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L A N O T A R O JA :
PERIODISMO POPULAR
Y TRANSICIN A LA DEMOCRACIA EN MXICO*
Daniel C. Hallin
Fecha de recepcin: enero 2000
Fecha de aceptacin y versin final: abril 2000
Resumen: Este artculo analiza el rol ambivalente de la informacin de sucesos en la esfera pblica mexicana, sealando los
sesgos de la representacin meditica del crimen, la fusin que se produce entre gneros informativos y de entretenimiento, y las
diferencias entre programas dirigidos a sectores sociales segmentados segn su capacidad adquisitiva. Estas transformaciones son
explicadas en relacin a dos cambios estructurales de la sociedad mexicana: la democratizacin y la liberalizacin econmica.
Palabras Clave: Medios de comunicacin, televisin, informacin sensacionalista, prensa amarilla, democratizacin, libe-
ralizacin econmica, Mxico.
Abstract: This article analyzes tha ambivalent role of the sections of accidents and crime reparts in the mexican public sphe-
re, underlying the bias of crime media representation, the joining between informative section and entertainment, and the dif-
ferences among programs directed to segmented social sectors according to their purchaising power. These transformations are
explained in the relation to two structural changes of mexican society: the democratization and the economic liberalization.
Key Words
Mass media, television, sensacionalist information, tabloid, democratization, economic liberalization, Mexico.
El periodismo sensacionalista
la no t a ro j a
se introdu-
jo en la cultura meditica mexicana a mediados de la dca-
da de los '90.
Su
advenimiento es un complicado fenmeno
histrico unido a dos profundos cambios en la sociedad y
los medios mexicanos: la transicin a la democracia y la
liberalizacin econmica. En la escena poltica, Mxico ha
tenido desde 1929
un rgimen de partido nico dominan-
te . Los partidos de la oposicin existan, pero el
Partido
Revolucionario Institucional
(PRI) monopoliz de forma
efectiva el poder poltico, controlando tanto el Estado como
amplios sectores de la sociedad civil mexicana. La mayor
parte de los medios de comunicacin estaban integrados
dentro del sistema semi-autoritario , por el cual el
PRI
mantena
su hegemona. El poder del partido gobernante
comenz a erosionarse a finales de los '80, como conse-
cuencia de que candidatos de la oposicin empezaran a
ganar algunas elecciones locales y regionales, incrementn-
dose la velocidad del cambio en los '90, y
como resultado
de la prdida del control de la Cmara de Diputados por
parte del PRI frente a los dos principales partidos de la
oposicin en 1997.
Simultneamente, Mxico se ha unido a la ola global
del neoliberalismo, transitando desde el capitalismo de cor-
te intervencionista que ha prevalecido en la mayor parte de
Amrica Latina durante este siglo, a una economa en la
cual la lgica del mercado cada vez es ms predominante.
Este hecho afecta tanto a los medios de comunicacin como
a otros sectores de la economa. La prensa, que dependa
anteriormente del apoyo estatal de forma significativa, ha
escogido, o sido obligada a escoger, sobrevivir en el m erca-
do paulatinamente. Por otra p arte, la televisin mexicana ha
sido bsicamente siempre de carcter comercial. Sin embar-
go, una compaa concreta y prcticamente desde sus
comienzos, Televisa, ha venido manteniendo un cuasi-
monopolio del mercado. En 1993, como parte del impulso
a la privatizacin de empresas de titularidad pblica, el
Gobierno vendi una red de cadenas estatales una insig-
nificante parte del escenario meditico de Mxico, a una
empresa privada, inaugurando as una nueva era de com-
peticin en la historia de la televisin mexicana. El nuevo
competidor, Televisin Azteca, ha jugado un papel principal
en la introduccin del periodismo sensacionalista en
Mxico.
Estos dos procesos, la democratizacin y la liberaliza-
cin, estn histricamente unidos. Sin embargo, la medida
en la que stos estn en harm ona o conflicto y sus implica-
Una versin previa de este artculo ha sido publicado en Colin
Sparks and John Tulloch, Eds. Tabloid Tales,
2000. Reproducido con el
permiso de su editor original Rowman&Littlefield. Traducido por Oscar
Garca Luengo.
Profesor de Comunicacin en la Universidad de California, San
Diego. El [email protected]
El autor quiere expresar su agradecimiento a Ral Trejo Delarbre,
Jos Carlos Lozano, Chappell Lawson, Cecilia Castellanos y Andrs
Villarreal por sus valiosos consejos e informacin. El contenido del anli-
sis del estudio de 1994 fue hecho bsicamente por Virginia Escalante.
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ciones para el periodismo y la funcin pblica de los medios
complican el anlisis meditico, como tambin la poltica
mexicana. Esto se configura como informacin esencial
para el estudio de la tendencia a la sensacionalizacin del
periodismo.
Personalmente, enfocara la sensacionalizacin del
periodismo de dos formas: Primero, examinando los
medios sensacionalistas en el sentido estricto de la palabra,
esto es, los medios donde el contenido sensacionalista es
esencial, y, en siguiente lugar, considerando la m edida en la
que los principios de la prensa sensacionalista estn trans-
formando el periodismo tradicional en Mxico.
EL AUGE, CADA Y RESURGIMIENTO
DE L NOT ROJ
El periodismo de corte sensacionalista es bsicamente
un fenm eno televisivo en M xico. Sin duda, noticias sobre
crmenes han representado siempre una parte del periodis-
mo de este pas y el trmino
no ta ro j a
tiene una larga h isto-
ria (Monsivis, 1997). Sin embargo, como el sur de Europa
y el resto de Amrica Latina, Mxico no ha sido nunca un
pas donde se haya consumido prensa de forma masiva. Los
peridicos mexicanos tienen una distribucin limitada, y
se puede dec ir que su circulacin se focaliza en las lites. Lo
ms parecido a un peridico de consumo masivo lo consti-
tuye La Prensa,
un diario de la Ciudad de Mxico, aunque
tener una tirada de 100.000 ejemplares (Trejo Delarbre,
1990) en una ciudad de 20 millones de habitantes, no tiene
demasiada importancia. Mxico tiene asimismo semanales
sensacionalistas como
Alarma , el cual ofrece un tipo de
violencia obscena, como historias sobre atentados y, sobre
todo, impactantes fotografas de cuerpos que han sido vc-
timas de accidentes o crmenes. La audiencia de estas publi-
caciones est constituida por varones de clase trabajadora,
pese a que este grupo no es un fuerte consumidor de pren-
sa escrita en Mxico.
