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    L A N O T A R O JA :

    PERIODISMO POPULAR

    Y TRANSICIN A LA DEMOCRACIA EN MXICO*

    Daniel C. Hallin

    Fecha de recepcin: enero 2000

    Fecha de aceptacin y versin final: abril 2000

    Resumen: Este artculo analiza el rol ambivalente de la informacin de sucesos en la esfera pblica mexicana, sealando los

    sesgos de la representacin meditica del crimen, la fusin que se produce entre gneros informativos y de entretenimiento, y las

    diferencias entre programas dirigidos a sectores sociales segmentados segn su capacidad adquisitiva. Estas transformaciones son

    explicadas en relacin a dos cambios estructurales de la sociedad mexicana: la democratizacin y la liberalizacin econmica.

    Palabras Clave: Medios de comunicacin, televisin, informacin sensacionalista, prensa amarilla, democratizacin, libe-

    ralizacin econmica, Mxico.

    Abstract: This article analyzes tha ambivalent role of the sections of accidents and crime reparts in the mexican public sphe-

    re, underlying the bias of crime media representation, the joining between informative section and entertainment, and the dif-

    ferences among programs directed to segmented social sectors according to their purchaising power. These transformations are

    explained in the relation to two structural changes of mexican society: the democratization and the economic liberalization.

    Key Words

    Mass media, television, sensacionalist information, tabloid, democratization, economic liberalization, Mexico.

    El periodismo sensacionalista

    la no t a ro j a

    se introdu-

    jo en la cultura meditica mexicana a mediados de la dca-

    da de los '90.

    Su

    advenimiento es un complicado fenmeno

    histrico unido a dos profundos cambios en la sociedad y

    los medios mexicanos: la transicin a la democracia y la

    liberalizacin econmica. En la escena poltica, Mxico ha

    tenido desde 1929

    un rgimen de partido nico dominan-

    te . Los partidos de la oposicin existan, pero el

    Partido

    Revolucionario Institucional

    (PRI) monopoliz de forma

    efectiva el poder poltico, controlando tanto el Estado como

    amplios sectores de la sociedad civil mexicana. La mayor

    parte de los medios de comunicacin estaban integrados

    dentro del sistema semi-autoritario , por el cual el

    PRI

    mantena

    su hegemona. El poder del partido gobernante

    comenz a erosionarse a finales de los '80, como conse-

    cuencia de que candidatos de la oposicin empezaran a

    ganar algunas elecciones locales y regionales, incrementn-

    dose la velocidad del cambio en los '90, y

    como resultado

    de la prdida del control de la Cmara de Diputados por

    parte del PRI frente a los dos principales partidos de la

    oposicin en 1997.

    Simultneamente, Mxico se ha unido a la ola global

    del neoliberalismo, transitando desde el capitalismo de cor-

    te intervencionista que ha prevalecido en la mayor parte de

    Amrica Latina durante este siglo, a una economa en la

    cual la lgica del mercado cada vez es ms predominante.

    Este hecho afecta tanto a los medios de comunicacin como

    a otros sectores de la economa. La prensa, que dependa

    anteriormente del apoyo estatal de forma significativa, ha

    escogido, o sido obligada a escoger, sobrevivir en el m erca-

    do paulatinamente. Por otra p arte, la televisin mexicana ha

    sido bsicamente siempre de carcter comercial. Sin embar-

    go, una compaa concreta y prcticamente desde sus

    comienzos, Televisa, ha venido manteniendo un cuasi-

    monopolio del mercado. En 1993, como parte del impulso

    a la privatizacin de empresas de titularidad pblica, el

    Gobierno vendi una red de cadenas estatales una insig-

    nificante parte del escenario meditico de Mxico, a una

    empresa privada, inaugurando as una nueva era de com-

    peticin en la historia de la televisin mexicana. El nuevo

    competidor, Televisin Azteca, ha jugado un papel principal

    en la introduccin del periodismo sensacionalista en

    Mxico.

    Estos dos procesos, la democratizacin y la liberaliza-

    cin, estn histricamente unidos. Sin embargo, la medida

    en la que stos estn en harm ona o conflicto y sus implica-

    Una versin previa de este artculo ha sido publicado en Colin

    Sparks and John Tulloch, Eds. Tabloid Tales,

    2000. Reproducido con el

    permiso de su editor original Rowman&Littlefield. Traducido por Oscar

    Garca Luengo.

    Profesor de Comunicacin en la Universidad de California, San

    Diego. El [email protected]

    El autor quiere expresar su agradecimiento a Ral Trejo Delarbre,

    Jos Carlos Lozano, Chappell Lawson, Cecilia Castellanos y Andrs

    Villarreal por sus valiosos consejos e informacin. El contenido del anli-

    sis del estudio de 1994 fue hecho bsicamente por Virginia Escalante.

    Amrica Latina I loy N. 25

    (Agosto 2000): 35-43

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    ALLIN: La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Demo crac ia en M xico

    ciones para el periodismo y la funcin pblica de los medios

    complican el anlisis meditico, como tambin la poltica

    mexicana. Esto se configura como informacin esencial

    para el estudio de la tendencia a la sensacionalizacin del

    periodismo.

    Personalmente, enfocara la sensacionalizacin del

    periodismo de dos formas: Primero, examinando los

    medios sensacionalistas en el sentido estricto de la palabra,

    esto es, los medios donde el contenido sensacionalista es

    esencial, y, en siguiente lugar, considerando la m edida en la

    que los principios de la prensa sensacionalista estn trans-

    formando el periodismo tradicional en Mxico.

    EL AUGE, CADA Y RESURGIMIENTO

    DE L NOT ROJ

    El periodismo de corte sensacionalista es bsicamente

    un fenm eno televisivo en M xico. Sin duda, noticias sobre

    crmenes han representado siempre una parte del periodis-

    mo de este pas y el trmino

    no ta ro j a

    tiene una larga h isto-

    ria (Monsivis, 1997). Sin embargo, como el sur de Europa

    y el resto de Amrica Latina, Mxico no ha sido nunca un

    pas donde se haya consumido prensa de forma masiva. Los

    peridicos mexicanos tienen una distribucin limitada, y

    se puede dec ir que su circulacin se focaliza en las lites. Lo

    ms parecido a un peridico de consumo masivo lo consti-

    tuye La Prensa,

    un diario de la Ciudad de Mxico, aunque

    tener una tirada de 100.000 ejemplares (Trejo Delarbre,

    1990) en una ciudad de 20 millones de habitantes, no tiene

    demasiada importancia. Mxico tiene asimismo semanales

    sensacionalistas como

    Alarma , el cual ofrece un tipo de

    violencia obscena, como historias sobre atentados y, sobre

    todo, impactantes fotografas de cuerpos que han sido vc-

    timas de accidentes o crmenes. La audiencia de estas publi-

    caciones est constituida por varones de clase trabajadora,

    pese a que este grupo no es un fuerte consumidor de pren-

    sa escrita en Mxico.

