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LA PUEBLA DE ALFINDÉN REVISTA Nº 2

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LA PUEBLA DE ALFINDÉN

REVISTA Nº 2

DE ALFINDÉN

REVISTA Nº 2Nº 2

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Edita: Ayuntamiento de la Puebla de AlfindénServicio Municipal de CulturaPza España, 150171 La Puebla de Alfindén (Zaragoza)www.lapuebladealfinden.es

Consejo de redacción:Fernando Salvador TolosanaPilar Angoy GonzálezBeatriz Callén Polo

Redacción: Pilar Moliné HerceCarmelo Lisón TolosanaMiguel Herrero de MiñónBeatriz Callén Polo

Fotografías portada:Archivo fotográfico Ayuntamiento de La Puebla de Alfindén

Fotografias: Archivo fotográfico Ayuntamiento de La Puebla de Alfindén

Diseño y maquetaciónSacelen S.L.

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Introducción. PIlar Moliné Herce ........................................................................................ 4

CONTENIDOPRIMERA PARTE. 1A. Factores sociales en el desarrollo económico. Carmelo Lisón Tolosana

Antropología social en España, capitulo cuarto (Madrid. Ayuso 1.978) ..........................10

2A. Una comunidad en busca de definición. Carmelo Lisón TolosanaEnsayos de Antropología social en España, capitulo sexto ......................................... 25

SEGUNDA PARTE1B. Pequeña memoria sobre el proceso de creación del Centro Humanístico ................. 40

2B. Centro Humanístico = empeño cultural y ciudadano. Miguel Herrero de Miñón ........ 43

TERCERA PARTEFOTOGRAFÍASNombramiento de D. Carmelo Lisón Tolosana como hijo predilecto del municipio ........... 48Inauguración de la calle Carmelo Lisón Tolosana ............................................................. 50Presentación del libro “Homenaje en honor a D. Carmelo Lisón Tolosana”e inauguración de la Biblioteca Pública “Belmonte de los Caballeros ............................ 53

INDICE

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INTRODUCCIÓN

Y ha ido pasando el otoño, el invierno... y esperando que muchos de vosotroshayáis leído la primera revista de La Junquera y os haya resultado de interés,hemos ido preparando esta segunda para que como ya comentamos quede con-cluida en primavera.

Y como también programamos, el contenido de los números pares, está en nues-tros objetivos, dedicarlo a trabajos de La Puebla, más cercanos en su elabora-ción. Para ellos contamos con algunas tesinas, estudiando algún aspecto denuestro pueblo, así como trabajos insertados en los programas de fiestas, comolas aportaciones de Carmelo Lisón Tolosana , quien nos facilitó los primeros datosde la historia de nuestro pueblo y desde 1982, de forma generosa, ha seguidocolaborando, también poemas de Mariano Guerrero y otros estudios que ya ire-mos señalando en su fecha.

Sin embargo este número va a estar dedicado a la figura de Carmelo Lisón, sintener en cuenta sus colaboraciones en los Programas de Fiestas mencionados;o tal vez sería mejor decir que el contenido de La Junquera 2 va a ser los “otrosregalos”, “escritos”, “estudios”, en castellano, que ha hecho basándose en LaPuebla de Alfindén; el recordatorio y la valoración del otro regalo que él nos quie-re hacer (el legado para el Centro Humanístico) y un pequeño reportaje fotográ-fico con los actos y homenajes que el pueblo ha realizado apreciando y valoran-do sus aportaciones.

Por ello y como puede deducirse, el contenido de este número, va ha estar divi-dido en tres partes, la primera parte, son dos capítulos de sus libros, Antropología

Social en España, capítulo cuarto, titulado Factores sociales en el desarrollo eco-nómico y el capítulo 6, de su otro libro Ensayos de Antropología Social, con el títu-lo, Una comunidad en busca de definición.

La segunda parte de esta revista, es una pequeña memoria sobre el proceso quese ha realizado, hasta la fecha, para la creación del Centro Humanístico, asícomo la apreciación y valoración sobre la creación de dicho Centro realizada porMiguel Herrero de Miñón, el cual os recuerdo es uno de los padres de laConstitución Española.

Y una tercera parte en la cual pretendemos recordar, a través de fotografías, losagradecimientos que el pueblo, el suyo, el nuestro, ha tenido nombrándole HijoPredilecto de La Puebla, dedicándole una calle con su nombre, publicando ellibro, En homenaje a Carmelo Lisón Tolosana, en el que se recopilan algunosaspectos de su vida y de su obra y el recordatorio que el nombre de la Bibliotecase debe a su obra: Belmonte de los Caballeros.

Y hablando de Belmonte de los Caballeros, este como bastantes sabéis y comoya he comentado, es un seudónimo de nuestro pueblo, del cual Carmelo Lisón,

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hizo un estudio, su tesis, para doctorarse en Antropología Social en laUniversidad de Oxford, publicándose dicha tesis en 1961, la cual se convir-tió en un libro de referencia de numerosas universidades de Europa y EstadosUnidos. El libro sigue sin publicarse en España y tampoco se ha traducido alcastellano.

Nuestro pueblo, en el mundo de la cultura, con el seudónimo comentado, esdesde hace años conocido y tanto su obra como el autor, Carmelo LisónTolosana, internacionalmente reconocidos. Y he dicho que el pueblo es conoci-do con el seudónimo: Belmonte de los Caballeros, pero para ser precisa he deañadir que también con el verdadero ya que son muchas las publicaciones que alponer fecha en los prólogos, lo hacia desde La Puebla de Alfindén y así quedareflejado en sus libros.

Intentar hacer una biografía de él así como indicar su aportación a la cultura porsus numerosas publicaciones, conferencias, seminarios, clases, etc. abarcaríanal menos un libro, por lo que simplemente señalaré, unos pocos datos para queal menos todos podamos tener una pequeña referencia:

Carmelo Lisón Tolosana nació en 1929 en La Puebla de Alfindén. Licenciado enHistoria por la Universidad de Zaragoza (1957). Doctor en Antropología social ycultural por la Universidad de Oxford (Reino Unido, 1963) y Doctor, con Premioextraordinario, por la Facultad de Filosofía y Letras de la UniversidadComplutense de Madrid (1970), es Catedrático emérito de Antropología Social enla Universidad Complutense de Madrid (1979).

Entre sus Honores y distinciones, destaco que es: • Académico de número de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas.• Visiting Fellow y Senior Associate Member, St. Antony's College (Oxford,1969). • Director de Estudios de "L'Ecole d'Hautes Etudes du Collègc de France" (1981). • Simon Visiting Professor en la Universidad de Manchester (1982); • Palmes Academiques (1987), concedidad por el Ministerio de Educacion Frances. • Premio Aragón a las Ciencias Sociales y Humanas (1993). • Munro Lecturer de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido, 1995). • Socio Honorario del Instituto Aragonés de Antropología. • Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burdeos II (Francia, 2002). • Medalla de Plata 2005 concedida por la Xunta de Galicia.

Y he dicho que al menos se necesitaría un libro y para nada soy exagerada yaque hace ya 15 años como he comentado el Ayuntamiento de La Puebla publicóel libro titulado en “Homenaje a Carmelo Lisón Tolosana”. En el hay 10 artículosmás el prólogo por el que era entonces alcalde de La Puebla Carlos MolinéFernando. En dicha publicación se habla de su persona pero también de su obra,pero ya han pasado 15 años de su publicación por lo que parte de su trabajo,como es obvio, no queda reflejado. Por lo que para hacernos una idea sus publi-caciones, en cuanto a libros ha escrito 20, prólogos 22, capítulos en Readings 42y 52 artículos. Habría que tener en cuenta también su labor didáctica como pro-

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fesor, conferenciante y colaborador de distintas Jornadas, seminarios, encuentrosen algunas ocasiones de ámbito internacional de antropología.

Para mayor información os animo a que accedáis, a través de Internet, a lasdistintas paginas web, en especial la que va a inaugurar el Ayuntamiento deLa Puebla de Alfindén, dando detalles de sus libros y de sus aportaciones engeneral.

Y volviendo a la publicación de Belmonte de los Caballeros, es decir de la visiónantropológica de nuestro pueblo con datos recogidos entre 1958 a 1960, “nues-tro vecino” nos dice: “El estudio de Belmonte analiza una comunidad en profun-didad, en su historia y en su estructura, lo uno y lo otro, en conjunción, pero ter-mina en su último capítulo realzando como interpretar los valores comunitarios enun pequeño pueblo, valores que se han considerado muy hispanos”1 y aunque haevitado traducirla al castellano parte o síntesis de la obra ha sido publicado en laobra ya mencionada y cuyo capítulo Factores Sociales en el Desarrollo económi-co, insertamos a continuación.

Y he de señalar que teniendo en cuenta el contenido de este numero, he vueltoa leer los dos artículos que se incorporan y también el libro mencionado escritoen su homenaje, y he de decir que han sido varias las ocasiones que me han ten-tado para señalar alguna cita escrita en alguno de los textos, resaltado su perso-na o su aportación a la cultura, citas qué transmiten la importancia de su obradesde Belmonte de los Caballeros pasando por sus estudios sobre Galicia,Aragón, por España en general , pero también como recoge uno de los artículosescritos por su mujer “Julia”, sus visitas por todo el mundo, principalmente pormotivos de trabajo, dando clases, conferencias, congresos, investigaciones, etc.por América del Norte, América del Sur, Europa, China, Japón, Marruecos, etc.

Por tanto acepto que para nada voy a igualar los razonamientos que el libro dareconociendo en él a uno de los mejores antropólogos de las últimas décadas enEspaña, señalando su creatividad y sus aportaciones del más alto nivel cultural,unido a libros tan asequibles como Invitación a la Antropología Social en España,así como la forma de enseñanza en la que, entre otras cuestiones, se valora suimplicación con los alumnos.

Por ello, solo he intentado facilitar mínimamente unos datos, invitándoos a todo aque leáis el contenido de la revista pero también el libro mencionado y parte desu obra, según vuestras preferencias temáticas, a la cual podéis acceder desdela biblioteca de La Puebla. Con él podéis conocer mas de Aragón, del serAragonés, de Galicia, pero también su implicación desde la Antropología con laHistoria, la Literatura, Ecología, etc.

Y quisiera insistir que el contenido de este número llega de forma asequible para

1. Las palabras y las culturas: catorce diálogos humanísticos en clave José Antonio González Alcantud. Pág. 60 (Os informo que parte de este libro esta digitalizado por lo que podéis acceder a la pagina y leer laentrevista completa).

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todos porque él nos lo ha permitido, es cierto en que hemos insistido en que nosdiera su autorización para facilitar la lectura a todos los alfindeños, creo que igualque nos es de interés conocer la historia de nuestro pueblo, es yo casi diría demayor interés la visión antropológica ya que en general, tenemos más costumbrede estudiar o leer temas de historia y menos de antropología social a la vez queson bastante escasos los pueblos pequeños estudiados con esa perspectiva ymenos todavía realizados por investigadores de la categoría de la persona quenos ocupa, y de nuevo generosamente nos lo ha permitido.

Yo tuve suerte de tener un amigo que allá por el año 72, al presentarme a otraspersonas, me hablaron de él, de Carmelo Lisón, al decir que yo era de La Pueblade Alfindén, y al decirlo casi me sonroje porque desconocía su obra y ya en aque-llos años se hablaba de él como internacionalmente reconocido. Poco más tardetuve acceso al primer libro mencionado cuyo capítulo, en referencia a Belmonteo a La Puebla, como queráis, me hizo comprender, profundizar, “ver”, parte de lavida de mis abuelos, de mis padres y de mi niñez, lectura que compartí con ami-gos/as de La Puebla y cuyo recuerdo me sigue acompañando.

Posteriormente leería el segundo contenido que exponemos y en este revela ydeja constancia de los cambios habidos en el pueblo, entre los años 1960 a 1974,con la llegada de la incorporación cuantitativa de los alfindeños al trabajo en laindustria y con ello el abandono de muchos de los jóvenes al trabajo de forma per-manente en el campo, cambios en costumbres, horarios, temas de conversación,“confort”, valores..

Y como ya he comentado que soy consciente de que estas líneas son muy pocopara lo que podría decirse de él o de los textos aludidos, haré la observación, quelo que escribo lo hago desde el profundo respeto a la cultura en general y a laantropología social en particular, corroborada por instituciones y personas ilustrescomo él.

Podemos sentirnos orgullosos, porque en España haya figuras del su “talante”,pero encima es aragonés, zaragozano, “alfindeño”.

Estas líneas están escritas también desde la admiración, el agradecimiento, elafecto y desde el convencimiento de que parte del legado que él quiere que seapara La Puebla de Alfindén se puede ganar o perder sino se vencen las vicisitu-des en la creación del Centro Humanístico de forma que dicho legado, que gene-rosamente quiere donar a la localidad, a la suya, a la nuestra y a las generacio-nes futuras, se quede en nuestro pueblo.

Legado que quiero recalcar es único: Su biblioteca personal, archivo, libros anti-guos, algunos objetos de arte. Todo ello se merece un lugar seguro donde no solose pueda guardar sino espacios donde poder consultar dando facilidad para lainvestigación el estudio, lugar de conferencias y una biblioteca que cada pocosaños se va quedando pequeña. Y también sobre esto me ganan los argumentosque expone Herrero de Miñón, así que por supuesto os invito a que lo leáis con

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atención.

Y termino esperando de veras que al menos sintáis un poco la emoción que yosentí hace ya cerca de cuarenta años cuando fue la primera vez que ley el pri-mero de los dos textos que forman la primera parte de esta revista y que me sigueembargando cada vez que los he leído, aunque con nuevos o distintos matices.Después, un poco más tarde, me sucedería igual con el segundo de los textosaludidos.

Quisiera que como en Fuenteovejuna, todo el pueblo, todos los alfindeños, nosinvolucráramos en la medida de nuestras posibilidades para que sea una realidadla creación del Centro Humanístico mencionado.

Y por último por mi parte y estoy segura que también desde el Ayuntamiento, gra-cias de nuevo por todo Carmelo, siempre estaremos en deuda contigo.

