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Bogotá D.C. Nº 73, domingo 10 de abril de 2005 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected] Editorial El profesor Marco Palacios renunció a la Rectoría de la Universidad Nacional. 2 Paul Wolfowitz en el Banco Mundial: “¿un zorro a cargo del gallinero?”. Coyuntura 3 Justicia Cinco falacias y algunas certezas acerca de verdad, justicia y reparación. 7 Hallazgos de la ciencia colombiana El Instituto de Inmunología muestra avances de la vacuna contra la malaria, así como terapias y diagnósticos en enfermedades autoinmunes y tumorales. 6 El legado político del Papa El periodista y escritor Neal Ascherson muestra la ambigüedad del Sumo Pontífice frente a la democracia y su visión de la libertad como un medio para conseguir un fin. 4 Informe UN: dos años de gestión muestran significativos avances. 16 Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 Con la donación del inmueble donde funcionara a mediados del siglo XVIII el claustro del Colegio de los Agustinos, la Universidad Nacional hace presencia en el centro histórico de Bogotá. La apertu- ra del Alma máter a la ciudad, forma parte de un plan institucional, que busca descentralizar su presencia física y revitalizar espacios de encuentros académicos y culturales. El Instituto Jorge Eliécer Gaitán y la He- meroteca Nacional están incluidos en el proyecto. Claustro del antiguo Colegio Universitario de los Agustinos. Guillermo Flórez. UN en el corazón de la ciudad

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Bogotá D.C. Nº 73, domingo 10 de abril de 2005 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected]

EditorialEl profesor Marco Palacios renunció a la Rectoría de la Universidad Nacional.

2Paul Wolfowitz en el Banco Mundial: “¿un zorro a cargo del gallinero?”.

Coyuntura3JusticiaCinco falacias y algunas certezas acerca de verdad, justicia y reparación.

7

Hallazgos de la ciencia colombianaEl Instituto de Inmunología muestra avances de la vacuna contra la malaria, así como terapias y diagnósticos en enfermedades autoinmunes y tumorales.

6

El legado político del PapaEl periodista y escritor Neal Ascherson muestra la ambigüedad del Sumo Pontífice frente a la democracia y su visión de la libertad como un medio para conseguir un fin. 4

InformeUN: dos años de gestión muestran significativos avances.

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Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

Con la donación del inmueble donde funcionara a mediados del siglo XVIII el claustro del Colegio de los Agustinos, la Universidad Nacional hace presencia en el centro histórico de Bogotá. La apertu-ra del Alma máter a la ciudad, forma parte de un plan institucional, que busca descentralizar su presencia física y revitalizar espacios de encuentros académicos y culturales. El Instituto Jorge Eliécer Gaitán y la He-meroteca Nacional están incluidos en el proyecto.

Claustro del antiguo Colegio Universitario de los Agustinos. Guillermo Flórez.

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Director: Marco Palacios � Comité editorial: Egberto Bermúdez Cujar � Luis Eduardo Hoyos Jaramillo � Carlos Patiño Villa � Rocío Londoño Botero � Clara Helena Sánchez Botero � Fabio González Benítez � Jorge Cossio � Juan Carlos Chica. � Coordinadores Editoriales:

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Estimada señora Minis-tra y Señores Consejeros,

Por situaciones per-sonales que exigen toda mi atención y que escapan a mi voluntad de servicio, me veo obligado a presentar re-nuncia irrevocable del cargo de Rector de la Universidad Nacional de Colombia, que desempeño desde el 10 de abril de 2003.

Es apenas natural que esta determinación lleve a la percepción de que se cierra un ciclo del proceso de refor-ma académica que propuse desde el momento en que acepté postular mi nombre a la rectoría en febrero de 2003. Percepción acertada, no tanto por el hecho de mi renuncia, como por la recien-te aprobación por el Consejo Superior Universitario de la reforma del Estatuto General que echa los cimientos insti-tucionales de la propuesta de transformación académica de esta rectoría.

Por supuesto que esta-mos lejos de alcanzar la meta deseada. Tratándose de una transformación considera-ble en una organización tan compleja como es la UN, ha-brá que trabajar mancomu-nadamente durante varios años para realizarla en inte-gridad.

Permítanme hacer un somero comentario de este bienio al frente de la direc-ción universitaria que co-mienzo con un dato básico: gobernó un equipo de direc-ción, guiado por las normas vigentes e inspirado en los ideales de servicio a la edu-cación pública colombiana. Por eso, al retirarme expreso mi gratitud a todos los profe-sores y funcionarios con cuyo

concurso abnegado, calidad profesional y visión de futuro, pudimos formular un plan de cambios de diferente escala, y, comenzar a ejecutarlos.

En febrero de 2003 acep-té la invitación de un nutrido grupo de docentes a presen-tarme como aspirante a la rectoría. Conceptuaban ellos que la UN iba cuesta abajo. Sofocada por una pesada ca-pa retórica de “la universidad bastión contra el Estado”, se deslizaba hacia un reinado de prácticas electoreras y de amiguismo. Al coincidir con este preocupante diagnóstico ofrecí mi contribución para reorientar la institución. Con tal fin debía reabrirse el pro-ceso de reforma académica de los años de 1960 que ganó ímpetu en 1985-1995.

Hoy, vuelve el entusias-mo reformista y nuestra pro-puesta, en sus distintos com-ponentes y aspectos, marcha a paso firme. Retornar a ese proceso ha significado dos años de intenso y fructífero debate dentro de la Univer-sidad y también fuera de ella puesto que el tema empieza a despertar interés de la ciu-dadanía. En este lapso hemos terminado una fase de la ta-rea que se impuso esta rec-toría: trazar un nuevo rumbo a la UN.

No fue fácil. Hubimos de asegurar la estabilidad insti-tucional ante el empeño de hacer ingobernable la UN por parte de grupos comprometi-dos con las prácticas y dog-mas anteriores. Asunto com-plicado por cuanto algunos de estos grupos propiciaron vías de hecho ejecutadas a la sombra de acciones judicia-les que crearon un clima de inseguridad jurídica, supe-rado por sendas sentencias de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado a fines del 2003 que, en sustancia, ratificaron la legalidad de mi nombramiento. De este modo pudimos culminar la etapa de preparar y formular los principios de la reforma. Asegurado el orden interno, conseguimos iniciar un am-plio proceso de socialización de nuestra propuesta de re-forma, no sólo desde la recto-ría sino desde las Facultades y unidades académicas.

La reforma es trascen-dental para el porvenir de la educación colombiana. Per-

mitirá a la Universidad eri-girse en modelo universitario en el país. La reforma revi-ve la responsabilidad social con los colombianos frente al siglo XXI. Al inspirarse en los ideales de democracia so-cial consagrados en nuestra Constitución, ofrece la titula-ción en programas universi-tarios de alta calidad al mayor número posible de jóvenes colombianos. Para aumen-tar la cobertura real (núme-ro de graduados) y mejorar sustancialmente la calidad conforme a estándares mun-diales, la UN debe continuar las tareas de transformar el modelo pedagógico, adoptar formas colectivas de cons-trucción y modificación de los programas curriculares, impulsar decididamente los programas de investigación pertinente y de punta, aco-ger con creatividad las herra-mientas de la informática y la comunicación y reorganizar los respectivos procedimien-tos administrativos.

De una reforma de tal amplitud cabe esperar que la formación académica con-duzca a una formación pro-fesional en las competencias respectivas de manera más rápida, intensiva y racional y que, al mismo tiempo, se incremente el porcentaje de la población estudiantil graduada en el tiempo regla-mentario. Obtener un título profesional de alta calidad será mucho más alcanzable de lo que pretendió una so-ciedad con rezagos feudales y señoriales que bloqueó a la mayoría de la población sus aspiraciones legítimas de educación profesional. Para este fin, mistificó los grados universitarios y trató de ha-cerlos inaccesibles, prolon-gándolos y llenándolos de re-quisitos arcaicos con exceso de clases, contenidos repeti-dos, rigidez en los planes de estudio y en los requisitos de grado.

En segundo lugar, la Re-forma parte de un hecho so-cial fehaciente: la velocidad de creación de conocimien-to restringe la validez social y profesional de los títulos universitarios que será más y más limitada en el tiempo. Se ha hecho muy claro que la educación es un forjarse a lo largo de la vida. De allí la pertinencia de la inves-tigación y del desarrollo de

los programas de educación continua y de los postgrados de alto nivel, en particular, de los doctorados.

Con las reformas estatu-tarias aprobadas se garantiza un soporte institucional for-midable a la propuesta refor-mista. Ahora estamos mejor preparados para comprender y practicar el principio según el cual la universidad es para aprender a aprender.

En la rendición de cuen-tas que he preparado descri-bo pormenorizadamente los logros y dificultades y señalo lo que, a mi juicio, aún queda pendiente. Pero debo men-cionar que en los próximos meses se resolverá la compra de la Clínica Santa Rosa, ba-se del Hospital Universitario, (que nunca ha sido conce-bido como una alternativa a la reapertura del San Juan de Dios) y se presentará ante el Consejo Académico el pro-yecto para un programa de periodismo, dos de los pun-tos centrales de mi agenda como aspirante a la rectoría hace dos años.

Para mostrar la recupe-ración de la buena salud de la UN en el período de mi gestión menciono, por vía de ejemplo, estos datos:

• Aumento de la co-bertura real: en el año 2002 la Universidad graduó en el nivel profesional, maestrías y doctorados a 4.200 estudian-tes y en el 2004 a 6.651. Esto es un aumento de 2.451.

• Esfuerzo investigati-vo: el número de grupos de investigación reconocidos por Colciencias se incremen-tó de 97 en Julio del 2003 a 227 en Octubre del 2004.

• Esfuerzo presupues-tal en investigación: en 2001-02 la inversión en investiga-ción fue de $17.240 millones de pesos (el 18% de la inver-sión total de la Universidad) y en 2004-05 de $30.000 mi-llones (el 23% de la inversión total de la Universidad)

• El Concurso de mé-ritos para docentes llamado 2017 (el año en que la UN cumplirá su sesquicentena-rio) ya fue abierto para 300 cargos, con ámbito nacional e internacional. Fue abierto el 28 de marzo y cerrará el 23 de mayo. Hasta ayer se habían presentado 973 solicitudes, de las cuales 70 candidatos

con doctorado, 300 con otros posgrados y 57 extranjeros.

• Más participación: gracias al voto electrónico y al incentivo de un umbral mínimo la participación es-tudiantil en los procesos de elección de representantes al Consejo Superior Universita-rio realizados los días 19, 20 y 21 de octubre de 2004 alcan-zó el 35.2% sobre el total de la población estudiantil contra un 10.8% en la elección de noviembre del 2002.

• Innovación acadé-mico-administrativa: adop-ción del sistema de créditos y su incorporación a los sis-temas informáticos y simpli-ficación de los requisitos de grado

El logro de resultados tan positivos como estos fue posible por el apoyo y con-fianza del Consejo Superior Universitario y del Consejo Académico; por la responsa-bilidad institucional asumi-da por el profesorado y por la paciencia y mesura de los estudiantes quines, con sus familias, han advertido la pertinencia social y las bon-dades académicas de la refor-ma propuesta. Todo esto sin desmedro del espíritu crítico que ha caracterizado a la co-munidad académica.

Para mí no habrá honor más alto que haber servido con desinterés y probidad desde esta rectoría, primero en el cuatrienio de 1984 a 1988 y durante los dos últi-mos años. La UN es una de las instituciones con mayor potencial de rendimiento social y convivencia que te-nemos los colombianos. En estos dos años hemos erigido los marcos institucionales y de nuevo hemos sembrado en la comunidad universi-taria la idea de reformarse por sí misma conforme a su responsabilidad social y en concordancia con las aspira-ciones democráticas de los colombianos.

Reciban un saludo muy cordial.

MARCO PALACIOS Rector

La Nacional en la ruta

siglo XXIdelBogotá D.C. 5 de abril de 2005

Doctora

CECILIA MARÍA VÉLEZ WHITEMinistra de Educación Nacional

y Señores Miembros del Consejo Superior Universitario

de la Universidad Nacional de Colombia

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Coyuntura

La mayoría de las per-sonas se escandalizarían si tuvieran que votar y no vie-ran sino un nombre impreso en la papeleta. Pero este es precisamente lo que rige el proceso de selección de la or-ganización para el desarrollo más poderosa del mundo, el Banco Mundial.

Al nombrar Bush a Wol-fowitz, los 183 países del mundo miembros del Banco están en la misma situación que los frustrados votantes descritos arriba: se supone que votaron por Wolfowitz.

Tal vez consciente de que tanto el proceso como el candidato son difíciles de justificar, el presidente Bush llamó a los otros líderes del G7 para presionar, con éxito, la aceptación de su candi-dato.

No solo los inconformes radicales estuvieron en des-acuerdo con esta escogencia. El Financial Times dijo que nombrar a Wolfowitz en el Banco Mundial era poner al “zorro a cargo del galli-nero”, y el ministro de de-sarrollo alemán, Heidemarie Wiexzorek-Zeul, dijo con iro-nía que el entusiasmo en “la vieja Europa no había sido exactamente avasallador”.

Oponiéndose a Wolfowitz

Wolfowitz tiene sobre sus hombros una pesada carga política. Es uno de los arquitectos de la polémica co-rriente neoconservadora que recomienda los ataques pre-ventivos contra otras nacio-nes. Como subsecretario de defensa de los Estados Unidos fue uno de los más encarniza-dos partidarios de la guerra contra Irak. Y ante el Congreso

hizo proyecciones incorrectas sobre el número de tropas que se necesitarían y los costos de la reconstrucción.

No es claro que sus de-claraciones públicas fueran o no afectadas por su ideo-logía. Pero como presidente del Banco Mundial a menudo tendrá que hacer pronósticos económicos y cálculos de fi-nanciación. ¿Cómo puede el mundo tener confianza en él?

Dos miembros del parla-mento británico, David Drew (laborista) y Andrew George (liberal demócrata) presenta-ron una moción sosteniendo: “Siendo uno de los arquitec-tos de la invasión a Irak, es particularmente inepto para negociar con los países más pobres del mundo; no tie-ne ningún antecedente que demuestre que comprende a esos países”.

Mi organización, la Eu-ropean Network on Debt and Development (Eurodad–Red Europea de Deuda y Desa-rrollo) presentó una carta pú-blica de protesta expresando la preocupación de que bajo Wolfowitz, el flujo de ayuda del Banco Mundial va a de-pender de las prioridades del gobierno de Estados Unidos. Más de 1.300 grupos de la sociedad civil e individuos la firmaron en menos de 48 horas después del anuncio de su nombramiento. Entre ellos, había grupos muy co-nocidos como Action Aid In-ternational y Friends of the Earth International, fuera de pequeñas asociaciones en más de 60 países.

Preocupaciones reales

Durante la Guerra Fría, el Banco Mundial fue usado

para premiar a aliados de los Estados Unidos como Indo-nesia (bajo Suharto), donde Wolfowitz fue embajador en-tre 1986 y 1989, y Zaire (bajo Mobuto) donde existían po-cas o ninguna posibilidad de que los préstamos se usaran para ayudar a los ciudada-nos más pobres. Hoy, éstos y muchos otros países siguen pagando estas deudas.

Una gran preocupación es que el Banco Mundial di-rigido por Wolfowitz trate de conceder nuevamente ayuda según el metro de los Estados Unidos para los “buenos” y los “malos” países. Algunos funcionarios del Banco han expresado el temor de que tendrá una pérdida drástica de credibilidad. Y el ex econo-mista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, ha predicho que sus misiones en todos los países serán recibidas con protestas callejeras.

La experiencia de Irak no es un buen presagio para los enfoques de las políticas económicas de Wolfowitz. Mohammed Al-Sayed Said del Al-Ahram Centre For Po-litical and Strategic Studies (Centro de Estudios Estraté-gicos) de Egipto dijo esperar que Wolfowitz imprimiera en el Banco, “una filosofía ultraderechista basada en

imponer una política básica-mente monetarista de pleno mercado libre carente de una adecuada preocupación por la pobreza”.

Rompiendo con el pasado

En años recientes, el Banco renunció, bajo pre-sión, a su apoyo a políticas equitativas de liberalización y privatización. Ha sido, sin embargo, renuente a im-plementar esta política, y el hecho de que haya recono-cido sus errores pasados y dicho que va a escuchar a los gobiernos nacionales y a los grupos de la sociedad ci-vil, ha abierto el espacio para que algunos países negocien con más flexibilidad. Si Wol-fowitz restituye un enfoque de comando y control desde Washington, nadie recibirá esto bien.

El interés en la demo-cratización de Wolfowitz no es tan sólido o consistente como nos quiere hacer creer. Según Abdul Hakim Garuda

Nusantara, director de la Co-misión Nacional de Derechos Humanos, cuando Wolfowitz fue embajador en Indonesia, “nunca mostró interés por los asuntos de democratización o de respeto a los derechos humanos”.

Los gobiernos europeos y otros aceptaron el nombra-miento de Wolfowitz, con la condición de nombrar al vi-

cepresidente del Banco. Aun-que el presidente tiene un gran peso en la institución, la junta puede bloquear malas políticas, proyectos e inicia-tivas. Y los grupos de la so-ciedad civil de todo el mun-do redoblarán sus esfuerzos por desafiar y frenar al Banco desde afuera.

La próxima vez que se busque un presidente para el Banco Mundial, los gobiernos del mundo deben insistir en un proceso de selección por lo menos tan abierto y trans-parente como el que acaba de anunciar Kofi Annan pa-ra el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. El actual procedimiento que, como ha dicho Jesse Jackson, “margina a la mayor parte del mundo”, es absurdo e in-digno para una organización que sostiene representar la democracia y la igualdad.

Alex Wilks** Coordinador de la

European Network on Debt and Development (Eurodad) y coeditor de

WorldBankPresident.org.

Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

¿Banco de los Estados Unidos o

Banco Mundial?

El halcón conservador Paul Wolfowitz acaba de ser nombrado presidente del Banco Mundial, se lamenta Alex Wilks quien cree que un proceso democrático debería decidir quién gobierna el mundo.

Wolfowitz tiene sobre sus hombros una pesada carga política. Es uno de los arquitectos de la polémica corriente neoconservadora que recomienda los ataques preventivos contra otras naciones.

Paul Wolfowitz, presidente Banco Mundial

Con un hombre de confianza de Bush en el Banco Mundial, crecen los temores por el endurecimiento de las políticas del organismo. Foto AFP Shawn Thew - STR.

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A los oficiales de los ejér-citos les enseñan dos formas de comandar una brigada o una división en el campo de batalla. Una es el “control directivo”, que quiere decir establecer órdenes generales y prioridades absolutamente claras para que los oficiales de rango inferior las lleven a cabo. La otra es el “coman-do orden”. A este se le llama a veces “comandar desde el frente”, o, más ofensivamen-te, una obsesiva interferencia en los detalles. En la práctica del comando orden el gene-ral ejerce un control minuto a minuto para asegurarse de que sus órdenes se lleven a cabo con precisión, y en cual-quier momento puede súbi-tamente anular las órdenes dadas por un subordinado.

La iglesia católica se pa-rece a un ejército en muchas formas. Pocos papas tienen, sin embargo, las cualidades de un oficial superior. La tradición es que no aclaren sus órdenes generales y que tampoco interfieran con los prelados que, en el ámbito operacional, están tratando de que el espectáculo siga de gira.

