Lenin - PCR · Lenin se refiere a socialdemocracia, habla del Partido Obrero Social Demócrata de...

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Lenin Sobre el partido servir al pueblo Semanario del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina 249 CUADERNOS DE DIFUSION DEL MARXISMO LENINISMO MAOISMO SUPLEMENTO 249 NOVIEMBRE DICIEMBRE 2016 _249.qxp:Maquetación 1 15/11/16 01:07 Página 1

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  • LeninSobre el partido

    servir al puebloSemanario delPartido ComunistaRevolucionario de la Argentina

    249CUADERNOS DE DIFUSION DEL MARXISMOLENINISMOMAOISMO

    SUPLEMENTO

    249NOVIEMBREDICIEMBRE 2016

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  • Ya en el Manifiesto del Partido Comunista de 1848, Carlos Marxy Federico Engels sostuvieron la necesidad de que la clase obrera

    contara con un partido político revolucionario propio, independientede la burguesía, una organización de vanguardia para la lucha por elpoder. La revolución rusa de 1917 y demás revoluciones triunfantes delsiglo 20 demostraron la verdad de esta tesis.

    Desde comienzos del siglo 20, y basándose en la experiencia de laderrota de la Comuna de París de 1871, Lenin luchó por la construcciónde tal partido comunista revolucionario en Rusia, deslindando camposcon el oportunismo de la socialdemocracia revisionista del marxismopredominante entonces en Europa, rescatando las tesis revolucionariasde Marx y Engels y desarrollando los fundamentos ideológicos, políticosy organizativos del partido de vanguardia del proletariado. De eseperíodo son sus escritos: ¿Por dónde empezar?, ¿Qué hacer?, Carta a uncamarada y Un paso adelante, dos pasos atrás. En estos textos, cuandoLenin se refiere a socialdemocracia, habla del Partido Obrero SocialDemócrata de Rusia, en el que estuvieron juntos hasta 1912bolcheviques y mencheviques, cuando estos últimos fueron expulsados.

    Del texto de ¿Qué hacer? son los extractos que aquí publicamos,reeditando el Cuaderno N° 9, de setiembre de 1995, ya agotado. Loacompaña un extracto de El “izquierdismo” enfermedad infantil delcomunismo, escrito en 1920, refirmando el papel decisivo del partido devanguardia marxista-leninista para que el proletariado conquistara yretuviera el poder, basándose en la alianza obrero-campesina. �

    2 / Lenin / Sobre el partido

    Presentación

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    Sin teoría revolucionaria, no puedehaber tampoco movimiento revolucio-nario. Nunca se insistirá lo bastantesobre esta idea en un tiempo en que ala prédica en boga del oportunismo vaunido un apasionamiento por las for-mas más estrechas de la actividad prác-tica. Y, para la socialdemocracia rusa,la importancia de la teoría es mayoraún, debido a tres circunstancias quese olvidan con frecuencia, a saber: pri-meramente, por el hecho de que nues-tro Partido sólo ha empezado a for-marse, sólo ha empezado a elaborar sufisonomía, y dista mucho de haber ajus-tado sus cuentas con las otras tenden-cias del pensamiento revolucionario,que amenazan con desviar el movi-miento del camino justo. Por el con-trario, precisamente estos últimos tiem-

    pos se han distinguido (como hace yamucho lo predijo Axelrod [dirigentede la corriente menchevique. N. de R.]a los economistas) por una reanima-ción de las tendencias revolucionariasno-socialdemócratas. En estas condi-ciones, un error, “sin importancia” aprimera vista, puede causar los más de-sastrosos efectos, y sólo gente miopepuede encontrar inoportunas o super-fluas las discusiones fraccionales y ladelimitación rigurosa de los matices.De la consolidación de tal o cual “ma-tiz” puede depender el porvenir de lasocialdemocracia rusa por años y años.

    En segundo lugar, el movimientosocialdemócrata es, por su propia na-turaleza, internacional. Esto no sólosignifica que debemos combatir el cho-vinismo nacional. Esto significa tam-

    Lenin

    ¿Qué hacer?Problemas candentes de nuestro movimientoFebrero de 1902 (Extractos)

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    bién que el movimiento incipiente enun país joven, únicamente puede des-arrollarse con éxito a condición de quehaga suya la experiencia de otros paí-ses. Para ello, no basta conocer simple-mente esta experiencia o copiar simple-mente las últimas resoluciones adoptadas;para ello es necesario saber asumir unaactitud crítica frente a esta experienciay comprobarla por sí mismo. Todo aquelque se imagine el gigantesco crecimien-to y ramificación del movimiento obre-ro contemporáneo comprenderá la re-serva de fuerzas teóricas y de experienciapolítica (así como revolucionaria) quees necesaria para cumplir esta tarea.

