La siesta es sagrada gatos

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LA SIESTA ES SAGRADA El hábito de la siesta se suele perder a los tres años, con la entrada de los pequeños en el colegio. Sin embargo, los pediatras opinan que debería ser “sagrada” hasta los cuatro o cinco y que las escuelas deberían favorecer el descanso diurno de los niños. Los chavales que no duermen siesta se muestran más irritables e incluso pueden caer rendidos antes de la cena. A los niños que no duermen siesta, se les nota. Las ojeras les afloran a mitad de la tarde y es posible que aigan dormidos en el sofá o en la sillita de paseo antes de la cena. Los pediatras recomiendan que el hábito del sueño diurno no se pierda hasta los 4 ó 5 años. Misión imposible si los colegios no colaboran. A partir de los 3, edad de escolarización obligatoria, muy pocas escuelas respetan la siesta infantil. Sólo en algunos centros dispones de colchonetas para los alumnos más pequeños y, aún así, es dificil que se mantegan dormidos. El doctor Eduard Estivill recoge, en el nueva edición de su libre “Duérmete niño”, un capítulo dedicado a esta sana costumbre. “la siesta debería considerarse sagrada”, pero desgraciadamente se suele suprimir por las necesidades escolares. Es un error, y de los grandes, porque numerosas investigaciones han demostrado que la necesidad de descansar entre la una y las cuatro de la tarde persiste durante toda la vida”, explica el especialista, que dirige la Unidad de Sueño del Instituto Dexeus, de Barcelona. Si el pequeño cae rendido antes de cenar, comerá mal o se negará a ingerir alimentos cuando le expabilemos. Además, el sueño será más agitado por la noche; muy probablemente se despertará o tendrá terrores nocturnos . Para el pediatra Guillermo Bettas, el descanso nocurto es insuficiente en general para satisfacer todas las necesidades de los chiquillos: “Por la noche duermen entre diez y once horas porque la mayoría van a la guardería o al colegio. Hay que compensarlo con otras dos más de siesta, como término medio, para reparar el desgaste energético que realiza a edades tempranas. Reeducar el hábito. Perder este hábito es extremadamente sencillo. Por eso, el doctor Estivill aconseja que se utilicen las mismas tácticas de reeducación que en el sueño nosturo. Cada niño tiene sus propias necesidades. No es extraño que algunos chavales de 5 años demanda más horas de sueño diurno que chiquillos de 2, quizá menos activo. Por eso, la

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LA SIESTA ES SAGRADAEl hábito de la siesta se suele perder a los tres años, con

la entrada de los pequeños en el colegio. Sin embargo, los pediatras opinan que debería ser “sagrada” hasta los cuatro o cinco y que las escuelas deberían favorecer el descanso diurno de los niños. Los chavales que no duermen siesta se muestran más irritables e incluso pueden caer rendidos antes de la cena.

A los niños que no duermen siesta, se les nota. Las ojeras les afloran a mitad de la tarde y es posible que aigan dormidos en el sofá o en la sillita de paseo antes de la cena. Los pediatras recomiendan que el hábito del sueño diurno no se pierda hasta los 4 ó 5 años. Misión imposible si los colegios no colaboran. A partir de los 3, edad de escolarización obligatoria, muy pocas escuelas respetan la siesta infantil. Sólo en algunos centros dispones de colchonetas para los alumnos más pequeños y, aún así, es dificil que se mantegan dormidos. El doctor Eduard Estivill recoge, en el nueva edición de su libre “Duérmete niño”, un capítulo dedicado a esta sana costumbre.

“la siesta debería considerarse sagrada”, pero desgraciadamente se suele suprimir por las necesidades escolares. Es un error, y de los grandes, porque numerosas investigaciones han demostrado que la necesidad de descansar entre la una y las cuatro de la tarde persiste durante toda la vida”, explica el especialista, que dirige la Unidad de Sueño del Instituto Dexeus, de Barcelona. Si el pequeño cae rendido antes de cenar, comerá mal o se negará a ingerir alimentos cuando le expabilemos. Además, el sueño será más agitado por la noche; muy probablemente se despertará o tendrá terrores nocturnos .

Para el pediatra Guillermo Bettas, el descanso nocurto es insuficiente en general para satisfacer todas las necesidades de los chiquillos: “Por la noche duermen entre diez y once horas porque la mayoría van a la guardería o al colegio. Hay que compensarlo con otras dos más de siesta, como término medio, para reparar el desgaste energético que realiza a edades tempranas.

Reeducar el hábito. Perder este hábito es extremadamente sencillo. Por eso, el doctor Estivill aconseja que se utilicen las mismas tácticas de reeducación que en el sueño nosturo. Cada niño tiene sus propias necesidades. No es extraño que algunos chavales de 5 años demanda más horas de sueño diurno que chiquillos de 2, quizá menos activo. Por eso, la duración de la siesta es un misterio en cada caso. Quizá im signo de que el descanso ha sido reparador es que el pequeño se levante con ganas de volver a correr.

Guillermo Bettas, hace un llamamiento a los padres para que tengan muy en cuenta la siesta de sus hijos en un mundo en el que los más pequeños tienen que acoplarse al ritmo trepidamente que imponen sus progenitores. “si la siesta es buuena para pequeños y para mayores, lo ideal es que lo más cesesitados de horas de sueño, los niños, puedan descansar

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incluso en horario esolar. Yo aconsejo siempre se se respete esta costumbre en la medida de lo posible para evitar que la tarde se les haga cuesta arriba a os niños “ indica el pediatra.