La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

40
Miseria Por Víctor López Jaramillo Terrible ataque de honestidad Por Marlon Albores A solas con la almohada Por Mo. Eduardo Ángeles

description

La Testadura, una literatura de paso no. 20: "Miseria" por Victor López Jaramillo, "Terrible ataque de honestidad" por Marlon Albores y "A solas con la almohada" por Mario Eduardo Ángeles.

Transcript of La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Page 1: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Miseria Por Víctor López Jaramillo

Terrible ataque de honestidad Por Marlon Albores

A solas con la almohada Por Mo. Eduardo Ángeles

Page 2: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Dirección Ejecutiva: Erich Tang Edición: Mario Eduardo Ángeles. Corrección de estilo: Lizeth Briseño y Jesús Reyes. Imágenes: Pulpo Santo (portada y p.7), Marlon Albores (p. 20) y Diana Enríquez (p. 28).

Consejo Editorial: Manuel Bañuelos, Miguel Esca-milla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles, Jesús Reyes.

Agradecimientos especiales a la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro por el apoyo recibido.

Contacto: [email protected] [email protected] México; Octubre 2012.

Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. Cuida el planeta, no desperdicies papel.

Page 3: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Av. Juárez No. 42, Centro, Querétaro, Qro.

[email protected] tel. (442) 212 0222

www.educatodo.com.mx

Page 4: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 5: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Ahora ya nos puedes encontrar en:

La cafetería de la Facultad de Filosofía (UAQ), ubicada en la ex prepa Centro

”Café del fondo”. Pino Suárez no.9 col. Cen-

tro, Qro. y

“HUB Cultural Neblinas”. Río de la Loza no.1 Col. Centro, Qro.

o solicítalas al correo: [email protected]

Busca la versión digital en nuestro

blog: latestadura.blogspot.com

Page 6: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 7: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Miseria Por Víctor López Jaramillo

Terrible ataque de honestidad

Por Marlon Albores Colín

A Solas con la Almo-Hada Por Mo. Eduardo Ángeles

Page 8: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Víctor López Jaramillo victorlopezjaramillo.com

Nací a mediados de la década de los setentas en San Juan del Río,

Querétaro... de vuelta en Queréta-ro, tras un bache periodístico televi-

sivo, en 2005 regresé a las aulas universitarias, ahora para estudiar un posgrado en Partidos Políticos. Hoy, dirijo un periódico universita-rio en un estado donde cada vez es más difícil hacer periodismo; por lo menos en mi espacio lo intentamos cada semana con aciertos y fallas.

Page 9: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Miseria

Por Víctor López Jaramillo

Page 10: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 1

MISERIA “Soy tu miseria”, dijo simplemen-

te. Era el final del diálogo. No con-testé más. ¿Qué podía hacer ante frase tan contundente? Nada. Sólo permanecer aturdido. Y callar, que es lo mejor en estos caso, supongo.

Octubre fenecía y yo con él. El frío se colaba hasta los huesos y me pro-vocaba un leve temblor. O quizá era el miedo. No supe que hacer. Correr era inútil. Gritar o llorar también. Ni culparla a ella. Sólo cumplía su mi-sión. A donde fuera, me encontraría,

La Testadura 2

Page 11: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 1

MISERIA “Soy tu miseria”, dijo simplemen-

te. Era el final del diálogo. No con-testé más. ¿Qué podía hacer ante frase tan contundente? Nada. Sólo permanecer aturdido. Y callar, que es lo mejor en estos caso, supongo.

Octubre fenecía y yo con él. El frío se colaba hasta los huesos y me pro-vocaba un leve temblor. O quizá era el miedo. No supe que hacer. Correr era inútil. Gritar o llorar también. Ni culparla a ella. Sólo cumplía su mi-sión. A donde fuera, me encontraría,

La Testadura 2

tarde o temprano. Hay encuentros inevitables y este era uno. Supe en-tonces que los viejos tenían razón: uno se forja su destino. Y yo tenía que asumirlo. Tarde o temprano pa-saría. Cuando se es joven, pensamos que la vida es eterna y nunca nada malo pasará. O que todo es efímero y, por tanto, el destino fatal nunca ha de llegar. Pero había llegado.

Y allí estaba ella. Su rostro dema-crado resaltaba sus grandes ojeras. Su cabello largo y terriblemente des-cuidado. Deprimentemente pálida. Frágil como el rezo de una anciana pero fuerte como el sino inevitable.

