LA SEMANA SANTA EN GUIPUZCOA: HONDARRIBIA y SEGURA

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LA SEMANA SANTA EN GUIPUZCOA: HONDARRIBIA y SEGURA ANTXüN AGUIRRE Sü Rü NDü 50 El carácter serio y poco dado a la extraversión del vasco influye, como es natural, en todos los aspectos de su vida, tanto en su dimensión pri- vada como pública. Esto, a nuestro entender, se manifiesta paladina- mente en el modo como celebran sus fiestas en general , y en particular las religiosas. Si en otras latitudes aflora la emoción y las pasiones se desbordan con incontenible fervor -a menudo en el más puro estilo pa- gano, aun sin cuestionar su sincera religiosidad- , en la vieja Vasconia todo parece asimilado hacia los adentros, con una sensibilidad rara vez exteriorizada; podr ía decirse que el «espejo del alma.. aquí lo es me- nos, o mejor, es más sutil. Si bien nos atrae la idea de aco- meter algún día el estudio global de la Semana Santa en tierras vascas, las limitaciones nos obligan hoy a centrarnos en dos casos concretos, y ciertamente peculiares , del territo- rio guipuzcoano: los rituales de Hon- darribia y Segura. Aunqu e a muchos les vence el de- seo de encontrar diferencias , parti- cularidades entre los signos antro- pológicos de unas y otras comuni- dades, como si en ellas estribara cualquier valor definitorio de un pue- blo, una cultura o una etnia, parece necesario recordar que todos los co- lectivos tienen más puntos de coin- cidenc ia que diferencias y que éstas, aun siéndo lo, nunca representan los fundamentos de un sustrato cultural radicalmente divergente . Y esto lo subrayamos para no desilusionar a nadie, pues la singularidad de los ca- sos que exponemos se incluyen den- tro de la riqueza de nuestra península en tradiciones de Pasión, por más que todas puedan parecer, a ojos de un espectador distanciado, semejan- tes. HONDARRIBIA Se conoce la existencia del ritual de Semana Santa en Hondarribia, tal como hoy se ejecuta, desde el año 1602. El Viernes Santo, a las 5 de la tarde, tienen lugar los actos litúrgicos en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, con la re- presentación en el presbiterio del auto sacramental del Descendimien- to. La representación se inicia con la salida de diecinueve soldados desde los soportales del Ayuntamiento para, al son de una antiquísima mar- cha cadenc iosa y solemne , dirigirse a la Iglesia, ubicada en el extremo de la calle Mayor. Van engalanados con casco , faldilla de malla, cinturón y po- lainas. Dos jefes marcan el paso con golpes de espada sobre el escudo - mientras los demás hacen chocar la lanza contra el suelo- , y una vez en el interior del templo ambos se si- túan cerca del altar. Allí se escenifica el Descendimiento de Cristo de la cruz. La imagen del Cristo articulado y la cruz fueron regaladas a la villa el año 1777 por fray Jerónimo de Es- tella. Tras esto, en un impresionante silencio, se retiran la corona de es- pinas, la inscripción de la cruz y los clavos, y se introduce el cuerpo en un ataúd de cristal cubierto con un vaporoso velo de gran hermosura. Fi- nalizada la vigilia, hacia las 6 de la tarde, partiendo desde la misma pa- rroquia lenta y silenciosamente, re- corren sus viejas calles los siete pa- sos con imágenes datadas de entre los siglos XIV Y XVII. Es la conocida ..Procesión del Silencio». Los pasos de la procesión, porta- dos por cuarenta y dos hombres que heredan este honor de padres a hi- jos, han sido durante muchos meses arreglados y vestidos por mujeres de la villa. Entre las doscientas veintisie- te personas que invariablemente in- tervienen, nunca faltan los doce apóstoles, encarnados por viejos pescadores o labradores del pueblo que otorgan al conjunto un aspecto de digna religiosidad popu lar. A ellos se suman los diversos cofrades de penitencia y los característicos

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LA SEMANA SANTA ENGUIPUZCOA:HONDARRIBIA y SEGURAANTXüN AGUIRRE Sü Rü NDü