La audiencia real de
la nota roja
se concentra en los
telespectadores. La novedad m s significativa fue la emisin
de Ciudad Desnuda por parte de Telev isin A z teca
en 1995.
Ciudad Desnuda, cuya principal materia prima eran los cr-
menes callejeros que asolaban la Ciudad de Mxico, se
constituy como uno de los primeros xitos de la cadena
televisiva, subiendo hasta el 20% en el ndice
rat ing
hasta el
30% en el share, antes de que Televisa introdujese un com-
petidor,
Fuera de la L ey,
y llevase a
Ciudad Desnuda de vuel-
ta a posiciones ms modestas (Moreno Maldonado, 1997).
Los dos programas generaron una gran polmica, y
periodistas, intelectuales, organizaciones civiles, anunciantes
y polticos incluyendo al Presidente de M xico , los criti-
caron y calificaron de irresponsables (Vela Gonzlez, 1997;
Trejo Delarbre, 1997; G aln, 1997). La mayora culp a estos
programas de contribuir a empeorar el problema del cri-
men, al impulsar la cultura de violencia, aunque algunos
desde la izquierda los inculparon, probablemente con ms
argumentos, de promover una ideologa poltica de corte
autoritaria. En noviembre de 1997, ambas compaas de
televisin cedieron ante las presiones y cancelaron la em isin
de los programas. Este resultado produjo reacciones con-
tradictorias; algunos comentaristas celebraban el fracaso de
los principales impulsores de
la nota roja, al mismo tiempo
que se preocupaban de que la presin del Presidente haba
sido decisiva, demostrndose que los medios de comunica-
cin se doblegaban todava ante la autoridad poltica.
Cualquiera que sea el peso relativo de cada una de las
fuerzas que criticaronCiudad Desnuda y
Fuera de la Ley,
esta interpretacin se prueba infundada. stos no eran los
nicos programas sensacionalistas que se retransmitan,
pero s los ms representativos. Un estudio aseguraba que,
en el ao 1996, se emitan en la Ciudad de M xico 31 horas
a la semana de programas sobre violencia basados en
hechos reales, incluyendo
Primer Im pacto,
programa sensa-
cionalista producido por Univisin, red hispanohablante
estadounidense ligada a Televisa (Fadul, Sols & Fernndez-
Christlieb, 1996). Al poco tiempo,
Ciudad D esnuda
y
Fuera
de la Ley
fueron reemplazados por programas bsicamente
similares. Mxico nunca ha tenido una regulacin fuerte
sobre televisin. Se consinti a Televisa
perseguir sus inte-
reses econmicos sin obstculos, y sta devolvi el favor
otorgando apoyo poltico al Gobierno. Asimismo, se evit la
emisin de programas que podran haber provocado con-
troversia poltica y haber tentado al Gobierno a intervenir
directamente; no haba ninguna razn por la que arriesgar-
se cuando la compaa gozaba de un monopolio. Hoy, con
un mercado televisivo ms competitivo y siendo mayor la
inhibicin en contra de la intervencin presidencial, la lgi-
ca del mercado es la dominante.
El sustituto de Fuera de la Ley
en Televisa
fue Duro y
Directo, el cual apareci todas las noches durante una hora
y media en uno de los cuatro canales de dicha empresa;
mientras tanto Televis in A zteca
introdujo
V is in Urbana ,
programa emitido en su canal principal durante una hora
todas las noches. Ambos son considerados como clsicos
dentro de la televisin sensacionalista, y bsicamente se cen-
tran en crmenes callejeros, con ritmos rpidos, tonos sofo-
cantes, imgenes dramticas y altos niveles emotivos; a
diario encontramos un nuevo suministro de espantosos
crmenes , ros de sangre y bajas pasiones . El sensa-
cionalismo mexicano est centrado de forma ms exclusiva
en crmenes callejeros y accidentes que el sensacionalismo
de otros pases, prestando poca atencin a historias de inte-
rs humano. Duro y Directo incluye ocasionalmente un
reportaje para la orientacin del consumidor, como por
ejemplo, la cobertura de un acuerdo entre el Gobierno y los
comerciantes de ultramarinos para contener los precios de
los comestibles de primera necesidad. Tambin incluye
regularmente secciones sobre deportes y ocio (a veces inser-
tando otros captulos culturales de Televisa) , horscopos y
un apartado acerca de animales, el cual contiene una parte
donde aparece un payaso qu e responde a las llamadas de los
telespectadores para ayudar a animales con problemas, una
crnica diaria llamada
Pasarela de Mascotas,
en la cual se
muestran perros jugando al ftbol y cosas del gnero, e his-
torias ocasionales sobre fauna del zoo, mascotas exticas o
maltrato de animales. No obstante, en la mayor parte de
Duro y Direc to se suceden robos de bancos, atracos a taxis-
tas o casos de nios robados.
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Visin Urbana
es un programa algo ms sofisticado y
con una agenda ms amplia, probablemente como conse-
cuencia de que
Televis in A zteca
ha puesto su objetivo en
una audiencia m s cualificada intelectualmente y adinerada.
El crimen callejero es todava el centro del programa, pero
aqu no hay horscopos de ningn tipo ni
Pasarela de
Mascotas ,
y existe ms cobertura sobre la vida urbana ms
all del crimen callejero;
V isin Urbana
est en este sentido
entre un informativo estndar y una revista sensacionalista
de corte estadounidense, con contenidos ms centrados en
los asuntos pblicos ms tradicionales que en espectculos
como Hard Copy o
Inside Edition.