El papa Juan Pablo II, al contrario, era un guerrero comandante. Inició su largo pontificado en 1978 con dos percepciones, que reque-rían una acción ofensiva. La

primera era que la iglesia se encontraba en medio de un desastre organizativo que, de permitir que la disciplina se deteriorara aun más, entra-ría en una etapa de desin-tegración final. La segunda era que el mundo estaba en guerra. Se trataba de un con-flicto de dos frentes contra el materialismo: un frente con-tra el marxismo ateo y el otro contra la fuerza atomizadora y desmoralizadora del capita-lismo de mercado libre.

Ningún papa en la his-toria reciente había acometi-do su tarea con igual energía y entusiasmo. Pero como la mayoría de los generales, Ka-rol Wojtyla no era un alumno modelo de colegio militar. Al principio, sobre todo, prac-ticó algo el control directi-vo, pero no tardó en verse incitado a protagonizar una serie de episodios de órdenes comando que horrorizaron

a los intelectuales católicos. El desacuerdo fue tratado como herejía, ya fuera el de teólogos individuales o el de órdenes enteras. A la inver-sa, promovió y favoreció a algunos grupos laicos de ver-dad horripilantes o a rústicos taumaturgos (el Opus Dei o el padre Pío) que no repre-sentaban ninguna amenaza para la estructura de mando. La respuesta de Juan Pablo al diluvio de revelaciones sobre el abuso sexual de niños por el clero católico fue nada tí-picamente débil, quizás por-que ya estaba viejo y enfermo cuando empezó a salir a la luz la verdadera dimensión de este horror.

Su campaña para restau-rar la autoridad y la disciplina de la iglesia fue ciertamente espectacular. Pero no es claro que lograra más que la re-signada obediencia de miles en la jerarquía que espera-ban por dentro a un nuevo

pontífice menos autoritario. Igualmente transitorio, es posible predecirlo, resultará ser su tremendo esfuerzo por mantener la línea tradicio-nal sobre los asuntos “sexua-les”: el divorcio, el aborto, la contracepción, el celibato del clero y la ordenación de mujeres. Hablaba con pasión sobre los pobres del mundo y su explotación por los ricos. Pero su rígido conservatismo respecto a la contracepción en la época del VIH/sida, y su supresión de cualquier indicio de “teología de la li-beración”, sugieren que su comprensión de la realidad en los continentes pobres a menudo era débil.

El papa y la democracia

Mucho se ha dicho y repetido sobre su supuesto “fracaso en comprender” el carácter de la sociedad libe-

ral occidental. En realidad, entendía la dinámica social de Europa occidental o Nor-teamérica, pero le disgustaba lo que allí veía. A cambio, sentían aversión hacia él, y a veces lo detestaban los refor-madores dentro o fuera de la iglesia que también se escan-dalizaban ante el materialis-mo de sus propias sociedades pero que solo podían ver su rechazo a la liberalización de la iglesia como un autorita-rismo brutal y reaccionario.

En su primera visita a los Estados Unidos, Juan Pablo II se enfrentó a una generali-zada e impresionante cam-paña para que reconsiderara la ordenación de mujeres. La campaña produjo evidencias (no sé qué tan sólidas) pro-poniendo que una mayoría de los católicos estadouni-denses estaban a favor de es-te cambio. Al papa no lo im-presionaron para nada estas razones. Un columnista insi-nuó, después, que había sido la primera figura mundial en sugerirle al público estado-unidense que los deseos de la mayoría no siempre implica-ban su satisfacción.

Esto nos trae a la cues-tión de su actitud ante la de-mocracia. Estaba a favor de ella, por lo menos en cuanto una mejora ante lo que había vivido. Tenía reservas sobre el comportamiento de los políticos profesionales elegi-dos y los partidos políticos, pero estas eran dudas com-partidas por todos los demó-cratas inteligentes. Además, ese actuar era enormemente superior al de los políticos no elegidos en los estados de partido único. Aunque ciertamente no creía que la vox populi era la vox Dei. Las personas pedían cosas que no debían tener o acusaban falsamente a los inocentes; y atribuir la infalibilidad a una forma particular de go-

Durante su larga vida, el papa polaco, Karol Wojtyla, estuvo en la vanguardia de la lucha por la libertad. Pero, ¿cuál fue la posición sobre la democracia de esta imponente figura durante sus 26 años en el Vaticano? El distinguido escritor Neal Ascherson analiza su ambiguo legado.

Juan Pablo II

y la democracia

Neal Ascherson** Periodista y escritor. Durante muchos años

fue corresponsal ex-tranjero del Observer

(de Londres). Entre sus libros se cuentan The

Struggles for Poland (Las luchas por Polo-nia, 1988), Black Sea

(Mar Negro, 1966), y Stone voices: the search for Scotland (Voces de

piedra: la búsqueda de Escocia, 2003).

Internacional

Diplomático de una fe en crisis, Juan Pablo II, animó con su presencia el dormido espíritu confesional de la Cuba castrista.

Fotos Archivo.

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Internacionalbierno era una idolatría (a no ser, claro está, que se tratara del trono de San Pedro). En pocas palabras, aunque su estilo como papa era alta-mente autoritario, esto no lo llevó a apoyar las políticas autoritarias. Uno de sus más cercanos amigos, con el que parece haber pasado muchas tardes agradables era el di-funto Sandro Pertini, presi-dente de Italia, viejo socia-lista y luchador partisano antifascista.

Karol Wojtyla cierta-mente apreciaba la pompa histórica, y en su visita a Canterbury en 1982, quedó enormemente impresionado por el esplendor y el cere-monial real con el que lo re-cibió la iglesia de Inglaterra. Pero no tenía nada de esa repulsiva añoranza del viejo catolicismo por las socieda-des jerárquicas “ordenadas” en las que los aristócratas y los funcionarios protegían a los inocentes campesinos contra los socialistas y los judíos. Al contrario de al-gunos de sus predecesores, era inmune a los dictadores devotos y –para gran alarma de la burocracia vaticana– le preocupaban intensamente el judaísmo, el pueblo judío y la desastrosa historia del antisemitismo de la iglesia.

Karol Wojtyla se llamaba a sí mismo “peregrino”. Via-jó incesantemente, incluso cuando su constitución de alpinista se había finalmente quebrantado, y se enfrentó a incontables multitudes, a menudo de millones, en casi todos los países de la tierra. Pero cuando las contempla-ba preguntándose qué desea-ban, “democracia” tal vez no era la primera palabra que se le ocurría. Pensaba en los seres humanos, o por lo me-nos en sus requisitos socia-les, en términos de derechos y, sobre todo, en términos de “libertad”. Después de haber asegurado sus derechos y su libertad, el pan y la democra-cia probablemente podían ser los siguientes puntos en la agenda. Pero este segundo par de puntos no eran real-mente asuntos del reino de Dios y de su representante en la tierra; los primeros claro está que lo eran.

El papa y Polonia

Aquí la procedencia po-laca es de suma importancia para comprender la mente de Wojtyla. Fue criado dentro de una tradición conservadora y nacionalista, todavía inmersa en la mitología cautivante de la larga lucha de Polonia por recuperar la independencia. En el centro de esta ideología se hallaba la mitología deci-monónica del “mesianismo”. Polonia era presentada co-mo la reencarnación colecti-va de Jesucristo, destinada a ser crucificada, a descender a la tumba y a la resurrección en la gloria para redimir a las naciones por su sacrifi-cio. Huellas inconfundibles de este mesianismo nacio-nal recurren en los esplén-didos ciclos de sermones de Wojtyla (mucho mejor escri-tos que sus dramas y poesía de segunda). Y esta influen-cia lo marcó con una síntesis peculiarmente polaca del pa-triotismo y la teología.

Para Karol Wojtyla, la creación humana de Dios estaba compuesta por tres círculos concéntricos: el in-dividuo, la familia y la na-ción: cada uno obra de Dios, y cada uno sagrado. El tira-no que levantaba su espada

contra la nación cristiana era tan blasfemo como cuando la levantaba contra una familia cristiana o una mujer o un hombre cristianos. Era por eso que en sus peregrinacio-nes se arrodillaba para besar piadosamente la tierra al lle-gar a una nueva nación.

Su primera visita a Po-lonia como papa, en 1979, abrió un fatal boquete en la credibilidad del régimen co-munista. Solidaridad surgió al año siguiente y, aunque fue temporalmente aplastada en 1981, pronto fue claro que el boquete bajo agua se estaba extendiendo a todos los de-más regímenes del “imperio exterior” soviético.

(Según una leyenda cari-ñosamente cultivada, en sep-tiembre de 1980, cuando pa-recía inminente una invasión soviética, el Papa le habría advertido al líder soviético, Leonid Brezhnev, que si Po-lonia era atacada trasladaría el papado y el Vaticano a Cra-covia. Hasta este momento, no hay prueba alguna de la veracidad de esta historia).

La “peregrinación” de 1979 fue el primer evento en un proceso que terminó diez años después en Varsovia y Praga, y con la caída del muro de Berlín. Pero entre las palabras que iniciaron el proceso no estaba “democra-cia”. Dichas ante un millón de personas junto a la tum-ba del Soldado Desconocido, eran de este tenor: “La exclu-sión de Cristo de la historia de la humanidad es un acto contra el ser humano (…) No se puede comprender al hombre fuera de la comuni-dad constituida por la nación (…) Por tanto, sin Cristo es imposible comprender la his-toria de la nación polaca, esta gran comunidad milenaria tan profundamente decisi-va para mí y para cada uno de ustedes (…) Sin Cristo es imposible comprender esta ciudad, Varsovia, la capital de

Polonia, que en 1944 empren-dió desigual batalla contra el agresor, batalla en la que fue abandonada por los poderes aliados”.

El papa Juan Pablo II veía la democracia casi en la misma forma como veía la libertad: como un medio para un fin.

Estaba hablando sobre la libertad, no sobre la de-mocracia. Aquella incluía la libertad nacional de la repre-sión extranjera o manejada desde el extranjero; una li-bertad cultural en la que “Po-lonia pudiera ser Polonia”; y una libertad espiritual de la débil pretensión de ateísmo del régimen. Y sucedió que esa libertad fue establecida al año siguiente con la forma más radical de democracia: una revolución sindical ba-sada en el control de la pro-ducción por los trabajadores a través de comités elegidos de autogerencia. Esto no le molestó a Wojtyla en lo más mínimo, porque el sindicato Solidaridad desde el princi-pio celebró con misas diarias su lucha por los derechos de los trabajadores.

El papa y la libertad

Pero en el fondo veía la libertad más como un medio que como un fin. Porque el punto teológico de la libertad era que liberaba el derecho del individuo a ser respe-tado como indivi-duo, y a restau-rar el derecho de hombres y mujeres de escoger el paso correc-to a seguir: “Un ser hu-

mano es un ser libre y razo-nable. Él o ella es un sujeto consciente y responsable. Él o ella puede y debe, con el poder de su pensamiento personal, llegar a conocer la verdad. Él o ella puede y debe escoger y decidir”.

No hay nada nuevo en esta visión de los derechos y la libertad, que la teología católica había desarrollado siglos antes de que el presi-dente Carter introdujera el inventario de los derechos humanos en las relaciones internacionales, o antes de que el consumismo adopta-ra un lenguaje litigante de los derechos sugiriendo que todo el mundo tenía dere-cho a ser bello e inmortal. A pesar de todo, el impacto del énfasis de Wojtyla en los de-rechos y la libertad le debió algo al momento. Fue escogi-do como papa solo tres años después de que el gobierno de Carter erigiera los dere-chos humanos en uno de los temas básicos del “proceso de Helsinki”, que trató de su-perar los peligros y los perjui-cios de la Guerra Fría.

Este impacto fue más fuerte en los países oprimi-dos y más débiles del “mun-do libre”. Karol Wojtyla tuvo el don de darle a cada miem-bro de una multitud –a me-nudo súbditos de regímenes que durante años los habían tratado como gránulos en la formación de un compuesto social– un sentido de ser re-conocido como un único e irremplazable individuo. Esta súbita revelación de valor y dignidad era sobrecogedo-ra; al seguir algunas de estas peregrinaciones, a menudo vi cómo se manifestaba con lágrimas y un impulso a abra-zarse.

¿Se trataba solamente de un truco de orador, del don de hacer que cada oyente pensara que le hablaba solo a él o a ella? Creo que era algo más. Este papa, que alguna vez había trabajado con sus manos y cuyo obispado in-cluía a Auschwitz, compren-día la desesperada necesidad humana de ser comprendi-dos como personas. Este es el derecho al respeto, incluso al

Hablaba fuerte sobre los pobres del mundo y su explotación. Pero su rígido conservatismo y su supresión de cualquier indicio de “teología de la liberación”, sugieren que su comprensión de los pobres era débil.

amor propio, un derecho que sigue al derecho a la vida.

¿Es este amor propio, transformado en respeto mu-tuo, una condición previa de la democracia? A menudo ha resultado ser una condición previa de la libertad. Como hemos visto en las revolu-ciones “suaves” desde Pra-ga hasta Kiev y Kirguistán, la libertad se obtiene hoy en día más con una obstinada confianza en sí mismos de los rebeldes que con sangre y barricadas. ¿Pero la demo-cracia?

Yo sostendría que el pa-pa Juan Pablo II veía la de-mocracia –plural y/o abier-ta– casi en la misma forma

como veía la libertad: como un medio para un fin. Apre-ciaba la libre escogencia co-mo la expresión de un ser moral, no de un consumidor o de un elector, y dudo de que propiciara el amor pro-pio para crear votantes más respetables. Su fin, del que libertad y tal vez la libertad eran medios, era mucho más sencillo y mucho más viejo: conservar abierta la posibili-dad del libre albedrío, la al-ternativa de escoger a Dios. El hombre, Karol Wojtyla, era, después de todo, papa.

Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

26 años de pontificado, en los que visitó 129 países, le permitieron a Karol Wojtila, convertirse en una figura emblemática del mundo espiritual contemporáneo.

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Insvestigación

El Instituto de Inmuno-logía de Colombia, asociado a la Universidad Nacional y di-rigido por el profesor Manuel Elkin Patarroyo, ha pasado de ser el paradigma de la inves-tigación científica colombia-na a ser objeto de cuestio-namientos. ¿Dónde están los resultados de tantos años de investigación?, se preguntan unos. ¿En dónde quedó la tan publicitada vacuna contra la malaria?, cuestionan otros. ¿Se justifica la inversión que el país ha hecho en el Institu-to?, interrogan algunos.

En los últimos diez años el Instituto se ha dedicado a perfeccionar la metodología para la producción de vacu-nas químicamente fabrica-das. La vacuna sintética con-tra la malaria, producida por el Plasmodium falciparum, fue creada por el Instituto hace 18 años. Sin embargo se encontró limitada en la respuesta inicial de protec-ción contra el parásito, pues las pruebas de campo que mostraron un éxito parcial hallaron luego que aquél aún era fuerte y resistente a la vacuna.

Hasta hoy, en el mun-do, ninguno de los grupos de investigación sobre la mala-ria ha obtenido una vacuna que supere a la colombiana. Incluso, para la desarrollada mediante ingeniería genéti-ca por la farmacéutica Glaxo Smith-Kline (GSK), financia-da por la Fundación Bill y Melinda Gates y ampliamen-te publicitada el año pasado por el médico español Pedro Alonso, ya quedó demostrada su baja (29,9%) y corta (2-3 meses) capacidad protectiva. Lo comprobó P.G. Smith, di-rector del Departamento de

Epidemiología de la London School of Hygiene and Tro-pical Medicine. (P.G. Smith, P.J. Milligan, The Lancet, vol. 635, pp. 472-473, febrero 5 de 2005).

La dificultad para doble-gar las resistencias del pa-rásito llevó al Instituto a la búsqueda de un nuevo mé-todo que lo forzara a mostrar sus verdaderas defensas pa-ra poderlas derrotar. Hoy, se puede decir que son prome-tedoras las últimas pruebas realizadas en el laboratorio y en la estación de primates de Leticia (Amazonas) con el mico nocturno Aotus nancy-maae, empleado como mo-delo biológico experimental. ¿En qué se fundamenta esta afirmación? Actualmente se comprende de manera más completa la biología molecu-lar del parásito –su genoma

fue descifrado hace casi tres años–, también se conoce mejor su funcionamiento, su capacidad de adaptarse a los embates externos y su com-portamiento en general.

La vacuna obtenida ha-ce 18 años, llamada SPF66 ó vacuna Colombia, llegó a proteger, entre 35% y 55%

durante un periodo mínimo de dos años, a miles de per-sonas mayores de un año que la recibieron después de los numerosos estudios clínicos realizados en Colombia, Ve-nezuela, Ecuador y Tanzania. La nueva versión apunta a un 95% de protección en los monos que la han recibido en

los últimos cinco años. Hace falta determinar si es replica-ble en seres humanos. Pero ciertamente es alentadora la respuesta del sistema inmu-ne del mono Aotus, con gran semejanza al del humano se-gún estudios genómicos de ambos, lo que permite espe-rar resultados de protección similares o casi idénticos.

Pese a que esta labor es-tá dando frutos, también ha estado llena de dificultades por la pérdida de los equipos en el embargo y cierre de su sede en el Hospital San Juan de Dios hace cuatro años, y al recorte dramático del pre-supuesto (más del 50%) que, entre otras consecuencias,

afectó de manera alarmante, la planta de científicos, de los cuales quedan solamente 48 de los 105 vinculados hace dos años. Muchos de ellos emigraron definitivamente a Europa y Estados Unidos, lo que significa una pérdida económica e intelectual irre-parable para el país, evidencia las inocultables fallas estruc-turales del apoyo a la investi-gación científica y cuestiona el sentido mismo de hacer ciencia en Colombia.

Nuevos hallazgos

Los hallazgos, durante estos últimos 10 años, han permitido perfeccionar la vacuna contra la malaria, y abren posibilidades de nue-vas vacunas para el control de otras enfermedades infec-to-contagiosas (tuberculo-sis, leishmaniasis y hepatitis C, entre otras) y tumorales. También se han formulado métodos diagnósticos sim-ples, baratos y altamente es-pecíficos, aplicables para el mundo en desarrollo.

Dentro de estos nuevos métodos químicos, el Insti-tuto avanza en el control y diagnóstico del virus del pa-piloma humano (VPH) cau-sante del cáncer de cérvix o útero, el más prevalente en las mujeres colombianas. Con este método, 500 mil mujeres en el mundo podrán salvarse de esta devastadora enfermedad. Los resultados están publicados en el órga-no oficial de la Unión Inter-

nacional contra el Cáncer, In-ternational Journal of Cancer, y en el Journal of Medicinal Chemistry en su edición di-ciembre de 2003. La nueva herramienta de diagnóstico para el VPH tiene gran sensi-bilidad y especificidad para la detección de la infección, y ha sido probada en los últimos dos años en cerca de 10.000 mujeres en colaboración con el Instituto de Cancerología, la Liga contra el Cáncer de Bogotá, del Amazonas y otras instituciones.

Todo el trabajo está respaldado por 10 patentes mundiales sobre sus hallaz-gos y por 260 artículos pu-blicados en revistas cientí-ficas como Nature, Lancet, Angewante Chemie, Bioche-mistry, Journal of Medicinal Chemistry, Vaccine, Journal of Structural Biology y Proteins entre otras, todas ellas con un altísimo reconocimiento internacional.

Escuela de científicos

No menos importante es la formación. Desde su crea-ción, el Instituto ha educado 650 profesionales (médicos, químicos, biólogos, micro-biólogos, bacteriólogos) en investigación científica. Al terminar este año, el Instituto contará con 30 doctores y 12 magísteres en química, far-macología y microbiología, que graduará en asocio con las universidades Nacional de Colombia, Javeriana y del País Vasco en España.

