La realidad psicológica del vínculo entre animales ... físicos, sociales y emocionales. Se espera...
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TRABAJO FIN DE GRADO
La realidad psicológica del vínculo entre animales
domésticos y personas:
Una revisión bibliográfica.
Lara López Rubio
C.E.S Cardenal Cisneros
17/06/2018
Lara López Rubio NIF: 53996205W
Tutora: Mª Isabel Paradela Torices

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Índice
Resumen/Abstract ........................................................................................................................... 2
Introducción .................................................................................................................................... 3
Fundamentación teórica .................................................................................................................. 5
Contexto histórico ....................................................................................................................... 5
Relación humano-animal. ........................................................................................................ 6
Terapia asistida con animales. ................................................................................................. 8
Relación persona-animal ........................................................................................................... 10
La Hipótesis de la Biofilia. .................................................................................................... 11
Procesos psicológicos implicados en el proceso de relación .................................................... 13
La teoría del vínculo: emoción o afecto. ............................................................................... 13
La teoría del apoyo social: comportamientos conductas ....................................................... 15
Antropomorfismo: percepción o cognición. .......................................................................... 17
Imágenes mentales. ................................................................................................................ 19
Biología, salud y hormonas. .................................................................................................. 20
Crueldad hacia los animales ...................................................................................................... 20
Contextos de aplicación ............................................................................................................ 21
Terapia asistida con animales. ............................................................................................... 23
Conclusiones ................................................................................................................................. 26
Referencias .................................................................................................................................... 28

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Resumen/Abstract
Resumen
La compañía de un animal tiene repercusiones en diferentes ámbitos de nuestra vida. El
objetivo del presente trabajo de fin de grado es esclarecer si el vínculo animal-humano aporta
beneficios físicos, sociales y emocionales. Se espera apreciar y entender la relación, además de
indagar en las raíces del creciente interés por las diferentes aplicaciones del vínculo. Para ello se
llevará a cabo una revisión bibliográfica acerca de la historia sobre esta relación y sobre cuáles
son los procesos psicológicos implicados a partir de diferentes hipótesis y teorías. Por último, se
procederá a identificar y describir las posibles aplicaciones del vínculo, aportando así
fundamentación a los diferentes beneficios obtenidos.
Palabras clave: repercusiones, vínculo animal-humano, beneficios físicos, sociales,
emocionales, procesos psicológicos, aplicaciones.
Abstract
Animals company has different effects on our lives. The main objective of the present final
degree project is to clarify if the human-animal bond brings physical, social and emotional
benefits. Appreciating and understanding the relationship by accomplishing it, besides this the
reason of the actual interest on the different applications will be investigated. To make this
possible a bibliographic revision about the history on this area and the main psychological
processes involved will be done. To end with, possible applications of the bond will be identified
and explained in order to support the different benefits.
Keywords: different effects, human-animal bond, benefits, psychological processes,
applications.

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Introducción
La relación que existe entre una cebra y un avestruz, donde una alerta a la otra de un posible
peligro es una simbiosis y se establece entre animales que comparten entorno cuando ambos
obtienen beneficio. Se trata de una relación simbiótica "clásica", en la que ninguno de los
participantes altera de manera significativa el comportamiento o la fisiología del otro. Aunque
utópicamente sería la relación ideal entre especies, esto no siempre es así. En el caso del hombre
y los animales domésticos, se aprecia una relación con bases conductuales, fisiológicas,
psicológicas y evolutivas (Beck, 2014).
La mayoría de animales domésticos son explotados debido a los recursos económicos y
servicios que proveen a los seres humanos. A pesar de ello, Diaz Videla, Olarte y Camacho
(2015) señalan la existencia de una categoría diferenciada de animales domésticos que es
excluida de este trato por razones que serán explicadas más adelante.
Según “Society and Animals Institute” (ASI, 2018), creado en 1993, hoy en día entre los
temas que más interés despiertan de esta relación citaremos la crueldad hacia los animales, la
colaboración terapéutica, otras interacciones entre animales y humanos tales como el uso de los
animales para investigación, medicina, agricultura, peleas ilegales, circos, animales de compañía,
animales en la cultura popular, la política del bienestar de los animales, representación de
animales en literatura, la historia de la domesticación de los animales y por último, el
movimiento ético general a favor de los derechos de los animales.
Los animales domésticos en general, perros y gatos específicamente, coexisten con los
humanos y han desarrollado diferentes roles a lo largo de la historia: pastoreo, vigilancia, caza,
pesca además de ser, en algunos casos, los mejores amigos del hombre. Los perros en particular

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también han sido utilizados como animales de servicio, dando apoyo a personas necesitadas
(Fine, 2015).
Según la Sociedad Internacional por la Antrozoología (ISAZ, 2014) durante los últimos
treinta años han acontecido una serie de cambios en lo que respecta a la actitud y el trato de las
personas hacia los animales, hablamos de casi todas las esferas en las que convivimos con ellos.
Las personas estamos reexaminando y reevaluando nuestra relación con los animales y el mundo
natural, como resultado, se ha estimulado un interés científico y académico creciente en el nuevo
campo de la Antrozoología, ciencia que abarca el estudio del amplio espectro de la interacción
entre los humanos y los animales.
Debido a este creciente interés han surgido plataformas online de investigación, HABRI
central “Resources for the study of the human-animal bond” (HABRI, 2018), La Sociedad
Internacional por la Antrozoología (ISAZ, 2014), fuentes de información de calidad como El
Instituto de Animales y Sociedad (ASI, 1993-2018) o Antrozoös una revista de investigaciones
sobre el tema (Antrozoös, 2018). Se da así un impulso a la investigación sobre el efecto
beneficioso que tienen los animales como tratamiento de apoyo para ciertas patologías gracias a
esta nueva ciencia y a las plataformas mencionadas. Dentro de este campo se pueden estudiar las
diferencias que existen entre las personalidades de individuos que prefieren gatos como mascotas
o los que al contrario prefieren perros, simplemente por ser fruto de interés y curiosidad, las
cuales entran dentro de la psicología humana; u otro tipo de cuestiones que tienen más
aplicabilidad o utilidad en la vida real, como son los estudios sobre la efectividad de la terapia
asistida con animales ya mencionada anteriormente o la relación existente entre la crueldad con
los animales y la agresividad (Herzog, 2012).

