28 de febrero de 1906, f. 141165 A. S. M. P. Acta No 87, de 10 de abril de 1906, f. 147

84

ciudad y transporte urbano. La compañía de coches, bajo la dirección de Harold B.

Meyerheim, contaba entre sus socios además a algunos particulares.

La necesidad de recursos era cada vez más acuciante y la capacidad de los miembros de la

sociedad mucha para plantear nuevos proyectos empresariales. Por eso a moción de Alberto

Ángel y Gonzalo Escobar en 1906 se empezaron los estudios para establecer una lotería,

veamos:

“La SMP teniendo en cuenta la necesidad que tiene de hacerse a fondos que sean de

alguna consideración para que su labor sea fecunda y eficaz, resuelve establecer en

esta ciudad una lotería bien reglamentada a semejanza de las que han establecido en

otras ciudades civilizadas. Si esta idea fuere aprobada por la junta procédase a

nombrar una comisión de dos socios que hagan las diligencias necesarias para

obtener el permiso de la autoridad correspondiente”. Se dio este asunto en comisión

a los Sres. César García y Alberto Ángel.166

A finales de noviembre de 1906, luego de los estudios correspondientes, se decidió solicitar

al gobierno central, por intermedio de Alejandro García en Bogotá, permiso para el

establecimiento de una lotería, en beneficio de las obras públicas de Medellín. 167Sin

embargo no se conoce de la existencia de tal lotería por cuenta de la Sociedad. Es apenas

lógico pensar que se haya archivado el asunto ante la negativa del gobierno.

Es en realidad sorprendente la manera en que la Sociedad buscaba recursos. En 1907 el

socio José A. Gaviria estuvo haciendo gestiones para comprar una función de

cinematógrafo, con el fin de recaudar fondos para la Sociedad. Sobre el asunto informó a la

Junta “que en vista de que no le vendían sino una de las últimas que se diera no había

166 A. S. M. P. Acta No 100, del 20 de Noviembre de 1906, f. 167-168167 A. S. M. P. Acta No 101, de 26 de noviembre de 1906, f. 168-169

85

adelantado el negocio, por creer que para entonces el repertorio estaría agotado y no daría

buen beneficio”.168

Ante las dificultades que encontraba la Sociedad para conseguir recursos, fueron los

mismos miembros de la sociedad los encargados de dotarla de elementos de oficina. En

1907, Alberto Ángel obsequió una lámpara de cuerda, Eduardo Zuleta un galón de petróleo,

César García una docena de mechas para lámpara, Nicanor Restrepo Giraldo una prensa

para copiar, Carlos Nauts un copiador de cartas, Carlos A. Molina los accesorios del

copiador y Enrique Olarte un timbre.169

Pero situación económica obligaba a que se recurrieran a las más diversas estrategias. En el

mismo año se estuvo considerando la posibilidad de establecer en la ciudad un carrusel

“como negocio”, por cuenta de la sociedad. En efecto, se nombró a los socios Valerio

Tobón y Gustavo Restrepo, para que estudiaran el negocio del carrusel.170 El 30 de junio de

1908 se leyó la nota del Concejo Municipal en que se resolvía conceder a la SMP permiso

para colocar y explotar uno o varios carruseles para niños en los parques de la ciudad.171

Las fiestas se convirtieron en uno de los recursos más frecuentes para la obtención de

dinero contante y sonante. Durante las dos primeras décadas del siglo se realizaron muchas,

algunas por cuenta de la Sociedad y algunas compartiendo las ganancias con otras

instituciones como el Hospital de Caridad. Sobre la destinación de los recursos así

obtenidos dan cuenta las actas de la Junta. Según esta información, de lo recogido en la

fiesta de junio de 1907, le correspondieron a la SMP la suma de $ 5.000 con los que se

resolvió pagar la deuda contraida con el socio Alberto Ángel por las bancas del parque de

168 A. S. M. P. Acta No 105, de 9 de abril de 1907, f. 175169 A. S. M. P. Acta No 110, de 28 de mayo de 1907, f. 186170 A. S. M. P. Acta No 111, de 4 de junio de 1907, f. 188171 A. S. M. P. Acta No. 155, de 30 de junio de 1908, f. 257

86

Bolívar y encargarle al mismo “hacer construir diez más del mismo modelo en las mejores

condiciones posibles”.172

Los préstamos a los socios fueron muy frecuentes en esta época, por las dificultades

económicas de la Sociedad. De esta manera se evitaba recurrir al crédito bancario que

generaba latos intereses, los cuales muchas veces incrementaban las deudas hasta hacerlas

impagables. Alberto Ángel y Manuel J. Alvarez, los socios más solventes fueron las casas

de préstamo de la Sociedad a principios del siglo, y algunas veces hicieron fuertes

donaciones a la entidad.

En 1907 la Sociedad decidió participar en dos empresas más. La primera fue la compra de

acciones en la compañía conformada por Uladislao Vásquez y Antonio Arango para traer a

Medellín un automóvil. La segunda, en el montaje de un establecimiento para

diversiones.173

En 1907 comenzó además una nueva modalidad de ingresos a la tesorería de la Sociedad: la

administración fiduciaria. En dicho año la administración municipal otorgó, por medio del

acuerdo 16, algunos impuestos con la condición de que fueran empleados en la refacción de

las calles. La recolección de estos impuestos, como se verá en su momento, estaba a cargo

de la misma sociedad, la cual contaba con un empleado encargado de esta labor. Al parecer

este fue otro mal negocio, pues los recursos recibidos por este concepto eran insuficientes

para atender al mal estado de las calles. Esta oficina dejó más pérdidas que ganancias, y fue

preciso pagar las deudas de esta dependencia con recursos provenientes de otro rubros.174

172 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 191173 A. S. M. P. Acta No 117, de 16 de julio de 1907, f. 200; Acta No 118, de 30 de julio de 1907, f. 204174 A. S. M. P. Acta No 120, de 13 de agosto de 1907, f. 206

87

En el mismo año, a moción de Harold Meyerheim, la Sociedad solicitó al Presidente de la

República, el General Rafael Reyes, una subvención en dinero para las obras públicas de la

ciudad de Medellín. Los recursos que por esta vía ingresaran serían administrados por la

Sociedad y para su consecución se apeló a la influencia de personajes antioqueños

residentes en Bogotá y con mucha influencia, como el general Pedro Nel Ospina.175 Sobre

este auxilio se hablará con cierto detalle en el capítulo sobre la relación público - privado.

Por ahora baste con decir que a la Sociedad ingresó una primera suma de dinero ($ 25.000

p. m.) por este concepto, la cual sirvió para sanear la tesorería de la entidad.

En 1908 empezó la suspicacia de la Junta sobre el manejo que estaban dando a los recursos

los empleados de la Sociedad, y con el fin de hacer auditoría se nombró a Manuel de Jesús

Calle, persona independiente, para que estudiara “con escrupulosidad” las cuentas de la

SMP desde enero de 1908, comprobando entradas y salidas, “no sólo las operaciones

aritméticas sino también los cargos y abonos con sus comprobantes respectivos, inquiriendo

lo más exactamente posible la efectividad de los gastos verificados”. El mismo debía

presentar un proyecto de contabilidad para la SMP y sus empresas “que sea sencillo, exacto

y de fácil manejo”.176

Nuevamente en marzo de 1909 se leyó un informe de Julio E. Botero referente a la

inspección de cuentas de la SMP en todos sus ramos. Botero dijo encontrar “un número

plural de errores”, que, aunque no eran de mayor consideración, sí alteraban la equivalencia

de valores. Se resolvió hacer subsanar de sus autores las equivocaciones indicadas y

establecer un nuevo sistema de contabilidad, de acuerdo con el Secretario - Contador.177

175 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 191; Acta No 121, de 20 de agosto de 1907, f. 208176 A. S. M. P. Acta No 157, de 4 de agosto de 1908, f. 262177 A. S. M. P. Acta No. 177, de 9 de marzo de 1909, f. 291

88

A mediados del mismo año se nombró a Manuel J. Alvarez para examinar las cuentas de la

Inspección de Calles, a Julio E. Botero para las del Tesorero y Peter Santamaría para las del

contador, en el período comprendido del 1o. de febrero al 31 de mayo.178 Esto demuestra

que las suspicacias sobre la utilización que de los recursos hacían los empleados no era del

todo clara. En años anteriores no se hacía revisión de cuentas.

Para fines de 1909 la Sociedad tenía deudas con Luis M. Olarte, con los socios por

uniformes para los Correos Urbanos, y con la empresa del Frontón. Además, por el retraso

en los pagos del Municipio para la Inspección de Calles, esta dependencia debía a sus

proveedores y empleados $ 62.000, una suma considerable que obligó a “no hacer ningún

gasto más en mejoras públicas hasta tanto se cancele a la Sociedad dicha cuenta”.179

Para entonces ya el nombre de la Sociedad de Mejoras Públicas era tan popular y

convocaba tanto que empezó a ser utilizado como gancho publicitario, aunque no siempre

con resultados satisfactorios. Se dio el caso de que la Compañía Dramática Acevedo Vera y

C. realizó una función a beneficio de la Sociedad. Sin embargo, cuando la Sociedad

reclamó la parte que le tocaba, del dinero recaudado sólo recibió evasivas y disculpas. 180

Con mejor suerte corrió cuando la Empresa Circotauro donó a la Sociedad el 50% del

producto de la Compañía de Opereta.181

El arriendo de los quioscos ubicados en la Plaza de Berrío fue, en la segunda década del

siglo, otra fuente de recursos. En 1912 se aprobó el contrato celebrado por Ricardo

Greiffenstein, comisionado para este negocio con el señor Antonio J. Uribe, por medio del

178 A. S. M. P. Acta No. 194, de 15 de julio de 1909, f. 318179 A. S. M. P. Acta No. 199, de 21 de octubre de 1909, f. 326; Acta No. 201 de 23 de noviembre de 1909, f. 328180 A. S. M. P. Acta No. 202, de 30 de noviembre de 1909, f. 330181 A. S. M. P. Acta No. 308, de 15 de julio de 1912, f. 3 y ss.

89

cual se arrendaron dos quioscos, a razón de $ 1800 mensuales, por el término de un año,

con el compromiso por parte del arrendatario de mantenerlos en muy buen estado.182

Sorprende del manejo financiero de esta época, la gran capacidad de gestión de la Sociedad,

a pesar de las dificultades económicas por las que atravesaba. Ella buscaba dinero prestado,

recogía entre los socios, conseguía donaciones de particulares, manejaba empresas

rentables, administraba dineros del Municipio, alquilaba quioscos, organizaba fiestas y

bazares. A veces se alcanzaba con las deudas y debía hacer traspasos de dinero entre

dependencias. Lo cierto es que de esta manera tenía entre sus manos las siguientes obras y

empresas: instalación de bancos en parques y plazas, ornato y arborización de parques y

calles, construcción del Bosque de la Independencia, Instituto de Bellas Artes, revista

Progreso, Escuela de Dactilografía, Frontón de Jai Alai y arreglo de calles. Esto le

aseguraba una gran presencia social, le daba una imagen dinámica y vital, que facilitaba el

crédito y las donaciones.

Se entiende entonces que en 1912 la Asamblea de Accionistas de la Compañía Antioqueña

de Transportes avisara por intermedio de su gerente Juan de la C. Escobar, la remisión de

un donativo de cien pesos.183 Unos meses después, fruto de una campaña de la Sociedad

entre las empresas de la ciudad, la “Sociedad de la Unión” y “Restrepos & Cía.” remitieron

donaciones de $20 y $100 oro, respectivamente.184

La situación no mejoró y por eso de nuevo en 1913 fue aprobado impulsar la recolección de

cuotas voluntarias, dirigiendo para ello circulares a las diversas casas comerciales y a las

personas pudientes.185 Como medida complementaria, se pidió a las diversas comisiones,

182 A. S. M. P. Acta No 311, de 5 de agosto de 1912, f. 15183 A. S. M. P. Acta No 320, de 30 de septiembre 1912, f. 42184 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913, f. 89185 Ibid., f. 90

90

estudiar la manera de hacer economías en los ramos de su cargo, y que vieran, “si es

posible que cada empresa de la Sociedad se sostenga con sus propios recursos”.186

Economía y donaciones salvaron a la Sociedad. Alejandro Ángel López remitió a la SMP,

en febrero de 1913, un cheque por $100 oro americano, a nombre de su Casa de New York

y como parte de las utilidades que ésta obtuvo en el año anterior.187 Por aquellos días

también el comerciante Alonso Ángel, padre del socio Alberto Ángel, con motivo del

cincuentenario de la fundación de su Casa de Comercio donó a la SMP un lote de terreno

avaluado en $ 1000 oro inglés, con el fin de que fuera vendido o rifado entre obreros y

artesanos. La donación fue hecha con la condición de “que del producto de dicho terreno el

excedente de los $1.000 quede como beneficio para la SMP y el capital sea de nuevo

invertido en una operación, operación que debe repetirse indefinidamente mientras la

Sociedad quiera y pueda hacerlo.”188

Una anécdota curiosa sucedió con el Frontón de Jai Alai. Ya que esta empresa había caído

en desgracia por el invierno y por la competencia interpuesta por el Circo Teatro España y

otros centro de recreación, la Sociedad con el fin de no perder toda la inversión hecha

decidió hacer un sembrado de caña en el terreno ocupado por el hipódromo.189 A principios

de 1916 se informó que el Cañamelar del Frontón de Jai-Alai en la que tenía acciones La

SMP era un cañaduzal cuya producción aproximada era de 400 cargas de panela. La mitad

de la ganancia líquida correspondía al Sr. Francisco Luis Toro dueño de la siembra de caña;

un 30% para don Cesar Piedrahita, propietario del terreno, y un 20% para La Compañía del

186 Ibid., f. 91187 A. S. M. P. Acta No. 331, de 19 de febrero de 1913, f. 92188 Ibid., f. 95189 A. S. M. P. Acta No. 333, de 10 marzo 1913, f. 100

91

Frontón.190 Se trataba de una cantidad nada despreciable de caña, tratándose de un cultivo

en pleno centro de la ciudad.

La situación económica de la Sociedad nunca fue boyante. Ella desde sus comienzos y

hasta el presente, aprendió a trabajar con pocos recursos, a veces “con las uñas”. En 1913,

con el fin de aliviarse de ciertas obligaciones monetarias resolvió reestructurar la Escuela

de Dactilografía, entregándola en forma gratuita con su local, luz, máquinas y el nombre de

la SMP, al profesor Rafael Herrán, con el único fin de que esta se sostuviera. Resultaba más

barato seguir pagando los gastos de sostenimiento de la escuela que pagarle al profesor

Herrán. A cambio de ello se convino con dicho profesor darle a la Sociedad dos becas para

señoras y dos para hombres. La propuesta fue aceptada por el profesor Rafael Herrán.191

Para aliviar un poco la situación, la SMP resolvió vender el instrumental de banda que

poseía. Para ello entró en negociaciones con el Ministerio de Guerra, el Ministerio de

Gobierno, y con el Municipio de Medellín. Ante la negativa de estas dependencias del

gobierno, el costoso instrumental avaluado en $ 230.000, fue vendido por partes: un arpa a

una señora Juana Dávila, residente en Bogotá192 y el resto fue comprado al parecer por el

Departamento de Caldas.

En el mismo año se celebró la venta a la casa comercial de Leocadio M. Arango y Cía, de

la nueva imprenta con sus demás enseres, comprada a Víctor Sperling de Leipzig, con

destino a la revista Progreso.193

A pesar de la venta de algunos de sus activos, la Sociedad siguió recibiendo cuentas de

cobro de sus diferentes acreedores. En 1914, por ejemplo la Casa Vásquez Correa & Cía

190 A. S. M. P. Acta No 443, de 7 de febrero de 1916, ap. XIV191 A. S. M. P. Acta No. 356, de 8 de septiembre 1913, f. 195, 197192 A. S. M. P. Acta No. 359, de 13 de octubre de 1913, f. 205193 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 220

92

solicitó a la SMP la cancelación de la deuda que tenía con ella. Para resolver este impase,

se acudió a presentar como garantía de deuda, las órdenes de pago expedidas por la

Secretaría de Hacienda en favor de la institución.194 Unos meses luego se informó sobre la

cancelación de esta deuda con seis órdenes entregadas por parte del Gobierno a favor de la

SMP.195De esta manera se mantenía el buen nombre de la Sociedad.

A los problemas financieros de la Sociedad se sumaba la morosidad del gobierno para el

pago de obligaciones contraidas con ésta y de los particulares que habían arrendado

inmuebles de su propiedad. En 1914 la Sociedad se quejaba de las dificultades para recibir

la subvención de $ 150 oro, del Tesoro Departamental autorizada por la Ordenanza 33, a

cambio de becas en la Escuela de Bellas Artes.196 En el mismo sentido se dio cuenta del

arrendatario de la casa de “El Edén”, que “hacía dos meses no cubría el arriendo”.197

Lo relatado hasta aquí sobre los aspectos financieros, da buena cuenta de las diferentes

fuentes de recursos, su utilización y dificultades que se presentaban. A lo largo de los casi

cien años de vida de la institución esta formas de financiación se mantendrán, aunque en la

segunda mitad del siglo se nota cierta contracción económica, por la limitación de la

Sociedad a sólo algunas de estas fuentes, especialmente en lo que tiene que ver con la

participación y constitución de compañías comerciales con fines lucrativos. A continuación

sólo se señalarán algunos de estos momentos.

En 1915 se aprobó la propuesta del socio José A. Gaviria de apartar el 10% de todas las

entradas de dinero, cualquiera fuera la procedencia que ellas tuvieran, (excepto la

subvención del Instituto de Bellas Artes), para constituir un fondo de reserva destinado

194 A. S. M. P. Acta No 367, de 12 de enero de 1914, f. 240195 A. S. M. P. Acta No 381, de 25 de mayo de 1914, ap. V196 A. S. M. P. Acta No 389, de 31 de agosto de 1914, ap. II197 A. S. M. P. Acta No 398, de 2 de noviembre de 1914, ap. VI

93

exclusivamente a la formación de un capital para adquirir un terreno y construir la casa de

la SMP.198

Para el año de 1916 la crisis económica de la Sociedad había sido superada, pues según los

informes dados por la Junta la buena administración había permitido bajar la deuda a tan

sólo $189 oro.199 Esta mejora fue lograda gracias a una serie de fiestas organizadas por el

Club Unión a beneficio de la entidad, y donaciones de empresas y particulares.

En aquel año, la Sociedad recibió otro paquete de donaciones: Eduardo Restrepo P. y

Arturo Gerlein, dieron una función cinematográfica titulada “La primavera de la vida”, a

beneficio de la sociedad, cuyos ingresos brutos ascendieron a $179,40 de los cuales

correspondieron a la SMP el 55%, o sea $60,25 oro; Julio Racines remitió la suma de

$11,62 oro, valor del 30% de la conferencia que Gonzalo Mejía dictó en el circo a beneficio

de la SMP y del Hospital San Vicente de Paul; de una función de teatro a fines del año

ingresaron $ 600; Martín Rodríguez, Guillermo Echavarría y J. Heiniger pusieron a

funcionar una pista para bicicletas que llevaba el nombre de “Velódromo Colombia” y

ofrecieron la mitad del producto bruto de la primera fiesta.200 Como estos ingresaron la

tesorería de la SMP dineros provenientes de partidos de fútbol, bailes, conferencias,

funciones de cine y otro tipo de espectáculos, que sería extenso relatar.

Las fuentes de ingresos no variarían mucho para la década de los veinte. La construcción

del Palacio de Bellas Artes, sede tanto del Instituto de Bellas Artes como de la SMP, se

inició en 1926, gracias la cesión de un lote hecha por el Municipio y al presupuesto

otorgado por la Asamblea Departamental para este fin. Sin embargo se hicieron necesarias

198 A. S. M. P. Acta No 434, de 15 de noviembre de 1915, ap. XI199 A. S. M. P. Acta No 443, de 7 de febrero de 1916, ap. II200 A. S. M. P. Acta No 461, de 29 de mayo de 1916, ap. VI; Acta No 471, de 7 de agosto de 1916, ap. IX; Acta No 484, de 6 de noviembre de 1916, ap. II; Acta No 492, de 26 de febrero de 1917, ap. IV

94

donaciones como la de Harold B. Maynham, quien aportó una gruesa suma de dinero, y a

otras más modestas como la de Bernardo Mora de $1.000 para continuar la construcción

cuando el presupuesto de la Asamblea empezó a agotarse.201

Cuando los fondos se agotaron, la sociedad lanzó los bonos “Empréstito de civismo”, los

cuales se respaldaban en un auxilio prometido por la Asamblea. Para promocionarlo se

publicaron avisos en revistas y periódicos llamando a la ciudadanía a colaborar, en los

siguientes términos: “El palacio de Bellas Artes que la Sociedad De Mejoras Públicas está

construyendo ya casi está techado. Pero se están agotando los fondos para terminarlo. Se

espera del civismo de los medellinenses que suscriban bonos del empréstito de Civismo”.

La base de este empréstito eran $50.000.202

Sin embargo, aun en 1940 el departamento le adeudaba a la Sociedad este auxilio,

indispensable para pagar lo que hacía falta del empréstito. Algunos de los colaboradores,

como la Compañía Colombiana de Seguros y el doctor Ricardo Wills Martínez, regalaron a

la sociedad los empréstitos de civismo y sus respectivos intereses, como forma de

colaboración. En 1941 no se pudieron hacer los pagos aun pendientes por el Empréstito de

Civismo porque la Asamblea Departamental no había abonado a la deuda que tenía con la

SMP, y esa fue la situación durante varios años más, al punto que en 1949 aun faltaba por

pagar $45.000 de aquella deuda.203

La forma en que ha conseguido sus recursos la Sociedad de Mejoras, ha generado

comentarios como los de Joaquín G. Ramírez en 1939: “pobreza franciscana, la carencia de

201 Progreso. 2a. Epoca, No 11. Medellín: S. M. P., junio de 1927202 Progreso. 2a. Epoca, No 33. Medellín: S. M. P., septiembre de 1928203 Progreso. 3a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., junio de 1940; 3a Epoca, No 20, de febrero de 1941; 3a Epoca, No 32, de febrero de 1942; 3a Epoca, No. 44, de febrero de 1943; 3a Epoca, No 72, de junio de 1946; 4a Epoca, No 3, de enero de 1949

95

fondos en que se mueve y trabaja, libre de impedimentos y como si dijéramos desasida de

la vulgaridad material y del peso muerto que corrompe hasta las mejores instituciones”.204

Según el balance de 1940, habían ingresado a Tesorería $82.546,37 a través del IBA, el

Bosque de la Independencia, la Revista Progreso, los auxilios departamentales, las

donaciones, la venta de acciones y los préstamos solicitados, entre otros; de los cuales

salieron $79.827,33 en gastos e inversiones del IBA, el Bosque, la revista, el Cerro

Nutibara, la Canalización del Río (en la cual se invirtieron ese año $12.260), y otros gastos

generales.205

La rectificación del río en la década de los cuarenta también se hizo con base en donaciones

de empresas y personas. Sólo para ilustrar, se sabe que en 1940 la Sociedad recibió $10.575

en donaciones de casi ochenta personas y entidades, cuyos montos estaban entre los cinco y

los dos mil pesos. Los cinco más grandes de estos legados fueron: SMP, con $1.900;

Manuel Calderón, $1.785; Cementos Argos $1.000; Revista Progreso, $550; Compañía

Colombiana de Tabacos, $400; Rosellón $400.206

Las donaciones continuaron en 1941 llegando a contar hasta 45 donantes, con sumas que

oscilaban entre los $ 10 y los $5.000, siendo las principales las del Ferrocarril de Antioquia

con $5.000; Fabricato, $1.550; Cementos Argos, $1.300; Rosellón, $1.190; y la Compañía

Colombiana de Tabacos, $1.000.207

En 1941 la Sociedad pasó una petición a las autoridades departamentales y municipales

para que contemplaran la posibilidad de cederle la administración de parte de los fondos

recolectados por el impuesto creado para construcción y mejoramiento de parques y otras

204 Progreso. 3a. Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., de agosto de 1939, pp. 33 - 34205 Progreso. 3a. Epoca, No 22. Medellín: S. M. P., de abril de 1941206 Ibidem.207 Progreso. 3a. Epoca, No 34. Medellín: S. M. P., de abril de 1942.

96

zonas públicas. Esta fue la segunda vez que la Sociedad recibió los impuestos municipales

destinados a obras públicas en la ciudad de Medellín y que significó una mejoramiento de

parques y avenidas.208

La administración de este impuesto se le entregó a la Sociedad en 1949, por 10 años a partir

del 1 de julio, como consta en escritura pública firmada con el municipio.209 El contrato se

canceló en 1959, pasando de nuevo la administración de estos dineros al municipio, ya que

no eran suficientes para cubrir las necesidades de Medellín en este aspecto, y la SMP no

deseaba renovarlo. Su labor se redujo a ser asesora del municipio.210

Todavía en los cuarenta, el Instituto de Bellas Artes contaba entre sus ingresos con auxilios

del Concejo Municipal, los cuales eran una contraprestación por las becas de música y

pintura que éste entregaba a estudiantes de bajos recursos, provenientes de Medellín y de

otros municipios. En 1943, por ejemplo, el Concejo Municipal concedió auxilio

extraordinario de $3.000 para Instituto y aumentó la subvención mensual a $1.000.211

En los cuarenta el Tesoro Municipal fue una de las fuentes más expeditas de recursos para

las obras que emprendió la Sociedad. Por esto, en 1943 se recurrió al Concejo Municipal

para obtener un crédito de $10.000 cuyo destino sería la construcción del restaurante en el

Cerro Nutibara.212

Sin embargo, las donaciones siguieron teniendo una gran participación en el presupuesto

anual de la Sociedad. Para darle mayor presencia dentro de la sociedad a las compañías

colaboradoras, en 1943 se creó la Sección de Socios “Contribuyentes”, donde participaban

208 Progreso. 3a. Epoca, No 28. Medellín: S. M. P., de octubre de 1941209 Escritura pública N. 4098 de la Notaría 4 de Medellín. 8 de Agosto 1949.210 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., de marzo de 1950; 6a Epoca, No 26, de agosto de 1959211 Progreso. 3a. Epoca, No 52. Medellín: S. M. P., de octubre de 1943.212 Progreso. 3a. Epoca, No 49. Medellín: S. M. P., de julio de 1943.

97

la Compañía Nacional de Chocolates, Cementos Argos, Tropical Oíl Company, Banco de

Bogotá, Laboratorios Uribe Ángel, Coltejer y la Compañía Colombiana de Tabacos;

asegurando así una contribución permanente de éstas empresas.213

Esto no significó la holgura para la Sociedad. Por el tamaño de las inversiones hechas en la

canalización del río, el restaurante del cerro Nutibara, la sección de Parques y Arborización,

el Hotel Nutibara y la cobertura de la Santa Elena, la situación económica seguía siendo

“especialmente difícil, por haber tenido que adquirir serios compromisos pecuniarios para

dejar a salvo el crédito de que felizmente ha gozado entre la ciudadanía”.214

En 1950 se solicitó un crédito por dos mil pesos, con el Banco Comercial Antioqueño, el

cual fue otorgado “para poder atender debidamente a sus campañas”. De este préstamo se

cubrió rápidamente la mitad, pero éste y las perspectivas de tener que solicitar más, los

llevaron a abrir una cuenta en este banco llamada “Fondo de emergencia” en el cual se

recogieron rápidamente aportes de diferentes procedencias.215

Como complemento a estos créditos, la Sociedad continuó buscando y recibiendo

donaciones. En 1951 publicó la carta que se envió a las principales empresas de la ciudad.

La carta comenzaba diciendo:

“Señor presidente de la junta directiva, señor gerente de empresa. Medellín. Nuestra

ciudad a llegado a ser lo que es por la acción constante que en 50 años ha ejercido la

SMP apoyada por las empresas y los organismos oficiales. Como en 1950, en el

presente año esperamos su apoyo decidido según la categoría de su balance. La

213 Progreso. 3a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., de marzo de 1943.214 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., de febrero de 1944.215 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., de marzo de 1950

98

SMP vela por el progreso de la ciudad, adelanta grandes obras de civismo y cumple

la más generosa obra de cultura y asistencia social”.216

Entre 1950 y 1952 se recogieron al parecer $34.367,50 en donaciones, siendo los

principales benefactores de 1951, Coltejer con $2.500, Compañía Colombiana de Tabacos

con $1.000, José Ramírez Johns con $1.000, Cervecería Unión con $1.000. Otros

benefactores fueron la Sociedad Aeronáutica de Medellín, Cementos Argos, Sedeco y la

Compañía Nacional de Chocolates. En 1952 las donaciones provinieron de la Fábrica

Nacional de Chocolates ($1.000), la Compañía Colombiana de Tabacos ($1.000),

Cervecería Unión ($1.000), Coltejer ($1.500), Banco Comercial Antioqueño ($250) y

otros.217

La mayor donación recibida en aquellos años por la Sociedad fue la del antiguo socio Pablo

Tobón Uribe, quien se unió a la campaña de construcción de un nuevo teatro para la ciudad

con la donación de $ 1.000.000. En su honor el Teatro lleva hoy su nombre.218

Siguiendo con el proceso de consolidación económica, el 13 de noviembre de 1961 se

fundó el Fondo Acumulativo de la SMP de Medellín, cuyo fin era producir una renta

permanente para el “Sostenimiento de la SMP, realización de fines sociales y cívicos y

propender a su desarrollo”. El patrimonio del fondo estaría así formado por los aportes de

los socios fundadores, el 10% de las cuotas de los miembros activos de la sociedad, el 10%

de las entradas extraordinarias sin destino especial, el 5% de entradas ordinarias,

donaciones y auxilios y las rentas del fondo.219

216 Progreso. 5a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., de enero de 1951.217 Las donaciones de 1951 sumaron $7.650, mientras las de los 22 benefactores de 1952 sumaron $6.600. Progreso. 5a. Epoca, No 13. Medellín: S. M. P., de marzo de 1951; 5a Epoca, No 17 de marzo de 1952.218 Progreso. 5a. Epoca, No 20. Medellín: S. M. P., de marzo de 1953.219 Progreso. 6a. Epoca, No 48. Medellín: S. M. P., de octubre de 1966.

99

Con la creación de este fondo empieza una nueva etapa de estabilización en la situación

económica de la entidad cívica. El fondo garantizaba la disponibilidad permanente de

recursos para las obras de la Sociedad, aunque esto corresponde con un período menos

dinámico, de baja presencia social. Las ganancias obtenidas en sus diferentes secciones la

Sociedad las convertía en acciones y títulos valor, con lo que el fondo crecía

paulatinamente. En 1970, por ejemplo, se autorizó a la Tesorería de la Sociedad para

entregar de lo producido del Zoológico una suma hasta por $10.000 para efectuar la compra

de derechos y acciones del Banco Industrial Colombiano, “esto se hace para corresponder

al fondo acumulativo”.220

Por las razones anotadas, no es de extrañar que luego de setenta años de deudas y

dificultades económicas, en el mes de mayo de 1970, luego de hacer un estudio del balance

correspondiente al año anterior, se comprobó que, “como resultado de la implantación de

controles, se ha dado un ligero superávit en las dependencias del Zoológico y del IBA”.221

Nuevas medidas fueron tomadas en 1971 para aumentar el control por parte de la Junta

Directiva sobre los recursos de la Sociedad. Se creó el Comité de Finanzas de la Sociedad,

iniciativa que ganó fuerza a raíz de un robo en las taquillas del zoológico, del cual no se

informado a la dirección. Este comité tendría como objetivo planear los gastos y arbitrar

recursos de la Sociedad.222

Y aunque no se puede decir que la Sociedad se haya convertido en una empresa más

interesada en el lucro, las finanzas marchaban mejor, no sólo por las menores obligaciones

que tenía la institución, sino por el manejo más cuidadoso de los gastos y los mejores

220 A. S. M. P. Acta No 685, de 11 de febrero de 1970, p. 470221 A. S. M. P. Acta No 699, de 13 de mayo de 1970, p. 489222 A. S. M. P. Acta No 739, de 6 de julio de 1971; Acta No. 740, p. 542

100

ingresos, provenientes de los donativos empresariales y de los auxilios del Estado. Así por

ejemplo, en enero de 1974, el Secretario de la Presidencia de la República, doctor Rafael

Naranjo Villegas, anunció el envío de un auxilio extraordinario por $ 50.000 para el

Instituto de Bellas Artes.223

En 1977 se volvieron a tomar algunas medidas para evitar problemas que se presentaban

con el manejo de fondos. Se decidió manejar tres cuentas bancarias para el Zoológico, el

Instituto de Bellas Artes, y la Sociedad de Mejoras Públicas. Para mejorar el control se

resolvió llevar un libro de bancos para cada una de las cuentas bancarias; elaborar en hoja

aparte un presupuesto mensual de ingresos y egresos para cada una de las tres entidades, y

establecer un fondo fijo de caja por $ 500.oo, que sólo sería reembolsable por el número de

recibos que reporten los gastos efectuados.224

Entretanto, los auxilios siguieron ingresando a la tesorería de la Sociedad. En 1981, por

intermedio de la socia Marilú Nicholls, hermana del diputado a la Asamblea de Antioquia,

José Jaime Nicholls se recibió un auxilio por valor de $70.000 para el Zoológico Santa

Fé.225

En dicho año, apareció un artículo en el periódico “El Mundo” en el cual se revelaron

algunos datos de la Tesorería de la Sociedad, los cuales fueron publicados por iniciativa de

Mariela Duque de Posada, Tesorera. La Junta Directiva se mostró preocupada y le ordenó a

dicha señora “que el estado de cuestas de la entidad no debe darse a la luz pública”.226 Esto

significa un cambio radical en la forma de concebir las relaciones con la prensa, como

medio de comunicación con el público benefactor. Más adelante se verá cómo la Sociedad

223 A. S. M. P. Acta No 812, de 21 de enero de 1974, p. 624224 A. S. M. P. Acta No 886, de 23 de febrero de 1977, p. 703225 A. S. M. P. Acta No 994, de 14 de enero de 1981226 A. S. M. P. Acta No 995, de 3 de febrero de 1981, p. 841

101

de Mejoras Públicas, por manejar dineros públicos y por su carácter de institución cívica, a

principios del siglo consideraba una obligación de transparencia la publicación de los

informes anuales de cuentas de la tesorería.

En la década de los ochenta se presentaron una serie de donaciones provenientes de

personas vinculadas con negocios ilícitos, las cuales, en aras de la verdad, no pueden ser

negadas ni encubiertas. Aunque, antes es necesario aclarar que en aquel entonces, estas

personas no eran perseguidas por la justicia, tenían nexos con los sectores más altos de la

sociedad y eran considerados como importantes inversionistas. En 1981, Jorge Ochoa donó

la suma de $200.000 con destinación especial para el Hospital Veterinario del Zoológico.

Cuando la presidenta fue a darle las gracias al señor Ochoa, éste aumentó su donación

regalándole un avestruz, dos tigres reales de Bengala, dos leones africanos y un par de

grullas.227 Este gesto era considerado como una demostración de generosidad.

También continuaron las donaciones de otras personas. En 1984 declararon socios

benefactores a los señores Carlos Manuel Echavarría, por sus aportes al Zoológico; a

Dietter Castrillón, por auxilios conseguidos para el Zoológico y el Instituto de Bellas Artes;

y a Roberto Hoyos Castaño, por su apoyo en la cámara de representantes con el proyecto de

ley para emitir una estampilla conmemorativa de la SMP.228

Los auxilios estatales continuaron igualmente, aunque a veces se perdieron por no

cobrarlos. Como se informó en el seno de la Junta Directiva en 1985 cuando se recibieron

dos auxilios de Colcultura para el Zoológico y el Museo Santa Fe, por un millón de pesos

227 A. S. M. P. Acta No 1002, de 21 de abril de 1981, p. 853228 A. S. M. P. Acta No 1072, de enero 31 de 1984, p. 044

102

cada uno, los cuales tenían vigencia para el año 1984 y por no haber sido cobrados

oportunamente se desperdiciaron.229

Un nuevo ciclo de crisis económica empezó en 1986 según informó a la Junta el Doctor

Carlos Horacio Hincapié. Por este motivo la Junta se vio en la necesidad de solicitar dos

préstamos al Banco Industrial Colombiano y al Banco Comercial Antioqueño, por dos y

cinco millones respectivamente.230

A esta situación se sumó la pérdida de auxilios estatales como el de la Corporación

Medellín Cultural, por $ 150.000 anuales, con la excusa de las fuertes erogaciones que

realizaba para la construcción del Teatro Metropolitano.231

Según la ponencia presentada por Oscar Peña Alzate en el Encuentro Cívico Departamental

de 1988, organizado por la Sociedad de Mejoras, la primera fuente de financiación de las

Sociedades, excepción hecha de sus recursos ordinarios y auxilios privados, seguían siendo

las transferencias que les otorgaban los concejos municipales. Para acceder a estos auxilios,

Peña Alzate recomendaba que durante el mes de noviembre se interesara a los concejales,

“preferentemente de la comisión de presupuesto”, para que se aprobara un acuerdo en tal

sentido.232

También recomendó este personaje a la Sociedad, que por medio de acuerdos municipales,

se buscara la realización de contratos de “fiducia”, con el fin de que ella se encargara, por

ejemplo, de las zonas verdes, de los sitios de recreación, de las actividades de promoción de

la comunidad y otros temas de civismo. Para tal efecto, las sociedades de mejoras recibirían

229 A. S. M. P. Acta No 1129, de septiembre 4 de 1985, p. 121230 A. S. M. P. Acta No 1152, de mayo 28 de 1986, p. 2231 A. S. M. P. Acta No 1153, de junio 11 de 1986, p. 4232 Memorias Encuentro Cívico Departamental. Sociedades de Mejoras Públicas y Colonias . Medellín: Contraloría General de Antioquia, 1988, p. 36-37

103

el impuesto de “parques y arborización” y las de inversión que correspondieran al impuesto

del IVA, en su participación municipal. Entre las ventajas de esta figura, estaba que estos

contratos no necesitaban de la revisión del Tribunal Administrativo, ni de la licitación

pública o privada. Por otra parte, el municipio se beneficiaba, pues sus costos de burocracia

se reducían y la eficiencia de por sí se multiplicaba. 233

La propuesta de Peña Alzate era la de volver a manejar recursos del Estado, convertir a la

Sociedad en empresaria como había sido a principios del siglo y como se ha señalado desde

la década de los sesenta la Sociedad había tomado una decisión inamovible sobre este

aspecto que la alejaba de este tipo de manejos. Por lo tanto, no se hizo caso a estas

sugerencias que pueden ser una posibilidad de reposicionar a la Sociedad.

Informó también Oscar Peña Alzate que la Ley “Pro Estampilla Carlos E. Restrepo” creada

para las Sociedades de Mejoras de Medellín y de los demás municipios quedó supeditada a

la expedición de una Ordenanza de la Asamblea, que a iniciativa del gobernador, determine

el cobro de esta estampilla. Advirtió que dicha ley tenía visos de inconstitucionalidad, por

cuanto no se podían cobrar impuestos sino para los servicios públicos y para las demandas

de la actividad estatal, no para destinarlos a personas particulares.234 Y como la Sociedad es

una institución de carácter privado, esto se convertía en un escollo difícil de salvar.

Para evitar los problemas de constitucionalidad, Peña Alzate sugirió que la ley sufriera una

ligera modificación agregándole “que los recaudos serán para dar cumplimiento a lo

dispuesto en el artículo 375 - 376 y 377 del Código de Régimen Municipal (DL. 1333/86)”.

En lugar de esa modificación legal, otra salida consistía en conseguir un Decreto

233 Ibidem.234 Ibidem.

104

Reglamentario del Presidente de la República.235 Se desconoce la aplicación dada a la Ley

de “Estampillas Carlos E. Restrepo”, pero todo parece indicar que esta se quedó en el limbo

jurídico.

Hasta 1991, año de expedición de la nueva Constitución Política de la República de

Colombia, la Sociedad de Mejoras recibió auxilios del Estado. Precisamente en aquel año,

el Municipio de Medellín firmó un convenio con Inversiones Medellín - Coca Cola y la

Sociedad de Mejoras Públicas, mediante el cual Coca Cola cancela a la entidad cívica la

suma de $ 9'987.000, por concepto de los impuestos correspondientes a los meses de

Octubre, Noviembre y Diciembre del año inmediatamente anterior, en pago del auxilio que

el Municipio tenía pendiente con la sociedad. En contraprestación, la Sociedad autorizaba a

Coca Cola la venta de sus productos en las instalaciones del Zoológico, donde solo tenía

derecho Postobón.236

Con la nueva carta política y la prohibición explícita de auxilios, el ingreso de recursos del

fisco municipal se ha visto fuertemente dificultado, aunque es posible que sigan ingresando

a la Tesorería de la Sociedad por concepto de contratos de prestación de servicios.

235 Ibidem.236 A. S. M. P. Acta No 1283, de noviembre 5 de 1991, p. 2

105

2. La Sociedad de Mejoras Públicas y la política

2.1. Interés público e interés privado.

El papel desempeñado por la Sociedad de Mejoras Públicas en el desarrollo de la capital

antioqueña abarca los más variados sectores de la vida económica, social, cultural y política

de la ciudad, con especial énfasis en los procesos de modernización urbanística, la

preservación del medio ambiente citadino y la promoción del arte y la cultura. Tal grado de

protagonismo no se puede entender sin antes considerar la concepción que los miembros de

esta institución tenían sobre la política, sus relaciones con las entidades públicas y la

manera en que se imbricaban dentro de ella, el interés público con el privado.

Es indudable que la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín es una institución de

carácter privado, sin ánimo de lucro y de profundo sentido cívico. Es innegable, esta

asociación es sin ánimo de lucro, en tanto los proyectos que esta emprende, aún siendo

rentables tienen como único fin la consolidación económica de la Sociedad, y no el

enriquecimiento de sus socios. Más aún, la obtención de recursos corre por cuenta de los

106

socios, mediante la atracción de donantes o socios contribuyentes, rifas, organización de

fiestas o con recursos de los gobiernos local, departamental o nacional.

En cuanto al carácter privado de la Sociedad, se pueden anotar varios elementos de juicio:

1) sus socios pertenecían a familias destacadas del desarrollo empresarial antioqueño; 2) la

iniciativa para su constitución no proviene del gobierno sino de dichas familias; 3) su

estructura interna, estatutos, recursos, administración, su autonomía y facilidades para

participar en empresas; 4) su estilo administrativo netamente empresarial; 4) las leyes,

ordenanzas y decretos expedidas por entes gubernamentales han tenido como único fin el

proveer recursos, o conceder privilegios a la Sociedad de Mejoras y nunca para intervenir

en su estructura interna.

Sin embargo, a pesar de ser jurídicamente regida por el derecho privado, la Sociedad tiene

un conjunto de aspectos que la asemejan a un instituto de carácter público. Los recursos

económicos provenían de la ciudadanía, a la cual se invitaba a aportar bajo el compromiso

de revertir dicho dinero en obras de interés público; en segundo lugar, las obras, fiestas,

empresas y demás aspectos de la SMP eran fiscalizados y seguidos atentamente por el

público, a través de la prensa, esto con el fin de garantizar la transparencia de la institución:

se publicaban mensualmente en los periódicos locales informes financieros, balances de

gestión y a través de este medio las personas se quejaban o solicitaban mejoras; en tercer

lugar, la SMP se valió en varias ocasiones de los recursos del Estado, o sustituyó al Estado

en sus funciones, esto con el aval y la satisfacción del gobierno de turno. Es por esto que la

SMP se encuentra en una situación bastante peculiar, pues jurídicamente es de carácter

privado, pero en varios aspectos adquiere un cariz público, por el mismo fin que persigue.

107

Nacida del seno de la sociedad civil, como expresión orgánica de un grupo multipartidista

de empresarios medellinenses, la Sociedad de Mejoras Públicas se dedica a actividades

propias de la esfera pública. Se entiende aquí por sociedad civil, “...el lugar donde surgen y

se desarrollan los conflictos económicos, sociales, ideológicos, religiosos, que las

instituciones estatales tienen la misión de resolver mediándolos, previniéndolos o

reprimiéndolos” 237. Según esta concepción, la sociedad civil está compuesta por

movimientos, asociaciones y organizaciones, las cuales representan los intereses de los

distintos grupos sociales. Esta noción de sociedad civil remite a unos intereses privados, a

diferencia de los intereses públicos, o del Estado.

Según Georges Duby, existe una aparente oposición entre lo privado y lo público, cuando

se considera lo público como lo perteneciente a todo un pueblo, lo que emana de un pueblo

( por lo tanto las autoridades e instituciones que soportan semejante Estado ); aquello que

es de todos y que no es objeto de apropiación particular. Por otro lado, está lo que

corresponde a lo privado, es decir los recursos propios, lo que es de uso propio, lo

doméstico y lo particular.238 En la realidad no existen tales distancias dicotómicas. Muy al

contrario se encuentran extensas intersecciones, puntos de encuentro, matices y áreas

próximas que dificultan la distinción entre las esferas de lo público y lo privado, la sociedad

civil y el Estado.

237 Bobbio, Norberto. (Texto sobre la dicotomía público / privado, capítulo II “La Sociedad civil”, documento de Clase de Teoría política, bajo la orientación del profesor Fabio Giraldo Jiménez. Instituto de Estudios Políticos U. de A.), p. 43238 Duby, Georges. “Poder privado, poder público”. En: Historia de la vida privada. Barcelona: Taurus, 1993. p. 19 y ss.

108

Precisamente allí se puede ubicar a la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, como

institución por medio de la cual la alta sociedad de Medellín, expresó sus intereses en tanto

grupo social portador de un proyecto de ciudad. Este proyecto implicaba aspectos que iban

desde lo urbanístico y lo medio ambiental, pasando por la vida cultural y el civismo. La

élite que se organizó en torno a la Sociedad de Mejoras, en tanto grupo hegemónico

consciente de su papel dirigente, supo ganar el consenso de la ciudadanía para su proyecto.

Esto no habría sido posible si el proyecto que le propusieron a la ciudadanía y al gobierno,

no hubiera representado en buena manera los intereses del público en general y del Estado.

Debe tenerse en cuenta además que la diferenciación entre sociedad civil y Estado es

inherente a un cierto grado de desarrollo del capitalismo y al sistema democrático que le

subyace. En la medida en que se separan ambas esferas se puede hablar de una sociedad y

un sistema político moderno, o no. El mismo Norberto Bobbio señalaba cómo la

contraposición entre sociedad civil y Estado, surge en forma paralela al nacimiento de la

sociedad burguesa, siendo consecuencia “natural” de la diferenciación y de una consciente

división de funciones ...cada vez más necesaria entre quien se ocupa de “la riqueza de las

naciones” y quien se ocupa de las instituciones políticas.239

Puede pensarse a manera de hipótesis que la diferenciación y división de funciones entre la

sociedad civil y el Estado en Colombia no estaba muy consolidada a principios del siglo y

por tal razón la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, como sus similares de Bogotá,

Cali, Barranquilla y otras ciudades del país, trataban de llenar un vacío del Estado. Por eso

cuando el Estado entró a ocupar aquel “espacio”, desplazó a las sociedades de mejoras,

239 Bobbio, Norberto. “La sociedad civil”. Doc. cit., p. 65

109

considerándolas incluso como rivales o adversarias, y trató de invisibilizarlas o de restarles

protagonismo.

2.2. La Sociedad de Mejoras Públicas y los partidos.

Uno de los principales problemas que aquejan a la sociedad colombiana es el de la baja

cultura política de la población. Esto incide directamente en el nivel organizativo de la

sociedad civil, en la baja participación política y en una visión negativa de lo político. Esta

situación no es gratuita. Tiene relación directa con una cruenta historia de luchas

partidistas, de exclusión e intolerancia, y con la permanencia de prácticas clientelistas, que

impiden la apertura democrática prometida por la Constitución Política de 1991.

Richard Sennett, ha mostrado como hay cierta similitud entre la crisis de la sociedad

romana y la vida moderna. El elemento común entre ambos momentos es la restricción de

la vida pública con respecto a la vida privada. Los romanos, luego de la era de Augusto -

igual que en la actualidad - “comenzaron a considerar sus vidas públicas como una

cuestión de obligación formal”. Es evidente, la vida pública, en donde se desarrollan las

relaciones entre los ciudadanos con el Estado, se mantienen dentro de un espíritu de

resignada aceptación y la mayoría de las personas, buscamos refugio en lo íntimo, en el

seno cálido del hogar, con nuestras familias y amigos, lejos de los peligros de la calle, las

plazas y los recintos públicos.240 Como consecuencia de este cambio se ha producido una

fuerte tendencia hacia el individualismo, que llega a veces a cierto grado de narcisismo.

“En la medida en que aumenta el interés por las cuestiones de la personalidad (egoísmo),

240 Sennett, Richard. El declive del hombre público. Barcelona: Alfonso Impresores, 1978. p. 11 y ss.

110

la participación con desconocidos en procura de fines sociales ha disminuido; o esa

participación es falseada por la cuestión sicológica”.241

Hannah Arendt, por su parte ha mostrado que el concepto griego de la política era

supremamente valorativo, en tanto se consideraba a la capacidad del hombre para la

organización política, en oposición a la asociación natural cuyo centro es el hogar y la

familia. En las ciudades - estado griegas, el individuo llevaba además de una vida privada,

una especie de segunda vida, la de la política. Existía una distinción clara entre lo que es la

familia y la vida doméstica y la esfera de lo comunal. Precisamente, la fundación de la polis

fue precedida por la destrucción de todas las unidades que se basaban en el parentesco,

tales como la phratria y la phyle.242

En la escala de valores de la cultura griega, la esfera familiar era la de la adquisición de

medios de subsistencia, algo de poca significación, propio de mujeres y esclavos; el mundo

de las necesidades y las exigencias. Sólo la política, la esfera de la polis era la de la libertad

y la igualdad. Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el

mando de alguien, no gobernar ni ser gobernado. En el mundo moderno esta relación es a la

inversa, el mundo de la necesidad, de la vida doméstica es el que prima en la vida y el más

importante, mientras que se desprecia la esfera política dejándola en manos de los políticos

profesionales. Estos políticos en tanto asumen la política como profesión y medio de

procurarse la subsistencia, la han envilecido y utilizado en pro de sus intereses privados,

mientras han subordinado lo público.243

241 Ibid. p. 20242 Arendt, Hannah. La condición humana. Paidós, 1993. p. 39243 Ibid. p 42 y ss.

111

Al estudiar la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y sus miembros, en relación con la

ciudad, resulta tentadora la posibilidad de establecer un parangón, guardadas las distancias,

con respecto a las ciudades clásicas grecolatinas, y la manera en que los ciudadanos de sus

ciudades - estados, ejercían la política y se movían entre la esfera pública y la privada. Un

primer aspecto en común, es el hecho de que los miembros de la Sociedad eran en su

totalidad, empresarios de reconocida trayectoria en la vida económica de la ciudad. En su

mayoría eran comerciantes, pioneros de industria, urbanizadores o profesionales,

pertenecientes a familias de gran prestancia económica, es decir personas que tenían

resueltos sus problemas de subsistencia. Esta condición les permitía disponer de parte de su

tiempo para dedicarse a la política, ocupar cargos públicos, pensar y proyectar la ciudad en

donde vivían y a la cual se sentían unidos por lazos antiguos y fuertes.

Un segundo elemento en común es la manera en que entendían la política. Para los

impulsores de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, la política era entendida en su

sentido amplio. La vida política es aquella que se realiza en la esfera pública pensando en

los intereses de una comunidad, es esa otra vida, que como en los pueblos grecolatinos es

espacio de libertad, que puede afectar a todo un pueblo y que por lo tanto está sujeto a la

opinión pública. A diferencia de la vida privada que se hace para el beneficio particular,

que no se discute ni es dada a conocer del público. La política no era sólo aquella que se

ejercía desde los partidos, que había dividido al país en dos bandos armados rivales a

muerte y que mantenían a la nación en una deplorable situación de atraso y guerra

permanente. La separación de Panamá, alimentada por la Guerra de los Mil Días, alertó de

manera definitiva a la élite antioqueña contra aquella forma tradicional de hacer política.

112

Por esta razón no suscribimos aquí lo planteado en un libro reciente del profesor Fernando

Botero Herrera, según el cual: “La élite empresarial y comercial que fundó la Sociedad de

Mejoras Públicas desarrolló simultáneamente una preocupación por lo público y una visión

negativa frente a la acción de los políticos, que acabó englobando también a la política en

su acepción más amplia...”244. Para hacer esta afirmación, el profesor Botero cita uno de los

apartes de la conversación sostenida por Carlos E. Restrepo y Gonzalo Escobar, fundadores

de la Sociedad de Mejoras, en su camino de regreso de Bogotá a Medellín, cuando surge la

idea de emular la Sociedad de Embellecimiento de la capital de la República. En dicha

conversación, Gonzalo Escobar se refiere peyorativamente al Congreso de la República y a

“sus mayorías”. A partir de este hecho, se afirma que este tipo de comentarios no fueron

circunstanciales y “consolidaron paulatinamente una mentalidad negativa frente a lo

político” durante la primera mitad del siglo XX245. Como se verá más adelante, en esa

visión política de la SMP estaba el germen de lo cívico como opción política.

La Sociedad de Mejoras Públicas se convirtió en un espacio de acción política, donde,

haciendo a un lado los problemas ideológicos partidistas, la élite medellinense ejerció

presión y negoció los problemas de la naciente urbe, con el propósito de llevarla a merecer

la categoría de ciudad moderna. La participación de estos empresarios en la Sociedad de

Mejoras, no era extensión de sus negocios e intereses privados, no se utilizó esta institución

para beneficio personal y cuando alguien quiso lucrarse de ella, pronto fue llamado al

orden. El poder de convocatoria y la influencia que sobre los entes gubernamentales llegó a

244 Botero Herrera, Fernando. Medellín 1890 - 1950. Historia urbana y juego de intereses. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1996. p. 31245 Ibid. p. 32

113

tener la SMP, no fue utilizada por los socios, para beneficio de sus negocios particulares, -

al menos de manera directa -, pues ellos pertenecían a las familias más prestantes de la

ciudad, y sus negocios tenían una dinámica propia. Es de anotar, que fue más palpable un

apoyo económico directo de las empresas y negocios particulares a las obras públicas

gestionadas por la Sociedad de Mejoras. En otras palabras, la preocupación por lo público

desplegada por esta institución es de por sí política.

No quiere decir esto que la dirigencia antioqueña despreciara la actividad política desde los

partidos. También desde ellos intentó realizar un giro en las prácticas políticas, aunque la

maquinaria clientelista, las alianzas de los partidos tradicionales y las campañas de la

Iglesia, dieron al traste con su propuesta. Un reciente estudio del historiador Fernando

Correa, ha mostrado que la élite antioqueña aglutinó las fracciones más civilistas y

modernizantes de ambos partidos, con el propósito de crear una opción política “para

ejercer la lucha contra los hábitos políticos excluyentes, para hacer comunes las reglas de

juego de las disputas políticas y, finalmente, para llegar a la dirección del Estado”246.

En Antioquia a fines del siglo XIX, un sector importante de conservadores antioqueños se

encontró con cierta fracción del partido liberal en sus críticas a los gobiernos excluyentes,

centralistas, “despóticos” (en sus palabras) de la Regeneración y crearon un movimiento

conocido como “histórico republicano”, el cual se lanzó a las elecciones de 1892 con

Marceliano Vélez como candidato a la presidencia. Esta idea fue retomada unos años

después por los padres de la Unión Republicana: “Se pensaba aquí como una agrupación

246 Correa, Fernando. Republicanismo y reforma constitucional, 1891-1910. Medellín: Universidad de Antioquia, 1996. p. 8

114

nueva, compuesta por elementos de ambos partidos tradicionales que consideraban que

tenían más cosas en común entre sí que con sus respectivas organizaciones políticas y que

veían cómo la agudización de los conflictos se alejaba cada vez más de una convivencia

pacífica”247.

Los conservadores históricos fueron liderados por Marceliano Vélez, Alejandro Botero,

Carlos E. Restrepo, Rafael Botero, Rafael Navarro Eusse, Fabriciano Escobar, Francisco de

Paula Muñoz, Jaime Córdoba, Luis María Mejía Alvarez, Abraham Moreno, entre otros y

contó con apoyo en otras regiones del país. Por su parte, la Unión Republicana tuvo como

padre a Carlos E. Restrepo, fundador e impulsor de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien

en abril de 1899, dos meses después de creada aquella, publicó su periódico El Correo de

Antioquia, por medio del cual difundió sus ideas republicanas, predicando la tolerancia

“como única actitud que evitaría la guerra y propiciaría la paz permanente, con lo cual la

alternancia de los partidos se haría posible”248. En la redacción de este periódico Carlos E.

Restrepo se apoyaría inclusive en varios liberales, entre ellos Saturnino Restrepo,

encargado de la sección literaria.

La Unión Republicana de Carlos E. Restrepo, apoyada por individuos representativos de la

élite antioqueña (Pedro Nel y Tulio Ospina, Miguel y Eduardo Vásquez, Alejandro Botero,

Abraham Moreno, Carlos Vásquez Latorre y Rafael Navarro Eusse, entre otros), y por

medio de juntas republicanas dispersas por las principales ciudades del país tuvo una

exitosa participación en las elecciones para Senado y Cámara en 1909, luego de las cuales

247 Ibid. p. 21-22248 Restrepo, Carlos E. Orientación Republicana. Tomo I. Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1972. p. 220. (citado por Fernando Correa. Op. Cit. p. 44)

115

se produjo la caída del General Rafael Reyes del poder249. Luego de una serie de

acontecimientos políticos que no son del caso relatar, los republicanos triunfaron en su

propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, ( en la cual fueron

mayoría), por medio de la cual eligieron como presidente de la república a Carlos E.

Restrepo el 15 de julio de 1910250. Para entender lo que significaba para Carlos E. Restrepo

el republicanismo obsérvese lo que decía a los redactores del periódico La Joven Antioquia,

en plena campaña antireyista:

“La doctrina sustancial de la unión republicana implica un avance civilizador, que

no a todos es dado sentir y apreciar: es el triunfo de la reflexión sobre el instinto, de

la tolerancia inteligente sobre los odios bárbaros. Verán ustedes cómo dentro del

credo nuevo se encuentran bien los espíritus cultivados y cómo a él son refractarias

las pasiones ciegas; se le defiende con razones y con libertades; se le ataca con la

procacidad y la calumnia. Cada uno de nuestros viejos partidos tuvo sus ideales

altos y fueron éstos los que los llevaron a luchas gloriosas; pero al lado de esos

ideales ha vivido un instinto conservador nocivo: la conservación de intransigencias

y venganzas”251.

Como puede verse, un sector de la élite antioqueña, representada en personajes como

Carlos E. Restrepo, no renunció a la actividad política desde los partidos, sino que procuró

crear nuevas expresiones y organizaciones políticas, con una concepción más amplia,

civilista y tolerante de la acción política. Pero como se ha venido afirmando, la política, no

249 Correa, Fernando. Op. Cit. p. 121 y ss.250 Ibid. p. 155 y ss.251 Restrepo Carlos E. Antes de la presidencia. Tomo I. Medellín: Imprenta Departamental, 1982. p. 65

116

sólo se ejerce desde los partidos. También desde la sociedad civil se realizan actividades

que inciden directamente en los manejos del Estado, en la estructura del mismo, en sus

políticas sociales, económicas y culturales.

Si como asegura Norberto Bobbio, los partidos políticos cumplen la función de transmitir

las demandas (in puts) de la sociedad civil, que luego se volverán objeto de decisión

política y solución de Estado252, qué sucede cuando estos partidos, como los nuestros a

finales del siglo XIX, se ocupaban de distribuir el pastel burocrático y de intereses

particulares de uno u otro político en particular y poco de los intereses colectivos?. Qué

sucede cuándo los partidos no cumplen con su papel de intermediario entre sociedad civil y

Estado?. Es ahí cuando la misma sociedad civil a través de sus organizaciones se presenta

en la escena pública y presenta sus demandas, con el fin de buscar su satisfacción por parte

del gobierno. No obstante, nuestra sociedad civil era débil por entonces y casi inexistentes

sus formas organizativas. Quizás la Sociedad de Mejoras Públicas era el único germen de

sociedad civil en nuestra ciudad, como expresión orgánica de los intereses de la élite

residente en la ciudad de Medellín. Con la diferencia que la SMP no sólo presentó las

demandas, sino que realizó estudios, consiguió recursos, gestionó y administró sus

proyectos, apoyado en instituciones estatales como la Gobernación, la Alcaldía y el

Concejo Municipal.

2.3. Lo cívico como opción política

252 Bobbio, Norberto. “La sociedad civil”. Documento citado, p. 43

117

Apenas hace pocos años en el país, con la elección popular de alcaldes, ha comenzado a ser

frecuente el hablar de candidatos cívicos en las elecciones. Tal y como se concibe a los

movimientos que respaldan a dichos candidatos, se trata de individuos independientes de

los partidos políticos tradicionales, líderes natos de las comunidades, que plantean

programas de gobierno participativos y con unos proyectos precisos de beneficio común.

Algunos, por supuesto defraudaron por el incumplimiento luego de su llegada al poder

municipal. Otros han sido más leales a sus promesas de gobierno. Lo cierto es que han

surgido nuevas opciones políticas, nacidas en el seno de la sociedad civil, que han

cambiado en cierto grado, las prácticas políticas y han recuperado la credibilidad de la

población en la confrontación democrática.

Cuando se estudia con cierto cuidado la historia de la Sociedad de Mejoras Públicas, es

inevitable plantear que en su filosofía y actitud frente a la política tradicional se hallaba el

germen de la opción cívica. A pesar de que nunca se planteó a sí misma como fuerza

política, ni consideraba siquiera que el civismo fuera una opción política, en las campañas

que desarrolló a lo largo de sus casi cien años, inculcó ciertos valores de participación,

compromiso y valoración de lo propio, que calaron en nuestra sociedad y que fueron el

fermento del civismo como opción política. Naturalmente que nunca se planteó de tal

manera, ni estaba entre sus propósitos, pero de alguna manera, con sus obras y campañas

educó una sociedad civil en ciertos ideales de la labor política que luego fueron retomados

por los movimientos cívicos.

UN argumento más en favor de esta interpretación, retomando al profesor Fernando Botero,

es el de que la mentalidad negativa frente a los políticos y las prácticas políticas

118

tradicionales, desembocó en lo que denomina una “concepción instrumentalista del estado y

pragmática de la política”. Sin lugar a dudas, tanto la Sociedad de Mejoras Públicas como

la élite económica de Medellín, “consideraban que el estado debía actuar como un gerente y

de manera técnica”253. Por esa razón, Ricardo Olano, el dirigente más destacado de la SMP

consideraba que el Concejo municipal “debe ser compuesto de ingenieros, médicos,

hombres de negocios, abogados, arquitectos, industriales”254. Esa misma concepción

pragmática de la política e instrumentalista del Estado es la de los movimientos cívicos

actuales, los cuales conducen a los cargos públicos a individuos, no a partidos y que recurre

a alianzas multipartidistas para lograrlo.

Esa misma actitud es la que permite entender que la Sociedad de Mejoras Públicas de

Medellín solicitaran al gobierno en noviembre de 1903 eximir a sus socios de servir como

jurados en las elecciones de aquel año255. El 2 de diciembre del mismo año se leyó la nota

del Presidente del Jurado Electoral dirigido al Presidente de la Sociedad manifestándole que

“por unanimidad” se había resuelto tener en consideración a los socios que forman la

Sociedad. para no nombrarlos de jurados en las próximas elecciones256. Esto no debe

entenderse como una actitud de menosprecio a los procesos democráticos, sino como algo

propio de una institución que se presenta ante la opinión pública como independiente y que

no puede verse inmiscuida en problemas electorales, los que frecuentemente eran acusados

de fraudulentos. Si se trataba de crear una nueva cultura política era preciso evitar ser

asimilados con la política tradicional.

253 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 32254 Olano Ricardo. Propaganda Cívica. 2a ed. Medellín: Bedout, 1930. p. 70. (Citado por Fernando Botero Herrera. Op. Cit. p. 32)255 A. S. M. P. Acta No 59, de 11 de noviembre de 1903, f. 91256 A. S. M. P. Acta No 61, del 2 de diciembre de 1903, f. 92

119

Para reconfirmar lo que se ha venido diciendo, baste con mencionar que en la reunión del

11 de abril de 1904, el Presidente de la Sociedad de Mejoras propuso y fue aprobado lo

siguiente: “Nómbrese una comisión que insinúe a los comités políticos el nombramiento de

personas hábiles para consejeros municipales que han de ser elegidos en las próximas

elecciones”. Fueron nombrados para desempeñar dicha comisión los señores Eduardo

Zuleta, Gabriel Latorre y Gregorio Pérez y con autorización de presentar una lista larga de

candidatos257. No se trata por supuesto de una actitud “apolítica”. El propósito de dicha

comisión, como la de otras que se presentarían luego era la de insinuar y proponer a los

comités de los dos partidos tradicionales que presenten en sus listas a personas reconocidas

socialmente, profesionales y que promuevan desde el Concejo los intereses públicos. De

otro lado, muchos de los miembros de la Sociedad pertenecían a uno u otro partido y

podían ser incluidos en las listas de candidatos.

Por esta razón, no debe extrañar que en la reunión del 28 de octubre de 1907, el señor

Gonzalo Escobar (cofundador de la SMP), propusiera y fuera aprobado por la Sociedad,

pasar al Gobernador una lista de las personas que, a consideración de los socios fueran

“aptas y convenientes para desempeñar el cargo de consejeros municipales en el nuevo

período”. La propuesta fue mejorada por José A. Gaviria quedando consignada de la

siguiente manera:

“Pásese una nota al Sr. secretario General de la Gobernación en que se le diga que el

señor Gobernador había ofrecido al señor Presidente de la SMP que la Gobernación

257 A. S. M. P. Acta No 64, del 11 de abril de 1904, f. 97 y 98

120

aceptaría algunos candidatos para concejales para el próximo período que la SMP le

proponga y que en virtud de tal ofrecimiento se permite incluir la siguiente lista para

que de ella escoja la Gobernación los candidatos ofrecidos: Manuel J. Alvarez

Carrasquilla, Camilo C. Restrepo, Enrique Olarte, Basilio Martínez, Juan de la C.

Escobar, José M. Jaramillo Martínez, Dr. Libardo López, Manuel María Escobar,

Lázaro Botero E. y Pastor Gaviria”258.

Del anterior listado debe destacarse que algunos eran miembros de la Sociedad y otros,

reconocidos hombres de negocios, intelectuales y urbanistas, los cuales encarnaban, según

el criterio de la Sociedad de Mejoras Públicas, el prototipo de hombre cívico.

Un hecho similar se dio el 26 de agosto de 1935, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas

resolvió enviar la siguiente resolución a los distintos directorios políticos de Medellín. El

texto es extenso pero ilustrativo sobre la filosofía política de la Sociedad:

"Considerando: 1- Que de los Concejos Municipales depende el progreso material y

espiritual de las ciudades, grandes o pequeñas. 2- Que el desarrollo inesperado de

Medellín sobre el aumento enorme de su población y al propio tiempo la difícil

situación económica Municipal, reclaman la colaboración cívica e intelectual de la

ciudadanía

Resuelve: dirigirse de la manera mas respetuosa y encarecida a los directorios

públicos de Medellín para suplicarles que al hacer la escogencia de candidatos para

el próximo Concejo Municipal se sirvan tener en cuenta: 1- Que para la formación

de las listas correspondientes se dé referencia a los ciudadanos que por sus virtudes

258 A. S. M. P. Acta No 130, de 28 de octubre de 1907, f. 221 y 222

121

cívicas y sus capacidades administrativas y técnicas sean merecedores de la

confianza de la ciudadanía para ocupar tan delicada decisión, escogiendo

ciudadanos nacidos en Medellín o vinculados a la ciudad por sangre y por historia.

2- Que los nombres sean adoptados para consejeros suplentes reúnan las mismas

cualidades de civismo y competencia que los ciudadanos postulados para consejeros

Municipales"259.

No obstante, lo anterior no niega la posibilidad de que en épocas de crisis y exacerbación

de las pugnas entre partidos, la SMP se autoproclamara como “apolítica” y buscara servir

de mediador en la confrontación. Así, en la reunión del 19 de abril de 1948, luego de los

hechos violentos que siguieron a la muerte del caudillo liberal Jorge E. Gaitán, en el acta de

aquel día se hizo constar: “Que ahora mas que nunca, la sociedad debe conservar su

carácter de entidad apolítica y proceder con especial cautela ante las autoridades, en

atención a la situación fiscal que seguirá siendo sumamente estrecha. Ha considerado que

es un deber imprescindible el de ayudar al Gobierno, en lugar de crearle dificultades de

cualquier genero.” En la misma sesión se sentó además la siguiente proposición:

“La Sociedad de Mejoras Publicas de Medellín, al reanudar sus sesiones, que habían

sido temporalmente suspendidas por graves motivos de orden publico, hace llegar al

Gobierno de la República, a las autoridades eclesiásticas y a la ciudadanía en

general, la mas sentida expresión de pesar por los reprobables atentados cometidos

el 9 del presente mes. La sociedad lamenta sinceramente la destrucción ocasionada

y los incendios provocados culpablemente y hace votos por la completa restauración

de los damnificados.”260

259 A. S. M. P. Acta No 1253, de agosto 26 de 1935, pp. 699 - 700260 A. S. M. P. Acta No 1779, de abril 19 de 1948.

122

NO será ésta la última vez en que la Sociedad de Mejoras Públicas se designe a sí misma

como entidad apolítica. Tal denominación es comprensible como parte de una reacción

frente a una concepción imperante, según la cual, lo político es similar a confrontación de

partidos. Con mayor razón desde la llamada época de la violencia la institución cívica

emprendió una campaña, a través de su revista “Progreso”, con el fin de informar a los

grupos enfrentados sobre su carácter neutral.

Hasta los años más recientes, como se mostrará a lo largo de este trabajo, la Sociedad

mantendrá una estrecha relación con los organismos del Estado, sin dejar de lado el recurso

a los partidos por medio de sus socios, con el fin de lograr mayor efectividad en sus

propuestas. Ya habrá tiempo de observar cómo el Estado le delega a la Sociedad la

administración de impuestos destinados a la arborización, el ingreso de auxilios

parlamentarios con destino al Instituto de Bellas Artes y las relaciones con la Gobernación

y la Alcaldía.

2.4. Relaciones con la prensa

Como institución que pretendía velar por el interés público, la Sociedad de Mejoras

Públicas, siendo institución de carácter privado, buscó mantener enterada a la opinión

pública de los problemas que consideraban más urgentes, de los proyectos que iban

gestionando, de sus balances anuales, y por medio de ella recibían las solicitudes de parte

de la ciudadanía. Como diría Norberto Bobbio, en la esfera de la sociedad civil se ubica el

fenómeno de la opinión pública, “entendida como la expresión pública de consenso y

123

disenso con respecto a las instituciones, transmitida mediante la prensa, la radio, la

televisión, etcétera”261.

La Sociedad de Mejoras Públicas como institución mediadora entre la sociedad civil y el

Estado, conocía muy bien la necesidad de canales de transmisión con el público. Había una

preocupación permanente por la opinión que se formaba la ciudadanía sobre la gestión que

realizaba y se puede asegurar, que con mucho éxito formaron un consenso favorable en

torno a su imagen. Tal fue la importancia que le dio la Sociedad a la prensa que a pesar de

que los principales periódicos de la ciudad prestaron de manera generosa sus columnas para

informaciones relativas a la SMP, desde 1910 ella misma empezó a publicar su periódico

“Progreso”, por medio del cual divulgaba sus obras, balances, a la vez que hacía sus

campañas cívicas y culturales.

Para diversos asuntos y objetivos se recurrió a la prensa. Un primer ejemplo lo constituye la

solicitud hecha a los diarios de la ciudad, para que gratuitamente se informe la Sociedad de

las necesidades de la ciudad262. Una primera intencionalidad sería de que sirviera de

transmisor de las opiniones del público sobre las que consideraran las necesidades más

apremiantes de la ciudad. Este medio complementaría el sistema regular de

correspondencia, por medio del cual se recibían las solicitudes de la ciudadanía. Lo

interesante es que la SMP atendió muchas de las demandas publicadas en la prensa, como

sucedió el 17 de julio de 1903, cuando fueron nombrados Pastor Gaviria y Ricardo Olano

para que de acuerdo con el Señor alcalde atendieran a la insinuación de El Clarín respecto

al aseo de la fuente y plazuela de Felix de Restrepo. En la misma fecha se nombró a

Gregorio Pérez “para que de acuerdo con el Alcalde atiendan a la insinuación que hace el

261 Bobbio, Norberto. Doc. Cit., p. 45262 A. S. M. P. Acta No. 42, de junio 24 de 1903, f. 64-65.

124

pequeño diario respecto de las tarifas y mejor mes de los cocheros”263. Por hechos como el

anterior, se puede asegurar que la Sociedad estuvo siempre abierta a las demandas del

público y trató de resolverlas, mientras hubo recursos.

Por la actitud asumida, diversos periódicos ofrecieron sus columnas a la Sociedad y al

público en general con diversos fines. UN caso ilustrativo lo proporciona el señor César

Piedrahita, quien en 1905 ofreció las columnas de su periódico La Organización para que

fueran publicadas las cuentas y el balance de la Sociedad de Mejoras Públicas

mensualmente264. Un ofrecimiento similar fue hecho en 1908 por Alejandro López,

miembro de la Sociedad y columnista del mismo periódico para que ésta contara con un

espacio permanente para avisos de la Sociedad265. Este fue otro de los objetivos por los que

la Sociedad recurrió a la prensa, el brindar información sobre el funcionamiento, estado

financiero y balances de gestión, evitando así reticencias y sospechas del público

Algo similar ocurrió en 1907, cuando luego del informe dado por el Inspector de Calles,

empleado de la Sociedad encargado de la refacción de calles (con las rentas cedidas por el

municipio para este efecto), se aprobó el informe y se resolvió que se publicara en algunos

de los periódicos de la ciudad. El informe se publicó con especificación del dinero

recaudado y de la manera como había sido invertido266.

Otra forma de aprovechar los espacios brindados por la prensa fue el debate de asunto

públicos, o la defensa de la Sociedad de Mejoras frente a acusaciones que se le hacían. Así

ocurrió un mes luego de publicado el anterior informe, cuando El Bateo cuestionó el

manejo de los dineros recaudados para refacción de calles y el mismo hecho de que el

263 A. S. M. P. Acta No. 45, de julio 17 de 1903, f. 68264 A. S. M. P. Acta No 72, de 26 de septiembre de 1905, f. 112-115265 A. S. M. P. Acta No 140, de 25 de febrero de 1908, f. 236266 A. S. M. P. Acta No 123, de 3 de septiembre de 1907, f. 211

125

municipio cediera recursos a la SMP. En la reunión del 12 de noviembre de 1907 en la

reunión de la Junta se convino hacer una explicación en público rectificando los cargos

lanzados por el periódico El Bateo267. Como puede observarse la posibilidad de disenso

estaba dentro de los presupuesto de la Sociedad, así como la posibilidad de defensa debate.

Para evitar nuevos cuestionamientos de la prensa sobre los manejos de los recursos

públicos Manuel J. Alvarez tuvo la idea, aceptada por la Junta Directiva de publicar

mensualmente los informes sobre refacción de calles.268

En el mismo orden de cosas se entiende que en 1908, la Sociedad, luego de escuchar el

informe de su presidente el Dr. Alejandro López , a petición de José A. Gaviria, resolviera

publicarlo en un periódico de la ciudad”269. En el mismo año se resolvió publicar en la

prensa un extracto de las actas de esta junta270.

Finalmente, la Sociedad de Mejoras Públicas recurrió a la prensa para hacer sus campañas

cívicas o para hacer sugerencias sobre el deber ser del trabajo periodístico. Un caso preciso

de esta injerencia en la prensa se dio el 6 de agosto de 1928, cuando se aprobó la propuesta

de Bernardo Correa de dirigir una nota a “La prensa de la ciudad solicitándole que procure

no hacer relatos emocionantes de los delitos atroces que se cometan ni de las pequeñas

delincuencias, debido a que ellas contribuyen desgraciadamente a aumentar la

criminalidad...”271 Esta solicitud se entiende dentro de un propósito global de educación

cívica inherente a la Sociedad de Mejoras, en la cual la prensa jugaba un papel primordial.

267 A. S. M. P. Acta No 132, de 12 de noviembre de 1907, f. 224268 A. S. M. P. Acta No 135, de 3 de diciembre de 1907, f. 227269 A. S. M. P. Acta No 137, de 4 de febrero de 1908, f. 230270 A. S. M. P. Acta No. 156, de 7 de julio de 1908, f. 259271 A. S. M. P. Acta No 966, de agosto 6 de 1928, p. 321

126

2.5. La Sociedad de Mejoras y el poder público

Retomando lo dicho más arriba, se puede asegurar que la dirigencia antioqueña, cuya célula

básica de proyección es la familia, portadora de un proyecto de sociedad y de ciudad, un

sentido de pertenencia fuerte, un patrón fuerte de diversificación y asociación para negocios

y obras de mutuo beneficio, encontró en la Sociedad de Mejoras Públicas un instrumento

que le permitiría convertirse en un actor social protagónico en la esfera pública y que

representara sus intereses ante los organismos del Estado.

Debe aclararse, sin embargo, que la SMP como manifestación de las formas organizativas

de la élite regional, es una institución con características similares a la Sociedad San

Vicente de Paúl, aunque creada para propósitos diferentes. No tiene ningún carácter

popular, aunque en determinados momentos pudo defender intereses populares, al

promover el interés público. En cuanto a la finalidad de la élite al crear esta Sociedad, es

evidente la manera en que se sirvió de esta organización para expresar de una forma

integrada sus demandas ante las esferas locales y regionales del Estado. La SMP le permitió

pasar de ser una fuerza social importante pero difusa en sus integrantes, al carácter de actor

social.

Puede ser que la presencia estatal en la región antioqueña no llenara sus expectativas o que

la cobertura e intensidad de esta presencia no fuera la más óptima. Preocupados por los

nuevos retos que imponía el mundo occidental en la transición de siglos, los gestores de la

SMP, buscaron a través de ella proyectar su ideal de ciudad, para lo cual requerían de un

trabajo mancomunado con los organismos del Estado que más incidían en la conformación

127

urbana de la ciudad. Por tal motivo desde los primeros años de labor, diseñaron un esquema

de trabajo concertado con el Concejo de la ciudad, sin descuidar otros niveles del poder

público como la Gobernación y la Alcaldía de Medellín. Lo cierto es que desde su creación,

la SMP fue consultada por el Concejo Municipal de Medellín para la toma de decisiones

con respecto al ornato de la ciudad. Sin embargo, la SMP nunca adoptó un tono

contestatario frente al Concejo, el Alcalde o el Gobernador. Todas las gestiones que esta

realizaba estaban regidas por unas normas de protocolo, relaciones públicas y diplomacia

que le permitieron tener éxito en casi todas sus propuestas.

Esta situación intermedia entre el Estado y la sociedad civil le permitía a la Sociedad de

Mejoras Públicas gozar de una inusual capacidad de gestión. Por esta razón la SMP y sus

socios están presentes en la gestación y ejecución de las principales obras públicas que

marcaron de manera definitiva la estructura y conformación urbanística de la ciudad. Esta

presencia y acompañamiento de la sociedad civil en la gestión estatal, correspondía a una

situación del proceso de construcción del Estado-nación, hasta cierto punto precaria. El

Estado, de menor tamaño que el actual, requería del apoyo de organismos de la sociedad

civil en forma más acuciante y permanente, para atender a las múltiples demandas de la

creciente población, el acelerado desarrollo económico y la expansión de la urbe. En este

sentido se entiende lo dicho por Jorge Montoya Toro en su “Breve historia de la S. M. P. de

Medellín”, publicada en 1975:

“Fue voluntad de los fundadores de la SMP desde un comienzo, conservar su

autonomía frente a las autoridades distritales, sin que ello significara un aislamiento

128

o desinterés por todo lo que fuera iniciativa oficial. Muy por el contrario, a lo largo

de la fructífera existencia de la SMP han existido cordiales relaciones con las

autoridades de las diversas ramas, ha habido mutuo respaldo a iniciativas de un lado

o del otro y tanto las directivas de la entidad cívica como las del municipio, en

especial las que han integrado el cabildo, aúnan esfuerzos para hacer próspera la

gestión de ambos, en provecho de los habitantes de la ciudad”272.

En todo caso, en las actas de la Sociedad de Mejoras se encuentran desde muy temprano

datos que permiten asegurar que desde el mismo momento de su creación ésta institución

encontró respaldo en los organismos de gobierno presentes en la ciudad. Un hecho que

permite asegurarlo es que el 27 de marzo de 1899, apenas dos meses después de creada la

Sociedad, se dispuso hacer la última revisión de los estatutos, y luego de ser aprobados

solicitar la publicación de ellos en la Imprenta del Departamento273. Unos días después de

esto, se dirigieron “sendos oficios” al Gobernador del departamento y al Presidente del

Concejo “dándoles cuenta de la organización definitiva de la sociedad y pidiéndoles ciertas

autorizaciones en lo concerniente a las obras públicas que se ejecuten”.274.

Tan sólo unos meses después de la anterior comunicación, la SMP empieza una profusa

correspondencia a través de la cual ésta “excita” al Concejo Municipal para que ejecute, o

legisle sobre uno u otro aspecto de interés público. Así por ejemplo, el 6 de julio de 1899

pidió al Concejo que contratara un carro con regadera para el servicio de las calles de la

272 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 267273 A. S. M. P. Acta No 5, de 27 de marzo de 1899, f. 6274 A. S. M. P. Acta No. 8, de 18 de abril de 1899, f. 12

129

ciudad, ofreciendo contribuir con una cantidad en dinero, y en su defecto pide que se le

autorice para contratarlo apropiando en el presupuesto la partida suficiente275. Como puede

observarse, las atribuciones que la SMP consideraba como propias de su gestión eran

amplias e invadían áreas del Estado, como la apropiación del presupuesto municipal y la

realización de obras públicas.

En pleno desarrollo de la Guerra de los Mil Días, luego de una pausa de algo más de un

año, la Sociedad de Mejoras reinició labores. El 1o de mayo de 1901, buscando ejercer

mayor presión y una atención mas pronta y eficaz en sus solicitudes al gobierno (o a los

particulares), por disposición presidencial se resolvió que “las notas y memoriales dirigidos

a la municipalidad, al gobernador o a los particulares, cuando revistan carácter de

importancia, serán firmados por toda la Sociedad”276. Terminada la guerra y bajo la

presidencia de Gonzalo Escobar fue aprobado enviar una nota al señor gobernador

anunciándole que la SMP se reunía nuevamente, y “solicitando del señor jefe militar por su

conducto la permanencia en la ciudad de una Compañía del Batallón Zapadores para que

sirva tanto a los trabajos de la municipalidad como a los de la Sociedad”277. Como puede

observarse, las relaciones de la Sociedad con los entes gubernamentales fueron muy

tempranas y se mantuvieron por lo menos hasta mediados del siglo XX.

De otro lado, la Sociedad llegó a tener funciones de veeduría ciudadana frente a la gestión

realizada por el Concejo municipal. Por tal motivo el 5 de junio de 1903 se aprobó la

proposición del socio Francisco A. Cano en el sentido de solicitar permiso a la Secretaría de

275 A. S. M. P. Acta No. 14, del 6 de julio de 1899, f. 21276 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1o. de mayo de 1901, f. 43277 A. S. M. P. Acta No. 36, del 13 de mayo de 1903, f. 51-52

130

la Municipalidad para revisar los trabajos de la Honorable Corporación “para conocer de

ellos lo que pueda tener relación con los propósitos de la Sociedad de Mejoras Públicas”278

No sólo cumplía funciones de veeduría sino que contaba con el apoyo oficial, reconocido

por las autoridades de la Policía en lo referente a cuestiones de conservación y ornato de la

ciudad. Así lo hizo saber del Comandante de la Policía de Medellín por oficio fechado el 25

de junio de 1903279.En el mismo sentido se entiende la solicitud hecha al Concejo para que

tenga en cuenta a la Sociedad para que sea ella quien estudie las peticiones de mutilación o

destrucción de árboles en vías públicas280.

La recepción de las demandas, sugerencias y ofertas hechas por la Sociedad al Concejo, en

general fue positiva. Ilustrativo de esto es la nota de noviembre de 1903, por medio de la

cual el Presidente del Concejo Municipal manifiesta el agrado general de los ediles por el

ofrecimiento hecho por la SMP de coadyuvar gratuitamente en la dirección y vigilancia de

las obras de ornato y embellecimiento de la ciudad. En la misma nota se informa que el

Concejo nombraría una comisión para que de acuerdo con la Sociedad de Mejoras y

teniendo presente el presupuesto de gastos vigente, proponga al Concejo lo conveniente

acerca de la obras que deban llevarse a cabo y los medios que deben emplearse para ello.281

En general, puede asegurarse que las relaciones entre las Sociedad de Mejoras Públicas y el

Concejo municipal fueron muy estrechas y variadas, llegando a convertirse en un modelo

de concertación entre sociedad civil y Estado, que llegó a ser replicado en otras ciudades

del país, específicamente en la región occidental, hasta constituirse en un movimiento

cívico de carácter nacional. Ya que es imposible dar cuenta de la multiplicidad de

278 A. S. M. P. Acta No. 39, de 5 de junio de 1903, f. 58-59279 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903, f. 66280 A. S. M. P. Acta No. 53, de octubre 1o. de 1903, f. 80-81281 A. S. M. P. Acta No 59, de noviembre 11 de 1903, f. 91

131

intercambios entre la Sociedad de Mejoras Públicas con los entes gubernamentales,

intentaremos al menos establecer una tipología de estos. Es pertinente aquí traer a colación

las palabras de Fernando Botero Herrera:

“Las funciones que cumplía la Sociedad de Mejoras Públicas eran bastante amplias

en los primeros decenios del siglo XX y sustituían muchas veces las del estado. El

Concejo de Medellín le concedió privilegios para el cobro de rentas municipales con

el fin de financiarse, así como poder para ejercer control sobre aspectos que tuvieran

que ver con la estética, el aseo y la eficacia de las empresas públicas municipales. A

su vez, la sociedad brindaba asesoría permanente al Concejo en una amplia gama de

actividades, ejerciendo a menudo funciones de planeación, ejecución de obras

públicas e intermediación en las negociaciones de predios urbanos entre el sector

privado y el municipio”282.

Por un lado, estaba el apoyo económico que el Estado brindó a la gestión de la Sociedad.

Así por ejemplo, se sabe que por insinuación de Agapito Betancur, el 28 de marzo de 1904

la SMP resolvió dirigir una nota al Concejo Municipal, pidiéndole la cesión de los derechos

de avisos que se pagaban por las tablas instaladas en las esquinas, almacenes y tiendas283.

Un año después existe constancia de que esta petición fue aceptada. Por este motivo se

explica que en una de las reuniones de la Sociedad, celebrada en el mes de septiembre de

1905, se discutía “si los avisos puestos por medio de cartulina en las aceras y demás lugares

públicos debían pagar el mismo derecho que pagan los demás avisos conforme con lo

dispuesto en el acuerdo municipal No 10 de 27 de abril de 1904”. Se resolvió por parte de

la junta que se le pidiera un dictamen al Alcalde y con base en él se cobrará o no el

282 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., p. 47283 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904, f. 96-97

132

impuesto respectivo. Entretanto, el socio Dr. Eduardo Zuleta “manifestó que sería bueno

consultar al H. Concejo Municipal si los avisos fijos puestos en planchas de cobre en las

puertas de las casas de los médicos, comerciantes, compañías de seguros, etc. debían o no

pagar el impuesto destinado por dicho H. Concejo para la SMP”.284. Es decir, No sólo se le

concedió los derechos que se pagaban por dichos avisos, sino que la Sociedad de Mejoras

tenía la posibilidad de solicitar reajustes en las tarifas y crear impuestos nuevos sobre la

publicidad comercial.

En el mes de abril de 1906 el Presidente de la Sociedad informó “que sabia que el Concejo

Municipal iba a retirar a la SMP el derecho de cobrar por los avisos porque estimaba que no

era legal el que esa renta no se colectara en la Tesorería Municipal, pero que estaba el

Concejo muy bien animado en favor de la Sociedad”285. Este asunto es muy caro al analizar

la imbricación de lo público y lo privado. ? Cómo era posible que una entidad de carácter

privado colectara impuestos y los empleara en obras públicas?. Porque no cabe duda de que

el dinero recogido fue empleado a favor de los intereses públicos. A veces la Sociedad de

Mejoras funcionaba como una dependencia estatal. No se sabe hasta cuando esta entidad

privada / pública manejó el impuesto por publicidad, pero si que durante el presente siglo la

Sociedad gozó de diversos privilegios.

Las concesiones económicas a la SMP fueron muchas y diversas. En el mismo campo de la

publicidad se entiende la construcción y administración, por parte de ella, de el quiosco del

Parque de Berrío. El asunto había comenzado a tratarse desde la época desde 1899 por

iniciativa de José A. Gaviria, quien dirigió un memorial al Concejo Municipal, “relativo al

establecimiento de varios kioskos en lugares públicos para colocar avisos286. Luego, en

284 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107285 A. S. M. P. Acta No 89, del 27 de abril de 1906, f. 151286 A. S. M. P. Acta No. 27 de 24 de abril de 1901, f. 42

133

1901 la propuesta fue retomada, cuando se solicitó a la municipalidad “privilegio gratuito

para explotar por cuenta de esta el sistema de avisos por medio de kioskos, en lugares

públicos que no intercepten el tráfico”287. El asunto siguió tratándose durante los primeros

años del presente siglo, pero debido a cuestiones presupuestales el proyecto se retrasó diez

años, hasta que, por fin en 1910 se construyó y empezó a explotarse este sistema

publicitario. En 1912 los dos quioscos del Parque de Berrío fueron arrendados al señor

Antonio J. Uribe por un valor de $1800 mensuales288. Todavía en 1923 según José A.

Gaviria los quioscos de la Sociedad de Mejoras Públicas estaban llenos de avisos

productivos y se alquilaban para ventas de periódicos, libros, revistas, cigarrillos, confites,

etc.289.

Otro tipo de concesión económica de parte del Estado fue la exención de impuestos a las

empresas rentables de la Sociedad de Mejoras. UN caso en este sentido fue la solicitud

hecha al Gobierno en 1905 pidiéndole que eximiera de derechos a la empresa del Frontón

de Jaialai, para que se dieran por su cuenta algunas retretas en dicho hipódromo y

contribuyendo también con la banda de música y la fuerza pública para solemnizar y

guardar el orden en los espectáculos que allí se efectúen”.290 A esta solicitud el Gobernador

del Departamento respondió de una manera afirmativa, aunque con silencio frente a la

exención de impuestos para el Frontón291. La lucha por obtener la exención de impuestos

para el hipódromo de la Sociedad continuó en 1906 por intermedio de Ricardo Olano y

287 Ibidem.288 A. S. M. P. Acta 311, de 5 de agosto de 1912, f. 15289 Gaviria, José A. Medellín en 1923. Medellín: Imprenta Oficial, 1923. p. 147290 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106 -107; Acta No 72 de 26 de septiembre de 1905, fol. 108291 A. S. M. P. Acta No 75, del 24 de octubre de 1905, f. 123

134

Manuel J. Alvarez C., quienes por entonces eran concejales, aunque al parecer no se

obtuvieron los resultados esperados292.

Un último caso de relaciones económicas entre la Sociedad y el estado es el que se presentó

en torno a la refacción de calles. Por Acuerdo Municipal No 16 de 1907 el Concejo

Municipal cedió algunas rentas para que fueran administradas y utilizadas por la Sociedad

de Mejoras en la reparación y mantenimiento de las calles de la ciudad293. La institución

cívica asumió inmediatamente sus nuevas funciones, empleando en ello sus propios fondos,

mientras comenzaba la recaudación de las rentas cedidas. Para evitar sospechas se dio a

conocer al público, por medio de cartelones el acuerdo número 16, informando que “la

SMP está facultada para cobrar los impuestos de que trata dicho acuerdo suplicándole que

no se haga remiso en el pago por estar esto destinado para el embellecimiento y ornato de la

ciudad”294. Para ayudar con la recaudación de los dineros, el Alcalde de la ciudad, Nicanor

Restrepo Giraldo ofreció poner a órdenes de la Sociedad de M. J., algunos empleados de los

del Municipio295. La suma recaudada fue de $ 20.000, cantidad que pareció insuficiente a la

Sociedad, en vista del mal estado general de todas las calles, por lo que dirigió un memorial

al Concejo Municipal que se duplicara esta suma296. Tal solicitud fue resuelta

favorablemente a favor de la Sociedad, que con el paso del tiempo se iba consolidando y

ganando una mayor capacidad de presión297. La forma en que se manejaron dichos dineros

fue muy transparente y siempre se trató de informar a la comunidad sobre este ramo a

través de la prensa de la ciudad298. Algunos meses después de iniciados los trabajos en las

292 A. S. M. P. Acta No 84, de marzo de 1906, f. 143293 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 190294 A. S. M. P. Acta No 114, del 25 de junio de 1907, f. 194-195295 A. S. M. P. Acta No 116, de 9 de julio de 1907, f. 198296 A. S. M. P. Acta No 120, de 13 de agosto de 1907, f. 206297 A. S. M. P. Acta No 122, de 27 de agosto de 1907, f. 209298 A. S. M. P. Acta 123, de 3 de septiembre de 1907, f. 211

135

calles, el Presidente del Concejo Municipal envió una nota en la cual le da a la SMP su

felicitación por la manera como se habían invertido los fondos cedidos por el Municipio

para la reforma de las calles299.

Las relaciones con las autoridades gubernamentales no sólo cubrían los niveles municipal y

departamental. También se mantuvieron nexos directos con la Presidencia de la República.

En 1907 por ejemplo, se leyó un telegrama del Presidente de la República, Rafael Reyes, en

el cual acusa recibo de la solicitud enviada por la Sociedad, en el sentido de brindar un

auxilio económico para las obras públicas en la ciudad de Medellín. En dicha nota el

presidente recomienda a la SMP que se entienda con el Sr. Gobernador del Departamento

para que al formar el presupuesto del año siguiente tenga en cuenta dicha solicitud.300. Un

año después, con motivo de la visita de Reyes a la ciudad, se nombró una comisión

compuesta por Carlos A. Molina, Luis Mariano Olarte y Gabriel Martínez C. para redactar

una tarjeta de bienvenida y se nombró una comisión para ir al encuentro del general Reyes

en representación de la sociedad, la cual se encargaría además de recordar al General Reyes

la solicitud de un auxilio periódico para la dicha Sociedad.”. Para agraciarse con el

mandatario nacional, la SMP organizó una tarde de carreras en el Frontón de Jai Alai301.

El 19 de mayo de 1908 se informó respecto de las comisiones nombradas para el

recibimiento del General Reyes y del buen resultado obtenido por los encargados de

recabar un auxilio periódico para la SMP, el cual fue concedido. Este auxilio consistió en $

200 oro que según lo ordenado por el excelentísimo Sr. presidente debían ser pagados por

el tesoro del Departamento de los fondos nacionales302. Un mes después se dio cuenta de

299 A. S. M. P. Acta No 125, de 17 de septiembre de 1907, f. 214300 A. S. M. P. Acta No 133, de 19 de noviembre de 1907, f. 225301 A. S. M. P. Acta No 148, de 11 de mayo de 1908, f. 248302 A. S. M. P. Acta No 149, de 19 de mayo de 1908, f. 250

136

que la subvención ofrecida por el Sr. General Reyes a la SMP había sido recibida. La

primera mensualidad fue de $ 25.000, de los cuales se habían retirado $ 10.000 para pagar

los gastos hechos en la compostura del Camellón de San Juan, frente al Frontón de Jai

Alai303.

Las buenas relaciones con el Presidente de la República fueron un propósito permanente de

la Sociedad. Por esta razón, el 1 de febrero de 1910, se resolvió enviar una tarjeta de

bienvenida al nuevo Presidente de la República, General Ramón González Valencia, para

los cual se nombró comisionados para redactarla a Francisco A. Cano y Gonzalo Escobar y

para presentarla al Presidente de la Sociedad y Manuel J. Alvarez304.

Pasando a otro aspecto de las relaciones entre la Sociedad de Mejoras Públicas y el Estado,

el de la asesoría y vigilancia de las obras públicas, existen muy diversos testimonios que

muestran cómo la Sociedad fue aceptada como autoridad en asuntos de planeación,

teniendo la posibilidad de vetar a los empleados públicos. En 1907, por ejemplo, por

iniciativa del socio Gonzalo Escobar la SMP insinuó al H. Concejo Municipal la idea de

que “es de suma importancia que las obras públicas que la municipalidad emprende sean

dirigidas por un ingeniero técnico de buenos conocimientos, sabiendo además que la Junta

Distrital de Caminos está en la misma necesidad”. Para resolver este problema, se sugirió

reunir esos dos puestos en una “persona competente”305. Un año después, con motivo del

arreglo de aceras que se estaba realizando por cuenta de los particulares, con el

acompañamiento del Ingeniero Municipal, se resolvió hacer constar el voto de

303 A. S. M. P. Acta 152, de 9 de junio de 1908, f. 253304 A. S. M. P. Acta No. 204, de 1 de febrero de 1910, f. 332305 A. S. M. P. Acta No 135, de 3 de diciembre de 1907, f. 227

137

desaprobación a los trabajos hechos en la Calle de Colombia bajo la dirección del Sr.

Ingeniero Municipal “puesto que la nivelación quedó defectuosa”306.

Una forma empleada por la Sociedad de Mejoras Públicas para mantener relaciones

cercanas con los organismos del Estado, fue la invitación a alcaldes y gobernadores a asistir

a las reuniones de su Junta Directiva como socios activos con voz y voto y el conceder al

Gobernador del Departamento el título de Presidente Honorario. En el mismo sentido se

entiende el envío de notas de saludo a cada nuevo gobierno y corporaciones públicas, como

la siguiente:

“La SMP se complace en saludar respetuosamente al Honorable Concejo Municipal

instalado el 1o. de los corrientes y hace votos sinceros por la fecundidad de sus

labores en bien de la capital del departamento. Al propio tiempo se ofrece a sus

órdenes y le hace presentes sus deseos de colaborar en la esfera modesta de sus

atribuciones, en cuanto tenga a bien ocuparla esa honorable entidad”.307.

Otros empleados públicos de importancia fueron cooptados por la Sociedad: Alejandro

Londoño, Ingeniero Municipal, y el Inspector 5o. Municipal (era el encargado del aseo en

la ciudad) fueron elegidos socios activos de la SMP en 1913308. Fue igualmente usual que

los mismos alcaldes y gobernadores entrantes se presentaran ante la Sociedad de

Mejoras.309. El 1 de julio de 1909, Justiniano Macía dirigió una nota a la SMP con el fin de

presentarse como nuevo Alcalde. La Sociedad respondió invitándolo para que asista a sus

sesiones con la mayor frecuencia posible310.

306 A. S. M. P. Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908, f. 265307 A. S. M. P. Acta No. 362, de 3 de noviembre de 1913, f. 217308 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913, f. 91; Acta No. 351 de 14 de julio de 1913, f. 178309 Veáse: Actas No. 153, 16 de junio de 1908, f. 254; Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315310 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315

138

La presencia del alcalde en la Sociedad llegó a ser activa. Al menos así permite pensarlo la

aprobación de una propuesta del Alcalde Macía para celebrar un contrato de construcción

de rejillas y tapas de cajas de agua de propiedad del Distrito, “mediante el cual se

compromete al contratista a hacer satisfactoriamente el trabajo a condición de pagarle por

mensualidades vencidas y conforme a los fondos que recaude la Sociedad”311. El Alcalde

cumplía además un papel de respaldo para la Sociedad. Así, cuando el Concejo Municipal

envió un oficio en el cual exige a la SMP el “más estricto cumplimiento en sus obligaciones

y compromisos relativos a las obras públicas municipales”312, aquél disculpó al Concejo e

hizo constar que él se hallaba ausente de la ciudad cuando el Concejo transmitió el referido

oficio313.

Quizás lo más interesante del período en cuestión es ver cómo la SMP había adquirido

potestad en asuntos de regulación y legislación municipal. Muchos proyectos de acuerdo

atinentes a normas sobre avisos, aseo, ornato, cañerías, entre otros, provinieron de la

Sociedad. A manera de ejemplo baste citar cuando la SMP aprobó la propuesta de H. B.

Meyerheim, de dirigir una nota a la Municipalidad para que reforme el impuesto sobre

apertura de cañerías de la siguiente manera:

“1). Cuando se trate de obra nueva, el impuesto actual sólo regirá para las cañerías

llamadas dobles, es decir aquellas en que los atanores van protegidos y reforzados

por una caja de ladrillos o tejas. Las cañerías sencillas pagarán impuesto doble. 2).

Pídase a la municipalidad o a quien corresponda que imponga una multa a los que

311 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909, f. 320312 A. S. M. P. Acta No. 196, de 24 de agosto 1909, f. 321313 A. S. M. P. Acta No. 197, de 9 de septiembre de 1909, f. 323

139

fijaren avisos fuera de los cuadros destinados al efecto, y diríjase una circular a los

directores de imprentas para que recomienden a sus empleados la observación de la

disposición pertinente”.314

Más aún los miembros del Concejo Municipal consultaban a la SMP para la elaboración de

normas y proyectos de acuerdo. Las asesorías prestadas por la Sociedad de Mejoras al

Concejo Municipal fueron de variada índole y de gran significación en la organización de

las entidades gubernamentales. En 1912 por ejemplo, ante solicitud del concejal Agapito

Betancur, encargado de elaborar un proyecto para reglamentar las oficinas municipales, se

nombraron las siguientes comisiones: ornato: José a. Gaviria; aseo: Manuel J. Alvarez;

vehículos de ruedas: José A. Gaviria; fundación baños, excusados y orinales públicos:

Camilo C. Restrepo; avisos en muros y tablas: Valerio Tobón; espectáculos públicos: R.