    En tercer lugar, tareas nacionalescomo las que tiene planteadas la so-cialdemocracia rusa no las ha tenidoplanteadas aún ningún otro partidosocialista del mundo. Más adelante,tendremos que hablar de los deberespolíticos y de organización que nos im-pone esta tarea de liberar a todo el pue-blo del yugo de la autocracia. Por el mo-mento, no queremos más que indicarque sólo un partido dirigido por unateoría de vanguardia puede cumplir lamisión de combatiente de vanguardia.

    Citaremos las observaciones hechaspor Engels en 1874 sobre la importan-cia que la teoría tiene en el movimientosocialdemócrata. Engels reconoce, no dosformasde la gran lucha de la socialde-mocracia (la política y la económica) –como se estila entre nosotros–sino tres, co-locando a su lado también la lucha teórica.

    Hemos dicho que es preciso inspi-rar a nuestro movimiento, mucho másvasto y profundo que el de la décadadel 70, la misma decisión abnegada yla misma energía que en aquella épo-ca. En efecto, parece que hasta ahoranadie había puesto aún en duda que lafuerza del movimiento contemporáneoconsistiese en el despertar de las ma-sas (y, principalmente, del proletaria-do industrial), y su debilidad, en la fal-ta de conciencia y de espíritu de iniciativade los dirigentes revolucionarios.

    Por esto es por lo que la cuestión so-bre la relación entre lo consciente y loespontáneo presenta un enorme inte-rés general, y es preciso analizarla mi-nuciosamente.

    En el capítulo anterior hemos con-signado el apasionamientogeneralde lajuventud intelectual de Rusia por la te-oría del marxismo, a mediados de la úl-tima década del siglo pasado. Tambiénlas huelgas obreras adquirieron por aque-lla época, después de la famosa guerraindustrial de 1896 en Petersburgo, uncarácter general. Su extensión por todoel territorio de Rusia atestiguaba clara-mente cuán profundo era el movimien-to popular que volvía a renacer, y, al ha-blar del “elemento espontáneo”, es naturalque precisamente ese movimiento huel-guístico debe ser calificado, ante todo,de espontáneo. Pero hay diferentes cla-ses de espontaneidad. También durantela década del 70, y también en la del 60

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    Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario.Nunca se insistirá lo bastante sobre esta idea. Lenin

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  • 6 / Lenin / Sobre el partido

    (y aun en la primera mitad de siglo XIX)hubo en Rusia huelgas acompañadas dedestrucción “espontánea” de máquinas,etc. Comparadas con esos “motines”, lashuelgas de la década del 90 pueden in-cluso llamarse “conscientes”: hasta talpunto era considerable el progreso delmovimiento obrero en aquel período.Eso nos demuestra que, en el fondo, el“elemento espontáneo” no es sino lafor-ma embrionariade lo consciente. Y losmotines primitivos reflejaban ya un cier-to despertar de lo consciente: los obre-ros perdían la fe tradicional en la in-amovilidad del orden de cosas que losoprimía; empezaban. . . no diré que acomprender, pero sí a sentir la necesi-dad de oponer resistencia colectiva y rom-pían decididamente con la sumisión ser-vil a las autoridades. Pero esto, sinembargo, más quelucha, era una expre-sión de desesperación y de venganza. Enlas huelgas de la última década del siglopasado, vemos muchos más destellos deconciencia: se formulan reivindicacio-nes determinadas, se calcula de ante-mano el momento más conveniente, sediscuten los casos y ejemplos conocidosde otros lugares, etc. Si los motines eransimplemente levantamientos de genteoprimida, las huelgas sistemáticas re-presentaban ya embriones de lucha de

    clases, pero precisamente nada más queembriones. En sí, esas huelgas eran lu-cha tradeunionista [de trade unionismen inglés, sindicalismo predominanteen Inglaterra y Estados Unidos en esaépoca], no eran aún lucha socialdemó-crata; señalaban el despertar del anta-gonismo entre los obreros y los patro-nos, pero los obreros no tenían, ni podíantener, la conciencia del antagonismo irre-conciliable entre sus intereses y todo elrégimen político y social contemporá-neo, es decir, no tenían conciencia so-cialdemócrata. En este sentido, las huel-gas de la última década del siglo pasado,a pesar de que, en comparación con los“motines”, representaban un enorme pro-greso, seguían siendo un movimientonetamente espontáneo.