Más temprano que tarde surgirá la razón que asiste al Instituto de Inmunología pa-ra perseverar en el largo, difí-cil e incomprendido campo de la investigación científica. El Instituto cree firmemen-te que el país debe impulsar su propia ciencia, como lo hacen los países avanzados, para afianzar su propio desa-rrollo científico, tecnológico, económico y social. También es cierto que no se descubren vacunas todos los días; las últimas –la hepatitis B y la meningitis– fueron desarro-lladas hace más de 25 años.

Las respuestas a los cuestionamientos plantea-dos al principio, les permiten a los colombianos brindar su apoyo al Instituto de Inmu-nología que es, ha sido y será, paradigma de la ciencia co-lombiana para bienestar de la humanidad.

Ismael Roldán Valencia*

* Profesor emérito de la Universidad Nacio-

nal de Colombia.

Mayor información sobre la producción científica del Instituto de Inmunología de Colombia en: http://www.fidic.org.co, o en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov.

Con un mejoramiento al 95% en la capacidad protectiva de la nueva versión de la vacuna contra la malaria, probada en el mono Aotus, el Instituto de Inmunología de Colombia empezará a probar su efectividad en humanos. Otros hallazgos dirigidos al control del cáncer de útero y enfermedades infectocontagiosas dan cuenta de los desarrollos científicos del centro de investigación en los últimos 10 años.

El Instituto de Inmunología

Paradigma de la ciencia colombiana

El Instituto avanza en el control y diagnóstico del virus del papiloma humano (VPH) causante del cáncer de cérvix o útero, el más prevalente en la población femenina del país. La nueva herramienta ha sido probada en cerca de 10.000 mujeres.

Manuel Elkin Patarroyo en los ensayos clínicos de la vacuna SPf-66 en Tanzania a finales de la década del 80.

Cortesía Instituto de Inmunología de Colombia.

Molécula L1 del virus del Papiloma Humano (VPH), inductor del cáncer de cérvix.

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Justicia

Como si se tratase de una arma letal, los principios de verdad, justicia y repara-ción son frecuentemente tra-tados desde posturas irracio-nales y apasionadas, a favor o en contra, olvidando por completo que constituyen tres pilares universales fun-damentales para la garantía de los derechos humanos.

No fueron “inventados” para entorpecer el proceso de paz local. Surgen de la experiencia histórica de los pueblos de la tierra y res-petarlos es una obligación frente a toda la humanidad. Su inalienabilidad debería estar fuera de debate y sin embargo, se han sembrado serias dudas en cuanto a la legitimidad y la importancia del rol que desempeñan en la resolución integral del con-flicto armado.

Por esta razón, quisiera discutir cinco concepciones erradas que surgen común-mente en los foros sobre el tema, todo ello con un áni-mo constructivo, siempre en favor de los que más aguda-mente padecen la guerra.

Mitos mentirosos

1. La verdad, la justicia y la reparación son negocia-bles.

Totalmente falso. Lo que es negociable, dentro de unos parámetros muy estrictos, son las fórmulas de arreglo adecuadas al caso que garan-ticen la sostenibilidad de los acuerdos.

Generalmente, las fór-mulas finales se componen de un número amplio de remedios que en conjunto buscan responder a las ne-cesidades de las víctimas al tiempo que robustecer el sistema judicial. En Sudáfri-ca, por ejemplo y en aras de conocer la verdad, se otorga-ron amnistías condicionales e individuales a cambio de confesiones pormenorizadas con aporte de pruebas, que permitieron iniciar juicios contra perpetradores de crí-menes graves y desmontar el complejo sistema del apar-theid. Menos de un 10% de los aplicantes recibieron este beneficio.

2. Demasiada verdad so-lo profundizaría la guerra.

Falso. Sin embargo, es el mito más común de todos. Quienes salen con tales ar-gumentos están usualmente litigando en causa propia. Lo que demuestra la práctica es que un conflicto empieza a resolverse cuando la na-ción entera toma conciencia

de lo que ha sucedido, ha-ce un diagnóstico profundo y concienzudo de su propia situación, y se moviliza para encontrar respuestas eficaces y definitivas.

Cuando la violencia se ha extendido por un periodo demasiado amplio, las socie-dades empiezan a desarrollar un cierto “acostumbramien-to” producto de su necesi-dad de adaptarse, y aceptan la atrocidad y el horror como un fenómeno social igual a otros. Un diagnóstico justo, exhaustivo y con vocación reconciliadora es vital para sacar a estas sociedades del estado de shock en el que les ha sumido la violencia.

La coherencia depende de la integridad de la memo-ria. Una nación que desco-noce su pasado traumático, no puede decidir su futuro ni trabajar sobre visiones que eviten la repetición del ho-rror y sanar las heridas.

En Argentina, por ejem-plo, la sociedad respondió enérgicamente luego de que se conocieran los resultados del informe final de la comi-sión de la verdad. Gracias a ello se anularon las leyes de punto final, se llevaron a jui-cio a algunos responsables de crímenes atroces y se diseñó un importante programa de reparaciones.

3. Hay que sacrificar la justicia para conseguir la paz.

Falso. Lo que demuestra la práctica es que sacrificar la justicia tiene el efecto con-trario: profundiza la guerra. La historia de Colombia está

plagada de decenas de am-nistías, perdones generales e indultos indiscriminados que no solo fueron ilegales (impunidad de jure) sino que sirvieron para consolidar la creencia de que la justicia es incapaz de actuar como un control social efectivo, y que los crímenes atroces no reci-ben castigo.

Los camboyanos, hacia el fin de la guerra voraz que destruyó el país, tomaron la determinación de “perdonar y olvidar” argumentando que aquello hacía parte de sus tradiciones culturales y que lo contrario no sería más que una imposición de Occidente. Sin embargo, el tiempo probó que sin un análisis de fondo les resultaba imposible con-tinuar. El sacrificar la justicia favoreció la aparición de po-derosas redes de delincuen-cia común, especialmente de tráfico de humanos, algu-nas de ellas formadas a partir de las desmovilizaciones de combatientes.

Entendiendo que los principios de verdad, justicia y reparación son universales, de lo que se desprende una obligación erga omnes que no es derogable en el caso de los crímenes más graves, apenas una década después han tomado la determina-ción de apelar a fórmulas ra-dicales de justicia (la forma-ción de un Tribunal Especial para el caso en conjunción con la instauración de una Comisión de la Verdad, entre otros), para poner fin a la impunidad que solo ha agra-vado la ruina material y hu-mana dejada por la guerra.

Pero es importante re-cordar que la cárcel no es la única forma de hacer jus-ticia; no puede confundirse la justicia con la imposición de una pena privativa de la libertad. Existen fórmulas de reparación directa, que pue-den ser beneficiosas para la reconciliación y la reinser-ción de excombatientes a la civilidad, sin los efectos no-civos que estos procesos han dejado en otros países.

4. La Corte Penal Inter-nacional está metiéndose en asuntos que no le competen.

Falso. La Corte tiene jurisdicción sobre el caso colombiano a partir de la ratificación del estatuto de Roma en 2002. Aunque di-cha jurisdicción es comple-mentaria, un mal acuerdo o una solución que pueda amenazar con dejar impunes los crímenes más graves o que no contemple mecanis-mos efectivos para reparar a las víctimas, le otorgaría la jurisdicción automática e igualmente podría abrir los senderos para la aplicación del principio de jurisdicción universal.

Existe un total malen-tendido de la salvaguarda de la Corte Penal. Primero, el artículo 120 del Estatuto de Roma establece: “No se podrán hacer reservas a este estatuto”. El impedimento de los siete años está relaciona-do con el artículo 124, que permite la apertura de un compás de espera para facili-tar las negociaciones. Sin em-bargo, aquello no presentaría un inconveniente mayor, por

cuanto sólo opera en el caso de “crímenes de guerra”, pero no contra otros de compe-tencia de la Corte como los “crímenes contra la huma-nidad” (secuestros, desapa-riciones, masacres, etcétera). Si pasados siete años y un día (suponiendo que el Estado no levantó la restricción an-tes y que no hubo proceso de paz), la Corte podrá conocer igualmente lo que ha sucedi-do dentro de esos siete años pasados.

5. El Estado debe forzar a las víctimas a conceder el perdón.

Falso. El perdón es un acto subjetivo que no puede ser ni forzado ni ordenado por un acto de Estado. Sin embargo, es recomendable que dentro de las fórmulas de paz se establezcan me-canismos que promuevan la reconciliación y la reparación material y simbólica, tan am-pliamente como sea posible.

Fórmulas audaces

Es importante perder el miedo a considerar fórmulas audaces o mecanismos para resolver el conflicto de mane-ra integral. En este tema, Co-lombia podría convertirse en pionero de la puesta en mar-cha de alternativas para lo que hoy se conoce como “las nuevas guerras” o conflictos

armados no convencionales, cuyos alcances superan los de los mecanismos disponi-bles por cuanto traen consigo serios dilemas en términos legales, sociales, económicos y culturales.

El debate es extenso. Ha-biendo sido una guerra cruel y brutal, que ha destruido el tejido social profundamente, las soluciones deben situarse a la altura del reto de consoli-dar una paz justa y sostenible, por la que se haga responsa-ble la Nación entera.

Cuando la violencia se ha extendido por un periodo demasiado amplio, las sociedades empiezan a desarrollar un cierto “acostumbramiento” producto de su necesidad de adaptarse, y aceptan la atrocidad y el horror como un fenómeno social igual a otros.

Natalia Springer**Consultora para temas de

Justicia Transicional.

Cinco mitos sobre verdad,

Prejuicios sobre la utilidad de estos tres pilares para la garantía de los derechos humanos, han diferido la solución al conflicto armado colombiano. La autora de este artículo los desmiente como aporte hacia una mirada constructora de la paz.

justicia y reparación

El equilibrio entre verdad, justicia y reparación es fundamental para curar las heridas producidas por la guerra. Archivo.

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Educación

La Universidad Nacional de Colombia, a través del rec-tor, Marco Palacios, demandó ante la Corte Constitucional el artículo 84 de la Ley 812 de 2003, mediante el cual el Con-greso de la República aprobó y adoptó el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno del Presidente Uribe, por consi-derar que dicha norma des-conoce lo consagrado en los artículos 69, 150, 158 y 339 de la Constitución de 1991.

Dicho artículo señala: “Artículo 84. Recursos a las universidades públicas. Se mantendrán los aportes tota-les de la Nación al conjunto de Universidades Estatales de acuerdo con los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992. A partir de la vigencia de la presente ley, se concertará y acordará con los Rectores de las Universidades Públicas, Nacionales y Territoriales los criterios y el procedimiento de una redistribución, basada en indicadores de gestión, de un porcentaje del total de las transferencias. Dicho porcen-taje no podrá exceder el doce por ciento (12%). El porcenta-je restante se distribuirá con-servando el esquema vigente”.

De acuerdo con la de-manda, radicada ante el alto tribunal el pasado 28 de fe-brero, este artículo vulnera

de forma manifiesta y des-proporcionada la autonomía universitaria, desconoce la reserva legal que tiene la re-gulación del servicio público de educación, además de ca-recer de unidad de materia en relación con el resto del articulado de la ley.

Frente a la autonomía universitaria, consagrada co-mo principio constitucional en el artículo 69 de la Carta Política, y ratificada median-te las sentencias T-492 de 1992, C-299 de 1994 y C-220 de 1997, ésta es vulnerada al desconocerse que mediante la norma, las universidades son titulares de una impor-tante garantía que la Carta Política quiso brindarles pa-ra proteger el ejercicio de su misión: la autonomía, efec-tivamente garantizada por los derechos que asisten a las universidades para autode-terminarse.

La Corte Constitucional, además, ha reiterado en co-piosa jurisprudencia que la autonomía se predica en dos escenarios: el académico y el administrativo, directamente relacionados; señalando que cualquier intervención del le-gislador es limitada en la me-dida que lo contrario podría implicar la vulneración de este trascendental principio.

La vulneración del prin-cipio de autonomía, se hace evidente en la medida que dicho principio consiste pre-cisamente en la capacidad que el Constituyente quiso dar a las universidades pa-ra que ellas se autodetermi-naran y no fueran objeto de interferencia por los poderes del Estado. En el caso de la ley del Plan del Presidente Uribe se considera que ella transgrede esta garantía, por tres razones fundamentales, que son expuestas en el texto de la demanda.

En primer lugar, porque se desconoce el margen de acción con que se quiso dotar a las universidades para que ellas manejaran sus recursos, margen que constituye ele-mento indispensable para el desarrollo efectivo de la fun-ción que les ha sido confiada. El Plan limitó desproporcio-nadamente la autonomía, porque la gestión de progra-mas y recursos de estas ins-tituciones ya no atenderá las políticas propias, definidas en el plan de desarrollo de cada universidad, sino que dependerá en última instan-cia, de las decisiones unilate-rales del Ejecutivo, lo cual es a todas luces irrazonable a la luz de la Constitución Políti-ca de 1991.

Si bien el fin persegui-do puede ser el establecer mecanismos de rendición de cuentas para las Univer-sidades, promover un mejor desempeño de las mismas a través de la aplicación de indicadores de gestión, esti-mular que el servicio públi-co de educación que pres-tan obedezca a criterios de eficiencia, eficacia, calidad y racionalidad en el gasto, lo cierto es que cualquiera de las interpretaciones que se de al artículo 84 del Plan, resulta nefasta: un consen-so resulta irrealizable, una votación que favorezca a la mayoría terminaría por anular la voz de las uni-versidades que no estén de acuerdo con la forma en que se maneje la redistri-bución y, en últimas, podría dejar en manos del Ejecu-tivo la decisión final, si las universidades no llegan a un acuerdo, lo que arreba-taría a las universidades la posibilidad real de autode-terminarse y devolvería al ejecutivo la potestad discre-cional que la Constitución de 1991 y la Ley 30 de 1992 le revocaron.

En segundo lugar, y en virtud de que la autonomía no implica que las universi-dades sean ruedas sueltas en

el engranaje institucional del Estado, se debe aclarar que la violación de este principio también se hace manifies-ta, si se tiene en cuenta que estas instituciones cuentan con dispositivos de control adecuados, como los conse-jos superiores universitarios, órganos de decisión en los que, además, tienen asiento representantes del gobier-no nacional y en los que es posible debatir las líneas de acción que seguirán las universidades, respetando la autonomía que debe carac-terizarlas.

Finalmente, en la de-manda se acusa al Plan de violar la autonomía univer-sitaria en tanto resta campo de maniobrabilidad a estas instituciones, porque se ha-bla de una concertación in-determinada (pues el legisla-dor se limitó a mencionarla, sin establecer siquiera un interlocutor directo), ya que ello constituye una limita-ción irrazonable al principio de autonomía universitaria, toda vez que implica que las universidades no se autogo-biernan, ni se autodetermi-nan, sino que deben entrar a negociar, sin parámetros claros, los criterios de acción, que les permitan asegurar sus recursos.

La UN demanda artículo del Plan Nacional de Desarrollo

La UN pidió replantear la iniciativa de Colciencias de redefinir las áreas de los programas nacionales de Ciencia y Tecnología, por considerar que los cambios propuestos no resuelven los problemas de falta de recur-sos, además de no estar de-bidamente justificados y des-conocer los logros evidentes de los actuales programas.

En el último Consejo Nacional de Ciencia y Tec-nología se adelantó una dis-cusión sobre la política pro-puesta por Colciencias, para reestructurar los Programas Nacionales de Ciencia y Tec-nología, a través de los cuales se financian los proyectos de los grupos de investigación del país.

La propuesta de Colcien-cias aparece en el contexto de una drástica reducción de los recursos presupuestales pa-ra la investigación que, por ejemplo, en el área de Cien-cias Básicas significaron lle-gar en 2004 al 26% de lo que el país invertía en el periodo 1991-1994, al pasar de cerca de 22 mil millones a 6 mil millones de pesos.

Interpretando a la co-munidad de investigadores del país, el rector de la Uni-versidad Nacional de Colom-bia, profesor Marco Palacios, expuso sus preocupaciones frente a la propuesta de Col-ciencias.

La iniciativa, consisten-te en reemplazar las actua-les áreas: energía y minería, educación, industria, cien-

cias sociales, medio ambien-te, ciencias básicas, ciencias agropecuarias, ciencias del mar, ciencias de la salud y biotecnología, por un conjun-to de nuevas áreas de ciencia y tecnología e innovación: de la materia y la energía; de la vida; del ser humano y su entorno; de sociedad, cultura e instituciones; para la com-petitividad empresarial; de la gestión de conocimiento, información y nuevas tecno-logías.

El rector argumentó que la justificación para las nue-vas áreas no es clara; es decir, la necesidad de agrupar los campos del conocimiento de esa forma y el denominarlos así no es evidente. Es una conformación de áreas que no corresponde a líneas de pensamiento o disciplinas que han funcionado por mu-chos años, sino por el con-

trario, bajo el discurso de la transdisciplinariedad se eli-minan dichas disciplinas.

De acuerdo con el pro-fesor Palacios, la propuesta de nuevas áreas temáticas de Colciencias no está sustenta-da: “Es una creación artificial que no responde a un diag-nóstico, sino que es tan sólo el resultado de un ejercicio intelectual novedoso”.

Algunos ejemplos

1. Áreas muy importan-tes para el país deberían es-tar claramente delimitadas y conservarse, como es el caso de las ciencias básicas, ciencias de la salud, ciencias agropecuarias y educación, sin que por esto dejen de ser aplicadas o interdisciplina-rias.

2. No es claro cómo, por un lado se justifica la inter-

disciplinariedad para abarcar y aplicar mejor el conoci-miento, pero dentro de ca-da área temática se definen subtemas que limitan y no permiten un mínimo de fle-xibilidad.

3. La competitividad empresarial no es en verdad un área temática, sino más bien representa los produc-tos o el tipo de productos que se pueden obtener a partir de proyectos de investigación en diferentes áreas del conoci-miento.

4. Si todas se llaman “Área Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de...” no es clara la necesi-dad del área temática sobre Gestión de Conocimiento, Información y Nuevas Tec-nologías”. La innovación es un resultado del éxito de lo que se propone, pero no en todos los casos la investiga-

ción debe llevarse al extremo de obtener un producto in-mediato.

Si se está pensando en estrategias de largo plazo, es importante anotar que la conformación de los Conse-jos lleva a la desaparición de las ciencias básicas en cual-quier área del conocimiento, ya que la menor proporción de académicos formados en una disciplina, quienes por estar trabajando en ella tie-nen la visión a futuro de lo que se necesita, los convier-te en Consejos coyunturales que responden a necesidades inmediatas, creando con esto una gran inestabilidad.

Finalmente, en la pro-puesta de Colciencias, no se describen concretamente los pasos a seguir para su puesta en marcha, de tal forma que se asegure el enfoque inter-disciplinario y su éxito. Si la propuesta pretende dar solu-ción al problema financiero de la investigación, este tipo de enfoque no contribuye a crear un plan estratégico que corresponda a las necesida-des del país; por el contra-rio, mezcla demasiadas cosas que no permiten establecer prioridades para la distribu-ción de los pocos recursos con los que se cuenta.

Gracias al debate plan-teado por el rector de la Uni-versidad Nacional, el Con-sejo Nacional de Ciencia y Tecnología decidió aplazar la aprobación de la política pro-puesta por Colciencias en es-pera de su replanteamiento.