Olano; conservación de parques, paseos y calles: Francisco E. Isaza315. Durante los últimos

meses de 1912 y primeros del siguiente año, las diferentes comisiones presentaron los

respectivos informes, que analizados y debatidos por el Concejo Municipal sirvieron de

base reglamentaria para las oficinas municipales316.

Las relaciones de la Sociedad de Mejoras abarcó los distintos poderes públicos. En 1913, la

SMP dirigió una nota a la Asamblea en los términos siguientes: “La SMP aplaude el

Proyecto de Ordenanza relativo a la reorganización del ramo de teléfonos y pone en

conocimiento de la Honorable Asamblea que está lista a encabezar la fundación de una cía

con capital suficiente para modernizar la empresa”317. Para fortalecer las buenas relaciones

314 A. S. M. P. Acta No 195, de 10 de agosto de 1909315 A. S. M. P. Acta No 321, de 7 de octubre de 1912, f. 52316 Veáse actas: No 323, de 28 de octubre 1912, f. 55 y 59; No. 327, de 25 de noviembre de 1912, f. 79 - 82317 A. S. M. P. Acta No. 336, de 7 de abril de 1913, f. 110-111

140

con la Asamblea y otros organismos de gobierno, se recurrió a funciones teatrales y

musicales. En el mismo año, verbigracia, se ofreció a los “Honorables Diputados de la

Asamblea” una audición que diera cuenta de los adelantos de la Escuela de Música. Se

procuró hacer la presentación musical en el Club Unión318. La audición se realizó el 25 de

abril teniendo por invitados a cada uno de los diputados; el Gobernador y sus secretarios; el

Director de S. P.; cada uno de los concejales del municipio; a los Sres. Presidente y socios

del Club Unión “y a otras personas favorecedoras o amigas de la Sociedad”319.

Hasta tal punto fueron fructíferas las relaciones entre el Concejo y la Sociedad de Mejoras

Públicas que le permitieron decir a Antonio J. Cano y Carlos E. Gómez en un libro con

motivo del 5o Cincuentenario de la ciudad de Medellín:

“La Sociedad va siempre a la vera del Concejo Municipal, y conservando siempre

su independencia, es en cierto modo el apoyo más eficaz y más valioso sin duda de

aquél. Estas dos entidades se apoyan mutuamente, se compenetran con frecuencia, y

con las iniciativas de la una y las disposiciones de la otra marcha hoy el Distrito de

Medellín con una organización vigorosa, modelo de todas las de la Nación”320.

Ya que es imposible hacer un seguimiento pormenorizado a las relaciones de la Sociedad

de Mejoras Públicas con el Concejo Municipal y demás organismos del Estado a lo largo de

los cien años de vida de la Institución, a continuación ilustraremos acerca de los años más

recientes. Antes, es preciso anotar que las relaciones con el poder público atraviesan toda la

historia de esta asociación. Por lo tanto, al tratar otros asuntos en capítulos posteriores de

318 A. S. M. P. Acta No. 335, de 31 marzo 1913, f. 105319 A. S. M. P. Acta No. 338, de 21 de abril de 1913, f. 120320 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925. p. 253

141

esta investigación, se aludirá a las relaciones entre la Sociedad de Mejoras y los gobiernos

nacional, departamental o local.

Una buena parte de los ingresos de la Sociedad provenían, hasta hace pocos años, de los

auxilios parlamentarios. Otros dineros ingresaban directamente por disposiciones de

gobiernos departamental y local. Asimismo, la Sociedad recibía el apoyo de las autoridades

encargadas de velar por el orden público en los eventos que organizaba. Por estas razones,

en 1983 la Sociedad dedicó la Asamblea de Socios de aquél año a la entrega de su Escudo

en una sesión solemne a el Gobernador, el Alcalde, el Comandante de la IV Brigada, y el

comandante de la policía.321

Otros datos aislados permiten observar las procedencias de recursos para las obras de la

SMP. En 1984, por ejemplo, se declaran socios benefactores a Carlos Manuel Echavarría,

por sus aportes al Zoológico; Dietter Castrillón, por auxilios conseguidos tanto para el

Zoológico como para el IBA; y a Roberto Hoyos Castaño, por su apoyo ante la Cámara de

Representantes y su gestión con el proyecto de ley para emitir una estampilla

conmemorativa de la SMP.322

Es notorio que las relaciones con el Concejo Municipal se mantuvieron aunque no de

manera tan estrecha como a principios del siglo. Al menos así permite inferirlo una reunión

“extraordinaria” para el 21 de Agosto de 1984 con los miembros del Concejo elegido en

aquel año, donde “... Se expondrían algunos puntos con el fin de conseguir respaldo

operativo y económico.” Y aunque, al parecer esta sesión con el nuevo Concejo no se

321 A. S. M. P. Acta No 1038, de febrero 8 de 1983.322 A. S. M. P. Acta No 1072, de enero 31 de 1984, p. 044

142

efectúo, pues éste no podía adelantar ninguna gestión hasta el mes de Octubre cuando fuera

instalado, de este documento se infiere que estas reuniones tenían cierta frecuencia.323

Como eran frecuentes, al parecer, las reuniones con los gobernadores del Departamento.

Según se desprende de una reunión que se hizo en el mencionado año con el gobernador

Alberto Vásquez Restrepo a quien se le planteó, entre otros asuntos, la posibilidad de

utilizar el Palacio de Calibio, actual Palacio de la Cultura, para el Instituto de Bellas Artes,

el problema que se presentaba con la Ley sobre estampillas en beneficio de la Sociedad y el

incremento de los auxilios Departamentales.324

Hasta hace apenas una década eran también frecuentes las reuniones con congresistas para

tratar asuntos referentes a los auxilios con los que se remediaban los problemas

presupuestales del zoológico y de Bellas Artes. Para el año de 1985 se corría el peligro de

perder algunos auxilios y se propuso con el fin de recuperarlos, “establecer contactos con

algunos congresistas para que se logre su inclusión en el presupuesto de 1986”.325

Otro hecho que permite comprobar una línea de acción similar a la presentada a principios

del siglo es el ingreso en 1985, del Secretario de Educación Municipal, Gustavo Robledo

Clavijo, como miembro de la Sociedad.326 Para entender dicho nombramiento baste con

recordar la inclusión como socios de gobernadores, alcaldes, concejales y empleados

públicos. Esta decisión tenía que ver seguramente con el apoyo de este empleado para la

expedición de auxilios con destino a Bellas Artes.

Otro tipo de asuntos se suscitaron en la SMP que involucraban el interés público y el

privado, así como las relaciones con organismos del Estado. En 1987, la Sociedad fue

323 A. S. M. P. Acta No 1085, de agosto 17 de 1984, p. 062, 063324 A. S. M. P. Acta No 1097, de octubre 31 de 1984.325 A. S. M. P. Acta No 1130, de septiembre 12 de 1985, f. 122326 A. S. M. P. Acta No 1132, de octubre 2 de 1985, p. 125

143

visitada por un abogado de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, encargada de la

restauración de edificios públicos. La visita de este abogado tenía que ver con la maquinita

número trece, que al parecer pertenecía a la Sociedad. Luego de una búsqueda en los

archivos no se encontró un documento que acreditara la propiedad de esa maquinita. La

maquinita había llegado a poder de la familia Ochoa, por medio de Diego Villegas ex -

Vicepresidente de la sociedad. Al parecer, la Sociedad había dispuesto de esta máquina en

momentos de penuria económica. La Fundación Ferrocarril de Antioquia solicitó a la

sociedad autorización para reclamar la maquinita a nombre de la sociedad, disponiendo

para ello de sus abogados sin ningún costo, con el fin de utilizar dicha máquina con fines de

ornato en una de las avenidas de la ciudad. Luego de alguna discusión, la junta aprobó la

gestión de los ferrocarriles con el fin de recuperar la Maquinita.327

Esta es otra de las paradojas que atraviesa la vida de esta entidad. Ella misma y sus

empresas tienen un carácter de patrimonio público. El edifico de Bellas Artes por ejemplo

fue declarado patrimonio arquitectónico nacional y su archivo es uno de los tesoros

documentales más valiosos. Una parte importante de la vida de la ciudad está depositada en

la documentación del archivo de la Sociedad de Mejoras Públicas y merece un tratamiento

de archivo público.

Sorprende igualmente el papel de mediador que sigue teniendo la SMP en las relaciones

entre distintas instancias de lo público, y entre el sector privado y el público. Se sabe, por

ejemplo, que la SMP tomó parte en la carta que Pro Antioquia envió a las entidades y

empresas mas destacadas de Medellín, con el fin de enviarla a la Presidencia de la

327 A. S. M. P. Acta No 1194, de octubre 7 de 1987.

144

República solicitándole atención al problema del Tren Metropolitano, el cual empezaba a

presentar ciertos retrasos injustificados, que repercutían en un mayor costo de la obra .328

Y para impedir que los alcaldes de otros municipios del área metropolitana fueran

obstáculo para la ejecución de la obra, la Sociedad decidió enviar carta a los alcaldes de

dichos municipios para que faciliten el entendimiento para la construcción del Tren

Metropolitano.329

Las relaciones con la Presidencia también han estado a la orden del día en años recientes,

como se veía a principios de siglo. En 1989, por ejemplo se aprueba una propuesta de la

señora Libia González de F., con el fin de nombrar una comisión para que viaje a Bogotá a

llevarle una resolución de la Junta Directiva al Doctor Orlando Vásquez Velásquez,

Ministro de Gobierno, “aprovechando que está encargado de la Presidencia de la

República”.330

Como contraprestación los políticos beneficiarios buscaban ciertos favores de la Sociedad

de Mejoras. En 1992, por ejemplo, se dio lectura a una comunicación del Senador Orlando

Vásquez Velásquez, solicitando la aceptación de una niña en el Instituto de Bellas Artes.

Ante la frecuencia con que este tipo de solicitudes se presentaban, Mario Libardo Bedoya,

director ejecutivo solicitó trazar una política al respecto.331

Todo parece indicar que la injerencia de Orlado Vásquez Velásquez en la Sociedad de

Mejoras fue muy fuerte en la década de los ochenta, y ésta había generado un gran número

de desavenencias al interior de la Junta. Por esta razón, el director ejecutivo de la SMP

llegó a afirmar en cierto momento que “cada que se presenta una dificultad en la sociedad,

328 A. S. M. P. Acta No 1208, de abril 12 de 1988, p. 4329 A. S. M. P. Acta No 1216, de junio 29 de 1988, p. 3330 A. S. M. P. Acta No 1243, de septiembre 27 de 1989, p. 3331 A. S. M. P. Acta No 1295, de octubre 27 de 1992, p. 5

145

una vez analizada se concluye que tiene un punto fijo de partida y es la familia Vásquez

Velásquez”.332

El papel de este político en los procesos internos de la Sociedad sólo se puede entender

teniendo en cuenta que Nelly Velásquez, madre de Orlando y Octavio Vásquez Velásquez

era miembro de la Sociedad y había sido ex - presidenta. Este capítulo en la vida de la

Sociedad llegó a su fin en 1993 cuando doña Nelly debió renunciar a la categoría de socia

activa “a raíz del Decreto 393 que la inhabilita para la firma de cualquier convenio de

carácter oficial” y por lo tanto para pertenecer a Juntas.333

Lo cierto es que fruto de las diversas relaciones establecidas por la SMP con los

organismos y corporaciones públicas, había resultado favorecida con una serie de leyes a

través de las cuales se reconocía y fomentaba económicamente su participación en las

mejoras públicas y en el civismo. Estas leyes que favorecían no sólo a todas las SMPs del

país fueron posibles sin embargo, gracias a la gestión de la de Medellín. Dichas leyes de

carácter local, departamental y nacional fueron las siguientes:

- Ley 14 de 1944 (Diciembre 15) “Por la cual autoriza a determinados municipios para la

creación del impuesto de parques y arborización”.

- Ley 58 de 1945 (Diciembre 20) y Decreto Reglamentario No 537 de mayo 28 de 1974,

por la cual se da una autorización a la Sociedad de Mejoras Públicas.

- Ley 58 de 1966 (Noviembre 5), por la cual se otorgan unas autorizaciones en favor de la

Sociedad de Mejoras Públicas a que se refiere la ley 58.

- Acuerdo 14 de 1963.

332 A. S. M. P. Acta No 1296, de diciembre 3 de 1992, p. 5333 A. S. M. P. Acta No 1302, de julio 29 de 1993; Acta No 1290, p. 3

146

- Acuerdo 47 de 1965.

- Acuerdo 60 de 1977.

- Acuerdo 15 de 1979.

- Decreto 533 de 1970.

- Decreto 34 de 1975.

- Decreto 331 de 1979.

- Decreto 376 de 1981.

Se trata básicamente de normas relativas a la protección del patrimonio urbano y a la

recuperación de la autenticidad física y social del entorno medellinense.334

Igualmente, en años más recientes se dictaron algunas leyes de fomento a su actividad. Una

de estas normas es el Acto Administrativo No 1 de 1986 y las leyes emitidas sobre

descentralización administrativa y fiscal, como son las Leyes 11 y 12 de 1986, cuando el

legislativo establece en el artículo 22, capítulo V, sobre participación comunitaria, de la ley

11 de 1986, lo siguiente: “La posibilidad de vinculación de las Sociedades de Mejoras

Públicas y Ornato al desarrollo y mejoramiento de los municipios mediante su participación

en el ejercicio de sus funciones y la prestación de los servicios que se hallen a cargo de

éstos”. Esta ley le daba a las Sociedades de Mejoras la posibilidad de celebrar con los

municipios y entidades descentralizadas, una serie de convenios, acuerdos y contratos para

el cumplimiento o la ejecución de determinadas funciones u obras.335

334 XXVII Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, Cartagena septiembre 15 - 18 de 1983 . Medellín: SMP de Medellín, 1983; XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 105-106335 Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. XXX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, octubre 31 a noviembre 2, Cali 1987. Medellín: (s.e), 1987, p. 41

147

La misma ley determinaba que las Sociedades de Mejoras Públicas y otros organismos

legalmente constituidos y sin ánimo de lucro, podrían participar en el desarrollo y

mejoramiento de los municipios mediante su vinculación en el ejercicio de las funciones y

la prestación de los servicios a cargo de estos.336 Como puede verse, se trata del

reconocimiento obtenido por estas instituciones luego de muchas décadas de trabajo y

después de una gestión con el fin de ser reconocidos legalmente por el Estado.

3. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL URBANISMO

336 Ibid., p. 29

148

3.1. Del ornato a la planeación urbana.

3.1.1. El ornato en la primera época de la Sociedad.

Si bien no se puede decir que la Sociedad de Mejoras Públicas fue la primera corporación

preocupada por los asuntos del ornato y la planeación urbana - el cabildo durante la época

colonial y el Concejo de la ciudad en la República se preocuparon por ambos asuntos-, ella

cumplió un papel protagónico en los procesos urbanos del siglo XX. Puede pensarse, sin

lugar a dudas, que fue la encargada de conducir a la ciudad de la Colonia a la modernidad,

con todas las implicaciones que esto conlleva.

Sin embargo se puede observar que la preocupación por la planeación urbana no fue una

aspecto central del programa inicial de esta entidad que inicialmente, por tomar como

ejemplo la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, tuvo como propósito fundamental, los

problemas de ornato público. En junio de 1899, unos meses después de fundada, se nota

que la Sociedad, concentró sus actividades en torno a las comisiones de Ornato y

Conservación de Parques y Vías Públicas, conformada por Manuel y Daniel Botero y

Francisco A. Jaramillo C., y en la de Calles y Empedrados, Aceras, Aleros y Caños

integrada por Gonzalo Escobar, Víctor M. Salazar y Timoteo Bravo. Las tareas a las que se

dedicaban por entonces dichas comisiones, con el apoyo del Gobierno Departamental y el

Concejo Municipal, eran fundamentalmente las de proveer de asientos los parques de la

ciudad, la iluminación pública (por medio de focos de luz de arco), la limpieza y

empedrado de las calles centrales y de los parques, la creación de un parque en la Plaza de

la Independencia y otros asuntos relacionados.337

337 A. S. M. P. Actas Nos. 11, 13 y 14 de 1899.

149

La forma en que se trabajaba era de la manera siguiente. En la Junta Directiva de la

Sociedad se delegaba en alguno o algunos de los miembros de las comisiones, la solución

de algún problema detectado por algún socio o la gestión de un proyecto de ornato. Muchas

veces los proyectos eran gestionados por sus mismos proponentes, pero no siempre. Al

delegado se le otorgaba un dinero para la ejecución de la tarea y en la siguiente reunión de

Junta, aquél presentaba informe de los avances en la comisión. Para ilustrar con un caso, el

3 de septiembre de 1899 se nombró a Gonzalo Escobar como miembro de la Comisión de

Calles y Empedrados para que consiguiera el mayor número de bancas para los parques,

poniendo a su orden la suma de $200 existentes en caja.338 El hecho de haber comisionado a

Escobar para un asunto relacionado con el ornato, muestra como el trabajo de la Sociedad

estaba concentrado en la comisión encargada de esta materia y la necesidad de que los

miembros de otras comisiones asistieran a esta en sus trabajos.

Algunos particulares o instituciones interesados en el ornato de su ámbito más cercano

también solicitaban a la Sociedad su apoyo monetario y de gestión, aunque muchas veces

por problemas presupuestales fueran negadas. El 3 de septiembre de 1899, por ejemplo, la

Sociedad luego de poner en consideración la solicitud de ciento diez pesos hecha por el

Hermano Juan, director de las Escuelas de los Hermanos Cristianos para costear dos claves

de cimbra en el frontis de la Capilla que tenía en construcción esta Comunidad, se resolvió

negar tal solicitud por la escasez de fondos.339

La situación de penuria económica de la Sociedad era real; el interés de la Sociedad por el

embellecimiento de las fachadas era una parte importante de su propósito ornamentalista en

su etapa fundacional y que permanecerá por varias décadas. Por tal razón luego recurrirán a

338 A. S. M. P. Acta No. 16 de 3 de septiembre de 1899. f. 25339 Ibid. f. 25-26

150

un concurso de fachadas y ella misma se encargará de mejorar los frentes de casas y

edificios públicos y particulares. Detrás de esta preocupación por el aseo y estética de las

fachadas se puede observar nuevamente la manera en que se entendía la relación

público/privado. El frente de una casa, de una iglesia o de un negocio, aunque perteneciente

a un particular, incide en el bienestar de los transeúntes y por lo tanto la forma, limpieza y

color de aquél se convierte en un asunto de interés público. Lo público y lo privado

imbricados.

En este asunto, la Sociedad cumplía las funciones que supuestamente le corresponden al

Estado y que por cierto en la actualidad tampoco se apropia. Llamaba la atención a los

particulares sobre el estado de las fachadas, como lo hizo en 1903 al comisionar a Ricardo

Olano para enviar una carta a los suizos con el fin de que estos como propietarios del

establecimiento que tenían en la calle del comercio arreglaran el edificio.340 Advertencias

similares hizo la Sociedad a la Junta encargada del Frontón de Jai Alai, empresa

administrada por la SMP, con el fin de reparar y pintar las tribunas, columnas y cercos de

este lugar de esparcimiento341; en 1912 se resolvió dirigir una nota a José Vélez R., Gerente

de la Empresa Circotauro para insinuarle que hiciera componer las entradas al Circo

España342; en el mismo año se convino enviar una nota a Julio Restrepo G. manifestándole

que, luego de la refacción de su edificio situado Guayaquil en la esquina del Ferrocarril de

Antioquia, la Sociedad “vería con agrado” que se “ochavara” dicha esquina con el fin de

dar más amplitud a este lugar que sería en lo porvenir de gran movimiento.343

340 A. S. M. P. Acta No. 54 del 7 de octubre de 1903, f. 82-83341 A. S. M. P. Acta No. 185, de 11 de mayo de 1909, f. 303342 A. S. M. P. Acta No 311, de 5 de agosto de 1912, f. 16343 A. S. M. P. Acta No. 310, de 29 de julio de 1912. f. 14

151

En este terreno la Sociedad podía asumir actitudes policivas, como cuando pidió al Concejo

municipal que impusiera una multa a las personas que fijaran avisos por fuera de los

cuadros destinados al efecto. Para complementar esta medida y hacerla efectiva no sólo por

la punición estatal, sino por la prevención a los infractores, la Sociedad dirigió una circular

a los directores de imprentas para que recomendaran a sus empleados la observación de esta

disposición. Además, para poner a disposición de los publicistas y del comercio más

carteleras de avisos, evitando que estos se escuden en su baja oferta, se aprobó dirigir otra

comunicación para que se duplicaran éstas.344

Pero, no sólo a los particulares se les hacía este tipo de llamadas de atención. También los

entes gubernamentales, representación local del Estado y del interés público se

comportaban como los particulares al descuidar el aspecto exterior de sus edificios. De ahí

que la Sociedad se viera en la necesidad de advertir a los funcionarios públicos sobre su

deber de dar ejemplo. En 1908 se pasaron notas al Secretario General de la Gobernación

para que se sirviera atender al mejoramiento y limpieza de muros y la pintura de las

cerraduras345; al Honorable Concejo Municipal para que hiciera arreglar y pintar el frente de

la Casa Consistorial346

Y por aquello de que el ejemplo empieza por casa en el mes de septiembre de 1912, la

Sociedad autoriza a su Presidente “para gastar la suma necesaria en asear, blanquear, pintar

y tapizar la escala que da entrada al local que ocupa la SMP”.347

En este esmero por las fachadas de los edificios, la Sociedad podía llegar en momentos de

solvencia económica, a asumir las mejoras de edificios de interés público como lo hizo en

344 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909. f. 320-321345 A. S. M. P. Acta No. 158, de 11 de agosto de 1908. f. 264346 A. S. M. P. Acta No 160, de 25 de agosto de 1908. f. 266347 A. S. M. P. Acta No. 317, de septiembre 16 de 1912. f. 36

152

1920, cuando en colaboración con el Concejo Municipal y el Comercio de la ciudad, se

remodeló el atrio de la Metropolitana.348 Según Antonio J. Cano, cronista de la época y

miembro de la Sociedad de Mejoras por aquellos años, en el mes de abril de 1920 se dio al

servicio del público el atrio de esta Iglesia, con una nueva embaldosada “elegante y

cómoda”.349

Otro frente de interés de la Sociedad, en el campo del ornato urbano fue el de la amplitud y

estado de deterioro de las aceras. En este terreno asumía actitudes similares a las reseñadas

para el caso de las fachadas. En agosto de 1908, por ejemplo, cuando el arreglo de las

aceras se estaba haciendo con dineros de los particulares, pero bajo la dirección del

Ingeniero Municipal, se hizo constar la desaprobación de la Sociedad a los trabajos hechos

en la Calle de Colombia por dicho ingeniero, “puesto que la nivelación quedó

defectuosa”.350 Algunos días después, solicitó al Vicario General hacer ampliar la acera de

la Calle de Boyacá, frente a la Iglesia Metropolitana”.351

En el mismo año, la Sociedad aprobó insinuar a la casa comercial Hijos de Fernando

Restrepo & Cía ampliar la acera situada en la Calle de Palacé, en el crucero con la

Colombia. En la misma junta se aprobó pasar una nota al Alcalde Municipal pidiéndole que

se valiera de los medios coercitivos que estuvieran a su alcance, para hacer concluir la acera

situada en la esquina del Puente Junín y el arreglo y blanqueamiento del costado sur de la

Cárcel de Varones.352

348 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 270349 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925. p. 254350 A. S. M. P. Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908. f. 265351 A. S. M. P. Acta No. 162, de 30 de septiembre de 1908.f. 270352 A. S. M. P. Acta No. 163, de 7 de octubre de 1908. f. 270

153

La Sociedad de Mejoras, podía incluso entregar dinero a funcionarios públicos para arreglar

o construir las aceras de casas particulares, como lo hizo ante solicitud del Inspector de

Policía del Barrio Norte, de mil quinientos pesos para hacer una acera en el costado norte

del Parque de Bolívar, en la casa de doña Cecilia Uribe de R. La entrega del dinero estaba

precedida de un compromiso por parte del beneficiario, de presentar comprobantes

detallados para legalizar dicha partida ante la municipalidad, “como es costumbre”.353

Para el arreglo de las aceras, la Sociedad recurrió a las partidas recibidas del Municipio de

Medellín con destino a la Inspectoría de Calles. Como se verá luego en el aparte

correspondiente al manejo de esta inspectoría, los dineros entregados en fiducia a la

Sociedad de Mejoras Públicas eran insuficientes, siendo preciso recurrir a los fondos

propios de la entidad, para llevar a cabo algún arreglo en las calles. Debido a esto se trató

de apelar a la buena fe de los ciudadanos, para que de su propia cuenta realizaran las

mejoras en sus calles, con respuestas negativas a veces por parte de estos. Por este motivo,

en 1912, ante la renuencia de algunos de los vecinos de la Calle de Carabobo a hacer

arreglar las aceras de sus casas, se convino en arreglarlas por cuenta de la SMP, pues se

consideraba “que luchar contra una mala voluntad es tarea poco menos que imposible”. En

este caso el costo fue imputado a la partida destinada para el arreglo de calles.354

Ahora bien, un componente básico de la estética de las aceras era sin lugar a dudas las cajas

y rejas de las alcantarillas. Por este motivo, la Sociedad de Mejoras Públicas se ocupó del

arreglo y reposición de estas. En las reuniones de 1908 se pasaba regularmente listados de

las rejas de alcantarilla en mal estado, se estudió la manera de abaratar costos sin restarle

importancia al aspecto ornamental. Se analizaron dos alternativas, rejillas de hierro y de

353 A. S. M. P. Acta No. 164 de 13 de octubre de 1908. f. 271354 A. S. M. P. Acta No 316. de 9 de septiembre 1912. f. 29

154

madera, pero Manuel J. Alvarez propuso el sistema de alcantarillas de ladrillo, y se pensó

en adoptar este material.355 Posteriormente por un estudio del mismo Alvarez se resolvió no

hacer rejillas de ladrillo, sino adoptar el sistema de rejillas de hierro y de madera.356

En aquel año y luego de decidirse por las de hierro y madera, la SMP se dedicó a colocar

este rejillas de hierro en distintos lugares del sector central de la ciudad, por solicitud de los

vecinos, la prensa o el gobierno municipal. Los sitios favorecidos fueron entre otros: la

calle de Palacé, frente a la casa de las Bernal; el Palo en la casa primera y frente a la casa de

Doña Juana Dávila; en Colombia crucero con Carabobo y frente al Buen Tono; Maturín

(frente a la Gallera); Calibío (crucero con Carabobo); la Calle Bolívar; la esquina de la casa

del finado Sr. Guillermo Restrepo; frente a la casa de Don Antonio Orrego-Avenida

derecha Santa Elena; esquina de la casa de los Pizanos; frente a la casa de los Bernal; Calle

de Palacé; la Esquina del Ciprés; Calle de Carabobo, cerca a la plaza de mercado.357

Para atender a las múltiples demandas de los vecinos y ante el incremento en el costo del

hierro y la escasez de recursos económicos, la Sociedad se vio beneficiada con la donación

de 800 viejos cañones de Remington a los cuales no se les veía mayor utilidad en tiempos

de paz, para destinarlos a la construcción de rejillas. Su construcción fue contratada con el

señor David Velilla propietario de una de las ferrerías de la ciudad.358

Otro aspecto importante de la actividad ornamentalista de la Sociedad de Mejoras consistió

en el mejoramiento de los parques, con el fin de hacerlos más acogedores al público. Para

ello recurrió a la instalación de bancas de cemento, en el centro de las cuales se plasmaba el

logo de la institución. Estas bancas llegaron a convertirse en uno de los símbolos de la

355 A. S. M. P. Acta No 139, de 18 de febrero de 1908. f. 235356 A. S. M. P. Acta No 140, de 25 de febrero de 1908. f. 236357 A. S. M. P. Acta No. 158, de 11 de agosto de 1908. f. 263; Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908. f. 265; Acta No. 178, de 16 de marzo de 1909. f. 293358 A. S. M. P. Acta No. 156 de 7 de julio de 1908. f. 259

155

Sociedad, marcaron con fuerza la cotidianidad citadina, especialmente la de los domingos y

días de fiesta; sirvieron de lugar de encuentro para viejos amigos y amantes, o de

dormitorio a mendigos, vagabundos y niños expósitos. Muy pocas de estas bancas se

conservan, pues han sido remplazadas por otras del Municipio. En el Hospital La María,

por ejemplo quedan tres de estas vistosas bancas, que sirvieron de modelo a las demás

sociedades de mejoras públicas del departamento, para las que se lucen en los parques de

muchos municipios antioqueños.

El interés por este aspecto del ornato público, estaba en relación directa con la labor

realizada a favor de la estética de los parques de nuestra ciudad. Comenzó desde el

momento mismo de la fundación. En 1899 se nombró a Gonzalo Escobar como miembro de

la comisión cuarta, de calles, empedrados, aceras, aleros y caños, para conseguir el mayor

número de bancas para los parques, delegándole además la escogencia de su forma y

tamaño. Para el cumplimiento de esta comisión la Sociedad puso a disposición de este socio

la suma de doscientos pesos existentes en caja.359 Algunos días después se autorizó a

Escobar para hacer construir veinte bancos según el modelo que éste presentó.360

La labor comenzada debió terminarse luego de la Guerra de los Mil Días. El 22 de febrero

de 1901 se comisionó a Gonzalo Escobar y a Carlos Restrepo R. para hacer colocar los

bancos de la Sociedad en los parques, de la manera que ellos estimaran conveniente y en

calidad de préstamo a las autoridades que administraban dichos parques, “para que la

Sociedad no pierda el derecho de propiedad.361 A la semana siguiente se informa haber

entregado las bancas a Sebastián Hoyos, Alcalde de la ciudad, y se presentó el recibo

359 A. S. M. P. Acta No. 16 de 3 de septiembre de 1899. f. 25360 A. S. M. P. Acta No. 19 de 4 de octubre de 1899. f. 31361 A. S. M. P. Acta No. 21 del 22 de febrero de 1901. f. 34

156

firmado por dicha autoridad.362 Las primeras bancas se instalaron en el Parque de Berrío y

costaron a treinta pesos cada una.363 Es muy posible por lo tanto que el modelo de las

bancas de la SMP fuera diseñado por Gonzalo Escobar.

El trabajo de construcción y reparación de bancas para los parques continuará por lo menos

hasta la segunda década del siglo XX. En 1907 por la labor de los socios Alberto Ángel y

Gustavo Restrepo G., y con dineros del primer aludido, se instalaron seis bancas en el

Parque de Bolívar.364 El préstamo hecho por Alberto Ángel fue pagado el mismo año con

las ganancias dejadas por la fiesta del Hospital de Caridad, de los cuales le correspondieron

a la SMP unos cinco mil pesos; y se encargó al mismo de hacer construir diez bancas más

“del mismo modelo en las mejores condiciones posibles”.365

En 1908 por iniciativa de Alberto Ángel la Sociedad nombró una comisión que además de

velar para que los encargados del Parque de Bolívar fijaran de una manera definitiva las

bancas en el jardín y garantizaran que la luz en el quiosco de este parque permaneciera

encendida hasta las nueve de la noche en los días de retreta; en la misma reunión se aprobó

la compra de cuatro tijeras para podar los parques y entregarlas en calidad de préstamo a

Daniel Botero, encargado de los parques.366

Al parecer las primeras bancas fueron móviles y se instalaban dentro de los jardines del

parque. Esto ocasionó que un año después de la instalación de las bancas del Parque de

Bolívar, Alberto Ángel, gestor de este proyecto, hiciera un reclamo a los encargados de este

parque, con el fin de fijar de una manera definitiva los puestos de las bancas en el jardín,

362 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901. f. 35363 A. S. M. P. Acta No 98, del 7 de noviembre de 1906. f. 164364 A. S. M. P. Actas Nos 98, 102, 104, de 1906365 A. S. M. P. Acta No 113 de 18 de junio de 1907. f. 191366 A. S. M. P. Acta No 138, de 12 de febrero de 1908. f. 232-233

157

pues con los continuos traslados éstas se estropeaban, ocasionando nuevos gastos para la

Sociedad.367

Otro de los parques beneficiados por las bancas de la Sociedad fue la Plazuela de José Félix

de Restrepo, por moción de Ricardo Olano, quien propuso el nombramiento de una

comisión que estudiara las canteras de piedra cercanas a la ciudad y la posibilidad de

extraer este material, con el propósito de construir bancas para este parque. Fueron

comisionados Manuel J. Alvarez y Juan Martínez S.368

En 1910 con motivo de la celebración del Centenario, la Sociedad debió realizar una

intensa labor para hacer arreglar las bancas de los parques que había obsequiado, pues estas

se encontraban en un avanzado estado de deterioro.369 En 1916 la Sociedad instaló en la

Avenida La Playa las últimas bancas de que se tiene noticia.

Como se verá en el aparte correspondiente, la Sociedad de Mejoras Públicas obtendrá de la

municipalidad en 1901 y por muchos años la administración de los parques de la ciudad,

como reconocimiento a su interés por estas áreas, unas semanas después de la instalación

de las primeras bancas en el Parque de Berrío. Esta preocupación por los parques está

relacionada con la significación de estas zonas como lugares de solaz urbano y como

elementos básicos de la estética urbana.

Sería extenso comentar todas y cada una de las gestiones de la Sociedad por el

mejoramiento de los parques medellinenses. Baste con mencionar el tipo de acciones

emprendidas y unos pocos casos destacados. Como administradores de los parques públicos

la Sociedad de manera permanente vigilaba el estado de limpieza de estos y en caso de

367 Ibid. f. 232-233; Acta No. 162, de 30 de septiembre de 1908. f. 269368 A. S. M. P. Acta No. 177, de 9 de marzo de 1909. f. 292369 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910. f. 356

158

encontrarlos desaseados organizaba comisiones de aseo; en segundo lugar, se encargaba de

la iluminación de estos, contratando con la Compañía de Instalaciones Eléctricas; solicitaba

ayuda a los vecinos o a las autoridades municipales y departamentales para el arreglo de los

parques; instalaba fuentes de bronce en plazuelas y parques; construía quioscos para

retretas o para avisos, como empresas rentables y como elementos decorativo de estos;

finalmente, sus atribuciones llegaban hasta el punto de poder realizar refacciones,

remodelaciones y diseño de estos parques.

Para ilustrar el anterior enunciado basta recordar que en el mes de octubre de 1905 la

Sociedad nombró una comisión para que se entendiera en “lo relativo al ornato de la

plazuela de San José”. Al emprender los trabajos, la comisión compuesta por César

Piedrahita y Gonzalo Escobar tuvo a su disposición dos mil quinientos pesos donados por

Manuel J. Soto con ese objeto “y la paja de agua que servía la fuente del parque de

Caldas”.370 Las obras de decoración del parque se hicieron de forma rápida, pero sólo hasta

el año de 1909 se hizo efectivo el proyecto de fuente en la Plazuela de San José, invirtiendo

cinco mil pesos donados por los vecinos del lugar y una suma igual ofrecida por Paulo E.

Vásquez.371 La fuente fue contratada con el pintor y escultor. Francisco A. Cano por un

precio de veinte mil pesos.372 De esta fuente decía el cronista Jorge Montoya Toro en 1975:

“Del maestro Cano y costeada por la Sociedad, es la hermosa fuente artística de la Plazuela

de San José, obra de serena belleza que ha sido trasladada a otro lugar de la ciudad”.373

Precisamente las fuentes fueron otro de los elementos de ornato empleados por la Sociedad

de Mejoras, desde el momento de su fundación. Así, cuando en 1899 se conformaron las

370 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 120371 A. S. M. P. Acta No 173, de 5 de febrero de 1909. Sesión extraordinaria. f. 284372 A. S. M. P. Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909. f. 285373 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 270

159

comisiones permanentes de trabajo, una de ellas fue la de Fuentes y Acueductos,

constituida por Rafael Calderón, Joaquín Pinillos y Enrique Vidal.374

El 12 de mayo de 1913, al conformar las comisiones para el resto de aquel año se conformó

una dedicada a Arquitectura y fuentes, representada por Jorge Rodríguez y R. Luis

Restrepo.375 Esta comisión fue constituida como resultado del ofrecimiento hecho a la SMP

por el comerciante inglés William Gordon de regalar veinte pesos oro para obras públicas.

La Sociedad respondió solicitándole una fuente para colocarla en un lugar público y

comisionando al socio Juan Martínez para entenderse con el señor Gordon.376

La respuesta del señor Gordon a la solicitud de la Sociedad fue afirmativa. El 12 de enero

de 1914 informó que “el obsequio de una fuente que se permitió hacer para colocarla en un

lugar público de Medellín queda depositado en la Administración de “Progreso”.377 Ese

mismo día Juan Martínez propuso y fue aprobado por la Junta, colocar tal fuente en La

Playa frente a la casa de D. Roberto Restrepo.378 Puesto que era necesaria la aprobación del

Concejo Municipal, se solicitó permiso y al mes siguiente el Presidente del Concejo

informó sobre la aquiescencia de la corporación municipal para colocar la fuente regalada

por “Mister Gordon” en la Playa.379

Sin embargo, algunos meses luego fue necesario que la Sociedad autorizara a su Presidente

para que se entendiera con el Concejo a efecto de resolver la colocación de la fuente

regalada por William Gordon en la Plazuela de San Roque en vez de hacerlo en La Playa,

lugar fijado por la Sociedad, “por tener para ello inconvenientes invencibles”.380 Aunque no

374 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899. f. 15375 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 136-137376 A. S. M. P. Acta No. 339, de 28 de abril de 1913. f. 128377 A. S. M. P. Acta No. 367, de 12 de enero de 1914, f. 238)378 Ibid., f. 239379 A. S. M. P. Acta No. 372, de 23 de febrero de 1914, f. 260).380 A. S. M. P. Acta No. 378, de 6 de abril de 1914, f. 295)

160

se menciona en que consistían tales inconvenientes invencibles pudo tratarse de las

protestas de los vecinos de la avenida que consideraban, se estaba privilegiando a una

persona con la instalación de la fuente al frente de su casa. Mayores resistencias aún debió

generar esta decisión pues el señor Roberto Restrepo era miembro de la SMP.

El esmero de la SMP por la instalación de fuentes públicas como elemento del ornato de

parque y plazuelas no fue meramente circunstancial. Por esta razón se explica que en el mes

de diciembre de 1916 se abriera un concurso para obtener el mejor modelo de fuentes

públicas. El propósito de este concurso es evidente, procuraba adoptar un modelo para

todas las fuentes que de aquel año en adelante pretendiera emplazar la SMP. De esta

manera, al igual que lo había logrado con las bancas, la comunidad podría reconocer por su

sello particular a las fuentes de esta entidad.381 El 26 de febrero de 1917 se dio lectura al

informe del jurado calificador, saliendo elegido el proyecto de fuente pública de Horacio

Rodríguez Haeusler..382

Además de las bancas y fuentes, los jardines fueron otro ingrediente imprescindible de la

ornamentación de parques y plazuelas. Así, en septiembre de 1899, la Sociedad solicitó a

los “periodistas” de la ciudad pedir al público en nombre de la Sociedad, plantas, semillas,

jarros, etc. para ornamentos de calles y plazas.383 Una semana después se nombró a Gonzalo

Escobar Recolector General de Plantas y Semillas y colectores auxiliares a Daniel Botero,

Sixto Botero, Juan Martínez S., Baldomero González, Rodolfo Zea y Manuel Botero.384

El mismo interés por este elemento ornamental se dará durante los primeros veinte años de

vida de la Sociedad. Ella se convierte en la institución que vela por el cuidado de los

381 A. S. M. P. Acta No. 487, de 4 de diciembre de 1916; ap. VI).382 A. S. M. P. Acta No. 492, de 26 de febrero de 1917; ap. III383 A. S. M. P. Acta No. 17 de 20 de septiembre de 1899. f. 28384 A. S. M. P. Acta No. 18 de 27 de septiembre de 1899. f. 29

161

árboles y jardines de la ciudad. Por eso desde 1903 el Concejo acepta tener en cuenta a la

Sociedad para estudiar las solicitudes de mutilación o destrucción de árboles en vías

públicas.385 Ese mismo interés es el que la llevó a convocar en décadas posteriores a un

concurso de jardines en las estaciones de los ferrocarriles en el valle de Aburrá.386

Los quioscos fueron otro recurso ornamental empleado por la Sociedad de Mejoras en los

parques. No se trataba sólo de erigir construcciones bellas, sino de buscar nuevos recursos

para obras públicas y de entregar a los habitantes de la ciudad nuevos espacios de disfrute

de los días feriados. Cada quiosco de los construidos por la SMP tuvo su finalidad peculiar.

Desde 1903, la Sociedad emprendió la construcción de tenderetes con una finalidad

económica. En este año, se mandó construir cuatro quioscos avisadores, aunque de

desconoce su ubicación y duración.387 Quizás fueran similares a los que empezó a construir

la Sociedad en el Parque de Berrío, durante el año de 1908. La idea inicial consistía en un

quiosco pequeño que sería diseñado por Enrique Olarte, para ubicarlo en el Parque de

Berrío “con el objeto de vender café, periódicos y para guardar las herramientas del

presidio”. Este se haría por contrato y con la finalidad de darlo en arrendamiento.388 El

proyecto hubo de postergarse debido a la pérdida sufrida por la corporación, de algunas

rentas municipales de que gozaba.389 Esto a pesar de la petición hecha por el Concejo

Municipal de que construyera “un kiosko (sic) pequeño, pero elegante en el Parque de

Berrío”, buscando recursos mediante fiestas y parte del dinero que le entrega la

municipalidad.390

385 A. S. M. P. Acta No. 53 de octubre 1o. de 1903. f. 80-81386 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 254387 A. S. M. P. Acta No. 38 del 29 de mayo de 1903. f. 57388 A. S. M. P. Acta No 165, de 20 de octubre de 1908. f. 272389 A. S. M. P. Acta No. 183, del 27 de abril de 1909.390 A. S. M. P. Acta No. 186, de l8 de mayo de 1909. f. 304

162

Finalmente fueron varios los quioscos levantados, y su existencia y utilidad fueron

reseñadas por José A. Gaviria en su Monografía de Medellín (1925), para quien adornaban

el Parque de Berrío y estaban “llenos de avisos productivos” y se alquilaban para ventas de

periódicos, libros, revistas, cigarrillos, confites y otros artículos.391

Muy diferentes a los del Parque de Berrío fue el del Parque de Bolívar, construido por

iniciativa del socio José A. Gaviria y su hermano Henrique. La idea de ambos fue la de

levantar un quiosco para retretas, con los fondos del producto de las fiestas hípicas. El

doctor Eduardo Zuleta apoyó dicha propuesta y empezó el proceso de gestación de este

proyecto de gran incidencia en la vida cultural del centro de la ciudad.392

El 26 de septiembre de 1905 se nombró una comisión compuesta por Enrique Olarte,

Francisco A. Cano, José A. Gaviria y Manuel Botero para que se encargaran de la

construcción del quiosco para retretas en el Parque Bolívar hasta dejarlo terminado.393 Esta

comisión inició labores prontamente y al mes siguiente rindió cuentas a la Sociedad,

presentó el contrato verificado para la construcción del quiosco con Carlos Arturo Longas,

informó además sobre el punto que había elegido para ocuparlo con dicha obra y de la

consecución con el Gobierno Municipal de algunos trabajadores del presidio y de los

presuntos de la cárcel para ayudar en los trabajos.394 En el mes de marzo de 1906 se realizó

la fiesta de inauguración del quiosco construido por la SMP en el Parque de Bolívar, con un

variado y ameno programa para grandes y niños, que se detallará en el capítulo dedicado a

este tema.

391 Gaviria, José A. Monografía de Medellín. Tomo I, 1675 - 1925. Medellín: Imprenta Oficial, 1925392 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905. f. 106-107393 A. S. M. P. Acta No 72 de 26 de septiembre de 1905. f. 112-115394 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 116

163

Como si fuera poco, la Sociedad de Mejoras, se preocupó por ampliar la posibilidad de

disfrute de este parque, mediante al instalación de focos. Desde el momento de su

fundación se encuentran testimonios en este sentido. En 1899 fueron comisionados José

María Escobar, Ricardo Jaramillo y Juan B. Londoño para que trabajaran en la consecución

de dos focos para el Parque de Bolívar.395 Luego, a partir de 1904 este interés por el

alumbrado del Parque de Bolívar fue más evidente. La Sociedad nombró a Ricardo

Jaramillo y a Gabriel Latorre, para atender a la iluminación de dicho parque, “tanto en lo

que se refiere a la reforma de los focos de arco existentes como al arreglo de la instalación

incandescente”.396 Dos semanas más tarde los encargados de tal comisión dieron parte de

haberlo cumplido a cabalidad.397

Con la construcción del quiosco en el Parque de Bolívar era de suponer que la afluencia de

público aumentaría y que la permanencia de personas hasta tarde la noche sería factible.

Esto motivó el esfuerzo por iluminar con luz eléctrica el parque. El delegado para esta

comisión fue el ingeniero Alejandro López, quien en abril de 1907 informó haber llevado a

efecto el contrato para la instalación.398 El 21 de aquel mes se fijó como fecha para la

inauguración de nuevas bancas y la instalación eléctrica del quiosco.399 El contrato para la

instalación eléctrica del parque fue hecho con la Compañía de Instalaciones Eléctricas por

un precio mensual de dos mil quinientos pesos mensuales, un costo alto que hizo necesario

hacer una lista de los vecinos del Parque de Bolívar para solicitarles a cada uno una cuota

mensual para el alumbrado.400

395 A. S. M. P. Acta No. 18 de 27 de septiembre de 1899. f. 29396 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904. f. 96-97397 A. S. M. P. Acta No 64, del 11 de abril de 1904. f. 97 y 98398 A. S. M. P. Acta No 104, de 2 de abril de 1907. f. 173-174399 Ibidem.400 A. S. M. P. Acta No. 154, de 23 de junio de 1908. f. 256

164

Los puentes sobre la quebrada Santa Elena construidos todos en el siglo XIX, se

convirtieron en otro objeto de atención para la Sociedad, en tanto eran piezas

fundamentales del paisaje urbano. Muchos de ellos alcanzaron un alto grado de deterioro,

amenazando a ruina, además de que por el crecimiento progresivo del tráfico se habían

vuelto obsoletos. De ahí, que la SMP presentara un memorial al Concejo con el fin de

proponer reformas al Puente Colón, argumentando que “el Puente de Colón es antiestético e

inconveniente por cuanto impide la vista de gran parte de las avenidas de La Playa”. La

Sociedad solicitó por medio de aquél memorial, permiso para hacer las reformas de cuenta

de la SMP, siguiendo el proyecto del arquitecto E. Olarte que llevaba en su ornamentación

cuatro farolas para luz eléctrica, suplidas por las obsequiadas por Rudesindo Echavarría,

que se encontraban inútiles en la parte central del Parque de Berrío.401

En el mismo sentido se entiende la proposición de José A. Gaviria de insinuar al Concejo

de Medellín la construcción de un puente de mampostería amplio y estable, en remplazo del

actual puente colgante, “y de erigir en la Calle de Córdoba el puente de fierro que se está

construyendo en la Escuela de Artes y Maquinaría”.402 Aunque no se tiene certeza de si

estas obras se llevaron a efecto, interesa mostrar cómo existe una intencionalidad clara en el

sentido de mejorar, embellecer y modernizar los puentes sobre la quebrada, parte

fundamental del paisaje del centro de la ciudad.

Para nadie es un secreto la atención que le prestó la Sociedad de Mejoras a la limpieza y

ornamentación de la quebrada de la ciudad, por lo menos hasta las dos primeras décadas del

presente siglo, pues más tarde será partidaria de sepultarla. LO cierto es que durante sus

primeros veinte años de existencia, esta corporación se preocupó por limpiar la quebrada,

401 A. S. M. P. Acta No. 317, de septiembre 16 de 1912. f. 34402 A. S. M. P. Acta No. 361 de 27 de octubre de 1913. f. 212

165

aumentar sus jardines, plantar árboles y por todos los medios convertirla en un componente

del paisaje urbano.

En 1901 por ejemplo, la Sociedad “excita muy formalmente” a la Junta Municipal de

Caminos para continuar prestando especial atención a la empresa de construcción de una

esclusa en la quebrada Santa Elena y para que se apresure a acometerla, en la forma más

práctica y económica que le sean dable”.403 En 1913 se autorizó a la comisión de la Playa

para hacer repintar los asientos y los postes y encascajar de nuevo las aceras, con motivo de

las fiestas del Centenario.404 Este tipo de comisiones fueron frecuentes, aunque debe

aclararse que sólo beneficiaba la quebrada desde el puente de Junín hacia arriba, área

residencial de las familias más prestantes de la ciudad. Por contraste la quebrada en el

sector conocido como Quebrada Abajo permaneció en completo abandono por aquellos

años.

Para finalizar este capítulo sobre el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras en el ornato

de la ciudad, no puede faltar siquiera una alusión al interés mostrado hacia la estética y el

boato que debía llevarse en los rituales mortuorios y en el cementerio de San Pedro, morada

final de la alta sociedad medellinense de entonces.

A este respecto comenta Enrique Echavarría en sus crónicas que en aquél que por largo

tiempo fue llamado el cementerio de los ricos, anualmente la SMP hacía una bella fiesta en

honor de las madres y premiaba el pensamiento mejor meditado y más original. Tanto la

capilla como las paredes se llenaban de versos. En aquel entonces la verja de enfrente era

de balaustradas de madera, poseía dos puertas, y sobre el umbral de ellas se leían ciertos

403 A. S. M. P. Acta No. 25 de Marzo 20 de 1901. f. 39404 A. S. M. P. Acta No. 351 de 14 de julio de 1913. f. 184

166

versos que impresionaban a don Enrique.405 Agrega que cuando su hermano Alberto

Echavarría fue presidente de la Junta de la SMP, cambió la fachada por la actual, mas no

quiso poner los versos, por parecerle cosa vieja y desusada.406

Otro hecho que ilustra sobre esta preocupación exequial de la Sociedad es el que tiene que

ver con el coche mortuorio adquirido en 1909 para servir en la ciudad. Se trata de ese coche

que figura en tantas fotografías antiguas de la ciudad, tirado por caballos, pero bien

ataviado y reluciente. Los comisionados para revisar que el coche llenara las condiciones

prescritas por el Acuerdo Municipal No. 39 de 1907, y darle la aprobación a este coche

fueron Enrique A. Gaviria y Ricardo Jaramillo. El concepto de la comisión fue favorable y

tuvo por criterio que “los penachos y correspondientes adornos, la pareja de caballos y el

uniforme del cochero son del gusto y elegancia que exigen las condiciones pedidas”.407

3.1.2. La planeación urbana, época de auge de la Sociedad.

No se puede asegurar de ninguna manera que la Sociedad de Mejoras Públicas haya sido la

primera entidad rectora de la ciudad; la única preocupada por su ornato, diseño de calles,

nomenclatura y planeación. Quizás sea más apropiado decir que la Sociedad entró a llenar

un vacío que dejó el Estado, el cual se hallaba maltrecho y descoyuntado por la rapiña

partidista, convertido en teatro de mutuos procesos de exclusión y en botín de guerra.

405 “Pasajero: cuando llegues aquí detén tu marcha / Y del Panteón la bóvedas contempla, / Donde generaciones confundidas / La horrible parca silenciosa ostenta. / Hemos como el relámpago pasado / Por el mar proceloso de la vida / Y aquí en profundo y pavoroso sueño / Esperamos del Angel la venida.406 Echavarría, Enrique. Cronicas de Enrique Echavarría. Medellín: Tipografía Industrial, 1936. p. 69 y ss.407 A. S. M. P. Acta No. 202 de 30 de noviembre de 1909. f. 329

167

Se sabe que el Concejo de Medellín y las demás autoridades locales habían cumplido

durante la Colonia y las temporadas de paz del siglo XIX un importante papel en la

regulación de la expansión urbana, la nomenclatura de calles, la construcción de edificios y

obras públicas que marcaron de forma decisiva la morfología de la ciudad. Casos

ilustrativos podrían ser: la Universidad de Antioquia, el cementerio de San Lorenzo, el

cementerio de San Pedro, la canalización y construcción de puentes sobre la quebrada Santa

Elena, los puentes sobre el río Medellín, la construcción del barrio Villanueva, el primer

acueducto municipal, entre otras. Valga aclarar que no quiere decir esto que el Concejo

haya sido el gestor de estas obras. En esto había unas relaciones estrechas entre particulares

y entes públicos. Pero lo que es de resaltar, es que de todas maneras el Concejo de la ciudad

y las demás autoridades públicas participaron en la toma de estas decisiones urbanísticas.

La Sociedad, como se ha visto anteriormente, aparece en un momento de mucha

inestabilidad política y empieza de inmediato a ocupar funciones del Estado. Además se

convierte en el principal escenario de mediación y negociación entre intereses públicos y

privados. La Sociedad de Mejoras relevó al Concejo municipal en los procesos de

planeación y gestión urbanística de la ciudad, como parte del proyecto de una élite regional

de erigir una ciudad moderna sobre las ruinas de la ciudad colonial. Un caso que sirve para

mostrar este relevo es el diseño del Plano de Medellín Futuro.

Desde 1890 el Concejo de Medellín planteó la necesidad de adoptar un plano de Medellín

Futuro que regulara el crecimiento de la ciudad, se planteó la necesidad de un matadero

público y una plaza de mercado para Medellín y se sancionó el acuerdo No 4 de 1890 con

el propósito de terminar con la irregularidad de las calles. Para tal efecto se reglamentó una

anchura de 16 metros para las calles y de 20 metros para las avenidas. Según Verónica

168

Perfetti, “se comenzaba a pensar la ciudad en términos de salubridad moral y estética,

recogiendo los ideales europeos”, y por lo tanto era preciso “terminar con la irregularidad

de las calles, su estrechez, sus curvaturas y rinconadas, conjuntamente con las

circunstancias que ello propiciaba, como la ventilación de la habitaciones, el deficiente

desagüe de las alcantarillas y en general “el deterioro de la higiene pública y la hermosura

de la ciudad”.408

El encargado de trazar el plano fue el Ingeniero del Distrito y se dispuso, entre otras, multar

con una suma de cincuenta pesos y destruir las obras (plaza, calle o edificio) construidas

por los propietarios de los terrenos comprendidos en el plano.409 Diversos problemas

impidieron llevar a cabo de manera satisfactoria el plano de Medellín futuro, pero según

Fernando Botero se resumen en: “... la interferencia de los intereses privados sobre los

públicos y la permanente concesión de excepciones al plano regulador, dependiente de las

influencias que interpusieran los particulares, por un lado, y la oposición abierta a las obras

públicas por parte de los propietarios de terrenos, por el otro...”410

El proyecto hubo de ser retomado por la Sociedad de Mejoras Públicas en sus primeros

años de existencia, pero sin mayores logros. El 13 de marzo de 1901 el José María Escobar

propuso a la Sociedad y fue aprobado lo siguiente: “Excítese al Sr. Alcalde para que en

asocio del Sr. J. A. Cano, contrate el ensanchamiento del plano de la ciudad”.411 A la

semana siguiente Sebastián Hoyos, alcalde de la ciudad y miembro de la Sociedad de

Mejoras, informó del modo como había cumplido su cometido la comisión nombrada para

408 Perfetti, Verónica. “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 93409 Botero, Fernando. Medellín 1890-1950. Historia urbana y juego de intereses. Medellín: U. de A., 1996. p. 111410 Ibid. p. 118411 A. S. M. P. Acta No. 24 del 13 de marzo de 1901. f. 38

169

contratar el ensanchamiento del plano de la ciudad.412 En este punto se pierde la pista de

este proyecto y se desconocen las causas para su segundo fracaso.

En 1910 el país vivió uno de sus mejores años, gracias a la estabilidad política, la bonanza

cafetera y los avances industrializadores en diversas ciudades del país, particularmente en

Medellín. La nación se preparaba para celebrar el Centenario de la Independencia, por lo

cual se organizaban distintos eventos. Habían pasado nueve años del intento de los

miembros de la Sociedad y veinte del Concejo Municipal por trazar un Plano de Medellín

Futuro. Por ello se entiende el desconocimiento, de parte de Ricardo Olano, de aquellos

intentos planificadores que le antecedieron. De haberlo sabido seguramente lo había

mencionado, pues en sus escritos se palpa una vasta ilustración en asuntos urbanos y su

honestidad intelectual.

Es entendible entonces que la idea de levantar un plano que regulara el crecimiento de la

ciudad, hubiera tenido que ir a buscarla en la Biblioteca del Congreso en Washington,

según él mismo relata en sus Memorias.413 Olano aprovechó la invitación hecha por la

Sociedad de San Vicente de Paúl a la de Mejoras Públicas en 1910, a participar en una

Exposición industrial. No sólo vinculó la Sociedad de Mejoras Públicas a tal evento, sino

que ofreció doscientos de los doscientos cincuenta pesos con que sería premiado el

ganador.

El primer puesto correspondió al ingeniero Jorge Rodríguez cuyo plano fue reformado por

una comisión de ingenieros con el fin de adoptar algunas ideas de otros planos finalistas,

luego de lo cual recibió la aprobación del H. Concejo Municipal.414 Algo más de dos años

412 A. S. M. P. Acta No. 25 de Marzo 20 de 1901. f. 39413 Olano, Ricardo. Memorias. Tomo I: 1918-1923. p. 107. (Citado por Fernando Botero. Op. Cit. p. 113)414 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit. p. 269-270

170

tardó el trazado del plano de Medellín Futuro y en su composición participaron destacados

ingenieros como Alejandro López, Enrique Olarte, Ricardo Olano, Alejandro Londoño y

Juan José Ángel, entre otros.415

El interés de la familia Olano se hizo evidente cuando el 10 de febrero de 1913 la Sociedad

de Mejoras Públicas recibió una carta de la sociedad Juan E. Olano & Hijos ofreciendo la

cantidad de doscientos pesos oro para destinarlos a la conclusión del Plano de Medellín

Futuro, con la condición de concluirlo a más tardar el 1o. de marzo de aquel año. 416 Grande

fue la satisfacción que mostró Ricardo Olano, concejal y miembro de la SMP al cumplirse

el término de tiempo y presentó a la Junta Directiva de la Sociedad el Plano del Medellín

Futuro. En la reunión de tres de marzo se discutieron varios puntos acerca del mismo y fue

aprobado. Olano fue comisionado para presentarlo al Concejo Municipal.417

Pasados dos meses el Concejo de la ciudad remitió una copia del Acuerdo 44, por medio

del cual se adoptaba como oficial el Plano de Medellín, para cuya aplicación se solicitó a la

Sociedad el nombramiento de dos miembros para completar la Junta llamada de Medellín

Futuro. Los elegidos fueron Enrique Olarte y Jorge Rodríguez.418

Casi de inmediato el Plano empezó a ser el canon que regía la construcción y proyectaba las

obras públicas municipales. Una prueba en este sentido lo aporta el hecho de que luego de

convertirse en acuerdo, la Junta Municipal de Caminos, resolvió iniciar la construcción de

un trayecto de la Carretera de Circunvalación adoptada en el Plano de Medellín Futuro.

Esta iniciativa fue aplaudida por la Sociedad de Mejoras, que además insinuó que el primer

trayecto fuera el comprendido entre los puentes de Guayaquil y de Colombia, “y si es

415 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96416 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913.417 A. S. M. P. Acta No. 332, de 3 de marzo 1913. f. 97418 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 141-142

171

posible, hasta el del Volador, porque esta parte de dicha carretera prestará servicio

inmediatamente”.419 Probablemente este trayecto no se concretó tan pronto. A lo sumo se

llevaría a cabo el trazado, pero en décadas posteriores, el diseño del Medellín Futuro sirvió

de modelo para la construcción de la Gran Avenida de los Libertadores, paralela a la

canalización del río.

Debe considerarse además, antes de cualquier juicio sobre el Plano de Medellín Futuro, el

esfuerzo hecho por la SMP para convertirlo en la imagen de ciudad futura de la sociedad

medellinense, y hacer primar su trazado sobre los intereses particulares. Para afirmar lo

anterior debe tenerse en cuenta que cuando Ricardo Olano, consultó la opinión de la

Sociedad con respecto a la prevalencia o no del Plano de Medellín Futuro en la

construcción del Hospital San Vicente de Paúl, se resolvió aprobar la proposición del socio

Gil J. Gil que reza: “La Sociedad sostiene el Plano del Medellín Futuro”. Dicha consulta

tenía relación con el proyecto de construir el hospital en terrenos que ocuparía la Gran

Avenida Central, o Avenida Juan del Corral. Si se observa la estructura de este Hospital, es

evidente que primó el Plano de Medellín Futuro.420

Es indudable el papel cumplido por la Sociedad en el trazado del plano y en su puesta en

ejecución. De acuerdo con Fernando Botero: “Resulta clara la importancia que asumía la

junta en la aplicación del Plano del Medellín Futuro y en particular el poder del que gozaba

en ella la Sociedad de Mejoras Públicas”. Este plano provino de un concurso organizado

por la SMP, aprobado luego por el Concejo; su aprobación dependió en parte de la labor

disuasiva de Ricardo Olano, miembro de ambas corporaciones421; la Sociedad recurrió a la

distribución masiva de hojas volantes entre la ciudadanía y el mismo Ricardo Olano llevó el

419 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 144420 A. S. M. P. Acta No. 362, de 3 de noviembre de 1913. f. 216-217421 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 126

172

plano a las notarías para que los compradores de tierras y constructores lo conocieran.422 Y

como si fuera poco la Sociedad formó parte de la Comisión encargada de velar por la

aplicación del Plano durante la segunda y tercera décadas de este siglo.

Con respecto al Plano de Medellín Futuro asegura la investigadora Verónica Perfetti: “Así,

el Medellín Futuro se estructuró sobre tres pilares que reflejan claramente la condición del

ensanche: la higiene, la comodidad (en el sentido de ampliar las vías y continuarlas) y el

ornato. La visión en su proyección moderna fue totalizadora”.423

Por su parte, el sociólogo Fernando Botero Herrera resalta “el interés que este plano tenía

para algunos empresarios muy ligados al negocio de propiedad raíz, quienes fueron los

primeros en conocer la nueva ciencia del urbanismo y en preocuparse por su aplicación en

la ciudad”.424

Lejos de esta polémica, sobre la cual es difícil tomar una posición, debido a la escasez de

materiales documentales en el momento en que se encuentra esta investigación, queda la

certeza de que en 1913 el Concejo Municipal de Medellín, adoptó el plano de Medellín

Futuro a través del acuerdo No 44.425 En apoyo de su tesis, Verónica Perfetti asegura que:

“El acuerdo de 1913 obligó a los habitantes a solicitar permiso para construir, reestructuró

la oficina del ingeniero del Distrito y creó una comisión que estudiaría las modificaciones

pertinentes, conformada por dos miembros del Concejo y dos de la Sociedad de Mejoras

Públicas. Además se expidieron las normas reglamentarias de urbanización y construcción.

La Sociedad civil tuvo que aceptar que la administración interviniera; se negoció en ciertos

422 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96423 Ibid. p. 97424 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 114425 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96

173

casos, en otros se obligó a seguir la norma, y en algunos los propietarios detuvieron la

marcha de los proyectos por su indiferencia y abandono”.426

En la aplicación del Plano de Medellín Futuro surgieron muchos inconvenientes, derivados

de la falta de dinero para la adquisición de propiedades y la carencia de herramientas para

la expropiación, que se resumen en palabras de Fernando Botero en el “predominio del

beneficio privado sobre las políticas públicas en la construcción y el manejo de la

ciudad”.427 No obstante, el mismo Botero muestra cómo algunas huellas quedan de aquel

intento de reglamentación del crecimiento de Medellín. UN caso fue el de la avenida Juan

del Corral, la cual se llevó a cabo gracias a la habilidad política de Ricardo Olano y a su

capacidad para negociar con el sector privado por el interés público.

Según Verónica Perfetti el Plano de Medellín Futuro reguló en buena medida la

construcción en la ciudad, a juzgar por el número de permisos concedidos por la Oficina de

Ingeniería del Distrito entre 1917 y 1919. El Plano de Medellín Futuro además estuvo

vinculado con las grandes obras de infraestructura y equipamiento de la ciudad: la cuelga y

rectificación del río Medellín, la Plaza de Ferias, el tranvía, el Hospital de San Vicente de

Paúl y el Acueducto. De otro lado, este plano consideró la construcción de los barrios

Miranda, Los Libertadores, Prado y Sevilla, los cuales se construyeron en la década de

1920.428

En palabras de Verónica Perfetti: “El proyecto Medellín Futuro se anticipó en el campo de

la planificación a algunas ciudades de Latinoamérica y tuvo resonancia por fuera de

Antioquia. Uno de los canales de difusión fue un evento sin antecedentes, el Congreso

426 Ibid. p. 96427 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 121428 Perfetti, Verónica. Op. Cit., p. 97

174

Nacional de Mejoras Materiales promovido por Ricardo Olano den 1917. Olano expuso allí

el City Planning y las posibilidades metodológicas de su aplicación en el medio nacional;

su estudió se consagró al caso de Medellín de esta manera se conoció el proyecto de

Medellín Futuro en Bogotá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga, entre otras ciudades

colombianas.429

Más allá de sus implicaciones directas, lo que interesa resaltar es el liderazgo logrado por la

SMP en los procesos de planificación del desarrollo de la ciudad, que dicho sea de paso, es

comprensible que hayan sido desbordados por la dinámica propia de una ciudad que crece

aceleradamente y donde la sociedad civil supera al estado por su capacidad de proyección,

inversión y gestión del espacio urbano.

Todo parece indicar que el Plano de Medellín Futuro dejó de ser actual antes de ser

aplicado en todas sus dimensiones. Desde 1924 la Sociedad de Mejoras Públicas planteó la

necesidad de un nuevo diseño y a finales de la década del veinte con la ayuda del Concejo

Municipal empezó a buscar la elaboración de un nuevo plano.430 La dinámica urbana había

desbordado cualquier pronóstico y esfuerzo regulador.

El proceso exitoso de industrialización, el crecimiento comercial, bancario y del sector

servicios con sus múltiples oportunidades de trabajo, atrajeron miles brazos cesantes del

resto del Valle de Aburrá y de poblaciones vecinas. El negocio de la urbanización empezó

su despegue definitivo con la construcción de barrios obreros y de clases medias. Estas y

otras causas obligaron al Concejo de Medellín a ampliar en forma frecuente el perímetro

urbanizable. Se había iniciado la expansión de la ciudad hacia el nororiente, en la cual

jugaron un papel protagónico los socios de la SMP Manuel J. Alvarez y Ricardo Olano.

429 Ibid. p. 98430 Ibid. p.101

175

La inmigración era evidente, la ciudad se transformaba con celeridad, requería de nuevos

asentamientos barriales pues los existentes y las posadas o dormitorios ocasionales no

satisfacían la demanda. Se presentaban dos posibilidades, dejar a la iniciativa de los

inmigrantes la solución de vivienda o regular y brindar ciertas facilidades a esta población

flotante para que se establezcan en la ciudad, evitando un sinnúmero de traumatismos. El

problema era inminente y la solución debía darse con prontitud pues los problemas sociales,

de seguridad, de salubridad y de cobertura de servicios públicos se hacían cada día más

acuciantes.

La élite, gestora del proceso industrializador, previendo las consecuencias del crecimiento

urbanístico y agrupada en torno a la Sociedad de Mejoras Públicas buscó dar solución al

problema de la vivienda obrera, enmarcándola en los procesos de planeación del entorno

urbano en su conjunto. La presencia del Estado en este aspecto era nula y sólo muy tarde,

cuando los particulares habían adelantado una serie urbanizaciones comenzó a legislar

sobre este tema.

NO es de extrañar entonces que la primera Medalla Cívica que otorgó la Sociedad de

Mejoras en el año de 1918 recayera en Manuel J. Alvarez, miembro fundador de la misma y

concejal por varios períodos, quien se había convertido en el mayor urbanizador de la

ciudad, al promover la construcción de los barrios Berlín, Villanueva, Majalc y de algunas

manzanas en el barrio Sucre (actualmente Boston).431 Con estas viviendas Alvarez

respondía a una de las necesidades más urgentes de los obreros que abastecían de mano de

obra a las industrias, aportaba a un crecimiento más armónico de la ciudad y

complementaba los esfuerzos planificadores del Plano de Medellín Futuro.

431 Ibid. p. 100

176

NO obstante, las dinámicas sociales en nuestro país por lo general han desbordado todos los

esfuerzos que tienden a normalizarlas. En 1928 la revista Progreso, órgano de la Sociedad

de Mejoras registraba así lo que había sucedido:

“Pero la ciudad creció más y más rápidamente de lo que previeron los autores del plano, y

ya se presenta con caracteres de urgencia, la necesidad de hacer un plano que abarque la

gran ciudad futura. / La Sociedad de Mejoras Públicas se ha preocupado del asunto y lo ha

estudiado en distintas sesiones. En el mes de diciembre nombró una comisión para que

solicitara una audiencia del H. Concejo y expusiera ante él la necesidad de proceder al

levantamiento del plano futuro. Los Sres. Dr. Guillermo Herrera Carrizosa y D. Ricardo

Olano, miembros de dicha comisión, llenaron su cometido y obtuvieron del H. Concejo la

promesa de que se darían sin demora los pasos para el levantamiento del plano”.432

En otro artículo aparecido en la revista Progreso en el año 1927 la Sociedad mostraba

preocupación por lo que acarrearía para la ciudad la nueva fuerza que adquiría su economía

y las inusitadas demandas que esto conllevaba: calles amplias, transversales y avenidas para

aumentar la eficacia del sistema de circulación de vehículos de todas clases y la articulación

de los barrios; plazas, fuentes, parques, centros universitarios, bibliotecas, hospitales,

nuevos barrios, escuelas y campos deportivos.433 Con cierta frecuencia los artículos de

Progreso aludían a los problemas que implicaba el desarrollo económico y social de una

Medellín moderna e industrial sobre una estructura urbana colonial, los elevados costos del

ensanche por la inexistencia de instrumentos legales de expropiación y la necesidad de un

nuevo plano para la regulación del crecimiento urbano.

432 Progreso. 2a Epoca. No 23, Medellín: S. M. P., de 1928. p. 127433 Progreso. 2a Epoca. No 16, Medellín: S. M. P., de 1927, p. 128

177

En junio de 1929 Progreso anunció que el Concejo municipal había contratado dos

ingenieros, para el levantamiento del “Plano Científico de Medellín”, o “El Gran Medellín

Futuro”. Según relata E. Livardo Ospina, la idea surgió de una comisión del Concejo que se

desplazó dos años antes al Cerro Nutibara para estudiar las reformas que fueran necesarias

al plano de 1913. En aquella ocasión en la que estuvo entre otros el arquitecto bogotano

Guillermo Herrera Carrizosa, el ingeniero Martín del Corral sugirió copiar el Standard

Planning Enabling Act. de los Estados Unidos, pero no se emprendió nada al respecto.434

Fue en los meses iniciales de 1929 cuando Alfredo Molina, Gerente de las Empresas

Públicas, reunió una junta de arquitectos, ingenieros y hombres de negocios para considerar

la cuestión y con financiación de las mismas Empresas y el Concejo contrató con los

ingenieros Gabriel Hernández S. y Vicente Vélez P. hacer el levantamiento del plano de la

parte más poblada.435

Del nuevo plano se esperaba que sirviera para el ensanche, pavimentación, construcción de

aceras y alcantarillado de las calles actuales. Para Ricardo Olano, aquél debía precisar el

área susceptible de planeación, comprendiendo todo el valle de Aburrá en jurisdicción de

Medellín, hasta el pie de las cordilleras.436 Sin embargo, el Gran Medellín Futuro no se

llevó a efecto y fue preciso esperar hasta finales de la década de los treinta para el diseño de

un nuevo plano.

3.1.3. Obras para la ciudad.

434 Ospina, E. Livardo. Una vida una lucha una victoria. Monografía histórica de las Empresas Püblicas y Servicios Públicos de Medellín. Medellín: Empresa Públicas de Medelllín, 1966. p. 273435 Ibid. p. 274436 Progreso. 2a Epoca. No 40, Medellín: S. M. P., de 1929. p. 131

178

Aunque la participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en los procesos urbanísticos de

la ciudad fue importante en el campo de la planeación, no debe desconocerse su labor en

procesos de gestación, financiación y ejecución de obras que han determinado de manera

clara la morfología de la ciudad, marcando la imagen misma de la ciudad y el imaginario de

sus habitantes hasta hoy. Esta preocupación por entregar a Medellín obras que

repercutieron en la higiene, los servicios y la prevención de desastres formaba parte de una

estrategia general de intervención sobre la capital por parte de una élite que pretendía

reflejar su ideal de ciudad. Sin duda se trataba de un ideal occidental, europeo a comienzos

del siglo y norteamericano después de los años veinte.

Es factible observar en la intencionalidad de estas obras un programa persistente de

modernización de la infraestructura y del equipamiento urbano, acorde con los procesos de

regulación del crecimiento del casco urbano y con los proyectos de ornamentación y

paisajismo de esta élite.

3.1.3.1 La cuelga, rectificación y canalización del río Medellín.

El río Medellín, la arteria principal del Valle de Aburrá fue desde tiempos prehispánicos la

base de un ecosistema variado en formas de vida y sustento de distintas comunidades

indígenas. Durante la Colonia y el siglo XIX brindó a los habitantes de las distintas

fracciones, pero muy especialmente a los de la Villa múltiples recursos naturales y un

referente simbólico ineludible y claro. A lo largo del río un sinnúmero de baños públicos

ofrecían a los medellinenses la posibilidad de disiparse en los domingos y días de fiesta, en

sus riberas las lavanderas enjuagaban la ropa familiar, de su lecho los hombres sacaban

179

material de construcción, servía de medio de transporte para pequeñas balsas y canoas, sus

peces se constituían en posibilidad alimentaria y las inundaciones cíclicas de sus riberas

fertilizaban los suelos con los nutrientes de las montañas. Por todo esto quizás el español

Eduardo Zamacois lo llamó “río poeta”. Seguramente aquel español nunca vio a este poeta

enojado.

Visto de esta manera el río era acorde con una pequeña ciudad colonial, de pocos habitantes

y que respetaba sus llanuras de inundación. Pero el proyecto de erigir a Medellín en una

ciudad moderna planteó un conflicto entre la sustentabilidad del ecosistema ribereño y los

requerimientos de una élite, saliendo perdedor el primero. En invierno el río ocasionaba

algunas pérdidas monetarias en cultivos, construcciones y caminos. El Cabildo y la

población en general durante el siglo pasado, en diversas ocasiones manifestaron la

necesidad de canalizarlo.

Por tanto, Manuel J. Alvarez en calidad de representante de los intereses generales, primero

en calidad de funcionario público y luego como miembro de la Sociedad de Mejoras

Públicas llegó a convertirse en uno de los principales impulsores de esta idea. En 1883

como Procurador Municipal y en los años posteriores como concejal, diputado de la

Asamblea antioqueña (1882 - 1884), y miembro de la Junta de Caminos, planteó la

necesidad de realizar obras de ingeniería hidráulica en las riberas del río, teniendo como

meta la cuelga y canalización del río.

El Concejal Alvarez obtuvo algunos fondos y en 1894 logró la expedición del acuerdo

número 20, que declaró de utilidad pública la obra de canalización. Por su parte, la sociedad

administradora de la Plaza de Mercado de Guayaquil aportó diez mil pesos y se creó una

Junta compuesta por Carlos Restrepo C., Eduardo Vásquez y Januario Henao, encargada de

180

velar por la realización de la obra, en cuyo propósito contrató al ingeniero Antonio J.

Duque para el trazado del plano respectivo. Sin embargo la oposición hecha al proyecto por

el propietario riberano Jorge Ángel impidió el inicio de los trabajos, siendo necesario

entablar un juicio de expropiación.437De los logros de aquél proyecto es poco lo que se

sabe, excepto que el juicio sobre expropiación se resolvió en 1896, y al parecer se iniciaron

trabajos que durarían por lo menos hasta antes de la Guerra de los Mil Días.

El primero de abril de 1899, en el seno de la recién fundada Sociedad de Mejoras Públicas

el socio y miembro de la junta de canalización aludida más arriba, Carlos Restrepo C.

informó acerca de los trabajos que se estaban ejecutando en el Puente de Guayaquil “para

poner la ciudad a cubierto de las avenidas del río e hizo una exposición del proyecto sobre

rectificación del mismo” y de las medidas que se estaban adoptando con ese fin.438

Todo parece indicar que de manera regular el municipio invertía en obras de protección de

la ciudad, con la misma periodicidad con que el río se desbordaba. NO obstante no se

hacían esfuerzos sistemáticos, de largo aliento con el fin de impedir la permanencia de los

desastres. Por este motivo en las actas de la SMP del año 1908 con cierta frecuencia se

refiere a los trabajos en el río y se hicieron propuestas en el sentido de que la Sociedad

ayudara con su influencia para la terminación de los mismos. La zona en que según estas

actas se estaba rectificando la arteria fluvial sería entre el puente de Guayaquil y los baños

llamados de Cipriano. 439

Aparte del proyecto de rectificación del río con motivo de desbordamientos en ciertos

sectores la Sociedad hacia gala de su influencia llamando la atención de las autoridades

437 Ospina, E. Livardo. Op. Cit. p. 272438 A. S. M. P. Acta No. 6, de 1 de abril de 1899. f. 7439 A. S. M. P. Acta No 145, de 31 de marzo de 1908 f. 244; Acta 147, del 22 de abril de 1908.f. 247

181

municipales sobre ciertos peligros y la necesidad de emprender obras hidráulicas. Así, en el

mes de junio de 1909 el socio Gustavo Restrepo G. propuso y fue aprobado solicitar a la

Junta Distrital de Caminos emprender labores de atrincheramiento del río “en el lado

oriental fronterizo al Frontón, donde puede causar daños por haberse apartado, más o

menos 90 metros de su cauce natural y presentar una amenaza para el puente, el Frontón y

la carretera”.440

La respuesta no se hizo esperar como sucedía casi siempre con las peticiones de la

Sociedad. Al mes siguiente el Presidente de la Junta Municipal de Caminos, Antonio M.

Hernández S. anuncia que en la Calle de San Juan se estaban mejorando los desagües y que

“estaba dada la orden de construir trinchos en el río para la defensa del Frontón”.441 Es del

caso reseñar que se trataba de la defensa de una de las empresas de la Sociedad de Mejoras

Públicas, fuente de recursos líquidos, pero finalmente estos ingresos que por cierto no eran

muchos se destinaban en obras de interés público.

Todo lo anterior permite asegurar, a diferencia del sociólogo Fernando Botero, que los

esfuerzos por la canalización del río son anteriores a la fecha de 1912 y que desde el siglo

XIX el Concejo y los particulares habían hecho ingentes esfuerzos en pro de esta obra,

vinculando interés privado e interés público a la manera como luego lo haría la Sociedad de

Mejoras y los empresarios.

Según Jorge Restrepo Uribe, en un plano de 1908 se apreciaba el lecho natural del río,

mientras que en otro del mismo año aparece un pequeño tramo rectificado, más o menos

entre calles 44 y 50 y agrega:

440 A. S. M. P. Acta No. 191, del 22 de junio de 1909. f. 314441 A. S. M. P. Acta No. 194, de 15 de julio de 1909. f. 319

182

“Posiblemente en este segundo plano aparece así porque o ya se había pensado en la

rectificación o se había iniciado ya la obra. En ese entonces la Sociedad de Mejoras

Públicas puso especial empeño en tan importante obra. Sus miembros realizaron la

rectificación y canalización del río entre el puente de Guayaquil -calle 30 A - y el de

la calle Colombia - 50 -: y se mejoraron las avenidas laterales, todo a base de

rellenos de basuras y de una arborización hermosísima”.442

En 1912, durante la Presidencia de Manuel J. Alvarez, quien como hemos visto desde fines

del siglo pasado había hecho gestiones por este proyecto, presentó a la Sociedad de Mejoras

el mismo informe que rindió a la “Junta de Canalización del río Medellín y defensa de la

ciudad”, sobre los trabajos realizados durante los meses de septiembre y octubre de 1912.443

Las gestiones de apoyo y monitoreo de las obras de la canalización, por parte de la

Sociedad de Mejoras Públicas seguirían durante el año 1913. En el mes de abril Manuel J.

Alvarez dio cuenta de los avances hechos durante los dos primeros meses de aquel año en

los trabajos en la canalización del río Medellín durante los meses enero-febrero.444 Un mes

luego, al conformarse las comisiones de trabajo de la Sociedad, la de Canalización del río

quedó conformada por Manuel J. Alvarez y el Doctor. Alejandro Londoño G445, y el 19 de

mayo se agregó a esta junta Juan de la Cruz Escobar.446 Además por recomendación de

Gustavo Escobar se aprobó dirigir una nota al Gerente de la Junta de Canalización de Río,

“haciéndole ver que los cercos de los árboles sembrados en la Avenida entre los

puentes de Colombia y San Juan están completamente derruidos y la mayor parte de

442 Restrepo Uribe, Jorge y Luz Posada de Greiff. Medellín su origen progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981. p. 284443 A. S. M. P. Acta No. 327, de 25 de noviembre de 1912. f. 81444 A. S. M. P. Acta No. 337, de 14 de abril de 1913. f. 115445 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 136-137446 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 141

183

los árboles secos y en consecuencia se permite excitarlo a que ordene la

composición de dichos cercos y hacer la resiembra de los árboles que falten”.447

De lo anterior se desprende que los trabajos de canalización se continuaron durante los años

finales del siglo XIX y principios del actual, aunque con interrupciones debidas a

dificultades monetarias y a la resistencia ofrecida por el río que arrancaba el material y los

árboles sembrados en sus riberas, como impugnando el proyecto de modernización que lo

convertiría en cloaca.

No queda duda, eso sí, de que la Junta de Canalización continuó sus labores durante varios

años más. Por esta razón en 1915 la Sociedad de Mejoras Públicas al nombrar sus

comisiones permanentes, conformó la de Canalización del Río con Manuel J. Alvarez,

Roberto C. Restrepo y Leocadio María Arango.448 Según los cronistas Antonio J. Cano y

Carlos E. Gómez, en 1925 las obras de canalización del río estaban concluidas en su mayor

parte y gracias a la habilitación de las riberas se había dado al servicio la Gran Avenida de

los Libertadores.449

NO obstante, los problemas de desbordamiento del río continuarán en los tramos no

rectificados, como resulta de una propuesta presentada por la SMP el 20 de mayo de 1929

en el sentido de nombrar una comisión para que consiguiera de la Dirección Departamental

de Caminos, el trazado de la canalización del río Medellín entre el puente de Carabobo y el

desemboque de la quebrada “Doña María”. Como justificación de dicha solicitud se

anotaba la protección de los barrios bajos de Guayaquil, la prolongación de la Avenida de

447 A. S. M. P. Acta No. 365, de 24 de noviembre de 1913. f. 233448 A. S. M. P. Acta No. 407, de 1 de febrero de 1915. ap. IV449 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit. p. 254

184

los Libertadores, y la planeación de las urbanizaciones en Guayabal y otros puntos

convergentes a la misma avenida de los Libertadores.450

De nuevo se realizan esfuerzos por terminar y perfeccionar las obras iniciadas a principios

del siglo, pues la canalización del tramo central frente al casco urbanizado no era suficiente

para impedir las inundaciones y las nuevas demandas por tierras urbanizables en las zonas

de menor pendiente exigían trabajos más técnicos y sobre todo, definitivos para evitar

tragedias.

Entonces, en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas el ingeniero Adolfo Molina

refiriéndose a los inconvenientes de la canalización del río Medellín, expuso "... que el

problema requiere un estudio completo en toda la zona comprendida entre un kilometro

mas abajo del "Puente del Mico" hasta un kilometro mas arriba del puente de Guayaquil...".

En otro de sus aportes dijo:

"Que los planos y proyectos existentes sobre la canalización y rectificación del río

Medellín elaborados por el Municipio y por el ferrocarril eran todos parciales y

ninguno contenía estudios de los perfiles y secciones transversales del río y de las

zonas inundables a pesar de constituir esto ultimo el verdadero problema que se

estudia; ya que la rectificación o modificación del río en el plano horizontal es

apenas un factor que favorece la solución pero no es la solución misma del

problema..."451

Finalmente, luego de muchos estudios y consultas la Sociedad de Mejoras logró que se

expidiera la ordenanza número 11 sobre canalización del río Medellín con base en un

450 A. S. M. P. Acta No. 993, de mayo 20 de 1929, p. 467451 A. S. M. P. Acta No. 1274, de marzo 23 de 1936, p. 793 - 796

185

proyecto que había presentado en 1936.452 Dicha ordenanza reglamentada por decreto

número 135 del 14 de septiembre le permitiría a la Sociedad de Mejoras contar con un

representante en la comisión de la cuelga del río Medellín, según comunicación del

subsecretario de Hacienda.453

Los planos utilizados para los trabajos fueron los mismos levantados en 1928 por la Junta

Municipal de Caminos aunque fueron modificados y se calculó su costo en unos $

150.000.454 Los representantes de la SMP en la junta constructora de la cuelga del río

fueron los doctores Joaquín E Sierra, Felix Navarro O y Bernardo Vélez, quienes fueron

elegidos el 9 de agosto de 1937.455

A la primera etapa de los trabajos de canalización se destinaron trescientos mil pesos y los

trabajos se iniciaron en septiembre de 1937, ocupando para ello un buen número de

trabajadores.456

Según Jorge Restrepo Uribe, en 1939 la cuelga y canalización del río Medellín abarcaba el

trayecto entre el Puente de Guayaquil y el de la carretera al Mar (Calle 65). Por el

testimonio de este personaje la rectificación era en tierra y escombros, sobre los cuales

crecían “árboles hermosos cuyos follajes al inclinarse sobre el río formaban un paisaje

bellísimo. Esos árboles y la vegetación de las orillas mantenían el río prácticamente

canalizado, pero sin muros de ninguna naturaleza”.457

El siguiente trayecto a canalizar fue el comprendido entre los puentes de Guayaquil y de la

Aguacatala. Con respecto a esta obra asegura Jorge Restrepo Uribe que no fue posible 452 A. S. M. P. Acta No. de abril 20 de 1936, p. 812453 A. S. M. P. Acta No. de septiembre 21 de 1936, p. 898454 A. S. M. P. Acta No. de junio 7 de 1937, p. 993455 A. S. M. P. Acta No. de agosto 9 de 1937, p. 1014456 A. S. M. P. Acta No. de septiembre 20 de 1937, p. 1029457 Restrepo Uribe, Jorge. Jorge Restrepo Uribe, su influencia en el desarrollo de Medellín. Medellín: Concejo de Medellín, 1992. p. 169

186

conseguir ayuda de los presupuestos de Medellín ni del Departamento y menos de la

Nación.458 NO obstante la Sociedad de Mejoras Públicas emprendió este proyecto. Se

conformó una comisión del seno de la Sociedad formada por el ingeniero Adolfo Molina y

por el mismo Restrepo Uribe, Presidente de la corporación cívica. El testimonio del doctor

Uribe es valioso, por lo tanto es provechoso seguirlo:

“En ese trayecto de cuatro kilómetros se proyectó una recta. De la Aguacatala hasta

el puente de El Poblado el río tenía tres curvas en la margen derecha, y del Poblado

hasta Argos tenía otras tres, con el agravante de que la primera de la margen

izquierda quedaba frente a la entrada del campo de aviación y cuando el río crecía

bastante inundaba la vía que del Puente de Guayaquil iba hacia Itagüí.”459

Luego de consultar los archivos del Municipio los ingenieros de la Sociedad encontraron

una copia heliográfica del proyecto de rectificación de este tramo, hecho por Jaime Arango

Velásquez, cuando fue Director Técnico del distrito. Sin más estudios se procedió a la

construcción de la obra. Prosigue el relato de Restrepo Uribe:

“Se localizó la recta que, como dije, marcó tres especies de bolsas en la margen

derecha entre la Aguacatala y El Poblado y otras tres en la izquierda, entre El

Poblado y Argos. UN cadenero localizó los propietarios de lado y lado del río, lo

mismo que una faja de 80 metros de ancho, a todo lo largo de la recta de cuatro

kilómetros, para destinar los 20 metros del centro al canal del río y 30 en cada uno

de los lados para las futuras avenidas. Solicitamos a los propietarios que cedieran

las fajas de los 80 metros y que se cercaran ellos por el eje del cauce viejo. Todos

los propietarios aceptaron la solicitud y procedimos a cercar una faja de 80 metros

458 Op. Cit. p. 170459 Ibid. p. 170

187

de ancho por cuatro kilómetros de longitud; así algunas propiedades quedaron a

lado y lado de dicha faja”.460

El encargado de iniciar los trabajos fue el Doctor Molina ayudado por 10 o 12 obreros. La

tecnología utilizada era rudimentaria: a pico y pala. Para el pago de estos obreros el

Presidente de la Sociedad de Mejoras se comprometió a conseguir quinientos pesos ($

500.oo) semanales mediante contribuciones voluntarias de algunos propietarios aledaños y

de empresas industriales. En primer lugar, se marcó y se cercó la zona con estacones de

guayabas y pomos. Agrega Restrepo Uribe:

“Cercada la faja mencionada, el doctor Molina empezó la rectificación así: abrió

una brecha de dos metros de ancho por el centro de la faja y de un metro

aproximadamente de profundidad: hecha esta brecha, taponó poco a poco el río con

trinchos de piedra y palos de pomo o guayabo, obligando al río a correr por ella

hasta salir nuevamente al cauce antiguo; simultáneamente puso algunos obreros a

“batir”, es decir, a desmoronar a lado y lado de la brecha de dos metros, y así el río

en un momento dado, tuvo un cauce de 10 a 15 metros”.461

La descripción es supremamente detallada y de ella se desprende que la tecnología

empleada en la construcción de las obras de rectificación del río fue sencilla y precaria. El

relato de Restrepo Uribe termina así: “Más o menos en dos años tuvimos el río corriendo en

línea recta, con pequeñas sinuosidades entre Argos y la Aguacatala”.462

Los informes del Presidente Jorge Restrepo a la Sociedad de Mejoras sobre el avance de

este proyecto eran frecuentes.463 El 22 de julio de 1940 dicho personaje anuncia que la

460 Ibid. p. 170461 Ibid. p. 170462 Ibid. p. 170463 A. S. M. P. Acta No. 1449, de abril 22 de 1940, p. 1287

188

primera recta en la canalización del río, con una extensión de ochocientos metros estaba

construida y que algunos de los donantes habían sido, entre otros: Mejía Hermanos

(materiales y $150), Compañía Nacional de Chocolates ($ 100), Mauricio Restrepo ($ 100),

Tejidos Santa Fe ($ 50), F. Arango y Sucesores ($ 10), Fabricato ($ 100), Ramón

Echavarría ($ 100), Compañía Industrial de Tejidos ($ 100).464

Sin embargo el proceso de la canalización no fue tan llano como lo trató de hacer ver Jorge

Restrepo Uribe en su momento. A fines de 1940 se presentó una crisis por este motivo en la

Sociedad de Mejoras Públicas. El socio Marco A. Peláez informó que se habían suspendido

los trabajos de canalización del río por falta de fondos. Algunos de los socios consideraron

que la obra no debió haberse empezado sin haber adquirido previa y legalmente las zonas

afectadas por la obra. Otros aseguraron que antes de iniciar los trabajos debió obtenerse de

los dueños de los predios afectados una constancia formal sobre su renuncia a exigir

responsabilidad por las consecuencias de la canalización. Se dijo además que fue una

ligereza haber empezado las obras con los fondos existentes en caja, pues estos eran

insuficientes las promesas adquiridas de dudosa efectividad.465

Llegó a decirse incluso que la obra se inició “sin haber hecho estudios previos

elementales”. La sociedad reconoció entonces que ni siquiera se hizo el trazado, y uno de

los socios afirmó que “se siguió como ruta la dirección de unos cables eléctricos que luego

resultaron con dirección errada”. De donde resultaron sorpresas por deficiencia de estudios,

“tales como arboles que desviaron la corriente, terrenos inundables que se ignoraban,

inundaciones que no esperaban, etc”.466

464 A. S. M. P. Acta No. 1461, de julio 22 de 1940, pp. 1316, 1318465 A. S. M. P. Acta No. 1473. de octubre 14 de 1940, p. 1341; Acta 1474, de 21 de Octubre de 1940, p. 1344466 Ibid., p. 1341; Acta 1474, de 21 de Octubre de 1940, p. 1344

189

Hasta tal punto llegó la caldeada discusión que por primera vez se llegó a sospechar que un

socio estuviera obteniendo provecho económico de actividades de la Sociedad de Mejoras.

No obstante esta sospechas, quien hiciera esta acusación quiso “dejar constancia expresa”

del alto aprecio, honradez y capacidad del socio favorecido, gracias a cuya honorabilidad y

competencia “el publico no ha hecho reclamos”. Quien hizo esta afirmación justificaba sus

reproches en las mortificaciones futuras que podrían desprenderse de los reclamos de los

dueños de los predios afectados, en caso de que estos hicieran alguna denuncia. Pero según

parece los propietarios habían tolerado la obra por los beneficios que de ella se

esperaban.467

Se informó en aquella sesión que la obra carecía de fondos y del peligro que representaba el

abandono de las obras, por el derrumbamiento de las paredes, el ensanche caprichoso del

cauce y la amenaza a los predios vecinos. Algunos miembros de la sociedad recordaron a

los promotores de la obra, la obligación perentoria de llevarla a termino “sacando fondos de

donde ello sea posible”. El juicio de responsabilidades por esta obra llevó no sólo a la

renuncia del ingeniero Adolfo Molina, sino hasta el punto de comprometer ante la Sociedad

de Mejoras a los dos promotores de la terminación de la obra.

Había un temor de que los dueños de predios aledaños al río hicieran en el futuro algún tipo

de reclamaciones por perjuicios debidos a la mala canalización y a las inundaciones que de

allí podrían ocasionarse. Por su parte, el ingeniero Molina se defendió y justificó su

actuación y la manera en que se estaba realizando la canalización. Para ello expuso los

siguientes puntos:

467 Ibidem.

190

"... 1. Cuando fui solicitado para colaborar en la dirección de la obra, y convine con

el Señor presidente de la SMP en que por el suministro de ingenieros, cadeneros,

equipos, herramientas y útiles de oficina recibiría un 6% de los gastos que se

hicieran en la obra, cantidad esta que escasamente ha atendido a los gastos

mencionados. 2. Si la obra no se hubiera iniciado antes de tener en caja los fondos

necesarios para su terminación, no se habría iniciado nunca. Si la SMP se hubiera

guiado con este criterio, no habría llevado a cabo, jamas las obras de que se

enorgullece hoy. 3. Los conceptos técnicos sobre la obra, sus peligros y fracaso, son

muy interesantes y hasta tienen alguna originalidad, pero no dejan de ser conceptos

personales, que no puedo compartir. 4. Es muy cómodo no asumir jamás ninguna

responsabilidad y se logra fácilmente no haciendo nada ni ayudando a nada; si en

esta ocasión ayudé a algo, deseo asumir integra la responsabilidad de esta

actitud".468

Aunque es fácil asumir una posición de juez en este caso, puede ser más útil, en aras de

comprender lo que estaba sucediendo. Es posible que Jorge Restrepo Uribe, Presidente de

la Sociedad contara entre sus consocios con cierto número de opositores, aspirantes a la

silla central, que estuvieran aprovechando la ocasión del retraso en las obras de

canalización del río para hacer campaña. Lo dicho por el ingeniero Molina es por demás

cierto. La Sociedad desde su fundación había trabajado sin fondos y emprendido empresas

ingentes, pero a largo plazo las había llevado a feliz término. No se puede considerar lucro

el cobro de salario por parte del ingeniero Molina. Es de destacar la preocupación de la

Sociedad de Mejoras por mantener una buena imagen entre el público y como esta

468 Ibidem.

191

discusión interna permitió una previsión a tiempo de posibles problemas, un rediseño de las

obras y un mayor compromiso de toda la corporación en provecho de la canalización.

Como consecuencia de esta crisis, se designó a los señores Eleuterio Serna, Luis F. Osorio

y Adolfo Molina en comisión para replantear con las autoridades Municipales el diseño

legal y técnico de la obra de la canalización del río. Como puede verse, la renuncia del

ingeniero Adolfo Molina no fue aceptada. Su nombre dejó de ser puesto en entredicho y fue

encargado de la canalización del río entre Argos y Aguacatala “de cuya gestión la SMP en

la misma sesión hizo manifiesto reconocimiento, invitándolo a continuar al frente de los

trabajos hasta que terminen”.469

El reconocimiento al ingeniero Adolfo Molina sería hecho posteriormente por Jorge

Restrepo Uribe. En uno de sus escritos asegura que “no solamente dirigía gratuitamente los

trabajos, sino que en algunas ocasiones pagó a los obreros sus salarios con fondos propios

ya que no había podido conseguir las donaciones correspondientes para pagar el personal.470

En el mes de noviembre de 1940 informó el presidente de la SMP que los trabajos de la

canalización del río habían proseguido.471 Promediando el mes de abril del año siguiente el

mismo anunció que la obra de ingeniería en la canalización del río estaba lista desde el

puente de Guayaquil hasta el Poblado.472

Luego de esta crisis interna, la Sociedad de Mejoras Públicas, considerando el costo y los

requerimientos técnicos y tecnológicos de la obra de canalización del río trató de involucrar

al gobierno central. Creó una comisión compuesta por Pedro Claver Gómez y Benedicto

Uribe encargada de redactar un proyecto de ley por el cual se pretendía nacionalizar el

469 A. S. M. P. Acta No. 1475, de octubre 28 de 1940, pp. 1346, 1347470 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171471 A. S. M. P. Acta No. 1476, de noviembre 4 de 1940, p. 1348472 A. S. M. P. Acta No. 1489, de abril 14 de 1941, p. 1379

192

estudio y ejecución de la obra de rectificación y canalización entre los rápidos del paraje de

El Ancón en Copacabana y los de El Ancón de la Estrella, Envigado e Itagüi. La

justificación central para buscar el apoyo de la nación fue que se trataba de una obra de

utilidad publica. A través del comisionado por la SMP Doctor Eleuterio Serna, se tramitó

ante la cámara baja, y se logró un segundo debate, del cual con algunas modificaciones al

estudio original, se expidió la Ley 110 de 1941.473

Según Jorge Restrepo Uribe, fueron los doctores José Ramírez Johns, Elías Uribe U. y

Joaquín Jaramillo Sierra, quienes desde la Presidencia de la SMP en 1941, 1942 y 1943

respectivamente, lograron obtener la ley que dispuso la ejecución en firme del proyecto por

parte de la Nación, por el sistema de Valorización y para ser llevada a cabo por la oficina

respectiva.474

De esta manera la SMP inició con un nuevo aire la segunda etapa de la rectificación y

canalización, que se prolongaría por varias décadas. Con los nuevos recursos económicos,

humanos y tecnológicos, la rectificación comenzó a integrar estudios sobre el ancho

necesario del cauce que contenga crecientes de invierno, ángulos, compra de terrenos y

otros aspectos que se habían desconocido en la primera etapa.