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Con el paso del tiempo, se han desarrollado numerosas intervenciones que parten de una
hipótesis según la cual se produce una mejora en la calidad de vida de las personas a raíz de esta
relación. A pesar de la insuficiente y escasa investigación en este ámbito, Fine (2015) afirma que
la Terapia Asistida con Animales (TAA) se está desarrollando cada vez más, esta modalidad
terapéutica será definida en profundidad más adelante.
En base a todo lo mencionado, los objetivos principales del presente trabajo de fin de grado
son analizar brevemente la relación persona-animal a lo largo de la historia hasta la actualidad,
identificar las repercusiones de esta relación, comprender los procesos psicológicos
fundamentales implicados en el proceso, y por último clarificar si esta relación tiene aportaciones
beneficiosas, discernir cuáles son y sus aplicaciones.
Fundamentación teórica
Contexto histórico
Aunque todo campo de investigación dispone de su propia historia para ser explorada,
analizada e interpretada, los límites de los hallazgos históricos están directamente conectados a la
cantidad y calidad de documentos existentes. Por ello, Fine (2015) aporta la idea de que
desafortunadamente no se dispone de gran cantidad de ellos en el área del vínculo animal-
humano, motivo por el que la historia en torno a este tema puede ser un tanto especulativa; de
modo que hay que tratar la evidencia histórica con un apropiado nivel de precaución. Con esto en
mente, recopilaremos un breve resumen histórico de las diferentes maneras en las que los
animales en general y los animales de compañía en particular, han contribuido a la salud mental
y física del ser humano.

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Relación humano-animal.
Hay poco consenso acerca de la fecha en la que el hombre comenzó a disfrutar de la
compañía del perro, el primer animal domesticado. Gracias a hallazgos arqueológicos se cree que
aproximadamente unos 14.000 años atrás, los lobos antecesores de los perros domésticos vivían
en asentamientos con los humanos, mientras que otros estudios datan el hecho hace unos 300.000
años. Los últimos datos aportados en el año 2013 a partir de estudios de comparación de ADN
constatan que fue en Europa hace entre 19.000 y 32.000 años atrás cuando la domesticación tuvo
lugar. A pesar del desacuerdo los datos en conjunto indican que en el caso de los perros nos han
acompañado desde la prehistoria, aunque no se conoce el punto exacto en el que dejaron de ser
lobos grises, concretamente, para ser perros. Se plantean dos hipótesis acerca de cómo llegaron
los lobos mediante la domesticación a ser nuestros perros de hoy en día. La primera vino de la
mano de Francis Galton en 1907, basada en la idea de que todo comenzó cuando nuestros
ancestros decidieron “tomar prestado” algún que otro cachorro de lobo para cuidarlo,
concordando así con la idea de Konrad Lorenz sobre la predisposición humana a sentir atracción
de forma innata por ciertas características que den apariencia de cría en otros animales
“liberadoras de instintos maternales”. Aunque la primera hipótesis ha sido mantenida durante
muchos años, hoy en día la mayoría de expertos están de acuerdo con la segunda hipótesis, la
cual sostiene que los lobos se domesticaron a ellos mismos; es decir, nuestros ancestros
acumulaban restos alrededor de sus asentamientos lo que atraía a los lobos, a través del paso del
tiempo y de la habituación finalmente puede que los lobos terminasen por comer de la mano de
alguno de nuestros ancestros (Walsh, 2009; Grimm, 2015; Herzog, 2012).
En cuanto a los gatos, en el antiguo Egipto eran tratados con un gran respeto, alcanzando
incluso niveles de divinidad. Aunque los perros no se valoraban como inferiores, existían

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condenas para las personas que les infringieran algún tipo de daño. Ambas especies eran
momificadas y enterradas junto a sus dueños, lo cual denota que los animales podían tener cierta
importancia emocional para las personas (Walsh, 2009; Gómez, Atehortua y Orozco, 2007).
Griegos y romanos también convivían comúnmente con perros, los utilizaban para cazar,
pastorear y como guardianes. Walsh (2009) denota la existencia de evidencia sobre la otorgación
de una consideración especial a estos, como puede ser la que hoy en día se da a las mascotas o
animales de compañía.
Durante la mayor parte de la historia humana, los animales han ocupado una posición central
dentro de la vida del ser humano. Se llegó a creer que la causa de ciertas enfermedades, mala
suerte o dolores, podía ser el espíritu de un animal ofendido. De igual manera, los espíritus
animales podían remediar lo anterior a través de un chamán, persona a la que se supone dotada
de poderes sobrenaturales para sanar a los enfermos, adivinar o invocar a los espíritus (Fine,
2015).
Walsh (2009) refiere que en la cultura china se ha tenido a lo largo de la historia y
actualmente la creencia de que las personas nacen con características esenciales y fuerzas innatas
procedentes del animal que le corresponde por el mes de nacimiento. Hoy en día ciertas culturas
asiáticas siguen atribuyéndoles significados simbólicos y enseñanzas a los animales (Walsh,
2009). Aunque estas ideas han perdurado en algunos lugares, la expansión de las creencias
antropocéntricas y monoteístas durante los últimos 2000 años las han sustituido en casi todas las
civilizaciones. En Europa durante la Edad Media, el cristianismo persiguió a los defensores del
animismo acusándoles de brujería y herejía (Fine, 2015). Sin embargo, no fue hasta el periodo de
la Ilustración cuando la idea de que las mascotas podían servir como una ayuda para la