Pilar Moliné Herce. Zaragoza, Abril 2010

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FACTORES SOCIALES EN ELDESARROLLO ECONÓMICO.Antropología social en España,capítulo cuarto. Madrid. Ayuso,1978

Carmelo Lisón Tolosana

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FACTORES SOCIALESEN EL DESARROLLOECONÓMICO.

Las notas que siguen presentan uncaso de sociología rural. Se refierena los pueblos de la margen izquierdadel Ebro, aguas abajo de Zaragoza,donde el medio físico, las agrupacio-nes locales, métodos de explotaciónagrícola, cosechas, ideas y valoresalcanzan un alto grado de similitud.No obstante, he elegido uno de estospueblos, que llamo Belmonte (cercade 1.300 habitantes), para analizaren un caso/tipo la estrecha interde-pendencia de fluctuaciones económi-cas y fenómenos sociales, poniendode relieve la incidencia de estos fac-tores extraeconómicos o sociales enla esfera económica.

El relieve del término municipal (17kilómetros cuadrados) ofrece tresimágenes de distinto color: al NE sealarga una cadena de pequeñasmontañas, estériles, yesosas y blan-cas con crestas puntiagudas que aveces alcanzan los 300 metros. Lasfaldas de las últimas montañas sedisuelven suavemente en una terra-za de cantos rodados y tierras roji-zas, donde crece la vid, el cereal y elalmendro. Las últimas ondulacionesde esta terraza seca, soleada y rojaestán cortadas repentinamente, sintransición, por la carretera que sepa-ra abruptamente dos complejos físi-cos completamente distintos. A suderecha, hacia el cauce del Ebro, seextiende una amplia llanura, cuadri-culada por multitud de pequeñoscampos, con cientos de venas queinyectan agua por doquier. Es lahuerta. Esta, en un clima tercamenteseco, es probablemente la mejorexpresión de las habilidades técnicas

de un pueblo, de su capacidad deadaptación al contorno y del moldea-miento exigido por éste. Las 1.222parcelas en que se dividen 668 hec-táreas de regadío, periódicamentedesniveladas y cuidadas para poderser regadas, cada una con su brazaly su camino de acceso, las márge-nes que separan unas de otras, lasacequias mayores y menores queproveen el agua, la inflexible regula-ción de ésta, las horas de esperanocturna para coger el turno deriego, la fatigosa compra de abonosen años de escasez para mejorar lastierras, resumen varios centenaresde incesante lucha, generación trasgeneración, entre el hombre y elmedio. La vega, verde, brillante alsol, que se columbra amplia desdecualquier parte de la terraza rojiza yagrietada, es un paisaje humano o almenos, humanizado.

Los vecinos son labradores y lo hansido por siglos. La regulación de losriegos en los campos es probable-mente tan antigua como el pueblo.Una compraventa de una viña fecha-da en 1186 describe las "afrontatio-nes" de la misma e indica que una delas partes de la viña linda con "illaçequia unde se regat". La Orden deSan Juan de Jerusalén dio en treu-dos a varios vecinos las propiedadesque tenía a finales del siglo XV en eltérmino municipal. Con el treudo seotorgan los "derechos de riegos eaguas"; el nuevo propietario quedabaobligado a tener aquel campo "mejo-rado e non peorado, bien labrado ecultivado, e dreçado e regado en sustiempos debidos, competentes enecesarios". Un viajero francés gustódel caminar que ofrecía en 1660 laribera izquierda del Ebro por susnumerosos jardines (huertas), puesdejó escritas estas líneas en su dia-

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rio: "El 18 salí de la ciudad hacia elmediodía… Las primeras legunas deese camino son agradables a causade los jardines (huertas) que se vencontinuamente en un ancho vallesiempre regado por canales de agua(acequias)". El Acta del Ayuntamien-to del 26 de julio de 1801 se queja deque más de la mitad de las hacien-das del término están en poder depersonas que no viven en él; pero afinales del siglo pasado los vecinoshabían logrado ya la posesión de lamayor parte de las tierras municipa-les. En 1799, 1818, 1834, 1861 y1882 Ayuntamiento y vecinos discu-ten largamente y redactan las nor-mas que deberán seguirse en los rie-gos, quién tiene prioridad de dere-cho, en qué partes del término, tur-nos, sorteo de brazales y multas apagar por la infracción de estas nor-mas. Del 14 de julio de 1861 al 20 deoctubre del mismo año se reunió elAyuntamiento cinco veces para tratarespecíficamente el problema de losriegos. Los artículos 26-32 de lasOrdenanzas municipales redactadasen 1877 resumen los derechos delos regantes concretándolos a onceposibilidades que pueden presentar-se en el uso del agua.

Hace unos cuarenta años fueron ven-didas por el Ayuntamiento a una per-sona ajena al pueblo 103 hectáreasde tierras encharcadas, salitrosas, dedudoso rendimiento, cubiertas de jun-cos y sometidas a periódicas inunda-ciones por su proximidad al Ebro.Nadie del pueblo estaba interesadoen ellas por carecer de los medioseconómicos necesarios para com-prarlas todas, desecarlas y sanear-las, proveerlas de brazales y esperarvarios años a obtener un posible ren-dimiento. De aquí que el Ayuntamien-to, en una crisis económica, creyera

oportuno venderlas aunque fuese aun forastero. La crítica de la comuni-dad fue tan dura que el Ayuntamientotuvo que dimitir. Hoy las tierras quelos vecinos tienen en propiedad fueradel término sobrepasan las 1.390hectáreas que sumadas a las 802hectáreas que ellos poseen en el tér-mino dan un total de casi 2.200 hec-táreas de tierra cultivable. Cifra queindica que la propiedad territorial seha quintuplicado en los últimos 150años tras paciente y tenaz esfuerzo yque una vez que los vecinos lograronla propiedad de la mayor parte de tie-rras municipales se embarcaron enuna nueva expansión económicadesbordando los límites del munici-pio. Esta segunda etapa se inicióprácticamente en los años quesiguieron al final de la guerra civil,cuando propietarios de los pueblosvecinos venían a ofrecer sus camposa los de Belmonte porque éstos lospagaban mejor; pero parece ser quese ha alcanzado el punto expansivomáximo ya que resulta costoso com-prar y cultivar tierras a 15 e incluso 35kilómetros de distancia.

Las cifras del cuadro número 1 son losporcentajes de la superficie total de lasexplotaciones agrarias en el pueblo,en el que hay 362 explotaciones.

A los que no tienen propiedad algunade tierras ni oficio fijo, llamo, porcomodidad en la descripción quesigue, "braceros". "Peones", a los dela segunda casilla; "jornaleros", a losde la tercera; "propietarios", a los dela cuarta; "pudientes", a los de laquinta y sexta, y "ricos-ricos", siguien-do la expresión popular, a los de lasdos últimas. Los porcentajes, en ungráfico comparativo, vienen expresa-dos en el gráfico número 1.

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Las breves notas históricas reseña-das ponen de relieve el interés delos vecinos por aumentar la pose-sión de campos , la obligación demantenerlos en buen estado y mejo-rarlos, y la preocupación y cuidadode que han sido objeto. Esta actitud,que ha sido una constante en la his-toria de la comunidad, sigue vigenteen la actualidad.

Los trabajos del campo absorben desol a sol, prácticamente a todo varónque ha dejado atrás el período esco-lar; es pues, natural que la atenciónesté preferentemente absorbida tam-bién por el suelo, por los campos, yque se deslice suavemente, en unquehacer dinámico, de una a otrafaena agrícola. La riqueza de unléxico peculiar y la ordinaria conver-

CUADRO NUMERO 1

Explotacionessin

tierras

De menosde 1 Ha.

De 1 a 2,99 Ha.

De 3 a 4,99 Ha

De 5 a 9,99 Ha.

De 10 a 14,99 Ha.

De 15 a 99,99 Ha.

De más de100 Ha.

2,76 32,32 33,97 13,53 11,32 3,59 1,65 0,82

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sación revelan sobradamente estarealidad. Los cambios de vocalismo yconsonantismo, la formación depalabras por medio de prefijos y sufi-jos y la abundancia de semantemascaracterísticos indican, si no origina-lidad, al menos un proceso de selec-ción, aquilatamiento e interpretaciónde palabras y frases en torno aherramientas, productos y faenas delcampo. El valor y la bondad de lastierras, la rotación de cultivos, los cui-dados del suelo, la selección de abo-nos y semillas, los turnos de riego, lasementera, siega y trilla, los tractoresy demás herramientas, el clima, eltiempo oportuno para comenzar unafaena, etc., son el motivo principal dela conversación diaria. Y esto en lasidas y venidas al campo, en casa, enla calle, en los bares y en los corrosnocturnos. A la vuelta de un viaje, loscomentarios versan invariablementesobre los campos y sus cultivos vis-tos por la ventanilla del tren. El con-tenido concreto de las conversacio-nes sigue el ritmo agrícola del suelo,de forma que el laboreo de las tie-rras, la sementera, la recolección deremolacha, la siega, la trilla, etc., danel tono agudo a la conversación ensus respectivas épocas. En lasnoches de verano, cuando el trabajoaprieta, se observa un incesante ir yvenir en busca de peones, de ayudamutua, de combinaciones de tracto-res, carros y mulas para terminarcuanto antes la siega y la trilla, aun-que se tenga que trabajar día ynoche, pues la cosecha es "sagrada".

La aspiración de todo recién casadoes tener tierras en propiedad; la delos padres, dejar en herencia a sushijos más campos de los que ellosheredaron. Para esto no se perdonatrabajo ni esfuerzo alguno. Se oca-sionan violentas discusiones sobre la

prioridad de derecho en la compra deun campo con consecuencias des-agradables para las familias litigan-tes, que en adelante no se hablarány se evitarán contumazmente. Porotra parte, los campos son la pose-sión más querida, más estimada;conocen la historia y particularesdetalles y propiedades de cada unode ellos; con ellos uno se siente concierta seguridad ante el futuro. Entodo caso, si las cosas van mal, si sepadece alguna enfermedad grave, sepuede vender alguno de ellos. Perotener que venderlos todos es una delas mayores desgracias que puedenocurrir y, naturalmente, se vendensólo en casos extremos. Un ancianose suicidó hace unos pocos años alsaber que sus campos estabanembargados debido a la débil admi-nistración de sus hijos. No pudosoportar la desaparición del fruto delos esfuerzos de su vida. La propie-dad agrícola enraíza al propietario alsuelo; si las cosas van mal o la pro-piedad no es suficiente ya no tieneobjeto vivir en el pueblo, uno se va ala ciudad en busca de trabajo. Lamarcha es considerada como tristenecesidad.

El decir en el pueblo de alguien quees un hombre honrado es enaltecer-lo en grado máximo. La honradez esel más perfecto atributo individualque puede aplicarse a varón de cier-ta edad. Y uno de los elementosesenciales que constituye la honra-dez es el trabajo. Hombre honradoes primariamente aquel que trabajacuanto y como debe; ningún holga-zán puede ser llamado honrado. Elhombre honrado debe ser, por consi-guiente, trabajador; pero ser trabaja-dor tiene contenidos diferentes. Enlos estratos inferiores significa traba-jo corporal, fatigoso, de cada día, de

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sol a sol. El "bracero" o "peón" queno trabaja así es un "chandro" (vago,ocioso). "Ha sido un chandro toda suvida" es un insulto que, lanzado auna persona en público, seriamente,es un reto que obliga al injuriado aagredir al que lo profiere. La frase seaplica especialmente a "braceros" y"peones" porque se supone queéstos están obligados a trabajarduramente para que ellos y su fami-lia puedan dejar la estancia económi-ca en que se encuentran y ascenderun peldaño más. El permanecerindefinidamente en uno de los estra-tos inferiores dice poco a favor delcabeza de familia: o se debe a queno trabaja de verdad o a su falta dehabilidad para dedicarse a algún otropequeño negocio u oficio. En lapobreza ven cierto ingrediente de fra-caso personal. El pasar a una cate-goría económica superior es unimperativo. Como no siempre haytrabajo en el pueblo y está muy malconsiderado el verlos ociosos, o bienemigran o se desplazan temporal-mente a Francia o trabajan variosmeses al año en la ciudad. Un "chan-dro"no merece el respeto ni la ayudaeconómica de los demás en losmomentos de penuria: las tiendas nole fían alimentos, las organizacionesde caridad se cuidan de los hijospequeños, pero no de tales padres;por el contrario, al pobre que es buentrabajador se le pueden eximir cier-tas pequeñas tasas locales. La entra-da a los cines los primeros domingosde mes cuesta una peseta más cara,peseta destinada a la ayuda de unenfermo crónico que, siendo honra-do, está imposibilitado para trabajar.

"Pudientes" y "ricos-ricos" no necesi-tan trabajar con sus manos para sercalificados de trabajadores. Su labo-riosidad está valorada, además, por

otros criterios. Como no necesitantanto como los otros del trabajo dia-rio para vivir y ellos y sus familiasgozan de un confortable nivel devida, se puede decir de ellos que sonpoco trabajadores, pero nunca se lesclasifica como "chandros". Tienenque probar su laboriosidad a travésde la habilidad personal en la organi-zación y dirección de sus casas, pro-piedades, trabajo e intereses. Escurioso que el único sentido en quela palabra "chandro" se aplica a algu-no de ellos, se refiere al remiso en laaplicación de técnicas modernasagrícolas en el cultivo de sus cam-pos. Estos cabezas de familia, porser los que mantienen a mujer ehijos, deben ser inteligentes, activosy poseer iniciativa en la administra-ción de sus negocios. No puedendejarse engañar, no pueden fracasareconómicamente. Recientemente, aun vecino que fracasó en sus nego-cios, le fue embargada la propiedad.Ante la vergüenza del fracaso nosólo dejó el pueblo sino que saliópara el extranjero. Otro vecino que-bró también. Un día antes de queembargaran todos sus haberes y, porconsiguiente, fuera público su fraca-so económico, dejó no sólo el pue-blo, sino Europa. Tal es la vergüenzacausada por lo que se supone inca-pacidad en los negocios en la perso-na que fracasa. En resumen: el sertrabajador, condición indispensablepara ser hombre honrado, implicapara unos sacrificio personal, trabajoduro, para otros, desarrollo de la pro-pia personalidad. El que fracasa ensu esfera respectiva muy poco tieneque hacer en el pueblo. Ha perdido la honradez.