    Hemos dicho que los obrerosno po-dían tenerconciencia socialdemócrata.Esta sólo podía ser introducida desde fue-ra. La historia de todos los países atesti-gua que la clase obrera, exclusivamentecon sus propias fuerzas, sólo está en con-diciones de elaborar una conciencia tra-deunionista, es decir, la convicción deque es necesario agruparse en sindica-tos, luchar contra los patronos, reclamardel gobierno la promulgación de tales ocuales leyes necesarias para los obreros,etc.1 En cambio, la doctrina del socialis-

    1. El tradeunionismo no descarta en modo alguno toda “política”, como a veces se cree.Las tradeuniones han llevado siempre a la práctica cierta agitación y lucha política(pero no socialdemócrata). En el capítulo siguiente expondremos la diferencia entrela política tradeunionista y la socialdemócrata.

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    mo ha surgido de teorías filosóficas, his-tóricas y económicas que han sido ela-boradas por representantes instruidosde las clases poseedoras, por los intelec-tuales. Por su posición social, tambiénlos fundadores del socialismo científicocontemporáneo, Marx y Engels, perte-necían a la intelectualidad burguesa.

    Exactamente del mismo modo, la doc-trina teórica de la socialdemocracia hasurgido en Rusia independientementeen absoluto del crecimiento espontá-neo del movimiento obrero, ha surgidocomo resultado natural e inevitable deldesarrollo del pensamiento entre los in-telectuales revolucionarios socialistas.Hacia la época de que tratamos, es de-cir, a mediados de la última década delsiglo pasado, esa doctrina no sólo cons-tituía ya un programa completamenteformado del grupo “Emancipación delTrabajo”, sino que incluso había llega-do a conquistar a la mayoría de la ju-ventud revolucionaria de Rusia.

    De modo que existían tanto el des-

    pertar espontáneo de las masas obreras,el despertar a la vida consciente y a lalucha consciente, como una juventud re-volucionaria que, armada de la teoríasocialdemócrata, tendía con todas susfuerzas hacia los obreros. Además, im-porta sobre todo dejar sentado el hecho,frecuentemente olvidado (y relativamentepoco conocido), de que los primerosso-cialdemócratas de ese período, al ocu-parse con ardor de la agitación econó-mica(y teniendo bien presente en estesentido las indicaciones realmente úti-les del folleto, entonces manuscritoaún,Sobre la agitación), lejos de estimarlacomo su única tarea, por el contrario,yadesde el comienzose asignaban las másamplias tareas históricas de la socialde-mocracia rusa, en general, y la de derro-car a la autocracia, en particular.

    Ya que no puede ni hablarse de unaideología independiente, elaborada porlas mismas masas obreras en el cursode su movimiento2, el problema se plan-

    2. Esto no significa, naturalmente, que los obreros no participen en esta elaboración.Pero no participan en calidad de obreros, sino en calidad de teóricos del socialismo,como los Proudhon y los Weitling; en otros términos, sólo participan en el momentoy en la medida en que logran, en mayor o menor grado, dominar la ciencia de susiglo y hacer avanzar esa ciencia. Y, a fin de que los obreros lo logren con mayorfrecuencia, es necesario ocuparse lo más posible de elevar el nivel de la concienciaºde los obreros en general; es necesario que los obreros no se encierren en el marcoartificialmente restringido de la “literatura para obreros“, sino que aprendan aasimilar más y más la literatura general. Incluso sería más justo decir, en vez de “nose encierren”, “no sean encerrados”, pues los obreros leen y también quieren leertodo cuanto se escribe para los intelectuales, y únicamente ciertos intelectuales (deínfima categoría) creen que “para los obreros” basta con relatar el orden de cosasque rige en las fábricas y rumiar lo que ya se conoce desde hace mucho tiempo.