    La audiencia real de

    la nota roja

    se concentra en los

    telespectadores. La novedad m s significativa fue la emisin

    de Ciudad Desnuda por parte de Telev isin A z teca

    en 1995.

    Ciudad Desnuda, cuya principal materia prima eran los cr-

    menes callejeros que asolaban la Ciudad de Mxico, se

    constituy como uno de los primeros xitos de la cadena

    televisiva, subiendo hasta el 20% en el ndice

    rat ing

    hasta el

    30% en el share, antes de que Televisa introdujese un com-

    petidor,

    Fuera de la L ey,

    y llevase a

    Ciudad Desnuda de vuel-

    ta a posiciones ms modestas (Moreno Maldonado, 1997).

    Los dos programas generaron una gran polmica, y

    periodistas, intelectuales, organizaciones civiles, anunciantes

    y polticos incluyendo al Presidente de M xico , los criti-

    caron y calificaron de irresponsables (Vela Gonzlez, 1997;

    Trejo Delarbre, 1997; G aln, 1997). La mayora culp a estos

    programas de contribuir a empeorar el problema del cri-

    men, al impulsar la cultura de violencia, aunque algunos

    desde la izquierda los inculparon, probablemente con ms

    argumentos, de promover una ideologa poltica de corte

    autoritaria. En noviembre de 1997, ambas compaas de

    televisin cedieron ante las presiones y cancelaron la em isin

    de los programas. Este resultado produjo reacciones con-

    tradictorias; algunos comentaristas celebraban el fracaso de

    los principales impulsores de

    la nota roja, al mismo tiempo

    que se preocupaban de que la presin del Presidente haba

    sido decisiva, demostrndose que los medios de comunica-

    cin se doblegaban todava ante la autoridad poltica.

    Cualquiera que sea el peso relativo de cada una de las

    fuerzas que criticaronCiudad Desnuda y

    Fuera de la Ley,

    esta interpretacin se prueba infundada. stos no eran los

    nicos programas sensacionalistas que se retransmitan,

    pero s los ms representativos. Un estudio aseguraba que,

    en el ao 1996, se emitan en la Ciudad de M xico 31 horas

    a la semana de programas sobre violencia basados en

    hechos reales, incluyendo

    Primer Im pacto,

    programa sensa-

    cionalista producido por Univisin, red hispanohablante

    estadounidense ligada a Televisa (Fadul, Sols & Fernndez-

    Christlieb, 1996). Al poco tiempo,

    Ciudad D esnuda

    y

    Fuera

    de la Ley

    fueron reemplazados por programas bsicamente

    similares. Mxico nunca ha tenido una regulacin fuerte

    sobre televisin. Se consinti a Televisa

    perseguir sus inte-

    reses econmicos sin obstculos, y sta devolvi el favor

    otorgando apoyo poltico al Gobierno. Asimismo, se evit la

    emisin de programas que podran haber provocado con-

    troversia poltica y haber tentado al Gobierno a intervenir

    directamente; no haba ninguna razn por la que arriesgar-

    se cuando la compaa gozaba de un monopolio. Hoy, con

    un mercado televisivo ms competitivo y siendo mayor la

    inhibicin en contra de la intervencin presidencial, la lgi-

    ca del mercado es la dominante.

    El sustituto de Fuera de la Ley

    en Televisa

    fue Duro y

    Directo, el cual apareci todas las noches durante una hora

    y media en uno de los cuatro canales de dicha empresa;

    mientras tanto Televis in A zteca

    introdujo

    V is in Urbana ,

    programa emitido en su canal principal durante una hora

    todas las noches. Ambos son considerados como clsicos

    dentro de la televisin sensacionalista, y bsicamente se cen-

    tran en crmenes callejeros, con ritmos rpidos, tonos sofo-

    cantes, imgenes dramticas y altos niveles emotivos; a

    diario encontramos un nuevo suministro de espantosos

    crmenes , ros de sangre y bajas pasiones . El sensa-

    cionalismo mexicano est centrado de forma ms exclusiva

    en crmenes callejeros y accidentes que el sensacionalismo

    de otros pases, prestando poca atencin a historias de inte-

    rs humano. Duro y Directo incluye ocasionalmente un

    reportaje para la orientacin del consumidor, como por

    ejemplo, la cobertura de un acuerdo entre el Gobierno y los

    comerciantes de ultramarinos para contener los precios de

    los comestibles de primera necesidad. Tambin incluye

    regularmente secciones sobre deportes y ocio (a veces inser-

    tando otros captulos culturales de Televisa) , horscopos y

    un apartado acerca de animales, el cual contiene una parte

    donde aparece un payaso qu e responde a las llamadas de los

    telespectadores para ayudar a animales con problemas, una

    crnica diaria llamada

    Pasarela de Mascotas,

    en la cual se

    muestran perros jugando al ftbol y cosas del gnero, e his-

    torias ocasionales sobre fauna del zoo, mascotas exticas o

    maltrato de animales. No obstante, en la mayor parte de

    Duro y Direc to se suceden robos de bancos, atracos a taxis-

    tas o casos de nios robados.

    Am rica Lat ina , 1 l oy N. 25

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    HALLIN:

    La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Demo crac ia en Mxico

    7

    Visin Urbana

    es un programa algo ms sofisticado y

    con una agenda ms amplia, probablemente como conse-

    cuencia de que

    Televis in A zteca

    ha puesto su objetivo en

    una audiencia m s cualificada intelectualmente y adinerada.

    El crimen callejero es todava el centro del programa, pero

    aqu no hay horscopos de ningn tipo ni

    Pasarela de

    Mascotas ,

    y existe ms cobertura sobre la vida urbana ms

    all del crimen callejero;

    V isin Urbana

    est en este sentido

    entre un informativo estndar y una revista sensacionalista

    de corte estadounidense, con contenidos ms centrados en

    los asuntos pblicos ms tradicionales que en espectculos

    como Hard Copy o

    Inside Edition.

