La Universidad y La Cultura

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La universidad y la cultura La universidad en sus orígenes fue esencialmente un foco de cultura con la necesidad de reflexionar acerca de los fundamentos antropológicos. La responsabilidad más concreta de la universidad es la búsqueda de la verdad. Ex corde ecclesiae viene a proponer una idea de universidad como foco de cultura, rescatando así el sentido que la actividad universitaria tuvo en sus orígenes: la Universidad Católica se inserta en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la Universidad como institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad. La Universidad Católica, en cuanto Universidad, es una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural. A partir de estas consideraciones se puede decir que la dimensión humanista de la cultura se expresa en las universidades básicamente, aunque no únicamente, a través del dinamismo de búsqueda de la verdad y, más específicamente, a través de la pregunta sobre la verdad acerca del hombre. Ahora bien, esta pregunta no tiene importancia tan sólo en la esfera teórica, sino también, como se observó antes, en el ámbito personal, existencial y concreto, de quienes la formulan. Así, a partir del momento en que los miembros de una universidad se enfrentan a su propia humanidad y a la humanidad de los otros, se genera una responsabilidad común que hace que la universidad se pueda autocomprender como una comunidad cultural en cuanto espacio de encuentro entre personas que se preguntan por el sentido de su condición humana. Efectivamente, la búsqueda de la verdad, comprendida dentro del más amplio ideal humanista, fue el objetivo que hizo que maestros y alumnos configurasen un espacio propio, esto es, un grupo humano con un peculiar estilo de vida que exige el calificativo de cultura universitaria. Aún más, se puede decir que la dimensión sociohistórica de la cultura se reveló en las universidades del siglo XIII inclusive en el término que eligieron para autodesignarse: universitas. Era éste un término jurídico usado para indicar un grupo o un «universo» determinado de personas como se puede constatar en la expresión «universitas vestra» que significaba «vosotros todos» o «el conjunto de vosotros». La atención de la universidad a la dimensión socio-histórica de la cultura deviene de la atención fundamental a la dimensión humanista de la cultura. Esta última, debido al hecho de que intensifica la conciencia de la riqueza particular del hombre en cuanto hombre, así como de la capacidad que tiene el ser humano de desplegarse de múltiples y variadas formas, permite que la universidad esté en condiciones de comprender, respetar y apreciar las diversas culturas socio-históricas, y, por otro lado, de promoverlas en su sentido cultural más esencial. El vínculo esencial entre la universidad y la cultura hace, pues, que se pueda reiterar la necesidad de comprenderla como un privilegiado foco de cultura que, en cuanto tal, debe mostrarse siempre atento a todos los

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Un breve resumen de donde surgió el término "Universidad católica" y su relación con la cultura a través de la historia.

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La universidad y la culturaLa universidad en sus orígenes fue esencialmente un foco de cultura con la necesidad de reflexionar acerca de los fundamentos antropológicos. La responsabilidad más concreta de la universidad es la búsqueda de la verdad. Ex corde ecclesiae viene a proponer una idea de universidad como foco de cultura, rescatando así el sentido que la actividad universitaria tuvo en sus orígenes: la Universidad Católica se inserta en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la Universidad como institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad.La Universidad Católica, en cuanto Universidad, es una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural.A partir de estas consideraciones se puede decir que la dimensión humanista de la cultura se expresa en las universidades básicamente, aunque no únicamente, a través del dinamismo de búsqueda de la verdad y, más específicamente, a través de la pregunta sobre la verdad acerca del hombre. Ahora bien, esta pregunta no tiene importancia tan sólo en la esfera teórica, sino también, como se observó antes, en el ámbito personal, existencial y concreto, de quienes la formulan. Así, a partir del momento en que los miembros de una universidad se enfrentan a su propia humanidad y a la humanidad de los otros, se genera una responsabilidad común que hace que la universidad se pueda autocomprender como una comunidad cultural en cuanto espacio de encuentro entre personas que se preguntan por el sentido de su condición humana.Efectivamente, la búsqueda de la verdad, comprendida dentro del más amplio ideal humanista, fue el objetivo que hizo que maestros y alumnos configurasen un espacio propio, esto es, un grupo humano con un peculiar estilo de vida que exige el calificativo de cultura universitaria. Aún más, se puede decir que la dimensión sociohistórica de la cultura se reveló en las universidades del siglo XIII inclusive en el término que eligieron para autodesignarse: universitas. Era éste un término jurídico usado para indicar un grupo o un «universo» determinado de personas como se puede constatar en la expresión «universitas vestra» que significaba «vosotros todos» o «el conjunto de vosotros».La atención de la universidad a la dimensión socio-histórica de la cultura deviene de la atención fundamental a la dimensión humanista de la cultura. Esta última, debido al hecho de que intensifica la conciencia de la riqueza particular del hombre en cuanto hombre, así como de la capacidad que tiene el ser humano de desplegarse de múltiples y variadas formas, permite que la universidad esté en condiciones de comprender, respetar y apreciar las diversas culturas socio-históricas, y, por otro lado, de promoverlas en su sentido cultural más esencial.El vínculo esencial entre la universidad y la cultura hace, pues, que se pueda reiterar la necesidad de comprenderla como un privilegiado foco de cultura que, en cuanto tal, debe mostrarse siempre atento a todos los dinamismos y desafíos culturales de nuestro tiempo es decir buscará resolver problemas contemporáneos.Hoy, hay un buen número de pensadores que han levantado su voz de alarma frente al peligro de que la universidad pueda perder este dinamismo esencial a su naturaleza y misión. Uno de ellos, el pensador español Ortega y Gasset, proponía que una de las formas de rescatarlo sería la creación de una «facultad de cultura» como centro dinámico de la universidad. Las razones para proponer esta idea residía en el modo como Ortega percibía la crisis cultural de nuestro tiempo: Actualmente atravesamos una época de terrible incultura.