En julio de 1920 los que hoy tienenaproximadamente setenta años y quepueden ser designados como los de

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la generación "declinante", se asocia-ron en una organización de Traba-jadores Agrícolas y solicitaron porescrito del Ayuntamiento, que estabaen las manos de la generación queles precedió, que les concediera ellocal llamado el Granero para cele-brar sus reuniones "que se hacíanprecisas en la localidad puesto queno sólo tendían a la defensa de loscampesinos sino también a la ilustra-ción del pueblo, poniéndole al tanto ydemás antecedentes de la vidamoderna". Esta actitud pone de relie-ve la posición del grupo como tal, suapertura a las innovaciones de fuera,su interés en conectarse con el exte-rior. Introdujeron máquinas de segar yatadoras en el pueblo y maquinillasde varias clases y comenzaron, sibien en escala módica, a hacer usode fertilizantes. Pero las circunstan-cias no eran muy favorables para unulterior desarrollo técnico-agrícola.

Fuera del término municipal, pero lin-dando con él, había tierras disponi-bles para el que las quisiese cultivar;no obstante esta facilidad, a "brace-ros" y "peones", que carecían demedios económicos y de herramien-tas agrícolas y medios de transporte,les era muy difícil hacer producir acampos arrendados. Los medios téc-nicos empleados en el cultivo de lasexplotaciones eran, en general, muysimilares a los del período romano;además, la venta de los productosagrícolas no era fácil. El trigo, porejemplo, base de la renta anual erallevado en carros a los compradoresquienes imponían el precio; si el agri-cultor necesitaba dinero en la épocade la recolección -como era lo co-rriente- lo tenía que vender al precioestipulado por el comprador, preciopoco favorable al productor. Una vezregulado oficialmente el precio por el

gobierno republicano hubo casos enque los compradores extendían reci-bos en los que constaba que el trigohabía sido pagado al precio regula-do, cuando en realidad la cantidaddada había sido menor y el vendedordebía doblegarse y rubricar talesrecibos ante la imperiosa necesidadde dinero. La situación del arrendata-rio y del agricultor con pocas tierrasen propiedad, sin caballerías y sinmedios de transporte, era pues, difí-cil. Los económicamente mejor dota-dos, con mayor número de campos,caballerías y medios de transporte,hacían frente a las circunstanciasdesde una posición más confortable,aunque en realidad lo que hacían erasortear las dificultades. En estas cir-cunstancias los que vivían única-mente de jornales no podían pedirloselevados, lo que venía a aumentar elnúmero de los económicamente des-contentos.

A pesar de las condiciones desfavo-rables para el desarrollo económico,los de Belmonte estaban dispuestosa superarlas. Desde antiguo lossegadores que venían de fuera y lostrillos desempeñaban el papel princi-pal en la cosecha del cereal; yaantes de la guerra civil los vecinosconsiguieron ir reemplazándolos pormáquinas trilladoras. Varios "pudien-tes" y "ricos-ricos" se asociaron parareunir el capital necesario y compraruna. Al poco tiempo fueron imitadospor otro grupo. Pero no pensaron ensolicitar crédito de los Bancos. Lasposibilidades bancarias para laobtención de crédito no producíanresultado porque contra ellas milita-ban actitudes económicas conserva-doras, a saber, no pedir dinero pres-tado porque nunca se debe gastarmás de lo que se tiene, basados enel proverbio popular: "quien compra

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sin poder, vende sin querer", y nosolicitar crédito de los Bancos por-que éstos se informaban de las posi-bilidades económicas y moralidaddel solicitante a través de otros veci-nos del pueblo. La información lleva-ba consigo que la situación econó-mica familiar fuera conocida ycomentada por otros, lo que erahumillante para el buen nombre yfama de la familia.

Tales eran los esfuerzos, obstáculosy actitudes dobles en relación almejoramiento de las técnicas agríco-las y al desarrollo económico cuan-do estalló la guerra civil. Los varonesnacidos entre 1907 y 1922 tuvieronque luchar en el frente durante laguerra. A éstos llamo generación "demando" porque los cargos municipa-les que implican poder están ocupa-dos por militantes en esta genera-ción. Con el fusil y la mochila seexpandieron por todos los camposde España. Abrieron sus ojos a ciu-dades desconocidas y a geografíasmúltiples. Aprendieron de otros culti-vos y otras técnicas. Experimentaronque ni el pueblo, ni sus modos devida, ni sus campos y cultivos eran nilos únicos ni los mejores. "Apren-dimos mucho entonces", dicen. Elfinal de la contienda les planteó elviejo dilema de: campo o ciudad.Varios optaron por la segunda recor-dando las dificultades del labradoren el período republicano. Con sucertificado de haber peleado en ellado conveniente pudieron fácilmen-te colocarse en Bancos o encontrarempleos de otra índole en la ciudad.Otros, y con el mismo aval, obtuvie-ron tierras de colonización distantesdel pueblo, en las que se establecie-ron. No obstante, el mayor contin-gente de militantes regresó al puebloa arar los campos paternos. Un poco

más tarde comenzaron a aparecernuevas perspectivas para la expan-sión económica.

Hemos visto hasta ahora: 1) Que la historia de la comunidad,los valores, actitudes y motivacioneshan obrado como una constante parainducir, en principio, al desarrolloeconómico. 2) Que algunas de las actitudes tra-dicionales obstaculizaban parcial-mente ese desarrollo. 3) Que las instituciones económicasno eran las más aptas para acelerar elritmo expansivo y garantizar losesfuerzos innovadores de los vecinos. 4) Que éstos carecían de capital parainvertir en la modernización de méto-dos y técnicas agrícolas. En el casode Belmonte estas tres últimas varia-bles comenzaron a cambiar paulati-namente en el periodo de postguerra.

Uno de los principales medios paraincrementar la producción agrícola-todavía con técnicas no muy supe-riores a las del período romano enconjunto-era la provisión de capitalpara inversiones agrícolas. Estecapital llegó al pueblo en formatangible a través de los créditosotorgados por los Bancos (del cam-bio operado en las actitudes de losvecinos indicaré algo más tarde).Estos extendieron las facilidadesen la solicitud de préstamos yensancharon el marco de oportuni-dades agrícolas. Más de la mitaddel total de cabezas de familia sebeneficiaron de estas oportunida-des. El volumen de las transaccio-nes operadas y la perspectiva deulteriores llevó a seis Bancos aabrir corresponsalías en el pueblo.A través de la Hermandad deLabradores y Ganaderos fue con-cedido al pueblo un crédito de

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medio millón de pesetas pagaderoen cuatro años al módico interés de2,75 por 100.

Señalé, anteriormente, las dificulta-des por las que pasaron los vecinosen la venta del trigo durante la pre-guerra y cómo a veces tenían quemalvenderlo. Con esta perspectivalos incentivos para una mayor pro-ducción eran escasos. El Gobiernointervino y estabilizó el mercado deeste producto siendo en adelante elúnico comprador a un precio fijo,favorable al productor. Así la estabili-dad de ingresos y el nivel de los mis-mos quedaban garantizados. Ade-más se estableció en la localidad unafilial del Servicio Nacional del Trigopara entregar el grano, evitando deeste modo gastos de transporte.Hecha la entrega de trigo se puedecobrar el importe en cualquiera delas corresponsalías de los Bancos.Este cambio de condiciones en elmercado del trigo ha sido de verda-dera importancia especialmente si setiene en cuenta que la producción decereal es la principal del pueblo. Porúltimo, debido al Instituto Nacional deColonización varias docenas dearrendatarios que cultivaban camposde una finca fuera del término muni-cipal pasaron a ser propietarios delos mismos mediante la compra res-pectiva, establecida en cláusulas difí-cilmente mejorables. En conjunto,pues, la estructura situacional de laetapa de postguerra estaba caracte-rizada a escala nacional y en relacióna Belmonte, por la creación de facili-dades e incentivos para incrementarla producción agrícola. Y esto si-guiendo tres líneas principales dedesarrollo: regulación indirecta delcapital, regulación del mercado por elcontrol de las oportunidades de com-pra y venta y garantización de los

esfuerzos y expectaciones persona-les por precios fijos en la venta deltrigo. Al nivel de la comunidad lasituación revestía estas notas distin-tivas: descontento por la situaciónagrícola de preguerra, posibilidad deaprovechar las oportunidades ante-riores y deseo de expandir, innovar einvertir. Los primeros fueron los cam-bios con los que se encontró el agri-cultor de Belmonte en el período depostguerra. Cambios en la estructuraeconómico-agraria en los que enmodo alguno intervino. Para él, estosprocesos se podían traducir en unaumento de posibilidades de las quepodía servirse según un criterio pro-pio. ¿Cómo se aprovechó de estasoportunidades puestas al alcance desu mano?

Los miembros de la generación "demando" explotaron muy eficazmentelas oportunidades ofrecidas por elesquema económico-agrario nacio-nal. Curtidos por el esfuerzo en latrinchera, trabajaron afanosamenteel pegujal familiar. Y varios de ellosno se contentaron con sus faenasagrícolas sino que añadieron a ellaslos cuidados y esfuerzos de peque-ñas empresas, comprando y ven-diendo paja, alfalfa, caballerías,vacas, maíz, etc. Frecuentemente yen contra de la opinión de sus padres-lo que indica la existencia de dosmundos diferentes- solicitaron y con-siguieron empréstitos de los Bancos,ensancharon sus terrenos propios decultivo, los hicieron rendir al máximo,desviaron brazales de riego dondeconvenía, compraron o arrendarontierras situadas en otros términosmunicipales, fertilizaron abundante-mente sus campos de forma que deluso módico de preguerra pasaron acomprar 600.000 kilogramos de ferti-lizantes por año, introdujeron la

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selección de semillas y nuevos culti-vos para, aprovechando al máximola tierra, obtener mayores ingresosde sus productos en el mercado,mecanizaron sus trabajos con trac-tores bien equipados y con cose-chadoras, aseguraron sus equipos ycosechas, etc. Muchos padres, alprincipio en desacuerdo con las

innovaciones -"aventuras"- filiales,se pasaron más tarde al bando delos hijos al palpar pingües resulta-dos. Resultados que originaron unnuevo estilo de vida, propio de unacomunidad afluente. Los cuadrosnúmeros 2 y 3 indican parcialmenteel impulso dado a la racionalizaciónde la agricultura.

CUADRO NÚMERO 2

1935 1935-1939 1955 1960

242

¿?

2

2

2

2

156

148

14

8

29

4

96

126

32

16

65

6

Guerracivil

Animales de tiro..........................

Carros y galeras..........................

Tractores.....................................

Remolque de tractores...............

Camiones, coches, motocicletas.....

Corresponsalías de Bancos.......

El consumo de fertilizantes es tam-bién expresivo: en 1957-58 se con-sumieron a escala nacional 28 kilo-gramos por hectárea de tierra cultiva-ble frente a más de 500 kilogramospor la misma superficie de tierra en elpueblo. Una hectárea de regadío da

un promedio de 2.100 kilogramos detrigo en la nación, la misma tierra rinde en el pueblo 3.700 kilo-gramos. El número de tractores enrelación a superficie de labor lo da elcuadro número 3.

CUADRO NÚMERO 3

242

¿?

2

156

148

14

96

126

32

Carros y galeras....................................

Tractores...............................................

Número de tractores por mil hectáreas de terreno de labor

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Belmonte tiene un nivel medio devida definitivamente superior al nivelmedio agrícola de la nación. Y losgastos "necesarios" de los distintosestamentos superan a los normalesen el medio rural nacional. Los viajesde recreo a la ciudad o de vacacio-nes dentro y fuera de España, elnúmero de lavadoras eléctricas, decocinas de gas, receptores de televi-sión y radio, los gastos en vestido,bar, cine (hay dos cines en Bel-monte), etc., rebasan sobradamentela línea media nacional. Veamosunos ejemplos: en 1956 el númerode radioreceptores era en la naciónde 63 por mil habitantes mientrasque en el pueblo pasaban de 175 porel mismo número de personas; decada mil habitantes quince en térmi-nos redondos poseían - a escalanacional - una motocicleta en 1959,fecha en la que más de 45 vecinospor mil disponían de tal medio delocomoción en el pueblo.

Este conjunto comparativo pareceinvitarnos a la conclusión de que lasoportunidades de expansión econó-mica de postguerra fueron realmenteaprovechadas por un pueblo dinámi-co, asentado en una fértil llanura,que urgía de un amplio desarrolloeconómico-agrícola. El esfuerzo indi-vidual y familiar conjugado con lasnuevas circunstancias ocasionó lamovilidad personal y la de gruposenteros en los extremos de la escalajerárquica, el aumento de rentas, elcambio en el estilo de vida, en actitu-des individuales y familiares y en lamayor parte de criterios que definenlos diferentes estratos.

La descripción que procede sobre lareestructuración económica y tecno-lógica del pueblo en los últimos vein-te años, juntamente con los resulta-

dos positivos logrados, indican unaadecuada selección de medios paraconseguir los fines pretendidos. Laeconomía ha estado, por consiguien-te, caracterizada por un alto grado deracionalidad, si por esta entendemosla eficaz orientación de los mediosmás eficientes para conseguir fineseconómicos. Sin embargo, la orienta-ción de la economía, aun en loscasos de más evidente racionalidad,lleva en sí frecuentemente el mar-chamo de la tradición y de elementosirracionales, significando por éstostodos aquellos que no son esencial-mente económicos en su orientacióno fin. Estos elementos irracionales oextraeconómicos condicionan laelección de medios, desvirtúan méto-dos técnicamente superiores, obsta-culizan el proceso racional económi-co unas veces y aceleran improvisa-damente el desarrollo económico enotras circunstancias. Ellos son lascuñas a través de las cuales la con-textura social entra de lleno en laesfera económica. De aquí que sucoloración de la economía sea radi-calmente importante en un puebloque por décadas se ha esforzadointensamente en la racionalizacióndel sistema económico-agrario.