    La emisin del 13 de

    enero de 1999, por ejemplo, comenz con relatos acerca de

    la huelga del profesorado (enfatizando los inconvenientes

    para los ciudadanos en general), de las restricciones al tr-

    fico ocasionadas por la contam inacin atmosfrica, del cie-

    rre de una clnica de la Cruz Roja en la Ciudad de Mxico

    a causa de un recorte presupuestario, de una huelga de

    trnsito, de las quejas planteadas por policas sobre el injus-

    to tratamiento que reciben de sus superiores, y del plan del

    Ministerio de Seguridad Pblica para entrenar a civiles en

    tareas de seguridad pblica. Es entonces cuando las histo-

    rias sobre crmenes empiezan.

    Los dos programas se presentaban como defensores

    del ciudadano corriente, y fomentaban la participacin de

    los telespectadores, facilitando frecuentemente una serie de

    nmeros de telfono donde podan denunciar fechoras.

    Adems, ambos, aunque

    Duro y Direc to

    de forma ms laten-

    te, se presentaban como paladines de la ley y el orden, como

    combatientes del crimen, reclamando a veces mano dura

    para erradicarlo. Sin ningn lugar a dudas, esto se produce

    en parte como reaccin a que se les acusaba de explotar el

    crimen con ob jetivos com erciales y de incentivarlo median-

    te su propaganda.

    Duro y Directo co nt ra la del incuen cia

    declaraba un eslogan, mientras que los reportajes sobre

    arrestos de sospechosos son normalmente seguidos de

    requerimiento de colaboracin ciudadana para facilitar

    informacin que pueda ayudar a condenarlos, acompan-

    dolo con imgenes grficas y la palabra "denncielo".

    En

    otras ocasiones, una serie de fotografas de sospechosos vie-

    ne seguida de la imagen digital de una puerta de una celda

    cerrndose de golpe, incluyndose frases como robo c on

    violen cia, hasta 18 aos de crcel . Un alto porcentaje de los

    casos conlleva el arresto de sospechosos, porque sin duda

    stas proporcionan mucha ms informacin sobre los mis-

    mos, que sobre los concernientes a crmenes no resueltos.

    Este hecho implica que el sensacionalismo tergiversa drs-

    ticamente la realidad en un sentido importante: la mayora

    de los crmenes que aparecen en la televisin son resueltos,

    mientras que en la realidad, y siguiendo a Ruiz Harrell

    (1999, 61), slo fueron arrestados un 2.5% de los sospe-

    chosos de haber cometido los crmenes contabilizados por

    la fiscala de la Ciudad de Mxico en 1995.

    Paralelamente a que

    Ciudad Desnuda y Fuera de la

    Ley

    fueran suprimidos de antena, Sergio Sarmiento

    (1997), un destacado cronista que se convirti en un

    directivo de

    Televis in A zteca y contribuy a crear

    Ciudad

    Desnuda, ofreca el siguiente anlisis de las posturas

    enfrentadas:

    A la clase media no le gusta ver en su pantalla im-

    genes desagradables, rostros morenos, pobreza o cr-

    menes. Para la clase media la televisin debe ser

    inspiracional, debe contener programas culturales y

    educativos, rostros blancos y cabelleras rubias. Los

    polticos, miembros de esa clase m edia, quieren ver-

    se a si m ismos en la televisin todas las noches. Para

    ellos los programas informativos deben concentrar-

    se en inauguraciones de obras publicas y en discur-

    sos. No entienden por qu los noticiarios deban

    referirse al crimen, al sufrimiento y a otros temas

    desagradables.

    Esto, por supuesto, tiene que ver con el reclamo post-

    modernista (Fiske, 1992), el cual asegura que el periodismo

    sensacionalista representa un triunfo de lo popular sobre la

    cultura de la lite. Es indudablemente cierto que la gente

    corriente, incluyendo a los pobres, aparecen con ms fre-

    cuencia en los programas televisivos sensacionalistas que

    en las noticias tradicionales. En cualquier caso, esto no con-

    lleva la justificacin de estos programas. El programa bra-

    sileo A qui A gora ,

    tambin clasificado dentro de este grupo

    de emisiones, ha tenido a veces una cobertura significativa

    de temas como movimientos polticos en comunidades

    pobres (Epstein, 1993; Bucci, 1993). El sensacionalismo

    televisivo en M xico no presenta nada de esto y, ciertamen-

    te, no informa sobre miserias. Se centra ms intensamente

    en el crimen, y su orientacin hacia la ley y el orden impli-

    ca que, aunque las vctimas obtienen una atencin pblica

    (Imagen 1), una alta proporcin de los rostros morenos

    que aparecen en las pantallas son los de aquellos sospecho-

    sos presentados para divulgar su humillacin (Imagen 2).

    Por supuesto, la violencia no es el nico asunto que impor-

    ta en la vida de la Ciudad de Mxico, y sera ms riguroso

    establecer, como uno de los legisladores de esta ciudad

    introdujo en el debate existente sobre

    Ciudad Desnuda

    y

    Fuera de la Ley ,

    que los programas sensacionalistas implican

    bsicamente a yuppies

    que se aprovechan de las comuni-

    dades ms pobres, cuyos problemas reales desconocen

    prcticamente (Servicio Universal de Noticias, 1997).

    Imagen

    Una vctima pide justicia en

    Duro y Directo

    A mrica Lat ina , 1 l oy N. 25

    (Agosto 2000): 35-43

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    A LL IN: La No ta Ro ja: Periodismo Popular y Transicin a la Democracia en Mxico

    Imagen 2

    Sospechosos son capturados ante las Cmaras de Duro y Directo

    INFORMATIVOS TRADICIONALES

    DESPOLITIZ CIN O DEMOCR TIZ CIN

    Los programas tradicionales de telenoticias presentan

    una tendencia hacia la sensacionalizacin . Gran parte de

    los aspectos y sensibilidades de los espectculos sensacio-

    nalistas, como impactantes titulares, efectos sonoros, dra-

    mticas narraciones, reconstrucciones, planos a cmara

    lenta y condenas morales a sospechosos por parte de los

    periodistas, han sido trasladados a los espacios ms presti-

    giosos. Sin embargo, los cambios de concepcin son fre-

    cuentes y las dos cadenas tratan de establecer nuevas form as

    de periodismo y una n ueva relacin con su audiencia. Entre

    la mitad de 1998 y principios de 1999,

    Televisa

    y

    Televisin

    Az te c a

    han m oderado algunos de los rasgos sensacionalistas

    de sus noticiarios, como consecuencia de la renovacin pro-

    ducida por la crtica del pblico. Amb as fueron acusadas de

    dedicar mucho tiempo a entrevistas con el secuestrador

    "Mochaorejas"

    (nombre proveniente de la costumbre del

    sujeto a cortar las orejas de sus vctimas), que fue capturado

    en agosto de 1.998. Los anlisis de mercado de estas empre-

    sas mostraban tambin la resistencia del pblico a la sensa-

    cionalizacin (Barrera, 1999 ).