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  • 8 / Lenin / Sobre el partido

    tea solamente así: ideología burguesao ideología socialista. No hay términomedio (pues la humanidad no ha ela-borado ninguna “tercera” ideología;además, en general, en la sociedad des-garrada por las contradicciones de cla-se nunca puede existir una ideologíaal margen de las clases ni por encimade las clases). Por eso,todo lo que seare-bajar la ideología socialista, todo lo que

    sea alejarse de ella equivale a fortale-cer la ideología burguesa. Se habla deespontaneidad. Pero el desarrollo es-pontáneodel movimiento obrero mar-cha precisamente hacia su subordina-ción a la ideología burguesa, pues elmovimiento obrero espontáneo es tra-deunionismo, y el tradeunionismo im-plica precisamente la esclavización ide-ológica de los obreros por la burguesía.

    Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puedecumplir la misión de combatiente de vanguardia. Lenin

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    Por esto es por lo que nuestra tarea, latarea de la socialdemocracia, consisteen combatir la espontaneidad, consis-te en apartar el movimiento obrero deesta tendencia espontánea del tradeu-nionismo a cobijarse bajo el ala de laburguesía y atraerlo hacia el ala de lasocialdemocracia revolucionaria.

    Pero –preguntará el lector– ¿por quéel movimiento espontáneo, el movi-miento por la línea de la menor resis-tencia, conduce precisamente a la su-premacía de la ideología burguesa? Porla sencilla razón de que la ideología bur-guesa es mucho más antigua por su ori-gen que la ideología socialista, porquesu elaboración es más completa; por-que posee medios de difusión incom-parablementemás poderosos3. Y cuan-to más joven es el movimiento socialistaen un país, tanto más enérgica debeser, por lo mismo, la lucha contra to-da tentativa de afianzar la ideologíano-socialista, tanto más resueltamen-te se debe poner en guardia a los obre-ros contra los malos consejeros, que

    chillan contra “la exageración del ele-mento consciente”, etc. Los autores dela carta de los economistas, haciendocoro a Rab. Dielo [revista del sectoreconomista y oportunista de la Uniónde Socialdemócratas Rusos en el Ex-tranjero], atacan encarnizadamentela intolerancia, propia del período in-fantil del movimiento. A esto contes-tamos: sí, nuestro movimiento real-mente se encuentra en su infancia y,para que llegue con mayor celeridad ala madurez, debe precisamente hacer-se intransigente con aquellos que fre-nan su desarrollo, prosternándose an-te la espontaneidad. ¡No hay nada másridículo y nocivo que presumir de vie-jo militante que hace ya mucho tiem-po pasó por todos los episodios decisi-vos de la lucha! �

    3. Frecuentemente se oye decir: la clase obrera tiende espontáneamente hacia elsocialismo. Esto es completamente justo en el sentido de que la teoría socialistadetermina, más profunda y certeramente que ninguna otra, las causas de lascalamidades que sufre la clase obrera, y precisamente por eso los obreros la asimilancon tanta facilidad, siempre que esta teoría no retroceda ante la espontaneidad,siempre que esta teoría someta a la espontaneidad. Habitualmente, esto sesobreentiende, pero Rab. Dielo justamente lo olvida y lo desfigura. La clase obreratiende de modo espontáneo hacia el socialismo, pero la ideología burguesa, la másdifundida (y constantemente resucitada en las formas más diversas), se impone, noobstante, espontáneamente más que nada al obrero.

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  • 10 / Lenin / Sobre el partido

    II. Una de las condicionesfundamentales del éxito de los Bolcheviques

    Seguramente que hoy casi todo elmundo ve ya que los bolcheviques nose hubieran mantenido en el Poder, nodos años y medio, sino ni siquiera dosmeses y medio, sin la disciplina seve-rísima, verdaderamente férrea, den-tro de nuestro Partido, sin el apoyo máscompleto y abnegado prestado a éstepor toda la masa de la clase obrera, es-to es, por todo lo que ella tiene de cons-ciente, honrado, abnegado, influyentey capaz de conducir consigo o de atraer-se a las capas atrasadas.