He escrito más arriba que el procesode mecanización agrícola se inició,siquiera levemente, antes de la gue-rra civil, y que uno de los mayoresobstáculos que encontró este movi-miento fue la carencia de capital ini-cial y la dificultad en conseguirlo. Asívarios "pudientes" y "ricos-ricos"tuvieron que reunirse en sociedadpara aportar el capital necesario ypoder comprar una máquina trillado-ra. Pero el pueblo estaba dividido enaquella fecha -período republicano-en dos partidos antagónicos. Y comolos compradores de la máquina per-

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tenecían al de derechas, la izquierdacompró su máquina trilladora paraevitar trillar su mies con la máquinade los de derechas. El choque deideas políticas aceleró en este casola mecanización, arrinconando defi-nitivamente los trillos tradicionalesarrastrados por mulas.

La carencia de capital antes aludidano era el único obstáculo que impe-día la racionalización de métodosagrícolas. Las formas tradicionalesagrarias ejercían también su influen-cia retardatoria. Los dos tractoresque había en el pueblo antes de laguerra civil funcionaban únicamentecomo fuerza motora de las dosmáquinas trilladoras, es decir, lamayor parte del año estaban ence-rrados, sin realizar ninguna de lasmúltiples labores a que hoy los dedi-can. Entonces no era costumbre y anadie se le ocurrió labrar, transportar,etc., por medio del tractor. Hoy éstees imprescindible.

Un "pudiente" compró una maquinillanombre que dan a una pequeñaherramienta que tirada por una caba-llería corta por medio de una reja lashierbas crecidas entre los surcos dela remolacha. La maquinilla podíaacelerar el ritmo de esta monótonafaena, faena que hasta entoncessiempre se había hecho con laazada. La innovación hizo surgirinmediatamente multitud de comen-tarios sobre la eficacia del instrumen-to. Su manejo es por demás sencilloy está hoy al alcance de todo labra-dor, pero entonces no pareció su usotan sencillo y eficiente. La mula des-trozaba a veces las remolachas y lamáquina parecía no funcionar ade-cuadamente. Los comentarios de losvecinos se inclinaron definitivamentepor el método tradicional, y el inno-

vador, hastiado de la máquina y másde la crítica, arrojó el instrumento alcanal. Pero días después la sacóayudado de sus hijos y continuó ensu empeño anterior. Hoy es inconce-bible el uso de la azada para talfaena y la mayor parte de vecinosposee una de estas maquinillas.

El esquema de toda innovación enmétodos y técnicas agrícolas ha pre-sentado, aproximadamente, el mis-mo proceso: un "pudiente" o "rico-rico" -pues éstos son los que dispo-nen de medios económicos o demayor posibilidad para adquirirlos através de créditos, los que poseenmás tierras donde experimentar lanueva técnica y los que están más alcorriente de las alteraciones enmaquinaria agrícola efectuadas enotras partes- decide aplicar nuevastécnicas en sus campos. La reacciónde los demás es generalmente nega-tiva, optando por demostrar en lascharlas del café que el método tradi-cional es más eficiente. Del innova-dor que ha fracasado en su tentativadicen que "ha hecho la risa". Estemiedo a "hacer la risa" es por unaparte una rémora en el desarrollo denuevas formas de cultivos, de nue-vas pruebas y tentativas, pero motivapor otra, una concienzuda premedi-tación de la innovación antes de serllevada a la práctica. Si la alteraciónefectuada cristaliza en el sentido deeficiencia, se propaga rápidamente.Su aceptación implica el empleo for-zoso de la misma porque lo contrariosería "hacer el ridículo". Todo lo cualapunta a la frontera donde conver-gen la economía y las actitudes yvaloresdominantes de la comunidad.

El ímpetu de racionalización que hanexperimentado las técnicas agrariasno ha logrado superar completamen-

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te la intromisión en lo económico delo social bajo forma de usos, cos-tumbres e ideas. Y esta es la razónde ciertos fenómenos de "gaspillage"que todavía se producen. No hacefalta insistir en que el interés porparte de los "peones" y aun de algu-nos "jornaleros" en preservar elpequeño predio que heredaron esantieconómico. Esta forma tradicio-nal de propiedad mínima merma laproducción ya que todas las faenasdeben realizarse a mano, además deestar destinada únicamente a pro-ductos de consumo familiar. Sus pro-pietarios sufren periódicamente delparo. No obstante, motivos senti-mentales lastran el éxodo rural queuna economía más racional, dadaslas circunstancias del pueblo,exigiría.

Un cierto sentido de dignidad perso-nal limita con frecuencia el aumentode ingresos familiares, ingresos queen realidad se necesitan en algunascasas. Es difícil que un "pudiente" o"rico-rico" que busca una muchachade servicio pueda encontrarla en elpueblo, donde hay muchachas sintrabajo en familias que urgen demayores ingresos. Pero servir eshumillante, sobre todo a partir de laguerra civil, y en todo caso prefierenservir a un desconocido en la ciudad.Dallar es una enérgica faena mascu-lina considerada como baja. El dalla-dor recibe 150 pesetas por cahízdallado. El jornal ordinario, cuandose puede conseguir, es pagado aunas 80 pesetas. Pues bien, las 150pesetas no son incentivo suficientepara todo "bracero" desocupado;algunos prefieren no ganar jornalantes de rebajarse a dallar. En reali-dad, son muy pocos los dalladores.Esta dignidad personal opera tam-bién en los diferentes estratos de la

comunidad según formas concretasen cada uno de ellos. No cuadra nor-malmente a la hija de un "jornalero" ya fortiori, menos a la hija de un "pro-pietario", unirse a los grupos femeni-nos de inferior categoría que ejecu-tan en los campos ciertos quehace-res considerados como aptos parasu sexo. Y esto aun cuando ella dis-ponga de tiempo para hacerlo y lafamilia necesite de sus ingresos. Unhijo de un "propietario" no piensa enganar jornales una vez terminadassus ocupaciones en los campospaternos. Eso no rima con el rangode su familia; todos se sentirán humi-llados, pues la gente podría pensarque necesitaban de aquel dinero.

Las transacciones con los Bancosmanifiestan una secuencia de tensio-nes y dudas durante dos decenas deaños. Los que compraron la máquinatrilladora antes de la guerra no solici-taron crédito alguno del Banco.Cuando alguien necesitaba dinerorecurría a personas dentro del ámbi-to familiar principalmente, o a amigosíntimos en otros casos. El Banco eraconceptuado como una entidad des-conocida, peligrosa y de trato arries-gado. No existían corresponsalías enel pueblo y si alguna familia ahorrabadinero normalmente lo guardaba conmucho cuidado en casa. Las reaccio-nes fueron diversas durante un perio-do de desequilibrio en el que lucha-ron los viejos moldes y el ímpetuinnovador. Sin embargo, el dilema deadaptarse a las nuevas corrientes ode estancarse forzó a revisar anti-guas ideas y a obrar en consecuen-cia con las circunstancias. Hoy esnormal recurrir al Banco. El volumende operaciones realizadas a travésde una sola corresponsalía de Bancoen 1959 alcanzaba casi el millón depesetas en letras de cambio, y sobre-

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pasaban las 700.000 pesetasimpuestas en libretas y cartillas deahorro.

Pero la antigua reserva personal ofamiliar en todo lo que se refiere aldinero reviste ahora formas nuevas,especialmente entre los definidoscomo "pudientes" o "ricos-ricos". Enlugar de cobrar el importe del trigo ode la remolacha en una de lascorresponsalías de junto a casa, pre-fieren frecuentemente ir a la ciudad yverificar sus operaciones directa-mente con el Banco para evitar queel corresponsal conozca la sumacobrada y la suma dejada en elBanco. Y si necesitan sacar dinerode su libreta van de nuevo a la ciu-dad, cuando podían hacerlo en cincominutos en la corresponsalía delBanco respectivo. De este modonadie sabe con certeza la cantidadde dinero de que disponen y previe-nen la posibilidad de ser catalogadosen un nivel inferior. Un cabeza defamilia solicitó crédito para celebrarcomo convenía la boda de una hija.La gente se enteró y comentaba: "Quién iba a pensar que una firmacomo esa necesitaba pedir dinero alBanco para la boda".

En el verano de 1947 hubo unasequía como hacía muchos años nose recordaba otra. Los campos nece-sitaban agua que en el mejor de loscasos salvaría únicamente la mitadde la cosecha. Se organizó una pro-cesión a la ermita llevando en hom-bros la imagen de la Virgen, patronadel pueblo. Como las lluvias no vinie-ron comenzaron a cavar pozos dedonde elevar agua para los riegos.Los motores de los tractores trabaja-ban día y noche. En la huerta habíapozos por todas partes y algunos deellos están todavía en condiciones

de uso. Probablemente que ante otrasequía recurrirían hoy directamenteal pozo y al tractor. Todas estas intro-misiones de elementos extraeconó-micos en el sistema económico origi-nan cierta desviación del curso pura-mente racional de operaciones eco-nómicas. Bajo este punto de vistason, pues, irracionales. Pero dejande serlo considerados bajo un con-texto más amplio, a la escala de lacomunidad en su conjunto en la queconstituyen, en combinación conotros, la urdimbre que liga todas lasformas de pensar, evaluar y convivir.

El trabajo, constitutivo esencial de la"honradez", no es un fin en sí mismo;es un medio para conseguir algoconcreto: dinero. El dinero, la propie-dad, confiere el poder disponer deconfort y de cosas materiales comoson televisión, coche, cocina eléctri-ca o de gas, lavadora, teléfono, per-mite tener sirvienta y viajar dentro yfuera de España, da prestigio en lalocalidad, etc., símbolos que midenel éxito personal del cabeza de fami-lia como administrador de su patri-monio. El dinero paterno casa a loshijos con las parejas convenientes,los envía a colegios de la ciudad y ala Universidad, lo que les confiere ladistinción máxima, la más apetecible.

Pero ni la propiedad ni el dinero sontampoco fines en sí mismos. El hom-bre "honrado" ha de ser magnánimo,liberal. Los rites de passage de losmiembros de su familia tienen quesobresalir por la magnificencia yrumbosidad. Tiene, como dicenellos, que "tirar la casa por la venta-na". Lo contrario equivaldría a ser"roñoso" y "miserable", a "no sabervivir"; no sería un hombre verdade-ramente "honrado" en una palabra."Pudientes" y "ricos-ricos" para que

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no sean denigrados con la frase "notienen vergüenza", tienen que contri-buir generosamente para la progra-mación de las fiestas, para la corridade vaquillas si la hay, y para la iglesiay culto en cualquier ocasión. Cadauno y en relación a su situación en lajerarquía comunal, tiene que compe-tir con sus amigos en el bar invitán-doles y mostrándose más generosoque ellos. "Pudientes" y "ricos-ricos"tienen que ir con cierta frecuencia alcine en la ciudad, a los toros, tomaraperitivos en los bares más distingui-dos y salir a veranear; el que sale alextranjero excede a los demás.

Estos son parte del repertorio deíndices que prueban y miden el éxitoeconómico, la valía personal. No sóloel tener dinero sino el gastarlo, y aveces derrocharlo, en aquellas situa-ciones y objetos evaluados como losmás distinguidos y apropiados por elsistema de valores de la comunidad.No importa que en una coyunturadada no se disponga de suficientedinero para celebrar, como corres-ponde, la boda del hijo. Lo más sigi-losamente posible se recurre a unfamiliar -preferentemente si vive enotro pueblo-o se solicita un préstamodel Banco. Tampoco importa que eldomingo por la noche no se puedacenar razonablemente por haberdado al hijo el dinero disponible encasa, dinero que el hijo quema encigarrillos "chester" y coñac en labarra del bar invitando a los amigos.Lo que realmente importa es no servencido en liberalidad, el probar antela opinión pública que uno no esmenos que los demás. Este pruritode superioridad, tan eficaz paramover a la acción, domina toda mani-festación de vida pública y relacional.Hoy hay en Belmonte más tractoresde los que son necesarios, y sin

embargo, todavía se siguen com-prando más, lo que no los hace eco-nómicamente rentables. Si "L" com-pra uno, "R" por encontrarse en unaposición económica similar y "por noser menos" compra otro.

He presentado, brevemente, un casode sociología rural analizando unconjunto de factores sociales queadelantan o retrasan el desarrolloeconómico. Las razones de elegirBelmonte han sido, primera, porqueúnicamente puede observarse elinterjuego de factores sociales y eco-nómicos estudiando casos concre-tos. Segunda, porque en la historiadel pueblo el deseo de cuidar yexplotar convenientemente los patri-monios ha sido una constante.Tercera, porque Belmonte, a pesarde ser un pueblo con evidente interéspor la racionalización de la agricultu-ra, todavía deja entrever tensiones ydudas retardatarias en este proceso.En otros pueblos, los más, la luchaentre la tradición que se resiste adesaparecer y las formas innovado-ras, ha alcanzado proporcionesmucho mayores. Las tensiones yluchas, por ejemplo, que se originanen las parcelaciones agrarias demunicipios prueban sobradamenteque la racionalización de la agricultu-ra no es un dogma para los agriculto-res. Un conocimiento más real de laestructura social en cada caso podríareducir considerablemente los pro-blemas extraeconómicos que la par-celación plantea.

La presión ejercida por el sistema devalores de la comunidad se manifies-ta, en primer lugar, en la evaluacióndel trabajo. El hombre honrado tieneque trabajar, y trabajar mucho. Poreste trabajo ha de adquirir dinero,éxito económico y para esto ha de

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modernizar sus métodos y técnicas.La innovación lleva consigo un corte-jo de vacilaciones entre las formastradicionales cuya eficacia se cono-ce, y la introducción de lo nuevo cuyorendimiento está por probar.

En segundo lugar, el éxito económicoadquirido a través del trabajo no esun fin en sí mismo. La liberalidad esuna función de la riqueza. Esta mag-nanimidad ha de ser expresada enformas reputadas como dignas por elmismo sistema de valores, el cualexige en determinados casos quesea incluso excesiva, fuera de pro-porción, irracional desde un punto

de vista puramente económico. Enotras palabras: el mismo sistema devalores fuerza al desarrollo agrario-económico y demanda una excesivaliberalidad al mismo tiempo y de las mismas personas.

El sistema de valores, las motivacio-nes de carácter social tales como laobligación de trabajar, la necesidadde ser excesivamente liberal, lasrecompensas y sanciones socialesen operación, son el marco apropia-do para el análisis del desarrollo eco-nómico. El sistema económico esuna parte, una función del sistematotal de valores.

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UNA COMUNIDAD ENBUSCA DE DEFINICIÓN.