    Tabla 14.1 Tiempo dedicado a los temas m s importantes

    en las noticieros de la tcExisin :mexicana

    (slo cuestiones internas)

    1994

    199899

    Presidente

    9.3

    42

    Ministerios, otro gobiemo federal

    3 8.7

    u re 2.2

    42

    Partido, Elecciones 30.9

    3.5

    Estado gobierno local

    0.6

    6.7

    Corrupcin oficial, derechos humanos 0.3

    3.1

    Picomimas sociales

    04

    1.9

    so sw

    2.1

    Chiapas, Guerrilla,

    10.7

    66.8

    01

    34.6

    almeas

    41

    10.2

    conomia

    Asuntos trbmos de ciudad de Me co

    3.6

    Crimen, segurichd 4.7

    21.7

    Asesinato de Colosio

    43

    Accidentes

    32

    I 1

    Desastres naturales

    0.3

    52

    Salud 0.2

    52

    Educacin

    0.3

    Iglesia, religin 2.2 4.6

    Medio ambiente

    0.4

    26

    Inters harto

    1.0

    Alta cultura

    3.3

    Medios de Comunicacin, entretenimiento

    44

    2.8

    Obro

    5.7 4.7

    No obstante, los contenidos sensacionalistas han hecho

    una importante incursin en el tradicional periodismo tele-

    visivo. La Tabla 1 muestra la distribucin del tiempo dedi-

    cado a los diferentes asuntos en la televisin, usando como

    base una muestra aleatoria de 10 informativos, emitidos

    entre agosto de 1998 y enero de 1999; 5 de

    No t ic iero con

    Guillermo Ortega (Telev isa)

    y 5 de

    Hechos (Televisin

    Azteca ,

    ambos paradigmticos espacios. El resultado de

    este pequeo estudio est contrastado con otros de mayor

    calado sobre

    Televisa

    realizados en la primera mitad de

    1994, acerca de sus principales noticiarios (Hallin, 1994).

    La diferencia ms latente se refiere a la cada dramtica de

    la cobertura de asuntos polticos, del casi 70% en noticias

    nacionales (excluyendo deportes) en 1994, al 35% aproxi-

    madamente en 1998/99. Mientras tanto las noticias refe-

    rentes al crimen y a la seguridad saltaron del 4.7% en 1994

    (o 9% si incluimos la extensa cobertura realizada sobre el

    asesinato del candidato presidencial del partido en el

    Gobierno en ese mismo ao), al 21.7% en 1998/99. Las

    cuestiones econmicas, muchas de ellas centradas en los

    precios de los bienes de primera necesidad como las torti-

    llas, tambin crecieron del 4.2% al 10.2%, como asimismo

    lo hicieron otras formas de noticias no polticas: salud,

    desastres naturales y asuntos urbanos de la Cuidad de

    Mxico, los cuales incluan temas como el aparcamiento, el

    trfico y la regulacin de los vendedores ambulantes.

    Los dos periodos contrastados no son muy adecuados,

    pero son usados porque no hay otros datos disponibles. En

    el ao 1994, ocurrieron dos hechos que con toda seguridad

    exageraron el ndice de cobertura de asuntos polticos: se

    trata de la celebracin de elecciones presidenciales y de la

    rebelin del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional en

    Chiapas. Pero aunque eliminemos ambos sucesos del estu-

    dio de 1994, la cobertura poltica llega casi al 50% de las

    noticias nacionales de este ao, mientras que el tratamiento

    del crimen, excluyendo el asesinato de Colosio, representa

    menos del 7%.

    Si la sensacionalizacin se centra en la experiencia

    inmediata del individuo , como Sparks (1988) propone, la

    televisin mexicana se ha desplazado en este sentido clara-

    mente hacia el estilo sensacionalista. Como ejemplo pode-

    mos resaltar la presentacin del principal relato de las

    noticias nocturnas del 13 de agosto de 1998 en

    Televisa:

    Esta maana el Valle de M xico vivi uno de los das

    mas terribles que se recuerden. Unos cuantos taxis-

    tas y microbuseros del Estado de Mxico bloquea-

    ron trece puntos de acceso al Distrito Federal y

    crearon el peor caos vial que ha vivido el capital en

    toda su historia. Cientos de miles de personas que-

    daron literalmente secuestradas por un puado de

    taxistas. Del eno jo a la rabia; y de la rabia a la deses-

    peracin. Y la autoridad brill por su ausencia.

    El reportaje fue seguido de algunas entrevistas con

    enfadados conductores bloqueados en el atasco, y termin

    con la entrevista del gobernador del Estado de Mxico,

    sobre la que nos volveremos a referir. Por supuesto, el epi-

    centro de la historia lo representaba la reaccin emotiva de

    los conductores afectados.

    Amrica Latina,

    Hoy

    N.' 25

    (Agosto 2000): 35-43

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    HA LL IN: La No ta Ro ja: Periodismo Popular y Transicin a la Demo cracia en M xico

    9

    Una interpretacin comn de la sensacionalizacin o,

    para decirlo de forma ms precisa, del cambio hacia el

    periodismo puramente movido por la lgica del mercado,

    atae a la degradacin o merma de la democracia causada

    por expulsar el debate e informacin polticos fuera de los

    medios, reemplazndolos por asuntos de la vida privada

    (Sparks, 1988). Esta clase de periodismo popular, se puede

    argumentar, podra proporcionar una desviacin inofensiva

    o informacin til para las cuestiones privadas de la audien-

    cia, o podra promover la cultura del miedo, de la violencia

    y la alienacin. Lo que rotundamente no hace es facilitar la

    implicacin de los ciudadanos en los asuntos pblicos.