La emisin del 13 de
enero de 1999, por ejemplo, comenz con relatos acerca de
la huelga del profesorado (enfatizando los inconvenientes
para los ciudadanos en general), de las restricciones al tr-
fico ocasionadas por la contam inacin atmosfrica, del cie-
rre de una clnica de la Cruz Roja en la Ciudad de Mxico
a causa de un recorte presupuestario, de una huelga de
trnsito, de las quejas planteadas por policas sobre el injus-
to tratamiento que reciben de sus superiores, y del plan del
Ministerio de Seguridad Pblica para entrenar a civiles en
tareas de seguridad pblica. Es entonces cuando las histo-
rias sobre crmenes empiezan.
Los dos programas se presentaban como defensores
del ciudadano corriente, y fomentaban la participacin de
los telespectadores, facilitando frecuentemente una serie de
nmeros de telfono donde podan denunciar fechoras.
Adems, ambos, aunque
Duro y Direc to
de forma ms laten-
te, se presentaban como paladines de la ley y el orden, como
combatientes del crimen, reclamando a veces mano dura
para erradicarlo. Sin ningn lugar a dudas, esto se produce
en parte como reaccin a que se les acusaba de explotar el
crimen con ob jetivos com erciales y de incentivarlo median-
te su propaganda.
Duro y Directo co nt ra la del incuen cia
declaraba un eslogan, mientras que los reportajes sobre
arrestos de sospechosos son normalmente seguidos de
requerimiento de colaboracin ciudadana para facilitar
informacin que pueda ayudar a condenarlos, acompan-
dolo con imgenes grficas y la palabra "denncielo".
En
otras ocasiones, una serie de fotografas de sospechosos vie-
ne seguida de la imagen digital de una puerta de una celda
cerrndose de golpe, incluyndose frases como robo c on
violen cia, hasta 18 aos de crcel . Un alto porcentaje de los
casos conlleva el arresto de sospechosos, porque sin duda
stas proporcionan mucha ms informacin sobre los mis-
mos, que sobre los concernientes a crmenes no resueltos.
Este hecho implica que el sensacionalismo tergiversa drs-
ticamente la realidad en un sentido importante: la mayora
de los crmenes que aparecen en la televisin son resueltos,
mientras que en la realidad, y siguiendo a Ruiz Harrell
(1999, 61), slo fueron arrestados un 2.5% de los sospe-
chosos de haber cometido los crmenes contabilizados por
la fiscala de la Ciudad de Mxico en 1995.
Paralelamente a que
Ciudad Desnuda y Fuera de la
Ley
fueran suprimidos de antena, Sergio Sarmiento
(1997), un destacado cronista que se convirti en un
directivo de
Televis in A zteca y contribuy a crear
Ciudad
Desnuda, ofreca el siguiente anlisis de las posturas
enfrentadas:
A la clase media no le gusta ver en su pantalla im-
genes desagradables, rostros morenos, pobreza o cr-
menes. Para la clase media la televisin debe ser
inspiracional, debe contener programas culturales y
educativos, rostros blancos y cabelleras rubias. Los
polticos, miembros de esa clase m edia, quieren ver-
se a si m ismos en la televisin todas las noches. Para
ellos los programas informativos deben concentrar-
se en inauguraciones de obras publicas y en discur-
sos. No entienden por qu los noticiarios deban
referirse al crimen, al sufrimiento y a otros temas
desagradables.
Esto, por supuesto, tiene que ver con el reclamo post-
modernista (Fiske, 1992), el cual asegura que el periodismo
sensacionalista representa un triunfo de lo popular sobre la
cultura de la lite. Es indudablemente cierto que la gente
corriente, incluyendo a los pobres, aparecen con ms fre-
cuencia en los programas televisivos sensacionalistas que
en las noticias tradicionales. En cualquier caso, esto no con-
lleva la justificacin de estos programas. El programa bra-
sileo A qui A gora ,
tambin clasificado dentro de este grupo
de emisiones, ha tenido a veces una cobertura significativa
de temas como movimientos polticos en comunidades
pobres (Epstein, 1993; Bucci, 1993). El sensacionalismo
televisivo en M xico no presenta nada de esto y, ciertamen-
te, no informa sobre miserias. Se centra ms intensamente
en el crimen, y su orientacin hacia la ley y el orden impli-
ca que, aunque las vctimas obtienen una atencin pblica
(Imagen 1), una alta proporcin de los rostros morenos
que aparecen en las pantallas son los de aquellos sospecho-
sos presentados para divulgar su humillacin (Imagen 2).
Por supuesto, la violencia no es el nico asunto que impor-
ta en la vida de la Ciudad de Mxico, y sera ms riguroso
establecer, como uno de los legisladores de esta ciudad
introdujo en el debate existente sobre
Ciudad Desnuda
y
Fuera de la Ley ,
que los programas sensacionalistas implican
bsicamente a yuppies
que se aprovechan de las comuni-
dades ms pobres, cuyos problemas reales desconocen
prcticamente (Servicio Universal de Noticias, 1997).
Imagen
Una vctima pide justicia en
Duro y Directo
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Imagen 2
Sospechosos son capturados ante las Cmaras de Duro y Directo
INFORMATIVOS TRADICIONALES
DESPOLITIZ CIN O DEMOCR TIZ CIN
Los programas tradicionales de telenoticias presentan
una tendencia hacia la sensacionalizacin . Gran parte de
los aspectos y sensibilidades de los espectculos sensacio-
nalistas, como impactantes titulares, efectos sonoros, dra-
mticas narraciones, reconstrucciones, planos a cmara
lenta y condenas morales a sospechosos por parte de los
periodistas, han sido trasladados a los espacios ms presti-
giosos. Sin embargo, los cambios de concepcin son fre-
cuentes y las dos cadenas tratan de establecer nuevas form as
de periodismo y una n ueva relacin con su audiencia. Entre
la mitad de 1998 y principios de 1999,
Televisa
y
Televisin
Az te c a
han m oderado algunos de los rasgos sensacionalistas
de sus noticiarios, como consecuencia de la renovacin pro-
ducida por la crtica del pblico. Amb as fueron acusadas de
dedicar mucho tiempo a entrevistas con el secuestrador
"Mochaorejas"
(nombre proveniente de la costumbre del
sujeto a cortar las orejas de sus vctimas), que fue capturado
en agosto de 1.998. Los anlisis de mercado de estas empre-
sas mostraban tambin la resistencia del pblico a la sensa-
cionalizacin (Barrera, 1999 ).