Entre 1958 y 1960 realicé trabajo decampo antropológico en una comuni-dad del valle medio del Ebro, en laprovincia de Zarago-za y próxima ala capital. En 1966 fue publicada lamonografía resultado de esa investi-gación con el título Belmonte de losCaballeros (Oxford University Press).Desde que concluí el trabajo in situ yhasta el presente he visitado periódi-camente el pueblo; durante mis bre-ves estancias no he podido menosde observar el rápido cambio eimpresionante modernización experi-

mentada en la comunidad, que deser casi exclusivamente agrícola hapasado a ser, en el último decenio,casi exclusivamente industrial. Eneste ensayo voy a limitarme a descri-bir aspectos de los procesos que hantenido lugar en tan corto período detiempo en ese pequeño núcleo ara-gonés que llamo Belmonte.

En 1960 el número de residentes erade 1.237; al final de 1975 la cifrahabía aumentado ligeramente ya quehabía 1.276 habitantes. A partir de1961, los movimientos migratoriosque tienen como escenario la locali-dad vienen representados en estascurvas:

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* Agradezco a José C. Lisón la ayuda prestada en la recogida de datos.

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El total de emigrantes ha alcanzadoel cuarto de millar exactamente, estoes, 250. De éstos, 219 o el 87 por100 en números redondos, sonmiembros de 56 familias nuclearesque han dejado el pueblo, frente a 31personas, o el 12 por 100 del conjun-to, que han salido individualmente. El64,5 por 100 de emigrantes en solita-rio lo hicieron antes de cumplir lostreinta años; entre ellos predomina-ron las jóvenes que habían termina-do Magisterio y los universitarios oalumnos de escuelas especiales. Eltrasiego normal de maestros y sacer-dotes que actúan en la localidad yviudos ya entrados en años que sonrequeridos por sus familiares resi-dentes fuera, constituyen el resto dedesplazados. Es este, pues, unéxodo de carácter distinguido, enconjunto, ya que lo engrosan profe-sionales que no viven del campo.Signo distinto presenta la emigraciónfamiliar; en el 32 por 100 de las fami-

lias que dejan el pueblo los cónyugesno han llegado a cumplir los treinta ycinco y el 25 por 100 tiene menos decuarenta y cinco años, 27 por 100 noalcanza los cincuenta y cinco. El 14 por 100 restante son matrimo-nios, casi todos retirados, que seunen a alguno de sus hijos o quecompran un piso en la ciudad. Peroel 84 por 100 de este desplazamien-to se debe, en mayor o menor grado,a la necesidad de buscar un mediode vida fuera porque en el pueblo noposeen tierras suficientes. A partir de1966 la posibilidad de encontrar tra-bajo estable en las fábricas estable-cidas en torno al pueblo es conside-rable, lo que reflejan en parte las cur-vas del diagrama anterior.

Los datos que vienen a continuaciónmuestran algunas facetas de lareciente modernización local, al comparar 1975 con 1960:

(1)Total vehículos (coches, motocicleta y camiones) en 1960. (2) Más 28 peticiones pendientes.(3) Automáticas.

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El desarrollo cultural, en tanto encuanto puede medirse por el númerode niños de ambos sexos o jóvenescursando estudios fuera del pueblo,es realmente significativo. De laescasa docena de estudiantes en1960 se ha pasado a 72 durante elcurso académico 1974-1975. En laUniversidad están matriculados 17;33 cursan Bachiller en la ciudad y elresto se prepara en la próximaUniversidad Laboral, o pretendeadquirir formación profesional (admi-nistrativos) o hacerse maestros,periodistas, etc.

Otros aspectos que describen lareciente modernización local son lossiguientes: las calles han sido pavi-mentadas, el agua corriente haentrado en todas las casas (lo que hahecho posible la instalación de bañosy el uso continuo de agua caliente),el antiguo fogón y la cocina económi-ca han sido sustituidos por la cocinade gas y la interior decoración de lascasas ha sido pulcramente renova-da. El corral, donde criaban gallinas,cerdos y conejos está pasando a serjardín. Más aún: las casas de nuevaedificación y las totalmente recons-truidas suman 101. Los muebles obli-gados en ellas son sillones, tresillos ylo que comúnmente llaman "librerí-as", es decir, estanterías con ana-queles o entrepaños para colocar elaparato de televisión, libros, objetosde adorno, etc. Y no terminan aquílas innovaciones en torno a la casa:diez familias han comprado pisos enla cercana ciudad, en los que pasantemporadas o los finales de semana.Esta doble rur-urbana residencia esfuente de prestigio.

Para terminar este catálogo de índi-ces de incorporación al tren actuali-zante voy a señalar los siguientes:

copian a los ciudadanos en sus diversiones y vacaciones viajando alextranjero o veraneando en la playa,en las tiendas del pueblo con surtidoen alimentación equiparable a las dela ciudad- pueden comprar ciertasmercancías por teléfono, pues ope-ran con un servicio a domicilio, losbares del pueblo son similares a losde la ciudad, la programación de lasfiestas patronales es mucho másdensa y costosa en su vertiente profana, la iluminación nocturna delas vías públicas más potente y, por último, el Ayuntamiento ha proporcio-nado a los vecinos instalacionesdeportivas.

Belmonte está ciertamente situadojunto a tierras fértiles, las de la riberaizquierda del valle medio del Ebro;sus campos hace más de mil añosque se riegan y han proporcionadorenta y nivel de vida superiores almedio nacional, como indico en lamonografía. El 25,48 por 100 de lasuperficie territorial aragonesa es tie-rra cultivada y de esta superficie losregadíos alcanzan el 27, 11 por 100.Ahora bien, lo notable es que ese 27,11 por 100 de las parcelas en régi-men de regadío proporciona, el 80por 100 de la renta agrícola regional.La rentabilidad de la Ribera aragone-sa es muy superior a la media nacio-nal; Belmonte aprovecha y se benefi-cia de su situación.

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A primera vista puede observarseque mientras el salario de un peónha aumentado casi siete veces y elvalor de la tierra tres, la producciónde trigo por hectárea sólo se haincrementado en 1,33. Esta despro-porción es todavía mayor si miramosmás de cerca a la producción actuallíquida de cuatro hectáreas de rega-dío y la comparamos con la rentaobtenida en 1959. Entonces arrojabauna ganancia neta para el propietariode 57.000 pesetas; en el verano de1975 dos héctareas de trigo propor-cionaron 57.000 pesetas líquidas enconjunto y aproximadamente. Ese mismo labrador tenía en lamayor parte de los casos una hectá-rea de alfalfa que le dejó 33.500pesetas de beneficio neto, y otra demaíz que, en ese mismo año agrícola, le acarreó 17.000 pesetasde pérdida. El beneficio líquido total, por tanto,de las cuatro hectáreas, fue de73.500 pesetas, es decir, obtuvo unincremento de 1,28 sobre 1959.

No todos los años, desde luego, haprovocado déficit el maizal. Perosupongamos que el agricultor tipo alque aquí me refiero hubiera cultivadodos hectáreas de trigo y dos de alfal-fa; en este caso la ganancia líquidahubiera sido de 124.000 pesetas,que comparadas con las 57.000 de1959, arrojan un aumento de 2,17

veces. Ahora bien, este lento y exi-guo crecimiento en los beneficios delos productos agrícolas difícilmentepuede dar razón de la afluencia querevelan los índices de consumo enlas listas anteriores. Si a esto añadi-mos que frente al incremento de 2,17veces de las rentas del labrador elcoste de vida ha aumentado en losquince últimos años (aun partiendode 1968 como base igual a 100, elcoste de vida en 1974 sube a 176,3),la desproporción entre beneficios ygastos condena a balance negativoal agricultor. Su poder adquisitivo hadescendido notoria y peligrosamenteen el último decenio. En estas condi-ciones las perspectivas futuras dellabrador belmonteño se presentanproblemáticas, oscuras. ¿Qué hapasado mientras tanto en el pueblo?Veamos otras facetas del cambioque ha trastocado la condición de lacomunidad.

La capital zaragozana se encuentraen el centro del cuadrilátero quedeterminan las diagonales de lascuatro regiones de mayor potenciaindustrial de España: Madrid yVascongadas, Levante y Cataluña.En 1964 fue creado el Polo deDesarrollo y Promoción social deZaragoza; uno de los tres Polígonosindustriales que lo forman fue instala-do en terrenos justo fuera pero lin-dando con los límites municipales de

En términos económico-agrícolas los cambios recientemente operados vienenexpresados a continuación:

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Belmonte. En 1970 funcionaban yaen los tres Polígonos 139 empresas;Zaragoza y su área de influenciaconcentra desde aproximadamenteesa fecha el 60 por 100 de la pobla-ción industrial o mano de obra deAragón. Los vecinos de Belmonte sehan encontrado pues, casi de repen-te, en el centro de un núcleo indus-trial que condensa el desarrollo económico de la región.

La industrialización se ha hecho sen-tir además dentro del perímetromunicipal en el que se han instalado25 pequeñas industrias en ningunade las cuales participan vecinos delpueblo como propietarios o socios enel capital, pero sí como obreros asa-lariados. Las tierras sobre las que selevantan estos edificios industrialesmás aquellas que han sido expropia-das para la construcción de una pistade acceso a la ciudad, más las pose-ídas por belmonteños en el Polígonoindustrial suman 210 hectáreas apro-ximadamente; estas tierras sontodas de monte, de calidad, sin dudaalguna, inferior a las de la huerta, yesto aun teniendo en cuenta que 160hectáreas de las desaparecidas eranregadío de monte. La venta o expro-piación de esos terrenos de monte-de viñas y trigales en casi su totali-dad- ha proporcionado unos 110millones de pesetas a los numerososvecinos afectados. La fértil huerta no

ha sido afectada hasta ahora enestas transacciones o expropiacio-nes, lo que quiere decir que el poten-cial agrícola del pueblo no ha des-cendido en modo considerable.

Es sintomático, no obstante, delcambio de actitud frente a la tierra elhecho de que sólo cuatro cabezas defamilia en toda la comunidad haninvertido una parte del dinero recibi-do en comprar nuevas tierras; entrelos cuatro han adquirido seis hectá-reas. Los millones han proporciona-do bienes de consumo, algunospisos, mejoras caseras, etc., pero elmayor caudal ha afluido a sus libre-tas de ahorro, y en mucha menorescala a la Bolsa. En todo caso, eldinero a plazo fijo produce más y sinesfuerzo que producía la tierra vendi-da. No vale la pena trabajarla.

El cambio operado es mucho másradical de lo que expresa esanueva actitud vecinal. En la actuali-dad -finales de diciembre de 1975-,no hay ni un solo joven de veinte enla localidad que trabaje en el campo.El cuadro que sigue no necesitacomentario si tenemos en cuentaque en 1960 virtualmente todos loscabezas de familia e hijos varones deedad postescolar -exceptuados losque no eran hijos del pueblo- eranagricultores (Belmonte, o.c., páginas64-65).

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El 76, 12 por 100 de la totalidad delas casas del pueblo se dedican altrabajo en la industria como obrerosno cualificados en prácticamentetodos los casos; en esta cifra vienenincluidos los propietarios de tiendas ybares, 15 en total, ya que hoy su acti-vidad principal es el comercio y nolas labores agrícolas. Únicamente el12,80 por 100 de miembros de lacomunidad se dedican sólo a las fae-nas del campo y están en condicio-nes de hacerlo, es decir, no han lle-gado a los sesenta y un años. Un5,53 por 100 que también tiene comoexclusiva ocupación la agrícola tienemás de sesenta y un años, es decir,su actividad y eficacia vienen condi-cionadas negativamente por la edad.Por último, queda un pequeño con-tingente -un 5,53 por 100- de gentemás joven, agricultores que puedenser denominados o clasificados obien como agroindustriales en el sen-tido de que además de cultivar direc-tamente sus propias fincas empleansu maquinaria agrícola para, comoasalariados, realizar las faenas enlos campos de aquellos que los con-tratan, o bien, además de los queha-ceres propios del cultivo de sus tie-rras, crían ganado vacuno o lanarcomo complemento de aquéllas o, alcontrario, continúan atendiendo loscampos pero su atención se concen-tra en el ganado.

Un accidente geográfico, el mero ysimple hecho de la situación y empla-zamiento de la comunidad ha ocasio-nado un cambio radical en el estilode vida de la gente. Las cifras ante-riores lo dicen gritando. Y la transfor-mación ha sido rápida, sin titubeos nivacilaciones. Esto quiere decir que lasimbiosis de factores externos y pro-cesos mentales ha sido no sóloarmónica sino íntima y profunda.

Voy a señalar brevemente parte delas presiones o incentivos para elcambio e indicar mínimamente lapercepción de la situación por losactores.

No tengo duda de que el primusmovens ha sido un factor externo,puramente ecológico, la localizacióngeográfica. La proximidad al polí-gono industrial no sólo ha brindadocentenares de posiciones de trabajosino que ha contribuido también a lainstalación de pequeñas fábricas enel pueblo. La proximidad a la capitalaragonesa, la excelente comunica-ción y el precio económico de lastierras de secano sobre las que selevantan las fábricas locales sonfactores en los que los belmonteños-excepto el último- no han interveni-do. Las decisiones han sido toma-das fuera.

Pero hay otros factores interno-exter-nos que quiero subrayar por sucarácter de presiones e incentivospara la innovación. Las presionesmateriales objetivas no son difícilesde precisar sobre todo si tenemos encuenta las condiciones de un buennúmero de empresas agrarias loca-les. En 1959 consideraban los bel-monteños que un matrimonio condos hijos en edad escolar necesita-ba cultivar un mínimo de cuatro hec-táreas de tierra para poder hacerfrente a los gastos normales de lafamilia; con esa tierra en propiedad,y en un año normal, no se veía en lanecesidad de pedir dinero prestado,pero tampoco podía ahorrar nada. Elnúmero de cabezas de familia que nollegaban a poseer ese mínimo de tie-rra era de 240. Hoy, me aseguran,esa misma familia, con dos niños,necesitaría como mínimo ocho hec-táreas, todas en la huerta. Ahora

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bien, como la tierra de buena calidaddifícilmente se vende, si entonces lascondiciones de vida en el puebloeran severas para 240 familias, hoyserían simplemente intolerables alnecesitar doble número de hectáre-as; y no sólo para ellos sino paraotros 60 cabezas de familia más queno alcanzan ese límite mínimo de tie-rras. En otras palabras, la emigraciónpor el cambio de profesión se hahecho realidad forzosa para 300familias en el último decenio y lasdos alternativas han estado en ope-ración como he indicado en el gráficoprimero.