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El carácter serio y poco dado a laextraversión del vasco influye, comoes natural, en todos los aspectos desu vida, tanto en su dimensión pri­vada como pública. Esto, a nuestroentende r, se manifiesta palad ina­mente en el modo como celebransus fiestas en general , y en particularlas religiosas. Si en otras latitudesaflora la emoción y las pasiones sedesbordan con incontenible fervor-a menudo en el más puro estilo pa­gano, aun sin cuestionar su sincerareligiosidad- , en la vieja Vasconiatodo parece asim ilado hac ia losadentros, con una sensibilidad raravez exteriorizada; podr ía decirse queel «espejo del alma.. aquí lo es me­nos, o mejor , es más sutil.

Si bien nos atrae la idea de aco­meter algún día el estudio global dela Semana Santa en tierras vascas,las limitaciones nos obligan hoy acentrarnos en dos casos concretos,y ciertamente peculiares , del territo­rio guipuzcoano: los rituales de Hon­darribia y Segura.

Aunque a muchos les vence el de­seo de encontrar diferencias , parti­cularidades entre los signos antro­pológicos de unas y otras comuni ­dades, como si en ellas estribaracualquier valor definitorio de un pue­blo, una cultura o una etnia, parecenecesario recordar que todos los co­lectivos tienen más puntos de coin­cidenc ia que diferencias y que éstas,aun siéndo lo, nunca representan losfundamentos de un sustrato culturalradicalmente divergente . Y esto losubrayamos para no desilusionar anadie, pues la singularidad de los ca­sos que exponemos se incluyen den­tro de la riqueza de nuestra penínsulaen tradiciones de Pasión, por másque todas puedan parecer, a ojos deun espectador distanciado, semejan­tes.

HONDARRIBIA

Se conoce la existencia del ritualde Semana Santa en Hondarribia, tal

como hoy se ejecuta, desde el año1602 .

El Viernes Santo,a las 5 de la tarde,tienen lugar los actos litúrgicos en laParroquia de Nuestra Señora de laAsunción y del Manzano, con la re­presentación en el presbiterio delauto sacramental del Descendimien­to. La representación se inicia con lasalida de diecinueve soldados desdelos soportales del Ayuntamientopara, al son de una antiquísima mar­cha cadenc iosa y solemne , dirigirsea la Iglesia, ubicada en el extremo dela calle Mayor. Van engalanados concasco, faldilla de malla, cinturón y po­lainas. Dos jefes marcan el paso congolpes de espada sobre el escudo- mientras los demás hacen chocarla lanza contra el suelo- , y una vezen el interior del templo ambos se si­túan cerca del altar. Allí se escenificael Descendimiento de Cristo de lacruz. La imagen del Cristo articuladoy la cruz fueron regaladas a la villa elaño 1777 por fray Jerónimo de Es­tella. Tras esto, en un impresionantesilencio , se retiran la corona de es­pinas, la inscripción de la cruz y losclavos, y se introduce el cuerpo enun ataúd de cristal cubierto con unvaporoso velo de gran hermosura. Fi­nalizada la vigilia, hacia las 6 de latarde, partiendo desde la misma pa­rroquia lenta y silenciosamente, re­corren sus viejas calles los siete pa­sos con imágenes datadas de entrelos siglos XIV Y XVII. Es la conocida..Procesión del Silencio».

Los pasos de la procesión, porta­dos por cuarenta y dos hombres queheredan este honor de padres a hi­jos, han sido durante muchos mesesarreglados y vestidos por mujeres dela villa. Entre las doscientas veintisie­te personas que invariablemente in­tervienen, nunca faltan los doceapóstoles , encarnados por viejospescadores o labradores del puebloque otorgan al conjunto un aspectode digna religiosidad popu lar. A ellosse suman los diversos cofrades depen itencia y los característicos

