Las Categorías Éticas de Sarmiento

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  • 8/18/2019 Las Categorías Éticas de Sarmiento

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     Formación humanística | 11

    Las categorías éticas

    del pensamiento deDomingo F. Sarmiento

    Por Miryan Andújar de Zamora (*)

    1. Introducción

    El objetivo del trabajo es contextua-lizar el pensamiento de Domingo F.Sarmiento en el vasto campo de la fi-losofía moral y desde allí visualizar lacasa filosófica que construyó este co-losal pensador. Al fin y al cabo, el serhumano nunca ha dejado, ni dejaráde interrogarse por el sentido moral desus acciones, urgido por la imperiosanecesidad de optar en cada acto de suvida cotidiana.

     2. Hipótesis de trabajo

    Si bien Sarmiento no fue un filósofo enel sentido estricto del vocablo, sí po-demos en cambio afirmar que fue ungran pensador que tradujo en actos susideas filosóficas. Ideas a partir de lascuales construyo su pensamiento polí-tico, su concepto de la libertad, de laeducación, de la historia y del derecho.La fuerza impulsora del ideal que ac-

    tuó a manera de “telos” de su colosalgesta, como los medios elegidos paraalcanzarlo (organizar civilizando y libe-rar educando), explicitaron sus concep-tos filosóficos, que dejaron una huellamoral en su pensamiento y en su obra.En ese sentido, podemos destacar lainfluencia de los Principios del Ilumi-nismo (libertad e igualdad) en todo lorelacionado con la organización polí-tico – jurídica de La República, la in-fluencia de los axiomas kantianos queimprimieron “carácter” en su perfil de

    Político Moral, y su concepto de virtudcercano al estoicismo griego de Zenónde Kition (336-264 a. C). Todo ello en-carnado en su figura de hombre del de-ber y de la responsabilidad.

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    truir una ética alejada de la noción de fin último y liberadade cualquier impulso hacia el bien o hacia la felicidad. Esuna ética del imperativo categórico. En este esquema, noqueda lugar para la felicidad como inclinación natural a laposesión de un bien, separando así, la felicidad del ámbitode la moralidad.

    Para Kant la acción es moral cuando su máxima esuna máxima universal, es decir regla que gobierna uni-versalmente la conducta humana. Esta universalidad delacto, constituye la bondad moral de éste. No existe enton-ces, bondad intrínseca del objeto, de la cual dependeríala bondad del acto. Por el contrario, es la moralidad delacto la que hace que su objeto sea moralmente bueno.

    Pero además, para que un acto sea bueno no es suficien-te que sea conforme al deber, es necesario que sea hecho por deber. De manera tal que sí el acto es realizado porinclinación y no por deber, carece de valor moral. El de-ber es así, principio objetivo de la moralidad. Ese deber esuna ley que proviene a priori de la razón y que se traduce

    en la conciencia, por el imperati-vo categórico que se formula comouna máxima universal. Por eso, esque Kant estructura su moral enun hecho de conciencia. “Parte deuna evidencia sobre la que, aparente-mente, todo el mundo está de acuer-do. Para él, esta evidencia consiste enque la única cosa perfectamente bue-na es la buena voluntad 3” Esa buenavoluntad consiste en querer hacerlo que se debe, por ello podemoshablar de sentido del deber, que se

    convierte en la piedra angular de su ética formal: un actosolo será bueno cuando se hace por deber.

     4. ¿Cómo funcionaron en Sarmiento estascategorías kantianas?

     4.1. El “telos” de su gesta: los fines éticos.Sarmiento asignaba a la civilización fines morales, de suer -te tal que solo podían llamarse civilizados aquellos pueblosen que el bienestar abarcaba al mayor número de indivi-duos y permitía el progreso moral individual y colectivo. El sentido ético y solidario de su gesta aparece nítidamenteen su incesante lucha por educar al ciudadano. Sarmientoentendió la educación como camino de perfección moraltanto individual como del colectivo. “Esa fue la Filosofía deDon Domingo: educar al hombre, no solamente en función de unconocimiento especial, sino de una orientación conductora de suvida en sociedad, porque la educación libera al hombre para que

    siga el camino de la perfección moral y le conduzca al bienestarsocial.”4 

    Organizar civilizando y liberar educando fueron medios ycamino moral progresivo del ideario sarmientino. La civi-lización que soñaba Sarmiento tenía una fuerte impronta

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    3. Las categorías éticas delpensamiento sarmientino

    Sabido es que todo sistema ético responde a la concepciónmetafísica de quien lo sostiene. Se trata de conceptos cer -canos a la metafísica que repercuten en la ciencia de lasconductas: nos referimos a las nociones de fin, bien y feli-cidad. Previo a ello, para una mayor contextualización esconveniente abordar estas categorías desde la mirada dedos paradigmas filosóficos que originaron distintos cons-tructos éticos: el finalismo natural y el sistema ético idealis-ta y apriorístico de Kant.

    3.1. Las categorías morales prekantianasHasta que irrumpe en la historia del pensamiento, ManuelKant (1724-1804), los filósofos clásicos habían organiza-do la moral sobre la noción de bien, que en su contracaralleva anexa la noción de fin, como anverso y reverso deuna misma moneda. En efecto, Aristóteles (384-322 a.C)construyó una Ética finalista y eu-demonista que partía de una pre-misa cuya vigencia perdura porsu incontrastable realismo: “Todoagente natural obra conforme a unfin que es su bien”, porque bien esaquello perfecto y perfectivo de otroque actúa a manera de fin1. De allíel anverso y reverso del que hacía-mos mención: - el bien es el términodel camino (la meta) al que tiendela persona con su operación. La ex-presión “obrar por un fin” usada enmoral tiene un sentido perfectivo en cuanto hace referen -cia a una acción que tiende (por ese fin) a su perfección.“Nadie saldría de su inercia, si no encontrara en el término algoque satisfaga su carencia inicial, algo que por ser perfecto pue-da perfeccionarlo2. Y esto es el “bien” al que se accede al finalde un proceso que se inició porque el intelecto pudo ad-

    vertir una propuesta de completud. Precisamente, cuandose está en posesión del bien que desencadenó la acción,el hombre experimenta “la ansiada felicidad”, que no esotra cosa que el bien ya poseído.