La instalación de fábricas dentro yfuera del límite municipal ha propor-cionado una alternativa triplementeaceptable y aceptada por los deBelmonte. Primero, no se han vistoforzados a emigrar; consiguen laestabilidad financiera sin dejar suscasas. Segundo, no venden sus tie-rras sino que las cultivan en los fina-les de semana o días de fiesta, y ter-cero, dejan el campo atrás, profesiónque conceptúan de ínfima categoría(Belmonte, o.c., pp. 17-18). Como re-sultado final, su posición económicaha mejorado sustancialmente. Unsolo dato numérico puede dar unaindicación: En 1959 un bracero en elpueblo (Belmonte, o.c., p 127) obte-nía de su trabajo en campos ajenos20.400 pesetas, aproximadamente,en todo el año. Hoy obtiene 18.000pesetas mensuales, de promedio, enla fábrica. Además puede trabajarhoras extraordinarias.

La percepción de su situación comoínfima a nivel nacional, las connota-ciones que ellos ven y atribuyen alespacio semántico de la frase conque se definen "soy del campo"(Belmonte, o.c., páginas 17-18), la

falta de control en las decisiones decarácter agrícola que a ellos afectan,la nula significación a escala nacio-nal, la exclusión hasta hace muypoco de la seguridad social, la prácti-ca ignorancia de su morada y proble-mas por parte de los mass mediaque sólo parecen dirigidos a ciertosector ciudadano, etc., contribuyen acrear y favorecen las imágenes yprocesos mentales de los belmonte-ños que , sin volver la vista al arado,sino, con presteza y euforia hanllamado a las puertas de las fábricas.

Hay que tener en cuenta, además, siqueremos entender el cambio ocurri-do, otro tipo de consideraciones.Belmonte ha entrado plenamente enla sociedad de consumo; en todaslas casas hay radio, televisión y fri-gorífico y, si sigue la tendenciaactual, virtualmente todas - exceptoen las de ancianos, por razonesobvias- habrá muy pronto coche yteléfono. El dinero para hacer frentea estos gastos no lo da la tierra, laproporciona la fábrica con sussobres periódicos y seguros. Losojos están puestos en la ciudad y losmodos y estilo de vida ciudadanosson los que tratan de copiar.

Factores externos e internos, condi-ciones materiales y estructurales,presiones e incentivos, actitudes yprocesos mentales se han combina-do y acumulado para acelerar elcambio de una comunidad que, enmenos de una década, de eminente-mente agrícola ha pasado a ser fun-damentalmente industrial si tenemosen cuenta el criterio de ocupación.No obstante, las tierras no han sidovendidas por los que trabajan enfábricas, las siguen cultivando aun-que, a veces, en precario. Esta dua-lidad real y mental de casi todos los

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vecinos y la afluencia que proporcio-na está confiriendo a la comunidadun carácter distinto, un tono y halo deambigüedad y difusión que, junta-mente con otros impactos, voy a glo-sar ligeramente a continuación.

Es obvio que el trabajo en la fábricarequiere ciertos "standars" objetivosen su ejecución, sumisión a la exis-tente jerarquía de autoridad - recuér-dese que todos han entrado comoobreros no cualificados, muchos deellos con más de treinta años y noacostumbrados a recibir órdenes dejovenzanos expertos- y acoplamientoa las demandas de la producciónmecánica. Aunque el cambio delcampo a la fábrica ha sido brusco, nohe oído comentarios negativos encuanto a la organización racionaliza-da, técnica y monótona del trabajo yla necesaria sumisión a personas yrígidos horarios. A primera vista pare-ce que se han incorporado sin trau-mas graves al funcionamiento de lafábrica.

Sin embargo, los concomitantesinherentes y consecuencias objeti-vas de las nuevas exigencias labora-les se han manifestado desde el prin-cipio. Ninguno de los obreros ha ven-dido sus tierras, ni piensan hacerlo;los ingresos - aun decrecientes-, queproporcionan, redondean el salarioindustrial. Ahora bien, el cuidado yatención personal que pueden dedi-carles es mínimo, especialmente enlos cortos días invernales, a no ser,claro está, que en la rotación del tra-bajo en la fábrica les corresponda elhorario nocturno. Los finales desemana y festivos vuelven a surecientemente preterida ocupaciónagrícola. Pero con actitud marcada-mente modernizada. Las siguientesfrases "standard" son bien expresi-

vas: "A mi me gusta ir al campo perocon el coche ( o la moto) y sin bajar;miro: ya verdea (el trigo), a casa"."Yo, lo que haga el tractor, y lo queno hagan el tractor y la cosechado-ra, allí se queda. Hay máquinaspara casi todo".

Efectivamente, el trabajo físico en loscampos está desapareciendo y posi-tivamente se evita. Las faenasmanuales que requieren las esqui-nas o rincones de las fincas y quepuedan ejecutarse el sábado quedansin hacer si no penetran las máqui-nas. Ni esbrozan o desbrozan los rie-gos según costumbre ni están dis-puestos a pagar jornales por estaoperación de limpieza. No riegan atiempo y se nota en la menguadaproducción de sus campos. Tampocoentrecavan; no tratan con herbicidasel maíz ni lo esclarece, etc.; y desdeluego que nada siembran de hortali-za o para el consumo propio.

Estos son los comentarios, nostálgi-cos y tristes, de un labrador al quedesagradan las sirenas de las fábri-cas y la indiferencia hacia los cam-pos: " Dejan (los nuevos obreros)todo (las faenas agrícolas) para latarde del sábado o para el domingo,pero vienen sin ganas, y tampoco lohacen. Sólo plantan lo que hacen lasmáquinas. Como ya no dependen(económicamente) del campo hanperdido el amor y el interés, porqueno lo necesitan, y no quieren tenerningún sacrificio con el campo".Enjuiciamiento diáfano y pertinenteque hace innecesaria la paráfrasis.

Esta económica independencia de laproducción de las tierras de los labra-dores. Concretamente, en el otoñode 1975, han vendido el maíz a unprecio por kilogramo que ha oscilado

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entre seis y siete pesetas; a juicio detodos la transacción es ruinosa pues-to que para obtener un 10 por 100de beneficio empresarial se deberíapagar a 12 pesetas kilogramo. Perocomo poseen poca tierra y sólo partede la misma había sido sembrada demaíz, la pérdida la consideran sopor-table si además del salario de lafábrica tienen en cuenta los gastosque acarrearía un local para guardarel maíz durante meses esperando elalza de precio, lo que desembolsarí-an para secarlo, etc. Además "qui-tándonos de encima el maíz pode-mos sembrar trigo en esos campos".Como resultado, el precio del maízha sido en Belmonte el más bajo detoda la comarca; el resentimiento delos agricultores flotaba denso en laatmósfera durante mi estancia en elpueblo para recoger estos datos1.

Obreros y agricultores se enfrentanen una relación asimétrica recargadade latente hostilidad. Me refiero a loslabradores que emplean su maquina-ria (tractores, cosechadoras, empa-cadoras, etc.), para cultivar las tie-rras de los primeros. La estanciaeconómica y de prestigio de estosagroindustriales en la escala jerár-quica de la comunidad es superior ala de los obreros; sin embargo, en lasrelaciones de trabajo invierten larelación y pasan a ser asalariadosprecisamente de los obreros. Estosnecesitan de la maquinaria de aqué-llos, como también necesitan que suinversión en maquinaria sea renta-ble, se ven forzados a trabajar las tie-rras de los primeros.

Pero esta forzosa relación comple-mentaria no es del todo armónica.Primero, la inversión de roles amo-peón no es del agrado de los agricul-tores; antes llevaban precisamente aesos obreros a trabajar como peonesen sus campos. En segundo lugar, yhace unos años, el tractorista traba-jaba para los campos de los otroscuando había terminado sus propiasfaenas, que realizaba en el momentoconsiderado óptimo. Hoy, si quiereque sus máquinas no permanezcanociosas tiene que trabajar sábados ydomingos especialmente porque sonlos días durante los cuales los obre-ros pueden supervisar el trabajo quepara ellos se realiza.

Tercero: los obreros no sólo determi-nan los días laborables sino que exi-gen más y mejor trabajo y reclamanla máquina más moderna; seencuentran en esta plataforma deexigencia y mando porque abunda lamaquinaria en el pueblo y puedenelegir; optan por la muy reciente opotente maquinaria porque éstapenetra más la tierra, termina mejorlos rincones, etc., lo que, consecuen-temente, les ahorra más o todo, tra-bajo manual.

La implicación de los dos sectores dela comunidad es obvia; se necesitanmutuamente. Ambos manipulan laspretensiones de los otros; sin losmaquinistas, los obreros no podríanadministrar sus tierras, y sin la indus-trialización del trabajo en esas tierrasno será posible tener máquinas.Aunque todos aprecian la convenien-

1. A finales de enero de 1976, y cuando ya estaba escrito este ensayo, me llega la noticia (que además a repro-ducido la prensa nacional) de que los labradores han llevado sus tractores a la autopista que pasa por el pue-blo para impedir el tráfico. Su objetivo: conseguir un precio más elebado del maiz.

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cia de la relación, los labradores seapresuran a resaltar otra simetríaque consideran negativa. La expo-nen así: " antes, cuando trabajába-mos sin máquinas las tierras de losotros, una junta (Yunta, dos mulastrabajando durante un día) equivalíaa cuatro jornales de peón; dos juntaspara arar de bravante un cahín detierra equivalía a ocho jornales. Hoyse labra todo eso por 1.000 pesetas,lo que equivale no a ocho jornales,sino a dos, pues el obrero gana1.000 en dos días. Así salen muyfavorecidos, ellos ganan y nosotrosperdemos".

En una comunidad en la que la estra-tificación ha sido realmente rígida(véase Belmonte, o.c., capts. III-IV),la inversión jerárquica relacional esíntimamente experimentada y recha-zada. "Resulta que ahora los labra-dores somos los criados de los obre-ros", me decían. Además, se dancuenta de que la base de su superiorposición, las tierras, deja de ser ope-rante; antes eran "la solución fami-liar; hoy no". "Antes, los mozos ibandetrás de la tierra de los padres de lanovia, pero hoy nadie piensa eneso". Uno de los firmes y sólidossupuestos fundamentales de su vidase ha quebrado.

La anterior alusión a la estratifica-ción y la irritación por el trastuequede posiciones pueden hacer pensaren notables diferencias en cuanto ala posesión de tierras, pero no esasí. Sólo nueve cabezas de familiatienen más de 15 Has. Y sólo 13poseen entre 10 y 15 Has.(Belmonte, o.c., p. 20). La tierra erael eje real, sentimental, valorativo yparadigmático en torno al cual seorganizaba la vida, se medían eltiempo y el espacio (Belmonte, o.c.,

pp 33-38); eran definidas la moraday valía personal y giraba el código deconducta apropiada y moral de losvecinos (ídem, cap. XIII). Los deta-lles que he narrado antes, el sarcas-mo o nostalgia de las frases de loslabradores, se refieren a signos oíndices que perciben y que apuntandirectamente a la desaparición detodo un complejo mun-do peculiar,de una concepción o Weltans-chauung de la existencia.

La fábrica, con la rigidez que imponeen su horario, ha minado y derruidovarios segmentos del sistema cultu-ral. La asistencia a las fiestas localesy familiares, a bautizos, bodas yentierros ha constituido otras tantasocasiones para cimentar y corrobo-rar lazos de solidaridad local, deparentesco y amistad; hoy, la escasaconcurrencia a diversiones, ceremo-nias y ritos de transición desluceesas celebraciones y atomiza lasrelaciones. Sólo en casos contadosy de muy directa implicación solici-tan permiso; las máquinas no searrojan como las azadas.

Hace una decena de años y en díasde invierno, frío o lluvia se veíancorros de vecinos en las carpinterí-as, herrerías, o en las esquinas con-versando; los bares se llenaban. Esaestampa popular pertenece ya alpasado. Todas las mañanas, tem-prano, en invierno o con calor, salencon sus coches o motos y van a suspuestos de trabajo en el polígonoindustrial. No sólo el pueblo, sinohasta los campos, quedan abando-nados. "A las diez de la noche ya nohay nadie en el bar, y, como ellos sevan (y son muchos) todos (nosotros,los labradores, que somos muypocos), nos vamos. Los sábados porla noche está lleno el bar y se les ve

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gastar con alegría; manejan másdinero".

El pueblo ha dejado de ser un centrode diversión dominguera o el lugardonde pasar en convivencia con losvecinos los ratos de ocio. Los com-ponentes del Ayuntamiento convirtie-ron las antiguas escuelas en unespacioso y adecuado salón debaile, pero no ha atraído a la juven-tud y lo han cerrado. De los dos cinesque había, sólo uno abre los domin-gos; lo patrocinan unas pocas doce-nas de gente de edad. La juventud,desde las muchachas de dieciséisaños, salen a la carretera los domin-gos y fiestas, nada más comer, y, enauto-stop o con los coches de losamigos, marchan todos a Zaragoza apasar la tarde. Un informante measeguró que en los cuatro últimosaños no ha pasado ni un solo día defiesta en el pueblo. Aunque a vecespasan la tarde en las discotecas dealgunos pueblos cercanos, la capitalprovincial es el lugar preferido comocentro de diversión. Estas idas yvenidas de las hijas, sin directo con-trol paterno, subrayan el profundocambio de relaciones intrafamiliaresocurrido en los últimos años, perocomo es un tema que exigía todo unensayo, lo dejo de lado.

No obstante, sí que quiero subrayarla radical diferencia valorativa entreni siquiera permitir bañarse a lasmuchachas en 1960, y consentir hoysu salida y expansión en lugares ale-jados de la comunidad. Con mucha-chos desconocidos. La juventudrechaza toda intromisión o tutela enesta esfera. El salón de baile delpueblo ha tenido que ser cerrado porfalta de asistencia. La diversión localno les ofrece aliciente; les atrae laciudad.