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«Jaunqoiko Guardatzaliak» (literal­mente: Guardianes del Señor) querepresentan a diecinueve centurio­nes romanos. La procesión sigueeste orden: la Cruz alzada abre la co­mitiva flanqueada por los ciriales ; elPaso de la Oración del Huerto a hom­bros de seis hombres -a la queacompañan los apóstoles, vestidoscon togas y túnicas, y portando cadauno su correspondiente símboloidentificatorio en la mano: San Pedrocon sus llaves , San Andrés una cruzen aspa, Santiago el Mayor un bor­dón de peregrino, San Juan un cáliz ,Santo Tomás una vara o escuadra,Santiago el Menor un libro, San Ma­teo una pica, San Simón una sierra ,San Tadeo una palma , San Matías unhacha, San Bartolomé un libro y unacuchilla y San Felipe una cruz lati­na-; el Paso de Jesús , atado en lacolumna y en compañía de una es­cuadra de romanos; el Paso de la Ve­rónica ; el Paso de Cristo con la cruza cuestas o del Nazareno; el Cristocrucificado llevado por ocho hom­bres y su correspondiente escuadrade romanos; el Paso de Santa MaríaMagdalena; el Paso de San Juan ; eldel Cristo Yacente o del "Sepulcro»,protegido por otro grupo de roma­nos ; el Paso de la Dolorosa o la Vir­gen de la Soledad, vestida con pre­ciosa túnica de negro y oro , con suguardia de romanos; y tras ella el cle­ro, las autoridades y la banda de mú­sica de la villa cierran el impresionan­te desfile . El coro parroquial se sitúaen lugares estratégicos para cantaralgunas piezas al paso del cortejo.Cuatro costaleros conducen cadapaso, excepto los seis del primero ylos ocho del Crucificado.

Tras el recorrido se retorna de nue­vo a la iglesia parroquial para proce­der al "Entierro de Cristo ». Con elcántico del ••Zut ik gurutze ondean­(de pie todos junto a la cruz) term inanlas ceremonias del Viernes Santo .

Miles de personas asisten de prin­cipio a fin, pues su fama viene de le­jos. Ya otrora presenciaron este San­to Entierro personalidades del abo­lengo de la reina Victoria de Inglate­rra, el rey Eduardo VII con el príncipeAlberto de Prusia o figuras popularescomo André Citr6en acompañadodel pintor Ignacio Zuluaga o el barónde Rostchild . Para que los forasterosde postín pudieran contemplar lospasos desde atalaya privileg iada , loslugareños solían alquilar sus balco­nes.

Antes del Concilio Vaticano 11 y sureforma ritual , los jueves se celebra­ba también una procesión urbana enla que salían los pasos de Jesús enel Huerto, Jesús atado a la columna,la Verónica, el Nazareno y la Virgen

Dolorosa. También en esa época, elviernes por la mañana se cantaba laPasión en latín a cargo de tres sacer­dotes y se descubría la parte superiorde una cruz colocada al efecto en elaltar, mientras que todas las figurasde la iglesia permanecían cubiertashasta la Resurrección. Tras esto , lossacerdotes adoraban la cruz , luegolo hacía el alcalde - que colocaba alos pies su bastón de mando- y fi­nalmente el resto de autor idades y lafeligresía. Con el traslado de l Santí­simo hasta el centro del altar termi­naban los actos matinales. Por la tar­de del mismo viernes se llevaba acabo el Descendimiento de la cruz yposteriormente la procesión vesper ­tina, como en la actual idad .

SEGURA

El impacto que en la mentalidadpopular antaño producía el misteriode la Semana Santa, con toda su sig­nificac ión , era mucho más fuerte delo que desde nuestra perspectiva ac­tual podemos imaginar. Sirvan comoejemplo tres prácticas hasta hacepoco muy arraigadas en la gu ipuz­coana loca lidad de Segura que tras­cienden la simple interpretación es­pir itual. El Jueves Santo se desgra­naba siempre el maíz para la semen ­tera , ya que se creía que los parásitosese día no atacaban al grano. Tam­bién desde que tañían las campanasal med iod ía del Jueves Santo anun­ciando la muerte de Cristo hasta quevolvían a sonar el Sábado de Glor ia(festividad que se celebraba el sá­bado y no como ahora el domingo),se manten ían en los caseríos laspuertas y ventanas herméticamentecerradas pues se decía que el diablo- ••DEABRUE..- andaba suelto ,aprovechando que durante ese tiem­po Cr isto permanecía preso (pormuerto). Otra costumbre singular eraque los vecinos de Segura pusieransemillas en el alféizar de sus venta­nas entre el Jueves Santo al medio­día hasta el sábado, a fin de pur ifi­carlas .

