Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento...

9
Visita www.readinga-z.com para obtener miles de libros y materiales. Escritura Haz una lista con las palabras del glosario en el orden en el que aparecen en la historia. Escribe un nuevo pasaje usando todas las palabras en ese orden. Estudios Sociales Investiga la región patagónica de América del Sur. Crea un folleto que esté doblado en tres partes que brinde detalles sobre la ubicación de la región, el clima y la cultura. Conexiones Un lugar para las cosas salvajes Un libro de lectura de Reading A–Z, Nivel Z Número de palabras: 1,968 www.readinga-z.com Escrito por Marvin Bird y Rus Buyok Ilustrado por Carol Heyer T X Z Un lugar para las cosas salvajes Libro original en inglés de nivel Z Libro de nive l • Z

Transcript of Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento...

Page 1: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

Visita www.readinga-z.com para obtener miles de libros y materiales.

EscrituraHaz una lista con las palabras del glosario en el orden en el que aparecen en la historia. Escribe un nuevo pasaje usando todas las palabras en ese orden.

Estudios SocialesInvestiga la región patagónica de América del Sur. Crea un folleto que esté doblado en tres partes que brinde detalles sobre la ubicación de la región, el clima y la cultura.

Conexiones

Un lugar para las cosas salvajes

Un libro de lectura de Reading A–Z, Nivel ZNúmero de palabras: 1,968

www.readinga-z.com

Escrito por Marvin Bird y Rus BuyokIlustrado por Carol Heyer

T•X•Z

Un lugar para las cosas salvajes

Libro original en inglés de nivel Z

Libro de nivel • Z

Page 2: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

www.readinga-z.com

¿Cuál es el problema de Alejandro y cómo espera resolverlo?

Pregunta principal

Escrito por Marvin Bird y Rus BuyokIlustrado por Carol Heyer

Un lugar para las cosas salvajes

conductadesertificacióndisiparestanciafacóngauchosguanaco

matepa ntalones

bombachapatagónicapresentimientotradiciones

Palabras para aprender

Un lugar para las cosas salvajesLibro de lectura Nivel ZA Place for Wild ThingsLibro original en inglés, Nivel Z© Learning A–ZEscrito por Marvin Bird y Rus BuyokIlustrado por Carol HeyerTraducido por Lorena F. Di Bello

Todos los derechos reservados.

www.readinga-z.com

Page 3: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

3

Alejandro estaba regresando de un largo día a caballo por la estancia con los gauchos cuando divisó una camioneta todoterreno de lujo estacionada frente a la casa principal. La pesada puerta de madera se abrió de par en par y su madre, Melissa, apareció al lado de un hombre alto de piel clara que Alejandro no reconocía.

—Por favor, considere la oferta, señora Ortega. Regresaré dentro de dos semanas para hablar sobre nuestros planes futuros —dijo el hombre con una sonrisa amplia—. Juntos podemos salvar este lugar hermoso. —Los carros nuevos y los acentos británicos eran inusuales en la accidentada estepa patagónica, por lo que Alejandro sentía curiosidad.

—¿Quién era? —le preguntó a su madre cuando la todoterreno se alejaba a velocidad y dejaba una nube de polvo a lo largo del viejo camino.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 4

—Alguien con una idea —respondió su madre mientras daba la vuelta para entrar—. Por favor, busca a Martín, todos tenemos que hablar.

Nunca antes le había hablado en ese tono, y Alejandro no podía librarse de un mal presentimiento mientras buscaba al viejo gaucho.

—¿Qué sucede? —le preguntó Martín cuando Alejandro lo encontró. El muchacho solo se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la casa, donde se encontraron con su madre, que estaba sentada en la mesa del comedor. Martín se apoyó contra un poste y comenzó a afilar la larga cuchilla de su facón.

—He recibido una oferta para vender la estancia al Sr. Somerset en representación de Turismo Eco Internacional —comenzó Melissa. Alejandro estaba sorprendido, no solo por la oferta, sino porque su madre estuviera incluyéndolo en la conversación. Desde que había muerto su padre hacía dos años, se había apoyado únicamente en Martín. Alejandro reprimió una sonrisita.