Tabla 14.1 Tiempo dedicado a los temas m s importantes
en las noticieros de la tcExisin :mexicana
(slo cuestiones internas)
1994
199899
Presidente
9.3
42
Ministerios, otro gobiemo federal
3 8.7
u re 2.2
42
Partido, Elecciones 30.9
3.5
Estado gobierno local
0.6
6.7
Corrupcin oficial, derechos humanos 0.3
3.1
Picomimas sociales
04
1.9
so sw
2.1
Chiapas, Guerrilla,
10.7
66.8
01
34.6
almeas
41
10.2
conomia
Asuntos trbmos de ciudad de Me co
3.6
Crimen, segurichd 4.7
21.7
Asesinato de Colosio
43
Accidentes
32
I 1
Desastres naturales
0.3
52
Salud 0.2
52
Educacin
0.3
Iglesia, religin 2.2 4.6
Medio ambiente
0.4
26
Inters harto
1.0
Alta cultura
3.3
Medios de Comunicacin, entretenimiento
44
2.8
Obro
5.7 4.7
No obstante, los contenidos sensacionalistas han hecho
una importante incursin en el tradicional periodismo tele-
visivo. La Tabla 1 muestra la distribucin del tiempo dedi-
cado a los diferentes asuntos en la televisin, usando como
base una muestra aleatoria de 10 informativos, emitidos
entre agosto de 1998 y enero de 1999; 5 de
No t ic iero con
Guillermo Ortega (Telev isa)
y 5 de
Hechos (Televisin
Azteca ,
ambos paradigmticos espacios. El resultado de
este pequeo estudio est contrastado con otros de mayor
calado sobre
Televisa
realizados en la primera mitad de
1994, acerca de sus principales noticiarios (Hallin, 1994).
La diferencia ms latente se refiere a la cada dramtica de
la cobertura de asuntos polticos, del casi 70% en noticias
nacionales (excluyendo deportes) en 1994, al 35% aproxi-
madamente en 1998/99. Mientras tanto las noticias refe-
rentes al crimen y a la seguridad saltaron del 4.7% en 1994
(o 9% si incluimos la extensa cobertura realizada sobre el
asesinato del candidato presidencial del partido en el
Gobierno en ese mismo ao), al 21.7% en 1998/99. Las
cuestiones econmicas, muchas de ellas centradas en los
precios de los bienes de primera necesidad como las torti-
llas, tambin crecieron del 4.2% al 10.2%, como asimismo
lo hicieron otras formas de noticias no polticas: salud,
desastres naturales y asuntos urbanos de la Cuidad de
Mxico, los cuales incluan temas como el aparcamiento, el
trfico y la regulacin de los vendedores ambulantes.
Los dos periodos contrastados no son muy adecuados,
pero son usados porque no hay otros datos disponibles. En
el ao 1994, ocurrieron dos hechos que con toda seguridad
exageraron el ndice de cobertura de asuntos polticos: se
trata de la celebracin de elecciones presidenciales y de la
rebelin del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional en
Chiapas. Pero aunque eliminemos ambos sucesos del estu-
dio de 1994, la cobertura poltica llega casi al 50% de las
noticias nacionales de este ao, mientras que el tratamiento
del crimen, excluyendo el asesinato de Colosio, representa
menos del 7%.
Si la sensacionalizacin se centra en la experiencia
inmediata del individuo , como Sparks (1988) propone, la
televisin mexicana se ha desplazado en este sentido clara-
mente hacia el estilo sensacionalista. Como ejemplo pode-
mos resaltar la presentacin del principal relato de las
noticias nocturnas del 13 de agosto de 1998 en
Televisa:
Esta maana el Valle de M xico vivi uno de los das
mas terribles que se recuerden. Unos cuantos taxis-
tas y microbuseros del Estado de Mxico bloquea-
ron trece puntos de acceso al Distrito Federal y
crearon el peor caos vial que ha vivido el capital en
toda su historia. Cientos de miles de personas que-
daron literalmente secuestradas por un puado de
taxistas. Del eno jo a la rabia; y de la rabia a la deses-
peracin. Y la autoridad brill por su ausencia.
El reportaje fue seguido de algunas entrevistas con
enfadados conductores bloqueados en el atasco, y termin
con la entrevista del gobernador del Estado de Mxico,
sobre la que nos volveremos a referir. Por supuesto, el epi-
centro de la historia lo representaba la reaccin emotiva de
los conductores afectados.
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Una interpretacin comn de la sensacionalizacin o,
para decirlo de forma ms precisa, del cambio hacia el
periodismo puramente movido por la lgica del mercado,
atae a la degradacin o merma de la democracia causada
por expulsar el debate e informacin polticos fuera de los
medios, reemplazndolos por asuntos de la vida privada
(Sparks, 1988). Esta clase de periodismo popular, se puede
argumentar, podra proporcionar una desviacin inofensiva
o informacin til para las cuestiones privadas de la audien-
cia, o podra promover la cultura del miedo, de la violencia
y la alienacin. Lo que rotundamente no hace es facilitar la
implicacin de los ciudadanos en los asuntos pblicos.
Por supuesto, encontramos una importante discusin
alrededor de dnde se debera dibujar la lnea para separar
lo pblico de lo privado. Sin embargo, se debe tener en
cuenta que desde el punto de vista poltico adquiere gran
importancia la cuestin de que las fuerzas del mercado
aparten lo poltico del contenido de las noticias, particular-
mente en una sociedad donde el sistema poltico democr-
tico est emergiendo. El dueo de
Televis in A zteca ,
tras
comprar dicha cadena, respondi brevemente a la pregun-
ta sobre el papel que crea que la em presa podra jugar en el
proceso de democratizacin del pas, asegurando que no
debera jugar ninguno: la televisin es un medio de entre-
tenimiento y esparcimiento , dijo (Ortega Pizzaro, 1993:
6), provocando as el miedo de algunos mexicanos, preocu-
pados por el hecho de que el mercado podra privar a la
democracia incipiente del acceso a lo que es rotundamente
el ms importante medio de comunicacin pblica en
Mxico.