La Semana Santa "popular» se ini­cíaba en esta villa el Miércoles Santocon el rito llamado -Barrab ás Jotzea ­(golpear a Barrabás). A las 5 de latarde ten ía lugar el canto de los mai­tines vespertinos , también des igna­do "Oficio de Tinieblas» porque du­rante su celebrac ión permanecía laiglesia sólo iluminada por las dieci­séis velas de un candelabro triangu ­lar, correspondientes al mismo nú­mero de salmos de las lamentacio­nes proféticas, velas que se iban apa­gando a cada salmo du rante laceremonia (que duraba unos 90 mi-

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Semana Santa en Segura.

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nutos) hasta que la oscuridad se ha­cía total. En ese momento entrabantodos los chavales del pueblo (deedad inferior a los 12 ó 13 años) enla nave y, colocándose en semicír­culo frente al altar mayor, provistocada uno con un martillo o mazo, gol­peaban el suelo con todas sus fuer­zas mientras gritaban más que can­taban la siguiente letrilla:

" i i¡BARRABAS, BI BOLlN , JU­DAS, SATANAS, POLTXERO,DIRURIK EZ ETA LOTZERO,JO, KO, NAIKOA JO!! !»

Cuya traducción aproximada sería:" i j iBARRABAS, DOS DINERITOS (lointerpretamos así ya que " bolo» erael dinero que acostumbraban arrojarlos pad rinos a la salida del bautizo),JUDAS , SATANAS, BOLSERO (ami­go de la bolsa), SIN DINERO Y DES­VENGONZADO, GOLPE, YA ES SU­FICIENTE GOLPE!! !»

Como decía mi informante Laurea­no Teller ía, que participó de crío mu­chas veces en este ritual, para loschavales era como go lpear al propioBarrabás . De suerte que algunos yahoras antes, cuando se reunían en elfrontón de la villa a ensayar (al igualque lo hacían los «txistularis- y elcoro) , rompían sus mazos de la ener­gía que imprimían a sus descargas.

Este ritual fue suprimido tras la re­novación litúrgica conciliar.

Hasta el año 1722 se celebrabauna sola proces ión en la noche delJueves Santo, mientras que las pri­meras citas de la de l Viernes Santodatan de 1724.

Bajo su actual form a, esta proce­sión se impl antó en 1886. Don Pru­dencia Arrieta, a la sazón párroco de

la villa, compró por encargo algunospasos y mandó hacer los trajes de lossoldados a una casa de confecc io­nes de París. Se cuenta que cuandoel sastre leyó las med idas de los mo­zos , las devolvió respondiendo queestaban equivocadas, y hubo quehacer entrar en razón al francés desu veracidad, pues en efecto todoslos actores sobrepasaban el metronoventa de altura (al decir del abue lode Laureano Tellería eran "i Gentilenneurrikl- , es decir, med idas de gen­tiles o seres gigantes de la mitolog íalocal). Un ilustre hijo de la villa, donJosé María de l.ardiz ábal, pagó el tra­je del centurión y la villa los de lossoldados, que costaron ya entonces2.500 pts. A título de curiosidad di­gamos que sólo el peto del centuriónpesa catorce kilos.

Era tradic ión por ello que la per­sona que representaba al centu riónse eligiera entre alguno de los inqu i­linos de los caseríos propiedad deLardizábal.

Al igual que dijimos hacían los ni­ños y los músicos. todav ía hoy unasemana antes de Pascua se reúnenlos soldados con el centurión paraefectuar algunos ensayos en el fron­tón del pueblo.