No me podía mover. Nuevamen-te por mi dañado cerebro pasó la idea

Page 12: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 3

de la fuga. Pero ¿a dónde? No des-pegaba la vista del suelo. Daba mie-do verla. Maldije las veces que tanto me reí de ella. Nunca supuse que llegaría tan pronto. Yo, tan joven y con tanto futuro delante, hoy, con el frío otoñal como única sensación, me sentía viejo y acabado.

Ahogado por la rabia, que se fun-día con unas lágrimas impertinentes, intenté hacer una negociación con ella. Finalmente desistí. Ella nunca había sido derrotada. Invicta por siempre. Quise a volver a ser niño para tener otra vida por delante. En realidad sólo quería huir pero no existía lugar físico donde pudiera es-capar de esta situación. Era algo más

La Testadura 4

Page 13: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 3

de la fuga. Pero ¿a dónde? No des-pegaba la vista del suelo. Daba mie-do verla. Maldije las veces que tanto me reí de ella. Nunca supuse que llegaría tan pronto. Yo, tan joven y con tanto futuro delante, hoy, con el frío otoñal como única sensación, me sentía viejo y acabado.

Ahogado por la rabia, que se fun-día con unas lágrimas impertinentes, intenté hacer una negociación con ella. Finalmente desistí. Ella nunca había sido derrotada. Invicta por siempre. Quise a volver a ser niño para tener otra vida por delante. En realidad sólo quería huir pero no existía lugar físico donde pudiera es-capar de esta situación. Era algo más

La Testadura 4

allá de este mundo y súbitamente recordé la paz de los sepulcros. La leve neblina que a altas horas de la madrugada comienza a aflorar, da-ba un aspecto aún más tétrico a la situación, de por sí ya escalofriante.

“Es el fin”, me dije para mis aden-tros, en un intento vano de consola-ción. Tantos proyectos quedarían ahogados, tantos sueños inconclusos, tantos… en fin, era el fin.

Allí seguía ella. Parecía seguir mis pensamientos y quizá llegó a sentir mi tristeza que bien podría ser en ese momento la tristeza más grande del mundo. Era el fin.

Su voz martilleaba mi cerebro. “Soy tu miseria”. Su voz tenía un acen-

Page 14: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 5

to tan tenebroso como el frío que rodeaba mi piel. Intenté reconstruir mentalmente el diálogo para buscar una solución pero no encontraba sa-lida. Sus frases eran simples y direc-tas, las necesarias para estos casos.

Con una mezcla de resignación y tristeza la miré a los ojos. Sus ojos que alguna vez llegué a pensar que eran dulces, hoy me parecían más profun-dos que una noche anclada en el infierno. En sus ojos se presagiaba el fin. Fija su vista en mi, yo era su vícti-ma. Una víctima más de la noche. ¿Por qué habré amado tanto la no-che? A estas alturas ya ni del amor me acordaba. Sólo esta maldita sen-sación cuando el tiempo se agota y

La Testadura 6

Page 15: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 5

to tan tenebroso como el frío que rodeaba mi piel. Intenté reconstruir mentalmente el diálogo para buscar una solución pero no encontraba sa-lida. Sus frases eran simples y direc-tas, las necesarias para estos casos.

Con una mezcla de resignación y tristeza la miré a los ojos. Sus ojos que alguna vez llegué a pensar que eran dulces, hoy me parecían más profun-dos que una noche anclada en el infierno. En sus ojos se presagiaba el fin. Fija su vista en mi, yo era su vícti-ma. Una víctima más de la noche. ¿Por qué habré amado tanto la no-che? A estas alturas ya ni del amor me acordaba. Sólo esta maldita sen-sación cuando el tiempo se agota y

La Testadura 6

no hay salida. Estaba atrapado entre el frío, el

miedo, la angustia y el temor de la clemencia negada. Ella, inamovible, sin apartar su vista, sus ojeras eran aún más notorias que hacía unos minutos, su rostro petrificado, quizá también triste, contagiada ya de mi tristeza, repetía las frases que provo-caron mi terror: “Estoy embarazada. Te tienes que casar conmigo”.

Page 16: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 17: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Sintonízanos todos los miércoles a las 2:00 de la tarde a través de 89.5 FM

Radio Universidad. Escucha Radio UAQ en http://

www.uaq.mx/servicios/radio.html.

Page 18: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Marlon Albores Colín

( México, D.F. 1973).