    La dictadura del proletariado es laguerra más abnegada y más implaca-ble de la nueva clase contra un enemi-go más poderoso, contra la burguesía,cuya resistencia se halla decuplicadaporsu derrocamiento (aunque no sea másque en un solo país) y cuya potencia con-

    siste, no sólo en la fuerza del capital in-ternacional, en la fuerza y la solidez delas relaciones internacionales de la bur-guesía, sino, además, en la fuerza de lacostumbre, en la fuerza de la pequeñaproducción.Pues, por desgracia, ha que-dado todavía en el mundo mucha y mu-cha pequeña producción y ésta engen-dra al capitalismo y a la burguesíaconstantemente, cada día, cada hora,por un proceso espontáneo y en masa.Por todos estos motivos, la dictaduradel proletariado es necesaria, y la vic-toria sobre la burguesía es imposiblesin una lucha prolongada, tenaz, des-esperada, a muerte, una lucha que exi-ge serenidad, disciplina, firmeza, in-flexibilidad y una voluntad única.

    Lo repito, la experiencia de la dic-tadura triunfante del proletariado enRusia ha mostrado de un modo pal-pable al que no sabe pensar o al queno ha tenido la ocasión de reflexionarsobre esta cuestión, que la centraliza-

    Lenin

    Nuestro estudio y la situación actualAbril-mayo de 1920 (Extracto)

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  • / noviembre-diciembre 2016 / cuaderno 249 / 11suplemento

    Ya que no puede ni hablarse de una ideología independiente, elaborada por lasmismas masas obreras en el curso de su movimiento, el problema se planteasolamente así: ideología burguesa o ideología socialista. No hay término medio,pues la humanidad no ha elaborado ninguna “tercera” ideología. Lenin

    Nuestro estudio y la situación actualAbril-mayo de 1920 (Extracto)

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  • 12 / Lenin / Sobre el partido

    La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable dela nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía. Lenin

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  • / noviembre-diciembre 2016 / cuaderno 249 / 13suplemento

    ción incondicional y la disciplina mássevera del proletariado constituyen unade las condiciones fundamentales dela victoria sobre la burguesía.

    De esto se habla a menudo. Pero nose reflexiona suficientemente sobre loque esto significa, en qué condicioneses posible ¿No convendría que las sa-lutaciones entusiastas al Poder de losSoviets y a los bolcheviques se vieranacompañadas con más frecuencia deun análisis serio de las causas quehanpermitido a los bolcheviques forjar ladisciplina necesaria para el proleta-riado revolucionario?

    El bolchevismo existe, como corrientedel pensamiento político y como par-tido político, desde 1903. Sólo la his-toria del bolchevismo, en todo el pe-riodo de su existencia, puede explicarde un modo satisfactorio por qué el bol-chevismo pudo forjar y mantener, enlas condiciones más difíciles, la disci-plina férrea necesaria para la victoriadel proletariado.

    La primera pregunta que surge es lasiguiente: ¿cómo se mantiene la disci-plina del partido revolucionario del pro-letariado? ¿Cómo se controla? ¿Cómose refuerza? Primero por la concienciade la vanguardia proletaria y por su fi-delidad a la revolución, por su firme-za, por su espíritu de sacrificio, por suheroísmo. Segundo, por su capacidadde vincularse, aproximarse y hasta cier-to punto, si queréis, fundirse con lasmás grandes masas trabajadoras, en pri-

    mer término con la masa proletaria, pe-ro también con lamasa trabajadora noproletaria. Tercero, por lo acertado dela dirección política que lleva a cabo es-ta vanguardia; por lo acertado de su es-trategia y de su táctica política, a con-dición de que las masas más extensasse convenzan de ellopor experiencia pro-pia. Sin estas condiciones, no es posi-ble la disciplina en un partido revolu-cionario, verdaderamente apto para serel partido de la clase avanzada, llama-da a derrocar a la burguesía y a trans-formar toda la sociedad. Sin estas con-diciones, los intentos de implantar unadisciplina se convierten, inevitablemente,en una ficción, en una frase, en gestosgrotescos. Pero, por otra parte, estascondiciones no pueden brotar de gol-pe. Van formándose solamente a tra-vés de una labor prolongada, a travésde una dura experiencia; su formaciónse facilita a través de una acertada teo-ría revolucionaria, que, a su vez, no esningún dogma, sino que sólo se formadefinitivamente en estrecha relacióncon la práctica de un movimiento quesea verdaderamente de masas y verda-deramente revolucionario.

    Si el bolchevismo pudo elaborar yllevar a la práctica con éxito en los años1917-1920, en condiciones de una gra-vedad inaudita, la centralización mássevera y una disciplina férrea, se debesencillamente a una serie de particu-laridades históricas de Rusia.