Los actos de l Jueves Santo se ini­cian a las 5 de la tarde con la misa dela Ultima Cena, a la que -txi stularis­- vestidos con ropajes copiados delsiglo XVI-, pen itentes . nazarenos yromanos acuden juntos desde laCasa Cons istorial.

Otrora era costumbre asimismocerrar con grandes cort inones lasventanas de la iglesia el jueves a lahora de la muerte del Salvador, si­mulando así las tinieblas, y con pól­vora y chapas se ejecutaba n efectos

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sonoros imitando los rayos y truenosque , según la trad ición , sacudieronla tierra cuando Jesús exp iró en elGólgota.

Los cerca de veinte pasos que sa­lían en otro tiempo se han reducidoahora a la mitad . Son sesenta y cincocostaleros que los soportan, sob reun tota l de más de tresc ientos parti­cipantes, desde párvu los hasta an­cianos octogenarios (y esto en unpueblo cuyo censo no supera los1.400 habitantes). Hay por estas fe­chas una frase que corre de boca enboca: «El buen seguratarra ha tenidoque ser costalero." Como en otrospuntos de la piel de toro , el puestode costalero se mantiene aqu í portradic ión familiar de padres a hijos.Curio so es el caso de Pedro Garaial­de que sirvió de costalero durante 45años en el paso «de los azotes" o «dela flagelación" , y que cuando por im­perativos de la edad tuvo que dejarloreunía cada año por estas fechas asus colegas costaleros para invitarlesa vino y galletas .

La procesión se distribuye de la si­gu iente forma: Se inicia con los «Na­zarenos-txikis- (Pequ eños Nazare­nos), niños vestidos con túnicas mo­radas atadas con cíngulo o cinturónblanco y una suerte de corona de es­pinas: portan minicruces e inclusollevan su correspondiente paso mi­niatura con el Niño Jesús. Les sigueel Paso de San Juan Evangelista(portado por cuatro hombres). El An­gel anunciando a Cristo su Pasión ,popularmente conocido como Pasode la Oración del Huerto (el mismonúmero de portadores) . La Flagela­ción (seis costaleros). El Ecce Homo(los mismos) , acompañado de la es­cuadra romana: delante con trajesazules los dos cornetas, tras ellos elcap itán o «kapltana- y dos filas detres soldados vestidos de rojo consus corazas brillantes , escudos y es­padas (todos ellos serán obsequia­dos días después con una cena porsu labor). Inmediatamente después,el Paso de Cristo con la Cruz a Cues­tas o Jesús con el Cirineo (a hom bros

de cuatro hombres). El Cristo Cruci­ficado (seis) y algunos nazarenoscon sus largos cap irotes. Metros des ­pués , el coro parroquial interpretacanc iones prop ias de estas fechas .El último tramo lo ocupan los pasosdel Descendimiento (seis portado­res) , de Santa María Magdalenta(cuatro) y por fin las autor idades re­ligiosas y civiles, yel pueblo (en otrascalen das , todas las mujeres asistíanvestidas de riguroso luto).

El Viernes Santo hay func ión a las4.30 de la tarde , a la que acuden encom itiva desde el Ayuntamiento alson del «llletado ñua- o música de di­funtos interpretada por los «txistula­ris», un nutr ido grupo de nazarenos,penitentes, soldados romanos , corode angelitos con San Miguel Arcán ­gel y los cab ildos eclesiásticos y mu­nicipal que presidirán los oficios enla parroquia.

Una vez finalizadas las ceremoniaslitú rgicas en la Igles ia y el correspon­diente sermón de la Pasión, se cele­bra el descendimiento de una figuraarticulada de Cristo desde la grancruz colocada en el altar. Para ellodos vecinos de la villa, que rep resen­tan a José de Nicodemo y a Jos é deArimatea, se alzan sobre una esca­lera a lo alto de la cruz : emp iezan porqu itar el INRI y la corona de espinasy terminan con los clavos de manosy pies, entregando todo a un sacer­dote que representa a San JuanEvange lista, el cua l a su vez ofrecelos instrumentos de la Pasión a la Do­lorosa y al pueblo, para luego ser ex­hibidos en una bandeja que po rta ungrupo de niños ataviados de angeli­tos y el San Miguel Arcánge l (figuraespecialmente querida del pueblo yencarnada por un chico de 15 añosricamente vestido , que en determi­nados puntos del recorrido procesio­nal danzará una serie de pasos). ElCristo así descendido se coloca se­guidamente en un ataúd de cristal yse inicia la pompa por las calles de lavilla con part icipació n, además de lasfiguras de l Jueves Santo , del Pasodel Cristo Yacente o Paso de l Sepul-