Page 4: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

5

—Siempre tuve la esperanza de mantener en nuestras tierras las verdaderas tradiciones gauchescas y que quedaran en la familia, como ha sucedido durante generaciones, pero debemos enfrentar la realidad de que seguimos perdiendo dinero. No sé cuánto tiempo más podremos mantener este lugar en marcha.

A Alejandro le dio un vuelco el corazón al pensar en su padre, quien siempre había dicho que la estancia —la tierra, la gente y los animales— era una familia. No podía soportar pensar en perder otro miembro de su familia.

—¿Y qué me dices del nuevo sistema de turnos y de los rebaños más pequeños? —preguntó Martín.

La madre de Alejandro le hizo al gaucho una sonrisa consoladora. —Han sido de ayuda, pero no es suficiente, y puede que haya sido muy poco y muy tarde. La tierra está pastoreada en exceso.

Con un suspiro, ella explicó: —Eco Turismo Internacional quiere comprar las tierras, construir un centro turístico y crear un… ¿cómo fue que dijo?: “un destino para que los viajeros puedan experimentar el legendario estilo de vida de los gauchos y la maravillosa belleza de la Patagonia”.

—¡Viajeros no, turistas! —escupió las palabras Martín.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 6

—Pensaste lo mismo de mí cuando Gerson me trajo desde Santiago, pero yo estaba impresionada con ustedes los gauchos, con sus boinas tradicionales, sus pantalones bombacha y sus botas de cuero —dijo Melissa. Martín resopló y se concentró en su facón, su expresión era lo más cercano a sonrojarse que Alejandro hubiera visto—. Solo quieren experimentar un poco de esta cultura, y no los culpo.

Por un momento, se vio una mirada perdida en los ojos de Melissa, pero desapareció bruscamente cuando regresó a la realidad de la situación.

—Otras estancias han quebrado por una mala administración, por la desertificación o porque la gente simplemente se dio por vencida —continuó ella—. Esta es una vida dura. —Ella se frotó la frente y suspiró—. Somerset dijo que Alejandro y yo podríamos quedarnos durante cinco años si queríamos, conmigo ayudando en la administración.

—¿Qué haríamos después de eso? —preguntó Alejandro intentando mantener su ansiedad bajo control—. ¿Qué sucederá con Martín y con los demás gauchos? ¡Algunos han estado aquí desde hace más de treinta años!

Page 5: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

7

—No estoy segura —dijo su madre casi en un susurro.

—Pero papá dijo… —Alejandro se detuvo, ya que las palabras hicieron que su madre se estremeciera como si alguien la hubiera golpeado. No necesitaba decir que la estancia era parte de la familia, ella lo sabía, y esto era igual de doloroso para ella.

—¿Tenemos que decidirlo ya mismo? —preguntó Martín.

—Dos semanas —respondió Melissa.

—Entonces tenemos dos semanas para encontrar una solución —dijo Alejandro en un intento de sonar animado. El solo pensar en vender la hacienda se sentía como una puñalada de facón en las tripas.

—Muy bien. —La expresión de Martín era ilegible mientras enfundaba su cuchillo—. No llegues tarde mañana, Alejandro.

Cuando el hombre canoso se fue, Melissa se paró y fue a la cocina, de alguna manera ella lucía mayor para Alejandro.

—Vamos a resolver esto, mamá —dijo él.

* * *

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 8

Los siguientes días estuvieron repletos de los trabajos más pesados que Alejandro jamás hubiera hecho. Ensilló caballos, pastoreó ovejas, reparó cercas y transportó alimentos. Entabló amistad con una vieja perra ovejera llamada Lucinda que lo seguía como una hermana de antaño. Durante las tardes calurosas, escuchaba a los gauchos cantar y contar historias mientras se pasaban el mate preparado en una fogata pequeña. Durante las noches, se sentaba con su madre, quien le preguntaba: “¿Qué aprendiste hoy?”.

Alejandro le contaba todo con mucho entusiasmo, pero cuando terminaba, la fatiga le volvía al cuerpo, y un pozo de penas comenzaba a invadir su corazón. Cuando su madre le hacía la pregunta, él quería decirle que había aprendido cómo salvarlos a todos de estas incertidumbres y pérdidas horribles.