Aparentemente, el caso mexicano parecera poder con-
l'irmar la hiptesis de la despolitizacin: desde que surgi en
Mxico un mercado competitivo en el mundo de la televi-
sin, las experiencias individuales se han colocado paulati-
namente en el centro de la definicin de las noticias, y la
cobertura de lo poltico ha descendido de forma m anifiesta.
Sin embargo, es demasiado simplista llegar a la conclusin
de que el trnsito hacia modos ms populares de periodis-
mo en este pas significa nada ms que despolitizacin. El
sistema meditico mexicano es mucho ms abierto y demo-
crtico en algunos sentidos de lo que lo fue a principio de
los '90, y las implicaciones entre la democracia y los cam-
bios producidos en los informativos televisivos parecen bas-
tante complejas. El alto grado de contenidos polticos
incluido en las noticias mexicanas en el periodo anterior, no
implicaba la existencia de un sistema de comunicacin
democrtico. Por el contrario, reflejaba el hecho de que los
noticiarios estaban bsicamente orientados al apoyo estatal
y al respaldo del partido en el poder. Esto no era exclusivo
de la televisin. Los peridicos tenan muy pocos lectores,
dependan de forma significativa de los pagos oficiales reci-
bidos a cambio de la propaganda favorable y, con ms bien
pocas excepciones, estaban ms dirigidos al consumo por
parte de los gabinetes de prensa gubernamentales que para
el pblico en general El departamento de informativos de
Televisa,
mientras tanto, ha sido considerado en la mayor
parte de su vida como el ministerio oficial de informa-
cin . Su propietario se describi a s mismo como un sol-
dado del partido gobernante, siendo bastante comunes las
llamadas telefnicas entre este departamento y la oficina de
la Presidencia o la Secretara de la Gobernacin, para con-
siderar el tratamiento de historias sensibles (Hallin, prxi-
ma publicacin; Lawson, 1999; Delgado, 1998; Gonzlez
M olina, 1987; Trejo Delarbre, 1985, 1988).
Los Informativos de
Televisa
eran claramente deferen-
tes al Gobierno y a los miembros del partido, y se centraban
en sus actividades de forma extrema. Esto era, en muchos
aspectos, un elemento que encajaba mal en una empresa de
televisin cuyos objetivos eran comerciales; tena ingre-
dientes especficos de la cultura de la televisin comercial,
como amplios reportajes deportivos, frecuente propaganda
de otras ofertas de entretenimiento de
Televisa, un buen
nmero de historias visuales casi todos los das, e incursio-
nes ocasionales en un tipo de populismo retrico, a veces
nacionalista en esencia, el cual haba sido parte de la cultu-
ra oficial desde que la revolucin mexicana fuera institu-
cionalizada . Sin embargo, mucho de esto, consistente en
largos discursos de los miembros del Gobierno, comunica-
dos oficiales ledos palabra por palabra, listas de nombra-
mientos a puestos oficiales y cosas del gnero, tuvo poco
inters popular.
El ciudadano de a pie jug un papel muy limitado, y
claramente subordinado, en la ilustracin de la sociedad y
poltica mexicanas llevada a cabo por
Televisa. La mayora
apareca a veces com o representaciones del sistema cliente-
lar, por el cual el Gobierno reparta beneficios entre grupos
seleccionados de ciudadanos com o premio a su lealtad pol-
tica. Una de las imgenes ms comunes encontradas en la
muestra del estudio de 1994 citado con anterioridad, era la
del Presidente hablando ante un grupo de campesinos quie-
nes se sentaban silenciosamente y aplaudan, tras lo cual
eran premiados con terrenos u otros beneficios guberna-
mentales. Televisa,
de vez en cuando, se presentaba en los
trminos de la misma relacin con sus propios clientes. A
principios de enero de 1994, por ejemplo, podamos ver un
relato en el cual el director y presentador de los informati-
vos, Jacobo Zabludovsky, apareca en su propio programa
para homenajear a una anciana
voceadora (vendedora de
peridicos) de 95 aos, la cual haba estado vendiendo
durante ms de 20 aos la edicin nocturna de
Ovaciones ,
un peridico de Televisa,
en las nebulosas calles de la
Ciudad de Mxico. Doa Nati, como Zabludovsky se refe-
ra a ella, denunci que ella estaba avergonzada por su apa-
riencia y no quera aparecer en televisin (Imagen 3), pero
l sigui adelante con la entrevista y, en el program a del da
siguiente, se mostraba a un grupo de trabajadores de
Televisa entregando a la anciana en su casa un enorme equi-
po de televisin que casi llenaba los 9 metros cuadrados de
su vivienda. De varias formas, este tipo de historias sala con
ms o m enos frecuencia en las emisiones de
Televisa,
donde
se mostraban imgenes de la trabajadora, que sufran serios
problemas desde haca tiempo , recibiendo agradecida de las
benvolas autoridades los premios por su paciencia. Doa
Nati explicaba que ella seguira trabajando indefinidamen-
1. Sus fotografas tpicas, por ejemplo, representan a funcionarios
en podios o reuniones (Vallen, 1998).
Amrica
Latilld,
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ALLIN:
La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Democrac ia en M xico
te porque necesitaba pagar el alquiler; Por qu no tena
una pensin?,
Televisa
nunca lo pregunt.
Imagen 3
Jacobo Zabludovsky entrevista a la reacia Doa Nati
En otras ocasiones, gente corriente apareca en las pan-
tallas para apoyar la propia posicin poltica de Televisa.
Durante la rebelin en Chiapas, por ejemplo, Televisa
dependi exclusivamente de declaraciones oficiales duran-
te algunos das, pero entonces empez a tener en cuenta a
los campesinos aliados al Gobierno para denunciar a los
rebeldes. A veces tambin se mostraba a gente comn exi-
giendo la ley y el orden, un asunto que haba defendido, en
menor grado, incluso antes de la explosin de l a no ta ro ja .