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socialización de niños y personas con enfermedad mental, se hizo popular y se contempló la
colaboración de animales en lugares dedicados al cuidado de personas (Fine, 2015).
Terapia asistida con animales.
La perspectiva de la perspectiva de la TAA da un giro de pensamiento a la historia. En
Europa, durante el siglo XVII, comenzaron los primeros proyectos en los que se incluía un
animal durante la terapia. La primera ocasión de la que se tiene constancia de ello es en 1792 en
Inglaterra en el “Retreat de York”, un Hospital fundado por “Society of Friends”. Estos primeros
intentos fueron realizados por William Tuke, pionero en el área, creía que los animales podían
ayudar a los enfermos a adoptar valores humanos a través del autocontrol.
Se calcula que alrededor de 1.867, en Bethel, Bielfield (Alemania), se incorporaron animales
de compañía al tratamiento de personas con epilepsia. Actualmente siguen ofreciendo TAA en
dicha institución (Baonza, 2013).
En EE. UU, la primera documentación encontrada sobre terapia asistida con animales fue en
Pawling, (Nueva York) durante un programa de rehabilitación de aviadores del “Army Air
Convalescent Center” entre 1944 y 1945. La “US Army Veterinary Medicine Branch of the
Health Services Command” ha incluido animales en terapias para la mejora de calidad de vida de
los pacientes y sus familias desde la Segunda Guerra Mundial (Martínez, Matilla y Todó, 2010).
En 1948, el Dr. Samuel B. Ross fundó cerca de Nueva York el centro “Green Chimneys” una
granja en la que niños y jóvenes que padeciesen trastornos de la conducta podían aprender
autocontrol en compañía de animales (Fundación Affinity, 2017).
Más tarde en 1953 Boris M. Levinson, durante una sesión con un niño que padecía Trastorno
del Espectro Autista, observó el potencial que tenía como coterapeuta su perro Jingles ya que
este tenía la capacidad de calmar al niño cuando se alteraba. Posteriormente, en los años 60

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Levinson fue de los primeros en emplear “Pet Facilitated Psychotherapy” (PFP) con niños con
trastornos del comportamiento, déficit de atención y problemas de comunicación (Oropesa,
García, Puente y Matute, 2009). Actualemente, disponemos de evidencias científicas del grado
en el que esto facilita el “rapport” entre paciente y terapeuta e incrementa la alianza terapéutica
(Meléndez, 2014).
Ya en Europa durante 1966 un músico invidente noruego llamado Erling Stödahl fundó en
Noruega el Centro Beitostölen para tratar a personas invidentes y con discapacidad física, con la
ayuda de perros y caballos (Fundación Affinity, 2017).
En 1982 la prisión de mujeres de Purdy, en Washington, comenzó a entrenar perros para
realizar TAA con personas discapacitadas, hoy en día se están llevando a cabo actividades
similares en diferentes prisiones en España, en concreto la Fundación Affinity viene haciéndolo
desde 1993 (Fundación Affinity, 2017).
En cuanto al ámbito clínico, según Fine (2015), a pesar del aparente éxito de las publicaciones
y hallazgos en torno a la TAA durante el siglo XIX, los avances en otros aspectos de la medicina
eclipsaban este tipo de terapias en los hospitales.
Meléndes (2014) señala no solo el creciente interés creciente actualmente en el potencial que
podrían tener los animales en la mejora de la calidad de vida de las personas, sino también el
papel que tienen para apoyar, e incluso mejorar, ciertas patologías. En la Comunidad de Madrid
las instituciones o fundaciones más conocidas y de mayor prestigio son la Fundación Bocalán,
Yaracan y Dogtor animal. A nivel nacional, la primera en ofrecer servicios de esta clase fue La
fundación Affinity.

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Relación persona-animal
En inglés el término “pet” quiere decir mascota, viene de la raíz francesa de la palabra “petit”
que significa pequeño. Este término ha sido utilizado para designar a los animales que han sido
domesticados por placer y compañía. Profesionales y científicos en este campo han preferido
utilizar la palabra animal de compañía para denotar el vínculo psicológico y una relación
bidireccional (Walsh, 2009).
Tomando como criterio la relación con los animales, existen dos tipos de persona: en primer
lugar, las que valoran a su animal por lo que proyectan frente al resto de la sociedad cuando van
a su lado, y en segundo lugar, las que valoran a su animal por la compañía y el bienestar que este
les ofrece, independientemente de su apariencia. El primer tipo utiliza a su mascota como objeto
de su narcisismo para paliar las carencias que pueda tener como persona, es decir lo cosifica
(concursos de belleza, peleas, alardeo de raza, etc.) (Herzog, 2012). Mientras que el segundo tipo
de persona deja que se le activen los diferentes mecanismos de cuidado de los que disponemos
los humanos y establece una relación de apego con el animal.
¿Por qué tener animales de compañía? Para algunas personas esta pregunta es bastante obvia,
siempre ha habido perros, gatos, conejos, o incluso cobayas en las casas. En la mayoría de las
casas normalmente tenían algún tipo de función. Dos siglos atrás tener mascotas por gusto como
tal, era algo que sólo las personas con poder adquisitivo se podían permitir. Es un hecho que hoy
en día existen muchos más hogares con animales domésticos, esto se debe al aumento del poder
adquisitivo en las familias de clase media pero no explica del todo el surgimiento masivo de
familias con mascotas en el último siglo. Numerosos estudios indican que las personas tenemos
un profundo apego emocional con nuestras mascotas y los consideramos un miembro más de
nuestra familia. Además, se ha observado que su comportamiento se correlaciona altamente con

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el que sus dueños tienen hacia ellos (Bradshaw, 2017). Las estadísticas dicen que en EEUU un
95% de dueños de perros consideran a su mascota su amigo y un 87% un miembro de la familia.
Los perros son la mascota más común, seguidos de los gatos, los caballos y los pájaros (Walsh,
2009).
La Hipótesis de la Biofilia.
“Biofilia” es un término acuñado por Edward O. Wilson en 1984 que significa a grandes
rasgos amor a la vida; a raíz del término planteó la Hipótesis de la Biofilia, argumentando la
posibilidad de que las personas tengamos una predisposición genética hacia los ambientes
naturales (Herzog, 2012). Según Vitutia (2016) el término Biofilia:
Indica que el cerebro de las personas está estructurado para prestar una atención
selectiva a formas y movimientos de plantas, animales y entornos naturales y que
como resultado del contacto en la evolución con estas especies animales o
vegetales pueden producirse importantes influencias en nuestro conocimiento,
salud y bienestar. (p.98)
Como menciona Meléndez (2014) se pueden observar actitudes muy diferentes en cuanto al
comportamiento del ser humano hacia la naturaleza, comportamientos que la psicología se ha
dispuesto a analizar.
Beck (2014) define la biofilia como la tendencia innata hacia la vida en todas sus formas y los
procesos naturales del medioambiente. No solo tenemos cierta tendencia hacia la naturaleza, sino
que al parecer el hecho de concentrarse en ella, está relacionado con el bienestar general y la
satisfacción vital. Este autor mantiene que la conexión con la naturaleza tiene efectos positivos
para la salud, como puede observarse en el hecho de que aquellos pacientes que, después de
haber pasado por operaciones quirúrgicas, disponían de vistas a jardines desde sus ventanas,