Reparos a cambios en programas nacionales de

ciencia y tecnología

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Ciudad

El nuevo Instituto de Estudios Urbanos, aproba-do por el Consejo Superior de la Universidad Nacional, se sumará a otras iniciativas que vienen adelantando pro-fesores y estudiantes de la Universidad en Bogotá, Me-dellín y Manizales. Y lo ha-rá de manera contundente: nueve plazas adicionales de profesores, en las áreas de economía urbana, demogra-fía, historia, derecho urbano, gobierno, políticas públicas urbanas y vivienda, además de las que se esperan en an-tropología, sociología, cien-cia política, economía, histo-ria y geografía.

Como proyecto de co-nocimiento, el esfuerzo por caracterizar, describir o “comprender” la distribución espacial de las sociedades y las adaptaciones económi-cas, políticas y culturales a lo urbano, en el marco del Esta-do o de la globalización, no necesita mayor justificación.

Pero a este argumento general se suma otra con-sideración importante en el derrotero que le ha pro-puesto la UN al Instituto: la descentralización política ha multiplicado la demanda por conocimiento de las diná-micas urbanas. Gobiernos y aspirantes a gobernar lo re-claman. Se han catapultado las disciplinas relacionadas con el ejercicio de gobierno, en el espectro tan amplio de obligaciones y atribuciones de las administraciones loca-les. Programas de corto y me-diano aliento han florecido en las universidades, muchos de ellos por cierto, concen-trados excesivamente en la descripción de las normas, como si gobernar fuera sola-mente aplicar la ley.

Uno de los fenómenos paradójicos que vive Colom-bia es una evidente apertura democrática, en un contexto de intenso reto al monopolio estatal de las armas, la fis-calidad y la justicia. Ésta se manifiesta en que proyectos políticos de izquierda se vol-vieron relevantes en la con-tienda electoral subnacional (está por verse si nacional), y esperan pasar de pensar en lo que significa el Estado, a pensar en lo que significa el gobierno y cómo gobernar con metas viables en un Es-tado de Derecho. La sociedad manifiesta actualmente un consenso mucho más am-plio sobre la democracia y sus instituciones de gobierno que hace dos décadas.

Arriesgándome en el pantanoso tema de la cul-tura política, afirmo que es posible que en alguna forma el exagerado espíritu crítico

de la universidad pública, del cual comenzamos a despren-dernos, pueda ser tan vesti-gio de la Guerra Fría, como lo es el ex ministro Fernando Londoño. Todas las univer-sidades en Colombia tienen que hacer convivir la teoría crítica con teoría que sea útil para gobernar en el contexto de las instituciones democrá-ticas. Para que una teoría sea útil no es necesario que esté directamente realizada so-bre las políticas públicas. En términos coloquiales, basta con que sean evaluaciones juiciosas de nuestras realida-des urbanas.

Bajo estas considera-ciones, se ha propuesto que el IEU tenga también como tareas la evaluación y el se-guimiento de las políticas ur-banas y regionales, y de po-líticas locales en municipios específicos, así como forta-lecimiento del diálogo entre académicos y tomadores de

decisiones en todas las ramas del poder público.

Dilemas de especialización

¿Cuál es la disciplina con más “patentes de inven-ción” en el tema urbano? El mismo objeto de trabajo se mira desde nombres dis-tintos: urbanismo, estudios urbano-regionales, gestión urbana, ciencias regionales, etcétera. El IEU tomó el de “estudios urbanos” para re-sumir su orientación. No deja por fuera ninguna de las dis-ciplinas que abordan el ob-jeto de trabajo, ni siquiera la dimensión de región; pero al mismo tiempo concentra la atención sobre las dinámicas propias de aquella forma de población que en términos generales se denota con el genérico “ciudad”.

Cada una de las discipli-nas y subdisciplinas que ha

abordado la ciudad durante décadas tiene claros sus mé-todos, aunque explore nue-vos, y sus categorías, aunque haya escuelas. Pero, claro es-tá, cada una se vuelve insu-ficiente cuando se pretende entender “el todo”. Algunos estudiosos del tema urbano han propuesto abandonar el método analítico, el car-tesiano “divide y vencerás”. Con ello, creo, se abandona el gran logro que da inicio a la ciencia moderna, cuando a partir de Galileo se cambia el estudio del movimiento en todas sus formas por estudiar el movimiento de partículas en el espacio físico, como la caída de los cuerpos y el mo-vimiento de los planetas.

Bajo la pretensión de integralidad, vigente, en el siglo XV se volvió necesario explicar por qué el número de cuerpos celestes cono-cidos en ese entonces (sie-te) era igual al número de

orificios que tenemos en la cara. “Tamaña coincidencia –se decía– no podía ser un azar”. Un caso extremo de los riesgos de buscar una teoría del mundo. En el caso de las realidades complejas, como la ciudad, puede también lle-garse a un punto a partir del cual las preguntas comien-cen a ser confusas.

El éxito del método ana-lítico cartesiano, a pesar de sus excesos y falsas prome-sas, aún no termina, no im-porta cuántos clarines hayan diagnosticado su esterilidad. En cambio, intentar “enten-der” (¿y qué será entender?) gigantescos “todos” (el mun-do, la sociedad) en una suce-sión relativamente corta de razonamientos abstractos, no ha producido mucho. Es imposible conseguir la mira-da integral del “ser y el deve-nir” de la ciudad sin acudir a los enfoques de disciplinas (sociología, geografía, eco-nomía, demografía y otras) que desde el acervo de datos cuidadosamente obtenidos y procesados han dado lugar a subdisciplinas que dialogan entre sí y que incluso nutren políticas públicas.

El diseño del Instituto, de sus tareas e indicadores de logro, es definitivamente clá-sico: un diálogo de varios pa-radigmas que han sido fértiles en los rangos de su concep-tualización, y que en nuestro medio tienen mucho qué de-sarrollar, cada uno desde sus fortalezas. Quienes tenemos nuestro nicho natural en la academia pero hemos tenido que gobernar, sabemos que el país no está sobrediagnos-ticado, sino sobremaldiag-nosticado; que aunque nues-tras instituciones y proyectos

no están vacíos de academia (mírese no más las fuentes de la Ley 388), su operación, las dificultades para imple-mentar, las respuestas de los entornos social, económico y político, no son objeto de seguimiento en los detalles y en el tiempo para mejorar su eficacia y legitimidad.

Nuestra prédica de lo práctico en el siglo XIX fue fundamentalmente teórica; nuestro pragmatismo en el siglo XX quedó restringido al atajo. Espero que en su mar-cha el nuevo Instituto de Es-tudios Urbanos analice estas lecciones, haga su tarea y no se rinda ante la inmensidad de la misma.

Paul Bromberg*

Escuela de Urbanismo, Facultad

de Artes de la Universidad Nacional

de Colombia.

Describir y comprender las dinámicas urbanas es una demanda cada vez más creciente a partir de la descentralización. ¿Cómo administrarla eficaz y legítimamente?, es la siguiente pregunta, que justifica la creación del Instituto de Estudios Urbanos con un enfoque multidisciplinario.

Es imposible conseguir la mirada integral del “ser y el devenir” de la ciudad sin acudir a los enfoques de disciplinas (sociología, geografía, economía, demografía) que, incluso, nutren políticas públicas.

Saber para gobernar

la ciudad

El acelerado y continuo crecimiento de las ciudades exigen miradas más complejas que permitan abordar lo urbano desde diferentes áreas del conocimiento. En eso trabajará el IEU. Guillermo Flórez.

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En las ciudades colom-bianas, lo mismo que en mu-chas otras del mundo, se ob-servan formas de ocupación o apropiación del espacio pú-blico, algunas reguladas por normas y otras de hecho e ile-gales, que benefician exclusi-vamente a ciertas empresas o individuos y de las cuales se derivan beneficios económi-cos, unas veces compartidos por el Estado y los particu-lares y, en varios casos, sola-mente por uno u otro.

Las ventas callejeras son el ejemplo que más se pone en discusión, sean ambulan-tes o estacionarias, de las cua-les se subraya su ilegalidad, impacto sobre la congestión peatonal, aspecto antiestéti-co y también el efecto sobre la competencia entre estable-cimientos comerciales.

UN Periódico: En Bogo-tá existen cerca de cien mil personas en la calle vivien-do de la economía informal, ¿cuál es su justo lugar sin de-trimento de la integridad del espacio público?

Fernando Montenegro: Partamos de precisar lo que significa el espacio público para una ciudad. Para mí es su ética, la manera como se comportan los ciudadanos en lo público. Además, creo que debe ser entendido como una condición de la ciudad, que tiene dificultades por su uso incorrecto, y no como un problema. El espacio público

debe mirarse, por un lado, desde su conformación física y desde la noción de moder-nización de la ciudad y, por otro, desde la utilidad de ese espacio público como parte del desarrollo de la ciudad.

Los vendedores ambu-lantes no son en sí mismos un problema, son un elemen-to más dentro del espacio pú-blico, que tienen una condi-ción fundamental dentro de la economía de Bogotá.

UNP: Entonces, ¿la eco-nomía informal no es una consecuencia del desempleo sino parte del desarrollo de una ciudad?

FM: Una aseveración perversa es que los vendedo-res ambulantes son un pro-blema de la economía, o sea que el desempleo estimula la economía informal. Lo que nosotros encontramos es que los vendedores van creciendo en la medida en que la eco-nomía mejora, porque hay más gente que compra y más dinero circulante. Aunque en parte la gente se va a ven-

der a la calle porque no tiene empleo, lo más cierto es que es una forma de vincularse al movimiento económico de una ciudad. La prueba está en que ellos venden produc-tos como gaseosas, dulces, confecciones. El 95% de ese mercado proviene de la in-dustria formal, y eso no es clandestino, no es pirata, no es terrible.

UN: ¿Cuáles son los pro-cesos urbanísticos que pro-pone el plan maestro frente al tema de los vendedores ambulantes?

FM: Tiene dos compo-nentes básicos: a) actualizar y modernizar las zonas centra-les, aumentando y equilibran-do el espacio peatonal, lo mis-mo que la infraestructura de servicios públicos, así como la estructuración de un número de proyectos inmobiliarios; b) construir un conjunto de es-pacios análogo al sistema vial, que permita la ampliación de las áreas de ventas, la canti-dad de vitrinas y la ocupación de los centros de manzana, en

una espacialidad consecuente con las características morfo-lógicas del centro de la ciudad y las demandas de las activi-dades que allí se generan en la actualidad.

UN: ¿Cómo se pueden visualizar organizadamente esas áreas de ventas?

FM: A través de cuatro modelos: “pasajes comercia-les”, que son corredores pea-tonales transversales de pro-piedad comunal, con activi-dades de ventas callejeras en su interior, estacionamientos y plazas de comida; “plazo-letas comerciales adyacentes al espacio público”, similares al anterior pero en espacios abiertos; “patios y espacios comerciales centros de man-zana”, en pasajes o portales, ya no transversales al interior de la manzana sino en el cen-tro; y “plazas viales”, dedica-das a ventas complementarias ubicadas en los separadores centrales de algunas vías.

UNP: Pero usted habla de una desigualdad entre la modernización del uso del

espacio público y su condi-ción urbana.

FM: Sí, los vendedores ambulantes se localizan don-de hay más flujos de gente. Los vemos sobre todo en las zonas más antiguas de la ciu-dad: La Catedral, La Capuchi-na, Las Nieves, San Victorino, Santa Inés, el Restrepo, el 7 de Agosto, Chapinero, Las Ferias, y un copioso número de barrios residenciales que se volvieron zonas centrales y que es donde, comparati-vamente con otros lugares de la ciudad, hay menos propor-ción de espacio peatonal hay. Dado que fueron construidos para un tipo de actividad que ya no existe, hoy requieren de amplias zonas de circulación, encuentro e interacción para responder a las nuevas de-mandas, que por su dinámica actual se encuentran en con-tradicción con su condición urbana cerrada y concluida. Lo que está sucediendo es que las zonas centrales de la ciudad no se modernizaron, pero la demanda de ventas y de compras sí, y se volvió muy intensa.

El problema de los vendedores ambulantes no siempre es culpa de ellos. La ciudad no ha pedido mo-dernizar el centro, lo cual influye en el desorden que existe. Además, la tendencia es imaginar zonas peatonales libres de comercio informal, que ni siquiera en los centros comerciaes privados se pre-senta, todo lo contrario, en ellos se aprovecha como un plus comercial.

A propósito del debate que en las últimas administraciones se ha generado en torno al lugar de los vendedores ambulantes en el espacio público, UN Periódico habló con el arquitecto Fernando Montenegro y la propuesta de solución contenida en su “Plan Maestro de Espacio Público de Bogotá”, que de ser implementado por la administración,

terminaría con el problema de forma definitiva.

Espacio parapúblico ambulante

En Bogotá existen 1.800 tipos de tejidos urbanos, a diferencia de ciudades como Barcelona, que tiene dos, lo que hace más compleja la relación entre el espacio público y el espacio privado.

Entrevista

Sandra Gómez Galindo

Unimedios

Fotos Archivo.

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La gente no se va a vender a la calle porque no tiene empleo, sino como una forma de vincularse al movimiento económico de una ciudad. La prueba está en que venden productos de la industria formal: gaseosas, dulces, confecciones.

UNP: Entonces, ¿cómo engranar de una manera “ética”, como usted dice, esta economía informal al espa-cio público?

FM: El planteamiento es buscar más soluciones a los peatones y a las ventas callejeras como parte de la economía. No es cambiar-los de esquina, es construir inteligentemente elementos como los que la ciudad cons-truyó cuando necesitó más espacio para vehículos o más transporte. Por esto, se pro-pone crear una red análoga de espacio público donde las ventas callejeras funcionen, pero no en cualquier parte. Si alguien va comprar un dulce, lo compra por donde camina, esto quiere decir espacios de circulación como calles o pa-sajes, donde ellos se ubiquen y no estorben. La ciudad de-be construir posibilidades para este tipo de comercio, pues modernización no sig-nifica acabar con las cosas esenciales.

UNP: Además del orde-namiento físico, ¿qué hacer con el abuso del espacio pú-blico?

FM: La noción del men-digo que alquila un metro cuadrado, no usufructúa un espacio físico, en realidad lo que alquila es una cantidad de contactos con personas que circulan por ese lugar; es decir, el aprovechamiento del espacio público para un logro económico.

La solución a eso que se llama “abusivo” es reglamen-tarlo. Cuando el señor ven-de manzanas importadas de Chile, quienes se enriquecen son los chilenos que exportan manzanas y los distribuidores que mercadean ese producto. El vendedor ambulante es el que menos gana. En ese or-denamiento hay que armar un marco regulador que le permita a la ciudad disponer equitativamente del uso del espacio público.

Con Transmilenio, por ejemplo, se construyó un es-pacio público para que un sistema de transporte funcio-nara. Diseñemos, entonces, un sistema de ventas calleje-ras correcto para alquilárselo a los vendedores de la calle; es esencialmente lo mismo. Ambos operan en el espacio público, y si la ciudad paga por modernizar el transpor-te, también puede pagar por modernizar el comercio.

UNP: ¿Por qué el debate en torno a los vendedores tie-ne tantas resistencias?

FM: Primero que todo, la resistencia tiene su origen en un problema político. Yo siento que el manejo de Bo-gotá en las últimas alcaldías se ha vuelto más técnico, más dinámico, pero que en los distintos eventos de cada una ha sido incompleto.

Los procesos de moder-nización de Peñalosa no ri-ñen con los pedagógicos de Antanas. Son complemen-tarios. Garzón plantea una equidad en el manejo de la ciudad y eso no niega que la ciudad se siga moderni-zando. Las troncales que se construyeron con Mockus y Garzón son mucho mejores que las que se adelantaron con Peñalosa. Como técnico en el manejo de la ciudad, creo que en lugar de batir “a bolillo” a los vendedores ca-llejeros, hay que incorporar-

los a una economía formal, porque son parte del sistema económico de la ciudad. En la calle se venden más dulces Colombina que en el centro comercial; en los semáforos, más tarjetas de Comcel que en todas las tiendas de Bogo-tá. Es parte del mercado de la calle y de lo que nos hace más ricos.

UNP: ¿Cómo reciben la propuesta los empresarios y los sindicatos de vendedores informales?

FM: Los empresarios han empezado a comprender y a tener una mirada más lógica y más consciente. Para los vendedores sigue siendo problema de conquista de un lugar, y piensan en una so-lución inmediata. Por eso, el plan prevé ubicaciones tem-porales.

UNP: ¿En cuánto tiem-po se podría disfrutar de una ciudad distinta?

FM: Ahora está en manos del Alcalde para que lo expida o no. Si se pone en marcha ahora mismo, en cinco años se podría solucionar el pro-blema; la regularización y la modernización del comercio sería una maravilla para Bogo-tá, con un Centro recuperado, con un comercio más organi-zado, con más seguridad.

Si las ventas callejeras, sean éstas ambulantes o esta-

cionarias, existen en mayor o menor grado en las ciudades, el propósito no debe ser erra-dicarlas del todo, lo que es un imposible social, econó-mico y cultural, sino organi-zarlas y hacerlas manejables al armonizar su existencia con el ejercicio de derechos ciudadanos como la recrea-ción, movilidad, información y cultura.

Una anécdota como re-flexión. El tema de los vende-dores ropavejeros de la Plaza

España, afincados a lo largo de la calle 10, era la ocupa-ción de espacio público más antigua de Bogotá. Hace dos años, un ahorro programado de mil pesos diarios –toda una fortuna para ellos– les permitió adquirir un lote y con el apoyo del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y la Alcaldía, se convocó un con-curso de arquitectura para hacer un centro comercial. Un domingo entregaron la Plaza y se trasladaron con la

ayuda de dos bachilleres al lote mientras terminaban el centro comercial.

Gané el concurso y el centro comercial no es otra cosa que una calle, un es-pacio público diseñado para entronizarlos a la ciudad sin choques. Si usted va cami-nando en diagonal por el lu-gar, sin darse cuenta está por dentro del centro comercial. Es una estructura muy ur-bana que, entre otras cosas, debe estar por inaugurarse.

Imaginar las zonas peatonales libres de comercio informal es como haber pretendido desaparecer los carros cuando las calles fueron insuficientes para su tránsito.

Entrevista

Guillermo Flórez.

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de San Agustín. Su rápido crecimiento llevó a pensar en la necesidad de indepen-dizar la tarea educadora de la vida del convento y por ini-ciativa del Provincial, Fray Gregorio Agustín Salgado, director del Colegio, se co-menzó la obra del claustro que durante 40 años sería la sede de la institución.

La obra del claustro pa-ra el Colegio Universitario aprovechó parte de la ca-sa existente en el lugar, que había sido levantada ante-riormente en un piso y su-frido diversas modificacio-nes, principalmente a causa del cambio de propietarios, hasta convertirse en una “casa alta y baja”, es decir, de dos pisos, con frente a la Plazuela de San Agustín y paralela a la orilla del río.

Actualmente, la edifi-cación tiene menor área que cuando fue construida y su maravilloso claustro, aún conservado, está conforma-do por dos niveles de colum-nas en piedra que soportan arcos en ladrillo pañetado y limitan las amplías gale-rías que rodean el gran patio central. Sus espacios con-servan, a pesar de algunas adiciones desafortunadas, la sobriedad característica de la arquitectura colonial. Sus cubiertas en teja de barro se mimetizan en el paisaje del centro histórico de Bo-gotá y sus austeras fachadas, acordes con el espíritu de la comunidad que alguna vez lo habitó, cuentan con una sucesión rítmica de venta-nas rectangulares que se interrumpe solamente para dar lugar a la portada de ingreso, cuya forma y loca-lización fue modificada co-mo parte de las obras que se adelantaron en la última década.