    Por supuesto, encontramos una importante discusin

    alrededor de dnde se debera dibujar la lnea para separar

    lo pblico de lo privado. Sin embargo, se debe tener en

    cuenta que desde el punto de vista poltico adquiere gran

    importancia la cuestin de que las fuerzas del mercado

    aparten lo poltico del contenido de las noticias, particular-

    mente en una sociedad donde el sistema poltico democr-

    tico est emergiendo. El dueo de

    Televis in A zteca ,

    tras

    comprar dicha cadena, respondi brevemente a la pregun-

    ta sobre el papel que crea que la em presa podra jugar en el

    proceso de democratizacin del pas, asegurando que no

    debera jugar ninguno: la televisin es un medio de entre-

    tenimiento y esparcimiento , dijo (Ortega Pizzaro, 1993:

    6), provocando as el miedo de algunos mexicanos, preocu-

    pados por el hecho de que el mercado podra privar a la

    democracia incipiente del acceso a lo que es rotundamente

    el ms importante medio de comunicacin pblica en

    Mxico.

    Aparentemente, el caso mexicano parecera poder con-

    l'irmar la hiptesis de la despolitizacin: desde que surgi en

    Mxico un mercado competitivo en el mundo de la televi-

    sin, las experiencias individuales se han colocado paulati-

    namente en el centro de la definicin de las noticias, y la

    cobertura de lo poltico ha descendido de forma m anifiesta.

    Sin embargo, es demasiado simplista llegar a la conclusin

    de que el trnsito hacia modos ms populares de periodis-

    mo en este pas significa nada ms que despolitizacin. El

    sistema meditico mexicano es mucho ms abierto y demo-

    crtico en algunos sentidos de lo que lo fue a principio de

    los '90, y las implicaciones entre la democracia y los cam-

    bios producidos en los informativos televisivos parecen bas-

    tante complejas. El alto grado de contenidos polticos

    incluido en las noticias mexicanas en el periodo anterior, no

    implicaba la existencia de un sistema de comunicacin

    democrtico. Por el contrario, reflejaba el hecho de que los

    noticiarios estaban bsicamente orientados al apoyo estatal

    y al respaldo del partido en el poder. Esto no era exclusivo

    de la televisin. Los peridicos tenan muy pocos lectores,

    dependan de forma significativa de los pagos oficiales reci-

    bidos a cambio de la propaganda favorable y, con ms bien

    pocas excepciones, estaban ms dirigidos al consumo por

    parte de los gabinetes de prensa gubernamentales que para

    el pblico en general El departamento de informativos de

    Televisa,

    mientras tanto, ha sido considerado en la mayor

    parte de su vida como el ministerio oficial de informa-

    cin . Su propietario se describi a s mismo como un sol-

    dado del partido gobernante, siendo bastante comunes las

    llamadas telefnicas entre este departamento y la oficina de

    la Presidencia o la Secretara de la Gobernacin, para con-

    siderar el tratamiento de historias sensibles (Hallin, prxi-

    ma publicacin; Lawson, 1999; Delgado, 1998; Gonzlez

    M olina, 1987; Trejo Delarbre, 1985, 1988).

    Los Informativos de

    Televisa

    eran claramente deferen-

    tes al Gobierno y a los miembros del partido, y se centraban

    en sus actividades de forma extrema. Esto era, en muchos

    aspectos, un elemento que encajaba mal en una empresa de

    televisin cuyos objetivos eran comerciales; tena ingre-

    dientes especficos de la cultura de la televisin comercial,

    como amplios reportajes deportivos, frecuente propaganda

    de otras ofertas de entretenimiento de

    Televisa, un buen

    nmero de historias visuales casi todos los das, e incursio-

    nes ocasionales en un tipo de populismo retrico, a veces

    nacionalista en esencia, el cual haba sido parte de la cultu-

    ra oficial desde que la revolucin mexicana fuera institu-

    cionalizada . Sin embargo, mucho de esto, consistente en

    largos discursos de los miembros del Gobierno, comunica-

    dos oficiales ledos palabra por palabra, listas de nombra-

    mientos a puestos oficiales y cosas del gnero, tuvo poco

    inters popular.

    El ciudadano de a pie jug un papel muy limitado, y

    claramente subordinado, en la ilustracin de la sociedad y

    poltica mexicanas llevada a cabo por

    Televisa. La mayora

    apareca a veces com o representaciones del sistema cliente-

    lar, por el cual el Gobierno reparta beneficios entre grupos

    seleccionados de ciudadanos com o premio a su lealtad pol-

    tica. Una de las imgenes ms comunes encontradas en la

    muestra del estudio de 1994 citado con anterioridad, era la

    del Presidente hablando ante un grupo de campesinos quie-

    nes se sentaban silenciosamente y aplaudan, tras lo cual

    eran premiados con terrenos u otros beneficios guberna-

    mentales. Televisa,

    de vez en cuando, se presentaba en los

    trminos de la misma relacin con sus propios clientes. A

    principios de enero de 1994, por ejemplo, podamos ver un

    relato en el cual el director y presentador de los informati-

    vos, Jacobo Zabludovsky, apareca en su propio programa

    para homenajear a una anciana

    voceadora (vendedora de

    peridicos) de 95 aos, la cual haba estado vendiendo

    durante ms de 20 aos la edicin nocturna de

    Ovaciones ,

    un peridico de Televisa,

    en las nebulosas calles de la

    Ciudad de Mxico. Doa Nati, como Zabludovsky se refe-

    ra a ella, denunci que ella estaba avergonzada por su apa-

    riencia y no quera aparecer en televisin (Imagen 3), pero

    l sigui adelante con la entrevista y, en el program a del da

    siguiente, se mostraba a un grupo de trabajadores de

    Televisa entregando a la anciana en su casa un enorme equi-

    po de televisin que casi llenaba los 9 metros cuadrados de

    su vivienda. De varias formas, este tipo de historias sala con

    ms o m enos frecuencia en las emisiones de

    Televisa,

    donde

    se mostraban imgenes de la trabajadora, que sufran serios

    problemas desde haca tiempo , recibiendo agradecida de las

    benvolas autoridades los premios por su paciencia. Doa

    Nati explicaba que ella seguira trabajando indefinidamen-

    1. Sus fotografas tpicas, por ejemplo, representan a funcionarios

    en podios o reuniones (Vallen, 1998).

    Amrica

    Latilld,

    I loy N. 25

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    40

    ALLIN:

    La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Democrac ia en M xico

    te porque necesitaba pagar el alquiler; Por qu no tena

    una pensin?,

    Televisa

    nunca lo pregunt.

    Imagen 3

    Jacobo Zabludovsky entrevista a la reacia Doa Nati

    En otras ocasiones, gente corriente apareca en las pan-

    tallas para apoyar la propia posicin poltica de Televisa.