Así por ejemplo, en el sector del río entre el Puente de Guayaquil y la calle Colombia el

ancho del canal construido en años anteriores a lo sumo alcanzaba a veinte metros (20)

dándose el caso de que un poco más arriba del Puente de San Juan sólo tenía unos dieciséis

(16) metros. En 1942 cuando la nación recibió la obra se trazó un ancho mayor que habría

de aumentarse a medida que crecía el número de afluentes.475

473 A. S. M. P. Acta No. 1501, de julio 7 de 1941, p. 1406 - 1435.474 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 170-171475 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 177

193

El 25 de marzo de 1942 la Sociedad de Mejoras recibió un telegrama del Secretario del

Concejo de Ministros, en que se informaba que el Señor Presidente de la República había

aprobado el 17 del mismo mes, previo concepto favorable del consejo de ministros, el

contrato entre el Ministerio de la economía y la SMP sobre canalización del río Medellín. 476

Posteriormente, se recibió nota del agente fiscal de Antioquia en Bogotá en que se

informaba que el Consejo de Estado había aprobado el contrato sobre canalización del río

Medellín.477

En el mes de junio del mismo año la Sociedad de Mejoras recibió los primeros dineros del

Gobierno Nacional con destino a la canalización del río, treinta y cinco mil pesos ($

35.000), correspondiente a los tres primeros contados.478 Unos meses después, la Sociedad

presidida por Luis Echavarría recibió la ultima remesa por valor de $ 9.661.89 para los

trabajos de canalización del río Medellín. De esta manera el Gobierno Nacional cumplió el

contrato celebrado con la Sociedad de Mejoras para las obras de canalización del río

Medellín entre los puentes de Acevedo y Machado y para la terminación del trayecto El

Poblado - Guayaquil.479

Una de las obras complementarias a la canalización que más impacto habría de tener en la

morfología de la ciudad, especialmente en cuanto tiene que ver con la circulación vehicular

fue la construcción de las vías paralelas al río. Ya en 1942 había preocupación por el

destino que podrían tomar ambas fajas de terreno. Por tal razón, comenta Jorge Restrepo

Uribe,

476 A. S. M. P. Acta No. 1531, marzo 30 de 1942, p. 1473477 A. S. M. P. Acta No. 1534, abril 20 de 1942, p. 1479478 A. S. M. P. Acta No. 1545, julio 13 de 1942, p. 1506479 A. S. M. P. Acta No. 1551, agosto 31 de 1942, p. 1520

194

“Hicimos dos carreteritas de cinco metros de ancho y así dimos paso a vehículos que subían

por Argos hasta La Aguacatala, tanto en la Avenida derecha como en la izquierda,

pudiendo pasar de un lado al otro por el, citado puente de El Poblado. Con este esqueleto de

obra quedaron perfiladas las avenidas laterales del río de 30 metros de ancho. El Municipio

fue forzado a dejar los treinta metros en los trayectos canalizados”.480

A finales de 1943 los trabajos de la canalización se suspendieron mientras se emprendían

los estudios pertinentes a la construcción de las avenidas paralelas al río, con el propósito

de acometer las dos obras conjuntamente, bajo la dirección de la Junta de Canalización. De

acuerdo con el doctor Ricardo de la Cuesta, ambos trabajos fueron realizados por contrato

con la SMP y en las siguientes condiciones: “El Gobierno Nacional emitiría un millón de

pesos, en cuatro pagarés de doscientos cincuenta mil pesos cada uno, a favor del Municipio

de Medellín, comprometiéndose éste a su vez a invertir los dineros provenientes del

impuesto de valorización en la continuación de la obra”.481

En el mes de junio de 1944, por resolución de la SMP la junta llamada de canalización del

río, comenzó a denominarse en lo sucesivo Junta de Avenidas y Canalización del Río

Medellín. Este cambio de nombre respondía a la fusión de las dos obras bajo una sola

dirección, como acaba de expresarse.482

Posteriormente cuando Jorge Restrepo Uribe era Alcalde de Medellín (1955/56), la Junta de

Planeación decretara un ancho para las avenidas de sesenta metros cada una. Como

resultaba muy costoso hacerlas tan anchas se trazaron y cercaron las avenidas de treinta

480 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171481 Progreso. 3a Epoca. No 65, Medellín: S. M. P., de noviembre de 1944482 A. S. M. P. Acta No. 1624, de junio 26 de 1944, p. 1683

195

metros, dejando los otros treinta metros para que con dineros de las fábricas se hicieran los

ante jardines que son ya parte del paisaje ribereño.483

A mediados de los años cincuenta la canalización la estaba haciendo el Instituto

Electraguas. Las obras habían avanzado hasta un poco abajo del Puente de San Juan y al

parecer esta empresa estaba asignándole a la canalización una ancho de dieciséis metros. Al

enterarse de esto, el alcalde Jorge Restrepo Uribe contrato con la firma de ingenieros

Integral, la cual cuestionó fuertemente los cálculos de Electraguas. Esto generó grandes

discusiones en el seno de la Junta del río. 484

Jorge Restrepo Uribe renunció en 1959 como miembro de la Junta de Canalización del Río

Medellín, de la cual había formado parte un año y medio como representante de los

propietarios afectados con el impuesto. En la justificación de su renuncia este ex-alcalde de

la ciudad explicó que el principal motivo para realizar el contrato con Integral estuvo la

necesidad de que el Municipio contratara un estudio profundo sobre la canalización del río

Medellín, como de su principal afluente, La Iguaná. 485

En efecto, los planos fueron hechos por Integral, pero en el momento en que habría de

iniciarse la obra del Puente de Colombia hacia abajo, el doctor Julián Cock A., miembro de

la misma junta, publicó por la prensa sus conceptos contrarios a los planos de Integral y

pidiendo su modificación. Integral respondió también por la prensa y luego de muchas

discusiones se convino en discutir las objeciones del doctor Cock por un grupo de

Ingenieros de Integral, del Municipio y del Instituto. En la mayoría de los puntos hubo

acuerdo, pero un punto básico dividió las opiniones y fue la descarga máxima que debía

483 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171484 Ibid. p. 178485 Ibidem.

196

servir para los cálculos, la cual estimaba Integral en 1,135 metros cúbicos por segundo, en

el Puente de El Mico, para una creciente de 100 años, mientras el doctor Cock sostenía que

se debía calcular para 40 años, con una descarga máxima de 750 metros cúbicos por

segundo. 486

Finalmente primó el concepto de Integral, pues el doctor Cock sólo tenía como argumento

el mayor costo que tendrían los puentes que en adelante se construyeran sobre el río.

Afortunadamente para la ciudad, el asunto resultó a favor del cálculo más amplio, pues en

realidad el canal construido ha sido suficiente para contener las crecientes del río, a

excepción de los barrios subnormales que se han construido violando normas básicas de

protección, sobre las propias riberas del río.487

3.1.3.2 El aeropuerto Olaya Herrera

Otra de esas obras de gran trascendencia en la historia de la ciudad de Medellín en la cual

fue notoria la presencia de la Sociedad de Mejoras Públicas es el aeropuerto Olaya Herrera.

La ciudad de Medellín, que en la tercera década del siglo veinte había ganado el título de

ciudad industrial de Colombia, empezaba a evidenciar la necesidad de modernizar sus

medios de transporte de pasajeros y correo. Una información pronta agilizaría los negocios

y les daría a las empresas antioqueñas una ventaja comparativa frente a otras ciudades del

interior. De otro lado, la ciudad, por su creciente importancia económica era cada vez más

visitada por negociantes extranjeros y turistas.

486 Ibidem.487 Ibidem.

197

Se debe tener en cuenta además que la ciudad se había rezagado algunos años en este medio

de transporte. Las ciudades ubicadas a riberas del Magdalena hasta Honda habían sido

beneficiadas por los hidroaviones de la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos

(Scadta). Otro factor a considerar son los planes de extensión de las rutas aéreas de esta

empresa y de la Panamerican Airways, que incluían a Medellín. No es de extrañar por tanto

que en la construcción del Aeropuerto Olaya Herrera estuvieran comprometidos la SMP,

sus socios Ricardo Olano y Joaquín Jaramillo Sierra y en su ampliación hubiera mostrado

tanto empeño Gonzalo Mejía.

Las gestiones se iniciaron en julio de 1930 por parte de la Sociedad de Mejoras. En dicho

mes y año fue aprobada la proposición presentada Juan Jaramillo Martínez, Presidente de la

Corporación, por la cual se nombraba una Comisión encargada de hacer los estudios para

determinar cuál sería el campo de aterrizaje más apropiado para la ciudad. Los

comisionados fueron el Coronel Francisco Duque R., Joaquín Jaramillo Sierra y Ricardo

Olano.488

Por recomendación de Joaquín Jaramillo Sierra la Comisión incluyó representantes de la

Gobernación de Antioquia, el Concejo Municipal y el ferrocarril de Antioquia, con el fin de

aunar esfuerzos y hacer más efectiva la ejecución de la obra. En el mes de agosto de 1930

la Sociedad recibió un oficio del Secretario de Agricultura y Fomento, en que comunica el

nombramiento hecho por el Gobernador del Departamento, en cabeza de Julio Escobar

Mejía como representante de la Gobernación ante la comisión encargada de todo lo

relacionado con campos de aterrizaje.489

488 A. S. M. P. Acta No. 1042, de julio 14 de 1930489 A. S. M. P. Acta No. 1047, de agosto 25 de 1930. p. 83

198

Para ganarse el favor del público hacia esta obra, la Sociedad de Mejoras emprendió una

campaña de propaganda por medio de máximas sobre la necesidad de un campo de aviación

en Medellín, al igual que había hecho con otros proyectos.

Con motivo de las gestiones necesarias para el éxito de este proyecto, nuevamente es

ineludible el papel de liderazgo que jugó Ricardo Olano. La primera labor consistió en

conseguir la información básica para determinar el lugar más apropiado para la localización

del aeropuerto. Con este propósito dirigió sendas cartas a directores de instituciones

académicas en donde se suponía contaban con la información sobre dirección y velocidad

de los vientos del Valle de Aburrá.490

El 20 de agosto de 1930 Manuel José Sierra, Rector de la Universidad de Antioquia le

contestó a Ricardo Olano disculpándose por la imposibilidad de brindar los datos

solicitados, debido a que los instrumentos de que disponía el establecimiento para

obtenerlos, habían quedado inservibles desde 1922. Además, monseñor Sierra le

recomendó a Olano pedirlos al Ferrocarril de Antioquia o a la Escuela de Minas. 491

Una respuesta similar recibió Olano del sacerdote Miguel Montoya (S. J.) rector del

Colegio de San Ignacio, pues, aunque la institución había adquirido un anemómetro y había

construido un Observatorio Meteorológico, apenas llevaban tres meses de instalados y no

había sido contratado el inscriptor del anemómetro.492

En la misma semana, el Vicerrector de la Escuela Nacional de Minas, Antonio J. Alvarez,

contestó en términos similares la solicitud hecha por Ricardo Olano:

490 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. pp. 184-185491 Ibidem.492 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. pp. 184-185

199

“... En contestación a su atenta carta de fecha 18, tenemos que decirle que en la

escuela no se tienen datos relativos a la velocidad y dirección de los vientos; pero

dentro de poco han de llegar los aparatos pedidos con el objeto de completar una

buena instalación de observaciones meteorológicas y entonces podrá la Escuela

prestar un buen servicio en ese ramo”. 493

Aún sin resolverse los problemas técnicos, Guillermo Echavarría Misas, fundador y gerente

de la extinta Compañía Colombiana de Navegación Aérea (1919) y miembro de la

comisión facultada para los asuntos referentes al Campo de Aterrizaje, recibió una carta de

Bernardo Jaramillo Sierra, en papel rotulado ‘Herederos Jaramillo Sierra - Edificio Sierra’.

El motivo de esta carta era el de ofrecer en arrendamiento dos terrenos de su propiedad que

podrían servir como campo de aterrizaje, uno en Guayabal, plano, ubicado en la carretera

que conduce a Caldas; el otro en Niquía (Bello), en terreno un poco inclinado. La extensión

de los terrenos ofrecidos era de treinta cuadras, y el término de alquiler cinco años,

terminados los cuales al hacerse la entrega a los propietarios no se reconocerían mejoras. El

canon de arrendamiento se calculaba en $ 300 para el lote de Guayabal y en $ 200 para el

de Niquía.494Como puede verse, algunos particulares no querían perderse la oportunidad de

hacer negocio, obteniendo ingresos líquidos por el alquiler y las mejoras que implicaba la

construcción del aeropuerto.

En el mes de septiembre de 1930 Ricardo Olano recibió una carta de José J. Hoyos, director

de La Industria Nacional Colombiana, (LINC), entidad gremial antecesora de la Andi. En

dicha misiva se informa a Olano, en tanto miembro de la Sociedad de Mejoras que a través

de la prensa se había enterado que la Scadta tenía proyectado establecer un servicio aéreo

493 Ibidem.494 Carta fechada el 3 de septiembre de 1930. En: Restrepo Uribe, Jorge., 1992. p. 185

200

diario entre Bogotá y Girardot. El señor Hoyos sugiere a la Sociedad de Mejoras hacer las

gestiones ante esta compañía con el propósito de establecer este mismo servicio entre

Puerto Berrío y Medellín, pues desconocía lo hecho por la comisión del Campo de

Aterrizaje.495

El Director de La Industria Nacional Colombiana recomienda el alquiler de un terreno, en

caso de carecer de fondos para la compra del mismo. Entre los considerandos de José J.

Hoyos para sustentar la necesidad de establecer este servicio anotaba el fomento al turismo

y su gran valor para las exposiciones industriales que en el futuro establecería de manera

periódica esta entidad en Medellín. En efecto, La Industria Nacional Colombiana hizo en

1932 su primera exposición industrial, en el edificio del Hospital de San Vicente de Paúl,

que aún no había sido ocupado.496

En el mismo mes y año de la anterior carta, el coronel Francisco Duque R., miembro de la

comisión Campo de Aterrizaje, recibió una carta del capitán Arturo Lema Posada, Jefe de

Aviación residente en Bogotá, por medio de la cual suministra algunos datos sobre las

condiciones que debían reunir los campos destinados para el aterrizaje o decolaje de

aviones, tanto militares como comerciales. Con lujo de detalles el capitán Lema describe

las características que debía reunir el campo en cuanto a largo, ancho, dirección de los

vientos, cercanía con árboles, edificios, líneas telegráficas, cercanía de la ciudad, vías de

comunicación, drenaje, etc.497

A finales de 1930 Ricardo Olano se dirigió al Concejo de Medellín como secretario de la

Junta nombrada para propender por el desarrollo de la aviación de Antioquia y solicitó que

495 Ibid. p. 185-186496 Ibidem.497 Ibid. p. 186-187

201

antes de cerrar el presupuesto del año siguiente asignara una partida no menor de mil

quinientos pesos “para gastos en el proyectado campo de aviación”. En la misma carta,

Olano informa que la Junta tenía adelantados los estudios sobre diversos campos en las

cercanías de la ciudad y las negociaciones para conseguir uno apropiado.498

En el mes de diciembre del mismo año, la ciudad fue visitada por Guillermo Schnurbush,

propietario de la Scadta y a su regreso a Barranquilla por medio de un oficio recordó a

Ricardo Olano los compromisos adquiridos con la compañía de aviación para llevar a cabo

el proyecto de unir a Medellín con Puerto Berrío:

“Según las conferencias habidas entre nosotros, Ud. prometió encargarse de

asegurar el terreno inspeccionado en Guayabal, para Campo de aviación. Igualmente

se convino en que el Ingeniero Señor H. Zander se encargaría de levantar un plano

topográfico del terreno en cuestión, como también de instalar un indicador de

vientos, para que por medio de un estudio temporal pudiera fijarse la dirección

principal de los vientos, lo cual es de primordial importancia para la construcción de

la pista de aterrizajes. Muy atentamente agradecería a Ud. se sirviera informarme

oportunamente sobre el estado de tales comisiones, y sobre las demás gestiones que

puedan ser de interés y utilidad para el suscrito. W. Schnurbush”.499

De lo anterior se desprende que los estudios sobre la dirección y velocidad de los vientos no

se habían podido hacer por carecer de los instrumentos necesarios. Asimismo se nota el

interés del empresario alemán por ampliar las operaciones de la Scadta en Medellín y el

papel cumplido por Olano en las gestiones iniciales de esta obra.

498 Ibid. p. 188499 Ibid. p. 190-191

202

La Comisión de Aeropuertos de la Sociedad de Mejoras Públicas, estaba conformada en

1931 de la siguiente manera: Marco Alzate (General), Ricardo Olano, Francisco Duque

(Coronel), Julio Escobar M., (Comisionado del Gobierno Departamental), Luis Echavarría

(por el Concejo de Medellín), Juan de D. Ceballos (por el Ferrocarril de Antioquia) y Don

Guillermo Echavarría.500

Según el informe rendido en 1931 por la Comisión de Aeropuertos a la Sociedad de

Mejoras Públicas, Medellín contaba con campos que reunían las condiciones exigidas por

los técnicos del Gobierno Nacional y de la Scadta. No obstante, agrega que dicha comisión

se había preocupado por reconocer y conseguir campos de aterrizaje en otros municipios

del Departamento. Para ello, se había animado a los concejos municipales de Sonsón, La

Unión, La Ceja, Rionegro, Puerto Berrío, Carolina, Amalfi, Santa Rosa, Antioquia, San

Jerónimo, Sopetrán, Frontino, Cañasgordas, Dabeiba, Chigorodó, Pavarandocito y Turbo.501

Varios de estos Concejos no habían contestado el llamado, mientras que los de Rionegro,

La Ceja, Sopetrán y Puerto Berrío decían no tener fondos para este tipo de proyectos.

Entretanto, los de Carolina, Amalfi, La Unión, Dabeiba y Frontino habían informado tener

disponibles campos apropiados, unos de propiedad de los municipios y otros de propiedad

de particulares, listos para arreglarlos. A estos últimos se les envió información sobre las

especificaciones necesarias de los campos.502

Al parecer, la primera municipalidad por fuera del Valle de Aburrá en adelantar gestiones

para la consecución de terrenos adecuados para campos de aterrizaje fue Sonsón, la primera

en contestar la consulta de la Comisión de Aeropuertos y que a la mayor brevedad compró

500 Ibid. p. 189501 Ibid. p. 190502 Ibidem.

203

un terreno, con tal fin. Dicho campo fue visitado por un representante de la Scadta, en

compañía de Ricardo Olano. Los datos ofrecidos por el representante de la Scadta fueron

entregados al presidente del Concejo y al Personero Municipal de Sonsón, con la promesa

de emprender los trabajos sin demora.503

También se hicieron estudios para el campo de aterrizaje del municipio de Santa Fe de

Antioquia. Hasta aquella localidad se desplazaron Ricardo Greiffenstein, Carlos Gómez

Martínez y Ricardo Olano atendiendo una solicitud del Presidente del Concejo. Se estudió

un paraje llamado El Llano, cuya principal característica era su horizontalidad y su

extensión de 800 metros por 150 de ancho. Luego de la visita al terreno se convino con el

Presidente del Concejo y el Alcalde municipal adoptar dicho campo para el aterrizaje,

iniciando con prontitud la disposición de la pista, para lo cual bastaba con limpiar malezas,

llenar una zanja y “retirar algunas casitas de poco valor que han sido levantadas en ese sitio

que es propiedad municipal”. 504

Otro municipio que mostró gran interés en el proyecto de aeropuerto fue Santa Rosa. El

Presidente del Concejo invitó a la comisión de la SMP encargada de este asunto y en

atención a esta petición el Coronel Gómez y Guillermo Echavarría se desplazaron hasta allí

a estudiar algunos campos de esa localidad. Sin embargo, luego de recorrer varios campos

no fue posible encontrar uno que reuniera las condiciones necesarias. 505

En cuanto al aeropuerto de la ciudad de Medellín, luego de muchos estudios y discusiones

se escogió el lote de Guayabal. El 4 de febrero de 1931, José María Betancur, Secretario del

Concejo envió un oficio a Ricardo Olano, por medio del cual autoriza la compra de los

503 Ibidem.504 Ibidem.505 Ibidem.

204

terrenos para el aeropuerto. El acuerdo municipal rezaba así: “Autorízase al Personero

Municipal para firmar en nombre del Municipio, el contrato del caso, con las persona que

dé las mejores condiciones y de acuerdo con la Junta nombrada por el Concejo y por la

SMP de Medellín, para la consecución de un campo de aterrizaje”.506

La comisión de aeropuertos nombrada en febrero de 1931 fue la siguiente: General Marco

A Álzate, Ricardo Olano, Joaquín Jaramillo S.507 Seguramente por recomendación de estos

comisionados se empezó a estudiar la posibilidad de arrendar un nuevo terreno en

Guayabal, contiguo al que se empleó inicialmente de propiedad de la familia Jaramillo

Sierra. La recomendación sobre el nuevo terreno fue aceptada y así lo comunicó el

presidente de la SMP, Ricardo Uribe Escobar. El Concejo Municipal aprobó un contrato de

arrendamiento de un nuevo campo de aterrizaje, contiguo al existente, por cinco años, con

Antonio López y Cía.508 El mismo que en septiembre de 1931 fue reculado por resolución

de la corporación Municipal.509

Sin embargo, en este asunto de los terrenos necesarios para el aeropuerto debieron

presentarse múltiples incidentes por los intereses que estaban en juego. Ya vimos cómo la

firma Jaramillo Sierra valiéndose de sus relaciones con Guillermo Echavarría había logrado

que se firmara el arriendo de un terreno en Guayabal. Otras firmas parecían tener interés en

esta renta por lo que se suscitaron duras discusiones en el Concejo, echando atrás

disposiciones anteriores, o produciendo nuevos acuerdos de arrendamiento.

Finalmente, el asunto de terrenos anexos al campo acostumbrado se resolvió a favor de lo

dispuesto por la SMP. Un mes después del acuerdo mencionado antes, anulando el contrato

506 Ibid. p. 191507 A. S. M. P. Acta No. 1062, de febrero 16 de 1931, p. 131508 A. S. M. P. Acta No. 1066, de marzo 16 de 1931, p. 145509 A. S. M. P. Acta No. 1090, de septiembre 14 de 1931, p. 207

205

con López & Cía, el socio Carlos Llano, informó que había logrado obtener que el Concejo

Municipal aprobara los contratos de arrendamiento de los terrenos necesarios para el

campo.510 Y a fines de 1931 el mismo socio informó que de inmediato se daría principio a

los trabajos de arreglo del campo de aterrizaje, con la ayuda del personal del regimiento.511

En marzo de 1932 el socio Pedro Rodríguez Mesa haciendo un informe con respecto al

campo de aterrizaje, dijo que los trabajos estaban casi para terminarse. Por su parte, el socio

Fidel Correa informó que la comisión de aeropuertos había recaudado para los trabajos del

campo la suma de $ 624.21 de los cuales se habían gastado $ 430.32, quedando un saldo de

$ 193.89.512 En aquél año se iniciaron los vuelos entre Bogotá y Medellín.513

Con el paso de los días y la importancia que había adquirido el avión como medio de

transporte para la ciudad, la Sociedad de Mejoras Públicas y algunos líderes cívicos

empezaron a considerara la necesidad de que el municipio adquiriera los terrenos del

aeropuerto. En 1934 Gonzalo Mejía, quien como hemos visto tenía fuertes intereses en la

aviación comercial, fue invitado a una de las sesiones de la SMP para estudiar este tema.

Mejía explicó e hizo ver la necesidad que tenía el municipio de Medellín de adquirir el

campo de aviación de Las Playas, al igual que procurar su ensanche, adquiriendo para ello

terrenos de Doña Mercedes de Sierra. La SMP resolvió nombrar una comisión permanente

encargada de gestionar ante las entidades oficiales la realización de este proyecto.514

En 1935 la ciudad de Medellín y el continente entero se vieron conmovidas por el primer

siniestro aéreo que se presentaba en tierras antioqueñas, y en donde murieron figuras claves

de la vida nacional y un cantante de talla universal como Carlos Gardel. Con este motivo y

510 A. S. M. P. Acta No. 1097, de octubre 26 de 1931, p. 225511 A. S. M. P. Acta No. 1098, de noviembre 2 de 1931, p. 227512 A. S. M. P. Acta No. 1108, de marzo 14 de 1932, p. 254513 Restrepo Uribe, Jorge, 1992, p. 192514 A. S. M. P. Acta No. 1191, de marzo 26 de 1934, pp. 490 - 491

206

teniendo en cuenta que la SMP había adquirido la representación social de Medellín para

estos casos especiales, “en los que el dolor y la pena de la ciudad los hace propios", envió

notas de duelo a los familiares de las víctimas. Las notas necrológicas fueron enviadas a las

familias de los finados: Carlos Gardel (cantante), Ernesto Samper Mendoza (“primer piloto

de la aviación Colombiana”), Estanislao Zuleta Ferrer ( jurisconsulto ), Guillermo Escobar

Vélez ( escritor y periodista ), Jorge Moreno Olano, Celedonio Palacios, Willis B. Foster,

Henry Swarts, Guillermo Barbieri, H. Fuerts, Alfredo Le Pera, Hans Ukrich Jhom, Alfonso

Azaff, Hernando Castillo, José C. Moreno, Lester Strauss y Ángel Domingo Riverol.515

No obstante las repercusiones de este accidente, la aviación comercial continuó adelante y

las gestiones tendientes a adquirir los terrenos del aeropuerto de Medellín también. En 1936

la SMP registra en sus actas la complacencia por la adquisición del terreno del campo de

aterrizaje por parte del Municipio, y presentó al Concejo y al Personero Municipal “sus mas

entusiastas y fervorosas felicitaciones."516

Para entonces el hasta entonces aeropuerto de Las Playas empezaba a ser conocido como el

aeródromo Olaya Herrera, sin lugar a dudas por iniciativa de la Sociedad de Mejoras

Públicas. Este nombre sólo se oficializaría por acuerdo No 44 del Concejo Municipal de

1944.517

A pesar de que la pista estaba prácticamente lista en 1935 y que funcionaba a la perfección

sólo hasta el año de 1941 empezó a verse la necesidad de construir un “edificio moderno”,

para la torre de control y para las demás necesidades de atención a los pasajeros y del

correo nacional. Considerando que el campo de aviación de Medellín era de primer orden,

515 A. S. M. P. Acta No. 1246, de julio 1 de 1935, p. 676516 A. S. M. P. Acta No. 1287, de junio 22 de 1936, p. 851517 A. S. M. P. Acta No. 1633, de septiembre 4 de 1944, p. 1700

207

la Sociedad de Mejoras Públicas nombró para dicha comisión a los socios Ricardo Olano y

Ricardo Mejía.518

Los trabajos en los edificios del aeropuerto Olaya Herrera empezaron a realizarse en el mes

de junio de 1943. En una de las sesiones de aquel mes en la Sociedad de Mejoras Públicas,

el socio Elias Uribe informó sobre la iniciación y avance de los trabajos en el campo de

aviación. Una semana después el socio Andrés Mejía informó que ya se estaba gestionando

el empréstito, se habían levantado los planos y comenzado la adquisición de las fajas de

terreno indispensables. En aquél mes y año, se aprobó recurrir a los servicios del arquitecto

Paul R. Williams, especializado para campos de aviación.519

DE esta manera, se puede observar que en esta como en otras obras de trascendencia en la

morfología urbana de Medellín estuvo presente la labor gestionadora y ejecutora de la

Sociedad de Mejoras Públicas, preocupada por modernizar la infraestructura de servicios de

la ciudad y convertirla en la segunda ciudad del país, acorde con su desarrollo industrial y

urbanístico.

3.1.3.3 Hotel Nutibara

Una ciudad moderna, en pleno proceso de crecimiento urbanístico, industrial, comercial y

financiero, que contaba con dos ferrocarriles, aeropuerto y carreteras, y que había llegado a

convertirse en la ciudad industrial de Colombia, necesitaba de un hotel acorde con su

categoría. La ciudad empezaba a ser visitada con frecuencia por extranjeros de diferentes

518 A. S. M. P. Acta No. 1504, de julio 28 de 1941, p. 1413519 A. S. M. P. Acta No. 1582, de Junio 14 de 1943, p. 1602; Acta No 1583, p. 1603

208

procedencias, con costumbres culinarias diferentes, que exigían las comodidades de los

hoteles internacionales de otras ciudades. Todo lo anterior motivó a la Sociedad de Mejoras

Públicas a incentivar entre las autoridades municipales y los particulares este proyecto de

hotel.

La idea se lanzó en la sesión del 31 de Agosto de 1934, con motivo de la nota enviada por

Alejandro Ángel Londoño, y luego de una conversación sostenida por este personaje y el

presidente de la SMP. La opinión generalizada era que Medellín necesitaba de un hotel a la

altura de su creciente desarrollo y que la Sociedad podría dar vida al proyecto mediante la

constitución de una sociedad de individuos pudientes, a la cual podría contribuir con parte

importante del capital.520

Hasta aquél año el mejor hotel de Medellín era el Europa, de propiedad del alemán Don

Germán Gewart, el cual funcionaba en el segundo piso de una gran casa situada en la calle

Colombia (50), entre las carreras junín (49) y Palacé (50), en cuyos bajos funcionaba la

Joyería la Perla, de Luis Heiniger.521

Fue en 1935 que el Concejo Municipal de Medellín, a solicitud de la SMP, dictó un acuerdo

estimulando la construcción del Hotel Nutibara. Por entonces la corporación cívica

proyectaba también cubrir la quebrada Santa Elena para dar continuidad a la Avenida La

Playa hasta la Carrera Bolívar, aprovechando parte de la calle de El Codo. Para adelantar

ambos proyectos de manera acorde, la SMP contrató la elaboración del plano a la firma H.

M. Rodríguez (Martín y Nel) y comisionó a Luis Echavarría P. para gerenciar estas

iniciativas.522

520 A. S. M. P. Acta No. 1212, de septiembre 3 de 1934, p. 555521 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 49522 Ibid. p. 50

209

La firma de arquitectos H. M. Rodríguez hizo un proyecto que comprendía la cobertura de

la quebrada Santa Elena, la construcción de una gran plazuela (Plazuela Nutibara) y el

Hotel del mismo nombre. Entre tanto, Luis Echavarría constituyó con un grupo empresarios

una sociedad anónima para llevar a cabo el proyecto. Dentro de estos empresarios

estuvieron Gonzalo Mejía y Bernardo Mora.523 En esta como en otras obras gerenciadas por

la Sociedad de Mejoras Públicas es palpable la estrecha vinculación de intereses públicos e

intereses privados. 524

Según el testimonio de Jorge Restrepo Uribe el negocio fue de la siguiente manera: La

sociedad del Hotel Nutibara prestó al Municipio, más precisamente a Valorización el dinero

necesario para comprar la manzana donde quedó el hotel. Valorización se encargó de cubrir

la quebrada Santa Elena en el trayecto de la obra construyó la Plazuela Nutibara y las obras

complementarias. Valorización cedió a la compañía hotelera, dos mil varas cuadradas, “al

precio promedio de todas las compras”, para el Hotel. Valorización pagaría a la compañía

del hotel, cuando recaudara el gravamen a la zona afectada por la obra. 525

NO todos los propietarios de los predios sobre los cuales se construyó la obra negociaron

con Valorización, por lo cual esta oficina procedió a expropiar dos casas, una en la carrera

Bolívar (51) y la otra en la calle de El Codo (52). Esto implicó que los arquitectos de la

obra modificaran el proyecto inicial, de tal manera que los lotes de estas casas quedaran

formando parte de la Plazuela Nutibara, ya que sólo se podía expropiar con destino a una

obra pública.526

523 A. S. M. P. Acta No. 1325, de mayo 31 de 1937, p. 990524 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 50525 Ibidem.526 Ibidem.

210

El sociólogo Fernando Botero Herrera, quien ha estudiado a profundidad la historia de esta

obra, ha mostrado cómo la Sociedad de Mejoras Públicas fue indispensable para la compra

de terrenos para el Hotel Nutibara. Por medio de la prensa, la radio y otros medios, se logró

convencer a la sociedad antioqueña de la utilidad pública de este proyecto y “como un

símbolo de esfuerzo de la raza antioqueña”. Además, previendo la resistencia de algunos

propietarios, por medio del socio Marco T. Pérez se consiguió que el Congreso de la

República expidiera la ley 97 de noviembre de 1937 declarando de utilidad pública la

construcción de hoteles de primera categoría.527

Pero la labor de la Sociedad de Mejoras Públicas fue más allá. Vinculó al Concejo

Municipal y éste favoreció la obra concediéndole exenciones de los servicios públicos

municipales y suscribiendo acciones. Por gestión de la Sociedad también la Asamblea

Departamental trató de apoyar el proyecto, mediante la autorización al Gobernador para

suscribir 180.000 pesos en acciones de la empresa. Como si fuera poco, la Sociedad logró

la expedición de otras dos leyes a favor del proyecto hotelero, las leyes 63 y 64 de 1938,

aplicando el impuesto de Valorización para la ejecución de esta obra y eximiendo al Hotel

del impuesto de patrimonio por cinco años. Dichas leyes además le dieron a la empresa

facilidades de pago de derechos de aduana y transporte en empresas oficiales.528

Por todo lo anterior, es imposible negar que en la realización de esta obra la Sociedad de

Mejoras Públicas se recargó a favor de los intereses privados. Por su intermediación, el

Departamento entregó $ 180.000 a la compañía a cambio de un lote de terreno en la

manzana del hotel y el Municipio eximió de todos los gravámenes a la empresa, además de

527 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. (1996). p. 70528 Ibid. p. 71

211

prestarle por diez años, en forma gratuita hasta ciertos topes, los servicios básicos de

energía eléctrica y líneas telefónicas con 140 extensiones.529

No es que la Sociedad de Mejoras Públicas haya actuado de mala fe en este asunto. Como

se ha dicho en anteriores ocasiones, la característica fundamental de esta entidad fue su

lugar intermedio entre lo público y lo privado, y el papel consciente asumido de mediador

entre ambas esferas. Conociendo el concepto que de lo público tenía la Sociedad, se puede

pensar que la construcción del Hotel Nutibara era de utilidad general, y por tanto debía

asumir el papel que asumió.

Existen otros hechos que permiten entender la participación de la Sociedad de Mejoras en

este proyecto. Así por ejemplo, en el mes de mayo de 1937, el presidente Ricardo Uribe

Escobar informó a la junta que Gonzalo Mejía le había manifestado el interés que tenía el

gerente del Banco Agrícola de facilitar en calidad de préstamo la suma de $ 800.000 para la

construcción de un gran hotel en Medellín. Sin embargo este crédito se condicionaba a un

aporte del Municipio por $ 100.000 en acciones de dicha empresa y la exención de

impuestos al hotel. En esta sesión la SMP se comprometió a colaborar “en todo lo que ella

pueda ser útil para llevar a cabo el proyecto".530

La Sociedad de Mejoras Públicas iniciaron entonces todas las gestiones que condujeron a la

expedición de las leyes y exenciones mencionadas más arriba. Por esta razón, la Sociedad

de Mejoras Públicas recibió en 1938 una comunicación de Bernardo Mora, gerente de la

Compañía del Hotel Nutibara, “en que agradece el ofrecimiento de cooperación de la SMP

en el logro de la empresa de dotar a Medellín de un buen hotel”.531

529 Ibid. p. 73530 A. S. M. P. Acta No. 1321, de mayo 3 de 1937, p. 977531 A. S. M. P. Acta No. 1363, de mayo 2 de 1938, p. 1082

212

Según Jorge Montoya Toro, la SMP gestionó ante numerosas entidades extranjeras, la

inversión de capital para la construcción del Hotel Nutibara.532 Además se ocupó de

convencer a los propietarios de predios en el sector afectado. Por eso en las reuniones de la

Sociedad de Mejoras se daba cuenta del avance en estas labores. En julio de 1940, por

ejemplo, se informó que habían tenido éxito en la compra de veintidós propiedades y que

sólo quedaban por comprar siete.533

Para agosto del mismo año, el socio Adolfo Molina dijo que a fines de agosto se iniciarían

los trabajos de demolición de las casas compradas para la construcción del Hotel

Nutibara.534 Y en marzo de 1941 el socio Luis Echavarría, Presidente de la Sociedad del

Hotel Nutibara, dio a conocer a la SMP los planos del edificio, hechos por el arquitecto

americano Paul R. Williams, el mismo que diseñara los edificios del Aeropuerto Olaya

Herrera. El edificio constaría de doce pisos incluyendo sótano y entrepisos y tendría 174

piezas.535

El Hotel Nutibara fue inaugurado en 1945 y comenzó a prestar sus servicios en el mismo

año. Ricardo Olano anotó entonces en sus memorias: “es pues un alto elemento de progreso

para la ciudad de Medellín”.536

Como puede verse en la construcción de esta obra se mezclaron diversos elementos de

manera difusa. Se trataba de una obra complementaria a la del Aeropuerto, por esto no es

casual que en ambas estuviera comprometido el empresario Gonzalo Mejía. Sin duda, los

intereses privados estuvieron jugando allí un papel protagónico. En segundo lugar, debe

anotarse que el papel desempeñado por la Sociedad de Mejoras Públicas fue

532 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit. p. 269-270533 A. S. M. P. Acta No. 1458, de julio 1 de 1940, p. 1309534 A. S. M. P. Acta No. 1465, de agosto 19 de 1940, p. 1323535 A. S. M. P. Acta No. 1487, de marzo 31 de 1941.536 Ricardo Olano. Memorias, tomo V, p. 76

213

imprescindible. Sus gestiones permitieron que la empresa contara con una serie de

exenciones que le dieron una gran solvencia económica en sus años iniciales. Entendiendo

el lugar de la Sociedad de Mejoras Públicas, es preciso decir que, pensando en una obra de

utilidad pública, según su visión desarrollista, puso todas sus energías en el logro de esta

meta, aún a costa de su imagen. Vistas las cosas desde el momento presente, perdió su

brújula, favoreció de manera directa a particulares y el papel cumplido por algunos de sus

socios generó ciertas sospechas.

Quizás esto permite comprender lo dicho por Fernando Botero: “Es probable que el papel

jugado por la Sociedad de Mejoras Públicas en las obras de la canalización del río Medellín

y de la quebrada Santa Elena y en la construcción del Hotel Nutibara, fueran sus últimas

acciones de envergadura”.537Una parte de la ciudadanía empezó a dudar de esta entidad por

la manera en que actuó en la empresa del hotel, se generaron suspicacias entre los

funcionarios públicos y esto le restó consenso a sus propuestas futuras.

3.1.3.4 Cobertura de la quebrada Santa Elena

La Quebrada Santa Elena fue hasta la tercera década del presente siglo la principal fuente

hídrica de la ciudad. Ella había servido como acueducto, como alcantarilla, fuente de

energía hidráulica y luego se convirtió en uno de los sectores más hermosos de la ciudad,

siendo conocido como el Paseo de La Playa, con sus dos avenidas arborizadas, donde se

levantaban las casas quintas de las familias más pudientes. La estética de este paraje, sin

duda, estaba ligada a la quebrada, sus jardines y a la presencia sonora y vistosa de pájaros.

537 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 89

214

Por estas razones, la Sociedad de Mejoras Públicas, como se ha mostrado en el aparte

correspondiente, se había preocupado por el ornato de este sector. Fue ella la que le

atribuyó el nombre de La Playa y cuidaba del estado de deterioro de sus puentes, del arrojo

de basuras a su cauce y otras obras de embellecimiento.

Sin embargo, también fue la Sociedad la que lideró el proceso de cobertura de la quebrada.

El asunto empezó a tratarse en octubre de 1992. En aquella ocasión, el socio A. J. Alvarez

Cano expuso su punto de vista, según el cual la quebrada debía cubrirse con cemento,

“dando posibilidad para formar después una especie de Bulevar con el cual ganaría

notablemente en belleza la ciudad”. Para la financiación de la obra observó que los

propietarios de la avenida contribuirían con gusto, teniendo en cuenta la valorización

considerable de sus inmuebles. Como obras de protección eficaz contra las crecientes de la

quebrada Santa Elena, informó que en Europa daba buenos resultados la construcción de

placas de cemento cubiertas con mayas de acero, desde el fondo del cauce a la superficie de

la tierra, sistema de grandes ventajas según opinaba.538

Los primeros esfuerzos se hicieron en 1926, con el fin de cubrir el riachuelo entre las

carreras Junín y Palacé, formando la actual avenida Primero de Mayo. Esta obra se terminó

en septiembre de aquél año.539

Hasta 1930 permaneció descubierta en el trayecto comprendido entre Junín y el Puente de

Hierro (donde hoy se encuentra el Teatro Pablo Tobón Uribe), y la comunicación entre los

dos costados de la ciudad debía hacerse por medio de los quince puentes que cruzaban la

cañada.540 Por aquella época empezaron a ser frecuentes las quejas de los vecinos por los

538 A. S. M. P. Acta No. 736, de octubre 2 de 1922, p. 15539 E. Livardo Ospina. Op. Cit. p. 260540 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 144

215

malos olores que de la hondonada se esparcían, especialmente en verano. Además ofrecían

un feo espectáculo las basuras que abundaban en su cauce.

Ciertos sectores de la población empezaron a ejercer cierta presión para canalizar la

quebrada. El Presidente de la SMP, por ejemplo, en un informe de 1933 consideraba que la

cobertura de la quebrada y la apertura de avenidas a lado y lado de la quebrada Santa Elena

desde la carrera de Palacé hasta el río Medellín ayudarían al ornato, la higiene y la agilidad

del tránsito en la ciudad.541

Según Fernando Botero, para entonces el ambiente reinante se inclinaba por la cobertura,

“no se preveía, entonces, que la facilidad del tráfico reñiría con la estética urbana y su doble

función de paseo de la ciudad y zona residencial”.542

La cobertura de la quebrada continuó en el sector occidental, al tiempo que se construía el

Palacio Municipal. El Municipio se encargó de los trabajos entre Junín y Palacé, que según

las descripciones de la época “tenía una angosta avenida derecha”, y en el lado izquierdo la

quebrada era contenida por los muros de las edificaciones. Posteriormente se procedió a

cubrir el tramo de Carabobo a Cundinamarca y finalmente por el sistema de Valorización,

el trayecto del Puente de Boston (sobre la carrera Bélgica -38- ) hasta Sucre.543

La cobertura de la quebrada entre las carreras Junín y Sucre, se logró por la gestión de la

SMP. Por su intermediación el municipio contribuyó la mitad de los recursos y los

propietarios con la otra parte, en cantidades proporcionales a los frentes de cada uno. La

obra se realizó por contrato privado, con el fin de reducir costos para el municipio. Por

tratarse de un gobierno liberal, los propietarios conservadores se resistieron a proporcionar

541 Jorge Restrepo Uribe. Op. Cit., 1981. p. 267542 Fernando Botero Herrera. Op. Cit., 1996, p. 146543 Restrepo Uribe, Jorge. Op. Cit, 1992, p. 54

216

sus dineros para la obra. La Sociedad de Mejoras Públicas entonces buscó una fórmula que

salvara la obra de este obstáculo y convenció a los reticentes propietarios para que

cubrieran la mitad del trayecto de Sucre para abajo con sus respectivos obreros y

contratistas, mientras que el municipio se encargaría de cubrir la otra parte.544

La forma en que narra este proceso Jorge Restrepo Uribe muy ilustrativa, veamos:

“Entonces la SMP se propuso gestionar la cobertura de la quebrada S. Elena entre

las carreras Sucre (47) y Junín (49), por entendimiento entre los propietarios de

predios vecinos y el Municipio de Medellín. Al efecto reunió a representantes de las

dos partes quienes llegaron al acuerdo de que el Municipio pagaría el 50 por ciento

de la obra y los particulares el otro 50 por ciento. El municipio pidió que los

propietarios consignaran el aporte respectivo en la Caja del Municipio, para

proceder a hacer la obra pero los propietarios, teniendo en cuenta que una firma

particular haría más pronto y favorablemente la cobertura, contrapropusieron al

Municipio que hicieran lo contrario, o sea que el Municipio les entregara el 50% y

ellos lo harían con planos, contratistas e interventoría previamente aprobados por el

Municipio, pero este no aceptó la propuesta. Hubo conversaciones de la SMP con

las partes y ninguna cedió en sus pretensiones.

“Además uno de los propietarios había comentado que él no iba a dar su dinero para

que el Municipio colocara obreros liberales (la administración municipal era liberal)

y aunque este comentario fue privado, llegó a oídos del Municipio cuyos

representantes a su vez comentaron: Y estos señores pretenderán que el Municipio

les entregue el 50% para colocar obreros conservadores?. Pues ni riesgo. Con lo que

544 Botero Herrera, Fernando. “Regulación urbana e intereses privados, 1890-1950”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 335

217

se distanciaron más las partes y el trato fracasó con gran sorpresa de la SMP que

había visto prácticamente asegurada la cobertura de la quebrada en esa cuadra.

“Pasó más de un año hasta que un socio de la SMP tuvo la idea de proponer que

cada una de las partes hiciera una mitad de la obra, o sea que el Municipio se

encargara de cubrir la mitad de Junín hacia Sucre y los propietarios de Sucre hacia

Junín, hasta unir los dos tramos, propuesta que aceptaron las partes. Dicha cobertura

es, pues, paritaria, mitad conservadora y mitad liberal”.545

El anterior aparte sirve para ilustrar varios aspectos. Un primer asunto es lo que se ha

venido diciendo a lo largo de este trabajo acerca de la capacidad de intermediación entre el

Estado y los particulares, así como de la forma en que se entrecruzaban lo público y lo

privado en aquellas décadas. En segundo lugar, se aprecia la imagen apartidista - diferente

a apolítico- que había logrado imponer la Sociedad de Mejoras en el conjunto de la

sociedad, lo que le permitía superar ciertos escollos en sus gestiones.

3.1.3.5 El Palacio y el edificio nuevo de Bellas Artes

En la actualidad uno de los edificios más representativos de la arquitectura medellinense,

por ser diseñado por arquitectos antioqueños, por ser punto de referencia obligada del

centro de la ciudad y por la historia que representa es el edificio de Bellas Artes. Con la

construcción de esta obra arquitectónica de reconocido valor, la Sociedad de Mejoras

Públicas ha hecho un aporte a la estética urbana.

545 Restrepo Uribe, Jorge. Op. Cit., 1992, p. 54

218

Ahora bien, la génesis, proyección y realización de este edificio está ligada a la vida

institucional de la Sociedad de Mejoras. Desde el momento de la fundación de la Sociedad,

se vio la necesidad de contar con un local propio para las reuniones de esta, así como para

las comisiones encargadas de llevar a efecto los diferentes proyectos que fueran aprobados

por la Junta.

En 1899, por ejemplo, las primeras sesiones de la Sociedad se hicieron en las oficinas de

sus miembros: en las oficinas de Carlos E. Restrepo, Bonifacio Vélez y Cía. y Víctor M.

Salazar.546 Con el fin de proveerse de un espacio permanente y tranquilo para sus labores, la

Sociedad decidió solicitar al Concejo Municipal el préstamo de un local en la Casa

Municipal.547

En el mes de abril de 1899 se leyó el oficio de la Secretaría de Gobierno y de la Presidencia

del Concejo Municipal, con el cual se hizo oficial el decreto de la Gobernación del

departamento reconociendo la creación de la SMP, y la resolución dictada por el Concejo

cediendo uno de los salones del local que ocupaba, para las sesiones de la Sociedad.548

Pasados dos meses de estar sesionando en el local de la Casa Consistorial, se nombra una

comisión para que se encargue de amoblar la oficina de la Sociedad... “procurando obrar

con las mayores economías”.549

Desde entonces, las actas decían en su encabezado que las reuniones se realizaban en la

Oficina de la SMP.550 De esta manera, en un local prestado por el Concejo, se realizaron las

sesiones correspondientes al año 1899, hasta el estallido de la Guerra de los Mil Días. Al

reiniciar labores, las reuniones volvieron a su itinerancia del último año. La tres primeras

546 A. S. M. P. Actas Nos. 1 - 8 de 1899.547 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899. f. 12548 A. S. M. P. Acta No. 9 de 28 de abril de 1899. f. 13549 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899. f.17550 Ibid. f. 19

219

reuniones se hicieron en la Oficina del secretario José Miguel Alvarez.551 Luego se pasó a la

casa del Presidente Juan B. Londoño.552

De nuevo, la Sociedad de Mejoras intentó conseguir un local en la Casa Municipal para sus

sesiones. En tal propósito comisionó a Manuel Botero y Gonzalo Escobar para conseguir

del Gobierno el anhelado local.553 Debido a que la respuesta del gobierno municipal no fue

inmediata, la reunión del 13 de mayo de 1903 se hizo en una pieza de la Academia de

Medicina.554 Y las siguientes sesiones se hicieron en una pieza de la casa del Presidente

Gonzalo Escobar.555

Seguramente las incomodidades a las familias, a los negocios y a las instituciones que

prestaban su local eran inevitables, por la hora en que se reunía la Sociedad, (las siete de la

noche) y por la prolongación hasta altas horas de la noche que a veces se daba y por la

frecuencia de las mismas. Por esta razón se tomó la decisión de alquilar un local en el cual

se tuviera posibilidad de trabajar hasta tarde y donde se pudiera discutir sin molestar a

nadie.

Al parecer la respuesta del gobierno municipal en esta ocasión había sido negativa en este

asunto, por lo cual durante dos años las reuniones se hicieron en diferentes lugares. Sólo en

noviembre de 1905, Luis Mariano Olarte comisionado para conseguir un local en alquiler,

informó que había conseguido un local apropiado, “en el cual quedarían bien instalados la

Junta del Frontón y el correo urbano por estar este muy central”. El valor que por dicho

local se empezó a pagar mensualmente fue de $ 8,oo oro y la Junta aprobó esta adquisición

y su ocupación inmediata. A moción de Gabriel Latorre los gastos de aseo, pintura y

551 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901. f. 34; Acta No. 23 del 6 de marzo de 1901. f. 37552 A. S. M. P. Acta No. 35 del 4 de mayo de 1903. f. 51-52553 Ibid. f. 51, 52554 A. S. M. P. Acta No. 36 del 13 de mayo de 1903. f. 51-52555 A. S. M. P. Acta No. 40, del 10 de junio de 1903. f. 61

220

amoblamiento se hicieron con fondos del Frontón de Jaialai y el pago de alquiler por

mitades entre la Sociedad y la compañía del Frontón.556

No obstante esta solución era provisional, pues obligaba a la sociedad a gastar

mensualmente una cantidad apreciable de dinero que podría utilizarse en sus proyectos.

Con la mira puesta en este caro objetivo el socio Alejandro Londoño G. lanzó la idea de

“pedir al Departamento un local para construir el edificio del Instituto de Bellas Artes, con

motivo del Centenario de la Independencia de Antioquia”.557La ocasión no podía ser más

propicia, pues para aquella fecha el gobierno departamental estaba consiguiendo recursos

de la nación y apropiando partidas para obras significativas de interés público.

Por aquellos años empezó con motivo del alquiler del local una serie de problemas. El

señor Antonio María Hernández propietario de la casa que servía de oficinas a la SMP

informó el alza del precio de arrendamiento a $60 oro, una suma considerable y

desproporcionada con respecto al valor inicial, en una época de vacas flacas para la entidad.

Se decidió buscar otro local para las sesiones. Esta decisión ablandó al propietario, quien

decidió rebajar sus aspiraciones al precio de $50 por tiempo indefinido.558

Por varios años más la Sociedad de Mejoras seguirá padeciendo la necesidad de un local

propio y las alzas en los arriendos. Era carencia era cada vez más acuciante, teniendo en

cuenta que la Sociedad se iba involucrando en nuevos proyectos como la Escuela de Bellas

Artes, y la de Dactilografía y Taquigrafía. Según los cronistas Antonio J. Cano y Carlos E.

Gómez, sólo hasta 1925 la Sociedad pudo contar con la promesa del gobierno municipal de

556 A. S. M. P. Acta No 78, de 14 de noviembre de 1905. f. 131557 A. S. M. P. Acta No. 336, de 7 de abril de 1913. f. 111-112558 A. S. M. P. Acta No. 346 de 16 de junio de 1913. f. 161

221

proveerlo de un local para sus instalaciones. Según este testimonio, se esperaba que

mejorara la situación económica del país para levantar el edificio.559

Según los mismos autores, el Instituto de Bellas Artes había adquirido una gran importancia

en la vida cultural de Medellín. Habiendo comenzado a funcionar en el mes de mayo de

1924, con cerca de 150 alumnos en su primer año y clases de Pintura, Escultura y Música, y

por medio de sus exposiciones anuales, se había convertido en el principal centro cultural

de la ciudad. Para el año de 1925 el Instituto con sus cuatro secciones (pintura, música,

escultura y declamación) alcanzó la considerable suma de 330 alumnos y cuatro profesores.

Esta población estudiantil demandaba un edificio de gran tamaño y de bajos costos que no

tenía la ciudad, al menos en cuanto a precio.560 El Instituto de Bellas Artes funcionó

mientras se construyó el Palacio en una casa ubicada en la calle de Boyacá, número 97.561

En vista de los resultados obtenidos y teniendo en cuenta la donación hecha por el

Congreso de $ 10,000 para la ciudad con motivo de sus fiestas centenarias, la Sociedad de

Mejoras realizaba esfuerzos por lograr que estos dineros fueran invertidos en el edificio

para el Instituto. 562 Para ganarse el apoyo de la Asamblea Departamental, del Concejo, la

Alcaldía y la Gobernación en la obtención de este auxilio, anualmente el Instituto realizaba

un concierto en el Teatro Bolívar, interpretado por sus estudiantes y una Exposición de

Pintura. Los principales invitados a estos eventos eran, por supuesto, los empleados

públicos municipales y departamentales, los concejales y diputados con sus familias.

Las buenas nuevas llegaron a la Sociedad de Mejoras mediante un oficio del Concejo

municipal con fecha del 18 de junio, en que se comunicaba la aprobación del proyecto de

559 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257560 Ibid. p. 257561 A. S. M. P. Acta No. 957, de mayo 28 de 1928.562 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257

222

acuerdo autorizando al alcalde la cesión de un terreno situado en el cruce de la avenida

derecha de la quebrada Santa Elena con la carrera Córdoba, con destino al edificio del

Instituto de Bellas Artes.563

El sábado 7 de Agosto de 1926 se colocó la primera piedra para el edificio de Bellas

Artes.564 El diseño del proyecto fue encomendado a Nel Rodríguez, miembro de la firma de

ingenieros constructores Horacio Marino Rodríguez e Hijos que adelantó estudios de

arquitectura en la Universidad de Columbia y estudios de especialización en L’Ecole de

Beaux Arts, en París.565

La construcción se inició el 4 de Octubre de 1926 y dos años después los trabajos habían

avanzado de forma tan acelerada que estaba terminada la obra negra. Los costos de la obra

habían alcanzado, hasta el 30 de Abril la suma $ 48.244.35. Según un informe de la

Presidencia de la Sociedad de Mejoras, dicha suma estaba respaldada por el auxilio de la

Nación, por donaciones y suscripciones al empréstito de civismo.566

Tanto habían avanzado las obras que en julio de 1928 la SMP hizo su primera reunión en el

Palacio de Bellas Artes. En dicho mes se dieron al servicio las obras, aunque de manera

provisional, pues faltaba el embaldosado y la ornamentación. El costo hasta agosto de aquél

año era de $ 59.965.567

El Palacio de Bellas Artes fue suficiente para alojar los salones y oficinas que requería el

Instituto de Bellas Artes hasta la década de los setenta, cuando con la demanda creciente

por cupos en esta institución y el esfuerzo por ampliarlos, la Sociedad de Mejoras se vio en

563 A. S. M. P. Acta No. 882, de junio 28 de 1926, p. 550564 A. S. M. P. Acta No. 888, de agosto 9 de 1926, p. 573565 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 84566 A. S. M. P. Acta No. 954, de mayo 7 de 1928, p. 265567 A. S. M. P. Acta No. 965, de julio 30 de 1928, pp. 313, 320

223

la necesidad de buscar un nuevo local. De ello se hablaba en 1979, cuando la Junta aprobó

un proyecto presentado por la Cooperativa de Habitaciones para construir un edificio

destinado al Instituto.568 Sin embargo, este proyecto se vio interrumpido por factores que

desconocemos.

Como una solución provisional, el rector del Instituto don Libardo Bedoya Céspedes, había

conseguido, desde principios de los setenta, el arriendo a bajo precio de una casa situada en

el cruce de la carrera Cervantes y la calle Ayacucho, en donde funcionó la Escuela de

Dibujo por casi veinte años. Pero a fines de los ochenta, ante la creciente demanda de cupos

en la institución se vio de nuevo la necesidad de construir un edificio moderno para

albergar el Instituto. Fue entonces cuando el doctor Carlos Horacio Hincapié Abad,

Presidente de la Sociedad de Mejoras, lanzó el proyecto de dotar al instituto de un nuevo

local.

Durante las presidencia de los doctores Carlos Horacio Hincapié (1984, 1985 y 1989),

Roberto Mejía Toro (1988) se logró adquirir la casa donde funcionaba la Escuela de Dibujo

y su colindante. Contando con las escrituras del terreno, la Junta de la Sociedad visitó a la

gobernadora Helena Herrán de Montoya, con el propósito de solicitarle la donación de un

carrusel para el Zoológico. La situación fue aprovechada por el director ejecutivo, Mario

Libardo Bedoya, quien de paso le pidió su colaboración con el Instituto de Bellas Artes, en

su proyecto de construir un nuevo edificio. La doctora Herrán se mostró entusiasmada con

la idea y de la cuenta de la Gobernación entregó 50 millones, prometiendo además la

consecución del resto del dinero con la Asamblea. Comenta Mario Libardo Bedoya:

568 A. S. M. P. Acta No. 966, de 21 de noviembre de 1979, p. 801

224

“Con la presidencia del doctor Ernesto Uribe Olarte, el impulso anterior tomó un segundo

aliento: se realizó el estudio de suelos por parte del ingeniero Bernardo Vieco Quiroz y el

análisis financiero con la generosa colaboración del doctor Iván Restrepo Lince; se

concretó un importante préstamo con una corporación crediticia, que permitió asegurar la

construcción de la obra y se aprobó su contratación. Gracia a las gestiones del doctor Uribe

Olarte, y a las del doctor Carlos Alberto Robles Echavarría, se obtuvieron considerables

aportes materiales de importantes firmas y entidades, que contribuyeron en forma por

demás significativa al proyecto.

La firma Conconcreto, consciente de la importancia de la cultura como generadora de paz y

bienestar, fue la que planteó las condiciones más favorables para contratar la construcción,

a la cual se dio inicio el 2 de agosto de 1993. El planteamiento arquitectónico, contribución

del arquitecto Juan Fernando Forero Soto, obedece a los conceptos más contemporáneos de

diseño y a las necesidades del uso al que se ha de destinar, y se ajusta a las exigencias

planteadas por el terreno. Aparte de las instalaciones locativas necesarias para el desarrollo

de nuestra tarea formativa, se deben destacar la Sala de Exposiciones, situada en el sitio

mejor resguardado del terreno, y el mural de 25 metros cuadrados, obra de profesores del

Instituto, que cierra la cafetería.”569

El presupuesto aprobado para el nuevo edificio fue el propuesto por Conconcreto, de

$168.879.400, que según el director ejecutivo Mario Libardo Bedoya, resultó muy

favorable “dado que se había calculado en 200 millones”.570 Finalmente por demora en la

firma del contrato con la firma constructora, debida a los trámites necesarios para la

569 Bedoya Martínez, Mario Libardo. “Otro sueño hecho realidad”. Discurso pronunciado con motivo de la inauguración de la cúpula del nuevo edificio de Bellas Artes. Medellín, 27 de abril de 1998.570 A. S. M. P. Acta No. 1296, de diciembre 3 de 1992, p. 1

225

legalización de los auxilios, las obras se iniciaron en julio de 1993, y el contrato con

Conconcreto fue cerrado en 224 millones.571

El nuevo edificio fue terminado en el mes de julio de 1994 y está ubicado en la calle 49,

cruce con la carrera 42 A y tiene un área de 2000 metros cuadrados.572 Por falta de recursos,

el patio central permaneció al descubierto, por varios años, lo que ocasionaba serios

problemas a las actividades académicas. Con la colaboración de los doctores Jorge Molina

Moreno y Juan Carlos Molina Villegas, se consiguió el aporte económico del Banco

Santander, para contratar la construcción de la cúpula requerida para resguardar de la lluvia

el interior del edifico, sin perjudicar la iluminación del mismo. Dicha cúpula fue

inaugurada el 27 de abril de 1998.573

De esta manera, el Instituto de Bellas Artes ha solucionado sus problemas de ensanche,

aumentando de paso las posibilidades de educación de la juventud antioqueña.

3.1.3.6 Los monumentos.

A pesar de que esta actividad puede ser considerada más cercana al ornato, se incluye en

este trabajo como parte del impacto urbanístico de la Sociedad de Mejoras Públicas, por el

impacto que estas obras de carácter artístico tienen en el paisaje urbano. Las esculturas y

bronces juegan su papel como referente simbólico de la ciudad y llegan a convertirse en

parte fundamental de una calle, una plaza o un edificio.

571 A. S. M. P. Acta No. 1302. Julio 29 de 1993, p. 2572 A. S. M. P. Acta No. 1292, de julio 14 de 1992, p. 1, 2573 Bedoya Martínez, Mario Libardo. “Otro sueño hecho realidad”. Discurso pronunciado con motivo de la inauguración de la cúpula del nuevo edificio de Bellas Artes. Medellín, 27 de abril de 1998.

226

Son muchas las obras de esta naturaleza que han sido patrocinadas por la Sociedad, por lo

cual sólo vamos a resaltar algunas. La cifra aproximada del conjunto de bustos y esculturas

puede apreciarse en el cuadro adjunto.

Cuadro. Esculturas y bustos en las que tuvo participación

la Sociedad de Mejoras Públicas

Nombre del

monumento

Ubicación Fecha en

que se

propone

Fecha de

inauguración

.

Constructor

o escultor

Monumento al Salvador Cerro del

mismo

nombre

17 de abril

de 1901.

Lápida conmemorativa

Atanasio Girardot

Plazuela de

Veracruz

5 de octubre

de 1905.

Jueves 9 de

mayo de 1907

Un artesano

paisa

Monumento a Girardot. Plazuela de la

Veracruz

17 de

febrero de

1909.

Un escultor

europeo

Busto de Gabriel

Echeverri E..

Una de las

avenidas del

paseo de La

Playa

23 de

septiembre

de 1912.

227

Monumento a Jorge

Isaacs.

Cementerio de

San Pedro

Mayo 28 de

1923

20 de Julio de

1926

Marco

Tobón

Mejía*

Monumento a Francisco

Cisneros

Plaza de

Cisneros

Junio 16 de

1924.

Octubre 13 de

1924

Marco

Tobón Mejía

Busto de Don Fidel

Cano.

Parque de

Bolívar

1925 1925 Francisco A.

Cano

Monumento de Pedro

Justo Berrío.

Cementerio de

San Pedro

Abril 26 de

1926.

1926 Marco

Tobón

Mejía*

Estatua de Francisco A

Zea.

Plaza del

mismo

nombre

Marzo 11 de

1929.

1935 Marco

Tobón Mejía

Busto de Alejandro

Echavarría Isaza.

Hospital San

Vicente de

Paul.

Junio 6 de

1932.

Agosto 28 de

1932

Monumentos de los

hombres que han

forjado el progreso de

Avenida La

Playa.

agosto 25 de

1952.

228

Antioquia.

Busto del compositor Orestes Sindici.

Afueras del

Palacio de

Bellas Artes

Mayo de

1971

Octavio

Montoya

Estrada

* Fue construida por el escultor antioqueño en Génova (Italia) y luego trasladada a Medellín.

DE las anteriores baste con ilustrar el proceso de gestación que se hizo de estos

monumentos al interior de la Sociedad de Mejoras Públicas. Sin embargo, debe tenerse en

cuenta que no se puede atribuir estas obras completamente a esta entidad. Al igual que se

ha visto en todas las obras patrocinadas por la Sociedad, su papel consistió

fundamentalmente en hacer las veces de animador, en conseguir los recursos, diseñar la

obra y buscar y contratar artesanos obreros y escultores para la realización e instalación de

la obra.

Un primer caso, por su significación en el paisaje urbano es el monumento de El Salvador,

sin duda un referente de la ciudad. Al parecer, la idea no fue propiamente surgida en la

Sociedad de Mejoras Públicas. NO obstante, la entidad cívica al enterarse del proyecto y

considerarlo de importancia pública lo apoyó de diversas maneras. Detrás de este proyecto

se encontraba por supuesto la necesidad de encomendar la ciudad a la protección divina, a

la manera en que se hace en otras ciudades de Latinoamérica como Río de Janeiro y Cali.

En 1901, la idea había empezado a promoverse entre la ciudadanía, seguramente alentada

por las autoridades eclesiásticas. Por este motivo, el 17 de abril de dicho año el socio

Gonzalo Escobar propuso: “Nómbrese una comisión que se entienda con los encargados de

levantar un monumento al Salvador, para que este se haga por el sistema de concurso”. La

229

proposición fue aprobada y fue nombrado José Ignacio Cano, para desempeñar dicha

comisión.574

El proyecto permaneció suspendido por varios años, según parece por problemas

económicos y el alto costo de la obra. La idea volvió a ser retomada en 1913 y la Sociedad

de Mejoras Públicas le dio nuevamente su espaldarazo. En esta ocasión, el apoyo a la obra

del Monumento del Salvador se haría por intermedio de Emilio Johnson, a quien se solicitó

ofrecer los servicios a tal proyecto, a nombre de la Sociedad. Para aquél año los promotores

de la obra eran los miembros del Congreso Eucarístico que residían en la ciudad. Fue esta

agrupación religiosa la que solicitó el apoyo de la asociación de mejoras.575 El presidente de

la Junta Monumento al Salvador era el Presbítero. Jesús María Marulanda.576

Las obras aún continuaban en octubre de 1916, año en el que nuevamente se solicitó a la

Sociedad de Mejoras su ayuda. La respuesta a la solicitud del presbítero Marulanda se dio

en la reunión del 9 de octubre, cuando José A. Gaviria propuso y fue aprobado por la Junta

“pásese una comunicación a la junta encargada del monumento del Salvador, en que se le

diga que La sociedad tiene mucho gusto en colaborar con tan simpática obra...”577

Es probable que el monumento haya sido instalado a fines de aquél año. Así se desprende

de una propuesta aprobada en fecha posterior, por medio de la cual se nombró una comisión

encargada de gestionar ante el Concejo Municipal la apertura y construcción de calles que

den acceso al monumento del Salvador.578Como puede observarse, se trataba de constituir

el cerro de El Salvador en un lugar de peregrinación para los feligreses de Medellín.

574 A. S. M. P. Acta No. 26 del 17 de abril de 1901. f. 41; Acta No. 27 de 24 de abril de 1901. f. 42575 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 139576 A. S. M. P. Acta No. 482, de octubre 16 de 1916. ap. II577 A. S. M. P. Acta No. 481, de 9 de octubre de 1916. ap. XI578 A. S. M. P. Acta No. 487, de 4 de diciembre de 1916. ap. IX

230

Otra de las estatuas más emblemáticas de la ciudad es la que se levanta en un costado del

reconstruido edificio de la estación Medellín del ferrocarril de Antioquia. Conocedora de la

negativa de la empresa del Ferrocarril a realizar algún gasto en la ornamentación de la plaza

de Cisneros, - aduciendo que dichas obras debía hacerla el distrito - la Sociedad de Mejoras

Públicas, por iniciativa propia, se encargó del proyecto de erección de una estatua en aquel

lugar. Para ello solicitó el concepto de los arquitectos Goovaerts, Horacio Rodríguez y

Bernardo Vieco, sobre la dirección que debía tenerse en cuenta para la colocación de la

estatua. El 14 de Julio de 1924 se resolvió, siguiendo las instrucciones de estos expertos, se

decidió colocar el frente de la estatua mirando a la calle Fernando Restrepo

(Alhambra).579Esta estatua, obra del escultor Marco Tobón Mejía, fue inaugurada el 12 de

octubre de 1924.580

En 1925 se refería a esta obra Antonio J. Cano, socio de la Sociedad de Mejoras, en una de

sus crónicas: “Debido a la muy eficaz colaboración de la Sociedad, adorna hoy la Plaza de

Cisneros la estatua de este nombre, obra del artista antioqueño Marco Tobón Mejía. La

SMP trabaja ahora por obtener del Ferrocarril de Antioquia el embellecimiento de esta

plaza, considerada como la puerta de entrada a la ciudad.581

El tercer y último proyecto de monumentos que sirve para ilustrar este frente de acción de

la Sociedad de Mejoras Públicas es el de los bustos situados en la avenida La Playa entre la

Avenida Oriental y la carrera Girardot. En esta obra se unieron los esfuerzos de la Sociedad

y de la Academia Antioqueña de Historia. Fue ésta última entidad la encargada de elaborar

en 1952 la lista de la personas que habían determinado el progreso de Antioquia, para la

que habría de cambiar el nombre por Avenida de la Raza. El socio Fernando propuso

579 A. S. M. P. Acta No. 803, de junio 16 de 1924; Acta 807, de 14 de julio de 1924, p. 264580 A. S. M. P. Acta No. 819, de octubre 13 de 1924, p. 309581 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257

231

incluir el Cacique Nutibara, mientras que Luis Mejía sugirió a Jerónimo Luis Tejelo, ambos

que no quedaron.582

Aunque es difícil de establecer aún, la Sociedad prefirió dejar el protagonismo en la

realización de este proyecto a la Academia de Historia. No se sabe por qué, pero al fin se

resolvió confiar a la Academia “tan importante gallo”, por iniciativa de la señora Presidenta

del cuadro de honor y así se hizo.”583 Lo cierto es que tanto la Academia como la Sociedad

de Mejoras legaron a la ciudad un conjunto de bustos y estatuas de gran significación en el

imaginario de los medellinenses. La propuesta seguramente tenía que ver con la necesidad

de perpetuar la memoria de los forjadores de la libertad y el desarrollo económico de

Antioquia.

3.1.4 El Plano Regulador

Este sería el último gran esfuerzo planificador de impacto llevado a cabo por la Sociedad de

Mejoras Públicas de Medellín. Ya anotábamos anteriormente cómo el Plano de Medellín

Futuro fue perdiendo su actualidad y su capacidad reguladora al empuje de los intereses

privados y con el acelerado crecimiento urbanístico que lo había desbordado. La Sociedad

de Mejoras Públicas preocupada por esta situación empezó desde los años finales de los

años veinte a buscar la manera de dotar a Medellín de un nuevo plano. También se aludió

de alguna manera al llamado Plano Científico de Medellín, de corta duración y que al

parecer no se llevó a cabo.

582 A. S. M. P. Acta No. 1954, de agosto 25 de 1952.583 A. S. M. P. Acta No. 1955, de septiembre 1 de 1952.

232

Por esta razón, Ricardo Olano estableció contacto con el urbanista austríaco Karl Brunner,

residenciado en Bogotá, donde estaba trabajando en proyectos urbanísticos. Este profesor

de la Facultad de Arquitectura de Viena era conocido además por sus trabajos en Chile.

Olano se comunicó con este personaje y animó a algunas autoridades locales a colaborar en

la contratación de los servicios de este experto para que aportara sus ideas al Plano de

Medellín Futuro.584

El propósito de Olano por fin se vio cumplido en 1940, cuando el urbanista europeo arribó

a la ciudad, con dineros aportados por la Sociedad de Mejoras y la Alcaldía de Medellín. En

una de sus conferencias recalcó la necesidad que había de actualizar el plano regulador y la

obsolescencia del mapa urbano elaborado en 1931. Sus propuestas para el planeamiento se

pueden resumir en: 1) reglamentar el desarrollo urbano en todo lo referente a edificación y

urbanización; 2) zonificar los usos del suelo e indicar la altura admisible para las

edificaciones; 3) realizar un plano de las arterias que regule las vías existentes, provea la

apertura de nuevas vías, algunas troncales, diagonales y transversales para las zonas de

ensanche; 4) elaborar un plano guía de las futuras urbanizaciones que sirva de pauta básica

para la subdivisión de cualquier terreno.585

El proyecto de Brunner era realmente una propuesta coherente y orgánica de previsión y

regulación del crecimiento futuro de la ciudad que habría evitado muchos traumatismos en

los procesos urbanísticos de las décadas posteriores. La ciudad debió esperar algunos años

más para contar con un plano regulador moderno. Para Fernando Botero en esta como en

otras ocasiones el predominio de los intereses privados impidió que la ciudad aprovechara

584 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 135 y 136585 Ibid. p. 137 y 138

233

los servicios de K. Brunner: “La forma de intervención propuesta por Brunner hacía

incompatibles la especulación sin límites y la regulación urbana”.586

En 1950 se contrató la confección del nuevo plano regulador a la firma constructora

norteamericana de Paul Lester Wiener y José Luis Sert, la misma que elaboró el plano de

Cali.587 El contacto con los consultores se logró gracias a la visita del arquitecto Le

Corbusier a Bogotá en 1947, por sugerencia del ministro colombiano Eduardo Zuleta

Ángel, encargado de la comisión para el proyecto de la sede de la ONU en Nueva York.588

En esta ocasión el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras Públicas se concentró en la

promoción del contrato de estos arquitectos, así como en el apoyo a los estudios con sus

conceptos.

El plano elaborado por Wiener y Sert ha sido objeto de estudios pormenorizados y sobre él

se han lanzado juicios encontrados. Para Verónica Perfetti, éste “ofrecía directrices

generales para la reorganización de la ciudad y su crecimiento, y tenía en cuenta sus

particularidades y su ubicación en un valle de gran belleza”.589Esta investigadora considera

como puntos a favor de este proyecto los siguientes: 1) se respetó la ubicación y el manejo

de las áreas residenciales; 2) se proyectaron las unidades vecinales (unidad urbana

jerarquizada y cualificada por las vías, la dimensión de las manzanas y el equipamiento

urbano); 3) se dispuso que el centro debía conservar oficinas, servicios institucionales y

viviendas; 4) la industria se concentró en el sur para aprovechar el sentido norte - sur de los

vientos; 5) el espacio verde se proyectó con cuidado, creando un conjunto armónico con el

río y sus quebradas, los cerros y parques; 6) el plan vial se constituyó de manera jerárquica,

586 Ibid. p. 141587 Botero Herrera, Fernando. “Regulación urbana e intereses privados, 1890-1950”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 332-334588 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 102589 Ibidem.

234

constituyéndose en elemento fundamental del ordenamiento urbano y la delimitación de los

usos del suelo.

Una mirada similar, en el sentido de que hace una lectura favorable de las consecuencias de

este plan es la de Germán Téllez. La posición de este investigador es la de que los estudios

sucesivos del Plan Regulador lo perfeccionaron y produjeron efectos favorables, como la

integración del río a la fisonomía y al funcionamiento de la ciudad, y la proyección de las

grandes avenidas necesarias para el tráfico de hoy.590

Una posición diferente y crítica es la que ofrecen los estudiosos Fabio Botero Gómez y

Hernán Gil Pantoja. Para ambos las consecuencias de este plano fueron desastrosas por

varias razones. Por tratarse de un plan eminentemente vial, se marginaron consideraciones

de lo humano que hubieran sido favorables a la conexión entre áreas de trabajo y áreas de

vivienda. En segundo lugar, se considera que este plan no captó la significación del río

como eje de comunicación de la metrópoli, ni la unidad que debía haber como área

metropolitana entre centro y áreas de vivienda del sector nororiental al norte de los barrios

Berlín y Aranjuez, así como de los barrios Castilla y Pedregal.591

Lo cierto es que el Plano Regulador ha marcado en forma considerable la morfología de la

ciudad, y sus legados más evidentes son la Avenida Oriental y el centro administrativo de

La Alpujarra.

3.1.5. Adiós al urbanismo

590 Téllez, Germán. “La arquitectura y el urbanismo en la época actual, 1935 - 1979”. En: Manual de Historia de Colombia. Bogotá: Colcultura, 1980, p. 376591 Hernán Gil Pantoja y Fabio Botero Gómez, citados por Fernando Botero Herrera. Op. Cit., 1996, p. 184

235

Con el paso del tiempo, en la medida en que el aparato burocrático del Estado se hizo más

eficiente, abarcando más sectores de la vida social, asumiendo y creando oficinas de

planeación en los gobiernos departamental, local y subregional, con la creación de Área

Metropolitana, la Sociedad de Mejoras Públicas se vio fuertemente competida en esta que

había sido una de sus principales áreas de acción.

Quizás una de las últimas obras gestionadas y animadas por la Sociedad de Mejoras que

tuvo impacto en nuestra ciudad fue la construcción del barrio Tricentenario. A través de las

actas de esta entidad se puede observar que en efecto la idea consistía en dotar a la ciudad

de un barrio obrero, según una concepción moderna, para contribuir a la celebración del

tricentenario de la erección de la villa de Medellín, cuya efemérides se celebró en 1975.

Así pues, en octubre de aquél año, se estudiaron varias ideas con el fin de aportar a los

organizadores de la conmemoración tricentenaria. Una de ellas fue la propuesta por la

señora Beatriz Mejía de Ospina, de construir un termómetro gigante que se denominaría

“Termómetro tricentenario o Termómetro Cívico”. La destinación de los recursos

recolectados por este sistema sería para las siguientes obras: Reconstrucción del Teatro

Bolívar, construcción del Barrio Tricentenario para gentes pobres y construcción de la

unidad deportiva juvenil en terrenos aledaños al zoológico.592 El Termómetro sería

instalado en el edificio Coltejer.

En una reunión posterior se decidió abrir una cuenta corriente en uno de los bancos de la

ciudad para que allí se consignaran las donaciones “para el barrio Tricentenario de La

SMP”.593 NO se conocen mayores detalles del proceso de construcción de este barrio, pero

no queda duda del papel protagónico de la Sociedad de Mejoras en este proyecto. Sin

592 A. S. M. P. Acta No. 849, de 13 de agosto de 1975593 A. S. M. P. Acta No. 850, de 27 de agosto de 1975, p. 666

236

embargo, en apoyo de esta afirmación valga la pena retomar las palabras del socio Jorge

Montoya Toro en el libro publicado por la Sociedad de Mejoras Públicas para las mismas

fiestas: “La SMP cooperó para que se construya el Barrio Tricentenario, como homenaje a

Medellín en su gloriosa efemérides y, además, como tributo a las clases obreras que, con

sudores y esfuerzo, han levantado con sus encallecidas manos la estructura de esta urbe

imponente y señera.594

En aquél año hubo sin duda un resurgir de la preocupación urbanística de la Sociedad de

Mejoras Públicas de Medellín, aunque no se concretó en grandes proyectos planificadores o

de construcción de obras. Sin embargo en el seno de sus juntas la Sociedad seguirá

debatiendo sobre diversos asuntos relacionados con los cambios urbanísticos, los problemas

viales, la dotación de infraestructura y otros problemas de la ciudad. En estas discusiones la

junta expresaba una concepción de la ciudad y es muy probable de que en alguna medida

sus opiniones repercutieran en los organismos rectores del ordenamiento urbano. UN caso

significativo de este enunciado lo brinda una de las actas del año 1975.

En esta reunión a la que asistieron el Presidente Pablo Edgar Gómez, Ana Gómez de Sierra,

Oscar Acosta Ángel, Beatriz Henao Jaramillo, Angela Upegui de Echeverri y Fritz

Oberndorfer, estuvo como invitado especial el Senador Mariano Ospina Hernández. La

reunión giró en torno a los puntos expresados por el invitado. Este personaje retomó la

historia de la participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en los procesos de

planeación de la ciudad, pero agregó que era “la hora de mirar hacia el futuro” y abocar los

problemas que se avecinaban. 595

594 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 268595 A. S. M. P. Acta No. 856. de 17 de noviembre de 1975, p. 674-675

237

En otro de sus apartes presentó una disertación de carácter general sobre la planeación,

veamos:

“La planeación no es algo fácil. Ha habido equívocos en cuanto a la prioridad: no

sabemos si es más importante levantar grandes edificios de concreto o tener, ante

todo, seguridad y moralidad en nuestras ciudades. En los últimos cien años ha

habido errores fundamentales a este respecto. En efecto, el hecho es que nuestras

ciudades actuales son un fracaso y de ello es responsable el individuo exacerbado,

que tomó como bandera el lema del “Laissez faire”. Hemos pasado de una

población de treinta mil habitantes a una sociedad de dos millones. Poseemos

edificios, avenidas, puentes, etc., y en síntesis, toda una estructura física; pero

somos un verdadero caos en los estadios morales y espirituales.” 596

Luego procedió el señor Ospina Hernández a recordar la participación que tuvo la Sociedad

de Mejoras Públicas en la planeación urbana de Medellín, desde cuando propusiera al

Concejo Municipal un primer plano para el Medellín Futuro y posteriormente hacia 1949-

50, cuando Wiener y Sert presentaron un “serio Plan de Desarrollo”, bajo los auspicios de

la misma entidad. DE paso, comentó que dicho plan tuvo grandes limitaciones, por

considerar que Medellín a lo sumo podría pasar de 350.000 habitantes a un tope de

800.000, lo que le impidió prever muchos aspectos centrales. 597

596 Ibidem.597 Ibidem.

238

Sin embargo, anota el señor Ospina que ese fue el último esfuerzo integral de planeación:

“Después de eso La Planeación ha sido una verdadera colcha de retazos”. Para el año de

1975 la situación de la planeación urbana según el mismo expositor era como sigue:

Medellín no tenía un Plan de Desarrollo, pero los gobierno Nacional, Departamental y

Municipal consideraban esto de urgente necesidad. En el ámbito nacional estaban dados

los parámetros de la Reforma Urbana, mientras que la Asamblea Departamental había

autorizado los estudios para constituir Áreas Metropolitanas, y el municipio de Medellín

había aceptado la necesidad de coordinar La Planeación. 598

En este contexto, la pregunta obvia en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas era sobre

el papel que correspondería a esta asociación que había jugado un papel histórico en este

sentido. La señora Ana Gómez de Sierra sugirió hacer una gran promoción, para evitar que

cada municipio siguiera por su lado. El Doctor Pablo Edgar Gómez dijo que La Sociedad

de Mejoras Públicas, en tanto representante de la comunidad, tenía la obligación de velar

por el buen desarrollo de tales planes, y procurar porque las ideas de las entidades privadas

sean acogidas por los planificadores oficiales. 599

En términos generales, puede decirse que la concepción global de la Sociedad de Mejoras

Públicas respecto a su papel como mediador de lo público y lo privado no había variado

sustancialmente. La propuesta consistía en promover el consenso, tanto a nivel de las

distintas municipalidades, como entre el sector público y el privado. Sin embargo esta

598 Ibidem.599 Ibidem.

239

visión quedaría incompleta sin la proposición del Doctor Oscar Acosta en el sentido de que

la Sociedad podía servir de moderador en tales estudios e investigaciones. 600

A renglón seguido interpeló el Doctor Mariano Ospina Hernández mostrándose complacido

con lo expuesto por los socios, considerando que de esta manera se reforzaba su tesis.

Entonces agregó:

“El sector privado tiene que estar pronto frente a la planeación oficial o estatal que

podría convertirse en totalitaria y absorbente. -Todos estamos dispuestos a aceptar

una planeación concertada. Debemos participar de igual a igual-.

En lo oficial, se trabaja en forma cerrada, dentro de cierta tendencia tecnocrática.

Nosotros vamos a plantear un tipo de planeación abierta. Sé que no es fácil. Habrá,

indudablemente, dificultades. Hay que tener en cuenta la trayectoria de La SMP a

partir de 1913 para ser optimistas, a pesar de los obstáculos posibles”. 601

Para responder a este reto, la Sociedad de Mejoras Públicas se propuso recoger todos los

estudios relativos a la planeación existentes en los archivos de la corporación cívica, en

especial los del Dr. Jorge Restrepo Uribe. Una vez recopilado dicho material se pensaba

realizar una gran mesa redonda, con invitados de todos los estamentos. Posteriormente se

celebraría un acto social para motivar a los periodistas, con el fin de hacer la publicidad del

caso en la prensa, la radio y por carteles. 602

600 Ibidem.601 Ibidem.602 Ibidem.

240

Entretanto, Mariano Ospina Hernández se comprometió a trabajar fuertemente y a

conseguir recursos con la industria y el comercio. La secretaría de la Sociedad fue

comisionada para establecer contacto con otras entidades relacionadas con la planeación y

en buscar el apoyo de otras SMPs del Valle de Aburrá. Finalmente se fijó como fecha de

partida de la campaña el 1o. de diciembre a las seis de la tarde en la sede de La SMP.603

Como puede verse, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín seguía teniendo presente

su papel histórico en los procesos de planeación de la ciudad. Más aún, pretendía recuperar

ese papel, con el fin de renovar su imagen en la sociedad antioqueña. Lástima que hasta el

momento en que se encuentra esta investigación se desconoce el rumbo tomado por esta

iniciativa y su concreción en la planeación urbana durante las últimas décadas. Es preciso

rastrear la participación que tuvo esta entidad en las juntas de planeación del período más

reciente.

Por ahora se debe resaltar, no obstante, la preocupación constante de esta corporación civil

por los asuntos urbanos y la atención que sigue mostrando por temas relacionados con el

futuro de la ciudad. Como cuando en 1984 se propuso la realización de un foro en el que se

analizara la conveniencia del tren metropolitano, con la presencia de Diego Londoño White

y Federico Estrada Vélez .604 A pesar de desconocer el éxito logrado por dicho foro, es

indudable que la Sociedad de Mejoras Públicas adoptó una posición favorable ante esta

obra, indispensable para el transporte masivo de personas en una área metropolitana. Esto

se evidencia en el hecho de que el 29 de junio de 1988 se aprobó enviar una carta a los

603 Ibidem.604 A. S. M. P. Acta No. 1095, de octubre 16 de 1984, p. 076; Acta No. 1098, de noviembre 8 de 1984, p. 081

241

alcaldes de los Municipios invitándolos a facilitar el entendimiento para la construcción del

Tren Metropolitano.605

La Sociedad de Mejoras Públicas y el medio ambiente

605 A. S. M. P. Acta No. 1216, de Junio 29 de 1988, p. 3

242

pioneros de la preocupación ambientalista

Ya hemos hecho referencia al papel de administrador del paisaje urbano, comprendiendo

tanto los objetos inanimados como las formas de vida, asumido por la Sociedad de Mejoras

Públicas. En el apartado correspondiente al ornato se pudo apreciar el interés de la

institución cívica por combinar elementos arquitectónicos modernos con el aporte estético

de los parques y calles arborizadas.

Al decir que la Sociedad de Mejoras Públicas fue una institución pionera en la

preocupación ambientalista, no se pretende insinuar que se tratara de una mirada profunda

del problema ecológico planetario. Se trata de un interés por los problemas del medio

ambiente cercano, del medio ambiente de los barrios que habitaban, del centro de la ciudad

y de la necesidad de espacios verdes y fuentes de agua para el descanso dominical. De otro

lado había una propensión a ofrecerle a los medellinense una ciudad estética y con una vida

cultural activa.

A continuación podrá apreciarse la participación de esta institución en obras de sentido

ambientalista que han perdurado hasta nuestros días y que marcan sectores amplios de la

ciudad, como el Jardín Botánico, el Zoológico y el Cerro Nutibara. A pesar de haberse

tratado en otro apartado sobre la arborización e instalación de fuentes públicas en parques y

plazuelas, no sobra anotar algunas labores emprendidas en este sentido por la Sociedad, en

los parques de Bolívar y Berrío, así como la Avenida La Playa.

Arborización de parques y avenidas públicas

Es innegable el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras en la arborización de amplios

sectores de la ciudad. Algunos casos que permiten apreciar la dimensión y cobertura de las

zonas verdes entregadas a Medellín por esta institución son, entre otros: los parques de

Bolívar, Berrío, José Félix de Restrepo, Boston, Laureles, Poblado, Quijano, Villa

Hermosa, La Floresta, San Javier y Belén; los Paseos de "La Playa" y "El Río"; calles

como Perú y Carabobo, y el Hospital San Vicente de Paúl.

243

Todo parece indicar que desde el momento mismo de su fundación, la Sociedad de Mejoras

Públicas tuvo entre sus propósitos, la protección, administración y gestión del medio

ambiente urbano. Esta área de acción estaba comprendida como parte de los trabajos

necesarios al mejoramiento del ornato público, a la manera de su homóloga de Bogotá. Por

esta razón se entiende que en la segunda reunión de la Sociedad, realizada el 22 de febrero

de 1899, cuando aún conservaba el nombre de “Junta de Embellecimiento”, uno de los

asuntos que se trató fue la formación de un jardín en la Plaza de la Independencia. Los

proponentes, Antonio J. Gutiérrez y Manuel J. Alvarez ofrecieron contribuir con una parte

de los gastos que esta obra demandara.606

Los mismos organismos gubernamentales habían aceptado y fomentaban la participación de

esta institución de la sociedad civil en esta área de la gestión pública. En 1904, se leyó una

nota de la Junta Municipal de Caminos, comisionando a la Sociedad para hacer sembrar

árboles en la orillas occidental y oriental del río Medellín, entre los puentes de San Juan y

Colombia. Esta comisión se encomendó a los señores Ricardo Jaramillo, y Manuel y Daniel

Botero. En la misma reunión se dio lectura a la nota del Presidente del Concejo Municipal

en por medio de la cual solicitaba a la Sociedad que indicara “los puntos más convenientes

de la ciudad para plantar árboles y al mismo tiempo cuáles serían los mejores que por su

belleza y menor desarrollo llenan las condiciones de embellecimiento de la ciudad”. Los

encargados de atender esta solicitud fueron los mencionados arriba por pertenecer a la

Comisión de Ornato y Conservación de parques y vías públicas.607

La preocupación por la belleza, armonía y salubridad de los árboles de la ciudad llegaba

hasta el detalle de encargar a ciertas personas del cuidado y protección de un árbol. Un caso

entre muchos es el que se presentó en 1905, cuando el socio Gregorio Pérez puso en

conocimiento de la Junta que en la Avenida Izquierda de la Quebrada Santa Elena había un

almendro “que estaba sufriendo serios daños”. Se convino entonces dirigir una nota a

Nolasco Betancur, encargándole del cuidado de dicho árbol “en cuanto le sea posible por

estar situado éste al frente de su casa de habitación”.608

606 A. S. M. P. Acta No. 2, de 22 de febrero de 1899, f. 3607 A. S. M. P. Acta No 62 , de 17 de febrero de 1904. f. 93 -95608 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 121

244

Debido al prestigio ganado en pocos años por la Sociedad de Mejoras, ciertas autoridades

buscaban su respaldo con el propósito de llevar a cabo ciertas iniciativas, o para equilibrar

la balanza entre poder ejecutivo y legislativo municipal en asuntos que tocaban al ornato de

la ciudad. No de otra manera se entiende la nota enviada en 1907 por el Alcalde de la

ciudad anunciando que alguien habría de presentar al Concejo una solicitud pidiendo la

destrucción de las ceibas de la Plazuela de San Roque. El Alcalde pide el apoyo de la

Sociedad de Mejoras para evitar que esto se lleve a efecto. La junta resolvió acceder a dicha

petición, dirigiendo una comunicación al Concejo Municipal en un sentido favorable a las

“buenas intenciones del señor Alcalde”.609

Es probable que el motivo para que se estuviera considerando la necesidad de cortar los

árboles de la mencionada Plazuela fuera la plaga de insectos y gusanos que los estaba

azotando. La Sociedad de Mejoras partidaria de una solución menos radical que la que se

estaba estudiando en el Concejo, pero consciente del problema que aquejaba a los vecinos

de aquel lugar, resolvió nombrar una comisión, compuesta Gregorio Pérez, Tomás Quevedo

Alvarez y Carlos Nauts, para que estudiara “el mejor medio de destruir los parásitos que

estaban echando a perder los árboles que sirven de ornato a la ciudad”.610

Sin embargo, la intención de mutilar los árboles de la Plazuela de San Roque o José Félix

de Restrepo continuó su curso. Dos años después la Sociedad se mostró alarmada pues el

corte de las ceibas de este parque se había iniciado. En este sentido decidió expresar su

inconformidad y averiguar quien había dado la orden.611 Los mismos vecinos de la Plazuela

dirigieron un memorial al Concejo Municipal, quejándose de la destrucción de las ceibas de

dicha plazuela por causar daños en sus cañerías. Para el estudio de la situación fueron

nombrados Tomás Quevedo Alvarez y Juan Martínez S.612 Ante la imposibilidad de salvar

los árboles de aquél parque se resolvió, a petición de uno de los vecinos, Antonio Arango

Lalinde, recaudar entre los vecinos la suma necesaria para llevar a cabo allí el Mercado de

Flores y Frutas.613

609 A. S. M. P. Acta No 107, de 26 de abril de 1907. f. 178610 A. S. M. P. Acta No 113 de 18 de junio de 1907. f. 192611 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909. f. 311612 A. S. M. P. Acta No. 200 de 17 de noviembre de 1909. f. 327613 A. S. M. P. Acta No. 201 de 23 de noviembre de 1909. f. 328

245

Como se ha dicho anteriormente, la Sociedad de Mejoras Públicas, en tanto representación

colegiada de la élite medellinense, tuvo diversos canales de comunicación con sus

representados, y estaba abierta a la participación de distintas personas en sus labores. Para

el caso de la gestión ambiental, era frecuente que los ciudadanos enviaran semillas o

plantas para los jardines y parques.

Así por ejemplo, en 1909 Rafael Uribe Uribe hizo entrega a la Sociedad de 10 semillas para

que fueran cultivadas en los parques de la ciudad, las cuales fueron distribuidas en

comisión a Manuel J. Alvarez, Luis Mariano Olarte, Carlos Nauts, José A. Tamayo,

Roberto Botero S. y Gonzalo Escobar.614 En 1913, el señor Juan Vásquez hizo un

ofrecimiento similar, consistente en diez palmas para ser sembrarlas en los paseos

públicos.615 Estos son sólo dos entre muchas de las donaciones recibidas por la Sociedad.

Conocedores de que las obras por si solas no son suficientes para conservar los jardines y

arbolados de la ciudad, desde muy temprano, la Sociedad procuró inculcar a la juventud la

conciencia ambiental. A su iniciativa y con el apoyo del Secretario de Educación

Municipal, Pedro Pablo Betancourt, se hizo la celebración de la Fiesta del Árbol en 1912.

Para llevar a cabo dicha fiesta, se consiguieron recursos con el funcionario público, “para

preparar el lugar en donde deben sembrarse los árboles”. La siembra de árboles se hizo de

común acuerdo con los vecinos de la Plaza de Sucre, quienes colaboraron con la

consecución de los vástagos a sembrar y la preparación del terreno.616

Uno de los sectores que más interesó a la Sociedad fue el de las avenidas izquierda y

derecha de la Playa. La atención puesta en estas calles paralelas a la quebrada sólo es

comparable con la puesta en el Parque de Bolívar y luego en el Bosque de la

Independencia. En 1913, se comisionó a Daniel Botero para sembrar nuevos árboles en

aquella avenida, en remplazo de los sembrados con anterioridad, que se habían secado.617

Unos meses luego, se aprobó pedir permiso al Concejo para derribar una palmera de la

Avenida Derecha frente a la casa de José M. Restrepo para remplazarla por un árbol

frondoso.618

614 A. S. M. P. Acta No. 180, de 23 de marzo de 1909. f. 296615 A. S. M. P. Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 123616 A. S. M. P. Acta No. 314, de 26 de agosto 1912. f. 23617 A. S. M. P. Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 123618 A. S. M. P. Acta No. 363, de 10 de noviembre de 1913

246

En 1915 los árboles de la avenida La Playa fueron atacados por parásitos. Este problema

llegó a convertirse en problema de salud pública. La plaga se había extendido a los

alambres de la luz pública, y por medio de estos entraban a las casas. La SMP se vio en la

necesidad de pedir ayuda a la Compañía Antioqueña de Instalaciones Eléctricas. Se adoptó

como sistema de limpieza una bomba de agua ofrecida por Leocadio María Arango y fue

necesario tumbar algunos árboles.619 En el mes de marzo los trabajos de destrucción de

parásitos iban en el Puente de Mejía y había sido necesario tumbar algunos árboles.620

Sin embargo estos problemas de plagas sufridos por los árboles de plazas y avenidas, no

significó que La SMP renunciara a los árboles como elemento de ornato público. Para sus

miembros los árboles eran indispensables para la ciudad, por ello buscaron otro remedio a

los problemas concomitantes a las arboledas. Con este fin propuso al Concejo"... dotar a la

ciudad de un arbolado abundante y adecuado a la índole de nuestras edificaciones, calles,

acueductos, etc. [recurriendo] a un plan de procedimiento científico.” Para la definición de

un programa de arborización se recurrió a verdaderos expertos y científicos: Lázaro Botero,

Cipriano Rodríguez L., José A. Gaviria y los doctores Andrés Posada Arango y Enrique

Olarte, conocedores de asuntos botánicos. Ellos debían especificar “la clase de arbolado

más adecuado para la siembra profusa en esta ciudad.”621

El informe de dicha comisión fue entregado a la Sociedad y seguramente desde entonces

empezó a dominar el eucalipto entre las arboledas de la ciudad.622 Seguramente la idea

consistía en adaptar especies europeas, resistentes a las plagas del trópico. Debe aclararse

sin embargo, que este planteamiento es meramente hipotético, pues se desconoce el

contenido del informe de esta comisión. NO obstante, es notorio que desde aquél año

empezó a llegar a la Sociedad de Mejoras muchas semillas de esta especie arbórea.

Verbigracia, el 6 de octubre de 1917, José María Uribe G. remitió desde Bogotá “un

paquete de semillas de ‘eucaliptos’ para sembrar en El Bosque, y en el terreno del Hospital

de San Vicente”.623Es muy probable que esta especie estaba considerada apta en el estudio

de la comisión mencionada.

619 A. S. M. P. Actas No 410 de febrero 22 de 1915 y 411 de marzo 1 de 1915620 A. S. M. P. Acta No 411 de 1 de marzo de 1915, ap. IV621 A. S. M. P. Acta No 441, de enero 25 de 1916, ap. VI622 A. S. M. P. Acta No 510, de 2 de julio de 1917, ap. III623 A. S. M. P. Acta No 525, de 15 de octubre de 1917

247

Aunque la actividad arborizadora de la SMP se concentró sin duda en el centro de la

ciudad, también realizó algunas obras que pueden considerarse de protección de cuencas.

Cuando en 1918 el Concejo Municipal profirió el acuerdo por medio del cual se creó el

Bosque Municipal de ‘Piedras Blancas’, en la hoya del riachuelo de este nombre, se

resolvió ofrecer su colaboración a la Junta del Acueducto, encargada de la ejecución del

proyecto. Para hacer más efectivo su apoyo a este proyecto forestal, la Sociedad creó una

comisión permanente que se llamaría “comisión permanente del Bosque de Piedras

Blancas”.624

Con la adquisición de los terrenos el Municipio buscaba garantizar la pureza de las aguas

que surtían a Medellín, comprando las viviendas allí ubicadas. El Concejo contrató la

plantación de un bosque planificado científicamente con la SMP y con la Sociedad

Antioqueña de Agricultores. La sociedades encargadas, sin embargo, con una visión más

futurista, concibieron dentro de su proyecto la idea de que este bosque se convirtiera en un

lugar de paseo por su riqueza en paisajes, senderos, grutas y cascadas, como en efecto llegó

a serlo.625

Los trabajos realizados por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, le granjearon

además el reconocimiento por parte de sus similares de otras ciudades. En 1918, por

ejemplo, la comisión de árboles y parques fue encargada de suministrar algunos datos

solicitados por la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, sobre las mejores especies para

el ornato de la capital. La respuesta fue como sigue:

“por solo referirse la práctica de la Comisión a árboles para climas templados, sin

haber tenido nunca oportunidad de estudiar la vegetación propia de los climas fríos,

no pueden aconsejar como árboles de poco desarrollo sino los “sietecueros, llamado

Flor de mayo” en Bogotá y los helechos arborescentes; que como árboles de gran

desarrollo para climas fríos conocen los eucaliptus y los pinos...”626

Con el fin de contar de manera permanente con almácigos, semillas y plantas ornamentales

para sus proyectos de arborización, el Bosque de la Independencia se organizó un vivero.

En el mismo se hacían ventas al público para los jardines particulares. Esta labor era

624 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. VI625 Progreso. 2a Época. No 8, Medellín: S. M. P., diciembre de 1926626 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. III

248

combinada con campañas de concientización sobre la importancia de contar con florestas y

arboledas en todos los barrios. No siempre bien atendidas, pues eran frecuentes las quejas

de los socios porque la gente de los barrios “de bien” estaba dejando morir los arboles

recién plantados por falta de riego y protección para que los niños no jugaran con sus

ramas.627

En 1940 se hicieron algunas campañas masivas de reforestación. Durante aquél año, se

sembraron más de 2.000 árboles en los terrenos de la Cárcel de la Ladera, en la Normal de

Varones y en otras escuelas de la ciudad, en el Cerro Nutibara y en la Carretera que va al

Hospital “La María”. Durante 1941 se ofreció colaboración para arborizar el campo donde

se construía la Escuela de Minas y el Instituto Pascual Bravo. Además se dictaron las

disposiciones necesarias para la arborización de la carretera al Poblado. 628

En 1942 la Sociedad de Mejoras Públicas estuvo dedicada, entre otras actividades, a las

campañas educativas y a la construcción de jardines en la Planta Purificadora de Aguas.

Este fue un año clave además por la aprobación y divulgación del “Código de

Arborización”, el cual tuvo por base un proyecto presentado por la Sociedad al Concejo

Municipal. Por medio de este código se buscaba reglamentar la arborización, tanto

“interurbana” como “extraurbana”, al igual que la creación de una Junta de Arborización

que velara por la siembra y el cuidado de los arboles.629

Dentro de las campañas educativas de 1942, se divulgó una “Circular cívica pro

repoblación forestal y arborización”, la cual fue enviada a todos los curas párrocos del

departamento. En dicha circular se informaba a los sacerdotes sobre los objetivos de la

Campaña de Repoblación de los Bosques que adelantaba la SMP y se les solicitaba su

colaboración para ilustrar a la población campesina desde sus púlpitos. 630

Algunas de estas campañas estuvieron en coordinación con las actividades de los centros

cívicos. Muestra de esto, son los esfuerzos dedicados a la aprobación de un proyecto para la

construcción de un parque en el Barrio Berlín, iniciativa del Centro Cívico “Carlos E

627 Progreso. 3a Época. No 2, Medellín: S. M. P., agosto de 1939628 Progreso. 3a Época. No 37, Medellín: S. M. P., julio de 1942; Progreso. 3a Época. No 41, noviembre de 1942629 Ibídem.630 Ibídem.

249

Restrepo”. El municipio se comprometió a la adecuación de los terrenos entregados para

este fin, y contrató con la SMP la siembra de los árboles.631

Los llamados “años de la violencia”, paradójicamente, fueron de una intensa labor por parte

de la Sociedad en el campo del ornato y la arborización. En 1948 el Cuadro de Honor se

ocupó de la adecuación del Paseo la Playa, colocando bancas, pérgolas y orquídeas en los

árboles y enredaderas. El Ornato y Aseo de la ciudad estaba prácticamente a su cargo.

En aquellos años la Sociedad gestionó la elaboración y colocación de fuentes y

monumentos en diferentes puntos de la ciudad, al igual que procuró velar por su

mantenimiento a través de una de las comisiones de trabajo denominada “Parques y

Jardines”. Esta comisión estaba encargada de velar por el buen estado de los parques

existentes y procuraba que las disposiciones y reglamentaciones dictadas por la

administración municipal, relacionadas con esta materia, si fueran acatadas. Además

intervenía ante el Concejo y la Asamblea para presentar solicitudes y sugerencias, para

quejarse o para felicitar por los trabajos que se adelantaban. Igualmente colaboraba con los

centros cívicos para la escrituración de los terrenos que se destinaban para parques, con su

correspondiente arborización.

En 1949 la Sociedad de Mejoras sugirió al Concejo la creación de un “Impuesto de

Parques y Jardines”, solicitud que fue rechazada. Se continuó trabajando y un año después

se logró la firma de un contrato que entregaba a la SMP la administración de los dineros

recaudados por el nuevo impuesto llamado de “Parques y Arborización”. El contrato

estipulaba que durante diez años a partir del 1 de Julio de 1949, la administración estaría en

manos de la SMP con interventoría municipal.632

A partir de ese momento la Sociedad lidera diferentes actividades en este sector. En 1950

estuvo al frente de la importación de más de 1638 árboles ornamentales que se sembraron

en diferentes puntos de la ciudad, se encargó de la siembra de jardines en el Bosque de la

Independencia y un año después se encargó de la construcción de parques en toda la ciudad,

con la ayuda del Ministerio de Agricultura y Ganadería

631 Progreso. 3a Época. No 35, Medellín: S. M. P., mayo de 1942632 Progreso. 4a Época. No 8, Medellín: S. M. P., marzo de 1950. Escritura publica 4098 de la Notaria 4 Medellín, del 8 de Agosto 1949.