Juanita Barbosa** Profesora del

Instituto de Investigaciones

Estéticas de la Facultad de Artes y asesora

de la Rectoría de la Universidad Nacional

de Colombia.

San Agustín,

El antiguo claustro colonial del Colegio de los Agustinos, después de haber sido ocupado por más de dos siglos como cuartel militar y museo, recupera su vocación académica original como sede cultural de la Universidad Nacional en el centro histórico de Bogotá.

testigo excepcional de la historia del país

El antiguo claustro del Colegio Universitario de los Agustinos, situado en el cen-tro histórico de Bogotá en la carrera 8ª con calle 7ª, sede del Museo de Artes y Tradi-ciones Populares desde 1971, pasará a ser propiedad de la Universidad Nacional de Co-lombia. Su construcción en la primera mitad del siglo XVIII, respondió a la necesidad de la Comunidad Agustina de destinar una edificación para desarrollar la labor educadora que llevó adelante como par-te de su misión al establecerse en la ciudad.

La Orden de San Agustín había llegado a Bogotá pro-veniente de Lima, en la se-gunda mitad del siglo XVI y se localizó en terrenos al sur del entonces río Manzanares –después río San Agustín–, donde inició la construcción de su iglesia y del convento adyacente, hoy desaparecido. El conjunto conventual de los Agustinos ocupaba una am-plia área de terreno que se extendió hasta la ribera norte del río, con la construcción del Colegio Universitario de San Miguel.

El Colegio Universitario había recibido la autorización para educar “en Teología y Fi-losofía a miembros de la Co-munidad de Agustinos u otros eclesiásticos”, y su labor había iniciado en 1697 con el nom-bre de Colegio de San Nicolás de Mira, en el claustro con-ventual adyacente a la Iglesia

La sobriedad de la arquitectura colonial de la Santa Fe de Bogotá del siglo XVI es uno de los atractivos del claustro ubicado en el centro histórico de la Capital.

El gran patio enmarcado por arcos sostenidos en columnas de piedra y las amplias galerias brindan la sensación de tranquilidad en la edificación.

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San Agustín,

El antiguo claustro colonial del Colegio de los Agustinos, después de haber sido ocupado por más de dos siglos como cuartel militar y museo, recupera su vocación académica original como sede cultural de la Universidad Nacional en el centro histórico de Bogotá.

testigo excepcional de la historia del país

Además del claustro, la Universidad Nacional obtuvo el Instituto Jorge Eliécer Gaitán dedicado a mantener viva la memoria de uno de los grandes dirigentes del siglo XX colombiano.

Patrimonio cultural

El destino educativo que tuvo el claustro desde que se pensó su construcción, cam-bió radicalmente cuando un visitador de la Orden, venido desde España por sugeren-cia del Rey, consideró que los costos de mantenimiento del Colegio no se justifica-ban y en consecuencia, se clausuró y la edificación pasó de manos de los Agustinos al gobierno colonial, que lo cedió a la guarnición militar de Santa Fe. Su uso castren-se persistió incluso después de la Independencia, durante todo el siglo XIX, hasta que después de ser el cuartel del Batallón Guardia Presidencial en el siglo XX, fue entregado en comodato a la asociación que crearía el Museo de Artes y Tradiciones Populares.

Evidentemente, el claus-tro del Colegio Universitario de los Agustinos a lo largo de su historia tuvo que ser obje-to de muchas adecuaciones arquitectónicas, derivadas tanto de las necesidades de su uso como de las repara-ciones que hubo de asumir a causa del paso del tiempo o de hechos importantes que lo afectaron gravemente, co-mo la Batalla de San Agustín en 1862, cuando las fuerzas conservadoras atacaron la ciudad defendida por el ejer-cito liberal, o los desórdenes ocurridos después del asesi-nato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948.

La Iglesia de San Agus-tín, testigo excepcional de la historia del país, como el claustro que fuera el Cole-gio Universitario, ocupan un lugar que pone de presente la tarea que cumplieron las órdenes religiosas y cómo influyeron en la cultura co-lombiana; además, las carac-terísticas de su arquitectura y su inserción en el trazado colonial constituyen, segu-ramente, una referencia del desarrollo urbano de Bogotá. Estos valores culturales son un patrimonio para los co-lombianos y fundamentaron en 1975 la declaratoria de los dos monumentos en la categoría de Bien de Interés Cultural de la Nación, para garantizar su conservación y permitir que puedan ser ad-mirados y comprendidos por los habitantes y los visitantes de la ciudad.

Cuando la Universidad Nacional finalice los trámites legales que le acrediten defi-nitivamente su propiedad, el

antiguo claustro del Colegio de los Agustinos recuperará el objeto de la función pa-ra la que fue construido: la educación, y permitirá esta-blecer un enclave cultural de la institución en el corazón histórico de Bogotá, que se-guramente será destinado a acoger eventos representati-vos relacionados con su labor de extensión universitaria y con la promoción de sus mu-seos.

Además del claustro, la Universidad Nacional obtu-vo el Instituto Jorge Eliécer Gaitán dedicado a mantener viva la memoria de uno de los grandes dirigentes del siglo XX colombiano, localizado en dos manzanas de Santa Tere-sita, barrio que en los años cuarenta se caracterizó por sus casas señoriales, muchas de ellas aún conservadas, y la Hemeroteca Nacional que forma parte del campus de la Ciudad Universitaria.

La recuperación de los lotes y edificios que perte-necieron a la Universidad Nacional, forma parte de su proyecto de innovación aca-démica e institucional, en la búsqueda de sentar una fuer-te presencia en la ciudad, que le permita afirmar su clara in-tención de abrirse a ella. Sin duda, el antiguo claustro del Colegio Universitario de los Agustinos y el Observatorio Astronómico Nacional, pro-piedad de la institución que forma parte del patrimonio cultural de la Nación, son dos monumentos absolutamente representativos del periodo colonial y de la productivi-dad derivada del avance del conocimiento, que permiten a la Universidad Nacional afirmar con pie fuerte su pre-sencia en el centro histórico de la ciudad capital.

Fotos Guillermo Flórez.

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Reseña

Con seis décadas de his-toria y trece años después de su última edición impresa, en este mes de abril reaparece la Revista de la Universidad Nacional, en formato digital, con el mismo espíritu que fue creada en 1944 por el enton-ces rector de la UN, Gerardo Molina.

Dos modificaciones importantes caracterizan la quinta etapa de la publica-ción que, de acuerdo con su fundador y primer director, buscaba �presentarle periódi-camente a la opinión letrada una reseña de sus trabajos, un cuadro de las conclusiones a que van llegando sus inves-tigadores y una síntesis del pensamiento de los hombres ilustres sobre las cuestiones colectivas�: su edición en lí-nea y la ampliación ambicio-sa de su público objetivo.

Con esta última se pre-tende llegar a tres audien-cias diferentes: la comunidad académica local –lectora pri-vilegiada de todas las etapas de la revista–; el público es-pecializado internacional, al cual en la actualidad solo se tiene acceso con revistas téc-nicas de circulación restrin-gida que plantean un diálogo excluyente y a puerta cerra-da; y el público en general, con especial énfasis en los egresados de la universidad.

Aunque en sus inicios se trató de una revista acadé-mica para académicos, que identificó a su lector objetivo en �la opinión letrada�, como lo señalaba el editorial del primer número que circuló en octubre de 1944, el rena-cer en línea de la Revista Uni-versidad Nacional hará én-fasis en las propias palabras de Gerardo Molina, quien en su momento evidenció la necesidad de una la publi-cación para “hacer cultura en función de la sociedad y al servicio del pueblo”, con contenidos que estuvieran en estrecho contacto con los problemas del momento.

En 1953 se inicia la se-gunda época de la revista, convertida en Órgano Tri-mestral de la Institución pero paradójicamente divorciada de la actividad científica y humanística de la Universi-dad. Aunque parece inclinar-se más hacia las humanida-des que hacia las ciencias, no existe una tendencia editorial definida y en ella se publican los más diversos textos, de manera que al lado de discur-

sos moralistas y homenajes a personalidades de la vida nacional, aparecen artículos de Alfonso Reyes o Rafael Al-berti.

Tras un largo silencio, que se extiende desde 1956 hasta 1968, aparece la Revista de la Dirección de Divulga-ción Cultural, que se publicó ininterrumpidamente duran-te once años, en los cuales la Universidad tuvo otros tan-tos rectores y la Revista, tres directores, que lograron pu-blicar 18 números. Eugenio Barney, Hjalmar de Greiff y Fernando Garavito le dieron una orientación francamente humanista, como es evidente en la planilla de colabora-dores: Marta Traba, Nicolás Suescún, Germán Colmena-res, Danilo Cruz Vélez, Er-nesto Guhl, José Lorite Mena y Jaime García Maffla, entre otros. Las contribuciones del exterior son muy escasas, pe-ro sobresalen firmas como las de Claude Lévi-Strauss y Ernst Cassirer.

La cuarta y más exten-sa época empieza en 1985. El nombramiento de Rubén Sierra como director de la pu-blicación –al frente de la cual permanece hasta 1988– dela-ta un sesgo más pronuncia-do hacia las ciencias sociales y humanas. En su artículo “La Revista de la Universi-dad Nacional o la tradición de la ruptura”, Claudia Ca-dena asegura: “A partir de la tercera época y sobre todo en esta última, se pierde casi por completo lo que le imprimía a la revista una identidad inob-jetable: la relación que man-tenía con la universidad”1. El mismo Rubén Sierra explica: “En ese momento, no tenía sentido publicar una revista como la de Gerardo Molina, porque cada facultad tenía su propia publicación. Por eso se creó una de cultura general donde hicieron pre-sencia las ciencias y la litera-tura, con una clara tendencia a la filosofía y las letras”. Y añade: “Se trataba de bus-car un lenguaje que dejara lo formal académico, y fuera legible, universal, que llevara el conocimiento al público para que la revista sirviera de puente entre la academia y la sociedad”.

Hoy, la decisión de revi-vir la publicación en forma-to digital se sustenta en las múltiples ventajas que una revista en línea (vs. una im-presa) ofrece a la comunidad académica local e internacio-nal: más visibilidad, mayor cobertura y la posibilidad de establecer vínculos inmedia-tos entre lectores y autores y, por ende, de enriquecer y fortalecer la discusión.

Una revista que entien-de, siguiendo a Matthew Arnold, que la labor de “los grandes hombres de cultura (...) es hacer prevalecer, llevar de un extremo a otro de la so-ciedad, el mejor de los cono-cimientos, las mejores ideas de su tiempo; (...) despojar al conocimiento de todo aque-llo que es discordante, tosco, difícil, abstracto, profesional, exclusivo�. Imbuidos de ese espíritu, los editores inclu-yeron secciones de filosofía, letras y arte; derecho, cien-cias políticas y económicas; ciencias físicas y matemáti-cas; medicina, psicología y educación, y matemáticas e ingeniería. El �mejor cono-cimiento� de la época se pu-blicaba bajo los auspicios de cuatro palabras claves: cien-cia, tecnología, investigación y modernización.

Así se pretende en la sección central de la revista,

�UN habla�, donde se divul-gará lo más reciente de la publicación universitaria en cinco grandes áreas: Ciencias Exactas, Ciencias de la Vida, Ciencias Sociales y Humanas, Derecho, Artes y Arquitectu-ra.

De la misma mane-ra, la edición en línea de la Revista busca, a través de la sección �El estado de la Cuestión�, abrir �boquetes� de tráfico informativo de doble vía que permitan establecer un diálogo fluido en ambas direcciones, de tal forma que especialistas se pronuncien sobre el estado actual de di-versas disciplinas, temas o problemas.

Con el nuevo formato de la publicación en línea se abre la posibilidad de poner a disposición de los lectores (a partir del segundo número) una base de datos y un siste-

ma de búsqueda que espera reunir y dar acceso a todas las publicaciones periódicas de la Universidad: ediciones de los últimos años, tablas de contenido, autores, resúme-nes y palabras claves. Habrá también (como en 1944) re-señas de libros académicos realizadas por especialistas, y una sección sobre la oferta cultural de la Universidad.

Desde este mes de abril la comunidad universitaria tendrá nuevas herramientas para cumplir un viejo anhelo: que la Universidad Nacional esté en el mundo y que el mundo tenga cabida en la Universidad Nacional.

Tomás Martín*Margarita Valencia**

*Editor de la Revista **Directora Unibiblos

www.revista.unal.edu.co es el sitio donde antiguos y nuevos lectores encontrarán a partir de este mes la publicación, que inaugura su quinta era. En formato digital intenta capturar lo mejor del conocimiento de esta época.

Reaparece la

Revista UN

1 Claudia Cadena, “Revista de la Universidad Nacional o la tradición de la ruptura”, en: Boletín cultura y bibliográfico, No. 23, vol. XXVII, 1990.

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Feria

Con el doble de área al de años anteriores, 190 m2, la Universidad Nacional de Colombia hace parte de la XVIII versión de la Feria Internacional del Libro, que empieza el 20 de abril. En el segundo piso del pabellón 3, stand 102, el Alma máter albergará lo más reciente de su producción intelectual en todas las áreas.

La Facultad de Ciencias, por ejemplo, tendrá disponi-bles para la fecha, las últi-mas ediciones de la Revista Colombiana de Química, Caldasia –que se ocupa de botánica, zoología, ecología y áreas afines de la región neotropical con énfasis en Colombia–, la Revista Co-lombiana de Estadística, el Boletín de Matemáticas, la Revista Colombiana de Cien-cias Químico-Farmacéuticas, Momento (temas de las cien-cias físicas), y Acta Biológi-ca Colombiana. También, la serie Notas de clase –co-lección reconocida entre los maestros de todo el país–, y cuatro nuevos libros: Bioquí-mica ruminal, Física experi-mental II, Álgebra lineal (con aplicaciones en estadística) y Ecología de poblaciones.

Otras novedades bi-bliográficas de la Facultad de Ciencias son: Estrategias adaptativas de plantas del páramo y del bosque altoan-dino en la cordillera Oriental de Colombia (recopilado por María Argenis Bonilla), el

cuarto volumen de Colom-bia, diversidad biótica, de-dicado al Chocó y a la Costa Pacífica y editado por Orlan-do Rangel, el tercer volumen de Insectos de Colombia y el Manual de Probabilidad, de Liliana Blanco.

La Revista Colombiana de Biotecnología, saldrá jun-to al libro Biotecnología para no biotecnólogos, que recoge las memorias de la Cátedra Manuel Ancízar, dedicada a los recursos genéticos y temas como bioseguridad, normas éticas y legales, y su percepción social.

La Red de Estudios de Espacio y Territorio (RET) tiene tres títulos: Nuevos enfoques del desarrollo te-rritorial: Colombia en una perspectiva latinoamerica-na, del economista Édgard Moncayo, un estudio con perspectiva regional que vuelve a ganar importancia en la mirada al desarrollo; Colombia y Panamá: la me-tamorfosis de la nación en el siglo XX (editado por Bonilla y Montañez), que examina las causas, el proceso y las consecuencias de la separa-ción de Panamá a un siglo de haberse consumado; y Dimensiones territoriales de la guerra y de la paz, colec-ción de ensayos que arroja nuevas luces sobre viejos interrogantes del conflicto colombiano.

La colección CES de la Facultad de Ciencias Huma-

nas ofrece otros puntos de vista a los estudiosos del fe-nómeno colombiano y lati-noamericano: por una parte está la compilación de Jaime Arocha, Utopía para los ex-cluidos. El multiculturalismo en África y América Latina, y por otra, el estudio antropo-lógico de Fabián Sanabria, La virgen se sigue apareciendo.

En el área de economía, se destaca Integración regio-nal. Fronteras y globaliza-ción, compilación de Carlos Martínez. Lo acompañan los números más recientes de las revistas Cuadernos de Economía e Innovar, de la Escuela de Administración de Empresas y Contaduría.

La Facultad de Artes presentará dos publica-ciones a los buscadores de nuevas lecturas: Arte en los noventa, una colección de cinco libros a todo color y con textos de primer orden, sobre las artes plásticas, el cine y la televisión, el diseño industrial y el diseño gráfico, la música y la arquitectura. Reúne ensayos significativos como “Arte y globalización”, de Ana María Guasch; “El museo: memoria y virtua-lidad”, de Jaime Rubio y Jo-sé Carvalho, entre otros. El colorido de este volumen, contrasta con la austeridad de los libros de pequeño for-mato que configuran la Co-lección sin condición.

La División de Divulga-ción Académica y Cultural

hace un par de años se ha encargado de la edición de una colección de poesía y literatura colombiana, a la cual suma en esta oportu-nidad dos nuevos títulos: La poesía es un viaje, de Robinson Quintero, y Es-tuario, de Carlos Obregón. También presentará Rawls contra Rawls y Relativismo y racionalidad, de la serie de filosofía ¡Sapere aude!

No menos importante, es la oferta a la comunidad docente del país, con los 27 títulos de la Colección Se-de, que reúne, desde 2001, lo más significativo de la producción académica, que abarca temas de medicina, fisioterapia, antropología, historia, literatura, medicina veterinaria y otras áreas del conocimiento.

La Universidad Na-cional no solo exhibirá su producción bibliográfica re-ciente. UN radio, 98.5 FM, transmitirá especiales todos los días desde la feria. UN Periódico, el medio de co-municación más leído de la Universidad, tendrá un es-pacio selecto; y Divulgación, abrirá un espacio de aten-ción permanente al público que desee información so-bre las múltiples actividades que se desarrollan en la Ciu-dad Blanca. Por otra parte, se exhibirán los trabajos de Diseño Gráfico, y las revis-tas de la UN.

Lanzamientos especiales

Presentación del poeta argenti-no Noé Jitrik en el marco de los Viernes de poesía que histórica-mente realiza el Departamento de Literatura.

Viernes 22 de abril.

Auditorio Porfirio Barba Jacob.

6:00 p.m.

Revista de Trabajo Social No. 6

Esta edición convocó acadé-micos de Colombia, España, México y Canadá, que presen-tan diversas lecturas sobre las nuevas dinámicas sociales en los ámbitos rural y urbano, en el escenario de la mundialización económica y social.

Miércoles 27 de abril. Auditorio León de Greiff de Corferias.

5:00 p.m.

Miradas a la Universidad

Colección de crónicas que re-úne descripciones y recuerdos que distintos escritores tienen de la UN. Ilustradas con graba-dos de Rembrandt, este primer número cuenta con la pluma de Evelio José Rosero, Juan Manuel Roca, Ricardo Silva, Piedad Bonnett, Carlos José Reyes, Santiago Mutis y Luis Fernando Afanador.

Miércoles 27 de abril.

Auditorio León de Greiff de Corferias.

6:15 p.m.

Novedades de la Universidad

La Facultad de Ciencias Huma-nas lanzará Relativismo y racio-nalidad, Estudios de filosofía y Rawls contra Rawls. La Facul-tad de Artes presentará Arte en los 90, Colección sin condición, Ensayos, Historia y teoría del arte. Al igual, la Colección de la Sede presentará 30 nuevos títulos.

Jueves 28 de abril.

Auditorio Madre Josefa del Castillo.

5:00 p.m.