PASOS

San JuanOración del HuertoFlag elaciónEcce HornoEl CireneoEl CristoLa PiedadDolorosaEl Sepu lc ro

PESO (en Kgs.)

80116215240152285179100120

N.OCOSTALEROS

446646444

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cro, que es uno de los más antiguosque la villa conserva, acompañadopor la banda de música (generalmen­te de la cercana Legazpia, pues Se­gura carece en la actualidad de ban­da municipal).

Al igual que en Hondarribia, tantafama tuvo esta procesión que enotras épocas se subastaba el alquilerde los balcones de la villa para quelos visitantes disfrutaran de la mejorvista.

Desde tiempo inmemorial, en lasvillas de Guipúzcoa había la tradiciónde entregar las llaves del sagrario alalcalde el Jueves Santo tras la horade la muerte de Jesús, para que lasconservara hasta el Viernes Santo.Esta costumbre sólo se mantienehoy viva en Segura. Así, tras la cere­monia de ese día, el párroco cuelgalas llaves del cuello del alcalde, quienlas porta durante la procesión y hastael viernes, en cuyo oficio, de rodillasante el tabernáculo y custodiado pordos romanos, el primer munícipeofrecerá al sacerdote su cuello paraque las recupere.

Por el contrario, peculiar de estavilla era la postulación de los chava­les vestidos de angelitos el viernesantes de la función y la procesión- en que, como queda dicho, parti­cipaban portando la bandeja con lossímbolos de la Pasión- para rega­larse con lo recogido una merienda.

Asimismo, el Viernes Santo el al­caide invitaba a almorzar en su casaal alguacil, al predicador - por lo ge­neral foráneo pues, como me dijo uninformador, preferían confesar suspecados con un cura que no les co­nociera (razón que explica en buenaparte por qué para todas las «misio­nes» y curesmas de los pueblos setraía un predicador de tuera)-, asícomo al vecino que encarnar a SanMiguel, a quien obsequiaban suple­mentariamente con un par de zapa­tos blancos por su trabajo.

Hoy en día se abonan 50 pesetasa cada uno de los niños nazarenos,que sumado a la cena de los roma­nos son los únicos gastos de las ce­lebraciones, pues todo lo restante locubre el pueblo de forma voluntaria.

Hasta aquí la somera descripciónde las procesiones de Semana Santaen las villas de Hondarribia y Segura.Pero pasemos a analizar lo que tie­nen de común y lo que se colige desus tradiciones.

Comencemos por destacar lospuntos coincidentes entre Segura yHondarribia, y entre sus semanassantas:

- Las dos poblaciones están en zo-

nas limítrofes de la provincia, unaen su extremo occidental y la otraen el oriental.

- Las dos fueron muradas y cerra­das, y aún conservan parte de susmurallas.

- Las dos celebran «Auto del Des­cendimiento» con similar ritual.

- Ambas presentan rasgos comu­nes en la puesta en escena delrito: romanos, nazarenos, após­toles, música, ataúd de cristal, et­cétera.

- Tanto para los hondarribitarrascomo para los seguratarras si­guen siendo de enorme importan­cia estas tradiciones.

Ahora bien, no bastan estas se­mejanzas para explicar el arraigocentenario de las manifestacionespascuales en Segura y Hondarribia.Creo que antes habría que ahondaralgo más en las razones de su atrac­tivo y fama. A nuestro entender, haytres aspectos que merecen una refle­xión detenida, y son éstos:

1. La gran importancia que paralos habitantes de los pueblos han te­nido las celebraciones de SemanaSanta se basa en que a través deellas, participando de una u otra for­ma toda la comunidad, han llegado aidentificarse hasta considerar el fe­nómeno propio, peculiar e impres­cindible como expresión de una idio­sincrasia.