La mayor parte del tiempo, la gente corriente apareca en
las noticias de la televisin mexicana en un plano secunda-
rio y subordinado, y, en este sentido, stas reflejaban una
cultura poltica autoritaria.
En los ltimos aos,
Televisa
se ha enfrentado a fuertes
presiones para que se distanciase del viejo orden poltico,
incluyendo denuncias y manifestaciones polticas, presiones
surgidas de negociaciones entre el partido en el Gobierno y
los de la oposicin alrededor de las reglas de la competicin
electoral, y la presin competitiva de Televis in A zteca ,
la
cual, a pesar de la timidez po ltica de su propietario, impul-
s la aparicin de una audiencia enfadada con la afinidad
poltica de su rival. Los cambios en Televisa
fueron acelera-
dos por la muerte de su propietario en 1997, y se culmin
en enero de 1998 con el despido del presentador
Zabludovsky y la substitucin de su paradigmtico progra-
ma
24 Horas.
Los informativos mexicanos son hoy mucho
ms abiertos polticamente, sobre todo en el sentido de que
da mucha ms cobertura a los partidos de la oposicin.
Esto queda reflejado de alguna forma en los datos conteni-
dos en la Tabla 1, donde podemos observar la disminucin
de la cobertura del Presidente y el crecimiento de la cober-
tura del poder legislativo (donde en 1997 el partido en el
Gobierno perdi su mayora en la cmara baja), y de los
Gobiernos locales y regionales. Gran parte de la cobertura
de esto ltimo se centra en la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal, donde los partidos de la oposicin osten-
tan la mayora.
El cambio hacia tinos informativos televisivos ms
orientados a lo popular en Mxico se interpreta mejor
como un producto combinado por la democratizacin y
el aumento de la competicin comercial, por un lado, y
por implicaciones polticas igualmente complejas, por
otro. Citando a Sparks otra vez (1988), el hecho de que la
experiencia de la gente comn es cada vez ms la prin-
cipal fuente de evidencia y vala en los noticiarios,
podra constituir un importante smbolo del trnsito a la
cultura poltica democrtica
En la muestra de 1998/99,
los ciudadanos de a pie (sin incluir a policas ni ladrones)
integraban el 30% de aquellos que hablaban ante las
cmaras, o, si lo medimos en relacin con el tiempo ms
que el nmero de apariciones, poco ms del 20%. Si com-
paramos estos datos con los del 1994, los porcentajes son
de un 12% de apariciones, y un 5.6% en trminos de
tiempo en antena. En algunos casos, por supuesto, la gen-
te comn aparece slo en el plano privado, fuera del
mundo poltico. Pero en otras muchas ocasiones, su apa-
ricin en relacin con cuestiones polticas expresa su
enfado con las autoridades pblicas, las cuales fracasan en
asuntos que les conciernen directamente. La propia pre-
sentacin en este sentido, parece constituir un importan-
te cambio en la representacin poltica realizada por los
medios mexicanos.
La pasin por la vox populi
(opinin popular) en la
televisin m exicana va m s all de los noticiarios nocturnos
hoy en da. Por ejemplo,
Telev isa
emite a veces un progra-
ma informativo titulado Testigos, el cual pone mucho nfa-
sis en la opinin del pueblo. Tambin produce un
programa de entretenimiento llamado Picarda M exicana,
un concurso patrocinado por el Banco Bilbao Vizcaya
(constantemente en medio de los festejos), en el cual los
telespectadores escriben letras para melodas de msica
pop que centran en sus quejas sobre la sociedad. Actores
de
Televisa
ponen en escena 3 de estas canciones en cada
emisin, cada una de ellas precedidas de entrevistas dirigi-
das por un periodista-marioneta a gente de la calle sobre el
tema en cuestin. Los asistentes en el estudio votan la
mejor cancin. Algunas de ellas se centran en aspectos de
la vida privada, como los concernientes a las suegras y este
tipo de temas, pero muchos de ellos aluden a temas expre-
samente polticos; policas que acosan a jvenes, polticos
que hablan mucho pero son incapaces de resolver nada, y
desempleo (Imagen 4). Una cancin dice sobre lo ltimo,
Dicen los empresarios, no podemos arriesgarlo, amamos
la patria, pero ms amamos el dinero .
2. Lawson (1999) en un anlisis de contenido de los informativos
de Televisa desde 1988 a 1996, encontr que la aparicin de los porta-
voces oficiales (tanto del Gobierno como del partido en el poder), cay
de un 60%, antes de la llegada de
Televisin Azteca
en 1993, al 40%
despus.
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HALLIN:
La N o ta R o ja : Per iodi smo Popular y T rans i c in a la Democrac ia en M xico
1
I n1 ;yen
Cuando el jefe ... llama para despedirte.
Picarda Mexicana
representa una escena donde
cerca de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Mxico, trabajadores desempleados
sostienen las pancartas de sus asociaciones
Mientras tanto, los periodistas se mostraban a s mis-
mos cada vez ms com o representantes del pblico y, de vez
en cuando, adoptaban una actitud contendiente hacia los
miembros del Gobierno, legitimados por la autoridad deri-
vada de esa funcin representativa que reclamaban. De
esta forma, el presentador de
Televisa,
el da que los taxistas
bloquearon los puntos de entrada a la Ciudad de Mxico,
introdujo su entrevista con el Gobernador del Estado de
M xico, el cual rodea la capital, en la cual se le increpaba en
representacin de los ciudadanos por haber fracasado en el
intento de disolver el bloqueo, adoptando el esquema el
pueblo contra el poder poltico descrito por Klein (1998).
Esto implicaba un cambio impresionante en relacin con el
trato deferente que Zabludovsky haba mostrado en entre-
vistas similares hechas en las dcadas anteriores.
