La secularización de la muerte en el patrimonio cultural funerario Tema de interés: Patrimonio tangible e intangible Marcelo Perdomo Barraza, arqueólogo consultor Academia Salvadoreña de la Historia marcelopbarraza@gmail.com | +503.79658308 El cementerio representa el único espacio donde sociedades e individuos son iguales, un espacio donde lo simple y lo complejo se funden para crear un entorno cargado de simbolismo e imaginería. Si bien los estudios de cementerio que usualmente son desde perspectivas arquitectónicas o artísticas, este espacio de hechos históricos, sociales, arqueológicos, económicos, políticos y de otras disciplinas; muy rico en tradiciones, usos y costumbres. En El Salvador, este patrimonio tiene como origen las últimas décadas del siglo XIX donde el Estado liberal fue estableciendo una serie de limitaciones legales de las acciones de la Iglesia, un cuerpo legal que le permitió proteger y controlar a sus ciudadanos. Se crearon diversas leyes, entre ellas, la secularización de los cementerios en mayo de 1875. Acción de total condena y violación a las leyes eclesiásticas, y además violentaba una ley que el Emperador Carlos V emitió en Madrid, el 18 de julio de 1539, donde autorizaba a los Arzobispos y Obispos de proveer sepultura a quien quisiere, de conformidad con el Real Patronato de la Iglesia. Una de las reacciones fue del Vicario General Rodríguez que solicitó a la Clerecía se abstuvieran de bendecir nuevos cementerios, pero la secularización no se detuvo, y en 1913 se generó el Decreto que ordena la creación del Panteón de los Grandes Hombres de la Patria. Este es uno de los muchos contextos en los cementerios patrimoniales que fueron apareciendo, estos sitios acompañan la historia de la ciudad, las alianzas y cuotas de poder de personas, instituciones, ciudades. Palabras claves: cementerio nacional, patrimonio funerario, historia eclesiástica, prácticas culturales, ordenanza municipal