Patagonia

OCÉANO PACÍFICO

OCÉANO ATLÁNTICO

La Patagonia es una región rural ubicada en

la punta sur de América del Sur. La región es compartida

por Argentina y por Chile, con la cordillera de los Andes como línea

divisoria. El lado argentino presenta praderas silvestres planas y desiertos, mientras que el lado chileno tiene montañas cubiertas de hielo y bosques.

Argentina

Chile

Uruguay

Brasil

PA

TA

GO

NI A

AMÉRICA DEL SUR

Page 6: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

9

El cuarto día, Alejandro y Martín se cruzaron con un guanaco que tenía una pata atorada en una de las cercas. El animal estaba aterrado y exhausto, azotaba débilmente su largo cuello y sus patas delgadas. Martín tomó el mando, se arrastró lentamente y hacía sonidos calmantes, sus manos callosas se extendían cerca de su cuerpo. Alejandro se esforzaba por imitar la conducta del viejo gaucho a unos pasos de distancia.

Martín se arrodilló al lado del animal, que respiraba con dificultad y lo observaba con grandes ojos marrones. Mientras Martín se acercaba con un cortador de alambres pequeño y hacía algunos cortes, le hablaba al animal con calma, como un doctor que le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se puso de pie y se fue rengueando lo más rápido que pudo.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 10

—Estos son animales salvajes —dijo Martín mientras reparaba el agujero—. No entienden sobre cercas. En los viejos tiempos, no teníamos cercas en la estancia. Seguíamos al rebaño por toda la montaña. Era más difícil proteger las ovejas, pero por lo menos siempre había suficiente hierba.

Alejandro estaba en silencio. Algo se agitaba en su mente, pero no podía descubrir qué era exactamente.

Esa tarde, mientras tomaban mate, Alejandro oía a un gaucho que contaba haber visto a un puma grande acechando uno de los rebaños. —Nunca había visto uno tan cerca de la casa principal —dijo él—. Lo asusté y se alejó con unos pocos disparos.

—Entonces no le diste —dijo otro gaucho, y todos se rieron.

—Tiene hambre —dijo Martín en voz baja—. Los cambios en la estepa nos afectan a todos.

Cuando la madre le preguntó a Alejandro qué había aprendido ese día, él le contó sobre el guanaco y sobre el puma, pero no sintió el entusiasmo de siempre. Sentía algo raro, como si su cerebro estuviera intentando unir dos cables que no eran lo suficientemente largos.

Page 7: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

11

El sentimiento se disipó en los siguientes días mientras el cuerpo y la mente de Alejandro se involucraban en el cuidado de la estancia. Cada noche el pozo de penas de su corazón se hacía más y más grande. No les quedaba mucho tiempo.

Cinco días antes del regreso programado por el Sr. Somerset, Martín envió a Alejandro para que buscara solo a una oveja que se había desviado mientras el rebaño se trasladaba a una nueva pastura.

Alejandro partió a caballo con Lucinda en la dirección que Martín le había indicado. Después de buscar a lo largo de las líneas de la cerca, vio algo que parecía una oveja arañando a través de una apertura en un afloramiento rocoso a cierta distancia.

—¿Cómo llegó al otro lado de la cerca? —le preguntó a Lucinda, que ladraba y jadeaba con

felicidad. Dejó su caballo al lado de la cerca para que pastara y caminó; Lucinda saltaba de acá para allá cada vez más entusiasmada.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 12

Cuando llegaron al afloramiento rocoso, Lucinda se negó a atravesar la apertura. —Bien —dijo Alejandro—, tú esperas aquí. —El pasaje era estrecho, pero pudo pasar fácilmente poniéndose de lado. Rápidamente se dio cuenta de qué había atraído a la oveja: un área pequeña de hierba verde brillante salpicada de flores silvestres.

La oveja estaba reacia a abandonar el banquete, pero Alejandro consiguió convencerla de ir por el pasaje, donde Lucinda ladraba, lista para cuidar su carga. Antes de seguir, él se detuvo a recoger una de las flores, una orquídea porcelana de lengua amarilla. Recordaba a su padre cuando se las llevaba a su madre después de trabajar en la estancia. En ese entonces, las orquídeas eran mucho más comunes, pero estas eran las primeras que Alejandro veía desde que su padre había muerto.