250

Este contrato se canceló en 1959, pasando la administración de estos dineros al municipio,

y quedando en la Sociedad la asesoría. La sociedad no aceptó continuar con la

administración ya que estos dineros no eran suficientes para cubrir las necesidades de la

Ciudad.633 Sin embargo, en la década en que la administración de estos dineros estuvo en

manos de la Sociedad, se logró inculcar en la ciudadanía el valor del cuidado de parques y

jardines: “El Público es el dueño de los parques y los jardines puesto que con lo que todos

pagamos con destino a parques y arborización, se construyen esas obras ornamentales que

todos estamos en el deber de cuidar”.634

Quizás la tarea más difícil fue la de educar a los jóvenes en estos valores, según decía un

colaborador de Progreso: “Pero aquí ya vamos perdiendo la esperanza de poder educar a

los muchachos perversos que gozan haciendo daño y destruyendo lo poco que con tanto

trabajo se ha logrado hacer en beneficio de la estética urbana”.635

Con la pérdida de los contratos con el Municipio, la Sociedad fue perdiendo su liderazgo en

este aspecto y quizás la última labor en este campo fue en 1963 cuando apoyó la fundación

de la Corporación de Defensa Forestal, la cual buscaba estimular la siembra de viveros, el

suministro de árboles, las campañas de arborización, el fomento a la sustitución de la leña

como combustible y la asistencia técnica en asuntos forestales a quien lo solicite.636

El Bosque de la Independencia, hoy Jardín Botánico

Sin lugar a dudas este es uno de los proyectos de mayor impacto y trascendencia en la

ciudad, de los gestionados por la Sociedad de Mejoras, en el campo ambiental. Algo de

romanticismo, - búsqueda de armonía entre sociedad humana y naturaleza -, no reñía con el

pragmatismo modernizador de la élite medellinense, parece haber inspirado este proyecto.

Un bosque en cercanías del centro de la ciudad para el descanso dominical, un pulmón para

la ciudad y un arca para salvar las especies botánicas de la región. En todo caso la

construcción de un bosque artificial, con un lago artificial, pero lo más parecido a lo

633 Progreso. 6a Época. No 26, Medellín: S. M. P., agosto de 1959.634 Progreso. 6a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1959635 Ibid.636 Progreso. 6a Época. No 37, Medellín: S. M. P., agosto de 1960

251

natural. No se salvó ningún bosque preexistente, sino que a partir de un potrero se erigió un

apretado y frondoso bosque.

La primera vez que se ventiló el proyecto de Bosque fue el 1o de Febrero de 1910. Enrique

Olarte, con motivo de la Celebración del Centenario de la Independencia de Antioquia

propuso pedir apoyo al Gobernador y a la Junta Departamental del Centenario, para llevar a

cabo el proyecto de construcción de un Bosque (paseo público) en las afueras de la ciudad y

fueron comisionados para entenderse con los propietarios de una manga en la carretera

norte los señores Ricardo Olano, Julio E. Botero, Enrique Olarte y José A. Gaviria.637

La comisión nombrada dio un parte de factibilidad a este proyecto, siempre y cuando la

compra del predio se hiciera por terceras partes, entre el Gobierno Departamental, el

Municipio y la SMP.638 Se buscó el apoyo del Concejo Municipal y su presidente se mostró

a favor del proyecto, pero “en un predio de propiedad del Distrito situado tras la Casa de

Mendigos”.639

La Sociedad procedió a estudiar el terreno ofrecido por el Concejo y estuvo considerando la

posibilidad de acceder a esta propuesta, mediante el arreglo de la Avenida Echeverri para el

bosque. Se esperaba instalar el Bosque para el 20 de julio, luego de que el Concejo

Municipal resolviera el problema del local para el Orfelinato.640

Pasaron algunos años en que la idea se congeló. El asunto sólo se renovó en 1913, en fecha

previa a la celebración de la Independencia Nacional. Se informó sobre el interés que había

mostrado el Gobernador Clodomiro Ramírez y la gestión que éste haría con Carlos E.

Restrepo, Presidente de la República y con Manuel Isaza, un Ministro antioqueño.641 A los

pocos días se nombró una comisión compuesta por Francisco A. Olarte, Gabriel Posada y

Samuel Restrepo que se encargaría de colectar fondos para la Fundación Bosque del

Centenario, y se le solicitó algo similar a la colonia medellinense en Bogotá por medio de

637 A. S. M. P. Acta No. 204, de 1 de febrero de 1910, f. 333638 A. S. M. P. Acta No. 205, de 15 de febrero de 1910, f. 334639 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910, f. 357640 A. S. M. P. Acta No. 207, de 1 de marzo de 1910.641 A. S. M. P. Acta No. 340, de 5 de marzo de 1913, f. 130

252

Manuel Isaza, Gonzalo Posada y Germán del Corral.642 Además se autorizó al Presidente de

la SMP para comprar el terreno destinado a la obra.643

La descripción que hace del proceso el escritor Lisandro Ochoa no está lejos del testimonio

que ofrecen las actas de la Sociedad de Mejoras. Según su versión,

“Un grupo de notables vecinos de la ciudad de Antioquia, influyó con la

representación antioqueña en las cámaras legislativas, para la consecución de un

auxilio, con el fin de celebrar el centenario de la promulgación de la independencia

de Antioquia. La diputación trabajó con éxito y consiguió la cantidad de quince mil

pesos ($ 15.000) para tan plausible obra. El Sr. Gobernador del departamento, Dr.

Clodomiro Ramírez, fue comisionado para reglamentar el gasto. Su primer paso fue

nombrar una junta de respetables caballeros, los que con su colaboración estudiaron

el mejor medio de gastar la expresada cantidad de $ 15.000.”644

Ricardo Greiffenstein, en su carácter de Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas,

hizo parte de la junta para la Celebración del Centenario, y logró que del auxilio

conseguido se destinaran diez mil pesos para la plantación de un Bosque en Medellín.

Luego el Presidente de la Sociedad procedió a buscar el campo adecuado para el bosque y

después de estudiar varios predios, optó por el campo de El Edén. 645

En efecto, el señor Presidente Ricardo Greiffenstein informó en mayo de 1913 que el

terreno escogido para tal fin era el conocido con el nombre de El Edén, compuesto de 23

cuadras y media. La Junta del Bosque se compuso de Luis Mariano Olarte, Enrique Olarte,

José A. Gaviria, Manuel J. Alvarez y Gustavo Restrepo.646 Los terrenos escogidos por la

SMP para el Bosque eran conocidos entonces por sus baños, los cuales son descritos por

Lisandro Ochoa de la siguiente manera:

“En los terrenos ocupados hoy por el Bosque de la Independencia había otra casa de

baños, de propiedad de Víctor Arango. La administraban los Sres. Nicasio y Justino

642 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 139; Acta No. 343, de 26 de mayo de 1913. f. 149643 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 137644 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 205645 Ibídem.646 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 143

253

Escobar y contaban con gran cantidad de agua, nacida también en predio del Sr.

Arango, en el punto que hoy lleva el nombre de Barrio Campo Valdés. Era tan pura

esta agua que estando lleno el baño se veían muy claras las junturas de los ladrillos

del fondo. El establecimiento tenía una serie de siete u ocho baños, pero la casa no

contaba con el esmero de la de Amito [Baños de Cipriano Alvarez situados al pie de

la colina de Bermejal, hoy Alto del Manicomio].

El Edén tuvo varios arrendatarios; entre ellos recuerdo a José María Arango que

además estableció en le local la fábrica de Sidra Holandesa. Cuando don Ricardo

Greiffenstein, en su calidad de Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas,

compró el predio de El Edén para plantar el Bosque de la Independencia, hizo

desocupar la casa para establecer en ella una de las escuelas oficiales”.647

Mucho se discutió la manera en que se haría la compra del terreno y sobre quién quedaría

como propietario de él. La Sociedad de Mejoras Públicas hacía esfuerzos para que la

escritura del terreno se hiciera a su nombre. Con este propósito de aprobó la propuesta de

Manuel J. Alvarez que decía:

“Apruébase el contrato celebrado por el Sr. Presidente de la SMP con el Sr. Ismael

Posada, apoderado de las propietarias, sobre compra de la propiedad llamada “El

Edén” contrato concebido en estos términos: precio 12.000 pesos oro inglés,

incluyendo terrenos, edificios y aguas; la suma se pagará así: 10.000 ps. al contado

y 2.000 con plazo hasta de dos años, pagando el interés de 8% anual, por semestres

vencidos; se asegura la deuda en el mismo terreno; gastos de escritura e hipoteca,

por cuenta de la Sociedad”.648

Al parecer tanta fue la presión del Concejo para que la escritura del terreno quedara a

nombre del Municipio que lo logró. Mucho se discutió en la Sociedad de Mejoras, se

nombraron comisiones que negociaran con el Concejo pero el auxilio para dicha obra se

condicionó a la escritura del terreno649 y a pesar de que la SMP tenía el apoyo de una

647 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 143648 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 143649 A. S. M. P. Acta No. 343, de 26 de mayo de 1913. f. 149

254

minoría dentro del Concejo el proyecto de acuerdo presentado por esta a favor de la SMP

fue rechazado. En la sesión del 30 de junio de 1913 se discutió el asunto de la escritura del

Bosque a favor del Distrito. Se presentaron propuestas, contrapropuestas y finalmente se

aprobó la proposición de José A. Gaviria, por 8 votos contra 5 y la negativa del Presidente.

La propuesta aprobada decía: “Pásese una nota al Concejo Municipal, diciéndole que la

SMP está lista a traspasarle la escritura de propiedad del Bosque, en los términos del

Acuerdo No 61 de 31 de mayo del presente año”.650

El acuerdo firmado entre la SMP y el Municipio para el traspaso de la escritura del terreno

tenía entre sus cláusulas que el usufructo y administración del Bosque recaerían en la

SMP651. Como consecuencia de la forma en que la Junta llevó a cabo la negociación del

asunto, el Presidente Ricardo Greiffenstein presentó carta de renuncia irrevocable. La

renuncia fue aceptada, pero tal era la admiración y respeto por este personaje que se decidió

no hacer nueva elección presidencial, continuando con una presidencia provisional hasta

que terminara la vigencia de aquel año.652 Lisandro Ochoa comenta al respecto:

“Algún tiempo después de establecido el Bosque tuvo el señor Greiffenstein una

gran decepción, porque la SMP alarmada con la deuda de dos mil pesos a favor de

don Ismael Posada, entró en transacciones para que el municipio se hiciera cargo de

esta deuda, cediéndole la SMP la propiedad con sólo estas condiciones: que el

predio no tendría otro uso que el de Bosque público, y el que fuera administrado por

la SMP./ Esta desastrosa transacción fue acompañada de otra gran contrariedad que

sufrió el señor Greiffenstein en esos mismos días, con la venta que verificó la SMP,

del magnífico equipo moderno de imprenta, que él con sus prácticos conocimientos

y entusiasmo había traído para el periódico “Progreso”. A tal punto llegó su

decepción que renunció la Presidencia de la Sociedad y se retiró de las sesiones”.653

650 A. S. M. P. Acta No. 344, de 2 de junio de 1913; Acta 346 de 16 de junio de 1913. f. 161; Acta No. 348, de 30 de junio de 1913. f. 167651 A. S. M. P. Acta No. 349, de 4 de julio de 1913. f. 171652 Ibid. f. 172-173653 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208

255

Para la construcción del Bosque se hizo un concurso de planos y salieron favorecidos por el

veredicto del jurado los señores Enrique Olarte y José Ramírez Johns.654 El quiosco, por su

parte fue levantado según el plano de Roberto Luis Restrepo.655 Los trabajos se

emprendieron con una sección del Presidio ofrecidos por el Gobernador.656

El 14 de julio de 1913 se iniciaron las labores de adecuación del terreno y en la misma

fecha fue aprobada la propuesta de Juan Martínez S., de autorizar a la comisión encargada

de este proyecto la compra de los lotes de terreno que estimara convenientes para el mejor

desarrollo del Bosque, pagando del dinero aportado por el municipio”.657 Unas semanas

después fue informada la Sociedad sobre la compra de un lote de terreno de propiedad de

Rafael Sanín por la suma de 177 pesos oro, para anexárselo al Bosque del Centenario.658

El encargado de los trabajos del Bosque fue el Doctor Alejandro Londoño. En uno de sus

informes semanales a la Junta de la Sociedad, aseguró que éstos se adelantaban con gran

celeridad, contando para ello con 15 presidiarios y 35 peones dirigidos por un capitán.

Manifestó además la necesidad de aumentar este número de trabajadores y para esto se

requería conseguir más herramientas, las cuales pensaba prestar en la Superintendencia del

Ferrocarril de Antioquia. De otro lado anunció que en la primera semana de agosto

empezaría la refacción de la casa de El Edén.659

Es interesante referir así sea de paso, como en esta obra se reunieron los esfuerzos y

recursos de muchas instituciones y personas, para reforzar aún más la tesis central de este

ensayo. La Sociedad de Mejoras Públicas fue una organización que convocaba, que

generaba consenso como ninguna otra. En el Bosque del Centenario, por su intermediación,

estuvieron presentes el Gobierno Central, los congresistas y ministros antioqueños, la

Asamblea Departamental, el Concejo, el Alcalde en el ámbito público. Del lado de la

sociedad civil participaron los empresarios, los arquitectos e ingenieros, los obreros y

presos, y la ciudadanía en general.

654 A. S. M. P. Acta No. 348, de 30 de junio de 1913. f. 168655 A. S. M. P. Acta No 350, de 7 de julio de 1913.f. 175656 A. S. M. P. Acta No. 351 de 14 de julio de 1913.f. 179657 Ibid, f. 182658 A. S. M. P. Acta No. 353, de 28 de julio de 1913. f. 186659 Ibídem.

256

El dinero aportado por el Gobierno Nacional no fue suficiente. La Sociedad debió recurrir a

la buena voluntad de las empresas y personas de ciertos ingresos. En julio de 1913 se leyó

una lista de individuos que espontáneamente habían ofrecido sumas de dinero para el

Bosque. Dichas sumas ascendieron a $ 21.800 p.m.660 Además, como se dio para la

arborización diversas personas obsequiaron semillas y plantas para ser sembrados en el

Bosque. Según Lisandro Ochoa, quien presenció el proceso:

“Los trabajos se iniciaron con poco dinero pero con intensa labor, sobre todo de

parte del señor Greiffenstein y de don Leocadio Arango; este por temperamento ha

sido un devoto del cultivo de las plantas. [...] Sería largo enumerar todos los

contratiempos con que se tropezó al iniciar la obra, especialmente por lo estéril y

gredoso del terreno. [...] Con un costo grande se importó una buena cantidad de

árboles que no eran adecuados para el trópico; algunos de ellos poco se han

desarrollado y se ven triste y débiles, extrañando su patria.661

El Bosque del Centenario fue inaugurado el 11 de agosto de 1913 y para dicho evento la

presidencia de la Sociedad nombró una comisión formada por Alejandro Londoño, P. J.

Mondragón, E. Olarte y S. Moreno O.662

NO obstante, los trabajos apenas habían comenzado. En septiembre del mismo año se dio la

noticia de que en los trabajos ejecutados en el Bosque del Centenario se habían gastado

alrededor de $150.000 p.m.663 y la SMP continuaba buscando nuevas especies arbóreas y

arbustivas para construir un bosque lo más diverso posible. Para ello se dirigían cartas a

diversos personajes solicitando la donación de especímenes, en especial a comisionistas de

casas extranjeras, como Manuel María Escobar, por medio de los cuales se buscaba obtener

semillas de árboles europeos.664 Al mismo tiempo continuaba el proceso de adquisición de

terrenos aledaños con destino al Bosque. Se compró, por ejemplo un lote de terreno de

propiedad del Dr. Alejandro Botero U., colindante con el Bosque.665

660 Ibid. f. 187661 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208662 A. S. M. P. Acta No. 355, de 11 de agosto de 1913, f. 192663 A. S. M. P. Acta No. 356, de 8 de septiembre 1913. f. 198664 A. S. M. P. Acta No. 357, de 29 de septiembre de 1913. f. 199665 A. S. M. P. Acta No. 360, de 20 de octubre de 1913. f. 209

257

En 1914 siguió siendo prioritario para la Sociedad de Mejoras la compra de nuevos terrenos

para la ampliación del Bosque. Primero se comisionó al socio Lisandro Ochoa para que se

entendiera con los propietarios de un terreno, a fin de adquirirlo para el ensanche.666 Luego

se encomendó esta tarea al Vicepresidente Gustavo Restrepo ante el fracaso de Ochoa en

esta empresa.667 Varios años durarían las negociaciones de la SMP con los propietarios de

terrenos vecinos del Bosque. Finalmente, por su intercesión en 1917 fueron anexados al

Bosque predios de Julio Arbeláez, de la señora Teresa de Jesús, de Eduardo Viñas y Rafael

Sanín.668

Durante el año 1914 una de las actividades centrales de la Sociedad fue la construcción del

Bosque. Así, a principios del año, el Presidente saliente Francisco E. Isaza informó que

estaban preparados para la siembra de árboles en el Bosque de la Independencia 300 hoyos

y que por aquellos días se empezaría a hacer el lago. Asimismo informó sobre la donación

hecha por Samuel Escobar, de dos garzas para el mismo proyecto.669

Algunas semanas después se informó sobre el avance de las obras lo siguiente: que los

hoyos para la siembra de árboles estaban abonados, los almácigos se encontraban en buen

estado para recibir unos cien árboles que serían trasplantados en el mes de septiembre de

aquél año. Los árboles en su mayoría eran donados por personas reconocidas del comercio

de Medellín. Así por ejemplo, el señor Enrique A. Gaviria, anunció el envío de las acacias

prometidas y dijo que una avenida sembrada de ellas sería hermosa. Por su parte Mariano

Ospina, anunció el obsequio de algunos árboles por intermedio de Gonzalo Escobar. Juan J.

Echavarría también regaló un buen número de árboles, los cuales fueron entregados por

intermedio de Gustavo Restrepo.670 En el cuadro anexo se puede apreciar con más detalle

los nombres de algunos donantes y las especies sembradas en el Bosque.

Cuadro. Algunas de las plantas y árboles introducidos por la Sociedad de Mejoras

Públicas o donadas por particulares para el Bosque de la Independencia.

Donante Especie Fecha

666 A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. VII; 667 A. S. M. P. Acta No 400, de 16 de noviembre de 1914, ap. II668 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 1917, ap. III; Acta No 517, de 20 de agosto de 1917669 A. S. M. P. Acta No 369, de 26 de enero de 1914, f. 250670 A. S. M. P. Acta No 372 de 23 de febrero de 1914, f. 262; Acta No 385, de 13 de julio de 1914, ap. VI

258

Manuel M. Escobar Semillas de árboles

europeos.

29 de septiembre de

1913

Samuel Escobar. Dos garzas 26 de enero de 1914

Enrique A. Gaviria. Acacias 23 de febrero de 1914

Lázaro Botero E. Seis arbolitos de

semilla del árbol

llamado “Chocho de

Purima”

17 de febrero de 1917

José María Uribe G. Paquete de semillas

de Eucaliptus y de un

árbol llamado

“Sarrapia”.**

19 de marzo de 1917

Felipe Escobar. Eucaliptus 6 de agosto de 1917

Roberto Restrepo Dos ejemplares de la

planta llamada

Araucaria.

Agosto 13 de 1917

José María Uribe G. Eucaliptos.** 6 de octubre de 1917

José María Uribe G. Semillas de palma y

otros árboles.**

17 de noviembre de

1917.

Eduardo Restrepo Sáenz. Árbol llamado 26 de febrero de 1918

259

“Pallar”.

* Traídos de Lima (Perú), con instrucciones sobre el cultivo de este árbol.

** Arboles enviados desde Bogotá.

El encargado de dirigir las obras de adecuación de terrenos, perforación de hoyos,

construcción de quioscos y demás obras complementarias fue el ingeniero Roberto L.

Restrepo.671

A mediados de 1914 el Medellín Fútbol Club realizó de común acuerdo con la Sociedad de

Mejoras, una serie de fiestas hípicas y con sus beneficios económicos se colaboró para los

trabajos de la pista circular del Bosque, que estaba predestinada como hipódromo. Esta fue

una fuente expedita de recursos monetarios para acelerar los trabajos en el Bosque. De las

dos fiestas realizadas con el Medellín se pudo invertir $ 25.000 p. m. en esta obra. No sobra

mencionar que los miembros del club deportivo eran Eugenio Mejía, Juan Heiniger, y

Guillermo Echavarría.672

Un comentario de la época sobre la pista del Bosque decía: “Con el transcurso del tiempo

surgieron muchas mejoras, sobresaliendo una pista para carreras de caballos, que aun

cuando pequeña estaba bien trazada y nivelada. El Público la acogió con entusiasmo, y

fueron muchas las carreras que presenció la buena sociedad”.673 El Bosque se convirtió en

un espacio deportivo por sus pistas y praderas. Empezó a ser solicitado para partidos de

Fútbol, Carreras hípicas y golf.674 Las carreras de caballos se vieron entorpecidas hasta su

total eliminación, cuando crecieron los árboles del Bosque, (llamado hasta entonces el

“Bosque Fantasma” por cierta prensa), ya que los jinetes no dominaban la pista.675

La SMP no escatimaba esfuerzos para acelerar lo más posible los trabajos en el Bosque: en

octubre de 1915 se decidió aumentar el número de presos, emplear en inversión hasta $ 120

oro. El director de la obra, Roberto Restrepo informó que los trabajos en los trazados de las

vías se terminarían el sábado siguiente y que había para transplantar 1.200 árboles.676 En

febrero de 1916 la SMP hizo una sesión extraordinaria en el Bosque, con el fin de realizar 671A. S. M. P. Acta No 372, de 23 de febrero de 1914, f. 261672A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. IV; Acta No 386, de 27 de julio de 1914673 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208674 A. S. M. P. Acta No 409, de 15 de febrero de 1915; Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. IV675 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208676A. S. M. P. Acta No 430, de 11 de octubre de 1915, ap. III

260

una inspección ocular de los trabajos, e informó que habían sido sembrados 940 árboles, en

su mayoría de las siguientes especies: guayacanes, cedros, acacias moradas y rojas,

piñones, palmeras, sámanos, ceibas, naranjos, álamos, guásimos y eucaliptos. Sólo faltaba

por trazar una avenida y avanzaban “satisfactoriamente” los trabajos del lago.677

En la protección de aquél bosque la SMP estuvo dispuesta a enfrentar a cualquier persona o

institución, como sucedió en 1915 con el Regimiento Girardot, que dedicaba el Bosque

para los ejercicios de los soldados. Esta práctica había ocasionado muchos perjuicios a los

árboles plantados, por lo cual la Sociedad presentó su protesta, ante el Comandante

Rodríguez, del Regimiento Girardot, preguntándole si sería posible buscar otro terreno para

esos ejercicios. La respuesta del Comandante Borrero, de ese regimiento fue en términos

agresivos, por lo cual se resolvió autorizar al Presidente para contestar privadamente la

carta de dicho señor Borrero para no llevar el asunto a la prensa. El asunto se resolvió a

favor de la SMP, cuando el propio Comandante de la Cuarta Brigada, General Antonio M.

Rodríguez, aceptó las razones de la Sociedad para no permitir los ejercicios militares en el

Bosque, y pidió excusas por el envío de la agresiva carta del señor General Borrero.678

Para el año de 1915 la comisión permanente del Bosque de la Independencia estuvo

constituida como sigue: Gustavo Restrepo, Enrique Olarte, el Comandante de la Policía,

Leocadio Arango, y Roberto C. Restrepo.679 En uno de los informes sobre los trabajos del

bosque de la Independencia, a principios de año, se dice que se habían alambrado unos cien

corrales y que en el mes de febrero quedaría terminado el trasplante de cerca de doscientos

árboles, los cuales se estaban sembrando a tres metros de la pista.680 La fuerza de trabajo

ofrecida por el Director de la Penitenciaria para los trabajos en El Bosque fue de 18

presos.681

En sólo tres años y estando aún en proceso de construcción, el Bosque prestaba los más

diversos servicios a la comunidad medellinense. Campo de ejercicios militares, hipódromo,

cancha de fútbol, escenario de los más diversos deportes, y al parecer la casa que hacía 677A. S. M. P. Acta No 444, de 8 de febrero de 1916, ap. I678A. S. M. P. Acta No 425, de 2 de agosto de 1915, ap. VI; Acta No 426, de 13 de septiembre de 1915, ap. II679A. S. M. P. Acta No 407, de 1 de febrero de 1915, ap. IV680A. S. M. P. Acta No 408, de 8 de febrero de 1915, ap. VII681A. S. M. P. Acta No 431, de 18 de octubre de 1915, ap. II

261

parte del terreno destinado a esta obra servía de cantina y casino, a juzgar por una queja que

elevó el Concejo Municipal pidiéndole a La SMP “que la casa de “El Edén” administrada

por esta Sociedad, como dependencia de El Bosque no se continuara arrendando para poner

cantina y juegos como se ha venido haciendo”.682 Como consecuencia de esta queja se

entienden las palabras de Lisandro Ochoa: “La mejora de más importancia que ha recibido

el Bosque, ha sido la de haber convertido la casa de recreo y baños de El Edén en una

escuela de niñas, con lo cual también se ha santificado el barrio, desterrando vecindades

non santas.683

En 1918 la comisión encargada de la construcción y administración del Bosque estuvo

conformada por: Enrique Olarte, Roberto Luis Restrepo, Leocadio M. Arango, y Gustavo

Restrepo S.684 En aquél año, la Sociedad de Mejoras Públicas, por recomendación de esta

comisión empezó los estudios de factibilidad y conveniencia de la construcción de un lago

en el Bosque de la Independencia y se acordó: “Ordénase la construcción del lago en el

Bosque de la Independencia con fondos de La Sociedad, y nómbrese una comisión especial

que arbitre recursos para ese objeto”.685

Las especificaciones del Lago del Bosque de Independencia, según el diseño de los técnicos

encargados de ello fueron los siguientes: 150 mts. de largo, con un ancho variable entre 20

y 50 mts. Para la contención del agua, se preveía construir un muro de esclusa de cinco

metros de ancho y tres y medio metros de grosor, con una salida de agua de 65 x 65 cm.

Para el mes de agosto de 1918 se habían hecho 70 metros cúbicos de mampostería, para lo

cual se habían gastado 12 barriles de cemento de 180 k. cada uno y 50 carros de arena. 686

Sobre el lago dice Lisandro Ochoa:

“Aprovechando la gran cantidad de aguas del Bosque, se excavó un lago, el cual día

a día ha sido mejorado. Al principio se instalaron unas barcas de pocas garantías,

pues hacían aguas y llevaban muchos remiendos de brea. Entre las primeras barcas,

había una regalada por la familia de don Francisco Pérez P. que ya había funcionado

en la laguna de “Las Nubes”, finca de recreo de doña María Rodríguez de Pérez.”687

682A. S. M. P. Acta No 439, de 10 de enero de 1916, ap. IV683 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208684A. S. M. P. Acta No 535, de 14 de febrero de 1918, ap. III685A. S. M. P. Acta No 550, de 3 de junio de 1918, ap. IV686A. S. M. P. Acta No 561, de 19 de agosto de 1918, ap. III687 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208

262

Según una crónica de la ciudad fechada en 1925, el área del Bosque llegó a ser de 22

cuadras, habían sido plantados algo más de cinco mil árboles, y entretanto el sitio se

utilizaba, como se había vuelto costumbre, para carreras a caballo, a pie y en bicicleta,

natación en el lago y otros deportes. Para mejorar el ornato del Bosque, la Sociedad había

erigido además el monumento a la Bandera, que aún permanece, y habían sido inaugurados

los monumentos de Gonzalo Escobar y Gabriel Echeverri.688

Para finales de la década de los treinta el Bosque había sido objeto de un sinnúmero de

mejoras: una artística terraza, piezas de servicio, quioscos, avenidas, trapecios, columpios y

aparatos de juegos infantiles, barcas, etc. Ya por aquellos años el parque prestaba sus

servicios en la noche para la realización de fiestas, para lo cual contaba con una espaciosa

pista de baile y con luz eléctrica, que según el decir de Lisandro Ochoa producía unos

“hermosos efectos sobre el lago”.689 El lugar estaba al alcance de pobres y ricos. Sin

embargo era disfrutado por un reducido público.690

Para la adecuación del Bosque fueron muchos las empresas que participaron de una u otra

forma, facilitando la construcción de un lago además de la instalación del alumbrado

público, bancas, canchas de tenis, cercos y portones, ferrocarril infantil, etc.691 En 1940 se

construyeron algunas bancas con cemento donado por Argos, Laboratorios Uribe Ángel

construyó una puerta peatonal en el costado oriental y en 1946 se construyeron las canchas

de tenis.

En 1949 se presentaron algunos roces con la administración municipal por el

incumplimiento por parte de éste, de cláusulas relacionadas con la dotación de acueducto y

alumbrado para el lugar, al igual que por algunas intervenciones y atribuciones que el

Municipio se tomó y que no le correspondían. La Sociedad se quejó públicamente por la

demolición de unas casas en predios que la sociedad acababa de adquirir para la ampliación

del parque; estas demoliciones fueron ordenadas por el Municipio y sin consultar ni

informar a la Sociedad.692

688 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 253689 Sólo hasta 1943 se dotó de alumbrado público.690 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208691 Progreso. 4a Época. No 2, Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.692 Progreso. 4a Época. No 3, Medellín: S. M. P., enero de 1949.

263

En el Bosque se realizaron múltiples actividades que buscaban la participación de la

ciudadanía. En 1939 se abrió la primera Exposición Floral, de la cual se realizaron varias

versiones, las que inspiraron posteriores eventos de este tipo; la Exposición mostró gran

variedad de plantas, flores y frutas, herramientas, abonos y prácticas de cultivo,

acompañadas de conferencias; paralelamente se organizaron desfiles y concursos de carros

y triciclos, los que fueron bien acogidos por los visitantes de la Exposición. Este es, sin

lugar a dudas antecedente ineludible de la Fiesta de las Flores de Medellín. Durante muchos

años fueron famosos los bailes de los fines de semana, los que desde tempranas horas de la

tarde contaban con numerosos asistentes.

Dentro de las preocupaciones de la Sociedad de Mejoras Públicas, muy temprano se dejó

entrever la de recrear un paisaje natural con toda su diversidad de vida animal y vegetal.

Por este motivo desde 1933 Gabriel Echavarría, uno de sus socios, insinúo el proyecto de

empezar a formar una colección de animales en el Bosque.693 Al igual que en el resto del

mundo, en Medellín se empezaba a pensar la necesidad de construir una arca para salvar las

especies del diluvio de la devastación de las selvas tropicales.

A mediados de 1940 se llevaron 70 carpas al lago del Bosque de la Independencia, las que

se reprodujeron muy bien a pesar de los patos. Temiendo una sobrepoblación de peces,

empezando el año de 1941 se liberaron varios lotes de carpas pequeñas en el río Medellín y

se organizaron concursos de pesca en los que los participantes, luego de pagar una

inscripción de $5.20, contaban con cuatro horas para pescar en el lago.

Paralelamente se adelantó una campaña que buscaba la recuperación de algunos de los ríos

del departamento a través de la siembra de peces, los cuales eran donados por el Bosque

para estanques y riachuelos. Estas donaciones de carpas continuaron durante varios años, lo

que permitió que se poblaran de peces las cuencas de las tierras altas del oriente y el

occidente del departamento, estimulando la actividad pesquera en esas zonas. Muchas de

estas carpas fueron llevadas también a los lagos y estanques de ciudades como Cali y

Bogotá.694

Durante la década del 50 se presentaron problemas con las aguas del Lago, las cuales

habían ido perdiendo calidad. Se recurrió al Acueducto Municipal quien se encargó de

693 A. S. M. P. Acta No 1177, de octubre 16 de 1933, p. 454694 Progreso. 3a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1941.

264

abastecerlo durante corto tiempo, reduciendo el suministro de agua por su necesidad de

abastecer de agua potable un nuevo sector domiciliario. Para solucionar el problema, la

Sociedad decidió contratar la perforación un pozo artesiano, lo que restableció los niveles

de agua y permitió la reactivación de actividades recreativas como transporte a remo y

motor en el lago.695

Para 1954 se plantea una reforma total del Bosque, buscando una "mejora integral", la que,

entre otras metas, buscaba convertirlo en una "club popular"; esto no se logró plenamente,

sin embargo para 1962, se había fundado el Club Popular de Tenis el que entrenaba en las

canchas que funcionaban desde 1946. El mayor cambio institucional comenzó a darse en

1960 cuando surgió la idea de la fundación de un jardín botánico y se convocó una

comisión para adelantar los estudios y tramites que fueran necesarios, cristalizando la idea

cuando nace definitivamente en 1968 el "Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe, centro de

exposiciones Bosque de la Independencia”, en el cual participaban la SMP, el Municipio de

Medellín, el IDEA, Turantioquia, la Sociedad Colombiana de Orquideología y Club de

Jardinería. Dentro de sus funciones se espera que logre ser un centro de estudios y

divulgación en botánica y astronomía.

Como puede observarse, la Sociedad de Mejoras Públicas de este período no se resistió, al

contrario, estimuló la constitución del Jardín Botánico como sociedad independiente, para

delegar en ella la administración y desarrollo del que se esperaba sería un centro de

investigaciones biológicas de primera importancia. En virtud de esta consideración, el

jueves 19 de febrero de 1970 se hizo entrega oficial de las instalaciones del Bosque de la

Independencia a La Sociedad Jardín Botánico.696

No obstante, la SMP mantendría su participación en las Juntas del “Club de Tenis el

Bosque” y en el Jardín Botánico “Joaquín Antonio Uribe”.697 Por medio de sus

representantes en dichas juntas conservó por varios años el control de la que llegó a ser una

de sus empresas más queridas.

De otro lado, anualmente se encargaba de la organización de las exposiciones o feria agro-

industriales “Frutos de mi Tierra”, algunos de cuyos actos tenían lugar en el Jardín

695 Progreso. 6a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1959.696 A. S. M. P. Acta No 685, de 11 de febrero de 1970, p. 174697 A. S. M. P. Acta No 746, de 18 de noviembre de 1971, p. 550

265

Botánico. Aún enfrentando las negativas de préstamo de este espacio, como sucedió en

1976, cuando supuestamente “por estar comprometido para una exposición de escultura y

pintura”, lo que provocó la indignación de Santiago Herrera Gómez, Presidente de La SMP,

quien estuvo dispuesto a invitar a la sociedad de Medellín, a los estudiantes del IBA, a los

obreros del Zoológico Santa Fe y a las Asociaciones Cívicas a tomarse el Jardín

Botánico.698

El Cerro Nutibara

El Cerro Nutibara, conocido hasta la década de los veinte como “Cerro de los Cadavides”,

ha llegado a constituirse con el paso del siglo, en uno de los centros de recreación más

tradicionales de la ciudad de Medellín. A él confluye la población medellinense, de las

distintas capas sociales, en busca de descanso y diversión. Los domingos y especialmente

las navidades, por los más diversos medios de transporte, ascienden el cerro un sinnúmero

de personas para mirar la ciudad en panorámica, para contemplar las luces de colores,

disfrutar de un concierto o degustar alguna golosina. Además, con la realización del

programa “Venga a mi pueblo” en el Pueblito Paisa, este espacio recreativo ha ganado un

mayor reconocimiento. Lo que pocas personas saben es que la iniciativa para la

construcción de este parque recreativo la SMP jugó un papel vital.

La historia de este proyecto se remonta al año de 1927, cuando el Concejo Municipal

adquirió el Cerro de los Cadavides. La adquisición de aquel inmueble por parte de la

municipalidad le permitió a la SMP concebir la idea de construir un parque recreativo, que

además tuviera en cuenta las potencialidades ambientales de este cerro en la conservación

del ecosistema del valle. Con esta mira, en el mes de marzo de 1928 la SMP creó una

comisión encargada de estudiar las posibilidades de ejecución de un proyecto ambiental -

recreativo en dicho cerro. Uno de los encargados, Juan M Jaramillo, informó en dicho mes

sobre la puesta en marcha de los trabajos de embellecimiento del “Cerro de los Cadavides”.

Esta comisión trabajaba de común acuerdo con el Rector de la escuela de Minas para

obtener un plano acotado del cerro.699

698 A. S. M. P. Acta No 864, de 24 de marzo de 1976, p. 683699 A. S. M. P. Acta No 947, de marzo 12 de 1928, p. 234

266

En segundo término, la Sociedad consideró la necesidad de cambiarle de apelativo al cerro,

con el fin de quitarle esa connotación de propiedad particular, otorgándole el nombre de

una figura que representara la identidad antioqueña y que fuera punto de referencia para los

ciudadanos. Por esta razón, la corporación cívica insinuó al Concejo Municipal la

conveniencia de cambiarle el nombre al cerro “de los Cadavides” abriendo para ello un

concurso.700

El Concejo accedió a la petición y por medio de un oficio le comunicó el beneplácito por

tal iniciativa, autorizándola para abrir el concurso por el que se daría un nombre mas

adecuado al “Cerro de los Cadavides”. En sesión celebrada el 20 de mayo de 1929 se

resolvió “No abrir concurso para el nombre del cerro de los Cadavides, el cual llevará el

nombre de “Cerro Nutibara...”701 En la siguiente reunión de la Junta, por solicitud del socio

Eduardo Arango fue reconsiderada lo resuelto en el acta número 993, y se resolvió abrir

una votación entre los socios para dar nombre al cerro de los Cadavides y luego del

escrutinio los resultados fueron como sigue: Cerro Nutibara: 14 votos; Cerro de los

Alcázares: 12 votos; Cerro Aburraes: 2 votos; Cerro de Ayacucho: 1 voto; Cerro de

Bárbula: 1 voto.702

La determinación de otorgarle este nombre al cerro no era gratuita. La revalorización del

ancestro indígena gracias a los trabajos de los miembros de la Academia Antioqueña de

Historia, propició el surgimiento de figuras heroicas e idealizadas, como la del Cacique

Nutibara, legendario cacique indígena recordado por representar al aguerrido nativo que

hizo resistencia a la conquista española. El nombre del cerro, resuelto en la sesión del 10 de

junio fue apuntalado por el Concejo Municipal, en lo primeros días de septiembre de

1929.703

Posteriormente se pasó al diseño de planos y construcción de un parque en el cerro. Las

decisiones y trabajos se hicieron entre la Sociedad de Mejoras y el Concejo como de

costumbre. Por medio de un oficio el secretario del Concejo transcribió la aprobación de

éste, del plano presentado por la SMP para el embellecimiento del Cerro Nutibara. Por el

700 A. S. M. P. Acta No 975, de octubre 8 de 1928, p 370701 A. S. M. P. Acta No 992, de mayo 20 de 1929, p. 456; Acta No 993, de mayo 20 de 1929, p. 467702 A. S. M. P. Acta No 994, de junio 3 de 1929, p. 471; Acta No 995, de 10 de junio de 1929, p. 475703 A. S. M. P. Acta No 1007, de septiembre 2 de 1929, pp.544 - 545

267

mismo, se autoriza a la Sociedad para hacer reformas o variaciones en el mismo y

emprender trabajos.704

Los trabajos de la SMP para la adecuación del cerro y la construcción de un parque acorde

con las necesidades de una ciudad industrial, carente de pulmones y que cada vez se iba

quedando con menos zonas verdes, continuaron a lo largo de los años treinta. Con este

propósito, Ricardo Olano buscó que el Concejo Municipal comprara a Joaquin Berrío

Gaviria un lote de terreno de gran extensión en la parte suroccidental del cerro Nutibara

“...quedando este cerro así con la nueva adquisición lindando con la avenida de los

Libertadores y con la carretera de Itagüi...”705 Este proyecto salió airoso en octubre de 1933.

EL siguiente paso consistió en crear un Jardín Botánico en el Cerro Nutibara. La propuesta

fue hecha por el socio Fidel Correa, considerando que el Municipio de Medellín era dueño

de los terrenos del cerro y que su adquisición había sido con el propósito de hacer un

bosque, con carretera y restaurante para el publico de Medellín. Para la creación de éste

Jardín Botánico se tuvo en cuenta la siembra e identificación técnica de cada especie, como

se había hecho con otros proyectos de arborización y reforestación. El proyecto se aplazó

mientras se adquiría una faja de terreno de propiedad del Señor Julio Londoño.

En 1938, bajo la alcaldía de Félix Mejía Arango, el Municipio inició trabajos para la

construcción de la carretera que sube al Cerro Nutibara, según informó el socio Luis

Mejía.706 Con esto se trataba de facilitar el acceso de personas en automóviles, materiales y

trabajadores para las obras complementarias del parque, ya que el proyecto comprendía

diversos elementos para la diversión de los visitantes.

El proyecto presentado a la Ciudad por la Sociedad en 1939, contemplaba la construcción

de un Paseo, el cual se organizaría tomando como eje la recién abierta carretera que

conducía a la cima. La parte alta estaría coronada por un restaurante, un kiosco y

numerosos jardines, seguidos en el descenso por un bosque de arbustos entre los que

habrían caminos peatonales y miradores, terminando con un bosque en la parte baja en el

que se mezclarían los guayacanes (de flores amarillas) con los caobos (de flores rojas) y las

acacias (de flores amarillas).

704 A. S. M. P. Acta No 1035, de mayo 26 de 1930, p. 49705 A. S. M. P. Acta No 1180, de octubre 30 de 1933, p. 460706 A. S. M. P. Acta No 1387, de octubre de 1938, p. 1142

268

En su afán por ver terminado el parque, la Sociedad propuso a la ciudadanía la formación

de grupos de señoritas y jóvenes que se encargaran de recaudar fondos entre amigos para la

siembra de árboles: “Así la SMP pone a prueba el civismo de la ciudad, veremos si el gran

público nos ayuda, veremos si se preocupan por el progreso y belleza de nuestra querida

cuidad”.

Con la colaboración ciudadana, como se había hecho para el Bosque de la Independencia,

se iniciaron las labores de construcción del nuevo parque. Para el mes de Agosto de 1939 se

habían sembrado los primeros 510 árboles y a raíz de la necesidad de agua en el Cerro, el

Municipio construyó en 1940 un gran tanque en la parte alta. La Sociedad contribuyó a esta

obra con $359.48, que representaban la mitad de los costos.707

Luego de más de quince años de labores en la adecuación del Cerro Nutibara, el 3 de

septiembre de 1951 el municipio entregó su administración a la SMP. Para cumplir con este

nuevo compromiso invirtió $29.600 provenientes del impuesto de Parques y Arborización.

Con estos dineros se cubrió el pago por las mejoras realizadas en las anteriores

administraciones y los gastos que demandaba la construcción del Bar-restaurante, la

ampliación de la meseta y el mejoramiento de la carretera de acceso.708 El domingo 22 de

octubre se inauguraron las obras de adecuación y el salón del Cerro Nutibara.709

Obtenida la administración del Cerro, la Sociedad de Mejoras planteó nuevos proyectos con

el propósito de convertir este sitio en un centro de diversiones moderno, que brindara

variedad a sus visitantes. Dentro de las mejoras trazadas para el Cerro, de las cuales algunas

se lograron, se destacaban las canchas deportivas, juegos infantiles, transporte aéreo

(telesférico), un teatro al aire libre y una ciudad de hierro, al igual que un edificio para las

Naciones Unidas, una estatua del fundador de Medellín, una zona de banderas y algunos

quioscos típicos. Los trabajos comenzaron inmediatamente, logrando que durante la

Semana Cívica de ese año se inaugurara el restaurante. 710

707 Progreso. 3a Época. No 13, Medellín: S. M. P., julio de 1940708 Progreso. 5a Época. No 17, Medellín: S. M. P., marzo de 1952.709 A. S. M. P. Acta No 1914, septiembre 10 de 1951.710 Progreso. 5a Época. No 17, Medellín: S. M. P., marzo de 1952.

269

La primera junta directiva que se encargó de la administración del Cerro, estaba

conformada por Hernando Uribe Jiménez, Eugenia Ángel de Vélez e Ignacio Bernal

Escobar. 711

Para 1953 se registra el éxito obtenido por el restaurante y el kiosco, los cuales habían sido

visitados por un número considerable de turistas, que subían al Cerro para divisar la ciudad.

La seguridad de los niños y los jóvenes, especialmente de las jovencitas que asistían a los

bailes allí organizados, estaba garantizada con la campaña antialcohólica que adelantaba la

Sociedad, la cual prohibía la venta de bebidas alcohólicas en el Cerro.712

Zoológico Santa Fe.

Ya se ha mencionado cómo la preocupación de la Sociedad de Mejoras Públicas por el

medio ambiente urbano se ha expresado a través de proyectos de protección, administración

y gestión de la vida animal y vegetal. Para ello sus actividades han involucrado programas

de arborización, creación de parques, protección y reforestación de microcuencas, entre

otros. Como una parte sustancial de la actividad ambientalista, muy pronto la SMP se

interesó por la protección de los animales callejeros y de la avifauna. Realizaron campañas

por el respeto a la vida de los perros callejeros, y cuidaron las palomas de los parques. En

este mismo sentido se entiende la idea temprana de hacer un parque zoológico. Un

antecedente primigenio puede encontrarse en el Bosque de la Independencia, donde por

iniciativa de algunos empresarios se trató de aclimatar algunas aves hidrófilas, o el cultivo

de peces en el lago del mismo, aludido más arriba.

Nuevamente, la propuesta se puso de presente en 1933, cuando Gabriel Echavarría insinúo

a la SMP empezar a formar una colección de animales en el Bosque de la Independencia. 713

La idea era coherente con una filosofía de corte ambientalista propia de la época, en la cual

se trataba de salvar de la catástrofe forestal las especies silvestres más vistosas y exóticas,

por medio de una “arca de Noé” inmóvil. De otro lado, se buscaba brindar a los

medellinenses, la posibilidad de tener cerca los animales más atractivos del mundo 711 Ibídem.712 Ibídem.713 A. S. M. P. Acta No 1177, de octubre 16 de 1933, p. 454

270

“salvaje”, poniendo a la ciudad a la altura de las metrópolis más avanzadas del mundo. Los

miembros de la Sociedad conocían los zoológicos de grandes ciudades en Estados Unidos y

Europa, los cuales fueron fuente de inspiración.

La idea estuvo flotando por muchos años en la Sociedad. Sin embargo no se presentaba la

oportunidad. Un obstáculo fundamental era la carencia de terrenos para este proyecto, pues

no se quería repetir la historia del Bosque, que había quedado de propiedad del Municipio.

El momento propicio se presentó el 31 de agosto de 1953, cuando la Junta informó que

doña Mercedes Sierra de Pérez había dejado en su testamento para la SMP de Medellín la

Hacienda Santa Fe con todo su contenido.714 En 1959, al morir dicha señora, la Sociedad de

Mejoras Públicas recibió los terrenos de la Hacienda Santa Fe, con el compromiso de

construir un parque infantil.715

Desde el momento en que se hizo entrega de la propiedad, tanto la Sociedad como el

Cuadro de Honor comenzaron a trabajar para la construcción del Parque y para la

adecuación de la Casa en la que funcionaría, según sus proyectos, un museo de

antigüedades, extensión del museo de Zea.

Para el mes de octubre de ese mismo año ya había comenzado la construcción del

Zoológico, el cual se costeó con los fondos recaudados en la Feria Exposición de Medellín

y con donaciones de empresas. Los planos fueron realizados por el arquitecto Elías Zapata,

y en la construcción de los albergues participaron trabajadores cedidos por el municipio.

Los trabajos estaban dirigidos por una comisión nombrada en la Sociedad, presidida por el

Reverendo Daniel Hernández, quienes lograron que la Hacienda fuera exonerada del pago

de Impuesto de Valorización en 1961.

Con menos de un año de trabajos, el Zoológico albergaba paujiles, pavas de monte, pavos

reales, gansas, gansos, patos, palomas, tucanes, gallinetas blancas y grises, águilas reales,

cóndor andino, búhos, diferentes pájaros, tigres americanos, conejos, martejas, oso

siberiano, mapaches, puerco espín, zorros, nutrias, varias clases de micos, llamas, curíes,

caimanes, boas, anacondas, puma, venado, guaguas, perros de monte, guacamayas, lobos, y

otras especies de animales, propias de nuestra fauna como otros países.716

714 A. S. M. P. Acta No 1995, de agosto 31 de 1953.715 Progreso. 6a Época. No 26, Medellín: S. M. P., agosto de 1959.716 Progreso. 6a Época. No 32, Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 18

271

Para ampliar este panorama de por si vasto, la Sociedad de Mejoras consiguió en 1960, por

intermedio de las oficinas del Programa de Asistencia de los Estados Unidos, que los

parques zoológicos de Washington y Nueva York, cedieran al Zoológico Santa Fe de

Medellín, varios animales, entre ellos, dos leones africanos, un búfalo y un chimpancé de

gran tamaño. El último animal mencionado era sin duda la famosa “Agripina”, graciosa

chimpancé que fue por muchos años uno de los principales motivos de atracción del

zoológico, que al momento de su muerte fue donada al Museo de la Universidad de

Antioquia, donde después de ser embalsamada es exhibida el algunas exposiciones.717

Según una crónica de Progreso, en relación con el proceso de construcción del zoológico,

los animales que éste poseían, habían sido adquiridos en distintos sitios del país,

especialmente en la región amazónica; otra parte era proveniente de la Feria Exposición

realizada en Bogotá, “los cuales fueron cedidos por el doctor Juan Pablo Leyva, de la

Universidad Nacional”.718 Según el artículo mencionado:

“El Parque Zoológico Santa Fe viene a llenar una necesidad de Medellín. Contribuye al

sano esparcimiento del público y lo ilustra fácilmente sobre la fauna. Precisamente para

esto último se ha venido colocando en los albergues de cada tipo de animales el nombre

vulgar y el científico, las características del ejemplar y los ambientes en los cuales vive,

etc.” 719

Además del parque zoológico, la Sociedad construyó en los predios de la Hacienda Santa

Fe un parque infantil, según los planos del arquitecto Rafael Arango Álvarez, el cual

contaba con senderos peatonales y una arborización abundante para dar sombrío a los

visitantes. Además se instalaron dos quioscos de la empresa Postobón, benefactora del

parque, con servicio de restaurante. Para completar y siguiendo la voluntad de doña

Mercedes Sierra, en la casa de la Hacienda Santa Fe, la Sociedad organizó el Museo Santa

Fe, con objetos históricos pertenecientes a la familia Sierra y con donaciones de

particulares.720 A éste nos referiremos en su debido momento. Luego de concluir la mayor

parte de los trabajos considerados en el diseño del parque zoológico, éste fue inaugurado en

1961.

717 Ibídem.718 Ibídem.719 Ibídem.720 Ibídem.

272

Nueve años después, Medellín fue sede del IV Congreso Iberoamericano de parques

Zoológicos, el cual se había reunido en su versión anterior, en la Ciudad de México. Este

evento se llevó a cabo con la colaboración del Ministerio de Agricultura, el Inderena y el

Incora.721

A pesar de que el zoológico estaba prácticamente terminado a fines de los sesenta, el

sostenimiento, la adecuación de espacios, el ornato, la alimentación y salud de los animales,

así como la consecución de nuevas especies siguieron demandando la presencia de la

Sociedad de Mejoras Públicas. Ya que la administración del parque zoológico estaba

garantizada por la propiedad de los terrenos, la Sociedad de Mejoras dedicará buena parte

de sus trabajos a la conservación y mejoras de dicho parque. Así por ejemplo, en 1970 se

hizo una inversión de quinientos pesos mensuales para obras de ornamentación en el

Zoológico.722

En esta como en otras de las empresas y proyectos de la Sociedad la participación de las

empresas privadas ha sido parte fundamental para el logro de objetivos. Esto sin dejar de

lado las relaciones con el sector público, el cual se vincula también de distintas maneras a

las obras de la Sociedad.

Un caso entre muchos es el de la empresa textilera Fatelares, la cual se ofreció en 1970 para

construir una pajarera cuyo valor estaba calculado en veinte mil pesos.723 Unos meses

después dicho aporte fue aumentado por la misma empresa hasta $ 60.000 con destino a la

construcción de las pajareras.724 Con el fin de reconocer los aportes hechos por esta

empresa al zoológico, especialmente a la sección de avifauna, la Sociedad de Mejoras

resolvió ponerle por nombre “Aviario Fatelares”. Esta obra fue inaugurada el 18 de abril de

1972.725 No obstante, la Sociedad tenía otras formas de contraprestación para las empresas

benefactoras del Zoológico. Consistía en regalar pases de cortesía, como sucedió con Soya

que regalaba mensualmente el cuido para algunos animales.726

721 Progreso. 6a Época. No 53, Medellín: S. M. P., agosto de 1969.722A. S. M. P. Acta No 701, de 27 de mayo de 1970, p. 493723A. S. M. P. Acta No 718, de 25 de octubre de 1970; Acta No 723, de diciembre 9 de 1970, p. 518724A. S. M. P. Acta No 731, de 30 de marzo de 1971725A. S. M. P. Acta No 754, de 9 de marzo de 1972; Acta 757, de abril 6 de 1972, p. 562726A. S. M. P. Acta No 715, de 15 de septiembre de 1970, p. 510

273

Debe destacarse cómo las labores de administración del Zoológico exigieron a la Sociedad

una amplitud y un reconocimiento a nivel internacional. Ella debía estar al tanto de los

últimos adelantos que en esta materia se daban en el mundo, especialmente en cuanto a

construcción de hábitats, intercambio de animales y asuntos referentes a la salud de los

animales en cautiverio. En 1972, verbigracia, ante el incremento de ejemplares de la misma

especie y la imposibilidad de ampliar los espacios, concretamente en el caso de los felinos

se vio la necesidad de realizar un intercambio o canje con otros zoológicos.727 En el mismo

sentido se entiende que el Zoológico Santa Fe esté vinculado a Fipzoo, Federación

Iberoamericana de Parques Zoológicos, por medio de la cual se coordinan actividades de

canje y de intercambio de experiencias. La comunicación con personas y entidades de todo

el mundo era permanente y la mediación entre el zoológico y los interesados se hacía por

medio de la Sociedad. En 1977, se recibió una comunicación del Dr. Jesús Estudillo López,

Médico Veterinario de la Universidad Autónoma de México, solicitando el intercambio de

aves.728 Asimismo la Sociedad de Mejoras establecía contactos con instituciones de carácter

internacional con el fin de buscar colaboración económica o técnica. En 1978, por ejemplo,

se envió una carta al Embajador de Holanda, pidiendo por su conducto a Los Países Bajos

su apoyo económico para la construcción del parque infantil anexo al Zoológico Santa

Fe.729

El incremento de relaciones con otros países del mundo trajo consigo además la necesidad

de realizar viajes al exterior con fines de estudio. En 1983, por ejemplo, se aprueba el viaje

de la medica veterinaria del Zoológico, María Cristina Velásquez a los Estados Unidos con

el propósito de visitar los más importantes zoológicos del país del norte.730

La experiencia de la Sociedad en el manejo de zoológicos fue reconocida en 1983, cuando

luego de la asamblea del Acopazzo (Asociación Colombiana de Parques Zoológicos),

realizada los días 25, 26 y 27 de noviembre, a la cual asistieron representantes de Bogotá,

Barranquilla, Cali y Pereira, el socio Fritz Oberndorfer fue elegido presidente de la

asociación. Uno de los objetivos para la constitución de esta asociación fue la definición de

727A. S. M. P. Acta No 748, de 14 de enero de 1972, p. 551728A. S. M. P. Acta No 902, de 18 de agosto de 1977729A. S. M. P. Acta No 922, de 27 de marzo de 1978, p. 740730 A. S. M. P. Acta No 1052, de junio 28 de 1983, p. 016

274

líneas de acción frente al Inderena, organismo del estado que ponía múltiples trabas a la

importación de animales de otros continentes.731

Ahora bien, en la década de los setenta se presentaron algunos problemas administrativos

con el zoológico. El escaso presupuesto con el que se contaba, la informalidad en el manejo

de ciertas decisiones generaron algunas desavenencias al interior de la Sociedad. Al parecer

no se mantenía al día el inventario faunístico, ni se reportaban las bajas de animales. Otros

asuntos de contabilidad, así como la falta de registro de las adquisiciones y donaciones

hechas al zoológico, los donantes, y el avalúo de los animales generaban problemas para el

correcto manejo de la administración del parque.732

Otro de los asuntos que generó discusiones al interior de la Junta de la Sociedad fue el

manejo de los animales, los cuales eran presa del descuido, la mala alimentación y el

maltrato. Uno de los socios denunciaba la muerte de varios animales por estas causas y

ponía por ejemplo las llamas, los canguros, los cachorros de león y la tortuga marina, entre

otros.”733 El propio Presidente Pablo Edgar Gómez se quejaba de la deficiente

administración del Zoológico por la desorganización, “que en otra empresa sería

inaceptable.”734 Problemas administrativos son los que permiten comprender que en 1976 el

parque zoológico fuera azotado por una peste y que a pesar del empeño de todos los

empleados, no se contara con vacunas ni con una jaula para cuarentena.735

Además, es esta la época en que la Sociedad empezó a recibir algunas donaciones de la

familia Ochoa y de Pablo Escobar. Estas dádivas deben ser entendidas, en el marco de un

proceso de ascenso social de estas familias, interesadas en obtener el reconocimiento social

y político que requerían para la realización de sus actividades económicas ilícitas. Pero, por

supuesto, no se puede olvidar que estas personas hasta mediados de los ochenta eran

respetadas, habían permeado todo el tejido social y las mismas instituciones del Estado y

contaban con una curul en el Congreso de la República. La Sociedad de Mejoras Públicas,

por su parte, que atravesaba por una situación económica difícil y que había sido

731 A. S. M. P. Acta No 1068, de noviembre 30 de 1983, p. 038732A. S. M. P. Acta No 771, de 16 de agosto de 1972, p. 578733A. S. M. P. Acta No 781, de 17 de noviembre de 1972734A. S. M. P. Acta No 815, de 12 de febrero de 1974, p. 628735A. S. M. P. Acta No 872, de 1 de julio de 1976

275

abandonada a su suerte por la empresa privada y por el sector oficial, se vio en la necesidad

de aceptar las dádivas de aquellas personas.

En 1980, por ejemplo, Pablo Escobar, donó al Zoológico de Medellín algunos animales que

le fueron decomisados por la Corporación del Valle del Cauca, poniendo como condición

que le fuera regalada la primera cría, y regaló el transporte para traer un par de camellos,

con la condición de que sus don ejemplares pasaran la cuarentena en el Zoológico.736

Jorge Ochoa, por su parte, sugería a la Sociedad la realización de un congreso de parques

zoológicos el 5 de junio de 1982.737 Ante el abandono de parte del sector oficial y de la

empresa privada, la Junta del Zoológico, en ocasiones buscó el apoyo de estos personajes,

para obtener la donación de animales o para inversión. Como muestra de la negligencia que

llevó a la Sociedad a buscar el dinero de estos señores, se puede leer en las actas de la

Junta, entre otras cosas, que “la única persona que ha hecho donaciones grandes ha sido

Pablo Escobar”. Es de resaltar que algunos socios se oponían a todo contacto con “ese tipo

de personas” y decían: “así como la sociedad premia a las personas que realizan buenas

obras, también debe rechazar lo malo”.738 Afortunadamente para la Sociedad de Mejoras,

este capítulo quedó atrás y por medio de un mejor manejo administrativo y financiero, el

resurgimiento de un sentido cívico en su junta, y las donaciones más generosas de las

empresas de la ciudad, ha logrado consolidarse y emprender las obras que la conducen

hacia el siglo XXI con una imagen renovada.

La constitución del zoológico trajo consigo otro tipo de problemas a la Sociedad, con

organismos del Estado como el Inderena, derivados del transporte e introducción de

especies de otros continentes, por los problemas de higiene pública que esto podía

conllevar, como la llegada a nuestro territorio de enfermedades que afectaran los ganados y

animales de la región. Un caso concreto se presentó en 1981, cuando se hicieron una serie

de gestiones para la importación de algunos ñandúes. El Gerente del Inderena en Medellín,

Juan Arturo Montoya, no permitía la entrada de estos animales y amenazaba con cerrar el

Zoológico. Dicho funcionario acusó a la Sociedad de tratar de importar los ñandúes en

forma ilegal. Aunque no se sabe que curso tomó el asunto, la Sociedad decidió hacerle

736A. S. M. P. Acta No 985, de 14 de octubre de 1980; Acta No 985, de 14 de octubre de 1980, p. 827737 A. S. M. P. Acta No 1023, de mayo 13 de 1982, p. 890738 A. S. M. P. Acta No 1194, de octubre 7 de 1987, pp. 2 y 3

276

publicidad al asunto y mandar copia a Daniel Samper, de la carta enviada al gerente del

Inderena, “para que la publicara e hiciera las investigaciones pertinentes”.739

La interferencia estatal y la falta de apoyo oficial seguía presente hasta hace unos pocos

años. En 1989, el doctor Gonzalo López Gaviria aseguraba:

“La Sociedad de Mejoras Públicas se responsabilizó de hacer un zoológico en los predios

recibidos del legado de doña Mercedes Sierra de Pérez y hoy la ciudad sabe que existe y lo

denomina como tal a pesar de los muchos y graves defectos que tiene. Lo ha hecho gracias

al esfuerzo de algunas personas que a base de buena voluntad y con algunas donaciones y

los ingresos de taquilla, que justo es reconocer, se han venido incrementando por la

aceptación que le ha brindado el público y los medios de comunicación y sin apoyo de la

parte oficial. Es así como al Zoológico se le derraman impuestos de Valorización, se le

cobran tasas de aseo y servicios sin recibir auxilio ninguno fuera de $ 150.000.oo donados

por el Departamento para fosa de leones, que cuesta tres millones de pesos y otro auxilio

para una jaula de paujiles, (pero en cambio hemos visto alguno que otro funcionario

público echándole el ojo para aumentar el botín burocrático).”740

Más allá de este tipo asuntos, se puede decir que gracias a la Sociedad de Mejoras la ciudad

de Medellín cuenta con un lugar de esparcimiento popular, en donde, de paso se educa a los

niños acerca de la fauna de todo el mundo; se les instruye acerca de la importancia de

cuidar las especies en vías de extinción, las características de las distintas especies, el

medio que requieren para subsistir y el papel de estos dentro de sus respectivos

ecosistemas. El Zoológico Santa Fe alberga 1350 ejemplares pertenecientes a 230 especies,

de las cuales sólo catorce especies son de fauna exótica. Es decir, que en este parque se

encuentra una muestra representativa de nuestra fauna, amenazada por diferentes procesos

de intervención humana, como la caza indiscriminada, la tala y quema de bosques, la

contaminación de las aguas y el aire, y la inequitativa distribución de la tierra que arroja a

muchos campesinos sobre nuestra reservas forestales.

Precisamente, uno de los mayores logros de nuestro Zoológico es el contar con algunas

especies, prácticamente extinguidas, de las cuales sólo quedarán en su medio natural una

decena de ejemplares, como son, el águila arpía, el cóndor de los Andes, el oso de anteojos,

739 A. S. M. P. Acta No 1016, de 4 de noviembre de 1981740 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 35

277

el tití pielroja, la tortuga charapa, el mono lanudo y la guacamaya. El zoológico posee

además un bien dotado Hospital Veterinario que atiende animales en cuarentena y ofrece

consulta externa a fauna silvestre.

Sociedad Protectora de Animales

La preocupación ambientalista de la Sociedad de Mejoras desembocó también en

programas de protección de la fauna citadina. No se trata de algo ajeno a ella. Al contrario,

desde muy temprano se observan consideraciones en favor de la vida y el respeto por los

animales de la calle. Así por ejemplo, en 1907, se trató en una de las juntas respecto de la

manera como se estaban matando los perros en la ciudad y el socio Harold B. Meyerheim

propuso lo siguiente que fue aprobado: “Nómbrese una comisión que estudie un medio

práctico para regularizar la circulación de perros en la ciudad, evitando que estos animales

sean destruidos arbitrariamente”. Para desempeñar esta comisión fueron nombrados los

señores Camilo C. Restrepo y H. B. Meyerheim.741 Dentro de esta área de acción se

entiende además que en 1912 se destinaran $10.000 p.m. para traer un veterinario a la

ciudad.742

Al interior de la junta, frecuentemente se ventilaron asuntos relativos con la protección de

los árboles que ornaban las calles y parques, así como la vida de los animales. Un caso fue

cuando el socio José A. Gaviria propuso y fue aprobado insinuar al Concejal Ricardo Olano

que presentara un proyecto de acuerdo “tendiente a gravar con un derecho especial los

establecimientos en donde se expenden los hilos de caucho que se emplean en la

construcción de instrumentos exclusivamente dedicados a la matanza de pájaros y a la

destrucción de los bombillos de luz”.743 En efecto Olano presentó el proyecto y en la

reunión posterior informó de la comisión que se le había encomendado. Según Olano luego

de tratar el asunto con varios consejeros se acordó presentar una petición en el Concejo

741 A. S. M. P. Acta No 126 de 24 de septiembre de 1907, f. 216742 A. S. M. P. Acta No. 319, de 23 de septiembre de 1912. f. 41743A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 222

278

para que los expendios donde se venden estos hilos de caucho sean gravados con cinco

pesos en oro más.744

Además de gravar con impuestos a los expendios de hilos de caucho, la SMP recurrió a las

autoridades encargadas de la educación primaria y secundaria. Solicitó a la Dirección de

Instrucción Pública que tomara medidas con el fin de amonestar a los jóvenes cuando

fueran vistos portando aquellas armas pajaricidas. El Director de I. P., atendiendo a dicha

solicitud, ordenó al Maestro Director de las Escuelas para que de acuerdo con los maestros

se tratara de solucionar este mal, prohibiendo el uso de hondas de caucho a los alumnos de

las escuelas públicas.745

Iniciativas como estas en pro de la defensa de la fauna citadina, desembocaron en la

constitución de una Sociedad Protectora de Animales para la ciudad de Medellín. La

propuesta provino en esta ocasión del Concejo Municipal, que por medio de un oficio (No.

404 de 11 de mayo), puso a consideración de la SMP la necesidad y conveniencia de

promover la fundación de una Sociedad Protectora de Animales. Luego de estudiar la

propuesta, Ricardo Olano sugirió la posibilidad de pedir a Bogotá y Barranquilla el

reglamento que regía en esas ciudades sobre este asunto. Como alternativa, mientras

llegaban tales reglamentos, se recomendó a los socios de La SMP que informen al Alcalde

sobre las infracciones que se cometieran contra las leyes de policía a ese respecto”.746

Algunos días después, en la junta se dio lectura a un oficio del Alcalde de Bogotá por

medio del cual se anunciaba el envío de varios documentos relacionados con la

organización de La Sociedad Protectora de Animales de la capital.747 En fecha posterior la

Sociedad recibió otra carta firmada por Arturo Gerlein de Barranquilla, informando que en

aquella ciudad no había Sociedad Protectora de Animales.748

El 25 de junio de 1917 la comisión conformada para estudiar todo lo relativo con la

fundación de la nueva sociedad, compuesta por Ramón Echavarría, Guillermo Moreno y 744A. S. M. P. Acta No 364, de 17 de noviembre de 1913745A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917, ap. II; Acta No 524, de 8 de octubre de 1917746A. S. M. P. Acta No 503, de 14 de mayo de 1917, ap. VI747A. S. M. P. Acta No 507, de 11 de junio de 1917, ap. IV748A. S. M. P. Acta No 508, de 18 de junio de 1917, ap. II

279

Gil J. Gil, propuso lo siguiente: “Insinúese al Sr. Alcalde para que nombre una junta

llamada Sociedad Protectora de Animales compuesta de cinco miembros principales y

cinco suplentes, y preséntesele los documentos enviados por el Sr. Alcalde de Bogotá...”749

El asunto tuvo un final exitoso, en el mes de julio del mismo año, cuando la Sociedad fue

informada por un oficio del Alcalde Municipal, sobre la promulgación del Decreto No. 67,

de 27 de junio, aprobado por la Gobernación del Departamento, por medio del cual la

Alcaldía había creado La “Sociedad Protectora de Animales”. Además, por Decreto No. 68,

de 12 de julio fueron nombrados miembros principales y suplentes de la Junta Directiva de

la nueva institución los candidatos presentados por esta Sociedad a la Alcaldía.750

Luego de constituida la Sociedad Protectora de Medellín, se buscó la constitución de

sociedades semejantes en los distintos municipios antioqueños y del país, por medio de las

sociedades de mejoras de cada municipalidad. 751 Por esta razón, el Presidente de la

Sociedad Protectora de Animales solicitó el apoyo a la SMP con el fin de que las demás

SMPs establecidas en el país, colaboren en la formación de Sociedades Protectoras de

Animales.752

La consolidación de la Sociedad Protectora de Animales no fue fácil, por falta de recursos y

de voluntarios. No obstante, la Sociedad de Mejoras estará preocupada por este tema y

desarrollará programas y campañas de protección de animales en apoyo de la sociedad

encargada de este problema. Al parecer la operatividad de la Sociedad constituida en 1917

no fue mucha, su actividad fue poca, hasta su práctica desaparición. Por esta razón en la

revista Progreso se menciona que, entre 1926 y 1929 la SMP levantó solicitudes al Concejo

de Medellín para que fundara una Sociedad Protectora de Animales. Pero no fue sino hasta

1941 cuando se "instala" bajo la dirección del socio Paulino Vélez.753

749A. S. M. P. Acta No 509, de 25 de junio de 1917, ap. IV750A. S. M. P. Acta No 512, de 15 de julio de 1917, ap. II751A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917, ap. II; Acta No 524, de 8 de octubre de 1917752A. S. M. P. Acta No 524 de 8 de octubre de 1917, ap. II753 Progreso. 3a Época. No 27, Medellín: S. M. P., septiembre de 1941.

280

En 1942 la Sociedad Protectora fue reconocida nuevamente por la alcaldía. Sin embargo

esta funcionará por muchos años vinculada con la Sociedad de Mejoras, como uno de sus

frentes de acción; por ello Paulino Vélez, director de aquella seguirá reportando a la de

Mejoras los beneficios y actividades en ella desarrollados durante los años siguientes.754

Todavía en 1970 la Sociedad Protectora de Animales funcionaba como una institución

tutelada por la de Mejoras. En dicho año se consideró la posibilidad de que ésta funcionara

como comité de la Sociedad de Mejoras, vinculando a los miembros de la junta de la

Sociedad de Mejoras. Esto quizás se debía al poco compromiso mostrado por los

voluntarios de la de animales que había quedado reducida a seis socios. Para llevar a cabo

esta propuesta, la Sociedad Protectora hizo entrega a la de Mejoras, de todos los

documentos para ser estudiados y ver la situación jurídica, económica y otros aspectos de

interés.755 Sin embargo, todo parece indicar que luego de estudiar el asunto, la Sociedad de

Mejoras prefirió, por sus múltiples ocupaciones, no confundir ambas sociedades.

5. Los servicios y empresas públicas

754 Progreso. 3a Época. No 47, Medellín: S. M. P., mayo de 1943.755A. S. M. P. Acta No 712, de 26 de agosto de 1970, p. 506

281

5.1 Introducción

Sin desconocer, que el fenómeno urbano remite ante todo al fenómeno político, es decir, al

estatuto jurídico, de sociabilidad y de cultura, mediante el cual el Estado organiza el

espacio sobre el cual se asienta con preferencia756, podríamos decir también que si las

ciudades no satisfacen al menos ciertas necesidades materiales básicas de la comunidad allí

asentada, difícilmente puede subsistir. Por esta razón es comprensible que una de las

tácticas de guerra para hacer rendir una ciudad, sea la de cortar sus abastecimientos de

alimento y agua. De ahí que se deba considerar en todo momento el fenómeno urbano en

directa relación con el fenómeno rural, dos mundos que se comunican de múltiples

maneras, entre los cuales existe un intercambio constante de servicios.

Marcel Roncayolo define a la ciudad como “el mecanismo topográfico y social capaz de

hacer que el encuentro y el intercambio entre los hombres sean eficaces al máximo”.757 No

se trata sólo de los intercambios culturales, políticos y sociales consustanciales a los centros

urbanos; debemos considerar también los flujos y reflujos de materia y energía, al interior

de la estructura urbana, así como en sus relaciones con el medio rural. Así, si entendemos la

ciudad, a la manera de Leonardo Benévolo, como un recinto o conjunto de recintos, donde

se perfecciona el arte de dominar las distancias medias y cortas,758 debemos incluir en este

arte la manera de facilitar el acceso de las comunidades urbanas al agua, el alumbrado, las

comunicaciones y el conjunto de bienes o servicios que cada tiempo considera como

público.

De esta manera, se puede asegurar que si algo caracteriza a las ciudades en cualquier

contexto cultural y temporal que se le ubique, en tanto espacio de intercambio, es el de

brindar a los ciudadanos ciertos servicios básicos para asegurar la vida y la salud pública,

siendo éstos, por tanto, problemas de política local y regional, de gran consideración para

los organismos políticos presentes en las ciudades.

Ahora bien, el concepto de servicio público es histórico. A lo largo del tiempo, muchos han

sido los servicios que han sido catalogados por las distintas épocas y culturas como de

756 Duby, Georges. Francia rural, Francia urbana. París: Seuil, 1980. (Traducción de María Cecilia Gómez B., Medellín, 1991), p. 8757 Roncayolo, Marcel. La ciudad. Barcelona: Paidós, 1978, p. 9758 Benévolo, Leonardo. La ciudad europea. Barcelona: Crítica, 1933, p. 8

282

carácter público, y por lo tanto sobre ellos el Estado ha ejercido una regulación permanente.

El agua, la sal, el aceite, ciertos metales, la pólvora, y posteriormente la energía eléctrica, el

petróleo, el transporte férreo, los puertos, las telecomunicaciones, se han ganado en

diferentes momentos y lugares, la consideración de servicio público. Pero el carácter

público no necesariamente implica que sea prestado por una organización del Estado; esta

puede ser, -por lo general al comienzo es así-, prestada por un particular, bajo la estricta

vigilancia del Estado. Es público en la medida en que es un bien o servicio, indispensable

para que la mayoría de la población cuente con los niveles de vida alcanzados por la

civilización en cada uno de sus estadios de desarrollo. Por lo tanto, un servicio público

puede dejar de serlo y un servicio que sólo era propio de las élites pasa a ser público con su

masificación.

Lo cierto de todo esto es que uno de los asuntos de política más acuciantes para los Estados

modernos es el de la buena calidad y cobertura de los servicios públicos, esfera de acción

estatal en la cual se puede observar con toda claridad la dialéctica de lo público y lo

privado. La Sociedad de Mejoras, en tanto institución publica-privada fue un puntal

indispensable en la modernización del acueducto de Medellín, como corporación de

consultoría del Concejo Municipal, con su asesoría técnica, fortaleció un proceso que se

venía gestando en la dirigencia a fines del siglo pasado.

Toda la filosofía que animaba a la Sociedad de Mejoras a participar en la gestación del

acueducto moderno, fue expresada de manera excelsa por el socio Ricardo Olano en la

ponencia que presentó, bajo el título “Estudio sobre el City Planning” ante el Congreso

Nacional de Mejoras Públicas de Bogotá, en 1917. En el apartado relacionado con la

provisión de aguas, considera que ésta es función municipal, “porque es base de la salud

pública y ésta prima sobre todo”. 759 En otro lugar de su ponencia dice:

“Sin limpieza y aseo no puede haber confort, y confort es civilización. Sin agua no hay limpieza y aseo. En consecuencia las ciudades necesitan para progresar estar surtidas de agua en abundancia. No se trata solamente de las necesidades personales sino también de las necesidades públicas, como lavado y riego de calles, etc. [...] La higiene pública exige agua abundante en los hospitales, en los hoteles, en las escuelas, en las cárceles; bastante agua para regar y lavar las calles”760

759 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a Ed. Medellín: Bedout, 1930, p. 92-93760 Ibid., p. 62-63

283

Menciona la experiencia de los Estados Unidos al respecto, donde -al igual que en

Colombia-, esta clase de empresas eran inicialmente de propiedad privada y luego pasaron

a los municipios, influyendo de manera favorable en la rebaja de tarifas y en el

mejoramiento del servicio. Para resaltar la importancia que el asunto tiene, agrega que

“Desde los tiempos de Roma hasta nuestros días las ciudades han gastado sumas enormes y

han edificado obras monumentales para surtirse de agua”, y anota que además de su

utilidad, las obras que se construyen para el servicio de aguas (acueductos, lagos, canales,

reservoirs) son también un adorno para las ciudades y sus alrededores.761

Pasando a consideraciones científicas sobre las condiciones del agua que surte las ciudades,

dice que ésta depende en parte de la geología y del clima, pero sobre todo de la topografía

del terreno, y cuando como en el caso de Colombia, los acueductos se construyen con base

en corrientes que recogen el agua de grandes áreas de terreno, las condiciones de esos

terrenos influyen decisivamente sobre la calidad y cantidad de las aguas. De ahí que la

visión de Olano, al involucrar consideraciones estéticas, funcionales y ambientalistas, opine

que es de suma importancia el “estudio, conservación y cuidado de esas áreas de terreno”,

para lo cual:

“Es preciso que veamos un poco más allá del cristal del vaso en que tomamos el agua. Es preciso que los Municipios compren, arboricen y despueblen las tierras de donde viene el agua que los surte. Esto hay que hacerlo sin demora. No se puede dejar para más tarde esta tarea, porque el tiempo va creando obstáculos, invencibles al fin”.762

No se trata pues, de una visión estrecha sobre el problema del agua en la vida de las

ciudades. Esta manera de entender el recurso hídrico, en términos actuales, contiene

consideraciones propias del desarrollo sustentable. Es una visión a largo plazo, que tiene en

cuenta la necesidad de la conservación y restauración de la flora propia de los acuíferos, y

el placer estético que se deriva de los paisajes arborizados. A continuación daremos un

vistazo a algunas acciones emprendidas por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín,

las cuales recogen de manera fidedigna el pensamiento de Ricardo Olano, pero debe

aclararse que esa perspectiva era propia de la generación de dirigentes que la integraban.

761 Ibid., p. 92-93762 Ibid., p. 94

284

5.2 La Sociedad de Mejoras, el acueducto y el alcantarillado

La ciudad de Medellín es privilegiada en recursos hídricos. Además del río y quebradas de

cauces profundos, como la Santa Elena sobre la cual se desarrolló la población en tiempos

coloniales hasta mediados del presente siglo, contaba en los predios semirurales que la

circundaban, con un sinnúmero de quebradas menores y nacimientos de agua, que

formaban un exuberante entramado, por demás, de aguas potabilizables. Cuenta de manera

acertada el cronista Lisandro Ochoa que la villa comenzó en los alrededores del Parque

Berrío para aprovechar el abundante caudal de aguas potables suministrado por la quebrada

Santa Elena y sus afluentes La Palencia, La Espadera, la Castro y la Ladera. Pero asimismo

anota cómo, a causa de la deforestación que se hizo para la urbanización y el

establecimiento de potreros, a lo que habría que sumar el vertimiento de aguas residuales,

muchas de estas aguas perdieron las calidades que las hacían aptas para el consumo

humano.763 Sin embargo, recuerda don Lisandro cuando su abuelo le contaba que por

mucho tiempo los pobladores de la villa de la Candelaria no tuvieron otro servicio de agua

que el que les brindaba la quebrada Santa Elena y sus afluentes. Muy a su estilo dice:

“De manera muy primitiva construían los acueductos, fabricándolos de atanores de barro cocido, atravesando las zanjas o hendiduras de los terrenos por medio de canoas de madera, de guadua y hasta de hojas de cabuya. La mayoría de las gentes cargaba el agua desde los pequeños pozos hasta las casas, y la depositaban en grandes cántaros o tinajas, tomándola en los inviernos de las goteras de los tejados para evitarse la “cargada””.764

En el siglo pasado, aprovechando las aguas de la quebrada Santa Elena, se construyeron

algunos acueductos para atender las demandas de los barrios centrales de la villa. La boca-

toma, hasta donde llegaba el agua en cauce abierto, estaba situada un poco más arriba del

puente que lleva el nombre de La Toma, y desde allí se llevaba en canales de adobe o

atanores de barro, hasta la calle de Ayacucho, donde se construyó un tanque para limpiar

las aguas, que era conocido con el nombre de “El Desarenadero”. A partir de allí, el agua se

distribuía hacia las diferentes fuentes públicas, situadas en el Colegio del Estado (Plazuela

de San Ignacio), en el cruce de Ayacucho con El Palo, en El Coliseo, en el cruce de

Maturín con Palacé, en la Cárcel de Varones, en El Tribunal, y también llegaba hasta

763 Ochoa, Lisandro. Cosas Viejas de la villa de la Candelaria. Medellín: Autores Antioqueños, 1984, p. 51764 Ibid., p. 52

285

algunos edificios públicos y casas de familias acaudaladas, antes de seguir por el atanorado

hasta la Plaza Principal (Parque de Berrío) y las fuentes de Cúcuta, Boyacá y San Benito.

Este acueducto sufrió algunas intervenciones por parte de la municipalidad en 1848, 1853,

1862 y 1890, con el fin de reparar algunos tramos de la acequia central, para cambiar los

viejos atanores, para cubrir los que se encontraban a campo abierto, para ampliar la

cobertura del servicio y construir dos desarenaderos (1853), a treinta metros de distancia

entre sí, en el cruce de Colombia con Sucre765. De una descripción de 1848 escrita por el

fontanero Vicente Villa Rojas, encargado de algunas reparaciones, se desprende que la

cañería se encontraba en pésimas condiciones y sufría intervenciones no autorizadas por

parte de importantes vecinos, quienes por demás la contaminaban:

“La cañería pierde una porción muy considerable de agua antes de entrar al marco de la población, parte que se extrae por el mal estado del cauce actual, y parte porque algunas personas que tienen derechos sobre esas aguas extraen más de la que les corresponde; entre éstas se hallan los señores Arteagas, Monsalves y Nicanor Mesa; los primeros llevan más de seis pajas, y el último por lo menos dos cuando la cañería se encuentra en mal estado y trayendo poca agua y por lo menos cuatro cuando ésta aumenta. En el solar del señor Antonio Uribe Mondragón se encuentra otra sangría hecha a la cañería, lo menos de dos pajas de agua. De manera que conteniendo estos abusos, mejorando la cañería para que pueda conducir la cantidad de agua que se pierde y se extrae ilegítimamente, el común ganaría mucho, pues según informes algunos de estos señores no tienen derecho ni a una paja de agua”.766

Según una descripción del año 1890, redactada por el fontanero municipal, Francisco Villa

H., a solicitud del Concejo, el acueducto presentaban problemas para el consumo humano,

por la proliferación de alcantarillas a nivel superficial que no contaban con la profundidad

suficiente con respecto al acueducto de agua potable; 1200 metros, más o menos, medía la

acequia principal, desde la toma en propiedad de Carlos Coriolano Amador hasta los

desarenaderos, de donde corría ésta por entre solares y mangas, a tramos escondida por el

rastrojo, a tramos descubierta, y a veces cubierta por una leve capa de tierra. De algunas

casas tomaban directamente el agua y le devolvían sus inmundicias; las aguas lluvias y de

desechos domésticos también se filtraban. Ciertos trayectos presentaban una situación

similar a la descrita en 1848.767

765 Ospina, E. Livardo. Una vida, una lucha, una victoria. Medellín: Empresas Públicas, 1966, p. 236766 Citado en: Ospina, E. Livardo. Una vida, una lucha, una victoria. Medellín: Empresas Públicas, 1966, p. 235767 Ibid., p. 266-268

286

El acueducto llegaba al cruce de Ayacucho con Carúpano, donde se encontraba una gran

poceta distribuidora. De allí partían dos acueductos secundarios de atanores adobe que

seguían, uno por Ayacucho hasta Carabobo para servir el occidente y, otro, por Carúpano

doblando hacia Colombia hasta llegar al Parque Berrío. Un tercer ramal se desprendía de

una poceta distribuidora situada en Ayacucho con San Félix, que seguía en dirección sur

hasta Pichincha y luego hacia el occidente hasta Palacé, para terminar en una fuente pública

en Maturín.768

Para entonces, la ciudad contaba con cerca de veinte fuentes públicas o pilas, que era el

lugar donde se concentraba la población circunvecina a recoger el agua para lo quehaceres

domésticos, y donde en épocas de verano, no faltaban las riñas por el preciado líquido.

Además de éste acueducto existieron otros, para el servicio de las fincas circunvecinas y

sectores que no eran atendidos por aquél, como el de la Sociedad de Aguas de La Ladera,

que servía el sector nororiental de la villa, entre cuyos socios se encontraban Manuel J.

Alvarez, Ricardo Olano y Alejandro Echavarría. Otros acueductos particulares muy

conocidos a mediados del siglo fueron los de La Espadera o de Amador, el de La Castro y

el de la Catedral o El Zancudo, cada uno de los cuales servían las viviendas y negocios de

los dueños de predios semirurales bañados por cristalinos cauces de agua.769

Esa proliferación de acueductos privados ocasionaría considerables problemas para la

municipalización de este servicio público. Apoyados en el Código Civil colombiano,770 los

propietarios de predios ricos en agua potable y a su vez dueños de las corrientes que los

surcaban -afluentes de la Santa Elena-, las alquilaban al municipio para proveer el viejo

acueducto, cuyas aguas sucias dejaban mucho que desear. El Concejo compró aguas de las

cañadas Las Perlas, La Castro y La Ladera, de mejor calidad. Según Lucrecio Vélez,

Presidente del Concejo, el municipio pudo tomarlas el lugares por fuera de los predios de

estos señores, pero para evitar enfrentar fuertes poderes privados declinaban ante las

pretensiones de lucro de los propietarios.

768 Ibid., p. 266-268769 Ibid., p. 253 y ss.770 Según el cual los ríos y todas las aguas que corren por cauces naturales son bienes nacionales de uso público en los respectivos territorios, excepto las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma heredad y cuya propiedad, uso y goce pertenecen a los dueños de las riberas y pasan a con éstos a los herederos y demás sucesores de los mismos dueños.

287

Las denuncias del Presidente del Concejo se basaban en el acuerdo 28 de 1888, según el

cual el distrito tenía el derecho exclusivo de introducir aguas a la ciudad y de variar la

estructura de los acueductos. Con base en el mismo, el Personero Municipal de 1904, el

connotado médico Andrés Posada Arango, narraba lo siguiente:

“Un individuo a quien el Concejo había hecho privar del uso del agua en cierto establecimiento (el personero no lo mencionaba, tan poderoso sería) porque no tuvo escrituras qué presentar para acreditar la propiedad solicitó del alcalde (que lo era don Nicanor Restrepo Giraldo) en calidad de prestadas ocho pajas de agua para proveerse transitoriamente, mientras arreglaba el negocio con el Concejo. Para ello se obligó a devolver el agua cuando se le reclamara, o a pagar el costo del trabajo empleado para quitársela, compromiso del cual se extendió la correspondiente diligencia en la alcaldía. Al cabo de muchos meses, cuando el Concejo tuvo noticias de esto y viendo que ningún arreglo se había promovido, ordenó quitar de nuevo aquella agua. La orden se cumplió debido a que en la alcaldía estaba despachando como alcalde uno de los suplentes (el señor Antonio María Ramírez); pero vuelto al despacho el principal, puso otra vez en uso del agua al prestatario y aún amenazó con la cárcel a los obreros que por orden del personero y bajo la dirección del ingeniero municipal trataron de quitarla. Yo, con natural desagrado pero en cumplimiento de los deberes ineludibles de mi empleo, exigí al señor alcalde que obligara al prestatario a devolver el agua y pagar los gastos a que se había comprometido, y como éste se había opuesto a que se la quitaran, lo acusé por infracción del artículo 906 del Código Penal, que trata del uso de cosa ajena contra la voluntad de su dueño. Ilusiones! Diez meses ha durado el correspondiente juicio de policía; 104 folios tiene el expediente para llegar a este resultado: que el alcalde se considera incompetente, falto de jurisdicción, para obligar a aquel sujeto a devolver el agua; que debe ocurrirse para ello al poder judicial, decisión que fue confirmada por las autoridades superiores en las dos instancias respectivas”.771

Fueron muchos los litigios que se presentaron con los particulares al intentarse la

municipalización del servicio de acueducto, debido a las inconsistencias que presentaba la

jurisprudencia en estos asuntos, más aún con la derogatoria del acuerdo de 11 de julio de

1892, que prohibía la enajenación del agua de propiedad pública. Era frecuente que los

propietarios de predios en las quebradas afluentes a la Santa Elena o de otras quebradas

limpias, arrendaran sus aguas a cambio del abastecimiento gratuito para sus predios,

negocios y viviendas. Con la consecuencia de que muchos de estos señores montaban

negocio con las aguas que les suministraba gratuitamente el acueducto municipal.

Aparte del acueducto de Santa Elena, sus afluentes y los acueductos incorporados a fines

del siglo, existió uno, de propiedad del empresario Manuel J. Álvarez, socio y colaborador 771 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 230

288

en fechas posteriores de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien desde 1870 empezó a

beneficiar las aguas de la quebrada Piedras Blancas, el cual, adquirido por el municipio, fue

el antecedente próximo del acueducto moderno de la capital antioqueña. Hacia 1888 el

notable negociante se asoció con los señores Roberto Tobón, Gonzalo Correa E., y el

maestro albañil Erasmo Rodríguez, para la construcción de un acueducto para el servicio

público en la ciudad. Inicialmente, celebró un contrato con el Municipio para hacer todos

los trabajos necesarios por cuenta de la compañía, a cambio de una cierta cantidad de pajas

de agua. En 1889 el Concejo resolvió comprar los derechos adquiridos por don Manuel J.

Alvarez, así como los trabajos realizados en acequias y represa, los cuales fueron

terminados tres años después.772

Así las cosas, el Municipio se convirtió en la última década del siglo pasado en el casi

único proveedor de agua potable. Con el fin de hacer más productiva y económica la

prestación del servicio, el acueducto mejorado de Santa Elena se destinó a atender la

demanda de la parte sur, y el de Piedras Blancas, para el norte de la ciudad. Pero el interés

del Concejo por la higiene pública no quedó ahí. Desde 1894, en el seno de la corporación

municipal se lanzaron diversas propuestas con el fin de dotar a la ciudad de una tubería de

hierro para el acueducto. Para ello, se publicó en los periódicos Las Novedades (de

Medellín) y El Heraldo (de Bogotá) un aviso invitando a la empresa privada para que

presente propuestas para emprender las obras por concesión.773 Nuevamente el asunto de

ventiló en 1896, cuando se habló de la necesidad de “hacer grandes filtros que purifiquen

las aguas y de conducirlas luego por tubería de hierro, para que la higiene pública esté a

cubierto de todo peligro”.774

Sin embargo el proyecto se quedaría en las buenas intenciones, hasta 1899 cuando la

Sociedad de Mejoras Públicas muestra su interés por los problemas del acueducto y el

alcantarillado, los que consideraba asuntos de su jurisdicción. Así, dice Jorge Montoya

Toro, persona ligada por mucho tiempo a la corporación cívica, que ésta empezó labores en

el citado año, al presentar a la municipalidad el primer plano de aguas y alcantarillado.775

772 Ibid., p. 56-57773 Ibid., p. 283774 Ibid., p. 282775 Montoya Toro, Jorge. Op. cit., p. 268

289

En el acta número 10 del mismo año, entre otros asuntos tratados en el mes de mayo, se dio

lectura a un informe del socio Rafael Calderón relativo al ramo de aguas de la ciudad, sobre

el cual considera que la Sociedad dictar providencias, aunque no se amplia mucho el

asunto.776 Tan sólo un mes luego, conformarse de manera definitiva las comisiones

permanentes, mediante las cuales se distribuía el trabajo de la asociación según los distintos

frentes de acción, se creo una comisión, la tercera, de “Fuentes y Acueductos”, conformada

por los señores Rafael Calderón, Joaquín Pinillos y Enrique Vidal.777

Finalizando el mismo año, por iniciativa del socio Antonio J. Duque, se nombró una

comisión integrada por Ramón Arango, José María Escobar, Ricardo Jaramillo y el

proponente, para suscribir un informe sobre plano de alcantarillas y acueductos de la

ciudad, con el fin de iniciar los estudios necesarios para llevar a cabo el anhelado

proyecto.778 A la siguiente reunión, en octubre de 1899, el Presidente de la Sociedad,

Gregorio Pérez se integró a la Comisión “encargada del estudio e informe del plano sobre

aguas, alcantarillas y tubería de hierro en la ciudad”, con lo cual se hace explícito el interés

sentido por parte de la corporación sobre este tema.779 Pero con motivo del recrudecimiento

de la Guerra de los Mil Días en Antioquia, las sesiones de la Sociedad se suspendieron,

interrumpiendo el avance del proyecto.

De nuevo en 1901, al reiniciar labores se renovó la comisión, a la cual se agregaron los

socios Ricardo Jaramillo y Erasmo Rodríguez, y se aclaró que ésta debía estudiar “la

posibilidad de trazar un plano de las aguas limpias y sucias, cubiertas y descubiertas que

recorren la ciudad y presente un contrato ad-referendum”.780 Como puede verse seguían

presentándose problemas por la proliferación de tuberías, que los particulares extendían

hacia los acueductos para conectarse, o para evacuar las aguas residuales de sus viviendas.

A esto se agregaba que en ciertos trayectos las cañerías, o eran muy superficiales, o estaban

descubiertas por averías.

Sin embargo, la mirada del asunto por parte de la sociedad era mucho más integral, y entre

ellos, consideraba que la deforestación de las cuencas que abastecían de agua a la ciudad,

776 A. S. M. P. Acta No. 10, de 30 de mayo de 1899, f. 14777 A. S. M. P. Acta No. 11, de 1 de junio de 1899.778 A. S. M. P. Acta No. 19, de 4 de octubre de 1899, f. 31779 A. S. M. P. Acta No. 20, del 11 de octubre de 1899, f. 32780 A. S. M. P. Acta No. 22, del 27 de febrero de 1901, f. 35-36

290

atentaba contra la calidad del agua que se consumía. Por ello, en una reunión de abril de

1901, Antonio J. Duque, miembro de la comisión encargada del estudio en torno a la

tubería de hierro propuso y fue aprobado por la Junta Directiva de la Sociedad:

“Excítese, por medio de una nota, al Concejo Municipal, para que ponga en vigencia de una

manera efectiva, las disposiciones de policía relativas a la prohibición de los desmontes y al

fomento de plantación de árboles en las cabeceras de las aguas que surten a la ciudad”.781

Al parecer, los estudios de la Sociedad sobre la tubería de hierro no tuvieron aplicación

inmediata y fue necesario nombrar una nueva comisión en 1903, integrada por Manuel

Botero E., Ricardo Jaramillo, Mariano Ospina, José M. Jaramillo Martínez y Juan de la C.

Posada, “para que consigan datos para la formación de la tubería de hierro para el servicio

de aguas de la ciudad”.782

La falta de dineros en el tesoro municipal causada por los estragos económicos de la guerra,

entre cuyas consecuencias estuvo una inflación inusitada, impidió la conclusión de este

importante proyecto para la salubridad pública de la ciudad de Medellín. Fue necesario

esperar hasta 1905, cuando el gobierno del general Rafael Reyes logró controlar la

inflación, gracias a la reactivación de la economía nacional, que en la capital antioqueña se

expresó en un incipiente proceso de industrialización y en el resurgimiento comercial, para

que se retomara el proyecto de tubería de hierro.

A mediados de dicho año, el Concejo de Medellín, entre cuyos miembros se encontraban

Ricardo Olano, Alejandro López, Jorge Rodríguez, Camilo C. Restrepo, César Piedrahita y

Gabriel Ángel, entre otros, miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, expidió el

Acuerdo 22, declarando de utilidad pública “el establecimiento de tuberías de hierro para el

servicio público de las aguas potables de la ciudad de Medellín”. En el artículo segundo, el

acuerdo creaba una junta técnica compuesta por tres miembros del Concejo municipal y

tres vecinos suplentes con sus respectivos suplentes, en la cual tendrían voz y voto el

alcalde, el personero y el fontanero del municipio. La junta recibió el nombre de Junta

Fomentadora del Acueducto de Hierro de Medellín y quedó en sus inicios bajo la

presidencia del ingeniero Camilo C. Restrepo.783

781 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42782 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83783 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 283

291

En 1907, Camilo C. Restrepo, presidente de la Junta Fomentadora, celebró un contrato con

la firma Schloss Brothers de Londres, para conseguir los fondos necesarios, realizar los

estudios y dotar a la ciudad de un sistema de agua potable por el sistema de tubería de

hierro. Dos años después la empresa extranjera presentó un proyecto que recomendaba

utilizar las aguas de Piedras Blancas, instalar una planta de filtración, hidrantes en las calles

y tubería con una cobertura de cinco kilómetros a la redonda del Parque de Berrío, a

cambio de un privilegio de explotación por cincuenta años.784 Esta propuesta no prosperó

por costosa, pero entre sus subproductos quedó un plano de la ciudad, hecho por la firma

Pearson & Sons.

En 1911 se retomó por parte del Concejo, gracias a la iniciativa de los ediles Ramón A.

Restrepo y Jorge Rodríguez, con el concurso del ingeniero municipal, Mariano Roldán.

Dichos personajes promovieron la creación de la Empresa de Acueducto, realizaron un

detallado diagnóstico de los acueductos de barro de Santa Elena y Piedras Blancas y

contrataron, un año después, los servicios del ingeniero francés René Rigal, para efectuar

todo los estudios necesarios para la modernización del acueducto y el alcantarillado de la

ciudad. Rigal, con el apoyo del ingeniero municipal, el doctor Mariano Roldán, el ingeniero

Alejandro Londoño y varios alumnos adelantados de la Escuela de Minas, determinaron

que las únicas aguas apropiadas para el abastecimiento de la ciudad eran las de Piedras

Blancas, las cuales, conducidas por tubos prefabricados de concreto; la construcción de una

planta de purificación en la llamada “meseta de don Lázaro Botero” (Villahermosa en la

actualidad), con doce tanques de filtración, desde donde el agua se conduciría por tubos de

hierro fundido a una serie de tanques de distribución, ubicados a diferentes alturas para

responder a las diferentes necesidades de presión.

En 1913 el Concejo creó la Junta Autónoma del Acueducto, dotándola de un presupuesto

anual de $ 100.000, consiguió gracias a los buenos oficios del ingeniero Rigal un préstamo

para la obra con el Banco Alemán Antioqueño, y las obras se iniciaron siguiendo el plan de

éste, pero sin su presencia, quien debió regresar a su país de origen, a causa de la guerra

europea que estalló en 1914.785

784 Toro B., Constanza. “Los servicios públicos en Medellín: 1920-1990”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996, p. 532785 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 291-293; Toro B., Constanza. Op. cit., p. 532

292

Finalmente la obra se construyó, en su mayor parte, mediante el Empréstito Medellin-1916,

por valor de $ 400.000, el cual fue colocado en el mercado para la suscripción del público

en cuatro series por partes iguales, de las cuales la primera fue absorbida por los bancos y el

comercio de la ciudad, y la segunda, que correspondía a las clases media y obrera, fue

adquirida de forma lenta. Por este motivo, el Concejo Municipal recurrió a la Sociedad de

Mejoras Públicas, mediante el oficio 804 de 26 de septiembre de 1917, con el fin de

incentivar la adquisición del empréstito, recurriendo para ello al sentido cívico de la

ciudadanía. En efecto, la entidad cívica realizó entre la clase media una intensa campaña de

propaganda a favor de la suscripción del empréstito destinado al acueducto de la ciudad,

logrando sacar avante la segunda serie.786

Como señala la historiadora Gloria León Gómez, el apoyo de la Sociedad al acueducto no

se hizo esperar. Mediante resolución de felicitación suscrita por su presidente José A.

Gaviria, la corporación cívica “consideró que la obra era inaplazable y urgente para la

ciudad, para la salubridad e higiene, para contar con pavimentos buenos y adecuados y para

el necesario servicio de los tranvías urbanos”; por todo esto, y por juzgar que aquélla sería

una buena oportunidad para educar a los ciudadanos en estas obras de cooperación y

solidaridad social, “base segura para el bienestar y el desarrollo de los pueblos”, llamó la

atención de los antioqueños y medellinenses, a fin de que apoyen el proyecto, mediante la

suscripción del empréstito.787

No sólo mediante campañas al interior de la ciudad se buscó la consecución del dinero.

Algunos miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, como el inglés Harold B.

Meyerheim, en una de las reuniones de noviembre de 1917, informó del ofrecimiento que

había logrado con sus gestiones, del International Banking Corporation, consistente en el

préstamo de $1’000.000 oro con destino a la Empresa del Acueducto.788 Pero, todo parece

indicar que no se aceptó el ofrecimiento por las condiciones onerosas que implicaba.

Finalmente, las obras se concluyeron con los dineros provenientes del empréstito que, en

diciembre de 1923, el municipio adquirió con The Equitable Trust Company, de Nueva

York.786 A. S. M. P. Acta No. 523, de 1 de octubre de 1917, ap. IV787 León Gómez, Gloria. “Origen y dinámica de los acueductos de Medellín e importancia de la Quebrada Santa Elena 1880-1920”. (Tesis), Medellín: Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Humanas, 1993, p. 112788 A. S. M. P. Actas 527 y 528, de 6 de noviembre de 1917.

293

Pero la participación de la Sociedad de Mejoras no sólo se restringió al apoyo en la

construcción de las obras del acueducto de hierro, sino que perduró por muchos años, bajo

la figura de veedora ciudadana sobre la calidad y cantidad de las aguas con que se cubrían

las necesidades de la población, y en su mirada a largo plazo que por aquella época

demostraba, en el cuidado de la cuenca de las quebradas que abastecían el acueducto de

Piedras Blancas.

