Lectio divina del Salmo dominical

Domingo XVI del T.O.

Sb 12,13.16-19: En el pecado das lugar al arrepentimiento.Sal 85,5-6.9-10.15-16a: Tú, Señor, eres bueno y clemente.Rm 8,26-27: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.Mt 13,24-43: Dejadlos crecer juntos hasta la siega.

Tú, Señor, eres bueno y

clemente.

Tú, Señor, eres bueno y clemente,rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,atiende a la voz de mi súplica.

Tú, Señor, eres bueno y

clemente.

Todos los pueblos vendrána postrarse en tu presencia, Señor;

bendecirán tu nombre:«Grande eres tú, y haces maravillas;

tu eres el único Dios.»

Tú, Señor, eres bueno y

clemente.

Pero tú, Señor, Dios clemente y

misericordioso,lento a la cólera,

rico en piedad y leal,mírame, ten

compasión de mí.

Tú, Señor, eres bueno y

clemente.

LectioAhora leemos el

salmo entero, despacio…

Salmo 85 (86)1Inclina tu oído, Señor, escúchame,

que soy un pobre desamparado;2protege mi vida, que soy un fiel tuyo;

salva a tu siervo, que confía en ti.3Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,que a ti te estoy llamando todo el día;

4alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti;

5porque tú, Señor, eres bueno y clemente,rico en misericordia con los que te invocan.

6Señor, escucha mi oración,atiende a la voz de mi súplica.7En el día del peligro te llamo,

y tú me escuchas.8No tienes igual entre los dioses, Señor,

ni hay obras como las tuyas.9Todos los pueblos vendrán

a postrarse en tu presencia, Señor;bendecirán tu nombre:

10"Grande eres tú, y haces maravillas;tú eres el único Dios“.

11Enséñame, Señor, tu camino,para que siga tu verdad;mantén mi corazón enteroen el temor de tu nombre.12Te alabaré de todo corazón, Dios mío;daré gloria a tu nombre por siempre,13por tu gran piedad para conmigo,porque me salvaste del abismo profundo.14Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,una banda de insolentes atenta contra mi vida,sin tenerte en cuenta a ti.15Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,lento a la cólera, rico en piedad y leal,16mirame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,salva al hijo de tu esclava;17dame una señal propicia,que la vean mis adversarios y se avergüencen,porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Nuestro salmo se encuentra en el tercer libro (salmos 72-88) Dentro de este libro, forma parte de un grupo de salmos (83-87) que

constituyen un apéndice a las colecciones levíticas. Éstas son las colecciones que se atribuyen a los hijos de Coré o de Asaf, que eran levitas.

El salmo está en el medio de este grupo, y su título es: “Oración. De David”, de este modo se destaca y potencia la paternidad davídica.

Lectio¿Qué lugar ocupa este salmo en el

salterio?

Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna

Estamos ante una súplica confiada de un pobre, un orante fiel y servidor del Señor.

Su estructura la podemos dividir en tres partes:vv. 1-7: la súplica que el fiel hace a Dios, con numerosas

motivaciones y sentimientos de confianza.vv. 8-13: una parte hímnica cuya finalidad es mover con

la alabanza y la habitual acción de gracias.vv. 14-17: una alusión más directa de los pesares del

salmista con la súplica correspondiente.

Este salmo fue insertado en la liturgia solemne del Yom Kippur o día de la expiación y es muy apreciado por la comunidad israelita para la oración personal y comunitaria

Lectio¿Qué dice el texto?

Dios es indulgente porque puede hacer cuanto quiere, y muestra su poder con su misericordia y su perdón.

El orante del salmo se acoge a esta bondad del Señor. Canta el nombre del Señor y su poder: “Tú sólo eres Dios” Y como Dios es Uno, le pide que le dé un corazón entero, unificado, en el temor, amor y respeto, a Dios.

Tender hacia un corazón entero implica reconocer la mezcla de trigo y de cizaña que hay dentro de cada uno de nosotros.

Que no nos asuste nuestra pobreza, pongámosla ante el Señor, el Espíritu vendrá en ayuda de nuestra debilidad.

MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta

meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo.

Las cosas de este mundo distraen nuestra alma

MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta

meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo.

El Señor la alegra

Oratio¿Qué me hace decirle a Dios este

salmo, la liturgia de este domingo?

Danos, Señor, un corazón entero que te alabe a pesar de nuestra pobreza, y que la experiencia de tu bondad y perdón nos haga ser mediación de tu misericordia para cuantos nos rodean.

“Alegra el alma de tu siervo, pues he levantado mi alma hacia ti, Señor. Alégrala, porque la he levantado hacia ti. ¡eleva tu corazón al cielo! Tus afectos son los peldaños; tu voluntad es el camino. Amando vas subiendo; descuidándote, desciendes.

Alegra el alma de tu siervo, porque tú eres bueno y compasivo; me parece que se dijo que Dios es compasivo porque soporta todas estas miserias nuestras, y no obstante espera de nosotros la oración para perfeccionarnos, y cuando se la dirigimos, le presta atención, y no se acuerda de tantas veces como de cualquier manera y sin fervor le hemos orado, y acepta la única que apenas hemos encontrado.” (SAN AGUSTÍN , Cometario al salmo 85, 6. 7)

ContemplatioMiro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…

No desesperar jamás de la misericordia de Dios

Actio¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de

la “obediencia de la Fe”…