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necesitaron una estancia más corta de reposo en el hospital y menos analgésicos que aquellos que
tenían vistas a un muro de ladrillo o a otro edificio; o de la misma manera que las personas que
interactuaron con un perro durante una estancia en el hospital tenían niveles de presión sanguínea
más bajos que los que interactuaron con una persona o que simplemente estuvieron guardando
reposo.
Sin embargo, para Huynh (2017) la biofilia es la afinidad emocional con la naturaleza o la
exposición a la naturaleza. Define la conexión con la naturaleza como un constructo psicológico
que se refiere al sentido emocional de una persona respecto a formar parte de la naturaleza,
relacionado a su vez con el concepto de “mindfulness” conectar con el momento y ser consciente
de ello.
Por el contrario, Amiot y Bastian (2014) señalan que no se trata de una tendencia innata sino
de un conjunto de aprendizajes que evoca una variedad de sentimientos negativos o positivos –
como pueden ser la atracción o el temor hacia los animales–, lo cual a su vez está regulado por la
cultura, aunque mantienen que puede ser que la mente humana se haya configurada para pensar
de manera diferente acerca de animales o seres vivos que de objetos inanimados, lo que sugeriría
que una parte del cerebro ha evolucionado para procesar información sobre seres vivos y
animales en concreto .
Aunque otros autores como Franco, Shanahan y Fuller (2017) consideran la hipótesis de la
biofilia como fruto de evidencias basadas en estudios correlacionales a partir de percepciones de
los investigadores, señalan que se necesita más investigación para confirmarla.
Finalmente, tras lo expuesto concluiremos que existen evidencias de una posible tendencia a
compartir nuestras vidas con animales de compañía motivada por la idea de que la naturaleza en

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sus diferentes formas nos aporta bienestar (Beck, 2014), pero siempre modulado por las
preferencias, la cultura y el género de las personas (Herzog, 2012).
Procesos psicológicos implicados en el proceso de relación
Los procesos psicológicos que nos permiten tomar conciencia de nosotros mismos y de
nuestro entorno son el origen de las manifestaciones conductuales y por ellos ajustamos nuestro
comportamiento a las demandas ambientales (Fernández-Abascal, Martín, Domínguez, 2004).
Hay distintas enumeraciones de los procesos psicológicos según los autores. Los cinco procesos
psicológicos principales que Hernández (2012) expone son la percepción, la memoria, la
atención, la emoción y la motivación. Otra manera de recoger los procesos es el enfoque
multimodal desarrollado por Lazarus en 1973, que aporta una descripción del estado integrativo
y actual de una persona, considerando al ser humano como un organismo biológico, compuesto
por modales. Los modales son, el afecto, los comportamientos o conductas, la cognición, las
imágenes mentales y por último, la biología/salud/ hormonas. Todos ellos no son estáticos ni
lineales, sino que interactúan constantemente. En inglés este modelo responde al acrónimo
BASIC (Behavior, Affect, Sensation, Imagery, Cognition, Interpersonal, Drugs/Biology) en
español se denomina BASICCOS y hace en referencia a los modales. Dado que dentro de este
modelo se encuentran algunos procesos psicológicos entrelazados unos con otros y habiéndose
observado que están influidos por la relación humano-animal se va a proceder a analizar cómo
son afectados desde este modelo (Díaz Videla, Olarte y Camacho, 2015).
La teoría del vínculo: emoción o afecto.
El apego dentro de la teoría de Bowlby se define como la habilidad de una figura de cuidado,
al proveer una sensación interiorizada de seguridad para enfrentarse a diferentes situaciones. Es

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un concepto fundamental en Psicología del Desarrollo y ha sido también considerado para
analizar la relación humano-animal (Amiot y Bastian, 2014).
A partir de la Teoría del apego de Bowlby se desarrolla la idea de La teoría del vínculo entre
animales y humanos. Aunque existe un debate teórico acerca de si es apropiada la utilización del
término apego o vínculo en este contexto. Esta teoría consiste en que de igual manera que se crea
un apego entre un bebé y su madre o cuidador principal, se puede crear un vínculo o apego
similar entre personas y animales puesto que las características de la relación son similares:
intercambio de bienestar, cuidado, protección y la obtención de placer mutuo por ello (Díaz
Videla, Olarte y Camacho, 2015; Beck, 2014). Otros autores caracterizan este vínculo por la
interacción afectiva especial y duradera con un individuo único, no intercambiable con otro
(Gutiérrez, Granados y Piar, 2007).
A pesar del hecho de que en una relación animal de compañía-humano quién provee de los
cuidados necesarios es el humano (hogar, comida, juego, paseo…) existe evidencia empírica de
que el animal de compañía también puede servir como figura de apego al humano ya que cumple
los requisitos de esta relación: búsqueda de proximidad, sentimiento de refugio, base de
seguridad y cierto malestar por la separación; por lo que puede deducirse que ambos, animales y
humanos pueden servir como figura de apego el uno al otro (Amiot y Bastian, 2014). De la
misma manera que con un miembro de la familia o amigo, como parte de la relación dinámica
entre personas y animales se desarrollan vivencias, experiencias, sentimientos y emociones, las
cuales desembocan en la creación de un vínculo afectivo de mutuo beneficio (Meléndez, 2014).
Debido al creciente auge de esta teoría, se han creado instrumentos de medida como: “The
Lexington Attachment to Pets Scale” o “Pet Relationship Scale”. Otro tipo de instrumento que se
ha utilizado para evaluar el apego entre humano-animal ha sido la monitorización de respuestas,