Algunos ejemplos que sirven para reforzar la anterior afirmación se encuentran en distintos

momentos del proceso de dotación de agua potable en la ciudad. Un primer caso se presenta

cuando en mayo de 1918 la SMP, conocedora del acuerdo municipal que creaba el Bosque

Municipal de ‘Piedras Blancas’, ofreció a la Junta del Acueducto su “más entusiasta

colaboración”, y para ello creó una comisión permanente que se llamaría “comisión

permanente del Bosque de Piedras Blancas”.789 Un segundo caso, cuando en 1946, ante los

proyectos de expansión del sistema de acueducto municipal para atender la demanda

generada por el crecimiento urbano inusitado, la Sociedad colaboró con los estudios del

municipio sobre las posibles fuentes para el acueducto.790 Y, quizás un último caso, cuando

en 1961 recomendó la fluorización del agua para consumo domestico con el fin de evitar la

proliferación de la caries dental entre la población medellinense.791

5.3 Algo sobre alcantarillado

789 A. S. M. P. Acta No. 546, de 6 de mayo de 1918, ap. VI. Refiriéndose a este Bosque Municipal, Ricardo Olano en 1926 decía: “Por un acuerdo de 1918 se dispuso crear en esos terrenos un gran Bosque Municipal. Se comenzó entonces a plantar árboles, pero se suspendió esa obra a poco por motivos que no es del caso explicar aquí. Por iniciativa de la Sociedad Antioqueña de Agricultores y de la Sociedad de Mejoras Públicas, apoyadas eficazmente por el Concejo Municipal y por la Empresas Públicas, se ha comenzado nuevamente a plantar el Bosque. Una Junta de hombres entusiastas dirige los trabajos. Ya tenemos sembrados enorme cantidad de almácigos y algunos lotes de tierra tienen ya sus árboles, plantados científicamente. Se calcula que en la altiplanicie caben 1’160.000 árboles. Piénsese la riqueza que ellos representarán dentro de algunos años, el producto que darán mediante una explotación metódica. Las aguas aumentarán y el bosque regularizará las corrientes. Cuando esos bosques crezcan, cuando se tracen por ellos caminos y senderos, cuando la Empresa del Acueducto haga grandes reservoirs, cuando se formen cascadas y grutas, entonces ese inmenso bosque de 2.900 hectáreas será el paseo ideal para los medellinenses, el paseo más hermosos con que pueda soñar ciudad alguna”.790 Progreso. 3a Época, No. 70. Medellín: S. M. P., de abril de 1946.791 Progreso. 6a Época, No 40. Medellín: S. M. P., marzo de 1961.

294

El pensamiento de la Sociedad de Mejoras sobre las condiciones técnicas que debe reunir el

sistema de alcantarillado, están en directa relación con las del acueducto, debido a la

estrecha conexión que tienen el aprovisionamiento de agua para el consumo humano y la

disposición de aguas residuales. La experiencia de la ciudad venía mostrando cómo muchos

de los problemas de salubridad estaban en relación a la contaminación de las corrientes que

abastecían el acueducto municipal, aún antes de la boca-toma, por las residencias

semiurbanas que drenaban sus aguas sucias hacia la quebrada Santa Elena o sus afluentes,

y asimismo, con la superficialidad del acueducto municipal, al cual, por averías o por

fraudes mal hechos, penetraban las aguas de desecho.

Para el urbanista Ricardo Olano, bajo cuya égida creció la Sociedad de Mejoras en la

primera mitad del siglo, “en el planeamiento de ciudades el estudio de la provisión de agua

y del alcantarillado hay que hacerlo inmediatamente después del trazado de las calles”.792

Esta recomendación se explica en las experiencias vividas por Olano en otros países del

mundo, donde las redes de acueducto y alcantarillado se tejían armónicamente, pues eran

construidos inmediatamente después del trazado de calles, y antes de su pavimentación, lo

que repercutía de manera favorable en la higiene pública. Situación que para el caso de

Medellín presentaba grandes inconvenientes, pues en su mayoría las calles estaban

construidas y las redes en cuestión se entrecruzaban sin orden ni planeamiento, según las

necesidades y pecunio de cada particular.

Según Olano, “Las alcantarillas no derramarán a las corrientes de agua que atraviesan la

ciudad sino que deben ser conducidas a desaguar en lugares apartados”.793 En realidad esta

simple norma de salubridad no se cumplía en la ciudad, pues las aguas muertas desaguaban,

luego de correr por acequias destapadas en su mayor parte, casi todas al zanjón de

Guanteros o de Guayaquil y en los arroyos de Santa Elena, La Palencia y la Loca.

Esta situación seguía no obstante las disposiciones de los organismos de gobierno, en

especial del Concejo que buscaban desde mediados del siglo XIX, dar solución a los

problemas relacionados con la disposición de las aguas negras, con el fin de evitar la

proliferación de epidemias de fiebre tifoidea, el paludismo, la disentería y de toda clase de

enfermedades parasitarias y diarreicas.

792 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a Ed. Medellín: Bedout, 1930, p. 62793 Ibid., p. 63

295

Una descripción de Francisco de Paula Muñoz de 1870 dice respecto al sistema de

alcantarillado de Medellín lo siguiente: “No hay bajo sus enlosados las catacumbas de

recuerdos santos, tenebrosos o heroicos de las ciudades que descansan sobre formaciones

de rocas de construcción; en vez de ellas hay un laberinto de cañerías que sirven para el

curso subterráneo de aguas limpias y sucias necesarias en el uso doméstico o provenientes

de él. Poco orden y ninguna economía han presidido en este ramo de policía. A ninguno se

le ha ocurrido aún plantear un amplio sistema de aseo y desecación. Si fuéramos hombres

de llevar a cabo empresas largas, costosas y sostenidas se podría, aprovechando las aguas

de la Palencia, construir una amplia galería subterránea que atravesara longitudinalmente la

ciudad y sirviera de recipiente único a todas al aguas”.794

Al parecer la sugerencias de este prestante abogado serían tomadas en cuenta hacia 1890, al

ser cubierta ésta quebrada con un embovedado de cal y canto, para dar paso a la

construcción de una plazoleta frente a la Iglesia de San José. Así comenzaría, el lento

proceso de muerte de las quebradas que surcaban el centro de la ciudad, que se convirtieron

de esta manera en cloacas naturales. Esta fue la manera de dar solución a muchos de los

problemas de higiene que ocasionaban estas corrientes de agua convertidas por la población

en basureros y alcantarillas al descubierto. A la Palencia, siguió la Santa Elena, luego La

Loca y otras de menor cauce.

La Sociedad de Mejoras Públicas en este tema se mostró por algún tiempo partidaria de la

conservación de los arroyos y quebradas, en especial de la Santa Elena, en cuyo entorno se

hallaba uno de los pasajes de mayor valor estético de la ciudad. Para el logro de este

objetivo realizó permanentes campañas de sensibilización de los habitantes vecinos a la

quebrada, procurando de esta manera evitar que las aguas negras y las basuras fueran

despositadas en ella. Pero, como ya vimos anteriormente, en las décadas del veinte y el

treinta, ante el persistente desaseo en que se mantenía la Santa Elena, y a pesar de la voz

contraria del urbanista austríaco Karl Brunner, se decidió adelantar el proyecto de cobertura

de la quebrada.

Sin embargo, el papel de la Sociedad en este ramo de la salud pública fue considerable. A

través de un sinnúmero de campañas entre los particulares, logró que éstos se preocuparan

794 Muñoz, Francisco de Paula. Escritos y discursos. Citado por: Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 259

296

por arreglar sus alcantarillas, al menos evitando que afloraran y se esparcieran por las calles

y aceras las aguas negras de edificios y viviendas.

Así, por ejemplo, en 1907, bajo la presidencia del ingeniero Alejandro López, año en el que

se expidió el acuerdo municipal No 16 de 1907 que encargó a la Sociedad de Mejoras la

refacción de las calles y aceras, en varias de las reuniones de dicho año, se trató el asunto

de las rejillas y alcantarillas de las calles, y se nombró una comisión compuesta por los

señores Enrique Olarte, Enrique A. Gaviria y Alejandro López para que presentaran un

proyecto de rejas para la alcantarillas.795 En el mismo año, se atendió a las solicitudes de

diferentes ciudadanos para el arreglo de las rejillas del alcantarillado, y se hizo un estudio

sobre el material más apropiado para la construcción de éstas y luego de estudiar la

sugerencia de Manuel J. Alvarez de hacerlas de ladrillo, como una solución provisional y

menos costosa, por cambio de opinión del mismo, al fin se adoptó el hierro y la madera.796

Otro asunto que era tratado con cierta frecuencia en el seno de la Junta Directiva de la

Sociedad, era el de la construcción de alcantarillas para responder a las necesidades de

ciertos sectores o cuadras centrales de la ciudad. En octubre de 1908, por ejemplo, a

moción del Presidente Alberto Ángel, se resolvió construir una alcantarilla en la esquina de

la Veracruz con el fin de recoger las aguas lluvias que del sector del Parque de Berrío. 797 En

general, existían pocas alcantarillas con este fin, siendo lo normal que las aguas lluvias

buscaran salida por la natural inclinación del terreno. Es probable que la determinación de

construir esta alcantarilla tenga alguna relación con la inundación de la Plazuela de la

Veracruz en tiempos de invierno.

En el mismo año, la Sociedad incluso hizo sugerencias al Concejo en el sentido de

aumentar los ingresos por el impuesto sobre alcantarillado, con el fin de reinvertirlo en el

mismo. Lo acostumbrado era que los particulares pagaran cincuenta pesos si el desagüe se

hacía en las alcantarillas cubiertas y veinticinco si se hacía en las quebradas o viaductos

destapados, lo que incentivaba el caos en las redes de alcantarillado. Teniendo en cuenta

esto, y por iniciativa del socio Harold B. Meyerheim se aprobó pedir a la Municipalidad

que reforme el impuesto sobre apertura de cañerías de la manera siguiente: “Cuando se

795 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 201796 A. S. M. P. Acta No. 139, de 18 de febrero de 1908, f. 235; Acta No 140, de 25 de febrero de 1908, f. 236797 A. S. M. P. Acta No. 166, de 27 de octubre de 1908, f. 273

297

trate de obra nueva, el impuesto actual sólo regirá para las cañerías llamadas dobles, es

decir aquellas en que los atanores van protegidos o reforzados por una caja de ladrillos o

tejas. Las cañerías sencillas pagaran impuesto doble.798 De esta manera se esperaba que los

ciudadanos trataran de recurrir más a las alcantarillas reforzadas y subterráneas.

La Sociedad seguirá por muchos años preocupada por el asunto del alcantarillado y en

múltiples reuniones buscará su mejoramiento, emprendiendo obras con los aportes de

vecinos, con donaciones del comercio y con recursos propios. Sin embargo, los trabajos por

el mejoramiento de calles y alcantarillado fueron posibles, en su mayor parte, gracias a la

recaudación proveniente de la renta de carros, coches, cajas de agua, cañerías, tablas de

aviso y ocupación de las vías públicas con materiales.799 Y conociendo la estrecha conexión

existente entre la red de alcantarillado y el estado de las calles, trató de combinar los

trabajos de ambos frentes, ordenando que al momento de emprender el arreglo del

empedrado de las vías públicas se reparara las alcantarillas.800

No obstante los esfuerzos hechos por la Sociedad con el propósito de mejorar el sistema de

alcantarillado en la ciudad, es preciso reconocer que su labor en este campo fue menos

dinámica que en el acueducto, el cual se consideraba de mayor urgencia, en lo que también

influyó lo oneroso que fue para el municipio la dotación de tubería de hierro para el

acueducto y el mejoramiento de los sistemas de purificación del agua. Talvez se pensaba

que logrando el aislamiento del agua para consumo humano del contacto con las aguas

negras, al menos se daba un gran paso, como en efecto fue, en términos de higiene pública.

En realidad, la ciudad vino a contar con un sistema de alcantarillado moderno en la década

de los sesenta, luego de que dieran frutos los estudios y el plan adelantados desde 1957 por

la Greeley & Hansen, de Chicago.801

5.4 La Sociedad y el alumbrado público

798 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909.799 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315800 A. S. M. P. Acta No. 185, de 11 de mayo de 1909, f. 302801 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 261

298

Por lo menos hasta 1897 el alumbrado en las casas de Medellín se hacía, por lo general, con

velas de sebo, en otras con lámparas de petróleo y en las más distinguidas con las finas

arañas de cristal grabado. Algunas familias pobres se servían de las frutas del higuerillo,

peladas y ensartadas en un pabilo a manera de rosario, el cual se encendía brindando una

luz tenue y humilde como sus dueños. Entretanto, el alumbrado público se hacía por medio

de farolas alimentadas con petróleo, las cuales estaban ubicadas en las cuatro esquinas de la

Plaza Principal y en algunas calles centrales. El resto de la población dependía de la luz que

en noches despejadas brindaba la luna.802

Aquella situación comenzó a cambiar cuando en el mes de noviembre de 1895, con el

apoyo del Concejo Municipal, se constituyó la Compañía Antioqueña de Instalaciones

Eléctricas, la cual aprovechando el agua captada de la Quebrada Santa Elena, dos años

después dotó de luz eléctrica la primera casa de la ciudad, la del doctor Fabriciano

Botero.803 La rueda hidráulica se contrató con la Pelton Water Wheel & Co., y la

maquinaria eléctrica con la General Electric & Co., y se contrataron los servicios de un

ingeniero hidráulico americano y un electricista español.804

El 7 de julio de 1898, a las siete de la noche se encendieron los dos circuitos iniciales de la

planta eléctrica que abastecería el alumbrado público, con sus cien primeros focos de luz de

arco. El entusiasmo fue generalizado y entre la población, reunida en el Parque Berrío, se

mezclaban personas venidas de poblaciones cercanas que querían ser testigos del

acontecimiento más significativo de fin de siglo en el departamento de Antioquia, las

cuales, luego de escuchar con emoción las notas del himno nacional, presenciaron el

esperanzador discurso de Marceliano Vélez, gerente de la Compañía Antioqueña de

Instalaciones Eléctricas:

“Tenemos la luz eléctrica, la espléndida luz con que se alumbran hoy los pueblos ricos y civilizados, reflejándose en los blancos muros de la hermosa Medellín. Quiera Dios que la luz de la justicia penetre en la conciencia de gobernantes y gobernados, para que tengamos esa paz digna que descansa en el respeto de los derechos y libertades de los asociados, para que este gran pueblo

802 Ochoa, Lisandro. Op. cit., 118-119803 Bronx, Humberto. Estudios históricos y crónicas de Medellín. Medellín: Academia Antioqueña de Historia, 1978, p. 374804 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 389

299

antioqueño pueda desarrollar los grandes gérmenes de prosperidad que tiene en su seno”.805

Como puede verse, la instalación del alumbrado eléctrico en Medellín era mucho más que

eso. Simbolizaba el paso de un siglo a otro, de la oscuridad a la luz, de la injusticia a la

justicia, de la guerra a la paz, del atraso al progreso. Pero la esperanza fue frustrada, pues

tan sólo un año después comenzaría la más cruenta de las guerras civiles y se retrasarían

algunos años más los proyectos más caros en el horizonte de los antioqueños.

Unos meses luego del magno evento se fundó la Sociedad de Mejoras Públicas de

Medellín, y entre sus muchas acciones en beneficio de la imagen de ciudad que querían

proyectar, propusieron a la Municipalidad y a los ciudadanos el mejoramiento del

alumbrado público.

En junio de 1899 su Junta Directiva encargó a la Comisión de Ornatos y Conservación de

Parques Públicos, para que junto con la de Calles y Empedrados, entendiéndose con el

Gobernador del Departamento “practique todas las gestiones necesarias hasta obtener el

número de focos de luz de arco indispensable para colocarlos en los lugares menos

alumbrados de la ciudad”.806 Pero como no siempre prosperaban las gestiones hechas por la

Sociedad ante el gobierno, en octubre recibió una comunicación de la Gobernación en el

sentido de que su propuesta de aumentar en 25 focos el alumbrado de la ciudad, era

benéfica desde todo punto de vista pero imposible de llevar a efecto, por carecer el

Gobierno de fondos para estos gastos.807

Bien sea por considerar que el alumbrado nocturno era símbolo de civilización, bien sea por

la utilidad que brindaba para los negocios, o bien sea por ser una manera de alejar las

sombras que a veces la guerra extendía sobre la ciudad, lo cierto es que la Sociedad fue una

de las más fuertes defensoras del alumbrado público. Por eso, en abril de 1901, al reiniciar

sus labores, la entidad cívica dirigió una nota al Gobernador del Departamento

manifestándole que la Sociedad creía de grande necesidad restablecer el alumbrado

incandescente, siquiera hasta las diez de la noche.808

805 Ibid., 399806 A. S. M. P. Acta No. 13, de 28 de junio de 1899, f. 19807 A. S. M. P. Acta No. 19, de 4 de octubre de 1899, f. 30808 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42

300

Las labores de la Sociedad en torno al alumbrado público llegaron incluso hasta la

destinación de recursos propios para prolongar el tiempo social de ciertos espacios,

considerados por sus socios como emblemas de la vida citadina. Ya hemos observado como

la actitud de ésta frente al Parque de Bolívar, el cosmopolita, el de la Villa Nueva, fue de

predilección frente al Parque de Berrío, el cual era considerado como plaza colonial. Por

esta razón, en 1908 la Sociedad destinó $2.500 mensuales para pagar la iluminación del

Parque de Bolívar y buscó el apoyo económico de los vecinos del parque, quienes

empezaron a aportar una cuota mensual para el alumbrado.809

Ahora bien, la Sociedad de Mejoras, en tanto órgano consultor del Concejo Municipal,

recomendaba los sitios en donde se debían colocar nuevos focos de luz de arco financiados

por el gobierno municipal. En 1913, por ejemplo, recomendó la colocación de seis focos, de

la siguiente manera: en la esquina de Rancholargo, sobre el Palo; en la Asomadera; al frente

de la Capilla de Jesús; en Gerona; en la esquina del desarenadero; y el último en la esquina

de la Capilla en construcción de la Plaza de Sucre. Pero la corporación cívica fue más allá y

sugirió, a sabiendas de la negativa de la Municipalidad, que en vez de pagar 6 focos de arco

por valor de 72 pesos mensuales, convendría más tomar 36 focos incandescentes de 100

bujías, a razón de 2 pesos mensuales cada uno, los cuales podrían cubrir mejor las

necesidades del alumbrado público.810

La distribución del alumbrado público era de suma importancia para la Sociedad, pues de

ella dependía en gran parte la seguridad de la ciudadanía en las horas de la noche, y por

ello, en la distribución de los focos arriba mencionados trató de hacer una distribución

equitativa. Por la misma razón buscó y logró que en 1915 el Concejo Municipal le

autorizara retirar algunos faroles en desuso existentes en el Parque de Berrío, con el fin de

que fueran colocados en el Puente de Colón, que por entonces se encontraba a oscuras.811

Nuevamente en 1915 el Ingeniero Municipal sometió a la consideración de la SMP una

lista, elaborada por el Concejo Municipal, de los lugares donde deberían colocarse diez

focos de luz incandescente, la cual luego de la aprobación de la entidad pasó a hacerse

realidad. Los sitios elegidos fueron: el cruce entre las carreras Girardot y Cuba; Bolivia x

809 A. S. M. P. Acta No. 154, 23 de junio de 1908, f. 256810 A. S. M. P. Acta No. 361, de 27 de octubre de 1913, f. 211811 A. S. M. P. Acta No. 418, de 12 de abril de 1915, ap. III

301

Mon y Velarde; Argentina x El Palo; Cundinamarca x Restrepo Uribe; La Ladera (en

Enciso frente a la casa de Isidro Molina); calle de Bolivia cerca a la quebrada “La Loca”;

calle Tejelo (del Museo) entre Juanambú y la Avenida Derecha de la quebrada Santa Elena;

calle de Ospina, entre Giraldo y Berrío; extremo norte de la Calle del Palo; y una cuadra

arriba del Puente de La Toma (La Cangreja).812

Y aunque no se puede decir que la Sociedad se hubiera ausentado en la primera mitad del

siglo, de los asuntos relacionados con el alumbrado público, sí se puede observar que luego de

un primer momento en los albores de la luz eléctrica en la ciudad, fue a fines de los años

treinta cuando la institución volvió a mostrar preocupación por este tema. En 1939, por

ejemplo, sugirió a la Empresas Públicas colocar bombillas altas en los parques para evitar que

los muchachos las rompieran.813 En el mismo año gestionó, por intermedio de su socio

Gregorio Pérez, la instalación de quince farolas artísticas, pero de luz eléctrica, en la carrera

Junín entre la Playa y el Parque de Bolívar.814

Durante casi toda la década de los cuarenta la Sociedad realizó campañas entre la población,

con el fin de que, aprovechando los bajos precios de las bombillas en el comercio local,

aumentara el número de bujías del alumbrado público; e hizo contactos con el Municipio y

con las Empresas Públicas, y de esta manera se mejoró este servicio, al menos en el centro de

la ciudad.815

5.5 El correo urbano

Aunque sobre esta actividad, tan importante a principios del siglo para la Sociedad de

Mejoras, ya se trató con cierto cuidado dentro de esta misma obra, en el capítulo referente a

la relaciones entre lo público y lo privado, es igualmente necesario analizar en extenso la

participación de aquélla en la creación del correo urbano en Medellín, como uno de los

servicios públicos en los que fue pionera la entidad.

812 A. S. M. P. Acta No. 438, de 13 de diciembre de 1915, ap. VIII813 Progreso. 3a Época, No. 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1939.814 Progreso. 3a Época, No 5. Medellín: S. M. P., noviembre de 1939; Progreso. 3a Época, No 13. Medellín: S. M. P., julio de 1940.815 Progreso. 3a Época, No 65. Medellín: S. M. P., noviembre de 1944; Progreso. 3a Época, No 72. Medellín: S. M. P., junio de 1946.

302

La importancia de este servicio en la vida económica y social de la capital antioqueña se

puede medir con unas simples consideraciones. En primer lugar, el siglo llegó a Medellín

trayendo consigo el vértigo de la modernización, es decir, mayor demanda social por

información rápida y oportuna, crecimiento industrial y comercial, llegada de considerables

grupos de inmigrantes del campo, y proliferación de urbanizaciones obreriles. Esto

implicaba un mayor flujo de comunicaciones entre familias, personas, organizaciones e

instituciones. Pero los medios de comunicación para la época estaban aún en pleno proceso

de invención. El teléfono, que permitía una conexión más rápida con otros interlocutores al

interior de la ciudad, era útil sólo para los primeros contactos, nunca para plasmar en el

tiempo cotizaciones y minutas de negocios. El telégrafo no era apropiado para las distancias

cortas de la ciudad, y el transporte intraurbano tenía sus inconvenientes toda vez que se

restringía a los coches tirados por tracción animal.

Los integrantes de la Sociedad de Mejoras, en su mayoría hombres de negocios y

profesionales de la medicina y del derecho, eran conocedores de las demandas que los

sectores industrial, comercial y de servicios tenían de transmitir en el menor tiempo posible

ciertas informaciones. Ya vimos que, sin dejar de lado el interés por generar recursos

monetarios para reinvertir en las mejoras que proyectaba la Sociedad, ésta tenía en mente

además el servicio que podría prestar, el reconocimiento social que podría generar y el

aporte a la modernización de la ciudad.

La idea se gestó en plena Guerra de los Mil Días, cuando el presidente de la Sociedad,

Gonzalo Escobar propuso a la Junta Directiva, “solicitar a la Municipalidad permiso para

establecer y explotar por cuenta de la Sociedad el sistema de correos urbanos de la

ciudad”, comisión para la cual se nombró grupo encargado de la redacción del proyecto,

conformado por el proponente, el señor Manuel Botero E., y los socios Juan B. Londoño y

Francisco A. Jaramillo.816

Sin embargo, a pesar de lo temprana de la propuesta y las expresiones de respaldo a la

misma por parte del Concejo, sólo hasta 1903, cuando se había normalizado por completo

la situación política del país, la Sociedad de Mejoras recibió la autorización para prestar

este servicio. Para entonces, la comisión encargada de las gestiones ante el gobierno,

nombrada en mayo del último año, estaba integrada por Francisco A. Jaramillo y Pablo 816 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1 de mayo de 1901, f. 43

303

Tobón Uribe.817 Fueron ellos quienes, valiéndose de sus buenas relaciones con el gobierno

departamental, hicieron todas las gestiones ante el Secretario de Gobierno,818 hasta

conseguir que el 2 de julio, mediante el oficio No. 1065 el Gobernador del Departamento

“faculta a la Sociedad para establecer los correos urbanos en esta ciudad, de acuerdo con el

Administrador General de Hacienda y Correos del Departamento”.819

Cumplido su papel en la consecución del permiso gubernamental, el señor Pablo Tobón

Uribe solicitó ser reemplazado en las labores relacionadas con la comisión de los Correos

Urbanos, nombramiento que recayó en el socio Gregorio Pérez.820 En el mes de julio de

1903, la Junta Directiva fijó las bases para el establecimiento del Correo, reglamentando el

servicio según los parámetros presentados por la comisión respectiva y en agosto del

mismo año se fijaron los límites para el servicio, los puntos para colocar los buzones y los

sitios de expendio de estampillas. Además fueron nombrados los empleados de esta

empresa, quedando constituida de la siguiente manera: Raudino Martínez C., Director, con

un sueldo de $ 1000 mensuales; carteros: Tomás Molina, Antonio J. Ocampo, Julio Cesar

Henao, Joaquín Montoya y Arcadio Oporto, cada uno con un sueldo de $500 mensuales.821

A fines de aquel año, la Sociedad mandó emitir 25.000 estampillas para los correos

urbanos, ante el incremento en la demanda de este servicio.822 Desde entonces la Sociedad

de Mejoras se empieza a ocupar en sus reuniones de Junta Directiva con cierta frecuencia a

esta empresa, para decidir sobre el aumento en el número de buzones, para incrementar el

sueldo de los empleados, o para discutir los problemas financieros de ésta. Así, en el mes

de mayo de 1904, por iniciativa de Ricardo Olano se aprobó aumentar los sueldos de los

empleados del correo, quedando el Director en dos mil pesos y los carteros en

seiscientos.823

A mediados de 1905, empezaron a hacerse evidentes los problemas financieros de la

empresa de correos, y según el socio Manuel Botero ésta dejaba una pérdida mensual

817 A. S. M. P. Acta No. 37, del 20 de mayo de 1903, f. 54818 A. S. M. P. Acta No. 38, del 29 de mayo de 1903, f. 57819 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903, f. 66820 A. S. M. P. Acta No. 45, julio 17 de 1903, f. 68-69821 A. S. M. P. Acta No. 46, julio 31 de 1903, f. 69; Acta No. 47, agosto 10 de 1903, f. 70-72; Acta No. 49 de 10 de agosto de 1903, f. 73822 A. S. M. P. Acta No. 58, del 4 de noviembre de 1903, f. 89823 A. S. M. P. Acta No. 66, de 4 de mayo de 1904.

304

respetable a la Sociedad.824 En una de las reuniones de septiembre del mismo año, Enrique

Olarte, presidente, manifestó a la junta la situación angustiosa en que estaba el correo

urbano, pues “apenas y lograba sostenerse ayudado por el producto de la contribución

voluntaria de los miembros de la Sociedad y pidió la opinión de la junta sobre si debía

suspenderse el servicio de dicho correo o no”. Luego de animada y larga discusión el doctor

Eduardo Zuleta propuso: “La SMP resuelve suspender el servicio de correo urbano del mes

de octubre en adelante. Las estampillas que estén en poder de particulares serán recogidas y

pagadas por la SMP en esa fecha”. Sin embargo, dicha propuesta fue negada mediante la

votación mayoritaria de los socios, y en cambio se prefirió nombrar una comisión

compuesta por el señor Gonzalo Escobar y el doctor Tomás Quevedo para que redacten

algunos avisos llamativos “procurando con esto que al correo urbano ocurra todo el público

en demanda del gran servicio que está llamado a prestar a la Sociedad en general”.825

Por la misma época, y seguramente atribuyendo a ello las pérdidas del servicio de correo,

Enrique Olarte, puso en consideración de la Junta la posibilidad de cambiar los niños que

repartían la correspondencia por personas adultas, pero, aquélla consideró que los niños

encargados prestaban bien el servicio.826

A fines de 1905, gracias a las gestiones del socio Luis Mariano Olarte, las oficinas del

correo urbanos pasaron a ocupar un local junto con la Junta del Frontón y la Junta de la

Sociedad, de tal manera que la tutela de la Sociedad sobre el correo fuera más efectiva. 827

Las cosas parecían ir mejor, hasta cuando a principios del siguiente año, la corporación

recibió una información proveniente del Concejo Municipal, según la cual, la

Municipalidad pensaba privar a la Sociedad de la cesión que había hecho en su favor, de los

impuestos por los avisos comerciales, “porque estimaba que no era legal el que esa renta no

se colectara en la Tesorería Municipal”. Debido a que estos impuestos ayudaban a solventar

la empresa de correos, el Concejo solicitó a la Sociedad la elaboración de un presupuesto

mensual de gastos de esta empresa, “servicio que la Municipalidad quería tomar a su

cargo”, con el fin de destinar del presupuesto municipal la partida correspondiente a ese

servicio. El presupuesto que le presentó al Concejo fue el siguiente: Sueldo del Director: $

824 A. S. M. P. Acta No. 69, de 5 de julio de 1905, f. 104825 A. S. M. P. Acta No. 71, de 20 de septiembre. de 1905. f. 106-107826 A. S. M. P. Acta No. 72 de 26 de sept. de 1905, f. 112-115827 A. S. M. P. Acta No. 78, de 14 de noviembre de 1905, f. 131

305

3,000; sueldo de seis carteros y buzoneros a $ 500 cada uno: $ 3,000; para estampillas,

sellos de caucho, aumento y reparación de buzones: $ 1,000; local: $1.000; por reparación

de vestuario y carrieles: $ 500; por gastos de escritorio e imprevistos: $ 600. Lo que daba

un total de $ 9.100.828

El Municipio empezó a auxiliar económicamente el servicio de correos, indispensable para

la buena marcha de las oficinas de gobierno, pero la empresa siguió siendo administrada

por la Sociedad de Mejoras Públicas. En el mes de mayo de 1906, la Junta de la Sociedad,

se refirió al auxilio para los correos urbanos, estableciendo algunos parámetros sobre la

manera cómo debía de pedirse dicho auxilio a la Corporación Municipal.829 No obstante, el

Concejo se reservaba la facultad de vigilar la manera en que se invertían los recursos

entregados para el servicio de correo y la Sociedad se preocupaba por mantener enterado al

ayuntamiento. En 1907, por ejemplo, por iniciativa de Gonzalo Escobar se resolvió enviar a

la Municipalidad una relación mensual de los gastos del Correo Urbano, explicitando el

modo como se invierte la subvención que se recibía de esta corporación, así como la

publicación del movimiento de las cuentas de la Sociedad mensualmente.830

Al mejorar la situación financiera de la empresa, con los auxilios del Municipio, la

Sociedad resolvió en julio de 1906 aumentar el número de carteros, quedando con cuatro

repartidores y dos buzoneros que recogían la correspondencia cinco veces al día.831 No

obstante, se recibían quejas de parte de los usuarios de este servicio, debido, en primer lugar, a

la práctica usual entre los niños carteros de pedir propina832, y en segunda instancia por el

horario tan restringido del servicio, por lo cual se decidió, a fines de aquél año, que en

adelante se abriera dicha oficina de las 7:30 a.m. a las 10:00 a.m. y de las 12:30 p.m. a las

4:30 p.m.833

En mayo de 1907, la Junta de la Sociedad, siguiendo las recomendaciones del socio José

Antonio Gaviria, resolvió entregar a los carteros cierta cantidad de estampillas, para que las

vendieran a las personas que recibieran o entregaran correspondencia. Además,

aprovechando los buzones obsequiados por Alejandro López, Pedro P. Santamaría, José

828 A. S. M. P. Acta No. 89, del 27 de abril de 1906, f. 151829 A. S. M. P. Acta No. 90, de 9 de mayo de 1906, 152-153830 A. S. M. P. Acta No. 102, del 26 de febrero de 1907, f. 170831 Progreso. 6a Época, No 37. Medellín: S. M. P., agosto de 1960.832 A. S. M. P. Acta No. 150, del 26 de mayo de 1908, f. 251833 A. S. M. P. Acta No. 101, de 26 de noviembre de 1906, f. 168-169

306

Antonio Gaviria, Luis Mariano Olarte, Valerio Tobón, José María Jaramillo Martínez,

Carlos Nauts, Julio E. Botero, Ricardo Escobar y Gustavo Restrepo, se aumentó en diez el

número de los buzones existentes, los cuales fueron colocados así: uno en el Edifico

Comercial, uno en el Edificio Lalinde, uno en el Edifico Botero, uno en el Edificio Mejía,

uno en el Edifico Duque y cinco en los principales hoteles de la ciudad.834 A mediados de

1907 se dispuso colocar un buzón en la calle Caracas, del Parque de Bolívar hacia arriba y

que se hicieran pintar de nuevo todos los buzones de la ciudad.835

Para el segundo semestre de 1907, los ingresos mensuales de la empresa de correo urbano

eran: $ 1.200, provenientes de la venta de 8.000 estampillas a 15 centavos cada una y $

7.000, del auxilio municipal, lo que sumaba un total de $ 8,200. El presupuesto de gastos se

ajustaba a la cifra de los ingresos y en caso de haber algún déficit lo asumía la Sociedad de

Mejoras. Los egresos estaban distribuidos de la siguiente manera: salario mensual del

Director: $ 4.000; salario de seis carteros a $ 550 c/u, por mes, $3.300. Alquiler de local: $

800, y gastos de escritorio: $ 7,000, para un total de $ 8,200.836

Por entonces, la oficina de correo urbano de la Sociedad de Mejoras Públicas cumplía una

función importante, en el marco de los restringidos medios de comunicación de la época, no

sólo por la ágil comunicación que establecía entre oficinas públicas y privadas, sino al

ocuparse de la entrega oportuna de las cartas que no eran reclamadas en la Administración

de Correos Nacionales.837

La Sociedad de Mejoras, interesada en brindar un buen servicio y en ganar clientela para el

servicio de Correo Urbano, mostraba gran preocupación por la presentación, el

cumplimiento y la amabilidad de los carteros. A fines de 1907, por ejemplo, se convino en

nombrar dos socios por cada cartero “para que examinen constantemente el modo como

cumplen sus deberes”.838 Con el fin de distinguir a los carteros, evitando de paso posibles

impostores, el socio José A. Gaviria propuso y fue aprobado hacer confeccionar con “telas

del país”, dieciséis uniformes para los carteros del Correo Urbano, proveyendo además a

cada uno con un pito con el cual se anunciaran en las casas particulares. Los uniformes y

834 A. S. M. P. Acta No. 110, de 28 de mayo de 1907, f. 186835 A. S. M. P. Acta No. 112 de 11 de junio de 1907, f. 189836 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 201837 A. S. M. P. Acta No. 125, de 17 de septiembre de 1907.838 A. S. M. P. Acta No. 129, de 21 de octubre de 1907. f. 220

307

los pitos, de propiedad de la Sociedad, sólo se les entregaría en calidad de préstamo, luego

de firmar el respectivo recibo. Desde entonces se hizo obligatorio para los carteros portar el

uniforme y a los miembros de la sociedad la vigilancia por el aseo de estas prendas.839

En el mes de agosto de 1908, la Sociedad de Mejoras, ante la demanda cada vez mayor por

el servicio de correo urbano y la necesidad de continuar prestando un servicio rápido,

decidió nombrar un cartero más, llegando a siete el número de carteros.840

La preocupación por la calidad del servicio del Correo Urbano es una de las características

más sobresalientes de la administración ejercida por la Sociedad de Mejoras por dicha

empresa. Ésta realizaba una intervención permanente en la empresa, como la única garantía

del mejoramiento permanente del servicio. Así, a fines de 1908, el socio Gonzalo Escobar

fue comisionado para entenderse con el Administrador del Correo, “en todo lo que se

refiera a dicho ramo y por consiguiente para que ordene lo que tenga a bien respecto a

administración, vestuario, servicio postal, etc.”841 Y, por la misma época, José A. Gaviria

presentó un informe detallado de la comisión que se le había designado para estudiar en

Europa los precios y condiciones de las estampillas del correo urbano. Dicho socio

obsequió además cintas y divisas que había traído del viejo continente, para distintivo del

cuerpo de carteros.842

Nuevamente en 1909 la empresa presentó problemas presupuestales, y a moción de Manuel

J. Alvarez se decidió solicitar al Concejo Municipal el aumento del auxilio para correo

urbano público a $10.000 mensuales, debido al déficit con que esta empresa funcionaba.843

Mientras el Concejo resolvía dicha propuesta, y como medida de contingencia, la Sociedad

rebajó el sueldo del Administrador de Correos Urbanos de $ 4.000 a $3.000 (papel moneda)

por mensualidades vencidas.844

La respuesta del Concejo a la solicitud de aumentar el auxilio municipal fue la de autorizar

a la Sociedad el aumento de los precios del servicio. En vista de esto la junta aprobó: “A

contar del 1o. de junio en adelante elévase el porte de cartas, tarjetas, cuentas, etc. a $ 0.50

839 A. S. M. P. Acta No. 125, de 17 de septiembre de 1907, f. 214-215840 A. S. M. P. Acta No. 157, de 4 de agosto de 1908. f. 261841 A. S. M. P. Acta No. 161, de 22 de septiembre de 1908, f. 268842 A. S. M. P. Acta No. 172, de 2 de diciembre de 1908, f. 282843 A. S. M. P. Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909, f. 289844 A. S. M. P. Acta No. 183, del 27 de abril de 1909.

308

p.m. Los impresos y circulares exceptúanse, -Cuyo porte valdría a razón de $ 0.20 cada

ejemplar. Hágase nueva edición de estampillas, de modelo distinto a las actuales, de precio

de $ 0.50 y $ 0.20.”845

Ahora bien, al parecer el déficit fue atribuido en gran parte a ciertos descalabros contables y

manejos poco ortodoxos por parte de parte del Administrador de Correos Urbanos,

Francisco Pérez B., y la rebaja en su salario fue la medida tomada por la Sociedad para

recuperar el dinero perdido. Por eso, cuando dicho empleado solicitó a la Junta reconsiderar

la rebaja de su sueldo, se resolvió pedirle la presentación de cuentas y libros completos para

ser estudiados por una comisión integrada por los socios Gonzalo Escobar, Carlos A.

Molina y el Dr. Quevedo Alvarez, encargada además de la “fiscalización regular y

periódica de dicha empresa”.846

Como resultado de los estudios hechos por aquella comisión, se encontraron algunas

irregularidades, a pesar de “haber encontrado correctas las operaciones aritméticas”. El

desfalco parecía provenir de los contratos hechos por el administrador con la litografía

encargada de la impresión de las estampillas. Luego de cuidadosas averiguaciones, la

comisión informó que el dueño de la litografía aseguraba haber entregado al administrador

del Correo, entre enero y mayo de 1909, un total de 63.460 estampillas, pero entre las

facturas del impresor sólo constaba el ingreso de $2.600, por valor de dicho tiraje, cifra que

no corresponde al precio de la impresión de dicho número de estampillas.

Para evitar futuros problemas en este sentido la comisión sugirió:

“1o. Las órdenes y contratos para la tirada de estampillas deben hacerse por el Presidente de la Sociedad y el Director de Correos. La plancha o planchas para el tiraje debe reposar en poder del Presidente. El tiraje debe hacerse bajo constante vigilancia del Director de la litografía y en el contrato se hará constar esto de una manera terminante, declinando sobre el la responsabilidad de cualquier fraude que pueda ocurrir. 2o. El tiraje completo pasará al Tesorero, quien lo entregará por remesas parciales, bajo recibo, al socio director de los correos. -Este recibo se hará por el valor efectivo en dinero de las estampillas y servirá de comprobante de la cuenta que debe abrir con el nombre de “Estampillas para los Correos Urbanos”. El contador abrirá la cuenta correspondiente de estampillas en los libros de la Sociedad. Es obligación del Tesorero llevar registro del número de estampillas entregado como valores, de tal manera que pueda en un momento dado, dar cuenta de las entregadas por él

845 A. S. M. P. Acta No. 184, de 4 de mayo de 1.909, f. 301846 Ibídem., f. 301

309

al Socio Director y de las que queden en su poder, con determinación de la cantidad de cada tipo. 3o. El socio Director de los Correos entregará también las estampillas necesarias bajo recibo, por el valor respectivo en dinero, al Administrador, cada vez que este empleado lo exija por las necesidades del servicio. 4o. El Administrador abrirá una cuenta y es la única que debe llevar por las estampillas que reciba del Director. Esta cuenta se saldará el lo. de cada mes, así: en dinero y en existencia. El dinero pasará a manos del Tesorero de la Sociedad y el saldo de estampillas que resulte será la primera partida para el mes siguiente. 5o. El fin de cada mes el Director comprobará la cuenta del Administrador y firmaran ambos la partida haciendo constar el saldo de estampillas que quede para la cuenta siguiente. 6o. Los sueldos del Administrador los pagará la Tesorería. 8o. Para facilitar el servicio de la oficina, créase a más del puesto de Administrador, el de Ayudante de Administrador de los Correos Urbanos. El primero tendrá $ 2.000 de sueldo mensual y el segundo puede tener hasta $1.500.” 847

Con las averiguaciones de esta comisión la crisis en esta empresa fue de hondas

repercusiones. Gonzalo Escobar, quien se desempeñaba como Director (ad honorem) del

servicio de Correo Urbano solicitó a la Presidencia la aceptación de su renuncia, por

considerar que los problemas de la empresa en parte eran ocasionados por la excesiva

confianza otorgada al administrador. Gabriel Latorre, a la sazón, Presidente de la Sociedad

le pidió al dimitente retirar dicha renuncia “en vista de que la buena organización dada a la

empresa de correos Urbanos se debe muy especialmente al influjo de él.” Finalmente y

luego de alguna discusión, Escobar accedió a continuar en su puesto.

Al hasta entonces Administrador del Correo Urbano, Francisco Pérez B. se le dieron las

gracias “por sus buenos servicios prestados” y se le hizo saber que debido a la nueva

organización, la SMP resolvió nombrar otros dos empleados en su reemplazo.848

Seguramente, con el fin de no perjudicar a dicho ex empleado con una demanda que podría

tener consecuencias penales para él, y una prensa adversa para la empresa, se decidió pedir

al señor Francisco Pérez arregle el déficit ocasionado y en caso de no poder arreglar dicho

alcance en efectivo, exigir un documento a favor de la Sociedad.849 El 1 de julio de 1909, la

Junta Directiva de la Sociedad recibió una constancia del señor Pérez B., reconociendo una

deuda por valor de $ 2.204,60 como alcance a su cargo.850

847 A. S. M. P. Acta No. 187, del 26 de mayo de 1909, f. 305-306848 Ibídem.849 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909, f. 312850 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 316

310

Para ocupar los nuevos cargos creados, fueron nombrados, en un primer momento, Manuel

A. Uribe S. como Administrador y Marco T. Carvajal como Ayudante del Correo Urbano,

pero a solicitud del primero, quien consideraba bajo el salario establecido y que él podría

desempeñar las funciones relacionadas con ambos cargos, se suprimió el segundo de los

cargos y se aumentó el sueldo del primero a $3.000 mensuales.851

Debido a que los problemas de presupuesto de la empresa habían impedido el oportuno

remplazo de los uniformes para los carteros, se decidió recoger un préstamo entre los

miembros de la Sociedad, el cual se pagaría con los primeros fondos recaudados por ésta y

con plazo de tres meses”.852 En efecto, el dinero se recaudó entre los miembros de la Junta

Directiva y se contrató la confección de los nuevos vestidos para los carteros con un sastre

de la ciudad, a razón de $ 500 (p.m.) cada vestido.853

El año 1909 fue de cambios para la empresa de Correo Urbano. No sólo en la composición

de sus empleados, sino que además implicó el contrato de un nuevo diseño en las

estampillas utilizadas, con los maestros Francisco A. Cano y Enrique Vidal. Todo dentro

del ánimo de la Sociedad de mejorar la imagen del servicio. Luego de un disgusto

ocasionado al Maestro Cano por las propuestas del socio Alejandro López de modificar

varios de los elementos del diseño inicial para las estampillas, se aprobó aceptar en todos

sus detalles el proyecto de los maestros: “La SMP en vista del modelo de estampillas

presentado en la sesión de hoy, obra de los Sres. Francisco A. Cano y Enrique Vidal,

aprueba el modelo convenido, dando gracias a los artistas y autorizando al Sr. Cano para

determinar la tinta con que ha de terminarse la edición”.854

Por la misma época, con la mira de mejorar el servicio, se suprimió el asueto a los

empleados del Correo Urbano en los días festivos nacionales del 20 de julio, 7 de agosto, y

12 de octubre. Esta medida, que seguramente ocasionaría desencanto entre los carteros se

mantuvo vigente, conocedores los empleados de la mano firme de la Sociedad.855

La empresa siguió desde entonces un crecimiento sin mayores sobresaltos, aumentando el

número de carteros, buzoneros, aumentó el tiraje de estampillas y los buzones que la Sociedad

851 A. S. M. P. Acta No. 188, del 1 de junio de 1909, f. 309-310852 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909, f. 312853 A. S. M. P. Acta No. 191, del 22 de junio de 1909, f. 313854 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315; Acta No. 193, de 6 de julio de 1909, f. 317.855 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909, f. 320

311

instaló se mantuvieron incluso luego de la nacionalización del servicio, finalizando la segunda

década del presente siglo. Un libro de 1916 reseñaba de la siguiente manera la empresa de

Correos Urbanos:

“Este importante servicio del ramo postal consta de quince empleados: Un Jefe, un Subjefe, once carteros y dos buzoneros.

Para el depósito de la correspondencia hay colocados en la ciudad 54 buzones, de los cuales se recoge y distribuye su contenido 7 veces al día. En estos buzones puede depositarse también correspondencia porteada para cualquier parte de la República y el Exterior.

Mensualmente se distribuyen por conducto de esta Oficina 40.000 piezas próximamente; cifra que aumentaría de modo notable, mediante una escrupulosa nomenclatura de las calles y casas de la ciudad, y del interés que tomen sus habitantes en hacer registrar sus direcciones.”856

Según la Monografía de Medellín de José Gaviria Toro, para 1925 la empresa de Correo

Urbano había sido integrada a la Administración de Correos Nacionales, y por lo tanto

figuraba como una dependencia de esta, manteniendo la estructura que tenía bajo la tutela de

la Sociedad, aunque con un mayor número de carteros. Estaba constituida por un Jefe, un

Subjefe, dos buzoneros y catorce carteros, y formaba parte de una de las 16 secciones de la

aludida organización de carácter nacional.857

Pero no obstante haber cedido al gobierno nacional la administración del Correo Urbano en la

ciudad de Medellín, la Sociedad de Mejoras mantuvo una permanente vigilancia de la buena

marcha de la empresa que había gestado. Por tal razón no es de extrañar que en la década de

los treinta, la Junta Directiva haya solicitado, a la oficina encargada, la colocación de más

buzones.858 Fruto de esta gestión, que correspondía a la misión de la entidad cívica como

veedora ciudadana, se instalaron 30 buzones nuevos durante 1941, siguiendo el modelo de

los colocados por la Sociedad y ella misma colaboró con su instalación.859

Esta actitud de parte de la Sociedad con respecto a los correos urbanos se mantuvo hasta

mediados del siglo, e incluso más allá, en cabeza de uno de sus expresidentes, el doctor

Jorge Restrepo Uribe, quien en 1969 hablaba, en uno de sus artículos de prensa,

refiriéndose al asunto, de la necesidad de que los Correos Nacionales y la empresa de

856 Hoyos, Germán de. Guía ilustrada de Medellín. Medellín: (s.e.), 1916, p. 121857 Gaviria Toro, José. Monografía de Medellín. Medellín: Imprenta Oficial, 1925, p. 298858 Progreso. 3a Época, No. 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.859 Progreso. 3a Época, No. 32. Medellín: S. M. P., febrero de 1942.

312

aviación Avianca, que habían hecho mejoras apreciables en este ramo, ampliaran el número

de lugares donde se podían conseguir las estampillas y los buzones donde se pudiera

depositar la correspondencia.

5.6 El Cuerpo de Bomberos

Más frecuentes de lo que suelen creer los historiadores, debieron ser los incendios en la

Villa de la Candelaria, al considerar los materiales empleados para la construcción de las

viviendas y edificios públicos y comerciales. Abundaban las paredes de madera y los techos

de paja, sobre todo en los barrios marginales; y las tapias y los techos de teja en las cuadras

cercanas al Parque Principal, todo material combustible, pasto fácil de las llamas. Según

don Lisandro Ochoa, las casas las construía un maestro albañil, sirviéndose para su trazado

de un hilo y unas estacas, siguiendo las siguientes instrucciones:

“El tapial se armaba sobre el capote sin sacar cepas, y en los casos donde se topaba con un cerco o vallado, se respetaba el hilo de éste [...] La seguridad de las tapias consistía en el grueso de ellas, siendo tal la exageración, que algunas casas tenían tapias de sesenta y cinco a ochenta centímetros de ancho. El piso de las casas de balcón se armaba sobre gruesas vigas de madera sin labrar; y como en aquellos tiempos era desconocida la plaga del comején, no se requería el comino para las edificaciones. Sobre las vigas se construía un tendido de cañabrava, luego una capa de barro y encima el ladrillo. Las cerraduras eran sin bastidor ni molduras, las ventanas de gruesos balaustres y los patios empedrados.”860

Con dichos materiales y aún sin comején, importaba un comino, porque debemos recordar

que el alumbrado en aquella época eran las velas y las lámparas de petróleo y aceite, que

ante el menor descuido hacían arder hasta los cimientos. Así pues, aunque los cronistas de

la ciudad sólo nos recuerden unos cuantos célebres incendios, como los sufridos por el

magnate Juan Uribe Mondragón y el de la esquina de Palacé con Ayacucho861, es de

suponer que fueron muchos y la capacidad de respuesta de la ciudadanía reducida. De ahí

que haya sido la Sociedad de Mejoras Públicas, en su calidad de institución corporativa de

860 Ochoa, Lisandro. Op. cit., p. 14861 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 65

313

la élite de Medellín, interesada en poner a la capital antioqueña a la altura de las más

progresistas de la época, la gestora del proyecto de dotación a la ciudad, de un cuerpo de

Bomberos.

El asunto comenzó a tratarse el 7 de octubre de 1903, por iniciativa del socio Juan

Jaramillo, quien propuso conformar una comisión que estudiara la manera de establecer un

servicio de bombas para apagar incendios, la cual fue conformada de inmediato por

Roberto Botero S. y Pablo Tobón Uribe.862 En la reunión subsiguiente, la comisión leyó las

bases del proyecto denominado “organización del servicio de bombas para apagar

incendios” y se resolvió que los proponentes establecieran contactos con el gobernador, de

manera que éste facilitara unas bombas existentes y las hiciera colocar “en un local

apropiado con el fin de manejarlas fácilmente”. Por la intermediación de aquellos señores y

de don Juan Jaramillo, quien fue agregado a la comisión, el Gobernador accedió a esta

petición.863

Correspondían las bombas mencionadas a las adquiridas por el Municipio, por disposición

del acuerdo No 30 de 1882, junto con doce hachas de mango, dos escaleras y uno o dos

baldes o cubos, con el fin de apagar los incendios que se presentaran en la ciudad, y que

según Livardo Ospina, provocaban risa a las llamas y eran de poca eficacia por la poca

presión de los acueductos particulares de entonces.864

Pero las diligencias de la Sociedad de Mejoras no se quedaron ahí. Durante los siguientes

años sus miembros, y los del Honorable Concejo, durante sus viajes a Europa y Estados

Unidos estuvieron investigando sobre los sistemas de bombas más apropiados para apagar

incendios. Las propuestas no se hicieron esperar y el 13 de julio de 1914, la Junta Directiva

recibió una carta comerciante Enrique Coronado, residente en Washington, en la cual

ofrecía un modelo de bombas para extinguir incendios.865

Al parecer el negocio no se realizó con el señor Coronado, pues nuevamente en 1916, un

oficio del Honorable Concejo Municipal, le solicita a la Sociedad de Mejoras “estudiar e

informar al Concejo los medios que deben adoptarse para prevenir y estar en capacidad de

862 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83863 A. S. M. P. Acta No. 56 del 21 de octubre de 1903, f. 86864 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 66 y ss.865 A. S. M. P. Acta No. 385, de 13 de julio de 1914, ap. VII

314

apagar los incendios en la ciudad, así como para que la Sociedad de su concepto respecto al

número y clase de bombas que conviene pedir al exterior”.866

Para responder a la solicitud del Concejo, en la reunión del 3 de abril de 1916, la Junta

Directiva de la Sociedad nombró una comisión conformada por Jorge Herzig, Juan

Heiniger, Guillermo Jhonson, Guillermo Echavarría y Timoteo Jaramillo, facultada para

iniciar y organizar un cuerpo de bomberos, formar sus estatutos y darle el nombre que le

pareciera conveniente. La comisión fue aprobada por el Presidente del Concejo y de

inmediato empezó sus trabajos.867

En un principio, se pensó, siguiendo la sugerencia de Juan Heiniger, que el Cuerpo de

Bomberos fuera conformado al interior de la policía, aprovechando el ofrecimiento hecho

por el Comandante de la misma, quien había prometido al Concejo Municipal hacerse cargo

del asunto.868 Aunque no se tiene certeza, esto explica que el Cuerpo de Bomberos haya

sido creado como entidad departamental por la ordenanza número 10 de 1916.

Entretanto, aprovechando el ofrecimiento hecho por el doctor Mariano Roldán, quien

viajaba a Panamá, la Sociedad le encargó la investigación, entre otros asuntos, de todo lo

referente con el cuerpo de bomberos y su organización.869 A su regreso, el doctor Roldán

no sólo informó a la Sociedad sobre la organización y equipos del Cuerpo de Bomberos

panameño, sino que trajo como obsequio un traje de bombero americano.870

Finalmente, con toda la información recogida sobre maquinaria, vestidos y organización la

comisión de la Sociedad de Mejoras presentó al Municipio el proyecto del Cuerpo de

Bomberos para la ciudad de Medellín, el cual fue aprobado por el Acuerdo 113 de 4 de agosto

de 1917, cuatro meses después del primer gran incendio en el Parque de Berrío, el cual se

inició en la cocina del hotel ubicado en la esquina nordeste y que arrasó con todos los edificios

del costado norte.871

De esta manera se organizó el primer Cuerpo de Bomberos que merezca llevar dicho nombre,

el cual tuvo entre sus primeros voluntarios a comerciantes del marco de la plaza y jóvenes de

866 A. S. M. P. Acta No. 452, de 3 de abril de 1916867 A. S. M. P. Acta No. 452, de 3 de abril de 1916, ap. III868 A. S. M. P. Acta No. 453, de 10 de abril de 1916, ap. III.869 A. S. M. P. Acta No. 481, de 9 de octubre de 1916, ap. VI870 A. S. M. P. Acta No. 486, de 27 de noviembre de 1916, ap. II871 Ver: Progreso. 3a época. No 9, de marzo de 1940; Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 67

315

clase alta: Guillermo Moreno, Juan Heiniger, Alonso Ángel Santamaría, Ricardo Uribe

Escobar, Jaime Rodríguez Lalinde, Guillermo Echavarría y Luis Fernando Osorio. Estos

señores recibieron instrucción, consistente en gimnasia sueca, extracción de agua por medio de

bombas de mano, manejo de una bomba química, baldeo, ejercicios de escalera y saltos en la

red, y recibieron su prueba de fuego en el incendio del granero La Arteria (1917), el cual

lograron sofocar.872

Aquél primer Cuerpo de Bomberos estuvo equipado con alguna maquinaria adquirida por

Ricardo Olano en Estados Unidos, miembro de la Sociedad de Mejoras y concejal, cuyo

artefacto principal era un extinguidor químico, el cual fue montado en el chasis de un viejo

automóvil, para facilitar su desplazamiento y otros elementos accesorios fueron eran bombas y

mangueras de mano, baldes de lona y hachas. Las escaleras fueron construidas aquí, ya que las

traídas del extranjero resultaron de un tamaño desproporcionado para los edificios existentes

por entonces.873

A los pocos meses aquellos “señoritos” se retiraron del Cuerpo de Bomberos, quedando la

ciudad sin amparo frente a las llamas, hasta cuando en 1919, con un personal sin tanto

abolengo, se reorganizó bajo las órdenes del señor José Osuna Pineda. Fue sólo hasta después

de los pavorosos incendios del 29 y 30 de Octubre 1921, -que consumió todas las oficinas

comerciales del costado occidental-, y el del 7 de Mayo de 1922, -que destruyó la manzana

donde estaba el edificio Henry874- cuando, bajo la presión del público, se le dio una estructura

y equipamiento moderno al Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Medellín.875

El encargado de la organización, asesor en compra de equipos, Comandante e Ingeniero Jefe

del nuevo Cuerpo de Bomberos fue el experto Arthur S. Aungst, contratado en Nueva York

por la Junta de Empresas Públicas Municipales. La maquinaria estaba compuesta por cinco

automóviles adecuados para la extinción de incendios, equipados con una triple combinación

de bomba, mangueras y químicos. Las bombas instaladas en dichos vehículos estaban en

capacidad de sacar agua de ríos o quebradas y de aumentar la presión de los hidrantes. Los

automotores estaban dotados además de mangueras con una extensión de mil pies, un juego de

inundación, dos extintores químicos portátiles, y todo el equipo necesario para el salvamento

872 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 67873 Ibídem.874 Progreso. 3a época. No 9. Medellín: S. M. P., de marzo de 1940875 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 68

316

(escaleras, hachas, martillos, aparato para respiración artificial, máscaras para humo y gas,

etc.).876

Pero las medidas adoptadas para el control y prevención de incendios eran de diversa

índole, como corresponde a una ciudad en proceso de expansión. Para 1925 ya se habían

instalado nueve cajas de alarma de incendio, con sus correspondientes teléfonos, desde los

cuales se informaba a la Estación Central, donde un bombero activaba una sirena eléctrica

colocada en la Torre del Palacio de Justicia, para dar la alarma general. La ciudad contaba

para el mismo año, con un total de 15 hidrantes, además de 50 aberturas más pequeñas en

las tuberías del acueducto y bombeaderos en las quebradas Santa Elena y La Loca. Los

hidrantes estaban colocados en las principales esquinas del centro de la ciudad, como son:

Bolívar x Av. Izquierda, Junín x Av. Izquierda, Plaza de Cisneros, Bolívar x Boyacá,

Dimas Estrada x Giraldo, Palacé x San Juan, Girardot x Ayacucho, Bolívar x Restrepo U.,

Calibío x Carabobo, Maturín x Cúcuta, Ayacucho x Bolívar, Palacé x Maturín, Ayacucho x

Junín, Colombia x Tenerife y Bolívar x Colombia.877

La organización del Cuerpo era además de cierta complejidad. El personal, bajo la jefatura

de Jesús Cock primero y luego de Cenón Jaramillo, estaba dividido en dos cuadrillas, las

cuales se turnaban cada 12 horas para la atención de incendios. Cada cuadrilla se componía

de dos Compañías integradas, cada una, por un capitán, un teniente, un conductor y dos

bomberos. Es decir, que el personal del Cuerpo de Bomberos era de 23 personas, contando

la secretaria y el Capitán de Maquinaria. Para ser aceptado en el cuerpo, el candidato debía

someterse aun riguroso examen físico y mental, y llenar de su puño y letra una declaración

en la que debía expresar si había sufrido enfermedades en los dos últimos años (asma,

ausencias mentales, demencia, vértigos, epilepsia, reumatismo, sífilis, cáncer, diarrea o

constreñimiento, etc.), si acostumbraba tomar cerveza o licores embriagantes en exceso, si

consumía opio u otros narcóticos, si uno de sus padres murió tísico o loco, si había sido

sometido a intervenciones quirúrgicas, además de manifestar su experiencia en mecánica o

conducción.878

876 Gaviria Toro, José. Op. cit, p. 216877 Ibid., p. 217-218878 Ibid., p. 220-221

317

Pero no bastaba con la declaración del solicitante. El médico debía llenar otra forma en la

cual se anotaban sus observaciones luego del examen médico y certificar que el candidato

contaba con una salud óptima y qué su peso, talla, perímetro de brazo y anchura de

hombros fuera adecuada para el trabajo. Los bomberos eran escogidos entre personas que

estuvieran entre los 21 y los 35 años, y no podían medir menos de 1,67 ó más de 1,95

metros.879

Para 1925, el Cuerpo de Bomberos de Medellín, cuyo lema era el “Siempre listos”,

contabilizaba entre sus triunfos la extinción de un total de 147 incendios, desde su creación,

la mayoría de los cuales fueron combatidos antes de que alcanzaran proporciones de

catástrofe.880 Y aunque, la organización del Cuerpo de Bomberos moderno no estuvo bajo

la dirección de la Sociedad de Mejoras, sí es indudable su participación en los inicios de

éste.

5.7 Las plazas de mercado y el abaratamiento del costo de la vida

Para entender la política adoptada por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín frente a

las plazas de mercado y su papel urbanístico y en el abaratamiento del costo de los

productos básicos de la canasta familiar, un buen ejemplo lo constituyen las palabras de

Ricardo Olano:

“Los edificios públicos dan a una ciudad su valor monumental y arquitectónico, y por consiguiente el planeador debe colocarlos en sitios especiales donde puedan ostentar toda su majestad y lucir sus detalles [...] Con excepción de las oficinas de correos y telégrafos, los demás edificios públicos no quedan bien en la parte comercial. Las escuelas, las plazas de mercado, han de ser distribuidas de tal modo que presten eficaz servicio a todos los barrios de la ciudad. Es de la mayor importancia señalar el sitio apropiado para una estación central que tenga capacidad suficiente para todas las líneas de ferrocarriles que lleguen a la ciudad.”881

He ahí la concepción de la Sociedad de Mejoras frente a los mercados públicos. Además de

contribuir a la conformación de conjuntos urbanísticos agradables, deben permitir la

879 Ibid., p. 222880 Echeverri Duque, J. “Obras públicas de Medellín en 1925”. En: La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 198881 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 63

318

distribución eficiente y espacialmente equitativa a todos los barrios de la ciudad, de tal

manera que todos los grupos sociales accedan con facilidad a los productos alimenticios.

No tuvo sin embargo un papel protagónico la Sociedad en el campo de la construcción de

plazas, o en las políticas municipales frente a este asunto, limitando su actividad en este

campo a velar por el aseo y ornato del Mercado Cubierto de Guayaquil y sus alrededores.

Recordemos que el mercado se realizaba en la Plaza Principal (Parque de Berrío) hasta

1891 en que se inauguró la Plaza de Flórez, -llamada así por haberla construido el señor

Rafael Flórez-, pero cuya capacidad y ubicación no era la más adecuada, por lo que, al

empezar a funcionar el mercado de Guayaquil, la plaza fue prácticamente abandonada. El

Mercado cubierto de Guayaquil fue inaugurado en 1894, construida con planos del

arquitecto francés Carlos Carré, era de propiedad de Carlos Coriolano Amador y llegó a

constituirse en el centro de abastecimiento más barato de la ciudad, vecino a las estaciones

de los ferrocarriles de Antioquia y Amagá, y en el punto de convergencia de las cuatro

líneas principales del Tranvía Municipal, a la manera en que lo sugería Ricardo Olano.

Por virtud del contrato de privilegio celebrado entre el Municipio y el señor Amador, la

Plaza de Mercado de Guayaquil pasó a posesión del Municipio el 23 de abril de 1917,

siendo integrada como una de las siete Empresas Públicas Municipales. Según una

estadística levantada en 1922, por aquél mercado pasaron 494.854 bultos de diversas clases,

6.676 reses sacrificadas en el Matadero y 10.063 cerdos. Se calculó además que

semanalmente transitaban por sus galerías una cifra cercana a las 155.000 personas, lo que

quería decir que la población total de Medellín circulaba por aquel recinto, dos veces por

semana.882

Como puede verse, por lo menos hasta la década del treinta, aquella Plaza de Mercado fue

suficiente para abastecer a las familias medellinenses de los productos básicos, a bajos

precios. Pero cuando, a fines de aquella década, la población de la ciudad se había

duplicado, llegando en 1938 a 168.266 personas, y más aún en 1951, cuando llegó a

328.000, la capacidad de oferta de la Plaza de Mercado de Guayaquil se vio afectada. Fue

entonces cuando empezó la preocupación de la Sociedad de Mejoras Públicas por incidir en

dicho problema.

882 Medellín contaba en eses entonces con una población cercana a los ochenta mil habitantes. Gaviria Toro, José . Op. cit., 204

319

Los problemas de la plaza se vieron agravados por el incendio de 1937 que la destruyó en

gran parte, por lo cual se hizo necesario su reconstrucción, agregando además al área vieja,

cuatro galerías más. A dicha época corresponde también el techado completo de la Plaza,

sin por ello solucionar los problemas de congestión que, según E. Livardo Ospina, en las

horas de mayor actividad, circulaban alrededor de 9.000 personas que se movían con

dificultad.883

En la Junta Directiva de la Sociedad se debatieron con cierta frecuencia, a fines de los

treinta y principios de los cuarenta, todos los asuntos relacionados con el abastecimiento de

los productos básicos, y específicamente con la capacidad de oferta de la Plaza de Mercado

de Guayaquil, que ya no daba abasto. Para atender a este tema se creo entonces una

comisión al interior de la Sociedad, encargada de estudiar las soluciones más adecuadas

para dicho problema y sugerir a las Empresas Públicas su ejecución. En 1940, por ejemplo,

se estuvo analizando la factibilidad de construir una nueva plaza, como alternativa a la

planteada construcción de un segundo piso en la de Guayaquil, por considerar que brindaba

mejores condiciones de aseo y transito.884

Luego de muchos estudios, discusiones, propuestas y resoluciones en el Concejo Municipal

y en la Empresas Municipales, resultó de mayor acogida la sugerencia de la Sociedad de

Mejoras, lo que no fue fácil. Para llegar a la puesta en marcha del programa de construcción

de plazas satélites debió insistir la Sociedad en esta idea entre 1940 y 1943 hasta ser oída.

Esta afirmación se puede comprender al estudiar las actas de la Junta Directiva y de la

Comisión encargada del proyecto. En una de ellas se aprobó insistir ante la alcaldía en la

creación de plazas de mercado satélites, “indispensables para descongestionar la Plaza de

Mercado de Guayaquil y prestar mejor servicio”.885

Pero aún a fines de 1942, según la revista Progreso, no se había resuelto nada, a pesar de la

insistencia de la Sociedad.886 No obstante la Sociedad presentó un proyecto mejorado con

una serie de estudios efectuados por la comisión respectiva, apoyándose en los conceptos

de urbanistas de la ciudad, quienes consideraban necesaria una plaza por cada 40.000

883 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 127884 Progreso. 3a época, No 11. Medellín: S. M. P., de mayo de 1940885 Progreso. 3a época, No 27. Medellín: S. M. P., de septiembre de 1941.886 Progreso. 3a época, No 32. Medellín: S. M. P., de febrero de 1942.

320

habitantes, e informaron a las autoridades locales de algunos ofrecimientos de donación de

terrenos para una plaza en el barrio norte.887

Y aunque la lucha fue lenta, hacia fines de la década del cuarenta se empezaron a dar pasos

hacia la construcción de plazas satélites. La Plaza de Flórez, que había sido convertida en

sede del Patronato de Obreros y en una Escuela de Niñas888, fue rehabilitada para plaza de

mercado y continúa hasta hoy con dicho uso, a pesar de las quejas de sus vecinos.

Posteriormente surgieron otras plazas, para atender a las necesidades de los distintos

sectores de la ciudad, que fueron integradas por el acuerdo 59 de 11 de septiembre de 1964

a las recién creadas Empresas Varias Municipales.889 Surgieron pues, las plazas de mercado

del Barrio Berlín (carrera 47 con calle 94); la llamada de La Paz (carrera 49 con calle 73),

obra iniciada en 1950, que entró en servicio dos años después, arrendada a la proveeduría

departamental; y la del Barrio La América (calle 44 con carrera 80) arrendada a los

Mercados La Candelaria.890 Luego, entre los años cincuenta y setenta se construyeron una

serie de plazas en Aranjuez, Castilla y otros barrios de la ciudad. Fue la Sociedad de

Mejoras la que mayor interés mostró, y por ello costeó los estudios para la apertura de estas

nuevas plazas de mercado.891

Respondiendo a los mismos propósitos con que trabajaba la Sociedad de Mejoras en la

construcción de Plazas de Mercado, en 1951 se creó la comisión “Pro abaratamiento del

costo de vida”, integrada por miembros de la Sociedad y del Cuadro de Honor. Bajo la

dirección del doctor José Ramírez Johns, presidente de la Sociedad (1950-1956), aquella

comisión estableció conversaciones con los ministros de gobierno, educación, higiene y

agricultura, con el fin de crear en Urabá una zona que albergue centros para “mendigos,

inválidos, menores delincuentes, familias desamparadas y huérfanos”. Dicha propuesta

tenía como intención reducir la mendicidad, la delincuencia y la miseria en la capital

887 Progreso. 3a época, No 41. Medellín: S. M. P., de noviembre de 1942.888 Ochoa, Lisandro. Op. cit., p. 296889 Las Empresas Varias fueron creadas por el acuerdo 59 de 11 de septiembre de 1964, “como entidad de carácter municipal y de servicio público, con personería jurídica y patrimonio propio”, para organizar y administrar los servicios públicos de la central de abastecimiento (en proyecto), la feria y el matadero de ganados, los mercados, el transporte colectivo, el aseo y la recolección de basuras y los demás que llegaren a considerarse oportuno la Junta de la institución. Reorganizadas en esta forma, las Empresas Varias Municipales empezaron a obrar el primero de enero de 1965, una vez dictados los estatutos de la entidad, recogidos en el Decreto 376 de 31 de diciembre de 1964. (Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 100890 Ospina, E. Livardo. Op. cit., 128891 Progreso. 4a época, No 3. Medellín: S. M. P., de enero de 1949

321

antioqueña, a la par que se colonizaban tierras consideradas entonces como muy fértiles y

por tanto debían ser integradas a la frontera agrícola. En auxilio de esta propuesta, se decía

que estas instituciones estaban “asfixiadas en el ambiente de la ciudad y que allí podrán

realizar mejor su labor social”.892

En marzo de 1951 la revista Progreso informó que por conducto de los ministerios de

Agricultura, Fomento y Hacienda se estaba adelantando la creación de “Granjas de producción

agrícola y ganadera” en las zonas de colonización de Urabá y de otras regiones del país con el

fin de surtir a las ciudades de artículos de primera necesidad, evitando la especulación.893

Según el mismo artículo, la Comisión pro Abaratamiento del costo de vida trabajaba en los

tres aspectos que se creía incidían más en los precios de la canasta familiar, la colonización,

la producción y el abaratamiento. Pero en adición continuaba estudiando las causas del alto

costo de vida, para poder proponer soluciones ajustadas a la realidad del país y del

departamento. Los objetivos de esta comisión son comentados en las siguientes palabras:

“En colonización procurará que las familias busquen tierras nuevas, por las carreteras de Sonsón, Dorada, Urabá, Tarazá, etc. En producción colaborará con el instituto de parcelaciones y fomento, con el INA [Instituto Nacional Agropecuario], con las cooperativas y demás instituciones para frenar la especulación por efecto de compra-venta de los acaparadores; y en abaratamiento auspiciará la distribución rápida, la construcción de plazas de mercado, etc.”. 894

Dos años después, continuaba el trabajo de la Sociedad de Mejoras en los dos frentes de

lucha contra el costo de la vida, es decir, el establecimiento de nuevas plazas de mercado y

la creación de granjas de producción agrícola en gran escala, con ayuda del gobierno

nacional y departamental. Las labores de promoción a la colonización en Urabá, principal

territorio de interés para la Sociedad estuvieron coordinadas por el socio Antonio López, y

sus resultados se plasmaron en una mayor afluencia de antioqueños a aquella zona donde

predominaba la población chocoana y cordobesa.895

Pero el trabajo de la Sociedad no se detuvo en los cincuenta, sino que prosiguió, por lo

menos hasta los setenta. En tanto veedora cívica, ella realizaba estudios relacionados con el

ornato, el aseo, la disponibilidad de productos en la plazas y la conducta de los usuarios de

892 Carta enviada por Eugenia Ángel de Vélez a la revista Progreso. 5a época. No 12, de enero de 1951.893 Progreso. 5a época, No 13, Medellín: S. M. P., de marzo de 1951.894 Ibídem.895 Progreso. 5a época, No 20. Medellín: S. M. P., de marzo de 1953.

322

estos centros. En 1971, por ejemplo, bajo la coordinación de la señora Leticia Correa de

López se realizó una campaña masiva de alfabetización, educación y preparación para los

usuarios de las plazas satélites de mercado en Medellín y otros centros de comercio, con el

fin de que la ciudadanía hiciera un mejor uso del servicio, demostrara un comportamiento

cívico y respetara ciertas normas. Las campañas se iniciaron en las Plazas de Flórez y de

Aranjuez, con resultados satisfactorios.896

5.8 El transporte público y las carreteras

El interés de la Sociedad de Mejoras por promover el transporte público y la construcción

de carreteras, tiene que ver fundamentalmente con la necesidad que tienen las ciudades de

optimizar el uso del tiempo requerido para movilizar personas, alimentos, mercancías y

materiales de construcción.897 Carreteras y automóviles eran dos elementos de un mismo

proceso, el del aumento de la riqueza pública. Por eso, para Ricardo Olano las carreteras

aumentaron su valor productivo, con el advenimiento del automóvil: “El automóvil no sólo

hace ganar tiempo sino que ha reducido en más de la mitad el costo de los transportes”.898

Son las mismas preocupaciones que expresó Alejandro López I. C., quien fuera Presidente

de la Sociedad de Mejoras Públicas, en su obra Problemas colombianos. Para este

influyente personaje de la primera mitad del siglo, la construcción de nuevas y mejores

carreteras que abarataran los fletes y el incremento de la red de vías férreas, serían la

redención del campo y la solución al alto costo de la vida en las ciudades.899 Vistas en este

contexto, son entendibles ciertas iniciativas tomadas por la Sociedad de Mejoras Públicas

de Medellín en temas relacionados con la modernización de las vías y los sistemas de

transporte.

Así por ejemplo, en 1903, cuando en la ciudad el transporte en automóvil era un lujo, se

estuvo estudiando, de común acuerdo con el alcalde municipal, problemas relacionados con

896 A. S. M. P. Acta No. 728, de 10 de marzo de 1971, p. 526897 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 99898 Ibid., p. 293899 López, Alejandro. Problemas colombianos. Medellín: La Carreta, 1976.

323

las tarifas cobradas por los cocheros del transporte público.900 Como una aporte a la

solución de todos los problemas de transporte urbano, relacionados con las tarifas, la

calidad del servicio y el tránsito en el centro de la ciudad, se comisionó a los socios Gabriel

Martínez y Pastor Gaviria para presentar una reglamentación para el servicio de coches,

carros y arrieros.901 La reglamentación fue presentada por los socios aludidos y aprobada

con algunas modificaciones hechas por la Junta Directiva, y remitida al Concejo para su

aprobación.902

Pero la visión de los socios de la corporación cívica iba mucho más allá. Para contribuir a la

solución de los problemas del transporte urbano, el doctor Eduardo Zuleta en 1903 el

establecimiento de un ómnibus para el servicio en la ciudad y fue comisionado para

redactar el proyecto con tal fin.903 Naturalmente, que la idea era prematura para aquél año,

pero esto refleja muy bien el sentido futurista de la Sociedad.

El mismo doctor Zuleta propuso en 1905 instalar, por cuenta de la Sociedad, un servicio de

dos o más ómnibuses para la conducción de los concurrentes a las carreras del frontón de

Jai Alai.904 Esta propuesta sería el comienzo de una de las empresas rentables de la

Sociedad a principios del siglo, la de coches.

Sin embargo, la propuesta sólo se puso en marcha un año después, cuando el socio José A.

Gaviria presentó un presupuesto sobre el particular. Primero se dio a conocer al público la

idea, por medio de la prensa,905 y al verse la buena acogida que tuvo se creó la Empresa de

Coches conformada por dos comisiones, la primera integrada por Gabriel Martínez C.,

Alberto Ángel, José A. Gaviria y Gonzalo Escobar, encargada de la administración y

dirección, y la otra, encargada de recoger suscripciones, por los socios Ricardo Jaramillo,

Harold B. Meyerheim y Enrique Echavarría.906

La campaña de suscriptores fue un éxito y según la lista presentada por Harold B.

Meyerheim suficiente para la puesta en marcha de la empresa. Se procedió entonces a hacer

900 A. S. M. P. Acta No. 45, de 17 de julio de 1903, f. 68901 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83902 A. S. M. P. Acta No. 58, del 4 de noviembre de 1903, f. 89903 A. S. M. P. Acta No. 59, de 11 de noviembre de 1903, f. 91904 A. S. M. P. Acta No. 79, de 21 de noviembre de 1905, f. 133905 A. S. M. P. Acta No. 98, del 7 de noviembre de 1906, f. 163-164906 A. S. M. P. Acta No. 99, de 14 de Noviembre de 1906, f. 166

324

imprimir el extracto del presupuesto de gastos de dicha empresa, con el objeto de hacer

conocer mejor el negocio entre sus potenciales suscriptores.907

Otro problema conexo fue el de la identificación de los coches que transitaban por las calles

de la ciudad. Al parecer, hasta 1907 estos recorrían las calles sin placas que permitieran su

reconocimiento en caso de accidentes. Por esta razón, la Sociedad de Mejoras resolvió

hacer un contrato con el señor Félix R. Restrepo para la producción de hasta 300 placas con

número para fijarlas en los coches y carros de alquiler.908

Ahora bien, la empresa de coches de alquiler, (los taxis de la época) siguió su curso y en

1908 se constituyó como compañía por acciones, bajo la razón social “Compañía de

Carruajes Urbanos”, con una participación de la Sociedad de Mejoras cercana a los

$25.000.909 Unos meses después, la Sociedad debió prescindir de algunas de las acciones en

dicha compañía para pagar la deuda contraída desde hacía varios años con el señor Luis M.

Olarte.910

Sin embargo, por lo menos hasta 1917, la Sociedad de Mejoras se preocupó por mejorar el

servicio de transporte en coches. En dicho año se formó una comisión, la cual se encargó de

redactar un nuevo reglamento para el servicio de coches en la ciudad.911 Y, en el mismo

año, a cambio del préstamo del quiosco del Parque de Berrío al señor Trino Congote, éste

debía atender a las solicitudes de coches, sirviéndose para ello del teléfono que había hecho

instalar dicho señor en tal quiosco, así como hacer timbrar, por su cuenta, tarjetas para

colocar al lado de cada uno de los aparatos telefónicos de la ciudad, anunciando el servicio

de suministro rápido de coches.912

En el campo del transporte, debe tenerse en cuenta además el papel cumplido por la

Sociedad en la importación de uno de los primeros vehículos automotores a la ciudad. La

propuesta fue presentada por José A. Gaviria, quien se había enterado del proyecto que en

tal sentido promovían los ciudadanos Uladislao Vásquez y Antonio Arango. La Sociedad

907 A. S. M. P. Acta No. 100, del 20 de Noviembre de 1906, f. 167-168908 A. S. M. P. Acta No. 124, de 10 de septiembre de 1907, f. 212909 A. S. M. P. Acta No. 161, de 22 de septiembre de 1908, f. 268910 A. S. M. P. Acta No. 197, de 9 de septiembre de 1909, f. 323911 A. S. M. P. Acta No. 511, de 9 de julio de 1917, ap. IV912 A. S. M. P. Acta No. 526, de 22 de octubre de 1917

325

ofreció tomar dos acciones “siempre que no valgan más de $ 5,000 p.m. cada una”,

equivalentes a 100 pesos oro.913

En 1910 se concretó la empresa del automóvil. En efecto, el Presidente informó del costo

de tal vehículo, el cual ascendió a la suma de $ 330.000 p.m., incluyendo los gastos de

enseñanza y mecánica que cobrarían dos chaufferes, que vendrían con el auto. Se nombró

Presidente de la Empresa del Automóvil al comerciante Gabriel Posada y se convino en

concentrarse las acciones en pocos dueños. 914 La Sociedad prescindió de su acción para

pagar deudas pendientes, pero fue promotora de dicho proyecto. Una foto del automóvil en

mención se encuentra en el libro Medellín el 20 de julio de 1910.915

Además de reglamentar el transito y promover la creación de empresas de transporte, la

Sociedad de Mejoras se interesaba por el cumplimiento de las normas de tránsito por parte

de los cocheros, y por eso en 1912, atendiendo a la propuesta del socio Francisco E. Isaza

se aprobó elevar un memorial al comandante de la Policía, “insinuándole la idea de instruir

el Cuerpo en el sentido de obligar a todos los conductores de automóviles, coches y carros a

llevar siempre la derecha en su marcha”.916 Una norma tan elemental y de uso diario en

nuestra ciudad era por entonces de difícil aplicación. Como lo fue para la Sociedad el

impedir que bueyes y vacas transitaran por las principales calles del centro.

Pero no era suficiente con que hubiera automóviles y compañías de carruajes en la ciudad

para que el flujo de pasajeros y mercancías fuera lo suficientemente ágil. También era

necesario mejorar las vías públicas, crear otras acordes con el crecimiento futuro de la urbe

y extender las carreteras que comunicaban con los demás municipios del departamento. Por

este motivo la Sociedad de Mejoras durante toda su existencia ha mostrado un verdadero

interés por el problema de las vías terrestres.

Desde el mismo diseño del Plano de Medellín Futuro, se adoptaron decisiones con el fin de

responder a los requerimientos de la creciente ciudad. En 1913, en el despertar de la ciudad

industrial, gracias a la promoción emprendida por la Sociedad de Mejoras, la Junta

Municipal de Caminos emprendió la construcción del primer trayecto de la Carretera de

913 A. S. M. P. Acta No. 117, de 16 de julio de 1907, f.200; Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909, f. 285914 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910, f. 356915 Medellín el 20 de julio de 1910. Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, 1910916 A. S. M. P. Acta No. 316, de 9 de septiembre 1912, f. 30

326

Circunvalación adoptada en el Plano de Medellín Futuro, comprendido entre los puentes de

Guayaquil y de Colombia.917

Con el mismo propósito, la Sociedad jalonó proyectos de mejoramiento de vías y de

adecuación de vías para el tránsito de coches, hacia los cuatro puntos cardinales. Como

sucedió en 1913 con las avenidas paralelas a la quebrada Santa Elena, entre los puentes de

Junín y Palacé918; en el mismo año con la construcción, propuesta por Gonzalo Escobar, de

un camino carretero entre las poblaciones de Robledo y la América, con un puente sobre la

quebrada Iguaná919; en 1914 nombró una comisión compuesta por Ricardo Olano y Félix

Betancur para estudiar un proyecto de ley sobre ensanche y apertura de algunas vías

públicas920. Y, en el último año, se hicieron gestiones ante la Junta Municipal de Caminos

para adelantar algunos trabajos en la carretera a oriente.921

Sin embargo, las labores de la Sociedad en este campo abarcaron los más diversos aspectos,

como el mejoramiento de los puentes de mampostería sobre la quebrada Santa Elena 922, el

mantenimiento de los carreteables que conducen hacia el Bosque de la Independencia, el

monumento del Salvador, el sur de la ciudad y hacia el norte.

Fue la Sociedad además la que realizó los primeros ensayos de utilización de asfalto para el

cubrimiento de las calles del centro de la ciudad, por considerarlo el material más

apropiado para el desplazamiento de automóviles, siguiendo el ejemplo de las ciudades más

adelantadas del mundo. Los datos relacionados con el asunto fueron adquiridos en Bogotá

del maestro Francisco A. Cano, residente en Bogotá.923

Todas las mejoras que en el campo del transporte se hacían eran de sumo interés para la

Sociedad de Mejoras. Por tal razón, en 1913, la entidad secundó una propuesta de Antonio

J. Alvarez C., de abrir una suscripción con el fin de grabar una medalla en oro o en platino,

con la cual conmemorar la subida del primer hidroplano por el río Magdalena, medalla que

se debía obsequiar a Gonzalo Mejía, gestor de dicha empresa.924

917 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 144918 A. S. M. P. Acta No. 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 222919 A. S. M. P. Acta No. 364, de 17 de noviembre de 1913, f. 228920 A. S. M. P. Acta No. 382, de 1 de junio de 1914, ap. VIII921 A. S. M. P. Acta No. 387, de 10 de agosto de 1914, ap. II922 A. S. M. P. Acta No. 411, de 1 de marzo de 1915, ap. I; Acta No 413, de 15 de marzo de 1915, ap. V923 A. S. M. P. Acta No. 503, de 14 de mayo de 1917, ap. VIII924 A. S. M. P. Acta No. 334, de 17 de marzo de 1913, f. 101

327

La Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín aplaudía cualquier iniciativa tendiente al

mejoramiento y la modernización de los medios de transporte. Así, cuando a mediados de

la segunda década del presente siglo, un periódico de la ciudad propuso la construcción de

un tranvía, ésta lo apoyó, mediante una resolución y con las gestiones ante el Concejo: “La

SMP aplaude la idea de la construcción de un tranvía de la Estación Medellín a la fracción

de la América, lanzada por el Correo Liberal en su editorial de hoy, y se permite

recomendar su estudio al Honorable Concejo Municipal”.925

Pero de la misma manera en que apoyó la construcción del tranvía, en 1936, sin reparos de

ninguna clase, realizó los estudios tendientes a cambiar aquél sistema por el de buses. El

tranvía había dejado de ser funcional, ocasionaba serios accidentes de tránsito, y por su

estado de conservación contribuía a la congestión vehicular en el centro.926 En el último año

mencionado, la Sociedad de Mejoras envió un proyecto al Concejo Municipal con el que se

inició el proceso de sustitución del viejo, sonoro y pintoresco sistema de transporte por el

de modernos autobuses.927

A fines de la década de los veinte, el tema de las carreteras y de los sistemas de transporte

fue de constante referencia en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En

una de las actas de la Junta Directiva de 1926, se estuvo analizando el notable desarrollo de

las vías de comunicación a nivel mundial, así como la necesidad que tenía Antioquia de

contar con una salida al mar “por una vía segura y aprovechable continuamente”. Se

mencionaron el sinnúmero de trastornos, perjuicios y perdidas que ocasionaba el transporte

fluvial por el río Magdalena, “pues a cada verano prácticamente no hay transporte en el

río”. Otros argumentos a favor de una nueva vía de comunicación con el mar fueron: el

desarrollo logrado por el occidente antioqueño, las numerosas riquezas aun no explotadas

de esa región, el auge colonizador, y la defensa y conservación del Chocó, “que en buena

hora la Nación encomendó a este departamento”. 928

En vista de los anteriores argumentos, la Sociedad resolvió solicitar a la Asamblea de

Antioquia, la expedición de una ordenanza que ordene el estudio y construcción de dicha

carretera. Por su parte, la Sociedad inició una campaña de prensa a favor de la Carretera al

925 A. S. M. P. Acta No. 509, de 25 de junio de 1917, ap. X926 A. S. M. P. Acta No. 1279, de 27 de abril de 1936, p. 814927 A. S. M. P. Acta No. 1289, de 13 de Julio de 1936, p. 859928 A. S. M. P. Acta No. 864, de 8 de febrero de 1926, p. 470

328

Mar, e invitó a las demás Sociedades de Mejoras y municipios del departamento, a trabajar

en el propósito de que la Asamblea ordene la construcción de la carretera Medellín - Urabá

“a la cual está vinculado el progreso firme y definitivo de Antioquia”. Para ambas tareas se

nombró una comisión permanente.929

Los oficios de la Sociedad a favor de la Carretera al Mar fueron de diversa índole y se

prolongaron por muchos años. A fines de 1929, dirigió sendos telegramas, al presidente de

la República, al presidente de la Cámara y a la sociedad de Embellecimiento de Bogotá,

con el fin de prestaran su apoyo al proyecto de la ley que favorecería la carretera al Mar.

Asimismo, la Sociedad hizo publicar por su cuenta, un aparte del mensaje enviado por el

Gobernador de Antioquia a la Asamblea, que dice lo siguiente:

“... Hay obras, para los pueblos conscientes de su destino y su porvenir, cuyo valor no se mide con millones de pesos; ante ellas se debe perder el sentido de la cantidad monetaria. Y el pueblo de la dura cerviz construirá la carretera al mar, cuéstele lo que le costase y salga de donde saliese el dinero, pero la hará irrevocablemente. Esa es y será la consigna de todo Antioqueño que sienta todavía el impulso racial. Si en el ferrocarril de Antioquia, que terminamos, cada traviesa representa una víctima, nada importa que la carretera al mar cada kilometro represente decenas de miles de peros, si, después de construida, el porvenir es nuestro”.930

Sin lugar a dudas, las gestiones realizadas por la Sociedad de Mejoras a fines de los años

veinte y el apoyo que ésta recibió del Congreso de la República, el Presidente y la gobernación

de Antioquia, fueron decisivos en el despegue definitivo del proyecto de Carretera al Mar, el

cual había sido contemplado desde mediados del siglo XIX por la dirigencia antioqueña. La

carretera, que permitió la llegada, por primera vez, de un automóvil a Turbo en 1954, fue

fundamental para que comenzaran a afluir los primeros grupos importantes de colonos paisas

hacia el Urabá antioqueño, que había sido tierra de chocoanos y costeños.

No sólo Urabá fue objeto de preocupación de la Sociedad de Mejoras. En 1939 sugirió el

ensanche de las carreteras que salen de la ciudad, por considerarlas estrechas e insuficientes931,

y el socio Jorge Restrepo Uribe, realizaba gestiones encaminadas a la ampliación de la

carretera Medellín - Santa Bárbara.932 Un año después, una comisión de la Sociedad se reunió

con el presidente de la república, doctor Eduardo Santos, para solicitar el préstamo de dinero 929 Ibídem.930 A. S. M. P. Acta No. 1014, de 21 de octubre de 1929, p. 574-577931 Progreso. 3a época, No 1. Medellín: S. M. P., de julio de 1939.932 Progreso. 3a época, No 6. Medellín: S. M. P., de diciembre de 1939.

329

para diversas obras públicas, entre ellas la terminación de la carretera Sonsón - Dorada.933 En

los años siguientes, se gestionó la ampliación de la carretera Caldas - Santa Bárbara;934 se

trabajó en la pavimentación de la carretera Envigado - Itagüí935; se colaboró en la terminación

de la carretera Medellín - Cartagena (a la que le faltaban 100 kilómetros y dos años de

trabajos) 936; y estuvo estudiando diversos temas relacionados con las vías de comunicación

y transporte, cuales son: el Canal del Atrato, la Carretera Panamericana, la Carretera al

Mar, la Transversal del caribe, la Carretera Medellín-Cartagena, la carretera Medellín-

Puerto Berrío, la autopista Medellín-Bogotá, el Aeropuerto Internacional ubicado en tierras

del Oriente y el túnel Medellín-Rionegro, entre otros.937

933 Progreso. 3a época, No 10. Medellín: S. M. P., de abril de 1940.934 Progreso. 3a época, No 22. Medellín: S. M. P., de abril de 1941935 Progreso. 3a época, No 47. Medellín: S. M. P., de mayo de 1943.936 Progreso. 4a época, No 2 Medellín: S. M. P., de diciembre de 1948.937 Montoya Toro, Jorge. Op. cit., p. 272

330

6. La cultura, la educación y la recreación

6.1 Introducción

Una de las características esenciales de las ciudades, desde la antigüedad hasta el momento

presente es su intensa vida cultural, el papel que en su morfología ocupan los espacios

dedicados a actividades culturales, su papel educador y formador de ciudadanos, y su

diversidad de opciones para la recreación y el deporte. Por esta razón, la Sociedad de

Mejoras Públicas de Medellín, desde su fundación ha dedicado buena parte de sus energías

y recursos al fomento de actividades culturales, la educación de los sectores populares para

el trabajo, las artes plásticas, la recreación y el deporte.

A ella se deben obras culturales de honda trascendencia en la ciudad, como el Instituto de

Bellas Artes, -del cual ha sido desde siempre su pilar-, la Biblioteca Pública Piloto, el

Teatro Pablo Tobón Uribe, el Museo de Antioquia, la Escuela de Ciegos y Sordomudos.

Además, actividades culturales de gran tradición y arraigo en la población medellinense, se

deben a sus buenos oficios, entre ellas: la Fiesta de las Flores, el Martes del Paraninfo, las

ferias artesanales, las retretas en el Parque de Bolívar y los concursos de vitrinas. Como si

fuera poco está comprobado hasta la saciedad que los orígenes de los campeonatos del

fútbol en la ciudad están asociados a los esfuerzos de la Sociedad por brindar a los

medellinenses alternativas de uso del tiempo libre.

Antes de entrar en materia, sólo a manera de ilustración en torno a la manera como la

Sociedad de Mejoras pudo influir en los hábitos de los medellinenses, es de mencionar que

en 1917 tuvo la iniciativa, muy exitosa por cierto, de unificar el horario de toda la ciudad a

partir del reloj de la Catedral de Villanueva. Para ello, la Sociedad, en la cual estaban

representadas las familias de los industriales, recurrió al padre Jesús María Marulanda

gracias a cuyas gestiones se logró que los relojes de las iglesias de la ciudad por el de la

Catedral. Lo mismo hizo el gerente de turno del Ferrocarril de Antioquia quien dio orden de

poner los relojes de todas las estaciones según la “hora oficial”, que sería llevada por la

331

Catedral.938 Con esta medida se esperaba que los empresarios, obreros y empleados no

tuvieran disculpas para llegar tarde a la fábrica y las oficinas; que los estudiantes no

tuvieran justificación para llegar tarde a las aulas y las comadres a la misa.

6.2 Fiestas, retretas y celebraciones

Para todo habitante de Medellín es impensable su ciudad sin la retreta del domingo en el

Parque de Bolívar. Por eso a todos nos parece que ese espectáculo popular se estuviera

presentando desde siempre, a la misma hora y en el mismo lugar. Sin embargo, esta

costumbre nació en 1892 y su pervivencia se debe, en parte, a las labores de la Sociedad de

Mejoras.

La primer noticia que sobre este tema se encuentra en el Archivo de la Sociedad de Mejoras

corresponde al mes de julio de 1903. Los traumas ocasionados por la guerra de entre siglos

había llevado al traste con la retreta de los domingos. Por eso en aquella fecha la Junta

Directiva de la Sociedad aprobó la propuesta del Presidente de la entidad, el señor Gonzalo

Escobar, en el sentido de nombrar una comisión para que se entienda con el gobernador del

Departamento, el doctor Clodomiro Ramírez, con el fin de que se sirviera ordenar a Rafael

D’Aleman, Director de la Banda de Medellín, la realización de una retreta a las 9 a. m. en el

Parque de Bolívar los días domingos.939

Gracias a las gestiones hechas por la Sociedad se restauró la tradición de las retretas en el

Parque de Bolívar y se inauguró otra retreta en el Parque de Berrío por su recomendación, a

cargo de la banda del Regimiento Girardot. En 1917, por solicitud del Presidente del

Concejo Municipal, la Sociedad de Mejoras sugirió y fue aceptado un cambio de días y

horarios de ambos eventos.

Después de detenida discusión, se aprobó la sugerencia del socio José A. Gaviria

consistente en postergar en una hora y media las retratas que se daban a las 10 a.m. en el

Parque de Bolívar; las que se tocaban en el Parque de Berrío los jueves a las 7 de la noche

fueron trasladadas para el Parque de Bolívar los miércoles a la misma hora.940

938 A. S. M. P. Acta No. 526, de 22 de octubre de 1917, ap. VIII939 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903. f. 66940 A. S. M. P. Acta No. 515, de 6 de agosto de 1917, ap. II

332

Recomendaciones de esta importancia, acatadas la mayoría de las veces por el Concejo

Municipal, eran frecuentes, según hemos visto y abarcaban los más diversos aspectos de la

vida de la ciudad. Es de resaltar que la Sociedad no sólo incentivó a los entes

gubernamentales a la reinstauración de las retretas, sino que sus socios se constituían en el

mejor medio de propaganda de este tipo de programas culturales.

Otro aspecto de esta misma esfera de acción es el de la organización de fiestas y carnavales,

la mayor parte, con fines benéficos. De esta manera no sólo se animaba el ambiente cultural

de la ciudad, sino que se colaboraba a instituciones sin ánimo de lucro interesadas en el

mejoramiento de las condiciones de vida de la población de más escasos recursos.

La idea de realizar fiestas con fines económicos provino del periódico Polichinela, cuyos

redactores organizaron en 1905 una fiesta en beneficio de la Sociedad. Ante el éxito

obtenido, que permitió a la entidad el pago de algunas deudas, y la inversión de una parte

en lagunas mejoras. Antes de aquél año la sociedad no había realizado ninguna fiesta, pero

desde entonces este tipo de actividades se hicieron muy frecuentes 941

Fueron tantas y de tan diversa índole las fiestas promovidas y organizadas por la Sociedad

de Mejoras que sería interminable su mención. Por lo tanto sólo recordaremos las más

significativas.

Un primer tipo de fiestas fueron las hípicas, mencionadas en otro aparte de esta obra, al

referirnos al Frontón de Jai Alai. De estas se realizaron un sinnúmero en aquel escenario

deportivo, entre 1904 y 1910, algunas de ellas organizadas en compañía del periódico

aludido.942

En el mes de octubre de 1905 se realizó una fiesta que no debe pasar inadvertida. El

programa diseñado por los miembros de la Sociedad de Mejoras contó con los siguientes

actos: Pablo Echavarría estuvo encargado de la presentación de dos “cuadros” o

escenificaciones, el primero de ellos era el “santo Ecce Homo” en vivo, acompañado de una

pieza musical tocada por un niño de diez años, e incluía además un monólogo “de Dicenta”,

leído por el joven Luis Eduardo Villegas y una canción interpretada por el “bajo Correa”.

El segundo de los “cuadros” consistía en la representación de “La muerte del abanderado”,

941 A. S. M. P. Acta No. 69, de 5 de julio de 1905, f. 104942 A. S. M. P. Acta No. 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107

333

acompañado por el lloriqueo de seis flautas, la recitación de una niña, la interpretación de

una pieza musical a dos o tres pianos y un concierto de orquesta. El socio Enrique Olarte,

por su parte, propuso la puesta en escena de una obra cómica intitulada “Caretas”. José A.

Gaviria, entretanto, se ofreció a representar una comedia que denominó “Parada y Fonda”;

el doctor Eduardo Zuleta se encargó de una escena de “Transformismo”, ejecutada por

Ricardo Merizalde; y el socio Luis M. Olarte una serenata.943

Como puede observarse en aquel tiempo no se entendía por “fiesta” lo mismo que en la

actualidad. En aquél tiempo el término aludía a los más diversos aspectos de las

expresiones lúdicas, y contaba con importantes elementos teatrales, musicales, religiosos y

patrióticos. No obstante, debe aclararse que la fiesta descrita es la que se realizaba en

escenarios públicos, por lo general en el Parque Bolívar, siendo también comunes los bailes

privados en las casas de comerciantes y los de puerta abierta en los sectores populares.

Otro tipo de festejos y certámenes organizados por la Sociedad fueron las “exposiciones

anuales de flores frutas y hortalizas”, cuya idea fue lanzada por primera vez a la Junta

Directiva en el mes de octubre de 1905, por el Presidente Enrique Olarte. La propuesta

secundada por Ricardo Olano fue aprobada de la siguiente manera: “La SMP y el Centro

Artístico han convenido en hacer una Exposición Anual de Flores Frutas y Hortalizas, que

tendrá lugar en el mes de mayo”. La comisión encargada de organizar la exposición de

1906 estuvo compuesta por Juan Martínez S., Camilo C. Restrepo y Ricardo Olano.944 Esta

idea tuvo posteriores desarrollos y es casi seguro pensar que este fue el origen remoto de la

Fiesta de la Flores que se organiza actualmente en el mes de agosto.

La comisión nombrada para tal efecto entregó en el mes de noviembre del último año

mencionado un proyecto de exposición con algunas modificaciones: “Ábrese una serie de

exposiciones anuales agrícolas, la primera de las cuales se dará en mayo de 1906, con el

objeto de premiar todo producto de la tierra que a juicio del jurado respectivo sea

merecedor de recompensa. En estas exposiciones iniciadas por la SMP se incorporará

mediante arreglo que se celebrará a efecto la que el centro artístico se propone de efectuar

943 A. S. M. P. Acta No. 73, de 5 de octubre de 1905, f. 117944 A. S. M. P. Acta No. 76, de 31 de octubre de 1905. f. 117, 125

334

relativo al cultivo de plantas de adorno y su arreglo artístico. Destínase una suma hasta de $

10,000.oo para los premios”.945

Ahora bien, una de las fiestas más importantes organizadas por la Sociedad fue la del

Centenario de la Independencia Nacional. Llama la atención que la Sociedad empezó a

tratar el asunto con mucha anticipación. La propuesta fue lanzada el 31 de octubre de 1905

por el socio fundador Gonzalo escobar, en los siguientes términos: “La SMP lanza la idea

de una exposición nacional en Medellín que se efectuará el 20 de julio de 1910, en

celebración del Centenario de la Independencia Nacional. Envíese a todos los periódicos de

la ciudad una nota sobre el particular con el objeto de que el público se imponga de esta

idea”.946

Recuérdese que aquella fue una de las fiestas más significativas de cuantas organizó la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En su realización contó con la colaboración de

los gobiernos nacional, departamental y municipal, la prensa de la ciudad y el sector

privado. Coincidió con la presidencia de Carlos E. Restrepo y gracias a los recursos

obtenidos por la entidad cívica se iniciaron proyectos de gran trascendencia para ella, como

el Bosque de la Independencia, la revista Progreso y se publicó el libro conmemorativo de

aquella efemérides titulado Medellín el 20 de julio de 1910. Con motivo de aquella

festividad la Sociedad organizó además el concurso del Plano de Medellín Futuro.