Page 8: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

13

Estaba por irse cuando notó un movimiento con el rabillo del ojo. Un puma estaba parado en una cornisa mirando la porción de hierba, su figura era ágil y majestuosa, y miraba fijo a Alejandro con sus ojos amarillos. Caminaba de un lado a otro sin quitarle los ojos de encima al muchacho.

Alejandro le sostuvo la mirada al cazador, tomaba la flor en su mano como si fuera un arma, de a poco retrocediendo hacia el campo abierto. Luego, como si estuviera rindiéndose ante algo, el felino se acostó con un gruñido bajo y entrecerró los ojos con pereza. Casi sintió pena por la bestia. Había estado acechando a la oveja y estaba listo para comer, pero él se lo había arruinado. Salió con dificultad por el túnel lo más rápido posible, sin ganas de saber si el puma querría atacar a un ser humano.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 14

Lucinda había arreado a la oveja hasta la cerca donde el caballo pastaba. Alejandro comenzó a sentirse seguro ante lo que veía a medida que iba acercándose a los animales, pero aún sentía que le estallaba el corazón en el pecho.

Luego de guardar la flor en el zurrón y respirar hondo, levantó la oveja que balaba y pasaron la cerca. Del otro lado, volviendo la mirada sobre las rocas que ocultaban al puma y sobre las orquídeas, finalmente se sentía a salvo otra vez.

Alejandro se subió a la montura y le dio un toque al caballo para que avanzara, pero no se pudo sacar de la mente la pradera floreciente ni el puma. Eran salvajes, fuertes y saludables. La estancia ya no era un lugar para cosas salvajes, sino una tierra controlada, supervisada y administrada. La cerca lo había protegido al igual que había protegido a la oveja, pero la cerca también era un problema. Impedía que las ovejas llegaran a la pradera fértil que estaba más allá.

Page 9: Libro de nive l Z las cosas salvajes Un lugar para Número ...€¦ · le explica el procedimiento a un niño. El guanaco, que sentía cómo se liberaba la tensión de su pata, se

15

Alejandro imaginó una estancia sin cercas. Algunas de las ovejas caerían víctimas de los predadores como el puma, pero la manada como grupo sobreviviría y se haría más fuerte. Al ver a Lucinda a la distancia arrear a la oveja hacia el rebaño, se dio cuenta de que podría decirle a su madre que realmente había aprendido algo ese día.

Alejandro le dio la orden al caballo para que galopara. Tenía que hablar con Martín y con los otros gauchos. Era hora de volver a las viejas costumbres. Podían solucionarlo. Todavía estaban a tiempo.

Un lugar para las cosas salvajes • Nivel Z 16

Glosario

conducta (sust.) forma o manera en la que una persona se comporta (pág. 9)

desertificación (sust.)

proceso por el cual una tierra que solía producir mucha vegetación se vuelve desértica (pág. 6)

disipar (verb.) que desaparece al dispersarse o separarse en partes (pág. 11)

estancia (sust.) granja o rancho de América del Sur que se usa para criar ganado (pág. 3)

facón (sust.) cuchillo largo que usan los gauchos en América del Sur (pág. 4)

gauchos (sust.) vaqueros de las llanuras de pastos de América del Sur (pág. 3)

guanaco (sust.) mamífero de América del Sur que tiene cuello largo y pelaje suave marrón de la familia de las llamas y de los camellos (pág. 9)

mate (sust.) bebida tradicional de América del Sur que se hace dejando en remojo hojas de yerba mate en agua caliente (pág. 8)

pantalones bombacha (sust.)

pantalones largos con piernas holgadas que se ciñen en el tobillo, se usan típicamente en Argentina y en Uruguay para trabajar en el campo (pág. 6)

patagónica (adj.) de la región de la meseta árida de América del Sur que cubre las partes sur de Argentina y de Chile o relacionada con ella (pág. 3)

presentimiento (sust.)

sentimiento de que algo sucederá; un sentimiento sobre un evento futuro (pág. 4)

tradiciones (sust.) creencias o costumbres que se trasmiten de año a año y de generación en generación (pág. 5)