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de igual manera que se hace con niños para averiguar qué tipo de apego tienen observando cómo
responden a la separación (Amiot y Batian, 2014).
Según Amiot y Bastian (2014) hoy en día las macotas tienen un estatus alto dentro de las
familias, un 90% de personas que conviven con animales les consideran un miembro más.
Concordando con un estudio llevado a cabo en Puerto Rico en el que el 60% de 250 personas
consideraban a su mascota como parte de su familia y un 47% como mejor amigo (Meléndez,
2014). Por el contrario, y como es de esperar existen diferentes opiniones, en un estudio
realizado en EEUU el 15% de los adultos dijo que no se sentía particularmente apegado a sus
mascotas (Herzog, 2012).
Si bien es verdad que el vínculo podría estar influido por la predisposición que tenga cada
persona hacia los animales, se ha visto que las personas estamos expuestas a diferentes contextos
sociales en lo que a trabajo, religión o cultura respecta, de manera que esto puede moldear
nuestras interacciones con los animales y cómo las entendemos. De hecho, estos contextos
sociales influyen en la percepción sobre qué animales son apropiados para tener en nuestros
hogares, para comer, para utilizar, para amar o para odiar. Dentro de estos contextos sociales, las
diferencias individuales, las creencias ideológicas o el género también tienen un papel
importante en cuanto a la actitud hacia los animales (Amiot y Batian, 2014).
La teoría del apoyo social: comportamientos conductas
Mediante las relaciones sociales atribuimos a los “otros significativos” nuestras expectativas y
deseos. Los otros significativos son las diferentes personas que tienen una importancia personal.
Los animales de compañía se configuran como parte de las redes sociales de sus propietarios
como otros significativos y a la vez desarrollan una función facilitadora de relaciones sociales
(Díaz Videla, Olarte y Camacho, 2015).

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Es un hecho conocido hoy en día que las personas con una vida social activa tienen un nivel
de salud más alto y que la soledad correlaciona con diferentes tipos de malestar (Beck, 2014). En
los últimos años están aumentado las tasas de suicidio entres personas mayores debido a la
creciente soledad que se experimenta (Bitzur y Fisher, 2017). A raíz de la idea de que las
interacciones humano-humano son cruciales para la salud y el bienestar, se está abriendo un
inmenso campo de interés acera de la posible similitud con las relaciones entre humanos y
animales (Amiot y Batian, 2014).
El soporte social se define como el apoyo emocional y físico que nos proporcionan nuestra
familia, amigos, compañeros, etc. Es importante para las personas el hecho de formar parte de
una comunidad o grupo. Debido a esto se ha demostrado que algunos de los comportamientos
sociales que nos aportan confort son la interacción con animales, concretamente con perros,
gatos, caballos y pájaros, al considerarlos como significativos para nosotros (Díaz Videla, Olarte
y Camacho, 2015; Beck, 2014). Nos aporta un sentimiento de pertenencia a “algo”.
Muchas de las emociones y comportamientos que son experimentados mientras estamos con
otras personas también aparecen cuando estamos con animales, como puede ser hablar,
disminución de sentimiento de soledad, aumentar el contacto social. Se puede crear un ambiente
de cariño y protección, tener un estímulo para reír o para salir a pasear, o simplemente servir
como foco de atención, todo ello hace decrecer los niveles de ansiedad y el sentimiento de
soledad (Beck, 2014).
Los beneficios sociales que obtenemos las personas puede que sean compartidos por los
animales. Existe evidencia de que la oxitocina y la vasopresina modulan los comportamientos
sociales (Donaldson y Young, 2008). Cuando los dueños acarician a sus animales de compañía,
experimentan una liberación de oxitocina, incluso más que cuando se visualiza a un perro. Para

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que se produzca un vínculo, la liberación de oxitocina se tiene que dar por las dos partes y se
observó efectivamente, que esto es así (Beck, 2014).
Es evidente que este apoyo social vendría dado por la capacidad que tienen los animales de
hacernos liberar oxitocina a través de diferentes actividades, como lo hace la compañía de un ser
humano.
Algunos investigadores como Beck (2014) o Custance y Mayer (2012) argumentan lo
expuesto al considerar que los perros podrían tener incluso empatía y por ende teoría de la mente
(la capacidad de entender o averiguar las intenciones o sentimientos de otros, concretamente de
las personas). Hasta el momento se cree que son capaces de reaccionar a emociones evidentes,
pero no hasta el punto de poder denominarse empatía como la entendemos entre humanos, ya
que no se puede determinar qué entiende un perro por consolar. Otros como Horowitz (2011)
creen que lo que las personas interpretamos como empatía en animales es una posible teoría de la
mente, pero más rudimentaria.
Por último, se ha visto que el hecho de tener un animal de compañía, al incorporarlo al núcleo
familiar y los hábitos humanos, estos adquieren un rol activo en la organización de rutinas,
promoviendo los comportamientos de cuidados hacia uno mismo y hacia otros, además provocan
que la gente sea más activa (Díaz Videla, Olarte y Camacho, 2015).
Antropomorfismo: percepción o cognición.
Algunos autores afirman que si nuestros antepasados no hubiesen antropomorfizado a los
animales, nunca se hubiesen llegado a considerar animales de compañía, por ende no les
habríamos abierto las puertas de nuestros hogares. En el momento en el que se les atribuyeron
pensamientos, sentimientos y motivaciones a otras especies, los animales fueron aceptados
dentro de los círculos sociales de los humanos (Fine, 2015).