El 12 de enero de 1999, por poner otro ejemplo,
Televisin Azteca
incluy en su em isin las declaraciones del
Secretario de Gobernacin, en las cuales aseguraba que el
crimen sera erradicado en Mxico en 1999. Durante aos
se haba establecido como una prctica habitual entre los
reporteros mexicanos exponer simplemente el resumen de
los argumentos oficiales, sin incluir ningn tipo de inter-
pretacin ni desconfianza. En este caso, los reporteros de
Telev is in A z teca
presentaban un anlisis, generalmente en
tono escptico, sobre la efectividad de las polticas guber-
namentales de seguridad durante el ao anterior, apuntan-
do la importancia del asunto para las Ambiciones
presidenciales del Secretario. Luego, se pasaba a una parte
que podra etiquetarse bajo la denominacin de vo x populi,
donde la gente era preguntada sobre si se senta segura en la
Ciudad de Mxico, y, finalmente, se inclua la historia del
asalto a un banco la cual, mas all de las buenas intencio-
nes y de las declaraciones de las autoridades , colocaba a la
ciudad a un paso de superar el rcord vigente en este tipo
de delitos. El 5
de abril de 1994, por el contrario, cuando
el entonces Presidente Salinas design al director de la nue-
va agencia de seguridad, Zabludovsky presento la historia
de la siguiente forma:
La institucin que hoy nace es una especia de super-
procuradura del tamao que la sociedad ha recla-
mado ante el desafo creciente del delito y de la
violencia. El Presidente Salinas responde as a un
reclamo pblico, un reclamo de la sociedad. Para
luchar a fondo contra la impunidad, contra el crimen
organizado... La presencia del Lic. Arsenio Farrel
como coordinador es una garanta...
Una impresionante bibliografa del citado individuo se
present despus; los ciudadanos de a pie no aparecan.
Al mismo tiempo, el trnsito al mercado del periodismo
popular tiene muchos elementos que impiden el desarrollo
de una cultura poltica democrtica. Encontramos el poten-
cial de distorsionar la agenda poltica. Ms del 20% de las
noticias son dedicadas al crimen (y este dato no incluye las
historias polticas relacionadas con el asunto); es una cifra
muy alta. Hoy en da se debe reconocer que el crimen es
una importante cuestin pblica en Mxico. Los departa-
mentos de Polica son ineficaces y estn infectados por la
corrupcin, siendo el nivel de inseguridad ciudadana muy
alto, aun cuando los periodistas ms serios otorgan un a sig-
nificativa atencin al asunto. El semanal de Tijuana Zeta ,
por ejemplo, altamente respetado por su periodismo de
investigacin, est centrado sobre todo en los vnculos entre
el crimen organizado y los grandes intereses en Baja
California, y encaja abundantes historias sensacionalistas
sobre el crimen a lo largo y ancho de sus pginas, pese a que
Zeta
analiza el crimen como una estructura social, ms que
la simple presentacin del mismo como sucesin de crme-
nes, como los medios sensacionalistas hacen. Sin embargo,
y a pesar de ser el crimen una cuestin pblica legtima, si
consideramos que en las 10 emisiones de nuestra muestra
de 1998/99 no encontramos una sola historia sobre el des-
empleo, ni virtualmente nada sobre cuestiones laborales ni
comunidades agrcolas, est claro que existe un gran pro-
blema en relacin con la agenda de los informativos.
El estilo sensacionalista tambin impulsa el espectro d e la
demagogia. Expulsa a los periodistas fuera de una concep-
cin tica y de neutralidad, y los incentiva a p resentarse a s
mismos com o portavoces de la sociedad entera, contrarios a
los enemigos de sta, ya sean criminales, perezosos polticos
o el insignificante puado de taxistas tan denunciados por los
periodistas de Televisa
por su bloqueo; los movimientos
sociales en Mxico, como los polticos, tienen mucho que
aprender sobre el modo de operar en un espacio donde la
opinin pblica es el centro del proceso poltico
(Televisa
mostr una y otra vez a los taxistas jugando al ftbol en las
carreteras cortadas). Esto propicia las condiciones para que el
periodismo contribuya a la polarizacin social. Adems, el
esquema el pueblo contra el poder poltico , las acusaciones
a los polticos de no hacer nada, combinadas con el llama-
miento para emplear
man o dura contra el crimen y el desor-
den, parecen potencialmente peligrosas en una sociedad
donde el apoyo al proceso democrtico no tiene unas pro-
fundas races (Craig & Cornelius, 1981); como Sparks (1992 )
apuntaba, el autoritarismo populista es una forma com n de
periodismo sensacionalista. Este peligro fue dram atizado en
junio de 1999, cuand o un popular hum orista de la televisin
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A LL IN: La No ta Roja: Periodismo Popular y Transicin a la Democracia en Mxico
fue matado a tiros en la Ciudad de Mxico, y ambas compa-
as televisivas presentaron horas de cobertura altamente sen -
sacionalizada, dedicadas en su m ayora a atacar abiertamente
y estrepitosamente al alcalde de izquierdas. El propietario
de
Telev isin A z teca
tom las ondas para sug erir que el ase-
sinato probaba que las instituciones democrticas no eran
tiles (Levario Turcott, 1999). Los em isores se pusieron lue-
go a la defensiva cuando las evidencias sugeran que el homi-
cidio poda estar vinculado con el mundo de las drogas.
Otro problema del periodismo popular tiene que ver
con las voces y experienc ias populares que sern el centro
de atencin. La realidad econmica de los medios a veces
inclina la balanza a favor de la panormica de la audiencia
de clase media, la ms valorada por los que se anuncian, y
esto quizs sea ms ma rcado en M xico que en otros pases
ms desarrollados, donde el nivel de desigualdad con rela-
cin a la renta es menos pronunciado. Consideremos de
nuevo la historia de los taxistas que bloquearon los accesos
a la ciudad como protesta. Vernik (1998) realiz un estudio
sobre la acogida que tuvo en la aud iencia la historia que, de
similares caractersticas que la anterior, emiti Televisa.
l
encontr que, mientas que los telespectadores de clase
media compartan la misma indignacin que Televisa
y
Telev is in A z teca
en relacin con el inconveniente causado
a los conductores bloqueados, los de clase trabajadora no
estaban tan de acuerdo con esta visin: todos tienen el
derecho de ser escuchados , deca un telespectador, todos
tienen el derecho a que se les ponga un poquito de aten-
cin (171). Este punto de vista raramente tiene lugar en la
representacin que
Televisa
hace de la voz de l pueblo.