El coche lleva a la juventud a otroslugares de diversión, ciudadanos lasmás veces. Allí conocen, y muchasveces intiman, con chicas o mucha-chos de la capital o de otros pueblos.Bajo estas condiciones, la tradicionalendogamia local difícilmente persisti-rá. En las Navidades de 1975 contéel número de jóvenes de ambossexos que tienen novio o novia "for-mal". De un total de 50, en solo cincocasos -el 10 por 100- son ambos delpueblo; en 22 relacionados -el 44 por100-, el muchacho es de la comuni-dad, pero la novia, de fuera, y en 23parejas -el 46 por 100-, la novia eslocal o belmonteña y el novio, foras-tero. En otras palabras, en el 90 por100 de los casos es de esperar quefamilias del pueblo tengan que rela-cionarse y emparentar con familiasdesconocidas y de fuera. Las hijasdel pueblo se marchan y vienenotras, que carecen de raíces en lacomunidad, la intensa red de paren-tesco en diverso grado, que antesligaba en más de un sentido a secto-res amplios de la localidad, va adejar de perpetuarse o renovarse. Loque a su vez implicará -implica ya-, oes exponente, de un mayor particula-rismo e independencia.

He observado cómo mujeres deedad preguntan al ver pasar a muje-res jóvenes por la calle: "¿ésa dequién es?", queriendo identificarla através de sus padres o abuelos. Unade ellas, al explicarle que era foras-tera, casada con un nativo, comentóentre dientes: "esto ya no es un pue-blo". Efectivamente: el conocimientoy trato personal de antaño ha desa-parecido. "Los parientes ya no sontan parientes como antes", aseguróotra, "no te enteras de los que lepasa a la familia". Aludía a que hastamuy recientemente, si alguien estaba

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enfermo, los parientes femeninos seofrecían todos y atendían, turnándo-se día y noche, al paciente. Comoahora llevan al enfermo grave a lasclínicas u hospitales de la ciudad,esa reactivación y demostración delazos se hace innecesaria en la prác-tica. Ciertas palabras antes clave ysus conceptos se están rodeando deambigüedad y opacidad; la incerti-dumbre del significado testimonia lageneración de algo nuevo.

Otra esfera de actividad que tambiéncomienza a desdibujarse es la ritualo religiosa. Aquellas formas externasque precisamente ponían en acción yrealzaban la solidaridad comunal(procesiones por las calles del pue-blo, asociaciones religiosas y cofra-días, fiestas patronales, etc.) estándesapareciendo. En las fiestas de lospatronos el carácter profano esmucho más prominente que el reli-gioso. Las solemnes y variadas pro-cesiones no se celebran ya, y si eldía de la Patrona -15 de agosto- nofuera festivo a nivel nacional, hubiera

sido trasladada la celebración a otrasfechas, anteriores o posteriores, peromás convenientes. A pesar de serlo,la comisión de fiestas adelanta oretrasa su comienzo para que concu-rran dos finales de semana; estamovilidad temporal permite a losobreros una mayor participación enlas diversiones. Por la misma razónhan tenido que trasladar la celebra-ción campestre de la festividad deSan Isidro a un domingo.

Las cifras siguientes comparativas yaunque no he investigado específica-mente este aspecto del cambio,parecen sugerir también la existenciade una tendencia a la secularización.Ha sido elegido como índice o crite-rio la asistencia a misa: A) el primerdía del año 1976, festividad del nom-bre de Jesús, tradicionalmente cele-brada en el pueblo, y que se compa-ra con la correspondiente cifra delmismo día en 1961, y B) la de losdomingos en la segunda mitad deenero, uno de 1960 y otro de 1976(Belmonte, o.c. p. 295).

He presentado un escorzo unaspocas facetas de las transformacio-nes e innovaciones ocurridas unas enBelmonte y pretendidas otras por losbelmonteños en los últimos quinceaños. Las variaciones topográficas yecológicas, la instalación de unnúcleo industrial lindando con el

municipio y sobre campos que elloscultivaban, la proliferación de peque-ñas fábricas en la localidad y la forzo-sa expropiación de tierras son los fac-tores básicos que han provocado elnacimiento y consolidación de otromodo ocupacional y de un afluente yciudadano estilo de vida.

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Estas han sido, no obstante, sólo lastransformaciones iniciales en unacadena de innovaciones. La dilata-ción del espacio interactivo con la con-siguiente extensión y multiplicación derelaciones interpersonales es con-gruente y ocasiona la debilitación dela jerarquía de posiciones y roles asi-métricos familiares tradicionales y lacontracción del significado del paren-tesco. El proceso de diferenciacióninterna, por otra parte, la colisión dia-léctica entre distintos sectores y la dis-minución de formas rituales, condu-cen, imperceptiblemente, al principio,a la segregación y aislamiento, a lavacuidad del contenido comunitario.

Pero las repercusiones de estoscambios iniciales son más profun-das. Esos procesos de diferenciacióninterna local, la iniciada quiebra conaspectos sustantivos del todavíamuy próximo pasado y los contactosdiacríticos entre los nuevos gruposde la población, fuerzan a una revi-sión y nueva toma de posiciones,Agrupaciones, actitudes, institucio-nes y valores muestran su energía ydinamicidad forzando viejos límites ycauces, adquiriendo nuevos signifi-cados y rechazando fronteras.

El contenido y perímetro de los tradi-cionales y rígidos, sólidos y diáfanosmapas cognitivos se revelan hoyinoperantes frente a las variadas ysimultáneas configuraciones de significado. Columnas tan básicascomo la propiedad y la familia, losvalores y rituales, la concepción de laidentidad personal y de la comunidadno ofrecen ya un significado fijo,monovalente y terso; individuo ycomunidad, instituciones y valoresrequieren urgentemente nuevas defi-niciones. La ambigüedad actual, pro-

pia quizá de una etapa reestructuran-te, desorienta y confunde.

Es sin duda el obrero el que seencuentra en una situación más flui-da. La comunidad no le ofrece unmarco de referencia para abordar sunueva problemática, ni siquiera tieneya verdaderos problemas comunesni tiene que enfrentarse con comu-nes dificultades. Sus conversacionesen el bar versan sobre temas y refle-jan preocupaciones ajenas a las dellabrador; comienzan a hablar lengua-jes diferentes. En la fábrica estre-chan amistad con compañeros queno son del pueblo; se invitan mutua-mente e intiman, a veces, fuera de lacomunidad.

Y no sólo esto: menosprecian sureciente pasado agrario y se refierendespectivamente a lo que implica"ser del campo". "Trabajando en lafábrica llegas a final de mes, o de lasemana, y el sobre". "Llega el sába-do, al mediodía, y hasta el lunes,nada" Se deja la herramienta a lahora justa y ya no hay más preocu-pación. "El campo es un atraso". Lainseguridad del campo la han troca-do por el salario fijo y el seguro dedesempleo, por la gratuidad de médi-cos y consultas médicas, operacio-nes, ambulatorio y medicinas, a todolo que antes, como labradores, notenían acceso.

El acceso al bienestar económico haredefinido a la juventud, siguiendoahora líneas genealógicas y no comoantes, pecuniarias. Las barreras queimpedían el acercamiento a ciertasmuchachas han desaparecido; des-de esta perspectiva, la juventudparece más unida, menos diferenciapor estratificación y cuadrillas (Bel-monte, o.c. pp 172.5) que antes.

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Todos se acercan y tratan con todas;por ejemplo, en los bares, los jóve-nes, no consideran ninguna mesaocupada por mozas de imposibleacceso, como sucedía hasta muyrecientemente.

Esta igualdad económica ha incitado,a su vez, a miembros de gruposantes superiores en la escala jerár-quica local a establecer nuevasdemarcaciones sutiles y a redefinirseen su nueva situación. Ante las cre-cientes demandas de la sociedad deconsumo han necesitado más dineropara mantenerse diferentes y preser-var distancia. Para conseguirlo hanformulado prácticamente una nuevaética respecto al trabajo. Los estu-diantes, indico en la monografía(pp.92-33), no trabajaban durante elverano. Da vergüenza el no trabajar.Por las noches, y en sus propiascasas, un buen número de familiasacomodadas trabajan en operacio-nes manuales y fáciles, que requie-ren algunos elementos o piezas queproducen o necesitan en algunasfábricas. Lo que a la vez que testificaincertidumbre y ambivalencias arran-ca despectivos comentarios porparte de los obreros. No basta la tierra para definir e identificar.

En su empeño distanciador tratan desobresalir y distinguirse de los obrerospor la decoración interna de la casa,por sus muebles, cuarto de baño yuso de agua caliente. Hablan de latoxicidad de algunos empleos o pues-tos en las fábricas y pretenden volvera sus raíces afirmándose en la tierra.Ahora bien, se trata de una autoafir-mación defensiva, de un esfuerzo porconservar formas integrales de unmodo de vida tradicional, que irreme-diablemente desaparece. En eseesfuerzo se enfrentan, sin recrimina-

ción ni carga personal, con los obre-ros, abanderados o representantes deese otro modo de vida que con tantaprisa han adoptado. Estilo de vidasubvierte los presupuestos básicosque orientaban la organización de lacomunidad.

Los obreros, por su parte, consideranque el trabajo en la fábrica les prestacategoría; contraponen el trabajo enel campo o en la construcción, dondepueden ganar más y prefieren lafábrica. Es todavía temprano parapoder encontrar enjuiciamientosnegativos con respecto a la empresa;sólo tengo noticia de un obrero decuarenta y seis años, que comenta-ba: " yo he entrado en la fábrica, perola fábrica no ha entrado en mí".Mientras tanto, el salario periódico ylas pagas extraordinarias, el trabajo"bajo techo" y sólo ocho horas, lasvacaciones, "el derecho a chillar" enla fábrica, la estabilidad laboral, laSeguridad Social y, sobre todo, la ele-vación considerable del "standard" devida, que a todos, labradores inclui-dos , afecta, relegan a segundo planola ambigüedad, confusión y ambiva-lencia propias de toda etapa de cam-bio; en conjunto, todos han participa-do de las bendiciones y beneficios delbecerro de oro de la modernidad; lerinden pleitesía.

"Ensayos de Antropología social"Carmelo Lisón Tolosana, 1978.

Editorial Ayuso

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PEQUEÑA MEMORIASOBRE EL PROCESO DE CREACIÓN

DEL “CENTRO HUMANÍSTICO”.

Beatriz Callén Polo

CENTRO HUMANÍSTICO =EMPEÑO CULTURAL Y CIUDADANO.

Miguel Herrero de Miñón

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PEQUEÑA MEMORIASOBRE EL PROCESO

DE CREACIÓN DEL“CENTRO HUMANÍSTICO”

La realización de un Centro Huma-nístico en La Puebla de Alfindénsurge de una iniciativa del Ayun-tamiento de la localidad a propuestade D. Carmelo Lisón Tolosana, unainiciativa que es fruto de la colabora-ción y de la unión que ha existidoentre D. Carmelo Lisón Tolosana ylos vecinos de su municipio. Aunquesu trabajo y sus conocimientos lohayan ascendido a la categoría dehijo predilecto de nuestra localidad,él siempre se muestra como una per-sona cercana y de fácil accesibilidad,dispuesto a ayudar a todo lo que elAyuntamiento y cualquier vecino lepide, con la sencillez propia de unagran persona. Entre sus planes y losde su esposa Julia, siempre estuvopresente nuestro municipio, no dejóde visitarlo ningún verano mientrasvivió su madre y la presencia de LaPuebla de Alfindén le acompaña ensu extensa trayectoria profesional.Su deseo y el de su esposa es donara este Centro su biblioteca especiali-zada y todas sus pertenecías.Nuestro deber como ciudadanos escorresponder a este legado con ellugar que merece, de la misma formaque lo han hecho en Aragón otrosmunicipios, más pequeños que elnuestro, tenemos muy cerca el ejem-plo de Fuendetodos con la figura deFrancisco de Goya y Calanda con lafigura de Luis Buñuel. Proyectos queiniciaron ambos ayuntamientos y quefueron considerados en su día comomuy ambiciosos pero que no tarda-ron en recibir el apoyo e impulso de

la administración provincial, autonó-mica, nacional y europea. Las ayu-das a proyectos importantes siemprellegan, pero la iniciativa ha de tomar-la el Ayuntamiento en donde se ubicael Centro. Esta es la oportunidad quese nos presenta en bandeja paratrascender más allá de nuestra muni-cipalidad y que La Puebla de Alfindénse de a conocer como un municipiodestacado en el panorama culturaleuropeo.

Desde que D. Carmelo Lisón comu-nicó al Ayuntamiento su deseo dedonación, se han visitado distintasinstituciones aragonesas, con el finde buscar aliados para la realizaciónde un proyecto que el Ayuntamientono puede acometer en solitario. ElGobierno de Aragón, está muy inte-resado en la realización de este pro-yecto y tiene intención de apoyarlopresupuestariamente cuando lasituación económica mejore y sepueda llevar a cabo su ejecución.Iniciamos el camino de preparaciónpara la realización del nuevo Centroen julio de 2008. El primer paso sedio con la creación de la FundaciónCentro Humanístico aprobada por elpleno del Ayuntamiento.

Dicha Fundación tiene un triple objetivo genérico:

1- La creación de un Centro especia-lizado en Antropología social ycultural que aglutine los estudios,trabajos y experiencias que enesta disciplina se realizan ennuestra comunidad y fuera de ella.

2- La investigación, docencia, exten-sión e información sobre Antropo-ogía social y cultural o aquellascuestiones que estén relaciona-das con la Antropología y quepuedan ser de interés para el

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municipio donde se ubica elCentro.

3- La cooperación y colaboración cul-tural, científica y técnica con laPuebla de Alfindén, la comunidadautónoma , el resto del estadoespañol y con países que desarro-llen acciones vinculadas con losobjetivos del Centro.