En años posteriores, también la Sociedad asumió el liderazgo en la celebración del

aniversario de la Independencia, como ocurrió el 20 de julio de 1929, cuando se hizo

coincidir la efemérides con la reunión de la entidad, vinculando de esta manera el

patriotismo y la labor cívica que ésta desplegaba. Concurrieron a esta sesión, efectuada en

el paraninfo de la Universidad de Antioquia, los doctores Camilo C. Restrepo, Gobernador

del Departamento, Carlos E Restrepo, presidente honorario de la sociedad, el director de

Educación Publica, el secretario de Hacienda, el alcalde Municipal, los representantes del

Concejo Municipal, el comandante de la Cuarta Brigada, los rectores de la Universidad y

del colegio San Ignacio, Socios fundadores de la Sociedad de Mejoras de Medellín, el

945 A. S. M. P. Acta No. 80, de 28 de noviembre de 1905, f. 135946 Archivo S. M. P. Acta No 76 de 31 de octubre de 1905. Folio 126

335

Cuadro de Honor, y representantes de las Sociedades de Mejoras Públicas de Pereira,

Manizales, Fredonia, Urrao, Amagá, Cúcuta, Armenia, Barranquilla, Yarumal y Jericó.947

Otro tipo de fiestas organizadas por la Sociedad, valiosas por su significado, fueron las

infantiles, efectuadas en el Parque de Bolívar. La primera de ellas se hizo con motivo de la

inauguración del quiosco en dicho parque en el mes de marzo de 1906, la cual se inició a

las cinco de la tarde, tuvo la siguiente programación y fue un éxito entre la población

infantil: 1) Retreta por la Banda Marcial en el quiosco; 2) Concurso de cochecitos y de

velocípedos con premios para los niños; 3) carreras a pie para menores de diez años con

premio; 4) Trampolín Americano; 5) Carreras para niñas menores de diez años; 6) entrega

de premios adjudicados por el jurado en el concurso de fotógrafos de la fiesta hípica y rifa

de los cuadros a la cual tendrán derecho todas las boletas de entrada; 7) estreno del Guignol

(Sic) con la presentación de un drama; 8) carreras para niñas llevando huevos sueltos en un

plato; 9) la argolla japonesa; 10) la boca del dragón; 11) Tiro al blanco para niños; 12) El

burro sin cola con premio de una muñeca y algún otro objeto para niños.948

La anterior fiesta le significó a la Sociedad unos ingresos no despreciables, cercanos a los

diez mil pesos e inspiró la idea de continuar realizando fiestas infantiles. El 21 de abril de

1907 se celebró una de dichas fiestas infantiles en el Parque de Bolívar, con motivo de la

inauguración de las bancas obsequiadas por la Sociedad. A la una de la tarde la Banda

Marcial ofreció una retreta. Luego se ejecutó el siguiente programa: “Gran Ginkhana: 1.

Handicap cómico de animales de corral, premio: una caja de bombones; 2. Carrera del

lunero, premio: $50; 4. La lluvia de bombones (Piñata por niñas), entrada a la Piñata $

5.oo.; La Boca del Dragón; Tiro al Blanco; Argolla Japonesa con premio de valor;

caballitos enjaezados para niñas y niños, $ 5.oo por cada paseo; un coche para cuatro niños,

$ 5.oo por cada paseo en el Parque. Sesión Nocturna. A las 6:00 p. m. Entrega oficial al

señor presidente del Cabildo de la instalación eléctrica del quiosco, ofrecida por la SMP.

Gran iluminación de colores generosamente ofrecida por la Cía de Instalaciones Eléctricas.

Retreta de gala, estreno por la Banda Marcial; Rifa gratuita de un hermoso caballo y dos

objetos de arte”.949

947 A. S. M. P. Acta No 1000, Sesión solemne del día 20 de Julio de 1929, p. 506 - 507948 A. S. M. P. Acta No. 85, del 13 de marzo de 1906, f. 144-145949 A. S. M. P. Acta No. 106, de 15 de abril de 1907, f. 176-177

336

Por la misma época se inició un nuevo tipo de festejo, las fiestas pirotécnicas en el

hipódromo del Frontón del Jai Alai.950 El producto monetario (cerca de $ 37.000) de ambas

fiestas se repartió entre el Hospital de Caridad y las obras públicas proyectadas por la

Sociedad. Con el fin de colaborar a aquél hospital, la Sociedad de Mejoras efectuó varias

decenas de fiestas más en los años subsiguientes.

Una de aquellas fiestas que llaman la atención, por sus fines caritativos, es la realizada a

fines de 1908 en el Parque de Bolívar, por la manera en que se participaron los socios en las

diferentes comisiones creadas para su organización:

- Alumbrado: Luis Mariano Olarte y Ricardo Escobar U.

- Programas, tiquetes de entrada y cantinas: Alberto Ángel.

- Coches y caballitos para niños: Camilo C. Restrepo, Gustavo Restrepo y José María

Jaramillo Martínez.

- Argolla japonesa: Gregorio Pérez y Lisandro Ochoa.

- Carrera del huevo: Ricardo Jaramillo y Gabriel Latorre. 6a Tiro al blanco: Pedro P.

Santamaría y Gonzalo Escobar.

- Bota del tragón: Carlos Nauts, Gabriel Posada y Gregorio Pérez.

- Guigñol y Conseguir “La Lira”: Carlos Molina, Enrique Gaviria y Ricardo Escobar.

- Carreras de aves de corral: Dr. Julio Botero y José María Jaramillo Martínez.

- Rifas: Luis María Olarte, Dr. T. Quevedo A., Juan Martínez.

- Concurso del Juego de Diábolo: Dr. Alejandro López y Luis Guillermo Jaramillo.

- Carreras en sacos y zancos: Gregorio Pérez, Peter Santamaría y Gonzalo Escobar.

- Para ayudar a la comisión de señoras: Cesar Piedrahita, Dionisio Lalinde, Julio Restrepo

L. y Francisco A. Cano.951

No deja de ser curioso imaginar a personajes tan notables, muchos de ellos comerciantes de

gran prestigio y ocupados profesionales, encargados de asuntos anodinos, como la

organización de una rifa, la venta de entradas, o una carrera de encostalados y zancos. No

todo podía ser negocios y rentabilidad.

950 A. S. M. P. Acta No. 90, de 9 de mayo de 1906, f. 152-153951 A. S. M. P. Acta No. 154, 23 de junio de 1908, f. 256-257

337

Dentro de la amplia gama de fiestas efectuadas por iniciativa de la Sociedad, vale destacar

además las llamadas “Fiestas de juegos florales”, las cuales consistían en un desarrollo de

las propuestas por Enrique Olarte en 1905, y que adquirieron una importancia mayor en la

vida cultural de la ciudad en el momento en que las damas del Cuadro de Honor

protagonizaron su realización, en 1912. Desde entonces, se empezó a elegir una Reina de la

fiesta y se trasladó su celebración para los primeros días del mes de agosto, como sigue

siendo en la actualidad. El “Cuadro de Honor” de aquél año estuvo integrado por las

señoritas: Amalia Mejía Restrepo, Pepa Toro Uribe, Luisa de Greiff, Julia Mejía Arango,

Mariana Arango Tamayo, Julia Olarte, Sofía Uribe Uribe, Ana Peláez Restrepo, Elena

Martínez Toro y María Restrepo Ángel.

Para la organización de la Fiesta de Juegos Florales se nombraron las siguientes

comisiones:

- Consecución de los trajes: Dr. Francisco E. Isaza.

- Decorados, utilería y taquilla: Dr. José Vélez R.

- Asistencia en el escenario: Dr. Miguel Moreno Jaramillo, Gabriel Latorre, E. Olarte,

Manuel J. Alvarez. Francisco E. Isaza, José Vélez R. Nolasco Betancur.

- Venta y repartición de localidades: Dr. José A. Gaviria, Dr. Lisandro Ochoa.

- Arreglo del teatro: Dr. Valerio Tobón, Dr. E. Olarte y Dr. José A. Gaviria.

- Consecución de flores de hortensia: Dr. Gustavo Restrepo.

- Contratación y hechura de diplomas: Dr. Enrique Olarte.

- Contratación y dirección de la hechura de medallas: Dr. Miguel Moreno Jaramillo.

- Contratación y dirección de una edición extraordinaria del periódico el “Progreso”: Dr.

Miguel Moreno Jaramillo.

- Consecución de algunos elementos y útiles militares: Dr. Ricardo Greiffenstein, Dr.

Gabriel Latorre.

- Arreglar de todo lo concerniente al alumbrado eléctrico: Dr. Juan Martínez S.

- Contratación de orquesta: Gonzalo Escobar.

- Envío y colocación de la Policía: Dr. Jesús Cock.

338

Finalmente se declaró “solemnemente fundada la institución de los Juegos Florales que se

verificarán cada año y en los cuales podrían tomar parte todos los poetas de Colombia”.952

A partir de 1917 esta fiesta comenzó a realizarse en mayo, bajo la denominación de “Fiesta

de las Flores” y las ganancias que producía se reinvertían en obras públicas.953 José Gaviria

Toro en 1925 se refería a estos certámenes como “Fiesta de las Flores”.954

La fecha para la celebración de este evento no siempre era la misma. Unas veces se realizaba

en el mes de agosto, otras en el mes de mayo, e incluso en otros meses. En 1939, por ejemplo,

se realizó durante los primeros quince días de septiembre. El acto central consistió en una

exposición de flores en el Bosque de la Independencia, en la cual participaron expositores de

nivel nacional, con todo tipo de plantas, flores y frutas, herramientas y abonos. En el marco

del mismo evento se presentaron conferencias, se ofrecieron prácticas de cultivo, y se realizó

un concurso de triciclos y otro de automóviles decorados.955 En algunas ocasiones, como

ocurrió en 1940, la exposición de flores se hacía en el palacio de Bellas Artes y no en el

Bosque, y la fecha se cambiaba para el mes de mayo.956

En 1950 la Fiesta de la Flores incluyó la siguiente programación: concurso de vitrinas, desfile

de silleteros por la Avenida La Playa, exposición anual de artistas Antioqueños en el Palacio

de Bellas Artes, exposición de artistas de flores en el Museo de Zea, recitales y conciertos.957

En 1912, la Sociedad de Mejoras comenzó a organizar otro tipo de festejos. La Fiesta del

Árbol es una de ellas, que incluía en su programación la siembra de árboles en las avenidas

y parques públicos. Los socios más activos en este campo fueron Manuel J. Alvarez,

Gustavo Restrepo y Enrique Olarte.958 La celebración del día del árbol, iniciada en aquél

año, desde entonces se empezó a organizar anualmente por la Sociedad, con contadas

excepciones, como parte de su preocupación por la situación ambiental de la capital

antioqueña, y con este motivo se plantaron, en diferentes momentos, especies nativas en los

952 A. S. M. P. Acta No. 309 de 22 de julio de 1912, f. 10-11953 A. S. M. P. Acta No 503, de 14 de mayo de 1917, ap. II954 Gaviria, José A. Monografía de Medellín. Tomo I, 1675 - 1925. Medellín: Imprenta Oficial, p. 147955 Progreso. 3a Época, No 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.956 Progreso. 3a Época, No 10. Medellín: S. M. P., abril de 1940.957 Progreso. 4a Época, No 11. Medellín: S. M. P., septiembre de 1950.958 A. S. M. P. Acta No 314, de 26 de agosto 1912. f. 23

339

parques, en el Bosque de la Independencia, en el Cerro Nutibara, en las cuencas de algunas

quebradas, y en otros sitios públicos.

En este mismo orden de cosas, merecen mención otro tipo de celebraciones anuales

programadas por la Sociedad de Mejoras. Al parecer fue en la década de los cuarenta

cuando esta organización empezó a liderar la celebración del día de la madre en la ciudad

de Medellín. En 1942, el segundo domingo del mes de mayo, fecha en que tradicionalmente

se celebra aquel día, el Cuadro de Honor programó una charla de doña Sofía Ospina de

Navarro, un concierto de canto y un concurso de vitrinas.959

Aquél año se hizo la primera entrega del premio a la madre, otorgado por el Cuadro de Honor,

que consistía en la adjudicación de una veinteava parte del valor de una casa, con su respectivo

mobiliario para el matrimonio de obreros que tuviera el mayor numero de hijos menores a su

cargo, el cual fue entregado a Fidel J Ortiz y Rosa María Ramírez, padres de 14 hijos menores

y 5 muertos.960 Otra actividad que hacía parte de la programación del día de la madre era la

celebración de misas solemnes en varios sitios de la ciudad.961

Por la misma época, la Sociedad de Mejoras promovía la celebración de la “semana del niño”,

durante la última semana del mes de octubre. El propósito principal de dicha celebración era la

inculcación de valores cívicos entre los niños, a la vez que se les brindaba recreación y alegría.

Por aquellos días, la Sociedad distribuía entre los niñas y niña, algunas “máximas cívicas”,

sobre progreso y educación en las escuelas “para marcar un derrotero en los niños sobre su

vida futura de perfectos ciudadanos”.962

En la categoría de fiestas con fines benéficos, es preciso mencionar las que realizó en 1913,

por iniciativa de Enrique Olarte, con el apoyo de un grupo de periodistas de la ciudad, para

reunir fondos que se destinaron a auxiliar las víctimas de los incendios de Chiriguaná y

Girardot.963 Entre las fiestas realizadas en la ciudad en dicho año, requiere mención aparte

la función cinematográfica, brindada a favor de la Sociedad por la Compañía Di Domenico

Hermanos.964

959 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942.960 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942961 Progreso. 4a Época, No 9. Medellín: S. M. P., junio de 1950.962 Progreso. 3a Época, No 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942.963 A. S. M. P. Acta No 331, de 19 de febrero de 1913. f. 93964 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913. f. 140

340

En 1913 además, con motivo de la próxima llegada del Ferrocarril de Antioquia a Medellín,

la Sociedad de Mejoras ofreció su experiencia en organización de fiestas al Gobernador, la

Junta Directiva del Ferrocarril de Antioquia y el Concejo Municipal, con el fin de celebrar

“de una manera digna” la culminación de los esfuerzos del pueblo antioqueño.965

En 1914, con motivo del regreso a la ciudad de Medellín, del expresidente de la República

y fundador de la Sociedad, doctor Carlos E. Restrepo, se organizó una recepción en su

honor. Entre los considerandos de tal resolución se mencionó la “administración honrada y

consciente” ejecutada por este antioqueño al frente de los destinos del país, los servicios

prestados por éste en la fundación de la Sociedad de Mejoras y el deber cívico de “hacer al

ilustre personaje una manifestación de simpatía y respeto. Se nombró una comisión,

integrada por Gonzalo Escobar Ricardo Olano, para que se desplazara hasta Puerto Berrío a

dar la bienvenida al doctor Restrepo en nombre de la Sociedad y se organizó una fiesta por

cuenta de la Sociedad, para rendir homenaje al hombre público.966

A su regreso, los comisionados para la bienvenida del doctor Carlos E. Restrepo,

manifestaron que éste se había mostrado agradecido con la Sociedad por la distinción que

se le había hecho y con respecto a la Sociedad había expresado: “... Las simpatías y

prestigio (de) que goza en Bogotá la SMP de Medellín, por los beneficios que con sus

incansables labores ha aportado a Antioquia y el benéfico ejemplo dado a las demás

ciudades del Departamento y de fuera de él, donde se fundan con frecuencia sociedades

análogas a ésta, respondiendo a los nobles fines que persigue la SMP de Medellín”.967

Por aquellos años, además cuando aún estaba en proceso de construcción el Bosque del

Centenario, la Sociedad programaba con cierta frecuencia un pic-nic entre sus socios968, así

como era corriente la celebración de fiestas en El Club Unión.969

965 A. S. M. P. Acta No 365, de 24 de noviembre de 1913, f. 234966 A. S. M. P. Acta No 386, de 27 de julio de 1914, ap. V967 A. S. M. P. Acta No 388, de 24 de agosto de 1914, ap. VI968 A. S. M. P. Acta No 436, de 29 de noviembre de 1915, ap. VI969 A. S. M. P. Acta No 502, de 7 de mayo de 1917, ap. VIII

341

6.3 Celebraciones de efemérides

Otra clase de fiestas organizadas por la Sociedad son las que han tenido que ver con la

conmemoración del aniversario de su fundación. La primera vez que se le dio cierto realce a

esta efemérides y se sacó del recinto de reuniones fue el 9 de febrero de 1924, con motivo de

sus bodas de plata. En una reseña sobre el significado de esta celebración, aparecida en la

revista Progreso de 1943 se mencionó la resistencia de la entidad, que no sucumbió ante la

Guerra de los Mil Días, ni ante las crisis económicas que habían conmovido la sociedad en

general. Aseguraron además que “La transformación que ha experimentado nuestra ciudad en

los últimos 20 años, a ella, en buena y gran parte se debe”, y además que “La SMP ha venido

ha crear estas virtudes de civismo, cooperación, solidaridad, que vivieron tan lejos de nuestro

lenguaje y de nuestras obras. Nos ha enseñado a servir: a servir a la ciudad, al prójimo y a la

comunidad. Servir, que es aplicar a las relaciones civiles esa virtud evangélica que las encierra

todas: caridad”.970

Una segunda celebración de gran significado para la Sociedad fue la fiesta de los cincuenta

años, celebrada en la primera semana del mes de febrero de 1949, para cuya realización se

tuvieron fuertes tropiezos financieros por falta de presupuesto.971 Aún con modestia, el

programa contó con eventos de un profundo sentido educativo y religioso, como la reunión

con los representantes de los centros cívicos de Medellín y la vinculación a la fiesta religiosa

de nuestra señora de la Candelaria. La Sociedad de Mejoras Públicas del Poblado colocó una

placa conmemorativa en el edificio donde se llevo a cabo la primera sesión de la Sociedad. La

compañía Colombiana de Tabacos ofreció un concierto en honor de la Sociedad; se colocó la

primera piedra del teatro municipal (Teatro Pablo Tobón Uribe); se hizo una reunión con

delegados de otras ciudades en el Club Campestre; se presentó un concierto a cargo de la

Orquesta Sinfónica; tres bailes de gala: uno en el Club Unión, otro en el club Campestre y otro

en el Bosque de la Independencia. Las festividades fueron coronadas con una sesión solemne

con la asistencia del gobernador y los socios fundadores vivos por entonces. 972

970 Progreso. 3a Época, No 53. Medellín: S. M. P., noviembre de 1943.971 Progreso. 4a Época, No 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.972 Progreso. 4a Época, No 4. Medellín: S. M. P., abril de 1949.

342

La celebración de los sesenta años el 9 de Febrero 1959 fue mucho más sencilla. Consistió en

una sesión solemne de la Asamblea General.973 Las conmemoraciones se sucedieron durante

aquellos años, aunque en adelante no fueron de tanto derroche.

En las Bodas de Diamante, el acto central consistió en la colocación de una placa

recordatoria en el sitio donde fue fundada la Sociedad, en el costado oriental del edificio del

Banco Industrial Colombiano (Carabobo x Colombia).974 En la foto que recuerda este

momento histórico, publicada en el libro Medellín Ciudad Tricentenaria 1675-1975,

aparecen doña Teresita Santamaría de G., doña Eugenia Ángel de Vélez, don Aníbal

Jaramillo, el doctor Marceliano Paz, don Guillermo Echavarría, don E. Livardo Ospina, don

José Olano y don Libardo Bedoya Céspedes.975

Durante las Bodas de Diamante además se contó con la asistencia del Presidente de la

República, Misael Pastrana Borrero, quien fue invitado especialmente por una comisión de

la Junta Directiva integrada por los señores Pablo Edgar Gómez, presidente de la entidad,

Beatriz Henao Jaramillo, Oscar Acosta y Fritz Oberndorfer. Durante los setenta y cinco

años de existencia de la institución cívica el mandatario recibió la distinción “Bodas de

Diamante”. Otro invitado especial fue el gobernador Jaime R. Echavarría, quien recibió un

pergamino de manos de la presidenta del Cuadro de Honor, doña Ana Gómez de Sierra. Por

su parte, el presidente de la Sociedad le entregó el “Bastón de Mando” al alcalde de la

ciudad, Fernando Uribe Senior recibió.976

Al año siguiente, con sus setenta y cinco años a cuestas, la Sociedad empezó a colaborar

con las autoridades municipales en la celebración del trescientos años de existencia jurídica

de la villa de la Candelaria de Medellín. Estaban al frente de la entidad las siguientes

personas: Pablo Edgar Gómez, Presidente; Óscar Acosta Ángel, vicepresidente; Ana

Gómez de Sierra, presidenta del Cuadro de Honor; Libia González de Fonnegra,

vicepresidenta; Jorge Ospina Londoño, Ángela Upegui de Echeverri y Fritz Oberndorfer y

Jorge Montoya Toro, entre otros, miembros de la junta directiva.

973 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959.974 A. S. M. P. Acta No 812, de 21 de enero de 1974, p. 625975 Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. Medellín Ciudad Tricentenaria 1675-1975. Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, 1975, p. 274976 Ibid., p. 276

343

Como organizadores de la conmemoración tricentenaria, la Junta Directiva estuvo

analizando varias propuestas. Una de ellas idea de la señora Beatriz Mejía de Ospina, que

se llevó a efecto, de construir un termómetro gigante denominado “Termómetro

tricentenario o Termómetro Cívico”, cuyos recursos se destinaron a la construcción del

Barrio Tricentenario para familias de escasos recursos.977 El “Termómetro Tricentenario”

fue un éxito y estuvo instalado en el edificio Coltejer. Allí se marcaba el nivel que

alcanzaban las consignaciones de los ciudadanos en una cuenta corriente abierta por la

Sociedad en uno de los bancos de la ciudad para recibir las donaciones para el barrio

Tricentenario.978

La celebración del Tricentenario fue sin duda una de las mayores fiestas de cuantas ayudó a

realizar la Sociedad de Mejoras. A dicha efemérides se unieron la nación, el departamento y

el municipio, mediante leyes ordenanzas y acuerdos para contribuir a la conmemoración

con obras de desarrollo. El Concejo de Medellín organizó un partido de fútbol con las

estrellas de la televisión, condecoró al presidente de la república Alfonso López Michelsen

-invitado especial-, realizó un homenaje a la ciudad de Santa Fe de Antioquia, abrió una

exposición de fotografías de Medellín antiguo y repatrió los restos del prócer Atanasio

Girardot.979

La Sociedad de Mejoras estuvo representada en la Junta del Tercer Centenario creada por el

alcalde de la ciudad, a través de su presidente y de la presidenta del Cuadro de Honor.

Estaban presentes además en dicha junta: el alcalde, el presidente del Concejo, el

Arzobispo de la ciudad, el presidente de la Academia Antioqueña de Historia, el rector de

la Universidad de Antioquia, representantes de los gremios y de algunos organismos del

gobierno departamental.980

El 21 de marzo de 1975 la primera dama de la nación, Cecilia Caballero de López abrió la

urna legada por el Concejo Municipal de 1875, a los concejales del tricentenario, la cual

contenía además de los retratos de las principales autoridades de aquel entonces, fotografías

de distintos ángulos de la ciudad, un plano topográfico, vestidos típicos, banderas y

977 A. S. M. P. Acta No 849, de 13 de agosto de 1975978 A. S. M. P. Acta No 850, de 27 de agosto de 1975, p. 666979 Restrepo Uribe, Jorge. Medellín , su origen, progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 611 y ss.980 Ibid., p. 621

344

ejemplares de algunos periódicos del siglo pasado981. En dicho año se le dio mayor realce a

la Fiesta de las Flores, se hicieron campañas de limpieza y pintura de fachadas, se

organizaron tablados populares, y se publicó, por cuenta de la Sociedad, el libro Medellín

ciudad tricentenaria, 1675-1975.

Por sus reconocidas labores en servicio de la ciudad, en 1977, doña Ana Gómez de Sierra,

Presidenta de la Sociedad recibió para la entidad la “Estrella de Antioquia” en calidad de

oro, en un acto solemne realizado en la Gobernación de Antioquia.982 Dos años después, la

organización cívica celebró sus ochenta años, y para ello nombró como Presidente

Honorario de los actos conmemorativos a Antonio Restrepo Arango.983 No se conoce

mucho sobre el desarrollo de aquellas fiestas, pero es de suponer, que la crisis por la que

atravesaba la Sociedad le obligó a realizar unas fiestas modestas.

Lo que no fue obstáculo para que las autoridades municipales en 1980, con motivo de los

70 años del Instituto de Bellas Artes, homenajeara la labor de la más antigua escuela de arte

de la ciudad, con la “La Estrella de Antioquia” y el “Hacha simbólica”.984

En 1987, cuando la Sociedad iniciaba su renacimiento, luego de tres años de gestión de su

presidente el doctor Carlos Horacio Hincapié Abad y de su director ejecutivo Mario Libardo

Bedoya, emprendió una campaña con motivo de la llegada de Su Santidad Juan Pablo II a la

capital antioqueña, bajo el lema “Medellín vuelve a florecer”, por medio de la cual se invitaba

a la ciudadanía a engalanar la fachada de las casas con plantas ornamentales.985

Pero quizás la última de las conmemoraciones realizadas por la Sociedad de Mejoras es la

de los noventa años de su fundación, celebrada con toda la magnificencia que se merece la

entidad, en 1989. Nuevamente, la Sociedad, que empezaba a cosechar los frutos de una

gestión provechosa para el saneamiento de sus finanzas y para retomar los hilos del

pensamiento cívico legado por sus fundadores, consideró necesario realizar una

conmemoración acorde con la altura de la institución.986

981 Ibid., p. 627982 A. S. M. P. Acta No 886, de 23 de febrero de 1977, p. 702983 A. S. M. P. Acta No 931, de 10 de agosto de 1978, p. 752984 A. S. M. P. Acta No 980, de 26 de agosto de 1980, p. 819985 Progreso. 7a Época. Año LXXVIII. Medellín: S. M. P., noviembre de 1989.986 Ibídem.

345

En aquella ocasión, se publicó, después de varios años fuera de circulación, la revista

Progreso. En el acto central, realizado en el Teatro de Bellas Artes, estuvo como invitado

especial el alcalde de la ciudad, Juan Gómez Martínez, quien dirigió unas palabras de

felicitación a la entidad cívica en su nonagésimo aniversario. Por la misma época, el

Presidente del Concejo Municipal, Orlando Vásquez Velásquez, hizo entrega de una placa

conmemorativa en reconocimiento de los 90 años de labor cívica de la Sociedad. 987

6.4 Las exposiciones agro-industriales

Interesada en el apoyo y la promoción de certámenes que contribuyeran al desarrollo de las

ciudad en todos sus aspectos, la Sociedad de Mejoras en determinados momentos,

contribuyó con la realización de eventos de carácter industrial. Así por ejemplo, en 1906,

por petición de la Sociedad de San Vicente de Paúl, la entidad se vinculó a la comisión

organizadora del primer certamen industrial de este siglo en la ciudad. La Sociedad San

Vicente solicitó la contribución con “alguno o algunos premios para adjudicarlos en dicho

certamen a aquella o aquellas de las artes o industrias que la Sociedad crea más conveniente

estimular entre nosotros”.988

La Sociedad contestó ofreciendo el concurso personal de sus miembros y posteriormente

ofreció su contribución económica con los premios para los grupos tercero y cuarto, es

decir los de Plantas y Productos Textiles, y Materiales de Construcción. Como un aporte

suplementario, pero indispensable, se comisionó a los Manuel J. Alvarez C. y al doctor

Tomás Quevedo Alvarez para repartir circulares a todos los expositores de estos ramos, con

el fin de animarlos a participar.989 Además, se resolvió pagar el porte por las circulares que

se enviaran a los pueblos referentes al certamen industrial de San Vicente.990

En 1916, con motivo de una exposición industrial y agropecuaria de similares dimensiones

a la realizada diez años antes, la Sociedad volvió a vincularse de manera similar. La

987 Ibídem.988 A. S. M. P. Acta No 90, de 9 de mayo de 1906, p. 152-153989 A. S. M. P. Acta No 92, 28 de mayo de 1906, f. 156990 A. S. M. P. Acta No 92, del 20 de junio de 1906, f. 157

346

Exposición Agrícola y Pecuaria, que tuvo lugar el 12 de octubre a las 9 a.m. fue otro de

esos acontecimientos de cobertura regional en los que la Sociedad participó de manera

activa.991 Y según el informe del presidente de la Sociedad, José A. Gaviria, la exposición

“tuvo buen éxito tanto por los animales que se exhibieron como por la concurrencia”.992

De esta manera se puede observar cómo la preocupación de la Sociedad por la modernización

de la ciudad abarcaba los más diversos aspectos. Sólo a manera de ilustración, se mencionan

aquí las más importantes exposiciones o certámenes industriales en los que participó la

Sociedad. Se sabe, por ejemplo, que fue ella la principal impulsora de las ferias artesanales o

“sanalejos” y Mercados de Flores y Frutas, los cuales primero realizaron en las Plazuelas de

San Roque (actual atrio de la iglesia San José) y José Félix de Restrepo (Plazuela San

Ignacio), durante la segunda década del presente siglo.

En el mes de octubre de 1960, organizó, junto con el Instituto Forestal de la Universidad

Nacional, la Primera Exposición Forestal Colombiana, la cual se realizó en las instalaciones de

la Biblioteca Pública Piloto y contó con una exposición gráfica, de maquinaria, proyección de

películas, muestra de madera y de algunos productos elaborados con maderas antioqueñas.993

En la década de los sesenta, esta trayectoria en el fomento de ferias y exposiciones de

productos y artesanías se consolidó en el programa anual denominado “Antioquia es así”, y

en 1971, por iniciativa de la señora Ana Gómez de Sierra, éste se convirtió en un evento de

mayor regularidad, el cual inicialmente se pretendió que fuera todos los domingos y

festivos. No cabe duda de que éste es el origen de las exposiciones artesanales que

actualmente se realiza el primer sábado de cada mes en el Parque de Bolívar. En su

realización, colaboraban el Sena, Turantioquia, Fomento y Turismo, y otras entidades

oficiales y particulares interesadas en el certamen. La idea de doña Ana Gómez consistía en

“Una especie de mercados dominicales o en los días festivos, ocuparían un grupo numeroso

de gentes que ofrecían sus productos, exhibirían nuestras artesanías”.994

Posteriormente, esta serie de eventos artesanales fueron reunidos en uno solo de carácter

anual, el cual coincidía con las fiestas del Tricentenario de la ciudad, y según Jorge

991 A. S. M. P. Acta No 481, de 9 de octubre de 1916, ap. XII y XV992 A. S. M. P. Acta No 482, de 16 de octubre de 1916, ap. X993 Progreso. 6a Época, No 39. Medellín: S. M. P., noviembre de 1960.994 A. S. M. P. Acta No 742, de 25 de agosto de 1971, p. 545

347

Montoya Toro:

“Para que percibamos cómo los principios tutelares no han sido desvirtuados y cómo existe

una profunda identidad de pensamiento y acción, entre quienes dieron nacimiento a esta

sociedad y quienes ahora tienen la responsabilidad de conducirla, si en 1906 realizó la

primera exposición de flores y productos agrícolas, en los años de 1974 y 1975 Medellín,

Antioquia y los turistas de todo Colombia, han asistido a uno de los certámenes más

representativos de nuestro potencial terrígeno: la “Feria Agroindustrial Frutos de mi

Tierra”. Muy significativamente, y siempre unida con afecto entrañable a los destinos de su

Ciudad, la SMP abrió, en agosto 6 del año en curso, las festividades tricentenarias tanto en

el desfile inicial de la Feria-Exposición, como con el derroche de belleza agrícola,

agroindustrial, artesanal y folclórica que integró el magno certamen a que aludimos, y

además, con la previa entrega del bastón, símbolo de autoridad del primer burgomaestre, a

quien ostentaba en ese momento el cargo, doctor Fernando Uribe Senior”.995

De estas ferias se realizaron varias versiones, dirigidas por la Sociedad de Mejoras, antes de

ser asumidas por la administración municipal, la cual, con la construcción del Palacio de

Exposiciones, convirtió la exposición agro-industrial en un evento anual dentro de la

programación de aquél, organizado por la administración de esta edificación municipal.

6.5 Los concursos

Acorde con el pensamiento de avanzada que siempre expresó, la Sociedad de Mejoras,

impulsó algunos concursos con el fin de promover los que consideraba valores cívicos, uno

de los cuales serían los de la feminidad, fuertemente atacada por los procesos de

modernización y la irrupción de nuevas costumbres que alejaban a las mujeres de sus roles

tradicionales. Una manera de evitar que el feminismo llenara los espacios mentales

propiciados por las nuevas costumbres citadinas, fue la de incentivar en las señoras y

señoritas el aprovechamiento del tiempo libre con la literatura. Por esta razón, en 1914

patrocinó un concurso de cuentos entre la población femenina de la alta sociedad

995 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 268

348

medellinense y publicó un folleto con los cuentos ganadores.996 De este concurso hubo

varias versiones y gracias a estos se dieron a conocer escritoras como doña Sofía Ospina de

Navarro.

De nuevo en 1918 la Sociedad realizó un concurso de cuentos abierto a todo el público, con

el patrocinio del periódico local el Correo Liberal. En aquella versión participaron treinta

escritores con sus respectivos cuentos y los ganadores del premio fueron, en el primer

lugar, el cuento “Bautismal” de José Luis Restrepo y el segundo fue para “El Secreto” de

Francisco Villa.997

Este tipo de concursos convocados por la Sociedad fueron muy frecuentes en la primera

mitad del siglo y abarcaban los más diversos aspectos. En 1935, por ejemplo, la Sociedad

de Mejoras Públicas premió un libro de la señora Argemira de Mejía titulado El buen

ciudadano. Manual de cívica y urbanidad, el cual luego de ser revisado y aprobado por los

censores de la Curia Eclesiástica, fue adoptado como manual oficial de moralidad,

urbanidad y civismo en los colegios y escuelas de Medellín.998

Sin embargo, los concursos para la redacción de manuales de urbanidad habían sido

iniciados desde 1917, cuando la Sociedad fijó las condiciones “para premiar con $100 el

mejor libro que se escriba, expresamente, con el título de “Deberes de Civismo”.999

Aunque, al parecer aquella primera versión fracasó por problemas presupuestales de la

Sociedad, que resolvió, en el mes de junio de 1918: “No habiendo sido posible llevar a

efecto el concurso del libro del civismo, ábrese éste nuevamente, con las mismas bases

anteriores pero haciéndolo nacional...”.1000

Por los mismos años y con el fin de promover los valores artísticos que se estaban

formando en el Instituto de Bellas Artes, la Sociedad impulsó un concurso de pintura, cuyo

jurado estaba integrado por tres personas nombradas, una por el Presidente de la Sociedad,

996 A. S. M. P. Acta No 370, de 9 de enero de 1914.997 A. S. M. P. Acta No 550, de 3 de junio de 1918, ap. III998 Reyes Cárdenas, catalina. Aspectos de la vida social y cotidiana de Medellín, 1890-1930. Santafé de Bogotá: Colcultura, 1996, p. 174999 A. S. M. P. Acta No 521, de 17 de septiembre de 1917, ap. V1000 A. S. M. P. Acta No 551, de 10 de junio de 1918, ap. V

349

otra por el Director de la Escuela de Escultura, y la tercera, por el Director de la Escuela de

Pintura.1001

Otro tipo de concursos que promovió la Sociedad fue el de fachadas, iniciado en 1916, con el

apoyo del Concejo de la ciudad, cuyo premió se repartía, según disposición de la Junta,

propuesta por José Gaviria, el 80% para el dueño de la fachada del edificio y el 20%

restante al arquitecto o arquitectos autores del plano y ejecutores de la fachada.1002 Este

concurso buscaba premiar la ingeniosidad de los arquitectos, muchos de ellos franceses o

belgas, autores de las fachadas que, a principios del siglo, entraron a remplazar los

coloniales balcones y frentes de las casas y edificios de la ciudad. Este cambio en la forma

de los frentes de los edificios fue facilitado por el ingreso, en grandes cantidades, de

cemento y otros materiales de construcción, con la llegada del ferrocarril 1914.1003

En este campo de los concursos arquitectónicos también es digno de mención el que

organizó la Sociedad en 1917, con un premio de diez pesos oro, para el mejor modelo de

fuentes públicas,1004 en el cual resultó ganador el proyecto del arquitecto antioqueño

Horacio M. Rodríguez Haeusler.1005

Fue la Sociedad de Mejoras también la organizadora del concurso para premiar el mejor

plano de restauración y remodelación del Colegio de San Ignacio, en el cual nuevamente

fue premiado el plano del arquitecto Rodríguez Haeusler. Como una parte del premio este

arquitecto fue nombrado director de los trabajos.1006 Por aquellos años, la Sociedad de

Mejoras, en su acostumbrado apoyo al urbanismo de la ciudad convocó además a los

concursos para la elaboración de los planos del nuevo Palacio Municipal, para la plaza del

Poblado1007, y para la reforma del Parque de Berrío.1008

A la misma época corresponde la apertura del “Concurso de vitrinas”, como una manera de

incentivar la creatividad de los comerciantes en la exhibición de sus mercancías, las cuales

1001 A. S. M. P. Acta No 415, de 23 de marzo de 1915, ap. II1002 A. S. M. P. Acta No 473, de 21 de agosto de 1916, ap. V1003 Progreso. 3a Época, No 5. Medellín: S. M. P., noviembre de 1939.1004 A. S. M. P. Acta No 487, de 4 de diciembre de 1916, ap. VI1005 A. S. M. P. Acta No 492, de 26 de febrero de 1917, ap. III1006 A. S. M. P. Acta No 521, de 17 de septiembre de 1917, ap. IV1007 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 19171008 A. S. M. P. Acta No 503, de 15 de mayo de 1917, ap. X

350

de paso alegraban y adornaban las calles del centro.1009 Durante el primer concurso,

realizado en 1918, el primer premio de $ 50 fue asignado al almacén de la Fábrica de

Confites y Galleras, y las menciones honoríficas a los almacenes de Luis Olarte A. e Hijos,

y a Eusebio A. Jaramillo e Hijos, respectivamente.1010 En su segunda versión, efectuada a

fines del mismo año, el primer premio fue para la vitrina titulada “La Fragua”, del Almacén

Americano, y el segundo fue otorgado a la del señor Eusebio A. Jaramillo e Hijos.1011 En

años posteriores, fueron premiados muchos otros negocios, pues el premio se otorgaba

anualmente, en algunos años con dos versiones.

Sería innumerable el número completo de concursos realizados por la Sociedad de Mejoras.

Baste con la alusión hecha a la variedad de aspectos que tocaban estos y al papel jugado por

estos eventos en la actividad cultural de la ciudad, especialmente en la valoración que

propiciaron de cierto valores fundamentales para la vida en sociedad, la estética urbana y la

educación.

6.6 Conferencias culturales

Quizás uno de los aportes culturales más significativos legados por la Sociedad de Mejoras

ha sido el de las conferencias de carácter cultural. Se iniciaron prácticamente con la misma

entidad, pero se promovieron y desarrollaron con especial dimensión a fines de la segunda

década del siglo. La primera noticia que se tiene acerca de este tema corresponde a 1903,

cuando se creó una comisión compuesta por Eduardo Zuleta, Gonzalo Pérez y Pastor

Gaviria, para establecer un plan de conferencias periódicas “sobre temas de interés público,

especialmente en materia de instrucción en general”.1012

Al parecer dichas conferencias fueron conocidas como el “Festival Lírico”, que se realizaba

en el Teatro Bolívar, en el cual se presentaban las más diversas expresiones literarias y

artísticas. Entre su escogida concurrencia, se encontraba el republicano Carlos E. Restrepo,

1009 A. S. M. P. Acta No 539, de 11 de marzo de 1918, ap. III1010 A. S. M. P. Acta No 544, de 22 de abril de 1918, ap. II1011 A. S. M. P. Acta No 554, de 3 de julio de 19181012 A. S. M. P. Acta No 56, de 21 de octubre de 1903, f. 87

351

quien asistió en 1905 a una conferencia de la educadora María Rojas Tejada, de quien

exaltó su valor por ser una de las primeras mujeres conferencistas de la ciudad y cuyos

puntos de vista le parecieron de un feminismo militante.1013

Conferencias de gran significado fueron programadas por la Sociedad, algunas de carácter

público y otras para ilustración de su Junta, como la que presentó en una de las sesiones de

1912 el historiador José María Mesa Jaramillo sobre el origen y desarrollo de Medellín.1014

Un año después, por iniciativa del ex-gobernador Clodomiro Ramírez, la Sociedad organizó

en el Club Unión una conferencia de la Baronesa de Wilson, quien se encontraba en la

ciudad por entonces.1015

A veces la Sociedad combinaba la realización de fiestas y otros eventos con la presentación

de conferencias, como sucedió en 1916, durante la conmemoración del aniversario de la

fundación de la entidad. Además de las fiestas que normalmente se efectuaban, se

programó una conferencia sobre la obra de Miguel de Cervantes, a cargo del señor

Bernardo Vélez.1016

Finalmente, esta línea de trabajo de la Sociedad desembocó en la organización periódica de

conferencias públicas en el salón de grados de la Universidad de Antioquia, que luego

fueron denominadas el “Martes del Paraninfo”. La propuesta comenzó a estudiarse a fines

de 1918, y luego de recibir la aprobación del Consejo Directivo de la Universidad, echaron

a andar. Inicialmente, se pensó en una programación quincenal los días miércoles,1017 pero

luego se decidió que fueran los viernes. Así que, el primer “Martes del Paraninfo” se

realizó el viernes 16 de agosto de 1918, estuvo a cargo del Rector de la universidad, doctor

Miguel María Calle y para su ingreso los asistentes debieron pagar un precio de 10

centavos las señoras y 20 los hombres.1018

Varios procesos confluyeron para el éxito de este programa cultural. En primer lugar, la

terminación a fines de 1917, de la remodelación del edificio de la Universidad, con su

respectivo Salón de Grados o Paraninfo, construido por Horacio M. Rodríguez. En segundo

1013 Reyes Cárdenas, Catalina. Op. cit., p. 2171014 A. S. M. P. Acta No 318, de 20 de septiembre 1912, f. 371015 A. S. M. P. Acta No 337, de 14 de abril de 1913. f. 114; Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 1201016 A. S. M. P. Acta No 441, de 25 de enero de 1916, ap. XIII1017 A. S. M. P. Acta No 558, de 29 de julio de 1918, ap. IV; acta 559. ap. II1018 A. S. M. P. Acta No 551, de 19 de agosto de 1918, ap. III

352

lugar, luego de casi tres lustros de actividades académicas sin interrupción en la

Universidad, gracias a la estabilidad política reinante, el número de médicos, abogados e

ingenieros en la ciudad, cuyas tesis eran atinentes a problemas regionales, permitieron

contar con un número significativo de potenciales conferencistas. Y, por último, la

tradición de la Sociedad como organizadora de este tipo de eventos. De paso, valga

subrayar que la mayor parte de los integrantes de la Sociedad de Mejoras Públicas de

Medellín eran egresados de la Universidad de Antioquia y algunos de ellos habían sido

presidentes de la entidad.

Desde aquél lejano año la ciudad contó con un espacio para la reflexión y para la

divulgación de los trabajos científicos salidos del seno de la Universidad, de la Escuela

Nacional de Minas y demás centros educativos de la región; así como para recibir a

conferencistas internacionales invitados.

La continuidad de las conferencias se puede confirmar a través de las actas de la Sociedad

de Mejoras. Se sabe por ejemplo, que en 1918 las conferencias en el paraninfo se hicieron

en días diferentes a lo fijado, y que una de ellas, programada en principio para lunes 30, se

hizo el viernes 27 de septiembre, contando como ponente al doctor Tulio Ospina, de la cual

se recaudó $ 30,50. La conferencia del doctor Alfonso Castro, programada para el lunes 21

de octubre, fue dictada el jueves 24 del mismo año, recaudándose $26,30.1019 No deja de

llamar la atención cómo en aquellos tiempos las personas estaban dispuestas a pagar para

asistir a un conferencia, mientras en la actualidad a pesar de ser muchas de ellas de libre

acceso, la asistencia es reducida.

La Monografía de Medellín, del historiador José Gaviria Toro, refiriéndose a este aspecto

de la gestión cultural de la Sociedad de Mejoras comentaba en 1925:

“Conferencias culturales.- Hace cuatro años vienen dictándose en el salón de grados de la

Universidad de Antioquia, y por exclusiva iniciativa de esta Sociedad, conferencias

quincenales de cultura, en los meses lectivos, sobre temas variadísimos, dictadas por lo más

selecto del personal antioqueño y por los viajeros ilustres de la ciudad.1020

1019 A. S. M. P. Acta No 563, de 2 de octubre de 1918; acta 567, ap. III; acta 570, ap. III1020 Gaviria Toro, José. Op. cit., p. 146

353

No se sabe con certeza en qué momento la Universidad de Antioquia asumió la realización

de estas conferencias, ni cuando decidió denominarlas “Martes del Paraninfo”, fijando un

único día de la semana para su celebración. En lo que si no cabe duda es que la iniciativa y

primeros pasos de este programa salió de la Sociedad de Mejoras.

Ahora bien, el hecho de que la Universidad haya asumido la programación de las

conferencias periódicas, no significa que la Sociedad de Mejoras haya dejado de programar

eventos académicos y culturales. Algunas veces simplemente se contribuía a la Universidad

con la organización del Martes del Paraninfo, en otras, se programaban conferencias en

escenarios como el Palacio de Bellas Artes, en la Biblioteca Piloto y en el Teatro Pablo

Tobón Uribe.

Sin embargo, es de resaltar cómo en la época de los ochenta, de nuevo la Sociedad intentó

echar a andar un programa de conferencias con el fin debatir los problemas de la ciudad, o

para rememorar a personajes literarios e históricos. Esta iniciativa liderada por la doctora

Didier Vélez, comenzó con algunos foros sobre Porfirio Barba Jacob y Simón Bolívar, en

Junio y Julio de 1983.1021

Para 1985 el plan de foros abarcó los más variados aspectos y coincidió además con el

Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, veamos:

Febrero:

- Utilización del espacio publico del centro de la ciudad.

- Proyectos de planeación Municipal.

- Incidencia ecológica en la calidad de la vida.

- Ventas ambulantes.

Marzo:

- Proyectos de desarrollo para Antioquia. Ponente Doctor. Jorge Restrepo Uribe.

Abril:

- Labor de los alcaldes comunales y exposición de los diferentes problemas que enfrentan

las distintas comunas de Medellín y sus posibles soluciones.

Mayo:

- La inseguridad y sus posibles soluciones. Policía y IV Brigada.

1021 A. S. M. P. Acta No 1045, de 6 de abril de 1983, p. 009

354

Junio:

- La recreación como factor fundamental en el desarrollo integral del Hombre.

Julio:

- Labor de los comités de participación ciudadana.

Agosto:

- Congreso: “El papel de las Sociedades de Mejoras Publicas en el desarrollo de las

comunidades y como formadora de la conciencia cívica”.

Septiembre:

- Los problemas del transito de Medellín y las soluciones.

Octubre:

- Presentación de programas de atención para la tercera edad.

Noviembre:

- El fomento del deporte en la juventud.

Diciembre:

- Evaluación de las obras proyectadas para el desarrollo de Antioquia.1022

De esta manera, puede observarse cómo la Sociedad de Mejoras mantiene el mismo espíritu

de sus fundadores, aunque su labor ahora es menos visible, por la mayor complejidad que

ha adquirido nuestra ciudad, y para el caso particular de las conferencias y eventos

culturales, en la actualidad son muchas las entidades que en Medellín organizan

conferencias, foros y seminarios.

6.7 Publicaciones: libros y revistas

La publicación de libros, folletos y revistas ha sido otra de las actividades centrales de la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. A través de dichos medios, se ha pretendido

conmemorar las efemérides de la ciudad, dar a conocer los logros de la entidad en sus

distintos frentes de acción, mostrar a las generaciones futuras los cambios que ha

experimentado la ciudad en los últimos cien año, y dar a conocer la ciudad a los viajeros y

por medio de las embajadas para fomentar el turismo extranjero.

1022 A. S. M. P. Acta No 1107, de 27 de febrero de 1985, p. 092

355

6.7.1 Libros

La primera propuesta en este sentido se planteó ante la junta de la Sociedad en el mes de

junio de 1901, cuando el presidente Antonio J. Duque, nombró una comisión para presentar

un proyecto de directorio general de la capital antioqueña.1023 La comisión integrada por

José María Escobar, el doctor Juan B Londoño y el presidente, quedaron encargados de la

revisión y arreglo de la obra antes de su publicación.1024

En dicho momento el señor Isidoro Silva, invitado a una de las sesiones, quien trabajaba

por aquellos años en un proyecto similar, ofreció a la Sociedad la venta de los datos que

había recogido referentes al Directorio de Medellín. La Junta decidió nombrar al doctor

Juan B. Londoño y a Manuel Botero E. para examinar los documentos ofrecidos por el

señor Silva y escoger “lo más esencial”. El pago por los datos se haría con una cantidad de

ejemplares del libro, que habría de tener un tiraje de 3000 ejemplares.1025

La comisión encargada de la revisión de los documentos ofrecidos por Isidoro Silva

resolvió devolverlos por considerar “que la obra que se proponía publicar la Sociedad tenía

un plan distinto”, pero agregó que podría comprarse el plano de la ciudad.1026 En una

reunión posterior, con el fin de renovar el proyecto de Directorio de Medellín, se comisionó

a Juan B. Londoño y a Antonio J. Duque para presentar un nuevo plan de la obra, adquirir

los documentos necesarios y apoyarse “en personas competentes”.1027

En julio de 1901, dos meses después de iniciado el proyecto, se informó sobre la

favorabilidad ofrecida por el Secretario de Gobierno en el precio de publicación de la obra

y se formaron cuatro comisiones por temáticas, la primera encargada de la nomenclatura y

guía de forasteros, la segunda de publicidad de la obra, la tercera de administración, y la

cuarta de redacción.1028

1023 A. S. M. P. Acta No 29, del 1o. de junio de 1901, f. 441024 A. S. M. P. Acta No 33, de 17 de julio de 1901, f. 49-501025 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 461026 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 48; Acta No. 32 del 26 de junio1027 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 481028 A. S. M. P. Acta No 33, de julio 17 de 1901, f. 49-50

356

Por algunos meses la actividad de la Sociedad se concentró en la redacción y elaboración

de la obra, de la cual se presentaban informes de avance.1029 Al parecer hubo problemas en

la recolección de información, seguramente ocasionados por las ocupaciones de los

miembros de la sociedad y por la falta de colaboradores. En septiembre de 1903, luego de

muchos meses de abandonado el proyecto de directorio, la Sociedad decide renovarlo,

paralelo al de nomenclatura de calles, encargando para ello a Isidoro Silva, quien debía

presentar proyecto al Concejo.1030 Esta vez el Directorio se publicó, luego de otros tres años

de trabajo, publicado al parecer por el gobierno y bajo la autoría de Isidoro Silva, con el

título de Primer directorio general de la ciudad de Medellín para el año de 1906.

No obstante la publicación del directorio del señor Silva, la Sociedad, consideraba que la

ciudad requería una obra de carácter diferente. Para ello encargó a Marco Tulio Carvajal,

recaudador de impuestos de la Sociedad para que, siguiendo las indicaciones de Manuel J.

Alvarez y Luis Mariano Olarte, forme una lista de direcciones de la ciudad, con la cual

adelantar el Directorio de la Sociedad.1031

A fines de 1908, Luis Mariano Olarte solicitó a la Junta Directiva de la Sociedad, la

autorización del gasto, hasta por $2.000 papel moneda, en los trabajos que demandaba el

Directorio de Medellín, el cual saldría en enero del año siguiente.1032 Pero, aún en marzo de

1909, las gestiones para la publicación del directorio continuaba. En aquél mes, Olarte,

encargado del Directorio de la Ciudad informó que se había celebrado un contrato con la

imprenta de Felix de Bedout para “editarlo tan brevemente como sea posible”.1033 Este

contrato, sin embargo, no se llevó a efecto, ya que en el mes de mayo se volvió a tratar el

asunto y se presentó la propuesta del impresor mencionado, aprobada al fin, mediante la

cual éste se comprometió a realizar la edición del Directorio de Medellín, a cambio del 50%

del producto neto.1034 No obstante, todo parece indicar que las negociaciones con el

impresor no concluyeron en la edición del libro, por no haber acuerdo sobre la distribución

de las ganancias.

1029 A. S. M. P. Acta No 33, de 17 de julio de 1901, f. 511030 A. S. M. P. Acta No 52, de 14 de septiembre de 1903, f. 78-791031 A. S. M. P. Acta No 152, de 9 de junio de 1908, f. 253-2541032 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 2691033 A. S. M. P. Acta No 176, de 2 de marzo de 1909, f. 2901034 A. S. M. P. Acta No 185, de 11 de mayo de 1909, f. 302

357

Así que, el proyecto inicial de publicar un directorio se convirtió en 1910, en una idea de

mayor envergadura, cuando, por iniciativa del socio José Antonio Gaviria, se decidió la

edición de un libro de gala que sirviera para la Conmemoración del Centenario de la

Independencia. La propuesta de Gaviria consistía en publicar un libro que comprendiera el

Directorio, así como algunas fotografías o “vistas”, con la historia de los edificios,

monumentos y paseos que embellecían la ciudad. Para la ejecución de este proyecto fueron

comisionados el proponente y el socio Luis Mariano Olarte.1035

En febrero de 1910, la Sociedad facultó a su Presidente José A. Gaviria y a los socios

Gonzalo Escobar y Luis Mariano Olarte para mandar imprimir “el Álbum denominado

Medellín el 20 de julio de 1910”, con cuyo título fue publicado a la postre.1036 Este ha sido

uno de los álbumes más hermosos, de cuantos han sido publicados sobre la ciudad de

Medellín, no sólo por sus textos, sino por la calidad de sus fotografías, inéditas hasta

entonces. A él concurren los historiadores en busca de información y los habitantes de la

ciudad, a disfrutar con fruición de sus ilustraciones.

La obra se agotó con rapidez, motivo por el cual se solicitó a Víctor Sperling de Leipzig,

Alemania, una segunda edición en 1912. Pero debido a problemas presupuestales se

resolvió suspender el pedido. Todavía en marzo de 1913, los editores alemanes seguían

enviando algunos ejemplares de la primera edición, los cuales se vendían a 200 pesos

(p.m).1037

Nuevamente en 1925 la Sociedad de Mejoras Públicas emprendió la publicación de un

libro, con motivo de la conmemoración del Quinto Cincuentenario de la ciudad. Estuvieron

comisionados para esta empresa, “El Negro” Antonio J. Cano, dueño de la popular

“Librería de A. J. Cano” y el mecanógrafo Carlos E. Gómez, quienes buscaron el apoyo de

escritores e investigadores allegados a la Sociedad. La parte histórica fue una colaboración

de Agapito Betancur; Juan de la Cruz Posada, aportó un estudio geográfico y geológico del

valle de Aburrá; los análisis estadísticos estuvieron a cargo del doctor Jorge Rodríguez;

Ricardo Olano, contribuyó con una guía para el extranjero que visita la ciudad; Rafael

Ospina Pérez publicó un artículo sobre el café colombiano; José M. Jaramillo Martínez, un

1035 A. S. M. P. Acta No 205, de 15 de febrero de 1910, f. 3351036 A. S. M. P. Acta No 206, de 23 de febrero de 1910, f. 3561037 A. S. M. P. Acta No 340, de 5 de marzo de 1913, f. 131

358

ensayo sobre el Medellín futuro; el superintendente del Ferrocarril de Antioquia, un

informe sobre la ciudad como centro ferroviario; y los señores Superintendente y Gerente

de Empresas y Obras Públicas Municipales, un balance sobre el estado de las finanzas y las

obras en construcción.1038

Aquél libro, publicado con el título La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su

fundación, tiene un carácter muy diferente al de 1910. Sin embargo, además de valiosos

artículos, incluye un buen número de fotografías, que permite apreciar los cambios que

había experimentado Medellín, desde el primer álbum. Incluye además una buena parte de

propaganda comercial e industrial, que muestra el crecimiento económico de la capital

antioqueña.

Existe una importante obra de Enrique Echavarría, de frecuente consulta en nuestra

historiografía que, quien lo creyera, fue hecha por solicitud de la Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín. El señor Echavarría, miembro de la Academia Antioqueña de

Historia, fue comisionado para realizar la recopilación, recurriendo para ello a pesquisas en

archivos y prensa, así como a encuestas y entrevistas a los extranjeros residentes por aquel

entonces. La obra inicialmente fue publicada en la revista Progreso en el año 1942 y un año

después se hizo una segunda edición con formato de libro. La idea consistía en dar a

conocer al público de la ciudad, las vidas de los extranjeros que habían contribuido al

progreso y mejoramiento del departamento de Antioquia. Según el informe que pasó

Echavarría a la Junta de la Sociedad, el trabajo fue presentado en dos partes, la primera

referente a los extranjeros que residieron en el siglo pasado, y la segunda con los que

habían residido en el siglo XX.1039

La labor editorial para la Sociedad de Mejoras ha sido fundamental como estrategia de

extensión cultural, pero sobre todo, como medio de difusión de los valores ciudadanos, que

inspiraron a sus fundadores, por ello en 1950 publicó un folleto titulado Normas de Cultura

y Civismo, con un tiraje superior a los 50.000 ejemplares, los cuales se distribuyeron por

todo el país, para su distribución en las escuelas.1040 En este mismo sentido se entiende la

1038 Cano, Antonio J. y Carlos E. Gómez (edits). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Bedout, 1925.1039 A. S. M. P. Acta No 1544, de 6 de Julio 1942, p. 15041040 Progreso. 5a Época, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 1951.

359

publicación, por cuenta de la Sociedad de Medellín, de varias de las memorias de los

Congresos Nacionales de Sociedades de Mejoras Públicas.

Pero quizás el último libro editado por la Sociedad, como obra de imagen de la ciudad es el

titulado Medellín, ciudad tricentenaria 1675-1975, con motivo de la conmemoración de los

trescientos años de la ciudad. Según una de las actas del mes de octubre de 1975, el

Presidente Pablo Edgar Gómez el libro “Medellín, ciudad tricentenaria” estaba en marcha y

aprobada su financiación. Con la venta del texto, a $ 50.oo cada uno, se esperaba conseguir

un millón de pesos, el cual sería reinvertido en el programa del Tricentenario.1041 Sin

embargo, parece que esta empresa no fue lo rentable que se esperaba y hasta hace unos

años los libros se regalaban a la escuelas públicas de la ciudad.

6.7.2 La revista Progreso

La revista Progreso fue el principal medio de comunicación de la institución cívica,

interesada en mantener una política de transparencia frente a la sociedad medellinense, que

le aportaba recursos para la realización de obras públicas. Ya vimos en el capítulo referente

al eje público - privado en la vida de la Sociedad, cómo al principio ésta debió recurrir a la

prensa local para cumplir tales objetivos. El hecho de que esta primera época de la

publicación haya sido bajo el formato de periódico, permite pensar, de otro lado, que a

través de este medio escrito se buscaba obtener cierta autonomía informativa.

La revista desde sus comienzos fue vitrina comercial, espejo de la ciudad, foro de discusión

y escuela de valores cívicos. En ella se publicaron colaboraciones de importantes hombres

públicos, alcaldes, gobernadores, concejales y de particulares interesados en el desarrollo

de la ciudad. La idea fue sin lugar a dudas de Ricardo Olano, uno de los miembros más

activos de la Sociedad, quien en 1911 lanzó la propuesta, secundada por unanimidad, para

reforzar de esta manera uno de los momentos más brillantes de la entidad. Recordemos que

esta es la misma época en que se inician los proyectos del Bosque de la Independencia, el

1041 A. S. M. P. Acta No 854, de 15 de octubre de 1975, p. 671

360

Instituto de Bellas Artes, el Plano de Medellín Futuro, y la construcción de bancas y

quioscos para los parques de la ciudad.

Progreso además proporcionaba a la entidad recursos para mantener la publicación, ya que

el periódico se vendía al público. En noviembre de 1912, por ejemplo, Ricardo Olano

informó que la utilidad líquida dejada por el impreso de septiembre fue de $ 8.964 (p.m).1042

Esto no quiere decir que la situación financiera de la empresa fuera boyante en algún

momento. Al contrario, su historia ha estado llena de problemas y de ahí las diferentes

épocas de la publicación.

Un primer incidente que muestra las dificultades presupuestales de la Sociedad ocurrió en

1912, cuando se informó a la Junta de la entidad que no podía disponer de ninguna suma de

dinero de la empresa “Progreso”, porque había necesidad de entregar al socio impresor

Félix de Bedout una cantidad similar a la que había retirado unos días antes la Sociedad. 1043

Hasta entonces Progreso compartía las ganancias que dejaba su venta con la compañía

impresora. Esto generó inconvenientes y malentendidos, por lo cual la Sociedad estuvo

considerando la adquisición de una imprenta propia para la edición del periódico.

La propuesta se ventiló por primera vez en febrero de 1913, cuando el Presidente, doctor

Ricardo Greiffenstein, informó sobre las condiciones desventajosas para la Sociedad, en

que se venía editando Progreso. Luego del balance negativo afirmó que en su concepto, la

sociedad debería pedir una imprenta al exterior, aprovechando la oferta de la casa editorial

Víctor Sperling de Leipzig. La Junta aprobó la moción de Juan Martínez S., en los

siguientes términos: “Comisiónese al señor Presidente y a la comisión de “Progreso” para

estudiar el asunto y hacer el pedido de la imprenta.1044

A la crítica situación de Progreso se sumó el rudo golpe que significó el retiro de su

director Ricardo Olano, quien pidió una “licencia indefinida” para separarse de la Sociedad,

“por tener motivos poderosos y especiales”. La respuesta afirmativa de la entidad,

“conocedora de dichos motivos” significó que Olano fuera reemplazado en la comisión

“Progreso” por el socio Enrique Olarte.1045 Y aunque no hay duda de los buenos oficios del

1042 A. S. M. P. Acta No 324, de 4 de noviembre de 1912, f. 671043 Ibid., f. 671044 A. S. M. P. Acta No 330, de 10 de febrero de 1913, f. 911045 A. S. M. P. Acta No 330, de 10 de febrero de 1913, f. 91

361

señor Olarte, tampoco puede ignorarse que uno de los principales colaboradores y

patrocinador de la publicación fue Ricardo Olano.

De ahí, que sea comprensible la propuesta lanzada por el doctor Gil J. Gil unas semanas

después, quien consideraba necesario contratar los servicios de un Redactor y Director

responsable, para la reorganización del periódico “Progreso”; e incluso llegó a proponer el

pago de honorarios a la junta de consejeros o colaboradores, para incentivar el trabajo de la

comisión.1046

Ante los diversos problemas que aquejaban a la publicación y siendo el más preocupante el

de la imprenta, se decidió la liquidación de la empresa “Progreso”, en la cual tenían un

porcentaje significativo los socios impresores, y contratar la edición del periódico con otra

de las imprentas de la ciudad. La reorganización definitiva del periódico se postergaría

“para cuando llegue la imprenta que se pidió al exterior”.1047

Los problemas no se detendrían ahí. En la siguiente reunión de la Junta, el Presidente de la

Sociedad informó que “Progreso” había sufrido un boicoteo de parte de los tipógrafos,

quienes no habían querido editarlo. La comisión encargada sugirió, como una medida

provisional, enviar un memorial al Gobernador con el fin de conseguir que en la Imprenta

del Departamento se editara el periódico mientras llegaba la imprenta que se había pedido

al exterior.1048 La comisión de Progreso en aquel año estaba integrada por los doctores

Miguel Moreno Jaramillo, Gil J. Gil, Enrique Olarte y José A. Gaviria.1049

A fines de 1913 llegó a Puerto Berrío la imprenta alemana que fue contratada por la

Sociedad de Mejoras para el periódico. Según se informó, Víctor Sperling de Leipzig, -

proveedor de papel y maquinaria de los negocios de varios de los miembros de la Sociedad,

y amigo personal de algunos de ellos-, suministraría la imprenta con condiciones de pago

especiales, las cuales serían acordadas directamente en Alemania con el socio Ricardo

Olano.1050

1046 A. S. M. P. Acta No 337, de 14 de abril de 1913, f. 1151047 A. S. M. P. Acta No 338, de 21 de abril de 1913, f. 120-1211048 A. S. M. P. Acta No 339, de 28 de abril de 1913, f. 1261049 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913.1050 A. S. M. P. Acta No 356, de 8 de septiembre 1913, f. 195-196

362

No debieron ser muy buenas las condiciones de pago establecidas por el comerciante

alemán, pues a los pocos días, por iniciativa de José A. Gaviria se aprobó una autorización

para que el presidente encargado de la Sociedad, Francisco E. Isaza, luego de escuchar el

concepto de la comisión hiciera con la imprenta el negocio que juzgara más conveniente:

“... ya sea enajenándola, ya sea consiguiendo capital para montarla, ya sea en

arrendamiento o flotantizando la empresa por acciones”.1051

Como una última medida salvadora, se buscó conseguir un préstamo con la Mutualidad

Nacional, a través de José A. Gaviria, para el montaje de la Imprenta y pago de primeras

mensualidades en Europa.1052 Pero la situación había empeorado por las deudas que la

Sociedad había adquirido por aquellos años para sus múltiples actividades. Finalmente se

resolvió vender la maquinaria de imprenta, mediante un contrato celebrado entre el

presidente encargado, Francisco E. Isaza, los agentes de las casas despachadoras y la

empresa comercial de Leocadio M. Arango y Cía.1053

Al regresar el presidente en propiedad, doctor Ricardo Greiffenstein y enterarse de esta

transacción, así como de la venta del título sobre el terreno del Bosque, renunció a su

puesto. Comenta don Lisandro Ochoa:

“El amigo don Ricardo en calidad de Presidente de la SMP había dedicado gran parte de

sus energías a estas dos empresas; a él a quien los tropiezos en vez de hacerlo retroceder lo

excitaban más a la lucha, no pudo conformarse con que por la pequeña cantidad de dos mil

pesos, a favor de don Ismael Posada, la SMP perdiera la propiedad del Bosque, y que por

una deuda de unos miles de marcos desvalorizados perdiera también la imprenta de

Progreso. A tal punto llegó su decepción que renunció la Presidencia de la Sociedad y se

retiró de las sesiones. Con el tiempo las influencias de sus amigos y el ilimitado cariño de la

SMP lo obligaron a volver a ella con inmenso regocijo de sus compañeros”.1054

Unas tras otras, las dificultades perseguían al periódico. En noviembre de 1913, el doctor

Miguel Moreno Jaramillo, quien se había desempeñado como redactor de Progreso,

1051 A. S. M. P. Acta No 358 de 6 de octubre de 1913, f. 2031052 A. S. M. P. Acta No 359, de 13 de octubre de 1913, f. 2091053 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 2201054 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 208

363

presentó renuncia a su cargo, por haber sido encargado de la Secretaría de Gobierno del

departamento.1055

Luego de las diferencias con el primer impresor, y ante el boicoteo de los demás impresores

de la ciudad, la edición de Progreso estuvo haciéndose en la imprenta particular de Escobar

y Cía, de los hermanos Manuel María y Luis María Escobar quienes, recordemos de paso,

administraron por algunos años la Librería Restrepo, y luego la adquirieron, cuando su

propietario Carlos E. Restrepo, fue designado a la presidencia.1056 La situación seguía

siendo crítica, razón por la cual, en marzo de 1915 la comisión encargada del periódico se

comprometió a “hacer toda clase de economías en edición, papel, clichés, etc. y de poner

orden y organización [...] a efecto de salvar la empresa económicamente...”. Como medida

complementaria, se reglamentaron los sueldos del Administrador, Ramón Mejía, y del

Administrador Provisional, Carlos E. Gómez y de su auxiliar.1057 El déficit del periódico en

aquel mes había ascendido a $ 102 oro, cifra en nada despreciable.1058

La crisis del periódico tocó fondo en 1915, razón por la cual se acordó tomar decisiones

urgentes, que iban desde conseguir un crédito, hasta su venta a un impresor amigo que se

encargara de su sostenimiento dentro de los parámetros fijados por la Sociedad. En otras

palabras: “proceder lo más pronto posible a definir la situación económica del periódico,

tratar en cuanto se pueda de sostenerlo, siempre que no deje pérdida...”.1059 Pero la empresa

de había hecho insostenible, por lo cual se resolvió en última instancia su venta a Leocadio

María Arango y Cía., quien tomaría por su cuenta el periódico “Progreso”, pero abriendo

un espacio para la información referente a la Sociedad de Mejoras.1060 Y, aunque no se tiene

mayor información sobre el destino que tomó el periódico luego de su venta, todo parece

indicar que en aquél año se realizó su último tiraje. Así se explica que la Sociedad en 1917

haya tenido que recurrir al periódico El Correo Liberal para contar con una columna

destinada a los asuntos de su interés.1061 De esta manera concluyó la primera época de

Progreso.

1055 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 2181056 A. S. M. P. Acta No 365, de 24 de noviembre de 1913, f. 2331057 A. S. M. P. Acta No 412, de 8 de marzo de 1915, ap. III1058 A. S. M. P. Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. V1059 A. S. M. P. Acta No 415, de 23 de marzo de 1915, ap. II1060 A. S. M. P. Acta No 416, de 29 de marzo de 1915, ap. II1061 A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917

364

Antonio J., “El Negro” Cano y Carlos E. Gómez, quienes estuvieron ligados a la vida de

este periódico en su primera época, en el libro La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario

de su fundación, publicado en 1925, se refieren a este tema en los siguientes términos:

“Progreso. - La Sociedad fundó y patrocinó durante algunos años esta interesante

publicación periódica como órgano de sus labores. Fue modelo de periódicos cultos e

informativos. Su actuación serena merece ser revivida. Actualmente se tiene este

proyecto.1062

En efecto, la publicación fue revivida en agosto de 1926, bajo el formato de revista,

iniciándose así la “Segunda Época”, y según su primer número, por medio de ésta, la Sociedad

de Mejoras Públicas buscaba “comunicarse con el publico” e informarlo de las labores que

“En bien del progreso patrio” puede realizar.1063 Esta segunda época, que duró entre el citado

año y marzo de 1929, contó con 42 números, circulación quincenal; fue de mejor calidad

gráfica, era costeada en parte por la propaganda comercial de la empresa privada y contaba

con prestigiosos colaboradores.

Según el editorial del número dos:

“Progreso, que aspira a hacer labor de civismo y de mejoramiento en todo sentido, registrará

en sus páginas todo acontecimiento que indique una mejora, todo proyecto que signifique un

avance, y toda idea que beneficie. De las Sociedades de Mejoras Públicas que funcionan en el

país, y de los ciudadanos de espíritu público, solicita informes en el sentido indicado. Las

noticias sobre construcción de ferrocarriles, carreteras, edificios públicos, servicios sanitarios,

etc., son estimulantes, edifican, y es la mejor propaganda para el progreso de los pueblos.”1064

Otro de los propósitos que inspiraron esta segunda época de Progreso fue el de constituirse en

el órgano que registrara los cambios que experimentaba la capital antioqueña, al mismo

tiempo que aplaudir y estimular los esfuerzos públicos y privados que tendieran al crecimiento

y desarrollo de la “ya resonante Ciudad de la Montaña”.1065 Según uno de los colaboradores de

la revista, esta pretendía:

1062 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2541063 Progreso. 2a Época, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1064 Progreso. 2a Época, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1065 Progreso. 2a Época, No 9. Medellín: S. M. P., febrero de 1927.

365

“Crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros

corazones del orgullo de la ciudad, dar vida a la ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la

SMP de Medellín en los años que lleva de vida [...] gritando sin cesar el evangelio del

Civismo”.1066

La revista contó por aquellos años con una sección denominada “Progreso Nacional”, en la

que se narraban los acontecimientos de mayor repercusión para el desarrollo de ciudades como

Manizales, Barranquilla y Bogotá. Las demás partes de la publicación incluían páginas

dedicadas a la divulgación de eventos económicos, sociales, culturales y cívicos de la ciudad

de Medellín; a la difusión de campañas de ornato y aseo; una sección de literatura para

cumplir con el objetivo de propiciar el buen uso del tiempo libre entre la población femenina e

infantil; y una ventana turística de la ciudad, por medio de la cual se promocionaban sitios de

interés paisajístico o histórico.

En esta, como en posteriores épocas, las páginas de Progreso se constituyeron en una escuela

en valores cívicos, por medio de la publicación de un sin número de máximas, con el fin de

incrementar el número de ciudadanos y disminuir el de habitantes, según aquella

diferenciación que hacía la Sociedad. El habitante era simplemente un residente, mientras el

ciudadano estaba comprometido con la ciudad y con la democracia:

“Los habitantes son los que viven y mueren sin prestarle el menor servicio a la ciudad. Los

ciudadanos son los que [le] prestan el concurso de su inteligencia, de su esfuerzo y de su

dinero.1067

El principio esencial del civismo según los redactores de la revista era expresado de la

siguiente manera: “el primer deber del ciudadano es amar a los suyos, al amar, servir y honrar

a su patria”.1068 Un precepto sin duda loable, que de haberse aplicado en todas sus dimensiones

en un suelo más fértil que el de una sociedad fragmentada por odios ancestrales de origen

partidista nos hubiera ahorrado mucha sangre.

La última gran característica de esta época es la contribución que hizo la revista al

conocimiento de los principales problemas que ocasionaba el crecimiento desordenado de la

1066 Progreso. 2a Época, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1067 Progreso. 2a Época, No 4. Medellín: S. M. P., septiembre de 19261068 Progreso. 2a Época, No 7. Medellín: S. M. P., diciembre de 1926.

366

ciudad. Ricardo Olano, desde sus páginas realizó una intensa campaña de información

urbanística, revelando los principios del City Planning, e invitando a las autoridades a

preocuparse por la planificación del futuro de la capital de la montaña. Desde ella Olano creó

la necesidad de diseñar el Plano de “Medellín Futuro”.

El último número de esta segunda época de Progreso salió a la luz pública en marzo de 1929 y

habría que esperar diez años para su reaparición.

La tercera época de la revista se inicia en julio de 1939 y tendría una mayor durabilidad. Se

publicó mensualmente con una regularidad sorprendente, hasta llegar al número 82 en julio de

1947, gracias al denodado esfuerzo, la administración y la dirección del adalid del civismo,

don Ricardo Olano. En cuanto a su formato, se puede decir que fue diseñada para ser

coleccionada con facilidad y encuadernada cada doce números.

En esta época la revista incluye artículos varios, publicados con anterioridad por revistas y

periódicos del país y del mundo, -por lo cual algunos eran traducciones del mismo Olano-,

pero que eran considerados de interés general y que merecían mayor difusión. Al comienzo no

se publicaron propagandas, y aparte la información referida a las sesiones semanales de la

Sociedad de Mejoras, no incluía sesiones o columnas permanentes.

De esta época vale resaltar las numerosas y variadas colaboraciones recibidas sobre historia de

la ciudad, las cuales son de un incalculable valor, como la ya mencionada obra de Enrique

Echavarría sobre los extranjeros en Antioquia,1069 y la reseña histórica del sector bancario en

Antioquia, del mismo autor1070; las “Cosas viejas de la Villa de la Candelaria”1071 de don

Lisandro Ochoa; o el “recorrido por el Medellín de antaño” de Alfonso Ballesteros.1072 Otro

tipo de artículos de gran interés que corresponde a estos años es el que tiene que ver con la

historia de las principales calles de la ciudad.1073 Y como en una especie de vitrina de beldades,

desfilan por sus páginas las mujeres casaderas y casadas de la alta sociedad, en su “Galería

femenina”.

1069 Progreso. 3a Época, No 38. Medellín: S. M. P., agosto de 1942; y, 3a Época, No 44, de febrero de 1943.1070 Progreso. 3a Época, No 51. Medellín: S. M. P., septiembre de 1943.1071 Progreso. 3a Época, No 71. Medellín: S. M. P., mayo de 1946; 3a Época, No 76, de octubre de 1946; y 3a Época, No 82, de julio de 1947.1072 Progreso. 3a Época, No 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.1073 Progreso. 3a Época, No 4. Medellín: S. M. P., octubre de 1939.

367

Sin embargo, una y otra vez, el director de la revista y sus colaboradores recalcaban que la

principal finalidad de la revista era la misma que había inspirado su primera época: fomentar

por todos los medios la cultura cívica. Y al hacer un balance se en 1940 se aseguraba: "Algo

hemos conseguido en nuestros largos años de lucha. Hace 30 años, por ejemplo, la palabra

"ciudad" era sólo un nombre geográfico. Ahora representa un organismo vivo, una entidad

moral y material, la casa común, que todos amamos y queremos ver bella y prospera. Este

"amor a la ciudad", que hemos creado, es la causa, en mucha parte, del progreso de las

ciudades de Colombia en los últimos años".1074

De nuevo en 1946, al hacer una reflexión en torno a los objetivos que debía cumplir la revista,

su editor anotaba como uno de los principales el ser un órgano de propaganda cívica y de

fomento al mejoramiento de las ciudades. Agregaba: “No es esta una revista de variedades,

que publique banales acontecimientos sociales ni menudas crónicas de sucesos insignificantes.

Difundirá el espíritu cívico, el urbanismo, el progreso de las ciudades de Colombia;

mezclando un poco de literatura escogida y de poesía".1075

A principios de 1945, la revista entró en uno de sus ciclos de crisis, lo que significó su salida

de circulación desde marzo de aquél año, durante los doce meses siguientes. Se desconocen

los motivos de esta interrupción, pues luego de su recuperación, la misma revista no hace

comentarios sobre el hecho.1076 Fue durante su reaparición que la revista registró la publicación

de un artículo en la revista Selecciones, correspondiente al mes de enero de 1946, de un

artículo titulado "Los Colombianos renuevan sus ciudades", en que se destaca la labor de las

Sociedades de Mejoras Públicas.1077

La tercera época de Progreso se cierra con la muerte de su director y benefactor, el doctor

Ricardo Olano, el 16 de julio de 1947, no sin antes dejar listo el número de aquél mes. Una

vez más, la revista permanecerá fuera de circulación durante algo más de un año.

Con el número 1 de octubre de 1948 se inicia la Cuarta Época, que se abre con un sentido

homenaje a su extinto fundador y director: “[...] en Colombia no se ha dado el caso de una

vida dedicada con mayor fervor al culto de todas aquellas virtudes que convierten al ciudadano

1074 Progreso. 3a Época, No 7. Medellín: S. M. P., enero de 1940.1075 Progreso. 3a Época, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946.69, p. 21911076 Ibídem.1077 Progreso. 3a Época, No 71. Medellín: S. M. P., mayo de 1946.

368

en un activo instrumento de progreso, en una célula viviente de bienandanza social, como lo

fue la vida de don Ricardo Olano”.1078

Esta nueva etapa del devenir de la revista se inicia con un nuevo formato y con un nuevo

director, el doctor Alfonso Mora Naranjo, profesor universitario, filólogo y escritor, quien en

la década anterior había sido protagonista de importantes proyectos en la Universidad de

Antioquia, donde había cumplido una brillante gestión al frente de la Biblioteca Central, de la

cual fue su fundador y desde la cual adelantó los inicios de una de las revistas más prestigiosas

del país, la de la Universidad. Para mayores señas, es preciso señalar que el doctor Mora

Naranjo había desempeñado importantes cargos directivos en la educación pública del

departamento, fue Rector del Instituto Universitario de Caldas, rector de la Escuela Normal de

Institutores de Antioquia, profesor del Liceo Antioqueño, vicerector de la Universidad de

Antioquia, miembro de la Academia Antioqueña de Historia; en 1950 se le otorgaría el título

de doctor Honoris causa en Letras en la Universidad de Antioquia; fue colaborador de los más

importantes periódicos y revistas del país y es autor de importantes obras de texto para

bachillerato, como lo fueron: Clásicos en la literatura sagrada, El castellano en Antioquia, y

Bello, Gramático, entre otros.1079

El doctor Mora Naranjo estuvo acompañado por el escritor José Guerra, quien se

desempeñaba como redactor y por el secretario de la Sociedad de Mejoras, Gabriel Mejía

Gómez, quien ocupaba el cargo de administrador.1080

Por los fuertes vínculos del director con el medio universitario no es de extrañar, pero si de

notar cómo la edición de la revista se realizaba en la Imprenta de la Universidad de

Antioquia.1081 Sin embargo esta época duró muy poco. Apenas llegó hasta el número el

número 11, de septiembre de 1950, cuando el doctor Mora Naranjo se retiró para regresar a

ocupar nuevamente la dirección de la Biblioteca y revista de la Universidad.

Durante la permanencia de Mora Naranjo al frente de Progreso, ésta salió mensualmente,

aunque a veces se demoraba varios meses fuera de circulación, por falta de colaboraciones, o

por problemas en la imprenta universitaria. En sus aspectos formales y de composición se 1078 Progreso. 4a Época. No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 1948.1079 Mejía Robledo, Alfonso. Vidas y empresas de Antioquia. 1a ed. Medellín: Imprenta Departamental, 1951, p. 4461080 Progreso. 4a Época, No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 1948.1081 Ibídem.

369

pueden observar algunos cambios, si bien poco significativos, del formato y la diagramación

del impreso, así como por la inclusión de gran cantidad de publicidad de las empresas de la

ciudad. Durante esta época además se pueden encontrar secciones claramente definidas, bajo

las siguientes denominaciones: ideas, ciudades, letras, mundo femenino, divulgación cívica,

notas.1082

La educación cívica, al igual que en otras épocas fue el aspecto que la articulaba. La sección

central, titulada “Divulgación cívica”, enseñaba a sus lectores que las virtudes ciudadanas son

la fraternidad, el amor a la verdad, la caridad y el respeto a la mujer y a los ancianos.1083 Pero,

de otro lado, en esta época el elemento literario adquiere cierto realce. Las páginas centrales de

la revista incluían fotografías y cuadros de arte, así como una sección de letras, notas de arte y

un espacio para la mujer.1084 A esta misma época corresponde la idea de publicar un editorial

como sección permanente, cargo del redactor, José Guerra.1085

A partir de enero de 1951, empieza la Quinta Época de Progreso, otro período de corta

duración, durante el cual salieron a la luz pública sólo doce números. No obstante, el cambio

de época ni significó cambios drásticos; al contrario, se mantienen muchos de los patrones que

le imprimió Mora Naranjo a la publicación: se mantienen casi las mismas secciones y la

numeración continúa a la de la cuarta época.

En aquellos año surgió la idea de concebir una nueva publicación con formato de periódico,

por medio de la cual se buscaba fortalecer aún más los lazos de comunicación con el conjunto

de la ciudadanía, por tratarse de un impreso de menor precio al comprador. Para ello se lanzó

un concurso entre los lectores de Progreso, para asignarle un título al periódico. La Sociedad

de Mejoras estuvo considerando las mejores propuestas que fueron “Acción Cívica”,

“Medellín”, “La Ciudad”, “El Ciudadano”, y finalmente se decidió por el de “La ciudad”.1086

En 1952 empezó a aparecer el periódico “La ciudad”, el cual tuvo buena acogida entre el

público lector de Medellín. Con una circulación quincenal, el periódico absorbió todos los

esfuerzos editoriales de la Sociedad de Mejoras, aunque inicialmente no era esta la idea. LO

1082 Ibídem.1083 Ibídem.1084 Progreso. 4a Época, No 6. Medellín: S. M. P., agosto de 1949.1085 Progreso. 4a Época, No 9. Medellín: S. M. P., junio de 1950.1086 Progreso. 5a Época, No 14. Medellín: S. M. P., julio de 1951.

370

que se pretendía era convertir a Progreso en una revista especializada, de carácter académico,

con una circulación trimestral, reservada para “artículos de fondo, informes extensos y

colaboración de estudios por parte de los intelectuales, recogiendo en una palabra el

pensamiento de la corporación en forma mas destacada y amplia”.1087

Sin embargo lo que sucedió fue otra cosa. Progreso perdió regularidad y a partir de ahí

salieron seis ediciones más, hasta que el desgaste económico y académico determinó su cierre

en junio de 1954.

Luego de casi cinco años de silencio reaparece la revista en agosto de 1959, para conformar la

sexta época, pero continuando con la numeración de la anterior. Es la segunda etapa más

consistente y duradera de la revista, y esto se explica en gran medida por la persona que se

puso al frente, el doctor Guillermo Echavarría Misas (1888-1985), quien a su vez era el

presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas. Al doctor Echavarría Misas se le recuerda

como miembro de las academias Antioqueña y Bolivariana de Historia, como impulsor de la

aviación comercial en el país y benefactor del Hospital San Vicente de Paúl; por ser autor de

diversos ensayos, una biografía de Camilo C. Restrepo y del libro De la mula al avión.1088 En

uno de los artículos centrales de la revista, en agosto de 1959, se decía:

“La reaparición de esta revista “Progreso”, como órgano autorizado de la SMP no debe

sorprender a nadie. Prácticamente se trata de un reajuste de los materiales de difusión de la

sociedad [...] La revista tiene la permanencia e importancia que no logra el semanario, la

continuidad mental, la conservación necesaria. Progreso regresa, pues, a la luz publica como

resultado de una experiencia magnifica que otros fracasos han destacado”.1089

El doctor Echavarría Misas permaneció al frente de la revista entre 1959 y 1962, tiempo

durante el cual ésta salió mensualmente, casi que sin falta. En este último año Progreso sufre

una nueva suspensión, hasta que cuatro años después resurge, sin abandonar la sexta época,

bajo la dirección el señor Mario Gil Sánchez, presidente de la Sociedad.1090

La publicación es patrocinada por las más importantes empresas de la ciudad, como Coltejer,

Fabricato, Pan American Airways, Empresas Públicas de Medellín, Postobón y Everfit, entre

1087 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1952.1088 Echavarría Misas, Guillermo. De la mula al avión. 2a ed. Medellín: Servigráficas, 19881089 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959.1090 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.

371

otras.1091 Durante la segunda parte de la sexta época, sin embargo, es notoria la crisis, que no

sólo sufría la revista sino la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En cuatro años

saldrían de imprenta apenas siete números.

Pero la Sociedad sin Progreso no era la Sociedad, y viceversa. Por eso, luego de diez años de

suspensión, aquélla hizo todos los esfuerzos necesarios para revivir su órgano de expresión y

comunicación con la ciudadanía.

En una de las reuniones de la Junta, realizada en el mes de octubre de 1977, el periodista

Sergio Tulio Hernández, perteneciente a la Sociedad de Mejoras, expuso el plan de

reaparición de la revista Progreso, el formato, la diagramación y otros asuntos técnicos, así

como sobre el porcentaje de participación en los anuncios.1092 Pero los estudios en torno a

este tema durarían otros dos años, para lograr el lanzamiento de un nuevo número de la

sexta época en 1979, con motivo de la conmemoración de los 80 años de la Sociedad de

Mejoras. Aquella edición, impresa con formato de magazin1093, por recomendación de la

Junta, contó con la dirección del doctor doctor Carlos E. Restrepo y con la colaboración de

don Félix de Bedout (hijo), quienes consideraron prioritario que por medio de la publicación

se reviviera el sentimiento cívico entre los medellinenses.

Según afirmó el doctor Darío Restrepo R. a la Junta de la Sociedad, la reaparición de la

revista Progreso tuvo una edición de diez mil ejemplares.1094

Se requerirán otros diez años para volver a ver circular la revista Progreso. La iniciativa

partió del doctor Carlos Horacio Hincapié, coordinador del comité de revista y Director de

la Sociedad, quien con mucho entusiasmo acogió la idea de revivir el órgano en 1985,

como actividad paralela al Congreso de Sociedades de Mejoras Publicas que se realizó en

Medellín. La propuesta consistía en tratar de hacer una edición bimensual, con secciones

fijas: Editorial, Opinión Cívica, Educación Cívica, Salud e Historia de las realizaciones de

la SMP.1095 Sin embargo, excepción hecha del número correspondiente a 1985, por razones

que se desconocen la revista volvió a desaparecer del panorama cultural de la ciudad.

1091 Ibídem.1092 A. S. M. P. Acta No 907, de 17 de octubre de 1977, p. 7251093 A. S. M. P. Acta No 950, de 7 de marzo de 1979, p. 7711094 A. S. M. P. Acta No 962, de 6 de septiembre de 1979, p. 7951095 A. S. M. P. Acta No 1105, de 14 de febrero de 1985, p. 089

372

Aunque es de suponer que las actividades que demandaba la organización del Congreso,

absorbieron las energías de la Junta.

En 1989 salió el último número de Progreso, para la celebración de los 90 años de la

entidad y como un símbolo de renacimiento. Para ello se contrató al escritor Arturo Puerta

Lucena, quien se desempeño como editor. El Consejo de Dirección estuvo integrado por el

presidente Carlos Horacio Hincapié, el Director Ejecutivo Mario Libardo Bedoya, la

comunicadora Ángela Beatriz Orozco y la socia Libia González de Fonnegra.1096

En esta última revista se publicaron artículos relacionados con la citada efemérides, los

discursos pronunciados por personalidades públicas y directivos de la Sociedad en la

conmemoración; una galería de presidentes de la entidad y del cuadro de honor en sus

noventa años; algunos textos relacionados con la historia de la institución, Bellas Artes y el

Zoológico Santa Fe.

De esta manera concluye la vida de una de las publicaciones seriadas de mayor

permanencia, calidad y solidez, de la ciudad de Medellín, sólo superada por la revista de la

Universidad de Antioquia.

6.8 La educación y la recreación

La participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en la educación de los medellinenses

ha sido de un incalculable valor y excepto algunas condecoraciones recientes, ha sido poco

reconocida por los gobiernos municipal y departamental. La Sociedad impulsó proyectos

educativos para atender a todas los estratos sociales y en los más diversos campos de la

educación básica, artística y comercial. Fue además protagonista de la llegada a la región

antioqueña de algunos de los deportes más populares en la actualidad.

Lo cierto es que la Sociedad desde su fundación ha mostrado un interés permanente por el

futuro de la educación en el departamento. Esa preocupación, de hondas repercusiones

culturales, se entiende al observar cómo uno de sus padres, el doctor Carlos E. Restrepo,

fue rector y profesor de la Universidad de Antioquia, y por el tránsito que por su Junta

1096 A. S. M. P. Acta No 1247, de 28 de noviembre de 1989, p. 1

373

Directiva realizaron muchos profesionales egresados de la Universidad como Alejandro

López, Manuel J. Alvarez, Juan B. Londoño, José María Escobar y Gil J. Gil, entre otros.

De paso, valga mencionar la relación que entre ambas instituciones se dio a través de la

creación del programa Martes del Paraninfo.

La Sociedad brindó en 1916 su irrestricto apoyo a Miguel M. Calle, rector de la

Universidad de Antioquia para la consecución de terrenos con destino a un nuevo edificio

donde albergar el Liceo Antioqueño, estrecho en el mismo local en donde se encontraban

las facultades de medicina y derecho.1097 En octubre de aquel año, uno de los comisionados,

Gustavo Restrepo informó la exitosa adquisición de un “lote de la manga del distrito” que

comprendía todo el frente de la calle Girardot, con un fondo de 25 metros en una parte y de

12 en otra.1098

La vinculación de la Sociedad con la Universidad en aquellos primeros años del siglo era

muy estrecha. Por esta razón, en 1922, con motivo del centenario de la institución de

educación superior del departamento, envió el siguiente comunicado:

“La SMP de Medellín, en estos días gloriosos de las fiestas centenarias de la Universidad

de Antioquia, une su voz de aplauso y de felicitación a las mil que llegan hoy de todos los

ámbitos del país a este importante centro de cultura, alma mater generosa y ubérrima que ha

dado a Colombia cerebros, voluntades y energías que la han movido al bien y la han

encaminado por sendas de progreso y de adelanto, y hace votos porque la labor beneficie de

esta buenamente institución perdure y prevalezca por largos años, por encima de todo

contratiempo y toda dificultad “.1099

Más recientemente, cuando en 1985 la Universidad se debatía en uno de sus momentos más

críticos, la Sociedad envió una carta de respaldo al rector de la Universidad de Antioquia

quien había publicado una carta abierta, en la cual planteaba la difícil situación por la que

atravesaba la institución.1100

Pero el interés de la Sociedad abarca todos los niveles del que hacer educativo. Recordemos

que en 1946 la Sociedad tomó como una de sus banderas de trabajo “hacer de la campaña

1097 A. S. M. P. Acta No 481, de 9 de octubre de 1916, ap. VII1098 A. S. M. P. Acta No 482, de 16 de octubre de 1916, ap. IX1099 A. S. M. P. Acta No 737, de 9 de octubre de 1922, p. 191100 A. S. M. P. Acta No 1112, de 3 de abril de 1985, p. 099

374

de desanalfabetización un objetivo permanente”, siguiendo un modelo similar al adoptado

en México por aquellos años, por considerar: “Que la cultura del pueblo constituye la mejor

defensa de nuestro sistema democrático, ya que los pueblos que logran romper las cadenas

de la ignorancia, se preservan de las cadenas de la esclavitud [...]”.1101

De nuevo en 1970 se impuso la meta de alfabetizar y capacitar a los usuarios de la Plaza de

Flórez.1102 Un año después se informaba del éxito de la campaña en la plaza mencionada y

en la de Aranjuez, y la señora Leticia Correa de López presentó un plan de alfabetización,

educación y preparación masiva de usuarios de las plazas satélites de mercado en Medellín

y “algunos otros centros del Valle de Aburrá”..1103

Otro de los frentes de la acción educativa de la Sociedad, uno de los de mayor cobertura

hasta la primera mitad del siglo, fue el de la educación cívica. Ya vimos cómo la Sociedad

publicaba y difundía en las escuelas del país, cartillas de educación cívica, por medio de las

cuales se pretendía formar mejores ciudadanos. Aquélla fue sin duda la época de esplendor

del sentido cívico en la ciudad de Medellín, y hasta por lo menos hasta la década de los

sesenta esa labor fue fructífera en los barrios populares de la ciudad mediante el apoyo de

los centros cívicos.

Por esta razón aún en 1973, la Sociedad consideraba como factible un resurgimiento de los

valores cívicos mediante la puesta en marcha de sugestivas campañas publicitarias, con las

cuales se “Trataría de crear una vez más la mística sobre comportamiento cívico del

estudiante y del trabajador, del ama de casa y del hombre común de la calle. Para el efecto

se entregará a este comité una serie de folletos editados en épocas pasadas, como son La

Urbanización de Carreño, etc”.1104

Para aquélla campaña se adoptó el lema “Hagamos de Medellín la ciudad más amable de

América”, que aún resuena en la memoria de los jóvenes de entonces.1105 Pero la educación

en este sentido tocaba otros aspectos de los deberes cívicos, como lo fue en 1974 la

1101 A. S. M. P. Acta No 1694, de 10 de abril 10 de 1946.1102 A. S. M. P. Acta No 714, de 9 de septiembre de 1970, p. 5081103 A. S. M. P. Acta No 728, de 10 de marzo de 1971, p. 5261104 A. S. M. P. Acta No 790, de 7 de marzo de 1973, p. 6011105 A. S. M. P. Acta No 790, de 7 de marzo de 1973, p. 600

375

invitación a la ciudadanía a votar, que se divulgó con el lema: “Es un deber cívico votar,

ejércelo libremente”.1106

Así pues, la Sociedad se ha interesado de muy diversas maneras por la educación popular y

universitaria, así como por la inculcación de ciertos valores, indispensables para la

convivencia ciudadana. Pero las obras de mayor trascendencia para la ciudad en el campo

educativo han sido sin lugar a dudas, la Escuela de Dactilografía, la Escuela de Comercio e

Idiomas, la Escuela para Ciegos y la de mayor significado y perdurabilidad, el Instituto de

Bellas Artes.

6.8.1 La Escuela de Dactilografía y Taquigrafía

A principios de siglo el sector comercial, las industrias, los bancos, los juzgados y las

oficinas públicas de la ciudad de Medellín requerían personal capacitado en el manejo de la

máquina de escribir y en las técnicas de la taquigrafía para el manejo ágil de la

correspondencia. Esta demanda fue atendida en primer lugar por la Sociedad de Mejoras

Públicas desde comienzos de la segunda década del siglo.

Aunque no se sabe con certeza la fecha en que inició actividades la Escuela de

Dactilografía,1107 es posible que haya comenzado su trabajo en 1911, conformando para ello

una comisión, de la cual formaron parte José Antonio Gaviria y Juan Martínez.1108 La

Escuela contaba con un curso para hombres y otro para mujeres, en su mayoría jóvenes de

la alta sociedad, algunos de los cuales estudiaban becados. Algunos casos de estudiantes

becados por la Sociedad de Mejoras fueron: Juan de la C. Bravo1109, Gabriel Uribe1110,

Manuel A. Vargas y Carlos E. Gómez.1111

Ante la avalancha de solicitudes de becas en la Escuela, muchas de jóvenes de clase media

y alta, la Sociedad se vio en la necesidad de establecer una política al respecto. Desde 1914

1106 A. S. M. P. Acta No 815, de 12 de febrero de 1974, p. 633-6341107 Por extravío del tomo 2 de las actas de la Sociedad de Mejoras y porque las fuentes secundarias no lo dicen.1108 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913.1109 A. S. M. P. Acta No 374, de 9 de marzo de 1914, f. 2711110 A. S. M. P. Acta No 374, de 16 de marzo de 19141111 A. S. M. P. Acta No 375, de 23 de marzo de 1914, f. 292

376

los requisitos para otorgar becas en la Escuela de Mecanografía fueron: 1) el alumno debe

ser reconocidamente pobre; 2) haber observado buena conducta; 3) de reconocida

honradez; 4) poseer algunos conocimientos elementales de enseñanza primaria. La beca era

por seis meses que duraba el curso, tanto en la escuela de señoras como en la de caballeros

y para conservarla el alumno debía asistir con puntualidad a clases, someterse a un mes de

prueba y obedecer el reglamento de la escuela.1112

Rafael Herrán fue el profesor de la Escuela de Dactilografía hasta 1914, cuando fue

nombrado profesor de física de la Escuela Normal de Institutoras. Esto no significó la

desaparición de la escuela. 1113 El socio Juan Martínez S. miembro de la comisión encargada

de la dirección de la escuela, hizo un nuevo contrato con las profesoras Ana y Sofía

Villamizar para el curso de la Escuela de Señoras y con el señor Carlos Reynoso para el de

hombres.1114

En noviembre de 1914, Juan Martínez informó que la Escuela de Dactilografía contaba con

19 alumnos asistentes “y que entre ellos hay mucho entusiasmo y constancia”.1115 Sin

embargo, la información dice otra cosa. El experimento con aquellos profesores fue un

fracaso, por lo que la Sociedad se vio en la necesidad de llamar para la dirección de la

escuela al profesor Gustavo Vásquez Betancourt.

En 1915, el profesor Gustavo Vásquez fue autorizado por la Junta de la Sociedad para

expedir diploma de idoneidad a los alumnos que obtuvieran “como mínimo 35 palabras por

minuto y 80 en taquigrafía”.1116 Y según el informe de este profesor en abril de aquél año,

en la escuela estudiaban 10 alumnos: 5 hombres y 5 mujeres.1117

El mismo año, Félix de Bedout, tipógrafo e importador, en sociedad del profesor Vásquez

Betancourt fundaron la Escuela Remington, dedicada a la enseñanza de dactilografía,

taquigrafía, contabilidad, inglés y ortografía. Este fue un duro golpe para la Escuela de

Dactilografía de la Sociedad de Mejoras Públicas. Por esta razón cuando en enero de 1916

el señor Félix de Bedout, en su calidad de agente de la Remington Type Writer Company de

1112 Ibid., f. 2821113 A. S. M. P. Acta No 390, de 7 de septiembre de 1914, ap. II1114 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. III1115 A. S. M. P. Acta No 400, de 16 de noviembre de 1914, ap. IV1116 A. S. M. P. Acta No 411, de 1 de marzo de 1915, ap. II1117 A. S. M. P. Acta No 419, de 26 de abril de 1915, ap. II

377

New York, informó a la Junta de la Sociedad la fundación de la Escuela Remington y

solicitó a ésta que refrendara los diplomas que otorgaría a sus alumnos, la respuesta fue

negativa. Esta respuesta, no obstante reconocer el señor de Bedout que la Sociedad fue la

iniciadora de las Escuelas de Dactilografía en Medellín.1118 La respuesta de la Sociedad,

refleja además cómo estas escuelas surgían ligadas a ciertos compromisos con empresas

internacionales productoras de máquinas de escribir. Dice categóricamente no poder

“acceder a sus deseos de que los diplomas que en ella se otorguen sean refrendados por la

SMP por tener un compromiso anterior con los señores agentes de las máquinas

Underwood”.1119

Pero este no fue el final de la Escuela de Dactilografía. En 1917 resurgió con nuevos

profesores y por eso no es extraño encontrar en las actas de la Junta autorizaciones para

otorgar diplomas, como el otorgado en octubre de aquél año a la señorita Regina Uribe A.,

“por haber alcanzado la velocidad de 40 palabras por minuto sin error de copia”.1120

La labor de esta escuela sería continua por muchos años y según José Gaviria Toro en

1925:

“Desde su fundación hasta hoy esta Escuela viene preparando señoritas decentes, todas

ellas empleadas hoy con buenos sueldos en casas bancarias, comerciales, industriales y

oficiales. Un buen número de ellas se gana hoy la vida merced a esta idea salvadora”.1121

No se sabe con seguridad cuando cesó sus actividades la Escuela de Dactilografía y

Taquigrafía, pero es de suponer que la política de la Sociedad, de emprender iniciativas

para el mejoramiento de la ciudad para luego cederlas a la gestión pública y en algunos

casos a la privada cuando éstas eran más competentes, como sucedió con la Remington,

llevó a que la Sociedad cerrara las puertas de su escuela de dactilografía hacia la década de

los treinta.