Colección de poesía

Pretende llevar la poesía de destacados autores colombia-nos. Son libros en tres líneas editoriales: obra reunida, para autores vivos; libro recobrado, de reconocidos poetas que no se encuentran con facilidad en nuestro medio; libro inédito, pa-ra autores contemporáneos con propuestas literarias nuevas. En la XVIII versión de la feria se pre-sentarán Los trabajos perdidos, de Álvaro Mutis; Agresión de las formas contra el ángel, de Héc-tor Rojas Herazo (libros recobra-dos); Seis libros y uno menos, de Álvaro Rodríguez Torres (obra reunida); Sanguinas, de Fernan-do Herrera Gómez, Las hipótesis de nadie, de Juan Manuel Roca premio nacional de poesía Mi-nisterio de Cultura 2004, y Lec-ciones de fagot, de Fernando Linero (libros inéditos).

Viernes 29 de abril.

Auditorio Tomás Carrasquilla.

5:00 p.m.

La Universidad en la

Feria del Libro

Con programación, información y lanzamiento de revistas y libros, la Universidad Nacional participa en la vitrina bibliográfica anual más grande de Colombia.

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Informe

Una planta docente con mejor formación académica, el crecimiento de los grupos de investigación reconocidos por Colciencias y la conso-lidación de la política de in-ternacionalización de la UN, ratifican el interés por ajustar sus objetivos misionales a las nuevas demandas de la edu-cación pública en Colombia.

Al revisar la gestión de 2004 se observó lo siguiente:

Más cupos y graduados

Un total de 40.451 estu-diantes de pregrado se matri-culó en 2004 en los 98 progra-mas curriculares que ofrece la Universidad, 2% más que en 2003, teniendo en cuenta los programas de convenios intersedes. Esto quiere decir que se abrieron 777 nuevos cupos: las áreas afines a in-geniería, arquitectura y ur-banismo1 fueron las que más ingresos registraron.

En relación con los pos-grados, en 2004, se matricu-laron 3.855 en los 205 progra-mas ofrecidos, presentando un incremento del 11% con respecto al mismo periodo en 2003, al aumentar su ca-pacidad en 370 plazas.

Al discriminar las cifras se puede constatar que las maestrías –en las que se in-cluyen las especialidades médico-quirúrgicas que la Oficina de Planeación asi-mila a maestrías–, ocupan el 71% de las matrículas en los posgrados, y de paso se ele-varon en 13% frente a 2003. Un movimiento significativo se presenta también en los doctorados, que en 2004 cre-cieron 38% frente a 2003 y 107% respecto a 2002, indica-dores que ponderan el lide-razgo de la UN en el máximo grado de formación, pues a ella le corresponde el 33% del total nacional, según datos consolidados por Colciencias (véase gráfico 1).

Durante 2004, la Univer-sidad graduó más de 5.400 estudiantes de pregrado, me-jorando en 30% las cifras cap-tadas en 2003 (véase gráfico 2). Situación no muy distinta en el caso de las especializa-ciones y las maestrías, que lograron formar a 1.194 pro-fesionales, en un ascenso del 20% con respecto a la vigen-cia anterior.

Docencia más especializada

El año pasado, el cuerpo docente de la UN aumentó su nivel de formación en docto-rado y maestría en 12% y 4% respectivamente. De manera contraria, el número de pro-fesores con título de espe-cialización decreció en 3%, y los demás, con título de pre-grado, en 28%. Las variacio-nes en este aspecto también pudieron obedecer al relevo generacional y al proceso de actualización académica, entre otras razones. Así, el 18% de la población docente cuenta con título de pregra-do, 24% con especialización, 41% con maestría y 17% con doctorado.

Al ser contrastada en el contexto nacional, esta infor-mación mejora su potencial, ya que la Universidad repre-senta el “18% de los profeso-res con doctorado de todo el país y el 36% de las universi-dades estatales (…), mientras en maestría concentra el 10% del total nacional” (véase grá-fico 3), de acuerdo con los

documentos de la Oficina Nacional de Planeación.

La investigación crece

La producción y trans-misión de conocimiento es otro de los indicadores con resultados positivos, ya que de 101 grupos de investiga-ción reconocidos por Col-ciencias en 2003 creció en 121% (véase gráfico 4). Es de-cir, en 2004 la cifra ascendió a 224, lo que representa el 15,57% de una selección de 1.445 incluidos en el Sistema Universitario Estatal (SUE).

En dicho sistema, la institución participa con un 40% de las revistas indexadas de las universidades estata-les que publican artículos de profesores investigadores; también, en términos de ca-lidad y esfuerzo, se editan libros derivados de investi-gaciones, que le otorgan res-pectivamente 5.952,1 y 524 puntos de productividad aca-démica.

Por otra parte, la Vi-cerrectoría General creó el Sistema Nacional de Labora-torios de Investigación, que pretende adelantar activi-dades de desarrollo y diag-nóstico de equipos, diseñar una política de prestación de servicios, definir los criterios de certificación y acredita-ción, establecer programas de mantenimiento y reposi-ción de equipos e invertir en infraestructura.

La Dirección Nacional de Investigación (Dinain) forma-lizó el Comité de Ética en la Investigación que le permitirá a la Universidad cumplir con la legislación en investigacio-nes en el campo de la salud humana y en la experimenta-ción con animales. También organizó la evaluación de las necesidades bibliográficas de los investigadores en cuanto a revistas, y espera adquirir las bases de datos Science Di-rect y JSTOR.

Un logro adicional fue-ron los resultados obtenidos por los estudiantes de último semestre en los Exámenes de Calidad de la Educación Su-perior (Ecaes). De 29 progra-mas de pregrado evaluados en la prueba, 126 estudiantes (28%) –de un total de 457 se-leccionados– alcanzaron ca-lificaciones sobresalientes.

Relaciones de frontera

La Oficina de Relaciones Internacionales e Interinsti-tucionales (ORI), luego de un periodo de reorganización concentró sus esfuerzos en cinco líneas estratégicas de trabajo:

1. Fortalecimiento de la gestión y la divulgación inter-nacional, en el que se inscribe el sitio web (http://www.unal.edu.co/ori/), que publica lo concerniente a la internacio-nalización y permite la des-carga del boletín de noticias Orion-line. Esta línea ha per-mitido mejorar los canales de

información e interacción con las sedes de la Universidad y los demás miembros de la co-munidad de forma personali-zada y virtual.

2. Promoción de cáte-dras internacionales, dispo-nibles para ser tomadas por estudiantes de manera elec-tiva.

3. Dinamización de convenios, en 2004 se suscri-bieron 76 nuevos convenios para un total de 471, de los cuales 18 se efectuaron con instituciones del exterior. De los 174 convenios internacio-nales, la ORI dio prioridad a 30 por la alta demanda, por su carácter geoestratégico y por la posibilidad de reacti-var los contactos educativos.

4. La estructuración y el fortalecimiento de las po-líticas internas permitieron la movilidad de estudiantes y profesores: 42 estudiantes salieron y 45 entraron al país, mientras 66 docentes salie-ron y 29 entraron; además de los desplazamientos ocasio-nados por los programas de movilidad existentes en otras dependencias y facultades de la UN.

e) La cooperación en la investigación científica y tec-nológica, donde se desarrollan acciones para la identificación y promoción de proyectos prioritarios de la Universi-dad, movilización de recursos, apropiación de herramientas, participación en espacios cla-ves, y capacitación.

Nelson Nieto BordaUnimedios

UN crecimiento

constante

La Universidad Nacional presenta indicadores en docencia e investigación, que muestran un crecimiento importante en su gestión académica y administrativa durante el año 2004.

Si bien la tasa de estudiantes matriculados aumentó de manera leve, las cifras de graduaciones crecieron considerablemente.

Archivo.

Gráficos fuente: Oficina Nacional de Planeación (Febrero de 2005)

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Informe

La Universidad Nacio-nal de Colombia posee un patrimonio científico y tec-nológico con laboratorios y equipos en casi todas las dis-ciplinas. En octubre de 2004, la presente administración formalizó el Sistema Nacio-nal de Laboratorios, con una dirección a nivel nacional y direcciones en cada una de las siete sedes de la Univer-sidad.

El proyecto no se limi-ta simplemente a “equipos” como dispositivos aislados, sino que asume un concep-to integral de laboratorios en donde se tienen en cuenta las necesidades de dotación, mantenimiento, adecuacio-nes físicas, personal, acredi-tación, entre otras.

Solamente en la Sede Bogotá, se cuenta con más de 12.000 equipos distribui-dos en 464 laboratorios, lo-calizados principalmente en las facultades de Ciencias e Ingeniería, en donde se de-sarrollan investigaciones con componente experimental y donde se soportan progra-mas de maestrías y docto-rados. Atendiendo las nece-sidades de los laboratorios, se realizó mantenimiento a cerca de 500 equipos y se han adquirido más de 630 nue-vos en las sedes Manizales y Bogotá.

Estos laboratorios con-forman una red nacional de 20 laboratorios en las sedes Bogotá, Medellín, Manizales y Arauca con equipos de alto nivel científico y tecnológico, entre los que se pueden con-tar tres microscopios elec-trónicos, equipos de micros-copía óptica, de prototipado rápido para fabricar modelos físicos de diseño por com-putador, un espectrómetro de resonancia magnética nu-clear y otro de fotoelectrones de rayos X (equipo único en el país y en la región Andina), etcétera. Con ellos se brindan servicios a la academia y a la industria, como los del Labo-ratorio de Prototipado Rápi-do, al sector de los plásticos; los del Laboratorio de Reso-nancia Magnética Nuclear, al sector petrolero; y los de los Laboratorios de Microscopía Electrónica, al sector de los materiales en la industria de la minería, cementos, plásti-cos, etc.

En gestión de calidad, el Laboratorio de Ensayos Eléc-tricos Industriales (Labe) de la Facultad de Ingeniería, fue acreditado en julio de 2004 bajo la norma NTC ISO/IEC

17025, ejemplo de excelencia para la realización de prue-bas y ensayos en el sector eléctrico.

La Dirección de Infor-mática avanza

- Unificación y centra-lización de los servicios tele-máticos: correo electrónico, calendario, portal, ftp, pági-nas web.

- Aumento en la capa-cidad del correo en más de 150%, y en el uso de cuentas de correo institucionales en más de 600%.

- Mejoramiento en la ad-ministración y ampliación de la infraestructura tecnológica de los centros de cómputo.

- Apoyo a la consolida-ción de los sistemas de infor-mación: SIA, SARA, QUIPÚ, HERMES, SIJUN.

- Mejoramiento y am-pliación de todas las redes locales (LAN), los canales de comunicación de las sedes (red WAN) y acceso a Inter-net. Aumento de los anchos de banda en más de 200%.

- Adquisición y legaliza-ción para todas las sedes del software Antivirus, bases de datos Oracle, software de Mi-crosoft, Macromedia, SPSS, Corel y Autodesk.

- Puesta en marcha de la Mesa de Ayuda de Informáti-

ca y atención a más de 23.000 llamadas de solicitudes de servicio y mantenimiento de equipos.

- Atención diaria a más de 6.500 llamadas por parte del personal del conmutador.

- Apoyo a proyectos co-mo Educación Virtual, Tele-medicina, Alex, Biliotecas (Aleph).

- Transmisión por vi-deoconferencia de más de 340 eventos; lo que represen-tó ahorros por más de 600 millones de pesos en costos de transporte y viáticos.

- Conformación de la Red Universitaria Metropoli-tana de Bogotá (Rumbo), con otras 15 universidades, requi-sito para conformar la Red Nacional y luego conectarnos a Internet.

- Implementación del servicio de voz sobre IP entre todas las sedes, lo que ha aho-rrado gastos sustanciales de telefonía de larga distancia.

- Implementación de re-des inalámbricas –WiFi– en varios sitios de la Sede Bo-gotá.

- Optimización del uso de Internet mediante la au-tenticación obligatoria.

- Alistamiento de un nuevo servicio para ofrecer sitios web a más de 2.000 do-centes de la Sede Bogotá.

- Apoyo técnico a todas las sedes. Gestión de nuevos cargos para la Dirección Na-cional de Informática y Co-municaciones.

- Planeación estratégica en informática y comunica-ciones para toda la Univer-sidad.

- Participación activa en el Centro de Investigación en Telecomunicaciones (Cintel).

- Emisión de cente-nas de conceptos técnicos y asesorías para compra y arrendamiento de equipos, adquisición y desarrollo de software y bases de datos, contratación de personal téc-nico e instalación de puntos de cableado.

En la UN: televisión instruida

Enseñar no es cosa fá-cil, menos cuando la inten-ción es hacerlo a través de la pantalla chica. Un programa en la televisión que hable de ciencia hecha en Colombia o sobre tolerancia, creen al-gunos, siempre provocará bostezos.

Sin embargo, la Progra-madora de Televisión de la Universidad Nacional (UN Televisión), a punta de re-flexión, disciplina y creación se encuentra validando una nueva propuesta de produc-

ción de televisión educativa que en poco tiempo dejará ver buenos frutos. Dos de sus proyectos en curso han re-cibido este año galardones internacionales.

Banderas en Marte, un magazín para jóvenes bogo-tanos de estratos populares dedicado a la formación ciu-dadana, fue recientemente seleccionado para participar en la muestra de televisión pública más prestigiosa del mundo, International Public Television Screening Confe-rence (Input). A este evento asisten más de mil partici-pantes calificados de más de 60 países. En su primera fase, Banderas en Marte fue un proyecto financiado por el Instituto para la Investiga-ción y el Desarrollo Pedagó-gico (Idep) y fue diseñado y producido por UN Televisión.

El otro caso es Mente Nueva, un magazín audiovi-sual consagrado a promover la apropiación social de la ciencia y la tecnología na-cional en jóvenes. Junto a Banderas en Marte, en días recientes fueron selecciona-dos por la Unesco en su con-vocatoria “Se buscan: buenas ideas y mejores prácticas pa-ra promover la producción y difusión de contenidos locales en América Latina”. Esta distinción les concede el derecho a participar en un taller ofrecido por esta orga-nización y la Universidad de Guadalajara (México), con el fin de analizar modelos de comunicación de la región y consolidar propuestas.

Obtener estos reco-nocimientos no es fácil. Se necesita producir televisión con alto contenido educati-vo, que demuestre capacidad de enseñar y entretener al mismo tiempo. Para lograrlo no existen reglas, manuales o fórmulas probadas, pero para ello UN Televisión ha encon-trado y validado su propio modelo de producción.

Sistema Nacional de Laboratorios

Los laboratorios y el sistema de informática de la Universidad Nacional implementan nuevas tecnologías para el cumplimiento de sus funciones, mientras la programadora de televisión gana reconocimientos por parte de la Unesco.

Desarrollo

Integral

Guillermo Flórez.Los 400 mil volúmenes con los que cuenta la Biblioteca Central ahora podrán ser consultados hasta las 10 de la noche.

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Ciencia

Si bien la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Sede Bogotá cum-ple cuatro décadas de tra-yectoria, los antecedentes de algunas de las dependencias que fueron integradas en su creación, bajo la rectoría de Félix Patiño, se remontan a la Expedición Botánica dirigida por José Celestino Mutis en 1783.

Hoy, por ejemplo, for-man parte de la Facultad el Instituto de Ciencias Natura-les, depositario de ejempla-res botánicos colectados por el propio Mutis, y el Observa-torio Astronómico Nacional, creado en 1803.

Los departamentos de Biología, Estadística, Farma-cia, Física, Geociencias, Ma-temáticas y Química, tam-bién son instancias adminis-trativas de la Facultad. Todas ellas son responsables de sie-te pregrados, siete especiali-zaciones, quince maestrías y seis doctorados; en la actua-lidad se encuentra en estudio la propuesta del doctorado en Geociencias.

De esta manera, la Fa-cultad genera el más alto nivel de formación en bien de la consolidación de comu-nidades académicas nacio-nales en contacto con redes internacionales de creación y aplicación del conocimiento científico.

En la reforma Patiño, “cada departamento entró a desarrollarse en profundidad, dentro del marco de la Facul-tad de Ciencias con el apoyo de ella. Para ese desarrollo, con los posgrados como meta, cada departamento tuvo una interiorización para alcanzar el nivel de doctorado, tan-to en sus docentes como en sus programas curriculares”, afirman los profesores Jorge

Arias de Greiff y Clara Helena Sánchez en un texto próximo a ser publicado, sobre la crea-ción de la Facultad.

Al respecto, el decano de la Facultad, Moisés Was-serman, dice que con ello “somos no sólo cronológica sino cuantitativa y cualitati-vamente líderes de los docto-rados en el país”.

Proyección nacional

El impacto de la Fa-cultad en el país se mate-rializa, además de la acción directa de sus egresados en el ámbito educativo y el sec-tor productivo, en “una de las actividades apoyadas con mayor entusiasmo: impartir programas de posgrado en otras universidades del Es-tado”, asegura la vicedecana Académica, Carolina Spinel. La Facultad hace presencia en Santa Marta con el Centro de Investigaciones Marinas (Cecimar); en Villavicencio, con la Estación de Biología Tropical “Roberto Franco”, y en Villa de Leyva, a través del Museo Paleontológico. El Museo de la Ciencia y el Jue-go cubre diversas zonas del país con salas y exposiciones itinerantes.

El Museo de Historia Natural tiene su sede en el

edificio del Instituto de Cien-cias Naturales y dispone de algunas de sus exhibiciones para consulta en Internet.

Investigación

La actividad investigati-va de la Facultad se ha erigido como fundamental frente al reto planteado por la sociedad científica nacional y regional (Latinoamérica y el Caribe), mostrándose como evidencia de ello que Colciencias reco-noció a 49 de sus grupos de investigación, la cuarta parte de los grupos reconocidos de la Universidad.

Durante 2004, en la Fa-cultad se adelantaron 267 proyectos de investigación, de los cuales 120 contaron con financiación externa de algún tipo. Se publicaron también 210 artículos cien-tíficos, algunos de ellos en las 11 revistas seriadas de la Facultad y cerca de la mitad en publicaciones indexadas internacionales.

“Publicar los trabajos de los profesores en forma de textos de diferente presen-tación y que estén tanto al alcance de los estudiantes co-mo del público en general, ha sido otro de los notables lo-gros del esfuerzo editorial de la Facultad”, asegura el pro-

fesor Jorge Brieva, quien se desempeña como coordina-dor de publicaciones. Se han producido cerca de 30 notas y guías de clase y casi 50 textos de diversa índole, que buscan contribuir al mejor desarrollo de la dinámica de trabajo en las aulas.

La organización y parti-cipación en eventos de carác-ter científico es labor crucial de los docentes, esfuerzo que apoya la Facultad permanen-temente como líder nacio-nal en la consolidación de la comunidad científica y la necesaria movilidad de los investigadores.

Docencia

La Facultad presta ser-vicios docentes a cerca de 25.000 estudiantes de la se-de Bogotá cada semestre. Otra labor importante de los profesores es la dirección de trabajos de grado, de especia-lización y tesis de maestría o doctorado.

Para sostener los com-promisos docentes e investi-gativos de la Facultad ha sido definitiva su planta de pro-fesores, que en comparación con otras en el ámbito regio-nal puede ser calificada como muy sólida, contando en 2004 con un número activo de 450

profesores, la tercera parte de ellos son doctores y los demás, salvo contadas excepciones, tienen nivel de maestría.

Es relevante anotar que el 59% son profesores de de-dicación exclusiva, situación favorable para que los do-centes puedan dedicarse a la investigación.

En el último año se otor-garon 24 comisiones de es-tudio de tiempo completo a profesores jóvenes que ade-lantan estudios de ese nivel. Así se ha seguido una de las recomendaciones centrales de la Misión de ciencia, edu-cación y desarrollo en la dé-cada del 90.