2. Hondarribia vio a finales del si­glo pasado y principios del presentecómo el turismo, creciente a uno yotro lado de la frontera desde la im­plantación de la moda de los tera­peuticos «baños de mar" , transfor­maba su fisonomía. En menor medi­da influyó todo esto en Segura, situa­da en el interior lejos de las rutastradicionales, y de aquí que su atrac­tivo sea menor en el contexto de labúsqueda del «tipismo de guía», tanen boga en nuestros días.

3. No podemos establecer que loselementos en sí mismos, como losromanos, los santos o el barroquis­mo de sus pasos hayan sido motivosfundamentales para su fama, puestambién se dan en otras poblacionesde la provincia (como por ejemploAzkoitia) y, sin embargo, carecen desu prestigio. Creo sinceramente quemucho tienen que decir con el re­nombre actual de ambas procesio­nes, y en especial la de Segura, lainfluencia de los medios de comuni­cación, ávidos de llenar páginas contextos e ilustraciones de actualidad,en los que destaque sobre la homo­geneidad de nuestras expresiones

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colectivas lo «original», y con mayorénfasis si es ranc io, vetusto, peren­ne, pues aseg ura la admirac ión delhombre de la urbe acosado por losvalores de ultramodernidad y nove­dad constante.

Aportaré dos datos al respecto:tengo la costumbre de coleccionarlos recortes de prensa con aquellosartículos que tratan sobre aspectosetnográficos o históricos de mi tierra.Pues bien, una mirada superficial delas carpetas de Semana Santa enGu ipúzcoa reve la que todos losaños , todos, los periód icos que seeditan en ésta han tratado amp lia­mente los rituales de Segu ra y deHondarrib ia . Y segundo ejemplo :hace unos años , invest igando sobrelos Carnavales de Guipúzcoa, des­cubrí un baile propio de esas fechasllamado «Txíno-danza- o baile delch ino en la población gu ipuzcoanade Aretxabaleta, del que nada habíaleído hasta esa fecha . En mis siguien­tes conferencias y entrevistas lo citéprofusamente en tanto que vest igiosin equ ivalente de los carnavales ru­rales del pasado. Pues bien, sin que­rer adjud icarme ningún mérito (casidiría lo contrario, porque aún mearrepiento de ser en parte respon­sable de su «profanací ón-), desdeento nces la prensa cada año al re­pasar las convocatorias más intere-

NARRIA

santes de l carnava l menciona inde­fectiblemente la «Txino-dantza- deAretxabaleta co mo gran at ract ivopara el excursionista. Una vez más,los -mass-media- han actuado cualenorme caja de resonancia, que des­truye o magnifica cuanto toca (y amenudo lo uno y lo otro a la vez).

Para terminar, una última consi­deración. La actual tendencia al lai­cismo, el abandono masivo de lasprácticas religiosas, han hecho quelos actos en estas villas con el tiempohayan pasado de ser «de part icipa­ción mayo ritaria» a espectáculos deexhibición para los «mirones". Esto,unido a la irrupción también en estosactos de los signos de la sociedadtécn ica, llámense cámaras de fotos yde vídeo , automóviles u otros , pro­duce un cierto estado de desasosie­go entre los actores del rito que . par­ticipando con móviles de devoción,se sienten animales de zoo escudri­ñados a través de una invisible mam­para de cristal.

Una vez más, vemos la imperiosaneces idad de que los investigadoresrecojamos, en la medida de nuestrasposibilidades, los restos de los ritua­les religiosos populares que, comoagua que se nos escapa entre los de­dos , está desapareciendo o transfor­mándo se en el mejor de los casos amarchas forzadas.

estudios de artes y costumbres populares

Edita : Museo de Artes y Tradiciones PopularesFacultad de Filo sofía y Letras

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