Estudios: Diseño gráfico; me desem-peño como obrero en el diario de

Querétaro, actualmente. Logros: no muchos, sólo algunos.

Page 19: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Terrible ataque de honestidad

Por Marlon Albores Colín

Page 20: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 11

TERRIBLE ATAQUE DE HONESTIDAD

Me encontraba cagando cuando una mosquita de la fruta pasó revo-loteando enfrente de mí. Instintiva-mente mi mano se abalanzó hacia ella, la tomé con un rápido movi-miento, no sabía si la había atrapa-do. Estrellé mi mano contra mi rodi-lla y ahí estaba. La mosquita hecha mierda sobre mi rodilla.

Y pensé que el día de hoy, a eso de las tres y media, fumando, mien-tras observaba a la gente caminan-do bajo los extremadamente calien-

La Testadura 12

Page 21: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 11

TERRIBLE ATAQUE DE HONESTIDAD

Me encontraba cagando cuando una mosquita de la fruta pasó revo-loteando enfrente de mí. Instintiva-mente mi mano se abalanzó hacia ella, la tomé con un rápido movi-miento, no sabía si la había atrapa-do. Estrellé mi mano contra mi rodi-lla y ahí estaba. La mosquita hecha mierda sobre mi rodilla.

Y pensé que el día de hoy, a eso de las tres y media, fumando, mien-tras observaba a la gente caminan-do bajo los extremadamente calien-

La Testadura 12

tes rayos del sol, que la vida valía madres.

Demasiado tarde me di cuenta de que ese no era mi lugar. O sea, el trabajar ahí o simplemente estar ahí parado escondiéndome del sol. Espe-rando a que alguien pase por la calle y me sonría. O que me aviente una piedra. Pero el calor era demasiado. Ni siquiera personas imaginarias so-brias lo harían.

“Regrese a su lugar de trabajo, señor”.

Antes paso al baño, me tallo las manos con fuerza hasta que los pa-drastros sangran. El olor a tabaco persiste en mí. Observo la atmosfera que ha quedado tras la extinción de

Page 22: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 13

algunas de las personas que antes rondaban por aquí. El silencio es no muy alentador. A pesar de la frescu-ra que brinda el aire acondicionado que siento al entrar, ver el paisaje me ataja el deseo de permanecer parado y refrescarme el caliente ce-rebro. Sin embargo ahí debo de es-tar.

¿Y por qué? Porque hace 5 años la vida se ca-

yó. Me secuestraron a base de comi-da y techo. Después me acostumbré a las malas costumbres y a ciertas personas. Algunas me compartieron momentos de sus vidas y un poco más de sus muertes. Compartimos. Y decidimos desaparecer por espaciados

La Testadura 14

Page 23: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 13

algunas de las personas que antes rondaban por aquí. El silencio es no muy alentador. A pesar de la frescu-ra que brinda el aire acondicionado que siento al entrar, ver el paisaje me ataja el deseo de permanecer parado y refrescarme el caliente ce-rebro. Sin embargo ahí debo de es-tar.

¿Y por qué? Porque hace 5 años la vida se ca-

yó. Me secuestraron a base de comi-da y techo. Después me acostumbré a las malas costumbres y a ciertas personas. Algunas me compartieron momentos de sus vidas y un poco más de sus muertes. Compartimos. Y decidimos desaparecer por espaciados

La Testadura 14

lapsos de tiempo. Conforme pasan los días y noches

me he dado cuenta de que mi ma-nera de perder las cosas que aprecio se hace cada vez más obvia. Y la obviedad a veces hace la vida más cómoda. Permanecer hastiado a ca-da rato no es justo y es obvio que cansa.

Las densas pérdidas de la memo-ria hacen que pase por alto algunos de los momentos más agradables de la vida. Sin embargo todo resulta bien y cada quien se va rumbo a su destino. Todo cambia solo que todo sigue igual. A pesar de que varias neuronas se pierden en la acción, al-gunas sobreviven y vienen al gritarles

Page 24: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 15

que las necesito. Acudan a mi llama-do.

Sin embargo decido ir a sentarme en mi lugar de trabajo, que no ha trabajar. Observo la computadora. Y deseo de nuevo salir a fumar. Abro la bolsita de chicles que he tomado del bowl de uno más de los que ahí trabaja. Veo todos sus colores y los voy saboreando mentalmente. Así ya no me harán caras cuando les hablo cerca. Mi aliento creo que es infernal. Dragonesco.