    Durante la rebelin en Chiapas, por ejemplo, Televisa

    dependi exclusivamente de declaraciones oficiales duran-

    te algunos das, pero entonces empez a tener en cuenta a

    los campesinos aliados al Gobierno para denunciar a los

    rebeldes. A veces tambin se mostraba a gente comn exi-

    giendo la ley y el orden, un asunto que haba defendido, en

    menor grado, incluso antes de la explosin de l a no ta ro ja .

    La mayor parte del tiempo, la gente corriente apareca en

    las noticias de la televisin mexicana en un plano secunda-

    rio y subordinado, y, en este sentido, stas reflejaban una

    cultura poltica autoritaria.

    En los ltimos aos,

    Televisa

    se ha enfrentado a fuertes

    presiones para que se distanciase del viejo orden poltico,

    incluyendo denuncias y manifestaciones polticas, presiones

    surgidas de negociaciones entre el partido en el Gobierno y

    los de la oposicin alrededor de las reglas de la competicin

    electoral, y la presin competitiva de Televis in A zteca ,

    la

    cual, a pesar de la timidez po ltica de su propietario, impul-

    s la aparicin de una audiencia enfadada con la afinidad

    poltica de su rival. Los cambios en Televisa

    fueron acelera-

    dos por la muerte de su propietario en 1997, y se culmin

    en enero de 1998 con el despido del presentador

    Zabludovsky y la substitucin de su paradigmtico progra-

    ma

    24 Horas.

    Los informativos mexicanos son hoy mucho

    ms abiertos polticamente, sobre todo en el sentido de que

    da mucha ms cobertura a los partidos de la oposicin.

    Esto queda reflejado de alguna forma en los datos conteni-

    dos en la Tabla 1, donde podemos observar la disminucin

    de la cobertura del Presidente y el crecimiento de la cober-

    tura del poder legislativo (donde en 1997 el partido en el

    Gobierno perdi su mayora en la cmara baja), y de los

    Gobiernos locales y regionales. Gran parte de la cobertura

    de esto ltimo se centra en la Asamblea Legislativa del

    Distrito Federal, donde los partidos de la oposicin osten-

    tan la mayora.

    El cambio hacia tinos informativos televisivos ms

    orientados a lo popular en Mxico se interpreta mejor

    como un producto combinado por la democratizacin y

    el aumento de la competicin comercial, por un lado, y

    por implicaciones polticas igualmente complejas, por

    otro. Citando a Sparks otra vez (1988), el hecho de que la

    experiencia de la gente comn es cada vez ms la prin-

    cipal fuente de evidencia y vala en los noticiarios,

    podra constituir un importante smbolo del trnsito a la

    cultura poltica democrtica

    En la muestra de 1998/99,

    los ciudadanos de a pie (sin incluir a policas ni ladrones)

    integraban el 30% de aquellos que hablaban ante las

    cmaras, o, si lo medimos en relacin con el tiempo ms

    que el nmero de apariciones, poco ms del 20%. Si com-

    paramos estos datos con los del 1994, los porcentajes son

    de un 12% de apariciones, y un 5.6% en trminos de

    tiempo en antena. En algunos casos, por supuesto, la gen-

    te comn aparece slo en el plano privado, fuera del

    mundo poltico. Pero en otras muchas ocasiones, su apa-

    ricin en relacin con cuestiones polticas expresa su

    enfado con las autoridades pblicas, las cuales fracasan en

    asuntos que les conciernen directamente. La propia pre-

    sentacin en este sentido, parece constituir un importan-

    te cambio en la representacin poltica realizada por los

    medios mexicanos.

    La pasin por la vox populi

    (opinin popular) en la

    televisin m exicana va m s all de los noticiarios nocturnos

    hoy en da. Por ejemplo,

    Telev isa

    emite a veces un progra-

    ma informativo titulado Testigos, el cual pone mucho nfa-

    sis en la opinin del pueblo. Tambin produce un

    programa de entretenimiento llamado Picarda M exicana,

    un concurso patrocinado por el Banco Bilbao Vizcaya

    (constantemente en medio de los festejos), en el cual los

    telespectadores escriben letras para melodas de msica

    pop que centran en sus quejas sobre la sociedad. Actores

    de

    Televisa

    ponen en escena 3 de estas canciones en cada

    emisin, cada una de ellas precedidas de entrevistas dirigi-

    das por un periodista-marioneta a gente de la calle sobre el

    tema en cuestin. Los asistentes en el estudio votan la

    mejor cancin. Algunas de ellas se centran en aspectos de

    la vida privada, como los concernientes a las suegras y este

    tipo de temas, pero muchos de ellos aluden a temas expre-

    samente polticos; policas que acosan a jvenes, polticos

    que hablan mucho pero son incapaces de resolver nada, y

    desempleo (Imagen 4). Una cancin dice sobre lo ltimo,

    Dicen los empresarios, no podemos arriesgarlo, amamos

    la patria, pero ms amamos el dinero .

    2. Lawson (1999) en un anlisis de contenido de los informativos

    de Televisa desde 1988 a 1996, encontr que la aparicin de los porta-

    voces oficiales (tanto del Gobierno como del partido en el poder), cay

    de un 60%, antes de la llegada de

    Televisin Azteca

    en 1993, al 40%

    despus.

    Amrica Latina I loy

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    HALLIN:

    La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Democrac ia en M xico

    1

    I n1 ;yen

    Cuando el jefe ... llama para despedirte.

    Picarda Mexicana

    representa una escena donde

    cerca de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Mxico, trabajadores desempleados

    sostienen las pancartas de sus asociaciones

    Mientras tanto, los periodistas se mostraban a s mis-

    mos cada vez ms com o representantes del pblico y, de vez

    en cuando, adoptaban una actitud contendiente hacia los

    miembros del Gobierno, legitimados por la autoridad deri-

    vada de esa funcin representativa que reclamaban. De

    esta forma, el presentador de

    Televisa,

    el da que los taxistas

    bloquearon los puntos de entrada a la Ciudad de Mxico,

    introdujo su entrevista con el Gobernador del Estado de

    M xico, el cual rodea la capital, en la cual se le increpaba en

    representacin de los ciudadanos por haber fracasado en el

    intento de disolver el bloqueo, adoptando el esquema el

    pueblo contra el poder poltico descrito por Klein (1998).

    Esto implicaba un cambio impresionante en relacin con el

    trato deferente que Zabludovsky haba mostrado en entre-

    vistas similares hechas en las dcadas anteriores.