Sin embargo, en los anales de la Sociedad siempre está presente la Escuela de

Dactilografía. En 1942 cuando Ricardo Olano intentó hacer un recuento de la labor de esta

escuela dijo:

1118 A. S. M. P. Acta No 440, de 17 de enero de 1916, ap. VI1119 A. S. M. P. Acta No 441, de 25 de enero de 1916, ap. IX1120 A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 19171121 Gaviria Toro, José. Op. cit., p. 146

378

“Hace ya muchos años, con modestos elementos pero con un buen profesor comenzaron los

trabajos. Los primeros alumnos fueron principalmente damas distinguidas de nuestro

mundo social [...] luego surgieron otras escuelas particulares. Y así se creó ese cuerpo de

trabajadores competentísimos [...] que hoy prestan su concurso en el comercio, en los

bancos, en las industrias y en las oficinas públicas y particulares [...]. Cuando nosotros

fundamos esa escuela no había una sola mujer empleada en las oficinas y en los

negocios".1122

6.8.2 Escuelas de Comercio e idiomas

La misma intencionalidad que inspiró a la Sociedad la creación de una escuela de

dactilografía y taquigrafía, se puede observar en la forma en que participó, prestando apoyo

y contribuyendo con sus influencias en el gobierno, en la creación, a fines de la segunda

década del siglo, de las primeras escuelas privadas de Comercio e Idiomas. Las primeras

privadas, pues es preciso aclarar que mucho antes la Universidad de Antioquia, durante las

rectorías de Carlos E. Restrepo, Tomás Bernal y Tulio Ospina (1901-1911), había

empezado a otorgar el título de Comerciante graduado. Allí se daba formación en

matemáticas, derecho comercial, idiomas y otras materias relacionadas, para que, luego de

tres años de estudio, el graduando pudiera desempeñarse como ayudante en una casa

comercial, en el negocio familiar, o como administrador de un almacén propio.

Sin embargo, concluida la rectoría de don Tulio Ospina, esta carrera media fue suprimida, y

con ello, se desatendió un aspecto de la educación requerido por el sector privado de la

ciudad. Desde entonces, la formación técnica y científica para la administración comercial e

industrial quedó circunscrita a la Escuela Nacional de Minas, pero sólo se otorgaban títulos

profesionales. De ahí que la Sociedad de Mejoras, conocedora de la necesidad de enseñanza

comercial -de carácter medio-, considerara plausible la iniciativa privada en este campo y le

brindara su apoyo.

Por ello, en el mes de octubre de 1917, la Sociedad nombró una comisión encargada de

colaborar al señor José Manuel Restrepo V. en el proyecto de fundación de una escuela de

1122 Progreso. 3a Época, No. 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942.

379

comercio.1123 Días después, la comisión, integrada por los socios Enrique Gaviria y Manuel

Escobar presentaron informe favorable a la Junta Directiva en torno al proyecto del señor

José Manuel Restrepo.

Según la opinión de los comisionados, la sociedad estimó “[...] plausible y necesario desde

todo punto de vista el establecimiento en esta ciudad de un instituto de esa clase, sobre

bases modernas y científicas, siguiendo la norma, proporciones guardadas, de lo que se

hace en ese particular en Alemania y Estados Unidos” 1124. Recomendaron los comisionados

que el nuevo plantel educativo debería contar desde sus comienzos con un local apropiado,

“profesorado y elementos los más completos posibles, de suerte que su existencia no venga

a ser efímera y eche a perder, para en adelante, por algún tiempo, el prestigio y entusiasmo

que debe acompañar a un propósito tan importante”.1125

Considerando lo anterior, la Sociedad de Mejoras se comprometió a conseguir el apoyo

oficial, con la nación o el departamento; a brindar el apoyo moral que requería la nueva

empresa, “ya que la magnitud del propósito, tal como la sociedad lo aprecia, no le permite

hacer otra cosa”; e interceder ante la Honorable Asamblea Departamental para que, por su

intermedio, se busquen los recursos y el reconocimiento oficial de manera más expedita.1126

La verdad es que no se sabe mucho sobre el curso que tomó este proyecto. Es probable que

sucumbiera por lo costoso, por la competencia que significaba de todas maneras la Escuela

de Minas, o por la falta de apoyo oficial. Algo similar ocurrió con la propuesta hecha por

Ricardo Olano en 1918, en el sentido de que la Sociedad debía abrir una Escuela de

Idiomas “[...] en donde se dictaran clases de inglés y francés por el Sr. Gonzalo Mejía”. 1127

Fueron proyectos que probablemente no tuvieron mayores desarrollos, pero que corroboran

una vez más el sentido visionario de la Sociedad de Mejoras. De otro lado, al llamar la

atención sobre ciertas necesidades de la ciudad sentaron las bases de futuros proyectos

exitosos, como la Escuela de Comercio por correspondencia, creada de manera

independiente, por el socio José Antonio Gaviria en 1918.1128

1123 A. S. M. P. Acta No 525, de 15 de octubre de 1917, ap. III1124 A. S. M. P. Acta No 526, de 22 de octubre de 1917, ap. III1125 Ibídem.1126 Ibídem.1127 A. S. M. P. Acta No 557, de 23 de julio de 1918, ap. IV1128 Gaviria, José A. Op. cit., p. 137

380

6.8.3 La Escuela de Ciegos y Sordomudos

La misma finalidad que movía a la Sociedad de Mejoras a promover obras de carácter

educativo con el fin de capacitar mano de obra para la industria, el comercio y el sector

financiero, la llevaron a interesarse por atender a aquella población considerada hasta

entonces como improductiva. Seguramente traída la idea de Europa o Estados Unidos, la

Sociedad emprendió esta nueva empresa que favorecía a la vez al sector productivo de la

ciudad, -al contar con mano de obra capacitada para algunas labores simples pero

necesarias-, y a esta población marginada de las labores productivas, brindándole destrezas

en actividades artesanales, que requería ingresos para satisfacer sus necesidades.

En 1925 se estudió la idea al interior de la Junta Directiva de la Sociedad y en el mismo año

fue reconocida legalmente, iniciando labores la Escuela de Ciegos y Sordomudos, en un

local alquilado. Tres años después, ante la creciente demanda por sus servicios educativos,

con la financiación de la Sociedad de Mejoras y del municipio, se iniciaron los trabajos de

construcción de un edificio para la escuela.1129

En 1949, cuando se celebraron los 25 años de la Escuela, la Junta Directiva de la Sociedad

hizo un balance de gestión altamente positivo, que permite formarse una idea amplia de los

logros de esta institución educativa. Luego de comentar que la visita realizada por Marco

Fidel Suárez a la Escuela lo inspiró a escribir “El sueño de los ciegos”, se asegura que por

sus aulas habían pasado alumnos de diversas partes del país, de Estados Unidos, El

Salvador, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, y Ecuador.

Según el mismo balance, la meritoria labor de la Escuela, que le había merecido amplio

reconocimiento en el país y en el extranjero, la convirtió en modelo para la creación en

otras ciudades del país, de escuelas similares: “[...] imitando esta Escuela han surgido en el

país tres organismos más de esta índole que se encauzan por las orientaciones de esta

Escuela Madre [...]”.1130

1129 A. S. M. P. Acta No 972, de 17 de septiembre de 1928, p. 3511130 A. S. M. P. Acta No 1842, de 7 de noviembre de 1949.

381

El balance de esta escuela muestra además cómo se pasó de un corredor y un pupitre

bipersonal prestados, a un amplio edificio propio, con mobiliario moderno y una “colonia

de vacaciones”, para el solaz y descanso de alumnos, empleados y profesores. De igual

manera se sabe que el número de estudiantes se incrementó de dos ciegos y dos

sordomudos, el 2 de marzo de 1925, a un considerable número de alumnos internos de 196

durante las bodas de plata.1131

Más allá de los datos numéricos, se asegura que muchos de sus alumnos, arrancados al ocio

de los hogares, a las casas de pobres y orfanatos, y a la mendicidad misma, se convirtieron,

luego de su paso por la Escuela, en profesores especializados en pedagogías para ciegos,

algunos de los cuales habían servido en universidades norteamericanas. Otros eran

licenciados en filosofía y literatura, maestros de música y profesores en escuelas y colegios

del país y del El Salvador, Costa Rica, Panamá, y Puerto Rico. Y los más, se desempeñaban

como coristas, radiotelegrafistas, locutores, mecánicos, joyistas, ebanistas y tipógrafos.1132

6.9 El Instituto de Bellas Artes

Debido a la existencia de dos extensos y rigurosos trabajos sobre el Instituto de Bellas

Artes, basados en su mayor parte en la documentación del archivo de la Sociedad de

Mejoras, la presente reseña histórica no pretende ser exhaustiva, sino apenas una síntesis de

los principales desarrollos logrados por los precedentes, si bien recoge buena parte de la

información del citado archivo. El primero de dichos trabajos es de don Libardo Bedoya

Céspedes, Bellas Artes, publicado en 1975, con motivo del Tricentenario de la ciudad; el

segundo es del escritor Gildardo Lotero Orozco, “Bellas Artes en la historia cultural de

Antioquia”, que permanece inédito. En ambos textos, el lector interesado en ampliar su

visión sobre esta historia podrá encontrar un acervo documental suficiente.

El 26 de septiembre de 1910 comienza su devenir esta importante escuela de las bellas

artes, por la cual han pasado los más importantes artistas antioqueños. En dicha fecha la

Sociedad de Mejoras Públicas, por iniciativa del pintor Francisco A. Cano y del socio

1131 Ibídem.1132 Ibídem.

382

fundador Gonzalo Escobar, expidió la siguiente resolución: “La Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín resuelve fundar y en efecto funda con el nombre de Instituto de Bellas

Artes, una escuela de música, pintura, escultura, etc. que se inaugurará el 1o de febrero de

1911.”1133

La dirección del Instituto fue encomendada a don Gonzalo Escobar, quien se desempeñaba

en ese entonces como vicepresidente de la Sociedad, después de haber sido presidente en

los años 1903 y 1905. El Instituto inició actividades con los maestros Jesús Arriola para la

Escuela de Música y Francisco A. Cano para la de Pintura; además recibió los enseres e

instrumentos de la ya tradicional Escuela de Música Santa Cecilia. Recibía por entonces

una subvención mensual del Municipio y otra de la Asamblea Departamental, las cuales

eran retribuidas por el instituto con una exposición y un concierto anual, al cual asistían los

diputados, concejales y demás autoridades con sus familias.

Las escuelas que conformaban el Instituto funcionaron en locales diferentes hasta 1928,

cuando se instalaron en el Palacio de Bellas Artes, construido con la finalidad de

constituirse en la sede no sólo de las escuelas, sino de la Sociedad de Mejoras. Entre tanto,

la Escuela de Música funcionó en una casa en la esquina de Boyacá con Cundinamarca, y

luego en la calle Maracaibo, bajo la orientación de los mejores músicos existentes en la

ciudad y con el mismo reglamento de la Escuela Santa Cecilia. El maestro español Jesús

Arriola dictaba las clases de Teoría y solfeo, siguiendo los textos de Hilarión Eslava y de

Danhauser; Gonzalo Vidal, impartía las clases de piano, por el método de J. Lecouppey y

más tarde de Bertinio, Czerni y Heller; Pedro Begué enseñaba violín y viola, por método de

Firket; Ángela de Begué dictaba las lecciones de violoncelo, con el método de Lee; Luis

Mondragón enseñaba contrabajo, con el método de Bottesini; Germán Posada enseñaba

flauta, por el método de Altes y Gambert, y el maestro D’Alemán, las de clarinete, barítono,

crono, trombón y cornetín. La dirección de la escuela era compartida por los maestros

Arriola y Posada.1134 Durante los cinco primeros años, la escuela atendió únicamente

alumnos varones y sólo a partir del 1o de noviembre de 1915 abrió una sección para

señoritas, que inició labores con 20 alumnas.1135

1133 A. S. M. P. Acta No 237, de 26 de septiembre de 19101134 Lotero Orozco, Gildardo. “Bellas Artes en la historia cultural de Antioquia. (Inédito). Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, Instituto de Bellas Artes, 1994, p. 321135 A. S. M. P. Acta No 432, de 3 de noviembre de 1915, ap. VIII

383

La Escuela de Pintura, que en sus inicios tuvo una serie de tropiezos, por el retiro de su

maestro fundador Francisco A. Cano, que la obligó a cerrar sus puertas entre 1912 y 1913,

realizaba sus actividades, en las oficinas de la Sociedad de Mejoras en el Parque de Berrío.

Reabrió sus puertas en 1914, bajo la dirección del maestro Gabriel Montoya y funcionó,

con algunas intermitencias, brindando formación a un promedio de 30 alumnos. Según un

informe presentado a la Sociedad en noviembre de 1915 la Escuela de Pintura había

contado hasta septiembre de aquel año con 67 alumnos, a los que se sumaron 22 más en

octubre1136 Comenta Gildardo Lotero:

“Los estudios de la Escuela de Pintura estaban originalmente divididos en tres años. En el

primero se hacían estudios sobre naturaleza muerta. En el segundo, se brindaba

conocimiento sobre teoría y colores, nociones de acuarela y de perspectiva práctica; y, en el

tercero, se hacía pintura al óleo y al pastel, se estudiaba composición, anatomía superficial

y proporciones del cuerpo humano y de los animales más comunes. Este proyecto inicial,

de corte clásico y tradicionalista, había sido diseñado por el maestro Cano, cuya influencia

determinaría la tradición académica del Instituto por muchas generaciones.”1137

A las dos escuelas con que se fundó el Instituto se sumó en febrero de 1915 la Escuela de

Escultura, creada por la Sociedad de Mejoras, adscrita a la de Pintura, que comenzó

actividades bajo la dirección de Bernardo Vieco. La única condición puesta por la Sociedad

para su apertura fue que sus costos no sobrepasaran los $ 15 oro mensuales, de los cuales

diez serían para pagar el sueldo de su director y profesor.1138 Esta nueva dependencia del

instituto tuvo una corta duración -apenas de dos años-, pero en 1925 se reabrió bajo la

dirección del profesor belga George Brasseur, quien fue reemplazado, luego de dos años de

servicio, por el maestro Humberto Chávez, en la dirección y por Bernardo Vieco, en las

clases.1139

Aquellos primeros años del Instituto de Bellas Artes estuvieron plagados de problemas, que

fueron sorteados inteligentemente por la Sociedad de Mejoras, por lo cual el balance fue

cada vez más positivo. El principal problema fue la consecución de los servicios de

profesores aptos para la enseñanza de las bellas artes, escasos en el país, sobre todo para

1136 Ibid., ap. VI1137 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 331138 A. S. M. P. Acta No 408, de 8 de febrero de 1915, ap. VI; acta 409, de 15 de febrero de 1915, ap. V1139 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 34

384

pintura, luego de la salida de Francisco A. Cano. Por ello, la Sociedad estuvo buscando por

medio de casas comerciales europeas con presencia en Medellín, profesores para la Escuela

de Pintura, pero debido a las restricciones presupuestales y a lo costoso de los servicios de

los profesores extranjeros, se decidió por el pintor Gabriel Montoya, con un sueldo de $ 20

mensuales.1140

Una de las primeras y más significativas iniciativas de la Sociedad para la organización del

Instituto fue la formulación de un reglamento para la Escuela de Música. La comisión

encargada de redactar el documento que regiría los destinos de la escuela estuvo integrada

por tres miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas y dos profesores de la Escuela de

Música.1141

El 19 de febrero de 1913, el Director del Instituto, don Gonzalo Escobar presentó a la

Sociedad de Mejoras el proyecto de reglamento para la Escuela de Música elaborado por la

Comisión nombrada para el efecto, el cual fue aprobado algunas semanas después,

concluido el estudio cuidadoso de todos los miembros de la Junta Directiva.1142

Apenas comenzadas las actividades del Instituto, la Sociedad programó el primer concierto

para el 16 de noviembre de 1912, a cargo de la Orquesta de la Escuela de Música y con la

participación de los profesores de la misma.1143 Según el socio Francisco E. Isaza, quien

informó a la Sociedad acerca de los resultados del concierto, éste había sido bien recibido

por los diputados, y había servido además para informarlos de que el Instituto no contaba

con alumnos de otros municipios del departamento porque no había llegado ninguno, a

pesar de haber solicitado a las autoridades de las diferentes localidades sobre la existencia

de becas para ellos.1144

De esta manera comenzaron a ingresar algunas ayudas económicas del gobierno para el

sostenimiento del Instituto. Estos ingresos oficiales, aunque modestos fueron

complementados con las donaciones monetarias y en especie, hechas por los particulares.

Algunos artistas, entre ellos el maestro Francisco A. Cano, obsequiaron cuadros; Antonio J.

1140 A. S. M. P. Acta No 319, de 23 de septiembre de 1912, f. 41; Véase además actas No. 330, de 10 de febrero de 1913, y 331, de 19 de febrero de 1913.1141 A. S. M. P. Acta No 308, de 15 de julio de 1912. f. 3 y ss; además acta No. 310, de 29 de julio de 1912, f. 131142 A. S. M. P. Acta No 331, de 19 de febrero de 1913, f. 95; además acta No. 332, de 3 de marzo 1913, f. 971143 A. S. M. P. Acta No 321, de 7 de octubre de 1912, f. 471144 A. S. M. P. Acta No 339, de 28 de abril de 1913, f. 126

385

Cano, dueño de una importante librería de la ciudad regaló 200 cuadernos de textos para la

enseñanza de dibujo.1145

Sin embargo, la situación económica del Instituto siguió siendo precaria, hasta el punto que

el 11 de agosto de 1913, Manuel J. Alvarez, “[...] propuso y fue aprobado cerrar el Instituto

de Bellas Artes, debido a que el Gobierno Departamental por problemas presupuestales

decidió retirar el auxilio decretado por la Asamblea”.1146 De esta manera se presionaba la

reanudación del auxilio departamental, por lo cual no es de extrañar que unas semanas

después de esta resolución se aprobaba otra por medio de la cual abría la Escuela de Pintura

y se nombraba Director de la Escuela de Pintura a José A. Gaviria y como suplente a José J.

Hoyos.1147

A comienzos de 1914, el socio José A. Gaviria fue comisionado para colaborar con el

maestro Jesús Arriola para llevar a cabo la organización de la Escuela de Música.1148 Según

el informe que presentó a la Junta el señor Gaviria, la Escuela de Música había quedado

establecida según el reglamento, con una Junta Directiva integrada por Jesús Arriola,

Germán Posada y José A. Gaviria, como principales; los suplentes serían el Presidente de la

Sociedad y los vicepresidentes 1o. y 2o. La apertura de la Escuela se fijó para el lunes dos

de noviembre “en un amplio local situado en la calle de Maracaibo”.1149

Con referencia a la Escuela de Pintura, informó José A. Gaviria que los profesores de la

Escuela de Música habían cedido a aquélla un local amplio y cómodo en su

establecimiento, por la suma de cinco pesos oro mensuales. La Junta Directiva entonces,

sugirió a las directivas de la Escuela de Música que adjudicara las becas de preferencia a

alumnos de fuera de Medellín, “[...] pero que si alguna o algunas de estas se adjudican a

alumnos de esta ciudad, la Sociedad cree conveniente que a tales becados se les exija el

aprendizaje de aquellos instrumentos de los cuales no hay ejecutantes aquí, en las bandas y

orquestas”.1150

1145 A. S. M. P. Acta No 334, de 17 de marzo de 1913, f. 1021146 A. S. M. P. Acta No 355, de 11 de agosto de 1913, f. 1911147 A. S. M. P. Acta No 357, de 29 de septiembre de 1913, f. 198; además acta No 392, de 14 de septiembre de 1914, ap. VI1148 A. S. M. P. Acta No 393, de 28 de septiembre de 1914, ap. IV1149 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. IV1150 Ibídem.

386

Fue pues en noviembre que se iniciaron las clases en la Escuela de Música, luego de varios

meses de suspensión, y según el informa presentado por el señor Gaviria a la Sociedad, las

clases habían empezado con una buena asistencia y mucho entusiasmo de parte de los

alumnos.1151

Para el 7 de abril la Sociedad de Mejoras programó el primer acto privado para la

exposición de los trabajos hechos por los alumnos de pintura y escultura, con el fin de

mostrar el adelanto logrado por estos en los estudios. La hora fijada para la inauguración de

la exposición las ocho de la noche y el lugar “en los salones de la Escuela de Pintura, Calle

de Maracaibo”.1152

Unos días antes, el 30 de marzo, la Sociedad había realizado el concierto anual de la

Escuela de Música, a la cual había invitado a la Honorable Asamblea, al Gobernador y sus

Secretarios, al Concejo Municipal, representantes de la prensa y favorecedores de la

SMP.1153

El reconocimiento social logrado por el Instituto era cada vez mayor y éste se expresaba en

la donación de dinero y obras de arte, como el busto de Mozart, obsequiado por el señor

Antonio Arango Lalinde, con la condición de que fuera colocado en los salones de La

Escuela de Música.1154

Una reseña publicada en 1916, en la Guía ilustrada de Medellín, arreglada por Germán de

Hoyos, se refería al número de alumnos del Instituto de Bellas Artes y aseguraba que para

1915, “los alumnos matriculados pasaban de 40. En la Academia de Música, los alumnos

llegan a 96, divididos así: varones, 59; señoritas 37. Las clases se dictan todos los días de 9

a.m. a 12 m. y de 3 a 9 p.m.”1155

La década de los veinte fueron de grandes realizaciones para el Instituto de Bellas Artes,

época de esplendor y de profundas repercusiones artísticas para la ciudad de Medellín. El

Instituto, que experimentó una completa reorganización y reestructuración por parte de la

Comisión de Acción Cultural de la Sociedad de Mejoras Públicas, dirigida por Antonio J.

Alvarez C. reabrió sus puertas, luego de un período de cierre, en el mes de mayo de 1924.

1151 A. S. M. P. Acta No 398, de 2 de noviembre de 1914, ap. IV1152 A. S. M. P. Acta No 412, de 8 de marzo de 1915, ap. II1153 Ibídem.1154 A. S. M. P. Acta No 474, 28 de agosto de 1916, ap. II1155 Hoyos, Germán de. Guía ilustrada de Medellín. Medellín: Tipografía de San Antonio, 1916

387

Para su inauguración se organizó una exposición de pintura que tuvo gran acogida entre la

ciudadanía.1156

En aquella segunda etapa de la historia del Instituto de Bellas Artes, se sabe que reinició

labores con cerca de 150 alumnos, en las distintas clases de Pintura, Escultura y Música.

Actuó como primer Presidente el arriba citado señor Alvarez, y como primer Director de

Estudios el señor Miguel Ospina. El Instituto contaba además con una Junta Directiva,

presidida durante el primer año por Marco Tulio Pérez y desde el mes de junio de 1925 por

Antonio J. Cano.

Para la reapertura y consolidación del Instituto fue necesario fusionar la nueva Escuela de

Música, con otra particular fundada años antes por los profesores Germán Posada y Jesús

Arriola, quienes ante la crisis económica por la que atravesó la Sociedad de Mejoras se

vieron en la obligación de independizarse para evitar la paralización total de los estudios

artísticos en la ciudad de Medellín. La Comisión Cultural de la Sociedad celebró pues un

contrato con dichos profesores “[...] en virtud del cual se refundieron en una sola las dos

Escuelas de Música que funcionaban en la ciudad, la que siguió funcionando como Sección

del Instituto de Bellas Artes, bajo el patrocinio de la Sociedad”.1157

En 1925 las cuatro secciones que conformaban el Instituto funcionaban de la siguiente

manera: la Escuela de Música, bajo la dirección de Germán Posada y Jesús Arriola, contaba

con 120 y 60, respectivamente; la Escuela de Pintura, dirigida por el maestro Bernardo

Vieco, contaba con 85 alumnos y 35 alumnas; la Escuela de Escultura, dirigida también por

el maestro Vieco, tenía 8 alumnos y 4 alumnas; por último la Escuela de Declamación,

dirigida por Ramón Soler Maymó, contaba con 18 alumnos de ambos sexos.

La escuela de declamación presentó en el Teatro Bolívar, a los tres meses de establecida, la

obra titulada “Las de Caín”, que fue bien recibida por la prensa y por la comunidad en

general. Desde entonces y por varios años siguió haciendo presentaciones periódicas, que

mostraron su progreso y de paso permitía recaudar algún dinero para el sostenimiento de la

misma.

1156 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2571157 Ibídem.

388

Sin embargo el instituto se sostenía fundamentalmente con las subvenciones que el

Departamento y el Municipio le otorgaba. La situación económica había mejorado, y las

ayudas más recurrentes y generosas, en vista de los muy buenos resultados obtenidos. Esta

mejor situación económica permitió, que en 1925 la Sociedad de Mejoras hiciera gestiones

para traer un artista europeo de primer orden, quien debería ponerse al frente de las escuelas

de Pintura y Escultura.

En efecto, en 1926 aquellas escuelas quedaron bajo la dirección del maestro belga George

Brasseur, un artista de talla internacional, nacido en Charleroi (1881), decorador de iglesias

y artista religioso, conocido por su diseño de la Iglesia del Santísimo en Bruselas. Durante

dos años este profesor, a pesar de las dificultades idiomáticas enseño a un número cercano

de cien alumnos del Instituto y realizó una comentada exposición a finales de 1926. El

profesor belga fue reemplazado luego de dos años de estadía en Medellín, cuando regresó a

su país de origen, por el pintor antioqueño Humberto Chávez.1158

Aquellos años fueron de esplendor además por significar el comienzo de las gestiones para

la construcción del edificio de la Sociedad de Mejoras, donde además se albergarían las

diferentes secciones del Instituto de Bellas Artes y un teatro para presentaciones de teatro,

cine y declamación. El Palacio de Bellas Artes, como sería conocido desde sus comienzos,

fue posible, en parte por los dineros entregados por la nación a la ciudad de Medellín con

motivo de las fiestas centenarias, y en parte por las donaciones del Municipio -que donó los

terrenos- y particulares. Sin embargo no nos referiremos a este tema por ser objeto de

análisis en otro capítulo de esta obra.1159 LO cierto es que con la conclusión del Palacio, en

1928, la institución pudo proyectar mejor su futuro, ahorrar el dinero del arriendo y

disponer libremente de su tiempo y espacio. Hasta entonces el Instituto de Bellas Artes

funcionó en una casa ubicada en la calle de Boyacá, con el número 97.1160

Al tiempo que se construía el Palacio de Bellas Artes y pensando en la formación de los

futuros maestros -escaso en el medio-, que requería el Instituto, la Sociedad de Mejoras

Públicas patrocinaba los estudios de dos jóvenes pintores que habían mostrado gran talento:

Pedro Nel Gómez y Eladio Vélez. Ambos parecen haber recibido clases del maestro

1158 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 341159 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2571160 A. S. M. P. Acta No 957, de 28 de mayo de 1928.

389

Brasseur en la Escuela de Pintura, y luego de que este profesor regresara a su país, se

considero más convenientes enviarlos a Florencia (Italia), donde podrían mejorar su

técnica. Por esta razón, se encuentra en el archivo de la Sociedad un acta, fechada el 18 de

agosto de 1928, por medio de la cual se prorrogaba, hasta el fin de aquél año, los auxilios

concedidos a Pedro Nel Gómez y Eladio Vélez, $ 60 y $ 20, respectivamente.1161

La década de los treinta en el Instituto, en sus comienzos fue de crecimiento, pero luego se

convirtió en una de las etapas de mayor crisis. En marzo de 1930, se incorporó al Instituto

la Escuela de Música Begué, con lo cual hubo un aumento considerable de alumnos y

profesores. Provenientes de aquella escuela, ingresaron al instituto, en calidad de

profesores, los maestros Leopoldo Carreño (violín), Roberto Vieco (clarinete), Jorge

Hernández (cobres) y Gonzalo Vidal (solfeo y dictado). Con estos maestros se consolidó la

Escuela de Música y por iniciativa de algunos de ellos se crearon el Club Artístico y la

Banda de Música del Instituto de Bellas Artes, para suplir la carencia que había dejado la

supresión de la Banda Departamental por parte del gobierno (duró hasta 1932).1162

Aquellos años, que se desarrollaron en el marco de la reforma de los estatutos realizada en

1928, estuvieron marcados por la rectoría de Antonio J. Cano, mejor conocido como el

“Negro Cano”, quien permaneció desde aquél año hasta 1937. Varios hechos marcaron la

década en cuestión, como la fundación, por parte de profesores y alumnos del Instituto, de

la Sociedad de Amigos de las Bellas Artes, que por medio de sus actividades culturales y de

las cuotas que aportaban sus numerosos socios, fortalecieron la tesorería de la

institución.1163

En los comienzos de los treinta ingresaron al Instituto algunos profesores que marcarían la

formación de toda una generación de artistas. En 1932 y 1933, la Escuela de Pintura y

Escultura estuvo bajo la dirección de Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez, respectivamente,

quienes habían ingresado como profesores a su regreso de Italia y le imprimieron un

dinamismo inusitado a los estudios. Durante algo más de una década estos maestros

impartieron su conocimiento a quienes serían luego importantes pintores y maestros, como

Carlos Correa, Rafael Sáenz, León Posada, Emiro Botero, Rodrigo Arenas Betancourt y

1161 A. S. M. P. Acta No 967, de 18 de agosto de 1928, p. 3281162 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 38 y ss.1163 Ibid., p. 65 y ss.

390

Débora Arango, entre otros. En 1933 los maestros José María Bravo Márquez y Anne

Marie Stober estuvieron al frente de la Escuela de Música y educaron toda una generación

de músicos.1164

Pero no todo fue un cuento de hadas. Las dificultades económicas derivadas de las deudas

contraídas para la construcción del Palacio, la restricción de créditos por motivo de la crisis

económica mundial y la inestabilidad política en Europa central, y los altos costos de

mantenimiento del Instituto condujo a la Sociedad de Mejoras a considerar e incluso a

aprobar la incorporación del Instituto de Bellas Artes a la Universidad de Antioquia.1165 El

Instituto estuvo adscrito a la Universidad durante algo así como un año, cuando alegando

problemas presupuestales, fue devuelto a la Sociedad de Mejoras Públicas.

La década de los treinta y principios de los cuarenta, estuvo signada por la presencia de los

maestros Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez en la Escuela de Pintura. En la Escuela de

Música, por su parte, se contaba con los servicios de maestros de gran trayectoria y

profundo significado en la historia de la música “culta” en nuestro medio; ellos son: el

violinista checo Joseph Matza (quien prestó sus servicios hasta 1970)1166, el pianista italiano

Pietro Mascheroni, y la profesora Luisa Manighetti, que dictaba los cursos de Teoría

musical y Solfeo. Fue bajo el impulso de éstos maestros, con el apoyo de las directivas del

Instituto y de la Sociedad de Mejoras, que se creó en 1939 la Orquesta Sinfónica del

Conservatorio de Medellín, que organizó una serie de conciertos en los principales teatro de

la ciudad.1167

Para 1940, el Instituto de Bellas Artes contaba con un total de 287 alumnos, 162 hombres y

125 mujeres. Dichos alumnos estaban distribuidos de la siguiente manera: en la Escuela de

Música, 227; en la Escuela de Pintura, 52; y en la de Escultura, 8.1168 Estas cifras revelan un

momento de recuperación del Instituto, que se reflejaba también en el número y la calidad

de los profesores ya mencionados.

Pero en realidad los años cuarenta fueron de grandes dificultades para el Instituto de Bellas

Artes, por la situación económica de la Sociedad de Mejoras Públicas. En 1948, el rector

1164 Ibid., p. 681165 A. S. M. P. Acta No 1264, de 11 de noviembre de 1935, p. 7451166 A. S. M. P. Acta No 711, de 19 de agosto de 19701167 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 74 y ss.1168 Ibid., p. 77

391

del Instituto Marco A. Peláez decide clausurar la Escuela de Pintura, dirigida por el maestro

Rafael Sáenz. Los alumnos y el profesor, en señal de protesta, instalaron sus caballetes y

paletas en la Plazuela Nutibara, donde recibieron clases al aire libre por algunas semanas,

mientras corrían ríos de tinta en la prensa local relacionados con aquel escándalo. La

discordia se resolvió en 1950, cuando la Sociedad de Mejoras arrendó a la Escuela Pintura,

un local en el Palacio de Bellas Artes, aunque la Escuela funcionaba de manera

independiente, sostenida por sus propios recursos.1169

En esa misma época de crisis, la Sociedad de Mejoras se vio en la necesidad de arrendar el

teatro Bethoveen, del Palacio de Bellas Artes a una emisora de la ciudad, hecho que fue

muy criticado por la prensa.1170

Los años cincuenta y sesenta fueron de grandes frutos para Bellas Artes. En el campo de la

música, bajo la tutela de grandes maestros como Joseph Matza, Pietro Mascheroni, Ana

María Penella y Marta Agudelo, se formaron grandes concertistas de piano como Harold

Martina, Teresita Gómez, Blanca Uribe, Francisco Zapata, Felipe Henao y Aída Fernández

Zuleta, entre otros. También se formaron en Bellas Artes algunos ejecutantes magistrales de

la música de cuerdas: Margoth Levy, Raúl Vieco, Eusebio Ortiz, Juan Restrepo, Manuel

Molina, Alberto Marín, Julián Vieco, Ítalo Gómez. En el campo de la ópera y de los

grandes cantantes figuran: Gabriel Mejía, Luis Eduardo Chávez, Luis Carlos García, Alba

del Castillo, Fabio Yepes, Alonso Cardona, Jairo Villa y Nelly Duque, por mencionar a

algunos.1171 Mientras en el campo de la pintura se destacan las figuras de Jorge Cárdenas

H., Aníbal Gil y Camilo Isaza Torres.

Bajo la rectoría de la pintora Débora de la Cuesta Arango, quien tomó las riendas del

Instituto en 1959, y en una situación económica más estable, se dio enseñanza artística a

más de 200 alumnos en las distintas escuelas.1172

En la década de los sesenta la competencia del Conservatorio de Música de la Universidad

de Antioquia se hizo sentir, así como las resistencias de una generación rebelde e

iconoclasta, portadora de una nueva sensibilidad, para la cual el Instituto de Bellas Artes

era el refugio de la tradición artística. La Sociedad de Mejoras Públicas hizo algunos 1169 Ibid., p. 72-731170 Ibid., p. 801171 Ibid., p. 861172 Ibid., p. 88

392

esfuerzos por poner al Instituto de nuevo en el centro de la formación de valores artísticos

de vanguardia, y para ello contrató los servicios del profesor ruso Kiril Pikieris, importante

bailarín y coreógrafo, con quien se fundó la Academia de Ballet Clásico. Por la misma

época el Instituto contrató al profesor griego Jorge Sakellariu para que enseñara una

materia nueva del plan de estudios: la guitarra clásica.1173

Esta década significó un aumento de más del doble en el número de estudiantes del Instituto,

para responder a la mayor demanda que generaba una ciudad cambiante y tumultuosa, adonde

llegaban expulsados de los campos, miles de campesinos que habitaban los barrios obreros del

nororiente y noroccidente de la ciudad. En 1968 se matricularon en el Instituto más de 600

jóvenes, en las distintas especialidades ofrecidas. Los aportes de los gobiernos municipal,

departamental y nacional, aunque habían aumentado, siguieron siendo insuficientes.1174

Fue durante la rectoría del maestro Libardo Bedoya Céspedes (1970-1980), que el Instituto de

Bellas Artes logró acomodarse a la nueva ciudad, a la metrópoli. Bajo su orientación y

entusiasmo, se consiguieron los recursos que necesitaba la institución para brindar educación a

los niños y jóvenes de los sectores más desfavorecidos de la ciudad; gracias a su bondad, los

estudiantes de escasos recursos hicieron sus estudios en el Instituto en forma casi gratuita,

pues muchos de ellos lo hicieron con becas de la Sociedad de Mejoras Públicas; por su mística

y sentido de servicio logró incorporar al Instituto a prestigiosos maestros, muchos de ellos

egresados de la institución: el barítono Luis Carlos García, el pintor Emiro Botero y el crítico

de arte Christian Restrepo.1175

Ingresaron talentosos jóvenes, de extracción humilde muchos, que han conformado una nueva

generación de artistas de vanguardia, la cual se reúne, en su mayoría, en torno a la Asociación

Colombiana de las Artes Plásticas (ACAP). Algunos de sus nombres son: Mariela Arango

Mejía, Silvio Delacruz, Raúl Toro, Víctor García, Francisco Madrid, Javier Toro y Jorge

Botero Luján.

En la década de los ochenta, luego de una meritoria labor y al cabo de un sinnúmero de

dificultades, críticas e incomprensiones de la sociedad local, el Instituto de Bellas Artes,

empezó a cosechar reconocimientos. En 1986, por resolución del 29 de Mayo de 1986, la

1173 Ibid., p. 941174 Progreso. 6a época, No 51. Medellín: S. M. P., diciembre de 1968, p. 451175 Progreso. 7a época. Medellín: S. M. P., de julio de 1975.

393

Secretaria de Educación y Cultura de Antioquia le otorgó la condecoración al mérito

educativo Pedro Justo Berrío, “interpretando el sentir del pueblo Antioqueño y de la

comunidad artística y musical”.1176

El 9 de Agosto de 1991, de nuevo la Secretaría de Educación del Departamento, en las

instalaciones de la Asamblea Departamental, le confirió al Instituto de Bellas Artes, el

premio “Secretaria de Educación y Cultura a las Letras y a las Artes”, consistente en $

720.000, por considerar que durante sus más de 80 años de existencia “en la vida cultural

de Medellín, le ha dado a la ciudad, al Departamento y al país, una proyección mundial en

sus actividades artísticas y culturales”.1177 Con posterioridad el Instituto recibió la Medalla

Trabajador de la Cultura en el Recinto Quirama y la Medalla Porfirio Barba Jacob, por su

trayectoria en el fomento a las artes en el departamento de Antioquia.

En la actualidad el Instituto de Bellas Artes se perfila para continuar con su labor en el siglo

XXI, y para ello ha venido realizando algunos cambios que le permiten acomodarse a las

nuevas exigencias, favorecido por el resurgimiento que ha venido mostrando la Sociedad de

Mejoras Públicas. La construcción del nuevo edificio del Instituto, el proyecto de convertirse

en una institución universitaria, la sistematización de la sede administrativa localizada en el

Palacio y el planteamiento de un Plan de Desarrollo, son algunas iniciativas que permiten

augurar un futuro despejado para la institución.

El número de estudiantes que supera los dos mil, provenientes de los más diversos sectores

sociales, asisten a los diferentes cursos programados y que son: Música y Color, para niños

pequeños; Ballet, Iniciación Musical, Taller Libre de Plástica, Pintura y Cerámica, para niños

mayores y adolescentes; un ciclo básico de Dibujo Artístico, Perspectiva y Humanidades, que

dura cuatro semestres, destinado a población adulta, después del cual se puede elegir un

programa de Cerámica o de Pintura, con una duración de cinco semestres. Unos de los

programas de mayor demanda es el de Publicidad, el cual dura ocho semestres y comprende

asignaturas como dibujo publicitario y Diseño por computador y Mercadeo. En el área de

música, el estudiante puede elegir un programa específico que comprende materias teóricas,

humanidades y manejo de instrumento, o cursos de extensión como Iniciación al Teclado

1176 A. S. M. P. Acta No 1153, de 11 de Junio de 1986, p. 41177 A. S. M. P. Acta No 1279, de 13 de agosto de 1991, p. 2

394

Electrónico (organeta, sintetizador), Guitarra Clásica, Guitarra Popular, Guitarra Eléctrica,

Percusión y Apreciación Musical, entre otras.1178

6.10 Promoción de actividades artísticas

La Sociedad de Mejoras Públicas fue desde sus comienzos una entidad preocupada no sólo

por las mejoras materiales, como ha quedado claro en este trabajo, sino que sus energías

también estuvieron encaminadas a desarrollar la cultura, las artes y el espíritu de los

antioqueños. De esta manera se cambió, en alguna medida, la visión tradicional del

antioqueño exclusivamente preocupado por los negocios, pragmático, torpe y de escaso

nivel cultural, que campeaba no sólo en la imagen de otros grupos regionales (bogotanos

sobre todo), sino entre la intelectualidad antioqueña, que se había visto marginada por

dedicarse a profesiones que no generaban lucro.

Sin lugar a dudas, el hecho de que haya sido la Sociedad de Mejoras la encargada de

generar ese cambio de actitud frente a las letras y las artes plásticas, tiene mucho que ver

con el núcleo de pensadores republicanos que lo integraron, educados por demás en la

Universidad de Antioquia, donde también predominaba el republicanismo. Tanto los

fundadores como los seguidores del proyecto de la Sociedad, de una u otra forma,

estuvieron inspirados en una idea de civilización y progreso, cuyo modelo estaba en Europa

y luego en Norteamérica. Sus viajes a aquellos países debieron influir fuertemente en la

manera en que entendían la cultura, y a considerar la necesidad de animar la vida cultural

de la capital antioqueña, demasiado monacal, todavía en la primera década del presente

siglo.

Lo cierto es que pronto, la Sociedad de Mejoras vio la necesidad de incentivar las diferentes

manifestaciones del espíritu humano, patrocinando la traída a la ciudad de grupos de teatro,

óperas, conciertos y exposiciones, proceso que culminaría en la creación, en 1911, del

Instituto de Bellas Artes. No obstante es forzoso aclarar que la forma en que era entendida

la cultura por parte de la Sociedad de Mejoras fue bastante elitista, al menos durante la

primera mitad del siglo XX, en parte por los costos que implicaba el contrato de los

1178 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p.103

395

servicios artísticos y el escenario, y en parte por considerar que las expresiones culturales

europeas debían ser privilegio de la alta sociedad, mientras para el pueblo llano quedaba el

disfrute de sus expresiones artísticas autóctonas.

Así pues, desde los albores del siglo, la Sociedad participó de diversas maneras en la

realización de eventos, como la presentación de zarzuelas, compañías de teatro y

conciertos; además de controlar la calidad de las presentaciones que se hacía en la ciudad,

intercediendo ante las autoridades municipales para que controlen el cumplimiento de los

horarios por partes de las compañías invitadas. En 30 de septiembre de 1908, por ejemplo,

se aprobó solicitar al alcalde de la ciudad, dar la orden al empresario de una compañía de

Teatro, cumpliera “lo anunciado en los programas respecto a la hora de levantar el telón y

el tiempo que duran los entreactos”.1179

En 1912 la Sociedad organizó una función teatral, que incluía una acto de baile infantil,

para donar algunos fondos al Orfelinato de San José, aunque el temor de una censura

eclesiástica parece haber ocasionado su cancelación.1180 Otra forma de vinculación a

programas culturales, fue por medio de propaganda a funciones de grupos de teatro,

aprovechando su gran ascendiente social. Como ocurrió en el mismo año al servir de

promotora a la compañía de Fridalli, representada en Medellín por González & Pérez, de

donde la Sociedad obtuvo parte de las utilidades.1181

Igual cosa puede decirse de las presentaciones de la de la compañía Virginia Fábregas,

representada por Diógenes Ferraud, que brindó una función para ayudar a la construcción

del Teatro Bolívar1182; o la presentación del drama “Susana” de Gabriel Latorre, ofrecido

por el dramaturgo local Juan C. Ospina, en compañía de otros aficionados al teatro.1183

No obstante, se puede notar, a diferencia de la Sociedad de Amigos del Arte, a la cual nos

referimos enseguida, que más que un interés por programar actividades culturales, se

trataba de recoger fondos para algún fin benéfico. Ya hemos visto cómo la Sociedad de

Mejoras canalizó después de 1911 todas las actividades relacionadas con la promoción de

las bellas artes, incluidas las escénicas, al Instituto de Bellas Artes. Fue desde esta

1179 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 2691180 A. S. M. P. Acta No 313, de 19 de agosto de 1912, f. 20; además acta No. 314, de 26 de agosto 1912, f. 231181 A. S. M. P. Acta No 328, de 2 de diciembre de 1912, f. 841182 A. S. M. P. Acta No 338, de 21 de abril de 1913, f. 121-1221183 A. S. M. P. Acta No 350, de 7 de julio de 1913, f. 175

396

institución que se organizaron conciertos, recitales de poesía y exposiciones de artes

plásticas.

Del seno de la Sociedad de Mejoras Públicas y de su Instituto de Bellas Artes surgió en

Medellín, en el año 1937, otra organización que ocuparía uno de los primeros lugares en la

promoción de las diferentes manifestaciones artísticas en la ciudad de Medellín, la cual

duró hasta 1961: la Sociedad de Amigos del Arte. Esta asociación fue creada, luego del II

Congreso Nacional de Música, que se celebró en la capital antioqueña y que contó con la

presencia del doctor Gustavo Santos Montejo, director Nacional de Bellas Artes, quien vino

acompañado de la Orquesta Sinfónica Nacional. Fue él quien insinuó a la Sociedad de

Mejoras y a las personas cercanas al Instituto de Bellas Artes, la fundación en Medellín, de

una sociedad similar a la que él dirigía en Bogotá, para patrocinar y presentar artistas

extranjeros.

Los primeros entusiasmados con la idea fueron Antonio J. Cano, Carlos Posada Amador,

director y profesor del Instituto de Bellas Artes, respectivamente, y el señor Marco A.

Peláez, quien fuera posteriormente director de Bellas Artes durante cuatro años y presidente

de la Sociedad de Mejoras (1948). La nueva sociedad emprendió una serie de proyectos que

beneficiaron al Instituto de Bellas Artes y organizaron un sinnúmero de conciertos de

música sinfónica, de cámara, cuartetos de cuerda, coros, de guitarra, de piano y operas,

trayendo del exterior importantes artistas españoles, italianos y alemanes, que deleitaron a

la alta sociedad medellinense. Entre sus más ilustres invitados estuvieron el Quinteto

Americano de Instrumentos de Viento (1941), la Orquesta de Cámara de Stutgart (1953), la

Orquesta de Cámara de Berlín (1956 y 1958), el Quinteto de Vientos de Nueva York

(1956), los Niños Cantores de Viena (1949, 1951, 1961), la Orquesta Sinfónica de Nueva

Orléans (1956), la Orquesta Filarmónica de Nueva York (1958); en cuanto a escuelas de

baile descollaron el Ballet Americano (1941), el Ballet Ruso del Coronel de Basil (1945), el

Ballet Theatre de Nueva York (1955), el Ballet de San Francisco (1958); las danzas Sai

Shoki (1940) y Tamara Toumanova - Wladimier Oukus Tombsky (1956); las pianistas

Luisa Manigheti (1938), Claudio Arrau (1941, 1946, 1948, 1950, 1952, 1954), Alexander

Borovsky (1944 y 1950), Rodita Renard (1945 y 1947), y Daniel Barenboin (1960); el

guitarrista Andrés Segovia (1943); y el poeta chileno Pablo Neruda (1943).1184

1184 Peláez P. Marco A. Memorias de Marco A. Peláez P. o mi vida semi-pública. Medellín: (s. e.), 1988, p. 43

397

La Sociedad de Amigos del Arte, estuvo presidida durante su existencia por Antonio J.

Cano, Teresa Santamaría de González, Emilio Montoya Gaviria, Ignacio Isaza Martínez y

Marco A. Peláez. Fue esta institución, independiente de la Sociedad de Mejoras, pero

ligada por composición como por objetivos a ésta, la encargada de emprender la campaña

“Medellín necesita un piano”, para remplazar el piano de cuarto de cola donado al Instituto

de Bellas Artes por Diego Echavarría Misas, que se requería para poder traer a la ciudad

artistas de talla internacional. De esta manera la ciudad pudo contar con un instrumento

marca Ibach, que suplió las necesidades de los exigentes artistas que visitaron la ciudad,

hasta que el Municipio adquirió un Stenwai de cola completo a la firma J. Glottman y

Cía.1185

Las actividades programadas por la Sociedad de Amigos del Arte y el Instituto de Bellas

Artes, que abarcaban las más diversas manifestaciones del arte, le mostraron a la ciudad de

Medellín, la necesidad que tenía de escenarios apropiados para la visita de compañías,

orquestas y solistas extranjeros. De ahí que, en dos momentos cruciales, la Sociedad de

Mejoras Públicas fomentara la construcción de los teatros que se ajustaran a las necesidades

de la sociedad medellinense.

6.11 Escenarios para la difusión del arte y la conservación del patrimonio histórico

6.11.1 El Teatro Bolívar

El primer teatro de la ciudad de Medellín fue el patio del Colegio Académico (actual edificio

del Paraninfo de la Universidad de Antioquia), donde algunos intelectuales aficionados al

teatro, se reunieron y conformaron algunas improvisadas compañías para representar algunas

obras francesas, con el fin de deleitar a las población de la parroquia. Fue en 1835, cuando una

Sociedad de personajes notables de la ciudad (entre quienes estuvieron Francisco A. Gónima y

Llano, Fermín Isaza, Miguel Tello, José María Carrasquilla, Sebastián Amador, Apolinar Villa

y Francisco Ortega), constituida para tal fin por el médico Pedro Uribe Restrepo, construyó el

1185 Ibid., p. 27-28

398

Teatro Principal, el “Coliseo” -como también fue conocido, o simplemente Teatro de

Medellín, adonde empezaron a presentarse desde entonces las frecuentes caravanas de artistas

ambulantes, procedentes sobre todo de España, México e Italia.1186

Aquel teatro fue inaugurado en 1836 por una compañía criolla integrada por Miguel Uribe

Restrepo, Mariano Ospina Rodríguez, Francisco A. Gónima y Llano, Rafael Navarro, José

María del Valle, Miguel Tello, Martín Moreno, Jacobo Lince, Apolinar Villa, Pedro Moreno y

Fermín Isaza. La obra estrenada allí fue la tragedia de “Los Horacios y Curiacios”, a la que

siguieron “El Tartufo” y “El Avaro” de Moliére; y “El sí de las niñas”, “Escuela de las

casadas” y “El Barón”, de Moratín. 1187

Este teatro fue el único escenario con que contó la capital antioqueña para recibir a los

numerosos artistas que visitaron la ciudad, presentando una sinnúmero de obras de teatro,

óperas, zarzuelas y variedades, para el deleite de sus habitantes y que fueron blanco de las

virulentas críticas de los periodistas locales. Así fue por lo menos durante todo el siglo XIX y

primeros años del presente siglo, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas y algunos

particulares se preocuparon por darle a la ciudad nuevos escenarios para el arte y la diversión.

Para el caso, es de resaltar cómo la Sociedad de Mejoras Públicas dedicó parte de sus recursos

y energías a este proyecto. Fue el socio fundador Gonzalo Escobar, quien en 1908, lanzó la

propuesta, acogida por unanimidad por el conjunto de la Sociedad, de convencer al Concejo

Municipal de la necesidad de comprar el Teatro de Medellín, repararlo y adecuarlo para

presentaciones a la altura de la ciudad. Fueron comisionados el doctor Tomás Quevedo

Alvarez, José A. Tamayo y el proponente.1188

Al parecer los problemas presupuestales del fisco municipal estaban a la orden del día, por

lo cual se pensó en aprovechar mejor una oferta hecha por el Presidente de apoyar con

fondos nacionales algunas obras públicas urgentes de la ciudad de Medellín. Con tal motivo

el presidente de la Sociedad dirigió algunos telegramas al General Reyes, uno de los cuales

dice:

“Medellín 26 de octubre de 1908. Excelentísimo General Reyes -Bogotá- Según Artículo

12, Decreto 945, de 31 de agosto, cantidades provenientes reducción gastos

1186 Gónima, Eladio. Historia del teatro de Medellín y vejeces. Medellín: Seduca, 1973, p. 19-201187 Ibídem.1188 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 269

399

departamentales inviértanse en obra urgente en capitales, para ser inaugurada 20 julio de

1910. Medellín carece puede decirse en absoluto de teatro, porque el actual está en estado

ruinoso y es muy estrecho. Sociedad de Mejoras Públicas agradecería a S. E. alguna

disposición favorable en este sentido, auxiliando obra teatro, en la cual colaboraría con

entusiasmo, y le sería honroso saludar en aquél día a S. E. anunciándole la inauguración de

tan importante obra. -El Sr. Gobernador podría informar sobre esto. -Dios guarde a S. E.

Alberto Ángel. 1189

Un segundo telegrama de Alberto Ángel, presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, le

recuerda al Presidente de la República la importancia de construir un teatro en Medellín

“para inaugurar en 1910”, y agrega que la terminación del Ferrocarril de Antioquia estaba

prácticamente asegurada pues era bien conocido su interés por esta obra. 1190 Para completar

las gestiones ante el Presidente, para lograr su apoyo al teatro, se dirigió otro telegrama a

Germán del Corral “con el propósito de pedirle su influencia ante el Presidente de la

República”.1191 Y para que no le quedara otra salida al general Reyes, se procuró el apoyo

del Concejo de Medellín ante el Presidente de la República para el proyecto.1192

La respuesta del Presidente de la República fue en los siguientes términos:

“Creo con usted que fuera terminación Ferrocarril debe considerarse como una de las obras

más importantes y necesarias para la culta, populosa y rica ciudad de Medellín, que es la

segunda de la República, la construcción de un teatro que guarde relación con la

importancia progresiva de esa ciudad y estoy de acuerdo en que se emprenda la obra para

inaugurarla en el centenario de nuestra Independencia. -Encargo a usted entenderse con el

Sr. Gobernador y considerar los siguientes puntos: 1o. Presupuesto de costo y tiempo de

construcción de teatro, debiendo dividirse en 18 mensualidades en principiar del 1o. de

enero de 1909; 2o. Sitio y planos del edificio, que deben ser previamente aprobados; 3o.

La manera como debe ejecutarse la obra, bien sea por contrato o por administración y

arquitecto que debe encargarse de ella. Recomiendo al Sr. Gobernador prestar preferente

atención a este asunto para incluir en el Presupuesto de 1909 la suma necesaria para esta

1189 A. S. M. P. Acta No 166, de 27 de octubre de 1908, f. 2751190 Ibídem.1191 Ibídem.1192 Ibid., f. 276

400

obra. Siendo ella de interés público, concedo a usted por este telegrama franquicia

telegráfica para seguir tratando este asunto. Reyes -Auténtico. Bernal.” 1193

Debido a que el Gobernador fue comisionado por el Presidente para entenderse con el

Presidente de la Sociedad de Mejoras, y a que el mismo había expresado su disposición a

conversar sobre el asunto, la junta de la Sociedad autorizó a Alberto Ángel “para

entenderse con el Sr. Gobernador en lo referente a junta iniciadora del teatro [...] “y para

que le insinúe la idea de dejar en manos de la SMP la dirección de la empresa, en asocio de

las personas que el señor Gobernador desee”.1194

La cuestión no fue sencilla, pues a pesar de las palabras favorables del Presidente la

situación real en el fisco nacional era de crisis, y al parecer, el General Reyes esperaba que

las partidas salieran de los tesoros municipal y departamental, lo que se hizo notorio cuando

el Ministerio de Obras Públicas se negó a hacer las transferencias para la obra. La

insatisfacción de la Sociedad no se hizo esperar, y por eso los doctores Alejandro López (I.

C.) y Tomás Quevedo Alvarez, miembros de la Sociedad, propusieron, a fines de 1908,

enviar un telegrama en contestación al Ministro de Obras Públicas en el que se aseguraba

que si la construcción del Teatro habría de salir de las reducidas Rentas Municipales sería

preferible prescindir del proyecto.1195

La respuesta del gobierno nacional fue en el sentido de aclarar que a pesar de su interés por

fomentar la construcción del teatro de Medellín, como el auxilio no figuraba en el

presupuesto de 1908, no se podían expedir dineros a favor de obras nuevas. Sin embargo se

comprometía a incluir el proyecto en el presupuesto de año siguiente.1196

Con esta promesa y con el dinero ofrecido por el Municipio y los de la sociedad creada para

encargarse del proyecto, el Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas inició gestiones

para la compra del local al señor Daniel Botero, quien se había comprometido a venderlo

por promesa en $14.500 oro. La idea expresada por Alberto Ángel era la de iniciar trabajos

en enero de 1909.1197

1193 A. S. M. P. Acta No 167, de 29 de octubre de 1908, f. 2771194 Ibídem.1195 A. S. M. P. Acta No 169, de 18 de noviembre de 1908, f. 2791196 A. S. M. P. Acta No 171, de 26 de noviembre de 1908, f. 2811197 A. S. M. P. Acta No 171, de 26 de noviembre de 1908, f. 281

401

La comisión que estuvo al frente de los trabajos de construcción del “Teatro de Medellín”

estuvo integrada por Enrique Olarte, Nolasco Betancur, E. A. Gaviria y Gonzalo

Escobar.1198 Todo parece indicar que el proyecto fue suspendido por problemas

presupuestales, por la falta de apoyo oficial y porque la Sociedad de Mejoras Públicas

concentró todas sus energías en otro tipo de obras, como el Bosque de la Independencia, el

periódico El Progreso, y el Plano de Medellín Futuro. Esta aclaración permite comprender

lo que afirma el señor Lisandro Ochoa, miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas, con

respecto a la construcción de esta obra. Afirma don Lisandro, quien fue testigo y

protagonista de aquellos acontecimientos, que el “Coliseo” fue propiedad de los señores

Cipriano Isaza, Gregorio Arango B. y de la casa comercial Botero y Cía. Luego los

derechos del señor Isaza pasaron a propiedad de don Juan Antonio Gaviria y del doctor

Ricardo Restrepo Callejas.

En 1917, ante las dificultades económicas para mantener abierto el teatro y ante el

fracasado proyecto de modernización, sus propietarios resolvieron venderlo a una compañía

integrada por Manuel J. Alvarez & Cía, Pedro Jaramillo Sierra, Samuel Restrepo G. y el

mismo Lisandro Ochoa. Dice el cronista no recordar si entraron otras personas en la

compra, pero sí que la negociación se hizo “con non santas intenciones de derruir el teatro

y en ese lugar construir un pasaje y unos apartamientos”. Prosigue don Lisandro:

“[...] al enterarse de esto la Sociedad de Mejoras Públicas y la prensa atacaron el negocio en

toda forma. No valió el argumento de nuestra parte, de que este proceder obligaría al

Municipio y al público a realizar el viejo proyecto de dotar a Medellín de un moderno

teatro. La Sociedad de Mejoras Públicas, viendo que no podía conseguir con los nuevos

propietarios que reformaran el teatro, logró con sus gestiones que el Departamento, el

Municipio y un respetable número de comerciantes, formaran una compañía con algunos de

los nuevos propietarios y con el fin de reformar el teatro. El negocio se llevó a cabo con

todas las formalidades del caso, y se comenzaron trabajos con la competente dirección de

don José Antonio Gaviria, quien le dedicó su tiempo y buen gusto a la obra. Con la

transformación quedó el teatro con modernos estucados, nuevos lunetarios y más mejoras

en el escenario, palcos, alumbrado y pasillos; se le dotó de una amplia antesala con muchas

puertas a la calle y una moderna fachada. Es de lamentar que no se hubiera realizado el

1198 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 136-137

402

proyecto de comprar la antigua casa del doctor Pedro Antonio Restrepo, para una plazuela

al frente”.1199

Así pues, luego de nueve años de esfuerzos infructuosos de la Sociedad de Mejoras

Públicas se logró concluir esta imponente obra, que marcó por casi cuarenta años la vida

cultural de la ciudad. La solución fue como en muchos otros proyectos de envergadura

liderados por la Sociedad, la vinculación de recursos públicos y privados. La fachada del

teatro fue diseñada por la firma de arquitectos Olarte Vélez y Cía, y la distribución interior,

con su platea, palcos y escenario, fue dirigida por el arquitecto Horacio M. Rodríguez, y

ejecutada por el maestro de obras Joaquín E. Vélez.1200

Comenta el doctor Jorge Restrepo Uribe:

“La decoración de los antepechos fue obra del ornamentador español Manuel García y la

del arco escénico, del artista colombiano Víctor Martínez. Tenía capacidad para 1.200

espectadores, y contó en su época con las más modernas y exigentes comodidades. Fue

famoso por la magnífica acústica que tenía”.1201

La obra fue inaugurada en 1918 con el nombre de Teatro Bolívar, y desde entonces pasó por

su escenario lo más granado de las compañías artísticas que visitaron nuestra ciudad y por sus

graderías personas de las distintas procedencias étnicas y sociales, pues la característica del

nuevo teatro fue la diversidad de precios que permitía. Según comenta Marco A. Peláez, quien

programó gran cantidad de presentaciones en el Teatro, la galería de éste tenía 300 asientos,

los cuales se otorgaban de manera gratuita por la Sociedad de Amigos del Arte, a estudiantes

que luego derivaron en aficionados a las bellas artes.1202 El último de estos palcos era conocido

como el “gallinero”, en honor a esos estudiantes, muchas mujeres entre ellos, que frecuentaban

el teatro para deleitar algún concierto o iniciar romance.

En aquél teatro se tejieron muchas historias, se enlazaron muchas manos, se crearon muchas

amistades y se pactaron innumerables matrimonios. Son muchas las anécdotas que en relación

con este espacio han sido escritas por nuestros cronistas y memorialistas de la época. Lo cierto

es que el Teatro Bolívar llenó en la ciudad un vacío que sólo era ocupado hasta entonces por el

1199 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 23-241200 Restrepo Uribe, Jorge. Medellín, su origen progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 6021201 Ibid., p. 6031202 Peláez. Marco A. Op. cit., p. 27

403

Teatro Circo España, el cual fue construido en 1909 por un grupo de inversionistas

particulares en la calle Caracas, donde se presentaban con cierta regularidad obras

cinematográficas, teatro, y variedades, con funciones los días domingos, martes, jueves y

sábados.1203 Posteriormente, en 1929, se construyó el Teatro Junín, que fue otra opción para los

aficionados a las artes escénicas en la capital de la montaña.

El Teatro Bolívar fue destruido en 1954 y luego, por medio del acuerdo No 27 de 1955, el

Concejo Municipal, autorizó al alcalde de la ciudad para evaluar y vender “un solar

perteneciente al Municipio en el cual estaba construido el Teatro Bolívar”.1204

6.11.2 El Teatro Pablo Tobón Uribe

Con el propósito de celebrar el cincuentenario de la Sociedad de Mejoras Públicas

entregando una mejora urgente, que estuviera a la altura de su aporte a la ciudad, la

institución cívica proyectó en 1946 la construcción de un nuevo teatro para Medellín, que

permitiera dar cabida a espectáculos alternos a los que se presentaban en el Teatro Bolívar.

Además la capacidad del desvencijado teatro empezaba a quedar pequeño para la ciudad

que empezaba a dar visos de gran metrópoli.

Durante la tercera semana de marzo de 1946 se empezaron a reunir las comisiones del

proyecto sobre construcción del teatro, encargadas de comprometer a la autoridades locales,

departamentales y nacionales en el proyecto.1205 Las labores se iniciaron pero no fue fácil

convencer a los diferentes representantes del gobierno de la necesidad del nuevo teatro. En

septiembre del mismo año el presidente de la Sociedad, el doctor Gil J. Gil refiriéndose a la

iniciativa, manifestó que a pesar de la buena acogida que había encontrado en todos los

sectores sociales, ésta no se había visto traducida en apoyo efectivo y que la Asamblea no

había mostrado mucho entusiasmo para cooperar en la realización de la idea.1206

1203 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 741204 Ibid., p. 6031205 A. S. M. P. Acta No 1692, de 18 de marzo 18 de 1946.1206 A. S. M. P. Acta No 1715, de 2 de septiembre de 1946.

404

Fue sólo hasta 1948 cuando empezó a concretarse el proyecto de nuevo teatro para Medellín.

En octubre de aquél año, el presidente Marco A. Peláez, recibió la aprobación de la Junta

Directiva para que de acuerdo con las autorizaciones que le conferían los estatutos,

elaborara la póliza que requería la fundación de la Sociedad Anónima para la construcción

del teatro. Comenta el entonces presidente en sus memorias:

“Para obtener un auxilio nacional ofrecido al teatro, había necesidad de enviar un ante-

proyecto a Bogotá. Fui donde el Dr. Nel Rodríguez a solicitarle el favor y me pidió el plano

del terreno; yo por no ser arquitecto no entendía este requisito, pues pensaba que un boceto

se podía hacer sobre cualquier papel; pero obedecí y me fui donde el Dr. Jorge Restrepo

Uribe, quien era Jefe de Valorización. Me suministró un plano de un lote que a

Valorización le sobraba en el Puente de Hierro -carrera 40-, por la cobertura de la quebrada

Santa Elena; lo llevé al Dr. Nel, hizo el anteproyecto, lo envié a Bogotá y se obtuvo el

auxilio.”1207

Con el proyecto elaborado, los planos y la póliza se logró la expedición de la ley 116 de 1948

para la construcción de un nuevo teatro en la ciudad de Medellín.1208En el mismo año el

Concejo Municipal expidió el acuerdo número 3 autorizando la organización de una sociedad

destinada a la construcción del teatro.1209

El acuerdo número 3 de 1948, expedido el 6 de febrero, en su primer artículo autorizaba al

alcalde y al Personero Municipal para la constitución de una Sociedad “con el fin de

construir y administrar un teatro municipal”. En el segundo definía el carácter jurídico de la

Sociedad que pensaba constituir: ésta podía formarse entre el municipio de Medellín,

particulares, entidades públicas y sociedades o compañías de carácter civil o comercial. La

vinculación del municipio a la sociedad anónima que habría de constituirse se concretaría

en los siguientes bienes: el producto de la venta de las acciones que poseía en el Teatro

Bolívar; la exención al nuevo teatro de toda clase de impuestos, servicios de agua, luz y

teléfonos “por el tiempo que las circunstancias y razones de equidad así lo exijan”; y el

terreno para la construcción del teatro. 1210

1207 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 201208 Progreso. 4a época, No. 3. Medellín: S. M. P., enero de 19491209 Progreso. 4a época. No. 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.1210 A. S. M. P. Acta No. 1945, de 23 de junio de 1952, p. 2 y 3

405

En el acuerdo en cuestión el municipio se comprometió a permutar un lote de terreno que

poseía la Sección de Valorización en el antiguo local del colegio de María Auxiliadora,

situado en Perú con Juan del Corral, por otro de valor equivalente, y a aportar a la sociedad

del Teatro dicho lote. Además se estipuló la manera en que se conformarían algunas

reservas y que los planos y la construcción del teatro, serían contratados con arquitectos e

ingenieros nacionales. El anterior acuerdo fue aprobado por el Alcalde, Juan Guillermo

Restrepo Jaramillo, el Secretario de Hacienda Municipal, doctor Eduardo Arias Robledo y

el Secretario de Gobierno Municipal, Gabriel Alvarez Uribe.1211

La comisión encargada por parte de la Sociedad de Mejoras para representarla en la

sociedad anónima constituida para el nuevo teatro, estuvo integrada por Marco A. Peláez,

Luisa Sandino de Ramírez, Guillermo Echavarría, Nel Rodríguez, y Juan de Dios Cock.1212

Sin embargo la crisis política por la que atravesaba el país, que repercutía a su vez en una

crisis fiscal, generó una serie de dificultades para que los dineros destinados por el auxilio

nacional ingresaran a la sociedad del Teatro. Por esta razón, en 1951, tres años después de

concebida la idea por la Sociedad de Mejoras, uno de sus socios, el doctor Fernando

Estrada suspiraba por el proyecto, al decir: “Medellín necesita un Teatro Central, aislado de

bares, graneros, almacenes y todo lo que pueda indicar espíritu de industria, comercio o

feria.1213

Aún en mayo 1952 al interior de la Junta de la Sociedad se comentaba que no se había

iniciado la construcción del teatro, porque el auxilio nacional que había gestionado la

entidad, no había ingresado al presupuesto de la empresa administradora del proyecto, “a

pesar de haber sido concedido por el Congreso Nacional la suma de $200.000”.1214

La idea se salvó en junio, cuando el presidente de la Sociedad de Mejoras, doctor José

Ramírez Johns, recibió una carta del señor Pablo Tobón Uribe, por medio de la cual ofrecía

un millón de pesos para la construcción del “Teatro Municipal”, como era conocido el

anhelado teatro.1215 Según Marco A. Peláez:

1211 Ibid., p. 2 y 31212 A. S. M. P. Acta No. 1813, de 28 de marzo de 1949.1213 A. S. M. P. Acta No. 1923, de 5 de noviembre de 1951.1214 A. S. M. P. Acta No. 1941, de 28 de mayo de 1952.1215 A. S. M. P. Acta No. 1944, de 16 de junio de 1952, p. 3

406

“Por este tiempo murió en Medellín don Pablo Tobón Uribe, ciudadano un poco excéntrico,

pero cordial y galante con las personas de la sociedad que lo rodeaban. Como había hecho

fortuna, tuvo la misión cívica de legar para su ciudad el dinero para dos obras: un hospital y

un teatro.”1216

En el mes de junio de 1952 se efectuó una reunión entre el Alcalde, Jorge Ortiz Rodríguez,

el presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, José Ramírez Johns, y el secretario de

hacienda municipal, para acordar la manera de llevar a la práctica la iniciativa del Teatro

para la ciudad, ya que por hallarse el país en estado de sitio había necesidad de solicitar

permiso a la Presidencia de la República para expedir un decreto sobre el particular. En la

misma reunión se protocolizó el documento privado suscrito por el señor Pablo Tobón

Uribe con la Sociedad de Mejoras para donar una cantidad de dinero con destino a la

construcción del teatro, cuya planificación debía estar revestida de toda la técnica y la

suntuosidad que se merecía. De los sitios ofrecidos por el Municipio, el señor Pablo Tobón

Uribe, principal benefactor, se vio más complacido por una isleta de la avenida La Playa

con Giraldo, donde finalmente se construyó el Teatro.1217

DE nuevo se reanimó el proyecto, luego de la debida autorización de la Presidencia de la

República, cuando el alcalde Jorge Ortiz Rodríguez expidió el decreto número 353, de 29

de julio de 1952, por medio de la cual creó la Junta del Teatro municipal “Pablo Tobón

Uribe” cuya construcción debía iniciarse el 5 de enero de 1953. Los dos primeros artículos

del citado decreto decían: “El Teatro cuya construcción proyecta iniciar el municipio de

Medellín con los dineros que ha ofrecido donar el señor Pablo Tobón Uribe, se llamaría

“Teatro Municipal Pablo Tobón Uribe”. Articulo 2. Créase la Junta del “Teatro Municipal

Pablo Tobón Uribe” integrada así: por el Gobernador del departamento o la persona que el

designe; por el alcalde de Medellín o la persona que el designe; por el Presidente de la SMP

o un delegado suyo; por el presidente de la Asociación Nacional de Industriales o un

delegado suyo y por el señor Pablo Tobón Uribe o un delegado suyo.” 1218

Entre las funciones asignadas por el decreto a la junta constituida para la construcción y

administración del Teatro, las fundamentales serían: 1) recibir y suministrar los fondos con

1216 Ibid., p. 31217 A. S. M. P. Acta No. 1945, de 23 de junio de 1952, p. 2 y 31218 A. S. M. P. Acta No. 1951, de 4 de agosto de 1952. p. 3 y 4

407

plena autonomía; 2) adoptar plano y proyectos; 3) celebrar contratos; 4) crear los cargos

necesarios; y 5) gestionar ante los gobiernos nacional y Departamental las exenciones de

impuestos.1219

En octubre de 1952, respondiendo a una de las últimas voluntades del señor Tobón Uribe,

se determinó que la isleta mencionada sería el sitio definitivo para la construcción del

Teatro “Pablo Tobón Uribe”, y que el representante del principal benefactor de la obra sería

el señor Fernando Estrada, quien había logrado la protocolización del lote.1220

Según una reseña publicada en Progreso, en 1953, apenas iniciada la construcción de la obra,

el dinero donado para ésta, por don Pablo Tobón Uribe ascendió a $1’000.000. Entre los

principales promotores de la idea se destacaron: el concejal Antonio Osorio Isaza, quien la

promovió desde su curul en el Concejo municipal de 194; Fernando Estrada, miembro de la

Sociedad de Mejoras; Eugenia Ángel de Vélez, presidenta del Cuadro de Honor de la

Sociedad, y Francisco Patiño.1221

Para la construcción del teatro Pablo Tobón Uribe, la Junta encargada de la obra había

elegido la firma H. y M. Rodríguez.1222 En la última semana del mes de abril de 1953, una

comisión de la Sociedad de Mejoras colocó la primera piedra del teatro.1223 Tan sólo había

transcurrido algo más de un año de iniciados los trabajos, cuando el 15 de mayo de 1954, se

produjo la muerte de Pablo Tobón Uribe, por lo cual éste no pudo conocer la obra que había

favorecido con su generosidad.1224

Según don Marco A. Peláez, la Sociedad de Mejoras guardó el dinero donado por aquél

filántropo, emprendiendo muy tarde los trabajos, lo que ocasionó que cuando se pusieron

en marcha las obras, la donación no alcanzó ni para los cimientos.1225 Es posible que así

haya sucedido, o que lo costoso del diseño, la mano de obra y los materiales en aquel

entonces, así como los problemas que ocasionaba el terreno sobre el que se construyó

agotaron rápidamente los recursos; lo cierto es que fue necesario conseguir más capital con

el Municipio para poder terminar la obra.

1219 Ibid., p. 3 y 41220 A. S. M. P. Acta No. 1960, de 6 de octubre de 1952.1221 Progreso. 5a época. No. 20. Medellín, marzo de 1953.1222 A. S. M. P. Acta No. 1977, de 13 de abril de 1953.1223 A. S. M. P. Acta No. 1979, de 22 de abril de 1953.1224 A. S. M. P. Acta No. 2014, de 15 de mayo de 1954.1225 Peláez, Marco A. Op. cit. , p. 20

408

Finalmente, en 1966, luego de veinte años de concebido el proyecto por la Sociedad, la

mayor parte de las obras fueron concluidas, y las complementarias y de acabados se

terminaron un año después, cuando fue inaugurado, durante la alcaldía del doctor Jaime

Tobón Villegas.1226 De esta manera la ciudad contó con un nuevo y moderno escenario para

la presentación de los artistas de talla internacional que visitaban la ciudad de Medellín, del

cual se carecía por la destrucción de los teatros Bolívar -derribado en 1955-, y Junín,

derribado en 1967.

6.11.3 El Museo de Antioquia o Museo de Zea

La organización y fundación del Museo de Antioquia, anteriormente conocido como Museo

de Zea, data de 1875, cuando se reunieron dos colecciones particulares: la del doctor

Manuel Uribe Ángel y la del coronel Martín Gómez. Inicialmente fue conocido como

Museo y Biblioteca de Zea, por quedar el primero dependiente de la segunda y a

insinuación del doctor Antonio José (“Ñito”) Restrepo, quien de esta manera esperaba

conservar la memoria del prócer antioqueño. En el mismo año el presidente del Estado de

Antioquia, Luciano Restrepo, promulgó la ley 68 del 29 de noviembre, por medio de la cual

se autorizaba la adquisición de los objetos que conformaban ambas colecciones, con el fin

de constituir un Museo anexo a la Biblioteca del Estado.1227

El Museo del Estado funcionó en las instalaciones de la antigua Gobernación, donde

ocupaba una parte del local asignado a la biblioteca. Así fue hasta 1895, cuando se

separaron, y pasó a ocupar un local aparte en el mismo edificio, pero al parecer la

institución había caído en un total descuido y decadencia por falta de atención por parte del

gobierno. En 1928 se trasladó al nuevo edificio de la Gobernación, construido con planos

del belga Agustín Goovaerts, donde ocupó dos estrechas piezas y donde se mantuvo en un

estado de casi total postración.1228

La recuperación y adecuación del museo para ponerlo a la altura de la ciudad, comenzó a

mediados de los años treinta, cuando el gobierno departamental, conocedor de la capacidad 1226 Ibídem.1227 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 5461228 Ibid., p. 546

409

de gestión de la Sociedad de Mejoras Públicas, cimentada por la cantidad de logros que ésta

había obtenido en sus diferentes frentes de acción, decidió entregar a la entidad cívica el

desvencijado centro cultural. La primera noticia sobre el asunto se encuentra en el mes de

abril de 1934, durante una sesión extraordinaria de la Junta Directiva de la Sociedad. En

dicho mes el presidente Rafael Toro G, puso a consideración de la junta la propuesta hecha

por la Secretaría de Gobierno Departamental, para que la SMP se haga cargo del museo de

Zea. Algunos socios consideraron que no era conveniente hacerse cargo “en un todo” del

museo, pero que en cambio se podría ofrecer al gobierno departamental la colaboración en

su manejo, de manera que el sostenimiento económico de aquél continuara bajo la

responsabilidad del gobierno.1229

En aquellos mismos días, el 11 de abril de 1934, la Sociedad de Mejoras fue notificada por

intermedio del socio Paulino Vélez que se había logrado obtener de la asamblea

Departamental la cesión del Museo de Zea para organizarlo y manejarlo. La ordenanza

expedida para tal fin en uno de sus artículos dice que “[...] todos los objetos de dicho

Museo se entregarán para su conservación y administración a la Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín; que el Gobernador queda autorizado para suministrar un local

apropiado en alguno de los edificios del Departamento a dicha sociedad para el

funcionamiento del museo, y que para los gastos de administración y ensanche de éste se

concede a la sociedad un auxilio de $ 160 mensuales.”1230

Obtenida la citada ordenanza, la Sociedad envió una comunicación a todas las sociedades

públicas y concejos municipales, solicitando su colaboración en el sentido de hacer

propaganda a la campaña diseñada con el fin de que los ciudadanos de las diferentes

localidades antioqueñas donaran, con destino al Museo de Zea, los objetos históricos y de

arte que estuvieran en su poder y que pudieran servir para las exposiciones futuras.1231

Al parecer, inicialmente el Museo de Zea fue trasladado al tercer piso de la escuela de

Derecho de la Universidad de Antioquia, según informó Ricardo Olano a la Junta de la

Sociedad.1232 Las cosas parecían estar mejorando para el único museo público de Medellín,

pero en realidad la situación era mucho más crítica de lo que parecía. De no haber

1229 A. S. M. P. Acta No. 1192, de 11 de abril de 1934, p. 4981230 A. S. M. P. Acta No. 1195, de 30 de abril de 1934, p. 507. La ordenanza fue la No 51 de 1934.1231 A. S. M. P. Acta No. 1197, de 14 de mayo de 1934, p. 5121232 A. S. M. P. Acta No. 1203, de 25 de junio de 1934, p. 531

410

colaboración financiera y donación de utensilios arqueológicos e históricos, el

resurgimiento del proyecto era imposible. En 1936, la comisión del Museo de Zea, al

informar sobre sus labores se vio en la penosa situación de reconocer que “[...] en un

desván del palacio de gobierno se encontraron los restos de lo que fue el Museo, en tan mal

estado que es casi imposible su reparación, que únicamente quedan utilizables la

colecciones numismáticas y los utensilios indígenas”.1233

En realidad los problemas del museo eran irreversibles e insostenibles, a causa del

prolongado descuido en que había permanecido durante tantos años, a los incesantes

traslados de local y al permanente saqueo a que había estado sometido. Ante este

diagnóstico tan crudo, la Sociedad de Mejoras Públicas resolvió delegar en la Academia

Antioqueña de Historia la custodia, organización y administración del museo.1234 Sin

embargo, era muy poco lo que podía hacer la Academia por el deteriorado y empobrecido

museo. Se limitó a guardar las piezas que conformaban la colección hasta que llegara un

mejor momento.

Ese mejor momento llegó en 1943 y 1944, años en los que estuvo al frente de la Sociedad

don Joaquín Jaramillo Sierra, y doña Teresa Santamaría en la presidencia del Cuadro de

Honor. Durante aquellos años y por motivación de dichos personajes, la Sociedad realizó

una segunda campaña a favor del Museo, con el fin de conseguir auxilios en dinero y

donaciones de artículos patrimoniales. Según informó la comisión encargada a la Junta,

después de haber solicitado la cooperación de algunas sociedades anónimas para el museo

de arte, se había obtenido muy buena acogida.1235 De nuevo se instaló la colección en un

local prestado por la Universidad de Antioquia, donde se reabrió el 28 de mayo de 1944.1236

Luego de dos años, por las gestiones de Joaquín Jaramillo y Teresa Santamaría, se

consiguió para el Museo una amplia casa con vistosos jardines y numerosos salones,

situada en la carrera 47 No 52-55, sobre la carrera Sucre, donde luego estuvo el almacén

Xocimos, hoy Flamingo.1237 En febrero de 1946 se informó a la Junta de la Sociedad sobre

el proceso de acondicionamiento de la casa arrendada en dicho lugar, en la cual se ubicaría

1233 A. S. M. P. Acta No. 1284, de 1 de junio de 1936, p. 8391234 A. S. M. P. Acta No. 1341, de 20 de septiembre de 1937, p. 10301235 A. S. M. P. Acta No. 1600, de 18 de octubre de 1943, p. 16331236 A. S. M. P. Acta No. 1609, p. 1648; Acta No. 1621, de 29 de mayo 29 de 1944, p. 18741237 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 178

411

un salón especial para exposiciones.1238 La nueva sede fue inaugurada el viernes 31 de

mayo1239 y allí permaneció el museo durante seis años.1240

Cuenta don Marco A. Peláez, quien fue miembro de la Junta constituida para la administración

del Museo, que ésta estuvo integrada por Joaquín Jaramillo Sierra y Teresa Santamaría de

González como presidentes; los vocales, además del señor Peláez, fueron: Luisa Ángel de

Henao Mejía, Nena Olano de Jaramillo, Juan Fernando Vélez R., Guillermo Isaza Calle. La

señorita Enriqueta Seculi fue la secretaria de esta junta, reunida por primera vez el 7 de mayo

de 1946. La señora Santamaría llevó el liderazgo del grupo y comenzó a conseguir obras para

el Museo, dedicando su mayor empeño por conseguir un cuadro del pintor mejicano Diego

Rivera, “El despertar del indio”, que ocasionó más de una polémica.1241

Por algunos meses el museo funcionó sin mayores sobresaltos, pero la verdad es que el

gobierno departamental al entregar a la Sociedad la custodia de esta institución, lo que en

realidad esperaba era desentenderse de esta responsabilidad. De ahí el nuevo fracaso de la

reorganización del Museo. La situación económica del museo de Zea llegó a ser tan penosa,

por falta de apoyo oficial, que el doctor Gil J. Gil, presidente de la Sociedad de Mejoras,

prefirió presentar renuncia el 16 de Junio de 1947, argumentando que por falta de

entusiasmo, y por falta de apoyo -público y privado-, los proyectos emprendidos por la

Junta que él presidía, entre los que estaba la organización del museo de Zea, había entrado

en un proceso de estancamiento.1242

La renuncia no le fue aceptada al doctor Gil J. Gil, quien con el compromiso del resto de

socios renovó sus votos para trabajar por el Museo de Zea, uno de cuyos principales

problemas fue la falta de una sede propia, lo que ocasionaba grandes costos por concepto de

arrendamiento. La solución a este problema parecía empezar a vislumbrarse cuando en julio

de 1947 se anunció la donación ofrecida, por parte de Ricardo Olano, de un lote de terreno

con destino al Museo de Zea, ofrecimiento que se estaba gestionando ante las autoridades

competentes.1243 El lote estaba ubicado en la carrera Popayán, y se acomodaba perfectamente

a las necesidades de la institución cultural, pero debido a que Ricardo Olano no había

1238 A. S. M. P. Acta No. 1686, de 4 de febrero de 1946.1239 A. S. M. P. Acta No 1701, de 27 de mayo de 1946.1240 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 5461241 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 1781242 A. S. M. P. Acta No. 1746, de 16 de junio de 1947; Acta No. 1747, de 23 de junio de 1947.1243 A. S. M. P. Acta No. 1750, de 14 de julio de 1947.

412

consignado esta voluntad en su testamento, sino que se lo había expresado verbalmente a su

esposa, esto ocasionó una larga demora para el traspaso.1244

Todavía en el mes de mayo de 1950, el presidente de la Sociedad, Jaime Gil Sánchez,

informaba a la Junta que algunos años atrás, los cónyuges Ricardo Olano y Matilde Moreno

habían dado poder judicial para obtener el permiso legal de un juez con el fin de hacer la

donación de un terreno a favor del Museo, pero que por tratarse de un valor superior a $

2.000, se necesitaba el trámite conocido como “insinuación judicial”, el cual se había

suspendido por la muerte del donante.1245 Fue sólo hasta el mes de julio de aquél año que la

Sociedad de Mejoras recibió la escritura del lote cedido por la familia Olano Moreno con

destino al Museo de Zea.1246

Es poco probable que el Museo haya alcanzado a funcionar en el lote cedido por el hombre

cívico, pues al parecer éste estaba sin construir y la Sociedad carecía de dineros para ejecutar

la construcción de un edificio en aquel lugar. En esta situación se encontraba el museo cuando

en 1953, durante la presidencia del general Gustavo Rojas Pinilla y la gobernación del general

Pío Quinto Rengifo, fueron reunidas en la capital de la república todas las casas de moneda del

país, quedando desocupado un amplio edificio, de carácter público, en pleno centro de la

ciudad. Doña Teresa Santamaría, entonces, luego de una intensa labor de disuasión, logró que

el Banco de la República cediera el que se convirtió en la sede permanente del Museo de Zea

hasta el presente.1247 Fue allí donde la institución cultural se consolidó, adquirió sus más

valiosas colecciones y emprendió su larga trayectoria en la cultura de la ciudad, por medio de

exposiciones, concursos, conferencias y cursos; y creando conciencia de nuestro patrimonio

histórico y artístico, a pesar de los frecuentes problemas a que se ve enfrentado.

En febrero de 1954 el Museo se trasladó a su nueva sede, la cual ha sufrido dos

remodelaciones. La primera con el aporte económico de Carlos Ardila Lulle, gerente de

Posada Tobón, y la segunda, con el patrocinio del Municipio de Medellín, para ampliar

algunos salones, construir teatro y para crear la “Sala Pedrito Botero”, en conmemoración de

un hijo del artista antioqueño Fernando Botero.1248 A fines de los años ochenta, siguiendo el

1244 A. S. M. P. Acta No. 1857, de 24 de abril de 1950.1245 A. S. M. P. Acta No. 1858, de 8 de mayo de 1950.1246 A. S. M. P. Acta No. 1867, de 17 de julio de 1950.1247 Bronx, Humberto. Estudios históricos y crónicas de Medellín. Medellín: Academia Antioqueña de Historia, 1978, p. 3721248 Ibid., p. 372

413

deseo de este pintor, quien ofreció donar seis de las esculturas que había presentado a su

exposición en el Grand Palais de París, en 1978, se cambió el nombre del museo por el

definitivo de Museo de Antioquia.

6.11.4 Museo Santa Fe

La organización de este Museo, ubicado en el Zoológico Santa Fe, comenzó de manera

paralela con éste. La idea de crearlo fue de la señora Mercedes Sierra de Pérez, quien donó

los terrenos del zoológico, con ciertas condiciones, entre ellas la de construir un parque

infantil y el museo histórico de la ciudad en la casa de la Hacienda Santa Fe. Con este

propósito, la Sociedad de Mejoras en 1960 consiguió que el Museo de Zea cediera al nuevo

museo, en calidad de depósito, la colección de objetos históricos que reposaba en sus

bodegas, para ser presentada de manera permanente en la Casa Museo que quedaría en la

parte posterior del zoológico. De inmediato la Sociedad emprendió las reparaciones de la

casa, pues su deseo era el de abrir lo más pronto posible el museo e iniciar actividades.1249

La base del museo estuvo en la colección de objetos donada por doña Mercedes que incluía

muebles egipcios y persas del siglo pasado -algunos con incrustaciones de marfil y nácar-,

así como una lámpara de la India, una confitera antigua, imágenes religiosas procedentes de

Quito, algunos óleos y pinturas de artistas nacionales.

El Museo Santa Fe inició actividades programando exposiciones temporales, como la

efectuada en 1962, con la colaboración del Ferrocarril de Antioquia, consistente en un

conjunto de fotografías y objetos que representaban las principales etapas por las que

atravesó este sistema de transporte, hasta su implantación en el país y en el

departamento.1250

En el mismo año, el proyecto de Museo se vio fortalecido por la iniciativa de la Sociedad

de Mejoras de constituir un comité encargado de gestionar la formación de un Museo

Folclórico en la Hacienda Santa Fe. Dicho comité, integrado por Joaquín Jaramillo Sierra,

Arturo Uribe Arango, Jorge Montoya Toro, Alfonso García Isaza, Augusto Jaramillo y

1249 Progreso. 4a época, No 32. Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 231250 Progreso. 4a época, No. 43. Medellín: S. M. P., agosto de 1962, p. 26

414

Fanny Restrepo, miembros de la misma Sociedad en su mayoría.1251 Las campañas

emprendidas por este comité, con el fin de recoger artículos de carácter histórico o

folclórico dieron buenos frutos, de manera que el Museo Santa Fe pudo aumentar el tamaño

de su colección.

Las donaciones siguieron y han seguido llegando, gracias al respaldo que representa la

Sociedad de Mejoras Públicas, administradora del Museo. En 1970, el doctor Diego

Villegas, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad, entregó, con destino al Museo de la

Hacienda Santa Fe, “algunos objetos de mérito histórico”, y consideraba la cesión de otros

objetos y reliquias que poseía para ensanchar la exhibición de arte y antigüedades en dicha

dependencia”.1252

Por medio de este tipo de donaciones el Museo Santa Fe ha sabido mantenerse como uno de

los sitios de interés turístico de la ciudad de Medellín, y como un centro de divulgación de

nuestro patrimonio histórico y folclórico. En la antigua casa en donde funciona el museo,

existen varias salas de exposición, en donde el visitante puede observar el interior de una

casa de principios del siglo, con su mobiliario, decorada con cuadros de todas las épocas de

la ciudad de Medellín, antigüedades del Ferrocarril de Antioquia y herramientas utilizadas

en la construcción del Túnel de La Quiebra.

6.11.5 Biblioteca Pública Piloto

Cuenta el Director Ejecutivo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, doctor Mario

Libardo Bedoya, la manera casual en que la institución se vio comprometida en el proyecto

de obtener, para la ciudad de Medellín, una de las bibliotecas que venía construyendo y

dotando la Unesco en los países en vía de desarrollo del mundo. Según su versión, una

secretaria de la entidad cívica, se enteró a través de un periódico extranjero sobre la

convocatoria que el ente supranacional estaba haciendo a las ciudades pertenecientes a

países del llamado Tercer Mundo, con el fin de que hicieran sus propuestas para ubicar una

1251 Ibid., p. 261252 A. S. M. P. Acta No 709, de 5 de agosto de 1970, p. 502

415

de las bibliotecas modelos, la primera de las cuales había sido instalada en Nueva Delhi

(India). La secretaria, informó al doctor José Ramírez Jhons y le sugirió que pensara en la

posibilidad de conseguir la instalación de una de esas bibliotecas en la capital

antioqueña.1253 El doctor Ramírez John se puso de inmediato a averiguar sobre el asunto.

Las actas de la Sociedad de Mejoras Públicas confirman la versión del doctor Mario

Libardo.

En efecto, en una de las reuniones del mes de septiembre de 1952, el presidente de la

Sociedad, doctor José Ramírez Johns informó que había puesto un cable al Director

General del Consejo Directivo de la Unesco, Jaime Torres Bodet, y otro a don Antonio

Restrepo Arango, quien se encontraba en Europa, en el que le solicitaba, a nombre de la

Sociedad de Mejoras, la realización de una entrevista con la persona encargada por la

Unesco en París para decidir sobre la ubicación de las mencionadas bibliotecas. En el cable

al señor Restrepo Arango se le pide gestionar, en la medida de sus posibilidades, “[...] que

esa Biblioteca tenga por sede Medellín, dadas las razones poderosas que asisten a la

Sociedad de Mejoras Públicas para solicitar con toda autoridad este beneficio, y entre los

cuales está la de que Medellín es el centro más grande de la industria colombiana y a sus

trabajadores les conviene inmunizarse contra el comunismo.”1254

Para complementar aquella gestión, las directivas de la Sociedad y el cuadro de honor

visitaron al Gobernador del Departamento, doctor Dionisio Arango Ferrer, para que

contribuyera al proyecto de la biblioteca, solicitando oficialmente, a nombre del gobierno,

el establecimiento en Medellín de la tercera experiencia de una biblioteca modelo de la

Unesco, cumpliendo de esta manera con uno de los requisitos exigidos. La misma gestión

se hizo con el gobierno nacional, luego de asegurarse de que Bogotá quedaba excluida por

estar allí la Biblioteca Nacional y el Comité de colaboración con la Organización de

Naciones Unidas.1255

En el mes de octubre de 1952, el doctor José Manuel Mora Vásquez, delegado permanente

de Colombia ante la Unesco, sugirió a la Sociedad el envío de una nota a los ministros de

Relaciones Exteriores y Educación Nacional, notificándoles sobre el interés que tenía en el

1253 Conversación con el doctor Mario Libardo Bedoya. Medellín, 30 de abril de 1998.1254 A. S. M. P. Acta No. 1955, 1 de septiembre de 1952.1255 A. S. M. P. Acta No. 1957, 15 de septiembre de 1952.

416

establecimiento de la Biblioteca Piloto para Medellín. Mora Vásquez, abogado de la

Universidad de Antioquia y profesor de la Facultad de Derecho de la misma, era un buen

conocedor de asuntos diplomáticos y allegado a la Sociedad. Sus sugerencias y su

influencia al interior de la Unesco, fue decisiva en el logro del objetivo.1256

En el mismo mes, la Sociedad recibió una comunicación del doctor Augusto Ramírez

Moreno, Embajador de Colombia ante el gobierno de Francia, anunciando que había

comenzado las gestiones correspondientes para lograr la radicación de la Biblioteca Pública

Piloto en Medellín, como lo había solicitado la asociación cívica.1257

Al llegar a Bogotá un enviado de la Unesco, encargado de los estudios sobre la ciudad más

conveniente para la instalación de la Biblioteca Piloto, la Sociedad de Mejoras envió una

comisión compuesta por Francisco Luis Hernández y Angela Hernández, con el fin de

lograr que el Concejo Superior de Educación estuviera de acuerdo en la destinación de esa

Biblioteca para Medellín. El jueves 16 de octubre llegó a Medellín el delegado de la

Unesco, Carlos Víctor Penna, quien dictó unas conferencias sobre la filosofía del proyecto

de Biblioteca Piloto en el Teatro de Bellas Artes. La Sociedad de Mejoras se encargó del

recibimiento a este personaje, con el fin de lograr una grata impresión del delegado y el

compromiso de las autoridades locales.1258

A la conferencia del delegado Carlos Víctor Penna, organizada por la Sociedad de Mejoras

en el Teatro de Bellas Artes, asistieron la mayoría de los socios, algunas damas del Cuadro

de Honor, delegaciones de todos los centros cívicos de barrios y fracciones, representantes

de las universidades locales, estudiantes y numeroso público en general. Luego de declarar

como huésped de honor al señor Penna se procedió a escuchar su conferencia, en uno de

cuyos apartes se mostró sorprendido por el interés que había encontrado en Manizales y

Medellín por la Biblioteca destinada al Hemisferio Occidental con el carácter de Piloto. 1259

El doctor Penna hizo algunos planteamientos sobre la idea que animaba a las bibliotecas

pilotos de la Unesco, como era la edificación en la mente del hombre el concepto de paz,

por medio de “una educación eminentemente popular”, uno de cuyos instrumentos sería la

1256 A. S. M. P. Acta No. 1961, 13 de octubre de 1952.1257 Ibídem.1258 Ibídem.1259 A. S. M. P. Acta No. 1962, de 16 de octubre de 1952.

417

instalación de una biblioteca “que lleve el libro al lector que ordinariamente no está en un

ambiente que lo obligue a leer”. 1260

Aseguraba el doctor Penna que no se trataba de una biblioteca para consultas profesionales

al servicio de médicos, abogados, economistas y matemáticos, sino de un equipo de libros

para penetrar en las masas, con el fin de infundirle interés por el desarrollo individual y

colectivo. Para la Unesco eran prioritarios los siguientes aspectos: llegar por medio de la

biblioteca a zonas de cultura mínima; poner en práctica una ofensiva contra la inercia y la

despreocupación de una inmensa muchedumbre humana; y ayudar a la desanalfabetización

en pueblos de vida primitiva, “ajenos a la dinámica del progreso y la inquietud de la

civilización”. 1261

De otro lado, el proyecto de Biblioteca Piloto contemplaba, transcurridos tres años, los

necesarios para cubrir el perímetro urbano, la proyección hacia los campos a través de

distintos programas, y luego la organización de bibliotecas semejantes en otros lugares del

país y del exterior. Sólo después de cubrir las necesidades educativas y culturales de la

población mas humilde, se pensaba en el aprovechamiento del ambiente universitario e

intelectual para fundar un Centro Bibliográfico destinado a informar técnicamente sobre la

producción en un ramo dado de la ciencia hasta la fecha, con el fin de atender a

profesionales y especialistas.”1262

La ciudad donde se radicara la biblioteca debería suministrar local, equipo y servicios. La

contribución del gobierno nacional, para el caso de que la obtuviera una ciudad colombiana

era cercana a los cien mil pesos. La Unesco por su parte se comprometía a aportar treinta y

tres mil pesos. En cuanto a la organización de la biblioteca, su Consejo Directivo estaría

formado por siete miembros, algunos de ellos representantes del gobierno, otros designados

por la Unesco y otros destacados por una entidad de cultura de carácter institucional. 1263

Tanto la biblioteca como su consejo y personal de técnicos, disfrutarían de completa

autonomía y sólo debían comprometerse a garantizar la moral y el cumplimiento de la

función social de la institución. La Biblioteca debería iniciar actividades el 1 de enero de

1953 y estar en servicio en junio del mismo año. Se calculaba en 10.000 el número de 1260 Ibídem.1261 Ibídem.1262 Ibídem.1263 Ibídem.

418

libros con que podría empezar a funcionar, obras todas al alcance de obreros, niños y gentes

de hogar. 1264 Como puede verse, se trataba ante todo de una biblioteca popular y básica, al

servicio de la educación de las clases más desfavorecidas de nuestra sociedad.

El 20 de octubre de 1952 la Sociedad de Mejoras en su reunión habitual manifestó su

reconocimiento al doctor Lucio Pabón Núñez, Ministro de Educación Nacional, por la

protocolización del compromiso para que Medellín fuera la sede de la Biblioteca Pública

Piloto. En la misma, el socio Raúl Isaza Ángel informó que el delegado de la Unesco el día

siguiente a su conferencia había considerado muy provechoso el ambiente universitario de

Medellín, tanto para la Biblioteca, como para el desarrollo futuro de un Servicio Técnico de

Bibliografía y una Escuela de Bibliotecarios.1265 No es mera casualidad que cuatro después

la Universidad de Antioquia haya creado la Escuela Interamericana de Bibliotecología.

Tan sólo una semana después, la Junta Directiva de la Sociedad le confirió a su presidente

plenos poderes para atender de manera oportuna y de la manera más conveniente, el

contrato entre la corporación cívica y el Ministerio de Educación Nacional sobre el local y

dotación para la Biblioteca Pública Piloto de la Unesco en Medellín.1266 En el mismo

momento, la Sociedad abrió una nueva cuenta denominada “Biblioteca Piloto”, a la cual se

le cargarían desde entonces los gastos que demandaba el proyecto.1267

En el mes noviembre de 1952 la Sociedad de Mejoras recibió una comunicación dirigida

desde París por el delegado de la Unesco, Carlos Víctor Penna, anunciando que el Consejo

Directivo de aquella institución había aceptado su recomendación, siendo favorecida

Medellín para la instalación de la Biblioteca Piloto del Hemisferio Occidental.1268

En marzo de 1953 se empezaron a barajar los nombres de los integrantes del Concejo

Directivo de la Biblioteca Piloto, la cual quedaría integrada de la siguiente manera: los

doctores Rafael Bernal Jiménez, Antonio Osorio Isaza, y Alfonso Mora Naranjo, como

representantes del gobierno nacional; la Unesco estaría representada por el doctor Carlos

Víctor Penna, (posible presidente), Rubén Pérez Ortiz -quien era propuesto para Director de

1264 Ibídem.1265 A. S. M. P. Acta No. 1963, de 20 de octubre de 1952.1266 A. S. M. P. Acta No. 1964, de 27 de octubre de 1952.1267 A. S. M. P. Acta No. 965, de 3 de noviembre de 1952.1268 A. S. M. P. Acta No. 1966, de 10 de noviembre de 1952.

419

la Biblioteca-, y un asesor que aun no había sido designado; por su parte la Sociedad de

Mejoras estaría representada por el doctor Raúl Isaza Ángel.1269

En el mes de abril, cuando quedó constituido de manera definitiva el Consejo Directivo de

la Biblioteca Pública Piloto, se presentaron alguno cambios. Un miembro de la Sociedad de

Mejoras Públicas, el doctor Raúl Isaza Ángel, quedó como vicepresidente y a la vez

representante de la Unesco, mientras que el doctor Julio Echavarría, Vicepresidente

segundo de la Sociedad fue designado tesorero.1270

Entretanto, el presidente de la Unesco en París candidatizó para director de la Biblioteca

Piloto al doctor Rubén Pérez Ortiz, quien aceptó condicionando su respuesta a los

compromisos que tenía adquiridos con el Instituto Caro y Cuervo y prometió visitas

semestrales a Medellín. El mismo doctor Pérez Ortiz fue de la idea que la Biblioteca podría

funcionar provisionalmente en el primer piso del Palacio de Bellas Artes, como en efecto

sucedió.1271 Como se verá a continuación, este condicionamiento del doctor Pérez era

inaceptable para una institución que apenas empezaba a organizarse y que requería la

presencia permanente de su director, por lo que fue reemplazado por el doctor Julio César

Arroyave, escritor y profesor de larga trayectoria en la Universidad de Antioquia, además

de Secretario General de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín.