Extensión

Una de las actividades más importantes de exten-sión corresponde a los cursos libres en áreas como matemá-ticas, física, química (básica y orgánica), biología y ciencias geológicas, para estudiantes de educación media y jóve-nes bachilleres que quieran o necesitan nivelar sus cono-cimientos en estas áreas para el buen desempeño en sus estudios superiores. Los de-partamentos abren también cursos de educación conti-nuada orientados a actuali-zar profesionales.

Otras actividades ade-lantadas en el área de ex-tensión pueden sintetizarse en asesorías (57 en el último año) para los sectores sani-tario, ambiental, financiero e industrial, que se canalizan mediante “la gran cantidad de contratos con el sector pú-blico y privado, que necesitan de la experiencia y del cono-cimiento que está atesorado en la Facultad para ser usado con fines de carácter produc-tivo o informativo”, en pala-bras del profesor Wasserman.

La Universidad en gene-ral y la Facultad en particular han hecho grandes esfuer-zos para el desarrollo de la ciencia en nuestro país. Al respecto concluye el decano de la Facultad: “La inversión en desarrollo científico de-be ser la máxima prioridad en una sociedad que quiera mantenerse en la ola global de crecimiento económico y social, lo cual exige decisión, imaginación y generosidad”.

César Moreno*David Rubio*

* Programa de Comunicación,

Facultad de Ciencias de la Universidad

Nacional de Colombia.

Sinergia y

consolidación científica

En 1965 se integraron las instancias responsables del desarrollo de las ciencias básicas en la Universidad, conformándose en Bogotá la Facultad de Ciencias, hoy líder nacional en la formación de programas de doctorado.

Fotos Guillermo Flórez.La Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá fue fundada el 26 de marzo de 1965.

La creación del Observatorio Astronómico Nacional fue iniciativa del sabio José Clestino Mutis, primero que se construyó en el continente americano.

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Ciencia

El haz de radiación ioni-zante ha atravesado los teji-dos del paciente para elimi-nar las células cancerígenas que proliferan desordenada-mente en su cuerpo. Esto es posible dada la naturaleza de tales radiaciones de mínima longitud de onda y alta fre-cuencia, “capaces de penetrar el órgano afectado, con dosis previamente cuantificadas”, explica la profesora María Cristina Plazas, directora del grupo de Física Médica de la Universidad Nacional.

Este tipo de radiación, descubierta en 1896 por el Premio Nobel de Física, Hen-ri Antoine Becquerel, se dife-rencia de otras, como la luz visible o las ondas de radio, porque al entrar en contacto con la materia producen io-nes, esto es, átomos o grupos de átomos, que han adquirido carga eléctrica. La profesora Plazas afirma: “La radiación puede llegar directamente al núcleo de la célula, o de for-ma indirecta a través de las moléculas de agua del propio cuerpo, en un fenómeno físi-co conocido como radiólisis. En los dos casos el fin es te-rapéutico”.

El trabajo es coordinado con los profesionales de la radioncología, quienes pres-criben las dosis que consi-deran apropiadas, teniendo

en cuenta criterios como la radiosensibilidad. En esta medida, la doctora Rosalba Ospino, coordinadora del grupo de Radioterapia y Fí-sica Médica del Instituto Nacional de Cancerología, señala que existen tumores altamente sensibles, otros de rango medio y algunos con baja radiosensibilidad.

“Entre los primeros –di-ce la profesional– están los que afectan órganos germi-nales, ovarios y testículos, mientras los epitelios están en rango medio, y los sarco-mas son poco sensibles a las emisiones”. En todo caso, en Colombia se emplean bási-camente electrones capaces de penetrar hasta cuatro cen-tímetros el cuerpo, mientras los fotones alcanzan hasta 15, y son utilizados, entre otros, contra el cáncer de próstata.

Ahora bien, el suminis-tro de la medida exacta de las dosis de radiación prescrita por el radioncólogo, ya sea para terapia paliativa (en el caso de que el cáncer haya hecho metástasis) o curativa (cuando la enfermedad es-tá localizada), presupone un compromiso ético con el pa-ciente y con el equipo médico encargado del tratamiento. Es entonces cuando los pro-fesionales, especializados en Física Médica, contribuyen al proceso con la aplicación de los principios de la ciencia dosimétrica.

En esta medida, la pro-fesora Plazas afirma: “Los fí-sicos médicos somos los far-maceutas de la radiación”, y en consecuencia, para garan-tizar la dosis exacta al médico oncólogo, ésta se debe cuan-tificar; este proceso apro-vecha la ionización (carga eléctrica) de un medio como el aire, en una cavidad, para luego verificar la cantidad de radiación que dicho medio está absorbiendo a partir del uso de un detector tipo cá-mara, frecuente en dosime-tría clínica.

Luego, el dispositivo con el medio ionizado, al pasar por un campo cargado con electrones, emite señales eléctricas proporcionales a la cantidad de ionización que se ha generado en esa cavi-dad. El dispositivo es intro-ducido en un maniquí que si-mula el cuerpo humano, y el análisis de dicha proporción permite caracterizar el com-portamiento de la radiación, y obtener las dosis absolu-tas avaladas por el Organis-mo Internacional de Energía Atómica. Los resultados se registran en un sistema de planeación dosimétrico, que con la ayuda de un compu-tador procesa las imágenes tomográficas o de resonancia magnética.

Cada paciente es ana-lizado individualmente, y los datos, en relación con el comportamiento del haz de radiación en profundidad se

ingresan con la ayuda de un programa especial en el dis-co duro. En otras palabras, por un lado se procesan las imágenes y por el otro la información personal del paciente, en un sistema de planeación dosimétrico que determina la dosis.

Trabajo interdisciplinario

Desde la alianza estraté-gica concertada en 1986 en-tre la Universidad Nacional y su grupo de Física Médica, con el Instituto Nacional de Cancerología (INC), las ac-tividades científicas, acadé-micas y sociales promovidas por las dos instituciones han servido para conscientizar a un grupo cada vez más am-plio de profesionales sobre la importancia de observar rigurosamente los principios dosimétricos.

La cooperación se ha cristalizado, entre otros con-venios, con la preparación de estudiantes que pueden aprovechar, para sus prácti-cas médicas, tanto las fuen-tes radiactivas del INC, tipo Cobalto60, como los acelera-dores lineales de electrones, capaces de producir energías muy altas, necesarias en los tratamientos del cáncer de esófago o de cuello uterino. “La formación de especialis-tas en el manejo de las ra-diaciones ionizantes es una necesidad de primer orden, pues también son utilizadas en tareas de diagnóstico, y tanto en este ítem como en el terapéutico, es necesario saber cuánta radiación está recibiendo el paciente”, com-plementa la profesora Plazas.

A este respecto, los profesionales en medicina nuclear utilizan estas radia-ciones a partir de la incorpo-ración al paciente, vía oral o venosa, de un material radio-activo asociado a un fármaco para realizar diagnósticos por imágenes, como gamagrafías hepáticas u óseas. En este ca-so los detectores de radiación son los llamados de cente-lleo, pues emiten luz, cuando

la radiación ionizante incide en el órgano.

Llama la atención el cre-ciente número de trabajos de tesis y proyectos interinstitu-cionales que la Universidad ha gestionado con entidades locales como la Universidad de Córdoba, que redundan en la cualificación de los do-símetros, y en la evaluación permanente de las condicio-nes en la que se presta el servicio.

Esta labor abona el te-rreno para la implementa-ción en el país de las tec-nologías más recientes en el mundo médico, como la dosimetría in vivo, que busca adecuar el tipo de detectores al tiempo real; mientras el paciente está siendo tratado, se cuantifica la dosis que él está recibiendo.

De esta manera, tanto el Instituto –que hoy trata el 20% de los pacientes en-fermos de cáncer, segunda causa de mortalidad en el país después de las afeccio-nes cardiovasculares– como la Universidad Nacional, que prepara el programa de maestría en Física Médica, y por supuesto los usuarios, se seguirán beneficiando de la cooperación intelectual y profesional de los médicos y los colegas de Einstein.

El suministro de la medida exacta de las dosis de radiación presupone un compromiso ético con el paciente y con el equipo médico, en lo cual contribuye la física médica con la aplicación de la ciencia dosimétrica.Yino Castellanos

Unimedios

Calcular la medida exacta de radiaciones ionizantes para tratar diferentes tipos de cáncer, es la compleja tarea encomendada a los físicos médicos que trabajan en una especialidad de las ciencias de la salud conocida como dosimetría clínica.

Dosis precisas contrael cáncer

Fuente de Cobalto60, y tanque de agua,

instrumentos para el proceso de medición

dosimetríca.

Muestra de la aplicación de una terapia de radiación intensa y modulada.

Fotos Guillermo Flórez.

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Literatura

Si alguna vez la historia de las artes y de la perspecti-va sobre ellas se escindió por la aparición de la mirada del transeúnte, pareciera ser que en los últimos años el trasla-do físico del cuerpo procura alcanzar una nueva dimen-sión: la huida.

Esto, efectivamente vie-ne siendo objeto de diversas narraciones que recorren la literatura y el cine del siglo XX y seguramente de las artes narrativas de la modernidad, empezando por el tan nom-brado en estos días, hidalgo Alonso Quijano. Se trata de individuos saturados por la identidad que les permite el mundo en el que viven, que se lanzan a lo otro, sea cual sea la idea de lo otro que se pueda encontrar. Esta al-ternativa ha tenido brillantes exponentes en el cine. Es fá-cil recordar muy a propósito El pasajero de Michelangelo Antonioni, Terciopelo azul de David Lynch, e incluso po-dría mirarse dentro de esta categoría el reflexivo cine del sueco Ingmar Bergman, ha-ciendo muy breve la lista. Son pues seres humanos voltea-dos, que en su revés buscan, huyen de lo que son, de lo que han conseguido, de los otros, e inútil y trágicamente de sí mismos.

Y en efecto eso es lo que aparece de manera particular en esta novela La música del azar del norteamericano Paul Auster. Aunque pareciera ser un tema recurrente en sus li-bros, en éste, Jim Nashe, lite-ralmente, se lanza hacia fuera de sí mismo. Y ese camino lo recorre en un auto nuevo, un “Saab” rojo, que circula por la carreteras de los Estados Uni-dos durante algo más de un año, confirmando que la ve-locidad era la esencia, el goce de sentarse y lanzarse hacia

La huida, como nueva dimensión del cuerpo, es el concepto en el cual se centra la novela de Paul Auster, La música del azar. Este escritor norteamericano describe, con sencillez, un mundo regido también por el azar, los bruscos cambios de rumbo, las decisiones que cambian una vida de golpe y la búsqueda de un camino.

del azarLa música

delante a través del espacio, que en movimiento y sólo en el perpetuo no detenerse, po-dría encontrarse sino la paz, sí la quietud.

Así es como esta huida de su feliz empleo de bom-bero –que ha podido reali-zar con placer y orgullo–, de su hija a quien teóricamente ama, de su familia, y de lo que podría llamarse su espa-cio vital, se convierte poco a poco en un viaje de encuen-tro si no con sí mismo, sí con su destino. Particularmente, en esto consiste la tragedia del personaje, en que al ale-jarse se acerca, se despoja, se limpia. Y esta suerte de limpieza que todo lo sopor-ta, esta suerte de estoicismo para el que nada importa, ni el sacrificio mismo, estado de ánimo en que se encuen-tra sumergido el personaje, es lo que Auster explota con maestría.

Nos sumergimos así en una intensa y viva narración a través de la cual vamos descubriendo el inverosímil mundo que se hace posible cuando Jim Nashe se desata. Dos jugadores de lotería que al cabo de los años ganan el gran gordo, 20 millones de dólares y se dedican a usarlos como mejor les parece. Por supuesto, se hacen cada vez

más ricos y sus gustos son cada vez más complicados: “Cultivamos nuestros intere-ses, nuestras pasiones, el jar-dín de nuestras mentes (…) Si no hay pasión en tu vida no vale la pena vivir”. Así, uno de ellos dedica sus mejores es-fuerzos a construir la Ciudad del Mundo que es al mismo tiempo su autobiografía y la utopía de su propia vida, “un lugar donde el pasado y el futuro se juntan”, donde se ha representado a sí mismo des-de niño, hasta el momento en que compra con su com-pañero el tiquete ganador de la lotería, donde “el mal sigue existiendo, pero los pode-res que gobiernan la ciudad

han encontrado la manera de transformar ese mal nue-vamente en bien”, un lugar, además tautológico pues su creador piensa representar-se a sí mismo realizando la representación. “Si hiciera la maqueta de la maqueta, teóricamente tendría que ha-cer otra maqueta aún más pequeña, una maqueta de la maqueta de la maqueta” y así pasar por la encrucijada de la representación en la moder-nidad. Su compañero, se de-dica a los objetos antiguos y además de una colección de-mencial de objetos, su pasión (y su dinero) lo llevan a com-prar un castillo irlandés del siglo XV, desmontarlo piedra a piedra y llevarlo en buque hasta “nuestra finquita en los montes de Pensilvania”.

Y es contra ellos que Nashe y Jackpot (premio gor-do), a quien conoce “el tercer día del décimo tercer mes”, tendrán que enfrentar sus ca-minos en una de las mejores partidas de naipes escritas en los últimos tiempos.

Magistralmente, la para-doja planteada del personaje que se aleja, se adelgaza, se simplifica y se acrisola mo-ralmente (y se radicaliza por supuesto), concluye con un increíble sometimiento, do-loroso e increíble, como si

sólo en la sumisión, en el control exterior del tiempo, el ser humano pudiera en-contrar sosiego, quietud; so-metimiento que por su bru-talidad termina en la única rebelión aún posible frente al marasmo y el desastre que se levanta sin cesar.

Lejos de ser una nove-la intelectual, como posi-blemente pareciera, se trata al contrario, de una histo-ria apasionante, escrita con simpleza y que sin la menor duda, atrapará a los lectores amantes de las novelas poli-cíacas.

Auster, este particular y cada vez más mítico es-critor contemporáneo, com-bina en una prosa sólida y transparente dos elementos presentes en su formación: la intelectualidad francesa, ese refinamiento racional que lleva a la delicadeza del análisis y también segura-mente a la encrucijada que esa finura revela en el mundo contemporáneo, característi-ca tal vez adquirida durante los años que vivió en París trabajando como negro li-terario (vendía historias pa-ra que fueran publicadas a nombre de un autor recono-cido y taquillero); y por otra parte, el dominio claro de la técnica narrativa que lo pone al lado de grandes escrito-res coterráneos suyos, como Dos Passos y Caldwell, por no ahondar en la comparación, y que le permite acelerar y detener el ritmo, trazar elip-sis, líneas abiertas, miradas a ninguna parte que le dan al lector la curiosa sensación de que el texto se construye bajo su mirada, asunto del todo imposible dada la exactitud y solidez de la estructura de esta novela.

Por último, falta decir que se trata de una buena traducción, que consigue atravesar los neologismos peninsulares (el Saab no es un carro sino un coche, y una prostituta dice: “El gordo me soltó una pasta por esto y yo vine aquí pensando que iba a follarme a los dos”) y trans-mite un ambiente continuo y sólido a un ritmo de vértigo.

Francisco Montaña Ibáñez*

* Director Nacional de Divulgación Cultural

de la Universidad Na-cional de Colombia.

Paul Auster. Archivo.

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Cine

El primer largometraje del joven director cesarense Ciro Guerra, La sombra del caminante, se estrenó el pasado viernes en simultánea nacional, después de un cuidadoso trabajo de realización que ha sido reconocido en diversos festivales cinematográficos alrededor del mundo.

Equipo periodísticoUnimedios

Más de tres años de pa-ciente espera, entre revisión de guiones, realización en video, y establecimiento de contactos con productores interesados en acoger la pro-puesta audiovisual de un rea-lizador –que no pasaba de los 23 años–, culminaron este fin de semana, cuando la pan-tallas gigantes de la salas del circuito comercial fueron ilu-minadas con el sentimiento en claro oscuro que transmi-ten los personajes de la cin-ta La sombra del caminante, concebidos por el talento de Ciro Guerra; un egresado de la Escuela de Cine y Televi-sión de la Universidad Nacio-nal de Colombia, preocupado por retratar “la gente que vive en el corazón de un país en guerra. Gente cuyas historias se entrecruzan en las calles de una ciudad caótica y con-vulsionada”.

Inspirado en la figura de un silletero, que por $500 car-gaba con el peso de hombres y de mujeres en su natal Río de Oro (Cesar), Guerra escri-bió el guión de una película visualizada en la urbe. Metá-fora intimista de las huellas que ha dejado la situación de

conflicto en el alma de los ha-bitantes de una ciudad como Bogotá, centro de recepción de las historias de los hom-bres y mujeres, que sobrevi-ven a pesar de la tragedia.

“Mañe”, el protagonis-ta de la cinta, interpretado por el experimentado actor de teatro, César Badillo, hace de la solidaridad del silletero –Ignacio Prieto– un respiro frente al clima enrarecido que se cuela en la vida coti-diana de los personajes. El mismo clima que dejó a Bo-gotá vestida como una novia gris para la película, gracias al trabajo de Cristina Gallego, directora de arte, quien no duda en afirmar que el tema de la cinta es la amistad.

Y amigos leales no le fal-taron desde el principio a es-

ta producción, que impactó favorablemente en distintos escenarios privilegiados para la promoción del séptimo ar-te en el mundo.

Primero fue Ciudad Lu-nar, la productora de los estu-diantes de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional, luego se unió Tu-cán Producciones, empresa dirigida por Jaime Osorio, re-conocido hombre de cine, y pieza fundamental en la tarea de realización y promoción de La sombra del caminan-te. Finalmente estuvieron los premios obtenidos, como el de la sección “en construc-ción”, del festival de San Se-bastián, que supuso el apoyo financiero definitivo para la terminación de la película. Amigos que permitieron que un público masivo hiciera parte de este proyecto.

Hoy, cuando la tenue si-lueta del silletero ocupa dis-cretamente un lugar al lado de los afiches promocionales de las superproducciones de Hollywood, la respuesta de Ciro Guerra a una pregunta formulada por la agencia de noticias AP, confirma el espí-ritu de la cinta: “El dinero que no teníamos fue reemplaza-do con amor y libertad”.

Cine paracaminantes

Ciro Guerra, director de La Sombra del caminante.

Ignacio Prieto, interpreta al

silletero, personaje inspirado en las

vivencias del director Ciro

Guerra.

La figura de “Mañe”, acogida por la ciudad gris y envolvente.

Fotos Archivo.

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Sociedad

Nunca como en la Co-lombia decimonónica, eruc-tar, bostezar, rascarse la ca-beza o los oídos fue tan grave. Ni hablar de llevar a cabo el refrán de “el pollo y el ma-rrano se cogen con la mano”; ejecutar tales acciones en pú-blico significaba ser tenido por poco más que un ani-mal salvaje y, en todo caso, hacerse acreedor del repudio general.

Este retrato sobre la forma en que se vivían las buenas costumbres en aque-lla época fue analizado por Claudia Vanegas, quien des-pués de estudiar cómo el so-ciólogo e historiador alemán Norbert Elías encontró en los manuales de urbanidad el proceso civilizador de Eu-ropa, ella –por aquellos días estudiante de Historia– se preguntó si a través de esos libros se había dado un pro-ceso criollo similar y, de ser así, cómo había sido.

Ella cuenta que después de La Independencia, el país quiso entrar en el selecto grupo de los países civiliza-dos y se propuso importar la modernidad de Europa. Para los gobernantes de la época, difundir los buenos modales era una vía expedita para al-canzar el primer mundo, re-finado y glamuroso, aunque la tarea de construir un Es-tado-Nación obviamente iba más allá de interiorizar unas reglas de comportamiento.

