La vida es un soplido 101

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• “Construir una ciudad ha sido fantástico. Le dio al pueblo brasileño la idea clara de que podía lograr lo que se propusiera. Pude hacer una arquitectura que sorprendía. Pero luego el sueño se acabó, precisamente en el día de la inauguración. No subí al palco de las autoridades: me quedé abajo, con los peones que habían trabajado para construir una ciudad donde no podrían vivir. El mundo soñado era imposible. Dejábamos de ser iguales”, evoca el inventor de Brasilia.

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ALVORADA PALACE - BRASLIAÍ

“De un trazo nace la arquitectura”

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BRAZILIAN CONGRESS - BRASLIAÍ

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• Con un siglo a cuestas conserva sus convicciones revolucionarias y las ganas de trabajar a diario en su estudio de arquitectura de Río de Janeiro. En ese refugio contra la soledad, también recibe a sus amigos y dialoga con los recuerdos de una existencia enfrentada a la rigidez de los ángulos rectos, como lo demuestra su invención más famosa, Brasilia. Cumplió 101 años el pasado 15 de diciembre de 2008, acaba de ser notificado que se construirá en España un gran centro cultural diseñado por él, con su nombre

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PLANALTO PALACE - BRASLIAÍ

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ITAMARATY BUILDING - BRASÍLIA

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SCULPTURE : THE METEOR BY BRUNO GIORGI

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“La vida siempre me pareció más importante que la arquitectura.”

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CATHEDRAL - BRASLIAÍ

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ARMY DEPARTMENT - BRASLIAÍ

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» Hace unos quince años, cierto atardecer de pereza, cercado de amigos en su estudio de Copacabana, Oscar Niemeyer dijo cómo le gustaría aparecer en las enciclopedias y libros de arquitectura. Un registró corto, que no dijera nada más: “Niemeyer, Oscar: brasileño, arquitecto; vivió entre amigos, creyó en el futuro”. Sin embargó, a esa altura, las enciclopedias y libros ya registraban páginas y páginas sobre ese brasileño inquieto, amigo de sus amigos, que cree en el futuro mientras sigue persiguiendo, a los 100 años de una vida vivida a cada minuto, la gracia y la levedad. Solamente sobre su trabajo hay alrededor de 40 libros en idiomas tan lejanos como el griego o el japonés. Nunca leyó ninguno.

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PROSSECUTOR’S OFFICE - BRASLIAÍ

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LIBERTHY PANTHEON - BRASLIAÍ

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CULTURE CENTER - BRASLIAÍ

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• Va todos los días, de lunes a sábado, a eso de las nueve y media de la mañana, a su estudio, en la última planta de un edificio de los años 30 en el final de la playa de Copacabana. Y allí se queda hasta pasadas las ocho de la noche, cuando suele dirigirse al restaurante Terzetto, en el vecino barrio de Ipanema, para cenar siempre en la misma mesa -la primera a la derecha de quien entra- acompañado por amigos con quienes comparte comida, vino tinto, bromas y recuerdos. Fuma unos puritos holandeses pequeños, suaves y raros, come poco, toma vino tinto con el comedimiento recomendado por el tiempo, oye más de lo que habla, no pierde el humor. A las diez y algo se retira al amplio piso que ocupa en el mismo barrio, llevado por el motorista en un Mercedes Benz blanco. Hace años que dejó de manejar y cuando lo hacía -es el primero en admitirlo- era un peligro ambulante.

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OSCAR NIEMEYER MUSEUM - CURITIBA

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CONTEMPORARY ART MUSEUM - NITER IÓ

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• Cuando le preguntan por qué aún sigue trabajando tanto, la respuesta es siempre la misma: “El trabajo me distrae. A mi edad, más vale estar ocupado, para no pasar el tiempo pensando tonterías”. Cuenta que le gusta quedarse solo en su despacho, repasando la vida e imaginando lo que vendrá. “A veces, el pasado aparece y recuerdo mis hermanos, los amigos ya perdidos para siempre, y entonces una tristeza mansa y silenciosa me invade. Otras veces lo que irrumpe es la miseria del mundo, esa miseria inmensa que los más ricos aceptan, indiferentes”.

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• Trabaja solo, creando los trazos generales de sus proyectos, que luego son detallados por otro equipo de profesionales. Se queda parado frente a la mesa de arquitecto. Diseña con plumones gruesos, de tinta negra. Los trazos nacen sueltos, veloces, siempre enamorados de las curvas, del desafío de inventar algo nuevo y bello. Los ojos ya no son lo que eran, es verdad, pero los trazos siguen naciendo con la atrevida soltura de otrora. No se repiten, no hacen más que realzar la marca ineludible de la mano irremediablemente inquieta de ese desafiador de todo.

• Asegura que cuando encuentra la solución en el dibujo,

de inmediato escribe la explicación. Si esa explicación no le parece clara y convincente, es porque el trazo está equivocado. Entonces empieza otra vez. Recibe pedidos de proyectos de varias partes del mundo. Los de España, Noruega, Italia, Alemania e Inglaterra están entre los más recientes.

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IBIRAPUERA AUDITORIUM – S O PAULOÃ

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• En los fondos del estudio cuenta con una pequeña sala atiborrada de libros. Es su refugio íntimo. Allí oye música, allí tiene sus conversaciones personales más profundas con el silencio. Por las mañanas se ocupa de la vasta correspondencia que recibe. Dicta las respuestas. Cada tanto recibe periodistas que vienen de todo el mundo. Hace una selección rígida. Señala que, de no ser así, pasaría la vida contestando las mismas preguntas de la prensa. Además, recibe caravanas de arquitectos que entran al estudio como a un templo de peregrinación. Con la muerte de su mujer, Anita, se tornó el patriarca de una familia compuesta por una hija única, Ana María -galerista de arte-, cuatro nietos, catorce bisnietos y cuatro tataranietos. Algunos trabajan en la fundación que lleva su nombre. Todos gravitan, de una o de otra manera, a su alrededor.

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• “La vida es un soplido. Todo acaba. Después que yo muera, otras personas verán mi obra. Pero esas personas también morirán. Y vendrán otras, que también se irán. La inmortalidad es una fantasía, una manera de olvidar la realidad. Lo que importa, mientras estamos aquí, es la vida, la gente. Abrazar a los amigos, vivir feliz. Cambiar el mundo. Y nada más”.

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