    3.2. Las categorías morales kantianasEn la edad moderna, el neoestoicismo inaugurado por Kantreconoce un punto de partida de la moral totalmente dis-tinto. Mientras que para el Finalismo natural, la obligaciónderivaba de la moralidad, para Kant en cambio, la mora-lidad deriva de la obligación. De allí que solamente seránhonestos aquellos actos humanos realizados conforme a laley, dando origen así al “positivismo jurídico”.

    La lógica del esquema moral del finalismo prekantiano:fin-bien-felicidad, queda desvirtuada en la lógica racionaly deductiva que fundamenta el máximo postulado de la éti-ca de Kant: el deber como imperativo categórico. La moralkantiana, es una “moral del deber”. Su propuesta es cons-

    “Sarmiento entendió la

    educación como camino

    de perfección moral

    tanto individual como del

    colectivo” 

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    ética. Así lo señala Jorge Rojas: “La civilización de la que ha-blaba, era aquella capaz de orientar las verdades de una época

     y los adelantos de la ciencia hacia fines éticos y solidarios, comoera el de procurar extender los beneficios de ésta al mayor núme-ro de ciudadanos, asegurando el dominio del hombre sobre lanaturaleza y mejorando la calidad de vida de aquellos y el pro-

     greso moral de los pueblos ” 5

     4.2. La Voluntad de Bien

    Para Sarmiento el imperativo categórico de hacer el bien,fue principio ordenador de su colosal obra. Así reza su epis-tolario autobiográfico:

    4.2.1.”Es preciso que te armes de coraje como tu padre”, le

    escribe Sarmiento a su hija Faustina desde Nueva York en1867.6 Con solícita ternura de padre Sarmiento se dirige asu hija, instándole a aceptar la vida con sus sacrificios, ex-presando así su ‘sentido kantiano y estoico de la vida y deldeber’.

     4.2.2. En el mismo sentido le escribe a su nieto Augusto,que se estaba educando en Francia: “Tú sabes que éste fue elblanco que me guió en los actos de toda mi vida”7  

    4.2.3. “Por mi madre y por Dominguito, prometo levantar la piedra y la subiré sobre la montaña” (Carta de Sarmiento aMansilla)8 

     4.3. La felicidad

    “Sé mi hija en eso, en sufrir, en trabajar, en esperar...”, escribíaSarmiento a su hija Ana Faustina. Es que para el prócer san-juanino, la moralidad no sigue el mismo camino de la fe -licidad. Cercano a las enseñanzas kantianas, entiende quela felicidad propia por sí misma, está lejos de ser un fin paranuestra razón.

    … “es preciso que te armes de coraje como tu padre, que acep-ta la vida como nos viene, sin creerse con derecho a una felicidaden la tierra, que nos ha sido negada. ¿Por qué serías más felizque tu patria?...”.Nuevamente aparece el pensamiento Kan-tiano: “La felicidad es la consecuencia del cumplimiento de laobligación”9. Cumplir con su deber, cumplir con los demás,

    fue el máximo postulado de su accionar político y en estoconsistió su felicidad moral.

    Así lo expresa en su esbozo autobiográfico, especie detestamento político: “Crecido en la lucha por la existencia, másque mía de mi patria...”. “Sin fortuna, que nunca codicié, porqueera bagaje pesado para la incesante pugna”, “para que todos

     participen del festín de la vida, de que yo gocé solo a hurtadillas”!

    A manera de corolario

    El pensamiento moral sarmientino no siguió la lógica de latriada fin/bien/felicidad propuesta por los filósofos clásicos.Pero el sentido moral de su pensamiento alcanzó niveles de

    desarrollo admirables, basados en su clara conciencia dela voluntad de bien, del cumplimiento de sus deberes paracon su Patria y en su obra civilizadora que con fuerte sesgoen una ética de la solidaridad, dejó como legado para lasgeneraciones venideras.

    (*) Abogada. Especialista en Doctrina Social de la Iglesia, desde la perspectiva

    antropológica. Docente del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de

    Cuyo.

    1 Tomás de Aquino, De Veritate, 3q. 21,a.12 Donadío de Gandolfi, Maggi, en “Fundamentos Filosóficos de le Ética Biomédica”, pág. 19, Pontificia Univer-sidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires, 19983 Debeljuh Patricia, en El desafío de la ETICA, pág. 60, ed. Temas Bs As. 20054 Guerrero César H. en “Sarmiento, el Pensador”, pág. 8895 Rojas Jorge en “El Profeta de las Pampas”, ed. Guillermo KRAFT, Bs As. página 5996 Videla Horacio en “Sarmiento acusación y defensa de Horacio Videla, ed. Fondo Cultural de La UniversidadCatólica de Cuyo7 Ottolengui Julia “Sarmiento a través de un Epistolario”, cita por Ricardo Rojas en “El Profeta de la Pampa”,pág. 6268 Videla Horacio en “¡Soy Sarmiento! Fondo editorial UCCuyo San Juan 1996, pág. 23.9 Kant Manuel en ‘Metafísica de las costumbres’ 1797, 2ª parte: ‘Tratado de las virtudes: principios metafí-sicos