    De una parte, el bolchevismo sur-

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  • 14 / Lenin / Sobre el partido

    gió en 1903, sobre la más sólida basede la teoría del marxismo. Y que estateoría revolucionaria es justa –y quees la única justa– ha sido demostrado,no sólo por la experiencia internacio-nal de todo el siglo XIX, sino también,en particular, por la experiencia de lasdesviaciones, los titubeos, los erroresy los desengaños del pensamiento re-volucionario en Rusia. En el transcur-so de casi medio siglo, aproximada-mente de 1840 a 1890, el pensamientoavanzado en Rusia, bajo el yugo del des-potismo inaudito del zarismo salvajey reaccionario, buscaba ávidamente unateoría revolucionaria justa, siguiendocon un celo y una atención admirablescada “última palabra” de Europa y Amé-rica en este terreno. Rusia hizo suya laúnica teoría revolucionaria justa, el mar-xismo, en medio siglo de torturas y desacrificios inauditos, de heroísmo re-volucionario nunca visto, de energíaincreíble y de investigación abnegada,de estudio, de experimentación en lapráctica, de desengaños, de compro-bación, de comparación con la expe-riencia de Europa. Gracias a la emi-gración provocada por el zarismo, laRusia revolucionaria de la segunda mi-tad del siglo XIX contaba con una ri-queza de relaciones internacionales,con un conocimiento tan excelente detodas las formas y teorías del movi-miento revolucionario mundial comoningún otro país del mundo.

    De otra parte, el bolchevismo, sur-

    gido sobre esta base teórica granítica,tuvo una historia práctica de quinceaños (1903-1917) que, por la riquezade la experiencia que representa, nopuede ser comparada a ninguna otraen el mundo. Pues ningún país, en eltranscurso de estos quince años, pasóni aproximadamente por una expe-riencia revolucionaria tan rica, por unarapidez y una variedad tales de la su-cesión de las distintas formas del mo-vimiento, legal e ilegal, pacífico y tor-mentoso, clandestino y abierto, depropaganda en los círculos y de pro-paganda entre las masas, parlamenta-rio y terrorista. En ningún país estuvoconcentrada en un período de tiempotan breve una tal riqueza de formas,de matices, de métodos de lucha de to-das las clases de la sociedad contem-poránea, lucha que, además, como con-secuencia del atraso del país y del pesodel yugo del zarismo, maduraba conparticular rapidez y asimilaba con par-ticular avidez y eficacia la “última pa-labra” correspondiente de la experien-cia política americana y europea. �

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  • / noviembre-diciembre 2016 / cuaderno 249 / 15suplemento

    En la Argentina, el Partido Comunista Revolucionario levanta las banderas delmarxismo-leninismo-maoísmo. Foto: El PCR en la gran marcha contra losfemicidios del 19 de octubre de 2016.

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  • 1 Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo / 3 Sobre el Estado / 6 El imperialismo /9 Sobre el Partido / 11 La Juventud / 14 Las elecciones y la dictadura del proletariado / 17 LaComuna de París / 18 El movimiento de mujeres / 22 La prensa partidaria / 23 El problemaagrario / 26 Dos tácticas / 32 Sobre la dialéctica / 35 La revolución rusa / 46 Las mujeres y larevolución / 50 La insurrección / 54 El marxismo y la insurrección / 55 La guerra de guerrillas /59 Sobre el programa / 63 La doctrina de Marx / 64 La economía marxista / 65 El socialismo /68 Ejército revolucionario y gobierno revolucionario / 72 Las armas / 75 La milicia popular / 81 El “izquierdismo” / 82 Los compromisos / 87 Tesis de Abril / 90 Marxismo y revisionismo /92 El Estado comuna / 93 La dictadura / 94 Ante la catástrofe / 103 La transición alcomunismo / 104 El problema nacional / 105 Situación revolucionaria / 106 ¿Qué hacer? / 107 La organización / 108 Partido y clase / 111 La mujer / 123 La flexibilidad /