Me siento a trabajar en una espe-cie de limbo. Donde todo permanece frió, sin mutaciones de ningún tipo, con las mismas caras de por vida de-lante de ti.

La Testadura 16

Page 25: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 15

que las necesito. Acudan a mi llama-do.

Sin embargo decido ir a sentarme en mi lugar de trabajo, que no ha trabajar. Observo la computadora. Y deseo de nuevo salir a fumar. Abro la bolsita de chicles que he tomado del bowl de uno más de los que ahí trabaja. Veo todos sus colores y los voy saboreando mentalmente. Así ya no me harán caras cuando les hablo cerca. Mi aliento creo que es infernal. Dragonesco.

Me siento a trabajar en una espe-cie de limbo. Donde todo permanece frió, sin mutaciones de ningún tipo, con las mismas caras de por vida de-lante de ti.

La Testadura 16

Y aquellas que cambian no vuel-ven. Se han de ir quien sabe a don-de.

Me jalo los cabellos al recordar lo que no he hecho y que debería de empezar en ese mismo instante. Me levanto y le doy una bofetada a la nueva compañera que es fea y re-pulsiva. Sus manos son las de un chimpancé que fue quemado vivo, las uñas de los dedos de sus pies son grotescas y deformadas por años de andar en huaraches. ¡Maldita ma-cuarra apestosa!

Al recibir la cachetada voltea a verme conteniendo la ira dentro de ella. Sus reflejos, a pesar de ser una gorda compulsa, son rapidísimos lo-

Page 26: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 17

grando darme un puñetazo en el brazo. Volteo para tomar un tajo de lápices con la punta recién afilada y se los clavo en un ojo. Los demás compañeros de trabajo ni se mue-ven. Nadie dice nada. Mi compañera Rofla yace en el suelo de mosaico blanco ensuciándolo con su sangre que cada vez se hace más oscura. De pronto la gente empieza a reaccio-nar al observar que ahora la estoy pateando con todas mis fuerzas. Gri-tan mi nombre y algunos weyes me tratan de abrazar, de pegarme y alejarme de ella. Solo una amiga de Rofla se atreve a hincarse y tratar de ayudarla.

Con mano insegura trata de sacarle

La Testadura 18

Page 27: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 17

grando darme un puñetazo en el brazo. Volteo para tomar un tajo de lápices con la punta recién afilada y se los clavo en un ojo. Los demás compañeros de trabajo ni se mue-ven. Nadie dice nada. Mi compañera Rofla yace en el suelo de mosaico blanco ensuciándolo con su sangre que cada vez se hace más oscura. De pronto la gente empieza a reaccio-nar al observar que ahora la estoy pateando con todas mis fuerzas. Gri-tan mi nombre y algunos weyes me tratan de abrazar, de pegarme y alejarme de ella. Solo una amiga de Rofla se atreve a hincarse y tratar de ayudarla.

Con mano insegura trata de sacarle

La Testadura 18

los 10 lápices que lleva clavados en su ojo izquierdo. A ella también le doy patadas. Justo le doy en la boca y puedo ver como se lleva las manos a su rostro cuando dos compañeros me toman y me sujetan. Logro escapar-me de sus brazos de trabajador des-nutrido. Brinco por encima de la ba-rra que nos divide unos a otros. Na-die trata de detenerme. Les grito que son una bola de ojetes, hijos de puta macuarros que no hacen nada por cambiar la situación. Solo la se-ñora Raki toma el teléfono para lla-mar a no se quien. ¿Para qué? Si de todos modos me acerco a ella y le doy tremendo madrazo con su fax. Noqueada cae al suelo. Su cabeza

Page 28: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 19

hace un ruido hueco al hacer contac-to con el piso.

Salgo del edificio no sin antes ver al policía que corre a hacia mi di-ciéndome si no sé lo que pasó, que escuchó gritos y ruidos raros. Le digo que no y el cree que salgo de nuevo a fumar.

Me detengo en la puerta del edi-ficio donde trabajo. Destapo una cajetilla nueva de delicados y fumo. Me fumo otro. ¿Y porque aún no me detienen?

Page 29: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 19

hace un ruido hueco al hacer contac-to con el piso.

Salgo del edificio no sin antes ver al policía que corre a hacia mi di-ciéndome si no sé lo que pasó, que escuchó gritos y ruidos raros. Le digo que no y el cree que salgo de nuevo a fumar.

Me detengo en la puerta del edi-ficio donde trabajo. Destapo una cajetilla nueva de delicados y fumo. Me fumo otro. ¿Y porque aún no me detienen?