En este contexto empe-zó el auge de los manuales de urbanidad que contenían la valiosa información que borraría de los colombianos cualquier rastro de “barbarie”. Algunos fueron escritos en el país, otros traídos del exterior, explica la historiadora. Clau-dia Vanegas, en su trabajo de pregrado, averiguó cómo és-tos educaron, moralizaron y civilizaron a varias generacio-nes durante el siglo XIX.

Fueron 22 manuales de urbanidad publicados en el siglo XIX los que encontró en sus pesquisas, pero estudió a fondo cinco, cuyos nombres son bastante ilustrativos: dos extranjeros: Principios de ur-banidad, de Pío del Castillo (1845) y Educación de la in-fancia. Lecciones de moral, virtud y urbanidad para el uso de las escuelas primarias de la provincia de Bogotá, de autor anónimo; y tres na-cionales: Breves nociones de

urbanidad, extractadas de varios autores, y dispuestas en formas de catecismo, para la enseñanza de las señoritas del Colejio de la Merced de Bogo-tá, de Rufino Cuervo (1833); Lecciones de urbanidad, aco-modadas a las costumbres colombianas, de José Manuel Marroquín (1866); y Elemen-tos de educación: o sea moral, higiene, urbanidad y econo-mía doméstica, para uso de escuelas y familias, de Lucio Milciades Chaves (1896).

Después de mirarlos de-tenidamente, Claudia Vane-gas centró su atención en el modelo de hombre y de mu-jer que, a través de la prensa, las escuelas y los colegios, se pretendía implantar en el país. Más allá de formar ciudadanos “bien educados” tuvieron una justificación política.

Roles platónicos

“Habla sin presunción, porque hay hombres injustos y la presencia de una mujer docta hiere su orgullo: com-padece pues su flaqueza, y a fuerza de modestia harás que perdonen tu ciencia si la tuvieres”, esto recomendaba Educación de la infancia a las mujeres instruidas, quienes debían evitar brillar por su talento para no ofender a los varones.

Según las conclusio-nes de Claudia Vanegas, el modelo que reproducían los manuales era el de la mu-jer excelente ama de casa, madre, esposa e hija. “Ellas debían cuidar cada una de sus palabras y de sus mo-

vimientos, pues de su buen comportamiento dependía su reputación”.

El hombre debía ser cul-to, un “verdadero caballero”, con excelente presentación personal, trabajador, buen conversador y respetuoso. Esta demarcación de roles describe a un hombre pro-tagonista de la esfera pública mientras a la mujer se le sus-cribió a la privada.

Además de fortalecer el sistema educativo y refinar las costumbres, los dirigentes cumplían otro objetivo con los manuales: garantizar el statu quo. La historiadora ex-plica que al prescribir y ho-mogenizar el comportamien-to de hombres y de mujeres, siempre asociado a la moral católica, el gobierno quiso asegurarse del respeto hacia las instituciones y la legiti-mación de su poder político. “Para materializar el sueño de un país con futuro bri-llante, las esperanzas estaban puestas en formar hombres instruidos y virtuosos”.

Los peligros de ser espontáneo

Cada manual de urbani-dad tiene su estilo de redac-ción, los había a manera de catecismo, con fábulas e in-cluso en verso, para facilitar la memorización. Pero para estar a tono con el modelo de ciudadano civilizado no bas-taba con aprender las reglas, había que interiorizarlas para que parecieran innatas.

Los modales fueron tam-bién un rasgo de distinción

social que configuró claves para pertenecer o no a la co-fradía de los “educados”. Y era en espacios como la mesa, las reuniones, la iglesia y la calle donde se ponía a prueba la urbanidad.

“ ...comerá como per-sona bien educada quien no olvidare que todos pueden tenerle asco”, advierte Marro-quín, en Lecciones de urbani-dad, sobre el comportamien-to en la mesa, uno de los lu-gares donde las reglas de ur-banidad son más detalladas y precisas. “Allí, las personas no están simplemente cum-pliendo una función vital, sino que demuestran sus co-nocimientos en esta materia”, asegura Claudia Vanegas.

Otros lugares de sociali-zación con normas detalladas fueron las visitas, reuniones, tertulias y bailes. Era preci-so tener mucho cuidado al sonarse, escupir, estornudar y hasta había que hacer lo posible para no bostezar. “Se pretendía enseñar a disci-plinar el cuerpo, a controlar los impulsos naturales, a di-simular sentimientos como aburrimiento, desagrado, vergüenza, placer, miedo e inseguridad”, comenta. Co-meter alguna imprudencia podía significar la pérdida de la estima, arriesgar el presti-gio propio y el de la familia.

Durante la mayor parte del siglo XIX, el Estado es-tuvo asociado a la iglesia, y estar bien educado fue sinó-nimo de ser buen cristiano. Esta aleación fue considera-da indisociable para formar sanos y dóciles ciudadanos.

De hecho, la joven historia-dora pudo identificar para los siete pecados capitales una contrapartida que los rebatía desde los modales.

Hoy, esa conexión entre urbanidad, política y religión ya no es tan importante, aun-que no es lo único que ha cambiado: después de 200 años, muchas de estas reglas, por obsoletas, causarían ri-sa. Sin embargo, la idea de “ser educado” permanece; las últimas generaciones de colombianos todavía recuer-dan cómo en el colegio les enseñaron modales con el clásico manual de Carreño. Aunque los modales ya no son la promesa de encontrar la modernidad, permiten ha-cer más cordiales las relacio-nes interpersonales.

Paula Andrea Grisales Naranjo

Unimedios

Hacer propio un signo de distinción que incluyera a los colombianos en la esfera de la civilización y de la modernidad fue la promesa con la que se ofrecieron los manuales de urbanidad en Colombia.

Los modales fueron también un rasgo de distinción social que configuró claves para pertenecer o no a la cofradía de los “educados”. Y era en espacios como la mesa, las reuniones, la iglesia y la calle donde se ponía a prueba la urbanidad.

los civilizadosLa cofradía de

Desde pequeñas, las niñas van apropiándose de su rol como amas de casa a través de los juegos.

En la calle y en la iglesia se expresaba el respeto hacia las personas con mayor jerarquía social

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Tecnología

Chancleto, bola, hilacha y manzano son los nombres de algunas de las variedades de mango criollo que podrían jugar un papel trascenden-tal en el desarrollo frutícola del país, pues a su fascinante aroma y delicioso sabor se añaden novedosas propues-tas para su transformación que hacen de éste un pro-ducto con proyección para la industria nacional.

Junto a las pulpas, mer-meladas y néctares que ac-tualmente se consiguen en el mercado, la harina de mango es considerada, dentro de los procesos de industrialización, una de las alternativas más fa-vorables, dado el amplio ran-go de usos para la elaboración de sopas, productos de pana-dería y lácteos, entre otros, así como por su calidad nutricio-nal y larga vida en anaquel, cercana a los 90 días.

Así lo comprendieron Carlos Vladimir Vidal y Óscar Fernando Torres egresados de la carrera de Ingeniería Quími-ca de la Universidad Nacional, quienes obtuvieron harina de mangos hilacha y chancleto en el Laboratorio de Vegetales del Instituto de Ciencia y Tec-nología de Alimentos (Icta), del Alma máter.

La propuesta de los inge-nieros químicos, apoyada por expertos del Instituto, abre posibilidades de comerciali-zación e industrialización del mango criollo, que representa alrededor del 65% de la pro-ducción de la fruta en el país. A pesar de esa abundancia, no es precisamente el más apetecido para la exportación en fresco. De otra parte, de-bido al inadecuado manejo de poscosecha presenta ele-

vadas pérdidas, afectando de manera negativa el sector fru-tícola nacional.

“Se calcula que las pér-didas en mango superan el 30% de la producción”, anota Jesús Antonio Galvis, actual director del Icta, quien par-ticipó a comienzos de la dé-cada del 90 en la realización de uno de los pocos estudios adelantados por la UN y Col-ciencias, en torno a las frutas y hortalizas de alto consumo en el mercado.

Tal situación ha motiva-do al Icta a emprender una serie de investigaciones que han permitido impactar posi-tivamente el sector de las fru-tas y hortalizas, presentándo-le métodos de conservación y transformación que podrían disminuir las pérdidas. Así mismo, las investigaciones han producido un conoci-miento más profundo de las variedades criollas de mango.

Obtención de la harina

Uno de los aportes del Icta ha sido la caracterización físicoquímica y fisiológica de cerca de 15 variedades de mangos criollos y mejorados de los existentes en Colom-bia, cuyos resultados sirvie-ron para que, Vidal y Torres, evaluaran cuáles tenían las mejores características para su industrialización.

Las variedades seleccio-nadas fueron el mango chan-cleto e hilacha por su sabor, color y contenido de fibra. Teniendo en cuenta que su producción se concentra en los departamentos de Cundi-namarca y Tolima, la cercanía con los centros de consumo y la industria en Bogotá podría representar una gran ventaja para los fruticultores.

El paso a seguir fue de-terminar el grado de madurez ideal del mango para su pro-cesamiento. “Al inicio de la maduración, el fruto presenta una alto contenido de almi-dón y de ácidos, pero el con-tenido de azúcares es bajo; por el contrario, cuando están sobremaduros el contenido de azúcares aumenta, mien-tras el de ácidos es muy bajo; ambos extremos hacen que el mango sea poco apetecido”, explica el profesor Galvis.

De allí que los mangos “pintones” fueran los elegi-

dos, pues poseen 60% de co-loración amarilla y 40% verde, o sea mate pálido. “En ese mo-mento el producto ha alcan-zado el balance azúcar-ácido que le otorgan su excelente sabor que se conserva duran-te el procesamiento”, añaden los ingenieros químicos.

Otro aspecto clave fue la temperatura de deshidra-tación, ya que cuando es muy alta, el fruto tiende a “caramelizarse” durante el proceso de secado, formando una especie de costra en la superficie que se convierte en una barrera tanto para la transferencia de calor y ma-sa, lo cual dificulta el proceso y puede alterar la calidad fi-nal del producto.

La harina obtenida pre-senta una óptima calidad química y microbiológica; es decir, no se encontraron mi-

croorganismos que afectaran la salud humana. “Además comparada con las harinas tradicionales, la de mango, es comercialmente más atracti-va, no sólo porque conserva sus características sensoria-les, sino por su procesamien-to sin aditivos químicos”, añade Vidal.

Igualmente, se busca-ron aplicaciones de uso in-dustrial de la harina. Una de ellas es su utilización en la elaboración de galletas. Los investigadores est ablecieron que la mejor mezcla se obtie-ne con un 30% de harina de mango y un 70% de harina de trigo para darle consistencia al producto y mantener el sa-bor de la fruta.

Consumo a favor

Aunque el mango es considerado alimento de

grandes propiedades nutri-cionales por su alto conte-nido de vitamina A, B y C y fibra, así como de medici-nales pues es expectorante, antioxidante y esencial para minimizar problemas del co-razón y depresión, su consu-mo en fresco, en el mundo, es todavía bajo. Según cifras de la Organización de la Nacio-nes Unidad para la Agricultu-ra y la Alimentación (FAO) el consumo per cápita de esta fruta es cercano a 3,42%.

Sin embargo, durante los últimos años el consumo de mango presenta una ten-dencia creciente en los mer-cados internacionales, espe-cialmente el de los Estados Unidos, lo que representaría una perspectiva favorable tanto por el incremento en la oferta como en el aumen-to del número de hectáreas cultivadas, pero también en el ofrecimiento de productos novedosos que permitirían el

consumo del mango proce-sado en épocas en que la fru-ta fresca no se consigue.

Es allí donde los mangos criollos colombianos juga-rían un papel trascendental por su alto contenido nutri-cional y por ser una materia prima más barata. “Como en el mercado nacional esta fruta no tiene mayor peso, los productores no concen-tran sus esfuerzos en abonos y fungicidas lo que los hace mangos casi orgánicos, uti-lizados más para alimentar animales”, destaca el profe-sor Galvis.

Un panorama del que no se escapan muchas de las fru-tas que se producen en el país, razón por la cual propuestas como la del Icta se convierten en alternativa que muestran a los fruticultores un panorama más competitivo respecto a sus promisorios cultivos.

La harina de mangos hilacha y chancleto podría ser utilizada por la industria nacional para la elaboración de sopas, galletas y yogures. La propuesta le permitirá a los fruticultores encontrar alternativas que mitiguen las pérdidas de producción del fruto por falta de comercialización.

Mangos: más que fruta

Comparada con las harinas tradicionales, la de mango es comercialmente más atractiva, porque conserva sus características sensoriales y por su procesamiento sin aditivos químicos.

Diana Manrique Horta Unimedios

La harina de mango es un polvo fino homogéneo de color amarillo-crema y el sabor característico de la fruta. Fotos Carlos Vladimir Vidal y Óscar Fernando Torres.

Los frutos se seleccionan verdes, pues los maduros contienen poco almidón.

Pulpa seca lista para procesar.

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Medio ambiente

Las diferencias en el co-lor, el ancho de las rayas y la forma del entrenudo de los guaduales que bordean la cuenca hidrográfica del río Cauca, fueron las carac-terísticas morfológicas que le permitieron a la ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional Sede Palmira, Car-men Tulia Potosí, identificar la diversidad de la especie angustifolia Kunth, una de las guaduas más utilizadas por los campesinos de la región, y por tanto en alto riesgo de extinción.

“Las 14 formas descu-biertas se convierten en una ventaja para la subsistencia de la especie a través del tiempo, ya que incrementan su uso potencial”, de acuerdo con la investigadora, quien adelantó su estudio bajo la supervisión del ingeniero agrónomo Franco Alirio Va-llejo y en asocio con la Cor-poración Autónoma Regional del Cauca (Carc). Rayada fre-cuente, rayada ancha, rayada escasa, verde alta, macho, amarilla playón, convexa, curvada, irregular y hembra, son los nombres con los cua-les bautizaron a los nuevos biotipos, en cuya ubicación geográfica fue fundamental la colaboración de la comu-nidad caucana y los técnicos operativos y guardabosques de la Carc.

La diversidad genética se analizó mediante la técni-

ca molecular Radp (pilomor-fismo en los fragmentos de ADN amplificados al azar), con la asesoría de expertos del Instituto Alexander von Humbolt, hallándose mayor diferencia en 11 de los 14 bio-tipos de guadua.

Según Franco Alirio Vallejo, “el análisis genético

confirmó que la especie gua-dua angustifolia posee una alta variabilidad, al igual que el índice de estructura genéti-ca, por tanto se concluye que existe diversidad en la espe-cie en mención, al menos en la cuenca del río Cauca en el departamento del Cauca”.

De acuerdo con el color del entrenudo, se encontra-ron cinco grupos con sus res-pectivos biotipos clasificados así: guaduas de entrenudos verdes, guaduas de entrenu-dos verdes con rayas amari-llas, guaduas de entrenudos verdes con rayas negras y ver-des, guaduas de entrenudos amarillos, y guaduas de en-trenudos amarillos con rayas verdes.

La característica forma del entrenudo definió tres biotipos: convexo, curvado e irregular.

Mucho uso, poca conservación

La guadua es un recurso importante en la economía campesina del departamen-to del Cauca. Es uno de los materiales básicos para cons-trucción de viviendas, in- fraestructura relacionada con

proyectos de especies meno-res, corrales, cercos, puen-tes, obras de restauración y conservación de suelos, en-tre otros usos. A pesar de su importancia, con frecuencia las franjas o vegas de ríos, pobladas de guaduales, son deforestadas con fines de explotación agrícola conven-cional.

Por ejemplo, la expan-sión de cultivos agrícolas con buena retribución económica para los habitantes de la re-gión, como la caña panelera y el café, ocasionan el reem-plazo de grandes extensiones de suelo donde prevalecen guaduales naturales y planta-dos, proceso también causa-do por la ganadería. Las dos actividades han generado a lo largo de muchos años la frag-mentación y reducción de las poblaciones de la planta, a pequeños guaduales aislados que son aprovechados masi-vamente, sin que se desarro-llen programas de fomento, conservación y estudios de diversidad.

Futuro prometedor

El conocimiento de la diversidad en guadua per-

requeridas para la construc-ción, mientras que las cur-vadas e irregulares podrían usarse en reforestación, recu-peración de suelos, conser-vación de fuentes de agua y elaboración de artesanías.

Las guaduas rayadas, por su belleza sin igual, po-drían emplearse como pri-mera opción en planes de ornamentación, aunque hay reportes del empleo de ellas en construcciones menores, con muy buenos resultados de resistencia y duración.

Desde el punto de vista de la investigación se proyec-ta un inmenso panorama en la búsqueda de alternativas de manejo y aprovechamien-to de cada biotipo, además del uso potencial y oferta es-tratégica a favor de la conser-vación ex situ e in situ de esta diversidad. El trabajo podrá ser modelo para estimar la diversidad en otras especies de importancia económica en la cuenca del río Cauca en el departamento del Cauca.

Empieza entonces la búsqueda de las bondades y el uso potencial de estos bio-tipos de guadua.

La expansión de cultivos agrícolas con buena retribución económica como la caña panelera y el café, ocasionan el reemplazo de grandes extensiones de suelo donde prevalecen guaduales naturales y plantados.

Unimedios Palmira

Guadua... ¡No hay sólo una! Catorce formas distintas de una especie de guadua fueron descubiertas en la cuenca hidrográfica del río Cauca. El hallazgo garantiza la subsistencia de la especie y permite proyectar alternativas de uso.

mitirá establecer la existen-cia de biotipos en riesgo de extinción, su localización y número de individuos en la cuenca. Así mismo, la ubica-ción e identificación de bioti-pos de guadua generarán un valor agregado a la especie en cuanto a riqueza de ger-moplasma y, por ende, a los productos que se elaboren o deriven de cada uno de los 14 biotipos identificados.

La alta diversidad en-contrada en guadua es favo-rable para la subsistencia de la especie. “Al ser diferentes, algunas guaduas o guaduales pueden ser más tolerantes que otros al ataque de plagas y enfermedades. La variabili-dad encontrada incrementa las alternativas de uso po-tencial”, explicó el ingeniero Leyder Javier Díaz, de la Carc y asesor de la investigación.

Las características de cada biotipo pueden sugerir una utilidad específica se-gún criterios ambientales y la preferencia de agricultores, constructores y artesanos en cada uno de los diferentes municipios. Por ejemplo, las guaduas con culmos y en-trenudos derechos serán las

La vigencia de la guadua como invaluable recurso natural se debe a las múltiples bondades que posee.

Conservacionista: función pro-tectora de cauces.

Ecológica: retención del agua en las épocas de lluvias para devolverla en forma regulada a los cauces, aun en las épocas de sequía.

Económica: solución ante la de-manda de especies maderables productoras de pulpa y en el campo de la construcción.

Cultural: conocida y usada des-de la época precolombina has-ta nuestros días.

Paisajista: efecto purificador y embellecedor del entorno na-tural.

Artesanal y arquitectónico: por su resistencia, versatilidad, facilidad de manipulación, ca-lidades físico-mecánicas, du-rabilidad y efecto climatizado, la guadua es un insustituible material de construcción de vi-viendas de toda clase y nivel social.

Agroindustrial: alimentos, pro-ducción de alcohol, fabricación de papel, laminados, aglome-rados, palillos, muebles, elabo-ración de pisos, instrumentos musicales, artesanías y produc-tos empresariales.

Importante recurso natural

La guadua es un material básico para edificar viviendas. Archivo Sede Palmira.

Dos de los biotipos hallados, el de culmos y el de entrenudos, sugieren su utilidad en la construcción.