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La existencia de un término para denominar la atribución de cualidades humanas a los
animales no quiere decir que los animales no tengan características sensitivas propias. A favor de
dichas características sensitivas se pueden mencionar bastantes especies sensibles al malestar o la
angustia de otros dentro de su misma especie, ratas, ratones, chimpancés y gatos hasta el
momento. Con la peculiaridad que los perros además de con su misma especie, también son
sensibles a nuestro malestar (Custance y Mayer, 2012). Si no que el término puede servir para
denominar la diferencia con la que otorgamos a nuestros animales de compañía sobre otros.
El hecho de que consideremos que nuestros animales de compañía son más “valiosos” que los
animales que nos comemos es una consecuencia del antropomorfismo. Por ejemplo, ¿por qué es
éticamente correcto en general en nuestra sociedad tener un gato/perro en nuestros hogares,
mientras nos comemos un plato con carne de vaca, cerdo, pollo o cualquier pescado? ¿no son los
dos animales por igual? Herzog, Rowan y Kossow (2001), lo denominan “no-actitudes” o
“actitudes vacías” se caracterizan porque aunque podríamos cuestionarnos por qué actuamos así
y si es ético, la mayoría de las personas preferimos no hacerlo y optar por el camino fácil, que es
seguir comiendo carne. Ocurre lo mismo cuando se pregunta sobre la opinión en
experimentación animal, 2 de cada 3 personas no tienen una opinión formada. La realidad es que
para la mayoría de la población, a parte de sus animales domésticos, el trato que se les da a los
demás animales no suele ser un motivo de preocupación. Antropomorfizamos a nuestros
animales de compañía hasta el punto de pertenecer a nuestras familias, dónde aparece el
principio evolutivo sólidamente establecido de “la familia es lo primero”.
Es difícil no preguntarse si es saludable psicológicamente antropomorfizar a los animales.
Hay que entender que aunque se defina a los animales como miembros de la familia, esto no
implica que se crea que el animal es un humano, sino un ser vivo con necesidades de cuidado,

19
con sentimientos equiparables a los de los humanos (amor, miedo, soledad, etc.), al fin y al cabo,
generalmente los animales domésticos más frecuentes son mamíferos, seres que requieren vivir
en grupo y que establecen vínculos y funciones con los miembros del grupo al que pertenecen.
Meléndez (2014) analizando información acerca de cómo muchas personas han sentido que
no se les entendía cuando expresaban su estado de ánimo por la muerte de sus mascotas, llegó a
la conclusión de que actualmente existe un miedo generalizado a ser clasificado bajo un
diagnóstico psiquiátrico ya que se tiende a patologizar las relaciones tan estrechas con nuestras
mascotas, en lo que Díaz Videla, Olarte y Camacho (2015) están de acuerdo.
Beck (2014) en su artículo “The biology oft he human-animal bond” explica que el vínculo
entre animales y personas puede llegar a ser exagerado y patológico, de la misma manera que
puede llegar a serlo entre seres humanos. Según Fine (2015) existe un alto número de personas
que utilizan a sus mascotas para paliar ciertas carencias emocionales en sus vidas. El problema
está como bien sabemos en psicología, cuando este vínculo llega a dificultar la vida normal de
una persona, convirtiéndose en una patología o en algo disfuncional para la persona. Si esto no
ocurre, hay consenso en que los animales de compañía en general aportan bienestar al igual que
cualquier relación social.
Imágenes mentales.
Se cree que las imágenes (procesadas por el hemisferio cerebral derecho) generan más
emociones que las palabras (procesadas en el hemisferio cerebral izquierdo). En algunos estudios
se ha encontrado la efectividad de evocar la imagen mental de la mascota propia para la
disminución de estrés y cómo ésta influye en la autoimagen. Mujeres viudas durante los
funerales de sus parejas, decían sentirse acompañas por familiares y amigos, pero hubiesen
preferido poder estar acompañadas también de sus mascotas, evocando la imagen de estas para

20
tranquilizarse. Por último, mencionaremos que la evocación mental de la mascota también está
relacionada con sentimiento de autoeficacia y autoconfianza, además de producir una reducción
de la presión arterial durante una tarea estresante (Díaz Videla, Olarte y Camacho, 2015).
Biología, salud y hormonas.
Los efectos biológicos, fisiológicos o incluso neurofisiológicos que la relación entre animales
y personas tienen en nuestra salud, no son procesos psicológicos como tal, pero sí que están
directamente relacionados con la percepción de calidad de vida y por ello con cómo nos sentimos
anímicamente. La presencia de animales de compañía alrededor de personas afectadas por
enfermedades cardiovasculares se ha relacionado con mejoras en sus condiciones a largo plazo.
También con una disminución en consultas médicas de personas sin ninguna afectación concreta.
Por último, en el campo de la neurofisiología, la convivencia entre animales y personas ha sido
relacionada con incrementos en concentraciones de oxitocina (felicidad), prolactina (estrés),
dopamina (placer/felicidad), β-endorfinas (percepción del dolor), β-feniletilamina (relacionado
con sentimiento de amor) y disminución del cortisol (estrés) en ambas especies (Díaz Videla,
Olarte y Camacho, 2015).
Crueldad hacia los animales
Bajo los titulares “El maltrato animal una lacra que aún existe en España” (Ortega, 2016), “La
ruta del maltrato animal, fiesta a fiesta” (Villa, 2017), “Detenida una joven tras centrifugar a un
gato en la lavadora y colgar el video en internet” (Rodríguez, 2018), se pone en evidencia cómo
las personas infringen daño deliberadamente a animales. Y nos preguntamos ¿Qué explicación
psicológica tienen estos actos en relación a todo lo hasta aquí expuesto?
Meléndez (2014) para responder a esta pregunta alude al En respuesta a El Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, incluye la crueldad hacia los animales