    El 12 de enero de 1999, por poner otro ejemplo,

    Televisin Azteca

    incluy en su em isin las declaraciones del

    Secretario de Gobernacin, en las cuales aseguraba que el

    crimen sera erradicado en Mxico en 1999. Durante aos

    se haba establecido como una prctica habitual entre los

    reporteros mexicanos exponer simplemente el resumen de

    los argumentos oficiales, sin incluir ningn tipo de inter-

    pretacin ni desconfianza. En este caso, los reporteros de

    Telev is in A z teca

    presentaban un anlisis, generalmente en

    tono escptico, sobre la efectividad de las polticas guber-

    namentales de seguridad durante el ao anterior, apuntan-

    do la importancia del asunto para las Ambiciones

    presidenciales del Secretario. Luego, se pasaba a una parte

    que podra etiquetarse bajo la denominacin de vo x populi,

    donde la gente era preguntada sobre si se senta segura en la

    Ciudad de Mxico, y, finalmente, se inclua la historia del

    asalto a un banco la cual, mas all de las buenas intencio-

    nes y de las declaraciones de las autoridades , colocaba a la

    ciudad a un paso de superar el rcord vigente en este tipo

    de delitos. El 5

    de abril de 1994, por el contrario, cuando

    el entonces Presidente Salinas design al director de la nue-

    va agencia de seguridad, Zabludovsky presento la historia

    de la siguiente forma:

    La institucin que hoy nace es una especia de super-

    procuradura del tamao que la sociedad ha recla-

    mado ante el desafo creciente del delito y de la

    violencia. El Presidente Salinas responde as a un

    reclamo pblico, un reclamo de la sociedad. Para

    luchar a fondo contra la impunidad, contra el crimen

    organizado... La presencia del Lic. Arsenio Farrel

    como coordinador es una garanta...

    Una impresionante bibliografa del citado individuo se

    present despus; los ciudadanos de a pie no aparecan.

    Al mismo tiempo, el trnsito al mercado del periodismo

    popular tiene muchos elementos que impiden el desarrollo

    de una cultura poltica democrtica. Encontramos el poten-

    cial de distorsionar la agenda poltica. Ms del 20% de las

    noticias son dedicadas al crimen (y este dato no incluye las

    historias polticas relacionadas con el asunto); es una cifra

    muy alta. Hoy en da se debe reconocer que el crimen es

    una importante cuestin pblica en Mxico. Los departa-

    mentos de Polica son ineficaces y estn infectados por la

    corrupcin, siendo el nivel de inseguridad ciudadana muy

    alto, aun cuando los periodistas ms serios otorgan un a sig-

    nificativa atencin al asunto. El semanal de Tijuana Zeta ,

    por ejemplo, altamente respetado por su periodismo de

    investigacin, est centrado sobre todo en los vnculos entre

    el crimen organizado y los grandes intereses en Baja

    California, y encaja abundantes historias sensacionalistas

    sobre el crimen a lo largo y ancho de sus pginas, pese a que

    Zeta

    analiza el crimen como una estructura social, ms que

    la simple presentacin del mismo como sucesin de crme-

    nes, como los medios sensacionalistas hacen. Sin embargo,

    y a pesar de ser el crimen una cuestin pblica legtima, si

    consideramos que en las 10 emisiones de nuestra muestra

    de 1998/99 no encontramos una sola historia sobre el des-

    empleo, ni virtualmente nada sobre cuestiones laborales ni

    comunidades agrcolas, est claro que existe un gran pro-

    blema en relacin con la agenda de los informativos.

    El estilo sensacionalista tambin impulsa el espectro d e la

    demagogia. Expulsa a los periodistas fuera de una concep-

    cin tica y de neutralidad, y los incentiva a p resentarse a s

    mismos com o portavoces de la sociedad entera, contrarios a

    los enemigos de sta, ya sean criminales, perezosos polticos

    o el insignificante puado de taxistas tan denunciados por los

    periodistas de Televisa

    por su bloqueo; los movimientos

    sociales en Mxico, como los polticos, tienen mucho que

    aprender sobre el modo de operar en un espacio donde la

    opinin pblica es el centro del proceso poltico

    (Televisa

    mostr una y otra vez a los taxistas jugando al ftbol en las

    carreteras cortadas). Esto propicia las condiciones para que el

    periodismo contribuya a la polarizacin social. Adems, el

    esquema el pueblo contra el poder poltico , las acusaciones

    a los polticos de no hacer nada, combinadas con el llama-

    miento para emplear

    man o dura contra el crimen y el desor-

    den, parecen potencialmente peligrosas en una sociedad

    donde el apoyo al proceso democrtico no tiene unas pro-

    fundas races (Craig & Cornelius, 1981); como Sparks (1992 )

    apuntaba, el autoritarismo populista es una forma com n de

    periodismo sensacionalista. Este peligro fue dram atizado en

    junio de 1999, cuand o un popular hum orista de la televisin

    Amrica Latina,

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    A LL IN: La No ta Roja: Periodismo Popular y Transicin a la Democracia en Mxico

    fue matado a tiros en la Ciudad de Mxico, y ambas compa-

    as televisivas presentaron horas de cobertura altamente sen -

    sacionalizada, dedicadas en su m ayora a atacar abiertamente

    y estrepitosamente al alcalde de izquierdas. El propietario

    de

    Telev isin A z teca

    tom las ondas para sug erir que el ase-

    sinato probaba que las instituciones democrticas no eran

    tiles (Levario Turcott, 1999). Los em isores se pusieron lue-

    go a la defensiva cuando las evidencias sugeran que el homi-

    cidio poda estar vinculado con el mundo de las drogas.

    Otro problema del periodismo popular tiene que ver

    con las voces y experienc ias populares que sern el centro

    de atencin. La realidad econmica de los medios a veces

    inclina la balanza a favor de la panormica de la audiencia

    de clase media, la ms valorada por los que se anuncian, y

    esto quizs sea ms ma rcado en M xico que en otros pases

    ms desarrollados, donde el nivel de desigualdad con rela-

    cin a la renta es menos pronunciado. Consideremos de

    nuevo la historia de los taxistas que bloquearon los accesos

    a la ciudad como protesta. Vernik (1998) realiz un estudio

    sobre la acogida que tuvo en la aud iencia la historia que, de

    similares caractersticas que la anterior, emiti Televisa.

    l

    encontr que, mientas que los telespectadores de clase

    media compartan la misma indignacin que Televisa

    y

    Telev is in A z teca

    en relacin con el inconveniente causado

    a los conductores bloqueados, los de clase trabajadora no

    estaban tan de acuerdo con esta visin: todos tienen el

    derecho de ser escuchados , deca un telespectador, todos

    tienen el derecho a que se les ponga un poquito de aten-

    cin (171). Este punto de vista raramente tiene lugar en la

    representacin que

    Televisa

    hace de la voz de l pueblo.