Una reseña aparecida en la revista Progreso en 1954, confirma lo que hasta aquí hemos

señalado. La Biblioteca Piloto de la Unesco para el hemisferio occidental comenzó a funcionar

en Medellín en el primer piso del Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección de Julio César

Arroyave. Se obtuvo por gestiones de los doctores Rafael Bernal Jiménez y José Manuel Mora

Vásquez, representantes de la UNESCO en Colombia y por el interés mostrado por la

Sociedad de Mejoras en el asunto. Fue la corporación cívica la que “quiso, desde un principio,

apoyar el proyecto”, y en virtud de este apoyo interesó a todos los sectores que podían

“promover y suministrar recursos y esfuerzos”. 1272

El mismo artículo refuerza lo dicho sobre la población que esperaba beneficiar la Unesco y la

Sociedad de Mejoras con la nueva biblioteca. Se trataba de dotar a la ciudad de un centro de

estudio y de cultura para la población inculta, para aquella masa egresada de las escuelas con 1269 A. S. M. P. Acta No. 1972, de 2 de marzo de 1953.1270 A. S. M. P. Acta No. 1979, de 22 de abril de 1953.1271 A. S. M. P. Acta No. 1983, de 18 de mayo de 1953.1272 Progreso. 5a época. No. 24. Medellín: S. M. P., junio de 1954.

420

la simple herramienta de la lectura. Se buscaba entregar, a niños, jóvenes y trabajadores,

herramientas para su crecimiento personal y para su formación como ciudadanos. La

bibliografía con que debía contar la biblioteca sería la básica, aquella que fuera útil para la

solución de problemas sencillos de consulta escolar. La composición de la Junta Directiva

había sido reformada y había quedado conformada por dos representantes de la Unesco, tres

del Gobierno Nacional, uno de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y uno del

Gobierno Departamental.1273

En 1954 la Junta Directiva de la Biblioteca Piloto empezó las gestiones encaminadas a la

adquisición de un terreno en la Otrabanda del río, cerca al Estadio “Atanasio Girardot” para la

construcción del edificio propio de la biblioteca.1274 En cuanto al proyecto para la edificación,

se sabe que la Town Planning Associates de New York había recomendado al ingeniero

Antonio Mesa Jaramillo para su elaboración.1275 Pero finalmente el diseño elegido fue el de

la firma Arquitectura y Construcciones, conformada por los arquitectos Tulio Ospina Pérez,

Rafael Mesa, Juan Felipe Restrepo y el austríaco Federico Blodek, con base en el cual se

comenzaron los trabajos en 1955.1276

En mayo de 1954 informó el doctor José Ramírez Johns, presidente de la Sociedad de

Mejoras, que según las proyecciones del Técnico Asesor de la Unesco, la Biblioteca Piloto

para América Latina ocuparía toda la planta baja del Palacio de Bellas Artes, con excepción

de las dos oficinas que dan a la Avenida la Playa. El principal problema que se presentaba

era el de los muebles, los cuales debían ser suministrados por la Sociedad de Mejoras, así

como el local, según lo estipulaban los compromisos que había adquirido la corporación

cívica al constituirse en la tutora de la biblioteca. El delegado de la Unesco, doctor Carlos

Víctor Penna conocedor de lo oneroso que esto resultaba para la entidad sin ánimo de lucro,

entró a colaborar en el abaratamiento del mobiliario, consiguiendo que el taller de la Casa

de menores ofreciera una de las cotizaciones más bajas, “sin afectar la presentación de los

muebles”. El precio que debió pagar la Sociedad por la dotación de la Sala Infantil, aparte

1273 Ibídem.1274 Ibídem.1275 A. S. M. P. Acta No. 1973, de 9 de marzo de 1953.1276 Molina Londoño, Luis Fernando. “Arquitectura del Valle de Aburrá”. En: Melo, Jorge O. (Dir.). Historia de Medellín II. Medellín: Suramericana, 1996, p. 632

421

del fichero y de los acabados, fue de $ 2015, obra que se comprometió a entregar la Casa de

Menores el 1 de junio.1277

En junio de 1954, ante los costos que empezaba a demandar la puesta en marcha de la

Biblioteca Piloto, la Sociedad de Mejoras Públicas decidió entregarla a otra entidad que

contara con los recursos económicos, pero que estuviera dispuesta a mantener su sentido

público y popular. El socio doctor Antonio Castrillón, quien estaba encargado del proceso

de negociación, informó el 21 de junio a la Junta Directiva que el mismo día habían

culminado las responsabilidades de la Sociedad en cuanto a la Biblioteca Piloto se refería.

Agregó que la Sociedad de Mejoras había cumplido con su labor al gestionar ante la

Unesco y el gobierno nacional la radicación de la biblioteca en Medellín, venciendo

influencias de otros países y logrando que la ciudad privilegiada fuera la capital antioqueña

y no otra ciudad del país. 1278

La obra empezaba a exigir fuertes erogaciones, con destino a la consecución del mobiliario

y a la construcción del edificio donde quedaría ubicada la biblioteca. Los gastos se

calculaban en la suma de $ 1’200.000, dinero que no poseía la Sociedad de Mejoras. En tal

circunstancia, la institución cívica, con el apoyo del Consejo Directivo y la Junta Asesora,

buscó una formula con el fin de mantener su influencia, como iniciadora de la empresa que

fue, y entregar la Biblioteca a otra entidad “que estuviera comprometida previamente con

ella, y económicamente fuera apta para cumplir tan delicada misión”.1279

De consuno, las directivas de la Biblioteca y de la Sociedad de Mejoras resolvieron que el

Departamento era el más indicado para encargarse de la Biblioteca, y previa conversación

del Presidente de la Sociedad con el Gobernador, Brigadier General Pioquinto Rengifo, se

acordó el traspaso. Para ello, se realizó una reunión a la que asistieron el rector de la

Universidad de Antioquia, el Síndico de la misma, un representante de la Academia

Antioqueña de Historia, el doctor Fernando Gómez Martínez y el Secretario de Gobierno

Departamental. En dicha reunión el gobierno departamental aceptó la cesión y se

comprometió a sufragar los gastos que demandaría la organización de la Biblioteca para su

inauguración el 9 de octubre de 1954, y a conservar la representación de la Sociedad de

1277 A. S. M. P. Acta No. 2020, de 10 de mayo de 1954.1278 A. S. M. P. Acta No. 2026, de 21 de junio de 1954.1279 Ibídem.

422

Mejoras en la Junta Directiva de la Biblioteca Piloto. El municipio por su parte se

responsabilizó de proporcionar el local que ocupaba la Biblioteca Santander para la

Biblioteca Piloto.1280

Luego de que el doctor Antonio Castrillón informara a la Junta Directiva de la Sociedad

acerca de todos estos cambios, el socio Julio Echavarría manifestó que el papel de la

corporación cívica debía limitarse a la coordinación de las acciones que programe el

Departamento y el municipio en relación con la biblioteca, “porque la SMP es la luz que

alumbra y no el macho de carga”. Y agregó que la Sociedad había cumplido al

departamento con haberla adquirido, frente a candidatos tan poderosos como Chile y

Argentina.1281 Esta manera de entender el papel de la Sociedad en esta empresa estaba

dentro de la política que se había venido imponiendo en la corporación en la década de los

cuarenta, consistente en apoyar y gestionar proyectos, animar a las autoridades y a la

empresa privada, pero luego dejarlos en manos de juntas autónomas o mixtas, con una

participación delegada de la Sociedad, para su administración.

Por fin, luego de varios años de luchas, el 24 de octubre de 1954, en una vieja casa situada

en la avenida La Playa con la carrera Córdoba, fue inaugurada y comenzó sus labores la

Biblioteca Piloto. Allí permaneció hasta 1963, cuando pasó a ocupar su propio edificio en

la Avenida Izquierda del río Medellín con la Avenida Colombia. El hecho fue registrado de

la siguiente manera en las actas de la Sociedad de Mejoras, al día siguiente a la

inauguración:

“Fue solemnemente inaugurada la Biblioteca Pública Piloto para la América Latina, con la

asistencia de altas personalidades de la Unesco, y de los gobiernos nacional, departamental

y de Medellín. La SMP estuvo presente en aquellas ceremonias, y así, después de tantas

luchas durante largo tiempo, principia a funcionar la BPP, como uno de los medios más

importantes de la cultura del pueblo.”1282

DE esta manera concluyó la participación de la Sociedad de Mejoras en este importante

proyecto cultural para la ciudad. Con el pasar de los años -no se sabe cuándo-, la institución

cívica perdió su delegado ante la Junta Directiva de la Biblioteca, e incluso se ha llegado a

1280 Ibídem.1281 Ibídem.1282 A. S. M. P. Acta No. 2044, de 25 de octubre de 1954.

423

negar el papel cumplido por ella en la fundación de este centro cultural. En 1992, la

Sociedad buscó que las directivas de la Biblioteca Piloto le dieran el merecido honor de ser

reconocida como fundadora, pero aquéllas se negaron.1283

6.12 Deportes y recreación

Desde principios del siglo, la Sociedad de Mejoras, interesada no sólo en promover el

desarrollo de mejoras materiales, sino en contribuir a la expansión cultural de la ciudad, así

como en la introducción de usos y costumbres propios de la modernidad, emprendió

algunas iniciativas y proyectos, con el fin de promover las practicas deportivas y

recreativas. Ya hemos visto a lo largo de este trabajo su papel en la administración del

Frontón de Jai Alai, en la organización de programas culturales y recreativos para obtener

recursos con destino a obras de beneficencia; la construcción del Bosque de la

Independencia, donde impulsó las carreras de caballos; la adquisición de un carrusel que

fue ubicado en uno de los parques de la ciudad; y otras obras y programas que

incrementaron y diversificaron las posibilidades de uso del tiempo libre de los

medellinenses.

Ahora bien, en el mes de mayo de 1906, el socio Gregorio Pérez propuso a la Junta

Directiva de la Sociedad lo siguiente:

“Destine la SMP el dinero suficiente para establecer un Gimnasio público destinado

preferentemente al desarrollo físico de los niños y adjuntos al Gimnasio establecer juegos o

deportes atléticos que atraigan a los jóvenes. Con el valor de los billetes de entrada se debe

sostener esa fundación, no como negocio sino como elemento indispensable para hacer

hombres sanos y fuertes”. 1284

Esta proposición fue sometida a consideración de la junta y fue aprobada. Este acuerdo de

la Sociedad permite observar una intencionalidad clara de la élite antioqueña que apuntaba

a una promoción del deporte y del sano esparcimiento, con el fin de arrebatarle almas al

vicio y a los juegos de azar, que hacían carrera en la juventud de Medellín. Por esta razón, 1283 A. S. M. P. Acta No. 1288, de 5 de mayo de 1992, p. 31284 A. S. M. P. Acta No. 91, de 23 de mayo de 1906, f. 154

424

durante las primeras décadas del presente siglo, son varias las acciones encaminadas hacia

el deporte.

UN año después de la anterior propuesta, que parece haber quedado en el limbo de los

proyectos, Alejandro López, presidente de la corporación, informó de un proyecto que

gestionaban algunos particulares con el fin de fundar un establecimiento para diversiones,

al cual invitaban a participar a la Sociedad de Mejoras. La Junta autorizó al presidente a

aceptar y buscar los mecanismos de ayuda a la empresa mencionada.1285 Al parecer este

proyecto, como muchos otros en esta época de tanteos y de penuria económica para la

Sociedad, no se llevó a cabo en aquel año, pues de nuevo en 1909 la corporación cívica

nombró una comisión integrada por José Vélez R. y Ricardo Olano para estudiar la

consecución de un local que llevaría el nombre de Salón de Diversión.1286 NO se volvió a

tratar del asunto, pero es de suponer que no funcionó, pues no existen noticias en la historia

de la ciudad sobre el funcionamiento de tal centro de diversiones.

Pero lo interesante no es ese fracaso, sino el interés permanente de la Sociedad por

continuar con esta área de acción. De nuevo, en 1912, volvió a tratarse el tema deportivo en

las sesiones de la Junta. En el mes de septiembre el socio Valerio Tobón solicitó a José A.

Gaviria y Enrique Olarte, también socios, que dieran a conocer a la Sociedad de Mejoras,

algunos proyectos que adelantaban con respecto a deportes nuevos y de fácil implantación

en Medellín.1287

Como puede observarse fueron personas particulares las que inauguraron las prácticas

deportivas en la ciudad de Medellín. Esto se enmarca en el proceso de construcción de una

ciudad moderna, en el cual tuvo una participación protagónica la Sociedad de Mejoras, pero

que naturalmente implicó otros actores sociales e institucionales. El tránsito de villa

colonial a ciudad implicó profundos cambios en la vida cotidiana, en los usos y costumbres

y especialmente en las formas de socialización de la alta sociedad local. El deporte fue para

los sectores de élite una de las alternativas predilectas de uso del tiempo libre. Primero fue

el tenis y el golf, y posteriormente el fútbol y el basketbol, practicados al principio por

ciertas personas y sus más allegados, luego se pasó a la constitución de clubes y finalmente

1285 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 2041286 A. S. M. P. Acta No. 183, de 27 de abril de 1909, f. 2991287 A. S. M. P. Acta No. 317, de 16 de septiembre de 1912, f. 36

425

estas actividades fueron nucleadas por el Club Campestre. Luego de muchos años estos

deportes fueron enseñados a la población obrera y artesanal, como una medida

morigeradora de las costumbres, hasta llegar a popularizarse. Primero el fútbol, luego el

atletismo y el baloncesto, y sólo recientemente el tenis.

El primer balón de fútbol parece haberlo traído a la ciudad el comerciante Guillermo

Moreno, luego de un viaje al viejo continente.1288 El primer equipo fue el Sporting Foot-

Ball Club, organizado en el año de 1912 por dos comerciantes suizos: Juan Heiniger y

Jorge Herzig.1289 El último de estos deportistas se había graduado como profesor en la

Escuela de Cultura Física de París y conocía al dedillo las reglas de fútbol por lo que,

además de entrenar al equipo se desempeñaba como juez en muchos partidos.1290 El

Sporting F.B.C estuvo integrado en su mayoría por extranjeros -y algunos antioqueños1291-

que se desempeñaban como comisionistas y representantes de casas exportadoras o de

empresas manufactureras de sus países respectivos.

El segundo equipo de la ciudad fue fundado por el teniente de la Policía, Alberto Uribe

Piedrahita y los empresarios José Luis Restrepo, Guillermo Greiffenstein y Enrique Villa.

Lo conformaban jóvenes de alta sociedad y algunos policías compañeros de su fundador.

Llevó el nombre de Medellín Foot-Ball Club.1292. Esto sucedió en el año de 1913. Los

primeros encuentros futboleros de aquellos años fueron entre estos dos equipos y se

realizaban en la conocida por entonces como "Cancha de los Belgas", (terrenos del hoy

Hospital San Vicente de Paúl) amenizados por ruidosas bandas de música.1293

Debido a la casi inexistencia de contrincantes, a mediados de 1914 los integrantes del

Sporting Club invitaron a venir a la ciudad antioqueña al campeón de la Copa Restrepo en

Bogotá, donde el nuevo deporte había tomado cierto auge, también dentro de la clase alta.

Se trataba del Club Bartolino, integrado por jóvenes bogotanos alumnos del Colegio de San

Bartolomé.1294 En forma paralela a la fundación de los equipos Medellín y Sporting, y bajo

1288 Medellín en 1932. Medellín: Librería Pérez, 1932, p. 941289 Hinestrosa Isaza, Guillermo y Gabriel Jaramillo Rico. Deportivo Independiente Medellín 60 años, 1914-1974. Libro de oro. Medellín: (s.e.), 1974, p. 301290 Ibídem.1291 Ibídem., p. 941292 Ibídem.. 1293 Ibid., p. 301294 La familia Cristiana. Vol. XII. No. 451. Medellín, noviembre 20, 1914. p. 287

426

el impulso de los fundadores de éstos, en el colegio San Ignacio empezaron las prácticas de

este deporte. En pocos meses se conformaron varios equipos y se jugaron algunos torneos

internos.

La escasez de campos apropiados para la práctica de este deporte condujo a que los equipos

e instituciones en donde había tomado fuerza el balompié adquirieran terrenos y los

adecuaran para tal propósito. Así, el Colegio de San Ignacio en 1915 adquirió la Quinta de

Miraflores, situada en la parte alta de la ciudad (en el barrio Buenos Aires), y construyó la

que era conocida como Cancha de Miraflores.1295 En septiembre del mismo año se inauguró

el campo del Sporting Club, ubicado al frente del Campo de los Belgas, donde hoy queda el

Hospital San Vicente de Paúl.1296

En Medellín siguieron formándose equipos, integrados por algunos extranjeros y en su

mayoría por nativos, tales como: el Albión, el A.B.C., el Star, el Colombia, el Trece, los

Peralones, Hispania y Transandino. La existencia de estos equipos en la mayoría de los

casos fue de corta duración. Su nacimiento era espontáneo y respondía al deseo de competir

en una de las copas locales, por lo que, ante el menor fracaso se desintegraban.

En 1914 comenzó a vincularse la Sociedad de Mejoras Públicas con la práctica del fútbol

en la ciudad de Medellín. En aquél año, en su calidad de administradora del Bosque de la

Independencia resolvió prestar una parte del terreno de éste a los equipos de la ciudad para

jugar “Football” en él.1297 Los equipos interesados debían solicitar a la Sociedad permiso

para emplear el terreno del Bosque en determinados horarios. Así por ejemplo, en octubre

de aquel año se concedió permiso al “Medellín Foot Ball Club”, por medio de su

representante Martín del Corral, para jugar football los sábados de las 5 a las 6 y media de

la tarde en el campo fijado para tal efecto en el Bosque.1298

En el mismo Bosque de la Independencia, con el apoyo del Sporting Foot Ball Club, a

mediados de 1914, organizó una serie de fiestas hípicas con el fin de obtener recursos para

el club deportivo y para los trabajos en el parque. Ambas entidades pues se repartieron las

1295 Los Estudios. Medellín. Año V. Junio de 1915. p. 2631296 El Colombiano. Medellín, Septiembre 23 de 1915.1297 A. S. M. P. Acta No 368, de 19 de enero de 1914, f. 2471298 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. II

427

actividades de difusión, venta de boletas, influencias con el Gobierno y organización del

programa, repartiéndose de manera proporcional el dinero recaudado.1299

En noviembre de 1914, ante el auge que había tomado el fútbol, y por recomendación del

doctor Enrique Olarte, la Sociedad de Mejoras aprobó lo siguiente: “Con el objeto de que la

SMP ayude a estimular el sport, y especialmente las visitas recíprocas de los diferentes

clubes, esta sociedad establece un campeonato de football en Colombia”.1300 De esta

manera la entidad cívica organizó un campeonato y puso en disputa una hermosa “copa de

desafío”, obsequiada por Harold B. Meyerheim, presidente honorario del “Sporting Club” -

quien posteriormente fue miembro de la Sociedad-, Las inscripciones para el campeonato

quedaron abiertas desde el 29 de noviembre.1301

Durante 1915 en pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, El Colombiano informaba

sobre el ataque de zepelines alemanes en algunas ciudades inglesas, a la vez que invitaba a

sus lectores a los encuentros de fútbol entre equipos locales en el Campo de los Belgas. 1302

Dos equipos se disputaban la Copa ofrecida por la Sociedad de Mejoras Públicas: el

Medellín F.B.C y el Sporting Club.1303

En el mismo año, con miras a divulgar entre los aficionados al fútbol, la Sociedad publicó

en su periódico El Progreso (No. 340), el reglamento aplicado para este deporte en otros

países, y el cual sería utilizado en la Copa de la S. M. P.1304

Los equipos interesados en participar en el campeonato debían presentar a la Sociedad la

lista de jugadores y manifestar por escrito su deseo. El primer equipo en hacerlo fue el

Medellín F. B. C. 1305, y una semana después hizo lo propio el Sporting Club.1306 El

resultado del primer encuentro efectuado el domingo 12 de diciembre dejó como ganador al

Sporting Club.1307 Con sólo este triunfo el Sporting se quedó con la copa, quizás por no

haberse inscrito otros equipos.

1299 A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. IV1300 A. S. M. P. Acta No 402, de 27 de noviembre de 19141301 Ibídem.1302 El Colombiano. Medellín, Enero 22 19151303 El Correo Liberal. Medellín, 20 de Noviembre 1915, p. 31304 A. S. M. P. Acta No 433, de 8 de noviembre de 19151305 A. S. M. P. Acta No 434, de 15 de noviembre de 1915, ap. II1306 A. S. M. P. Acta No 435, de 22 de noviembre de 1915, ap. I1307 A. S. M. P. Acta No 438, de 13 de diciembre 1915, ap .X

428

Un año después, surgió en la ciudad otro equipo, el Albión Foot Ball Club, dirigido por el

señor Antonio Zapata R., quien por medio de una carta a la Junta de la Sociedad notificó su

desafío, por la copa de la S. M. P., al Sporting Club. La propuesta fue aprobada y se le

solicitó al susodicho la nómina de jugadores.1308 De este segundo campeonato salió

campeón el Albión.1309

La Copa S. M. P. animó a otros ciudadanos a conformar equipos para entrar a retar al

campeón anterior. En julio de 1917, Luis Eduardo Arismendi, presidente del “Antioquia

F.B.C.”, por intermedio de la Sociedad de Mejoras desafió al “Albión F.B.C.” por la Copa

de la SMP,1310 el cual aceptó el reto1311, efectuándose dos encuentros, uno el 26 de agosto y

otro el 3 de septiembre.1312 Del primero resultó ganador el Club Albión,1313 pero del segundo

y por mayor diferencia de goles resultó vencedor el Antioquia, alzándose con la disputada

Copa.

Al año siguiente el Presidente del “Albión Foot Ball Club” volvió a desafiar, por conducto

de la Sociedad, al “Antioquia Foot Ball Club”, poseedor de la Copa.1314 Pero la respuesta

del Antioquia fue sencillamente que el equipo se había disuelto, razón por la cual había

regresado la copa a la Sociedad.1315 De esta manera, hasta el día de hoy, el equipo Antioquia

Foot Ball Club es el último y definitivo campeón de la Copa S. M. P.

Ahora bien, la Sociedad de Mejoras no sólo patrocinaba las prácticas de fútbol. En 1915,

aprobó el préstamo de los terrenos de El Bosque al señor Enrique Villa Gaviria, para jugar

golf los domingos por la mañana.1316

6.12.1 Las competencias inter-barrios

1308 A. S. M. P. Acta No 484, de 6 de noviembre de 1916, ap. V1309 A. S. M. P. Acta No 488, de 4 de diciembre de 1916, ap. III1310 A. S. M. P. Acta No 509, de 25 de junio de 1917, ap. III1311 A. S. M. P. Acta No 510, de 2 de julio de 1917, ap. II1312 A. S. M. P. Acta No 511, de 9 de julio de 1917, ap. II1313 A. S. M. P. Acta No 518, de 27 de agosto de 1917, ap. III1314 A. S. M. P. Acta No 545, de 29 de abril de 1918, ap. II1315 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. II1316 A. S. M. P. Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. IV

429

En la década de los cincuenta, la Sociedad de Mejoras contó con una activa comisión de

deportes, integrada por Fritz Oberndorfer, Carlos Velasco, Pedro Pablo Betancur y Nury

Gallego,1317 que fue la gestora y organizadora de las primeras competencias deportivas entre

los barrios de Medellín. Según un colaborador de Progreso:

“Tales eventos mostrarán a la ciudadanía un número crecido de deportistas carentes de

campos y pistas apropiadas para competir y entrenar, al tiempo que señala a esa ciudadanía

nuevas modalidades del deporte, prácticamente desconocidas, donde el esfuerzo personal,

la preparación técnica y consagración, da la conquista del triunfo, sin depender de causas

extrañas muy comunes en los juegos de conjunto.”1318

La Sociedad y su Cuadro de Honor, perseguían por estas competencias, conocidas por

entonces como “Coderbarrios”, generar en los barrios de la ciudad un movimiento que

desembocara en la organización, en cada uno de ellos, de clubes deportivos integrales,

tratando de superar el esquema de clubes especializados en uno u otro deporte. El proyecto

era el de promover el deporte base, es decir el atletismo, “considerado como su más bella

expresión, no obstante, ser por ahora, carente de espectacularidad”.1319

Como una manera de incentivar a los clubes que surgieran de este proceso, se instauró la

Copa S. M. P., la cual habría de ser disputada todos los años, entre el 7 de agosto y el 12 de

octubre, entre los diferentes barrios o fracciones de la ciudad. Sin embargo, a pesar del

papel cumplido por la Sociedad y el Cuadro de Honor como patrocinadoras y

organizadores, el éxito de este campeonato dependió, en gran medida, de la participación de

los Centros Cívicos, los encargados de animar a los deportistas barriales a inscribirse en las

competencias. Por esta razón, el centro cívico vencedor durante tres años, consecutivos o

no, recibía una réplica de la Copa. 1320

Posteriormente, debido al bajo nivel de inscripciones, la fecha para la realización de las

olimpíadas locales fueron pospuestas para los días comprendidos entre el 24 de octubre y el

11 de noviembre. Estos juegos se disputaron en su mayoría en el Bosque de la

Independencia, en lo que respecta a las competencias atléticas, mientras la natación, se

realizó en la piscina del Cuerpo de Bomberos, y los saltos largos y triples en el foso de la 1317 Progreso. 5a época. No 13. Medellín: S. M. P., marzo-abril de 19511318 Progreso. 5a época. No 16. Medellín: S. M. P., septiembre-octubre de 1951, p. 331319 Ibídem.1320 Ibídem.

430

Fábrica de Tejidos El Cóndor S. A. Esto debido a la carencia de un estadio para estas

prácticas deportivas, el cual se esperaba se hiciera una realidad con el incremento de

deportistas. 1321

Los deportes incluidos en las competencias revelan la intencionalidad de la Copa

Coderbarrios: atletismo, natación, ciclismo, ping pong, tenis, boxeo y levantamiento de

pesas. Es decir aquellos deportes de poco desarrollo en nuestro medio, si se comparaba con

otros como el baloncesto, el fútbol y el béisbol, debidamente organizados en torno a ligas y

con un mejor nivel de competencia, los cuales fueron excluidos expresamente por la

Sociedad de Mejoras de las competencias. 1322

La preocupación de la Sociedad de Mejoras quedó explícita a través del artículo publicado

en Progreso con relación a la copa Coderbarrios. Hasta aquel momento se consideraba que

la situación del deporte base en Antioquia era la más preocupante. Aunque habían algunos

atletas consagrados, muchas veces realizaban sus prácticas, “bajo la burla pertinaz del

ocasional espectador”, y carecían del apoyo oficial o de una organización que defendiera

sus intereses. A este panorama se sumaba que los pocos dirigentes deportivos de la ciudad

se caracterizaban por su pasividad, que se reflejaba en las pocas actividades programadas

por estos y en la inexistencia de una liga que agrupara a los atletas, por medio de la cual

obtener recursos oficiales para estos deportes. Prosigue el autor del artículo en cuestión:

“Coderbarrios, espera que tras su realización, aparezca la Liga de Atletismo, Boxeo y

Levantamiento de Pesas, así como de “Olinca” máxima realización deportiva del año de

1950, surgió con nuevos bríos la de Basket-ball e inició operaciones la de ciclismo, quizá

ésta con principios anteriores, pero luego, en todo caso, de la competencia ciclística en

mayo de 1949, conocida como la vuelta a Caldas y patrocinada por la Andi.”1323

Las condiciones para participar en la copa de la S. M. P. eran las siguientes: ser mayor de

15 años, pasar un examen médico de aptitudes físicas del atleta; y pertenecer al barrio o

fracción del centro cívico representado por el competidor. En caso de no existir centro

cívico en el barrio, el atleta podía inscribirse en el más cercano a su residencia. 1324

1321 Ibídem.1322 Ibídem.1323 Ibid., p. 341324 Ibídem.

431

Luego de estas competencias, que contaron con la participación de un número significativo

de atletas, y no obstante no haber sido la máxima expresión de nivel técnico ni competitivo,

la afición por el atletismo en la ciudad de Medellín ganó fuerza entre la juventud

medellinense. De “Coderbarrios” no sólo surgió la Liga de Atletismo, sino que luego,

cuando el 19 de marzo de 1953 se inaugura el estadio Atanasio Girardot, con una capacidad

para 36.000 espectadores y con las especificaciones técnicas para competencias atléticas, el

número de practicantes de este deporte era significativo.

6.12.2 Club de Tenis El Bosque

Este club tiene su origen en dos canchas de tenis construidas por la Sociedad de Mejoras en

1946, bajo la presidencia del doctor Gil J. Gil, en predios del Bosque de la Independencia,

con el fin de promover la práctica de este deporte en la ciudad.1325 En la década de los

cincuenta, a medida que creció la afición por este deporte, y por tanto la demanda por este

escenario, se construyeron otras canchas. La tercera cancha fue donada por Coltejer y la

cuarta por Carlos J. Echavarría, antiguo campeón nacional y gloria del tenis colombiano.

En 1962 se construyeron dos más, completando el número de seis canchas y se fundó el

Club de Tenis El Bosque, manejado por una junta administradora en la cual la Sociedad ha

mantenido su representante. 1326

Por la presidencia de esta junta pasaron profesionales amantes del deporte blanco,

interesados en su promoción y que adelantaron algunas iniciativas importantes, logrando

consolidar el club. Algunos de ellos fueron: Fergus Davidson, Rodrigo Pérez Castro, Rafael

Echavarría, Luis Bernardo Gómez, Jorge Obando Ospina y Francisco Gutiérrez. Bajo la

dirección de estos personajes se construyeron las canchas, de polvo de ladrillo, que

requerían sus socios, el edificio para camerinos, bar, salón de billar y tenis de mesa. 1327

Para la instrucción en las técnicas básicas para la práctica de este deporte, la junta

administradora del club contrató los servicios de los mejores tenistas profesionales del país:

1325 Progreso. 3a época. No. 72. Medellín: S. M. P., junio de 19461326 Progreso. 6a época. No 46. Medellín: S. M. P., 1962, p. 47- 481327 Ibídem.

432

los hermanos Israel y Aníbal Leal, el “Ñato” Daniel Cuartas, Álvaro Castillo y el profesor

José Martínez. Con el aporte de estos profesores se formó todo un semillero de tenistas que

dieron lustre al tenis antioqueño en la década de los sesenta, varios de ellos campeones

nacionales: William Álvarez, Aura Orozco, Fergus Davidson, Jaime Moreno y Luis

Alfonso Cardona. 1328

Una crónica sobre el club, publicada en 1962 en Progreso aseguraba que el club contaba

con cien socios activos, los cuales frecuentaban el club con asiduidad, aprovechando al

máximo el producto de sus cuotas de sostenimiento:

“Mediante el pago de cuotas módicas mensuales, al alcance de todos, se le ha dado al Club

carácter de privado, que a la vez que selecciona el personal, da garantías de organización y

dispone de fondos suficientes para sus sostenimiento y sus ambiciosos planes de

desarrollo.”1329

El Club organizaba algunos torneos internos y prestaba sus canchas para campeonatos

departamentales. En cuanto a sus torneos internos, se sabe que existían cuatro categorías

para mayores (primera, intermedia, segunda y tercera) y dos para menores (junior y

juvenil), así como dos categorías para damas (primera y segunda) y una de veteranos para

mayores de cuarenta años. Al año se programaban cerca de cuarenta torneos, incluyendo

los departamentales y el interclubes, la Copa Pepalfa, la copa de la raza, entre otras, con

premios donados por las empresas de la ciudad. 1330

El mayor orgullo del Club, para la década de los sesenta, era el haber apreciado en sus

canchas el juego de tenistas de renombre en la época como: Althea Gibson, Darío Benhur,

Aníbal Leal, Harry Facini, Carlos Samper y Beatriz del Corral. 1331

El club desde sus comienzos fue dotado de una organización interna autónoma, no obstante

pertenecer a la Sociedad de Mejoras. Esto quiere decir que el Club cuenta, hasta el día de

hoy, con unos estatutos, personería jurídica, reglamentación de turnos y campeonatos. Por

lo menos hasta la década de los sesenta, y probablemente aún es así, la junta administradora

era elegida cada año por la Asamblea General y estaba compuesta por presidente,

1328 Ibídem.1329 Ibídem.1330 Ibídem.1331 Ibídem.

433

vicepresidente, secretario, tesorero, revisor fiscal y varios vocales. Esta junta nombraba los

empleados requeridos por el Club. 1332

En la actualidad el Club de Tenis el Bosque se ha consolidado, aumentado el número de

socios y sigue siendo una de las mejores escuelas para nuestros tenistas.

Epílogo: la labor cívica1333

El civismo

En términos generales el civismo puede ser definido como el “celo por las instituciones e

intereses de la patria”, o como el “Celo y generosidad al servicio de los demás ciudadanos”,

1332 Ibídem.1333 Agradezco a la antropóloga Tatiana González su colaboración en la recolección y procesamiento de la información para la elaboración de este capítulo.

434

que nace de un sentido profundo de la civilidad, de la sociabilidad y de la urbanidad, a la

manera del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia.1334 Según el

politólogo Eduardo Haro Tecglen:

“Se supone que en los países de alta civilización y suficiente cultura, con experiencia en la democracia, existe un espíritu que lleva al ciudadano por sí mismo a realizar actos que pueden llegar al autosacrificio para ayudar a la colectividad o a otro ciudadano en situación inferior. Se supone que va desapareciendo con la difusión del egoísmo general que podría emanar del capitalismo salvaje o anarcocapitalismo y con el fin de las ideologías de bien común y la decadencia de las religiones, aunque en este caso el civismo se haría en espera de una recompensa en el más allá.”1335

Así pues, el civismo es una de las manifestaciones de la sociedad civil, como vimos al

comienzo de esta obra y surge en ciertos medios propicios, en momentos históricamente

determinados, aunque no siempre como supone el politólogo Haro Tecglen y otros

especialistas en el tema, como actitudes que surgen en condiciones de estabilidad

democrática, consenso y apoyo crecientes al sistema.1336 Por el contrario, a veces surge, ese

es el caso nuestro, en sistemas democráticos en crisis, donde cunde la desconfianza en el

sistema político, como una respuesta a la crisis de gobernabilidad y a la falta de un proyecto

nacional.

Ahora bien, el civismo abarca una serie de actitudes ideológicas, políticas y éticas, que

pueden ser patrimonio exclusivo de unas élites, o la expresión misma de una sociedad civil

cohesionada por intereses comunes. Es decir, el civismo comprende acciones como el

recoger una cáscara del piso para evitar que otros se caigan, la intervención a favor de otros

ciudadanos en momentos de peligro, el sentido de pertenencia que impide que alguien

arroje basuras a la calle o pise la grama; puede implicar la defensa de las instituciones

políticas sobre las cuales se erige el sistema de gobierno de una nación; así mismo puede

decirse que son cívicas las labores realizadas en pos del mejoramiento de las condiciones de

vida de una población o de la regulación urbanística para imprimir a una ciudad una manejo

público de los espacios, que la haga sustentable ecológica y socialmente.

Si miramos con atención, podemos decir que todo lo hecho por la Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín fueron labores cívicas, y por lo tanto este capítulo quedaría sobrando

1334 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. 25a edición. Madrid: Espasa Calpe, 19941335 Haro Tecglen, Eduardo. Diccionario político. Barcelona: Planeta, 1995, p. 1241336 Bogdanov, Vernon. Enciclopedia de las instituciones políticas. Madrid: Alianza, 1991

435

en este libro. Sin embargo, podemos hacer esta distinción, para presentar una breve reseña

de todas aquellas actividades de promoción del civismo en tanto cultura e institución, para

convertir el proyecto cívico en la cultura misma de los ciudadanos de la capital antioqueña

y extenderla a otras ciudades y regiones del país. En este campo, no cabe duda de que la

Sociedad de Mejoras de Medellín ha sido la pionera y abanderada del civismo, como

propuesta para la sociedad colombiana, si bien ésta tuvo una mayor aceptación hasta

mediados del presente siglo. En las últimas décadas ante el auge de la postmodernidad, la

sociedad de la información y la crisis de los valores tradicionales, a los cuales estuvo

íntimamente ligada la propuesta cívica, cualquier iniciativa en el sentido de recuperarlos

cae en el vacío. A esto se suma el hecho de que estos valores estuvieron igualmente

relacionados, hasta hace muy poco, a la institucionalidad, al proyecto educativo del Estado

colombiano, e incluso a la Iglesia católica, por lo cual, ante una cultura contestataria como

la nuestra, en donde cualquier iniciativa proveniente del Estado encuentra la mayor

resistencia, la propuesta enmarcada en el civismo haya sido marginada e invisibilizada.

Por eso, para poder entender el civismo debemos volver a sus fuentes, es decir, para el caso

nuestro, Ricardo Olano, Carlos E. Restrepo, Alejandro López, Gil J. Gil y Ricardo Uribe

Escobar, entre otros. Proyecto sin duda de gran importancia para nuestra historia y para el

momento histórico actual, en el que es preciso volver una y otra vez la vista hacia esos

puntos fulgurantes, hacia los hombres que forjaron los perfiles más positivos de nuestra

sociedad, con el fin de rescatar fuentes de inspiración para buscar salidas a nuestra actual

encrucijada. Proyecto que no es el de esta obra, pero que debe quedar planteado desde

ahora.

Por el momento valga con retomar las palabras de Ricardo Olano, máximo exponente del

civismo urbano en nuestro medio, una de las tantas facetas de este movimiento. Porque, sin

duda, es claro en este personaje que para él civismo el amor por la ciudad en que se vive:

“Tener amor a su propia ciudad, propender por su engrandecimiento y hermosura, no es regionalismo. Es amor a la patria, porque las ciudades son parte de la patria; es cuestión de decencia personal y de educación, así como es cuestión de decencia personal y de educación tener limpia y bella la casa donde uno habita.”1337

1337 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a edición. Medellín: Bedout, 1930, p. 143

436

Así pues, para Olano el civismo, máxima expresión del amor por la ciudad, era cuestión de

decencia, pero además expresión del espíritu de sus habitantes, porque como él mismo dice,

la ciudad refleja las cualidades y defectos de sus ciudadanos. Si la ciudad está descuidada y

sucia, esto sugiere lo mismo de sus habitantes. Pero es que el civismo, -cualidad inexistente

en los simples habitantes- sólo es propia de los ciudadanos: “Los habitantes con los que

viven y mueren sin prestarle el menor servicio a su ciudad. Ciudadanos son los que le

prestan el concurso de su inteligencia, de su esfuerzo y de su dinero.”1338

Según Olano,

“Los primeros son seres desgraciados que no debieran tener ni aun el derecho del voto en las elecciones. Individuos que reciben y reclaman -porque esos son los que mas reclaman- todas las garantías de seguridad, de higiene, de servicios municipales, y gruñen cuando se les cobra un impuesto. Individuos que van a la tumba sin haber hecho nada, absolutamente nada, por la ciudad ni por sus semejantes. Individuos “arrecostados”, que no conocieron para qué servía el dinero, que no merecieron su riqueza. Cuando mueren, la ciudad tiene ante su tumba una fría sonrisa de indiferencia. Hay que merecer el más alto título que una ciudad pueda dar a sus hijos: el título de CIUDADANO.”1339

Pero un ciudadano no puede generar cambios en su ciudad si actúa solo. Por esta razón es

necesario crear formas de asociación de los ciudadanos, con el fin de que puedan, aunar sus

energías y recursos, reunirse en torno a sociedades, como le decía Ricardo Olano a su

amigo, el ex presidente Eduardo Santos en una carta de 1926:

“Para el desarrollo armónico y rápido de las ciudades son indispensables las Sociedades de Mejoras Públicas. Como dije en mi carta anterior, ellas son el centro al cual afluyen los entusiasmos y las iniciativas de los ciudadanos, el hogar que conserva y aviva el fuego sagrado. Son las mejores colaboradoras de la Concejos Municipales [...]”.En cada población de Colombia hay por lo menos una persona que tenga ideas de civismo, que quiera servir a su patria. Que esa persona junte tres o cuatro amigos y forme el núcleo de la sociedad. Emprendan luego una obra fácil, el arreglo del atrio, la apertura de una calle, la siembra de unos árboles, el arreglo de la calle principal del pueblecito, y ya le irán cogiendo gusto al trabajo. Y hagan su plano futuro, aunque el caserío sea muy pequeño, para que tengan una base para ir arreglándolo poco a poco, para ir embelleciéndolo, para hacerlo amable, para tener siquiera campo dónde darle un poco de esfuerzo a la patria”.1340

1338 Ibid., p. 2091339 Ibid., p. 209-2101340 Ibid., p. 147-148

437

En las anteriores palabras de don Ricardo Olano está muy bien resumida la idea frente a la

labor de difusión de los valores cívicos y del papel de la Sociedades de Mejoras Públicas de

Medellín como institución animadora y paradigma de las demás sociedades cívicas que

deberían de fundarse en todas las poblaciones del país, con el fin de impulsar el desarrollo

local.

Ahora, si retomamos las palabras de Luis Bernardo Gómez, presidente de la Sociedad de

Mejoras de Medellín en 1969, pronunciadas en el marco del XVII Congreso Nacional del

Sociedades de Mejoras Públicas, celebrado en Medellín, podemos encontrar elementos

comunes que permiten observar la continuidad en la forma de entender el civismo en esta

corporación. Sin embargo, es interesante anotar que cada hombre cívico le aporta una

connotación o un énfasis especial al concepto de civismo, siendo posible hablar de un

civismo urbanista (el de Olano), un civismo político (el de Carlos E. Restrepo) o socio

cultural, como el que presenta el doctor Gómez:

“Ése civismo no sólo debe estar representado por las clásicas maneras cultas de comportamiento con nuestros semejantes, sino también tiene que ver con la colaboración que los ciudadanos y muy especialmente las sociedades de mejoras deben ofrecer al conglomerado social. Nuestras sociedades no pueden ser indiferentes a la solución de los problemas sociales que aquejan a nuestro país, por tanto deben prohijar la erradicación de tugurios, la construcción de aulas para escuelas, de parques y centros deportivos, la ampliación de las calles y avenidas, la arborización de las ciudades, la creación de museos, zoológicos, escuelas de música y teatro, fomentar el turismo y en fin, nuestras sociedades deben apoyar todas las obras de progreso y tener además la iniciativa en proyectos que beneficien a todas las clases sociales.”1341

Pero al igual que Olano, un poco más adelante, dice Luis Bernardo Gómez, la sociedades

de mejoras públicas sólo podrán hacer realidad estas grandes obras, en la medida en que

enseñen a otros la importancia de reunirse en asociaciones ciudadanas que lideren el

cambio social. En sus palabras:

“Pues tratando de inculcar entre los indiferentes el amor y el interés por todo cuanto signifique cultura, progreso material, intelectual y moral, buscando la redención del género humano, si así pueden llamarse las actuales cruzadas en pro de una justicia social, consistente en acortar esa distancia que hoy existe entre el que tiene mucho y el que nada posee.”1342

1341 Progreso. 6a Época, No 53. Medellín: S. M. P., agosto de 1969, p. 431342 Ibid., p. 44

438

Como puede verse el civismo puede ser visto más como una manera de ver el mundo, casi

una cosmovisión, propia de la modernidad política y que tiene sus más diversas

expresiones. Las sociedades de mejoras públicas pueden ser una manifestación, más no la

única. En las últimas décadas nuestro país, por ejemplo, ha presenciado una eclosión de

organizaciones no gubernamentales, por medio de las cuales la sociedad civil, portadora del

mismo sentido cívico que inspiró a las Sociedad de Mejoras Públicas, pero con un énfasis

diferente, promueven los derechos humanos, el medio ambiente, los derechos de la mujer,

el niño, los indígenas o las negritudes.

Prosiguiendo con el discurso de Luis Bernardo Gómez, es preciso observar cómo el

civismo implica de la institucionalidad y la colaboración con el Estado: “Conviértanse

nuestras Sociedades de Mejoras en equipos auxiliares de las entidades estatales, para que

éstas logren llevar a la realidad tantos magníficos proyectos que aún parecen sueños en las

mentes de dinámicos gobernantes.” 1343

Esta idea es precisamente la que ha sustentado este trabajo en toda su extensión y es la

misma que está en el fondo de las organizaciones gubernamentales, cualquiera sea su área

de trabajo. El doctor Darío Hernández Bautista, presidente de la Sociedad de Mejoras y

Ornato de Bogotá, lo expresó de manera sintética en sus palabras de saludo durante la

instalación del mismo Congreso reunido en Medellín (1969): “El civismo es ante todo la

conciencia de contribuir, por nuestra parte, a la buena marcha del Estado, de donde depende

la felicidad de la patria.” 1344

Como puede verse existen muy diferentes versiones del civismo, incluso la cristiana, del

señor Arnoldo Estrada López, miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín,

quien aseguraba en 1953:

“Civismo y cultura tiene mucho de correlativo, y con el total de hechos debidos a la presencia de ese factor en las sociedades, pudiera establecerse el índice de cultura de los elementos que las integran. Civismo es celo patriótico, y nada se relaciona con la majestad de ese sentimiento, que no sea noble y elevado, humano y generoso [...]Y es en Jesucristo, que nos ofrece su bondad crucificada aquí y allá, en quien nuestra cultura halla su paradigma. Una sociedad cristiana y egoísta constituye

1343 Ibid., p. 451344 Ibid., p. 48

439

una contradicción. Entre nosotros es muy frecuente esa lamentable contradicción [...]La cultura moral requiere un arquetipo que el cristianismo lo presenta en su altura gloriosa, no para medir nuestra bajeza ante el esplendor de su cimera, mas para señalarnos el ideal que debemos seguir. Podemos mirar hacia Él, y mirando hacia Él ya lo poseemos. Bástanos un movimiento espiritual de inconformidad con el ser egoístas, alimentado por una permanente aspiración de superarnos, para sentir acoplada la vida a esa noble doctrina que nos abre las cárceles del personalismo y da paso a la posesión del universo.” 1345

Ahora bien, el señor Estrada López anota otro asunto que es de gran importancia cuando se

estudia a las sociedades cívicas y es el papel que estas juegan como expresiones

corporativas de una élite con sentido cívico:

“La acción cultural se difunde mediante estos dos sistemas: o por presión, de arriba hacia abajo [...] con base en una élite social que la va propagando mediante la influencia de las obras que ofrece y el don del contagio de las ideas, o por actividad concertada y metódica, que tiene su fundamento en la escuela y el profesorado. Queda establecida así que el sistema adecuado de las instituciones del carácter de la benemérita Sociedad de Mejoras Públicas, es el de élite.” 1346

En este contexto se entiende todo el esfuerzo de la Sociedad de Mejoras Públicas de

Medellín por educar la ciudadanía, formar ciudadanos (como entendía Olano este concepto)

y asociarlos. Por muy diversos medios trató la Sociedad de fomentar los valores cívicos,

con el propósito de premiar el trabajo de ciertos ciudadanos por los intereses colectivos y

por la democracia colombiana. La creación del Cuadro de Honor, la Medalla Cívica, los

Centros Cívicos, el apoyo a las demás sociedades de mejoras del departamento, los

concursos de fachadas y de vitrinas, en fin, las más variadas formas de animación.

Las campañas educativas

Algunas de las máximas que alumbraban las campañas educativas de la Sociedad de

Mejoras Públicas a lo largo de sus cien años de existencia ilustran de buena manera el

sentido de su misión y los diferentes aspectos implicados en su comprensión del civismo.

Así por ejemplo, el lema que acompañaba los números de la revista Progreso en su segunda

1345 Progreso. 5a Época, No 21. Medellín: S. M. P., julio de 1953, p. 271346 Ibid., p. 27

440

época (1926-1929) era el siguiente: “Lo que mide el valor social de un hombre es su

capacidad para ayudar a los demás y contribuir al proceso de la patria. SMP”.1347

Por medio de estas oraciones, sencillas, pero de un profundo sentido, se trataba de educar a

los lectores de la revista, inculcando ciertos valores, formando ciertos hábitos y pautas de

pensamiento, que contribuyeran a la conservación de las obras adelantadas por la Sociedad

de Mejoras, a la consecución de recursos y a la obtención del apoyo ciudadano para sus

labores. De ahí que los lemas y las campañas cambiaran según el tipo de obras que

estuvieran bajo la dirección de la entidad.

La preservación de la avifauna de la ciudad fue una de las preocupaciones de la Sociedad

entre 1910 y 1950, pues era costumbre inveterada de los jóvenes dispararles a los pájaros

con caucheras y luego con escopetas. Con el fin de crear una conciencia proteccionista

realizó una serie de campañas en contra de las caucheras con las que los muchachos

atormentaban los pájaros de los parques. Todavía en 1940 invitaba a los medellinenses a

emprender una “campaña contra las hondas, rifles y escopetas destructora de los pájaros”,

enseñando a los niños que “los pájaros son un adorno de la naturaleza: matarlos es una

crueldad inútil”.1348

Las campañas de aseo fueron permanentes y es indudable que en algo contribuyeron a

formar hábitos de limpieza en la ciudadanía. Estas campañas iban desde el no arrojar

basuras al piso, hasta la instalación de botes para basura en las principales calles para

procurar el aseo de la ciudad. Estas campañas por el aseo de las calles fueron reforzadas a

través de las llamadas “cartulinas cívicas” -donadas por la Tipografía Industrial y la

Librería Búfalo- que incluían algunas máximas sobre la importancia de la higiene, las

cuales eran colocadas en sitios públicos, como los carros del tranvía y las escuelas oficiales.

Pronto se dio cuenta la Sociedad de que infundir nuevos hábitos a los mayores resultaba

algo menos que imposible, por lo cual dirigió sus energías hacia los niños. Desde entonces,

las campañas educativas fueron promovidas con especial énfasis en escuelas y colegios. En

1926, solicitó al director de Instrucción Pública del departamento, la ampliación de los

programas de “Urbanidad, Civismo y Estética”, en la educación básica, los que debían ser

“complemento obligado del progreso material que estamos presenciando, y porque sin ello

1347 Progreso. 2a Época, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 19261348 Progreso. 3a Época, No 13. Medellín: S. M. P., julio de 1940

441

presentamos un lamentable contraste impropio del dictado de pueblo culto que anhelamos

merecer”.1349

Gracias a la aceptación social que había logrado la Sociedad de Mejoras Públicas para sus

campañas, desde 1944 la emisora radial Libertad le concedió a la entidad un espacio de 15

minutos semanales para su propaganda cívica y para conferencias relativas al tema. En este

programa se informaba a la ciudadanía sobre la programación cultural de los museos, las

bibliotecas y los teatros, al tiempo que se difundían las máximas del civismo. Dos años

después, la emisora Siglo adjudicó a la Sociedad un espacio a través del cual la Sociedad

pudo llegar a un público más amplio con sus “conferencias cívicas”, muchas de las cuales

luego fueron publicadas en la revista Progreso.1350

Otra preocupación de la Sociedad en esta primera mitad de siglo giraba en torno al

comportamiento de la gente en los auditorios de cines, teatros y otros lugares públicos. En

1942 emprendió una campaña que buscaba educar a los asistentes a espectáculos públicos

sobre ciertas normas de comportamiento en dichos recintos. Valiéndose de diversos

medios, la entidad cívica llegó a los ciudadanos con el fin de indicarle la importancia de

conservar el orden, reservar con anticipación el puesto en la Luneta, quitarse el sombrero,

respetar el turno, y ceder el lugar a las mujeres y los ancianos. Las máximas para este tema

eran del tenor siguiente: “la cultura de la concurrencia hace más agradables los

espectáculos”, y “los gritos y silbidos no son propios de los pueblos cultos”.

La “Semana Cívica”, adelantada por el Cuadro de Honor durante el mes de octubre cada

año, fue otro recurso empleado para divulgar el pensamiento cívico entre la juventud.

El Cuadro de Honor

Es el que podríamos llamar “brazo femenino” de la Sociedad de Mejoras Públicas. Fue

creado en la segunda década del presente siglo (hacia 1915), debido al intenso trabajo que

demandaban las múltiples obras que administraba y emprendía la corporación y como una

manera de reconocimiento a la mujer y a su papel en nuestra sociedad. Por medio del

1349 Progreso. 2a Época, No 8. Medellín: S. M. P., diciembre de 19261350 Progreso. 3a Época, No 44. Medellín: S. M. P., marzo de 1944; Ver también No 70 de 1946

442

Cuadro de Honor, las mujeres de élite salieron al escenario público como benefactoras y

como gestoras de proyectos cívicos.

Al principio fueron llamadas para colaborar en la organización de las fiestas y los juegos

florales, pero ante la demostración de capacidad organizativa y administrativa la Sociedad

fue delegando en el Cuadro de Honor otras tareas de apoyo y algunos proyectos, salidos

muchos de la propia iniciativa de las señoras. Al principio se dedicaron a la organización de

las fiestas y juegos florales, tanto así que cuando ingresaron las primeras mujeres a la

Sociedad lo hicieron como “Socios de Honor”, integrantes de la Comisión de fiestas.1351

Posteriormente, estas señoras formaron una estructura con cierta autonomía dentro la

Sociedad de Mejoras, que adelantaba sus propias obras y proyectos, en forma coordinada

con la Junta Directiva, y pasaron de las actividades festivas a obras de envergadura. El

Cuadro de Honor fue protagónico en las siguientes obras: la Clínica de Maternidad Luz

Castro de Gutiérrez, los museos de Zea y Santa Fe, el Teatro Pablo Tobón Uribe, la

Biblioteca Pública Piloto y el Zoológico Santa Fe.

Un artículo aparecido en Progreso en 1945, muestra la amplia gama de actividades

desarrolladas por el Cuadro Honor en el año inmediatamente anterior: Organización de la

procesión del santo sepulcro, “como todos los años lo ha venido haciendo”; celebración de una

misa en la Catedral Metropolitana durante la fiesta de la madre; conferencias culturales;

concurso de vitrinas durante la semana cívica; exposición de miniaturas el día de la

inauguración del museo; fabricación de ropa para un instituto benéfico (costumbre que tenía

varios años); administración de la biblioteca “Manuel Lalinde”; entrega de la medalla cívica a

la maestra Lola González; y recolección de fondos para la fundación del museo de Zea.1352

En 1959 el Cuadro de Honor organizó el decorado navideño del centro de la ciudad, con la

colaboración del Municipio y la Empresa de Energía Eléctrica. Fue uno de los mejores de

cuantos había organizado el grupo femenino en su larga labor que incluía cada fin de año la

organización de actividades y concursos para el embellecimiento de la ciudad con motivo de

las fiestas navideñas. Por esta razón, no cabe duda de que fue el Cuadro de Honor la principal

animadora de una tradición que distingue a Medellín cada diciembre: el decorado y alumbrado

navideño.

1351 A. S. M. P. Acta No 431, de 18 de octubre de 1915, ap. VI1352 Progreso. 3a Época, No 68. Medellín: S. M. P., febrero de 1945.

443

Por la crónica que publicó progreso sobre el acontecimiento, podemos observar el derroche de

luz y color que pudieron disfrutar los medellinenses en aquella festividad, cuando podemos

asegurar, comenzó la costumbre de iluminar la avenida La Playa y cerrarla al tránsito

vehicular, para que los visitantes y peatones pudieran disfrutar del alumbrado. Cuenta

Progreso:

“Más de 200 arboles de Navidad fueron instalados en las vías publicas. El alumbrado especial tenia no menos de 20.000 bombillos. En las calles comerciales se empleó este año un nuevo sistema de alumbrado Decembrino, utilizando para ello bombillas corrientes y gas neón, el cual fue patrocinado por empresas industriales y establecimientos de comercio. Se construyeron tres pesebres en los siguientes sitios: Bosque de la Independencia, Atrio de la Basílica y Teatro Pablo Tobón Uribe”.1353

Entre el 16 y el 24 de diciembre se interrumpió el tránsito vehicular entre Bellas Artes y el

Teatro Pablo Tobón Uribe, para celebrar la novena, con coros especiales, alrededor del

pesebre ubicado en el teatro. La avenida La Playa, entre ambos edificios se llenaron de

quioscos típicos, de conjuntos folklóricos, mientras un coche antiguo transportaba pasajeros.

Se dieron regalos a los niños pobres y se premió el concurso de vitrinas.1354

Son innumerables las obras nacidas y promovidas por el Cuadro de Honor, en distintos

momentos, bajo la dirección de sus respectivas presidentas. Han sido ellas:

Virginia Jaramillo de MejíaAmalia S. de ÁngelTulia Restrepo GaviriaPepa Ángel de ZuletaAna Mejía de RestrepoPepa B. de JaramilloBlasina Botero de IsazaAna Jaramillo de ÁngelQuiteria Ángel de ToroCecilia López RestrepoAlicia A. de MejíaLía Jaramillo de UribeAlicia Ángel de MontgomerySofía Ospina de NavarroMaría Escobar de ÁngelConcha Lalinde de ÁlvarezLía Restrepo de VélezSoledad Restrepo Wills

1353 Progreso. 6a época. No 31. Medellín: S. M. P., enero de 19601354 Progreso. 6a época. No 31. Medellín: S. M. P., enero de 1960

444

Teresita Santamaría de GonzálezMagdalena Olano de Jaramillo SierraPaulina Posada de EscobarLuz Castro de GutiérrezLuisa Sandino de RamírezMartha Medina de PosadaHelena Olarte de EchavarríaEugenia Ángel de VélezJesusita Vallejo de Mora VásquezOfelia Echeverri de GaviriaLilliam Posada de MorenoSofía Olano de CanoBertha Duque de MorenoAngela Upegui de EcheverriLuz Gaviria de TieckAlicia González de CuestaLeticia Correa de LópezAna Gómez de SierraBertha Molina de BedoutBernarda Arredondo de UribeLibia González de FonnegraMarilú Nicholls

Hasta principios de los ochenta, la presidenta del Cuadro de Honor ocupaba por derecho

propio la Vicepresidencia de la Junta Directiva de la Sociedad de Mejoras. Con la reforma de

los Estatutos, desapareció la figura de presidenta del Cuadro de Honor, y desde entonces sus

integrantes quedaron en posibilidad de ser elegidas para ocupar la presidencia de la Sociedad,

o cualquier puesto directivo en la entidad. Desde entonces, la presidencia de la Sociedad ha

sido desempeñada por tres mujeres: Ana Gómez de Sierra, Marilú Nicholls y Libia González

de Fonnegra. Este hecho ha mostrado con toda claridad el protagonismo que en ocasiones ha

tenido el Cuadro de Honor dentro de la entidad cívica.

Medalla al civismo y otras condecoraciones

Como una manera de incentivar entre la población los valores cívicos y la puesta en marcha

de iniciativas complementarias a las de sus propios frentes de acción, la Sociedad de

Mejoras, a lo largo de su existencia se ha valido de la creación de algunas condecoraciones,

445

de diferente valor, para premiar a los gestores de una obra urbanística, cultural o social, de

cierta repercusión a nivel regional o nacional.

Ya desde los primeros años del siglo, se estuvo considerando un premio al mejor agente de

policía de la ciudad de Medellín, aunque por problemas presupuestales no se pudo otorgar.

Luego en 1913, se entregó la primera medalla, al empresario Gonzalo Mejía para felicitarlo

por el éxito en la “subida del primer hidroplano por el río Magdalena”.1355

En 1926, la revista Progreso registra la entrega de la “Medalla al Policía”, al agente Luciano

Cuervo, por sus 16 años de servicio, “para contribuir en esta forma al mejoramiento y realce

de la Policía, entidad que debiera merecer, gracias a los servicios prestados, mayor atención

por parte de la ciudadanía”. En 1941 y 1942 se instauró la “Medalla al Maestro”, la cual era

entregada en el día dedicado a estos.1356

Sin embargo, la condecoración más importante creada por la Sociedad ha sido la “Medalla al

Civismo”, como forma de reconocimiento a aquellas personas que se han caracterizado por

proyectar el civismo en el área de trabajo desde el cual se desempeña. Fue creada en 1917,

por iniciativa del doctor Gil J. Gil,1357 y reglamentada por la Junta Directiva de la Sociedad en

el mismo año. Para efectos de la entrega de este premio, se determinó lo siguiente:

“Se entenderá como acto notable de civismo cualquiera acción notoria de abnegación ante el peligro (incendio, abnegación, peste, lucha armada) y un acto notable de generosidad o caridad; un hecho que revele altruismo y espíritu público, ya entrañe sacrificio de dinero u otro bien material, o de tiempo y conocimiento; una labor brillante en favor de la educación o del mejoramiento de las clases obreras; una campaña de sanificación de la ciudad dirigida con método científico y determinada con éxito feliz”.1358

La medalla se otorgaba cada año, y el galardonado era elegido por un jurado especial, con

participación del Cuadro de Honor, el cual se encargaba de organizar el acto de entrega.

Los estatutos de 1950 modificaron el capítulo relativo a la entrega de esta distinción,

quedando como la única mención entregada anualmente a persona o entidad nacional o

extranjera autora de “un acto cívico notable como índice de generosidad, de abnegación, de

heroísmo, de patriotismo, de mérito científico, de progreso moral, intelectual o físico, etc.,

1355 A. S. M. P. Acta No 334, de 17 de marzo de 19131356 Progreso. 2a Época, No 8. Medellín: S. M. P., diciembre de 1926; Ver además los números 27 de 1941 y 41 de 1942.1357 Progreso. 3a Época, No 53. Medellín: S. M. P., noviembre de 1943; además No 28, 6a Época, de 19591358 A. S. M. P. Acta No 496, de 26 de marzo de 1917, ap. II

446

en beneficio de la ciudad de Medellín, del departamento de Antioquia o de la República de

Colombia”. Se trataba de una medalla en oro, marcada con la frase Medalla de Civismo,

acompañada con el año correspondiente. La comisión que la otorgaba estaba conformada

por dos miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, una dama del Cuadro de Honor, dos

personas ajenas a la Sociedad de Mejoras y un miembro de la familia del doctor Gil J Gil,

como homenaje al iniciador de la idea. Esta comisión era autónoma en su gestión y elección

de candidatos y ganadores.1359

La Medalla al civismo ha sido otorgada a las siguientes personas:

1917. Manuel José Alvarez Carrasquilla. Por su contribución al desarrollo urbano de la ciudad.1918. Alejandro Echavarría. Por ser el fundador del Hospital San Vicente de Paúl.1919. Jorge Rodríguez Lalinde. Por sus contribuciones a los estudios estadísticos del país.1920. Señoritas Laura Toro J. y Sofía Correa U. Por dedicar sus vidas a la educación de la niñas pobres de la Escuela Modelo.1921. Leocadio María Arango. Por su contribución a la arborización del Bosque de la Independencia y de otros sectores de la ciudad.1922. Pablo Echavarría. Por haber gestionado la adquisición de la estatua del Libertador, instalada en el Parque Bolívar.1923. Manuel María Escobar O. Por la consecución de algunos créditos en el exterior para el municipio de Medellín.1924. Francisco Luis Hernández. Por haber fundado y hecho progresar la escuela de Ciegos y Sordomudos.1925. José Joaquín Arteaga. Por haberse propuesto inspirar la realización de la Carretera al Mar.1926. Ricardo Olano. Por significar el civismo nacional, por sus desvelos por el urbanismo y su idea del Plano Regulador para Medellín.1927. Apolinar Villa S. Por su labor caritativa en la Sociedad del Hospital San Vicente de Paúl.1928. Luis R. Gaviria. Por haber contribuido eficazmente a la construcción del templo Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en Buenos Aires.1929. Jesús M. Duque. Por su benéfica campaña para fundar el Hospital de La María, buscando resolver el problema de los enfermos por la tuberculosis1930. Heliodoro Ríos. “Alias Guayabito”. Por ser un agente de policía que se propuso ser el guardián niños desamparados.1931. Gustavo Uribe Escobar. Por su labor médica, especialmente por su lucha contra el alcoholismo.1933. Ernesto Samper. Por ser uno de los primeros aviadores colombianos.1934. Ricardo Lalinde. Por su dedicación en favor del Cementerio de San Pedro.1935. Germán Olano M. Por haber fallecido en la plenitud de su vida al servicio de la patria como aviador militar.

1359 Progreso. 3a Época, No 16. Medellín: S. M. P., septiembre de 1951

447

1936. Jorge Cock Quevedo. Por ser el promotor de la fundación de grupos de Scouts en el departamento, como escuela de la juventud.1937. José María Bravo Márquez. Por haber creado el Orfeón Antioqueño, notable grupo coral.1938. Antonio J. Ospina. Por determinar la obra de ingeniería sanitaria en la Canalización del río Medellín.1939. María Teresa Ortiz de Vieco. Por ser la madre modeladora del hogar de los artistas Vieco.1940. Hipólito Londoño. Por su filantropía al sostener a más de trescientos niños como si fueran sus propios hijos en el “Orfanato San José”.1941. Carlos Vásquez Latorre. Por su espíritu cívico al propiciar varias obras sociales y culturales.1942. Antonio J. Cano. Por su amor al arte y por su apostolado como rector del Instituto de Bellas Artes.1943. Jorge Restrepo Uribe. Por su visión de progreso al determinar la orientación urbana de la ciudad y su gran interés por la canalización del río Medellín.1944. Miguel Giraldo Salazar. Por la creación y sustento de las Escuelas Populares Eucarísticas.1945. Lucía Echavarría de Villa. Por su magnifica obra social en la Cruz Roja.1946. Juan Pablo González. Por su gran espíritu de caridad y civismo.1947. Gil J. Gil. Por su labor en la medicina colombiana y sus servicios connotados a la educación desde la Universidad de Antioquia. 1948. Guillermo Greiffenstein. Por su hermosa obra de lucha permanente en bien de los leprocomios.1949. Francisco Luis Jiménez. Por su consagración al desarrollo del cooperativismo colombiano.1950. Eugenia Ángel de Vélez. Por su labor sin precedentes para despertar una sensibilidad de ornato y sana alegría de la ciudad.1958. Eduardo Diez Estrada. Por su labor levantando templos en servicio de la Iglesia.1959. Pedro Claver Gómez. Por su gestión al frente de la presidencia de la coordinadora de centros cívicos de Medellín.1960. Teresa Santamaría de González. Por las obras que lideró desde el Cuadro de Honor.1961. Santiago Mejía Herrera. Por su ayuda a seminarios, hospitales y orfanatos del departamento.1962. Juan Botero Restrepo. Por ser el fundador de las Granjas Infantiles.1963. Luz Castro de Gutiérrez. Por ser la fundadora e impulsora de la Clínica de Maternidad que lleva su nombre.1964. Hermanos de las Escuelas Cristianas. Por cumplir 75 años de haber instalado su comunidad en Medellín.1966. Policía Nacional, división Antioquia. Por su labor en el campo de prevención y represión del delito en todas sus manifestaciones.1967. Elías Uribe Uribe. Por sus labores cívico - sociales en la Universidad Pontificia Bolivariana, el cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja, la Sociedad Protectora de Animales y la Sociedad de Mejoras Publicas.1360

1360 Progreso. 6a Época, No 49. Medellín: S. M. P., mayo de 1968

448

1968. Tulia Uribe Jaramillo. Por ser la fundadora de la “Casa del Buen Dios”.1361

1969. Hermanos José María y Bernardo Acevedo Alzate. Fundadores de la empresa Haceb, por su promoción del bienestar de sus trabajadores.1970. Monseñor Félix Henao Botero. Por su consagración a la educación superior, en la Universidad Pontificia Bolivariana.1971. Diego Echavarría Misas. Fundador de distintas instituciones culturales, especialmente en Barbosa e Itagüi.1972. Jorge Rodríguez Arbeláez. Fundador del Instituto de Integración Cultural y su recinto de Quirama.1973. Fabrica de Hilados y Tejidos El Hato (Fabricato). Por el obsequio de una fuente para la Plazoleta de San Diego, con motivo de sus bodas de oro.1978. Tulio Botero Salazar. Con motivo de sus 20 años de labor pastoral en la Arquidiócesis de Medellín.1362

1980. Ana Gómez de Sierra.1363 Por sus labores cívicas al frente del Cuadro de Honor.1983. Ricardo Restrepo Arbeláez. Por su trabajo al frente del Comité Regional de Rehabilitación.1983. Clarita Duperly de Restrepo. Por la Fundación Amigos de los Limitados Físicos.1364

1991. Fundación Universitaria Luis Amigó y al Doctor Jorge Restrepo Sierra. El mismo año se entregó un pergamino y la medalla cívica a la Policía Nacional por los 100 años de su fundación.1365

De otro lado, en las últimas décadas la Sociedad de Mejoras Públicas ha otorgado diversas

medallas y pergaminos como condecoraciones a entidades que se han destacado en diversos

frentes de acción. Algunos de los galardonados han sido los periódicos El Colombiano, El

Correo, El Tiempo, y El Espectador1366; instituciones como la Cruz Roja; y personajes

como el doctor Juan Zuleta Ferrer,1367 el ex alcalde de la ciudad Bernardo Guerra Serna1368,

Helena Herrán de Montoya y los socios Fritz Oberndorfer, Antonio Restrepo Arango,

Conrado Montoya Mejía, Jorge Ospina Londoño, Teresita Santamaría de González y José

Ramírez Johns.1369

En el campo de las bellas artes han recibido la Medalla al Mérito en Bellas Artes, la

mezzosoprano Sofía Salazar y la pianista Teresita Gómez.1370

1361 Progreso. 6a Época, No 51. Medellín: S. M. P., diciembre de 19681362 A. S. M. P. Acta No 912, de 12 de enero de 1978, p. 7311363 A. S. M. P. Acta No 912, de 12 de enero de 1978; Acta 974, de 18 de junio de 19801364 A. S. M. P. Acta No 1051, de 15 de junio de 19831365 A. S. M. P. Acta No 1283, de 5 de noviembre de 19911366 A. S. M. P. Acta No 840, de 30 de enero de 19751367 A. S. M. P. Acta No 956, de 8 de mayo de 19771368 A. S. M. P. Acta No 968, de 30 de enero de 19801369 A. S. M. P. Acta No 985, de 14 de octubre de 19801370 A. S. M. P. Acta No 1289, de 21 de mayo de 1992; Acta 1303 de 1993 y 1305, de 16 de septiembre de 1993

449

El día de la madre

Desde 1927 y probablemente desde antes, el Cuadro de Honor se ocupó de la celebración

del Día de la Madre, fecha durante la cual organizaba una velada en el Teatro Bolívar, que

en ocasiones era complementada con una misa en la Catedral Metropolitana, o en otros

lugares de la ciudad.1371

La fiesta era celebrada en el mes de mayo, aunque en ocasiones se variaba el día. En la

década del cuarenta, se empezó a celebrar en el día establecido a nivel nacional, es decir el

segundo domingo del mayo “fecha tradicional para celebrar el Día de la Madre”, hasta

nuestros días.1372

En la fiesta de 1942 el Cuadro de Honor entregó por primera vez el “Premio a la Madre”, que

consistió en la adjudicación de una casa adecuada y con mobiliario decente, a un matrimonio

de obreros con prole numerosa, por una veinteava parte de su valor. Los primeros

beneficiados fueron Fidel J. Ortiz y Rosa María Ramírez, con 14 hijos menores y 5

muertos.1373 La celebración de ese año contó con la presencia de Sofía Ospina de Navarro,

quien asistió en calidad de conferencista; también se brindó un concierto coral y se organizó

un concurso de vitrina para la fecha. Para el año de 1951, se realizó un concurso literario, en

el que resultaron premiados los trabajos “Plenitud” de Francisco Tamayo, y “La madre” de

Aurelio Calle.1374

La semana cívica.

Otra celebración establecida por el Cuadro de Honor de la Sociedad de Mejoras Públicas es la

llamada “Semana Cívica”, organizada en el mes de octubre y noviembre de cada año. En

noviembre de 1941, durante la celebración de este evento se programaron diferentes

actividades cívicas y una fiesta social en el Club Unión, con exposición de trajes típicos de

1371 Progreso. 2a Época, No 11. Medellín: S. M. P., junio de 1927; Ver además el No 9 de 1950.1372 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942.1373 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 19421374 Progreso. 5a Época, No 14. Medellín: S. M. P., mayo de 1951; Ver además: No 35 de 1942

450

diferentes países; y se hicieron desfiles por las nuevas avenidas junto al río, conocidas como

de los Libertadores y de los Conquistadores.1375

La Semana Cívica de cada año tenía un propósito especial. Así por ejemplo, los fondos

recolectados en la Semana de 1943, se dedicaron a los trabajos de recuperación del Museo de

Zea.1376 Un año después la misma festividad consistió en la realización de un “Congreso de

Municipalidades del Valle de Aburrá”, con el fin de identificar y proponer soluciones a los

principales problemas de estos municipios.1377

La Semana en 1950 se organizó entre los días 1 y 8 de octubre, en los cuales se realizaron

diversas actividades, como el concurso de vitrinas, la exposición de flores a cargo de los

silleteros que recorrieron la Avenida la Playa, la Primera Exposición Anual de Artistas

Antioqueños en el Palacio de Bellas Artes, la Exposición “Artistas de Flores” en el Museo

de Zea, además de recitales y conciertos, el Día del Árbol, el Día del Obrero y una misa

solemne.1378

Durante la Semana Cívica se intensificaban las campañas de difusión de valores cívicos y

se dedicaba cada uno de los días a un personaje o ente indispensable en la vida en sociedad.

En 1951 por ejemplo, se conmemoraron: el “Día de la Religión y la Patria”, el “Día de la

Educación”, el “Día de las Flores y los Árboles”, el “Día de las Bellas Artes”, el “Día del

Aseo”, el “Día del Hogar y los Trabajadores”, y el “Día de los Centros Cívicos”.1379

Concursos

Fueron muchos los concursos que con distintos objetivos organizó la Sociedad de Mejoras

Públicas, todos con la intención de inculcar ciertos hábitos y principios para la convivencia

ciudadana, el embellecimiento de la ciudad, la protección del medio ambiente, y otras

finalidades cívicas.

1375 Progreso. 3a Época, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre de 1941.1376 Progreso. 3a Época, No 52. Medellín: S. M. P., octubre de 1943; Ver además No 53 de 1943.1377 Progreso. 3a Época, No 66. Medellín: S. M. P., diciembre de 1944.1378 Progreso. 4a Época, No 10. Medellín: S. M. P., julio de 1950; Ver también No 11 de 19501379 Progreso. 4a Época, No 16. Medellín: S. M. P., septiembre de 1951.

451

En 1914, Manuel Tiberio Calle, Comandante de Policía, propuso establecer un concurso

para premiar al dueño del edificio más elegante, cómodo y mejor construido de la

ciudad.1380 Año y medio después, con el apoyo del Concejo de la ciudad, se acordó que el

premio a la mejor fachada se debía distribuir así: 80 % para el dueño de la fachada y el 20

% restante al arquitecto o arquitectos autores del plano y ejecutores de esta.1381

Por medio del acuerdo No 122 de 1916, el Concejo estableció el concurso de fachadas, para

contribuir al “embellecimiento y modernización de la ciudad y fomento de la arquitectura”,

mediante un concurso anual que premiaba la fachada más moderna y hermosa del

municipio de Medellín.1382

En diciembre de 1916 la Sociedad de Mejoras Públicas abrió un concurso para obtener el

mejor modelo de fuentes públicas, con un premio de $10 oro, el cual fue ganado por el

arquitecto Horacio Rodríguez Haeusler.1383 En este mismo campo se abrieron concursos de

planos para edificios públicos, parques y plazas. Algunos de ellos fueron: el Palacio

Municipal, La plaza del Poblado, el arreglo del Parque de Berrío y la reparación del

Colegio de San Ignacio.1384 En 1918 se abre un concurso para la ornamentación de la Plaza

de Cisneros, teniendo en cuenta en el proyecto la inclusión de dos fuentes y la estatua de

Cisneros.1385

Otro tipo de concursos fue el de las vitrinas, otorgado durante la Semana Cívica. Los

orígenes de este evento se remontan a 1918, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas

aprobó abrir un concurso “para premiar la vidriera de establecimiento comercial o industrial

más hermosa y artísticamente arreglada”, el cual fue ganado por el almacén de la Fábrica de

Confites y Galleras, y las menciones honoríficas recayeron en los almacenes de Luis Olarte

A. & Hijos, y en Eusebio A. Jaramillo & Hijos.1386 El concurso se repitió un año después,

premiando la vitrina “La Fragua” del Almacén Americano y la de Eusebio A. Jaramillo &

Hijos.1387

1380 A. S. M. P. Acta No 368, de 19 de enero de 19141381 A. S. M. P. Acta No 473, de 21 de agosto de 19161382 Botero Herrera, Fernando. Medellín 1890-1950. Medellín: Universidad de Antioquia, 1996, p. 2061383 A. S. M. P. Acta No 487, de 4 de diciembre de 1916; Acta No 492, de 26 de febrero de 19171384 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 1917; Acta No 521, de 17 de septiembre de 19171385 A. S. M. P. Acta No 563, de 2 de noviembre de 19181386 A. S. M. P. Acta No 539, de 11 de marzo de 1918; Acta No 544, de 22 de abril de 19181387 A. S. M. P. Acta No 554, de 3 de julio de 1918

452

Estos son sólo algunos de los concursos abiertos por la Sociedad, pues el recuento exhaustivo

de éstos bastaría para llenar muchas páginas de un libro.

El civismo en los demás municipios antioqueños

Desde comienzos del siglo, a pocos años de haber comenzado actividades la Sociedad de

Mejoras Públicas de Medellín, en otros municipios antioqueños surgieron réplicas de ésta,

que siguieron los mismo parámetros. A partir de la segunda década distintas personalidades

de las localidades más importantes del departamento empezaron a solicitar el envío de los

estatutos de la Sociedad de Mejoras de la capital, con el propósito de crear una corporación

cívica similar en Jericó, Urrao, Bolívar, Sonsón, Amalfi, Santa Rosa, Rionegro y demás

municipalidades. Con el paso de los años y ante el éxito obtenido por las sociedades

constituidas, otros municipios continuaron con el proceso de creación de instituciones

similares.

En algunos casos las nuevas sociedades se crearon con razones sociales diferentes, para

autoidentificarse, aunque la misión y forma de organización siguiera el modelo de la de

Medellín. En 1925, por ejemplo, la Sociedad recibió una comunicación del señor Eduardo

Machado, de Santa Rosa de Osos, informando la instalación en esa ciudad del “Centro

Cultural Católico”, pero aclarando que se trataba de una sociedad similar a la S. M. P. y

solicitando un ejemplar del reglamento de ésta.1388 Sin embargo, esta situación era poco

frecuente, y en mucho casos, luego de funcionar por algún tiempo bajo otra denominación,

finalmente, por influencia de la Sociedad de Medellín, se adoptaba su mismo nombre,

escudo y los estatutos. Incluso las obras emprendidas por estas sociedades de mejoras

municipales reflejaban el modelo de la de Medellín: ornato de parques y calles,

construcción de bancas, organización de festividades, concursos de fachadas...

En 1973, bajo la presidencia de Pedro Pablo Vélez, la Sociedad empezó a preocuparse de

manera sistemática por coordinar las actividades de estas asociaciones cívicas de los demás

municipios. En dicho año el presidente consideró que la junta de la Sociedad debería

enfocar sus esfuerzos hacia la creación de filiales en los municipios antioqueños que

1388 A. S. M. P. Acta No 857, de Octubre 5 de 1925, p. 438

453

carecieran de éstas, al fortalecimiento de las entidades cívicas donde ya estuvieran fundadas

y a lograr un acercamiento “de todas aquellas que por una u otra causa no hayan tenido

nexos en los últimos años con la de Medellín”.1389

En la misma reunión el presidente propuso la creación de unos comités de acción para

organizar un congreso de sociedades a nivel departamental.1390 El primer encuentro de esta

naturaleza se realizó entre los días 29 de noviembre y 1 de diciembre de 1974, con la

asistencia de trescientos delegados, correspondientes a 90 municipios en donde existían

entidades de carácter cívico, “interesados en buscar orientación, estímulo y consejo en la

brújula que, desde Medellín, dirige e interpreta las apetencias cívicas [...]”. En el acto de

instalación de este Primer Encuentro de Sociedades de Mejoras Públicas del Departamento,

verificado en el teatro de Bellas Artes, se contó con la presencia de un representante de la

Presidencia de la República, el doctor Rodrigo Uribe Echavarría; el Gobernador del

Departamento, Jaime R. Echavarría; el alcalde Federico Moreno Vásquez; además de

representantes del ejército, la policía y la Iglesia. Como resultado palpable de este primer

Congreso se puede mencionar la creación de una Federación Departamental de Sociedades

de Mejoras Públicas.1391

En 1977, Jorge Montoya Toro escribió en relación al apoyo y asesoría que brindaba la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín a otras asociaciones cívicas del departamento:

“Consecuentes con la política de aglutinamiento, preconizada al convocar el “Primer Encuentro Departamental de Sociedades de Mejoras Públicas” y como resultado de las deliberaciones del mismo, estamos dispuestos siempre a asesorar a aquellos municipios que deseen crear Sociedades similares, indicándoles el trámite legal, facilitándoles la elaboración de estatutos e, inclusive, tramitándoles la correspondiente personería jurídica en la Gobernación del Departamento. Ya hemos tenido oportunidad, en varias ocasiones, de prestarles esta colaboración a nuestros colegas de diversas regiones de Antioquia. Frecuentemente recibimos correspondencia con consultas sobre el particular, y hemos procurado siempre absolver las dudas sobre el particular y contribuir a la solución de los posibles problemas que se presenten.” 1392

1389 A. S. M. P. Acta No 786, de 7 de febrero de 1973, p. 595-5961390 Ibídem.1391 Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.1392 Montoya Toro, Jorge. “Dos años de labores en la Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.

454

Ahora bien, el éxito de estos encuentros de entidades cívicas del departamento, se ve

reflejada en su permanencia. En el presente año de 1998, se realizará el VI Congreso

Departamental de Sociedades de Mejoras Públicas, en el municipio de Envigado.

Centros cívicos: acción en los barrios.

Durante los años treinta del presente siglo, la Sociedad de Mejoras Públicas promovió la

creación de los llamados Centros Cívicos, réplicas de la Sociedad de Mejoras a escala

barrial, con el fin de que sirvieran de agrupaciones apoyo a su gestión, a la vez que

multiplicadoras del civismo toda la población medellinense. Los centros cívicos fueron

reconocidos por el decreto 2 del 3 de enero de 1938, durante la alcaldía de Jorge

Hernández, y son considerados como los antecesores de la Juntas de Acción Comunal.1393

Conformados por jóvenes y adultos, los centros cívicos de cada barrio lograron desde sus

comienzos adelantar proyectos de arreglo de calles, edificación de puentes, construcción de

alcantarillado, creación y mejoramiento de escuelas, arborización y siembra de jardines,

etc. Contaban, al igual que la Sociedad de Mejoras, con la colaboración de grupos de

mujeres, constituidos a la manera de Cuadros de Honor, “compuestos de las más

distinguidas señoritas de un barrio”. Estos centros cívicos, integrados por un comité de

cinco miembros o “vecinos honorables”, eran elegidos cada año y se reunían cada semana a

debatir los principales problemas de cada comunidad, con el propósito de buscarles

solución.

La historiadora Lucelly Villegas, quien realizó un interesante estudio de caso sobre la

participación de los centros cívicos en el desarrollo del nororiente de Medellín en la

primera mitad del siglo plantea que: “Los miembros de los centros cívicos tenían injerencia

en asuntos de sanidad, embellecimiento, arborización y obras necesarias en los barrios, con

el fin de embellecer, y hacer amable y grata la vida de la ciudad.” 1394

1393 Villegas Villegas, Lucelly. “Poblamiento y vida diaria en el Nororiente de Medellín 1900-1957”. (Tesis). Medellín: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Maestría en Historia, 1993, p. 2241394 Ibid., p. 225

455

Las atribuciones de los centros cívicos abarcaban casi las mismas áreas de acción que la

Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, y en última instancia era “el de colaborar con

las autoridades para acelerar el progreso urbano”.1395 Entre las labores que se les asignaron

estaba la de “vigilar las nuevas urbanizaciones y su correcta planeación; que toda casa sea

amplia y con flores, [...] pero es indispensable que no dejen mezclar la política en sus

deliberaciones”.1396

La revista Progreso en sus primeros números de la tercera época (1939), registra la buena

acogida que habían tenido estas asociaciones y los principales logros obtenidos por su

intermedio. Se decía, por ejemplo, que la Sociedad de Mejoras Públicas de la América,

había adelantado un proyecto de construcción de una carretera que uniría a esta fracción

con el Paraje del Corazón, la que se hizo con una pequeña ayuda municipal, con jornales

pagados por la Sociedad de Mejoras Públicas y con el trabajo gratuito de algunos de sus

vecinos. El Centro Cívico de Praga, pos su parte había hecho algunas obras de apertura y

arreglo de varias calles; mientras en el barrio Berlín su centro cívico había construido un

parque al que habían bautizado “Carlos E. Restrepo”.1397

En 1942, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín acordó convocar a los presidentes

de los centros cívicos para que asistieran a las secciones de la Sociedad de Mejoras

Públicas como miembros honorarios, dándoles la oportunidad así de enterarse de las

labores que ésta adelantaba.1398 Ese mismo año, durante la Semana Cívica celebrada en

octubre, se crearon los llamados “centros cívicos infantiles” al interior de las escuelas

privadas, promoviendo así la educación cívica en estas instituciones. Sin embargo el único

centro cívico de colegio del cual se notificaron algunas labores fue el del Colegio San José,

el cual fue fundado en 1951.1399

Para 1951 existían en la ciudad 26 centros cívicos, de los cuales ocho estaban localizados

en el nororiente, cuyas actividades eran dirigidas por medio de una Coordinadora de la

1395 Progreso. 6a época. No 32. Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 51396 Ibídem.1397 Progreso. 3a Época, No 9. Medellín: S. M. P., marzo de 1940; Ver además números 27 de 1941 y No 41 de 1942.1398 Progreso. 3a Época, No 40. Medellín: S. M. P., octubre de 1942.1399 Progreso. 3a Época, No 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942; Ver también número 16 de 1951.

456

Sociedad de Mejoras Públicas, creada dos años atrás, para evitar la dispersión de esfuerzos

y para la difusión de los buenos proyectos.1400

En 1959 estaban registrados ante la alcaldía de la ciudad 70 centros cívicos en Medellín,

distribuidos en barrios, fracciones y zonas rurales. La coordinadora de centros cívicos, el

alcalde y una comitiva designada especialmente para ello, organizó una serie de visitas a

los barrios populares, con el fin de identificar algunas deficiencias en el funcionamiento de

estos centros cívicos, que eran la administración pública a nivel barrial, con el fin de

corregirlas, y recuperar el sentido de colaboración con las autoridades, que los debía

guiar.1401

Cada año la Sociedad de Mejoras organizaba una reunión con los representantes de todos

los Centros Cívicos, de quienes se esperaba su participación en la salida a los que

consideraba principales problemas de la ciudad. En la década de los sesenta, se buscó su

colaboración en asuntos de policía, como la delincuencia común y existencia de zonas de

tolerancia y prostíbulos en diferentes barrios.1402 Esto parece haberles acarreado alguna

resistencia y problemas con los delincuentes.

En 1965, durante la presidencia de Raúl H Sánchez, se creó una nueva estrategia para

fortalecer los centros cívicos, dirigida al estudiantado de la ciudad, que consistió en la

creación de las Sociedades Estudiantiles de Mejoras Públicas, que llegaron a funcionar en

algunas escuelas y colegios del departamento.1403 Las experiencias más exitosas en este

sentido fueron en el municipio de Caldas, en el colegio de la “Tablaza”; y en los liceos

Gilberto Alzate Avendaño, en el Merymount y en el Colegio Santa Inés.1404 Esta iniciativa

entró a complementar el trabajo de los Centros Cívicos, aunque su existencia y cobertura

fue mucho más efímera.

Ya para entonces, la puesta en funcionamiento de las llamadas acciones comunales

promovidas por las Naciones Unidas y avaladas por el Municipio de Medellín, generó

problemas de competencia, que llevaron a la absorción de los centros cívicos en la nueva

1400 Progreso. 5a Época, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 19511401 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959; Ver número 27 de 1959.1402 Progreso. 6a Época, No 39. Medellín: S. M. P., noviembre de 1960.1403 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.1404 Montoya Toro, Jorge. “Dos años de labores en la Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.

457

estructura político - administrativa. El nuevo movimiento recogía la mayor parte de los

principios que habían inspirado a los centros cívicos. El principio fundamental de las

acciones comunales era: “trabajar con toda la comunidad y por la comunidad”, buscando el

fortalecimiento de la democracia local. No obstante, por la fuerte incidencia que tuvieron

en ellas los partidos políticos, degeneraron en pequeños banquetes burocráticos.1405

Los congresos de mejoras públicas.

La manera en que se organizó y gestó la idea de reunir el primer Congreso de Mejoras

Públicas en Bogotá durante el año de 1917, es relatada por Ricardo Olano, de la siguiente

forma:

“Siguiendo las enseñanzas de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín lancé a principios de 1917 desde las páginas de la Revista “Colombia” el proyecto de reunir en Bogotá un Congreso de Mejoras Nacionales. Aceptada con entusiasmo la idea por toda la prensa del país, apoyada por varias Asambleas departamentales y por algunas corporaciones científicas, con el concurso invaluable del Ministro de Obras Públicas doctor Vélez, del Gobernador de Cundinamarca doctor Rafael Escallón, y de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, se reunió en Bogotá dicho Congreso el 12 de octubre de 1917. Yo tuve el honor de ser Presidente”.1406

A este primer congreso asistieron como delegados, por parte de la Sociedad de Medellín,

los miembros José A Gaviria, Jorge Rodríguez, Enrique Olarte y Alejandro López.1407 La

organización estuvo a manos de Simón Arango, Félix Salazar, Raimundo Rivas y Eugenio

Ortega. Las ponencias versaron sobre los más diversos aspectos, que reflejaban las áreas de

trabajo de las sociedades de mejoras: City Planning y Urbanización; Vías de

Comunicación; Libertad de Exportación; Expropiaciones por Causa de Utilidad Pública;

Desinfección de Aguas Públicas, Sanificación de los Puertos del Magdalena y Filtros

Públicos; Standards y Especificaciones; Presupuestos Municipales, Vida Municipal;

Estadísticas; Legalización sobre Canalizaciones Eléctricas; Cuerpo de Bomberos;

Constitución de Sociedades de Mejoras Públicas; Ingeniería Municipal y Su Importancia y

Organización; Abonos Químicos y Naturales, Irrigaciones; Cables Aéreos; Mejora de 1405 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.1406 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 91407 A. S. M. P. Acta No 517, de 20 de agosto de 1917; Ver además Acta No. 528, de 6 de noviembre de 1917

458

Ganado Vacuno, Métodos Zootécnicos y Nuevas Razas; Locales para Escuelas Primarias;

Organización Agrícola; y Arborización.

De las ponencias presentadas se pasaron algunas recomendaciones a los concejos

municipales, asambleas departamentales y a las cámaras, las cuales se transformaron en

acuerdos, ordenanzas y leyes.1408 Este congreso aprobó felicitar a la Sociedad de Mejoras

Públicas de Medellín por su labor, a partir de las ponencias enviadas:

“El Congreso de Mejoras Nacionales, oída la exposición del Sr. Delegado Gaviria sobre constitución de sociedades de Mejoras Públicas tributa un voto de aplauso a la [S. M. P.] de Medellín, reconoce su fecundo esfuerzo como escuela de civismo, y la presenta como ejemplo a los municipios de la República”.1409

El segundo Congreso de Sociedades también se organizó en Bogotá (julio de 1920), pero

desde el tercero realizado en Medellín (agosto de 1934), se empezó a desplazar la sede a

diferentes ciudades del país, “con el fin de hacer más sólidos los vínculos de nacionalismo

entre todas las secciones del país”.1410 Estos congresos se convirtieron en un importante

espacio de debate y coordinación de actividades entre las diferentes entidades cívicas del

país. Desde ellos se orientó en las diferentes etapas de la historia de estos entes, las líneas

de trabajo que debían seguir.

El cuarto Congreso, que se llevó a cabo en el mes de septiembre de 1939 en Cúcuta, merece

destacarse, ya que en éste, que contó con la presencia de Jaime Gil Sánchez, Elías Uribe y

Ricardo Olano, como representantes por Medellín,1411 planteó la necesidad que existía en el

país de estudios de especialización y carreras referentes a la arquitectura y al urbanismo.

Esta conclusión se pasó al gobierno, y se dejó en manos de las Sociedad de Mejoras

Públicas de las principales ciudades, gestionar la apertura de estos estudios en las

principales universidades.1412

El quinto Congreso se reunió en Diciembre de 1941 en Bucaramanga.1413 Los delegados por

Medellín presentaron las siguientes ponencias: “Estudios y planos de la rectificación del río

Medellín” por Jorge Restrepo Uribe; “Apuntes sobre propaganda Cívica”, por Elías Uribe;

1408 Progreso. 6a Época, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre de 1959.1409 A. S. M. P. Acta No 528, de 6 de noviembre de 19171410 III Congreso de Mejoras Públicas, Medellín 15-22 agosto de 1934. Bogotá: Imprenta Nacional, 1935.1411 Progreso. 3a Época, No 17. Medellín: S. M. P., noviembre de 1940.1412 Progreso. 3a Época, No 20. Medellín: S. M. P., febrero de 1941.1413 Progreso. 3a Época, No 31. Medellín: S. M. P., agosto de 1941; Ver además el No 31 de 1942

459

“Algo sobre trafico”, por Ricardo Olano; y “Rentas fijas para la SMP”, por Antonio

Restrepo Arango. Estas conferencias fueron publicadas por la revista Progreso.1414

El sexto Congreso, que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Marta, en diciembre de 1946,

es el último al que pudo asistir don Ricardo Olano como representante de Medellín.1415

Cada uno de los congresos subsiguientes contó con una temática diferente y sus

repercusiones fueron de diversa magnitud. Quizás los más importantes, por lo que

significaron en la historia del desarrollo de las Sociedades en el país, han sido los

siguientes:

- El séptimo (Pasto, 1950), donde se reglamentaron los Congresos y se creó la Federación

Nacional de Sociedad de Mejoras Públicas.1416

- El octavo (Manizales, 1951), en el que se conformó un Comité Ejecutivo Nacional,

conformado por los presidentes de las Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y Bogotá,

y el del anterior congreso, cuya función sería “velar para que los trabajos de las diferentes

SMP vallan por el mismo camino”.1417

- El noveno (Cali, 1952), entregó la Medalla Nacional del Civismo a José Ramírez

Johns.1418

- El duodécimo (Barranquilla, 1956), permitió acordar la primera reunión plenaria del

Consejo Superior de la Federación Nacional de sociedades de Mejoras Públicas, para junio

de ese año en Medellín, teniendo como objetivo, “unir esfuerzos, compartir iniciativas y

crear espíritu cívico en el país”.1419

- El vigésimo (Bogotá, 1975) que trató exclusivamente el tema de la defensa de los recursos

naturales y la lucha contra la contaminación ambiental,1420 contó con la participación de

especialistas en el campo ambiental, como Julio Carrizosa Umaña, Germán García Durán,

1414 Progreso. 3a Época, No 31. Medellín: S. M. P., agosto de 1942; Ver No 37 de 1942.1415 Progreso. 3a Época, No 79. Medellín: S. M. P., enero de 19461416 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1951; Ver: No 17 de 1952.1417 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1952.1418 Progreso. 5a Época, No 19. Medellín: S. M. P., diciembre de 19521419 Progreso. 6a Época, No 32. Medellín: S. M. P., febrero de 1960.1420 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 272

460

Enrique Guerrero, Fernando Velasco, Hernando Gándara, Ángel Rodríguez Nieto, Jorge

Ricardo Bernal, Camilo Eduardo Garzón y Hernán Botero Urrutia.1421

- El vigésimo noveno, que se reunió en Medellín en 1985, bajo la presidencia de Carlos H

Hincapié,1422 tuvo como tema central el autoanálisis de la institución,1423 bajo el lema: “El

papel de la sociedad de Mejoras Publicas en el desarrollo de las comunidades y como

formadores de conciencia cívica.”1424

Tabla No 7. 1 Algunos de los Congresos de Mejoras Publicas

CONGRESO FECHA CIUDAD

I Octubre 12 a 20, de 1917 Bogotá

II Julio 14 a 20, de 1920 Bogotá

III Agosto 15 a 22, de 1934 Medellín

IV Septiembre de 1939 Cúcuta

V Diciembre 20 a 26, de 1941 Bucaramanga

VI Diciembre 17 a 20, de 1946 Santa Marta

VII Diciembre 16 a 20, de 1950 Pasto

VIII 1951 Manizales

IX Octubre 11 a 14, de 1952 Cali

X Octubre 12 a 15, de 1953 Bogotá

1421 XX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Bogotá, marzo 5 a 9 de 1975. Bogotá: Sociedad de Mejoras y Ornato, 1975.1422 Progreso. 7a Época, No 78. Medellín, 1989.1423 A. S. M. P. Acta No 1106, de febrero 20 de 1985, p. 090 - 0911424 XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 28

461

XII Febrero 5 a 10, de 1956 Barranquilla

XIII Tunja

XIV 1959 Armenia

XV 1960 Cúcuta

XVI 1961 Pasto

XVII Agosto 14 a 18, de 1969 Medellín

XXII 1977 Sogamoso

XXIII 1978 Calarcá

XXIV Junio 8 a 10, de 1979 Cali

XXIX. Agosto 7 a 10, de 1985 Medellín

XXX Octubre 31 a 2 de noviembre, 1987 Cali

Agosto 13 a 16, de 1993 Cartagena

ANEXOS

Presidentes de la Sociedad de Mejoras Públicas

Dr. Carlos E. Restrepo 1899

Sr. Cipriano Rodríguez 1899

Sr. Antonio J. Duque 1901

462

Sr. Gonzalo Escobar 1903-1904

Sr. Enrique Olarte 1905

Sr. Gabriel Martínez 1906

Dr. Alejandro López 1907

Sr. Alberto Ángel E. 1908

Sr. Gabriel Latorre 1909

Sr. José A. Gaviria 1910, 1916, 1936

Sr. Luis Mariano Olarte 1911

Sr. Juan Martínez 1912

Sr. Ricardo Greiffenstein 1913, 1917, 1924

Sr. Valerio Tobón 1914, 1920

Sr. Enrique A. Gaviria 1915

Sr. Ricardo Olano 1918, 1926

Sr. Guillermo Echavarría M. 1919, 1959-1960

Dr. Gil J. Gil 1921, 1925, 1946-1947

Sr. Guillermo Johnson 1923

Sr. Jesús Restrepo Olarte 1927

Dr. Francisco Cardona Santa 1928

Dr. Martín Rodríguez 1929

Sr. Juan Jaramillo M. 1930

Dr. Ricardo Uribe Escobar 1931

Dr. Fernando Estrada 1931

Sr. Ricardo Lalinde 1932

Dr. Juan de la Cruz Posada 1933

463

Dr. Rafael Toro G. 1934

Dr. Jorge Restrepo Uribe 1935, 1940

Dr. Adolfo Molina 1937

Dr. León Londoño 1938

Sr. Joaquín G. Ramírez 1939

Dr. José Ramírez Johns 1941, 1950-1951-1952-1953-1954-1955-1956

Sr. Elías Uribe Uribe 1942

Sr. Joaquín Jaramillo Sierra 1943-1944, 1962

Sr. Antonio Restrepo Arango 1945

Sr. Marco A. Peláez 1948

Dr. Manuel Tiberio Yepes 1949

Dr. Alfonso Uribe Misas 1957-1958

Dr. Rafael Betancourt Vélez 1961

Sr. Joaquín Jaramillo Sierra 1962

Sr. Arturo Uribe Arango 1963

Dr. Raúl Héctor Sánchez Mesa 1964-1965, 1969

Sr. Mario Gil Sánchez 1966-1967

Dr. Julio Echavarría H. 1968

Sr. Luis Bernardo Gómez 1970-1971

Dr. Eugenio Quintero Prieto 1971

Sr. Pedro Pablo Vélez Restrepo 1972-1973

Dr. Pablo Edgar Gómez G. 1974, 1976

Dr. Santiago Herrera Gómez 1976

Sra. Ana Gómez de Sierra 1977, 1979

464

Sr. Antonio Castrillón H. 1979

Srta. Marilú Nicholls S. 1980, 1982

Dr. Darío Restrepo Rendón 1980

Mgr. Néstor Giraldo Ramírez 1982, 1984

Dr. Carlos Horacio Hincapié Abad 1984-1985, 1989

Sr. Fritz Oberndorfer 1986-1987

Sr. Roberto Mejía Toro 1988

Sra. Nelly Velásquez de Vásquez 1991

Dr. Ernesto Santiago Uribe Olarte 1992-1993, 1995, 1996, 1998

Sra. Libia González de Fonnegra 1994

Dr. Fernando Arango Sierra 1997

Miembros actuales de la Sociedad de Mejoras

Fernando Arango Sierra

Héctor Guillermo Echeverri A.

Luz Gaviria de Tieck

Alicia González de Cuesta

Libia González de Fonnegra

Amanda Gutiérrez de Maldonado

Carlos Horacio Hincapié Abad

Gonzalo López Gaviria

Enrique Márquez Cárdenas

Elizabeth Maya Maya

465

Roberto Mejía Toro

María Libia Pérez Ospina

María Cecilia Sanin Posada

Titania Truco de Truco

Cecilia Uribe de Monsalve

Ernesto Uribe Olarte

César Valencia Jaramillo

Elvia Varela de Álvarez

Didier Vélez de Vélez

Olga Vélez de Múnera

Tulia Villamil de Peláez

Humberto Salazar Guzmán (Revisor).

Condecoraciones recibidas por la Sociedad

Cuatro medallas de oro en la “Exposición Antioquia 1923”.

Medalla “Sociedad del civismo” a la S. M. P. de Medellín (1924).

Cuadro de Plata de la S. M. P. de Pereira (1929).

Cruz de la Orden de Boyacá, en categoría de Caballero (1949).

Estrella de Antioquia, en calidad de plata, obtenida por el Cuadro de Honor (1949).

Medalla “Gonzalo Jiménez de Quesada”, de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá

(1949).

Medalla de la S. M. P. de Barranquilla (1949).

Medalla de Oro S.M.P. Pasto (1949).

Placa de la Academia Antioqueña de Historia (1949).

Tarjeta de Oro de la Escuela de Ciegos y Sordomudos (1949).

466

Tarjeta de Oro de la S. M. P. de Manizales (1949).

Estrella de Antioquia, en calidad de oro (1977).

Cuadro de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá.

Cuadro Honorífico de la S. M. P. de Bucaramanga.

Placa de Bronce, del Congreso de la República, en el primer aniversario de su fundación.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

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