Page 30: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 31: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

Mo. Eduardo Ángeles

(Querétaro, Qro. 1978) Promotor cultural y de educación comuni-taria. Creador de los Passatiem-pos literarios El Gallo: La Lotería Comunitaria Rural; La Charola, vulgar y corriente; y La Testadu-

ra, una literatura de paso.

Page 32: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 24

A Solas con la Almo-hada

Por Mo. Eduardo Ángeles

Page 33: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 24

A SOLAS CON LA ALMO-HADA

Recién habíamos llegado a la ca-sa cuando le dije a ella –necesito es-tar solo porque quiero escribir- le dije eso, si es cierto, pero realmente que-ría decirle otra cosa, en realidad deseaba decirle -voy a escribir por-que quiero estar solo- quiero, estar, solo; pero olvídenlo, se lo digo así, tal cual es, y la que se me arma, de ve-ras que se me arma, para empezar tendría que dar por olvidado el que-rer estar solo, de soledad ya no se gozaría en esta casa el resto de la tar-

Page 34: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 25

de, a partir de ese momento, todo serían sollozos y discusiones; y entre -es que yo te quiero mucho- y -pero tú no me entiendes- se nos quitaría el hambre, habremos perdido la pelícu-la que pasaban por la noche y a ti se te habrá espantado el sueño. Creo que todo el mundo ya sabe de lo que estoy hablando, lo que ella no sabe es que la navidad ya se acerca, estamos en las vísperas y año con año yo vengo padeciendo la misma enfermedad Depresión-Ego-Alterial-Anti-Merry-Christmas, pero ni cómo decírselo sin que derrame una sola lágrima y convierta mi desventura en una comedia melodramática o, al contrario, que crea que detrás de los

La Testadura 26

Page 35: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 25

de, a partir de ese momento, todo serían sollozos y discusiones; y entre -es que yo te quiero mucho- y -pero tú no me entiendes- se nos quitaría el hambre, habremos perdido la pelícu-la que pasaban por la noche y a ti se te habrá espantado el sueño. Creo que todo el mundo ya sabe de lo que estoy hablando, lo que ella no sabe es que la navidad ya se acerca, estamos en las vísperas y año con año yo vengo padeciendo la misma enfermedad Depresión-Ego-Alterial-Anti-Merry-Christmas, pero ni cómo decírselo sin que derrame una sola lágrima y convierta mi desventura en una comedia melodramática o, al contrario, que crea que detrás de los

La Testadura 26

primeros cólicos prenavideños que me vienen se esconde algún desazón amoroso y comience por enumerar-me defectos y errores y encontrarme culpable de ese algo que supuesta-mente hay entre nosotros, y que me tiene así, deseando un rato a solas.

Y aunque al fin estoy solo, mismo tiempo que aprovecho para escribir esto, no deja de intimidarme, no ha parado de caminar por los alrededo-res de la habitación procurando que le vea el rostro lleno de lágrimas; se ha puesto muy activa, demasiado para apenas media hora que llevo aquí encerrado, ya salió dos veces a la calle y ha regresado casi al instan-te, marcó algunos números telefóni-

Page 36: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 27

cos y ahora pretende hacerme creer que se está cocinando algo; todo esto me está poniendo muy nervioso.

Sigue dando vueltas alrededor de la habitación ¡Qué les digo! allí viene, allí va. Me rindo, ella gana, bueno, siempre ganan; ahora voy a salir y le voy a decir que la cagué, que me disculpe y que la quiero mucho. Más tarde, cuando se duerma, podré se-guir estando solo.

(2006)

Page 37: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

La Testadura 27

cos y ahora pretende hacerme creer que se está cocinando algo; todo esto me está poniendo muy nervioso.

Sigue dando vueltas alrededor de la habitación ¡Qué les digo! allí viene, allí va. Me rindo, ella gana, bueno, siempre ganan; ahora voy a salir y le voy a decir que la cagué, que me disculpe y que la quiero mucho. Más tarde, cuando se duerma, podré se-guir estando solo.

(2006)

Page 38: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 39: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles
Page 40: La Testadura no. 20: Victor López Jaramillo, Marlon Albores y Mario Eduardo Ángeles

de mano en mano de pantalla en pantalla

¡¡¡Que la voz corra!!! La Testadura. Literatura de paso hecha para olvidarse en lugares

públicos y/o salas de espera

[email protected] [email protected]

blog: latestadura.blogspot.com