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    REVOLUCIONARIO DE LA ARGENTINA

    cuadernos de difusión del marxismo–leninismo–maoísmo

    Ultimos Cuadernos publicados150 Gramsci: Espontaneidad y conciencia / 151 Mao: Temas filosóficos / 152–153: Guevara: Marx y Engels (I y II) / 154–155:O. Vargas: Los ignorados (I y II) / 156–157 Lenin: Sobre la cooperación (1 y 2) / 158 Marx–Engels: Manifiesto del PartidoComunista / 159 Marx: Crítica al programa de Gotha (1) / 160–161 O. Vargas: Somos el partido del comunismo (1 y 2) / 162 Marx: Crítica al programa de Gotha (2) / 163 Mao: Las clases en el campo / 164 Guevara: La transición socialista / 165 Mao: Contra el culto a los libros / 166 Mao: La transición socialista / 167–168 Mao: El frente único (1 y 2) / 169 Engels:Economía Política / 170 Gramsci: La caída de la tasa de beneficio / 171 Mao: La unidad del Partido / 172 Myrdal: China: Larevolución continuada / 173 Mao: Como tratar los errores / 174 O. Vargas: La lucha de ideas / 175 P.C. de China: Doscaminos en el socialismo / 176–177 N. Podvoiski: Lenin y la insurrección / 178 Lenin: Los revolucionarios y los compromisos /179 PCR: El clasismo revolucionario / 180–181 Lenin: Sobre el sindicalismo (1 y 2) / 182 Mao: Corrijamos las ideas y métodoserróneos / 183-184-185-186 Lenin: El Estado y la revolución (1, 2, 3 y 4) / 187-188 PCR: El caracter de la revolución (1 y 2) /189-190 Serge: Sobre la represión (1 y 2) / 191-192 Lenin: Sobre el antiparlamentarismo (1 y 2) / 193-194 PCR: La rebeliónagraria (1 y 2) / 195 Guevara: La conciencia revolucionaria / 196-197 Vargas: El marxismo y la revolución argentina / 198-199Lenin: Los revolucionarios y las elecciones (1 y 2) / 200 Lenin: Los revolucionarios y los pactos electorales / 201 Lenin:Organización sindical y organización revolucionaria / 202-203 Mao: Combatir las frases hechas del Partido (1 y 2) / 204Engels: El origen de las clases / 205 Engels: El origen del Estado / 206 Mao: Las tareas de la revolución / 207 O. Vargas:Che: un coloso de la revolución / 208 Mao: La reforma agraria y el movimiento de masas / 209-210 O. Vargas: Laimportancia del movimiento campesino (1 y 2) / 211 Zhou Enlai: Tareas de la revolución china / 212 Zhou Enlai:Protagonistas de la revolución china / 213 Marx: Salario, inflación y crisis / 214 Stefan Zweig: Lenin y el tren sellado / 215 PCR: Crítica del capitalismo dependiente / 216 PCR: El camino de la revolución / 217 O. Vargas: Los aportes de MaoTsetung (1) / 218 O. Vargas: Los aportes de Mao Tsetung (2) / 219 Guevara: Debates sobre economía política / 220 Lenin:Biografía de Carlos Marx / 221 Lenin: Biografía de Federico Engels / 222 Krupskaia: Aprendamos de Lenin / 223 Marx: Elmétodo de la economía política / 224 Mao/Lenin: Sobre el estudio / 225 Mao: La construcción del Partido Comunista / 226 Mao: Atender las necesidades de las masas / 227 Dimitrov: Sobre los militantes / 228 Lenin: Los recolucionarios y lasinstituciones burguesas / 229 Marx-Engels: Sobre “El capital” / 230 PCR: La década kirchnerista / 231 PCR: La línea dehegemonía proletaria / 232 José Díaz: La España revolucionaria / 233 Zhou Enlai: Aprender de Mao Zedong / 234 Zhou Enlai:Sobre el nuevo arte y literatura / 235 José Díaz: Por la unidad de los obreros / 236 Mao: Las clases en la revolución china /237 Mao: Sobre la práctica (I) / 238 Mao: Sobre la práctica (II) / 239 Mao: La reforma agraria en China / 240 José Díaz: Laselecciones de 1936 en España / 241 Mao: Sobre los comités del partido / 242 Mao/Lenin: Las mujeres y la revolución / 243 Mao: Sobre el partido / 244 Lenin: El imperialismo (1) / 245 Lenin: El imperialismo (2) / 246 Lenin: El imperialismo (3) /247 Mao: Contra el subjetivismo / 248 Mao: Contra el sectarismo

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