Cuando la Fundación se constituyase creará dentro de la misma unPatronato que tendrá plena libertadpara determinar las actividades de laFundación, tendentes a la consecu-ción de aquellos objetivos concretosque, a juicio de aquel y dentro delcumplimiento de sus fines, sean losmás adecuados o convenientes encada momento. A título enunciativo,la Fundación podrá organizar confe-rencias, cursos, seminarios, estudiosde Posgrado, programas de investi-gación, editar publicaciones, folletos,libros, CD y DVD, colecciones, etc.Producir documentales, programasde TV, de cine, conceder becas, sub-venciones o ayudas, contratar inves-tigadores y especialistas y cuantasacciones considere convenientespara conseguir los fines propuestos.El pasado 24 de febrero D. EloyFernández Clemente, catedrático deHistoria Económica en la Facultad de Ciencias Económicas y Empre-sariales de la Universidad de Za-ragoza y amigo personal de D.Carmelo Lisón Tolosana, se despla-zó al Ayuntamiento de La Puebla deAlfindén para explicar a la corpora-ción la trascendencia e importanciade este proyecto y la necesidad deque aunque sea, poco a poco, se tra-baje en la puesta en funcionamientodel mismo. En la Universidad deZaragoza no existe una enseñanzaespecífica en Antropología Social ycada vez es mayor el número de

estudiosos y licenciados en esta dis-ciplina en nuestra Comunidad, por loque un Centro de estas característi-cas podría contribuir de manera efi-caz al desarrollo de esta disciplinacon programas especializados.Consecuencia de este encuentro hasido la creación de un grupo de tra-bajo formado por concejales querepresentan a todas las fuerzas polí-ticas que hay en el Ayuntamiento, elgrupo se reunió por primera vez elpasado 17 de marzo en las depen-dencias del Ayuntamiento y en estaprimera convocatoria adoptó lossiguientes acuerdos. Dar a conoceral municipio la figura de D. CarmeloLisón Tolosana, porque resulta cer-cana y conocida a una parte muypequeña de la población y debedarse a conocer a todo el municipio através de los medios informativosque actualmente tenemos a nuestradisposición, para que su futuro lega-do adquiera la importancia que mere-ce. El grupo de trabajo acuerda porunanimidad realizar las siguientesgestiones:

1- Buscar un espacio cercano alAyuntamiento que sirva comoemplazamiento inicial del fondodocumental de D. Carmelo LisónTolosana. Este espacio serviríapara centralizar todo este fondodocumental especializado y paraque investigadores y docentesinteresados en la Antropologíasocial y cultural y en los fondos deesta biblioteca, pudieran consul-tarlos. Este emplazamiento seráprovisional, a la espera de que enun tiempo, lo más breve posible,podamos ver el Centro Huma-nís-tico que está proyectado.

2- Informar y formar sobre la discipli-na de Antropología y más en con-creto incidir en la figura de D.

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Carmelo Lisón Tolosana , de vitaltrascendencia en esta ciencia y ennuestro municipio. Para este fin,se van a utilizar dos medios:

• La revista “La Junquera” que eneste número dedica un mono-gráfico a la figura de D. CarmeloLisón Tolosana y al futuro CentroHumanístico.

• La creación de una página deinformación que pueda enlazar-se con la página web delAyuntamiento y que contenga,no sólo, la biografía de D.Carmelo Lisón sino también todoel trabajo que realiza en la actua-lidad a través de Congresos yponencias Tanto la revista comola página web se presentarán el23 de abril en el salón de plenosdel Ayuntamiento, en un actopúblico, aprovechando que estedía ya se realizan actividades entorno al libro.

Para el próximo curso escolar se tra-bajará la Antropología y la figura deD. Carmelo Lisón Tolosana en todoslos centros educativos del municipio.El nuevo Centro Humanístico albergará espacios dedicados a lainvestigación y especializados enAntropología social y cultural pero lamayor parte del mismo podrá ser uti-lizada para la realización de activida-des programadas en el municipio,prueba de ello es la ubicación en elmismo de la Biblioteca Pública,Auditorio y Sala de exposiciones,espacios que cuentan con accesoindependiente que garantiza su fun-cionamiento los fines de semana sinnecesidad de abrir todo el edificio.Os adelantamos en este número de“la Junquera” la distribución de espa-cios que se refleja en el proyecto delfuturo Centro Humanístico.

Sotano 1º. Aparcamiento.Sótano 2º. Archivo y sala de exposi-ciones.Para la conservación y el depósito defondos especiales, reservados ainvestigadores o personal de labiblioteca y de documentos restringi-dos y reservados a personal delAyuntamiento. En este espacio seubicará todo el material etnográficomanuscrito de D. Carmelo Lisón (deuso muy restringido), además de unacopia de cada una de sus publicacio-nes, más fotografías y películas etnográficas.En esta misma planta se ubicará unasala de exposiciones con accesoindependiente desde la C/ Fuertes,un espacio abierto a los usos cultu-rales del municipio. Planta Calle. Biblioteca PúblicaMunicipal Planta Primera. Auditorio yBiblioteca especializada.El Auditorio tendrá una capacidad de150 butacas. Equipado para realizarcongresos y también para que elmunicipio pueda utilizarlo en peque-ños ciclos de artes escénicas u otroseventos. También tendrá accesoindependiente desde la C/ Fuertes,dotando a este espacio de mayorindependencia y abriéndolo así a losusos culturales del municipio.Planta segunda. Despachos indivi-duales y sala de juntas.En esta planta se ubicarán despa-chos y una sala de reuniones para elpersonal que trabaje en el Centro.

La parte del Centro que se dedique a Antropología Social será un espaciopara que la comunidad científica rea-lice la investigación antropológicamás avanzada.

Ofrecerá los siguientes servicios:Biblioteca especializada en Antro-pología Social que, en un principio se

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nutrirá con la biblioteca particular deD. Carmelo Lisón Tolosana.

Esta será una biblioteca híbrida en laque convivan los documentos elec-trónicos de una biblioteca digital, concolecciones sobre las que se podríaplantear el pago de un servicio, y losdocumentos impresos de una biblioteca tradicional. La hibridaciónpermite la consulta de materiales queantes estaban reservados, en virtud desu valor, al cuidado de especialistas.

Espacio de consulta. Espacio concabinas individualizadas que permi-tan el visionado y la audición dedocumentos.

Hemeroteca especializada. Espe-cializada en publicaciones de Antro-pología Social y Cultural.

Centro de Estudios. Realizará lassiguientes funciones:

1.Formación de Investigadores me-diante:• Cursos y jornadas• Promoción de proyectos de

investigación.• Creación de becas de investigación

2.Promoción y desarrollo, en colabo-ración con el Ayuntamiento, de lainvestigación sobre la cultura local.

3.Creación de una revista digital,coordinada desde este Centro, quepermita la publicación y difusión deinvestigaciones y temas antropo-lógicos de actualidad.

En el Centro de estudios también seubicará la sede de la Fundación“Centro Humanístico”.

CENTRO HUMANISTICO = EMPEÑO CULTURAL

Y CIUDADANO.

Las corporaciones locales, su auto-nomía política y su gestión adminis-trativa han sido y son cuestión bata-llona entre politólogos y juristas.Unos han visto en ellas la escuelademocrática por antonomasia; otros,el antídoto a las tendencias centrifu-gas inherentes a la descentralizaciónterritorial; radicales y liberales consi-deraron que la uniformidad de unaadministración local, sea centraliza-da sea autónoma, era instrumento deigualdad; y conservadores y, másaun, tradicionalistas, vieron en lascorporaciones locales unidadesnaturales de convivencia en las queel individuo se encuentra enraizado eidentificado.

La realidad ha desmentido, al menosparcialmente, a todos ellos. Ni lademocracia nacional se aprende enla vida local, sino a la inversa si esque llega a aprenderse y la experien-cia española no deja lugar a dudas alrespecto, ni la identidad local primasobre otras. El viejo Reino de Aragónsignifica mucho más que cualquierade sus provincias y municipios. Perono es menos cierto que, sin caer enromanticismos arcaizantes, es en elmunicipio donde los administrados,para bien o para mal sienten decerca el buen o mal hacer del poderpúblico y , salvo el caso de las gran-des ciudades, algo que, para sudicha no es La Puebla de Alfindén,los vecinos se conocen efectivamen-te cara a cara. La opción está entreuna convivencia local reducida a lasociedad de chismosos o la comuni-dad integrada en torno a valores, pormás altos que el pequeño interés

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cotidiano, objetivos. De ahí la impor-tancia de cuantas acciones e institu-ciones sirvan a esta dimensión de lavida local, como escuela más socialque política, capaz, en consecuen-cia, de trascender las diferenciasinherentes a los partidismos e inclu-so aunarlos en un empeño común.

Sin duda la cultura es el campo privi-legiado para este tipo de iniciativas yla experiencia cotidiana demuestrapor doquier su abundancia. Ahora,bien, no faltan actividades e inclusoinstituciones culturales que propicianuna visión excesivamente lúdica delos que denominamos cultura, confrecuente olvido que cultura se vincu-la etimológica e históricamente aalgo tan riguroso y formal como es elculto. Huyamos, claro está, de unavisión, por excesivamente ascética,osca y antipática del ejercitar las apti-tudes del espíritu; pero no olvidemosque los placeres superiores quedicho ejercicio puede proporcionar,solo se obtienen con esfuerzo y rigor¿Acaso algo tan lúdico por excelen-cia como es el deporte no exige en elatleta una máxima disciplina? Porello las iniciativas culturales queponen el acento en el estudio y lainvestigación, en la difusión de cono-cimientos, incluso refinadamentecientíficos, son los que más valorañadido aportan desde el punto devista cultural. Si, tal vez, a primeravista, no son los más populares, sison los que más y mejor elevan elnivel espiritual del pueblo.

Es claro que una institución como elCentro Humanístico que comprendebibliotecas y archivos, que posibilitatrabajos de investigación y divulga-ción en diversos niveles y que dina-miza y acoge reuniones, proyección

de films etnográficos únicos, confe-rencias, encuentros y otras activida-des en cualesquiera de sus dimen-siones culturales. El que cuente,como punto de partida, con fondostan ricos como la biblioteca y el archi-vo de un antropólogo de la talla deLisón Tolosana constituye un capitalinapreciable y una garantía de efica-cia. Si algo puede reforzar y aun pro-yectar en toda la comarca la identi-dad de La Puebla de Alfindén es unainstitución cultural semejante. Unainstitución que no solamente conver-tirá el municipio en capital espiritualde su Mancomunidad e, incluso, deuna amplia área territorial másamplia, sino que atraerá hacia él per-sonas y cosas de todo Aragón, de lanación entera y aun de otros paísesen la medida en que la antropologíacultural española encontrará allí unode sus polos.

Ahora bien con ser esto importantepara la personalidad de La Puebla deAlfindén, todavía lo puede ser máspara su vida ciudadana. En efecto,una biblioteca y el proyecto delCentro Humanístico giran en granmedida sobre ella, no es un merodepósito de libros. Una bibliotecasiempre, pero especialmente unabiblioteca local, es un centro de reu-nión y actividad en torno a valores yempeños objetivos. La experienciaanglosajona, sobre todo la estadou-nidense, de la que felizmente no fal-tan ya replicas afortunadas en nues-tro país es muy expresiva al respec-to. La biblioteca contiene libros y faci-lita la lectura, pero además enseña aleer de verdad (algo diferente al dele-trear) al ofrecer a sus usuarios pistasde intereses a explorar. Y al enseñara leer, enseña a pensar. Porque ellibro proporciona tantas respuestas

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como interrogaciones, tantos conoci-mientos y sentimientos como aspira-ciones a sentir y averiguar más.

Sin duda el libro es un referente parael lector individual, hasta el punto deque el buen lector se aísla en su lec-tura y por ello no ha faltado quien localifique como "opio de Occidente".Pero si el libro y su lectura fomenta yno es ello su menor virtud, la indivi-dualidad, la biblioteca pública insertalas individualidades de sus usuariosen un dialogo pluridimensional capazde colectivizar intereses, conoci-mientos y aun sentimientos. Labiblioteca y su Centro Humanísticose convierten, así, en un factor deintegración ciudadana. Un factortanto funcional, porque sirve decauce a todo un proceso de relacióne interacción de los lectores y usua-rios de todos sus otros servicios,como factor material por los intere-ses y valores que la biblioteca comoinstitución y su objeto implican. Peroun factor de alta calidad. Porque nocongrega, durante un corto tiempo

multitudes vociferantes en torno a lasacciones de terceros, como es propiode los espectáculos deportivos, algosin duda, también valioso. Sino quevincula, por encima del espacio y a lolargo del tiempo, a un sin número dequienes leen lo que otros escribierony leyeron y otros muchos en el futuroleerán. La comunidad que anuda ellibro potencia así la comunidad ciu-dadana. Si, como es de esperar, labiblioteca y el Centro en que seencuadra adquieren relevancia yprestigio, el factor de integración fun-cional y material adquirirá, también,una dimensión simbólica al contribuira redefinir y expresar la identidad deLa Puebla.

Si, como decía al principio, la vidalocal puede interpretarse de muy dis-tinta manera, no cabe duda que unproyecto como el Centro Huma-nístico la enriquece y eleva. El carác-ter fundacional del proyecto garanti-za su continuidad y hace, por lo tantoirreversibles sus beneficios.

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Nombramiento de D. Carmelo Lisón Tolosanacomo hijo predilecto del municipio.

30 de noviembre de 1988

Presentación del libro“Homenaje en honor a D. Carmelo Lisón Tolosana”

e Inauguración de la Biblioteca Pública“Belmonte de los Caballeros”.

16 de Septiembre de 1996

Inauguración de la calle Carmelo Lisón Tolosana.

25 de marzo de 1996

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NOMBRAMIENTO DE DON CARMELO LISÓN TOLOSANAcomo hijo predilecto del municipio, 30 de noviembre de 1988

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INHAUGURACIÓN DE LA CALLE CARMELO LISÓN TOLOSANA25 de Marzo de 1996

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PRESENTACIÓN DEL LIBRO “HOMENAJE EN HONOR A DONCARMELO LISÓN TOLOSANA” E INAUGURACIÓN DE LABIBLIOTECA PÚBLICA “BELMONTE DE LOS CABALLEROS”

16 de septiembre de 1996

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Fe de erratas, revista LA JUNQUERA 1

Pág. 81 El primer domingo de Octubre, es la festividad de la Virgen del Rosario, en lugar dela festividad de la Virgen de la Asunción que se celebra el 15 de Agosto.Pág. 83 En el punto 1 Vuelve a repetirse.

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Esta revista se acabó de imprimir en Primavera.El día de San Jorge,23 de Abril de 2010.

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