21
como un criterio para el diagnóstico de Trastorno de la Conducta (Meléndez, 2014). Pero debido
a que la conducta hacia los animales tiene un fuerte carácter cultural, dependiendo del contexto
cultural en algunos casos, puede llegar a estar hasta justificado socialmente (Herzog, 2012).
Según hallazgos en este campo Meléndez (2014) destaca que solo un 15% de un total de174
psicólogos exploran durante la anamnesis posibles maltratos a animales en sus intervenciones a
pesar de que la mayoría reconocía la relevancia de esta conducta como un marcador de salud
mental. Debido a la relación que existe entre el maltrato animal y un patrón de violencia
marcado, es necesaria la detección e intervención temprana, como parte de la obligación de los
psicólogos/as por el bien de las personas y los animales.
Afortunadamente, en la Comunidad de Madrid actualmente existen leyes para fomentar los
derechos de los animales, aunque respeta los actos culturales por encima del bienestar de estos
(Ley 4/2016, de 22 de julio, de Protección de los Animales de Compañía de la Comunidad de
Madrid).
Contextos de aplicación
Los beneficios físicos, sociales y emocionales que pueden ser obtenidos a través de las
interacciones entre humanos y animales han conducido a un incremento en el uso de la terapia
asistida con animales como opción de tratamiento para diferentes ámbitos (Smith y Dale, 2016).
Existen distintos tipos de aplicaciones del vínculo entre animales y humanos. A continuación,
se explicarán tres de ellas, la terapia asistida con animales, las actividades asistidas con animales
y las intervenciones asistidas con animales:
“La Terapia asistida con animales (TAA) hace participes a animales seleccionados y
entrenados en la solución de problemas humanos, aumentando así la capacidad del profesional en
su intervención” (Vitutia, 2016, p.87). Es un complemento a otros tratamientos, con unos

22
objetivos, evaluación y procedimiento. Está reconocido como modalidad de tratamiento igual
que la danzaterapia y la musicoterapia, con la diferencia que en esta terapia la ayuda o
herramienta principal es un animal (Vitutia, 2016). Por ello Butler (2004) resalta la importancia
de respetar siempre al animal y sus tiempos de descanso. En el campo de la salud mental, ya se
considera una terapia con un gran potencial en lo que a método, procedimiento y aspectos
preventivos respecta. Se ha podido comprobar que ayuda a los pacientes en su progreso hacia los
objetivos terapéuticos, provocando cambios positivos en su conducta y motivación, por
consiguiente en su salud. Como ya se ha comentado anteriormente, estos cambios se sustentan en
el vínculo animal-humano y en sus diferentes teorías, un aumento de la autoestima, reducción de
síntomas de ciertas enfermedades y mejoras en la calidad de vida (Vitutia, 2016).
En las Actividades asistidas con animales (AAA), se incorpora un animal a diferentes
actividades, pero la persona que lo dirige no tiene que estar formada, ni el animal tampoco, y no
hay una metodología establecida. Constan de un objetivo principal, incrementar en nivel de
calidad de vida de la persona (Martínez, 2008).
Según Vitutia (2016), el término Intervención asistida con animales (IAA) es utilizado para
“cualquier intervención que incluya intencionadamente animales como agentes terapéuticos o
que los incluye en el proceso de intervención utilizando este terminado coloquialmente para
abarcar tanto TAA como AAA” (p. 87).
Por último, se ha observado como posible aplicación para el ámbito de la psicología clínica
que la presencia de un animal durante una terapia psicológica incrementa la alianza terapéutica y
mejora la práctica profesional (Meléndez, 2014).

23
Terapia asistida con animales.
Puesto que el presente trabajo de fin de grado pertenece al grado de Psicología, nuestro
interés se centrará en TAA ya que al tener una metodología establecida hacia la salud es dónde
un psicólogo puede participar y aportar más. La TAA puede llevarse a cabo con diferentes
animales, como pueden ser animales de granja, aves, caballos, delfines, gatos, peces y perros
(Vitutia, 2016). Otros autores como Herzog (2012) no están de acuerdo en la inclusión de
delfines como animales de terapia, según diferentes investigaciones pueden llegar a ser
peligrosos. Citaremos a continuación diferentes contextos de aplicación de este tipo de terapia.
TAA en personas que padecen una Afasia.
“La afasia es un trastorno del lenguaje que puede afectar a la palabra, a la escritura (agrafia) o
a la lectura (alexia) producido por la lesión de las áreas cerebrales especializadas en estas
funciones” (Kolb y Wishaw, 2017, p.536). En un estudio llevado a cabo con pacientes que
padecían de afasia de palabra, se encontró que no había cambios significativos entre el grupo que
practicó terapia del discurso hablado y el grupo que practicó TAA con perros. Aunque hay que
destacar que los participantes decían sentirse más motivados, disfrutar más de las sesiones y
percibían menos estrés en el ambiente, en presencia de los perros (Macauley, 2006). Por el
contrario, un estudio similar encontró mejoras significativas de las habilidades verbales y no
verbales al fusionar la terapia de lenguaje con TAA (Gutiérrez, Granados y Piar, 2007).
Probablemente influenciado por “la conexión” personal de cada participante con los animales.
TAA en personas con Enfermedad de Alzheimer.
“La enfermedad de Alzheimer muestra tanto una pérdida progresiva de células como el
desarrollo de anomalías corticales. Al comienzo se caracteriza por la pérdida de memoria
anterógrada y posteriormente, retrograda” (Kolb y Wishaw, 2017, p.508). Estudios realizados

24
desde la TAA en esta área encontraron, evidencia de que la TAA es factible y reporta aumentos
en la calidad de vida de los pacientes (Wood, Fields, Rose y Mclure, 2017; Swall, Ebbeskog,
Hagelin y Fagerberg, 2014). Durante otro estudio, dependiente de interacciones positivas con
perros en la vida de la persona, se observó un aumento de la conciencia de sí mismos durante
determinadas actividades. Esto se debe a un aumento de “Episodes of Lucidity” episodios de
lucidez en los que el animal hace a la persona evocar momentos similares de sus vidas. Por
último mencionaremos, Swall (2015) argumenta la aparición de estos episodios de lucidez
relacionada con el mindfullnes, como también lo hace la hipótesis de la biofilia según Huynh
(2017).
TAA en personas con Trastorno del espectro autista (TEA).
El TEA es un trastorno basado en una comunicación social disminuida, con estereotipias
permanentes y problemas en el procesamiento sensorial. Debido a que es un espectro, cursa de
manera diferente en cada persona y, por ello, requiere de atención individualizada en cuanto a
terapias y tratamientos. La causa no se conoce, lo que hace difícil estandarizar un tratamiento,
por ello, las familias de niños con TEA buscan cada vez más tratamientos alternativos (Hicks,
2015).
Un gran número de evaluaciones de programas de TAA para niños con TEA han demostrado
un aumento, en general, en comportamientos sociales y emocionales, como pueden ser
comunicación verbal, gestual y visual hacia el animal y los profesores del colegio, además de
disminuir el aislamiento y el juego en solitario (Smith y Dale, 2016).
Resultados encontrados en el uso de TAA con personas con TEA, en colaboración con
caballos, confirman algunas hipótesis: la primera es que las diferentes actividades realizadas con
caballo implican una atención conjunta no verbal o una experiencia de atención compartida entre