El tratamiento de los temas econm icos constituye otro
buen ejemplo. En algunos aspectos, y al igual que la cober-
tura de otros temas, es ms abierto hoy en da. En 199 4, por
ejemplo, las declaraciones positivas sobre asuntos econ-
micos en los teleinformativos, superaron a las negativas en
una proporcin de 9 contra
1;
en 1998/99 la misma pro-
porcin era inversa 3 contra 1. No obstante, en los progra-
mas existi una fuerte inclinacin hacia el apoyo de las
polticas pblicas de corte neoliberal favorecidas por la cla-
se media, al mismo tiempo debatidas apasionadamente en
un contexto en el que el Gobierno planeaba abandonar a la
industria bancaria. En un sentido se reflejaba un incremen-
to de la presencia de hombres de negocios en los informa-
tivos de un 2% en 1994, a un 8.2% en 1998/99: Estos
empresarios eran a veces ms francos sobre el estado de la
economa de lo que los miembros del Gobierno lo haban
sido en una poca anterior, pese a que tambin secundaban
las polticas neoliberales.
Finalmente, existe el peligro de que, una vez que el
periodo de transicin termine, la tendencia a realizar pro-
gramas de entretenimiento en detrimento de contenidos
polticos crezca de forma significativa. Hoy en da, la demo-
cracia es algo nuevo en Mxico y, en importantes partes de
la sociedad, genera un considerable inters. En este con-
texto, los locutores estn proporcionando todava cuotas
razonables de atencin a los asuntos pblicos en los conte-
nidos. Los informativos de
Telev is in A z teca ,
por ejemplo,
son de una hora de duracin, pero fueron ampliados en 15
minutos durante las elecciones legislativas de 1997 para
proporcionar ms tiempo a la cobertura de las mismas. Las
emisiones locales y matinales tienden tambin a tener con-
tenidos ms polticos que otras de las mismas caractersticas
en Estados Unidos de Amrica EEUU (quiz los europe-
os estaran menos impresionados). Sin embargo, en un con-
texto histrico diferente, locutores comerciales podran
elegir de forma diferente.
CONCLUSIN
El periodismo popular, entendido como aquel que, en
la bsqueda de una audiencia masiva, mezcla entreteni-
miento e informativos, se inclina hacia lo visual, emotivo y
sensacionalista, y favorece la experiencia personal de la gen -
te corriente, ha existido de diferentes formas. Ha sido com-
pletamente apoltico en su contenido explcito, como los
productos sensacionalistas superventas americanos, y alta-
mente politizados, como la prensa grfica laborista en la
Alemania de los aos '20 y principios de los '30 (Hardt,
1996 ), o el britnico Daily Mirror en los '40 (Smith, 1975) 3.
Ha estado a la derecha y a la izquierda del espectro ideol-
gico. En algunos casos, est relativamente lejos del perio-
dismo tradicional, y en otros no. Podemos decir que el
periodismo tradicional en EEUU y el norte de Europa,
donde la prensa de circulacin masiva se desarrolla en el
siglo XIX, ha sido siempre profundamente determinado
por las tradiciones del periodismo popular.
En algunos casos, y de diferentes formas, el periodis-
mo popular ha contribuido a la apertura de la esfera pbli-
ca democrtica. Ha promovido el inters popular por la
poltica, en parte mostrando los asuntos polticos en tr-
minos ms accesibles al pblico
4
;
Ha forzado a los actores
polticos de la cpula a dirigir las inquietudes del pblico,
concediendo un espacio para los movimientos y opiniones
populares, y ha simbolizado su relevancia en el proceso
poltico. En otros casos, y en otro sentido, ha tenido ms
consecuencias negativas, desalojando el contenido poltico
de los noticiarios, distorsionando la agenda poltica, mar-
ginando y estereotipando a grupos sociales concretos, o
proporcionando un espacio de propaganda por el cual los
propietarios de los medios pueden modelar la opinin
pblica. La direccin en la que los efectos del periodismo
popular camina, depende de una serie de factores, entre
los que se incluyen la coyuntura histrica
y la estructura
del sistema meditico. Realmente, cualquier concepcin
que adopte una relacin de suma cero entre la sensa-
cionalizacin o el periodismo popular
por una parte, y
Otros casos interesantes, donde el periodismo popular era menos
explcitamente poltico, pero tena relacin con movimientos y cultura
poltica populares, son los de
Police Gazette
en los EEUU de la dcada de
1830 (Schiller, 1981) y T h e S u n
en la de 1860 y 1870 (Steele, 1993).
Gripsrud (1992). Vase mis discusiones sobre New York
Daily
N e w s
(1986) y los teleinformativos matinales (1994).
5. A veces el trmino sensacionalizacin parece implcitamente
ser definido en trminos de esas caractersticas del periodismo popular, las
cuales son negativas desde el punto de vista del proceso democrtico, as
que el argumento por el cual la sensacionalizacin es mala para la demo-
cracia, se convierte esencialmente en tautolgico. Esto no me parece una
accin analtica muy til.
Amrica Latina I
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3
la poltica democrtica, por otro, es demasiado simple, al
igual de otra concepcin que asuma la perfecta harmona
entre stos.
En el caso mexicano, el cambio ms dram tico hacia el
periodismo televisivo popular ha tenido lugar en el contex-
to de una importante apertura democrtica, y tiene que ser
interpretado como parte significativa de este proceso. Al
mismo tiempo, es un desarrollo altamente contradictorio,
que refleja tensiones entre imperativos comerciales o eco-
nmicos y el criterio periodstico, entre diferentes intereses
sociales observables en Mxico, y entre los distintos ele-
mentos de una cultura poltica considerablemente fluida. La
crtica del nuevo periodismo mexicano no debera centrar-
se en el periodismo popular
per se,
el cual es parte de cual-
quier sistema meditico en democracia, sino en las formas
especficas en las que es desplazado a posiciones problem-
ticas, por presiones comerciales, desequilibrios del poder
social y elementos de la cultura poltica y periodstica, que
van en contra de la democracia.
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