    El tratamiento de los temas econm icos constituye otro

    buen ejemplo. En algunos aspectos, y al igual que la cober-

    tura de otros temas, es ms abierto hoy en da. En 199 4, por

    ejemplo, las declaraciones positivas sobre asuntos econ-

    micos en los teleinformativos, superaron a las negativas en

    una proporcin de 9 contra

    1;

    en 1998/99 la misma pro-

    porcin era inversa 3 contra 1. No obstante, en los progra-

    mas existi una fuerte inclinacin hacia el apoyo de las

    polticas pblicas de corte neoliberal favorecidas por la cla-

    se media, al mismo tiempo debatidas apasionadamente en

    un contexto en el que el Gobierno planeaba abandonar a la

    industria bancaria. En un sentido se reflejaba un incremen-

    to de la presencia de hombres de negocios en los informa-

    tivos de un 2% en 1994, a un 8.2% en 1998/99: Estos

    empresarios eran a veces ms francos sobre el estado de la

    economa de lo que los miembros del Gobierno lo haban

    sido en una poca anterior, pese a que tambin secundaban

    las polticas neoliberales.

    Finalmente, existe el peligro de que, una vez que el

    periodo de transicin termine, la tendencia a realizar pro-

    gramas de entretenimiento en detrimento de contenidos

    polticos crezca de forma significativa. Hoy en da, la demo-

    cracia es algo nuevo en Mxico y, en importantes partes de

    la sociedad, genera un considerable inters. En este con-

    texto, los locutores estn proporcionando todava cuotas

    razonables de atencin a los asuntos pblicos en los conte-

    nidos. Los informativos de

    Telev is in A z teca ,

    por ejemplo,

    son de una hora de duracin, pero fueron ampliados en 15

    minutos durante las elecciones legislativas de 1997 para

    proporcionar ms tiempo a la cobertura de las mismas. Las

    emisiones locales y matinales tienden tambin a tener con-

    tenidos ms polticos que otras de las mismas caractersticas

    en Estados Unidos de Amrica EEUU (quiz los europe-

    os estaran menos impresionados). Sin embargo, en un con-

    texto histrico diferente, locutores comerciales podran

    elegir de forma diferente.

    CONCLUSIN

    El periodismo popular, entendido como aquel que, en

    la bsqueda de una audiencia masiva, mezcla entreteni-

    miento e informativos, se inclina hacia lo visual, emotivo y

    sensacionalista, y favorece la experiencia personal de la gen -

    te corriente, ha existido de diferentes formas. Ha sido com-

    pletamente apoltico en su contenido explcito, como los

    productos sensacionalistas superventas americanos, y alta-

    mente politizados, como la prensa grfica laborista en la

    Alemania de los aos '20 y principios de los '30 (Hardt,

    1996 ), o el britnico Daily Mirror en los '40 (Smith, 1975) 3.

    Ha estado a la derecha y a la izquierda del espectro ideol-

    gico. En algunos casos, est relativamente lejos del perio-

    dismo tradicional, y en otros no. Podemos decir que el

    periodismo tradicional en EEUU y el norte de Europa,

    donde la prensa de circulacin masiva se desarrolla en el

    siglo XIX, ha sido siempre profundamente determinado

    por las tradiciones del periodismo popular.

    En algunos casos, y de diferentes formas, el periodis-

    mo popular ha contribuido a la apertura de la esfera pbli-

    ca democrtica. Ha promovido el inters popular por la

    poltica, en parte mostrando los asuntos polticos en tr-

    minos ms accesibles al pblico

    4

    ;

    Ha forzado a los actores

    polticos de la cpula a dirigir las inquietudes del pblico,

    concediendo un espacio para los movimientos y opiniones

    populares, y ha simbolizado su relevancia en el proceso

    poltico. En otros casos, y en otro sentido, ha tenido ms

    consecuencias negativas, desalojando el contenido poltico

    de los noticiarios, distorsionando la agenda poltica, mar-

    ginando y estereotipando a grupos sociales concretos, o

    proporcionando un espacio de propaganda por el cual los

    propietarios de los medios pueden modelar la opinin

    pblica. La direccin en la que los efectos del periodismo

    popular camina, depende de una serie de factores, entre

    los que se incluyen la coyuntura histrica

    y la estructura

    del sistema meditico. Realmente, cualquier concepcin

    que adopte una relacin de suma cero entre la sensa-

    cionalizacin o el periodismo popular

    por una parte, y

    Otros casos interesantes, donde el periodismo popular era menos

    explcitamente poltico, pero tena relacin con movimientos y cultura

    poltica populares, son los de

    Police Gazette

    en los EEUU de la dcada de

    1830 (Schiller, 1981) y T h e S u n

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    5. A veces el trmino sensacionalizacin parece implcitamente

    ser definido en trminos de esas caractersticas del periodismo popular, las

    cuales son negativas desde el punto de vista del proceso democrtico, as

    que el argumento por el cual la sensacionalizacin es mala para la demo-

    cracia, se convierte esencialmente en tautolgico. Esto no me parece una

    accin analtica muy til.

    Amrica Latina I

    loy N. 25

    (Agosto 2000): 35-43

  • 7/17/2019 La_nota_roja_periodismo_popular_y_transi.pdf

    9/9

    HA LL IN: La No ta Ro ja: Periodismo Popular y Transicin a la Demo cracia en M xico

    3

    la poltica democrtica, por otro, es demasiado simple, al

    igual de otra concepcin que asuma la perfecta harmona

    entre stos.

    En el caso mexicano, el cambio ms dram tico hacia el

    periodismo televisivo popular ha tenido lugar en el contex-

    to de una importante apertura democrtica, y tiene que ser

    interpretado como parte significativa de este proceso. Al

    mismo tiempo, es un desarrollo altamente contradictorio,

    que refleja tensiones entre imperativos comerciales o eco-

    nmicos y el criterio periodstico, entre diferentes intereses

    sociales observables en Mxico, y entre los distintos ele-

    mentos de una cultura poltica considerablemente fluida. La

    crtica del nuevo periodismo mexicano no debera centrar-

    se en el periodismo popular

    per se,

    el cual es parte de cual-

    quier sistema meditico en democracia, sino en las formas

    especficas en las que es desplazado a posiciones problem-

    ticas, por presiones comerciales, desequilibrios del poder

    social y elementos de la cultura poltica y periodstica, que

    van en contra de la democracia.

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