25
en animal y la personas, lo que puede servir para mejorar los comportamientos y las habilidades
de comunicación social. Además de que la persona tiene que mantener un control y equilibrio
bilateral. La segunda hipótesis es que la experiencia persona-caballo, mediante la calidez del
cuerpo del caballo y el movimiento rítmico promueve un contexto relajante, lo que produce una
disminución en los niveles de estrés (Gabriels et al., 2015).
TAA con personas enfermas de Cáncer.
“Algunos de los síntomas psicológicos asociados a la enfermedad de cáncer son miedo a la
muerte, incapacidad, dependencia, ruptura de relaciones, desfiguración o cambios corporales y
malestar general” (García, 2018, p.1). Desde una perspectiva biopsicosocial y espiritual se
encontró efectividad en la inclusión de TAA en niños y niñas con cáncer durante el proceso de
asistencia médica. Se pudo apreciar la eliminación de sentimientos de tristeza o miedo, el
fortalecimiento de relaciones psicosociales e interpersonales y la disminución de los niveles de
dolor o la forma de percepción de estos en todos los participantes (Meléndez, 2014).
TAA en relación a la salud cardiovascular.
En lo referente a salud cardiovascular algunos resultados son positivos. Un estudio llevado a
cabo para descubrir si existían diferencias en la reactividad cardiovascular entre personas
acompañadas por sus parejas, sus mascotas o amigos; donde las variables con pareja y con
amigos son personas que no tienen mascotas. Este estudio encontró que las personas que tenían
mascotas tenían una presión arterial en reposo relativamente más baja que los que no, pero
también la tenían más baja cuando se les sometía a una situación de estrés y una recuperación
más rápida. De igual manera en el momento que estaban acompañados por sus mascotas. Las
conclusiones obtenidas fueron que las personas perciben a sus animales como importantes, un
apoyo y parte de sus vidas (Allen, Blascovich y Mendes, 2002).

26
TAA en personas que padecen esquizofrenia o trastorno mental grave.
“En el caso de la esquizofrenia, las limitaciones de los fármacos antipsicóticos para lograr
tasas adecuadas de remisión clínica y recuperación funcional han impulsado la búsqueda de
abordajes complementarios” (Balanza-Martínez, 2017, p.16). En cuanto al uso de programas en
TAA se observó una mejora de ciertos aspectos de la comunicación no verbal (Meléndez, 2014)
además de una disminución en niveles de ansiedad (Díaz Videla, Olarte y Camacho, 2015).
Mientras que en otros estudios no se observó ninguna diferencia positiva significativa en
ansiedad o calidad de vida (Fernández-Jorge, Roldán-Gacimartín, Gil de Gómez-Alfageme,
Vargas y Lahera-Cortez, 2012).
TAA en personas con depresión.
Según Branson, Boss, Cron y Turner (2017) los gatos mejoran el estado de ánimo de sus dueños
con depresión, más que los perros. Puede que estos resultados se deban a que para las personas
que padecen depresión algo que exige una atención más constante como un perro implica
angustia, por el contrario, un gato no es tan dependiente de su dueño. Aunque estos resultados no
sean aplicaciones de TAA, nos aportan evidencia del efecto que tienen los animales sobre el
estado de ánimo.
Conclusiones
Tras integrar las diferentes hipótesis y teorías acerca de la relación entre animales y humanos,
concluimos que es posible afirmar un aporte beneficioso en cuanto a la salud tanto física como
psíquica gracias a estar interacción. Este aporte beneficioso se puede observar en diferentes
esferas, como pueden ser procesos psicológicos asociados al vínculo, cambios saludables en
rutinas (como salir más a pasear), expansión del circulo social gracias a los paseos o aporte de
compañía.

27
La relación entre personas y animales se puede observar a lo largo de toda la historia, la
extensión de esta es muy probable que se deba a lo expuesto durante el trabajo; además de
haberse asociado a otros intereses como la alimentación, la economía o la explotación. Los
beneficios aportados están claramente fundamentados en las diferentes hipótesis y teorías
expuestas, aunque se necesita de más investigación para la concienciación de la importancia de
este vínculo tan especial y su utilidad; siempre respetando a los animales.
También destacar la idea del fuerte carácter social detrás de la patologización de un
comportamiento determinado como puede ser establecer un vínculo afectivo “demasiado
profundo” con un animal de compañía, ya que actualmente puede estar peor visto esto que el
hecho de infringir deliberadamente daño a un animal, a pesar de que este último comportamiento
puede ser un criterio diagnóstico para un Trastorno de la Conducta. Esto se debe a que la cultura
dicta que es correcto o incorrecto, aunque cada vez más el pensamiento común en torno a estas
cuestiones está evolucionando.
Por último, en cuanto a la TAA enfatizar el potencial de esta en diferentes patologías en su
mayoría crónicas, para la mejora de calidad de vida. Quizá algo negativo a destacar en este tipo
de terapias es que no puede ser incorporada a tratamiento indiscriminadamente, es necesario
seleccionar a los destinatarios, esto se debe a su efectividad basada en el vínculo y si este no
existe o ha existido anteriormente, no tiene razón de ser. Los hallazgos expuestos en las
diferentes patologías son prometedores y creemos que por ello se necesita de más investigación
en este campo.
Para finalizar, nos gustaría enfatizar sobre el importante papel de la naturaleza y los animales
dentro de esta, para la salud en general, con una frase de Boris M. Levinson: “El ser humano

28
debe permanecer en contacto con la naturaleza a lo largo de toda su vida para poder mantener
una buena salud mental”.
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